Una sombra sobre Lunargenta: 2ª parte. [Privado]

Link a la primera parte.

Níniel se encontraba en el balcón de su habitación, apoyada sobre la balaustrada de blanco mármol en silencio, dejando que su mirada se perdiera en el inmenso mar de nubes que rodeaban la isla. A su lado, Catherine dormitaba sobre la misma baranda en un equilibrio que resultaría precario y peligroso para cualquiera sin sus felinas capacidades pero que para ella parecía no solo de lo más seguro, si no también de lo más cómodo.

A sus pies se extendían los anillados terrenos de Edelgost, con sus zonas boscosas y sus perfectamente cuidados jardines, mezcla de naturaleza y armoniosa planificación por parte de los Aedas. Más abajo podían distinguirse entre los árboles algunas de las edificaciones de los habitantes, y si se prestaba atención, incluso desde aquel balcón podía escucharse el sonido de la cascada de aguas cristalinas que caía desde el anillo superior a los inferiores, donde, a través de varios canales, se distribuían hasta donde era necesario. La anciana Catleya tar Edelgost le había contado a la joven que los canales llegaban hasta los cultivos del primer anillo, pero Níniel no los había visto aún.

-Nada sabe mejor que una buena pieza de fruta recién recogida por los cantores...En Lunargenta llaman fruta fresca a cualquier cosa que no lleve dos días en una caja- Dijo Níniel haciendo que su felina hermana abriera uno de sus ojos para mirarla.

-Un buen trozo de carne al punto y con la cantidad justa de hierbas sabe mejor que una fruta, por mucho que le hayan cantado veinte canciones. Claro que una fruta que sabe a pollo tampoco está nada mal.- Respondió la felina recordando las biusas. Se estiró y se dio la vuelta de manera acrobática antes de ponerse de pie aún en equilibrio sobre la barandilla, con varias decenas de metros de caída desde allí hasta el suelo, aunque parecía no importarle lo más mínimo.

-Pero este sitio está muy bien, a pesar de la fruta. Aire puro, tranquilidad, buenas vistas...y todo lujos y comodidades. Como os las gastáis los elfos. Y luego dicen que dormís sobre las ramas de los árboles...- La felina se rio.

-Habitualmente y estrictamente hablando...Claro que estrictamente hablando hacemos toda clase de rituales desnudas en mitad del bosque...Una idea bastante simplista y corta de miras. En fin, será mejor que nos preparemos. Es la hora.- Aclaró la elfa incorporándose y encaminándose hasta el interior de la habitación, cerrando tras de ellas las puertas del balcón, decoradas con una colorida cristalera que representaba en una de sus mitades el cielo nocturno y en la otra el cielo diurno. Catherine tenia razón sobre los lujos élficos, y es que aquellas habitaciones eran dignas de un noble, con su decoración élfica, sus amplias camas con colchones de plumón y su iluminación mediante magia de luz.

-Y no olvides lo de secuestrar a los niños que se pierden en el bosque.- Continuó Cath, desprendiendose de las ropas élficas que le habían entregado, para poder colocarse su armadura de cuero de manticora. Níniel también hizo lo propio para poder colocarse bajo su túnica la armadura ligera de malla élfica, con cuidado de colocar correctamente los inyectores de veneno.

-Si no fuera por los forestales que los llevan de regreso hasta los lindes del bosque los humanos llamarían a Sandorai "el bosque de la muerte" o alguna cosa así.- Níniel se ajustó el cinto y guardó su daga en su funda. Luego revisó su bolsa de viaje y tomó su bastón.

-¿Y cómo se supone que vamos a llegar a ese..."submarino"? ¿Usaremos alquimia para poder respirar bajo el agua?- Quiso saber la pelirroja mientras realizaba unos estiramientos para comprobar como su armadura se ajustaba perfectamente a su cuerpo.

-Lathander dijo que usaríamos el Nexo. Debería ser sencillo. Entrar, coger el núcleo y salir. Tan rápido que a esos dragones no les dará tiempo a intentar nada.-

-Las cosas nunca son tan sencillas.- La felina hizo que sus guanteletes emitieran unos rayos rojizos. -Nosotras las hacemos sencillas.- Se jactó sonriendo.

Poco después ambas salían de la habitación de la peliblanca rumbo a las plantas inferiores, hacia aquel salón donde siempre se reunían para discutir tales asuntos junto con la anciana Catleya. Caminaron por los amplios pasillos a los que ya comenzaban a familiarizarse, al menos lo suficiente como para no pararse constantemente a admirarr la factura de alguna lámpara mágica o alguno de los cuadros que representaban Sandorai, a algún elfo importante o algún fragmento de la historia de los elfos. No debían demorarse mucho. Era la hora convenida. Pronto Edelgost llegaría a su destino y tanto ella como los demás cumplirían su promesa de ayudar a aquellos elfos a recuperar el corazón de un barco capaz de moverse bajo el agua. ¿Cuáles eran los detalles del plan?¿Qué encontrarían allí abajo? ¿Tendría razón Catherine como casi siempre? Pronto lo averiguarían.


OFF: Han pasado un par de días desde el final de la primera parte. Durante ese tiempo, Edelgost ha estado viajando por el cielo hasta su destino mientras hemos podido disfrutar de la hospitalidad de sus habitantes. Como recordatorio, muy pocos de los elfos del lugar hablan Común. No son hostiles pero algunos si pueden ser recelosos. Tienen libertad para añadir NPCs si así lo desean. Sus pjs deben reunirse en el salón, donde han quedado con los demás a la hora convenida.