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Mensaje  Sango Miér Ago 01 2018, 00:20

El sonido del martillo contra el acero al rojo sobre el yunque era algo que podía llegar a hechizar si se golpeaba con la cadencia adecuada. Pum. También influían otros factores como por ejemplo la fatiga, el cansancio acaba con la concentración de uno en muy poco tiempo. Saber trabajar con fatiga era también un arte. Pum. Otro de los factores a tener en cuenta era, precisamente, la concentración si bien este depende de otros y estos a su vez de la concentración. Se puede decir que la concentración era el elemento esencial a la hora de realizar cualquier tarea. Pum. ¿De qué sirve estar sereno, descansado y con energías si la cabeza no está pendiente de lo que se está haciendo? Bien, aclarado este punto, ¿por qué se puede perder la concentración? Pum. No hay una causa bien definida, ¿ocio, quizá? ¿Tal vez alguna amenaza? ¿Algún pago atrasado? Pum. ¿Algún problema con la pareja? Pum. Sí. Pum. Era eso. Pum. La... Pum.

El último golpe quebró la espada que estaba forjando. El acero estaba frío y todo herrero, o mejor dicho, todo aprendiz de herrero sabe que golpear acero frío es casi maldecir tu profesión.

No obstante, ¿por qué parar? ¿Acaso no es mejor dar martillazo que volver al mundo real? Es más, ¿se puede abandonar el mundo para no tener que sufrir más? Sí, claro, un herrero forja armas y las armas sirven para, bueno, sin entrar en matices, sirven para matar en definitiva. De hecho, no hay nadie que mejor conozca las armas que un herrero. Un herrero es capaz de inventar cualquier cosa afilada con tal de satisfacer las necesidades de sus clientes, ¿y qué hay del herrero? ¿Quién satisface las necesidades del herrero? ¿Quién arregla el corazón destrozado de este pobre herrero? Bueno, si está destrozado... ¡Se puede volver a forjar! ¿Verdad? ¿Qué se necesita? Calor, martillo y la cadencia. La cadencia que tanto hechizaba. ¿Cómo calientas un corazón destrozado? Es evidente, ¿no? Con un hierro al rojo.

El herrero sacó una de las palanquillas que tenía al fuego y lo miró durante un intervalo de tiempo inusual para un herrero. Lo estudiaba como un erudito un pergamino de cientos de años de antigüedad, parecía que con esa mirada, el herrero era capaz de desentrañar los secretos del acero. Se decía que el buen herrero era similar a un hechicero.

Menudo hechicero debe ser si no es capaz de forjar un corazón partido... ¡Y más siendo el suyo! Esas heridas tardan tiempo en curarse y por desgracia no todos lo aguantan... Que tontería, yo no sé de herrería y sé cómo hacerlo, con ese hierro me lo pongo contra el pecho, a una distancia, claro, porque el calor seguro que hace que la valentía se esfume. Espera, ¿valentía? ¿Ahora resulta que un herrero para forjar debe ser valiente? ¿No le vale con aporrear el metal? Bueno... como decía, eso, a una distancia prudencial y después con toda la fuerza, llevarlo al corazón. Luego los martillazos y... claro, la cadencia, esa bendita cadencia que puede llegar a hechizar.



El sonido de metal contra metal resonó en aquella zona de la calle. Uno de los aceros cayó al suelo, el otro seguía aferrado a la mano que no tan bien conocía el acero.

Sango empujó hacia atrás al herrero que pareció salir de un estado de trance. Sango sentía que su corazón se podía salir en cualquier momento de su pecho y respiraba con cierta dificultad, en parte por el calor y en parte por los nervios y el esfuerzo realizado en salvar a aquel hombre. Había estado contemplando la escena desde hacía un buen rato y reaccionó a tiempo, justo antes de que aquel hombre cometiera la mayor imprudencia de su vida.

- Señor, ¿está bien?- Preguntó. El herrero le miró y se alejó de él un par de pasos y se apoyó en uno de los pilares de madera que servían de apoyo para un pequeño tejado. Miró hacia el mar y de repente se derrumbó. De sus ojos brotó un río de lágrimas que dejaban un surco bien marcado en el rostro cubierto de hollín del herrero. Sango se quedó paralizado: aquel hombre algo más alto que él, con el pelo negro como el carbón y recogido hacia atrás, con un torso bien trabajado y esculpido por el paso de los años metido en la forja, aquel hombre que había estado dando forma a una hoja, estaba completamente destrozado y Sango no pudo más que compadecerse de él y permanecer a su lado para tratar de tranquilizarlo. Al poco aquel hombre estaba sentado en el suelo con los brazos rodeando las piernas y mirando al mar y para sorpresa de Sango, habló.

- No. No estoy bien.- Dijo con voz segura y calmada como si el haber expulsado aquellas lágrimas le hubiera liberado del mal que pesaba sobre ese hombre, al menos una parte.- Gracias.- Dijo antes de volver a encogerse y llorar. Sango se sentó a su lado. Oscurecía en Baslodia y algunos faroles de aquella calle anexa al puerto estaban ya encendidos. La actividad cesaba y la gente que pasaba por allí delante, una minoría de ese grupo, no les dedicaban más que unos segundos para mirarlos y proseguían sus caminos, eran sobre todo marineros que se dirigían a las tascas y a los burdeles para pasar la noche, quizá entre ellos algún trabajador del metal, algún minero quizá... Sango le dió una palmada en la espalda y le apretó varias veces para reconfortar a aquel hombre. Pensó en decirle algo pero supuso que aquel hombre prefería poner algo de orden en sus pensamientos. Justo en ese instante el hombre se levantó y se puso, de nuevo al lado del yunque, cogió una jarra y la metió en un cubo que tenía a los pies del yunque, después vertió el contenido en el yunque y volvió a dejar la jarra donde estaba. Del yunque salió vapor de agua, que se desvaneció casi al instante. Pasó un trapo por el yunque y acto seguido miró a Sango.

- He estado los últimos meses saliendo con la mujer más maravillosa del mundo. La conocí en el Ostara, y desde entonces nos hemos estado viendo. Se la presenté a mi familia, a mis amigos, a todo el que conocía... Todo era maravilloso, llegamos incluso a plantearnos vivir juntos... Nuestras familias parecían estar estrechando lazos, pero como vino... casi se fue.- Hizo una pausa, se apoyó sobre el yunque y miró a la derecha de Sango. Después continuó.- Un día, mi padre me dijo que tenía que dejar de ver a esa mujer porque le habían llegado rumores de que la familia de ella no quería que su hija se casara con una familia humilde como la nuestra. "¡Tonterías!" le dije a mi padre, "ella y yo hemos hablado de eso muchas veces, no nos supone ningún problema y si el problema es la familia..." Creo que ahí se agudizaron los problemas, creyeron que me había embrujado y empezó una fuerte disputa entre las dos familias...- Su voz se entrecortó por un instante, pero recobró la compostura y volvió a mirar a la derecha de Sango y sonrió.- El resto os lo cuento mientras os invito a tomar algo, creo que... lo necesito, al menos esta noche.- Dijo al tiempo que se quitaba el peto de cuero. Sango entonces cayó en la cuenta de que había hablado en plural. Miró a su derecha y se sorprendió.

A su lado había una chica con una larga melena castaña.
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Mensaje  Cryz Miér Ago 01 2018, 22:15

Baslodia... Es una ciudad muy linda, muy tranquila, mas de lo que me imaginaba, con todo sobre la guerra, la ciudad se mantenía muy pacífica, sin disturbio o eso parecía.

Mi hermano y yo decidimos quedarnos en una posada cercana al puerto para descansar del viaje, luego de pagar y de ponernos cómodos Andres no tenia muchos ánimos de salir de la habitación... Estaba enojado con el águila, por lo que habia hecho, por ende decidí separarlos, baje y pague por una buena cena y la subí a la habitacion ya que mi hermano no quería bajar, en cambio yo si comí con el resto de los huéspedes del local, todo fue muy tranquilo, luego subí a descansar. Tenia claro que un largo día me esperaba mañana. De eso estaba segura.

Asi que me fui a acostar, pero nunca distinguí si dormí, ya que cuando abrí los ojos ya era de día, mi hermano ya se habia despertado asi que salte de la cama para luego vestirme.

- Oye Andrés, hoy iré a recorrer la ciudad, nunca antes habia estado en Baslodia y quiero ver como es - dije con emoción.

- No es seguro, lo sabes - dijo mi hermano con seriedad.

- Por fa tendré cuidado, estaré aquí antes que cierren - dije mientras hacia un pucheritos.

- Cryz... No empieces... - hizo una pausa cuando comencé a zarandearlo - Vale vale, pero quiero que estes aqui antes de que cierren, y te llevaras a tu pajarraco - dijo sin mucha emoción.

Trhizten lo miro desde la ventana de una forma retadora, mi hermano se la devolvió. Era mas que obvio que no podría dejarlos juntos asi que tome a Trhizten y lo saque del cuarto junto conmigo.

- No te vallas a aburrir - dije mientras cerraba la puerta.

- Dormiré todo el día - dijo antes que la puerta se cerrara.

Yo baje las escaleras sonriendo, con mi alegría normal y antes que nada me dedique a desayunar antes de salir a mi nueva pequeña aventura por la ciudad. Me levante del asiento de un salto y salí de la posada mire a ambos lados y camine por el que se veía mucho mejor.

Me dedique a meramente ver lo que pasaba por las calles, la gente trabajando con normalidad, comprando sus cosas, todos tenían sus labores cotidianas que hacer.

Yo pase toda la mañana y parte de la tarde caminando por las calles, fue cuando llegue a la parte mas famosa de la ciudad, donde las herrerías se encontraban, las forjas que formaban las armas que volvieron famosa a la ciudad, aunque en muy pocas se estaban trabajando.

Camine enfrente de algunas viendo por las puertas los productos que están vendían, pero una de ellas tenia algo en particular, el ruido del martillo no tenia el ritmo que normalmente se escuchaban, estos no se detenían, solo eran golpes sin descanso.

Me asome, se que no era correcto entrar pero, tenia un extraño presentimiento, asi que entre, camine con cuidado para ver si no habia nadie mas, pero los golpes frenéticos de metal contra metal me tenían algo nerviosa.

Fue cuando me asome por la forja, habían dos hombres, uno martillando un pedazo de metal que cada vez se ponía mas oscuro... ¿No se suponía que habia que mantener el metal caliente? Como fuera me quede allí en la puerta de la forja detrás del otro hombre.

El pobre herrero no se veía nada bien, tenia esa mirada que solo un corazón roto reflejaba, sentía como mi corazón se retorcía al ver a ese hombre asi. Pero retrocedí tapándome los ojo al ver la locura que el herrero estuvo apunto de hacer, clavar una de esas palanquillas en su pecho, era todo un horror, pero solo escuche un ruido seco.

Rápidamente me descubrí los ojos y me volví a asomar viendo que nada habia pasado, suspire aliviada asi que me quede para seguir chismoseando.

Escuche con total claridad la conversación, fue asi como me di de cuenta que habia tenido razon desde un principio, el pobre herrero estaba asi gracias al dolor de su corazón, me habia percatado que ya el herrero me habia visto asi que termine de entrar mientras el mencionaba lo de la invitación, yo asentí.

- Para mi sera todo un gusto acompañarlos, pero yo no bebo asi que solo escuchare - dije con media sonrisa.

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Mensaje  Sango Dom Ago 05 2018, 13:07

El trayecto hasta la tasca más cercana había transcurrido en silencio, nadie parecía dispuesto a hablar, como si las palabras pudieran entorpecer la esencia del relato que estaba a punto de terminar aquel herrero destrozado. Por su parte, aquella taberna estaba casi vacía, el suelo de tierra bien compacta crujía bajo sus pies cuando caminaban por él y la poca gente que había se fijó en ellos durante unos pocos segundos antes de volver a mirar el fondo de sus jarras. El hombre les condujo hacia una mesa colocada en una esquina del bar. Se sentó de espaldas a uno de los muros, Sango se colocó a su lado y la joven al otro lado, de tal manera que el herrero quedó en medio. También le escucharían mejor si se colocaban de aquella manera. Mientras el tabernero se acercaba el herrero que habló en voz baja pero lo suficientemente alto como para que sus dos compañeros le entendieran sin problemas, se presentó.

- Perdondadme, no me he presentado... Me llamo Julen y sí, lo habéis adivinado, soy herrero.- Esbozó una pequeña sonrisa, apenas distinguible en aquellos momentos mientras los ojos de Ben trataban de acostumbrarse a la oscuridad del antro, oscuridad parcial, había velas y alguna lámpara encendida, pero había más sombras que luces. Entre tanto llegó el tabernero, un anciano al que le faltaba una oreja y gran parte del pelo, además cojeaba y parecía no saber hablar pues hizo un gesto con una mano y la cabeza.

- Dos pintas y si tienes, ponme el especial.- Dijo el herrero. El tabernero asintió y antes de darse la vuelta se detuvo ante la pregunta de uno de los desconocidos.

- ¿Qué es el especial?- Se aventuró Sango.

- Carne de paloma trinchada en un palo y puesto al fuego, no está tan mal como parece, ¿quiere? ¿Sí? Bien, que sean dos especiales. Espera, ¿quieres tú otro?- Le preguntó a la chica. Sango había asentido a la pregunta, tenía hambre y si aquel hombre comía aquello y estaba como estaba a él no le haría ningún daño.

- Yo soy Ben, pero me conocen como Sango... Sí, una larga historia... No es muy apasionante y además tampoco estoy seguro de sí es completamente cierta.- Dijo sonriendo y miró hacia donde estaba la joven y la estudió durante unos breves instantes antes de concentrar su atención en el resto de presentes de la taberna. Cuando decidió que no merecía la pena seguir mirando a aquellas gentes posó su mirada en el tabernero que se acercaba con las pintas. Nada más posarlas en la mesa, tanto Ben como Julen cogieron sus jarras y las alzaron para posteriormente dar un largo trago. Ben encontró aquel brevaje extrañamente familiar, "¿dónde habré probado esto? ¿Roilkat?" se dijo mientras se pasaba la lengua por los labios.

- Mientras llega nuestra comida, creo que tengo que contaros el resto de esta historia.- Dijo con voz amarga. Tras una breve pausa siguió el relato por donde lo había dejado.- La disputa entre nuestras familias no cesó, de hecho aún sigue habiendo rencillas y boicot a mi herrería y al puesto del mercado que tienen mis padres... No obstante seguimos adelante como podemos. No os estoy hablando de una disputa de años, no, es cosa de un mes o mes y medio. Mi familia es de origen humilde y recientemente hemos ido haciéndonos un nombre en la ciudad de Baslodia, no es fácil crecer cuando tienes familias instaladas en el poder desde hace muchos años, pero aún así con esfuerzo e inteligencia conseguimos forjarnos un hueco entre las familias influyentes, no obstante a raíz de todo este problema se nos ha acusado de realizar brujería, de herejía e incluso de vampirismo- lanzó un bufido y prosiguió- ¡Por todos los Dioses! Trabajamos a plena luz del sol todos los días, ¿eso no da alguna pista de que esta última acusación no se tiene en pie? En fin...- Julen el herrero hizo una pausa mientras el tabernero colocaba una bandeja de madera sobre la mesa. Sobre la bandeja había varios pinchos con la carne de paloma. A Sango no le desagradó el olor y cogió uno y lo probó. Mientras, Julen, pidió otra ronda de pintas.

- No está nada mal, sabe muy bien.- Dijo Sango después de tragar el primer trozo de carne. El herrero le sonrió e hizo lo mismo pero con la mitad del pincho, los engulló con una rapidez propia de una bestia.

- La familia de ella son los Basulad, dicen ser parientes lejanos de los Baslod, los señores de esta ciudad, y parece ser cierto porque los Basulad gozan de gran fama y reputación, y poseen una de las fundiciones más importantes de la ciudad y no sé si están en el negocio minero también...- El tabernero dejó las pintas y Julen aprovechó para terminarse uno de los pinchos y apurar la primera jarra. Se limpió con la manga de la camisa y prosiguió.- Sea como fuere, un día fui a verla a ella a pedirle que mediara con su familia pues yo haría lo mismo con la mía, pero ella no estaba anda contenta, de hecho, lloraba.- Su voz se quebró y fue incapaz de hablar durante unos instantes. Sango lo miró con compasión y se sobresaltó cuando el herrero habló con voz alta.- ¡Dijo que le había sido infiel! ¡Yo!- Pegó un golpe contra la mesa que hizo saltar todos lo que en ella había, por suerte nada cayó. El herrero sacudió la cabeza.- Perdondad...- Dijo modulando de nuevo la voz- Me dijo que me habían visto con otra mujer y que ya la había olvidado. Por más que trataba de razonar con ella, no había manera, su argumento era que alguien de confianza se lo había dicho y entonces, cedí. Me alejé de ella porque confiaba más en alguien de fuera que en mi, me alejé de ella porque creí que necesitaba tiempo para reflexionar. Me alejé de ella y nunca más la volví a ver.- El hombre miró hacia abajo y se quedó en aquella posición.

Ben había sido incapaz de seguir comiendo o bebiendo después de escuchar a aquel hombre roto. La compasión movía a Sango con aquel hombre y su cabeza empezó a asimilar todo el relato de Julen, a tratar de comprender qué había pasado con aquel hombre y cómo había podido caer en desgracia tan rápidamente. Se dio cuenta de que esos rumores tenían que venir de alguien que odiara a aquel hombre o simplemente que odiara el éxito de aquel hombre.

- ¿Sabes de dónde procedían esos rumores?- El hombre levantó la cabeza lentamente y miró a Sango y negó con la cabeza. Ben hizo una mueca y miró a la chica.- Creo que... Bueno, podría haber alguien que tenga envidia de ti, Julen, porque a ver, piensa, ¿cómo es posible que de la noche a la mañana tengas éxito con la herrería y en tu vida personal y caigas en desgracia de esta manera? Creo que os están boicoteando.- Julen lo miró incrédulo, sin saber qué decir.

- ¿Por qué?- Preguntó tras unos instantes.

- Por envidia. Todos los males de este mundo nacen de la envidia: ¿la avaricia? Es la envidia que siente alguien al ver que otro tiene más que él. ¿El ansia de poder? Lo mismo, así podría estar toda la noche.- Hizo una pausa para beber otro trago. Los tragos, según pasaba el tiempo iban siendo más largos. Ben consideraba que había una fuerza superior involucrada en todo aquel asunto, pero mencionarlo sólo causaría confusión, además, él mismo debía pulir su teoría. - Julen, esto no puede quedar así. Debo ayudarte a encontrar a aquel que quiere tu desgracia y la desgracia para tu familia. Julen, yo, Ben Nelad, te ayudaré a recuperar tu vida anterior. Y que los Dioses me lleven si no lo consigo.- Alzó la jarra y esperó a que el herrero hiciera lo mismo. El hombre le miró de otra manera como si en sus ojos se hubiera encendido una chispa de esperanza, seguramente creyera que poco podía hacer, pero ¿qué más podía perder él? Brindaron y acto seguido cambiaron el tema de conversación a temas mundanos e incluso hablaron de la guerra. Y así transcurrieron los minutos y las horas hasta que al final, después de acabarse la bandeja y varias jarras. Ben volvió al tema de partida.

- ¿Cuoma se lliama tu querida?- Preguntó Ben al herrero que le miraba riéndose.

- Habla bien, Ben Nelad. Parece que la bebida ha hecho mella en tu sesera, ¡já!- Dijo antes de beber.- Se llama Lulariad Basulad, tiene el pelo de color castaño y los ojos de un tono verde esmeralda, la nariz la tiene un poco torcida y tiene una mancha de los Dioses en el cuello en forma de círculo.- Dijo con una sonrisa en la cara.- No es muy grande, debe ser de tu misma estatura. Lo sé, lo sé, grande para mi que te saco una cabeza ¿eh? Pero sí... Es una mujer muy bella...- Su sonrisa era sincera y Sango sonreía también al ver la felicidad de aquel hombre al recordar a su amada. Sango entonces miró a la joven y le habló.

- ¿Puodrías buscar a esa mujer? Es importante saber qué es lo que hace ahora y saber quién le contó esos rumiores...- Sango estaba algo afectado por la bebida, en su cabeza se dijo que aquella noche esa mesa sería su cama.- Yo iré a hablar con la famlia de Wolen, nuestro herrero.- Miró a Julen.- Tú no debes contar nada, esto debe quediar en secreto porque queremos pillar a esos bastardos por sorporesa y sacarlo a la luz. Creo que lo conseguiremos... A ver, necesitaremos saber los pogresos que hiemos hecho... ¿quedamos todas las noches en este lugar? Sí, quedamos aquí a la misma hora para cumpartir información y, desde luego, si alguno no aparece... Bueno, estamos jodidos, ¿verdad? Tú herrero, sigue a lo tuyo, martillea y trata de no matarte- Sango alzó la voz- ¡Por todos los Dioses!- Volvió a bajar la voz- No hagas que lo que vamos a hacer sea en vano.- Volvió a alzar la jarra y brindó con Julen. Ben se recostó hacia atrás, por suerte había una pared.

La taberna terminó por oscurecerse tan solo unos instantes después.

Edito:


Última edición por Sango el Jue Ago 09 2018, 12:25, editado 1 vez
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Mensaje  Cryz Miér Ago 08 2018, 06:39

Al salir de la herrería Trhizten bajo del techo y se puso en mi hombro, le acaricie debajo del pico para luego seguir a los dos hombres hasta la taberna, si mi hermano estuviera aqui no me dejaría ir, pero el no estaba, no por ahora, de seguro seguiría durmiendo o habría bajado a comer en la taberna.

Como fuera, el trayecto fue algo aburrido, tanto que Trhizten decidió adelantarse un poco a nosotros, yo solo miraba el cielo de la tardé, rogaba que no me fuera a tardar, no quería que mi hermano se fuera a preocupar por llegar tarde.

Al llegar a nuestro destino todo estaba tranquilo, casi ni habia clientela, una que otra persona esparcida entre las mesas y la barra, yo solo seguí a los dos hombres hasta una mesa, me puse cómoda en una de las sillas, Trhizten se puso en el respaldo de mi silla mirando el entorno como si cualquier cosa pudiera ser una amenaza, yo lo acaricie para que se calmara un poco.

El herrero se presento, fue el quien habia roto el incomodo silencio, yo le dirigí una sonrisa amigable para luego tomar una pequeña bocanada de aire y presentarme igual.

- Es un gusto Julen, soy Cryz - dije aun manteniendo la sonrisa.

Luego casi de inmediato el tabernero se acerco para pedir la orden, Julen fue el que se encargo de eso, a mi también me habia dado curiosidad su pedido pero la pregunta que estuve por formular fue dicha por el otro hombre. ¿Paloma? Nunca antes la habia comido, pero no pensé que fuera a estar mala, asi que asentí a la pregunta del herrero. No tenia nada que perder, solo era comida.

- Es todo un gusto Sango - dije extendiendo mi mano en forma de saludo, pero solo recibí una extraña mirada, asi que recogí mi brazo y me quede sentadita y calladita en mi puesto.

Al escuchar la voz del herrero nuevamente preste atención, ya que este tema era muy doloroso para el, y si se esforzaba por contárnosla teníamos que ser amables y prestarle atención.

Aquella historia me daba algo de tristeza, ofender a una familia, no importa si es humilde o de alta clase, eso se respeta son personas, que sienten como todos, que se esfuerza por hacer bien su labor ¿Ser insultada por falsos crímenes? Es una ofensa muy grande... Demasiado.

- Creen que por tener dinero son mas que los demás... Falsos crímenes son una ofensa muy grande... Demasiado grande - dije mientras tomaba un pincho y le daba un mordisco a la carne.

¡Estaba muy rica! Aunque fuera paloma, estaba buena, comí un poco mas de la carne y luego le di el resto a Trhiz, nosotros dos seguimos comiendo mientras seguíamos escuchando la historia del herrero. En ningún momento interrumpí la historia, la cual como cual quise historia de amor mal encaminada termino siendo fragmentada por malos rumores infundados, lo cual me daba una pequeña idea de lo que sucedía, o simplemente estaba leyendo muchas libros de romance y drama.

Le di el pincho que apenas si habia tocado a Trhiz para luego sobarle la espalda aquel hombre, eso era lo que hacia mi hermano cuando estaba triste, contar toda esa historia debía ser muy doloroso, escuche como Sango describía la situacion, no fue muy diferente a lo que yo habia imaginado.

- Conmigo pueden contar, comigo y mi hermano, también ayudaremos en esto. No aguanto ver a alguien que necesite ayuda - dije con una sonrisa.

- Hay que encontrar a ese alguien que desea veros separados a ustedes, y ponerle un alto permanente - dije esta vez mas sería mientras imaginaba como era esa persona.

***

Las horas pasaban y seguía comiendo mientras mis compañeros bebían animada mente, yo me levante de la mesa para ver hacia afuera por una ventana. Estaba oscureciendo, tenia que irme o mi hermano se preocuparía, me volví a sentar y mire a los hombres, seguían hablando animada mente, llevados un poco por la bebida, le di unos toques al codo del herrero para que volteaba a verme.

- Seme hace tarde, ya me debo de ir, mañana pasare por su herrería al medio día para que me diga con mas calma donde encontrar a su amada Lulariad - dije con una sonrisa mientras me despedía cordialmente de los hombres y los dejaba disfrutar de su velada.

Sali de la taberna con Trhizten al hombro, camine por las calles hasta llegar al lugar donde mi hermano y yo nos alojábamos, aun seguía abierto y gente entraba y salía del local. Entre y me encontré a mi hermano bajando de las escaleras, parecía que saldría, cuando me miro se detuvo y cruzo sus brazos poniéndome esa cara de enfado.

Yo me encogí de hombros poniendo media sonrisa y camine hacia el. Ambos subimos al cuarto donde comencé a contarle mi historia sin saltarme ningún pedazo, Trhiz por su lado se ubicaba sobre la mesita de noche para descansar. Mi hermano me miro con cara de preocupación cuando termine de contar la historia.

- Aver si entendí, ¿Mañana iremos a ver a un herrero al cual prometiste ayudar para arreglar problemas amorosos con su novia? - dijo mientras caminaba de un lado a otro.

- Sip, eso precisamente, con la ayuda de Sango, es un hombro no mas grande que tu, el también se ofreció - dije con una sonrisa.

- ¿Siempre que vallamos a algún lugar nos meteremos en una aventura que nos meterá en problemas? - dijo mi hermano soltando un suspiro pesado.

- Vamos, vivamos la vida y ayudemos a los demas - dije con una sonrisa.

- Que mas toca, acuéstate a dormir, ya es tarde, tu amigo ya te gano en eso - dijo señalando al ave dormida en la mesita de noche.

Di un brinco de la cama que utilizaba mi hermano hasta la que utilizaba yo para luego quitarme las botas y la ropa incomoda quedando en camisa y pantalon holgado, apague la lámpara que alumbraba la habitación cuando mi hermano se acomodo en su cama. Habia que descansar, mañana tal vez tuviéramos el día atareado.

***

Amanecí “Intranquila” y emocionada, me cambie rápidamente para luego bajar a comer, y esperar a que mi hermano y Trhizten se levantarán para luego ir a caminar un rato antes de pasar a la hora que habia acordado con el herrero para que me diera la dirección de la mujer que le habia acusado de infidelidad.
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Las malas jugadas del amor [Trabajo] [Cryz, Sango] Empty Re: Las malas jugadas del amor [Trabajo] [Cryz, Sango]

Mensaje  Sango Jue Ago 09 2018, 13:35

Cuando Sango se despertó no había nadie sentado en la mesa, ni siquiera las jarras y la bandeja de comida. No había nada. Se sobresaltó y se sacudió la cabeza para despejar un poco. Estaba muy rígido, obviamente, dormir en una silla y apoyado contra un muro no era cómodo aunque, se consolaba Sango, había dormido bajo techo y gratis. Miró al resto de la taberna y como era de esperar no había nadie, ¿qué hora sería? Por la ventana ya entraba claridad y se intuía movimiento fuera. Ben se puso en pie y dio unos pasos para calentar los músculos. Al principio los movimientos eran poco naturales pero caminar entre las mesas le vino bien para ponerse en marcha.

- ¿Hola? ¿Hay alguien?- Dijo con voz ronca. Carraspeó y notó la boca seca. Muy seca. De repente apareció una figura de la sala trasera de la taberna y se le quedó mirando sorprendida. Era una mujer entrada en años y que lucía un pelo rubio desaliñado.

- Aah, así que tú eres el borracho que estaba ahí roncando como una mula, ¿eh?- Dijo mientras le estudiaba con los ojos entrecerrados.- La estancia no te va a salir gratis, que lo sepas.- Sango maldijo su buena suerte y sacó un par de monedas y mientras caminaba hacia ella le tendió las monedas.

- Vale, tenga. Ahora, ¿podría darme un poco de agua?- La vieja la miró sonriendo con malicia, cogió las monedas y asintió para desaparecer de nuevo hacia aquella sala que había anexa a la taberna. Ben la escuchó trastear y se encogió de hombros. Empezaba a recordar cuál era el plan pero no sabía por dónde empezar. De hecho no sabía el apellido del herrero y no sabía desde luego dónde vivía la familia de este. Tendría que empezar a preguntar, cosa que levantaría habladurías que desde luego no eran deseables. Pero no había más remedio. La vieja volvió cargando un cubo de agua, Sango se apresuró a ayudarla y llevó el cubo a la mesa donde había estado. La vieja llegó detrás de él con una jarra.

- Primero, y hazme caso hijo, mete la cabeza en el cubo, luego bebe, se te ve afectado todavía. Ahora te traigo algo de pan que sobró de ayer y a ver si te encuentro alguna otra cosa...- Dijo mientras se volvía a buscar todo aquello. Sango siguió su consejo y antes de beber y sin pensarlo dos veces metió la cabeza en el cubo para sacarla justo al instante.

- ¡Joder!- El agua estaba helada y no era ningún eufemismo porque parecía haber algo de escarcha en la superficie. Sango volvió a meter la cabeza y aguantó algo más que la vez anterior. Sacudió la cabeza para eliminar el sobrante de agua pero aún así las gotas de ese agua tan fría se colaban entre su ropa y recorrían todo el torso de Sango. Sin duda alguna aquello había tenido un efecto positivo en su estado pues su corazón y respiración se habían acelerado y la sangre fluía mejor por todo su cuerpo. Mientras se recuperaba, la vieja llegó con un mendrugo de pan y carne de algún tipo. Ben dejó otra dos monedas encima de la mesa que la vieja se apresuró a coger mientras esbozaba la misma sonrisa que antes.

Después de beber y comer, Sango se propuso empezar su tarea y empezaría con aquella vieja. Pero cuando se levantaba, la puerta de la calle se abrió de golpe y Sango, como no tenía ángulo de visión esperó mientras se fijaba en la reacción de la vieja que pasaba de aparente tranquilidad a nerviosismo y miedo. Sango se quedó en aquel rincón, el cubo que estaba casi vacío servía como barrera para que no le vieran. Ben cruzó los brazos y cuando pudo ver a los que entraban los estudió. Eran tres hombres los que entraban allí, uno delante y otros dos detrás. El de delante se quedó quieto durante unos instantes y esperó a que alguno de los dos de atrás cerraran la puerta. Sango lentamente sacó el hacha y lo puso encima de la mesa y volvió a cruzarse de brazos. Había habido un pequeño intercambio de palabras entre la vieja y el hombre y esta desapareció de nuevo. Los dos de atrás se miraron e inspeccionaron el local y ninguno pareció advertir la presencia de Sango. Un sonido metálico captó su atención, la de Sango incluida que estudiaba a esos dos hombres, y se volvieron. La vieja había hecho entrega de algo al hombre que asintió satisfecho y se despidió. Salió de la taberna a grandes zancadas sin tiempo para que Sango pudiera verle el rostro pero al que sí vio fue a uno de los de atrás era calvo y tenía una horrible cicatriz que le recorría toda la cara y que partía en dos varias partes de la misma. Ese rostro se le quedó grabado a fuego y más todavía cuando sus miradas se encontraron, fue tan solo durante un breve instante, pero el suficiente como para que Ben pudiera recordar la cara durante mucho tiempo. Cuando se cerró la puerta, Ben recogió el hacha y se fue con la vieja que todavía estaba asimilando lo ocurrido.

- Estaba todo muy bueno.- Dijo tratando de que aquella mujer pensara en otra cosa.- ¿Qué sabe del herrero del final de esta calle? Julen creo que se llama.- Le preguntó sin darle tiempo a reaccionar. La mujer pareció agradecida por no preguntar por aquellos hombres que acababan de entrar y contestó de buena gana a la pregunta.

- Ese pobre desgraciado... Sí, algo sé. Heredó la herrería que posee, bueno, en realidad no la heredó, pero casi. Era aprendiz de herrero y con el tiempo superó al maestro y acabó vendiéndole el negocio, lo de siempre en Baslodia, ¿sabe?- Dijo mientras con un trapo espantaba moscas.

- ¿Y por qué es desgraciado? Ha dicho ese pobre desgraciado, será por algo me imagino.- Preguntó Ben.

- Que los Dioses lo guarden por muchos años, no se merece el sufrimiento por el que está pasando pero si lo que se dice es cierto... Entonces... Y antes de que preguntes- bajó el tono de voz y se inclinó hacia Sango- se dice que su familia es de los chupasangres.- Se alejó de Sango y siguió espantando moscas.

- ¿De veras?- Dijo fingiendo interés y llevándose la mano al hacha.- ¿Dónde están esos... vampiros?- Preguntó con curiosidad. La vieja, que no había pasado inadvertido el gesto de Ben de llevarse la mano al hacha sonrió.

- Ah, eres de esos...- Le sonrió.- Viven en el barrio alto, se trasladaron hace poco. Dicen que se abrieron camino gracias a brujerías y pactos con Dioses malvados.- Se encogió de hombros.- No sé, pero han ascendido muy rápidamente, eso si es verdad.- Dijo y se fue a recoger todo lo que había en la mesa en la que había estado Ben.

- ¿Cómo sabes todas esas cosas? No te ofendas, pero una tabernera...-

- ¿¡Qué!? Yo sé muchas cosas.- Le gritó desde donde estaba.- Aquí aunque no lo parezca entra gente, mucha. Y esa gente cuenta cosas y no, señor, no pago por ellas. La bebida es un buen remedio para que la gente hable... Ese marinero del barco "Orgullo de..." de... no me acuerdo, me contó lo de los vampiros y que se estaban extendiendo como una plaga desde Lunargenta, ¡claro ahora allí no los quieren!- Decía.- Y tú, tratarme como una simple tabernera que sirve y friega y nada más.- La vieja seguía farfullando y maldiciendo y Ben supo que no podía sacar nada más porque ya tenía por dónde empezar.

Sin decir nada más se fue de la taberna y salió a la calle en donde se veían niños correr de un lado a otro, porteadores llevando cajas, algún marinero se veía, y sobre todo gente cargando mineral de hierro y productos de acero. Aquella ciudad vivía de aquello y no podía parar, no se lo podían permitir. Ben se dirigió al barrio alto y de paso, pasaría por delante de la herrería de Julen para ver si todo iba bien. Cuando estaba llegando, escuchó risas del interior (de varias personas) y ni siquiera se detuvo a mirar, supo que estaba bien y continuó su camino. Pero aquel fue un detalle que podría costarle caro a Ben pues en la puerta había alguien que Sango si hubiera reconocido.

Aquella cicatriz era difícil de olvidar.
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Las malas jugadas del amor [Trabajo] [Cryz, Sango] Empty Re: Las malas jugadas del amor [Trabajo] [Cryz, Sango]

Mensaje  Cryz Sáb Ago 11 2018, 19:07

Luego del desayuno salimos de la posada tomando rumbo hacia la herrería de Julen, durante todo el camino mi hermano me preguntaba y trataba de convencerme de no hacer esto, yo seguía diciéndole que no pasaría nada mal.

- Si ya entendí, pero nada malo puede pasar si ayudamos a un hombre a reconciliarse con su amor verdadero - dije haciendo un raro bailecito, como si de un cupido se tratara.

- ... ¿Que has estado comiendo?... ¿Otra vez fresas malas? - dijo el algo extrañado de mi forma de comportarme.

- Primero: Que agua fiestas eres. Segundo: No no e comido fresas malas... Solo mucha naranja. Tercero: Solo es una buena obra - dije con una sonrisa.

No nos tardamos mucho en llegar a la herrería, desde afuera se escuchaba como se trabajaba el metal en la forja, mi hermano me vio algo confundido y entre a la herrería y me dirigí hacia donde suponía estaría el herrero Julen.

Y alli estaba trabajando el metal, golpe con los nudillos el marco de madera, haciendo que el hombre volteara a mirarnos a mi y a mi hermano, lo salude con una sonrisa que este me devolvió sin dudarlo.

- Joven Cryz, pensé que ya no vendría, el tiene que ser tu hermano. Un gusto soy Julen - dijo el herrero mie tras dejaba el metal en el yunque mie tras se secaba la cara con un trapo.

- Vez, no mentía Andrés ¿Donde esta Sango? - dije algo confundida.

- Lo deje anoche en la tasca... No aguanto mucho y no me lo podía traer... Supongo que viene ahora mas tarde - dijo con media sonrisa.

Quien diría que ese hombre el día anterior habia intentado quitarse la vida con un hierro al rojo vivo, parecía algo casi imposible, pero como fuera tenia una tarea en ese lugar, información sobre su amada.

- Necesito que me digas donde puedo encontrar a Lulariad, debo descubrir el por que de las calumnias que ella cree que son reales - dije con media sonrisa.

Del rostro del herrero se esfumo la sonrisa y soltó un suspiro antes de comenzar a contarme donde la podría encontrar a esas horas, al parecer a su amada le gustaba pasar mucho tiempo paseando, también me habia indicado donde vivía, al saber mas o menos su rutina seme haría mas fácil poder hablar con tranquilidad con ella.

- Creo que eso me servirá, nos veremos donde quedamos en la tarde ¿Esta bien? - dije mientras me retiraba.

- Oye Cryz, dale esto, no es necesario que le digas de quien, ella sola lo deducirá - dijo mientras se acercaba a un pequeño cofre escondido en unas repisas.

De el saco un anillo adornado con grabados lo tome y lo guarde para luego despedirme y caminar a la salida, donde choque con un hombre que entraba a la herrería, sin querer hice que seles cayeran unas cosas que tenia en las manos.

- Lo siento, mil perdones por mi torpeza -dije mientras recogía las cosas con cuidado y se las devolvía al hombre que solo me dirigía una mirada seria.

Mi hermano me jalo del hombro hacia el mie tras un hombre con una horrible cicatriz se acercaba a nosotros, pero el primer hombre lo detuvo con un gesto de mano.

- Mil perdones por la torpeza de mi hermana no fue su intención molestarle - dijo mi hermano con calma y seriedad.

El hombre solo sonrío quitando importancia a la situación y dejo las cosas en una mesa sacudiéndolas.

- No hay problemas pequeña, se que fue sin malas intenciones - con una sonrisa.

Mi hermano me jalo de la mano para salir de alli, pasando a través de sus dos compañeros para luego salir de la herrería e ir a la supuesta plaza en la que la joven se pasaba parte de la mañana junto a su dama de compañía.

Trhiz bajo del techo y se puso en el hombro de mi hermano mientras seguimos caminando Y platicábamos sobre los hombres extraños ignorando que tal vez tuvieran un papel importante en esta treta romántica y apacionada.
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Las malas jugadas del amor [Trabajo] [Cryz, Sango] Empty Re: Las malas jugadas del amor [Trabajo] [Cryz, Sango]

Mensaje  Sango Mar Ago 14 2018, 20:25

Si Sango había seguido bien las direcciones se encontraría, entonces, ante la puerta que daba a la casa de la familia de aquel herrero. Si no era así, bueno, sólo tendría que volver a preguntar la dirección por octava vez. Y no es que se hubiera olvidado de las primeras indicaciones sino que la gente al saber hacia dónde quería ir le empezaban a contar la historia de aquellos a los que buscaba. Pese a todo había encontrado interesante que nunca incluían al herrero en aquel relato y si lo hacían, todos alababan su trabajo y lamentaban su desgracia. Sango concluyó que aquella familia era algo más que lo que el herrero le había contado la noche anterior.

Ben dio un paso al frente y dio dos porrazos en la puerta. Antes de que abrieran la puerta, Ben miró a izquierda y derecha y vio que en las pocas personas que allí estaban, miraban la escena con expectación. Sonriendo, Sango miró hacia la puerta cuando esta se abrió no más de un cuarto y se asomó a ella una cabeza que le estudiaba de arriba a abajo.

- ¿Qué quiere?- Preguntó el hombre.

- Me envía Julen. Quiero ver a sus padres.- Respondió Sango con un tono de voz que sólo el hombre pudiera escuchar. Se dio cuenta de que no le había preguntado si era su casa.

- No esperamos visita.- Replicó como queriendo cortar la conversación. Al menos había acertado con la casa.

- Se ha intentado matar.- Dijo Sango mientras observaba como el rostro del hombre se contraía en un rictus de terror. Desapareció y cerró la puerta. Sango la estudio durante unos instantes mientras decidía si marcharse o no. Era una puerta grande, cabían dos personas por ella, por lo menos, y de alto tendría una vez y media su altura. A ambos lados de la puerta había un muro en lado izquierdo seguía hasta la siguiente casa, en el lado derecho había un gran ventanal seguido de más muro para finalizar en la casa siguiente. Intuyó movimiento en el ventanal como cortinas moviéndose pero no miró y siguió con la vista clavada en la puerta. No pasó mucho hasta que la puerta se abrió y del interior la misma voz le habló.

- Pase. Bienvenido a la casa de la familia Grudz.- Dijo el hombre mientras habría la puerta lo justo para que Sango pudiera entrar. Antes de hacerlo miró a la gente que contempló la escena y vio asombro. No debía ser una imagen muy común aquella.

Cuando entró la puerta se cerró tras de sí y el hombre, corrió los cerrojos (dos si no había escuchado mal). Aquella entrada estaba oscura y agradablemente fresca, a la izquierda había lo que parecía un banco de madera y un poco más allá un armario, a su derecha y a unos diez pasos de la entrada había una puerta que daría seguramente a la sala del ventanal que se veía desde fuera. Al fondo, siguiendo por aquel pasillo, había más puertas y una escalera a un piso superior. El hombre, que parecía ser el maestro de llaves o mayordomo de la familia, le indicó con un gesto que le siguiera. A la altura de la puerta de la derecha, se detuvo, llamó y asomó la cabeza mientras decía algo que Sango no llegó a comprender. Tras unos instantes, y mientras sus ojos se acostumbraban a la penumbra de aquel lugar, el mayordomo le miró y acto seguido abrió por completo la puerta y le dio paso. Ben se apresuró a entrar en aquella sala en la que al menos había claridad. Antes de que Sango tuviera oportunidad de deleitarse con la belleza de aquel salón una voz resonó por toda la habitación.

- Habla, ¿qué pasó?- Sango miró hacia donde estaba. Era un hombre no más alto que él con pelo blanco y bien peinado hacia atrás, su barba poblada le daba un aspecto regio a aquel hombre que portaba un bastón en la mano derecha. Sango hizo una pequeña reverencia con la cabeza a modo de saludo, cosa que irritó a aquel hombre y luego procedió a contarle lo que había pasado en la fragua.

- Dioses...- El hombre se veía afectado por todo aquello, tanto que se tuvo que sentar en una de las sillas que había junto al ventanal. Mientras se recuperaba, Ben estudiaba la estancia. A la izquierda de la puerta había una gran mesa con unas doce sillas, si no había contado mal, en el lado opuesto a la puerta había una pared llena de estanterías con libros y otras reliquias y algunas otras vacías; a la derecha y por la zona del ventanal, cubierto por una gran cortina de color amarillo claro, había una mesa en la que había una vela encendida, acompañada de dos sillas, una de ellas ocupada en aquellos instantes por el hombre. Los muros estaban decorados con grandes pinturas y refinados tapices y la gran altura de aquel techo permitía que hubiera un buen número de ellos, lo justo para no sobrecargar la vista. El suelo, por su parte, estaba compuesto por tablas de madera que no hacía mucho habían sido barnizadas. Sango se fijó en que cerca de las sillas y la mesa había un biombo tapando lo que parecía el hogar de una chimenea, ¿por qué estaría tapada?

- Y vos lo habéis salvado... Traednos algo de beber y vos, venid conmigo, acercaos, sentaos conmigo.- Ben se acercó y se sentó mientras el hombre lo estudiaba tal y como Ben lo había hecho con él momentos antes.-  ¿Cómo os llamáis?- Preguntó.

- Ben Nelad, pero podéis llamarme Sango.- Dijo Ben mirándole a los ojos. El hombre asintió lentamente y antes de que este pudiera hablar, Sango le contó todo lo que sabía de aquella situación, tanto lo que le había contado el herrero como la vieja de la taberna. En los ojos del hombre se podía distinguir, según la parte del relato que estuviera relatando, tanto el dolor como la furia y la impotencia por no poder hacer mucho por cambiar aquella situación. Al acabar Ben dio un trago de lo que le habían traído. Para su sorpresa se trataba de un zumo de naranja.

- Señor, le dije a su hijo que os ayudaría en este asunto porque creo sinceramente que estáis siendo víctimas de un sabotaje...-

- ¡Sí! ¡Maldita hechicería! Nos han maldito, alguien quiere nuestra destrucción y todo por que tenemos buenos tratos con los el... Bueno, tenemos buenos tratos y sabemos cómo negociar. Las viejas familias temen que los pequeños los desplacemos del mercado, ¿sabes qué? ¡Que les jodan! Años y años hemos estado trabajando para llegar a donde estamos...- Aquel hombre se había encendido como una mecha y había explotado y ahora que se había soltado a hablar Sango no lo iba a interrumpir.- ¿Pero sabes qué es lo peor de todo? Las amenazas de muerte... Toda mi familia está amenazada de muerte, por eso no salimos de casa...- Agarraba con fuerza el bastón que tenía en las manos y respiraba con dificultad por haberse agitado en demasía.

- ¿Quién os ha amenazado?- Preguntó Ben con curiosidad.

- La familia Basulad, por supuesto. No aceptaron que nuestro Julen y la joven Lulariad se enamoraran y empezaron una campaña de mentiras y desprestigio hacia nosotros que culminó en amenazas de muerte. Se lo mantuvimos en secreto a Julen hasta que no pudimos más y le dijimos que dejara de verla... Aunque son esos Basulad los que están pasando unos momentos de apuro y la unión de nuestras familias nos habría beneficiado a ambos, digamos que tenemos intereses comunes.- Aquel hombre, en cuanto podía, se llevaba el tema de conversación a su campo, se notaba que era un hombre de negocios. Sango, no obstante, encontraba cosas que no le cuadraban, ¿por qué iba una familia en declive amenazar a otra? Tendría sentido si fueran rivales pero si lo que aquel hombre decía era cierto, que ambos tenían intereses comunes, ¿por qué enfrentarse? Es más ¿por qué todo había empezado a raíz de la unión entre Julen y Lulariad?

- Una pregunta, si me permite... Ha dicho que los Basulad y usted tienen intereses comunes ¿han hecho tratos en el pasado? Y ahora que me acuerdo, los Basulad se supone que son conocidos y gozan de reputación aquí, ¿por qué dice que están en decadencia?- Preguntó Sango para averiguar más cosas.

- Pura fachada. Si uno está atento a lo que pasa se da cuenta de que los Baslod quieren deshacerse de ese lastre que suponen los Basulad que viven de "nuestros antepasados eran los mismos que los Baslod", son unos parásitos. Y claro que hemos hecho negocios con ellos, si estuvieran bien, ¿crees que hubieran hecho negocio con nosotros una de las familias no clásicas de esta ciudad? Por favor... Su cambio de actitud nos dolió profundamente...- Sentenció con tristeza. Ben escuchó atentamente y trató de reordenar sus pensamientos para tratar de localizar el problema y supo casi de inmediato que aquello sólo iba a ser posible de una manera.

- Tengo que ir a verlos. A los Basulad.- Dijo Ben antes de levantarse. El hombre le miró y asintió.- Debo decirle que hay cosas que me llaman mucho la atención y que no puedo comprender y que solo entenderé si hablo con ellos. Me da la sensación de que hay algo más, no sé el qué, pero...- Dejo la frase sin terminar y miró al fondo de la sala en donde se habían reunido varias personas observándoles.

- Antes de que te vayas, permiteme que te de las gracias por lo que haces. Si algún día todo esto llega a buen puerto, espero poder estar a la altura para agradecértelo como es debido. Te doy mi palabra, Ben Nelad.- El hombre que no le había dicho su nombre dio por concluida su reunión y casi por arte de magia apareció el mayordomo para guiarle hacia la salida.

Una vez fuera, Sango se alejó de aquella casa. Se acercaba la hora de comer y sabía que allí sus pocas monedas no servirían de nada si quería comer decentemente así que decidió volver a los barrios bajos. Aquella tarde trataría de averiguar que pasaba entre aquellas dos familiar. Mientras caminaba, Sango no pudo evitar pensar en la chica joven que había conocido la noche antes, "Cryz se llama, sí... ¿qué misteriosas fuerzas nos habrán conducido a los dos para ayudar a ese pobre herrero?" pensó mientras caminaba.

El sol, que estaba casi en su punto más alto, empezaba a calentar con fuerza.
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Las malas jugadas del amor [Trabajo] [Cryz, Sango] Empty Re: Las malas jugadas del amor [Trabajo] [Cryz, Sango]

Mensaje  Cryz Jue Ago 16 2018, 13:51

Los dos seguimos caminando, guiados por las indicaciones de Julen, en un principio andábamos perdidos pero luego nos habíamos logrado ubicar y no nos tardamos en llegar, era una gran plaza, pero habían pocas personas decidimos caminar por esta mientras mirábamos a las personas, con disimulo buscaba a una joven con las descripciones que Julen nos relato con tanto gozó y deleite.

Pero no habia nadie a simple vista o al menos hasta que voltee y pude ver a la joven saliendo de la plaza con dos compañeras, yo sin decir nada tome la mano de mi hermano y lo jale para empezar a seguir a la joven con sumo cuidado.

Teníamos que seguirla hasta encontrar un momento apropiado para acercarnos y poder hablar con calma y tranquilidad, lo cual seria sumamente difícil ya que ni ella nos conocía ni nosotros a ella, asi que solo podíamos esperar a que una oportunidad se acercara y aprovecharla.

Seguíamos al trio de mujeres a una distancia que no fuera sospechosa, y para que nadie pensara que las acosábamos actuábamos como meros turistas de pasó (lo que técnicamente también eramos) y no levantar sospechas, Trhiz por su parte se habían ide volando a casar... Me preocupaba que se fuera a perder, lo cual causo que me desconcentrara en el objetivo principal.

Mantenía mi vista en los tejados de las casas y locales esperando ver al ave, pero nada, aun no lo localizaba. Luego solo sentí un fuerte jalón del brazo, mi hermano me habia sacado del camino de una carreta, yo parpadeé aturdida para luego mirarlo y encontrarme con una mirada de enojo.

- Deja de estar distraída, casi te pasan por encima - dijo el regañándome.

- No encuentro a Trhiz, voló y no nos esta siguiendo - dije mirando a todos lados.

- Va por allá - dijo señalando por la calle en ca que cruzo la damisela que teníamos que interrogar.

Yo fruncí el seño, ese pajarraco aveces se pasaba y tenia que darle un castigó, como fuera seguimos caminando por las calles que llegaban a los barrios altos, aqui habia menos transito que en los barrios bajos, considerando que era medio día.

Vimos entrar a la joven a un local y sin dudarlo la seguimos hasta lo que parecía ser una boutique... ¿Para que compraría ropas nuevas, mi hermano y yo nos quedamos esperando a un lado del local a que la joven saliera con sus compañeras, y luego de una hora y media estas salieron con la topa que habían comprado, las compañeras de nuestro objetivo se veían muy contentas y entusiasmada pero la castaña alta parecía perdida en sus pensamientos, llevaba el cabello suelto asi que no pude confirmar la marca del cuello pero por su nariz sabia que era ella.

La pobre iba detrás de sus amigas con un paso mas calmado mientras refeccionaba sobre sus pensamientos y dejo caer una pieza de tela celeste al suelo, no se habia dado de cuenta.

Nosotros si, esa era la oportunidad, camine rapido había la pieza de tela y la levante sacudiéndola con cuidado, era muy fina y traslucida... De seguro seria un especie de adorno del vestido ya que tenia muchos bordados plateados, luego corrí hacia la joven y le toque el brazo haciendo que esta se exaltara y volteara atras para verme.

- Señorita, sele callo esto cuando salia de la tienda - dije extendiendo la mano que tenia la tela.

- Muchas gracias - dijo con media sonrisa mientras tomaba la tela con cuidado.

Sus amigas no me habían notado cuando casi a gritos se acercaron a la castañas.

- ¡Lula! Deja de atrasarte, la cena es dentro de casi 5 horas, apenas hay tiempo para aliste y dejarte hermosa - dijo la pelirroja algo enojada.

- Ya es momento que lo superes, el no es el unico en la tierra ademas tal vez hoy consigas algo mejor - dijo la rubia entre risitas a su amiga.

Lulariad suspiro con amargura mientras volteaba a ver a otro lado y le entrego las cosas a sus amigas - Ustedes adelántense, dare una vuelta rápida, espérenme en la carroza -

Sus amigas hicieron muecas de desesperación y tomaron las cosas para luego ir al la carrosa que las esperaba, era una muy sencilla, de color mirada con gris sin detalles extravagantes y un par de caballos marrones jalaba de el.

Yo parpadeé algo confundida con lo que habia pasado, volví a ver a la muchacha y ladee la cabeza.

- Venga, desahogue no le diré a nadie nada asi estara mas tranquila, y no use nombres ni nada solo desahóguese asi yo no sabré quienes son las personas a las que menciona - dije con media sonría.

La castaña entrecerró los ojos para luego caminar por una vereda, me hizo señas para seguirla y yo le hice señas a mi hermano y a Trhiz que me esperarán alli. Las dos caminamos por la vereda tranquila.

- No te conozco, no me conoces solo se que no te volveré a ver, por eso te contare lo mas resaltante... Por que enserio debo hablar con alguien... Ya no lo aguanto... Si le digo a mis amigas dicen que lo supere pero ni siquiera me escuchan... Mis padres ni siquiera quieren que hable del tema... La unica persona que me escuchaba... - hizo una pausa mie tras miraba un punto fijo - Ahora... Todos los que conozco me quieren casar con cualquier "buen candidato" ósea cualquiera que toque a la puerta de nuestra casa y presentándose ante mis padres... Se supono que hoy hay una sena, una reunión amistosa, amigos socios y esas cosas pero mis amigas piensan que puedo aprovecharla y buscar a uno mas jugoso - la joven me miro y pensé bien lo que habia dicho - mi prometido me engaño... Y no se si pueda superar eso... Todo gracias al cruel destino... No tienes que responder... Ya bastantes comentarios tengo

Solo le acaricie el brazo para reconfortarla, esta me mostro media sonrisa y me dio un par de aeros.

- Gracias por a verme escuchado y no interrumpirme - dijo ella mientras cruzaba en una esquina y salíamos junto a la carroza.

Yo aproveche y metí el anillo en un pequeño espacio entre el encaje que adornaba la espalda y la tela del vestido, seguro cuando se sentara lo sentiría o cuando se lo quitara lo vería ya que el adorno del anillo se abia enganchado al encaje.

Vi como la muchacha subió al carroaje y este comenzó su marcha, mi hermano se acerco a mi y me pregunto que paso.

- Pues ya tengo algo de información que a Julen le gustara escuchar... ¿Seguimos? - dije mientras guardaba las monedas.

- Tenemos que hacerlo ¿No? - dijo el serio.

- Sip - dije con una gran sonrisa mientras seguíamos en rastro de la carrosa.

Aunque ignoraba totalmente que con cada paso que dábamos, nos metíamos mas y mas profundo en un gran problema, ya que a nosotros también nos seguía un hombre de cerca, que a buena distancia comenzó a seguirnos a nosotros.
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Las malas jugadas del amor [Trabajo] [Cryz, Sango] Empty Re: Las malas jugadas del amor [Trabajo] [Cryz, Sango]

Mensaje  Sango Sáb Ago 18 2018, 01:32

No había tenido a tiempo a dar el último bocado cuando una pelea estalló a su lado. Dos hombres habían estado discutiendo tan solo unos momentos antes y todo ello derivó en esa pelea que, por otra parte, era un tanto ridícula de ver: se gritaban cosas, gemían y simplemente se dedicaban a ponerse encima el uno del otro y tratar de golpearse con un puño. Sango no tenía tiempo para aquello y decidió marcharse, además, debido al tumulto y el revuelo causado por la pelea lo hizo sin pagar. Se dirigía rumbo a la casa de los Basulad pero en el camino pareció encontrar alguna dificultad: la barriga empezó a apuñalarle a diestro y siniestro, por otra parte las piernas empezaban a pesarle y se sentía mareado.

- Joder, no me digas que este es mi castigo por no pagar...- Dijo mientras buscaba una pared en la que apoyarse. Cuando lo hizo una arcada le recorrió todo el cuerpo y expulsó todo lo que había tomado aquel día y, seguramente, el anterior. Cuando aquella tortura se detuvo tosió durante un buen rato hasta estar seguro de haber expulsado todo lo malo. Cuando se dio la vuelta apenas tuvo unos segundos de reaccionar ante el carruaje que iba a buen ritmo por aquellas calles. Sango dio un salto hacia atrás y se quedó mirando a aquellos ojos que también le miraban a él, verdes, como esmeraldas, y brillantes, como las estrellas. Según pasó el carruaje, Ben se giró para seguirlo con la mirada y tras un momento de conmoción sacudió la cabeza y prosiguió su camino sin poder sacársela de la cabeza.

La casa de los Basulad, según tenía entendido tenía un jardín delantero, guardado por un muro de piedra a media altura y continuaba una valla hecha con acero de aquella misma ciudad. Y la descripción que le habían dado no difería mucho con la realidad, pero verlo con sus propios ojos era otra cosa. Se detuvo a quince pasos de la puerta de metal que daba acceso al jardín, y según sus cálculos, a unos cuarenta pasos más allá estaba la pequeña escalera que daba acceso a la casa. Se acercó y del otro lado de la valla, casi por arte de magia, apareció un guarda que esgrimía un garrote en la mano izquierda mientras con la derecha se aferraba a la valla.

- Atrévase a entrar y le descoyunto con el garrote.- Le advirtió pasados unos instantes. Que Sango llevara un rato estudiando la hacienda, allí parado, tampoco ayudaba.

- Oh, que manera tan grosera de dirigirse a un invitado...- Dijo Sango teatralizando una mueca de desagrado. El guarda le miró con los ojos bien abiertos y dudó durante unos instantes antes de abrir la puerta. Sango inclinó la cabeza y le miró cuando tras de sí cerró la puerta.- Tengo entendido que la joven Lulariad quiere desposarse...- Soltó de repente para ver la reacción de aquel guardia mientras atravesaban el jardín. El hombre se detuvo y se rascó la cabeza con la mano libre.

- Sí... Y hay algunos candidatos bastante buenos... A mi, personalmente me gustan un par. Tres como mucho... Pero- se dio cuenta de que quizá Sango era otro posible pretendiente y rectificó- siempre puede haber otro que cambie el panorama, ¿verdad?- Se acercó a las escaleras.

- Tengo entendido que tenía una relación estable con-

- Con un herrero de la familia Grudz.- Dijo una voz grave tras él. Sango se volvió y vio a un hombre con capa negra acercarse lentamente.- Es una lástima que nos acusaran de brujería.- Siguió caminando en dirección a ambos y esbozó una sonrisa al mirar a Sango.

- ¿Os acusaron u os contaron que os acusaron?- Disparó Sango algo cansado de aquel juego. No obstante antes de que pudieran responderle tanto el guardia como el hombre se quedaron paralizados al mirar a Sango e incluso empezaron a retroceder. Ben, entonces, lo sintió (1).

La ropa empezó a apretarle, sus extremidades empezaron a vibrar y todo el cuerpo sufrió una convulsión sobrenatural. Cayó al suelo de rodillas y se apoyó en él con los brazos mientras gritaba buscando ayuda, pero nadie había esta vez para socorrerle. Y entonces sus gritos cesaron y Ben entró en una especie de estado de trance, era perfectamente consciente de lo que pasaba pero no podía controlarlo. De repente, todo a su alrededor se hizo más pequeño y sus sentidos se agudizaron de tal manera que era capaz de ver, oír, escuchar y oler cosas que antes no podía. Sacudió la cabeza e intentó dar un paso al frente para desperezarse, necesitaba hacerlo por alguna razón. Miró entonces al suelo y vio una pata enorme con garras negras muy afiladas, allí había dos personas que se habían acurrucado contra un muro, dio un paso hacia ellos pero se encogieron aún más y como si fuera algo instintivo, se impulsó hacia el cielo de la ciudad. Ben no sabía qué pasaba, pero estaba volando (y al parecer se alejaba de la ciudad, en dirección contraria al sol) cosa que le provocó un gozo increíble y que celebró con un grito que para cualquier ser en la tierra se traducía en un rugido bestial.

Los dragones, según decían, tienen su tierra en el norte y ese dragón, comprendió Ben, quería ir a casa, cosa que no le venía nada bien a Ben puesto que él tenía obligaciones en el sur, se avecinaba guerra y debía presentarse en el frente a no mucho tardar. Después de aquel pensamiento, el dragón viró de nuevo hacia el sur y a lo lejos se podía ver Baslodia, una ciudad enorme y muy industrializada, prueba de ello eran los innumerables penachos de las distintas siderurgias, amén de otros negocios como herrerías y explotaciones mineras en los alrededores de la ciudad. Una ciudad en la que se debía pisar a los demás para llegar a lo más alto, una ciudad en la que la desigualdad entre clase trabajadora y las familias terratenientes se agrandaba cada día. Dio vueltas alrededor de la ciudad, volaba muy alto pero era capaz de distinguir el movimiento en las calles y el hedor que cada uno de los barrios desprendía según la zona en la que estuviera volando.

Pero en aquellos momentos en los que más estaba disfrutando, un dolor en la espalda le quitó el aliento y volvieron las convulsiones. Era capaz de ver cómo las patas se encogían, al igual que las alas que se movían casi sin sentido y su cabeza se contorsionaba hacia todas partes. Trató de recuperar el control, pero aunque pudiera daba vueltas en el aire sin control y reconocer que la muerte estaba cerca fue lo que calmó a Ben en el momento oportuno para aletear con éxito y recuperar el control del vuelo, planeó, entonces, no muy por encima de la ciudad y vio, entre otras muchas cosas el carruaje en el que iba la mujer de ojos verdes, había más gente allí y todos miraban con fascinación hacia él. Por lo que pudo ver Ben, había dos mujeres más y con ellas estaban tres hombres con ropajes que le resultaban familiares. Cuando pasó por encima de ellos, decidió dar otra vuelta para fijarse mejor. Una de las patas trasera se estiró y no mucho más tarde la otra hizo lo mismo, Ben, en su forma de dragón tuvo tiempo para pasar por encima y ver aquel rostro, el mismo que había visto aquella mañana. Las patas delanteras también se quedaron rígidas y las alas se estiraron todo lo que pudieron mientras trataba de llegar a alguna zona segura, "¡el agua!" y se dirigió hacia la zona del puerto y su transformación comenzó en pleno aire, perdiendo un ala y sin tiempo para que la gente viera más, el dragón cayó al agua en donde el proceso de conversión siguió su curso.

Pero Ben sólo podía pensar en aquel rostro. En aquella cicatriz.

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Mensaje  Cryz Dom Ago 19 2018, 07:33

Esta vez habíamos decidido ir mas tranquilos, las calles estaban literalmente vacías en esa zona, muy diferente a como se encontraban los barrios bajos a esas mismas horas, los rastros que dejaban las ruedas de la carrosa eran las únicas recientes en la calles asi que no era difícil seguirlas.

Y no fue difícil alcanzarlas, se habían detenido en otro local, y estaban hablando con unos hombres, parecían ser amigos por que se trataban de forma cariñosa, mi hermano y yo nos separamos, yo me encamine detrás del carrosa para seguir espiando.

Al subirme a uno de los escaloncitos que tenia la puerta para poder subir y asomarme mejor por la ventanilla de la puerta y ver al otro lado al grupo de amigos que hablaban de la cena que se llevaría acabó esa misma tarde, miraba con cuidado de no ser vista y escuchaba con atención.

- Lula, se que aun sigues dolida por el engaño de Julen... Y se que no debería decirte esto pero. Tengo la sospecha de que Julen contrato a unas personas para acosarte y tenerte vigilada... Esta mañana cuando fui a verle, los vi, era una niña... - dijo una voz familiar.

El joven con el que había chocado al salir de la herrería, era el soplón de la falsa información... El causante del dolor de los dos amantes, el era el del boicoteó.. La mente maestra de aquello, pero... ¿Por que? ¿Celos? ¿Rabia? ¿Envidia? Todas las razones que Sango habia dicho en la taberna. Aquello me hacia hervir la sangre, saber que desde un principio tenia algo de razón, pero me hubiera gustado equivocarme.

- No, Erwin... Julen no es capas de eso - dijo la castaña dándose la vuelta y caminando hacia donde yo estaba.

Al ver aquello abrí un poquito la puerta y me lance al interior de la carrosa, gracias a los dioses que era tan flaca y mi peso no sacudió la carrosa, y me tire al piso para que ni el grupo que estaba de un lado ni la pareja del otro lado que seguían hablando me vieran.

- Fue capas de engañarte una vez ¿Por que crees que no sea capas de esto? - dijo el hombre problemático.

- Por que... - la castaña se quedo pensando.

Mala señal. Dudaba. Pronto perdería la fe en Julen, tenia que evitarlo, mire hacia los lados y vi el anillo que me habia dado Julen, se habia caído del vestido de Lula, suspire y lo guarde para luego esperar que ellos siguieran distraídos.

Y fue como por obra de los dioses que algo distrajo a todos, incluso al chofer que bajo de su asiento para ir a mitad de la calle junto al resto para ver el cielo. Sin dudarlo salí de mi escondite y me fui corriendo lejos del grupo de amigos pero mi corrida duro poco ya que choque contra un hombre que me tomo de los cabello. Era el hombre que acompañaba a Erwin en la herrería.

No pude contener un grito de dolor y de miedo mie tras me jalaba del cabello hasta su amo.

El moreno, dejo a Lula y se acerco a nosotros y me miro con enojo. Yo sentía miedo en ese momento.

- Es ella, es la espía de Julen - dijo a todo pulmón.

- Y no es la unica señor - dijo mientras tiraba a Trhiz inconsciente al suelo y arrastraba a mi hermano de las piernas.

- ¡No puede ser! - exclamo la castaña con sorpresa y decepción, sus ojos se cristalizaban haciendo que el verde de estos se viera como una verdadera esmeralda.

- Ese maldito, es un monstruo, romperle asi el corazón a Lula y pagar para que la acosen... Es horrible deberían ejecutarlos - dijo la rubia con rabia.

- ¿Que harás con ellos? - dijo la pelirroja mientras abrazaba a la pobre y desconsolada Lula.

- Entregarlos a las autoridades - Mintió. Mientras hacia señas para que nos llevaran lejos de allí.

No podía hablar el hombre me habia cubierto la boca con un trapo, luego me miro y lo siguiente fue un golpe seco en la cienes. Un agudo chillido siguió al golpe, luego solo me sentía flotando en la nada, sentía miedo y quería correr pero no sentía mi cuerpo y no veía nada.

****

No se cuanto tiempo paso pero comencé a sentir mi cuerpo y a percibir lo que pasaba a mi alrededor hasta que poco a poco fui despertando, y encontrándome en un lugar oscuro... Era ¿Un cuarto? No. Habia mucho heno, ¿Un establo? Tampoco... Era demasiado pequeño. Me senté mareada y desorientada.

- Cryz, por fin despertaste - dijo mi hermano abrazándome - Nunca más, jamas te volveré a dejar cometer una idiotez asi - dijo mientras me levantaba el cabello para ver donde me habían golpeado.

- Y ¿Donde esta Trhizten? - pregunte.

- Esta allí - señalo sobre el heno.

El pájaro estaba dormido, yo me asuste y me levante desorientada y llegue a el casi de rodillas para examinarlo, le habían dado con una piedra, lo comencé a examinar y el ave empezaba a reaccionar, gracias a los dioses no se habia roto un ala o la cabeza solo estaba inconsciente como nosotros también. Suspire aliviada para luego examinar a mi hermano y encontré la herida donde le habían golpeado con una tabla, tenia una herida cerca de la cien, busque mi bolso pero no lo tenia tome aire y busque otra solución, habia un balde con agua la mire y acerque el balde.

- ¿Estará limpia? - dije mientras la olía y probaba un poco. Si estaba limpia.

Me quite el chaleco y corte un poco de tela y la remoje en el agua, para luego con cuidado pasar el paño húmedo sobre la herida limpiándola lo mejor posible.

- Despues de esto... No quiero ser mas una reconciliadora... - dije mientras me sentaba contra la pared de madera.

- Hay que esperar y ver como escapar de aquí ¿Si? Luego nos iremos lejos de Baslodia - dijo mi hermano abrazándome.

Cuando este me abrazó no pude evitar y sollozar un poco, todo era mi culpa ahora creían que eramos gente mala y no era así... Pero nadie nos creerían, sin importar cuanto lo digamos. No nos creerían. Me detuve, la puerta se abría y la habitación se alumbraba demasiado con la luz de la lámpara de aceite que entraba por la puerta.

- Ahora, me explicaran por que Julen kos contrato y me dirán toda la información que tienen - dijo el moreno causante de todo el mal que estaba ocurriendo.

- Tu, Tu inventaste esa mentira de que Julen le era infiel a Lulariad... ¿Por que? Por que arruinas la vida de ambos - dije con una voz de suplica.

El hombre se echo a reír, como si aquello fuera divertido, y como buen niño rico empezó a presumir su obra macabra. - Lulariad merece algo mil veces mejor que ese idiota de Julen, sus padres tienen problemas económicos, tienen deudas con sus parientes, y necesitan saldarlas lo antes posible por eso quieren casar a Lulariad con un buen pretendiente. Ósea yo, y por fin la tendré a ella para siempre -  dijo satisfecho.

- Ella no te ama, sera infeliz. Va a sufrir - dije seria.

- Somos amigos desde niños, la conozco como la palma de mi mano, se lo que la hara feliz y lo que no... Y no saldrán de aqui hasta que mi plan este completo y unda a Julen en toda la porquería de este reino - dijo con maldad mientras salia de la habitación.

Mire a mi hermano con miedo, teníamos que salir y advertirle a Julen de todo esto, tenia que ir a la fiesta y arreglar aquello. Solo el podía, tenia que hablar directamente Lulariad, para que ella volviera a confiar en el. Y tenia que ser rapido.

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Mensaje  Sango Dom Ago 19 2018, 21:27

De alguna manera había conseguido llegar hasta terreno firme, afortunadamente fuera del agua y no en el fondo. Los últimos estertores expulsaron la última gota de agua que había en su interior y finalmente se tumbó en el suelo y miró al cielo mientras trataba de recuperar un ritmo normal de respiración. De alguna manera que él no podía llegar a entender se había convertido en un dragón. Se transformó y dejó de ser un humano normal y corriente para convertirse en una de aquellas bestias tan hermosas y poderosas de las que había oído hablar muchas veces pero que tan sólo había visto una vez y no hacía tanto tiempo. Otra pregunta le rondaba la cabeza en aquellos momentos y era si aquello formaba parte de su propio destino, es decir, que su padre cuando le dijo que se fuera de casa a buscar respuestas se refería a eso concretamente a que ellos, en realidad, son dragones. Cabía la posibilidad de que fuera un castigo porque a punto estuvo de morir contra el suelo.

- Por todos los Dioses, ¡cúbrase!- Escuchó a lo lejos. Sango se incorporó y se dio cuenta de que estaba desnudo, seguramente sus ropas, rotas, y su hacha estaban en posesión de los Basulad. Se levantó y cubriéndose sus genitales salió corriendo a buscar algún sitio donde cobijarse e incluso pedir ropa. Tenía suerte de que no hubiera mucha gente en la calle, "es una hora estupenda para salir desnudo a la calle", dijo mientras se agazapaba detrás de un barril a estudiar la calle que tenía delante de él. Había un par de lugares con la puerta abierta y pensó que irrumpir en ellos podría causar mucho alboroto y salir mal, pero tenía que intentarlo.

- ¿Qué haces ahí? ¿Pero qué...?- Sango miró hacia atrás y había un muchacho joven que llevaba un pico echado al hombro.- ¿Qué hacéis desnudo?- Preguntó y al rato se echó a reír y dio unos pasos hacia atrás mientras llamaba a alguien. Ben aprovechó el momento para salir corriendo y entrar en la primera tienda que vio. Cerró la puerta tras de sí y esperó un instante a que sus ojos se acostumbraran al interior.

- Vaya... hola, guapo.- Le dijo una voz femenina. Sango rápidamente se tapó con las manos y pidió ayuda.

- No tendrá algo de ropa con la que poder taparme, ¿verdad?- La mujer le miró y con una sonrisa se fue a un armario que había detrás de una estantería.

- Claro, pantalones con algún que otro descosido y unos zapatos, el izquierdo tiene un agujero aquí, ¿lo ve?- Lo puso encima de una mesa.- ¿Cómo me lo vais a pagar?- Preguntó mientras seguía estudiandole. Sango se detuvo al lado de la mesa, mirando la ropa y queriendo ponérsela cuanto antes. Miró a la mujer antes.

- ¿En serio? ¿No vais a ayudarme? Acaban de robarme.-

- Ya claro, y yo no acabo de ver un dragón cayendo al agua. Venga... sed imaginativo...- le guiñó un ojo y se agarró la parte inferior de sus ropas. Sango tragó saliva y asintió.

- Vale, pero dejadme vestir antes, tengo mis manías...- Dijo. La mujer asintió y se apartó un poco de la mesa. Ben se vistió con una rapidez nunca antes experimentada por él. Cuando terminó de colocarse el último zapato, miró a la mujer y le hizo un gesto con la cabeza mientras se llevaba la mano a los pantalones.

- Contra la pared.- La mujer asintió y se fue a la pared sin dejar de mirarle, posteriormente se dio la vuelta y esperó a Ben. Pero Sango no fue. En cuando se dio la vuelta corrió hacia la puerta y salió de allí, corriendo y alejándose todo lo que pudo del lugar. Cuando creyó estar lo suficientemente lejos, siguió caminando en dirección a la parte alta de la ciudad en vez de detenerse a descansar.

-... es esa maldita guerra de Luanrgenta, está atrayendo a un montón de bestias a la península. No sé, pero ese dragón seguro que iba a la guerra, ¿no visteis como casi de repente desapareció en el agua?-

- ¿Eres idiota? No desapareció, se transportó a otro lugar, no hay nada en el agua, me lo han dicho. Ese dragón quiere atacar esta ciudad, te lo digo yo.-

- Prs.. no sé, yo creo que se fue al sur...-

Sango escuchó aquella conversación de una pareja que estaba paseando por allí y sonrió levemente, nervioso, no sólo por el hecho de haber robado unas ropas sino porque cada vez le preocupaba más haberse transformado, sin control alguno, en dragón. Pero no quería pensar en eso ahora mismo, quería centrarse en llegar a la hacienda de los Basulad y recoger sus pertenencias. El paso siguiente y sintiéndolo mucho sería abandonar aquella ciudad y recurrir a alguno de sus compañeros en Roilkat (y que marchaban al frente y donde se encontraría con ellos) para hablar sobre aquello que le había pasado. Era un autentico peligro tanto para él como para los que le rodeaban no controlar sus transformaciones... al menos eso pensaba él.

No mucho más tarde llegó y se quedó observando desde una distancia prudencial. La vaya de metal estaba abierta y había gente allí a la entrada. Se acercó lentamente a la puerta y observó como los que allí habían estaban enfrascados en una fuerte discusión. Sango pudo ver huellas enormes y un destrozo considerable en el jardín de aquella casa. Sin más dio unos pasos hacia el interior y el mismo guardia que le había detenido momentos antes le fue a dar el alto pero le reconoció y se quedó paralizado.

- Supongo que mis cosas siguen aquí.- Dijo Ben. El hombre asintió y al cabo de unos instantes le entregó lo que quedaba. Ben lo miró y asintió. Mientras todo eso ocurría, la discusión se había calmado y todos miraban hacia él.

- Habéis vuelto... Bien.- Hizo un gesto y los que estaban allí se apartaron y formaron un semicírculo tras él. Sango le miró con curiosidad.- Nos habéis pegado un buen susto. Venid, entrad conmigo. Hablemos.

- No.-

- ¿Perdón? No os lo pido, os lo ordeno.- Le dijo el hombre de la voz grave. Sango sonrió y se dio la vuelta pero luego se giró de nuevo y accedió.

- Ah, pero si esta gente no se ha ido en una cuenta de diez los mataré a todos.- Mintió. El hombre le miró y asintió. hizo un gesto y todo el mundo regresó al interior de la casa.

- Preparadlo todo para esta noche. Y vos... venid... Un talento como el suyo puede sernos de vital importancia... Sé lo que andáis buscando y os lo puedo dar, pero, no es gratis, os lo aseguro.- Ben escupió y como estaba lleno de confianza porque la última amenaza había tenido efecto siguió mientras dejaba las rasgaduras de ropa que le quedaban en el suelo y se anudaba el cinturón para colgarse el hacha.

- Yo sólo quiero que me respondas a la pregunta que te hice. Y además, cómo creo que sé la respuesta, me vas a decir quién.- Sango terminó de colocarse el cinturón y colgó el hacha. Se quitó los zapatos y se calzó de nuevo las botas. De la camisa y pantalón anterior sólo quedaban jirones. El hombre asintió.

- Un amigo de la infancia de mi hija, Erwin. Es bueno averiguando... cosas.- Le dedicó una sonrisa que se agrió cuando Sango se dio la vuelta y marchó. Sango se creía intocable en aquellos momentos y creyó que merecía celebrar aquella pequeña victoria y también creía que debía contarle lo que había averiguado a Julen y a Cryz.

Al girar en la siguiente esquina un cuerpo le golpeó y como acto reflejo Ben se agarró a él y ambos cayeron al suelo. Sango se llevó la peor parte y aún así no dejo de sujetar el cuerpo. Sango gimió levemente de dolor y cuando se aclaró un poco pudo verla allí, encima suya, mirándole con cara de incredulidad. Era la mujer del carruaje y la tenía justo encima y Ben casi no podía articular una palabra mientras observaba el bello rostro de la joven mujer. Ella, entonces, esbozó una sonrisa y sus miradas se encontraron y fue como la primera vez hacía tan solo unos instantes. Sango pudo escuchar voces y el sonido de gente corriendo, pero no importaba. Para ellos el mundo se había detenido. Entonces, la mujer, le besó. No duró mucho, pero lo suficiente como para que Ben dejara d sentir dolor. Lo suficiente como para saber que le había gustado. La mujer se separó y le miró con esos ojos verdes y con una sonrisa tímida.

- Si los Dioses nos han dado esta oportunidad es por algo... Id esta noche a la posada "El yunque" y preguntad por "Lula", quizá llegue tarde, espérame.- Se levantó y se sacudió la ropa y Sango hizo lo mismo, se sacudió, en su caso, los pantalones. Dos mujeres llegaron tras ella y se quedaron clavadas en el suelo. Lula, o así se hizo llamar, le guiñó un ojo y se volvió a sus compañeras. Sango alcanzó a escuchar que les estaba pidiendo perdón por haber salido corriendo. Y Ben vio como se alejaban mientras, de vez en cuando, las compañeras echaban la vista atrás para mirarle. Ben sacudió la cabeza cuando las perdió de vista y se dio la vuelta para encontrarse de bruces con un puñetazo en la cara. Cayó al suelo y miró a quién le había propinado el puñetazo.

- Parece que al final la infidelidad no vino de nuestra parte... Sólo vinisteis a nuestra casa a mofaros, ¿verdad?- Dijo el hombre que esperaba que Sango se levantara.

- No... ¿qué? Joder... No es eso, es- una patada en el costado le hizo callar.

- A los Grudz nadie nos toma el pelo. Resulta que la infidelidad venía de su parte y no como nos habían hecho creer.- Sango escuchó el apellido y en un instante comprendió lo que pasaba. Los Grudz eran la familia del herrero y al acusarle a él de infidelidad, Sango relacionó rápidamente Lula con Lulariad, "oh Dioses, qué he hecho". Sango se levantó rapidamente y dio unos pasos hacia atrás lo justo para evitar otra patada.

- No lo entiendes, joder, no es eso.- Ben sacó al hacha y el hombre dudó esta vez.-

- Oh sí, lo entiendo, lo entiendo perfectamente. Y mi familia también lo va a entender.- El hombre echó a correr y Sango se quedó allí recuperándose de los golpes. Escupió. Sangraba por la boca. Su cabeza trataba de idear un plan y su plan era contarle lo ocurrido a Julen antes de que fuera demasiado tarde y toda aquella mentira se convirtiera en algo inmanejable. Otro plan era salir de aquella ciudad para nunca jamás regresar, pero aquello era poco práctico. Ben necesitaba ayuda y en Baslodia sólo conocía a Julen y a Cryz.

Sango sólo esperaba que a Cryz le estuvieran yendo las cosas mejor que a él.

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Las malas jugadas del amor [Trabajo] [Cryz, Sango] Empty Re: Las malas jugadas del amor [Trabajo] [Cryz, Sango]

Mensaje  Cryz Lun Ago 20 2018, 07:22

Andrés y yo nos habíamos quedados solos a oscuras, sin sonido, no distinguíamos nada de afuera, eso era aun peor, no sabíamos cuando era buen momento para hacer algo, pero tampoco podíamos quedarnos alli como si nada. Asi que habia que idear un plan, no nos podían tener aqui sin agua y sin comida ¿Cierto? Alguien debía entrar a dejarnos alimento y agua ¿Cierto? Asi que teníamos que aprovechar eso y huir. Fue como mi hermano y yo comenzamos a planear la trampa y si fallaba esa, Trhiz atacaría al secuestrador que entrara y saldríamos de alli los tres, buscaríamos nuestras cosas e iríamos a la herrería.

Fue allí cuando nos escondimos dentro del heno esperando a que alguien entrara, y tardamos un poco pero por fin alguien entro, era una joven que entraba a dejar comida. De seguro una sirvienta, sus ropas eran un uniforme, era de color oscuro, pero no podía desir cual con claridad y tenia un tocado sencillo, no tenia ningún adorno y tenia un mantel de encaje que iba desde los hombros hasta la falda, mi hermano le tapo la boca.

La muchacha se puso tensa y nerviosa al sentir la mano de mi hermano en la boca, tenia miedo de ser lastimada.

- No le aremos daño no se preocupe, solo nos iremos. No grites por favor, tenemos que irnos - dijo Andrés mie tras poco a poco quitaba la mano de su boca.

- Por favor. Ayudanos a escapar - le rogue a la joven.

- No puedo, luego... - dijo nerviosa.

- Haremos que parezca que salimos a la fuerza, y asi no le harán nada - dije con una mirada de suplica y miedo.

La joven vio a mi hermano y luego a mi, sentía lastima y suspiro asintió para luego sacarnos del encierro y llevarnos a un pasillo que iba en acensó. ¿En que lugar estábamos? Como fuera mientras caminábamos una luz se acercaba, una lámpara junto a un guardia.

Mi hermano agarro con mucho cuidado a la muchacha del cuello para que pareciera que la podría matar mientras seguíamos caminando. El guardia al vernos saco unos cuchillos pero yo silbe antes y Trhizten se abalanzó al hombre clavando sus garras en el rostro y arañándole sin piedad. El hombre soltó los cuchillos para quitarse al animal de la cara. Yo tome un palo que estaba en el suelo y me acerque al hombre que giraba y se sacudía tratando de sacarse al animal, aproveche y golpee la parte de atrás de su cabeza haciendo que callera.

Mi hermano soltó a la joven y seguimos caminado, las joven nos explicaba como salir de allí, no habia mas guardias por allí pero si afuera y teníamos que tener mucho cuidado, la ayude a arreglarse para que pareciera que la habían atacado y luego se ensucio la cara con un poco de la sangre del guardia y se senté junto a el como si a ella también le hubieran atacado.

Los dos seguimos las indicaciones, salimos por la parte de atrás del sótano de la mansión, dábamos al patio lateral y la entrada esta en el frente... Donde habían mas guardias, habia que encontrar una forma de salir. Y fue cuando vimos una carreta que iba a salir, habían varios obreros en la parte de atrás, todos llenos de polvo y tierra, seguro eran mineros que llevaban a las minas que pertenecían a esa familia, Andrés me cargo a mi y me monto en la carreta, los obreros nos vieron extraño pero nos ayudaron a subir.

Tanto andres y yo ya estábamos bastante sucios para pasar desapercibidos como otros obreros, me recogí el cabello y lo cubrí con una gorra que me presto uno de los señores, mi hermano trato de taparse el rostro con otra gorra. Trhiz se escondió entre los picos y las lámparas que iban en el suelo de la carreta.

Los guardias de la entrada nos examinaron y nos permitieron salir, al estar un par de calles lejos de la hacienda y su vigilancia pude respirar de nuevo, el mas viejo de los mineros nos pregunto que paso y mi hermano y yo respondimos con la verdad, que habíamos sido secuestrado por Erwin, el hijo mayor de los Humwefg, estos se sorprendieron un poco ya que la familia Humwefg tendía a ser amable, tanto que a la gran parte de sus obreros les encargaban viviendas en las cuales vivían, algunas se encontraban en las parcelas que recién habían comprado en los alrededores de la mension donde se construían las casas para las familias de los obreros.

Una ayuda para los hombres que hacían que sus bolsillos se llenara de mas dinero. Como fuera mi hermano y yo les agradecimos mil veces el ayudarnos. Bajamos de la carreta y caminamos por las calles, estaba comenzando a oscurecer y casi era la hora acordada para vernos con Julen y Sango.

Caminamos hasta la posada donde habíamos quedado la otra vez, y le pagamos para que nos dejara subir y bañarnos y limpiar cien la herida de mi hermano, le pedimos ropa limpia y le pagamos por ella, la ropa que le toco a mi hermano le quedaba algo grande y yo usaba la ropa de un aprendiz, unos pantalones anchos y gruesos y una camisa delgada algo gastada, encima me coloque el chaleco de cuero y no me veía mas rara de lo normal, mi hermano se termino de arreglar y le trate bien la herida de la cabeza.

Bajamos von mas calma y pude notar como el joven herrero se ponía cómodo en la misma mesa de la noche anterior, fuimos hasta el y nos sentamos para verlo, se veía ansioso, yo también lo estaba, saque el anillo del bolsillo y se lo di.

- Tu se lo darás esta noche, a lo que llegue Sango explicare todo - dije antes que el herrero pudiera preguntar.

El tomo el anillo y asintió con pesadez, yo suspire y apoye la cabeza en la mesa con algo de cansancio mientras Trhiz se poneia a milado, y aun nos faltaba, la cena seria pronto y pronto teníamos que estar alli. Y eso no seria nada, nada fácil.

_________________________________________________________________________

- ¡¿Como que escaparon?! - dijo el moreno mientras caminaba intranquilo de un lado al otro de la estancia.

- Los encontraremos y evitaremos que lleguen a la fiesta - dijo el de la cicatriz con seriedad.

- Mas te vale, por que sino tu y tus hombres se la verán con migo - dijo con enojo mientras se terminaba de arreglar para ir a la cena - Largate y buscalos ahora

El hombre de la cicatriz asintió en silencio y salio de la estancia para luego llamar a sus hombres y darles las ordenes de encontrar a a los fugitivos.

Mientras el joven Erwin Humwefg, trataba de calmarse, y de mantenerse positivo, de que todo saldría a la perfección esa noche, lo tendría todo muy pronto. O eso quería creer, ignorando de la presencia de otro hombre que podría poner sus padres lanes patas arribas y que ya de por si le habia quitado bastante territorio.
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Las malas jugadas del amor [Trabajo] [Cryz, Sango] Empty Re: Las malas jugadas del amor [Trabajo] [Cryz, Sango]

Mensaje  Sango Dom Ago 26 2018, 02:51

La sensación de llegar a un lugar conocido después de haber sufrido la hostilidad del mundo era algo que Sango agradecía en aquellos momentos. La acogedora bienvenida de casi las mismas personas que el día anterior le reconfortó de alguna manera y el hecho de que al mirarle y verle sin camisa no levantara en ellos el más mínimo interés le parecía aún mejor. No obstante ante las miradas de Julen y Cryz, supo que algún tipo de explicación tendría que dar, amen de la sangre que tenía reseca alrededor de la nariz.

- Buenas.- Dijo al tiempo que se sentaba y recobraba el aliento. Alzó una mano hacia el posadero e hizo el gesto de beber que entendió enseguida pues la jarra con cerveza no se demoró mucho en llegar.

- Bueno, eh, ¿habéis averiguado algo?- Preguntó un tanto inquieto Julen. Ben terminó un trago y miró a Cryz y decidió tomar la iniciativa en la conversación.

- Hoy ha sido un día intenso y muy provechoso. Amanecí en este mismo lugar y tras charlar un poco con la regente del lugar, llegaron unos hombres y me imagino que la señora pagó algún tipo de tasa por la protección o un soborno, no lo sé.- Hizo una breve pausa para humedecerse los labios con cerveza.- Luego me acerqué hasta tu casa Julen, lo que vi era precioso por cierto, ¿cómo es que acabaste siendo herrero? Bueno, da igual... Allí supe más cosas sobre todas las habladurías y les conté, por supuesto, lo que habías intentado hacerte- le miró fijamente durante unos segundos pero el herrero no levantó la mirada de la mesa- y hablamos de alguna otra cosa. De esta charla con el que me imagino que era tu padre supe que los Basulad están pasando dificultades y que vuestra unión, Julen, hubiera sido de gran provecho para ambas familias pero por lo visto, recibieron amenazas de muerte por parte de los Basulad y fue cuando te pidieron que dejaras de ver a esa chica.- Hizo una pausa, creía recordar que había sido así, a continuación decidió omitir la parte en la que se convertía en dragón y dio paso a su encuentro con los Basulad.- Con todo, yo sospechaba de que había algo más oscuro y fui a ver a los Basulad, bastante menos cooperativos, claro, pero pude sacarles lo suficiente como para saber que una persona les había dicho que los Grudz, vosotros, habíais acusado a los Basulad de hechicería, cosa que no encaja con lo descrito por tu padre del que me fio más pues parece ser un hombre de criterio y sabio, ¡nadie llega tan alto siendo un idiota!- Dio otro trago a la jarra, suspiró y continuó el relato.- La cosa es que me da la sensación de que hay un hombre que ha promovido toda este enfrentamiento entre familias, un tal Erwin.- Detuvo su relato interrumpido por cómo reaccionó Julen, alzando la mirada y mirándole con incredulidad y escepticismo pero con duda. Cryz, por su parte parecía que lo había llevado mejor.

- ¿Erwin?- Preguntó con la voz quebrada. Sango asintió y decidió seguir hablando. La bebida, le había vuelto un poco insensible en aquel punto.

- Sí, Erwin... Pero, déjame acabar. También vi a Lulariad, de hecho...- hizo una pausa y dudó- de hecho, sé dónde estará esta noche. Pero hubo un malentendido con algún familiar tuyo y creo que me quieren dar una paliza... Me vieron tal y como voy ahora y al lado de Lulariad. No, no, créeme, no pasó nada, simplemente sé dónde va a estar esta noche.- Dejó que sus compañeros asimilaran aquello mientras pedía otra jarra. No le había contado al herrero lo que realmente había sucedido entre Lulariad y él, quizá fuera mejor así. Tampoco había dado muchos detalles en cómo había conseguido la información, tampoco esperaba que le preguntaran sobre aquello, lo que tenían que hacer era resolver el problema, sea como fuere. Un golpe, suave, que dio Julen sobre la mesa le devolvió a la taberna.

- ¿Dónde estará? Quiero verla- Preguntó decidido y con ansia.

- Primero y antes de que cometas una estupidez arrollandonos a los dos y saliendo de aquí a buscarla, me gustaría escuchar lo que tiene que decir Cryz.- La miró.- Quizá, después de lo que nos cuente podamos trazar un plan para que todo vuelva a la normalidad. Tengo alguna idea pero igual ella, desde su perspectiva puede arrojar más luz sobre el problema.- Apuró la jarra y cogió la otra pero no bebió. Pensó en las posibles alternativas que tenían y todas parecían conducir a un enfrentamiento frontal con los Basulad y si tenían suerte con el famoso Erwin, al que parecían conocer tanto Cryz como Julen.

Ben esperaba que el día de Cryz hubiera sido más provechoso y que hubiera averiguado algo relevante que les diera alguna oportunidad para arreglar todas las desdichas ocurridas entre aquellas gentes de Baslodia. Aun con todo Ben tenía la sensación de olvidarse de algo y era algo importante.

Bebió un trago y escuchó a la joven Cryz.
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Las malas jugadas del amor [Trabajo] [Cryz, Sango] Empty Re: Las malas jugadas del amor [Trabajo] [Cryz, Sango]

Mensaje  Cryz Lun Ago 27 2018, 00:32

Al ver como Sango llegaba en un estado extraño solo alce una ceja, pero todos escuchamos con atención su relato, todo era extraño, parece que Erwin estaba metido en todos lados, no pude evitar ponerme tensa, mi hermano me puso la mano en el hombro, ahora me tocaba contar todo con sumo detalle, tome aire y mire a los dos sujetos.

- Lula me conto que luego de la noticia de que le eras supuestamente "infiel" - remarque las comillas con mis dedos - Y que sus padres darían esta noche una cena donde le buscarían un mejor candidato - suspire un poco triste por eso.

- Erwin es el del boicoteó, le dijo a Lulariad que nos habías contratado a mi y mi hermano para acosarla... Seguro invento eso por que nos habia visto en tu herrería en la mañana... - dijo mi hermano para luego darle un trago a la cerveza que habia pedido.

Yo solo miraba la mesa algo temerosa de decir lo siguiente... No queria demostrar miedo y que no podía con aquello... Pero ser secuestrada daba miedo... Mucho para mi gusto.

- Luego Erwin nos secuestro... Nos encerró en su hacienda... Creo que ya se dio de cuenta que no estamos, nos dijo que fue el que se comenzó a encargar de separarlos por que ama a Lula, y quiere que sus padres lo elijan a el para ser su marido... Cueste lo que le cueste - dije apoyando mi cabeza en la mesa mientras Trhiz caminaba por esta.

Pude ver como el rostro de Julen se oscurecía, aquellas no habían sido muy buenas noticias, yo me enderece y le acaricie el hombro para luego sonreirle.

- Te ayudaremos a ir a esa fiesta, explicaras todo, Lula lo entenderá ella te ama eso se ve en sus ojos te extraña - dije con una sonrisa - Dale tu anillo, propónselo si a su familia le gusta bien, sino, váyanse y sean felices juntos -

- Eso es mas fácil decirlo que hacerlo joven Cryz - dijo el herrero algo triste.

- Un corazón enamorado es capas de todo por su otra mitad ¿No? Demuéstrale a Lula que ella es todo para ti, y no te importa nada además de ella - dije dándole una palmadita en su espalda.

El hombre me miro y yo le sonreí con dulzura, este asintió para luego mostrar una tímida sonrisa.

Solo nos quedaría un par de horas hasta que la cena comenzara y teníamos que aprovechar el tiempo para poder entrar y arreglar todo este desastre colosal, asi que me acerque y arrebate la cerveza de la mano de Sango y de mi hermano. Mi hermano me miro con su seriedad de enojo.

- Tenemos una misión importantísima, deben tar en sus cabales, les guste o no ¿Entendido? Asi que nada de alcohol hasta terminar - dije con firmeza mientras agarraba las jarras y las llevaba hacia la barra y las dejaba allí.

Teníamos un plan que arreglar, luego buscar como entrar sin problemas, luego tener opciones de escape si las cosas salían mal, asi que me senté y cruce mis brazos.

- Hombres, junten sus cabezas y pensemos un buen plan para esto ¿Listos? - dije con seriedad optimista.

Esperando a que estos sele subieran los ánimos y dejaran de tener esa energía tan tristona y lúgubre.
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Mensaje  Sango Mar Ago 28 2018, 02:19

No pude más que sentir compasión por el chico que acompañaba a Cryz. La cara que puso cuando le arrebató la cerveza era todo un poema. Sango esbozó una sonrisa y escuchó la pequeña regañina de la joven mujer, que sin duda con sus palabras había conseguido infundir esperanzas en el corazón de Julen al que había visto sonreír. Sango sacudió la cabeza.

- Vale, sí, tienes razón. Eeh... A ver.- Resopló un par de veces.- A ver... Julen, de alguna manera tienes que ir a ver a Lulariad. Cryz tiene razón en ese aspecto, tienes que declararte, contarle lo que ha pasado y lo que te hemos contado hoy y todo por lo que has pasado, sincérate con ella... No sé... Cryz, ¿podrías ir con él? Por si ella no le creyera o para corroborar todos su puntos, conviene que a mi no me vea... no me vean con ella quería decir.- Carraspeó un par de veces y continuó.- Yo iré a la fiesta, pero antes iré a ver a tu familia otra vez Julen y les pediré que me acompañen y si es verdad que quieren casar a Lulariad con quien sea y el tal Erwin está haciendo todo lo posible para ser el elegido, creo que todos tienen derecho a saber qué ha pasado y no hay mejor evento que una cena en el que más o menos las familias importantes de esta ciudad estarán involucrados.- Sango miró a Julen.- Después de que hagas lo que tengas que hacer, venid a la esquina sur de la casa de los Basulad.- Ben repasó el plan y decidió hacer una modificación.- ¿Sabéis qué? Vamos todos juntos, primero a recuperar a Lulariad y después a desenmascarar a Erwin, ¿de acuerdo? Va a ser mejor así.- Ben pegó un golpe en la mesa y se puso en pie dispuesto a salir de la taberna. Una vez fuera, todos se miraron.

- Me dijo que estaría en la posada "El yunque", lo que no sé-

- Conozco el lugar, lo lleva un buen amigo mío. No es muy grande pero tiene tres plantas y un sótano, una construcción muy sólida sin duda alguna.- Dijo Julen, interrumpiendo a Ben, al tiempo que echó a andar y el resto le siguió.- Debo preguntar por ella, ¿no?- Preguntó algo nervioso. Sango emitió un gemido de asentimiento. Las primeras calles que recorrieron las pasaron en silencio, cada uno iría pensando en sus cosas y en cómo debían reaccionar ante cualquier posible escenario que se les pudiera ocurrir.

Pero como solía ocurrir, los planes no solían salir bien y aquella no iba a ser la excepción. Sango, que cerraba el grupo sintió que unas manos que le agarraban de los hombros y que tiraban de él. Se golpeó la cabeza con el suelo y escuchó un fuerte pitido mientras trataba de asimilar lo que había pasado y durante unos instantes, en los que permaneció inmóvil en el suelo fue ajeno a lo que ocurría a su alrededor. Ya podía estar lloviendo o cayendo fuego que él no se iba a enterar. Hasta que abrió los ojos y trató de incorporarse. Gateó hasta un muro y se apoyó en él para poder levantarse. Mientras tanto los sonidos de pelea le iban llegando, amortiguados, muy tenues. Miró en la dirección de la que provenía el ruido y vio a dos figuras negras pelear con el grandullón. De repente el joven que acompañaba a Cryz se puso a su lado para ayudarle.

- Idos... gracias. Idos, salvad a la joven.- Sango se irguió y se lanzó en ayuda de Julen que había cedido y estaba sufriendo una paliza a manos de las dos figuras negras. Ben, antes de sacar el hacha y asestar un golpe mortal, decidió embestir a uno de ellos por la espalda. Tuvo la mala suerte de tropezar y caer antes de impactar contra su objetivo, pero pudo girar el cuerpo de tal manera que se pudo llevar a los dos agresores por delante y tirarlos al suelo, cayeron encima de Julen y luego cada uno fue por su lado, además un de los atacantes gritó de dolor mientras Ben rodaba alejándose del ruido y se ponía de pie tan rápido como podía.

- Ayudadle e idos, ¡vamos!- Dijo a los jóvenes mientras una de las figuras, la que no había gritado, desenfundaba una espada corta que llevaba oculta en las ropas. Ben dio un respingo y dio dos pasos hacia atrás y cogió el hacha. Sango esperó el ataque, pues no se le daba nada bien llevar la iniciativa, bien lo sabía. Y cuando el hombre se cansó de esperar le lanzó una estocada que Sango repelió con una facilidad increíble echándose a un lado y lanzando un potente golpe contra la espada lo que provocó que al hombre se le cayera de la mano, momento que aprovechó Sango para propinarle una patada en la cara. Aprovechó que el otro aún se estaba recuperando para ir con el herrero y los jóvenes.

- Tenemos que continuar. Pero vosotros iréis delante. Sí, no deben saber a dónde vamos. Si no llegara a tiempo... Bueno, improvisad algo.- Sango apartó la mirada de Cryz pues era la que más atenta estaba y miró a los atacantes. Julen se había puesto de pie y se le veía bastante afectado. Cryz no apartaba la mirada del rostro de Sango y este supo que era porque tenía sangre en la cara que salía de boca y nariz. Se la limpió en el brazo.- Mirad, si no he llegado, cuando acabéis buscad a vuestra familia, Julen, y contadle qué es lo que de verdad pasa y seguid con el plan de destapar a Erwin. ¡Vamos!- Les apremió para que salieran de allí corriendo y eso hicieron. Sango les siguió unos pasos y luego se detuvo para contener a los atacantes que se miraron cuando vieron que estaban en superioridad. El que se había quedado en el suelo gritando de dolor tenía la mano izquierda pegada al pecho, pero esgrimía una espada y no era corta. Ambos se quitaron la capucha y Ben pudo ver que el de la mano tenía una cicatriz muy fea en la cara. Sango sonrió sin motivo alguno y los dos agresores casi al mismo tiempo fruncieron el ceño y se asustaron. Dieron un par de pasos atrás y luego echaron a correr.

- Eso es, ¡huid putas ratas de cloaca!- Se paró un poco mientras veía cómo se alejaban pero a su espalda escuchó pasos que iban hacia él. Se dio la vuelta y paró a tiempo un garrotazo que iba dirigido hacia él. Lo detuvo con el brazo izquierdo, pero el dolor lo paralizó y no pudo detener otro que le impactó en un costado. Cayó al suelo y lo patearon un par de veces.

- Já, miradle como se retuerce de dolor. Que le jodan.- Escupió sobre Sango y le propinó una patada en una pierna.

- Cargadlo, ¡vamos! El señor Grudz estará complacido de tener ante él a esta escoria.- Dijo otra voz, algo más lejos que la anterior. Ben supo entonces quienes eran y lo supo justo en el momento justo.

Justo antes de que una bota impactara en su cara y quedara completamente inconsciente.
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Mensaje  Cryz Miér Ago 29 2018, 05:06

Todos salimos de la posada a buscar a Lula, Julen encabezaba la caminata, luego iba yo y Andrés luego Sango, todos íbamos en silencio hasta que solo sentí como mi hermano me empujaba hacia un callejón, tropecé y caí de rodillas en el suelo raspándome un poco, me levante y me sacudí para luego asomarme vi como Julen era atacado por dos hombres, Andres ayudaba a Sango, Trhiz se poso en mi hombro mientras Sango se enfrentaba a los atacantes.

Salí de mi escondite lo mas rapido posible, Andres habia ayudado a Julen, sabíamos que de seguro todo esto era gracias a Erwin, sabía que estábamos tras de el y arruinaríamos su plan, teníamos que continuar... Pero no podíamos dejar a Sango, eramos un equipo pero mi hermano me jalo y los tres salimos corriendo.

Yo no podía dejar de ver hacia atrás hasta que nos perdimos entre la multitud, me sentía mal y preocupada, lo habíamos dejado y se suponía que eramos equipo, Julen nos guiaba hasta llegar a la posada "El yunque", estaba algo llenó, Julen se veía nervioso, yo me adelante y entre hasta llegar a la barra y le pregunte al tabernero.

- Sabe donde puedo encontrar a Lula? - le pregunte al hombre que me señalo a una mesa que estaba en una esquina y pude ver la melena castaña de la joven.

Volví a la entrada donde estaban Andres y Julen esperándome, le indique a Julen donde estaba.

- Nos quedaremos cerca si necesitas que valla para contarle lo que se necesita solo hazme una seña - dije para que no se preocupara.

Julen se encamino hacia la mesa de la castaña nervioso apretando el anillo en su bolsillo, se paro frente a la castaña que lo miro con mucha confusión.

- ¿Que haces aqui Julen? - pregunto mientras se levantaba.

- Vengo a explicarte... Todo, ya no aguanto estar sin ti, te necesito, mi vida es miserable sin ti a mi lado... - Lula lo interrumpió.

- No quiero escucharte. Si fuera verdad, no me hubieras engañado - dijo molesta.

- Yo nunca te engañe, solo vivo para ti y eso lo sabes, solo salgo de la forja para ir a verte - contesto este con algo de tristeza.

- Mientes - dijo esta mientras caminaba a la salida.

Julen la tomo de la mano evitando que esta se fuera. - Solo dejame explicártelo todo... Y lo entenderás - suplicó en voz baja.

Lula lo miro, sus ojos suplicaban su atención, esta se volvió a sentar frente a el. - Adelante, explicame todo esto - dijo mientras se cruzaba de brazos.

Julen se sentó frente a ella y tomo aire.

- Se que fue Erwin el que te dijo que te engañaba, hace unas semanas, Marta, la sobrina de mi maestro... Me pido que le hiciera una daga decorativa para su prometido, Erwin llego cuando ella se iba, en ese momento no sabia que era lo que pasaba... - hizo una pausa.

- Ósea, me dices que si hubo algo - dijo enojada.

- No, ella se fue con su pedido al igual que Erwin... Luego esa tarde fue que nos separamos... Esta mañana Erwin fue a la herrería y me dijo que te habían comprometido... Que dejara de perder mi tiempo, ya nunca conseguiría tu perdón por que ya le pertenecías a otro... - dijo aguantando las ganas de llorar.

El enojo de Lula se transformo en confusión

- ¿El te dijo eso? ¿Entonces explicame lo de tus espías? - dijo con seriedad.

Julen me miro y Lula me miro a mi y a mi hermano, tome aire y fui hacia la mesa y me queda alli parada algo incomoda.

- Julen me pidió... A mi y a mi hermano que te siguiéramos, y buscáramos al que habia dicho la mentira - dije algo apenada.

- Me sacaste información -

- Tu me la contaste libremente... Pero no importa, lo importante es que se quien fue el que puso la piedra entre los dos. Erwin. Planea que tus padres lo elijan a el como tu marido en la cena de hoy, el nos secuestro a mi y a mi hermano despues que no atraparon por que no quería que te dijo éramos la verdad - dije con seriedad.

- ¿Como se que no mienten para desprestigiar a mi amigo? - dijo molesta.

- Soy pobre, ademas de mi vida no pierdo ni gano nada con esto, solo ayudo a dos corazón a estar juntos de nuevo - dije con sinceridad.

- Si todo es verdad... Es un monstruo... Todos los secretos que le conte, mis penas mis dolores. Los a usado para conseguir lo que quiere... Hay que detenerlo... Debo detenerlo - dijo seria.

Yo asentí y mire a Julen para que hiciera lo que le habia dicho, pero el no dijo nada solo se levanto y tomo a lula de la mano, yo volví con Andres dejándolos a ellos tranquilos.

- No te volveré a dejar sola, es por lo único que pido perdon - suplico apretando las suaves manos de la joven sin lastimarla.

- Aun nos falta terminar con esta prueba que los dioses nos an puesto... Luego volveremos a ser felices y tranquilos - dijo con una sonrisa.

Andres y yo veíamos como los amantes se abrazaban y yo no pude evitar soltar un par de lagrimas de alegría.

- Ahora... ¿Lula nos ayudara a entrar a la cena? - dijo mi hermano.

- Claro, lo que no se como - dije rascándome la cabeza mientras Trhiz caminaba sobre la mesa.

Julen volvió con nosotros de la mano de Lula, los cuatro salimos de la posada planeando como nos infiltraríamos a la cena sin que nos vieran nadie.
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Mensaje  Sango Miér Ago 29 2018, 13:51

Cuando despertó se encontró tirado en un suelo de piedra húmeda en lo que parecía un oscuro sótano únicamente iluminado por la luz de un farol que portaba un hombre. Este dio una voz y a continuación hubo un sonido metálico. Sango se incorporó sobre sus brazos y quedó sentado con las piernas cruzadas. El dolor que sentía por todo su cuerpo era indescriptible pero no se quejaba, y no era por la falta de ganas sino porque no podía. Ben se encontraba muy cansado y la paliza que le habían dado no ayudaba "y la paliza que me habrán dado mientras estaba inconsciente menos", pensó con amargura. Se pasó la lengua por labios y un sabor metálico inundó su boca y trató de expulsarlo escupiendo, pero sólo hubo sangre.

- Así que, me cuentas una historia falsa para entrar en mi casa, abusas de mi hospitalidad y encima te mofas de nosotros y para colmo cuentas mentiras sobre mi hijo. Dime, ¿has disfrutado de esa puta?- Le preguntó el hombre con quien había estado aquella misma mañana. Ben miró al suelo.

- Así que te crees que te he contado una historia falsa, que he abusado de tu hospitalidad y que- un bofetón le envió al suelo mientras un ataque de tos se apoderaba de él.

- No vuelvas a reírte de mi.- Apuntó aquel hombre de voz grave.- Tu falta de decencia y respeto hacia nuestra familia te van a llevar a la muerte, ¿no crees que deberías comportarte de otra manera?- Preguntó. Ben por fin pudo calmar su ataque de tos y se volvió a incorporar.

- Ay. Dioses...- Se quejó al volver a la posición en la que estaba.- Mira, no he faltado al respeto a nadie y si supieras las cosas que he tenido que hacer para ayudar a tu hijo...- Ben esperó otro bofetón y cerró los ojos a la espera de él, pero como no hubo, siguió hablando.- En primer lugar, sé por qué estoy aquí, al menos creo saberlo. En segundo lugar lo que vio uno de tus lacayos-

- No soy ningún lacayo.- Dijo un hombre.

- Cállate.- Le ordenó el señor Grudz. Sango sonrió y aprovechó para sacar más sangre de su boca.

- ... era necesario para cumplir con mi tarea. Y tercero... Señor Grudz, no deberías hablar así de tu nuera... Vigila tus modales.- Ahora sí se ganó otra bofetada y mucho más fuerte que la anterior, pero esta vez no había sido del señor sino del lacayo ofendido y el señor le estaba recriminando su actitud. Sango volvió a escupir sangre-

- Ahora, con todo esto aclarado, debo partir hacia la casa de los Basulad y terminar con lo que empecé.- Dijo Sango confiado.

- Tú no te vas a ninguna parte, además, ¿qué pintas tú allí?- Preguntó el señor.

- Salvar, otra vez, a su hijo. Verá, creo que debería haber empezado por aquí... Un amigo de la infancia de vuestro hijo, Erwin, es un grandisimo cabronazo. Seguro que los rumores aquellos que me comentaste procedían de él o de alguien cercano a él, ¿un hombre con una cicatriz en la cara tal vez? Bueno, que me desvío...- escupió de nuevo- El caso es que se lo ha montado muy bien, pero muy bien... Se las ha apañado para enfrentar a Grudz y Basulad y todo y atiende bien, TODO, por la mano de Lulariad, que si todo va bien la podréis considerar de vuestra familia en breves.- Hizo una pausa para recuperar el aliento y descansar.- Pero lo más importante es que debo... No. Debemos ir a la casa de los Basulad interrumpir esa fiesta y exponer ante toda la ciudad a esa maldita escoria que se esconde detrás de unos matones que, por cierto, nos han intentado matar esta noche, tu hijo incluido. Aquí el amigo lacayo- Ben le sonrió y le mostró la dentadura bañada en sangre- puede confirmar, si es que lo vio, como dos hombres huían de mi antes de que me hicierais prisionero.- Dijo fatigado. Necesitaba recuperar el aliento.

El hombre del bastón y pelo blanco le miró y después al "lacayo" que asintió levemente. El señor Grudz cerró los ojos y ladeó la cabeza. Tras unos instantes, se llevó su mano libre, enguantada, a los ojos y se los refregó. Expulsó aire y volvió a su postura regia, erguido con las manos apoyadas sobre el bastón.

- ¿Cómo pensáis culpar a Erwin de todo? Quiero decir, ¿creéis que os van a creer a vos, a un simple extranjero que está magullado y lleno de sangre?- Preguntó. Ben veía duda en él y era el momento para convencerlo, era ahora o nunca.

- Naturalmente su hijo y la joven Lulariad estarán allí, además, no he ayudado a su hijo yo solo... No, he tenido ayuda.- Concluyó Sango, cansado y dolorido y con ganas de dormir y no salir de la cama en al menos dos días. Pero tenía que acabar con Erwin que tanto mal había causado directa e indirectamente sólo por puro egoísmo.

- Sí... sí... Puede ser, sí...- el hombre cavilaba y pensaba y daba vueltas a su cabeza. Sango se fijó en que tras él había tres hombres armados, "mis ejecutores o mis aliados", que estaban listos para acatar las órdenes de aquel hombre con bastón.- Vale, ¿cómo entraremos en su casa?- Sango sintió alivio, mucho alivio, tanto que casi se desmaya en aquel lugar. El hombre se dio cuenta y rápidamente dio ordenes para que se le curaran las heridas.

- No, no hay tiempo, debemos salir de inmediato. Entraremos como lo hice la primera vez: con mi presencia.- Dijo Ben mientras mantenía el equilibrio sobre sus piernas. Dio un par de pasos.- Dadme mi hacha y salgamos.- Ben se apoyó en un muro y el hombre asintió con la cabeza y uno de los armados salio de allí rápido.

- Bueno, seguidme pues, avisa al resto... Por si acaso.- Dijo el hombre mientras miraba al "lacayo". Las últimas horas de aquel día de locos llegaba a su fin y con él, Sango, esperaba terminar con aquella rivalidad absurda y terminar lo que tenía pendiente con el hombre cicatriz si llegara el caso.

"Un día de locos, espero que todo esto merezca la pena." Pensó mientras subía las escaleras.
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Mensaje  Cryz Jue Ago 30 2018, 14:48

Los cuatros caminábamos por las calles hacia la zona alta de la ciudad, Lula se cubrió la cabeza con una capucha mientras nos adentrábamos cada vez mas al barrio de alta clase, la joven nos guio por detrás de las grandes y lujosas casas de piedra blanca y de cercas de piedra maciza.

No podía contener la mirada de asombro, aquellas casas eran tan imponentes e intimidantes alumbradas por los faroles, nos detuvimos detrás de una y Lula miro a todos lados y toco la puerta por la cual salían los sirvientes, toco dos veces rapido y tres lentas , la puerta se abrió un poco y luego completamente dejando ver a una joven con los cabellos de fuego.

Estuvo apunto de gritar pero Lula le tapo la boca y le regaño de que se callara, la pelirroja se sentía algo apenada dejo pasar a la castaña y nos dejo pasar a nosotros, nos miro con desconfianza.

La pelirroja cerro la puerta y nos quedamos en el patio del servició.

- Buscadle los trajes de servicios a los tres, rapido, ayúdales a alistarse rapido, dile a Merina que suba a mi cuarto a ayudarme - dijo Lula como toda una dama mientras entraba a la mansión.

La pelirroja asintió en silencio y nos guio hacia donde nos alistaríamos, nos guio por un pasillo que daba a las habitaciones de servició, dejo a mi hermano y a Julen en una y a mi me llevo con ella, Trhiz seguía inseguro de todo aquello.

- Tu mascota se quedara aqui, no puede andar suelta por la casa - dijo la pelirroja.

- No puede quedarse encerrado aquí, deja que se quede en el patio, al aire libre - le pedí a la dama de compañía.

- Esta bien, pero que no se salga del patio - dijo mientras dejaba en el banco un vestido largo blanco, un delantal marfil con encaje y vuelo del largo del vestido.

Eran trajes de servidumbres muy elegantes, también habia dejado un antifaz de encaje sobre la ropa.

- ¿Para que la mascara? - pregunte con curiosidad.

- Protocolo, a los amos les gusta la extravagancia, cuando hay cenas de este tipo nos las hacen poner a todo el personal que atiende la mesa - dijo seria.

Me sentía algo incomoda con aquello pero no quedaba de otra.

[cemter]****[/center]

Salí del cuarto junto a la pelirroja, me había ayudado a bañarme bien e incluso a perfumarme, me ayudo a vestirme y a arreglarme, me sentía extraña mientras me miraba al espejo, no me parecía a mi.

- No dirás nada, solo atenderás la mesa junto al resto de sirvientes, no opinaras, ni murmuraras, nada. - dijo la pelirroja para luego abrir la puerta.

Lula entro al lugar, estaba muy hermosas, su vestido de color vino con dorado era una obra de arte. Detrás de ella esta mi hermano y Julen, vestidos también de blanco y con los antifaces en la mano.

Lula le pidió a su dama de compañía que se retirara, a lo que esta se fue cerro la puerta. - El plan es fácil, ustedes actuaran como el resto de sirvientes, atentos a cualquier cosa, yo vigilare a Erwin desde cerca. Cuando llegue el momento lo expondremos - dijo la castaña. Sr notaba que trataba de mantenerse calmada.

Abrí la ventana que daba al patio y saque a Trhizten, no quería que le pasara nada pero tampoco quería que se quedara encerrado. - Quedate en el patio, no vallas a ninguna otra parte - le dije con seriedad mientras el salia volando.

****

Los invitados estaban llegando y se ubicaban en sus respectivos asientos. Era mucha gente de alta clase, todos eran muy elegantes y refinados.

Miraba con atención tratando de no moverme de la posición que me habían colocado. En ese momento lo vi entrar por la puerta, se veía demasiado serio. ¿Estaba sospechando? Erwin no podía sospechar nada, no podía estar preparado para nada. Pero termine aun mas preocupada cuando dos hombres lo seguían y entraban con el.

La gente hablaba con alegría pero se detuvieron cuando una música muy linda apareció, Un hombre bajaba las escaleras con una mujer del brazo, seguidos por Lula y luego sus damas. Todos los saludado con mucho respeto.

Erwin se acercaba a la familia anfitriona y los saludo muy cariñosamente, el hombre le hablo con una sonrisa mientras le acercaba a Lula, esta se veía incomoda y trataba de disimular mientras hablaban.

Apreté la falda de forma disimulada mientras cerraba los ojos “Por favor, que no llegue a pasar nada malo” pensé mientras abría mis ojos.

Fue cuando la cena comenzó. Comenzamos a servir el vino en las copas a los invitados mientras estos charlaban y esperaban el primer plato.

Fue cuando me acorde, Sango no habia llegado... ¿Estaría bien? Debía que estarlo ¿No? ¿Donde estaría? Las preguntas comenzaban a llenar mi cabeza pero tenia que seguir con aquello hasta que termináramos este trabajo.
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Mensaje  Sango Vie Ago 31 2018, 03:06

La majestuosa casa de los Basulad estaba perfectamente iluminada por varias antorchas en la entrada principal y desde luego, se podían ver luces en el interior de la casa donde la fiesta estaba teniendo lugar. El grupo de hombres y mujeres avanzaba hacia la casa al ritmo que Sango imponía pues era él quien iba en cabeza y era él el que iba a abrir las puertas al resto. Les había contado que simplemente se plantaría allí y esperaría que le abrieran las puertas. Había habido recelos, pero Sango había sido tajante e inflexible en aquel aspecto, tanto que casi rozaba el absurdo, no obstante le permitieron hacerlo. Ben se sentía mucho más cómodo con el hacha a su lado, y se apoderaba de él un ansia irracional cuando no estaba cerca de ella. Era como si tuviera algún tipo de poder sobre Sango. Casi sin tiempo para seguir pensando en aquello, llegaron a la casa de los Basulad. Se detuvieron a unos cincuenta pasos, a la sombra de uno de los edificios cercanos.

- ¿Cómo pretendes hacerlo?- Ben se limitó a gruñir. Otra vez le preguntaban aquello. Ben respiró profundamente un par de veces y se acercó lentamente hacia la puerta. Su aspecto no había cambiado: estaba vestido de cintura para abajo con un pantalón con algunas roturas, las botas y el cinturón donde colgaba el hacha y que servía par apretar el pantalón que le iba algo grande. En cuanto al torso, en aquel momento lo llevaba al aire y se podían ver los golpes, recientes (de color rosado) y antiguos (morados), cicatrices y cortes cubrían pecho, espalda y brazos y un tono tenue de rojo sangre bañaba toda su boca, nariz y parte del pecho. El pelo, lo llevaba recogido gracias a una de las tiras de cuero que llevaba siempre en el hacha. Ben se estaba acercando.

- ¿Quién va?- Preguntaron desde detrás de la vaya.

- Ben Nelad. Perdonad el retraso.- Dijo después de detenerse a cinco pasos de la valla. Sango escuchó movimiento tras las valla y vio como una antorcha se arrimaba a la puerta.

- No... Están todos dentro, os pido que os marchéis.- Dijo la misma voz.

- Si no abrís, lo que le hice a vuestro jardín se lo haré a esta casa, ¿es eso lo que queréis?- Preguntó con el tono de voz más duro que pudo.

- Idiota, es él... ¡Joder! abre la maldita puerta, que les den, yo no quiero morir. ¡ABRE LA PUTA PUERTA!- Dijo el guardia al que había visto esa misma tarde. Ben asintió lentamente y posó su mano derecha sobre la cabeza del hacha. Y empezó a caminar cuando los goznes de las puertas chirriaron. Una vez dentro, se detuvo y miro hacia atrás y levantó un brazo para indicar que ya había conseguido entrar, después continuó su camino hacia las puertas de la casa. Sintió como a su espalda llegaban los Grudz corriendo y rápidamente tomaban posiciones en el jardín, en primer lugar apagando las antorchas y acto seguido colocándose de tal manera que les fuera fácil realizar un ataque en caso de ser necesario y de correr a refugiarse si los acontecimientos así lo dictaran.

- Entrareis conmigo, señor Grudz y no saldréis hasta que haya calentado un poco a ese bastardo.- Esbozó una sonrisa.- Ya va siendo hora de arreglar todo esto.- Sango empezó a subir los escalones y entró en la casa, tras él, el señor Grudz el cual se resistía a darle su nombre.

Nada más entrar un hombre con una máscara se levantó de una silla y casi gritó para dar la alarma pero Sango pudo neutralizarlo a tiempo con un codazo en la nuca.

- Deberíais haberos puesto algo de ropa, os ofrecí...-

- Oh sí, pero esto forma parte del espectáculo. Esperad cerca y observad como se enfurece a un cabronazo.- Se acercaron hacia el salón y echaron un vistazo, habría unas cuarenta personas sin contar el servicio. El señor Grudz le indicó quien era Erwin, los señores Basulad y Lulariad aunque a esta última la conocía bien. Los invitados parecían estar dividiéndose y disfrutando de la comida y al parecer Erwin estaba contando algo gracioso porque varios a su alrededor, incluidos los padres de la joven Lula, se estaba riendo. Sin embargo, todos quedaron en silencio cuando vieron entrar, por la puerta del fondo a Sango.

Caminaba con el hacha desenfundada y exhibiendo una sonrisa que unida a su aspecto general le daba un aspecto de heraldo de la maldad. Daba un paso, miraba y se recreaba con las expresiones de miedo, incredulidad y desprecio. Daba otro paso y repetía el proceso. Se fijó en el padre de Lulariad que parecía el más aterrado pues él mismo había sido testigo de su transformación. Se detuvo.

- Oh, que modales los míos.- Hizo una exagerada reverencia y se presentó.- Soy Ben Nelad, pero me conocen como Sango y hoy he venido a pedir, como todos... Pero mi petición es de otro tipo,- levantó el hacha hasta colocar el filo a la altura de su cara- no sé si me entendéis., ¡oh, venga, claro que sí! Sólo bromeaba.- Sango siguió avanzando y miró a uno con una cicatriz en la cara que conocía bien.- Espero que tengáis bien la mano, si no...- le enseñó el hacha. Sango decidió que ya era hora de dejar los juegos y se puso serio.

- Erwin, hoy vas a responder por todo el mal que ha causado tu egoísmo. Oh venga, sabes de sobra de lo que te hablo... No eres más que un matón del tres al cuarto que se cree un alto señor de la corte del mismísimo Rey Siegfried. Eres una rata escurridiza que se esconde y que no es capaz de dar la cara cuando los problemas le vienen de cara, así la tienes de limpia y no como tu lacayo, al que seguro tratas como un animal.- Sango siguió avanzando y notaba la ira de Erwin.- Eres un fraude, un-

- Como sigas hablando de esa manera os arrancaré la lengua y os la meteré por el culo.- Erwin se había levantado como un resorte y había tirado la silla para encararse con Sango que rápidamente y sin que Erwin pudiera reaccionar lo cogió con la mano izquierda del cuello y lo lanzó hacia atrás haciendo que tropezara y cayera hacia atrás y provocando la reacción del "cicatrizado" que observó atentamente como cuidaba a Erwin.

- Ah, sí, a ese lo recuerdo, fue quién nos dijo que los Basulad nos habíais amenazado de muerte... ¿es eso cierto?- Disparó Grudz, que había aparecido antes de tiempo. El resto de invitados seguían a la mesa sin murmurar.

- En ningún...- carraspeó- en ningún momento hicimos tales acusaciones, por supuesto. Pero que nos acusaran de brujería no tiene perdón.- Dijo sin dejar de mirar a Sango.

- Erwin, ¿no tienes nada que decir a eso? Pequeño bastardo, mentiroso, rata pretenciosa-

- ¡Sí! ¡Sí, sí, sí! ¡Mil veces sí!- Gritó desesperado Erwin. Había sido todo una sorpresa que aquel hombre se rompiera en aquel momento, Ben se sentía algo decepcionado por aquello.- Yo lo provoqué todo, y deseaba veros destruidos mientras yo me largaba de esta ciudad con mi amada. Lula, cariño, mereces algo mejor que un herrero. Mereces...- Lulariad lo miraba con asco y desprecio así como la mayoría de los presentes.- Pero si no puedo tenerte... nadie lo hará.- Desenvainó un puñal que llevaba en la cintura y con una agilidad terrible le puso el puñal el en el cuello. Ben soltó una carcajada que desconcertó a los presentes, incluido el propio Erwin.

Nadie parecía haberse percatado de la presencia de un mayordomo gigante que había permanecido quieto detrás de Lulariad durante toda la velada y que estaba a punto de destrozar a aquel bastardo.
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Las malas jugadas del amor [Trabajo] [Cryz, Sango] Empty Re: Las malas jugadas del amor [Trabajo] [Cryz, Sango]

Mensaje  Cryz Sáb Sep 01 2018, 05:22

Todo habia pasado a alta velocidad, aun me costaba reaccionar, lo único que pude hacer fue retirarme la mascara para ver mejor la discusión.

Andres se habia puesto a mi lado, veíamos como Sango comenzaba a desenmascarar al culpable del pesar de dos familias y de muchas personas.

- Mas te vale que la sueltes ahora mismo - le amenazo con frialdad mientras se quitaba la mascara.

No se parecía al joven tranquilo y agradable de antes, estaba enojado, estaban amenazando a su amada, a su todo, eso nadie podía hacerlo mientras estuviera presente, nadie nunca le levantaría la mano a su amada. Nadie le haría daño, primero muerto.

Erwin se volteo junto con Lula para mirar a Julen muy molesto dándole la espalda a Sango y a los padres de los amantes.

- Tu vez que haces, en lo que te tardas en hacerme algo puedo realizar el corte - dijo sin miedo alguno.

- [color=#cd3278]¡Erwin para! ¡Este mo eres tu! - suplicaba la castaña entre ambos hombres asustada de lo que podía pasar.

- ¿Por que no resuelves esto como un hombre? Suéltala ¡Ahora mismo! - dijo Julen retándolo.

Erwin sonrío mientras apretaba el cuchillo en la garganta de la joven haciendo que un pequeño hilo de sangre comenzara a salir, causando un quejido de dolor de la castaña.

Julen se hubiera lanzado sobre el que tenia apresada a su amor si mi hermano no lo hubiera detenido, no era buen momento para idioteces de tal magnitud, la vida de Lula corría peligro en manos de un loco.

Mire a Sango con miedo de lo que podía pasar, vi como el hombre de la cicatriz que se acerco bruscamente a atacar a Sango haciendo a este retroceder y caer sobre uno de los invitados el cual enojado se lanzo sobre ambos pero los fallo y le dio a otro invitado causando un desastre en carecimiento, el saboteador aprovecho la distracción y subió por las escaleras para ir al segundo piso de la mansión para crear un plan de escape.

Yo corrí hacia Julen y Andrés, Julen buscaba a Erwin y a Lulariad, pero se habia perdido entre la gente, mire hacia arriba y solo pude ver el vestido de Lula desapareciendo entre los pasillos.

- ¡Por allí! - grite señalando las escaleras.

Jueln salio disparado cual bólido hacia el segundo piso seguido por mi hermano, yo fui a buscar a Sango, lo necesitaríamos, asi que tome una jarra de vino hecha de vidrio y camine hacia el atacante de el joven semi desnudo y subiéndome a la mesa le di con la jarra en la cabeza al hombre de la cicatriz haciendo que los vidrios cayeran sobre el y luego tome la mano de Sango para correr hacia las escaleras.

- Hay que ir, y evitar que Julen. Mate a ese bueno para nada y a Lula - dije mientras subía las escalera lo mas rapido que me permitía el vestido.
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Las malas jugadas del amor [Trabajo] [Cryz, Sango] Empty Re: Las malas jugadas del amor [Trabajo] [Cryz, Sango]

Mensaje  Sango Dom Sep 02 2018, 03:24

Cuando se abalanzó el hombre de la cicatriz Ben no tuvo tiempo de reaccionar y trastabilló hasta chocar con un invitado que enojado por el golpe se lanzó a por Sango pero este lo empujó a tiempo contra otro invitado mientras esperaba la segunda envestida del hombre de la cicatriz que le había rodeado con los brazos impidiendo que Sango pudiera moverse. Ambos forcejearon con violencia hasta que Sango se deshizo de él con una facilidad increíble. Miró a Cryz que estaba detrás del hombre, Sango esbozó una sonrisa sincera y agradecida y cuando la joven le cogió de la mano, la siguió sin dudarlo. Dejaban atrás murmullos y preocupación, y los padres de Lulariad se habían levantado de sus respectivos sitios para subir las escaleras.

- Ni un paso más vosotros dos. Quedaos aquí, sacad a todos al jardín, los Grudz os ayudarán.- Viendo que insistían, Sango les pegó una voz.- ¡Largaos! Cuanta menos gente mejor.- Les dijo mientras echaba a correr tras Cryz. Lo único en lo que pensaba era en cómo podría salvar a Lulariad de las garras de aquel hombre.

El piso de arriba tenía bastantes habitaciones pero el hombre que acompañaba a Cryz les había esperado y les indicó que se habían metido en la habitación en la que habían dos muebles descolocados en la entrada. Sango se adelantó en la carrera y casí cayó al frenar y llegar a la habitación. Era amplia, con una cama a la derecha y un gran armario a la izquierda según se entraba en la sala. Había algún tapiz pequeño y una mesa con un espejo de metal pulido con su correspondiente silla, era sin duda la habitación de la chica secuestrada, Lulariad que seguía en los brazos de Erwin. Julen estaba a menos de siete pasos y el raptor le amenazaba a él con el cuchillo mientras con el brazo libre sujetaba a la joven con fuerza.

- Suéltala Erv, no serías capaz de hacerle daño, esto es una locura...- le decía Julen justo en el momento en el que Sango entró en la habitación. Ambos hombres miraron hacia él y fue ese momento de distracción que Erwin aprovechó para apuñalar a traición a Julen. El puñal se quedó incrustado en el hombre mientras este daba pasos hacia atrás y se llevaba las manos al puñal. Lulariad profirió un grito bestial que Erwin sólo pudo acallar lanzando a la mujer contra la pared. Sango se quedó paralizado viendo cómo en un instante dos vidas se desvanecían ante sus ojos. Sintió cómo una figura pasaba a su lado. Ben aún seguía mirando tanto a Julen como a Lulariad, cómo en tan sólo un instante, en un latido las vidas de dos personas eran segadas del mundo. Pensó en la fragilidad y delicadeza del ser y en que todos los esfuerzos realizados durante toda la vida podían irse al traste en cuestión de segundos.

- B..Ben... ve... mata...- Ben sacudió la cabeza al oír a Julen y se descubrió de rodillas. A continuación escuchó gemir a Lula, "¡No están muertos! Hay esperanza", se dijo aliviado, Ben volvía en sí y miró a su alrededor. Julen se arrastraba hacia Lula.

- ¡Por allí! ¡Por allí!- Ben se giró y vió, otra vez, al joven indicarle por dónde se había escapado Erwin. Ben se levantó y salió de allí.

- Pedid ayuda.- No dijo nada más y salió tras Erwin. Trotaba mirando una y otra habitación, hasta que sintió ruido en una de ellas y se internó en ella. Y vio a Erwin forzando una de las ventanas para tratar de saltar. Ben pegó un portazo tras de sí y la habitación quedó en silencio. Había poca luz, pero lo suficiente como para intuir todos y cada uno de los muebles, no obstante, sus ojos no tardarían en acostumbrarse a aquella penumbra.

Sango caminó lentamente hacia Erwin, que se había quedado paralizado mirándole sin saber cómo continuar o sin tan siquiera qué decir. Sango llegó a su lado y le abrió la ventana.

- Márchate. No vuelvas aquí nunca más porque si vuelves y me entero, tendré que matarte.- Sango le hizo un gesto con la cabeza para que se marchara. Fuera había un alero por que el podría ir caminando y de ahí, sólo los Dioses decidirían qué hacer con él. Erwin le miraba casi aliviado. No había esperado para nada la reacción de Sango y a punto estuvo de salir porque cuando empezó a pasar una pierna, Ben lo agarró y lo tiró al suelo de la habitación con todas sus fuerzas. Soltó el hacha a un lado y se puso a horcajadas sobre Erwin al que cogió de las solapas de la ropa y lo estampó varias veces contra el suelo. Cuando terminó de ablandarlo le propinó una serie de puñetazos en la cara con ambas manos de forma alternativa.

- ¡Levanta! ¡Vamos!- Le gritó Sango mientras se levantaba. Al ver que no respondía, Sango le asestó una patada en el costado y luego procedió a levantarlo pero Erwin le sorprendió lanzándolo contra el suelo y levantándose a toda velocidad (la máxima que podía) y se fue hacia la puerta para tratar de escapar pero no fue capaz de abrirla antes de que Sango le cogiera la cabeza y se la estampara cuatro veces seguidas contra la puerta. Sin dejarlo caer, Ben lo alzó y lo cogió como si fuera un saco al hombro y lo estampó contra uno de los cristales de la ventana que estaba abierta. El estruendo fue ensordecedor pero aquello no impidió a Sango seguir castigando a Erwin. El siguiente paso fue arrastrarle hasta el centro de la habitación para volver a propinarle una serie de patadas y castigarle aún más la cara.

- Sí, ¿lo empiezas a ver ahora? Jugar con la gente no está bien.- Sango se agachó y cogió el hacha.- Y este ha sido tu último juego.- Se agachó cerca de él y alzó el brazo cuando la puerta se abrió de repente y aparecieron varias personas gritándole que se detuviera. Sango giró la cabeza lentamente y sonrió con ironía.

- No hay honor en matar a alguien inconsciente... Si es que eso significa algo para ti.- Dijo alguien conocido.

- ¿Después de todo lo que ha hecho? ¿Después de causar todo este caos? Lo siento pero no. No permitiré que ningún hijo del caos ande suelto por el mundo.- Sango bajó el brazo, pero no lo hizo por voluntad propia. El señor Grudz le había dado con el bastón en la cabeza.

- Llevadlos abajo y atad a Erwin. Y  Deprisa.- Escuchó Sango antes de desvanecerse por completo.

Su último pensamiento fue no haber cumplido con lo que Julen le había pedido.
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Las malas jugadas del amor [Trabajo] [Cryz, Sango] Empty Re: Las malas jugadas del amor [Trabajo] [Cryz, Sango]

Mensaje  Cryz Mar Sep 04 2018, 04:04

Corrí detrás de Ben y Andres, corríamos por un pasillo largo decorado con muchos cuadros, eso no importaba en ese momento, debíamos evitar un accidente.

Pero cuando nos asomamos a la puerta ya era tarde, Sango callo de rodilla, Erwin salió corriendo encontrándose conmigo y mi hermano, tenia la mano llena de sangre, no pude evitar abrir mis ojos como platos, la sangre seme helo y el salio corriendo para buscar un lugar por donde escapar.

Yo corrí hacia la puerta en el momento que Sango iba a por el culpable, yo me asome por esta y me encontré con una escena horrible, Lula estaba inconsciente en el suelo y Julen sangraba... Demasiado, lo habían herido de gravedad. Tome con fuerza a mi hermano del brazo y lo jale para entrar.

- Acuesta a Julen en la cama yo sentare a Lulariad - le dije a mi hermano mientras levantaba a la joven.

Aunque técnicamente la arrastre hasta el banco de la ventana donde la arre coste y abrí la ventana para que le entrara aire, le solté un poco los lasos del vestido para que respirara con mas facilidad. Luego corrí a la cama donde Julen trataba de respirar pero se causaba mas dolor.

- O-Ok... Tratare de parar el sangrado... - dije mientras veía la sangre.

- Cryz, deja de inventar, busquemos a alguien que pueda con esto mejor - dijo mi hermano nervioso.

- Si no paramos el sangrado morirá, solo cerremos la herida, luego alguien que sepa mas lo cure mejor - dije mientras buscaba algo para cerrar la herida.

Pero mi búsqueda fue en vano, no habia nada, no habia nada y cada vez Julen seguía sangrando, me seguía exasperando al ver la sangre manchar las sabanas.

En eso vi como la joven se levantaba algo atontada pero al ver a su amado un llanto se apodero de ella y se acerco al llorando.

- Julen, Julen... Mi amado... - la joven se arrodillo junto a el y le apretó la mano al herrero.

- Lu-lu...la - dijo el joven agonizante.

Mis ojos comenzaron a aguarces mientras mas contemplaba la escena de los amantes, me sentía culpable por lo que veía, me sentía impotente, luego mire hacia la puerta donde la madre de la joven se sorprendía voltee a verla mientras le hablaba a una sirvienta que salio corriendo de inmediato.

- Perdón... No pude ayudar - le dije entre sollozos a la mujer mientras entraba a consolar a su hija.

Andres entro al cuarto y me abrazo con fuerza mientras lloraba y me sacaba de allí dejando a las personas solas.

****

Mi hermano y yo estábamos sentados en las escaleras de la puerta de servicio, veía como Trhizten volaba por el patio, las antorchas seguían iluminando la mansión pero por alguna razon todo lo veía opacó y triste, Andres estaba sentado junto a mi. Esperábamos a Sango, habíamos visto como a Erwin lo sacaban los guardias de la mansión amarrado, pero no vi a Ben en ningún momento.

Me sentía culpable de alguna manera, mi hermano trataba de hacerme cambiar de opinión pero nada funcionaba, solo me enfocaba a hacer lineas con mi dedo en la arena y llorar en silencio. O eso hacia hasta que una de las sirvientas nos dijo que su ama quería vernos en sus aposentos.

Yo mire a mi hermano preocupada. ¿Que nos pasaría? ¿Nos culparía por lo de Julen? O... ¿Julen murió? No, no podía morir asi, tenia mucho por que vivir. No podía terminar asi...

Andres se levanto y me ayudo a levantarme, caminamos detrás de la sirvienta hacia la habitación de Lula. Pero subiendo las escaleras, venían bajando un anciano acompañado por la madre de Lula, ambos venían en silencio y nos dirigieron una mirada seria, sentí como el corazón seme encogía y las ganas de llorar volvían a mi pero mi hermano me apretó la mano mientras seguíamos nuestro camino.

La sirvienta nos dejo junto a la puerta y se retiro, mi hermano la abrió y nos encontramos con la imagen que temía, Julen estaba acostado en la cama cubierto hasta el pecho con sabanas, Lula nos miro con sus grandes ojos esmeraldas algo enrojecidos.

Cuando entramos mejor al cuarto, mire a un costado y me encontré con Sango y otro hombre de edad, la joven castaña se acerco y me abrazo al igual que a mi hermano.

- Gracias - dijo con media sonrisa.

- ¿Por que? - no pude evitar decir.

- Por ayudarnos... Julen estará mejor dentro de poco, eso nos dijo el sanador - dijo mientras se enderezaba.

- ¿El anciano que salió... Era elfo no? - dijo mi hermano algo confuso.

- Uno de los mejores de la ciudad - respondió la joven.

- Eso quiere decir que Julen no morirá verdad - dije sorprendida.

Una sonrisa se apodero de mis labios y no pude evitar abrazar a mi hermano con gran fuerza, aquello habia terminado relativamente bien, Julen se recuperaría y se casaría con su amor platónico y serian felices juntos. Mire a Sango y lo abrace también.

- Lo logramos Ben, cumplimos, pudimos juntarlos nuevamente - dije soltándolo feliz.

****

Era tarde, pronto seria medianoche, y la posada cerraría, me dolían las piernas y tenia un sueño horrible los bostezos se apoderaban de mi, para cuando llegamos a la posada donde nos quedábamos la mujer junto a un muchacho subían las sillas a las mesas.

Tanto Andrés como yo subimos seguidos por Trhizten, directo a la habitación que rentábamos para luego entrar y acostarnos a dormir, al momento que tocamos la cama inmediatamente nos caímos dormidos, mal acomodados en las camas de paja.

- Descansa hermano, descansa Trhiz... Sueñen... Bie... - no pude terminar la frase ya que el sueño me habia vencido.

Por fin me habia dejado descansar y darme la oportunidad de descansar tranquilamente sin ninguna preocupación.
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Mensaje  Ansur Dom Sep 09 2018, 11:04

RECOMPENSAS
No sé en qué momento la dulce y tierna jovencita Cryz se convirtió en esa sensual mujer de su perfil, ha sido una bonita historia de amor y aunque ha resultado entretenida, a ratos han aparecido pequeños detalles que ya irán mejorando con el tiempo, a ratos hacen párrafos demasiado cortos, otras veces demasiado largos, esto muchas veces afecta la fluidez con que se lee el tema, por otro lado, Cryz, te recomiendo prestar atención (más atención) al uso de tildes en las palabras, en ocasiones puede generar ruido en la comunicación encontrar palabras mál escritas o con errores ortográficos, sé que poco a poco irás mejorando en ese aspecto.

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