Entrenamiento al amanecer
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Entrenamiento al amanecer
La fría brisa de la mañana alcanzó su cuerpo, obligándola a enfundarse el abrigo antes de salir hacia la arena, en que se entrenaría durante aquella jornada. Ya había estado allí hacía unas semanas pero esta vez sería distinto, la bruja había conseguido un instructor para ella sola. Aquello permitiría al maestro adaptarse a sus necesidades y personalizar los ejercicios para trabajar las habilidades que la joven deseaba desarrollar, con lo que resultaría mucho más útil.
Avanzó a través de las calles con paso ligero, aprovechando lo pronto que era para evitar la aglomeración que solía darse cuando los mercaderes abrían sus tiendas. El ambiente estaba tranquilo aún, bajo un cielo en que el sol estaba a punto de alzarse para iluminar la ciudad y dar paso al nuevo día. Siguió su camino hacia la zona de entrenamiento, a la que llegó en cuestión de minutos, con lo que tuvo que esperar un poco a que apareciera el instructor.
Se apoyó sobre la valla que rodeaba la arena y recordó la accidentada jornada que había tenido la última vez que estuvo allí, cuando por cuenta de unas reclutas se marchó a casa con un corte en el hombro y Wallace casi pierde la vida. Por suerte todo se arregló y no hubo que lamentar nada, pero si de algo le había servido lo ocurrido, era para tener claro desde entonces que buscaría la manera de entrenarse sin más compañía que la del maestro en combate.
Al principio pareció difícil de conseguir, los guardias se negaban y alegaban que las tropas debían entrenarse primero, que el instructor no podía perder un día con una sola recluta y menos si ésta no pertenecía a sus filas. Pero la de ojos verdes no desistió, con lo que finalmente hicieron llegar su petición al superior y éste, al saber de su insistencia decidió aceptar, intrigado.
Horas después la hechicera recibió la visita de uno de los guardias, que le comunicó la respuesta y la hora a la que debía presentarse en la arena a la mañana siguiente, haciendo hincapié en que no llegase tarde. Y allí estaba, expectante y lista para comenzar su entrenamiento, con el que esperaba mejorar su manejo de la espada, pero no de una cualquiera.
- Tú debes ser Elen. - dijo una voz a su espalda, sobresaltándola ligeramente. La maga se giró y observó durante unos segundos al caballero que había hablado, un hombre de treinta y pocos, con largos cabellos castaños casi hasta los hombros y una cuidada barba de varios días. - Sí, soy yo. - respondió, mientras el recién llegado la medía con la mirada, torciendo levemente el gesto. Su complexión era bastante fuerte, y a juzgar por las cicatrices que recorrían sus brazos quedaba claro que había combatido mucho.
- Debo admitir que esperaba a alguien… diferente. - añadió tras unos segundos, teniendo cuidado de utilizar las palabras adecuadas para que no sonase mal. Lo cierto es que se había hecho una idea bastante diferente de la persona a la que entrenaría, sabía que era una mujer pero no imaginó que se tratara de una como aquella, sino alguien más fuerte y robusta. Sin embargo, tras un leve vistazo pudo comprobar que se mantenía en forma, quizá no fuese la recluta que esperaba pero le daría una oportunidad de demostrar de lo que era capaz.
Elen no respondió a sus palabras, podía leer en su rostro la ligera decepción al verla, con lo que quedaba claro que el caballero esperaba a alguien que encajase mejor con la imagen de una guerrera. - Me llamo Trevor y por ese nombre te dirigirás a mí, no me gustan los títulos. - volvió a hablar con tono más amable, antes de saltar la valla y hacerle un gesto para que lo siguiera. - ¿Y bien? ¿Qué arma quieres aprender a manejar? - preguntó al tiempo que se situaba en el centro de la arena.
La de cabellos cenicientos entró y se situó a unos metros de él, echó la mano hacia atrás y rodeó con los dedos la empuñadura de su espada, que sobresalía por encima del hombro derecho. - Esta…- Tiró del cinturón para facilitar que la hoja se deslizara y la sacó de su vaina, con lo que el instructor abrió mucho los ojos, sorprendido. No era un arma normal y corriente, el brillo azul que recorría la hoja indicaba que tenía propiedades especiales, era una espada helada.
Se acercó a la joven con renovado interés, preguntándose interiormente cómo y dónde podría haberla conseguido. - Quizá haya algo más en ella, algo que no se puede apreciar a simple vista. - pensó para sí, antes de detenerse delante de la hechicera, cuya naturaleza desconocía de momento. Elen tendió la espada hacia él para que la sujetase y pudiese verla más de cerca, cosa que Trevor hizo de inmediato. - Había escuchado historias sobre este tipo de armas, pero nunca había visto una tan de cerca. - dijo en un tono más bajo que el que había usado anteriormente, manteniendo la hoja en vertical y haciéndola girar para poder apreciar mejor sus detalles.
Un extraño brillo apareció en los ojos del hombre, cuya curiosidad había despertado ante la visión de aquella espada, la devolvió a su dueña y esbozó una leve sonrisa. - Quiero verla en acción, comencemos. - añadió antes de apartarse ligeramente de ella.
Avanzó a través de las calles con paso ligero, aprovechando lo pronto que era para evitar la aglomeración que solía darse cuando los mercaderes abrían sus tiendas. El ambiente estaba tranquilo aún, bajo un cielo en que el sol estaba a punto de alzarse para iluminar la ciudad y dar paso al nuevo día. Siguió su camino hacia la zona de entrenamiento, a la que llegó en cuestión de minutos, con lo que tuvo que esperar un poco a que apareciera el instructor.
Se apoyó sobre la valla que rodeaba la arena y recordó la accidentada jornada que había tenido la última vez que estuvo allí, cuando por cuenta de unas reclutas se marchó a casa con un corte en el hombro y Wallace casi pierde la vida. Por suerte todo se arregló y no hubo que lamentar nada, pero si de algo le había servido lo ocurrido, era para tener claro desde entonces que buscaría la manera de entrenarse sin más compañía que la del maestro en combate.
Al principio pareció difícil de conseguir, los guardias se negaban y alegaban que las tropas debían entrenarse primero, que el instructor no podía perder un día con una sola recluta y menos si ésta no pertenecía a sus filas. Pero la de ojos verdes no desistió, con lo que finalmente hicieron llegar su petición al superior y éste, al saber de su insistencia decidió aceptar, intrigado.
Horas después la hechicera recibió la visita de uno de los guardias, que le comunicó la respuesta y la hora a la que debía presentarse en la arena a la mañana siguiente, haciendo hincapié en que no llegase tarde. Y allí estaba, expectante y lista para comenzar su entrenamiento, con el que esperaba mejorar su manejo de la espada, pero no de una cualquiera.
- Tú debes ser Elen. - dijo una voz a su espalda, sobresaltándola ligeramente. La maga se giró y observó durante unos segundos al caballero que había hablado, un hombre de treinta y pocos, con largos cabellos castaños casi hasta los hombros y una cuidada barba de varios días. - Sí, soy yo. - respondió, mientras el recién llegado la medía con la mirada, torciendo levemente el gesto. Su complexión era bastante fuerte, y a juzgar por las cicatrices que recorrían sus brazos quedaba claro que había combatido mucho.
- Debo admitir que esperaba a alguien… diferente. - añadió tras unos segundos, teniendo cuidado de utilizar las palabras adecuadas para que no sonase mal. Lo cierto es que se había hecho una idea bastante diferente de la persona a la que entrenaría, sabía que era una mujer pero no imaginó que se tratara de una como aquella, sino alguien más fuerte y robusta. Sin embargo, tras un leve vistazo pudo comprobar que se mantenía en forma, quizá no fuese la recluta que esperaba pero le daría una oportunidad de demostrar de lo que era capaz.
Elen no respondió a sus palabras, podía leer en su rostro la ligera decepción al verla, con lo que quedaba claro que el caballero esperaba a alguien que encajase mejor con la imagen de una guerrera. - Me llamo Trevor y por ese nombre te dirigirás a mí, no me gustan los títulos. - volvió a hablar con tono más amable, antes de saltar la valla y hacerle un gesto para que lo siguiera. - ¿Y bien? ¿Qué arma quieres aprender a manejar? - preguntó al tiempo que se situaba en el centro de la arena.
La de cabellos cenicientos entró y se situó a unos metros de él, echó la mano hacia atrás y rodeó con los dedos la empuñadura de su espada, que sobresalía por encima del hombro derecho. - Esta…- Tiró del cinturón para facilitar que la hoja se deslizara y la sacó de su vaina, con lo que el instructor abrió mucho los ojos, sorprendido. No era un arma normal y corriente, el brillo azul que recorría la hoja indicaba que tenía propiedades especiales, era una espada helada.
Se acercó a la joven con renovado interés, preguntándose interiormente cómo y dónde podría haberla conseguido. - Quizá haya algo más en ella, algo que no se puede apreciar a simple vista. - pensó para sí, antes de detenerse delante de la hechicera, cuya naturaleza desconocía de momento. Elen tendió la espada hacia él para que la sujetase y pudiese verla más de cerca, cosa que Trevor hizo de inmediato. - Había escuchado historias sobre este tipo de armas, pero nunca había visto una tan de cerca. - dijo en un tono más bajo que el que había usado anteriormente, manteniendo la hoja en vertical y haciéndola girar para poder apreciar mejor sus detalles.
Un extraño brillo apareció en los ojos del hombre, cuya curiosidad había despertado ante la visión de aquella espada, la devolvió a su dueña y esbozó una leve sonrisa. - Quiero verla en acción, comencemos. - añadió antes de apartarse ligeramente de ella.
Elen Calhoun
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Re: Entrenamiento al amanecer
Trevor echó mano a la empuñadura que sobresalía por encima de su hombro y sacó su espada, cuya hoja estaba ligeramente mellada por el uso. - En primer lugar tienes que conocer bien el arma que llevas, acostumbrarte a su peso y tamaño, de modo que al moverse no te resulte un estorbo. - comenzó a decir, mientras clavaba la suya en la arena y apoyaba uno de los codos sobre ella. - Cuando acabe contigo sentirás esa espada como una mera prolongación de tu brazo, vamos prueba con ese muñeco. - le indicó, señalando con un gesto de cabeza al pelele que había junto a la valla.
La bruja avanzó hacia su objetivo con decisión y levantó la espada hasta la altura de su cadera, aguardó unos segundos, en los que trató de habituarse al peso de la misma, cosa que le costaba por no usar armas largas con regularidad, siempre se sentía más cómoda con su daga. Tomó aire y dio varios tajos al muñeco, rajándole la zona de la barriga, la garganta y cortándole los brazos, que cayeron al suelo.
Hasta ese momento no la había probado, con lo que quedó algo extrañada al ver el resultado. La espada helada usaba sus propiedades para causar daño mágico en vez de físico, con lo que los lugares por los que había pasado quedaron completamente fríos, congelados. Parpadeó repetidas veces, mientras su respiración se normalizaba tras el esfuerzo realizado. - Interesante… se nota que te mantienes en forma y tus ataques van directos a zonas en las que el daño que recibe el oponente es considerable, pero tu cuerpo no está acostumbrado a esto, tendrás que entrenar bastante. - la voz del instructor sonó amable, mientras intentaba que la joven tuviese claro cuáles eran sus puntos fuertes y débiles.
- No es problema, practicaré de forma diaria si es necesario. - respondió ella, girando levemente su cuerpo hacia él. Trevor sonrió ampliamente, levantó su espada y se acercó un poco a la maga. - Esa es la actitud que quería ver, te enseñaré algunos movimientos básicos que podrás usar tanto para atacar como para defenderte, fíjate bien en lo que hago. - dijo, situándose frente a ella. - Atácame cuando quieras. - añadió, relajando un tanto su postura y manteniendo la espada bajada.
Elen dudó durante unos segundos, antes de sujetar con fuerza la empuñadura de su arma y avanzar con rapidez hacia él, para intentar un tajo vertical en la zona del hombro, aunque claramente calculaba con mucho cuidado la distancia, para no alcanzarlo. De haber tenido en su mano una espada de madera como el día de entrenamiento que tuvo con Wallace, aquello no habría sido un problema, pero Trevor parecía confiado y no le preocupaba el hecho de que practicasen con armas de verdad.
Él era un instructor bastante experimentado, llevaba años adiestrando a nuevos luchadores dentro y fuera de la guardia, con lo que resultaba complicado sorprenderle. Su lenguaje corporal la delató, el guerrero supo leer de inmediato sus intenciones y predecir el lugar que quería alcanzar. Levantó la espada y la hizo chocar con la de la joven, utilizando la fuerza necesaria para desviarla de su objetivo y que quedase expuesta.
Aprovechó el momento para apuntarla directamente, colocando la punta de la hoja a escasos centímetros de su clavícula, mientras la de cabellos cenicientos se detenía y bajaba su arma. - Debes disimular tus intenciones, no puedes permitir que tu oponente sepa lo que vas a hacer o se aprovechará de eso para dejarte vulnerable. ¿Has visto lo que he hecho para frenar tu ataque? - preguntó, mientras retiraba el filo de ella.
- Viste mi objetivo desde el principio, con lo que un simple golpe dado con la potencia adecuada bastó para desviar el tajo hacia fuera, evitando que te alcanzara y alejando el arma de mí para que me resultase más complicado repeler un contraataque. - respondió con tranquilidad. La de ojos verdes sabía que debía mejorar bastante en aquel aspecto, pero no se rendiría, haría lo posible por controlar su lenguaje corporal y ocultar sus movimientos.
- Exacto. Ahora intercambiaremos los papeles, yo te atacaré y tú deberás hacer exactamente lo mismo para desviarlo. ¿Preparada? - Elen se limitó a asentir con la cabeza y levantar su espada, mientras vigilaba con atención la del instructor. Trevor no atacó directamente, hizo girar diestramente su arma mientras caminaba en círculos alrededor de ella, buscando el momento preciso. La bruja lo seguía con la mirada, moviendo su cuerpo para mantenerse siempre frente a él y evitar que pudiese sorprenderla o alcanzar uno de sus costados.
El guerrero supo ocultar muy bien sus intenciones hasta el último momento, alzó la espada repentinamente y realizó el rápido movimiento con que esperaba alcanzarla, dándole tiempo solo para detener el golpe con la hoja de su espada. Sin embargo, la joven no utilizó la fuerza necesaria para desviar su arma, Trevor reaccionó y dio impulso a su ataque, haciendo que la bruja retrocediese varios pasos y terminase cayendo en la arena, en la que quedó sentada.
- No ha estado del todo mal, solo recuerda que tienes que dar potencia al golpe, probemos de nuevo. - dijo, al tiempo que le tendía una mano para ayudarla a levantarse. La de ojos verdes suspiró y volvió a ponerse en pie, para intentarlo de nuevo una y otra vez, hasta que lo consiguiese. Al tercer intento lo logró, cosa que la hizo sentir mucho más animada y dispuesta a seguir adelante, solo debía ser constante y seguir entrenando.
La bruja avanzó hacia su objetivo con decisión y levantó la espada hasta la altura de su cadera, aguardó unos segundos, en los que trató de habituarse al peso de la misma, cosa que le costaba por no usar armas largas con regularidad, siempre se sentía más cómoda con su daga. Tomó aire y dio varios tajos al muñeco, rajándole la zona de la barriga, la garganta y cortándole los brazos, que cayeron al suelo.
Hasta ese momento no la había probado, con lo que quedó algo extrañada al ver el resultado. La espada helada usaba sus propiedades para causar daño mágico en vez de físico, con lo que los lugares por los que había pasado quedaron completamente fríos, congelados. Parpadeó repetidas veces, mientras su respiración se normalizaba tras el esfuerzo realizado. - Interesante… se nota que te mantienes en forma y tus ataques van directos a zonas en las que el daño que recibe el oponente es considerable, pero tu cuerpo no está acostumbrado a esto, tendrás que entrenar bastante. - la voz del instructor sonó amable, mientras intentaba que la joven tuviese claro cuáles eran sus puntos fuertes y débiles.
- No es problema, practicaré de forma diaria si es necesario. - respondió ella, girando levemente su cuerpo hacia él. Trevor sonrió ampliamente, levantó su espada y se acercó un poco a la maga. - Esa es la actitud que quería ver, te enseñaré algunos movimientos básicos que podrás usar tanto para atacar como para defenderte, fíjate bien en lo que hago. - dijo, situándose frente a ella. - Atácame cuando quieras. - añadió, relajando un tanto su postura y manteniendo la espada bajada.
Elen dudó durante unos segundos, antes de sujetar con fuerza la empuñadura de su arma y avanzar con rapidez hacia él, para intentar un tajo vertical en la zona del hombro, aunque claramente calculaba con mucho cuidado la distancia, para no alcanzarlo. De haber tenido en su mano una espada de madera como el día de entrenamiento que tuvo con Wallace, aquello no habría sido un problema, pero Trevor parecía confiado y no le preocupaba el hecho de que practicasen con armas de verdad.
Él era un instructor bastante experimentado, llevaba años adiestrando a nuevos luchadores dentro y fuera de la guardia, con lo que resultaba complicado sorprenderle. Su lenguaje corporal la delató, el guerrero supo leer de inmediato sus intenciones y predecir el lugar que quería alcanzar. Levantó la espada y la hizo chocar con la de la joven, utilizando la fuerza necesaria para desviarla de su objetivo y que quedase expuesta.
Aprovechó el momento para apuntarla directamente, colocando la punta de la hoja a escasos centímetros de su clavícula, mientras la de cabellos cenicientos se detenía y bajaba su arma. - Debes disimular tus intenciones, no puedes permitir que tu oponente sepa lo que vas a hacer o se aprovechará de eso para dejarte vulnerable. ¿Has visto lo que he hecho para frenar tu ataque? - preguntó, mientras retiraba el filo de ella.
- Viste mi objetivo desde el principio, con lo que un simple golpe dado con la potencia adecuada bastó para desviar el tajo hacia fuera, evitando que te alcanzara y alejando el arma de mí para que me resultase más complicado repeler un contraataque. - respondió con tranquilidad. La de ojos verdes sabía que debía mejorar bastante en aquel aspecto, pero no se rendiría, haría lo posible por controlar su lenguaje corporal y ocultar sus movimientos.
- Exacto. Ahora intercambiaremos los papeles, yo te atacaré y tú deberás hacer exactamente lo mismo para desviarlo. ¿Preparada? - Elen se limitó a asentir con la cabeza y levantar su espada, mientras vigilaba con atención la del instructor. Trevor no atacó directamente, hizo girar diestramente su arma mientras caminaba en círculos alrededor de ella, buscando el momento preciso. La bruja lo seguía con la mirada, moviendo su cuerpo para mantenerse siempre frente a él y evitar que pudiese sorprenderla o alcanzar uno de sus costados.
El guerrero supo ocultar muy bien sus intenciones hasta el último momento, alzó la espada repentinamente y realizó el rápido movimiento con que esperaba alcanzarla, dándole tiempo solo para detener el golpe con la hoja de su espada. Sin embargo, la joven no utilizó la fuerza necesaria para desviar su arma, Trevor reaccionó y dio impulso a su ataque, haciendo que la bruja retrocediese varios pasos y terminase cayendo en la arena, en la que quedó sentada.
- No ha estado del todo mal, solo recuerda que tienes que dar potencia al golpe, probemos de nuevo. - dijo, al tiempo que le tendía una mano para ayudarla a levantarse. La de ojos verdes suspiró y volvió a ponerse en pie, para intentarlo de nuevo una y otra vez, hasta que lo consiguiese. Al tercer intento lo logró, cosa que la hizo sentir mucho más animada y dispuesta a seguir adelante, solo debía ser constante y seguir entrenando.
Elen Calhoun
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Re: Entrenamiento al amanecer
Una vez dominado el primer movimiento, Trevor decidió pasar a enseñarle los diferentes tipos de guardias, para que la joven pudiese encontrar la que le resultase más cómoda y usarla en los siguientes ejercicios. - Bien, pasemos a las guardias. Existen tres tipos fundamentales y cada uno de ellos sirve para algo diferente, te enseñaré sus ventajas e inconvenientes. - dijo al tiempo que volvía a clavar su espada en la arena y la dejaba allí, para acercarse a la joven.
- Levanta el arma y colócala por encima de tu cabeza, sujétala con las dos manos si es necesario. - prosiguió, mientras se situaba a su lado. La bruja obedeció e hizo lo posible por mantener la posición, pero sus brazos no estaban acostumbrados y aquello le costaba bastante. El instructor corrigió levemente su posición elevándole un poco los codos, que debían quedar a la altura de la cabeza. - Esta es la guardia alta, una buena postura para lanzar ataques tanto descendentes como horizontales, pero como ves es algo difícil de mantener si no se tiene la fuerza suficiente en los brazos y deja el torso expuesto. - Elen lo escuchaba con interés, pero estaba claro que aquella posición no era buena para ella, le exigía demasiado esfuerzo.
- Pasemos a la siguiente, coloca la hoja por delante de tu cuerpo y la empuñadura a la altura de tu cadera, de modo que la espada quede apuntando hacia adelante pero inclinada en ángulo hacia arriba, sí eso es. - continuó, examinando su postura por si necesitaba alguna corrección, que en esta ocasión no hizo falta. - Esa es la guardia media, si tu oponente se encuentra justo en frente de ti tendrá algo de dificultad para calcular la distancia que le separa de la punta, cosa que podrás usar a tu favor. No exige tanto esfuerzo como la anterior y facilita los movimientos para repeler ataques, sin importar la dirección por la que vengan. - La maga se sintió notablemente más cómoda con aquella, pero aún quedaba una tercera que quizá se ajustase mejor a sus capacidades.
- ¿Y la última? - preguntó mirando de reojo a Trevor, que parecía sonreír levemente. El instructor tomó las manos de la joven y las bajó, recolocando la empuñadura de modo que quedase apuntando al vientre, con lo que la hoja quedaba en una posición descendente hacia adelante, en un ángulo casi igual al usado anteriormente. - La guardia baja, puede usarse de forma defensiva u ofensiva y es bastante útil para ocasiones en las que haya enemigos a los lados, pero ante un ataque hay que actuar con rapidez, realizando un movimiento ascendente con el que cortar la acción del oponente. - la de ojos verdes hizo la prueba, alzando la hoja repentinamente.
- Has de tener en cuenta que el individuo que la hace queda algo expuesto, pero sirve para lanzar golpes con fuerza a cualquier parte del cuerpo. Suele ser útil cuando la distancia entre contendientes es grande, lo que da más tiempo para reaccionar ante un tajo. - añadió, para luego guardar silencio durante unos instantes, en los que Elen probó aquella postura y la anterior, intentando decidir cuál le resultaba más cómoda. - Creo que la guardia media se ajusta mejor a mí, me quedaré con esa. - dijo con tono tranquilo, al tiempo que adoptaba la posición elegida.
Trevor asintió con la cabeza y se acercó al centro de la arena, donde había dejado su espada. - Buena elección, veamos que tal te desenvuelves con ella. - tomó su arma y se colocó en posición de combate, haciendo un gesto a la de cabellos cenicientos para que se acercase. - Voy a atacarte, observa bien mis movimientos para anticiparte al golpe y detenerlo. - anunció, asió la empuñadura de su arma con fuerza y buscó con la mirada algún punto débil en su defensa.
La hechicera se mantuvo firme y concentrada, con la vista clavada en su instructor y atenta a cualquier cosa que pudiese revelarle por dónde atacaría. El guerrero cambió el peso de un pie a otro, para impulsarse y lanzar la acometida con la diestra, y aquel mínimo detalle bastó a la de ojos verdes para adivinar su objetivo. Trevor avanzó hacia ella y realizó el movimiento transversal, con el que pretendía simular un tajo descendente desde el hombro hasta el lado opuesto de la cintura, pero la maga reaccionó con rapidez, deteniendo el golpe y haciendo que las hojas de ambas armas chocasen.
Pero el instructor no se detuvo ahí, retiró el arma y giró su cuerpo, dando una vuelta completa para volver a intentarlo por el otro lado, esta vez desde abajo en un movimiento ascendente. Elen pudo predecirlo, con lo que las espadas volvieron a encontrarse, produciendo un metálico chirrido. Trevor continuó poniéndola a prueba, volviendo a separarse para atacar de nuevo por otro lado, pero la joven consiguió frenarlo todas las veces.
Finalmente las espadas quedaron cruzadas tras el último intento, el hombre sonrió y esta vez hizo un movimiento diferente, apartando su arma de forma inesperada para que la maga se desestabilizara por la fuerza que había tenido que usar para mantenerlo en aquella posición. El caballero deslizó su filo de forma que rodease la hoja de ella y golpeó la base de la empuñadura, sin alcanzar la mano de la recluta.
La espada helada se le escapó de entre los dedos y cayó al suelo, a un par de metros de ellos. - Has estado muy bien, pero no permitas nunca que te desarmen. - le dijo con voz amable, antes de acercarse y recoger de la arena la brillante hoja para devolvérsela.
- Levanta el arma y colócala por encima de tu cabeza, sujétala con las dos manos si es necesario. - prosiguió, mientras se situaba a su lado. La bruja obedeció e hizo lo posible por mantener la posición, pero sus brazos no estaban acostumbrados y aquello le costaba bastante. El instructor corrigió levemente su posición elevándole un poco los codos, que debían quedar a la altura de la cabeza. - Esta es la guardia alta, una buena postura para lanzar ataques tanto descendentes como horizontales, pero como ves es algo difícil de mantener si no se tiene la fuerza suficiente en los brazos y deja el torso expuesto. - Elen lo escuchaba con interés, pero estaba claro que aquella posición no era buena para ella, le exigía demasiado esfuerzo.
- Pasemos a la siguiente, coloca la hoja por delante de tu cuerpo y la empuñadura a la altura de tu cadera, de modo que la espada quede apuntando hacia adelante pero inclinada en ángulo hacia arriba, sí eso es. - continuó, examinando su postura por si necesitaba alguna corrección, que en esta ocasión no hizo falta. - Esa es la guardia media, si tu oponente se encuentra justo en frente de ti tendrá algo de dificultad para calcular la distancia que le separa de la punta, cosa que podrás usar a tu favor. No exige tanto esfuerzo como la anterior y facilita los movimientos para repeler ataques, sin importar la dirección por la que vengan. - La maga se sintió notablemente más cómoda con aquella, pero aún quedaba una tercera que quizá se ajustase mejor a sus capacidades.
- ¿Y la última? - preguntó mirando de reojo a Trevor, que parecía sonreír levemente. El instructor tomó las manos de la joven y las bajó, recolocando la empuñadura de modo que quedase apuntando al vientre, con lo que la hoja quedaba en una posición descendente hacia adelante, en un ángulo casi igual al usado anteriormente. - La guardia baja, puede usarse de forma defensiva u ofensiva y es bastante útil para ocasiones en las que haya enemigos a los lados, pero ante un ataque hay que actuar con rapidez, realizando un movimiento ascendente con el que cortar la acción del oponente. - la de ojos verdes hizo la prueba, alzando la hoja repentinamente.
- Has de tener en cuenta que el individuo que la hace queda algo expuesto, pero sirve para lanzar golpes con fuerza a cualquier parte del cuerpo. Suele ser útil cuando la distancia entre contendientes es grande, lo que da más tiempo para reaccionar ante un tajo. - añadió, para luego guardar silencio durante unos instantes, en los que Elen probó aquella postura y la anterior, intentando decidir cuál le resultaba más cómoda. - Creo que la guardia media se ajusta mejor a mí, me quedaré con esa. - dijo con tono tranquilo, al tiempo que adoptaba la posición elegida.
Trevor asintió con la cabeza y se acercó al centro de la arena, donde había dejado su espada. - Buena elección, veamos que tal te desenvuelves con ella. - tomó su arma y se colocó en posición de combate, haciendo un gesto a la de cabellos cenicientos para que se acercase. - Voy a atacarte, observa bien mis movimientos para anticiparte al golpe y detenerlo. - anunció, asió la empuñadura de su arma con fuerza y buscó con la mirada algún punto débil en su defensa.
La hechicera se mantuvo firme y concentrada, con la vista clavada en su instructor y atenta a cualquier cosa que pudiese revelarle por dónde atacaría. El guerrero cambió el peso de un pie a otro, para impulsarse y lanzar la acometida con la diestra, y aquel mínimo detalle bastó a la de ojos verdes para adivinar su objetivo. Trevor avanzó hacia ella y realizó el movimiento transversal, con el que pretendía simular un tajo descendente desde el hombro hasta el lado opuesto de la cintura, pero la maga reaccionó con rapidez, deteniendo el golpe y haciendo que las hojas de ambas armas chocasen.
Pero el instructor no se detuvo ahí, retiró el arma y giró su cuerpo, dando una vuelta completa para volver a intentarlo por el otro lado, esta vez desde abajo en un movimiento ascendente. Elen pudo predecirlo, con lo que las espadas volvieron a encontrarse, produciendo un metálico chirrido. Trevor continuó poniéndola a prueba, volviendo a separarse para atacar de nuevo por otro lado, pero la joven consiguió frenarlo todas las veces.
Finalmente las espadas quedaron cruzadas tras el último intento, el hombre sonrió y esta vez hizo un movimiento diferente, apartando su arma de forma inesperada para que la maga se desestabilizara por la fuerza que había tenido que usar para mantenerlo en aquella posición. El caballero deslizó su filo de forma que rodease la hoja de ella y golpeó la base de la empuñadura, sin alcanzar la mano de la recluta.
La espada helada se le escapó de entre los dedos y cayó al suelo, a un par de metros de ellos. - Has estado muy bien, pero no permitas nunca que te desarmen. - le dijo con voz amable, antes de acercarse y recoger de la arena la brillante hoja para devolvérsela.
Elen Calhoun
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Re: Entrenamiento al amanecer
La bruja volvió a tomar su arma con fuerza y repitieron el ejercicio un par de veces más, para que ella tuviese ocasión de demostrar que era capaz de reaccionar ante aquel último movimiento, orientado al desarme. Consiguió evitarlo esta vez sin problemas, retirándose levemente hacia atrás y colocando la hoja en vertical para cortar su trayectoria, con la punta hacia el suelo.
- Mucho mejor, al final todo se reduce a leer a tu oponente y sus intenciones, para anticiparte a ellas y que no te tomen por sorpresa. - el instructor bajó su espada y relajó su postura, manteniendo el tono amable y una leve sonrisa en los labios. Al principio no hubiese apostado por la joven, cuya apariencia no encajaba con la imagen que tenía de una guerrera, pero si algo le sobraba a aquella recluta era voluntad, no se rendía ni se quejaba, tenía claro a qué había venido y no se marcharía sin terminar aquel entrenamiento.
- ¿Y ese movimiento de desarme? Podría resultarme útil llegado el caso. - dijo ella, bajando también su hoja. - Te lo enseñaré más adelante, primero nos centraremos en la defensa y el conocimiento del enemigo. - respondió, para volver a hablar casi de inmediato, sin darle tiempo a decir nada. - Sí ya sé, “la mejor defensa es un buen ataque”, cuantas veces habré oído esa frase ya de mis aprendices. - comenzó a decir, negando ligeramente con la cabeza. - Pero no la considero cierta, los movimientos defensivos son tan importantes como los ofensivos, puede que incluso más. De nada sirve que sepas atacar si no consigues esquivar los golpes de tu oponente a tiempo, solo hallarías una muerte segura, así que seguiremos con la defensa.
La de ojos verdes no rechistó, él era el experto y tenía que hacerle caso en lo que dijera, así que aceptaría que la instrucción siguiese esa dirección. - Bien, en primer lugar debes analizar a tu atacante, sacar la mayor cantidad posible de información a partir de cómo se mueve, en qué mano lleva su arma y cualquier otro detalle que puedas apreciar a simple vista. - Trevor empezó la lección, captando toda la atención de su alumna.
- Lo primero te servirá para determinar qué tipo de luchador tienes frente a ti, si está entrenado como un guerrero de armas pesadas su complexión será más robusta y se moverá más lento, buscará entrar en la pelea cuerpo a cuerpo, mientras que si ha recibido adiestramiento en armas ligeras se basará en la agilidad y rapidez de ataque, lo que le permitiría atacar desde la distancia con puñales arrojadizos o un arco. - prosiguió, clavando la punta de su hoja en la arena para apoyarse sobre la empuñadura como había hecho antes.
- ¿Con qué estilo de lucha te sientes más cómoda? - preguntó tras una breve pausa. - A distancia, bueno…me resulta más fácil usar mis poderes desde ahí y luego aprovechar el momento de debilidad para dejar fuera de combate. - El caballero enarcó una ceja algo confundido, hasta el momento no se había imaginado que aquella joven pudiese ser más que una humana. - ¿Poderes? - Elen asintió levemente ante su cuestión y permitió que la electricidad le recorriera uno de los brazos, el que tenía libre.
El instructor abrió los ojos sorprendido, para poco después volver a la normalidad. - Vaya eso no me lo esperaba. Con que eres bruja… uhmm… ese elemento tuyo puede resultar muy útil sin duda. - la maga hizo desaparecer la energía de inmediato, estaba allí para aprender a combatir con armas y no depender completamente de su magia. - Es efectivo pero a veces falla, en ocasiones consume la energía con demasiada rapidez, dejando expuesto al individuo. - respondió con tranquilidad, antes de bajar la vista a su espada.
- Entiendo, por eso estás aquí. - comentó el hombre, que ya se hacía a la idea de que le había pasado en algún momento. - Entonces continuemos con lo de antes, la espada nunca falla. - añadió con amabilidad. - Debes fijarte en los detalles como has hecho antes conmigo, los cambios de peso entre un pie y otro te podrán alertar sobre el momento en que atacará pero también debes prestar atención a la separación que haya entre ellos, ya que cuanto mayor sea más lejos podrá llegar su golpe. - prosiguió al tiempo que tomaba su arma y se ponía en posición de combate.
La de cabellos cenicientos lo observó con interés, mientras él le mostraba de forma práctica lo último que había dicho, colocándose de modo que ella pudiese ver su perfil y apreciar la distancia a la que llegaba su espada según la posición de sus pies, que fue cambiando poco a poco, alejándose uno de otro.
- Mucho mejor, al final todo se reduce a leer a tu oponente y sus intenciones, para anticiparte a ellas y que no te tomen por sorpresa. - el instructor bajó su espada y relajó su postura, manteniendo el tono amable y una leve sonrisa en los labios. Al principio no hubiese apostado por la joven, cuya apariencia no encajaba con la imagen que tenía de una guerrera, pero si algo le sobraba a aquella recluta era voluntad, no se rendía ni se quejaba, tenía claro a qué había venido y no se marcharía sin terminar aquel entrenamiento.
- ¿Y ese movimiento de desarme? Podría resultarme útil llegado el caso. - dijo ella, bajando también su hoja. - Te lo enseñaré más adelante, primero nos centraremos en la defensa y el conocimiento del enemigo. - respondió, para volver a hablar casi de inmediato, sin darle tiempo a decir nada. - Sí ya sé, “la mejor defensa es un buen ataque”, cuantas veces habré oído esa frase ya de mis aprendices. - comenzó a decir, negando ligeramente con la cabeza. - Pero no la considero cierta, los movimientos defensivos son tan importantes como los ofensivos, puede que incluso más. De nada sirve que sepas atacar si no consigues esquivar los golpes de tu oponente a tiempo, solo hallarías una muerte segura, así que seguiremos con la defensa.
La de ojos verdes no rechistó, él era el experto y tenía que hacerle caso en lo que dijera, así que aceptaría que la instrucción siguiese esa dirección. - Bien, en primer lugar debes analizar a tu atacante, sacar la mayor cantidad posible de información a partir de cómo se mueve, en qué mano lleva su arma y cualquier otro detalle que puedas apreciar a simple vista. - Trevor empezó la lección, captando toda la atención de su alumna.
- Lo primero te servirá para determinar qué tipo de luchador tienes frente a ti, si está entrenado como un guerrero de armas pesadas su complexión será más robusta y se moverá más lento, buscará entrar en la pelea cuerpo a cuerpo, mientras que si ha recibido adiestramiento en armas ligeras se basará en la agilidad y rapidez de ataque, lo que le permitiría atacar desde la distancia con puñales arrojadizos o un arco. - prosiguió, clavando la punta de su hoja en la arena para apoyarse sobre la empuñadura como había hecho antes.
- ¿Con qué estilo de lucha te sientes más cómoda? - preguntó tras una breve pausa. - A distancia, bueno…me resulta más fácil usar mis poderes desde ahí y luego aprovechar el momento de debilidad para dejar fuera de combate. - El caballero enarcó una ceja algo confundido, hasta el momento no se había imaginado que aquella joven pudiese ser más que una humana. - ¿Poderes? - Elen asintió levemente ante su cuestión y permitió que la electricidad le recorriera uno de los brazos, el que tenía libre.
El instructor abrió los ojos sorprendido, para poco después volver a la normalidad. - Vaya eso no me lo esperaba. Con que eres bruja… uhmm… ese elemento tuyo puede resultar muy útil sin duda. - la maga hizo desaparecer la energía de inmediato, estaba allí para aprender a combatir con armas y no depender completamente de su magia. - Es efectivo pero a veces falla, en ocasiones consume la energía con demasiada rapidez, dejando expuesto al individuo. - respondió con tranquilidad, antes de bajar la vista a su espada.
- Entiendo, por eso estás aquí. - comentó el hombre, que ya se hacía a la idea de que le había pasado en algún momento. - Entonces continuemos con lo de antes, la espada nunca falla. - añadió con amabilidad. - Debes fijarte en los detalles como has hecho antes conmigo, los cambios de peso entre un pie y otro te podrán alertar sobre el momento en que atacará pero también debes prestar atención a la separación que haya entre ellos, ya que cuanto mayor sea más lejos podrá llegar su golpe. - prosiguió al tiempo que tomaba su arma y se ponía en posición de combate.
La de cabellos cenicientos lo observó con interés, mientras él le mostraba de forma práctica lo último que había dicho, colocándose de modo que ella pudiese ver su perfil y apreciar la distancia a la que llegaba su espada según la posición de sus pies, que fue cambiando poco a poco, alejándose uno de otro.
Elen Calhoun
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Re: Entrenamiento al amanecer
La joven observó con detenimiento sus movimientos, para luego imitarlos y probar así la distancia que podía alcanzar según la postura que adoptase. Aquello resultaba bastante fácil de entender y dominar, con lo que pronto el instructor volvió a colocarse frente a ella para proseguir con las lecciones, que hasta el momento se habían orientado más a la defensa que a al ataque.
Aquello no cambió demasiado durante la hora siguiente, en la que Trevor se limitó a enseñarle cómo actuar frente a los diferentes tipos de ataque, para tener siempre un movimiento con el que detenerlos. La bruja puso todo su empeño para hacerlo lo mejor posible, a pesar de que su cuerpo no estaba preparado para realizar esfuerzos grandes de forma continuada, con lo que su respiración se agitaba notablemente tras los ejercicios.
Ante aquel detalle el instructor decidió hacer una pausa, ya habían avanzado bastante y lo siguiente sería pasar a las lecciones ofensivas, que requerían más energía y resistencia, por lo que comenzar con la recluta cansada sería contraproducente. Saltaron la valla y tomaron asiento en unos fardos de paja cercanos, que se utilizaban para rellenar los muñecos de prácticas y repararlos cuando perdían alguna parte, cosa que tendrían que hacer para arreglar el que había roto anteriormente.
- No está nada mal para una bruja, aprendes rápido y le pones empeño a lo que haces, con lo que la característica debilidad física de vuestra raza pierde importancia. - dijo mientras se acomodaba, dejando la espada a un lado. La hechicera respiró con lentitud, notando como su pulso empezaba a normalizarse y el cuerpo se relajaba, tras toda la tensión que había soportado durante el entrenamiento. Aún le quedaba mucho que aprender, pero esperaba sacar de aquella jornada los conocimientos y práctica suficiente para manejar con destreza la espada que había recibido en la llanura, que de algún modo también le serviría para la otra.
- Cuéntame, ¿cómo conseguiste esa arma? - preguntó tras unos segundos de silencio, la curiosidad finalmente le había vencido. - Fue durante uno de mis viajes, un caballero dragón me la entregó en las tierras del norte tras haber combatido contra una criatura maligna. - respondió, omitiendo la mayor parte de detalles escabrosos. Elen no solía hablar del tema, de hecho podía contar con los dedos de una mano a las personas que se habían enterado de su participación en todo aquello por su boca, ni siquiera su propio hermano lo sabía.
Trevor dudó durante unos segundos, debatiéndose interiormente entre ahondar en aquel incidente o dejar el tema, pero algo lo impulsaba a querer saber más. - Una criatura, ¿de qué tipo? - su voz sonó tan amable como le fue posible, y es que no había que ser un genio para darse cuenta de que aquel momento debía haber sido difícil para ella. - Digamos que no se trataba de una bestia normal y corriente sino de un ser oscuro, creado a partir del odio y el mismo mal, del que se alimentaba. - decir aquello le costó bastante, siempre había pensado que era mejor no contar a nadie lo que había visto para no desatar el pánico, pero el instructor parecía un hombre bastante curtido, al que no le afectaría tanto escuchar sus palabras.
El caballero la miró atónito, guardó silencio durante unos minutos e intentó imaginarse a aquella criatura, pero pronto volvió a centrarse en la de cabellos cenicientos, cuya mirada ahora parecía perdida en el horizonte. - Debió ser duro, pero el hecho de que estés aquí hoy deja claro que ganasteis, eso es lo que cuenta. - la bruja lo miró y asintió levemente, él no tenía por qué saber lo efímera que resultaría esa victoria, ni que en cualquier momento el demonio volvería a alzarse de nuevo.
Aquello no cambió demasiado durante la hora siguiente, en la que Trevor se limitó a enseñarle cómo actuar frente a los diferentes tipos de ataque, para tener siempre un movimiento con el que detenerlos. La bruja puso todo su empeño para hacerlo lo mejor posible, a pesar de que su cuerpo no estaba preparado para realizar esfuerzos grandes de forma continuada, con lo que su respiración se agitaba notablemente tras los ejercicios.
Ante aquel detalle el instructor decidió hacer una pausa, ya habían avanzado bastante y lo siguiente sería pasar a las lecciones ofensivas, que requerían más energía y resistencia, por lo que comenzar con la recluta cansada sería contraproducente. Saltaron la valla y tomaron asiento en unos fardos de paja cercanos, que se utilizaban para rellenar los muñecos de prácticas y repararlos cuando perdían alguna parte, cosa que tendrían que hacer para arreglar el que había roto anteriormente.
- No está nada mal para una bruja, aprendes rápido y le pones empeño a lo que haces, con lo que la característica debilidad física de vuestra raza pierde importancia. - dijo mientras se acomodaba, dejando la espada a un lado. La hechicera respiró con lentitud, notando como su pulso empezaba a normalizarse y el cuerpo se relajaba, tras toda la tensión que había soportado durante el entrenamiento. Aún le quedaba mucho que aprender, pero esperaba sacar de aquella jornada los conocimientos y práctica suficiente para manejar con destreza la espada que había recibido en la llanura, que de algún modo también le serviría para la otra.
- Cuéntame, ¿cómo conseguiste esa arma? - preguntó tras unos segundos de silencio, la curiosidad finalmente le había vencido. - Fue durante uno de mis viajes, un caballero dragón me la entregó en las tierras del norte tras haber combatido contra una criatura maligna. - respondió, omitiendo la mayor parte de detalles escabrosos. Elen no solía hablar del tema, de hecho podía contar con los dedos de una mano a las personas que se habían enterado de su participación en todo aquello por su boca, ni siquiera su propio hermano lo sabía.
Trevor dudó durante unos segundos, debatiéndose interiormente entre ahondar en aquel incidente o dejar el tema, pero algo lo impulsaba a querer saber más. - Una criatura, ¿de qué tipo? - su voz sonó tan amable como le fue posible, y es que no había que ser un genio para darse cuenta de que aquel momento debía haber sido difícil para ella. - Digamos que no se trataba de una bestia normal y corriente sino de un ser oscuro, creado a partir del odio y el mismo mal, del que se alimentaba. - decir aquello le costó bastante, siempre había pensado que era mejor no contar a nadie lo que había visto para no desatar el pánico, pero el instructor parecía un hombre bastante curtido, al que no le afectaría tanto escuchar sus palabras.
El caballero la miró atónito, guardó silencio durante unos minutos e intentó imaginarse a aquella criatura, pero pronto volvió a centrarse en la de cabellos cenicientos, cuya mirada ahora parecía perdida en el horizonte. - Debió ser duro, pero el hecho de que estés aquí hoy deja claro que ganasteis, eso es lo que cuenta. - la bruja lo miró y asintió levemente, él no tenía por qué saber lo efímera que resultaría esa victoria, ni que en cualquier momento el demonio volvería a alzarse de nuevo.
Elen Calhoun
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Re: Entrenamiento al amanecer
Elen pudo notar como su cuerpo agradecía el descanso, pero la conversación había dejado algo de tensión en el ambiente, con lo que intentaría cambiar de tema para que desapareciese. - ¿Cuál es su historia? ¿Cómo llegó a ser instructor de la guardia? - preguntó con tono tranquilo, mientras su espada reposaba sobre su regazo. Trevor esbozó una leve sonrisa y guardó silencio durante unos instantes, en los que rememoró sus comienzos y todo el camino que había recorrido para llegar a donde estaba.
- En realidad empecé siendo un simple recluta, aquí me adiestraron y luego ingresé a las filas de la guardia de la ciudad. - comenzó a contar, al tiempo que cruzaba los brazos sobre el pecho y apoyaba la espalda en uno de los fardos de paja. - Pronto mis habilidades y buen desempeño del trabajo destacaron sobre las de los demás, con lo que me trajeron aquí y me dieron un entrenamiento más completo, con el que me formaron para ser el siguiente instructor, aunque para llegar a ese puesto tardé algunos años. - prosiguió, bajo la atenta mirada de la bruja.
- Yo prefería mantener el orden en las calles pero al final me acostumbré a esto, así que desde entonces adiestrar a las tropas se convirtió en mi única tarea, una que hago bastante bien por cierto. - Justo en aquel momento, mientras el caballero terminaba de hablar, un joven de no más de veinticinco años apareció por la zona, con la espada al hombro y un atuendo muy parecido al que llevaban los reclutas oficiales. - Ahí está uno de mis alumnos más aventajados, Francis acércate. - dijo sonriendo levemente, mientras se ponía en pie.
- Buenos días Trevor, señorita. - saludó cortésmente, con una leve inclinación de su cabeza. La de cabellos cenicientos le devolvió el gesto, pero sin abandonar su asiento. El instructor los miró alternativamente durante unos segundos, antes de que una nueva idea pasase por su cabeza. - ¿Estás ocupado amigo? - preguntó a su alumno, que rápidamente respondió con una negativa. - Estupendo, entonces podrás ayudarme con el adiestramiento de esta joven. - dijo mientras tomaba su arma y saltaba la valla, cosa que de inmediato repitió Francis. - Elen observa bien nuestros movimientos, quizá puedas sacar alguno que te resulte útil. - añadió girándose hacia ella, antes de caminar al centro de la arena y cruzar unas palabras con su recluta.
La hechicera abandonó los fardos y envainó su espada, para poder apoyar los brazos sobre la valla y prestar más atención a la demostración que ambos iban a ofrecerle. Se saludaron haciendo un gesto con las hojas y pronto comenzaron el ejercicio, en que Francis adoptó la posición defensiva mientras que Trevor atacaba. Pronto los papeles cambiaron y fue el alumno quien tomó la iniciativa, aprovechando un movimiento de defensa para acto seguido contraatacar.
Los contendientes se movían con tal rapidez que le resultaba complicado seguir todas las acciones, pero pudo ver algunas de las formas de defensa que le había enseñado antes, junto con otras mucho más complicadas que seguramente no conseguiría aprender en un solo día. En cuanto al ataque también prestó atención, así luego ya tendría una idea cuando pasasen a esa parte del entrenamiento, que sería en breve.
Profesor y alumno continuaron con aquel ejercicio, hasta que Trevor se impuso y logró desarmar a su oponente, cosa que no le resultó fácil. Ambos parecían satisfechos con lo que habían hecho, sonrieron y se estrecharon la mano de forma amigable, antes de que Francis recogiese su espada y abandonase la arena, despidiéndose cordialmente de la maga al salir. - Bien, ahora te toca a ti, pasamos a los movimientos de ataque. - habló el caballero, mientras recuperaba el aliento tras aquel combate, que había durado cerca de diez minutos.
La de ojos verdes entró a la arena y desenvainó su espada, antes de colocarse a unos metros de él, esperando que le diese las instrucciones pertinentes para comenzar esa segunda etapa de su adiestramiento.
- En realidad empecé siendo un simple recluta, aquí me adiestraron y luego ingresé a las filas de la guardia de la ciudad. - comenzó a contar, al tiempo que cruzaba los brazos sobre el pecho y apoyaba la espalda en uno de los fardos de paja. - Pronto mis habilidades y buen desempeño del trabajo destacaron sobre las de los demás, con lo que me trajeron aquí y me dieron un entrenamiento más completo, con el que me formaron para ser el siguiente instructor, aunque para llegar a ese puesto tardé algunos años. - prosiguió, bajo la atenta mirada de la bruja.
- Yo prefería mantener el orden en las calles pero al final me acostumbré a esto, así que desde entonces adiestrar a las tropas se convirtió en mi única tarea, una que hago bastante bien por cierto. - Justo en aquel momento, mientras el caballero terminaba de hablar, un joven de no más de veinticinco años apareció por la zona, con la espada al hombro y un atuendo muy parecido al que llevaban los reclutas oficiales. - Ahí está uno de mis alumnos más aventajados, Francis acércate. - dijo sonriendo levemente, mientras se ponía en pie.
- Buenos días Trevor, señorita. - saludó cortésmente, con una leve inclinación de su cabeza. La de cabellos cenicientos le devolvió el gesto, pero sin abandonar su asiento. El instructor los miró alternativamente durante unos segundos, antes de que una nueva idea pasase por su cabeza. - ¿Estás ocupado amigo? - preguntó a su alumno, que rápidamente respondió con una negativa. - Estupendo, entonces podrás ayudarme con el adiestramiento de esta joven. - dijo mientras tomaba su arma y saltaba la valla, cosa que de inmediato repitió Francis. - Elen observa bien nuestros movimientos, quizá puedas sacar alguno que te resulte útil. - añadió girándose hacia ella, antes de caminar al centro de la arena y cruzar unas palabras con su recluta.
La hechicera abandonó los fardos y envainó su espada, para poder apoyar los brazos sobre la valla y prestar más atención a la demostración que ambos iban a ofrecerle. Se saludaron haciendo un gesto con las hojas y pronto comenzaron el ejercicio, en que Francis adoptó la posición defensiva mientras que Trevor atacaba. Pronto los papeles cambiaron y fue el alumno quien tomó la iniciativa, aprovechando un movimiento de defensa para acto seguido contraatacar.
Los contendientes se movían con tal rapidez que le resultaba complicado seguir todas las acciones, pero pudo ver algunas de las formas de defensa que le había enseñado antes, junto con otras mucho más complicadas que seguramente no conseguiría aprender en un solo día. En cuanto al ataque también prestó atención, así luego ya tendría una idea cuando pasasen a esa parte del entrenamiento, que sería en breve.
Profesor y alumno continuaron con aquel ejercicio, hasta que Trevor se impuso y logró desarmar a su oponente, cosa que no le resultó fácil. Ambos parecían satisfechos con lo que habían hecho, sonrieron y se estrecharon la mano de forma amigable, antes de que Francis recogiese su espada y abandonase la arena, despidiéndose cordialmente de la maga al salir. - Bien, ahora te toca a ti, pasamos a los movimientos de ataque. - habló el caballero, mientras recuperaba el aliento tras aquel combate, que había durado cerca de diez minutos.
La de ojos verdes entró a la arena y desenvainó su espada, antes de colocarse a unos metros de él, esperando que le diese las instrucciones pertinentes para comenzar esa segunda etapa de su adiestramiento.
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Re: Entrenamiento al amanecer
- ¿Qué te ha parecido? - preguntó el instructor, cuya respiración aún no se había normalizado del todo tras la demostración. - Ambos son muy diestros con la espada, verlos pelear me ha servido para observar ciertos movimientos que me interesaría aprender. - respondió la joven con lentitud, dándole el tiempo necesario para que se recuperase del esfuerzo que acababa de hacer. - Francis lleva seis meses entrenando conmigo, tiene disciplina y aprende rápido, mi intención es formarlo para que también sea profesor de combate algún día. - añadió, antes de adoptar una postura defensiva.
- Pasamos a los movimientos ofensivos, hay varios tipos de golpes según la zona del cuerpo a la que vayan dirigidos, así que empezaremos por hablar de las líneas de ataque. - clavó la espada en la arena y se colocó de frente hacia ella, llevándose la mano al bajo vientre para señalar un punto. - Son ocho y todas confluyen aquí, lo que diferencia unas de otras es la trayectoria que sigue el arma al dar el tajo. Nos centraremos primero en las que afectan al tronco, ya que son las más utilizadas. - prosiguió con la lección.
- Quiero que traces con tu espada los movimientos que te iré diciendo, a una distancia prudencial claro. - comentó soltando una leve risa, amistosa. Elen se situó aproximadamente a unos dos metros y medio de él, de modo que al extender el brazo con el arma la punta quedase a unos centímetros de su cuerpo, sin llegar a tocarlo. - Bien, la primera línea es la que conlleva un impacto vertical descendente, desde más o menos un palmo por encima de la cabeza hasta el punto que te he marcado. - La bruja lo escuchó con atención y trazó con el filo de su arma la línea.
- Las dos siguientes son diagonales descendentes, desde ambos lados del cuerpo hasta el bajo vientre, prueba. - Elen retiró la espada para realizar los movimientos pertinentes, dibujando las trayectorias hasta llegar nuevamente al punto que el instructor le había señalado anteriormente. - Muy bien, esas tres son las que afectan al torso, ahora traza dos líneas horizontales, una desde cada lado y dirigidas al mismo sitio. - la de ojos verdes hizo lo que le indicaba y quedó expectante.
- Con esas ya solo quedan tres, cuyas direcciones son exactamente las opuestas a las primeras, lo que conlleva impactos ascendentes. - Elen apuntó con su arma al suelo y trazó primero las diagonales, para terminar con la vertical ascendente, cuyo daño iba enfocado al punto del bajo vientre, ya que la trayectoria pasaba por entre las piernas sin alcanzar el cuerpo del oponente. - Como verás, las que pasan por el torso e incluso las horizontales causan cortes de mayor importancia, pero no creas que las demás son inútiles, un tajo debidamente dado en una pierna puede desestabilizar al enemigo, lo que podría darte una considerable ventaja al dañar uno de sus puntos de apoyo.
- Pero ya que solo disponemos de un día trabajaremos las más efectivas, dejando las ascendentes para movimientos de revés, en los que tras bloquear un ataque puedas girar el cuerpo y contraatacar desde abajo. - la bruja asintió con la cabeza y bajó su arma, esperando las próximas instrucciones, que no se hicieron esperar demasiado. Trevor la instó a atacar, cosa que la joven hizo de inmediato, tratando de seguir aquellas líneas para acostumbrarse a usarlas en combate. El caballero bloqueaba utilizando los sencillos movimientos que le había enseñado antes, de modo que la maga también supiese cuál de ellos debía usar ante cada trayectoria, detalle en el que se fijó bastante.
La de cabellos cenicientos decidió arriesgarse tras uno de los bloqueos, giró el cuerpo de forma que diese una vuelta completa y dibujó con la hoja el corte diagonal ascendente, tomando por sorpresa a su profesor, que lo detuvo con cierta dificultad. - Ese ha estado cerca, aprendes más rápido de lo que esperaba, practiquemos ese revés un par de veces más y luego pasaremos a las fintas. - anunció con una leve sonrisa en el rostro, satisfecho porque su recluta mejorarse a ese ritmo.
- Pasamos a los movimientos ofensivos, hay varios tipos de golpes según la zona del cuerpo a la que vayan dirigidos, así que empezaremos por hablar de las líneas de ataque. - clavó la espada en la arena y se colocó de frente hacia ella, llevándose la mano al bajo vientre para señalar un punto. - Son ocho y todas confluyen aquí, lo que diferencia unas de otras es la trayectoria que sigue el arma al dar el tajo. Nos centraremos primero en las que afectan al tronco, ya que son las más utilizadas. - prosiguió con la lección.
- Quiero que traces con tu espada los movimientos que te iré diciendo, a una distancia prudencial claro. - comentó soltando una leve risa, amistosa. Elen se situó aproximadamente a unos dos metros y medio de él, de modo que al extender el brazo con el arma la punta quedase a unos centímetros de su cuerpo, sin llegar a tocarlo. - Bien, la primera línea es la que conlleva un impacto vertical descendente, desde más o menos un palmo por encima de la cabeza hasta el punto que te he marcado. - La bruja lo escuchó con atención y trazó con el filo de su arma la línea.
- Las dos siguientes son diagonales descendentes, desde ambos lados del cuerpo hasta el bajo vientre, prueba. - Elen retiró la espada para realizar los movimientos pertinentes, dibujando las trayectorias hasta llegar nuevamente al punto que el instructor le había señalado anteriormente. - Muy bien, esas tres son las que afectan al torso, ahora traza dos líneas horizontales, una desde cada lado y dirigidas al mismo sitio. - la de ojos verdes hizo lo que le indicaba y quedó expectante.
- Con esas ya solo quedan tres, cuyas direcciones son exactamente las opuestas a las primeras, lo que conlleva impactos ascendentes. - Elen apuntó con su arma al suelo y trazó primero las diagonales, para terminar con la vertical ascendente, cuyo daño iba enfocado al punto del bajo vientre, ya que la trayectoria pasaba por entre las piernas sin alcanzar el cuerpo del oponente. - Como verás, las que pasan por el torso e incluso las horizontales causan cortes de mayor importancia, pero no creas que las demás son inútiles, un tajo debidamente dado en una pierna puede desestabilizar al enemigo, lo que podría darte una considerable ventaja al dañar uno de sus puntos de apoyo.
- Pero ya que solo disponemos de un día trabajaremos las más efectivas, dejando las ascendentes para movimientos de revés, en los que tras bloquear un ataque puedas girar el cuerpo y contraatacar desde abajo. - la bruja asintió con la cabeza y bajó su arma, esperando las próximas instrucciones, que no se hicieron esperar demasiado. Trevor la instó a atacar, cosa que la joven hizo de inmediato, tratando de seguir aquellas líneas para acostumbrarse a usarlas en combate. El caballero bloqueaba utilizando los sencillos movimientos que le había enseñado antes, de modo que la maga también supiese cuál de ellos debía usar ante cada trayectoria, detalle en el que se fijó bastante.
La de cabellos cenicientos decidió arriesgarse tras uno de los bloqueos, giró el cuerpo de forma que diese una vuelta completa y dibujó con la hoja el corte diagonal ascendente, tomando por sorpresa a su profesor, que lo detuvo con cierta dificultad. - Ese ha estado cerca, aprendes más rápido de lo que esperaba, practiquemos ese revés un par de veces más y luego pasaremos a las fintas. - anunció con una leve sonrisa en el rostro, satisfecho porque su recluta mejorarse a ese ritmo.
- Imagen orientativa líneas de ataque esgrima medieval:
Elen Calhoun
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Re: Entrenamiento al amanecer
Gracias a la ligereza de su cuerpo, que le permitía moverse con bastante agilidad a pesar de llevar un arma larga consigo, la maga no tuvo problemas para aprender a realizar aquellos movimientos de revés a la perfección, unas cuantas repeticiones bastaron para que los dominase por completo, sin importar el lado hacia el que girase. Una sonrisa se dibujó en sus labios, estaba realmente contenta con el resultado y con el ritmo al que avanzaba, en unas horas había conseguido mucho más de lo que esperaba.
Trevor bajó el arma y la clavó en la arena, como hacía siempre que se preparaba para explicar algo referente al entrenamiento, de ese modo se encontraba más cómodo. - Hay que tener cuidado al elegir una estrategia de ataque, debes fijarte bien en tu oponente para optar por la más adecuada. Si crees que puedes intimidar a tu enemigo con tu aspecto o la firmeza de tus acciones puedes basar la ofensiva en golpes directos, pero estos dejaran completamente al descubierto tus objetivos, con lo que podrá defenderse y repeler tu ataque. - el caballero intentaba sonar lo más amigable posible, sabía que la mayoría de los reclutas solían aburrirse con las lecciones hasta que llegaba la práctica, pero la joven parecía prestar suma atención a cada una de sus palabras.
- Sin embargo, si consigues poner nervioso a tu rival éste terminará cometiendo algún error tarde o temprano, del que podrás sacar ventaja. Por el contrario, si el contrincante es más experimentado tendrás que buscar otra forma de encararlo, y es ahí donde entran en juego las fintas. - prosiguió, rascándose levemente la incipiente barba. - Estos movimientos son en realidad amagos, cuyo objetivo es el de engañar al enemigo de forma que éste reaccione como tú quieras, para luego aprovecharte de su acción y dar el tajo. - tomó su arma y se colocó en posición de combate, flexionando ligeramente las rodillas y adelantando el pie derecho.
No hubo aviso ni indicaciones, el instructor alzó su espada y la dirigió hacia uno de sus costados, con lo que la de ojos verdes se vio obligada a moverse para bloquearlo, momento en que el guerrero aprovechó para apuntar directamente a su clavícula, haciendo una sencilla demostración de lo que intentaba enseñarle. - Bastante efectiva ¿verdad?, probemos de nuevo. - dijo con tranquilidad, retirándose un poco.
Elen asintió con la cabeza y asió con fuerza la empuñadura de su arma, mientras hacía lo posible por idear una forma de evitar que la alcanzara de nuevo. Finalmente se decidió por retroceder un par de pasos justo después de ver la trayectoria que tomaba el ataque de Trevor, colocando la espada de modo que detuviese su golpe pero sin dejar su cuerpo tan expuesto, con lo que pudo reaccionar a tiempo para parar el tajo que hizo a continuación.
- Eso ha estado bien, veamos si puedes repetirlo. - pronunció con un leve deje retador en su voz, intentando provocarla para que se esforzase más y lograse controlar por completo la técnica. La joven le dedicó una leve sonrisa, aguardó en silencio y se mantuvo atenta a cualquier mínimo movimiento de su cuerpo, para predecir la dirección en que llegaría el amago y los posibles objetivos que buscaría después.
Trevor realizó la finta dirigiendo el filo hacia el rostro de la hechicera, lo que le dificultaría la visión al tener que situar su propia espada delante de sus ojos. Elen reaccionó por instinto, levantó el arma y dio un paso atrás, buscó con la mirada el brazo del instructor y observó el movimiento que realizaba, lo que le permitió recolocar su mágica hoja justo a tiempo para evitar el simulado tajo.
El siguiente ejercicio sería un poco más complicado, ya que el guerrero pasaría de las fintas simples a las compuestas, en las que se podían dar varios amagos antes de asestar el golpe, cosa que la de cabellos cenicientos no se esperaba. Como era de esperar, la bruja no pudo repeler su ataque durante el primer intento, pero tras practicar un poco consiguió rechazar sus acometidas, lo que le dio bastante seguridad en sí misma y en sus habilidades de combate.
Repitieron el ejercicio varias veces, cambiando los ángulos y direcciones para que la joven tuviese que adaptarse y reaccionar ante cualquiera de ellos, cosa que le llevó un buen rato. Cuando por fin el instructor se detuvo, dando por terminado el ejercicio al ver que la recluta lo dominaba, ella pudo sentir lo alterada que estaba su respiración, junto con el pulso que le latía con fuerza en las sienes. No estaba acostumbrada a realizar esfuerzos físicos durante tanto tiempo seguido, con lo que tardó unos minutos en recobrar el aliento.
- ¿Te encuentras bien Elen? - preguntó el profesor ligeramente preocupado, acercándose un poco a ella. - Solo…necesito un respiro… - respondió la bruja de forma entrecortada, con ambas manos a la altura de la cadera. - Descansa unos minutos, comienza a atardecer y ya casi te he enseñado todo cuanto tenía pensado, solo te mostraré algunos movimientos más y haremos un pequeño repaso a las lecciones, luego podrás irte a casa. - anunció, antes de ayudarla a llegar junto a la valla, donde podría apoyarse mientras se recuperaba.
Trevor bajó el arma y la clavó en la arena, como hacía siempre que se preparaba para explicar algo referente al entrenamiento, de ese modo se encontraba más cómodo. - Hay que tener cuidado al elegir una estrategia de ataque, debes fijarte bien en tu oponente para optar por la más adecuada. Si crees que puedes intimidar a tu enemigo con tu aspecto o la firmeza de tus acciones puedes basar la ofensiva en golpes directos, pero estos dejaran completamente al descubierto tus objetivos, con lo que podrá defenderse y repeler tu ataque. - el caballero intentaba sonar lo más amigable posible, sabía que la mayoría de los reclutas solían aburrirse con las lecciones hasta que llegaba la práctica, pero la joven parecía prestar suma atención a cada una de sus palabras.
- Sin embargo, si consigues poner nervioso a tu rival éste terminará cometiendo algún error tarde o temprano, del que podrás sacar ventaja. Por el contrario, si el contrincante es más experimentado tendrás que buscar otra forma de encararlo, y es ahí donde entran en juego las fintas. - prosiguió, rascándose levemente la incipiente barba. - Estos movimientos son en realidad amagos, cuyo objetivo es el de engañar al enemigo de forma que éste reaccione como tú quieras, para luego aprovecharte de su acción y dar el tajo. - tomó su arma y se colocó en posición de combate, flexionando ligeramente las rodillas y adelantando el pie derecho.
No hubo aviso ni indicaciones, el instructor alzó su espada y la dirigió hacia uno de sus costados, con lo que la de ojos verdes se vio obligada a moverse para bloquearlo, momento en que el guerrero aprovechó para apuntar directamente a su clavícula, haciendo una sencilla demostración de lo que intentaba enseñarle. - Bastante efectiva ¿verdad?, probemos de nuevo. - dijo con tranquilidad, retirándose un poco.
Elen asintió con la cabeza y asió con fuerza la empuñadura de su arma, mientras hacía lo posible por idear una forma de evitar que la alcanzara de nuevo. Finalmente se decidió por retroceder un par de pasos justo después de ver la trayectoria que tomaba el ataque de Trevor, colocando la espada de modo que detuviese su golpe pero sin dejar su cuerpo tan expuesto, con lo que pudo reaccionar a tiempo para parar el tajo que hizo a continuación.
- Eso ha estado bien, veamos si puedes repetirlo. - pronunció con un leve deje retador en su voz, intentando provocarla para que se esforzase más y lograse controlar por completo la técnica. La joven le dedicó una leve sonrisa, aguardó en silencio y se mantuvo atenta a cualquier mínimo movimiento de su cuerpo, para predecir la dirección en que llegaría el amago y los posibles objetivos que buscaría después.
Trevor realizó la finta dirigiendo el filo hacia el rostro de la hechicera, lo que le dificultaría la visión al tener que situar su propia espada delante de sus ojos. Elen reaccionó por instinto, levantó el arma y dio un paso atrás, buscó con la mirada el brazo del instructor y observó el movimiento que realizaba, lo que le permitió recolocar su mágica hoja justo a tiempo para evitar el simulado tajo.
El siguiente ejercicio sería un poco más complicado, ya que el guerrero pasaría de las fintas simples a las compuestas, en las que se podían dar varios amagos antes de asestar el golpe, cosa que la de cabellos cenicientos no se esperaba. Como era de esperar, la bruja no pudo repeler su ataque durante el primer intento, pero tras practicar un poco consiguió rechazar sus acometidas, lo que le dio bastante seguridad en sí misma y en sus habilidades de combate.
Repitieron el ejercicio varias veces, cambiando los ángulos y direcciones para que la joven tuviese que adaptarse y reaccionar ante cualquiera de ellos, cosa que le llevó un buen rato. Cuando por fin el instructor se detuvo, dando por terminado el ejercicio al ver que la recluta lo dominaba, ella pudo sentir lo alterada que estaba su respiración, junto con el pulso que le latía con fuerza en las sienes. No estaba acostumbrada a realizar esfuerzos físicos durante tanto tiempo seguido, con lo que tardó unos minutos en recobrar el aliento.
- ¿Te encuentras bien Elen? - preguntó el profesor ligeramente preocupado, acercándose un poco a ella. - Solo…necesito un respiro… - respondió la bruja de forma entrecortada, con ambas manos a la altura de la cadera. - Descansa unos minutos, comienza a atardecer y ya casi te he enseñado todo cuanto tenía pensado, solo te mostraré algunos movimientos más y haremos un pequeño repaso a las lecciones, luego podrás irte a casa. - anunció, antes de ayudarla a llegar junto a la valla, donde podría apoyarse mientras se recuperaba.
Elen Calhoun
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Re: Entrenamiento al amanecer
El instructor pensó para sí que quizá le estaba pidiendo demasiado, debía tener presente en todo momento que la joven no estaba acostumbrada a ese tipo de entrenamiento, su cuerpo no estaba lo suficientemente trabajado para poder soportar la intensidad de ciertos ejercicios, a pesar de la inquebrantable voluntad que mostraba. Observó cómo recuperaba el aliento y regresaba al centro de la arena, preparada para continuar con su adiestramiento, cosa que le sacó una leve sonrisa.
- Tranquila, tenemos bastante tiempo por delante todavía, no hace falta que te apresures. - le dijo con voz amable, no quería que prosiguiese sin antes haberse recompuesto del esfuerzo anterior. - Estoy bien, solo necesitaba unos minutos para reponerme pero ya estoy mejor, puedo continuar. - respondió la maga con decisión, le había costado conseguir una jornada con un profesor para ella sola, y no estaba dispuesta a desperdiciar ni un instante.
- En ese caso pasaremos a los movimientos de desvío y desarme, ya has aprendido lo suficiente sobre defensa y ataque. - anunció, tomando su espada para colocarse en posición. - ¿Recuerdas lo que hice para quitarte el arma al principio? - preguntó, para luego quedar expectante. La de cabellos cenicientos frunció levemente el ceño e hizo lo posible por acordarse, cosa que no le costó demasiado. - Pasaste la hoja por debajo de la mía en un movimiento circular, para luego golpear mi arma con fuerza y que esta se me escapase. - contestó con tranquilidad.
Trevor esbozó una sonrisa y asintió con la cabeza, satisfecho por lo observadora y atenta que estaba su recluta. - Así es, esa acción de desarme pertenece a un conjunto de tretas, orientadas a quitar el arma al adversario o a desviar su espada de forma que facilite el toque. - comenzó a explicar, intentando sonar ameno. - Veo que también llevas contigo una daga, nos servirá para luego, cuando te enseñe las tretas a dos armas, pero por ahora nos centraremos en una sola. - continuó, antes de adoptar una postura defensiva.
El caballero extendió el brazo en su dirección, colocando la espada por delante de su cuerpo de modo que apuntase directamente a la joven. - Quiero que intentes llegar hasta mí, ya sea desviando mi filo o tratando de desarmarme. - la hechicera lo escuchó con atención y se preparó para entrar en acción, en primer lugar tratando de imitar el movimiento que él ya había usado con ella antes.
Sin embargo, el instructor debió imaginarse que lo haría, se movió de forma que le resultase imposible lograrlo. Entonces la de ojos verdes trató de idear otra estrategia, observando la posición de su cuerpo y determinando los posibles puntos a los que podría llegar valiéndose de una finta para engañarlo. Pero aquello no era parte del ejercicio que ahora trabajaban, con lo que volvió a centrarse en las opciones que tenía, desviar o desarmar.
Optó por la primera, golpeando con fuerza la hoja que blandía el profesor para apartarla hacia un lado, lo que le daría la posibilidad de avanzar y alcanzarle el torso. Sorprendentemente lo consiguió, detuvo la punta de su espada a unos centímetros de su cuerpo, antes de bajarla. - Bastante bien, parece que ya das a los golpes la intensidad necesaria. - Trevor retomó la postura inicial y le hizo un gesto para que volviese a hacerlo, aunque esta vez la maga necesitó algo más de fuerza para lograr apartar su filo de él, ya que estaba más preparado para repelerla.
- Te mostraré algunas tretas diferentes, en las que entra el movimiento del cuerpo y los cambios de posición, ponte en guardia. - Elen obedeció y clavó la vista en el brazo con que portaba el arma, para intentar predecir por dónde atacaría. Pero el instructor no la puso a prueba directamente, le explicó algunos ejemplos y los fue marcando con la espada para que la de ojos verdes se hiciera una idea de cómo debían ser realizados, luego le tocó el turno a ella de hacerlos.
- Tranquila, tenemos bastante tiempo por delante todavía, no hace falta que te apresures. - le dijo con voz amable, no quería que prosiguiese sin antes haberse recompuesto del esfuerzo anterior. - Estoy bien, solo necesitaba unos minutos para reponerme pero ya estoy mejor, puedo continuar. - respondió la maga con decisión, le había costado conseguir una jornada con un profesor para ella sola, y no estaba dispuesta a desperdiciar ni un instante.
- En ese caso pasaremos a los movimientos de desvío y desarme, ya has aprendido lo suficiente sobre defensa y ataque. - anunció, tomando su espada para colocarse en posición. - ¿Recuerdas lo que hice para quitarte el arma al principio? - preguntó, para luego quedar expectante. La de cabellos cenicientos frunció levemente el ceño e hizo lo posible por acordarse, cosa que no le costó demasiado. - Pasaste la hoja por debajo de la mía en un movimiento circular, para luego golpear mi arma con fuerza y que esta se me escapase. - contestó con tranquilidad.
Trevor esbozó una sonrisa y asintió con la cabeza, satisfecho por lo observadora y atenta que estaba su recluta. - Así es, esa acción de desarme pertenece a un conjunto de tretas, orientadas a quitar el arma al adversario o a desviar su espada de forma que facilite el toque. - comenzó a explicar, intentando sonar ameno. - Veo que también llevas contigo una daga, nos servirá para luego, cuando te enseñe las tretas a dos armas, pero por ahora nos centraremos en una sola. - continuó, antes de adoptar una postura defensiva.
El caballero extendió el brazo en su dirección, colocando la espada por delante de su cuerpo de modo que apuntase directamente a la joven. - Quiero que intentes llegar hasta mí, ya sea desviando mi filo o tratando de desarmarme. - la hechicera lo escuchó con atención y se preparó para entrar en acción, en primer lugar tratando de imitar el movimiento que él ya había usado con ella antes.
Sin embargo, el instructor debió imaginarse que lo haría, se movió de forma que le resultase imposible lograrlo. Entonces la de ojos verdes trató de idear otra estrategia, observando la posición de su cuerpo y determinando los posibles puntos a los que podría llegar valiéndose de una finta para engañarlo. Pero aquello no era parte del ejercicio que ahora trabajaban, con lo que volvió a centrarse en las opciones que tenía, desviar o desarmar.
Optó por la primera, golpeando con fuerza la hoja que blandía el profesor para apartarla hacia un lado, lo que le daría la posibilidad de avanzar y alcanzarle el torso. Sorprendentemente lo consiguió, detuvo la punta de su espada a unos centímetros de su cuerpo, antes de bajarla. - Bastante bien, parece que ya das a los golpes la intensidad necesaria. - Trevor retomó la postura inicial y le hizo un gesto para que volviese a hacerlo, aunque esta vez la maga necesitó algo más de fuerza para lograr apartar su filo de él, ya que estaba más preparado para repelerla.
- Te mostraré algunas tretas diferentes, en las que entra el movimiento del cuerpo y los cambios de posición, ponte en guardia. - Elen obedeció y clavó la vista en el brazo con que portaba el arma, para intentar predecir por dónde atacaría. Pero el instructor no la puso a prueba directamente, le explicó algunos ejemplos y los fue marcando con la espada para que la de ojos verdes se hiciera una idea de cómo debían ser realizados, luego le tocó el turno a ella de hacerlos.
Elen Calhoun
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Re: Entrenamiento al amanecer
La bruja repitió los movimientos que le había mostrado, sin gran problema ya que los cambios de posición le resultaban fáciles, solo debía centrarse en vigilar la espada del oponente y buscar otro ángulo, desde el que poder esquivar su filo y alcanzarlo. Las tretas parecían realmente efectivas, no eran demasiado complicadas y tomaban por sorpresa al rival, que podría verse desarmado o con la espada desviada, de modo que se alejase de su cuerpo y no tuviese tiempo a defenderse con ella.
Una vez dominadas las de una sola arma, Trevor consideró adecuado dar un paso más allá, extrajo una daga de su cinturón e instó a la joven para que hiciera lo mismo con la suya. - Pasamos a los juegos de armas dobles, deja que revise la tuya. - dijo, mientras se acercaba un poco y sostenía la de la alumna, cuya empuñadura no era la más adecuada por dejar la mano al descubierto.
- No es la mejor opción pero servirá. - añadió al tiempo que se la devolvía. - En este tipo de acciones la daga juega un papel secundario, cuyo objetivo no se basa principalmente en herir sino en ayudar a controlar el filo del contrario. Por ello nunca se lanza un ataque primero con ella ya que de hacerlo te dejaría vulnerable ante tu oponente, que podría usar su espada larga para alcanzarte. - comenzó a explicar, volviendo a situarse en el centro de la arena.
- Las armas de largo alcance entran en juego primero, coloca tu hoja de forma que se cruce con la mía. - indicó, alzando su espada y dejándola inclinada hacia arriba. La de ojos verdes hizo lo que le decía, dejando su filo de forma que ambos formasen una cruz. - Una vez alcanzada esta posición u otra semejante durante el enfrentamiento, debes intentar controlar el arma de tu adversario con la tuya, apartándola hacia el lado donde tengas el brazo con la daga, adelante hazlo. - la maga lo escuchó con atención y realizó el movimiento, a lo que el instructor respondió desviando la dirección de su hoja hacia abajo, en un intento por acercarse al costado de la recluta.
- Bien, ahora lleva la daga hasta mi espada, de modo que puedas controlarla para que no siga hacia ti, con lo que tendrías libre el otro brazo para herirme con la tuya. - añadió, sin cambiar la postura. Elen obedeció nuevamente y posicionó el filo de su daga contra el del arma del caballero, para luego llevar helada hoja hacia su cuello, dejando la punta a escasos centímetros de su piel. - Probemos a hacerlo con algo más de velocidad, para que te acostumbres a reaccionar rápido. - dijo, mientras se retiraba para comenzar desde el principio.
Manejar dos armas a la vez le resultaba algo más complicado, ya que no solía hacerlo, por lo que tardaron un rato antes de que lograse dominar los movimientos con la destreza suficiente para pasar al siguiente ejercicio. - Ahora te mostraré una que podrás usar en caso de que intenten atacarte con una estocada, detén mi hoja y desliza la tuya por ella hacia la punta, desviándola un poco hacia fuera. - indicó, antes de hacer realizar la acción. La de cabellos cenicientos hizo lo que le había marcado, alejando el filo hacia la derecha, antes de quedar a la espera de nuevas instrucciones.
- Una vez hecho esto lleva la daga a mi empuñadura, haciendo presión hacia abajo para que mi espada quede apuntando hacia arriba casi verticalmente, con lo que podrías recolocar la tuya de modo que me alcance directamente en el pecho, inclinándola levemente. Es un agarre bastante efectivo, así que lo practicaremos hasta que te salga a la perfección. - anunció, mientras la hechicera completaba la treta.
Al igual que con la anterior, tuvieron que repetirla en varias ocasiones para que la dominase, con lo que se tomaron un pequeño descanso antes de continuar.
Una vez dominadas las de una sola arma, Trevor consideró adecuado dar un paso más allá, extrajo una daga de su cinturón e instó a la joven para que hiciera lo mismo con la suya. - Pasamos a los juegos de armas dobles, deja que revise la tuya. - dijo, mientras se acercaba un poco y sostenía la de la alumna, cuya empuñadura no era la más adecuada por dejar la mano al descubierto.
- No es la mejor opción pero servirá. - añadió al tiempo que se la devolvía. - En este tipo de acciones la daga juega un papel secundario, cuyo objetivo no se basa principalmente en herir sino en ayudar a controlar el filo del contrario. Por ello nunca se lanza un ataque primero con ella ya que de hacerlo te dejaría vulnerable ante tu oponente, que podría usar su espada larga para alcanzarte. - comenzó a explicar, volviendo a situarse en el centro de la arena.
- Las armas de largo alcance entran en juego primero, coloca tu hoja de forma que se cruce con la mía. - indicó, alzando su espada y dejándola inclinada hacia arriba. La de ojos verdes hizo lo que le decía, dejando su filo de forma que ambos formasen una cruz. - Una vez alcanzada esta posición u otra semejante durante el enfrentamiento, debes intentar controlar el arma de tu adversario con la tuya, apartándola hacia el lado donde tengas el brazo con la daga, adelante hazlo. - la maga lo escuchó con atención y realizó el movimiento, a lo que el instructor respondió desviando la dirección de su hoja hacia abajo, en un intento por acercarse al costado de la recluta.
- Bien, ahora lleva la daga hasta mi espada, de modo que puedas controlarla para que no siga hacia ti, con lo que tendrías libre el otro brazo para herirme con la tuya. - añadió, sin cambiar la postura. Elen obedeció nuevamente y posicionó el filo de su daga contra el del arma del caballero, para luego llevar helada hoja hacia su cuello, dejando la punta a escasos centímetros de su piel. - Probemos a hacerlo con algo más de velocidad, para que te acostumbres a reaccionar rápido. - dijo, mientras se retiraba para comenzar desde el principio.
Manejar dos armas a la vez le resultaba algo más complicado, ya que no solía hacerlo, por lo que tardaron un rato antes de que lograse dominar los movimientos con la destreza suficiente para pasar al siguiente ejercicio. - Ahora te mostraré una que podrás usar en caso de que intenten atacarte con una estocada, detén mi hoja y desliza la tuya por ella hacia la punta, desviándola un poco hacia fuera. - indicó, antes de hacer realizar la acción. La de cabellos cenicientos hizo lo que le había marcado, alejando el filo hacia la derecha, antes de quedar a la espera de nuevas instrucciones.
- Una vez hecho esto lleva la daga a mi empuñadura, haciendo presión hacia abajo para que mi espada quede apuntando hacia arriba casi verticalmente, con lo que podrías recolocar la tuya de modo que me alcance directamente en el pecho, inclinándola levemente. Es un agarre bastante efectivo, así que lo practicaremos hasta que te salga a la perfección. - anunció, mientras la hechicera completaba la treta.
Al igual que con la anterior, tuvieron que repetirla en varias ocasiones para que la dominase, con lo que se tomaron un pequeño descanso antes de continuar.
Elen Calhoun
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Re: Entrenamiento al amanecer
Tras la breve pausa, en que la joven pudo recobrar el aliento y relajar el cuerpo, ambos volvieron al centro de la arena, para que Trevor pudiese mostrarle las últimas tretas antes del repaso a todo lo aprendido. Éstas no les llevaron demasiado tiempo, ya que se centraban en lo que podría denominarse juego sucio, como por ejemplo aprovechar un cruce de espadas para bajar el sombrero al oponente, dificultándole la visión y logrando con esto que no viese venir el golpe.
La capa también podía resultar útil en aquellas acciones, bien usándola para protegerse un brazo, enrollándola alrededor del mismo, de modo que al recibir un tajo la hoja enemiga no llegase a la piel, o bien como elemento arrojadizo, en cuyo caso servía para lo mismo que manipular el sombrero. No eran técnicas elaboradas, pero sin duda en algunos casos podían llegar a ser efectivas, sobre todo contra adversarios que ya dominaban ese tipo de estratagemas.
El instructor le dio un par de consejos más, antes de que iniciaran el repaso de todo lo que le había enseñado durante la jornada, practicando todos los ejercicios según el orden en que los había usado. La de ojos verdes tomó aire y se preparó para aquello, sabiendo que tendría que esforzarse mucho para no decepcionar a su profesor, que había hecho todo lo posible por adiestrarla de la mejor manera, teniendo en cuenta el limitado tiempo del que disponían.
Se puso en guardia y repelió todos los ataques, para luego aprovechar y pasar a la ofensiva, tras realizar una finta y valerse de la daga, para controlar la espada del caballero. El enfrentamiento duró varios minutos, en los que la hechicera supo desenvolverse con destreza, evitando que la alcanzara. Trevor se apartó y sonrió ampliamente, satisfecho con el resultado obtenido, mientras daba un respiro a la joven antes de proseguir. En un primer momento la alumna no se había ajustado a la idea de guerrera que tenía, pero ahora que la veía luchar con tal agilidad se daba cuenta de lo equivocado que estuvo al juzgarla solo por el físico.
Al final había convertido aquella supuesta debilidad, la constitución delgada característica de su raza, en una fortaleza que le permitía ser más rápida, cosa que le vendría muy bien ante cualquier oponente. Volvieron a la carga y continuaron con el repaso, hasta llegar a un punto en que el instructor creyó adecuado dar por terminado el ejercicio, tras comprobar que la joven había adquirido los conocimientos y práctica suficiente para defenderse en casi cualquier situación de peligro por combate.
- He de decir que estoy muy satisfecho con la rapidez de aprendizaje que tienes. Creo que ha sido suficiente por hoy, pero si en cualquier otro momento decides seguir entrenando no dudes en pasarte por aquí y preguntar por mí. - le dijo con tono amistoso, dedicándole una leve sonrisa. - Gracias Trevor, tus lecciones me servirán de mucho de eso no tengo duda alguna. - respondió ella con amabilidad, mientras envainaba sus armas y le tendía la mano. - Al final conseguiste que la espada se volviese una extensión de mi brazo, de nuevo gracias. - el instructor le estrechó la mano, mientras su sonrisa se ampliaba un poco.
Ambos abandonaron la arena y se despidieron junto a la salida, desde donde la bruja tomaría el camino de regreso a la posada, para descansar tras todo el esfuerzo que el entrenamiento le había exigido.
La capa también podía resultar útil en aquellas acciones, bien usándola para protegerse un brazo, enrollándola alrededor del mismo, de modo que al recibir un tajo la hoja enemiga no llegase a la piel, o bien como elemento arrojadizo, en cuyo caso servía para lo mismo que manipular el sombrero. No eran técnicas elaboradas, pero sin duda en algunos casos podían llegar a ser efectivas, sobre todo contra adversarios que ya dominaban ese tipo de estratagemas.
El instructor le dio un par de consejos más, antes de que iniciaran el repaso de todo lo que le había enseñado durante la jornada, practicando todos los ejercicios según el orden en que los había usado. La de ojos verdes tomó aire y se preparó para aquello, sabiendo que tendría que esforzarse mucho para no decepcionar a su profesor, que había hecho todo lo posible por adiestrarla de la mejor manera, teniendo en cuenta el limitado tiempo del que disponían.
Se puso en guardia y repelió todos los ataques, para luego aprovechar y pasar a la ofensiva, tras realizar una finta y valerse de la daga, para controlar la espada del caballero. El enfrentamiento duró varios minutos, en los que la hechicera supo desenvolverse con destreza, evitando que la alcanzara. Trevor se apartó y sonrió ampliamente, satisfecho con el resultado obtenido, mientras daba un respiro a la joven antes de proseguir. En un primer momento la alumna no se había ajustado a la idea de guerrera que tenía, pero ahora que la veía luchar con tal agilidad se daba cuenta de lo equivocado que estuvo al juzgarla solo por el físico.
Al final había convertido aquella supuesta debilidad, la constitución delgada característica de su raza, en una fortaleza que le permitía ser más rápida, cosa que le vendría muy bien ante cualquier oponente. Volvieron a la carga y continuaron con el repaso, hasta llegar a un punto en que el instructor creyó adecuado dar por terminado el ejercicio, tras comprobar que la joven había adquirido los conocimientos y práctica suficiente para defenderse en casi cualquier situación de peligro por combate.
- He de decir que estoy muy satisfecho con la rapidez de aprendizaje que tienes. Creo que ha sido suficiente por hoy, pero si en cualquier otro momento decides seguir entrenando no dudes en pasarte por aquí y preguntar por mí. - le dijo con tono amistoso, dedicándole una leve sonrisa. - Gracias Trevor, tus lecciones me servirán de mucho de eso no tengo duda alguna. - respondió ella con amabilidad, mientras envainaba sus armas y le tendía la mano. - Al final conseguiste que la espada se volviese una extensión de mi brazo, de nuevo gracias. - el instructor le estrechó la mano, mientras su sonrisa se ampliaba un poco.
Ambos abandonaron la arena y se despidieron junto a la salida, desde donde la bruja tomaría el camino de regreso a la posada, para descansar tras todo el esfuerzo que el entrenamiento le había exigido.
Elen Calhoun
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Re: Entrenamiento al amanecer
Cumpliste con tu palabra y el cuervo será recíproco esta vez. Realmente es un entrenamiento muy bueno (parece que incluso te has documentado) y has cumplido con los posts que pedí por lo que puedes usar el arma nivel 3 que te di en el mastereado. Ten en cuenta no obstante que los desarmes los tienes que plantear con tacto ya que podrían ser perfectamente una habilidad, utilízalos contra NPC's o gente con capacidad de combate nula, es mi recomendación.
Recibes:
+Capacidad de usar arma (espada) nivel 3.
+15p. de experiencia.
Recibes:
+Capacidad de usar arma (espada) nivel 3.
+15p. de experiencia.
Ger
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