Entrevista con el Vampiro [Privado] [Noche] [Cerrado]
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Entrevista con el Vampiro [Privado] [Noche] [Cerrado]
Cohen avanzaba por las calles de Roilkat sabiendo que debía recordarlas, aunque no podía identificar nada a su alrededor. Ni una casa, ni un edificio, ni una persona.
La impotencia de no poder recordar nada sobre su pasado le hacía sentir rabia. Zana había manipulado tanto su mente durante la guerra de los vampiros contra los humanos que cualquier rastro de recuerdo coherente había desaparecido por completo.
Mientras que muchos murieron a su alrededor, a él le fue concebida una nueva vida. En un principio, no le guardó rencor, pues desconocía todo. Pero con el paso del tiempo, aquello se había vuelto una angustiosa tortura mental.
A menudo era capaz de recordar atisbos de memoria, recuerdos momentáneos sin explicación, sin contexto alguno que le ayudara a comprender quién había sido.
Frustrado, caminó bajo la débil lluvia en dirección al centro de la ciudad. Allí, comenzó a buscar la taberna.
Zana le había hablado de ella en alguna ocasión. Allí había trabajado cuándo sus caminos se cruzaron. Por lo que si después de tantos años, alguien terminaba reconociéndole, quizás averiguara más sobre quién era y el destino de su hermana.
Recordaba que tenía una hermana mayor. Pero ni su rostro ni su nombre. La memoria era injustamente caprichosa.
Después de un largo rato, dobló una esquina para adentrarse en una calle y al mirar hacia un edificio en concreto, por un leve segundo, tuvo una extraña sensación.
Sus pies pararon en seco su ritmo frenético. Cohen observó el edificio con asombro al ver que se trataba de una taberna. Y que al igual que le había dicho Zana, parecía tener habitaciones en la planta superior.
Ligeramente esperanzado, cruzó la calle dispuesto a entrar en el edificio, esperando encontrar una pista inicial sobre su identidad.
La impotencia de no poder recordar nada sobre su pasado le hacía sentir rabia. Zana había manipulado tanto su mente durante la guerra de los vampiros contra los humanos que cualquier rastro de recuerdo coherente había desaparecido por completo.
Mientras que muchos murieron a su alrededor, a él le fue concebida una nueva vida. En un principio, no le guardó rencor, pues desconocía todo. Pero con el paso del tiempo, aquello se había vuelto una angustiosa tortura mental.
A menudo era capaz de recordar atisbos de memoria, recuerdos momentáneos sin explicación, sin contexto alguno que le ayudara a comprender quién había sido.
Frustrado, caminó bajo la débil lluvia en dirección al centro de la ciudad. Allí, comenzó a buscar la taberna.
Zana le había hablado de ella en alguna ocasión. Allí había trabajado cuándo sus caminos se cruzaron. Por lo que si después de tantos años, alguien terminaba reconociéndole, quizás averiguara más sobre quién era y el destino de su hermana.
Recordaba que tenía una hermana mayor. Pero ni su rostro ni su nombre. La memoria era injustamente caprichosa.
Después de un largo rato, dobló una esquina para adentrarse en una calle y al mirar hacia un edificio en concreto, por un leve segundo, tuvo una extraña sensación.
Sus pies pararon en seco su ritmo frenético. Cohen observó el edificio con asombro al ver que se trataba de una taberna. Y que al igual que le había dicho Zana, parecía tener habitaciones en la planta superior.
Ligeramente esperanzado, cruzó la calle dispuesto a entrar en el edificio, esperando encontrar una pista inicial sobre su identidad.
Última edición por Cohen el Vie Mayo 06 2022, 18:37, editado 1 vez
Cohen
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Re: Entrevista con el Vampiro [Privado] [Noche] [Cerrado]
En alguna taberna de Roilkat. - Primavera
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Era increíble lo rápido que pasaba el tiempo, habíamos decidido pasar el invierno antes de viajar a lo desconocido. Por suerte yo sí que había aprovechado el tiempo. El taller de Tea me permitía explorar nuevos horizontes y aspirar a ser más útil tanto en batalla como en reparaciones banales de las armaduras del equipo.
Cada día que pasaba podría decirse que había un poco más de tolerancia, sin embargo esta era una de esas noches en las que quería y necesitaba estar sola por lo que me aseguré de alejarme de cualquiera de ese trío, y los otros dos, lo suficiente como para no sentir la vibración de la medalla en mi pecho.
Estaba en una de las mesas, la estaba hacia la ventana, desde allí podía ver la lluvia caer y sentir la brisa húmeda en mi rostro. Bebía vino, seguramente era ya mi segunda botella . Miraba mis manos, mis dedos, había pequeñas marcas de los pinchazos de agujas. Pensaba en sí realmente esto era útil, debería más bien estar entrenando, hallar un sitio en donde poder practicar mi magia y sacarle el mayor jugo. Era intensa la frustración que sentía con la sola idea de guardar un poder bestial en mí y ni siquiera poder sacarlo, sentía un miedo irracional a ello, sabía que era ese miedo el que me bloqueaba el problema era que no encontraba una solución a ello.
Había aceptado que debía pulir mis habilidades, una batalla conmigo misma para ganarme mi lugar en aquel equipo. Me negaba a ser el eslabón débil. La dama en peligro, era mucho más que eso.
- Otra ronda, y trae un poco de pan y queso. - Levanté la mano para llamar la atención del servicio. Mientras tanto terminaba de consumir el contenido de mi vaso.
Cada día que pasaba podría decirse que había un poco más de tolerancia, sin embargo esta era una de esas noches en las que quería y necesitaba estar sola por lo que me aseguré de alejarme de cualquiera de ese trío, y los otros dos, lo suficiente como para no sentir la vibración de la medalla en mi pecho.
Estaba en una de las mesas, la estaba hacia la ventana, desde allí podía ver la lluvia caer y sentir la brisa húmeda en mi rostro. Bebía vino, seguramente era ya mi segunda botella . Miraba mis manos, mis dedos, había pequeñas marcas de los pinchazos de agujas. Pensaba en sí realmente esto era útil, debería más bien estar entrenando, hallar un sitio en donde poder practicar mi magia y sacarle el mayor jugo. Era intensa la frustración que sentía con la sola idea de guardar un poder bestial en mí y ni siquiera poder sacarlo, sentía un miedo irracional a ello, sabía que era ese miedo el que me bloqueaba el problema era que no encontraba una solución a ello.
Había aceptado que debía pulir mis habilidades, una batalla conmigo misma para ganarme mi lugar en aquel equipo. Me negaba a ser el eslabón débil. La dama en peligro, era mucho más que eso.
- Otra ronda, y trae un poco de pan y queso. - Levanté la mano para llamar la atención del servicio. Mientras tanto terminaba de consumir el contenido de mi vaso.
- Inventario:
- Medalla del exterminador [1 CARGA] - Pecho lado derecho.
- Pieza Metálica - Pecho lado izquierdo.
- Armadura Ligera Normal
- Bolso de Viajero:Contiene un saco de dormir, 4 metros de cuerda, provisiones, pedernal con yesca, cantimplora y 2 antorchas.
- Kit de Arcanos Inferior. - Dentro de Bolso de Viajero.
- Arma Flexible Superior (Látigo) - Cuelga del lado izquierdo de mi cintura.
- Tónico del Jerbo - Bolso
- Llave Onírica - Bolso
- Ocarina - Bolso
- Kit de Curtiduría Inferior - Bolso
- Concept Art:
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Re: Entrevista con el Vampiro [Privado] [Noche] [Cerrado]
Completamente empapado, Cohen se introdujo en el interior de la taberna. La lluviosa noche había alejado a la clientela habitual y el sitio, aunque no desierto, si estaba tranquilo.
Miró cada uno de los rincones de aquel salón. Las pequeñas mesas perfectamente distribuidas por el espacio, las sillas de madera que la acompañaban y las ventanas de cristal que dejaban entrar la leve luz lunar de aquella noche tormentosa.
No logró recordar nada de aquella habitación, aunque su mirada se perdió durante unos segundos en las escaleras de madera que ascendían a la planta superior.
Dio un par de pasos en esa dirección cuándo una voz masculina, a su izquierda, le sacó de sus profundos pensamientos.
―¿Va a tomar algo o no? ―le preguntó de nuevo el tabernero, mirándole fijamente.
―Una cerveza, por favor.
Cohen odiaba las tabernas. Desde que podía recordar, cada vez que entraba en una de ellas debía obligarse a sí mismo a pagar por una bebida que apenas lograba saborear. El primer sorbo era intenso, perceptible. A medida que su paladar se acostumbraba al sabor, éste iba desapareciendo. Antes de llega a la mitad de la jarra, el sabor de la cerveza para él era completamente inexistente. Sólo unos sorbos de placer ante un mundo de insipidez.
Pero al no querer llamar la atención sobre su naturaleza racial, Cohen debía siempre fingir que disfrutaba de la bebida cómo cualquier humano de Roilkat.
―Me gustaría preguntarle algo.
―¿Habitaciones? Tenemos un par…
Exclamó, mientras el tabernero miraba de nuevo hacia las escaleras que había logrado llamar la atención del vampiro.
―¿Recuerda haberme conocido antes en esta taberna?
El hombre apoyó sus manos sobre la barra y tambaleándose, se acercó varios centímetros hacia él, dispuesto a examinarle con cuidado. El olor del aliento de aquel ser era completamente desagradable. Pero afortunadamente, dio un par de pasos atrás, rápido y veloz, para contestar:
―No recuerdo haberte visto antes que... ahora mismo ―añadió mientras el hombre le cedía la jarra de cerveza.
Dio el primer trago de la barra. Cómo cada vez que ocurría, se alegró de sentir aquel nuevo sabor, disfrutándolo durante los breves instantes que duraba.
Miró la sala y decidió sentarse en alguna de las mesas. Contempló a una mujer que se encontraba cerca: una mujer alta, de largos cabellos rubios, ligeramente ondulados.
Se sentó en una mesa cercana, mirándola durante unos breves segundos, con la ilusión de poder reconocerla. Pero no lo consiguió. Decepcionado, dio un segundo sorbo a la cerveza, con algo de hastío. Sentía cómo las gota de lluvia aún caían desde su pelo, formando pequeñas lágrimas de agua que se deslizaban por su rostro.
―Disculpa ―dijo, mirando por segunda vez hacia la mujer―. ¿Podría decirme si le resulto familiar? ¿Me ha visto antes en alguna ocasión?
Miró cada uno de los rincones de aquel salón. Las pequeñas mesas perfectamente distribuidas por el espacio, las sillas de madera que la acompañaban y las ventanas de cristal que dejaban entrar la leve luz lunar de aquella noche tormentosa.
No logró recordar nada de aquella habitación, aunque su mirada se perdió durante unos segundos en las escaleras de madera que ascendían a la planta superior.
Dio un par de pasos en esa dirección cuándo una voz masculina, a su izquierda, le sacó de sus profundos pensamientos.
―¿Va a tomar algo o no? ―le preguntó de nuevo el tabernero, mirándole fijamente.
―Una cerveza, por favor.
Cohen odiaba las tabernas. Desde que podía recordar, cada vez que entraba en una de ellas debía obligarse a sí mismo a pagar por una bebida que apenas lograba saborear. El primer sorbo era intenso, perceptible. A medida que su paladar se acostumbraba al sabor, éste iba desapareciendo. Antes de llega a la mitad de la jarra, el sabor de la cerveza para él era completamente inexistente. Sólo unos sorbos de placer ante un mundo de insipidez.
Pero al no querer llamar la atención sobre su naturaleza racial, Cohen debía siempre fingir que disfrutaba de la bebida cómo cualquier humano de Roilkat.
―Me gustaría preguntarle algo.
―¿Habitaciones? Tenemos un par…
Exclamó, mientras el tabernero miraba de nuevo hacia las escaleras que había logrado llamar la atención del vampiro.
―¿Recuerda haberme conocido antes en esta taberna?
El hombre apoyó sus manos sobre la barra y tambaleándose, se acercó varios centímetros hacia él, dispuesto a examinarle con cuidado. El olor del aliento de aquel ser era completamente desagradable. Pero afortunadamente, dio un par de pasos atrás, rápido y veloz, para contestar:
―No recuerdo haberte visto antes que... ahora mismo ―añadió mientras el hombre le cedía la jarra de cerveza.
Dio el primer trago de la barra. Cómo cada vez que ocurría, se alegró de sentir aquel nuevo sabor, disfrutándolo durante los breves instantes que duraba.
Miró la sala y decidió sentarse en alguna de las mesas. Contempló a una mujer que se encontraba cerca: una mujer alta, de largos cabellos rubios, ligeramente ondulados.
Se sentó en una mesa cercana, mirándola durante unos breves segundos, con la ilusión de poder reconocerla. Pero no lo consiguió. Decepcionado, dio un segundo sorbo a la cerveza, con algo de hastío. Sentía cómo las gota de lluvia aún caían desde su pelo, formando pequeñas lágrimas de agua que se deslizaban por su rostro.
―Disculpa ―dijo, mirando por segunda vez hacia la mujer―. ¿Podría decirme si le resulto familiar? ¿Me ha visto antes en alguna ocasión?
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Re: Entrevista con el Vampiro [Privado] [Noche] [Cerrado]
En alguna taberna de Roilkat. - Primavera
La jarra y la comida no tardaron en llenar la mesa, no presté atención salvo para recargar el recipiente y dejar las monedas de esa ronda en la mesa. Estaba sumida en mis pensamientos, veía las gotas a través del cristal, bebía sorbos cortos del vino, escuchaba el sonido del agua choca.
Todo eso fue interrumpido por la llegada de un sujeto que simple vista no iba a negar que tenía cierto atractivo, cosa que seguramente atribuía al vino.
Su voz era aterciopelada, se notaba confuso, estaba empapado, y lo más curioso era que me hablaba a mí. Miré por un momento mi tarro de vino y sonreí con picardía antes de mirar sus orbes grises. - ¿Amigo, pero cuántas de estas llevas? - Señalé mi vaso. Reí con cierto tono satírico pero al mismo tiempo amable.
Lo detallé, estaba hasta cierto punto consciente que el la bebida me afectaba por lo que tuve un doble trabajo en recopilar la información de saber si lo había conocido. Me tomó algunos segundos antes de negar con la cabeza. - Lo siento pero recordaría haberte visto. Tienes cara bonita y aunque este vino está potente aún no llego al punto de la amnesia, no señor. - Estaba un poco más parlanchina, eso era habitual cuando llevaba mi buen rato solo bebiendo.
- ¿Prófugo? ¿Perseguidor? ¿Ebrio? ¿O solo un confundido muchacho? - Suspiré pensativa. - Deberías secarte o te vas a resfriar, el vino caliente también te ayudará. - Hice una señal, para otro vaso, a mi modo de verlo era una invitación a que me acompañara a beber en donde sólo tenía una respuesta, señalé la silla vacía frente a mí y recargué mi barbilla sobre la palma de mi mano. - Soy Meraxes, y si no te molesta conversar un rato con una extraña , la silla está libre.
Todo eso fue interrumpido por la llegada de un sujeto que simple vista no iba a negar que tenía cierto atractivo, cosa que seguramente atribuía al vino.
Su voz era aterciopelada, se notaba confuso, estaba empapado, y lo más curioso era que me hablaba a mí. Miré por un momento mi tarro de vino y sonreí con picardía antes de mirar sus orbes grises. - ¿Amigo, pero cuántas de estas llevas? - Señalé mi vaso. Reí con cierto tono satírico pero al mismo tiempo amable.
Lo detallé, estaba hasta cierto punto consciente que el la bebida me afectaba por lo que tuve un doble trabajo en recopilar la información de saber si lo había conocido. Me tomó algunos segundos antes de negar con la cabeza. - Lo siento pero recordaría haberte visto. Tienes cara bonita y aunque este vino está potente aún no llego al punto de la amnesia, no señor. - Estaba un poco más parlanchina, eso era habitual cuando llevaba mi buen rato solo bebiendo.
- ¿Prófugo? ¿Perseguidor? ¿Ebrio? ¿O solo un confundido muchacho? - Suspiré pensativa. - Deberías secarte o te vas a resfriar, el vino caliente también te ayudará. - Hice una señal, para otro vaso, a mi modo de verlo era una invitación a que me acompañara a beber en donde sólo tenía una respuesta, señalé la silla vacía frente a mí y recargué mi barbilla sobre la palma de mi mano. - Soy Meraxes, y si no te molesta conversar un rato con una extraña , la silla está libre.
- Inventario:
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- Pieza Metálica - Pecho lado izquierdo.
- Armadura Ligera Normal
- Bolso de Viajero:Contiene un saco de dormir, 4 metros de cuerda, provisiones, pedernal con yesca, cantimplora y 2 antorchas.
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Re: Entrevista con el Vampiro [Privado] [Noche] [Cerrado]
Aquella mujer pensó que Cohen estaba borracho. Y el vampiro no la culpaba. Mojado, cansado, le preguntaba si le conocía. Es normal que su comportamiento, extraño para sus ojos, le resultase peculiar.
Pero los comentarios siguientes y los halagos hacia su belleza, claramente ciertos, le hizo sonreír durante unos breves segundos.
―Detesto el vino. Prefiero la cerveza, aunque… ―por un segundo, estuvo a punto de decir que apenas podía saborearla, pero rectificó a tiempo para añadir― aunque no me haga entrar en calor.
La mujer le invitó a sentarse con ella. Normalmente, hubiese evitado aceptar una invitación cómo aquella. Normalmente, prefería la soledad a la compañía, pero quizás éste fuese uno de esos casos en los que ella conociera a alguien que le conociese a él, por lo que aceptó la invitación con amabilidad, sentándose frente a ella.
―Soy Cohen.
Reveló su nombre, con esperanzas de que aquella sola palabra comenzara un complejo proceso neuronal en su mente que le hiciera recordar que había escuchado hablar a alguien de él.
Pero al ver que la mujer no tenía ningún tipo de reacción y que seguramente pensara que había perdido la cabeza, expiró con fuerza todo el aire que quedaba en sus pulmones en un fuerte resoplido y comenzó a dar explicaciones:
―Tengo problemas de memoria. No logro recordar quién soy. De ahí mi errático comportamiento ―dijo mirando a la chica, antes de volver a centrar su atención en aquella estancia―. Por un momento este lugar me pareció familiar. Aunque al parecer, el tabernero no me recuerda. Puede que le pregunte a cada persona que entre en la taberna si sabe quién soy... así que... ¡puede ser una noche divertida!… aunque probablemente termine siendo golpeado o alguien salga herido...
Miró a la hermosa mujer de nuevo y tras sonreírle durante un par de breves segundos, centró su atención en ella, llamando su curiosidad.
―¿Qué haces aquí? ¿Te alojas en alguna de las habitaciones? Sé que no eres de la ciudad. Tienes un acento diferente, muy característico. Te lo he notado nada más has abierto la boca...
Pero los comentarios siguientes y los halagos hacia su belleza, claramente ciertos, le hizo sonreír durante unos breves segundos.
―Detesto el vino. Prefiero la cerveza, aunque… ―por un segundo, estuvo a punto de decir que apenas podía saborearla, pero rectificó a tiempo para añadir― aunque no me haga entrar en calor.
La mujer le invitó a sentarse con ella. Normalmente, hubiese evitado aceptar una invitación cómo aquella. Normalmente, prefería la soledad a la compañía, pero quizás éste fuese uno de esos casos en los que ella conociera a alguien que le conociese a él, por lo que aceptó la invitación con amabilidad, sentándose frente a ella.
―Soy Cohen.
Reveló su nombre, con esperanzas de que aquella sola palabra comenzara un complejo proceso neuronal en su mente que le hiciera recordar que había escuchado hablar a alguien de él.
Pero al ver que la mujer no tenía ningún tipo de reacción y que seguramente pensara que había perdido la cabeza, expiró con fuerza todo el aire que quedaba en sus pulmones en un fuerte resoplido y comenzó a dar explicaciones:
―Tengo problemas de memoria. No logro recordar quién soy. De ahí mi errático comportamiento ―dijo mirando a la chica, antes de volver a centrar su atención en aquella estancia―. Por un momento este lugar me pareció familiar. Aunque al parecer, el tabernero no me recuerda. Puede que le pregunte a cada persona que entre en la taberna si sabe quién soy... así que... ¡puede ser una noche divertida!… aunque probablemente termine siendo golpeado o alguien salga herido...
Miró a la hermosa mujer de nuevo y tras sonreírle durante un par de breves segundos, centró su atención en ella, llamando su curiosidad.
―¿Qué haces aquí? ¿Te alojas en alguna de las habitaciones? Sé que no eres de la ciudad. Tienes un acento diferente, muy característico. Te lo he notado nada más has abierto la boca...
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Re: Entrevista con el Vampiro [Privado] [Noche] [Cerrado]
En alguna taberna de Roilkat. - Primavera
su respuesta sobre el tipo de bebidas que tomaba me dejó pensando. - Cerveza eh... - Dejé la frase en el aire. A mi mente vino él, Gaegel, la razón. Desde que había tenido ese peculiar pero tan vivido sueño, no podía sacarlos de mi cabeza, no a ellos tres. Negué con la cabeza como si eso me fuese hacer espabilar.
Hasta cierto punto así fue, al fin y al cabo yo era quien le sacaba conversación a ese sujeto y él muy cortes respondía a mis preguntas al aire. - Un placer Cohen. - Sonreí. Pronto descubrí que sí que le atiné a una de las preguntas. Estaba confundido, o mejor dicho, perdido. Olvidar algo, sentir que te era familiar pero no tener idea de por qué debía ser una de las cosas más frustrantes, claro que a mí no me molestaría olvidar cosas de mi pasado, ese pasado del que huía como la cobarde que empezaba a creer que era y que me perseguía, empezando por mi acento de las tierras del norte.
- Pues te deseo suerte, dudo que con esta lluvia llegué más gente al menos que sean tan peculiares como tú y quieran mojarse. - Bebía el vino, de pronto no era yo quien hacía las preguntas. Lo miré con suspicacia.
- No, no me alojo aquí pero tienen un buen vino. Sólo vine a beber y pensar... supongo. - Dije dejando claro que tampoco revelaría el lugar exacto de donde provenía. Se conformaría por ahora con mi nombre y mi acento. Viajaba en grupo, atentos a que alguno de esos perseguidores de Zelas no estuvieran al acecho, no podía arriesgarme a revelar o delatar a mis acompañantes.
Suspiré, tomando un poco de queso y pan. - Si planeas quedarte a preguntar, me gustaría ver si eso termina en una pelea, la última vez que me crucé con un sujeto en una taberna un par de sillas acabaron rotas. - Reí al recordar hace un tiempo aquella anécdota con Corlys.
Hasta cierto punto así fue, al fin y al cabo yo era quien le sacaba conversación a ese sujeto y él muy cortes respondía a mis preguntas al aire. - Un placer Cohen. - Sonreí. Pronto descubrí que sí que le atiné a una de las preguntas. Estaba confundido, o mejor dicho, perdido. Olvidar algo, sentir que te era familiar pero no tener idea de por qué debía ser una de las cosas más frustrantes, claro que a mí no me molestaría olvidar cosas de mi pasado, ese pasado del que huía como la cobarde que empezaba a creer que era y que me perseguía, empezando por mi acento de las tierras del norte.
- Pues te deseo suerte, dudo que con esta lluvia llegué más gente al menos que sean tan peculiares como tú y quieran mojarse. - Bebía el vino, de pronto no era yo quien hacía las preguntas. Lo miré con suspicacia.
- No, no me alojo aquí pero tienen un buen vino. Sólo vine a beber y pensar... supongo. - Dije dejando claro que tampoco revelaría el lugar exacto de donde provenía. Se conformaría por ahora con mi nombre y mi acento. Viajaba en grupo, atentos a que alguno de esos perseguidores de Zelas no estuvieran al acecho, no podía arriesgarme a revelar o delatar a mis acompañantes.
Suspiré, tomando un poco de queso y pan. - Si planeas quedarte a preguntar, me gustaría ver si eso termina en una pelea, la última vez que me crucé con un sujeto en una taberna un par de sillas acabaron rotas. - Reí al recordar hace un tiempo aquella anécdota con Corlys.
- Inventario:
- Medalla del exterminador [1 CARGA] - Pecho lado derecho.
- Pieza Metálica - Pecho lado izquierdo.
- Armadura Ligera Normal
- Bolso de Viajero:Contiene un saco de dormir, 4 metros de cuerda, provisiones, pedernal con yesca, cantimplora y 2 antorchas.
- Kit de Arcanos Inferior. - Dentro de Bolso de Viajero.
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Re: Entrevista con el Vampiro [Privado] [Noche] [Cerrado]
Cohen notó que la mujer no parecía muy predispuesta a hablar de si misma con un extraño. La comprendió a la perfección, ya que él mismo también hubiese tenido esa actitud si no fuera por su interés en conocer datos de su pasado. Para conseguirlos, debía mostrarse sociable con la gente del lugar, intentando obtener alguna pista, aunque él hubiese preferido pasar desapercibido.
El comentario de Meraxes sobre su intención de acompañarle le agradó. Más que nada porque la compañía de tan hermosa mujer podría ayudarle a que algunos hombres mostraran un mayor interés por las preguntas que él pudiera realizar.
―Estoy seguro de que si este tabernero nos viera romper sillas en este local terminaría escondido tras la barra… ―añadió mientras observaba al tipo en cuestión. Sin duda, era de esos.
Se llevó de nuevo la jarra de cerveza a los labios. En este nuevo sorbo, notó que su maldición ya había hecho acto de presencia. Todo sabor de la bebida se había esfumado. Con cara de claro desagrado, alejó la bebida de sí.
La puerta de la taberna se abrió una vez más, entrando por ella una chica joven. Su apariencia era bastante indiscreta, dejando un amplio escote a la vista de cualquiera que estuviese allí. Sus ropas eran pobres, algo raídas. Su pelo anaranjado llamaba la atención en aquel ambiente de decadencia.
Al verles, la chica se acercó hasta la mesa que compartían. Con una gran sonrisa, dirigió la vista a ambos, antes de sentarse en la mesa con ellos, sin ser invitada.
―Buenas noches. ¡Pero qué sensual pareja forman! ¿Se alojan aquí? Podríamos subir a la habitación y jugar un poco los tres. ¡Soy muy flexible! Yo soy una chica de precio bastante asequible. ¡Y mirad que melones!
Cohen miró con claro desagrado los pechos de la mujer, a escasos centímetros de sus ojos. Sin duda, el cuerpo femenino no le causaba el más mínimo interés.
―¿Puedes apartarte? No siento atracción alguna hacia las mujeres… Puede que aquí la dama tenga interés por ti… ―dijo, señalando a Meraxes, para luego alzar el brazo hacia una de las mesas al otro lado del local―. Si no, puedes probar suerte con aquellos hombres del fondo… No paran de mirarte desde que has entrado.
Mientras estos acontecimientos sucedían, una mujer de edad madura, procedente de las escaleras que conectaban con el piso superior, apareció en aquella gran sala. Por cómo vestía, parecía trabajar allí. Llevaba puesto un delantal de trabajo alrededor de su cintura. Sus ojos danzaron por la habitación, quizás observando si debía limpiar alguna mesa o retirar algunas jarras para lavarlas...
Cuando su mirada coincidió con la del vampiro, la mujer hizo un gesto de asombro, pero retiró rápidamente su vista y comenzó sus quehaceres. ¿Acaso esta mujer sí le había reconocido? ¿Había reconocido a Meraxes y estaba equivocado? ¿O había centrado su atención en la prostituta?
El comentario de Meraxes sobre su intención de acompañarle le agradó. Más que nada porque la compañía de tan hermosa mujer podría ayudarle a que algunos hombres mostraran un mayor interés por las preguntas que él pudiera realizar.
―Estoy seguro de que si este tabernero nos viera romper sillas en este local terminaría escondido tras la barra… ―añadió mientras observaba al tipo en cuestión. Sin duda, era de esos.
Se llevó de nuevo la jarra de cerveza a los labios. En este nuevo sorbo, notó que su maldición ya había hecho acto de presencia. Todo sabor de la bebida se había esfumado. Con cara de claro desagrado, alejó la bebida de sí.
La puerta de la taberna se abrió una vez más, entrando por ella una chica joven. Su apariencia era bastante indiscreta, dejando un amplio escote a la vista de cualquiera que estuviese allí. Sus ropas eran pobres, algo raídas. Su pelo anaranjado llamaba la atención en aquel ambiente de decadencia.
Al verles, la chica se acercó hasta la mesa que compartían. Con una gran sonrisa, dirigió la vista a ambos, antes de sentarse en la mesa con ellos, sin ser invitada.
―Buenas noches. ¡Pero qué sensual pareja forman! ¿Se alojan aquí? Podríamos subir a la habitación y jugar un poco los tres. ¡Soy muy flexible! Yo soy una chica de precio bastante asequible. ¡Y mirad que melones!
Cohen miró con claro desagrado los pechos de la mujer, a escasos centímetros de sus ojos. Sin duda, el cuerpo femenino no le causaba el más mínimo interés.
―¿Puedes apartarte? No siento atracción alguna hacia las mujeres… Puede que aquí la dama tenga interés por ti… ―dijo, señalando a Meraxes, para luego alzar el brazo hacia una de las mesas al otro lado del local―. Si no, puedes probar suerte con aquellos hombres del fondo… No paran de mirarte desde que has entrado.
Mientras estos acontecimientos sucedían, una mujer de edad madura, procedente de las escaleras que conectaban con el piso superior, apareció en aquella gran sala. Por cómo vestía, parecía trabajar allí. Llevaba puesto un delantal de trabajo alrededor de su cintura. Sus ojos danzaron por la habitación, quizás observando si debía limpiar alguna mesa o retirar algunas jarras para lavarlas...
Cuando su mirada coincidió con la del vampiro, la mujer hizo un gesto de asombro, pero retiró rápidamente su vista y comenzó sus quehaceres. ¿Acaso esta mujer sí le había reconocido? ¿Había reconocido a Meraxes y estaba equivocado? ¿O había centrado su atención en la prostituta?
Cohen
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Re: Entrevista con el Vampiro [Privado] [Noche] [Cerrado]
En alguna taberna de Roilkat. - Primavera
- Nunca subestimes el temple de un tabernero. Te aseguro que seríamos nosotros los que terminaríamos con las nalgas en la calle. - Reí entre dientes en la medida que seguía disfrutando del vino. Hablar con ese ese extraño resultaba entretenido y considerando que no tenía algo mejor que hacer, además que no me apetecía regresar a mi lugar de hospedaje, por los momentos era la mejor elección.
No iba a negar que era una charla amena, y el sujeto no parecía tener intenciones hostiles, quizás era que me sentía "relajada" por el vino, sin embargo más allá de su confusión parecía ser una persona normal. Compartíamos bebida, su cara fue bastante curiosa. - ¿Muy fuerte? - Levanté la ceja en señal de duda. Me gustaba la cerveza pero nada con el el dulce sabor afrutado del vino.
No pasó mucho tiempo antes de la puerta de aquel sitio se abriera de nuevo, la verdad no me interesó quien llegaba, pero al parecer mi mesa era un punto de atención. Allí estaba, una mujer cuyo cabello resaltaba tanto como la ropa que vestía, y aunque me consideraba una mujer de gustos abierto o mejor dicho dispuesta a experimentar cualquier cosa, nunca pagaba por placer, elegía cómo y con quienes.
La dejé hablar, antes de bufar con una ligera risa que denotaba un descarado sarcasmo. - ¿Te parece que necesito pagar por sexo? Ya escuchaste al caballero. Aléjate de la mesa y busca a otro idiota que se fascine con "tus melones". - Mi voz era fuerte, imponía autoridad, mis orbes violeta parecían resplandecer.
Esperaba que con ello, la mujer entendiera la negativa, si había aceptado hablar con el hombre en frente de mí era porque no veía segunda intenciones, sólo quería beber, pensar y reflexionar. Por ello esperaba que mi coche fuese tan tranquila como los dioses me lo permitieran, aunque siempre podría variar.
No iba a negar que era una charla amena, y el sujeto no parecía tener intenciones hostiles, quizás era que me sentía "relajada" por el vino, sin embargo más allá de su confusión parecía ser una persona normal. Compartíamos bebida, su cara fue bastante curiosa. - ¿Muy fuerte? - Levanté la ceja en señal de duda. Me gustaba la cerveza pero nada con el el dulce sabor afrutado del vino.
No pasó mucho tiempo antes de la puerta de aquel sitio se abriera de nuevo, la verdad no me interesó quien llegaba, pero al parecer mi mesa era un punto de atención. Allí estaba, una mujer cuyo cabello resaltaba tanto como la ropa que vestía, y aunque me consideraba una mujer de gustos abierto o mejor dicho dispuesta a experimentar cualquier cosa, nunca pagaba por placer, elegía cómo y con quienes.
La dejé hablar, antes de bufar con una ligera risa que denotaba un descarado sarcasmo. - ¿Te parece que necesito pagar por sexo? Ya escuchaste al caballero. Aléjate de la mesa y busca a otro idiota que se fascine con "tus melones". - Mi voz era fuerte, imponía autoridad, mis orbes violeta parecían resplandecer.
Esperaba que con ello, la mujer entendiera la negativa, si había aceptado hablar con el hombre en frente de mí era porque no veía segunda intenciones, sólo quería beber, pensar y reflexionar. Por ello esperaba que mi coche fuese tan tranquila como los dioses me lo permitieran, aunque siempre podría variar.
- Inventario:
- Medalla del exterminador [1 CARGA] - Pecho lado derecho.
- Pieza Metálica - Pecho lado izquierdo.
- Armadura Ligera Normal
- Bolso de Viajero:Contiene un saco de dormir, 4 metros de cuerda, provisiones, pedernal con yesca, cantimplora y 2 antorchas.
- Kit de Arcanos Inferior. - Dentro de Bolso de Viajero.
- Arma Flexible Superior (Látigo) - Cuelga del lado izquierdo de mi cintura.
- Tónico del Jerbo - Bolso
- Llave Onírica - Bolso
- Ocarina - Bolso
- Kit de Curtiduría Inferior - Bolso
Meraxes
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Re: Entrevista con el Vampiro [Privado] [Noche] [Cerrado]
Cuando la prostituta dejó de incomodarles, el vampiro volvió a centrar su atención en la mujer empleada en la taberna. De vez en cuando, miraba de nuevo hacia ambos, aunque no sabía cual era la causa de su mirada ni cual de ellos llamaba más la atención.
―¿Has venido antes a esta taberna? Porque esa mujer… ―dijo señalando a la tabernera, de forma descarada― no para de mirarnos y no sé si es por ti o por mí. ¡Salgamos de dudas!
Cohen alzó una de sus manos cuándo sus miradas volvieron a encontrarse. La mujer se sobresaltó y parecía algo indecisa. Se dirigió hacia un hombre joven, sentado junto a la barra, intercambiando unas breves palabras. Tras las miradas de ambos, el hombre salió del local.
―Sin duda, algo ocurre aquí… ―dijo en voz baja, dirigiendo su mirada hacia la mujer que bebía vino frente a él―. Espero que me reconozca.
La mujer se dirigió hacia ellos. Intentaba parecer tranquila, pero sus manos temblorosas le delataban. Sus ojos iban de uno a otro, nerviosa, temerosa por alguna razón.
―¿Qué… desean? ―preguntó, con voz tímida, entrecortada, asustadiza― ¿Quieren beber algo más?
―Nos miras cómo si nos conocieras… al menos, a uno de nosotros.
―No sé… a lo que se refiere. No… no les conozco.
―¿Está segura?
Cohen dejó que las sombras crecieran a su alrededor, creando una etérea oscuridad alrededor de su cuerpo, un ligero resplandor maldito. Sus ojos se volvieron completamente negros, a la vez que se ennegrecían las uñas de sus manos [1].
Se puso en pie y caminó hacia ella, que retrocedía aterrada. Las personas al fondo del local dejaron de hablar y el silencio era sepulcral en toda la taberna.
―¿Me conoce o no? ―volvió a preguntar, con una pícara sonrisa, sacando una oscura lengua que humedeció sus labios―. Vamos, no tengo toda la noche…
―Estuviste aquí. Sí, hace varios años… por Yule. Te hospedaste aquí, con una mujer… ¿es ella? ―preguntó, mientras señalaba a Meraxes.
―Lo dudo, pues acabo de conocerla hoy… ¿tienes un registro de las habitaciones? Me gustaría comprobar algo…
―Un momento ―dijo, mientras se alejaba de él a un ritmo acelerado.
El vampiro saludó a las personas al fondo del local, alzando una mano. Todos ellos evadieron su mirada. Luego, volvió a sentarse frente a Meraxes, dejando que su maldición se desvaneciese.
―Creo que he tenido suerte.
[1] Maldición Desatada [Mágica, 2 usos]: Mi maldición se vuelve más fuerte, haciendo que la oscuridad me posea. Por 2 turnos luzco más siniestro, aterrando a los débiles. Mis ataques realizan daño mágico adicional y puedo ocultarme en las sombras con más facilidad.
Color Tabernera: #00cc99
―¿Has venido antes a esta taberna? Porque esa mujer… ―dijo señalando a la tabernera, de forma descarada― no para de mirarnos y no sé si es por ti o por mí. ¡Salgamos de dudas!
Cohen alzó una de sus manos cuándo sus miradas volvieron a encontrarse. La mujer se sobresaltó y parecía algo indecisa. Se dirigió hacia un hombre joven, sentado junto a la barra, intercambiando unas breves palabras. Tras las miradas de ambos, el hombre salió del local.
―Sin duda, algo ocurre aquí… ―dijo en voz baja, dirigiendo su mirada hacia la mujer que bebía vino frente a él―. Espero que me reconozca.
La mujer se dirigió hacia ellos. Intentaba parecer tranquila, pero sus manos temblorosas le delataban. Sus ojos iban de uno a otro, nerviosa, temerosa por alguna razón.
―¿Qué… desean? ―preguntó, con voz tímida, entrecortada, asustadiza― ¿Quieren beber algo más?
―Nos miras cómo si nos conocieras… al menos, a uno de nosotros.
―No sé… a lo que se refiere. No… no les conozco.
―¿Está segura?
Cohen dejó que las sombras crecieran a su alrededor, creando una etérea oscuridad alrededor de su cuerpo, un ligero resplandor maldito. Sus ojos se volvieron completamente negros, a la vez que se ennegrecían las uñas de sus manos [1].
Se puso en pie y caminó hacia ella, que retrocedía aterrada. Las personas al fondo del local dejaron de hablar y el silencio era sepulcral en toda la taberna.
―¿Me conoce o no? ―volvió a preguntar, con una pícara sonrisa, sacando una oscura lengua que humedeció sus labios―. Vamos, no tengo toda la noche…
―Estuviste aquí. Sí, hace varios años… por Yule. Te hospedaste aquí, con una mujer… ¿es ella? ―preguntó, mientras señalaba a Meraxes.
―Lo dudo, pues acabo de conocerla hoy… ¿tienes un registro de las habitaciones? Me gustaría comprobar algo…
―Un momento ―dijo, mientras se alejaba de él a un ritmo acelerado.
El vampiro saludó a las personas al fondo del local, alzando una mano. Todos ellos evadieron su mirada. Luego, volvió a sentarse frente a Meraxes, dejando que su maldición se desvaneciese.
―Creo que he tenido suerte.
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[1] Maldición Desatada [Mágica, 2 usos]: Mi maldición se vuelve más fuerte, haciendo que la oscuridad me posea. Por 2 turnos luzco más siniestro, aterrando a los débiles. Mis ataques realizan daño mágico adicional y puedo ocultarme en las sombras con más facilidad.
Color Tabernera: #00cc99
Cohen
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Re: Entrevista con el Vampiro [Privado] [Noche] [Cerrado]
En alguna taberna de Roilkat. - Primavera
La mirada del chico seguía en una dirección en la que yo me encontraba de espaldas, sin embargo ante su pregunta fue inevitable no poder girarme lo suficiente para tener siquiera una idea a lo que se refería. Tenía que admitir que ese muchacho era más impulsivo que yo ni quiera me dio tiempo de negarme cuando ya estaba llamando a la asombrada o quizás asustada mujer que ahora venía hacia nosotros.
Suspiré pesadamente, al parecer cada que estaba sola me encontraba con gente bastante extraña. - Claro que ocurre algo... la asustaste. - Pensaba en mi cabeza sin dejar de beber mi vino y observar en silencio cómo se desarrollaban los eventos, dependiendo de sus resultados aún estaba a tiempo de marcharme antes de que las cosas se pusieran locas ahí, no había ido con intenciones de hacer bullicio, sólo quería beber.
"Nos miras cómo si nos conocieras…", esas palabras me hicieron atragantar. - ¿Nos...? - Reaccioné arqueando una de mis cejas con clara de evidencia que esa mujer nada tenía que ver conmigo. Dudaba mucho que si quiera me hubiese escuchado pues entre ellos había ua especie de dialogo en el que yo sólo era una simple espectadora.
Lo siguiente puso en duda el hecho sobre si ya estaba ebria o no, porque lo que veían mis ojos era algo que en lo que simplemente quería creer se trataba de un truco. Mis orbes violetas se abrieron como platos, el bastardo seguro era algún hechicero o alguna criatura de cualidades extraordinarias, claramente no era humano. - Mal-di-ción - Silabeé dejando mi vaso de lado, sé que no estaba del todo sobria pero por mi seguridad y previniendo que las cosas se pusieran hostiles en aquel sitio, lo mejor era parar la bebida.
- ¿Pero en qué lío te has metido, Merax? - Pensaba sin despegar la vista de ellos. Luego de que Cohen, amenazara con el registro volvió como si nada a la mesa, desapareciendo aquella aura oscura consigo.
- ¿Qué carajos eres y qué demonios acabas de hacer? - Ahora era yo la que actuaba de forma impulsiva sin dejarme nada por dentro. Mi vista estaba fija en la suya, mis sentidos totalmente alerta, ese sujeto era peligroso y por suerte le caía bien -al menos era lo que podía concluir- por lo que debía irme con cuidado.
Suspiré pesadamente, al parecer cada que estaba sola me encontraba con gente bastante extraña. - Claro que ocurre algo... la asustaste. - Pensaba en mi cabeza sin dejar de beber mi vino y observar en silencio cómo se desarrollaban los eventos, dependiendo de sus resultados aún estaba a tiempo de marcharme antes de que las cosas se pusieran locas ahí, no había ido con intenciones de hacer bullicio, sólo quería beber.
"Nos miras cómo si nos conocieras…", esas palabras me hicieron atragantar. - ¿Nos...? - Reaccioné arqueando una de mis cejas con clara de evidencia que esa mujer nada tenía que ver conmigo. Dudaba mucho que si quiera me hubiese escuchado pues entre ellos había ua especie de dialogo en el que yo sólo era una simple espectadora.
Lo siguiente puso en duda el hecho sobre si ya estaba ebria o no, porque lo que veían mis ojos era algo que en lo que simplemente quería creer se trataba de un truco. Mis orbes violetas se abrieron como platos, el bastardo seguro era algún hechicero o alguna criatura de cualidades extraordinarias, claramente no era humano. - Mal-di-ción - Silabeé dejando mi vaso de lado, sé que no estaba del todo sobria pero por mi seguridad y previniendo que las cosas se pusieran hostiles en aquel sitio, lo mejor era parar la bebida.
- ¿Pero en qué lío te has metido, Merax? - Pensaba sin despegar la vista de ellos. Luego de que Cohen, amenazara con el registro volvió como si nada a la mesa, desapareciendo aquella aura oscura consigo.
- ¿Qué carajos eres y qué demonios acabas de hacer? - Ahora era yo la que actuaba de forma impulsiva sin dejarme nada por dentro. Mi vista estaba fija en la suya, mis sentidos totalmente alerta, ese sujeto era peligroso y por suerte le caía bien -al menos era lo que podía concluir- por lo que debía irme con cuidado.
- Inventario:
- Medalla del exterminador [1 CARGA] - Pecho lado derecho.
- Pieza Metálica - Pecho lado izquierdo.
- Armadura Ligera Normal
- Bolso de Viajero:Contiene un saco de dormir, 4 metros de cuerda, provisiones, pedernal con yesca, cantimplora y 2 antorchas.
- Kit de Arcanos Inferior. - Dentro de Bolso de Viajero.
- Arma Flexible Superior (Látigo) - Cuelga del lado izquierdo de mi cintura.
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Re: Entrevista con el Vampiro [Privado] [Noche] [Cerrado]
Al sentarse, contempló que la mujer de exótico acento le miraba asombrada. Alzó las cejas, esperando su reacción, cuándo impulsivamente, le preguntó que acababa de ocurrir.
―Verás… desde que vi este edificio, en la calle, tuve la sensación extraña de que había estado aquí. Por la forma de mirarme, supe que algo había llamado su atención. Al principio, pensé que se trataba de la llegada de la prostituta, pero luego intuí que quizás me había reconocido… Sólo quería llamar su atención. El tiempo y la experiencia me ha hecho saber que a veces… es preferible que te tengan miedo a mostrarse amigable con los demás.
La tabernera volvió hacia ellos, dejando sobre la mesa el tomo de un libro, cuyas páginas habían dado ya mucho de sí. Al abrirlo, Cohen comprobó que las anotaciones eran de hace varios años.
―Antes de que me convirtieran en vampiro, me alojé aquí. Algo debió pasar aquí para que ella se acordara de mí después de casi tres años… ―explicó a la cliente, antes de volver la vista a la tabernera― ¿Qué sucedió exactamente? No logro recordarlo…
La mujer, algo indecisa, temblorosa, comenzó a hablar unos segundos más tarde.
―Le acompañaba una mujer… por un momento, pensé que ella… ―dijo, señalando a Meraxes―. Ella tenía un poder especial: podía cambiar su apariencia, controlar a las… personas. Provocó algunos altercados…
―Estoy seguro que fue tal lo cuenta ―dijo, alzando la vista del libro para mirar a la dragona momentáneamente―. Zana, la vampiresa que me convirtió… le gustaba jugar con la gente cómo un gato juega cruelmente con el ratón antes de comérselo… Seguramente, yo estaba bajo su embrujo por aquel entonces… ya que me convirtió bastante lejos de aquí. ¿Hice algún destrozo?
―Le rajaste la garganta a un pobre chico…
Alzó la vista y mirando a la tabernera, ladeó la cabeza emitiendo su gesto característico. No le extrañaba nada lo que contaba.
Sus dedos llegaron hacia la fecha de Yule del año indicado. Nervioso, recorrió los registros de las habitaciones una a una, hasta que encontró la primera pista que llevaba tres años buscando.
―¡Nikolas Cohen! ―dijo, alzando los brazos con gesto de victoria― Al final, resulta que Cohen era mi apellido... ¡Quién lo hubiera dicho!
―Verás… desde que vi este edificio, en la calle, tuve la sensación extraña de que había estado aquí. Por la forma de mirarme, supe que algo había llamado su atención. Al principio, pensé que se trataba de la llegada de la prostituta, pero luego intuí que quizás me había reconocido… Sólo quería llamar su atención. El tiempo y la experiencia me ha hecho saber que a veces… es preferible que te tengan miedo a mostrarse amigable con los demás.
La tabernera volvió hacia ellos, dejando sobre la mesa el tomo de un libro, cuyas páginas habían dado ya mucho de sí. Al abrirlo, Cohen comprobó que las anotaciones eran de hace varios años.
―Antes de que me convirtieran en vampiro, me alojé aquí. Algo debió pasar aquí para que ella se acordara de mí después de casi tres años… ―explicó a la cliente, antes de volver la vista a la tabernera― ¿Qué sucedió exactamente? No logro recordarlo…
La mujer, algo indecisa, temblorosa, comenzó a hablar unos segundos más tarde.
―Le acompañaba una mujer… por un momento, pensé que ella… ―dijo, señalando a Meraxes―. Ella tenía un poder especial: podía cambiar su apariencia, controlar a las… personas. Provocó algunos altercados…
―Estoy seguro que fue tal lo cuenta ―dijo, alzando la vista del libro para mirar a la dragona momentáneamente―. Zana, la vampiresa que me convirtió… le gustaba jugar con la gente cómo un gato juega cruelmente con el ratón antes de comérselo… Seguramente, yo estaba bajo su embrujo por aquel entonces… ya que me convirtió bastante lejos de aquí. ¿Hice algún destrozo?
―Le rajaste la garganta a un pobre chico…
Alzó la vista y mirando a la tabernera, ladeó la cabeza emitiendo su gesto característico. No le extrañaba nada lo que contaba.
Sus dedos llegaron hacia la fecha de Yule del año indicado. Nervioso, recorrió los registros de las habitaciones una a una, hasta que encontró la primera pista que llevaba tres años buscando.
―¡Nikolas Cohen! ―dijo, alzando los brazos con gesto de victoria― Al final, resulta que Cohen era mi apellido... ¡Quién lo hubiera dicho!
Cohen
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Re: Entrevista con el Vampiro [Privado] [Noche] [Cerrado]
En alguna taberna de Roilkat. - Primavera
Creo que el chico no había entendido el trasfondo de mis palabras, no me interesaba en absoluto saber la historia de cómo había llegado allí sino el porqué demonios había hecho lo que hecho, al parecer ni la sutileza ni el ¿sarcasmo? estaban en su vocabulario. Cómo fuera allí estaba contándome la historia trágica de su vida que seguramente de haber sido una persona más empática quizás me hubiera sentido conmovida, aunque algo bueno había salido de su cháchara, era un vampiro.
Las cosas ahora tenían sentido, esa aura oscura no era la de un brujo, era una criatura de la noche. Me resultaba curioso, y recordé a Corlys, la diferencia entre las habilidades que había visto de ambos eran muy variadas, curiosas personas eran estos seres de la oscuridad.- Sabes, soy más de ser diplomática antes de recurrir a eso, si quieres un consejo de un extraño será mejor que comiences a medir tus actos o un día de estos terminarás por hallar a alguien que no lo vaya a tomar con "miedo". - Pensé en Zelas, creo que si alguien le hubiese hablado de esa manera ya le estaría propinando un golpe. Con esto hasta cierto punto le daba entender, sí es que lo captaba, que no le temía, pero tampoco me lo atacaría salvo no me quedara opción.
Muy en el fondo tenía que admitir que esta noche se estaba volviendo interesante, y siempre que no tuviera que arriesgar mi pellejo podía seguir observando cómo acababa.
No pasó mucho tiempo antes de que la mujer regresara con un libro muy desgastado en sus manos que no tardó en entregar al vampiro. Cohen, le hacía unas preguntas, yo me limité a tomar mi copa, al fin y al cabo ese chico sólo estaba interesado en saber su pasado y hablar, con terminar lo que había en mi vaso tendría. Mi vista saltaba de uno hacia otro prestando atención a lo que decían. Todo apuntaba a que él ya había estado allí hacía unos años.
La historia se volvía más interesante, más densa que sólo alimentaban más la curiosidad que crecía en mi interior, pocas veces tenía la oportunidad de escuchar semejantes cuentos que bien podrían ser una canción épica del algún bardo.
Había una mujer de nombre Zana, que por cómo la describía sólo podía deducir que era una maldita desquiciada, aunque él tampoco era precisamente un angelito, matar a un sujeto así. Por lo general no era de rajar la garganta de las personas, demasiado sucio para mi gusto, y sólo mataba si era necesario, si mi vida o la de un ser querido corría gran peligro. Lo ultimo pero no menos importante, y que seguro para él era un gran hallazgo, su nombre, parte de la identidad que ese confundido chico había perdido,lo tenía ahí escrito. - Bonito nombre, Nikolas Cohen. - sonreí levemente.
- Si tiene algo más que agregar, madame, hágalo ahora, ya sabe... evitemos el... - Con mi indice hice el gesto en mi garganta, una clara señal para dejar en claro a lo que me refería.
Las cosas ahora tenían sentido, esa aura oscura no era la de un brujo, era una criatura de la noche. Me resultaba curioso, y recordé a Corlys, la diferencia entre las habilidades que había visto de ambos eran muy variadas, curiosas personas eran estos seres de la oscuridad.- Sabes, soy más de ser diplomática antes de recurrir a eso, si quieres un consejo de un extraño será mejor que comiences a medir tus actos o un día de estos terminarás por hallar a alguien que no lo vaya a tomar con "miedo". - Pensé en Zelas, creo que si alguien le hubiese hablado de esa manera ya le estaría propinando un golpe. Con esto hasta cierto punto le daba entender, sí es que lo captaba, que no le temía, pero tampoco me lo atacaría salvo no me quedara opción.
Muy en el fondo tenía que admitir que esta noche se estaba volviendo interesante, y siempre que no tuviera que arriesgar mi pellejo podía seguir observando cómo acababa.
No pasó mucho tiempo antes de que la mujer regresara con un libro muy desgastado en sus manos que no tardó en entregar al vampiro. Cohen, le hacía unas preguntas, yo me limité a tomar mi copa, al fin y al cabo ese chico sólo estaba interesado en saber su pasado y hablar, con terminar lo que había en mi vaso tendría. Mi vista saltaba de uno hacia otro prestando atención a lo que decían. Todo apuntaba a que él ya había estado allí hacía unos años.
La historia se volvía más interesante, más densa que sólo alimentaban más la curiosidad que crecía en mi interior, pocas veces tenía la oportunidad de escuchar semejantes cuentos que bien podrían ser una canción épica del algún bardo.
Había una mujer de nombre Zana, que por cómo la describía sólo podía deducir que era una maldita desquiciada, aunque él tampoco era precisamente un angelito, matar a un sujeto así. Por lo general no era de rajar la garganta de las personas, demasiado sucio para mi gusto, y sólo mataba si era necesario, si mi vida o la de un ser querido corría gran peligro. Lo ultimo pero no menos importante, y que seguro para él era un gran hallazgo, su nombre, parte de la identidad que ese confundido chico había perdido,lo tenía ahí escrito. - Bonito nombre, Nikolas Cohen. - sonreí levemente.
- Si tiene algo más que agregar, madame, hágalo ahora, ya sabe... evitemos el... - Con mi indice hice el gesto en mi garganta, una clara señal para dejar en claro a lo que me refería.
- Inventario:
- Medalla del exterminador [1 CARGA] - Pecho lado derecho.
- Pieza Metálica - Pecho lado izquierdo.
- Armadura Ligera Normal
- Bolso de Viajero:Contiene un saco de dormir, 4 metros de cuerda, provisiones, pedernal con yesca, cantimplora y 2 antorchas.
- Kit de Arcanos Inferior. - Dentro de Bolso de Viajero.
- Arma Flexible Superior (Látigo) - Cuelga del lado izquierdo de mi cintura.
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Re: Entrevista con el Vampiro [Privado] [Noche] [Cerrado]
Mientras observaba el registro, Cohen escuchó las palabras de Meraxes hacia la tabernera y vio de reojo el gesto que hizo en su cuello.
―Tranquila, en ese momento, aún era humano y mi acompañante vampiresa me controlaba. Tú misma viste lo poderosa y caótica que era… Si colabora conmigo, cómo hasta ahora, no tendrá problemas en esta taberna. Al menos, por mi parte…
Continuó mirando el libro, hojeando las páginas, aunque apenas sin interés. Si la mujer hubiese recordado algo más respecto a él, el vampiro estaba seguro de que ésta hubiese hablado.
Antes de cerrar el libro, vio un nombre que llamó su atención. Patricia Cohen. Visitó la taberna un mes después que él.
―¿Recuerda a una tal Patricia Cohen aquí? Compartimos apellido…
―Ha pasado ya tanto tiempo… que no…
―Lo entiendo. Puede marcharse. No creo que la moleste más. Gracias por su ayuda ―le dijo, esgrimiendo una amplia sonrisa, claramente forzada.
Entonces, dirigió la vista hacia la mujer que continuaba sentada frente a él.
―Al menos, he descubierto mi nombre. El avance ha sido importante. Bueno… creo que debo marcharme, pues no quiero aguar la fiesta a nadie más. Sin duda…
En ese momento, el sonido de los pasos llamó su atención. Cohen giró su cuerpo para comprobar que el hombre que un rato antes había hablado con la tabernera, había vuelto. Le acompañaban dos hombres más. Ambos iban armados con espadas. Uno de ellos, el del centro, parecía mirarle con especial inquina
―¿Puedo ayudarles?
―Así que eres tú el que asesinaste a mi hermano, aquí mismo, hace unos años en Yule, ¿no? ¡Al fin te has atrevido a dar la cara!
Claramente, el hombre que había advertido su presencia allí había ido a alertar a los demás. Los tres tenían caras de ajustar cuentas con él.
Cohen miró brevemente a la tabernera. La mujer estaba asustada: quizás era ella la que había dado la voz de alarma. Le había prometido que no habría destrozos en el bar… Luego, miró a su acompañante, aquella con la que había bromeado un poco antes, sobre la probabilidad de que él mismo fuese golpeado o que alguien saliera herido…
―No deseo ocasionar molestias en el local. Si me dejan, marchar…
En el momento en que uno de ellos dio un paso más hacia adelante, con clara intención de iniciar el ataque, Cohen recurrió a su magia.
Abrió su boca, por completo, emitiendo un grito desgarrador, que se extendió a su alrededor rápidamente [1]. Lo potenció con su maldición vampírica, causando un efecto aún mayor. Sus ojos volvieron a oscurecerse por completo, al igual que sus colmillos, que salieron raudos al exterior [2].
La penumbra maligna volvió a rodearle y llevó su mano a su daga. Mientras todas las personas de su alrededor sentían un fuerte mareo, visión borrosa y desorientación, Cohen cogió con su mano libre el Rocío de Ortiga, un pequeño líquido irritante, que llevaba consigo en sus viajes. Se acercó hacia el hermano del chico que él mismo había asesinado. Incapacitado por el dolor de cabeza que sentía, por el mareo, no le costó nada rociar con cierta facilidad el líquido sobre su rostro, especialmente sobre sus ojos. [3]
[1] Uso de Habilidad: Nivel 1: Grito de Tormento [Mágica, 2 usos de 1 turno]:
Cohen emite un grito que causa un fuerte dolor de cabeza, acompañado de mareos, visión borrosa y una cierta desorientación en las personas de su alrededor ***. -Primer Uso-
[2] Uso de Habilidad: Maldición Desatada [Mágica, 2 usos de 2 turnos]:
Mi maldición se vuelve más fuerte, haciendo que la oscuridad me posea. Luzco más siniestro, aterrando a los débiles. Mis ataques realizan daño mágico adicional y puedo ocultarme en las sombras con más facilidad. -Segundo Uso. Primer Turno.-
[3] Uso de Elixir: Rocío de Ortiga (Veneno) (1 Uso):
Líquido verde que, al ser rociado sobre alguien, le causará inmediatamente una fuerte y casi irresistible comezón. Si cae en los ojos o la nariz perjudicará el sentido asociado.
―Tranquila, en ese momento, aún era humano y mi acompañante vampiresa me controlaba. Tú misma viste lo poderosa y caótica que era… Si colabora conmigo, cómo hasta ahora, no tendrá problemas en esta taberna. Al menos, por mi parte…
Continuó mirando el libro, hojeando las páginas, aunque apenas sin interés. Si la mujer hubiese recordado algo más respecto a él, el vampiro estaba seguro de que ésta hubiese hablado.
Antes de cerrar el libro, vio un nombre que llamó su atención. Patricia Cohen. Visitó la taberna un mes después que él.
―¿Recuerda a una tal Patricia Cohen aquí? Compartimos apellido…
―Ha pasado ya tanto tiempo… que no…
―Lo entiendo. Puede marcharse. No creo que la moleste más. Gracias por su ayuda ―le dijo, esgrimiendo una amplia sonrisa, claramente forzada.
Entonces, dirigió la vista hacia la mujer que continuaba sentada frente a él.
―Al menos, he descubierto mi nombre. El avance ha sido importante. Bueno… creo que debo marcharme, pues no quiero aguar la fiesta a nadie más. Sin duda…
En ese momento, el sonido de los pasos llamó su atención. Cohen giró su cuerpo para comprobar que el hombre que un rato antes había hablado con la tabernera, había vuelto. Le acompañaban dos hombres más. Ambos iban armados con espadas. Uno de ellos, el del centro, parecía mirarle con especial inquina
―¿Puedo ayudarles?
―Así que eres tú el que asesinaste a mi hermano, aquí mismo, hace unos años en Yule, ¿no? ¡Al fin te has atrevido a dar la cara!
Claramente, el hombre que había advertido su presencia allí había ido a alertar a los demás. Los tres tenían caras de ajustar cuentas con él.
Cohen miró brevemente a la tabernera. La mujer estaba asustada: quizás era ella la que había dado la voz de alarma. Le había prometido que no habría destrozos en el bar… Luego, miró a su acompañante, aquella con la que había bromeado un poco antes, sobre la probabilidad de que él mismo fuese golpeado o que alguien saliera herido…
―No deseo ocasionar molestias en el local. Si me dejan, marchar…
En el momento en que uno de ellos dio un paso más hacia adelante, con clara intención de iniciar el ataque, Cohen recurrió a su magia.
Abrió su boca, por completo, emitiendo un grito desgarrador, que se extendió a su alrededor rápidamente [1]. Lo potenció con su maldición vampírica, causando un efecto aún mayor. Sus ojos volvieron a oscurecerse por completo, al igual que sus colmillos, que salieron raudos al exterior [2].
La penumbra maligna volvió a rodearle y llevó su mano a su daga. Mientras todas las personas de su alrededor sentían un fuerte mareo, visión borrosa y desorientación, Cohen cogió con su mano libre el Rocío de Ortiga, un pequeño líquido irritante, que llevaba consigo en sus viajes. Se acercó hacia el hermano del chico que él mismo había asesinado. Incapacitado por el dolor de cabeza que sentía, por el mareo, no le costó nada rociar con cierta facilidad el líquido sobre su rostro, especialmente sobre sus ojos. [3]
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[1] Uso de Habilidad: Nivel 1: Grito de Tormento [Mágica, 2 usos de 1 turno]:
Cohen emite un grito que causa un fuerte dolor de cabeza, acompañado de mareos, visión borrosa y una cierta desorientación en las personas de su alrededor ***. -Primer Uso-
[2] Uso de Habilidad: Maldición Desatada [Mágica, 2 usos de 2 turnos]:
Mi maldición se vuelve más fuerte, haciendo que la oscuridad me posea. Luzco más siniestro, aterrando a los débiles. Mis ataques realizan daño mágico adicional y puedo ocultarme en las sombras con más facilidad. -Segundo Uso. Primer Turno.-
[3] Uso de Elixir: Rocío de Ortiga (Veneno) (1 Uso):
Líquido verde que, al ser rociado sobre alguien, le causará inmediatamente una fuerte y casi irresistible comezón. Si cae en los ojos o la nariz perjudicará el sentido asociado.
Última edición por Cohen el Miér Mayo 04 2022, 12:12, editado 2 veces
Cohen
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Re: Entrevista con el Vampiro [Privado] [Noche] [Cerrado]
En alguna taberna de Roilkat. - Primavera
Ese sujeto era bastante extraño, le atribuía ello a el hecho de su falta de memoria. El punto era que la historia, debía admitir, se estaba volviendo interesante y estar en primera fila de espectadora me permitía disfrutarlo.
En su búsqueda había hallado un nombre con apellido igual al suyo, de seguro algún familiar, no podía ser coincidencia. Ya había acabado mi vino, y no pensaba pedir más, de hecho para este punto en el que creía no sucedería algo más relevante, además que tampoco quería tentar a los dioses con este extraño cuyas habilidades no quería comprobar en base a mi integridad física, lo mejor era marcharme a mi respectivo lugar de hospedaje.
Las cosas no parecían ser lo que yo planeaba, así, como si de una constante se tratara de que los vampiros y las tabernas no eran buena combinación, sentía un deja vú. Esa situación ya la había experimentado con el joven Corlys, esta vez eran tres sujetos que llegaban y su blanco era el chico. Se lo había dicho, esas acciones de su parte podía desencadenar este tipo de reacciones de terceros.
Pensé en ayudarlo, dado que seguramente al haber compartido la mesa y una conversación con él pensarían que estaba de su lado. Mi mano ya estaba puesta en el látigo, sólo debía maniobrarlo para alcanzar el cuello del más cercano. Pues lo que sea que estuviera pensando para salvar mi pellejo, no pasó.
Caí de rodillas al suelo cubriendo mis oídos ante el terrible mareo que sentía, había sido él. Maldito vampiro inconsciente hijo de su promiscua progenitora. Sí, eso pensaba. A qué ser idiota se le ocurría hacer semejante barbaridad en un lugar cerrado, era evidente que le valía una mierda las demás personas.
El ruido era insoportable, debía salir de ahí o acabaría bastante mal. No era mi pelea, y eso ya quedaba claro, además se notaba que el podía valerse por sí mismo, pues que se encargara con sus gritos de esos tres.
Torpemente intente levantarme, toda magia tenía un rango, eso lo conocía bien. Paso a paso, tanto como me lo permitía aquel vértigo busqué salir por la puerta, el agua, la lluvia cayendo sobre mí se encargaría de revitalizarme, eso siempre me ayudaba, y salir de su rango igualmente.
Logré llegar a la salida y pasado unos diez metros desde la entrada al exterior mi condición mejoraba. Mientras más me alejaba el vértigo disminuía, podía oler la tierra mojada y sentir como mi cuerpo se empapaba más y más, recuperaba la compostura.
La luz tenue del exterior alertaba mis sentidos, no descartaba la posibilidad de que alguno hubiera tenido la misma idea de salir de allí que yo, por lo que volví a colocar mi mano cerca de la pierna e donde colgaba mi fiel arma, mi zurda empuñaba el látigo que ahora se extendía en el suelo, además, considerando que todo el suelo estaba mojado, no habría quien me detuviera en caso de tener que huir.
En su búsqueda había hallado un nombre con apellido igual al suyo, de seguro algún familiar, no podía ser coincidencia. Ya había acabado mi vino, y no pensaba pedir más, de hecho para este punto en el que creía no sucedería algo más relevante, además que tampoco quería tentar a los dioses con este extraño cuyas habilidades no quería comprobar en base a mi integridad física, lo mejor era marcharme a mi respectivo lugar de hospedaje.
Las cosas no parecían ser lo que yo planeaba, así, como si de una constante se tratara de que los vampiros y las tabernas no eran buena combinación, sentía un deja vú. Esa situación ya la había experimentado con el joven Corlys, esta vez eran tres sujetos que llegaban y su blanco era el chico. Se lo había dicho, esas acciones de su parte podía desencadenar este tipo de reacciones de terceros.
Pensé en ayudarlo, dado que seguramente al haber compartido la mesa y una conversación con él pensarían que estaba de su lado. Mi mano ya estaba puesta en el látigo, sólo debía maniobrarlo para alcanzar el cuello del más cercano. Pues lo que sea que estuviera pensando para salvar mi pellejo, no pasó.
Caí de rodillas al suelo cubriendo mis oídos ante el terrible mareo que sentía, había sido él. Maldito vampiro inconsciente hijo de su promiscua progenitora. Sí, eso pensaba. A qué ser idiota se le ocurría hacer semejante barbaridad en un lugar cerrado, era evidente que le valía una mierda las demás personas.
El ruido era insoportable, debía salir de ahí o acabaría bastante mal. No era mi pelea, y eso ya quedaba claro, además se notaba que el podía valerse por sí mismo, pues que se encargara con sus gritos de esos tres.
Torpemente intente levantarme, toda magia tenía un rango, eso lo conocía bien. Paso a paso, tanto como me lo permitía aquel vértigo busqué salir por la puerta, el agua, la lluvia cayendo sobre mí se encargaría de revitalizarme, eso siempre me ayudaba, y salir de su rango igualmente.
Logré llegar a la salida y pasado unos diez metros desde la entrada al exterior mi condición mejoraba. Mientras más me alejaba el vértigo disminuía, podía oler la tierra mojada y sentir como mi cuerpo se empapaba más y más, recuperaba la compostura.
La luz tenue del exterior alertaba mis sentidos, no descartaba la posibilidad de que alguno hubiera tenido la misma idea de salir de allí que yo, por lo que volví a colocar mi mano cerca de la pierna e donde colgaba mi fiel arma, mi zurda empuñaba el látigo que ahora se extendía en el suelo, además, considerando que todo el suelo estaba mojado, no habría quien me detuviera en caso de tener que huir.
- Off:
- - Desconozco el rango de alcance de tu técnica pero asumiendo que debería tener uno, ten en consideración que cuando la uses lo coloques pues en el caso de un enfrentamiento bélico el mismo podría ser aprovechado como un vacío narrativo.
- Inventario:
- Medalla del exterminador [1 CARGA] - Pecho lado derecho.
- Pieza Metálica - Pecho lado izquierdo.
- Armadura Ligera Normal
- Bolso de Viajero:Contiene un saco de dormir, 4 metros de cuerda, provisiones, pedernal con yesca, cantimplora y 2 antorchas.
- Kit de Arcanos Inferior. - Dentro de Bolso de Viajero.
- Arma Flexible Superior (Látigo) - Cuelga del lado izquierdo de mi cintura.
- Tónico del Jerbo - Bolso
- Llave Onírica - Bolso
- Ocarina - Bolso
- Kit de Curtiduría Inferior - Bolso
Meraxes
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Re: Entrevista con el Vampiro [Privado] [Noche] [Cerrado]
A medida que el tiempo transcurría, la situación parecía resolverse a su favor. Durante sus actos, la mujer que le había acompañado había decidido marcharse del lugar. No la culpaba en absoluto.
Volvió a sentarse en el asiento que ella había ocupado, mientras veía como los tres hombres comenzaban a recomponerse de los efectos del grito. Aunque el hermano del asesinado unos años antes, tardaría en recuperar la vista después de haber derramado el elixir en su rostro.
―Más os vale que vayáis a asear a vuestro amigo. Si permanece mucho tiempo en sus ojos, la ceguera será irremediable.
Mintió. Sus efectos pasarían en un largo rato, pero el conocimiento de esta situación era una ventaja a su favor. Cómo preveía, los dos hombres, con la mejor intención hacia su amigo, sacaron al hombre que gritaba del local, a paso veloz, desapareciendo de su vista.
El vampiro dirigió su mirada entonces a los asustados taberneros. La miró directamente a ella, pues recordaba cómo un rato antes, había conversado con el hombre antes de acercarse a ella y a la mujer de exótico acento.
―Mandaste avisar a esos hombres de mi presencia aquí, ¿verdad? ―preguntó desde la distancia, mientras jugaba con su daga en sus manos―. Más os vale que no vuelva por aquí…
Tras la sutil amenaza, salió del lugar. En el exterior, divisó la figura de Meraxes, que parecía haberse recompuesto de los efectos de su grito. Se acercó un poco a ella, aunque manteniendo la distancia y dejando que su maldición se disipara de nuevo [1].
La lluvia proseguía y ahora, que casi se había secado, el vampiro sintió cómo las gotas de agua volvían a empaparle.
―Quisiera pedirte disculpas. A veces, mi magia es algo caótica y quiénes se encuentran a mi alrededor, pueden sufrir las consecuencias cuando debo hacer un uso rápido de la misma… Daños colaterales... Espero que te encuentres bien...
A pesar de los acontecimientos, la noche había sido positiva, ya que no sólo había recordado su nombre completo, sino que había conseguido una pista sobre una mujer, alojada allí mismo, unos días más tarde de su anterior visita: Patricia Cohen. ¿Acaso podría ser su hermana?
__________________________
[1] Disipo en este momento: Maldición Desatada [Mágica, 2 usos de 2 turnos]:
Mi maldición se vuelve más fuerte, haciendo que la oscuridad me posea. Luzco más siniestro, aterrando a los débiles. Mis ataques realizan daño mágico adicional y puedo ocultarme en las sombras con más facilidad. (Segundo Uso. Turno Segundo)
Volvió a sentarse en el asiento que ella había ocupado, mientras veía como los tres hombres comenzaban a recomponerse de los efectos del grito. Aunque el hermano del asesinado unos años antes, tardaría en recuperar la vista después de haber derramado el elixir en su rostro.
―Más os vale que vayáis a asear a vuestro amigo. Si permanece mucho tiempo en sus ojos, la ceguera será irremediable.
Mintió. Sus efectos pasarían en un largo rato, pero el conocimiento de esta situación era una ventaja a su favor. Cómo preveía, los dos hombres, con la mejor intención hacia su amigo, sacaron al hombre que gritaba del local, a paso veloz, desapareciendo de su vista.
El vampiro dirigió su mirada entonces a los asustados taberneros. La miró directamente a ella, pues recordaba cómo un rato antes, había conversado con el hombre antes de acercarse a ella y a la mujer de exótico acento.
―Mandaste avisar a esos hombres de mi presencia aquí, ¿verdad? ―preguntó desde la distancia, mientras jugaba con su daga en sus manos―. Más os vale que no vuelva por aquí…
Tras la sutil amenaza, salió del lugar. En el exterior, divisó la figura de Meraxes, que parecía haberse recompuesto de los efectos de su grito. Se acercó un poco a ella, aunque manteniendo la distancia y dejando que su maldición se disipara de nuevo [1].
La lluvia proseguía y ahora, que casi se había secado, el vampiro sintió cómo las gotas de agua volvían a empaparle.
―Quisiera pedirte disculpas. A veces, mi magia es algo caótica y quiénes se encuentran a mi alrededor, pueden sufrir las consecuencias cuando debo hacer un uso rápido de la misma… Daños colaterales... Espero que te encuentres bien...
A pesar de los acontecimientos, la noche había sido positiva, ya que no sólo había recordado su nombre completo, sino que había conseguido una pista sobre una mujer, alojada allí mismo, unos días más tarde de su anterior visita: Patricia Cohen. ¿Acaso podría ser su hermana?
__________________________
[1] Disipo en este momento: Maldición Desatada [Mágica, 2 usos de 2 turnos]:
Mi maldición se vuelve más fuerte, haciendo que la oscuridad me posea. Luzco más siniestro, aterrando a los débiles. Mis ataques realizan daño mágico adicional y puedo ocultarme en las sombras con más facilidad. (Segundo Uso. Turno Segundo)
Cohen
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Re: Entrevista con el Vampiro [Privado] [Noche] [Cerrado]
En alguna taberna de Roilkat. - Primavera
Me quedé atenta, alerta pues era difícil ver en semejante oscuridad sumada al agua que caía del firmamento. Además el sonido de las gotas chocando con el suelo y las demás estructuras opacaba todo lo demás. Sólo si se acercaban lo suficiente, quizás a menos de dos metros de mí es que podría reaccionar a tiempo para defenderme en caso de que fuera necesario.
Sorprendentemente no sucedió lo que esperaba, por suerte para mí ninguno de esos sujetos armados pensaron que era una acompañante del vampiro lunático, sin embargo alguien sí que había salido al torrencial de agua y acercado lo suficiente a mí como para saber de quien se trataba por el sonido de su voz y la silueta.
Me aferré al látigo, en parte reflejo y en parte precaución de semejante loco. escuchar sus palabras sólo enardeció mi ira.
- ¿Disculpas? - Se notaba el enojo en mi voz. - ¡Casi me rompes los oídos y sólo tienes una maldita disculpa! No sé qué carajos pase en cabecita confundida tuya pero deberías de analizar bien las cosas cuando las haces o te aseguro que te ganaras más enemigos que aliados en tu búsqueda interna del ser. - Expulsaba cada palabra tan alto debido al ruido externo y porque la misma emoción de aquel enojo y en parte ese miedo que me llevaba a actuar de aquella manera.
- Como sea... me largo de aquí. Suerte con tu problema y más te vale que no me sigas. No creas que estoy sola y a mis compañeros no les agradará enterarse que fue lo que hiciste. - Agregué en un tono un poco más firme, amenazante.
- Si nuestros camino han de cruzarse en algún futuro espero que tu sentido común haya superado tu imprudencia. Te deseo buena fortuna Nikolas Cohen. - Finalicé ya dispuesta a marcharme, correr si era necesario de ahí y entrar en el rango de a medalla en mi pecho en caso de tener que recurrir a un llamado a distancia de auxilio.
No era nada personal en cu contra, pero prefería guardar distancias cuando esos tipos de eventos salían de mi control, mi preservación ante todo era clave y mi desconfianza salía a flote, además era consciente de las desventajas.
Sorprendentemente no sucedió lo que esperaba, por suerte para mí ninguno de esos sujetos armados pensaron que era una acompañante del vampiro lunático, sin embargo alguien sí que había salido al torrencial de agua y acercado lo suficiente a mí como para saber de quien se trataba por el sonido de su voz y la silueta.
Me aferré al látigo, en parte reflejo y en parte precaución de semejante loco. escuchar sus palabras sólo enardeció mi ira.
- ¿Disculpas? - Se notaba el enojo en mi voz. - ¡Casi me rompes los oídos y sólo tienes una maldita disculpa! No sé qué carajos pase en cabecita confundida tuya pero deberías de analizar bien las cosas cuando las haces o te aseguro que te ganaras más enemigos que aliados en tu búsqueda interna del ser. - Expulsaba cada palabra tan alto debido al ruido externo y porque la misma emoción de aquel enojo y en parte ese miedo que me llevaba a actuar de aquella manera.
- Como sea... me largo de aquí. Suerte con tu problema y más te vale que no me sigas. No creas que estoy sola y a mis compañeros no les agradará enterarse que fue lo que hiciste. - Agregué en un tono un poco más firme, amenazante.
- Si nuestros camino han de cruzarse en algún futuro espero que tu sentido común haya superado tu imprudencia. Te deseo buena fortuna Nikolas Cohen. - Finalicé ya dispuesta a marcharme, correr si era necesario de ahí y entrar en el rango de a medalla en mi pecho en caso de tener que recurrir a un llamado a distancia de auxilio.
No era nada personal en cu contra, pero prefería guardar distancias cuando esos tipos de eventos salían de mi control, mi preservación ante todo era clave y mi desconfianza salía a flote, además era consciente de las desventajas.
- Inventario:
- Medalla del exterminador [1 CARGA] - Pecho lado derecho.
- Pieza Metálica - Pecho lado izquierdo.
- Armadura Ligera Normal
- Bolso de Viajero:Contiene un saco de dormir, 4 metros de cuerda, provisiones, pedernal con yesca, cantimplora y 2 antorchas.
- Kit de Arcanos Inferior. - Dentro de Bolso de Viajero.
- Arma Flexible Superior (Látigo) - Cuelga del lado izquierdo de mi cintura.
- Tónico del Jerbo - Bolso
- Llave Onírica - Bolso
- Ocarina - Bolso
- Kit de Curtiduría Inferior - Bolso
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Re: Entrevista con el Vampiro [Privado] [Noche] [Cerrado]
Cohen entendía el enfado de la mujer, al igual que su desconfianza. Su razonamiento parecía sensato y cabal, aunque aburrido de llevar a la práctica.
A Cohen no le importaba demasiado su estado de ánimo. La acababa de conocer aquella noche. Probablemente, no volvería a verla jamás. Él ya se había disculpado cómo era conveniente y estaba dispuesto a seguir con su vida. Sólo había mareado un poco a la mujer. No era para tanto.
―No lo creo. Aerandir es demasiado grande para que nuestros caminos se vuelvan a cruzar. ¡Que pase buena noche, entonces! Marcho en esa dirección.
Cohen comenzó a caminar por la calle indicada, dejando a la desconfiada mujer atrás, a su espalda.
La madrugada había avanzado y el silencio ahora era mayor. La lluvia continuaba cayendo débilmente, aunque empapándolo todo.
Sus pesquisas al menos habían dado resultados. Había recordado su nombre y un lugar que había visitado en la ciudad. Aunque probablemente debía alejarse un tiempo de la misma. Al menos, hasta que el incidente de aquella noche quedara en el olvido.
Puso rumbo al lugar dónde se hospedaba. Se encerraría allí hasta el próximo atardecer. Luego, abandonaría la ciudad rápido y veloz. Dejaría Roilkat atrás por un tiempo.
A Cohen no le importaba demasiado su estado de ánimo. La acababa de conocer aquella noche. Probablemente, no volvería a verla jamás. Él ya se había disculpado cómo era conveniente y estaba dispuesto a seguir con su vida. Sólo había mareado un poco a la mujer. No era para tanto.
―No lo creo. Aerandir es demasiado grande para que nuestros caminos se vuelvan a cruzar. ¡Que pase buena noche, entonces! Marcho en esa dirección.
Cohen comenzó a caminar por la calle indicada, dejando a la desconfiada mujer atrás, a su espalda.
La madrugada había avanzado y el silencio ahora era mayor. La lluvia continuaba cayendo débilmente, aunque empapándolo todo.
Sus pesquisas al menos habían dado resultados. Había recordado su nombre y un lugar que había visitado en la ciudad. Aunque probablemente debía alejarse un tiempo de la misma. Al menos, hasta que el incidente de aquella noche quedara en el olvido.
Puso rumbo al lugar dónde se hospedaba. Se encerraría allí hasta el próximo atardecer. Luego, abandonaría la ciudad rápido y veloz. Dejaría Roilkat atrás por un tiempo.
Cohen
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