Encuentros hacia sacrestic Ville [interpretativo] [libre]

Caia la noche alrededor del lago mientras yo, el gran Doctor Atlas Shrugged caminaba sin prisas, observando todo a mi alrededor.
Tenía que llegar en pocos días a la extraña ciudad de la que me habían hablado, Sacrestic Ville, ciudad de vampiros. ¡VAMPIROS! en la tierra eso no eran más que cuentos de fantasía, tenia que investigarlos, si... abrir uno o dos marginados tirados en las calles en canal no importaria, y me ayudaria a mejorar mis estudios sobre este curioso mundo.

Las horas pasaban en la noche, y yo seguía con un paso lento pero firme, sabía que hacía ruido, pero no podia evitarlo, sin embargo yo también oia, y escuchaba pasos, lejanos, pero pasos. mis sensores no fallaban nunca. Algo se acercaba, si, se creia silencioso pero no para mí, seguí caminando hasta que llegué cerca de la orilla del lago, y me senté en una roca. Saqué mi bote de aceite y empecé a engrasar mis codos, si habia que pelear lo haría, pero no me iba a arriesgar.

Fuera lo que fuese que me seguía no puede ser algo inofensivo si va por estas zonas de noche.
Tras ver que nadie aparecia, sencillamente seguí caminando sin dejar de analizar cada rama, cada sonido.

Había bajado del caballo y caminaba, la pobre bestia estaba cansada, eran muchos días de jornada.
Había percibido algo, un olor ajeno. Era humano, y manejaba maquinaria.
Pisaba las hojas caídas y húmedas con las botas, por lo que sus pisadas apenas sonaban. Fuese lo que fuese podía escucharla, si no lo había hecho ya. Examinaba las ramas de los árboles, oscuras contra la luz de la Luna, le molestaba incluso un poco... Era odioso cambiar completamente de forma de vida. Las heridas de los labios no se le curaban nunca, sus colmillos estaban ahí para recordarle lo mucho que la sangre la volvía loca.

Se detuvo en seco. Una respiración. Dejó el caballo atado a un gran roble y se movió tras los árboles más cerrados, más densos. Lo vio. Una gran mole de metal, con los restos de lo que parecía un hombre. La habría visto pero poco le importaba.

-Puedo sentirte.

En aquella noche iba cabalgando en mi caballo, el cual, por ir algo armado, hacia bastante ruido que se podía escuchar desde lugares mucho más lejanos, por ello, iba con una mano en la espada envainada, y la otra en las riendas de dicho caballo, cabalgando con rapidez.-''Sacrestic Ville... El lugar con más concentración de vampiros en todo Aerandir, o al menos, eso hablan...''-Pensé, tras llegar al lago.
Me bajé con gran velocidad del caballo, para volver a sentarme otra vez, sobre una roca de gran tamaño que había en la orilla, al lado de otras muchas de menor tamaño. Escuché no muy lejos algunos ruidos, parecían... Metálicos, pero demasiado, no conocía los seres bio-cibernéticos, ya que nunca había visto ninguno, así que solo se me ocurrió en darle vueltas a mi cabeza a lo que sería ese ser, o lo fuerte que podría ser para llevar lo que creía que era una armadura tan sumamente pesada. Creía que no se escuchaba muy lejos, dejando al caballo atado en un árbol cercano, aunque no del todo. En ocasiones lo observaba para tener cuidado, con la espada en mis manos, fingiendo que la limpiaba con i pañuelo, lo único que quería era tenerla en la mano por si algo acechaba. No creía que me atacaran los vampiros, al menos, no todos, ya que se me notaba que era de su misma raza, debido a los rasgos que se me marcaban en la noche, mi piel era más pálida que a la luz del día, y mis ojos se tornaban con el mismo color que la propia luna.-¡¿Hay alguien ahí?!-Grité levantándome en un tono hostil, al escuchar los pasos metálicos aún más cerca, en posición defensiva, esperando una respuesta.

Llevaba un rato siguiendo al misterioso vampiro, este parecía distinto a los otros. Quizás no todos eran bestias sedientas. Además llevaba ya unos días buscando alguna manera segura de entrar a la ciudad, aquella parecía una buena oportunidad para conseguir ayuda de uno de su especie. ¿Qué mejor manera de entrar a la ciudad que acompañada de un vampiro?

Al ver desde la distancia que el vampiro se había parado cerca de la orilla a descansar dejé mi caballo atado a un árbol lo suficientemente lejos para que no me detectara.
La noche era fresca y hermosa, siempre me había gustado la calma de la noche. Acaricié al caballo suavemente detrás de la oreja y le susurré:

–Vuelvo enseguida, espérame aquí-.

Me dirigí a paso seguro y calmado hacia la orilla donde se encontraba, vi que estaba tenso alcanzando la espada con la mano, listo para empuñarla. Parece ser que los vampiros tienen los sentidos más desarrollados de lo que pensaba. Avancé de frente hacia él y cuando llegué a una distancia cercana le saludé cortésmente:

-Buenas noches-.

LLevaba varios dias cansado , me habia perdido quizas ya que no conocia estos lugares siempre me pasaba lo mismo seguia el olor humano sediento de sangre y al final desconocia mi paradero , en mis fauces restos humanos representaban mi sentimiento animal que era muy dificil de cambiar ya que era mas bestia que hombre y eso no lo entendia , me dispuse a terminar de devorar el cadaver en mi forma felina , se que era extra;o ser un lycantropo con forma felina y eso me daba autenticidad a mi causa , mis pensamientos se alejaban de mi conforme el enorme placer de la comida me hacia efecto y pronto acurrucado en un arbol comenze a dormirme .

Paso el tiempo y un olor humano me rozo el hocico no pude evitar mover mis bigotes y abrir los ojos , supongo que la caceria podria comenzar si esos humanos eran lo que me esperaba , salte al suelo y comenze a lamerme una pata mientras reconocia mas olores .....  similares a los humanos pero no lo eran , que raro bueno eso no era de importancia pude sentir que varias olores se estaban uniendo en un mismo punto yo que era irreconocible gracias a mi forma  decidi acercarme lentamente con mi sigilo felino alejado unos metros y agazapado decidi observarles , primero ahi que conocer elenemigo antes de devorarlo supongo que mi instinto siempre me llevaria la contraria

Agazapado movi mis bigotes mientras note que otro olor se acerba similar a otro -Que demonios ? tanta gente junta-pense, no estaba acostumbrado al contacto social ya que solo lo habia tenido unas cuantas veces y me asustaban los humanos los odiaba y no queria formar parte de una raza codiciosa y traicionera como ellos , mi manto blanco colgando de mi espalda postraba una lanza a su vez

forma felina:

-Puedo sentirte-
Escuché justo detrás de mi entre los árboles, ya la esperaba, por suerte ya había tapado mi núcleo central con las ropas para que no se viese lo más minimo. me giré lentamente, evitando sobresaltos y me acerqué un poco a ella, no convenía enfrentarla, no aún.
Era una joven pálida, con una capa negra, y unos pliegues de un fuerte rojo destelleaban a veces, curiosa vestimenta
<<¿Será un vampiro?, ciertamente lo parece>>
-¿Que hace una joven como tú en un lugar tan oscuro y peligroso?-
obviamente la pregunta era retórica, ya podía imaginarme qué era y qué hacía, ¿Alguna exploradora de esa ciudad vampírica? ¿O un guarda? sea como fuese me sería util para entrar si la usaba a mi favor, no sabia como de protegida estaba esa ciudad. Podría aprovecharme de... todos los seres estúpidos que empecé a sentir a mi alrededor.
Unos metros más allá sonó otra voz.

-¿Hay alguien ahi?- gritó, pobre idiota, gritando asi en mitad de la noche, y con la niebla que empezaba a levantarse poco a poco... si fuese un asesino el pobre infeliz ya estaría derramando su sangre. Pero distinguí sus rasgos pálidos y muertos ¿Otro vampiro? Genial, con dos podría entrar en la ciudad sin ningún problema. También escuché otra voz a su lado, pero no pude distinguir que decía... Maldición, la próxima vez tengo que mejorar mi sentido auditivo..
.
-¡Tranquilos!-grité-Tranquilizaos todos, no busco problemas, solo soy un viajero de paso, y como veis voy desarmado- Entonces ví al nuevo individuo, mis sensores detectaron una forma felina, tal vez uno de esos Hombres-bestia de los que hablan, pues esa raza de tigres no son de esta zona... no se llevaban bien con los vampiros ¿O eran los licántropos? ¡QUE MÁS DA! todos seres inferiores, sea como fuese no merecía la pena llamar la atención sobre la criatura.
Asi que me gire a mis "invitados".
-En serio, podeis bajar las armas-

-¿Qué hace una joven como tú en un lugar tan oscuro y peligroso?

Se había girado y se había atrevido a mirarla sin tan siquiera ocultarse, no digamos ya tomar medidas.Tal vez no las necesitaba.. Ébano pensó que mejor era andarse con cuidado. Tenía muy claro que estaba ella y este ser metálico, ¿bio-cibernético? En el bosque, pero podía sentir a más a su alrededor, dos de sangre caliente y uno casi imperceptible para ella, tal vez de su misma raza.

-Osadas palabras ciertamente, para un lugar tan.. oscuro y peligroso. ¿Qué trae a algo como tú a estas tierras?

Ébano se movía conforme hablaba, necesitaba ver bien a su interlocutor, y miraba bajo la capucha de la capa aunque no quería quitársela, por lo que se quedó oculta en la sobra del gran árbol.
No quería pasarse con lo que decía, había aprendido el valor de las palabras, para ella podía no significar nada lo que había dicho, pero ¿y para él? Había aprendido muy bien el precio.

Había localizado el puñal en la costura delantera del corpiño, por si acaso, aunque no creía necesitarlo, pues aquel ser era metal por entero, por lo tanto confió en sus instintos y en su facilidad para ocultarse y desaparecer, lo único que la dejaba atada era el caballo, no quería abandonarlo, además de que podría necesitarlo más tarde.

Perdida en sus pensamientos y sopesando al posible enemigo y la situación, una voz salió a la intemperie: "¿Hay alguien ahí?"
¡Y a voz en grito!
El ser metálico se giró, y Ébano abrió los ojos como platos al sobresaltarse. Su cuerpo entró en tensión, ¿a santo de qué se le ocurre gritar a pleno pulmón de noche? Podían escucharle...
-Necio...
O necio, o fuerte. No sabía si quería descubrirlo, si era necio, podría delatarles a todos a otros posibles seres del lugar, y si era fuerte.. No quería enfrentarse a nadie allí, quería un lugar seguro. Menudo entuerto.
Antes de que se diese cuenta, su interlocutor metálico ya estaba contestando."Insensato..."-pensó.
El gran ser bio-cibernético miraba a un punto en el que sentía a otros, Ébano no entendía por qué se dejaba escuchar sin conocer qué o quién era lo que había allí.

Ébano se fundió con las sombras, fue a atar su caballo a otro lugar más lejano, y con la velocidad propia de los vampiros, volvió al lugar donde estaban los demás, se ocultó fundida en la oscuridad y observó; escuchó.

Con la espada apuntando al frente, pude observar a una persona dejando su caballo atado en un árbol, y después susurrándole algo, se fue acercando, como era obvio, cada vez estaba más alerta por si se lanzaba sin pensar. ''Buenas noches'' dijo la chica, no parecía de la raza de los vampiros, al menos no tenía los rasgos propios de estos.-Buenas noches,¿qué necesitas?-Dije, bajando un poco la guardia inconscientemente.
Esperando una respuesta, unas voces se escuchaban a lo lejos.-''Como planeaba... Algún insensato ha dicho algo y se ha delatado. Bien.''-Pensé mientras veía a otra persona acercarse, al parecer, era el de la pesada armadura que escuché antes, pidiendo que guardáramos las armas.
Aunque no parecía hostil, hice un gesto parecido al de envainar una espada, pero realmente solo la puse en mi espalda, tratando de engañarle.-Más tarde hablaremos, señorita, al parecer ahora tenemos compañía... Y no son pocos.-Susurré a la chica que me acompañaba antes de que el extraño se acercara.

¡Qué desastre! Joder, como había podido pasar esto, una criatura metálica enorme se acercaba a nosotros. ¡Ahora entendía que el vampiro no gritaba alertado por mi presencia sino por la suya!

De forma automática me acerqué al vampiro unos pasos como si él pudiera brindarme la seguridad que necesitaba frente a aquel hombre tan extraño.  Quizás fuera su tranquilidad ante mi aparición la que me ánimo a confiar en él, pero seguía siendo un vampiro y no le conocía, mi acción había sido una imprudencia.
Fue entonces cuando el gigante habló:

-¡Tranquilos! Tranquilizaos todos, no busco problemas, solo soy un viajero de paso, y como veis voy desarmado-.

Había estado a punto de echar a correr hacia el caballo al verle llegar pero por sus palabras me tranquilizaron, no estaba buscando problemas. El vampiro volvió a dirigirse a mí:

-Más tarde hablaremos, señorita, al parecer ahora tenemos compañía... Y no son pocos-.

¿Por qué el vampiro no confiaba en él? ¿Habrá detectado algo en él que yo no haya podido percibir? Decía que iba desarmado pero con aquel cuerpo podía aplastarme de un golpe. Debía mantenerme alerta, mi mejor opción era salir corriendo en el caso de que las cosas se pusieran feas. Pero quizás este viajero era justo lo que andaba buscando.

-Si no son problemas lo que buscas… -¿Qué es lo que buscas? ¿A dónde te diriges?- le pregunté con más confianza de la que sentía.

-Quizás nos dirigimos al mismo lugar y podamos ayudarnos mutuamente- dije cruzándome de brazos con determinación.

MI pensamiento se turbo tras la llegada de varias personas , la verdad no me sentia muy comodo pero parecian estar en estado de comodidad , odos alegaban la tranquilidad y no entrar en mitad de un conflicto bueno si eso era asi seria mucho peor para mi quizzas simplemente querian conocerse entre ellos o bueno dirigirse hacia esa ciudad que no habia conocido nunca ni pensaba hacerlo ya que no me gustaban las ciudades , entonces movi mis bigotes y levante mi cuerpo felino mientras caminaba hacia la direccion contraria de donde se encontraban , no me gustaba esta situacion mas bien me incomodaba no estaba acostumbrado a entablar relacion con personas y mucho menos con varias a la vez asi pues me diriji hacia un arbol en el cual me recoste y le di libres pasiones a mi mente para entrar en un sue;o por el cual estaria mucho mejor

off rol_ salgo de post

Vi la criatura alejarse, lo cual me relajó.
<< Uno menos>> Pensé << Ahora... ¿Qué hacer con los otros tres?>>
Me quedé a una distancia prudencial de los dos acompañantes y prestandole buena atencion a esa chica que tenia a mi lado, por suerte tenia el núcleo tapado y nadie se percató de él. Sonreí como pude intentando parecer lo mas amable posible, ya habrá tiempo de cogerlos y estudiar estos sujetos.
-Si no son problemas lo que buscas… ¿Qué es lo que buscas? ¿A dónde te diriges?-
-Quizás nos dirigimos al mismo lugar y podamos ayudarnos mutuamente-
Dijo la chica pelirroja que acompañaba al galante vampiro.
-Me dirijo a una ciudad llamada Sacrestic Ville. ¿Por casualidad sois habitantes de alli?-
<<¿Ayudarme?¡Ja! dudo que unos seres asi me pudiesen ayudar... salvo regalando sus cuerpos a la ciencia.>>
Bajé los brazos y me quedé en actitud relajada, me senté en una roca cercana, rompiendola un poco, pero se mantuvo entera por la presión que hacía mi cuerpo.
-En serio, no busco pelea, si qusiera ya habria arrancado un arbol y os habría mandado al lago con un golpe, pero soy pacífico-
<< o al menos... de momento>>
Suspiré, al sentarme había notado que chirriaba un poco la rodilla derecha, asique empecé a engrasarla con mi bote de aceite, no les presté mucha mas atención, ademas, si decían de atacar... dudo que me hiciesen mucho daño. Sus espaditas eran de plástico comparadas con mi cuerpo.

A Ébano le pareció correcto ocultarse un rato. Aunque tal vez debería darse a conocer, como los demás... Era obvio que los tres eran bastante fuertes y no habían tenido reparo en dejarse ver. Tal vez ella debería mostrarse; o al menos su cascarón.
Si no son problemas lo que buscas… ¿Qué es lo que buscas? ¿A dónde te diriges?-
-Quizás nos dirigimos al mismo lugar y podamos ayudarnos mutuamente-. Una mujer, aparentemente joven había preguntado. La acompañaba otro ser, un chico de extraña apariencia, aunque tal vez no fuesen juntos... Ébano podía oler a éste último individuo, parecía ser como ella.
Mientras que el ser de metal seguía "tranquilizándolos". Fingía, obviamente, alguien con tanto equipamiento e instrumental no podía estar ahí simplemente de paso.. Ébano decidió ser cauta, y previó una ruta de escape.
Se movió a una distancia prudencial de los tres y se dejó ver. La capa algo desgastada del viaje, mojada por la humedad, y partes del vestido rojo se dejaban ver bajo la capa.
-Los árboles no tienen culpa de nada. -Dijo Ébano; giró la cabeza al hombre de metal- Ni siquiera del padecimiento de nadie. Debe ser complicado pasear por los bosques de noche con tal indumentaria, ¿no creéis?
Guardó silencio durante casi un minuto.
-¿Qué os trae por aquí? .. Me parece que es una pregunta para todos los aquí reunidos, incluída yo, por supuesto.. Aunque dado que he preguntado primero, me gustaría conocer vuestras excusas.
Miró al chico y a la chica al otro lado, y después de nuevo al ser metálico, hombre, estaba claro por su voz, aunque por los chirridos de sus miembros, no tenía tan claro que fuese humano.
Alzó la cabeza altivamente, esperando respuestas.

De repente, una presencia de la que no me había percatado, aparentemente un animal, comenzó a caminar, estaba cerca de nosotros, pero se marchó, perdiéndose en la oscuridad del bosque alrededor del lago.-''Un enemigo menos... Por ahora solo debo fiarme de la chica que ha venido a hablar primero, por ahora...''-Pensé analizando a la mujer y al hombre con tan pesada armadura.
En ese momento, tras sentarse el ser metálico -que tras investigarlo un poco con algo de disimulo, se veía que no era del todo humano, sino que era mitad hombre y mitad máquina-, apareció otro ser, una mujer, o al menos eso supuse al escuchar su voz.

-¿Qué os trae por aquí?-Dijo la mujer que acababa de aparecer.

-Mi objetivo es dirigirme a Sacrestic Ville, la que dicen que es la ciudad de los vampiros, y si no sois uno de ellos, solo les serviréis de comida, son todos iguales de miserables, pegándose por un trozo de carne del que succionar su sangre. Me dan asco ese tipo de vampiros, pero me da curiosidad ver como es la ciudad, quizás sea más acogedora de mis expectativas.-Dije en un tono aún serio, aunque pretendía parecer amable.
-Señorita, si fuera vos no me fiaría de estas personas... Ni siquiera de mí, ese hombre mitad maquina parece peligroso, y no creo que haya venido aquí para nada, los de su clase adoran la ciencia... Quizás quiera alguien como nosotros para investigarnos, por eso he escondido mi espada, y deberíais hacer lo mismo...-Susurré con cuidado de que no me vieran a la mujer que tenía a mi lado, quería al menos tener un aliado aquí si las cosas empeoraban, y avisarle de que estuviera alerta.

Tras lanzar mi pregunta al aire me mantuve en el sitio mirando directamente al hombre metálico.

-Me dirijo a una ciudad llamada Sacrestic Ville. ¿Por casualidad sois habitantes de alli?-

-En serio, no busco pelea, si qusiera ya habria arrancado un arbol y os habría mandado al lago con un golpe, pero soy pacífico-

Antes de que pudiera contestar una cuarta figura emergió de la oscuridad, por su aspecto parecía otro vampiro pero este era una mujer. Actuar de noche había sido una mala idea, la poca visibilidad y mis otras limitaciones como humana me colocaban en una situación de desventaja frente a aquellos seres.

-¿Qué os trae por aquí? .. Me parece que es una pregunta para todos los aquí reunidos, incluída yo, por supuesto.. Aunque dado que he preguntado primero, me gustaría conocer vuestras excusas.

-Mi objetivo es dirigirme a Sacrestic Ville, la que dicen que es la ciudad de los vampiros, y si no sois uno de ellos, solo les serviréis de comida, son todos iguales de miserables, pegándose por un trozo de carne del que succionar su sangre. Me dan asco ese tipo de vampiros, pero me da curiosidad ver como es la ciudad, quizás sea más acogedora de mis expectativas.-

-Señorita, si fuera vos no me fiaría de estas personas... Ni siquiera de mí, ese hombre mitad maquina parece peligroso, y no creo que haya venido aquí para nada, los de su clase adoran la ciencia... Quizás quiera alguien como nosotros para investigarnos, por eso he escondido mi espada, y deberíais hacer lo mismo...

¿Curiosidad eh? El vampiro galán tenía curiosidad por ver cómo era ese poblado de vampiros por los que sentía tanto asco. Se iba a arriesgar a ser comido y destrozado entre mordiscos solo por simple curiosidad. Qué triste pensar que tu propia gente te mataría por menos de nada.

No, debía estar mintiendo, como todos los presentes. Fuera cual fuese el objetivo real de cada uno parecía que el de atacarme no era uno de los prioritarios ya que si dos vampiros y aquel extraño ser estaban conversando tranquilamente para llegar a un acuerdo pacífico, eso solo podía significar que realmente no me querían muerta, al menos por ahora.

Lo que no me encajaba del todo era su falsa simpatía, ¿por qué estaba intentando protegerme?  El hombre metálico era una de esas criaturas mitad robóticas, era la primera vez que veía una aunque sí había oído hablar un poco sobre ellos. Pero, ¿cómo sabía el vampiro de su interés por la ciencia? ¿Acaso se comportaban todos de la misma forma? ¿Se conocían de antes? No importaba, ya contestaría más tarde a todas esas preguntas, lo importante es que todos parecían interesados en entrar en la ciudad por unas razones u otras.

Cerré los ojos pensativa, las capacidades del hombre metálico me eran totalmente desconocidas pero era una máquina, mi poder podría hacerle frente. Los vampiros darían más problemas pero tenía que arriesgarme. Tras unos instantes abrí los ojos de nuevo y mirándoles uno a uno hablé:

-Bueno, parece que todos tenemos interés por entrar en la ciudad, sea cual sea nuestro motivo…- dije mientras miraba con desconfianza al vampiro.

-Cómo puedes ver soy una humana- le contesté al hombre metálico –por lo que no, no soy habitante de la ciudad y parece que los vampiros presentes tampoco lo son- suspiré con desánimo.

-Pero aun así creo que juntos podríamos entrar sin problemas, si estáis todos de acuerdo claro. Por cierto, mi nombre es Joane, encantada-.

El sonido del agua que fluía lentamente llenaba los silencios entre nuestras palabras. La noche pasaba lentamente, ¿cuánto quedará para el alba? me pregunté mientras observaba curiosa a los dos vampiros.

Apenas escuché sus frases tan largas, simples garabatos en mi mente, solo me interesaban dos palabras: Sacrestic Ville.

Tras ver que ellos se dirigían al mismo sitio me di cuenta de que podia usarlos en mi propio beneficio, entrar en Sacrestic con dos vampiros seria facil.
Me levanté tras engrasarlo, y al dejar de haber presión la roca bajo de mi se desplomó volviendose gravilla.
-Mmm... parece que todos nos dirijimos a esa ciudad, o casi todos-
Dije mirando a la vampiresa del vestido rojo, cuyos planes aun desconocia por completo.
-Podeis acompañarme entonces, pero no espereis un paseo agradable ni sobre un campo de flores-
Luego me giré al vampiro armado
-¡ah! y... más le vale al señorito de la armadura guardarse esas palabras hacia el lugar que nos dirijimos... odia a tu raza todo lo que quieras, pero nunca lo manifiestes delante de ellos si quieres seguir con vida, insensato.-

Tras esas palabras me giré y empecé a caminar en dirección a Sacrestic Ville...

-Podeis acompañarme entonces, pero no espereis un paseo agradable ni sobre un campo de flores- dijo el gran ser metálico- ¡ah! y... más le vale al señorito de la armadura guardarse esas palabras hacia el lugar que nos dirijimos... odia a tu raza todo lo que quieras, pero nunca lo manifiestes delante de ellos si quieres seguir con vida, insensato.

¿Un campo de flores? Ya, bueno, nadie esperaba eso.
Ébano pensó que de cualquier modo, aún no atacaría nadie, y no podía quedarse allí eternamente, las ropas que llevaba eran recias, y guardaba unos guantes de terciopelo por si despuntaba el alba... Pero no quería quedarse de día con esa gente, podrían aprovechar esa debilidad ante la luz solar.

Se adelantó unos pasos y descubrió su cabeza retirando la capucha, liberó el cabello y la capa, era muy pesada. Miró con seriedad a los demás y tras guardar silencio cruzó al otro lado del claro, diciendo:

-Las flores son sólo una muestra de la decadencia de la vida, y su perfume una sombra del amor, una simple ilusión. No veo por qué querrían imaginar ustedes un campo de flores.

Tras decir eso, vió que el bio-cibernético comenzó a andar en dirección a lo que -supuso Ébano- él creía que era la ciudad. Ébano tampoco sabía por donde era, por lo que comenzó a andar lenta y cautelosamente, con un deje languidez.

-Ignoro vuestro parecer, sin embargo todos compartimos por lo que parece un lugar de destino, y estos bosques son algo solitarios y peligrosos, dado que vos.. eh.. señora, no sois de la misma raza que aquí el señor renegado y yo, y dudo un poco de la suerte entre los de su raza del susodicho, dada su ideología -dijo dirijiéndo la mirada al vampiro- ¿nos acompañaréis? -dijo al vampiro y a la mujer, deteniéndose y mirándolos-.

Seguí escuchando la conversación en silencio, prefería fijarme en cada uno detenidamente, saber cómo eran y qué pretendían.-Podeis acompañarme entonces, pero no espereis un paseo agradable ni sobre un campo de flores-Dijo el biocibernético-¡ah! y... más le vale al señorito de la armadura guardarse esas palabras hacia el lugar que nos dirijimos... odia a tu raza todo lo que quieras, pero nunca lo manifiestes delante de ellos si quieres seguir con vida, insensato.-Añadió más tarde.

Ese último comentario me ofendió un poco,¿acaso creía que soy idiota? No pienso manifestar mi odio hacia los vampiros, y mucho menos cuando aquella ciudad estaba repleta de esos seres, habría que ser muy imbécil para hacer eso, o atrevido, pero prefería no enzarzarme en ninguna pelea cuando estemos en Sacrestic Ville contra los vampiros.-No os preocupéis, señor, no manifestaré mi odio hacia ellos allí, aprecio mi vida, y no soy ningún insensato.-Dije dirigiendo la mirada hacia él.

El ser metálico parecía amistoso e inofensivo, pero había algo en él que no me encajaba, era imposible que fuese así realmente,¿por qué se dirige hacia la ciudad de los vampiros? Me daba muy mala espina el verdadero motivo, y no le quitaría el ojo de encima mientras estemos juntos, era lo mejor que podía hacer.
Miré poco tiempo a los otros dos sujetos, eran los que yo veía menos peligrosos, y al notar que la mujer era otro vampiro al observarla mejor sin la capucha, confié un poco, no veo por qué tendría que atacarme alguien de mi propia raza, y no parecía tener algún tipo de plan con otra persona del grupo en contra de alguien de nosotros.
En ese momento escuché a la mujer que estaba a mi lado presentarse, su nombre era Joane, era el único que me apetecía saber, la verdad, ya que era la única persona de los que estábamos que parecía menos hostil, o tenía unas intenciones medianamente buenas.
Entonces, la vampiresa preguntó si les acompañaríamos,¿qué podía hacer? Mejor eso que ir solo y sin un rumbo exacto.-Yo sí, os acompañaré.-Tras decir esto, fui hacia donde estaba atado mi caballo, y al desatarlo, monté en él, siguiéndolos a paso más lento que los demás, prefería ir detrás.

El hombre con la armadura metálica no tenía tiempo para formalismos, con una actitud de líder que nadie le había otorgado se dio media vuelta y se alejó del grupo de gente sabiendo que el resto le seguirían. La vampiresa intervino, ella ya había decidido que acompañaría al hombre metálico:

-¿Nos acompañaréis?-dijo mirando a ambos, el vampiro también había tomado la decisión de acompañarles y tras contestarla se fue hacia su caballo. La chica pelirroja miró a la vampiresa.

-Claro, os “acompañaré”-. Y sin añadir nada más se retiró del lugar y caminó hasta el árbol donde había dejado atado su caballo. Con un gesto cariñoso le tocó la cabeza mientras le desataba.

-Ya he vuelto, ¿no ha sido mucha espera no?- el caballo resopló hambriento –Sí, sí, enseguida comeremos pero primero tenemos que irnos de aquí-.

La chica se montó en el caballo y se acercó al resto preparada para el viaje. Su figura era pequeña para aquel caballo pero su pose y su rostro reflejaban experiencia y seguridad.

Me giré y vi como todos me seguían al final. dos vampiros y una humana...curiosa compañía, pero no tenían pinta de poder hacerme daño, así que decidí no oponerme a su compañía, podrían serme utiles.

-Entonces... vamos todos, curiosa compañía hacia una curiosa ciudad.-dije en voz alta.
-Creo que no estaría mal que nos conociesemos cuanto antes, tengo que saber en quien estoy confiando para viajar - Dije en tono prepotente.-porque, no os ofendais, pero sois dos vampiros, y una simple humana, la cual no es comun encontrar sola por aqui- Dije en un claro tono de desconfianza.

Tras un rato andado y no escuchando más que pasos empecé a desesperarme. me giré y los vi a una distancia de seguridad.
-¿Qué os pasa? a diferencia de otros, yo no muerdo. acercaros por dios, sobre todos los vamprios, veis mejor en la oscuridad- dije en tono jovial, realmente era imposible que viesen mejor que mis sensores térmicos...(los cuales no detectaban calor de esos dos). pero no estaba dispuesto a tener a esas criaturas a mi espalda desprotegida, la humana me daba igual, pero no le quitaria el ojo de encima.
-Y habladme de vosotros, si quereis que confie un minimo-Comenté en tono autoritario

Ébano volvía de desatar a su caballo y susurrarle palabras de vuelta a casa, cuando escuchó cómo el hombretón pedía información de la mujer, del insensato y de ella, y con un pronunciado desdén.

¿Qué se pensaba? ¿Que por ser artificial podía ser mejor? Eso le traería problemas, muchos problemas. Y no sería ella quien fuese a negárselos.

Se adelantó un poco al hombre y pasó mirándole por encima del hombro.

-¿Y qué os hace pensar que no requiero información de todos ustedes, al igual que vos? Qué ocurre, ¿somos inferiores por no estar recubiértos de hojalata? -sacó los guantes de terciopelo y seda de algún lugar en el escote de su corpiño y tras observarle de arriba a abajo, volvió la vista al camino- Como supongo que sabréis, no podemos andar por ahí sin protección... Necia sería si tal ocurrencia llevase a cabo. De los demás, no tengo ni idea, aunque siendo franca, no me... parece, que tengan demasiado que decir.

Rió con algo de desdén continuando hacia delante, pensando para sí que todos eran callados, ya era hora de atizar las ascuas un poquito, de aportar el calor que faltaba.
-Me dirijo a la ciudad como vos, en efecto. Mi intención es... digamos. Buscar a un.. ¿jefe? Algo así. En cuanto a vos, vampiro, con esa actitud no duraréis nada en compañía de otros como nosotros. ¿Qué os trae a los demás a la ciudad? ¿La oscuridad? ¿O el rojo sangre...?

Ébano giró la cabeza mirándolos de nuevo.

Seguí a paso muy lento con el caballo, no quería que se cansara ya que llevaba desde los Reinos del Norte sin descansar mucho, y, además, no me gustaba estar cerca de los demás.
-¿Qué os pasa? a diferencia de otros, yo no muerdo. acercaros por dios, sobre todos los vampiros, veis mejor en la oscuridad.-Dijo el ser metálico.

Sin responder nada, pero, sin embargo, haciéndole caso, me adelanté un poco más a los demás, quedando justo al lado del bio-cibernético.-Cierto, tú no muerdes, al menos, dudo que tu raza tenga algo que al menos imite a nuestros colmillos.-Dije con un tono agradable, con lo que después enseñé los colmillos con una amplia sonrisa, intentando ser algo intimidante.-¿Queréis saber quién soy? ¿Por qué voy a Sacrestic Ville? Soy Griffith Stark, nací en Dundarak, una ciudad de los Reinos del Norte, cuando era solo un niño, estaba tranquilo con mi padre, y al caer la noche, unos vampiros irrumpieron en nuestra casa, aniquilaron a mi padre delante de mí... Y a mí me mordieron, y se fueron como unos miserables, lo suficientemente alimentados, al parecer, y desde entonces juré venganza, que mataría a esos vampiros que destrozaron mi vida aquella noche.-Añadí muy serio.

Tras contar esto, se me salían algunas lágrimas, por lo que volví a mirar al frente, intentando que no se dieran cuenta de que estaba llorando al recordar aquella historia.-Y ya os he contado suficiente. Contad vosotros quiénes sois, y qué os trae aquí.-Dije en un tono serio, algo influenciado por el hecho de que estaba llorando.

Llevábamos un buen tramo de camino, no podía faltar demasiado para llegar a la ciudad. Empezaba a pensar que quizás con aquellas personas tan peculiares podría acabar en más problemas que si me hubiera envalentonado a ir sola a la ciudad.

Estaba claro que aquellos dos no parecían del tipo de personas prudentes, uno gritaba en medio de la noche ante unos extraños ruidos de procedencia desconocida y el otro se pensaba que todo giraba en torno a él. La vampiresa sí parecía más sensata, pero era de todos la que menos confianza me transmitía, tenía una sensación extraña al verla actuar.

No, pero lo cierto es que su compañía era todo un logro, aquello había resultado fenomenal, no creo que les gustara mucho la idea de que les pusiera en peligro aunque tampoco creo que la situación les vaya a causar demasiados problemas, no había necesidad de decirles nada.

-Lo cierto es que no, no tengo mucho que decir. Tengo unos asuntos que atender en la ciudad, nada importante, es solo que no me fío mucho de los vampiros, no es nada personal- dije refiriéndome a los dos vampiros presentes –y claro, siempre viene mejor ir a los sitios acompañada, ¿no?-.

Tras terminar de hablar levanté la mirada hacia el horizonte y divisé a lo lejos la silueta de la ciudad atrapada en la oscuridad de la noche. Ya casi habíamos llegado.

Escuchando esas historias ya fui entendiendo a cada uno de mis acompañantes.

Sin duda el vampiro de armadura era el menos peligroso, es fácil de manejar, habla demasiado y se confía mucho, desde luego me seria util para entrar en la ciudad, aunque fuese usandolo como distracción.
El otro vampiro era más misterioso, parecia fria y calculadora, no podía dejar que nos manipulase, mi mente estaría concentrada en ella...
Mientras tanto... la otra... la humana... Dudaba de su humanidad, mucho misterio... demasiado, no podía fiarme de su lealtad ni de su ayuda, ocultaba algo, y era obvio, mis sensores termicos detectaban algo... su cuerpo tenia una temperatura muy volátil, aquello no era normal... parecia que explotaría al menor cambio de temperatura...
Decidí alejarme un poco de ella fingiendo que andaba más lento.

Vi de mala educación no presentarme.
-Bueno os habeis animado algunos al menos. Yo soy Atlas Shrugged, llamadme DOCTOR Shrugged jovencitos. no diré por qué voy a tal ciudad, pero si...que podeis confiar en mi, no sois vosotros quienes me interesan en concreto... al menos, de momento... -dije con una media sonrisa torcida.
Nunca se me dió bien sonreir, y a veces asusto más sonriendo que serio.
-Ya de paso, me gustaría saber que criaturas y animales pululan estos bosques... y cazar alguna, necesito investigarlas- Dije como de forma inocente... dejando que el viento se llevase conscientemente mis intenciones. Pero no... era imposible que nadie sospechase de una frase tan inocente... no unas mentes como aquellas.

Ébano reparó en el dolor que atenazaba su estómago.
Hacía días que no comía, odiaba matar, odiaba comer, al menos, odiaba matar para comer, porque odiaba ser lo que era. Por otra parte, había aprendido a apreciar y desear el sabor de la sangre, cálida y suave como el terciopelo.

Se empezaba a aburrir, y ella no tendría problemas para entrar a la ciudad; siendo sincera, le importaba bien poco si los demás podrían o no entrar... Tenía que comer, se aburría, y el rastro de sangre la ayudaría a pasar los controles del portón de la ciudad, denotaría ante los guardias que era vampiresa. Sería divertido ver qué ocurriría en la posada de la Luna, porque era el único sitio donde podrían quedarse todos. Seguro que la cara de muchos al ver entrar la comitiva sería de piedra.

Ébano rió para sus adentros.

Se alejó del grupo mientras hablaban, había escuchado lejos un crepitar, como de fuego. Una luz lejana se veía entre los árboles lejanos al lago. Personas, de paso. Incautos o muy fuertes por encender una hoguera. No estaría mal ir a ver.. sólo un momento, no tardaría más de unos minutos, su experiencia en el arte de.. administrar el silencio, la había ayudado mucho, y le sería muy útil para sobrevivir.
Era un grupo de hombres. Dos, y parecían borrachos. Habían encendido una hoguera y llevaban sacos con dinero. ¿Ladrones? Humanos, ciertamente. No tenían rasgos de ningún animal.. Por lo que quedaban descartados licántropos -Ébano no percibía el olor carácterístico de estos-, y hombres bestia... Aunque tal vez alguno fuese un hombre-bestia.
De cualquier modo, decidió poner en práctica su talento, desplegar sus sentidos y... cazar.

Se desprendió de la capa y desacordonó un nivel del corpiño, sacando el puñal que escondía, para acercarse lentamente, con una sonrisa tranquila en el rostro.
Los hombres se le quedaron mirando de pronto, callados, pues, supuso Ébano, no esperaban ver a alguien a esas horas de la noche, en el bosque, sola, tan borrachos como iban.
-Buenas noches... Me he perdido, y tengo frío. ¿Serían tan corteses de prestarme un hueco en vuestra fogata?
Dijo mientras se acercaba y se sentaba junto al mas cercano, que reaccionó primero:
-¡Claro, señorita! ¿Qué la trae por aq..
El cuchillo en la mano izquierda de Ébano al rodearle el cuello, ahogó sus últimas palabras.
Su compañero soltó la botella y la miró con ojos como platos, inmóvil, como un ratón agazapado ante un águila.
-¡V-VAMPIROS!

Ébano con una voraz sonrisa clavó los dientes en su cuello, lanzándose sobre él. El cuerpo fue quedándose inmóvil lenta y pesadamente desangrandose por completo, para que ella bebiese de su vida; dejaba de resistirse, y el fluir del calor en su boca la hizo estremecerse de placer... Sangre.

Se levantó, impasible, aún con los labios y los dedos rojos. Cogió su capa haciendo un nudo con el hombre, y lo arrastró hasta el resto del grupo. Alcanzó a oir las siguientes palabras del grandullón egocéntrico.

- ...me gustaría saber que criaturas y animales pululan estos bosques... y cazar alguna, necesito investigarlas.

-¿Qué decís que necesitáis? -Dijo depositando el bulto en su capa a los pies del bio cibernético- No he tenido el placer de escuchar vuestro nombre.. Disculpadme, asuntos personales requerían mi inmediata atención. -Dijo mientras se terminaba de atar de nuevo los lazos del corpiño y se recolocaba los guantes, y lamía los restos de sangre que aún quedaban en su boca.

-Les pido también disculpas a los demás, creo que nos han... podido escuchar por aquí cerca. Deberíamos correr, se de una posada muy acogedora, o eso dicen, y va a amanecer. -Ébano paseó entre el grupo y miró con desdén el bulto- Si alguno de ustedes lo quiere, no lo necesito, pero se me ha parecido escuchar algo de vos... ser.. metálico.

Mientras seguía el camino, me sumergí en mis pensamientos, eso haría mucho más ameno el viaje, que aún no sabía si íbamos por el camino correcto, pero no me quedaba otra que confiar en el ser metálico, al menos, en ese aspecto, en todo lo demás, era el que menos confianza me daba, por, prácticamente, no decir nada de confianza. Mientras caminaba, tras pensar un rato en lo que haré al llegar a la ciudad, me puse a mirar a mis ''compañeros''. Todos parecían tranquilos y serenos, hablando poco, pero hablando. Tras decir el ser metálico que deseaba conocer a las criaturas que habitaban en este bosque, me di cuenta que la vampiresa desapareció en el bosque, sonaban algunas voces a lo lejos,¿sería que tramaba algo? ¿Con otros vampiros, a lo mejor de la ciudad? ¿O solo busca alimento? Sea lo que sea, a partir de ese momento, me mantuve alerta.-No sé que criaturas habitan en este bosque... Doctor... Pero seguramente la mayoría no serán muy agradables. Puede haber vampiros que se han ido de la ciudad a la que nos dirigimos en busca de comida.-Dije dirigiendo la mirada hacia el bio-cibernético.

Aún atento por si la vampiresa aparecía, sin saber con qué intención, preferí no decir nada a nadie, seguro que se daban cuenta ellos solos también.-''Esto me da mala espina... Veremos qué ocurre.''-Pensé. Justo después de pensar en eso, la mujer apareció, con un saco largo, parecía que dentro había algo.-¿Eso es una de las criaturas que habitan en el lugar...?-Dije con una sonrisa, obviamente en un tono de sarcasmo, ya que se veía completamente que era un cadáver humano.
Al ver lo que había traído, me tranquilicé de repente, cuando dijo que deberíamos ir a una posada cercana lo antes posible, debido a algunos percances que ha habido, y asentí sin decir nada, siguiendo hasta la posada que ella había mencionado.