Entrenamiento: Zargos vs Fleaurette.

Nana, por supuesto, tenía la "culpa" de aquello. Para probarme, había decidido que debía entrenar unas cuántas veces con Allen, una persona a la que no conocía de nada.

Así que técnicamente, pelearía con un desconocido. O no pelearía, si no que... entrenaría.

Me senté en el suelo, y desabroché el cinturón que llevaba, y con él, las correas que se ataban a los hombros. Volteé ligeramente el cuerpo, y, con manos firmes pero suaves, hice girar un bulto envuelto en cuero hacia adelante.

Una bebé, de cabello negro, y piel muy blanca dormía plácidamente. Ayende, la hija de la jefa del clan, y de su... ¿Esposo, podíamos decir?

Me quité el abrigo chino negro que llevaba, y busqué algún lugar algo más apartado. Divisé unos asientos en altura, y me fui saltando suavemente hasta allí. De mi mochila, salió una pequeñla gata negra de tres colas.

- ¿La cuido?-preguntó, mientras me observaba colocar el abrigo en la grada, y dejar a Ayende en su bolsita de cuero, encima del abrigo. Lo amoldé, y dejé a la bebé encima. Sgiuió durmiendo como tronco.

-Me harías un enorme favor Astartea-dije, mientras le ordenaba un mechón de cabello negro.

Dicho aquello, bajé de esas pequeñas gradas, y me senté en el suelo, cubierto de hierba. ¿Quién sería aquél que me entrenaría?

Entre en la arena mirando por todo el rededor. No habia nadie, ni una sola alma. No importaba, segun lo que me habia dicho Nana tenia que encontrarme con una joven llamada Fleaurette en la arena en la hora dictada. Obviamente no era una hora exacta sino una aproximacion, pero no importaba mucho.

Divise en el centro de la arena a una joven sentada en el pasto con la vista perdida en el horizonte, en señal de que me estaria esperando. Por alguna razon todos me parecian mas jovenes, desde mi punto de vista. Seria que yo ya estaria mas viejo? Seria que el hecho de tener una hija me haya cambiado? O sera por Nuruvo, que hacia tiempo no hablaba con el... ?

De cualqier forma, me acerque hasta estar a dos metros de ella, cuando se levanta y me mira, espectante de que hablara.
-Tu eres Fleaurette? -pregunte con normalidad, En ese momento me di cuenta de que ella tenia que estar cuidando ni mas ni menos q a mi hija. Me puse a mirar a su al rededor en su busca pero para mi sorpresa no la encontraba.

Fruncí el ceño, sonreí, y luego asentí.

-Sí, yo soy Fleaurette, encantada, Allen-sonreí más ampliamente-. Nana debe haberte dicho que yo soy la que cuid a Allende, ¿Verdad?-dije, mientras me dirigía hacia donde estaba la bebé.

La tomé entre mis brazos, acaricié la cabeza de Astartea, y me dirigí hacia Allen, tendiéndole a su hija. La bebé se removió tranquila en sueños, y estiró su manita, como si supiera que su padre estaba frente a ella.

Allen recibió a su hija, y le miré conriente.

No sabía que decir en situaciones así. Yo estaba entrenando cuando mi hermanito Lewis había nacido, y cuando volví, ya me habían dado la noticia. Finalmente, solo sabía quedarme callada, esperar pacientemente, y no moverme.

Agarre la manita de mi hija y le sonrie contneto. Era hermosa como su madre y no habia cambiado nada. Me hubiera gustado pasar mas tiempo con ella pero me di cuenta de que estaba con otra persona.
-Eh... lo siento... -le dije con una pequela sonrisa mientras me rascaba la nuca por olvidar que ella estaba enfrente mio. Se la di para que la llevara a donde estaba, despues de todo no era lugar para dejarla.
-Muy bien, Fleaurette... -dije y la mire unos segundos.- Lista? -le pregunta con una pequeña sonrisa. Ella asintio con la cabeza.
-Veamos que tienes... -le hable con ansias mientras me ponia en posicion de defensa y esperaba a ver que movimiento o que armas usaba.

Me encogí de hombros, y con una sonrisa me puse en posición de batalla. Me recordé mentalmente que era solo un entrenamiento.

Flecté las rodillas, quedando en posición de batalla, con un pie delante del otro. Sobí la guardia, con los dedos estirados, y fijé mi punto de ataque.

Estábamos a unos metros. Avancé rápido, casi corriendo.

Cuando estaba casi frente a él, dí una vuelta a la derecha, pateando con la pierna izquierda, justo con al talón. Esquivó la primera, y cambié de punto de apoyo, para dar una patada lateral hacia fuera con la pierna derecha.

Fruncí el ceño, concentrada. Eso recién comenzaba, y tenía el ligero pensamiento de que sería muy divertido.

Esquive su primer patada con un pequeño pero rapido salto hacia atras. No me dio tiempo de reaccionar cuando ya me habia lanzado la otra patada con la pierna derecha. No tuve tiempo para esquivar su patada asi que agarre su pierna con las dos manos para detener su golpe. Realmente era rapida para dar esos golpes con esos movimientos en tan corto tiempo.
-No pense que eras tan agil... -le dije con una pequeña sonrisa mientras le soltaba el pie suavemente y daba un pequeño salto hacia atras. Ella separo y me devolvio la sonrisa. Camine hacia ella como si nada a la vez que miraba extrañada, como si esto ya hubiera acabado o como si le fuera a decir algo.
A unos centimetros suyo me detuve y aun sin decir nada lanze un puñetaso con mi mano derecha de abajo hacia arriba, para darle justo en el menton. Como cualqiera puede adivinar lo esquivo como si nada y, sin haber terminado, me agache y gire mi cuerpo hacia la derecha dando una patada de baja altura hacia sus tobillos.

La típica barrida. Con una sonrisa, salté hacia delante, como si me lanzara al agua de piquero.

Me apoyé en su cabeza suavemente, y me impulsé en ella para dar una voltereta y caer a sus espaldas, unos metros más allá.

Me volteé, y lo miré, con una sonrisa complacida. Me puse en posición de batalla, y respiré hondo.

Corrí hacia él, e hice un juego de piernas. Primero, patada lateral con la pierna derecha, luego un cambio de pie de apoyo, y patada lateral con la izquierda. Una vuelta con el impulso, y una patada con giro.

La seguidilla de golpes lo hicieron moverse hacia atrás, de un lado a otro, para poder esquivarme. Sonriendo, me di una vuelta al lado contrario, para golpear sus costillas con el empeine del pie izquierdo.

Sonreí.

Esquive los primeros golpes. Sus patadas volaban por el aire lo que me hacia ciertamente dificil poder esquivarlas. Verdaderamente tenia agilidad o yo hacia mucho que no peleaba o entrenaba, o simplemente aun no "despertaba" y daba todo mi potencial.
Si pie izquierdo dio justo en el blanco, mis costillas, lo cual me hizo caer hacia el piso con una sensacion de dolor. No solo pegaba rapido, sino fuerte. Pude poner mi antebrazo para amortiguar la caida. Cai el suelo y algo molesto di una patada con mi para su talon. La esquivo lo que me dio tiempo para levantarme,
Ahora me tocaba atacar a mi. Di una serie de rapidos puñetasos con una tecnia parecia al boxeo dirigiendolos a diferentes puntos y con ambas manos, para asi impedir que lograra agarrar alguno de mis brazos.
Me detuve y movi mi cuerpo hacia mi izquierda, dando una patada con mi pierna izquierda y apoyandome a la derecha hacia sus costillas.

Frunciendo el ceño, concentrada, puse el antebrazo, para recibir su patada.

Había esquivado todos los golpes anteriores, y ahora recibía el golpe.

Doblando el codo, interpuse el antebrazo entre mis costillas y su pierna, agachándome. Haciendo un giro de muñeca, logré tomar su pantorrilla con fuerza, manteniéndolo apoyado en un solo pie.

Estiré la pierna de apoyo (La de atrás) y lancé una patada baja, a la parte trasera de su rodilla.

Como esperaba, logré dar en el blanco, haciendo que doblara su aritculación, y le solté la pierna, con lo que cayó hacia adelante, arrodillado.

Di un salto hacia atrás, conecientizándome a mí misma que de que solo era un entrenamiento. Que no era una pelea real. Subí la guardia, en posición de ataque, esperando el siguiente movimiento.

- ¿Qué tal va, Allen?-dije sonriente, mientras controlaba mi excitada respiración.

Me levante lentamente refregando mi rodilla.
-Bastante bien, tienes mucho potencial, Fleaurette...-corri hacia ella e hice el mismo movimiento de recien, pero esta vez con mayor velocidad. Ella volvio a retener mi pierna como lo hice hace instantes pero esta vez antes de que hiciera nada dolbe mi rodilla para asi contraer mi pierna haciendo que se desquilibre y que se viniera para adelante, osea para mi.
Con mi pierna ahora liberada me apoye de vuelta y, agachandome levemente, di un salto hacia ella y poniendo mi antebrazo frente a mi logre derribarla al piso, cayendo sobre ella. (Hay que imaginar que esto lo hice con una velocidad suficientemente rapida para que se pueda hacer la accion misma).
Al darme cuenta que estaba sobre ella me levante rapidamente.
-L-lo siento.... -dije con una pequeña sonrisa rascandome la nuca.

Solté una risita, y con un pequeño impulso y un salto, me puse de nuevo en pie.
Me puse de nuevo en posición de batalla, pero esta vez, solo separé un poco las piernas, y comencé a dar saltos en la punta de los pies.

-Disculpado, Allen-dije, mientras sonreía.

Esperé a que volvier a a atacar, saltando ligeramente, mientras sonreía. Tenía la guardia arriba, esperando cualquier movimiento.
Hice un amague de dar un golpe de piernas, y su reacción me hizo reír.

-Tú también eres ágil.

-Aun me falta mucho... -dije con una peqeña sonrisa. Mire hacia el cielo que se empezaba a nublar y recorde los entrenamientos que hacia yo solo o con Nana cerca del rio y sacudi la cabeza para volver a la realidad.
-Muy bien... -dije sacudiendome las manos- Terminamos el calentamiento...- mire a mi alrededor para ver que actividad podriamos hacer para que fuese un verdadero entrenamiento.
-Dame diez vueltas corriendo a la arena... -le dije como sin nada mientras me acostaba en el suelo con las manos en la nuca mirando hacia el cielo.

Había visto todo des de las gradas de las arenas, no había nadie a esas horas, estaba yo sola y aquella mujer a la cual enseguida nada más ver a mi querida hija se la había quitado de las manos practicamente, pero era normal, era mi hija.
Al ver como mi querido Allen se tiraba en mitad de la pista y le decía de correr a Fleaur, solté una pequeña risa, le dejé la niña a la mujer, de confianza al parecer, y bajé por las escaleras sin que nadie se diera cuenta, entré en el recinto poniéndome detrás de la cabeza de Allen, con la mano en la frente para taparme el sol y bajé la cabeza.
-Mira que eres ...-Le dije negando con la cabeza en tono burlón con una sonrisa.
Alcé la vista y vi a Fleaur, correr no le iba a servir para nada.
-¿Alguna vez te mandé yo a correr en el entrenamiento.. Señor entrenador? -Le pregunté a Allen mientras le bordeaba quedando frente a él, a sus pies, y después de hablarle me giré hacia Fleaur y caminé a paso ligero con las manos en los bolsillos.

-¡Fleaur! No corras niña que hace mucho frío...-Le dije, y mientras ella venía, o mientras la esperaba caminé hacia un pequeño armarito donde estaban las espadas de madera de entrenamiento, muy útiles en estos casos. Cogí, no dos, tres, y caminé hacia donde estaba Allen de nuevo, clavé una a su lado y le lancé otra a Fleur, esperando con una sonrisa a ver qué decían.

Antes de que pudiera gritar un "¡¿Qué?!" a lo dicho por Allen, tuve que resignarme y comenzar a correr.
Cuando ya llevaba aproximadamente seis vueltas, oí unos pasos distintos y olí el aire diferente. Sin dejar de correr, busqué al poseedor de aquel olor, conocio para mí.

- ¡Fleaur! No corras niña que hace mucho frío...-me gritó Nana, mientras caminaba hacia un armario de madera. Me detuve, y me acerqué a ella. Sacó de allí uans espadas de madera, y me lanzó una.

La tomé sorprendida, mientras miraba la sonrisa pícara de Nana, que estaba parada allí, con la espada de madera en la mano, esperando a ver que decíamos.
La espada no era mi fuerte. Jamás lo había sido.
Pero estaba allí para entrenarme, y aprender.
Asentí con la cabeza, mirando a Nana.

-Asi agarrara fuerza en las piernas, que son su mejor arma... -dije levantandome y dando un largo bosteso. Me apoye contra la espada de madera clavada en el piso para levantarme y la saque de la tierra. Ya hacia tiempo que no tenia espada en mano.
-Recuerdo la primera vez que me enseñaste a usar esta cosa... -dije mas para mi con una pequeña sonrisa. Di algunos circulos en el aire con la espada.
-Muy bien, genia. Quien contra quien? -pregunte con ansias al ver que se ponia interesante la cosa. Ya el cielo se ponia mas nublado, aunque no esperaba que lloviese. Mire a Fleau y a Nana espere.

Genia, solté una pequeña risa al escuchar aquello. Negué con la cabeza y girándome hacia Allen recargando la espada de madera al hombro ladee la cabeza y encogí el hombro derecho, el contrario al que llevaba la espada de madera.
-¿No es obvio cariño...? -Le pregunté en tono de burla mientras baja ba de nuevo la espada de madera y le señalaba a él, con una sonrisa y luego a Fleaur, cuando terminé de señalarles bajé la espada tocando la punta con el suelo y apoyé la mano en la punta de la empuñadura.
-Contra mi. -Finalicé con una sonrisa y me adelanté a ellos hasta mitad de la arena, estaba loca pero yo siempre había sido así.

Aquello seguramente iba a ser emocionante, y ardía en deseos de ver qué había aprendido Allen en tanto tiempo que no habíamos entrenado juntos, y por otra parte, pero en menos medida pues parecía que las espadas de madera no eran su fuerte, y, a demás de eso nunca había entrenado con ella, esperaba ver las coasas que sabía Fleaur.
Clavé la espada de madera en el suelo con las palmas de la mano encima de ésta y esperé hasta que llegaran con los ojos cerrados.
-Atacad, sin miedo, más palos que en toda mi vida no me váis a dar...-Les dije de broma lo último, sonriendo mientras abría un ojo y miraba hacia Allen, que seguramente me estaría odiando en ese momento al arruinarle la siesta y el entrenamiento.

Tenía que darle ventaja a Fleaur, pues ella era la que menos sabía, así que adelanté el pie izquierdo para inmediatamente empezar a atacar pudiera moverme hacia el otro lado, dándole la espalda a ella para que le fuese más fácil atacar. Me agaché un poco dejando los brazos muertos y apoyando la barbilla en la empuñadura del trozo de madera con forma de espada esperando a que atacaran.

Miré la espada con detenimiento. Observé a Nana, mientras hablaba, y analicé cuidadosamente las posibilidades que tenía de no salir muy aporreada.

-Atacad, sin miedo, más palos que en toda mi vida no me váis a dar...-dijo en son de broma, mientras ponía el pie izquierdo delante, y, dándome la espalda, se agachó un poco, y apoyó la barbilla en la empuñadura de la espada de madera, enterrada en el suelo.

Hice girar la espada en mi mano, mirándola cuidadosamente. Las espadas no eran lo mío. Apenas sabía usarlas... pero en fin.
Me dije a mí misma que la única forma de aprender ese tipo de cosas, es que te aporreen. Tomé la empuñadura con las dos manos, y abrí un poco las piernas.
Sin miedo, había dicho Nana.
Me lancé al ataque.
Rodeé un poco, y cuando estuve más a su lado que a su espalda, ataqué.
Di un corte diagonal descendente hacia la derecha, mientras tragaba saliva.

Negue con la cabeza mientras me mordia el labio inferior. No solo habia interrumpido mi siesta, mi sieta! sino que qeria humillar a la pobre Fleaur. Aunque tambien admitia que no podia conformarse simplemente con sus piernas, que de por si ya era unas muy buenas armas, porque uno no sabe cuando ni donde va a necesitar empuñar una espada. Por esta razon me quede viendo lo que hacia Fleaur.

Yo tambien me hubiera confiado en atacarla si se me presentara en esa posicion tan... favorable. Pero el ataque de Fleaur era muy simple en el sentido de que solo era uno y en una direccion. Rapidamente Nana hizo un rol hacia adelante mientras agarraba su espada de madera y se la llevaba consigo. Quedo de cuclillas dandole la espada a Fleaur y rapidamente se dio vuleta con un pequeño salto.

En ese momento yo no sabia si iba a ir contra ella en serio o no y realmente me preocupe. Agarre mi espada de madera y corri hacia ellas hasta que me detuve al ver que no habia peligro. Se quedo quieta frente a ella con la punta de su espada de madera a centimetros de su cuello.

-Por un momento pense que la ibas a matar... -dije suspirando de alivio. Ella me sonrio y bajo su espada. Tantos recuerdos de nuestro primer entrenamiento me venian a la mente.

-Creo que lo mejor es que aprenda primero el combate 1vs1. Mejor me quedare observando desde aqui tranquilito... -asenti con la cabeza como excusa para poder tirarme en el piso y dormir.

Off Rol: Me salgo del rol, aunque aun este en la situacion no participo.

Miré a Allen con una sonrisa y le saqué la lengua haciendo gesto de burla mientras dejaba rozar la punta de mi espada en el suelo, asentí con la cabeza al escuchar lo que me había dicho, mi precioso lobito blanco siempre tan desconfiado, y encima de mi. Aquello creo que como a él, me hizo recordar el primer entrenamiento en el bosque, cuando intentaba una y otra vez sacar mi espada del suelo sin tocar el mango, mientras le miraba desde lejos.
-Bueno, no creo que llegase a matarla con una espada de madera... -Dije en tono burlón mientras me volvía a poner frente a Fleaur. -O sí.. -Me encogí e hombros al decir lo último con una sonrisa, y desabrochando el cinturón de tela, o más bien pañuelo que llevaba a la cintura ciñéndome el pantalón me lo puse en los ojos para obstaculizarme la vista. Para ponérselo más fácil a Fleaur, ya que ahora no era un dos contra uno, sino uno contra uno.
Suspiré y dejé caer la espada de madera alzando los brazos mientras giraba.

-No llevo arma... Así que, vas con ventaja. No me decepciones. -Le dije seria mientras me ponía de nuevo frente a ella con las manos en los bolsillos, totalmente inexpresiva, intentando dar la menor impresión de confianza posible, pero confiada de mi misma, ya que aquella muchacha con un trozo de madera era tan inocente como una mosca tirando de una manzana.
Sentía el olor de Allen, y aquello me tranquilizaba, era el olor que hubiese deseado oler en cada una de mis batallas de toda mi vida.

Sorprendida, vi como Nana se cubría los ojos con un pañuelo.

-No llevo arma... Así que, vas con ventaja. No me decepciones-dijo con seridad, mientras se paraba frente a mí, seria y casi inexpresiva.

Su confianza se olía a kilómetros de distancia. Maldije por lo bajo. Lo mío no eran las armas. Para nada. ¡Jodidas espadas! Lo mío era el cuerpo a cuerpo. Era casi tan ágil como Lambert, la vampiresa más ágil que yo conocía.
Suspiré, y miré como NMana se metía las manos a los bolsillos. Decidí que tenía que aprender aquello, o en la guerra me iba a la mierda.
Miré el instrumento de madera que tenía apretado en mi mano, y cerré con mucha más fuerza el puño alrededor de la áspera empuñadura.
Posición de batalla. Supuse que era una forma de manejarla. Suspiré de nuevo.

Al ataque. Si no tengo más opción...

Corrí hacia Nana, con los dientes apretados. Me detuve frente a ella, y con la fuerza que quedaba en mi cuerpo de la carrera, lancé un corte diagonal descendente hacia la izquierda.

Suspiré al sentir como la arena paraba de temblar en mis pies descalzos, ya eran muchas batallas en la arena, eso significaba que Fleaur se había detenido, sonreí y al sentir el corte de viento de su espada de madera sin llegar a tocar mi hombro derecho alcé la mano izquierda hacia mi hombro y antes que siquiera me rozase la detuve con la palma de la mano.
Instantaneamente cerré el puño una vez tenía cogida la espada, y con un poco de fuerza logré sacarle la espada de las manos a Fleaur, la alcé un poco y la moví rápidamente hacia la izquierda de tal manera que la empuñadura de su propia espada le quedó a centímetros del cuello, sobre su hombro izquierdo. Esbocé otra pequeña sonrisa y alzando la espada hasta arriba logré cogerla de la empuñadura dejándola caer, ya que como estaba vertical al suelo calló recta con la punta hacia el suelo, y antes de que la punta rozara el suelo cogí la empuñadura.
-Las espadas tampoco son lo mío, pequeña...-Le dije con una sonrisa mientras volvía a alzar la espada girando la muñeca con un suave movimiento controlando el aire ya que no podía ver, y con ese mismo movimiento que hice rotar la espada con la muñeca me saqué el pañuelo de los ojos y lo dejé colgado sobre la punta de la espada de madera.

La vi colgar su pañuelo en la punta de "mi" espada. Con una sonrisa de suficiencia, susurró:

-Las espadas tampoco son lo mío, pequeña...

Suspiré.

-No sé usarlas, Nana. Lo mío es combate cuerpo a cuerpo-dije, mientras me rascaba la nuca, con una sonrisa de disculpas-. Pero puedo aprender a usarlas.

Le sonreí cansada, mientras miraba la punta de la espada, desde donde colgaba el pañuelo qeu antes Nana había usado para cubrirse los ojos. Quizás fuera fácil y eran cosas mías. Pero no quería aprenderlo. Debía... pero no quería.
Alargué la mano, y suavemente tiré de la punta de la espada que tenía Nana en la mano.
Se sorprendió, y yo, con una sonrisa, quité el pañuelo de la punta de la espada. La lancé al aire, y esta dio una vuelta, para caer en mi mano extendida. Cerré la mano alrededor de la empuñadura, y le sonreí.

-Vamos, enséñame.

Suspiré hondo y negué con la cabeza mientras oia como me rugían las tripas.
-Mira niña, es la hora de comer y yo tengo hambre, otro día si eso...-Le dije bostezando con una mano en el estómago y otra en la boca para tapar el bostezo.
Alcé la mano que tenía en el estómago a modo de despido y caminé hacia la salida de la arena, más concretamente hacia la escalera que llevaba a las gradas.
-¡Si eso mañana..!-Le dije de nuevo sin ganas, ya que no estaba cansada pero estaba aburrida, tendría que estar un poco motivada para enseñarle des de cero, dios, ¡Desde cero! me quería morir si tenía que enseñarla todo, absolutamente todo, ya que me iba a costar demasiado y yo no tenía toda esa paciencia.

Me pegué en la frente negando con la cabeza mientras subía a las gradas a recoger a mi hija e irme a comer, que hambre tenía.
La pequeña Allende se encontraba correteando por todas las gradas en forma de un pequeño lobito gris que a penas medía más que un cachorro de chihauha. Silbé una o dos veces y fue necesario para que viniese corriendo con la lengua fuera y con esas patitas tan cortas pero a la vez tan largas para una loba de su edad. La cogí de las patas delanteras y la enrollé con la manta mientras ella me miraba con la lengua fuera del cansancio.
Me asomé por la barandilla hacia la arena y miré a Allen y a Fleaur.
-¡Venga, el último me invita a comer!-Chillé des de arriba, al darme cuenta de que tenía los bolsillos vacíos y no tenía ni para comprar un plato de sopa.