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Mensaje  Thorn Mar Feb 03 2015, 23:35

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El pequeño poblado de Ulmer estaba siendo revolucionado por aquellas locas competencias. Lunargenta había enviado a varios de sus representantes para reconocer al poblado, así como para afianzar sus relaciones si no amistosas aún, al menos comerciales con aquél punto estratégico del mapa Aerandiano. Semanas habían pasado ya con los preparativos y una arena se había erguido para albergar los juegos ecuestres que serían llevados a cabo durante ese día.

El pequeño pueblo se había puesto de gala para la ocasión y todas las casas, por más humildes que fuesen estaban arregladas y dotadas para recibir en sus interiores a cualquier huésped necesitado durante aquél día  y los que fuesen necesarios. Con las primeras luces del alba, una cadena de mercaderes había llegado al pueblo para hacer intercambios y sacar a relucir sus mejores prendas. Todo y todos se disponían en media luna, entre los árboles a las afueras del pueblito, no muy lejos del gran río alrededor de la arena, los establos y los corrales que albergaban bestias salvajes.

Al igual que en el resto de los eventos auspiciados por Lunargenta, en Ulmer quién se llevara los primeros puestos tendría el honor de ir al carnaval de aquella gran ciudad ¿y quién sabría? Quizás hasta podrían convertirse en el siguiente rey o reina. Pero por el momento, las cosas estaban caldeadas y es que, los licántropos con su exceso de energía espantaban a muchos de los caballos y otros estallaban en sus transformaciones. Se vivían un ambiente festivo y a la vez lleno de hormonas.

Las actividades eran variadas, habían muchos juegos ecuestres planeados, algunos con obstáculos que medían la empatía del jinete con su caballo –solamente para los personajes que tengan caballos en sus fichas o los hayan adquirido con anterioridad- otros que eran puramente de velocidad, otros de destreza, habían carreras de carros también, competencias de espadas, arcos y otras armas de a pares, enlazadas además de domas y jineteadas. Un amplio espectro para elegir lo que mejor sabrían hacer.
______________________________________________
-Para participar en este evento deberás tener como mínimo diez post son rol.
-Deberás justificar tu llegada al lugar además de describir la ambientación.
- Pueden participar cuantas personas quieran, en el momento que deseen y en el orden que deseen.
-No importa la raza.
- Para conocer el resultado de sus acciones deberán esperar a que yo postee, por lo que, si les va bien deberán de escribir al menos dos posts en este hilo.
-Pueden poner la cantidad de complicaciones que deseen, es necesario al menos dos.
- Al final de su primer post, lanzarán la voluntad de los dioses para conocer su suerte en el transcurso de la trama
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Mensaje  Eltrant Tale Vie Feb 06 2015, 11:05

Eltrant miró sobrecogido a su alrededor, estaba a las afueras del poblado, pero aún desde allí se podía apreciar Ulmer, las casas si bien no eran grandes y majestuosas como en Lunargenta tenían un encanto singular, todo había sido decorado y arreglado con ahínco pensando claramente en aquel acontecimiento.

A su alrededor, en las afueras,  personas recorrían el lugar de un lado a otro, ojeando entre los tenderetes que los mercaderes habían dispuesto,  observando las justas y las competiciones o simplemente preparándose para participar en ellas.

Jamás había imaginado que iba a acabar tan al norte y muchos menos en aquel lugar. Encontrándose a si mismo pleno corazón del territorio de los Licántropos, no pudo evitar sentirse fuera de lugar allí. Aunque civilizados, era bien conocido que muchos Licántropos no tenían especial aprecio por los humanos, pero se tranquilizaba a si mismo pensando que  mientras no se metiese en ningún problema todo iría bien.  

Era una suerte que hubiese acabado allí, hacia unas semanas atrás  después de acompañar a Niziare hasta su destino continuó su viaje a solas y aunque en un principio había pensado ir a las Islas lllidenses la fortuna lo había arrastrado a aquel lugar, en realidad habían sido unos amables mercaderes que le habían dejado acoplarse a la caravana, pero a él le gustaba pensar que había sido la fortuna.

Caminó observando los puestos de los mercaderes sin pararse demasiado a pensar en las competiciones que había a su alrededor. Al no tener caballo no podía permitirse participar en las justas, tampoco estaba seguro si alguien como él podría participar de todas formas, no tenia un solo aero consigo.  

Seguía estando impresionado por el arreglo que habían hecho en las afueras, no sabía si usualmente aquel lugar era un simple descampado, pero lo habían predispuesto de tal forma que a alguien como él, que nunca había visitado el poblado podía parecerle simplemente una extensión del mismo; incluso se habían tomado la molestia de organizarlo todo de forma que los puestos formaran una media luna. Sin duda alguien estaba interesado con que aquellas competiciones tuviesen, como mínimo, asistencia.

Mientras caminaba no pudo evitar percatarse del cartel que plantado frente a una caseta de lona indicaba que hiciesen una cola los que fuesen a inscribirse en alguna competición.  Se quedó observando la fila durante unos instantes y sin pensarlo se puso  al final de la cola. – “¿Qué puede salir mal?”

Al llegar al frente un hombre de mediana edad estaba sentado tras una mesa con una pluma en su mano.  Regordete, vestido de forma elegante y con un extraño sombrero que aunque no sabía muy bien porqué Eltrant supuso que valía más que toda su ropa junta el hombre  le recibió con una cálida sonrisa– “Buenos días, ¿Qué tipo de modalidad buscas?”–  Eltrant miró el papel que le entregó el hombre durante unos instantes – “Espadas” – El hombre asintió sonriendo – “Dime tu nombre muchacho” – dijo a continuación – “Eh… Eltrant Tale” – contestó lentamente, el hombre garabateó el nombre en una hoja –“Suerte señor Tale, tome, encontrará la arena de esa modalidad junto a la principal, no tiene perdida. Tenga un buen día” – Eltrant asintió y se guardó el papel que le habían entregado en el bolsillo.

Una vez fuera miró el papel, parecía una especie de resguardo con un número – “Eltrant Tale, dieciocho” – leyó en voz alta, tras lo cual se encogió de hombros y se dirigió al lugar que le habían mencionado. No tuvo que esperar mucho tiempo, observó atentamente los combates que había frente a él. –“¿Caballos?” – miró ligeramente boquiabierto como entregaban aquellos animales a los participantes al poco de entrar en la arena.

Eltrant suspiró y observó cautelosamente la escena que tenía ante él, de haberlo sabido no se habría apuntado;  en sus años en la granja había tenido muchos animales, pero nunca un caballo, eran caros y muy difíciles de mantener, su padre siempre se lo recordaba cuando preguntaba.

Pero ya estaba hecho, no podía echarse atrás, así que trató de aprenderse al menos las normas . El combate seguía hasta que alguno de los luchadores se rendía o caía inconsciente. Al poco de empezar soltaban dos caballos dentro del área de combate y los competidores tenían que seleccionar cuál de los dos usar, por supuesto esto se hacía en mitad de la pelea.


Después de un rato allí sentado oyó el número que estaba junto a su nombre en el reguardo - “¡Número dieciocho!” –  Se levantó rápidamente y se dirigió hacia la persona que lo había llamado, una mujer, bastante mayor que él, rondaría los cuarenta años. – “Muy bien, fuera esa espada” – Señaló el arma que Eltrant tenía en el cinto – “Usa la que está encima de la mesa, entra ahí” – Señaló esta vez una pequeña puerta en la valla de la arena -  “Y suerte”

Obedeciendo a la mujer  se quitó la mohosa espada del cinturón y la dejó en un baúl que le habían indicado, sabía que aquello estaba muy transitado como para que alguien simplemente se acercase allí a robarle la espada , pero se tranquilizó al ver que un tipo cerraba el baúl con llave.

Una vez dentro del área de combate dio varias estocadas al aire, aquella espada era bastante más ligera que la suya propia y al ser de entrenamiento carecía de filo.  Mientras esperaba a su contrincante se llevó la mano al hombro izquierdo de forma inconsciente, había pasado ya un tiempo desde aquella noche en la que le hirieron en Lunargenta, la herida estaba ya prácticamente curada, pero no pudo evitar estar algo nervioso por ello.

Y entonces su contrincante entró, era un sujeto enorme, de dos metros al menos. Eltrant tragó saliva mientras notaba los ojos color verde de aquel individuo clavados en los suyos, la espada que portaba, similar a la suya era sin embargo de proporciones ligeramente superiores.

-“¿Qué puede salir mal?”

La campana tintineó indicando el comienzo del combate, dos puertas laterales se abrieron de par en par dejando entrar en el interior dos jamelgos, uno de ellos negro como la misma noche se puso a galopar en torno a Eltrant, el otro de un color blanco impoluto se dirigió hacia su rival.

Su enorme contrincante se subió encima de su corcel de un salto, el animal pareció no inmutase ante el peso de aquel hombre. Después de un par de giros sobre si mismo aquel tipo le dedicó a Eltrant una extraña sonrisa; el caballo estaba totalmente bajo su control.

Eltrant a diferencia de su rival estaba teniendo más problemas a la hora de controlar su montura. El animal, tozudo, se alejaba del muchacho con cada paso que daba él daba, huyendo.  Sacándole partido a la movilidad que tenía por estar aún a pie evitó que la espada de su rival impactara contra su cabeza en no pocas ocasiones en la que le atacó galopando, el corcel blanco se encargaba de unir velocidad a la fuerza bruta de aquel hombre.

Con una exclamación eufórica agarró finalmente las bridas del corcel negro el cual lejos de aceptar su nuevo jinete galopó por el interior del área arrastrando consigo a Eltrant. Agarrando las bridas con toda la fuerza que le permitía su brazo libre trató de saltar sobre el caballo las pocas veces que el animal decidió parar.

El gigante por su parte parecía enormemente divertido ante la situación en la que se encontraba el muchacho,  se estaba dedicado a hostigarle todo este tiempo, dejándole el suficiente  tiempo como para reaccionar pero no permitiendole subirse a su corcel tampoco.  El público no tardó mucho en compartir aquella oportuna felicidad  y estalló en risas al ver al joven dando saltos tratando de subirse a un caballo que no le quería como jinete.

Al cuarto intentó consiguió subirse al corcel, dejando escapar un grito de júbilo aún no se había percatado de que lo peor estaba por llegar, nunca había cabalgado, nunca había tratado de subirse a un caballo y aunque ahora obediente el animal estaba claramente inquieto. El gigante que parecía haberse cansado de ridiculizar de su rival avanzó con  su arma levantada mientras vociferaba lo que Eltrant interpretó como un grito de guerra.

Cerrando ojos y esperando lo peor Eltrant espoleó el corcel el cual avanzó hacia adelante tan pronto como sintió las botas del joven en su costado. Después de aquella extraña sensación de velocidad que no había sentido en su vida no pudo evitar recibir en el bajo vientre la estocada que su rival había lanzado dejándole momentáneamente sin aire. Mientras Eltrant se retorcía de dolor ambos animales se separaron y se dirigieron a los extremos de la arena preparándose para cargar de nuevo.

Sacudiendo la cabeza  Eltrant frunció el ceño y le pasó la mano al animal por sus crines del color de la noche, iban a tener que llevarse bien si querían acabar aquello. Desde la otra punta de la arena el corpulento individuo que le había tocado como contrario seguía observándole, estudiándole,  por muy optimista que pretendiese ser tenía la certeza de que tenía todas las de perder, todas.  Sin embargo podía patalear un poco antes de hacerlo.

Espoleando de nuevo al corcel ambos se lanzaron contra el gigante y su caballo blanco, los cuales respondieron de la misma manera.  Evitando la espada del rival le abriese la cabeza contraatacó rápidamente para ver como con el leve movimiento de su mano el contrincante apartó al perlino animal de la trayectoria de la espada de Eltrant. Mientras maldecía por lo bajo volvió a recibir otro impacto del hombre, esta vez en el torso; Para su fortuna tenía los pies firmemente afianzados en los estribos de la montura, de otro modo Eltrant habría caído y aunque a primera vista no parecía una altura considerable estaba bastante seguro que el primero que cayese del caballo iba a perder.

Como en las pequeñas escaramuzas anteriores al poco los animales se distanciaron uno del otro, preparándose para cargar del nuevo.  Las piernas le estaban comenzando a doler muchísimo, que hubiese aguantado todo ese tiempo a lomos de un caballo era ya digno de elogio, para él al menos.  Muy a su pesar aquel dolor estaba empezando afectar en su equilibrio, el cual  le estaba costando cada vez más mantener.

Tragó saliva una vez más y miró al corpulento hombre que a varios metros de distancia de él sobre aquel impoluto corcel se pasaba su espada de una mano a otra. Frunciendo el ceño sacó ambos pies de los estribos, iba a acabar aquello y para bien o para mal tenía que hacerlo ahora, antes de que le faltaran fuerzas.

Con todas sus fuerzas espoleó al animal que como si de un rayo negro se tratase empezó a correr en dirección a su contrincante, este por su parte imitó el comportamiento del muchacho y gritando aquel particular grito de guerra cabalgó contra Eltrant. Iba a salir mal, lo sabía, pero no podía hacer otra cosa, si seguía peleando sobre el caballo iba a perder, cualquier persona que estuviese viendo aquello podía saberlo.

Según se acercaban ambos animales se incorporó levemente, preparándose, y una vez estuvo lo suficientemente cerca lanzó su espada de forma que aquel tipo tendría que perder varios valiosos segundos en esquivarla; Aquello era todo, o perdía o ganaba, no había más posibilidades. Usando la inercia que su nuevo y tozudo amigo le había proporcionado saltó sobre aquel hombre; Estrepitosamente cayó sobre su rival el cual, sorprendido,  perdió el equilibro  y junto a Eltrant se precipitó contra el suelo.

Arrastrándose a toda la velocidad que sus cansadas piernas le permitían se arrastró por el suelo entre los cascos de los caballos que, como sus jinetes, habían decidido no llevarse bien.

Asió su mano fuertemente a la espada que yacía en el suelo justo a tiempo para levantarse y esquivar un tajo horizontal,  aunque magullado, su rival había conseguido levantarse antes que él y por su cara no parecía estar de tan buen humor como hacía unos minutos.

Afianzando ambas manos en la espada Eltrant frunció el ceño, ahora solo quedaba el jinete;  las piernas le flaqueaban, la herida del hombro le volvía a doler y la cabeza le daba vueltas. Esquivando uno de los devastadores golpes de aquel hombre se vio a si mismo gritando con todas sus fuerzas mientras dirigía su espada a su cabeza, contempló anonadado como su arma se estampaba en diagonal contra el rostro de su rival quien confundido trató de permanecer de pie durante unos instantes para caer después de bruces contra el suelo, inconsciente.

Exhausto Eltrant dejó caer el arma a un lado y al notar como ambas piernas le fallaban se dejó caer junto a su contrincante– “¿Ya está?” – Susurró





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Mensaje  Tyr Sáb Feb 07 2015, 03:23

El miembro 'Eltrant Tale' ha efectuado la acción siguiente: La voluntad de los dioses

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[Evento] Las tropillas de Ulmer Empty Re: [Evento] Las tropillas de Ulmer

Mensaje  Thorn Lun Feb 09 2015, 15:19

-Ya está- respondió una voz firme y serena desde las alturas de un nuevo caballo. Su piel era blanca como la nieve y sus ojos parecían haber perdido el don de la vista, sin embargo sabía escrutar las almas y desnudar las intenciones de quienes estaban a su alrededor. -Menudo acto- diría haciéndose para adelante con la cabeza ligeramente de lado, escuchando la respiración de su caballo y del joven. -Eltrant Tale, has ganado este combate, pero no la guerra- y comenzó a reír de una forma contagiosa, por más de que la mujer fuera de apariencia ruda fiera y fuerte, por más de que tuviera una voz grave e intimidante, era una guerrera, una líder y estaba a la cabeza de los jueces del evento.

Fralette:

-Deberás ir ahora a que te curen los sanadores, más adelante deberás desempatar con los que queden en pie en la siguiente ronda. Bien hecho caballero- finalizaría su aparición tirándole a los pies del joven una bolsa de cuero con contenido metálico. -Una cosa más- diría dándole la espalda y encarando al público -Propongo a este joven como el nuevo señor de Mohr’akdu por su valía y coraje- el público quedó en silencio por lo que parecieron dos largos minutos y con tal dramatismo, coronado de júbilo y aplausos fervientes.

Los rumores comenzaron a correr y las voces se preguntaban quién era ese “Eltrant Tale”, si era rico y poderoso y si era realmente digno de aquél nombramiento; después de todo, la gran Fralette, la guerrera sabia, había hecho tal afirmación y ella no podía estar equivocada, aquél joven hombre debía de tener algo oculto. Muchos fueron los adeptos a esta idea, pero igual cantidad de almas encontraron en aquella figura extranjera a un enemigo despreciable.

Las batallas continuaban al igual que los gritos y la algarabía. Los sanadores elfos no daban abasto para curar a los heridos de gravedad cuando nuevos llegaban hasta sus carpas. Pero pese a sus problemas y lo grave de lo que pareciera la situación, los licántropos en su totalidad se mantenían optimistas y juguetones, al parecer los juegos de manos eran su punto fuerte y nada iba a nublar aquél brillante día, ni siquiera el pacto de no agresión para con otras razas o sus congéneres de la arboleda, quizás por ello se mostraban tan abiertos, para demostrarles qué tipo de pueblo era el que estaban pisando.

* * *

No más de un par de horas habían pasado desde que el número dieciocho abandonara la arena. Se había parado por rato para el almuerzo y una vez que el sol bajó todo estuvo dispuesto para la prueba definitoria. -Así mis queridos amigos, estos tres finalistas deberán alcanzar la meta lo antes posible. Como prueba de que pasaron por los puntos de observación se les dará una prenda en los mismos y sin más ¡Que los dioses les acompañen!- cerraría su discurso el locutor delgado como un bastón, bajando su mano para dar comienzo de inmediato a la nueva prueba.

El señor Tale llevaba la ventaja, por lo que podría darse el lujo de elegir una de las tres monturas que estaba frente a él. Cimirras el caballo adecuado para jalar y no detenerse frente a nada, tenía a su favor aquél cuerpazo y aire de bonachón. Galopante un animal diseñado para la velocidad, de temperamento dócil pero piernas imparables. Excelente para campo traviesa pero no tan bueno con el peso y la carga, finalmente Príncipe veloz, ligero y ágil, de carácter noble pero nerviosamente explosivo. Apto para todo terreno, pero no tan veloz ni tan fuerte.

¿Cuál elegirá cada uno de los concursantes?

La prueba final consistirá en subir y bajar un total de tres kilómetros de terreno escarpado y montañoso, al final del cual habrá un puesto de observación donde se le entregará un objeto. La siguiente prenda será luego de atravesar dos kilómetros a campo traviesa y finalmente el tercero al salir de una cancha preparada con múltiples obstáculos.
cimirras:
Galopante:
Príncipe:

_________________
Recibes:
- 5 puntos de experiencia
-250 aeros
- la nominación al señor de Mohr’akdu
Si deseas continuar para ganar la prueba puedes hacer todo en un solo post o repartirlo por prueba.

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Mensaje  Eltrant Tale Mar Feb 10 2015, 09:17

Sin entender muy qué sucedía Eltrant escuchó con atención las palabras que decía aquella mujer, de carácter jovial, pero que definitivamente había vivido mucho más que él. Sus ojos, apagados, parecían estar viendo en aquel momento mucho mejor que los suyos propios durante toda su vida.

Sin saber exactamente muy bien que hacer agachó la cabeza humildemente ante sus palabras hasta que después de encomendarle que fuese a ver a los sanadores se dirigió al público – “¿¡Señor de qué?!”-  seguía sin entender lo que estaba pasando exactamente, aquella mujer lo había nominado para algo y por el público el cual enmudeció durante unos minutos para después explotar en una amalgama de júbilos y vítores parecía ser importante, quizás demasiado.

Tomó el pequeño saco que la mujer había tirado a sus pies y lo abrió, no pudo evitar quedarse estupefacto cuando vio el contenido del mismo. Eran aeros, muchos, probablemente más de un centenar;  una cantidad de la que él solo había escuchado hablar. Su trabajo como mercenario le proporcionaba el suficiente dinero como para malvivir un par de días y moverse hacia adelante, y en realidad dejando de lado el hecho de que era más cómodo tener dinero, aquello nunca le había molestado.

Compungido miró aquella cantidad de dinero y miró de nuevo a la mujer.

-“¿En qué te has metido Eltrant?”

                      ***

Poco después,  en la enfermería, no tardó mucho en descubrir que el nombre de aquella mujer era Fralette quien también era conocida como la guerrera sabia y era la jueza principal del evento. Dejando escapar un fuerte suspiro se sentó a esperar a que alguno de los elfos allí presentes le atendiese, se sentía cansado y las piernas le dolían de una forma que jamás lo habían hecho, pero obviamente no era el único en ese estado.

Mientras esperaba ojeó el ambiente, los elfos atareados iban con prisa de un lugar a otro con medicamentos y frascos relleno con líquidos de un centenar de colores diferentes. Todo aquello le venía grande y no fueron pocas las ocasiones en las que simplemente pensó en desaparecer. Sí, conocían su nombre, pero dejando eso a un lado su descripción coincidía con la de cualquier trotamundos común, podía simplemente desaparecer.

Negó fuertemente con la cabeza tratando de alejar aquellos pensamientos de ella asustando a la elfa que se le había acercado para atenderle de paso;  sí, huir sería lo más cómodo pero aquella mujer  había confiado en su capacidad para ser señor de Mohr´akdu y fuese lo que fuese aquello, iba a tratar de cumplir las expectativas que había depositado en él.

Notó como algunas personas lo miraban fascinados y no fueron pocos los que le preguntaron su nombre, así como también percibió miradas de desprecio de otros individuos.  No sabía cómo interpretar aquello, así que decidió ignorarlo y leer uno de sus libros mientras le atendían.

                    ***

Y allí estaba, frente a una multitud expectante, el locutor pronunciaba las palabras que darían salida a la prueba final. Los finalistas eran tres, el mismo, un hombre que aparentaba ser no mucho mayor que él, el cual le dio la mano tan pronto como lo vio y con una sonrisa le deseó suerte y una joven de ojos oscuros que le dedicó una mirada fría como el hielo. Sus dos contrincantes parecían ser aguerridos guerreros y jinetes expertos, no sabía cómo iba a ganar, pero iba a necesitar algo más que suerte e inercia para superar aquella prueba.

Para su asombro le dijeron que iba en cabeza, así que tenía el honor de ser el primero en seleccionar la montura que deseaba.  Presentaron primero a Cimirras, un animal fuerte y esplendido de aspecto bonachón que parecía poder cargar con cualquier cosa que se le pusiese por delante, después siguió Galopante, de color cobrizo era un caballo al cual describían por ser el más rápido de todos los presentes y finalmente Príncipe un corcel de tonalidades oscuras y de aspecto nervioso el cual sin destacar ni por fuerza ni por velocidad parecía ser noble y resistente.

Después de meditar su decisión durante unos segundos bajo la atenta mirada de la multitud, se acercó a Príncipe y lo acarició –“Este” – dijo simplemente. Tras él  la joven seleccionó a Cimirras mientras que el último finalista eligió a Galopante.

Pronto se vio a sí mismo en la línea de salida sobre Príncipe junto a sus competidores, aguardando tenso la señal que daba inicio a la prueba;  todo el mundo en silencio esperaba la campanada que indicaba el comienzo de la carrera.

Tras varios segundos que parecieron eternos la campana resonó en todo el lugar y Eltrant espoleó al animal el cual salió disparado hacia adelante, fue Galopante sin embargo el que no tardo en ponerse en cabeza al poco de abandonar las proximidades de Ulmer. Seguido por Cimirra quien ganaba terreno a un ritmo formidable para un caballo de su tamaño Eltrant comenzó a ponerse nervioso,  todo estaba pasando realmente rápido y antes de que se hubiese dado cuenta ya habían recorrido medio kilómetro.

Un ya familiar dolor comenzó a recorrerle las piernas al mismo tiempo que Cimirra se posicionaba a su lado, aquello no parecía posible, Eltrant estaba perdiendo velocidad. La joven jinete le dirigió una mirada de odio justo cuando le pasó por el lado, el terreno estaba comenzando a volverse cada vez más escarpado y vertical y aunque Príncipe parecía no tener problema alguno con el entorno la montura de aquella muchacha poseía más fuerza a la hora de subir aquel camino montañoso.

Poco a poco se fue quedando rezagado de ambos contrincantes hasta perderlos casi de vista. Aquello iba mal, como siempre  los dioses no solían estar de su parte, frunció el ceño y volvió a espolear a su montura.

No fue hasta la mitad del recorrido de aquel primer tramo, en la parte más alta del mismo cuando alcanzó a sus dos rivales. Galopante se estaba empezando a cansar por tratar de sacar ventaja a sus rivales, por lo que ahora iba a un ritmo más normal, aunque ello no le eximia de seguir en cabeza y de llevar una ventaja considerable a sus contrincantes.

Cimirra en cambio había aguantado la subida perfectamente y aun se le veía con fuerzas para seguir mucho más, sin embargo la situación del terreno le había hecho perder velocidad hasta tal punto que Príncipe acabó tomándole la delantera en el momento en el que el recorrido se tornó de bajada. Los sinuosos y escarpados caminos se hacían muy difíciles de maniobrar para un caballo de esa envergadura que pronto se quedó atrás,  desde el mismo instante en que Eltrant la pasó comenzó sentir la gélida mirada de la chica clavada en su nuca.

Por la distancia en la que estaban calculó que Galopante probablemente había pasado ya por el primer puesto de observación, aquel caballo era muy rápido y un verdadero problema a batir, aún cansado se había sobrepuesto y les había vuelto a dejar atrás. Sin embargo lo que le realmente le daba miedo a Eltrant le seguía a pocos metros de distancia.

En varias ocasiones Cimirras quiso adelantar al joven que respondía posicionándose justo delante para impedírselo, este extraño baile se  alargó durante el kilómetro restante hasta que cerca del puesto de observación un paso estrecho obligó a Cimirras a tener que tomar un pequeño desvío por donde tanto Príncipe como Galopante pasaron sin el menor problema.

Una vez en el puesto de observación Etrant se bajó del caballo para dejar respirar al animal durante unos minutos y que bebiese agua mientras él intercambiaba unas rápidas palabras con el hombre que esperaba pacientemente la llegada de los contendientes. No sabía si iba a ganar esa carrera, pero si lo iba a hacer tanto él como su montura tenían que aguantar todo el tiempo posible.

Aquel ínfimo momento de tranquilidad se truncó cuando su contrincante pasó de largo tras atrapar la prenda desde su montura;  Cimirra seguía aguantando perfectamente la competición, grande y robusto aquel corcel estaba hecho para ese tipo de esfuerzo.

En cuanto montura y jinete se hubieron refrescado volvieron a la carrera, después de poner sus pies en los estribos Eltrant espoleó con fuerza Príncipe quien pareció interpretar la urgencia del joven y comenzó a cabalgar como no lo había hecho hasta ahora.

El dolor de sus piernas se estaba volviendo realmente insoportable llegados a este punto y aunque el pequeño descanso le había aliviado un poco  aquello era algo que no se pasaba con un pausa de diez minutos. Maldiciendo a su padre por nunca haberle enseñado a montar volvió a espolear al corcel quien relinchó ligeramente y siguió manteniendo el ritmo, dos kilómetros de campo a través  y tendría la segunda prenda.
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Mensaje  Eltrant Tale Jue Feb 12 2015, 09:28

A partir de ahí, dejando atrás el abrupto terreno Príncipe aceleró considerablemente su marcha. Si bien sus contrincantes le llevaban una ventaja encomiable no tenía por qué rendirse,  Príncipe llevaba un buen ritmo y aquel pequeño descanso había sido útil, aún podía ganar.

Siguió cabalgando  en soledad  hasta que poco a poco la pequeña mota de polvo en el horizonte que era Cimirra se fue agrandando, aquel caballo estaba aguantado sorprendentemente bien la prueba, a pesar de ello se estaba volviendo una realidad que poco a poco la velocidad constante de aquel animal estaba decreciendo.

Después de varios minutos de persecución pudo colocarse al lado de la jinete rival con intención de adelantarla, esta simplemente se dignó a espolear  a su montura quien remontó el ritmo de nuevo y se adelantó un poco, seguida de cerca por Eltrant parecía no querer resignarse a dejar descansar al animal.

El muchacho tampoco quería quedarse atrás e imitó la acción su rival, Príncipe fue adelantándose  de forma lenta pero constante hasta el punto en el que prácticamente la hubo dejado atrás, aquella mujer sin embargo lejos de aceptar que su montura estaba cansada embistió a Eltrant quien aun esquivando los primeros golpes acabó recibiendo uno de lleno el cual le tiró de su montura.

Cerró los ojos mientras rodaba bajo los cascos de su propio corcel  mientras  su adversaria finalmente se le adelantaba de nuevo. Un intensó dolor acompañó esta vez al ya conocido dolor de piernas que llevaba consigo desde hacía un buen rato,  en uno de los giros chocó contra una piedra y un “crack” le hizo abrir los ojos; su brazo derecho descansaba doblado en una posición extraña, profiriendo un grito de dolor que probablemente oyeron en Ulmer  contempló estupefacto durante varios segundos aquella extremidad.

Dejó a un lado todos los pensamientos irracionales que comenzaron a repetirse en su cabeza al verse herido, usó la última pizca de razón que aun poseía para filtrar los pocos útiles. No podía permitirse quedarse allí gritando, seguir en la carrera era ahora su prioridad, si quería que le tratasen el brazo tenía que acabar. Cerrando los ojos de nuevo agarró la extremidad rota y realizó varios tirones fuertes hasta que precedido por el ya familiar crujido y seguido por otro intenso grito el brazo volvió a su posición original.

Se levantó mareado y tras tambalearse un par de segundos miró a su alrededor, estaba en mitad de la nada, por lo que sabía podía estar al principio de la segunda prueba, pero obligándose a sí mismo a creer que no era así siguió de pie. No podía mover el brazo, no a plenas facultades, pero era un comienzo.

Enjugándose las lágrimas que habían empezado a manar de sus ojos a causa del dolor buscó a su caballo con la mirada – “¡Príncipe!” – gritó, deseando que su corcel no hubiese seguido su propio camino. Siguió gritando hasta que el animal acudió a su llamada,  abrazando al caballo y usando toda la fuerza restante que le quedaba en su brazo izquierdo volvió a subirse al mismo y reemprendieron la carrera.

No fue hasta cerca del final del segundo tramo cuando contempló como Galopante descansaba a un lado del camino junto a su jinete, quien estaba sentado a su lado. El animal había dado todo de sí y parecía haberse quedado agotado, la táctica de aquel hombre habría funcionado de ser una competición en línea recta, pero la unión entre el tramo escarpado y aquella misma prueba habían consumido al animal. Eltrant se detuvo un instante para ver si aquel hombre necesitaba ayuda, pero antes de que pudiese pararse completamente el hombre negó con la cabeza y le apremió a que siguiera con un gesto, asintiendo  a su rival continuó hacia adelante.

Veloz como el mismo viento el viento pareció detenerse entre dónde encontró a galopante y el segundo puesto de observación, la segunda prenda le fue entregada y tal como había llegado continuó su camino, aquella mujer estaba cerca, lo sabía.
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Mensaje  Woodpecker Jue Feb 12 2015, 15:16

Off:Comenzaré de atrás para adelante, con el permiso de Thorn y si me lo permites Eltrant, encarnaré a la malvada mujer de ojos oscuros muajajaja espero no pasarme xD escribí algunas cosas tras bambalinas, me lo permití por tener el puesto de general en el pueblo, pero si ven que metarroleo avísenme que a veces me da la de escribir y no paro xD

Estar de buen humor no era algo que me caracterizara. Había venido pasando varias noches mal, sobre todo con muchos nervios y ¿por qué no decirlo? Angustia. Estaba perturbada por que vinieran tantas personas a la aldea, no era que no me gustara, no, era que como General en aquél lugar, debía velar por muchas cosas y Nana parecía estar lo suficientemente ocupada como para agobiarle con mis sospechas. Probablemente algunos de la arboleda podrían aparecerse y aunque era un día de dicha y teníamos la orden de disfrutar, yo me había mantenido en vigilia, siempre a la espera de algún ataque por detrás o algo que pudiera salir mal. Tampoco confiaba en esos humanos que habían llegado desde Lunargenta dizque para organizar las cosas. A mis ojos ellos eran más basura que no tenía ni idea de cómo trabajar en humildes lugares como este, con caminos de tierra y piedra. Pero al final todo había resultado muy bien… quizás demasiado.

Durante la mañana había estado compitiendo en las pruebas de destreza con Furia y por supuesto, había pasado a las finales. Los organizadores y algunos de mis compinches no me habían dejado entrar a las otras pruebas en otras categorías porque se suponía que yo era una de las figuras fuertes de por allí y cansada como estaba, con aquellas ojeras que sentía me pesaban medio kilo cada una, me sacudí las ganas sin mucho problema. Después de todo, estaba en medio de mi trabajo y a mí no me iba eso de jugar a las peleas, probablemente me iba a poner seria y sería yo la que ocasionara disputas cuando era lo que menos se esperaba. De a ratos tuve que ofrecer de niñera ya que las hormonas andaban disparadas por aquí y por allá y con un poco de alcohol más expectativa hubo más de un tonto que no pudo controlarse y ¡zap! Se transformaban como hongos saliendo de la tierra. ¡Por todo lo que era malo! ¿Es que no pensaban detenerse?

Sin embargo no me fue ajena la pelea de un tal Eltrant. Nuestra gran guerrera Fralette le había nominado para señor de Mohr’akdu, lo que no era poco. Le había estado observando en la arena. No era más que un crío pero parecía tener buenas piernas. Tal vez todos estábamos equivocados y Mohr tendría un señor que no era licántropo. Eché mi labio inferior para afuera mientras cotejaba un par de ideas que me habían venido a la mente en un momento de lucidez y me aseguré de que estuviera bien atendido y que nadie le molestara hasta la hora de nuestro enfrentamiento en la cancha. No podía esperar para ver qué más podría hacer aquél flacucho que mal o bien se las había arreglado para vencer a aquella fiera que le había tocado por compañero.

Llegada la hora de elegir, el humano estaba primero. “Buena elección” pensé, echándole un ojo a Cimirras y a Galopante. De haber sido él, también hubiera elegido a Príncipe, pero qué hacerle, las cosas ya se habían decidido. Me encogí de hombros y fui por el bonachón grandote. Blackuart siempre se preciaba de que su hermano cuidaba de esos caballos y decía que aunque no lo pareciera ese caballo tenía un corazón de oro y era el momento de probarlo, después de todo, elegir a Galopante sería como traicionar a Furia y jamás me lo perdonaría. Para velocidad ella y sino nada.

Era la hora de salir, la carrera estaba a punto de comenzar y mi montura parecía más adecuada de lo que esperaba. Tenía la idea de ser constante con él y probar al novato, si bien estaba claro que no era un caballista – era penoso verle en aquél caballo de batalla- al menos tendría que demostrar otras cualidades que le hicieran merecedor de aquél título para el que había sido nominado. Trataba de no perderme detalle de él cuando nos dieron la largada y más por costumbre que por deseo le di rienda suelta al gran shire que partió como alma que lleva el diablo. Cimirras era de más porte que Furia, dos veces más robusto, pero menos ágil. Parecía ir en cámara lenta mientras todo sucedía tan deprisa a mi lado. Sus cascos repiqueteaban en el suelo como pequeños terremotos y por algún momento me alegré de haber aprendido bien a manejar caballos con mi yegua o sería puré de Wood en esos momentos.

El bobalicón que llevaba las riendas de galopante desapareció casi que en el acto. Para mi sorpresa-no sorpresa Príncipe parecía ir más lento. Los caballos como él eran ágiles. Me preguntaba si ese número dieciocho aparentaba ser mal o realmente lo era. ¿Estaría reservando a príncipe para las últimas partes de la prueba? No lo sabía, pero pronto lo averiguaría. Seis kilómetros eran nada, el tiempo pasaría volando y solamente pensaba en llevar a mi armatoste hasta la meta sin dañarle o Blackuart me odiaría por dañar lo que su familia más quería. Dejé salir el aire violentamente por mi boca, me exasperaba tener que seguir el paso del caballo, pero a la vez era entretenido y vigorizante. El animal parecía tener gran voluntad pese al peso de sus huesos y era muy loco siquiera haber pensado en la mañana que estaría a lomos de alguien diferente a mi buena compañera negra.

Dos veces una sorpresa mayor me llevé cuando Cimirras soportó bien la montaña. Quería proteger sus cascos más no me permitió hacer mucho por él ya que no dejaba de ir hacia adelante. Era un tipo obstinado y ya comenzaba a caerme mejor de lo que estaba en mis planes. Traté de calmarle palmeándole el cuello pero la presencia de los otros caballos le mantenía siempre alerta. Eres mejor de lo que esperaba muchacho, pero tranquilo o ambos terminaremos hechos una rodaja de carne si te llegas a caer no sabía si me entendería, pero tenía que intentarlo. Bravía siempre parecía hacerlo, más quizás solo fuera ella…

Tal como lo había esperado, Príncipe comenzó a ganar terreno y fácilmente nos sobrepasó. Caballo y yo intentamos sobreponernos a la situación, Cimirras parecía herido porque Príncipe fuera delante de él y también Galopante, yo porque un novato como él no nos daba paso, pero por sobre todo intenté preservar a mi montura. Más de una vez pensé en taclearle o usar los músculos de Cimirras para abrirme paso, pero creí que sería muy deshonesto y bochornoso, después de todo, tenía una reputación que mantener y un puesto que ocupar más allá de esas pequeñeces. Mi objetivo era, finalmente, probar al muchacho, no me interesaba ningún otro premio. No dejaría que alguien sin valor fuera el señor nominado, eso jamás, estaba segura de que habían muchos guerreros de valía que merecían aquél puesto igual que él, por lo que algo se me ocurriría para testearle antes de finalizar esa competencia y no me importaría ser la mala de la historia para que todo saliera bien.

En un momento tuve que tomar un desvío, la montaña se estaba volviendo sucia de árboles, ramas y rocas y sería un suicidio lanzarnos por allí. Quedando por delante la carrera a campo traviesa y los obstáculos, alcanzamos a ese tal Tale en el puesto de vigilancia y así como le vimos le pasamos. El muy novato estaba preservando a su caballo y de ser una prueba más larga también lo hubiera hecho, pero refrescar a un animal cuando está con el cuerpo caliente solamente sería contraproducente. Era un novato estúpido, pero tenía buenas intenciones y buen corazón, quizás nos sería tan malo seguir los consejos de Fralette, aunque quería comprobar su determinación en algún momento antes de finalizar, con eso me daría por hecha.

El joven volvió a alcanzarnos, esta vez le estaba esperando, pero la llama de la competitividad encendió en mi alma como un mechero y la idiota de mí no pudo más que centrarse en ese momento, en la lucha y no en lo que me había llevado a estar allí, así que como una tremenda novata/cachorra/estúpida apuré al tubiano y continuamos en carrera. Me debatía internamente cuando una de las riendas del sudoroso Cimirras se me escapó y por poco me caigo ya que perdí uno de los estribos. El competidor nos sobrepasó mientras yo volvía a acomodarme en el lomo de mi caballo e intentaba recuperar el control del animal. De pronto me di cuenta de que golpeamos algo, no solo por el movimiento en el cuerpo de mi caballo, sino porque algo me dio fuertemente en la pierna del lado de montar.

Levanté la cabeza y lo único que vi fueron los pelos medio rubios del muchacho perderse entre las patas de príncipe Mierda dije automáticamente dándome buena idea de lo que había ocurrido. Sólo esperaba que se llevara un revolcón y nada más, no quería tener que estar dando explicaciones que nadie creería y que se armara algún problema por todo esto. Intenté en vano detener a mi caballo una vez que recuperé las riendas. Esa mole ya se había fijado su meta y si bien era de carácter dócil, una vez que esa maquinaria había iniciado, era más terca de una mula con cruza de bio. No pude hacer mucho más que resignarme y continuar con la prueba intentando dirigir al animal lo mejor que podía con todo el peso de mi cuerpo.

Dada la inutilidad del jinete de Galopante, el caballo de carreras no parecía estar en condiciones de pasar raudo por los obstáculos, como presentía tampoco lo estaba el mío. Por algún motivo que no comprendí al fin Cimirras se detuvo al ver al tostado en el puesto y pude bajarme para airearle la montura, cambiarle las bridas y darle un rápido baño con agua tibia. No le llevaría al abrevadero, eso sería muy loco, lo haría una vez finalizada la carrera. Reparados ya, decidimos continuar con la prueba, esta vez con el tiempo de nuestra parte. El animal parecía haber recobrado su docilidad y se había vuelto fácil y placentero nuevamente estar sobre su lomo.

Tranquilo amigo le susurré echándome hacia adelante en sus orejas antes de darle rienda suelta para que saltara una pila de troncos. Continuamos a galope lento, modulando mientras aparecía la segunda prueba: una gran zanja que debíamos atravesar para llegar a unas dianas que debía lanzar para activar un mecanismo y abrir un puente. Que los dioses nos acompañen susurré, por primera vez realmente deseándolo.

____________________
Off2: me quedé donde me dejaste (?) xD ahora si a competir ò.ó –no tengo interés en ganar xD solo quería encarnar a la mala desde un lado bueno :p, asique adelante Sancho!
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Mensaje  Eltrant Tale Jue Feb 12 2015, 18:18


Off: Ha estado genial tu participación, ¡muchas gracias! =D
Si hay algo que no te guste o he controlado a tu personaje tanto antes de tu intervención como ahora o algo déjamelo saber y lo edito sin ningún problema ^^


----

No se equivocaba, al llegar a la cancha pudo observar como la jinete y su montura ya habían superado varias pruebas.Ignoró todas las razones por las que no debía continuar y espoleó a Príncipe, Cimirras parecía haberse respuesto, fuera como fuese aquella mujer había encontrado tiempo para darle un respiro al corpulento animal y seguir en cabeza.

Cabalgando ya a un ritmo mas taimado se adentró en la cancha y dirigió a Príncipe hasta la primera prueba, una vez cerca de la pila de troncos el propio animal aceleró la marcha y grácilmente salto el obstáculo sin dificultad alguna.

Apretó los dientes con fuerza anticipando el impacto contra el suelo para una vez su corcel tomó tierra sentir como su brazo comenzaba a palpitar frenéticamente.  Desde donde estaba podía ver las numerosas y variadas pruebas que habían preparado para los contendientes, todas ellas hechas expresamente para jinetes con experiencia.

Galopó hasta la segunda prueba para parar en seco justo enfrente de la profunda zanja que supuestamente, debía ingeniárselas para atravesar.  Ausente miró a su alrededor, su cabeza seguía siendo un desastre, vio mecanismos, vio dianas y vio un puente. Pero no podía dejar de pensar en el brazo que parecía tener vida propia y en que no sentía el tren inferior de su cuerpo.

La mujer, en cambio, parecía ir con bastante ventaja de tal forma que aquello ya no parecía siquiera una carrera. Frente a él superaba las pruebas una tras otra con una facilidad pasmosa teniendo en cuenta la corpulencia de su caballo. Observando detenidamente lo que hacía la  jinete Eltrant decidió que si bien no podía alcanzarla en aquel momento, si quería avanzar tenía que como mínimo imitarla.

Y avanzó, pronto hubo activado el mecanismo el cual aunque a simple vista parecía una puzle digno de un erudito no era más que una prueba que probaba la capacidad del jinete de compenetrarse con su montura. Cabalgó sobre el puente que acababa de tender hacia la tercera prueba y como había hecho con la anterior imitó lo que había visto a hacer a su rival desde la lejanía.

Poco a poco se fue acercando cada vez más a ella, por el simple hecho de que mientras él se dedicaba a repetir lo que su rival realizaba, ella debía aguardar un momento  y pensar en cómo superar la prueba y aunque eran meros segundos en la mayoría de los casos Eltrant los aprovechaba para sí.

En algunos llegó a notar que quien llevaba las riendas era Príncipe, trató de no pensar mucho en ello, la fuerza se le escapaba por momentos y  su corcel parecía percatarse de ello. Si había llegado hasta tan lejos con la mente tan nublada, era por el simple hecho de ir en segundo lugar.

Durante un tiempo siguió esta pauta, deseando que su adversario no se percatase de ella continuó avanzando las cada vez más complicadas pruebas una tras otra. Algunas sin embargo no eran más que pruebas de equilibrio o de reflejos,  pruebas que de estar en plenas facultades las habría pasado, fue sin embargo Príncipe quien le ayudó en esos momentos,  el ágil animal se aseguró de que no se dejaba a su jinete por el camino.

Entonces, poco después, en los últimos obstáculos Eltrant perdió de vista su contrincante, fuese quien fuese había salido ya de la pista y probablemente tenía la tercera prenda en su poder. Llegó, sin embargo, a la última prueba sin mayores problemas. Si bien no pudo observar con detenimiento los movimientos de su rival hasta aquel momento no le fue muy difícil averiguar cómo superar los obstáculos. Simplemente tenía que pararse a pensar,  solía tener las respuestas pero era demasiado impaciente para buscarlas. Acto seguido se vio completando el último puzle y tras activar un mecanismo una puerta al fondo de la pista se abrió, guiando a Príncipe hasta esa puerta le fue entregada la última prenda al otro lado de la misma.

-“Solo la recta final”- pensó acariciando a su montura.

Como una flecha se dirigió hacia recta final,  Cimirras no estaba aún muy lejos y Príncipe, más ligero y ágil había descasado, aquello tenía que haber servido para algo, aunque su oponente también lo hubiese hecho, se forzó a sí mismo a pensar que tenía una oportunidad. A un ritmo constante se fue acercando a su oponente y la meta.

-“Solo un poco más…” – Príncipe parecía querer la victoria tanto o más que Eltrant, a toda velocidad tanto el gran y bonachón  Cimirras como su jinete se fueron acercando a Eltrant.  Apretó los dientes con todas sus fuerzas una vez más, el brazo, que parecía empeorar por momentos estaba hinchado de tal forma que la camisa apenas disimulaba el hueso roto.

-“Puedo hacerlo” – Se repetía a sí mismo en la cabeza mientras Cimirras se volvía cada vez más y más tangible.

Y entonces cuando la línea de meta se pudo vislumbrar en el horizonte, todo se apagó.  

No sabía que había pasado, no sabía dónde estaba, solo había oscuridad. Despertó momentos después tras la meta aún sobre Príncipe, el dolor parecía haberle ganado durante unos instantes y se había desmayado. Desorientado por los jaleos y vítores miró a su alrededor buscando una pista que le desvelara que había sucedido, todo el mundo parecía contento.

Seguía igual de dolorido que hacía unos instantes, pero ahora, sin la adrenalina de la carrera todo pareció real de golpe. Se desplomó del corcel en cuanto intentó bajarse del mismo, las piernas seguían sin responderle. Príncipe, preocupado, olisqueó un poco al joven que yacía en el suelo.

Desde aquella posición trató de incorporarse varias veces y tras varios intentos desistió, buscó desde allí a la mujer contra la que había competido con la mirada, preguntándose quien había ganado.


Última edición por Eltrant Tale el Jue Feb 12 2015, 19:22, editado 1 vez
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Mensaje  Woodpecker Jue Feb 12 2015, 18:59

El olor a sangre era evidente y de seguir de esa forma ese muchacho no solo perdería fuera lo que fuera que estuviera roto, sino que también la cabeza. Al parecer todo se había reducido a una batalla entre él y yo. Sin inmutarnos por su presencia continuamos las pruebas Cimirras y yo. De vez en cuando el aire remolineaba a nuestro alrededor, delatando su presencia, su sangrienta y sudada presencia. En una ocasión me tenté de observarle, fue una fracción de segundos, pero lo que vi me dejó boquiabierta. Sonreí ampliamente mientras negaba con la cabeza. ¡Se lo estaba ganando! realmente lo hacía.

De galopante ni el pelo, por lo que bajamos más nuestro ritmo. Era evidente, incluso para una descorazonada como yo que ese joven tenía poco rollo y la verdad no quería cargar con ese peso en mi consciencia, no después de haber sido tan pero tan bruta con el tubiano. Él no tenía, después de todo, la culpa de haber elegido un caballo tan pequeño que hasta el viento podría hacer tambalear, ni tampoco de ser como era ni de estar en el momento equivocado en el lugar equivocado. Él sería el señor de Mohr’akdu y yo me encargaría de ello.

No fue difícil escondernos después de haber pasado el último de los puestos de vigilancia. Tras él estaba la línea de llegada a unos quinientos metros, pero ese joven no tenía tiempo siquiera para eso. Parecía decidido a ganar, obsesionado quizás. Su porte y determinación me habían recordado a alguien y por supuesto que, después de ver su espalda me daba cuenta de quién se trataba: mi padre. Me lleva… dije con la boca hecha un nudo mientras terminaba de tomar mi decisión.

Príncipe se había comportado como todo un caballero, estaba claro que el humano apenas sí tenía fuerzas para mantenerse agarrado como una garrapata a su montura y ese era el momento para mi intervención, fue evidente. Su cuerpo parecía hecho de gelatina, derritiéndose hacia los lados de aquél caballo oscuro a medida que avanzaba hacia el punto de llegada. Al verme aparecer de forma tan intempestiva el público pareció dudar y aclamaron por una final que jamás llegó, pues nadie se había dado cuenta del estado de aquél valiente guerrero. Con la pericia de un doctor, Cimirras se acopló rápidamente a Príncipe y fui capaz de agarrar por el pescuezo al número dieciocho hasta que llegamos a la meta. Miré al jurado y con una simple señal el ganador ya había sido anunciado.

Me tiré al suelo desde lomos de mi caballo y tras palmearlo varias veces se lo entregué a Blackuart que era seguido de cerca por su hermano mayor. Es un caballo impresionante muchachos. De no ser porque mi corazón ya tiene dueño él me pertenecería dije con tono alegre mientras me hacía paso entre la multitud que rodeaba a Eltran Tale. ¡Que vengan los sanadores! ordené al verle apenas consciente. Parecía buscar a alguien, no me había dado cuenta de ello, pero quizás alguien le había acompañado.

Demonios, esto es peor que cualquier pesadilla dije haciéndome paso entre la muchedumbre que aclamaba al vencedor. Los jueces aún no habían dado el veredicto pero el resultado ya estaba escrito. Me alegro por ti muchacho dije sonriendo una vez que me había alejado lo suficiente de la multitud como para transformarme y desaparecer de allí por un buen rato.

________________________
Off: Excelente, excelente >o<. Fue genial nwn. Mañana subiré mi participación en las pruebas de destreza con Furia ^^
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Mensaje  Thorn Jue Feb 12 2015, 22:05

Un muy buen trabajo. Quedan pendientes las respuestas de Wood, por lo pronto Eltrant Mohr’akdu es este señor de aquí:

Spoiler:

Si deseas conservarlo deberás abrir un tema con la etiqueta de [solitario] en el que en cuatro posts le enseñes dos habilidades a tu criterio. Deberán conocerse y también deberás adquirir on rol una montura para él –que no te costará los aeros de tu inventario-

Adicionalmente, Mohr’akdu ya posee una habilidad y ésta es la fidelidad. Jamás te va a abandonar, acudiendo a tú llamado. Deberás también, crearle una ficha de PNJ.

Si no deseas conservarlo, se te darán los aeros en los que se cotiza un caballo en el mercado.
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Mensaje  Woodpecker Dom Feb 15 2015, 15:04

Miraba mis manos sentada en la rivera del río. Al fin estaba sola, lejos del barullo poco habitual en el pueblo. Nuevamente, no era que no me gustara, sino que no podía estar tranquila, temiendo que cualquier conflicto pudiera desatarse, temiendo que alguien quisiera hacer daño al pueblo, temiendo, siempre temiendo de que el mal fario que siempre estaba pisando mi sobra se extendiera a eso que tanto había aprendido a querer.

Bravía y Chy se acercaron lentamente a mí. Cuando les sentí en mi espalda dejé que los pensamientos de paz y sentimientos de amor por ellos me inundaran para así volver más fácilmente a mi forma humana. ¿Qué pasa lindos? Yo estoy bien, sólo un poco cansada dije en voz baja mientras me giraba para acariciar la cabeza de la yegua con una mano y el plumaje del halcón con la otra Cimirras resultó no ser tan malo, pero jamás te cambiaría por nadie mi linda dije con cierto tono regalón. De ser ella yo querría la devolución de lo que había pasado en la competición y eso era todo lo que yo quería decir y ella saber. Aquella yegua sabía leer mi corazón y con un sauve relincho me dio un pequeño empujón de reconocimiento.

* * *


Las competiciones habían comenzado temprano en la mañana. Lo que más quería era entrar con Furia y que todos reconocieran su genialosidad, pero cuando nos vieron acercarnos al puesto de inscripción para las carreras hubo cierto descontento general. Hablando con unos y otros terminé por acceder a no participar en los concursos de velocidad puros ya que definitivamente todos tenían claro que no había ningún caballo más veloz en toda la zona.

Dándome por bien pagada, decidí que lo mejor sería entrar a una de las competencias de obstáculos por tiempo: primero debíamos partir corriendo a toda velocidad, saltar algunas vallas de piedra, otras de troncos, rodear un bañado de tierra arenosa y atravesar la mitad del río en donde se encontraba una única prenda además de celarla para que los que venían detrás no se la quitaran al que iba ganando.

Pan comido” dije tragando saliva después de habernos inscrito. Tal vez debí haber prestado más atención a los organizadores del evento y al nivel de dificultad que estaban imponiendo en las pruebas, pero qué hacerle, lo que había sido dicho tenía que ser hecho. Le quité la montura a Furia y comenzamos a calentar para estar listas en cuanto nos dieran bandera. Muchos nos miraron con recelo, otros con algo similar al odio cuando vieron que no tendríamos el peso de la montura. Otros nos observaban con algo similar a preocupación, pero eso no me importaba. Si había una sola cosa de mí en la que podía confiar era la fuerza de mis piernas y la habilidad para mantenerme sobre Furia, el resto, lo haría ella. Eso yo lo sabía.

Después de varios minutos y una vez habiendo entrado todos en calor, nos posicionamos en la salida y rápidamente nos dieron la largada. Sentía que el aire cortaba mi piel y que las lágrimas empañaban mi visión mientras me hacía pequeña a lomos de mi relámpago negro, dejando atrás rápidamente al resto de los competidores. Era consciente de que la velocidad de Furia tenía un límite, pero también lo conocía muy bien y sabía que si ganábamos un poco más de terreno, sería muy difícil que nos alcanzaran más adelante.

Los obstáculos que había que saltar y rodear fueron pasados con facilidad y al llegar al río apenas si se podían ver algunas cabezas asomándose de los más veloces caballos con sus más diestros jinetes. Uno de los mejores nos alcanzaba a gran velocidad, Furia ya había perdido su ventaja de la velocidad pero aún teníamos otra: nuestro coraje y es que, cuando nos vimos cabeza a cabeza para entrar al río, nosotras no dudamos en lanzarnos, de hecho, muchas veces nos metíamos para refrescarnos en aquellas cálidas aguas, pero al parecer no era el caso de nuestros más cercanos competidores, quiénes se vieron abruptamente separados cuando el tordillo que había llegado a toda velocidad hasta la arena se detuvo de golpe, lanzando a su enojado jinete a las aguas del Tymer.

Esquivando al licántropo transformado que nadaba como perro mojado hacia la orilla, llegamos a la boya que había sido puesta en la mitad del agua. Por suerte ese era un lugar en donde la corriente era serena y constante, por lo que el cansancio de mi yegua no fue un gran problema para pasar esa prueba. Ahora solamente quedaba la vuelta, una vuelta encarnizada donde los lobos feroces querían lanzarse sobre nosotras para quitarnos nuestro pase de gracia.
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Mensaje  Tyr Dom Feb 15 2015, 15:04

El miembro 'Woodpecker' ha efectuado la acción siguiente: La voluntad de los dioses

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Mensaje  Bio Miér Feb 18 2015, 07:46

OffRol: Dado que la prueba con carreras de caballos está muy adelantada, yo intentaré una prueba diferente para no llegar a interrumpir las acciones =)

Habían pasado algunos días desde mi tragicómica aventura en el pico más alto - (Malditos trolls, odio los trolls) - me repetía constantemente mientras caminaba despacio, a lo lejos, veía la entrada a Ulmer, no había estado ahí antes, desconocía completamente a lo que pudiera afrentarme en ese lugar, aunque era de día, el cielo nublado, casi anunciando una inminente lluvia que se negaba a dejarse caer, me permitía caminar tranquilamente, sin embargo, nunca estaba de más ser precavido, cubría mi cabeza con una capucha negra que generaba una tétrica sombra sobre mi rostro, esperaba pasar completamente desapercibido, había escuchado que había eventos en el poblado, seguro todos estarían distraídos y yo podría tomar tranquilamente algunas cosas que necesitaba, sin preocuparme mucho por la vigilancia, las casas, saturadas de humedad, goteaban como si hubiese llovido recientemente mientras las ventanas, todas herméticamente cerradas, no dejaban ver ninguna posibilidad de entrar, caminaba con excesiva confianza cuando de pronto me estrellé con un pequeño niño que estaba junto a una puerta abierta - (Al fin algo) - Pensé mientras miraba al pequeño niño completamente asustado, jamás habría imaginado con lo que me había confundido - ¡¡Atrás, malvado espectro de la muerte!! ¡¡No dejaré que te lleves a mi tío!! - Quedé completamente confundido, no tenía idea de lo que hablaba, sin embargo, tenía en sus manos una espada que apenas lograba sostener, aunque no conseguía levantarla del piso, me acerqué sin cuidado alguno mientras él intentaba con toda su fuerza levantar su espada pero apenas lograba arrastrarla, lo empujé a un lado y cayó al suelo aunque sin soltar la pesada espada - ¡No te permitiré llevártelo! - Gritaba el niño aunque los dos sabíamos que no podría hacer nada, se levantó de prisa y corrió hacia mí arrastrando su espada, lo vi venir como si sucediera en cámara lenta, así que velozmente le quité la espada con una mano y lo empujé al piso con la otra mano - Te harás daño pequeño idiota - Le dije con voz fuerte mientras levantaba con una mano la pesada espada y arrojarla al rincón al cabo de unos segundos - ¡Por favor, no te lo lleves! - Dijo el pequeño ya casi implorando misericordia, al fondo, un hombre yacía acostado en un mueble, parecía estar muy enfermo, tras mirar al niño pude entender la situación, el niño pensaba que yo era la muerte, y venía a buscar a su tío, me resultaba graciosamente estúpido, sin embargo, el rostro triste del niño me impedía reír, me distraje unos segundos, pero fueron suficientes para que el niño corriera a un rincón y tras tomar un arco y flecha, me apuntara unos segundos, hasta soltar la flecha con pésima puntería y destreza que la flecha tras pegar al techo, cayó a unos pasos de él - Ganaré el concurso de arco y tendré aeros para comprar las medicinas para mi tío, no vas a llevártelo, se va a mejorar - Me acerqué a él y arranqué el arco de sus temblorosas manos - Ganar el concurso de arco - reí con malicia mientras tomaba la flecha y salía de la casa - Ni siquiera puede lanzar una flecha

Me dirigí finalmente al lugar de los eventos - (odio a los niños) - pensaba mientras recorría el lugar buscando el concurso de arco, al  final pude encontrar el lugar, algunos participantes intentaban golpear la diana, sin éxito alguno, algunos, lograban atinarle casi al centro, sin embargo, no alcanzaban atinarle, me resultaba demasiado fácil ganar aquel concurso, sin llegar al punto de lanzamiento, tomé la flecha y la coloqué en el arco, tense la cuerda tanto como pude y me detuve para apuntar a la diana, el disparo, que se llevó consigo un sombrero, un pedazo de camisa y una manzana, logró impactar el el centro de la diana - ¡He ganado! - dije en voz alta mientras seguía sosteniendo el arco en la misma posición.

A lo lejos me interrumpió una voz un tanto burlona - No has ganado nada, forastero, apenas has logrado entrar al concurso - dirigí la vista al punto de origen de aquella rugosa voz, era un anciano, uno de esos molestos ancianos que hacen perder la paciencia - (odio a esos ancianos) - pensé mientras lo observaba, y al parecer, era cierto, el verdadero concurso era un poco más difícil, y consistía en varias pruebas, la primera de ellas era atinarle en menos de tres intentos a unas dianas que estaban sobre bases flotantes en un estanque de agua y se balanceaban levemente, otra prueba era atinarle a una diana, en un solo intento, a bordo de un caballo que corría vertiginosamente, sin embargo, la tercera prueba resultaba mucho más desafiante, aunque la diana era un poco más grande, el tirador tendría los ojos vendados, y debía guiarse por el sonido de una pequeña campana que se movía por el viento en el centro de la diana.

Me acerqué al lugar donde estaba el anciano para comenzar la prueba - ¿Cuál es su nombre? Forastero - Me preguntó el molesto anciano, no acostumbro dar mi nombre, y nadie me conocía, podía dar cualquier nombre y nadie diría que mentía, así que solo dije - Non Habeo Nomen - y reí con discreta malicia al ver las caras de incertidumbre de los que oyeron, me dirigí el lugar de la primera prueba, ignoré completamente a los demás participantes y me concentré solo en mi diana, la base de la diana, aunque flotando, estaba sujeta a una pequeña cuerda, por lo que sus movimientos estaban limitados, analicé el patrón de sus movimientos y el tiempo que tardaban en repetir cada lugar, lancé la primera flecha y aunque falló, me sirvió para calcular el tiempo de llegada de la flecha a la diana, y analizando los patrones de movimiento, lancé una segunda flecha que logró impactar directo en el centro de la diana.

La segunda prueba era todo un desafío para mis habilidades de precisión, afortunadamente, había estado enseñando a mi pequeña Magazubi a usar su arco y flecha, aunque era más lo que jugábamos, si lograba atinar con todo lo que ella me distraía con sus gritos y juegos, atinar desde el caballo sería pan comido, otro participante había logrado atinar desde el primer intento en la prueba anterior, así que pudo intentarlo primero, lo que me sirvió para analizar la velocidad y movimientos del caballo, así como buscar el punto indicado para soltar la flecha, el participante consiguió atinar, aunque no precisamente en el centro, esperó demasiado y el caballo frenó violentamente antes de llegar a la línea de disparo, por lo que yo debía hacerlo antes, subí al caballo y me preparé, - (Odio los caballos) - pensé mientras analizaba la situación, matemáticamente estaba todo calculado y antes de la línea de disparo, solté la flecha que se incrustó justo en el centro de la diana.

La prueba anterior consiguió eliminar a varios participantes, por lo que solo quedamos dos, el que había ido primero en la prueba anterior, y yo, él había sido el mejor en la primera, y yo en la segunda, ésta última sería definitiva, además, ahora no habría posibilidades de estudiar nada, ambos lo intentaríamos al mismo tiempo y sería un único disparo, su flecha azul contra mi flecha roja, con cierto recelo, me dejé vendar los ojos, me colocaron mirando justo hacia la diana, relajé mi cuerpo tanto como pude mientras el anciano pedía al público absoluto silencio, el viento soplaba levemente, pero lo suficiente para agitar la pequeña campana, el sonido llegaba a mis oídos y me indicaba el camino, esperé a que el otro participante disparara primero pero él esperaba lo mismo de mí, no me quedó más que disparar primero, guiado por el tenue sonido de la campana dejé ir una flecha que con un fuerte silbido atravesó el aire hasta impactar contra la diana, seguida del impacto de otra flecha fracciones de segundos más tarde, había terminado, evité ver la diana y giré mi cuerpo hacia el público, al arrancarme la venda de los ojos, pude ver al pequeño niño idiota animándome, había terminado, hice todo cuanto pude para ganar, confiaba en mis habilidades, así que sin mirar la diana, me dirigí a donde se encontraba el anciano que dirigía el evento esperando que anunciara al ganador...

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Mensaje  Bio Miér Feb 18 2015, 07:48

OffRol: mis disculpas, estaba emocionado y olvidé lo de la voluntad de los dioses, ahora sí va =)
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Mensaje  Tyr Miér Feb 18 2015, 07:48

El miembro 'Bio' ha efectuado la acción siguiente: La voluntad de los dioses

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Mensaje  Ger Vie Feb 20 2015, 22:35

Cuando salieran del Tymer, mujer y caballo sentirían sus fuerzas renovadas, pues sus extremidades pronto se verían refrigeradas por la brisa que cortaban al galope. El camino fangoso cercano al río supondría una molestia para todos los jinetes por igual además del que ya había caído una vez del caballo y que ahora se disponía a perseguir a la mujer que les había pasado la mano por la cara, no iban a permitir que llegara antes que ellos por mera voluntad.

Uno de los jinetes instaba a su caballo a acelerar golpeando con los talones en el pecho del animal, que pronto llegaría cerca de Furia que se encontraba rodeando el bañado y siendo golpeada por la montura colindante, que procuraría tirarla fuera del camino del camino cuando se encontraría con un gesto brusco de la yegua en pos de defender su espacio vital que haría perder velocidad a quien se le había pegado a la espalda. Ahora la mujer lobo se encontraría en cabeza siendo perseguida por dos jinetes a sus espaldas, que no podrían observar sino con impotencia como la yegua esquivaba con destreza los distintos obstáculos dirigiéndose a la meta.

Una vez más el jinete que la había hostigado en la zona de humedales intentaría hacer chocar de nuevo con su caballo contra la mujer durante el salto de vallas como si de una carga de caballería se tratase, aunque esta vez el semental parecía tener respeto renovado hacia la yegua que le precedía, lo que le llevó a vacilar, haciendo que un posible choque de monturas quedara en un sucio contacto que haría a ambos jinetes desequilibrarse tirando algunos de los obstáculos. Antes de que pudieran reaccionar el público parecía estallar cuando un tercer jinete de Lunargenta pasaba a toda velocidad por delante de ambos contrincantes que tan solo pudieron ver como cabalgaba por delante suyo llegando a la meta.

Pronto la masa de visitantes de la gran ciudad que habían venido a la feria se encontraría rodeando a su favorito interrumpiendo al delgado locutor que intentaría recibir a los que fuesen llegando.- ¡Un inesperado cambio en los acontecimientos ha provocado que los favoritos de Ulmer hayan quedado en posiciones finalistas, toda una demostración de habilidad en cualquier caso damas y caballeros! - Afirmaría mientras golpeaba con un bastón de cascabeles el pequeño escenario que habían dispuesto para las distintas personalidades que pudiese haber. El hecho de que ganara un humano y que la mujer quedase segunda provocaría descontento  y un tono de voz agitado entre los hombres lobo los participantes de Ulmer, que tan solo mirarían con reproche a los que subían a recoger sus premios.

***

Un silencio poco respetado se apoderaría de quienes observaban que no podían evitar cuchichear entre ellos, y pronto su tono de voz de fue elevando a medida que los contrincantes se decidían a disparar pues cuando las flechas silbaran estallaría todo el conjunto de gente en un mar de gritos de alegría para algunos, maldiciones para los demás que habían apostado por el hombre equivocado. La flecha azul había quedado relativamente cerca del centro de la diana mientras que la roja se había clavado en el segundo de los círculos.- ¡El mejor arquero ha ganado! - Diría el anciano desde su posición elevada levantando las palmas con tal de acallar el ajetreo que se había formado alrededor de los participantes. - Sube aquí Nomen, eres el campeón. - Dijo al percatarse de que el joven siquiera se había girado a ver el resultado de su tirada.

Una muchacha tendería al anciano un arco que dispondría de un modo casi ceremonial a las manos del hombre de pelo moreno que lo recibiría acompañando el gesto con el júbilo por parte de la plebe.- Es un bien preciado por nuestros cazadores, espero que le des buen partido. - Diría el anciano intentando averiguar por lo que se insinuaba bajo la túnica la procedencia del misterioso campeón, aunque sin éxito.

____
Wood recibes:
+ 5 puntos de exp. + 250 aeros
+
Cinturón con bolsillos de Ulmer:

Bio deberás cerrar tu asunto con el niño y su padre enfermo. Si lo deseas puedes cambiar el arco por su valor en aeros que será 400. En todo caso recibes:
+5 puntos de exp.
+
Arco largo de Ulmer:
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Mensaje  Bio Sáb Feb 21 2015, 18:57

Había ganado, a pesar de la duda de último momento, sus habilidades aún no estaban olvidadas, sin embargo, ese premio no me permitiría ayudar al niño, sostube el arco un par de minutos y volví a entregarlo - Esta cosa no me sirve - dije al colocar el arco de nuevo en las manos de la joven - Por ahora, prefiero los aeros - esperé un rato mientras discutían un poco el anciano y otros hombres hasta que al cabo de un rato, regresó el anciano con una pequeña bolsa que contenía 400 aeros, no imaginé que el arco tuviera tanto valor, de todos modos, por ahora, mi interés era ayudar al estúpido niño, por lo cual, los aeros me serían de gran ayuda.

Caminé un tanto decepcionado por no haber podido hacer más, y al encontrar al niño le entregé la bolsa con los 40 aeros con el fin de que buscara al médico del pueblo y seguí mi camino, pero el niño me siguió y se puso frente a mí para tratar de cortar mi camino - No sé qué hacer con esto - Me dijo en tono triste - No conozco a ningún médico en Ulmer, aunque pudiera comprar algún medicamento, no sabría cual comprar - Yo estaba completamente indignado - ¿Y cuál era tu plan? ¿que sanara mágicamente al ganar el concurso de arco? Serás idiota - Le arranqué la bolsa con aeros de las manos y me dirigí a la entrada de Ulmer, si no había un médico en aquel pueblo, debía encontrar uno en algún lado - Espérame en tu pequeña madriguera, yo volveré - le dije al niño mientras me alejé caminando lentamente.
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Mensaje  Ger Dom Feb 22 2015, 03:42

Recibes: +400 aeros, recuerda registrarlos en el apartado correspondiente.
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