Un Poderoso Guardia de Cementerio (Trabajo) (Niniel)[cerrado]
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Un Poderoso Guardia de Cementerio (Trabajo) (Niniel)[cerrado]
- ¡Hey, tú pareces un hombre muy poderoso! ¡Tal vez seas útil en éstas locas fechas! Parece que hay aventureros que profanan éstas tumbas, y además hay animales salvajes que se creen que éste es su territorio por las lluvias. Parece un trabajo sencillo, pero debes tener mucho cuidado. 250 Aeros por la noche. ¿Aceptas?
- ¡Killian acepta!
En verdad necesitaba el dinero. No había comido bien desde hacía unos días, y la oferta de trabajo me cayó del cielo, tras haber empatizado con un guardia de cementerio que ahogaba sus penas en la taberna más cercana.
- ¡Killian acepta!
En verdad necesitaba el dinero. No había comido bien desde hacía unos días, y la oferta de trabajo me cayó del cielo, tras haber empatizado con un guardia de cementerio que ahogaba sus penas en la taberna más cercana.
NOCHE 1
El cementerio era realmente espacioso, y algunos epitafios me parecían de lo más curioso, como por ejemplo "Aquí yace Sir Archibald, amante de los perros y gatos" o "Aquí yace Leonora Hughsbit, fiel amante de los árboles y plantas". Parece que algunas personas en Lunargenta sentían un respetuoso amor hacia los seres vivos, lo que hizo reír un poco, pero la noche recién empezaba y debía procurar hacer bien mi trabajo.
La noche ya era dueña y señora de cada rincón, y mi antorcha era la única fuente de luz a la vista. Los ruidos de la noche y el hecho de estar solo en un cementerio de pronto me hicieron darme cuenta que en realidad mi situación era bastante tenebrosa por decirlo menos. Comencé a estar paranoide hasta del más pequeño ruido, pero entonces recordé que soy un guerrero y no debo asustarme por esas nimiedades.
- ¡Há! ¡Vengan acá espectros! ¡Killian no dudará en usar su espada de ser necesario!
Pero me callé de prisa cuando empecé a escuchar unos pasos. Apagué mi antorcha para no llamar la atención y me dirigí silenciosamente para ver de quién o quiénes se trataba.
Eran un grupo de cinco aventureros, que tal como dijo la persona que me contrató, querían saquear algunas tumbas para hacerse ricos. Jóvenes aventureros. Admiraba su valor, pero su enfoque era equivocado. Se supone que saquees tumbas de poderosos y malignos nigromantes, no manchar las memorias de gente inocente. No podía consentir ese comportamiento.
Me mostré ante ellos y casi gritaron de susto.
- ¡Hey, ustedes cinco! ¡¿Acaso quieren saquear estas tumbas?!
El que parecía el líder se adelantó a plantarme cara. Era un muchacho de unos veinte años, rubio y de ojos azules y armado con una espada y un escudo.
- ¡Sí, y qué! ¡Somos aventureros, es lo que hacemos!
- Pues Killian es el guardia de turno y no puede permitirlo. Den media vuelta y retírense. De lo contrario, Killian no cree que salgan vivos de éste cementerio.
- ¡¿Acaso es una amenaza grandote?!
- Obviamente.
Desenvainé mi espada y retrocedieron un par de pasos. Estaban indecisos, pero parecían dispuestos a hacerme frente.
Imagen de Referencia de los Aventureros:
La noche ya era dueña y señora de cada rincón, y mi antorcha era la única fuente de luz a la vista. Los ruidos de la noche y el hecho de estar solo en un cementerio de pronto me hicieron darme cuenta que en realidad mi situación era bastante tenebrosa por decirlo menos. Comencé a estar paranoide hasta del más pequeño ruido, pero entonces recordé que soy un guerrero y no debo asustarme por esas nimiedades.
- ¡Há! ¡Vengan acá espectros! ¡Killian no dudará en usar su espada de ser necesario!
Pero me callé de prisa cuando empecé a escuchar unos pasos. Apagué mi antorcha para no llamar la atención y me dirigí silenciosamente para ver de quién o quiénes se trataba.
Eran un grupo de cinco aventureros, que tal como dijo la persona que me contrató, querían saquear algunas tumbas para hacerse ricos. Jóvenes aventureros. Admiraba su valor, pero su enfoque era equivocado. Se supone que saquees tumbas de poderosos y malignos nigromantes, no manchar las memorias de gente inocente. No podía consentir ese comportamiento.
Me mostré ante ellos y casi gritaron de susto.
- ¡Hey, ustedes cinco! ¡¿Acaso quieren saquear estas tumbas?!
El que parecía el líder se adelantó a plantarme cara. Era un muchacho de unos veinte años, rubio y de ojos azules y armado con una espada y un escudo.
- ¡Sí, y qué! ¡Somos aventureros, es lo que hacemos!
- Pues Killian es el guardia de turno y no puede permitirlo. Den media vuelta y retírense. De lo contrario, Killian no cree que salgan vivos de éste cementerio.
- ¡¿Acaso es una amenaza grandote?!
- Obviamente.
Desenvainé mi espada y retrocedieron un par de pasos. Estaban indecisos, pero parecían dispuestos a hacerme frente.
Imagen de Referencia de los Aventureros:
- Aventureros:
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Última edición por Killian el Dom Jun 14 2015, 01:04, editado 1 vez
Killian
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Re: Un Poderoso Guardia de Cementerio (Trabajo) (Niniel)[cerrado]
Anochecía y la posada que Níniel había convertido en su segundo hogar cuando se encontraba en la gran ciudad de los humanos estaba bastante tranquila, lo cual, junto con un agradable fuego en la chimenea, hacía que la cena le estuviera sabiendo a gloria a la peliblanca. No mucho tiempo atrás habría comprado comida y se hubiese encerrado en su habitación para comer allí sola, evitando la compañía de humanos y miembros de otras razas que pasasen por allí, temerosa de ellos, pero esos días quedaron atrás, ahora era casi una habitante mas de la cosmopolita Lunargenta y había aprendido a disfrutar de sus virtudes, así como a evitar con buen juicio sus desventajas. Además, el dueño de la posada la tenía como a una reina, allí estaba segura, al no ser que alguien quisiera vérselas con el antiguo campeón de lanzamiento de troncos y con sus grandes puños.
Mientras cenaba, un hombre vestido de negro se acercó hasta su mesa. Se paró a su lado y quitándose un sombrero bastante estropeado carraspeó para llamar su atención. Níniel se giró y vio que era un humano de mediana edad sin rasgos muy destacables, aunque si que había algo que llamaba la atención de él, sus uñas estaban sucias con tierra.
-Disculpas señora elfa por interrumpir su cena. Me llamo Mors, soy el enterrador de Lunargenta, bueno uno de ellos.- Níniel le hizo un gesto para que se sentase. El humano había sido educado, se merecía educación por su parte, aunque no entendía por qué el enterrador querría hablar con ella.
-¿En que puedo ayudarle?-
El hombre se sentó y esbozó un amago de sonrisa.
-No quiero aburrirla con una larga historia, asi que iré al grano. Sé que es sacerdotisa y que ha ayudado en el hospital. Mi primo sufrió un corte y le atendisteis vos...Tengo un problema en el cementerio, vándalos que se las dan de aventureros profanando tumbas y animales salvajes...Puede que sea un trabajo muy poco apreciado el mio pero si nadie quiere ser enterrado en el cementerio...Mi familia no comerá-
Níniel asintió entendiendo el problema.
-Ya veo, pero no sé cómo puedo ayudarle, soy sanadora no guerrera.-
-Lo sé, lo sé. Uno de mis socios ya ha contratado a un guerrero, un tipo fuerte. Mi propuesta es que le ayudéis en su labor con vuestras artes.-
-Entiendo, una sanadora y un guerrero forman un buen equipo ¿No?-
-Así es, 250 Aeros por la noche. ¿Aceptáis?-
La elfa se lo pensó y finalmente aceptó, acordando que se presentaría en el cementerio en cuanto se preparase. Terminó rápidamente la cena y subió a su habitación. Sobre la cama y panza arriba dormía Geralt que la miró con cara de desgana cuando la vio colocarse su armadura y después coger sus cosas. Era casi como si dijera "En serio, a estas horas?". Por una vez dejaría a su pequeño compañero descansar y no lo llevaría consigo. Con todo preparado, Níniel se dirigió al cementerio.
Había caído la noche cuando la elfa llegó al lugar. Tomó una antorcha en la entrada y comenzó a caminar por los caminos entre las tumbas, buscando al enterrador o a alguien que le dijera qué debía hacer exactamente y en que punto de aquel lugar debía encontrarse con aquel guerrero de el que le habían hablado.
El viento nocturno soplaba fresco y el silencio era solo roto por el ulular de algún ave nocturna, por el ruido de sus pisadas sobre la tierra y por el crepitar de la llama de su antorcha. Era de entender por qué los humanos mostraban un temor reverencial por sus cementerios.
La peliblanca comenzaba a creer que había sido engañada por aquel tal Mors y que no había ningún guerrero ni ningún trabajo, lo cual era preocupante por estar sola en lugar como aquel, cuando escuchó unas voces no muy lejos de su posición. Apagó la antorcha y se acercó con cuidado, temiendo que no fuera lo que estaba buscando, y pronto se hizo patente que alguien estaba discutiendo.
Desde las sombras y ya mas cerca pudo ver como un humano de gran tamaño increpaba a un grupo de cinco sujetos. Tras escuchar un par de frases más sin revelar su presencia quedó patente que el grandullón era su compañero de trabajo y los otros debían de ser aquellos vándalos de los que Mors le había hablado. Parecía que había empezado el trabajo por su cuenta y a judgar por el paso atrás que los cinco autodenominados aventureros dieron al unísono, parecía capaz de ocuparse solo de ellos. Como para no dar un paso atrás...Menuda espada mas grande tenía.
De todos modos la elfa se decidió a ayudarle, con sigilo rodeó la escena colocándose tras el grupo de cinco. Llegado el momento podría ocuparse de alguno pillándolo desprevenido por la espalda.
Mientras cenaba, un hombre vestido de negro se acercó hasta su mesa. Se paró a su lado y quitándose un sombrero bastante estropeado carraspeó para llamar su atención. Níniel se giró y vio que era un humano de mediana edad sin rasgos muy destacables, aunque si que había algo que llamaba la atención de él, sus uñas estaban sucias con tierra.
-Disculpas señora elfa por interrumpir su cena. Me llamo Mors, soy el enterrador de Lunargenta, bueno uno de ellos.- Níniel le hizo un gesto para que se sentase. El humano había sido educado, se merecía educación por su parte, aunque no entendía por qué el enterrador querría hablar con ella.
-¿En que puedo ayudarle?-
El hombre se sentó y esbozó un amago de sonrisa.
-No quiero aburrirla con una larga historia, asi que iré al grano. Sé que es sacerdotisa y que ha ayudado en el hospital. Mi primo sufrió un corte y le atendisteis vos...Tengo un problema en el cementerio, vándalos que se las dan de aventureros profanando tumbas y animales salvajes...Puede que sea un trabajo muy poco apreciado el mio pero si nadie quiere ser enterrado en el cementerio...Mi familia no comerá-
Níniel asintió entendiendo el problema.
-Ya veo, pero no sé cómo puedo ayudarle, soy sanadora no guerrera.-
-Lo sé, lo sé. Uno de mis socios ya ha contratado a un guerrero, un tipo fuerte. Mi propuesta es que le ayudéis en su labor con vuestras artes.-
-Entiendo, una sanadora y un guerrero forman un buen equipo ¿No?-
-Así es, 250 Aeros por la noche. ¿Aceptáis?-
La elfa se lo pensó y finalmente aceptó, acordando que se presentaría en el cementerio en cuanto se preparase. Terminó rápidamente la cena y subió a su habitación. Sobre la cama y panza arriba dormía Geralt que la miró con cara de desgana cuando la vio colocarse su armadura y después coger sus cosas. Era casi como si dijera "En serio, a estas horas?". Por una vez dejaría a su pequeño compañero descansar y no lo llevaría consigo. Con todo preparado, Níniel se dirigió al cementerio.
Había caído la noche cuando la elfa llegó al lugar. Tomó una antorcha en la entrada y comenzó a caminar por los caminos entre las tumbas, buscando al enterrador o a alguien que le dijera qué debía hacer exactamente y en que punto de aquel lugar debía encontrarse con aquel guerrero de el que le habían hablado.
El viento nocturno soplaba fresco y el silencio era solo roto por el ulular de algún ave nocturna, por el ruido de sus pisadas sobre la tierra y por el crepitar de la llama de su antorcha. Era de entender por qué los humanos mostraban un temor reverencial por sus cementerios.
La peliblanca comenzaba a creer que había sido engañada por aquel tal Mors y que no había ningún guerrero ni ningún trabajo, lo cual era preocupante por estar sola en lugar como aquel, cuando escuchó unas voces no muy lejos de su posición. Apagó la antorcha y se acercó con cuidado, temiendo que no fuera lo que estaba buscando, y pronto se hizo patente que alguien estaba discutiendo.
Desde las sombras y ya mas cerca pudo ver como un humano de gran tamaño increpaba a un grupo de cinco sujetos. Tras escuchar un par de frases más sin revelar su presencia quedó patente que el grandullón era su compañero de trabajo y los otros debían de ser aquellos vándalos de los que Mors le había hablado. Parecía que había empezado el trabajo por su cuenta y a judgar por el paso atrás que los cinco autodenominados aventureros dieron al unísono, parecía capaz de ocuparse solo de ellos. Como para no dar un paso atrás...Menuda espada mas grande tenía.
De todos modos la elfa se decidió a ayudarle, con sigilo rodeó la escena colocándose tras el grupo de cinco. Llegado el momento podría ocuparse de alguno pillándolo desprevenido por la espalda.
Níniel Thenidiel
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Re: Un Poderoso Guardia de Cementerio (Trabajo) (Niniel)[cerrado]
- Jelly... no creo que ésto sea buena idea...
Dijo el de la derecha. Con que Jelly era el nombre del líder, ¿Eh? Bien, bueno de saber. La arquera desenvainó más decidida que el resto y me apuntó con una flecha. Hé, principiantes pensé yo. Avancé un par de pasos y ellos los retrocedieron. Volví a avanzar otro par de pasos y volvieron a retrocederlos.
- ¡Bú!
Casi se mean del susto y la arquera dispara la flecha pero no pasa ni cerca de mis narices.
- ¡Al demonio con ésto! ¡Si volvemos sin nada, la Gran Madre nos hará algo peor que éste mequetrefe! ¡Vamos chicos, muestren valor! ¡Aaaaal ataqueeeeee!
Desenvainaron sus armas y comenzaron el ataque. Al primero le hice chocar el acero contra acero y retrocedió ante el choque. El segundo estaba armado con una lanza muy larga, ya atacó guardando distancia. Sin embargo, agarré la vaina casi llegando al filo, y con la otra mano destrocé el arma con la espada, dejándola inservible.
El tercero ya era cosa más seria, pues el mayal lleno de puntos de acero era realmente peligroso, y parecía tener experiencia usándolo. Sin embargo, decidí chocar el metal contra metal, y el mayal se rompió en varios pedazos. Los otros dos guardaron la distancia, y agarré al líder y le amenacé con la espada al cuello.
- ¿Has tenido suficiente, Jelly? O tal vez Killian deba golpear de nuevo esa dura cabeza tuya para hacerte entender.
El joven parecía sumamente asustado, pero frunció el ceño y me dio un golpe en la cara que me hizo retroceder y mis labios empezaron a sangrar.
- ¡Ahora Margálas! ¡Hazlo ahora!
El chico de la capucha negra concentró sus manos hacia mi y lanzó una bola de fuego que ciertamente no me esperaba. Di una vuelta hacia un lado para esquivarla, y me escondí detrás de una tumba mientras me lanzaba la segunda. Vaya, aquel era un mejor recurso. Los otros empezaron a reagruparse y a sacar sus armas de repuesto. Yo por mi lado, saqué mi arco y mi flecha, y cuando disparó la segunda que chocó contra la roca que me protegía, saqué el torso y le disparé una flecha que le atravesó la cabeza y cayó muerto al suelo. Sus compañeros miraban shockeados cómo uno de sus camaradas caía en batalla, probablemente era la primera vez que experimentaban algo como eso.
- ¡¿Han tenido suficiente?! ¡Ya sacrificaron a uno de los vuestros! ¡Llévenselo y honren su memoria!
Sin embargo, todos sacaron sus espadas y fueron corriendo hacia mí, vociferando insultos contra mí por haber matado a su amigo. Ahora sí que se iba a armar una buena.
Dijo el de la derecha. Con que Jelly era el nombre del líder, ¿Eh? Bien, bueno de saber. La arquera desenvainó más decidida que el resto y me apuntó con una flecha. Hé, principiantes pensé yo. Avancé un par de pasos y ellos los retrocedieron. Volví a avanzar otro par de pasos y volvieron a retrocederlos.
- ¡Bú!
Casi se mean del susto y la arquera dispara la flecha pero no pasa ni cerca de mis narices.
- ¡Al demonio con ésto! ¡Si volvemos sin nada, la Gran Madre nos hará algo peor que éste mequetrefe! ¡Vamos chicos, muestren valor! ¡Aaaaal ataqueeeeee!
Desenvainaron sus armas y comenzaron el ataque. Al primero le hice chocar el acero contra acero y retrocedió ante el choque. El segundo estaba armado con una lanza muy larga, ya atacó guardando distancia. Sin embargo, agarré la vaina casi llegando al filo, y con la otra mano destrocé el arma con la espada, dejándola inservible.
El tercero ya era cosa más seria, pues el mayal lleno de puntos de acero era realmente peligroso, y parecía tener experiencia usándolo. Sin embargo, decidí chocar el metal contra metal, y el mayal se rompió en varios pedazos. Los otros dos guardaron la distancia, y agarré al líder y le amenacé con la espada al cuello.
- ¿Has tenido suficiente, Jelly? O tal vez Killian deba golpear de nuevo esa dura cabeza tuya para hacerte entender.
El joven parecía sumamente asustado, pero frunció el ceño y me dio un golpe en la cara que me hizo retroceder y mis labios empezaron a sangrar.
- ¡Ahora Margálas! ¡Hazlo ahora!
El chico de la capucha negra concentró sus manos hacia mi y lanzó una bola de fuego que ciertamente no me esperaba. Di una vuelta hacia un lado para esquivarla, y me escondí detrás de una tumba mientras me lanzaba la segunda. Vaya, aquel era un mejor recurso. Los otros empezaron a reagruparse y a sacar sus armas de repuesto. Yo por mi lado, saqué mi arco y mi flecha, y cuando disparó la segunda que chocó contra la roca que me protegía, saqué el torso y le disparé una flecha que le atravesó la cabeza y cayó muerto al suelo. Sus compañeros miraban shockeados cómo uno de sus camaradas caía en batalla, probablemente era la primera vez que experimentaban algo como eso.
- ¡¿Han tenido suficiente?! ¡Ya sacrificaron a uno de los vuestros! ¡Llévenselo y honren su memoria!
Sin embargo, todos sacaron sus espadas y fueron corriendo hacia mí, vociferando insultos contra mí por haber matado a su amigo. Ahora sí que se iba a armar una buena.
Killian
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Re: Un Poderoso Guardia de Cementerio (Trabajo) (Niniel)[cerrado]
La verdad es que la peliblanca esperaba poder resultar de ayuda, aunque fuese un poco, en un combate tan desigual en cuanto a números, pero una vez que consiguió situarse a espaldas del grupo de aventureros lo único que pudo hacer fue mirar como, a pesar de superar a su adversario cinco a uno y de tener toda clase de armas como para superarle en estrategia, los vándalos retrocedían. Incluso cuando reunieron suficiente valor como para empezar a luchar, mencionando un destino peor que el enfrentamiento con el gigantón y a una "Gran madre", el resultado fue totalmente favorable a la montaña que llegaba incluso a manejar un mandoble a dos manos con una sola, como tuvo la desgracia de comprobar el lancero del grupo de cinco. ¿Quién era esa mole que parecía no achantarse ante nada, ni ante las flechas, y que destrozaba armas enemigas con tan solo el entrechocar de los metales? ¿Acaso no era humano?. Níniel estaba tan asombrada e incluso asustada por semejante derroche que no pudo atacar como era su idea, ni falta que hacía.
El final del primer cruce de ataques acabó con el líder del grupo de cinco sujeto y amenazado de muerte. Todo parecía indicar que los profanadores de tumbas habrían aprendido la lección tras aquella primera demostración de fuerza, quizá se rindieran, desde luego habían demostrado su incapacidad para enfrentarse a su oponente...Pero aún tenían algunas cartas bajo la manga, concrétamente un brujo. Tras liberarse de la presa el líder se apartó y una bola de fuego casi calcina al gigantón, que demostró que a parte de increíblemente fuerte, también era ágil esquivándola. Una segunda bola de fuego impacto sobre la lápida y con un disparo certero el brujo estaba muerto.
A pesar de todo y de la advertencia de la montaña invencible, los cuatro enemigos restantes se lanzaron juntos en un nuevo ataque, clamando venganza por su compañero caído. Níniel casi se compadecía de ellos, iban a acabar convertidos en picadillo de carne, visto lo visto temer por la suerte del gigantón parecía tontería.
Sin embargo los miembros restantes no atacaron a lo loco como podía parecer. Mientras los tres luchadores cuerpo a cuerpo atacaban desde diferentes ángulos a Killian, la arquera preparó una flecha especial para su mastodóntico rival. Untada de veneno, bastaría un simple roce para que las fuerzas abandonaran a la mole guerrera y dejarlo vulnerable, si es que tal cosa podía acontecer.
Por si acaso, Níniel, que seguía observando aún oculta, vio aquel proceso y se decidió a ayudar. Salió de entre las sombras colocándose tras la rezagada arquera que ya tenía su ponzoñosa saeta preparada sobre la cuerda tensada de su arco.
La peliblanca descargó un golpe de su bastón sobre la nuca de la mujer desprevenida, dejándola inconsciente.
OFF: Si a pesar de dejarla inconsciente, la flecha aún sale disparada hacia ti o no lo dejo a tu elección.
El final del primer cruce de ataques acabó con el líder del grupo de cinco sujeto y amenazado de muerte. Todo parecía indicar que los profanadores de tumbas habrían aprendido la lección tras aquella primera demostración de fuerza, quizá se rindieran, desde luego habían demostrado su incapacidad para enfrentarse a su oponente...Pero aún tenían algunas cartas bajo la manga, concrétamente un brujo. Tras liberarse de la presa el líder se apartó y una bola de fuego casi calcina al gigantón, que demostró que a parte de increíblemente fuerte, también era ágil esquivándola. Una segunda bola de fuego impacto sobre la lápida y con un disparo certero el brujo estaba muerto.
A pesar de todo y de la advertencia de la montaña invencible, los cuatro enemigos restantes se lanzaron juntos en un nuevo ataque, clamando venganza por su compañero caído. Níniel casi se compadecía de ellos, iban a acabar convertidos en picadillo de carne, visto lo visto temer por la suerte del gigantón parecía tontería.
Sin embargo los miembros restantes no atacaron a lo loco como podía parecer. Mientras los tres luchadores cuerpo a cuerpo atacaban desde diferentes ángulos a Killian, la arquera preparó una flecha especial para su mastodóntico rival. Untada de veneno, bastaría un simple roce para que las fuerzas abandonaran a la mole guerrera y dejarlo vulnerable, si es que tal cosa podía acontecer.
Por si acaso, Níniel, que seguía observando aún oculta, vio aquel proceso y se decidió a ayudar. Salió de entre las sombras colocándose tras la rezagada arquera que ya tenía su ponzoñosa saeta preparada sobre la cuerda tensada de su arco.
La peliblanca descargó un golpe de su bastón sobre la nuca de la mujer desprevenida, dejándola inconsciente.
OFF: Si a pesar de dejarla inconsciente, la flecha aún sale disparada hacia ti o no lo dejo a tu elección.
Níniel Thenidiel
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Re: Un Poderoso Guardia de Cementerio (Trabajo) (Niniel)[cerrado]
Las armas renovadas así como el valor renovado parecían más que suficientes para haber aumentado tanto la moral como la fuerza de sus ataques. Jelly hizo como que me iba a atacar, pero a cambio fue su compañero el que atravesó el acero en mi brazo derecho, abriéndome una herida que comenzó a sangrar profusamente.
- ¡Toma ésto gigante bastardoooooo!
Otro de ellos lanzaba estocadas muy ágilmente, pues su cimitarra se lo permitía y parecía que no estaba muy capacitado para anticiparme a todos los cortes. Mis piernas pagaron el precio y los tajos empezaron a sangrar también. El líder, Jelly, hizo el ataque definitivo y golpeó con tantas fuerzas a mi espada que me hizo perder el equilibrio y me golpeó en la cara con su escudo, derribándome hacia atrás.
"Oh, esto es malo" pensé, pues estar en el suelo con tres atacantes sedientos de tu sangre sólo puede terminar en desastre. Me lancé hacia atrás, juntando las piernas y apoyando mi peso con ambos brazos, expulsándome hacia atrás y volviéndome a poner de pie nuevamente. Escupí sangre y los miré enfadado. De pronto, una flecha se me enterró en el pecho derecho. El mareo comenzó a ser severo esta vez, y casi vuelvo a caerme. No era una flecha común y corriente.
- Veneno... ¿Por qué siempre le lanzan veneno a Killian?
Me pregunté, recordando que hace no mucho tiempo atrás, Allis me había jugado la misma tetra y eso casi me había costado la vida. Si continuaba recibiendo ataques, probablemente iba a ser derrotado, y eso no era naaaada bueno para el bolsillo... bueno, ni para la salud.
De pronto, alcancé a divisar a una mujer de pelo blanco, noqueando a la arquera desde la retaguardia.
- ¡Por todos los dioses, miren éso! ¡Es una fantasma!
- ¡¿Te crees que somos idiotas?! ¡No vamos a caer en tus sucios trucos!
- ¡No, es en serio, voltéense carajo! ¡Es una fantasma, una fantasma de verdad! ¡DE VERDAAAAAD!
Jelly cedió al ver cómo me ponía más pálido, y vio a la elfa de pelo blanco. Allí se dio cuenta que no estaba mintiendo, y la oscuridad del lugar hacía fácil confundirla con un espectro o algo peor.
- ¡Oh por el dragón blanco, es cierto! ¡Las leyendas eran ciertas! ¡Sí hay fantasmas! ¡Waaaaaaaaaa!
Todos comenzamos a correr y nos escondimos detrás de un árbol cercano. Al darme cuenta que a mi lado estaban mis adversarios, reaccioné y me puse de nuevo en guardia.
- ¡Esto es culpa de ustedes! ¡Como vinieron a saquear acá, los espíritus se han enfadado!
- ¡Pues haz algo al respecto! ¡Tú eres el guardia, a ti te corresponde cuidar éste lugar!
- ¡¿Y qué se supone que puede hacer Killian contra un fantasma?! ¡¿Ah, ah?!
Uno de los guerreros me pasó un símbolo sagrado en forma de cruz.
- Mi abuela dice que ésto ahuyenta a los malos espíritus.
- ¡Ahora ve, por tu honor de guerrero, ve a espantar al fantasma!
Tragué saliva. En verdad tenían razón, era mi trabajo espantar a cualquier fantasma que anduviese por el lugar, y aunque no confiaba en que la cruz funcionase contra la dama fantasma, debía al menos intentarlo. Me acerqué a ella con la cruz levantada y exclamé:
- ¡Atrás, espíritu! ¡Vuelve al descanso eterno! ¡Killian te lo ordena! ¿Por favor?
El efecto del veneno y mis heridas me empezaban a nublar la vista y mi respiración empezaba a acelerarse. La situación estaba muy mal para mi.
- ¡Toma ésto gigante bastardoooooo!
Otro de ellos lanzaba estocadas muy ágilmente, pues su cimitarra se lo permitía y parecía que no estaba muy capacitado para anticiparme a todos los cortes. Mis piernas pagaron el precio y los tajos empezaron a sangrar también. El líder, Jelly, hizo el ataque definitivo y golpeó con tantas fuerzas a mi espada que me hizo perder el equilibrio y me golpeó en la cara con su escudo, derribándome hacia atrás.
"Oh, esto es malo" pensé, pues estar en el suelo con tres atacantes sedientos de tu sangre sólo puede terminar en desastre. Me lancé hacia atrás, juntando las piernas y apoyando mi peso con ambos brazos, expulsándome hacia atrás y volviéndome a poner de pie nuevamente. Escupí sangre y los miré enfadado. De pronto, una flecha se me enterró en el pecho derecho. El mareo comenzó a ser severo esta vez, y casi vuelvo a caerme. No era una flecha común y corriente.
- Veneno... ¿Por qué siempre le lanzan veneno a Killian?
Me pregunté, recordando que hace no mucho tiempo atrás, Allis me había jugado la misma tetra y eso casi me había costado la vida. Si continuaba recibiendo ataques, probablemente iba a ser derrotado, y eso no era naaaada bueno para el bolsillo... bueno, ni para la salud.
De pronto, alcancé a divisar a una mujer de pelo blanco, noqueando a la arquera desde la retaguardia.
- ¡Por todos los dioses, miren éso! ¡Es una fantasma!
- ¡¿Te crees que somos idiotas?! ¡No vamos a caer en tus sucios trucos!
- ¡No, es en serio, voltéense carajo! ¡Es una fantasma, una fantasma de verdad! ¡DE VERDAAAAAD!
Jelly cedió al ver cómo me ponía más pálido, y vio a la elfa de pelo blanco. Allí se dio cuenta que no estaba mintiendo, y la oscuridad del lugar hacía fácil confundirla con un espectro o algo peor.
- ¡Oh por el dragón blanco, es cierto! ¡Las leyendas eran ciertas! ¡Sí hay fantasmas! ¡Waaaaaaaaaa!
Todos comenzamos a correr y nos escondimos detrás de un árbol cercano. Al darme cuenta que a mi lado estaban mis adversarios, reaccioné y me puse de nuevo en guardia.
- ¡Esto es culpa de ustedes! ¡Como vinieron a saquear acá, los espíritus se han enfadado!
- ¡Pues haz algo al respecto! ¡Tú eres el guardia, a ti te corresponde cuidar éste lugar!
- ¡¿Y qué se supone que puede hacer Killian contra un fantasma?! ¡¿Ah, ah?!
Uno de los guerreros me pasó un símbolo sagrado en forma de cruz.
- Mi abuela dice que ésto ahuyenta a los malos espíritus.
- ¡Ahora ve, por tu honor de guerrero, ve a espantar al fantasma!
Tragué saliva. En verdad tenían razón, era mi trabajo espantar a cualquier fantasma que anduviese por el lugar, y aunque no confiaba en que la cruz funcionase contra la dama fantasma, debía al menos intentarlo. Me acerqué a ella con la cruz levantada y exclamé:
- ¡Atrás, espíritu! ¡Vuelve al descanso eterno! ¡Killian te lo ordena! ¿Por favor?
El efecto del veneno y mis heridas me empezaban a nublar la vista y mi respiración empezaba a acelerarse. La situación estaba muy mal para mi.
Killian
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Re: Un Poderoso Guardia de Cementerio (Trabajo) (Niniel)[cerrado]
El equilibrio de fuerzas se había decantado en favor de los asalta tumbas que, de algún modo, quizá por que el brujo muerto era realmente un compañero apreciado, se habían repuesto y habían tomado la iniciativa del combate, avasallando al grandullón que pasó del dominio total a estar en serios problemas. No obstante, con la arquera noqueada eran dos para tres, Níniel se las había visto en situaciones peores, eso mientras su supuesto aliado pudiera seguir aguantando el castigo y el efecto del veneno de la flecha que tenía clavada no terminara de afectarle, si eso ocurría la peliblanca se quedaría sola y poco podría hacer.
La elfa comenzó a avanzar bastón en mano para seguir ayudando y quizá noquear a otro de sus enemigos antes de que estos se dieran cuenta de su presencia a sus espaldas, cuando el grandullón comenzó a gritar y a señalar hacia ella anunciando su presencia para espanto de la peliblanca, sin el efecto sorpresa sus posibilidades de ser de utilidad en aquella situaciónse reducían drásticamente. ¿Pero que diantres hacía aquella mole de músculo señalando en su dirección? ¿Acaso era tonto? Iba a a hacer que la descubrieran e incluso que la matasen. ¿De qué lado se suponía que estaba el muy imbécil?. Por suerte los rivales no se creían ni una palabra y no miraban lo cual permitió a la elfa acercarse algo más, pero al final, tras mucho insistir, el tal Jelly se giró y la vio. Níniel se permitió desear que las heridas de aquel grandullón dolieran por delatar su posición de esa manera.
La sacerdotisa apretó el bastón entre sus manos con fuerza y se preparó para lo que sin duda iba a suceder a continuación, uno de aquellos hombres, incluso quizá dos de ellos, iría a por ella y tendría que luchar contra él en clara desventaja por sus escasas aptitudes de lucha. No era la primera vez que tenía que luchar contra alguien mas hábil que ella con un arma entre las manos, de hecho hasta la fecha podía decir que siempre había salido victoriosa de tales enfrentamientos, pero siempre había usado "trucos" para tomar ventaja de la situación y la suerte había estado de su parte. ¿Aquella noche los dioses seguirían de su parte?.
Entonces y para su total sorpresa los profanadores salieron corriendo...!Y el grandullón con ellos!, dejando a la elfa allí sola mientras se escondían tras un árbol no muy lejos de allí. De hecho el árbol, a pesar de ser un ejemplar adulto, no llegaba a ocultar todo el cuerpo del guerrero por lo que Níniel podía verle perfectamente desde donde estaba. Durante su carrera gritaban algo de un fantasma que Níniel no entendía. ¿Un fantasma? ¿Cómo los de los libros? ¿Dónde?. La peliblanca miró alrededor sin ver nada anormal, solo nichos, árboles y el cuerpo sin vida del brujo. Entonces entendió que se referían a ella...
Los Shemlen* eran tontos, ¿Cómo podían confundirla con un fantasma? De hecho algo así podía ser considerado como todo un insulto a una señorita como ella. Ella era jóven y guapa, muchos de su pueblo y también humanos la consideraban hermosa y delicada, muchos incluso se lo habían hecho saber de formas mas o menos elegantes, elegantes los suyos, groseras los humanos. ¿Solo porque vistiera de blanco, su pelo fuera blanco y su piel fuera como de porcelana...? Níniel cayó en la cuenta. Nadie se espera a una joven como ella en un cementerio a esas horas, la sugestión había hecho el resto.
Al menos aquello le daba una oportunidad que el combate no le hubiese brindado, pensó en la posibilidad de escabullirse aprovechando la confusión, antes de que los humanos se dieran cuenta de cuán estúpidos eran.
Sin embargo, antes de comenzar a alejarse, la montaña abandonó su "escondite" y fue hacia ella, los demás no dieron ni un paso, de hecho parecían esforzarse por no hacer ningún ruido. Níniel pensó que aprovecharía para llevarse también al grandullón herido y ponerlo a salvo. La elfa le esperó quieta donde estaba pero vigilando que el engaño no se disipase, por si había que salir corriendo.
-No soy ningún fantasma botarate- Le susurró para que los demás no pudieran oírla. -Soy una elfa de carne y hueso, me han contratado para ayudarte a proteger el cementerio. Tenemos que alejarnos mientras esos tipos sigan creyendo que soy un fantasma antes de que nos maten. Vi como la arquera impregnaba con algo esa flecha que tienes clavada, no sé cómo es que aún te aguantas derecho entre eso y los cortes-
La elfa comenzó a avanzar bastón en mano para seguir ayudando y quizá noquear a otro de sus enemigos antes de que estos se dieran cuenta de su presencia a sus espaldas, cuando el grandullón comenzó a gritar y a señalar hacia ella anunciando su presencia para espanto de la peliblanca, sin el efecto sorpresa sus posibilidades de ser de utilidad en aquella situaciónse reducían drásticamente. ¿Pero que diantres hacía aquella mole de músculo señalando en su dirección? ¿Acaso era tonto? Iba a a hacer que la descubrieran e incluso que la matasen. ¿De qué lado se suponía que estaba el muy imbécil?. Por suerte los rivales no se creían ni una palabra y no miraban lo cual permitió a la elfa acercarse algo más, pero al final, tras mucho insistir, el tal Jelly se giró y la vio. Níniel se permitió desear que las heridas de aquel grandullón dolieran por delatar su posición de esa manera.
La sacerdotisa apretó el bastón entre sus manos con fuerza y se preparó para lo que sin duda iba a suceder a continuación, uno de aquellos hombres, incluso quizá dos de ellos, iría a por ella y tendría que luchar contra él en clara desventaja por sus escasas aptitudes de lucha. No era la primera vez que tenía que luchar contra alguien mas hábil que ella con un arma entre las manos, de hecho hasta la fecha podía decir que siempre había salido victoriosa de tales enfrentamientos, pero siempre había usado "trucos" para tomar ventaja de la situación y la suerte había estado de su parte. ¿Aquella noche los dioses seguirían de su parte?.
Entonces y para su total sorpresa los profanadores salieron corriendo...!Y el grandullón con ellos!, dejando a la elfa allí sola mientras se escondían tras un árbol no muy lejos de allí. De hecho el árbol, a pesar de ser un ejemplar adulto, no llegaba a ocultar todo el cuerpo del guerrero por lo que Níniel podía verle perfectamente desde donde estaba. Durante su carrera gritaban algo de un fantasma que Níniel no entendía. ¿Un fantasma? ¿Cómo los de los libros? ¿Dónde?. La peliblanca miró alrededor sin ver nada anormal, solo nichos, árboles y el cuerpo sin vida del brujo. Entonces entendió que se referían a ella...
Los Shemlen* eran tontos, ¿Cómo podían confundirla con un fantasma? De hecho algo así podía ser considerado como todo un insulto a una señorita como ella. Ella era jóven y guapa, muchos de su pueblo y también humanos la consideraban hermosa y delicada, muchos incluso se lo habían hecho saber de formas mas o menos elegantes, elegantes los suyos, groseras los humanos. ¿Solo porque vistiera de blanco, su pelo fuera blanco y su piel fuera como de porcelana...? Níniel cayó en la cuenta. Nadie se espera a una joven como ella en un cementerio a esas horas, la sugestión había hecho el resto.
Al menos aquello le daba una oportunidad que el combate no le hubiese brindado, pensó en la posibilidad de escabullirse aprovechando la confusión, antes de que los humanos se dieran cuenta de cuán estúpidos eran.
Sin embargo, antes de comenzar a alejarse, la montaña abandonó su "escondite" y fue hacia ella, los demás no dieron ni un paso, de hecho parecían esforzarse por no hacer ningún ruido. Níniel pensó que aprovecharía para llevarse también al grandullón herido y ponerlo a salvo. La elfa le esperó quieta donde estaba pero vigilando que el engaño no se disipase, por si había que salir corriendo.
-No soy ningún fantasma botarate- Le susurró para que los demás no pudieran oírla. -Soy una elfa de carne y hueso, me han contratado para ayudarte a proteger el cementerio. Tenemos que alejarnos mientras esos tipos sigan creyendo que soy un fantasma antes de que nos maten. Vi como la arquera impregnaba con algo esa flecha que tienes clavada, no sé cómo es que aún te aguantas derecho entre eso y los cortes-
Níniel Thenidiel
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Re: Un Poderoso Guardia de Cementerio (Trabajo) (Niniel)[cerrado]
Casi me da un infarto cuando la fantasma comenzó a hablarme, pero a diferencia de la idea terrorífica que tenía en la mente sobre cómo suena la voz de un espectro salido desde las entrañas más profundas del infierno, el susurro de la peliblanca era suave y normal... incluso se podría decir que era casi humana... o elfa. ¿Una elfa de carne y hueso dijo? ¿Y que la habían contratado al igual que yo? Lo cierto es que no tenía conocimiento de que alguien más me acompañase a hacer guardia esa noche, mas su tono y argumentos calmaron mi angustia al darme cuenta que no era una fantasma como yo pensaba.
- Ooooh... oooooh... eres muy lista. Decidiste aparecer de imprevisto para espantar a nuestros enemigos y que se volvieran locos. Lo suficientemente locos como para que incluso Killian se espantase del susto, y diese tooooda la credibilidad a la aparición fantasmal. Eres muy lista, muchacha, eso Killian debe reconocerlo. Hehehehe...
Me dolía reírme e hice una mueca de dolor. El pecho me ardía como mil diablos y el veneno seguía abriéndose paso a través de mis venas, intentando detener los procesos de mis órganos centrales. Vaya que dolía.
- ¡Oh, ooooh no! ¡La fantasma a atrapado a Killian! ¡Oh no, es un portal al infierno! ¡Killian está perdido! ¡Perdido está, oh, qué miedo! ¡No, por el dragón Blanco, noooooooo!
Grité lo más melodramáticamente que pude. Afortunadamente, la oscuridad impedía ver que mis gestos y actuación eran merecedores de una palma en la frente como menos, pues la gracia de los actores ciertamente nunca me ha sido favorecida. Empujé suavemente a la elfa para alejarnos de ellos, mientras hacía gestos amanerados para que creyesen que me estaba llevando. Afortunadamente, se lo tragaron y no nos siguieron hasta detrás de un mausoleo cercano, en donde podíamos hablar tranquilamente de momento.
- Muy bien...
Me senté en el suelo (por no decir que me dejé caer) y me puse una mano en la herida. Los demás cortes no eran la gran cosa pero ese maldito veneno en verdad me estaba dando trabajo para mantenerme consciente. De mi cinturón, saqué algo de agua y comencé a beber como si no hubiera un mañana. Perder sangre siempre me da mucha sed.
- Dile algo a Killian, jovencita. ¿Cuál es tu nombre? Dadas tus brillantes ideas, podrías sugerir cómo deshacernos de los saqueatumbas. ¿No?
Cuando la vi más de cerca, me di cuenta de que se trataba de una elfa muy hermosa. Me quedé mirando un momento su cara como embobado, pero sacudí con brusquedad la cabeza. El veneno, el maldito veneno.
- Ooooh... oooooh... eres muy lista. Decidiste aparecer de imprevisto para espantar a nuestros enemigos y que se volvieran locos. Lo suficientemente locos como para que incluso Killian se espantase del susto, y diese tooooda la credibilidad a la aparición fantasmal. Eres muy lista, muchacha, eso Killian debe reconocerlo. Hehehehe...
Me dolía reírme e hice una mueca de dolor. El pecho me ardía como mil diablos y el veneno seguía abriéndose paso a través de mis venas, intentando detener los procesos de mis órganos centrales. Vaya que dolía.
- ¡Oh, ooooh no! ¡La fantasma a atrapado a Killian! ¡Oh no, es un portal al infierno! ¡Killian está perdido! ¡Perdido está, oh, qué miedo! ¡No, por el dragón Blanco, noooooooo!
Grité lo más melodramáticamente que pude. Afortunadamente, la oscuridad impedía ver que mis gestos y actuación eran merecedores de una palma en la frente como menos, pues la gracia de los actores ciertamente nunca me ha sido favorecida. Empujé suavemente a la elfa para alejarnos de ellos, mientras hacía gestos amanerados para que creyesen que me estaba llevando. Afortunadamente, se lo tragaron y no nos siguieron hasta detrás de un mausoleo cercano, en donde podíamos hablar tranquilamente de momento.
- Muy bien...
Me senté en el suelo (por no decir que me dejé caer) y me puse una mano en la herida. Los demás cortes no eran la gran cosa pero ese maldito veneno en verdad me estaba dando trabajo para mantenerme consciente. De mi cinturón, saqué algo de agua y comencé a beber como si no hubiera un mañana. Perder sangre siempre me da mucha sed.
- Dile algo a Killian, jovencita. ¿Cuál es tu nombre? Dadas tus brillantes ideas, podrías sugerir cómo deshacernos de los saqueatumbas. ¿No?
Cuando la vi más de cerca, me di cuenta de que se trataba de una elfa muy hermosa. Me quedé mirando un momento su cara como embobado, pero sacudí con brusquedad la cabeza. El veneno, el maldito veneno.
Killian
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Re: Un Poderoso Guardia de Cementerio (Trabajo) (Niniel)[cerrado]
Bien, el grandullón que se refería a si mismo en tercera persona como Killian, aunque sin duda no era el tipo mas listo del mundo, al menos cogió a la primera que la elfa no era ninguna aparición. Si en aquellos momentos la peliblanca hubiese tenido que discutir con él aquel punto solo hubiesen conseguido que los enemigos se percataran de algo raro estaba pasando con ellos dos. Killian no paraba de decir lo inteligente que había sido la joven al hacerse pasar por un espectro para asustar a los profanadores, Níniel se limitó a asentir como respuesta, si el grandullón creía que lo había hecho a posta o no poco importaba en esos momentos, tenían que ponerse a salvo y tenía que tratar aquella herida emponzoñada.
Mientras el humano comenzaba a hacer el tonto, causando con su pésima actuación que el tema de la aparición fuese menos creíble que si simplemente se hubiese quedado callado y se hubiesen marchado de allí, la elfa lo usó como cobertura para que los enemigos no viesen que se agachaba a buscar algo del suelo. Níngún fantasma de los libros se agachaba para saquear el cuerpo de un enemigo vencido pero ella necesitaba algo que seguramente la arquera llevaba encima. Rápidamente tomó la bolsa de la mujer inconsciente y después ambos comenzaron a alejarse, aunque sin poner fin a la absurda gesticulación de su compañero. De verla en otras circunstancias, seguramente la elfa se habría reído, pero no en aquel momento.
Ya a cubierto tras una cripta que les ocultaba de uno enemigos, que por su parte no parecían tener intención de acercarse por el momento, Níniel comenzó a rebuscar en la bolsa de la arquera mientras Killian recuperaba fuerzas y saciaba su sed.
-Si, se me ocurre algo, pero lo primero es neutralizar lo que sea que esa mujer pusiera en la flecha- Respondió mientras seguía rebuscando en la bolsa. Sacó algo de comida cubierta por telas, agua, una pequeña daga, una bolsita con monedas que estaba sospechósamente manchada de tierra y al final, un par de frasquitos de diferentes colores. La peliblanca trató de ver su color para hacerse una idea de qué clase de productos eran y destapó luego ambos para olerlos. Inmediatamente reconoció que uno de los frascos contenía veneno por su olor y su tono así como supo que el otro frasquito contenía el antídoto. -!Bien!, es tu noche de suerte Killian, la arquera es una mujer prevenida, llevaba el antídoto del veneno que usa.- Bueno, tampoco podía asegurarlo, pero estaba segura de que era algún tipo de poción restaurativa, y estaba al lado del veneno, la lógica decía que sería el antídoto, pero el grandullón no tenía por qué compartir sus dudas.
-Vale, sacaré la flecha, te va a doler un poco- Sin pedir permiso se colocó ante Killian y colocó una mano sobre la flecha y la otra sobre el pecho del grandullón. Con los conocimientos de sanadora que poseía se afanó en extraer la flecha tratando de causar el menor daño posible. Parecía que gracias a la fuerte musculatura de la zona la flecha no había penetrado mucho por lo que pronto consiguió extraerla. -Bien...Vale, ahora tomate este frasco- Dijo dándole el supuesto antídoto. -No creo que tarden mucho en darse cuenta de que no soy un fantasma...Necesito que luches- Volvió a poner las manos sobre el pecho de Killian, esta vez para comenzar a sanar la herida. Como siempre que realizaba aquel proceso, las manos de la joven elfa comenzaron a emitir una tenue y agradable luz.
-Son solo tres, he visto como luchas, juntos podremos con ellos. Puedo hacer que esa enorme espada tuya sea aún mas letal gracias a los dones de los dioses. Así les derrotarás. ¿Puedes luchar?-
OFF: Subrayado el uso de la pasiva alquimia para hacerse una idea de los efectos de las pociones encontradas por el tono y el olor.
Mientras el humano comenzaba a hacer el tonto, causando con su pésima actuación que el tema de la aparición fuese menos creíble que si simplemente se hubiese quedado callado y se hubiesen marchado de allí, la elfa lo usó como cobertura para que los enemigos no viesen que se agachaba a buscar algo del suelo. Níngún fantasma de los libros se agachaba para saquear el cuerpo de un enemigo vencido pero ella necesitaba algo que seguramente la arquera llevaba encima. Rápidamente tomó la bolsa de la mujer inconsciente y después ambos comenzaron a alejarse, aunque sin poner fin a la absurda gesticulación de su compañero. De verla en otras circunstancias, seguramente la elfa se habría reído, pero no en aquel momento.
Ya a cubierto tras una cripta que les ocultaba de uno enemigos, que por su parte no parecían tener intención de acercarse por el momento, Níniel comenzó a rebuscar en la bolsa de la arquera mientras Killian recuperaba fuerzas y saciaba su sed.
-Si, se me ocurre algo, pero lo primero es neutralizar lo que sea que esa mujer pusiera en la flecha- Respondió mientras seguía rebuscando en la bolsa. Sacó algo de comida cubierta por telas, agua, una pequeña daga, una bolsita con monedas que estaba sospechósamente manchada de tierra y al final, un par de frasquitos de diferentes colores. La peliblanca trató de ver su color para hacerse una idea de qué clase de productos eran y destapó luego ambos para olerlos. Inmediatamente reconoció que uno de los frascos contenía veneno por su olor y su tono así como supo que el otro frasquito contenía el antídoto. -!Bien!, es tu noche de suerte Killian, la arquera es una mujer prevenida, llevaba el antídoto del veneno que usa.- Bueno, tampoco podía asegurarlo, pero estaba segura de que era algún tipo de poción restaurativa, y estaba al lado del veneno, la lógica decía que sería el antídoto, pero el grandullón no tenía por qué compartir sus dudas.
-Vale, sacaré la flecha, te va a doler un poco- Sin pedir permiso se colocó ante Killian y colocó una mano sobre la flecha y la otra sobre el pecho del grandullón. Con los conocimientos de sanadora que poseía se afanó en extraer la flecha tratando de causar el menor daño posible. Parecía que gracias a la fuerte musculatura de la zona la flecha no había penetrado mucho por lo que pronto consiguió extraerla. -Bien...Vale, ahora tomate este frasco- Dijo dándole el supuesto antídoto. -No creo que tarden mucho en darse cuenta de que no soy un fantasma...Necesito que luches- Volvió a poner las manos sobre el pecho de Killian, esta vez para comenzar a sanar la herida. Como siempre que realizaba aquel proceso, las manos de la joven elfa comenzaron a emitir una tenue y agradable luz.
-Son solo tres, he visto como luchas, juntos podremos con ellos. Puedo hacer que esa enorme espada tuya sea aún mas letal gracias a los dones de los dioses. Así les derrotarás. ¿Puedes luchar?-
OFF: Subrayado el uso de la pasiva alquimia para hacerse una idea de los efectos de las pociones encontradas por el tono y el olor.
Níniel Thenidiel
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Re: Un Poderoso Guardia de Cementerio (Trabajo) (Niniel)[cerrado]
La magia curativa de los elfos era completamente desconocida para mí, y fue realmente un privilegio ver trabajar a la curandera. Parecía no tener mucha paciencia, lo que en cierto modo me recordó a las machis de mi tribu, quienes se encargaban de curar nuestras heridas tras volver de alguna cacería o escaramuza. Cerré los ojos cuando extrajo la flecha, sin siquiera emitir un gemido de dolor. No había penetrado muy profundamente para mi fortuna, y en seguida me ofreció la botellita que había sacado de la noqueada arquera.
- Killian te lo agradece.
Dije con voz suave, y de un trago me bebí la poción. Inmediatamente comencé a sentirme mucho mejor y volvió el color de mi piel a la normalidad. Realmente estaba considerando en esos momentos el comprarme antídotos de veneno la próxima vez que me fuese de aventuras pues su sabor y la sensación de sanación era una de las cosas más placenteras que había experimentado en la vida.
La luz blanca sobrenatural que salió de sus manos me sobresaltó al principio, pero en seguida entendí que era magia curativa y observaba asombrado cómo mi herida comenzaba a cerrarse y al mismo tiempo se limpiaba. Su magia era francamente increíble para mí, y en ese momento agradecí a los dioses que mis contratadores hayan contratado también los servicios de la elfa. Me sentía de maravillas, listo para volver a la acción.
- Claro, déjaselo a Killian. Pero... ¿A qué te refieres con que con el don de los dioses puedes hacer que la espada de Killian sea más letal? ¿Puedes prenderle fuego mágico o algo así?
Desenvainé mi espada, mirándola con curiosidad. ¿Cómo la magia puede potenciar el acero? Era una buena pregunta, y volví a dirigir mi mirada hacia la elfa, dubitativo.
De pronto se escucharon los pasos de los tres aventureros muy cerca de nosotros. Parecía que nos estaban buscando, o bien tal vez querían asegurarse de que la "fantasma" se hubiese ido.
- ¡Sal de tu escondite, maldita fantasma! ¡Vamos a saquear tu tumba, y no hay nada que puedas hacer al respecto!
En ese momento hasta yo pensé que eran estúpidos. Ahora estaba decidido a derrotarlos a como diera lugar. Sin embargo, otro ruido sobrenatural llenó el ambiente con un gruñido de una bestia que se acercaba desde la espesura del oscuro bosque, a un lado de las tumbas que debíamos proteger. ¿Serían esas bestias salvajes que mencionó el hombre que me contrató? Ahora teníamos menos tiempo para encargarnos de nuestros indeseados invitados.
- Killian te lo agradece.
Dije con voz suave, y de un trago me bebí la poción. Inmediatamente comencé a sentirme mucho mejor y volvió el color de mi piel a la normalidad. Realmente estaba considerando en esos momentos el comprarme antídotos de veneno la próxima vez que me fuese de aventuras pues su sabor y la sensación de sanación era una de las cosas más placenteras que había experimentado en la vida.
La luz blanca sobrenatural que salió de sus manos me sobresaltó al principio, pero en seguida entendí que era magia curativa y observaba asombrado cómo mi herida comenzaba a cerrarse y al mismo tiempo se limpiaba. Su magia era francamente increíble para mí, y en ese momento agradecí a los dioses que mis contratadores hayan contratado también los servicios de la elfa. Me sentía de maravillas, listo para volver a la acción.
- Claro, déjaselo a Killian. Pero... ¿A qué te refieres con que con el don de los dioses puedes hacer que la espada de Killian sea más letal? ¿Puedes prenderle fuego mágico o algo así?
Desenvainé mi espada, mirándola con curiosidad. ¿Cómo la magia puede potenciar el acero? Era una buena pregunta, y volví a dirigir mi mirada hacia la elfa, dubitativo.
De pronto se escucharon los pasos de los tres aventureros muy cerca de nosotros. Parecía que nos estaban buscando, o bien tal vez querían asegurarse de que la "fantasma" se hubiese ido.
- ¡Sal de tu escondite, maldita fantasma! ¡Vamos a saquear tu tumba, y no hay nada que puedas hacer al respecto!
En ese momento hasta yo pensé que eran estúpidos. Ahora estaba decidido a derrotarlos a como diera lugar. Sin embargo, otro ruido sobrenatural llenó el ambiente con un gruñido de una bestia que se acercaba desde la espesura del oscuro bosque, a un lado de las tumbas que debíamos proteger. ¿Serían esas bestias salvajes que mencionó el hombre que me contrató? Ahora teníamos menos tiempo para encargarnos de nuestros indeseados invitados.
Killian
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Re: Un Poderoso Guardia de Cementerio (Trabajo) (Niniel)[cerrado]
-No hay nada que agradecer, es mi trabajo-
Dijo Níniel dedicándole una sonrisa y respondiendo a los agradecimientos de Killian mientras continuaba con el proceso de curación de la herida en su pecho. Proceso que pronto estuvo completado pues resultaba mucho más sencillo con los heridos que no se movían, y el guerrero, la verdad, es que ni se inmutó durante aquel tiempo una vez superado el recelo inicial. Era un humano muy duro pero parecía que incluso los mas grandes y fuertes entre ellos mostraban cierto temor ante aquellas curaciones cuando las veían por primera vez. La peliblanca siempre recurría entonces a palabras de calma con su voz melodiosa para convencerles de que se tranquilizaran, solía funcionar, salvo en los casos mas extremos.
Una vez acabado el proceso se quedó cerca del gigantón y negó con la cabeza ante sus palabras sobre prender su arma con fuego mágico, aunque aquello demostraba una cierta intuición por parte del humano, no era tan tonto como parecía, al menos no en cuanto a asuntos de combate se referían.
-El fuego dañaría tu arma, haría falta que fuese de un metal especial, pero es algo así, la energía de los dioses imbuirá tu arma, permanecerá sobre ella un tiempo y durante ese tiempo harás mas daño. De poca ayuda te puedo ser en una lucha cara a cara, así que te confío en que sea suficiente-
Esperó a que Killian dejara quieta su arma y tras mirarle a los ojos, diciéndole con la mirada que confiara en ella, la peliblanca colocó una de sus manos sobre el espadón y murmuró unas cortas plegarias en su idioma natal. Pronto el arma del grandullón comenzó a emitir una tenue luz, parecida a la que había salido de las manos de la elfa mientras curaba al humano. Nada a parte de eso hacía parecer que el arma fuese distinta a cómo era antes, no pesaba más, no parecía mas afilada, sencillamente brillaba ligeramente.
En esos momentos, los profanadores, que no parecían haber descubierto aún que aquello de lo que habían huido no era ninguna aparición espectral pues seguían vociferando sobre fantasmas y tumbas, habían conseguido al menos reunir el valor suficiente como para salir de su escondite entre los árboles y parecían dispuestos a plantar cara. Más temprano que tarde los encontrarían por lo que debían darse prisa, sería conveniente que el primer golpe lo asestaran ellos y no los enemigos.
-Ya está...- Dijo para que su compañero de trabajo supiera que ya podía mover el arma y hacer las comprobaciones que considerara oportunas. -Recuerda que solo es temporal, el brillo desaparecerá cuando el efecto pase-
Antes de poder entrar en acción, el sonido de una bestia desgarró la noche haciendo que tanto Níniel como el grupo de saqueadores de tumbas se sobresaltaran quedándose quietos y atentos a los ruidos. Escondidos donde estaban tras aquella cripta, la elfa no podía arriesgarse a asomarse para tratar de identificar el origen de aquellos gruñidos pero Jelly, líder de los enemigos, si que desvió su mirada hacia el bosque cercano con temor, quizá si ya había estado antes en aquel cementerio supiera que clase de animal era el que emitía aquel sonido, qué clase de bestia, llevaba a alguien a contratar a Killian para ocuparse de ella.
Dijo Níniel dedicándole una sonrisa y respondiendo a los agradecimientos de Killian mientras continuaba con el proceso de curación de la herida en su pecho. Proceso que pronto estuvo completado pues resultaba mucho más sencillo con los heridos que no se movían, y el guerrero, la verdad, es que ni se inmutó durante aquel tiempo una vez superado el recelo inicial. Era un humano muy duro pero parecía que incluso los mas grandes y fuertes entre ellos mostraban cierto temor ante aquellas curaciones cuando las veían por primera vez. La peliblanca siempre recurría entonces a palabras de calma con su voz melodiosa para convencerles de que se tranquilizaran, solía funcionar, salvo en los casos mas extremos.
Una vez acabado el proceso se quedó cerca del gigantón y negó con la cabeza ante sus palabras sobre prender su arma con fuego mágico, aunque aquello demostraba una cierta intuición por parte del humano, no era tan tonto como parecía, al menos no en cuanto a asuntos de combate se referían.
-El fuego dañaría tu arma, haría falta que fuese de un metal especial, pero es algo así, la energía de los dioses imbuirá tu arma, permanecerá sobre ella un tiempo y durante ese tiempo harás mas daño. De poca ayuda te puedo ser en una lucha cara a cara, así que te confío en que sea suficiente-
Esperó a que Killian dejara quieta su arma y tras mirarle a los ojos, diciéndole con la mirada que confiara en ella, la peliblanca colocó una de sus manos sobre el espadón y murmuró unas cortas plegarias en su idioma natal. Pronto el arma del grandullón comenzó a emitir una tenue luz, parecida a la que había salido de las manos de la elfa mientras curaba al humano. Nada a parte de eso hacía parecer que el arma fuese distinta a cómo era antes, no pesaba más, no parecía mas afilada, sencillamente brillaba ligeramente.
En esos momentos, los profanadores, que no parecían haber descubierto aún que aquello de lo que habían huido no era ninguna aparición espectral pues seguían vociferando sobre fantasmas y tumbas, habían conseguido al menos reunir el valor suficiente como para salir de su escondite entre los árboles y parecían dispuestos a plantar cara. Más temprano que tarde los encontrarían por lo que debían darse prisa, sería conveniente que el primer golpe lo asestaran ellos y no los enemigos.
-Ya está...- Dijo para que su compañero de trabajo supiera que ya podía mover el arma y hacer las comprobaciones que considerara oportunas. -Recuerda que solo es temporal, el brillo desaparecerá cuando el efecto pase-
Antes de poder entrar en acción, el sonido de una bestia desgarró la noche haciendo que tanto Níniel como el grupo de saqueadores de tumbas se sobresaltaran quedándose quietos y atentos a los ruidos. Escondidos donde estaban tras aquella cripta, la elfa no podía arriesgarse a asomarse para tratar de identificar el origen de aquellos gruñidos pero Jelly, líder de los enemigos, si que desvió su mirada hacia el bosque cercano con temor, quizá si ya había estado antes en aquel cementerio supiera que clase de animal era el que emitía aquel sonido, qué clase de bestia, llevaba a alguien a contratar a Killian para ocuparse de ella.
Níniel Thenidiel
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Re: Un Poderoso Guardia de Cementerio (Trabajo) (Niniel)[cerrado]
Asentí ante las palabras de la elfa y esperé pacientemente a que realizara su magia de la forma más conveniente que estimase. Mis ojos se abrieron como platos al ver el brillo sobrenatural que había adquirido mi espada. Las habilidades de la elfa eran para mí francamente impresionantes. Nunca antes había visto que la magia pudiera potenciar el daño de un arma, y sonreí maravillado mientras la movía en el aire para comprobar su peso y su equilibrio. Cortaba el aire de la misma manera, pero se sentía más liviana que antes. Apenas escuché su advertencia de que el efecto era transitorio.
- Qué maravilla. Eres increíble, ¡Esto es fenomenal!
El gruñido sin embargo, me hizo cambiar a un rostro completamente serio. Me asomé para verificar la situación. Los tres guerreros miraban hacia el bosque y parecían estar dudando sobre el continuar con su plan. Era la oportunidad perfecta para tomarlos por sorpresa, y me giré hacia mi compañera, dirigiéndole una mirada muy seria.
- Quédate aquí. Si a Killian lo derrotan, huye del cementerio.
Apreté los dientes y salí rápidamente de mi escondite, blandiendo la hoja brillante en el aire. Comencé a gritar como un lunático mientras corría hacia ellos y nuestros adversarios casi se mean del susto. El grito de batalla es fundamental en cualquier enfrentamiento, me había dicho mi maestro de combate. Intimidar al enemigo, hacerle pensar que eres más alto de lo que realmente eres, hacerle pensar que tienes más fuerza de la que tienes... hacerle pensar que provienes del infierno... hehehe...
- ¡Aaaaaaaargghhhh! ¡Killian los va a destripar a todos! ¡Vengo del infierno a llevármelos conmigo!
Comencé a darles espadazos mientras ellos que no se recobraban de la impresión, no podían hacer más que bloquearlos. De pronto comprobé con creciente asombro que la fuerza de mi arma era más potente aún, y a su líder le propiné con corte muy profundo en el brazo, tirándolo al suelo mientras gritaba de dolor.
- ¡El arma de Killian ha sido maldecida por los demonios! ¡Váyanse novatos! ¡Váyanse a mueran! ¡Aaaaaaaarrrrggghhh!
Los aterrados aventureros tomaron a su líder de ambos brazos y salieron corriendo despavoridos, abandonando el lugar mientras los perseguía gritando con todas mis fuerzas para terminar de espantarlos. Y justo a tiempo, pues el efecto de la magia se la elfa se desvaneció, volviendo mi espada al gris normal. Los gruñidos de la bestia eran cada vez más cercanos, aunque yo venía preparado para la situación.
Fui hacia la entrada del cementerio desde el bosque en donde provenían los ruidos extraños y puse un cepo para que en cuanto la bestia lo pisara, se cerrara sobre su pierna y en el mejor de los casos le arrancase una pata. Eso casi nunca sucedía, pero si hay que luchar contra una bestia salvaje, siempre mejoran mucho las posibilidades de éxito cuando está gravemente herida. Tapé la trampa con tierra y hojas para que pasara lo más desapercibida posible.
En seguida me situé detrás de una tumba cercana, esperando pacientemente sea lo que fuera que entrase al recinto. ¿Tal vez fuera un oso? Eso parecía pues en la oscuridad ví una silueta de unos dos metros y medio que caminaba en dos patas y tenía los contornos peludos. Si aquello no era un oso, ciertamente no tenía idea de qué podría ser entonces.
Off: Lo subrayado es cuando uso mi habilidad pasiva de trampas y venenos.- Qué maravilla. Eres increíble, ¡Esto es fenomenal!
El gruñido sin embargo, me hizo cambiar a un rostro completamente serio. Me asomé para verificar la situación. Los tres guerreros miraban hacia el bosque y parecían estar dudando sobre el continuar con su plan. Era la oportunidad perfecta para tomarlos por sorpresa, y me giré hacia mi compañera, dirigiéndole una mirada muy seria.
- Quédate aquí. Si a Killian lo derrotan, huye del cementerio.
Apreté los dientes y salí rápidamente de mi escondite, blandiendo la hoja brillante en el aire. Comencé a gritar como un lunático mientras corría hacia ellos y nuestros adversarios casi se mean del susto. El grito de batalla es fundamental en cualquier enfrentamiento, me había dicho mi maestro de combate. Intimidar al enemigo, hacerle pensar que eres más alto de lo que realmente eres, hacerle pensar que tienes más fuerza de la que tienes... hacerle pensar que provienes del infierno... hehehe...
- ¡Aaaaaaaargghhhh! ¡Killian los va a destripar a todos! ¡Vengo del infierno a llevármelos conmigo!
Comencé a darles espadazos mientras ellos que no se recobraban de la impresión, no podían hacer más que bloquearlos. De pronto comprobé con creciente asombro que la fuerza de mi arma era más potente aún, y a su líder le propiné con corte muy profundo en el brazo, tirándolo al suelo mientras gritaba de dolor.
- ¡El arma de Killian ha sido maldecida por los demonios! ¡Váyanse novatos! ¡Váyanse a mueran! ¡Aaaaaaaarrrrggghhh!
Los aterrados aventureros tomaron a su líder de ambos brazos y salieron corriendo despavoridos, abandonando el lugar mientras los perseguía gritando con todas mis fuerzas para terminar de espantarlos. Y justo a tiempo, pues el efecto de la magia se la elfa se desvaneció, volviendo mi espada al gris normal. Los gruñidos de la bestia eran cada vez más cercanos, aunque yo venía preparado para la situación.
Fui hacia la entrada del cementerio desde el bosque en donde provenían los ruidos extraños y puse un cepo para que en cuanto la bestia lo pisara, se cerrara sobre su pierna y en el mejor de los casos le arrancase una pata. Eso casi nunca sucedía, pero si hay que luchar contra una bestia salvaje, siempre mejoran mucho las posibilidades de éxito cuando está gravemente herida. Tapé la trampa con tierra y hojas para que pasara lo más desapercibida posible.
En seguida me situé detrás de una tumba cercana, esperando pacientemente sea lo que fuera que entrase al recinto. ¿Tal vez fuera un oso? Eso parecía pues en la oscuridad ví una silueta de unos dos metros y medio que caminaba en dos patas y tenía los contornos peludos. Si aquello no era un oso, ciertamente no tenía idea de qué podría ser entonces.
Killian
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Re: Un Poderoso Guardia de Cementerio (Trabajo) (Niniel)[cerrado]
El plan de Killian sonaba perfecto a oídos de la elfa peliblanca, él se ocuparía de los enemigos y ella solo tenía que esperar allí a cubierto y escondida hasta que volviera a buscarla. Aún así, cuando el grandullón salió a enfrentarse contra los profanadores, Níniel se permitió asomarse a la esquina de piedra de la cripta tras la que se encontraba para echar un vistazo a cómo se desarrollaban los acontecimientos, quizá a pesar de todo aún pudiera ver una oportunidad para ser de más ayuda.
Killian se lanzó al ataque gritando y rugiendo como si fuera un animal salvaje y pronto su figura se difuminó en la penumbra del mal iluminado lugar. Comenzaron a llegar fuertes sonidos del metal que entrechocaba, mezclados con gritos de esfuerzo, de rabia y de dolor pero resultaba difícil saber cómo estaba yendo exactamente la lucha o a dónde iban a parar los golpes de unos y otros. Junto a las siluetas de los contendientes, la elfa no tenía mas pista que sus voces para ver si la cosa marchaba bien o no aunque distinguía los movimientos de la espada de Killian por la luz de su bendición. Nerviosa, apretó con fuerza el bastón entre sus manos hasta que los nudillos se le pusieron blancos.
Entonces la mayor parte de los ruidos cesaron y solo se escucharon mas de aquellos potentes gritos del grandullón, ¿Buena señal?. pero al final estos también cesaron, sumiendo el lugar en una silencio atenazador solo roto por aquellos pesados gruñidos, cada vez mas próximos, fuera lo que fuera era grande. La joven volvió a asomarse con cuidado solo para no ver nada, ni una sola figura se distinguía desde donde estaban, ni definida ni difusa, nada. Toda presencia parecía haberse esfumado.
Níniel esperó en silencio en su escondite a que Killian regresara a por ella, pero el tiempo pasaba y no aparecía, y cada segundo la peliblanca estaba más nerviosa. ¿Le habría pasado algo? ¿Estaría herido y no podía avisar?. Reuniendo valor, al final se decidió a salir de su escondite y, con cuidado y en silencio, sin atreverse a recoger ninguna de las antorchas del suelo para no delatar su posición, comenzó a buscar a Killian.
Había sangre en el lugar del combate, aunque no demasiada y no había ningún cuerpo. Continuó buscando y pasó al lado del cuerpo sin vida del brujo y de la inconsciente arquera. De nuevo ni rastro del grandullón. ¿Dónde estaban todos?. Continuó buscando y cuando estaba a punto de rendirse y de aceptar que había perdido a una mole de dos metros de puro músculo lo vio cerca de la entrada del cementerio en el lado del bosque. Si figura resultaba inconfundible.
Se acercó hasta él despacio y en silencio y cuando estuvo a su espalda lo tocó para llamar su atención.
-¿Se puede saber dónde te habías metido? ¿Dónde están esos bandidos?, Me dijiste que esperara tras aquella cripta-
Killian se lanzó al ataque gritando y rugiendo como si fuera un animal salvaje y pronto su figura se difuminó en la penumbra del mal iluminado lugar. Comenzaron a llegar fuertes sonidos del metal que entrechocaba, mezclados con gritos de esfuerzo, de rabia y de dolor pero resultaba difícil saber cómo estaba yendo exactamente la lucha o a dónde iban a parar los golpes de unos y otros. Junto a las siluetas de los contendientes, la elfa no tenía mas pista que sus voces para ver si la cosa marchaba bien o no aunque distinguía los movimientos de la espada de Killian por la luz de su bendición. Nerviosa, apretó con fuerza el bastón entre sus manos hasta que los nudillos se le pusieron blancos.
Entonces la mayor parte de los ruidos cesaron y solo se escucharon mas de aquellos potentes gritos del grandullón, ¿Buena señal?. pero al final estos también cesaron, sumiendo el lugar en una silencio atenazador solo roto por aquellos pesados gruñidos, cada vez mas próximos, fuera lo que fuera era grande. La joven volvió a asomarse con cuidado solo para no ver nada, ni una sola figura se distinguía desde donde estaban, ni definida ni difusa, nada. Toda presencia parecía haberse esfumado.
Níniel esperó en silencio en su escondite a que Killian regresara a por ella, pero el tiempo pasaba y no aparecía, y cada segundo la peliblanca estaba más nerviosa. ¿Le habría pasado algo? ¿Estaría herido y no podía avisar?. Reuniendo valor, al final se decidió a salir de su escondite y, con cuidado y en silencio, sin atreverse a recoger ninguna de las antorchas del suelo para no delatar su posición, comenzó a buscar a Killian.
Había sangre en el lugar del combate, aunque no demasiada y no había ningún cuerpo. Continuó buscando y pasó al lado del cuerpo sin vida del brujo y de la inconsciente arquera. De nuevo ni rastro del grandullón. ¿Dónde estaban todos?. Continuó buscando y cuando estaba a punto de rendirse y de aceptar que había perdido a una mole de dos metros de puro músculo lo vio cerca de la entrada del cementerio en el lado del bosque. Si figura resultaba inconfundible.
Se acercó hasta él despacio y en silencio y cuando estuvo a su espalda lo tocó para llamar su atención.
-¿Se puede saber dónde te habías metido? ¿Dónde están esos bandidos?, Me dijiste que esperara tras aquella cripta-
Níniel Thenidiel
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Re: Un Poderoso Guardia de Cementerio (Trabajo) (Niniel)[cerrado]
Ni siquiera escuché a la elfa acercarse detrás mío, y en cuanto me tocó, puse el filo de la espada en su cuello. Al entender que era ella di un largo suspiro y me volví hacia el sendero en donde caminaba la criatura.
- Shhhh... ya viene el monstruo. Killian le tendió una trampa. Ya viene.
Estaba impaciente por ver si se me daba bien el tema de las trampas para esta ocasión. Los pasos de la criatura eran ruidosos en el follaje que pisaba bajo sus garras, y en cuanto estuve en la entrada, pude reconocer que se trataba de un oso. ¿Pero por qué caminaba sobre dos patas? ¿Es que acaso estaría amaestrado? Mi compañera elfa tal vez supiera más sobre ello.
En cuanto puso una pata en el cementerio, mi trampa se accionó con un "click" y de pronto sus gritos de dolor y de rabia se hicieron escuchar, gruñendo tan intensamente que era francamente aterrador. Mi trampa se había incrustado en su pata inferior derecha con suma eficacia, haciéndole sangrar una buena cantidad de sangre. Sin embargo, enardecido por la imposibilidad de sacarse el cepo bajo ningún medio, empezó a golpear todo lo que encontraba a su paso, haciendo destrozos en algunas de sus tumbas.
Había confundido su territorio de apareamiento por el cambio de lluvias, supongo. Los osos no suelen visitar territorio humano a menos que se les traiga enjaulados para animar algún circo. No sentía ni el más menor de los remordimientos. Si no lo asesinaba yo, alguien más iba a hacerlo, o peor, probablemente le capturarían para darle una vida detrás de jaulas, perdiendo toda libertad y salvajismo. Para mí era mucho mejor acabar con su miseria de una vez por todas, y mejor aún si es bajo una buena batalla.
- Tks... mierda, está destruyendo las tumbas.
Dije al ver que no caía al suelo ni se rendía. Salí inmediatamente de mi escondite y le lancé una flecha la que desvió con una de sus poderosas zarpas. Empezó a correr en cuatro patas hacia mí, y vaya que sabía que escapar no marcaría ninguna diferencia pues estos animales pueden correr mucho más rápido que un ser humano. Empuñé mi espada y yo también corrí hacia él para ganar impulso para el golpe del metal.
- ¡Graaaaaaaaaaaaargh!
Antes de que chocásemos, me lancé hacia un costado y con la punta le arranqué un ojo a la bestia, la que gruñó desesperada ante la táctica que decidí emplear. En seguida volvió a correr hacia mí y yo le apunté con el acero. La bestia se detuvo y empezó a rugirme, parándose nuevamente sobre dos patas para marcar la diferencia de estaturas entre ambos. Había aprendido que mi espada es un mal asunto, era un animal muy inteligente a decir verdad.
Apuntándole con la espada, empecé a avanzar lentamente hacia el poderoso oso. Tal vez reconsiderase su idea de venir hasta este lugar y se marchase por donde mismo había venido. Pero la bestia estaba decidida a plantarme cara hasta las últimas consecuencias, lo que no era normal. Decidí correr hacia el bosque para que me siguiese y continuar allí el combate. Apenas tuve tiempo de voltearme a tiempo cuando estuve allí, pues el animal quería aprovechar cualquier oportunidad que le diese para no tener que afrontar mi espada directamente.
Sin embargo, de un zarpazo me lanzó al suelo y mi espada salió volando por los aires. En seguida se lanzó sobre mí y empezamos a rodar por el césped. Con ambos brazos, intentaba evitar con todas mis fuerzas que sus poderosos colmillos me atravesasen el cuello. No iba a dejar que eso pasara bajo ninguna circunstancia.
- Grrrr.... mal... dición....
De pronto mi rostro se llenó de sangre. Sus colmillos se habían cerrado sobre mi muñeca izquierda, causándome gran dolor y daño. Eso me hizo enfurecer y entrando en furia berserker, le di una patada en el costado, dándonos vuelta en el suelo y empecé
a propinarle varios puñetazos con la derecha. Sus zarpazos comenzaban a destrozarme la piel en el torso. Era un encuentro sumamente violento y sangriento.
- Shhhh... ya viene el monstruo. Killian le tendió una trampa. Ya viene.
Estaba impaciente por ver si se me daba bien el tema de las trampas para esta ocasión. Los pasos de la criatura eran ruidosos en el follaje que pisaba bajo sus garras, y en cuanto estuve en la entrada, pude reconocer que se trataba de un oso. ¿Pero por qué caminaba sobre dos patas? ¿Es que acaso estaría amaestrado? Mi compañera elfa tal vez supiera más sobre ello.
En cuanto puso una pata en el cementerio, mi trampa se accionó con un "click" y de pronto sus gritos de dolor y de rabia se hicieron escuchar, gruñendo tan intensamente que era francamente aterrador. Mi trampa se había incrustado en su pata inferior derecha con suma eficacia, haciéndole sangrar una buena cantidad de sangre. Sin embargo, enardecido por la imposibilidad de sacarse el cepo bajo ningún medio, empezó a golpear todo lo que encontraba a su paso, haciendo destrozos en algunas de sus tumbas.
Había confundido su territorio de apareamiento por el cambio de lluvias, supongo. Los osos no suelen visitar territorio humano a menos que se les traiga enjaulados para animar algún circo. No sentía ni el más menor de los remordimientos. Si no lo asesinaba yo, alguien más iba a hacerlo, o peor, probablemente le capturarían para darle una vida detrás de jaulas, perdiendo toda libertad y salvajismo. Para mí era mucho mejor acabar con su miseria de una vez por todas, y mejor aún si es bajo una buena batalla.
- Tks... mierda, está destruyendo las tumbas.
Dije al ver que no caía al suelo ni se rendía. Salí inmediatamente de mi escondite y le lancé una flecha la que desvió con una de sus poderosas zarpas. Empezó a correr en cuatro patas hacia mí, y vaya que sabía que escapar no marcaría ninguna diferencia pues estos animales pueden correr mucho más rápido que un ser humano. Empuñé mi espada y yo también corrí hacia él para ganar impulso para el golpe del metal.
- ¡Graaaaaaaaaaaaargh!
Antes de que chocásemos, me lancé hacia un costado y con la punta le arranqué un ojo a la bestia, la que gruñó desesperada ante la táctica que decidí emplear. En seguida volvió a correr hacia mí y yo le apunté con el acero. La bestia se detuvo y empezó a rugirme, parándose nuevamente sobre dos patas para marcar la diferencia de estaturas entre ambos. Había aprendido que mi espada es un mal asunto, era un animal muy inteligente a decir verdad.
Apuntándole con la espada, empecé a avanzar lentamente hacia el poderoso oso. Tal vez reconsiderase su idea de venir hasta este lugar y se marchase por donde mismo había venido. Pero la bestia estaba decidida a plantarme cara hasta las últimas consecuencias, lo que no era normal. Decidí correr hacia el bosque para que me siguiese y continuar allí el combate. Apenas tuve tiempo de voltearme a tiempo cuando estuve allí, pues el animal quería aprovechar cualquier oportunidad que le diese para no tener que afrontar mi espada directamente.
Sin embargo, de un zarpazo me lanzó al suelo y mi espada salió volando por los aires. En seguida se lanzó sobre mí y empezamos a rodar por el césped. Con ambos brazos, intentaba evitar con todas mis fuerzas que sus poderosos colmillos me atravesasen el cuello. No iba a dejar que eso pasara bajo ninguna circunstancia.
- Grrrr.... mal... dición....
De pronto mi rostro se llenó de sangre. Sus colmillos se habían cerrado sobre mi muñeca izquierda, causándome gran dolor y daño. Eso me hizo enfurecer y entrando en furia berserker, le di una patada en el costado, dándonos vuelta en el suelo y empecé
a propinarle varios puñetazos con la derecha. Sus zarpazos comenzaban a destrozarme la piel en el torso. Era un encuentro sumamente violento y sangriento.
Killian
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Re: Un Poderoso Guardia de Cementerio (Trabajo) (Niniel)[cerrado]
La reacción de Killian, colocando su acero en el cuello de la elfa causó que está palideciera por el susto y cayera de culo al suelo de la impresión. Unos centímetros más y se hubiese reunido con los muertos del cementerio en el más allá, si es que la gente sin cabeza iba al mas allá. Repuesta del susto la peliblanca se dispuso a replicar y cuestionar su actuación mientras se levantaba del suelo, no era para menos, primero la deja abandonada a pesar del peligro sin avisarla y luego casi la mata, esas no eran formas de tratar a una compañera y mucho menos a una señorita. Pero el grandullón la interrumpió, y no con una disculpa y una explicación como debería, si no que la mandó callar.
No obstante el semblante serio del humano y los ruidos de aquel animal salvaje que llevaba tiempo escuchando, aunque esta vez parecía provenir de tan solo a unos metros de donde estaban, la hicieron obedecer. Guardó silencio y se asomó con cuidado para observar en la dirección en la que miraba Killian. ¿Qué trampa era esa que había mencionado?.
Entonces se hizo visible por fin la figura de la bestia, se trataba de un oso, un magnífico ejemplar de gran tamaño, de fuerte pelaje marrón que casi parecía negro con la poca luz del lugar. Níniel supo que se trataba de un macho adulto ya que había estudiado la flora y fauna de Aerandir desde pequeña como parte fundamental de sus estudios, aunque aquel animal mostraba un comportamiento algo extraño para un oso. En primer lugar los animales de ese tipo solían evitar adentrarse en territorio de los humanos, pues estos les daban caza por múltiples razones como eran su piel o la búsqueda de trofeos, algo totalmente detestable y enfermizo. Pero había también algo raro en sus movimientos, los osos solían alzarse sobre sus patas traseras para aparentar un mayor tamaño y resultar intimidantes, pero no caminaban así, al menos no en libertad, este si lo hacía.
Killian la miró como esperando que "la inteligente elfa" le explicara la situación, o quizá pensara que todos los elfos eran capaces de hablar con los animales, rumor bastante extendido entre los Shemlen*, pero no era el caso de Níniel, a pesar de que si que era cierto que contaba con una mayor sintonía con la naturaleza y las energías de la vida, entablar una conversación con un oso era algo mas allá de sus capacidades. Se encogió de hombros.
-Si lleva días merodeando por aquí, es que se ha desorientado, los animales salvajes rehuyen a los humanos, y estamos en Lunargenta...- Con aquello quería decir que estaban en el último lugar donde un animal salvaje querría estar, en pleno corazón del reino humano y cerca de la ciudad mas poblada, rodeada de granjas, caminos muy frecuentados, pueblos, guarniciones...
En ese momento el animal accionó la trampa que Killian había mencionado antes. Níniel observó horrorizada como el cepo oculto bajo la hojarasca causaba un terrible daño al animal al clavarse las mandíbulas metálicas del artefacto en su pierna hasta llegar al hueso. El oso, enloquecido por el dolor, trataba de quitarse el cepo causando destrozos a su alrededor tan solo consiguiendo que su dolor y el daño de su pata fueran aún mayores. Aquellos malditos cacharros eran mas armas de guerra que instrumentos de caza, eran una herramienta cruel para usarla con un animal desconocedor de la crueldad. ¿Acaso no había otra manera de actuar que aquella?, ¿No había otra solución mas que causar tormento al animal?.
-Solo es un animal desorientado, si la muerte es la única solución, al menos que no sufra- Por supuesto con aquellas palabras ya le estaba diciendo a Killian que su idea del cepo le resultaba repugnante, si es que era capaz de leer entre líneas.
Entonces comenzó una feroz lucha entre el hombre y la bestia y no parecía haber un claro vencedor. Al principio parecía que Killian tenía ventaja gracias a su gran espadón, pero no logró ser resolutivo. A pesar de aquello el animal resultó herido en un ojo, lo cual, una vez libre del cepo, debería haber bastado para que el animal salvaje abandonara el lugar, pero no lo hizo, parecía dispuesto a luchar a muerte. ¿Qué pasaba con aquel oso?.
A continuación Killian pareció querer alejar al oso de allí, pero en cuanto llegó a la primera línea de árboles el oso, demostrando una gran inteligencia, logró aprovechar el momento y derribó al gigantón que perdió su espada. Aquello ya no era una lucha, el feroz animal iba a acabar con el humano de forma casi segura, solo era cuestión de tiempo que sus potentes garras o su poderoso bocado firmaran el final de Killian con sangre.
Níniel, que había seguido a hombre y bestia hasta los árboles, aunque manteniendo una distancia prudente para que aquel animal no decidiera cambiar su menú de duro humano a tierna elfa, lo veía todo al borde de la histeria pero no sabía que podía hacer para ayudar a su compañero de trabajo y evitar que fuee devorado. Sus armas no le harían ni cosquillas al animal ni poseía ninguna habilidad de mana con la que ayudarle, ni fuerza, ni nada. A pesar de ello, dispuesta a ayudar a Killian, vio y tomó la gran espada del gigantón del suelo y la alzó como buenamente pudo, con toda la determinación que pudo reunir se lanzó contra el animal que seguía luchando con el musculitos y le clavó el espadón en el lomo. Incluso en aquella situación su intención era que el animal no sufriera mas de lo necesario. Sin embargo su escasa fuerza hizo que, aunque la espada atravesase la dura piel del oso y penetrara en su carne, no lo hiciera lo suficiente. la herida no fue mortal y el oso se revolvió golpeando con una de sus zarpas a la joven elfa en el pecho. La fuerza del zarpazo hizo que cayera al suelo a cierta distancia, dejando la espada allí clavada.
No obstante el semblante serio del humano y los ruidos de aquel animal salvaje que llevaba tiempo escuchando, aunque esta vez parecía provenir de tan solo a unos metros de donde estaban, la hicieron obedecer. Guardó silencio y se asomó con cuidado para observar en la dirección en la que miraba Killian. ¿Qué trampa era esa que había mencionado?.
Entonces se hizo visible por fin la figura de la bestia, se trataba de un oso, un magnífico ejemplar de gran tamaño, de fuerte pelaje marrón que casi parecía negro con la poca luz del lugar. Níniel supo que se trataba de un macho adulto ya que había estudiado la flora y fauna de Aerandir desde pequeña como parte fundamental de sus estudios, aunque aquel animal mostraba un comportamiento algo extraño para un oso. En primer lugar los animales de ese tipo solían evitar adentrarse en territorio de los humanos, pues estos les daban caza por múltiples razones como eran su piel o la búsqueda de trofeos, algo totalmente detestable y enfermizo. Pero había también algo raro en sus movimientos, los osos solían alzarse sobre sus patas traseras para aparentar un mayor tamaño y resultar intimidantes, pero no caminaban así, al menos no en libertad, este si lo hacía.
Killian la miró como esperando que "la inteligente elfa" le explicara la situación, o quizá pensara que todos los elfos eran capaces de hablar con los animales, rumor bastante extendido entre los Shemlen*, pero no era el caso de Níniel, a pesar de que si que era cierto que contaba con una mayor sintonía con la naturaleza y las energías de la vida, entablar una conversación con un oso era algo mas allá de sus capacidades. Se encogió de hombros.
-Si lleva días merodeando por aquí, es que se ha desorientado, los animales salvajes rehuyen a los humanos, y estamos en Lunargenta...- Con aquello quería decir que estaban en el último lugar donde un animal salvaje querría estar, en pleno corazón del reino humano y cerca de la ciudad mas poblada, rodeada de granjas, caminos muy frecuentados, pueblos, guarniciones...
En ese momento el animal accionó la trampa que Killian había mencionado antes. Níniel observó horrorizada como el cepo oculto bajo la hojarasca causaba un terrible daño al animal al clavarse las mandíbulas metálicas del artefacto en su pierna hasta llegar al hueso. El oso, enloquecido por el dolor, trataba de quitarse el cepo causando destrozos a su alrededor tan solo consiguiendo que su dolor y el daño de su pata fueran aún mayores. Aquellos malditos cacharros eran mas armas de guerra que instrumentos de caza, eran una herramienta cruel para usarla con un animal desconocedor de la crueldad. ¿Acaso no había otra manera de actuar que aquella?, ¿No había otra solución mas que causar tormento al animal?.
-Solo es un animal desorientado, si la muerte es la única solución, al menos que no sufra- Por supuesto con aquellas palabras ya le estaba diciendo a Killian que su idea del cepo le resultaba repugnante, si es que era capaz de leer entre líneas.
Entonces comenzó una feroz lucha entre el hombre y la bestia y no parecía haber un claro vencedor. Al principio parecía que Killian tenía ventaja gracias a su gran espadón, pero no logró ser resolutivo. A pesar de aquello el animal resultó herido en un ojo, lo cual, una vez libre del cepo, debería haber bastado para que el animal salvaje abandonara el lugar, pero no lo hizo, parecía dispuesto a luchar a muerte. ¿Qué pasaba con aquel oso?.
A continuación Killian pareció querer alejar al oso de allí, pero en cuanto llegó a la primera línea de árboles el oso, demostrando una gran inteligencia, logró aprovechar el momento y derribó al gigantón que perdió su espada. Aquello ya no era una lucha, el feroz animal iba a acabar con el humano de forma casi segura, solo era cuestión de tiempo que sus potentes garras o su poderoso bocado firmaran el final de Killian con sangre.
Níniel, que había seguido a hombre y bestia hasta los árboles, aunque manteniendo una distancia prudente para que aquel animal no decidiera cambiar su menú de duro humano a tierna elfa, lo veía todo al borde de la histeria pero no sabía que podía hacer para ayudar a su compañero de trabajo y evitar que fuee devorado. Sus armas no le harían ni cosquillas al animal ni poseía ninguna habilidad de mana con la que ayudarle, ni fuerza, ni nada. A pesar de ello, dispuesta a ayudar a Killian, vio y tomó la gran espada del gigantón del suelo y la alzó como buenamente pudo, con toda la determinación que pudo reunir se lanzó contra el animal que seguía luchando con el musculitos y le clavó el espadón en el lomo. Incluso en aquella situación su intención era que el animal no sufriera mas de lo necesario. Sin embargo su escasa fuerza hizo que, aunque la espada atravesase la dura piel del oso y penetrara en su carne, no lo hiciera lo suficiente. la herida no fue mortal y el oso se revolvió golpeando con una de sus zarpas a la joven elfa en el pecho. La fuerza del zarpazo hizo que cayera al suelo a cierta distancia, dejando la espada allí clavada.
Níniel Thenidiel
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Re: Un Poderoso Guardia de Cementerio (Trabajo) (Niniel)[cerrado]
Entre más cerca veo a la muerte, más fuerte golpeo a mi adversario. La muerte tenía un rostro aterrador, lleno de colmillos, y un aliento fétido mientras rugía lanzando babas al aire. Ya veía la situación como crítica, y todo lo que podía hacer era intentar moler a golpes ese rostro que quería llevarse mi vida. Sin embargo, como caída del cielo, Niniel apareció detrás de la bestia y blandiendo mi espada, la clavó en el lomo de la bestia con todas las fuerzas que pudo. A juzgar por la reprobación que mostró a mis métodos, en verdad agradecí internamente que se resolviera a ayudarme con la terrible bestia. Pensé que me iba a dejar morir allí para luego utilizar sus habilidades élficas para hacerse amiga del monstruo y cobrar mi sueldo como extra mientras me enterraban en el mismo cementerio, un asqueroso final para toda una vida llena de aventuras y hazañas.
Sin embargo, la bestia pareció resistir bien el golpe y me soltó para darle un terrible zarpazo que la lanzó al suelo con una herida profunda en el pecho. Oh no... ¿Acaso sería su final? ¡No, su magia curativa le salvaría, tal como lo hizo conmigo! Me di un breve segundo para observar la situación. Me levanté inmediatamente del suelo. Mi muñeca izquierda estaba inservible. El oso parecía estar concentrado en volver a atacar a la elfa, pero mi espada estaba clavada allí, a la vista. Tenía que ganar un poco de tiempo para recogerla. ¡Algo debía hacer!
- ¡DÉJALA EN PAZ MALDITO MONSTRUOOOOOOO!
Grité mientras corrí hacia el oso y lo tackleé con todas mis fuerzas, poniendo mis hombros para ejercer la presión en su estómago. Lo abracé con los dos brazos e intenté con todo intentar hacerle caer hacia un costado, cerca de en donde se hallaba mi espada. El impulso de la breve carrera, afortunadamente, fue suficiente para derribar al oso y de paso suficiente para hacerle caer conmigo encima justo en la posición que quería. Me llevé un zarpazo en la cara, pero fue un precio justo pues desenterré mi espada del suelo y en seguida la enterré dando un grito atronador en el hocico, dejando un charco de sangre que comenzó a expandirse a su alrededor. Sus gemidos de dolor y desesperación se apagaron poco a poco hasta que por fin pude dejar de ejercer presión. El oso estaba por fin, muerto.
- Ghhh... esto no es normal... el oso debió irse cuando activó la trampa... de Killian... ¡¿Por qué tuvo que pelear hasta el final?!
Dije frustrado con la respiración entre cortada. Me daba rabia la situación. Intenté sacar la espada del hocico del oso, pero no me quedaba suficiente fuerza. Me levanté temblando y me dirigí hacia la elfa que parecía herida. Estaba apunto de dirigirle la palabra cuando de pronto, una flecha silbó el aire y se me clavó en el estómago. Miré incrédulo hacia el cementerio. Era la arquera que la elfa había dejado inconsciente. No podía creerlo, ¿Acaso no debería estar reponiéndose del tremendo golpe que le dio Niniel en la cabeza?
Me arrodillé con una pierna en el suelo mientras apretaba los dientes, intentando aguantar el dolor. Esta vez la flecha había penetrado profundo, podía sentir cómo mi estómago comenzaba a agitarse por la punta invasora. La chica parecía furiosa, dispuesta a matarnos a ambos.
- ¡Hijos de puta! ¡Mataron a mis hermanos de aventuras! ¡Voy a matarlos! ¡Si creen que ése oso fue difícil no tienen ni idea de lo que soy capaz de hacer con las flechas!
En seguida recargó su arco y apuntó hacia Niniel. Ella ya estaba herida. No sabía si acaso iba a ser capaz de soportar otra herida, y a juzgar por cómo me empecé a marear, su puntería y potencia estaban al cien por ciento. ¡No podía permitirlo!
Me levanté y comencé a correr hacia ella mientras gritaba de rabia, pero otra flecha se me clavó en la pierna izquierda. Me hizo caer al suelo, aunque di un brinco hacia un costado para no aplastar ambas flechas contra el suelo. Escupí sangre en el suelo y la vista se me nubló completamente. Ahora dependía de Niniel.
Sin embargo, la bestia pareció resistir bien el golpe y me soltó para darle un terrible zarpazo que la lanzó al suelo con una herida profunda en el pecho. Oh no... ¿Acaso sería su final? ¡No, su magia curativa le salvaría, tal como lo hizo conmigo! Me di un breve segundo para observar la situación. Me levanté inmediatamente del suelo. Mi muñeca izquierda estaba inservible. El oso parecía estar concentrado en volver a atacar a la elfa, pero mi espada estaba clavada allí, a la vista. Tenía que ganar un poco de tiempo para recogerla. ¡Algo debía hacer!
- ¡DÉJALA EN PAZ MALDITO MONSTRUOOOOOOO!
Grité mientras corrí hacia el oso y lo tackleé con todas mis fuerzas, poniendo mis hombros para ejercer la presión en su estómago. Lo abracé con los dos brazos e intenté con todo intentar hacerle caer hacia un costado, cerca de en donde se hallaba mi espada. El impulso de la breve carrera, afortunadamente, fue suficiente para derribar al oso y de paso suficiente para hacerle caer conmigo encima justo en la posición que quería. Me llevé un zarpazo en la cara, pero fue un precio justo pues desenterré mi espada del suelo y en seguida la enterré dando un grito atronador en el hocico, dejando un charco de sangre que comenzó a expandirse a su alrededor. Sus gemidos de dolor y desesperación se apagaron poco a poco hasta que por fin pude dejar de ejercer presión. El oso estaba por fin, muerto.
- Ghhh... esto no es normal... el oso debió irse cuando activó la trampa... de Killian... ¡¿Por qué tuvo que pelear hasta el final?!
Dije frustrado con la respiración entre cortada. Me daba rabia la situación. Intenté sacar la espada del hocico del oso, pero no me quedaba suficiente fuerza. Me levanté temblando y me dirigí hacia la elfa que parecía herida. Estaba apunto de dirigirle la palabra cuando de pronto, una flecha silbó el aire y se me clavó en el estómago. Miré incrédulo hacia el cementerio. Era la arquera que la elfa había dejado inconsciente. No podía creerlo, ¿Acaso no debería estar reponiéndose del tremendo golpe que le dio Niniel en la cabeza?
Me arrodillé con una pierna en el suelo mientras apretaba los dientes, intentando aguantar el dolor. Esta vez la flecha había penetrado profundo, podía sentir cómo mi estómago comenzaba a agitarse por la punta invasora. La chica parecía furiosa, dispuesta a matarnos a ambos.
- ¡Hijos de puta! ¡Mataron a mis hermanos de aventuras! ¡Voy a matarlos! ¡Si creen que ése oso fue difícil no tienen ni idea de lo que soy capaz de hacer con las flechas!
En seguida recargó su arco y apuntó hacia Niniel. Ella ya estaba herida. No sabía si acaso iba a ser capaz de soportar otra herida, y a juzgar por cómo me empecé a marear, su puntería y potencia estaban al cien por ciento. ¡No podía permitirlo!
Me levanté y comencé a correr hacia ella mientras gritaba de rabia, pero otra flecha se me clavó en la pierna izquierda. Me hizo caer al suelo, aunque di un brinco hacia un costado para no aplastar ambas flechas contra el suelo. Escupí sangre en el suelo y la vista se me nubló completamente. Ahora dependía de Niniel.
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Re: Un Poderoso Guardia de Cementerio (Trabajo) (Niniel)[cerrado]
Níniel cayó al suelo y soltó todo el aire de sus pulmones en una larga exhalación, llevándose las manos al pecho dolorido tratando de evaluar el daño sufrido y si iba a poder hacer para sanarse o si era una causa perdida. Tanteó con sus manos la túnica desgarrada y esperó sentir el calor de su sangre brotando de la herida pero no lo hizo, no sangraba. Se incorporó con una mueca y se atrevió a mirar viendo como las marcas de las zarpas del oso había dejado su imprenta en la coraza media pero gracias a los dioses no habían llegado a atravesar la protección, estaba de una pieza, el impacto dolía pero estaba bien. Aquel vendedor no mintió sobre la calidad de sus armaduras ni tampoco con que un día, su prenda le salvaría la vida.
Mientras se levantaba observó los últimos compases de la lucha entre el gigantón y el oso que finalmente se decantó en favor del humano. Las cosas no habían salido como la peliblanca había planeado cuando se lanzó espadón en ristre contra el animal, pero parecía que al final había conseguido darle la poca ayuda que el grandullón necesitaba para vencer y salvar el pellejo. Era un alivio aunque la muerte del animal dejaba un regusto amargo en aquella victoria a lo que había que añadir que el humano tenía un aspecto espantoso cuando regresó hasta ella para preocuparse por su estado. Níniel pensó que debería estar un poco más preocupado por si mismo que por ella, ¿Quedaba alguna zona de su cuerpo sin una herida?. Desde luego parecía que su resistencia había llegado ya a su límite, apenas si se sujetaba derecho.
Pero el pequeño momento de calma y la oportunidad para lamerse las heridas pronto demostró no ser más que una ilusión, el tiempo de la lucha aún no había tocado a su fin y una enemiga a la que creía vencida se había levantado para complicarles la vida a los guardianes del cementerio. Aquella arquera se había recobrado y su flecha no erró el blanco. Níniel supo enseguida que en aquella ocasión la herida no era ninguna pequeñez por el lugar donde impactó el proyectil, pero al menos sabía que la flecha no estaba envenenada, el frasco del veneno aún obraba en su posesión. Rápidamente la mujer preparó otra flecha, apuntando esta vez a la elfa.
Níniel no tenía muchas opciones, tratar de esquivar la flecha, proteger sus puntos vitales y confiar en que de nuevo su coraza mantuviera alejada a la muerte, poco mas podía hacer. Con esa idea en mente la peliblanca arrancó a correr para ser un blanco mas complicado, su objetivo era llegar a los cercanos árboles en busca de cobertura ante las flechas.
Lo consiguió gracias a un último esfuerzo de Killian que se pintó una diana sobre si mismo al intentar, a pesar de todo, ir hacia la arquera, recibiendo el daño en vez de la elfa.
La cosa no pintaba nada bien, puede que la enemiga no pudiera dispararla ahora como si de un ciervo se tratara, pero Níniel tampoco podía moverse de donde estaba. Durante el enfrentamiento con el oso había perdido el bastón dejándola con una daga como única arma y para empeorarlo todo sabía que cada segundo que pasaba Killian se acercaba más y mas a la muerte. Incapaz de usar el arco, la mujer desenvainó una espada corta y con cuidado fue acercándose hasta la elfa. Sin duda quería venganza a cualquier precio por unos compañeros a los que consideraba muertos cuando la realidad era otra bien distinta, aquellos amigos por los que tan dispuesta estaba a todo la habían abandonado a su suerte.
-Vamos pequeña elfa, no tengas miedo, solo voy a cortarte esas orejas puntiagudas tuyas-
Níniel se asomó cuando la mujer estuvo lo bastante cerca como para no poder usar el arco, daga en mano, pero eso no amilanó a su rival que no se detuvo, segura de si misma. La elfa estaba nerviosa y asustada pero tenía un plan en mente y necesitaba controlarse si no quería perder su única posibilidad de salir de allí con vida, tenía que hacer que la arquera siguiese pendiente de ella, que no pudiera permitirse despistarse, aguantar su oscura mirada sedienta de sangre con sus ojos aguamarina y en el momento justo...
Comenzó a retroceder caminando de espaldas de vuelta al árbol donde se había puesto a cubierto. como era de esperar su enemiga la siguió dispuesta a acabar con su vida y entonces Níniel comenzó a mover los pies mientras retrocedía con un patrón memorizado en su cabeza para evitar tropezar con las raíces del árbol. Acababa de estar ahí, se había quedado con su posición y así pudo evitarlas incluso de espaldas, cosa que la arquera no pudo hacer. En su ansia de sangre una de su botas quedó atrapada entre las raíces haciéndola tropezar y caer ante la elfa. Níniel rápidamente le dio una patada en a mano para que soltara el arma y colocándose sobre ella le puso la daga al cuello, quitándole también el arco y las flechas.
-Debería matarte, no puedo fiarme de tu palabra y no puedo tenerte vigilada, por suerte para ti soy sanadora-
La arquera, que había pasado de la confianza a temer por su vida suspiró aliviada ante aquellas palabras pero enseguida quedó de nuevo inconsciente cuando la elfa la golpeó de nuevo en la nuca con la empuñadura de la daga. Temiendo que volviese a despertarse la arrastró hasta donde estaba Killian para que este la vigilase mientras atendía sus heridas.
-Esto va a llevar un rato...Espero que los demás saqueadores no vuelvan-
Trataría la herida del abdomen con su magia pues era la mas grave, pero gastaría tantas energías en ella que las demás tendría que tratarlas con primeros auxilios y con medios tradicionales.
-Quizá te queden marcas, espero que seas de los que piensan que las cicatrices son símbolo de orgullo guerrero-
Mientras se levantaba observó los últimos compases de la lucha entre el gigantón y el oso que finalmente se decantó en favor del humano. Las cosas no habían salido como la peliblanca había planeado cuando se lanzó espadón en ristre contra el animal, pero parecía que al final había conseguido darle la poca ayuda que el grandullón necesitaba para vencer y salvar el pellejo. Era un alivio aunque la muerte del animal dejaba un regusto amargo en aquella victoria a lo que había que añadir que el humano tenía un aspecto espantoso cuando regresó hasta ella para preocuparse por su estado. Níniel pensó que debería estar un poco más preocupado por si mismo que por ella, ¿Quedaba alguna zona de su cuerpo sin una herida?. Desde luego parecía que su resistencia había llegado ya a su límite, apenas si se sujetaba derecho.
Pero el pequeño momento de calma y la oportunidad para lamerse las heridas pronto demostró no ser más que una ilusión, el tiempo de la lucha aún no había tocado a su fin y una enemiga a la que creía vencida se había levantado para complicarles la vida a los guardianes del cementerio. Aquella arquera se había recobrado y su flecha no erró el blanco. Níniel supo enseguida que en aquella ocasión la herida no era ninguna pequeñez por el lugar donde impactó el proyectil, pero al menos sabía que la flecha no estaba envenenada, el frasco del veneno aún obraba en su posesión. Rápidamente la mujer preparó otra flecha, apuntando esta vez a la elfa.
Níniel no tenía muchas opciones, tratar de esquivar la flecha, proteger sus puntos vitales y confiar en que de nuevo su coraza mantuviera alejada a la muerte, poco mas podía hacer. Con esa idea en mente la peliblanca arrancó a correr para ser un blanco mas complicado, su objetivo era llegar a los cercanos árboles en busca de cobertura ante las flechas.
Lo consiguió gracias a un último esfuerzo de Killian que se pintó una diana sobre si mismo al intentar, a pesar de todo, ir hacia la arquera, recibiendo el daño en vez de la elfa.
La cosa no pintaba nada bien, puede que la enemiga no pudiera dispararla ahora como si de un ciervo se tratara, pero Níniel tampoco podía moverse de donde estaba. Durante el enfrentamiento con el oso había perdido el bastón dejándola con una daga como única arma y para empeorarlo todo sabía que cada segundo que pasaba Killian se acercaba más y mas a la muerte. Incapaz de usar el arco, la mujer desenvainó una espada corta y con cuidado fue acercándose hasta la elfa. Sin duda quería venganza a cualquier precio por unos compañeros a los que consideraba muertos cuando la realidad era otra bien distinta, aquellos amigos por los que tan dispuesta estaba a todo la habían abandonado a su suerte.
-Vamos pequeña elfa, no tengas miedo, solo voy a cortarte esas orejas puntiagudas tuyas-
Níniel se asomó cuando la mujer estuvo lo bastante cerca como para no poder usar el arco, daga en mano, pero eso no amilanó a su rival que no se detuvo, segura de si misma. La elfa estaba nerviosa y asustada pero tenía un plan en mente y necesitaba controlarse si no quería perder su única posibilidad de salir de allí con vida, tenía que hacer que la arquera siguiese pendiente de ella, que no pudiera permitirse despistarse, aguantar su oscura mirada sedienta de sangre con sus ojos aguamarina y en el momento justo...
Comenzó a retroceder caminando de espaldas de vuelta al árbol donde se había puesto a cubierto. como era de esperar su enemiga la siguió dispuesta a acabar con su vida y entonces Níniel comenzó a mover los pies mientras retrocedía con un patrón memorizado en su cabeza para evitar tropezar con las raíces del árbol. Acababa de estar ahí, se había quedado con su posición y así pudo evitarlas incluso de espaldas, cosa que la arquera no pudo hacer. En su ansia de sangre una de su botas quedó atrapada entre las raíces haciéndola tropezar y caer ante la elfa. Níniel rápidamente le dio una patada en a mano para que soltara el arma y colocándose sobre ella le puso la daga al cuello, quitándole también el arco y las flechas.
-Debería matarte, no puedo fiarme de tu palabra y no puedo tenerte vigilada, por suerte para ti soy sanadora-
La arquera, que había pasado de la confianza a temer por su vida suspiró aliviada ante aquellas palabras pero enseguida quedó de nuevo inconsciente cuando la elfa la golpeó de nuevo en la nuca con la empuñadura de la daga. Temiendo que volviese a despertarse la arrastró hasta donde estaba Killian para que este la vigilase mientras atendía sus heridas.
-Esto va a llevar un rato...Espero que los demás saqueadores no vuelvan-
Trataría la herida del abdomen con su magia pues era la mas grave, pero gastaría tantas energías en ella que las demás tendría que tratarlas con primeros auxilios y con medios tradicionales.
-Quizá te queden marcas, espero que seas de los que piensan que las cicatrices son símbolo de orgullo guerrero-
Níniel Thenidiel
Aerandiano de honor
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Re: Un Poderoso Guardia de Cementerio (Trabajo) (Niniel)[cerrado]
Mi lucha ahora se enfocaba en mantenerme consciente. Había perdido una buena cantidad de sangre, y la situación ciertamente pintaba pésimo. Sin embargo, hice todo lo que pude para que Níniel tuviera el menos una oportunidad en contra de la aventurera que quería vengar a sus cobardes compañeros. Debía confiar en que la elfa iba a poder derrotarla... pues en caso contrario, eso significaría la muerte de ambos y saben los dioses que dar la vida por un trabajo no es justo ni para el más terrible de los villanos. Pasaron un par de angustiantes minutos que aproveché para arrastrarme y poner con dificultad mi espalda contra un árbol cercano. El cadáver del oso aún tenía mi espada clavada en el hocico, pero no tenía suficiente fuerza para desenterrarla. Miré ambas flechas con una mueca de profundo dolor.
- Ghhhhh... esto es malo...
Dije para mí mismo mientras respiraba con dificultad. Tomé la primera con ambas manos mientras contaba hasta tres mentalmente, tomando mucho aire para el grito inminente que se me iba a escapar. ¡Tres! Un grito ahogado se me salió mientras que me tapaba el agujero con una mano mientras que lanzaba lejos la flecha. Era uno de los peores dolores que había experimentado, y aún me quedaba otra flecha en una pierna.
De pronto vi que Níniel se acercaba arrastrado a la arquera. ¿La había matado? No, sólo la había dejado inconsciente. Lo dilucidé porque aún respiraba cuando la posicionó a mi vista para que la vigilara por si se despertaba e intentara otra treta contra nosotros.
- Níniel... gracias al Dragón Blanco... eres increíble... pudiste con ella... hehehehe...
Me reí despacio. Me dolía demasiado el estómago como para hacerlo con más fuerza. En seguida se dispuso a usar nuevamente su magia curativa en mí.
- Espera un momento... ¿Qué hay de ti?
Le pregunté, preocupado. Pero me fijé que no sangraba. Su armadura debajo de la túnica la había protegido del golpe.
- Ooooh... ooooh... eres muy lista. Muy lista elfa, muy lista.
Sonreí aliviado y me dejé curar.
- Pues... en caso de que regresen esos saqueadores... siempre podemos espantarlos de nuevo. Podemos simular que el cementerio está lleno de espíritus malvados, claro que sí.
Dije animado por el bienestar que me causaba su magia. De verdad se sentía bien y mis fuerzas regresaban paulatinamente hacia mí, permitiéndome volver a terminar la guardia de la noche. De todas formas, tampoco quedaba mucho para el amanecer, y la noche había estado llena de sorpresas. No era un trabajo aburrido, eso debía reconocerlo.
- Las cicatrices embellecen siempre el cuerpo de Killian. Son producto de la fuerza y experiencia en batalla. Es un honor haber recibido éstas aunque a Killian le hubiera gustado que las circunstancias hubiesen sido diferentes.
Dije mientras le dedicaba una pensativa mirada al oso. Ese era un misterio que tendría que resolver más tarde. Despabilé de mis propios pensamientos y miré de nuevo a la elfa.
- Níniel, ¿No te cansas cuando esas tus poderes? Killian quiere decir... ¿Es acaso un don de los dioses? ¿O tal vez un don natural? Killian pelea con acero y puños, pero... saben los dioses que algunos sanadores han visto más sangre y muerte que muchos guerreros.
Dije pensativo. Los sanadores de mi clan eran considerados débiles si eran hombres. Pero en varias fogatas, me habían contado anécdotas que me dificultaron conciliar el sueño durante varias noches. Su arte y conocimiento es legendario, y consideraba que cualquier guerrero debía de estar muy agradecido de tener a cualquier sanador a su lado, pues en el combate se complementan muy bien los roles, y ésta noche lo había comprobado, pues habíamos sido capaces de ahuyentar a cinco guerreros y un oso, nada más ni nada menos. Eso requería cierto mérito, incluso para el más fuerte de los hombres o mujeres.
- Será mejor que la amarremos... no vaya a ser cosa de que despierte. ¿No te parece?
Le sonreí nuevamente asintiendo con la cabeza en señal de agradecimiento.
- Ghhhhh... esto es malo...
Dije para mí mismo mientras respiraba con dificultad. Tomé la primera con ambas manos mientras contaba hasta tres mentalmente, tomando mucho aire para el grito inminente que se me iba a escapar. ¡Tres! Un grito ahogado se me salió mientras que me tapaba el agujero con una mano mientras que lanzaba lejos la flecha. Era uno de los peores dolores que había experimentado, y aún me quedaba otra flecha en una pierna.
De pronto vi que Níniel se acercaba arrastrado a la arquera. ¿La había matado? No, sólo la había dejado inconsciente. Lo dilucidé porque aún respiraba cuando la posicionó a mi vista para que la vigilara por si se despertaba e intentara otra treta contra nosotros.
- Níniel... gracias al Dragón Blanco... eres increíble... pudiste con ella... hehehehe...
Me reí despacio. Me dolía demasiado el estómago como para hacerlo con más fuerza. En seguida se dispuso a usar nuevamente su magia curativa en mí.
- Espera un momento... ¿Qué hay de ti?
Le pregunté, preocupado. Pero me fijé que no sangraba. Su armadura debajo de la túnica la había protegido del golpe.
- Ooooh... ooooh... eres muy lista. Muy lista elfa, muy lista.
Sonreí aliviado y me dejé curar.
- Pues... en caso de que regresen esos saqueadores... siempre podemos espantarlos de nuevo. Podemos simular que el cementerio está lleno de espíritus malvados, claro que sí.
Dije animado por el bienestar que me causaba su magia. De verdad se sentía bien y mis fuerzas regresaban paulatinamente hacia mí, permitiéndome volver a terminar la guardia de la noche. De todas formas, tampoco quedaba mucho para el amanecer, y la noche había estado llena de sorpresas. No era un trabajo aburrido, eso debía reconocerlo.
- Las cicatrices embellecen siempre el cuerpo de Killian. Son producto de la fuerza y experiencia en batalla. Es un honor haber recibido éstas aunque a Killian le hubiera gustado que las circunstancias hubiesen sido diferentes.
Dije mientras le dedicaba una pensativa mirada al oso. Ese era un misterio que tendría que resolver más tarde. Despabilé de mis propios pensamientos y miré de nuevo a la elfa.
- Níniel, ¿No te cansas cuando esas tus poderes? Killian quiere decir... ¿Es acaso un don de los dioses? ¿O tal vez un don natural? Killian pelea con acero y puños, pero... saben los dioses que algunos sanadores han visto más sangre y muerte que muchos guerreros.
Dije pensativo. Los sanadores de mi clan eran considerados débiles si eran hombres. Pero en varias fogatas, me habían contado anécdotas que me dificultaron conciliar el sueño durante varias noches. Su arte y conocimiento es legendario, y consideraba que cualquier guerrero debía de estar muy agradecido de tener a cualquier sanador a su lado, pues en el combate se complementan muy bien los roles, y ésta noche lo había comprobado, pues habíamos sido capaces de ahuyentar a cinco guerreros y un oso, nada más ni nada menos. Eso requería cierto mérito, incluso para el más fuerte de los hombres o mujeres.
- Será mejor que la amarremos... no vaya a ser cosa de que despierte. ¿No te parece?
Le sonreí nuevamente asintiendo con la cabeza en señal de agradecimiento.
Killian
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Re: Un Poderoso Guardia de Cementerio (Trabajo) (Niniel)[cerrado]
-Un poco más y no tendríamos que fingir para hacernos pasar por espectros. Diría que no pueden ser tan tontos como para que ese truco vuelva a funcionar pero no pondría la mano en el fuego por ellos. Si eso no funciona siempre puedes usar a esta mujer para obligarles a soltar las armas, la dejaron aquí tirada pero creo que deben de tenerla algún aprecio por cómo buscaba venganza en su nombre. Casi me da hasta lástima, he oído lo que hacen los guardias cuando apresan a una mujer-
Comentó la peliblanca mientras se afanaba en tratar las heridas del gigantón con diligencia. Era una suerte que no le importaran las marcas y que incluso las considerara un honor. No pudo si no imaginarse a Killian contando sus batallitas al calor de la hoguera de una posada a cambio de una bebida, enseñando aquellos zarpazos de oso para animar la velada a la vez que comentaba "Y esto me lo hizo un oso cuando se me ocurrió que era una buena idea darle un abrazo". A aquellas alturas la escena le hacía gracia a la joven, pero lo cierto es que no hacía tanto, ella disfrutaba con esa clase de historias allá en el bosque y también había considerado las marcas de los guerreros de su clan como algo sorprendente y meritorio, incluso atractivo, claro que eso era antes de que aquellas "aventuras" se cruzasen en su camino y trataran de matarla, desde ese momento se tomaba el asunto mucho más en serio. Detrás de cada marca y de cada historia alegremente contada, había habido un peligro, mortal en muchos casos, dolor y sangre.
Las preguntas de Killian sobre sus habilidades curativas la sacó de aquellos pensamientos y la hicieron mirarle extrañada. ¿Desde cuando los guerreros se preocupaban de la fuente de aquellas habilidades? Ellos luchaban, los sanadores les remendaban lo mejor que podían y ya...No solían preguntar a la elfa por aquello y menos hablar de dioses.
-Mis dioses no son los mismos que los de los humanos, pero si, es un don que nos otorgan, la posibilidad de usar una parte de su poder para ayudarnos y ayudar a otros. El poder de los dioses es infinito, pero como canalizadores de ese poder, estamos restringidos a nuestras propias habilidades y aptitudes para manifestarlo. -Pensando en que quizá la respuesta era mas compleja de lo que había pretendido simplifico sus palabras. -Si, es un don divino y si, usarlo me cansa, pero como con todo, con práctica todo resulta mas sencillo. Yo he tenido mucho tiempo para practicar. Aún así, la próxima vez quizá quieras buscarte una armadura-.
Tras acabar de curarle lo mejor que pudo, Níniel se apoyó en el árbol y se dejó caer soltando un largo suspiro de cansancio. Estaba agotada y si estuviese en su habitación de la posada, con su blanda cama, se pondría a dormir de inmediato, bueno y si se dejaba llevar por el cansancio aquel árbol en un cementerio tampoco estaba nada mal para echar una cabezadita.
-¿Atarla? si, pero no tengo cuerda. Ya casi amanece, los empleados del cementerio no tardaran en llegar, ellos se ocuparán de ella, mientras...No se, siéntate encima suyo o algo, así seguro que no se mueve.- Volvió a suspirar. -Vaya nochecita, creo que deberíamos pedir que nos doblen la paga-
Comentó la peliblanca mientras se afanaba en tratar las heridas del gigantón con diligencia. Era una suerte que no le importaran las marcas y que incluso las considerara un honor. No pudo si no imaginarse a Killian contando sus batallitas al calor de la hoguera de una posada a cambio de una bebida, enseñando aquellos zarpazos de oso para animar la velada a la vez que comentaba "Y esto me lo hizo un oso cuando se me ocurrió que era una buena idea darle un abrazo". A aquellas alturas la escena le hacía gracia a la joven, pero lo cierto es que no hacía tanto, ella disfrutaba con esa clase de historias allá en el bosque y también había considerado las marcas de los guerreros de su clan como algo sorprendente y meritorio, incluso atractivo, claro que eso era antes de que aquellas "aventuras" se cruzasen en su camino y trataran de matarla, desde ese momento se tomaba el asunto mucho más en serio. Detrás de cada marca y de cada historia alegremente contada, había habido un peligro, mortal en muchos casos, dolor y sangre.
Las preguntas de Killian sobre sus habilidades curativas la sacó de aquellos pensamientos y la hicieron mirarle extrañada. ¿Desde cuando los guerreros se preocupaban de la fuente de aquellas habilidades? Ellos luchaban, los sanadores les remendaban lo mejor que podían y ya...No solían preguntar a la elfa por aquello y menos hablar de dioses.
-Mis dioses no son los mismos que los de los humanos, pero si, es un don que nos otorgan, la posibilidad de usar una parte de su poder para ayudarnos y ayudar a otros. El poder de los dioses es infinito, pero como canalizadores de ese poder, estamos restringidos a nuestras propias habilidades y aptitudes para manifestarlo. -Pensando en que quizá la respuesta era mas compleja de lo que había pretendido simplifico sus palabras. -Si, es un don divino y si, usarlo me cansa, pero como con todo, con práctica todo resulta mas sencillo. Yo he tenido mucho tiempo para practicar. Aún así, la próxima vez quizá quieras buscarte una armadura-.
Tras acabar de curarle lo mejor que pudo, Níniel se apoyó en el árbol y se dejó caer soltando un largo suspiro de cansancio. Estaba agotada y si estuviese en su habitación de la posada, con su blanda cama, se pondría a dormir de inmediato, bueno y si se dejaba llevar por el cansancio aquel árbol en un cementerio tampoco estaba nada mal para echar una cabezadita.
-¿Atarla? si, pero no tengo cuerda. Ya casi amanece, los empleados del cementerio no tardaran en llegar, ellos se ocuparán de ella, mientras...No se, siéntate encima suyo o algo, así seguro que no se mueve.- Volvió a suspirar. -Vaya nochecita, creo que deberíamos pedir que nos doblen la paga-
Níniel Thenidiel
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Re: Un Poderoso Guardia de Cementerio (Trabajo) (Niniel)[cerrado]
- Bueno para el bolsillo de Killian sería un reembolso por los peligros corridos. Mas ha sido muy divertido, muy muy muy divertido. Hehehehe...
Volví la mirada hacia la arquera mientras la curandera se echaba contra un árbol. Parecía estar exhausta, por lo que deduje que la batalla contra nuestra enemiga había sido muy difícil. Me arranqué un pedazo de ropa con los dientes y en seguida me saqué la flecha que tenía enterrada en la pierna. No había penetrado demasiado profundo, pero el hilo de sangre podría infectarse. Me amarré la herida con el pedazo de cuero de mis ropajes, y en seguida me levanté con dificultad.
- Lo bien que vendría ahora una buena comida. A Killian le encantaría comer carne de cerdo en estos momentos. ¡Es muy sabrosa!
Me adelanté hacia la arquera y me agaché hacia ella. La tomé con un brazo y la puse sobre mi hombro derecho casi sin esfuerzo alguno. En seguida la llevé hacia un árbol cercano y la senté contra éste, y en seguida comencé a rodearla varias veces contra el árbol con una cuerda, hasta asegurarme de que no podría escapar aunque lo intentase con todas sus fuerzas. Los nudos no se me daban nada mal, y el que hice me quedó perfecto, casi imposible de soldar.
- Muy bien, veamos qué tiene que decirnos.
Me agaché hacia ella y en seguida le di una bofetada para que despertase. La arquera abrió los ojos con dificultad, y me dedicó una mirada somnolienta.
- Despierta.
Le di otra bofetada que casi le hace escupir sangre. Yo le miraba seriamente mientras ella intentaba recuperar la consciencia. Una vez se dio cuenta de la situación en que estaba, empezó a forcejear contra las cuerdas desesperadamente para poder ser libre.
- ¡Suéltenme hijos de perra! ¡Suéltenmeeeee! ¡No voy a permitir que un bruto decerebrado como tú me robe la virginidad! ¡No le permitiré! ¡Suéltenme!
- Tranquilízate, mujer. Killian no va a hacer algo tan repugnante como éso.
- ¡No te creo! ¡No parabas de verme en batalla! ¡Suéltame, suéltameeeeee!
- ¿Que no dejaba de verte? ¡Estabas apunto de asesinarnos! ¡¿Cómo no iba a verte?!
- ¡No me refería a eso, bárbaro estúpido!
- Oooh, eres valiente al tratar a Killian de ese modo en la situación en que estás.
Me acaricié la barbilla y le dediqué una mirada espeluznante que la hizo helarse del miedo, y al fin se quedó callada.
- Pues verás, la situación es la siguiente. Nos pagan por mantener el cementerio seguro, pero tú y tus amigos querían saquear tumbas. Eso no está bien, ¿Sabes? Killian entiende que son jóvenes aventureros, pero si van a buscar tesoros, ¡Que sean tesoros en tumbas peligrosas, en ruinas, de hechiceros malvados, no de gente inocente!
- ¿Acaso sugieres que es mejor saquear lugares peligrosos? ¡¿Por qué?!
- ¡Porque es aventura, es diversión! ¿Acaso eres aventurera sólo para volverte rica? ¡¿Dónde está tu sentido de la aventura?!
- Eres un caso perdido...
- Bueno, pero el punto es que Killian no desea matarte.
- ¡¿Y entonces por qué mataste a mis compañeros?!
- Pues... en realidad sólo uno de ustedes está... "muerto". La verdad es que no lo hemos comprobado, podría darse el milagro de que siga con vida, en cuyo caso mi compañera podría tratar sus heridas.
Dije apuntando a Niniel con el índice. La prisionera bufó con repugnancia hacia ella. Se sentía muy humillada por haber sido derrotada por ella.
- Los otros huyeron... y te dejaron aquí. Y ésa es la pura verdad.
- ¡¿Qué?! Mientes... ¡Ellos nunca me harían algo así! ¡Tenemos un juramento de sangre!
- Pero es la verdad, en serio.
- ¡No! ¡Gigante estúpido, no voy a caer en tus tretas! ¡Suéltame inmediatamente o te lo haré pagar!
- Aaaj... maldita sea...
Dije frustrado. Lo mío son las batallas, no tratar con prisioneras que no conocen su posición. ¿Acaso deberíamos matarla? ¿Qué deberíamos hacer?
Volví la mirada hacia la arquera mientras la curandera se echaba contra un árbol. Parecía estar exhausta, por lo que deduje que la batalla contra nuestra enemiga había sido muy difícil. Me arranqué un pedazo de ropa con los dientes y en seguida me saqué la flecha que tenía enterrada en la pierna. No había penetrado demasiado profundo, pero el hilo de sangre podría infectarse. Me amarré la herida con el pedazo de cuero de mis ropajes, y en seguida me levanté con dificultad.
- Lo bien que vendría ahora una buena comida. A Killian le encantaría comer carne de cerdo en estos momentos. ¡Es muy sabrosa!
Me adelanté hacia la arquera y me agaché hacia ella. La tomé con un brazo y la puse sobre mi hombro derecho casi sin esfuerzo alguno. En seguida la llevé hacia un árbol cercano y la senté contra éste, y en seguida comencé a rodearla varias veces contra el árbol con una cuerda, hasta asegurarme de que no podría escapar aunque lo intentase con todas sus fuerzas. Los nudos no se me daban nada mal, y el que hice me quedó perfecto, casi imposible de soldar.
- Muy bien, veamos qué tiene que decirnos.
Me agaché hacia ella y en seguida le di una bofetada para que despertase. La arquera abrió los ojos con dificultad, y me dedicó una mirada somnolienta.
- Despierta.
Le di otra bofetada que casi le hace escupir sangre. Yo le miraba seriamente mientras ella intentaba recuperar la consciencia. Una vez se dio cuenta de la situación en que estaba, empezó a forcejear contra las cuerdas desesperadamente para poder ser libre.
- ¡Suéltenme hijos de perra! ¡Suéltenmeeeee! ¡No voy a permitir que un bruto decerebrado como tú me robe la virginidad! ¡No le permitiré! ¡Suéltenme!
- Tranquilízate, mujer. Killian no va a hacer algo tan repugnante como éso.
- ¡No te creo! ¡No parabas de verme en batalla! ¡Suéltame, suéltameeeeee!
- ¿Que no dejaba de verte? ¡Estabas apunto de asesinarnos! ¡¿Cómo no iba a verte?!
- ¡No me refería a eso, bárbaro estúpido!
- Oooh, eres valiente al tratar a Killian de ese modo en la situación en que estás.
Me acaricié la barbilla y le dediqué una mirada espeluznante que la hizo helarse del miedo, y al fin se quedó callada.
- Pues verás, la situación es la siguiente. Nos pagan por mantener el cementerio seguro, pero tú y tus amigos querían saquear tumbas. Eso no está bien, ¿Sabes? Killian entiende que son jóvenes aventureros, pero si van a buscar tesoros, ¡Que sean tesoros en tumbas peligrosas, en ruinas, de hechiceros malvados, no de gente inocente!
- ¿Acaso sugieres que es mejor saquear lugares peligrosos? ¡¿Por qué?!
- ¡Porque es aventura, es diversión! ¿Acaso eres aventurera sólo para volverte rica? ¡¿Dónde está tu sentido de la aventura?!
- Eres un caso perdido...
- Bueno, pero el punto es que Killian no desea matarte.
- ¡¿Y entonces por qué mataste a mis compañeros?!
- Pues... en realidad sólo uno de ustedes está... "muerto". La verdad es que no lo hemos comprobado, podría darse el milagro de que siga con vida, en cuyo caso mi compañera podría tratar sus heridas.
Dije apuntando a Niniel con el índice. La prisionera bufó con repugnancia hacia ella. Se sentía muy humillada por haber sido derrotada por ella.
- Los otros huyeron... y te dejaron aquí. Y ésa es la pura verdad.
- ¡¿Qué?! Mientes... ¡Ellos nunca me harían algo así! ¡Tenemos un juramento de sangre!
- Pero es la verdad, en serio.
- ¡No! ¡Gigante estúpido, no voy a caer en tus tretas! ¡Suéltame inmediatamente o te lo haré pagar!
- Aaaj... maldita sea...
Dije frustrado. Lo mío son las batallas, no tratar con prisioneras que no conocen su posición. ¿Acaso deberíamos matarla? ¿Qué deberíamos hacer?
Killian
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Re: Un Poderoso Guardia de Cementerio (Trabajo) (Niniel)[cerrado]
-No es por avaricia ni nada así, creo que es lo justo. En mi caso me dijeron que no querían una guerrera, que para eso te tenían y a ti, un guerrero grande y fuerte dijeron. Es evidente que los empleados del cementerio subestimaron la amenaza que había caído sobre este recinto. Debí de suponer que las cosas iban a torcerse, siempre se tuercen y siempre acabo con algún bandido o alguna sucia criatura persiguiéndome...Por eso llevo armadura.-
La peliblanca giró la cabeza sin dejar de apoyarla sobre el tronco del árbol para mirar lo que hacía el gigantón, que a pesar del castigo recibido y de lo reciente de sus heridas se puso en pie, no sin esfuerzo y se dirigió a "atender" a la prisionera mientras hablaba de comida.
-Comer...En la bolsa de esta mujer había algo de comida, pero nada así. Supongo que no le importará compartirla-
Níniel observó con la desgana del cansancio como Killian ataba a la arquera y cómo para su sorpresa trataba de despertarla a guantazos. La elfa no entendía por qué querría despertarla ni qué esperaba que les dijera exacamente que mereciera correr el riesgo de que tratara de escapar, y desde luego pensaba que aquellas no eran formas de tratar a una mujer atada a un árbol en todo caso.
-¿Qué haces?. Sabemos que es una asalta tumbas ¿Qué quieres qué te diga?.-
Pero el guerrero no la hizo caso y tras insistir consiguió que la prisionera reaccionara. Por supuesto al verse atada su reacción fue la que cabría esperar y trató de soltarse de sus ataduras de manera tan energética como podía, incluso haciéndose daño con las cuerdas y el árbol en su inútil intentona por escapar. Mientras forcejeaba, parecía bastante segura de que Killian iba a violarla y el grandullón no pudo convencerla de lo contrario, solo hacerla callar por las malas. La verdad es que si ella se viera atada y con Killian delante...También se temería lo peor, no podía culparla por ello.
A continuación el gigantón trató de convencerla de que profanar tumbas estaba mal y que un aventurero de verdad ganaba fama y fortuna mediante grandes gestas y no de la manera en que lo habían hecho.
Níniel no podía si no pensar que aquella conversación era absurda conforme el diálogo avanzaba. Debería haberla hecho caso y no haberla despertado. La gente siempre cree lo que quiere creer y la verdad es que la dialéctica de Killian no podría convencerla ni de que el cielo es azul...Mucho menos convencerla de dar un giro a su vida, así de repente. El summun llegó cuando metió a la peliblanca en la conversación al señarla asegurando que, de seguir vivo, la elfa podría curarle.
-El brujo está muerto...Tiene una flecha atravesándole la cabeza. Traer de vuelta a los muertos está por encima de mis habilidades. Pero todo lo demás es cierto. No va a violarte, si lo intentara yo no le dejaría hacerlo, lo cual tampoco es ninguna garantía, por si no te has dado cuenta es enorme. El resto de tus compañeros ha huido y te han dejado atrás, quizá dándote por muerta, eso no lo puedo saber. Vamos a entregarte a los guardias, ellos si es probable que te violen y seguramente te cuelguen por profanar tumbas...Y es así, lo que tu creas es irrelevante y esta conversación no tiene razón de ser. -
La elfa se levantó y miró a Killian tratando de adivinar sus motivaciones. No era su intención mostrarse cruel, pues no lo era, había dicho la verdad y la verdad sobre la prisionera era así de dura.
La peliblanca giró la cabeza sin dejar de apoyarla sobre el tronco del árbol para mirar lo que hacía el gigantón, que a pesar del castigo recibido y de lo reciente de sus heridas se puso en pie, no sin esfuerzo y se dirigió a "atender" a la prisionera mientras hablaba de comida.
-Comer...En la bolsa de esta mujer había algo de comida, pero nada así. Supongo que no le importará compartirla-
Níniel observó con la desgana del cansancio como Killian ataba a la arquera y cómo para su sorpresa trataba de despertarla a guantazos. La elfa no entendía por qué querría despertarla ni qué esperaba que les dijera exacamente que mereciera correr el riesgo de que tratara de escapar, y desde luego pensaba que aquellas no eran formas de tratar a una mujer atada a un árbol en todo caso.
-¿Qué haces?. Sabemos que es una asalta tumbas ¿Qué quieres qué te diga?.-
Pero el guerrero no la hizo caso y tras insistir consiguió que la prisionera reaccionara. Por supuesto al verse atada su reacción fue la que cabría esperar y trató de soltarse de sus ataduras de manera tan energética como podía, incluso haciéndose daño con las cuerdas y el árbol en su inútil intentona por escapar. Mientras forcejeaba, parecía bastante segura de que Killian iba a violarla y el grandullón no pudo convencerla de lo contrario, solo hacerla callar por las malas. La verdad es que si ella se viera atada y con Killian delante...También se temería lo peor, no podía culparla por ello.
A continuación el gigantón trató de convencerla de que profanar tumbas estaba mal y que un aventurero de verdad ganaba fama y fortuna mediante grandes gestas y no de la manera en que lo habían hecho.
Níniel no podía si no pensar que aquella conversación era absurda conforme el diálogo avanzaba. Debería haberla hecho caso y no haberla despertado. La gente siempre cree lo que quiere creer y la verdad es que la dialéctica de Killian no podría convencerla ni de que el cielo es azul...Mucho menos convencerla de dar un giro a su vida, así de repente. El summun llegó cuando metió a la peliblanca en la conversación al señarla asegurando que, de seguir vivo, la elfa podría curarle.
-El brujo está muerto...Tiene una flecha atravesándole la cabeza. Traer de vuelta a los muertos está por encima de mis habilidades. Pero todo lo demás es cierto. No va a violarte, si lo intentara yo no le dejaría hacerlo, lo cual tampoco es ninguna garantía, por si no te has dado cuenta es enorme. El resto de tus compañeros ha huido y te han dejado atrás, quizá dándote por muerta, eso no lo puedo saber. Vamos a entregarte a los guardias, ellos si es probable que te violen y seguramente te cuelguen por profanar tumbas...Y es así, lo que tu creas es irrelevante y esta conversación no tiene razón de ser. -
La elfa se levantó y miró a Killian tratando de adivinar sus motivaciones. No era su intención mostrarse cruel, pues no lo era, había dicho la verdad y la verdad sobre la prisionera era así de dura.
Níniel Thenidiel
Aerandiano de honor
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Re: Un Poderoso Guardia de Cementerio (Trabajo) (Niniel)[cerrado]
La elfa como siempre, parecía reprobar mis métodos. Quizás no lograríamos nada, es verdad, pero no iba a dejar a la pobre a su suerte en los bosques, debía de al menos intentar razonar con ella. Parecía una buena chica la peliblanca, pero al mismo tiempo se mostraba fría, incluso cruel. Le dediqué una mirada neutra, y me volví hacia la prisionera. Las palabras de la elfa le habían afectado. Quizás fue su tono severo lo que la hizo entender y su mirada se ensombreció, y se puso cabizbaja. Podía imaginarme levemente cómo se debía estar sintiendo. Si a mí me abandonara mi grupo de aventuras, sería como volver a perder una familia. Debía ser horrible esa sensación. Le puse una mano en el mentón y la forcé a mirarme. Tenía los ojos llorosos.
- Pues es como dice mi compañera. Sin embargo, a veces Killian cree en las segundas oportunidades. No pudieron robar nada. Llévate a tu amigo el brujo. Dale un entierro decente. Aprende de lo que ha pasado ésta noche.
Saqué una navaja y comencé a cortar las cuerdas mientras me miraba con incredulidad.
- No más profanaciones. ¿De acuerdo?
Lo cierto es que me había causado pena la situación de la aventurera. Quizás volvería a vengarse de nosotros. Pero me pareció lo correcto por hacer en aquellos momentos. Una vez se vio liberada, se fregó las manos mientras desviaba la mirada, como si estuviera avergonzada de sí misma. Tal vez nunca se hubiera esperado aquello, y su silencio decía más que cualquier otra cosa que pudiera decir. Le dirigió una mirada a la elfa y se mordió el labio, intentando contener las lágrimas de humillación. ¿Cómo no le iba a tener rencor? Había sido derrotada por ella y encima le debía la vida por habérsela perdonado cuando perfectamente podría haberla asesinado. Ya tendría tiempo para pensar en todo ello.
Se levantó solemne y se dirigió al cementerio sin decir nada. Yo la seguí para asegurarme de que seguiría su camino. Ya estaba amaneciendo en la luz del sol en la hora más gélida del día iluminaba el lugar mientras que los pájaros empezaban a entonar sus canciones matutinas.
Recuperó el cuerpo del brujo con una expresión de honesta tristeza en el rostro y se lo echó al hombro. Se volvió a verme un par de segundos más. Lo cierto es que ella no sabía qué decir. Yo simplemente asentí con la cabeza, y se marchó sin más. Nuestro trabajo estaba completo. Me volví hacia Niniel con una grata sonrisa en el rostro.
- Killian te agradece todo lo que has hecho hoy. De no haber sido por ti, Killian no estaría vivo.
Sin esperar consentimiento, le di un abrazo de oso que la levantó del suelo y me di una vuelta para luego volver a dejarla en el suelo.
- Eres una buena elfa. ¡Hahahahahaha!
Levanté una mano en señal de despedida y comencé a caminar hacia afuera. Había sido una noche agotadora y mi estómago clamaba atención con tosas sus fuerzas.
- Pues es como dice mi compañera. Sin embargo, a veces Killian cree en las segundas oportunidades. No pudieron robar nada. Llévate a tu amigo el brujo. Dale un entierro decente. Aprende de lo que ha pasado ésta noche.
Saqué una navaja y comencé a cortar las cuerdas mientras me miraba con incredulidad.
- No más profanaciones. ¿De acuerdo?
Lo cierto es que me había causado pena la situación de la aventurera. Quizás volvería a vengarse de nosotros. Pero me pareció lo correcto por hacer en aquellos momentos. Una vez se vio liberada, se fregó las manos mientras desviaba la mirada, como si estuviera avergonzada de sí misma. Tal vez nunca se hubiera esperado aquello, y su silencio decía más que cualquier otra cosa que pudiera decir. Le dirigió una mirada a la elfa y se mordió el labio, intentando contener las lágrimas de humillación. ¿Cómo no le iba a tener rencor? Había sido derrotada por ella y encima le debía la vida por habérsela perdonado cuando perfectamente podría haberla asesinado. Ya tendría tiempo para pensar en todo ello.
Se levantó solemne y se dirigió al cementerio sin decir nada. Yo la seguí para asegurarme de que seguiría su camino. Ya estaba amaneciendo en la luz del sol en la hora más gélida del día iluminaba el lugar mientras que los pájaros empezaban a entonar sus canciones matutinas.
Recuperó el cuerpo del brujo con una expresión de honesta tristeza en el rostro y se lo echó al hombro. Se volvió a verme un par de segundos más. Lo cierto es que ella no sabía qué decir. Yo simplemente asentí con la cabeza, y se marchó sin más. Nuestro trabajo estaba completo. Me volví hacia Niniel con una grata sonrisa en el rostro.
- Killian te agradece todo lo que has hecho hoy. De no haber sido por ti, Killian no estaría vivo.
Sin esperar consentimiento, le di un abrazo de oso que la levantó del suelo y me di una vuelta para luego volver a dejarla en el suelo.
- Eres una buena elfa. ¡Hahahahahaha!
Levanté una mano en señal de despedida y comencé a caminar hacia afuera. Había sido una noche agotadora y mi estómago clamaba atención con tosas sus fuerzas.
Killian
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Re: Un Poderoso Guardia de Cementerio (Trabajo) (Niniel)[cerrado]
Los ojos de la arquera atada al árbol no fueron los únicos que miraron con sorpresa al guerrero mientras cortaba las cuerdas recién atadas tras haber expresado su intención de dejar que aquella mujer escapara sin castigo. La elfa no daba crédito al comportamiento del grandullón ni le veía sentido a su modo de actuar, aquella enemiga casi les mata a ambos sin miramientos, incluso usando venenos para tal propósito, algo detestable, además era una criminal reincidente, pues la profanación de tumbas era algo que venía sucediendo desde varias noches atrás en palabras de la persona que la había contratado...Desatarla no era creer en segundas oportunidades, era creer en milagros y en la redención. A pesar de ello respetó su decisión aunque no la compartiera y no se opuso ni trató de detenerlo, aunque si que se quedó con las armas obtenidas de la mujer para asegurarse de que no fuera una amenaza, al menos no en breve.
Cuando Killian volvió de "acompañar" a la mujer hasta la salida lo hacía sonriendo.
-Espero que esa no sea una de esas decisiones que luego se lamentan...Me cuesta ver por qué has sido tan magnánimo con ella...Solo se me ocurre que te mueve alguna especie de idea caballeresca sobre el trato a las damas...O que al final si que te "fijaste" en ella durante el combate y te gustó lo que viste, lo cual explicaría porque sonríes.- Su tono tenía mucho de reproche y dejaba entrever su opinión al respecto pero en sus ojos aguamarina había un deje de diversión al expresar su idea de que la había dejado libre por ser joven y bonita. Era extraño como unas curvas conseguían nublar el buen juicio de los humanos, algo que no pasaba muy a menudo con los elfos pues poseían una cultura muy diferente donde la figura de la mujer era vista con otros ojos.
Entonces el gigantón se lanzó hacia ella y la abrazó con tanto ímpetu que la levantó del suelo y causó que no pudiera respirar por la fuerza con la que cerraba los brazos entorno a ella. Pudo notar su cuerpo contra el suyo y aunque le fue imposible proferir queja alguna mientras la levantaba, tan pronto como estuvo de nuevo en el suelo le golpeó con el puño en el pecho azorada por semejante muestra de...Aprecio.
-No vuelvas a hacerlo, no sin mi permiso- Y es que la joven elfa era muy pudorosa con respecto al contacto físico y Killian no es que llevara mucha ropa encima en esos momentos. Sin embargo para el grandullón aquello parecía algo de lo mas normal y para nada malintencionadopor lo que tampoco iba a enfadarse con él, definitivamente los humanos eran criaturas muy extrañas. A continuación se despidió dejando a la elfa allí sola.
-¿Pero qué pasa con el informe y el pago?- "Por todos los dioses"
No sabía a qué acuerdo habían llegado con el guerrero pero ella se quedó a esperar allí a que llegara Mors para contarle todo lo ocurrido y mostrarle las pruebas de un trabajo bien hecho así como las complicaciones que habían surgido. Le contó lo del extraño y peligroso oso, mostrándole su cuerpo sin vida y los destrozos causados, y todo lo ocurrido con los bandidos, por supuesto sin omitir que no eran ningún grupo del tres al cuarto que se dejaran asustar por un solo guerrero. Tras responder a todas las preguntas del enterrador, el trabajo se dio por concluido.
Tras aquello y con el pago en sus bolsillos, la elfa se dirigió sin dilación de vuelta a la ciudad, estaba deseando echar un largo y reparador sueño.
Cuando Killian volvió de "acompañar" a la mujer hasta la salida lo hacía sonriendo.
-Espero que esa no sea una de esas decisiones que luego se lamentan...Me cuesta ver por qué has sido tan magnánimo con ella...Solo se me ocurre que te mueve alguna especie de idea caballeresca sobre el trato a las damas...O que al final si que te "fijaste" en ella durante el combate y te gustó lo que viste, lo cual explicaría porque sonríes.- Su tono tenía mucho de reproche y dejaba entrever su opinión al respecto pero en sus ojos aguamarina había un deje de diversión al expresar su idea de que la había dejado libre por ser joven y bonita. Era extraño como unas curvas conseguían nublar el buen juicio de los humanos, algo que no pasaba muy a menudo con los elfos pues poseían una cultura muy diferente donde la figura de la mujer era vista con otros ojos.
Entonces el gigantón se lanzó hacia ella y la abrazó con tanto ímpetu que la levantó del suelo y causó que no pudiera respirar por la fuerza con la que cerraba los brazos entorno a ella. Pudo notar su cuerpo contra el suyo y aunque le fue imposible proferir queja alguna mientras la levantaba, tan pronto como estuvo de nuevo en el suelo le golpeó con el puño en el pecho azorada por semejante muestra de...Aprecio.
-No vuelvas a hacerlo, no sin mi permiso- Y es que la joven elfa era muy pudorosa con respecto al contacto físico y Killian no es que llevara mucha ropa encima en esos momentos. Sin embargo para el grandullón aquello parecía algo de lo mas normal y para nada malintencionadopor lo que tampoco iba a enfadarse con él, definitivamente los humanos eran criaturas muy extrañas. A continuación se despidió dejando a la elfa allí sola.
-¿Pero qué pasa con el informe y el pago?- "Por todos los dioses"
No sabía a qué acuerdo habían llegado con el guerrero pero ella se quedó a esperar allí a que llegara Mors para contarle todo lo ocurrido y mostrarle las pruebas de un trabajo bien hecho así como las complicaciones que habían surgido. Le contó lo del extraño y peligroso oso, mostrándole su cuerpo sin vida y los destrozos causados, y todo lo ocurrido con los bandidos, por supuesto sin omitir que no eran ningún grupo del tres al cuarto que se dejaran asustar por un solo guerrero. Tras responder a todas las preguntas del enterrador, el trabajo se dio por concluido.
Tras aquello y con el pago en sus bolsillos, la elfa se dirigió sin dilación de vuelta a la ciudad, estaba deseando echar un largo y reparador sueño.
Níniel Thenidiel
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Re: Un Poderoso Guardia de Cementerio (Trabajo) (Niniel)[cerrado]
Killian escribió:…la lanzó al suelo con una herida profunda en el pecho.
Eso es metarol, cuidado, pudiste haber puesto que podría tener una herida profunda, pero la manera en que lo pusiste fue una aseveración y más adelante se desmiente por Niniel, quién poseía su armadura para protegerla. No solamente está en su ficha, sino también en el avatar. Cuidado.
En general fue un lindo trabajo. Supieron enlazar a dos personajes tan diferentes en una buena trama.
Recompensas:
Niniel + 20 puntos de experiencia
Killian + 19 puntos de experiencia.
+ 2 puntos de experiencia a cada uno en sus habilidades pasivas
+ 250 aeros.
Killian:
Aunque tu personaje sea una especie de tanque andante, no hagas powergaming. Tu personaje es mortal y algunas veces se te pasa la mano. Como penalización mantendrás las cicatrices en el rostro de tu personaje. Además tendrás que abrir un hilo donde no te meterás en problemas para sanar el resto de tus heridas y curar especialmente la muñeca que te dolerá en días de frío además de que el dedo meñique de esa mano perderá fuerza para apretar cosas. Lo de la muñeca y el dedo tendrá carácter permanente
Lo del rostro tendrá que ser agregado en la ficha ya que también es permanente
Thorn
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