[Misión Guardia-Logia] Entre Caníbales

**Ansur** Lun Ene 30 2017, 00:39

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El fuerte oleaje se escuchaba golpear contra las rocas en la orilla de la empedrada playa donde nuestros héroes habían ido a parar; si dirigían su vista hacia el mar podrían ver aún, una gran cantidad de restos de barcos que flotaban a la deriva; no parecía que fuera a ser fácil salir de la isla que ahora se había convertido en su refugio; los miembros de ambos gremios se encontrarían unos a varios metros de otros y despertarían repentinamente escupiendo parte del agua que habían tragado durante el naufragio; excepto por Vincent, quien además de agua también tendría la boca llena de arena.

A pesar de los daños que pudiera causar el agua en sus sistemas, Rachel se encontraba bien, aunque presentaba algún desperfecto en sus sistemas de navegación que le impedía conocer su ubicación exacta, al menos por ahora; Geralt por su parte despertaría aplastado por una inconsciente y pesada Alanna y nadie más ¿Tan solo ellos 4 habrían sobrevivido al desastre en el mar?

Si daban unos pasos por la playa y alzaban la vista podrían notar que no habían sido los únicos arrastrados, varios cuerpos reposaban sobre la arena aunque el rojo que teñía las aguas cercanas a ellos no era una buena señal, sin embargo no estaba de más revisar por si alguien más seguía con vida; la tarde estaba por extinguirse en unas horas, así que el grupo tendría que decidir entre quedarse en la orilla esperando ser rescatados o adentrarse en la isla en busca de alimentos.

Si decidían lo segundo tendrían que internarse en un ambiente lleno de árboles y sonidos extraños entre las ramas de los mismos, había plantas que seguramente jamás habían visto en los territorios de Aerandir y a pesar de los sonidos, no se dejaba ver ningún animal; si avanzaban más no tardarían en tener la sensación de que alguien, o algo los estaba observando...

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∞ Han ido a parar a una isla desconocida y misteriosa. Para que los demás compañeros sepan de dónde vienen, todos deberán escribir la continuación de sus acciones con respecto al final de la misión anterior.
∞ Han perdido el conocimiento y despiertan adoloridos en una intrigante playa cuya orilla se encuentra adornada por varios cuerpos sobre las rocas negras ligeramente teñidas de rojo, aparentemente sin supervivientes más que ustedes. Ahora tendrán que colaborar para salir de la isla. ¿Habrán muerto sus compañeros?
∞ El orden de turnos será Geralt, Alanna, Vincent, Rachel.
∞ Al tratarse de una misión de supervivencia no habrá indicaciones específicas por ahora, dependerá de cada quien tomar decisiones que les ayuden a resolver la situación.
∞ De momento los confiables y precisos sistemas de posicionamiento de Rachel se hallan desactivados, aunque es solo una condición temporal.
∞ No se descuiden, no están solos.

Geralt Miér Feb 01 2017, 21:25

“Joder que triste” fue lo primero que paso por la mente del antiguamente brujo cuando una ola especialmente fuerte lo arranco del barco de la guardia de cuajo, barandilla en la que se sujetaba incluida. Después de conseguir no ser tragado por un torbellino espacio-temporal rarito, de ser teleportado porrón de distancia conservando todos sus miembros, y más importante, luego de haberle dado la paliza de su vida a ese dragón arrogante, ahora iba a ser ahogado como un pringado. Se habría reído mientras el agua salada lo envolvía y lo empujaba hacia el fondo, oscureciendo su visión a medida que se hundía y su visión se emborronaba debido a la falta de oxígeno.

Una fuerte tos lo despertó confundido, con un sabor muy raro en la boca, aunque no pudo moverse. La mirada del peliblanco bajo ligeramente hacia su pecho, hacia la cabeza de la mujer. A medida que su dolorida mente trabajaba a toda máquina para rebobinar hacia sus últimos recuerdos, su cara paso de la confusión por no recordar haber ligado, al pánico de tener un cadáver encima y finalmente alivio al ver que respiraba. Intentó rodar sobre sí mismo para poner a la mujer boca arriba a su lado, pero sus músculos estaban agarrotados por el frío súbito del mar después del intenso combate, eso o pesaba mucho, pero jamás lo diría en voz alta, lo de los músculos eran una excusa muchísimo mejor, no iba a arriesgarse a ser apuñalado por un desliz así, había aprendido. Alzó la cabeza un poco, antes que nada, necesitaba entender qué diablos había pasado, especialmente saber si cierto dragón quería comérselo en un futuro inmediato.

Cero dragones, eso era bueno, mucha sangre, algunos cuerpos, esas dos eran malas, pero tanta sangre tenía que corresponder a muchos más cuerpos, seguramente en el fondo del mar, pasto de los peces. O a lo mejor no, a saber, no estaba familiarizado con el ratio de cantidad de sangre-tinción de agua marina, no había escogido esa asignatura en la academia.

En cualquier caso, reconoció a otros dos, compañeros de logia, que con un poco de suerte, en nada empezarían a toser. Sino tendría que intentar desahogar a tres personas, y eso supondría todo un reto, no solo porque sonaba difícil, sino porque no tenía ni idea de cómo se desahogaba a alguien. Volvió a apoyar la cabeza en la arena, mientras se tapaba el sol con la mano. Sin barco, agua, refugio ni comida, y seguramente sin rescate… iba a ser un día muy largo.

Alanna Delteria Jue Feb 02 2017, 09:31

Frío, agua, humedad, recordaba el caos expandirse por el barco, los gritos, el agua golpearle en la cara, el fuerte sonido del viento mezclándose con los aullidos atemorizados de la gente, ensordeciéndole los oídos. Había buscado a sus compañeros mientras Ámbar lograba montar en un bote que se alejaba con velocidad, ella debería haber ido, pero quería buscarlos, quería buscarle, Eltrant, él no sabía nadar. Recorrió el barco como pudo, recibiendo empujones, adentrándose mientras los demás se intentaban alejar. Llegó a la bodega, que comenzaba a inundarse de agua, y volvió a correr, abriendo los camarotes, esperando encontrarlo. No encontró a nadie, todos debían haber salido ya.

Al volver a cubierta, había notado un pinchazo en el pecho mientras intentaba avanzar, el barco había comenzado a vaciarse con rapidez, antes de que una ola lo intentara volcar. Se había cogido de una baranda ya algo rota, había intentado mantenerse sobre los maderos mientras el barco se plantaba erguido, partido por la mitad por la fuerza del oleaje, y había acabado por caer al agua, preocupada, herida, dolorida y confusa. Nadó, o, en realidad, intentó nadar, buscar a sus compañeros. Había logrado tomar aire en algunas ocasiones mientras ese remolino la atraía sin dar tregua. Desesperada, había querido agarrarse a cualquier trozo de madera que hubiera cerca, mientras el agua, furiosa, la seguía engullendo.

Al final, cansada, agotada, más bien, había conseguido cogerse a una tabla de madera, subir a ella, y observar desde las alturas como parecía que se la tragaba un abismo estando sola, y rodeada, simplemente, por maderos. El dolor en el pecho volvió de nuevo, hasta que comenzó a sentirse mareada, desvanecida, y pensó que, al menos, los demás estarían a salvo. Se desvaneció viendo acercarse cada vez más el ojo del remolino.

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Tosió tosió con fuerza respirando hondo. Tirando a la arena toda el agua de sus pulmones. Boca abajo, se removió intentando girar, para poder tomar aire con fuerza, y cayó sobre la arena sin llegar a soltar sonido alguno, abriendo los ojos de golpe y tomando aire con fuerza. Tenía la vista borrosa, la luz del cielo la cegó un instante y suspiró, algo aliviada. Estaba viva.

Miró a su alrededor, a su lado había un hombre de pelo blanco, al parecer había caído sobre él al llegar a la isla con la marea. Tosió deshaciéndose del agua que le quedaba en la garganta. El sabor salado del agua del mar le había quedado en la boca y le daba sed. Se cubrió los ojos con un brazo intentando calmar los nervios.

Se sentó en la arena, ese brujo a su lado le sonaba, lo había visto antes, con Asher, el hombre perro, y no lo había vuelto a ver desde entonces. Al menos sabía que tenía un aliado. A su alrededor, la playa de rocas negras estaba manchada de sangre, parecía que ni el mar había podido borrar las huellas de la muerte en ese lugar. Había cuerpos desparramados, y más que debería haber para la cantidad de rojo que encharcaba las rocas. Estaba claro que ese no era un sitio de vacaciones.

- Nos conocemos.- murmuró.- tu ibas con el hombre perro, ¿verdad?- preguntó en voz baja.- Soy Alanna, no se si me recordarás.- se presentó. Si ellos habían acabado en la isla, tal vez hubiera más gente, puede que Eltrant y Schott estuvieran allí.- Tenemos que ver si hay alguien más aquí y salir de esta isla, no me gusta un pelo toda esta sangre...- comentó mirando a su alrededor, mientras le recorría un escalofrío.

Si hubiera allí un Bio podrían, al menos, rastrear, la isla con su radar o... lo que fuera, sería útil, los biocibernéticos podían ser muy útiles. Pero sin esa facilidad, ¿cómo se las iban a apañar? Eran naúfragos, no había comida, ni agua, ni tenían más que unas cuantas armas con las que sobrevivir, debían salir de allí, y cuando antes mejor.

**Vincent Calhoun** Vie Feb 03 2017, 23:04

El brujo se despertó aturdido, confuso. Sentía el cuerpo frío y entumecido, pero en esos instantes no podía recordar exactamente a qué se debía. Su mente estaba demasiado embotada para pensar en nada con claridad, y pronto tuvo que ocuparla en algo más inmediato que un recuerdo.

Expulsó entre toses la arena que invadía su boca, y que por un momento casi le hacen vomitar al notar el sabor rancio en su lengua. Sintió las arcadas, pero resistió la tentación de su cuerpo por arrojar su última comida, y en cambio se incorporó para alejarse de la maldita arena que tanto le había molestado. Y con una de sus manos hizo todo lo posible para ayudar a sacar la arenisca de su boca, limpiando especialmente la lengua. Tenía que quitarse ese sabor, si quería apartar el malestar que acometía contra su estómago.

Estaba cansado y agotado, así que en no tardó en quedar apoyado con ambas manos y rodillas sobre la playa, una vez sintió que había limpiado la boca todo lo necesario para dejar de sentirse mal. Se mantuvo un rato en esa postura, el tiempo suficiente para recuperarse de las malas sensaciones que afectaban a su cuerpo, intentando recordar que había pasado.

Miró a su alrededor, y pudo ver a Geralt hablando con una mujer desconocida para él. Y eso fue una chispa que comenzó a hacer funcionar su cerebro exhausto y confuso. Los recuerdos aún era vagos e inconexos. Pero poco a poco comenzaban a ser más claros y entendibles para él.

Comenzó a rememorar los momentos en el barco. Como se había agarrado fuertemente a unos de los cabos del navío, y como el oleaje había aumentando hasta ser demasiado poderoso para el busque, que se partió como si de un simple juguete se tratara. El mástil mayor se hundió con rapidez. Y tuvo que soltar aquellas sogas que habían sido su salvación en primera instancia, pues ahora serían su fin al arrastrarlo hasta el fondo del mar.

Consiguió ascender a la superficie para tomar una bocanada de aire, pero casi inmediatamente después de hacerlo, una nueva ola lo barrió todo, y a partir de ahí no recordaba absolutamente nada.

Vinc siguió examinando a su alrededor, cada vez con más nerviosismo al ver los cadáveres de otras personas contras las rocas. En zonas donde la playa no era un buen lugar donde acabar varado. Era fácil imaginarse el resto de la historia, y podía concluir que había sido uno de los pocos afortunados que había acabado en la playa de arena, y no contra los peñascos.

El brujo se palpó instintivamente su coraza de cuero. Una protección que lo había salvado en innumerables ocasiones, y que esa vez no había sido distinto. Pues con una cota de mallas hubiera sido una roca más en el lecho marino. No obstante, no tardó en dejar de hacerlo, y se puso a correr como loco para examinar al resto de las personas que habían esparcidas por el lugar.

Geralt y la joven, saltaba a la vista que estaban bien, así que se centró en el resto de las personas en la playa. La primera persona que pudo examinar estaba sana y salva. Estaba inconsciente, pero aún respiraba de forma acompasada, por lo que concluyó que se recuperaría. Eso le dio esperanza de que alguien más estuviera vivo. Pero cada nuevo hallazgo le restaba un poco más de esa esperanza, ya que donde antes del naufragio había un ser vivo, ahora solo quedaba un cuerpo vacio. Sin alma. Y con cada nuevo rostro que veía, perdía un poco más la confianza de verla.

En las rocas nadie había sobrevivido, y solamente quedaban ellos cuatro. Nadie más lo había conseguido.

Vinc se acercó nuevamente a la orilla de arena, y cayó de rodillas junto donde el océano se mecía son suavidad por la marejada. Estaba conmocionado, pero al mismo tiempo estaba furioso, por lo que golpeó la arena mojada con toda esa furia, a la vez que soltaba un grito.

La había perdido para siempre. Se había quedado en el norte, en la Logia, precisamente por ella. Porque la amaba. Y ahora ya no estaba, y nunca más la volvería a ver. El océano se la había llevado, y todo el mundo sabía que el mar nunca devolvía lo que reclamaba.

Un dolor inmenso le atravesaba el pecho. Dolía tanto que le costaba respirar por momentos, y las ganas de vomitar volvieron, aunque por un motivo totalmente diferente al primero. Miró hacia el frente, con la vista borrosa, y apreció el interior de la… ¿isla? No sabía dónde estaban, pero diría que no era el continente. Rachel les había indicado más o menos donde se encontraban, cuando estaban sobre el barco de Ronaldo, y esa vegetación no era la que debería haber en la costa de Aerandir.

¿Rachel se había equivocado, o estaban en otra parte? No había ninguna isla por esa zona, o… tal vez sí. Si nadie había descubierto, no saldría en los mapas, así que cabía esa posibilidad. Era difícil de saber, y mucho menos tenía la mente serena, como para poder analizar esos datos apropiadamente.

Sin embargo, sintió un rayo de esperanza repentino recorrer su cuerpo. Se enjugó las lágrimas con el dorso de su guante, y volvió junto a Geralt y la mujer desconocida.

- Geralt, me alegra ver una cara conocida. No sé donde coño estamos, pero debemos rastrear este lugar-, comentó, nada más estar a un paso de él. Se arrodilló junto a él y la joven a su lado. - Vincent-, se presentó a la mujer. - Le diría que estoy encantado de conocerla, pero creo que no ha sido el mejor día para conocernos-, bromeó y sonrió levemente, intentando recuperar el buen humor que solía ser característico en él.

El humor era su seguro para combatir la tensión, el estrés y el miedo. Lo necesitaría más que nunca esa vez.

- Tendremos que conseguir provisiones-, oteó el horizonte - Iré a ver a Rachel, por suerte noté que estaba bien. Desgraciadamente, solo quedamos nosotros cuatro. Al menos en esta playa-, comentó, antes de ponerse en camino hacia la biocibernética.

Eso era lo que le había dado esperanzas renovadas. No tenía ni idea de donde estaban, pero no tenía por qué haber solamente una cala como aquella. Podían haber más, donde podrían haber más supervivientes. Más compañeros podían seguir con vida. Cath. Lucy. Níniel podría seguir con vida.

- Rachel. ¿Cómo te encuentras? - preguntó, hincando la rodilla a su lado, y moviéndola con delicadeza.

Sacó una pequeña cantimplora, que solía llevar, del interior de su chaqueta. Y bebió un sorbo para enjuagarse la boca, para después escupirlo lejos. Maldita arena. Con los nervios por encontrar a Nín, se le había pasado por alto limpiarse bien la boca. Nada más lavarse, echó un chorrito corto de agua sobre el rostro de Rachel.

- Compañera. Morir no te sentará bien, así que será mejor que vuelvas al mundo de los vivos-, bromeó suavemente, tapando la cantimplora de piel.

Era pequeña. Con eso tendrían para cortar la sed inicialmente, pero para más nada. Tendrían que conseguir agua y alimentos. Sobre todo lo primero, esperaba que por la zona hubiera agua potable, o estarían perdidos.

Rachel Roche Dom Feb 05 2017, 11:11

El temporal azotó sin piedad a la cubierta del Real Gaviota, una y otra vez. Grité asustada, NIA me recomendaba que me sujetara a alguna parte de la cubierta. Le hice caso y me agarré a la barandilla. Con mi corto pelo moreno totalmente pegado a mi cabeza por la intensa lluvia, miré a Cath, y también a Eltrant, buscando en ellos una seguridad, una idea, pero… ¿a dónde ir en medio del mar?

No hubo posibilidad alguna, una fuerte ola terminó por barrer al Real Gaviota de lado a lado, arrancó el trozo de madera sobre el que me agarraba y me lanzó entre gritos de sufrimiento al mar. Estaba en un medio en el que no era capaz de desenvolverme, no sabía nadar. Sentía como corrientes de aire me movían de un lado a otro constantemente, incluso sentí como me golpeaba con la parte inferior del barco. Estaba condenada a la muerte. Lo único que deseaba en aquel momento era no sufrir demasiado, que fuese algo rápido y no muy doloroso. Y así fue como pronto terminé por perdiendo la consciencia.

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Sentía como alguien me mecía, una voz me hablaba, y un chorro de agua recorrió mi rostro. Me levanté con un impulso fuerte con un pequeño gritito. Y lo primero que vi fue el mar. No sabía cuanto tiempo pasó hasta que volví a abrir los ojos en aquel instante, pero la coyuntura era bastante distinta. Estaba en una playa y hacía sol. La arena y el agua estaban teñidas de rojo. En principio pensé que era una coloración extraña para ser agua, pero cuando vi todos los muertos del resto.

Vincent me habló, estaba a mi lado, pero mientras trataba de comprender nuestra nueva situación le ignoré por completo. Sólo me giraba escaneándolo todo, confiaba en que NIA pudiese hacerme un barrido de la zona. - ¡Oh, por los dioses! Cath, Eltrant, Níniel, la encantadora… ¿Han muerto, verdad, Vincent? – le pregunté al brujo con cara asustada y con los ojos muy abiertos. Quizás no fue la mejor de las presentaciones, y máxime tratándose de una de ellas de su pareja sentimental, pero era lo que me salió del alma. - Todas mis funciones vitales están en orden... – le dije, para responder a su comentario sobre el mundo de los vivos y confirmarle que yo, en cambio sí que me encontraba bien. - ¡Ay! mi cara... - Me llevé las manos a ésta, notaba que parte de mi piel se había desprendido. ¡Debía de estar horrible! Me miré las manos. La piel estaba medio desprendida y se podía ver la carcasa en gran parte de ésta. - Vincent... he perdido un dedo... - dije apenada, al ver que mi meñique izquierdo carecía de dos falanges y se apreciaba por completo el metal. No me dolía, ni sangraba, a fin de cuentas. Supongo que ser biocibernética tenía sus ventajas. Por fortuna, sólo mi parte máquina se había visto alterada, mis órganos vitales se habían mantenido intactos.

Más o menos, claro. Estaba algo mareada. Aunque rápidamente me erguí y comprobé que los dos únicos supervivientes, aparte del rubio y yo, eran Geralt y una mujer que no conocía. Hice un barrido de la zona. Aquellos árboles parecían de un clima bastante distinto al que estaba acostumbrada y no identificaba nada. Caminé hacia donde estaban el resto de supervivientes. Tampoco conocía a la mujer de cortos cabellos. Sin duda sería un miembro de la guardia, en cualquier caso. Ahora todos éramos supervivientes y deberíamos colaborar para salir de allí. - Rachel Roche, biocibernética. Encantada de conocerte. – le dije con educación, estirando mi brazo derecho para estrecharle la mano, esperaba no apretarle la mano demasiado la mano si ella correspondía.

Después comencé a hablar sola. NIA disponía de serie de un sistema de posicionamiento, me llevé las manos al oído y comencé a hablar con ella. –NIA, ¿puedes decirme en qué sitio estamos? – no escuchaba nada al tratar de contactar con ella, más que un sonido de interferencias o reverberaciones prolongadas. – NIA, ¡háblame! Necesito que me transmitas las coordenadas de este territorio. – Pero no había manera. Aquel sonido de interferencias era incómodo para mis oídos. Probablemente por los golpes y el temporal la inteligencia se había desactivado temporalmente. Yo sabía que NIA y mis funciones no nos llevábamos demasiado bien con el agua. – Mi inteligencia artificial no se encuentra disponible en estos momentos. – confirmé a los presentes.

Yo sin NIA apenas podía desenvolverme, y cuando me di cuenta de esto, me hundí. Me dejé recostar en la arena. ¿Cómo se suponía que íbamos a salir de allí? ¿Quién iba a venir a buscarnos entonces? Parecía que estábamos allí sentados dejando pasar el tiempo, asumiendo la situación o con la esperanza de ver pasar un barco que nos salvara, algo que veía poco probable. Mi lado más pesimista, siempre tan presente en mí, comenzó a invadirme. Metí la cabeza entre las rodillas y comencé a llorar desconsoladamente ante tan negro panorama y también por la muerte de mis seres queridos. Pero llorar no solucionaría nada y, ante mi falta de capacidad para encontrar decisiones eficientes en ausencia de NIA, iría tras de ellos si decidían moverse.

**Ansur** Miér Feb 08 2017, 23:15

Las grandes olas se estrellaban violentamente contra la orilla donde las rocas manchadas con sangre dibujaban la tétrica realidad de un inesperado naufragio, al ver el tamaño de las olas y la fuerza con que éstas llegaban a la orilla no sería difícil concluir que aquello era una vía de un solo sentido y difícilmente podrían salir de la misma forma que habían llegado; lo más sensato era adentrarse en ese misterioso bosque tropical en busca de algún atisbo de civilización o tratar de formar un campamento en la orilla para esperar ser rescatados, aunque difícilmente un barco podría resistir el oleaje y salir sin problemas.

El agua escaseaba, el sol era fuerte, no tardarían en ser víctimas de la sed en poco tiempo; de pronto alguno de ellos notaría algo entre los árboles; alguien vestido de animal extraño cuya silueta apenas se podía distinguir los observaba con la mitad del cuerpo a resguardo tras un árbol, pero al notarse descubierto inició una carrera tan vertiginosa que, ayudada por la gran cantidad de flora, desapareció de la vista en apenas un parpadeo; si alguien vivía ahí seguro les podría indicar como salir, a menos que ese alguien también estuviera atrapado en la lista, pero fuera como fuera, cualquier cosa resultaba mejor que nada.

Además de eso, tras unos minutos Rachel volvería a escuchar esa conocida voz en su cabeza, NIA estaba de vuelta, aunque aún no les podía dar una ubicación exacta, necesitarían llegar a un lugar más elevado para que su sistema de posicionamiento pudiera orientarse correctamente, y eso era algo que tenían justo al frente; la corriente de humo que brotaba de la cima dejaba claro que se trataba de un volcán, uno activo además, pero no podrían tener tan mala suerte como para que el volcán estallara justamente el día que ellos pisaban la isla... ¿O sí?

Si se adentraban en la espesura encontrarían entre los árboles y arbustos algunos frutos comestibles que les servirían para sostenerse un poco más, aunque aún no había rastro alguno de agua; si no encontraban les pasaría factura en poco tiempo; entre más se adentraran en la isla mayor sería la sensación de que les observaban, había alguien más en esa isla, y se haría más evidente al encontrar a una pequeña ardilla colgado de una pata en una especie de trampa bastante arcaica...

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∞ He dejado varias pistas cuyos resultados dependerán directamente de las decisiones que tomen, sean cautelosos.
∞ Existen rumores de que cierto brujo de blancos cabellos es mitad ardilla; tal vez sea buena idea liberar a la pequeña criatura como un acto de buena fe
∞ Los soldados de la Guardia Real no solo son entrenados en combate, sino que también les instruyen en diversas técnicas de supervivencia, por lo que Alanna podría reconocer frutos comestibles dentro de la isla y evitar que sufran algún accidente imprevisto.
∞ Rachel y Vincent podrán escuchar pasos y notar algunas siluetas moviéndose entre los árboles pero sin llegar a ver nada definitivo, les podría parecer que solo es cosa de su imaginación.

Geralt Jue Feb 09 2017, 23:17

El grupo se iba desperezando, podía ver por el rabillo del ojo a Vincent limpiándose la boca con manos seguramente cubiertas de arena, y la mujer también se había despertado. Su cara le sonaba, pero no fue hasta que recordó al perro que el recuerdo se abrió paso a trompicones en su memoria. Parecía que hubiesen pasado años desde que iba con el cucho. –Un placer Alanna, Geralt.- Le dio cordialmente la mano y se levantó, ordenando sus ideas. Vincent parecía haber encontrado un superviviente, y Alanna parecía dispuesta a buscar entre el resto, así que les dejo adelantarse mientras pensaba las cosas detenidamente. Estaban empapados a más no poder, lo primero era solucionar ese problema. No hacia frío, pero estaban a pleno sol, no tenía ni idea de cuando caería la noche y cuando se internaran en el bosque haría más frío, no pensaba morir de neumonía en medio de la nada, era indigno de su persona. Se lo pediría al brujo, pero lo primero era comprobar los cadáveres. Algunos cargarían algo, aunque solo fuese agua.

El brujo fue de cuerpo a cuerpo, sacando la espada y agitándola para sacarle el agua marina, que la oxidaría, y ya que estaba vació la funda de agua. –Están vivos.- fue lo único que respondió a la metida de pata de la bio. No veía a nadie de la logia, no iba a decirlo en voz alta en presencia de una miembro del gremio, pero era la verdad, ninguno de los cadáveres era el de los integrantes del grupo teleportado al barco. –Seguro que Niniel ha encantado unos delfines o algo así y esta tumbada tranquilamente en una playa, nosotros somos los pringados a los que les ha tocado la isla siniestra.- Secar la ropa, agua, comida y refugio, en ese orden. –Vincent, ¿puedes secarnos la ropa?- Echaba de menos sus queridas explosiones, tenía que ponerse serio con todo eso de recuperar sus poderes.

El brujo no le presto demasiada atención a la figura que los había estado observando, ni siquiera cuando echo a correr de manera muy sospechosa, simplemente indicaba que no estaba completamente deshabitada, nada más. –Me adelantare, buscare ríos, lagos y todo eso, no os alejéis demasiado, o alejaros obviamente.-

No le hacía demasiada gracia usarlo mientras lo miraban, puesto que consideraba que manchaba su impecable, sangrienta y sin duda explosiva reputación como brujo, pero necesitaban explorar la isla, muy rápido, y nadie se movía más rápido por un bosque que Geralt la ardilla rúnica. Salvo otra ardilla, o un gato, pero dudaba que allí hubiera gatos.

El peliblanco murmuro unas pocas palabras y acaricio la hebilla de su cinturón, encogiéndose drásticamente hasta que un bonito roedor con armadura de cuero fue lo único que quedo en su lugar ¹. Saco su espada, ahora a duras penas un mondadientes e hizo un gesto teatral antes de guardarla y correr rápidamente a la copa de un árbol. Agua, ríos, lagos, todo eso… Seguramente la mejor opción era explorar en más o menos un círculo del grupo, cubriendo una zona más amplia que el propio grupo al moverse mucho más rápido. En cualquier caso echaría un vistazo por los alrededores primero.

1:

Alanna Delteria Jue Feb 16 2017, 18:09

Le devolvió el apretón de manos y suspiro. Encantada no podía estar, solo pensar que estaba aislada en una isla desconocida la ponía tensa. Miró al océano mientras uno de los cuerpos que tenían frente a ellos, no demasiado lejos, comenzaba a moverse. Se acercó con prisa, había alguien más vivo. Era un alivio. A cada persona que despertaba, era una probabilidad más de que Eltrant no se hubiera ahogado, y de que Schott no hubiera sido aplastado por un barril de pólvora, o de agua, conociéndole, no sería raro.

Miró a su alrededor, deteniendo su avance, probablemente el chico necesitara espacio, no era fácil asimilar lo que les estaba sucediendo. Estaban en una isla perdida de la mano de Odín, rodeados, al menos ella, de desconocidos, con a saber que peligros acechando, por si el hecho de necesitar sobrevivir y volver a la civilización no fuera lo bastante extraño y aterrador de por si. Miró a su alrededor cuando escuchó el tremendo grito del tipo que se acababa de despertar y los nervios se le pusieron de punta.

Se acercó amenazante, sin poder hacer nada, pues el grito cesó antes de que pudiera cerrarle la boca de una patada. Habría estado total y absolutamente dispuesta a hacerlo. ¿Qué calse de idiota gritaba en mitad de una isla desconocida? ¿Y si había algún animal peligroso o habitaba allí gente a la que no le gustaban las visitas? Solo era atraer sobre ellos atención indeseada, complicar más las cosas de lo que ya lo estaban. Respiró hondo cuando el chillón se presentó. Lo último que necesitaban eran conflictos entres las únicas tres personas vivas en la isla.

- Alanna.- respondió con sencillez aun intentando no darle una patada en los bajos para que, entonces, gritase pero con razón.

A penas intercambiaron un par de palabras más, cuando se fue en busca de una chica llamada Rachel. En silencio, sin prestar atención a las palabras que intercambiaban el hombre de pelo blanco y el otro, comenzó a mirar hacia la espesura del bosque. Había algo en esa isla que no le gustaba. No es que conociera demasiado bien la morfología de Aerandir, ni que su sentido de la orientación fuera bueno, más bien todo lo contrario, pero no era eso lo que le crispaba los nervios. De algún modo, se sentía observada.

Fue entonces cuando escuchó la voz de una chica, suspiró aliviada, parecía que había habido otra superviviente. Sonrió un poco, aliviada. Necesitaba confiar en que no eran los únicos que habían salido con vida del tremendo naufragio. Tragó saliva, y cerró con fuerza los puños, los sentía tontamente entumecidos. No estaba herida, a penas tenía algunas lesiones superficiales que pronto sanarían por el salitre del agua, pero la perdida de Runa había afectado más a su mente que a su cuerpo. Si tan solo no hubiera esperado que se rindiera, si hubiera dado un tajo firme, recto, directo, si hubiera podido romper esa maldita calavera o habérsela llevado al barco para que el almirante la revisara, no habría pasado nada de eso. En realidad, nuevamente, había sido su culpa.

Miró a su alrededor la playa de rocas negras teñidas de sangre, y los cuerpos repartidos por el lugar. Esa masacre pesaba sobre sus hombros. Tenía ganas de llorar, pero se negaba a eso, sería rendirse, y ya estaba cansada de dejarse vencer por sus emociones, por sus temores. El llanto que escuchó entonces la hizo temer y tocar sus mejillas, ¿tan desconotrolada estaba que o sabía ni cuando lloraba? Rozó sus mejillas con la mano descubierta y suspiró aliviada, no eran sus lágrimas. Buscó de donde provenían, y encontró a la chica que acababa de despertar encogida. Era ella quien lloraba.

Sentí ciertos celos por la gente que tenía esa facilidad para expresar sus emociones. Pausada, controlada, en definitiva, falsa, así era como la habían obligado a ser. No podía reir por reir, ni llorar con sencillez, no podía dar un abrazo sin un motivo claro, no podía, siquiera, acariciar una mejilla sin que eso le supusiera cierto esfuerzo. Comenzaba a sentirse impotente, pero, de algún modo, agradecía que esa chica llorase, era como si soltase por ella las lágrimas que no había podido llorar desde el funeral de su prima. Se acercó en silencio y con su mano cubierta tomo la de la chica.

- Ey.- comentó en un susurro.- no llores, saldremos de aquí, ¿vale?- intentó animarla, o, tal vez, animarse a si misma.-soy Alanna.- se presentó- y lo primero es buscar agua y comida, además de un lugar medianamente seguro.- dijo antes de notar que la chica, no era simplemente una joven humana como ella, tenía una herida abierta en la piel, pero lejos de sangrar, se veían unas placas de metal, era una bio.- tranquila.- le sonrió apartándole el pelo húmedo, no se oxidaría, ¿no? ¿o si? esperaba que no.

Asintió con sencillez a la partida de Gerald y comenzó a caminar hacia la entrada del bosque con una señal a los demás, aun con esa sensación punzante en la nuca. La espesa arboleda les dejó entrar en una selva de aire cargado y pesado, un calor húmedo se colaba hasta los pulmones y dificultaba el avance. y los frutos más cercanos a la playa no eran buenos para comer. Normalmente, la comida menos peligrosa, era la que se encontraba en las alturas. Ya llevaban varios metros, la playa había desaparecido a sus espaldas, cuando Alanna alzó la vista.

- No cojáis los frutos que estén a altura del suelo, evitad los de colores llamativos, sobretodo, los rojos suelen ser venenosos, si queréis comer algo, lo mejor es mirar las alturas.- señaló un árbol repleto de cocos.- puede que no estén maduros del todo, pero son ricos y además hidratan, es nuestra mejor opción ahora mismo.- explicó.- si veis frutos de colore verde o rosa, también suelen ser comestibles y tal vez encontremos alguna banana, también crecen por las alturas.- informó mirándolos. La ardilla en la que se había convertido Gerald les habría sido útil en ese momento para tirar los cocos.- voy a intentar subir.- comentó desabrochando el cinto que llevaba a la cadera, era la más ligera de los presentes y, probablemente, la más ágil, la que menos problemas debería tener para subir.

Rodeó con él la palmera y enredó los extremos en sus manos para, tras apoyar un pie en el árbol, comenzar a subir usando el cinto para sostenerse del árbol. Era alta, pero lo bastante gruesa como para aguantar su peso. Alcanzó, no sin dificultad, la parte más alta y se aseguro de coger con fuerza el cinto con una de sus manos, rezando por no caer y se estiró como pudo para golpear los cocos con una mano hasta tirar tres, que calleron al suelo antes de que ella comenzara a bajar con el mismo cuidado que había subido.

Soltó un bufido con los brazos doloridos por la tensión al llegar al suelo y soltó uno de los lados del cinto para tirar del otro y pode volver a anudarlo a la cadera, y se dio un golpe en la frente, dándose cuenta de su estupidez, había estado tan centrada en conseguir la comida que no había intentando, siquiera, mirar si era capaz de ver algo desde las alturas, tal vez sería mejor ir hasta el centro de la isla, allí la altura era mayor y puede que, con algo de suerte, localizasen algún modo de salir de allí.

- Solo necesitamos abrirlos, cuando hayamos comido algo podemos continuar.- sugirió mirando a su alrededor. No le gustaba no tener un plan de acción, no le gustaba estar en un lugar desconocido, no le gustaba andar perdida ni sentirse indefensa, y solo las dagas de poco le valdrían en una isla así, pero menos daba una piedra.- ¿alguien puede abrirlos?- preguntó cogiendo uno y pasándolo al frente.

**Vincent Calhoun** Lun Feb 20 2017, 00:20

Menuda mierda de situación. Estaban los dioses sabrían donde, varados y totalmente perdidos. Además, faltaban varios de sus compañeros, y por ello le era inevitable pensar en ellos. Sobre todo en su querida Níniel.

La lógica y la probabilidad, le decían que no lo habían logrado. Pues sobrevivir a un naufragio era algo muy complicado de realizar. Aunque más bien, no era una cosa que se realizara, sino en lo que se tenía suerte o no. Solamente se podía rezar ser uno de los afortunados que sobrevivieran, y allí había cuatro bienaventurados. El resto…

Vinc suspiró resignado, antes de darle un corto trago a su cantimplora, y volver a taparla. No podía dejarse llevar por el pesar, o nunca saldría de allí. Además, la probabilidad era tan caprichosa como los mismos dioses. Era muy difícil sobrevivir al hundimiento de un barco, pero allí estaban cuatro personas que podían decir que lo había conseguido. A lo mejor el resto estaba en otra playa, con los mismos pensamientos, y la misma confusión que él albergaba ahora.

Debía centrarse en lo que tenía delante, y hacer todo lo posible por ayudar al resto de los supervivientes a salir adelante. La cantimplora que tenía era poco más grande que su mano, así que lo primordial era encontrar agua. Luego debían encontrar un buen sitio donde preparar un campamento, conseguir alimentos, y finalmente buscar más supervivientes.

Tenían que hacerlo todo rápidamente, así podrían centrarse en la búsqueda lo antes posible. Sus compañeros bien que podían necesitar ayuda, y el tiempo podía ir en su contra.

No pudo evitar maldecirse unos instantes. Solamente tenía esa cantimplora y sus armas, así como algunos de sus objetos más indispensables para el día a día. Cuando se había reunido con Lucy, no había imaginado que realizaran ningún viaje largo. Mucho que acabaran de esa manera. Por ello no tenía su morral. El que siempre llevaba en sus trayectos más largos, con sus utensilios para preparar una cocina modesta de acampada, y las cantimploras más grandes para llevar y recoger la mayor cantidad posible de agua. Así como alimentos y todo lo que necesitaba un hombre para sobrevivir en los caminos y bosques de Aerandir. Maldita sea. Qué bien le vendría todo eso ahora.

- Tranquila. Todo saldrá bien-, consoló a Rachel, aunque sintió una punzada de dolor en el pecho, cuando a cibernética había mencionado la posible muerte de sus compañeros.

No podía culparla, él también había pensado lo mismo. Pero todavía quedaba esperanza de encontrarlos en otra parte de la isla, y a esa esperanza de aferraba para seguir entero. De todos modos agradeció la intervención de su compañero peliblanco, que le hizo reforzar ese optimismo porque siguieran vivos.

- Geralt tiene razón. Seguro que están vivos. Deben estar en otra cala, solamente debemos encontrarlos-, sonrió, dejando el pesar a un lado, nada más reunirse con el resto de sus compañeros junto a Rachel. - Ten toma un trago. Saldremos de esta, y entonces podrás reparar todos tus desperfectos-, dijo, cediendo la cantimplora a la Bio. - Vosotras también. Tomad un trago, lo vamos a necesitar. No sé cuánto tiempo llevamos tirados bajo el sol, deshidratándonos. Aunque siento que solo tenga un trago para cada uno-, se dirigió al resto, y se lamentó, otra vez pensando lo bien que le vendría su bolso de viaje ahora mismo.

El rubio aprovechó mientras el resto se preparaba, para hacer lo mismo que Geralt, y sacar el agua que pudiera haber entrado en las vainas de sus armas. Se sentía mojado y húmedo, en determinadas partes de su cuerpo. Y en otras, extremadamente seco, donde el sol había hecho mella durante el tiempo que había permanecido tirado sobre la arena. Era una mezcla de sensaciones bastante molesta. Que no hacía sino unirse a toda la preocupación que sentía por no saber donde estaba Níniel, y los demás.

- Claro, será un momento. Colocaros todos juntos-, comentó al resto, y rápidamente creó un vórtice de aire a su alrededor.

Lo mantuvo alejado del suelo, y sin una fuerte velocidad. Muy distinto a cuando lo usaba para defenderse, ya que no le interesaba levantar una polvareda que los cubriera de arena. Y tampoco incendió el vórtice en llamas, pues era una mala idea convertir en pollo asado a sus únicos compañeros. En un rato estuvieron todos secos, y al menos, pudo liberarse de la molesta humedad que sentía antes.

Sin embargo, parecía que cada cosa buena que hacían, iba de la mano de una nueva mala noticia.

- Vaya. Qué pena. NIA nos habría dado un poco de luz a todo esto-, volvió a lamentarse por algo.

Había sido muy útil para decirles donde se encontraba el barco de Ronaldo, cuando aparecieron encima de la cubierta de este. Y ahora hubiera sido fantástico, que NIA pudiera decirles donde estaban.

- Habrá que improvisar-, dijo, guardándose su cantimplora vacía, en el bolsillo interior de su chaqueta. - Tendremos que conseguir agua, esperemos que haya agua dulce por aquí cerca.

Fue en ese instante, cuando Geralt habló de adelantarse. Sí, era importante encontrar esos lagos o ríos. Pero era mala idea separarse.

- No creo que…-, no terminó de hablar, ya que su compañero peliblanco se convirtió en una ardilla repentinamente. - Ingenioso. De ese modo podrás explorar más rápido, y sin que nadie sospeche-, dijo fascinado, ante la visión de su amigo, ahora transformado en ardilla.

Geralt no tardó en alejarse, y ellos ya no pintaban nada en la playa. Así que solamente les quedaba explorar la isla, igual que su rastreadora ardilla particular.

- Bueno, avancemos un poco, y exploremos también. Puede que tengamos suerte y encontremos algo útil-, comentó, avanzando junto al resto.

La humedad que había perdido al secarse, volvió a aparecer cuando se internaron en el bosque. Una auténtica selva, espesa, y puede que llenas de peligros. Por suerte, para él no era una situación del todo anómala. En cierto modo, el clima del interior de las islas Illidenses era como aquel. Con esos bosques tropicales de gran vegetación y humedad. Y aunque ahora vivía en Lunargenta, como se solía decir, el que tuvo retuvo. Por ello, no tardó en acostumbrarse al clima, mientras se iban internando en la selva. Eso sí, esperaba que ambos sitios no fueran totalmente parecidos, y que de repente les apareciera una manticora en las narices. Eso sí que sería un problema grave.

La mujer llamada Alanna, les explicó algo de frutos. Una información que les venía de perlas en un sitio como ese. Era tan importante encontrar alimentos, como lo era conseguir el agua, así que saber cuáles no eran comestibles, les mantendría con vida.

No tardó en comenzar la fémina una escalada, tan rápido que no le dio tiempo a decirle nada. Los frutos que iba a buscar estaban muy altos, y quizás no hubiese llegado con su telekinesis. Pero hubiera sido mejor intentarlo, antes de que subiera y se pusiera en peligro.

Su preocupación pronto se demostró innecesaria. La joven subió hasta arriba, demostrando su alta agilidad y destreza, y al cabo de un rato bajó después de conseguirles varios de los frutos del árbol.

- Su cáscara es dura, pero quizás podamos abrirlos contra una piedra-, comentó, nada más bajar la mujer, acariciando la corteza de uno de los frutos que había tirado desde arriba. - Oh, ya sé. Mi espada está encantada para ser más dura, y romper mejor otras cosas. Cuando uno piensa en otras cosas, se imagina armaduras o armas, pero esto…-, lo miró dándole vueltas. - No creo que resista más que un arma de acero. Solamente necesito un buen lugar para hacerlo-, dijo, mirando en derredor, buscando un lugar idóneo.

Unas piedras cercanas, fue el lugar escogido para colocar el coco. Una vez puesto en la posición idónea, Vinc le dio un fuerte tajo, que lo partió por la mitad. Nada más hacerlo, comenzó a salir un líquido a borbotones, así que se lanzó rápidamente hacia el fruto, para salvar la mayor cantidad que pudiera.

Suspiró aliviado, cuando pudo agarrar los dos trozos del fruto, y levantarlos como si de dos platos de trataran. Sintió curiosidad por el agua, y tomó un sorbo de uno de ellos.

- Hey, sabe bien. Esto servirá para hidratarnos, mientras seguimos buscando una fuente de agua-, comentó, alargando las manos para ceder sendos trozos a cada una de las chicas. - Abriré otro con más cuidado, ahora que sé que tienen líquido dentro.

El rubio colocó otro de los frutos en las piedras. Pero esta vez se aseguró de formar un buen soporte para el fruto, colocando muchas piedras a su alrededor, lo suficientemente pesadas para que no se cayeran por el golpe de espada, y que le llegasen hasta un poco más de la mitad de su altura. Luego, dio un tajo con su espada, pero no hacia la mitad del fruto como antes, sino en diagonal, buscando partir solamente su parte superior.

Lo consiguió en parte, pues era más fácil partir algo cuando le daba con toda su fuerza por el centro. Dándole así, era más complicado abrirlo, pero se hizo una abertura en casi la totalidad de la zona donde había golpeado.

Guardó su espada en su vaina y se quitó el guante de una de sus manos, que inmediatamente después guardó en su bolsillo. Después agarró el fruto, metiendo los dedos de esa mano por la raja, y tirando de la corteza para arrancar la parte que quedaba unida. Así consiguió abrirlo, sin perder mucha cantidad del líquido que albergaba en su interior.

El brujo volvió junto a sus compañeras, y no pudo evitar la tentanción de chuparse los dedos cuando se acercaba.

- Está muy rico. Tanto el líquido como la piel blanca de su interior está muy sabrosa-, dijo, sentándose en un roca cercana a las demás. - Debemos alcanzar un lugar alto, desde allí será más fácil otear lo máximo posible de esta isla. Nos llevará menos tiempo que ir palmo a palmo-, comentó, después de tomar un poco del fruto, y pasándolo a Alanna, para que tomara un poco. - El problema, es que donde estará la zona más alta de esta isla-, suspiró resignado. - Supongo que tendremos que esperar tener suerte, y subir alguna cuesta, rezando que lleve a un sitio lo suficientemente alto para ver algo de provecho. Pero eso tendremos que hacerlo cuando Geralt vuelva, si nos alejamos mucho, no sabrá dónde encontrarnos. Por cierto, eso me recuerda, que será mejor guardar el tercer fruto para cuando regrese, así tendrá algo que comer-, dijo acercándose hasta el último de los frutos tirados al suelo por Alanna, y arrodillándose a su lado para recogerlo.

En ese momento, al arrodillarse, escuchó el ruido de unos arbustos. Le pareció ver algo moverse entre ellos, pero luego…. Nada. No pasó nada.

- ¿Habéis escuchado ese ruido? - comentó a sus compañeras. Aunque sin mucha fe en lo que había visto. Ni tampoco en que las chicas hubieran observado algo raro, pues él mismo tampoco estaba seguro de haber visto nada. - Supongo que sería algún animal-, susurró para sí mismo.

La desaparición de Níniel y el resto, sumado a la mala situación en la que se encontraban, le debía estar pasando factura. Ya hasta imaginaba cosas.

Rachel Roche Mar Feb 21 2017, 22:40

Me sentía sola, desamparada, y ahora ni siquiera NIA podía darme la localización exacta donde me encontraba. Sentía que estaba perdida en aquel lugar y que nunca saldría. Estaba acostumbrada a ponerme en lo peor. Alanna fue quien primero se acercó a consolarme, ella lo hacía bien. Era una chica como yo, ella sabía consolar. A otras personas. También Vincent tuvo unas palabras de consuelo para mí. De manera que, poco a poco, trataría de tomármelo con más filosofía y encontrarme mejor.

El compañero de la logia indicó que, y, para mi asombro, se transformó en una ardilla. ¿Cómo lo había hecho? ¿Cómo había sido capaz de comprimir su tamaño en algo tan minúsculo? Era un brujo. Seguro que tenía algún truco para ello. Lo único que temía era que algún animalejo mayor no lo confundiera con un aperitivo. ¿Por qué todos mis compañeros de la logia eran tan excepcionales? Volví a sentirme algo mal por ello, creyéndome una inútil nuevamente.

Los tres restantes también nos adentramos en la espesura tropical. Alanna nos encargó a los demás buscar alimentos, y nos explicó nociones básicas para seleccionarlos cuidadosamente. Se subió a un árbol para tomar cocos que crecían de las palmeras. Así era como NIA llamaba a aquellos árboles tan espigados y tan poco frecuentes en el continente. - ¡Ay! – chillé, llevándome las manos a la boca cuando casi la veo resbalar. - ¡Alanna, cuidado! ¡No te caigas! – le advertí temerosa ante una hipotética caída de la guarda. Pero la joven consiguió los frutos, ahora sólo habría que conseguir abrirlos.

Vincent utilizó su espada encantada para abrirlos, dando lugar a un fruto muy curioso, repleto de agua en su interior. El primero se desparramó, pero en los siguientes ya me puse cerca para evitar que se perdiese la mayor parte del líquido, que a fin de cuentas era lo que nos alimentaría. Lo cierto es que estaban deliciosos, aunque no comí demasiado. Mis funciones orgánicas eran bastante pequeñas, por lo que necesitaba muy poca comida para sobrevivir, al igual que agua, más bien necesitaba algún tipo de aceite para poder permitir que mis partes metálicas chirriasen y funcionasen correctamente.

Durante la comida, mi compañero de la logia, que tendía a ser el más cariñoso y, junto con Catherine, era probablemente en quien más confiara, apuntó a que sería importante alcanzar el punto más alto de la isla. Desde donde nos encontrábamos se veía una enorme montaña solitaria de sección cónica. Todo parecía indicar que se trataba de un volcán.

-Tal vez mi sistema de posicionamiento funcione en un punto más elevado. Pero aunque así fuera, eso no nos servirá para escapar de la isla. – aporté a la conversación cuando terminé de dar un sorbo al coco. – Ascender al cráter del volcán podría llevarnos días. Además, ese humo que se ve emanar de la cima no me parece un augurio de nada bueno. – relaté a humana y brujo. Aún así, si ellos se decidían a subir, por supuesto que les acompañaría. – A ver que nos dice Geralt. – comenté con esperanza.

Vincent se acordó entonces del brujo y se levantó para acercar uno de los cocos que había abierto. Entonces, desvié la vista y acerqué a ver algo moverse entre los árboles, a la vez que sentía un ruido. Pero no sabía si se trataba de una amenaza real o simplemente imaginaciones mías por la tensión. NIA podría ayudarme a evaluar el riesgo, pero al estar desactivada no estaría en disposición de ello.

-Lo… Lo he oído, Vincent. – susurré, temblorosa. Sin quitar la mirada a los árboles. El brujo trató de restar importancia al hecho asegurando que sería alguna criatura. - ¿Animales? ¿Tú crees? – pregunté poco convencida, sin perder la vista de los árboles, aunque sentada todavía. Tampoco conocíamos la fauna del lugar. ¿Y si era una manticore? ¿un ograrck? No. Demasiado grandes. ¿Y si eran personas? Tal vez fuesen nativos de la isla. No. Debía alejar los pensamientos negativos de mi cabeza y confiar en que, si había alguien y aquello no lo habíamos imaginado, fuese un superviviente o alguien que pudiese ayudarnos a salir de allí.

**Ansur** Jue Feb 23 2017, 02:45

El hábil e intrépido peliblanco se convirtió en una pequeña ardilla y corrió en busca de un sitio con mayor visibilidad y vaya que lo encontraría, a lo lejos se veía una especie de aldea, no parecía muy grande pero sí que estaba bien resguardada por una arcaica muralla hecha con palos y cuerdas; no estaba a más de unos 15 minutos de camino, o menos si se daban prisa aunque eso era algo que no les resultaría tan sencillo una vez que conocieran la amenaza que lentamente los había ido rodeando.

El resto del grupo había avanzado un poco menos que el hombre-ardilla, incluso les había dado tiempo a hidratarse con agua de cocos, aunque tal y como habían percibido Vincent y Rachel, había algo más allí con ellos, siguiéndoles muy de cerca hasta que finalmente se mostraron repentinamente; los atacantes hacían un sonido extraño, gracioso y a la vez molesto, parecía como si se estuvieran riendo de una manera incluso un poco sádica aunque su actitud era más bien hostil, sostenían lanzas con las que apuntaban a los jóvenes náufragos hasta que uno de ellos habló, si es que eso era hablar -criaturas del agua viniendo, criaturas del agua malas - Dijo el primero que luego sería secundado por los otros -criaturas del agua, criaturas del agua - Gritaban los otros señalando también hacia la playa por donde habían llegado los aventureros.

Hombres Hiena:

Geralt desde su posición podría ver la escena, no era difícil ubicar el origen de las molestas voces que hablaban como si estuvieran riendo hacia adentro -ella enviando criaturas por nosotros, nosotros defendiendo - Dijo el que parecía ser el líder de ellos al tiempo que lanzaba una estocada con su lanza hacia el pecho de Vincent, aunque por la distancia que había entre ambos no sería difícil para el brujo esquivar eso, aunque tal vez no tendría la misma suerte la próxima vez.

Eran apenas 5 hienas, o al menos era lo que ellos creían, pues desde lo alto la ardilla centinela podría ver que se acercaba otro grupo de hombres hiena y no parecían tener muy buenas intenciones; aunque pareciera posible enfrentar a cinco de ellos, los otros no tardarían en llegar, tal vez huir en dirección a la pequeña aldea podría ser una buena opción, a fin de cuentas el grupo de atacantes no parecían venir de esa dirección, pero por otra parte nada les aseguraba que no era esa la base de aquellos feroces hombres bestia.

Lo que fuera que decidieran hacer debía ser rápido, pues aquellas fieras no parecían muy dispuestas a dialogar con ellos, pues de alguna manera parecían considerarlos enemigos de su gente, había algo que asustaba a aquellos hombres bestia y por alguna razón asociaban a los náufragos a esa cosa, fuera lo que fuera.

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∞ Geralt ha visto una aldea hacia la base del volcán, puede invitar a los demás a ir hacia allá o tomar otra dirección.
∞ Si lo desean pueden luchar contra los enigmáticos y primitivos hombres bestia, aunque eso les quitará tiempo y en poco tiempo llegarán más; volver a la playa solo hará que queden acorralados.
∞ Los hombres bestia hablan un extraño idioma, tal vez Rachel pueda entenderlo, tal vez no.
∞ Vincent es el caballero del grupo hasta que vuelva Geralt, si es que decide volver; al ser aparentemente el más fuerte, es a quien las bestias atacarán primero.

Geralt Sáb Feb 25 2017, 20:01

Tenía cierto encanto volverse Geralt la ardilla Rúnica de vez en cuando. El ahora roedor subió a un árbol y fue saltando de copa en copa, parándose de vez en cuando para olisquear aquí y allá, buscando agua, comida o cualquier otro superviviente, pero no había nada destacable, así que subió hasta la rama más alta de un árbol cuyas frutas parecían bellotas redondas y marronosas.

Sus poderes ardilliles no iban acompañados de una gran vista, pero tenía la suficiente como para saber que eso que veía a lo lejos era una muralla de estacas de madera. ¿O al ser grandes palos eran vigas? Daba igual, las ardillas no construían empalizadas, aun, así que no estaban solos en esa isla, eso era bueno, posiblemente. Estaba a unos… ¿diez, veinte minutos? Eso era muy cerca. Bajo de ese árbol tan aro y deshizo su camino, preguntándose si iría más rápido si usaba su capa cual ardilla voladora, pero decidió probarlo para otro momento, otro momento en el que no corriese peligro de partirse la cabeza contra el suelo.

Lo que se encontró al volver no era especialmente bonito, primero escucho esa risa tan rara y se paró en una rama, olisqueando a su alrededor y moviendo las orejas, para finalmente agitar la peluda y esponjosa cola al ver a esos hombres…¿chacal? No, demasiado pálidos. No le salía el nombre del bicho, pero daba igual, a juzgar por el avance para apuñalar a Vincent, no eran muy majos. Geralt la ardilla miro hacia atrás, hacia donde sabía que estaba la aldea. Parecían venir en dirección contraria, pensamiento que se vio reforzado al darse cuenta de que esas cosas recibían refuerzos, que no venían de la aldea. Pensó un momento, agitando sus bigotitos, antes de saltar a la cabeza de Alanna y después al suelo, donde volvió a su forma brujeril.

-Casi os quedáis toda la diversión para vosotros…- soltó con tono divertido, antes de añadir. -Se acercan más, en dirección contraria hay una aldea, para bien o para mal.- No era solo su elección, podían acabar con solo 5, seguro, pero no sabía cuantos más vendrían, así que puede que una lucha en retirada fuese mejor, una opción intermedia entre salir por piernas o quedarse hasta el último hombre en pie.

Alanna Delteria Mar Mar 07 2017, 09:36

La suerte quiso que pudieran abrir los cocos. Alanna respiró aliviada cuando pudo beber el agua de uno de ellos y despejar el sabor a sal y la sequedad de la boca. El coco no era su sabor preferido, ni mucho menos, en cuanto lo notó en la boca quiso escupir, pero no era momento para saborear o para ser remilgada, necesitaban beber y comer, con urgencia. Su garganta reseca pareció relajarse y agradecer el contacto del líquido, y, aunque no era todo lo que necesitaban, no podrían haber pedido más en su situación.

Alzó la vista del coco ante el nerviosismo de sus compañeros, sobretodo Rachel, la bio, parecía ansiosa. Alanna habría querido atribuirlo al miedo por no poder usar sus aparejos, rastreadores, escaners y otras cosas debían haberse estropeado con el agua y la arena, y hasta que no se secasen y acabaran de limpiarse, no irían ni medianamente bien. Si la chica estaba acostumbrada a usarlos, lógicamente se vería ansiosa y, en cierta medida, desprotegida. Sería como si ella no pudiera usar su vista o sus oídos.

Al menos tenían un plan de acción mínimamente claro,Vincent parecía de acuerdo con lo que ella había pensado, debían buscar un lugar elevado, si encontraban un sitio desde el que observar su alrededor, sería más sencillo entender la geografía y el perfil de la isla. Pero no podían obviar lo que decía la bio, el volcán estaba, claramente, activo, y cuanto más se acercasen más peligro correrían en caso de erupción, el único lugar seguro sería el mar, pero salir de nuevo, a la aventura, sin tener idea alguna de si podrían alcanzar tierra firme, era un suicidio, bastante suerte habían tenido ya de acabar en una isla, esperaba que Eltrant y Schott hubieran tenido la misma suerte. Parecían haber entrado en un lugar de clima cálido y húmedo, que hacía que costase más respirar y moverse, incluso para alguien que, como ella, acostumbraba a moverse por una ciudad portuaria como lo era Lunargenta.

Miró un instante a Rachel mordiendo el coco, no había escuchado nada, tenía los oídos algo taponados, parecía que se le hubiera colado agua, o tal vez es que estaban en un lugar demasiado bajo o alto en comparación a la península de Verisar, los cambios de altitud solían afectarle bastante en ese sentido. Tenía un oído sensible, tanto para bien como, en ese instante, para mal, aunque al menos eso les daba una pista, no debían estar cerca de su hogar, porque ni siquiera la altitud era la misma.

- Seguro que es un animal.- le sonrió intentando darle algo de ánimo y calma, equivocada, como solía estar casi siempre.

De entre la arboleda salieron un puñado de hombres bestia hablando un idioma, cuanto menos, extraño. Alanna frunció el ceño y empuño sus dagas con fuerza. Les rodeaban, cortándoles el paso hacia cualquier camino posible, sin embargo, el más enclenque se encontraba a su izquierda, aunque por el hambre y la sed que aun tenían no pudieran acabar con todos sin salir heridos, bien podrían abrirse paso por el rincón. Aunque llamar enclenque a alguien que tenía dos veces más espalda y altura que ella parecía una estupidez, comparado con los otros, realmente era poca cosa.

Sintió unas patitas y un suave golpe en su cabeza, que le destapó sus oídos, y alzó la vista, distraída y sorprendida a tiempo de ver como una adorable ardilla de color blanco saltaba hasta el suelo, donde comenzó a cambiar hasta volver a ser el hombre de pelo blanco. La chica pestañeó un instante, ¿magia? Tenían a dos brujos en el grupo, eso debería facilitar las cosas en cierta medida, y aunque no fuera así, una espada más tampoco era algo que fuera a denegar. La calma, por desgracia, le duró poco.

La aldea no era una mala idea, aunque fuera el hogar de esos hombres... ¿hiena?, ¿qué eran? Nunca lograba acabar de identificarlos, si los perseguían, probablemente solo quedasen un grupo reducido de guerreros que, con algo de suerte, no serían difíciles de reducir, lo demás serían niños, mujeres y ancianos, que podrían usar de rehenes para que les dejasen en paz, ellos más que nadie querían salir de la isla. Alanna era consciente de que su modo de pensar no era adecuado, sonaba a villana, tanto como ese ángel extraño le había dicho que lo era, pero no pretendía hacer daño, solo sobrevivir, y si podía evitar que hubiera muertos, lo haría.

Parecía que nadie estaba dispuesto a moverse en esos escasos segundos que habían pasado desde la aparición milagrosa del brujo de pelo blanco. Hasta que la decisión de ir a la aldea se clavó en la mente de Alanna. La chica se movió con velocidad hacia el hombre bestia “enclenque” apuñalándole ambas piernas, haciéndole caer al suelo entre, probablemente, maldiciones, que no entendía.

- ¡Vamos!- gritó haciéndoles una señal para que empezasen a correr, la aldea era, al final, su mejor baza.- y recordadme que no vuelva a asegurar nada.- les pidió mientras avanzaban por el bosque comenzando a alejarse de las bestias, saltando matorrales y esquivando ramas bajas. Al menos, a eso si estaba acostumbrada, esa selva era como un bosque a lo grande, tal vez algo de lo que sabía le sirviera para sobrevivir ahí, aunque, en ese momento, debía haberse convertido en el objetivo principal de las hienas al herir a uno de los suyos, al menos, era rápida, tal vez pudiera salir escopetada antes de que la atrapasen.- Geralt, ¿por donde?- preguntó encabezando la huida, a pesar de saber unicamente una dirección poco concreta.

**Vincent Calhoun** Vie Mar 10 2017, 02:43

Cierto. Había olvidado el volcán de la isla, pues había centrado toda su mente en abrir los frutos que había recogido Alanna. Pero el apunte de Rachel era francamente interesante. Y les daba una dirección a la que ir en cuanto volviera Geralt. Si es que el peliblanco no encontraba algo mejor, claro.

- Sí, a ver que nos dice Geralt, pero si no avista nada interesante para nosotros. Será mejor ir a ese volcán. Por lo menos, ascender un poco. Para ver si tu sistema vuelve a funcionar, o para al menos, tener una buena visión de la isla-, contestó, agarrando el fruto tirado en el suelo. - Puede parecer inútil para salir de este sitio, pero al menos nos puede valer para sobrevivir lo suficiente, hasta que consigamos un modo de salir de aquí. Para ver algún río o manantial, o avistar a nuestros compañeros perdidos-, explicó.

No le daba muy buenas vibraciones ese volcán, pues parecía activo. Pero de momento, no tenían muchas opciones. Salvo que Geralt encontrara algo. Y no era mala idea ir pensado y preparando su siguiente movimiento.

- Aunque con estos frutos, podemos resolver el problema del agua y la comida. Así que por ahora solamente necesitamos un refugio. Una buena zona donde acampar a la intemperie, y luego comenzar a buscar a nuestros amigos-, dijo.

Como bien se decía, paso a paso se hacía el camino. Aunque ahora mismo sus futuros movimientos dejaban de cobrar importancia. Creía haber escuchado algo, y lo había achacado a su imaginación. A su estrés y debilidad. A estar tanto tiempo bajo el sol. El astro luminoso podía destrozarte la mente, y crear visiones tan poderosas como el mejor de los ilusionistas.
Sin embargo, las palabras de Rachel lo cambiaban todo. Si ella lo había escuchado, solo podía significar…

- Sí, como dice Alanna. Seguro que era un animal-, comentó, para no alarmar más a la cibernética.

Ahora podía estar seguro de que el ruido había sido real. O quizás Rachel estuviera tan afectado como él. Era complicado estar seguro en tal situación. No obstante, si era falso no había nada de qué preocuparse, así que tenerlo en cuenta como algo verdadero los podía mantener vivos más tiempo. Era la regla primordial de la supervivencia. Siempre ponerse en lo peor.

Le había dicho a Rachel que sería un animal, porque no ganaba nada poniéndola más nerviosa. Pero lo cierto es que podía ser cualquier cosa. Aunque era cierto, que lo más probable es que fuera un animal. El problema recaía en qué tipo de animal sería. Podía ser desde un tierno y dulce conejito, hasta un maldito ograrck de más peso que ellos tres juntos.

De todos modos, al menos podía descartar un ser tan grande. Hubiera hecho muchísimo más ruido. Hubiera sido mucho menos sutil. Y en realidad, podía descartar cualquier ser conocido, pues los animales que salieron de entre los arbustos, eran difíciles de definir. Parecían perros a dos patas. Bastante musculosos, como se podía apreciar a simple vista, y con rasgos de ser inteligentes, pues hablaban entre ellos. O les hablaban a ellos, no sabría decirlo con exactitud.

- Lo siento. No le entiendo-, contestó a los… ¿hombres bestia? Nunca había visto uno de esa raza.

Inmediatamente, nada más terminar de hablar, tuvo que dar un paso lateral para esquivar la lanzada de uno de los seres que habían aparecido.

- Vale. Ya sabemos que no son amistosos. O que directamente odian mi acento-, ironizó, desenvainando su espada para rechazar otro ataque con lanza.

Genial. Además de no saber dónde demonios estaban, tenían que lidiar con una raza nativa totalmente hostil. Menuda racha llevaban.

- Joder. Maldita sea, Geralt. No me des esos sustos-, comentó, evitando dar un golpe de espada hacia donde de repente apareció un sujeto a su lado. Había pensado que era una de esas cosas que le flanqueaba. - ¿Para bien o para mal? Eso no suena muy alentador-, se sinceró.

Porque a esas alturas, de poco valía incluso una mentira piadosa. Si su compañero había dicho eso, era porque no había visto bien la aldea. Ese poblado, podía estar llenos de más de esos seres perrunos, en vez de gente que los ayudase. Pero cuando uno no tenía más opciones, por lo menos no había que partirse el cráneo pensando.

- Atrás. Este fruto es de Geralt-, dijo, buscando confundirlos. Haciendo fintas y amagos de ataque, mientras aún agarraba el fruto que quedaba con el otro brazo. Y permitiéndose un segundo para mirar detrás de él, al escuchar el grito de la mujer de la guardia.

Alanna había abierto una brecha, así que era el momento de moverse o morir.

- ¡Rachel, síguelos! - gritó. - Yo cubriré la retirada-, dijo, volviendo su atención nuevamente hacia los perros de delante. - Os he dicho que no, pero si insistís-, comentó, inmediatamente antes de lanzar el fruto que aún sostenía a la cabeza del más adelantado de los hombres perro.

Nada más tirarle el fruto, se volteó y corrió por donde habían ido los demás. Saltó por encima del perro, chacal, o lo que demonios fueran esas cosas, que estaba tirado en el suelo. Y siguió corriendo tras la estela de sus compañeros.

En cuanto se alejó unos metros de la zona donde habían sido emboscados, se giró nuevamente, para recibir a los posibles rivales que les siguieran.

- Malditos hijos de perra-. Lo cierto, es que quizás, esa expresión nunca había tenido un sentido tan literal. - No nos sigáis-, comentó, sacando uno de sus minerales de pedernal de su bolsillo.

Creó una chispa sin perder un instante, y con ella originó una barrera de fuego con su maestría en dicho elemento. No podía concentrar su poder durante mucho tiempo, pues debí seguir huyendo, y no dejar que las bestias los alcanzaran. Por ello, el muro piromántico no era una gran cosa, ni duraría mucho tiempo. Además de que sería fácil de esquivar por los lados. Pero al menos los retrasaría un poco, y puede que los asustara.

A muchos animales les daba miedo el fuego. Y los hombres bestias de ese lugar, parecían más animal que persona. Quién sabe. Quizás funcionara y no perdía nada por intentarlo.

El brujo volvió a girarse en cuando creó la barrera de fuego. Y guardándose el pedernal en su sitio, siguió la carrera tras sus compañeros.

Maldita sea. Como iba encontrar a Níniel, a Cath y a Lucy, si además tenía que estar lidiando con esos seres. Todo se complicaba por momentos, en ese, cada vez más, detestable lugar.

Rachel Roche Dom Mar 12 2017, 22:43

El sujeto Alanna Delteria relacionaba aquel tipo de extrañas voces con animales. No sabía de qué clase de sensores disponían los humanos como ella, pero las frecuencias no me recordaban a meros grillos o animales pequeños. Y a decir por su rostro, parecía referirse más con fe que con conocimiento de la causa. Lo mismo podía aplicársele a Vincent, que trataba de quitar hierro al asunto de la misma manera. Pero yo estaba muy asustada y no pude dejar de mirar a los arbustos tras los que se había escuchado.

Una especie de hombres hiena aparecieron de detrás de los árboles. Su armamento estaba obsoleto: Lanzas y bastones. Cualquier ejército medianamente equipado podría derrotar a aquellas criaturas, sin embargo, eran musculosas y nos superaban ampliamente en número. Hablaban un dialecto ininteligible, mis compañeros no parecían dispuestos a dialogar con ellos.

-Criaturas del agua… Criaturas del agua… Ella enviando criaturas por nosotros… - repetí lo que dijeron en la lengua común, entendía su dialecto a la perfección. Me costaba, pero el hecho de tener una base de datos en mi cabeza con múltiples lenguas ayudaba mucho. – ¡Esperad! ¡Entiendo lo que dicen! – Sí, no sabía cómo, pero lo estaba entendiendo como si me lo dijesen en mi lengua. Siempre a espaldas de Vincent, estiré las manos para tratar de poner paz en la tensión entre ambas manos. Pero las criaturas no parecían querer mostrarse dialogantes, y Vincent y Geralt, que ya había retornado del bosque en su forma de ardilla para informar la proximidad de una aldea y ahora era uno más en combate, se defendían a capa y espada.

Por su parte, Alanna Delteria me instó a quedarme atrás, y así lo hice. Vi como mis compañeros de la logia se enfrentaban a las criaturas. Y también advertí como Vincent se preocupaba por el coco de Geralt. - ¡Vincent tira el coco! ¡He detectado muchos más en la isla! – le grité nerviosa a consecuencia de mi ingenuidad. ¿Por qué insistía en recuperar aquel fruto cuando la isla estaba llena de ellos? ¿No era mejor salvar su propia vida?

Mientras mis compañeros todavía seguían luchando, cerré los ojos. Dejé que las palabras viniesen a mi mente. Y, entonces, comencé a hablarles en su propia lengua, me acerqué a la espalda de Vincent y empecé a hablarles en su extraña lengua. No sabía por qué conocía aquella, pero pude contestarles. - ˙ɹoʌɐɟ ɹod 'pɐɹɐd ˙ɐlsı ɐl ǝp ɹılɐs soɯǝɹǝnb olós ˙ɐíʌuǝ sou ǝıpɐu ˙soƃıɯǝuǝ soɯos ou - les dije en su perfecto idioma, probablemente mis compañeros no me hubiesen entendido, pero el hombre-chacal al que me dirigí sí, al menos su rostro se entendió. Vi un gesto de sorpresa en su rostro al haberle hablado a la perfección. Esperaba que con aquello se mostrasen más “receptivos” de cara al futuro. Ser un biocibernético tenía ventajas como aquella.

Alanna entonces dio la señal para salir corriendo hacia la aldea que había visto el peliblanco, que según él no estaba demasiado lejos y se podía ver un pequeño humo así como una empalizada sobresalir del bosque.

-Vale. – respondí agarrándome ambas manos y haciendo una afirmación con la cabeza ante la instrucción de Vincent de que siguiese a Geralt y Alanna en la búsqueda del pueblo. El tensái de fuego sería el encargado de cubrir la retirada.

Comencé entonces a ir tras el brujo y, en consecuencia, también detrás de Alanna. Sin dejar de correr, siendo la tercera de la fila y estando medio fatigada, me dispuse a explicar a mis compañeros lo que había entendido. – Creen que nos ha enviado una criatura femenina a atacarles. Que venimos del agua. Pero no han dicho más, no sé que quieren. ¿Queréis que les pregunte algo cuando lleguemos al pueblo? – les pregunté, tal vez ellos tuviesen alguna idea o frase sutil para convencerles de que no éramos los enemigos. Pero para ello sería necesario que Vincent y Geralt adoptasen una postura neutra, al menos hasta que pudiese explicarles la situación. Aunque todo dependería también del trato que nos diesen dentro, si nos atacaban, evidentemente tendríamos que defendernos. La aldea no estaba muy lejos, el humo y la empalizada ya se veían en la distancia.

PD1: Como el master me dio opción de entenderlo, la utilizo.

**Ansur** Mar Mar 14 2017, 06:45

Aunque intentaran tranquilizar a la biocibernética no podrían ocultar lo evidente, había algo más allí y pronto se revelaría bajo la forma de feroces hombres-hiena, un tanto arcaicos y rudimentarios pero no por eso menos peligrosos; saltaban y se miraban unos a otros mientras Vincent intentaba dialogar aunque al no entender lo que el brujo les decía lo consideraban una amenaza, por lo que solo consiguió que iniciaran el ataque en su contra.

Geralt - Repitió una de aquellas criaturas con algo de extrañeza en su rostro, y causando que tras una orden, todos parecieran avocarse a perseguir con mayor énfasis al brujo de cabellos canos, el mismo brujo que con poco esfuerzo había logrado convencer al grupo de escapar y que de alguna manera había llamado la atención de las criaturas; mientras el brujo dirigía la fuga, su compañero de raza se quedaba atrás para enfrentar a los perseguidores -Acabaremos con la opresión, ella no nos dominará por siempre - Dijo la criatura a la delantera aunque de igual modo su lenguaje era complicado de entender.

El hombre-hiena desvió con una mano el coco lanzado por Vincent y continuó la persecución murmurando frases inentendibles para dar una especie de instrucciones a sus colegas. Si antes el nombre de Geralt los había detenido levemente, la intervención de la biocibernética había conseguido hacer que al fin detuvieran la carrera y le miraran extrañados, el que aparentaba liderazgo levantó la mano y la persecución acabó de manera súbita, aunque una nueva fuga de los náufragos hizo que las criaturas se pusieran de nuevo en marcha y se perdiera el progreso que había logrado Rachel sin siquiera saberlo.

La persecución se prolongaría hasta las cercanías de una aldea con altos muros de madera, más altos de lo que se veían desde la distancia donde los había divisado Geralt; ahora el pequeño grupo de fugitivos se encontraba acorralado entre los fieros perseguidores y los altos muros de madera; las esperanzas de llegar a aquellas puertas parecían cada vez más remotas ante la velocidad de las fieras, más aún cuando otras dos aparecieron frente a ellos cortándoles el paso y señalando a Geralt de manera amenazante.

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Justo en ese momento se escuchó el inconfundible sonido de los cascos de un caballo chocando contra el piso y estremeciéndolo en cada pisada; montar a caballo podía considerarse una actividad de razas civilizadas, lo que podría significar al menos una esperanza de salvación para el grupo de naufragos; para cuando pudieron ver de lo que se trataba ya era muy tarde, un poderoso golpe de aquella enorme cosa envió a volar a uno de los hombres hiena que les cortaban el paso e hizo retroceder a los otros -Alejaos, perros malditos - Dijo el que parecía ser un musculoso sujeto montado sobre un caballo sin cabeza, pero al mirarlo bien podrían notar que no era un jinete, sino que el torso del guerrero estaba ligado al cuerpo de caballo.

El sonido seco de la fuerte madera que formaba su escudo retumbó de nuevo al golpear al otro de los hombres-hiena, dejando así el camino libre hacia la aldea pero ¿Era eso una invitación a entrar? Los perseguidores se habían convertido ahora en la presa no de uno, sino de dos, y luego tres de aquellos formidables guerreros cuya sola imponente figura ya daba terror; al parecer los ingenuos visitantes de la isla habían quedado atrapados en medio de una batalla que no entendían, los hienas se lanzaron contra los centauros sin éxito, en cada intento eran golpeados y repelidos por apenas tres de aquellos titanes.

Y por si la decisión fuera aún sencilla, más hombres-hiena comenzaban a aparecer para darles una ventaja al menos temporal, pues no pasaría mucho antes que una larga fila de centauros aparecieran armados con arcos por encima de los muros de madera de aquella fortaleza, momentos de gran tensión esperando la retirada de los hombres-hiena o la masacre, los que antes los habían atacado no parecían la mejor opción para los náufragos, pero quedarse con aquellos centauros que adornaban también sus cuerpos con cráneos no parecía muy inteligente, sin embargo era obvio que debían escoger un bando al menos temporal, uno que les asegurara la supervivencia...

Centauros:

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∞ Geralt se convirtió en el blanco de los hombres-hiena por alguna razón.
∞ Son libres de describir parte de la batalla entre las dos razas, en esta parte deberán elegir un bando de entre los dos, escapar por su cuenta no es una buena opción pues los arqueros podrían atacarlos por la espalda.
∞ Rachel ha conseguido entender el idioma, aún aún es un misterio a qué se refieren, ella y Alanna se encargarán de mediar con el bando al que deseen unirse, pueden acordarlo entre ustedes por mp.
∞ Vincent y Geralt, podrán percibir ligeros rastros de magia arcana en las ropas y armas de los centauros.

Geralt Lun Mar 20 2017, 21:30

No tenía ni idea de que significaba esa palabra, pero juzgando por las reacciones, significaba o bien “Geralt” o “ese capullo del pelo blanco” pero algo le decía que esa última era demasiado larga como para caber en tan pocas silabas, pero a saber, no era filólogo hienil. En cualquier caso, su grupo era un entusiasta considerable de la idea de no quedarse a luchar hasta el último hombre y mujer en pie, y aprovechando que parecían querer ir a por el, podía usarse de cebo para otorgar una relativa y volátil seguridad al resto de acompañantes, pero su glorioso y heroico acto quedo eclipsado por el muro de fuego, cosa mucho más útil y segura, así que desde luego no iba a quejarse, que se volvieran hiena tostada intentando pasar si querían, que el y su pequeño grupo se iban exactamente en dirección contraria, hacia la aldea.

Habían ganado un poco de terreno gracias al muro, lo que les permitió avanzar un buen trecho, pero el brujo podía asegurar casi con total seguridad que no era ninguna sorpresa que los hombres hiena corrieran más que ellos y los fuesen atrapando paso a paso.

-Huh… esto no es bueno.- Fue lo único que dijo el brujo, jadeando, cuando paro en seco en cuando esas dos hienas se plantaron ante el grupo, le faltaba demasiado oxígeno en el cerebro para hacer ningún comentario mordaz, toda una pena.

Pero llegaban refuerzos, concretamente centauros, que lejos de masacrarlos como muy bien podía haber pasado y, sinceramente, seguramente pasaría, cargaron contra las hienas. Con los estragos que había causado un único centauro, estaba claro que eran más fuertes, pero eran mucho menos. Tenían que tomar una decisión. Por una banda, centauros, no habían intentado matarlos, aun, y un vistazo a Vincent le basto para saber que el también notaba la débil magia arcana en sus almas. Dos arcanistas serían los héroes del pueblo, posiblemente. Cierto que esos cráneos que los adornaban no tenían muy buena pinta, pero las hienas también los tenían, así que marcaría eso como empate.

Dos a cero a favor de los centauros, cierto era que parecían haberse metido en algún embrollo, una guerra racial que había durado generaciones, pero a falta de más información, no era su maldito problema, culpa de los chuchos por intentar comerse a la ardilla equivocada. Intercambio unas pocas miradas con cada miembro de su grupo para confirmar la decisión que se le antojaba obvia y luego lanzo una estocada a la primera hiena que vio, a traición, sin ningún aviso previo, al fin y al cabo, por lo que recordaba de su estada en Lunargenta, los hombres perro no tenían demasiado honor.

Alanna Delteria Miér Mar 29 2017, 14:25

Corrían, las ramas de los árboles les daban en la cara, molestándo a cada paso, amenazando con detener su avance mientras se alejaban de esos hombres hiena que parecían empeñados en perseguirles, en darles caza y acabar con ellos. El muro de fuego de Vincent pareció retenerles, lógico, los animales tienden a temer el fuego, que él fuera un brujo que controlase ese elemento les daba una ventaja que no habría imaginado tener nunca antes, parecía que, a pesar de haber acabado perdidos en una isla alejada de la mano de los Dioses, seguían teniendo la suerte de su parte.

La carrera les llevó frente a una altisima muralla de madera, cerrada a cal y canto, los troncos suaces impedirían que pudieran, intentar, siquiera, escalar. Miró alterada a su alrededor, aporreando los muros, esperando que alguien, quien fuera que hubiera dentro, les abriese las puertas y los dejase entrar. Pero parece que sus nervios, junto a los de sus compañeros, solo sirvieron para alertar y delatar su posición, las hienas se acercaron a ellos peligrosamente, pero las palabras de Rachel aun resonaban en sus oidos, ¿las hienas creían que iban a hacerles daño? ¿por qué pensarían eso? solo querían huir, salir de esa isla, volver a su hogar y asegurarse de que la gente que les era importante seguía estando viva.

Miró a las hienas, pegándose a las paredes de madera que los separaban del pueblo. "Espero que Eltrant esté teniéndo más suerte" suplicó en un pequeño deseo de que el chico hubiera sobrevivido al hundimiento del barco, era su culpa, si solo hubiera matado a la mujer de la cara de muerta cuando tuvo la oportunidad, si su mano no hubiera temblado con el recuerdo de Runa en el suelo, habría salvado a tanta gente, una muerte habría bastado, para ahorrar cientos, se sentía sucia al pensar que, después de todo, los villanos tenían razón y el fin justifica los medios.

El sonido de cascos detuvo sus manos, que se acercaban a las dagas que mantenía sujetas en los arneses de las piernas, ¿caballeros? Las hienas, nerviosas, comenzaron a retirarse, mientras Alanna veía su confusión, no eran caballeros, eran hombres caballo, que se acercaban, armas en alza, a rebanar cabezas de hienas. Estaba claro que no se llevaban bien con ellas, aunque después de lo averiguado por Rachel, dudaba que fueran los culpables de nada, solo los consideraba un pueblo asustado, pero si los centauros tenían la suficiente fuerza como para atemorizar a las hienas, mejor sería no tener roces con ellos.

Miró a Rachel con la esperanza de que esta lo notase, debían hablar con los centauros, les darían una oportunidad, un refujio, aunque, si pudiera escoger, preferiría que esta oportunidad se situase bien lejos del volcán, no quería ni imaginar el desastre que sería si le diera por entrar en erupción. El sonido comenzó a volverse más fuerte, más centauros y hienas se avalanzaban a una pelea en la que ellos se veían en medio. Tenían que conseguir entrar al pueblo, refujiarse, lo último que les interesaba era verse metidos en una pelea entre pueblos, pueblos que, al final, no eran el suyo.

- Tenemos que entrar al pueblo.- dijo a sus compañeros, en voz baja, aprovechando que no estaban lo bastante lejos como para obligarla a elevar el tono. Las puertas se entreabrieron dejando ver a un centauro desarmado, con pieles que decoraban su cuerpo, debía ser el lider, con un gesto de cabeza intentó llamar la atención de Rachel, era su oportunidad, debían hablar con él, lograr que los dejase entrar, pero necesitaba que alguien le tradujera las palabras, necesitaba a Rachel.

**Vincent Calhoun** Sáb Abr 01 2017, 04:14

No se quedó a esperar por los hombres bestia que los habían atacado. Si el muro de fuego los asustaba, amedrentaba, o en realidad no les afectaba en absoluto, era algo que ya sabría más adelante sin necesidad de permanecer allí. Por ello no merecía la pena quedarse para acaba siendo rodeado nuevamente, y esta vez totalmente solo.

Vinc corrió con toda la velocidad que podía tras la estela de sus camaradas, evitando tropezar y caer de bruces en el terreno boscoso por el que habían pasado sus compañeros antes que él. Había quedado un poco rezagado con respecto a ellos, pero sus huellas y rastro eran claros sobre la hierba y la tierra de la selva, ya que los pasos precipitados del resto de su grupo dejaban fuertes marcas por allí por donde pasaban.

No tardó en escuchar el ruido de los demás náufragos justo delante, algo que lo animó a aumentar el ritmo, en un gran esfuerzo para llegar hasta ellos y poder continuar la huida junto a sus compañeros.

- Me alegro de volver a veros-, saludó en cuando los alcanzó. - Me entretuve crenado un pequeño muro de fuego. No es una gran cosa, y no los frenará si deciden pasar. Pero no sé, me dieron pinta de ser unos seres primitivos, a lo mejor les asusta el fuego-, les explicó.

Siguieron corriendo hacia la aldea, guiados por el peliblanco, que era el único que sabía exactamente donde se encontraba. No obstante, las palabras de Rachel arrojaban un poco de luz en todo aquello. No era mucha información pero daba al menos algo de sentido a los motivos para que los hombres bestia los hubieran atacado.

- Lo de que venimos del agua se puede considerar cierto-, bromeó con su acostumbrado humor. - Pero eso de una criatura femenina…-. No terminó la frase. Y en cambio siguió corriendo al lado de sus compañeros, pensando de quien se podría tratar. - Es evidente de que nos confunden con soldados de esa mujer. Supongo que hay algún tipo de enfrentamiento en este lugar-, comentó finalmente.

Que fantástico día. No sabía cómo podía empeorar una mañana en la que había estado en un naufragio. Era increíble su mala suerte. Pues estaba bastante claro, que habían acabado siendo perseguidos por unas huestes que los tenían por miembros de sus enemigos.

Teniendo que buscar refugio, más comida y agua, además de tener que encontrar al resto de supervivientes, la situación no podía ser más desmoralizante. Si ya era difícil sobrevivir en aquellas condiciones, ser la presa de unos hombres bestias confundidos no ayudaba en absoluto. Solo esperaba que en esa aldea todo se tornara mejor. Prácticamente era su única opción.

No obstante, era algo que el grupo solamente sabría cuando llegaran a ella. Momento que por suerte no se hizo esperar, ya que la aldea no estaba demasiado lejos. ¿Tendrían un golpe de cara por fin? Todo hacía presagiar que no.

Nada más llegar, algunos de los perrunos consiguieron cortarles el paso. Eran unas auténticas fuerzas de la naturaleza. Puro músculo. Así que no le extrañó que dos de esos seres pudieran haber corrido más rápido que ellos cuatro. Eso sí, verlos allí, le sirvió para saber que no le tenían miedo al fuego, por primitivos que parecieran.

Pero en fin, habría que pelear para llegar a la empalizada. Ese fue su primer pensamiento, pero antes de poder atacar a los hombres perro, unos centauros salieron para “recibirles”.

- Genial. Más problemas-, comentó a sus compañeros, al ver aproximarse a los seres mitad hombre y mitad caballo.

Igualitos a los que había en el continente de Aerandir, pero que hablaban una extraña lengua como los hombres perro que los perseguían. Además, el aspecto de los nuevos invitados a la fiesta, era descorazonador.

Sus pintas no presagiaban nada bueno, con esas calaveras y cráneos, y sus movimientos delataban que estaban realizando una carga de ataque en toda regla. Sin embargo, se tuvo que tragar sus palabras, cuando por primera vez salía algo en positivo para ellos.

Los centauros comenzaron un combate contra los hombres perro, y pudo ver como más de los seres mitad caballo se asomaban sobre la empalizada de la aldea.

- Parece que no se llevan muy bien que digamos-, dijo. - Será mejor que nos aproximemos a la entrada de la empalizada, o acabaremos recibiendo una lluvia de flechas de forma accidental.

¿Accidental? Seguramente fuera así, pues los centauros estaban centrados en matar a los perros en esos momentos. Pero probablemente, muy poco les importara cargarse a las otras cuatro personas que había cerca de los perros. Es decir, a ellos.

Un cruce de miradas con Geralt fue suficiente para saber que su compañero brujo había captado lo mismo que él.

- Usan armas imbuidas en magia-, musitó por bajo al resto, mientras se acercaban a la muralla de madera. - No es una magia muy fuerte. Pero está claro que saben realizar encantamientos arcanos.

Alanna comentó que debían entrar a la aldea. Y aunque las pintas de los centauros no era muy alegre y motivadora, por definirlo de alguna manera, en realidad no tenían muchas más opciones. Podían quedarse en el bosque a merced de los hombres perro, o por el contrario quedarse con los centauros, que de momento les habían ayudado.

- Sí, no tenemos elección-, contestó en el mismo tono bajo que había usado la mujer. - ¿Rachel? ¿Entiendes también lo que dicen los centauros? - le preguntó en susurros.

Era el turno de la biocibernética. Si conseguía mantener una conversación civilizada con el jefe de los centauros, quizás se pudiera revertir la mala situación en la que habían acabado inmersos.

Rachel Roche Lun Abr 03 2017, 22:41

Las hienas no hicieron caso de mi explicación, pese a que había entonado un perfecto lenguaje similar al suyo, gracias a las habilidades provistas de NIA. Sin parar de correr, seguí concentrada tratando de entender lo que decían, girando mi cabeza con extrañeza y mirándoles con algo de miedo.

-Ge… Geralt. – me costaba hablar, estaba fatigada. - ¿Por… por qué saben tu nombre? – le pregunté a mi compañero mientras huíamos. No tenía ni idea de qué conocía el de la logia a aquellos centauros si nunca había oído escuchar el mismo. Era demasiado inocente como para deducir de qué tendrían alguna especie de habilidad a poder. También pude entender algo más que no tardé en repetir – Acabaremos con la opresión. Ella no nos dominará por siempre... – tal vez el resto pudiese sacar sus conclusiones, yo estaba demasiado exhausta y perdida como para ello.

Las casas del pueblo cada vez adquirían un mayor tamaño en mis retinas, lo que quería indicar que nos estábamos aproximando. Parecía que alguien nos iba a recibir. Unos… ¿hombres caballo? ¿Qué diantres era eso? Un cuadradito naranja apareció en mi visión y un círculo comenzó a cubrir un porcentaje de escaneo, cuando este se completó el círculo se tiñó de verde y la voz de NIA volvió a resonar. “Criatura almacenada en la base de datos: Centauro”. NIA comenzó a enviarme información sobre aquellas bestias que en otro momento me gustaría escuchar más detenidamente, pero no tenía tiempo para ello.

Aquellas bestias comenzaron a rebanar cabezas a nuestros perseguidores. No lo hacían con nosotros, al menos, eso ya indicaba que tal vez fuesen más dialogantes que las hienas, pero el salvaje hecho me hizo detener mi carrera, llevándome las manos a la cabeza. -¡Ay, Ay, ay! – me horroricé en cuanto vi cómo los centauros comenzaban a cortar las cabezas de los hombres. ¿Era necesaria tanta bestialidad? Estaba paralizada, menos mal que el brazo de Alanna, que no se separaba de mí, me forzó a volver a emprender la carrera.

-Ay… Alanna… no puedo más… Estoy muy cansada. - sollozaba exhausta, pero no podía permitir a NIA tomar el control de Rachel. No en aquellas circunstancias, así que me armé de valor para continuar corriendo.

Finalmente terminamos llegando a la empalizada del poblado. Alanna era partidaria de entrar a aquel sitio pero no sabía ni siquiera si aquellos centauros nos dejarían pasar por las puertas, que por el momento aparecían cerradas para evitar seguramente tanto nuestra entrada como la de las hienas. Vincent me apresuró a preguntar si entendían lo que decían. Apoyándome sobre mis rodillas, le miré con los ojos abiertos como platos y asentí con la cabeza. – Sí, Vincent, los entiendo. – le confirmé, asustada.

Esperé a ver qué era lo que decían, no necesitaba fijarme en sus labios pues sentía como que me estaban hablando en lengua común. Un hombre caballo con larga melena blanca y barba, portando un estandarte rojo, apareció delante de nosotros. Era imponente. Y para colmo todas las miradas quedaron centradas en mí. - soɹәɾuɐɹʇxә síuәʌ әpuóp әp? – preguntó.
-Yo… yo… - me encogí de hombros, inquieta, sin saber muy bien qué decir. A decir por el trato de las demás bestias, parecía ser el jefe de la tribu. ¡El jefe! Y para colmo todas las miradas se centraban en mí ahora. Demasiada presión para una inocente chica como yo. Tenía ganas de llorar y esconderme en una esquina. ¿Por qué toda la responsabilidad estaba en mis manos? – No… No sé que... decir. – titubeé acercándome a Alanna, ella a pesar de ser desconocida, era la chica del grupo, y eso me daba más seguridad. Miraba al centauro como el niño que mira asustado a alguien que es mayor que él.

Cuando por fin me calmé pude volver a entablar las palabras según salían de mi cabeza. En el idioma de aquellos extraños animales, que parecía ser el mismo que el de las hienas. - ˙ɐlsı ɐʇsǝ ǝp ɹɐdɐɔsǝ ǝp ɐɹǝuɐɯ ɐun ɹɐɹʇuoɔuǝ soɯǝɹǝnb olós ˙ǝıpɐu ɹod sopɐıʌuǝ ínbɐ soɯɐʇsǝ ıu sopɐʌlɐɯ soɯos ou ˙sɐuǝıɥ sɐsǝ uɐínƃǝsɹǝd sou ˙˙˙sou séndsǝp oɔod ˙ɐlsı ɐʇsǝ uǝ opuɐɹɐd soɯɐuıɯɹǝʇ ʎ 'ɐʇuǝɯɹoʇ ɐun ǝp ɐsnɐɔ ɐ oıƃɐɹɟnɐu un opıɹɟns soɯǝɥ - A continuación repetí textualmente lo mismo en el idioma común de los humanos para que mis compañeros pudiesen entenderlo también. No había escondido nada, a excepción de lo de la batalla contra los nigromantes, hecho que consideraba omitible para que no tratasen de considerarnos peligrosos.

Off: Si Master Ansur lo permite, podéis utilizar a Rachel como que os traduce lo que digan los centauros y lo mismo para hablar con el jefe.

Edit: Aghh no sé por qué esta vez no me deja invertir el texto una vez se copia en word: Lo pongo textualmente para que no os volváis locos:

frase:

**Ansur** Jue Abr 06 2017, 23:43

Tal como Vincent lo había percibido, Alanna tal vez podría recordarlo, pues la mujer de la calavera también había hablado de una “Ella” a quien adoraba ¿Se estarían refiriendo a lo mismo? Tal vez sea buena idea preguntar un poco acerca de ella.

El encuentro con los centauros parecía al menos más alentador que seguir perseguidos por los extraños hombres hiena, al menos los colosales hombres bestia parecían más organizados e incluso, más civilizados, aunque compartían el mismo idioma que sus antagonistas, los valientes aventureros aún no sabían se habían salido de una mala situación para meterse en una mucho peor.

Los hombres hiena retrocedieron, aunque no sin antes gritar una palabra -¡¡GERALT!! - Un par de hombres hiena se quedaron atrás para lanzarse sobre el brujo de blancos cabellos incluso al costo de recibir algunos impactos de flechas en el intento de lograr su cometido, al parecer el brujo debía parecerles muy importante como para dejarlo ahí; al escuchar el grito, los centauros también avanzaron para capturar al brujo que se había convertido en el más deseado de la tarde por razones que aún no podría entender.

Afortunadamente los esfuerzos no darían buen fruto para los primitivos, quedando Geralt bajo la protección de los centauros, cuyo líder intentaba comprender las palabras de Rachel, quien de alguna manera parecía comprenderlos pero con algunas dificultades para expresarse tal vez por la falta de práctica -¿Isla? - Preguntó el líder de aquellos hombres -No existe nada más allá de nuestro reino, solo nosotros y los acuáticos - Expresó en el mismo idioma que para ellos resultaba natural, pues ninguno podía comprender con claridad lo que decían los otros.

El líder levantó la mano y todos cesaron sus ataques, aunque algunos arqueros en lo alto se mantuvieron vigilantes ante cualquier regreso de sus enemigos peludos -Pueden entrar - Dijo el centauro a cargo indicándoles el camino hacia adentro, donde encontrarían que el interior de los muros estaban decorados con una extraña escritura aún más difícil de entender y dibujos de lo que parecía ser una especie de mujer pulpo emergiendo de las aguas del mar.

En el centro del lugar podrían observar una especie jaula con un par de hombres hiena atrapados y muy golpeados que además habían sido marcados en una pierna con un símbolo extraño que simulaba a una criatura con tentáculos, además de eso encima de la jaula se podía leer claramente la palabra TLAREG.

Marca:

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∞ Geralt, debes ingeniártelas para salir ileso del intento de captura de los hombres hiena hasta que te ayudan los centauros, tienes libertad para manipularlos.
∞ De momento se encuentran a salvo, al menos aparentemente.
∞ Rachel puede servir como mediadora y traductora entre su grupo y los residentes, aunque Alanna podría darle las bases para una estrategia diplomática.
∞ Vincent y Geralt, sentirán una pesada fuerza mágica al entrar a la aldea, además de la curiosidad del brujo peliblanco por la palabra sobre la jaula.

Geralt Dom Abr 09 2017, 14:33

Dos hienas iban a por él, dos enormes y musculosas hienas, por lo que el combate directo, honorable, quedaba descartado. No es como si hubiese tenido la más mínima intención de hacerlo en un principio, pero tendría que planearlo muy bien si quería salir de esa estúpida isla con vida.

Saltó hacia un lado para evitar el primer embiste, que paso de largo y lanzó un tajo con la espada que quedo corto expresamente para frenar la carrera de la segunda hiena, que habría sido decapitada sino, mientras buscaba con su mano izquierda entre sus cosas algún cachivache mágico que fuera a serle útil. ¿Dónde estaba una buena varita lanzarayos cuando la necesitabas? –AHA- no era una varita lanzarayos, pero era lo suficientemente útil como para trazar un plan a partir de ello. El brujo sacó la mano de uno de sus bolsillos y le arrojo el contenido a la cara de una de las hienas, que lo atrapó de un mordisco. Solo entonces la bestia se dio cuenta de que le había arrojado una pelota de cuero y arroz que usaba con sus lobos. Se estaba cabreando, mucho, pero aún se cabreo más cuando aprovechando la distracción, el peliblanco le lanzó un cuchillo a la rodilla. Le iba a costar horrores perseguirle ahora

Pero su ridículo aunque genial plan no contaba con la segunda hiena, que se le tiró encima mucho más rápido de lo que había calculado inicialmente, derribándolo. A duras penas tuvo tiempo de poner su espada en la boca dentada para evitar un mordisco que le habría partido el cuello. Luego empujo, a la vez que se hacía una bola para impulsar también con los pies, pero ese bicho pesaba demasiado como para mandarlo por los aires como el pretendía. Por suerte, ya había llegado la caballería, que se encargó de las hienas en un periquete.

El brujo se levantó, murmurando unas palabras de agradecimiento y luego les sacó la lengua a las hienas que se alejaban mientras se quitaba el polvo de la ropa a manotazos. Esos centauros tétricos pero amables les dejaron entrar a su poblado, todo un detalle, al menos eso pensó el brujo hasta que vio las jaulas con la palabra, con su nombre… eran hienas, así que quedaba descartado que la palabrita fuera un delito, y como se la decían a él, no iba estaban allí porque ellos lo fueran…

Cuando más lo pensaba, cuando más miraba ese mural con el humanoide tentacular, muy, MUY parecido a ese hombre pulpo con el que se había encontrado una vez, más seguro estaba de su conclusión. –Chicos… creo esos tipos son… sacrificios… para algo que se llama igual que yo….- como resultase ser un maldito tensai de agua iba a cabrearse, mucho, pero con la suerte que tenia seria un maldito kraken. –No me llaméis por mi nombre por aquí, ¿vale? Por si acaso.- puede que si seguía esa aplastante magia hasta su origen aprendiera algo más…

Alanna Delteria Sáb Abr 15 2017, 12:16

Poniéndose estúpidamente frente a Rachel en un intento de protegerla, a pesar de ser totalmente consciente de que la chica era Bio, y por lo tanto debía tener más resistencia que ella a golpes y flechas, aun así, no podía evitarlo, como si fuera un instinto no sabía si innato o aprendido, tenía la mala costumbre de, a pesar de su evidente fragilidad, plantarse frente a quienes creía que necesitaban protección y comerse los golpes, cuando posiblemente fuera la menos indicada para hacerlo.

Por suerte para su integridad física, fueron Vincent y Gerald quienes tomaron el aspecto ofensivo, y se encargaron de retener a unos y otros mientras ella y Rachel se replegaban para hablar con el que se le antojaba el líder de la tribu. La chica parecía poder comprender y hablar el extraño dialecto que los hombres bestia utilizaban incluso, tras un par de palabras, recibió una respuesta. Alanna frunció el ceño con nervio, estaba claro que pasaba algo raro, y odiaba no poder entenderlo, no poder tener la situación bajo control la ponía histérica.

Estaban en una isla alejada de la mano de los diosas, con unos hombres bestia que parecían tener una guerra por el territorio, un territorio con un volcán activo, sin saber como salir, como habían llegado, si habían tenido o no suerte, si sus amigos se encontraban bien o si iban a poder salir de allí con vida, metidos sin comerlo ni beberlo, como se habían visto, en esa horrible y descabellada batalla campal entre hienas y centauros. Solo quería salir de allí, tenía ese barco de papel para llamar a los piratas si lo necesitaba, pero no sabía si sería buena idea dejar a esos seres a su suerte, al final, una vida era una vida, por primitiva, descabellada o diferente que fuera.

- ¿Qué ha dicho, Rachel?- preguntó en voz baja a la Bio, pero no hizo falta que respondiera, las puertas se abrieron ante ellos y les permitieron el paso, entrando a esa aldea sin que les pusieran mayor complicación.

Miró a Gerald a su lado, y asintió, deberían acortar o llamarle de otro modo, tampoco le parecía prudente nombrarlo como era usual dada la importancia que parecían haberle dado ambas tribus. El lugar no era más que un montón de casas de paja, algún granero, armería, y una plaza central, todo era burdo y basto, estaba claro que esas tribus eran primitivas, incluso tenían lo que parecía ser una insignia de clan que llevaban marcada, parecía una especie de calamar. Negó con la cabeza, estrujándose los sesos para encontrar un modo de salir de allí, si tan solo estuvieran cerca de la playa...

- Rachel, necesitamos que nos digan como salir de aquí, no me gusta un pelo el volcán, ni esa guerra entre razas.- fue ese el momento en el que la chica pasó a informar de lo que había dicho el hombre que les había permitido el paso.- Así que criaturas del agua...- musitó mirando nuevamente la marca que decoraba la piel de los centauros, parecían tener devoción por esos seres del agua.- Tenemos dos opciones, o les seguimos la corriente y les decimos que necesitamos volver al mar haciendoles cree que ayudan a sus dioses, o... luchar con ellos y esperar a que unos u otros nos den la oportunidad de salir de aquí.- murmuró mirando a sus compañeros.- Rachel, eres tú quien entiende lo que dicen, ¿qué opinas?- preguntó.- si elegimos hacernos pasar por sus dioses, vamos a necesitaros a vosotros.- informó a Gerald y Vincent en a penas un susurro.

Esperaba que no fuera una trampa, no los considerasen un sacrificio o una ayuda caída del cielo, los poderes de Gerald y Vincent les daban una oportunidad, si fingían, tal vez les pudieran asustar con trucos de magia y hacer, con eso, que les respetasen e intentaran satisfacer sus ordenes, en realidad, le importaba poco, solo quería salir de allí y esperar que Eltrant y Schott siguieran con vida.

Off: he manejado un poco a Rachel con permiso suyo >-<

**Vincent Calhoun** Sáb Abr 22 2017, 05:14

Se mantuvo cerca del resto de sus compañeros, esperando que Rachel pudiera entender a los centauros del mismo modo que había comprendido las palabras de los hombres perro. Y confiando en que las negociaciones fueran un completo éxito. Ya que la única manera que tenían para conseguir un poquito de paz y tranquilidad, en aquella maldita isla, era conseguir que los centauros los trataran con amabilidad.

De todos modos, no abandonó su postura de combate, ni dejó de estar alerta. Pues la batalla seguía su curso a su alrededor, y aunque cerca de la empalizada la situación era mucho más calmada, no era una buena idea bajar la guardia. Menos aún, cuando dos de los perros se acercaron lo suficiente y se abalanzaron sobre Geralt, para gran problema de este. No sabía que les pasaba por la cabeza a esas bestias perrunas, pero parecía que tenía un especial interés en el peliblanco, o de otro modo no entendía como se arriesgaban tanto por atacar a su compañero brujo.

Cerca de la empalizada estaban expuestos a las flechas de los tiradores, y al resto de soldados centauro que habían salido al exterior. Sin embargo, esos dos perros se habían decidido por seguir al peliblanco sin ningún amor por su integridad física. Muy raro.

Intentó ayudar a Geralt, pero antes de mover un pie, un grupo de centauros se acercaron al brujo y repelieron a los hombres perro. Por ello, solamente tuvo que permanecer en guardia junto a las chicas, mientras esperaba que el peliblanco se incorporara.

- Lo de esa pelota ha sido un buen truco-, le dijo, para luego reír escuetamente.

El brujo había paliado su desventaja numérica con un movimiento inspirado, y eso siempre era sinónimo de buen luchador. Todo gran guerrero debía usar su mente con más tino que sus propios brazos o piernas. Sin duda, eso ayudaba a sobrevivir en las peores situaciones, y por ello agradecía estar en aquella isla con el peliblanco. Por supuesto, no deseaba en absoluto estar allí, pero ya que no tenía más remedio… Prefería estar en ese lugar hostil con alguien competente en el combate como Geralt. Rachel además podía entender a esos seres. De la otra chica poco podía decir. Pero de momento había demostrado ser inteligente y astuta, aparte de rápida con sus cuchillas. Así que dentro de lo malo que era estar varados en esa isla, por lo menos podía decir que formaban un grupo compacto.

Las puertas se abrieron, así que por ahora podían considerar que las cosas no estaban yendo de mal en peor. Aunque eso era algo que sabría más adelante, pues no se fiaba un pelo de esos centauros. Solamente confiaba en ellos porque no le quedaba más remedio, y porque de momento les habían ayudado. Pero ¿por qué motivos? ¿Por qué los auxiliaban y dejaban entrar en su aldea? La respuesta a esas preguntas, era la clave que definiría una estancia plácida en el pueblo de los hombres bestia, o todo lo contraria, una precaria nueva huída.

Confiaba que todo se resolviera del modo más favorable para ellos, pero al poco de internarse en la aldea. El peliblanco lo sacó de sus pensamientos.

- Ya veo. Curioso-, contestó al brujo. Entendiendo la palabra Geralt escrita en una de las jaulas. Aunque estaba en el idioma extraño que usaban en esa isla, era fácil identificar el nombre propio. - Será lo mejor. No queremos más problemas-, dijo, envainando su espada, para dar la sensación de que confiaba en los centauros. - Si podemos evitarlo-, susurró eso último.

Suponía que los hombres bestia no les entendían, pero era mejor ser precavido, y evitar que escucharan las cosas más importantes dentro de sus conversaciones.

- Eso de dioses no suena muy bien-, contestó en el mismo tono bajo que Alanna. - Pinta a que podemos ser pillados a las primeras de cambio. Pero desde que llegamos a esta maldita isla, parece que nunca contamos con un abanico muy amplio de opciones. Sin contar que solemos tener que elegir entre lo malo o lo peor-, dijo, antes de suspirar resignado. - Estoy abierto a esa idea. Y no te preocupes, haremos todo lo posible para que el plan resulte. Rachel, si ves que puedes sonsacarle más información, hazlo. Todo dato que consigamos puede valernos para el futuro-, comentó en bajo. - Adelante, con respecto a la diplomacia estamos en tus manos. Pero no te preocupes por ello. Recuerda que estamos a tu lado pase lo que pase-, le guiñó un ojo, para infundirle ánimos a la Bio.

Si todo salía bien. Podrían salir de esa sin tener que repartir más de lo debido. Puede que incluso escaparan de la aldea sin más problemas, y sin tener que luchar. Pero si salía mal… estaba preparado para abrirse paso hasta el exterior a fuego y acero.

- Por cierto. Con todo lo que había pasado hasta ahora, no me había podido centrar bien en mis recuerdos. Pero algo en mi cabeza decía que te conocía-, le dijo a Alanna. - Tu rostro me sonaba, y ahora caigo de por qué-, sonrió a la joven. - Eras aquella chica. Sí cada vez te recuerdo con más claridad. Competiste en una carrera de upeleros. Conmigo, con Bio, y con una joven que fue mi alumna durante unos meses. En una granja de las afueras de Lunargenta. ¿Me equivoco?

Solamente estaría seguro del todo cuando la joven le contestara, pero cada vez rememoraba mejor aquella noche. Así que no dudaba de que estar en lo cierto. Una noche de lo más curiosa, y la primera vez que había montado sobre uno de esos pollos gigantes.

- Geralt, ¿notas la poderosa magia que nos rodea? - la habló esta vez a su compañero, en el tono susurrante que usaba cada vez que decía algo importante.

Había pasado del diálogo más relajado con Alanna, al más serio con el peliblanco, pero cada vez notaba con más fuerza la magia que los rodeaba. Imaginaba que Geralt también lo sentiría sin tener que decírselo. No obstante, no podía evitar manifestarlo de todos modos.

- Hay un gran poder aquí. En esta aldea. Casi podría palpar el éter con la mano. Tenemos que andarnos con ojo-, musitó a sus compañeros.

Cada vez le gustaba menos la idea de entrar en esa aldea. Maldito día. No paraba de empeorar

Rachel Roche Dom Abr 23 2017, 18:53

El don de la palabra no había sido lo mío en el último año que permanecí con vida. Pero habían resultado ser convincentes pues nos habían abierto las puertas de su empalizada. Así, con la cabeza gacha y manteniéndome siempre en último lugar, comencé a caminar hacia el centro del poblado.

El lugar era bastante rudimentario, según NIA, aquellos utensilios pertenecían a un estadio de la ciencia bastante anterior al presente. Curioso. Todo estaba construido mediante madera, e incluso esa jaula en la que había hombres hiena encerrados y en cuyos barrotes podía observarse tallado el nombre de Geralt. Algo que mosqueó bastante al brujo. Si Geralt estaba aquí, ¿cómo lo habían escrito? ¿Acaso había otro Geralt malvado? No lo sabía. En mi base de datos únicamente tenía al peliblanco de la logia almacenado.

“No llamaré Geralt a Geralt”, “no llamaré Geralt a Geralt”, “no llamaré Geralt a Geralt”, repetía en mi cabeza una y otra vez después de las indicaciones del compañero de la logia. Conocía mi torpeza, y era mejor que no le nombrase así. – Entendido, Geralt. – le susurré. – ¡Uy! perdón. – Me retracté cuando me di cuenta de mi torpeza. Menos mal que lo había dicho muy bajito y nadie me podía haber escuchado.

En cualquier caso, ahora estábamos dentro. Y mientras caminábamos, Alanna estaba divida entre la idea de volver al mar o bien de que los brujos se hiciesen pasar por sus dioses. ¿Qué pretendía? En cualquier caso, parecía una chica más inteligente que yo. – Te entendí, Alanna Delteria. Se lo comunicaré. – poco después, Vincent cuestionó la posibilidad de hacernos pasar por dioses, aunque finalmente viendo nuestras escasas probabilidades de salir vivos y sin rasguños, concretamente un 16,83% según NIA, la opción del agua podía ser buena.

De nuevo, volví a quedar delante de un mastodonte y todas las miradas volvían a quedar delante de mí. La empalizada no era completamente cerrada formando una circunferencia, sino que parecía terminar en un trozo de mar, dejando una especie de playa interior al sitio. ¿Hacernos pasar por dioses e ir al agua? Muy bien, se lo propondría de la mejor manera que se me ocurriría. – Ay… Esto… - dubité unos segundos, muy nerviosa. – Hola, hombre bestia centauro. – comenté en mi lengua común, luego giré la cabeza hacia ambos lados al darme cuenta del fallo y comencé a hablarle en su lengua natal.

Me pensé muy bien mis palabras, qué decir y qué no. Si decía algo incorrecto podía meternos en algún aprieto. Además, escuchar la voz de Vincent con Alanna sin saber muy bien qué decían me ponía aún más nerviosa. Tenía que decir algo en base a las sugerencias de la guardia y las escuetas frases que me habían dicho los enemigos. Una vez lo tuve más o menos claro, respiré hondo. – Vale. Allá voy. –Di un pequeño saltito y miré a los ojos al centauro.

-Ho... Hola. No... Nos gustaría poder acercarnos al agua. Creo haber entendido que las hienas nos atacan por haber venido del mar. Verá... Estamos aquí para ayudar por mandato de...– comencé a pedir nombres influyentes que conociera a NIA. Y ésta rápidamente me mandó uno: - La Dama Anastasia Mortagglia. – dije el primer nombre que se me vino a la cabeza. Tal vez a alguno de mis compañeros le sonase pues esto era lo único que entenderían en perfecto lenguaje común. - Los cuatro sabemos hacer magia.

Mentí en parte, la idea de hacernos pasar por dioses no era del todo mala. Como estaba hablando en lenguaje "centaurino" y no me habrían entendido, ladeé la cabeza hacia Vincent y Geralt. - Chicos... chicos... algo de magia. - susurré en lengua común sin hablar muy alto, chasqueando los dedos para incitarles a que hiciesen algún tipo de exhibición. Pero ahí no terminaría el discurso. – Y además, los cuatro somos indestructibles. – y entonces me acerqué a la jaula de los hombres hiena, me remangué la camisa blanca y coloqué mi brazo en el interior de la misma. El animal instintivamente mordió mi brazo y trató de hacer fuerza para hacer daño, pero lo único que consiguió fue partirse los dientes. Y soltar un quejido de mucho dolor. Por mucho esfuerzo que hizo por tratar de arrancármelo, yo ni me inmuté. Simplemente no sentía el dolor como lo haría un humano. Tenía que aprovechar mis cualidades. A ningún centauro se le ocurriría hacer eso.

Cuando la criatura me soltó, volví a remangarme rápidamente para que no vieran las rasgaduras en mi piel y el metal debajo. “Después de este viaje, tendré que reparar la matriz.” Pensé mientras la el metal de mi extremidad. Y es que ya había perdido casi un cuarto de la piel de la cara, y un dedo. – Por favor, señor centauro. Si quisiéramos hacer un mal, ya lo habríamos hecho. Déjenos ir a la playa y podremos ayudarles. – casi supliqué, poniendo cara de pena y con las manos juntadas como si estuviese rezando. Había hecho mi trabajo, con el que esperaba que el grupo se ganara el respeto de los centauros, pero si conseguíamos convencerle, esperaba que Alanna tuviese una buena razón para llevarnos hasta el agua. Confiaba en ella.

Mientras el centauro daba un veredicto, traduje lo que le había dicho a mis tres compañeros, para que así pudiesen saber qué era lo que les había explicado.

*Off: Subrayo el uso de habilidad de nivel 0: Dama de Hierro.
Off2: Las últimas frases las digo en el idioma de ellos, por eso las marco en otro color, pero no “les doy la vuelta” para que no resulte pesada la lectura.

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