Huellas Audaces {Interpretativo/Libre 1/1}
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Huellas Audaces {Interpretativo/Libre 1/1}
Algo adrenalínico había en quebrantar el orden de lo posible e imposible; de lo correcto y lo incorrecto; de la paz y la guerra. Rowena Holopainen conocía bien esta sensación, y por eso de vez en cuando le daba un arranque de rebeldía, tomaba a Tormenta Justa y a Lágrima de plata, y se marchaba de su aldea sin decir adiós ni adónde iba. Esa era la idea. No dar explicaciones a nadie. Thelwen Holopainen conocía bien esta actitud de su hija, por lo que no se preocupaba y la dejaba ser. Mientras cumpliera con sus deberes como heredera, como entrenarse adecuadamente, ella era libre de explorar cuanto quisiese. Si bien padre e hija no se conocían exhaustivamente a pesar del lazo de sangre, sí se parecían en esa gallarda independencia.
—Con calma… —se dijo una elfa a tiempo que cruzaba la vegetación cada vez más escasa del bosque. La experiencia le había enseñado que en esos puntos entre tierra civilizada y parajes inhóspitos era donde la gente se relajaba y perdía la concentración; ¡grave error! Pues los seres que rondaban en busca de viajeros desprevenidos sabían esto, y lo usaban a su favor.
Concentrada, con los ojos fijos como dos refulgente gemas, avanzaron sus piernas como araña por las ramas. A medida que caminaba, daba vueltas sobre sí misma en trescientos sesenta grados, mirando hacia arriba y hacia abajo. ¿Arriesgado? Bastante. Pero tenía una sed tan grande de conocer más esos asentamientos lejanos a los suyos, que cortaba las dudas de raíz.
Se dijo que estaba a salvo por el siguiente kilómetro, pero si atravesaba lo que quedaba de trecho de una vez.
—Ahora.
Como un relámpago sobre la tierra, Rowena concentró la energía de los músculos en sus extremidades, y rauda corrió hacia donde la vegetación no crecía. Si lo lograba, podía volver a respirar con mediana calma.
Entonces, se vio sola, o tal vez no tanto; levantó la vista y sus ojos encontraron un asentamiento, una aldea que nunca antes había visto. Las casas estaban envueltas en musgo, posiblemente producto de la humedad despedida de las cascadas que las circundaban. La elfa se quedó agazapada observando con detenimiento; los escasos habitantes que podía ver se veían humanos, pero no podía jurar que lo fueran. Según el mapa, debía encontrarse en Ulmer. Y si era así, esa aldea estaba compuesta por licántropos.
Rowena tragó saliva antes de decidir qué hacer, descartando la posibilidad de volver de inmediato. Ella no llevaba el recelo de los demás hacia las demás razas, siempre rivales y sospechosas de amenaza en esta paz armada, pero no podía hablar por los demás. Lo mejor sería transmitir el mensaje de que estaba de paso. Así fue que se acomodó la capucha calipso de tal forma que cubriera lo más posible su cabeza y se adentró paulatinamente en el lugar. Cierto era que tenía que buscar alimento y comida. Por más aventurera que fuera, ser invencible desde luego que no era una de sus cualidades, ni cerca.
No se atrevió a mirar a nadie a la cara. Los licántropos sabrían de su especie por el olfato, pero no de sus intenciones. Éstas se sabrían por su pasivo caminar. Esperaba que en alguna posada hubieran más viajeros de otras razas con las cuales medianamente congeniar.
—Con calma… —se dijo una elfa a tiempo que cruzaba la vegetación cada vez más escasa del bosque. La experiencia le había enseñado que en esos puntos entre tierra civilizada y parajes inhóspitos era donde la gente se relajaba y perdía la concentración; ¡grave error! Pues los seres que rondaban en busca de viajeros desprevenidos sabían esto, y lo usaban a su favor.
Concentrada, con los ojos fijos como dos refulgente gemas, avanzaron sus piernas como araña por las ramas. A medida que caminaba, daba vueltas sobre sí misma en trescientos sesenta grados, mirando hacia arriba y hacia abajo. ¿Arriesgado? Bastante. Pero tenía una sed tan grande de conocer más esos asentamientos lejanos a los suyos, que cortaba las dudas de raíz.
Se dijo que estaba a salvo por el siguiente kilómetro, pero si atravesaba lo que quedaba de trecho de una vez.
—Ahora.
Como un relámpago sobre la tierra, Rowena concentró la energía de los músculos en sus extremidades, y rauda corrió hacia donde la vegetación no crecía. Si lo lograba, podía volver a respirar con mediana calma.
Entonces, se vio sola, o tal vez no tanto; levantó la vista y sus ojos encontraron un asentamiento, una aldea que nunca antes había visto. Las casas estaban envueltas en musgo, posiblemente producto de la humedad despedida de las cascadas que las circundaban. La elfa se quedó agazapada observando con detenimiento; los escasos habitantes que podía ver se veían humanos, pero no podía jurar que lo fueran. Según el mapa, debía encontrarse en Ulmer. Y si era así, esa aldea estaba compuesta por licántropos.
Rowena tragó saliva antes de decidir qué hacer, descartando la posibilidad de volver de inmediato. Ella no llevaba el recelo de los demás hacia las demás razas, siempre rivales y sospechosas de amenaza en esta paz armada, pero no podía hablar por los demás. Lo mejor sería transmitir el mensaje de que estaba de paso. Así fue que se acomodó la capucha calipso de tal forma que cubriera lo más posible su cabeza y se adentró paulatinamente en el lugar. Cierto era que tenía que buscar alimento y comida. Por más aventurera que fuera, ser invencible desde luego que no era una de sus cualidades, ni cerca.
No se atrevió a mirar a nadie a la cara. Los licántropos sabrían de su especie por el olfato, pero no de sus intenciones. Éstas se sabrían por su pasivo caminar. Esperaba que en alguna posada hubieran más viajeros de otras razas con las cuales medianamente congeniar.
Última edición por Rowena Holopainen el Dom 09 Nov 2014, 18:28, editado 2 veces
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Re: Huellas Audaces {Interpretativo/Libre 1/1}
Probablemente era la primera vez que me quedaba tanto tiempo en un lugar, pero es que la creación de un pueblo en medio de la nada consumía tiempo y esfuerzo. Mi relación con varios licántropos mejoró y gracias al puesto que me ofreció Nana como general en el pueblo había ganado varias cosas. En primer lugar, respeto. Sí, nadie me miraba por arriba del hombro por ser un licántropo diferente o por mis orígenes “contaminados”.
En segundo lugar, no se me hacía tan difícil encarar a los de mi especie, no solo por el contacto diario que estaba manteniendo constantemente, sino que por primera vez me sentía dentro de algo, en la creación de algo, como una parte importante de un cuerpo. Eso me reaseguraba y estaba tranquila. La presencia de Nana y su liderazgo, como el embarazo de su mano derecha siempre me mantenían con la respiración contenida, pero siempre también me daban los mejores momentos.
En tercer lugar, si bien tenía que tomar decisiones para mantener asegurado el pueblo, también había ganado mi lugar independiente patrullando la zona. De hecho, estaba regresando al pueblo después de unas largas dos semanas durmiendo al escampado en compañía solamente de mis ojos en el cielo, Chy, y mi olfato en la tierra, Furia. Además de dos buenos chicos en entrenamiento. Uno estaba queriendo aprender a rastrear, cosa en lo que era muy malo, pero con suerte en un futuro y transformado podría ser decentemente útil. El otro practicaba el arte del arco. Pero bueno, mis acompañantes no son lo importante de este relato.
El chico de los rastros, en su estado de lobo se encrespó y señaló una dirección. Estaba claro que alguien que no era de la aldea había entrado en nuestro territorio. Olfatee el ambiente y seguí al muchacho. Se estaba haciendo bueno tan rápido que no lo había percatado. La esencia era difusa, olía a bosque , con cierto matiz suave. Un olor tan agradable no podría pertenecer a un hombre, no. Cada vez era más evidente la presencia de un extraño en el pueblo. Estaba claro que no se trataba de un licántropo, el pueblo estaría en conmoción podía asegurarlo porque desde la creación del mismo no habían dejado de llegar nómadas y familias buscando un nuevo hogar… además mi olfato me lo hubiera hecho saber, así como si se tratara de dragones u hombres bestias. Esas razas tenían un olor particular, uno que se siente a importantes distancias y despertaban mi instinto de guerra.
Al llegar a la calle principal estaba ella. Sin dudas era una mujer por aquellas proporciones; a leguas se veía que era la forastera ya que era la única con capa que le cubriera el rostro y con esas características sin mencionar que parecía estar envuelta en objetos de valor, mientras que los que estábamos en ese lugar teníamos poco más que lo puesto, sobre todo en esos momentos tan ligados a la austeridad. Su esencia era muy peculiar ¿elfo o brujo? Caminaba como un pollo mojado esperando a que un lobo le zampara los colmillos. Era casi chistoso, por un momento bajé la guardia de ese ataque territorialista para compadecerme de ella aunque como protectora del lugar tenía ganas de agarrarla del cuello y tirarle lejos.
A medida que me acercaba a ella me daba cuenta que podría ser difícil la tarea puesto que era cerca de un palmo más alta que yo. Despedí a los chicos a sus hogares con una seña y me encaminé de frente a la desconocida. Saludos visitante. Es raro encontrar forasteros aquí dije aproximándome y mostrando abiertamente mis armas bien colgadas a mis lados. Mis manos estaban abiertas en señal de paz. Soy Wood dije parándome a unos dos metros de ella. ¿Qué asuntos tiene un elfo en territorio licántropo? pregunté directamente, poniendo mi cabeza de lado y agachándome un poco para buscar sus ojos; los enemigos mostraban muchas veces sus intenciones a través de ellos.
En segundo lugar, no se me hacía tan difícil encarar a los de mi especie, no solo por el contacto diario que estaba manteniendo constantemente, sino que por primera vez me sentía dentro de algo, en la creación de algo, como una parte importante de un cuerpo. Eso me reaseguraba y estaba tranquila. La presencia de Nana y su liderazgo, como el embarazo de su mano derecha siempre me mantenían con la respiración contenida, pero siempre también me daban los mejores momentos.
En tercer lugar, si bien tenía que tomar decisiones para mantener asegurado el pueblo, también había ganado mi lugar independiente patrullando la zona. De hecho, estaba regresando al pueblo después de unas largas dos semanas durmiendo al escampado en compañía solamente de mis ojos en el cielo, Chy, y mi olfato en la tierra, Furia. Además de dos buenos chicos en entrenamiento. Uno estaba queriendo aprender a rastrear, cosa en lo que era muy malo, pero con suerte en un futuro y transformado podría ser decentemente útil. El otro practicaba el arte del arco. Pero bueno, mis acompañantes no son lo importante de este relato.
El chico de los rastros, en su estado de lobo se encrespó y señaló una dirección. Estaba claro que alguien que no era de la aldea había entrado en nuestro territorio. Olfatee el ambiente y seguí al muchacho. Se estaba haciendo bueno tan rápido que no lo había percatado. La esencia era difusa, olía a bosque , con cierto matiz suave. Un olor tan agradable no podría pertenecer a un hombre, no. Cada vez era más evidente la presencia de un extraño en el pueblo. Estaba claro que no se trataba de un licántropo, el pueblo estaría en conmoción podía asegurarlo porque desde la creación del mismo no habían dejado de llegar nómadas y familias buscando un nuevo hogar… además mi olfato me lo hubiera hecho saber, así como si se tratara de dragones u hombres bestias. Esas razas tenían un olor particular, uno que se siente a importantes distancias y despertaban mi instinto de guerra.
Al llegar a la calle principal estaba ella. Sin dudas era una mujer por aquellas proporciones; a leguas se veía que era la forastera ya que era la única con capa que le cubriera el rostro y con esas características sin mencionar que parecía estar envuelta en objetos de valor, mientras que los que estábamos en ese lugar teníamos poco más que lo puesto, sobre todo en esos momentos tan ligados a la austeridad. Su esencia era muy peculiar ¿elfo o brujo? Caminaba como un pollo mojado esperando a que un lobo le zampara los colmillos. Era casi chistoso, por un momento bajé la guardia de ese ataque territorialista para compadecerme de ella aunque como protectora del lugar tenía ganas de agarrarla del cuello y tirarle lejos.
A medida que me acercaba a ella me daba cuenta que podría ser difícil la tarea puesto que era cerca de un palmo más alta que yo. Despedí a los chicos a sus hogares con una seña y me encaminé de frente a la desconocida. Saludos visitante. Es raro encontrar forasteros aquí dije aproximándome y mostrando abiertamente mis armas bien colgadas a mis lados. Mis manos estaban abiertas en señal de paz. Soy Wood dije parándome a unos dos metros de ella. ¿Qué asuntos tiene un elfo en territorio licántropo? pregunté directamente, poniendo mi cabeza de lado y agachándome un poco para buscar sus ojos; los enemigos mostraban muchas veces sus intenciones a través de ellos.
Woodpecker
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Re: Huellas Audaces {Interpretativo/Libre 1/1}
Saludos. Le iré echando un ojo al tema, pero me da la impresión de que va a quedarse aquí... Si es así, lo cerraré cuando corresponda, avisadme por mp para que no lo haga o en caso de que ya esté cerrado, para que lo abra. ^^
Ébano
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Re: Huellas Audaces {Interpretativo/Libre 1/1}
Cierro tema con su consiguiente resta de puntos por abandono. Saludos.
Ébano
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