La aventura continua [Privado] [Aradia Hazelmere] [CERRADO]

Llevábamos días caminando, teníamos las piernas cansadas y apenas habíamos tomado agua en el camino... pero siendo sinceros, eso no era un problema ya que estábamos acostumbrados a este tipo de viajes... así es, Merlín y yo seguíamos nuestra aventura por Aerandir como nunca antes, viajando por pueblos, protegiéndolos y ayudando a su gente, nada que no hubiéramos hecho antes. Sin embargo, en el rostro de Merlín, se notaba su cansancio, y no le gustaba nada lo que hicimos estos últimos días.

— ¿Podemos detenernos ya? Llevamos días caminando y caminando mientras Kremm esta calentito en casa. — pidió Merlín algo molesto, con un tono aburrido y cansado. Lo entendía, sabia que era cansador pero no podía detenerme, no ahora, no. Desde la ultima vez, un símbolo... o señal se veía en el cielo, eran ellos. Los ancestrales, los dragones por fin enviaban señales.

Esto daba un giro total a todo el trabajo que había puesto, pues no había sido en vano, finalmente estaban aquí, ahora mas que nunca debía seguir mi trabajo, con Merlín o sin el. — No, no podemos Merlín, debes entender lo que esto significa. — trate de explicarle aunque poco caso iba a hacerme, como siempre.  

Ahora mas que nunca una sonrisa se mostraba en mi rostro, caminando en mi típica forma. "La mano derecha va sobre la espada, la izquierda la mueves recta mientras tu cabeza se mantiene firme junto a tu cuerpo" O bueno, al menos esas fueron las palabras de "Sir Kremm" que en realidad, de caballero no tenia nada, eramos un intento de serlo. Por eso siempre preferí adoptar el titulo de "Guardián" porque mas que caballeros, eramos guardianes, firmes ante los ancestrales, protegíamos sus templos, su palabra, su ley. Eramos lo que ellos debían representar en Aerandir, eramos lo que una vez ellos fueron.

El camino finalmente llegaba a su destino, a lo lejos se podía ver el pueblo y su gente caminando. Respire hondo finalmente dejando de sonreír, nunca se sabia que clase de gente andaba por estos lugares y era mejor estar atento, ademas, ahora tenia a Merlín cubriéndome las espaldas en todo momento. — ¿Podrías decirme exactamente que hacemos en este lugar? — pregunto Merlín, dando unos pasos mas rápidos hasta pasarme, mirándome a los ojos.

— ¿Exactamente? Nada, venimos a ayudar a la gente que nos necesita. ¿Se necesita mas que eso para venir a un pueblo y ser buena persona al menos un día Merlín? — Respondí aumentando cada vez mas el tono a uno mas molesto, Merlín no se callaba, y eso me estaba agobiando.

Finalmente entre quejas y enojos... y algunos golpes. Habíamos llegado al pueblo, pero este pueblo parecía estar muy bien de hecho, porque a diferencia de los demás, no había gente pidiendo aeros en las entradas del pueblo. Usualmente al llegar a un pueblo lo primero que hacíamos era caminar y relacionarnos con la gente, pero esta vez lo mejor era hacer una parada, y ver si finalmente mi compañero se callaba un poco. — Mira, una taberna, podemos entrar y tomar algo. —

— Oh, no no, Gran Guardián Ancestral. ¿Acaso esperas que caigan guerreros de armadura dorada del cielo y hagan lo que tenemos que hacer nosotros? — replico Merlín a mi idea con un tono sarcástico, pero dándome a entender que quería adentrarse de lleno a lo que veníamos.

— Muy gracioso, pero yo no soy el que lloraba porque estaba cansado. — bufe cruzándome de brazos finalmente mientras caminábamos por el pueblo sin prestar mucha atención, aquella discusión nos estaba sacando del tema. Merlín finalmente sonrió de lado, la discusión había llegado a su fin, aunque siendo sincero, con Merlín nunca solíamos discutir, simplemente nos burlábamos el uno al otro.

El pueblo parecía estar en orden, y nadie nos necesitaba al menos de momento, era extraño, pero era una clara señal de porque aquello en el cielo, de porque ellos venían. Todo estaba cambiando, Aerandir se estaba volviendo el lugar que una vez fue. — Te dije que todo lo que hicimos no fue en vano. — cante victorioso finalmente con una sonrisa nuevamente, mirando el cielo.

Bien hora de salir del bosque, pasaban los días y solo había llegado a una aldea a recoger provisiones y evitar cualquier dato posible. Sí tomaba con otro asentamiento elfo daría por muerto su intento de fuga/viaje/aprendizaje y lo vería como señal de los dioses que querían evitar su intento de corromper su linaje y pensamientos. A la lejanía identifico el ruido de un pueblo y sus pies lo agradecieron, la idea de una posada, agua caliente y comer algo diferente a conejo asado. La idea de ir por el bosque le aseguro que sus aeros no sufrieran bajas, entonces llegó al pueblo, curioso, de momento parecía humano lo que le dió una idea.
-Tal vez deba de ir consiguiendo una mandolina, o algo.
Esa era una buena forma de conseguir dinero, se soltó el cabello mientras se dirigía a la entrada del pueblo y entonces volvió a ver esa peculiar estrella, nunca había visto ni oído de una estrella con cola, era algo así como los cantares de los dragones y como habían bendecido a sus ancestros.
- ¿Qué nos traes mensajera de los dioses?
Musitó mientras entraba y fue cuando decidió hacer algo que seguro sus padres no apreciarían ni un apice y venciendo su miedo respiró hondo y fue cerca de la taberna, saco su cadena y con los trozos que quedaban de una blusa que había desgarrado para una linterna, acolcho las puntas tras esto tomo una posición solemne  y comeno a cantar, después de todo le enseñaron la gracia y elegancia de las artes, comenzó a girar su cadena como si fueran malabares y bailo con ella, fluyendo entre ambas haciendo las acrobacias al ritmo de su canción. Con suerte atraería algo de atención y algunas monedas para asegurar una comida caliente que no tuviera que cazar.

Las calles eran seguras, definitivamente de momento eran seguras y probablemente lo que restaba de la noche también iba a serlo, aunque nunca se sabia que podía pasar. En el camino no pude evitar jugar con Merlín, golpeándonos y corriendo de un lado a otro como niños pequeños. Sin embargo todo dio un giro cuando volvimos a pasar por la taberna, en ese momento me detuve golpeando el pecho de Merlín suavemente para que se detuviera. — ¿Qué sucede? — pregunto Merlín por aquel repentino freno.

— ¿Escuchas esa voz? Proviene de la taberna. — pregunte y asegure, haciéndole un gesto a Merlín para que este me siguiera hacia donde yo iba, al ingresar algunas miradas se dirigieron hacia nosotros, sin embargo la principal atención estaba en el "escenario" una mujer bonita igual que su voz, deleitando a los espectadores con su voz y su canción, sonreí de lado al escucharla mas atentamente y empece a caminar sin estorbar a nadie hacia una de las mesas.

Al llegar a una libre, me senté, seguidamente Merlín se sentó a mi lado. Ambos nos quedamos mirando el espectáculo hasta que llego el tabernero con dos bebidas, no las habíamos pedido pero imagino que sabia que no íbamos a movernos. Le entregue dos Aeros y nos quedamos con las bebidas.

La canción llegaba a su fin luego de un rato, y con ella, nuestras bebidas. Di un ultimo trago apoyando el vaso y viendo como toda la gente se acercaba a dejar algo de aeros, lo normal y mas por la cantante. Habia sido un gran espectáculo así que lo menos que podíamos hacer esta noche era ayudar a una mujer.

Me levante y camine lentamente hacia donde se encontraba la mujer, sacando de mi bolsillo 5 Aeros. — No es mucho, pero quería agradecerte, cantas muy bien. — dije juntando mis labios y asintiendo, inclinándome levemente, volviendo a mi mesa para tomar asiento y seguir charlando con Merlín.

— ¿Te dijo algo? — pregunto Merlín con una sonrisa en los labios. Bufe ante su pregunta, seguía comportándose como un niño, no es que yo no, pero Merlín lo era todo el tiempo. — Merlín, solo le entregue unos aeros. — dije con un tono que contenía una leve risa.

— Si pero ya sabes como se pone la gente cuando te le acercas... — llevo sus manos cerradas hacia sus ojos y luego las abrió imitando una explosión — La curiosidad los mata. — dijo haciendo referencia al brillo de mis ojos

— Hubo un tiempo en el que eso era cierto, pero ahora con todo lo que sucedió los últimos días nada es raro. La gente no se sorprende por ojos luminosos o personas raras... en su medida. — sonreí sin dejar de hablar con Merlín durante un rato mas, la noche iba a ser un tanto larga y ambos no nos encontrábamos con sueño.

Se inclina ante los presentes, el tabernero la escucho cantar en la calle y la había invitado a pasar, por su estatura no noto que era elfa, menos por sus orejas cubiertas, pero tenia esa aura angelical que los hacía particularmente bellos, eso le atrajo para que fueran mas comensales al lugar, claro que una parte de lo dado se lo daría al buen hombre, después de todo su pasarela su taberna. Recogió los aeros inclinandoce de forma grácil sobre sus rodillas, pareciendo un ovillo, y entonces una voz peculiar la hizo elevar el rostro, el le daba demasiado, y también no lo había dejado en el suelo.

-Gr gracias

Susurro cuando tomo los aeros, y vio a un joven muy peculiar, demasiado, y el color se apodero de sus mejillas, ¿un hombre bestia tendría esa aura tan peculiar? recogió lo demás y dejo el escenario tomo la mitad del dinero y se lo dio al hombre que le devolvió otro poco invitándole a cantar de nuevo. -Lo pensare.

Entonces busco al joven con la mirada y fue hacia él, ellos, al parecer pues hablaba con alguien más. Se la pensó en preguntar su naturaleza, pero mejor era ir con tacto. Se detuvo con los brazos cruzados, con la zurda se rascaba la barbilla, y regreso a la barra, pidió un par de bebidas y tras pagarlas fue a con ellos, y como si fuera una mesera más poso las bebidas con una sonrisa. -Espero disfruten mi agradecimiento. Lindos ojos-Dejo las bebidas y se rindió cuando se hizo atrás el cabello con la mano en costumbre a su nerviosismo y prefirió mejor quedarse callada. Sabía que los elfos no tenían buena fama fuera de Sandorai.

Merlín estuvo literalmente hablando idioteces como por una hora, pero no podía negar que yo también, ademas, esta vez era agradable, sinceramente no me molestaba. El show había terminado y finalmente la taberna volvía a su normalidad, la gente caminando y tomando, etc.

Sin embargo fue extraño cuando las bebidas se posaron en nuestra mesa, primero mire con cara de "Yo no pedí esto" pero al voltearme, vi a aquella mujer que había cantado hace unos minutos, sonreí de lado y desvié mi mirada hacia Merlín unos segundos, luego volvió a la mujer.

Ciertamente se notaban sus rasgos elficos, al no saber mucho que hacer y ver que nuestra mesa tenia una silla extra, decidí señalar la silla y mirarla. — ¿Te gustaría acompañarnos? — pregunté acomodando la silla y ahora agarrando la bebida. "Que los rasgos de mi cara no te impidan ver mi ser" una frase que me acompañaba bastante cada vez que iba a una zona como estas.

A veces pensaba poco sobre todo lo que había pasado, pero al ver a Merlín, varios recuerdos volvían a mi mente. Las guerras en las que estuve, batallas, duelos, muertes... reencuentros, momentos felices. Era raro, porque mi vida recién empezaba o al menos para mi con todo lo que me quedaba por delante. Mis hermanos desaparecidos, los cuales poco a poco me rendía en su búsqueda, ¿estaban vivos verdaderamente?

Probablemente estos pensamientos eran producto de las bebidas, era un indicador de que debía parar antes de que me pusiera melancólico, o borracho. Ademas estaba la chica ahora con nosotros, no quería dar una mala impresión de entrada. Deje la bebida y me acomode en la silla mientras me cruzaba de brazos.

— Soy Rakan y el es Merlín. ¿Cómo te llamas? — pregunte sonriendo de punta a punta, mirando a la mujer.

-Lo agradezco- Musito rodeando al chico que le acompañaba, no le había puesto mucha atención al principio pero le parecía como un champiñon en el bosque, esas cosas que te parecen curiosas y hasta tiernas, pero con la sensación de poder sorprender si te distraes, -Me llamo Aradia, un placer, Rakan y Merlín.- Dijo memorizándolo, le daba demasiada tentación la mirada del rubio, y ciertamente eso no la hacía actuar demasiado normal a su forma de ser, le causaban demasiadas preguntas y al parecer viajaban juntos.

-¿Son de aquí ó están de paso?- Soltó sin más, ciertamente si era algo directo pero no había ido sobre el tema que mas le interesaba, podrían también serle de ayuda para manejarse en un pueblo humano y no ofender de alguna forma, le daba curiosidad Merlín, definitivamente parecían eso que le llaman el caballero y el escudero, claro que en los ejércitos elficos tenían un porte muy distinto, o tal vez Rakan lo protegía. ¿sería su guardia?

-¿Quieren algo de comer? yo invito, hoy fueron muy generosos- Rio haciendo un énfasis en esos 5 aeros, no es que fuera rica, pero nunca había pensado que podría cautivar a los humanos con su voz, simplemente para su clan ella era algo normal y hasta bajando de lo normal, para ellos, ellos querían una sanadora extraordinaria, no una curiosa por todo lo que había en la existencia. Ahora afuera de su ambiente, veia que al parecer no era tan torpe-

La mujer agradeció nuestro gesto, se notaba que era una chica buena y no venía con malas intenciones. Aradia, era la primera vez que escuchaba aquel nombre, era curioso pero bonito. No estaba muy seguro de donde provenía aquella chica, se que probablemente de los bosques elficos pero no parecía actuar como ellos... generalmente eran gente cerrada y al mínimo contacto solían intentar asesinarte, o al menos esa fue mi experiencia con los elfos que me había cruzado, o su mayoría.

— Bueno, estamos de paso pero no somos de muy lejos, al menos por esta zona... intentamos ayudar a la gente de todo Aerandir, somos viajeros. — sonreí, en realidad sin que Merlín lo supiera, tenía pensado dirigirme a Dundarak luego de este pueblo, ¿De que servia un Guardián Ancestral si no resguardaba sus templos y objetos mas divinos? El templo del dragón de Jade, el palacio, incluso el huevo que se encontraba en aquella montaña. Sentía que era mi responsabilidad estar cerca por si algo pasaba, ademas, ya ayude por mucho tiempo, casi dos años, era hora de dirigirme y completar mi tarea como un verdadero Guardián.

— ¿Qué hay de ti, estas de paso o eres de por aquí? — pregunté al terminar de decir lo anterior, sin embargo sorprendido por su pregunta, agradecido asentí — Nos encantaría — respondió Merlín antes de que pudiera decir algo, de todas formas estaba de acuerdo, no iba a rechazar una buena cena.

Con un gesto llamamos al tabernero el cual se acerco, mire a Merlín para ver que iba a pedir pero su mirada se puso en la de Aradia, y como no yo hice lo mismo, ya que ella era la que nos invitaba, era su decisión elegir la cena. Ahora que ya era seguro que nos quedariamos, saque la espada de la cintura y la coloque al lado de la silla, seguidamente agarre la parte de la capa para acomodarla en la silla y que no interrumpiera.

- Así que paladines.- musitó con interés y le agrado que fueran viajeros con la meta de ayudar, se recargo en la mesa, pensando en que el viaje le estaba enseñando que debía ponerse al límite y tal vez no fuera tan inútil como sentía que lo era ante su clan. Que sus talentos podían ir más allá.-Soy de Sandorai, bueno de una de las aldeas colindantes.

Se encogió de hombros y el chico champiñón no se apaño en aceptar la invitación, le recordó el ímpetu de los elfos infantes que querían con todas sus fuerzas demostrar su valía en los campos que sus padres les encajaban. Entonces lebvino la dificultad. -Amm, mejor ustedes recomienden algo, aparte del vino no conozco que pueda ser comestible.

Se ruborizó por la declaración y ciertamente tenía curiosidad de lo que iría a comer en ese lugar. En todo caso tenía una petaca de vino dulce con lo cual enjuagar cualquier mal sabor de boca que pudiera quedar. Vio como quedaba desarmado y alzó la.ceja ante ello, - Curioso- susurro y sin más saco su cuaderno donde había terminado de dibujar la estrella con cola y pasando hoja escribió en esa caligrafía tan cuidada y pulcra el hecho de dejar su espada de lado. La capa lo entendía, pero ella hasta el momento solo se desprendía de kizu a la hora de atacar, o en un nuevo giro, ganar aeros.

Hacia bastante que no escuchaba la palabra Paladín, pues era como antes me llamaba a mi mismo, sin embargo el titulo de Guardián se ajustaba mas a mis actividades y creencias. Las aldeas colindantes no me sonaba para nada, pues tampoco es que se pudiera pasar por ahí con total libertad sin recibir un flechazo, y con buenas razones de todas formas, ir armado con capa y ser un dragón podría ser una ofenda para ellos.

¿Qué comida podían tener en estos lugares? Pan, alguna sopa rara de esas después de todo era una simple taberna en un pueblo. — Comeremos lo que preparen. — dije finalmente juntando mis labios y asintiendo, el mesero enarco una ceja y seguidamente se retiro. Pero no fue eso lo que despertó curiosidad si no aquella acción de la elfa, había sacado una especie de libreta donde empezó a anotar cosas. ¿A lo mejor era una espía de los elfos? na, ¿qué iba a querer de dos sujetos que solo trataban de venir a hacer el bien?

Por respeto hacia ella, preferí no preguntar no vaya a ser que la ofendiera o fuera algo privado, que seguramente lo era. — ¿Lograste ver a los ancestrales en el cielo? — soltó Merlín en forma de pregunta hacia Aradia, esboce una sonrisa ya que finalmente Merlín admitía que eran los ancestrales.

— Mejor pregunta, ¿cual de todos sera? — pregunté, se sabia que mi inspiración y principal motivo de todo era el de luz, pero los otros, los otros también eran ancestrales y también lo eran todo para mi. Aquello era una señal de que las cosas mejoraban y ahora mas que nunca quería dirigirme a Dundarak para proteger la cuna de los ancestrales, el reino de los dragones y principales admiradores de ellos.

— Sigue sin convencerme todo esto, sin embargo puede ser que sea uno de ellos... pero no te emociones Rakan no admito nada. — dijo Merlín mirándome con una sonrisa ladina. Estaba claro que Merlín creía en los ancestrales, sin embargo el no lo hacia como yo.

Pero era mi deber hacerlo un Guardián, era mi aprendiz... y mi amigo, el único. Este viaje era solitario, el sabia que iba a serlo, y que probablemente en mucho tiempo largo solo seamos Kremm, el y yo. Sin embargo, nuestra lealtad era de hierro, irrompible capaz de dar la vida de ser necesario el uno por el otro.

— ¿Qué hay de ti Aradia? cuéntanos, siempre nos gusta escuchar. — pregunte apoyando mis brazos en la mesa, Merlín me miro algo raro. — ¿Te gusta escuchar? pero si no paras de hablar. — Merlín soltó una leve risa sarcástica.

Con sus palabras le sonreí al mesonero bueno a probar las delicias humanas ¿no?, así se dispuso a esperar lo que fuera, y ya estaba saboreando cualquier cosa, pensó en una sopa con néctar de sabia, o vino dulce, pero no considero educado tomar su propio vino en plena taberna así que que con cierto pesar pidió un hidromiel, ese le llego enseguida y la pregunta de Merlín la hizo toser y que le ardieran los pulmones. -¿Hablan del astro en el cielo?

Les miro sorprendida, y a la vez bastante roja por el ahogo. Era más que obvio que todos veían esa peculiaridad, había notado que aparecía solo unas horas, y realmente causaba revuelo, algo nunca antes visto al menos que supiera. Y luego miro a Rakan, no era una idea tan descabellada pero aparte de la pregunta inicial que tras su ahogo inicial la había dejado lagrimando, dio su opinión.-Realmente... si fuere así es algo que sera digno de verse, y habrá que buscar.... estar cerca.

Por fin pudo respirar con normalidad y fue cuando dejaron la comida, la sopa con trozos de carne y algunos vegetales ya no le pareció tan apetecible, su estomago replico, el si quería comida los pulmones podían irse a tomar por.... Olvido eso y rio un poco al verlos discutir, eso si era digno de verse.

-Debo preguntar... ¿Son hermanos o algo así? discuten de forma muy curiosa- Rio un poco y apoyando el codo en la mesa rasco su barbilla, mirando al techo como si contara las vigas de tan peculiar construcción.- Pues yo soy la menor de siete hermanos, estoy en un viaje de conocimiento en búsqueda de refinar las artes de la sanación y conocer el mundo exterior antes de que mi padre escoja a mi futuro compañero, bueno no se si ya esta designado, humm .-Dijo como si nada, realmente esperaba que las cosas salieran así de bien, cuando golpeo su palma con el puño que antes había acariciado su mentón.-Y pues es mi primera vez en un pueblo humano

A los pueblos de Aerandir poco se los podía llamar "pueblos humanos" cuando menos te lo esperabas uno era un lobo, el otro un dragón y el otro un ser de ocho cabezas capaz de destruir todo... bueno, no tan así, pero casi. No pude evitar reír al notar como ella había preguntado si era mi hermano, Merlín rió de la misma forma — Es mi aprendiz. — dije mirando a Merlín, relajándome en la silla.

Merlín asintió seguro y dijo — Mas bien su esclavo, lo vivo salvando. — dijo comiendo su comida, con la boca llena. Bufe sabiendo que eso no era cierto y en realidad, era al revés. Empece a comer mi comida de manera algo rápida hasta terminarla. Me extraño que la mujer dijera "futuro compañero" o tal, no conocía las costumbres elficas. Con futuro compañero me imagine que se refería a un novio.

— Si bueno, acá vas a refinar esas habilidades muy bien, créeme. — me cruce de brazos haciendo referencia a los miles de muertos, heridos y guerras que había en Aerandir, porque de verdad aquí no podías hacer ni dos pasos sin encontrar a alguien tirado pidiendo auxilio.

— Entonces no conoces nada sobre nosotros, humanos y demás. Déjame decirte que también tendrás que refinar tu paciencia entonces. — junte mis labios terminando mi bebida, ¿eso quería decir que eramos los primeros dragones que conocía en su vida? probablemente no, pero de una manera u otra se sentía honorable.

El tabernero había venido a buscar las cosas una vez que todos habían terminado de comer — Estoy seguro de que vas a encontrar a tu compañero, esperemos que seas feliz junto a el. — dijo Merlín, entre tantas idioteces a veces salia algo de madurez.

Off:

Ah así que alumno y maestro, y claro que rio un poco con lo de salvar el uno al otro, no era demasiado creíble por complexión, no era de juzgar pero a menos que fuera un tremendo arquero, mago o algo así, no veía como Merlín salvaría a Rakan. En cuanto a lo de refinar habilidades, había evadido cercarse mucho a las personas pero parecía ser hora de ello ahora que estaba mas lejos de los territorios elficos y si quería aprender debía arriesgarse.

-Conozco lo básico, historias cosas así, igual de otras razas pero es mi primera impresión directa.- Se encogió de hombros mientras comía la sopa con algo de desgana, no era tan sabrosa. -¿Que debo esperar de los humanos para tenerles paciencia? y otra duda, ¿ambos son humanos?- miraba especialmente a Rakan, sus rasgos no eran comunes según los libros de su tía, pero ambos tenían un aire de rareza que le atraía. Siguió comiendo mas por el hambre que por el gusto.

-Yo no lo encontrare, mis padres lo escogerán, es mayormente matriarcal mi clan pero el macho a la cabeza se encarga de que el interesado en sus hijas sea digno, aún así agradezco profundamente sus buenos deseos- Felicidad, era un concepto que no entendía del todo, pero comprendía sus deseos como prosperidad.-Aparte de ser paladines ¿cual es su busqueda?

Por un momento había creído que se había dado cuenta que eramos dragones, pero al parecer no fue así cuando pregunto si ambos eramos humanos. No pude evitar ver que estaba comiendo la sopa a la fuerza, ya que era algo obvio lo que me hizo soltar una pequeña risa antes de contestar su duda.

— ¿Ambos humanos? Ninguno de hecho, ambos somos dragones. — dije mordiendo mi labio, volviendo a sonreír. Al escuchar que conocía las historias de los demás, recordé que yo estaba igual que ella años atrás, leyendo historias y grande fue la sorpresa que me lleve al descubrir que las historias no son del todo ciertas. O bueno, algunas de ellas al menos.

— Debes esperar lo inesperado para serte sincero... y no solo de los humanos, créeme, ninguna raza de Aerandir se salva, mejor espera algo de personas en concreto y no de razas. — fue el consejo que se me había ocurrido, porque a lo largo de mi viaje, me encontré con gente de diferentes razas con diferentes actitudes, desde asesinos hasta monjes, desde ladrones hasta guardias, cruzando por todas y cada una de las razas.

Pero no todo era malo en Aerandir, si seguíamos hablando así íbamos a hacer que la mujer pocas ganas de seguir tuviera, así que esboce una de mis sonrisas y me acerque mas a la mesa. — Pero no todo es malo, es característico de los reinos hacer fiestas donde en la gran mayoría todas las razas están permitidas a festejar, comida, bebidas, y mucha música. Ademas, no somos las únicas personas con las que se puede entablar una conversación, estoy seguro de que la pasaras bien. — termine dando un pequeño golpe a la mesa con mi dedo indice y volviendo a relajarme en la silla.

— Saben... deberíamos hacer algo antes de que cada uno siga su camino, tres almas jóvenes no pueden estar sentados en una mesa como tres ancianos. — dijo Merlín levantándose de la mesa y extendiendo sus manos hacia Aradia y hacia mi.

-¡¡LO SABÍA!!- Dijo emocionada, medio bar la miro y luego se sentó colorada y muy apenada, bueno al menos sabía distinguir humanos, bueno de momento.... mientras Rakan hablaba ella se tapaba la cara escuchándolo con una sonrisa, eso esperaba realmente, romper lo que decían los libros, bueno lo había logrado, aun así, su reacción era algo que jamás se hubiera permitido y bajo las manos respirando hondo aun muy roja. -La verdad, quiero ver eso del mundo, conocer algo que no sea mi hogar, mi familia en particular, mi clan mejor dicho es muy es aun más cerrado que los elfos comunes, no se como fueron con mis hermanos pero yo, no he salido de mi aldea mas que alas ceremonias en el gran árbol, o cosas así.

Así que ahí estaba ella rompiendo toda regla habida por su clan, regresaría al hogar con honor o deshonra, y las dos la espantaban, aun así apoyo la moción de Merlín y se levanto de la mesa tomando la mano de este, la tarde estaba cayendo pronto saldrían las estrellas, algo debería poder hacerse en un pueblo como ese, o si no, algo se inventarían. Entonces hizo algo por demás osado, jalo la mano de Merlín y gracilmente hizo un giro sobre si misma pegandoce a él y luego girando de nuevo se alejo cuidando de no chocar con nada a modo de un improvisado momento de baile.-¿Qué suelen hacer para divertirse?

Su corazón estaba en jubilo, algo similar a la emoción de las danzas ceremoniales o a las grandes resoluciones donde se bailaba y bebía, ella no lo tenía permitido, a menos que bailara con sus hermanos, todo la anclaba y cada paso en el mundo le mostraba esos hilos que comenzaba a cortar. La idea de convivir con esos dragones, abrir su corazón era atrevido, no había pero, se permitiría ese salto, tenía una larga vida, no iba a desperdiciarla ya.

Note su emoción al saber que eramos dragones, probablemente lo descubrió por el blasón que llevaba en el pecho del dragón de luz, o quizás porque tenia un don para descubrir razas nunca se sabe. Me levante sin tomar la mano de Merlín y asentí acomodando mi capa, y envainando la espada en mi cintura nuevamente.

Generalmente con Merlín, hacíamos todo tipo de estupideces para divertirnos, desde correr hasta volar en nuestra forma draconiana, porque de verdad, entrenar la velocidad a la vez que juegas carreras con tu aprendiz es muy cool. Miles de ideas pasaron por mi cabeza, y seguramente la de Merlín también. Sin embargo todas se fueron ya que el pueblo parecía calmado y tampoco queríamos ser una molestia para sus ciudadanos.

Con un gesto de manos les indique que fueramos hacia fuera, con Merlín por detras mia llegamos a las calles del poblado, me apoye en una pared mientras miraba a ambos con una sonrisa.

— Bueno, soy el peor para hacer juegos o algo, ya que la mayoria de tiempo estoy peleando con bandidos asi que... ¿alguna idea? — pregunte sin mas.

Merlín me miro y llevo su mirada hacia el suelo, pensativo. — ¿Ya viste a un hombre dragón transformarse Aradia? — Merlín miro a Aradia, dándole a entender que de no ser asi, podrían transformarse y mostrarle como eramos en nuestra otra forma, aquella que yo consideraba la verdadera.

Se aferro de la mano de Merlín siguiéndoles, tomando su mochila para no dejarla atrás, el día había caído y la extraña estrella brillaba mas antes de dejarse ver, ya en la callejuela, algo agitada se encogió de hombros, ¿que cara pondrían en su hogar si supieran que había conocido a dos dragones? -A mi no me vean hasta ahora mi idea de diversión fue la de enfrentarme a un troll y salir viva.

Ver a un dragón no era que no supiéramos de su existencia y claro que le habían dicho como eran pero verlo en persona debía ser de otro mundo,claro que no, bueno las ilustraciones no las tomaba como referente a ello.-Estas de broma, solo he visto a las orugas transformarse.- Y viéndolo así, como serían realmente, su tamaño, sus alas, podrían volar, podría ella volar con ellos, bueno era baja a comparación de otros elfos, y sabía que era delgada, se puso la mano en la barbilla meditando eso. -¿me darían el honor de verlos como dragones?

Estaba animada muy emocionada con la idea, pero temía que el pueblo fuera muy chico, así que se dirigió a las afueras, así también podrían evitar hostilidades.-Vamos a campo abierto asi no habra ningun disturbio a estas pacificas personas.

En cierta forma esas personas no es que le importaran tanto, sabía de buena fuente que muchos de ellos le habrian minimo apedreado solo por sus orejas, el tabernero fue amable, ir contra la historia racial propia de ellos era algo que siempre admiraba.

Mire a Merlín, siempre nos gustaba sacar nuestra verdadera forma, demostrar lo que eramos y no solo de personalidad. Mi mirada cambio a Aradia y asentí. — Siempre es un placer darnos a conocer. — sonreí de manera ladina, los dragones tenían la costumbre de guardar su forma natural, los caballeros creían que era un acto deshonroso usarlo en vano y solo debía usarse en emergencias... Merlín y yo no pensábamos así, el don de poder ser dragones fue dado por los ancestrales y por algo lo teníamos, mas deshonroso es no usarlo.



Voltee y golpee el hombro de Merlín corriendo al campo abierto, Merlín comenzó a correr atrás mio mientras nos empezaban a brotar unas escamas, de nuestra espalda empezaron a salir alas, las mías eran de color dorado mientras que las de Merlín eran Blancas. Nuestra piel pronto cambio de color y en menos de lo esperado ya teníamos el cuerpo y formato de un dragón. Tomamos vuelo ambos, chocando con la luz de la luna mientras girábamos el uno con el otro, como pequeños dragones jugando.

Rugidos podían oírse, y si se observaba bien, se podía notar la diferencia de tamaño entre Merlín y yo, finalmente ambos aterrizamos cerca de Aradia, en cambio yo, al aterrizar solté un leve rugido sonriendo sin mostrar mis dientes de dragón, bajando un ala, y con un gesto de cabeza indique a Aradia que podía subirse, Merlín quizás no soportaba su peso pero estaba seguro que yo si.

Aradia corría tras ellos sintiendo el frescor del bosque cuando comenzaron a tomar forma detuvo paulatinamente sus pasos para mirarlos asombrada, viendo como el color de sus escamas reflejaban la luz de la luna, ningún libro podría describir la magnificencia de los dragones, los admiraba, después de los elfos los monjes draconicos eran los más cercanos a la perfección o bueno es lo que ella pensaba, recordó de niña las miles de veces que veía al cielo mientras le contaban historias de cómo habían logrado la magnificencia entre todas las razas.
Los seguía con la mirada. Muchas preguntas le venían a la mente, sabiendo tan poco de ellos su edad, su origen, tal vez demasiadas preguntas mientras respiraba agitada y daba un par de suspiros por la emoción de verlos, sus ropas y cabellos se agitaron y revolvieron con el viento que agitaban sus alas cuando se acercaron a ella y entonces se acercó a Rakan, bastante nerviosa al entender la propuesta.
-No he montado ni a caballo- Bueno no mucho realmente, sabía que no se caería de uno pero con su familia ahora consideraba que había vivido en un claustro. Respiro hondo tomando valor y busco acomodarse entre las alas.-Perdón perdón.- Susurraba nerviosa mientras sentía la piel bajo sus manos, le fue imposible no acariciar la textura escamosa y tan peculiar de su piel, sintiéndola cálida cuando pensó que serían helados.-Ok estoy lista.- Dijo sonriendo muy nerviosa.

Mire a Merlín y al sentir que Aradia estaba arriba moví ligeramente las alas, sintiendo sus manos en mis escamas. Empece caminando, sabia que esto podía ser difícil por lo que Merlín fue detrás mía para que no pasara nada, al pasar unos segundos de caminar, empece a correr, primero lento y cada vez mas rápido.

Dando la vuelta suavemente y seguir corriendo empece a levantar vuelo, primero en linea recta y luego hacia arriba junto a un rugido, comenzamos a volar por aquel bosque oscuro, iluminado apenas por la luna. Sin volar muy alto ni muy bajo empece a volar cerca de los arboles, moviendo sus hojas.

El ruido de la tranquila naturaleza y la noche hacían que el viaje sea incluso mas satisfactorio, por un segundo te hacían pensar en lo bonito de Aerandir. Luego de estar volando por aquel bosque comencé a tomar vuelo mas alto, esta vez para descender con mayor rapidez sobre el campo, el no poder hablar con Aradia molestaba de cierta forma, era lo malo de mantenernos en esta forma, no podíamos comunicarnos.

Sin embargo no dude en soltar otro rugido y empezar a descender poco a poco, clavando mis garras en la tierra, inclinándome para que pudiera bajar.

Una ola de adrenalina recorrió el cuerpo de la elfa al sentir el movimiento y se mordió el labio nerviosa, ¿sería muy pesada?, arremango la falda para que su cadena que solía colgar a los costados no se escabullera y rozara las escamas o pudiera lastimarlo con las púas. Miro atrás y le sonrío a Merlín mientras tomaban velocidad y cuando menos lo espero el viento golpeaba su cara alborotando sus cabello y ella gritaba con emoción primero bien pegada al cuerpo del dragón y los ojos bien apretados, luego sin soltarse entreabriéndolos en lo que se acostumbraba al golpe del aire en ellos parpadeando bastante entre risas y la sensación de que si estomago iba y venía.
Tomaron un vuelo constante dónde el aire ya no la golpeaba pero seguía alborotando su cabello y con la boca abierta miraba el esplendor del bosque como nunca lo había hecho, y ese momento pareció eterno y un suspiro cuando comenzaron a bajar y volvió a aferrarse hasta que tocaron de nuevo el suelo y abrazándose a él bajo de la forma más grácil posible sonriendo y al tocar el suelo con sus pies dio un salto con la adrenalina a mil.-¡¡ Woo haa dioses, no no sé qué decir es, ahh y ustedes pueden hacerlo siempre!!-
Respiro hondo y recuperando la compostura seguía con las manos aferradas dando pequeños aplausos. Mirandoles admirada y con el cabello esponjado y alborotado por el vuelo se inclino en una reverencia.-Mis respetos

El viaje había sido gustoso, si bien cargar mas peso era un poco mas cansador, se había sentido bien haber llevado a alguien por primera vez. Al terminar y ver su reverencia, entre una bruma dorada comienzo a volverme humano, manteniendo mi armadura la cual era protegida por aquel encantamiento draconiano.

Sin embargo Merlín tuvo que quedarse en su forma de dragón, no podía regresar a su forma humana ya que no tendría ropa, las transformaciones sin encantamiento destruía las armaduras, ropas y demás que lleváramos. Sonreí de lado al ver a Aradia y asentí juntando mis labios — Las reverencias déjaselas a los caballeros y señores, conmigo no tienes que inclinarte. —

Apoye mi mano en la espada y mire a Merlín — Deberíamos emprender camino a Dundarak. — dije volviendo mi mirada a Aradia, usualmente solía encontrarme con aquellas personas que me caían bien, aquellas que las mantenía en el recuerdo solían aparecer en mi destino nuevamente, como un empujón, como un regalo de los dioses.

Por ello estaba seguro de que vería a Aradia nuevamente — Hace mucho no me divertía así, por ello te agradezco Aradia... —



Probablemente su destino iba a ser mas difícil que el mio, una elfa sin conocimientos del mundo, comenzando a vivir, no es que yo los tuviera, pero en mi camino se encontraban los dioses, se que ellos me acompañaban... ¿y sus dioses, estarían con ella? Sin saber si ella tenia un objetivo o no, solo podía desearle suerte.

— Siempre creo... que los dioses nos ponen gente en el camino porque saben que un día vamos a necesitarlas. Yo estoy en el tuyo ahora, el día que me necesites, me encontraras Aradia. Te deseo suerte en tus viajes, y cuando nos volvamos a encontrar, espero que tengas muchas historias, porque yo estoy seguro de que tendré muchas mas. — y con una leve inclinación de cabeza, comencé a caminar en aquel campo abierto junto al dragón Merlín, ambos dirigiéndonos hacia aquel bosque oscuro, pero nunca estábamos completamente en la oscuridad, siempre había luz.

— ¿Tienes miedo de volver cierto? — pregunte mirándolo de reojo, Merlín soltó un leve rugido. — No me da miedo volver, me da miedo los recuerdos que puedan despertar en aquel lugar. Intente olvidarlos con el tiempo pero permanecen ahí, dormidos, como si pasaran todos los días.. pero una vez leí, que el miedo es la mayor ilusión, y las ilusiones pueden deshacerse. Dundarak no sera simple, para ninguno de los dos... nuestras historias, probablemente se unan.  —

No podía dejar de pensar en lo sucedido hacia unos momentos y tal era la emoción que sentía en el pecho que no podía dejar de sonreír y se cruzó de brazos mirándole ante la negativa a su reverencia, y miro el claro como si fuera un momento casi sagrado por haberlos conocido.-Al contrario gracias por permitirme conocerlos y que me permitieran verles. Lo atesorare. Omentuvalmelve Dundarak

Dijo con cierta solemnidad y agitando la mano se despedía de Merlín, sintió un extraño peso en su corazón una tristeza inminente seguramente por la separación de una amistad recién forjada, pero como ellos tenían su camino ella sabía que no podía acompañarlos, eso sería evadir su propio crecimiento, y seguramente se volvería un lastre en su viaje.

-Los dioses trabajan de formas misteriosas, tal vez no es momento de que emprendamos un camino juntos pero seguramente el conocernos es para que en el futuro podamos compartir diferentes aventuras y tal vez en otra taberna contar épicas historias.- Siguió agitando su mano en despedida y respiro hondo conteniendo las lágrimas, su viaje continuaba en solitario, fue hacia el árbol más cercano y saco su diario, anoto el nombre de la ciudad y dos nombres, miro a la luna y espero un rato más mientras guardaba el cuaderno, la pluma y la tinta. Se había quedado embelesada mirando el cielo estrellado, sintiendo el fresco de la noche y se le antojo seguir su camino, través de la luna se guio para hacer camino hacia el norte, salir del bosque y adentrarse al pantano, línea recta era su plan para llegar al lugar de la plaga, ahí saciaría su curiosidad y podría aprender de otras magias ajenas de los elfos. Entonces con esa idea en mente se levantó y sacudiéndose las ropas se dejó llevar por el bosque a su próximo destino.