El poder de la sangre [Enfrentamiento] [Bio - Elen] [Cerrado]
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El poder de la sangre [Enfrentamiento] [Bio - Elen] [Cerrado]
“Estimado Bio, espero que te hayas recuperado tras el incidente con la reina araña. Sé que ya hace algún tiempo de la última vez que nos vimos pero créeme, si no fuese urgente no te estaría escribiendo ahora mismo… Necesito tu ayuda, es una cuestión importante, tanto que no considero aconsejable dar más detalles de los necesarios por carta. Pronto tendrá lugar una guerra en Lunargenta y es allí a donde me dirijo, pero antes de entrar en la ciudad necesito que nos veamos, reúnete conmigo a las afueras dentro de tres semanas, con la próxima luna llena.
E. Calhoun”
- Este es un mensaje urgente, entrégaselo en mano al informante Víctor Noctis. - ordenó con firmeza el dragón, tal como su compañera le había dicho que hiciera. El mensajero, que pertenecía al mismo gremio que el vampiro, asintió con la cabeza y aceptó el pergamino lacrado, para acto seguido darse la vuelta y emprender el camino hacia la última ubicación que los informantes conocían del moreno. Cumplido su cometido, Alister abandonó los muros de Dundarak para transformarse y reunirse de nuevo con la benjamina de los Calhoun, que aguardaba en la antigua cabaña de los Cronwell.
Visiblemente nerviosa, Elen recorría una de las estancias de un lado a otro, preguntándose interiormente cuándo volvería a atormentarla la sed, y si realmente conseguiría controlar su apetito para limitarse a alimentarse una sola vez al día, tal como le había dicho Dag. Aquello no sería agradable, menos aún para ella que acababa de transformarse, pero debía lograrlo, solo así evitaría convertirse en un monstruo. La joven se detuvo al escuchar al alado aterrizando fuera de la vivienda, y solo unos instantes después lo vio aparecer por la puerta con su forma humana. - El mensajero ya ha salido a buscarlo. - indicó nada más entrar, cerrando tras de sí para que la luz no se colase en el interior. - Perfecto, ahora solo tenemos que esperar a que el sol se oculte para ponernos en marcha. - comentó en voz baja la de ojos verdes, obligándose a sentarse.
- Deberíamos aprovechar estas horas para descansar. - propuso el dragón mientras avivaba el fuego con algo de leña, ya que la centinela no podía acercarse a las llamas. Elen guardó silencio, por culpa de su maldición tenían que adaptarse a sus necesidades y eso implicaba viajar de noche y dormir de día, algo que al principio les costaría. Sin esperar a que dijese nada, Alister recorrió la estancia y se dirigió a otra de las habitaciones, de la que regresó cargado con varias mantas, que les ayudarían a paliar el frío del norte. - Será mejor que te transformes… yo estaría más tranquila si lo hicieses. - musitó la de cabellos cenicientos, cruzando una mirada con el cazador.
- Está bien, lo haré. - accedió él, dejando la carga que sostenía sobre un polvoriento sillón para despejar la zona cercana a la chimenea, puede que su antigua vivienda no estuviese pasando por el mejor de los momentos pero tampoco quería destrozar nada si podía evitarlo. Una vez apartados los muebles extendió las mantas a un par de metros del fuego e invitó con un gesto a la joven para que se pusiese cómoda, mientras él se apartaba para cambiar de forma. Elen se levantó y con cierta lentitud avanzó hasta el lugar en que descansarían, recostándose de espaldas a las llamas y clavando la vista en su compañero, que tras completar su transformación se acomodó a su lado, tal como había hecho en el camarote del barco de la logia.
Su dura coraza natural lo protegía de ella, así que no tenía motivos para preocuparse, hecho por el cual no dudó en apoyarse ligeramente contra lo que debería ser su pecho, aprovechando de ese modo el calor que su cuerpo desprendía gracias al elemento que se concentraba en su vientre, dándole un tono anaranjado. De forma protectora, y con un gesto que claramente tenía más sentido siendo humano que bestia, Alister desplegó una de sus alas para cubrir con ella a la benjamina de los Calhoun, y poco después dejó que le sopor lo venciese, cerrando los ojos. Las preocupaciones que abordaban la mente de la centinela consiguieron mantenerla despierta durante un rato, en el que sus pensamientos divagaron entre las esperanzas que acababa de depositar en aquella carta para Bio, la sed, la inminente guerra en Lunargenta y por último pero no menos importante, lo que les deparaba a ella y al alado con su nueva condición.
- Nada es fácil cuando estoy de por medio. - fue lo último que pensó antes de dormirse, agradeciendo que el dragón no viese la amarga expresión que se había adueñado de su rostro.
Las horas pasaron y el sol abandonó su punto más alto para descender hacia las montañas, momento en que Alister comenzó a reaccionar, plegando el ala y posando su mirada sobre la de ojos verdes. Elen tenía miedo de hacerle daño tras lo ocurrido a bordo del barco de la logia pero él confiaba en que conseguiría sobreponerse y dominar su sed, tarde o temprano. Si no encontraban la manera de quitarle aquella maldición aprenderían a vivir con ello, pero de ningún modo se apartaría de su lado, no podía hacerlo. Limitado por su cuerpo de reptil, el cazador regresó a su forma humana para poder apartarle un mechón del rostro y acariciar su cenicienta melena, provocando con ello que la centinela se despertase y abriese los ojos para clavarlos en los suyos.
Durante unos instantes se hizo el silencio, casi se podría decir que ambos contenían la respiración, hasta que la benjamina de los Calhoun alargó una mano para colocarla en su nuca y atraerlo hacia sí. Sus labios se fundieron en un suave beso que se fue tornando más ávido y profundo con el paso de los segundos, pero una vez más la sed de sangre de la joven la obligó a detenerse, hecho que la frustraba. - Tengo que beber algo. - indicó antes de levantarse y abandonar la cabaña para buscar algún animal de la zona que pudiese saciarla. Sin el ardor en su garganta, la otrora bruja regresó a la vivienda y entre los dos recogieron sus pertenencias para ponerse en camino, cosa que hicieron tan pronto como pudieron.
El trayecto hasta Verisar se les hizo largo, pero poco a poco Elen comenzó a sentirse algo mejor con respecto a su apetito, lo que les permitió acercarse algo más, al menos cuando la vampira se alimentaba bien. Cuando finalmente atisbaron la ciudad de Lunargenta acamparon a las afueras, esperando que el mensajero hubiese cumplido con su deber y que Bio los encontrase.
Visiblemente nerviosa, Elen recorría una de las estancias de un lado a otro, preguntándose interiormente cuándo volvería a atormentarla la sed, y si realmente conseguiría controlar su apetito para limitarse a alimentarse una sola vez al día, tal como le había dicho Dag. Aquello no sería agradable, menos aún para ella que acababa de transformarse, pero debía lograrlo, solo así evitaría convertirse en un monstruo. La joven se detuvo al escuchar al alado aterrizando fuera de la vivienda, y solo unos instantes después lo vio aparecer por la puerta con su forma humana. - El mensajero ya ha salido a buscarlo. - indicó nada más entrar, cerrando tras de sí para que la luz no se colase en el interior. - Perfecto, ahora solo tenemos que esperar a que el sol se oculte para ponernos en marcha. - comentó en voz baja la de ojos verdes, obligándose a sentarse.
- Deberíamos aprovechar estas horas para descansar. - propuso el dragón mientras avivaba el fuego con algo de leña, ya que la centinela no podía acercarse a las llamas. Elen guardó silencio, por culpa de su maldición tenían que adaptarse a sus necesidades y eso implicaba viajar de noche y dormir de día, algo que al principio les costaría. Sin esperar a que dijese nada, Alister recorrió la estancia y se dirigió a otra de las habitaciones, de la que regresó cargado con varias mantas, que les ayudarían a paliar el frío del norte. - Será mejor que te transformes… yo estaría más tranquila si lo hicieses. - musitó la de cabellos cenicientos, cruzando una mirada con el cazador.
- Está bien, lo haré. - accedió él, dejando la carga que sostenía sobre un polvoriento sillón para despejar la zona cercana a la chimenea, puede que su antigua vivienda no estuviese pasando por el mejor de los momentos pero tampoco quería destrozar nada si podía evitarlo. Una vez apartados los muebles extendió las mantas a un par de metros del fuego e invitó con un gesto a la joven para que se pusiese cómoda, mientras él se apartaba para cambiar de forma. Elen se levantó y con cierta lentitud avanzó hasta el lugar en que descansarían, recostándose de espaldas a las llamas y clavando la vista en su compañero, que tras completar su transformación se acomodó a su lado, tal como había hecho en el camarote del barco de la logia.
Su dura coraza natural lo protegía de ella, así que no tenía motivos para preocuparse, hecho por el cual no dudó en apoyarse ligeramente contra lo que debería ser su pecho, aprovechando de ese modo el calor que su cuerpo desprendía gracias al elemento que se concentraba en su vientre, dándole un tono anaranjado. De forma protectora, y con un gesto que claramente tenía más sentido siendo humano que bestia, Alister desplegó una de sus alas para cubrir con ella a la benjamina de los Calhoun, y poco después dejó que le sopor lo venciese, cerrando los ojos. Las preocupaciones que abordaban la mente de la centinela consiguieron mantenerla despierta durante un rato, en el que sus pensamientos divagaron entre las esperanzas que acababa de depositar en aquella carta para Bio, la sed, la inminente guerra en Lunargenta y por último pero no menos importante, lo que les deparaba a ella y al alado con su nueva condición.
- Nada es fácil cuando estoy de por medio. - fue lo último que pensó antes de dormirse, agradeciendo que el dragón no viese la amarga expresión que se había adueñado de su rostro.
Las horas pasaron y el sol abandonó su punto más alto para descender hacia las montañas, momento en que Alister comenzó a reaccionar, plegando el ala y posando su mirada sobre la de ojos verdes. Elen tenía miedo de hacerle daño tras lo ocurrido a bordo del barco de la logia pero él confiaba en que conseguiría sobreponerse y dominar su sed, tarde o temprano. Si no encontraban la manera de quitarle aquella maldición aprenderían a vivir con ello, pero de ningún modo se apartaría de su lado, no podía hacerlo. Limitado por su cuerpo de reptil, el cazador regresó a su forma humana para poder apartarle un mechón del rostro y acariciar su cenicienta melena, provocando con ello que la centinela se despertase y abriese los ojos para clavarlos en los suyos.
Durante unos instantes se hizo el silencio, casi se podría decir que ambos contenían la respiración, hasta que la benjamina de los Calhoun alargó una mano para colocarla en su nuca y atraerlo hacia sí. Sus labios se fundieron en un suave beso que se fue tornando más ávido y profundo con el paso de los segundos, pero una vez más la sed de sangre de la joven la obligó a detenerse, hecho que la frustraba. - Tengo que beber algo. - indicó antes de levantarse y abandonar la cabaña para buscar algún animal de la zona que pudiese saciarla. Sin el ardor en su garganta, la otrora bruja regresó a la vivienda y entre los dos recogieron sus pertenencias para ponerse en camino, cosa que hicieron tan pronto como pudieron.
El trayecto hasta Verisar se les hizo largo, pero poco a poco Elen comenzó a sentirse algo mejor con respecto a su apetito, lo que les permitió acercarse algo más, al menos cuando la vampira se alimentaba bien. Cuando finalmente atisbaron la ciudad de Lunargenta acamparon a las afueras, esperando que el mensajero hubiese cumplido con su deber y que Bio los encontrase.
Off: Utilizo tu nombre completo suponiendo que al estar en el mismo gremio y ser informantes me haya llegado esa información, si hay algún problema avisa y edito.
Última edición por Elen Calhoun el Mar Jul 17 2018, 18:45, editado 2 veces
Elen Calhoun
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Re: El poder de la sangre [Enfrentamiento] [Bio - Elen] [Cerrado]
Corría tras mi presa más por instinto y hambre que por acciones conscientes, el hombre llevaba en sus manos una bolsa que había robado en la ciudad, pese a que su velocidad había sido formidable ya comenzaba a cansarse, sus pasos se hacían más lentos y torpes, estando varias veces a punto de caer; era solo cuestión de tiempo antes que se convirtiera en mi víctima, aceleré el paso y salté sobre él, mis manos se hundieron en su espalda usando el peso de mi cuerpo para derribarlo y casi sin pensarlo siquiera le arranqué un pedazo del cuello haciendo brotar un río de sangre en donde salté a beber como un vil animal, lo disfrutaba, aunque no quisiera lo estaba disfrutando; finalmente me detuve, limpié mi boca ensangrentada con la manga de mi camisa y vi en el piso la bolsa que el ladrón llevaba, de ella escapaban algunos panes y frutas, una manzana rodó hasta impactar con el pie de un niño que me miraba aterrado -Papi- Dijo mirando al cadáver bajo mis manos -¿Qué le hiciste?- Me preguntó -Despiértalo- El pequeño que no llegaría a los 10 años fue halado hacia atrás por su madre aterrada -Aléjate de nosotros, monstruo- Sus palabras resonaron en mi mente por instantes que parecieron horas.
A pesar de lo difícil que me resultaba aceptarlo, estaba ahí, actuando como un monstruo -¿qué me hace diferente al resto?- Pensé mirando mis manos ensangrentadas -Monstruo, monstruo, monstruo- Repetían la madre y el niño -Monstruo- Dijo el cadáver en el suelo mientras giraba su cuello 180 grados para quedar mirando hacia mí, me levanté de un salto y sin equilibrio caí sentado, más voces llegaban desde todos lados, me señalaban son sus miradas perdidas y cuerpos deshechos, las imágenes de los aldeanos asesinados en el pequeño pueblo donde había sido esclavo de la reina araña salían desde la tierra, sujetaban mis pies y manos sin dejar de repetirlo una y otra vez -Monstruo- Me sujetaban y me empujaban contra el piso, menguaban mis fuerzas y me pesaba la culpa hasta que finalmente desperté de tan terrible sueño con las manos de Arygos sujetando mis hombros, en la misma cama y la misma habitación en donde habíamos pasado los últimos días, la mansión de Manuela y base de los informantes en Beltrexus.
Sus ojos tranquilos me llevaron a la calma y traté de fingir normalidad para no asustarla -¿Crees que eres un monstruo?- Me preguntó con sincera curiosidad -No, no, para nada, ¿por qué lo dices?- Fingí no entender aunque la dragona era más lista de lo que parecía -Eso balbuceabas, mientras dormías- Dijo tomando mis manos -Yo no creo que seas un monstruo- Sonrió levemente y justo entonces fuimos interrumpidos por los golpes a la puerta, nos miramos mutuamente y luego me levanté a abrir la puerta -Tienes un mensaje urgente, pero el mensajero dice que solo lo entregará en tus manos- Me dijo Katrina, una de las nuevas reclutas a la que parecía no caerle muy bien, hice una seña a Arygos y bajamos juntos a ver de qué se trataba.
Jamás habría imaginado recibir aquella mañana una carta nada menos que de Elen, la poca cantidad de información que me ofrecía en sus líneas y el hecho de mencionar que necesitaba “ayuda” no habían hecho más que encender mi curiosidad, por ello hice todos los preparativos para viajar lo más pronto posible y encargué que avisaran a Manuela acerca de mi destino, había rumores cada vez más fuertes de una guerra en Lunargenta y ahora que la misma bruja también lo confirmaba sabía que no estaba de más contar con algo de ayuda en caso que las cosas se pusieran oscuras.
Conociéndola, debía estar enfrentando algo muy peligroso como para necesitar ayuda, no obstante, estaba bastante lejos y la fecha pactada para la reunión tampoco era cercana, por lo que me dio tiempo de ir primero a la base del clan y entretener ahí a mi dracónica compañera, no quería que se comiera a nadie por el camino, ni mucho menos que me viera en otro episodio de pesadillas; le indiqué esperarme unos días con la excusa de mantener vigilado a Lodivic, el hombre bestia que servía de guardián en la torre y que estaba misteriosamente enfermo sin razones aparentes para ello.
Conseguí darme a la fuga mientras estaba distraída y avancé tan rápido como pude hasta el lugar de encuentro, al llegar el día me refugiaba en posadas y al mismo tiempo calculaba el tiempo que me tomaría llegar a la siguiente; finalmente me encontraba en las afueras de la ciudad, sin embargo un lugar tan amplio resultaba pésimo para encontrar a alguien; continué acercándome a la ciudad de los humanos hasta que conseguí ver su silueta desde lejos y a un lado del camino, esa taberna que con tan pocas visitas, no imaginaba cómo se mantenía funcionando; de cualquier modo era el punto de encuentro, así que solo debía entrar y esperar, tal vez mucho, tal vez poco, empujé la puerta con ambas manos y entré caminando directo hasta la barra -Quiero un vaso de leche- Dije golpeando la mesa para parecer más rudo y luego dirigí la vista a los presentes, recorriendo la taberna de lado a lado...
A pesar de lo difícil que me resultaba aceptarlo, estaba ahí, actuando como un monstruo -¿qué me hace diferente al resto?- Pensé mirando mis manos ensangrentadas -Monstruo, monstruo, monstruo- Repetían la madre y el niño -Monstruo- Dijo el cadáver en el suelo mientras giraba su cuello 180 grados para quedar mirando hacia mí, me levanté de un salto y sin equilibrio caí sentado, más voces llegaban desde todos lados, me señalaban son sus miradas perdidas y cuerpos deshechos, las imágenes de los aldeanos asesinados en el pequeño pueblo donde había sido esclavo de la reina araña salían desde la tierra, sujetaban mis pies y manos sin dejar de repetirlo una y otra vez -Monstruo- Me sujetaban y me empujaban contra el piso, menguaban mis fuerzas y me pesaba la culpa hasta que finalmente desperté de tan terrible sueño con las manos de Arygos sujetando mis hombros, en la misma cama y la misma habitación en donde habíamos pasado los últimos días, la mansión de Manuela y base de los informantes en Beltrexus.
Sus ojos tranquilos me llevaron a la calma y traté de fingir normalidad para no asustarla -¿Crees que eres un monstruo?- Me preguntó con sincera curiosidad -No, no, para nada, ¿por qué lo dices?- Fingí no entender aunque la dragona era más lista de lo que parecía -Eso balbuceabas, mientras dormías- Dijo tomando mis manos -Yo no creo que seas un monstruo- Sonrió levemente y justo entonces fuimos interrumpidos por los golpes a la puerta, nos miramos mutuamente y luego me levanté a abrir la puerta -Tienes un mensaje urgente, pero el mensajero dice que solo lo entregará en tus manos- Me dijo Katrina, una de las nuevas reclutas a la que parecía no caerle muy bien, hice una seña a Arygos y bajamos juntos a ver de qué se trataba.
Jamás habría imaginado recibir aquella mañana una carta nada menos que de Elen, la poca cantidad de información que me ofrecía en sus líneas y el hecho de mencionar que necesitaba “ayuda” no habían hecho más que encender mi curiosidad, por ello hice todos los preparativos para viajar lo más pronto posible y encargué que avisaran a Manuela acerca de mi destino, había rumores cada vez más fuertes de una guerra en Lunargenta y ahora que la misma bruja también lo confirmaba sabía que no estaba de más contar con algo de ayuda en caso que las cosas se pusieran oscuras.
Conociéndola, debía estar enfrentando algo muy peligroso como para necesitar ayuda, no obstante, estaba bastante lejos y la fecha pactada para la reunión tampoco era cercana, por lo que me dio tiempo de ir primero a la base del clan y entretener ahí a mi dracónica compañera, no quería que se comiera a nadie por el camino, ni mucho menos que me viera en otro episodio de pesadillas; le indiqué esperarme unos días con la excusa de mantener vigilado a Lodivic, el hombre bestia que servía de guardián en la torre y que estaba misteriosamente enfermo sin razones aparentes para ello.
Conseguí darme a la fuga mientras estaba distraída y avancé tan rápido como pude hasta el lugar de encuentro, al llegar el día me refugiaba en posadas y al mismo tiempo calculaba el tiempo que me tomaría llegar a la siguiente; finalmente me encontraba en las afueras de la ciudad, sin embargo un lugar tan amplio resultaba pésimo para encontrar a alguien; continué acercándome a la ciudad de los humanos hasta que conseguí ver su silueta desde lejos y a un lado del camino, esa taberna que con tan pocas visitas, no imaginaba cómo se mantenía funcionando; de cualquier modo era el punto de encuentro, así que solo debía entrar y esperar, tal vez mucho, tal vez poco, empujé la puerta con ambas manos y entré caminando directo hasta la barra -Quiero un vaso de leche- Dije golpeando la mesa para parecer más rudo y luego dirigí la vista a los presentes, recorriendo la taberna de lado a lado...
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Re: El poder de la sangre [Enfrentamiento] [Bio - Elen] [Cerrado]
- ¿Crees que vendrá? - preguntó el cazador, mientras se ocupaba de alimentar el fuego con algo de leña que había recogido. - Confío en que lo haga, pero quizá hubiese sido mejor citarlo en otra parte… - comentó la joven, que recorría incansablemente el horizonte en busca del vampiro. El territorio que rodeaba Lunargenta era extenso y Bio podía encontrarse en cualquier parte, con lo que si no aparecía pronto tendrían que salir a buscarlo, perdiendo un valioso tiempo solo para reunirse con el moreno. - Podría sobrevolar la zona, si veo algo regresaré para avisarte. - propuso Alister, y ante el gesto afirmativo de la centinela no perdió el tiempo, se apartó de la hoguera y comenzó a transformarse, alzando el vuelo en cuanto su forma bestial estuvo completa.
Aquello dio a la de cabellos cenicientos la oportunidad de estar sola durante unos minutos, y de pensar en lo que se le venía encima, que no era poco. No solo iba directa a una ciudad en que parte de la población seguía queriendo lincharla por lo que había hecho en los muelles sino que ahora tenía un poderoso enemigo del que debía cuidarse, Vladimir. Con la corona del dominador en su poder el inmortal podía hacer lo que quisiese, ninguna voluntad sería lo suficientemente fuerte como para resistirse a su control, y eso era algo que debía solucionar, sobre todo porque la responsabilidad de haber perdido tan poderosa reliquia recaía sobre sus hombros.
Enfrentarse al centinela del oeste era prácticamente un suicidio, así que en vez de ir a por él debía centrarse en debilitar a sus seguidores de cara a la guerra que estallaría de un momento a otro, solo así conseguiría acercarse a él de una forma más segura, lo suficiente para arrebatarle la corona y de paso… cobrar su venganza contra Géminis. Sin embargo seguía quedando algo más pendiente, Frendel había conseguido arrebatar la sábana blanca a Melena Blanca, y aunque el leónico portaba ahora la reliquia de Amaterasu, solo dos de los centinelas estaban dispuestos a plantar cara a los jinetes, cuya llegada era anunciada por las extrañas nubes que se apoderaban del cielo.
La situación no era buena, ya parecía difícil contando con los cuatro protectores de Aerandir pero con solo dos resultaba imposible pensar en una victoria. ¿Qué debía hacer? La respuesta era clara, tenía que aprender a controlar sus nuevas habilidades de señora de las sombras y rápido, luego llegaría la parte complicada, hacerse con el rubí de sangre y entregarlo a un nuevo portador, uno que estuviese dispuesto a luchar contra las fuerzas del mal aunque eso pudiese costarle la vida. Para ello la de ojos verdes tenía algunas ideas en mente, pero todas dependían de muchos factores y de que llegase hasta Géminis sin levantar sospechas, cosa que no iba a ser nada sencilla.
Ensimismada como estaba en sus pensamientos, la benjamina de los Calhoun no reparó en el regreso de su compañero hasta que éste aterrizó a escasos metros de la hoguera, levantando algo de viento que amenazó con apagar las llamas. - ¿Lo has encontrado? - preguntó sin demora, poniéndose en pie. - No, pero hay una taberna no muy lejos de aquí, junto al camino, si yo tuviese que reunirme con alguien lo haría allí. - respondió Alister, mientras su cuerpo volvía a cambiar. - Es mejor que seguir esperando. - musitó, echándose la capa sobre los hombros y removiendo la tierra para extinguir el fuego.
El trayecto no fue largo, pronto vieron a lo lejos las luces del local, y entonces espolearon a sus monturas para llegar lo antes posible. Ambos dirigieron sus caballos hasta el establo y luego pusieron rumbo hacia la puerta, extrañados de que el ambiente estuviese tan tranquilo, quizá al encontrarse apartada de los asentamientos principales la taberna no tuviese muchos clientes. Esa teoría quedó confirmada en cuanto cruzaron el umbral, apenas había gente dentro pero la persona a la que buscaban sí se encontraba en la sala, junto a la barra. Elen sintió una oleada de alivio al posar su mirada sobre el vampiro, había acudido a su petición de ayuda, eso era lo único que importaba.
- Has venido. - dijo en voz baja, en cuanto salvó la distancia que separaba la entrada del lugar en que estaba Bio. - Gracias. - añadió, sin quitarle ojo de encima. ¿Notaría el cambio con solo verla o tendría que decírselo ella misma? De todos modos estaba segura de que tendría que darle alguna explicación al respecto, aunque sería breve, no le gustaba hablar de lo sucedido en isla volcánica. - ¿Podríamos hablar en un lugar más privado? - preguntó, señalando una mesa vacía que había en uno de los rincones. El dragón se mantuvo junto a la vampira pero en silencio, consciente de que antes de comenzar con el entrenamiento que su compañera quería recibir tendría que poner en situación al informante y revelarle el motivo por el que lo había citado allí.
Off: Puedes manejar a Elen y Alister para llevártelos a la mesa.
Aquello dio a la de cabellos cenicientos la oportunidad de estar sola durante unos minutos, y de pensar en lo que se le venía encima, que no era poco. No solo iba directa a una ciudad en que parte de la población seguía queriendo lincharla por lo que había hecho en los muelles sino que ahora tenía un poderoso enemigo del que debía cuidarse, Vladimir. Con la corona del dominador en su poder el inmortal podía hacer lo que quisiese, ninguna voluntad sería lo suficientemente fuerte como para resistirse a su control, y eso era algo que debía solucionar, sobre todo porque la responsabilidad de haber perdido tan poderosa reliquia recaía sobre sus hombros.
Enfrentarse al centinela del oeste era prácticamente un suicidio, así que en vez de ir a por él debía centrarse en debilitar a sus seguidores de cara a la guerra que estallaría de un momento a otro, solo así conseguiría acercarse a él de una forma más segura, lo suficiente para arrebatarle la corona y de paso… cobrar su venganza contra Géminis. Sin embargo seguía quedando algo más pendiente, Frendel había conseguido arrebatar la sábana blanca a Melena Blanca, y aunque el leónico portaba ahora la reliquia de Amaterasu, solo dos de los centinelas estaban dispuestos a plantar cara a los jinetes, cuya llegada era anunciada por las extrañas nubes que se apoderaban del cielo.
La situación no era buena, ya parecía difícil contando con los cuatro protectores de Aerandir pero con solo dos resultaba imposible pensar en una victoria. ¿Qué debía hacer? La respuesta era clara, tenía que aprender a controlar sus nuevas habilidades de señora de las sombras y rápido, luego llegaría la parte complicada, hacerse con el rubí de sangre y entregarlo a un nuevo portador, uno que estuviese dispuesto a luchar contra las fuerzas del mal aunque eso pudiese costarle la vida. Para ello la de ojos verdes tenía algunas ideas en mente, pero todas dependían de muchos factores y de que llegase hasta Géminis sin levantar sospechas, cosa que no iba a ser nada sencilla.
Ensimismada como estaba en sus pensamientos, la benjamina de los Calhoun no reparó en el regreso de su compañero hasta que éste aterrizó a escasos metros de la hoguera, levantando algo de viento que amenazó con apagar las llamas. - ¿Lo has encontrado? - preguntó sin demora, poniéndose en pie. - No, pero hay una taberna no muy lejos de aquí, junto al camino, si yo tuviese que reunirme con alguien lo haría allí. - respondió Alister, mientras su cuerpo volvía a cambiar. - Es mejor que seguir esperando. - musitó, echándose la capa sobre los hombros y removiendo la tierra para extinguir el fuego.
El trayecto no fue largo, pronto vieron a lo lejos las luces del local, y entonces espolearon a sus monturas para llegar lo antes posible. Ambos dirigieron sus caballos hasta el establo y luego pusieron rumbo hacia la puerta, extrañados de que el ambiente estuviese tan tranquilo, quizá al encontrarse apartada de los asentamientos principales la taberna no tuviese muchos clientes. Esa teoría quedó confirmada en cuanto cruzaron el umbral, apenas había gente dentro pero la persona a la que buscaban sí se encontraba en la sala, junto a la barra. Elen sintió una oleada de alivio al posar su mirada sobre el vampiro, había acudido a su petición de ayuda, eso era lo único que importaba.
- Has venido. - dijo en voz baja, en cuanto salvó la distancia que separaba la entrada del lugar en que estaba Bio. - Gracias. - añadió, sin quitarle ojo de encima. ¿Notaría el cambio con solo verla o tendría que decírselo ella misma? De todos modos estaba segura de que tendría que darle alguna explicación al respecto, aunque sería breve, no le gustaba hablar de lo sucedido en isla volcánica. - ¿Podríamos hablar en un lugar más privado? - preguntó, señalando una mesa vacía que había en uno de los rincones. El dragón se mantuvo junto a la vampira pero en silencio, consciente de que antes de comenzar con el entrenamiento que su compañera quería recibir tendría que poner en situación al informante y revelarle el motivo por el que lo había citado allí.
Off: Puedes manejar a Elen y Alister para llevártelos a la mesa.
Elen Calhoun
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Re: El poder de la sangre [Enfrentamiento] [Bio - Elen] [Cerrado]
Recorrí el lugar una vez más con la mirada sin encontrar ningún rostro conocido, los tres hombres que jugaban cartas en el rincón me miraban sospechosamente pero a fin de cuentas, en estas condiciones yo era más sospechoso, tal vez por eso lo hacían, con Lunargenta plagada de vampiros, cualquiera con tez ligeramente pálida podría ser tomado como uno de esos chupasangres, y no es que no lo fuera pero, moderadamente.
Las nubes que en el cielo se retorcían hasta formar extrañas siluetas amenazaban con llover, el aire había ido pareciendo cada vez más fría y resultaba difícil y peligroso continuar la búsqueda en tales condiciones, no obstante, por lo alarmante de la nota, buscarla parecía ser la mejor opción, buscarla lo más pronto posible y asegurarme que estaba bien.
Al cabo de un rato alguien más entró, a esa hora lo normal era que salieran, no que entraran, era cerca de la media noche cuando la puerta se abrió, todos los presentes se quedaron en impoluto silencio al punto de hacerme voltear y cruzar la mirada con la bruja eléctrica -Ho-hola- Me levanté de inmediato -¿Estás bien? ¿Pasó algo?- pregunté intrigado mientras me acercaba ligeramente hasta notar ciertas características que prefería no haber notado; atendí a sus palabras más que todo por el tono tan serio con que las dijo -Haré que el lugar entero sea privado- Me acerqué a la barra donde el dueño se encontraba observando la escena sin saber realmente lo que sucedía -Deberías cerrar, buen hombre, ya es muy tarde- [1] Le dije en tono imperativo añadiendo un poco de magia de voz para asegurarme de convencerlo.
El viejo ya de canos cabellos, me observó con la mirada perdida un instante antes de obedecer -Debería cerrar, es muy tarde- Repitió casi sin voluntad y aunque los pocos clientes se opusieron, al final no les quedó más que dejar el lugar entre maldiciones y murmuros -Tú también deberías irte a dormir- Añadí también al sujeto que se dio media vuelta y se marchó dejándonos solos -Ya tenemos privacidad- Dije en tono serio -Necesitaré un largo pergamino para anotar la lista de las explicaciones que me debes- Intenté bromear aunque claramente no era momento para eso y luego señalé una mesa cercana en donde me dedicaría a escuchar sus respuestas a preguntas que aún no había hecho pero que resultaban casi evidentes.
Tomen asiento- Ofrecí al tiempo que yo mismo me sentaba y le dedicaba una mirada más detallada a la peliblanca que se veía tan distinta pero a la vez no dejaba de ser ella misma -Te ves diferente ¿te cortaste el cabello?- Fingí no preocuparme mucho y esperar su respuesta -¿Sabes? Cuando entraste, sentí ese aire oscuro que inspiran los vampiros, pero, eres bruja, sería imposible que... tú...- Reí nervioso -Olvídalo, es una locura- Negué con la cabeza mi horrible y además ilógica idea -Mejor dime qué necesitas ¿en qué puedo ayudarte?- Pregunté retomando la seriedad -¿Estás bien?
[1] Habilidad de nivel 7: El Demonio de la Perversidad Las nubes que en el cielo se retorcían hasta formar extrañas siluetas amenazaban con llover, el aire había ido pareciendo cada vez más fría y resultaba difícil y peligroso continuar la búsqueda en tales condiciones, no obstante, por lo alarmante de la nota, buscarla parecía ser la mejor opción, buscarla lo más pronto posible y asegurarme que estaba bien.
Al cabo de un rato alguien más entró, a esa hora lo normal era que salieran, no que entraran, era cerca de la media noche cuando la puerta se abrió, todos los presentes se quedaron en impoluto silencio al punto de hacerme voltear y cruzar la mirada con la bruja eléctrica -Ho-hola- Me levanté de inmediato -¿Estás bien? ¿Pasó algo?- pregunté intrigado mientras me acercaba ligeramente hasta notar ciertas características que prefería no haber notado; atendí a sus palabras más que todo por el tono tan serio con que las dijo -Haré que el lugar entero sea privado- Me acerqué a la barra donde el dueño se encontraba observando la escena sin saber realmente lo que sucedía -Deberías cerrar, buen hombre, ya es muy tarde- [1] Le dije en tono imperativo añadiendo un poco de magia de voz para asegurarme de convencerlo.
El viejo ya de canos cabellos, me observó con la mirada perdida un instante antes de obedecer -Debería cerrar, es muy tarde- Repitió casi sin voluntad y aunque los pocos clientes se opusieron, al final no les quedó más que dejar el lugar entre maldiciones y murmuros -Tú también deberías irte a dormir- Añadí también al sujeto que se dio media vuelta y se marchó dejándonos solos -Ya tenemos privacidad- Dije en tono serio -Necesitaré un largo pergamino para anotar la lista de las explicaciones que me debes- Intenté bromear aunque claramente no era momento para eso y luego señalé una mesa cercana en donde me dedicaría a escuchar sus respuestas a preguntas que aún no había hecho pero que resultaban casi evidentes.
Tomen asiento- Ofrecí al tiempo que yo mismo me sentaba y le dedicaba una mirada más detallada a la peliblanca que se veía tan distinta pero a la vez no dejaba de ser ella misma -Te ves diferente ¿te cortaste el cabello?- Fingí no preocuparme mucho y esperar su respuesta -¿Sabes? Cuando entraste, sentí ese aire oscuro que inspiran los vampiros, pero, eres bruja, sería imposible que... tú...- Reí nervioso -Olvídalo, es una locura- Negué con la cabeza mi horrible y además ilógica idea -Mejor dime qué necesitas ¿en qué puedo ayudarte?- Pregunté retomando la seriedad -¿Estás bien?
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Re: El poder de la sangre [Enfrentamiento] [Bio - Elen] [Cerrado]
Elen quedó intrigada con las palabras del vampiro, que sin perder tiempo se acercó al propietario del local para convencerlo de que era tarde y debía cerrar la taberna, cosa que el viejo repitió, con la mirada perdida. El hombre salió de detrás de la barra para instar a los clientes que quedaban a pagar y marcharse, hecho que no gustó a algunos, pero finalmente el local entero quedó vacío, a excepción de ellos tres y el propio tabernero. Cuando Bio volvió a acercarse al anciano para mandarlo a dormir a la de cabellos cenicientos le quedó claro que estaba usando algún tipo de magia propia de los de su raza, una capaz de manipular las mentes, lo mismo que hacía Vladimir.
Pedir ayuda al moreno había sido buena idea, no solo porque tuviese mucha más experiencia como criatura de la noche que ella y pudiese entrenarla, sino porque al mismo tiempo quizá aprendiese algo acerca de sus habilidades como señor de la voz. El inmortal era capaz de controlar a otros, como había hecho con la hidra durante su ataque al barco de la logia, ¿podría Bio hacer algo parecido? ¿existiría algún modo de repeler ese control mental y estar a salvo? Con la corona del dominador en su poder no parecía posible, pero tenía que investigar todas las posibilidades antes de enfrentarse nuevamente a su descarriado hermano.
En cuanto el viejo se retiró a dormir la estancia quedó solo para ellos, así que tomaron asiento en una de las mesas cercanas a la barra. Cierto era que debía varias explicaciones al vampiro, lo había citado allí por un motivo personal, pero con la guerra a la vuelta de la esquina tendría que ponerlo en situación y quizá no pudiese hacerlo de forma tan breve como esperaba. - No, no es eso. - respondió, en cuanto Bio le preguntó por su cabello. Los cambios que su cuerpo había experimentado no eran tan evidentes al fin y al cabo, sus colmillos solo se habían alargado ligeramente, su piel estaba algo más pálida y fría de lo normal pero eso podía justificarse de varias maneras, lo que no había forma de explicar sin recurrir al vampirismo era aquella aura de sombras que la rodeaba y se intensificaba por momentos.
Y fue justamente eso lo que el moreno percibió nada más verla, esa energía oscura que ahora llevaba dentro, pero no se podía creer que hubiese ocurrido algo así. - Tu instinto no te ha fallado, me han transformado. - reveló Elen, juntando las manos sobre la mesa y entrelazando los dedos. - Tuve algunos problemas en el norte mientras reunía aliados para luchar contra el mal que acecha Lunargenta, ¿has visto esas extrañas nubes que hay sobre la ciudad? Anuncian la llegada de mis peores enemigos, los jinetes oscuros. - continuó, aprovechando para poner sobre aviso al informante acerca de esta nueva amenaza que pronto se cerniría sobre Aerandir.
- Durante la pelea una vampira me desgarró el cuello y comencé a desangrarme, pero la misma mujer me ofreció una alternativa a la muerte, y como podrás imaginar, la acepté. - explicó, sin poder evitar que un deje de rabia se apoderase de su voz. Géminis había pasado a convertirse en uno de los seres más odiados para ella, pero estaba claro que no había actuado por su cuenta sino bajo las órdenes de Vladimir, tendría que ajustar cuentas con los dos… en cuanto fuese lo suficientemente fuerte para hacerles frente. - Solo quería sobrevivir, pero no tenía idea del alto precio que tendría que pagar por ello. - añadió, tras una breve pausa.
- No llevo bien lo de la sed pero ese no es el motivo por el que te he traído aquí, la guerra no espera por nadie, necesito que me enseñes a dominar mis nuevas habilidades. - expuso, sin apartar la mirada de los ojos del moreno. - Por desgracia no creo que tengamos el mismo tipo de poderes, no puedo manipular la voluntad de la gente como has hecho con el tabernero, lo mío son las sombras. - siguió, acompañando sus palabras con una pequeña demostración. Sin moverse ni un ápice, la de ojos verdes hizo que su aura se volviese más negra, y que su elemento se arrastrase por la mesa hasta llegar a sus brazos, que pronto quedaron totalmente cubiertos por la oscuridad. A ella no le hacían ningún daño sino todo lo contrario, eran sus amigas, aliadas… irónico después de todo el tiempo que llevaba combatiendo ese mismo tipo de mal, pero ahora debía acostumbrarse a considerarlas algo bueno, algo de que podía utilizar en su favor.
- A pesar de ello confío en que puedas ayudarme a mejorar mis capacidades, ya he conseguido controlar ciertas cosas pero estoy segura de que puedo hacer mucho más. - fue lo último que dijo, antes de desvanecer las sombras y quedar a la espera de respuesta por parte de Bio.
Off: Mi idea es que durante este entrenamiento Elen aprenda varias de las habilidades que tiene en su ficha, como la transformación o el Doppelgänger.
Pedir ayuda al moreno había sido buena idea, no solo porque tuviese mucha más experiencia como criatura de la noche que ella y pudiese entrenarla, sino porque al mismo tiempo quizá aprendiese algo acerca de sus habilidades como señor de la voz. El inmortal era capaz de controlar a otros, como había hecho con la hidra durante su ataque al barco de la logia, ¿podría Bio hacer algo parecido? ¿existiría algún modo de repeler ese control mental y estar a salvo? Con la corona del dominador en su poder no parecía posible, pero tenía que investigar todas las posibilidades antes de enfrentarse nuevamente a su descarriado hermano.
En cuanto el viejo se retiró a dormir la estancia quedó solo para ellos, así que tomaron asiento en una de las mesas cercanas a la barra. Cierto era que debía varias explicaciones al vampiro, lo había citado allí por un motivo personal, pero con la guerra a la vuelta de la esquina tendría que ponerlo en situación y quizá no pudiese hacerlo de forma tan breve como esperaba. - No, no es eso. - respondió, en cuanto Bio le preguntó por su cabello. Los cambios que su cuerpo había experimentado no eran tan evidentes al fin y al cabo, sus colmillos solo se habían alargado ligeramente, su piel estaba algo más pálida y fría de lo normal pero eso podía justificarse de varias maneras, lo que no había forma de explicar sin recurrir al vampirismo era aquella aura de sombras que la rodeaba y se intensificaba por momentos.
Y fue justamente eso lo que el moreno percibió nada más verla, esa energía oscura que ahora llevaba dentro, pero no se podía creer que hubiese ocurrido algo así. - Tu instinto no te ha fallado, me han transformado. - reveló Elen, juntando las manos sobre la mesa y entrelazando los dedos. - Tuve algunos problemas en el norte mientras reunía aliados para luchar contra el mal que acecha Lunargenta, ¿has visto esas extrañas nubes que hay sobre la ciudad? Anuncian la llegada de mis peores enemigos, los jinetes oscuros. - continuó, aprovechando para poner sobre aviso al informante acerca de esta nueva amenaza que pronto se cerniría sobre Aerandir.
- Durante la pelea una vampira me desgarró el cuello y comencé a desangrarme, pero la misma mujer me ofreció una alternativa a la muerte, y como podrás imaginar, la acepté. - explicó, sin poder evitar que un deje de rabia se apoderase de su voz. Géminis había pasado a convertirse en uno de los seres más odiados para ella, pero estaba claro que no había actuado por su cuenta sino bajo las órdenes de Vladimir, tendría que ajustar cuentas con los dos… en cuanto fuese lo suficientemente fuerte para hacerles frente. - Solo quería sobrevivir, pero no tenía idea del alto precio que tendría que pagar por ello. - añadió, tras una breve pausa.
- No llevo bien lo de la sed pero ese no es el motivo por el que te he traído aquí, la guerra no espera por nadie, necesito que me enseñes a dominar mis nuevas habilidades. - expuso, sin apartar la mirada de los ojos del moreno. - Por desgracia no creo que tengamos el mismo tipo de poderes, no puedo manipular la voluntad de la gente como has hecho con el tabernero, lo mío son las sombras. - siguió, acompañando sus palabras con una pequeña demostración. Sin moverse ni un ápice, la de ojos verdes hizo que su aura se volviese más negra, y que su elemento se arrastrase por la mesa hasta llegar a sus brazos, que pronto quedaron totalmente cubiertos por la oscuridad. A ella no le hacían ningún daño sino todo lo contrario, eran sus amigas, aliadas… irónico después de todo el tiempo que llevaba combatiendo ese mismo tipo de mal, pero ahora debía acostumbrarse a considerarlas algo bueno, algo de que podía utilizar en su favor.
- A pesar de ello confío en que puedas ayudarme a mejorar mis capacidades, ya he conseguido controlar ciertas cosas pero estoy segura de que puedo hacer mucho más. - fue lo último que dijo, antes de desvanecer las sombras y quedar a la espera de respuesta por parte de Bio.
Off: Mi idea es que durante este entrenamiento Elen aprenda varias de las habilidades que tiene en su ficha, como la transformación o el Doppelgänger.
Elen Calhoun
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Re: El poder de la sangre [Enfrentamiento] [Bio - Elen] [Cerrado]
Hacer una broma acerca de un posible cambio en su cabello al final no resultó gracioso, pues el asunto parecía ser más serio de lo que imaginaba; la miré serio esperando que en algún momento soltara una carcajada y me dijera que estaba bromeando -¿Es broma, no?- Miré a su acompañante esperando que delatara el mal chiste pero ambos se veían tan serios que no me quedó más opción que aceptarlo, no parecía ser el rostro de alguien que miente, ninguno de ellos parecía tenerlo, en vez de eso parecían preocupados -Debes dejar de ir al norte, haces enemigos con mucha facilidad- Bajé la mirada recordando aquel episodio con la hechicera de la Logia -Sí, esas nubes, de hecho, Manuela me envió a estudiar el terreno pues los humanos lanzarán un ataque para recuperar la ciudad- La miré preocupado -¿Sabes que mucha gente luchará contra ese mal, verdad?- Sujeté sus manos -No tienes que pelear sola, sea cual sea tu guerra, no tienes que hacerlo sola- Solté sus manos al darme cuenta del gesto y las eché hacia atrás para seguir escuchando.
Hasta ahora jamás había enfrentado nada como un jinete oscuro, aunque sí había leído algunos informes acerca de ellos, Elen debía ser muy valiente para enfrentarse a tal cosa y más aún, hacerlo sola -¿Tu hermano lo sabe?- Pregunté intrigado -Es un precio temporal, he leído que una transformación permanente solo aplica a los humanos- Expliqué lo que sabía tal vez para alentarla un poco, aunque si la sangre de la vampira que la había transformado era muy poderosa, la solución podría estar muy lejos -¿Me creerías si te digo que tampoco llevo muy bien lo de la sed?- Reí nervioso -Solo puedo advertirte que no intentes negarla, aliméntate si lo necesitas, o terminarás haciendo más daño- Miré mis manos recordando algunos de los peores casos -Es mejor alimentarte con sutileza y control, que asesinar con desespero y voracidad- Miré de nuevo a su acompañante -Por cierto, la sangre de dragón es muy codiciada... y para la víctima puede ser incluso placentero- Sonreí con picardía antes de retomar la seriedad.
Suspiré ante su aclaración -¿Cómo enseñar habilidades que no poseo?- Pensé sin decir nada -Las sombras son algo inherente a todos nosotros, solo que tu clase las domina un poco más- Junté mis manos buscando un ejemplo -Ya, es como la telequinesis de los brujos- Chasqueé los dedos con emoción -Todos la tienen, pero algunos la dominan mejor que otros- Observé con atención su demostración pues, pese a no dominarlas, las controlaba bastante bien -Se me ocurren un par de trucos básicos, luego todo dependerá de tu manera de luchar, intentemos algo básico para empezar- Me levanté y retrocedí un poco hacia el centro de la habitación donde había un pequeño espacio libre, aunque antes dispuse algunas sillas en lugares aleatorios -Una vez una amiga me dijo que nuestras mejores armas no son dagas o espadas, sino nuestras mentes y la capacidad de usar el entorno a favor- Le hice una seña invitándola al centro -Atácame- Me preparé para estar atento a su iniciativa no sin antes darle algunos consejos -Primera lección, pelea en tu terreno- Señalé las antorchas que nos iluminaban dándole una pista.
Si la oscuridad es tu aliada, lleva la batalla a la oscuridad- Respiré profundo por un instante antes de continuar -Segunda lección, no ataques de frente, no vayas a donde te provoquen, evalúa las posibilidades de éxito y descarta las que sean peligrosas- Hice especial énfasis en ésta -Los vampiros no son inmortales, como bien sabrás, pueden matarnos como a cualquiera, aun así vivimos mucho tiempo porque somos cautelosos- Conociendo su estilo de lanzarse de cabeza al peligro era mejor advertirle desde el inicio -Tercera lección, no pretendas resolver todo con magia, pero tampoco evites usarla, encuentra un punto medio, contrólala o ella te dominará por completo- Advertí en tono serio.
Hasta ahora jamás había enfrentado nada como un jinete oscuro, aunque sí había leído algunos informes acerca de ellos, Elen debía ser muy valiente para enfrentarse a tal cosa y más aún, hacerlo sola -¿Tu hermano lo sabe?- Pregunté intrigado -Es un precio temporal, he leído que una transformación permanente solo aplica a los humanos- Expliqué lo que sabía tal vez para alentarla un poco, aunque si la sangre de la vampira que la había transformado era muy poderosa, la solución podría estar muy lejos -¿Me creerías si te digo que tampoco llevo muy bien lo de la sed?- Reí nervioso -Solo puedo advertirte que no intentes negarla, aliméntate si lo necesitas, o terminarás haciendo más daño- Miré mis manos recordando algunos de los peores casos -Es mejor alimentarte con sutileza y control, que asesinar con desespero y voracidad- Miré de nuevo a su acompañante -Por cierto, la sangre de dragón es muy codiciada... y para la víctima puede ser incluso placentero- Sonreí con picardía antes de retomar la seriedad.
Suspiré ante su aclaración -¿Cómo enseñar habilidades que no poseo?- Pensé sin decir nada -Las sombras son algo inherente a todos nosotros, solo que tu clase las domina un poco más- Junté mis manos buscando un ejemplo -Ya, es como la telequinesis de los brujos- Chasqueé los dedos con emoción -Todos la tienen, pero algunos la dominan mejor que otros- Observé con atención su demostración pues, pese a no dominarlas, las controlaba bastante bien -Se me ocurren un par de trucos básicos, luego todo dependerá de tu manera de luchar, intentemos algo básico para empezar- Me levanté y retrocedí un poco hacia el centro de la habitación donde había un pequeño espacio libre, aunque antes dispuse algunas sillas en lugares aleatorios -Una vez una amiga me dijo que nuestras mejores armas no son dagas o espadas, sino nuestras mentes y la capacidad de usar el entorno a favor- Le hice una seña invitándola al centro -Atácame- Me preparé para estar atento a su iniciativa no sin antes darle algunos consejos -Primera lección, pelea en tu terreno- Señalé las antorchas que nos iluminaban dándole una pista.
Si la oscuridad es tu aliada, lleva la batalla a la oscuridad- Respiré profundo por un instante antes de continuar -Segunda lección, no ataques de frente, no vayas a donde te provoquen, evalúa las posibilidades de éxito y descarta las que sean peligrosas- Hice especial énfasis en ésta -Los vampiros no son inmortales, como bien sabrás, pueden matarnos como a cualquiera, aun así vivimos mucho tiempo porque somos cautelosos- Conociendo su estilo de lanzarse de cabeza al peligro era mejor advertirle desde el inicio -Tercera lección, no pretendas resolver todo con magia, pero tampoco evites usarla, encuentra un punto medio, contrólala o ella te dominará por completo- Advertí en tono serio.
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Re: El poder de la sangre [Enfrentamiento] [Bio - Elen] [Cerrado]
Al vampiro le costó asimilar la noticia de su transformación, dirigió su mirada de uno a otro esperando que aquello fuese una broma pero tras unos instantes se convenció de que no era el caso, y entonces aconsejó a la joven que no regresase al norte, cada vez que iba se acababa metiendo en algún lío. Tenía razón, pero en realidad importaba poco a donde fuese, los problemas acababan encontrándola allá donde estuviese. Por suerte tendría más aliados de cara a la guerra, Manuela había enviado al moreno a estudiar el terreno para que el rey y sus tropas tuviesen toda la información posible antes de iniciar su retoma de la ciudad, algo que se esperaba con bastante expectación.
Los rumores decían que Siegfried volvería con el apoyo de los hechiceros de las islas para recuperar su trono, y si las fuerzas del norte llegaban a tiempo se formaría un ejército capaz de expulsar a los vampiros que habían hecho de Lunargenta su patio de juegos. Repeler y acabar con los jinetes no resultaría tan sencillo, solo dos centinelas estaban dispuestos a presentar batalla en su contra, y teniendo en cuenta que sin lugar a dudas Vladimir intentaría interponerse en su misión, la cosa no pintaba bien. Aun así Bio le aseguró que no tenía que pelear sola, mientras tomaba sus manos durante un breve instante para luego soltarlas de nuevo, como si aquel gesto le hubiese salido de forma automática. La benjamina de los Calhoun esbozó una leve sonrisa a modo de respuesta, al ver los apoyos con los que contaba se sentía afortunada, quizá al final todo saliese bien y pudiesen narrar la guerra de Lunargenta como una victoria.
Las siguientes palabras del moreno dieron algo de esperanza a la pareja, al parecer Alister no estaba tan errado al buscar una cura para la maldición que Géminis había otorgado a su compañera, en humanos la conversión era permanente, pero quizá en una hechicera las cosas cambiasen. A la pregunta de si su hermano sabía lo que le había pasado contestó negando con la cabeza, no quería que Vincent la viese así, si existía la posibilidad de arreglar su situación antes de que volviesen a encontrarse mejor, así no preocuparía al rubio sin razón. Al igual que Dag, Bio le aconsejó que no se resistiese a la sed ya que a la larga podría ser peor, alimentarse con cierto control sobre sí misma le evitaría matar a sus presas, lo que el moreno no sabía era que ahora mismo la joven había cambiado a las personas por animales, con los que no tenía tanta consideración.
Sus comentarios acerca de la codiciada sangre de dragón y lo placentera que podía resultar la experiencia para una víctima consiguieron que la de ojos verdes bajase la mirada, ligeramente turbada ante el dulce recuerdo que le había dejado el sabor del cazador. Alister tosió, no esperaba que aquello saliese a colación, y ciertamente estaba dispuesto a dejar que la vampira volviese a morderle, pero después de lo cerca que estuvo de perder el control, Elen se negaba en rotundo. Por suerte para ambos la conversación se tornó más seria, enfocada a lo que interesaba realmente a la centinela, dominar su nuevo poder.
Sin perder tiempo Bio se levantó de su asiento y comenzó a convertir el local en una improvisada arena de entrenamiento, colocando varias sillas en lugares aleatorios a modo de obstáculos a tener en cuenta. Tras hacer esto pidió a la antigua bruja que lo atacase, pero primero le dio unos cuantos consejos para que pudiese sacar más partido a su elemento y ganar ventaja de cara a un combate real. Elen escuchó con mucha atención cada una de las lecciones, y en cuanto le llegó el turno de actuar abandonó la mesa y se situó a unos metros del que acababa de convertirse en su profesor.
Cumplir con la primera sería fácil, solo tenía que apagar las antorchas con sus nuevos poderes, y así lo hizo, manipulando las sombras para que se extendiesen hasta los soportes de las mismas y extinguiesen la luz que iluminaba la estancia. Para Alister aquello iba a suponer un problema, apenas podría ver lo que estaba pasando en la sala y eso no le agradaba, pero por suerte contaba con un buen oído, lo único que lo ayudaría a determinar en qué sitio estaban cada uno y lo que ocurría. La vampira aguardó hasta que su vista se acostumbró a la penumbra, consciente de que su “oponente” también tendría esa facilidad, hecho por el cual debía esforzarse para tomarlo por sorpresa.
- No atacar de frente… entendido. - pensó para sí, mientras utilizaba una de las habilidades que sí había conseguido desarrollar por sí misma, la mimetización. Cuando se entregaba a las sombras podía pasar completamente desapercibida, era como volverse invisible, pero claro, eso solo servía si no tenías intención de moverte. Sus pisadas la delatarían si atacaba muy rápido, así que en vez de correr hacia Bio lo rodeó con cuidado, buscando su espalda y haciendo que el suelo apenas crujiese bajo sus pies. Esta podía parecer una tarea sencilla pero no lo fue tanto, con las sillas desperdigadas por la sala la joven tuvo que concentrarse bastante para evitarlas sin hacer ruido, aunque esto por desgracia influyó en que una de sus pisadas fuese más fuerte de lo que debía, con lo que la madera chirrió bajo su peso y la obligó a abalanzarse hacia su maestro.
Sin intención de hacerle daño, Elen ignoró las armas que llevaba en el cinturón y manipuló su oscuro elemento para recubrir una de sus manos, haciendo que varios de sus dedos se volviesen más alargados y terminasen en punta, solo necesitaba tocar a Bio para darse por satisfecha, aunque su despiste le impediría atacar por la retaguardia al moreno, tendría que conformarse con uno de sus costados. A toda prisa se lanzó hacia su objetivo, sin saber si éste tendría tiempo de reaccionar gracias a su agilidad o se vería alcanzado.
Off: Habilidad de nivel 3 utilizada - Mimetización
Los rumores decían que Siegfried volvería con el apoyo de los hechiceros de las islas para recuperar su trono, y si las fuerzas del norte llegaban a tiempo se formaría un ejército capaz de expulsar a los vampiros que habían hecho de Lunargenta su patio de juegos. Repeler y acabar con los jinetes no resultaría tan sencillo, solo dos centinelas estaban dispuestos a presentar batalla en su contra, y teniendo en cuenta que sin lugar a dudas Vladimir intentaría interponerse en su misión, la cosa no pintaba bien. Aun así Bio le aseguró que no tenía que pelear sola, mientras tomaba sus manos durante un breve instante para luego soltarlas de nuevo, como si aquel gesto le hubiese salido de forma automática. La benjamina de los Calhoun esbozó una leve sonrisa a modo de respuesta, al ver los apoyos con los que contaba se sentía afortunada, quizá al final todo saliese bien y pudiesen narrar la guerra de Lunargenta como una victoria.
Las siguientes palabras del moreno dieron algo de esperanza a la pareja, al parecer Alister no estaba tan errado al buscar una cura para la maldición que Géminis había otorgado a su compañera, en humanos la conversión era permanente, pero quizá en una hechicera las cosas cambiasen. A la pregunta de si su hermano sabía lo que le había pasado contestó negando con la cabeza, no quería que Vincent la viese así, si existía la posibilidad de arreglar su situación antes de que volviesen a encontrarse mejor, así no preocuparía al rubio sin razón. Al igual que Dag, Bio le aconsejó que no se resistiese a la sed ya que a la larga podría ser peor, alimentarse con cierto control sobre sí misma le evitaría matar a sus presas, lo que el moreno no sabía era que ahora mismo la joven había cambiado a las personas por animales, con los que no tenía tanta consideración.
Sus comentarios acerca de la codiciada sangre de dragón y lo placentera que podía resultar la experiencia para una víctima consiguieron que la de ojos verdes bajase la mirada, ligeramente turbada ante el dulce recuerdo que le había dejado el sabor del cazador. Alister tosió, no esperaba que aquello saliese a colación, y ciertamente estaba dispuesto a dejar que la vampira volviese a morderle, pero después de lo cerca que estuvo de perder el control, Elen se negaba en rotundo. Por suerte para ambos la conversación se tornó más seria, enfocada a lo que interesaba realmente a la centinela, dominar su nuevo poder.
Sin perder tiempo Bio se levantó de su asiento y comenzó a convertir el local en una improvisada arena de entrenamiento, colocando varias sillas en lugares aleatorios a modo de obstáculos a tener en cuenta. Tras hacer esto pidió a la antigua bruja que lo atacase, pero primero le dio unos cuantos consejos para que pudiese sacar más partido a su elemento y ganar ventaja de cara a un combate real. Elen escuchó con mucha atención cada una de las lecciones, y en cuanto le llegó el turno de actuar abandonó la mesa y se situó a unos metros del que acababa de convertirse en su profesor.
Cumplir con la primera sería fácil, solo tenía que apagar las antorchas con sus nuevos poderes, y así lo hizo, manipulando las sombras para que se extendiesen hasta los soportes de las mismas y extinguiesen la luz que iluminaba la estancia. Para Alister aquello iba a suponer un problema, apenas podría ver lo que estaba pasando en la sala y eso no le agradaba, pero por suerte contaba con un buen oído, lo único que lo ayudaría a determinar en qué sitio estaban cada uno y lo que ocurría. La vampira aguardó hasta que su vista se acostumbró a la penumbra, consciente de que su “oponente” también tendría esa facilidad, hecho por el cual debía esforzarse para tomarlo por sorpresa.
- No atacar de frente… entendido. - pensó para sí, mientras utilizaba una de las habilidades que sí había conseguido desarrollar por sí misma, la mimetización. Cuando se entregaba a las sombras podía pasar completamente desapercibida, era como volverse invisible, pero claro, eso solo servía si no tenías intención de moverte. Sus pisadas la delatarían si atacaba muy rápido, así que en vez de correr hacia Bio lo rodeó con cuidado, buscando su espalda y haciendo que el suelo apenas crujiese bajo sus pies. Esta podía parecer una tarea sencilla pero no lo fue tanto, con las sillas desperdigadas por la sala la joven tuvo que concentrarse bastante para evitarlas sin hacer ruido, aunque esto por desgracia influyó en que una de sus pisadas fuese más fuerte de lo que debía, con lo que la madera chirrió bajo su peso y la obligó a abalanzarse hacia su maestro.
Sin intención de hacerle daño, Elen ignoró las armas que llevaba en el cinturón y manipuló su oscuro elemento para recubrir una de sus manos, haciendo que varios de sus dedos se volviesen más alargados y terminasen en punta, solo necesitaba tocar a Bio para darse por satisfecha, aunque su despiste le impediría atacar por la retaguardia al moreno, tendría que conformarse con uno de sus costados. A toda prisa se lanzó hacia su objetivo, sin saber si éste tendría tiempo de reaccionar gracias a su agilidad o se vería alcanzado.
Off: Habilidad de nivel 3 utilizada - Mimetización
- Garras de Sombra:
Elen Calhoun
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Re: El poder de la sangre [Enfrentamiento] [Bio - Elen] [Cerrado]
Las reacciones de la bruja... o ex bruja, y de su compañero, me hicieron esbozar una media sonrisa y pensar que era inevitable que hubiera sucedido y si no, seguramente estaría cerca de llegar ese momento, no obstante preferí evitar el tema para no tocar algo delicado y preferí pasar directo a la acción, no estábamos ahí para socializar sino para mejorar sus capacidades con estos nuevos poderes, no había tiempo que perder.
Sonreí con cierta malicia al verla extinguir las llamas de las antorchas, era sin duda un muy primer paso, y algo que sin duda pondría nervioso a más de uno -La oscuridad en sí misma suele ser una fuente de miedo, los humanos son demasiado supersticiosos, puedes usar eso contra ellos, las otras razas son menos vulnerables en ese sentido, pero eso solo significa que se necesita más para asustarlos- Añadí la explicación al tiempo que se apagaban las luces -Si no quieres asesinar a alguien por accidente, procura asustarlos para que no te ataquen, usa sus temores- No estaba de más el consejo, considerando su naturaleza imaginé que había cosas a las que aún no se acostumbraba, así que evitar muertes era algo que le ayudaría a sobrellevar su nueva condición.
Su dominio de las sombras no estaba nada mal, pues en apenas unos instantes la perdí de vista completamente; cerré los ojos y respiré pausadamente para escuchar cualquier detalle a mi alrededor, [1] escuchaba levemente algunas pisadas y aunque a ratos lograba seguirlas, los sonidos que hacía su compañero me distraían en ocasiones, a pesar de eso me mantenía siguiendo el rastro que dejaban sus pisadas en el aire -No lo haces nada mal- Dije esperando sacarle alguna palabra pero sabía mantenerse en silencio, al menos hasta que tras casi tropezar, una de sus pisadas delató su posición e incapaz de recuperar su sigilo decidió embarcarse en un ataque improvisado que no fue difícil de ver venir y en consecuencia, bastó con un giro de medio lado que seguido de un salto atrás me salvaron de ser alcanzado; noté que sus manos se veían borrosas y oscuras, razón de más para alejarme aunque de momento no haría preguntas al respecto, ya podría notar luego de qué se trataba
Había sido un buen intento, sin duda, tal vez si hubiese sido más rápida que yo, habría logrado alcanzarme -Cada uno de tus ataques debe ser una causa y no una consecuencia- Expliqué pues, si algo funcionaba bien a los vampiros, era esconderse y atacar en sigilo -Atacaste como consecuencia de sentirte descubierta, fue prematuro y acelerado- Continué retrocediendo hasta que mi espalda pegó a la pared detrás de mí -Procura ir un paso adelante, tu movimiento será la causa de mi reacción y es ahí donde sacarás ventaja, no en tu acción sino en mi reacción- Y es que tanto tiempo jugando ajedrez no iba a pasar en vano -Si puedes atacar y calculas mi reacción, será sencillo planear tu segundo ataque en el punto donde quedaré vulnerable- Me preparé para el segundo intento.
Inténtalo de nuevo pero esta vez, relájate, antes de avanzar piensa por qué lo harás y cómo te beneficiará- Esta vez pateé algunas sillas para lanzarlas al piso y entorpecer aún más su paso -No ataques buscando el éxito, ataca pensando en mi reacción, así sabrás qué hacer después, ve un paso adelante- Expliqué al tiempo que tomaba un par de vasos dejados en una mesa por los clientes que se habían marchado antes, lancé una a la derecha para hacer ruido y distraerla, unos instantes más tarde lancé la otra al lado contrario, con la pared a mi espalda tenía menos maneras posibles para evadir un ataque, la pregunta era cómo sacaría provecho ella de esta nueva posición.
[1]Nivel 1: Morador de las tinieblas Sonreí con cierta malicia al verla extinguir las llamas de las antorchas, era sin duda un muy primer paso, y algo que sin duda pondría nervioso a más de uno -La oscuridad en sí misma suele ser una fuente de miedo, los humanos son demasiado supersticiosos, puedes usar eso contra ellos, las otras razas son menos vulnerables en ese sentido, pero eso solo significa que se necesita más para asustarlos- Añadí la explicación al tiempo que se apagaban las luces -Si no quieres asesinar a alguien por accidente, procura asustarlos para que no te ataquen, usa sus temores- No estaba de más el consejo, considerando su naturaleza imaginé que había cosas a las que aún no se acostumbraba, así que evitar muertes era algo que le ayudaría a sobrellevar su nueva condición.
Su dominio de las sombras no estaba nada mal, pues en apenas unos instantes la perdí de vista completamente; cerré los ojos y respiré pausadamente para escuchar cualquier detalle a mi alrededor, [1] escuchaba levemente algunas pisadas y aunque a ratos lograba seguirlas, los sonidos que hacía su compañero me distraían en ocasiones, a pesar de eso me mantenía siguiendo el rastro que dejaban sus pisadas en el aire -No lo haces nada mal- Dije esperando sacarle alguna palabra pero sabía mantenerse en silencio, al menos hasta que tras casi tropezar, una de sus pisadas delató su posición e incapaz de recuperar su sigilo decidió embarcarse en un ataque improvisado que no fue difícil de ver venir y en consecuencia, bastó con un giro de medio lado que seguido de un salto atrás me salvaron de ser alcanzado; noté que sus manos se veían borrosas y oscuras, razón de más para alejarme aunque de momento no haría preguntas al respecto, ya podría notar luego de qué se trataba
Había sido un buen intento, sin duda, tal vez si hubiese sido más rápida que yo, habría logrado alcanzarme -Cada uno de tus ataques debe ser una causa y no una consecuencia- Expliqué pues, si algo funcionaba bien a los vampiros, era esconderse y atacar en sigilo -Atacaste como consecuencia de sentirte descubierta, fue prematuro y acelerado- Continué retrocediendo hasta que mi espalda pegó a la pared detrás de mí -Procura ir un paso adelante, tu movimiento será la causa de mi reacción y es ahí donde sacarás ventaja, no en tu acción sino en mi reacción- Y es que tanto tiempo jugando ajedrez no iba a pasar en vano -Si puedes atacar y calculas mi reacción, será sencillo planear tu segundo ataque en el punto donde quedaré vulnerable- Me preparé para el segundo intento.
Inténtalo de nuevo pero esta vez, relájate, antes de avanzar piensa por qué lo harás y cómo te beneficiará- Esta vez pateé algunas sillas para lanzarlas al piso y entorpecer aún más su paso -No ataques buscando el éxito, ataca pensando en mi reacción, así sabrás qué hacer después, ve un paso adelante- Expliqué al tiempo que tomaba un par de vasos dejados en una mesa por los clientes que se habían marchado antes, lancé una a la derecha para hacer ruido y distraerla, unos instantes más tarde lancé la otra al lado contrario, con la pared a mi espalda tenía menos maneras posibles para evadir un ataque, la pregunta era cómo sacaría provecho ella de esta nueva posición.
Bio
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Re: El poder de la sangre [Enfrentamiento] [Bio - Elen] [Cerrado]
Su error al pisar le costó el éxito del ataque, Bio pudo reaccionar antes de que llegase hasta él y con un ágil salto hacia atrás se puso fuera de su alcance, pero aquel solo era su primer intento, con el tiempo mejoraría, de eso estaba segura. Solo necesitaba centrarse y tener más en cuenta el entorno que la rodeaba para no volver a precipitarse, pero estando como estaba acostumbrada a otro estilo de combate más directo, pasar a valerse del sigilo y la paciencia, de la cual no andaba sobrada, le costaría un poco. Elen suspiró y relajó su postura mientras escuchaba las palabras del vampiro, que aprovechaba aquel pequeño fracaso para seguir dándole lecciones y consejos.
La voz del moreno se fue volviendo más tenue conforme retrocedía hasta una de las paredes del local, indicando a la joven dónde estaba exactamente, pero ésta vez no podía fallar, tenía que planear bien cada uno de sus movimientos antes de intentar acercarse a su objetivo. Con esa idea en mente estaba claro lo que tenía que hacer, debía engañar a Bio para que reaccionase de una forma determinada, con lo que creyendo haber esquivado su segundo ataque solo estuviese cayendo en una trampa. El ruido de las sillas al caer al suelo le dejó claro que su profesor no pensaba facilitarle las cosas, algo que quedó reafirmado cuando el informante estrelló dos vasos de cristal en direcciones opuestas para tratar de distraerla.
Ahora la de cabellos cenicientos no solo debía esquivar los muebles sino también los vidrios, que al momento podrían delatar su posición y la trayectoria que tomaba para ir a por él. Agazapada entre las sombras, y utilizando su habilidad de mimetización para que no pudiese verla, Elen estudió la situación y aguzó el oído para determinar el lugar exacto en que se encontraba Bio. El problema era que no estaban solos en la sala, Alister seguía sentado en la mesa y su respiración, sumada a los nerviosos movimientos que hacía en su asiento podían confundirla. La centinela podía comprender la inquietud que embargaba a su compañero, no veía absolutamente nada de lo que estaba pasando y eso incomodaría a cualquiera en su situación, así que en vez de decirle que se calmase y se estuviese quieto, cosa que no la beneficiaría, optó por ignorar los sonidos que provenían de aquella zona de la taberna para centrar su atención en el lugar en que creía que estaba Víctor.
Pronto escuchó una segunda respiración, pausada y más tranquila que la del dragón, esa debía ser la del informante, que si se encontraba donde pensaba solo tendría dos alternativas de escape en caso de un ataque frontal. Pero esa no era la idea que la antigua bruja tenía en la cabeza, no, debía ser más lista, tenía que causar una reacción que empujase directamente al moreno hacia ella, y sabía cómo hacerlo. Echando mano de su tétrico elemento, la de ojos verdes consiguió que sus sombras se arrastrasen por el suelo sin hacer ruido, esquivando las sillas y llegando hasta la parte de la pared que Bio debería tener a su izquierda.
Una vez allí hizo que sus aliadas pasasen por encima de los vidrios y atrajesen la atención de su objetivo, quería hacerle creer que iba a atacarle por aquel costado cuando realmente estaría preparada para interceptarlo en el opuesto, y no le costó mucho hacer que su estrategia funcionase. Las sombras se levantaron del suelo creando una silueta borrosa pero lo suficientemente alta como para asemejarse a la vampira, y cuando ésta se lanzó hacia Víctor no le dejó más remedio que esquivar hacia su derecha, a donde la benjamina de los Calhoun llegó con dos ágiles y rápidos saltos.
Su mano, aún cubierta por su oscuro elemento, tocó el hombro del señor de la voz de forma leve, no quería hacerle daño, solo demostrar que podía conseguir lo que le pedía, y así lo había hecho, aunque tendría que seguir practicando para controlar y sacar provecho a sus nuevas capacidades físicas y a la cobertura que la oscuridad le brindaba. - Lo logré. - musitó con una leve sonrisa en los labios, sonrisa que nadie podría ver. De fondo pudo escuchar como Alister dejaba escapar un suspiro cargado de alivio, seguramente aquella situación le estuviese resultando frustrante pero sabía tan bien como ella que era el único camino hacia la victoria sobre los jinetes.
Off: Bio me ha dado permiso para mover a su personaje y añadir que lo alcanzo en mi ataque, la silueta de sombra que crea la distracción sería un pobre primer intento de Doppelgänger.
La voz del moreno se fue volviendo más tenue conforme retrocedía hasta una de las paredes del local, indicando a la joven dónde estaba exactamente, pero ésta vez no podía fallar, tenía que planear bien cada uno de sus movimientos antes de intentar acercarse a su objetivo. Con esa idea en mente estaba claro lo que tenía que hacer, debía engañar a Bio para que reaccionase de una forma determinada, con lo que creyendo haber esquivado su segundo ataque solo estuviese cayendo en una trampa. El ruido de las sillas al caer al suelo le dejó claro que su profesor no pensaba facilitarle las cosas, algo que quedó reafirmado cuando el informante estrelló dos vasos de cristal en direcciones opuestas para tratar de distraerla.
Ahora la de cabellos cenicientos no solo debía esquivar los muebles sino también los vidrios, que al momento podrían delatar su posición y la trayectoria que tomaba para ir a por él. Agazapada entre las sombras, y utilizando su habilidad de mimetización para que no pudiese verla, Elen estudió la situación y aguzó el oído para determinar el lugar exacto en que se encontraba Bio. El problema era que no estaban solos en la sala, Alister seguía sentado en la mesa y su respiración, sumada a los nerviosos movimientos que hacía en su asiento podían confundirla. La centinela podía comprender la inquietud que embargaba a su compañero, no veía absolutamente nada de lo que estaba pasando y eso incomodaría a cualquiera en su situación, así que en vez de decirle que se calmase y se estuviese quieto, cosa que no la beneficiaría, optó por ignorar los sonidos que provenían de aquella zona de la taberna para centrar su atención en el lugar en que creía que estaba Víctor.
Pronto escuchó una segunda respiración, pausada y más tranquila que la del dragón, esa debía ser la del informante, que si se encontraba donde pensaba solo tendría dos alternativas de escape en caso de un ataque frontal. Pero esa no era la idea que la antigua bruja tenía en la cabeza, no, debía ser más lista, tenía que causar una reacción que empujase directamente al moreno hacia ella, y sabía cómo hacerlo. Echando mano de su tétrico elemento, la de ojos verdes consiguió que sus sombras se arrastrasen por el suelo sin hacer ruido, esquivando las sillas y llegando hasta la parte de la pared que Bio debería tener a su izquierda.
Una vez allí hizo que sus aliadas pasasen por encima de los vidrios y atrajesen la atención de su objetivo, quería hacerle creer que iba a atacarle por aquel costado cuando realmente estaría preparada para interceptarlo en el opuesto, y no le costó mucho hacer que su estrategia funcionase. Las sombras se levantaron del suelo creando una silueta borrosa pero lo suficientemente alta como para asemejarse a la vampira, y cuando ésta se lanzó hacia Víctor no le dejó más remedio que esquivar hacia su derecha, a donde la benjamina de los Calhoun llegó con dos ágiles y rápidos saltos.
Su mano, aún cubierta por su oscuro elemento, tocó el hombro del señor de la voz de forma leve, no quería hacerle daño, solo demostrar que podía conseguir lo que le pedía, y así lo había hecho, aunque tendría que seguir practicando para controlar y sacar provecho a sus nuevas capacidades físicas y a la cobertura que la oscuridad le brindaba. - Lo logré. - musitó con una leve sonrisa en los labios, sonrisa que nadie podría ver. De fondo pudo escuchar como Alister dejaba escapar un suspiro cargado de alivio, seguramente aquella situación le estuviese resultando frustrante pero sabía tan bien como ella que era el único camino hacia la victoria sobre los jinetes.
Off: Bio me ha dado permiso para mover a su personaje y añadir que lo alcanzo en mi ataque, la silueta de sombra que crea la distracción sería un pobre primer intento de Doppelgänger.
Elen Calhoun
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Re: El poder de la sangre [Enfrentamiento] [Bio - Elen] [Cerrado]
Pelear en la oscuridad era solo el comienzo, pero era bueno que la nueva vampira se adaptara al entorno que más ventajas podría ofrecerle era absolutamente necesario para garantizar su supervivencia, una vez conseguido, lo demás sería más fácil; aguardé relajándome y bajando el ritmo de mi respiración intentando hacerme difícil de hallar, aunque mis palabras y consejos seguramente le habrían dado una buena pista de a dónde apuntar su ataque, además los cristales rotos eran un arma de doble filo, no solo evitaban que ella entrara en mi campo sino que además me impedían salir sin ser detectado; no me quedaba más remedio que esperar su error y salir indemne.
Esperar pacientemente y con el oído atento me permitió escuchar con claridad por dónde venía su ataque -Novata- Pensé esbozando una media sonrisa, los cristales a mi izquierda delataron su proximidad, fingí no notarla pero se hizo muy evidente cuando su silueta envuelta en sombras se mostró a mí lado -Necesitas una mejor estrategia- Dije saltando al lado contrario en donde me vería sorprendido por la verdadera Elen cuya mano se posó en mi hombro dejándome totalmente confundido -¿Pero qué rayos? Tú, eso- Señalé a la silueta sombría; el destello de un relámpago iluminó la estancia a través de las ventanas dejándome ver mejor aquel amasijo de sombras con que me había engañado.
Me encontraba sorprendido por aquella especie de réplica sombría de mi compañera que definitivamente, pese a todo había resultado bastante creativa para el uso de las sombras a su favor, pero eso no era todo, además sus manos mostraban una extensión sombría que resultaba incluso bastante tétrica e intimidante pero que al mismo tiempo comenzaba a darme una nueva idea que ella seguramente podría lograr aunque a mí me resultara imposible -Eso ha sido genial- Elogié su desempeño que ciertamente me había demostrado mucha astucia -Ahora se me ocurre algo que podemos intentar y que te puede resultar de utilidad- Le dije a la chica Calhoun -Necesitaremos la ayuda de tu compañero, primero para encender las antorchas de nuevo, y segundo para sostenerte- Esperé unos instantes hasta volver a tener luz.
Me dirigí hasta uno de los rincones para ayudar con una de las antorchas esperando que el dragón se encargara del lado opuesto -Bastará con un par de ellas- Advertí pues ciertamente la luz le jugaría en contra a la neovampira en esta nueva tarea -Sujétala- Señalé a Elen aunque tal vez su acompañante aún no entendería el plan, tal vez ella tampoco, incluso yo casi tampoco entendía pero ya que había empezado tenía que continuar la idea, hasta ahora jamás había visto a nadie hacer lo que estaba por plantearle pero sí había leído acerca de vampiros que podían llevar a cabo aquella habilidad sin problemas.
Miré fijamente a ambos con picardía -Hacen una buena pareja- Bromeé para romper un poco la tensión del momento -Sujétala con fuerza, debes evitar que escape- Le indiqué al caballero para luego dirigirme a Elen -Lo que estoy por sugerirte es algo muy poco común, a mí me resulta imposible hacerlo, pero para ti, con el dominio de sombras, podría resultarte muy útil si lo dominas- Me paré firme a un par de metros de la peliblanca -Relájate, respira, cierra los ojos y pon tu mente en blanco- Ante la adrenalina del momento anterior era necesaria una vuelta a la calma, un momento para descansar y que al mismo tiempo pudiéramos aprovechar en algo distinto y un tanto alocado; no tenía certeza que pudiera lograrlo pero sin duda, si lo hacía, sería un logro formidable y digno de ver.
Adopté un tono bastante serio pero a la vez calmado -Haz eso mismo que hiciste en tu mano pero no lo limites, deja que las sombras te cubran por completo- Hasta ese punto debería ser fácil de lograr, así que tras esperar unos instantes continué al siguiente punto -Ahora, ven hacia mí, intenta alcanzarme- Esa última instrucción podría dejarlos bastante descolocados -Tal como he dicho, ven hacia mí- Levanté la mano para recordar la instrucción al dragón -No... la... sueltes...- Me dirigí de nuevo a Elen -No pelees por liberarte, relájate, respira imagina que tu cuerpo no existe, nada te ata- A todas luces no parecía que pudiera funcionar, o yo era un pésimo maestro o aquello era realmente imposible, pero no pensaba rendirme todavía -Relájate, respira, no trates de liberarte, imagina que ya eres libre, olvida las manos que te sujetan, la gravedad que te atrae, siéntete libre- Poco a poco se me empezaban a terminar los consejos y no conseguía hacer que esto funcionara...
[-] Esta tarea está dirigida al aprendizaje de la habilidad: Transformación, el objetivo es que Elen aprenda a transformar su cuerpo en un amasijo de murciélagos, debería ser bastante difícil si es su primera vez, además del shock emocional que podría causarle ese nuevo estado y la lucha para recuperar su forma normal, incluso da juego para que en su intento de volver a su forma, acabe hecha una enorme bestia de sombras difícil de controlar, estaré ansioso por leer tu respuesta pues no hay ningún otro pj con esa habilidad y me despierta mucha curiosidad. Esperar pacientemente y con el oído atento me permitió escuchar con claridad por dónde venía su ataque -Novata- Pensé esbozando una media sonrisa, los cristales a mi izquierda delataron su proximidad, fingí no notarla pero se hizo muy evidente cuando su silueta envuelta en sombras se mostró a mí lado -Necesitas una mejor estrategia- Dije saltando al lado contrario en donde me vería sorprendido por la verdadera Elen cuya mano se posó en mi hombro dejándome totalmente confundido -¿Pero qué rayos? Tú, eso- Señalé a la silueta sombría; el destello de un relámpago iluminó la estancia a través de las ventanas dejándome ver mejor aquel amasijo de sombras con que me había engañado.
Me encontraba sorprendido por aquella especie de réplica sombría de mi compañera que definitivamente, pese a todo había resultado bastante creativa para el uso de las sombras a su favor, pero eso no era todo, además sus manos mostraban una extensión sombría que resultaba incluso bastante tétrica e intimidante pero que al mismo tiempo comenzaba a darme una nueva idea que ella seguramente podría lograr aunque a mí me resultara imposible -Eso ha sido genial- Elogié su desempeño que ciertamente me había demostrado mucha astucia -Ahora se me ocurre algo que podemos intentar y que te puede resultar de utilidad- Le dije a la chica Calhoun -Necesitaremos la ayuda de tu compañero, primero para encender las antorchas de nuevo, y segundo para sostenerte- Esperé unos instantes hasta volver a tener luz.
Me dirigí hasta uno de los rincones para ayudar con una de las antorchas esperando que el dragón se encargara del lado opuesto -Bastará con un par de ellas- Advertí pues ciertamente la luz le jugaría en contra a la neovampira en esta nueva tarea -Sujétala- Señalé a Elen aunque tal vez su acompañante aún no entendería el plan, tal vez ella tampoco, incluso yo casi tampoco entendía pero ya que había empezado tenía que continuar la idea, hasta ahora jamás había visto a nadie hacer lo que estaba por plantearle pero sí había leído acerca de vampiros que podían llevar a cabo aquella habilidad sin problemas.
Miré fijamente a ambos con picardía -Hacen una buena pareja- Bromeé para romper un poco la tensión del momento -Sujétala con fuerza, debes evitar que escape- Le indiqué al caballero para luego dirigirme a Elen -Lo que estoy por sugerirte es algo muy poco común, a mí me resulta imposible hacerlo, pero para ti, con el dominio de sombras, podría resultarte muy útil si lo dominas- Me paré firme a un par de metros de la peliblanca -Relájate, respira, cierra los ojos y pon tu mente en blanco- Ante la adrenalina del momento anterior era necesaria una vuelta a la calma, un momento para descansar y que al mismo tiempo pudiéramos aprovechar en algo distinto y un tanto alocado; no tenía certeza que pudiera lograrlo pero sin duda, si lo hacía, sería un logro formidable y digno de ver.
Adopté un tono bastante serio pero a la vez calmado -Haz eso mismo que hiciste en tu mano pero no lo limites, deja que las sombras te cubran por completo- Hasta ese punto debería ser fácil de lograr, así que tras esperar unos instantes continué al siguiente punto -Ahora, ven hacia mí, intenta alcanzarme- Esa última instrucción podría dejarlos bastante descolocados -Tal como he dicho, ven hacia mí- Levanté la mano para recordar la instrucción al dragón -No... la... sueltes...- Me dirigí de nuevo a Elen -No pelees por liberarte, relájate, respira imagina que tu cuerpo no existe, nada te ata- A todas luces no parecía que pudiera funcionar, o yo era un pésimo maestro o aquello era realmente imposible, pero no pensaba rendirme todavía -Relájate, respira, no trates de liberarte, imagina que ya eres libre, olvida las manos que te sujetan, la gravedad que te atrae, siéntete libre- Poco a poco se me empezaban a terminar los consejos y no conseguía hacer que esto funcionara...
Bio
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Re: El poder de la sangre [Enfrentamiento] [Bio - Elen] [Cerrado]
El truco de la joven consiguió sorprender a Bio, que confundido la miró a ella y luego a la silueta de sombras con que lo había engañado, una versión bastante tosca de sí misma con la que compartía estatura y constitución, pero que sin duda debía mejorar de cara al futuro. Elen se dio cuenta del potencial que podía llegar a tener aquella habilidad de inmediato, la criatura no estaba exactamente bajo su control pero había hecho lo que ella quería, empujar al moreno hacia la trampa, quizá si seguía practicando no solo consiguiese que se pareciese más a su persona, lo cual podría servir para distraer a un enemigo, sino que también ganaría una aliada en combate, lo mismo que con las almas de su medallón.
La estancia se iluminó con el resplandor de un rayo, y mientras Víctor analizaba la silueta y la mano que la benjamina de los Calhoun tenía aún cubierta por su elemento, Elen no pudo evitar mirar al exterior y echar de menos sus antiguos poderes, la electricidad se le antojaba tan hermosa… Cierto era que con sus habilidades de vampira había logrado alcanzar un entendimiento mucho mayor con respecto a su reliquia de centinela pero una parte de ella seguía odiando en lo que se había convertido por culpa de Géminis, y esa parte solo podía aferrarse a la pequeña esperanza que Bio le había dado al hablar de transformación temporal.
- Ya puedes irte. - dijo la de cabellos cenicientos, dirigiéndose a su extraña y oscura “doble”. Sin mencionar palabra, ya que no era una capacidad que tuviese, el amasijo de sombras comenzó a desvanecerse hasta desaparecer por completo, dejándola de nuevo frente a su particular profesor, que ya tenía algo en mente para continuar aquel improvisado entrenamiento. Con su atención de nuevo puesta sobre el moreno, apartó su mano de él y escuchó lo que tenía que decir, quería la ayuda de Alister para encender algo de luz, pero también para que la sujetase… ¿por qué tendría que hacerlo?
El dragón abandonó su asiento y se acercó lentamente a las antorchas que tenía más próximas, apenas veía a causa de la oscuridad en que habían sumido la estancia, por eso agradeció que el informante decidiese iluminarla aunque solo fuese de forma tenue. Una vez hecho esto pudieron ver el estropicio que estaban causando en el local, el tabernero se llevaría las manos a la cabeza cuando despertase pero por ahora dormía plácidamente, gracias a la magia de voz de Víctor.
Siguiendo la orden del vampiro, aunque no la comprendía, Alister se acercó a la de ojos verdes y situándose a su espalda, la sujeto por los hombros con firmeza, algo que no incomodó en absoluto a la antigua bruja, la proximidad del cazador siempre le resultaba agradable, su deseo de tenerlo cerca no desaparecía nunca, ni siquiera cuando la sed entraba en juego. El moreno tuvo que darse cuenta de ello, pues no dudó en soltar un comentario acerca de la buena pareja que hacían, y aunque ninguno de los dos quiso responder a aquello, cualquiera que los viese juntos podría darse cuenta de que no se trataba de un mero par de compañeros de viaje.
No, sus miradas y gestos los delataban tarde o temprano, pero ¿por qué ocultarlo? Habían pasado por demasiadas cosas, la mayoría malas, ¿no se merecían tener algo bueno en sus vidas? La respuesta era clara, y aunque su futuro era incierto, no solo por la nueva condición de la benjamina de los Calhoun sino también por la guerra que estaba a punto de estallar en Lunargenta, ambos estaban dispuestos a aprovechar cada instante que tuviesen. Con una leve sonrisa en los labios, la señora de las sombras siguió escuchando a su mentor, que seguía dando indicaciones al dragón para que la agarrase con fuerza. - ¿Por qué iba a querer escapar? - se preguntó interiormente, mientras su compañero, haciendo caso a lo que Bio le pedía, pasaba a rodearla con ambos brazos, atrayéndola hacia su pecho y sujetándola mejor.
Durante unos segundos su atención se vio dividida, podía escuchar el rítmico latido del corazón de Alister, su respiración, pausada y tranquila… sentía la calidez de su abrazo y le hubiese gustado no tener que preocuparse por nada más, pero estaban allí para que aprendiese a controlar sus poderes, no para deleitarse el uno con el otro. Con la vista clavada en el informante, la curiosidad de Elen aumentó al saber que lo que estaba a punto de proponerle era algo que ni él mismo podía hacer, ¿de qué se trataría? Tal como le pedía, la joven cerró los ojos y se concentró en dejar su mente en blanco, algo que no le resultó fácil ya que siempre escuchaba las voces de las almas de su medallón. Mentalmente las mandó a callar, y en cuanto logró que guardasen silencio solo tuvo oídos para la voz del moreno.
Víctor quería que hiciese lo mismo que ya había hecho antes, dejar que las sombras recubriesen su cuerpo, pero sin limitarlas solo a las garras que aún tenía en una de las manos, quería que la envolviesen por completo. - Eso puedo hacerlo. - comentó, al tiempo que se concentraba para manipular su elemento y permitir que éste empezase a rodearla desde los pies a la cabeza. Con la preocupación grabada en el rostro, Alister estuvo tentado de soltarla al ver que las negras sombras se acercaban a la altura en que tenía sus brazos, pero éstas lo ignoraron por completo, subiendo por la piel de la antigua hechicera y convirtiéndola en una oscura silueta.
Las siguientes palabras del vampiro consiguieron confundirlos a ambos, por un lado pedía a la centinela que fuese hacia él, pero por otro recordaba al dragón que no la soltase. Elen trató de liberarse de los brazos de su compañero pero no lo consiguió, y pronto las indicaciones de su maestro se volvieron más confusas, quería que olvidase su cuerpo, la forma en que el cazador la sujetaba y que la gravedad la ataba al suelo, ¿qué pretendía con todo aquello? Obligándose a respirar más despacio la de cabellos cenicientos intentó hacer lo que le pedía, ignoró cuanto la rodeaba y pensó únicamente en avanzar sin que nada pudiese retenerla, pero tardó un minuto en concentrarse lo suficiente para que funcionase.
- ¿Bio? ¿Bio qué está pasando? - preguntó con preocupación al sentir como si algo se rompiese dentro de ella. Abrió los ojos asustada pero ya no podía detener el proceso, su cuerpo se estaba fragmentando, y cada pedazo de su ser cambiaba de forma al separarse del resto, tomando la de un murciélago. Un quejido escapó de su garganta, todavía no comprendía que estaba aprendiendo a transformarse como había visto hacer a Mortagglia en más de una ocasión, solo sentía cómo se dividía sin poder hacer nada para remediarlo, y sin saber si podría recomponerse luego. Libre del agarre del alado, que miraba la escena con ojos muy abiertos, completamente en shock tras ser testigo de cómo la vampira se le escurría de entre los brazos convertida en un amasijo de murciélagos, Elen, o más bien las partes que ahora había de ella, volaron por toda la estancia sin control, unas en una dirección y otras en la opuesta.
Controlar a la bandada no era tarea fácil, menos aún para una novata, pero tras unos angustiosos instantes, en los que la mente de la vampira hizo cuanto pudo por superar la conmoción inicial, los murciélagos comenzaron a reunirse en un rincón del salón, uniéndose para formar otra silueta, aunque no sería la de la joven. Un gutural gruñido precedió a la aparición de la bestia sombría, que mostrando unos alargados dientes avanzó en dirección a Bio y Alister. Elen estaba allí dentro en alguna parte, pero era incapaz de controlar su nueva habilidad, solo así se podía explicar que estuviese a punto de atacarlos.
Off: Tienes libertad para describir el ataque y si quieres puedes utilizar a Alister para que se transforme y te ayude a reducir a Elen.
La estancia se iluminó con el resplandor de un rayo, y mientras Víctor analizaba la silueta y la mano que la benjamina de los Calhoun tenía aún cubierta por su elemento, Elen no pudo evitar mirar al exterior y echar de menos sus antiguos poderes, la electricidad se le antojaba tan hermosa… Cierto era que con sus habilidades de vampira había logrado alcanzar un entendimiento mucho mayor con respecto a su reliquia de centinela pero una parte de ella seguía odiando en lo que se había convertido por culpa de Géminis, y esa parte solo podía aferrarse a la pequeña esperanza que Bio le había dado al hablar de transformación temporal.
- Ya puedes irte. - dijo la de cabellos cenicientos, dirigiéndose a su extraña y oscura “doble”. Sin mencionar palabra, ya que no era una capacidad que tuviese, el amasijo de sombras comenzó a desvanecerse hasta desaparecer por completo, dejándola de nuevo frente a su particular profesor, que ya tenía algo en mente para continuar aquel improvisado entrenamiento. Con su atención de nuevo puesta sobre el moreno, apartó su mano de él y escuchó lo que tenía que decir, quería la ayuda de Alister para encender algo de luz, pero también para que la sujetase… ¿por qué tendría que hacerlo?
El dragón abandonó su asiento y se acercó lentamente a las antorchas que tenía más próximas, apenas veía a causa de la oscuridad en que habían sumido la estancia, por eso agradeció que el informante decidiese iluminarla aunque solo fuese de forma tenue. Una vez hecho esto pudieron ver el estropicio que estaban causando en el local, el tabernero se llevaría las manos a la cabeza cuando despertase pero por ahora dormía plácidamente, gracias a la magia de voz de Víctor.
Siguiendo la orden del vampiro, aunque no la comprendía, Alister se acercó a la de ojos verdes y situándose a su espalda, la sujeto por los hombros con firmeza, algo que no incomodó en absoluto a la antigua bruja, la proximidad del cazador siempre le resultaba agradable, su deseo de tenerlo cerca no desaparecía nunca, ni siquiera cuando la sed entraba en juego. El moreno tuvo que darse cuenta de ello, pues no dudó en soltar un comentario acerca de la buena pareja que hacían, y aunque ninguno de los dos quiso responder a aquello, cualquiera que los viese juntos podría darse cuenta de que no se trataba de un mero par de compañeros de viaje.
No, sus miradas y gestos los delataban tarde o temprano, pero ¿por qué ocultarlo? Habían pasado por demasiadas cosas, la mayoría malas, ¿no se merecían tener algo bueno en sus vidas? La respuesta era clara, y aunque su futuro era incierto, no solo por la nueva condición de la benjamina de los Calhoun sino también por la guerra que estaba a punto de estallar en Lunargenta, ambos estaban dispuestos a aprovechar cada instante que tuviesen. Con una leve sonrisa en los labios, la señora de las sombras siguió escuchando a su mentor, que seguía dando indicaciones al dragón para que la agarrase con fuerza. - ¿Por qué iba a querer escapar? - se preguntó interiormente, mientras su compañero, haciendo caso a lo que Bio le pedía, pasaba a rodearla con ambos brazos, atrayéndola hacia su pecho y sujetándola mejor.
Durante unos segundos su atención se vio dividida, podía escuchar el rítmico latido del corazón de Alister, su respiración, pausada y tranquila… sentía la calidez de su abrazo y le hubiese gustado no tener que preocuparse por nada más, pero estaban allí para que aprendiese a controlar sus poderes, no para deleitarse el uno con el otro. Con la vista clavada en el informante, la curiosidad de Elen aumentó al saber que lo que estaba a punto de proponerle era algo que ni él mismo podía hacer, ¿de qué se trataría? Tal como le pedía, la joven cerró los ojos y se concentró en dejar su mente en blanco, algo que no le resultó fácil ya que siempre escuchaba las voces de las almas de su medallón. Mentalmente las mandó a callar, y en cuanto logró que guardasen silencio solo tuvo oídos para la voz del moreno.
Víctor quería que hiciese lo mismo que ya había hecho antes, dejar que las sombras recubriesen su cuerpo, pero sin limitarlas solo a las garras que aún tenía en una de las manos, quería que la envolviesen por completo. - Eso puedo hacerlo. - comentó, al tiempo que se concentraba para manipular su elemento y permitir que éste empezase a rodearla desde los pies a la cabeza. Con la preocupación grabada en el rostro, Alister estuvo tentado de soltarla al ver que las negras sombras se acercaban a la altura en que tenía sus brazos, pero éstas lo ignoraron por completo, subiendo por la piel de la antigua hechicera y convirtiéndola en una oscura silueta.
Las siguientes palabras del vampiro consiguieron confundirlos a ambos, por un lado pedía a la centinela que fuese hacia él, pero por otro recordaba al dragón que no la soltase. Elen trató de liberarse de los brazos de su compañero pero no lo consiguió, y pronto las indicaciones de su maestro se volvieron más confusas, quería que olvidase su cuerpo, la forma en que el cazador la sujetaba y que la gravedad la ataba al suelo, ¿qué pretendía con todo aquello? Obligándose a respirar más despacio la de cabellos cenicientos intentó hacer lo que le pedía, ignoró cuanto la rodeaba y pensó únicamente en avanzar sin que nada pudiese retenerla, pero tardó un minuto en concentrarse lo suficiente para que funcionase.
- ¿Bio? ¿Bio qué está pasando? - preguntó con preocupación al sentir como si algo se rompiese dentro de ella. Abrió los ojos asustada pero ya no podía detener el proceso, su cuerpo se estaba fragmentando, y cada pedazo de su ser cambiaba de forma al separarse del resto, tomando la de un murciélago. Un quejido escapó de su garganta, todavía no comprendía que estaba aprendiendo a transformarse como había visto hacer a Mortagglia en más de una ocasión, solo sentía cómo se dividía sin poder hacer nada para remediarlo, y sin saber si podría recomponerse luego. Libre del agarre del alado, que miraba la escena con ojos muy abiertos, completamente en shock tras ser testigo de cómo la vampira se le escurría de entre los brazos convertida en un amasijo de murciélagos, Elen, o más bien las partes que ahora había de ella, volaron por toda la estancia sin control, unas en una dirección y otras en la opuesta.
Controlar a la bandada no era tarea fácil, menos aún para una novata, pero tras unos angustiosos instantes, en los que la mente de la vampira hizo cuanto pudo por superar la conmoción inicial, los murciélagos comenzaron a reunirse en un rincón del salón, uniéndose para formar otra silueta, aunque no sería la de la joven. Un gutural gruñido precedió a la aparición de la bestia sombría, que mostrando unos alargados dientes avanzó en dirección a Bio y Alister. Elen estaba allí dentro en alguna parte, pero era incapaz de controlar su nueva habilidad, solo así se podía explicar que estuviese a punto de atacarlos.
Off: Tienes libertad para describir el ataque y si quieres puedes utilizar a Alister para que se transforme y te ayude a reducir a Elen.
- Bestia sombría:
Elen Calhoun
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Re: El poder de la sangre [Enfrentamiento] [Bio - Elen] [Cerrado]
La obediencia ciega del dragón, que ciertamente obedecía más a complacer a Elen aunque no entendiera del todo, hizo que el momento transcurriera más de prisa, cosa que ayudaba mucho para evitar que alguno de ellos entendiera lo que estaba planeando, ciertamente podría haberles dicho pero tenía la impresión que si le decía que dividiera su cuerpo en sombras la mataría de un ataque de risa o pensaría que estaba loco... más loco, de cualquier modo ambos estaban dispuestos a colaborar y mi curiosidad iba en aumento; cuanto me habría gustado saber que la informante guardaba más que solo sombras, sino también algo más oscuro y poderoso en su interior.
La primera parte fue una tarea sencilla, algo lenta, sin duda, pero controlada y segura, la vampiresa se rodeó de su nuevo elemento pasando éste sobre el agarre de su compañero que bien atento a las instrucciones evitó liberarla; sonreí al ver que no era del todo una locura y que mi compañera de gremio era bastante talentosa para aprender e interpretar, aunque no sería así para entender y controlar -Relájate, respira- Puse las manos al frente intentando calmarla pero el proceso desde ese punto tomó una velocidad vertiginosa, el ritmo de los eventos sobrepasaron mi nivel de reacción y fui incapaz de controlar lo que vino después.
Mi boca se abrió al contemplar la división de su cuerpo en una amalgama de sombras que luego tomaron la forma de pequeños cositos voladores -Fascinante- Murmuré al verla volar en forma de pequeños murciélagos asemejados más a una ilusión o pesadilla que a algo real y tangible, el rostro de su compañero era todo un poema y no era para menos, en varias ocasiones me tocó agacharme de prisa para evitar ser envestido por las criaturas aladas que revoloteaban amenazando con apagar el fuego al pasar cerca -Lo lograste, lo lograste, ahora contrólate, apunta a...- Antes de terminar la instrucción uno de los pequeñines alados tropezó mi cabeza por un lado sacándome de contexto, poco a poco comenzaban a ser más agresivos y descontrolados.
La verdad, no tenía la más remota idea de cómo volver a juntar las partes, pero de cualquier modo era algo que no podría hacer yo sino ella misma -Concéntrate en un solo punto, un punto- Dije con las manos cubriendo mi cabeza y la espalda flexionada hacia adelante; corrí para acercarme al dragón y evitar que entrara en pánico -Tranquilo, ella podrá con eso, solo debemos- De nuevo otro bichejo alado me golpeó -Solo debemos confiar en ella- Mis palabras no dieron mucho tiempo a que todo pareciera normalizarse -Ves, te lo dije- Señalé al rincón donde la joven comenzaba a tomar una forma un tanto atípica y abultada al punto de comenzar a preocuparme -Eso es normal, ya se arreglará- Reí nervioso para luego tomar una actitud más seria, si esto se me escapaba de las manos podía terminar realmente mal para todos.
Eso también es normal, a veces pasa, no, no, siempre pasa, es parte del...- Mis voz se escuchaba algo intranquila, más aún cuando se terminó de formar al que no se parecía nada a Elen sino más bien alguna criatura de pesadillas -Ok, no, eso no es nada normal- Le dije al dragón al tiempo que colocaba la mano en su hombro para hacerlo retroceder ante esa... cosa... que teníamos en frente -Cálmate Elen, somos nosotros- Dije con seriedad al tiempo que arrastraba una mesa para ponerla de por medio aunque de poco sirvió para evitar que avanzara hacia nosotros -¡Fuego, de prisa!- Grité alarmado al chico para hacerlo reaccionar de la amarga impresión que seguro lo inundaba, me miró un poco confundido antes de iniciar a transformarse -No, no, no, ese fuego no- Lo interrumpí y al mismo tiempo logré tranquilizarlo un poco al darse cuenta que no le pediría quemarla -La antorcha- Señalé para indicarle que la acercara.
De un salto hacia un lado esquivé a la criatura sombría que pasó de largo muy cerca de separarme la cabeza del cuerpo; patinó un poco al caer y se dio la vuelta para una segunda embestida, una que esta vez no fui capaz de esquivar y terminé con la criatura encima, mi espalda impactó contra el piso de madera que crujió por el peso de ambos; mis manos a ratos se perdían en el éter espeso de aquella masa de sombras haciéndome incluso dudar de que estaba sujetando algo; aunque agradecía que no fuera una bestia real que me estaría llenando la cara de baba, se me comenzaban a agotar los brazos y cada vez resultaba más difícil forcejar para evitar que me descabezaran, al mismo tiempo, las afiladas garras de aquella cosa se clavaban en mis hombros y comenzaban a dibujar en mi ropa manchas de sangre; afortunadamente Alister volvió con la antorcha y la meneó un par de veces para hacer retroceder a la criatura; y no es que a mí me agradara mucho el fuego pero si para mí era atemorizante, para ella en su naturaleza más sombría debía serlo aún más.
Los vampiros somos vulnerables al fuego- Mencioné aunque tal vez ya lo sabrían -Es de las pocas cosas que nos producen terror- Continué mientras me colocaba a un lado del dragón instándolo a no dejar de agitar la antorcha -Pero no la única- Antes que la criatura encontrara una manera de sortear el fuego o peor aún, que se lanzara a nosotros sin preocuparse y nos hiciera dañar a Elen, decidí actuar de prisa -RENIBUS FABA- [1] Dije con una carga moderada de magia de voz que tenía como objetivo atemorizarla para evitar que nos atacara al menos por un rato, uno que debía bastar para que la hiciéramos volver -Elen, vamos, puedes controlarlo- Los gruñidos eran realmente atemorizantes al punto que me erizaban la piel a cada instante. Intenté acercarme pero una de las garras de la criatura casi me dejan sin un brazo -¡Vamos Elen! Estoy seguro que has enfrentado cosas peores, esto es nada para ti- Traté de convencerla -Eres la poderosa guardiana de- Fui interrumpido por la corrección de Alister -¡Centinela! Eso dije, la Centinela de Aerandir, nada hay que sea capaz de doblegarte- No sabía si mis palabras harían eco en su mente pero sabía de alguien que sí podría -Aquí estamos Elen, somos tus amigos, tus aliados- Con una mano insté a mi acompañante a bajar la antorcha.
Y ahí estábamos, un par de hombrecillos asustados ante una mujer contra la que no podíamos luchar -No lucharemos, Elen, no lo haremos- Dije bajando los brazos -Ahora depende de ti, debes controlarte, las peores batallas son las que libramos por dentro, contra nosotros mismos- Cerré los ojos en una jugada bastante arriesgada pues la criatura podría lanzarse contra mí al verme vulnerable pero unos pasos rompieron el momento, Alister había acudido y sin dudarlo se puso entre mí y lo que ahora era Elen, tal vez con la certeza de que a él no lo lastimaría ¿O sí?
[1] Habilidad de nivel 3: El miedo que acecha. La primera parte fue una tarea sencilla, algo lenta, sin duda, pero controlada y segura, la vampiresa se rodeó de su nuevo elemento pasando éste sobre el agarre de su compañero que bien atento a las instrucciones evitó liberarla; sonreí al ver que no era del todo una locura y que mi compañera de gremio era bastante talentosa para aprender e interpretar, aunque no sería así para entender y controlar -Relájate, respira- Puse las manos al frente intentando calmarla pero el proceso desde ese punto tomó una velocidad vertiginosa, el ritmo de los eventos sobrepasaron mi nivel de reacción y fui incapaz de controlar lo que vino después.
Mi boca se abrió al contemplar la división de su cuerpo en una amalgama de sombras que luego tomaron la forma de pequeños cositos voladores -Fascinante- Murmuré al verla volar en forma de pequeños murciélagos asemejados más a una ilusión o pesadilla que a algo real y tangible, el rostro de su compañero era todo un poema y no era para menos, en varias ocasiones me tocó agacharme de prisa para evitar ser envestido por las criaturas aladas que revoloteaban amenazando con apagar el fuego al pasar cerca -Lo lograste, lo lograste, ahora contrólate, apunta a...- Antes de terminar la instrucción uno de los pequeñines alados tropezó mi cabeza por un lado sacándome de contexto, poco a poco comenzaban a ser más agresivos y descontrolados.
La verdad, no tenía la más remota idea de cómo volver a juntar las partes, pero de cualquier modo era algo que no podría hacer yo sino ella misma -Concéntrate en un solo punto, un punto- Dije con las manos cubriendo mi cabeza y la espalda flexionada hacia adelante; corrí para acercarme al dragón y evitar que entrara en pánico -Tranquilo, ella podrá con eso, solo debemos- De nuevo otro bichejo alado me golpeó -Solo debemos confiar en ella- Mis palabras no dieron mucho tiempo a que todo pareciera normalizarse -Ves, te lo dije- Señalé al rincón donde la joven comenzaba a tomar una forma un tanto atípica y abultada al punto de comenzar a preocuparme -Eso es normal, ya se arreglará- Reí nervioso para luego tomar una actitud más seria, si esto se me escapaba de las manos podía terminar realmente mal para todos.
Eso también es normal, a veces pasa, no, no, siempre pasa, es parte del...- Mis voz se escuchaba algo intranquila, más aún cuando se terminó de formar al que no se parecía nada a Elen sino más bien alguna criatura de pesadillas -Ok, no, eso no es nada normal- Le dije al dragón al tiempo que colocaba la mano en su hombro para hacerlo retroceder ante esa... cosa... que teníamos en frente -Cálmate Elen, somos nosotros- Dije con seriedad al tiempo que arrastraba una mesa para ponerla de por medio aunque de poco sirvió para evitar que avanzara hacia nosotros -¡Fuego, de prisa!- Grité alarmado al chico para hacerlo reaccionar de la amarga impresión que seguro lo inundaba, me miró un poco confundido antes de iniciar a transformarse -No, no, no, ese fuego no- Lo interrumpí y al mismo tiempo logré tranquilizarlo un poco al darse cuenta que no le pediría quemarla -La antorcha- Señalé para indicarle que la acercara.
De un salto hacia un lado esquivé a la criatura sombría que pasó de largo muy cerca de separarme la cabeza del cuerpo; patinó un poco al caer y se dio la vuelta para una segunda embestida, una que esta vez no fui capaz de esquivar y terminé con la criatura encima, mi espalda impactó contra el piso de madera que crujió por el peso de ambos; mis manos a ratos se perdían en el éter espeso de aquella masa de sombras haciéndome incluso dudar de que estaba sujetando algo; aunque agradecía que no fuera una bestia real que me estaría llenando la cara de baba, se me comenzaban a agotar los brazos y cada vez resultaba más difícil forcejar para evitar que me descabezaran, al mismo tiempo, las afiladas garras de aquella cosa se clavaban en mis hombros y comenzaban a dibujar en mi ropa manchas de sangre; afortunadamente Alister volvió con la antorcha y la meneó un par de veces para hacer retroceder a la criatura; y no es que a mí me agradara mucho el fuego pero si para mí era atemorizante, para ella en su naturaleza más sombría debía serlo aún más.
Los vampiros somos vulnerables al fuego- Mencioné aunque tal vez ya lo sabrían -Es de las pocas cosas que nos producen terror- Continué mientras me colocaba a un lado del dragón instándolo a no dejar de agitar la antorcha -Pero no la única- Antes que la criatura encontrara una manera de sortear el fuego o peor aún, que se lanzara a nosotros sin preocuparse y nos hiciera dañar a Elen, decidí actuar de prisa -RENIBUS FABA- [1] Dije con una carga moderada de magia de voz que tenía como objetivo atemorizarla para evitar que nos atacara al menos por un rato, uno que debía bastar para que la hiciéramos volver -Elen, vamos, puedes controlarlo- Los gruñidos eran realmente atemorizantes al punto que me erizaban la piel a cada instante. Intenté acercarme pero una de las garras de la criatura casi me dejan sin un brazo -¡Vamos Elen! Estoy seguro que has enfrentado cosas peores, esto es nada para ti- Traté de convencerla -Eres la poderosa guardiana de- Fui interrumpido por la corrección de Alister -¡Centinela! Eso dije, la Centinela de Aerandir, nada hay que sea capaz de doblegarte- No sabía si mis palabras harían eco en su mente pero sabía de alguien que sí podría -Aquí estamos Elen, somos tus amigos, tus aliados- Con una mano insté a mi acompañante a bajar la antorcha.
Y ahí estábamos, un par de hombrecillos asustados ante una mujer contra la que no podíamos luchar -No lucharemos, Elen, no lo haremos- Dije bajando los brazos -Ahora depende de ti, debes controlarte, las peores batallas son las que libramos por dentro, contra nosotros mismos- Cerré los ojos en una jugada bastante arriesgada pues la criatura podría lanzarse contra mí al verme vulnerable pero unos pasos rompieron el momento, Alister había acudido y sin dudarlo se puso entre mí y lo que ahora era Elen, tal vez con la certeza de que a él no lo lastimaría ¿O sí?
[-] Supongo que mis indicaciones no bastarán, así que podrías añadir el discurso emotivo de Alister para hacerte entrar en razón, también puedes jugar un poco con el temor al fuego que suele ser una debilidad de los vampiros, estaría genial leer tus impresiones como un pasajero que no puede hacer nada y tu lucha por recuperar el control, al final lo consigues, o nos descuartizas, una de dos xD.
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Re: El poder de la sangre [Enfrentamiento] [Bio - Elen] [Cerrado]
- ¿Eso es normal? - preguntó ligeramente alterado el dragón, al percatarse de que lo que se estaba formando en el rincón no era la silueta de su compañera. La intranquilidad en la voz de Víctor no le daba nada de seguridad, y cuando éste lo instó a retroceder supo que algo iba mal, terriblemente mal. La bestia sombría avanzaba directamente hacia ellos sin hacer caso al intento del vampiro de hacer que los reconociese, así que pasando al plan b, éste interpuso una mesa entre ellos y la criatura y pidió al cazador que utilizase su elemento. ¿De verdad quería que se transformase y luchase con Elen? Aquello lo confundió durante unos segundos, pero luego dio por hecho que lo que realmente quería era que se valiese de su forma bestial para reducir y acorralar a la joven, así que comenzó el proceso.
Víctor no tardó en interrumpirlo, no quería que quemase a la vampira sino que echase mano a una de las antorchas de la sala para mantenerla a raya, algo mucho más lógico y seguro para ella. Tan rápido como pudo, el alado corrió hacia una de las paredes y extrajo una de ellas de su soporte, pero para cuando regresó la criatura había conseguido tumbar al informante y hacía cuanto podía por acabar con él. Lo que estaba viendo no tenía nada que ver con la persona que conocía, Elen no era así y tenían que recuperarla pronto, pero ¿cómo? Esa era la verdadera cuestión. Antes de que pudiese causarle más daño a su aliado, Alister intervino acercando el fuego al animal para obligarlo a apartarse de su víctima, pero la sangre ya manchaba su camisa, cuando volviese a la normalidad aquello no sentaría bien a la benjamina de los Calhoun.
La cercanía de las llamas consiguió que la bestia retrocediese de forma instintiva, pero no dudó en mostrar su descontento, gruñendo y chasqueando los dientes al abrir y cerrar las fauces. Quería abalanzarse sobre ambos y destrozarlos pero su instinto de supervivencia la mantuvo a una distancia segura de aquellas oscilantes y peligrosas llamas. Sin soltar la antorcha, el dragón tendió una mano al moreno para ayudarlo a incorporarse, y en cuanto se encontró de pie a su lado Bio mencionó el miedo natural que los de su raza tenían al ígneo elemento, algo conocido ya por la pareja. Valiéndose de su magia de voz el vampiro consiguió que la sombra les diese algo más de espacio, tenía las orejas hacia atrás y sus gruñidos habían cambiado ligeramente, ya no se mostraba tan violenta como hasta hacía unos instantes, más bien parecía estar molesta y algo asustada.
Fue entonces cuando el maestro intentó acercarse a su alumna, pero tomándolo por una amenaza la criatura lanzó un zarpazo que a punto estuvo de alcanzar el brazo de su objetivo, por el momento no era buena idea que intentasen aproximarse a ella. Alister no podía dejar de mirar a la sombra, buscando cualquier indicio de que la de cabellos cenicientos estuviese allí dentro, en alguna parte, luchando por regresar. Tenía que creer que lo estaba haciendo, y que en cualquier instante lo lograría, pero ni siquiera las palabras del informante lograron que Elen volviese a la normalidad.
- Centinela. - le corrigió en un momento, para luego quedar en silencio hasta que el señor de la voz lo instó a bajar la antorcha que los mantenía a salvo. Ninguno de los dos quería pelear ni dañar a la joven, así que tras oír lo que Bio tenía que decir y ver que ponía toda su confianza en el autocontrol de la de ojos verdes, Alister avanzó y se interpuso entre ambos, esperando que al igual que otras veces en las que había logrado traer de vuelta a la bruja cuando las almas de su medallón la poseían, ahora pudiese hacer algo parecido. Su relación con ella era mucho más fuerte, tenían un vínculo y debía poner en él todas sus esperanzas.
- Todo esto es por mi culpa… no estuve para defenderte cuando me necesitaste. - comenzó a decir, agachándose para ponerse a una altura en que no pudiese ser considerado como amenaza y depositando la antorcha en el suelo, a un metro de su cuerpo. - Lo siento Elen, si hubiese sabido lo que iba a pasar no te habría dejado sola. - prosiguió, ignorando los guturales gruñidos del animal. - No hay día en que no me despierte culpándome de ello, cada vez que te veo sufrir por la sed, cuando veo cómo luchas interiormente para hacer lo que crees correcto, ojalá no tuvieses que cargar también con eso, ojalá hubiese estado yo allí para detener a Géminis… - al mencionar aquel nombre notó que la criatura mostraba los dientes y se inquietaba, sus palabras debían estar causando algo de efecto.
- Tenemos tanto por hacer aún… - continuó tras unos instantes, en los que las imágenes de un posible futuro juntos abordaron su mente. - Cuando te transformaron te dije que no me apartaría de tu lado de nuevo y pienso cumplir esa promesa hasta el último de mis días, no importa que no consigamos una cura para tu maldición, aprenderemos a vivir con ella y nos adaptaremos… cuando todo esto acabe podremos llevar una vida normal, buscaremos el modo de estar juntos sin que tengas miedo de hacerme daño. - prosiguió, haciendo de aquel momento algo íntimo e ignorando el hecho de que Víctor lo estaba escuchando todo, algo que quizá podría incomodarlo.
- Pero para eso tienes que luchar Elen, no puedes dejar que las sombras te manipulen, hazte con el control y vuelve conmigo… no puedo perderte ahora. - fue lo último que dijo, hincando una rodilla en el suelo y extendiendo una mano en dirección a la bestia. En aquella postura estaba totalmente vulnerable ante un ataque repentino y lo sabía, pero no podía asumir la idea de que su compañera no lograse regresar, había demostrado muchas veces lo fuerte que podía ser y aunque aquel solo fuese un obstáculo más en el camino, conseguiría superarlo.
Visiblemente inquieta la versión sombría de la vampira se detuvo durante un momento con las fauces entreabiertas, ya no gruñía pero tampoco podían fiarse de ella, no del todo. Dentro de aquel oscuro amasijo Elen lo había escuchado todo e intentaba reunir la concentración que le había hecho falta para iniciar aquel proceso de fragmentación, pero eso no iba a resultarle sencillo. Todavía sin el control de su cuerpo, observó horrorizada como empezaba a acercarse al cazador, ¿iba a atacarlo a él también? No, no podía permitirlo… no podría vivir con su muerte en la conciencia.
Desesperada, la benjamina de los Calhoun decidió hacer lo mismo que la había ayudado en otras ocasiones para liberarse del dominio de las almas de su medallón, aunque en aquellas ocasiones era Alister y su presencia lo que desencadenaba todo, ahora sería ella misma la que se obligaría a reaccionar. Su discurso le había llegado, así que sin perder tiempo la joven trajo a su mente un aluvión de imágenes y recuerdos, todos los momentos importantes que habían compartido desde el día en que se conocieron, sus viajes, las celebraciones a las que habían asistido juntos y cómo poco a poco habían ido acercándose el uno al otro, su lucha contra la reina araña, día en que la centinela había descubierto sus sentimientos por él, el Bragiväl y la tranquila jornada que habían compartido a las afueras cuando el dios decidió convertirla en un hada, la discusión que lo cambió todo al poner de manifiesto que Alister la correspondía, su primer beso a bordo del Aguamarina…
Habían compartido tanto, y a pesar de que nunca parecía fácil él seguía allí, tendiéndole su mano y asegurándole que estaría a su lado sin importar lo complicado que fuese. Elen abrió los ojos, todavía avanzaba hacia el dragón pero ahora empezaba a tener algo de control sobre sí misma, el suficiente para cerrar las fauces y dejar de mirarlo como una presa. A pesar de su nueva condición las últimas semanas habían aprovechado cada instante que tenían para disfrutar de la compañía del otro, cuando la sed desaparecía podía abrazarlo, besarlo e incluso dormir junto a él sin miedo a atacarlo, era un comienzo, y si tal como esperaba con el tiempo podía controlar mejor sus instintos de vampira podrían llevar la vida tranquila que él mencionaba, hubiese una cura o no para ella, lo lograrían.
De regreso a la taberna la oscura silueta comenzó a volverse algo inestable cuando solo los separaban un par de metros pero aun así siguió avanzando hacia el dragón, alzando una de las patas delanteras para tomar la mano que le tendía. Cuando las sombras entraron en contacto con la piel del cazador sucedió, lo que hasta hacía solo unos segundos era una zarpa con garras cambió de forma y tomó la de una mano humana, luego la siguió el resto del cuerpo. Lentamente la criatura fue desapareciendo y dejando en su lugar a la joven, que temblaba ligeramente a causa de la impresión que aquella angustiosa experiencia le había causado.
Alister la observó aliviado y sin dudarlo la atrajo hacia sí para envolverla con sus brazos, dándole la seguridad que necesitaba en aquel momento. - Ya pasó, tranquila. - susurró, antes de besar fugazmente su frente. - No le pidas que vuelva a hacerlo. - dijo con tono serio, ésta vez girando el rostro para buscar a Víctor. Ambos guardaron silencio durante un par de minutos, el tiempo que hizo falta a la de ojos verdes para recobrar la compostura tras su transformación. - Tengo que aprender a controlarlo. - consiguió pronunciar, consciente de que si lograba dominar aquella habilidad le sería muy útil en combate.
Sin embargo, al dragón no le parecía adecuado que volviese a intentarlo, puede que le resultase más fácil la segunda vez pero ¿y si no era el caso? Elen buscó su mirada y luego la del informante, esperando que éste último al tener más experiencia como vampiro supiese qué era lo que más le convenía.
Off: Esta es una habilidad que me interesa mucho trabajar, aunque dada la situación puede no ser buena idea repetirlo (de todos modos habría que consultar al master por el tema del enfriamiento o dejar para el final del enfrentamiento el segundo intento)
Víctor no tardó en interrumpirlo, no quería que quemase a la vampira sino que echase mano a una de las antorchas de la sala para mantenerla a raya, algo mucho más lógico y seguro para ella. Tan rápido como pudo, el alado corrió hacia una de las paredes y extrajo una de ellas de su soporte, pero para cuando regresó la criatura había conseguido tumbar al informante y hacía cuanto podía por acabar con él. Lo que estaba viendo no tenía nada que ver con la persona que conocía, Elen no era así y tenían que recuperarla pronto, pero ¿cómo? Esa era la verdadera cuestión. Antes de que pudiese causarle más daño a su aliado, Alister intervino acercando el fuego al animal para obligarlo a apartarse de su víctima, pero la sangre ya manchaba su camisa, cuando volviese a la normalidad aquello no sentaría bien a la benjamina de los Calhoun.
La cercanía de las llamas consiguió que la bestia retrocediese de forma instintiva, pero no dudó en mostrar su descontento, gruñendo y chasqueando los dientes al abrir y cerrar las fauces. Quería abalanzarse sobre ambos y destrozarlos pero su instinto de supervivencia la mantuvo a una distancia segura de aquellas oscilantes y peligrosas llamas. Sin soltar la antorcha, el dragón tendió una mano al moreno para ayudarlo a incorporarse, y en cuanto se encontró de pie a su lado Bio mencionó el miedo natural que los de su raza tenían al ígneo elemento, algo conocido ya por la pareja. Valiéndose de su magia de voz el vampiro consiguió que la sombra les diese algo más de espacio, tenía las orejas hacia atrás y sus gruñidos habían cambiado ligeramente, ya no se mostraba tan violenta como hasta hacía unos instantes, más bien parecía estar molesta y algo asustada.
Fue entonces cuando el maestro intentó acercarse a su alumna, pero tomándolo por una amenaza la criatura lanzó un zarpazo que a punto estuvo de alcanzar el brazo de su objetivo, por el momento no era buena idea que intentasen aproximarse a ella. Alister no podía dejar de mirar a la sombra, buscando cualquier indicio de que la de cabellos cenicientos estuviese allí dentro, en alguna parte, luchando por regresar. Tenía que creer que lo estaba haciendo, y que en cualquier instante lo lograría, pero ni siquiera las palabras del informante lograron que Elen volviese a la normalidad.
- Centinela. - le corrigió en un momento, para luego quedar en silencio hasta que el señor de la voz lo instó a bajar la antorcha que los mantenía a salvo. Ninguno de los dos quería pelear ni dañar a la joven, así que tras oír lo que Bio tenía que decir y ver que ponía toda su confianza en el autocontrol de la de ojos verdes, Alister avanzó y se interpuso entre ambos, esperando que al igual que otras veces en las que había logrado traer de vuelta a la bruja cuando las almas de su medallón la poseían, ahora pudiese hacer algo parecido. Su relación con ella era mucho más fuerte, tenían un vínculo y debía poner en él todas sus esperanzas.
- Todo esto es por mi culpa… no estuve para defenderte cuando me necesitaste. - comenzó a decir, agachándose para ponerse a una altura en que no pudiese ser considerado como amenaza y depositando la antorcha en el suelo, a un metro de su cuerpo. - Lo siento Elen, si hubiese sabido lo que iba a pasar no te habría dejado sola. - prosiguió, ignorando los guturales gruñidos del animal. - No hay día en que no me despierte culpándome de ello, cada vez que te veo sufrir por la sed, cuando veo cómo luchas interiormente para hacer lo que crees correcto, ojalá no tuvieses que cargar también con eso, ojalá hubiese estado yo allí para detener a Géminis… - al mencionar aquel nombre notó que la criatura mostraba los dientes y se inquietaba, sus palabras debían estar causando algo de efecto.
- Tenemos tanto por hacer aún… - continuó tras unos instantes, en los que las imágenes de un posible futuro juntos abordaron su mente. - Cuando te transformaron te dije que no me apartaría de tu lado de nuevo y pienso cumplir esa promesa hasta el último de mis días, no importa que no consigamos una cura para tu maldición, aprenderemos a vivir con ella y nos adaptaremos… cuando todo esto acabe podremos llevar una vida normal, buscaremos el modo de estar juntos sin que tengas miedo de hacerme daño. - prosiguió, haciendo de aquel momento algo íntimo e ignorando el hecho de que Víctor lo estaba escuchando todo, algo que quizá podría incomodarlo.
- Pero para eso tienes que luchar Elen, no puedes dejar que las sombras te manipulen, hazte con el control y vuelve conmigo… no puedo perderte ahora. - fue lo último que dijo, hincando una rodilla en el suelo y extendiendo una mano en dirección a la bestia. En aquella postura estaba totalmente vulnerable ante un ataque repentino y lo sabía, pero no podía asumir la idea de que su compañera no lograse regresar, había demostrado muchas veces lo fuerte que podía ser y aunque aquel solo fuese un obstáculo más en el camino, conseguiría superarlo.
Visiblemente inquieta la versión sombría de la vampira se detuvo durante un momento con las fauces entreabiertas, ya no gruñía pero tampoco podían fiarse de ella, no del todo. Dentro de aquel oscuro amasijo Elen lo había escuchado todo e intentaba reunir la concentración que le había hecho falta para iniciar aquel proceso de fragmentación, pero eso no iba a resultarle sencillo. Todavía sin el control de su cuerpo, observó horrorizada como empezaba a acercarse al cazador, ¿iba a atacarlo a él también? No, no podía permitirlo… no podría vivir con su muerte en la conciencia.
Desesperada, la benjamina de los Calhoun decidió hacer lo mismo que la había ayudado en otras ocasiones para liberarse del dominio de las almas de su medallón, aunque en aquellas ocasiones era Alister y su presencia lo que desencadenaba todo, ahora sería ella misma la que se obligaría a reaccionar. Su discurso le había llegado, así que sin perder tiempo la joven trajo a su mente un aluvión de imágenes y recuerdos, todos los momentos importantes que habían compartido desde el día en que se conocieron, sus viajes, las celebraciones a las que habían asistido juntos y cómo poco a poco habían ido acercándose el uno al otro, su lucha contra la reina araña, día en que la centinela había descubierto sus sentimientos por él, el Bragiväl y la tranquila jornada que habían compartido a las afueras cuando el dios decidió convertirla en un hada, la discusión que lo cambió todo al poner de manifiesto que Alister la correspondía, su primer beso a bordo del Aguamarina…
Habían compartido tanto, y a pesar de que nunca parecía fácil él seguía allí, tendiéndole su mano y asegurándole que estaría a su lado sin importar lo complicado que fuese. Elen abrió los ojos, todavía avanzaba hacia el dragón pero ahora empezaba a tener algo de control sobre sí misma, el suficiente para cerrar las fauces y dejar de mirarlo como una presa. A pesar de su nueva condición las últimas semanas habían aprovechado cada instante que tenían para disfrutar de la compañía del otro, cuando la sed desaparecía podía abrazarlo, besarlo e incluso dormir junto a él sin miedo a atacarlo, era un comienzo, y si tal como esperaba con el tiempo podía controlar mejor sus instintos de vampira podrían llevar la vida tranquila que él mencionaba, hubiese una cura o no para ella, lo lograrían.
De regreso a la taberna la oscura silueta comenzó a volverse algo inestable cuando solo los separaban un par de metros pero aun así siguió avanzando hacia el dragón, alzando una de las patas delanteras para tomar la mano que le tendía. Cuando las sombras entraron en contacto con la piel del cazador sucedió, lo que hasta hacía solo unos segundos era una zarpa con garras cambió de forma y tomó la de una mano humana, luego la siguió el resto del cuerpo. Lentamente la criatura fue desapareciendo y dejando en su lugar a la joven, que temblaba ligeramente a causa de la impresión que aquella angustiosa experiencia le había causado.
Alister la observó aliviado y sin dudarlo la atrajo hacia sí para envolverla con sus brazos, dándole la seguridad que necesitaba en aquel momento. - Ya pasó, tranquila. - susurró, antes de besar fugazmente su frente. - No le pidas que vuelva a hacerlo. - dijo con tono serio, ésta vez girando el rostro para buscar a Víctor. Ambos guardaron silencio durante un par de minutos, el tiempo que hizo falta a la de ojos verdes para recobrar la compostura tras su transformación. - Tengo que aprender a controlarlo. - consiguió pronunciar, consciente de que si lograba dominar aquella habilidad le sería muy útil en combate.
Sin embargo, al dragón no le parecía adecuado que volviese a intentarlo, puede que le resultase más fácil la segunda vez pero ¿y si no era el caso? Elen buscó su mirada y luego la del informante, esperando que éste último al tener más experiencia como vampiro supiese qué era lo que más le convenía.
Off: Esta es una habilidad que me interesa mucho trabajar, aunque dada la situación puede no ser buena idea repetirlo (de todos modos habría que consultar al master por el tema del enfriamiento o dejar para el final del enfrentamiento el segundo intento)
Elen Calhoun
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Re: El poder de la sangre [Enfrentamiento] [Bio - Elen] [Cerrado]
Siendo sinceros, la situación iba bastante mal, a este paso tocaría hacerle daño a Elen para intentar detenerla, apreté los puños al ver que no estaba funcionando, la criatura seguía furiosa y se me terminaban las ideas, optar por esperar que la misma Elen pudiera controlarlo resultaba una apuesta desesperada y arriesgada, y lo sería aún más cuando el mismo dragón decidió ser él mismo quien se plantara frente a la criatura para tratar de hacerla entrar en razón; intenté detenerlo al principio, pero luego también coincidí en que no había mejor opción que permitirle al caballero tomar el control.
Con una larga y enternecedora escena en la que casi me hacían vomitar arcoíris, el joven por fin parecía comenzar a lograr algo; con algo de nervios y manteniéndome alerta, estuve atento a cualquier movimiento de la criatura para salvar el pellejo al dragón si resultaba necesario, las palabras del dragón parecían comenzar a tener éxito por lo que continué guardando silencio y especé pacientemente aunque sin bajar la guardia.
Me preparé para lo peor cuando la oscura figura comenzó a acercarse aunque esta vez parecía menos agresiva, algo había cambiado luego del discurso hasta que por fin comenzó a aparecer la silueta de una mano, respiré aliviado aunque sin bajar la guardia hasta que finalmente los tórtolos terminaron abrazados, sin duda el resultado había sido un poco diferente a mi plan inicial, pero sin duda aquella cosa era parte de sus habilidades, por lo que las palabras del dragón me resultaron irrelevantes -No lo pediré de nuevo, pero eso no evitará que suceda- Dije mientras me sentaba sobre una de las mesas con las manos en mis hombros para tratar de detener la sangre -Tú sí que entiendes- Alenté a Elen aunque tales palabras tal vez no agradarían mucho a su angustiado compañero.
Esa cosa no era algo diferente a ti- Expliqué a la informante -Es parte de ti, eres tú, así que puedes luchar contra eso y desgastarte peleando contigo misma, o puedes aprender a controlarlo y sacar ventaja de ello- Me alegraba al menos ver que ella se mostraba interesada en aprender, aunque de momento lo mejor sería recuperarnos un poco -Vaya que aprietas fuerte- Hice presión en mis hombros para frenar un poco la sangre que seguía saliendo e incluso comenzaba a teñir mi camisa -Estoy bien, son solo rasguños- Dije ocultando un leve quejido en la última palabra, además el tiempo del descanso me serviría para enseñar un par de cosas más.
Así como caminar y correr requieren un gasto de energía, en caso de los brujos, usar magia de manera constante también requiere energía y del mismo modo ocurre con los vampiros- Expliqué antes de llegar al punto -En el caso de los humanos, esas energía perdidas las recuperan comiendo, lo mismo ocurre con los brujos- Era algo que seguramente mi compañera sabría de sobra luego de sus potentes poderes eléctricos -Y sí, tal como seguro estás pensando, lo mismo funciona para los vampiros, aunque en nuestro caso la alimentación es... ya sabes... tema delicado- Buscaba desesperadamente la mejor manera posible de decirlo, pues cuando la conversión estaba reciente, a más de uno nos daba asco o terror el hecho de tener que alimentarnos de otros seres vivos.
Lo que acabas de hacer- Señalé el desastre de sillas desperdigadas por todo el salón -Ha de requerir una cantidad masiva de energía, por lo que en este momento has de ser como una lámpara con poco aceite- No era la mejor metáfora del mundo pero seguro que me entendería -En este momento puede que te sientas bien, pero si intentas levantarte y seguir peleando podrías sentirte mareada o con la vista nublada, tarde o temprano tu cuerpo pedirá alimento, y debes elegir entre dárselo mientras puedes controlarlo, o evitarlo hasta que salga de control- Si de algo estaba seguro era que en cuestión de control, no habría mejor momento que el actual.
En este momento no podrías volver a intentarlo hasta que te hayas recuperado, pero sí te recomiendo alimentarte- Señalé al dragón -En el estado que se encuentra ella, aunque perdiera el control, no tendría suficiente fuerza para hacerte daño, y además, la ayudarías a recuperarse- Intenté convencerlo de ser el alimento -No sé cuánto te hayas alimentado, ni de quienes, pero sin duda es algo que debes controlar, pues lo necesitarás con demasiada frecuencia- Señalé la muñeca del dragón en lugar de su cuello -Sería más sencillo si lo haces por ahí, solo respira y evita cerrar los ojos- Una herida en la muñeca resultaba mucho más fácil de sanar que una en el cuello, además de ser menos peligrosa, aunque aún faltaba saber si ambos estarían de acuerdo en dicha tarea.
[1] Antes de terminar podemos intentar de nuevo la transformación, de momento mejor descansar y reponer. Con una larga y enternecedora escena en la que casi me hacían vomitar arcoíris, el joven por fin parecía comenzar a lograr algo; con algo de nervios y manteniéndome alerta, estuve atento a cualquier movimiento de la criatura para salvar el pellejo al dragón si resultaba necesario, las palabras del dragón parecían comenzar a tener éxito por lo que continué guardando silencio y especé pacientemente aunque sin bajar la guardia.
Me preparé para lo peor cuando la oscura figura comenzó a acercarse aunque esta vez parecía menos agresiva, algo había cambiado luego del discurso hasta que por fin comenzó a aparecer la silueta de una mano, respiré aliviado aunque sin bajar la guardia hasta que finalmente los tórtolos terminaron abrazados, sin duda el resultado había sido un poco diferente a mi plan inicial, pero sin duda aquella cosa era parte de sus habilidades, por lo que las palabras del dragón me resultaron irrelevantes -No lo pediré de nuevo, pero eso no evitará que suceda- Dije mientras me sentaba sobre una de las mesas con las manos en mis hombros para tratar de detener la sangre -Tú sí que entiendes- Alenté a Elen aunque tales palabras tal vez no agradarían mucho a su angustiado compañero.
Esa cosa no era algo diferente a ti- Expliqué a la informante -Es parte de ti, eres tú, así que puedes luchar contra eso y desgastarte peleando contigo misma, o puedes aprender a controlarlo y sacar ventaja de ello- Me alegraba al menos ver que ella se mostraba interesada en aprender, aunque de momento lo mejor sería recuperarnos un poco -Vaya que aprietas fuerte- Hice presión en mis hombros para frenar un poco la sangre que seguía saliendo e incluso comenzaba a teñir mi camisa -Estoy bien, son solo rasguños- Dije ocultando un leve quejido en la última palabra, además el tiempo del descanso me serviría para enseñar un par de cosas más.
Así como caminar y correr requieren un gasto de energía, en caso de los brujos, usar magia de manera constante también requiere energía y del mismo modo ocurre con los vampiros- Expliqué antes de llegar al punto -En el caso de los humanos, esas energía perdidas las recuperan comiendo, lo mismo ocurre con los brujos- Era algo que seguramente mi compañera sabría de sobra luego de sus potentes poderes eléctricos -Y sí, tal como seguro estás pensando, lo mismo funciona para los vampiros, aunque en nuestro caso la alimentación es... ya sabes... tema delicado- Buscaba desesperadamente la mejor manera posible de decirlo, pues cuando la conversión estaba reciente, a más de uno nos daba asco o terror el hecho de tener que alimentarnos de otros seres vivos.
Lo que acabas de hacer- Señalé el desastre de sillas desperdigadas por todo el salón -Ha de requerir una cantidad masiva de energía, por lo que en este momento has de ser como una lámpara con poco aceite- No era la mejor metáfora del mundo pero seguro que me entendería -En este momento puede que te sientas bien, pero si intentas levantarte y seguir peleando podrías sentirte mareada o con la vista nublada, tarde o temprano tu cuerpo pedirá alimento, y debes elegir entre dárselo mientras puedes controlarlo, o evitarlo hasta que salga de control- Si de algo estaba seguro era que en cuestión de control, no habría mejor momento que el actual.
En este momento no podrías volver a intentarlo hasta que te hayas recuperado, pero sí te recomiendo alimentarte- Señalé al dragón -En el estado que se encuentra ella, aunque perdiera el control, no tendría suficiente fuerza para hacerte daño, y además, la ayudarías a recuperarse- Intenté convencerlo de ser el alimento -No sé cuánto te hayas alimentado, ni de quienes, pero sin duda es algo que debes controlar, pues lo necesitarás con demasiada frecuencia- Señalé la muñeca del dragón en lugar de su cuello -Sería más sencillo si lo haces por ahí, solo respira y evita cerrar los ojos- Una herida en la muñeca resultaba mucho más fácil de sanar que una en el cuello, además de ser menos peligrosa, aunque aún faltaba saber si ambos estarían de acuerdo en dicha tarea.
Bio
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Re: El poder de la sangre [Enfrentamiento] [Bio - Elen] [Cerrado]
Bio parecía compartir su opinión, tenía que aprender a controlar aquella habilidad porque formaba parte de ella, y si no lograba dominarla quizá la próxima vez no fuese capaz de volver a la normalidad sin herir a alguien. Elen no podía contar con que Alister estuviese siempre presente para arriesgar su vida y traerla de vuelta de entre las sombras, en cuanto la guerra acabase ella tendría que cruzar al Oblivion y allí el único apoyo que tendría sería el de Melena Blanca, debía mejorar y rápido. Con ayuda del cazador, la joven se puso en pie y se situó frente al informante, con la culpa grabada en el rostro al ver que le había hecho daño y sangraba. - Lo siento. - fue lo único que pudo decir, antes de que su profesor quitase importancia al asunto asegurando que no eran más que rasguños.
Elen se sentía extraña, cansada y un poco insegura, algo a lo que no estaba acostumbrada. Aquella especie de ruptura interna le había resultado tan angustiosa que ni siquiera podía asegurar que todo volviese a estar en su sitio, físicamente sí, saltaba a la vista que era ella y estaba completa, pero por dentro no le quedaba tan claro. Pasar de nuevo por tal experiencia no se le antojaba apetecible pero tenía que hacerlo, si quería convertirse en una digna rival para el inmortal y posteriormente para los Tarmúnil, no podía desaprovechar ninguna de sus habilidades. - Quiero volver a intentarlo. - dijo, ignorando la preocupada mirada del cazador, que seguía sosteniéndola por un brazo.
La realidad era que en su estado actual la joven no podía seguir practicando su capacidad de transformación, estaba débil y la sed había regresado, haciendo que el molesto ardor del que se había librado hacía un par de horas se adueñase nuevamente de su garganta. Bio pronto la hizo caer en la cuenta de ello, explicándole con algún que otro rodeo que en aquel momento no tenía las fuerzas necesarias para proseguir con el entrenamiento, al menos no de forma segura. Si la vampira se empeñaba en continuar corría el riesgo de que se le nublase la vista, bueno eso era algo con lo que podía lidiar, tras tantos años quedando temporalmente ciega cuando se excedía con sus eléctricos hechizos había agudizado el resto de sus sentidos de cara al combate, pero los mareos no la ayudarían en nada.
Por otro lado estaba el delicado tema de la sed, ahora la notaba de forma moderada y podía controlarla, pero tal como le habían dicho tanto Dag como Víctor, cuanto más se limitase peor sería después. El moreno terminó recomendándole que se alimentase de su compañero, añadiendo que debilitada como estaba no podría causarle daño aunque se dejase llevar por su hambre, pero para la de cabellos cenicientos aquel tema era complicado. - No bebo de personas… me conformo con sangre de animal, sabe peor y necesitas más cantidad para saciarte pero funciona. - explicó negando con la cabeza, en cuanto el vampiro le señaló que sería mejor opción morder en la muñeca que en el cuello. - Buscaré algo fuera. - añadió, separándose del alado para dirigirse hacia la puerta.
La benjamina de los Calhoun solo alcanzó a dar tres pasos antes de que tal como le había advertido el informante, los mareos la asaltasen, obligándola a buscar apoyo en una mesa cercana, hecho que puso sobre aviso a Alister. - ¿Qué ocurre? - lo escuchó preguntar segundos después, ya de nuevo a su lado y rodeándola por la espalda con uno de sus brazos por si llegaba a caerse. - No ha sido nada, solo estoy cansada. - respondió ella en apenas un susurro, mientras se llevaba una mano a la sien y cerraba los ojos. Su visión no se había nublado aún pero podía pasar en cualquier momento, si no se daba prisa no tendría ocasión de abandonar la taberna en busca de alimento, con lo que ello supondría.
- Hazle caso en esto Elen, no puedes salir así. - dijo, instándola a tomar asiento sobre la mesa, algo que la joven tuvo que hacer para no terminar en el suelo. - Bebe de mí, sabes que no me importa que lo hagas. - continuó, arremangándose lo justo para dejar su muñeca al descubierto. - Puede que a ti no pero a mí sí. - fue la respuesta que obtuvo por parte de la centinela. - La otra vez casi acabo contigo… si no hubiese estado Dag ahí para apartarme de ti no sé lo que habría pasado. - soltó, bajando la vista al suelo. - Entonces era yo el que estaba débil, ahora las tornas han cambiado, puedo pararte. - contestó con seguridad el dragón, al tiempo que acercaba su brazo al rostro de la vampira.
Tras unos breves instantes, en los que la de cabellos cenicientos se debatió interiormente entre aceptar aquella oferta o tratar de reunir las escasas fuerzas que le quedaban para salir del local y cazar algo, su cuerpo le dio la respuesta, no estaba en condiciones de perseguir nada y tener tan cerca al cazador le permitía escuchar claramente su pulso, el mismo que movía el rojizo líquido por sus venas. No se podía sentir orgullosa de ello pero terminó rindiéndose a la sed, entreabriendo los labios para que sus colmillos pudiesen hundirse en la piel de su compañero, que no emitió quejido alguno. El mordisco le dolió un poco pero no quiso mostrarlo, así que apretó los dientes y se mantuvo en su sitio, mientras la de ojos verdes, haciendo caso al comentario de Víctor, no apartaba su mirada de él.
Elen dejo que la sangre empezara a bajar por su garganta lentamente, deleitándose con su dulce sabor, nada parecido a la de los de su raza o a la de animal. Cada gota que obtenía la ayudaba a recuperarse pero debía tener cuidado de no pasarse como le había ocurrido la primera vez. Con ese pensamiento siempre presente, la antigua bruja alzó un mano para sujetar el brazo del que se alimentaba, manteniéndolo contra sus labios hasta que consideró que era suficiente, momento en el que extrajo sus afilados colmillos y lo apartó de sí. - Deberías vendártela. - aconsejó, sintiéndose mucho mejor ahora que los mareos habían desaparecido. Alister no tardó en buscar un trozo limpio de tela entre las propiedades del tabernero, y tras envolverse la muñeca quedó expectante, ¿volvería a transformarse o tal como pensaba él, dejarían eso de lado para dedicarse a entrenar las demás habilidades de la señora de sombras sin ponerla en peligro?
- Ya me he recuperado, podemos continuar. - indicó ella, aproximándose a la mesa en que se había acomodado el informante.
Elen se sentía extraña, cansada y un poco insegura, algo a lo que no estaba acostumbrada. Aquella especie de ruptura interna le había resultado tan angustiosa que ni siquiera podía asegurar que todo volviese a estar en su sitio, físicamente sí, saltaba a la vista que era ella y estaba completa, pero por dentro no le quedaba tan claro. Pasar de nuevo por tal experiencia no se le antojaba apetecible pero tenía que hacerlo, si quería convertirse en una digna rival para el inmortal y posteriormente para los Tarmúnil, no podía desaprovechar ninguna de sus habilidades. - Quiero volver a intentarlo. - dijo, ignorando la preocupada mirada del cazador, que seguía sosteniéndola por un brazo.
La realidad era que en su estado actual la joven no podía seguir practicando su capacidad de transformación, estaba débil y la sed había regresado, haciendo que el molesto ardor del que se había librado hacía un par de horas se adueñase nuevamente de su garganta. Bio pronto la hizo caer en la cuenta de ello, explicándole con algún que otro rodeo que en aquel momento no tenía las fuerzas necesarias para proseguir con el entrenamiento, al menos no de forma segura. Si la vampira se empeñaba en continuar corría el riesgo de que se le nublase la vista, bueno eso era algo con lo que podía lidiar, tras tantos años quedando temporalmente ciega cuando se excedía con sus eléctricos hechizos había agudizado el resto de sus sentidos de cara al combate, pero los mareos no la ayudarían en nada.
Por otro lado estaba el delicado tema de la sed, ahora la notaba de forma moderada y podía controlarla, pero tal como le habían dicho tanto Dag como Víctor, cuanto más se limitase peor sería después. El moreno terminó recomendándole que se alimentase de su compañero, añadiendo que debilitada como estaba no podría causarle daño aunque se dejase llevar por su hambre, pero para la de cabellos cenicientos aquel tema era complicado. - No bebo de personas… me conformo con sangre de animal, sabe peor y necesitas más cantidad para saciarte pero funciona. - explicó negando con la cabeza, en cuanto el vampiro le señaló que sería mejor opción morder en la muñeca que en el cuello. - Buscaré algo fuera. - añadió, separándose del alado para dirigirse hacia la puerta.
La benjamina de los Calhoun solo alcanzó a dar tres pasos antes de que tal como le había advertido el informante, los mareos la asaltasen, obligándola a buscar apoyo en una mesa cercana, hecho que puso sobre aviso a Alister. - ¿Qué ocurre? - lo escuchó preguntar segundos después, ya de nuevo a su lado y rodeándola por la espalda con uno de sus brazos por si llegaba a caerse. - No ha sido nada, solo estoy cansada. - respondió ella en apenas un susurro, mientras se llevaba una mano a la sien y cerraba los ojos. Su visión no se había nublado aún pero podía pasar en cualquier momento, si no se daba prisa no tendría ocasión de abandonar la taberna en busca de alimento, con lo que ello supondría.
- Hazle caso en esto Elen, no puedes salir así. - dijo, instándola a tomar asiento sobre la mesa, algo que la joven tuvo que hacer para no terminar en el suelo. - Bebe de mí, sabes que no me importa que lo hagas. - continuó, arremangándose lo justo para dejar su muñeca al descubierto. - Puede que a ti no pero a mí sí. - fue la respuesta que obtuvo por parte de la centinela. - La otra vez casi acabo contigo… si no hubiese estado Dag ahí para apartarme de ti no sé lo que habría pasado. - soltó, bajando la vista al suelo. - Entonces era yo el que estaba débil, ahora las tornas han cambiado, puedo pararte. - contestó con seguridad el dragón, al tiempo que acercaba su brazo al rostro de la vampira.
Tras unos breves instantes, en los que la de cabellos cenicientos se debatió interiormente entre aceptar aquella oferta o tratar de reunir las escasas fuerzas que le quedaban para salir del local y cazar algo, su cuerpo le dio la respuesta, no estaba en condiciones de perseguir nada y tener tan cerca al cazador le permitía escuchar claramente su pulso, el mismo que movía el rojizo líquido por sus venas. No se podía sentir orgullosa de ello pero terminó rindiéndose a la sed, entreabriendo los labios para que sus colmillos pudiesen hundirse en la piel de su compañero, que no emitió quejido alguno. El mordisco le dolió un poco pero no quiso mostrarlo, así que apretó los dientes y se mantuvo en su sitio, mientras la de ojos verdes, haciendo caso al comentario de Víctor, no apartaba su mirada de él.
Elen dejo que la sangre empezara a bajar por su garganta lentamente, deleitándose con su dulce sabor, nada parecido a la de los de su raza o a la de animal. Cada gota que obtenía la ayudaba a recuperarse pero debía tener cuidado de no pasarse como le había ocurrido la primera vez. Con ese pensamiento siempre presente, la antigua bruja alzó un mano para sujetar el brazo del que se alimentaba, manteniéndolo contra sus labios hasta que consideró que era suficiente, momento en el que extrajo sus afilados colmillos y lo apartó de sí. - Deberías vendártela. - aconsejó, sintiéndose mucho mejor ahora que los mareos habían desaparecido. Alister no tardó en buscar un trozo limpio de tela entre las propiedades del tabernero, y tras envolverse la muñeca quedó expectante, ¿volvería a transformarse o tal como pensaba él, dejarían eso de lado para dedicarse a entrenar las demás habilidades de la señora de sombras sin ponerla en peligro?
- Ya me he recuperado, podemos continuar. - indicó ella, aproximándose a la mesa en que se había acomodado el informante.
Elen Calhoun
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Re: El poder de la sangre [Enfrentamiento] [Bio - Elen] [Cerrado]
Ciertamente no resultaba nada fácil acostumbrarse a la idea de alimentarse de otros seres vivos, a mí mismo me había tomado algunos meses adaptarme al proceso, no imaginaba a alguien como ella que venía de luchar contra vampiros, tener que hacerse la idea de estar convertida en uno de ellos; por ello no moví un dedo al escuchar que pensaba salir a buscar algo de comer, aunque también, estaba seguro que con su poca fuerza restante difícilmente llegaría más allá de la puerta y mis sospechas no demoraron en evidenciarse incluso antes de lo que esperaba, pues en apenas unos pasos la neovampiresa casi se desploma.
¿Sabes qué hace tan especial a la sangre?- Pregunté después de escuchar su justificación y sus argumentos -¿Sabes por qué bebes sangre?- Pregunté ahora con más énfasis -¿Te has detenido a intentar entender tu cuerpo?- Mis palabras ahora tomaban un tono más serio y severo para darle al tema la connotación necesaria -Según las leyendas, estamos malditos, o al menos nuestra sangre lo está, no sé qué tan cierto sea, si tal creencia es una leyenda o una parábola, pero ciertamente nuestra sangre no es normal- Tomé un poco de la sangre que corría por mi camisa y la lancé al piso -Creo que nuestra sangre se pudre, se hace inútil, se coagula o como sea, se marchita- Observé la sangre en el piso que no corría hacia ningún lado.
Eres lo que comes- Inicié de nuevo con una frase algo confusa pero que luego comenzaría a tener sentido -Si la sangre de tu cuerpo se deteriora, está claro que necesitas sustituirla por otra que en poco tiempo también deberá ser sustituida, así en una larga cadena sin fin- Hice presión en mis hombros esperando que la sangre pronto dejara de salir pues yo no tenía a la mano comida ambulante como mi compañera -Entonces- Continué para desviar su atención a mis palabras -¿Cómo crees que funcionará tu cuerpo si lo llenas con sangre de animales?- Ciertamente no podía juzgarla, yo mismo y muchos otros pasaban por esa etapa, pero debía ser solo eso, una etapa -Créeme, no funciona, a ese paso no tendrás la fuerza necesaria para luchar contra nadie, y tus enemigos son fuertes- Mis palabras esta vez sonaban tan severas como cuando intentaba corregir a Magazubi, pero necesitaba hacerla entender su terrible error.
Afortunadamente aceptó alimentarse de su compañero que estaba más que de acuerdo en servirle de merienda, tras una emotiva discusión al final el chico consiguió persuadirla y con bastante cuidado ésta se preparó para asumir su tarea, guardé silencio al mismo tiempo que me levantaba para separarla si resultaba necesario, aunque por suerte todo marchó mejor de lo que podía esperar, la peliblanca supo controlarse y detenerse al final del proceso -¿Ya ves? No fue tan difícil- Intenté bromear -Aunque ahora viene otra parte importante de la alimentación- Indiqué mientras mostraba mis manos aun goteando un poco de mi sangre, la cual arrojé al piso; esto sumado a la sangre de Alister que aún impregnaba el ambiente despertando incluso mi propio apetito, convertían la escena en una especie de festín. [1]
La sangre no solo renueva tus energías- Dije añadiendo un truco en el que mi voz parecía salir desde diferentes puntos de la sala -Tus oídos escuchan más de lo que estás acostumbrada- Las voces a coro sonaban a la vez diferentes -Tu vista puede incluso traicionarte- Caminé hasta cruzarme con la antorcha cuya luz podría afectar los sensibles ojos de la vampiresa -Pero eso no es todo, tu fuerza y velocidad deberían ser más de lo normal, y no es malo, para nada, pero el desconocer los límites de tu fuerza te podía llevar a perder una batalla... Intenta defenderte, sin distraerte- Abrí los brazos y aplaudí al mismo tiempo que dejaba salir un grito cargado de magia que intentaría generar confusión en ella, ante sus ojos mi figura comenzaría a opacarse para luego hacerme ver semejante a alguno de sus enemigos. [2]
No te distraigas- Dije con las múltiples voces que salían desde diferentes lugares [3] al tiempo que me lanzaba sobre ella y dirigía un golpe directo a su hombro izquierdo para luego retroceder de inmediato; pero no la tendría tan fácil, pues ante sus ojos no solo mi figura se veía distorsionada, sino también la de su compañero Alister, quien también se terminaría viendo como alguno de sus enemigos -¿A quién atacarás? ¿Quién es tu enemigo?- Sonó de nuevo el coro de voces al tiempo que me movía tras ella para lanzar una patada a su rodilla y saltaba de nuevo hacia atrás -¿Atacas o te defiendes? ¿Qué tan fuerte puedes golpear?- Intenté provocarla para luego sembrarle la duda -Cuida tu fuerza o harás daño a quien no debes, controla tu instinto- El olor a sangre en el ambiente incluso amenazaba con hacerme perder el control también, no podía imaginar el esfuerzo que tendría que hacer ella para no convertirse en una furia frenética.
Finalmente mi plan era aprovechar el momento de desenfreno para llevarla al límite del control y enfrentarla a uno de sus temores, el que había mencionado antes de morder a su acompañante que ahora se mostraba ante sus ojos como un enemigo -Tanta furia guardada... He ahí tu objetivo, ahora acábalo- Dije con malicia en una orden llena de magia de voz [4] potente pero moderada para permitirle al menos dudar y resistirse; no obstante, pese a todo, me preparé para lo peor, detenerla en caso que la situación se saliera de control.
[1] Activador de tu habilidad nivel 5. ¿Sabes qué hace tan especial a la sangre?- Pregunté después de escuchar su justificación y sus argumentos -¿Sabes por qué bebes sangre?- Pregunté ahora con más énfasis -¿Te has detenido a intentar entender tu cuerpo?- Mis palabras ahora tomaban un tono más serio y severo para darle al tema la connotación necesaria -Según las leyendas, estamos malditos, o al menos nuestra sangre lo está, no sé qué tan cierto sea, si tal creencia es una leyenda o una parábola, pero ciertamente nuestra sangre no es normal- Tomé un poco de la sangre que corría por mi camisa y la lancé al piso -Creo que nuestra sangre se pudre, se hace inútil, se coagula o como sea, se marchita- Observé la sangre en el piso que no corría hacia ningún lado.
Eres lo que comes- Inicié de nuevo con una frase algo confusa pero que luego comenzaría a tener sentido -Si la sangre de tu cuerpo se deteriora, está claro que necesitas sustituirla por otra que en poco tiempo también deberá ser sustituida, así en una larga cadena sin fin- Hice presión en mis hombros esperando que la sangre pronto dejara de salir pues yo no tenía a la mano comida ambulante como mi compañera -Entonces- Continué para desviar su atención a mis palabras -¿Cómo crees que funcionará tu cuerpo si lo llenas con sangre de animales?- Ciertamente no podía juzgarla, yo mismo y muchos otros pasaban por esa etapa, pero debía ser solo eso, una etapa -Créeme, no funciona, a ese paso no tendrás la fuerza necesaria para luchar contra nadie, y tus enemigos son fuertes- Mis palabras esta vez sonaban tan severas como cuando intentaba corregir a Magazubi, pero necesitaba hacerla entender su terrible error.
Afortunadamente aceptó alimentarse de su compañero que estaba más que de acuerdo en servirle de merienda, tras una emotiva discusión al final el chico consiguió persuadirla y con bastante cuidado ésta se preparó para asumir su tarea, guardé silencio al mismo tiempo que me levantaba para separarla si resultaba necesario, aunque por suerte todo marchó mejor de lo que podía esperar, la peliblanca supo controlarse y detenerse al final del proceso -¿Ya ves? No fue tan difícil- Intenté bromear -Aunque ahora viene otra parte importante de la alimentación- Indiqué mientras mostraba mis manos aun goteando un poco de mi sangre, la cual arrojé al piso; esto sumado a la sangre de Alister que aún impregnaba el ambiente despertando incluso mi propio apetito, convertían la escena en una especie de festín. [1]
La sangre no solo renueva tus energías- Dije añadiendo un truco en el que mi voz parecía salir desde diferentes puntos de la sala -Tus oídos escuchan más de lo que estás acostumbrada- Las voces a coro sonaban a la vez diferentes -Tu vista puede incluso traicionarte- Caminé hasta cruzarme con la antorcha cuya luz podría afectar los sensibles ojos de la vampiresa -Pero eso no es todo, tu fuerza y velocidad deberían ser más de lo normal, y no es malo, para nada, pero el desconocer los límites de tu fuerza te podía llevar a perder una batalla... Intenta defenderte, sin distraerte- Abrí los brazos y aplaudí al mismo tiempo que dejaba salir un grito cargado de magia que intentaría generar confusión en ella, ante sus ojos mi figura comenzaría a opacarse para luego hacerme ver semejante a alguno de sus enemigos. [2]
No te distraigas- Dije con las múltiples voces que salían desde diferentes lugares [3] al tiempo que me lanzaba sobre ella y dirigía un golpe directo a su hombro izquierdo para luego retroceder de inmediato; pero no la tendría tan fácil, pues ante sus ojos no solo mi figura se veía distorsionada, sino también la de su compañero Alister, quien también se terminaría viendo como alguno de sus enemigos -¿A quién atacarás? ¿Quién es tu enemigo?- Sonó de nuevo el coro de voces al tiempo que me movía tras ella para lanzar una patada a su rodilla y saltaba de nuevo hacia atrás -¿Atacas o te defiendes? ¿Qué tan fuerte puedes golpear?- Intenté provocarla para luego sembrarle la duda -Cuida tu fuerza o harás daño a quien no debes, controla tu instinto- El olor a sangre en el ambiente incluso amenazaba con hacerme perder el control también, no podía imaginar el esfuerzo que tendría que hacer ella para no convertirse en una furia frenética.
Finalmente mi plan era aprovechar el momento de desenfreno para llevarla al límite del control y enfrentarla a uno de sus temores, el que había mencionado antes de morder a su acompañante que ahora se mostraba ante sus ojos como un enemigo -Tanta furia guardada... He ahí tu objetivo, ahora acábalo- Dije con malicia en una orden llena de magia de voz [4] potente pero moderada para permitirle al menos dudar y resistirse; no obstante, pese a todo, me preparé para lo peor, detenerla en caso que la situación se saliera de control.
[2] Habilidad nivel 5: El Valle de la inquietud.
[3] Habilidad de nivel 6: El que Acecha en el Umbral.
[4] Habilidad de nivel 7: El Demonio de la Perversidad.
[-] El objetivo ahora es trabajar en el autocontrol de Elen, no solo frente a los instintos que le despierta la sangre y la necesidad de asimilar el aumento de atributos, sino también prepararla para enfrentarse al posible control mental que aunque sea difícil, con una gran fuerza de voluntad podría al menos poner resistencia.
Última edición por Bio el Miér Jun 13 2018, 21:45, editado 1 vez
Bio
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Re: El poder de la sangre [Enfrentamiento] [Bio - Elen] [Cerrado]
El sermón de Víctor consiguió que la joven se replantease si lo que había estado haciendo durante el último mes le serviría a largo plazo, después de probar por primera vez la sangre de Alister y la de Dag se había autoimpuesto una limitada dieta a base de animales, pero eso podía estar limitando sus habilidades. ¿Conseguiría hacerse más fuerte si cedía a beber de humanos? ¿Se vería en la necesidad de hacerlo para poder ponerse al nivel de sus enemigos? Aquellas preguntas resonaron en su cabeza, mientras las almas del medallón parecían animarla a aceptar las palabras del informante, probablemente por intereses propios. - Imagina lo que podríamos hacer Elen, la ciudad está llena de gente, nadie echará en falta a unos cuantos. - escuchó decir a una de ellas, que tenía una voz grave e inquietante.
Hasta el momento algo en su interior le había dicho que no dejara salir a aquella maligna presencia, pero sus palabras se alzaban por encima de las del resto, incluso dentro de su reliquia había cierta jerarquía, y aquella alma sin duda era de las más importantes. - Si aceptas tu verdadero poder podrás cobrar venganza, ¿no es eso lo que quieres? ¿no deseas matar a quienes te hicieron esto? - preguntó, acompañando la cuestión con una imágenes en las que Elen pudo ver a una asustada y herida Géminis, tirada en el suelo pidiendo clemencia antes de ser brutalmente asesinada. La sombra estaba nublando su juicio, intentaba sacar a relucir su lado más oscuro… y si seguía así podría conseguirlo.
La de cabellos cenicientos negó con la cabeza y trató de centrarse nuevamente en la voz de Bio, que justo en aquel momento arrojaba varias gotas de su propia sangre al suelo, con lo que su aroma se mezcló con el del dragón, dificultando a la joven el mantenerse concentrada en otra cosa que no tuviese que ver con el rojizo líquido. Lo siguiente que escuchó de labios del moreno la dejó algo confusa, sus sentidos empezaban a agudizarse tras haberse alimentado y ahora oía su voz viniendo de todas partes, a pesar de que no se había movido del sitio. Instintivamente miró a los lados, con el ceño ligeramente fruncido. ¿Estaba utilizando Víctor sus habilidades como señor de la voz con ella? ¿pretendía poner a prueba su resistencia al control mental?
No podía negar que era algo que le podría venir bien de cara a su próximo encuentro con Vladimir, pero ciertamente le daba respeto entrenar algo así, la idea de que alguien jugase con su mente no le agradaba en absoluto, a pesar de que no fuese el primero en hacerlo… Los jinetes habían manipulado sus pesadillas a su antojo durante años para torturarla y el propio Vlad se había metido en sus recuerdos para crear un vínculo con ella tiempo atrás… al menos ahora confiaba en la persona que iba a rebuscar en su cabeza.
La vampira respiró hondo, algo de lo que se arrepintió casi al instante a causa de la mezcla de aromas, clavó sus verdes ojos en la silueta de su profesor y los entrecerró ligeramente cuando éste pasó por delante de una de las antorchas, cuya luz ahora le resultaba algo incómoda. Bio quería que conociese los límites de su fuerza y destreza en combate, y para ello no dudó en utilizar su magia de voz, instándola a defenderse mientras su figura se oscurecía hasta volverse opaca. De pronto ya no lo veía a él, sino a una versión difuminada del Inmortal, que sonreía con malicia y la provocaba con un gesto de la mano para que fuese a por él.
- Está jugando conmigo, no es Vlad, solo lo parece. - se dijo mentalmente la benjamina de los Calhoun, pero unos segundos después el falso centinela se abalanzó hacia ella, consiguiendo golpearla en el hombro antes de retroceder. Aquello la obligó a girar sobre sus talones para no perderlo de vista, con lo que el dragón también entró en su campo de visión, aunque tampoco lo vio a él… en su lugar estaba Frendel, observándola con aquellos intensos ojos azules a través del yelmo. Sus instintos de criatura de la noche actuaron al verse amenazada por dos de frentes, haciendo que tensara el cuerpo y abriese los labios para mostrar los colmillos mientras un gutural gruñido escapaba de su garganta. Una parte de ella quería atacar, pero la otra seguía repitiendo una y otra vez que todo aquello era un truco, aunque ésta última no tardó en verse acallada por la situación.
El tentador aroma de la sangre en el ambiente, el hecho de que solo se hubiese alimentado lo justo para seguir entrenando, las voces que no dejaban de confundirla, todo influyó en sus siguientes movimientos y decisiones. Tras recibir una patada del supuesto Vlad en su rodilla, la de cabellos cenicientos se echó hacia atrás, manipulando su elemento para apagar de nuevo las antorchas y sentirse más cómoda, luego se entregó a su elemento, mimetizándose con el mismo hasta desaparecer de la vista.
Consciente de que cualquier ruido podría delatarla contuvo el aliento, y permitió que las sombras cubriesen sus manos dándole las garras que había utilizado un rato antes, armas terribles si conseguía acercarse lo suficiente a sus objetivos. Acto seguido creó un grueso lazo del oscuro elemento y lo deslizó por el suelo para intentar atrapar las piernas del Inmortal, sin saber si éste se daría cuenta a tiempo de reaccionar. Sin embargo, la voz volvió a sonar, ésta vez para instarla a cambiar de víctima, y la mágica carga que la acompañaba consiguió que lo dejase de lado por el momento.
El negro lazo pasó por debajo de la mesa y se cerró en torno a los tobillos del cazador, tirando de él hasta hacerlo caer de espaldas sobre el suelo. Rápidamente la vampira cruzó la estancia saltando por encima del mobiliario, su destreza había aumentado considerablemente y eso se notaba solo con verla. Cuando ya solo los separaban unos metros Elen aferró con fuerza los bordes de la mesa que se interponía entre ambos y la lanzó bruscamente hacia un lado, dejando a Alister sin protección alguna. Al alado no le quedaba otra opción que transformarse, pero mientras su cuerpo comenzaba a cambiar también tendría que lidiar con la descontrolada joven, y mantener a raya sus garras si quería salir vivo de aquella posada.
La criatura de la noche se abalanzó sobre él, tratando de hundir en su pecho las zarpas, pero el dragón actuó a tiempo, sujetándola por las muñecas con fuerza y apartando de sí el peligro. - ¡Elen contrólate! - exclamó, al tiempo que tomaba impulso para empujarla hacia una de las paredes y quitársela de encima. - ¡¿Qué demonios le has hecho Bio?! - soltó visiblemente molesto, pero sin girar el rostro, perder de vista a la vampira podría suponerle un gran problema. A marchas forzadas trató de cambiar de forma para protegerse, interponiendo entre ambos todo cuanto encontró a mano para que no pudiese alcanzarle, y gracias a eso consiguió el tiempo necesario para completar su transformación mientras la de ojos verdes destruía los objetos que la separaban de su presa.
Para cuando lo alcanzó la dura coraza de escamas ya se había convertido en una difícil barrera para ella, pero aun así intentó atacarle, corriendo hacia uno de sus costados para tratar de alcanzar las alas, el punto más débil. Alister la vio venir y consiguió esquivarla por poco, pero se movía demasiado rápido para él, no podía limitarse a evadir sus garras, una vez más tenía que hacerla reaccionar. - ¡Detente! ¡No quiero hacerte daño! - exclamó con su característica voz grave de bestia. Sus palabras no fueron suficientes, la benjamina de los Calhoun volvió a arremeter contra él y tuvo que golpearla para enviarla al otro lado de la estancia. - ¿Elen? - preguntó instantes después, preocupado por haberla dañado, pero la señora de sombras se levantó sin problemas, más enfadada que antes si cabe.
- ¡Acaba con ellos! - escuchó en su mente, y de forma automática volvió a mostrar los colmillos. Sus ojos estaban clavados en la silueta del alado, y de forma repentina ésta comenzó a cambiar, dejando de mostrar a Frendel para revelarle la verdad durante unos segundos, que había intentado matar a su compañero. - ¿Qué? No puede ser… - dijo en un susurro apenas audible, sacudiendo la cabeza. El frenesí en que había entrado comenzaba a mejorar también otra capacidad aparte de su agilidad, su resistencia a los efectos mágicos. Con la magia de voz debilitada pudo darse cuenta de lo que estaba ocurriendo, buscó a Víctor, o más bien al falso Vladimir y contempló como su silueta iba volviendo lentamente a la normalidad, había sido víctima de sus habilidades, pero por suerte no había conseguido herir a nadie de momento.
- ¿A qué esperas? ¡Mátalos! ¡Bebe de ellos! - pidieron a coro las almas de su medallón, aunque entre las voces no se encontraba la de su inquietante aliado, el que le había hablado minutos antes. Frustrada por su falta de resistencia, se llevó las manos a las sienes y dejó escapar un grito de rabia, todavía quería atacarlos a ambos, una parte de ella seguía dejándose llevar por la sangre y su ardiente deseo de matar. - ¡Callaos de una vez! - exclamó en voz alta, golpeando una de las paredes con el puño cerrado y quedando de cara al mismo, con la frente pegada a la fría piedra. En aquel momento no era seguro que nadie se le acercase, Alister lo sabía y por eso se quedó donde estaba, esperando que el informante supiese cómo actuar a continuación o deshiciese lo que había puesto a la joven en aquel violento estado.
Off: Habilidad de nivel 3: Mimetización
Habilidad de nivel 5: Frenesí sangriento (bonus en agilidad y sabiduría)
Elen puede volver a atacar por culpa de la magia de voz, si quieres seguir manipulándola tienes permiso para narrar como va a por ti, pero poco a poco su resistencia a los efectos se hará más fuerte por el bonus de sabiduría.
Hasta el momento algo en su interior le había dicho que no dejara salir a aquella maligna presencia, pero sus palabras se alzaban por encima de las del resto, incluso dentro de su reliquia había cierta jerarquía, y aquella alma sin duda era de las más importantes. - Si aceptas tu verdadero poder podrás cobrar venganza, ¿no es eso lo que quieres? ¿no deseas matar a quienes te hicieron esto? - preguntó, acompañando la cuestión con una imágenes en las que Elen pudo ver a una asustada y herida Géminis, tirada en el suelo pidiendo clemencia antes de ser brutalmente asesinada. La sombra estaba nublando su juicio, intentaba sacar a relucir su lado más oscuro… y si seguía así podría conseguirlo.
La de cabellos cenicientos negó con la cabeza y trató de centrarse nuevamente en la voz de Bio, que justo en aquel momento arrojaba varias gotas de su propia sangre al suelo, con lo que su aroma se mezcló con el del dragón, dificultando a la joven el mantenerse concentrada en otra cosa que no tuviese que ver con el rojizo líquido. Lo siguiente que escuchó de labios del moreno la dejó algo confusa, sus sentidos empezaban a agudizarse tras haberse alimentado y ahora oía su voz viniendo de todas partes, a pesar de que no se había movido del sitio. Instintivamente miró a los lados, con el ceño ligeramente fruncido. ¿Estaba utilizando Víctor sus habilidades como señor de la voz con ella? ¿pretendía poner a prueba su resistencia al control mental?
No podía negar que era algo que le podría venir bien de cara a su próximo encuentro con Vladimir, pero ciertamente le daba respeto entrenar algo así, la idea de que alguien jugase con su mente no le agradaba en absoluto, a pesar de que no fuese el primero en hacerlo… Los jinetes habían manipulado sus pesadillas a su antojo durante años para torturarla y el propio Vlad se había metido en sus recuerdos para crear un vínculo con ella tiempo atrás… al menos ahora confiaba en la persona que iba a rebuscar en su cabeza.
La vampira respiró hondo, algo de lo que se arrepintió casi al instante a causa de la mezcla de aromas, clavó sus verdes ojos en la silueta de su profesor y los entrecerró ligeramente cuando éste pasó por delante de una de las antorchas, cuya luz ahora le resultaba algo incómoda. Bio quería que conociese los límites de su fuerza y destreza en combate, y para ello no dudó en utilizar su magia de voz, instándola a defenderse mientras su figura se oscurecía hasta volverse opaca. De pronto ya no lo veía a él, sino a una versión difuminada del Inmortal, que sonreía con malicia y la provocaba con un gesto de la mano para que fuese a por él.
- Está jugando conmigo, no es Vlad, solo lo parece. - se dijo mentalmente la benjamina de los Calhoun, pero unos segundos después el falso centinela se abalanzó hacia ella, consiguiendo golpearla en el hombro antes de retroceder. Aquello la obligó a girar sobre sus talones para no perderlo de vista, con lo que el dragón también entró en su campo de visión, aunque tampoco lo vio a él… en su lugar estaba Frendel, observándola con aquellos intensos ojos azules a través del yelmo. Sus instintos de criatura de la noche actuaron al verse amenazada por dos de frentes, haciendo que tensara el cuerpo y abriese los labios para mostrar los colmillos mientras un gutural gruñido escapaba de su garganta. Una parte de ella quería atacar, pero la otra seguía repitiendo una y otra vez que todo aquello era un truco, aunque ésta última no tardó en verse acallada por la situación.
El tentador aroma de la sangre en el ambiente, el hecho de que solo se hubiese alimentado lo justo para seguir entrenando, las voces que no dejaban de confundirla, todo influyó en sus siguientes movimientos y decisiones. Tras recibir una patada del supuesto Vlad en su rodilla, la de cabellos cenicientos se echó hacia atrás, manipulando su elemento para apagar de nuevo las antorchas y sentirse más cómoda, luego se entregó a su elemento, mimetizándose con el mismo hasta desaparecer de la vista.
Consciente de que cualquier ruido podría delatarla contuvo el aliento, y permitió que las sombras cubriesen sus manos dándole las garras que había utilizado un rato antes, armas terribles si conseguía acercarse lo suficiente a sus objetivos. Acto seguido creó un grueso lazo del oscuro elemento y lo deslizó por el suelo para intentar atrapar las piernas del Inmortal, sin saber si éste se daría cuenta a tiempo de reaccionar. Sin embargo, la voz volvió a sonar, ésta vez para instarla a cambiar de víctima, y la mágica carga que la acompañaba consiguió que lo dejase de lado por el momento.
El negro lazo pasó por debajo de la mesa y se cerró en torno a los tobillos del cazador, tirando de él hasta hacerlo caer de espaldas sobre el suelo. Rápidamente la vampira cruzó la estancia saltando por encima del mobiliario, su destreza había aumentado considerablemente y eso se notaba solo con verla. Cuando ya solo los separaban unos metros Elen aferró con fuerza los bordes de la mesa que se interponía entre ambos y la lanzó bruscamente hacia un lado, dejando a Alister sin protección alguna. Al alado no le quedaba otra opción que transformarse, pero mientras su cuerpo comenzaba a cambiar también tendría que lidiar con la descontrolada joven, y mantener a raya sus garras si quería salir vivo de aquella posada.
La criatura de la noche se abalanzó sobre él, tratando de hundir en su pecho las zarpas, pero el dragón actuó a tiempo, sujetándola por las muñecas con fuerza y apartando de sí el peligro. - ¡Elen contrólate! - exclamó, al tiempo que tomaba impulso para empujarla hacia una de las paredes y quitársela de encima. - ¡¿Qué demonios le has hecho Bio?! - soltó visiblemente molesto, pero sin girar el rostro, perder de vista a la vampira podría suponerle un gran problema. A marchas forzadas trató de cambiar de forma para protegerse, interponiendo entre ambos todo cuanto encontró a mano para que no pudiese alcanzarle, y gracias a eso consiguió el tiempo necesario para completar su transformación mientras la de ojos verdes destruía los objetos que la separaban de su presa.
Para cuando lo alcanzó la dura coraza de escamas ya se había convertido en una difícil barrera para ella, pero aun así intentó atacarle, corriendo hacia uno de sus costados para tratar de alcanzar las alas, el punto más débil. Alister la vio venir y consiguió esquivarla por poco, pero se movía demasiado rápido para él, no podía limitarse a evadir sus garras, una vez más tenía que hacerla reaccionar. - ¡Detente! ¡No quiero hacerte daño! - exclamó con su característica voz grave de bestia. Sus palabras no fueron suficientes, la benjamina de los Calhoun volvió a arremeter contra él y tuvo que golpearla para enviarla al otro lado de la estancia. - ¿Elen? - preguntó instantes después, preocupado por haberla dañado, pero la señora de sombras se levantó sin problemas, más enfadada que antes si cabe.
- ¡Acaba con ellos! - escuchó en su mente, y de forma automática volvió a mostrar los colmillos. Sus ojos estaban clavados en la silueta del alado, y de forma repentina ésta comenzó a cambiar, dejando de mostrar a Frendel para revelarle la verdad durante unos segundos, que había intentado matar a su compañero. - ¿Qué? No puede ser… - dijo en un susurro apenas audible, sacudiendo la cabeza. El frenesí en que había entrado comenzaba a mejorar también otra capacidad aparte de su agilidad, su resistencia a los efectos mágicos. Con la magia de voz debilitada pudo darse cuenta de lo que estaba ocurriendo, buscó a Víctor, o más bien al falso Vladimir y contempló como su silueta iba volviendo lentamente a la normalidad, había sido víctima de sus habilidades, pero por suerte no había conseguido herir a nadie de momento.
- ¿A qué esperas? ¡Mátalos! ¡Bebe de ellos! - pidieron a coro las almas de su medallón, aunque entre las voces no se encontraba la de su inquietante aliado, el que le había hablado minutos antes. Frustrada por su falta de resistencia, se llevó las manos a las sienes y dejó escapar un grito de rabia, todavía quería atacarlos a ambos, una parte de ella seguía dejándose llevar por la sangre y su ardiente deseo de matar. - ¡Callaos de una vez! - exclamó en voz alta, golpeando una de las paredes con el puño cerrado y quedando de cara al mismo, con la frente pegada a la fría piedra. En aquel momento no era seguro que nadie se le acercase, Alister lo sabía y por eso se quedó donde estaba, esperando que el informante supiese cómo actuar a continuación o deshiciese lo que había puesto a la joven en aquel violento estado.
Off: Habilidad de nivel 3: Mimetización
Habilidad de nivel 5: Frenesí sangriento (bonus en agilidad y sabiduría)
Elen puede volver a atacar por culpa de la magia de voz, si quieres seguir manipulándola tienes permiso para narrar como va a por ti, pero poco a poco su resistencia a los efectos se hará más fuerte por el bonus de sabiduría.
Elen Calhoun
Aerandiano de honor
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Re: El poder de la sangre [Enfrentamiento] [Bio - Elen] [Cerrado]
Al principio parecía una buena idea, estaba completamente seguro de eso pero al parecer había algunos factores que no había tomado en cuenta, como tal vez ese extraño instinto asesino que ahora podía presumir la peliblanca, uno que no era para nada normal, ciertamente los vampiros teníamos un instinto depredador que afloraba en situaciones apremiantes, el deseo de sobrevivir a cualquier costo y la necesidad de eliminar a la presa sabiendo que la decisión estaba entre su supervivencia o la nuestra; pero no, esto estaba muy lejos de la supervivencia, parecía más bien un deseo de aniquilar, como si de alguna forma lo disfrutara.
Distraído en mis pensamientos y en la fantástica manera en que sus manos eran envueltas por aquellas garras oscuras, apenas alcancé a reaccionar cuando mis pies tropezaron una masa oscura que intentó atraparme, aparté la pierna bruscamente y di un salto que sin duda revelaría mi posición, por lo que de inmediato hice sonar mi voz desde diferentes lugares a la vez -¿Quién eres?- Pregunté con curiosidad, tristemente tales distracciones, aunque la habían apartado de mí, la llevaron directo hacia su compañero al que ubiqué por su posición y el peso del cuerpo que se desplomaba al piso; el viento se apartó de su paso cuando la vampira surcó el aire en dirección a su objetivo.
Todo parecía ir de mal en peor y si quería detenerlo a tiempo debía darme prisa y contenerla antes que hiciera algo de lo que se arrepintiera luego; en primer lugar tomé la sangre que aún tenía en mis manos y dibujé una runa sobre el suelo para luego apoyar sobre ella mis dos manos y activarla -Praeberi fari- Grité sin cuidado alguno para que de la runa se expandieran hileras de fuego azul hacia los 4 puntos cardinales, el fuego no quemaba ni hacía daño alguno, simplemente era un truco de referencia para viajeros y por qué no, un truco válido para iluminar la habitación.
Rayos- Me apresuré en saltar hacia la vampira para apartarla de su compañero y evitar que se dejara viuda a sí misma; temí lo peor al no llegar a tiempo pero afortunadamente el dragón no era nada indefenso -Detenla un instante más- Le pedí al caballero mientras pensaba en alguna solución posible, a estas alturas esa furia no era causada por mi magia de voz, tenía que haber algo más en ella que causara tal agresividad -Elen, basta- Dije gastanto mis reservas mágicas para anular mi propia magia si es que aún seguía afectándola y aquel grito le dio una pista -¿A quién se refiere?- Pensé sin decir nada, definitivamente hablaba con alguien más, durante un instante había retrocedido para calmarse pero luchaba contra algo más que mi magia de voz ¿Contra qué?
Definitivamente era momento de ponerse serios -Quédate atrás- Dije a Alister en tono serio -No la lastimaré, no más de lo que se lastima a sí misma- Le dije para calmarlo mientras avanzaba hacia ella en lentos pasos con las manos al frente -Vamos Elen, eres más fuerte que eso- Continué avanzando hacia ella con ambas manos al frente hasta que estuve a una distancia tan corta como para intentar capturarla, uno más en la larga lista de errores de esa noche, en el esfuerzo por atrapar su ropa mi mano al buscar su pecho tropezó con el medallón haciéndome dar un grito de dolor y espanto, retiré la mano y di un salto hacia atrás con la vista un poco borrosa pero sacudí la cabeza de prisa para recomponerme.
No tenía idea de qué rayos había sentido al tocar esa cosa pero era realmente aterrador, ni siquiera en Terpoli había sentido algo tan maligno y aterrador, como si hubiera una legión de almas atrapadas dentro, sufriendo y odiando a la vez, sufriendo y odiando -Elen, no dejes que te controle ni trates de controlarlo- Dije sin entender yo mismo mi propia idea, definitivamente debía explicarlo mejor -No luches, no luches- Repetí mientras la mujer se lanzaba sobre mí sin piedad alguna, tomé sus brazos mientras ambos íbamos a dar al piso pero flexionando las rodillas conseguí apoyar los pies en su abdomen para luego repelerla hacia atrás al tiempo que intentaba no perderla de vista ni un instante -No sé qué es esa cosa- Señalé su collar -O por qué lo llevas- Realmente no tenía idea -Pero parece que es tu decisión así que debes negociar- Poco a poco comenzaba a tomar forma el argumento -No puedes dejar que haga lo que desea, pero tampoco dejará que tú lo hagas, debes encontrar un punto medio, negociar, darle algo a cambio tal vez- Imaginaba lo que podría pedir, con semejante agresividad debería querer sangre, muerte, destrucción pero ¿Por qué?
Mi pequeño instante de reflexión me costó un par de cortes en mi camisa favorita, sin mencionar las líneas rojas que ahora se dibujaban en mi abdomen y que de no haberme movido hacia atrás ahora serían una cascada de vísceras -Si quieres usar esa furia a tu favor, tal vez debas dar algo a cambio- Uno, dos, tres pasos atrás me alejaron de ella pero de nuevo venía sobre mí para volverme trozos de vampiro -Dale un poco de lo que quiere y tal vez te dé un poco de lo que quieres- No sabía si tal cosa funcionaba con lo que fuera que luchara mi compañera de gremio pero funcionaba con personas y no estaba de más intentar, de momento solo me preocupaba que lastimar a Elen solo significaba fortalecer a lo que fuera que causaba esa furia desmedida en ella -Encuentra un punto medio entre lo que quieres y lo que quiere esa cosa- En este momento solo podía poner a prueba la voluntad de la exbruja, por lo que me quedé de pie frente a ella, en guardia y con los puños al frente, listo para bloquearla o ser doblegado según la fuerza de su ataque ¿Conseguiría ella detenerse antes?
Distraído en mis pensamientos y en la fantástica manera en que sus manos eran envueltas por aquellas garras oscuras, apenas alcancé a reaccionar cuando mis pies tropezaron una masa oscura que intentó atraparme, aparté la pierna bruscamente y di un salto que sin duda revelaría mi posición, por lo que de inmediato hice sonar mi voz desde diferentes lugares a la vez -¿Quién eres?- Pregunté con curiosidad, tristemente tales distracciones, aunque la habían apartado de mí, la llevaron directo hacia su compañero al que ubiqué por su posición y el peso del cuerpo que se desplomaba al piso; el viento se apartó de su paso cuando la vampira surcó el aire en dirección a su objetivo.
Todo parecía ir de mal en peor y si quería detenerlo a tiempo debía darme prisa y contenerla antes que hiciera algo de lo que se arrepintiera luego; en primer lugar tomé la sangre que aún tenía en mis manos y dibujé una runa sobre el suelo para luego apoyar sobre ella mis dos manos y activarla -Praeberi fari- Grité sin cuidado alguno para que de la runa se expandieran hileras de fuego azul hacia los 4 puntos cardinales, el fuego no quemaba ni hacía daño alguno, simplemente era un truco de referencia para viajeros y por qué no, un truco válido para iluminar la habitación.
Rayos- Me apresuré en saltar hacia la vampira para apartarla de su compañero y evitar que se dejara viuda a sí misma; temí lo peor al no llegar a tiempo pero afortunadamente el dragón no era nada indefenso -Detenla un instante más- Le pedí al caballero mientras pensaba en alguna solución posible, a estas alturas esa furia no era causada por mi magia de voz, tenía que haber algo más en ella que causara tal agresividad -Elen, basta- Dije gastanto mis reservas mágicas para anular mi propia magia si es que aún seguía afectándola y aquel grito le dio una pista -¿A quién se refiere?- Pensé sin decir nada, definitivamente hablaba con alguien más, durante un instante había retrocedido para calmarse pero luchaba contra algo más que mi magia de voz ¿Contra qué?
Definitivamente era momento de ponerse serios -Quédate atrás- Dije a Alister en tono serio -No la lastimaré, no más de lo que se lastima a sí misma- Le dije para calmarlo mientras avanzaba hacia ella en lentos pasos con las manos al frente -Vamos Elen, eres más fuerte que eso- Continué avanzando hacia ella con ambas manos al frente hasta que estuve a una distancia tan corta como para intentar capturarla, uno más en la larga lista de errores de esa noche, en el esfuerzo por atrapar su ropa mi mano al buscar su pecho tropezó con el medallón haciéndome dar un grito de dolor y espanto, retiré la mano y di un salto hacia atrás con la vista un poco borrosa pero sacudí la cabeza de prisa para recomponerme.
No tenía idea de qué rayos había sentido al tocar esa cosa pero era realmente aterrador, ni siquiera en Terpoli había sentido algo tan maligno y aterrador, como si hubiera una legión de almas atrapadas dentro, sufriendo y odiando a la vez, sufriendo y odiando -Elen, no dejes que te controle ni trates de controlarlo- Dije sin entender yo mismo mi propia idea, definitivamente debía explicarlo mejor -No luches, no luches- Repetí mientras la mujer se lanzaba sobre mí sin piedad alguna, tomé sus brazos mientras ambos íbamos a dar al piso pero flexionando las rodillas conseguí apoyar los pies en su abdomen para luego repelerla hacia atrás al tiempo que intentaba no perderla de vista ni un instante -No sé qué es esa cosa- Señalé su collar -O por qué lo llevas- Realmente no tenía idea -Pero parece que es tu decisión así que debes negociar- Poco a poco comenzaba a tomar forma el argumento -No puedes dejar que haga lo que desea, pero tampoco dejará que tú lo hagas, debes encontrar un punto medio, negociar, darle algo a cambio tal vez- Imaginaba lo que podría pedir, con semejante agresividad debería querer sangre, muerte, destrucción pero ¿Por qué?
Mi pequeño instante de reflexión me costó un par de cortes en mi camisa favorita, sin mencionar las líneas rojas que ahora se dibujaban en mi abdomen y que de no haberme movido hacia atrás ahora serían una cascada de vísceras -Si quieres usar esa furia a tu favor, tal vez debas dar algo a cambio- Uno, dos, tres pasos atrás me alejaron de ella pero de nuevo venía sobre mí para volverme trozos de vampiro -Dale un poco de lo que quiere y tal vez te dé un poco de lo que quieres- No sabía si tal cosa funcionaba con lo que fuera que luchara mi compañera de gremio pero funcionaba con personas y no estaba de más intentar, de momento solo me preocupaba que lastimar a Elen solo significaba fortalecer a lo que fuera que causaba esa furia desmedida en ella -Encuentra un punto medio entre lo que quieres y lo que quiere esa cosa- En este momento solo podía poner a prueba la voluntad de la exbruja, por lo que me quedé de pie frente a ella, en guardia y con los puños al frente, listo para bloquearla o ser doblegado según la fuerza de su ataque ¿Conseguiría ella detenerse antes?
Bio
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Re: El poder de la sangre [Enfrentamiento] [Bio - Elen] [Cerrado]
- ¡Mátalos! ¿Para qué los necesitas teniéndonos a nosotros? - exclamó una de las almas, haciendo resonar su voz dentro de la cabeza de la vampira, que mantenía los ojos fuertemente cerrados. Las demás no tardaron en unirse para instarla a atacar de nuevo, y cuando volvió a escuchar a Víctor su razón y su instinto estaban en plena batalla por tomar el control. La magia del moreno ya no le afectaba, no podía calmarla, su ansia de matar era demasiado fuerte para ello, pero una parte seguía resistiendo, aquella que había visto por unos instantes al dragón tras haberlo atacado, la que recordaba que una vez más se estaba dejando arrastrar hacia la oscuridad y eso podía costarle la vida al hombre al que amaba.
En el pasado Alister ya se había arriesgado en más de una ocasión para detenerla cuando los prisioneros de su reliquia conseguían nublarle el juicio, y había resultado herido por interponerse entre la joven y su objetivo, pero allí seguía, sin apartarse de ella aun sabiendo que su vida podía correr peligro. El cazador confiaba en ser capaz de hacerla reaccionar siempre que fuese necesario, pero con su reciente transformación las cosas se habían complicado, Elen ya no era la misma y su relación con las almas del medallón no hacía sino fortalecerse, creando un vínculo que quizá pudiese darle algo más de poder, pero que en su opinión, era dañino.
Desde el rincón de la sala en que había terminado tras quitarse de encima a la de cabellos cenicientos, las alargadas pupilas del reptil siguieron los movimientos de Bio, que con las manos en alto comenzó a acercarse a la criatura de la noche, cometiendo el error de intentar atraparla en cuanto la tuvo a su alcance. Un grito de espanto salió de la garganta del moreno en cuanto su mano entró en contacto con la reliquia, probablemente por haber sentido la enorme maldad que albergaba, pero eso no fue todo. La vampira abrió los ojos y saltó de forma instintiva contra su maestro, poniendo la seguridad de sus aliadas por encima de lo demás, ya que dependían totalmente de ella para entrar y salir del medallón.
Aún con las garras de sombra, la benjamina de los Calhoun trató de herir al que consideraba su oponente, pero éste fue lo suficientemente rápido como para sujetarle los brazos y enviarla hacia atrás valiéndose del impulso de sus piernas, lo que provocó que la joven diese con sus huesos contra la pared que hacía tan solo unos instantes había golpeado. Terminó sentada, con la espalda apoyada en la fría piedra y una mueca de frustración en el rostro, pero no se quedó allí por mucho tiempo, enseguida se puso en pie para volver a la carga, sin hacer caso a lo que Víctor le decía. - ¡No le escuches! ¡Acaba con él! - seguían gritando las voces, pero la señora de sombras no decidió saltar de inmediato sobre su víctima, en vez de eso se quedó observándolo durante unos segundos.
El hombre que tenía ante sí ya no era ni remotamente parecido a Vladimir, no, el efecto de la magia del informante se había esfumado por completo, hecho que la hizo dudar un poco, aunque finalmente volvió a avanzar hacia él, movida únicamente por la sed de sangre que le transmitían sus aliadas. A punto estuvo de rajarle el vientre y esparcir sus órganos por todo el suelo de la taberna, pero Bio retrocedió en el momento preciso para que aquel corte fatal quedase solo en unos rasguños. - ¡Déjanos salir! Nosotros nos ocuparemos de él por ti. - pidieron las almas, aunque con un silencio significativo entre ellas, la que parecía estar en una posición más alta de la jerarquía seguía sin intervenir, quizá esperando a ver cómo se desarrollaban los acontecimientos.
- ¡Elen no lo hagas! ¡Víctor no es tu enemigo! - soltó Alister, al ver que se acercaba peligrosamente al moreno y con las afiladas garras alzadas. Las palabras del dragón y del propio vampiro se colaron entonces en su cabeza, por entre los gritos que le llegaban de la reliquia. Todo se reducía a una lucha por el control, había sido así desde que aceptó el cargo de centinela y lo que ello conllevaba, la oscuridad que colgaba de su cuello de forma permanente y trataba de corromperla, tal como les había pasado a Amaterasu y Vladimir. “Tu amuleto solar es el que más almas oscuras contiene, así que el proceso de corrupción puede ir más rápido en ti.” Esas habían sido las palabras de Tarivius al referirse a su colgante, y como estaba comprobando, su predecesor tenía toda la razón.
No podía compararse con ninguno de sus hermanos, que habían tenido bastante tiempo antes de verse afectados, Melena Blanca ni siquiera había sucumbido aún a pesar de llevar una década como protector de los reinos del este, pero para ella la arena del reloj se vaciaba mucho más rápido, no tendría ni los diez años del hombre bestia. - ¡Vamos! ¡Déjanos salir! - insistieron otra vez, consiguiendo que una punzada le recorriese la sien izquierda. La de ojos verdes se detuvo repentinamente, con el cuerpo totalmente tenso, miró a su supuesto adversario y no vio más que un rostro conocido, un amigo, que intentaba apelar a su razón para que buscase un término medio entre lo que ella quería y lo que deseaban los prisioneros de su medallón.
Sin embargo, aquello no era posible ya que sus aliadas requerían sangre, una que no estaba dispuesta a entregarles. - Se acabó. - musitó, mientras sus garras desaparecían. Con el rostro contraído a causa de la batalla que se estaba librando en su interior, y del cansancio que la misma le provocaba, Elen alzó rápidamente una mano hacia la cadena que le rodeaba el cuello y la aferró con fuerza, consciente de que si se la quitaba todo terminaría. - ¡No! - escuchó gritar al dragón, cuando a punto estaba de arrojar el colgante contra el suelo. Alister sabía lo que le pasaba a la joven si se quedaba sin la protección de aquel objeto, la maldición que los jinetes le habían impuesto regresaba con más fuerza y la sumía en una febril inconsciencia de la que no podía salir, atrapándola en una pesadilla que solo se detenía volviendo a ponerle el medallón, no quería pasar por eso de nuevo.
- ¡Basta! - intervino con sequedad una potente voz en cuanto la plateada cadena comenzó a resbalar por entre los dedos de la benjamina de los Calhoun, la de aquella sombra que se había mantenido al margen durante los últimos minutos. Los ojos de la centinela se posaron sobre el artefacto, el resto de las almas de pronto, se habían callado. - Déjame salir, tenemos que hablar. - pidió, y a pesar de sus dudas, la de cabellos cenicientos accedió. Las sombras la envolvieron casi por completo y de ellas surgió una negra estela de humo, que al tocar el suelo de la estancia tomó forma e ignorando al par de hombres, se situó frente a ella.
- Esto no nos lleva a ninguna parte, tú nos necesitas y nosotros a ti… - dijo la criatura, un ser de más de dos metros de alto que poseía largas y afiladas garras y tenía por cabeza un cráneo de animal, aunque le costó admitir lo último. - Ya es hora de que aprendamos a colaborar como iguales, sin trucos ni manipulaciones. - prosiguió, observando desde arriba a su interlocutora. - Conoces nuestro deseo de matar y sabes que te podría ser útil dentro de los muros de la ciudad a la que te diriges, has visto las nubes, sabes que vienen… nosotros podemos ayudarte, pero tienes que aceptarnos tal y como somos, debes vernos como tus aliados y dejar que saciemos nuestras ansias. - soltó, mostrándose mucho más razonable que sus compañeros.
- ¿Cuál es mi parte del trato? ¿Qué debo hacer para que dejéis de intentar tomar el control? - preguntó Elen, con los ojos clavados en las vacías cuencas del sombrío monstruo. - Invócanos, el medallón es nuestra prisión, permítenos salir cuando te resulte necesario o haya alguien de quien podamos ocuparnos… - contestó, con un deje de malicia en la voz. - Entiendo. - musitó la joven, tomándose unos instantes para reflexionar sobre ello. Sus pasos la conducían a Lunargenta, donde esperaba encontrar a Géminis y Vladimir para vengarse de ambos, la ayuda de aquellos seres podría venirle bien. - De acuerdo, no más trucos ni manipulaciones, aliados. - cedió, volviendo a ponerse la cadena alrededor del cuello.
Si hubiese tenido por cabeza otra cosa se habría visto una sonrisa en el semblante de la bestia, pero su esquelético cráneo no le permitía mostrar expresión alguna, aunque sin duda estaba complacido con el desenlace obtenido. Tras echar un rápido vistazo al dragón y al vampiro, consciente de que no podía atacarlos a ninguno de los dos, su silueta comenzó a desdibujarse para regresar a la reliquia tal como había salido de ella. La benjamina de los Calhoun no supo que decir, pedir perdón se quedaba corto después de lo que sus acompañantes habían tenido que soportar aquella noche.
Off: Habilidade de nivel 6: Llamada a las armas
En el pasado Alister ya se había arriesgado en más de una ocasión para detenerla cuando los prisioneros de su reliquia conseguían nublarle el juicio, y había resultado herido por interponerse entre la joven y su objetivo, pero allí seguía, sin apartarse de ella aun sabiendo que su vida podía correr peligro. El cazador confiaba en ser capaz de hacerla reaccionar siempre que fuese necesario, pero con su reciente transformación las cosas se habían complicado, Elen ya no era la misma y su relación con las almas del medallón no hacía sino fortalecerse, creando un vínculo que quizá pudiese darle algo más de poder, pero que en su opinión, era dañino.
Desde el rincón de la sala en que había terminado tras quitarse de encima a la de cabellos cenicientos, las alargadas pupilas del reptil siguieron los movimientos de Bio, que con las manos en alto comenzó a acercarse a la criatura de la noche, cometiendo el error de intentar atraparla en cuanto la tuvo a su alcance. Un grito de espanto salió de la garganta del moreno en cuanto su mano entró en contacto con la reliquia, probablemente por haber sentido la enorme maldad que albergaba, pero eso no fue todo. La vampira abrió los ojos y saltó de forma instintiva contra su maestro, poniendo la seguridad de sus aliadas por encima de lo demás, ya que dependían totalmente de ella para entrar y salir del medallón.
Aún con las garras de sombra, la benjamina de los Calhoun trató de herir al que consideraba su oponente, pero éste fue lo suficientemente rápido como para sujetarle los brazos y enviarla hacia atrás valiéndose del impulso de sus piernas, lo que provocó que la joven diese con sus huesos contra la pared que hacía tan solo unos instantes había golpeado. Terminó sentada, con la espalda apoyada en la fría piedra y una mueca de frustración en el rostro, pero no se quedó allí por mucho tiempo, enseguida se puso en pie para volver a la carga, sin hacer caso a lo que Víctor le decía. - ¡No le escuches! ¡Acaba con él! - seguían gritando las voces, pero la señora de sombras no decidió saltar de inmediato sobre su víctima, en vez de eso se quedó observándolo durante unos segundos.
El hombre que tenía ante sí ya no era ni remotamente parecido a Vladimir, no, el efecto de la magia del informante se había esfumado por completo, hecho que la hizo dudar un poco, aunque finalmente volvió a avanzar hacia él, movida únicamente por la sed de sangre que le transmitían sus aliadas. A punto estuvo de rajarle el vientre y esparcir sus órganos por todo el suelo de la taberna, pero Bio retrocedió en el momento preciso para que aquel corte fatal quedase solo en unos rasguños. - ¡Déjanos salir! Nosotros nos ocuparemos de él por ti. - pidieron las almas, aunque con un silencio significativo entre ellas, la que parecía estar en una posición más alta de la jerarquía seguía sin intervenir, quizá esperando a ver cómo se desarrollaban los acontecimientos.
- ¡Elen no lo hagas! ¡Víctor no es tu enemigo! - soltó Alister, al ver que se acercaba peligrosamente al moreno y con las afiladas garras alzadas. Las palabras del dragón y del propio vampiro se colaron entonces en su cabeza, por entre los gritos que le llegaban de la reliquia. Todo se reducía a una lucha por el control, había sido así desde que aceptó el cargo de centinela y lo que ello conllevaba, la oscuridad que colgaba de su cuello de forma permanente y trataba de corromperla, tal como les había pasado a Amaterasu y Vladimir. “Tu amuleto solar es el que más almas oscuras contiene, así que el proceso de corrupción puede ir más rápido en ti.” Esas habían sido las palabras de Tarivius al referirse a su colgante, y como estaba comprobando, su predecesor tenía toda la razón.
No podía compararse con ninguno de sus hermanos, que habían tenido bastante tiempo antes de verse afectados, Melena Blanca ni siquiera había sucumbido aún a pesar de llevar una década como protector de los reinos del este, pero para ella la arena del reloj se vaciaba mucho más rápido, no tendría ni los diez años del hombre bestia. - ¡Vamos! ¡Déjanos salir! - insistieron otra vez, consiguiendo que una punzada le recorriese la sien izquierda. La de ojos verdes se detuvo repentinamente, con el cuerpo totalmente tenso, miró a su supuesto adversario y no vio más que un rostro conocido, un amigo, que intentaba apelar a su razón para que buscase un término medio entre lo que ella quería y lo que deseaban los prisioneros de su medallón.
Sin embargo, aquello no era posible ya que sus aliadas requerían sangre, una que no estaba dispuesta a entregarles. - Se acabó. - musitó, mientras sus garras desaparecían. Con el rostro contraído a causa de la batalla que se estaba librando en su interior, y del cansancio que la misma le provocaba, Elen alzó rápidamente una mano hacia la cadena que le rodeaba el cuello y la aferró con fuerza, consciente de que si se la quitaba todo terminaría. - ¡No! - escuchó gritar al dragón, cuando a punto estaba de arrojar el colgante contra el suelo. Alister sabía lo que le pasaba a la joven si se quedaba sin la protección de aquel objeto, la maldición que los jinetes le habían impuesto regresaba con más fuerza y la sumía en una febril inconsciencia de la que no podía salir, atrapándola en una pesadilla que solo se detenía volviendo a ponerle el medallón, no quería pasar por eso de nuevo.
- ¡Basta! - intervino con sequedad una potente voz en cuanto la plateada cadena comenzó a resbalar por entre los dedos de la benjamina de los Calhoun, la de aquella sombra que se había mantenido al margen durante los últimos minutos. Los ojos de la centinela se posaron sobre el artefacto, el resto de las almas de pronto, se habían callado. - Déjame salir, tenemos que hablar. - pidió, y a pesar de sus dudas, la de cabellos cenicientos accedió. Las sombras la envolvieron casi por completo y de ellas surgió una negra estela de humo, que al tocar el suelo de la estancia tomó forma e ignorando al par de hombres, se situó frente a ella.
- Esto no nos lleva a ninguna parte, tú nos necesitas y nosotros a ti… - dijo la criatura, un ser de más de dos metros de alto que poseía largas y afiladas garras y tenía por cabeza un cráneo de animal, aunque le costó admitir lo último. - Ya es hora de que aprendamos a colaborar como iguales, sin trucos ni manipulaciones. - prosiguió, observando desde arriba a su interlocutora. - Conoces nuestro deseo de matar y sabes que te podría ser útil dentro de los muros de la ciudad a la que te diriges, has visto las nubes, sabes que vienen… nosotros podemos ayudarte, pero tienes que aceptarnos tal y como somos, debes vernos como tus aliados y dejar que saciemos nuestras ansias. - soltó, mostrándose mucho más razonable que sus compañeros.
- ¿Cuál es mi parte del trato? ¿Qué debo hacer para que dejéis de intentar tomar el control? - preguntó Elen, con los ojos clavados en las vacías cuencas del sombrío monstruo. - Invócanos, el medallón es nuestra prisión, permítenos salir cuando te resulte necesario o haya alguien de quien podamos ocuparnos… - contestó, con un deje de malicia en la voz. - Entiendo. - musitó la joven, tomándose unos instantes para reflexionar sobre ello. Sus pasos la conducían a Lunargenta, donde esperaba encontrar a Géminis y Vladimir para vengarse de ambos, la ayuda de aquellos seres podría venirle bien. - De acuerdo, no más trucos ni manipulaciones, aliados. - cedió, volviendo a ponerse la cadena alrededor del cuello.
Si hubiese tenido por cabeza otra cosa se habría visto una sonrisa en el semblante de la bestia, pero su esquelético cráneo no le permitía mostrar expresión alguna, aunque sin duda estaba complacido con el desenlace obtenido. Tras echar un rápido vistazo al dragón y al vampiro, consciente de que no podía atacarlos a ninguno de los dos, su silueta comenzó a desdibujarse para regresar a la reliquia tal como había salido de ella. La benjamina de los Calhoun no supo que decir, pedir perdón se quedaba corto después de lo que sus acompañantes habían tenido que soportar aquella noche.
Off: Habilidade de nivel 6: Llamada a las armas
- Criatura:
Elen Calhoun
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Re: El poder de la sangre [Enfrentamiento] [Bio - Elen] [Cerrado]
Definitivamente había muchas cosas que no me estaban diciendo y lo que fuera que daba aquel aterrador poder a la ex-bruja parecía ir mucho más allá de lo que cualquiera pudiera manejar, por un momento casi pude sentir las garras revolviéndome los intestinos hasta que la voz de Alister me sacó del trance y aunque a estas alturas ya podía imaginar que me odiaba por todo el desastre que había causado, lo cierto es que aún no quería que su compañera regara mis entrañas por todo el lugar.
La joven parecía estar luchando una batalla mucho más difícil de la que el dragón y yo habíamos tenido que soportar, y aparentemente todos estaban al tanto menos yo, pues Alister se alarmó cuando ella intentó deshacerse del medallón diciéndole que no lo hiciera -¿Por qué no?- Pregunté confundido, no entendía el papel que jugaba esa cosa en todo este asunto -Siento que cada vez me deben más explicaciones- Protesté para luego caer presa del asombro -Sí, claro que me las deben- Con los brazos caídos y la boca semiabierta contemplé como aquella masa de sombras se arremolinaba formando una… cosa rara y enorme dispuesta a dialogar con mi compañera de gremio.
Miré con asombro a Alister esperando alguna explicación al respecto pero ciertamente no pretendía que me la diera en ese momento, tampoco Elen parecía estar en condiciones de entregar ninguna explicación acerca de lo que estaba viendo o su relación con ese misterioso medallón que parecía ser la causa de todo; retrocedí un par de pasos por precaución ante la imponente criatura aunque esta se limitó a ignorar a cualquiera que no fuera Elen, con quien sostenía una inquietante conversación, negociaban, tal vez, para lograr la convivencia entre ambas, aunque no imaginaba lo que algo de presencia tan maléfica podía exigir a cambio de sus favores o incluso, lo que tendría que ofrecerles Elen al terminar con la amenaza inminente sobre Lunargenta.
Afortunadamente parecieron llegar a un acuerdo pues la criatura volvió a dispersarse para volver a entrar al medallón en forma de una nube de sombras capaz de erizarle la piel a cualquiera, pero claro que no podía ser tan fácil, Elen había llegado a un acuerdo aunque las circunstancias no nos permitirían ponerlo a prueba al menos por ahora; me dejé caer sentado en el piso para tomar aire y pasar el susto -No sé qué ha sido eso, pero ha sido espeluznante- Comenté a modo de broma para romper la tensión del momento -Cuando todo termine tienes que explicarme qué fue eso- Apoyé las manos en el piso y me recosté sobre mis brazos, herido, cansado y golpeado dudaba que fuera capaz de dar siquiera un paso más, esa última sorpresita me había dejado completamente exhausto -¿Estás bien?- Pregunté a la peliblanca -¿Qué tal tú?- Pregunté a su compañero. En este momento tomarnos un descanso sonaba como un buen plan.
La joven parecía estar luchando una batalla mucho más difícil de la que el dragón y yo habíamos tenido que soportar, y aparentemente todos estaban al tanto menos yo, pues Alister se alarmó cuando ella intentó deshacerse del medallón diciéndole que no lo hiciera -¿Por qué no?- Pregunté confundido, no entendía el papel que jugaba esa cosa en todo este asunto -Siento que cada vez me deben más explicaciones- Protesté para luego caer presa del asombro -Sí, claro que me las deben- Con los brazos caídos y la boca semiabierta contemplé como aquella masa de sombras se arremolinaba formando una… cosa rara y enorme dispuesta a dialogar con mi compañera de gremio.
Miré con asombro a Alister esperando alguna explicación al respecto pero ciertamente no pretendía que me la diera en ese momento, tampoco Elen parecía estar en condiciones de entregar ninguna explicación acerca de lo que estaba viendo o su relación con ese misterioso medallón que parecía ser la causa de todo; retrocedí un par de pasos por precaución ante la imponente criatura aunque esta se limitó a ignorar a cualquiera que no fuera Elen, con quien sostenía una inquietante conversación, negociaban, tal vez, para lograr la convivencia entre ambas, aunque no imaginaba lo que algo de presencia tan maléfica podía exigir a cambio de sus favores o incluso, lo que tendría que ofrecerles Elen al terminar con la amenaza inminente sobre Lunargenta.
Afortunadamente parecieron llegar a un acuerdo pues la criatura volvió a dispersarse para volver a entrar al medallón en forma de una nube de sombras capaz de erizarle la piel a cualquiera, pero claro que no podía ser tan fácil, Elen había llegado a un acuerdo aunque las circunstancias no nos permitirían ponerlo a prueba al menos por ahora; me dejé caer sentado en el piso para tomar aire y pasar el susto -No sé qué ha sido eso, pero ha sido espeluznante- Comenté a modo de broma para romper la tensión del momento -Cuando todo termine tienes que explicarme qué fue eso- Apoyé las manos en el piso y me recosté sobre mis brazos, herido, cansado y golpeado dudaba que fuera capaz de dar siquiera un paso más, esa última sorpresita me había dejado completamente exhausto -¿Estás bien?- Pregunté a la peliblanca -¿Qué tal tú?- Pregunté a su compañero. En este momento tomarnos un descanso sonaba como un buen plan.
Bio
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Re: El poder de la sangre [Enfrentamiento] [Bio - Elen] [Cerrado]
- Espeluznante, sí. - admitió, nada más escuchar el comentario del moreno. Podía definirse a sí misma con aquella palabra, al fin y al cabo acababa de firmar una alianza con unos seres de lo más tenebrosos. - No te preocupes, estaré bien. ¿Tú cómo te encuentras? - añadió al poco, mientras se acercaba a una de las pocas mesas que había quedado en su sitio para sentarse encima de la misma. - Espero no haberos hecho daño, siento que hayáis tenido que pasar por esto. - dijo a modo de disculpa, pasando su mirada de Víctor al dragón. Alister cambió de forma y se situó a su lado, apoyándose ligeramente contra la madera y cruzando los brazos sobre el pecho. - Mi coraza sigue intacta. - respondió para tranquilizarla.
- Después de lo que has hecho por mí te debo una explicación. - comenzó a hablar de nuevo, con los verdes ojos clavados en el informante. - ¿Recuerdas aquella vez que nos cruzamos en Dundarak? Tuvimos una pelea con una de las encantadoras de la logia y al final tocó huir. - rememoró, trayendo a su mente las imágenes de aquel día. - Ibas con un ladrón, Lazid creo que se llamaba, y tras abandonar la ciudad nos reunimos en una cabaña apartada. - prosiguió sin detenerse. - Él me entregó el collar por el que se había iniciado el conflicto y tú el frasco de polvo de estrellas, lo que no me dio tiempo de explicarte entonces era para qué lo necesitaba. Hace más o menos cuatro años me maldijeron, luché durante casi tres contra ello creyendo que no podía hacer nada al respecto pero me equivocaba. - reveló, uniendo las manos sobre su regazo.
- Por suerte encontré a un hechicero que me prestó su ayuda, me envió a reunir algunos objetos para crear una especie de amuleto, algo que me protegiese, y entre ellos estaban tanto el colgante como tu pócima. - continuó, bajando la vista al medallón solar, que ahora asomaba por fuera de su camisa. - Eso me ayudó a mantener a raya los efectos de la maldición pero tenía un precio, cargar con toda la oscuridad que encierra, lo que has visto es solo una de las almas que viven dentro. Escucho sus voces en mi cabeza, su sed de sangre y muerte no parece tener límites… pero busco la forma de lidiar con ello por el simple hecho de que no puedo quitarme la reliquia, si lo hiciese perdería el conocimiento y la fiebre regresaría con más fuerza, junto con las pesadillas. - terminó de confesar, a pesar de que pudiese parecer mala idea dar aquellos detalles acerca de su debilidad.
- Hace un momento estaba dispuesta a hacerlo con tal de no heriros, pero no ha sido necesario. - comentó, demostrando la confianza que depositaba en Víctor y la alta estima en que lo tenía. Alister la miró con algo de tristeza, los jinetes habían unidos sus caminos pero eso no quitaba que le doliese ver sufrir a su compañera. - Los culpables de mi maldición no tardarán en aparecer en este plano para arrasar todo cuanto conocemos, es por eso que he aceptado el trato, para tener alguna oportunidad de vencerles cuando me vuelva a encontrar con ellos. - soltó, para luego guardar silencio y dar al vampiro la oportunidad de expresar lo que se le estuviese pasando por la cabeza.
A una persona normal le resultaría complicado asimilar todo aquello de golpe, pero tratándose de él quizá no fuese el caso, la oscuridad estaba presente en todas partes y tenía muchas formas, puede que ya se hubiese topado con ella. - No creo que sea buena idea continuar con el entrenamiento esta noche, volverás a perder las fuerzas. - musitó Alister, inclinándose ligeramente hacia ella. Elen se limitó a asentir, a pesar de que le gustaría seguir practicando algunas de sus habilidades el cazador tenía toda la razón, ya se habían arriesgado bastante, era hora de dar por finalizado su adiestramiento.
- Seguiré por mi cuenta, lejos de la gente para que no haya heridos. Gracias Víctor, estoy en deuda contigo. - intervendría la joven en cuanto la conversación acabase. Tras esto la pareja encaminaría sus pasos hacia el exterior, aún tenían tiempo suficiente para llegar a Lunargenta antes del amanecer, y después de semanas de acampar al raso o en cuevas la idea de dormir sobre una cama en vez de hacerlo en el suelo se les antojaba de lo más apetecible.
- Después de lo que has hecho por mí te debo una explicación. - comenzó a hablar de nuevo, con los verdes ojos clavados en el informante. - ¿Recuerdas aquella vez que nos cruzamos en Dundarak? Tuvimos una pelea con una de las encantadoras de la logia y al final tocó huir. - rememoró, trayendo a su mente las imágenes de aquel día. - Ibas con un ladrón, Lazid creo que se llamaba, y tras abandonar la ciudad nos reunimos en una cabaña apartada. - prosiguió sin detenerse. - Él me entregó el collar por el que se había iniciado el conflicto y tú el frasco de polvo de estrellas, lo que no me dio tiempo de explicarte entonces era para qué lo necesitaba. Hace más o menos cuatro años me maldijeron, luché durante casi tres contra ello creyendo que no podía hacer nada al respecto pero me equivocaba. - reveló, uniendo las manos sobre su regazo.
- Por suerte encontré a un hechicero que me prestó su ayuda, me envió a reunir algunos objetos para crear una especie de amuleto, algo que me protegiese, y entre ellos estaban tanto el colgante como tu pócima. - continuó, bajando la vista al medallón solar, que ahora asomaba por fuera de su camisa. - Eso me ayudó a mantener a raya los efectos de la maldición pero tenía un precio, cargar con toda la oscuridad que encierra, lo que has visto es solo una de las almas que viven dentro. Escucho sus voces en mi cabeza, su sed de sangre y muerte no parece tener límites… pero busco la forma de lidiar con ello por el simple hecho de que no puedo quitarme la reliquia, si lo hiciese perdería el conocimiento y la fiebre regresaría con más fuerza, junto con las pesadillas. - terminó de confesar, a pesar de que pudiese parecer mala idea dar aquellos detalles acerca de su debilidad.
- Hace un momento estaba dispuesta a hacerlo con tal de no heriros, pero no ha sido necesario. - comentó, demostrando la confianza que depositaba en Víctor y la alta estima en que lo tenía. Alister la miró con algo de tristeza, los jinetes habían unidos sus caminos pero eso no quitaba que le doliese ver sufrir a su compañera. - Los culpables de mi maldición no tardarán en aparecer en este plano para arrasar todo cuanto conocemos, es por eso que he aceptado el trato, para tener alguna oportunidad de vencerles cuando me vuelva a encontrar con ellos. - soltó, para luego guardar silencio y dar al vampiro la oportunidad de expresar lo que se le estuviese pasando por la cabeza.
A una persona normal le resultaría complicado asimilar todo aquello de golpe, pero tratándose de él quizá no fuese el caso, la oscuridad estaba presente en todas partes y tenía muchas formas, puede que ya se hubiese topado con ella. - No creo que sea buena idea continuar con el entrenamiento esta noche, volverás a perder las fuerzas. - musitó Alister, inclinándose ligeramente hacia ella. Elen se limitó a asentir, a pesar de que le gustaría seguir practicando algunas de sus habilidades el cazador tenía toda la razón, ya se habían arriesgado bastante, era hora de dar por finalizado su adiestramiento.
- Seguiré por mi cuenta, lejos de la gente para que no haya heridos. Gracias Víctor, estoy en deuda contigo. - intervendría la joven en cuanto la conversación acabase. Tras esto la pareja encaminaría sus pasos hacia el exterior, aún tenían tiempo suficiente para llegar a Lunargenta antes del amanecer, y después de semanas de acampar al raso o en cuevas la idea de dormir sobre una cama en vez de hacerlo en el suelo se les antojaba de lo más apetecible.
Elen Calhoun
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Re: El poder de la sangre [Enfrentamiento] [Bio - Elen] [Cerrado]
Tenía algunas heridas y algunos golpes, pero nada del otro mundo, cosas que con presión y algunos vendajes pasarían a ser historia -Estoy bien, no te preocupes- Sonreí para calmarla -Creeme, peores cosas me han pasado- Miré al dragón que enseguida nos puso al tanto de su buen estado; estaba seguro desde que nos encontramos aquella vez en Dundarak, que la peliblanca andaba metida en problemas muy graves e incluso sentí pena al no haberle preguntado aunque ciertamente yo mismo había terminado en otros problemas a causa de esa incursión, lo que no imaginaba es que fuera algo tan grave y tan lejos de cualquier cosa que mi imaginación pudiera llegar a fabricar, asentí con la cabeza indicándole que recordaba y que iba siguiendo la historia que relataba, mi rostro pasó rápidamente de cansado a preocupado al saber todas las cosas que había ignorado en aquella oportunidad, contemplé su collar con algo de temor y cautela ahora sabiendo lo que era capaz de hacer, entendiendo además por qué Alister había estado en contra de dejar que se lo quitara.
Acabar con todo cuanto conocemos es un plan muy ambicioso- Intenté bajar la tensión -Y detenerlos tú sola también lo es- Miré a su compañero -Ustedes solos- Añadí -Es una carga muy grande para ustedes, el peligro que representa para todos es enorme, no olvides que tienes aliados, amigos, a quienes pedir ayuda- Reclamé en tono serio, aunque podía entender que se reservara su lucha para sí misma, seguro con la idea de evitar lastimar a otros -Si luchas sola y pierdes, esos a los que proteges tal vez tengan menos oportunidad de ganar que si luchan a tu lado- A estas alturas parecía un padre sermoneando a una hija, aunque ciertamente tendría al menos unas 5 veces su edad así que me sentía con el derecho pues en comparación a mi edad ella era como una adolescente llena de acné y rebeldía.
Pese a todo, y aunque no podía ayudarla directamente y debía dejarla ir por su cuenta, esperaba al menos poder hacer algo que le sirviera en su aventura, levanté la vista al techo pensando en algo que le pudiera ser útil y recordé entonces que si iba a enfrentar cosas poderosas, necesitaría algo que pudiera hacer mucho daño, así que sin más me dirigí hacia una de las mesas cercanas donde saqué uno de los pocos pergaminos que me había llevado encima en caso de alguna eventualidad -Entiendo, yo también estoy agotado, ya no aguanto ninguna otra sorpresa sombría- Dije a modo de broma mientras tomaba unas gotas de mi sangre y las mezclaba con unas gotas de tinta mágica de mi taller para escribir sobre el pergamino “Έκπληξη” y luego poner mi mano sobre él para imbuir algo de magia.
Formé un pequeño cilindro de papel para luego entregarlo a mi compañera en sus manos -Necesitarás toda la ayuda posible, llévate esto, puede que te sea útil- Aunque parecía un simple pergamino enrollado, era mucho más que eso -Una vez que lo abras, tardará 5 segundos en generar una buena explosión, así que procura alejarte rápido- Sin más cuidado me senté sobre la mesa para mirar el desastre que habíamos hecho en ese lugar -Tengan cuidado- Dije a ambos intentando ocultar mi rostro de preocupación -Y no olvides alimentarte correctamente, eres lo que comes, no lo olvides- Dije casi entre gritos mientras los veía cruzar la puerta. Yo por otro lado tenía trabajo que hacer, y es que nadie quiere despertar y encontrar su taberna hecha un desastre, así que dedicaría al menos un par de horas tratando de limpiar y dejar todo en su sitio antes que el sol me atrapara ahí de nuevo.
Di un vistazo a la sala que había quedado hecha un desastre, siendo lo más preocupante las cosas que se habían roto -Supongo que no echará de menos un par de mesas… y algunas sillas- Pensé mientras frotaba mi barbilla con el dedo pulgar, intentaba concentrarme en la limpieza pero no conseguía apartar de mi mente la preocupación por lo que pudiera suceder con la peliblanca -Espero que estén bien- Musité al tiempo que me impulsaba con las piernas hacia adelante para bajar de la mesa y comenzar a ordenar todo el desastre, me esperaba un rato largo antes de abandonar ese lugar.
[-] Subrayado el uso de mi profesión primaria ARCANOS para fabricar un Pergamino explosivo mayor que luego doy como regalo a Elen, en cuanto Ansur lo haga oficial en mi taller podrás añadirlo a tu inventario. Acabar con todo cuanto conocemos es un plan muy ambicioso- Intenté bajar la tensión -Y detenerlos tú sola también lo es- Miré a su compañero -Ustedes solos- Añadí -Es una carga muy grande para ustedes, el peligro que representa para todos es enorme, no olvides que tienes aliados, amigos, a quienes pedir ayuda- Reclamé en tono serio, aunque podía entender que se reservara su lucha para sí misma, seguro con la idea de evitar lastimar a otros -Si luchas sola y pierdes, esos a los que proteges tal vez tengan menos oportunidad de ganar que si luchan a tu lado- A estas alturas parecía un padre sermoneando a una hija, aunque ciertamente tendría al menos unas 5 veces su edad así que me sentía con el derecho pues en comparación a mi edad ella era como una adolescente llena de acné y rebeldía.
Pese a todo, y aunque no podía ayudarla directamente y debía dejarla ir por su cuenta, esperaba al menos poder hacer algo que le sirviera en su aventura, levanté la vista al techo pensando en algo que le pudiera ser útil y recordé entonces que si iba a enfrentar cosas poderosas, necesitaría algo que pudiera hacer mucho daño, así que sin más me dirigí hacia una de las mesas cercanas donde saqué uno de los pocos pergaminos que me había llevado encima en caso de alguna eventualidad -Entiendo, yo también estoy agotado, ya no aguanto ninguna otra sorpresa sombría- Dije a modo de broma mientras tomaba unas gotas de mi sangre y las mezclaba con unas gotas de tinta mágica de mi taller para escribir sobre el pergamino “Έκπληξη” y luego poner mi mano sobre él para imbuir algo de magia.
Formé un pequeño cilindro de papel para luego entregarlo a mi compañera en sus manos -Necesitarás toda la ayuda posible, llévate esto, puede que te sea útil- Aunque parecía un simple pergamino enrollado, era mucho más que eso -Una vez que lo abras, tardará 5 segundos en generar una buena explosión, así que procura alejarte rápido- Sin más cuidado me senté sobre la mesa para mirar el desastre que habíamos hecho en ese lugar -Tengan cuidado- Dije a ambos intentando ocultar mi rostro de preocupación -Y no olvides alimentarte correctamente, eres lo que comes, no lo olvides- Dije casi entre gritos mientras los veía cruzar la puerta. Yo por otro lado tenía trabajo que hacer, y es que nadie quiere despertar y encontrar su taberna hecha un desastre, así que dedicaría al menos un par de horas tratando de limpiar y dejar todo en su sitio antes que el sol me atrapara ahí de nuevo.
Di un vistazo a la sala que había quedado hecha un desastre, siendo lo más preocupante las cosas que se habían roto -Supongo que no echará de menos un par de mesas… y algunas sillas- Pensé mientras frotaba mi barbilla con el dedo pulgar, intentaba concentrarme en la limpieza pero no conseguía apartar de mi mente la preocupación por lo que pudiera suceder con la peliblanca -Espero que estén bien- Musité al tiempo que me impulsaba con las piernas hacia adelante para bajar de la mesa y comenzar a ordenar todo el desastre, me esperaba un rato largo antes de abandonar ese lugar.
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