15 Días y contando. (CERRADO) :)

Siempre había sabido de lo difícil que era llegar al Bosque Sandorai, salir de ahí sin conocerlo era igual o mas difícil, especialmente cuando hacías como que no querías y te alejabas de cualquiera que anduviera por ahí y quisiera hacer de ayudante para llegar a algún poblado; un suspiro mas, un trago de agua y con manzana en mano volvió a andar, aunque si bien era cierto, había sido igual de estimulante sentía que estaría ya en los limites, según el mapa y el cauce del rio, este le decía que estaba por llegar al Pantano misterioso, si es que no había cambiado desde que su tía vago por esos lugares.
-Bien, si sigo por aquí podre llegar a Dundarak, debo encontrar una forma de evitar la arboleda Central, aunque, jum, rayos debería de haber puesto mas atención a los asentamientos que me decía Junuenn,-
Se rasco la cabeza mientras terminaba la manzana y mirando al frondoso verde que tenia por cielo debido a los árboles y tras volver a acomodar el mapa, se recostó en la base y comenzó a escribir en su cuadernillo, había hecho bocetos de diferentes plantas de las cuales había tomado algunas muestras y estaba ansiosa por verles la utilidad y practicar sus conocimientos, recordó a su madre que le había enseñado herbolaria y como esta ayudaba a su deber como sanadores, sintió un causal húmedo en sus mejillas y por acto reflejo se limpio las lagrimas.
-Vaya, mejor, no pensar en eso, si sigo así mañana pongo pies en polvorosa para regresar.
Rio para si misma y se levanto pesadamente, ese ligero descanso le había hecho caer en que no había dormido mucho y se la había pasado curioseando más de lo que debiera, y eso que aun no salia del bosque como tal.. Respiro hondo y se dijo a si misma que descansaría apenas llegara al pantano, sin saber que estaba ya estaba en el lugar y que por el hecho de verse en los limites demasiado similar al bosque hasta que sintió el cambio de aire, mas húmedo, mas terroso; se dejo abrazar por la naturaleza y decidió que era hora, se inclino agradeciendo el poder estar ahí y que los dioses bendijeran su camino, fue cuando alzo la vista y noto que el verde pasaba a ser estrellado y espabilado cielo como en los prados, y la luna se alzaba en su esplendor llenándola de jubilo.

-La verdad Mordisquitos, por lo mucho que dicen los locales que este pantano fue creado por los Dioses y está a rebosar de criaturas mágicas, a mí me luce muy normal. Solo te he encontrado a ti. ¿No serás mágico por casualidad?- el murciélago aleteo, confuso, soltando chilliditos. –Vale, tienes razón, nunca había estado en un pantano, pero… no sé, esperaba luces o algo, es muy anticlimático.- Mordisquitos siguió respondiendo a su manera. O solo chillaba par que le diera otro pedazo de fruta, eso era lo más probable.

Un movimiento de daga, y tenía otro pequeño pedazo de manzana en la punta del cuchillo. El murciélago soltó un alegre chillidito y cayó sobre el pedazo, raptándolo y posándose sobre un árbol. –Ni siquiera eres adorable, ¡no puedo escribir una canción sobre un murciélago feúcho que mendiga fruta!- pero dicho feúcho la estaba ignorando, hartándose de fruta. –En fin, supongo que explorare un poco más.-

Pero su frustración no venía solo por la ausencia de luces y magia en general sino… bueno, cuando había salido a la aventura, había esperado épicas luchas, o ridículamente espectaculares robos, puede que salvar una aldea en llamas o dos. Puede que a los aventureros se les hubiera olvidado mencionar las largas y aburridas horas caminando entre ramas intentando no caerte de morros o que las botas se pusieran perdidas de barro… o lo absurdamente difícil que era sacar la sangre de la ropa. Es decir, ¿de qué diablos estaba hecha esa maldita cosa? Tenía que encontrar a otro vampiro y preguntarle si había algún truco… como echarle vinagre o alguna tontería así… seguro que simplemente lo estaba haciendo mal.

-Auuu-
Gimoteo después de darse un tope contra el primer árbol robusto que encontraba, un tope mas y otro, y después un suspiro mientras sobaba su frente tras alzar un poco la diadema y reclamarse el no habérsela retirado.
-¡Debí entrar aquí en la mañana y no esta noche!
Al ver alrededor, el lugar le dio pesadumbre, como si una bruma le nublara el corazón y acrecentaba la añoranza de volver al bosque, una pesadez que le invitaba a tumbarse en la ciénega con ese aroma de agua estancada, lodo y un croar de ranas y sapos que a la distancia hacia una curiosa melodía, que aun familiar, no le parecía grata. "Fuego" se dijo a si misma y como si algo le iluminara tomo una rama y de su mochila saco una blusa la cual rasgo y enredo en la rama, a cuclillas y después de asegurar su pequeño ingenio lo prendió con pedernales y se sintió feliz de si misma, una cosa era una fogata en un bosque donde debías cuidar que no se esparciera, pero en una ciénega, de momento no había encontrado forma de hacer un fuego decente en un suelo húmedo fangoso y en un punto sintió que piso algo que no eran raíces ni fango. Ahora con su luz atorada en el tronco medio seco y vació, el cual parecía el esqueleto de algún insecto; miro a la Luna, envalentonandoce con su brillo, buscando acallar los ruidos de esa naturaleza tan extraña y ajena a todo lo que conocía, si iba a explorar el mundo el shock con esa ciénega seria el principio, comenzó a distinguir el ruido a su alrededor, batir de alas, cosas viscosas a su alrededor y hasta insectos que para su sorpresa se inmolaban en la luz de su flama, su oído se agudizo cuando sentada ahí, cerro los ojos y lo volvió su sentido primordial aun cuando su vista era bastante buena en el claro nocturno, el oído solía avisar con mejor eficacia lo que sucedía. Poco a poco reconoció el lugar como algo a lo que había que respetar, su vida era muy distinta al bosque y parecía mas amenazante, defensivo y en busca de alimento.
-Solo espero no ser de tú gusto.

-Mmmm, ¿tú qué opinas Mordisquitos?- Dijo Alisha al murciélago, tras ver una pequeña luz danzante. Este respondió con otra oleada de Chirps. –No, creo que esas cosas son un mito, los fuegos fatuos no existen.- otro corte de cuchillo y el murciélago tenía un poco más de manzana. –Aunque sí que se mueve un poco erráticamente.- Otros chilliditos como confirmación. –Tú quieres que sea algo chulo para que te de el resto de mi manzana, glotón.- habría jurado que el murciélago estaba indignado, pero a lo mejor solo quería más manzana.

Pero la vampiresa se dedicó a observar un poco más la luz, que parecía estar acercándose a ella. Y no tardo demasiado en ver que era algún tipo de antorcha y que, por lo tanto, tristemente, Mordisquitos se había equivocado. Nada mítico y mágico de momento, así que se quedaba sin fruta. Alisha le dio un ruidoso mordisco a la manzana, desatando una oleada de supersónicas protestas. Le dedico unos segundos más a la figura acercándose que ahora podía ver mejor, y decidió subirse a un árbol, por si acaso.

Oh, a Mordisquitos no le hizo ni pizca de gracia eso de verla con la manzana en la boca intentando subir ese maldito árbol, lo que hacía ver donde ponía las manos inusualmente complicado. Pero finalmente, tras unos agonizantes minutos, estaba sentada en una rama, jadeando un poco. Ya se imaginaba la cara de la desconocida cuando pasara por debajo de su árbol y se introdujera con un “saludos forastera”. Dramático, oscuro, genial. Había considerado también un salto con voltereta, pero seguramente se habría partido el cuello, y eso seguramente arruinaba su entrada. ¿Puede que cambiarlo por una dramatica risa? ¡Y las primeras impresiones eran las más importantes! Padre siempre lo había dicho. Aunque en retrospectiva… esa figura aún estaba un poco lejos. -'Dita sea.-

La luz de la antorcha le dio una curiosa sensación de paz, además de que parecía repeler a los habitantes del pantano, se le cruzo la idea de, ¿y si?, seguía caminando mientras iba adaptando su paso en el viscoso suelo, pensativa, sus emociones iban y venían, y fue cuando miro a su alrededor con la antorcha hacia todo el lugar posible, con los ojos bien avispados.
-¿Hola?
No era la mejor idea, pero si había por ahí algún otro vagabundeando medio perdido, podrían hacerse compañía y tal vez tener contacto con otro curioso viajero, en el peor de los casos Kisukisu Mul haría aparición, cuando menos se dio cuenta el árbol de donde había nacido su guía cálida ya había quedado atrás, y cada momento que pasaba se hacía a la idea de que no dormiría esa noche, ni las que viniesen en el pantano, lo malo es que con el mapa no se daba una idea de cuanto podría estar ahí atorada, según había hecho cálculos de que saldría del bosque en 3 o 5 días y había salido en 15... Definitivo sus dotes geográficas no eran en lo absoluto buenas en ese momento. Algo le hizo girarse, de nuevo mirando nerviosamente a cada lado de si misma, con el cabello de la nuca erizado y las orejas bien estiradas y tensas, como si viera la cola de un gato arisco.
Apretó el paso nerviosa y sin ver el suelo paso lo que debía pasar.
-Ahhhhu!!
El agua de pantano sabía mal, y un dejo de tierra mojada quedaba en su rostro y ropa, la antorcha seguía encendida pues había mantenido el brazo estirado, definitivo, la paranoia le había ganado y ahora tocaba buscar como secarse y cuadrar como salir de ahí al alba.

Alisha se levantó de su rama, murciélago en la cabeza, sigilosamente, esperando el momento de hacer su entrada triunfal… y la figura se estampo contra el suelo. Alisha se quedó allí quieta, demasiado atónita por haber perdido su magistral entrada triunfal como para reírse a carcajadas de la pobre elfa. Al menos la antorcha seguía encendida, pensó, y no iba a ser tan aterrador cuando se presentara.

Presentarse, cierto, se estaba distrayendo. Cogió con cuidado a mordisquitos y lo elevo suavemente en el aire, como haría con una pelota, pero esa pelota tenia alas y entendió el mensaje, empezando a aletear con un confuso “chirp” hasta darse cuenta de que había dejado la manzana olvidada en la rama del árbol, momento en el que nada más en el mundo existía. Pero la vampiresa estaba observando a la mujer, ahora que podía verla bien, más o menos. No parecía peligrosa. Ni especialmente poderosa, aunque la verdad, no estaba segura de cómo se suponía como alguien distinguiría a un poderoso hechicero de cualquier otro tipo si no brillaban en la oscuridad o ondulaban el aire o algo así.

Pero no, no parecía especialmente peligrosa, y eso era bueno, puede que hasta fuera decente compañía. –Hum…- tosió. -¿Necesitas ayuda?- preguntó, aun desde encima del árbol. Quería bajar de manera dramática, pero ahora que había tenido tiempo de pensarlo, sonaba a una muy buena manera de asustarla y, posiblemente, acabar apuñalada por sorpresa.

Y eso era malo.

Maniobrar con una mano no era algo que se dijera difícil, pero la hierba mojada no tenia punto de comparación al barro y hojarasca en putrefacción, y tampoco iban acompañados de un coro de ranas y sapos disfrutando el espectáculo, prefirió no arriesgarse y manipulando la antorcha de forma en que no se cayera con la mano bien extendida, apoyo el peso en la mano libre, como si hiciera una lagartija y fue cuando algo la saco de su intento de levantarse. Una voz suave, y al parecer risueña le llamo desde arriba así que siguiéndola observo a una muchachita de aspecto lujubre ante la luz de la antorcha.
-Ahh.. Hola... Ahh, por favor....
Musito bastante asombrada, perdiendoce en esos ojos verdes penetrantes y esos cabellos negros como la noche que las cubría, y una piel mortecinamente pálida. Un escalofrió le recorrió desde la coronilla hasta los dedos de los pies, algo no le parecía normal en ella, y decidió ir a con cuidado.
-Si pudieras bajar eso si seria una ayuda. ¿Dime vives en este pantano o algo asi?
Dije mientras terminaba puesta a gatas aun con la diestra enfundando la antorcha hasta por fin quedar sin accidentes por agregar, hincada y empapada en ese pantano.

Cuando más tiempo pasaba, más mal parecía estar pasándolo la muchacha, eso de evitar usar la mano que sujetaba la antorcha debía ser más difícil de lo que aparentaba, especialmente si uno intentaba levantarse a pulso del barro, con las ranas croando en lo que podría interpretarse como burla. Es decir, no lo era, pero dada la situación, la falta de intelecto de una rama era lo de menos.

La muchacha había quedado… ¿sorprendida? Sobresaltada, seguramente, por su presencia, y la estuvo mirando unos laaargos segundos, así que no perdió la oportunidad de guiñarle el ojo como una sonrisa, aunque no pareció sacar el resultado esperado. Seguro que era la luz, que la desfavorecía, pero bueno, ella podía arreglar eso. –Oh, no, yo solo estoy de visita, me dijeron que es mágico, pero lo único que he encontrado hasta ahora es el.- Dijo señalando con un dedo a Mordisquitos, aunque no estaba segura de sí podía verse, encima de la rama mordisqueando una manzana, aunque igualmente pareció reaccionar a su nombre, soltando un chirp. –Y lo único mágico que parece tener es su estómago.- La vampiresa ya estaba intentando bajar del árbol, y finalmente se decidió por sujetar la rama con las manos, dejar caer el cuerpo y una vez estuviera colgada, soltarse para caer recta. No era la manera más elegante, pero no se le ocurría peor entrada que caerse de bruces y acabar en exactamente la misma posición que la desconocida, así que lo mejor sería ir a lo seguro y no arriesgarse.

Y una vez en el suelo, quedaba el asunto de ayudar a la mujer sin mancharse entera. Finalmente se decidio por ofrecerse a sujetar la antorcha y, una vez no tuviera riesgo de quemarse, ayudarla a levantarse con la misma mano que sujetaba la antorcha.

Verla mas de cerca y sin la luz a modo, la verdad que le quitaba mucho del mal augurio que le había dado, pero algo mas le hacia rezumar las orejas y mientras la oía, de forma bastante interesada la verdad, se levanto de forma ligera, apoyando el peso en las puntas de los pies como si de un baile se tratase, no había remedio con la ropa, habría que lavarla, mientras a aguantar un rato, el quitarse el peso de cuidar la antorcha le hizo ver sus errores en el pantano, la joven parecía impoluta, hubiera sido interesante ver como se movía alguien mas en esas condiciones, los guerreros seguramente no tendrían problemas, pero ya estaba divagando; después podría confiar en practicar como usar el paso ligero en el fango, algo contradictorio pues había aprendido que debía tener un peso mas sustentado; entonces regreso a si misma y dejo de distraerse en teorías, para reanudar con las palabras de la chica, o un murciélago... cosa curiosa, pero mas curioso el ver a ese murciélago prendado de la manzana como si no hubiera mañana. Eso le despertó el interesa mas que el hecho de salir del pantano, rayos seguro debería aprender a como mantener el fuego en el pantano, alguna forma de encontrar agua potable, un mundo se le abrió a los pies y fue cuando:
-Eh espera.. ¿Magia? No había oído de ello, solo se que esta cerca del limite del bosque y de hecho me distraje y no supe ni cuando lo cruce, Algo se podrá encontrar, que por cierto soy Aradia.
Por fin hacia algo bien, seguramente el formar un lazo le podría ayudar a tener un compañero de viaje que le haría mantener lamente más lucida. Una risa le llego a los oídos mientras por fin de pie y frente a la chica, sus sentidos se habían alterado emocionada de nuevo por la decisión de su empresa, y de nuevo debrayo y fue cuando se inclino un poco, aguzando los ojos, sintiendo como sus oídos se tensaban buscando hacia donde se había oído esa pequeña risa, posiblemente había sido su imaginación, pero ¿risas?... No era algo de lo que estuviera muy familiarizada en sus idas por su mente, y no era algo habitual en su hogar.
-Creo que hay alguien o algo mas aquí.
Musito bajo llevando sus manos a las caderas cubiertas por el segundo faldón de su ropa, sintiendo el frio y peculiar suavidad del acero, no tenia mucho interés en una batalla, pero estar fuera del manto del bosque en ese momento le recordó que ya no estaba en su hogar, y que la historia decía claro que el mundo no había sido amable con los elfos. Envidia por el favor de los dragones.

Una elfa, había visto muy pocas en su aldea, así que era una agradable sorpresa, aunque ahora mismo parecía más interesada en el murciélago que en ella. –Lo llamo Mordisquitos.- se limitó a decir mientras la ayudaba a levantarse. –No sé si había visto jamás una manzana, aquí debe haber básicamente insectos.-

Pero su decepción con la falta de magia fue…paliada. Es decir, tampoco tenía ni idea, pero parecía interesada, y desde luego que sería más fácil con dos pares de ojos. –Yo soy Alisha, encantada de conocerte Arcadia.- dijo, bajando un poco la cabeza. Por lo que le había contado, lucia… un poco perdida, lo suficientemente como para entrar en un pantano sin darse cuenta, que la verdad, no era poco. Pero cualquier amable intento de preguntarle si necesitaba ayuda para salir del pantano fue interrumpido por una siniestra risa. La vampiresa dejo de prestarle caso a la elfa e inclino la antorcha un poco hacia delante, por encima de su cabeza, cubriendo la máxima superficie posible, mientras observaba, girando leeentamente el cuerpo. Los suyos veían mejor en la oscuridad, así que si allí había algo que no tocaba, iba a ser ella quien lo encontrara seguramente. –Puede que haya sido un lince.- excepto que esas cosas chillaban horriblemente, no reían, y no creía que estuvieran en un pantano, pero era mejor que su acompañante creyera que era algo peligroso pero no imbatible a pensar que no era nada.

Es decir, si era algún tipo de aberración arcana, seguramente podrían hacer más bien poco y no importaría, pero si le decía que no era nada y luego lo era, tendrían problemas, así que lo mejor sería estar en guardia. Le dedico una mirada al murciélago, por si sus instintos animales le decían algo, puede que huyera si sentía algo peligroso. Pero allí estaba el condenado, acabándose la manzana. Maldito glotón.

Mordisquitos, curioso nombre, su mente no reparo mucho en ello. Se presento como Alisha, buen nombre, parecía humana, pero quien sabía eso, el mundo estaba plagado de cosas que parecían humanas y no lo eran, ¿Un lince? ¿en serio?, bueno, no iba a ser yo quien le dijera que los linces no ríen, no así, ella movió la antorcha para ganar terreno con la luz, espera un momento..
-¿Arcadia? ¿en serio?
Susurro, sin mirarla mientras la luz descubrió una silueta, que sin más se revelo, sin pelear, y al parecer ¿nervioso?. Aradia se relajo completamente, era un niño, no subestimaba el peligro pero era mejor darle cara a algo que la había puesto en una guardia tan alta y que parecía que saldría corriendo. Sin embargo.
-Eh espera, no tienes por que irte.
Alzó las manos a modo de demostrar que no atacaría, dos personas mas en el pantano, razones seguramente discrepante. Aun así, si el chico no venía solo, seguro estarían en líos si las consideraban hostiles. Entonces miro a ambos, la ciénega de repente parecía muy callada, unos chrimps chrimps, seguían oyendoce en el árbol, el pantano estaba repleto de ciénegas y si bien era cierto que pisaban de momento un lugar solido, bajo la hojarasca no se podía decir lo mismo. la tierra pareció reverberar a sus pies, acompañado de un gutural gruñido ahogado por el agua estancada. La elfa miro a Alisha, al parecer algo de magia si que habían encontrado, o los había encontrado.



(empieza lo bueno el pantano parece querer alejar a los intrusos y uno de sus habitantes cree que ya se ha hecho mucho alboroto)

Un habitante iracundo:

Escucho a la elfa murmurar por lo bajo, como refunfuñando. ¿Había metido la pata? Repaso mentalmente lo que había dicho. ¿Ofendida por su falta de conocimientos en linces? No creía que fuera un tema tan delicado para nadie que no fuera literalmente uno al menos parcialmente. Era el nombre ¿cierto? Lo había oído mal por culpa del glotón de Mordisquitos y ahora tendría que esperar a que se presentara otra vez a alguien en medio de un maldito pantano para oírlo otra vez y no quedar mal. Por una vez, espero que las risas fueran humanas.

Antorcha por aquí, chirp por allá, la búsqueda exhaustiva de ambas no tardo en iluminar una figura, que obviamente, estaba menos que entusiasmada de ser descubierta. Resulto ser un niño, pero independientemente de cómo se sintiera la elfa, que fuera o no un niño no hacia la más mínima diferencia. Al fin y al cabo, era de noche, lo que implicaba la posibilidad de que fuera otro vampiro, y los vampiros no eran anclados por conceptos abstractos como el tiempo, eran más bien directrices, así que siguió enfocándolo mientras el niño se levantaba y retrocedía lentamente. Un niño solo, en medio del pantano, pequeños extras que hacían la situación aún más cuestionable.

Y luego la tierra se agitó un poco. Y un poco más, seguido de un gruñido. Y la verdad, no quería estar cerca de absolutamente nada que pudiera mover así la tierra. A lo mejor tenían suerte y resultaba que era un terremoto.

Nunca se había imaginado pensando eso, y el universo no tardo en llevarle la contraria, viendo como algo se alzaba, poco a poco, del agua encharcada. Primero un brazo, luego otro, aunque cuando volvió a gritar, se dio cuenta de que lo que había tomado por una roca no lo era en absoluto. –Oh dioses…-

El reverberar de la tierra le pone en alerta y mirar hacia donde Alisha y el chico sin nombre de momento el cual parecía algo nervioso o dubitativo, pero todo gesto se borra al ver el origen de tal estruendo solo pudo dar dos pasos atrás, para mirar aquella cosa inmensa.
-Si tuviera un arco.
Se lamento con las manos apretadas, podría distraerlo a la distancia, podría.. Pero eso siempre era su vida, lamentarse del ayer y no actuar en el ahora, KisuKisu mul aguardaba, sediento y siendo infravalorado, y mientras Alisha gritaba dejo su mochila a los pies de esta, lo que la sorprendió fue el arrebato del chico que sin deberla ni temerla se lanzo combativo y comenzó a dañar a esa criatura, bueno era hora de actuar:
-Cuídala-
Le pidió y presiono las puntas de sus pies en el lodoso suelo y tomo impulso para su paso ligero desenvainando de sus caderas a Kisu, una cadena con bordes afilados y amarillos, comenzó a danzar entre sus manos mientras las giraba usando un aro que unía a ambas a modo de eje intercalándola entre sus manos como de una danza se tratara, se escuchaba el aire silbar mientras era cortado y fue cuando esa cosa lanzo al niño, no tenia tiempo para ver donde había caído, la prioridad, hacerle tanto daño como para matarlo o hacerlo huir, ya atendería sus heridas al final. cuando estuvo a casi un metro de la criatura fue cuando comenzó la verdadera danza empezó y la punta con espinas del látigo comenzó a azotar en la piel de la criatura abriéndole pequeños tajos, que fueron aprovechados por el otro extremo de la cadena, una espiga larga y de cabeza ancha que se encajaba y desgarraba la piel. Eso no lo mataría pero podría distraerlo y así permitir al chico del mandoble asestar golpes mas directos a puntos vitales. Y vaya que esa arma no era nada a menospreciar por ser usada por un niño. Ok había estado errada, tal vez el niño estuviera solo por que debía demostrar algo esa noche. Genial, algo que aprender después del combate. Rio un poco al oír su propuesta.
-NO CREO QUE SU CARNE SEA MUY COMESTIBLE
Upss. Distracción y combate no se mezclan, los rasguños y desgarres que seguro eran mas como piquetes en la piel babosa habían molestado a la cosa y logro hacerla girar con una de sus manazas en dirección a su elfica existencia, apenas tuvo tiempo de evadirlo pero la manaza hundió esa área de pantano con una onda que le hundió hasta las pantorrillas.
-Oh mierda mierda mierda
Maldecía peleando contra la ciénega se le ocurrió una idea y lanzando el extremo mas abierto de la cadena a la manaza enredándola, con esperanza de que la alzara y pudiera sacarla de ese lodazal, ese era el punto bueno y funciono, con todas sus fuerzas sujeto la cadena y concentro su luz de curación en su cuerpo y sintió como el lodo hacia ventosa en sus piernas y vértigo en su estomago cuando fue elevada por los aires, ahí venia lo malo del plan, no pensaba soltar su látigo el cual comenzaba a resbalar de la carne del ser mientras la desgajaba y el aullido de dolor de la criatura atronó el lugar, no así el grito de la elfa al azotar de espaldas contra el lodo dejándola viendo estrellas y rompiendo completamente la concentración del impulso de sanación, sin eso seguro estaría muerta, por suerte con su peso y la inercia el látigo se había soltado cuando se estampo y no la mando a volar cual ave.

Algo asi se ve Ari con su cadena :p:

-Um…- dijo Alisha, a medida que la figura se alzaba. Muy alta, demasiado alta. Es decir, medio metro ya habría sido demasiado alto, pero eso era exagerar. Y el pequeño se había tirado de cabeza, sacando un espadón de vete tú a saber dónde y liándose a tajos. Había una muy fina línea entre ser valiente o inconsciente, y el niño la había pasado a plena carrera y se había estampado contra una imaginaria pared unos metros más allá.

Pero al menos parecía estar haciéndolo para darles una oportunidad de escapar con su noble sacrificio. “Nunca te olvidare, pequeño niño desconocido”. Se giró para coger a la elfa y salir por patas de allí…

Y allí iba, de cabeza contra el monstruo, agitando algo… largo y metálico. ¿Era eso una maldita cadena? ¿Acaso era ella la única que tenía un arma normal como una daga para protección estándar y que ni siquiera sabía usar bien? ¿Qué se suponía que tenía que hacer ahora que ese par de zoquetes estaban liándose a tortas con ese bicho? Alisha suspiró, sacando la daga, dubitativa.

-Bien, ahora es tu momento, si de verdad eres mágico, es tu momento de demostrarlo Mordisquitos, te daré tantas manzanas como quieras.- Silencio. -¿Mordisquitos?- Alzó la vista hacia la rama. Vacía. El condenado bicho había devorado la manzana, semillas incluidas, y había salido por patas. –Maldita rata voladora.- Bien, plan B, el que no dependía de un murciélago arcano.

Bueno, coger un laúd y ponerse a cantar sonaba muy estúpido ahora que lo pensaba fríamente, C, plan C. La vampiresa cogió la daga, firmemente, y empezó a acercarse, solo un poco, y dando un gran rodeo al monstruo. Puede que… pudiera hacer algo sin morir horriblemente. Solo puede, porque desde luego iba a intentarlo una única vez.

Respiraba entrecortadamente, abriendo los ojos mientras sentía el cuerpo entumido mirando el cielo y la batalla continuaba, no podía llenar los pulmones de aire, no completamente, eso dolería y mucho pero bueno era señal de estar viva, con pesadez se puso de pie mirando como Alisha dejaba su mochila abandonada a su suerte y se iba de lleno con una... ¿daga?...  sea como fuere, enfoca la mirada y ve que lo que la saco del lodo era el chico que había logrado clavar a fondo su espadón, aun así y para su asombro esa cosa seguía agitandoce furica y él asiéndola con todo su ser hasta que para bien o mal se safa volando graciosamente, hay que agradecer que el suelo es blando, el estomago se le encogió, diablos que se debía tener demasiada confianza en combate para atacar algo así con un arma que podría servirle de mondadientes.

-¡Alisha alejate!

Grito algo sofocada, una daga era buena como arma, siempre y cuando el oponente fuera adecuado, algo así como su cadena, contra esas cosas servia para mas bien poco y aquí había tenido la suerte de contar con un aliado con un arma poderosa. Junto sus fuerzas y engancho su cadena a la cadera, para lo que iba a hacer necesitaba las manos libres, concentración y por los dioses mucha suerte, mas por que no era algo que hiciera mas allá de practicas en arboles, o cosas.
Comenzó a correr bastante pesado para su acostumbrada ligereza y agilidad, después de eso pasaría unas cuantas horas sanandoce, solo esperaba no tener roto algo, aunque la adrenalina juega malas pasadas en ese ámbito. El chico sigue con la idea de comerlo, ciertamente ganarle sabrá a gloria.

Se detuvo unos momentos había corrido en diagonal para quedar fuera del campo del troll, lo siguiente era enterrar el mandoble hasta atravesarlo, concentro su poder de manos sanadoras para quitar algo del dolor, solo lo necesario para su siguiente locura aprovechando que la cosa buscaba a su mayor agresor al mas pequeño del grupo. "allá vamos" se dijo así misma corriendo con toda la fuerza que me quedaba, así que por eso los guerreros gritaban cuando iban al ataque, no pudo contenerlo, la adrenalina, el terror, el poder le golpeaban el pecho, las sien y no podía contenerlas, un grito salio de sus pulmones cuando aprovecho la distracción del troll y usando la carne firme del monstruo se impulso para saltar con los brazos cruzados en su pecho, los ojos bien fijos en el mandoble, la energía de la luz fue concentrada en su mente formandola como un pequeño halo en sus brazos y al quedar sobre el arma en el momento exacto para extenderlas y dejar ir toda la energía que pudo concentrar y como una onda empujar el resto del arma en el cuerpo de la criatura, y como siempre el plan fue pensado a medias, por que el cuerpo lo sintió flojo, las fuerzas le abandonaron dejando una sensación helada y viendo con cierto terror que el impulso del lente convergente había hecho de freno y caía directo a la piel viscosa de la criatura y resbalaba en ella medio consciente.


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Uso de habilidad de nivel 0: Lente Convergente para empujar el mandoble

La actitud era lo que contaba.

Es decir, no era como si de verdad hubiera pretendido atizarle con la daga. No hasta que estuviera muy muy quieto o moribundo al menos. Puede que robar la muerte de manera gloriosa, pero estaba allí más para apoyo moral que con la intención de golpear al troll de verdad, a riesgo personal para su vida, a ella no se le daba bien eso. Así que si le decían que se alejara… ella se alejaba, sin problemas y con una sonrisa en la cara. Dio un saltito para encaramarse a una rama y romperla con su peso, eso sí, ya que visto que ambos habían mirado con lo que estaba bastante segura era horror su perfectamente funcional y bonita daga, puede que un garrote fuera más de su gusto.

Total, sabía usarlo exactamente igual de bien. Y mientras se peleaba con la rama, el resto habían hecho progreso en su pequeña escaramuza con el troll que, pensándolo fríamente, seguramente tenía la razón en esa pelea. De alguna manera el mandoble había quedado clavado, y la elfa estaba… bueno, no estaba muy segura de que era eso, pero desde luego le hizo dar un bote cuando la luz salió despedida, provocando que se tapara el cuerpo de manera instintiva por si acaso acababa calcinada.

No ocurrió. Bien porque no era posible, bien porque no le había dado. Y daba igual, no iba a comprobar cuál de ambas había sido. Lo importante era que había herido al troll, que se tambaleaba.

No iba a tener un momento mejor, así que cogió impulso, apunto y le lanzo la rama en toda la cabeza.

El troll seguía, "Dioses que ¿son inmortales?" pensó cuando cayo al lado de la monstruosa cosa pero noto su lentitud, la respiración superficial, estaba en agonía, y aun así, giro para ponerse en pie y alejarse, no volvería a salir volando gracias. Y no bien se había alejado Alisha termino con eso de una forma muy poco ortodoxa.

-Muslo ¿y tú Alisha?.- Gimoteo y se dejo caer en el barro, definitivo, necesitaría un buen baño, muy caliente, espumoso y con aceites aromáticos, y como de tres días... Lo que significaba ir a un poblado si o si, o contentarse con un rio limpio y los aceites que había cargado. Se levanto y pesadamente fue por su mochila. Mirando como habían logrado tal empresa la verdad es que su viaje era todo menos algo que hubiera imaginado, se mantuvo a cierta distancia del troll, pensando seriamente si seria realmente comestible y justo se medio limpiaba algo la cara le sonrió al pelirrojo.-Jamás había peleado contra nada asi. ¿Eres un cazador o algo?

Pregunto curiosa y miraba a Alisha, ¿como diablos había dado el golpe de gracia?, se lo perdió por la caída y el dolor volvía tras al adrenalina que se estaba yendo rápidamente de su cuerpo, seguro quedaría bien dormida, como hacía días no lo hacía, pero tenía algo de recelo ¿sería seguro? sensato no lo era, pero no podía negar que al menos habían podido ir contra algo en cierta clase de equipo.

-Por cierto soy Aradia no Arcadia, ¿alguien sabe hacer fogatas en el pantano?