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El monstruo del lago Ness... ¿O no? [Trabajo] [Elen-Cassandra- Windorind]

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Mensaje  Windorind Crownguard Vie 21 Abr 2017, 00:23

La luz comenzaba a disminuir haciendo que, poco a poco, las sombras de los árboles que formaban aquella pequeña arboleda se alargaran hasta hacerlas parecer extrañas caricaturas de los macizos originales. Todo el camino estaba regado de una frondosa mata verde de hierbas que había quedado reducida a prácticamente nada en las zonas que, claramente, eran más transitadas, pero, a pesar de la luz que comenzaba a tornarse ámbar, el verde predominaba sin duda alguna en aquel bosquejo.

Las muchachas caminaban deprisa, dadas de la mano, como acostumbraban a hacer siempre que salían, pero en esta ocasión, la urgencia teñí los pasos de las dos chicas. Las horas de luz habían pasado demasiado rápido desde que habían emprendido la marcha en la mañana y las muchachas comenzaban a caminar a contrarreloj. En un territorio como aquel, una elfa y una licántropa con un aspecto tan vulnerable, serían una presa fácil, demasiado fácil para cualquier vampiro o maleante que estuviera por allí, así que debían encontrar pronto un lugar donde poder pasar la noche.
Apenas quedaban un par de horas de luz y hacía ya rato que no veían ningún poblado o atisbo de vida aparte de la de los animales que residían allí - ¿Nos hemos vuelto a perder? - Preguntó Fuga mirando a su amiga -No, sé más o menos donde estamos… el problema es que no sé cuándo encontraremos una aldea…- Contestó la elfina seria, realmente preocupada por lo que les esperaba como no aligeraran el paso y encontraran algún refugio.

Tras unos minutos interminables Wind se percató de que tal vez la licántropa tenía razón, así que paró en seco y suspiró mientras se rascaba la nuca -Bueno… tal vez si nos hayamos perdido un poco- Se echó la mano que antes tenía en la nuca, al rostro con abatimiento y, acto seguido miró a la pequeña que no dejaba de observarla son sus luceros azules -Como siempre- Ahí estaba, un duro golpe al ego de la elfina para culminar una tarde no demasiado buena -Pero no vamos en círculos, algo es algo- Trató de quitarle hierro al asunto para no preocupar a la pequeña mientras una sonrisa tímida y nerviosa asomaba por la comisura de sus labios -El mapa dice que es por ahí- Dijo la rubia mientras señalaba un sendero entre los árboles, el cual parecía que se desviaba bastante del camino principal -¿Estás segura?- Preguntó desconfiada Wind, no porque no se fiara del instinto de orientación de la pequeña, sino porque como se perdieran en aquella arboleda, tendrían un buen problema entre manos.
Fuga asintió y tironeó un par de veces de la elfa hasta que consiguió que echara a caminar -Está bien…- Dijo con cierta resignación y una pequeña sonrisa en el rostro por ver a Fuga tan efusiva a la hora de ayudar a encontrar un poblado.

Caminaron aproximadamente una hora, pero no hubo manera. El camino que habían tomado era cada vez más incómodo, las ramas se enredaban en los cabellos de las dos muchachas que, además, habían tenido que soltarse y ahora iba la rubia delante y la peliazul detrás. Las ropas se quedaban enganchadas en las ramas más bajas, como si éstas no quisieran dejarlas salir de allí o si quiera avanzar, aunque al menos, al ser ambas muchachas de una estatura tan baja, no se golpeaban con las cepas gruesas que indicaban en inicio de la copa de los árboles - ¿Seguro que es por aquí Fuga? - Preguntó la elfa algo hastiada de aquel camino tan molesto, estaba segura de que debía haber por lo menos uno o dos caminos mucho más cómodos, pero tan solo recibió un pequeño asentimiento con la cabeza. Un refunfuño salió de sus propios labios y suspiró -Espera- Exigió Wind mientras comenzaba a invocar al golem delante de la pequeña, la cual, se había quedado igual de inmóvil, a la vez que miraba a su amiga sin comprender el motivo de aquella parada tan repentina.

Wind quedó satisfecha al ver a su pequeña mole de arcilla de escaso 1,20 m y sonrió -Él va delante quitando la maleza y así nosotras iremos más cómodas- Explicó sin perder ni un ápice de la sonrisa – A veces tienes buenas ideas- Pocas eran las ocasiones en las que la muchacha recibía un halago por parte de Fuga y, cuando al fin parecía obtener alguno, lo atesoraba tanto como podía sobre todo porque esos momentos de simpatía no duraban demasiado -Luz, ponle luz- Exigió la pequeña antes de reemprender la marcha, al darse cuenta de que la luz que quedaba en aquel lugar ya era de la propia luna llena en vez de del sol.
La licántropa le tendió la tinta a la elfa y ésta procedió a escribir “φως” en la parte posterior de la cabeza de la cabeza de la mole y ésta se iluminó con luz blanquecina, como si fuera una luciérnaga -Vamos- Mandó al golem al frente y ellas le siguieron.

Ahora, con el golem abriéndoles paso por el oscuro camino, todo se veía distinto. Podían caminar más cómodas y más deprisa, lo cual resultaba bastante satisfactorio para ambas muchachas.

No tardaron en llegar al final de aquella pequeña arboleda que tan grande les había parecido desde dentro. El sonido inconfundible del agua discurrir había llamado la atención a la elfina y, tal y como pensaba, no habían tardado en dar con la salida.
En cuanto salieron al claro, Wind deshizo a la mole. La luz de la luna era más que suficiente para poder ver con facilidad y Fuga procedió a dar de nuevo la mano de su amiga -Te lo dije- señaló la lejanía y la peliazul se percató de que aquello era un poblado, no demasiado grande pero seguro que encontrarían un lugar donde descansar -Tenias razón, venga- Comentó optimista la muchacha y comenzó a caminar, tirando de la pequeña mientras una sonrisa asomaba por sus labios.

Llegaron al pueblo situado al lado del lago, tan solo iluminado por la luz de la luna que bañaba todo el lugar y la luz que asomaba de las ventanas de los hogares. Apenas había ruido, un poco de jaleo que salía de la única posada de la aldea, el viento suave meciendo los árboles y algunos carteles que decoraban la villa, el agua que se movía en el lago, alguna familia demasiado ruidosa… nada que desentonara con un pueblo normal, así que cogió fuerte la mano de la pequeña, se pusieron las capuchas y se dirigieron a la posada con paso decidido.

Entraron en la taberna, no era demasiado grande, con una barra a la izquierda y algunas mesas a la derecha. Al fondo, unas escaleras subían al piso de arriba y, tras la barra, una puerta daba a lo que, probablemente, sería la cocina.
Un hombre alto, entrado en años, pero de buena apariencia estaba tras la barra mientras en las mesas, algunos hombres discutían entre ellos por vayan los Dioses a saber qué.
Las muchachas se sentaron en unos taburetes de la barra sin levantar demasiado la cabeza y sin fijarse si había alguien a su alrededor y pidieron algo cena -Buenas noches- Dijo el hombre con una sonrisa -Buenas noches, nos pones dos raciones de lo que tengáis para comer, un vaso de vino dulce para mí y vino diluido para ella- Dijo sin llegar a levantar la cabeza -Marchando- El hombre despareció tras la puerta y Wind acarició la cabeza tapada de la rubia, más para tranquilizarse ella, que para tranquilizar a Fuga.

- ¡Te digo que lo he visto joder! - Gritó repentinamente un hombre, haciendo que ambas muchachas se giraran instintivamente -Que es imposible, no seas gilipollas- Le contestó otro -Claro que es posible pedazo de mierda, Safur lo vio conmigo- Respondió mientras daba un manotazo a la mesa -Pero estábamos como cubas hombre, aquello podía haber sido un barco y no nos habríamos dado cuenta- Trató de calmar los ánimos y una fuerte risa acompañó a su comentario.

Después de escuchar aquel fragmento de la historia, las muchachas obviaron el ambiente reinante para centrarse en aquel engrudo de verduras y pescado que les haría de cena y ya de paso, tratarían de calmar su curiosidad.
El tabernero volvió y comenzó a servirles su comanda, a lo que la elfa, sin poder acallar sus dudas, le preguntó - ¿De qué hablan esos hombres? - Cogió el vino y le dio un trago a la vez que Fuga hacía lo mismo - ¿No lo sabéis? Del Monstruo del lago- Las muchachas se miraron entre sí y volvieron a mirar al posadero - ¿El qué? - Preguntó Wind sin comprender de qué hablaba ese hombre -El monstruo, nadie sabe si es real o es una leyenda, pero todo el mundo le teme- Aquella historia hizo que las muchachas se miraran pensativas… ¿Habría recompensa por encontrarlo?

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Mensaje  Elen Calhoun Vie 21 Abr 2017, 13:56

El lúgubre ambiente que caracterizaba las tierras del oeste no había cambiado en absoluto desde la última vez que estuvieron por la zona, casi podía respirarse la intranquilidad y el miedo de cuantos aún se atrevían a vivir allí, pero aquello formaba parte de la oscura atmósfera que cubría Sacrestic Ville y sus alrededores, no era nada del otro mundo. El negro corcel de la hechicera iba ligeramente adelantado con respecto al de su compañero, un ejemplar de color gris claro con manchas blancas en el hocico y las patas, que contrastaban con sus negras crines. Al principio el animal se había asustado más de una vez al ver cómo su dueño cambiaba de forma, pero tras algunos años eso había quedado en el olvido, y ahora Alister podía acercarse sin problemas a él incluso estando transformado, algo que después de tantos meses viajando junto a la tensai, también podía hacer con Sombra.

Era un alivio saber que ninguna de sus monturas saldría corriendo despavorida al verlo, más aún cuando los problemas podían aparecer de un momento a otro. Los bosques del oeste daban cobijo a multitud de criaturas violentas, a las que además debían sumar la presencia de vampiros, que no tardarían mucho en salir de caza para alimentarse con la sangre de aquellos pobres que se cruzasen en su camino. Por suerte dieron con una modesta aldea antes de que el sol comenzara a ocultarse tras el horizonte, y teniendo en cuenta que no les corría prisa proseguir su viaje decidieron pernoctar allí en vez de al raso, al menos así los dos podrían dormir tranquilamente aquella noche sin necesidad de turnarse para hacer guardias.

No les costó mucho encontrar la taberna, y como solía pasar en muchos pueblos pequeños, el propietario alquilaba alguna que otra habitación para sacar un dinero extra, cosa que ellos aprovecharían. Dejaron los caballos en un pequeño establo situado junto al local, y tras tomar sus aljabas se encaminaron hacia la puerta principal, para cruzarla de inmediato y acercarse a la barra. - Buenas tardes, ¿tiene alguna habitación libre? - preguntó la hechicera, nada más colocarse frente al dueño, que parecía estar algo ocupado vigilando una olla que tenía al fuego. El olor que emanaba de ella resultaba agradable e incluso tentador, pero llevaban varios días en los caminos y preferían ponerse cómodos antes de cenar.

- Solo me queda una señorita. - respondió el hombre, al tiempo que revolvía el contenido del perol. - Nos servirá. - indicó ella, depositando unos aeros sobre la barra a modo de pago. El caballero se acercó a una estantería y tras tomar de ella una pequeña llave se la entregó a la joven, añadiendo que en un rato tendría la cena lista, por si deseaban bajar a degustarla, por un módico precio claro. Probablemente lo hiciesen, pero Elen prefirió no decir nada al respecto, dio las gracias y volvió a ponerse en marcha, avanzando con paso ligero hacia la escalera que daba al piso superior. Alister la seguía de cerca, y en cuanto ambos se encontraron finalmente dentro de la pequeña habitación, se libraron de sus bártulos depositándolos sobre una larga mesa de madera.

El cansancio había hecho mella en el cazador durante los últimos días, sobretodo porque aún no estaba curado del todo tras el problemilla que habían tenido en la llanura, cuando una vez más Elen perdió el control y cedió a la oscuridad del medallón para castigar a un demonio que había poseído a la fuerza a un dragón, obligándolo a maltratar a su propia familia hasta casi causarles la muerte. La situación provocó que el enfado de la bruja sirviese a las malignas almas para manipularla a su antojo, tanto que cegada por ellas, hirió a su propio compañero cuando éste intentó detenerla para que no terminase el trabajo. Normalmente la de cabellos cenicientos intentaba expulsar al oscuro ser sin dañar de gravedad su recipiente, pero la sed de sangre volvió y la instaba a matar a aquel dragón, algo que por suerte Alister no le permitió.

El demonio fue enviado al lugar del que salió y el poseído salió con vida de aquella terrible experiencia, pero Alister había pagado por ello, y su cuerpo aún tardaría algunos días antes de volver a la normalidad. La benjamina de los Calhoun apenas podía mirarlo, recordaba perfectamente la furia que la embargaba en aquel momento y la intensa descarga que utilizó contra él cuando ya de por sí estaba agotado por el enfrentamiento contra el enemigo, tenía suerte de seguir respirando. La culpabilidad ahora la perseguía a todas partes, y por más que el alado intentase disimular o quitarle importancia a su estado, ella sabía que de haber seguido unos instantes más lo habría matado y él ni siquiera habría intentado defenderse.

Gracias a los dioses Alister la hizo regresar antes de que eso ocurriese, era el único que podía traerla de vuelta cuando las sombras se apoderaban de ella, pero ¿a qué precio? ¿y si la próxima vez no tenía tanta suerte? La sola idea de que volviese a ocurrir conseguía que la tensai se plantease si hacía bien en permitirle acompañarla, puede que fuese demasiado peligroso para él. El dragón se dejó caer al borde de la cama y se quedó mirando en silencio a la centinela, sin saber qué se le pasaba por la cabeza pero seguro de que no estaba bien. - Descansa un rato, yo aprovecharé para asearme antes de que bajemos a cenar. - le dijo Elen, justo antes de tomar una muda limpia y encerrarse en el baño.

Necesitaba despejarse de algún modo y apartar de su mente los malos pensamientos, así que se desvistió y dejó que la fría agua hiciese el resto, aunque viniendo del norte aquello no podía considerarse verdadero frío. Una vez lista se secó y se puso la ropa limpia, aprovechando para pasar por agua la que se había quitado y dejarla en el respaldo de una silla cerca de la ventana, donde con suerte se secaría durante la noche. Salió del baño y se encontró a su compañero tendido en la cama con los ojos cerrados, pero no estaba dormido, solo dejaba que su cuerpo reposase.

Elen no quiso molestarlo así que se dedicó a ordenar las pertenencias de ambos hasta que comenzaron a escuchar unos gritos que provenían del piso de abajo, algo que alteró por supuesto el descanso del cazador. - Iré a ver qué pasa. - dijo, deteniendo con un gesto de la mano a su compañero para que no se levantase. - Te subiré la cena. - añadió, mientras se ponía el cinturón y revisaba que la daga estuviese en su vaina, nunca se sabía cuándo podía necesitarla. Sin esperar respuesta del dragón, Elen tomó la llave de la habitación y salió de la misma, cerrando tras de sí antes de enfilar el pasillo para dirigirse a las escaleras.

En la taberna algunos hombres discutían a voz en grito sobre algo que supuestamente habían visto en el lago, aunque pronto los gritos dieron paso a la estruendosa risa de uno de los implicados. La hechicera los miró durante un instante, para luego acercarse a la barra justo en el momento en que el propietario hacía referencia a un monstruo que tenía atemorizado al pueblo entero. - ¿Un monstruo? ¿alguien lo ha visto de verdad o solo con alcohol de por medio? - preguntó, situándose junto al par de muchachas a las que el tabernero acababa de servir la cena.
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Mensaje  Cassandra C. Harrowmont Vie 21 Abr 2017, 21:55

- Muchas gracias, cazadora. Estamos muy contentos. No nos arrepentimos de haber llamado a su gremio. - Concluyó con una amplia sonrisa el señor Kerf dejando sobre la mesa un saco de aeros. La recompensa que debíamos ingresar en el gremio por haber hecho este trabajo. Cuatro vampiros muertos y cada cabeza sumaba tres cifras. No estaba mal, nada mal. De las cuales, los cazadores que habíamos participado, nos llevábamos una cantidad. Sonreí levemente mostrando mi conformidad y recogí tanto el dinero como una hoja donde se reflejaba que el trabajo se había llevado a cabo satisfactoriamente. ¡Otro contrato más para mí!
En esta campaña quiso venir conmigo mi hermano, pero era demasiado pedante y ruidoso. Él no sabía ser cazador y ante la negativa de mi madre, convencí a mi padre para que también le dijera que se quedase en Beltrexus. Enfadado como estaba tuvo que ver partir nuestro barco. ¡Mejor! No lo quería a mi lado. Pero no fui sola, me acompañó otra pareja de cazadores. No hablamos mucho, la verdad, pero parecían simpáticos.

Después de recoger todo el tema de papeleos y la recompensa, nos fuimos a una taberna a pasar la noche. Este pueblecito era muy pequeño, situado a orillas del lago, por encima de Sacrestic Ville. Esa zona siempre me había parecido algo siniestra, justo lo contrario que Beltrexus, aunque si era ahí donde vivían los chupasangres, normal que tuviera ese aura tétrica.

- Podemos hospedarnos en esta taberna.

- Seh, no hay muchas más en el pueblo.

Sin decir mucho, asentí. Estaba mirando el papel que nos había dado el jefe de la guardia del pueblo, para comprobar que todo estuviese en orden, debajo de la única luz que había en todo el pueblo a esas horas, y que tintineaba amenazando con apagarse en cualquier momento.

- Vamos, maestra, tenemos que llegar cuanto antes. - Me instó la más joven de los dos.

Asentí de nuevo, haciendo las últimas comprobaciones. Guardé el papel y los seguí hacia la taberna del lugar. Posiblemente la única posada que había. Entramos y no había mucha gente, salvo algunos lugareños que discutían y jugaban a un juego al que no presté atención.

Tratando de ganarse mi favor y simpatía, ambos cazadores pidieron un par de habitaciones para nosotros: una para ellos y otra para mí, pues estaría sola. Subí y, con muchísimas ganas, me quité el poco equipaje que llevaba. El resto solían llevarlo por mí los trabajadores contratados de mi padre. En ocasiones lo prefería ya que así podía moverme con más ligereza y habilidad.
Pero por fin estaba en el cuarto. Me quité toda la ropa y fui a toda prisa a darme un baño. ¡Lo necesitaba! Lo que peor llevaba de este trabajo era la gran cantidad de suciedad que podía aparecer en los sitios más inesperados de tu cuerpo y eso de la higiene era algo fundamental para mí. A la mínima que podía iba corriendo a remojarme. Casi era como quitarse un peso de encima, aunque el agua estuviese helada. Aun así me había sentado de bien…

Envuelta en una toalla me tiré a la cama, bastante más dura de lo esperado, pero me daba igual. Ya hasta me dolían los pies de tanto caminar, de correr y de estar persiguiendo a esos sucios chupasangres. Cuando nos tocaba una jornada tan dura deseaba irme a dormir. Aunque debía esperar un poco más, la cena me llamaba. Cogí ropa limpia, como siempre prendas de color negro, ajustadas y elásticas. Lo mejor para los cazadores, sin duda, porque no se enganchaban en ningún lado, no se rajaban con facilidad… Y el negro disimulaba la sangre de los vampiros cuando los matábamos. Eso no solíamos decirlo en alto, era más bien un chiste interno, claro.

Me calcé y bajé a donde estaba el bullicio, no sin antes comprobar que mis compañeros no quisieron bajar, pues estaban agotados y preferían conciliar el sueño a comer. En uno de los taburetes que estaban pegados a la barra me senté, ya que me parecía bastante incómodo llenar una mesa para estar yo sola. - Buenas noches. ¿Qué me recomiendan para cenar?

- Tenemos preparado un buen plato de verduras cocidas y carne de pollo. ¡No hay carne mejor! Los criamos nosotros. - Dijo el tabernero  con mucho ánimo, tratando de convencerme de la calidad de sus animales de granja.

- Pues eso mismo cenaré. Gracias.

- En seguida, joven.

Un par de personas discutían acerca de un monstruo, pero no les hice mucho caso hasta que la conversación se expandió y llamó la atención de dos chiquillas muy jóvenes y de una muchacha con el pelo platino. Yo pensé lo mismo que ella, que tal vez eran borrachos contando historias. Solía ser lo mismo de siempre en esos lugares. Pueblo pequeño, cercano a un lago y con grandes cantidades de alcohol daban como resultado historias fantásticas. Seguro que hablarían de algún marinero o algún pescador que fue engullido por semejante animal, al que nunca dieron caza.

- Lo vimos, era ¡enorme! - gritó el hombre. - Allí, en la lejanía, estaba. - Miró de reojo a las forasteras que estaban prestando atención a su historia. - ¡Os juro que lo vi! - Esta vez se dirigió a ellas, a quienes preguntaban, acercándose al lugar donde estaban y golpeando la barra con su puño. - Era… grande, grande. Con aletas. Estaba oscuro, no vi mucho más.

Lo miré con cierto deje de incredulidad y me mantuve en silencio mientras me traían mi comida. Él siguió hablando.

- Ofrecían recompensa por capturarlo. Pero yo no puedo ir. Cuenta la leyenda que solo las bellas mujeres pueden montar en la barca que les llevara al otro lado. Si un hombre lo hace, el monstruo aparecerá y la volcará. Mucho se habla de pobres pescadores que trataban de coger el mejor pez y su barcaza aparecía destrozada en la orilla, arrastrada por las corrientes. Muchas mujeres fueron y, cuando los hombres iban a buscarlas… - carraspeó. - nunca volvían.
El resto de personas de la taberna nos miró enarcando las cejas.

- Vosotras podríais ir a descubrir qué hay al otro lado…

- Sí, claro, yo, Cassandra Harrowmont cazando bichos marinos o rescatando a saber a quién. Cazo vampiros, no otros seres. - Mascullé en un tono muy bajo. Me levanté con intención de irme y dejar pasar esto, pues tenía la fuerte convicción de que habían estado mucho tiempo pegados al barril de alcohol.
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Mensaje  Windorind Crownguard Sáb 22 Abr 2017, 00:44

Las muchachas volvieron a centrarse en la comida que acababan de servirles. Una cosa era que les diera curiosidad aquella historia y otra muy distinta, que prefieran saciar su inquietud antes que su hambre.
A pesar de que seguían centradas en el guiso, la mirada de Wind se desvió hacia aquella mujer que acaba de aparecer de vayan los Dioses a saber dónde. Parecía que ellas no eran las únicas que sentían curiosidad por aquella historia y, la pregunta de la mujer de pelo ceniciento hizo que enarcara una ceja. Ni siquiera se le había pasado por la cabeza que aquello fuera únicamente una estúpida inventiva de borrachos aburridos.

El tabernero no tuvo oportunidad de explicarse cuando la voz enfurecida del hombre que hablaba a gritos tapó por completo cualquier otro sonido que hubiera en la taberna -Por todos los cielos…- Puso los ojos en blanco y volvió a meterse una cuchada de comida en la boca. Ella apenas había empezado y Fuga ya estaba terminando… esa chiquilla tenía un hambre voraz.
La reacción exagerada de aquel hombre le pareció excesiva, estaba demasiado ebrio como para que aquellos juramentos pudieran tomarse por ciertos -Seguro que si- Dijo la pequeña sin apartar la mirada del cuenco, con su voz neutra habitual a la vez que Wind se tensaba al no saber si aquel individuo había escuchado el comentario o cómo se lo tomaría.
Por suerte pareció que aquel hombre no había escuchado a la rubia y si lo había hecho, la había ignorado ampliamente, cosa que la elfina agradeció en demasía. No tenía ganas de montar lío en la única posada del pueblo.

El golpe con el puño hizo que la peliazul diera un bote en la silla y se olvidara de su comida por un momento, girándose para mirar al causante de su turbación el cual, por otra parte, apestaba a alcohol. Semejante agresividad no aportaba nada útil a su explicación, a parte de una mirada fulminante por parte de la elfa no iba a conseguir mucho más por montar escándalo -Tal vez, si duermes la mona te darás cuenta que todo eran alucinaciones- Masculló entre dientes antes de dar un trago a su vino y volver a sentarse encarando su plato.
Fuga por us parte ignoró a aquel hombre, sólo decía tonterías y delirios de una persona que no está en sus cabales, además hasta el momento nadie había dicho nada que realmente pudiera llegar a hacerle levantar la cabeza de comida. Calmar los gruñidos de su estómago era mucho más importante que escuchar unas quimeras de taberna a las cuales ya estaba costumbrada y había tenido que escuchar en varias ocasiones, aunque no siempre de un modo tan pacífico como aquel.

Cuando Wind decidió que aquello ya era más que suficiente, volvió a meterse otra cucharada de guiso en la boca y a segunda, volvió a prestar atención al hombre al mismo tiempo que Fuga levantaba la vista para observarle ella también. - ¿Recompensa? - Repitió la elfina mientras una sonrisa le asomaba por la comisura de los labios y dejaba el vino en la barra.
Aquello sí merecía la pena, cuando se hablaba de ganar dinero Fuga ponía los cinco sentidos en la conversación. Levantó la vista y examinó al hombre que comenzaba a contar una historia ridícula sobre mujeres y barcas ¿Para eso había dejado de comer? Ese burdo intento de engatusarlas con un cuento halagador no iba a calar en ella. Volvió a mirar el plato ya vacío y después del Wind que estaba aún a la mitad, una pequeña y poco habitual sonrisa asomó en su rostro por la pillería y cambió los cuencos sin que su amiga se diera cuenta y obviando por completo a las otras muchachas que habían parecido interesarse por el monstruo.

Wind miró a aquel hombre mientras enarcaba una ceja ¿Cómo una historia que había comenzado con tan buen pie había podido tomar un matiz tan estúpido? Suspiró y siguió escuchando a aquel hombre con cierta incredulidad - ¿Entonces las mujeres desaparecen y los hombres también? - Era la única conclusión que había sacado, estaban montando demasiado jaleo con aquella historia para que, al final, cualquiera que intentara encontrar a aquella bestia marina, acabara desapareciendo.
A pesar de saber que aquella historia no tenía demasiado sentido, la promesa de una recompensa resultaba bastante suculenta así que, aunque la muchacha morena no tuviera demasiado interés por quedarse, la elfina apoyó la mano sobre su hombro - ¿Qué prisa tienes? - Una sonrisa inocente asomó por su rostro y la miró directamente a los ojos -Una recompensa, es una recompensa y el dinero siempre es bien recibido, ¿No crees? ¿Qué más da lo que cacemos? - Soltó el hombro de aquella muchacha y miró a la de pelo ceniciento sin quitarse aún la capucha ¿Ella estaría dispuesta a una pequeña persecución por agua? - ¿Y tú? ¿Nos ayudarías? - Preguntó la elfina con tono cantarín.
Por el comentario de la morena y sus ropas, parecía ser ducha en combate pero no tenía claro que la de cabellos plateados también lo fuera…Aun así, a más gente mejor y si podía conseguir que ella también participara, no pensaba desaprovechar esa oportunidad -Además, pobre gente, vivirán aterrados con un monstruo marino por aquí…- Trató de sonar triste pero un deje de su sonrisa no parecía querer desaparecer de sus labios, así que esperó a que las muchachas se decidieran.

Fuga miró a la elfa de reojo, ¿Realmente iba a aceptar aquel reto absurdo? No tenía lógica para ella pues esa caceria sonaba absurda y peligrosa pero... Wind tenía razón, el dinero era dinero y ellas, lo necesitaban, así que decidió no hacer comentario alguno al respecto y seguir comiendo de aquel plato que no era el suyo.
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El monstruo del lago Ness... ¿O no? [Trabajo] [Elen-Cassandra- Windorind] Empty Re: El monstruo del lago Ness... ¿O no? [Trabajo] [Elen-Cassandra- Windorind]

Mensaje  Elen Calhoun Sáb 22 Abr 2017, 09:18

Otra mujer apareció en escena antes de que los gritos volviesen a adueñarse de la taberna, algo que irritaba a la hechicera, pues no olvidaba en ningún momento que su compañero estaba escaleras arriba, y que necesitaba descansar, cosa que no podría hacer con aquel borracho armando escándalo. - Baja la maldita voz. - soltó la tensai, en cuanto aquel bruto golpeó la barra con el puño. El individuo moderó su tono y pasó a revelarles que existía una recompensa por cazar al monstruo, pero que según las leyendas solo las mujeres podían cruzar el lago en barca sin correr peligro, ¿qué clase de tontería era esa? Elen se había cruzado con muchas criaturas durante los últimos años, pero nunca había oído de una que se comportase de tal modo, aunque debía tener presente que las lamias eran un ejemplo de algo parecido.

Aquellas serpientes seducían solo a hombres y cuando encontraban mujeres las ignoraban o atacaban sin miramientos, puede que aquel tipo no estuviese tan borracho como pensaba. El tabernero intervino para decir que ellas podrían ocuparse del tema, pero una de las jóvenes desechó la idea de inmediato, levantándose de su asiento para marcharse. - ¿Harrowmont? - preguntó la tensai en voz baja, segura de haber oído antes ese apellido en alguna parte. Elen hizo memoria y no tardó en recordar a quién se lo había oído nombrar, Anastasia, ella había comentado algo acerca de otra cazadora, y al parecer la tenía delante. - ¿Eres miembro del gremio de cazadores de vampiros? Conozco a unos cuantos. - comentó girándose hacia ella durante unos instantes, para salir de dudas cuando le respondiese.

La existencia de una recompensa pareció interesar al otro par de muchachas de la barra, aunque una de ellas apenas era una niña que pronto perdió el interés para centrarse nuevamente en su comida, cambiando los cuencos de ambas en cuando acabó con el suyo. Había un brillo inteligente en sus ojos pero no dejaba de ser una cría, y si finalmente su compañera decidía ir a investigar al lago lo mejor sería que no la llevase consigo, por si acaso. Elen no estaba convencida aún pero quizá le viniese bien salir de allí un rato, centrarse en otra cosa la ayudaría a olvidar por un par de horas la culpabilidad que sentía cuando estaba junto al dragón, algo que necesitaba.

Una de las jóvenes se dirigió a ella tras intentar convencer  a Cassandra de que se lo pensase mejor, a fin de cuentas el dinero solía ser un poderoso elemento de persuasión, pocos decían que no a una bolsa de aeros fácil de conseguir. La muchacha quería saber si estaba dispuesta a sumarse a aquella cacería nocturna en el lago, idea que después de sopesar durante unos segundos se le antojó tentadora. - En caso de que aceptáramos, ¿cómo podríamos cruzar el lago? No sé vosotras pero yo no me he traído una barca. - comentó, y entonces el caballero que les había contado la historia volvió a exaltarse. - ¡No hay problema! Queda una en la orilla, debería serviros. - exclamó, alegre porque alguien creyese aunque fuese un poco sus palabras.

- Te he dicho que bajes la voz. - cortó la hechicera, dedicándole una gélida mirada que lo hizo callar de inmediato. Sin embargo el daño estaba hecho, una puerta se cerró en el piso superior y los pasos anunciaron que alguien estaba bajando las escaleras. - ¿A qué viene tanto escándalo? - preguntó Alister nada más llegar junto a la bruja. El cansancio estaba grabado en su rostro y que aquel imbécil no dejase de gritar mientras él intentaba dormir no hacía sino ponerlo de mal humor, pero eso era algo que ocultaba delante de Elen, ya tenía bastante con ver cómo lo miraba con esa mezcla de culpabilidad y preocupación en los ojos.

La benjamina de los Calhoun le cedió su taburete y se contuvo para no arrear un guantazo al culpable de que el dragón se hubiese despertado, ¿acaso era mucho pedir que le permitiesen descansar tranquilo? - Parece que una criatura del lago ha hecho desaparecer a varios pescadores, voy a echar un vistazo a ver qué encuentro. - le dijo, al tiempo que hacía un gesto al tabernero para que sirviese otro plato de verduras y pescado. - Dame unos minutos, me prepararé para ir contigo. - fue la respuesta del cazador, pero antes de que pudiese levantarse del taburete la de ojos verdes lo detuvo poniéndole una mano en el hombro. - De eso nada, tú te quedas aquí. - indicó Elen, con seriedad.

- ¿Qué..? - fue lo único que alcanzó a pronunciar, antes de toparse con la decidida mirada de la centinela, esa que conocía perfectamente. No habría forma de convencerla para que cambiase de opinión, pero ¿cómo iba a permitir que se marchase sola al encuentro de un monstruo? - No iré sola. - musitó, como si le hubiese leído la mente, aunque eso no era posible. Llevaban tanto tiempo viajando juntos que habían llegado a conocerse muy bien, y no les costaba leer las expresiones del otro, eso era mucho más fácil que intentar adivinar lo que se les pasaba por la cabeza en ciertos momentos. El tabernero depositó un plato delante del alado y su compañera lo instó con un gesto a que probase la comida, para luego desviar su atención hacia Cassandra y la otra mujer, cuyo nombre aún no conocía.

- ¿Y bien, nos vamos? - preguntó, sin saber aún si la cazadora de vampiros decidiría unirse a ellas.
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Mensaje  Cassandra C. Harrowmont Lun 24 Abr 2017, 14:49

¿En serio tenía que estar escuchando esto? Casi hubiese preferido irme a mi habitación a descansar. Al día siguiente tenía un viaje muy largo de regreso a Beltrexus y estas tonterías no me gustaban mucho. Hacía tiempo que había dejado las fogatas con historias de terror que siempre eran las mismas: un monstruo desconocido que sembraba el terror en un pequeño pueblo. Venían unos aventureros y, a veces resolvían el misterio, a veces morían y quedaba como otro añadido más a la historieta. Era tan típico…

Vale, reconocía que era divertido escucharlas y ver a esos hombres alcoholizados escenificar lo que decían, pero ya que nos metieran en el compromiso de ir… No.

Mi primera reacción fue la de incredulidad ante lo que nos estaban pidiendo, así que me levanté para irme. La cena ya me la subirían a mi cuarto. Pero la voz de la chica del pelo blanco me retuvo unos instantes. ¿Conocía al gremio de cazadores? Me giré para mirarla durante unos instantes y asentí. Por supuesto que pertenecía al gremio, y estaba muy orgullosa de que mi apellido figurase como una de las cazadoras oficiales. Ya no sólo eso, era Maestra Cazadora. El título que más había deseado tener. Se me hinchaba el pecho de orgullo cuando alguien se dirigía hacia mí de ese modo. Al fin se veía mi esfuerzo, por fin mi categoría era la que siempre había merecido.

Al instante, esa mujer añadió que conocía a más miembros, cosa que me causó curiosidad, pero decidí ser educada y presentarme antes de preguntar de forma indiscreta. - Soy Cassandra Harrowmont. - Ahora tocaba mi pregunta sobre el gremio. - ¿Y a quién conoces? Somos unos pocos. - Sonreí levemente. Que conociera al gremio y también mi apellido me alegró en un momento, así que  cambié de opinión y volví a apoyarme en el taburete, pero no me senté del todo.

El tipo seguía hablando… O más bien vociferando. Me fijé que la mujer del pelo blanco no paraba de pedirle que hablase en voz baja pero al instante se le debía olvidar porque seguía usando ese tono al alto. A las dos más jóvenes les cambió la cara con el tema de la recompensa, incluso la que conocía al gremio empezó a cambiar de idea ante el dinero. A mí eso no me importó. Tenía muchísimo más dinero del que ese tipo pudiera ofrecernos. ¿Me iba a jugar yo la vida en un lago por un saquito de 20 aeros? Era cazadora de vampiros, no pescadora.
La elfa se dirigió a mí para tratar de hacer que cambiase de idea y la miré enarcando una ceja. Necesitaba sopesar un poco el plan ya que no me hacía especial gracia tener que meterme en ese lago de noche para ayudar a gente que no conocía y que seguro que sus historias eran fruto del alcohol.

En cuanto un hombre apareció por la puerta supe porqué la mujer del pelo blanco insistía en que debían hablar en bajo, a pesar de que en una taberna el silencio no suele ser lo que predomina. Se conocían, e incluso ese tipo se ofreció para ir, aunque ella no le dejó. ¿Qué pasaba ahí? ¿Estaban todos locos? Yo era la única que no había dicho que sí o había insinuado que lo haría, pero los demás estaban dándolo por hecho y tanto la elfa como la mujer del cabello plateado parecían estar dispuestas a ir.

-Yo no voy. - Insistí, cruzando los brazos con cierto desdén. A mí no se me había perdido nada ahí fuera. Pero sin haber acabado apenas de pronunciar la última palabra ya me estaba arrepintiendo. Todos en la taberna me miraban con cierta decepción. ¿Qué les pasaba? Como si fuera cosa mía que ellos tuvieran un monstruo en el lago. Yo sólo iba si me contrataban para ello y era un vampiro quien aterrorizaba a los lugareños. Pero por mucho que quisiera mantener mi orgullo intacto, esas miradas me hacían sentir culpable. Y si las otras dos iban y yo no, estaba quedando mal.
Ni un minuto duró mi postura. - Bueno, venga… Voy. - Alargué la última palabra dándole un toque de resignación muy evidente. No me quedaba más remedio que aceptar. - Disculpadme un momento.

Subí a donde estaba mi cuarto para tomar el arco y el carcaj y coger algunas cosas que necesitaba. Después hablé con la cazadora para que supieran dónde iba y bajé, lista para adentrarme en una misión que no me apetecía.
Seguí a las dos chicas y al ciudadano que iba a indicarnos cómo llegar.

- Vamos, chicas, aquí detrás tengo la barca. Es vieja, pero segura. - Trató de convencernos.

Un par de calles más hasta llegar a la orilla del lago y ahí, atracada en un poste de madera que sobresalía del lago, estaba la pequeña embarcación. Muy simple, de madera algo raída y de un tono oscuro. Esto sólo disminuía mis pocas ganas de ir.

- ¿Esta cosa todavía flota? - Pregunté con un tono sarcástico al verla ahí, meciéndose en el agua. Y yo acostumbrada a otro tipo de barcos, tenía que montar en esa chalupa que parecía que iba a hundirse en cuanto alguien pusiera el pie en ella. Eso, o se partiría la madera.

- Claro que flota, niña. ¿¡Tú qué te has creído!? Si mi pequeña Alisha ha surcado ríos y lagos. ¡El Tymer se lo ha bajado entero! Es la delicia de los pescadores, una joya. - Presumió el hombre.

- Más bien una reliquia. - Musité para mí. El decadente aspecto de la barca no inspiraba mucha confianza. Al final la recompensa se la acabaría dando yo al tipo ese para que se comprase un barco de verdad. Uno con camarotes, con velas, con timón… ¡Que encima había que remar! El tipo sólo nos sacó un remo, el otro lo había perdido en el lago. Pero parecía muy animado explicándonos la técnica para mover la barca con un solo remo. Íbamos a tardar algo más pero no era imposible ir.

Interrumpí la explicación del lugareño, sin dejar de mirar su decadente barquita. - Tengo una duda. Si tenemos que capturar a ese monstruo, ¿cómo lo traeremos hasta aquí con esta barcaza? Y si dices que las mujeres se quedan en el otro lado y no se hunden sus embarcaciones, ¿por qué no regresan? - Lo miré durante un segundo, de arriba abajo. - Bueno, el porqué no regresan es fácil de adivinar.
Su aspecto era lo contrario a lo que podría considerarse un hombre de bien, un caballero dragón como muchas mujeres soñaban desde pequeñas. Este tipo era rechoncho, con su barba y bigote descuidados, sus dedos eran tan gordos que dudaba que pudiera cerrar bien la mano y no sé si por el alcohol o porque era su tono natural, pero sus mejillas eran sonrosadas. ¿Se podría subir a la barca?

Suspiré resignada y miré a las chicas. - Entonces, sí vamos, ¿no? - Ya que estábamos aquí, a mí me daba curiosidad de ver qué había al otro lado. Si era algo trascendental sería muy bueno para mi reputación en Beltrexus.
Me acerqué a la barca un poco desconfiada y la moví suavemente.
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Mensaje  Windorind Crownguard Mar 25 Abr 2017, 02:34

Wind no tenía ni idea de que era de “El gremio de cazadores de vampiros” pero por el nombre, no parecía ser un grupo de gente que se juntaba para tomar té y, ante la total desconexión con el tema, permaneció callada observando a ambas mujeres que parecían ser conocidas, aunque solo fuera de oídas.
La elfina cogió el cuenco sin girarse para no perder de vista a las muchachas y, cuando fue a comerse una cucharada, se encontró con el plato vacío - Pero ¿Qué…? - Murmuró extrañada mientras se giraba hacia Fuga y su cuenco hasta casi la mitad. Enarcó una ceja y bufó suavemente al mismo tiempo que una sonrisa tonta asomaba por sus labios. Acarició la cabeza encapuchada de la pequeña y ésta la miró con cierto deje de sorpresa -Tranquila, cómelo tú- ensanchó la sonrisa y volvió a fijarse en la escena cuando un hombre bajó las escaleras.

Fuga no se percató de que la habían pillado hasta que notó la mano de su amiga sobre su cabeza. Se encogió ligeramente de hombros, como si hubiera olvidado que la peliazul no era su padre y un escalofrío recorrió su espalda al pensar en el castigo que iba a recibir por robarle la comida. Por suerte, aquel estremecimiento apenas duró unos segundos pues Wind se encargó de disipar sus temores rápidamente -Lo siento- Murmuró la pequeña con verdadera culpabilidad para, acto seguido y sin haber mirado aún a la elfa a los ojos, seguir comiendo.

Ambas muchachas se giraron hacia aquel hombre al tiempo que se percataban del motivo por el que la de pelo ceniciento estaba tan obsesionada con que hablaran en voz baja.
Aquella negativa a que les acompañaran hizo que Wind frunciera el ceño ligeramente ¿Debía ella también dejar a Fuga en la posada? Desde luego un lago en el que hay una bestia comepersonas no es el mejor lugar para una pequeña que no tiene ni la más mínima idea de combate, pero dejarla en aquel lugar podría hacer que la licántropa se sintiera abandonada. Aquellos pensamientos rondaron su mente hasta que decidió que primero debía convencer a la morena y ya después, decidiría que hacer con Fuga.

La tal Cassandra no parecía tener demasiadas ganas de colaborar en su pequeña incursión nocturna, pero, al final, tal y como había hecho la de cabello plateado, aceptó ir a dar caza a la bestia. Wind esbozó una amplia sonrisa y asintió cuando la muchacha pidió algo de tiempo.
Aquellos momentos le darían tiempo para encargarse de la pequeña y de su alojamiento.

Wind se dirigió a Fuga -Eh, Fuga, esto puede ser peligroso- comentó la muchacha sin saber demasiado bien como empezar, pero la licántropa lo sabía, no era tonta, aquello sonaba mal y un buen final no parecía augurar su aventura -Esto… Tal vez sería mejor que te quedaras aquí- Y, antes de que la pequeña pudiera quejarse o responder cualquier cosa añadió -Pero solo por esta vez ¿Sí? Te prometo que volveré en cuanto termine este lio y te invitaré a comer con la recompensa- su voz sonaba nerviosa, claramente preocupada por la reacción de la rubia o por los sentimientos que aquello le pudiera provocar.
Fuga por su parte, apenas mostró emoción alguna. Sabía que era peligroso, pero no se esperaba que la dejara allí ¿Acaso pensaba huir? No, sabía que Wind nunca haría eso. Ella la salvó, abandonarla no tendría sentido… ¿Verdad? A pesar de esa duda constate que, no solo estaba allí momentáneamente, sino que era algo habitual en su cabeza, decidió no ponérselo difícil a su amiga -Está bien, ten cuidado- Respondió la pequeña con aquella neutralidad tan habitual en ella.

Al escuchar la respuesta, Wind suspiró aliviada y se dirigió al posadero - ¿Tenéis habitaciones? - No pensaba dejar allí a la pequeña sin un lugar donde alojarse pues, una taberna llena de hombres borrachos no era, ni de lejos el mejor lugar para dejar a una muchacha-Lo siento jovencita, pero esa mujer se quedó la última- Respondió mientras señalaba a la de cabellos cenicientos con la cabeza. Aquello dejó a la elfina con una expresión de tristeza en su rostro ¿Qué demonios iba a hacer ahora? -En fin, entonces parece que sí vendrás con nosotras Fuga… Sin un lugar donde dormir, no pienso dejarte aquí- Acarició su cabecita encapuchada y suspiró abatida.

Cuando Cassandra bajó, se aventuraron hasta la barca. No quedaba demasiado lejos, pero lo cierto era que hubiera pagado por haber caminado más pero que al final hubiera un barco de verdad. Ese pensamiento lo puso en voz alta la morena - ¿Está seguro? - Volvió a preguntar la peliazul mientras miraba con desconfianza aquella balsa, que más que balsa, parecía una bañera cochambrosa - ¡He dicho que sí! Es más resistente que un navío de la guardia así que no temáis- Realmente parecía convencido de aquello… Lástima que Wind no.
Wind soltó una risa ahogada y disimulada con una tos ante la pregunta y la propia respuesta de la morena y asintió -Vamos, antes de que cambiemos de idea- Suspiró al ver a la muchacha mover la barca y sin mayor dilación, se metió en ella de un saltito -Moverla así no la hará menos inestable- Sonrió e invitó a las otras dos mozas a subir - ¿Vamos? -
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Mensaje  Elen Calhoun Mar 25 Abr 2017, 21:21

Como era de esperar, Cassandra se quedó con la curiosidad al escuchar que conocía a algunos miembros del gremio de cazadores y no tardó en preguntar sobre ello, pero tendría que esperar un poco más antes de recibir respuesta, aunque no demasiado ya que tras pensárselo dos veces, decidió unirse a ellas. Subió al piso de arriba para prepararse, y mientras tanto la otra muchacha en vista del peligro al que podían enfrentarse si de verdad había un monstruo en el lago,  convenció a su pequeña acompañante para que se quedase allí hasta que regresara, aunque pronto esa opción se vio el duda, cuando el tabernero le reveló que la última habitación se la había alquilado a Elen y al dragón.

- Si lo que busca es una cama que se quede con la de nuestra habitación, yo no podré pegar ojo hasta que vuelvas. - intervino Alister, cruzando una mirada con la hechicera. Elen asintió con la cabeza, le hubiese gustado que su compañero durmiese unas horas pero lo conocía bien, y al no permitirle ir con ella sabía que no estaría tranquilo. La de ojos verdes entregó la llave al alado y pidió al tabernero que diese la copia a Fuga para que pudiese acceder al cuarto en cuestión, luego se despidió brevemente de Alister y se dirigió a la puerta, junto con las demás y uno de los presentes en la taberna, el que aseguraba saber dónde había una barca.

- Sube cuando quieras, pero no toques nuestras cosas. - dijo el cazador a la niña, en cuanto perdió de vista la figura de la tensai. Él esperaría su regreso en la barra e intentaría comer algo mientras tanto, consciente de que en su estado no tardaría en convertirse en una carga si las cosas se ponían feas, y eso no haría más que complicarle el trabajo a la centinela. - Y usted cuénteme lo que sepa de ese supuesto monstruo. - añadió, dirigiéndose esta vez al propietario del local. - Por supuesto. - respondió el hombre, al tiempo que le servía algo de beber para acompañar el plato que tenía delante.

En el exterior, el grupo no tuvo que cruzar más que un par de calles para llegar a su destino, la orilla del lago, donde les esperaba una barca más bien poco fiable a juzgar por su aspecto desgastado. Cassandra formuló la pregunta que asaltó de inmediato a la de cabellos cenicientos, ¿aquella cosa todavía flotaba? Elen la examinó detenidamente y comenzó a dudar sobre si podría soportar el peso de las tres, pero su dueño estaba seguro de la fiabilidad de su pequeña Alisha… ¿de verdad había puesto nombre a la destartalada embarcación? Sin duda había gente para todo. - No podremos traerlo, al menos no entero. - comentó, ante la pregunta de la cazadora. - Si de verdad supone una amenaza no quedará más remedio que eliminarlo, pero de ser así os traeremos una prueba de ello para que no desconfiéis de nosotras. - añadió al poco, justo antes de que su otra compañera se subiese de un saltito, poniendo a prueba la resistencia de la barca.

No se hundió al instante, eso era algo, así que se subió junto a ella, aunque con mucho más cuidado. Al parecer solo tenían un remo, otra complicación añadida, pero mientras Elen estuviese a bordo no les resultaría necesario, el viento las llevaría mucho más rápido hasta el centro del lago. Mientras esperaba a que Cassandra se uniese a ellas, la benjamina de los Calhoun comenzó a concentrar sus poderes para manipular las corrientes de viento a su favor, y en cuanto ésta estuviese en la barca su dueño desataría la cuerda que la unía al poste, señal a la que la tensai reaccionaría impulsando el bote hacia la parte profunda del lago, donde esperaba encontrar al supuesto monstruo.

- Soy amiga de Huracán y Jules. - revelaría en cuanto se pusiesen en marcha, como respuesta a la pregunta que había formulado en la taberna y que por culpa del escandaloso hombre no había podido contestar antes. - También conozco a Isabella y a algunos miembros más, pero creo que a ti no te he visto antes, aunque tu apellido me suena. - No, estaba segura de que no se habían cruzado antes, ni siquiera durante su visita a la sede del gremio en el Palacio de los Vientos, pero no era de extrañar, la vida de los cazadores era un no parar, y probablemente la mayoría se moviesen por aquellas tierras del oeste, donde se encontraban sus mayores enemigos.

- Por cierto, aún no me he presentado… me llamo Elen Calhoun, ¿y tú eres? - preguntó, volviéndose hacia la tercera integrante del grupo. Con eso ya debería quedar todo claro entre las presentes antes de que se concentrasen en encontrar a la criatura que atacaba a los pescadores sin hundirse en el proceso. Si era cierto lo que decían acerca de la bestia no tendrían que temer nada, se suponía que a las mujeres las dejaba en paz, pero la hechicera no sabía hasta qué punto podía fiarse de eso.
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Mensaje  Cassandra C. Harrowmont Miér 26 Abr 2017, 17:40

Ese tipo parecía enamorado de su barcaza. ¿De verdad? Si parecía que se iba a romper en cuanto alguien se montase. Intenté moverla un poquito para ver si el agua entraba por algún lado… ¡O por qué lado no lo hacía! Hice una mueca, no muy segura de la embarcación, aunque si se mantenía a flote ahí amarrada, posiblemente se mantuviese en el resto del lago. Aunque, claro, se mantenía a flote sin peso adicional. Miré a mis compañeras y ninguna parecía pesar más de 80 kilos, aunque con las armas y eso… Ya hasta dudaba. Calculando nuestro peso, las armas y las placas que llevábamos esa barca iba a pique, fijo. Cada vez estaba más convencida de que me quería ir a descansar.

Una de las mujeres se subió de un brinco a la barca, salpicándome. Con eso se ganó una mirada de rabia por mi parte, aunque no sé si se la merecía o no, pero ya estaba bastante nerviosa por tener que subirme a esa cosa. ¡Que encima tenía nombre! Yo era incapaz de comprender la situación tan bizarra que estaba viviendo. La mujer del pelo blanco también se subió. Le había dicho al hombre que si encontrábamos a ese monstruo traeríamos algo para demostrar que lo había matado. ¿Y si tenía colmillos de 2 metros? A saber qué tipo de bichos había bajo esa agua.

Bueno, un punto a favor para esa chalupa de madera corroída era que aguantaba el peso de mis dos compañeras. Dudé un poco si subir o no, pero ya que estaba ahí no iba a dejar el nombre de los cazadores tan mal. Muy a mi pesar, subí. ¡Y seguía flotando! Por suerte, los dioses nos ayudaron. No teníamos remo pero gracias a la bruja pudimos mover la barca hasta la zona más profunda del lugar.

Durante el trayecto la mujer del pelo blanco empezó a hablar y la miré con atención. Era eso o mirar el agua negra que teníamos bajo nuestros pies, y que no me gustaba una pizquita. La chica dijo que era amiga de Jules y de Huracán. Vale, de Jules lo entiendo. De Huracán no. ¿Acaso Anastasia tenía amigas? Aparte de Jules, claro, pero mi teoría era que la aguantaba porque pensaba que tenía alguna oportunidad con ella, si no, ¿a cuento de qué iba a aguantar la mala leche de la bruja? Había que ser muy, pero que muy paciente para tratar con la Boisson así que no me entraba en la cabeza que tuviese el aprecio de gente. Luego, se presentó: Elen Calhoun.
A pesar de no haberla visto nunca, su apellido me era muy familiar. Pensé durante unos instantes, buscando en mi mente dónde había escuchado eso.

-¿Eres  familia de Vincent Calhoun?
Luego pasé la mirada por la tercera integrante.

- Y bien… ¿Ahora cómo buscamos al bicho marino? - La solución podía ser pescándolo, pero estábamos en su territorio y no creía, para nada, que fuese un pez de 10 centímetros. Tal y como contaban las historias, si esta cosa existía, debía ser enorme. Así que ni siquiera propuse lo de pescarlo porque sería hacer que volcase la barca y si ya de por sí no contaba con buena estabilidad… Mejor no jugar con el destino.

Apenas se veía mucho, pues era de noche y la oscuridad casi absoluta bañaba todo el lugar. La única luz, la de la luna. Así que hasta pasado un rato no me percaté de algo en lo que me había fijado al ver la barca: tenía agua.
Era más o menos normal que las barcas tuvieran un poco de agua al estar atracadas, ¿pero tanta? Aún seguía a flote, pero notaba que no me cubría, apenas, la suela de los zapatos y ahora llegaba por la puntera. No era mucho, incluso podían ser paranoias mías o que se hubiese movido hacia un lado con la inercia de mover la chalupa con viento. Empecé a cavilar varias opciones tratando de calmarme porque si la barca se hundía ahora estábamos perdidas. Así que mi cerebro se puso a darme opciones no drásticas. El agua se había movido, estaba oscuro y no la veía bien, o incluso alguna salpicadura. Todo era mejor  que pensar que podía estar colándose agua. Que parecía lo más normal viendo el aspecto de Alisha. Suspiré tratando de no alarmar a mis compañeras. Después de todo yo había estado largo rato quejándome e iban a pensar que en el gremio de cazadores éramos unos tiquismiquis. Y, obviamente yo no era así, pero si mi vida dependía de que cuatro tablones de madera con forma de barca flotasen, claro que me ponía un poco especial. No quería acabar siendo la cena de algún pez extraño.

Tampoco me di cuenta, pero la barca había bajado un poquito sobre el nivel del agua. Eso era más probable que fuera por el peso de las tres, así que nada malo. Sacudí la cabeza al sentir que me estaba centrando demasiado en esas cosas y miré al frente.

- ¿Creéis que hay algo de verdad?

Pasé la mano por mi pelo para acomodármelo, pensando si en realidad habíamos sido engañadas de algún modo por cuatro borrachos, o estaban atemorizados por el acecho de un ser desconocido. Aunque me mostrase escéptica en cuanto al monstruo marino, y también tenía curiosidad por saber si existía, y en caso de que así fuera, cómo era.  
---------


Complicación: Cuando estáis lejos de la costa, descubrís que la balsa que os han dado está vieja y tiene una fuga. Tendréis problemas con la misma durante el trabajo.


Última edición por Cassandra C. Harrowmont el Vie 05 Mayo 2017, 13:22, editado 2 veces
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El monstruo del lago Ness... ¿O no? [Trabajo] [Elen-Cassandra- Windorind] Empty Re: El monstruo del lago Ness... ¿O no? [Trabajo] [Elen-Cassandra- Windorind]

Mensaje  Windorind Crownguard Sáb 29 Abr 2017, 17:06

La expresión de abatimiento de la elfa por no encontrar habitación, se convirtió en una de extrañeza mezclada con agradecimiento en cuanto escuchó hablar a aquel hombre -¿De verdad?- La expresión de extrañeza se convirtió en una definitiva sonrisa y se dirigió a Fuga de nuevo -Entonces sí te puedes quedar aquí… Descansa mucho para que, cuando vuelva, pueda contarte toda la aventura con todo detalle- Depositó un beso sobre la frente de la pequeña y agradeció a aquellas personas que la dejaran permanecer en su cuarto -Muchas gracias, de verdad- Ensanchó la sonrisa e instó a la pequeña a que cogiera la llave.
Fuga la cogió y con un deje triste en sus ojos por tener que quedarse allí, agradeció también que le permitieran dormir en su habitación -Gracias-

Cuando las muchachas salieron de la posada, la pequeña licántropa se despidió -Subiré a dormir. Tranquilo, no soy una ladrona -Esperaba que aquello tranquilizara al hombre y, acto seguido, subió a la habitación para dormir o, al menos intentarlo, hasta que volviera la elfina.

Wind ignoró ampliamente los comentarios sobre cómo demostrar si cazaban al monstruo del lago ¿Realmente habría algún problema? Con coger un trozo de piel o llevar algo extraño que sea característico de aquella bestia, era suficiente, no deberían preocuparse por eso en aquel momento, ya lo pensarían una vez hubieran acabado con el monstruo. Por el momento, preocuparse por si el barco flotaba o dejaba de hacerlo, era bastante más importante.

Por suerte, la elfina no quedó como una estúpida demasiado confiada y la muchacha de cabellos cenicientos no tardó en subir también a la barca, haciendo que Wind suspirara aliviada. Aquella embarcación ya soportaba el peso de dos de ellas, mucha mala suerte sería que no soportara el peso de las tres… Pero no hacía que ella sintiera menos temor ante aquella perspectiva.
No se percató de la falta del remo hasta que Cassandra subió al Alisha y comenzó a pensar en cómo moverla. Frunció el ceño y comenzó a formular aquella preocupación que surgía en su cabeza -Por cierto… ¿Cómo movemos la…? - Y la embarcación comenzó a moverse mágicamente hacia el centro del lago - ¿…Barca? - Murmuró asombrada mientras miraba boquiabierta a las muchachas, como si no fuera capaz de comprender de dónde venía aquel viento que parecía guiarlas por un designio de los cielos. ¿Acaso eran brujas? ¿Quién era la que estaba manejando el aire? Escudriñó a ambas chicas con el ceño fruncido y no supo determinar cuál de las dos era la que estaba moviendo la barca, pero, en cualquier caso, lo importante era que se movía.

Las nuevas compañeras de Wind comenzaron a hablar de personas que le eran completamente desconocidas, haciéndola sentir como si fuera alguna clase de bicho raro o de añadido al grupo, que no pintaba mucho allí y no fue hasta que la de cabellos plateados se presentó, que volvió a prestar atención a las dos muchachas - ¿Eh? Ah sí, perdón Yo soy Windorind Crownguard… Pero mejor Wind, es más corto. Encantada- Sonrió tímidamente y prestó atención a Cassandra -No será difícil… Si es capaz de hundir embarcaciones, no creo que pase demasiado desapercibido- Respondió mientras examinaba el lago con la mirada, con la esperanza de encontrar algo que les indicara el camino correcto – Espero que se deje ver pronto…- añadió más para sí misma que para sus compañeras.

Después de escudriñar el horizonte, la elfina bajó la mirada un instante para cerrar los ojos unos segundos y así poder descansar… Pero lo que vio distaba mucho de unos segundos de relajación. La barca tenía un charco pequeño, tanto que apenas podía considerarse como tal y, con la escasez de luz, bien podía ser un simple reflejo de la humedad… Pero juraría que ahí dentro había agua, era poca, pero ya era demasiada para estar dentro de una barca. Sacudió la cabeza y miró a Cassandra -Espero que sí, si no hay monstruo, no hay recompensa- Se encogió de hombros y decidió olvidarse de aquel pequeño charco que le había parecido ver.
Wind pensó que, en semejante momento, la luz sería una buena aliada… así que optó por coger el mazo del mortero que llevaba siempre con ella y, con la daga de su pierna se hizo un pequeño corte en el dedo índice -Voy a encender algo de luz… Tal vez así el monstruo nos vea antes- Comentó antes de sus compañeras la tomaran por una lunática. Con la sangre de su mano escribió sobre el mortero “φως” (Luz) por segunda vez aquella noche y el mortero se iluminó. -Siento que solo sea esto… pero no tengo nada mejor para iluminar- Se disculpó con una sonrisa nerviosa y acercó la lampara iluminada al suelo de la barca para corroborar sus dudas, al mismo tiempo que se quitaba la capucha para poder tener una visión más clara -Chicas… Creo que tenemos un problema- Murmuró temerosa mientras señalaba el charco, ahora más grande, del suelo.
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El monstruo del lago Ness... ¿O no? [Trabajo] [Elen-Cassandra- Windorind] Empty Re: El monstruo del lago Ness... ¿O no? [Trabajo] [Elen-Cassandra- Windorind]

Mensaje  Elen Calhoun Dom 30 Abr 2017, 21:51

Antes de que la elfa pudiese presentarse, Cassandra intervino para preguntar a la tensai por su hermano, ¿acaso lo conocía? Y de ser así, ¿de qué? Las preguntas se agolparon en su cabeza pero no debían distraerse demasiado, así que optó por contestar de forma breve. - Vincent es mi hermano. - dijo, antes de volver a centrar su atención sobre tercera integrante del grupo, que no tardó en presentarse como Windorind. Una vez terminadas las presentaciones de rigor, Elen escudriñó las oscuras aguas del lago mientras manipulaba la corriente de viento que movía la barca hacia la parte central del mismo, mientras sus compañeras hacían comentarios acerca del posible monstruo, y más concretamente sobre qué esperar.

- Sin duda habrá criaturas ahí abajo… pero los rumores dan qué pensar. - musitó, sin apartar la vista de la superficie en busca de algún indicio que pudiese delatar la presencia de algo más aparte de ellas. Ondas en el agua, sonido de chapoteos, buscaba cualquier cosa, pero quizá fuese más rápido atraer a la bestia a la barca, por peligroso que pudiese parecer. - ¿Por qué deja cruzar a las mujeres y a los hombres no? Y si eso es cierto… que tengo mis dudas, supongo que tendrá que acercarse para determinar qué somos. - prosiguió, agradeciendo interiormente que Windorind decidiese dar algo de luz con su habilidad de arcanos. El problema era que necesitaban llamar la atención del monstruo, y tras seguir la mirada de la elfa, Elen supo que debían darse prisa.

La bruja maldijo interiormente al percatarse de que la embarcación hacía aguas, fiable había dicho el dueño, ese imbécil las había enviado al lago con un bote en las últimas, que probablemente no aguantase más allá de aquel corto trayecto… y eso si tenían suerte. - Tenemos que darnos prisa o nos tocará volver a la orilla nadando. - soltó, con el ceño fruncido, al tiempo que intensificaba la corriente de viento para ir más rápido. Sumergirse en unas aguas como aquellas y encima de noche era como llamar a gritos a los problemas, troles de río, sorbedoras, siratopheos, todos acudirían a investigar a las intrusas si éstas llegaban a caer de la barca, eso sin contar con lo que pudiera ser el supuesto animal al que buscaban, difícilmente conseguirían escapar ilesas de una situación como aquella.

- Intentaré llamar la atención del monstruo. - indicó, antes de permitir que la electricidad le envolviese uno de los brazos y se concentrase sobre la palma de su mano en forma de brillante orbe celeste. La esfera creció hasta alcanzar un diámetro de medio metro, momento en que se dividió en seis y cada uno de los orbes levitó en una dirección diferente, esquivando a Cassandra y a Windorind para luego situarse alrededor de la embarcación, a escasos centímetros de la superficie y en puntos estratégicos que ayudasen  mostrar la silueta del bote. Con eso esperaba que a pesar de lo oscuro de las aguas la criatura se percatase de su presencia y también de la trayectoria que tomaban, con suerte seguiría la barca y no tardaría en mostrarse.

Ahora la de cabellos cenicientos vigilaba no solo el lago sino también la embarcación, podía escuchar el agua moviéndose alrededor de sus botas de cuero, pero no tenían nada con qué achicar el líquido que amenazaba con hundirlas. Como si no fuese suficiente, pronto llegó a sus oídos algo que no tenía nada que ver con la bestia a la que daban caza, no, definitivamente aquello no sonaba como un animal acercándose a curiosear, sino como si hubiese otra barca siguiéndolas de cerca. Elen detuvo la corriente que las impulsaba y se giró justo a tiempo, vio la silueta de un hombre y como éste las apuntaba con un rudimentario arco que ya estaba tenso y listo para disparar.

- ¡Al suelo! - exclamó para avisar a las demás, pero el tiro del extraño se desvió hacia la izquierda sin causar peligro alguno para ellas. - ¡¿A ti qué demonios te pasa?! - le soltó de inmediato, sin reconocerlo. Aquel tipo no era ninguno de los presentes en la taberna pero su aspecto no era muy diferente del de los pescadores de la zona, entonces ¿por qué las atacaba en vez de ayudar? Se suponía que el pueblo al completo vivía aterrorizado por culpa de la criatura que moraba en el lago, pero el hombre que las seguía no estaba contento con que las tres intrusas merodeasen por allí y así se los hizo saber.

- ¿Por qué no os metéis en vuestros asuntos? ¡No permitiré que deis con el monstruo! - contestó, antes de sacar otra flecha para lanzarla contra ellas. Ahora tenían dos opciones, aprovechar el viento para alejarse de aquel individuo, aprovechando el hecho de que no podría remar y disparar a la vez o ir contra él y de ese modo hacerse con una barca que seguramente estuviese en mejor estado. Mientras los orbes de energía quedaban inmóviles, suspendidos a escasos centímetros del agua y señalando claramente su posición, Elen se centró en repeler los proyectiles del recién llegado con ayuda de su elemento. - ¿Y ahora qué hacemos? - preguntó a sus compañeras, tras desviar la segunda flecha, que cayó al agua a poco más de un metro del bote.



Complicación: Nada más embarcar, un loco os sigue en otra barca. Intentará mataros. No quiere que acabéis ni descubráis nada sobre la criatura o simplemente no quiere que descubráis su pastel.
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Mensaje  Cassandra C. Harrowmont Vie 05 Mayo 2017, 14:30

¡Así que la mujer era la hermana de Vincent! Ya había conocido a ese brujo en otra ocasión. Pero no estábamos ahí para contar remembranzas familiares ni temas tan banales, sino para capturar a un monstruo mitológico que atemorizaba al pueblo. Siempre había pensado que esa gente que aparecía en las leyendas era algo estúpida si entraba a lugares peligrosos. Bien, Cassandra, eres estúpida. Con lo a gusto que iba a estar yo durmiendo y no, en medio de un lago, a sabiendas de que por ahí podía haber de todo, en una barca que se iba hundiendo cada vez más. ¿Podía pasar algo peor? Las preguntas retóricas es mejor no hacerlas, parecen un desafío a los dioses.

Ajena a todo y tratando de no pensar en el tema del agua en la barcaza, presté atención a las dos muchachas, que estaban contestando a mi pregunta sobre si de verdad habría monstruo o no. Yo llegué a pensar que no existía, porque si de verdad  bajo el agua había algo, ¿para qué necesitaban a tres forasteras para repartirse el botín, pudiéndoselo quedar la gente del pueblo? Además, era un lugar pesquero, posiblemente tuvieran mejor idea de pesca que nosotras. Al menos que yo, que no tenía la más remota idea de cómo se capturaba nada en el agua. Y Elen lanzó la pregunta más curiosa: ¿Por qué sólo atacaba a hombres? Eso era bueno para nosotras, si el rumor era cierto, no nos haría nada. Pero las mujeres también desaparecían así que… No sabía qué creer.
Incluso ni había monstruo y en la taberna se estarían jactando de nuestra ignorancia. Esa era otra opción.

- No sé si quiero que exista de verdad. A lo mejor sólo nos estaban tomando el pelo. Ya sabéis… En una taberna, con alcohol a cantidades ingentes, tres forasteras…  A lo mejor la historia de que no ataca a mujeres la contaron para que viniéramos.

Hice un gesto torciendo la boca y cerrando los ojos, dando a entender que podíamos haber sido las víctimas de las bromitas de los borrachos. Aunque otra parte de mí sí creía que hubiera un monstruo, más bien quería callarla. Obviamente, me enfadaba el pensar que podían estar gastándome una broma, pero era más seguro eso que pensar que un ser mitológico podía hacernos algo. Mi terreno eran los chupasangres.
No dije mucho más y mientras recorríamos el agua,  yo notaba que la barca se iba llenando más, pero no podía confirmarlo y tal vez mi cansancio hiciera que pensase cosas extrañas.

Pero no. La chica que se presentó como Windorind encendió una pequeña luz y pudimos observar que tenía yo razón en mis pensamientos: la barca hacía aguas. Y la bruja lo confirmó. Por suerte la luz de la muchacha no pudo alumbrarme la cara porque no me hubiese gustado que me vieran con esa expresión de circunstancia que se dibujó en mi rostro. Apreté un poco los dedos contra la madera, donde me agarraba. Si la barca se hundía acabaríamos en el agua y no era ni la hora ni el lugar para estar sin algún tipo de protección, aunque fuese la que nos “brindaba” Alisha. Estar metidas en el agua era como una señal luminosa a cualquier bicho marino que quisiera acercarse. Si mi terreno eran los chupasangres, también lo era la tierra. Donde mejor estaba era con los pies en el suelo, no metida en un lago.

Mentalmente agradecí a Elen que hiciera que la barcaza fuese más rápido. Pero había otro problema: Si llegábamos a la isleta central y la barca acababa de hundirse, ¿cómo volveríamos al pueblo? Esa pregunta rondaba mi mente pero no quería ser la primera en proponer regresar, mi orgullo ante todo y querer dar la vuelta me parecía una forma de rendirme. Y eso de quedar mal delante de otras personas no lo llevaba bien, así que si ellas aguantaban lo hacía yo.

- Estaba claro que esta barca no podía dar más de sí. - Comenté suspirando como si fuese algo que nos hubieran advertido durante un rato y lo hubiésemos ignorado.

Si bien a Elen se le pasaban por la cabeza buenas preguntas e ideas, como la de mover la barca con su poder, esta última no había sido del todo buena. ¿Atraerlo? Genial, la barca hundiéndose y a ella no se le ocurría otra cosa que tratar de llamar la atención del monstruo y, seguramente, de todos los bichos que hubiese a varios kilómetros a la redonda, porque con semejante esfera de luz era imposible que no nos vieran. A mi parecer, todo el plan hacía aguas, no sólo la chalupa. Estaba acostumbrada a ser más sigilosa en mi trabajo, esta exposición en estas circunstancias me resultaba incómodo.

Y, claro, ¿qué más podría salir mal? Pues el reto a los dioses parecía seguir: otra barca se aproximó a la nuestra y apenas pude distinguir la silueta del hombre cuando Elen gritó. Nos quiso disparar, de hecho, lo hizo, pero falló. Casi al instante de escuchar a la bruja yo ya había preparado mi arco, también, listo para ser disparado si volvía a intentar atacarnos. Notaba el tacto arenoso en mis manos, si esa persona seguía increpando acabaría enterrado en tierra.

- Podemos intentar quedarnos con su barca, parece en mejor estado que esta. - Susurré, tensando la cuerda de mi arco. - Y es solo uno. - Sí, acostumbraba a subestimar a la gente. Un virote metálico de mi carcaj permanecía a mi lado, flotando, listo para ser disparado desde otra posición para pillar desprevenido al hombre que nos atacaba. Por suerte, Elen iba desviando la trayectoria de las flechas del tipo. - Acerca la barca.

Sin mediar palabra disparé, no con la que tenía puesta en el arco, sino con el otro virote, el que flotaba. Por supuesto, la velocidad que alcanzó fue mucho menor que si lo disparase con mi arma, así que impactó en su brazo y sólo profirió un grito de dolor. No quería matarlo, sólo desarmarlo para poder acercarnos con mayor seguridad. Podíamos hacernos cargo de él en otro momento, pero el tema de la barca era de vital importancia para mí y si ese tipo no podía hacernos daño, mejor.

- ¿Por qué no quiere que cacemos al monstruo? - Pregunté en voz baja, mirando a las chicas y destensando la cuerda, inclinando el arco hacia abajo. Al final sí que iban a tener razón los de la taberna y algo nos aguardaba en las profundidades del lago.



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El monstruo del lago Ness... ¿O no? [Trabajo] [Elen-Cassandra- Windorind] Empty Re: El monstruo del lago Ness... ¿O no? [Trabajo] [Elen-Cassandra- Windorind]

Mensaje  Windorind Crownguard Vie 05 Mayo 2017, 20:07

Wind hacía ya un buen rato que había desechado la idea de que las hubieran engañado. Si hubiera sido así, tampoco había marcha atrás y, ya que estaban en mitad de un lago de noche y con una recompensa a la vista, decidió que, pensar que habían sido víctimas de una broma por parte de una panda de borrachos pueblerinos, no servía de nada a parte de para mandarlos a todos al infierno y pasar un mal rato mientras continuaran en aquella barca que parecía hacer aguas por todas partes -Mejor no pensar en borrachos y engaños, el mal humor no ayudará en nada- Explicó la elfina mientras se encogía de hombros, dando a entender todos aquellos pensamientos que se le habían pasado antes por la cabeza.

Por desgracia, Wind tenía razón, la barca se estaba hundiendo lentamente. Eso no era bueno, en el agua no podían hacer nada contra cualquier animal que apareciera y, sabía que, en un lago como aquel y con la oscuridad dando cobijo a las bestias, eran una presa fácil. Tan fácil como un gusano atado a una cuerda. Podían convertirse fácilmente en el almuerzo de cualquier bicho que estuviera merodeando por allí y, parece que ella no era la única asustada porque la barca comenzó a ir más deprisa. Seguía sin saber quién la movía, pero agradeció mentalmente a la que fuera que lo estuviera haciendo.

-Confiaba en que la barca pudiera mantenerse a flote hasta que capturáramos al monstruo- Comentó la peliazul como si se disculpara por haberlas arrastrado hasta esa barca vieja y destrozada -Incluso cuando nos montamos no pareció hundirse… ni hizo nada raro- Y aunque lo hubiera hecho, ella tampoco se hubiera dado cuenta. La elfina no tenía ni idea de barcas y, a no ser que la madera hubiera cedido bajo sus pies, no se hubiera percatado jamás de que la barca estaba en un estado tan deplorable.

Wind dirigió su mirada hacia Elen sin saber muy bien cómo pensaba atraer al bicho ¿Iba a gritar para atraerlo con sonido? ¿Acaso tenía algo más grande para iluminar? Levantó una ceja y observó a la de cabellos cenicientos a la vez que su propio rostro iba adquiriendo un matiz ligeramente blanquecino -Por todos los…- Abrió los ojos exageradamente y ahogó un grito mientras estaba a punto de caerse de culo cuando vio como aquellas extrañas bolas de electricidad se separaban de Elen y rodeaban la barca -Demonios… desde luego es más útil que mi mortero luminoso…- Murmuró mientras recuperaba la compostura y se enderezaba de nuevo.
Aquello la había pillado por sorpresa, no es que fuera la primera bruja que veía, pero desde luego nunca había visto un despliegue como aquel de habilidades o al menos, no tan llamativas “Así que ella movía la barca…” Fue puro descarte, si ella tenía magia, tenía todo el sentido del mundo que fuera ella la que propulsaba el barco ¿Cuántas probabilidades había de encontrarse con dos brujas en el mismo lugar? Pocas, o al menos, eso creía ella. Tardó un rato en percatarse de que, si se conocían, era más que probable que ambas pudieran usar magia. Así funcionaba la mente de la elfina, sus deducciones eran sencillas, imprecisas y, normalmente, erróneas, pero seguía confiando en ellas.

La elfa tardó más de lo necesario en percatarse de que una barca se estaba aproximando a ellas, aún así, antes del grito de Elen, ella ya se estaba tirando al suelo. Fue más una corazonada y una intuición de algo real, pero por suerte, sus corazonadas eran bastante más fiables que sus deducciones. - ¿¡Y ese chalado?!- Preguntó a la nada mientras se volvía a levantar, a sabiendas de que, lógicamente, no iba a obtener respuesta alguna por parte de sus compañeras. Vio la flecha desviada y sin pensarlo dos veces, sacó su arco y una flecha, apuntando en dirección al tío que las gritaba -Si hombre, hemos llegado hasta aquí con una barca que hace aguas para coger y darnos la vuelta sin más. Ese hombre debe estar borracho- Susurró la elfina al mismo tiempo que veía como una segunda flecha se desviaba de su camino.

Wind frunció el ceño -Creo que no hay que pensar mucho…- Sonrió y soltó su flecha al mismo tiempo que veía otra flecha que no había sido lanzada impactar sobre el brazo de aquel hombre. La suya no le dio, le pasó a escasos centímetros del rostro haciéndole una pequeña herida en un pómulo, pero tampoco le importó, el susto que se había llevado aquel hombre por ver dos flechas acercarse a él, era más que suficiente para satisfacer a la elfina. Involuntariamente ensanchó la sonrisa cuando vio al tipo caer al suelo de su barca mientras se sujetaba la herida del brazo -Su barca seguro que no está rota, estoy de acuerdo con acercarnos y… tomársela prestada un rato- Contestó tardíamente Wind, contenta de no tener que salir a nado de aquel lago.

Con la perspectiva de una barca sin agujeros, guardó su arco y cogió sus dos dagas, a sabiendas de que, para pelear cuerpo a cuerpo le serían bastante más útiles que unas flechas – Quizás esté encariñado a la bestia- Comentó sin perder la sonrisa - ¡He dicho que os vayáis de aquí! - Repitió aquel hombre mientras soltaba otra flecha en una dirección absurda, probablemente porque la herida de su brazo no le permitía apuntar bien -¿Acaso el monstruo es tu mascota?- Preguntó a voz en grito Wind sin preocuparse sobre llamar aún más la atención de los bichos que pudiera haber por el lago – O tal vez él quiera la recompensa y nosotras nos hemos adelantado a sus intenciones- Añadió mientras se encogía de hombros, quitándole importancia a los motivos -Son tantos los motivos que podría llevar a un chalado a atacar a unas forasteras, que nos llevaría toda la noche decirlos todos- Se rio ante su propio comentario y esperó a que la barca se acercara lo suficiente como para lanzarse sobre el hombre, confiando en que, verlas armadas como estaban, le asustaría lo suficiente como para dejarse atar con las cuerdas que la elfina llevaba en su bolsa. -Espero no tener que hacerle daño- Murmuró la peliazul sin perder de vista a aquel hombre que realmente parecía tener ganas de pelea.

-En cualquier caso, si está tan desesperado porque no nos acerquemos al monstruo, es probable que sea porque existe… ¿No?-Miró a sus compañeras a sabiendas de que su comentario era pura mentira, era consciente de que aquella reticencia a que buscaran el monstruo, denotaba más bien lo contrario, pero necesitaba confiar en que había monstruo o sino, se quedarían sin el dinero prometido -Pero... si es un hombre, ¿No debería estar asustado de estar en el lago con el monstruo acechando?- Aquella pregunta, bien servía como respuesta a su anterior pregunta. Algo no estaba encajando y le molestaba sobremanera no entender exactamente el qué era.
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El monstruo del lago Ness... ¿O no? [Trabajo] [Elen-Cassandra- Windorind] Empty Re: El monstruo del lago Ness... ¿O no? [Trabajo] [Elen-Cassandra- Windorind]

Mensaje  Elen Calhoun Lun 08 Mayo 2017, 09:29

Tanto Windorind como Cassandra reaccionaron de inmediato ante el penoso ataque de aquel extraño, echando mano a sus arcos y preparándose para devolverle el gesto que había tenido con ellas. Eran tres contra uno, lo que les daba la clara ventaja en la situación, pero la de ojos verdes no quería que sus compañeras abatiesen al hombre a flechazos, ya que estaba allí y parecía saber algo del monstruo podría ser útil interrogarlo acerca de la criatura para averiguar de una vez por todas si realmente existía o les habían tomado el pelo. Sin embargo, el tema de hacerse con su barca era más urgente, el agua no dejaba de entrar y ya casi le llegaba por encima de los tobillos, así que haciendo caso a la cazadora, manipuló el viento para cambiar de dirección y avanzar hacia el recién llegado, que no tardó en ver la muerte de cerca.

Dos flechas salieron disparadas hacia él, acertándole una en el brazo y la otra rozando su mejilla, de modo que si ya tenía mala puntería antes ahora no solo le costaría apuntar sino que el miedo le jugaría una mala pasada al intentarlo. - No sería el primer loco al que me encuentro con un monstruo por mascota. - comentó la hechicera en respuesta a las palabras de la elfa, mientras seguían aproximándose a la embarcación del sospechoso individuo, que a pesar de sus heridas volvió a tomar su arco para lanzarles un nuevo proyectil, mucho peor dirigido que los anteriores.

Algo en el fondo del lago terminó interesándose por aquellas luces que señalaban la posición del bote en que iban las mujeres, y sin prisa comenzó a nadar hacia la superficie para ver de qué se trataba, emergiendo fugazmente a unos veinte metros de la barca para echar un vistazo y volver a perderse en las oscuras aguas sin ser visto, aunque los presentes sí que podrían escuchar el inconfundible sonido de algo grande moviéndose y volviendo a sumergirse. - ¿Qué ha sido eso? - preguntó Elen, girándose hacia el origen del ruido pero no lo suficientemente rápido como para atisbar nada. Su cuerpo se tensó instintivamente, pero tras unos instantes, en los que no volvió a oírse nada parecido, la joven se centró en llevar el bote hacia el de su atacante tan rápido como le fue posible.

- ¿Es que no me habéis oído? ¡Largaos de aquí! - insistió el extraño, sin tener en cuenta que estaba en clara desventaja y que su situación no haría más que empeorar en cuanto lo alcanzasen. - Aquí hay gato encerrado, puede que el culpable de los ataques a pescadores haya sido este tipo… y si las mujeres nunca regresaron pudieron correr la misma suerte. - comentó, aunque viendo la mala puntería del susodicho era difícil creer que pudiese matar a nadie. ¿Estaría protegiendo algo? Y de ser así ¿qué clase de criatura podía estar guardando? Las turbias aguas daban un sinfín de opciones, a cual peor que la anterior.

En un último intento por echarlas del lago, el extraño volvió a tensar su arco, no sin esfuerzo, y disparó contra la maltrecha Alisha, pero la herida de su brazo le impedía apuntar como era debido, así que la flecha pasó por un lado del bote sin acercarse siquiera a su objetivo. Había desperdiciado todas sus oportunidades y ahora casi las tenía encima, sin poder remar para alejarse de ellas ni tampoco eliminarlas del mapa, aunque esa perspectiva no lo animaría a rendirse fácilmente. Colocándose en uno de los extremos de la embarcación, el más alejado con respecto a las intrusas, hizo caso omiso a dolor de su brazo y palpó el suelo hasta dar con otra arma diferente, una daga larga y también algo tosca, pero que podría manejar con una sola mano.

Una vez armado se puso en pie y las esperó, con los nervios grabados en su rostro pero sin plantearse abandonar, tenía que alejarlas de allí aunque eso implicase enviarlas a dormir con los peces. El ya de por sí dañado casco de Alisha golpeó levemente el otro bote en cuanto lo alcanzaron, momento en que la de cabellos cenicientos decidió que era hora de dejarse de juegos y arrojar algo de luz a lo que estaba ocurriendo en el lago. - Se acabaron las tonterías. - dijo, al tiempo que saltaba dentro de la barca de su atacante. - ¡Fuera! - gritó él, abalanzándose en su dirección. Sin embargo, no llegó muy lejos.

Elen permitió que la electricidad le envolviese uno de los brazos y soltó una descarga contra su agresor, que se detuvo en seco y quedó aturdido durante unos instantes, lo suficiente para que la tensai se acercase y lo desarmase con un contundente golpe directo hacia su muñeca. La daga cayó al agua y se perdió en la negrura en cuestión de segundos, mientras la benjamina de los Calhoun colocaba su mano sobre el hombro del individuo y lo instaba a sentarse, acompañando el gesto de una leve corriente de energía para que supiese que iba en serio. Perder toda la noche allí no entraba dentro de los planes de la centinela, así que cuanto antes supieran a qué se enfrentaban realmente antes podrían terminar el trabajo y regresar a la taberna.

- Ahora nos vas a explicar qué es lo que ocurre en el lago y será mejor que lo hagas por las buenas. - comentó, cruzando los brazos sobre el pecho y sin apartar la vista de él, por si intentaba algo. Elen esperaba que sus compañeras abandonasen a Alisha para ponerse a salvo en la segunda embarcación, que por suerte era algo más grande y parecía lo suficientemente resistente como para soportar el peso de los cuatro. El tipo las miró durante unos instantes en silencio, casi como si estuviese evaluando la situación para determinar su próximo paso, pero herido como estaba, y sin armas de corto alcance, poco podría hacer.

Nuevamente llegó a oídos de la tensai el mismo sonido que la había alertado antes, algo nadaba por los alrededores y se había interesado por lo que estaba ocurriendo allí, pero era rápido y volvía a sumergirse al poco de salir a la superficie. - ¿De verdad hay un monstruo? Vamos, habla. - instó, dando un aliciente al silencioso extraño. La electricidad volvió a envolver uno de sus brazos de forma visible, si aquello no le soltaba la lengua tendría que pasar a métodos más convincentes, y por ende, dolorosos para el interrogado.
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El monstruo del lago Ness... ¿O no? [Trabajo] [Elen-Cassandra- Windorind] Empty Re: El monstruo del lago Ness... ¿O no? [Trabajo] [Elen-Cassandra- Windorind]

Mensaje  Cassandra C. Harrowmont Vie 12 Mayo 2017, 13:37

Todo en ese lago estaba siendo demasiado raro. A pesar de mi negativa, accedí y a ir y a cada minuto que pasaba más me arrepentía de haberlo hecho. El agua estaba entrando más y más, aunque todavía podíamos mantener a la vieja Alisha a flote pero, ¿durante cuánto tiempo más?

El hombre que apareció nos insistió, no de muy buenas maneras, para que dejásemos de molestar al monstruo. La chica llamada Windorind y yo no íbamos a tolerar que nos disparase así que lo hicimos nosotras para acabar con su amenaza. Si ya de por sí la barca se estaba hundiendo, como para dejar al tipejo ese hacerle otro agujero al casco. ¡Ni hablar! Mi desesperación por no hundirme en ese lao me llevó a pedir que tomásemos su barca y así lo hicimos. Elen encaminó la nuestra hacia donde se encontraba el hombre, el cual intentó dispararnos pero estaba herido y no pudo atinar bien. Mejor para nosotras.

Me balanceé un poco cuando las proas de nuestras barcas chocaron suavemente una vez que llegamos a su embarcación. El tipo, a la desesperada, tomó una daga pero Elen lo aplacó al instante. Tanto Windorind como yo permanecíamos en nuestra barca hasta que yo decidí pasarme a la otra y colocarme justo detrás de la bruja.

- Vamos, habla. - insté.  

El desconocido pasó la vista por ambas, asustado, y se detuvo en mi compañera. No quería arrancar a hablar y había muchas incógnitas que queríamos que se revelasen, como las que había dicho Windorind cuando había aparecido de la nada gritando: ¿El monstruo sería su mascota? ¿Existiría de verdad? ¿Querría la recompensa? Fuese lo que fuese lo que motivaba al hombre a estar ahí era asunto nuestro, nos incumbía en tanto que se había puesto a intentar echarnos del lugar. Sin duda, algo ocultaba.

- N-No… Digo, ¡sí! ¡Claro que hay monstruo! ¡Es enorme! ¡Gigante! ¡Os comerá! ¡Os volcará esa barca cochambrosa que tenéis! ¡Vais a convertiros en su alimento! - Gritó desesperado el chico, incapaz de contener los nervios al ver las corrientes eléctricas que recorrían el brazo de la bruja. Trataba de desviar nuestra atención al peligro del supuesto monstruo para que abandonáramos definitivamente nuestra idea de continuar. Torcí el gesto al ver cómo trataba de pronunciar palabra alguna. - ¡Tenéis que iros!

A esas alturas ya empecé a dudar en si todo lo que nos habían contado tenía sentido o no, en si existía el monstruo o no, o incluso pensé que lo de la broma no era una idea tan descabellada. Se estarían partiendo, habíamos sido víctimas de una panda de borrachos a los que me encargaría de meterles una flecha por la boca a cada uno.

El muchacho tragó saliva, asustado ante la idea de que la bruja dejase correr su electricidad contra él, solo insistía en que debíamos irnos.

- Si ese monstruo existe y es tan peligroso, ¿por qué querrías persuadir a tres desconocidas para volver? Me refiero a que no debería importarte lo más mínimo si somos o no la comida de esa cosa. - Pregunté cruzándome de brazos, ya bastante enfadada porque nadie nos daba información real y solo nos tenían como mensajeras. La paciencia no era algo típico en mí, quería las cosas lo antes posible y me desesperaba que no me contaran las cosas.

- P-Pues… Porque… Oye, dile a tu amiga que deje de hacer eso… - Pidió mirando a Elen.

- Lo que haga ella no me incumbe. Habla ya, pesado.

Balbuceó algo, no sabía si quería arrancar a hablar o no, o si el miedo no le dejaba articular palabra. Ahora sí que estaba indefenso. Había tratado de echarnos de malas formas y las tornas habían cambiado estrepitosamente.

-¿Vas a decir algo? ¿Por qué los hombres corren peligro y las mujeres no vuelven? - Seguí preguntando, tratando de que con una cuestión exacta respondiese.

- Eh… De eso… De eso no sé nada. - Puso las manos delante de él, tratando de protegerse o indicar que iba en son de paz, no supe cómo interpretarlo. En cuanto dijo eso enarqué una ceja, sin entender nada. Él prosiguió. - Es la primera… vez que lo escucho.  

Suspiré, colocando mis brazos en la cintura.

- Bueno, ¿qué? ¿Vas a hablar de una vez? ¿O no? - Di un paso para colocarme cerca de Elen. - ¿Hay monstruo o no? ¿Qué haces aquí? ¿Y por qué no quieres que estemos nosotras aquí? Tienes tres segundos antes de que te convirtamos a ti en comida para peces. Uno…

- ¿¡QUÉ DICES, LOCA!? - Gritó.

- Dos…

- ¡¡QUE OS VAYÁIS!!

- Y…  - Levanté, de nuevo, una flecha, usando la telequinesia.

- ¡Vale! ¡Vale! ¡Para! ¡Os lo contaré todo! - Pasó la vista muy deprisa por ambas. Pues en ningún momento se había olvidado de la electricidad que corría por el brazo de mi compañera. - El mito del monstruo me lo inventé yo. ¡No me hagáis nada! Sólo quería mantener a la gente alejada de aquí. No quería que se acercasen a la isleta central. - Señaló el lugar de tierra en el centro del lago. - ¡No digáis nada! ¡La gente no puede ir allí!
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El monstruo del lago Ness... ¿O no? [Trabajo] [Elen-Cassandra- Windorind] Empty Re: El monstruo del lago Ness... ¿O no? [Trabajo] [Elen-Cassandra- Windorind]

Mensaje  Windorind Crownguard Miér 28 Jun 2017, 13:20

En cuanto el Alisha puso rumbo hacia la barca del hombre, Wind suspiró abatida. Tenía sentimientos encontrados, estaba asustada por el agua que no dejaba de subir, por el hombre armado que parecía dispuesto a hacer cualquier cosa para pararlas y, además estaba enfadada porque veía el dinero de la recompensa alejarse al mismo ritmo que ellas alcanzaban al hombre que no dejaba de gritar.

La idea de acabar con la vida del desconocido no estaba en su cabeza, pero según pasaban los segundos, aquel hombre parecía estar pidiéndoles a gritos que le abatieran a flechazos. La elfina estaba sumida en aquellos pensamientos, cuando la voz de la peliblanca la sacó de ellos - ¿El qué? - Wind no había oído nada, ni muchos menos había sido capaz de ver algo en la negrura que se extendía lejos de la barca, así que decidió achacar aquella pregunta a un temor infundado debido a la oscuridad y al terreno extraño para ellas… Al menos, de momento.


Las preocupaciones que Elen estaba poniendo en voz alta, eran las mismas que la elfina había estado mascullando en su cabeza desde hacía un rato. Aquel hombre parecía realmente desesperado por acabar con ellas, como si realmente quisiera proteger u ocultar algo y eso intrigaba a Wind -Aunque quisiera, dudo mucho que pueda matar a alguien con sus habilidades- Contestó la peliazul sin perder de vista al hombre mientras le miraba con cierta incredulidad. ¿Realmente aquel idiota pensaba que podría detenerlas? ¿Incluso después de ver la magia de las brujas? O el hombre tenía muy pocas luces o estaba realmente agobiado.

Wind se tambaleó ligeramente cuando las barcas chocaron y, de un pequeño salto, subió a la barca segura dejando atrás a la cochambrosa Alisha. Con ambas dagas en sus manos, pensó en lanzarse sobre aquel hombre con la intención de obtener todas las respuestas que no estaba consiguiendo por sí misma, pero al parecer no era la única enfadada en aquel pequeño grupo. La peliblanca parecía realmente enervada pues no tardó demasiado en sugerirle, de un modo bastante convincente, que hablara de una vez.
A pesar de las dudas, el hombre no tardó en comenzar a dar explicaciones mientras sudaba a litros, como si estuviera deshidratándose por los nervios, pero aquella absurda descripción histérica del monstruo parecía, como poco, ridícula - ¿Nos estás tomando el pelo? ¿Crees que somos estúpidas? - La voz sonó más dura de lo que ella se había propuesto, pero lo cierto era que estaba empezando a enfadarse y clavarle una daga en la pierna, era una idea que cada vez parecía más atractiva.
El hombre miró a Wind mientras negaba con la cabeza enérgicamente, probablemente temeroso de acabar en el fondo del lago alimentando a los peces… o a su monstruo-mascota.

Por suerte, Cassandra parecía haber pedido la paciencia a la misma velocidad que Wind y las preguntas que no paraba de lanzar eran cada vez más concretas, al mismo tiempo que las respuestas empeoraban hasta límites insospechados.
La situación, que había comenzado tensa, empezaba a tornarse absurda, tan absurda que empezaba a causarle cierta gracia a la elfina. Una sonrisa asomó de sus labios, como si estuviera mirando una obra de teatro -Cassandra, cuidado que igual se hace pis y no queremos otra barca inundada- Comentó divertida cuando vio la flecha levitar. La tensión se había esfumado y, por el momento sólo había enfado y diversión a partes iguales, al menos, por parte de Wind.

Wind suspiró frustrada, ¿No había recompensa? ¿Entonces que narices hacían allí? La elfa guardó una de sus dagas y se pasó la mano por la cara -Por el amor de… ¿Se puede saber por qué demonios te has inventado algo como eso? Y, sobretodo… ¿Qué hay en esa isla?- El hombre paseó la mirada con miedo entre las tres presentes y comenzó a balbucear, como si no supiera que decir -Nadie podía ir… a la isla central pero no hay nada especial- Dijo sin demasiada convicción al fin mientras Wind fruncía el ceño -Te aviso que cómo en esa isla no haya un tesoro, te convertirás en alimento para peces- Gruñó las últimas palabras, como si el enfado estuviera superando por mucho a cualquier otro sentimiento que pudiera tener -Nos has hecho perder el tiempo… y el tiempo es dinero- Añadió al mismo tiempo que el hombre se removía inquieto.
-No sé que pensaréis vosotras, pero creo que este amable hombre, nos acaba de invitar a que vayamos a la isla central a recoger nuestra recompensa- Sonrió ampliamente y lanzó una mirada fulminante al idiota en cuanto éste hizo amago de hablar. Podía ser una trampa, sí, pero eso a Wind poco le importaba en realidad. Ella había ido hasta allí y había perdido el tiempo así que, lo mínimo que podía conseguir era alguna recompensa, aunque pudiera encontrarse con algún problema por el camino.
-Entonces… ¿Vamos a la isla central no? - Preguntó a sus compañeras, esperanzada de obtener algún tipo de recompensa o tesoro de una vez.

Mientras toda esa escena sucedía en la superficie, bajo el agua parecía que algo había mostrado bastante interés en la barca y el ruido. De nuevo, aquello que se había asomado antes, volvió a hacerlo, observando a las personas que estaban allí y, con un pequeño sonido, se escondió de nuevo entre la negrura del agua. Wind miró a su alrededor, segura de haber escuchado algo, pero al no ver nada otra vez, decidió volver a achacarlo al temor de la oscuridad que les rodeaba, podía haber sido un pez y no quería asustar a los demás presentes inútilmente… especialmente, porque el hombre había dejado patente que el monstruo no existía.
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Mensaje  Elen Calhoun Jue 29 Jun 2017, 08:55

La respuesta del extraño no se hizo esperar, pero resultó tan poco convincente que ni siquiera él mismo se la hubiese creído, los nervios le traicionaban y se le veía cada vez más incómodo, como si realmente estuviese ocultando algo, pero nada que tuviese que ver con el supuesto monstruo del lago. Cassandra intervino para echar abajo su historia, basándose en que nadie se jugaría la vida por salvar a tres forasteras, o al menos aquel tipo no parecía la clase de persona capaz de ello, mucho menos después de haberlas atacado sin motivo. Sin embargo, el hombre parecía más preocupado por el eléctrico brillo celeste que envolvía el brazo de la hechicera que por responder a la cazadora, algo que no le agradaría en absoluto.

Todo apuntaba a que estaban perdiendo el tiempo y no existía la criatura que según aseguraban, era responsable de las desapariciones, pero quizá solo estaban buscando al culpable equivocado, quizá no fuese aquello obra de un animal sino del ser humano. Con esa teoría cobrando fuerza a cada instante, la de cabellos cenicientos escuchó con atención el interrogatorio de Cassandra, que también parecía haber perdido la paciencia y amenazaba al extraño con una de sus flechas, hecho que de inmediato le soltó la lengua. Al final resultó que la historia del monstruo se la había inventado para proteger la isleta central de posibles curiosos, detalle que intrigó a la tensai y la hizo dirigir su mirada hacia el lugar en cuestión, que algo debía tener para que se tomase tantas molestias en defenderlo.

Windorind propuso que hiciesen una visita a la isla para comprobar qué había allí, con la esperanza de encontrar quizá el dinero que les habían prometido por librar al pueblo de la criatura, o en su defecto, de quien hacía desaparecer a la gente. Elen no podía estar más de acuerdo con ella, después de que no dejasen descansar a su compañero y la hiciesen ir hasta allí no podía regresar con las manos vacías, así que asintió con la cabeza en respuesta a la elfa y comenzó a concentrar una corriente de viento para impulsar nuevamente la barca, hacia su nuevo destino.

El Alisha aún se mantenía a flote, sin el peso de las tres jóvenes puede que tardase un rato en hundirse, pero sin duda aquel sería su último viaje, para desgracia de su propietario. - No podéis, ¿es que no me habéis oído? ¡Nadie puede ir allí! - se quejó el hombre, a pesar de no tener nada que hacer contra ellas. - Intenta detenernos. - lo retó Elen, con voz fría y amenazadora. Algo en el agua comenzó a moverse, pero ésta vez no se trataba de un solo ser sino de varios, que habían comenzado a rodear las barcas y asomaban sus cabezas para casi de inmediato volver a sumergirse. Aquello daba muy mala espina, y harta de no conseguir una imagen clara de lo que había a su alrededor, la benjamina de los Calhoun descruzó los brazos y concentro la forma avanzada de su elemento hasta formar un orbe de tamaño considerable, que salió repentinamente disparado hacia la superficie de las oscuras aguas, estallando en un destello que le permitió ver lo suficiente como para darse cuenta de que tenían que moverse y rápido.

- Siratopheos. - musitó, al reconocer las siluetas acabadas en tentáculos. Las había visto en algún que otro libro, y a juzgar por la información que acompañaba los dibujos, no era buena idea permanecer cerca de una manada de aquellos seres. El ruido y la luz los habían atraído hasta las barcas, y teniendo en cuenta que no eran los primeros humanos a los que veían, y que en más de una ocasión habían probado la carne de aquellos pobres que caían al agua, su presencia allí era casi un reclamo para cenar. A toda prisa, Elen dirigió la corriente de viento que estaba preparando e hizo que el bote comenzase a moverse hacia la isleta central del lago, mientras unos cuantos siratopheos se entretenían con Alisha, agrandando su fuga con las garras y consiguiendo que se hundiese mucho más rápido, aunque perdieron el interés de inmediato en cuanto se dieron cuenta de que allí no había nadie.

El resto comenzó a perseguir la segunda embarcación, obligando a la hechicera a acelerar para dejarlos atrás. - ¡Sujetaos! - instó, justo antes de incrementar la potencia de su hechizo. - ¿Qué son esas cosas? - preguntó con preocupación el extraño, olvidándose por un momento de que iban directamente al lugar que quería mantener solo para él. - Algo con lo que no querrías encontrarte mientras te das un baño, pero adelante, eres libre de lanzarte al agua si quieres. - soltó la bruja, desviando la vista de su objetivo a ambos lados, para hacerse una idea de cuan cerca se encontraban los siratopheos.

Ocho hembras encabezaban el grupo, mientras unos cuantos machos las seguían de cerca, atentos a cualquier oportunidad que tuviesen de atacar el bote o mejor, recoger a uno de sus pasajeros si se caía al agua. - ¿Podéis abatirlos? - preguntó Elen a sus compañeras, ya que no podría mantener la corriente y el rumbo si empezaba a disparar descargas o a usar su telequinesis con los cuchillos arrojadizos, que irremediablemente perdería en el fondo. No faltaba mucho para que alcanzasen la isla central, y aunque sabía que estaba pidiendo mucho, tiros certeros a pesar de la velocidad con que se movían, debía confiar en que Cassandra y Windorind pudiesen darle algo de apoyo.

Por su parte, el herido se quedó sentado en un borde de la barca, algo que no resultaba demasiado recomendable teniendo en cuenta la situación en que se encontraban. Una de las hembras consiguió alcanzar el bote y se enganchó a la madera, lanzando sus garras contra el extraño en un intento por llevarlo consigo a las negras aguas, pero antes de poder conseguirlo, uno de los cuchillos de la hechicera se le clavó en el pecho, arrancando un gruñido de su garganta y provocando que se retirarse, al menos de momento. - ¡Apartaos de los bordes! - exclamó, dando por perdida su arma y centrándose en llegar a la isla, consciente de que solo las aguas poco profundas y la tierra firme les darían algo de seguridad.


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Mensaje  Cassandra C. Harrowmont Jue 29 Jun 2017, 11:33

Ese hombre me estaba poniendo excesivamente nerviosa. No conseguía decir nada coherente hasta que, ya colmada mi poca paciencia, lo amenacé. Sus explicaciones seguían siendo incoherentes pero nos dio una clave para seguir nuestro camino. ¡Más le valía! No iba a estar perdiendo el tiempo en una barca en medio de un lago que a saber qué había en sus profundidades para nada. Lo que quería era salir de ahí cuanto antes y pisar tierra firme. Mi elemento era ese, no el agua, así que ya estaba tardando en decir algo decente para salir de ahí o acabaría con una flecha en la cabeza.

Windorind aportó algo de luz y nos dijo de dirigirnos a la isleta. Por mí hubiese sido mejor regresar a la posada y dejar esto como una anécdota, puesto que se suponía que no había monstruo. Pero también estaba bien lo de la isla y poder descubrir qué pasaba ahí.

Yo también ignoré al tipo a quien parecía que pagaban por decirnos que no podíamos ir allí, pero mi respuesta se vio interrumpida por el ruido de algo en el agua. Miré a todos lados y podía vislumbrar vagamente algunas formas que rápidamente se sumergían al lado de la barca. ¿Qué pasaba ahora? La bruja dio con el nombre de esos seres: Siratopheos.
Había tenido que estudiarlos en clase hacía tiempo pero no los había visto nunca. Posiblemente porque no era muy dada a meterme en barcas en lo profundo de lagos y esas cosas. De lo que sí que me acordaba era de lo agresivos que eran y no estábamos en la condición más favorable. En cualquier momento podían hundir la barca y ahí ya sí que podíamos despedirnos de la vida. Increíble que cazando vampiros no tuviera tantos problemas y en una balsa no tuviera ni un momento de paz.

Elen usó su poder de nuevo para hacer que la barca avanzase a gran velocidad, aunque esos seres conseguían alcanzarnos. Aumentó la rapidez de navegación y eso me hizo trastabillar. En ese momento sí que temí de verdad caerme al agua, pero por suerte me pude sujetar. ¡Teníamos que hacer algo ya! Uno de esos seres consiguió aprovechar que me había agarrado al borde de la barca para intentar echarme al agua. No lo consiguió, por muy poco. Gracias a la velocidad que Elen le había dado a la barca sólo consiguió arañarme el antebrazo, no pudo afianzar su agarre. Eso sí, pude notar sus garras desgarrándome la piel y al instante empezar a brotar sangre, cubriendo mi antebrazo, la mano y donde estaba agarrada, de sangre.
- ¡¡Hijo de puta!! - Mascullé apretando los dientes a causa del dolor. Por suerte para mí, llevaba el virote con el que había amenazado al tipo de antes en la mano y en cuanto me trató de agarrar, se lo clavé. Su grito fue desgarrador y cayó hacia atrás, siendo tragado por las aguas. Me aparté del borde justo cuando Elen lo gritó, pues había tenido ella también algún problemilla. Sacudí mi brazo en varias ocasiones, aún seguía saliendo sangre.

No sabía si podíamos abatirlos o no, pero ahora sí que iba a centrar todo mi empeño en llevarme por delante a cuantos más, mejor. Me daba igual perder todas las flechas si el tiro era certero, en cuanto llegase a Beltrexus tendría más. Pero estos seres repugnantes no iban a jodernos más. En el centro de la barca y tratando de mantener el equilibrio, cargué mi arco y apunté con la mayor precisión y estabilidad que pude, teniendo en cuenta que estaba en una balsa en movimiento.
Siratopheo que asomaba un poco la cabeza o trataba de alcanzar la barca, Siratopheo que recibía un flechazo. Por suerte eran tantos que aunque fallase siempre acababa atinando a otro. Lancé cuatro flechas, atinadas todas. Pero el dolor de mi brazo fue intensificándose más y no era capaz de tensar la cuerda. La adrenalina del momento me había permitido hacer varios tiros, pero me iba costando un poco más con cada uno.

- ¡¿Cuánto queda para llegar?! - Pregunté impaciente, mirando hacia donde se suponía que estaba la isla. La oscuridad lo cubría todo y dificultaba el que se pudiera ver bien. - Tenemos que llegar cuanto antes, Elen. - Insté.
Allí podría desenvolverme mejor, con tener contacto con el suelo firme podría hacer mejor uso de mis habilidades tensái y esos seres nos dejarían en paz. Parecían tratar de alcanzar la barca de forma incansable. Un par de ellos consiguieron engancharse y arañarla, trataban de volcarla a toda costa o de subir a donde estábamos. Los gruñidos eran insoportables y sus ansias por llegar hasta nosotros, incontrolables.
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Mensaje  Windorind Crownguard Sáb 01 Jul 2017, 02:39

La mirada de Wind bailó entre sus compañeras con la esperanza de que ambas aceptaran ir hasta la isleta central, pues si no iban a acompañarla, ella sola no se veía capaz de llegar hasta allí… especialmente sin esa habilidad tan útil de viento que parecía poseer la chica de cabello blanco.
Apenas pasaron unos segundos cuando Elen aceptó la propuesta de acudir en busca de un tesoro, una recompensa o un culpable sobre el que descargar el enojo acumulado, que pudiera estar en mitad del lago, a lo que Wind respondió con una sonrisa de satisfacción justo antes de volver a mirar a Cassandra para comprobar si también estaba de acuerdo con el plan.

Wind pensó que quizás la morena no estaba tan convencida como ellas de ir a la isleta, pero más bien parecía que había otra cosa que estaba llamando su atención.
La elfina no tardó en mirar a su alrededor de nuevo para comprobar que era lo que estaba sucediendo, pero por suerte Elen le ahorró el problema de tener que identificar el problema. Siratopheos. Eso sí que era una monstruo terrible y no las tonterías que decían en la taberna.
Apenas sabía nada de ellos, pero conocía las suficientes historias como para saber que eran agresivos y que no tendrían ningún problema en convertir a los moradores de la barca en su cena. -Mierda- Fue lo único que se le ocurrió, un pequeño murmuro de irritación mezclado con temor que dejaba patente que sabía lo básico sobre aquellos seres.

Alisha quedó destrozada en unos instantes ante la atenta mirada de la elfina que observaba aquella escena sin dar crédito de lo que pasaba. En apenas unos minutos habían pasado de estar hundiéndose en un lago con una barca roñosa a ser perseguidos junto con un pueblerino de pocas luces por unos Siratopheos.
El hombre habló casi al mismo tiempo que Wind caía de bruces contra el suelo de la barca por el incremento de la velocidad. Trastabilló con algo que había en el suelo y acabó de rodillas sobre la barca, aunque, por suerte, no se cortó con su propia daga – Cada vez estoy más segura de que eres un idiota que pasaba por aquí- Farfulló la elfa en cuanto le escuchó hacer la pregunta sobre los seres que le perseguían. ¿Qué persona no conoce las bestias que habitan en su pueblo? Hasta el niño más pequeño conoce las historias de terror y con moraleja de su pueblo para aprender las cosas peligrosas que hay alrededor ¿Cómo podía ser que ese idiota no supiera de esos habitantes del lago? Con esa idea en la cabeza, Wind se levantó a duras penas, guardó la daga que seguía en su mano y sacó el arco.

Sin mayor demora, comenzó a lanzar sus flechas como si fueran infinitas. Según avistaba algún monstruo, lanzaba una flecha, apenas acertó un par, pero el resto parecían ser efectivas para disuadir al resto de las bestias… Al menos durante unos instantes.
No se percató de cuando su compañera se vio atrapada por uno de esos seres hasta que ésta gritó un improperio, pero sí pudo ver cómo el hombre era alcanzado por una de esas bestias y acto seguido salvado por la peliblanca.

La orden de Elen fue clara y Wind la siguió a rajatabla. Sin demora se alejó de los bordes de la barca y lanzó otra flecha que dio en la cabeza de uno de esos bichos -Espero que estemos cerca Elen, porque no creo que podamos aguantar este ritmo mucho más- Comentó la elfina poco después de que Cassandra apremiara también a la bruja. La peliazul sabía que Elen no podía hacer mucho más, pero necesitaban llegar a tierra pronto, o sino acabarían luchando cuerpo a cuerpo contra esos seres que cada vez parecían más dispuestos a tomarles como cena.

Por suerte para todos, la isleta no parecía estar demasiado lejos, pues se podía ver la tierra y algún que otro arbusto creciendo en ella -Un poco más y llegamos- exclamó Wind a modo de apoyo a sus compañeras mientras giraba la cabeza un momento para poder ver la isleta -Una vez en tierra, lo tendremos mucho más sencillo- Añadió al tiempo que lanzaba una de sus últimas flechas y rozaba la cara de uno de los bichos.
Era demasiado movimiento para que Wind pudiera lanzar golpes certeros contra los Siratopheos, pero estaba satisfecha con las flechas que había conseguido acertar – Cassandra, en cuanto lleguemos a tierra te sanaré eso- Lo dijo al aire, pero confiaba en que la morena la hubiera escuchado. A pesar de su buena voluntad, Wind no sabía dónde tendría la herida Cassandra ni como de fea sería, pero confiaba en que sus conocimientos y las plantas que llevaba con ella fueran suficientes para solucionar cualquier tipo de herida que tuviera.

offrol: Si quereis que avance un poco más y ponga la llegada a la isleta, decidmelo y lo añado n.n
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Mensaje  Elen Calhoun Dom 02 Jul 2017, 19:26

El aviso de la hechicera llegó tarde, no solo para el extraño sino también para una de sus compañeras, que fue alcanzada y ahora tenía una herida en su antebrazo. Por suerte el siratopheo se vio obligado a retirarse y no pudo causarle más daño, pero la sangre brotaba manchando parte de la barca y si llegaba al agua solo serviría para incrementar el interés de la manada, que no se daría por vencida fácilmente. Movida por la sed de venganza, o quizá por mero instinto de supervivencia, Cassandra preparó su arco y comenzó a disparar desde el centro de la barca, pero pronto su herida empezó a darle problemas para tensar el arma, hecho por el cual apremió a la de ojos verdes para que las llevase a la isla cuanto antes.

Windorind, que también había echado mano a su arco para tratar de eliminar al mayor número posible de bestias, intervino para recordarle que no aguantarían mucho más al  ritmo al que iban, y es que Elen les estaba pidiendo mucho, acertar a un objetivo que ya de por sí estaba en movimiento mientras la barca avanzaba a toda prisa, algo realmente complicado. - Solo un poco más, debo encontrar una zona segura por la que atracar. - les respondió, sin quitar la vista de su destino, la isleta central. Cien metros las separaban de aquel lugar, y aunque la oscuridad dificultaba la visión, Elen pudo darse cuenta de que no sería tan sencillo llegar a tierra.

Gran parte de la orilla estaba formada por escarpadas rocas que les impedirían el acceso, y teniendo en cuenta que no podían dejar la barca en el agua, a menos que quisieran perderla, debían buscar otra zona. - Maldita sea. - masculló entre dientes la bruja, antes de manipular la corriente para hacer girar el bote y bordear la isla. A pesar de las bajas, la manada de siratopheos continuaba persiguiéndolos de cerca, sin rendirse ni demostrar miedo alguno ante aquellos extraños que habían osado echarse al lago, aunque sin duda eran las presas que más complicaciones les habían traído hasta el momento.

Los pescadores solitarios solían ser fáciles de cazar, solo había que esperar a que se acercasen a la superficie para recoger sus capturas o limpiar el cebo, instante en que se abalanzaban sobre ellos y los hacían caer al agua, de la cual no volvían a salir… al menos no como entraron. Huesos, eso era lo único que solía salir a flote, junto con algún que otro retazo de tela, pero nada que pudiese ayudar a identificar ni a la víctima ni a sus asesinos. El problema era que ahora se encontraban frente a cuatro potenciales presas, eran muchas e iban armadas, algo que resultaba nuevo para las bestias del lago.

Tras bordear parte de la isla, Elen pudo atisbar una zona mucho más asequible para atracar, con solo una pequeña pendiente de tierra por la que podrían arrastrar la embarcación para dejarla fuera del alcance de sus perseguidores. - Sujetaos, vamos a tomar tierra. - indicó al resto, moderando la velocidad a medida que se acercaban, para no dañar el bote que debía devolverlos a la orilla del lago. - Tendremos que sacarla del agua o no podremos regresar…- comentó, cuando apenas faltaban ya treinta metros de distancia. - Y tú… o cooperas o te lanzo por la borda para que se entretengan contigo. - amenazó, dedicando una fría mirada al hombre que las había atacado sin motivo, aunque ahora debía dar gracias porque apareciera, con Alisha no habrían llegado lejos.

El tipo tragó saliva, sabía que hablaba totalmente en serio y no quería acabar siendo pasto de aquellos animales, así que asintió con la cabeza, mientras su rostro se tornaba pálido. En que lío se había metido, de haberlo sabido ni siquiera se le habría ocurrido seguirlas para proteger su pequeño secreto, ahora lo perdería todo y solo podía esperar una cosa, salir con vida de aquello. ¿Serían tan crueles como para abandonarlo a su suerte en la isla? Esa opción pasó por su cabeza y provocó que empezase a sudar de los nervios, no tenía ni la menor idea de lo que decidirían hacer con él, pero le convenía portarse bien y ayudar en lo que le fuese posible.

Ya se encontraban en aguas poco profundas, de apenas un par de metros, pero eso no frenó a los siratopheos, que veían como su comida se les estaba escapando por los pelos. Elen saltó en cuanto notó que el casco tocaba tierra, algo que imitó el sospechoso, situándose en el lado opuesto de la proa para tirar de la embarcación con el brazo que le quedaba intacto, ignorando el dolor de la herida que Cassandra le había provocado en el otro. Entre los dos pudieron poner a salvo el bote y arrastrarlo hacia tierra, con los gruñidos de frustración de las bestias como música de fondo. - Ahí os quedáis. - soltó la hechicera en cuanto consideró que estaban fuera de peligro, liberando una fuerte descarga eléctrica contra el agua, que sirvió para obligar a los siratopheos a dispersarse un poco.
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Mensaje  Cassandra C. Harrowmont Lun 03 Jul 2017, 14:31

Íbamos a contrarreloj. La barca avanzaba gracias a Elen pero esos seres no cesaban en la tarea de perseguirnos. A veces, por los pelos, no nos atrapaban. Yo había recibido ya una herida y no iba a permitir tener más. Disparaba con intención de llevarme a algunos por delante y sí, lo conseguía, pero no tenía flechas en el carcaj para hacerme cargo de esa manada.

Pronto nos acercamos a la isla y lo primero que vimos fueron rocas escarpadas. Tal vez pudiera hacer algo con mis habilidades de Tensái pero eso tardaría un poco y cada segundo contaba para salvar nuestra vida. No podíamos detener la barca o en menos de un segundo la tendríamos llena de siratopheos. Elen decidió girar y bordear la isla para buscar un acceso mejor. Si no lo encontrábamos, ya le diría a la bruja que me podía encargar yo de las rocas. Pero por suerte, encontramos una pequeña cuesta en donde podíamos atracar la barca. Mucha más rapidez que tener que esperar a que yo moviera esas rocas.

La elfa comentó que me curaría la herida, en la que apenas me había fijado por la adrenalina del momento. Me dolía, pero no lo sentía del todo. Me estaba centrando más en intentar acabar con ellos o que no subiesen a la barca. Era un momento agobiante, intenso, pero que acabó relativamente rápido. La tensái  y el dueño de esa barca salieron y la subieron a tierra. Yo bajé al instante, antes incluso de que ellos la tocaran, y también ayudé a tirarla, aunque usando un solo brazo. No iba a permanecer en la barca más tiempo hasta la hora de regresar.

- Por fin… - Suspiré cuando vi que se alejaron gracias a la descarga de la bruja. - Qué asco de bichos.
Me giré mirando la isla desde mi posición. Al final de la cuesta todo eran árboles y árboles. No se veía nada más. Además que estaba oscuro y ni siquiera se distinguían bien las formas que tenían.
- Eh, tú. - Me dirigí al hombre, quien tenía aún la cara de horror por la amenaza de Elen. - ¿Qué hay en esta isla?
No respondió al momento, tiempo que usé para tratar de ver el alcance del ataque del siratopheo en mi antebrazo. Notaba la piel pringosa y se podía ver cómo goteaba mi sangre. Parecía ser más seria de lo que esperaba. Maldito hijo de puta… Lo había pagado con su vida.

A cada instante me arrepentía más de haberme metido en esta misión. Al día siguiente debía volver a Beltrexus y era más apetecible quedarme a dormir en aquella taberna de mierda que estar en esta isla perdida de la mano de cualquier dios. Pero a no había posibilidad de marcha atrás. Suspiré. - Vamos a ver qué hay aquí. ¿Nos lo vas a decir o no? Mira que si lo tenemos que averiguar nosotras, yo me encargaré de dejarte aquí y te regresas a nado.
La cantidad de amenazas que estaba recibiendo ese muchacho eran muchas, pero es que el inútil ese no colaboraba y me estaba crispando los nervios. Quería que nos lo pusiera fácil, pero se negaba y al final lo abandonaría en la isla a su merced. Me acerqué a él y le di un empujón. - Vamos, camina. - Ordené. Si no iba a hablar, iría delante. Cualquier peligro lo recibiría primero él que nosotras. - Y vete contándonos lo que quiero saber. ¿Qué hay en la isla? - Repetí de mala gana.
- ¡Nada! Es… ¡Sólo es una isla!  -Replicó.
- Claro. Y no querías que nadie se acercase. - Ese chico era terco de narices y se negaba a dar información. Había que sacársela a cuentagotas y eso me estresaba. ¿Qué le costaba hablar y contarnos todo? Si, total, se lo íbamos a sonsacar por las buenas o por las malas. Y parecía que había elegido la segunda opción. - Mira, me estás tocando las narices. He tenido que venir en una barca cochambrosa hasta aquí, me han herido y no me estás poniendo las cosas fáciles. No lo voy a repetir ni una sola vez más. Antes he contado hasta tres, ahora no lo haré. Si no nos vas a ayudar, no nos sirves. ¿Por qué no pueden acercarse hombres? ¿Por qué las mujeres sí? ¿Y dónde está el jodido monstruo? Quiero las respuestas para ayer.
- Vale, vale. ¡Parad de amenazarme! - Se quejó y nos miró. - Quiero que me dejéis en paz. Hace tiempo a esta isla sólo accedían los bravos marineros que se atrevían a cruzar el lago para conseguir los mejores peces. - Empezó a contar, pasando la vista por nosotras tres, nervioso. - Y algunos se quedaban a vivir aquí. Pero son pocos. Muchos perdieron sus embarcaciones contra las rocas y… Bueno… Esta isla está bien, protegida… No suelen venir los enemigos. Así que muchos nos quedamos aquí. - Enarqué una ceja cuando dijo “nos”. - Pero echábamos en falta a nuestras mujeres, que nos esperaban al otro lado. Pronto, jóvenes aguerridas empezaron a explorar el lago y muchas decidieron quedarse con nosotros. ¡Convivíamos en paz y armonía! Y cuando mejor estábamos empezaron a venir barcos de todos los tipos para intentar conquistar este territorio. ¡No queríamos! Así que hacíamos porque zozobrasen contra las rocas. Eso es todo. Ahora, si queréis, os enseñaré la isla. Pero dejadme en paz. Estoy colaborando. - Miró, sobre todo, a Elen.

Suspiré de nuevo, dejando tranquilo al chico. Pero había algo de esa historia que no me cuadraba mucho, intenté pensar que era sólo por los nervios. Pero no me fiaba en absoluto de él, ya había contado varias historias contradictorias, a medio acabar… Y esta era otra más. ¿Por qué no aceptaban a más personas? A pesar de que decía que era por el tema de la conquista de la isla, ¿a mujeres sí? Aunque hubiese mucha gente en la isla. ¿Y por qué nos habían dicho al principio que no? Además quien había entrado en la taberna era sospechoso, por eso, de primeras, había optado por no hacer caso. Y menos, en esa barcaza. Había tantas cosas que no cuadraban que ya hasta me dolía la cabeza de tanto pensar. Aun así, parecía asustado. Lógico si te amenazaban con atravesar tu cuerpo con electricidad.



Tras los bosques y sin que nosotras nos enterásemos, un grupo de varios individuos murmuraban diversos planes. - Este inútil de la taberna va y nos trae dos brujas y una elfa. ¡Le dijimos que queríamos humanas!
- Os dije que estaba perdiendo facultades. No distingue a las humanas de las brujas.
- Las brujas no sirven, no las va a querer nuestro amo. El éter de su cuerpo da un sabor muy malo. - Hizo un gesto de repulsa.
- ¿Y la elfa?
- No sé si come elfas.
- Encima el tonto este las trae a la isla. Tenía que haber hecho porque se las comieran los siratopheos. ¡Menudos ineptos! El amo se va a enfadar.
- Sí, pero que los mate a ellos. Nosotros no tenemos nada que ver.


Off: He añadido esto para darle algo más de descubrimiento al asunto. ¿Qué os parece? Si hay que editar algo lo hago n-n ❤❤❤
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El monstruo del lago Ness... ¿O no? [Trabajo] [Elen-Cassandra- Windorind] Empty Re: El monstruo del lago Ness... ¿O no? [Trabajo] [Elen-Cassandra- Windorind]

Mensaje  Windorind Crownguard Jue 06 Jul 2017, 03:11

Parecía que ya estaban cerca de salir de aquel lago mortal. Los siratopheos perseguían la barca con ansiedad, pero con las flechas que Wind y Cassandra no dejaban de lanzar, parecía que se mantenían a raya. Aun así, en más de una ocasión aquellas bestias se acercaban demasiado a la barca y la elfina se veía en la necesidad de librarse de ellos a patadas, lo cual, aunque no era una solución permanente, al menos servía para aguantar unos segundos más a flote.
La isleta estaba cada vez más cerca y, a pesar de que la peliazul creía que pararían al fin en tierra firme, la barca giró para dar un rodeo a la isla. A Wind le costó unos instantes entender el motivo, pero tras unos instantes se percató de las rocas que decoraban ese pequeño acantilado “Mierda” fue lo único que alcanzó a pensar antes de que disparara una de sus últimas flechas al agua. No le quedaban apenas flechas y no sabía cuándo alcanzarían tierra, pero rezaba a todos y cada uno de los dioses que se le pasaban por la cabeza que atracaran pronto para dejar de desperdiciar flechas de una vez por todas.

Por suerte, y como si sus plegarias hubieran sido escuchadas, Elen avisó de que pronto llegarían a tierra, así que hizo lo que la bruja le había pedido, se agachó ligeramente para tener más estabilidad y apenas se tambaleó ligeramente cuando dejaron el agua y a las bestias atrás. -Me hubiera encantado matar más de esos bichos- Comentó Wind mientras se bajaba de la barca con el gesto torcido por la irritación de haber tenido que lidiar con los siratopheos.
Al bajar de la barca, Wind miró a su alrededor en busca de algún tesoro o algún rastro de vida que pudiera indicarle donde se encontraba la recompensa que ella misma se había imaginado, pero en vez de eso, sólo encontró una arboleda entre la oscuridad. Apenas podía per a unos metros más allá de ella, pues la luz de la luna tampoco parecía ser demasiado luminosa aquella noche. Daba la impresión de que esa noche, todo lo que pudiera salirles mal, les saldría mal.

Wind quedó perdida en sus pensamientos hasta que escuchó la voz de Cassandra haciéndole más preguntas a aquel hombre y ordenándole que fuera delante de ellas. -Es un idiota- Respondió la elfina cuando aquel extraño hizo hincapié de nuevo en que aquel lugar era solo una isla vacía. Un suspiro cansado salió de sus labios y dejó que la morena continuara con su interrogatorio. Desde luego, era una bruja persistente.
El hombre no tardó mucho más en darse por vencido y contar una historia que parecía otra mentira más. Estaba bien elaborada y daba la sensación de que hasta tenía sentido y consistencia pero después de las historias y mentiras que se decían en el pueblo, la elfina ya no se fiaba de nadie -¿Se quedaban voluntariamente?- Preguntó Wind con escepticismo -¡Claro que si! ¿Qué te piensas?- Parecía que el extraño se estaba irritando, como si al estar en tierra firme tuviera el derecho a enfadarse y a dar malas contestaciones -Cálmate y deja las respuestas con tono impertinente para el bar. Nuestra paciencia está bajo mínimos- Farfulló la elfina con una sonrisa en los labios y un tono duro en la voz mientras apartaba una rama que estaba a la altura de su cabeza.
El hombre fulminó con la mirada a la elfina, probablemente porque no la consideraba una amenaza, y continuó andando. Wind ignoró aquello y volvió a observar su alrededor buscando algún peligro o alguna señal de vida.

El hombre siguió guiando a las muchachas por la arboleda hasta que se paró junto a un árbol repentinamente haciendo que la elfina se molestar aún más -¿Se puede saber por qué paras?- Preguntó la elfina desde atrás con una irritación más que notoria -Será mejor que nos vayamos- Respondió el hombre mientras se daba la vuelta y miraba a las tres muchachas. Tenía el rostro blanco como si hubiera visto un fantasma, pero a esas alturas de la noche, Wind necesitaba mucho más que un mentiroso asustado para darse la vuelta y volver al pueblo -Te juro por todos los dioses, que como no nos lleves de una vez al sitio del que nos hablabas, te quedas sin garganta- La elfina no pensaba volver a la posada con Fuga sin una recompensa para poder pasar las próximas jornadas y si para dar de comer a su pequeña amiga debía amenazar o matar, pensaba hacerlo.

-No- Fue la respuesta que la elfina obtuvo de aquel idiota. Lo siguiente ocurrió deprisa: Wind gruñó y sin darle tiempo a reaccionar, saltó sobre aquel hombre derribándolo en el suelo, se sacó una de las dagas de muslo y la apretó contra la garganta del extraño -Creo que no nos has entendido. Nos vas a llevar a ese supuesto poblado y como no exista, llevaremos tu cabeza a la taberna y diremos que tu eras el monstruo que tenía aterrorizado al pueblo ¿Entiendes? - La voz era baja, siseante, un tono que pocas veces salía de la boca de la elfa, pero que la perdida de paciencia en ese momento la había hecho brotar con una facilidad pasmosa.
El hombre asintió una vez y tragó saliva sonoramente, haciendo que el movimiento de su cuello apretara ligeramente más la daga y un pequeño reguero de sangre brotara de él -Me alegro de que nos hayamos entendido- Sonrió satisfecha y se levantó sin dificultad. Wind suspiró y miró a sus compañeras sonriente -Creo que por fin vamos a conseguir algo de esta aventura nocturna- Y sin mucha más demora, continuaron la travesía.

A algunos metros de allí, entre la maleza, el mismo grupo de hombres miraba la escena con el ceño fruncido -¿Cómo se le ocurre a ese imbécil traer a esas mujeres?- Farfulló uno de ellos – Será mejor que avisemos cuanto antes al amo para que le castigue cuanto antes- Contestó otro de ellos con rostro avinagrado -Esto no acabará bien para ninguno de ellos-

offrol: La idea era que se parara al recordar que el "amo" le iba a castigar por llevar a brujas y elfas en vez de humanas, pero creo que no ha quedado bien plasmado. Lo siento son las horas y el cansancio >.< cualquier cosa me decís y edito
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El monstruo del lago Ness... ¿O no? [Trabajo] [Elen-Cassandra- Windorind] Empty Re: El monstruo del lago Ness... ¿O no? [Trabajo] [Elen-Cassandra- Windorind]

Mensaje  Elen Calhoun Sáb 08 Jul 2017, 12:04

Una vez dejado atrás el peligro, al menos hasta que tuviesen que regresar al otro lado del lago, todos pudieron respirar tranquilos, a excepción del hombre, que seguía con el rostro pálido y expresión asustada. Su estúpida aparición había traído a las viajeras directamente al lugar que intentaba proteger por todos los medios, pero ya nada podía hacer, estaba a merced de las jóvenes y sabía que iban totalmente en serio, si intentaba algo raro terminaría frito o ensartado por una flecha, lo que llegase primero. Ninguna de aquellas opciones le gustaba, pero la alternativa tampoco era alentadora, ninguna de las tres era humana y eso iba a traerle serios problemas con su amo.

Mientras Cassandra tomaba la iniciativa para tratar de sonsacar al tipo lo que querían saber, Elen paseó su mirada por los alrededores, recorriendo los árboles con lentitud, como si esperase que algo saliese de ellos. El extraño había mencionado un poblado así que debían andarse con cuidado, podían estar tan locos como él así que sería mejor avanzar sin delatarse, detalle que le impedía crear sus esferas de energía para iluminar el camino. La luz de la luna era lo único que tenían para guiarse, y teniendo en cuenta la zona en la que estaban y la hora que era, la ayuda que les brindaba era más bien poca. Dejando que su compañera se ocupase de tratar con el hombre, ya que a aquellas alturas ella le habría sacado las respuestas a la fuerza con su elemento, Elen aguzó el oído en busca de cualquier sonido que pudiese delatar la presencia de otras personas, pero solo se escuchaba la brisa meciendo las ramas de los árboles, con algún gruñido de siratopheo de fondo.

Probó entonces a percibir flujos de maná, pero los únicos que parecía haber a su alrededor eran los de sus compañeras, hecho que indicaba que seguramente, el resto de moradores del poblado también fueran simplemente humanos. Algo más tranquila, la de ojos verdes se giró hacia los demás justo cuando Cassandra instaba al interrogado a que fuese delante y comenzara a hablar, pero su terquedad estaba ya rozando el límite de lo soportable, ese hombre se estaba jugando la vida y parecía no importarle lo suficiente. Como era de esperar, la cazadora terminó perdiendo la paciencia, y el cúmulo de amenazas finalmente consiguió que al extraño se le soltase la lengua, aunque dadas las circunstancias, la tensai ya no creía nada de lo que salía de su boca.

Su historia no resultó convincente, aunque el hecho de que hiciesen zozobrar las barcas de cuantos se acercaban a la isla podía explicar las supuestas desapariciones en el lago, ellos los hacían caer al agua y las bestias del lugar se encargaban de que no volviesen a salir, casi un plan perfecto. El fallo por así decirlo es que no veía en aquella isla un lugar tan atractivo como para querer quedarse a vivir allí, apartada como estaba de todo y con recursos limitados a la pesca y quizá algunos productos de la tierra. Puede que Sacrestic no fuera la mejor ciudad pero tenía ciertas comodidades, aunque no sería la primera vez que se descubría a gente viviendo al margen de la sociedad por voluntad propia.

La mirada del tipo parecía centrada en ella, al parecer era de las tres a quien más temía de momento, pero no debía subestimar al par de arqueras, que podrían acribillarlo de un momento a otro sin darle ocasión ni siquiera de correr. Pronto iniciaron la marcha a través de los árboles, y entonces la benjamina de los Calhoun tuvo una extraña sensación que le resultaba familiar, esa que le recorría la espalda en forma de escalofrío cuando se sentía observada, no estaban solos. Sin detenerse, ya que la oscuridad le impediría ver nada, Elen siguió al resto hasta que su guía se detuvo de forma repentina, crispando los nervios de la elfa, que tras su negativa respuesta se abalanzó sobre él y le puso una daga contra la garganta a modo de incentivo para obedecer sin rechistar.

Ésta vez pareció entender el mensaje, pero por si acaso, la hechicera se acercó para levantarlo bruscamente tirando de su camisa. - Deja de hacernos perder la paciencia, este es el último aviso. - dijo, empujándolo en la dirección que habían mantenido hasta el momento. - Ahora muévete y rápido, no tenemos toda la noche. - añadió, antes de reanudar la marcha. El grupo volvió a ponerse en movimiento, pero no solo ellos, otros también lo hicieron, manteniéndose a cierta distancia y tratando de hacer el menor ruido posible para no ser descubiertos. Asustado como estaba, el hombre supo que no le quedaba más remedio que llevarlas ante su amo, pero el castigo que éste le impondría por haberlas llevado hasta allí también le aterraba, estaba entre la espada y la pared, y todo apuntaba a que terminaría ensartado contra ésta última.

El otro grupo, valiéndose de un atajo a través del pequeño bosque, llegó antes al poblado, y sin perder ni un instante corrieron a una de las modestas cabañas, la más grande en comparación con el resto, y también la más peculiar. Su entrada estaba decorada con huesos humanos que habían sido clavados o enhebrados en cordel negro, y a pesar de que la puerta estaba abierta no se veía el interior, una cortina de color burdeos lo impedía. Los hombres se detuvieron ante la cortina, mirándose unos a otros con cierto temor. - Entra tú, tienes más confianza con el amo. - susurró uno de ellos. - De eso nada, tú le has traído a las últimas mujeres, si le das la noticia no se lo tomará tan mal. - replicó otro, queriendo escurrir el bulto. La discusión continuó durante unos segundos, hasta que un gruñido proveniente del interior los hizo callar de inmediato, sabía que estaban allí, así que no les quedaba más remedio que entrar.

Lentamente, los tres fueron pasando, apartando la cortina y situándose a una distancia de respeto con respecto al amo, que los observaba en silencio. - Amo tenemos malas noticias. - comenzó a explicar uno, golpeando con el codo a su compañero para que no se quedase callado. - Ese borracho de Thaler se ha equivocado, nos ha enviado a tres mujeres pero no son humanas sino dos brujas y una elfa. Reidar salió para espantarlas pero no lo consiguió, vienen hacia el poblado. - soltó, mirando al suelo y rezando porque el disgusto fuese menor al saber que no todas eran hechiceras. Quizá la elfa no supiese tan mal, se dijo el mensajero, temeroso de la posible respuesta de su amo.

La isla no era demasiado grande así que no tardaron mucho en atisbar las primeras cabañas a lo lejos, su guía finalmente estaba colaborando como debía y con algo de suerte pronto podrían cobrar la recompensa y largarse.
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El monstruo del lago Ness... ¿O no? [Trabajo] [Elen-Cassandra- Windorind] Empty Re: El monstruo del lago Ness... ¿O no? [Trabajo] [Elen-Cassandra- Windorind]

Mensaje  Cassandra C. Harrowmont Mar 11 Jul 2017, 12:51

Ese tipejo estaba colmando mi paciencia hasta límites insospechados. Creo que sólo un par de personas lo habían conseguido. Vale, no es que yo pudiera presumir de tener una gran paciencia, pero llevarme hasta esos límites era demasiado. Ese idiota parecía que nos estuviera vacilando o algo. Y no iba a tolerar más vaciles por su parte. Habíamos tenido que cruzar ese lago, enfrentarnos a esos bichos y encima aguantar sus mentiras. No, no y no. Si no iba a hablar, le haría callar para siempre. Total, si ya estábamos perdidas en medio de la isleta.

Pero pareció cooperar. Aunque sabía que esa voluntariedad no le iba a durar mucho. El tipo ese funcionaba con amenazas. Si le soltabas la advertencia de turno, él soltaba la lengua. Si no, se negaba a responder, se ponía cabezón…
Empezamos a andar y cuando Windorind tomó mi relevo, me fui con Elen, que miraba a todos lados. - ¿Notas algo? - Pregunté por si ella era capaz de sentir algún atisbo de magia. Yo no notaba nada, aparte de nosotras tres, claro. La isla era muy extraña, demasiado silenciosa. ¿No había animales ahí? No se escuchaba ningún insecto, o animal nocturno. Y eso era raro. El silencio era desconcertante y lo único que podíamos oír eran las amenazas de la muchacha.

Suspiré  fastidiada. Me molestaba mucho el tener que estar insistiendo e insistiendo al tipo ese. ¿Qué mierdas escondían tanto como para tener que estar mintiendo a cada rato? Al final sí me iba a fiar de Windorind e iba a pensar en una gran recompensa. Bueno, aunque el dinero no fuese mi máxima prioridad, porque me sobraba, no estaba mal ganarme unos aeros de más.
Continuamos caminando y pronto encontramos una pequeña aldea con casas. Las miré con cierta incredulidad. Eran algo más pequeñas que la media y no había nadie por ahí. Bueno, algo lógico, pues era de noche. La gente no iba a estar paseándose a altas horas del día así porque sí, estarían durmiendo. Justo lo que teníamos que estar haciendo nosotras, en la taberna.

-----------------------

- ¡¿Qué qué?! - El amo se levantó de su sillón, que hacía las veces de trono. Él sí que era más alto que un humano medio. Bueno… Es que no se podía considerar un humano. Su aspecto era el de un hombre león, pero lleno de marcas y cicatrices ocultas bajo su pelaje. Salvo una, que recorría parte de su cara. Había sido desterrado de su manada y había huido a la isla hacía ya mucho tiempo. Su única forma de obtener poder fue mediante la coacción de los que vivían ahí, simples humanos todos. Él se había convertido en el gobernante. O más bien en el dictador. Les hacía trabajar para pagar el “alquiler” de la isla, cada uno de los lugareños debía pagar un tributo por vivir. Si no, el mes siguiente acabaría siendo la  comida. Él sólo quería humanos como alimento. Y por eso los aldeanos traían a los que paraban en la taberna mediante historias fantásticas, porque eran la vida de esos caminantes desconocidos o la suya. Por supuesto, no podían huir, quedaba reflejado en cómo se había quedado la barca de las nuevas visitantes.

Y todos debían rendir honor a su líder, su amo. El que ahora estaba delante de esos humanos temerosos y que pronto no volverían a ver la luz del sol por fallar. A pesar de que el error había sido del muchacho que acompañaba a las tres chicas.


-----------------------

- Qué silencio… - Musité pasando entre las casas. Todas sin luces. - Creo que aquí no va a haber tesoro ni nada, supongo que sólo intentaban proteger a esta gente. - Coloqué las manos en mis caderas mientras miraba a lo lejos a ver si conseguía ver alguna pensión para pasar la noche. No iba a volver a coger la barca a estas horas, eso estaba claro.

El tipo que nos acompañaba había dejado de lado su vena vacilona y ahora avanzaba muy lentamente, como queriendo huir y temblando mucho. Fijé la vista en él. Era lo más sospechoso después del silencio sepulcral y volví hacia la bruja, dándole un toque en el brazo y señalando al muchacho con la cabeza. - Esto es muy raro, chicas. - Murmuré, pero asegurándome de que Windorind también me oía.

Miré para todos lados, estaba acostumbrada al silencio cuando iba a cazar vampiros. Esos chupasangres sí que eran escurridizos y sigilosos. Algo no iba bien, tenía esa mala sensación. Saqué el arco de mi espalda y coloqué una flecha, aunque sin cargarlo todavía. Tal vez estaba pecando de paranoica o excesivamente precavida, pero había algo en el ambiente que me daba mala espina, muy mala.

Detrás de nosotras, siguiéndonos entre los árboles, había un ser de más de tres metros de alto, agazapado para atacar.
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El monstruo del lago Ness... ¿O no? [Trabajo] [Elen-Cassandra- Windorind] Empty Re: El monstruo del lago Ness... ¿O no? [Trabajo] [Elen-Cassandra- Windorind]

Mensaje  Windorind Crownguard Dom 16 Jul 2017, 16:52

Bestia:

Después de aquella pequeña discusión que pareció dejar la situación clara entre las muchachas y el desconocido, no tardaron en avistar las casas de lo que parecía un pequeño poblado. Aquel asentamiento parecía ir acorde con el lugar en el que se encontraba, pequeño y desértico. Aun así, tampoco se podía esperar otra cosa, ya era hora de estar en el séptimo sueño y no de estar vagabundeando por lugares desconocidos.
Apenas había un puñado de casas, pero asombraba el silencio sepulcral que reinaba en aquel lugar, incluso en el pueblo más pequeño se ve alguna luz por las ventanas de madrugada ya fuera porque alguno de sus inquilinos había ido a la cocina o porque se había quedado peligrosamente dormido con la llama encendida.

Tras un rato de caminar por aquel paraje, Wind se percató de que no era la única que se había dado cuenta de la quietud que les envolvía, sus compañeras también parecían intuir algo y Cassandra no tardó en poner sus pensamientos en voz alta. Además, aquel hombre que anteriormente parecía demasiado brabucón y de carácter complicado, ahora parecía un conejo asustado dirigiéndose a una jauría de lobos hambrientos. Sin poderlo evitar, la elfina frunció el ceño preocupada y reflexionó sobre las palabras de la bruja -Aun así, hay algo que no me encaja en todo esto… y me molesta sobremanera no saber qué es- Murmuró la peliazul mientras continuaba mirando a su alrededor en busca de algún atisbo de vida.

Mientras seguía mirando las caras y los árboles sumida en sus pensamientos y temores, Cassandra habló sacándola de aquel ensimismamiento en el que se había sumido poco a poco -Tengo un mal presentimiento…- Susurró la elfina con el suficiente volumen para que ambas la escucharan. El hombre cada vez parecía estar más nervioso, hasta el punto de que, si alguien le soplaba, probablemente acabaría meándose en los pantalones y llorando en el suelo, lo cual tampoco servía para que los temores de la muchacha se vieran atenuados. Definitivamente, allí pasaba algo más de lo que ese idiota les había contado.

Antes de poder decir nada más para advertir a sus compañeras de que tuvieran cuidado, un ruido de hojas sobresaltó a la elfa, que se giró y vió como una bestia de casi tres metros de altura, saltaba hacia ella con ferocidad.
Apenas tuvo tiempo de esquivar el zarpazo antes de que alcanzara su cabeza. Aquel golpe podía haber acabado con ella sin casi darse cuenta de lo que estaba sucediendo… y esa idea la aterró por un momento.
Esquivó el golpe por los pelos, cayendo de espaldas contra el suelo y arrastrándose hacia atrás algunos centímetros. Aquella bestia parecía letal y ansiosa por acabar con ellas.
En cuanto el hombre-león falló el golpe, se irguió en toda su altura sobre sus piernas y, con toda la naturalidad del mundo, dedicó una sonrisa brabucona a las tres muchachas -Mis hombres a veces son inútiles… pero no se puede negar que parecéis sabrosas…- La elfina se quedó boquiabierta mirando a aquel hombre. Tardó apenas unos instantes en decidir que debía morir. Se levantó con una clara expresión de enfado en el rostro y apuntó a la cara de aquella bestia.

Mientras todo eso sucedía, el hombre que las había guiado hasta allí, había salido corriendo en cuanto vio al hombre bestia. Se escondió tras la primera casa que encontró y se quedó allí, esperando a que todo pasara y con el deseo de que su amo mostrara misericordia con él.

----------------------------

- ¿Deberíamos ayudarle? - Preguntó uno de los hombres que observaba a cierta distancia la escena. -Cuando gane, podría enfadarse con nosotros por no ayudarle…- Respondió otro del grupo -O podría enfadarse precisamente por no creer que puede hacerlo solo…- Aquellos 8 hombres se miraban entre ellos preocupados, no dudaban que su amo pudiera acabar con esas tres muchachas en un par de minutos, pero pensar en lo que pasaría después… eso no lo tenían tan claro.
Aferraban sus rudimentarias armas con manos sudorosas, expectantes sobre lo que hacer a continuación. Si su amo se veía en problemas, saldrían a socorrerle aunque eso supusiera un castigo después.
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