Despertar de los espantos [trabajo][Ircan-Nuria]
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Despertar de los espantos [trabajo][Ircan-Nuria]
Off: Antes que nada, esto se desarrolla en las Afueras de la Base de los Bio
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Habían sido semas duras para la criada, aunque no estuviera en ella, se estaba adaptando a la vida en los caminos. Ircan y Toro le hacían las cosas más sencillas, aunque el tópico de dormir a la intemperie la mayoría del tiempo, no era algo que le sentara muy bien. Por lo general terminaba sin dormir, hecha un ovillo sobre los remanentes de una fogata que, no solo le hacía sudar, sino que además le manchaba el cuerpo con tizne. Prefería estar sucia y pasar más calor en pleno verano, que temer al ataque nocturno de alguna bestia terrible y hambrienta, o hambrienta y terrible. Compartir los caminos con sus amigos también había probado tener una contracara y ser una tarea, cuanto menos, dura. Toro siempre estaba alegre, insufriblemente feliz. Ircan por otro lado, era un joven de su misma edad, un hombre. El hecho de que nuevas experiencias estuviesen borrando sus malos recuerdos de la residencia vampírica solo complicaba las cosas con el licántropo.
-Nyan nyo Nuris, ese rumor tiene añyos. Esos tontos están locos si creen que van a encontrarlo- afirmó el hombre gato, intentando borrarle las ideas que sabía, la criada se estaba haciendo. El hombre bestia conocía a la criada como el reverso de sus manos y no le hacía gracia que se le metieran ideas de perseguir misteriosos tesoros ocultos y potencialmente peligrosos mientras él no estuviese allí para cuidarla. Aún no conocía bien al afamado Ircan, pero los canes nunca le habían dado una buena espina.
- Claro Chess, como si me interesara irme de caza por los caminos de Aerandir jaja- pero su risa era inventada, sus ideas estaban lejos, en recónditos lugares donde tesoros más allá de lo que podía calcular yacían esperando la resolución lógica de los misterios que los ocultaban. El hombre gato se terminó su trago y la instó a salir de la posada. Estaba siendo hora de que Nuria se fuera con sus famosos “Ircan y Toro” –sentía cierta antipatía por el desconocido que ocupaba gran parte de las anécdotas de su amiga- sin embargo, era necesario sacar a la humana de allí antes de que quisiera enlistarse en la partida de caza de tesoros. Él la conocía muy bien y sabía que podía llegar a ser más terca que una mula del desierto si algo se le metía entre ceja y ceja. Desafortunadamente, las tablas no estaban a favor del buen Chess, pues llegaron justo a tiempo para ver cómo Ircan cerraba un trato con uno de los reclutadores de los cazadores de tesoros.
Después del momento incómodo, esa misma noche tuvieron una epifanía mientras estaban sentados alrededor del fuego. - ¿Qué tal si lo estamos pensando mal?... Las pistas ¿Ircan puedes repetirlas?- escuchó atentamente a su compañero asintiendo en cada una de ellas - Creo que las zonas que habíamos pensado están mal. Tenemos que continuar al Norte- señaló el mapa y miró a los hombres con un nuevo brillo en sus ojos. - “Un tesoro resguardado por los que no duelen”, debe de estar cerca de los que no sienten- sonrió, como si algo de esa frase tuviese sentido.
Se encontraba esperando a los hombres en el campamento. La comida estaba lista cuando Ircan llegó con la buena noticia. El hombre había dado con lo que buscaban y con la posible entrada pero… no podían ingresar. Nuria se sentó frente a una de las posibles puertas, observando unos dibujos en la piedra. La talla era antigua, pero parecían ser parte de una pista. Los hombres por su parte, habían encontrado algo más.
[Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen] | Roilkat había sido la prueba de fuego para Nuria, desde el punto de vista laboral, pasando por la misma supervivencia, el reencuentro con su pasado, hasta el hecho de afianzar sus lazos con su empleador, y las personas que se relacionaban con él. Antes de salir de la ciudad de interminables arenales, llegó a sus oídos el rumor de un famoso tesoro. Chess se había reído de las personas que comentaban sobre el tema en la posada donde estaba parando el tercio. |
- Claro Chess, como si me interesara irme de caza por los caminos de Aerandir jaja- pero su risa era inventada, sus ideas estaban lejos, en recónditos lugares donde tesoros más allá de lo que podía calcular yacían esperando la resolución lógica de los misterios que los ocultaban. El hombre gato se terminó su trago y la instó a salir de la posada. Estaba siendo hora de que Nuria se fuera con sus famosos “Ircan y Toro” –sentía cierta antipatía por el desconocido que ocupaba gran parte de las anécdotas de su amiga- sin embargo, era necesario sacar a la humana de allí antes de que quisiera enlistarse en la partida de caza de tesoros. Él la conocía muy bien y sabía que podía llegar a ser más terca que una mula del desierto si algo se le metía entre ceja y ceja. Desafortunadamente, las tablas no estaban a favor del buen Chess, pues llegaron justo a tiempo para ver cómo Ircan cerraba un trato con uno de los reclutadores de los cazadores de tesoros.
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En las afueras de Vulwulfar la joven atacó a Toro con una rama. La tensión ya era palpable en ella, sus ojeras denotaban noches en vela, su actitud cada vez más dura era la prueba de que la búsqueda del tesoro se había vuelto algo personal para ella. Ya habían recorrido muchas locaciones, explorado varios montículos y pequeños cerros que coincidían con la descripción que les habían dado. El que fuera en los exteriores de una gran ciudad no hacía el trabajo precisamente más sencillo. Nuria se había metido a bañar en una charca, absorta con sus ideas, cuando el ruidoso Toro apareció desnudo con sus cuestiones al aire. Nuria gritó y miró a otro lado, pero el intento del hombre bestia en calmarla resultó en un fallo total. La joven terminó por arrancar una rama de un árbol cercano y perseguirle como si su vida dependiera de ello. A eso sumarle la repentina aparición de Ircan. | [Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen] |
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Después del momento incómodo, esa misma noche tuvieron una epifanía mientras estaban sentados alrededor del fuego. - ¿Qué tal si lo estamos pensando mal?... Las pistas ¿Ircan puedes repetirlas?- escuchó atentamente a su compañero asintiendo en cada una de ellas - Creo que las zonas que habíamos pensado están mal. Tenemos que continuar al Norte- señaló el mapa y miró a los hombres con un nuevo brillo en sus ojos. - “Un tesoro resguardado por los que no duelen”, debe de estar cerca de los que no sienten- sonrió, como si algo de esa frase tuviese sentido.
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[Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen] | En las afueras de la Base de los Bio su actitud volvió a cambiar. Estaban en la etapa final del viaje, podía sentir en su ser que esta vez no se equivocarían. Que la entrada estaba cerca… pero eso no era lo que la tenía tan desconcentrada. Pocos minutos atrás habían pasado frente a la casa donde había nacido. Se había negado rotundamente a llegar allí, ni siquiera le prestó atención a sus compañeros y sus argumentos. Solamente quería apartarse del lugar que albergaba tantos recuerdos, y encontrar la montaña que buscaban. Tenía cierta idea de dónde podría estar la misteriosa entrada, pero le resultaba poco creíble el hecho de haberse criado en ese lugar y nunca haber sospechado nada. Era muy propio de ella… Si estaban en lo correcto, el mundo era más misterioso de lo que jamás se hubiera imaginado. |
Se encontraba esperando a los hombres en el campamento. La comida estaba lista cuando Ircan llegó con la buena noticia. El hombre había dado con lo que buscaban y con la posible entrada pero… no podían ingresar. Nuria se sentó frente a una de las posibles puertas, observando unos dibujos en la piedra. La talla era antigua, pero parecían ser parte de una pista. Los hombres por su parte, habían encontrado algo más.
Nuria
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Re: Despertar de los espantos [trabajo][Ircan-Nuria]
Al gremio nos han llegado rumores sobre una actividad extraña sobre ciertos fenómenos extraños. Nuestras fuente no han logrado averiguar el lugar, pero se dice que tiene algo que ver con una extraña montaña y con unas criaturas que han sido catalogadas como espectros. No podemos asegurar que la información sea cierta, y antes de enviar a un agente de mayor envergadura nos gustaría encargarte una misión de reconocimiento del lugar. Tu misión es únicamente reconocer el terreno para obtener unos datos más fiables. No se te da permiso para intervenir en la resolución del problema a no ser que suponga una acción manifiesta en el que se ponga en riesgo la vida de gente inocente.
Para ayudarte, también decirte que hay un rumor que se vincula al anterior. En este caso se habla de una especie de artefacto que permite la vuelta al mundo de los que han cruzado el umbral. Nuestras fuentes citan una frase al respecto “Un tesoro resguardado por los que no duelen”.
Atentamente:
Doña Manuela D'Lamberght
Aquella había sido la carta que había motivado a hacer aquel viaje. La volvía a leer deteniéndome en la parte de que no actué. Para mi suerte Nuria había escuchado el mismo rumor, por lo que pudimos tener acceso de primera mano a una de esas fuentes, pero tampoco nos dijo mucho más de lo que ya sabíamos.
"Ya me he enfrentado a cosas terribles... ¿A cuantas más deberé de hacer frente para que se me tenga en cuenta?" - en cierto modo me molestaba que no confiaran en mi para solucionar los problemas y que sólo fuera los ojos del gremio.
Apoyé la cabeza en una roca cercana acomodándome la capucha para descansar un rato. Nuria estaba dándose un baño y Toro no sabia exactamente que estaba haciendo, recoger leña supuse. Pero no pude descansar durante mucho tiempo, un poderoso grito femenino y los sonidos de golpe me obligaron a ir corriendo al pequeño estanque del que nos habiamos provisto de agua dulce y dónde Nuria se estaba bañando. Espada en mano me encontré a Nuría golpeando a Toro con una rama mientras se cubría lo mejor que podía con sus ropas. Toro recibía los golpes casi sin inmutarse, mientras se disculpaba totalmente desnudo. Me llevé la mano a la cabeza y negué.
-Toro... ponte algo...
La verdad es que hubiese sido una anécdota graciosa, pero Nuria no estaba de muy buen humor. Era comprensible debido a que el trauma de aquella mansión no se había olvidado aún como para bromear con asuntos como aquel. Sin embargo, tras ello Nuria dio con la clave.
-Tienes razón Nuria- dije mirando la pista desde otra perspectiva. - Ya entiendo por donde vas... al norte está la Base de los Bios... los que no duelen... ¡Eres fantástica! - exclamé dándole un fuerte abrazo. - ¡Mañana nos pondremos en marcha!
Al menos los nervios se relajaron tras aquel descubrimiento y cuando llegamos a nuestro destino.
Acampamos fuera de la aldea, pues en primer lugar en esta no había taberna, era demasiado pequeña, y en segundo lugar aquello tranquilizaría más a los aldeanos a la hora de darnos información.
-Espera aquí Nuria, volveremos enseguida.
La aldea estaba prácticamente vacía y se podía sentir el temor en el ambiente cuando a cada paso se cerraban más ventanas y puertas, salvo una; la casa más grande del poblado y que pertenecería al jefe de aquella comunidad.
-¿Qué desean viajeros? - preguntó el hombre con un gesto adusto mientras se apoyaba en un rugoso bastón; gracias a mi oído podía sentir la presencia de al menos cuatro hombres más escondidos.1
- Solo queríamos información... - intenté no mirar a los lados para desvelarme. "¿Por qué tendrán tanto miedo?" Hemos escuchado que en este lugar ocurren cosas extrañas en relación con una montaña, y...
-Nos gustaría echar un vistazo, y solucionar el problema si pagáis bien. - me cortó Toro siguiendo la máxima que el convertir la ayuda en un oficio daba más confianza que el simple altruismo.
El hombre nos examinó de arriba a bajo, sobretodo a Toro, era obvió que imponía más seguridad en aquel trabajo que yo, lo cual también me fastidiaba un poco, ¿por qué la gente siempre optaba por infravalorarme?
-No sois el primer grupo que pregunta... pero ellos no fueran muy amables que digamos... Se asentaron en la casa abandonada de los Nesrin. Menos mal que no han vuelto de allí. - se rascó la barba y relajó su semblante. - Ciertamente parecéis más confiables que ellos y si que nos vendría bien solicitar ese problema... Cada vez las luces son más frecuentes, la gente ya no se acerca ni al bosque por miedo a que los espíritus salgan del Templo de los Susurros, no podemos permitirnos eso, debemos solucionarlo.
- ¿Qué es lo que ocurre exactamente? - inquirí adelantándome a Toro y mirando fijamente a aquel hombre.
-Eso sólo lo saben los fantasmas hijo. - dijo con una sonrisa "¿hijo?" - Mi gente y yo abandonamos el lugar al primer susurro provocado por las paredes de aquel maldito lugar. Después de eso aparecieron las luces en lo alto de la colina. Cada vez son más frecuentes... La gente no duerme tranquila y los más pequeños y ancianos están comenzando a enfermar por la falta de sueño. El miedo les impide conciliar el sueño... - se mordió la lengua mascullando una maldición.
-Deberemos investigar por nuestra cuenta. - asentí en señal de gratitud y me volví. - Vamos Toro.
-Tened cuidado con el otro grupo... No me dieron muy buena espina y estaban muy interesados en el lugar. - nos advirtió el hombre con bastante preocupación.
-¡No se preocupe! Usted tenga preparados los aeros. ¡Lo solucionaremos en un santiament! - exclamó finalizando con una sonrisa.
-¿Pero porqué has hecho que nos contraten? ¡Sabes que no tengo permitido actuar! - le recriminé en un susurro cuando nos alejamos lo suficiente.
-Tu como informante no, pero como aventurero si. Puedes y debes. - me dio una palmada en el hombro que casi me tira al suelo y se adelanto.
Por mi parte aunque acusaba el dolor no pude evitar sonreír ante su ocurrencia.
Durante la comida informamos a Nuria de lo poco que habíamos conseguido, aunque la buena noticia es que sabíamos dónde era el sitio. La cima de la montaña escarpada que daba resguardo al pueblo, en la que al parecer había una especie de templo en cuyo interior había voces extrañas y luces por la noche. El próximo paso era acercarse para intentar obtener algo más solido que nos dijera que estaba pasando.
Aquella misma tarde nos acercamos al lugar citado tras una cansada subida por aquellos caminos de gran pendiente. Tuve que tomarme unos minutos para recobrar el aliento, tiempo en el que Toro aprovechó para adelantarse.
Una vez dentro todo parecía indicar que era un templo antiguo normal. Una pequeña estructura de piedra que se aprovechaba de los propios elementos de la cueva natural y objetos de mueble en piedra como un altar y un púlpito. Mientras Nuria se acercaba ala pared detrás del púlpito yo me acerqué al propio altar. Aquella cosa era extraña, pues parecía que era una pieza ajena a la roca a la que se suponía que estaba ligado.
-Creo que aquí no hay nada jefe... ¿Serán delirios de los aldeanos? - dijo Toro cruzandose de brazos mientras Nuria se entretenía en unas pinturas.
-Demonos un poco más de tiempo... - me acerqué a dónde estaba Nuria y mis agudizados sentidos pudieron percibir una corriente de aire desde el otro lado de la pared1. "Ahí hay algo más."
Me fijé en las pinturas rupestre que Nuria estaba observando... Eran figuras muy simples, pero pude percibir que era una representación del lugar en el que estabamos. Hombres entorno a un altar sobre el que se encontraba un hombre solitario con una especie de cuchillo, que apuntaba a un toro o una vaca que estaba sobre el altar. Pero lo más importante es que detrás del púlpito, también representado, se había pintado una especie de puerta.2
-Toro... - le llamé sin dejar de mirar la pintura mientras en mi mente se formaba una idea. -Súbete en el altar...
-Eso es algo irrespetuoso jefe... - dijo con una pequeña mueca de desagrado.
-Oh por los dioses... no seas crió. Sólo quiero comprobar una cosa... - Toro dio un poderoso buffido pero acabó accediendo a la petición.
Cuando el voluminoso cuerpo del hombre bestia se puso sobre el altar, este se hundió en la piedra al mismo tiempo que el panel con las imágenes se abría ante mi y ante Nuria.2
-¡JA! ¡Ha funcionado! - dije sonriendo mientras agradecía mi suerte.
En ese momento sonaron unos aplausos. Me giré rápidamente para ver como en la entrada de la cueva esperaba una decena de hombres fuertemente armados.
-Te felicito mocoso. - dijo con una sonrisa malévola. - Ahora deja a los profesionales realizar su trabajo.Se inteligente y vete de aquí con vida ahora que puedes.
-Eso siempre suele ser una trampa muy poco ingeniosa. - le respondió Toro desenvainando su mandoble y apuntando con él al lider.
-Concuerdo con mi compañero. - dije imitándole sacando mis espadas. - Nuria entra y busca un lugar seguro. - le susurré colocándome por delante de ella. No iba a permitir que le hicieran daño.
-Que así sea... ¡Que este lugar sea vuestra tumba! - dio una carcajada que retumbo en las paredes de la caverna al mismo tiempo que el sonido de los pies y los gritos de sus secuaces.
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1: Efectos de mi habilidad nivel 2: Sentidos mejorados.
2: Primera dificultad: La entrada del sitio está oculta, con algún extraño mecanismo (luz solar, juego de palancas, placas de presión, etc...) que deberás de superar para entrar al sitio indicado.
"Ya me he enfrentado a cosas terribles... ¿A cuantas más deberé de hacer frente para que se me tenga en cuenta?" - en cierto modo me molestaba que no confiaran en mi para solucionar los problemas y que sólo fuera los ojos del gremio.
Apoyé la cabeza en una roca cercana acomodándome la capucha para descansar un rato. Nuria estaba dándose un baño y Toro no sabia exactamente que estaba haciendo, recoger leña supuse. Pero no pude descansar durante mucho tiempo, un poderoso grito femenino y los sonidos de golpe me obligaron a ir corriendo al pequeño estanque del que nos habiamos provisto de agua dulce y dónde Nuria se estaba bañando. Espada en mano me encontré a Nuría golpeando a Toro con una rama mientras se cubría lo mejor que podía con sus ropas. Toro recibía los golpes casi sin inmutarse, mientras se disculpaba totalmente desnudo. Me llevé la mano a la cabeza y negué.
-Toro... ponte algo...
La verdad es que hubiese sido una anécdota graciosa, pero Nuria no estaba de muy buen humor. Era comprensible debido a que el trauma de aquella mansión no se había olvidado aún como para bromear con asuntos como aquel. Sin embargo, tras ello Nuria dio con la clave.
-Tienes razón Nuria- dije mirando la pista desde otra perspectiva. - Ya entiendo por donde vas... al norte está la Base de los Bios... los que no duelen... ¡Eres fantástica! - exclamé dándole un fuerte abrazo. - ¡Mañana nos pondremos en marcha!
Al menos los nervios se relajaron tras aquel descubrimiento y cuando llegamos a nuestro destino.
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Acampamos fuera de la aldea, pues en primer lugar en esta no había taberna, era demasiado pequeña, y en segundo lugar aquello tranquilizaría más a los aldeanos a la hora de darnos información.
-Espera aquí Nuria, volveremos enseguida.
La aldea estaba prácticamente vacía y se podía sentir el temor en el ambiente cuando a cada paso se cerraban más ventanas y puertas, salvo una; la casa más grande del poblado y que pertenecería al jefe de aquella comunidad.
-¿Qué desean viajeros? - preguntó el hombre con un gesto adusto mientras se apoyaba en un rugoso bastón; gracias a mi oído podía sentir la presencia de al menos cuatro hombres más escondidos.1
- Solo queríamos información... - intenté no mirar a los lados para desvelarme. "¿Por qué tendrán tanto miedo?" Hemos escuchado que en este lugar ocurren cosas extrañas en relación con una montaña, y...
-Nos gustaría echar un vistazo, y solucionar el problema si pagáis bien. - me cortó Toro siguiendo la máxima que el convertir la ayuda en un oficio daba más confianza que el simple altruismo.
El hombre nos examinó de arriba a bajo, sobretodo a Toro, era obvió que imponía más seguridad en aquel trabajo que yo, lo cual también me fastidiaba un poco, ¿por qué la gente siempre optaba por infravalorarme?
-No sois el primer grupo que pregunta... pero ellos no fueran muy amables que digamos... Se asentaron en la casa abandonada de los Nesrin. Menos mal que no han vuelto de allí. - se rascó la barba y relajó su semblante. - Ciertamente parecéis más confiables que ellos y si que nos vendría bien solicitar ese problema... Cada vez las luces son más frecuentes, la gente ya no se acerca ni al bosque por miedo a que los espíritus salgan del Templo de los Susurros, no podemos permitirnos eso, debemos solucionarlo.
- ¿Qué es lo que ocurre exactamente? - inquirí adelantándome a Toro y mirando fijamente a aquel hombre.
-Eso sólo lo saben los fantasmas hijo. - dijo con una sonrisa "¿hijo?" - Mi gente y yo abandonamos el lugar al primer susurro provocado por las paredes de aquel maldito lugar. Después de eso aparecieron las luces en lo alto de la colina. Cada vez son más frecuentes... La gente no duerme tranquila y los más pequeños y ancianos están comenzando a enfermar por la falta de sueño. El miedo les impide conciliar el sueño... - se mordió la lengua mascullando una maldición.
-Deberemos investigar por nuestra cuenta. - asentí en señal de gratitud y me volví. - Vamos Toro.
-Tened cuidado con el otro grupo... No me dieron muy buena espina y estaban muy interesados en el lugar. - nos advirtió el hombre con bastante preocupación.
-¡No se preocupe! Usted tenga preparados los aeros. ¡Lo solucionaremos en un santiament! - exclamó finalizando con una sonrisa.
-¿Pero porqué has hecho que nos contraten? ¡Sabes que no tengo permitido actuar! - le recriminé en un susurro cuando nos alejamos lo suficiente.
-Tu como informante no, pero como aventurero si. Puedes y debes. - me dio una palmada en el hombro que casi me tira al suelo y se adelanto.
Por mi parte aunque acusaba el dolor no pude evitar sonreír ante su ocurrencia.
Durante la comida informamos a Nuria de lo poco que habíamos conseguido, aunque la buena noticia es que sabíamos dónde era el sitio. La cima de la montaña escarpada que daba resguardo al pueblo, en la que al parecer había una especie de templo en cuyo interior había voces extrañas y luces por la noche. El próximo paso era acercarse para intentar obtener algo más solido que nos dijera que estaba pasando.
Aquella misma tarde nos acercamos al lugar citado tras una cansada subida por aquellos caminos de gran pendiente. Tuve que tomarme unos minutos para recobrar el aliento, tiempo en el que Toro aprovechó para adelantarse.
Una vez dentro todo parecía indicar que era un templo antiguo normal. Una pequeña estructura de piedra que se aprovechaba de los propios elementos de la cueva natural y objetos de mueble en piedra como un altar y un púlpito. Mientras Nuria se acercaba ala pared detrás del púlpito yo me acerqué al propio altar. Aquella cosa era extraña, pues parecía que era una pieza ajena a la roca a la que se suponía que estaba ligado.
-Creo que aquí no hay nada jefe... ¿Serán delirios de los aldeanos? - dijo Toro cruzandose de brazos mientras Nuria se entretenía en unas pinturas.
-Demonos un poco más de tiempo... - me acerqué a dónde estaba Nuria y mis agudizados sentidos pudieron percibir una corriente de aire desde el otro lado de la pared1. "Ahí hay algo más."
Me fijé en las pinturas rupestre que Nuria estaba observando... Eran figuras muy simples, pero pude percibir que era una representación del lugar en el que estabamos. Hombres entorno a un altar sobre el que se encontraba un hombre solitario con una especie de cuchillo, que apuntaba a un toro o una vaca que estaba sobre el altar. Pero lo más importante es que detrás del púlpito, también representado, se había pintado una especie de puerta.2
-Toro... - le llamé sin dejar de mirar la pintura mientras en mi mente se formaba una idea. -Súbete en el altar...
-Eso es algo irrespetuoso jefe... - dijo con una pequeña mueca de desagrado.
-Oh por los dioses... no seas crió. Sólo quiero comprobar una cosa... - Toro dio un poderoso buffido pero acabó accediendo a la petición.
Cuando el voluminoso cuerpo del hombre bestia se puso sobre el altar, este se hundió en la piedra al mismo tiempo que el panel con las imágenes se abría ante mi y ante Nuria.2
-¡JA! ¡Ha funcionado! - dije sonriendo mientras agradecía mi suerte.
En ese momento sonaron unos aplausos. Me giré rápidamente para ver como en la entrada de la cueva esperaba una decena de hombres fuertemente armados.
-Te felicito mocoso. - dijo con una sonrisa malévola. - Ahora deja a los profesionales realizar su trabajo.Se inteligente y vete de aquí con vida ahora que puedes.
-Eso siempre suele ser una trampa muy poco ingeniosa. - le respondió Toro desenvainando su mandoble y apuntando con él al lider.
-Concuerdo con mi compañero. - dije imitándole sacando mis espadas. - Nuria entra y busca un lugar seguro. - le susurré colocándome por delante de ella. No iba a permitir que le hicieran daño.
-Que así sea... ¡Que este lugar sea vuestra tumba! - dio una carcajada que retumbo en las paredes de la caverna al mismo tiempo que el sonido de los pies y los gritos de sus secuaces.
________________________________________________________________________________________________________
1: Efectos de mi habilidad nivel 2: Sentidos mejorados.
2: Primera dificultad: La entrada del sitio está oculta, con algún extraño mecanismo (luz solar, juego de palancas, placas de presión, etc...) que deberás de superar para entrar al sitio indicado.
Última edición por Ircan el Dom Oct 07 2018, 14:06, editado 1 vez
Ircan
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Re: Despertar de los espantos [trabajo][Ircan-Nuria]
Ella solía jugar dentro de aquel templo, en las épocas en las que había sido una niña vivaz y llena de energía. Miró las columnas con cierta nostalgia y tocó con la punta de sus dedos el altar, una pequeña sonrisa afloró de sus labios. Mientras vivía con su madre, su única fe había sido la ley del más fuerte, entrenar hasta perder el conocimiento, sobrevivir. Cuando su madre se alejaba durante sus misiones, ella salía a explorar y así fue que aprendió sobre la esperanza, la generosidad y el amor al prójimo. Recorrió con sus dedos la arista del altar, aún estaban las marcas de la daga de su madre cuando la descubrió allí una vez. La niña Nuria no había querido ir a entrenar, decidida a convertirse a la religión que allí se predicaba, la madre, igual de decidida a llevársela, recurrió a su tradicional método de enseñanza. Aunque el presente de la joven hablaba muy bien de su pasado, era muy fuerte para ella estar allí y comprobar que un lugar tan normal, y a la vez significativo para ella, podía ser la puerta de entrada a uno de los más grandes misterios que encontraba en su presente.
Ircan se puso a su lado cuando volvía a mirar la talla y el cuadro. Hizo oídos sordos al buen Toro, en su corazón quería que allí hubiese algo, cualquier cosa que demostrara que las enseñanzas de su madre no eran correctas, que siempre hay algo más allá del camino que ha sido elegido para ti ¿y qué más apropiado que el recinto donde tantas veces se habían enfrentado? Entrecerró los ojos y llevó una mano a la pintura al escuchar al licántropo. Nuria torció la boca y levantó una ceja, más que irrespetuoso parecía un chiste de mal gusto, en la pintura el animal era sacrificado en ese mismo lugar. La humana estimaba mucho al hombre bestia, pero también a Ircan y sabía que no podía decirlo porque sí, tenía que aferrarse a la lógica y experimentar; por esa razón guardó silencio, limitándose a observar. - Lo rompimos- susurró, llevándose las manos a la cabeza. El templo era viejo y ella le había dado mucho uso cuando pequeña, también le había mellado algunas partes, pero el masivo de Toro lo había hecho ceder por completo.
La criada no tuvo tiempo de continuar con sus lamentos, pues una puerta escondida se abrió en la pared a la que habían estado enfrentados. - Hm mmm… sorprendente- murmuró, sus expresión demostraba interés en las causas y efectos de aquel desenlace - Tiene que haber un intrincado sistema de poleas y contrapesos o podría ser algo relacionado con la mecánica, siempre me han parecido fasc…- se encontraba agachada al lado del altar, cuando se dio cuenta que algo no andaba bien. Su burbuja de perpetua felicidad y curiosidad mecánica, estalló al percatarse de la presencia de personas armadas y peligrosas. -Si- respondió decididamente. Se levantó con rapidez y corrió al pasillo que se había abierto ante ellos, le temblaban las rodillas, pero el recuerdo de su madre era tan fuerte allí, que le hizo envalentonar más rápido que en otras ocasiones. El viajar con dos hombres de las armas también le estaba haciendo un poco más inmune a esas situaciones de tensión y violencia. Confiaba en sus amigos y en su capacidad de emparcharlos dada la necesidad.
El pasillo no estaba recubierto como las paredes del templo, evidentemente no estaba hecho para ser visto, sino que era meramente una herramienta de tránsito. La humedad era fuerte, se cubrió la nariz con una manga e intentó buscar infructuosamente un lugar donde esconderse. El corredor parecía interminable y era demasiado oscuro para sus débiles ojos que aún no se adaptaban. Además el suelo estaba resbaloso por una capa de musgo y hongos que se habían criado por el desuso del lugar. A la parte de Nuria que siempre necesitaba ver todo limpio y ordenado se le puso la piel de gallina; a su parte aventurera sin embargo, le parecía excitante. Los sonidos y voces de fuera le hicieron dudar, no quería apartarse de Ircan y Toro, siempre resultaba mal. Vio una antorcha y quiso bajarla para prender fuego, quería usar su claridad para buscar algo que le diera una idea de cómo ayudar allí fuera; pero los dioses del templo parecían tener sus propias ideas puesto que ejercieron su voluntad a través del brazo de la joven. La antorcha resultó ser una palanca que cedió, activando nuevamente el mecanismo de la puerta.
Cuando Nuria se dio cuenta lo que estaba sucediendo, intentó devolver la antorcha/palanca a su lugar, sin lograr un resultado aceptable. Desesperada como estaba, corrió a la puerta, intentando oponerse a su avance. - ¡Ircan! ¡Toro! Rápido…- aunque le echara los restos de sus fuerzas, usando su espalda para ejercer fuerza, o de frente uando sus brazos, la entrada se cerraba inexorablemente. Nuria tenía muy claro que estar del otro lado del pasillo, era la diferencia entre la vida y la muerte.
- Eso fue muy peligroso- comentó, aún sostenida cuidadosamente del brazo de Ircan - Me cuesta creer que esa antorcha sólo era de adorno a la palanca- continuó, tropezándose con sus propios pies. Últimamente su equilibrio andaba bastante malo, se iba hacia adelante incluso en un terreno plano; cuanto y más en un pasaje tan irregular y donde poco podía ver. El grupo avanzó hasta un lugar donde se abrían varias puertas - No pienso separarme- dijo antes de que a alguno de los dos se le ocurriera esa idea. Se cruzó de brazos con el ceño fruncido y recordó que tenía cierto implemento entre sus pertenencias.
-¿Qué tal si uso la vela de los espíritus? Ahorraríamos tiempo
Ircan se puso a su lado cuando volvía a mirar la talla y el cuadro. Hizo oídos sordos al buen Toro, en su corazón quería que allí hubiese algo, cualquier cosa que demostrara que las enseñanzas de su madre no eran correctas, que siempre hay algo más allá del camino que ha sido elegido para ti ¿y qué más apropiado que el recinto donde tantas veces se habían enfrentado? Entrecerró los ojos y llevó una mano a la pintura al escuchar al licántropo. Nuria torció la boca y levantó una ceja, más que irrespetuoso parecía un chiste de mal gusto, en la pintura el animal era sacrificado en ese mismo lugar. La humana estimaba mucho al hombre bestia, pero también a Ircan y sabía que no podía decirlo porque sí, tenía que aferrarse a la lógica y experimentar; por esa razón guardó silencio, limitándose a observar. - Lo rompimos- susurró, llevándose las manos a la cabeza. El templo era viejo y ella le había dado mucho uso cuando pequeña, también le había mellado algunas partes, pero el masivo de Toro lo había hecho ceder por completo.
La criada no tuvo tiempo de continuar con sus lamentos, pues una puerta escondida se abrió en la pared a la que habían estado enfrentados. - Hm mmm… sorprendente- murmuró, sus expresión demostraba interés en las causas y efectos de aquel desenlace - Tiene que haber un intrincado sistema de poleas y contrapesos o podría ser algo relacionado con la mecánica, siempre me han parecido fasc…- se encontraba agachada al lado del altar, cuando se dio cuenta que algo no andaba bien. Su burbuja de perpetua felicidad y curiosidad mecánica, estalló al percatarse de la presencia de personas armadas y peligrosas. -Si- respondió decididamente. Se levantó con rapidez y corrió al pasillo que se había abierto ante ellos, le temblaban las rodillas, pero el recuerdo de su madre era tan fuerte allí, que le hizo envalentonar más rápido que en otras ocasiones. El viajar con dos hombres de las armas también le estaba haciendo un poco más inmune a esas situaciones de tensión y violencia. Confiaba en sus amigos y en su capacidad de emparcharlos dada la necesidad.
El pasillo no estaba recubierto como las paredes del templo, evidentemente no estaba hecho para ser visto, sino que era meramente una herramienta de tránsito. La humedad era fuerte, se cubrió la nariz con una manga e intentó buscar infructuosamente un lugar donde esconderse. El corredor parecía interminable y era demasiado oscuro para sus débiles ojos que aún no se adaptaban. Además el suelo estaba resbaloso por una capa de musgo y hongos que se habían criado por el desuso del lugar. A la parte de Nuria que siempre necesitaba ver todo limpio y ordenado se le puso la piel de gallina; a su parte aventurera sin embargo, le parecía excitante. Los sonidos y voces de fuera le hicieron dudar, no quería apartarse de Ircan y Toro, siempre resultaba mal. Vio una antorcha y quiso bajarla para prender fuego, quería usar su claridad para buscar algo que le diera una idea de cómo ayudar allí fuera; pero los dioses del templo parecían tener sus propias ideas puesto que ejercieron su voluntad a través del brazo de la joven. La antorcha resultó ser una palanca que cedió, activando nuevamente el mecanismo de la puerta.
Cuando Nuria se dio cuenta lo que estaba sucediendo, intentó devolver la antorcha/palanca a su lugar, sin lograr un resultado aceptable. Desesperada como estaba, corrió a la puerta, intentando oponerse a su avance. - ¡Ircan! ¡Toro! Rápido…- aunque le echara los restos de sus fuerzas, usando su espalda para ejercer fuerza, o de frente uando sus brazos, la entrada se cerraba inexorablemente. Nuria tenía muy claro que estar del otro lado del pasillo, era la diferencia entre la vida y la muerte.
►►►
- Eso fue muy peligroso- comentó, aún sostenida cuidadosamente del brazo de Ircan - Me cuesta creer que esa antorcha sólo era de adorno a la palanca- continuó, tropezándose con sus propios pies. Últimamente su equilibrio andaba bastante malo, se iba hacia adelante incluso en un terreno plano; cuanto y más en un pasaje tan irregular y donde poco podía ver. El grupo avanzó hasta un lugar donde se abrían varias puertas - No pienso separarme- dijo antes de que a alguno de los dos se le ocurriera esa idea. Se cruzó de brazos con el ceño fruncido y recordó que tenía cierto implemento entre sus pertenencias.
-¿Qué tal si uso la vela de los espíritus? Ahorraríamos tiempo
Off: Para el siguiente turno, propongo la utilización de la vela de los espíritus recibida durante el Freysblót: Al encender esta vela, el espíritu bueno aparecerá para ayudaros. Os puede guiar si os perdéis, buscar algo… Pero tened en cuenta que es incorpóreo: no podrá luchar por vosotros, ni cargar cosas, ni ser vuestro escudo. Tampoco será visto por nadie más que no haya encendido la vela.
Nuria
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Re: Despertar de los espantos [trabajo][Ircan-Nuria]
Toro bramó sacando su mandoble con una amplia sonrisa, aquel era su mundo. Yo por mi parte saqué mis espadas protegiendo con mi cuerpo el túnel por el que había entrado Nuria. Había un total de seis atacantes, cuatro de ellos rodearon a Toro mientras que dos vinieron a franquearme a mi. Yo ya no era el joven que en su día se había metido en los bosques del Este sin saber manejar bien una espada, el continuo uso y el entrenamiento con Toro durante todo un año había dado su fruto; había cambiado más de lo que me podía imaginar.
Luché con ambas espadas para detener las de los otros, usando una para cada uno, alternando mi vista entre sus ataques sin ceder un centímetro. Toro por su parte le iba mejor, con el mandoble bloqueaba uno de los ataques mientras que con sus enormes puño mandaba a volar a aquel temerario que se atreviera a acercarse. Toro sería el desequilibrante de aquel combate, yo sólo tenía que aguantar mi posición.
Pero, de repente, se escuchó un chirriante sonido a mi espalda. Me giré un momento y vi como la pared volvía a cerrarse a un ritmo lento pero peligrosamente constante. Desde el interior me llegaban los gritos de Nuria apremiándonos a entrar; quien no tardó en aparecer para intentar frenar el avance de la puerta.
-¡Toro! - detuve al enemigo de mi izquierda moviéndome por un momento, para deslizarme en una finta y mandarlo al suelo con un rodillazo en sus partes bajas.
El hombre bestia me miro y no le hizo falta que le dijera más, el avance de la pared era notable ya, Nuria se había tenido que quedar en el otro lado, aunque aun seguía intentando evitar lo inevitable cogiendo aquella extraña puerta con las manos. El mercenario cargó entonces contra mi.
-¡Que no escapen!
El hombre bestia avanzó contra mi al mismo tiempo que despedía al otro atacante con un golpe de su guantelete-escudo. Me cargó al hombro y saltó para colarnos por el ultimo resquicio que quedaba abierto. A nuestro paso el pasadizo volvió a quedar sellado.
- ¡Vaya! ¡Que divertido jefe! - el hombre Toro rió con tal fuerza que retumbó por aquel túnel durante varios segundos.
- ¡Chssss! No sabemos que puede haber aquí dentro... - le reprendí cruzando mis labios con el dedo índice. - Gracias Nuria. - le dije con una sonrisa. - Ha sido peligro, si, pero al final ha resultado conveniente. Al parecer estamos a salvo, la llave que abre esa pared la tenemos en este lado. - miré a Toro con una sonrisa.
Miré a la penumbra a nuestro alrededor, aquello sería un problema y una antorcha sería muy llamativa. Rebusqué entre mis cosas hasta sacar un trozo de pergamino, una pluma y un pequeño frasco de tinta mágica. Con unos pocos trazos escribí en arcano " bola luz viviente". Tras ello, coloqué mi mano sobre la tinta y enuncié las palabras en voz alta para conferirles el poder que requerían usando mi propia energía1.
-Bien, esto nos será util para no depender de antorchas cierra puertas. - le sonreí a Nuria, la cual se apego a mi brazo, lo que me hizo sonrojarme un poco, algo que la oscuridad se encargó de tapar. -Ac...actívate. - dije, al momento una pequeña bola de luz salió del pergamino iluminando tenuemente la estancia; no era la mejor iluminación del mundo pero al menos tampoco era muy llamativa. - Vamos.
Unido a Nuria, comencé a caminar por el único sendero posible. Aquella situación era un poco rara, no solía estar tan cerca de Nuria, por lo menos no de esa forma, salvo aquella noche en la que nos conocimos... ¡pero eso fue algo puntual! Mi amiga era bastante reservada, y después de lo ocurrido en la mansión lo había sido más, aunque al parecer la fiesta del equinoccio ayudó a cerrar parte de esa herida.
El camino desembocó en una pequeña sala que daba a tres puertas.
-Fantástico... - me mordí el labio.
-Fuera de aquí... Intrusos... Moriréis...
-¿¡Habéis escuchado eso!? - miré a Nuria y a Toro. - ¿¡Qué ha sido esa voz!? - miré preocupado a las paredes que nos rodeaban, no había nada, ni nadie, ¿por qué había escuchado una voz entonces? Apreté los dientes mirando a las puertas. - Si... creo que la mejor opción es que lo uses para comprar a donde llevan esos caminos mientras esperamos aquí. Deberíamos hacer como un pequeño campamento base desde el que poder protegernos si sale algo de esas puertas.
- Estoy de acuerdo. - y se puso inmediatamente a recoger rocas para hacer una especie de empalizada improvisada.
Tampoco es que tuviéramos más materiales para ello, pero al menos la zona era amplia para poder pelear con mayor facilidad en caso de ser necesario..
_________________________________________________________________________________________________________Luché con ambas espadas para detener las de los otros, usando una para cada uno, alternando mi vista entre sus ataques sin ceder un centímetro. Toro por su parte le iba mejor, con el mandoble bloqueaba uno de los ataques mientras que con sus enormes puño mandaba a volar a aquel temerario que se atreviera a acercarse. Toro sería el desequilibrante de aquel combate, yo sólo tenía que aguantar mi posición.
Pero, de repente, se escuchó un chirriante sonido a mi espalda. Me giré un momento y vi como la pared volvía a cerrarse a un ritmo lento pero peligrosamente constante. Desde el interior me llegaban los gritos de Nuria apremiándonos a entrar; quien no tardó en aparecer para intentar frenar el avance de la puerta.
-¡Toro! - detuve al enemigo de mi izquierda moviéndome por un momento, para deslizarme en una finta y mandarlo al suelo con un rodillazo en sus partes bajas.
El hombre bestia me miro y no le hizo falta que le dijera más, el avance de la pared era notable ya, Nuria se había tenido que quedar en el otro lado, aunque aun seguía intentando evitar lo inevitable cogiendo aquella extraña puerta con las manos. El mercenario cargó entonces contra mi.
-¡Que no escapen!
El hombre bestia avanzó contra mi al mismo tiempo que despedía al otro atacante con un golpe de su guantelete-escudo. Me cargó al hombro y saltó para colarnos por el ultimo resquicio que quedaba abierto. A nuestro paso el pasadizo volvió a quedar sellado.
- ¡Vaya! ¡Que divertido jefe! - el hombre Toro rió con tal fuerza que retumbó por aquel túnel durante varios segundos.
- ¡Chssss! No sabemos que puede haber aquí dentro... - le reprendí cruzando mis labios con el dedo índice. - Gracias Nuria. - le dije con una sonrisa. - Ha sido peligro, si, pero al final ha resultado conveniente. Al parecer estamos a salvo, la llave que abre esa pared la tenemos en este lado. - miré a Toro con una sonrisa.
Miré a la penumbra a nuestro alrededor, aquello sería un problema y una antorcha sería muy llamativa. Rebusqué entre mis cosas hasta sacar un trozo de pergamino, una pluma y un pequeño frasco de tinta mágica. Con unos pocos trazos escribí en arcano " bola luz viviente". Tras ello, coloqué mi mano sobre la tinta y enuncié las palabras en voz alta para conferirles el poder que requerían usando mi propia energía1.
-Bien, esto nos será util para no depender de antorchas cierra puertas. - le sonreí a Nuria, la cual se apego a mi brazo, lo que me hizo sonrojarme un poco, algo que la oscuridad se encargó de tapar. -Ac...actívate. - dije, al momento una pequeña bola de luz salió del pergamino iluminando tenuemente la estancia; no era la mejor iluminación del mundo pero al menos tampoco era muy llamativa. - Vamos.
Unido a Nuria, comencé a caminar por el único sendero posible. Aquella situación era un poco rara, no solía estar tan cerca de Nuria, por lo menos no de esa forma, salvo aquella noche en la que nos conocimos... ¡pero eso fue algo puntual! Mi amiga era bastante reservada, y después de lo ocurrido en la mansión lo había sido más, aunque al parecer la fiesta del equinoccio ayudó a cerrar parte de esa herida.
El camino desembocó en una pequeña sala que daba a tres puertas.
-Fantástico... - me mordí el labio.
-Fuera de aquí... Intrusos... Moriréis...
-¿¡Habéis escuchado eso!? - miré a Nuria y a Toro. - ¿¡Qué ha sido esa voz!? - miré preocupado a las paredes que nos rodeaban, no había nada, ni nadie, ¿por qué había escuchado una voz entonces? Apreté los dientes mirando a las puertas. - Si... creo que la mejor opción es que lo uses para comprar a donde llevan esos caminos mientras esperamos aquí. Deberíamos hacer como un pequeño campamento base desde el que poder protegernos si sale algo de esas puertas.
- Estoy de acuerdo. - y se puso inmediatamente a recoger rocas para hacer una especie de empalizada improvisada.
Tampoco es que tuviéramos más materiales para ello, pero al menos la zona era amplia para poder pelear con mayor facilidad en caso de ser necesario..
1: Uso de mi profesión de arcanos para crear un pergamino de luz menor.
Ircan
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Re: Despertar de los espantos [trabajo][Ircan-Nuria]
- Imposible evitar escucharlo- le respondió la criada, comenzando a buscar entre sus cosas. En el exterior demostraba calma, pero la punta de sus dedos temblaba con emoción - Parece ser alguna especie de dispositivo de ampliación del sonido. Tal vez estén aprovechando el túnel para darle efecto tétrico, peligroso y escalofriante al mensaje- dejó de rebuscar entre sus cosas y se llevó una mano al mentón, mientras apoyaba su codo sobre el antebrazo cruzado a la altura de su tórax. Había entrado en unos momentos de profunda meditación, los dos hombres que estaban a su alrededor construyendo su propio concepto de “fuerte” y armando “defensas” estaban, para ella, muy lejos
- Probablemente este lugar esté lleno de verdaderos tesoros tecnológicos. La idea de que haya alguien con suficiente conocimiento de mecánica vuelve muy atrayente esta propuesta de trabajo. Ircan… te felicito por… ¿hmm mmm?- Estaba hablando sola, los hombres estaban en lo suyo. Miró a los alrededores, apreciando el progreso del par y se quedó pensativa, apagada; luego hizo un aspaviento, recordando que estaba buscando la vela de los espíritus antes de entrar en su trance. Rebuscó nuevamente entre sus bolsillos hasta dar con el objeto, fue un poco más difícil de lo común encender la mecha, pues la misteriosa voz se dejaba escuchar de a ratos, con un nuevo mensaje en cada ocasión. Era extraño, pero la humana estaba bajo la impresión de que no todos esos avisos eran para ellos.
Cuando la vela se encendió, salieron algunas chispas de colores. Nuria acercó el objeto a su rostro para apreciarlo mejor y luego se acercó hasta Ircan. -¿No es hermosa?- preguntó, haciendo referencia a la amalgama de colores que se estaban mostrando sucesivos y aleatorios, al igual que el fuego. -¿Cómo le hacemos funcionar?- preguntó, pero estaba muy absorta en sí misma. Era uno de esos momentos en los que estaba en dos lugares al mismo tiempo: el mundo real y el de sus fantasías. Se aclaró la garganta, llevando un puño cerrado frente a su boca; estaba a punto de decir algunas palabras mágicas como “ábrete sésamo o tirin tirum” cuando frente a sus ojos las luces adquirieron forma - Hmm mmm… ciertamente no esperaba esto- sus ojos brillaban de emoción. -¿No la puedes ver?- dijo sin estar segura de si le estaban haciendo una broma.
- Viajera que transitas este mundo de oscuridad. Me invocas para que con mi luz, alumbre tu camino. Convoca con tus palabras el deseo de tu corazón y permíteme retornar a donde pertenezco
Palideció y abrió su boca varias veces intentando decir algo. Buscaba la forma de compaginar lo que escuchaba de la figura incorpórea y el mundo real. Buscó consejo de Ircan con la mirada, pero estaba claro que tendría que enfrentarse a eso ella sola, pues sentía que estaba en una especie de plano paralelo, donde la existencia de ese espíritu era posible. Nuria creyó rebuscada la forma en la que ese ser se expresaba, pero no tenía cómo juzgarlo con certeza, puesto que era la primera vez que conocía a un espíritu - Residente de la vela, dime cómo llegar por el camino más seguro, al tesoro que aquí está oculto- los ojos penetrantes del ente sonrieron y la humana se preguntó si había dicho algo equivocado.
- Pensamientos y palabras, secretos y evidencias… - con cada vocablo señalaba algo distinto, su cabeza astada; el lugar donde estaba oculta tras una máscara, su boca; el corazón de Nuria; y lo que los rodeaba - Mirnha lo ve todo- sus ojos volvieron a sonreír. Aunque sus palabras fuesen amables, tenía un tono acentuado que rozaba lo salvaje, una dualidad siempre latente entre lo que Nuria veía y sentía de ella. - Ninguno de los caminos es seguro. El camino que os llama es el de la izquierda. Cuidado, viajera, con el tiempo; el reloj de los ciclos es caprichoso. Una cosa más: el ave muere en su nido, el veleidoso es aplastado por su vehemencia y a la sabia le impiden volar Ahora vuelve… tus amigos te esperan-
Nuria pestañeó un par de veces, el espíritu había desaparecido envuelto en un viento otoñal, que arrastraba hojas secas. Miró a los alrededores y no daba crédito a lo que estaba frente a sus ojos -Vaya… pensarán que tendría que haberme dado cuenta…- se encogió de hombros. - Se la perdieron. Era hermosa, su nombre es Mirnha y tenía una máscara roja con dibujos blancos. Ojos grandes y amarillos, como los de un gato. ¡Cuernos! ¡Astas gigantes que se abrían como ramas… y manos felinas… y pies de gacela. Estaba cubierta por pelo… y tenía el cabello entre rojo y marrón. Era como la personificación del Freysblót. ¡Ah! Y…y.y… un vestido hecho con hojas, con una corona de flores otoñales ¡Debiste verla!- Se dio cuenta que estaba hablando de más. Guardó la vela en su lugar y comenzó a relatarles con lujo de detalle todo lo que hablaron.
- Probablemente este lugar esté lleno de verdaderos tesoros tecnológicos. La idea de que haya alguien con suficiente conocimiento de mecánica vuelve muy atrayente esta propuesta de trabajo. Ircan… te felicito por… ¿hmm mmm?- Estaba hablando sola, los hombres estaban en lo suyo. Miró a los alrededores, apreciando el progreso del par y se quedó pensativa, apagada; luego hizo un aspaviento, recordando que estaba buscando la vela de los espíritus antes de entrar en su trance. Rebuscó nuevamente entre sus bolsillos hasta dar con el objeto, fue un poco más difícil de lo común encender la mecha, pues la misteriosa voz se dejaba escuchar de a ratos, con un nuevo mensaje en cada ocasión. Era extraño, pero la humana estaba bajo la impresión de que no todos esos avisos eran para ellos.
Cuando la vela se encendió, salieron algunas chispas de colores. Nuria acercó el objeto a su rostro para apreciarlo mejor y luego se acercó hasta Ircan. -¿No es hermosa?- preguntó, haciendo referencia a la amalgama de colores que se estaban mostrando sucesivos y aleatorios, al igual que el fuego. -¿Cómo le hacemos funcionar?- preguntó, pero estaba muy absorta en sí misma. Era uno de esos momentos en los que estaba en dos lugares al mismo tiempo: el mundo real y el de sus fantasías. Se aclaró la garganta, llevando un puño cerrado frente a su boca; estaba a punto de decir algunas palabras mágicas como “ábrete sésamo o tirin tirum” cuando frente a sus ojos las luces adquirieron forma - Hmm mmm… ciertamente no esperaba esto- sus ojos brillaban de emoción. -¿No la puedes ver?- dijo sin estar segura de si le estaban haciendo una broma.
- Viajera que transitas este mundo de oscuridad. Me invocas para que con mi luz, alumbre tu camino. Convoca con tus palabras el deseo de tu corazón y permíteme retornar a donde pertenezco
Palideció y abrió su boca varias veces intentando decir algo. Buscaba la forma de compaginar lo que escuchaba de la figura incorpórea y el mundo real. Buscó consejo de Ircan con la mirada, pero estaba claro que tendría que enfrentarse a eso ella sola, pues sentía que estaba en una especie de plano paralelo, donde la existencia de ese espíritu era posible. Nuria creyó rebuscada la forma en la que ese ser se expresaba, pero no tenía cómo juzgarlo con certeza, puesto que era la primera vez que conocía a un espíritu - Residente de la vela, dime cómo llegar por el camino más seguro, al tesoro que aquí está oculto- los ojos penetrantes del ente sonrieron y la humana se preguntó si había dicho algo equivocado.
- Pensamientos y palabras, secretos y evidencias… - con cada vocablo señalaba algo distinto, su cabeza astada; el lugar donde estaba oculta tras una máscara, su boca; el corazón de Nuria; y lo que los rodeaba - Mirnha lo ve todo- sus ojos volvieron a sonreír. Aunque sus palabras fuesen amables, tenía un tono acentuado que rozaba lo salvaje, una dualidad siempre latente entre lo que Nuria veía y sentía de ella. - Ninguno de los caminos es seguro. El camino que os llama es el de la izquierda. Cuidado, viajera, con el tiempo; el reloj de los ciclos es caprichoso. Una cosa más: el ave muere en su nido, el veleidoso es aplastado por su vehemencia y a la sabia le impiden volar Ahora vuelve… tus amigos te esperan-
Nuria pestañeó un par de veces, el espíritu había desaparecido envuelto en un viento otoñal, que arrastraba hojas secas. Miró a los alrededores y no daba crédito a lo que estaba frente a sus ojos -Vaya… pensarán que tendría que haberme dado cuenta…- se encogió de hombros. - Se la perdieron. Era hermosa, su nombre es Mirnha y tenía una máscara roja con dibujos blancos. Ojos grandes y amarillos, como los de un gato. ¡Cuernos! ¡Astas gigantes que se abrían como ramas… y manos felinas… y pies de gacela. Estaba cubierta por pelo… y tenía el cabello entre rojo y marrón. Era como la personificación del Freysblót. ¡Ah! Y…y.y… un vestido hecho con hojas, con una corona de flores otoñales ¡Debiste verla!- Se dio cuenta que estaba hablando de más. Guardó la vela en su lugar y comenzó a relatarles con lujo de detalle todo lo que hablaron.
Off: Uso de la vela de los espíritus. Lo resto de la lista de tareas también.
Nuria
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Re: Despertar de los espantos [trabajo][Ircan-Nuria]
-¿Un dispositivo de qué? - miré extrañado a Nuria mientras no dejaba de ayudar a Toro en la construcción del improvisado fuerte.
-Chico ten cuidado y atiende. - me reprendió Toro al ver como casi le saco el otro ojo con un trozo de madera.
De todas formas, Nuria se había vuelto a sumir en su mundo, a veces le pasaba, y bueno no quise interrumpir sus ensoñaciones, además de que cuanto antes me centrara en construir las defensas antes podríamos pensar en un plan para continuar nuestra aventura. La verdad es que tampoco había mucho que hacer, salvo una pequeña empalizada conformada por algunos palos y piedras, algo que al menos podría dar cierta seguridad a Nuria en caso de que nos atacaran.
Cuando nos faltaba poco por terminar Nuria se acercó sujetando la vela de los espíritus encendida.
-Si. - aunque no sabría decir si mi respuesta iba dirigida precisamente a la vela. - Aunque... - intenté recomponerme. - Yo sólo veo la vela encendida, no veo nada más, ¿tu si?
Nuria se queda entonces como traspuesta, como si acabara de entrar en un mundo paralelo. Miré a Toro sin comprender muy bien, él se encogió de hombros, estábamos igual. Sólo esperaba que aquello no fuera peligroso para ella.
Pasados unos largos segundos Nuria vuelve a nuestro plano y nos mira sorprendida.
-Pero espera... ¿Era un espíritu como tal o un fantasma? Porque cada cosa tiene un significado diferente... - dijo Toro algo preocupado, lo que me sorprendió bastante.
-Vais a morir...- de los tres túneles a la vez surgió en ese mismo momento aquella rasposa voz que sonaba como un susurro pese a su alto tono.
Toro dio un respingo y saco enseguida su mandoble apuntando a los tres túneles con una mirada nerviosa.
-Tranquilo Toro. - intenté tranquilizarlo poniendo mi mano sobre su hombro, la verdad es que hasta yo quería creerme mis palabras. Luego miré a Nuria. - ¿Qué te ha dicho Mirnha?
Nuria nos relato lo que le había contado el espirito, lo que no dejaba de ser confuso la verdad.
-No es que sea muy tranquilizador... Ningún camino es seguro... - miré de soslayo a los tres tuneles. - Supongo que lo mejor es seguir sus indicaciones y ver que pasa. Aunque no entiendo que quiere decir con su ultimo consejo, ¿tiene algún significado para ti?
Mientras Nuria respondía, saqué unos trozos de pergamino y comencé a escribir en ellos runas con tinta mágica. Escribí "luz" en dos pergaminos, y posando la mano sobre la escritura y el nombramiento del lenguaje arcano les transmití la energía necesaria para que funcionaran1. Así al menos tendríamos más luz.
Una vez Nuria terminó desenrollé uno de los pergamino y al momento comenzó a emitir una luz lo suficientemente fuerte como para alumbrar tenue mente nuestro camino.
-Vamos. - encabecé la marcha empuñando el pergamino a modo de antorcha.
Una vez dentro del túnel aquella voz susurrante y amenazante comenzó a sonar de una forma más frecuente. Toro estaba de los nervios, pues precisamente al ser el lugar tan bajo, no podía caminar del todo erguido, lo que significaba que tampoco podía utilizar su espada. Algo que también me preocupaba a mi.
-Un momento... - afiné el oído. - ¿Habéis escuchado eso?
Gracias a tener un oído más agudizado podía escuchar gritos de personas desde un lugar bastante lejano2. Me adelanté con la esperanza de conseguir un sonido más nítido, pero eso también me hizo escuchar un "click" y el rasgar de una cuerda a toda velocidad acompañado de un sonoro "crack" encima de mi cabeza. Aquello fue lo que me llevó a dar un salto hacia atrás antes de que una enorme roca cayera como un martillo donde milésimas de segundos antes había estado mi cuerpo. Habiéndome quedado sin palabras y forzando a recuperar la respiración miré perplejo a la roca que volvía a ascender para colocarse en su sitio.3
-Creo que debemos de ir con mucho más cuidado...
_________________________________________________________________________________________________________-Chico ten cuidado y atiende. - me reprendió Toro al ver como casi le saco el otro ojo con un trozo de madera.
De todas formas, Nuria se había vuelto a sumir en su mundo, a veces le pasaba, y bueno no quise interrumpir sus ensoñaciones, además de que cuanto antes me centrara en construir las defensas antes podríamos pensar en un plan para continuar nuestra aventura. La verdad es que tampoco había mucho que hacer, salvo una pequeña empalizada conformada por algunos palos y piedras, algo que al menos podría dar cierta seguridad a Nuria en caso de que nos atacaran.
Cuando nos faltaba poco por terminar Nuria se acercó sujetando la vela de los espíritus encendida.
-Si. - aunque no sabría decir si mi respuesta iba dirigida precisamente a la vela. - Aunque... - intenté recomponerme. - Yo sólo veo la vela encendida, no veo nada más, ¿tu si?
Nuria se queda entonces como traspuesta, como si acabara de entrar en un mundo paralelo. Miré a Toro sin comprender muy bien, él se encogió de hombros, estábamos igual. Sólo esperaba que aquello no fuera peligroso para ella.
Pasados unos largos segundos Nuria vuelve a nuestro plano y nos mira sorprendida.
-Pero espera... ¿Era un espíritu como tal o un fantasma? Porque cada cosa tiene un significado diferente... - dijo Toro algo preocupado, lo que me sorprendió bastante.
-Vais a morir...- de los tres túneles a la vez surgió en ese mismo momento aquella rasposa voz que sonaba como un susurro pese a su alto tono.
Toro dio un respingo y saco enseguida su mandoble apuntando a los tres túneles con una mirada nerviosa.
-Tranquilo Toro. - intenté tranquilizarlo poniendo mi mano sobre su hombro, la verdad es que hasta yo quería creerme mis palabras. Luego miré a Nuria. - ¿Qué te ha dicho Mirnha?
Nuria nos relato lo que le había contado el espirito, lo que no dejaba de ser confuso la verdad.
-No es que sea muy tranquilizador... Ningún camino es seguro... - miré de soslayo a los tres tuneles. - Supongo que lo mejor es seguir sus indicaciones y ver que pasa. Aunque no entiendo que quiere decir con su ultimo consejo, ¿tiene algún significado para ti?
Mientras Nuria respondía, saqué unos trozos de pergamino y comencé a escribir en ellos runas con tinta mágica. Escribí "luz" en dos pergaminos, y posando la mano sobre la escritura y el nombramiento del lenguaje arcano les transmití la energía necesaria para que funcionaran1. Así al menos tendríamos más luz.
Una vez Nuria terminó desenrollé uno de los pergamino y al momento comenzó a emitir una luz lo suficientemente fuerte como para alumbrar tenue mente nuestro camino.
-Vamos. - encabecé la marcha empuñando el pergamino a modo de antorcha.
Una vez dentro del túnel aquella voz susurrante y amenazante comenzó a sonar de una forma más frecuente. Toro estaba de los nervios, pues precisamente al ser el lugar tan bajo, no podía caminar del todo erguido, lo que significaba que tampoco podía utilizar su espada. Algo que también me preocupaba a mi.
-Un momento... - afiné el oído. - ¿Habéis escuchado eso?
Gracias a tener un oído más agudizado podía escuchar gritos de personas desde un lugar bastante lejano2. Me adelanté con la esperanza de conseguir un sonido más nítido, pero eso también me hizo escuchar un "click" y el rasgar de una cuerda a toda velocidad acompañado de un sonoro "crack" encima de mi cabeza. Aquello fue lo que me llevó a dar un salto hacia atrás antes de que una enorme roca cayera como un martillo donde milésimas de segundos antes había estado mi cuerpo. Habiéndome quedado sin palabras y forzando a recuperar la respiración miré perplejo a la roca que volvía a ascender para colocarse en su sitio.3
-Creo que debemos de ir con mucho más cuidado...
1: Creación de dos pergaminos de luz menor.
2:Efectos de mi habilidad de nivel 2 "Sentidos mejorados".
3: Añadida dificultad del trabajo: El lugar está plagado de diversos tipos de trampas, deberás de superarlos o desactivarlas para poder obtener tu objetivo.
Ircan
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