Servicios Alquímicos [Noche] [Privado]

Su fortaleza, su castillo: Aquel era el único lugar en el que la vampiresa se sentía segura y a gusto. Aun cuando fue un regalo de su creador. No podía terminar de creerse que él fuera quien dio la orden del secuestro, quien la mantuvo encerrada durante décadas. ¿Qué sentido tenía? ¿Y por qué no la mató directamente? Había demasiadas dudas en su cabeza respecto al tema, pero tenía una cosa clara: Su sed de venganza. Iba a matarlos a todos. El único problema, era el método.

Había estado divagando muchísimo sobre como debía proceder, ya que no sabía exactamente a que se enfrentaba. Y tampoco iba a enfrentarse a decenas de seres de golpe. Debía ser discreta, conseguir información y una forma de matar a cualquier raza. Además estaba Gerard de por medio y no quería ponerle de por medio como tal. Pensaba mucho en sus sentimientos, tanto, que ni siquiera le había preguntado por su raza o por sus congéneres. Él tenía dudas morales y estaba dispuesta a darle su espacio. Después de todo no habría escapado sin él.

Al final le llegó a sus oídos información sobre un alquimista que estaba en la ciudad. Lo pensó mucho antes de mandarlo llamar, pero si era capaz de hacerle un veneno como ella necesitaba... Estaba dispuesta a pagar cualquier precio. Después ya vería como organizarlo, pero lo primero era conseguir el arma, el método para asesinar a aquellos desgraciados.

En ese instante, Azahar estaba leyendo, bastante absorta en su lugar pacífico de lo jardines donde no debía ser molestada por tonterías. Obviamente, había informado de que ese caso era motivo de aparecer. Cerró el libro en cuanto las palabras de su mayordomo informaron de que ya había llegado su invitado. De hecho, lo había traído hasta allí.

Los ojos azules de la rubia se posaron con suma frialdad sobre los ajenos, perforando por unos instantes a su preciado alquimista. ¿Sería acaso tan bueno como le habían nombrado? Asintió con tranquilidad y le hizo una seña para que se sentara a su lado. Primero tenían que hablar en privado y sabía que allí nadie les molestaría.

-Soy Azahar Fa'har.- Saludó con suma calma. Hacía tiempo que la hielo la había consumido.- Debo agradecer que aceptaras mi invitación, sobretodo al haber sido apresurada.- Dejó el libro en una mesilla que tenía a su izquierda y en cuanto se aseguró de que no había nadie cerca volvió a posar los ojos en los ajenos.- Lo que tengo que pedirte es algo... Complejo. Espero su más sincera discreción sobre este tema.