Cadáveres y Sangre Corrupta [Trabajo] [Noche] (Go'el y Valyria)
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Cadáveres y Sangre Corrupta [Trabajo] [Noche] (Go'el y Valyria)
Los rumores de lo que ocurría en Larestes se habían extendido por las Tierras del Oeste cómo si de una plaga se tratara. En los caminos, había escuchado distintas versiones de aquellas historias, pero había un par de elementos que no variaban: el primero es que en ese pequeño pueblo estaban desapareciendo los cadáveres del cementerio; el segundo, que el alcalde había ofrecido una recompensa a quiénes averiguasen lo que ocurría en el cementerio y pusieran fin a ese problema.
Normalmente, hubiese decidido pasar de aquel misterio desagradable, si no fuera porque escuché hablar de los Wendigos. Cómo aficionado al mundo de la alquimia, había escuchado que la sangre de wendigo, la sangre corrupta, era un excelente componente para los venenos. Dada mi profesión de truhán y la cantidad infame que usaba de estas sustancias tóxicas, poder aplicar la sangre de un wendigo a mis venenos podía ser el ingrediente del veneno más letal jamás realizado. O al menos, esas eran mis altas expectativas.
Pero la implicación de un wendigo en los robos de cuerpos del cementerio de Larestes estaban aún por aclararse. Cabían otras posibilidades: animales carroñeros, o incluso que fueran vampiros… había oído viejas leyendas en las cuales los vampiros salían de sus tumbas, pero los malditos con los que me había cruzado siempre se burlaban de mí por esos pensamientos…
Tras una larga caminata, llegué a Larestes poco antes del atardecer. Era un pueblo pequeño, de unas cinco cortas calles que se cruzaban en una humilde y austera plaza central, dónde parecía instalarse a menudo un pequeño mercado.
Antes de aceptar cualquier trabajo, quería informarme y para ello busqué al enterrador local. Me dirigí hacia una niña de apenas 12 años, de pelo rojizo y cara pecosa, que desde la distancia parecía mirarme con curiosidad, sentada en el escalón que daba acceso a una de las viviendas.
- ¡Hola! ¿Podrías ayudarme? ¿Me podrías decir quién es el enterrador? He venido a informarme sobre el problema con…
En ese momento, me di cuenta de que le estaba preguntando a una cría y que quizás no era la persona más indicada con la que hablar de desapariciones de cadáveres.
- ¡Estás buscando al viejo Gumer!- me dijo, con voz serena, antes de ponerse de pie y dar un par de pasos hacia mí- Has venido por el asunto del Wendigo, ¿verdad? ¡Sígueme! Gumer suele encerrarse en casa al atardecer y se niega a abrir la puerta una vez ha oscurecido…
Asombrado por la clara alusión de la jovencita al Wendigo, seguí sus pasos hacia una de las calles del pueblo, una que descendía en una ligera pendiente dirección al norte.
- ¿Por qué estás tan segura de que se trata de un Wendigo?
- Yo misma lo vi… mi casa es la más cercana al cementerio. Una noche escuché un extraño ruido y me asomé por la ventana de mi habitación. Vi una silueta monstruosa en la noche… grité de terror y… eso se dio cuenta de que lo observaba. ¡Pasé tanto miedo! ¡Desde entonces, no he podido dormir más en casa! Me quedo con mi tía Ronna y sé que mientras esa bestia continúe viva, no podré dormir tranquila en mi habitación.
- No confíe en la palabra de esa niña. ¡Es una mentirosa!- dijo una voz masculina en algún punto a mi espalda, que me hizo girar de inmediato para encontrarme con un anciano que cerraba la puerta de su hogar, dispuesto a encerrarse en su interior- ¡Los wendigos no existen! ¡Sólo son cuentos, viejas historias!
- Cállate, viejo chismoso. ¡Espero que no tengas que comprobarlo en tus carnes! ¡Llamarme mentirosa! ¡A mí! ¡Que soy la única que ha podido ver a esa bestia!
La joven, con claro gesto de enfado, se acercó hasta la puerta de una pequeña vivienda y tras golpearla un par de ocasiones, se escuchó una voz aterrada al otro lado de la pared.
- ¡Vamos Gumer! ¡Abre sin miedo! Soy yo, Atenea. ¡Hay aquí un joven interesado en el wendigo! ¡Aún queda un poco para el atardecer! ¡Sal antes de que se haga de noche y no quede nadie por las calles…!
Atenea se acercó hasta mí y colocándose a mi lado, me dijo en voz baja:
- ¡Aún no tengo claro de que vaya a abrir! El pobre Gumer está aterrado. No es para menos. ¡Es él quién debe tratar con el asunto de los cuerpos… los restos que deja atrás y el rastro…
La puerta de la casa se abrió despacio y lo hizo el espacio suficiente para que pudiera observarnos a la joven Atenea y a mí.
- Hola. Me llamo Eden. ¿Eres Gumer, el enterrador?
- Gumersindo Tercero. El mismo- tras pronunciar esto, escuché a mi espalda la alegre risa de Atenea- ¿Qué horas son éstas de venir a incordiar a un anciano hombre? ¿Acaso pretendéis matarme de un susto?
- ¡Vamos Gumer! ¡No seas exagerado! ¡Si aún no ha anochecido!
- ¡Mas te vale marcharte a casa, chiquilla! No son horas para que una niña esté en la calle… ¡Vamos, márchate! ¡Deja a los adultos hablar de temas importantes!
La chica se giró y se colocó frente a mí, clavando su mirada en la mía. Su rostro se puso serio y me miró, desde unos cuarenta centímetros más abajo.
- Espero que tengas suerte, Eden. La necesitarás.
Normalmente, hubiese decidido pasar de aquel misterio desagradable, si no fuera porque escuché hablar de los Wendigos. Cómo aficionado al mundo de la alquimia, había escuchado que la sangre de wendigo, la sangre corrupta, era un excelente componente para los venenos. Dada mi profesión de truhán y la cantidad infame que usaba de estas sustancias tóxicas, poder aplicar la sangre de un wendigo a mis venenos podía ser el ingrediente del veneno más letal jamás realizado. O al menos, esas eran mis altas expectativas.
Pero la implicación de un wendigo en los robos de cuerpos del cementerio de Larestes estaban aún por aclararse. Cabían otras posibilidades: animales carroñeros, o incluso que fueran vampiros… había oído viejas leyendas en las cuales los vampiros salían de sus tumbas, pero los malditos con los que me había cruzado siempre se burlaban de mí por esos pensamientos…
Tras una larga caminata, llegué a Larestes poco antes del atardecer. Era un pueblo pequeño, de unas cinco cortas calles que se cruzaban en una humilde y austera plaza central, dónde parecía instalarse a menudo un pequeño mercado.
Antes de aceptar cualquier trabajo, quería informarme y para ello busqué al enterrador local. Me dirigí hacia una niña de apenas 12 años, de pelo rojizo y cara pecosa, que desde la distancia parecía mirarme con curiosidad, sentada en el escalón que daba acceso a una de las viviendas.
- Spoiler:
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- ¡Hola! ¿Podrías ayudarme? ¿Me podrías decir quién es el enterrador? He venido a informarme sobre el problema con…
En ese momento, me di cuenta de que le estaba preguntando a una cría y que quizás no era la persona más indicada con la que hablar de desapariciones de cadáveres.
- ¡Estás buscando al viejo Gumer!- me dijo, con voz serena, antes de ponerse de pie y dar un par de pasos hacia mí- Has venido por el asunto del Wendigo, ¿verdad? ¡Sígueme! Gumer suele encerrarse en casa al atardecer y se niega a abrir la puerta una vez ha oscurecido…
Asombrado por la clara alusión de la jovencita al Wendigo, seguí sus pasos hacia una de las calles del pueblo, una que descendía en una ligera pendiente dirección al norte.
- ¿Por qué estás tan segura de que se trata de un Wendigo?
- Yo misma lo vi… mi casa es la más cercana al cementerio. Una noche escuché un extraño ruido y me asomé por la ventana de mi habitación. Vi una silueta monstruosa en la noche… grité de terror y… eso se dio cuenta de que lo observaba. ¡Pasé tanto miedo! ¡Desde entonces, no he podido dormir más en casa! Me quedo con mi tía Ronna y sé que mientras esa bestia continúe viva, no podré dormir tranquila en mi habitación.
- No confíe en la palabra de esa niña. ¡Es una mentirosa!- dijo una voz masculina en algún punto a mi espalda, que me hizo girar de inmediato para encontrarme con un anciano que cerraba la puerta de su hogar, dispuesto a encerrarse en su interior- ¡Los wendigos no existen! ¡Sólo son cuentos, viejas historias!
- Cállate, viejo chismoso. ¡Espero que no tengas que comprobarlo en tus carnes! ¡Llamarme mentirosa! ¡A mí! ¡Que soy la única que ha podido ver a esa bestia!
La joven, con claro gesto de enfado, se acercó hasta la puerta de una pequeña vivienda y tras golpearla un par de ocasiones, se escuchó una voz aterrada al otro lado de la pared.
- ¡Vamos Gumer! ¡Abre sin miedo! Soy yo, Atenea. ¡Hay aquí un joven interesado en el wendigo! ¡Aún queda un poco para el atardecer! ¡Sal antes de que se haga de noche y no quede nadie por las calles…!
Atenea se acercó hasta mí y colocándose a mi lado, me dijo en voz baja:
- ¡Aún no tengo claro de que vaya a abrir! El pobre Gumer está aterrado. No es para menos. ¡Es él quién debe tratar con el asunto de los cuerpos… los restos que deja atrás y el rastro…
La puerta de la casa se abrió despacio y lo hizo el espacio suficiente para que pudiera observarnos a la joven Atenea y a mí.
- Hola. Me llamo Eden. ¿Eres Gumer, el enterrador?
- Gumersindo Tercero. El mismo- tras pronunciar esto, escuché a mi espalda la alegre risa de Atenea- ¿Qué horas son éstas de venir a incordiar a un anciano hombre? ¿Acaso pretendéis matarme de un susto?
- ¡Vamos Gumer! ¡No seas exagerado! ¡Si aún no ha anochecido!
- ¡Mas te vale marcharte a casa, chiquilla! No son horas para que una niña esté en la calle… ¡Vamos, márchate! ¡Deja a los adultos hablar de temas importantes!
La chica se giró y se colocó frente a mí, clavando su mirada en la mía. Su rostro se puso serio y me miró, desde unos cuarenta centímetros más abajo.
- Espero que tengas suerte, Eden. La necesitarás.
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Atenea: #66cc00
"Gumer": #0099ff
Última edición por Eden el Mar Dic 03 2019, 21:51, editado 2 veces
Eden
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Re: Cadáveres y Sangre Corrupta [Trabajo] [Noche] (Go'el y Valyria)
La excusa para aceptar este trabajo no eran las hierbas de Gali para sus infusiones, ni falta de materiales para la botica de Go'el, de hecho ni siquiera estaban allí por el trabajo. El rubio era parte de problema.
Urd era un lugar prácticamente despoblado, estaba alejado de las civilizaciones y como pertenecía a la región de los vampiros nadie se hacía cargo. Aquello solo podía significar una cosa, que nuestro buen doctor tenía vía libre para hacer lo que quisiera, al menos, hasta cierto punto.
La desaparición de seres vivos seguía siendo un problema en lugares pequeños. En villas y poblados era imposible conseguir un sujeto de pruebas sin que nadie se enterara, en la ciudades era distinto, en ellas había tanta gente que el galeno se podía llevar a 10 personas y nadie lo notaria.
Pero en los pueblos pequeños nadie echaba de menos a los muertos. O eso pensaba Go'el los primero días al llegar a Larestes, y ciertamente así era, el problema recaía en que no estaba solo en el cementerio.
Las dos, no, las tres primeras noches fueron tranquilas, Gali o Go'el acudían al cementerio cuando todos dormían, abrían la tumba con la tierra recién removida se llevaban el cuerpo y volvían a cerrar. Nadie se enteraba de nada.
En la cuarta noche, cuando los dragones llegaron al cementerio, se encontraron con no una sino varias tumbas abiertas. Aquello molesto al científico. Alguien o algo le estaba robando sus experimentos y, además, de forma muy evidente.
La quinta noche la pareja se buscó un lugar desde el que poder vigilar, el tejado del sepulturero fue el lugar más adecuado. Desde allí los dos hombres pudieron ver como un Wendigo entraba al cementerio y, tras olfatear varias tumbas, abría una y se llevaba un cuerpo.
El científico concluyó que el animal se había visto atraído por el olor continuo de los cuerpos que había esta exhumando.
En la mañana del sexto día Go'el se quedó en la posada y Gali hizo pesquisas intentando averiguar algo sobre el asunto. Al caer la tarde el monje regresó y puso al rubio al día. Tenían que encontrar al sepulturero para que les contara más detalles sobre la bestia que se llevaba el material del galeno.
Urd era un lugar prácticamente despoblado, estaba alejado de las civilizaciones y como pertenecía a la región de los vampiros nadie se hacía cargo. Aquello solo podía significar una cosa, que nuestro buen doctor tenía vía libre para hacer lo que quisiera, al menos, hasta cierto punto.
La desaparición de seres vivos seguía siendo un problema en lugares pequeños. En villas y poblados era imposible conseguir un sujeto de pruebas sin que nadie se enterara, en la ciudades era distinto, en ellas había tanta gente que el galeno se podía llevar a 10 personas y nadie lo notaria.
Pero en los pueblos pequeños nadie echaba de menos a los muertos. O eso pensaba Go'el los primero días al llegar a Larestes, y ciertamente así era, el problema recaía en que no estaba solo en el cementerio.
Las dos, no, las tres primeras noches fueron tranquilas, Gali o Go'el acudían al cementerio cuando todos dormían, abrían la tumba con la tierra recién removida se llevaban el cuerpo y volvían a cerrar. Nadie se enteraba de nada.
En la cuarta noche, cuando los dragones llegaron al cementerio, se encontraron con no una sino varias tumbas abiertas. Aquello molesto al científico. Alguien o algo le estaba robando sus experimentos y, además, de forma muy evidente.
La quinta noche la pareja se buscó un lugar desde el que poder vigilar, el tejado del sepulturero fue el lugar más adecuado. Desde allí los dos hombres pudieron ver como un Wendigo entraba al cementerio y, tras olfatear varias tumbas, abría una y se llevaba un cuerpo.
El científico concluyó que el animal se había visto atraído por el olor continuo de los cuerpos que había esta exhumando.
En la mañana del sexto día Go'el se quedó en la posada y Gali hizo pesquisas intentando averiguar algo sobre el asunto. Al caer la tarde el monje regresó y puso al rubio al día. Tenían que encontrar al sepulturero para que les contara más detalles sobre la bestia que se llevaba el material del galeno.
Go'el
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Re: Cadáveres y Sangre Corrupta [Trabajo] [Noche] (Go'el y Valyria)
Atenea comenzó a alejarse mientras en mi cabeza resonaba de nuevo su advertencia. Pero de nuevo concentré mi atención en el anciano que se escondía tras esa puerta entreabierta y que apenas me dejaba contemplarle.
- Esa chiquilla no para de meterse en problemas. ¡Acabará mal! Sus padres ya no saben que hacer con ella- dijo, abriendo por completo la puerta una vez Atenea se había alejado.
- ¿Podría explicarme qué ocurre? He escuchado que se ofrece un trabajo y estoy interesado en ganar algunos aeros, pero me gustaría saber a qué me enfrento para aceptarlo o no… Sobretodo, si se trata de un wendigo...
- Muchos de los habitantes de Larestes han hablado de un wendigo que vive en los bosques al norte de aquí, aunque yo no sabría decirte de su existencia… En todo caso, como sepulturero que he sido desde hace casi cuarenta años, puedo garantizarte que se están llevando los cuerpos del cementerio y que se trata de algo que no he visto jamás… ¡Enfermos mentales, investigadores de “anotomía”, vampiros…! He visto tantas cosas… Pero nunca nada semejante a lo de hace unos días… ¡No quiero entrar en detalles! ¡No me gustaría espantarle!
- No me asusto fácilmente. Además, tengo buenas piernas para correr…
Gumersindo Tercero comenzó a reír, mostrándome una boca grande sin apenas dientes.
- El alcalde ofrece una buena recompensa: quiere saber qué se está llevando los cuerpos y para qué… y sobretodo, ya sabe, poner fin al problema. Pero los rumores sobre el wendigo parece asustar a todos los aventureros que se han presentado aquí…
- Acepto la propuesta- dije, enseguida-. Es un wendigo lo que busco…
El anciano abrió su boca, asombrado, temeroso de encontrarse ante un completo suicida.
- Dicen que los wendigos son seres huidizos, pero aún así, me lo pensaría dos veces antes de plantearme enfrentarme a ellos. Sin embargo, hay muchas otras posibilidades: sea lo que sea que esté causando este problema, me gustaría que me trajese una prueba… Cómo entenderá, antes de pagar, necesito comprobar de que el problema esté finalmente resuelto…
- Lo intentaré- dije, sabiendo que ya se me ocurriría algo para probar lo que fuese que encontrara- Nos veremos al amanecer, Gumer.
- ¡Gumersindo! - dijo, cerrando la puerta de golpe ante mí.
Con una sonrisa en el rostro, me dirigí en dirección al cementerio, que se situaba al final de aquella calle, dispuesto a encontrar un rastro que seguir hasta el bosque y poner fin a esa desagradable situación.
- Esa chiquilla no para de meterse en problemas. ¡Acabará mal! Sus padres ya no saben que hacer con ella- dijo, abriendo por completo la puerta una vez Atenea se había alejado.
- ¿Podría explicarme qué ocurre? He escuchado que se ofrece un trabajo y estoy interesado en ganar algunos aeros, pero me gustaría saber a qué me enfrento para aceptarlo o no… Sobretodo, si se trata de un wendigo...
- Muchos de los habitantes de Larestes han hablado de un wendigo que vive en los bosques al norte de aquí, aunque yo no sabría decirte de su existencia… En todo caso, como sepulturero que he sido desde hace casi cuarenta años, puedo garantizarte que se están llevando los cuerpos del cementerio y que se trata de algo que no he visto jamás… ¡Enfermos mentales, investigadores de “anotomía”, vampiros…! He visto tantas cosas… Pero nunca nada semejante a lo de hace unos días… ¡No quiero entrar en detalles! ¡No me gustaría espantarle!
- No me asusto fácilmente. Además, tengo buenas piernas para correr…
Gumersindo Tercero comenzó a reír, mostrándome una boca grande sin apenas dientes.
- El alcalde ofrece una buena recompensa: quiere saber qué se está llevando los cuerpos y para qué… y sobretodo, ya sabe, poner fin al problema. Pero los rumores sobre el wendigo parece asustar a todos los aventureros que se han presentado aquí…
- Acepto la propuesta- dije, enseguida-. Es un wendigo lo que busco…
El anciano abrió su boca, asombrado, temeroso de encontrarse ante un completo suicida.
- Dicen que los wendigos son seres huidizos, pero aún así, me lo pensaría dos veces antes de plantearme enfrentarme a ellos. Sin embargo, hay muchas otras posibilidades: sea lo que sea que esté causando este problema, me gustaría que me trajese una prueba… Cómo entenderá, antes de pagar, necesito comprobar de que el problema esté finalmente resuelto…
- Lo intentaré- dije, sabiendo que ya se me ocurriría algo para probar lo que fuese que encontrara- Nos veremos al amanecer, Gumer.
- ¡Gumersindo! - dijo, cerrando la puerta de golpe ante mí.
Con una sonrisa en el rostro, me dirigí en dirección al cementerio, que se situaba al final de aquella calle, dispuesto a encontrar un rastro que seguir hasta el bosque y poner fin a esa desagradable situación.
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Re: Cadáveres y Sangre Corrupta [Trabajo] [Noche] (Go'el y Valyria)
Los dos dragones se encontraron con una joven pelirroja antes de llegar a la casa del sepulturero. Se trataba de Atenea, Gali se había cruzado con ella varias veces durante la semana. Al hombre siempre le gustaba comer algún dulce recién horneado en el desayuno, con lo que se encontraba a la niña durante sus paseos matutinos a la panadería.
-Atenea, buenas noches.
El monje sonrió y saludó a la muchacha con su peculiar movimiento de manos. La pelirroja se sonrojo (como hacia siempre) al ver el musculado torso del dragón.
-Bu-buenas noches, Gali. Si buscas pasteles la panadería ya está cerrada.
-Gracias por el dato.
El moreno hizo un ademan con la cabeza. Go'el se cruzó de brazos y frunció el ceño impaciente.
-Pero mi amigo y yo nos vamos a ver al enterrador. Mi compañero cree que ese animal está impidiendo que sus investigaciones continúen.
-Oh... pues igual no hace falta que vayáis. -La chica comenzó a jugar con uno de sus cortos mechones. -Un chico acaba de ir a ver a Gumersindo para pedir el trabajo.
El rubio juntó más las cejas. Ahora resulta que no solo hay un bicho que le roba los cuerpos, sino que además, hay un desconocido que le quiere quitar a su presa. Go'el no permitiría que otro le robara la oportunidad de experimentar con un wendigo.
-Iremos de todas formas.
Interrumpió el rubio.
-Pues tendrá que ser mañana, ya se ha hecho de noche, Gumer no le abrirá a nadie la puerta.
Go'el dejó ahí la conversación y se fue hacia la casa del sepulturero. Una vez más Gali agradeció a la muchacha por la información y se despidió de ella.
Tal y como había dicho Atenea, Gumersindo no quiso abrir la puerta a los dragones. La excusa del humano fue que alguien más tenía el trabajo. Eso no le hizo gracia al galeno y lo demostró de la única manera que sabía. Mandó al monje a derribar la puerta.
La reacción del enterrador fue muy común, gritó y señaló al grandullón al tiempo que retrocedía.
-Lo diré una última vez. -Comunicó el dragón humanoide con voz neutral y carente de emociones. -Vas a decirnos todo lo que sepas del wendigo. -Go'el, seguido por Gali, dio un paso hacia el interior de la casa. -Y lo vas hacer rápido porque si no te llevare al bosque conmigo y nos harás de guía... o de cebo. Todo dependerá de lo que suceda.
El doctor siguió caminando hasta encarar a Gumersindo. El hombre contó lo que el dragón le pedio, el pobre tan solo quería quedarse en la protección que ofrecía su casa... y su puerta. Por alguna razón el humano creía que la puerta podría detener a un wendigo, y ahora esa protección ya no estaba. Si tan solo hubiera hecho caso a Go'el... su casa seguiría completa si tan solo le hubiera abierto la puerta.
El rubio salió de la casa y Gali, cordial y cortes, se despidió del pobre anciano y colocó la puerta en su lugar. El buen Gumersindo tan solo tendría que llamar a un carpintero.
_________
Off: Le cambio el color de dialogo a Atenea por el #66cc00 ya que el anterior se confundía con el de Gali.
-Atenea, buenas noches.
El monje sonrió y saludó a la muchacha con su peculiar movimiento de manos. La pelirroja se sonrojo (como hacia siempre) al ver el musculado torso del dragón.
-Bu-buenas noches, Gali. Si buscas pasteles la panadería ya está cerrada.
-Gracias por el dato.
El moreno hizo un ademan con la cabeza. Go'el se cruzó de brazos y frunció el ceño impaciente.
-Pero mi amigo y yo nos vamos a ver al enterrador. Mi compañero cree que ese animal está impidiendo que sus investigaciones continúen.
-Oh... pues igual no hace falta que vayáis. -La chica comenzó a jugar con uno de sus cortos mechones. -Un chico acaba de ir a ver a Gumersindo para pedir el trabajo.
El rubio juntó más las cejas. Ahora resulta que no solo hay un bicho que le roba los cuerpos, sino que además, hay un desconocido que le quiere quitar a su presa. Go'el no permitiría que otro le robara la oportunidad de experimentar con un wendigo.
-Iremos de todas formas.
Interrumpió el rubio.
-Pues tendrá que ser mañana, ya se ha hecho de noche, Gumer no le abrirá a nadie la puerta.
Go'el dejó ahí la conversación y se fue hacia la casa del sepulturero. Una vez más Gali agradeció a la muchacha por la información y se despidió de ella.
Tal y como había dicho Atenea, Gumersindo no quiso abrir la puerta a los dragones. La excusa del humano fue que alguien más tenía el trabajo. Eso no le hizo gracia al galeno y lo demostró de la única manera que sabía. Mandó al monje a derribar la puerta.
La reacción del enterrador fue muy común, gritó y señaló al grandullón al tiempo que retrocedía.
-Lo diré una última vez. -Comunicó el dragón humanoide con voz neutral y carente de emociones. -Vas a decirnos todo lo que sepas del wendigo. -Go'el, seguido por Gali, dio un paso hacia el interior de la casa. -Y lo vas hacer rápido porque si no te llevare al bosque conmigo y nos harás de guía... o de cebo. Todo dependerá de lo que suceda.
El doctor siguió caminando hasta encarar a Gumersindo. El hombre contó lo que el dragón le pedio, el pobre tan solo quería quedarse en la protección que ofrecía su casa... y su puerta. Por alguna razón el humano creía que la puerta podría detener a un wendigo, y ahora esa protección ya no estaba. Si tan solo hubiera hecho caso a Go'el... su casa seguiría completa si tan solo le hubiera abierto la puerta.
El rubio salió de la casa y Gali, cordial y cortes, se despidió del pobre anciano y colocó la puerta en su lugar. El buen Gumersindo tan solo tendría que llamar a un carpintero.
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Off: Le cambio el color de dialogo a Atenea por el #66cc00 ya que el anterior se confundía con el de Gali.
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Re: Cadáveres y Sangre Corrupta [Trabajo] [Noche] (Go'el y Valyria)
No tardé en encontrar el cementerio, justo a las afueras de la aldea. Pasé junto a la casa más cercana, que tenía una habitación con una excelente vista al camposanto. Sin duda, esa era la habitación de la joven Atenea. Comprendía que la chica hubiese optado por dormir en casa de su tía. A su edad, una experiencia cómo ésa podía haberle impactado mucho.
[1] Me acerqué hasta las tumbas y comencé a analizar el escenario. Era un cementerio pequeño, en el que había algunas tumbas que parecían más recientes que las restantes: las que estaban situadas más cerca del estrecho sendero que daban al bosque. La tierra que las cubría parecían haberse removido no hace mucho. Miré de nuevo hacia la casa que presumía que era la de los padres de Atenea. Desde mi posición, pude distinguir en la penumbra del ocaso, lo que parecía ser la ventana de su habitación…
- Aquella noche, habría luna llena- dije, mirando al cielo, contemplando que ahora era incapaz de encontrarla- Eso, o es una mentirosa…
Me giré en dirección al camino que comunicaba el cementerio con el inicio del bosque. Era un sendero, apenas marcado entre la alta hierba otoñal que comenzaba a marchitarse por la próxima llegada del frío.
Cuándo ya había recorrido la mitad de ese tramo, distinguí una huella en el suelo que llamó mi atención de forma inmediata. Sin duda, era la de un animal enorme. No pude resistirme a pisar en el centro de la misma, sólo para comparar lo absurda que parecía la mía junto a la de ese ser. ¡La idea del wendigo parecía asegurarse viendo esta evidencia! Eso, o era un gigante…
Adentrarse en el bosque era complicado en una noche cómo ésa. Apenas podía vislumbrar a unos metros de distancia. No tenía nada para iluminar mi camino, por lo que enseguida comprendí que mi situación era más peligrosa de lo que creía en un principio.
¿Debería desistir? En aquel bosque había un wendigo entre múltiples desconocidos peligros y no llevaba conmigo luz alguna que me acompañase cuándo la noche finalmente llegara. ¿Estaba loco?
A pesar de aquellas imprudencias, comencé a caminar bosque adentro, decidido a afrontar mi destino, fuese el que fuese, con la esperanza de que mi vista se adaptara a la oscuridad nocturna en la medida de lo posible.
[1] Me acerqué hasta las tumbas y comencé a analizar el escenario. Era un cementerio pequeño, en el que había algunas tumbas que parecían más recientes que las restantes: las que estaban situadas más cerca del estrecho sendero que daban al bosque. La tierra que las cubría parecían haberse removido no hace mucho. Miré de nuevo hacia la casa que presumía que era la de los padres de Atenea. Desde mi posición, pude distinguir en la penumbra del ocaso, lo que parecía ser la ventana de su habitación…
- Aquella noche, habría luna llena- dije, mirando al cielo, contemplando que ahora era incapaz de encontrarla- Eso, o es una mentirosa…
Me giré en dirección al camino que comunicaba el cementerio con el inicio del bosque. Era un sendero, apenas marcado entre la alta hierba otoñal que comenzaba a marchitarse por la próxima llegada del frío.
Cuándo ya había recorrido la mitad de ese tramo, distinguí una huella en el suelo que llamó mi atención de forma inmediata. Sin duda, era la de un animal enorme. No pude resistirme a pisar en el centro de la misma, sólo para comparar lo absurda que parecía la mía junto a la de ese ser. ¡La idea del wendigo parecía asegurarse viendo esta evidencia! Eso, o era un gigante…
Adentrarse en el bosque era complicado en una noche cómo ésa. Apenas podía vislumbrar a unos metros de distancia. No tenía nada para iluminar mi camino, por lo que enseguida comprendí que mi situación era más peligrosa de lo que creía en un principio.
¿Debería desistir? En aquel bosque había un wendigo entre múltiples desconocidos peligros y no llevaba conmigo luz alguna que me acompañase cuándo la noche finalmente llegara. ¿Estaba loco?
A pesar de aquellas imprudencias, comencé a caminar bosque adentro, decidido a afrontar mi destino, fuese el que fuese, con la esperanza de que mi vista se adaptara a la oscuridad nocturna en la medida de lo posible.
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[1] Uso de la habilidad: Análisis de Rutinas (Rasgo)
Eden tiene la capacidad de observar a una persona, un edificio, una ruta comercial o una estancia, sacando un efectivo análisis que le permite sacar conclusiones lógicas y conocer el momento más oportuno para efectuar un ataque o robo de la forma más eficaz, aunque pueden ocurrir imprevistos y situaciones inesperadas, producto del destino o del azar.
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Re: Cadáveres y Sangre Corrupta [Trabajo] [Noche] (Go'el y Valyria)
El dúo dinámico regresó momentáneamente a la taberna donde se hospedaban, una pequeña parada necesaria con la que se pertrecharon y llenaron el buche.
Ya lo decían los sabios: "No salgas al bosque con el estómago vacío."
Aunque según Go'el esos ancianos tenían poco de sabios, pero de vez en cuando acertaban con algunas de sus frases.
Los dragones dejaron a sus espaldas la casa de Atenea y se metieron en el bosque antorchar en mano, y cruzando el cementerio. Total, ¿quién iba a quejarse? los muertos no hablan.
No tardaron en encontrar las pisadas del wendigo, cosa que no auguraba nada bueno. Las huellas tenían que ser pequeñas, del tamaño de un humano, no tres veces más grandes, tendrían que haber sido difíciles de hallar en mitad de la noche, pero claro ¿cómo no encontrar un rastro semejante cuando tu propio pie acaba metido dentro?
-Si los registros son correctos, que lo son. -Afirmó el galeno poniendo la mano en el suelo. -Y la información del sepulturero es cierta, que lo dudo. Tendríamos que encontrar a un wendigo alfa. -Go'el se enderezó y desenganchó la pala de su mochila. -Los alfas siempre buscan una manada y cuando la tienen no atacan en solitario, con lo que aquí pasan dos cosas. -Hizo una pausa y le dio la herramienta a Gali. -Comienza a cavar, necesitamos trampas.1 -Tras dar la directriz al monje, Go'el retomó sus deducciones. -O bien nos encontramos con un wendigo que está buscando su propia manada, o bien nos encontramos con wendigo que ha sido vencido por otro alfa. -El doctor se apoyó en un tronco mientras veía cavar a su compañero. -Lo cual explicaría porque hasta ahora no se había visto ninguno cerca de pueblo. Gali, lo más probable es que nos encontremos en el territorio de una manada de wendigos y un alfa destronado. Por eso está dando vueltas por el cementerio. Cuando el nuevo alfa lo desterró, lo despojó de su zona habitual de alimentación, de ahí que ahora este buscando comida en otra parte.
Algo estaba pasando en el pueblo mientras Go'el hacia su monologo y Gali removía tierra. Había una casa en particular donde una intrépida jovencita caminaba de puntillas, usaba las manos para pasar parte de su peso a las paredes y así evitar que el suelo crujiera, afianzaba los pasos uno tras otro hasta llegar a una mesa en particular.
Se trataba de la mesa de su tío, que tenía terminantemente prohibido tocar, pero resulta que en dicho mueble había algo que Atenea necesitaba. Unas gafas de visión nocturna.
El tío de la niña había contado con orgullo como regateó con el vendedor hasta lograr el flagrante descuento de 30 aeros, y después les puso las lentes los que escucharon la historia para demostrar que el artilugio funcionaba.
Atenea no sabía bien para que querría su tío un invento tan extraño, pero sí que sabía para que las quería ella. Las usaría para adentrarse en el bosque y ayudar al bueno de Gali a cazar a la bestia.
La pelirroja estaba convencida de que el hombretón la estuvo buscando cada mañana, que los dulces para el desayuno eran solo una excusa, pues las miradas de los dos se habían cruzado cuando la pareja de dragones llegó al pueblo y esa sonrisa... Atenea jamás había visto sonreír de aquella manera a un hombre, y menos hacia ella.
La joven estaba convencida de que aquello había sido amor a primera vista, igual que en los cuentos que su nana le contaba.
___________
Off:
1 - Primera complicación. Go'el y Gali comienzan a minar el bosque de trampas.
Ya lo decían los sabios: "No salgas al bosque con el estómago vacío."
Aunque según Go'el esos ancianos tenían poco de sabios, pero de vez en cuando acertaban con algunas de sus frases.
Los dragones dejaron a sus espaldas la casa de Atenea y se metieron en el bosque antorchar en mano, y cruzando el cementerio. Total, ¿quién iba a quejarse? los muertos no hablan.
No tardaron en encontrar las pisadas del wendigo, cosa que no auguraba nada bueno. Las huellas tenían que ser pequeñas, del tamaño de un humano, no tres veces más grandes, tendrían que haber sido difíciles de hallar en mitad de la noche, pero claro ¿cómo no encontrar un rastro semejante cuando tu propio pie acaba metido dentro?
-Si los registros son correctos, que lo son. -Afirmó el galeno poniendo la mano en el suelo. -Y la información del sepulturero es cierta, que lo dudo. Tendríamos que encontrar a un wendigo alfa. -Go'el se enderezó y desenganchó la pala de su mochila. -Los alfas siempre buscan una manada y cuando la tienen no atacan en solitario, con lo que aquí pasan dos cosas. -Hizo una pausa y le dio la herramienta a Gali. -Comienza a cavar, necesitamos trampas.1 -Tras dar la directriz al monje, Go'el retomó sus deducciones. -O bien nos encontramos con un wendigo que está buscando su propia manada, o bien nos encontramos con wendigo que ha sido vencido por otro alfa. -El doctor se apoyó en un tronco mientras veía cavar a su compañero. -Lo cual explicaría porque hasta ahora no se había visto ninguno cerca de pueblo. Gali, lo más probable es que nos encontremos en el territorio de una manada de wendigos y un alfa destronado. Por eso está dando vueltas por el cementerio. Cuando el nuevo alfa lo desterró, lo despojó de su zona habitual de alimentación, de ahí que ahora este buscando comida en otra parte.
Algo estaba pasando en el pueblo mientras Go'el hacia su monologo y Gali removía tierra. Había una casa en particular donde una intrépida jovencita caminaba de puntillas, usaba las manos para pasar parte de su peso a las paredes y así evitar que el suelo crujiera, afianzaba los pasos uno tras otro hasta llegar a una mesa en particular.
Se trataba de la mesa de su tío, que tenía terminantemente prohibido tocar, pero resulta que en dicho mueble había algo que Atenea necesitaba. Unas gafas de visión nocturna.
El tío de la niña había contado con orgullo como regateó con el vendedor hasta lograr el flagrante descuento de 30 aeros, y después les puso las lentes los que escucharon la historia para demostrar que el artilugio funcionaba.
Atenea no sabía bien para que querría su tío un invento tan extraño, pero sí que sabía para que las quería ella. Las usaría para adentrarse en el bosque y ayudar al bueno de Gali a cazar a la bestia.
La pelirroja estaba convencida de que el hombretón la estuvo buscando cada mañana, que los dulces para el desayuno eran solo una excusa, pues las miradas de los dos se habían cruzado cuando la pareja de dragones llegó al pueblo y esa sonrisa... Atenea jamás había visto sonreír de aquella manera a un hombre, y menos hacia ella.
La joven estaba convencida de que aquello había sido amor a primera vista, igual que en los cuentos que su nana le contaba.
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1 - Primera complicación. Go'el y Gali comienzan a minar el bosque de trampas.
Go'el
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Re: Cadáveres y Sangre Corrupta [Trabajo] [Noche] (Go'el y Valyria)
No había nada como armarse de provisiones en alguna ciudad y viajar a las afueras de acampada, relajándose bajo las estrellas en la frescura de la noche.
Cierto que Urd pillaba un poco lejos, pero tenía que visitarla tarde o temprano, y había decidido que ese era el momento. Estaba tan tranquila, tumbada en un árbol particularmente grande, bien tapadita y calentita, mirando el cielo estrellado que se veía entre las ramas, dedicándole de vez en cuando una mirada a la ardilla cuyo árbol había invadido, que la vigilaba a su vez con ojos de sospecha. Probablemente, era un roedor al fin y al cabo.
Y se despertó súbitamente, al escuchar gritos de ayuda, casi cayéndose del árbol en el movimiento de sacar el arco. Se quedó allí unos segundos, adormilada con una ardilla en la cabeza, intentando comprender, haciendo que la información atravesara su adormilada mente.
No colaba, había visto esa obra de teatro, no iría corriendo a rescatar a esa supuesta damisela indefensa. Pero comprobaría si estaba en peligro o no al menos.
Desde su posición ventajosa, observo atentamente el bosque, buscando a los posibles bandidos esperando que algún idiota fuera corriendo. No vio nada, así que bajo del árbol, con cuidado, flecha preparada y avanzo, lentamente y dando un rodeo. Seguía sin ver a nadie, lo que era bueno. Para ella, no para la pobre mujer en problemas. Y tan ocupada estaba observando sus alrededores que casi se cae en el agujero.
Sip, efectivamente allí estaba el problema, dijo su cerebro, por si le quedaba alguna duda de que el enorme socavón con una pelirroja en él era la fuente del problema. Miró a su alrededor, esperando algún flechazo en la cara. Es decir, el agujero era grande, muy grande, pero no parecía un socavón. ¿Y esa chiquilla había sido tan tonta de caer en él?
-EHEHEHEHHEHEH, TÚ, SI TÚ.- Y la había visto… suspiró, sentándose en el borde del agujero, demasiado educada como para irse sin más.
-¿Qué llevas puesto en la cabeza?- preguntó, haciendo tiempo. No había púas debajo, así que… ¿no era una trampa? No una para matar a…lo que fuera que querían cazar con ese enorme agujero.
-¡Es una herencia familiar! ¡Un secreto!- soltó un bufido. Niños.
-Bien, ¿Por qué estás aquí entonces?- podía tirarle una cuerda y sacarla, no era tan profundo, pero levantarla a pulso era… posible, pero con una posibilidad nada negligible de caerse debajo de ella también. Miro a su alrededor. Ese árbol parecía lo suficientemente cerca como para atar la cuerda. Empezó a sacar cosas de su bolso mientras respondía.
-Quería… seguía… Hay un wendigo, ¡e íbamos a cazarlo!- eso cambió rápidamente su humor. Wendigo. Esas cosas eran malas noticias. Pero más importante…
-¿Te han usado de CEBO?-
-¿Que? Nono, me caí.- vale, eso era menos horrible de lo que había pensado. Ya había atado la cuerda al árbol y se disponía a ayudar a la chica a salir.
Tenía una idea sobre como cazar el wendigo… seguro que había una recompensa… solo tenía que acompañar a la niña a casa, ya casi amanecía igualmente, y obtener un poco de ropa aquí y allá. Unas pocas plumas…
Y una calavera.
Un poco de ramas, una calavera de ciervo y cuero aquí y allá y tendría un magnifico espantapájaros con forma de wendigo. Al fin y al cabo, por lo que sabía, esas cosas LUCÍAN como un espantapájaros desharrapado para empezar. ¿Funcionaria? Seguramente no, pero esperaba que fuera lo suficientemente convincente como para que lo atacara… y cayera en ese agujero tan convenientemente colocado por alguien.
Cierto que Urd pillaba un poco lejos, pero tenía que visitarla tarde o temprano, y había decidido que ese era el momento. Estaba tan tranquila, tumbada en un árbol particularmente grande, bien tapadita y calentita, mirando el cielo estrellado que se veía entre las ramas, dedicándole de vez en cuando una mirada a la ardilla cuyo árbol había invadido, que la vigilaba a su vez con ojos de sospecha. Probablemente, era un roedor al fin y al cabo.
Y se despertó súbitamente, al escuchar gritos de ayuda, casi cayéndose del árbol en el movimiento de sacar el arco. Se quedó allí unos segundos, adormilada con una ardilla en la cabeza, intentando comprender, haciendo que la información atravesara su adormilada mente.
No colaba, había visto esa obra de teatro, no iría corriendo a rescatar a esa supuesta damisela indefensa. Pero comprobaría si estaba en peligro o no al menos.
Desde su posición ventajosa, observo atentamente el bosque, buscando a los posibles bandidos esperando que algún idiota fuera corriendo. No vio nada, así que bajo del árbol, con cuidado, flecha preparada y avanzo, lentamente y dando un rodeo. Seguía sin ver a nadie, lo que era bueno. Para ella, no para la pobre mujer en problemas. Y tan ocupada estaba observando sus alrededores que casi se cae en el agujero.
Sip, efectivamente allí estaba el problema, dijo su cerebro, por si le quedaba alguna duda de que el enorme socavón con una pelirroja en él era la fuente del problema. Miró a su alrededor, esperando algún flechazo en la cara. Es decir, el agujero era grande, muy grande, pero no parecía un socavón. ¿Y esa chiquilla había sido tan tonta de caer en él?
-EHEHEHEHHEHEH, TÚ, SI TÚ.- Y la había visto… suspiró, sentándose en el borde del agujero, demasiado educada como para irse sin más.
-¿Qué llevas puesto en la cabeza?- preguntó, haciendo tiempo. No había púas debajo, así que… ¿no era una trampa? No una para matar a…lo que fuera que querían cazar con ese enorme agujero.
-¡Es una herencia familiar! ¡Un secreto!- soltó un bufido. Niños.
-Bien, ¿Por qué estás aquí entonces?- podía tirarle una cuerda y sacarla, no era tan profundo, pero levantarla a pulso era… posible, pero con una posibilidad nada negligible de caerse debajo de ella también. Miro a su alrededor. Ese árbol parecía lo suficientemente cerca como para atar la cuerda. Empezó a sacar cosas de su bolso mientras respondía.
-Quería… seguía… Hay un wendigo, ¡e íbamos a cazarlo!- eso cambió rápidamente su humor. Wendigo. Esas cosas eran malas noticias. Pero más importante…
-¿Te han usado de CEBO?-
-¿Que? Nono, me caí.- vale, eso era menos horrible de lo que había pensado. Ya había atado la cuerda al árbol y se disponía a ayudar a la chica a salir.
Tenía una idea sobre como cazar el wendigo… seguro que había una recompensa… solo tenía que acompañar a la niña a casa, ya casi amanecía igualmente, y obtener un poco de ropa aquí y allá. Unas pocas plumas…
Y una calavera.
Un poco de ramas, una calavera de ciervo y cuero aquí y allá y tendría un magnifico espantapájaros con forma de wendigo. Al fin y al cabo, por lo que sabía, esas cosas LUCÍAN como un espantapájaros desharrapado para empezar. ¿Funcionaria? Seguramente no, pero esperaba que fuera lo suficientemente convincente como para que lo atacara… y cayera en ese agujero tan convenientemente colocado por alguien.
- Spoiler:
- Uso curtidoria para hacer un pseudowendigopara que Goel se lo encuentre
Valyria
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Re: Cadáveres y Sangre Corrupta [Trabajo] [Noche] (Go'el y Valyria)
-¿No tendríamos que poner unas púas? o alguna cosa para que el wendigo se muriera al caer.
Go'el seguía mirando como Gali cavaba el agujero.
-Dudo mucho que un socavón en la tierra sirva para capturar a esa bestia.
El rubio suspiró y dejó de apoyarse en el árbol.
-No quiero matarlo, al menos no tan pronto. El wendigo tiene partes aprovechables para los alquimistas, que se tienen que conseguir mientras está vivo.
El galeno dio unos pasos hasta el borde del agujero y el monje clavó la pala en la tierra.
-¿Y cómo piensas hacer eso sin que te mate?
-Muy fácil. -Respondió Go'el recogiendo un mechón de pelo tras su oreja. -Lo voy a envenenar. Acaba rápido con eso, todavía tenemos que cazar el cebo.
Estaba hablando en plural, pero los dos dragones sabían que ese "tenemos" era en realidad un "tienes". El moreno sonrió y salió del agujero.
Go'el no estaba convencido de que aquella profundidad fuera suficiente, los wendigo normales poseían la altura media de un humano y los alfas eran más grandes, si Gali había salido de ahí el wendigo también podría hacerlo. Pero no había tiempo que perder y nadie había tenido la suerte de ver de cerca un alfa y salir con vida.
Al buen doctor le tendría que valer con aquello y confiar en la suposición de que la bestia sería más pequeña que su compañero.
En efecto, él que cazó el cebo (un cervatillo) fue el despechugado de Gali y Go'el preparó al animal, en el mismo sitio que cayó muerto.
-¿Qué clase de sustancia vas a poner?
Al monje le daba lo mismo que venenos usara el rubio, pero le gustaba hablar y era complicado sacarle un tema social de conversación a Go'el.
-Una mezcla de venenos, uno será un potente supresor que... -El científico paró de hablar mientras sacaba unos frasquitos de su mochila. -¿Porque me preguntas esto? No vas a comprender ni la mitad de lo que te diga.
-Porque me gusta tu voz. -Bromeó. -Además, ¿desde cuándo te importa eso?
-No es que me importe. -Refutó el rubio mezclando varios frascos. -Pero prefiero ahorrar aliento. En fin... estoy haciendo una mezcla que paralizara rápidamente al wendigo. Con el paso de las horas terminara matándolo, pero me dará el tiempo suficiente para que pueda sacar las partes que me interesan.1
Si la pregunta se la hubiera hecho un entendido en medicina (y no un monje) Go'el hubiera explicado la hipótesis, de que los wendigo tienen que tener un sistema inmunológico muy desarrollado ya que se alimentan en carne en estado de completa descomposición. También estaba la teoría de que simplemente su naturaleza mágica les exigía tener esa clase de alimentación, como si la podredumbre fuera la esencia de su dieta y no la carne que ingerían.
En realidad el dragón podía estar horas hablando de este y otros animales, pero para poder hacer eso primero tendría que encontrar a alguien con la paciencia y el conocimiento suficiente.
El dudo de dragones regresó a su trampa con el cebo (que evidentemente cargaba Gali). Cuando la zona se hizo visible Go'el detuvo a su compañero poniéndole la mano en el pecho, soltó la antorcha y dando unos puntapiés a la tierra la apagó.
-¿No está muy quieto?
El rubio cerró el puño y golpeó ligeramente el pecho moreno a la vez que le chistaba.
-¿Que? -Susurro esta vez Gali. -Ahora que hacemos.
Go'el no dijo nada más, se llevó la mano al cinto y desenfundó su espada. Se movió despacio y con pasos ligeros, el wendigo estaba de espaldas, demasiado concentrado analizando el agujero como para darse cuenta del peligro que le acechaba.
La espada cayó con rapidez sobre la espalda de la bestia, la cortó sin resistencia y antes de que el enemigo pudiera reaccionar Go'el giró la muñeca y dio un corte rápido que decapitó al wendigo.
Era una pena, ya no podría conseguir sus preciados ingredientes, pero había oportunidades que no se podían desaprovechar.
El rubio limpió el filo del arma sacudiéndola en el aire, aunque no estaba manchada, y la guardó en la funda. Por detrás de él caminaba Gali, con la antorcha en una mano y el cervatillo colgando del hombro.
-Te dije que estaba muy quieto. -Comentó con una sonría amplia pateando la cabeza del muñeco despedazado. -Parece que no somos los únicos que quieren cazar a la bestia.
Go'el chasqueó la lengua molesto y tiró el espantapájaros al hoyo de una patada.
-Volvemos al plan original, tira el cebo al agujero.
Gali obedeció entre risas.
-Regresemos a la taberna. Mañana volveremos a ver los resultados.
____________
Off:
1- Go'el usa su profesión de alquimia para crear un cebo envenenado.
Go'el seguía mirando como Gali cavaba el agujero.
-Dudo mucho que un socavón en la tierra sirva para capturar a esa bestia.
El rubio suspiró y dejó de apoyarse en el árbol.
-No quiero matarlo, al menos no tan pronto. El wendigo tiene partes aprovechables para los alquimistas, que se tienen que conseguir mientras está vivo.
El galeno dio unos pasos hasta el borde del agujero y el monje clavó la pala en la tierra.
-¿Y cómo piensas hacer eso sin que te mate?
-Muy fácil. -Respondió Go'el recogiendo un mechón de pelo tras su oreja. -Lo voy a envenenar. Acaba rápido con eso, todavía tenemos que cazar el cebo.
Estaba hablando en plural, pero los dos dragones sabían que ese "tenemos" era en realidad un "tienes". El moreno sonrió y salió del agujero.
Go'el no estaba convencido de que aquella profundidad fuera suficiente, los wendigo normales poseían la altura media de un humano y los alfas eran más grandes, si Gali había salido de ahí el wendigo también podría hacerlo. Pero no había tiempo que perder y nadie había tenido la suerte de ver de cerca un alfa y salir con vida.
Al buen doctor le tendría que valer con aquello y confiar en la suposición de que la bestia sería más pequeña que su compañero.
En efecto, él que cazó el cebo (un cervatillo) fue el despechugado de Gali y Go'el preparó al animal, en el mismo sitio que cayó muerto.
-¿Qué clase de sustancia vas a poner?
Al monje le daba lo mismo que venenos usara el rubio, pero le gustaba hablar y era complicado sacarle un tema social de conversación a Go'el.
-Una mezcla de venenos, uno será un potente supresor que... -El científico paró de hablar mientras sacaba unos frasquitos de su mochila. -¿Porque me preguntas esto? No vas a comprender ni la mitad de lo que te diga.
-Porque me gusta tu voz. -Bromeó. -Además, ¿desde cuándo te importa eso?
-No es que me importe. -Refutó el rubio mezclando varios frascos. -Pero prefiero ahorrar aliento. En fin... estoy haciendo una mezcla que paralizara rápidamente al wendigo. Con el paso de las horas terminara matándolo, pero me dará el tiempo suficiente para que pueda sacar las partes que me interesan.1
Si la pregunta se la hubiera hecho un entendido en medicina (y no un monje) Go'el hubiera explicado la hipótesis, de que los wendigo tienen que tener un sistema inmunológico muy desarrollado ya que se alimentan en carne en estado de completa descomposición. También estaba la teoría de que simplemente su naturaleza mágica les exigía tener esa clase de alimentación, como si la podredumbre fuera la esencia de su dieta y no la carne que ingerían.
En realidad el dragón podía estar horas hablando de este y otros animales, pero para poder hacer eso primero tendría que encontrar a alguien con la paciencia y el conocimiento suficiente.
El dudo de dragones regresó a su trampa con el cebo (que evidentemente cargaba Gali). Cuando la zona se hizo visible Go'el detuvo a su compañero poniéndole la mano en el pecho, soltó la antorcha y dando unos puntapiés a la tierra la apagó.
-¿No está muy quieto?
El rubio cerró el puño y golpeó ligeramente el pecho moreno a la vez que le chistaba.
-¿Que? -Susurro esta vez Gali. -Ahora que hacemos.
Go'el no dijo nada más, se llevó la mano al cinto y desenfundó su espada. Se movió despacio y con pasos ligeros, el wendigo estaba de espaldas, demasiado concentrado analizando el agujero como para darse cuenta del peligro que le acechaba.
La espada cayó con rapidez sobre la espalda de la bestia, la cortó sin resistencia y antes de que el enemigo pudiera reaccionar Go'el giró la muñeca y dio un corte rápido que decapitó al wendigo.
Era una pena, ya no podría conseguir sus preciados ingredientes, pero había oportunidades que no se podían desaprovechar.
El rubio limpió el filo del arma sacudiéndola en el aire, aunque no estaba manchada, y la guardó en la funda. Por detrás de él caminaba Gali, con la antorcha en una mano y el cervatillo colgando del hombro.
-Te dije que estaba muy quieto. -Comentó con una sonría amplia pateando la cabeza del muñeco despedazado. -Parece que no somos los únicos que quieren cazar a la bestia.
Go'el chasqueó la lengua molesto y tiró el espantapájaros al hoyo de una patada.
-Volvemos al plan original, tira el cebo al agujero.
Gali obedeció entre risas.
-Regresemos a la taberna. Mañana volveremos a ver los resultados.
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1- Go'el usa su profesión de alquimia para crear un cebo envenenado.
Go'el
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Re: Cadáveres y Sangre Corrupta [Trabajo] [Noche] (Go'el y Valyria)
La niña protesto todo el camino, hasta súbitamente calmarse hacia el último cuarto, sin duda pensando en irse en cuando se diera la vuelta tras dejarla en su casa, pero estaba bastante segura que le haría caso una vez dejo cae r que quien sea que cazara al vampiro, lo haría de noche, por lo que a estas horas, estaría durmiendo como una marmota, ya que casi amanecía.
O a lo mejor no, pero ya había hecho todo lo que podía, no iba a atarla y, seguramente, tampoco estaría allí para salvarla otra vez, así que era su problema si volvía a escaparse. Y una vez hubo hecho su labor social de la semana, solo quedaba una cosa que hacer.
Dormir, obviamente.
No había ni rastro de la ardilla, a pesar de que estaba bastante segura de que era el mismo árbol, pero daba igual su sueño había sido interrumpido y una señorita necesitaba cierta cantidad de sueño para estar respetable.
Hacia mediodía, una molesta ardilla la despertó usando su cara de trampolín, acción que casi la tira del árbol, pero sobrevivió. Y perdono al pobre animal, que debía estar más que harto. Su trampa no había funcionado, o habría oído el ruido sin duda, pero fue a comprobarla igualmente, aunque solo fuese para recuperar los materiales.
-Hum…- se limitó a decir, mirando el agujero y los restos de su espanta-wendigos que había allí tirados debajo. ¿Eso era sangre? ¿Había caído el de verdad allí debajo y se había abierto la cabeza? Menudo pardillo. Repitiendo su proceso rescata-niñas, Valyria bajo con la cuerda y comprobó que no, no era un wendigo, solo un pobre animal. Muerto, pero entero. Y su cebo… eso eran cortes de arma, no de garras… ¿Qué hacer? No había habido ni rastro del wendigo…
Bueno… para empezar…. Ese pobre animal iba a estropearse si lo dejaba allí… y aun no había almorzado… Era demasiado grande para comérselo entero, pero si tomaba los mejores cortes… tendría para unas cuantas comidas…y eran gratis…
Una hora más tarde, la elfa prácticamente rodó hacia el cementerio. No había visto ni rastro de un wendigo, y esos bichos comían carroña, casi segura, al 90%, así que revisar la fuente de cadáveres más cercana para comprobar si había o no wendigo parecía ser el paso lógico a seguir.
Y lo que encontró no le hizo mucha gracia. Es decir, un wendigo era un animal salvaje, escarbaría con las manos…garras, lo que dejaría marcas muy características y, seguramente, desperdigaría cachitos de cadáver porque las garras no eran la mejor herramienta para trabajos delicados.
Ella solo veía marcas de pala en las tumbas removidas. Algunas serian del entierra muertos, sin duda… ¿pero las vacías, con el ataúd abierto? No. Es decir, ni siquiera veía huellas que pudieran ser de un wendigo. Cierto, había muchas más huellas de las que esperaba, pero las del wendigo deberían estar superpuestas, es decir, nadie se pasaría después del wendigo pero antes de que ella las viera, ¿no? Todo el mundo debía estar aterrorizado del bicho, así que… si no veía ninguna…
-Dioses… nunca puedo tener un trabajo fácil huh.- Iba a necesitar otro tipo de trampas.
O a lo mejor no, pero ya había hecho todo lo que podía, no iba a atarla y, seguramente, tampoco estaría allí para salvarla otra vez, así que era su problema si volvía a escaparse. Y una vez hubo hecho su labor social de la semana, solo quedaba una cosa que hacer.
Dormir, obviamente.
No había ni rastro de la ardilla, a pesar de que estaba bastante segura de que era el mismo árbol, pero daba igual su sueño había sido interrumpido y una señorita necesitaba cierta cantidad de sueño para estar respetable.
Hacia mediodía, una molesta ardilla la despertó usando su cara de trampolín, acción que casi la tira del árbol, pero sobrevivió. Y perdono al pobre animal, que debía estar más que harto. Su trampa no había funcionado, o habría oído el ruido sin duda, pero fue a comprobarla igualmente, aunque solo fuese para recuperar los materiales.
-Hum…- se limitó a decir, mirando el agujero y los restos de su espanta-wendigos que había allí tirados debajo. ¿Eso era sangre? ¿Había caído el de verdad allí debajo y se había abierto la cabeza? Menudo pardillo. Repitiendo su proceso rescata-niñas, Valyria bajo con la cuerda y comprobó que no, no era un wendigo, solo un pobre animal. Muerto, pero entero. Y su cebo… eso eran cortes de arma, no de garras… ¿Qué hacer? No había habido ni rastro del wendigo…
Bueno… para empezar…. Ese pobre animal iba a estropearse si lo dejaba allí… y aun no había almorzado… Era demasiado grande para comérselo entero, pero si tomaba los mejores cortes… tendría para unas cuantas comidas…y eran gratis…
Una hora más tarde, la elfa prácticamente rodó hacia el cementerio. No había visto ni rastro de un wendigo, y esos bichos comían carroña, casi segura, al 90%, así que revisar la fuente de cadáveres más cercana para comprobar si había o no wendigo parecía ser el paso lógico a seguir.
Y lo que encontró no le hizo mucha gracia. Es decir, un wendigo era un animal salvaje, escarbaría con las manos…garras, lo que dejaría marcas muy características y, seguramente, desperdigaría cachitos de cadáver porque las garras no eran la mejor herramienta para trabajos delicados.
Ella solo veía marcas de pala en las tumbas removidas. Algunas serian del entierra muertos, sin duda… ¿pero las vacías, con el ataúd abierto? No. Es decir, ni siquiera veía huellas que pudieran ser de un wendigo. Cierto, había muchas más huellas de las que esperaba, pero las del wendigo deberían estar superpuestas, es decir, nadie se pasaría después del wendigo pero antes de que ella las viera, ¿no? Todo el mundo debía estar aterrorizado del bicho, así que… si no veía ninguna…
-Dioses… nunca puedo tener un trabajo fácil huh.- Iba a necesitar otro tipo de trampas.
Valyria
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Re: Cadáveres y Sangre Corrupta [Trabajo] [Noche] (Go'el y Valyria)
La pareja de dragones regresó a la taberna, Go'el se cambió de ropa y se metió en la cama, el sol ya despuntaba, pero eso daba igual para el doctor, él necesitaba su sueño reparador. Gali en cambio estaba muy lúcido... y lleno de barro, pidió al tabernero una tina de agua y tras un purificante baño salió a la panadería en busca de su habitual desayuno.
Hoy el panadero había horneado unas deliciosas hogazas de pan con leche y miel, a lo lejos se comenzaba a escuchar el martilleo incesante de un carpintero que se afanaba en reparar una puerta, y más cerca, mucho más cerca, los nerviosos pasos de una jovencita pelirroja.
-Bu-buenos días Gali. -Saludó la muchacha al encontrarse al dragón. -¿Has dormido bien?
-A decir verdad, no. -Contestó Gali con su habitual sonrisa bromista. -Esta noche no he dormido nada.
La joven se sonrojó cuando el hombre enseñó los dientes y bajó la mirada hacia la bolsa de pan.
-¿Y no tienes sueño? si quieres puedes dormir en mi casa. Y-yo he dormido toda la noche, así que la cama esta libre.
El monje no descubrió la mentira por el tartamudeo de la chica, sino por las ojeras que se le dibujaban a la moza.
-Te lo agradezco Atenea, -La pueblerina suspiró al oír su nombre. -pero me encuentro bien. ¿Quieres un panecillo?
-No, no, gracias. -Dijo azorada y dando un paso atrás. -Además acabo de recordar algo que quería mi tío y debo irme.
La muchacha se dio la vuelta y salió aprisa en la dirección contraria al moreno, mientras que él se despedía con la mano y una sonrisa tranquila.
Gali regresó a la taberna comiéndose los panecillos por el camino, entró a la habitación y se encontró a su compañero de la misma forma que lo había dejado, durmiendo. El monje se chupó la yema de los dedos saboreando los últimos retazos de dulce y se sentó en una esquina, adoptó la posición de loto y cerró los ojos.
A los pocos minutos apareció la figura de un dragón negro, dormitando y echo un ovillo, la imagen mental del celestial oscuro respiraba muy lentamente, sin previo aviso abrió un ojo y una voz profunda resonó en cada rincón de la mente de Gali.
-Adalid. -El dios de los dragones hizo una pausa antes de seguir. -No es oro todo lo que reluce. -El monje estuvo tentando de responder. -En ese bosque moran más criaturas y, hay una que os tentara. Estad atentos, -El dragón oscuro cerró el ojo. -que el Precursor se prepare o cazareis la presa equivocada.
Gali asintió, el reptil gigante no volvió a hablar, pero tampoco desapareció de la mente del monje.
Las horas pasaron y el devoto solo rompió su meditación cuando sintió que Go'el se levantaba.
Hoy el panadero había horneado unas deliciosas hogazas de pan con leche y miel, a lo lejos se comenzaba a escuchar el martilleo incesante de un carpintero que se afanaba en reparar una puerta, y más cerca, mucho más cerca, los nerviosos pasos de una jovencita pelirroja.
-Bu-buenos días Gali. -Saludó la muchacha al encontrarse al dragón. -¿Has dormido bien?
-A decir verdad, no. -Contestó Gali con su habitual sonrisa bromista. -Esta noche no he dormido nada.
La joven se sonrojó cuando el hombre enseñó los dientes y bajó la mirada hacia la bolsa de pan.
-¿Y no tienes sueño? si quieres puedes dormir en mi casa. Y-yo he dormido toda la noche, así que la cama esta libre.
El monje no descubrió la mentira por el tartamudeo de la chica, sino por las ojeras que se le dibujaban a la moza.
-Te lo agradezco Atenea, -La pueblerina suspiró al oír su nombre. -pero me encuentro bien. ¿Quieres un panecillo?
-No, no, gracias. -Dijo azorada y dando un paso atrás. -Además acabo de recordar algo que quería mi tío y debo irme.
La muchacha se dio la vuelta y salió aprisa en la dirección contraria al moreno, mientras que él se despedía con la mano y una sonrisa tranquila.
Gali regresó a la taberna comiéndose los panecillos por el camino, entró a la habitación y se encontró a su compañero de la misma forma que lo había dejado, durmiendo. El monje se chupó la yema de los dedos saboreando los últimos retazos de dulce y se sentó en una esquina, adoptó la posición de loto y cerró los ojos.
A los pocos minutos apareció la figura de un dragón negro, dormitando y echo un ovillo, la imagen mental del celestial oscuro respiraba muy lentamente, sin previo aviso abrió un ojo y una voz profunda resonó en cada rincón de la mente de Gali.
-Adalid. -El dios de los dragones hizo una pausa antes de seguir. -No es oro todo lo que reluce. -El monje estuvo tentando de responder. -En ese bosque moran más criaturas y, hay una que os tentara. Estad atentos, -El dragón oscuro cerró el ojo. -que el Precursor se prepare o cazareis la presa equivocada.
Gali asintió, el reptil gigante no volvió a hablar, pero tampoco desapareció de la mente del monje.
Las horas pasaron y el devoto solo rompió su meditación cuando sintió que Go'el se levantaba.
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Re: Cadáveres y Sangre Corrupta [Trabajo] [Noche] (Go'el y Valyria)
La elfa hizo la croqueta sobre el tejado del mausoleo cuando un retortijón la asalto. Otra vez.
En retrospectiva, eso le pasaba por comer carne que ella no había cazado, seguro que algún idiota había cazado un animal enfermo y no había sido capaz de verlo con sus dos ojos, y ahora era ella la que tenía que sufrir las consecuencias. Bueno, al menos no era tan malo, solo era un poco molesto, y usar un poco de luz ayudaba bastante. Tenía mayores problemas con ese estúpido techo de roca y sus extremidades entumecidas. ¿Qué hacer con el venado? A saber, le sabía mal tirar comida, aunque no fuera a comerla, y venderla era directamente malvado, así que descartado.
Valyria había visto que los cadáveres parecían haber sido sacados por una persona, usando una pala, así que había decidido, obviamente, montar una trampa y esperar a dicha persona, de manera que había buscado un sitio en el cementerio en el que pasar el rato sin ser vista, de allí su apoltronamiento en un tejado. En retrospectiva, seguramente debería haber encontrado algo mejor que hacer con las horas que quedaban hasta la salida del sol, pero al menos tenía un libro para no aburrirse, por más que ahora que había leído un par de capítulos, parecía ser de los sucios y no de los épicos.
En cualquier caso, cuando el sol ya hubo bajado y, por lo tanto, no podía disfrutar de su libro picante, empezó a oír ruidos en el cementerio. Ruidos de pala, concretamente. Exactamente lo que había estado esperando, ¡su oportunidad! Se desperezó como un gato, cogió el arco y se alzó de un salto.
-ALTO AHÍ.- ante ella cavando a unos treinta metros podía ver, gracias a una pequeña lámpara que debía haber traído el ladrón, podía ver… la verdad, parecía un crío, un adolescente, vistiendo huesos, una armadura de costillas, algún hueso afilado como si fueran garras, y la calavera de rata más grande que había visto en su vida como mascara. El chaval la miro, soltó un grito y soplo para apagar su lámpara.
-Maldita sea.- Valyria saltó del techo en el que estaba, pero las piernas le fallaron, sin duda debido a estar tantas horas allí tumbada sin pegar golpe y no a cierto ciervo emponzoñado y cayo de bruces en el suelo.
-No pasa nada…puedo… rastrearlo… en un rato…-
En retrospectiva, eso le pasaba por comer carne que ella no había cazado, seguro que algún idiota había cazado un animal enfermo y no había sido capaz de verlo con sus dos ojos, y ahora era ella la que tenía que sufrir las consecuencias. Bueno, al menos no era tan malo, solo era un poco molesto, y usar un poco de luz ayudaba bastante. Tenía mayores problemas con ese estúpido techo de roca y sus extremidades entumecidas. ¿Qué hacer con el venado? A saber, le sabía mal tirar comida, aunque no fuera a comerla, y venderla era directamente malvado, así que descartado.
Valyria había visto que los cadáveres parecían haber sido sacados por una persona, usando una pala, así que había decidido, obviamente, montar una trampa y esperar a dicha persona, de manera que había buscado un sitio en el cementerio en el que pasar el rato sin ser vista, de allí su apoltronamiento en un tejado. En retrospectiva, seguramente debería haber encontrado algo mejor que hacer con las horas que quedaban hasta la salida del sol, pero al menos tenía un libro para no aburrirse, por más que ahora que había leído un par de capítulos, parecía ser de los sucios y no de los épicos.
En cualquier caso, cuando el sol ya hubo bajado y, por lo tanto, no podía disfrutar de su libro picante, empezó a oír ruidos en el cementerio. Ruidos de pala, concretamente. Exactamente lo que había estado esperando, ¡su oportunidad! Se desperezó como un gato, cogió el arco y se alzó de un salto.
-ALTO AHÍ.- ante ella cavando a unos treinta metros podía ver, gracias a una pequeña lámpara que debía haber traído el ladrón, podía ver… la verdad, parecía un crío, un adolescente, vistiendo huesos, una armadura de costillas, algún hueso afilado como si fueran garras, y la calavera de rata más grande que había visto en su vida como mascara. El chaval la miro, soltó un grito y soplo para apagar su lámpara.
-Maldita sea.- Valyria saltó del techo en el que estaba, pero las piernas le fallaron, sin duda debido a estar tantas horas allí tumbada sin pegar golpe y no a cierto ciervo emponzoñado y cayo de bruces en el suelo.
-No pasa nada…puedo… rastrearlo… en un rato…-
Última edición por Valyria el Miér Ene 29 2020, 15:29, editado 1 vez
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Re: Cadáveres y Sangre Corrupta [Trabajo] [Noche] (Go'el y Valyria)
La noche volvía a caer sobre el pueblo y los dragones volvían a trasnochar, pero esta vez sin palas en la mano.
Gali fue el encargado de guiar a su compañero a la fosa que había cavado la noche anterior, en otras circunstancias él bromista se hubiera negado y divertido viendo como Go'el daba vueltas en círculo, pero en el bosque habitaba un wendigo alfa sin manada que buscaba sustento de manera desesperada.
El monje tomó una buena decisión al no gastar la broma, pues aquello hubiera supuestos tener que lidiar con un rubio molesto que hubiera evolucionado a rubio iracundo, tras comprobar la trampa fallida. Por suerte no lo había hecho y ahora Go'el solo estaba molesto... y dando vueltas alrededor del agujero.
-El venado no está, el wendigo no está. -Farfullaba. -Su patrón no es el de mover su alimento a otro lado... si se hubiera ido habría sido sin el cebo, y si se hubiera comido el cebo estaría dentro del agujero.
Go'el alumbraba el hoyo con la antorcha mientras se mordía la yema del pulgar de la mano libre. Gali por su parte tan solo miraba el bosque en busca de pistas, el hombretón se dio la vuelta decidido a continuar por otro lado cuando algo chocó contra su espalda. El monje se giró y la extraña figura emitió un grito agudo (que parecía de mujer) acompañado por una maldición. El moreno ladeo la cabeza y cogió al ser del brazo.
-Go'el, ¿qué altura tienen los wendigo?
-Ya te lo dije ayer, de los alfa no se tiene registros, pero dicen que cerca de uno ochenta y cinco.
Dijo el rubio sin levantar la cabeza.
-¿Y los normales?
El dragón de tierra miraba fijamente lo que acababa de capturar.
-1,65 o 1,70
-¿Y tienen cabeza de rata?
-No.
-¿Y hablan?
-No.
Entonces Gali sonrió, soltó el brazo de aquel sucedáneo de wendigo, y este salió corriendo por donde había venido.
-¿Se puede saber a qué vienen todas esas preguntas estúpidas?
-No, por nada. Simple curiosidad.
Respondió Gali girándose y acercándose a su compañero.
Gali fue el encargado de guiar a su compañero a la fosa que había cavado la noche anterior, en otras circunstancias él bromista se hubiera negado y divertido viendo como Go'el daba vueltas en círculo, pero en el bosque habitaba un wendigo alfa sin manada que buscaba sustento de manera desesperada.
El monje tomó una buena decisión al no gastar la broma, pues aquello hubiera supuestos tener que lidiar con un rubio molesto que hubiera evolucionado a rubio iracundo, tras comprobar la trampa fallida. Por suerte no lo había hecho y ahora Go'el solo estaba molesto... y dando vueltas alrededor del agujero.
-El venado no está, el wendigo no está. -Farfullaba. -Su patrón no es el de mover su alimento a otro lado... si se hubiera ido habría sido sin el cebo, y si se hubiera comido el cebo estaría dentro del agujero.
Go'el alumbraba el hoyo con la antorcha mientras se mordía la yema del pulgar de la mano libre. Gali por su parte tan solo miraba el bosque en busca de pistas, el hombretón se dio la vuelta decidido a continuar por otro lado cuando algo chocó contra su espalda. El monje se giró y la extraña figura emitió un grito agudo (que parecía de mujer) acompañado por una maldición. El moreno ladeo la cabeza y cogió al ser del brazo.
-Go'el, ¿qué altura tienen los wendigo?
-Ya te lo dije ayer, de los alfa no se tiene registros, pero dicen que cerca de uno ochenta y cinco.
Dijo el rubio sin levantar la cabeza.
-¿Y los normales?
El dragón de tierra miraba fijamente lo que acababa de capturar.
-1,65 o 1,70
-¿Y tienen cabeza de rata?
-No.
-¿Y hablan?
-No.
Entonces Gali sonrió, soltó el brazo de aquel sucedáneo de wendigo, y este salió corriendo por donde había venido.
-¿Se puede saber a qué vienen todas esas preguntas estúpidas?
-No, por nada. Simple curiosidad.
Respondió Gali girándose y acercándose a su compañero.
Última edición por Go'el el Mar Feb 04 2020, 10:09, editado 2 veces
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Re: Cadáveres y Sangre Corrupta [Trabajo] [Noche] (Go'el y Valyria)
Todo iba bien, perfectamente. Lo único que se había dañado era su orgullo, y nadie la había visto, así que correría un tupido velo sobre ese incidente y se dispondría a perseguir al ladrón de tumbas.
Lentamente, para no equivocarse, y absolutamente no para recuperar la sensibilidad de las piernas, Valyria rastreó a su presa. Las huellas se veían claramente. Es decir, estaba un poco oscuro, pero entre la luna y su vista, se podían distinguir fácilmente del resto del suelo si una se fijaba. De manera que la elfa siguió el rastro de huellas y ramitas rotas, arco en mano, internándose en el bosque. Paso cerca de un par de tipos algo raritos, pero el rastro claramente los pasaba de largo también, y no tenía ni idea de que hacían allí a altas horas de la noche, seria de mala educación interrumpir a un par de tipos que solo querían besuquearse a la luz de la luna o algo así.
Vamos, que en ese momento no estaban haciendo nada particularmente sospechoso, lo que hacía que no fuera su problema. Finalmente, el rastro acabó en una pequeña cueva, la piedra siendo un material no ideal para seguir huellas, una vez el barro de los pies se hubo secado o caído tras los primeros metros, pero no hacía falta preocuparse, la cueva no parecía tener ramales, y alguien había tenido la amabilidad de poner una luz al final.
-TIEMBLA, PUES TE ENCUENTRAS ANTE EL GRAN NIGROMANTE, KARUG’KAK.- dijo el tipo al que había disparado antes. Valyria se limitó a taparse la cara con la mano, suspirando. Era un crio. Tendría… ¿quince años? Era difícil saber con esa horrible armadura de costillas y la calavera de rata. Había dicho nigromante, lo que despertaba algunas alarmas en su mente pero… es decir… ni siquiera tenía barba. –HUYE, ANTES DE QUE DESATE LOS HORRORES DEL ABISMO SOBRE TI.-
-Vale, venga, espero.- dijo, apoyándose contra la pared, arco aún en mano, por si acaso. Una armadura hecha con costillas no pararía una flecha, simplemente se colaría por los agujeros, puede que reduciendo un poco la fuerza si arañaba el hueso, de pura casualidad. Su alma de curtidora prácticamente gritaba viendo ese estropicio. Eso si, quería saber de donde diablos había sacado una calavera de rata tan grande como un maldito lobo, aunque no parecía el momento de preguntar.
-¿QUÉ?- claramente no era la respuesta que el gran nigromante esperaba.
-Que espero, desata los horrores de la noche sobre mí, si puedes, o gran Karraka.-
-YO…EH… LA ALINEACIÓN ESTELAR NO ES PROPICIA, TE PERDONARE POR ESTA VEZ, SI TE VAS Y NUNCA VUELVES.- llegados a ese punto, se estaba aguantando la risa tan bien como podía. El chaval estaba tan en pánico que ni siquiera había corregido el nombre.
-Nada ¿huh? Siempre he pensado que tener un gato fantasma como mascota seria adorable… en fin, puedo irme si quieres, directo a casa de tu madre.-
-¡No! ¡Por favor, no se lo cuentes a mi madre!- el papel completamente roto, ahora solo era un chaval en pánico. Eso iba a ser fácil.
-Entonces mañana iras a contarle al enterrador que no hay ningún wendigo conmigo.-
-Pero…no puedo contarle sobre…mis… experimentos…-
-Pues dile que es una broma de los niños del pueblo, yo que sé, no es mi problema, tienes toda la noche para pensar en algo convincente.- con la emoción de la caza ida y sin wendigo, era un resultado muy anticlimático, pero iba a cobrar igual, así que le daba igual lo que le contara al tipo siempre que quedara claro que había sido él y que no volvería a pasar. –Ale, recoge todos esos trastos y para casa, venga, hush hush.- el adolescente empezó a recoger y cambiarse de ropa entre gruñidos y susurros, sin duda maldiciendo su suerte. Ella esperaría a que se fuera y lo seguiría a lo lejos, para saber a qué casa volvía, por si acaso le faltaba valor por la mañana. –Oye, ¿has comido? Tengo un poco de ciervo aún…- vale, puede que no llevara la falta de presa tan bien como aparentaba.
Lentamente, para no equivocarse, y absolutamente no para recuperar la sensibilidad de las piernas, Valyria rastreó a su presa. Las huellas se veían claramente. Es decir, estaba un poco oscuro, pero entre la luna y su vista, se podían distinguir fácilmente del resto del suelo si una se fijaba. De manera que la elfa siguió el rastro de huellas y ramitas rotas, arco en mano, internándose en el bosque. Paso cerca de un par de tipos algo raritos, pero el rastro claramente los pasaba de largo también, y no tenía ni idea de que hacían allí a altas horas de la noche, seria de mala educación interrumpir a un par de tipos que solo querían besuquearse a la luz de la luna o algo así.
Vamos, que en ese momento no estaban haciendo nada particularmente sospechoso, lo que hacía que no fuera su problema. Finalmente, el rastro acabó en una pequeña cueva, la piedra siendo un material no ideal para seguir huellas, una vez el barro de los pies se hubo secado o caído tras los primeros metros, pero no hacía falta preocuparse, la cueva no parecía tener ramales, y alguien había tenido la amabilidad de poner una luz al final.
-TIEMBLA, PUES TE ENCUENTRAS ANTE EL GRAN NIGROMANTE, KARUG’KAK.- dijo el tipo al que había disparado antes. Valyria se limitó a taparse la cara con la mano, suspirando. Era un crio. Tendría… ¿quince años? Era difícil saber con esa horrible armadura de costillas y la calavera de rata. Había dicho nigromante, lo que despertaba algunas alarmas en su mente pero… es decir… ni siquiera tenía barba. –HUYE, ANTES DE QUE DESATE LOS HORRORES DEL ABISMO SOBRE TI.-
-Vale, venga, espero.- dijo, apoyándose contra la pared, arco aún en mano, por si acaso. Una armadura hecha con costillas no pararía una flecha, simplemente se colaría por los agujeros, puede que reduciendo un poco la fuerza si arañaba el hueso, de pura casualidad. Su alma de curtidora prácticamente gritaba viendo ese estropicio. Eso si, quería saber de donde diablos había sacado una calavera de rata tan grande como un maldito lobo, aunque no parecía el momento de preguntar.
-¿QUÉ?- claramente no era la respuesta que el gran nigromante esperaba.
-Que espero, desata los horrores de la noche sobre mí, si puedes, o gran Karraka.-
-YO…EH… LA ALINEACIÓN ESTELAR NO ES PROPICIA, TE PERDONARE POR ESTA VEZ, SI TE VAS Y NUNCA VUELVES.- llegados a ese punto, se estaba aguantando la risa tan bien como podía. El chaval estaba tan en pánico que ni siquiera había corregido el nombre.
-Nada ¿huh? Siempre he pensado que tener un gato fantasma como mascota seria adorable… en fin, puedo irme si quieres, directo a casa de tu madre.-
-¡No! ¡Por favor, no se lo cuentes a mi madre!- el papel completamente roto, ahora solo era un chaval en pánico. Eso iba a ser fácil.
-Entonces mañana iras a contarle al enterrador que no hay ningún wendigo conmigo.-
-Pero…no puedo contarle sobre…mis… experimentos…-
-Pues dile que es una broma de los niños del pueblo, yo que sé, no es mi problema, tienes toda la noche para pensar en algo convincente.- con la emoción de la caza ida y sin wendigo, era un resultado muy anticlimático, pero iba a cobrar igual, así que le daba igual lo que le contara al tipo siempre que quedara claro que había sido él y que no volvería a pasar. –Ale, recoge todos esos trastos y para casa, venga, hush hush.- el adolescente empezó a recoger y cambiarse de ropa entre gruñidos y susurros, sin duda maldiciendo su suerte. Ella esperaría a que se fuera y lo seguiría a lo lejos, para saber a qué casa volvía, por si acaso le faltaba valor por la mañana. –Oye, ¿has comido? Tengo un poco de ciervo aún…- vale, puede que no llevara la falta de presa tan bien como aparentaba.
- Spoiler:
- Subrayada una complicación, tenemos problemas para cazar el wendigo porque un idiota esta perturbando el rastro.
Última edición por Valyria el Dom Mar 29 2020, 17:07, editado 1 vez
Valyria
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Re: Cadáveres y Sangre Corrupta [Trabajo] [Noche] (Go'el y Valyria)
Los dragones dejaron el agujero a un lado, estaba claro que la trampa no había funcionado, o bien el wendigo era muy listo o bien algo más inteligente y racional había desarmado la trampa.
Si Go'el hubiera dejado de mirar el centro del agujero, y Gali no hubiera perdido el tiempo mirando a las musarañas, habrían encontrado las marcas de cuerdas en el borde del agujero y restos de cordaje en la corteza de un árbol cercano.
Pero el agujero ya no importaba, la pareja lo había dejado atrás (sin tapar) y ahora caminaban por el bosque intentando encontrar el rastro de su presa.
-¿Y si volvemos al cementerio?
Gali movió la antorcha aburrido.
-Demasiada gente ha pisado ese lugar, los wendigos son animales temerosos.
-Si pero... -El monje dejó la frase a medias al ver que una elfa se cruzaba en el camino. -Para ser un bosque peligros hay mucha actividad humana.
-Dicen que es peligroso, pero no lo es. -Respondió el rubio viendo como la chica seguía su camino. -Por lo que sabemos el único animal sobrenatural que hay es el wendigo, y estos seres son carroñeros por lo que no atacaran sin un buen motivo. Del mismo modo su presencia asusta a depredadores comunes, por lo que solo nos encontraremos con animales grandes que pudieran...
-Está bien Gogo, -Cortó el moreno. -el bosque es seguro. El wendigo nunca se encontró con nosotros en el cementerio, ni con nadie más, porque todo lo que nos dijeron es que un par de personas vieron la figura desde sus casas, y nosotros lo vigilamos desde un tejado. Si el animal no se siente amenazado ¿porque debería cambiar de zona? -El dragón hizo un arco con la antorcha. -Llevamos dos días buscando en el bosque y no encontramos nada, ¿se te ha ocurrido pensar que el wendigo ha pasado de nosotros y se ha ido a comer a donde siempre?
Go'el dejó de andar, se dio la vuelta y cambió el rumbo.
-Tienes razón, volvamos al cementerio.
-Es por ahí. -El monje sonrió divertido, señalando en otra dirección.
A nuestro buen doctor le costaba darle la razón a alguien más que no fuera él mismo, pero su amigo tenia buenos argumentos, el dragón humanoide cedió y se dejó llevar hasta el cementerio.
Si Go'el hubiera dejado de mirar el centro del agujero, y Gali no hubiera perdido el tiempo mirando a las musarañas, habrían encontrado las marcas de cuerdas en el borde del agujero y restos de cordaje en la corteza de un árbol cercano.
Pero el agujero ya no importaba, la pareja lo había dejado atrás (sin tapar) y ahora caminaban por el bosque intentando encontrar el rastro de su presa.
-¿Y si volvemos al cementerio?
Gali movió la antorcha aburrido.
-Demasiada gente ha pisado ese lugar, los wendigos son animales temerosos.
-Si pero... -El monje dejó la frase a medias al ver que una elfa se cruzaba en el camino. -Para ser un bosque peligros hay mucha actividad humana.
-Dicen que es peligroso, pero no lo es. -Respondió el rubio viendo como la chica seguía su camino. -Por lo que sabemos el único animal sobrenatural que hay es el wendigo, y estos seres son carroñeros por lo que no atacaran sin un buen motivo. Del mismo modo su presencia asusta a depredadores comunes, por lo que solo nos encontraremos con animales grandes que pudieran...
-Está bien Gogo, -Cortó el moreno. -el bosque es seguro. El wendigo nunca se encontró con nosotros en el cementerio, ni con nadie más, porque todo lo que nos dijeron es que un par de personas vieron la figura desde sus casas, y nosotros lo vigilamos desde un tejado. Si el animal no se siente amenazado ¿porque debería cambiar de zona? -El dragón hizo un arco con la antorcha. -Llevamos dos días buscando en el bosque y no encontramos nada, ¿se te ha ocurrido pensar que el wendigo ha pasado de nosotros y se ha ido a comer a donde siempre?
Go'el dejó de andar, se dio la vuelta y cambió el rumbo.
-Tienes razón, volvamos al cementerio.
-Es por ahí. -El monje sonrió divertido, señalando en otra dirección.
A nuestro buen doctor le costaba darle la razón a alguien más que no fuera él mismo, pero su amigo tenia buenos argumentos, el dragón humanoide cedió y se dejó llevar hasta el cementerio.
Última edición por Go'el el Miér Feb 12 2020, 16:34, editado 1 vez
Go'el
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Re: Cadáveres y Sangre Corrupta [Trabajo] [Noche] (Go'el y Valyria)
Tardaron menos de lo que esperaba, principalmente debido a que no parecía haber recogido demasiadas cosas, un cuaderno, su ropa de persona normal, y alguna baratija. Y allí se acabó su conversación, la elfa lo siguió a una distancia respetuosa, en silencio, hasta su casa. Ni siquiera se esforzó en ocultarse, podía verla perfectamente si se giraba, y no estaba tomando el más mínimo cuidado ocultando sus pasos. Habría eructado para hacer su presencia más clara, pero eso no era propio de una señorita. Y lo más importante, se había deshecho del ciervo que había…huh… requisado, antes de que se pusiera malo. Peor, al menos.
Finalmente llegaron a la casa del chaval. O al menos eso quería que pensara. El chico se giró hacia ella, y la elfa a su vez saludo con su mejor sonrisa. Y el desgraciado pareció tener un escalofrió al verla y empezó a subir por la pared hasta una ventana en el segundo piso. ¿Qué diablos? ¡Su sonrisa era encantadora! Iba a gritarle, pero el chaval ya se había metido en su habitación, así que otro día seria.
Ahora tenía que pasar la noche cerca, pasar el rato hasta la mañana, donde podría simplemente cobrar su recompensa. Un trabajo fácil. ¿Y que era también fácil? Dormir fuera y ahorrarte la fortuna que costaba una posada. Y ya había encontrado su lugar, de hecho se había puesto a andar hacia el sin darse cuenta. Cierto que el techo de un mausoleo no era adecuado para los débiles de corazón, y algunas malas lenguas lo considerarían “irrespetuoso” y “sacrílego” pero lo que era sacrílego eran los precios de las posadas en Lunargenta, y además, allí había silencio y una vista a las estrellas preciosa, así que si se quejaban iba a enseñarles a esos puritanos donde podían met…
La elfa se tiró al suelo, más por reflejo y experiencia que conscientemente, cuando oyó un zumbido acercarse a ella. Puede que hubiera considerado los métodos de entrenamiento excesivos y hubiera mencionado la expresión “crimen de guerra” más de una vez, pero por primera y única vez, bien flojito, agradeció ese horrible entrenamiento con flechas reales. Aunque el estruendo que resonó contra el suelo le indico que no era una flecha y una mirada confirmo que no, eso no era una lápida.
Era la puerta de su maldito mausoleo, arrancada directamente de las bisagras. –¡HEY!- Protestó, sin pensarlo demasiado, y la figura se giró hacia ella. Demasiado alta, con garras, y una calavera por cabeza.
El wendigo chilló más fuerte, aunque por motivos diferentes.
Finalmente llegaron a la casa del chaval. O al menos eso quería que pensara. El chico se giró hacia ella, y la elfa a su vez saludo con su mejor sonrisa. Y el desgraciado pareció tener un escalofrió al verla y empezó a subir por la pared hasta una ventana en el segundo piso. ¿Qué diablos? ¡Su sonrisa era encantadora! Iba a gritarle, pero el chaval ya se había metido en su habitación, así que otro día seria.
Ahora tenía que pasar la noche cerca, pasar el rato hasta la mañana, donde podría simplemente cobrar su recompensa. Un trabajo fácil. ¿Y que era también fácil? Dormir fuera y ahorrarte la fortuna que costaba una posada. Y ya había encontrado su lugar, de hecho se había puesto a andar hacia el sin darse cuenta. Cierto que el techo de un mausoleo no era adecuado para los débiles de corazón, y algunas malas lenguas lo considerarían “irrespetuoso” y “sacrílego” pero lo que era sacrílego eran los precios de las posadas en Lunargenta, y además, allí había silencio y una vista a las estrellas preciosa, así que si se quejaban iba a enseñarles a esos puritanos donde podían met…
La elfa se tiró al suelo, más por reflejo y experiencia que conscientemente, cuando oyó un zumbido acercarse a ella. Puede que hubiera considerado los métodos de entrenamiento excesivos y hubiera mencionado la expresión “crimen de guerra” más de una vez, pero por primera y única vez, bien flojito, agradeció ese horrible entrenamiento con flechas reales. Aunque el estruendo que resonó contra el suelo le indico que no era una flecha y una mirada confirmo que no, eso no era una lápida.
Era la puerta de su maldito mausoleo, arrancada directamente de las bisagras. –¡HEY!- Protestó, sin pensarlo demasiado, y la figura se giró hacia ella. Demasiado alta, con garras, y una calavera por cabeza.
El wendigo chilló más fuerte, aunque por motivos diferentes.
Valyria
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Re: Cadáveres y Sangre Corrupta [Trabajo] [Noche] (Go'el y Valyria)
-¿Nos hemos perdido?
Gali no contestó. Era la tercera vez en diez minutos que el galeno le preguntaba lo mismo.
La primera vez le explicó que no, que solo estaban lejos porque habían pasado mucho tiempo buscando. La segunda simplemente le dijo que no.
-Nos hemos perdido. -Afirmó Go'el cuando su compañero no le respondió. -Te dije que teníamos que ir volando.
-No voy a cambiar de forma cada vez que tú quieras acortar distancias absurdas. -El monje respiró y cerró los ojos por un instante. -Si quieres volar hazlo tú solo.
Esta vez quien no respondió fue el rubio. Go'el ya le había explicado muchas veces porque no volaba (básicamente porque volando se pierde aún más rápido que caminando.)
Gali sonrió ante el silencio del doctor. Sin embargo no duró demasiado, alguna clase de animal acaba de hacer un chillido bastante molesto.
-¿Que ha sido eso?
El monje sacudió la antorcha intentando ganar algunos metros de luz.
-Eso ha sido un wendigo. Démonos prisa, es probable que lo hayan descubierto.
En esta ocasión el moreno aceptó el pedido del científico y comenzó una carrera ligera hasta llegar a la linde del cementerio.
-Espera. -Go'el detuvo a su compañero. -Apaga la antorcha. Quiero ver que hace.
-¿Y si la chica lo mata?
-Mejor, nos ahorramos la pelea. Yo solo quiero su cuerpo. -El rubio se agazapó contra el muro. -¿Tu sabes lo inusual que es esto? Los wendigos rara vez tienen enfrentamientos, son carroñeros y asustadizos, pero este. -Al médico se le dibujo una sonrisa sádica. -Este es diferente, es un alfa, se ha quedado sin manada, sin terreno de caza y ahora está buscando comida en cualquier lado. Si esta es la única zona libre y cercana que tiene, es más que probable que pelee por conservarla. Tengo que documentar todo esto.
-¿Y si escapa?
Gali se resignó. El dragón ya conocía la respuesta antes de que el rubio la dijera.
-Te transformas y lo perseguimos.
Gali no contestó. Era la tercera vez en diez minutos que el galeno le preguntaba lo mismo.
La primera vez le explicó que no, que solo estaban lejos porque habían pasado mucho tiempo buscando. La segunda simplemente le dijo que no.
-Nos hemos perdido. -Afirmó Go'el cuando su compañero no le respondió. -Te dije que teníamos que ir volando.
-No voy a cambiar de forma cada vez que tú quieras acortar distancias absurdas. -El monje respiró y cerró los ojos por un instante. -Si quieres volar hazlo tú solo.
Esta vez quien no respondió fue el rubio. Go'el ya le había explicado muchas veces porque no volaba (básicamente porque volando se pierde aún más rápido que caminando.)
Gali sonrió ante el silencio del doctor. Sin embargo no duró demasiado, alguna clase de animal acaba de hacer un chillido bastante molesto.
-¿Que ha sido eso?
El monje sacudió la antorcha intentando ganar algunos metros de luz.
-Eso ha sido un wendigo. Démonos prisa, es probable que lo hayan descubierto.
En esta ocasión el moreno aceptó el pedido del científico y comenzó una carrera ligera hasta llegar a la linde del cementerio.
-Espera. -Go'el detuvo a su compañero. -Apaga la antorcha. Quiero ver que hace.
-¿Y si la chica lo mata?
-Mejor, nos ahorramos la pelea. Yo solo quiero su cuerpo. -El rubio se agazapó contra el muro. -¿Tu sabes lo inusual que es esto? Los wendigos rara vez tienen enfrentamientos, son carroñeros y asustadizos, pero este. -Al médico se le dibujo una sonrisa sádica. -Este es diferente, es un alfa, se ha quedado sin manada, sin terreno de caza y ahora está buscando comida en cualquier lado. Si esta es la única zona libre y cercana que tiene, es más que probable que pelee por conservarla. Tengo que documentar todo esto.
-¿Y si escapa?
Gali se resignó. El dragón ya conocía la respuesta antes de que el rubio la dijera.
-Te transformas y lo perseguimos.
Go'el
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Re: Cadáveres y Sangre Corrupta [Trabajo] [Noche] (Go'el y Valyria)
Valyria soltó una maldición en elfico mientras saltaba por encima de una hilera de tumbas, rodando inmediatamente para evitar el pedrusco.
En retrospectiva, el cementerio no era el mejor sitio para luchar para ella. Es decir, había esperado encontrar al bicho mientras estaba tumbada cómodamente en el tejado del mausoleo, asaetarlo con tres o cuatro flechas para obligarle a huir y luego perseguirlo y acabar con él. Pero el condenado no solo se había quedado allí luchando, sino que parecía tener predilección para lanzarle cosas si se alejaba demasiado. No estaba segura de quien le enseñaría ese truco, pero iba a encontrarlo y despellejarlo.
En cualquier caso, proyectiles aparte, tener que esquivar tumbas y piedras para moverse mientras que el wendigo podía simplemente…pasar a través de ellas o por encima era malo, muy malo, motivo por el que había estado corriendo para poner un poco de distancia entre ambos. Obviamente estaba lanzando flechas de vez en cuando, pero entre las tumbas, la carrera y el escaso segundo que se tomaba para apuntar, no parecía haber hecho mucho daño. Así que tomo la decisión lógica.
Una retirada estratégica.
Es decir, no está huyendo, solo realojando la pelea a un entorno ventajoso para ella. Un árbol sería mucho más difícil de ignorar o arrancar, así que hacia el bosque hu…se retiraba, por supuesto seguía incordiando el bicho con flechas aquí y allá para que le siguiera, y parecía estar funcionando. Puede que no supiera mucho de la anatomía de un wendigo, pero una flecha en la cabeza, entre los ojos, funcionaba para todo hasta el momento, así que, ¿para que pensar que le iba a falla ahora?
Y de momento, el plan estaba funcionando, ella había saltado la valla del cementerio y el wendigo había dudado, pero una flecha en el pecho había arreglado ese momento de indecisión y allí estaban ambos, alejándose del cementerio rápidamente y llegando a los primeros árboles. Valyria esperaría a que el bosque fuera un poco más espeso y se giraría con su mejor flecha. O flechas, las que hicieran falta. Todo calculado. ¿Qué podía salir mal?
Aparte de que su corazón parecía estar a punto de estallarle en el pecho, pero este callaría y haría su función o ambas morirían, así que no tenía opción de hacer otra cosa realmente.
En retrospectiva, el cementerio no era el mejor sitio para luchar para ella. Es decir, había esperado encontrar al bicho mientras estaba tumbada cómodamente en el tejado del mausoleo, asaetarlo con tres o cuatro flechas para obligarle a huir y luego perseguirlo y acabar con él. Pero el condenado no solo se había quedado allí luchando, sino que parecía tener predilección para lanzarle cosas si se alejaba demasiado. No estaba segura de quien le enseñaría ese truco, pero iba a encontrarlo y despellejarlo.
En cualquier caso, proyectiles aparte, tener que esquivar tumbas y piedras para moverse mientras que el wendigo podía simplemente…pasar a través de ellas o por encima era malo, muy malo, motivo por el que había estado corriendo para poner un poco de distancia entre ambos. Obviamente estaba lanzando flechas de vez en cuando, pero entre las tumbas, la carrera y el escaso segundo que se tomaba para apuntar, no parecía haber hecho mucho daño. Así que tomo la decisión lógica.
Una retirada estratégica.
Es decir, no está huyendo, solo realojando la pelea a un entorno ventajoso para ella. Un árbol sería mucho más difícil de ignorar o arrancar, así que hacia el bosque hu…se retiraba, por supuesto seguía incordiando el bicho con flechas aquí y allá para que le siguiera, y parecía estar funcionando. Puede que no supiera mucho de la anatomía de un wendigo, pero una flecha en la cabeza, entre los ojos, funcionaba para todo hasta el momento, así que, ¿para que pensar que le iba a falla ahora?
Y de momento, el plan estaba funcionando, ella había saltado la valla del cementerio y el wendigo había dudado, pero una flecha en el pecho había arreglado ese momento de indecisión y allí estaban ambos, alejándose del cementerio rápidamente y llegando a los primeros árboles. Valyria esperaría a que el bosque fuera un poco más espeso y se giraría con su mejor flecha. O flechas, las que hicieran falta. Todo calculado. ¿Qué podía salir mal?
Aparte de que su corazón parecía estar a punto de estallarle en el pecho, pero este callaría y haría su función o ambas morirían, así que no tenía opción de hacer otra cosa realmente.
Valyria
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Re: Cadáveres y Sangre Corrupta [Trabajo] [Noche] (Go'el y Valyria)
Al rubio le brillaron los ojos ante la inteligencia de la bestia. Pocos animales eran los que percibían el peligro de un tirador, este sin embargo se percató al momento y lanzaba piedras y lapidas en cuanto la elfa se alejaba demasiado. Aunque también cabía la posibilidad de que fuera una forma de ahuyentar al intruso de la zona.
Las dos hipótesis quedaron abiertas y documentadas en la libreta (llena de símbolos mal dibujados por la falta de luz) del doctor. Al principio todo parecía apuntar a la segunda posibilidad, pues en cuanto la elfa se alejó del perímetro el wendigo se quedó esperando, pero cuando la arquera le disparó este salió corriendo tras ella.
-Se alejan. -Exclamó el rubio en voz baja, para no alertar a la bestia. -Vamos, cambia de forma. Los vamos a perder.
-Y no crees que el wendigo saldrá huyendo si ve que un dragón lo persigue.
Go'el tardó unos segundos en responder a la cuestión.
-Bien visto. Corriendo pues, y cuidado con las flechas perdidas.
Así fue como los dos dragones comenzaron una persecución, la chica por lo visto no parecía cansarse nunca, cosa que no era de extrañar teniendo en cuenta lo que le venía detrás. Se movía bien por los árboles, aprovechando cada resquicio para esconderse y disparar, cosa que a Go'el no le extrañaba pues era un elfa... y todos saben que los elfos y los bosques son uno (todos lo que piensen que un elfo solo sirve para abrazar arboles).
El wendigo perdió a la chica de vista, se paró un instante a observar y oír, instante que la pareja aprovechó para acercarse.
Hubiera sido mejor que no lo hicieran, las flechas comenzaron a caer sobre el feérico y una de ellas se perdió por la arboleda, impactando en el hombro de Gali.
-Te lo dije.
Dijo simplemente el rubio.
-Me tienes hasta el turbante, Go'el. -El monje estaba tenso y con la mandíbula apretada. -Hemos venido aquí a por especímenes para tus experimentos, nos hemos tenido que alojar en una posada de mierda, me acaban de disparar en un hombro ¡y me que quedado sin té, MI té! -El moreno comenzó a resoplar. -¿Y tú solo sabes decir "te lo dije"? Estoy harto de este jueguecito.
Gali dejó al doctor con la palabra en la boca, y sacándose la flecha del hombro, caminó con pasos firmes hacia la bestia. Cada nueva zancada retumbó un poco más en la tierra, hasta que los pies se convirtieron en garras y la piel oscura en escamas negras cubiertas por una armadura.1
El dragón negro se abalanzó sobre el wendigo sin darle tiempo a que reaccionara, se alzó sobre sus patas traseras y arremetió con las delanteras contra la espalda del enemigo.2
___________
Off:
1- Transformación en dragón
2- Habilidad: Momentum.
Las dos hipótesis quedaron abiertas y documentadas en la libreta (llena de símbolos mal dibujados por la falta de luz) del doctor. Al principio todo parecía apuntar a la segunda posibilidad, pues en cuanto la elfa se alejó del perímetro el wendigo se quedó esperando, pero cuando la arquera le disparó este salió corriendo tras ella.
-Se alejan. -Exclamó el rubio en voz baja, para no alertar a la bestia. -Vamos, cambia de forma. Los vamos a perder.
-Y no crees que el wendigo saldrá huyendo si ve que un dragón lo persigue.
Go'el tardó unos segundos en responder a la cuestión.
-Bien visto. Corriendo pues, y cuidado con las flechas perdidas.
Así fue como los dos dragones comenzaron una persecución, la chica por lo visto no parecía cansarse nunca, cosa que no era de extrañar teniendo en cuenta lo que le venía detrás. Se movía bien por los árboles, aprovechando cada resquicio para esconderse y disparar, cosa que a Go'el no le extrañaba pues era un elfa... y todos saben que los elfos y los bosques son uno (todos lo que piensen que un elfo solo sirve para abrazar arboles).
El wendigo perdió a la chica de vista, se paró un instante a observar y oír, instante que la pareja aprovechó para acercarse.
Hubiera sido mejor que no lo hicieran, las flechas comenzaron a caer sobre el feérico y una de ellas se perdió por la arboleda, impactando en el hombro de Gali.
-Te lo dije.
Dijo simplemente el rubio.
-Me tienes hasta el turbante, Go'el. -El monje estaba tenso y con la mandíbula apretada. -Hemos venido aquí a por especímenes para tus experimentos, nos hemos tenido que alojar en una posada de mierda, me acaban de disparar en un hombro ¡y me que quedado sin té, MI té! -El moreno comenzó a resoplar. -¿Y tú solo sabes decir "te lo dije"? Estoy harto de este jueguecito.
Gali dejó al doctor con la palabra en la boca, y sacándose la flecha del hombro, caminó con pasos firmes hacia la bestia. Cada nueva zancada retumbó un poco más en la tierra, hasta que los pies se convirtieron en garras y la piel oscura en escamas negras cubiertas por una armadura.1
El dragón negro se abalanzó sobre el wendigo sin darle tiempo a que reaccionara, se alzó sobre sus patas traseras y arremetió con las delanteras contra la espalda del enemigo.2
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1- Transformación en dragón
2- Habilidad: Momentum.
Última edición por Go'el el Lun Mar 09 2020, 16:56, editado 1 vez
Go'el
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Re: Cadáveres y Sangre Corrupta [Trabajo] [Noche] (Go'el y Valyria)
Todo de acuerdo al plan.
Sip, sin duda, perfectamente. Caería muerto en cualquier momento.
Bueno, uno de los dos lo haría, sin duda.
Una vez los arboles habían empezado a ser lo suficientemente robustos como para que fuese razonable pensar que el wendigo no los haría pedazos, había empezado a usarlos de cobertura. Salta una raíz, dispara una flecha, sigue corriendo. ¿Se acerca demasiado? Usa un árbol para girar a toda velocidad, aprovechando que un bicho tan grande tardaba mucho más en parar y girar y asid arle esquinazo. Unos minutos más tarde, se había vuelto casi mecánico. Poco importaba que notara la garganta hinchada por la falta de aire o que los pies le ardieran, si se quedaba quieta, moría, así que su cuerpo iba a callarse las quejas y seguir moviéndose.
Y de repente, el bichejo la perdió de vista. Seguramente culpa de esa hiedra venenosa por la que había pasado, buena parte la culpable de su ardor de piernas. ¿Cómo había pasado a través de la armadura? No tenía tiempo de preguntarse esas cosas. Tomo un par de bocanadas de preciado aire y preparó una flecha, que dio de lleno. Y luego otra y otra, sin esperar a ver si caía muerto porque conocía su suerte y llegaba un punto donde una ya debía planear alrededor de esta. Algunas fallaron el enorme objetivo, culpa del cansancio o la velocidad a las que las tiraba, pero poco importaba, mientras la mayoría dieran. Y justo cuando estaba segura de que el wendigo iba a descubrir su, sinceramente, no muy buen escondite, alguien apareció a ayudar.
Un dragón negro distaba tanto como era posible de un caballero de brillante armadura, y lo tenía todo controlado, de veras, pero bueno, seguía siendo un gesto bonito. Y debería ayudar….pero… lucia….bastante controlado. Si, exacto. Así que se sentó en el suelo, intentando calmar su respiración mientras buscaba en su bolsa un poco de agua y comida, ya que estaba. Es decir, mejor ayudar cuando estuviera en plenas capacidades.
Exacto, solo por eso. Yaaay, tu puedes. dijo con voz neutra, agitando una banderita imaginaria con una mano.
Sip, sin duda, perfectamente. Caería muerto en cualquier momento.
Bueno, uno de los dos lo haría, sin duda.
Una vez los arboles habían empezado a ser lo suficientemente robustos como para que fuese razonable pensar que el wendigo no los haría pedazos, había empezado a usarlos de cobertura. Salta una raíz, dispara una flecha, sigue corriendo. ¿Se acerca demasiado? Usa un árbol para girar a toda velocidad, aprovechando que un bicho tan grande tardaba mucho más en parar y girar y asid arle esquinazo. Unos minutos más tarde, se había vuelto casi mecánico. Poco importaba que notara la garganta hinchada por la falta de aire o que los pies le ardieran, si se quedaba quieta, moría, así que su cuerpo iba a callarse las quejas y seguir moviéndose.
Y de repente, el bichejo la perdió de vista. Seguramente culpa de esa hiedra venenosa por la que había pasado, buena parte la culpable de su ardor de piernas. ¿Cómo había pasado a través de la armadura? No tenía tiempo de preguntarse esas cosas. Tomo un par de bocanadas de preciado aire y preparó una flecha, que dio de lleno. Y luego otra y otra, sin esperar a ver si caía muerto porque conocía su suerte y llegaba un punto donde una ya debía planear alrededor de esta. Algunas fallaron el enorme objetivo, culpa del cansancio o la velocidad a las que las tiraba, pero poco importaba, mientras la mayoría dieran. Y justo cuando estaba segura de que el wendigo iba a descubrir su, sinceramente, no muy buen escondite, alguien apareció a ayudar.
Un dragón negro distaba tanto como era posible de un caballero de brillante armadura, y lo tenía todo controlado, de veras, pero bueno, seguía siendo un gesto bonito. Y debería ayudar….pero… lucia….bastante controlado. Si, exacto. Así que se sentó en el suelo, intentando calmar su respiración mientras buscaba en su bolsa un poco de agua y comida, ya que estaba. Es decir, mejor ayudar cuando estuviera en plenas capacidades.
Exacto, solo por eso. Yaaay, tu puedes. dijo con voz neutra, agitando una banderita imaginaria con una mano.
Valyria
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Re: Cadáveres y Sangre Corrupta [Trabajo] [Noche] (Go'el y Valyria)
El barbárico dragón no sintió las garras del wendigo, cuando estas arrancaron parte de sus escamas, tampoco escuchó el alarido del animal cuando le clavó los dientes en su pestilente carne, ni se preocupó de pensar un agradecimiento al curtidor que le hizo la armadura.
Para Gali ahora solo importaba una cosa, una única y esencial cosa, matar a la bestia. Por el lado contrario, el de la bestia, también existía una única cosa, seguir vivo. Razón por la cual buscaba resquicios por los que fugarse, pero aquellos intentos le costaron una buena sarta de cortes provenientes de las afiladas púas que sobresalían de las alas de Gali1.
Pero ya se sabe el dicho: Quien la sigue la consigue. Y al final el wendigo consiguió zafarse de los brutales ataque del dragón y salir corriendo... o haciendo algo parecido a correr.
Por desgracia para el feérico aquello no terminaba ahí, el seguidor del celestial oscuro no lo dejaría ir. Ahora él era la presa y no el cazador, aunque bien es cierto que nunca fue el cazador, tan solo lo parecía. Gali plegó sus alas y comenzó la persecución por el bosque.
Go'el gritó, demandó a su compañero que se detuviera, que esperara a que se montara en su lomo. Como podréis imaginar, no lo esperó y al rubio no le quedó más remedio que transformase en semidragón y salir corriendo tras su desquiciado amigo.2
Durante la carrera el galeno se preguntó dónde estaría la elfa, porque no estaba persiguiendo su presa. Varias teorías aparecieron rápidamente en su mente. La primera y más probable es que hubiera muerto por el extremo agotamiento, la siguiente también era muerte, pero por heridas. Cabía la posibilidad de una huida, pero era poco probable, de ser así entonces no hubiera atacado al wendigo en primera instancia.
Había más teorías, muchísimas más, la gran mayoría acababan con la elfa muerta, pero esta historia no va sobre realidades alternativas, así que centrémonos de nuevo la persecución del pobre wendigo.
_____________
Off:
1 -Rasgo, Alas afiladas.
2 -Racial, transformación parcial.
Para Gali ahora solo importaba una cosa, una única y esencial cosa, matar a la bestia. Por el lado contrario, el de la bestia, también existía una única cosa, seguir vivo. Razón por la cual buscaba resquicios por los que fugarse, pero aquellos intentos le costaron una buena sarta de cortes provenientes de las afiladas púas que sobresalían de las alas de Gali1.
Pero ya se sabe el dicho: Quien la sigue la consigue. Y al final el wendigo consiguió zafarse de los brutales ataque del dragón y salir corriendo... o haciendo algo parecido a correr.
Por desgracia para el feérico aquello no terminaba ahí, el seguidor del celestial oscuro no lo dejaría ir. Ahora él era la presa y no el cazador, aunque bien es cierto que nunca fue el cazador, tan solo lo parecía. Gali plegó sus alas y comenzó la persecución por el bosque.
Go'el gritó, demandó a su compañero que se detuviera, que esperara a que se montara en su lomo. Como podréis imaginar, no lo esperó y al rubio no le quedó más remedio que transformase en semidragón y salir corriendo tras su desquiciado amigo.2
Durante la carrera el galeno se preguntó dónde estaría la elfa, porque no estaba persiguiendo su presa. Varias teorías aparecieron rápidamente en su mente. La primera y más probable es que hubiera muerto por el extremo agotamiento, la siguiente también era muerte, pero por heridas. Cabía la posibilidad de una huida, pero era poco probable, de ser así entonces no hubiera atacado al wendigo en primera instancia.
Había más teorías, muchísimas más, la gran mayoría acababan con la elfa muerta, pero esta historia no va sobre realidades alternativas, así que centrémonos de nuevo la persecución del pobre wendigo.
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1 -Rasgo, Alas afiladas.
2 -Racial, transformación parcial.
Go'el
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Re: Cadáveres y Sangre Corrupta [Trabajo] [Noche] (Go'el y Valyria)
-Yaaay, yujuuu.- siguió la elfa, mientras la lucha seguía. Ya que estarían allí un rato zurrándose, e intentar ayudar sería peligroso, puesto que las flechas podían darle a quien no debían, había sacado un poco de pan y embutido y se había hecho un bocadillo rápido. Tenía que recuperar energías al fin y al cabo, y comer era una muy buena manera de hacerlo.
Al principio le parecía bastante igualado, pero podía leer al wendigo como un libro abierto ahora que no estaba huyendo por su vida. Y estuviera ganando o perdiendo, a este no parecía hacerle mucha gracia estar recibiendo esas heridas. Comprensible, uno no podía ir al mercado y pedir que un curandero elfico le curara con esa cara. O cuerpo. U olor.
En fin, que finalmente el wendigo salió por patas, cosa que era mala, no solo porque aún tenía el bocadillo a medias, o porque su rival parecía estar sangrando también, sino porque su presa se escapaba. También los seguía otro tipo algo escamoso, pero eso ahora daba un poco igual. –EH, ESPÉRAME.-
No era un rastro muy difícil de seguir, es decir, wendigo y dragón eran bichos grandes, y no estaban intentando ser demasiado sutiles, así que una solo tenía que seguir el rastro de destrucción, incluso podía hacerlo más rápido que los causantes, al no tener que evitar los obstáculos, convenientemente apartados.
-No lo mates mucho, ¡necesito una prueba de que está muerto, no una hamburguesa!- gritó por entre los arboles.
Al principio le parecía bastante igualado, pero podía leer al wendigo como un libro abierto ahora que no estaba huyendo por su vida. Y estuviera ganando o perdiendo, a este no parecía hacerle mucha gracia estar recibiendo esas heridas. Comprensible, uno no podía ir al mercado y pedir que un curandero elfico le curara con esa cara. O cuerpo. U olor.
En fin, que finalmente el wendigo salió por patas, cosa que era mala, no solo porque aún tenía el bocadillo a medias, o porque su rival parecía estar sangrando también, sino porque su presa se escapaba. También los seguía otro tipo algo escamoso, pero eso ahora daba un poco igual. –EH, ESPÉRAME.-
No era un rastro muy difícil de seguir, es decir, wendigo y dragón eran bichos grandes, y no estaban intentando ser demasiado sutiles, así que una solo tenía que seguir el rastro de destrucción, incluso podía hacerlo más rápido que los causantes, al no tener que evitar los obstáculos, convenientemente apartados.
-No lo mates mucho, ¡necesito una prueba de que está muerto, no una hamburguesa!- gritó por entre los arboles.
Valyria
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Re: Cadáveres y Sangre Corrupta [Trabajo] [Noche] (Go'el y Valyria)
El wendigo corría, Gali corría tras él, Go'el... si, corría tras su compañero y la elfa los seguía a todos por el flanco.
Sin embargo la persecución no duró mucho más, el dragón negro ya no se divertía con ella, así que dio un salto para sobrepasar al feérico y le cerró el paso. El wendigo frenó en seco, pero no pudo parar a tiempo y se dio de bruces contra las garras de Gali.
-¿A que estas esperando?
Go'el gritaba por detrás de ellos. Había desenfundado la espada y cortaba el paso del animal.
-Déjate de juegos.
El monje rugió. Ya no había nada que hacer, aquel último zarpazo había derribado a su presa y ahora esta jadeaba en el suelo mientras se le escapaba la vida. Gali cerró la mandíbula alrededor del cuello moribundo y remató la faena.
Por fin podría regresar a casa y volver a beber sus tés, Go'el recogería sus muestras y después se marcharían.
El moreno cambió de forma, en el proceso las escamas perdidas se convirtieron en cortes y la ira descontrolada en agotamiento extremo.
-Eres un bruto. -Comentó el galeno, mirando como el wendigo. -No pienso cargarte a ti y al feérico.
El doctor rebuscó entre su bolsa hasta dar con un frasquito.1
-Toma. -El rubio se acercó al monje, descorchó la botella y se la dio a beber. -Con esto aguantaras hasta llegar al pueblo. Te curare allí.
El monje se tomó el elixir sin decir nada, y no porque no quisiera, sino porque ni siquiera tenía fuerzas para ello.
Con el combate terminado el bosque recuperaba sus sonidos habituales, o la falta de ellos. Los animales habían huido entre tanto rugido y bramido, el silencio era casi sepulcral. Apenas se escuchaban un puñado de insectos y los pasos sobre la hojarasca.
-¿Qué quieres?
Preguntó Go'el con tono seco al ver a la elfa.
Los números estaban en su contra, esa chica debería estar muerta, y sin embargo, ahí estaba.
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1 - Gali toma poción de estoicismo
Sin embargo la persecución no duró mucho más, el dragón negro ya no se divertía con ella, así que dio un salto para sobrepasar al feérico y le cerró el paso. El wendigo frenó en seco, pero no pudo parar a tiempo y se dio de bruces contra las garras de Gali.
-¿A que estas esperando?
Go'el gritaba por detrás de ellos. Había desenfundado la espada y cortaba el paso del animal.
-Déjate de juegos.
El monje rugió. Ya no había nada que hacer, aquel último zarpazo había derribado a su presa y ahora esta jadeaba en el suelo mientras se le escapaba la vida. Gali cerró la mandíbula alrededor del cuello moribundo y remató la faena.
Por fin podría regresar a casa y volver a beber sus tés, Go'el recogería sus muestras y después se marcharían.
El moreno cambió de forma, en el proceso las escamas perdidas se convirtieron en cortes y la ira descontrolada en agotamiento extremo.
-Eres un bruto. -Comentó el galeno, mirando como el wendigo. -No pienso cargarte a ti y al feérico.
El doctor rebuscó entre su bolsa hasta dar con un frasquito.1
-Toma. -El rubio se acercó al monje, descorchó la botella y se la dio a beber. -Con esto aguantaras hasta llegar al pueblo. Te curare allí.
El monje se tomó el elixir sin decir nada, y no porque no quisiera, sino porque ni siquiera tenía fuerzas para ello.
Con el combate terminado el bosque recuperaba sus sonidos habituales, o la falta de ellos. Los animales habían huido entre tanto rugido y bramido, el silencio era casi sepulcral. Apenas se escuchaban un puñado de insectos y los pasos sobre la hojarasca.
-¿Qué quieres?
Preguntó Go'el con tono seco al ver a la elfa.
Los números estaban en su contra, esa chica debería estar muerta, y sin embargo, ahí estaba.
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1 - Gali toma poción de estoicismo
Go'el
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Re: Cadáveres y Sangre Corrupta [Trabajo] [Noche] (Go'el y Valyria)
Era un dragón, así que no es como si fuera a irse volando con su presa para irse a comérselo a un árbol o algo así, pero tampoco parecía…del todo allí, así que los seguía para estar segura de que quedaba algo…y que no le robaran la recompensa, por supuesto.
En cualquier caso, el dragonazo finalmente atrapo al wendigo y, cuando estaba segura que iba a perder cualquier cacho reconocible del bicho, le mordió el cuello y no la cara. Bien, perfecto, podía trabajar con eso.
Esperó a que el dragón volviera a un tamaño más manejable, eso sí, por si acaso. –Muy bien equipo.- dijo como si nada dando unas palmaditas ante la seca pregunta del dragón que no había pegado palo al agua, acercándose cuchillo en mano. –Se suponía que debía cazarlo. Bueno, técnicamente a otro, pero había dos, así que tuve que improvisar y hacer un dos por uno, me pilló un poco desprevenida.- mejor no decirles que el primero había sido un niñato, por si pedían dividir la recompensa. Mejor que pensaran que había hecho más del cincuenta por ciento del trabajo en ese caso. O por si se les ocurría hacer nada que no debían. Estaban cerca, cosa mala, pero uno parecía agotado, y ambos estaban al alcance de sus pequeños, le gustaban sus posibilidades. .En cualquier caso, ya estaba empezando a cortar la cabeza, con cuidado de no mancharse y guantes, por supuesto. No era muy difícil después del mordisco, solo quedaba la columna uniendo cabeza y torso, así que con un poco de palanca pudo ir soltando poco a poco la cabeza. Algo grande, pero transportable. Ella desde luego no iba a cargar al bichejo tampoco.
-¿Creéis que el cuero de wendigo es bueno? Nunca he visto ninguno…- seguramente no, seria venenoso o algo así, pero… era un concepto interesante. O a lo mejor, sacar y llevar la piel de algo remotamente humanoide estaba mal visto. Eso también era una posibilidad. –No importa.-
En cualquier caso, el dragonazo finalmente atrapo al wendigo y, cuando estaba segura que iba a perder cualquier cacho reconocible del bicho, le mordió el cuello y no la cara. Bien, perfecto, podía trabajar con eso.
Esperó a que el dragón volviera a un tamaño más manejable, eso sí, por si acaso. –Muy bien equipo.- dijo como si nada dando unas palmaditas ante la seca pregunta del dragón que no había pegado palo al agua, acercándose cuchillo en mano. –Se suponía que debía cazarlo. Bueno, técnicamente a otro, pero había dos, así que tuve que improvisar y hacer un dos por uno, me pilló un poco desprevenida.- mejor no decirles que el primero había sido un niñato, por si pedían dividir la recompensa. Mejor que pensaran que había hecho más del cincuenta por ciento del trabajo en ese caso. O por si se les ocurría hacer nada que no debían. Estaban cerca, cosa mala, pero uno parecía agotado, y ambos estaban al alcance de sus pequeños, le gustaban sus posibilidades. .En cualquier caso, ya estaba empezando a cortar la cabeza, con cuidado de no mancharse y guantes, por supuesto. No era muy difícil después del mordisco, solo quedaba la columna uniendo cabeza y torso, así que con un poco de palanca pudo ir soltando poco a poco la cabeza. Algo grande, pero transportable. Ella desde luego no iba a cargar al bichejo tampoco.
-¿Creéis que el cuero de wendigo es bueno? Nunca he visto ninguno…- seguramente no, seria venenoso o algo así, pero… era un concepto interesante. O a lo mejor, sacar y llevar la piel de algo remotamente humanoide estaba mal visto. Eso también era una posibilidad. –No importa.-
Valyria
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Re: Cadáveres y Sangre Corrupta [Trabajo] [Noche] (Go'el y Valyria)
Go'el se quedó en silencio mientras veía como la elfa parloteaba.
Menudo desperdicio de ejemplar, cortarle la cabeza... si eso no era más que un cráneo. Lo verdaderamente importante estaba en cuerpo.
-Lo que era bueno y valioso era su sangre y sus órganos. Pero ahora está todo esparcido por el suelo. -El rubio puso el brazo de Gali sobre sus hombros. -La sangre solo obtiene las propiedades mágicas del animal si se le extrae con vida, pero por alguna razón la trampa que hice falló. Los órganos hubieran sido buenos componentes alquímicos si él, -señaló al monje con el pulgar. -no lo hubiera destrozado. La piel no sirve para nada, ni aunque estuviera intacta. Esta toda podrida e infectada, no tiene ninguna utilidad. -El galeno comenzó a caminar, asegurándose de que el grandullón no diera ningún tras pie. -Dile al enterrador que iré por la mañana a por nuestra recompensa.
El rubio no cruzó más palabras con la elfa, eso solo supondría una pérdida de tiempo y energía. La pócima que había ingerido Gali le ayudaría a aguantar hasta la posada, pero no frenaba las hemorragias ni cerraba los cortes.
Lo bueno de todo esto, es que Gali seguía consciente y pudo darle indicaciones a Go'el para que llegara a la taberna sin perderse. Si el viaje de vuelta hubiera dependido únicamente del rubio... por suerte no fue así, así que no tenemos que enterrar a ningún morenazo esculpido por los dioses.
Con la de golpes que se lleva el dragón de tierra en cada pelea, uno tendería a pensar que su cuerpo está plagado de cicatrices. Pero no con Go'el curándole y cosiéndole cada herida, sus conocimientos médicos y su experiencia lograban que cada sutura fuera un obra de arte. Las líneas que quedaban en la piel del moreno eran estrechas, final y rectas (siempre que el corte lo permitía).
Go'el se pasó las horas siguientes cuidando a su amigo, cambiándole los vendajes y administrando pomadas cicatrizantes. Solo se levantó de la silla cuando el grandullón abrió los ojos. Para entonces ya era de día y el mesonero había subido el desayuno a la habitación. El doctor dejó la porción de Gali junto a la cama y tras unas indicaciones se fue a por la recompensa.
Menudo desperdicio de ejemplar, cortarle la cabeza... si eso no era más que un cráneo. Lo verdaderamente importante estaba en cuerpo.
-Lo que era bueno y valioso era su sangre y sus órganos. Pero ahora está todo esparcido por el suelo. -El rubio puso el brazo de Gali sobre sus hombros. -La sangre solo obtiene las propiedades mágicas del animal si se le extrae con vida, pero por alguna razón la trampa que hice falló. Los órganos hubieran sido buenos componentes alquímicos si él, -señaló al monje con el pulgar. -no lo hubiera destrozado. La piel no sirve para nada, ni aunque estuviera intacta. Esta toda podrida e infectada, no tiene ninguna utilidad. -El galeno comenzó a caminar, asegurándose de que el grandullón no diera ningún tras pie. -Dile al enterrador que iré por la mañana a por nuestra recompensa.
El rubio no cruzó más palabras con la elfa, eso solo supondría una pérdida de tiempo y energía. La pócima que había ingerido Gali le ayudaría a aguantar hasta la posada, pero no frenaba las hemorragias ni cerraba los cortes.
Lo bueno de todo esto, es que Gali seguía consciente y pudo darle indicaciones a Go'el para que llegara a la taberna sin perderse. Si el viaje de vuelta hubiera dependido únicamente del rubio... por suerte no fue así, así que no tenemos que enterrar a ningún morenazo esculpido por los dioses.
Con la de golpes que se lleva el dragón de tierra en cada pelea, uno tendería a pensar que su cuerpo está plagado de cicatrices. Pero no con Go'el curándole y cosiéndole cada herida, sus conocimientos médicos y su experiencia lograban que cada sutura fuera un obra de arte. Las líneas que quedaban en la piel del moreno eran estrechas, final y rectas (siempre que el corte lo permitía).
Go'el se pasó las horas siguientes cuidando a su amigo, cambiándole los vendajes y administrando pomadas cicatrizantes. Solo se levantó de la silla cuando el grandullón abrió los ojos. Para entonces ya era de día y el mesonero había subido el desayuno a la habitación. El doctor dejó la porción de Gali junto a la cama y tras unas indicaciones se fue a por la recompensa.
Go'el
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Re: Cadáveres y Sangre Corrupta [Trabajo] [Noche] (Go'el y Valyria)
-Ah. Si, la trampa, una verdadera pena…fuese lo que fuese. Seguro que alguien la activo sin querer. O la hiciste mal. Me paso una vez con una para conejos. El pobre animal salió catapultado hacia el horizonte. Quiero pensar que murió del susto antes de estamparse.- murmuró una breve disculpa hacia ese pobre conejito y siguió. –En fin, hizo lo que pudo, hubo que cazarlo, y no querrías que se hiciera daño en el proceso ¿no?- Ella desde luego no iba a echarle la bronca al dragón enfadado por haberlo matado demasiado.
-‘Dita sea.- maldijo por lo bajo al darse cuenta de que la charla no había funcionado y se habían acordado de pedir su parte. Bueno, o lo harían al menos. Podría haber intentado irse con todo el dinero, pero… habían hecho buena parte del trabajo.
Así que no gruño de camino a la casa del enterrador. No demasiado al menos. Bueno, no de manera audible, eso sí.
En retroespectiva, tener la cabeza del wendigo ante la puerta cuando el enterrador abrió la puerta no fue su mejor idea. Allí estaba ella, al lado de un hombre espachurrado en el suelo, agarrándose el corazón. No era un infarto, demasiados insultos hacia su persona como para estar muriéndose, pero aun así le había dado un buen susto.
-Ea ea, ya esta, ninguno de los dos wendigos podrá hacerte ya daño.-
-Espera… ¿dos?-
-Larga historia, mañana debería venir un crío a explicártelo, mientras tanto yo y un par de dragones nos encargamos del otro. Quiero la mitad del pago, por favor.- el hombre miró con desconfianza la cabeza de la bestia, como preguntándose si estaba siendo engañado. Entonces un trozo de carne se desprendió del cuello y cayó al suelo con un asqueroso splosh y toda duda se esfumó. –Esos dos vendrán por la mañana, dijeron.- lo sanó un poco con luz, por si acaso, aunque parecía recuperado, mirando la cabeza con una mezcla de asco y fascinación. –El cementerio está un poco… destrozado, por la bestia, solo por ella, sin duda…- dijo, intentando hacer tiempo mientras el hombre se levantaba y le daba un saquito. -¿Quieres la cabeza?-
-Uh…si, déjala… la colgare en mi pared.- Gustos cuestionables, pero no iba a quejarse. La elfa se levantó, se desperezó y salió de la casa, buscando un árbol en el que dormir unas cuantas horas antes de que empezará a dolerle todo por la maldita carrera. Esa noche soñó en todas las telas que podría comprar.
-‘Dita sea.- maldijo por lo bajo al darse cuenta de que la charla no había funcionado y se habían acordado de pedir su parte. Bueno, o lo harían al menos. Podría haber intentado irse con todo el dinero, pero… habían hecho buena parte del trabajo.
Así que no gruño de camino a la casa del enterrador. No demasiado al menos. Bueno, no de manera audible, eso sí.
En retroespectiva, tener la cabeza del wendigo ante la puerta cuando el enterrador abrió la puerta no fue su mejor idea. Allí estaba ella, al lado de un hombre espachurrado en el suelo, agarrándose el corazón. No era un infarto, demasiados insultos hacia su persona como para estar muriéndose, pero aun así le había dado un buen susto.
-Ea ea, ya esta, ninguno de los dos wendigos podrá hacerte ya daño.-
-Espera… ¿dos?-
-Larga historia, mañana debería venir un crío a explicártelo, mientras tanto yo y un par de dragones nos encargamos del otro. Quiero la mitad del pago, por favor.- el hombre miró con desconfianza la cabeza de la bestia, como preguntándose si estaba siendo engañado. Entonces un trozo de carne se desprendió del cuello y cayó al suelo con un asqueroso splosh y toda duda se esfumó. –Esos dos vendrán por la mañana, dijeron.- lo sanó un poco con luz, por si acaso, aunque parecía recuperado, mirando la cabeza con una mezcla de asco y fascinación. –El cementerio está un poco… destrozado, por la bestia, solo por ella, sin duda…- dijo, intentando hacer tiempo mientras el hombre se levantaba y le daba un saquito. -¿Quieres la cabeza?-
-Uh…si, déjala… la colgare en mi pared.- Gustos cuestionables, pero no iba a quejarse. La elfa se levantó, se desperezó y salió de la casa, buscando un árbol en el que dormir unas cuantas horas antes de que empezará a dolerle todo por la maldita carrera. Esa noche soñó en todas las telas que podría comprar.
Valyria
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