Cazando petunias [Privado] [Jeannie][Cerrado]
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Cazando petunias [Privado] [Jeannie][Cerrado]
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-Música, sí, eso es – Dijo Matthew mientras se desperezaba en uno de los enormes almohadones que había en la sala.
-¿Música? ¿Para qué quieres algo así? –
-Porque el silencio es algo espantoso, cuando hay silencio la gente se pone a pensar y si piensan no gastan tanto dinero ¿No lo crees? – El estafador vestía elegante como siempre, pero su postura relajada le quitaba mucha seriedad a sus palabras.
-Creo que lo estás pensando demasiado – Dijo una mujer muy enana y muy seria sentada a su lado mientras completaba un libro de cuentas, Owens apoyó dos dedos en la pierna de la dama y los hizo caminar lentamente a lo largo de ella – Si subes un solo centímetro más se lo diré a Eyre –
- Brenda:
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-Oh… Esa amenaza es muy baja incluso para ti – El humano contuvo la risa.
-Si vuelves a hacer un solo chiste más como ese… - Amenazó mientras lo contemplaba con gesto frío.
-Lamento mucho que mis chistes no estén a tu altura – La mujer suspiró, cerró el cuaderno y se levantó de su silla.
-Avisame cuando tengas interés en trabajar, Matthew Owens – Se alejó del lugar meneando sus hermosas caderas sin siquiera posar la mirada en el estafador.
-Noooo… Brenda Cariño, regresa, sabes que no puedo hacer nada sin ti – Matt estaba ahora boca arriba en el almohadón y estiraba los brazos hacia la enana en una pose de fingida desesperación.
-Vete a la mierda, regresaré cuando estés concentrado –
Owens dejó caer los brazos, con una media sonrisa en el rostro, en la posición que estaba ahora toda la sala se veía al revés. No podía quejarse, el lugar que habían conseguido para instalar el burdel era en verdad privilegiado, justo en el centro de lo que en el futuro sería la Ciudad Lagarto, y no como ahora que era más bien el Campamento Lagarto.
Cintas, telas y cortinas de color rojo adornaban todo el lugar, el piso de madera cubierto también por una alfombra en el centro de la habitación/carpa había una tina con agua ya fría y usada. Contra las paredes habían camas de distintos tipos, Matthew había querido conseguirlas todas iguales, pero era imposible encontrar tantas y no había un solo carpintero decente en toda la ciudad.
Más allá de los detalles, Matthew se sentía satisfecho, cada vez se sumaban más y más muchachas a su lupanar. Su más reciente adquisición había sido Brenda, la enana, quien se encargaba de toda la parte de números en el lugar, había demostrado ser muy eficiente, y tener una mente avispada al momento de tener que improvisar soluciones. Rápidamente el estafador la había acogido bajo su ala, no porque la muchacha no supiera defenderse, sino porque se había percatado en seguida de lo útil que podría resultar.
El humano no estaba solo, claro está, en la misma sala habían varias chicas, algunas eligiendo un vestido, otras descansando, unas pocas comiendo algo. Se hablaba poco, enfrascados cada uno en sus asuntos, mientras Matt perdía el tiempo intentando alcanzar una manzana que estaba unos milímetros fuera de su alcance. Ya a nadie le llamaba la atención el extraño comportamiento del Virrey, Owens había demostrado que era capaz de sobrevivir y cumplir con las tareas esperables para su puesto.
-Matt –
-¿Si? – Respondió Matthew mientras aún intentaba llegar hasta la fruta.
-Hay una nueva muchacha que debes conocer –
-¿Nueva? ¿De dónde salió? - Llegó a tocar la manzana con las uñas, sonrió ilusionado.
-La encontraron dando vuelta por la ciudad semi desnuda ¿A dónde crees que podría dirigirse? – La muchacha pateo la manzana lejos y disfruto con el gesto de decepción de Matthew – Sientate bien y ordena tu ropa, tienes que recibirla como corresponde… Al menos la primera vez –
-Está bien, está bien – El humano se sentó correctamente, estiro su camisa y se peinó hacía atrás hasta que quedo con un aspecto prolijo – Ya, deja que pase y veamos si nos sirve de algo, quizás la violaron tantas veces que ya se volvió loca – No sería ni la primera ni la última mujer que llegaba en ese estado.
Última edición por Matthew Owens el Miér Dic 12 2018, 12:53, editado 1 vez
Matthew Owens
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Re: Cazando petunias [Privado] [Jeannie][Cerrado]
La idea inicial era irme hacia los reinos del Este, por allá todavía no había ido nunca, pero como siempre, las cosas se tuercen. Bueno, torcer tal vez no sea la palabra, al fin y al cabo había sido yo la que decidió desviarse tras escuchar "Base de los Bio". Nunca me había encontrado con ninguno y me parecía una oportunidad perfecta para conocer esa raza de Aerandir. Había escuchado algo de ellos, como que los mueve una magia extraña, no como la de los brujos o los elfos, algo interno. Así pues, movida por la curiosidad y con mi bolsa de galletas llena, decidí desviarme un buen trecho para ver a esas extrañas gentes. Había aprovechado mi paso por Sandorai para darle unas pequeñas vacaciones a Leónidas, la ardillita necesita pasar algún tiempo con los suyos. Suspiro amargamente pensando en mi adorable compañera de viajes.
- Si tan solo estuvieras conmigo no tendría que caminar hablando sola durante tanto tiempo...
Vuelvo a suspirar, no hay nada que hacer llegados a este punto. Sigo saltando de ramita en ramita hasta llegar a lo que parece un gran campamento. Lo que menos me esperaba es que los bios no tuvieran una ciudad como tal... Mejor, perderme a lo largo y ancho de las calles de las grandes ciudades no es un plato de buen gusto. Bajo de los árboles y me acerco a una de las hogueras. Me siento tranquilamente alrededor de los hombres que allí charlaban y bebían animadamente. Se giran a mirarme extrañados.
- Esto... ¡Hola! Soy Jeannie Fawkes y estoy de viaje. - Miro hacia el hombre sentado a mi derecha. -¿Sois bios, cierto?
El hombre, tras escrutarme de arriba abajo con la mirada y sacar la lengua de forma lasciva se acerca un poco.
- Puedo ser la clase de hombre que tú quieras que sea, cariño...
Lo miro extrañada, ¿acaso los bio se pueden transformar en diferentes criaturas? Lo apunto mentalmente, es un dato curioso, sin duda.
- Oh, en todo caso... -Le miro ilusionada. -Me gustaría ver como es un bio cuando no es otra cosa que no sea un bio. -Le sonrío satisfecha por haberme expresado con corrección y exactitud.
- Pues acércate más y te enseñaré lo que es un buen bio... -Se ríe a carcajadas, se levanta y lleva las manos a la cintura mientras se acerca a escasos centímetros.
"Oh, venga ya, por el amor de Isil."
Se me nubla la vista un segundo, o incluso menos de un segundo antes de que la oscuridad se lo trague todo y quede relegada al olvido... Otra vez.
La elfa saca uno de los virotes ocultos de la capa y, a la vez que se levanta, se la clava al bandido en la entrepierna. Un gran chorro de sangre baña la tierra alrededor de la hoguera. Aprovecha la confusión para darle un puntapié en la nariz, tumbándolo de espaldas. Agarra el arco a su espalda y toma una de las flechas del carcaj. Apuntando al siguiente hombre que osa aproximarse a ella.
- Yo que tú me lo pensaría dos veces antes de terminar como el estúpido de tu amigo.
El bandido aleja la mano de la empuñadura de su espada y vuelve a sentarse en su lugar de la hoguera. Los demás le imitan y siguen bebiendo como si nada hubiera ocurrido. El honor de los ladrones, a veces el honor más sensato de todos cuantos existen en el mundo. Jeannie baja la punta de la flecha pero no la quita de la cuerda. Decide internarse en el campamento, o ciudad, o lo que quiera que sea eso. Tras unos minutos llega a una zona con más tiendas y casas de madera a medio terminar. Guarda el arco a su espalda y se queda con la flecha en la mano, haciéndola girar de forma elegante y amenazadora en cuanto se cruza con algún indeseable.
- No sé dónde demonios nos has metido ahora, pero esto parece el maldito infierno.
Casi por cualquier parte a donde girara la mirada había gente peleándose por cualquier cosa. Un trozo de pan por allí, un asesinato por el otro lado... La elfa suspira y sigue vagabundeando por las calles. Empieza a pensar que su vestimenta, a pesar de la capa raída sobre los hombros, no es la más adecuada para ese lugar. Aunque pensándolo bien, descalza, llena de barro y con las ropas rotas no desentonaba mucho con el ambiente general.
Tras bordear una de las tiendas, observa claramente a un hombre forzando a una muchacha. Sin pensárselo dos veces se acerca por la espalda y le clava el virote en el cuello, atravesándolo de lado a lado. Tras una patada al cuerpo sin vida del violador, tiende la mano a la muchacha para ayudarla a levantarse.
- Gra-gracias... Ven, rápido. -La mujer parecía estar en estado de shock, pero de un segundo a otro parece reponerse, seguramente no sea la primera vez que le ocurre algo así.
Sin tan siquiera esperar una respuesta de parte de la elfa, la toma de la mano y la arrastra hacia una tienda más grande que las demás, una carpa roja enorme con telas colgadas. Jeannie entra con curiosidad, mirando los llamativos tapices, colores y alfombras que decoran la estructura. Se queda momentáneamente embelesada y no se da cuenta de que la chica que la llevó hasta allí desaparece en el interior. Decide merodear un poco, se acerca a una de las telas colgadas y la acaricia, notando el tacto suave y algodonoso. Mira hacia adentro un segundo, al fondo, sobre unos almohadones un hombre sentado con los brazos estirados y las piernas cruzadas mira en dirección a la entrada con un ligero interés. La elfa no sabe si entrar, esperar o irse. Tras unos segundos de indecisión, opta por la última opción y se da media vuelta para salir por donde ha venido. Y, muy probablemente, masacrar alguno de aquellos indeseables mientras vuelve hacia los bosques.
- Si tan solo estuvieras conmigo no tendría que caminar hablando sola durante tanto tiempo...
Vuelvo a suspirar, no hay nada que hacer llegados a este punto. Sigo saltando de ramita en ramita hasta llegar a lo que parece un gran campamento. Lo que menos me esperaba es que los bios no tuvieran una ciudad como tal... Mejor, perderme a lo largo y ancho de las calles de las grandes ciudades no es un plato de buen gusto. Bajo de los árboles y me acerco a una de las hogueras. Me siento tranquilamente alrededor de los hombres que allí charlaban y bebían animadamente. Se giran a mirarme extrañados.
- Esto... ¡Hola! Soy Jeannie Fawkes y estoy de viaje. - Miro hacia el hombre sentado a mi derecha. -¿Sois bios, cierto?
El hombre, tras escrutarme de arriba abajo con la mirada y sacar la lengua de forma lasciva se acerca un poco.
- Puedo ser la clase de hombre que tú quieras que sea, cariño...
Lo miro extrañada, ¿acaso los bio se pueden transformar en diferentes criaturas? Lo apunto mentalmente, es un dato curioso, sin duda.
- Oh, en todo caso... -Le miro ilusionada. -Me gustaría ver como es un bio cuando no es otra cosa que no sea un bio. -Le sonrío satisfecha por haberme expresado con corrección y exactitud.
- Pues acércate más y te enseñaré lo que es un buen bio... -Se ríe a carcajadas, se levanta y lleva las manos a la cintura mientras se acerca a escasos centímetros.
"Oh, venga ya, por el amor de Isil."
Se me nubla la vista un segundo, o incluso menos de un segundo antes de que la oscuridad se lo trague todo y quede relegada al olvido... Otra vez.
[...]
La elfa saca uno de los virotes ocultos de la capa y, a la vez que se levanta, se la clava al bandido en la entrepierna. Un gran chorro de sangre baña la tierra alrededor de la hoguera. Aprovecha la confusión para darle un puntapié en la nariz, tumbándolo de espaldas. Agarra el arco a su espalda y toma una de las flechas del carcaj. Apuntando al siguiente hombre que osa aproximarse a ella.
- Yo que tú me lo pensaría dos veces antes de terminar como el estúpido de tu amigo.
El bandido aleja la mano de la empuñadura de su espada y vuelve a sentarse en su lugar de la hoguera. Los demás le imitan y siguen bebiendo como si nada hubiera ocurrido. El honor de los ladrones, a veces el honor más sensato de todos cuantos existen en el mundo. Jeannie baja la punta de la flecha pero no la quita de la cuerda. Decide internarse en el campamento, o ciudad, o lo que quiera que sea eso. Tras unos minutos llega a una zona con más tiendas y casas de madera a medio terminar. Guarda el arco a su espalda y se queda con la flecha en la mano, haciéndola girar de forma elegante y amenazadora en cuanto se cruza con algún indeseable.
- No sé dónde demonios nos has metido ahora, pero esto parece el maldito infierno.
Casi por cualquier parte a donde girara la mirada había gente peleándose por cualquier cosa. Un trozo de pan por allí, un asesinato por el otro lado... La elfa suspira y sigue vagabundeando por las calles. Empieza a pensar que su vestimenta, a pesar de la capa raída sobre los hombros, no es la más adecuada para ese lugar. Aunque pensándolo bien, descalza, llena de barro y con las ropas rotas no desentonaba mucho con el ambiente general.
Tras bordear una de las tiendas, observa claramente a un hombre forzando a una muchacha. Sin pensárselo dos veces se acerca por la espalda y le clava el virote en el cuello, atravesándolo de lado a lado. Tras una patada al cuerpo sin vida del violador, tiende la mano a la muchacha para ayudarla a levantarse.
- Gra-gracias... Ven, rápido. -La mujer parecía estar en estado de shock, pero de un segundo a otro parece reponerse, seguramente no sea la primera vez que le ocurre algo así.
Sin tan siquiera esperar una respuesta de parte de la elfa, la toma de la mano y la arrastra hacia una tienda más grande que las demás, una carpa roja enorme con telas colgadas. Jeannie entra con curiosidad, mirando los llamativos tapices, colores y alfombras que decoran la estructura. Se queda momentáneamente embelesada y no se da cuenta de que la chica que la llevó hasta allí desaparece en el interior. Decide merodear un poco, se acerca a una de las telas colgadas y la acaricia, notando el tacto suave y algodonoso. Mira hacia adentro un segundo, al fondo, sobre unos almohadones un hombre sentado con los brazos estirados y las piernas cruzadas mira en dirección a la entrada con un ligero interés. La elfa no sabe si entrar, esperar o irse. Tras unos segundos de indecisión, opta por la última opción y se da media vuelta para salir por donde ha venido. Y, muy probablemente, masacrar alguno de aquellos indeseables mientras vuelve hacia los bosques.
Irinnil Fawkes
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Re: Cazando petunias [Privado] [Jeannie][Cerrado]
Las muchachas llegaban de diferentes maneras al Burdel de Matt, todo había comenzado hace unos pocos meses, cuando Ciudad Lagarto aún no había logrado entrar tras las murallas de la Base Bio. El estafador, tan oportunista como siempre, había visto su oportunidad de conseguir algo de poder e influencia utilizando a uno de los grupos más desprotegidos del campamento: Las mujeres.
De allí en adelante había sido relativamente sencillo para Matthew el mostrarse como su salvador, la mentira tenía parte de verdad, parte de mentira, como todo lo que el humano hacía. Al principio solo se habían acercado unas pocas, y con bastante recelo, todas ellas tenían su historia, pero el destrato, la violencia y el abuso era algo que todas tenían en común. En contraste, el Virrey parecía ser en verdad encantador.
En cuanto Brenda terminó de comunicarle el mensaje se retiró de la estancia, al fin y al cabo aún no se olvidaba que se suponía que estaba enojada con Owens. Habían instaurado una bonita rutina entre ambos, en la que ella siempre se enojaba y lo terminaba insultando, mas tarde él aparecía de la nada con algún detalle y luego de rogarle un poco se reconciliaban.
-¡Oh! ¡Es una elfa! – Fue lo primero que exclamo Matt cuando vio a la muchacha que se asomaba. No era común el que una mujer de esa raza se uniera al grupo, “Por lo general los elfos son tan orgullosos que llegan a ser estúpidos”, pensó el estafador mientras evaluaba a la joven -Ey, espera –
Por motivos desconocidos la elfa en lugar de quedarse se dio la vuelta como para irse, no escapar, no, no, la joven solo estaba como de paseo, curioseando por el lugar. Esa característica causo sospechas en Matthew, cuando las muchachas se mostraban tan perdidas no era un buen síntoma.
-Me dijeron que te encontraron dando vueltas por el campamento – Sin tocarla, se acercó y se paró junto a ella - ¿Tienes idea de donde estás? ¿Cómo llegaste aquí? – No eran preguntas aleatorias, Matt quería saber qué tan ubicada estaba en este plano – Vaya, que modales los míos – Extendió la mano para saludar a la elfa - Mi nombre es Matthew Owens, regenteo este Lupanar, y en mis ratos libres hago de Virrey de este bello pueblo –
Sonrió con sarcasmo, claramente el orden de prioridades no estaba bien acomodado, y eso le causaba una enorme satisfacción.
El humano se hizo a un lado cuando varias de las muchachas necesitaron pasar, todas saludaron a Matthew, algunas sonriendo más otras menos, pero ninguna se mostraba indiferente.
-Te seré sincero, me sorprende bastante el que una elfa este por aquí, creo que tenemos jóvenes de casi todas las razas ¿Pero elfas? Vaya, eso si que haría que este lugar fuera único -
De allí en adelante había sido relativamente sencillo para Matthew el mostrarse como su salvador, la mentira tenía parte de verdad, parte de mentira, como todo lo que el humano hacía. Al principio solo se habían acercado unas pocas, y con bastante recelo, todas ellas tenían su historia, pero el destrato, la violencia y el abuso era algo que todas tenían en común. En contraste, el Virrey parecía ser en verdad encantador.
En cuanto Brenda terminó de comunicarle el mensaje se retiró de la estancia, al fin y al cabo aún no se olvidaba que se suponía que estaba enojada con Owens. Habían instaurado una bonita rutina entre ambos, en la que ella siempre se enojaba y lo terminaba insultando, mas tarde él aparecía de la nada con algún detalle y luego de rogarle un poco se reconciliaban.
-¡Oh! ¡Es una elfa! – Fue lo primero que exclamo Matt cuando vio a la muchacha que se asomaba. No era común el que una mujer de esa raza se uniera al grupo, “Por lo general los elfos son tan orgullosos que llegan a ser estúpidos”, pensó el estafador mientras evaluaba a la joven -Ey, espera –
Por motivos desconocidos la elfa en lugar de quedarse se dio la vuelta como para irse, no escapar, no, no, la joven solo estaba como de paseo, curioseando por el lugar. Esa característica causo sospechas en Matthew, cuando las muchachas se mostraban tan perdidas no era un buen síntoma.
-Me dijeron que te encontraron dando vueltas por el campamento – Sin tocarla, se acercó y se paró junto a ella - ¿Tienes idea de donde estás? ¿Cómo llegaste aquí? – No eran preguntas aleatorias, Matt quería saber qué tan ubicada estaba en este plano – Vaya, que modales los míos – Extendió la mano para saludar a la elfa - Mi nombre es Matthew Owens, regenteo este Lupanar, y en mis ratos libres hago de Virrey de este bello pueblo –
Sonrió con sarcasmo, claramente el orden de prioridades no estaba bien acomodado, y eso le causaba una enorme satisfacción.
El humano se hizo a un lado cuando varias de las muchachas necesitaron pasar, todas saludaron a Matthew, algunas sonriendo más otras menos, pero ninguna se mostraba indiferente.
-Te seré sincero, me sorprende bastante el que una elfa este por aquí, creo que tenemos jóvenes de casi todas las razas ¿Pero elfas? Vaya, eso si que haría que este lugar fuera único -
Matthew Owens
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Re: Cazando petunias [Privado] [Jeannie][Cerrado]
La elfa estaba poniendo un pie fuera de la carpa cuando algo hizo que se diese la vuelta. El hombre que observaba la puerta estaba ahora delante de ella, instándola a quedarse. Seguramente querría lo mismo que el bandido anterior, o una charla inocua en la que la elfa no querría verse involucrada, simplemente para seducirla. Conoce exactamente el lugar en el que se encuentra, en todo campamento grande, sea de un ejército o de bandidos, hay un burdel. En algún sitio deben satisfacer las necesidades primarias que no tengan que ver con la lucha y la sangre. Aunque no todos eran capaces de diferenciar entre los dos actos.
El desconocido se acerca a Jeannie, sin siquiera hacer un movimiento para intentar tocarla. Aún así, lleva la mano a la capa, agarrando una de las flechas escondidas, manteniendo la mano a su espalda preparada para cualquier movimiento del hombre. Fiarse de alguien es un lujo que no se podía permitir en un lugar como aquel, rodeada de ladrones, bandidos, asesinos y estafadores. Levanta la mirada para observar los ojos del hombre que tiene delante. Frunce el ceño al escuchar las preguntas que le hace. Sin lugar a dudas con algún tipo de segundas intenciones.
"En la ciudad de los bio."
- ¡Cállate! - Mira hacia su izquierda y hace un movimiento con el brazo, como intentando despejar neblina. -Es obvio que no estamos en la ciudad de los bio, es un maldito campamento de bandidos. En menudo lío nos has metido.
Rápidamente se da cuenta de lo que ha hecho. Vuelve a mirar en dirección al hombre, que de alguna forma no ha huído espantado. Pero rehuyendo sus ojos, deja vagar la mirada por las telas y alrededores. Ignora también la mano tendida segundos antes de su alarde de locura.
Unas muchachas interrumpen la pequeña reunión, da un paso para atrás para dejarlas pasar, quedando ahora un gran espacio entre ella y el tal Matthew Owens.
- Señor Owens. Ni se le pase por la cabeza pensar que voy a ser partícipe de... -Señala hacia dentro de la carpa. -Eso. -Vuelve a mirar hacie el hombre, esta vez con fuerzas renovadas para aguantar la mirada. -He salvado a una de sus chicas, creo que merezco una compensación. -Enarca una ceja, intentando poner nervioso a su interlocutor. -Invíteme a comer y estaremos en paz.
La elfa le lanza una segunda mirada, aparta de un manotazo una de las telas colgadas y se va hacia el interior de la carpa. Tiene un poco de hambre, y aparte, necesita indicaciones para salir de aquel horrible lugar. Con un poco de suerte podrá usar a ese humano para obtener información de su ubicación actual y la forma más rápida de volver a los bosques. Cada vez está más cansada, puede notarse por el hecho de que haya soltado sin darse cuenta la flecha a su espalda, bajando la guardia, apenas atenta a su alrededor. Suspira profundamente y mira hacia atrás, para saber si Matthew la sigue o si se ha quedado allí, a la espera de mandar a alguien que la liquide.
No sería la primera vez, ni la última. En el fondo a la elfa le gustaría encontrar un lugar donde quedarse, sentirse a gusto y tranquila durante un tiempo. Pero desde luego, un burdel no iba a ser ese lugar. Eso lo sabía perfectamente. Con un poco de suerte, su otra parte dejaría de molestarla un tiempo.
El desconocido se acerca a Jeannie, sin siquiera hacer un movimiento para intentar tocarla. Aún así, lleva la mano a la capa, agarrando una de las flechas escondidas, manteniendo la mano a su espalda preparada para cualquier movimiento del hombre. Fiarse de alguien es un lujo que no se podía permitir en un lugar como aquel, rodeada de ladrones, bandidos, asesinos y estafadores. Levanta la mirada para observar los ojos del hombre que tiene delante. Frunce el ceño al escuchar las preguntas que le hace. Sin lugar a dudas con algún tipo de segundas intenciones.
"En la ciudad de los bio."
- ¡Cállate! - Mira hacia su izquierda y hace un movimiento con el brazo, como intentando despejar neblina. -Es obvio que no estamos en la ciudad de los bio, es un maldito campamento de bandidos. En menudo lío nos has metido.
Rápidamente se da cuenta de lo que ha hecho. Vuelve a mirar en dirección al hombre, que de alguna forma no ha huído espantado. Pero rehuyendo sus ojos, deja vagar la mirada por las telas y alrededores. Ignora también la mano tendida segundos antes de su alarde de locura.
Unas muchachas interrumpen la pequeña reunión, da un paso para atrás para dejarlas pasar, quedando ahora un gran espacio entre ella y el tal Matthew Owens.
- Señor Owens. Ni se le pase por la cabeza pensar que voy a ser partícipe de... -Señala hacia dentro de la carpa. -Eso. -Vuelve a mirar hacie el hombre, esta vez con fuerzas renovadas para aguantar la mirada. -He salvado a una de sus chicas, creo que merezco una compensación. -Enarca una ceja, intentando poner nervioso a su interlocutor. -Invíteme a comer y estaremos en paz.
La elfa le lanza una segunda mirada, aparta de un manotazo una de las telas colgadas y se va hacia el interior de la carpa. Tiene un poco de hambre, y aparte, necesita indicaciones para salir de aquel horrible lugar. Con un poco de suerte podrá usar a ese humano para obtener información de su ubicación actual y la forma más rápida de volver a los bosques. Cada vez está más cansada, puede notarse por el hecho de que haya soltado sin darse cuenta la flecha a su espalda, bajando la guardia, apenas atenta a su alrededor. Suspira profundamente y mira hacia atrás, para saber si Matthew la sigue o si se ha quedado allí, a la espera de mandar a alguien que la liquide.
No sería la primera vez, ni la última. En el fondo a la elfa le gustaría encontrar un lugar donde quedarse, sentirse a gusto y tranquila durante un tiempo. Pero desde luego, un burdel no iba a ser ese lugar. Eso lo sabía perfectamente. Con un poco de suerte, su otra parte dejaría de molestarla un tiempo.
Irinnil Fawkes
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Re: Cazando petunias [Privado] [Jeannie][Cerrado]
Lo primero que Matthew pensó al ver sus gestos es “Desconfiada”, y bien que hacía en serlo, estaba ante el amo de las mentiras. Apoyó el codo en uno de los postes que sostenía la carpa y esbozo una sonrisa de medio lado cuando vio a la chica confundirse y contestar como si alguien más estuviera allí “Sin duda está muy loca, jajaja” pensó el estafador.
-Bueno, esa información no es incorrecta del todo – Aclaro Matt – De hecho has cruzado los límites del territorio de los Bios. Si continúas por el camino principal tarde o temprano llegarías a la base, pero, si aceptas mi consejo, no es recomendable que des vueltas por allí – Dijo el ladrón mientras se apoyaba una mano en el pecho y hacía un gesto de preocupación – Todo el mundo sabe que los Bios no se toman a bien que anden merodeando por su base, capturan a los incautos y los utilizan para sus extraños experimentos –
Era sumamente cínico que fuera Owens quien decía eso, era precisamente él quien había propuesto que enviaran a aquellos bandidos que eran demasiado problemáticos a la Base de los Bios, había sido parte de un contrato. A cambio, Ciudad Lagarto podría emplazarse en el lugar en el que estaban ahora mismo.
-¿No? ¿No lo serás? Pues es una verdadera lástima, estoy seguro que serías muy popular, y ganarías mucho dinero – Matthew se cruzó de brazos y mantuvo la vista fija en los ojos de la muchacha – No tienes por qué tener miedo, ni pensar que es una tarea “deshonrosa” – Hizo énfasis en esa última palabra, con algo de burla, verdaderamente Owens no creía en esas tonterías de honor – Claramente no te obligare a hacerlo, yo no trabajo así – Se encogió de hombros y pasó junto a la chica, dándole la espalda para sentarse de nuevo en el almohadón en el que estaba antes – Lo que yo ofrezco no es una condena, ni un castigo. Es una oportunidad –
Puso ambas palmas de las manos hacia arriba, en un gesto que quería simbolizar un “tómalo o déjalo”, algunas de las muchachas que estaban en el fondo se rieron, pero Matt levantó un dedo para que hicieran silencio y desaparecieron tras el tul que cubría las camas. El estafador no quería ofender a la elfa, aún veía alguna posibilidad de convencerla.
-¿Tienes hambre? Bien, me parece justo invitarte si es como dices – Agarró una de las mesas bajas que estaba a su lado y la acercó hasta que estuvo en medio de los dos. Arriba de ella había varios recipientes de distintos tamaños tapados, Matt destapo solo uno de ellos y adentro había dátiles en almíbar – Come tanto como quieras, no sé cuáles serán tus gustos, pero yo prefiero las cosas dulces – Dicho eso, agarró uno y se lo comió de un solo bocado.
Eyre ya le había dicho que no tenía que abusar de las cosas dulces, y sabía que les había dado instrucciones a las muchachas para que le escondieran sus golosinas favoritas. Pero así y todo había logrado guardarse algunas, y a escondidas solía comerlas, luego siempre masticaba algunas hojas de menta para que la hechicera no se diera cuenta.
-Seré curioso ¿Por qué te dirigías hacia la Base de los Bios? No veo qué podría tener de interesante un sitio así para una elfa, de hecho, parece ser el último lugar al que alguien de tu raza podría querer ir– Matt había estado solo una vez en una ciudad de los elfos, y dos veces en la ciudad de los Bios, y por cómo él lo veía, eran los opuestos más absolutos.
La primera de ellas utilizaba la naturaleza y las plantas como material para construir sus casas, pero no destruyendo como hacían los humanos, sino amoldándose a su estilo para poder vivir en armonía. En cambio el segundo era la ciudad del metal, no había una sola planta a la vista, y todo era rígido y estructurado.
-Bueno, esa información no es incorrecta del todo – Aclaro Matt – De hecho has cruzado los límites del territorio de los Bios. Si continúas por el camino principal tarde o temprano llegarías a la base, pero, si aceptas mi consejo, no es recomendable que des vueltas por allí – Dijo el ladrón mientras se apoyaba una mano en el pecho y hacía un gesto de preocupación – Todo el mundo sabe que los Bios no se toman a bien que anden merodeando por su base, capturan a los incautos y los utilizan para sus extraños experimentos –
Era sumamente cínico que fuera Owens quien decía eso, era precisamente él quien había propuesto que enviaran a aquellos bandidos que eran demasiado problemáticos a la Base de los Bios, había sido parte de un contrato. A cambio, Ciudad Lagarto podría emplazarse en el lugar en el que estaban ahora mismo.
-¿No? ¿No lo serás? Pues es una verdadera lástima, estoy seguro que serías muy popular, y ganarías mucho dinero – Matthew se cruzó de brazos y mantuvo la vista fija en los ojos de la muchacha – No tienes por qué tener miedo, ni pensar que es una tarea “deshonrosa” – Hizo énfasis en esa última palabra, con algo de burla, verdaderamente Owens no creía en esas tonterías de honor – Claramente no te obligare a hacerlo, yo no trabajo así – Se encogió de hombros y pasó junto a la chica, dándole la espalda para sentarse de nuevo en el almohadón en el que estaba antes – Lo que yo ofrezco no es una condena, ni un castigo. Es una oportunidad –
Puso ambas palmas de las manos hacia arriba, en un gesto que quería simbolizar un “tómalo o déjalo”, algunas de las muchachas que estaban en el fondo se rieron, pero Matt levantó un dedo para que hicieran silencio y desaparecieron tras el tul que cubría las camas. El estafador no quería ofender a la elfa, aún veía alguna posibilidad de convencerla.
-¿Tienes hambre? Bien, me parece justo invitarte si es como dices – Agarró una de las mesas bajas que estaba a su lado y la acercó hasta que estuvo en medio de los dos. Arriba de ella había varios recipientes de distintos tamaños tapados, Matt destapo solo uno de ellos y adentro había dátiles en almíbar – Come tanto como quieras, no sé cuáles serán tus gustos, pero yo prefiero las cosas dulces – Dicho eso, agarró uno y se lo comió de un solo bocado.
Eyre ya le había dicho que no tenía que abusar de las cosas dulces, y sabía que les había dado instrucciones a las muchachas para que le escondieran sus golosinas favoritas. Pero así y todo había logrado guardarse algunas, y a escondidas solía comerlas, luego siempre masticaba algunas hojas de menta para que la hechicera no se diera cuenta.
-Seré curioso ¿Por qué te dirigías hacia la Base de los Bios? No veo qué podría tener de interesante un sitio así para una elfa, de hecho, parece ser el último lugar al que alguien de tu raza podría querer ir– Matt había estado solo una vez en una ciudad de los elfos, y dos veces en la ciudad de los Bios, y por cómo él lo veía, eran los opuestos más absolutos.
La primera de ellas utilizaba la naturaleza y las plantas como material para construir sus casas, pero no destruyendo como hacían los humanos, sino amoldándose a su estilo para poder vivir en armonía. En cambio el segundo era la ciudad del metal, no había una sola planta a la vista, y todo era rígido y estructurado.
Matthew Owens
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Re: Cazando petunias [Privado] [Jeannie][Cerrado]
Matt trataba de convencerla para unirse a su legión de chicas, palabras que caerían en saco roto. La elfa está de todo menos interesada en tener una fila de personas haciendo cola para tener relaciones sexuales con ella. El humano agarra una mesita y la pone delante suya. Entonces se tira sobre el almohadón que ocupaba anteriormente y saca unos dulces en un tarro. La chica se sienta enfrente de Matt. La mesa le queda un poco alta y eso le incomoda un poco, haciéndola sentir en inferioridad. Saca una de las flechas del carcaj y apuñala uno de los dátiles para a continuación comérselo directamente de la punta.
- No pienses que soy una bárbara. -Mira hacia Matt mientras se come el dátil a bocaditos. - Las flechas están más limpias que mis manos. - Estaba ya harta de comer esas estúpidas galletas durante todo el día. Agradece el cambio, aunque sea otro dulce.
Suspira al escuchar la pregunta del hombre. No tiene ni la más remota idea de qué demonios está haciendo en aquel lugar. Y mucho menos va a preguntarle a quien la ha llevado allí. Decide que contestar con una evasiva será lo mejor en ese momento.
- Tal vez sí sea el último lugar al que voy. -Se encoje de hombros y pincha otro dulce.
Observa durante un buen rato al hombre que tiene enfrente, sigue pareciéndole extraño que haya accedido a darle comida, ni siquiera se ha molestado en confirmar su historia. O es un ingenuo o... O muy inteligente. Realmente no tiene nada que perder, en cambio, parece muy interesado en contar con sus servicios en el prostíbulo.
- Volviendo a la conversación anterior... - Lame la punta de la flecha para limpiarla y la deja sobre la mesita. No aleja mucho la mano. -No me niego por honor. El honor es un ancla. Una estupidez inventada para que los hombres no hagan ninguna estupidez que puedan lamentar después.
Respira hondo y se deja caer de espaldas, mirando al techo de tela. En realidad es un lugar cálido y agradable. Al final se siente más cómoda en un lugar de ese tipo, rodeada de bandidos, que en una ciudad civilizada. Ese hombre que tiene delante no la ha mirado raro después de su conversación consigo misma. Eso era un punto a favor. Por otro lado, Matt parecía hablar mucho y decir poco. Apenas sabía algo de ese hombre, no podía confiar en él de una forma tan sencilla y directa. Tras pensar unos segundos se incorpora de nuevo, se quita el carcaj, el arco y los restos de lo que una vez fue una capa. Lo pone todo a su lado y se recoloca lo que queda de su vestimenta para no mostrar todavía más partes de su cuerpo. Tras dejarlo todo a su gusto, se estira y se levanta.
Mira a Matt a los ojos, rodea la mesa, paso tras paso, lentamente y se agacha un poco a la altura de sus ojos. Ha dejado sus armas y la capa por poder considerarse un movimiento altamente sospechoso. No quería poner al humano en guardia, al menos no tan pronto. Se da unos toquecitos en el labio para a continuación sentarse sobre la mesa, tapando el bote de dulces de la vista de Matt.
- Habría aceptado si me hubieras dicho que necesitabas una camarera, guardaespaldas o incluso una ayudante. -Se queda callada un segundo. -Bueno, eso último no creo, no soy muy útil leyendo documentos. -Suspira. -Tengo mis motivos para no hacer lo que me pides. -Desvía la mirada hacia un lado. -Y antes de que digas nada. No. No te los voy a confiar. -Baja la voz hasta que apenas es un susurro. -A ti ni a nadie. -Vuelve a mirar a Matt a los ojos. -Puedes proponerme otra cosa que necesites. Podría acostumbrarme a este sitio.
La elfa se levanta de nuevo, rodea la mesa, agarra la flecha y ensarta un nuevo dátil. Se sienta de nuevo a la espera de la respuesta de aquel hombre tan extraño y... Por qué no decirlo, con una personalidad de lo más curiosa y magnética.
- No pienses que soy una bárbara. -Mira hacia Matt mientras se come el dátil a bocaditos. - Las flechas están más limpias que mis manos. - Estaba ya harta de comer esas estúpidas galletas durante todo el día. Agradece el cambio, aunque sea otro dulce.
Suspira al escuchar la pregunta del hombre. No tiene ni la más remota idea de qué demonios está haciendo en aquel lugar. Y mucho menos va a preguntarle a quien la ha llevado allí. Decide que contestar con una evasiva será lo mejor en ese momento.
- Tal vez sí sea el último lugar al que voy. -Se encoje de hombros y pincha otro dulce.
Observa durante un buen rato al hombre que tiene enfrente, sigue pareciéndole extraño que haya accedido a darle comida, ni siquiera se ha molestado en confirmar su historia. O es un ingenuo o... O muy inteligente. Realmente no tiene nada que perder, en cambio, parece muy interesado en contar con sus servicios en el prostíbulo.
- Volviendo a la conversación anterior... - Lame la punta de la flecha para limpiarla y la deja sobre la mesita. No aleja mucho la mano. -No me niego por honor. El honor es un ancla. Una estupidez inventada para que los hombres no hagan ninguna estupidez que puedan lamentar después.
Respira hondo y se deja caer de espaldas, mirando al techo de tela. En realidad es un lugar cálido y agradable. Al final se siente más cómoda en un lugar de ese tipo, rodeada de bandidos, que en una ciudad civilizada. Ese hombre que tiene delante no la ha mirado raro después de su conversación consigo misma. Eso era un punto a favor. Por otro lado, Matt parecía hablar mucho y decir poco. Apenas sabía algo de ese hombre, no podía confiar en él de una forma tan sencilla y directa. Tras pensar unos segundos se incorpora de nuevo, se quita el carcaj, el arco y los restos de lo que una vez fue una capa. Lo pone todo a su lado y se recoloca lo que queda de su vestimenta para no mostrar todavía más partes de su cuerpo. Tras dejarlo todo a su gusto, se estira y se levanta.
Mira a Matt a los ojos, rodea la mesa, paso tras paso, lentamente y se agacha un poco a la altura de sus ojos. Ha dejado sus armas y la capa por poder considerarse un movimiento altamente sospechoso. No quería poner al humano en guardia, al menos no tan pronto. Se da unos toquecitos en el labio para a continuación sentarse sobre la mesa, tapando el bote de dulces de la vista de Matt.
- Habría aceptado si me hubieras dicho que necesitabas una camarera, guardaespaldas o incluso una ayudante. -Se queda callada un segundo. -Bueno, eso último no creo, no soy muy útil leyendo documentos. -Suspira. -Tengo mis motivos para no hacer lo que me pides. -Desvía la mirada hacia un lado. -Y antes de que digas nada. No. No te los voy a confiar. -Baja la voz hasta que apenas es un susurro. -A ti ni a nadie. -Vuelve a mirar a Matt a los ojos. -Puedes proponerme otra cosa que necesites. Podría acostumbrarme a este sitio.
La elfa se levanta de nuevo, rodea la mesa, agarra la flecha y ensarta un nuevo dátil. Se sienta de nuevo a la espera de la respuesta de aquel hombre tan extraño y... Por qué no decirlo, con una personalidad de lo más curiosa y magnética.
Irinnil Fawkes
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Re: Cazando petunias [Privado] [Jeannie][Cerrado]
El verla comer con la flecha le hizo gracia, y más aún cuando le explicó los motivos por los que agarraba los dátiles de esa manera. Se encogió de hombros y dijo:
-Si lo deseas puedes tomar un baño – El humano señaló la tina que había en la habitación – Ahora tiene los restos del agua que usaron las muchachas antes que tú, pero se puede cambiar y estará lista – No era una bañadera lujosa, solo una gran tina hecha de tablones de madera agarrados con un anillo de metal, a los lados había unos frascos con perfumes que era lo que solían usar las prostitutas cuando terminaban su trabajo – Tampoco tienes porque seguir usando esa… “Ropa” – Más que una vestimenta parecían restos de trapos más o menos acomodados.
Matt se peinó la prolija barba mientras evaluaba a la muchacha, no la miraba con lujuria, sino como quien medita sobre los pro y contras de elegir una camisa de determinado color para ese día. Agarró un nuevo dátil, pero está vez lo comió más lentamente, chupándose los dedos al final en un intento de que no le quedaran pegajosos.
-Entonces estarás de acuerdo conmigo cuando digo que hay que decidir cuál es el mejor camino a seguir en base a lo que obtendrás a cambio, y no pensando en algún tipo de código moral que de poco podría servirte a los fines prácticos – Sonríe cuando ve a la elfa recostándose en la alfombra del piso, el estafador lo toma como una señal de que poco a poco se está relajando – Puedo asegurarte que si trabajas aquí nadie te haría daño, tu decidirías cuantos clientes tener. Diré una obviedad, sabes que eres atractiva, así que no tardarías en volverte popular, podrías cobrar cuanto quieras e incluso decidir quiénes quieres que sean tus clientes, quedarte solo con aquellos que te gustan -
La joven se levanta y se sienta frente a Matthew en la mesa, el humano nota que cada uno de los movimientos de la elfa están hechos con mucha premeditación, no hay nada improvisado en las cosas que hace, sabe con las herramientas que cuenta y como utilizarlas. En lugar de quedarse embobado mirando sus bonitas piernas, o ponerse nervioso ante la repentina cercanía de la mujer, el estafador se inclina ligeramente hacia un lado y mira el frasco que está detrás de ella.
-No servimos bebidas ni comida, solo servimos sexo y para eso no se necesitan camareras. Guardaespaldas no utilizo, son una molestia. Y ya tengo a tres excelentes ayudantes – Matt se levantó y se acercó a la elfa, apoyo una de las manos justo al lado de su pierna, y se inclinó hasta que quedaron muy cerca uno del otro, pero en ningún momento la toco – Me parece perfecto, te seguiré preguntando qué es lo que pasó y tú te seguirás negando. De esa manera no tendrás más alternativa que quedarte conmigo ¿No es maravilloso? –
Owens se había dedicado a susurrar en el oído de la elfa, pero al terminar la oración se alejó de ella y mostró que en la mano tenía un dátil, dando a entender que su acercamiento había tenido como único objetivo agarrar uno de los dulces que estaban detrás de ella. Cada uno regresó a su asiento, había sido un enfrentamiento de resistencia a la tentación, y Matthew consideraba que había salido bien parado.
-Si a pesar de todo lo que te dije sigue sin convencerte la idea de trabajar aquí como prostituta, podrías preparar algún tipo de espectáculo. Hay una elfa que viene a veces, Loth es su nombre, y ofrece entretenimiento para los clientes, sin entregar su cuerpo – Matt no pudo evitar pensar que no le vendría nada mal hacer un intercambio de elfas, Loth no se había tomado nada a bien la presencia de Eyre en el campamento – Pero el dinero que recibas será mucho menor que el que conseguirías con el otro trabajo. Deberías pensarlo bien antes de decidirte -
-Si lo deseas puedes tomar un baño – El humano señaló la tina que había en la habitación – Ahora tiene los restos del agua que usaron las muchachas antes que tú, pero se puede cambiar y estará lista – No era una bañadera lujosa, solo una gran tina hecha de tablones de madera agarrados con un anillo de metal, a los lados había unos frascos con perfumes que era lo que solían usar las prostitutas cuando terminaban su trabajo – Tampoco tienes porque seguir usando esa… “Ropa” – Más que una vestimenta parecían restos de trapos más o menos acomodados.
Matt se peinó la prolija barba mientras evaluaba a la muchacha, no la miraba con lujuria, sino como quien medita sobre los pro y contras de elegir una camisa de determinado color para ese día. Agarró un nuevo dátil, pero está vez lo comió más lentamente, chupándose los dedos al final en un intento de que no le quedaran pegajosos.
-Entonces estarás de acuerdo conmigo cuando digo que hay que decidir cuál es el mejor camino a seguir en base a lo que obtendrás a cambio, y no pensando en algún tipo de código moral que de poco podría servirte a los fines prácticos – Sonríe cuando ve a la elfa recostándose en la alfombra del piso, el estafador lo toma como una señal de que poco a poco se está relajando – Puedo asegurarte que si trabajas aquí nadie te haría daño, tu decidirías cuantos clientes tener. Diré una obviedad, sabes que eres atractiva, así que no tardarías en volverte popular, podrías cobrar cuanto quieras e incluso decidir quiénes quieres que sean tus clientes, quedarte solo con aquellos que te gustan -
La joven se levanta y se sienta frente a Matthew en la mesa, el humano nota que cada uno de los movimientos de la elfa están hechos con mucha premeditación, no hay nada improvisado en las cosas que hace, sabe con las herramientas que cuenta y como utilizarlas. En lugar de quedarse embobado mirando sus bonitas piernas, o ponerse nervioso ante la repentina cercanía de la mujer, el estafador se inclina ligeramente hacia un lado y mira el frasco que está detrás de ella.
-No servimos bebidas ni comida, solo servimos sexo y para eso no se necesitan camareras. Guardaespaldas no utilizo, son una molestia. Y ya tengo a tres excelentes ayudantes – Matt se levantó y se acercó a la elfa, apoyo una de las manos justo al lado de su pierna, y se inclinó hasta que quedaron muy cerca uno del otro, pero en ningún momento la toco – Me parece perfecto, te seguiré preguntando qué es lo que pasó y tú te seguirás negando. De esa manera no tendrás más alternativa que quedarte conmigo ¿No es maravilloso? –
Owens se había dedicado a susurrar en el oído de la elfa, pero al terminar la oración se alejó de ella y mostró que en la mano tenía un dátil, dando a entender que su acercamiento había tenido como único objetivo agarrar uno de los dulces que estaban detrás de ella. Cada uno regresó a su asiento, había sido un enfrentamiento de resistencia a la tentación, y Matthew consideraba que había salido bien parado.
-Si a pesar de todo lo que te dije sigue sin convencerte la idea de trabajar aquí como prostituta, podrías preparar algún tipo de espectáculo. Hay una elfa que viene a veces, Loth es su nombre, y ofrece entretenimiento para los clientes, sin entregar su cuerpo – Matt no pudo evitar pensar que no le vendría nada mal hacer un intercambio de elfas, Loth no se había tomado nada a bien la presencia de Eyre en el campamento – Pero el dinero que recibas será mucho menor que el que conseguirías con el otro trabajo. Deberías pensarlo bien antes de decidirte -
Matthew Owens
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Re: Cazando petunias [Privado] [Jeannie][Cerrado]
Jeannie sigue en su sitio, pensando sobre la situación que acaba de dejar atrás. Se había acercado a ella de forma sugerente... Tan solo para agarrar uno de los dátiles del tarro. Sonríe para sus adentros, sin duda era un hombre poco común. Por supuesto se había acercado tanto para comprobar eso mismo, hasta dónde podía confiar en aquel hombre. No se había puesto en tensión ni había movido un solo músculo en busca de algún arma oculta o puesto en guardia. Aquello era... Extrañamente reconfortante. Cada vez bajaba un poco más la guardia, cada vez estaba menos en tensión, sin darse cuenta, sin notarlo.
Después de lamer la punta de la flecha para dejarla bien limpia, vuelve a guardarla con las demás en el carcaj. Se da cuenta entonces de que por alguna extraña razón nota sus ropas y sus armas como algo fuera de lugar. Está claro que Matt tendrá algún tipo de arma oculta, o a alguien cerca por si la situación se vuelve más violenta de lo deseable. La clientela que frecuenta ese burdel no tiene pinta de ser precisamente la más exquisita y civilizada que se puede pedir. Aún así, las palabras de ese hombre se cuelan en su mente, por rendijas que ni siquiera sabía que existían. ¿Tan malo sería dejarse convencer? Trabajar de algo así no tenía por qué ser malo para ella. Podría decidir, elegir sus clientes tal como él propone. Sin darse cuenta se deja caer de nuevo sobre la alfombra, con la mirada perdida en el techo. Suspira largamente, se siente confusa.
Habla desde allí, más con la esperanza que con la certeza de que el hombre la estará escuchando. ¿Se habrá acercado al verla allí tumbada?¿Tan atractiva le parece? Seguramente no, seguramente sea tan solo una mercancía. Un objeto para un único propósito. Ganar dinero.
- Hagamos una cosa, el dinero no me interesa, puedes quedarte con todas mis ganancias. -Vuelve a sentarse y recolocar sus ropas, estaba comenzando a cansarse de esos harapos. Siempre cayéndose. -Pero no habrá sexo. No a menos que yo lo decida y con quien yo decida. -Hace una pequeña pausa. -A cambio, bailaré para ti. He visto algunos instrumentos por allá al fondo. Yo los caliento. Ellas trabajan. Tú te llevas los beneficios. Y todo a cambio de comida y vestidos nuevos, por supuesto dependiendo de tu gusto, te dejaría elegir. ¿Qué me dices? No tienes nada que perder y todo que ganar. Una apuesta segura.
Mira inquisitivamente al hombre que tiene delante. Sin duda era la última proposición que tenía para hacerle. Quedarse por allí un tiempo, trabajar de prostituta era completamente imposible para ella. Pero con ese trato se aseguraba de que si veía alguna mujer atractiva, tendría luz verde para elegirla. Si no aceptaba, tan solo tendría que irse por donde ha venido. No le hacía gracia volver a los silenciosos bosques de Sandorai, era tan diferente... Aquel lugar se estaba convirtiendo en acogedor, de cierta forma. Un lugar para despejar la mente, dejar de pensar. Y, sobretodo... Tener el control.
La elfa sonríe al terminar esa última línea de pensamiento y vuelve a centrar su atención en su interlocutor. -Decidas lo que decidas... Me gustaría aceptar la proposición del baño y de la ropa. Aunque no tengo nada para pagarte. -Piensa que Matt se aprovechará de eso para pedirle servicios... exclusivos. Pero en un segundo recuerda algo y mete la mano en lo más profundo del carcaj, sacando una bolsa llena de galletas. -Veo por eso que comes que te gusta lo dulce. -Señala el tarro ya casi vacío y pone el paquetito encima de la mesa. -Sírvete tú mismo, si te gustan.
No recuerda de dónde han salido esas galletas, espera de todo corazón que ninguna de ellas esté envenenada, de otra forma, no saldrá viva de aquel lugar tras asesinar sin quererlo al virrey. Entonces se da cuenta, virrey... Tiene sentido, hay algo a su alrededor... Algo raro que la elfa no sabe identificar. Como si aquel hombre en apariencia despreocupado e infantil no dijese una sola palabra sin haberla meditado antes. La elfa se encoge de hombros y se vuelve a dejar caer sobre el suelo. Toda aquella charla estaba comenzando a ser agotadora. En un descuido podría bajar la guardia y quedarse dormida allí mismo, era tan acogedor...
Después de lamer la punta de la flecha para dejarla bien limpia, vuelve a guardarla con las demás en el carcaj. Se da cuenta entonces de que por alguna extraña razón nota sus ropas y sus armas como algo fuera de lugar. Está claro que Matt tendrá algún tipo de arma oculta, o a alguien cerca por si la situación se vuelve más violenta de lo deseable. La clientela que frecuenta ese burdel no tiene pinta de ser precisamente la más exquisita y civilizada que se puede pedir. Aún así, las palabras de ese hombre se cuelan en su mente, por rendijas que ni siquiera sabía que existían. ¿Tan malo sería dejarse convencer? Trabajar de algo así no tenía por qué ser malo para ella. Podría decidir, elegir sus clientes tal como él propone. Sin darse cuenta se deja caer de nuevo sobre la alfombra, con la mirada perdida en el techo. Suspira largamente, se siente confusa.
Habla desde allí, más con la esperanza que con la certeza de que el hombre la estará escuchando. ¿Se habrá acercado al verla allí tumbada?¿Tan atractiva le parece? Seguramente no, seguramente sea tan solo una mercancía. Un objeto para un único propósito. Ganar dinero.
- Hagamos una cosa, el dinero no me interesa, puedes quedarte con todas mis ganancias. -Vuelve a sentarse y recolocar sus ropas, estaba comenzando a cansarse de esos harapos. Siempre cayéndose. -Pero no habrá sexo. No a menos que yo lo decida y con quien yo decida. -Hace una pequeña pausa. -A cambio, bailaré para ti. He visto algunos instrumentos por allá al fondo. Yo los caliento. Ellas trabajan. Tú te llevas los beneficios. Y todo a cambio de comida y vestidos nuevos, por supuesto dependiendo de tu gusto, te dejaría elegir. ¿Qué me dices? No tienes nada que perder y todo que ganar. Una apuesta segura.
Mira inquisitivamente al hombre que tiene delante. Sin duda era la última proposición que tenía para hacerle. Quedarse por allí un tiempo, trabajar de prostituta era completamente imposible para ella. Pero con ese trato se aseguraba de que si veía alguna mujer atractiva, tendría luz verde para elegirla. Si no aceptaba, tan solo tendría que irse por donde ha venido. No le hacía gracia volver a los silenciosos bosques de Sandorai, era tan diferente... Aquel lugar se estaba convirtiendo en acogedor, de cierta forma. Un lugar para despejar la mente, dejar de pensar. Y, sobretodo... Tener el control.
La elfa sonríe al terminar esa última línea de pensamiento y vuelve a centrar su atención en su interlocutor. -Decidas lo que decidas... Me gustaría aceptar la proposición del baño y de la ropa. Aunque no tengo nada para pagarte. -Piensa que Matt se aprovechará de eso para pedirle servicios... exclusivos. Pero en un segundo recuerda algo y mete la mano en lo más profundo del carcaj, sacando una bolsa llena de galletas. -Veo por eso que comes que te gusta lo dulce. -Señala el tarro ya casi vacío y pone el paquetito encima de la mesa. -Sírvete tú mismo, si te gustan.
No recuerda de dónde han salido esas galletas, espera de todo corazón que ninguna de ellas esté envenenada, de otra forma, no saldrá viva de aquel lugar tras asesinar sin quererlo al virrey. Entonces se da cuenta, virrey... Tiene sentido, hay algo a su alrededor... Algo raro que la elfa no sabe identificar. Como si aquel hombre en apariencia despreocupado e infantil no dijese una sola palabra sin haberla meditado antes. La elfa se encoge de hombros y se vuelve a dejar caer sobre el suelo. Toda aquella charla estaba comenzando a ser agotadora. En un descuido podría bajar la guardia y quedarse dormida allí mismo, era tan acogedor...
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Re: Cazando petunias [Privado] [Jeannie][Cerrado]
Dejó que la elfa lo meditara tranquila, no había apuro alguno en realidad, Matthew había terminado con sus “tareas obligatorias”, las cuales consistían mayormente en juntarse con Lazid, lamerle las botas un rato, ir a hacer de árbitro para las peleas oficiales, y luego regresar al burdel para solucionar lo que fuera necesario. Por suerte Owens podía disfrutar de su tiempo libre, eso era lo que tenía de bueno el saber delegar tareas.
Matthew se quedó medio recostado sobre el almohadón sin decir una palabra, luego dejó caer su cabeza hacía atrás y le hizo un gesto a una de las muchachas que se estaba cambiando para salir. Ella se hizo la desentendida unos segundos, pero al final no pudo aguantarse y comenzó a reír, le hizo señas al estafador para que dejara de molestarla y solo entonces Matt regresó a su posición correctamente sentado.
-¡Música! - Exclamó contento Owens – Si, eso me gusta. Podríamos decir que en líneas generales estamos de acuerdo, pero… - Hizo una pausa solo para agregarle dramatismo - ¿Qué pasa si no aumenta la clientela? ¿Cuánta paciencia debería tener hasta decidir que no está funcionando? ¿Una semana? ¿Un mes? Y si luego de que esperara ese tiempo no viera beneficio alguno ¿Cómo me pagarías por todos los días de estadía, comida, ropas y demás gustos? – - Sonrió de modo encantador - Tengo una idea de como podrías pagarme por cierto. Y sin entregar tu cuerpo además -
Como Matthew siempre les decía a las muchachas “Esto no es caridad”, cada una de ellas trabajaba ¡Vaya que si lo hacían! Para poder así continuar pagando la deuda imaginaria que habían adquirido al ofrecerles Owens un sitio seguro donde estar. El estafador siempre les era sincero, aunque solía mencionar solo las ventajas de elegir el camino que él ofrecía, y no las consecuencias.
-Claro que sí, Joven Elfa, allí tienes todo lo que necesitas – Levantó una ceja cuando vio la bolsa que le ofrecía, por el peso adivinó rápidamente que no podía tratarse de dinero, aunque nunca hubiese imaginado que el pago por sus servicios podía ser nada más y nada menos que galletas – Me parece justo – Cerró la bolsa y se la guardo – Claro que con esto solo pagas el poder utilizar el lugar, el baño tendrás que preparártelo tu sola – Varias de las muchachas que estaban en el fondo se miraron y se acercaron para susurrar en el oído de quien tuvieran al lado – Todas las chicas que ves trabajan muy duro todos los días para tener este tipo de privilegios ¿Qué clase de Virrey sería si te permitiera a ti tener lo que sea sin pagar adecuadamente por ello? –
Matt vio un pequeño movimiento tras la elfa, era Brenda que regresaba con los cuadernos, le hizo un gesto para que se acercara.
-Tomate tu tiempo, terminaré con algunas obligaciones mientras estas en ello – La enana se puso junto a Matt y sin miramiento alguno le tiro en el regazo todos los cuadernos – Gracias cielo, eres siempre tan amable conmigo –
-Peores cosas te merecerías – Respondió Brenda con el ceño fruncido, luego miro a la elfa y su gesto se suavizo – Haz como si no estuviéramos aquí –
La enana se sentó junto a Matt y abrió uno de los libros en la cinta que marcaba una hoja en concreto, le señaló unos números y pareció esperar a que Owens diera alguna respuesta o justificativo.
-No tengo idea de cómo pudo pasar algo así – Se encogió de hombros, como si él no tuviera nada que ver.
-Sabes exactamente cómo fue que paso esto… - El tono de Brenda era tajante.
Cuando Jeannie terminara de bañarse, encontraría estas ropas junto a la tina:
Matthew se quedó medio recostado sobre el almohadón sin decir una palabra, luego dejó caer su cabeza hacía atrás y le hizo un gesto a una de las muchachas que se estaba cambiando para salir. Ella se hizo la desentendida unos segundos, pero al final no pudo aguantarse y comenzó a reír, le hizo señas al estafador para que dejara de molestarla y solo entonces Matt regresó a su posición correctamente sentado.
-¡Música! - Exclamó contento Owens – Si, eso me gusta. Podríamos decir que en líneas generales estamos de acuerdo, pero… - Hizo una pausa solo para agregarle dramatismo - ¿Qué pasa si no aumenta la clientela? ¿Cuánta paciencia debería tener hasta decidir que no está funcionando? ¿Una semana? ¿Un mes? Y si luego de que esperara ese tiempo no viera beneficio alguno ¿Cómo me pagarías por todos los días de estadía, comida, ropas y demás gustos? – - Sonrió de modo encantador - Tengo una idea de como podrías pagarme por cierto. Y sin entregar tu cuerpo además -
Como Matthew siempre les decía a las muchachas “Esto no es caridad”, cada una de ellas trabajaba ¡Vaya que si lo hacían! Para poder así continuar pagando la deuda imaginaria que habían adquirido al ofrecerles Owens un sitio seguro donde estar. El estafador siempre les era sincero, aunque solía mencionar solo las ventajas de elegir el camino que él ofrecía, y no las consecuencias.
-Claro que sí, Joven Elfa, allí tienes todo lo que necesitas – Levantó una ceja cuando vio la bolsa que le ofrecía, por el peso adivinó rápidamente que no podía tratarse de dinero, aunque nunca hubiese imaginado que el pago por sus servicios podía ser nada más y nada menos que galletas – Me parece justo – Cerró la bolsa y se la guardo – Claro que con esto solo pagas el poder utilizar el lugar, el baño tendrás que preparártelo tu sola – Varias de las muchachas que estaban en el fondo se miraron y se acercaron para susurrar en el oído de quien tuvieran al lado – Todas las chicas que ves trabajan muy duro todos los días para tener este tipo de privilegios ¿Qué clase de Virrey sería si te permitiera a ti tener lo que sea sin pagar adecuadamente por ello? –
Matt vio un pequeño movimiento tras la elfa, era Brenda que regresaba con los cuadernos, le hizo un gesto para que se acercara.
-Tomate tu tiempo, terminaré con algunas obligaciones mientras estas en ello – La enana se puso junto a Matt y sin miramiento alguno le tiro en el regazo todos los cuadernos – Gracias cielo, eres siempre tan amable conmigo –
-Peores cosas te merecerías – Respondió Brenda con el ceño fruncido, luego miro a la elfa y su gesto se suavizo – Haz como si no estuviéramos aquí –
La enana se sentó junto a Matt y abrió uno de los libros en la cinta que marcaba una hoja en concreto, le señaló unos números y pareció esperar a que Owens diera alguna respuesta o justificativo.
-No tengo idea de cómo pudo pasar algo así – Se encogió de hombros, como si él no tuviera nada que ver.
-Sabes exactamente cómo fue que paso esto… - El tono de Brenda era tajante.
Cuando Jeannie terminara de bañarse, encontraría estas ropas junto a la tina:
- Ropa para bailar:
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Matthew Owens
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Re: Cazando petunias [Privado] [Jeannie][Cerrado]
A Matt parece agradarle el tema de la música y el baile, pero así y todo no parece satisfecho. Aunque debe admitir que tiene parte de razón. Toda la situación estaba resultando demasiado para la cabeza de la elfa, empezaba a cansarse y enfadarse. Recoge sus pertenencias de malas maneras y, bruscamente, se va al medio de la sala. Arrastra la tina de agua hacia fuera y tira el contenido con una patada. A continuación la arrastra de nuevo al medio de la sala, donde estaba anteriormente. Mira hacia una de las muchachas de Matt que había estado siguiéndola con los ojos. Le guiña un ojo y deja sus pertenencias en el suelo mientras va a por agua limpia. Agarra un par de jarras de una esquina y se las lleva. Serán suficiente, el pelo se lo limpiará con uno de esos cepillos tan buenos que tienen por allí.
Se desnuda sin ningún tipo de pudor, dejando sus harapos tirados en el suelo, espera no volver a ponérselos jamás. Llena la tina de agua y se mete dentro a relajarse un rato. La muchacha que la observaba unos segundos antes se acerca a ella. -Si te gusta lo que ves, no te cortes, métete. No muerdo. -La muchacha se rie y se va, tan solo para traerle unos segundos después una toalla limpia.
La elfa da por terminado su baño. Unos largos minutos en el agua han conseguido mejorar su humor general. Por lo que ya puede volver a discutir con el señor del lugar los pormenores de su asociación. Al lado de la tina encuentra un conjunto de ropas, las recoge y guarda en el carcaj. Se cuelga todo al hombro y vuelve al lado de Matt, guiñándole un ojo a la chica de antes.
Jeannie apoya sus cosas en el mismo lugar que cuando abandonó al humano y comienza a vestirse delante de él. -Bueno, ¿qué opinas? -Da una vuelta sobre si misma una vez está vestida para mostrarle todo el modelo a Matt. -¿Me queda bien? -Suspira y se vuelve a sentar donde antes. Se deja caer de espaldas de nuevo.
-Estoy cansada de esta charla sin fin, Matt, no creo que nos pongamos de acuerdo nunca. Veo demasiados contras en lo que me propones, y los pros... Ni siquiera son gratis. No soy como el resto de muchachas que buscan estar en un lugar cálido y seguro mientras se ganan el dinero que necesitan para vivir. Llevo años vagando por el mundo, durmiendo en árboles y matando vampiros y bandidos como diversión. -Se incorpora y fija la mirada en los ojos de Matt. -Te equivocas si crees que podrás camelarme con tan solo un lugar caliente y un plato de comida. -Apoya los codos sobre la mesa y se aparta un mechón de pelo un poco húmedo. -La cuestión no es lo que yo puedo darte a ti, la cuestión es qué podemos darnos mutuamente. Y no, por ahora lo que me propones no vale siquiera que pierda el tiempo escuchando tu palabrería y tus sonrisas. -Se queda callada de repente, no sabe cómo, pero el hombre ha conseguido enfadarla. Jamás había hablado tanto.
Se queda pensativa unos minutos, mirando hacia su carcaj y hacia la puerta. Tan solo tendría que salir, matar unos cuantos bandidos e irse por donde ha venido. -Hazme tu última proposición, pero no creo que me guste, ¿cómo crees que podría pagarte?
La elfa se levanta, para a continuación sentarse encima de la mesa, frente al humano. Carismático, infantil, curioso, y sobre todas las cosas... Inteligente. Aquel humano era peligroso.
Se desnuda sin ningún tipo de pudor, dejando sus harapos tirados en el suelo, espera no volver a ponérselos jamás. Llena la tina de agua y se mete dentro a relajarse un rato. La muchacha que la observaba unos segundos antes se acerca a ella. -Si te gusta lo que ves, no te cortes, métete. No muerdo. -La muchacha se rie y se va, tan solo para traerle unos segundos después una toalla limpia.
La elfa da por terminado su baño. Unos largos minutos en el agua han conseguido mejorar su humor general. Por lo que ya puede volver a discutir con el señor del lugar los pormenores de su asociación. Al lado de la tina encuentra un conjunto de ropas, las recoge y guarda en el carcaj. Se cuelga todo al hombro y vuelve al lado de Matt, guiñándole un ojo a la chica de antes.
Jeannie apoya sus cosas en el mismo lugar que cuando abandonó al humano y comienza a vestirse delante de él. -Bueno, ¿qué opinas? -Da una vuelta sobre si misma una vez está vestida para mostrarle todo el modelo a Matt. -¿Me queda bien? -Suspira y se vuelve a sentar donde antes. Se deja caer de espaldas de nuevo.
-Estoy cansada de esta charla sin fin, Matt, no creo que nos pongamos de acuerdo nunca. Veo demasiados contras en lo que me propones, y los pros... Ni siquiera son gratis. No soy como el resto de muchachas que buscan estar en un lugar cálido y seguro mientras se ganan el dinero que necesitan para vivir. Llevo años vagando por el mundo, durmiendo en árboles y matando vampiros y bandidos como diversión. -Se incorpora y fija la mirada en los ojos de Matt. -Te equivocas si crees que podrás camelarme con tan solo un lugar caliente y un plato de comida. -Apoya los codos sobre la mesa y se aparta un mechón de pelo un poco húmedo. -La cuestión no es lo que yo puedo darte a ti, la cuestión es qué podemos darnos mutuamente. Y no, por ahora lo que me propones no vale siquiera que pierda el tiempo escuchando tu palabrería y tus sonrisas. -Se queda callada de repente, no sabe cómo, pero el hombre ha conseguido enfadarla. Jamás había hablado tanto.
Se queda pensativa unos minutos, mirando hacia su carcaj y hacia la puerta. Tan solo tendría que salir, matar unos cuantos bandidos e irse por donde ha venido. -Hazme tu última proposición, pero no creo que me guste, ¿cómo crees que podría pagarte?
La elfa se levanta, para a continuación sentarse encima de la mesa, frente al humano. Carismático, infantil, curioso, y sobre todas las cosas... Inteligente. Aquel humano era peligroso.
Irinnil Fawkes
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Re: Cazando petunias [Privado] [Jeannie][Cerrado]
Matthew siquiera la mira cuando la elfa recoge sus cosas ofendida y se va, Brenda suspira y niega con la cabeza. Habían veces en que Owens podía ser en verdad un encanto de hombre, pero la mayoría de las veces tenía una increíble facilidad para hacer enojar a las personas “Yo incluida” pensó la enana. Ahora mismo estaba jugando con una galleta, haciéndola rodar con un dedo sobre la mesa, en lugar de prestar atención a lo que le estaba diciendo.
-¡Matthew! –
-¿Quieres una galleta? –
-No, quiero que terminemos con esto ahora mismo así podré irme a descansar –
-Ains… Bien, bien, esa fue una pequeña cifra que invertí –
-Que apostaste querrás decir –
-Es la misma cosa – Hizo un gesto con la mano como quitándole importancia – Créeme, recuperare el dinero –
-Siempre dices eso –
-¿Y no cumplo mi palabra? – Brenda se quedó callada, era cierto que la mayoría de las veces de un modo u otro el dinero regresaba, era un misterio como lo lograba – Ahí está, entonces ya no nos preocupemos, ven a mis brazos y seamos amigos de nuevo – Matt pasó un brazo por arriba de los hombros de la enana pero esta se apartó con bastante poco tacto.
-Bien, entonces dejaré ese número en rojo hasta que regreses con el dinero. Y por tu bien espero que lo hagas pronto, Matthew. Las chicas no pueden vivir de promesas y… Galletas –
El estafador le sonrió y le lanzo un beso, Brenda lo ignoró y cerró los libros de cuentas. En cuanto la enana se fue Owens se dispuso a relajarse, dejó escapar un largo suspiro y cerró los ojos, a los pocos segundos escuchó que la elfa regresaba, abrió un solo ojo para ver si se detenía frente a él, o si esperaba que le dirija algo.
-Veamos… - La observa con atención mientras da la vuelta – Si, creo que se ajusta bien. Modestia aparte, estaba seguro que sería perfecto para ti, tengo buen ojo para elegir estas cosas – Se acercó hasta donde ella estaba y toco su cabello – Ahora solo tendríamos que hacer algo con este pelo –
Mientras la elfa hablaba sobre lo que opinaba de su discusión, los pro y los contra de trabajar allí, que si era en verdad su deseo el quedarse en un solo sitio y demás cosas que el humano escuchó a medias, Matt extendió el brazo, agarró un cepillo y se dedicó a deshacer los nudos del cabello de la muchacha. Trabajaba con mucha delicadeza, evitando tirar para no molestarla mientras intentaba completar su planteo.
La elfa se incorpora y lo mira a los ojos.
-Oh ¿No será tan fácil? Demonios, creía que te tenía en la palma de mi mano – Sonrió con sarcasmo y le hizo un gesto para que volviera a darse la vuelta así podía seguir peinándola – Me gusta tu modo de negociar, estas totalmente convencida de que me estás haciendo un favor al quedarte aquí. Eso es muy tierno, pero ciertamente es el tipo de actitud con la que debes presentarte. Estoy seguro que podremos llegar a un acuerdo, pero si las palabras te agotan, entonces pasaré a ser más directo –
Deja que la elfa se siente nuevamente en la mesa, al estar Matthew en el piso queda más abajo que ella. Junta las manos y sonríe satisfecho.
-Hermosa, mira nada más lo preciosa que has quedado –Suspira como amante enamorado y ahora es él quien se deja caer hacía atrás, como si la elfa le hubiese dado un flechazo justo en el corazón – Bien, me rindo, eres demasiado bella, tendré que bajas mis exigencias - Levantó un dedo, sin mover el resto del cuerpo de donde estaba – Solo te pido que me des un poco de tu sangre, y te dejaré quedarte ¿Te parece mejor así? -
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Lo que Matt hizo con el pelo de Jeannie:
-¡Matthew! –
-¿Quieres una galleta? –
-No, quiero que terminemos con esto ahora mismo así podré irme a descansar –
-Ains… Bien, bien, esa fue una pequeña cifra que invertí –
-Que apostaste querrás decir –
-Es la misma cosa – Hizo un gesto con la mano como quitándole importancia – Créeme, recuperare el dinero –
-Siempre dices eso –
-¿Y no cumplo mi palabra? – Brenda se quedó callada, era cierto que la mayoría de las veces de un modo u otro el dinero regresaba, era un misterio como lo lograba – Ahí está, entonces ya no nos preocupemos, ven a mis brazos y seamos amigos de nuevo – Matt pasó un brazo por arriba de los hombros de la enana pero esta se apartó con bastante poco tacto.
-Bien, entonces dejaré ese número en rojo hasta que regreses con el dinero. Y por tu bien espero que lo hagas pronto, Matthew. Las chicas no pueden vivir de promesas y… Galletas –
El estafador le sonrió y le lanzo un beso, Brenda lo ignoró y cerró los libros de cuentas. En cuanto la enana se fue Owens se dispuso a relajarse, dejó escapar un largo suspiro y cerró los ojos, a los pocos segundos escuchó que la elfa regresaba, abrió un solo ojo para ver si se detenía frente a él, o si esperaba que le dirija algo.
-Veamos… - La observa con atención mientras da la vuelta – Si, creo que se ajusta bien. Modestia aparte, estaba seguro que sería perfecto para ti, tengo buen ojo para elegir estas cosas – Se acercó hasta donde ella estaba y toco su cabello – Ahora solo tendríamos que hacer algo con este pelo –
Mientras la elfa hablaba sobre lo que opinaba de su discusión, los pro y los contra de trabajar allí, que si era en verdad su deseo el quedarse en un solo sitio y demás cosas que el humano escuchó a medias, Matt extendió el brazo, agarró un cepillo y se dedicó a deshacer los nudos del cabello de la muchacha. Trabajaba con mucha delicadeza, evitando tirar para no molestarla mientras intentaba completar su planteo.
La elfa se incorpora y lo mira a los ojos.
-Oh ¿No será tan fácil? Demonios, creía que te tenía en la palma de mi mano – Sonrió con sarcasmo y le hizo un gesto para que volviera a darse la vuelta así podía seguir peinándola – Me gusta tu modo de negociar, estas totalmente convencida de que me estás haciendo un favor al quedarte aquí. Eso es muy tierno, pero ciertamente es el tipo de actitud con la que debes presentarte. Estoy seguro que podremos llegar a un acuerdo, pero si las palabras te agotan, entonces pasaré a ser más directo –
Deja que la elfa se siente nuevamente en la mesa, al estar Matthew en el piso queda más abajo que ella. Junta las manos y sonríe satisfecho.
-Hermosa, mira nada más lo preciosa que has quedado –Suspira como amante enamorado y ahora es él quien se deja caer hacía atrás, como si la elfa le hubiese dado un flechazo justo en el corazón – Bien, me rindo, eres demasiado bella, tendré que bajas mis exigencias - Levantó un dedo, sin mover el resto del cuerpo de donde estaba – Solo te pido que me des un poco de tu sangre, y te dejaré quedarte ¿Te parece mejor así? -
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Lo que Matt hizo con el pelo de Jeannie:
- Pelo:
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Matthew Owens
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Re: Cazando petunias [Privado] [Jeannie][Cerrado]
Jeannie se pone un poco tensa cuando el humano se acerca a ella y le toca el pelo. Hasta ahora en ningún momento se había atrevido a siquiera rozarla. Por eso el gesto le llega con la guardia baja. - No le pasa nada a mi pelo...- No está convencida de esas palabras, la asalta una pequeña oleada de inseguridad. ¿Hacía cuanto que no recibía esos cuidados? ¿O que siquiera se cuidaba ella misma de aquel modo? Después de un largo suspiro baja la guardia totalmente y, mientras habla, se deja peinar.
Que Matt estuviera dándole esos cuidados y atenciones dificultaba lo que estaba diciéndole sobre su estadía en el local. Pero aún así, debía dejar claros todos los puntos. El humano era demasiado inteligente como para dejar ninguno en el aire, debía esforzarse para dejar todo lo más claro posible.
Tras terminar todo su monólogo, Matt hace un comentario sarcástico para a continuación hacerle un gesto de que se gire de nuevo. Parece más concentrado en el cepillado de su cabello que en la conversación que están manteniendo. La elfa vuelve a girarse obedientemente. De alguna forma ese hombre está consiguiendo domesticarla, cada vez tiene menos ganas de discutir, de pelear, de estrujarse la mente buscando aquello que piensa aquel humano extraño. La voluntad le comienza a flaquear poco a poco, hasta el punto de aceptar cualquier cosa que le proponga. ¿Sexo? A cambio de aquellos cuidados... Tampoco es para tanto, ¿no? Deshecha rápidamente esos pensamientos de su cabeza. No, cualquier cosa excepto eso.
Matt termina con su pelo y ella se sienta en la mesa, preguntando finalmente cuál será su última proposición. La llama hermosa, bella y que por ello bajará las exigencias. Tonterías. Veremos aquello que su corazón guarda detrás de toda la fachada.
- ¿Sangre?¿¡Sangre!? -La elfa grita la palabra, mientras su cara se vuelve todavía más blanca y sus ojos apagan todo su brillo. Apenas ve al hombre que tiene delante. Todos los cuidados, las atenciones y demás palabras bonitas se esfuman en tan solo un segundo. Un vampiro, sin duda tenía que ser un vampiro. Otra vez. Un vampiro regentando un prostíbulo. Oh, perversos maquinadores sádicos y morbosos. Sin duda habían llegado al fondo con aquello, no se podía ser más ruín ni caer más bajo.
Jeannie gira la cabeza, el carcaj y las flechas están a tan solo un metro de distancia, pero justo al lado del vampiro. Rueda hacia atrás sobre la mesa y se pone de pie al otro lado. Mirando a Matt fijamente.
Ya no es dueña de sí misma, la dominan los recuerdos del pasado. Ya no se encuentra en el burdel. A su alrededor solo hay una mazmorra, y cadenas, muchas cadenas.
- ¿Acaso no os ha llegado con todos aquellos años que habéis vuelto para terminar el trabajo? ¿Acaso no os llegó con lo que tomasteis de mi que también necesitáis toda mi sangre? - La elfa sigue mirando hacia el ahora vampiro, sin verlo realmente. Desbocada y ardiente. -Yo seré la que beba de tu sangre.
Tira la mesa hacia un lado de una patada. Se acerca a Matt y lo toma del cuello con ambas manos, intentando clavarle las uñas y hacerlo sangrar.
Que Matt estuviera dándole esos cuidados y atenciones dificultaba lo que estaba diciéndole sobre su estadía en el local. Pero aún así, debía dejar claros todos los puntos. El humano era demasiado inteligente como para dejar ninguno en el aire, debía esforzarse para dejar todo lo más claro posible.
Tras terminar todo su monólogo, Matt hace un comentario sarcástico para a continuación hacerle un gesto de que se gire de nuevo. Parece más concentrado en el cepillado de su cabello que en la conversación que están manteniendo. La elfa vuelve a girarse obedientemente. De alguna forma ese hombre está consiguiendo domesticarla, cada vez tiene menos ganas de discutir, de pelear, de estrujarse la mente buscando aquello que piensa aquel humano extraño. La voluntad le comienza a flaquear poco a poco, hasta el punto de aceptar cualquier cosa que le proponga. ¿Sexo? A cambio de aquellos cuidados... Tampoco es para tanto, ¿no? Deshecha rápidamente esos pensamientos de su cabeza. No, cualquier cosa excepto eso.
Matt termina con su pelo y ella se sienta en la mesa, preguntando finalmente cuál será su última proposición. La llama hermosa, bella y que por ello bajará las exigencias. Tonterías. Veremos aquello que su corazón guarda detrás de toda la fachada.
- ¿Sangre?¿¡Sangre!? -La elfa grita la palabra, mientras su cara se vuelve todavía más blanca y sus ojos apagan todo su brillo. Apenas ve al hombre que tiene delante. Todos los cuidados, las atenciones y demás palabras bonitas se esfuman en tan solo un segundo. Un vampiro, sin duda tenía que ser un vampiro. Otra vez. Un vampiro regentando un prostíbulo. Oh, perversos maquinadores sádicos y morbosos. Sin duda habían llegado al fondo con aquello, no se podía ser más ruín ni caer más bajo.
Jeannie gira la cabeza, el carcaj y las flechas están a tan solo un metro de distancia, pero justo al lado del vampiro. Rueda hacia atrás sobre la mesa y se pone de pie al otro lado. Mirando a Matt fijamente.
Ya no es dueña de sí misma, la dominan los recuerdos del pasado. Ya no se encuentra en el burdel. A su alrededor solo hay una mazmorra, y cadenas, muchas cadenas.
- ¿Acaso no os ha llegado con todos aquellos años que habéis vuelto para terminar el trabajo? ¿Acaso no os llegó con lo que tomasteis de mi que también necesitáis toda mi sangre? - La elfa sigue mirando hacia el ahora vampiro, sin verlo realmente. Desbocada y ardiente. -Yo seré la que beba de tu sangre.
Tira la mesa hacia un lado de una patada. Se acerca a Matt y lo toma del cuello con ambas manos, intentando clavarle las uñas y hacerlo sangrar.
Irinnil Fawkes
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Re: Cazando petunias [Privado] [Jeannie][Cerrado]
Ciertamente no es como si Matthew esperara que la elfa se lo tomara con absoluta tranquilidad, ya había hecho esa misma propuesta varias veces, y en ninguno de los casos la respuesta había sido calmada. Recordó como Eyre se había asustado pensando que se había transformado en un vampiro, Owens se sonrió sin darse cuenta “Y aun así estaba dispuesta a continuar queriéndome. Ella si es toda una mujer”.
Pero tampoco se esperaba que la muchacha cambiara tanto de carácter, claro está, el estafador no tenía idea alguna de cuales habían sido las anteriores experiencias de la elfa con los vampiros. Ingenuamente había propuesto el intercambio de estadía y comida por algo que suponía a la muchacha no le molestaría tanto.
Para su sorpresa la respuesta no se hizo esperar, el humano seguía acostado en el piso cuando escuchó que la elfa se levantaba. Alzó la cabeza para ver qué era lo que hacía, su gesto cambió completamente, y Matt pudo escuchar claramente un “Oh, oh” en su mente, apoya los codos en el piso e intenta retroceder pero la chica es más rápida y se le tira encima, agarrándolo del cuello.
Las muchachas que estaban en la habitación se levantaron asustadas, y algunas hicieron el intento de acercarse. Matthew agarró a la elfa por las muñecas y lentamente comenzó a separarlas de su cuello, incorporó aire lo más rápido que pudo y dijo en voz alta:
-¿A qué esperan? ¡Quítenmela de encima! –Las prostitutas reaccionaron y agarraron entre todas a la elfa, tirando de ella hacia atrás para que soltara al estafador.
Con la joven bien agarrada, Matthew pudo por fin ponerse en pie, se pasó la mano por el cuello, sintió que estaba húmedo y al mirar su palma vio un poco de sangre. Se acercó a la elfa despacio y la agarró del mentón, apretando ligeramente para obligarla a que lo mire a los ojos.
-Creo que lo primero que tendrás que aprender es a pensar antes de actuar. No todo es lo que parece, niña tonta – La soltó de modo brusco y respiró profundo, enojarse no era bueno. Pasó ambas manos por su cabello, peinándolo hacia atrás mientras intentaba calmarse – Bien, bien, ya no importa, fue un mal entendido ¿Cierto Cariño? –
-¿No deberíamos….? –
-No, no, estoy seguro que si le explico la situación entenderá que todo fue un error – Matt se acercó a la mesa y la volvió a poner en su lugar – Pero denle un baño de agua fría para que recapacite, luego hablaré con ella –
Las muchachas empujaron a la elfa hasta la bañera donde antes se había bañado, el agua estaba fría ahora. La tiraron adentro sin demasiado miramientos, e impidieron que saliera del agua, no le sumergían la cabeza porque la idea no era ahogarla, sino que se calmara. Cuando Matthew hizo una señal la sacaron y la llevaron de nuevo con el humano.
-Gracias chicas, ya me siento mejor, necesitaba calmarme – Dijo Owens como si hubiese sido él quien estuviera ahora empapado con agua fría – Bien, querida mía, entiendo que hubo un mal entendido entre nosotros, y en verdad, de todo corazón lo lamento – El estafador puso una cara de fingido arrepentimiento - Déjame explicarme adecuadamente: No soy un vampiro – Su rostro se volvió serio – Soy un humano con una maldición temporal. Puedo asegurarte que no me agrada beber sangre, y que en cuanto esta cosa horrible se vaya de mi cuerpo no volveré a hacerlo –
Mientras la elfa se daba el involuntario baño de agua fría, Matt había aprovechado para cubrirse el cuello con un pañuelo, tapando así las heridas que la muchacha le había hecho.
– Ahora, como comprenderás, no estoy tan bien predispuesto a que te quedes. Sin embargo, estoy dispuesto a darte una última oportunidad – Saco un pequeño frasco y lo puso frente a la elfa – Dame un poco de tu sangre y todo estará perdonado, volveremos a estar en buenos términos, te conseguiré un cambio de ropa, deliciosa comida y un sitio cómodo donde dormir – Acercó una mano para tomar nuevamente un mechón de cabello de la joven – Y tendré que peinar nuevamente tu cabello, claro está, la bailarina estrella no puede ir por la vida así de desarreglada -
Pero tampoco se esperaba que la muchacha cambiara tanto de carácter, claro está, el estafador no tenía idea alguna de cuales habían sido las anteriores experiencias de la elfa con los vampiros. Ingenuamente había propuesto el intercambio de estadía y comida por algo que suponía a la muchacha no le molestaría tanto.
Para su sorpresa la respuesta no se hizo esperar, el humano seguía acostado en el piso cuando escuchó que la elfa se levantaba. Alzó la cabeza para ver qué era lo que hacía, su gesto cambió completamente, y Matt pudo escuchar claramente un “Oh, oh” en su mente, apoya los codos en el piso e intenta retroceder pero la chica es más rápida y se le tira encima, agarrándolo del cuello.
Las muchachas que estaban en la habitación se levantaron asustadas, y algunas hicieron el intento de acercarse. Matthew agarró a la elfa por las muñecas y lentamente comenzó a separarlas de su cuello, incorporó aire lo más rápido que pudo y dijo en voz alta:
-¿A qué esperan? ¡Quítenmela de encima! –Las prostitutas reaccionaron y agarraron entre todas a la elfa, tirando de ella hacia atrás para que soltara al estafador.
Con la joven bien agarrada, Matthew pudo por fin ponerse en pie, se pasó la mano por el cuello, sintió que estaba húmedo y al mirar su palma vio un poco de sangre. Se acercó a la elfa despacio y la agarró del mentón, apretando ligeramente para obligarla a que lo mire a los ojos.
-Creo que lo primero que tendrás que aprender es a pensar antes de actuar. No todo es lo que parece, niña tonta – La soltó de modo brusco y respiró profundo, enojarse no era bueno. Pasó ambas manos por su cabello, peinándolo hacia atrás mientras intentaba calmarse – Bien, bien, ya no importa, fue un mal entendido ¿Cierto Cariño? –
-¿No deberíamos….? –
-No, no, estoy seguro que si le explico la situación entenderá que todo fue un error – Matt se acercó a la mesa y la volvió a poner en su lugar – Pero denle un baño de agua fría para que recapacite, luego hablaré con ella –
Las muchachas empujaron a la elfa hasta la bañera donde antes se había bañado, el agua estaba fría ahora. La tiraron adentro sin demasiado miramientos, e impidieron que saliera del agua, no le sumergían la cabeza porque la idea no era ahogarla, sino que se calmara. Cuando Matthew hizo una señal la sacaron y la llevaron de nuevo con el humano.
-Gracias chicas, ya me siento mejor, necesitaba calmarme – Dijo Owens como si hubiese sido él quien estuviera ahora empapado con agua fría – Bien, querida mía, entiendo que hubo un mal entendido entre nosotros, y en verdad, de todo corazón lo lamento – El estafador puso una cara de fingido arrepentimiento - Déjame explicarme adecuadamente: No soy un vampiro – Su rostro se volvió serio – Soy un humano con una maldición temporal. Puedo asegurarte que no me agrada beber sangre, y que en cuanto esta cosa horrible se vaya de mi cuerpo no volveré a hacerlo –
Mientras la elfa se daba el involuntario baño de agua fría, Matt había aprovechado para cubrirse el cuello con un pañuelo, tapando así las heridas que la muchacha le había hecho.
– Ahora, como comprenderás, no estoy tan bien predispuesto a que te quedes. Sin embargo, estoy dispuesto a darte una última oportunidad – Saco un pequeño frasco y lo puso frente a la elfa – Dame un poco de tu sangre y todo estará perdonado, volveremos a estar en buenos términos, te conseguiré un cambio de ropa, deliciosa comida y un sitio cómodo donde dormir – Acercó una mano para tomar nuevamente un mechón de cabello de la joven – Y tendré que peinar nuevamente tu cabello, claro está, la bailarina estrella no puede ir por la vida así de desarreglada -
Última edición por Matthew Owens el Lun Dic 10 2018, 12:37, editado 2 veces
Matthew Owens
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Re: Cazando petunias [Privado] [Jeannie][Cerrado]
Jeannie se encontraba sobre el vampiro, apretando con todas sus fuerzas para terminar con su vida. Ningún vampiro merecía piedad. Ninguno. Pero el hombre era más fuerte que ella y poco a poco consiguió separar las manos de su cuello. La chica suelta un gemido de dolor. Matt avisa a las prostitutas para que acudan en su ayuda, agarran a la elfa por los brazos y la separan de él. Forcejea y le da un codazo a una de las mujeres en la gargata, que pronto se quita de en medio y deja a las demás su lugar mientras recupera el resuello. Cuando ve que el hombre se acerca a ella deja de forcejear y lo fulmina con una mirada llena de odio. Él toma su mentón y la hace levantar la vista, quedando a la par que sus ojos.
La elfa se da cuenta entonces de lo que ocurre y de su tonta confusión. Aquel hombre no era un vampiro. Se había equivocado. Se había dejado cegar por el odio y por el pasado. Se queda helada, con la mirada perdida, deja de ser capaz de prestar atención a lo que la rodea, sigue sujeta por las mujeres del burdel. Tras una orden de Matt la arrastran, seguramente para hacerla pagar por su insensatez.
Las mujeres la empujan dentro de la tina, salpicando gran parte del agua al suelo y la dejan allí tirada un rato. Ella no se mueve, ni siquiera intenta salir. Mira sus manos sin verlas realmente, tan solo porque sí. Se fija en que hay algo rojo. Piensa que debe limpiarlo, está en la bañera y tiene las uñas sucias, lo lógico es limpiarlas. Se dedica a frotar hasta que la sacan de nuevo y la arrastran de vuelta.
El humano explica la situación, más calmado pero ahora con un pañuelo al cuello. La chica piensa que es un pañuelo bonito, ojalá tener un pañuelo tan bonito para ella. Las prostitutas la sueltan y cae sobre sus rodillas, quedando encogida enfrente de Matt. Levanta la mirada, un poco repuesta del shock. Entonces el hombre le pone un frasco delante, con indicaciones de llenarlo con su sangre, entonces estará todo olvidado y podrá quedarse. La elfa le mira sin odio, pero también sin amabilidad, tan solo con indiferencia. Había sido humillada y ahora en peor posición que al principio, ya no había negociación posible. Esa etapa había terminado.
Se levanta de nuevo y bordea la mesa, sin quitar ojo de las muchachas que observan atentamente todos sus movimientos. Saca una flecha del carcaj y vuelve a ponerse de rodillas. Hace un corte horizontal a la altura de la muñeca y abre y cierra el puño para que la sangre fluya más deprisa. Una vez el tarro está lleno de sangre lo empuja con la punta de la flecha hacia Matt mientras se quita las ropas. Las dobla y deja sobre uno de los bancos.
Todavía desnuda se sienta sobre la mesa y sin mirar a Matt a la cara, gira para darle la espalda. Agarra el peine y lo empuja hacia Matt, estirando el cuello para que el humano comience a peinarla como antes. Su muñeca sigue chorreando sangre, que cae en forma de gotitas sobre la mesa.
- Lo lamento, Matt, no volverá a ocurrir. -Le dice sumisa al humano. Gira la cabeza un segundo para mirarle a la cara, pero entonces se da cuenta de que le estorbará la labor y vuelve a mirar al frente. - Mi nombre es Jeannie Fawkes. Durante años fui violada y torturada por un clan de vampiros a las afueras de Sandorai. -Hace una pequeña pausa. - Puedes pedirme toda la sangre que necesites.
Acto seguido, sin saber muy bien por qué, la chica se siente más relajada, como si el peso más grande de su vida se hubiera esfumado durante unos instantes. Tan solo lamenta que su imprudencia haya hecho más difícil la ya de por sí complicada tarea de leer las intenciones de aquel hombre.
La elfa se da cuenta entonces de lo que ocurre y de su tonta confusión. Aquel hombre no era un vampiro. Se había equivocado. Se había dejado cegar por el odio y por el pasado. Se queda helada, con la mirada perdida, deja de ser capaz de prestar atención a lo que la rodea, sigue sujeta por las mujeres del burdel. Tras una orden de Matt la arrastran, seguramente para hacerla pagar por su insensatez.
Las mujeres la empujan dentro de la tina, salpicando gran parte del agua al suelo y la dejan allí tirada un rato. Ella no se mueve, ni siquiera intenta salir. Mira sus manos sin verlas realmente, tan solo porque sí. Se fija en que hay algo rojo. Piensa que debe limpiarlo, está en la bañera y tiene las uñas sucias, lo lógico es limpiarlas. Se dedica a frotar hasta que la sacan de nuevo y la arrastran de vuelta.
El humano explica la situación, más calmado pero ahora con un pañuelo al cuello. La chica piensa que es un pañuelo bonito, ojalá tener un pañuelo tan bonito para ella. Las prostitutas la sueltan y cae sobre sus rodillas, quedando encogida enfrente de Matt. Levanta la mirada, un poco repuesta del shock. Entonces el hombre le pone un frasco delante, con indicaciones de llenarlo con su sangre, entonces estará todo olvidado y podrá quedarse. La elfa le mira sin odio, pero también sin amabilidad, tan solo con indiferencia. Había sido humillada y ahora en peor posición que al principio, ya no había negociación posible. Esa etapa había terminado.
Se levanta de nuevo y bordea la mesa, sin quitar ojo de las muchachas que observan atentamente todos sus movimientos. Saca una flecha del carcaj y vuelve a ponerse de rodillas. Hace un corte horizontal a la altura de la muñeca y abre y cierra el puño para que la sangre fluya más deprisa. Una vez el tarro está lleno de sangre lo empuja con la punta de la flecha hacia Matt mientras se quita las ropas. Las dobla y deja sobre uno de los bancos.
Todavía desnuda se sienta sobre la mesa y sin mirar a Matt a la cara, gira para darle la espalda. Agarra el peine y lo empuja hacia Matt, estirando el cuello para que el humano comience a peinarla como antes. Su muñeca sigue chorreando sangre, que cae en forma de gotitas sobre la mesa.
- Lo lamento, Matt, no volverá a ocurrir. -Le dice sumisa al humano. Gira la cabeza un segundo para mirarle a la cara, pero entonces se da cuenta de que le estorbará la labor y vuelve a mirar al frente. - Mi nombre es Jeannie Fawkes. Durante años fui violada y torturada por un clan de vampiros a las afueras de Sandorai. -Hace una pequeña pausa. - Puedes pedirme toda la sangre que necesites.
Acto seguido, sin saber muy bien por qué, la chica se siente más relajada, como si el peso más grande de su vida se hubiera esfumado durante unos instantes. Tan solo lamenta que su imprudencia haya hecho más difícil la ya de por sí complicada tarea de leer las intenciones de aquel hombre.
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Re: Cazando petunias [Privado] [Jeannie][Cerrado]
“Que curioso”, pensó Matt “Ya es la segunda elfa con la que me pasa lo mismo ¿Será una característica de la raza?”, el humano no le dio demasiadas vueltas, mientras los métodos de sumisión funcionaran no se plantearía demasiados interrogantes. La muchacha nuevamente había cambiado por completo de actitud, en el transcurso de unas pocas horas Owens había podido ver al menos tres conductas distintas en ella.
Esta última era la que más le servía.
-Siempre hay que pensar las cosas con frialdad, en este juego que es la vida, el que se deja gobernar por las pasiones pierde ¿No lo crees así? – No esperaba que la muchacha le contestara, en su mirada perdida quedaba claro que no tenía muchas ganas de conversar. Pero Matthew quería continuar con la fachada de buen anfitrión, y lo cierto era que la situación le resultaba bastante divertida de por sí – Ya aprenderás a controlarlo –
Se podía ser insensible con un gesto de enojo, o uno neutro, pero también se podía ser impasible con una sonrisa encantadora, y así era Matt. Observa con calma como la elfa se corta las venas y llena el frasco con sangre, les hace un gesto a las muchachas para que se alejen, la situación estaba controlada.
Agarra el tarro con sangre y asiente, aprobando la actitud de la joven, luego se lo guarda para beberlo más tarde.
-Bien hecho, sabía que podríamos entendernos – Acepta el peine que le ofrece y empieza a cepillar su cabello con mucho cuidado y cariño. Cuando se disculpa y se gira para mirarlo, Matt apoya una mano en su mejilla y le da un beso en la frente – No te preocupes, Querida. Todos nos equivocamos, solo te pido que no me obligues a hacerte algo como esto de nuevo, eres una muchacha encantadora y solo quiero lo mejor para ti – Mientras la elfa se presentaba Owens peinó y trenzó su cabello. Al notar que la muñeca de Jeannie continuaba sangrando dio la vuelta a la mesa y se arrodillo frente a ella, se quitó el pañuelo que tenía en el cuello y se lo ato sobre la herida para que dejara de sangrar – Con que de eso se trataba, Mi Pobre Niña, debió ser muy difícil-
Volvió a incorporarse y rodeó a la elfa en un afectuoso abrazo, estaba completamente desnuda, pero a ninguno de los dos les importaba eso, Matt tenía claro que no estaba ejerciendo de hombre en esa situación, sino de protector. La soltó luego de unos segundos, apoyó ambas manos en sus hombros y le sonrió.
-¿Qué tal si elegimos juntos un nuevo y bonito vestido? Dejemos este horrible momento atrás – Se alejo un paso y le ofreció una mano para que se levantara – Esta será una decisión de la que no te arrepentirás, Jeannie Fawkes, te lo prometo –
Las prostitutas sonreían, por más que habían visto el proceso varias veces, nunca se cansaban de ver a Matthew en acción. Era un verdadero artista de las palabras.
Esta última era la que más le servía.
-Siempre hay que pensar las cosas con frialdad, en este juego que es la vida, el que se deja gobernar por las pasiones pierde ¿No lo crees así? – No esperaba que la muchacha le contestara, en su mirada perdida quedaba claro que no tenía muchas ganas de conversar. Pero Matthew quería continuar con la fachada de buen anfitrión, y lo cierto era que la situación le resultaba bastante divertida de por sí – Ya aprenderás a controlarlo –
Se podía ser insensible con un gesto de enojo, o uno neutro, pero también se podía ser impasible con una sonrisa encantadora, y así era Matt. Observa con calma como la elfa se corta las venas y llena el frasco con sangre, les hace un gesto a las muchachas para que se alejen, la situación estaba controlada.
Agarra el tarro con sangre y asiente, aprobando la actitud de la joven, luego se lo guarda para beberlo más tarde.
-Bien hecho, sabía que podríamos entendernos – Acepta el peine que le ofrece y empieza a cepillar su cabello con mucho cuidado y cariño. Cuando se disculpa y se gira para mirarlo, Matt apoya una mano en su mejilla y le da un beso en la frente – No te preocupes, Querida. Todos nos equivocamos, solo te pido que no me obligues a hacerte algo como esto de nuevo, eres una muchacha encantadora y solo quiero lo mejor para ti – Mientras la elfa se presentaba Owens peinó y trenzó su cabello. Al notar que la muñeca de Jeannie continuaba sangrando dio la vuelta a la mesa y se arrodillo frente a ella, se quitó el pañuelo que tenía en el cuello y se lo ato sobre la herida para que dejara de sangrar – Con que de eso se trataba, Mi Pobre Niña, debió ser muy difícil-
Volvió a incorporarse y rodeó a la elfa en un afectuoso abrazo, estaba completamente desnuda, pero a ninguno de los dos les importaba eso, Matt tenía claro que no estaba ejerciendo de hombre en esa situación, sino de protector. La soltó luego de unos segundos, apoyó ambas manos en sus hombros y le sonrió.
-¿Qué tal si elegimos juntos un nuevo y bonito vestido? Dejemos este horrible momento atrás – Se alejo un paso y le ofreció una mano para que se levantara – Esta será una decisión de la que no te arrepentirás, Jeannie Fawkes, te lo prometo –
Las prostitutas sonreían, por más que habían visto el proceso varias veces, nunca se cansaban de ver a Matthew en acción. Era un verdadero artista de las palabras.
Matthew Owens
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Re: Cazando petunias [Privado] [Jeannie][Cerrado]
Tras el desahogo incial al contarle lo ocurrido a Matt, la elfa sigue chorreando sangre sobre la mesa. El hombre se acerca y, arrodillándose, le venda la muñeca con su pañuelo. Ella le mira, tan amable, tan atento... ¿Cómo podría resistirse a quedarse con aquel humano? Aunque solo fuera por un corto período de tiempo. No tendría por qué pasar nada. Seguramente tenga algunos planes ocultos, pero ¿acaso hay alguien que no los tenga? Nadie está libre de maquinar sus propias intrigas para mejorar su posición en el mundo. Este hombre tenía su propia forma de hacerlo, y en esos momentos no era una forma mala para Jeannie. Ella era tosca, le encantaba apuñalar y matar, hacer sangrar a sus oponentes y regocijarse en el calor de la sangre sobre su piel. Tal vez allí pudiera volverse más... Refinada. Volver al mundo real, a la sociedad. O al menos a algo parecido, un campamento de bandidos no es lo más refinado que existe en Aerandir.
El humano se incorpora y la abraza, no se lo esperaba. Apoya la cabeza sobre el hombro de Matt y le abraza también. A continuación apoya las manos en los hombros de la elfa y le ofrece ir a buscar un vestido nuevo para ponerse. -Me gustaba el otro... -Apenas levanta la mirada hacia los ojos de Matt, cuando sus ojos se encuentran con los de él, ella rápidamente mira hacia otro lado. Matt le ofrece una mano y le dice que no lamentará la decisión. La elfa suspira y acepta la ayuda para levantarse. Queda muy bajita al lado del hombre.
Las prostitutas volvían cada una a sus quehaceres una vez terminado el espectáculo y junto con Matt se acercó a ver los vestidos que había disponibles para ella. Se probaba uno, daba una vuelta frente a Matt y esperaba su aprobación. Se desnudaba de nuevo y se probaba el siguiente. No estaría satisfecha hasta haberlos visto todos al menos una vez. - Debería tener uno que no me entorpezca los movimientos al bailar. -Se da toquecitos en el labio inferior con el dedo mientras observa el montón de vestidos. - También quiero uno que resalte mis ojos... - Agarra uno verde, se lo pone por encima y lo descarta.
- Matt, ayúdame. -Le mira más relajada, no es una súplica, aunque tampoco es una orden, tan solo se lo pide como se lo pediría a una amiga en la privacidad de su cuarto. Ha vuelto a cambiar la forma de ver al humano. Sí, había hecho mal, y sí, él la había perdonado, pero eso era todo. Agua pasada, ni era para tanto ni pretendía volver a hacerlo a menos que le diera motivos. Pero tampoco le debía absolutamente nada, no había sido benevolente con ella. Tan solo era un objeto más en su colección y había hecho aquello que era necesario para que siguiera allí. Se había dado cuenta de que la mayoría de chicas que tenía Matt en el burdel eran humanas. Y por cierto, no veía ninguna elfa por los alrededores. Sería su animal exótico.
- No pienso quedarme desnuda todo el día, si no me ayudas a decidirme por uno... Te robaré uno de los tuyos. - Le guiña un ojo y suelta una risita. La elfa se encuentra más a gusto y contenta de lo que jamás sería capaz de advertir. Se acerca a Matt con todos los vestidos juntos y dobla los que ella ya ha descartado. Se pone delante de un espejo, cierra los ojos y levanta los brazos. - Ponme el que más te guste, cerraré los ojos y será una sorpresa.
El humano se incorpora y la abraza, no se lo esperaba. Apoya la cabeza sobre el hombro de Matt y le abraza también. A continuación apoya las manos en los hombros de la elfa y le ofrece ir a buscar un vestido nuevo para ponerse. -Me gustaba el otro... -Apenas levanta la mirada hacia los ojos de Matt, cuando sus ojos se encuentran con los de él, ella rápidamente mira hacia otro lado. Matt le ofrece una mano y le dice que no lamentará la decisión. La elfa suspira y acepta la ayuda para levantarse. Queda muy bajita al lado del hombre.
Las prostitutas volvían cada una a sus quehaceres una vez terminado el espectáculo y junto con Matt se acercó a ver los vestidos que había disponibles para ella. Se probaba uno, daba una vuelta frente a Matt y esperaba su aprobación. Se desnudaba de nuevo y se probaba el siguiente. No estaría satisfecha hasta haberlos visto todos al menos una vez. - Debería tener uno que no me entorpezca los movimientos al bailar. -Se da toquecitos en el labio inferior con el dedo mientras observa el montón de vestidos. - También quiero uno que resalte mis ojos... - Agarra uno verde, se lo pone por encima y lo descarta.
- Matt, ayúdame. -Le mira más relajada, no es una súplica, aunque tampoco es una orden, tan solo se lo pide como se lo pediría a una amiga en la privacidad de su cuarto. Ha vuelto a cambiar la forma de ver al humano. Sí, había hecho mal, y sí, él la había perdonado, pero eso era todo. Agua pasada, ni era para tanto ni pretendía volver a hacerlo a menos que le diera motivos. Pero tampoco le debía absolutamente nada, no había sido benevolente con ella. Tan solo era un objeto más en su colección y había hecho aquello que era necesario para que siguiera allí. Se había dado cuenta de que la mayoría de chicas que tenía Matt en el burdel eran humanas. Y por cierto, no veía ninguna elfa por los alrededores. Sería su animal exótico.
- No pienso quedarme desnuda todo el día, si no me ayudas a decidirme por uno... Te robaré uno de los tuyos. - Le guiña un ojo y suelta una risita. La elfa se encuentra más a gusto y contenta de lo que jamás sería capaz de advertir. Se acerca a Matt con todos los vestidos juntos y dobla los que ella ya ha descartado. Se pone delante de un espejo, cierra los ojos y levanta los brazos. - Ponme el que más te guste, cerraré los ojos y será una sorpresa.
Irinnil Fawkes
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Re: Cazando petunias [Privado] [Jeannie][Cerrado]
Con mucha delicadeza llevo a la elfa hasta los roperos, dentro de ellos había todo tipo de prendas, algunas hermosas y delicadas, otras atrevidas y provocativas, unas eran baratas, otras parecían ser muy caras. El guardarropas se había formado producto de los múltiples robos que habían ido realizando por el camino, y a eso se había sumado todo lo que podían rescatar cada vez que los ladrones interceptaban a algún grupo de viajeros.
En resumen: Que podía encontrarse uno con cualquier tipo de prenda allí adentro.
Matt se sentó en el borde de una de las camas y se quedó como espectador mientras Jeannie iba cambiando de prenda, dándole su opinión sobre cada una de ellas. Cuando alguno de los vestidos le gustaba mucho, se ponía de pie y buscaba accesorios que pudieran ir a juego, le decía a la elfa que diera una vuelta para evaluar el resultado y luego decidían juntos si iba a la pila de la ropa de los “Jamás”, “Tal vez” o “Definitivamente”.
-Tranquila, no hay porque apurarse. Puedes pasarte el resto de la noche jugando con los vestidos si quieres – Le quitó el que tenía en las manos – Si la intención es que tus ojos resalten claramente no es verde el que tienes que elegir, sería mejor algo en la tonalidad del rojo- Se puso a revolver entre las pilas de vestidos – Estoy seguro que había visto uno por aquí… -
Se ríe con los comentarios de la elfa.
-Mis vestidos te quedarían algo grandes, Querida – Levantó uno y se fijó a la luz de las velas qué tanto se trasparentaba.
Tan ocupado estaba en esta tarea que siquiera notó que detrás de él se acercaban los problemas, en forma de una hermosa jovencita de cabello corto y ojos color cielo. Las prostitutas que si la habían visto se taparon la boca para no empezar a reír, sabían perfectamente la escena que estaba a punto de acontecer.
-Matt, ¿Tienes idea de dónde puedo encontrar “Hoja de Rey” en este lugar? Verónica me pidió una loción para... ¿¡QUÉ ESTÁ PASANDO AQUÍ!?-
-¡Eyre! Espera, espera, sé que se ve mal, pero esto es trabajo. Tra-ba-jo – Desde que la maldición de los vampiros había caído sobre el cuerpo de Matthew se había vuelto bastante pálido, pero al escuchar a su amada el tono de su piel pareció volverse aún más blanca.
-Que dejes a Brenda sentarte en tus piernas es una cosa. Sabes que intento no quejarme. Pero esto, Matthew Owens, ¡esto es demasiado!- Eyre apretó los puños y se acercó al estafador a grandes zancadas.
-¡Pero cariño! Sabes que tengo buen gusto en vestidos ¿Quién va a elegirlos si no soy yo? No puedo confiarle esta tarea a nadie más- Intentó defenderse el humano, y por cada paso que la joven daba, él retrocedía uno también.
-¡Estoy segura de que esa chica de allá COMPLETAMENTE DESNUDA tiene un gusto maravilloso para elegir su propia ropa!- Eyre queda parada a pocos centímetros de Matt, pero no lo toca, solo lo mira con furia, y eso es mucho más doloroso para el estafador que miles de golpes.
-Oh... Créeme, no lo tiene... - Respondió al recordar cómo había llegado vestida - La cuestión es que no la veo con esos ojos. Vamos amor, sabes que no mezclo los negocios con el placer ¿Cierto? – Owens intenta agarrarla, pero la joven le pega un manotazo para que no la toque.
-Entonces dile a "los negocios" que se vistan y que mantengan sus manos lejos de ti, Matthew. ¡Hazlo o esta noche dormirás en la alfombra! – No era una pregunta, ni una negociación, sino una orden directa.
Matt suspiró y se encogió de hombros.
-Sí, cielo – Sin mirar a la elfa, ya que seguía sin ropa, le dijo – Bienvenida a Ciudad Lagarto, Jeannie ¡Ponte cómoda! Estoy seguro que pronto consideras este sitio como tu verdadero hogar –
Dicho eso, Eyre lo agarró del cuello de la camisa y se lo llevo con ella, aunque la cara de embobada felicidad que tenía Matt parecía desmentir que estuviera siendo llevado en contra de su voluntad.
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Gracias a la User de Eyre por haber colaborado escribiendo estos diálogos ♥
En resumen: Que podía encontrarse uno con cualquier tipo de prenda allí adentro.
Matt se sentó en el borde de una de las camas y se quedó como espectador mientras Jeannie iba cambiando de prenda, dándole su opinión sobre cada una de ellas. Cuando alguno de los vestidos le gustaba mucho, se ponía de pie y buscaba accesorios que pudieran ir a juego, le decía a la elfa que diera una vuelta para evaluar el resultado y luego decidían juntos si iba a la pila de la ropa de los “Jamás”, “Tal vez” o “Definitivamente”.
-Tranquila, no hay porque apurarse. Puedes pasarte el resto de la noche jugando con los vestidos si quieres – Le quitó el que tenía en las manos – Si la intención es que tus ojos resalten claramente no es verde el que tienes que elegir, sería mejor algo en la tonalidad del rojo- Se puso a revolver entre las pilas de vestidos – Estoy seguro que había visto uno por aquí… -
Se ríe con los comentarios de la elfa.
-Mis vestidos te quedarían algo grandes, Querida – Levantó uno y se fijó a la luz de las velas qué tanto se trasparentaba.
Tan ocupado estaba en esta tarea que siquiera notó que detrás de él se acercaban los problemas, en forma de una hermosa jovencita de cabello corto y ojos color cielo. Las prostitutas que si la habían visto se taparon la boca para no empezar a reír, sabían perfectamente la escena que estaba a punto de acontecer.
-Matt, ¿Tienes idea de dónde puedo encontrar “Hoja de Rey” en este lugar? Verónica me pidió una loción para... ¿¡QUÉ ESTÁ PASANDO AQUÍ!?-
-¡Eyre! Espera, espera, sé que se ve mal, pero esto es trabajo. Tra-ba-jo – Desde que la maldición de los vampiros había caído sobre el cuerpo de Matthew se había vuelto bastante pálido, pero al escuchar a su amada el tono de su piel pareció volverse aún más blanca.
-Que dejes a Brenda sentarte en tus piernas es una cosa. Sabes que intento no quejarme. Pero esto, Matthew Owens, ¡esto es demasiado!- Eyre apretó los puños y se acercó al estafador a grandes zancadas.
-¡Pero cariño! Sabes que tengo buen gusto en vestidos ¿Quién va a elegirlos si no soy yo? No puedo confiarle esta tarea a nadie más- Intentó defenderse el humano, y por cada paso que la joven daba, él retrocedía uno también.
-¡Estoy segura de que esa chica de allá COMPLETAMENTE DESNUDA tiene un gusto maravilloso para elegir su propia ropa!- Eyre queda parada a pocos centímetros de Matt, pero no lo toca, solo lo mira con furia, y eso es mucho más doloroso para el estafador que miles de golpes.
-Oh... Créeme, no lo tiene... - Respondió al recordar cómo había llegado vestida - La cuestión es que no la veo con esos ojos. Vamos amor, sabes que no mezclo los negocios con el placer ¿Cierto? – Owens intenta agarrarla, pero la joven le pega un manotazo para que no la toque.
-Entonces dile a "los negocios" que se vistan y que mantengan sus manos lejos de ti, Matthew. ¡Hazlo o esta noche dormirás en la alfombra! – No era una pregunta, ni una negociación, sino una orden directa.
Matt suspiró y se encogió de hombros.
-Sí, cielo – Sin mirar a la elfa, ya que seguía sin ropa, le dijo – Bienvenida a Ciudad Lagarto, Jeannie ¡Ponte cómoda! Estoy seguro que pronto consideras este sitio como tu verdadero hogar –
Dicho eso, Eyre lo agarró del cuello de la camisa y se lo llevo con ella, aunque la cara de embobada felicidad que tenía Matt parecía desmentir que estuviera siendo llevado en contra de su voluntad.
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Matthew Owens
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Re: Cazando petunias [Privado] [Jeannie][Cerrado]
La ayuda de Matt fue bien recibida, le había dicho que quería un vestido que resaltara sus ojos simplemente para saber si valía para aconsejarla correctamente. Era obvio que un vestido verde no la iba a ayudar a eso precisamente. El humano le aconseja uno rojo, aunque ella considera que uno azul o negro le haría resaltar mucho más. El hombre se ríe de sus comentarios, lo que hace que ella se sienta más segura y cómoda en el lugar. Era obvio que era una de las tretas de Matt para engatusar a sus chicas. Pero aún así le era imposible no sentirse bien con ello.
- Puedo recortar tus vestimentas con agujeros estratégicos, eso no será problema. -Sonríe y sigue revolviendo entre los vestidos.
Matt estaba tan absorto mirando un vestido transparente que no se percata de que una mujer se acerca por detrás. La elfa se encoje de hombros y sigue a lo suyo. Tan solo se gira al escuchar los gritos provenientes de la dirección de donde estaba el humano. Al parecer la mujer le estaba echando algo en cara y Matt intentaba defenderse, la verdad es que sin mucho éxito.
Jeannie se acerca un poco para intentar escuchar mejor la conversación entre los dos. La chica asiente cuando el hombre dice que no puede confiarle la tarea de elección de vestidos a nadie más. Ella no confiaría en otra persona de allí, menos aún cuando todas se unieron a la humillación pública de tirarla al agua. No cree que vaya a poder confiar en ninguna otra mujer de las del local.
- Creo... Creo que será mejor que termine yo con esto... -La chica se acerca a la pareja, todavía desnuda y recoge las prendas del montón de "Definitivamente". Escucha entonces que debe mantenerse alejada de Matt, parece que la reciéń llegada siente celos fácilmente. La elfa no tiene ningún tipo de intenciones románticas o sexuales con el humano, aunque no parece que la mujer tenga esa información. Habla entonces en susurros, con cuidado de que les cueste escucharla. -La verdad es que tendrías tú más posibilidades de seducirme que él...
En ese momento la mujer agarra a Matt del cuello de la camisa y se lo lleva con ella. La elfa suspira y busca una cama libre. En cuanto la encuentra coloca los vestidos allí cerca. Ya se ocupará de elegir uno adecuado al día siguiente, por ahora... Por ahora descansaría, el día se había hecho demasiado largo. Se mete en la cama todavía desnuda y se tapa con las mantas. Cierra los ojos, el cansancio no tarda en llevársela. Al día siguiente debía trabajar duro. La elfa se queda dormida con una sonrisa en los labios.
- Puedo recortar tus vestimentas con agujeros estratégicos, eso no será problema. -Sonríe y sigue revolviendo entre los vestidos.
Matt estaba tan absorto mirando un vestido transparente que no se percata de que una mujer se acerca por detrás. La elfa se encoje de hombros y sigue a lo suyo. Tan solo se gira al escuchar los gritos provenientes de la dirección de donde estaba el humano. Al parecer la mujer le estaba echando algo en cara y Matt intentaba defenderse, la verdad es que sin mucho éxito.
Jeannie se acerca un poco para intentar escuchar mejor la conversación entre los dos. La chica asiente cuando el hombre dice que no puede confiarle la tarea de elección de vestidos a nadie más. Ella no confiaría en otra persona de allí, menos aún cuando todas se unieron a la humillación pública de tirarla al agua. No cree que vaya a poder confiar en ninguna otra mujer de las del local.
- Creo... Creo que será mejor que termine yo con esto... -La chica se acerca a la pareja, todavía desnuda y recoge las prendas del montón de "Definitivamente". Escucha entonces que debe mantenerse alejada de Matt, parece que la reciéń llegada siente celos fácilmente. La elfa no tiene ningún tipo de intenciones románticas o sexuales con el humano, aunque no parece que la mujer tenga esa información. Habla entonces en susurros, con cuidado de que les cueste escucharla. -La verdad es que tendrías tú más posibilidades de seducirme que él...
En ese momento la mujer agarra a Matt del cuello de la camisa y se lo lleva con ella. La elfa suspira y busca una cama libre. En cuanto la encuentra coloca los vestidos allí cerca. Ya se ocupará de elegir uno adecuado al día siguiente, por ahora... Por ahora descansaría, el día se había hecho demasiado largo. Se mete en la cama todavía desnuda y se tapa con las mantas. Cierra los ojos, el cansancio no tarda en llevársela. Al día siguiente debía trabajar duro. La elfa se queda dormida con una sonrisa en los labios.
Irinnil Fawkes
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