[Cerrado] Cuarta Gran Carrera de Upeleros [4/4][Noche]
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[Cerrado] Cuarta Gran Carrera de Upeleros [4/4][Noche]
Playa de los ancestros, 7:46 pm
Aquella cálida y soleada tarde, que no era tarde ni soleada o ya estaría hecho cenizas, caminábamos rumbo a la Torre del clan para descansar luego de ese viaje tan raro y loco, muchas cosas habían pasado en muy poco tiempo y de hecho, aún no terminaba de entender algunas cosas –Hey Rauko- Dije en voz alta sin voltear a mirar –Mira eso- Señalé al frente donde se veía venir una especie de feria de Upeleros de distintos colores -¿Recuerdas cuando te gané en la carrera de upeleros?- Dije a modo de broma mientras me acercaba a la caravana.
Un grupo de cinco carretas tiradas por caballos transportaban diversos tipos de pasajeros peludos y fuera, con cadenas en sus patas se encontraban los upeleros de llamativos colores. Se escuchaban gritos de órdenes, al parecer durante el camino, por el peso y alguna que otra piedra, se había roto una de las ruedas de madera y necesitaban cambiarla antes de poder avanzar, o al menos eso era lo que imaginaba por el grupo de chicos que intentaban cambiar la rueda mientras un fortachón la levantaba para que ellos lograran su cometido.
Al acercarnos un poco más pude notar que los pajarracos no la estaban pasando nada bien, los golpeaban con un látigo y se veían todos asustados y nerviosos –Rayos- Apreté los puños con fuerza y furia ante tal crueldad –Hay que hacer algo- Le murmuré a Rauko aunque no tenía todavía una idea clara de cómo hacerlo, y es que no estaba nada fácil.
El lugar estaba rodeado de matones, tipos con aspecto muy rudo, fortachones y de mal carácter que parecían destripar solo con la mirada a quien intentara algo –Creo que ni se esfuerzan en ser discretos- Susurré al elfo señalándolos, aunque estaba seguro que aparte de ellos tendría que haber algunos más, a todas luces parecían ser un grupo de mercenarios que habían robado esos upeleros de algún lado y ahora los estaban transportando de contrabando, había que hacer algo.
Largo idiotas, no es lugar para curiosos- Dijo un tipo calvo y de gran tamaño que parecía de muy mal humor –Oye, tranquilo viejo- Dije con las manos al frente mientras intentaba mirar sobre su hombro, pues parecía que aparte de los upeleros, había jaulas con otros animales e incluso personas –Esto pinta mal- Le dije a Rauko mientras pensaba en algún plan para sacar a los prisioneros de ahí y darnos a la fuga… y qué mejor fuga que una veloz y emocionante carrera.
- Instrucciones:
- 0. Puedes comenzar por mencionar tus motivos para estar en ese lugar
1. La carrera consta de 200 metros divididos en 20 "Cuadros" de 10 metros cada uno, por donde se desplazarán los corredores
2. Al final de cada ronda colocaré una imagen con el estado actual de los corredores y sus posiciones
3. Al iniciar la carrera, deberán lanzar la voluntad de los dioses para determinar la cantidad de cuadros que recorrerá su upelero.
4. El primero en recorrer los 20 cuadros obtendrá la victoria y la nada despreciable recompensa de 500 aeros.
- ¿Qué es un upelero?:
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Así fue la tercera gran carrera de upeleros [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo]
Última edición por Bio el Mar Mar 03 2020, 03:13, editado 2 veces
Bio
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Re: [Cerrado] Cuarta Gran Carrera de Upeleros [4/4][Noche]
Había sido una noche innecesariamente larga, tediosa y llena de… situaciones absurdas. Demasiado absurdas, de hecho. Y no podría ser de otra manera cuando está involucrado una extraña aldea de ancianos ilusionistas que comparten la apariencia y el nombre «Zoituano», siendo estos liderados por una mujer-vaca guerrera de ojos saltones. Aun así, de alguna manera sobrevivimos sin perder demasiado nuestra dignidad.
Sin embargo, cuando Bio me señaló algo, creí que estábamos a punto de involucrarnos en otra situación absurda y peligrosa y absurda y, sobre todo, absurda. Llevé una mano a mi espada de inmediato, creyendo que la necesitaría.
–Carrera de upeleros… –repetí mientras intentaba recordar las dos carreras en las que fui partícipe, pero los recuerdos eran borrosos–. Espera, ¿participaste en alguna de ellas? –inquirí, arrugando la nariz al forzar mi memoria–. Ah, no, sí, tienes razón. Tú me venciste de una manera sublime, lo que me hizo anhelar ser como tú cuando sea grande.
Mentí, obviamente. En realidad, yo había ganado las dos veces, una compartiendo el primer puesto con un rival, y Bio ni siquiera obtuvo el segundo lugar en alguna de ellas.
Sea como sea, aquello era irrelevante. La escena frente a nosotros era una de esas en las que mi inacción no me permitiría sentirme libre de culpa. A pesar de mi pereza, tendría que intervenir por el bien de unos coloridos upeleros. En especial por el upelero verde, solo porque ese era mi color favorito.
También había que ayudar a otros animales y algunos jóvenes hombres-bestia capturados, pero ninguno era verde, así que no tenían tanto de mi aprecio y, por lo tanto, no eran mi principal motivación.
–Creo que tengo una idea, pero será algo problemático –musité mientras buscaba algo en mi pequeña bolsa–. Si sale bien, llegaremos más rápido a nuestro destino; si sale mal, nos caerá una agradable lluvia de golpes cuanto menos. –Saqué el par de objetos que necesitaba. Luego miré a Bio–. Y no me gusta recibir una lluvia de golpes, así que espero que me ayudes.
–Si van a cuchichear como viejas chismosas, que sea lejos de aquí –demandó uno de los hombres malos, compensando su baja estatura con una mirada feroz y voz carrasposa–. Yo mismo les hundiré el pecho de un puñetazo si siguen curioseando cerca, ¿entienden?
–Sí, sí. Como digas, chiquitín –dije sin darle importancia.
–¡¿Cómo me llamaste?!
–En cuanto reparen la rueda –le susurré a Bio, ignorando al pequeñín–, encárgate de los que están con los upeleros; necesitaremos a esos pollos para escapar. Yo iré a por los de las jaulas. –Unos segundos más y el carruaje dañado estaría reparado, si mantenían el ritmo.
–¡No me ignoren!
Y dentro de unos momentos él y sus compañeros estarían deseando que los hubiésemos ignorado.
Sin embargo, cuando Bio me señaló algo, creí que estábamos a punto de involucrarnos en otra situación absurda y peligrosa y absurda y, sobre todo, absurda. Llevé una mano a mi espada de inmediato, creyendo que la necesitaría.
–Carrera de upeleros… –repetí mientras intentaba recordar las dos carreras en las que fui partícipe, pero los recuerdos eran borrosos–. Espera, ¿participaste en alguna de ellas? –inquirí, arrugando la nariz al forzar mi memoria–. Ah, no, sí, tienes razón. Tú me venciste de una manera sublime, lo que me hizo anhelar ser como tú cuando sea grande.
Mentí, obviamente. En realidad, yo había ganado las dos veces, una compartiendo el primer puesto con un rival, y Bio ni siquiera obtuvo el segundo lugar en alguna de ellas.
Sea como sea, aquello era irrelevante. La escena frente a nosotros era una de esas en las que mi inacción no me permitiría sentirme libre de culpa. A pesar de mi pereza, tendría que intervenir por el bien de unos coloridos upeleros. En especial por el upelero verde, solo porque ese era mi color favorito.
También había que ayudar a otros animales y algunos jóvenes hombres-bestia capturados, pero ninguno era verde, así que no tenían tanto de mi aprecio y, por lo tanto, no eran mi principal motivación.
–Creo que tengo una idea, pero será algo problemático –musité mientras buscaba algo en mi pequeña bolsa–. Si sale bien, llegaremos más rápido a nuestro destino; si sale mal, nos caerá una agradable lluvia de golpes cuanto menos. –Saqué el par de objetos que necesitaba. Luego miré a Bio–. Y no me gusta recibir una lluvia de golpes, así que espero que me ayudes.
–Si van a cuchichear como viejas chismosas, que sea lejos de aquí –demandó uno de los hombres malos, compensando su baja estatura con una mirada feroz y voz carrasposa–. Yo mismo les hundiré el pecho de un puñetazo si siguen curioseando cerca, ¿entienden?
–Sí, sí. Como digas, chiquitín –dije sin darle importancia.
–¡¿Cómo me llamaste?!
–En cuanto reparen la rueda –le susurré a Bio, ignorando al pequeñín–, encárgate de los que están con los upeleros; necesitaremos a esos pollos para escapar. Yo iré a por los de las jaulas. –Unos segundos más y el carruaje dañado estaría reparado, si mantenían el ritmo.
–¡No me ignoren!
Y dentro de unos momentos él y sus compañeros estarían deseando que los hubiésemos ignorado.
Rauko
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Re: [Cerrado] Cuarta Gran Carrera de Upeleros [4/4][Noche]
Las carreteras de Aerandir están llenas de sorpresas, nunca pasa demasiado tiempo entre las situaciones extrañas que se pueden encontrar. Para niños aventureros como Chimar y Canel, esto supone diversión constante.
Aunque odie admitirlo, Maquiavelo es más explorador que intelectual. Le encanta el camino, si pasa demasiado tiempo en la esfera se aburre a sobremanera. Ya tendrá tiempo de descansar cuando las articulaciones duelan por la edad.
A medida que caminan por la noche, ambos niños no pueden evitar recurrir al característico juego “que estoy viendo”… claro que Canel termina ganando arrolladoramente por lo que su hermano mayor para de golpe la infantil forma de entretenimiento.
Insisto, haces trampa.
No hermano… es que soy especial “sonríe de manera tierna”.
El joven genio se limita a negar con la cabeza mientras disipa cualquier molestia y es que no puede ponerse de malas con Canel, siempre termina desarmando cualquier mal argumento en su contra con una ligera expresión.
Luego de un trayecto bastante largo de caminata desde la última pausa, se ven obligados a cubrirse en el follaje. Elementos extraños convergen adelante, del tipo que despiertan suspicacia en cualquiera.
Con ayuda de su monocular, el niño genio estudia toda la escena. Se sorprende bastante al encontrarse con personajes conocidos, para ser específicos el vampiro Bio y el joven elfo Rauko.
Tanto Chimar como Canel han compartido severas aventuras con los personajes, incluso se podría decir que congenian bien. Claro que los individuos conocidos no son los únicos elementos en escena.
También hay una caravana que despierta malas sensaciones, tanto por el mal trato que le dan a los pollos gigantes como por las jaulas de tamaño humanoide que además tienen seres bestiales inteligentes dentro.
Típico “suspira”.
Debemos ayudarlos hermano.
Con una ligera mueca de ironía, el joven inventor asiente. Odia la esclavitud, además hay elementos aliados en la línea de fuego que obviamente no pertenecen al grupo esclavista.
Sin perder tiempo prepara su ballesta para tiros precisos, es claro que algo se cuece adelante asi que intervendrá cuando inicie la locura. Sera el elemento salvaje que salva el día para sus compañeros.
Aunque odie admitirlo, Maquiavelo es más explorador que intelectual. Le encanta el camino, si pasa demasiado tiempo en la esfera se aburre a sobremanera. Ya tendrá tiempo de descansar cuando las articulaciones duelan por la edad.
A medida que caminan por la noche, ambos niños no pueden evitar recurrir al característico juego “que estoy viendo”… claro que Canel termina ganando arrolladoramente por lo que su hermano mayor para de golpe la infantil forma de entretenimiento.
Insisto, haces trampa.
No hermano… es que soy especial “sonríe de manera tierna”.
El joven genio se limita a negar con la cabeza mientras disipa cualquier molestia y es que no puede ponerse de malas con Canel, siempre termina desarmando cualquier mal argumento en su contra con una ligera expresión.
Luego de un trayecto bastante largo de caminata desde la última pausa, se ven obligados a cubrirse en el follaje. Elementos extraños convergen adelante, del tipo que despiertan suspicacia en cualquiera.
Con ayuda de su monocular, el niño genio estudia toda la escena. Se sorprende bastante al encontrarse con personajes conocidos, para ser específicos el vampiro Bio y el joven elfo Rauko.
Tanto Chimar como Canel han compartido severas aventuras con los personajes, incluso se podría decir que congenian bien. Claro que los individuos conocidos no son los únicos elementos en escena.
También hay una caravana que despierta malas sensaciones, tanto por el mal trato que le dan a los pollos gigantes como por las jaulas de tamaño humanoide que además tienen seres bestiales inteligentes dentro.
Típico “suspira”.
Debemos ayudarlos hermano.
Con una ligera mueca de ironía, el joven inventor asiente. Odia la esclavitud, además hay elementos aliados en la línea de fuego que obviamente no pertenecen al grupo esclavista.
Sin perder tiempo prepara su ballesta para tiros precisos, es claro que algo se cuece adelante asi que intervendrá cuando inicie la locura. Sera el elemento salvaje que salva el día para sus compañeros.
Invitado
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Re: [Cerrado] Cuarta Gran Carrera de Upeleros [4/4][Noche]
-No puedes hacer nada.- Dijo el oso, desde las riendas del carro, a Alisha, que miraba a lo lejos, hacia una caravana.
-No sabes eso, Olfen…- respondió ella, enfurruñada, dando un sobresalto cuando un latigazo particularmente fuerte recorrió la noche.
-¿Qué harías igualmente? Eres demasiado bonachona, no podrías hacerle daño a alguien, pensarías en sus familias o algo así.- no como el, no siempre se había apellidado Goldpaw, aunque esos tiempos habían quedado atrás.
-No creo que alguien que trata así a un animal tan adorable sea buena persona. O tenga familia.- Dijo Alisha, aun mirando a la noche, pensativa. Olfen no tuvo valor para decirle que seguramente eso era lo menor de las cosas que hacían esos tipos, por si la chica saltaba y hacia alguna locura. Muy tarde, pero el pobre oso no sabía eso. -Muchas gracias por el viaje, Olfen, yo me paro aquí. A… estiras las piernas… Un paseo por el bosque.- dijo Alisha, rebuscando en su mochila hasta sacar una ballesta y un carcaj con virotes.
-¿Bosque…? Si estamos en la pl… Espera, ¿de donde saco una chica como tú una ballesta?-
-Una chica debe llevar protección, y Barbarroja me recomendó una ballesta.- No entendía porque a todo el mundo le parecía raro, ¿no debería una comprar el mejor tipo de arma que pudiera?
-¿El rey pirata?- preguntó alarmado el mercader.
-No, ¿Por qué todo el mundo me pregunta eso? Es solo un tabernero con cicatrices. Y barba roja.- es decir, nunca hablaba de su pasado, pero no había manera de que alguien tan amable fuera alguien tan infame. –Puede que quieras coger un poco de ventaja, creo que van a perseguirme con Plumitas.- como iba a hacerse con el upelelo? A saber, pero el primer paso de cualquier plan era pensar en la ruta de escape, así que paso 1, completado.
-¿Ya le has puesto nombre? ¿Cuál es?- preguntó, incrédulo de que ya se hubiera encariñado con uno.
-No digas tonterías, todos se llaman Plumitas.- se limitó a responder Alisha, ballesta en mano, dispuesta a salvar a sus futuras almohadas. Por unos días al menos. Al menos salvaría a uno. No era robar, porque hacia algo bueno. Era una recuperación... no, ¿como lo había dicho Barbarroja? ¿Redistribución de la riqueza?
-No sabes eso, Olfen…- respondió ella, enfurruñada, dando un sobresalto cuando un latigazo particularmente fuerte recorrió la noche.
-¿Qué harías igualmente? Eres demasiado bonachona, no podrías hacerle daño a alguien, pensarías en sus familias o algo así.- no como el, no siempre se había apellidado Goldpaw, aunque esos tiempos habían quedado atrás.
-No creo que alguien que trata así a un animal tan adorable sea buena persona. O tenga familia.- Dijo Alisha, aun mirando a la noche, pensativa. Olfen no tuvo valor para decirle que seguramente eso era lo menor de las cosas que hacían esos tipos, por si la chica saltaba y hacia alguna locura. Muy tarde, pero el pobre oso no sabía eso. -Muchas gracias por el viaje, Olfen, yo me paro aquí. A… estiras las piernas… Un paseo por el bosque.- dijo Alisha, rebuscando en su mochila hasta sacar una ballesta y un carcaj con virotes.
-¿Bosque…? Si estamos en la pl… Espera, ¿de donde saco una chica como tú una ballesta?-
-Una chica debe llevar protección, y Barbarroja me recomendó una ballesta.- No entendía porque a todo el mundo le parecía raro, ¿no debería una comprar el mejor tipo de arma que pudiera?
-¿El rey pirata?- preguntó alarmado el mercader.
-No, ¿Por qué todo el mundo me pregunta eso? Es solo un tabernero con cicatrices. Y barba roja.- es decir, nunca hablaba de su pasado, pero no había manera de que alguien tan amable fuera alguien tan infame. –Puede que quieras coger un poco de ventaja, creo que van a perseguirme con Plumitas.- como iba a hacerse con el upelelo? A saber, pero el primer paso de cualquier plan era pensar en la ruta de escape, así que paso 1, completado.
-¿Ya le has puesto nombre? ¿Cuál es?- preguntó, incrédulo de que ya se hubiera encariñado con uno.
-No digas tonterías, todos se llaman Plumitas.- se limitó a responder Alisha, ballesta en mano, dispuesta a salvar a sus futuras almohadas. Por unos días al menos. Al menos salvaría a uno. No era robar, porque hacia algo bueno. Era una recuperación... no, ¿como lo había dicho Barbarroja? ¿Redistribución de la riqueza?
Alisha Lessard
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Re: [Cerrado] Cuarta Gran Carrera de Upeleros [4/4][Noche]
La charla se llevaba de manera amena hasta que las cosas extrañas comenzaron a resultar preocupantes, aquellos sujetos tenían muy mala pinta y parecía que ni los emplumados ni las personas en las jaulas la estaban pasando bien. Rauko de inmediato pensó en un plan, uno que seguro nos permitiría salir de esto de una manera muy inteligente -¿Qué tienes en mente?- Miré fijamente y presté mucha atención, aunque no a Rauko sino a lo que estaba sucediendo -Pero qué ray…- Unos gritos se comenzaron a escuchar en una de las jaulas cuando uno de los bandidos se acercaba bajando su pantalón, no había duda, era gritos de una chica, una muy joven.
Si algo me hacía enojar eran sin duda los babosos abusivos. La voz de Rauko se escuchaba cada vez más lejos, incluso al hombrecillo que luchaba por hacerse oír lo aparté con una mano empujándolo al piso sin cuidado alguno, avancé directo a donde estaba el sujeto poniendo un pie dentro de la jaula y preparándose para hacer su fiestecita, lo agarré por el cuello de la camisa y lo estrellé de espalda contra el piso para luego sentarme sobre él y pegarle hasta que los dientes comenzaban a faltar. Muy heroico todo hasta que sentí un fuerte golpe en mi espalda que me mandó al piso mareado -Es culpa de Rauko, no se apresuró con el plan- Me quejé murmurando antes de recibir una patada en mi hombro que me mandó al piso cuando intentaba levantarme. Sin darme cuenta me habían rodeado los bandidos y ahora se preparaban para tener su venganza.
Bravo Rauko, que buen plan- Me quedé de nuevo y sacudí la cabeza mientras un tipo de gran tamaño me ponía un pie en el pecho para evitar que me levantara -¡Jefe, tenemos un prisionero más, y este vino solo!- Aquello no sonaba nada bien, y desde luego, se pondría peor -Tráiganlo a mí- Ordenó mientras comenzaba a formar en su mano una esfera de fuego rojiza -Vaya vaya, miren lo que nos trajo la noche… Odio los vampiros- Dijo con asco y escupió al piso -Y yo odio el fuego- Respondí con sarcasmo -¡Pero el fuego no masacró a tu familia!- Con un grito me lanzó a los pies una bola de fuego -Ay no- Susurré al tener todo más claro, di un vistazo a las jaulas y entendí que lo que llevaban en ellas posiblemente fuesen vampiros, no podía dejarlos ahí, había que liberarlos, pero tampoco podía iniciar una pelea en ese lugar y poner en riesgo a los que estaban enjaulados, podía haber algún otro brujo y prenderle fuego a las jaulas, lo mejor en todo caso sería llevar la batalla a otro lugar, engañarlos y atraerlos a una trampa, y se me ocurría un buen lugar.
Al final había conseguido atraer la atención de la mayoría de los bandidos que habían dejado de lado las jaulas, y con ello habían puesto en bandeja de plata la oportunidad para abrirlas y regalarles la libertad a los prisioneros, aunque para ello debíamos antes alejar a los bandidos, y se me estaba ocurriendo un buen plan -¿Han escuchado la leyenda del vampiro Razen Golas?- Pregunté para llamar la atención y darle un poco más de tiempo a Rauko si es que estaba haciendo algo -¿Razen qué? Razen Golas?- Preguntó el líder un poco confundido -¡Sí, el que te pega por las bolas!- [1] Aquella frase no solo fue acompañada por una patada a la entrepierna del sujeto, sino también por un poco de magia de voz que llevó a los más cercanos a taparse los oídos y cerrar los ojos con gestos de dolor dejándome libre en el proceso.
Me di media vuelta y corrí directo hacia los upeleros, ahora que me había ganado el odio de aquellos bandidos sin duda me perseguirían hasta el fin del mundo, fijé la vista en un hermoso upelero de plumas azuladas y salté para caer sobre él, pero se agachó para evitarme y pasé de largo, reboté de trasero en el piso y fui a parar abrazando el cuello de un upelero de plumas negras que parecía medio despistado, obviamente se asustó y comenzó a correr llevándome arrastrado, tal vez no era la salida más elegante pero al menos estaba en marcha -¡Atrápenlo, no dejen que se vaya!- Escuchaba los gritos furiosos a la distancia y todo indicaba que esto estaba muy lejos de terminar.
[0]Muy bien, ya casi se termina el relleno argumentativo, en esta parte se termina el relleno argumentativo y comienza la carrera/fuga, la idea es que nos persigan los bandidos para que los vampiros en las jaulas puedan escapar sin ser sancochados como patatas, si les parece pueden elegir un color de upelero (Rojo, verde, azul, amarillo) Si algo me hacía enojar eran sin duda los babosos abusivos. La voz de Rauko se escuchaba cada vez más lejos, incluso al hombrecillo que luchaba por hacerse oír lo aparté con una mano empujándolo al piso sin cuidado alguno, avancé directo a donde estaba el sujeto poniendo un pie dentro de la jaula y preparándose para hacer su fiestecita, lo agarré por el cuello de la camisa y lo estrellé de espalda contra el piso para luego sentarme sobre él y pegarle hasta que los dientes comenzaban a faltar. Muy heroico todo hasta que sentí un fuerte golpe en mi espalda que me mandó al piso mareado -Es culpa de Rauko, no se apresuró con el plan- Me quejé murmurando antes de recibir una patada en mi hombro que me mandó al piso cuando intentaba levantarme. Sin darme cuenta me habían rodeado los bandidos y ahora se preparaban para tener su venganza.
Bravo Rauko, que buen plan- Me quedé de nuevo y sacudí la cabeza mientras un tipo de gran tamaño me ponía un pie en el pecho para evitar que me levantara -¡Jefe, tenemos un prisionero más, y este vino solo!- Aquello no sonaba nada bien, y desde luego, se pondría peor -Tráiganlo a mí- Ordenó mientras comenzaba a formar en su mano una esfera de fuego rojiza -Vaya vaya, miren lo que nos trajo la noche… Odio los vampiros- Dijo con asco y escupió al piso -Y yo odio el fuego- Respondí con sarcasmo -¡Pero el fuego no masacró a tu familia!- Con un grito me lanzó a los pies una bola de fuego -Ay no- Susurré al tener todo más claro, di un vistazo a las jaulas y entendí que lo que llevaban en ellas posiblemente fuesen vampiros, no podía dejarlos ahí, había que liberarlos, pero tampoco podía iniciar una pelea en ese lugar y poner en riesgo a los que estaban enjaulados, podía haber algún otro brujo y prenderle fuego a las jaulas, lo mejor en todo caso sería llevar la batalla a otro lugar, engañarlos y atraerlos a una trampa, y se me ocurría un buen lugar.
Al final había conseguido atraer la atención de la mayoría de los bandidos que habían dejado de lado las jaulas, y con ello habían puesto en bandeja de plata la oportunidad para abrirlas y regalarles la libertad a los prisioneros, aunque para ello debíamos antes alejar a los bandidos, y se me estaba ocurriendo un buen plan -¿Han escuchado la leyenda del vampiro Razen Golas?- Pregunté para llamar la atención y darle un poco más de tiempo a Rauko si es que estaba haciendo algo -¿Razen qué? Razen Golas?- Preguntó el líder un poco confundido -¡Sí, el que te pega por las bolas!- [1] Aquella frase no solo fue acompañada por una patada a la entrepierna del sujeto, sino también por un poco de magia de voz que llevó a los más cercanos a taparse los oídos y cerrar los ojos con gestos de dolor dejándome libre en el proceso.
Me di media vuelta y corrí directo hacia los upeleros, ahora que me había ganado el odio de aquellos bandidos sin duda me perseguirían hasta el fin del mundo, fijé la vista en un hermoso upelero de plumas azuladas y salté para caer sobre él, pero se agachó para evitarme y pasé de largo, reboté de trasero en el piso y fui a parar abrazando el cuello de un upelero de plumas negras que parecía medio despistado, obviamente se asustó y comenzó a correr llevándome arrastrado, tal vez no era la salida más elegante pero al menos estaba en marcha -¡Atrápenlo, no dejen que se vaya!- Escuchaba los gritos furiosos a la distancia y todo indicaba que esto estaba muy lejos de terminar.
[1]Habilidad Nivel 0: El que susurra en la oscuridad (+)
Bio
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Re: [Cerrado] Cuarta Gran Carrera de Upeleros [4/4][Noche]
Entonces empecé a explicarle el resto del plan. Era uno lo suficientemente elaborado como para que pudiéramos liberarlos a todos sin probabilidades de fracasar. De hecho, si se seguía cada paso de forma meticulosa, todos los maleantes dejarían de ser un problema y tanto los animales como las personas cautivas estarían sanos y salvos en cuestión de segundos. Sin duda alguna, era uno de esos brillantes planes que mi cerebro podía fabricar solo en unas muy escasas ocasiones.
Y Bio optó por actuar ignorando todo lo que le había dicho. Empujó a un lado al chiquitín sin ninguna dificultad y este, por simple mala suerte, tropezó y cayó justo en el lugar y con la posición adecuada para que su cuello se encontrara con una roca. Un sonoro crujido de huesos declaró su fatídico final.
Mientras el vampiro tenía la atención de los bandidos puesta en él, desenvainé mi espada Doppelsäbel y la desacoplé en dos para lanzarlas a un par de objetivos que custodiaban las jaulas. Cuando las cuchillas atravesaron sus cráneos, me desplacé velozmente hacia las jaulas para intentar abrirlas usando las ganzúas que saqué de mi bolso.
Ese fue un mal momento para descubrir que había olvidado cómo usar las ganzúas correctamente.
Por desgracia algunos bandidos notaron mi presencia y no tardaron en venir a por mí. Exhalé con exasperación por mi propia incompetencia. Tomé las espadas Doppelsäbel y me desplacé hacia los upeleros, seccionando o evadiendo a los enemigos que se interpusieran, ganando así el odio de muchos más.
Bio ya había escapado en un upelero, y por mi propio bien tuve que hacer lo mismo. Salté sobre el upelero verde y le arranqué una pluma de su trasero, esperando que eso le hiciera correr. Y funcionó. Corrió raudo tras Bio, agitando la cabeza y las alas mientras emitía constantemente un irritante chillido de furia.
–Oye, tranquilo, viejo. Me estás destruyendo los oídos. Corre en silencio –le rogué, pero el ave chilló con más intensidad–. Este tipo de cosas nunca les suceden a los cuatro centinelas –me quejé–. Como sea, ¡solo sigue corriendo, upelero de color verde, sigue corriendo! ¡Aprieta las nalgas y corre hacia el mejor mañana!
Y Bio optó por actuar ignorando todo lo que le había dicho. Empujó a un lado al chiquitín sin ninguna dificultad y este, por simple mala suerte, tropezó y cayó justo en el lugar y con la posición adecuada para que su cuello se encontrara con una roca. Un sonoro crujido de huesos declaró su fatídico final.
Mientras el vampiro tenía la atención de los bandidos puesta en él, desenvainé mi espada Doppelsäbel y la desacoplé en dos para lanzarlas a un par de objetivos que custodiaban las jaulas. Cuando las cuchillas atravesaron sus cráneos, me desplacé velozmente hacia las jaulas para intentar abrirlas usando las ganzúas que saqué de mi bolso.
Ese fue un mal momento para descubrir que había olvidado cómo usar las ganzúas correctamente.
Por desgracia algunos bandidos notaron mi presencia y no tardaron en venir a por mí. Exhalé con exasperación por mi propia incompetencia. Tomé las espadas Doppelsäbel y me desplacé hacia los upeleros, seccionando o evadiendo a los enemigos que se interpusieran, ganando así el odio de muchos más.
Bio ya había escapado en un upelero, y por mi propio bien tuve que hacer lo mismo. Salté sobre el upelero verde y le arranqué una pluma de su trasero, esperando que eso le hiciera correr. Y funcionó. Corrió raudo tras Bio, agitando la cabeza y las alas mientras emitía constantemente un irritante chillido de furia.
–Oye, tranquilo, viejo. Me estás destruyendo los oídos. Corre en silencio –le rogué, pero el ave chilló con más intensidad–. Este tipo de cosas nunca les suceden a los cuatro centinelas –me quejé–. Como sea, ¡solo sigue corriendo, upelero de color verde, sigue corriendo! ¡Aprieta las nalgas y corre hacia el mejor mañana!
(☞゚∀゚)☞ OFFROL ☜(゚∀゚☜)
Elijo otra vez al hermoso chocobo verde (─‿‿─)Rauko
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Re: [Cerrado] Cuarta Gran Carrera de Upeleros [4/4][Noche]
Lo que ocurre adelante es… difícil de definir, por algunos instantes Maquiavelo cree estar viendo un acto de comedia ambulante. Solo cuando los golpes resuenan entiende que es un cumulo de situaciones divertidas pero no por eso menos peligrosas.
Rayos, lo que daría por un pan dulce ahora.
Chim conoce a los personajes, está en cierto modo obligado a prestarles ayuda porque son buena genta al final... aunque ahora si se metieron en la mierda a niveles sobrenaturales, justo en medio de una caravana bandida.
Hay dificultades para actuar, tanto por los elementos enjaulados como por los aliados. El fuego amigo cobraría muchas vidas residuales si se utilizaran la mitad de inventos cargados por Maquiavelo.
Canel en la otra mano tiene la capacidad para generar ilusiones potencialmente viables, vendrían como anillo al dedo aunque parece más interesado en dejar correr los acontecimientos por alguna razón. Su hermano termina encogiéndose de hombros y es que no se puede obligar al brujito a salvar el día, no funciona así.
Entonces Bio logra algo impresionante, por decirlo de alguna manera. Elude la muerte y se monta como puede en uno de los pollos gigantes, muy parecidos a la montura utilizada por Nin vale destacar… clones de diferentes colores en dado caso.
Como era que se llamaban esos bichos… “pregunta para sí mismo”.
“Canel imita la cara interrogante de su hermano aunque por inercia pues sabe el nombre”.
Segundos después aparece Rauko, en un frenesí de cortes y danza que despierta algo de miedo. No tarda en subirse en uno de los pollos sobrealimentados, este en particular de color verde manzana.
Dioses de la ciencia…
Luego de una considerable cantidad de tiempo, más del que está dispuesto a admitir sin duda, Chim encuentra lógica en tanta locura. Todos los bandidos se preparan para avanzar, ignorando por completo que llevan una caravana de esclavos.
Brillante…
Expresa con cierta ceja arqueada, es una distracción para que los prisioneros puedan escapar una vez queden solos. No tarda en tomar la mano de su hermanito entonces, haciéndole una seña con los ojos que ya tiene cierto significado entre ambos hermanos.
En menos de lo que canta un gallo, ambos enanos aparecen encima del animal azul. Acto seguido el inventor toma las riendas y cuando el brujito ya está asegurado inicia el galope acelerado del ave de transporte.
¡¡A que no nos atrapan tontos!!
¡¡Yay!!
Rayos, lo que daría por un pan dulce ahora.
Chim conoce a los personajes, está en cierto modo obligado a prestarles ayuda porque son buena genta al final... aunque ahora si se metieron en la mierda a niveles sobrenaturales, justo en medio de una caravana bandida.
Hay dificultades para actuar, tanto por los elementos enjaulados como por los aliados. El fuego amigo cobraría muchas vidas residuales si se utilizaran la mitad de inventos cargados por Maquiavelo.
Canel en la otra mano tiene la capacidad para generar ilusiones potencialmente viables, vendrían como anillo al dedo aunque parece más interesado en dejar correr los acontecimientos por alguna razón. Su hermano termina encogiéndose de hombros y es que no se puede obligar al brujito a salvar el día, no funciona así.
Entonces Bio logra algo impresionante, por decirlo de alguna manera. Elude la muerte y se monta como puede en uno de los pollos gigantes, muy parecidos a la montura utilizada por Nin vale destacar… clones de diferentes colores en dado caso.
Como era que se llamaban esos bichos… “pregunta para sí mismo”.
“Canel imita la cara interrogante de su hermano aunque por inercia pues sabe el nombre”.
Segundos después aparece Rauko, en un frenesí de cortes y danza que despierta algo de miedo. No tarda en subirse en uno de los pollos sobrealimentados, este en particular de color verde manzana.
Dioses de la ciencia…
Luego de una considerable cantidad de tiempo, más del que está dispuesto a admitir sin duda, Chim encuentra lógica en tanta locura. Todos los bandidos se preparan para avanzar, ignorando por completo que llevan una caravana de esclavos.
Brillante…
Expresa con cierta ceja arqueada, es una distracción para que los prisioneros puedan escapar una vez queden solos. No tarda en tomar la mano de su hermanito entonces, haciéndole una seña con los ojos que ya tiene cierto significado entre ambos hermanos.
En menos de lo que canta un gallo, ambos enanos aparecen encima del animal azul. Acto seguido el inventor toma las riendas y cuando el brujito ya está asegurado inicia el galope acelerado del ave de transporte.
¡¡A que no nos atrapan tontos!!
¡¡Yay!!
- Off:
- Canel usa su habilidad de Lvl 7 (Teletransporte)
- Off:
- Pillamos el pollo Azul jejeje.
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Re: [Cerrado] Cuarta Gran Carrera de Upeleros [4/4][Noche]
Y se había armado una buena. No estaba muy segura de como la verdad, había visto a un tipo avanzando hacia el grupo, un empujón, algún golpe y fuego, en forma de bola, así que no había ningún incendio.
Bueno, al menos alguien había tenido la misma idea que ella. Y más importante, distraía al personal. Alisha se había acercado hacia el esclavista, de espaldas a ella en vez de montar guardia, gracias al espectáculo de fuegos artificiales y apretó el gatillo de la ballesta a bocajarro. ¡No tenías que saber disparar si te acercabas lo suficiente! –Eso te pasa por ser mala persona en general.- le dijo al guardia, que había caído seco al suelo. Con un virote en la columna. Sí, eso explicaba que no se moviera. Bueno, no le daba mucha pena que digamos. Rebusco en el tipo hasta encontrar un manojo de llaves, con un oído atento a lo que pasaba. La conmoción siguió, primero un gritó para nada natural, y luego un “atrápenlo”, lo que significaba que se iban, lo que significaba que ella también tenía que irse si no quería que la pillaran. Tiro las llaves en una de las jaulas, donde una mujer zorro estaba. –Esperad a que los persigan, y entonces salid y escapad.- ahora, ¿Cómo salía ella?
Y entonces sus ojos se cruzaron con los de la criatura más esponjosa del continente. Un upelero rojo sangre, que había visto guerra en sus tiempos a juzgar por la cicatriz en el ojo, aunque el ojo parecía intacto al menos. Ese no era un Plumitas cualquiera. Era el Capitán, no, el Teniente Plumitas. Espera, ¿era teniente más alto que capitán? Tendría que preguntárselo a un guardia a la vuelta. Alisha le soltó las ataduras al pobre animal y se subió a este, prácticamente hundiéndose en el pelaje. –¡En marcha, Teniente Plumitas!- El pájaro araño la arena. Al menos no la habia tirado al suelo.
-Uh… te revelas contra las órdenes de tu superior ¿huh? Pues yo sé cómo mover a los tuyos, no eres tan rebelde como Cotton.- y la vampiresa puso en práctica sus lecciones de doma de murciélagos glotones, para ver si se aplicaban a upeleros. Simplemente le enseño una manzana al pajarraco y una vez la hubo visto y olido, la lanzo tan fuerte como pudo hacia adelante, prácticamente cayéndose de la silla cuando Plumitas salió disparado hacia el snack de fruta.
Bueno, al menos alguien había tenido la misma idea que ella. Y más importante, distraía al personal. Alisha se había acercado hacia el esclavista, de espaldas a ella en vez de montar guardia, gracias al espectáculo de fuegos artificiales y apretó el gatillo de la ballesta a bocajarro. ¡No tenías que saber disparar si te acercabas lo suficiente! –Eso te pasa por ser mala persona en general.- le dijo al guardia, que había caído seco al suelo. Con un virote en la columna. Sí, eso explicaba que no se moviera. Bueno, no le daba mucha pena que digamos. Rebusco en el tipo hasta encontrar un manojo de llaves, con un oído atento a lo que pasaba. La conmoción siguió, primero un gritó para nada natural, y luego un “atrápenlo”, lo que significaba que se iban, lo que significaba que ella también tenía que irse si no quería que la pillaran. Tiro las llaves en una de las jaulas, donde una mujer zorro estaba. –Esperad a que los persigan, y entonces salid y escapad.- ahora, ¿Cómo salía ella?
Y entonces sus ojos se cruzaron con los de la criatura más esponjosa del continente. Un upelero rojo sangre, que había visto guerra en sus tiempos a juzgar por la cicatriz en el ojo, aunque el ojo parecía intacto al menos. Ese no era un Plumitas cualquiera. Era el Capitán, no, el Teniente Plumitas. Espera, ¿era teniente más alto que capitán? Tendría que preguntárselo a un guardia a la vuelta. Alisha le soltó las ataduras al pobre animal y se subió a este, prácticamente hundiéndose en el pelaje. –¡En marcha, Teniente Plumitas!- El pájaro araño la arena. Al menos no la habia tirado al suelo.
-Uh… te revelas contra las órdenes de tu superior ¿huh? Pues yo sé cómo mover a los tuyos, no eres tan rebelde como Cotton.- y la vampiresa puso en práctica sus lecciones de doma de murciélagos glotones, para ver si se aplicaban a upeleros. Simplemente le enseño una manzana al pajarraco y una vez la hubo visto y olido, la lanzo tan fuerte como pudo hacia adelante, prácticamente cayéndose de la silla cuando Plumitas salió disparado hacia el snack de fruta.
Alisha Lessard
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Re: [Cerrado] Cuarta Gran Carrera de Upeleros [4/4][Noche]
Espero que al menos Rauko haya aprovechado la oportunidad y haya liberado a los… rayos- Mis suposiciones se fueron al traste al pasar por las jaulas y notar que los prisioneros seguían siendo prisioneros -No espero nada de él y aun así me decepciona- Murmuré por lo bajo mientras luchaba por acomodarme sobre el pajarraco que me llevaba casi arrastrado, sosteniéndome de mala manera de su cuello y en consecuencia, haciéndolo creer que lo quería hacer girar a la izquierda, lo que trajo como consecuencia que girara un par de veces antes de comenzar su avance.
Con algo de esfuerzo conseguí balancearme hasta caer sobre el lomo del animal pero antes de poder acomodarme correctamente el animal dio un salto para pasar por encima de un par de pequeños duendes -Hey, qué hacen ellos aquí- Me pregunté a mí mismo mientras notaba que se trataba del par de niños raros con que me había cruzado en otras ocasiones. El salto desde luego me mandó a volar y me hizo caer bruscamente en el lomo del animal, me giré como pude tan solo para tener que dar un giro de emergencia que casi me lanza al piso para evitar estrellarme con otra chica que se había hecho con un upelero de color rojo.
La vuelta accidental del upelero me había llevado de nuevo al centro del campamento donde los niños se habían agenciado el upelero azul, entonces vino a mi mente una gran idea -Rauko, Chimer, ¿Qué tal una carrera?- Grité esperando que me escucharan claramente -Conozco un lugar donde estaremos a salvo, y le daré 700 aeros a quien pueda llegar de primero- La motivación no era nada despreciable, y podría hacer de esta fuga algo más emocionante. No sabía si la extraña chica del upelero rojo estaría con nosotros o contra nosotros, pero igual quedaba la invitación abierta.
Me puse serio y tomé las riendas del animal dirigiéndolo hacia el sur-este -Vamos hacia allá, el último en llegar es un huevo podrido- Señalé la dirección en la que debíamos avanzar para llegar a la torre de mi clan y ponernos a salvo. Como no podía ser de otro modo, aquellos bandidos no se quedarían con la ofensa y tomaron algunos caballos para comenzar una salvaje persecución en la que, claro, no tendrían oportunidad, un caballo jamás podría vencer a un upelero… ¿o sí?
[1]Antes de realizar su post, deben hacer una tirada de runas en [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo] A fin de conocer los cuadros que avanzarán, el primero en completar los 20 cuadros del recorrido se gana los 700 aeros Con algo de esfuerzo conseguí balancearme hasta caer sobre el lomo del animal pero antes de poder acomodarme correctamente el animal dio un salto para pasar por encima de un par de pequeños duendes -Hey, qué hacen ellos aquí- Me pregunté a mí mismo mientras notaba que se trataba del par de niños raros con que me había cruzado en otras ocasiones. El salto desde luego me mandó a volar y me hizo caer bruscamente en el lomo del animal, me giré como pude tan solo para tener que dar un giro de emergencia que casi me lanza al piso para evitar estrellarme con otra chica que se había hecho con un upelero de color rojo.
La vuelta accidental del upelero me había llevado de nuevo al centro del campamento donde los niños se habían agenciado el upelero azul, entonces vino a mi mente una gran idea -Rauko, Chimer, ¿Qué tal una carrera?- Grité esperando que me escucharan claramente -Conozco un lugar donde estaremos a salvo, y le daré 700 aeros a quien pueda llegar de primero- La motivación no era nada despreciable, y podría hacer de esta fuga algo más emocionante. No sabía si la extraña chica del upelero rojo estaría con nosotros o contra nosotros, pero igual quedaba la invitación abierta.
Me puse serio y tomé las riendas del animal dirigiéndolo hacia el sur-este -Vamos hacia allá, el último en llegar es un huevo podrido- Señalé la dirección en la que debíamos avanzar para llegar a la torre de mi clan y ponernos a salvo. Como no podía ser de otro modo, aquellos bandidos no se quedarían con la ofensa y tomaron algunos caballos para comenzar una salvaje persecución en la que, claro, no tendrían oportunidad, un caballo jamás podría vencer a un upelero… ¿o sí?
Bio
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Re: [Cerrado] Cuarta Gran Carrera de Upeleros [4/4][Noche]
«Genial, ¿y ahora qué?», me cuestioné a mí mismo. «¿Cómo encontrarán la libertad esas pobres almas que son tan inútiles que ni pueden salvarse a sí mismas?». Tendría que pensar en algo o no podría dormir en paz; mi estúpida consciencia se encargaría de fastidiarme por mucho tiempo.
–¡¿Eh?! –exclamé en cuanto Chimar y su compañero aparecieron mágicamente sobre un upelero azul, que no tardó en correr conmigo y Bio–. ¡¿Eeh?! –exclamé otra vez cuando una chica de ojos verdes apareció también, siguiéndonos sobre un imponente y a la vez adorable upelero rojo–. ¡¿Eehh?! –Por alguna razón exclamé una tercera vez, aunque no había motivo.
Bio, viendo que era el mejor y más oportuno momento, quiso formalizar una carrera de upeleros. Pensé en quejarme de que actuara tan despreocupado en una situación tan peliaguda, sin embargo, 700 razones me hicieron cambiar de opinión. No necesitaba las monedas realmente, pero, si de todas maneras íbamos a correr, ¿por qué rechazar ganar dinero con ello?
–Está bien, entonces, Bio, Zhimar, Camel y chica desconocida de ojos verdes, les demostraré quién ganó las últimas dos grandes carreras de upeleros –declaré con suficiencia. Me incliné hacia adelante para susurrarle en el oído a mi montura–: Por favor, corre tan veloz como puedas. Te daré dulces si ganamos. –En realidad le rogué. Sabía muy bien que mis anteriores victorias se debieron únicamente a mi buena suerte, no a mi mediocre habilidad como jinete.
Miré hacia atrás, descubriendo que todos los bandidos nos perseguían. No la mitad, no la mayoría, sino todos. Absolutamente todos. Dejaron solos a los enjaulados, quienes, en cuanto estuvimos bastante lejos, abrieron sus celdas con prisa. Me fue imposible no esbozar una enorme sonrisa de alegría, que cambió a una cargada de malicia al siguiente segundo.
–¿Qué demonios pasa con ustedes? –pregunté a los bandidos, aún sonriéndoles–. Con esos caballos ya deberían habernos alcanzado, pero ni se están acercando. ¿Acaso nos tienen miedo? –dije con sorna–. Bueno, no los culpo después de verme «lastimar» a sus amiguitos. Aun así, es decepcionante.
No tardaron en lanzarme maldiciones y amenazas de muerte. Difícilmente la ira les permitiría considerar mirar hacia atrás, hacia las lejanas jaulas. Como de costumbre, ser temperamental e impulsivo no solía ser beneficioso para uno mismo.
Y mi socarronería se esfumó en cuanto varios bandidos prepararon arcos y flechas, siendo yo el objetivo principal.
–Ay, no puede ser –musité, nervioso, y tragué saliva–. Amigos, esto no pinta nada bien –les dije a mis compañeros.
Me incliné hacia atrás, cargué mi mano con una buena porción de éter y… ¡tazzz! Una poderosa, estrepitosa y deliciosa nalgada para mi upelero. Este emitió un sonoro chillido e incrementó la velocidad a un nivel impresionante. Casi terminé cayendo de su espalda, incluso.
Me sentí mal al recurrir a ese método, por supuesto, pero mejor sentir escozor en el trasero que seguir siendo maltratado por los bandidos.
Me las arreglé para retomar la posición adecuada de un jinete. Fue entonces cuando vi que mi pobre upelero estaba al borde del llanto, y eso me dolió. Me dolió en el corazón, pero mucho más en mi hombro derecho, donde el dolor era tal que hasta quería llorar.
–No, espera. ¿Por qué mi hombro duele? –murmuré extrañado, con mis ojos húmedos, y vi la zona en cuestión–. Oh, ahora lo entiendo. –Y en cuanto pude comprenderlo, tranquilamente solté un alarido.
Una maldita flecha había atravesado mi hombro favorito.
–¡¿Eh?! –exclamé en cuanto Chimar y su compañero aparecieron mágicamente sobre un upelero azul, que no tardó en correr conmigo y Bio–. ¡¿Eeh?! –exclamé otra vez cuando una chica de ojos verdes apareció también, siguiéndonos sobre un imponente y a la vez adorable upelero rojo–. ¡¿Eehh?! –Por alguna razón exclamé una tercera vez, aunque no había motivo.
Bio, viendo que era el mejor y más oportuno momento, quiso formalizar una carrera de upeleros. Pensé en quejarme de que actuara tan despreocupado en una situación tan peliaguda, sin embargo, 700 razones me hicieron cambiar de opinión. No necesitaba las monedas realmente, pero, si de todas maneras íbamos a correr, ¿por qué rechazar ganar dinero con ello?
–Está bien, entonces, Bio, Zhimar, Camel y chica desconocida de ojos verdes, les demostraré quién ganó las últimas dos grandes carreras de upeleros –declaré con suficiencia. Me incliné hacia adelante para susurrarle en el oído a mi montura–: Por favor, corre tan veloz como puedas. Te daré dulces si ganamos. –En realidad le rogué. Sabía muy bien que mis anteriores victorias se debieron únicamente a mi buena suerte, no a mi mediocre habilidad como jinete.
Miré hacia atrás, descubriendo que todos los bandidos nos perseguían. No la mitad, no la mayoría, sino todos. Absolutamente todos. Dejaron solos a los enjaulados, quienes, en cuanto estuvimos bastante lejos, abrieron sus celdas con prisa. Me fue imposible no esbozar una enorme sonrisa de alegría, que cambió a una cargada de malicia al siguiente segundo.
–¿Qué demonios pasa con ustedes? –pregunté a los bandidos, aún sonriéndoles–. Con esos caballos ya deberían habernos alcanzado, pero ni se están acercando. ¿Acaso nos tienen miedo? –dije con sorna–. Bueno, no los culpo después de verme «lastimar» a sus amiguitos. Aun así, es decepcionante.
No tardaron en lanzarme maldiciones y amenazas de muerte. Difícilmente la ira les permitiría considerar mirar hacia atrás, hacia las lejanas jaulas. Como de costumbre, ser temperamental e impulsivo no solía ser beneficioso para uno mismo.
Y mi socarronería se esfumó en cuanto varios bandidos prepararon arcos y flechas, siendo yo el objetivo principal.
–Ay, no puede ser –musité, nervioso, y tragué saliva–. Amigos, esto no pinta nada bien –les dije a mis compañeros.
Me incliné hacia atrás, cargué mi mano con una buena porción de éter y… ¡tazzz! Una poderosa, estrepitosa y deliciosa nalgada para mi upelero. Este emitió un sonoro chillido e incrementó la velocidad a un nivel impresionante. Casi terminé cayendo de su espalda, incluso.
Me sentí mal al recurrir a ese método, por supuesto, pero mejor sentir escozor en el trasero que seguir siendo maltratado por los bandidos.
Me las arreglé para retomar la posición adecuada de un jinete. Fue entonces cuando vi que mi pobre upelero estaba al borde del llanto, y eso me dolió. Me dolió en el corazón, pero mucho más en mi hombro derecho, donde el dolor era tal que hasta quería llorar.
–No, espera. ¿Por qué mi hombro duele? –murmuré extrañado, con mis ojos húmedos, y vi la zona en cuestión–. Oh, ahora lo entiendo. –Y en cuanto pude comprenderlo, tranquilamente solté un alarido.
Una maldita flecha había atravesado mi hombro favorito.
Rauko
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Re: [Cerrado] Cuarta Gran Carrera de Upeleros [4/4][Noche]
Todo se mueve en un sentido curioso, tan complejo como espontaneo. En primer lugar, se debe destacar la aparición de otro elemento, una mujer muy pálida que se une a la retirada masiva con su propio pollo y todo.
Esta misma fémina logra liberar a los prisioneros, Chim no puede ver mucho pero termina atribuyéndole el crédito y es que resulto muy conveniente para haber sido coincidencia. Aunque suene raro, logran su plan samaritano de la semana al final.
Pero ese no es el fin de los problemas sin duda, tienen una jauría de enemigos pisándoles los talones. Estos “genios” incluso prefieren seguir la persecución en lugar de intentar capturar nuevamente su inteligente mercancía.
Mientras huyen, Rauko recibe cierta flecha en el hombro. Al parecer sus enemigos tienen habilidades de distancia lo que aumenta el nivel de peligro, todo esto torna la persecución en una especie de evento…
¿Carrera?
La curiosa proposición del vampiro hace que Maquiavelo se torne pensativo, es una jugosa cantidad de dinero que siente la necesidad de ganar. Si bien lo de correr pollos gigantes no se cuenta entre sus mejores habilidades, el dinero hace bailar al mono como dicen.
¡¡Arre!!
Expresa a medida que azuza al pollo azul para que tome una buena posición, por desgracia es el elfo quien sale disparado como un virote en la primera ronda… ese chico tiene una destreza impresionante cuando se trata de jugar con la suerte.
Debe ser un chiste…
Es alguien con la fortuna de su lado, me agrada “expresa sonriente”.
Entonces chimar recuerda su última carrera, paso hace meses y fue en condiciones menos ominosas pero termino de manera vergonzosa para él. Perdió, algo que en la mente de alguien tan ególatra pues, es el infierno.
¡¡No pasara otra vez!!
Todo pasa a segundo plano entonces para el genio, ya los perseguidores no son un problema a tener en cuenta. Dedica todos sus pensamientos a intentar definir la manera más eficiente de ganar y a materializar la victoria en sí.
A veces me das miedo hermano… “dice mientras se sujeta más fuerte del inventor”.
Esta misma fémina logra liberar a los prisioneros, Chim no puede ver mucho pero termina atribuyéndole el crédito y es que resulto muy conveniente para haber sido coincidencia. Aunque suene raro, logran su plan samaritano de la semana al final.
Pero ese no es el fin de los problemas sin duda, tienen una jauría de enemigos pisándoles los talones. Estos “genios” incluso prefieren seguir la persecución en lugar de intentar capturar nuevamente su inteligente mercancía.
Mientras huyen, Rauko recibe cierta flecha en el hombro. Al parecer sus enemigos tienen habilidades de distancia lo que aumenta el nivel de peligro, todo esto torna la persecución en una especie de evento…
¿Carrera?
La curiosa proposición del vampiro hace que Maquiavelo se torne pensativo, es una jugosa cantidad de dinero que siente la necesidad de ganar. Si bien lo de correr pollos gigantes no se cuenta entre sus mejores habilidades, el dinero hace bailar al mono como dicen.
¡¡Arre!!
Expresa a medida que azuza al pollo azul para que tome una buena posición, por desgracia es el elfo quien sale disparado como un virote en la primera ronda… ese chico tiene una destreza impresionante cuando se trata de jugar con la suerte.
Debe ser un chiste…
Es alguien con la fortuna de su lado, me agrada “expresa sonriente”.
Entonces chimar recuerda su última carrera, paso hace meses y fue en condiciones menos ominosas pero termino de manera vergonzosa para él. Perdió, algo que en la mente de alguien tan ególatra pues, es el infierno.
¡¡No pasara otra vez!!
Todo pasa a segundo plano entonces para el genio, ya los perseguidores no son un problema a tener en cuenta. Dedica todos sus pensamientos a intentar definir la manera más eficiente de ganar y a materializar la victoria en sí.
A veces me das miedo hermano… “dice mientras se sujeta más fuerte del inventor”.
Invitado
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Re: [Cerrado] Cuarta Gran Carrera de Upeleros [4/4][Noche]
Alguien en un upelelo negro muy bonito pase ante ella, declarando una carrera. ¿Quién era? A saber, pero no parecía ser uno de los tipos de los que estaba…uh… redistribuyendo los upelelos. Y también lucía un poco insensible, la verdad, pero seguramente tenia algún objetivo como motivarlos. O atraerlos a algún callejón oscuro y apuñalarlos para robarles los upelelos. –Tu no dejarías que me pasara eso, ¿verdad Plumitas?- le hizo pat pat al pajarraco, pero este seguía ocupado con la manzana y no le hizo caso.
No perdía nada ¿no? Es decir, no podía quedarse allí, con los tipos malos, y tampoco sabía exactamente dónde ir, así que azuzó un poco a su pájaro para seguir al hombre de la recompensa, su pelo revolviéndose cuando un elfo montado en otro upelelo la pasó como un torbellino. Y luego un niño. Mientras el suyo seguía mordisqueando la fruta.
-Venga, yo sé que puedes.- le dijo a Plumitas, abrazando su cuello. –El negro es también muy bonito, pero sé que tú eres mejor, tú puedes. Y te daré muchas más manzanas si ganamos. Hasta tengo galletas.- Puede que el Teniente Plumitas sintiera una fuerte rivalidad hacia el upelelo verde, o que fuera muy listo y la entendiera, en cualquier caso, empezó a correr rápido, muy rápido para Alisha al menos, que solía ir a los sitios en carro o a pie. Consiguió atrapar al niño. Niños, en plural, ahora que se fijaba, pero el Teniente aprecio reducir el paso allí, o a lo mejor iba más rápido, pero el retraso mientras ese glotón se hartaba de manzana la había dejado ultima. La vampiresa echo un vistazo detrás, hacia el campamento, aún demasiado cerca para su gusto. Es decir, era un milagro que no les estuvieran disp… un silbido le hizo bajar la cabeza. Allí estaban las flechas. Y veía caballos, así que en nada serian perseguidos. Genial… Con un suspiró, Alisha preparó la ballesta y respondió a la salva, que por suerte no le había dado. Miro a los niños, que también parecían ilesos. Bien, todos a salvo entonces.
No perdía nada ¿no? Es decir, no podía quedarse allí, con los tipos malos, y tampoco sabía exactamente dónde ir, así que azuzó un poco a su pájaro para seguir al hombre de la recompensa, su pelo revolviéndose cuando un elfo montado en otro upelelo la pasó como un torbellino. Y luego un niño. Mientras el suyo seguía mordisqueando la fruta.
-Venga, yo sé que puedes.- le dijo a Plumitas, abrazando su cuello. –El negro es también muy bonito, pero sé que tú eres mejor, tú puedes. Y te daré muchas más manzanas si ganamos. Hasta tengo galletas.- Puede que el Teniente Plumitas sintiera una fuerte rivalidad hacia el upelelo verde, o que fuera muy listo y la entendiera, en cualquier caso, empezó a correr rápido, muy rápido para Alisha al menos, que solía ir a los sitios en carro o a pie. Consiguió atrapar al niño. Niños, en plural, ahora que se fijaba, pero el Teniente aprecio reducir el paso allí, o a lo mejor iba más rápido, pero el retraso mientras ese glotón se hartaba de manzana la había dejado ultima. La vampiresa echo un vistazo detrás, hacia el campamento, aún demasiado cerca para su gusto. Es decir, era un milagro que no les estuvieran disp… un silbido le hizo bajar la cabeza. Allí estaban las flechas. Y veía caballos, así que en nada serian perseguidos. Genial… Con un suspiró, Alisha preparó la ballesta y respondió a la salva, que por suerte no le había dado. Miro a los niños, que también parecían ilesos. Bien, todos a salvo entonces.
Alisha Lessard
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Re: [Cerrado] Cuarta Gran Carrera de Upeleros [4/4][Noche]
Mi habilidad para montar upeleros no era algo de lo que me pudiera sentir orgulloso, a ratos estaba arriba, a ratos colgaba por un lado, hasta llegué a estar debajo guindando del cuello como un moco de pavo, no era algo que resultara impresionante pero sí bastante gracioso, aunque no para mí, por suerte la constante inestabilidad en mi postura me había convertido en un blanco difícil para las flechas que nos comenzaban a lanzar aquellos bandidos que se habían lanzado en nuestra persecución.
Mis compañeros de carrera avanzaban raudos a bien ritmo para escapar de los perseguidores pero lo suficientemente lentos para que yo pudiera ganar la carrera, o al menos eso pensaba hasta que Rauko y su pollo verde de nuevo hacían gala de su buena suerte pues el camino por donde iban se veía más cómodo y corto que el resto, yo entre la mala postura y las piedras que debíamos saltar a cada rato me veía bastante atrasado -No vas a ganar de nuevo- Me sujeté con fuerza del cuello del pajarraco para acomodarme y el apretón lo hizo correr más rápido hasta alcanzar al pequeño y suertudo elfo.
En un momento comencé a acercarme, mi upelero se había más veloz y estaba más motivado así que al estar bastante cerca estiré la mano y le arranqué una pluma al trasero del bicharrango verde para molestarlo, luego me desvié por un lado y avanzamos raudos en un momento que parecía ir en cámara lenta. La distracción me ayudó a colocarme al menos momentáneamente en el primer lugar mientras a lo lejos, Chimar y la otra chica competían por el último lugar porque claro, no todos podían ser atletas de las carreras de pollos como yo.
Y esa posición tan alejada tenía su desventaja, al menos desventaja para ellos porque para Rauko y para mí era ventajoso que sirvieran de señuelo, un par de bandidos comenzaban a rodearlos en caballos mientras su líder avanzaba imparable comenzando a crear esferas de fuego en su mano que luego lanzaba hasta donde pudieran llegar, aunque de momento los chicos jinetes estaban fuera de alcance, si seguían viajando tan lento seguro los convertirían en pollo frito antes de terminar la carrera.
A la distancia, con los bandidos lejos, los prisioneros consiguieron abrir las jaulas y un poco temerosos lograron salir y comenzar un escape hacia quien sabe donde, porque estaban perdidos y lejos de su hogar, débiles, hambrientos y sin saber a dónde ir, seguro morirían esa misma noche pero de momento no quería pensar en eso.
Mis compañeros de carrera avanzaban raudos a bien ritmo para escapar de los perseguidores pero lo suficientemente lentos para que yo pudiera ganar la carrera, o al menos eso pensaba hasta que Rauko y su pollo verde de nuevo hacían gala de su buena suerte pues el camino por donde iban se veía más cómodo y corto que el resto, yo entre la mala postura y las piedras que debíamos saltar a cada rato me veía bastante atrasado -No vas a ganar de nuevo- Me sujeté con fuerza del cuello del pajarraco para acomodarme y el apretón lo hizo correr más rápido hasta alcanzar al pequeño y suertudo elfo.
En un momento comencé a acercarme, mi upelero se había más veloz y estaba más motivado así que al estar bastante cerca estiré la mano y le arranqué una pluma al trasero del bicharrango verde para molestarlo, luego me desvié por un lado y avanzamos raudos en un momento que parecía ir en cámara lenta. La distracción me ayudó a colocarme al menos momentáneamente en el primer lugar mientras a lo lejos, Chimar y la otra chica competían por el último lugar porque claro, no todos podían ser atletas de las carreras de pollos como yo.
Y esa posición tan alejada tenía su desventaja, al menos desventaja para ellos porque para Rauko y para mí era ventajoso que sirvieran de señuelo, un par de bandidos comenzaban a rodearlos en caballos mientras su líder avanzaba imparable comenzando a crear esferas de fuego en su mano que luego lanzaba hasta donde pudieran llegar, aunque de momento los chicos jinetes estaban fuera de alcance, si seguían viajando tan lento seguro los convertirían en pollo frito antes de terminar la carrera.
A la distancia, con los bandidos lejos, los prisioneros consiguieron abrir las jaulas y un poco temerosos lograron salir y comenzar un escape hacia quien sabe donde, porque estaban perdidos y lejos de su hogar, débiles, hambrientos y sin saber a dónde ir, seguro morirían esa misma noche pero de momento no quería pensar en eso.
[1]Así vamos =)
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Bio
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Re: [Cerrado] Cuarta Gran Carrera de Upeleros [4/4][Noche]
Apreté los dientes, tomé el proyectil y, tras dudar por un instante, tiré de él. Un dolor agudo en mi hombro me hizo soltar un largo gruñido. Coloqué la mano sobre la herida y empecé el proceso de sanación.
–Bueno, por lo menos llevo la delantera –me dije a mí mismo como consuelo. Miré hacia atrás, de nuevo. Me sentí aliviado al ver la enorme distancia que me separaba de los bandidos. «Debo agradecerle a mi upelero por ser tan veloz», pensé, y al instante noté que el pajarraco estaba desacelerando–. ¡No, no, no! –Pero volvió a acelerar–. Oh… Sí, sí, sí. –Y volvió a desacelerar–. ¡¿Qué pasa contigo, animal del monte?!
Sea lo que sea que le estuviera pasando, no podría saberlo. Pero entonces tuve una brillante idea. Si funcionaba, tal vez podría ganar bastante velocidad. No obstante, para ello hacía falta un poco de esfuerzo de mi parte, así que preferí dejarlo para después, que la pereza guiara mi actuar esta vez.
–Bien, en ese caso… –Una vez más miré hacia atrás–. ¿Quién fue el maldito que me disparó? –Negué con la cabeza–. No, eso no importa. –Acumulé éter dentro de mi boca. A los pocos segundos, un fulgor se filtraba por mis mejillas. «Cualquiera de ellos es digno de ser víctima de mi venganza».
En el momento en el que escogí el blanco, dudé. Planeaba dispararle al caballo de un bandido, esperando que cayera e hiciera tropezar a todos los que estaban detrás de él. Pero ¿qué culpa tenía el caballo? Era inocente. Aunque quisiera ayudar a Chimar, no quería recurrir a eso. «Es imposible salvarlos a todos», recordé. «Salvar a uno significa no poder salvar a otro». Eran las palabras de alguien que se vio obligado a asesinar a una minoría por el bien de una mayoría.
De pronto mi upelero chilló, sacándome de mi ensimismamiento. Dando un respingo, por accidente dejé escapar la energía de mi boca en la forma de un rayo de luz, que terminó impactando en el rostro de un bandido aleatorio.[1] Este inevitablemente cayó del caballo, el cual no necesitó jinete para seguir corriendo, ahora sin rumbo.
Solo un enemigo eliminado. Lamentable.
Miré hacia mi lateral, descubriendo que Bio había arrancado una pluma de mi upelero y que, además, me rebasó.
–No, no vas a superarme –declaré. Aparté, finalmente, la mano de mi hombro. Al comprobar que la herida había desaparecido, coloqué ambas manos sobre el lomo de mi montura. «Lo lamento, Pereza, te desobedeceré esta vez». Un torrente de éter fluyó a través de mis brazos para luego formar parte de la energía vital del ave. Requería bastante concentración, pero mientras pudiera proveerle de éter, él podría correr con mucha más rapidez.
O eso creí que hasta que la realidad me abofeteó.
El upelero no había acelerado en absoluto, pero yo me había debilitado.
–Vaya inútil que eres. –Esas palabras no iban hacia el ave, sino hacia mí. Puede que pudiera controlar el éter en mi interior y aprovecharlo de diversas maneras, pero una vez que salía de mi cuerpo ya no podía manejarlo. Justo lo opuesto de Xana.
El upelero, por su parte, en el momento en que escuchó «inútil», abrió los ojos de par en par, emitió un extraño gemido, se sacudió y, finalmente, aumentó su velocidad. Tuve que aferrarme a su cuello para no caer, pero mis labios dibujaron una enorme sonrisa.
–Mira quién ganará de nuevo –le dije a Bio cuando pasé por su lado–. Nos vemos en la meta. –Le sonreí de oreja a oreja.
–Bueno, por lo menos llevo la delantera –me dije a mí mismo como consuelo. Miré hacia atrás, de nuevo. Me sentí aliviado al ver la enorme distancia que me separaba de los bandidos. «Debo agradecerle a mi upelero por ser tan veloz», pensé, y al instante noté que el pajarraco estaba desacelerando–. ¡No, no, no! –Pero volvió a acelerar–. Oh… Sí, sí, sí. –Y volvió a desacelerar–. ¡¿Qué pasa contigo, animal del monte?!
Sea lo que sea que le estuviera pasando, no podría saberlo. Pero entonces tuve una brillante idea. Si funcionaba, tal vez podría ganar bastante velocidad. No obstante, para ello hacía falta un poco de esfuerzo de mi parte, así que preferí dejarlo para después, que la pereza guiara mi actuar esta vez.
–Bien, en ese caso… –Una vez más miré hacia atrás–. ¿Quién fue el maldito que me disparó? –Negué con la cabeza–. No, eso no importa. –Acumulé éter dentro de mi boca. A los pocos segundos, un fulgor se filtraba por mis mejillas. «Cualquiera de ellos es digno de ser víctima de mi venganza».
En el momento en el que escogí el blanco, dudé. Planeaba dispararle al caballo de un bandido, esperando que cayera e hiciera tropezar a todos los que estaban detrás de él. Pero ¿qué culpa tenía el caballo? Era inocente. Aunque quisiera ayudar a Chimar, no quería recurrir a eso. «Es imposible salvarlos a todos», recordé. «Salvar a uno significa no poder salvar a otro». Eran las palabras de alguien que se vio obligado a asesinar a una minoría por el bien de una mayoría.
De pronto mi upelero chilló, sacándome de mi ensimismamiento. Dando un respingo, por accidente dejé escapar la energía de mi boca en la forma de un rayo de luz, que terminó impactando en el rostro de un bandido aleatorio.[1] Este inevitablemente cayó del caballo, el cual no necesitó jinete para seguir corriendo, ahora sin rumbo.
Solo un enemigo eliminado. Lamentable.
Miré hacia mi lateral, descubriendo que Bio había arrancado una pluma de mi upelero y que, además, me rebasó.
–No, no vas a superarme –declaré. Aparté, finalmente, la mano de mi hombro. Al comprobar que la herida había desaparecido, coloqué ambas manos sobre el lomo de mi montura. «Lo lamento, Pereza, te desobedeceré esta vez». Un torrente de éter fluyó a través de mis brazos para luego formar parte de la energía vital del ave. Requería bastante concentración, pero mientras pudiera proveerle de éter, él podría correr con mucha más rapidez.
O eso creí que hasta que la realidad me abofeteó.
El upelero no había acelerado en absoluto, pero yo me había debilitado.
–Vaya inútil que eres. –Esas palabras no iban hacia el ave, sino hacia mí. Puede que pudiera controlar el éter en mi interior y aprovecharlo de diversas maneras, pero una vez que salía de mi cuerpo ya no podía manejarlo. Justo lo opuesto de Xana.
El upelero, por su parte, en el momento en que escuchó «inútil», abrió los ojos de par en par, emitió un extraño gemido, se sacudió y, finalmente, aumentó su velocidad. Tuve que aferrarme a su cuello para no caer, pero mis labios dibujaron una enorme sonrisa.
–Mira quién ganará de nuevo –le dije a Bio cuando pasé por su lado–. Nos vemos en la meta. –Le sonreí de oreja a oreja.
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Re: [Cerrado] Cuarta Gran Carrera de Upeleros [4/4][Noche]
Como si fuera un molesto déjà vu, tanto Bio como Rauko toman las posiciones punteras… literalmente, es una amalgama de lo ocurrido en la última carrera de pollos sobrealimentados donde participó Chimar.
Esos dos no tienen una suerte normal…
Concuerdo con eso “asiente varias veces”.
Para los menos afortunados, todo transcurre de forma peligrosa en el trasero de la carrera. Chimar y la chica pálida no solo deben lidiar con su terrible desempeño, tienen a toda una jauría de bandidos atrás también.
Les arrojan varios tipos de proyectiles e incluso ataques mágicos ígneos, todo en un intento por hacerles caer de sus monturas o eliminarles directamente. No andan jugando sin duda aunque evitan en cierto modo lastimar severamente a los animales.
Son aves exóticas después de todo, valen más vivas que muertas… y claramente valen más para los bandidos que los curiosos personajes que ahora ostentan el título de jinetes forzados, una ventaja inesperada para los chicos buenos.
Pasan varias cosas peligrosas cerca de los niños aunque hay una gran ventaja en tener el cuerpo pequeño, no es fácil enfocar tales objetivos desde la distancia y mucho menos atinarles con métodos convencionales.
De repente, una voluta de luz extraña termina por impactar directamente a la cara de un enemigo desafortunado, termina cayendo de manera espectacular lo que le hace quedar fuera de la persecución.
El elfo se acaba de ganar un agradecimiento sincero jeje.
Para no detener una racha afortunada, Chim libera las riendas un momento y dispara su ballesta automática. Logra atinarle al cuello de un paleto, dicho personaje imita la caída de su semejante aunque con menores posibilidades de salir con vida.
Sin vacilar, el niño inventor vuelve a tomar las riendas mientras su arma hace claros sonidos de recarga. Vale destacar que Canel mantuvo al animal encaminado mientras ocurría todo, chico útil en todo momento.
¡¡Vamos animal, te ganaras un pollo frito entero si ganas!!
La estrategia de ánimo del niño intelectual se le voltea drásticamente cuando su montura parece revelarse algunos instantes, el comentario lejos infundir apoyo moral les termina dejando en el último lugar de la ronda.
Dioses de la ciencia…
Eso sería pollicidio hermano, no es algo agradable para los upeleros.
“Chimar suspira resignado, dándole la razón a su pariente por elección”.
Esos dos no tienen una suerte normal…
Concuerdo con eso “asiente varias veces”.
Para los menos afortunados, todo transcurre de forma peligrosa en el trasero de la carrera. Chimar y la chica pálida no solo deben lidiar con su terrible desempeño, tienen a toda una jauría de bandidos atrás también.
Les arrojan varios tipos de proyectiles e incluso ataques mágicos ígneos, todo en un intento por hacerles caer de sus monturas o eliminarles directamente. No andan jugando sin duda aunque evitan en cierto modo lastimar severamente a los animales.
Son aves exóticas después de todo, valen más vivas que muertas… y claramente valen más para los bandidos que los curiosos personajes que ahora ostentan el título de jinetes forzados, una ventaja inesperada para los chicos buenos.
Pasan varias cosas peligrosas cerca de los niños aunque hay una gran ventaja en tener el cuerpo pequeño, no es fácil enfocar tales objetivos desde la distancia y mucho menos atinarles con métodos convencionales.
De repente, una voluta de luz extraña termina por impactar directamente a la cara de un enemigo desafortunado, termina cayendo de manera espectacular lo que le hace quedar fuera de la persecución.
El elfo se acaba de ganar un agradecimiento sincero jeje.
Para no detener una racha afortunada, Chim libera las riendas un momento y dispara su ballesta automática. Logra atinarle al cuello de un paleto, dicho personaje imita la caída de su semejante aunque con menores posibilidades de salir con vida.
Sin vacilar, el niño inventor vuelve a tomar las riendas mientras su arma hace claros sonidos de recarga. Vale destacar que Canel mantuvo al animal encaminado mientras ocurría todo, chico útil en todo momento.
¡¡Vamos animal, te ganaras un pollo frito entero si ganas!!
La estrategia de ánimo del niño intelectual se le voltea drásticamente cuando su montura parece revelarse algunos instantes, el comentario lejos infundir apoyo moral les termina dejando en el último lugar de la ronda.
Dioses de la ciencia…
Eso sería pollicidio hermano, no es algo agradable para los upeleros.
“Chimar suspira resignado, dándole la razón a su pariente por elección”.
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Re: [Cerrado] Cuarta Gran Carrera de Upeleros [4/4][Noche]
-Uh….- empezó a decir Alisha, viendo como los causantes de todo ese follón estaban cada vez más y más lejos y los bandidos/secuestradores cada vez más y más cerca, incluyendo sus flechas y peor, bolas de fuego. -Que poco caballerosos, causan todo el follón y luego sale por patas, ya no hay hombres de v…- y entonces un rayo de luz surco la noche y se estampo contra un bandido. –Huh, gracias, ¡pero aún hay muchos más!- gritó en la noche, pensando en que hacer.
-¿Me he equivocado contigo Teniente Plumitas? ¿Eres demasiado viejo como para hacer una carrera?- Y desde luego esos bichejos eran más inteligentes de lo que su esponjosa cabecita parecía indicar, porque el condenado empecé a acelerar poco a poco. O el otro upelelo freno, una tenía problemas juzgando velocidades con la cabeza tan baja como fuera posible para no ser asaetada y/o calcinada. Pero desde luego prefirió optar por la primera opción. –Sabía yo que tu podías pequeño, solo un poco más, corre, corre como el viento mi pequeño pajarito.- Porque no podían volar ¿cierto? Casi seguro. –Si tienes una técnica de vuelo secreta que no has compartido con los humanos, ahora es el momento.- Espero unos segundos, donde el pajarraco siguió corriendo, tap tap tap. –Vale, quédate tus secretos, hum, no te enseñare a hacer mi pastel de manzana tampoco.- Ahora, ¿qué podía hacer para ayudar a esos críos que se estaban quedando detrás?
Más bien poco la verdad, porque solo tenía su ballesta y…bueno, podía decirse que necesitaba práctica, pero la intención era lo que contaba con las armas. O era los regalos, no estaba segura. Solo una manera de comprobarlo. La vampiresa apuntó y disparo un virote, que silbo raudo y veloz, pasando al menos dos metros por encima de su objetivo, el señor de las bolas de fuego, que ya de por si estaba muy, muy lejos. Por suerte, el virote aprecio darle a alguien, a juzgar por los gritos de dolor y ese “¿cómo diablos?” –Muajajaja.- dijo Alisha, sin rastro de humor, con un dedo bajo la nariz simulando un bigote. –¡Os enfrentáis a la mejor tiradora de Lunargenta! ¡Llena de intención y muchos virotes!- y galletas, pero eso no era de su incumbencia.
-¿Me he equivocado contigo Teniente Plumitas? ¿Eres demasiado viejo como para hacer una carrera?- Y desde luego esos bichejos eran más inteligentes de lo que su esponjosa cabecita parecía indicar, porque el condenado empecé a acelerar poco a poco. O el otro upelelo freno, una tenía problemas juzgando velocidades con la cabeza tan baja como fuera posible para no ser asaetada y/o calcinada. Pero desde luego prefirió optar por la primera opción. –Sabía yo que tu podías pequeño, solo un poco más, corre, corre como el viento mi pequeño pajarito.- Porque no podían volar ¿cierto? Casi seguro. –Si tienes una técnica de vuelo secreta que no has compartido con los humanos, ahora es el momento.- Espero unos segundos, donde el pajarraco siguió corriendo, tap tap tap. –Vale, quédate tus secretos, hum, no te enseñare a hacer mi pastel de manzana tampoco.- Ahora, ¿qué podía hacer para ayudar a esos críos que se estaban quedando detrás?
Más bien poco la verdad, porque solo tenía su ballesta y…bueno, podía decirse que necesitaba práctica, pero la intención era lo que contaba con las armas. O era los regalos, no estaba segura. Solo una manera de comprobarlo. La vampiresa apuntó y disparo un virote, que silbo raudo y veloz, pasando al menos dos metros por encima de su objetivo, el señor de las bolas de fuego, que ya de por si estaba muy, muy lejos. Por suerte, el virote aprecio darle a alguien, a juzgar por los gritos de dolor y ese “¿cómo diablos?” –Muajajaja.- dijo Alisha, sin rastro de humor, con un dedo bajo la nariz simulando un bigote. –¡Os enfrentáis a la mejor tiradora de Lunargenta! ¡Llena de intención y muchos virotes!- y galletas, pero eso no era de su incumbencia.
Alisha Lessard
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Re: [Cerrado] Cuarta Gran Carrera de Upeleros [4/4][Noche]
Todo parecía pintado a mi favor, la luna brillaba, la brisa soplaba, las plumas volaban, y bueno, todo eso, el punto es que todo parecía indicar que por primera vez no iba a perder la carrera. El pollo de Rauko corría raudo, pero parecía comenzar a quedarse atrás, tal vez se estaba cansando, tal vez no quería correr, tal vez cualquier cosa, en realidad no es que me importara mucho por ahora -¡¡Vamos Firulais!!- Apoyé a mi emplumado amigo pero ahora parecía haberse contagiado por el upelero verde y comenzó también a perder velocidad.
Apúrale Firulais que nos dejan atrás- Le ordené con firmeza haciendo que por lo menos se pusiera a la par de Rauko, me moví de un lado a otro para hacer de obstáculo y evitar que me adelantara, pero todo esfuerzo parecía ser en vano, era solo cuestión de tiempo para que me adelantara y al paso que iba, me dejaría atrás sin mayores problemas.
Tras nosotros la cosa pintaba un poco más fea para nuestros nuevos acompañantes, la chica avanzaba como podía, apoyándose con su ballesta para eliminar amenazas cercanas pero Chimar parecía que se llevaría la peor parte -Pero de dónde salen tantos- Murmuré al notar que aún quedaban muchos a pesar de haber derribado a varios de ellos, incluso parecía que había más que antes. Bamboleaban las espadas en el aire emocionados sobre sus caballos de manera sádica al punto que no quería ni imaginar lo que le pasaría al pobre Chimar cuando lo alcanzaran.
Esto último no estaba lejos de ocurrir, en unos instantes el chico se vio rodeado por un jinete a cada lado -Lo alcanzaron, tenemos que volver- Le dije a mi pajarraco tan solo para darme cuenta que no entendía lo que le decía o lo entendía y le importaba un pepino, pues simplemente alzó la cara con arrogancia y continuó corriendo como si dijera “Regresa tú si quieres”. Esto último no solo delataba su poco interés por su hermano emplumado sino que además dejaba claro que yo no era un jinete, era un simple pasajero y que este animalejo haría lo que le viniera en ganas.
Tanto tiempo me había distraído mirando atrás que no me había fijado que frente a nosotros había aparecido una nueva amenaza, un escuadrón de vacas caminaban en fila bloqueando el camino e ignorando todo a su alrededor como si nada les importara -Esquiva, esquiva- Le dije a mi montura pero esta siguió adelante y saltó sobre las vacas pisando el lomo de una en el proceso, esto desde luego la hizo mugir y alborotó al resto -Se va a poner feo ahí atrás- Dije sin atreverme siquiera a voltear a ver a las vacas locas y alborotadas.
Apúrale Firulais que nos dejan atrás- Le ordené con firmeza haciendo que por lo menos se pusiera a la par de Rauko, me moví de un lado a otro para hacer de obstáculo y evitar que me adelantara, pero todo esfuerzo parecía ser en vano, era solo cuestión de tiempo para que me adelantara y al paso que iba, me dejaría atrás sin mayores problemas.
Tras nosotros la cosa pintaba un poco más fea para nuestros nuevos acompañantes, la chica avanzaba como podía, apoyándose con su ballesta para eliminar amenazas cercanas pero Chimar parecía que se llevaría la peor parte -Pero de dónde salen tantos- Murmuré al notar que aún quedaban muchos a pesar de haber derribado a varios de ellos, incluso parecía que había más que antes. Bamboleaban las espadas en el aire emocionados sobre sus caballos de manera sádica al punto que no quería ni imaginar lo que le pasaría al pobre Chimar cuando lo alcanzaran.
Esto último no estaba lejos de ocurrir, en unos instantes el chico se vio rodeado por un jinete a cada lado -Lo alcanzaron, tenemos que volver- Le dije a mi pajarraco tan solo para darme cuenta que no entendía lo que le decía o lo entendía y le importaba un pepino, pues simplemente alzó la cara con arrogancia y continuó corriendo como si dijera “Regresa tú si quieres”. Esto último no solo delataba su poco interés por su hermano emplumado sino que además dejaba claro que yo no era un jinete, era un simple pasajero y que este animalejo haría lo que le viniera en ganas.
Tanto tiempo me había distraído mirando atrás que no me había fijado que frente a nosotros había aparecido una nueva amenaza, un escuadrón de vacas caminaban en fila bloqueando el camino e ignorando todo a su alrededor como si nada les importara -Esquiva, esquiva- Le dije a mi montura pero esta siguió adelante y saltó sobre las vacas pisando el lomo de una en el proceso, esto desde luego la hizo mugir y alborotó al resto -Se va a poner feo ahí atrás- Dije sin atreverme siquiera a voltear a ver a las vacas locas y alborotadas.
[1]Así vamos =)
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Bio
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Re: [Cerrado] Cuarta Gran Carrera de Upeleros [4/4][Noche]
Lo superé por un momento, pero al siguiente instante Bio me alcanzó. Su upelero no poseía una velocidad envidiable. De hecho, se hacía más lento a cada segundo. El verdadero problema estaba en mi propia montura.
–Hey, ¿qué pasa contigo? –le pregunté con preocupación. Noté su respiración entrecortada y la dificultad que mostraba para mantener sus ojos abiertos–. Si vas a morir, espera a que lleguemos a la meta… ¿O es que quieres ir al baño? –Lo miré inquisitivamente hasta llegar a una conclusión–. Es innegable que no nací para ser un médico excelente.
Entonces tuve una idea. Coloqué una mano en su cabeza y conecté mi éter con el suyo, esperando que esa improvisada conexión me permitiera descubrir la verdad detrás de su malestar.
Y, por supuesto, mi plan no funcionó.
–Sí, innegable –suspiré con decepción.
Nuevamente miré hacia atrás. Todavía los bandidos estaban muy lejos de mí, pero la chica desconocida y los niños no podían decir lo mismo. Sobre todo estos últimos. «¿Cómo puedo ayudarlos esta vez?», pensé, pero esa pregunta pasó a segundo plano enseguida.
–¿Uh? –Al mirar al frente y descubrir que mi upelero, cuyos ojos ya estaban cerrados y su cabeza agachada, corría directo a una barrera de vacas, reconocí con horror que nos esperaba un choque doloroso, e inconscientemente contraje mis hermosos glúteos–. ¡Vamos, despierta! –le urgí desesperado, pero el ave no escuchó mis palabras–. ¿O es que ya moriste? En ese caso, ¡vamos, revive!
Chasqueé la lengua. Hablar no serviría, así que tendría que buscar una alternativa. La solución más prudente y eficiente para la ocasión. Por desgracia, pensar un buen plan bajo presión no era una de mis habilidades… y tampoco no estando bajo presión, de hecho.
Saqué una runa de mi bolso y la lancé hacia adelante con todas mis fuerzas. Y como no tenía mucha fuerza física y, además, estaba agotado, la piedra no avanzó demasiado y terminó cayendo debajo de mi upelero, que incluso dormido fue más rápido que el proyectil.
–Ay, no… –fue todo lo que alcancé a balbucear antes de que el efecto se activara.
En cuanto la piedra tocó el suelo, liberó una poderosa onda expansiva, despertando y, a su vez, disparando al ave hacia arriba.[1] Me aferré a su cuello, de nuevo. Él chilló y aleteó frenéticamente mientras nos desplazábamos por el aire. Pasamos por encima de las vacas y, para mi sorpresa, el impulso también nos permitió sobrepasar a Bio una vez más.
Sin embargo, ahora había un nuevo problema y menos tiempo para reaccionar. ¿Cómo aterrizaría sin que el upelero se rompiera las patas? Debía pensar en una solución, pero no podía. Debía tranquilizarme para pensar, pero no podía. A pesar de que durante ese momento el tiempo parecía transcurrir con lentitud, como si se extendiera hacia la eternidad, sentía que lo que me separaba de la caída no era más que un breve instante.
Me aferré al upelero con mis brazos y piernas y con no más que voluntad generé éter. Quería fortalecerlo, pero necesitaba demasiada energía para ello. Me forcé a mí mismo a generar más y más. Creé una desbordante cantidad de éter en un instante, y se sintió como una explosión ardiente dentro de mí. Un torrente de energía inundó mi cuerpo, quemando mi interior en el proceso. Era demasiado, tanto que perdí el control.
De pronto tuve un enorme impulso hacia arriba al liberar la energía, pero al aferrarme al pesado upelero no ascendí y descendí: detuve nuestra caída. Por un segundo estuvimos suspendidos en el aire, a unos pocos centímetros del suelo, hasta que se agotó mi éter. Entonces finalmente aterrizamos, sin rompernos los huesos.[2]
Atónito ante lo que sea que logré, olvidé la carrera y a los bandidos. Mi upelero tal vez estaba igual, pues quedó inmóvil y en silencio. Pero solo hasta que escuchamos una estampida enloquecida detrás. Ambos nos volteamos y nos encontramos con una multitud de vacas locas y furiosas.
–¡Huyamos o nos llenarán de leche! –grité, pero mi ave no necesitó mi orden para volver a la carrera.
–Hey, ¿qué pasa contigo? –le pregunté con preocupación. Noté su respiración entrecortada y la dificultad que mostraba para mantener sus ojos abiertos–. Si vas a morir, espera a que lleguemos a la meta… ¿O es que quieres ir al baño? –Lo miré inquisitivamente hasta llegar a una conclusión–. Es innegable que no nací para ser un médico excelente.
Entonces tuve una idea. Coloqué una mano en su cabeza y conecté mi éter con el suyo, esperando que esa improvisada conexión me permitiera descubrir la verdad detrás de su malestar.
Y, por supuesto, mi plan no funcionó.
–Sí, innegable –suspiré con decepción.
Nuevamente miré hacia atrás. Todavía los bandidos estaban muy lejos de mí, pero la chica desconocida y los niños no podían decir lo mismo. Sobre todo estos últimos. «¿Cómo puedo ayudarlos esta vez?», pensé, pero esa pregunta pasó a segundo plano enseguida.
–¿Uh? –Al mirar al frente y descubrir que mi upelero, cuyos ojos ya estaban cerrados y su cabeza agachada, corría directo a una barrera de vacas, reconocí con horror que nos esperaba un choque doloroso, e inconscientemente contraje mis hermosos glúteos–. ¡Vamos, despierta! –le urgí desesperado, pero el ave no escuchó mis palabras–. ¿O es que ya moriste? En ese caso, ¡vamos, revive!
Chasqueé la lengua. Hablar no serviría, así que tendría que buscar una alternativa. La solución más prudente y eficiente para la ocasión. Por desgracia, pensar un buen plan bajo presión no era una de mis habilidades… y tampoco no estando bajo presión, de hecho.
Saqué una runa de mi bolso y la lancé hacia adelante con todas mis fuerzas. Y como no tenía mucha fuerza física y, además, estaba agotado, la piedra no avanzó demasiado y terminó cayendo debajo de mi upelero, que incluso dormido fue más rápido que el proyectil.
–Ay, no… –fue todo lo que alcancé a balbucear antes de que el efecto se activara.
En cuanto la piedra tocó el suelo, liberó una poderosa onda expansiva, despertando y, a su vez, disparando al ave hacia arriba.[1] Me aferré a su cuello, de nuevo. Él chilló y aleteó frenéticamente mientras nos desplazábamos por el aire. Pasamos por encima de las vacas y, para mi sorpresa, el impulso también nos permitió sobrepasar a Bio una vez más.
Sin embargo, ahora había un nuevo problema y menos tiempo para reaccionar. ¿Cómo aterrizaría sin que el upelero se rompiera las patas? Debía pensar en una solución, pero no podía. Debía tranquilizarme para pensar, pero no podía. A pesar de que durante ese momento el tiempo parecía transcurrir con lentitud, como si se extendiera hacia la eternidad, sentía que lo que me separaba de la caída no era más que un breve instante.
Me aferré al upelero con mis brazos y piernas y con no más que voluntad generé éter. Quería fortalecerlo, pero necesitaba demasiada energía para ello. Me forcé a mí mismo a generar más y más. Creé una desbordante cantidad de éter en un instante, y se sintió como una explosión ardiente dentro de mí. Un torrente de energía inundó mi cuerpo, quemando mi interior en el proceso. Era demasiado, tanto que perdí el control.
De pronto tuve un enorme impulso hacia arriba al liberar la energía, pero al aferrarme al pesado upelero no ascendí y descendí: detuve nuestra caída. Por un segundo estuvimos suspendidos en el aire, a unos pocos centímetros del suelo, hasta que se agotó mi éter. Entonces finalmente aterrizamos, sin rompernos los huesos.[2]
Atónito ante lo que sea que logré, olvidé la carrera y a los bandidos. Mi upelero tal vez estaba igual, pues quedó inmóvil y en silencio. Pero solo hasta que escuchamos una estampida enloquecida detrás. Ambos nos volteamos y nos encontramos con una multitud de vacas locas y furiosas.
–¡Huyamos o nos llenarán de leche! –grité, pero mi ave no necesitó mi orden para volver a la carrera.
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[1] Uso con torpeza y con un resultado «ligeramente» fantasioso el objeto limitado Runa de impulso.[2] Habi nivel 5: Con el relámpago. Se supone que me da un potente y breve impulso hacia una dirección –esta vez hacia arriba–, pero como no puedo cargar conmigo algo tan pesado, asumí que solo serviría para frenar la caída.
Rauko
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Re: [Cerrado] Cuarta Gran Carrera de Upeleros [4/4][Noche]
Los enemigos siguen apareciendo, incluso aunque su nivel de pérdidas se acumula de manera masiva. Una escena un tanto curiosa que no deja de ser mortalmente peligrosa para los héroes del cuento.
Creo que tienen un túnel a la tierra de los bandidos…
“Canel se le queda mirando con cara curiosa antes de entender que es una broma”.
Como último lugar, ambos chicos tienen una vista privilegiada de los enemigos… en el sentido más literal posible. Un poco más y terminaran probando de primera mano si sus espadas son afiladas o es pura pinta.
Situaciones desesperadas requieren medidas desesperadas, algo que bien sabe el inventor. Al verse en los últimos lugares y con los enemigos prácticamente encima, decide enseriarse con las contramedidas.
Prepara un virote incendiario y dispara, justo en el pecho del que tiene más cara de líder. Lo siguiente es un espectáculo harto vistoso pues la persona objetivo se convierte en una bola de fuego sobre su montura.
Curiosamente la bestia no resulta afectada mientras su desafortunado jinete hace todo lo que pueda para tratar de apagarse, intentos que resultan infructuosos pues el inventor no crea cosas de mala calidad.
En un giro nuevo de los acontecimientos, su pollo predilecto entra en un estado frenético de carrera. Literalmente ambos niños deben hacer un esfuerzo para no caer de la montura mientras toman una posición más aceptable con respecto al tablero.
Quién lo diría…
El fuego parece ser un buen estimulante para los upeleros, los hace correr como si no hubiera mañana. Conocimiento obtenido de manera accidental que por desgracia no podrá ser replicado nuevamente en un tiempo dada la recarga del sistema incendiario.
Finalmente las posibilidades se vuelven viables para ambos niños mientras viajan en el pollo estimulado… al menos hasta que se puede divisar toda una estampida de vacas locas justo adelante.
No me esperaba eso “dice sonriente”.
Las acciones de los elementos punteros y el poco control que tienen los ganaderos hoy en día generan la receta para el desastre, solo resta ver si Maquiavelo podrá sortear de manera eficiente el evento en los siguientes segundos o terminarán como pasto para vacas.
Tanta carne y yo con hambre “niega con la cabeza de forma irónica”.
Creo que tienen un túnel a la tierra de los bandidos…
“Canel se le queda mirando con cara curiosa antes de entender que es una broma”.
Como último lugar, ambos chicos tienen una vista privilegiada de los enemigos… en el sentido más literal posible. Un poco más y terminaran probando de primera mano si sus espadas son afiladas o es pura pinta.
Situaciones desesperadas requieren medidas desesperadas, algo que bien sabe el inventor. Al verse en los últimos lugares y con los enemigos prácticamente encima, decide enseriarse con las contramedidas.
Prepara un virote incendiario y dispara, justo en el pecho del que tiene más cara de líder. Lo siguiente es un espectáculo harto vistoso pues la persona objetivo se convierte en una bola de fuego sobre su montura.
Curiosamente la bestia no resulta afectada mientras su desafortunado jinete hace todo lo que pueda para tratar de apagarse, intentos que resultan infructuosos pues el inventor no crea cosas de mala calidad.
En un giro nuevo de los acontecimientos, su pollo predilecto entra en un estado frenético de carrera. Literalmente ambos niños deben hacer un esfuerzo para no caer de la montura mientras toman una posición más aceptable con respecto al tablero.
Quién lo diría…
El fuego parece ser un buen estimulante para los upeleros, los hace correr como si no hubiera mañana. Conocimiento obtenido de manera accidental que por desgracia no podrá ser replicado nuevamente en un tiempo dada la recarga del sistema incendiario.
Finalmente las posibilidades se vuelven viables para ambos niños mientras viajan en el pollo estimulado… al menos hasta que se puede divisar toda una estampida de vacas locas justo adelante.
No me esperaba eso “dice sonriente”.
Las acciones de los elementos punteros y el poco control que tienen los ganaderos hoy en día generan la receta para el desastre, solo resta ver si Maquiavelo podrá sortear de manera eficiente el evento en los siguientes segundos o terminarán como pasto para vacas.
Tanta carne y yo con hambre “niega con la cabeza de forma irónica”.
- Off:
- Chimar usa su habilidad de Lvl 2 (Virotes inferno)
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Re: [Cerrado] Cuarta Gran Carrera de Upeleros [4/4][Noche]
Alisha estaba muy satisfecha con su tiro, aunque no pudiera haber visto a quien le daba exactamente, ese era el sonido de una excelente tiradora. Gritos de dolor, y luego silencio. Al menos hasta que un “thumb” le hizo volver la vista al frente, donde un destello azulado había llamado su atención. Con un pollo volador. Y el jinete, pero eso daba igual. –¡SABIA QUE PODÍAIS!- Le gritó a Plumitas, que permaneció estoico mirando a su flotante compañero, sin revelar los secretos ancestrales de su raza.
Solo tuvo un momento para registrar las vacas en su visión, sin realmente entender el problema que suponían aún, antes de que algo detrás suyo volviera a llamar su atención. La noche estaba llena de distracciones. Concretamente, alguien se había acercado demasiado a los niños y había estallado en llamas. Castigo divino probablemente, a juzgar por como el caballo parecía perfectamente bien. -¿Ves a ese ex-amo tuyo Plumitas? Creo que te van a hacer lo mismo como te atrapen de vuelta…- No le gustaba usar esos métodos con un pobre animal, sobretodo porque jamás dejaría que le pasara eso al pobre pajarito. No a ese en concreto, ahora se preguntaba a qué sabría un upelelo. Seguramente como el pollo, pero más delicioso. Se limpió la baba que empezaba a caérsele, justo a tiempo de que Plumitas la viera, aun corriendo hacia delante pero mirando detrás. Su emplumada cabeza pasó de ella y su baba, al hombre calcinándose y a ella otra vez.
Casi se cae con el acelerón. Y entonces se dio cuenta del pequeño problema en su camino.
-Cuidado, las vacas, LAS VACAS.-
Solo tuvo un momento para registrar las vacas en su visión, sin realmente entender el problema que suponían aún, antes de que algo detrás suyo volviera a llamar su atención. La noche estaba llena de distracciones. Concretamente, alguien se había acercado demasiado a los niños y había estallado en llamas. Castigo divino probablemente, a juzgar por como el caballo parecía perfectamente bien. -¿Ves a ese ex-amo tuyo Plumitas? Creo que te van a hacer lo mismo como te atrapen de vuelta…- No le gustaba usar esos métodos con un pobre animal, sobretodo porque jamás dejaría que le pasara eso al pobre pajarito. No a ese en concreto, ahora se preguntaba a qué sabría un upelelo. Seguramente como el pollo, pero más delicioso. Se limpió la baba que empezaba a caérsele, justo a tiempo de que Plumitas la viera, aun corriendo hacia delante pero mirando detrás. Su emplumada cabeza pasó de ella y su baba, al hombre calcinándose y a ella otra vez.
Casi se cae con el acelerón. Y entonces se dio cuenta del pequeño problema en su camino.
-Cuidado, las vacas, LAS VACAS.-
Alisha Lessard
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Re: [Cerrado] Cuarta Gran Carrera de Upeleros [4/4][Noche]
Esto definitivamente parecía ir de mal en peor, entre los bandidos que no se acababan, los pollos que comenzaban a parecer más lentos que los caballos y ahora las vacas en el camino todo indicaba que íbamos empeorando a cada instante, aunque para mi fortuna la tragedia parecía convertirse en algo bueno, el pajarraco aterrizó de mala manera el punto que su pico casi le daba un besito al suelo, pero en su mismo afán de no caerse trastabilló y aceleró como pudo ganando un poco de ventaja sobre mis compañeros de carrera, Rauko había logrado también dar un gran salto y ponerse a salvo al otro lado del muro de vacas gordas, ahora solo restaba que los otros chicos también lo lograran.
No quería hacerlo, en serio que no, pero finalmente terminé mirando hacia atrás cuando una explosión llamó mi atención. Lo que parecía un jinete en llamas nos perseguía al lado o al menos muy cerca el líder de los bandidos que estaba muy lejos de querer rendirse, aunque de momento con cautela y sin elegancia alguna se alejaba del hombre en llamas. La misma explosión que se había producido tras nosotros les había dado un empujón de velocidad y energía a los pollos de los quicos que estaban en los últimos lugares y habían conseguido por fin alejarse.
No se escaparán enanos- Decía uno de los sujetos a caballo mientras extendía el brazo para tomar de la ropa al pequeño brujito raro, aunque el desnalgue de velocidad del upelero los puso a salvo y dejaron atrás al perseguidos que no logró reponerse a tiempo y acabó estrellándose de frente contra un par de vacas. Y si la desmesurada velocidad de ese upelero azul parecía exagerada, nada hasta ahora podría compararse con el upelero rojo de la chica que se dio un impulso formidable llegando incluso a colocarse a la punta por unos instantes.
Observé anonadado y con la boca abierta como esta chica aprovechaba mi disputa con Rauko por el primer lugar, a quien de hecho intentaba desatarle la silla de montar. En medio de ese caos la chica pasó como una flecha dejándonos atrás -Te espero en la meta- Le dije a Rauko mientras intentaba darle una patada a su upelero que para su fortuna me quedó fuera de alcance en un instante -Vamos Firulais, no te dejes ganar, con esa carrera seguro está cansado- Conversaba y le explicaba la estrategia a mi compañero emplumado como si realmente pudiera entenderme, oh que lejos de la realidad.
Tras nosotros las vacas se arremolinaron, muchos de los bandidos acabaron estrellados contra el muro de vacas y se fueron quedando atrás, pero no todos se iban a rendir, uno de ellos nos miraba con profundo rencor en la distancia y seguramente no se daría por vencido, no intentó saltar sobre el ganado sino que lanzó una bola de fuego entre ellas haciendo que se apartaran y le permitieran pasar junto con otros dos sujetos, aquello había conseguido menguar el número de perseguidores pero la amenaza aún seguía latente.
Con mucho esfuerzo logré alcanzar y rebasar a la chica misteriosa, aproveché y al acercarme le di una patada a su upelero para desestabilizarlo -¡Eres lenta anciana!- Me reí mientras avanzaba aunque el camino se hacía más difícil ahora. Nos acercábamos a la costa y con ello a la arena de la playa, aquello podría suponer un problema para los megapollos cuyas patas delgadas no estaban diseñadas para correr sobre la arena y eso tal vez supusiera un problema de lentitud, pero al menos tenía su lado bueno, al menos estábamos más cerca de la meta pero, la arena fría y semi resbalosa pondría las cosas un poco complicadas.
No quería hacerlo, en serio que no, pero finalmente terminé mirando hacia atrás cuando una explosión llamó mi atención. Lo que parecía un jinete en llamas nos perseguía al lado o al menos muy cerca el líder de los bandidos que estaba muy lejos de querer rendirse, aunque de momento con cautela y sin elegancia alguna se alejaba del hombre en llamas. La misma explosión que se había producido tras nosotros les había dado un empujón de velocidad y energía a los pollos de los quicos que estaban en los últimos lugares y habían conseguido por fin alejarse.
No se escaparán enanos- Decía uno de los sujetos a caballo mientras extendía el brazo para tomar de la ropa al pequeño brujito raro, aunque el desnalgue de velocidad del upelero los puso a salvo y dejaron atrás al perseguidos que no logró reponerse a tiempo y acabó estrellándose de frente contra un par de vacas. Y si la desmesurada velocidad de ese upelero azul parecía exagerada, nada hasta ahora podría compararse con el upelero rojo de la chica que se dio un impulso formidable llegando incluso a colocarse a la punta por unos instantes.
Observé anonadado y con la boca abierta como esta chica aprovechaba mi disputa con Rauko por el primer lugar, a quien de hecho intentaba desatarle la silla de montar. En medio de ese caos la chica pasó como una flecha dejándonos atrás -Te espero en la meta- Le dije a Rauko mientras intentaba darle una patada a su upelero que para su fortuna me quedó fuera de alcance en un instante -Vamos Firulais, no te dejes ganar, con esa carrera seguro está cansado- Conversaba y le explicaba la estrategia a mi compañero emplumado como si realmente pudiera entenderme, oh que lejos de la realidad.
Tras nosotros las vacas se arremolinaron, muchos de los bandidos acabaron estrellados contra el muro de vacas y se fueron quedando atrás, pero no todos se iban a rendir, uno de ellos nos miraba con profundo rencor en la distancia y seguramente no se daría por vencido, no intentó saltar sobre el ganado sino que lanzó una bola de fuego entre ellas haciendo que se apartaran y le permitieran pasar junto con otros dos sujetos, aquello había conseguido menguar el número de perseguidores pero la amenaza aún seguía latente.
Con mucho esfuerzo logré alcanzar y rebasar a la chica misteriosa, aproveché y al acercarme le di una patada a su upelero para desestabilizarlo -¡Eres lenta anciana!- Me reí mientras avanzaba aunque el camino se hacía más difícil ahora. Nos acercábamos a la costa y con ello a la arena de la playa, aquello podría suponer un problema para los megapollos cuyas patas delgadas no estaban diseñadas para correr sobre la arena y eso tal vez supusiera un problema de lentitud, pero al menos tenía su lado bueno, al menos estábamos más cerca de la meta pero, la arena fría y semi resbalosa pondría las cosas un poco complicadas.
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Bio
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Re: [Cerrado] Cuarta Gran Carrera de Upeleros [4/4][Noche]
–Ay, no… puede… ser –balbuceé cuando finalmente fui consciente de una trágica verdad.
¿Cómo pude haberlo olvidado?... No, no lo olvidé; simplemente no quise pensar en ello. Sabía que la realidad no cambiaría si lo ignoraba, pero aun así lo hice. Ahora, sin embargo, ya no podría; la incipiente disminución de velocidad de mi upelero se encargó de eso.
Todo aquel upelero que inicia exhibiendo más rapidez que el resto, siempre es de los primeros en agotarse. Por lo tanto, aunque me desilusionara, mi destino en esta improvisada carrera era…
–No, espera. Yo gané mi primera carrera y fui el más veloz al inicio –recordé, y me permití sentirme aliviado. Pero solo un poco. Después de todo, nada cambiaba el hecho de que mis posibilidades de obtener la victoria seguían reduciéndose.
Entonces Bio intentó desatar mi silla de montar.
–¡Hey, no apuestes setecientos aeros si terminarás haciendo trampa! –espeté para luego asestarle un veloz manazo al dorso de su mano–. ¡Aléjate o me mearé en tu cama!
Sorprendiéndome, de pronto la chica desconocida nos alcanzó. En un santiamén. A pesar de que hasta unos pocos instantes nos separaban una considerable cantidad de metros.
–Pero qué… –Y para empeorar la situación, Bio me dejó atrás a los pocos segundos. Y eso era bastante inusual… y deprimente–. Maldición, si Chimarcito también logra alcanzarme, entonces tendré que buscar una soga.
Con los hombros caídos, imaginé el peor y más triste de los desenlaces. Pero no tardé en terminar imaginando otros tipos de situaciones, unas muy absurdas, que poco tenían que ver con la carrera o con mi honor de campeón invicto.
–Sí, una lluvia de biusas estaría genial –pensé en voz alta–, aunque no tan genial como mi… –Sacudí mi cabeza para centrarme de nuevo en la carrera.
Por fin llegamos a la arenosa playa. Ahí, desafortunadamente, mi upelero mostró tener serias dificultades para correr sobre el nuevo terreno. Resbalaba una y otra vez, y varias zancadas significaba avanzar apenas menos de diez míseros metros. A ese ritmo era obvio que hasta la chica desconocida me dejaría atrás o, peor aún, Chimar me alcanzaría.
–Hasta yo soy más rápido por mi cuenta –me quejé–. Bien, momento de pensar en un plan. ¿Cómo hacer que corras a una velocidad decente? –le pregunté a mi upelero, y presioné mis labios con mi pulgar derecho, pensativo. Sin embargo, a los pocos segundos terminé pensando en una genial lluvia de biusas suculentas y de todos los colores.
¿Cómo pude haberlo olvidado?... No, no lo olvidé; simplemente no quise pensar en ello. Sabía que la realidad no cambiaría si lo ignoraba, pero aun así lo hice. Ahora, sin embargo, ya no podría; la incipiente disminución de velocidad de mi upelero se encargó de eso.
Todo aquel upelero que inicia exhibiendo más rapidez que el resto, siempre es de los primeros en agotarse. Por lo tanto, aunque me desilusionara, mi destino en esta improvisada carrera era…
–No, espera. Yo gané mi primera carrera y fui el más veloz al inicio –recordé, y me permití sentirme aliviado. Pero solo un poco. Después de todo, nada cambiaba el hecho de que mis posibilidades de obtener la victoria seguían reduciéndose.
Entonces Bio intentó desatar mi silla de montar.
–¡Hey, no apuestes setecientos aeros si terminarás haciendo trampa! –espeté para luego asestarle un veloz manazo al dorso de su mano–. ¡Aléjate o me mearé en tu cama!
Sorprendiéndome, de pronto la chica desconocida nos alcanzó. En un santiamén. A pesar de que hasta unos pocos instantes nos separaban una considerable cantidad de metros.
–Pero qué… –Y para empeorar la situación, Bio me dejó atrás a los pocos segundos. Y eso era bastante inusual… y deprimente–. Maldición, si Chimarcito también logra alcanzarme, entonces tendré que buscar una soga.
Con los hombros caídos, imaginé el peor y más triste de los desenlaces. Pero no tardé en terminar imaginando otros tipos de situaciones, unas muy absurdas, que poco tenían que ver con la carrera o con mi honor de campeón invicto.
–Sí, una lluvia de biusas estaría genial –pensé en voz alta–, aunque no tan genial como mi… –Sacudí mi cabeza para centrarme de nuevo en la carrera.
Por fin llegamos a la arenosa playa. Ahí, desafortunadamente, mi upelero mostró tener serias dificultades para correr sobre el nuevo terreno. Resbalaba una y otra vez, y varias zancadas significaba avanzar apenas menos de diez míseros metros. A ese ritmo era obvio que hasta la chica desconocida me dejaría atrás o, peor aún, Chimar me alcanzaría.
–Hasta yo soy más rápido por mi cuenta –me quejé–. Bien, momento de pensar en un plan. ¿Cómo hacer que corras a una velocidad decente? –le pregunté a mi upelero, y presioné mis labios con mi pulgar derecho, pensativo. Sin embargo, a los pocos segundos terminé pensando en una genial lluvia de biusas suculentas y de todos los colores.
Rauko
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Re: [Cerrado] Cuarta Gran Carrera de Upeleros [4/4][Noche]
la barrera de vacas locas comienza a cerrarse en torno al camino, algo que genera serios problemas por obvias razones. Los seres bovinos son bonitos y todo eso pero… llevarte uno por el medio puede ocasionar una muerte prematura.
Tanto Bio como Rauko logran adelantarse al ganado antes de que se vuelva un problema, dejando al resto toda una situación animal con la que lidiar. Acaban de bajar dos niveles en el panel de amistades de Chim ahora mismo.
Curiosamente la velocidad del pollo azul no disminuye, avanza rumbo a la jodida pared como si estuviera ciego. Algo bastante útil al inicio de la carrera pero que ahora augura un soberano choque.
Esto no se ve bien… ¡¡Gira, vuela, has algo!!
Con claro nerviosismo, el niño inventor trata de lograr alguna salvada. Al final termina cerrando los ojos resignado mientras sujeta el brazo de Canel, solo allí cae en cuenta de que su hermanito sigue sin inmutarse.
¿Te dieron un valium o qué?
Bien recuerda las propiedades narcóticas de esa planta en la clase de botánica de la Universidad de los Susurros, capaz de noquear hasta a un gigante y si se quema… tiene otras propiedades un tanto difíciles de explicar.
Por suerte la fortuna prueba estar del lado de los niños otra vez, el upelero escucha las plegarias mentales del chiquillo intelectual y salta encima de los animales moteados hasta encontrar de nuevo su camino… literalmente.
Ahora entiendo porque les dicen pollos...
Son geniales jejeje.
Manteniendo un nivel de euforia un tanto distinto que el de su pariente por elección, Maquiavelo vuelve a tomar las riendas. Solo allí cae en cuenta de que la velocidad del animal no disminuye, avanza como un propulsor alimentado con rocas arcanas.
Nota entonces cierta aversión en el animal hacia las vacas que dejan cada vez más atrás, al parecer no son su especie favorita y quiere alejarse lo más rápido posible de ellas… claramente los filetes no son su comida preferida.
Llegan a una playa, para ese entonces tanto Chim como su hermanito van en buena posición. Los bandidos molestos muerden el polvo y su ave parece no tenerle ascos adicionales a la arena, la vida es buena.
Es un bonito paisaj… ¿Pero que rayos? “dice al notar un ruido característico” ¿¿¡¡Estas comiendo!!??
Me dio hambre hermano… ¿Quieres? “le ofrece un pan dulce bastante grande”.
Pues “medita un poco antes de encogerse de hombros y aceptar” ya que más da “pega su mejor mordisco del alimento” tienes tus ventajas enanito “pasa a reír de manera pilla mientras zarandea un poco al pequeño”.
Tanto Bio como Rauko logran adelantarse al ganado antes de que se vuelva un problema, dejando al resto toda una situación animal con la que lidiar. Acaban de bajar dos niveles en el panel de amistades de Chim ahora mismo.
Curiosamente la velocidad del pollo azul no disminuye, avanza rumbo a la jodida pared como si estuviera ciego. Algo bastante útil al inicio de la carrera pero que ahora augura un soberano choque.
Esto no se ve bien… ¡¡Gira, vuela, has algo!!
Con claro nerviosismo, el niño inventor trata de lograr alguna salvada. Al final termina cerrando los ojos resignado mientras sujeta el brazo de Canel, solo allí cae en cuenta de que su hermanito sigue sin inmutarse.
¿Te dieron un valium o qué?
Bien recuerda las propiedades narcóticas de esa planta en la clase de botánica de la Universidad de los Susurros, capaz de noquear hasta a un gigante y si se quema… tiene otras propiedades un tanto difíciles de explicar.
Por suerte la fortuna prueba estar del lado de los niños otra vez, el upelero escucha las plegarias mentales del chiquillo intelectual y salta encima de los animales moteados hasta encontrar de nuevo su camino… literalmente.
Ahora entiendo porque les dicen pollos...
Son geniales jejeje.
Manteniendo un nivel de euforia un tanto distinto que el de su pariente por elección, Maquiavelo vuelve a tomar las riendas. Solo allí cae en cuenta de que la velocidad del animal no disminuye, avanza como un propulsor alimentado con rocas arcanas.
Nota entonces cierta aversión en el animal hacia las vacas que dejan cada vez más atrás, al parecer no son su especie favorita y quiere alejarse lo más rápido posible de ellas… claramente los filetes no son su comida preferida.
Llegan a una playa, para ese entonces tanto Chim como su hermanito van en buena posición. Los bandidos molestos muerden el polvo y su ave parece no tenerle ascos adicionales a la arena, la vida es buena.
Es un bonito paisaj… ¿Pero que rayos? “dice al notar un ruido característico” ¿¿¡¡Estas comiendo!!??
Me dio hambre hermano… ¿Quieres? “le ofrece un pan dulce bastante grande”.
Pues “medita un poco antes de encogerse de hombros y aceptar” ya que más da “pega su mejor mordisco del alimento” tienes tus ventajas enanito “pasa a reír de manera pilla mientras zarandea un poco al pequeño”.
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Re: [Cerrado] Cuarta Gran Carrera de Upeleros [4/4][Noche]
Durante un momento, Alisha contuvo el aliento, esperando que su montura la considerara digna de enseñarle los ancestrales secretos del vuelo upelelico.
Pero el condenado simplemente puso una pata en toda la cara de la pobre vaca y siguió corriendo usando a los animales como si nada hubiera pasado. Impresionante, la verdad, pero seguramente bastante doloroso para los pobres bichejos, a juzgar por como bajaban un par de palmos y mugían. Pero una no podía interponerse entre un pollo y su deseo de no ser asado, así que se limitó a murmurar un “lo siento” tras cada mugido, esperando que las vacas lo entendieran, o sirviera de algo al menos.
Una bola de fuego estallo demasiado cerca para su gusto, pero ya había cruzado la barrera vacuna, así que estaba a salvo, posiblemente. Y entonces el tipo del upelelo negro se acercó a ella. Alisha parpadeo un momento, sin haberse dado cuenta de que lo había adelantado, iba a preguntarle sobre toda esa locura.
Y entonces el desgraciado le dio una patada a Plumitas, que gimoteo de dolor, partiéndole el corazón.
A Plumitas. Un héroe de guerra. Puede… en su mente seguro. Una criatura tan adorable y esponjosa. –Muy bien.- dijo, secamente, acariciando al animal para calmarlo, que empezó a acelerar. Quería pensar que era que era por sus mimos, pero posiblemente era la furia desbocada que sentía la vampiresa filtrándose de alguna manera a través de su dulce voz. Ella sería mejor persona, se controlaría.
Por eso apuntó al jinete y no al pájaro cuando disparó su ballesta. –ESO TE ENSEÑARA A HACERLE DAÑO A PLUMITAS.-
Alisha ya había llegado a la playa, peri ni se dio cuenta, sin duda el entrenamiento del Teniente Plumitas incluía marcha en terrenos variados, puesto que parecía moverse a un ritmo más que decente, y la vampira no había montado, a secas, en su vida, así que no era como si tuviera mucha idea de las dificultades anatómicas de un pollo para moverse por la arena.
Pero el condenado simplemente puso una pata en toda la cara de la pobre vaca y siguió corriendo usando a los animales como si nada hubiera pasado. Impresionante, la verdad, pero seguramente bastante doloroso para los pobres bichejos, a juzgar por como bajaban un par de palmos y mugían. Pero una no podía interponerse entre un pollo y su deseo de no ser asado, así que se limitó a murmurar un “lo siento” tras cada mugido, esperando que las vacas lo entendieran, o sirviera de algo al menos.
Una bola de fuego estallo demasiado cerca para su gusto, pero ya había cruzado la barrera vacuna, así que estaba a salvo, posiblemente. Y entonces el tipo del upelelo negro se acercó a ella. Alisha parpadeo un momento, sin haberse dado cuenta de que lo había adelantado, iba a preguntarle sobre toda esa locura.
Y entonces el desgraciado le dio una patada a Plumitas, que gimoteo de dolor, partiéndole el corazón.
A Plumitas. Un héroe de guerra. Puede… en su mente seguro. Una criatura tan adorable y esponjosa. –Muy bien.- dijo, secamente, acariciando al animal para calmarlo, que empezó a acelerar. Quería pensar que era que era por sus mimos, pero posiblemente era la furia desbocada que sentía la vampiresa filtrándose de alguna manera a través de su dulce voz. Ella sería mejor persona, se controlaría.
Por eso apuntó al jinete y no al pájaro cuando disparó su ballesta. –ESO TE ENSEÑARA A HACERLE DAÑO A PLUMITAS.-
Alisha ya había llegado a la playa, peri ni se dio cuenta, sin duda el entrenamiento del Teniente Plumitas incluía marcha en terrenos variados, puesto que parecía moverse a un ritmo más que decente, y la vampira no había montado, a secas, en su vida, así que no era como si tuviera mucha idea de las dificultades anatómicas de un pollo para moverse por la arena.
Alisha Lessard
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Re: [Cerrado] Cuarta Gran Carrera de Upeleros [4/4][Noche]
Pero no estoy haciendo trampa, estoy evitando que ganes- Protesté al recibir el golpe en la mano y retrocederla de prisa para volver a tomar el control de mi montura. Reí satisfecho al dejar atrás al elfo aunque luego tendría que aplicarle medidas de seguridad a mi cama, pero al entrar en la zona arenosa todo cambió, la chica que se acercaba a toda prisa me dejaría atrás si no hacía nada para evitarlo -Oye no, espera- Intenté alejarme de esa demente mientras me apuntaba con su ballesta de manera descuidada.
Eché a un lado nervioso y justo cuando pensaba que estaba a salvo y que la chica no se atrevería a disparar me sorprendió -No lo harás, conozco a las chicas dulces como tú, que solo amenazan y no… ¡ay caramba!- Me agaché de prisa pero el proyectil de su ballesta me rozó la espalda llevándose un pedazo de mi camisa -¿Acaso estás demente?- Pregunté enojado aunque sin ánimos de instarla a que me disparara un segundo virote -Vamos Filipondio, enseñémosle quién está al mando- Agarrándome fuerte del cuello del upelero me incliné tanto como pude para agarrar un puñado de arena húmeda y al volver a pasar cerca de ella se lo lancé a la cara dejándola atrás y ganando un poco de ventaja -Y a la próxima te irá peor- Le dije en tono amenazante mientras hacía pucheros por el dolor que me había dejado su virote en mi espalda.
Definitivamente no sería una carrera fácil esta vez, no podría ganar de manera tan sencilla como las veces anteriores, aunque bueno, jamás había tenido una victoria fácil, ni siquiera una victoria -Corre como el viento, Filiberto- Le dije a mi pollo veloz mientras daba un vistazo hacia atrás donde se libraba una encarnizada lucha de velocidad, el pequeño chimar y su compañero rarito avanzaban a una velocidad vertiginosa -Parece que todos son más veloces cada vez que miro, dejaré de mirar- Sí, definitivamente dejar de mirar atrás era un buen plan, algo que también tendrían que ser los que me acompañaban en esta loca carrera.
Por otro lado mi malvado y oscuro emplumado tenía sus propios planes para dejar atrás a los otros definitivamente, en cada paso que daba apretaba la arena con las garras y la soltaba al levantarlas, dejando una lluvia de arena húmeda para fastidiar los ojos de los que venían detrás, convenientemente más cerca cada vez.
Pero para su desgracia, la lluvia de arena no era el único problema, tras ellos venía el líder de los bandidos cuyo caballo parecía más veloz, aunque de momento su creciente ira parecía verse aplacada o sustituida por el más indescriptible espanto, ya alcanzarnos era la menor de sus preocupaciones, sino que se limitaba a tratar de escapar de una estampida de vacas locas que corrían desbocadas tras nosotros en busca de venganza contra quienes las habían pisado y manchado su orgullo de vacas, o algo así.
Eché a un lado nervioso y justo cuando pensaba que estaba a salvo y que la chica no se atrevería a disparar me sorprendió -No lo harás, conozco a las chicas dulces como tú, que solo amenazan y no… ¡ay caramba!- Me agaché de prisa pero el proyectil de su ballesta me rozó la espalda llevándose un pedazo de mi camisa -¿Acaso estás demente?- Pregunté enojado aunque sin ánimos de instarla a que me disparara un segundo virote -Vamos Filipondio, enseñémosle quién está al mando- Agarrándome fuerte del cuello del upelero me incliné tanto como pude para agarrar un puñado de arena húmeda y al volver a pasar cerca de ella se lo lancé a la cara dejándola atrás y ganando un poco de ventaja -Y a la próxima te irá peor- Le dije en tono amenazante mientras hacía pucheros por el dolor que me había dejado su virote en mi espalda.
Definitivamente no sería una carrera fácil esta vez, no podría ganar de manera tan sencilla como las veces anteriores, aunque bueno, jamás había tenido una victoria fácil, ni siquiera una victoria -Corre como el viento, Filiberto- Le dije a mi pollo veloz mientras daba un vistazo hacia atrás donde se libraba una encarnizada lucha de velocidad, el pequeño chimar y su compañero rarito avanzaban a una velocidad vertiginosa -Parece que todos son más veloces cada vez que miro, dejaré de mirar- Sí, definitivamente dejar de mirar atrás era un buen plan, algo que también tendrían que ser los que me acompañaban en esta loca carrera.
Por otro lado mi malvado y oscuro emplumado tenía sus propios planes para dejar atrás a los otros definitivamente, en cada paso que daba apretaba la arena con las garras y la soltaba al levantarlas, dejando una lluvia de arena húmeda para fastidiar los ojos de los que venían detrás, convenientemente más cerca cada vez.
Pero para su desgracia, la lluvia de arena no era el único problema, tras ellos venía el líder de los bandidos cuyo caballo parecía más veloz, aunque de momento su creciente ira parecía verse aplacada o sustituida por el más indescriptible espanto, ya alcanzarnos era la menor de sus preocupaciones, sino que se limitaba a tratar de escapar de una estampida de vacas locas que corrían desbocadas tras nosotros en busca de venganza contra quienes las habían pisado y manchado su orgullo de vacas, o algo así.
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