Dios vampiro, Habakhuk

Los dioses de los vampiros se concentran en lo que ellos hablan como “El Don de la vida eterna”. Sería, como los vampiros creen en su ignorancia, aquél primer vampiro que mordió a uno de los grandes dragones. Osease, el primer vampiro pura sangre de su historia. 

Este primer vampiro pura sangre, sería el primer vampiro en engendrar a otros nobles. Se dice que aquel que primero bebió la sangre del gran dragón, era el más bello de todos los hombres, el más fuerte y leal, pero que corroído por la envidia de los nuevos caballeros-dragón, intentó liberar a su pueblo robando aquel don mágico, resultando el plan una tragedia que acabó en maldición. Aquel rostro hermoso se deformó, aquellas fornidas manos se estiraron en forma de largos dedos y uñas puntiagudas. Se consumió su cuerpo poco a poco por la sed de sangre. 

Habakhuk fue el primer vampiro en engendrar otros seres como él, con sus características. Débil al sol, según las creencias teístas de los vampiros, era un ser que pedía la sangre de los humanos más difíciles de atrapar, botines de guerra que degollaban en sacrificio, frente a él, para que de manera ceremonial saciara su sed con la sangre del prisionero desmembrado. Fue venerado muchos años, llevando a sus vampiros nobles a cometer actos horribles solo por saciar su sed. Pero ellos, cegados por su amor hacia el “Vampiro Original”, no se daban cuenta y le adoraban cual dios personificado. 

Al morir, se le enterró en los suelos más profundos del territorio de los Vampiros, en un ataúd lleno hasta el tope con sangre humana donde según cuentan las leyendas de los bebedores de sangre, duerme sumergido en el líquido carmesí, que le dará vida eterna en el más allá. 

 

Se dice que a cada aniversario  de la muerte del dios Habakhuk, este sale y merodea por sus territorios, gimiendo la petición de sangre para saciar su eterna y quemante sed. 

 En las afueras del territorio, en lo que hoy son las minas oscuras, se encuentra una fuentecilla de mármol color rojo que antaño quizá fue blanco, con un oscuro agujero, que solo aquellos que creen en estas cosas, saben a donde se dirige. Luego de que Habakhuk muriera y los sacrificios y desmembramientos siguieran, la sangre era vertida en un proceso ceremonial, por un tubo conectado a la tumba del dios-vampiro, llenando nuevamente el sarcófago del líquido rojo.

Este dios sería su dios máximo, el cual se representa en una imagen de un hombre deforme en un trono. Otra de las representaciones que se alaban, es el proceso que los vampiros llaman: “El desmembramiento sagrado”, donde se ataba al botín de guerra sobre una fuente enorme, se ataban sus piernas y sus brazos a unas cuerdas, que estas a su vez estaban atadas a los caballos. 

En los últimos años, surgió en Sacrestic Ville un pequeño culto al dios Habakhuk, cuyo cuerpo decían haber desenterrado de la ancestral tumba. En efecto, guardaban bajo su templo una momia y, en su nombre, predicaban símbolos tomados de la floreciente iglesia cristiana de Sacrestic, pero invertidos. Los cristianos, decían, tenían miedo del pecado; ellos no.

Bajo el lema “no cerréis las puertas que no he abierto yo", el culto de los Hijos creció con rapidez, atrayendo no solo a vampiros de Sacrestic, sino también a miembros de otras razas, que buscaban en la figura de Habakhuk un nuevo guía que les eximiese de las prohibiciones establecidas por otros dioses.

Recientemente, sin embargo, el culto sufrió un duro revés cuando, a raíz de ciertas divisiones entre sus principales seguidores, la sacerdotisa Laluth desapareció de la noche a la mañana, llevándose con ella la supuesta momia del primer vampiro. Los adeptos en Sacrestic Ville han quedado en una situación de desamparo espiritual que ha llevado a algunos de ellos a volver la vista a sus antiguas religiones, protagonizando arrepentidas penitencias.