Los aspectos: la religión de los licántropos.

Los licántropos, la raza más joven de Aerandir, también desarrolló su propia religión. Aunque muchos compartieron y siguieron las costumbres humanas, alabando a sus dioses y a sus fiestas, se desarrolló una corriente religiosa alejada de la humana. Un culto mucho más visceral y primitivo surgió de las civilizaciones de licántropos que colonizaron las recónditas arboledas de los Reinos del Este.

Guiados por los espíritus del bosque, los licántropos basan sus creencias en los seres que en ellos habitan, llamándolos aspectos, representando en ellos la esencia de los valores necesarios para la supervivencia en el bosque; todos a su vez regidos por la Luna, el aspecto espiritual más importante, presente en todos los seres como el alma.

Los chamanes o sacerdotes se atavían con pieles de estos animales para evocar estos aspectos y que a su manada nunca les falten estos valores. También se tallan grandes tótems con esta misma finalidad. Las pieles de estos animales, así como partes de estos como patas, colmillos, colas u otras partes de estos son entregadas a los miembros cuyos aspectos destaquen, como collares de dientes de oso, capas de pieles de zorro, amuletos de patas de liebre... Así como también se hacen ofrendas de dichas partes para evocar a estos aspectos en caso de necesidad.

Aquellos que optaron por seguir las tradiciones humanas, tomaron como referencia las deidades más afines a su modo de vida, como Skadi para la caza, Sköll y Hati para el sol y la luna o Fenrir, el lobo gigante por el cual empezará el fin del mundo.

La fuerza, representada por un gran oso. A menudo se relaciona este aspecto con los miembros más grandes de la manada erróneamente, pues el aspecto de la fuerza no solo representa la física, sino también la fuerza mental y espiritual de las personas que presentan una voluntad férrea en sus decisiones.

La astucia, representada por un zorro. Bendecidos por la astucia son aquellos cuyas cualidades destacadas son la ambición y el ingenio, con la capacidad de urdir cualquier plan para conseguir su fin. La perseverancia es su mayor virtud.

La agilidad, representada por una liebre de largas patas. Aquellos que son bendecidos por el don del aspecto de la agilidad destacan por su habilidad en lo físico, siendo la rapidez una de sus mayores armas, así como la inconformidad una de sus mayores virtudes.

La sabiduría, representada por un viejo ciervo con una enorme cornamenta. Los bendecidos por el don del aspecto de la sabiduría son aquellos que destacan por su intelecto y su entereza, siendo el uso de la razón su mejor arma.