Recién llegado, extraño [Libre][CERRADO]
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Recién llegado, extraño [Libre][CERRADO]
Hace no mucho que abandono su casa en las Islas Illidenses, y hace mas tiempo que decidió terminar con sus estudios, centrándose ahora en su objetivo, aquel que marco su destino desde el momento en que decidió llevarlo a cabo. El barco lo dejo en la playa de los ancestros, sin embargo eso ya fue hace varios días, repasando sus conocimientos y releyendo algunos libros, el pase de los días se le hizo mas rápido. Un viaje a pie en, prácticamente, ayuna, su estomago apenas tiene algo dentro de el, pero no se nota, el ha vivido muchos años de esa forma, esta acostumbrado a aguantar varios días sin comer. Pero no pierde de vista el agua, eso es algo bastante importante aun para un brujo, dejar de tomar agua se convertiría en el final de su vida, y por nada le había robado una cantimplora de cuero a otro pasajero del barco. Aunque no le queda mucho tiempo útil de vida.
Sus pasos son firmes entre el descolorido bosque quemado, aunque sus ojos ven el suelo, va un poco distraído, sus labios se mueven, pero apenas se escucha palabra que salga de ellos. Esta recitando una de sus investigaciones, repasándola, pues ante la negada presencia de nueva información, se ve obligado a repasar sus viejos conocimientos si quiere tener algo que hacer en ese viaje. Especialmente cuando eres alguien que se aburre con facilidad, siempre necesitas de tener algo útil para hacer o pensar, ademas de jugar un poco con las piedras a tu paso.
-Fuego, este necesita de un combustible, de calor y del aire, la conjuración utiliza la magia para invocar pequeños objetos- Habla solo, sentado sobre una piedra, perdido en sus pensamientos, hablando en voz alta para comprenderse mejor y no olvidar con mas rapidez lo que el mismo dice. Mira en su mano derecha, una minúscula llama, tan pequeña como la de una vela, y en su izquierda, una pequeña cuchara. -El calor puede ser corporal, el aire siempre esta, ¿Pero seria posible utilizar la magia como combustible para el fuego?- Lo piensa, intenta encontrar una forma, golpea sus palmas, pero ambas cosas desaparecen antes del golpe. -Tendría que aprender mas sobre el funcionamiento de la magia, bruto y especializado, ¿Alguien la habrá investigado a fondo? ¿O deberé ser yo quien lo haga?- Una duda importante que no debe ser olvidada, el joven brujo, con maestría en la escuela de conjuración, tiene muchas ideas en su cabeza para poder llevar a cabo diversos experimentos. Si es que llega vivo hasta el día donde pueda llevarlos a cabo.
Sigue pensando, sentado en aquella piedra, frente a una pequeña fogata dentro de un agujero hecho con sus propias manos, y el alrededor limpio de cualquier cosa que pueda provocar un nuevo incendio. Aun no es de noche, pero si esta oscureciendo, aun no hace frió, pero la llama es mediana, y aquel joven aun sigue vivo, aunque no lo parezca.
Sus pasos son firmes entre el descolorido bosque quemado, aunque sus ojos ven el suelo, va un poco distraído, sus labios se mueven, pero apenas se escucha palabra que salga de ellos. Esta recitando una de sus investigaciones, repasándola, pues ante la negada presencia de nueva información, se ve obligado a repasar sus viejos conocimientos si quiere tener algo que hacer en ese viaje. Especialmente cuando eres alguien que se aburre con facilidad, siempre necesitas de tener algo útil para hacer o pensar, ademas de jugar un poco con las piedras a tu paso.
-Fuego, este necesita de un combustible, de calor y del aire, la conjuración utiliza la magia para invocar pequeños objetos- Habla solo, sentado sobre una piedra, perdido en sus pensamientos, hablando en voz alta para comprenderse mejor y no olvidar con mas rapidez lo que el mismo dice. Mira en su mano derecha, una minúscula llama, tan pequeña como la de una vela, y en su izquierda, una pequeña cuchara. -El calor puede ser corporal, el aire siempre esta, ¿Pero seria posible utilizar la magia como combustible para el fuego?- Lo piensa, intenta encontrar una forma, golpea sus palmas, pero ambas cosas desaparecen antes del golpe. -Tendría que aprender mas sobre el funcionamiento de la magia, bruto y especializado, ¿Alguien la habrá investigado a fondo? ¿O deberé ser yo quien lo haga?- Una duda importante que no debe ser olvidada, el joven brujo, con maestría en la escuela de conjuración, tiene muchas ideas en su cabeza para poder llevar a cabo diversos experimentos. Si es que llega vivo hasta el día donde pueda llevarlos a cabo.
Sigue pensando, sentado en aquella piedra, frente a una pequeña fogata dentro de un agujero hecho con sus propias manos, y el alrededor limpio de cualquier cosa que pueda provocar un nuevo incendio. Aun no es de noche, pero si esta oscureciendo, aun no hace frió, pero la llama es mediana, y aquel joven aun sigue vivo, aunque no lo parezca.
Yoheel
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Re: Recién llegado, extraño [Libre][CERRADO]
Amosa, su pájaro guía, la había sacado del bosque hacia la playa. ¿Con qué fin? La centáuride lo desconocía. lo que sí sabía, era que debía confiar en el ave que la Dama del Bosque le había regalado y que ese regalo le había alegrado la vida a Akanke. Despertaba con el trino del ave, quien revoloteaba al rededor suyo, para jugar a atraparla. La mujer caballo ya no se sentía sola desde que Amosa había llegado a su vida y sonreía mucho más.
Caminaba por el borde de la playa, hacía un par de días que el frondoso bosque había cambiado su aspecto al de uno muerto. Akanke no quería entrar en él, sentía que era peligroso. Parecía como si un fuego lo hubiese consumido entero, pero... ¿por qué no había vuelto a florecer? ¿Por qué seguía muerto? Tenía que estar maldito. Por eso la centáuride no posaba un casco dentro.
Y al parecer, no era la única. Cayendo la noche, vio a lo lejos una luz. Amosa, la valiente Amosa, soltó el hombro de Akanke, alzando el vuelo, y sobrevoló la hoguera mientras la negra mujer esperaba a la distancia. Pronto el ave volvió y con sus movimientos la invitó a continuar y acercarse. Era extraño, desde que le entregaron el ave, ellas se comunicaban a la perfección. Una sabía lo que decía la otra, sin necesidad de palabras. Era un sentimiento. En ese momento, Akanke sintió que Amosa le decía "sigue, no hay peligro, acércate". La centáuride aceptó y siguió al ave que llegó antes y revoloteó sobre el muchacho que observaba el fuego.
Se veía lánguido, débil, murmurando palabras. Akanke llegó a paso lento, tratando de no asustar al niño. Ella no era buena con las palabras, pero sabía que debía saludar -Mari Mari, lamngen- saludó en su lengua, usando un tono suave de voz. No quería asustarlo.
Caminaba por el borde de la playa, hacía un par de días que el frondoso bosque había cambiado su aspecto al de uno muerto. Akanke no quería entrar en él, sentía que era peligroso. Parecía como si un fuego lo hubiese consumido entero, pero... ¿por qué no había vuelto a florecer? ¿Por qué seguía muerto? Tenía que estar maldito. Por eso la centáuride no posaba un casco dentro.
Y al parecer, no era la única. Cayendo la noche, vio a lo lejos una luz. Amosa, la valiente Amosa, soltó el hombro de Akanke, alzando el vuelo, y sobrevoló la hoguera mientras la negra mujer esperaba a la distancia. Pronto el ave volvió y con sus movimientos la invitó a continuar y acercarse. Era extraño, desde que le entregaron el ave, ellas se comunicaban a la perfección. Una sabía lo que decía la otra, sin necesidad de palabras. Era un sentimiento. En ese momento, Akanke sintió que Amosa le decía "sigue, no hay peligro, acércate". La centáuride aceptó y siguió al ave que llegó antes y revoloteó sobre el muchacho que observaba el fuego.
Se veía lánguido, débil, murmurando palabras. Akanke llegó a paso lento, tratando de no asustar al niño. Ella no era buena con las palabras, pero sabía que debía saludar -Mari Mari, lamngen- saludó en su lengua, usando un tono suave de voz. No quería asustarlo.
- Traducción:
- Buenas noches, hermano
Akanke
Sacerdotisa del Templo de los Monos
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Re: Recién llegado, extraño [Libre][CERRADO]
Perdido en sus pensamientos, en su leve análisis de la magia y en la danza del fuego, no se percato de aquella ave que voló sobre el, especialmente por que esta no hizo ruido alguno. Sin embargo, los pasos de alguien, no de un par de personas lo alerto, hasta que alzo la vista y pudo ver que si se trataba de alguien, de una sola persona, mas específicamente, de una centauro. Le llamo la atención su presencia, ¿Que hace allí? ¿Esta sola? No lo sabe, y quiere hacerlo, pero al escuchar las palabras de ella, comprende que la comunicación sera difícil.
Se apunta a si mismo, hace con una mano un ademan de habla, la apunta a ella, saca y toca su lengua, y acaba con su dedo haciendo un ademan de "no". Esperando que ella sea capaz de entender lo que quiere comunicarle, quiere intentar encontrar una forma de comunicarse con ella, si es que ella decide quedarse. Las señas, los guerreros las tienen, es una buena forma de comunicarse cuando eres incapaz de hablar o te encuentras con alguien de idioma diferente. O al menos, las señas que su ya fallecido padrastro le enseño, son fáciles de aprender para cualquier se con un mínimo de inteligencia.
-¿Conoces el idioma humano?- Centauros, aunque no se centro en la investigación de las razas, conoce algo de estas, ademas que posee un libro que habla de las características generales de cada raza. Su prenda exterior, aquella capa de cuero, tapa por completo su cuerpo, evitando así que se vea no solo sus ropas interiores, si no también lo mas importante en este momento, su daga. Aunque se ve joven, lleva un arma grande, y siendo una centauro, si quiere matarlo no tardara mucho en hacerlo, prefiere dejar la ceremonia de tirar la daga cuando corrobore si ella puede hablar su idioma, o de una u otra forma ella logre ver su daga. Pero aun si se pone de pie o se cae, esta no debería verse. -Es el único que conozco- Agrega al final de sus primeras palabras, para sellar la conversación sobre ese tema, si le responde en el idioma con el que empezó a hablarle, deberá buscar otra forma de comunicarse.
Se apunta a si mismo, hace con una mano un ademan de habla, la apunta a ella, saca y toca su lengua, y acaba con su dedo haciendo un ademan de "no". Esperando que ella sea capaz de entender lo que quiere comunicarle, quiere intentar encontrar una forma de comunicarse con ella, si es que ella decide quedarse. Las señas, los guerreros las tienen, es una buena forma de comunicarse cuando eres incapaz de hablar o te encuentras con alguien de idioma diferente. O al menos, las señas que su ya fallecido padrastro le enseño, son fáciles de aprender para cualquier se con un mínimo de inteligencia.
-¿Conoces el idioma humano?- Centauros, aunque no se centro en la investigación de las razas, conoce algo de estas, ademas que posee un libro que habla de las características generales de cada raza. Su prenda exterior, aquella capa de cuero, tapa por completo su cuerpo, evitando así que se vea no solo sus ropas interiores, si no también lo mas importante en este momento, su daga. Aunque se ve joven, lleva un arma grande, y siendo una centauro, si quiere matarlo no tardara mucho en hacerlo, prefiere dejar la ceremonia de tirar la daga cuando corrobore si ella puede hablar su idioma, o de una u otra forma ella logre ver su daga. Pero aun si se pone de pie o se cae, esta no debería verse. -Es el único que conozco- Agrega al final de sus primeras palabras, para sellar la conversación sobre ese tema, si le responde en el idioma con el que empezó a hablarle, deberá buscar otra forma de comunicarse.
Yoheel
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Re: Recién llegado, extraño [Libre][CERRADO]
El joven se sorprendió al verla, al parecer, estaba tan absorto en sus pensamientos que ni siquiera se percató del ave que volaba sobre su cabeza, observándolo. Amosa volvió al hombro de la centáuride, quien se detuvo a un par de metros de distancia del chico luego de saludarlo. Clavó su báculo en la arena y se apoyó en él mientras el chico hacía unas señas con las manos.
Yo... tú... lengua... no... eso entendió la joven. Le hizo gracia tanta gesticulación y rió de buena gana.
Luego de sus gestos, a Akanke le pareció que el chico entendió que con señas no lograría nada y hablo, en un idioma que si bien entendía, no manejaba por completo. -¿Conoces el idioma humano? Es el único que conozco- dijo el chico y la mujer asintió lentamente. -Akanke- dijo, poniendo una mano en el pecho. Luego señaló a su ave -Amosa- dijo sonriendo. El pájaro voló y sobrevoló de nuevo al chico -¿Y tú?- preguntó, señalándolo a él. Sabía que había formulado bien la pregunta, pero por si acaso, seguiría el juego de las señas. Quizás para él ese era más fácil.
La centáuride reparó en el fuego del chico y en sus pertenencias, era poco y todo tamaño pequeño. Estaba solo allí, en esa playa a los pies de un bosque horrible -¿Por qué solo?- le preguntó, con expresión preocupada. Tomó su báculo y avanzó hacia él. Aún mantenía una distancia prudente, sabía que una invasión al espacio personal era recibido con hostilidad. A ella misma le desagradaba el que se le acercaran mucho los desconocidos.
Yo... tú... lengua... no... eso entendió la joven. Le hizo gracia tanta gesticulación y rió de buena gana.
Luego de sus gestos, a Akanke le pareció que el chico entendió que con señas no lograría nada y hablo, en un idioma que si bien entendía, no manejaba por completo. -¿Conoces el idioma humano? Es el único que conozco- dijo el chico y la mujer asintió lentamente. -Akanke- dijo, poniendo una mano en el pecho. Luego señaló a su ave -Amosa- dijo sonriendo. El pájaro voló y sobrevoló de nuevo al chico -¿Y tú?- preguntó, señalándolo a él. Sabía que había formulado bien la pregunta, pero por si acaso, seguiría el juego de las señas. Quizás para él ese era más fácil.
La centáuride reparó en el fuego del chico y en sus pertenencias, era poco y todo tamaño pequeño. Estaba solo allí, en esa playa a los pies de un bosque horrible -¿Por qué solo?- le preguntó, con expresión preocupada. Tomó su báculo y avanzó hacia él. Aún mantenía una distancia prudente, sabía que una invasión al espacio personal era recibido con hostilidad. A ella misma le desagradaba el que se le acercaran mucho los desconocidos.
Akanke
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Re: Recién llegado, extraño [Libre][CERRADO]
Al asentir ella, pudo relajarse, tal vez no sean capaces de hablar fluidamente, pero al menos no tendrá que gesticular o hacer muchas cosas raras para poder comunicarse. Cuando ella señalo al ave, se percato por fin de la presencia del animal, debe estar mas atento, primera lección aprendida. -Yoheel- Responde, esbozando una pequeña sonrisa, devolviendo aquella fina y dulce sonrisa que ella ponía, aquella piel oscura, la forma de su cuerpo equino, resulta hermosa. Y aquella forma de decorarse, aunque bastante primitiva, le da una atmósfera inocente, o así es como la ver Yoheel. Aparte, con su torso desnudo, a mas de uno se le deben ir los ojos, aunque no les guste lo demás, pero el joven, a pesar de tener 17 años, mantiene su mirada en el rostro de ella.
Nota como ella, a pesar de acercarse a el, sigue manteniendo una distancia en la que no representa peligro alguno, pero con esa arma que lleva consigo, bien podría pensarse que poco a poco planea un ataque mortal. -Tengo que hacer un viaje hacia cierta zona peligrosa, y para llegar allí debo cruzar por este bosque- Responde, de forma concreta, pero no, ademas, intenta utilizar la menor cantidad de palabras posibles, para aumentar las probabilidades de que ella le entienda.
-¿Tu estas sola?- No habla de mas, sabe lo básico de cada raza, y algunas peculiaridades que estas pueden tener aveces, y en el caso de los centauros, a través de lo que sabe, supone que no debería haber centauros por esta parte. Y con una aquí mismo, sin tener otra compañía de su propia raza, le parece raro, y sospechando que algo debió de haber pasado, mide sus palabras al preguntarle. -Perdón si no puedo ofrecerte comida, no pensé que me encontraría con alguien en este lugar- Ciertamente no tiene nada con el para comer, ni serpiente ni una rata, aunque bien podría conseguir alguna antes de que oscurezca por completo, pero el no piensa en comer algo esa noche de hecho.
Nota como ella, a pesar de acercarse a el, sigue manteniendo una distancia en la que no representa peligro alguno, pero con esa arma que lleva consigo, bien podría pensarse que poco a poco planea un ataque mortal. -Tengo que hacer un viaje hacia cierta zona peligrosa, y para llegar allí debo cruzar por este bosque- Responde, de forma concreta, pero no, ademas, intenta utilizar la menor cantidad de palabras posibles, para aumentar las probabilidades de que ella le entienda.
-¿Tu estas sola?- No habla de mas, sabe lo básico de cada raza, y algunas peculiaridades que estas pueden tener aveces, y en el caso de los centauros, a través de lo que sabe, supone que no debería haber centauros por esta parte. Y con una aquí mismo, sin tener otra compañía de su propia raza, le parece raro, y sospechando que algo debió de haber pasado, mide sus palabras al preguntarle. -Perdón si no puedo ofrecerte comida, no pensé que me encontraría con alguien en este lugar- Ciertamente no tiene nada con el para comer, ni serpiente ni una rata, aunque bien podría conseguir alguna antes de que oscurezca por completo, pero el no piensa en comer algo esa noche de hecho.
Yoheel
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Re: Recién llegado, extraño [Libre][CERRADO]
El chico hablaba y Akanke escuchaba, aunque miraba el fuego y las pertenencias de él. Era una fogata pequeñita, que apenas calentaba. No veía que llevara mucho. Miró el entorno y no, definitivamente, no había nadie más que él y ella por ahí. El chico no representaba peligro para ella, físicamente no podría enfrentarla y no era un vampiro. -¿Dónde queda "peligrosa"?- preguntó con curiosidad. Aquello se tornaba en la conversación más larga que había tenido en mucho tiempo.
Ella había caminado todo el día, estaba agotada y no le pareció malo quedarse con él durante la noche. Un animal solo era presa fácil, dos animales juntos no lo eran tanto. Así que se echó junto al fuego, en diagonal a él, aún a una distancia prudente. Aunque él no parecía intimidado por ella, al contrario, la trataba con amabilidad. Usualmente las personas no bestia la veían como a un engendro, con sorpresa y asombro. No le gustaba ir a pueblos, mucho menos ciudades, donde la miraban mucho. Había aprendido que los centauros como ella eran poco comunes. De hecho, hacía muy poco que había aprendido que su especie era "centauro".
-No está sola, está Amosa- dijo, mirando como el pájaro volaba hacia una rama para posarse allí. -Antes, sí, sola- aquello salió de la boca de Akanke con un dejo de tristeza. Y es que antes de la compañía del ave, la centáuride creía que la compañía era un mal necesario, se había acostumbrado y prefería la soledad. Nunca había tenido un compañero de viaje tan agradable como aquel ave, que le alegrara tanto los días.
El chico se preocupó de ser un buen anfitrión, disculpándose por no tener comida. O quizás la que tenía, que seguramente era poca, no la quería compartir. Akanke negó levemente con la cabeza -No quiero comida, temprano buscando- sonrió y comenzó a quitarse la cornamenta que llevaba en la cabeza, así como los collares de su cuello. -Tú muy pequeñito para tanta solo- le dijo, mirándolo de reojo, con una sonrisa en los labios.
Ella había caminado todo el día, estaba agotada y no le pareció malo quedarse con él durante la noche. Un animal solo era presa fácil, dos animales juntos no lo eran tanto. Así que se echó junto al fuego, en diagonal a él, aún a una distancia prudente. Aunque él no parecía intimidado por ella, al contrario, la trataba con amabilidad. Usualmente las personas no bestia la veían como a un engendro, con sorpresa y asombro. No le gustaba ir a pueblos, mucho menos ciudades, donde la miraban mucho. Había aprendido que los centauros como ella eran poco comunes. De hecho, hacía muy poco que había aprendido que su especie era "centauro".
-No está sola, está Amosa- dijo, mirando como el pájaro volaba hacia una rama para posarse allí. -Antes, sí, sola- aquello salió de la boca de Akanke con un dejo de tristeza. Y es que antes de la compañía del ave, la centáuride creía que la compañía era un mal necesario, se había acostumbrado y prefería la soledad. Nunca había tenido un compañero de viaje tan agradable como aquel ave, que le alegrara tanto los días.
El chico se preocupó de ser un buen anfitrión, disculpándose por no tener comida. O quizás la que tenía, que seguramente era poca, no la quería compartir. Akanke negó levemente con la cabeza -No quiero comida, temprano buscando- sonrió y comenzó a quitarse la cornamenta que llevaba en la cabeza, así como los collares de su cuello. -Tú muy pequeñito para tanta solo- le dijo, mirándolo de reojo, con una sonrisa en los labios.
Akanke
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Re: Recién llegado, extraño [Libre][CERRADO]
-"Peligrosa", no es un lugar, es una forma en la que algo es, por ejemplo, algo puede ser bonito, o feo, o peligroso- Le explica lo mejor y mas corto que puede, aunque ya no espera que ella entienda tanto de sus palabras como antes, parece que aun hay cosas básicas que ella no comprende. Aunque para un brujo que piensa que el conocimiento es lo mas básico de todo, todo es básico, aunque parezca que le molesta el tener que pensar sus frases, realmente le atrae la idea de hacerlo. Hablar con alguien cuyo lenguaje compartido es limitado, hablar de forma que ambos se entiendan es un reto mental que le interesa cumplir y llevar hasta el final.
Al recibir la respuesta pudo verlo, la forma en la que hablo, aquella ave que es su única compañía el día de hoy, lo que falta saber ahora es ¿Abandonada? ¿Exiliada? ¿O la única superviviente?, sin embargo, no es como si se lo pudiera preguntar tan directamente. Hay un limite para la curiosidad de alguien, especialmente si ese alguien quiere ser lo mas elocuente y amable posible para ganarse el favor de la mayor cantidad de gente posible. ¿Ella podría volverse una compañera de viaje para Yoheel? ¿Podrá hacer que ella se una a el, al menos sin decirle su plan real? Si ella fue la única superviviente, posiblemente quiera buscar si mas miembros de su pueblo sobrevivieron. Si fue exiliada, seria un poco mas fácil, y abandonada... Eso seria aprovecharse de un corazón dolido, de todas formas, el no siente que ella tenga odio hacia su pueblo, por lo que algo trágico debió pasar, al menos para ella misma. Lo mejor sera analizarla un poco mas.
-Entiendo- De hecho, no entiende tanto sus palabras en relación a la comida. ¿Estuvo buscándola de forma temprana en el día? ¿O es temprano para ella empezar a buscar algo ahora? De todas formas, no es algo que importe mucho. Su vista se centra en la cornamenta de ella y sus collares, tal vez, aun si estos son hechos por ella misma, estos deban tener algún significado relacionado con el pueblo de ella. -Este viaje lo empiezo solo, aunque ahora voy en busca de un posible compañero- Comenta, esbozando una sonrisa, cuando termina de hablar esta normalmente desaparece, pero ahora la esta manteniendo. -Busco nuevos saberes, mayor conocimiento, sin embargo, estar solo en mi estado actual me limitara mucho- Agrega con cuidado. -Y tu, aunque eres grande, no creo que estar sola sea bueno para ti, ¿Por que estas sola?- Si lo pregunta por si mismo, podría haber un malentendido, pero como ella empezó esa conversación, no debería estar mal para el preguntar, ¿O si?
Estira su mano izquierda hacia el piso al lado de su piedra, levantando algunos trozos de madera y los coloca con cuidado sobre el fuego, para que estos se sumen a la hoguera y aumenten un poco mas el fuego. El frió llega algo mas temprano en esa zona que en las demás, sin embargo, con sus ropas un frió leve no es un problema, y ahora, ¿Como sera para ella? ¿Tendrá las características de un caballo real para soportar el frió de una noche? -¿Sientes frió?- Pregunta, utilizando un tono leve de preocupación.
Al recibir la respuesta pudo verlo, la forma en la que hablo, aquella ave que es su única compañía el día de hoy, lo que falta saber ahora es ¿Abandonada? ¿Exiliada? ¿O la única superviviente?, sin embargo, no es como si se lo pudiera preguntar tan directamente. Hay un limite para la curiosidad de alguien, especialmente si ese alguien quiere ser lo mas elocuente y amable posible para ganarse el favor de la mayor cantidad de gente posible. ¿Ella podría volverse una compañera de viaje para Yoheel? ¿Podrá hacer que ella se una a el, al menos sin decirle su plan real? Si ella fue la única superviviente, posiblemente quiera buscar si mas miembros de su pueblo sobrevivieron. Si fue exiliada, seria un poco mas fácil, y abandonada... Eso seria aprovecharse de un corazón dolido, de todas formas, el no siente que ella tenga odio hacia su pueblo, por lo que algo trágico debió pasar, al menos para ella misma. Lo mejor sera analizarla un poco mas.
-Entiendo- De hecho, no entiende tanto sus palabras en relación a la comida. ¿Estuvo buscándola de forma temprana en el día? ¿O es temprano para ella empezar a buscar algo ahora? De todas formas, no es algo que importe mucho. Su vista se centra en la cornamenta de ella y sus collares, tal vez, aun si estos son hechos por ella misma, estos deban tener algún significado relacionado con el pueblo de ella. -Este viaje lo empiezo solo, aunque ahora voy en busca de un posible compañero- Comenta, esbozando una sonrisa, cuando termina de hablar esta normalmente desaparece, pero ahora la esta manteniendo. -Busco nuevos saberes, mayor conocimiento, sin embargo, estar solo en mi estado actual me limitara mucho- Agrega con cuidado. -Y tu, aunque eres grande, no creo que estar sola sea bueno para ti, ¿Por que estas sola?- Si lo pregunta por si mismo, podría haber un malentendido, pero como ella empezó esa conversación, no debería estar mal para el preguntar, ¿O si?
Estira su mano izquierda hacia el piso al lado de su piedra, levantando algunos trozos de madera y los coloca con cuidado sobre el fuego, para que estos se sumen a la hoguera y aumenten un poco mas el fuego. El frió llega algo mas temprano en esa zona que en las demás, sin embargo, con sus ropas un frió leve no es un problema, y ahora, ¿Como sera para ella? ¿Tendrá las características de un caballo real para soportar el frió de una noche? -¿Sientes frió?- Pregunta, utilizando un tono leve de preocupación.
Yoheel
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Re: Recién llegado, extraño [Libre][CERRADO]
Uno a uno se quitó los collares de cuentas y sus adornos. Aunque ella no entendía el concepto de desnudez, se podría decir que sin todo aquello estaba completamente desnuda. -¿Frío? Sí, poquito frío- aceptó, ladeando un poco la cabeza -Pero fuego quita frío- dijo estirando las manos hacia las llamas, sonriendo, con un gesto infantil. En su rama, Amosa se sacudió e infló sus plumas, disponiéndose a dormir.
-Sí, sí, peligrosa entiende, pero... ¿a dónde está peligrosa?- volvió a pregunta, intentando aclarar -Y, ¿por qué solo a peligrosa? Tú estás pequeñito y muy flaco para andar por peligrosa muy solo- dijo, frunciendo el ceño -Yo sola pero grande y pelea fuerte- dijo con desparpajo y sin un ápice de modestia. -Yo no miedo a sola- dijo ladeando la cabeza -Que en todos lados peligrosa, aquí... allá... siempre, peligrosa- meditó.
Akanke bostezó y estiró los brazos antes de removerse sobre la arena, acomodándose. Chasqueó la lengua en la boca e hizo un gesto de fastidio. No le gustó que él le preguntara por qué viajaba sola. ¿Cómo explicarle todo lo que había vivido? ¿El que ahora era una marginada por los demás hombres bestia y que evitaba los caminos para que no la atacaran? -Estando perdida- resolvió -Familia perdió- dijo escuetamente, mirando la arena que juntaba con las manos.
Quedó calladita, jugando con la arena; tomaba un puñado y lo soltaba en un hilito sobre su pata, viendo como los finos granos se resbalaban entre su pelaje. -¿Qué nuevos saberes?- le preguntó, enterrando las manos en la arena -Diciendo "busco nuevos saberes"- dijo, haciendo una voz más grave, imitándolo.
-Sí, sí, peligrosa entiende, pero... ¿a dónde está peligrosa?- volvió a pregunta, intentando aclarar -Y, ¿por qué solo a peligrosa? Tú estás pequeñito y muy flaco para andar por peligrosa muy solo- dijo, frunciendo el ceño -Yo sola pero grande y pelea fuerte- dijo con desparpajo y sin un ápice de modestia. -Yo no miedo a sola- dijo ladeando la cabeza -Que en todos lados peligrosa, aquí... allá... siempre, peligrosa- meditó.
Akanke bostezó y estiró los brazos antes de removerse sobre la arena, acomodándose. Chasqueó la lengua en la boca e hizo un gesto de fastidio. No le gustó que él le preguntara por qué viajaba sola. ¿Cómo explicarle todo lo que había vivido? ¿El que ahora era una marginada por los demás hombres bestia y que evitaba los caminos para que no la atacaran? -Estando perdida- resolvió -Familia perdió- dijo escuetamente, mirando la arena que juntaba con las manos.
Quedó calladita, jugando con la arena; tomaba un puñado y lo soltaba en un hilito sobre su pata, viendo como los finos granos se resbalaban entre su pelaje. -¿Qué nuevos saberes?- le preguntó, enterrando las manos en la arena -Diciendo "busco nuevos saberes"- dijo, haciendo una voz más grave, imitándolo.
Akanke
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Re: Recién llegado, extraño [Libre][CERRADO]
Espero a que ella terminara de hablar para empezar a responder a sus preguntas, en si, quería evitar decir específicamente a donde ira, pero si se lo preguntan directamente, no puede mentir. -Peligrosa esta en Sacrestic Ville, a quien busco, es un vampiro, y viajo solo por que no tengo a nadie que me acompañe- Con eso espera explicar todo, y que ella deje el tema, de todas formas, parece interesada en el hecho de que Yoheel, siendo como es, viaje solo, y ahora el esta seguro que lo hará especialmente que viaje solo al territorio de los vampiros. Allí es donde, lamentablemente, se encuentra el primer "objetivo" de Yoheel, deseando que el se una a el, o al menos lo encuentre antes que los demás y lo saque a salvo si lo rechaza. Pero no recuerda mucho de la personalidad de ese hombre, así que esto es una estrategia arriesgada, y el lo sabe.
Escucha claramente el chasquido de ella ante su pregunta, aparentemente un tema que no le hace mucha gracia comentar, pero aun así dio una respuesta, escueta, pero una respuesta. -Ya veo- Aun así, el sospecha que hay mas historia detrás, algo que a ella no le gusta o no quiere contar, especialmente a un desconocido, y esta bien, el tampoco se fía demasiado. Limpia el suelo frente a su roca con sus pies y se baja hasta el suelo, apoyando su espalda contra la roca donde segundos antes estaba sentado, poniéndose mas cómodo, igual que ella.
Como al parecer ella iba a permanecer en silencio, el decidió meditar de nuevo, pensando en la magia y en los hechizos, como antes, pero sin concentrarse demasiado, permaneciendo atento, al menos un poco, a los sonidos. Su meditación se vio interrumpida ante la pregunta de ella. -Yo no hablar así- Dice primero, imitando la forma en la que ella habla, y un poco su tonada. -Y con eso me refiero a que busco aprender algo mas- Responde con su voz normal. -Sobre magia, algún idioma que se este creando en los interiores de alguna aldea, escuche de unas nuevas creencias que se expande en Lunargenta, tengo interés en ella- Pero su mayor interés es la magia, ¿Existirá alguna nueva forma de magia? ¿Una utilización mas que no se ha descubierto hasta ahora? ¿Una mejor forma de canalizarla? Sus preguntas son muchas, y ninguna tiene respuesta, y eso es lo que busca para encontrar, o busca para crear. Si no encuentra una respuesta, hará las suyas propias.
-¿Y tu te diriges a algún lugar?- Llega el momento que ella cuente algo, en su afán de querer mantener la distancia, Yoheel estuvo respondiendo mas preguntas que ella. Llega el momento que ella hable un poco mas. -¿Quisieras acompañarme? Tal vez alguien tan grande y que pelea fuerte me proteja mas que yo mismo siendo tan pequeñito y muy flaco- Comenta con gracia, con una sonrisa en su cara, mirándola fijamente, no solo ella, el ave que le acompaña también puede ser de utilidad, si esta bien adiestrada, puede ser una buena ventaja.
Escucha claramente el chasquido de ella ante su pregunta, aparentemente un tema que no le hace mucha gracia comentar, pero aun así dio una respuesta, escueta, pero una respuesta. -Ya veo- Aun así, el sospecha que hay mas historia detrás, algo que a ella no le gusta o no quiere contar, especialmente a un desconocido, y esta bien, el tampoco se fía demasiado. Limpia el suelo frente a su roca con sus pies y se baja hasta el suelo, apoyando su espalda contra la roca donde segundos antes estaba sentado, poniéndose mas cómodo, igual que ella.
Como al parecer ella iba a permanecer en silencio, el decidió meditar de nuevo, pensando en la magia y en los hechizos, como antes, pero sin concentrarse demasiado, permaneciendo atento, al menos un poco, a los sonidos. Su meditación se vio interrumpida ante la pregunta de ella. -Yo no hablar así- Dice primero, imitando la forma en la que ella habla, y un poco su tonada. -Y con eso me refiero a que busco aprender algo mas- Responde con su voz normal. -Sobre magia, algún idioma que se este creando en los interiores de alguna aldea, escuche de unas nuevas creencias que se expande en Lunargenta, tengo interés en ella- Pero su mayor interés es la magia, ¿Existirá alguna nueva forma de magia? ¿Una utilización mas que no se ha descubierto hasta ahora? ¿Una mejor forma de canalizarla? Sus preguntas son muchas, y ninguna tiene respuesta, y eso es lo que busca para encontrar, o busca para crear. Si no encuentra una respuesta, hará las suyas propias.
-¿Y tu te diriges a algún lugar?- Llega el momento que ella cuente algo, en su afán de querer mantener la distancia, Yoheel estuvo respondiendo mas preguntas que ella. Llega el momento que ella hable un poco mas. -¿Quisieras acompañarme? Tal vez alguien tan grande y que pelea fuerte me proteja mas que yo mismo siendo tan pequeñito y muy flaco- Comenta con gracia, con una sonrisa en su cara, mirándola fijamente, no solo ella, el ave que le acompaña también puede ser de utilidad, si esta bien adiestrada, puede ser una buena ventaja.
Yoheel
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Re: Recién llegado, extraño [Libre][CERRADO]
Akanke jugaba con la arena como una niña, enterrando las manos y luego sacándolas, haciendo dibujos con los dedos que pronto borraba para volver dibujar. No miraba al chico, pero lo escuchaba y asentía a lo que decía. Incluso rió cuando él la imitó, sonó bastante tonto.
Sonrió al escuchar cómo se emocionaba al hablar de nuevos conocimientos, se notaba que el chico era un curioso estusiasta. Akanke era una mujer simple, quizás demasiado. El lenguaje de su pueblo era una mezcla del lenguaje común con dialectos perdidos tiempo atrás, que no tenía escritura, así que el conocimiento era oral. Lo que sí hacían era dibujos en la piedra que representaban sus creencias, que contaban historias. Algunos habían adquirido un significado fijo con el tiempo. Eso era lo más cercano al lenguaje escrito. Su curiosidad por los fenómenos naturales era saciada con la mitología que habían ido creando. Como sociedad tribal que era, la ciencia conocida en las ciudades era inexistente. -Yo hablando otra forma- le dijo -¿Bij'hago kele eprendé? Muy fácil para niño inteligente- le dijo, dando toques a su cabeza con su índice.
Ella se había mantenido sonriente y jugando con sus manos, escuchándolo hablar con su voz juvenil -Yo no...- movió el índice y el anular como piernas que caminan -Ningún lado- negó con la cabeza -Yo no sé qué lugar estando bij'hago... familia- dijo y su semblante se entristeció un poco. -Yo caminando y Amosa conmigo- dijo. -Por eso yo no problema vienes conmigo. Tú pequeñito, yo grande- sonrió ampliamente. El niño le daba confianza y desde que conoció lo que era no estar sola, sentía necesidad de compañía.
Pero el buen ánimo de la centáuride desapareció cuando el joven mencionó que su destino era Sacrestic Ville. Sus manos quedaron quietas en la arena y su mirada se dirigió al fuego, quedando fija allí -Lacréstivi...- murmuró ella con apenas un hilo de voz. Tragó en seco y lo miró con desconcierto -¿¡Tú queriendo ir a Lacréstivi!?- le preguntó horrorizada. Negó enérgicamente con la cabeza -Tú tonto, muy tonto, tú no niño inteligente- le dijo con el ceño fruncido -¡¿Lacréstivi?! NO- puntualizó con firmeza.
Dejó de jugar y metió las manos debajo de su cuerpo. Los dolorosos recuerdos que tenía de Sacrestic Ville, Fergusson, los azotes, el hambre, la tristeza, el desazón, sus amigas... volteó la cara para no verlo de frente y se encontró con las cicatrices de su hombro y brazo -Lacréstivi es muerte- dijo con amargura.
Sonrió al escuchar cómo se emocionaba al hablar de nuevos conocimientos, se notaba que el chico era un curioso estusiasta. Akanke era una mujer simple, quizás demasiado. El lenguaje de su pueblo era una mezcla del lenguaje común con dialectos perdidos tiempo atrás, que no tenía escritura, así que el conocimiento era oral. Lo que sí hacían era dibujos en la piedra que representaban sus creencias, que contaban historias. Algunos habían adquirido un significado fijo con el tiempo. Eso era lo más cercano al lenguaje escrito. Su curiosidad por los fenómenos naturales era saciada con la mitología que habían ido creando. Como sociedad tribal que era, la ciencia conocida en las ciudades era inexistente. -Yo hablando otra forma- le dijo -¿Bij'hago kele eprendé? Muy fácil para niño inteligente- le dijo, dando toques a su cabeza con su índice.
Ella se había mantenido sonriente y jugando con sus manos, escuchándolo hablar con su voz juvenil -Yo no...- movió el índice y el anular como piernas que caminan -Ningún lado- negó con la cabeza -Yo no sé qué lugar estando bij'hago... familia- dijo y su semblante se entristeció un poco. -Yo caminando y Amosa conmigo- dijo. -Por eso yo no problema vienes conmigo. Tú pequeñito, yo grande- sonrió ampliamente. El niño le daba confianza y desde que conoció lo que era no estar sola, sentía necesidad de compañía.
Pero el buen ánimo de la centáuride desapareció cuando el joven mencionó que su destino era Sacrestic Ville. Sus manos quedaron quietas en la arena y su mirada se dirigió al fuego, quedando fija allí -Lacréstivi...- murmuró ella con apenas un hilo de voz. Tragó en seco y lo miró con desconcierto -¿¡Tú queriendo ir a Lacréstivi!?- le preguntó horrorizada. Negó enérgicamente con la cabeza -Tú tonto, muy tonto, tú no niño inteligente- le dijo con el ceño fruncido -¡¿Lacréstivi?! NO- puntualizó con firmeza.
Dejó de jugar y metió las manos debajo de su cuerpo. Los dolorosos recuerdos que tenía de Sacrestic Ville, Fergusson, los azotes, el hambre, la tristeza, el desazón, sus amigas... volteó la cara para no verlo de frente y se encontró con las cicatrices de su hombro y brazo -Lacréstivi es muerte- dijo con amargura.
Akanke
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Re: Recién llegado, extraño [Libre][CERRADO]
-Bij hago, kele eprendé- Repite las palabras, analizándolas. -Eprendé, aprender, kele, kele... ¿Querer? Y Bij hago- El nombre del pueblo de ella lo pronuncia un poco mal. -¿Podría ser... El nombre de tu pueblo?- Pregunta con delicadeza, sin querer tocar un tema sensible muy profundo, por lo menos acariciar la superficie de ese tema un poco, para poder entender el idioma de ella. Y con ese nombre, tal vez en el futuro pueda encontrar o saber algo mas de la procedencia de aquella centauro.
-Esta bien- Dijo al recibir una respuesta confirmante por parte de ella sobre su pregunta, al parecer, ya consiguió una primer acompañante para su gran travesía, solo quedaría lograr que ella piense como el. Su negación lo demostraba claramente, ella no le tiene miedo por los cuentos, algo le paso en ese lugar, y siguiéndola con su mirada pudo notar algunas heridas en su brazo, cicatrices a las cuales no atendió antes. -Lo se, se lo que se cuenta sobre ese lugar, pero allí vive uno de los amigos de mi ya fallecido padre, lo conocí cuando era joven, y tengo que ir a verlo, ya sea que se una a mi en mi viaje o no, igualmente tengo que darle la noticia sobre su amigo- Traga saliva, aunque el mismo mato a su padre, sigue sintiendo dolor por el. -No estas obligada a seguirme hasta allí, no me gusta obligar a nadie a hacer algo que no quiere- Agrega, manteniendo su mirada sobre ella, no espera que entienda lo que el quiere, simplemente es una de las pocas personas con las que realmente quiere encontrarse.
-Por como te negaste, puedo comprender que cosas malas te pasaron allí- Sigue hablando, echando algunas maderas mas al fuego. -Y créeme, se bien al peligro que me someto al siquiera querer acercarme, pero me siento en la obligación de ir a hablar con el, viajaba mucho cuando era mas pequeño, y lo que recuerdo de ese hombre, son cosas buenas, y estoy completamente seguro que el me encontrara antes que cualquier otro- Al hablar de el, no le ha dicho "vampiro", si no "hombre", pues aquel vampiro resulta diferente al resto, incluso hizo amistad con un humano, su supuesta fuente de alimento. Aunque no conoce la historia completa detrás de ellos, si eran amigos, es por que el es bueno. -Podemos simplemente encontrarnos en algún lugar dentro de unos días si quieres- Vuelve su mirada a ella. -Pero aun si no me acompañas, iré a buscarlo, de todas formas, eso es lo que planeaba- Su voz es firme y seria, aunque se mantiene amable, no alza la voz y explica de forma suave y tranquila, para que ella pueda entenderle lo mejor posible. -Entonces, Akanke- Se acomoda para verla de frente, aunque los separe casi un metro. -¿Que dices?-
-Esta bien- Dijo al recibir una respuesta confirmante por parte de ella sobre su pregunta, al parecer, ya consiguió una primer acompañante para su gran travesía, solo quedaría lograr que ella piense como el. Su negación lo demostraba claramente, ella no le tiene miedo por los cuentos, algo le paso en ese lugar, y siguiéndola con su mirada pudo notar algunas heridas en su brazo, cicatrices a las cuales no atendió antes. -Lo se, se lo que se cuenta sobre ese lugar, pero allí vive uno de los amigos de mi ya fallecido padre, lo conocí cuando era joven, y tengo que ir a verlo, ya sea que se una a mi en mi viaje o no, igualmente tengo que darle la noticia sobre su amigo- Traga saliva, aunque el mismo mato a su padre, sigue sintiendo dolor por el. -No estas obligada a seguirme hasta allí, no me gusta obligar a nadie a hacer algo que no quiere- Agrega, manteniendo su mirada sobre ella, no espera que entienda lo que el quiere, simplemente es una de las pocas personas con las que realmente quiere encontrarse.
-Por como te negaste, puedo comprender que cosas malas te pasaron allí- Sigue hablando, echando algunas maderas mas al fuego. -Y créeme, se bien al peligro que me someto al siquiera querer acercarme, pero me siento en la obligación de ir a hablar con el, viajaba mucho cuando era mas pequeño, y lo que recuerdo de ese hombre, son cosas buenas, y estoy completamente seguro que el me encontrara antes que cualquier otro- Al hablar de el, no le ha dicho "vampiro", si no "hombre", pues aquel vampiro resulta diferente al resto, incluso hizo amistad con un humano, su supuesta fuente de alimento. Aunque no conoce la historia completa detrás de ellos, si eran amigos, es por que el es bueno. -Podemos simplemente encontrarnos en algún lugar dentro de unos días si quieres- Vuelve su mirada a ella. -Pero aun si no me acompañas, iré a buscarlo, de todas formas, eso es lo que planeaba- Su voz es firme y seria, aunque se mantiene amable, no alza la voz y explica de forma suave y tranquila, para que ella pueda entenderle lo mejor posible. -Entonces, Akanke- Se acomoda para verla de frente, aunque los separe casi un metro. -¿Que dices?-
Yoheel
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Re: Recién llegado, extraño [Libre][CERRADO]
Akanke volvió a jugar con la arena. La miraba y negaba con la cabeza -Niño tonto- decía en voz baja -Lacréstivi no hay gente buena- evitaba mirar al niño, su voz era tranquila y dulce. Él no conocía los horrores que había vivido, no tenía forma de saber cómo había sido aquello. De saberlo, no volvería a ese lugar. -¿Tú antes ahí en Lacréstivi?- le preguntó -¿Tú sabiendo cómo ahí es?- seguía preguntando, mirando el cielo -¿No? ¿No sabiendo?- dijo, y esta vez miró al chico -Persona mala. Mucha persona mala ahí- sentenció tajante.
Se levantó y sacudió las manos sobre las ancas, suspirando. Miró al chico con desánimo y caminó hasta la orilla de la playa. Lentamente fue metiéndose más y más adentro del agua, hasta que las olas le tapaban su cuerpo equino. El viento soplaba suave y las olas no eran muy altas, chocaban con la orilla mansamente. Akanke pensaba en los horrores de Sacrestic Ville y se le erizaban los pelos de los brazos y la nuca. Si el chico conocía las horribles historias de ese lugar, ¿para qué quería ir?
Se echaba agua en el rostro con las manos, tratando de disipar los malos pensamientos con su frescor. La marea subía lentamente, impulsada por la luna llena de aquella noche. La centáuride apenas percibía que tenía que impulsarse con la punta de sus cascos para mantenerse a flote. Tampoco notó que con la marea, llegaban los animales buscando comida. Estaba perdida en sus recuerdos, en sus amigas y la mala suerte que tuvieron al escapar, en Fergusson sin Dientes y su manada de vampiros cazadores. ¿Cómo iba a darse cuenta del enjambre de medusas venenosas que comenzaron a rodearla?
Desde la playa, se veía una nube luminosa al rededor de la chica caballo, era hermoso. La luz rosada se reflejaba sobre su oscura piel, dándole un aspecto de ensueño. Quien no conoce el peligro de las medusas, se quedaría admirando aquel espectáculo.
Se levantó y sacudió las manos sobre las ancas, suspirando. Miró al chico con desánimo y caminó hasta la orilla de la playa. Lentamente fue metiéndose más y más adentro del agua, hasta que las olas le tapaban su cuerpo equino. El viento soplaba suave y las olas no eran muy altas, chocaban con la orilla mansamente. Akanke pensaba en los horrores de Sacrestic Ville y se le erizaban los pelos de los brazos y la nuca. Si el chico conocía las horribles historias de ese lugar, ¿para qué quería ir?
Se echaba agua en el rostro con las manos, tratando de disipar los malos pensamientos con su frescor. La marea subía lentamente, impulsada por la luna llena de aquella noche. La centáuride apenas percibía que tenía que impulsarse con la punta de sus cascos para mantenerse a flote. Tampoco notó que con la marea, llegaban los animales buscando comida. Estaba perdida en sus recuerdos, en sus amigas y la mala suerte que tuvieron al escapar, en Fergusson sin Dientes y su manada de vampiros cazadores. ¿Cómo iba a darse cuenta del enjambre de medusas venenosas que comenzaron a rodearla?
Desde la playa, se veía una nube luminosa al rededor de la chica caballo, era hermoso. La luz rosada se reflejaba sobre su oscura piel, dándole un aspecto de ensueño. Quien no conoce el peligro de las medusas, se quedaría admirando aquel espectáculo.
- Yoheel:
- ¿Te parece lanzar unas runitas? Como para ponerle sabor a la cosa ;P
Como obviamente conoces el peligro que suponen las medusas y ayudarás a Akanke, te propongo que lances una y dependiendo del resultado, será el nivel de lesiones que sufra mi personaje en su rescate.
Tranquilo, si salen runas muy malas, tendrás que cuidarme y no irás a "Lacréstivi" tan pronto (gano yo). Si te salen muy buenas,
estaré tan agradecida de deberte la vida, que te acompañaré en tu viaje.
¡¡Espero que te guste la idea!!
Akanke
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Re: Recién llegado, extraño [Libre][CERRADO]
El simplemente no responde, no espera que ella sea capaz de entenderlo, si no lo ha comprendido hasta ahora, no cree que lo haga en algún momento. Y cuando ella se levanta, el solo la sigue con la mirada, en silencio, para luego ver la rama donde el ave de ella se había posado, para finalmente volver al fuego. Aunque quiere tenerla de compañera, no espera realmente conseguirla, a fin de cuentas, ahora con lo que sabe de ella, no la presionara ni nada, solo la dejara ir. Mejor no arriesgar la vida de nadie mas en una apuesta que el mismo considera como algo muy arriesgado, ¿Que cosas tiene a su favor que le permitan saber con seguridad que el sigue ahí, que sigue vivo, o que lo encontrara cuando llegue? Se esta arriesgando mucho en su primer búsqueda, pero eso le trae una ventaja, si su primera búsqueda es peligrosa, las demás lo deberían ser , ¿No?
Sin embargo, el no se podría concentrar en su meditación e investigaciones mentales, si, estaba preocupado por ella, después de un corto periodo de tiempo sin señales de ella, como casi un minuto o algo cercano, fue hacia ella. Al estar lo suficientemente cerca pudo ver aquellos colores rosas sobre la piel de la mujer centauro, se ve hermosa, y las luces solo realzan algunas características, y al tener su cuerpo equino oculto por el agua, podría "disfrutar" mejor la vista. Sin embargo, el sabe que son esas luces en realidad: Medusas, medusas venenosas, aunque realmente no son agresivas, en esa cantidad y rodeando a Akanke, ella podría convertirse en la cena de aquellos animales marinos. Se acerco con cuidado para no alertarla y que hiciera un movimiento brusco.
-Akanke- La llama, con una voz tranquila pero sonora, de todas formas, por el sonido de su voz las medusas no se verían provocadas. -Eso que te rodea son medusas, animales peligrosos, con mucho veneno- Le explica lenta y claramente, o lo mas claro que puede ser, teniendo en cuenta que hay cosas que ella no es capaz de entender. -Muévete lento hacia atrás, deja que la vibración del agua las mueva- El esta al borde del agua, atento, concentrado en los animales. -Sigue tranquila, no te exaltes- Dice eso, pero hay peligro que ella toque uno de los tentáculos de las medusas, se asuste y empiece a agitar toda el agua, haciendo que las medusas acaben incluso sobre ella. Pero es por esto que esta preparado para sacar su daga de debajo de su capa de cuero, y hacerla girar alrededor de Akanke para cortar los tentaculos de esos animales. Usaría su telekinesis para mover la daga alrededor de ella, evitando, claramente, el cortarla a ella, eso seria mucho peor, no solo tendría veneno en su cuerpo, si no también una herida de cuchillo en alguna parte de su cuerpo.
Sin embargo, el no se podría concentrar en su meditación e investigaciones mentales, si, estaba preocupado por ella, después de un corto periodo de tiempo sin señales de ella, como casi un minuto o algo cercano, fue hacia ella. Al estar lo suficientemente cerca pudo ver aquellos colores rosas sobre la piel de la mujer centauro, se ve hermosa, y las luces solo realzan algunas características, y al tener su cuerpo equino oculto por el agua, podría "disfrutar" mejor la vista. Sin embargo, el sabe que son esas luces en realidad: Medusas, medusas venenosas, aunque realmente no son agresivas, en esa cantidad y rodeando a Akanke, ella podría convertirse en la cena de aquellos animales marinos. Se acerco con cuidado para no alertarla y que hiciera un movimiento brusco.
-Akanke- La llama, con una voz tranquila pero sonora, de todas formas, por el sonido de su voz las medusas no se verían provocadas. -Eso que te rodea son medusas, animales peligrosos, con mucho veneno- Le explica lenta y claramente, o lo mas claro que puede ser, teniendo en cuenta que hay cosas que ella no es capaz de entender. -Muévete lento hacia atrás, deja que la vibración del agua las mueva- El esta al borde del agua, atento, concentrado en los animales. -Sigue tranquila, no te exaltes- Dice eso, pero hay peligro que ella toque uno de los tentáculos de las medusas, se asuste y empiece a agitar toda el agua, haciendo que las medusas acaben incluso sobre ella. Pero es por esto que esta preparado para sacar su daga de debajo de su capa de cuero, y hacerla girar alrededor de Akanke para cortar los tentaculos de esos animales. Usaría su telekinesis para mover la daga alrededor de ella, evitando, claramente, el cortarla a ella, eso seria mucho peor, no solo tendría veneno en su cuerpo, si no también una herida de cuchillo en alguna parte de su cuerpo.
- Spoiler:
- Lanzo la runa, pero si resulta en un numero alto, puedes elegir si el cuchillo de Yoheel hiere o no a Akanke. El control es débil, lo mas básico, lo mas posible es que sea un golpe y por efecto del filo se haga un corte en su piel.
Yoheel
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Re: Recién llegado, extraño [Libre][CERRADO]
El miembro 'Yoheel' ha efectuado la acción siguiente: La voluntad de los dioses
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Tyr
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Re: Recién llegado, extraño [Libre][CERRADO]
La voz de Yoheel se escuchaba lejana y Akanke en realidad no quería escucharlo. Sentía tristeza al pensar en que el chico quería ir a ese lugar. Ella quería acompañarlo, de verdad quería. Él había sido amable, la había mirado como a una igual y tenía ese aroma dulzón que solamente se le siente a los que tienen fuerte magia en su interior. Ese aroma era reconfortante para ella. No le gustaba la idea de él en Sacrestic Ville, a merced de los vampiros y la gente mala que se aprovechaba de los más débiles.
La voz del chico seguía sonando lejana, tapada por el ruido de las olas. La luz que salía del agua distrajo a Akanke, quien quedó embelesada con esta. Las criaturas la rodeaban, nadando sinuosas. La curiosidad de Akanke la hizo tocad una de las medusas en la parte abultada de la cabeza. La sensación era graciosa; era sólido pero blando, como rellenas de agua. Los tentáculos le llamaron la atención, así que estiró los brazos para tocarlos.
Pero antes de poder tocarlos, un cuchillo cortó a una de las medusas a la mitad. Akanke recogió los brazos y se quedó quieta, viendo como el cuchillo daba vueltas al rededor de ella espantando las medusas que se alejaron rápidamente. Cuando los animales desaparecieron, el cuchillo dejó de moverse. Miró enojada a Yoheel. -¿Por qué espantando las luces?- le gritó, poniendo las manos en la cintura. Negó con la cabeza y, al bajar la mirada, se encontró con un trozo de tentáculo de los que había cortado el chico. Al tomarlo, sintió un terrible ardor en la palma de la mano. Hizo un ruido con la boca al sentir el dolor, soltó el tentáculo y cerró el puño con fuerza. Le dejó una quemadura que le atravesaba toda la palma. Si eso hacía un pedacito de tentáculo, miles de ellos la hubiesen matado de dolor.
Dándose cuenta del terrible peligro al que estuvo expuesta, salió presurosa del agua, hacia Yoheel, apretando en puño la mano herida contra el pecho. -Gracias- le dijo al chico, dándole un fuerte abrazo que lo levantó del suelo varios centímetros -Luces peligrosa- dijo cuando lo soltó, mirando de vuelta al mar. Las medusas y su luz ya no se veían. -Todo lados muy peligrosa- dijo en voz baja.
Volvió al fuego en silencio, miraba a Yoheel sin disimular. Comenzó a pensar en que el chico tal vez tendría chances de sobrevivir en Sacrestic Ville, con todo y que era pequeño y flaco. Echada junto al fuego, mientras se secaba, rompió el silencio -Ir a Lacréstivi contigo- pronunció despacio. Sonrió y recostó su torso en la arena, disponiéndose a dormir.
La voz del chico seguía sonando lejana, tapada por el ruido de las olas. La luz que salía del agua distrajo a Akanke, quien quedó embelesada con esta. Las criaturas la rodeaban, nadando sinuosas. La curiosidad de Akanke la hizo tocad una de las medusas en la parte abultada de la cabeza. La sensación era graciosa; era sólido pero blando, como rellenas de agua. Los tentáculos le llamaron la atención, así que estiró los brazos para tocarlos.
Pero antes de poder tocarlos, un cuchillo cortó a una de las medusas a la mitad. Akanke recogió los brazos y se quedó quieta, viendo como el cuchillo daba vueltas al rededor de ella espantando las medusas que se alejaron rápidamente. Cuando los animales desaparecieron, el cuchillo dejó de moverse. Miró enojada a Yoheel. -¿Por qué espantando las luces?- le gritó, poniendo las manos en la cintura. Negó con la cabeza y, al bajar la mirada, se encontró con un trozo de tentáculo de los que había cortado el chico. Al tomarlo, sintió un terrible ardor en la palma de la mano. Hizo un ruido con la boca al sentir el dolor, soltó el tentáculo y cerró el puño con fuerza. Le dejó una quemadura que le atravesaba toda la palma. Si eso hacía un pedacito de tentáculo, miles de ellos la hubiesen matado de dolor.
Dándose cuenta del terrible peligro al que estuvo expuesta, salió presurosa del agua, hacia Yoheel, apretando en puño la mano herida contra el pecho. -Gracias- le dijo al chico, dándole un fuerte abrazo que lo levantó del suelo varios centímetros -Luces peligrosa- dijo cuando lo soltó, mirando de vuelta al mar. Las medusas y su luz ya no se veían. -Todo lados muy peligrosa- dijo en voz baja.
Volvió al fuego en silencio, miraba a Yoheel sin disimular. Comenzó a pensar en que el chico tal vez tendría chances de sobrevivir en Sacrestic Ville, con todo y que era pequeño y flaco. Echada junto al fuego, mientras se secaba, rompió el silencio -Ir a Lacréstivi contigo- pronunció despacio. Sonrió y recostó su torso en la arena, disponiéndose a dormir.
- YOHEEL:
- Suertudo!!! Te ha salido una runa de las mejores!!! De las que nunca salen!!
Akanke
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Re: Recién llegado, extraño [Libre][CERRADO]
Todo iba bien, aun a pesar de que Akanke no pareció haberlo escuchado, pues no reaccionaba, y ademas fue a tocar una, al menos, fue en la "cabeza". Pero ella se enojo, y lo que resulto peor, todo un tentáculo que quedo flotando en el agua, aunque de forma dolorosa, ella aprendió la lección, cuando ella salio del agua, Yoheel ya guardo su daga, sin dejar de utilizar la telekinesis. Se dejo abrazar, no opuso resistencia a la muestra de cariño de ella, sin embargo, cuando ella termino de hablar, le agarra la mano herida y la abre. -Mantenla abierta- ¿Que hacer ante algo así? Uno de sus libros, que utiliza como anotador, debe tener la respuesta, pues uso uno para escribir lo que pensó le seria de utilidad. Mientras caminan, levanta una piedra y la limpia.
Una vez volvieron al fuego, Yoheel le puso mas maderas encima, para que este pudiera secar el gran cuerpo de la centauro, y que no se apagara pronto, una vez hecho, se sentó del lado contrario de la piedra, dándole la espalda a Akanke y al fuego, comenzó a buscar en su anotador, el cual saco de una bolsa de cuero vieja y con algunos agujeros. Ante las palabras de ella, lo único que hizo fue guardar silencio, al menos por unos segundos hasta que encontró lo que buscaba. -Tienes suerte, aquellas no eran venenosas, la mano te dolerá unos días, pero solo hay que evitar que se infecte, aunque... Creo que te sera fácil aguantar- Por lo visto, su constitución como centauro iba mas allá que medio cuerpo de caballo y le agregaba mayor resistencia en todo su cuerpo, aun así, el no sabe que tanto pueden resistir otros animales el dolor. Y durante todo ese tiempo, estuvo soplando aquella piedra, a excepción de cuando hablaba, claro.
Deja el libro de nuevo en aquella mochila, acercándose a Akanke y sentándose frente a ella. -Entiendo por que haces esto- Toma la mano herida de ella. -No se cuanto tiempo durara nuestro camino juntos, pero déjame decirte que esta herida, la cicatriz que resulte de esto, no te dará dolor o tristeza, que sera diferente a cualquier otra herida que tu cuerpo tiene- Sobre la herida, coloca la piedra, que estando fría, espera que le ayude con el ardor que debe resultar de aquel tacto peligroso. -Manten tu mano abierta, así no se calienta rápido- Sosteniendo la piedra aun, le da un pequeño beso en el dorso de su mano. -Duerme bien, Akanke-
Suelta la mano de ella y va a donde estaba sentado al principio, recostándose en el suelo. Llamesele como quieran, pero ahora mismo, Yoheel esta dudando de su misión, sin embargo, analizarlo, impulsa su decisión, le agrada Akanke, ademas, aunque ella se ve mayor que el, no se aleja mucho de lo que es una niña. Los niños... Arrancar la felicidad de todas las personas, de todos los menores, ¿Con que propósito? Unificar a todo el continente, incluyendo el impulso acelerado de la magia que espera lograr. ¿Lo vale? ¿Vale la pena provocar el sufrimiento de todos para que se unan? Por supuesto que si, ya que es solo a través del dolor y el sufrimiento que las personas son capaces de unirse, extendiendo el concepto de persona a toda raza inteligente. Solo la falta de felicidad hará que todos se olviden de las diferencias raciales, de todo, uniéndose para luchar contra un solo estandarte. Si, para Yoheel lo vale, sin embargo, ¿Sera capaz de permanecer con Akanke aun cuando su plan sea llevado a cabo? Es incierto, y de cierta manera peligroso, pero el ya sabia eso cuando tomo la decisión de llevarlo a cabo. Años de estudios, no solo de magia, si no también de la historia, las guerras del continente, de las Islas Illidenses, ¿Por que solo las guerras se guardan en la memoria? Por que nadie quiere vivirlas de nuevo, habiendo excepciones, pero las guerras son necesarias para que todos entiendan, para que todos olviden y se unifiquen. La guerra es totalmente necesaria, y nada ni nadie la parara.
Una vez volvieron al fuego, Yoheel le puso mas maderas encima, para que este pudiera secar el gran cuerpo de la centauro, y que no se apagara pronto, una vez hecho, se sentó del lado contrario de la piedra, dándole la espalda a Akanke y al fuego, comenzó a buscar en su anotador, el cual saco de una bolsa de cuero vieja y con algunos agujeros. Ante las palabras de ella, lo único que hizo fue guardar silencio, al menos por unos segundos hasta que encontró lo que buscaba. -Tienes suerte, aquellas no eran venenosas, la mano te dolerá unos días, pero solo hay que evitar que se infecte, aunque... Creo que te sera fácil aguantar- Por lo visto, su constitución como centauro iba mas allá que medio cuerpo de caballo y le agregaba mayor resistencia en todo su cuerpo, aun así, el no sabe que tanto pueden resistir otros animales el dolor. Y durante todo ese tiempo, estuvo soplando aquella piedra, a excepción de cuando hablaba, claro.
Deja el libro de nuevo en aquella mochila, acercándose a Akanke y sentándose frente a ella. -Entiendo por que haces esto- Toma la mano herida de ella. -No se cuanto tiempo durara nuestro camino juntos, pero déjame decirte que esta herida, la cicatriz que resulte de esto, no te dará dolor o tristeza, que sera diferente a cualquier otra herida que tu cuerpo tiene- Sobre la herida, coloca la piedra, que estando fría, espera que le ayude con el ardor que debe resultar de aquel tacto peligroso. -Manten tu mano abierta, así no se calienta rápido- Sosteniendo la piedra aun, le da un pequeño beso en el dorso de su mano. -Duerme bien, Akanke-
Suelta la mano de ella y va a donde estaba sentado al principio, recostándose en el suelo. Llamesele como quieran, pero ahora mismo, Yoheel esta dudando de su misión, sin embargo, analizarlo, impulsa su decisión, le agrada Akanke, ademas, aunque ella se ve mayor que el, no se aleja mucho de lo que es una niña. Los niños... Arrancar la felicidad de todas las personas, de todos los menores, ¿Con que propósito? Unificar a todo el continente, incluyendo el impulso acelerado de la magia que espera lograr. ¿Lo vale? ¿Vale la pena provocar el sufrimiento de todos para que se unan? Por supuesto que si, ya que es solo a través del dolor y el sufrimiento que las personas son capaces de unirse, extendiendo el concepto de persona a toda raza inteligente. Solo la falta de felicidad hará que todos se olviden de las diferencias raciales, de todo, uniéndose para luchar contra un solo estandarte. Si, para Yoheel lo vale, sin embargo, ¿Sera capaz de permanecer con Akanke aun cuando su plan sea llevado a cabo? Es incierto, y de cierta manera peligroso, pero el ya sabia eso cuando tomo la decisión de llevarlo a cabo. Años de estudios, no solo de magia, si no también de la historia, las guerras del continente, de las Islas Illidenses, ¿Por que solo las guerras se guardan en la memoria? Por que nadie quiere vivirlas de nuevo, habiendo excepciones, pero las guerras son necesarias para que todos entiendan, para que todos olviden y se unifiquen. La guerra es totalmente necesaria, y nada ni nadie la parara.
- Spoiler:
- Es que las runas me aman, soy un estudioso de ellas (?).
"De mi nacerá una leyenda urbana, aquel que consiguió una runa extraña su primera vez"
- YoheelUs.
Guarda este momento para la posteridad(?).
Yoheel
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Re: Recién llegado, extraño [Libre][CERRADO]
Antes de que clareara el día, Akanke estuvo de pie, ataviada con sus extravagancias, y con Amosa al hombro. Tomó su báculo y mochila, y marchó a buscar alimento. Se internó en ese bosque tenebroso y seco, con la esperanza de encontrar algún árbol o arbusto de frutos comestibles. Por último, algún animal pequeño que cocinar. Aunque ella no gustaba de la carne de los animales, solía comerla, sabiendo que la energía que daban era mayor a la de los frutos.
Lentamente, se fue internando en un manglar de aguas claras. Al principio dudó del éxito de su búsqueda. pues el mangle lucía seco y muerto. Cuán equivocada estaba. Aquel lugar hervía de vida. A los pocos metros de entrar, sintió pecesitos nadar por entre sus patas, veía las aves que posaban tranquilas en las ramas, los cangrejos que caminaban sobre las raíces que sobresalían, los moluscos incrustados en las rocas. Sonrió alegre, recogiendo piedras cubiertas por mejillones y guardándolas en su mochila que chorreaba agua.
Sin darse cuanta, lentamente se fue internando en el manglar. Las aguas se fueron tornando turbias y hediondas, que le llegaban hasta su vientre equino. Avanzaba con dificultad, pues el suelo lodoso le atrapaba los cascos, hundiéndose bajo su peso. Algo le nadó entre las piernas, algo largo y liso. Los pelos del cuerpo se le erizaron y se encabritó, parándose sobre sus patas traseras, chillando. El "algo" volvió a nadar entre sus patas. Akanke agitaba el agua, tratando de salir de ahí y alejarse de esa cosa que la rondaba.
Pero entra más desesperada se ponía y más trataba de correr, más se hundían sus patas en el lodo. La cosa se enroscó alrededor de su pata trasera izquierda, apretando con fuerza. En un reflejo rápido, Akanke clavó el extremo en punta de su báculo en el cuerpo de la cosa, y esta la soltó y huyó nadando. La centáuride se quedó quieta, asustada. No sabía qué era eso, no tenía idea. Solamente que era peligroso seguir allí. Inhaló hondo y comenzó a caminar lento, de vuelta hacia la costa.
De nuevo las aguas se aclararon y el mangle se abrió para mostrar la playa donde Yoheel ya estaba despeirto. Akanke sonrió. Sus mejillas se sonrojaron al ver al chico. Se dio cuenta y agachó la cabeza, tratando de ocultar una sonrisa que se empeñaba en crecer. -Trae comida- dijo llamando al chico y enseñándole el bolso mojado, cargado de moluscos frescos, avanzando hacia él.
Lentamente, se fue internando en un manglar de aguas claras. Al principio dudó del éxito de su búsqueda. pues el mangle lucía seco y muerto. Cuán equivocada estaba. Aquel lugar hervía de vida. A los pocos metros de entrar, sintió pecesitos nadar por entre sus patas, veía las aves que posaban tranquilas en las ramas, los cangrejos que caminaban sobre las raíces que sobresalían, los moluscos incrustados en las rocas. Sonrió alegre, recogiendo piedras cubiertas por mejillones y guardándolas en su mochila que chorreaba agua.
Sin darse cuanta, lentamente se fue internando en el manglar. Las aguas se fueron tornando turbias y hediondas, que le llegaban hasta su vientre equino. Avanzaba con dificultad, pues el suelo lodoso le atrapaba los cascos, hundiéndose bajo su peso. Algo le nadó entre las piernas, algo largo y liso. Los pelos del cuerpo se le erizaron y se encabritó, parándose sobre sus patas traseras, chillando. El "algo" volvió a nadar entre sus patas. Akanke agitaba el agua, tratando de salir de ahí y alejarse de esa cosa que la rondaba.
Pero entra más desesperada se ponía y más trataba de correr, más se hundían sus patas en el lodo. La cosa se enroscó alrededor de su pata trasera izquierda, apretando con fuerza. En un reflejo rápido, Akanke clavó el extremo en punta de su báculo en el cuerpo de la cosa, y esta la soltó y huyó nadando. La centáuride se quedó quieta, asustada. No sabía qué era eso, no tenía idea. Solamente que era peligroso seguir allí. Inhaló hondo y comenzó a caminar lento, de vuelta hacia la costa.
De nuevo las aguas se aclararon y el mangle se abrió para mostrar la playa donde Yoheel ya estaba despeirto. Akanke sonrió. Sus mejillas se sonrojaron al ver al chico. Se dio cuenta y agachó la cabeza, tratando de ocultar una sonrisa que se empeñaba en crecer. -Trae comida- dijo llamando al chico y enseñándole el bolso mojado, cargado de moluscos frescos, avanzando hacia él.
Akanke
Sacerdotisa del Templo de los Monos
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Re: Recién llegado, extraño [Libre][CERRADO]
El ya esta despierto, ve a Akanke levantar todas sus cosas e irse, simplemente no hace nada, se queda allí, fingiendo dormir aun, ¿Que hace despierto? Simple, si no comes, no podrás dormir bien, y eso se algo que los brujos saben bien, o deberían saberlo, de todas formas, un sueño ligero es perfecto para los brujos, quienes solo tienen su magia a su favor, si un ligero crujido puede despertarte, sera mas difícil que te maten en la noche, aunque uno apenas sea capaz de dormir. Pero si uno sabe controlarlo, puede dormir lo suficiente como para llegar a tener energía al día siguiente sin despertarse por cualquier cosa, técnica que Yoheel sabe manejar. Una vez Akanke desapareció de la vista del joven brujo, se pone de pie y estira su cuerpo, le da un vistazo a las cenizas de la hoguera y lo limpia un poco, dejando los carbones dentro, esparciendo toda la ceniza alrededor. Del agujero, para después aplastarla contra el suelo, como intentando ocultarla para que Akanke no se diera cuenta, se sienta en la piedra a pensar de nuevo.
¿Que debe hacer después de encontrarse con el vampiro? ¿A donde debe ir? ¿Que debería conseguir? Antes de poner en marcha su plan, debe de conseguir no solo experiencia, si no también conocimientos, mejorar su control sobre la magia y comprender mejor las tácticas militares. Nadie sigue a una persona por que si, si uno no es capaz de hacer que las personas tras de el se sostengan, uno los pierde, tal vez para siempre. Y lo que resulta mas importante, no solo debe de controlar a las personas que estén cerca de el, su influencia debe llegar hasta aquellas personas que no lo hayan visto y no lo vayan a ver nunca. Para lo cual debe conseguirse algún renombre, hacer cosas sorprendentes, y ganar una gran labia, todo eso en poco tiempo, en tan solo un par de años, eso si quiere estar el mayor tiempo posible como el cabecilla. Pero también, ¿Quien podría ocupar su lugar? Y no es aquella persona que tomara su lugar cuando muera, si no aquella persona que tomara toda la culpa sin tratar de hacer lo contrario. Un chivo expiatorio, aquel que cargue con todos sus pecados y todo el sufrimiento, conseguir a alguien confiable, que le entregue todo a Yoheel a su "causa", y que ademas sea sacrificable, eso sera el mayor problema, seguramente.
Camina alrededor un poco, para mover las piernas en lo que Akanke vuelve a la hoguera, practica con su telekinesis, movimientos raros, formas de atacar y defenderse, incluso algunas cosas con su conjuración. Con la practica se hace al maestro, y eso es en lo que debe convertirse, tantas metas, tantas cosas para hacer a futuro, mucho por hacer hoy en día, Yoheel se planeo toda su vida. Y para el momento en el que Akanke esta de vuelta, Yoheel esta dando vueltas alrededor de la hoguera, pensando en que hacer después del vampiro, tal vez ir a Lunargenta, ver que tal esa nueva religión, o visitar algunas bibliotecas. Vender sus libros que no le sirven o donarlos, conseguir nuevo equipamiento, empezar a "reclutar" personas, ir lentamente extendiendo su forma de pensar, o al menos sus ideas.
-Oh, que bien- Agarra el bolso, para ver el interior, todo lo que hay dentro, al menos para alguien como Yoheel, esa comida es mucha, tal vez para 2 o 3 días, posiblemente exagerando un poco, pero el joven no tiene problemas en comprobar si eso puede ser cierto. -Prenderé la hoguera de nuevo- Deja el bolso sobre la piedra donde se sienta y acomoda algunas maderas y hojas secas, prende un trozo de yesca con el fuego de vela que puede invocar y lo coloca suavemente sobre todo. -¿Donde te metiste? Siento un olor extraño- Comenta, mirando a Akanke, es obvio que su parte inferior estará mojada por lo que trajo para comer, pero, el quiere saber donde se mojo, para comprender el por que del olor.
-Cuando el fuego se avive cocinaremos todo para comer- Se sienta de nuevo, echando algunas maderas sobre el fuego que lentamente empieza a agarrar fuerza y poder, sin embargo, hay algo que sigue estando en su mente. -Tengo curiosidad, ¿Donde conseguiste el báculo?- Un arma como esa, tan bien preparada, hecha con detenimiento y habilidad de herrero, un arma que combina dos cosas a la perfección y puede mantener la armonía, es algo hecho por alguien, que Yoheel quiere saber su nombre, o algo de su identidad. -Bij'hago kele eprendé- Dice una vez que ella le responde. -¿Bij'hago quiere aprender? ¿Eso es lo que me habías dicho anoche?- Una duda que sobrepaso la noche, unas palabras que se quedaron en la cabeza de Yoheel, un idioma, que podría ser interesante de aprender. -Y cuando llegaste, ¿Que significo eso que dijiste? Mari mari, lamgnem, creo que fue eso-
¿Que debe hacer después de encontrarse con el vampiro? ¿A donde debe ir? ¿Que debería conseguir? Antes de poner en marcha su plan, debe de conseguir no solo experiencia, si no también conocimientos, mejorar su control sobre la magia y comprender mejor las tácticas militares. Nadie sigue a una persona por que si, si uno no es capaz de hacer que las personas tras de el se sostengan, uno los pierde, tal vez para siempre. Y lo que resulta mas importante, no solo debe de controlar a las personas que estén cerca de el, su influencia debe llegar hasta aquellas personas que no lo hayan visto y no lo vayan a ver nunca. Para lo cual debe conseguirse algún renombre, hacer cosas sorprendentes, y ganar una gran labia, todo eso en poco tiempo, en tan solo un par de años, eso si quiere estar el mayor tiempo posible como el cabecilla. Pero también, ¿Quien podría ocupar su lugar? Y no es aquella persona que tomara su lugar cuando muera, si no aquella persona que tomara toda la culpa sin tratar de hacer lo contrario. Un chivo expiatorio, aquel que cargue con todos sus pecados y todo el sufrimiento, conseguir a alguien confiable, que le entregue todo a Yoheel a su "causa", y que ademas sea sacrificable, eso sera el mayor problema, seguramente.
Camina alrededor un poco, para mover las piernas en lo que Akanke vuelve a la hoguera, practica con su telekinesis, movimientos raros, formas de atacar y defenderse, incluso algunas cosas con su conjuración. Con la practica se hace al maestro, y eso es en lo que debe convertirse, tantas metas, tantas cosas para hacer a futuro, mucho por hacer hoy en día, Yoheel se planeo toda su vida. Y para el momento en el que Akanke esta de vuelta, Yoheel esta dando vueltas alrededor de la hoguera, pensando en que hacer después del vampiro, tal vez ir a Lunargenta, ver que tal esa nueva religión, o visitar algunas bibliotecas. Vender sus libros que no le sirven o donarlos, conseguir nuevo equipamiento, empezar a "reclutar" personas, ir lentamente extendiendo su forma de pensar, o al menos sus ideas.
-Oh, que bien- Agarra el bolso, para ver el interior, todo lo que hay dentro, al menos para alguien como Yoheel, esa comida es mucha, tal vez para 2 o 3 días, posiblemente exagerando un poco, pero el joven no tiene problemas en comprobar si eso puede ser cierto. -Prenderé la hoguera de nuevo- Deja el bolso sobre la piedra donde se sienta y acomoda algunas maderas y hojas secas, prende un trozo de yesca con el fuego de vela que puede invocar y lo coloca suavemente sobre todo. -¿Donde te metiste? Siento un olor extraño- Comenta, mirando a Akanke, es obvio que su parte inferior estará mojada por lo que trajo para comer, pero, el quiere saber donde se mojo, para comprender el por que del olor.
-Cuando el fuego se avive cocinaremos todo para comer- Se sienta de nuevo, echando algunas maderas sobre el fuego que lentamente empieza a agarrar fuerza y poder, sin embargo, hay algo que sigue estando en su mente. -Tengo curiosidad, ¿Donde conseguiste el báculo?- Un arma como esa, tan bien preparada, hecha con detenimiento y habilidad de herrero, un arma que combina dos cosas a la perfección y puede mantener la armonía, es algo hecho por alguien, que Yoheel quiere saber su nombre, o algo de su identidad. -Bij'hago kele eprendé- Dice una vez que ella le responde. -¿Bij'hago quiere aprender? ¿Eso es lo que me habías dicho anoche?- Una duda que sobrepaso la noche, unas palabras que se quedaron en la cabeza de Yoheel, un idioma, que podría ser interesante de aprender. -Y cuando llegaste, ¿Que significo eso que dijiste? Mari mari, lamgnem, creo que fue eso-
Yoheel
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Re: Recién llegado, extraño [Libre][CERRADO]
Yoheel se alegró de ver la comida. Akanke se sintió feliz de hacerlo feliz. Sonrió ampliamente, enseñando sus dientes blancos que relucían en contraste con su oscura piel. Amosa hizo un ruido y se perdió en el cielo. -Conchita n'el agua caliente de burbuja- le dijo al verlo admirar las piedras con los moluscos. Era bastante para ambos, para sobrevivir el día. Seguramente después de comer partirían rumbo Sacrestic Ville y no probarían bocado.
El chico prende el fuego en sus manos. Frente a ella, aparece una llama que él hizo de la nada. Akanke se sorprende mucho, mirando asombrada como pone la llamita sobre los maderos y estos se encienden enseguida. No escucha su pregunta, de lo concentrada que está en el fuego -¿Cómo tú prende?- le pregunta acercándose para tomar sus manos y revisarlas. Esatán limpias y sin quemaduras -¡Tú é un kankamán! ¡Brujo!- le dice emocionada.
Akanke se echó junto al fuego para secar sus patas -N'el manglá, má pa'llá, yo buscando la kumina- comenzó a contar -N'el agua, agua negra, nadó una babía por la luría... ayyy ¡kulé! ¡kulé! ¡qué sutto!- le contaba con gestos del rostro y las manos. Ella se echó a reír -Y ahora con la jerentina- dijo, arrugando la nariz y tapándosela -L'agua negra muy sucio, muy jeriondo- comentó, mirándolo. -La kumina etaba n'el agua clara- finalizó, dándose cuenta que si él pensaba que la comida la había sacado de esa parte fea, la tiraría al mar.
Ella se quedó callada, Yoheel le preguntó por su arma, pero ella no entendió la palabra "báculo" y lo miró confundida, sacudió la cabeza y sonrió. Apretó su arma hacia su cuerpo y encogió de hombros -Este mío- dijo con inocencia. lo siguiente que dijo sí que lo entendió -¿Tú kele enprendé? Sí, como yo hablo, bij'hago, ésa mío también- alzó las manos y tomó las de él -Cuando mari mari... como en saludo... día bueno, noche buena... así, como solo diciendo mari mari está bueno- le dijo, intentando explicar que era la forma de saludar -Y lamngnen... como... es tú conmigo, de la mama tú y yo, de la misma mama... ¿entendiendo?- se esforzó para hacerle entender que eso significaba "hermano".
Le sonrió, mirándolo al rostro. -¿L'agua? Conchita n'el agua de burbuja- dijo, recordando que había que cocinar la comida.
El chico prende el fuego en sus manos. Frente a ella, aparece una llama que él hizo de la nada. Akanke se sorprende mucho, mirando asombrada como pone la llamita sobre los maderos y estos se encienden enseguida. No escucha su pregunta, de lo concentrada que está en el fuego -¿Cómo tú prende?- le pregunta acercándose para tomar sus manos y revisarlas. Esatán limpias y sin quemaduras -¡Tú é un kankamán! ¡Brujo!- le dice emocionada.
Akanke se echó junto al fuego para secar sus patas -N'el manglá, má pa'llá, yo buscando la kumina- comenzó a contar -N'el agua, agua negra, nadó una babía por la luría... ayyy ¡kulé! ¡kulé! ¡qué sutto!- le contaba con gestos del rostro y las manos. Ella se echó a reír -Y ahora con la jerentina- dijo, arrugando la nariz y tapándosela -L'agua negra muy sucio, muy jeriondo- comentó, mirándolo. -La kumina etaba n'el agua clara- finalizó, dándose cuenta que si él pensaba que la comida la había sacado de esa parte fea, la tiraría al mar.
Ella se quedó callada, Yoheel le preguntó por su arma, pero ella no entendió la palabra "báculo" y lo miró confundida, sacudió la cabeza y sonrió. Apretó su arma hacia su cuerpo y encogió de hombros -Este mío- dijo con inocencia. lo siguiente que dijo sí que lo entendió -¿Tú kele enprendé? Sí, como yo hablo, bij'hago, ésa mío también- alzó las manos y tomó las de él -Cuando mari mari... como en saludo... día bueno, noche buena... así, como solo diciendo mari mari está bueno- le dijo, intentando explicar que era la forma de saludar -Y lamngnen... como... es tú conmigo, de la mama tú y yo, de la misma mama... ¿entendiendo?- se esforzó para hacerle entender que eso significaba "hermano".
Le sonrió, mirándolo al rostro. -¿L'agua? Conchita n'el agua de burbuja- dijo, recordando que había que cocinar la comida.
- ¿No se entiende?:
- No es invento, todas esas palabras existen en el idioma mapuche y en el palenquero. Ambos son idiomas que se pueden investigar y aprender.
Akanke
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Re: Recién llegado, extraño [Libre][CERRADO]
Aunque el pregunto, realmente no es capaz de entender que es lo que ella dijo, [Conchita, ¿En el agua caliente de burbuja?] Eso lo pone a pensar, pero no por mucho, o al menos hasta que el olor de Akanke opaco toda duda de comprensión en su cabeza, era un fuerte olor como a sal, y algunas otras cosas. Pero en algún momento del día volverá a lo que ella le dijo, o tal vez después de comer le diga que lo lleve hasta el lugar donde fue a buscar los moluscos. Pero toda su cabeza se queda en silencio cuando Akanke le revisa las manos, y una duda vuelve a hacer ruido, [¿Que hace?] Hasta que ella vuelve a hablar, ¿No se había dado cuenta? Bueno, lo deja pasar, no es como si por que el fuera inteligente, debiera esperar que todos a su alrededor también lo sean, incluso, puede averiguar mas del idioma, o la forma de hablar de Akanke, esa forma de expresarse es mas clara, y si grita la palabra extraña después de la frase, es mas fácil comprender.
Se sienta cerca del fuego, mientras este se extiende a través de toda la madera, ahora colocando algunos maderos para formar una columna de fuego mas estable, donde el calor se concentre mejor, mientras escucha la historia de Akanke y le dirige la mirada de vez en cuando, al acabar con las maderas le da toda su atención. Ríe junto a ella, todas las gesticulaciones, las formas de mover los brazos, si son graciosos, pero las palabras, eso le interesa mas, aunque pueda sonar algo crudo. -Esta bien, hiciste un buen trabajo, Akanke, gracias- Le agradece correctamente, después de tardar un poco para hacerlo correctamente, pero bueno, algunos dicen "Mejor tarde que nunca".
Le cuesta un poco entender las palabras de Akanke, pero mejor ignora lo que no puede entender bien, aunque no significa que llegue a olvidarse fácilmente de lo que dice. Levanta sus manos para que Akanke las tome, sintiéndose tranquilo cuando ella lo hace, por unos momentos se preocupo de lo que ella iba a hacer, temiendo malinterpretar sus acciones. Mari mari, lo entendió bien, un saludo que sirve para cualquier situación, básicamente, y luego, lamngnen, lo entendió con la ultima explicación, "de la misma mama". -Entiendo, eso significa "hermano", hijos de la misma madre- Le hace una sonrisa amigable, para calmarla por si se siente un poco tensa intentando explicar su idioma, tal vez sea un poco complicado comunicarse al inicio, pero con el paso del tiempo, sera mas fácil.
Al principio se sintió fuera de lugar, hasta que en un segundo recordó todo lo demás. -Oh, la comida, si- Suelta las manos de ella para ir hacia la bolsa y sacar los moluscos que allí hay dentro, saca su cuchillo y empieza a limpiarlos, a cortar las barbas de estos y sacar todo lo que queda pegado con el mismo cuchillo. Una vez termina uno lo pone sobre el fuego boca abajo, corroborando uno a uno que no este muerto. -¿Me ayudas? Así tardamos menos- Le pasa uno y le explica lo que el hace y le enseña a como revisar si uno esta muerto o no, y le explica el por que los pone hacia abajo apoyados contra las maderas del fuego. Eso con los que son mejillones, con los demás, que no necesitan tanta limpieza, los pone directamente sobre el fuego. -No soy muy bueno en esto, y no llevo nada que nos pueda ayudar, sin embargo, al menos podremos comer sin enfermar- Comenta con una leve risa. -Igual deberemos esperar a que estén cocinados- Corta sus palabras, acaba de entender en donde encontró la comida, en un manglar. -Mientras tanto, ¿Podrías decirme donde lo conseguiste?- Apunta al arma de ella, vuelve a esa pregunta, ya que ella no parece haber entendido su pregunta la primera vez.
Se sienta cerca del fuego, mientras este se extiende a través de toda la madera, ahora colocando algunos maderos para formar una columna de fuego mas estable, donde el calor se concentre mejor, mientras escucha la historia de Akanke y le dirige la mirada de vez en cuando, al acabar con las maderas le da toda su atención. Ríe junto a ella, todas las gesticulaciones, las formas de mover los brazos, si son graciosos, pero las palabras, eso le interesa mas, aunque pueda sonar algo crudo. -Esta bien, hiciste un buen trabajo, Akanke, gracias- Le agradece correctamente, después de tardar un poco para hacerlo correctamente, pero bueno, algunos dicen "Mejor tarde que nunca".
Le cuesta un poco entender las palabras de Akanke, pero mejor ignora lo que no puede entender bien, aunque no significa que llegue a olvidarse fácilmente de lo que dice. Levanta sus manos para que Akanke las tome, sintiéndose tranquilo cuando ella lo hace, por unos momentos se preocupo de lo que ella iba a hacer, temiendo malinterpretar sus acciones. Mari mari, lo entendió bien, un saludo que sirve para cualquier situación, básicamente, y luego, lamngnen, lo entendió con la ultima explicación, "de la misma mama". -Entiendo, eso significa "hermano", hijos de la misma madre- Le hace una sonrisa amigable, para calmarla por si se siente un poco tensa intentando explicar su idioma, tal vez sea un poco complicado comunicarse al inicio, pero con el paso del tiempo, sera mas fácil.
Al principio se sintió fuera de lugar, hasta que en un segundo recordó todo lo demás. -Oh, la comida, si- Suelta las manos de ella para ir hacia la bolsa y sacar los moluscos que allí hay dentro, saca su cuchillo y empieza a limpiarlos, a cortar las barbas de estos y sacar todo lo que queda pegado con el mismo cuchillo. Una vez termina uno lo pone sobre el fuego boca abajo, corroborando uno a uno que no este muerto. -¿Me ayudas? Así tardamos menos- Le pasa uno y le explica lo que el hace y le enseña a como revisar si uno esta muerto o no, y le explica el por que los pone hacia abajo apoyados contra las maderas del fuego. Eso con los que son mejillones, con los demás, que no necesitan tanta limpieza, los pone directamente sobre el fuego. -No soy muy bueno en esto, y no llevo nada que nos pueda ayudar, sin embargo, al menos podremos comer sin enfermar- Comenta con una leve risa. -Igual deberemos esperar a que estén cocinados- Corta sus palabras, acaba de entender en donde encontró la comida, en un manglar. -Mientras tanto, ¿Podrías decirme donde lo conseguiste?- Apunta al arma de ella, vuelve a esa pregunta, ya que ella no parece haber entendido su pregunta la primera vez.
Yoheel
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Re: Recién llegado, extraño [Libre][CERRADO]
Al parecer, Yoheel había olvidado que había que cocinar. A la centáuride le causó mucha gracia el sobresalto del muchacho que se puso a limpiar las conchitas de inmediato. Aunque no entendió bien las indicaciones de Akanke; ella le había explicado que había que hervirlas para comerlas y él las puso a asar. -Asina se van a secar...- dijo apretando los labios, pero bueno, ella había buscado la comida, lo justo era que él la cocinara. Aunque si quedaban muy malas, lo dejaría buscar la comida a él la próxima vez y ella se encargaría de cocinarla.
Lo miró atenta mientras él le explicaba cómo limpiar las conchitas, ella buscó su propia navaja, una muy pequeña que tenía usos más bien personales que como arma, y dejó ordenaditos, uno junto al otro. Akanke sabía que estaban listas cuando estas se abrían, así que las tomaba y, haciendo malabares para no quemarse los dedos, raspaba la carne y se comía con gusto los moluscos cocidos. El rostro de felicidad y satisfacción de la centáuride eran suficientes, ella no necesitaba las palabras para decir lo contenta que estaba en ese momento.
Lo que no entiende, es por qué Yoheel insiste en hacer preguntas difíciles. Ella masticaba despacio y miraba la mano del joven que señalaba su arma -Ese... mío- dijo despacio, con la boca llena. Se rascó debajo del lóbulo de la oreja y se encogió levemente de hombros. ¿Cómo podía ella contar esa historia y que él le entendiera? Mejor la dejaba para otro día, ahora mismo ella quería comer. No quería pensar en otra cosa, porque los recuerdos siempre la llevaban al mismo terrible y tenebroso lugar. Justamente, al lugar al que pronto emprendería camino.
Lo miró atenta mientras él le explicaba cómo limpiar las conchitas, ella buscó su propia navaja, una muy pequeña que tenía usos más bien personales que como arma, y dejó ordenaditos, uno junto al otro. Akanke sabía que estaban listas cuando estas se abrían, así que las tomaba y, haciendo malabares para no quemarse los dedos, raspaba la carne y se comía con gusto los moluscos cocidos. El rostro de felicidad y satisfacción de la centáuride eran suficientes, ella no necesitaba las palabras para decir lo contenta que estaba en ese momento.
Lo que no entiende, es por qué Yoheel insiste en hacer preguntas difíciles. Ella masticaba despacio y miraba la mano del joven que señalaba su arma -Ese... mío- dijo despacio, con la boca llena. Se rascó debajo del lóbulo de la oreja y se encogió levemente de hombros. ¿Cómo podía ella contar esa historia y que él le entendiera? Mejor la dejaba para otro día, ahora mismo ella quería comer. No quería pensar en otra cosa, porque los recuerdos siempre la llevaban al mismo terrible y tenebroso lugar. Justamente, al lugar al que pronto emprendería camino.
Akanke
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Re: Recién llegado, extraño [Libre][CERRADO]
Pudo escucharla, pero simplemente lo dejo pasar, no es como si fuera necesario parar en cada palabra que alguno de los dos diga en todo momento. Sigue limpiándolas y colocandolas en el fuego, sacando con su telekinesis las que ya se van abriendo, riendo un poco por el acto de Akanke, saca para ella también, las abre y las deja flotando un poco hasta que las empiezan a comer. Mas que disfrutar el mismo su comida, mira a Akanke, aprovechando los momentos en los que ella esta mas distraída para poder ver por unos segundos mas su rostro. Aquel rostro, que expresa felicidad, ¿Y si alguien o algo le hiciera saber el plan para el futuro de Yoheel? ¿Que pasaría con su rostro? ¿Que expresión pondría? ¿Lo consideraría peor que aquello que vivió en Sacrestic Ville? ¿Intentaría hacerlo cambiar de opinión? El pensar en eso es suficiente como para que Yoheel empiece a concentrarse de nuevo en comer, aunque come poco, no debe dejar pasar el tiempo, al menos unos cuantos debe llegar a comer.
Cuando vuelve a preguntar, ella vuelve a decir casi lo mismo, ¿No logra comprender su pregunta? ¿O no quiere decirlo? Suponiendo que se trata de un tema delicado, decide que lo mejor sera no preguntar por ello de nuevo, al menos no por lo pronto, si no dejarlo para mas adelante. Continua comiendo en silencio, para no distraerse con Akanke de nuevo, empieza a meditar sobre algunos estudios, intentado sacarle mas juego de algo que ya ha analizado por mucho tiempo. Al menos, de esa forma, come de forma automática, mucho mejor que no comer.
Al acabar de comer se pone de pie, va hacia su mochila y la cuelga de sus hombros. -Mejor ponernos en marcha, en cuanto mas rápido lleguemos, mas rápido nos podremos alejar de allí- O mas rápido moriremos, pero claro, eso es algo que Yoheel no debería decir en voz alta, sobre todo junto a una compañera que no le gusta la idea de ir hacia allí. Con su telekinesis hace reposar los leños sobre el fuego y lo deja consumirse. -Se apagara solo, ¿Estas lista para seguir?- Espera la confirmación de ella para empezar a caminar, aunque claro, hay una obvia diferencia entre lo que es una centauro que quien sabe por cuanto tiempo ha estado de esta forma, y un mago de 17 años en casi ningún estado, ¿Se podría conseguir una montura en las cercanías?
Cuando vuelve a preguntar, ella vuelve a decir casi lo mismo, ¿No logra comprender su pregunta? ¿O no quiere decirlo? Suponiendo que se trata de un tema delicado, decide que lo mejor sera no preguntar por ello de nuevo, al menos no por lo pronto, si no dejarlo para mas adelante. Continua comiendo en silencio, para no distraerse con Akanke de nuevo, empieza a meditar sobre algunos estudios, intentado sacarle mas juego de algo que ya ha analizado por mucho tiempo. Al menos, de esa forma, come de forma automática, mucho mejor que no comer.
Al acabar de comer se pone de pie, va hacia su mochila y la cuelga de sus hombros. -Mejor ponernos en marcha, en cuanto mas rápido lleguemos, mas rápido nos podremos alejar de allí- O mas rápido moriremos, pero claro, eso es algo que Yoheel no debería decir en voz alta, sobre todo junto a una compañera que no le gusta la idea de ir hacia allí. Con su telekinesis hace reposar los leños sobre el fuego y lo deja consumirse. -Se apagara solo, ¿Estas lista para seguir?- Espera la confirmación de ella para empezar a caminar, aunque claro, hay una obvia diferencia entre lo que es una centauro que quien sabe por cuanto tiempo ha estado de esta forma, y un mago de 17 años en casi ningún estado, ¿Se podría conseguir una montura en las cercanías?
Yoheel
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Re: Recién llegado, extraño [Libre][CERRADO]
Akanke miró cómo con su magia movía los leños para ahogar la fogata. Sí, se apagaría sola y no había nada cerca que pudiera alimentar un fuego, pero aún así, ella se aseguró echando arena sobre las brasas, hasta tapar por completo la fogata. Era la costumbre que tenía siempre para evitar que el fuego volviera a prenderse y causara algún desastre mayor.
Sin decir nada más, silbó llamando a Amosa y comenzó a caminar a paso lento por la playa hacia el oeste, debían llegar hasta el Tymer y allí caminar río arriba. A pesar de que el ave no apareció inmediatamente, Akanke no pareció dispuesta a esperarla. Sabía que Amosa aparecería en cualquier momento revoloteando sobre su cabeza.
Pasado un largo rato, sin voltear a mirarlo, se dirigió a Yoheel -¿De dónde viniendo tú?- preguntó, curiosa por conocer el origen del joven. El muchacho lucía limpio y era amable, tranquilo y educado. Hablaba muy bien y sin gritar. Y como hacía tiempo se había dado cuenta, era un chico listo e inteligente.
Akanke nunca había puesto una pezuña en una ciudad que no fuese Sacrestic Ville. Se mantenía en el territorio que conocía, el bosque y prefería las zonas más despobladas. Ella creía que los demás la veían siempre como una criatura a la cual había que atrapar, dominar, domesticar y usar. Pocas personas en su vida la habían tratado con amabilidad, como a una igual. Desconocía que habían ciudades donde vivían grandes comunidades de hombres y mujeres bestia de todo tipo en donde llevaban sus vidas prácticamente en igualdad con los humanos, elfos, magos, dragones y demás razas más parecidas entre si.
Giró un poco la cabeza y miró de reojo al muchacho que la seguía en silencio también.
Sin decir nada más, silbó llamando a Amosa y comenzó a caminar a paso lento por la playa hacia el oeste, debían llegar hasta el Tymer y allí caminar río arriba. A pesar de que el ave no apareció inmediatamente, Akanke no pareció dispuesta a esperarla. Sabía que Amosa aparecería en cualquier momento revoloteando sobre su cabeza.
Pasado un largo rato, sin voltear a mirarlo, se dirigió a Yoheel -¿De dónde viniendo tú?- preguntó, curiosa por conocer el origen del joven. El muchacho lucía limpio y era amable, tranquilo y educado. Hablaba muy bien y sin gritar. Y como hacía tiempo se había dado cuenta, era un chico listo e inteligente.
Akanke nunca había puesto una pezuña en una ciudad que no fuese Sacrestic Ville. Se mantenía en el territorio que conocía, el bosque y prefería las zonas más despobladas. Ella creía que los demás la veían siempre como una criatura a la cual había que atrapar, dominar, domesticar y usar. Pocas personas en su vida la habían tratado con amabilidad, como a una igual. Desconocía que habían ciudades donde vivían grandes comunidades de hombres y mujeres bestia de todo tipo en donde llevaban sus vidas prácticamente en igualdad con los humanos, elfos, magos, dragones y demás razas más parecidas entre si.
Giró un poco la cabeza y miró de reojo al muchacho que la seguía en silencio también.
Akanke
Sacerdotisa del Templo de los Monos
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Re: Recién llegado, extraño [Libre][CERRADO]
El camino iba a ser largo, pero igualmente eso algo que se espera siempre que uno sale de viaje, especialmente en un tiempo como en el que están viviendo. Aveces se imagina el mundo del cual vienen los ciberneticos, esos que son llamados "hijos de la tecnología", tiene mucha curiosidad por ellos también. La tan exquisita construcción de estos, teniendo en cuenta la "tosca" herrería de la que Aerandir esta provista, incluyendo el que ellos son seres artificiales, seres creados por el hombre, pero tan parecidos a ellos. Quiere encontrar respuestas, aprender, abrir uno, ver que tiene dentro, aprender de cada uno de ellos, ¿Que puede saber cada quien? ¿Que le puede decir? Eso le atrae mucho, quiere ver cuanto conocimiento le puede traer una criatura artificial como lo son ellos, al mismo tiempo, que quiere saber que puede utilizar y aprovechar no solo para su plan de vida, si no también para toda Aerandir.
-Provengo de las Islas Illidenses, o al menos, allí viví hace unos cuantos años, un poco menos que la mitad de mi vida- No es tiempo de contarle a Akanke la historia del pobre huérfano, del bebe que solo sobrevivió por la debilidad en el corazón de un hombre bestia y la amabilidad de un viejo viajero. No es tiempo de contarle todas esas aventuras y anécdotas, o mejor dicho, aun no es momento de utilizar esa historia, simplemente dejara que el tiempo fluya. No hay mejor táctica que esa, pues el tiempo no solo puede traer alegría y esperanza, si no que también dolor y desgracia. Así como un buen general sabe esperar el mejor momento para un ataque, el debe esperar el mejor momento para utilizar sus cartas, sus conocimientos y su magia. Especialmente la mezcla de todo ello, osease, todo su ser, pues el no teme ni dudara en utilizar su propio cuerpo a favor de la "guerra de unificación", o al menos, no lo hará hasta que sea irreversible la necesidad de hacerlo.
Un largo camino esta delante, seguramente vendrá acompañado por muchas anécdotas e historias, tal vez algo de traición, muerte, venganza y odio, amor marchito y amistades derretidas. La historia de vida que Yoheel ve para si mismo no es mas que un camino gris, que desembocara en un oscuro y negro ambiente de dolor y furia, para acabar en un trozo de papel o pintando su alrededor de blanco, el cual se acabara en algún momento. Una vida agria y dolorosa, a la que no muchas personas estarían dispuestas tomar si lo supieran, sin embargo, Yoheel lo sabe, el mismo visualiza su vida futura, y no solo lo acepta, si no que luchara por tenerla. Alguien tiene que sacrificarse, alguien tiene que volverse el malo de la historia para que esta fluya sin detenerse por la eternidad, ¿No es cierto? No hay ninguna historia que no posea un punto de adversidad en ella. -¿Y tu, de donde provienes?- Pero todavía no es tiempo para ello.
-Provengo de las Islas Illidenses, o al menos, allí viví hace unos cuantos años, un poco menos que la mitad de mi vida- No es tiempo de contarle a Akanke la historia del pobre huérfano, del bebe que solo sobrevivió por la debilidad en el corazón de un hombre bestia y la amabilidad de un viejo viajero. No es tiempo de contarle todas esas aventuras y anécdotas, o mejor dicho, aun no es momento de utilizar esa historia, simplemente dejara que el tiempo fluya. No hay mejor táctica que esa, pues el tiempo no solo puede traer alegría y esperanza, si no que también dolor y desgracia. Así como un buen general sabe esperar el mejor momento para un ataque, el debe esperar el mejor momento para utilizar sus cartas, sus conocimientos y su magia. Especialmente la mezcla de todo ello, osease, todo su ser, pues el no teme ni dudara en utilizar su propio cuerpo a favor de la "guerra de unificación", o al menos, no lo hará hasta que sea irreversible la necesidad de hacerlo.
Un largo camino esta delante, seguramente vendrá acompañado por muchas anécdotas e historias, tal vez algo de traición, muerte, venganza y odio, amor marchito y amistades derretidas. La historia de vida que Yoheel ve para si mismo no es mas que un camino gris, que desembocara en un oscuro y negro ambiente de dolor y furia, para acabar en un trozo de papel o pintando su alrededor de blanco, el cual se acabara en algún momento. Una vida agria y dolorosa, a la que no muchas personas estarían dispuestas tomar si lo supieran, sin embargo, Yoheel lo sabe, el mismo visualiza su vida futura, y no solo lo acepta, si no que luchara por tenerla. Alguien tiene que sacrificarse, alguien tiene que volverse el malo de la historia para que esta fluya sin detenerse por la eternidad, ¿No es cierto? No hay ninguna historia que no posea un punto de adversidad en ella. -¿Y tu, de donde provienes?- Pero todavía no es tiempo para ello.
Yoheel
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Re: Recién llegado, extraño [Libre][CERRADO]
Akanke no conocía qué eran las Islas Illidenses, así que la respuesta no fue satisfactoria para ella. Quedó con la misma duda, pero ya no preguntaría más, por el momento. Ahora era él quien se interesaba en saber de su origen. Ella lo miro desde arriba y sonrió levemente, levantando un poco la comisura de los labios -Del Bosque- respondió.
Esa sencilla respuesta guardaba un significado gigante. Akanke se sentía verdaderamente parte del bosque, una pieza dentro de ese perfecto rompecabezas. Ella lo cuidaba de aquellos que le querían hacer daño, de esos que predaban su riqueza y lo destruían. No entendía como unos podían convivir en armonía con el bosque, como los elfos, quienes respetaban el orden natural, y otros destruían todo, explotando para su beneficio particular los frutos que la Madre ofrecía, como los humanos. Por eso y tantas cosas más, despreciaba a esa raza.
De repente, se escuchó el canto de un ave, era Amosa que aparecía a la distancia. Akanke levantó la mirada, poniendo una mano sobre los ojos para tapar el brillo del sol -¡Ya sabe camino!- dijo y sonrió contenta, apurando el paso, primero en un trotecillo alegre que hacía rebotar sus pechos, y luego a un suave galope por el borde de la playa. Se alejaba de Yoheel y retozaba en la orilla, salpicando con sus patas hasta que el muchacho se acercaba lo suficiente para volver a correr.
Y así comenzaron el camino hacia Sacrestic Ville. Eso decía Akanke que hacían, eso quería que él creyera.
Esa sencilla respuesta guardaba un significado gigante. Akanke se sentía verdaderamente parte del bosque, una pieza dentro de ese perfecto rompecabezas. Ella lo cuidaba de aquellos que le querían hacer daño, de esos que predaban su riqueza y lo destruían. No entendía como unos podían convivir en armonía con el bosque, como los elfos, quienes respetaban el orden natural, y otros destruían todo, explotando para su beneficio particular los frutos que la Madre ofrecía, como los humanos. Por eso y tantas cosas más, despreciaba a esa raza.
De repente, se escuchó el canto de un ave, era Amosa que aparecía a la distancia. Akanke levantó la mirada, poniendo una mano sobre los ojos para tapar el brillo del sol -¡Ya sabe camino!- dijo y sonrió contenta, apurando el paso, primero en un trotecillo alegre que hacía rebotar sus pechos, y luego a un suave galope por el borde de la playa. Se alejaba de Yoheel y retozaba en la orilla, salpicando con sus patas hasta que el muchacho se acercaba lo suficiente para volver a correr.
Y así comenzaron el camino hacia Sacrestic Ville. Eso decía Akanke que hacían, eso quería que él creyera.
Akanke
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