Las hamburguesas de Zero [Privado] [Cerrado]
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Las hamburguesas de Zero [Privado] [Cerrado]
Luego de algunas aventuras marinas y en las islas brujas, Zero regresa al continente. Todo cortesía de un viaje rápido en la Olimpus, su medio de transporte predilecto desde hace ya varios meses que sirve también a los mirmidones.
Durante el trayecto la pequeña maquina logro compartir bastante con su grupo, es suficiente con decir que el concejo ha hecho un gran trabajo manteniendo todo en orden. No hay escases de labores cuando se lucha contra Exos.
Pese a todos los esfuerzos aliados, el bio descarriado ha logrado entrar en un estado de clandestinidad difícil de romper. Es claro que estaba preparado de antemano para sobrellevar la amenaza de un grupo directo.
Dicha realidad es un recordatorio patente de que los mirmidones deben hacerlo mejor, por suerte Z9-42 sabe de lo que su grupo es capaz y tiene fe en él. De una forma u otra llegaran a un encuentro con Exos.
Pero no es tiempo de pensar en eso, para bien o para mal la tranquilidad actual juega un papel casi necesario. Zero sigue siendo en cierto modo un niño por lo que requiere distracciones apropiadas.
La nueva Lunargenta brinda un panorama alentador, toda la humanidad se ha abocado a reconstruirla. Algunas cicatrices tardaran más que otras en sanar pero de momento su ambiente es de optimismo.
El niño robot tiene una nueva teoría que probar, algo fuera de su cotidianidad pero no por eso menos interesante. Giroud ha infundido su amor por las artes culinarias en el chico artificial quien ahora mismo les ve como una excelente fuente de entretenimiento.
No necesita comer pero puede hacerlo y le gusta, debido a esto se permite experimentar cada que puede con recetas. Esta vez tiene en mente algo muy alien para Aerandir pero que según sus cálculos puede lograrse también en este mundo.
Necesita algunas cosas para llevar a cabo su empresa, pero la más importante es un voluntario ajeno. Alguien desconocido que no se vea contaminado por un conocimiento previo del “niño” o sus características.
Con mucho ánimo el joven robot espera en una plaza concurrida, la misma donde hace semanas se realizó el gran mercado de Yule. No dice nada y permanece inmóvil en el mismo sitio buscando algún candidato idóneo.
Está de más decir que se encuentra muy animado, cocinar es una de las actividades menores que más disfruta. Incluso antes de conocer a su segundo al mando le veía con interés, actualmente ocupa un papel importante en su personalidad.
Durante el trayecto la pequeña maquina logro compartir bastante con su grupo, es suficiente con decir que el concejo ha hecho un gran trabajo manteniendo todo en orden. No hay escases de labores cuando se lucha contra Exos.
Pese a todos los esfuerzos aliados, el bio descarriado ha logrado entrar en un estado de clandestinidad difícil de romper. Es claro que estaba preparado de antemano para sobrellevar la amenaza de un grupo directo.
Dicha realidad es un recordatorio patente de que los mirmidones deben hacerlo mejor, por suerte Z9-42 sabe de lo que su grupo es capaz y tiene fe en él. De una forma u otra llegaran a un encuentro con Exos.
Pero no es tiempo de pensar en eso, para bien o para mal la tranquilidad actual juega un papel casi necesario. Zero sigue siendo en cierto modo un niño por lo que requiere distracciones apropiadas.
La nueva Lunargenta brinda un panorama alentador, toda la humanidad se ha abocado a reconstruirla. Algunas cicatrices tardaran más que otras en sanar pero de momento su ambiente es de optimismo.
El niño robot tiene una nueva teoría que probar, algo fuera de su cotidianidad pero no por eso menos interesante. Giroud ha infundido su amor por las artes culinarias en el chico artificial quien ahora mismo les ve como una excelente fuente de entretenimiento.
No necesita comer pero puede hacerlo y le gusta, debido a esto se permite experimentar cada que puede con recetas. Esta vez tiene en mente algo muy alien para Aerandir pero que según sus cálculos puede lograrse también en este mundo.
Necesita algunas cosas para llevar a cabo su empresa, pero la más importante es un voluntario ajeno. Alguien desconocido que no se vea contaminado por un conocimiento previo del “niño” o sus características.
Con mucho ánimo el joven robot espera en una plaza concurrida, la misma donde hace semanas se realizó el gran mercado de Yule. No dice nada y permanece inmóvil en el mismo sitio buscando algún candidato idóneo.
Está de más decir que se encuentra muy animado, cocinar es una de las actividades menores que más disfruta. Incluso antes de conocer a su segundo al mando le veía con interés, actualmente ocupa un papel importante en su personalidad.
Última edición por Z9-42 el Jue Mar 07 2019, 03:47, editado 1 vez
Z9-42
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Re: Las hamburguesas de Zero [Privado] [Cerrado]
No pasa nada Jeannie, todavía puedes llegar, según te han dicho en Lunargenta se celebra un mercado genial solamente por Yule. Oh, me muero por ver qué dulces encontraré. Aunque también me vendrían bien algunas flechas más festivas, las que tengo ahora mismo son extremadamente feas. Cuanto mejor no se verían los cadáveres con un poco más de color. El rojo está demasiado visto...
Voy corriendo a través de las calles, utilizando mi magia para saltar desde las fachadas de los edificios hasta los tejados. Una elfa no se puede fiar de las personas de la ciudad de Lunargenta, siempre intentan engañarte y timarte para quedarse todo tu dinero. La gente la ciudad es horrible, tan solo miran por ellos mismos y su economía. Y eso que no he estado tantas veces aquí... Cuento por lo menos... Ninguna, pero desde ahi para arriba. Seguro que he estado al menos una vez en esa época que no consigo recordar. Si la otra Jeannie no estuviese tan poco comunicativa últimamente podría preguntarle.
Suspiro amargamente, incluso de camino hacia aquí me encontré unos vampiros. Pero no, ni rastro de mi parte más sanguinaria y maquiavélica. Debe estar cansada, últimamente salía mucho a divertirse por su cuenta.
Para estar en medio de un mercado mundialmente famoso y en sus mejores festividades, Lunargenta parece tan apagada como me había imaginado que era. La verdad es que podría estar en cualquier otro sitio mejor que este. Qué poco color...
Bajo de los tejados y me trago mis palabras anteriores. Tal vez preguntar por la dirección exacta del mercado fuese lo más sensato. No es que hiciera muchas cosas sensatas a lo largo de mi vida. Pero no era mal momento para sentar cabeza y ser un poco adulta.
- Disculpe señor. -Grito a uno de los transeúntes y le hago gestos con la mano. Parece un poco receloso de venir al callejón a saludar, pero es que en la calle principal hay mucha gente. Tras mirar hacia los lados decide que una elfa diminuta como aquella no supone ninguna amenaza y se acerca lentamente. O eso es lo que supongo que hace, tal vez sea así siempre.
- ¿Qué necesitas pequeña? Ellos te han hablado de mi, ¿verdad? -Mira hacia los lados, como si hubiese alguien tras las paredes. -Los... Hombres voladores... -Comienza a frotarse las manos con nerviosismo.
-Ehm... Esto... Sí, claro. -Me acerco y lo agarro de los hombros. -Me han dicho que debes llevarme al mercado de Yule, o cosas terribles sucederán. -Abro bien los ojos para asustarle un poco.
-No, no, no, no, no... -Retrocede rápidamente y vuelve a la calle principal. -¡Es imposible, yo no puedo llevarte al pasado, vamos a morir todos! -Acto seguido se va corriendo con las manos en alto mientras grita palabras ininteligibles entre la multitud.
Lo que yo diga, la gente de Lunargenta está mal de la cabeza. Suspiro. Entonces es verdad que he llegado tarde... Maldita sea mi suerte. Le doy una patada a una piedrecita mientras me encamino a la plaza principal.
Llego a un lugar desde donde se puede observar a la multitud sin chocar con todo el mundo. Me estiro todo lo que puedo, como he visto a Leónidas hacer en muchas ocasiones y sin darme cuenta golpeo algo. Justo a mi lado hay un niño observando con curiosidad a la gente paseando por la plaza. Aunque no parece haberse percatado mucho del pequeño golpe.
- Ay, perdona... No te había visto. -Rebusco en mi bolsa y saco un par de galletas. Me meto una en la boca y le pongo delante la otra al niño. -¿Uma malleta? -Se la ofrezco en parte como disculpa por haberle molestado y en parte porque me había quedado con ganas de probar comidas nuevas. Las galletas de siempre deberían ser suficiente. La próxima vez intentaría llegar a tiempo para el mercado.
Voy corriendo a través de las calles, utilizando mi magia para saltar desde las fachadas de los edificios hasta los tejados. Una elfa no se puede fiar de las personas de la ciudad de Lunargenta, siempre intentan engañarte y timarte para quedarse todo tu dinero. La gente la ciudad es horrible, tan solo miran por ellos mismos y su economía. Y eso que no he estado tantas veces aquí... Cuento por lo menos... Ninguna, pero desde ahi para arriba. Seguro que he estado al menos una vez en esa época que no consigo recordar. Si la otra Jeannie no estuviese tan poco comunicativa últimamente podría preguntarle.
Suspiro amargamente, incluso de camino hacia aquí me encontré unos vampiros. Pero no, ni rastro de mi parte más sanguinaria y maquiavélica. Debe estar cansada, últimamente salía mucho a divertirse por su cuenta.
Para estar en medio de un mercado mundialmente famoso y en sus mejores festividades, Lunargenta parece tan apagada como me había imaginado que era. La verdad es que podría estar en cualquier otro sitio mejor que este. Qué poco color...
Bajo de los tejados y me trago mis palabras anteriores. Tal vez preguntar por la dirección exacta del mercado fuese lo más sensato. No es que hiciera muchas cosas sensatas a lo largo de mi vida. Pero no era mal momento para sentar cabeza y ser un poco adulta.
- Disculpe señor. -Grito a uno de los transeúntes y le hago gestos con la mano. Parece un poco receloso de venir al callejón a saludar, pero es que en la calle principal hay mucha gente. Tras mirar hacia los lados decide que una elfa diminuta como aquella no supone ninguna amenaza y se acerca lentamente. O eso es lo que supongo que hace, tal vez sea así siempre.
- ¿Qué necesitas pequeña? Ellos te han hablado de mi, ¿verdad? -Mira hacia los lados, como si hubiese alguien tras las paredes. -Los... Hombres voladores... -Comienza a frotarse las manos con nerviosismo.
-Ehm... Esto... Sí, claro. -Me acerco y lo agarro de los hombros. -Me han dicho que debes llevarme al mercado de Yule, o cosas terribles sucederán. -Abro bien los ojos para asustarle un poco.
-No, no, no, no, no... -Retrocede rápidamente y vuelve a la calle principal. -¡Es imposible, yo no puedo llevarte al pasado, vamos a morir todos! -Acto seguido se va corriendo con las manos en alto mientras grita palabras ininteligibles entre la multitud.
Lo que yo diga, la gente de Lunargenta está mal de la cabeza. Suspiro. Entonces es verdad que he llegado tarde... Maldita sea mi suerte. Le doy una patada a una piedrecita mientras me encamino a la plaza principal.
Llego a un lugar desde donde se puede observar a la multitud sin chocar con todo el mundo. Me estiro todo lo que puedo, como he visto a Leónidas hacer en muchas ocasiones y sin darme cuenta golpeo algo. Justo a mi lado hay un niño observando con curiosidad a la gente paseando por la plaza. Aunque no parece haberse percatado mucho del pequeño golpe.
- Ay, perdona... No te había visto. -Rebusco en mi bolsa y saco un par de galletas. Me meto una en la boca y le pongo delante la otra al niño. -¿Uma malleta? -Se la ofrezco en parte como disculpa por haberle molestado y en parte porque me había quedado con ganas de probar comidas nuevas. Las galletas de siempre deberían ser suficiente. La próxima vez intentaría llegar a tiempo para el mercado.
Irinnil Fawkes
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Re: Las hamburguesas de Zero [Privado] [Cerrado]
Un sujeto algo alterado sale corriendo gritando cosas extrañas, sin duda la presión a podido con él. Su trasfondo debe ser interesante aunque posiblemente tenga alguna condición mental que magnifique las psicosis.
Zero vuelve a su estado de búsqueda aunque no tarda mucho en recibir otra interrupción, esta vez en forma de un pequeño golpecito accidental. Mira extrañado a la fuente quien no tarda en disculparse de una manera muy peculiar.
Ofrece una galleta como disculpa pero eso no es lo que más confunde a Z9-42, es la extraña forma de hablar que adopta frente a él lo desconcertante… le parece tan conocida de algo y a la vez sus registros vitales están en cero.
Gracias “pone una cara rarita mientras acepta el aperitivo”.
No tarda mucho en morderlo, es bastante sabroso de hecho. Ha comido galletas previamente pero los últimos sucesos no le habían dejado oportunidad… en Yule se decantó por alimentos más fuertes.
Muchas gracias, está muy buena.
La acaba de dos mordiscos disfrutando cada instante, luego se queda mirando a la mujer que tiene enfrente. Quizás haya encontrado al sujeto de pruebas perfecto para llevar a cabo su experimento culinario.
Mi nombre es Zero, ¿Cuál es su nombre?
Sin duda lograr atinar al paladar de un personaje elfo es todo un reto pero entre más difícil mejor sentido de realización cuando se logra, cierto dogma de vida tomado prestado a uno de los miembros del concejo mirmidón.
Claro que la pequeña creación no lo planteara de entrada, debe primero corroborar sus aproximaciones… al final, nadie invita a un experimento alimenticio a cualquier recién conocido en la calle.
¿Que la trae a Lunargenta señorita elfa?
Lo cierto es que es una pregunta algo redundante, desde la liberación el enorme centro urbano ha recuperado su popularidad. Incluso se puede decir que ahora tiene más tráfico con todas las labores de reconstrucción y plazas libres.
Para bien o para mal todo el dinamismo le recuerda una teoría al niño artificial, esa que señala a las catástrofes de cualquier tipo como buenas fuentes de progreso… por muy raro que suene de entrada.
Zero vuelve a su estado de búsqueda aunque no tarda mucho en recibir otra interrupción, esta vez en forma de un pequeño golpecito accidental. Mira extrañado a la fuente quien no tarda en disculparse de una manera muy peculiar.
Ofrece una galleta como disculpa pero eso no es lo que más confunde a Z9-42, es la extraña forma de hablar que adopta frente a él lo desconcertante… le parece tan conocida de algo y a la vez sus registros vitales están en cero.
Gracias “pone una cara rarita mientras acepta el aperitivo”.
No tarda mucho en morderlo, es bastante sabroso de hecho. Ha comido galletas previamente pero los últimos sucesos no le habían dejado oportunidad… en Yule se decantó por alimentos más fuertes.
Muchas gracias, está muy buena.
La acaba de dos mordiscos disfrutando cada instante, luego se queda mirando a la mujer que tiene enfrente. Quizás haya encontrado al sujeto de pruebas perfecto para llevar a cabo su experimento culinario.
Mi nombre es Zero, ¿Cuál es su nombre?
Sin duda lograr atinar al paladar de un personaje elfo es todo un reto pero entre más difícil mejor sentido de realización cuando se logra, cierto dogma de vida tomado prestado a uno de los miembros del concejo mirmidón.
Claro que la pequeña creación no lo planteara de entrada, debe primero corroborar sus aproximaciones… al final, nadie invita a un experimento alimenticio a cualquier recién conocido en la calle.
¿Que la trae a Lunargenta señorita elfa?
Lo cierto es que es una pregunta algo redundante, desde la liberación el enorme centro urbano ha recuperado su popularidad. Incluso se puede decir que ahora tiene más tráfico con todas las labores de reconstrucción y plazas libres.
Para bien o para mal todo el dinamismo le recuerda una teoría al niño artificial, esa que señala a las catástrofes de cualquier tipo como buenas fuentes de progreso… por muy raro que suene de entrada.
Z9-42
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Re: Las hamburguesas de Zero [Privado] [Cerrado]
El niño se había comido la galleta que le he dado, aunque pone una cara extraña al aceptar la galleta. Supongo que es normal desconfiar de comida ofrecida por desconocidos, por mucho que sea una elfa que acabas de encontrar en la ciudad de Lunargenta... Bueno, eso lo hace quizás un poco más sospechoso.
No tarda en agradecerme el gesto, incluso dice que le gusta su sabor. Esbozo una sonrisa mientras sigo mirando a la gente pasear por la ciudad, seguramente en dirección a sus trabajos o haciendo recados. Aunque había todavía algunas partes de la ciudad medio destruidas, los ciudadanos se esforzaban por hacer vida normal. El niño interrumpe mis pensamientos para presentarse.
- Oh, qué educado... -Sonrío. -Me llamo Jeannie Fawkes, mucho gusto, Zero.
Pocas veces me encuentro a niños que hablen de esa forma, seguramente vendría de una familia acaudalada con estudios. Me pregunto si a esa edad ya sabrá leer. Un sentimiento de envidia me recorre por dentro. La verdad es que en los últimos tiempos, mi falta de conocimientos y educación me había sido un gran hándicap para cumplir con los objetivos que tenía por delante.
Lo extraño es que el niño no haya huido antes, ver a una elfa con la mitad del cuerpo quemado por un rayo, en medio de una ciudad tan grande que te ofrece unas galletas... De repente me embarga un sentimiento de tristeza. Maldito sea el momento en que me crucé con aquel hombre-bestia, Asher Daregan. Aquella fatídica noche horrible, dominada por mi otra parte en la que invocamos aquel... ente. Al final que me cayese el rayo encima había sido una pequeña liberación. Zero me habla de nuevo, ni siquiera recordaba que estaba allí, ¿cómo podía ser tan silencioso?
- Pues... La verdad, había pensado en venir al mercado de Yule, pero... -Me giro hacia él y me doy unos toquecitos en el labio inferior, pensativa. -Creo que he llegado un poco tarde... -Hago una pequeña pausa antes de preguntar. -¿Qué haces tú por aquí? ¿Vives cerca?
Saco otra galleta de la bolsita y ofrezco al niño para que tome las que quiera. Al final tener algo de compañía en un día como aquel lleno de lunáticos y gente extraña era reconfortante. Esperaba no tener que pasar el resto del día sola.
No tarda en agradecerme el gesto, incluso dice que le gusta su sabor. Esbozo una sonrisa mientras sigo mirando a la gente pasear por la ciudad, seguramente en dirección a sus trabajos o haciendo recados. Aunque había todavía algunas partes de la ciudad medio destruidas, los ciudadanos se esforzaban por hacer vida normal. El niño interrumpe mis pensamientos para presentarse.
- Oh, qué educado... -Sonrío. -Me llamo Jeannie Fawkes, mucho gusto, Zero.
Pocas veces me encuentro a niños que hablen de esa forma, seguramente vendría de una familia acaudalada con estudios. Me pregunto si a esa edad ya sabrá leer. Un sentimiento de envidia me recorre por dentro. La verdad es que en los últimos tiempos, mi falta de conocimientos y educación me había sido un gran hándicap para cumplir con los objetivos que tenía por delante.
Lo extraño es que el niño no haya huido antes, ver a una elfa con la mitad del cuerpo quemado por un rayo, en medio de una ciudad tan grande que te ofrece unas galletas... De repente me embarga un sentimiento de tristeza. Maldito sea el momento en que me crucé con aquel hombre-bestia, Asher Daregan. Aquella fatídica noche horrible, dominada por mi otra parte en la que invocamos aquel... ente. Al final que me cayese el rayo encima había sido una pequeña liberación. Zero me habla de nuevo, ni siquiera recordaba que estaba allí, ¿cómo podía ser tan silencioso?
- Pues... La verdad, había pensado en venir al mercado de Yule, pero... -Me giro hacia él y me doy unos toquecitos en el labio inferior, pensativa. -Creo que he llegado un poco tarde... -Hago una pequeña pausa antes de preguntar. -¿Qué haces tú por aquí? ¿Vives cerca?
Saco otra galleta de la bolsita y ofrezco al niño para que tome las que quiera. Al final tener algo de compañía en un día como aquel lleno de lunáticos y gente extraña era reconfortante. Esperaba no tener que pasar el resto del día sola.
Irinnil Fawkes
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Re: Las hamburguesas de Zero [Privado] [Cerrado]
La respuesta del elemento femenino le hace sentir sienta vergüenza a la máquina, más que todo por el cumplido... no suele recibir muchos y aun le es difícil lidiar con ellos sin caer en emociones extrañas.
Bonito nombre “sonríe”.
Recibe el calificativo de su interlocutora, Jeannie Fawkes. Es sorprendentemente sencillo para ser elfico aunque mantiene trazos culturales, en cierto modo sus conocidos multirraciales deben agradecer la facilidad.
¡Gracias!
Z9-42 acepta entonces otra galleta, esta vez destilando entusiasmo. Aprecia mucho los alimentos y si son dulces mejor como buen niño… o algo similar. Es suficiente con decir que el aperitivo encuentra un destino idéntico al de su clon anterior.
Eventualmente Jeannie rebela que su intención era llegar para el Yule, por desgracia resulta claro que es un objetivo fallido. Suele pasar mucho en Aerandir y no es para menos con navegaciones tan arcaicas.
Fue un buen evento… pero estoy seguro de que hay más por venir.
Dice tratando de dar algo de ánimo, nunca pierde la oportunidad. Pronto la conversación pasa a centrarse en el propio niño artificial, suele ser un camino bastante común teniendo en cuenta su apariencia.
Vivo en un barco, ahora estoy de visita.
Con la Olimpus puede llegar a todos los puertos rápido, eso sin mencionar que siempre realiza expediciones al continente. Si antes Zero era errante, ahora ha adquirido un nivel casi divino en ese aspecto.
Si no es atrevimiento preguntar… ¿Cómo se hizo esos daños?
No pasan desapercibidas las quemaduras que ostenta el personaje en su cuerpo, son en cierto modo importantes. La fuente como es natural puede encontrarse en muchas cosas y de allí la pregunta.
Conozco a una sanadora que puede retirar las cicatrices ígneas.
Se refiere claramente a Niniel, la elfa posee una habilidad bastante elevada en artes curativas. Un tratamiento cosmético suele ser de rutina para cualquier entidad capaz de regenerar heridas mortales.
El propio Z9-42 fue uno de sus pacientes más… raros en cuanto a lo que se puede encontrar en Aerandir. Basta decir que el niño maquina está en deuda con dicha sanadora por utilizar sus habilidades de forma altruista en él.
Bonito nombre “sonríe”.
Recibe el calificativo de su interlocutora, Jeannie Fawkes. Es sorprendentemente sencillo para ser elfico aunque mantiene trazos culturales, en cierto modo sus conocidos multirraciales deben agradecer la facilidad.
¡Gracias!
Z9-42 acepta entonces otra galleta, esta vez destilando entusiasmo. Aprecia mucho los alimentos y si son dulces mejor como buen niño… o algo similar. Es suficiente con decir que el aperitivo encuentra un destino idéntico al de su clon anterior.
Eventualmente Jeannie rebela que su intención era llegar para el Yule, por desgracia resulta claro que es un objetivo fallido. Suele pasar mucho en Aerandir y no es para menos con navegaciones tan arcaicas.
Fue un buen evento… pero estoy seguro de que hay más por venir.
Dice tratando de dar algo de ánimo, nunca pierde la oportunidad. Pronto la conversación pasa a centrarse en el propio niño artificial, suele ser un camino bastante común teniendo en cuenta su apariencia.
Vivo en un barco, ahora estoy de visita.
Con la Olimpus puede llegar a todos los puertos rápido, eso sin mencionar que siempre realiza expediciones al continente. Si antes Zero era errante, ahora ha adquirido un nivel casi divino en ese aspecto.
Si no es atrevimiento preguntar… ¿Cómo se hizo esos daños?
No pasan desapercibidas las quemaduras que ostenta el personaje en su cuerpo, son en cierto modo importantes. La fuente como es natural puede encontrarse en muchas cosas y de allí la pregunta.
Conozco a una sanadora que puede retirar las cicatrices ígneas.
Se refiere claramente a Niniel, la elfa posee una habilidad bastante elevada en artes curativas. Un tratamiento cosmético suele ser de rutina para cualquier entidad capaz de regenerar heridas mortales.
El propio Z9-42 fue uno de sus pacientes más… raros en cuanto a lo que se puede encontrar en Aerandir. Basta decir que el niño maquina está en deuda con dicha sanadora por utilizar sus habilidades de forma altruista en él.
Z9-42
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Re: Las hamburguesas de Zero [Privado] [Cerrado]
Oh... No había otra palabra para describirlo, en todos sus viajes nunca habían dicho que tenía un nombre bonito. Obviamente no era el mío de nacimiento, pero no era un mal nombre. No sonaba precisamente a algo élfico tal como descubrí después. Pero qué importa, a diferencia de los demás elfos, el mío era bastante más pronunciable por el resto de razas. Eso lo hacía todo un poco más sencillo.
- Vaya, gracias... Nunca me lo habían dicho. -Me sonrojo un poco. Aquel niño era extremadamente educado, no estaba acostumbrada a un trato así por parte de las personas de su edad aparente.
El chico agradece la segunda galleta, espero que le estén gustando y no lo diga solo por cortesía. No llevo precisamente bien los modales por eso mismo, suelen terminar siendo solo una fachada, apariencia para no hacer sentir mal a quien tienes delante.
Un buen evento... Una lástima habérmelo perdido... Suspiro amargamente ante las palabras de Zero.
- Sí, seguro que vendrán más... -Miro decaída hacia la multitud, venir a la ciudad había sido una pérdida de tiempo enorme. -¿En un barco? ¿Tú solo? ¿Dónde está el resto de la tripulación? -Recuerdo mis días en el barco del Capitán Werner, tenía unos compañeros geniales, pero apenas daban para llevar aquel galeón entre ellos, la idea de que aquel niño pudiera controlar un barco él solo era demasiado para mi.
El niño pregunta por las quemaduras, cómo no... Escondo un poco la cara, avergonzada. No estoy acostumbrada a las miradas y las preguntas que surgen a raíz de mis nuevas heridas.
- Pues... Digamos que... No es buena idea invocar seres poderosos y apuñalar e insultar árboles sin hojas. Una aprende esas lecciones por la fuerza. -Intento sonreír lo mejor que puedo, pero tan solo me sale una mueca amarga.
Ignoro deliberadamente el comentario sobre la sanadora. No estaría mal librarse de aquellas cicatrices, pero al fin y al cabo... Había sido mi error, solo mío. Las llevaría al menos un tiempo, como recordatorio de lo que no debe hacerse.
Me estiro un poco para dejar atrás los malos pensamientos y miro hacia el muchacho.
- Y bueno... No me has contestado, ¿qué haces aquí tú solo? ¿Te has perdido? Es una ciudad grande, a mi me pasa constantemente. -Sonrío esperando la respuesta de Zero, no tengo nada mejor que hacer ahora mismo, así que hablar con alguien que no está loco, es un avance.
- Vaya, gracias... Nunca me lo habían dicho. -Me sonrojo un poco. Aquel niño era extremadamente educado, no estaba acostumbrada a un trato así por parte de las personas de su edad aparente.
El chico agradece la segunda galleta, espero que le estén gustando y no lo diga solo por cortesía. No llevo precisamente bien los modales por eso mismo, suelen terminar siendo solo una fachada, apariencia para no hacer sentir mal a quien tienes delante.
Un buen evento... Una lástima habérmelo perdido... Suspiro amargamente ante las palabras de Zero.
- Sí, seguro que vendrán más... -Miro decaída hacia la multitud, venir a la ciudad había sido una pérdida de tiempo enorme. -¿En un barco? ¿Tú solo? ¿Dónde está el resto de la tripulación? -Recuerdo mis días en el barco del Capitán Werner, tenía unos compañeros geniales, pero apenas daban para llevar aquel galeón entre ellos, la idea de que aquel niño pudiera controlar un barco él solo era demasiado para mi.
El niño pregunta por las quemaduras, cómo no... Escondo un poco la cara, avergonzada. No estoy acostumbrada a las miradas y las preguntas que surgen a raíz de mis nuevas heridas.
- Pues... Digamos que... No es buena idea invocar seres poderosos y apuñalar e insultar árboles sin hojas. Una aprende esas lecciones por la fuerza. -Intento sonreír lo mejor que puedo, pero tan solo me sale una mueca amarga.
Ignoro deliberadamente el comentario sobre la sanadora. No estaría mal librarse de aquellas cicatrices, pero al fin y al cabo... Había sido mi error, solo mío. Las llevaría al menos un tiempo, como recordatorio de lo que no debe hacerse.
Me estiro un poco para dejar atrás los malos pensamientos y miro hacia el muchacho.
- Y bueno... No me has contestado, ¿qué haces aquí tú solo? ¿Te has perdido? Es una ciudad grande, a mi me pasa constantemente. -Sonrío esperando la respuesta de Zero, no tengo nada mejor que hacer ahora mismo, así que hablar con alguien que no está loco, es un avance.
Irinnil Fawkes
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Re: Las hamburguesas de Zero [Privado] [Cerrado]
Es claro que los modales de Zero están dando de qué hablar en la mente de su interlocutora, por desgracia es algo que no puede eliminar. Después de todo es una parte intrínseca y no programada de su ser.
Sabe bien que los niños corrientes rara vez se muestran tan educados pero en ciertos casos suele pasar, prefiere ser parte de esa minoría aunque esto despierte algunos problemas agregados cuando trate de mezclarse.
Parece que Jeannie lamenta bastante haberse perdido la festividad, Z9-42 decide dejar pasar el tema para no incomodarla. Sabe bien que sus palabras de ánimo son suficiente verdad, hay muchos eventos más por venir.
La nave tiene una gran tripulación, yo solo soy una pieza más “sonríe inocentemente”.
Obvia el detalle de quien está al mando, tiene bien presente que los niños no suelen liderar embarcaciones ni facciones en Aerandir… la tierra es “harina de otro costal” con todas sus variables extrañas.
El pequeño robot mira de medio lado a su interlocutora cuando explica la razón del severo daño que lleva encima, le toma casi dos minutos entender que recurrió a la comedia para no profundizar el tema.
Entiendo.
Sentencia de forma tranquila, restándole importancia y aceptando la postura de Jeannie. Tampoco emite comentario alguno cuando su sugerencia de visitar a Niniel es ignorada, sin duda se trata de una trama complicada.
Estoy de… permiso, tengo tiempo libre para mí solo en la ciudad.
Bastante le hacía falta un “respiro” de las labores mirmidones, actúa mejor como niño aprendiz que como agente pero le pone empeño a ambas facetas por obvias razones. Los seres son lo que deciden ser.
Señorita Jeannie, ¿Le gusta la comida?... reformulo, ¿Qué tipo de comida le gusta?
Decide tomar una ligera oportunidad para “entrar en materia”, introducir al sujeto de pruebas en el experimento culinario. Ya tienen suficiente confianza repentina como para poder lograr algunos avances.
Con cierto rostro de ánimo el chiquillo artificial espera la respuesta, le emociona a sobremanera poder llevar a cabo este tipo de proyectos mundanos… debe ser lo que se conoce en círculos normales como divertirse.
Sabe bien que los niños corrientes rara vez se muestran tan educados pero en ciertos casos suele pasar, prefiere ser parte de esa minoría aunque esto despierte algunos problemas agregados cuando trate de mezclarse.
Parece que Jeannie lamenta bastante haberse perdido la festividad, Z9-42 decide dejar pasar el tema para no incomodarla. Sabe bien que sus palabras de ánimo son suficiente verdad, hay muchos eventos más por venir.
La nave tiene una gran tripulación, yo solo soy una pieza más “sonríe inocentemente”.
Obvia el detalle de quien está al mando, tiene bien presente que los niños no suelen liderar embarcaciones ni facciones en Aerandir… la tierra es “harina de otro costal” con todas sus variables extrañas.
El pequeño robot mira de medio lado a su interlocutora cuando explica la razón del severo daño que lleva encima, le toma casi dos minutos entender que recurrió a la comedia para no profundizar el tema.
Entiendo.
Sentencia de forma tranquila, restándole importancia y aceptando la postura de Jeannie. Tampoco emite comentario alguno cuando su sugerencia de visitar a Niniel es ignorada, sin duda se trata de una trama complicada.
Estoy de… permiso, tengo tiempo libre para mí solo en la ciudad.
Bastante le hacía falta un “respiro” de las labores mirmidones, actúa mejor como niño aprendiz que como agente pero le pone empeño a ambas facetas por obvias razones. Los seres son lo que deciden ser.
Señorita Jeannie, ¿Le gusta la comida?... reformulo, ¿Qué tipo de comida le gusta?
Decide tomar una ligera oportunidad para “entrar en materia”, introducir al sujeto de pruebas en el experimento culinario. Ya tienen suficiente confianza repentina como para poder lograr algunos avances.
Con cierto rostro de ánimo el chiquillo artificial espera la respuesta, le emociona a sobremanera poder llevar a cabo este tipo de proyectos mundanos… debe ser lo que se conoce en círculos normales como divertirse.
Z9-42
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Re: Las hamburguesas de Zero [Privado] [Cerrado]
Me sigue extrañando que un niño en apariencia tan joven pueda formar parte de una tripulación. Werner jamás habría aceptado a alguien de aquella edad a bordo. Al menos no sin un motivo de peso. Tal vez no tenga familia y su único lugar para vivir sea a bordo del navío. Me apena que pueda ser así, aunque a juzgar por lo saludable que se le ve no tiene problemas al respecto. Explicaría basntante que sea un chico tan educado a pesar de su edad. Es un poco raro que haya dicho que es una pieza más de la tripulación... Una elección de palabra ciertamente desconcertante. No soy quien para juzgar de todas formas.
Ante mi explicación sobre las cicatrices apenas hace ningún comentario. No me creo del todo que lo haya entendido, aunque la explicación era lo más cercano a la realidad que se me ha ocurrido. Me encojo de hombros, tampoco tenía nada más que añadir.
- Oh, entonces tan solo has salido a dar un paseo. Entiendo. A mi también me gusta mucho pasear cuando tengo tiempo libre. -Sonrío al niño.
Era totalmente normal que tras un tiempo navegando se tomaran un descanso. La vida en el mar es demasiado dura. Sobretodo para los navegantes adultos, que hacen paradas en los puertos para gastarse toda su asignación en los burdeles. Espero que este niño no planee hacer lo mismo. Y mucho menos espero que no esté intentando hacer nada conmigo. Descarto inmediatamente aquella idea y pierdo la mirada en el gentío.
- ¿Oh? Eh... -La pregunta me toma totalmente desprevenida. -Pues... -Me doy toquecitos en el labio con el dedo índice. -Últimamente tan solo tengo galletas para comer... Pero supongo que me gusta todo.
Me quedo mirando fijamente al niño.
- ¿Por qué lo preguntas? Si vas a invitarme a comer, no te diré que no.
Sonrío al chico, en el fondo me vendría bien algo de comida caliente y un poco de compañía.
Ante mi explicación sobre las cicatrices apenas hace ningún comentario. No me creo del todo que lo haya entendido, aunque la explicación era lo más cercano a la realidad que se me ha ocurrido. Me encojo de hombros, tampoco tenía nada más que añadir.
- Oh, entonces tan solo has salido a dar un paseo. Entiendo. A mi también me gusta mucho pasear cuando tengo tiempo libre. -Sonrío al niño.
Era totalmente normal que tras un tiempo navegando se tomaran un descanso. La vida en el mar es demasiado dura. Sobretodo para los navegantes adultos, que hacen paradas en los puertos para gastarse toda su asignación en los burdeles. Espero que este niño no planee hacer lo mismo. Y mucho menos espero que no esté intentando hacer nada conmigo. Descarto inmediatamente aquella idea y pierdo la mirada en el gentío.
- ¿Oh? Eh... -La pregunta me toma totalmente desprevenida. -Pues... -Me doy toquecitos en el labio con el dedo índice. -Últimamente tan solo tengo galletas para comer... Pero supongo que me gusta todo.
Me quedo mirando fijamente al niño.
- ¿Por qué lo preguntas? Si vas a invitarme a comer, no te diré que no.
Sonrío al chico, en el fondo me vendría bien algo de comida caliente y un poco de compañía.
Irinnil Fawkes
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Re: Las hamburguesas de Zero [Privado] [Cerrado]
La primera respuesta de Jeannie despierta empatía en el niño robot, el también aprecia sus momentos de esparcimiento al aire libre… últimamente limitados por las constantes misiones mirmidonas y el ya de por si complicado panorama aerandiano.
Tenemos gustos similares en ese punto “suelta una risita algo picara”.
Pero lo que más le importa al pequeño Zero es su última interrogante, aquella ideada para iniciar el experimento culinario. Esta es tomada con cierta sorpresa pero logra obtener buena replica por parte de la elfa.
¡Las galletas son deliciosas!
Dice con un espontaneo ánimo, como si se tratara de un niño corriente hablando de su comida favorita. No le toma mucho recuperar la compostura y pasar a las siguientes etapas de su experimento.
Estoy… practicando un nuevo platillo, algo innovador, me gustaría que usted lo probara “pone cierto rostro carismático” sería la primera en Aerandir.
A diferencia de la base biocibernética, Z9-42 pide permiso directo a sus sujetos de prueba en los puntos previos al experimento en sí. Mantiene una buena ética moral que no ha hecho más que crecer en su tiempo afuera.
Debo preguntar algunas cosas menores, espero que no sea molestia “su mirada se vuelve pensativa varios instantes” ¿Siente aprecio gastronómico por el pan, la carne, el queso, la lechuga y el tomate?
Elementos básicos de lo que quiere crear… o al menos emular en su mundo. Según sus registros es un tipo de comida muy popular en la tierra, aunque los ingredientes actuales tienen pocas cosas naturales consigo.
Se queda esperando la respuesta, preparado para retirar o sustituir algún ingrediente que no le guste a su comensal. Lo bueno de las hamburguesas es que vienen en infinidad de presentaciones, para todos los gustos.
Zero no puede esperar para entrar en la cocina y es que tiene un pequeño sitio rentado con todo lo necesario… es suficiente con decir que ese vendedor de cuadra se sintió bastante eufórico por alquilar su local algunas horas a un precio tan generoso para sus finanzas.
Tenemos gustos similares en ese punto “suelta una risita algo picara”.
Pero lo que más le importa al pequeño Zero es su última interrogante, aquella ideada para iniciar el experimento culinario. Esta es tomada con cierta sorpresa pero logra obtener buena replica por parte de la elfa.
¡Las galletas son deliciosas!
Dice con un espontaneo ánimo, como si se tratara de un niño corriente hablando de su comida favorita. No le toma mucho recuperar la compostura y pasar a las siguientes etapas de su experimento.
Estoy… practicando un nuevo platillo, algo innovador, me gustaría que usted lo probara “pone cierto rostro carismático” sería la primera en Aerandir.
A diferencia de la base biocibernética, Z9-42 pide permiso directo a sus sujetos de prueba en los puntos previos al experimento en sí. Mantiene una buena ética moral que no ha hecho más que crecer en su tiempo afuera.
Debo preguntar algunas cosas menores, espero que no sea molestia “su mirada se vuelve pensativa varios instantes” ¿Siente aprecio gastronómico por el pan, la carne, el queso, la lechuga y el tomate?
Elementos básicos de lo que quiere crear… o al menos emular en su mundo. Según sus registros es un tipo de comida muy popular en la tierra, aunque los ingredientes actuales tienen pocas cosas naturales consigo.
Se queda esperando la respuesta, preparado para retirar o sustituir algún ingrediente que no le guste a su comensal. Lo bueno de las hamburguesas es que vienen en infinidad de presentaciones, para todos los gustos.
Zero no puede esperar para entrar en la cocina y es que tiene un pequeño sitio rentado con todo lo necesario… es suficiente con decir que ese vendedor de cuadra se sintió bastante eufórico por alquilar su local algunas horas a un precio tan generoso para sus finanzas.
Z9-42
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Re: Las hamburguesas de Zero [Privado] [Cerrado]
El chico dice que tenemos gustos similares. Bueno, no era difícil de ver que algo en común teníamos que tener, dado que ambos estábamos allí observando gente mientras hablábamos tranquilamente entre nosotros. No todos los días te encuentras a un desconocido con el que puedas estar a gusto simplemente hablando al aire libre. Me estaba pareciendo una compañía bastante agradable. Al final algo bueno había sacado de haberme perdido el mercado...
- Oh, me alegro de que te gusten las galletas. -Miro al chico. -Hubo un tiempo en el que recorría el mundo tan solo para probarlas todas... Pero no creo que siga haciéndolo más.
Últimamente me metía más en líos buscando galletas que haciendo cualquier otra cosa. En realidad no sabía qué hacer con mi vida, ¿qué esperaba que sucediese al final? Uno de los motivos de llegar al mercado era encontrar algunas respuestas, pero no había podido ser.
El chico vuelve a hablarme, así que reconecto de nuevo con el mundo real.
- ¿Sabes cocinar? -Le pregunto con entusiasmo. -Estaría encantada de probar lo que cocines... También te podría ayudar, aunque soy un poco torpe. -Me toco el labio inferior, pensativa.
Zero hace entonces las preguntas pertinentes para un buen plato de comida, si los ingredientes pueden ser del gusto del comensal. La verdad es que la carne no es que sea de mi especial gusto, comer animales muertos... "Cuanta hipocresía, teniendo en cuenta la cantidad de cadáveres que has dejado por el mundo en tan solo unos meses. Come la maldita carne y déjate de estupideces. Como me dejes el cuerpo en ese estado, te juro que me como todas las jodidas ardillas del bosque. Crudas."
La verdad es que visto así... No tenía nada en contra, y en realidad me vendrían bien los nutrientes extra. Desde el impacto del rayo había comido extremadamente poco y estaba quedándome en los huesos.
- Sí, Zero, aquello que tengas pensado estará bien. Aunque... Te advierto que no tengo mucho dinero para pagarte... -Rebusco en los bolsillos, tan solo un par de aeros y unas bellotas. -Te seguiré a donde quieras llevarme. -Sonrío al chico. Espero que no se trate de una trampa. No sería la primera vez que me meto de cabeza en una de esas...
- Oh, me alegro de que te gusten las galletas. -Miro al chico. -Hubo un tiempo en el que recorría el mundo tan solo para probarlas todas... Pero no creo que siga haciéndolo más.
Últimamente me metía más en líos buscando galletas que haciendo cualquier otra cosa. En realidad no sabía qué hacer con mi vida, ¿qué esperaba que sucediese al final? Uno de los motivos de llegar al mercado era encontrar algunas respuestas, pero no había podido ser.
El chico vuelve a hablarme, así que reconecto de nuevo con el mundo real.
- ¿Sabes cocinar? -Le pregunto con entusiasmo. -Estaría encantada de probar lo que cocines... También te podría ayudar, aunque soy un poco torpe. -Me toco el labio inferior, pensativa.
Zero hace entonces las preguntas pertinentes para un buen plato de comida, si los ingredientes pueden ser del gusto del comensal. La verdad es que la carne no es que sea de mi especial gusto, comer animales muertos... "Cuanta hipocresía, teniendo en cuenta la cantidad de cadáveres que has dejado por el mundo en tan solo unos meses. Come la maldita carne y déjate de estupideces. Como me dejes el cuerpo en ese estado, te juro que me como todas las jodidas ardillas del bosque. Crudas."
La verdad es que visto así... No tenía nada en contra, y en realidad me vendrían bien los nutrientes extra. Desde el impacto del rayo había comido extremadamente poco y estaba quedándome en los huesos.
- Sí, Zero, aquello que tengas pensado estará bien. Aunque... Te advierto que no tengo mucho dinero para pagarte... -Rebusco en los bolsillos, tan solo un par de aeros y unas bellotas. -Te seguiré a donde quieras llevarme. -Sonrío al chico. Espero que no se trate de una trampa. No sería la primera vez que me meto de cabeza en una de esas...
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Re: Las hamburguesas de Zero [Privado] [Cerrado]
Zero escucha uno de los objetivos más peculiares que jamás a oído en toda su corta existencia, sin duda vagar por el mundo con la misión de probar todos los tipos de galletas no es una tendencia entre los círculos vivos… aunque tiene buen atractivo.
Es una gran misión de vida.
Dice con una sonrisa de oreja a oreja, el más que nadie sabe lo genial que es involucrarse en una gesta culinaria. Si la gente pasara más tiempo cocinando que peleando el mundo sería un hermoso lugar para vivir.
La pequeña creación asiente como respuesta a la pregunta sobre sus habilidades de cocina, en su pequeño cerebro aumentado hay cientos de recetas de ambos mundos esperando ser traídas a la realidad.
No es necesario, tengo todo cubierto “dice con un rostro cordial”.
Ciertamente Z9-42 ahora mismo no necesita ayuda con esta receta, solo alguien dispuesto a probarla. Teniendo en cuenta las palabras de Jeannie se puede decir con propiedad que esa parte esta solventada.
El elemento femenino se queda pensativo algunos instantes pero vuelve rápido a la realidad y con buenas noticias de paso, da carta blanca para que la activa mente del niño robot defina la receta completa.
No es necesaria una compensación monetaria… ¿Es comida gratis? “tose nerviosamente” eso, comida gratis.
Sin perder tiempo inicia una marcha, obviamente pide entre gestos que la voluntaria elfa le siga. No les toma mucho llegar a un alargado edificio que tiene múltiples locales pequeños, más protegidos que los tenderos a la intemperie y con una fachada que también facilita el comercio.
Este es el lugar, póngase cómoda señorita Jeannie.
El sitio en si es una cocina equipada y cubierta que da a cierto comedor exterior, ahora mismo las mesas están guardadas pero la barra se encuentra operativa. Lugar más que suficiente para que el sujeto de pruebas se siente.
Debo preguntar también, ¿Cuál es su bebida favorita?
Dice mientras busca los ingredientes, sabe exactamente donde están pero el proceso de recolecta en si tomara varios minutos. Claro que la pregunta no es un método de distracción para sobrellevar el tiempo, una excelente hamburguesa requiere la mejor bebida de complemento posible.
Es una gran misión de vida.
Dice con una sonrisa de oreja a oreja, el más que nadie sabe lo genial que es involucrarse en una gesta culinaria. Si la gente pasara más tiempo cocinando que peleando el mundo sería un hermoso lugar para vivir.
La pequeña creación asiente como respuesta a la pregunta sobre sus habilidades de cocina, en su pequeño cerebro aumentado hay cientos de recetas de ambos mundos esperando ser traídas a la realidad.
No es necesario, tengo todo cubierto “dice con un rostro cordial”.
Ciertamente Z9-42 ahora mismo no necesita ayuda con esta receta, solo alguien dispuesto a probarla. Teniendo en cuenta las palabras de Jeannie se puede decir con propiedad que esa parte esta solventada.
El elemento femenino se queda pensativo algunos instantes pero vuelve rápido a la realidad y con buenas noticias de paso, da carta blanca para que la activa mente del niño robot defina la receta completa.
No es necesaria una compensación monetaria… ¿Es comida gratis? “tose nerviosamente” eso, comida gratis.
Sin perder tiempo inicia una marcha, obviamente pide entre gestos que la voluntaria elfa le siga. No les toma mucho llegar a un alargado edificio que tiene múltiples locales pequeños, más protegidos que los tenderos a la intemperie y con una fachada que también facilita el comercio.
Este es el lugar, póngase cómoda señorita Jeannie.
El sitio en si es una cocina equipada y cubierta que da a cierto comedor exterior, ahora mismo las mesas están guardadas pero la barra se encuentra operativa. Lugar más que suficiente para que el sujeto de pruebas se siente.
Debo preguntar también, ¿Cuál es su bebida favorita?
Dice mientras busca los ingredientes, sabe exactamente donde están pero el proceso de recolecta en si tomara varios minutos. Claro que la pregunta no es un método de distracción para sobrellevar el tiempo, una excelente hamburguesa requiere la mejor bebida de complemento posible.
Z9-42
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Re: Las hamburguesas de Zero [Privado] [Cerrado]
El niño intenta ser amable conmigo diciendo que mi misión de búsqueda y prueba de galletas a lo largo y ancho del mundo es una gran misión en la vida. En realidad ya la había abandonado hace un tiempo, ahora me encuentro bastante perdida. Aerandir es muy grande, tiene muchos problemas, cada una de sus poblaciones tiene sus altercados en mayor o menor medida. Era absurdo viajar siendo tan infantil y despreocupada. Podría terminar chamuscada de nuevo, o algo peor. Me miro las manos, atravesadas por cicatrices zigzagueantes fruto de aquel rayo devastador.
A pesar de todo agradecía sus palabras de ánimo y amabilidad. No todos los días te encontrabas a alguien que fuese como aquel niño. No creo que confiar en él fuese un error. Zero dice que no necesita ayuda con la receta, tiene todo cubierto. Le sonrío. De ser así tan solo tendría que preocuparme de disfrutar la comida. Por mi, perfecto. Lo único que me extrañó es que no quisiera dinero a cambio de la comida, en este mundo nadie da nada sin una compensación a cambio. Aunque no parecía un mal chico, sí desconfié al llegar a ese punto.
Pero bueno, no tenía nada mejor que hacer de todas formas. A la mínima señal de peligro tan solo tenía que huir. Las probabilidades de volver a encontrarnos eran muy pocas. Sigo a Zero por las callejuelas de la ciudad hasta un pequeño local con las mesas recogidas. El chico se desliza tras la barra, lugar donde estará la cocina. Tranquilamente me siento en una de las sillas altas apoyando los codos en la madera. A decir verdad, llegada a este punto tenía mucha curiosidad acerca del tipo de plato que iba a preparar el niño. Quien sabe, seguro que terminaba sorprendiéndome.
Apenas me siento el chico se acerca y me pregunta sobre mi bebida favorita.
"Ron."
- Déjame pensar... -Me toco con el dedo índice en el labio inferior mientras miro al techo pensativa. -Me gustan los zumos de frutas. ¿Tienes alguno?
No sabía si el chico tenía experiencia llevando un local de aquel estilo, pero al menos parecía atento a los pequeños detalles. Invitarme a bebida aparte de comida me parecía un gesto demasiado generoso por su parte. Espero que probar su comida sea suficiente agradecimiento, por muy extraño que algo así me parezca.
A pesar de todo agradecía sus palabras de ánimo y amabilidad. No todos los días te encontrabas a alguien que fuese como aquel niño. No creo que confiar en él fuese un error. Zero dice que no necesita ayuda con la receta, tiene todo cubierto. Le sonrío. De ser así tan solo tendría que preocuparme de disfrutar la comida. Por mi, perfecto. Lo único que me extrañó es que no quisiera dinero a cambio de la comida, en este mundo nadie da nada sin una compensación a cambio. Aunque no parecía un mal chico, sí desconfié al llegar a ese punto.
Pero bueno, no tenía nada mejor que hacer de todas formas. A la mínima señal de peligro tan solo tenía que huir. Las probabilidades de volver a encontrarnos eran muy pocas. Sigo a Zero por las callejuelas de la ciudad hasta un pequeño local con las mesas recogidas. El chico se desliza tras la barra, lugar donde estará la cocina. Tranquilamente me siento en una de las sillas altas apoyando los codos en la madera. A decir verdad, llegada a este punto tenía mucha curiosidad acerca del tipo de plato que iba a preparar el niño. Quien sabe, seguro que terminaba sorprendiéndome.
Apenas me siento el chico se acerca y me pregunta sobre mi bebida favorita.
"Ron."
- Déjame pensar... -Me toco con el dedo índice en el labio inferior mientras miro al techo pensativa. -Me gustan los zumos de frutas. ¿Tienes alguno?
No sabía si el chico tenía experiencia llevando un local de aquel estilo, pero al menos parecía atento a los pequeños detalles. Invitarme a bebida aparte de comida me parecía un gesto demasiado generoso por su parte. Espero que probar su comida sea suficiente agradecimiento, por muy extraño que algo así me parezca.
Irinnil Fawkes
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Re: Las hamburguesas de Zero [Privado] [Cerrado]
Zero escucha la respuesta y asiente sonriente, es una elección interesante que conlleva un poco de trabajo adicional. Perfecto para complementar una actividad de por si gratificante, este es uno de los mejores descansos que el niño ha tenido… sin duda la ausencia de peleas influye mucho en dicha clasificación.
¡Enseguida!
Con una destreza digna de cualquier profesional, el “niño” busca algunas frutas tropicales que tenía guardadas en uno de los compartimientos del local. Se aseguró de traer ingredientes clave justo después de alquilar el recinto, cosas que su legítimo dueño no utiliza pero son indispensables para la tarea actual.
Sin vacilar el joven aumentado pela y pica las curiosas frutas a una velocidad elevada, tanto que se fuerza a actuar con más lentitud por miedo a revelar su verdadera identidad. Acto seguido inserta todo en un exprimidor tosco pero bastante limpio que termina por llenar un vaso con contenido variado.
Zumo de frutas tropicales, hay para dos vasos más así que se puede repetir “dice con ojos juguetones”.
Dicho esto avanza al plato fuerte, la elaboración de la primera hamburguesa Aerandiana. Sin vacilar enciende el fuego de la parrilla interna y pasa a arrojar la parte más importante, la bola de carne molida que más adelante aportara el contenido proteínico del platillo.
Al unísono Z9-42 comienza a picar el elemento vegetal, cebollas, tomates y lechugas son separadas en cuestión de segundos por un pequeño cocinero sintético que se niega a perder de vista la parrilla también.
No es muy habitual ver carne molida en Aerandir, para eso el niño maquina recurrió a… en palabras sencillas, tomo dos chuchillos afiliados e hizo todo el proceso de corte con la máxima velocidad de sus extremidades superiores sin que nadie lo viera.
Con los vegetales listos y la carne a medio camino de cocción, viene siendo hora de darle protagonismo al cuerpo. El pan de una hamburguesa es un elemento importante que requiere mucho equilibrio, ni más ni menos o la receta podría arruinarse.
Sin duda no es un diseño habitual en Aerandir pero los panaderos que colaboraron con Zero entendieron a la perfección como fabricarle, después de todo el chiquillo robot es muy bueno al dar instrucciones.
Todos los elementos incluyendo el queso en lonjas son dispuestos a lugares clave, cuando la carne esta lista vendrá el momento del ensamblaje. Un simple error en este paso puede desbaratar todo el plato así que Zero pondrá su máxima atención.
¡Enseguida!
Con una destreza digna de cualquier profesional, el “niño” busca algunas frutas tropicales que tenía guardadas en uno de los compartimientos del local. Se aseguró de traer ingredientes clave justo después de alquilar el recinto, cosas que su legítimo dueño no utiliza pero son indispensables para la tarea actual.
Sin vacilar el joven aumentado pela y pica las curiosas frutas a una velocidad elevada, tanto que se fuerza a actuar con más lentitud por miedo a revelar su verdadera identidad. Acto seguido inserta todo en un exprimidor tosco pero bastante limpio que termina por llenar un vaso con contenido variado.
Zumo de frutas tropicales, hay para dos vasos más así que se puede repetir “dice con ojos juguetones”.
Dicho esto avanza al plato fuerte, la elaboración de la primera hamburguesa Aerandiana. Sin vacilar enciende el fuego de la parrilla interna y pasa a arrojar la parte más importante, la bola de carne molida que más adelante aportara el contenido proteínico del platillo.
Al unísono Z9-42 comienza a picar el elemento vegetal, cebollas, tomates y lechugas son separadas en cuestión de segundos por un pequeño cocinero sintético que se niega a perder de vista la parrilla también.
No es muy habitual ver carne molida en Aerandir, para eso el niño maquina recurrió a… en palabras sencillas, tomo dos chuchillos afiliados e hizo todo el proceso de corte con la máxima velocidad de sus extremidades superiores sin que nadie lo viera.
Con los vegetales listos y la carne a medio camino de cocción, viene siendo hora de darle protagonismo al cuerpo. El pan de una hamburguesa es un elemento importante que requiere mucho equilibrio, ni más ni menos o la receta podría arruinarse.
Sin duda no es un diseño habitual en Aerandir pero los panaderos que colaboraron con Zero entendieron a la perfección como fabricarle, después de todo el chiquillo robot es muy bueno al dar instrucciones.
Todos los elementos incluyendo el queso en lonjas son dispuestos a lugares clave, cuando la carne esta lista vendrá el momento del ensamblaje. Un simple error en este paso puede desbaratar todo el plato así que Zero pondrá su máxima atención.
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Re: Las hamburguesas de Zero [Privado] [Cerrado]
El chico asintió y se puso a trabajar. Supuse que en la bebida, los zumos de frutas no eran tan fáciles de conseguir como me gustaría. Para empezar había que conseguir los ingredientes y conservarlos, algo difícil en aquella época del año. Aunque parecía que el chico lo tenía todo planeado desde el principio, había previsto varios escenarios y se había preparado en consecuencia. No podía salir de mi asombro. Yo jamás había pensado algo con tanta antelación. Empecé a pensar que tal vez eso era un error y debería comenzar con planes antes de pasar a la acción. Pero eso era un problema de la Jeannie del futuro.
El chico vuelve tras unos instantes con la bebida que había pedido, diciendo además que había para repetir. Agarré el vaso ofrecido y le di un buen trago. Estaba tan bueno que me bebí el resto de golpe.
-Oh. -Me quedé mirando fijamente el vaso. Había pensado que sobrara para la comida. Si estaba mala necesitaría beber algo. -Esto... Mmm... -No sabía cómo llamar a Zero sin molestarle, así que dejé el vaso allí apartado y me resigné a no beber en el resto de la comida.
Podía escuchar el sonido de los utensilios y Zero iba rápidamente de un lado para otro. Supuse que tenía mucha más práctica en la cocina de la que daba a entender por su edad. La espera se me estaba haciendo eterna. ¿Qué clase de plato tenía pensado aquel chico? La duda ralentizaba todavía más el paso del tiempo, nunca fui una elfa conocida por su paciencia. Estaba a punto de saltar la barra para ir a ver qué hacía el chico pero me contuve en el último segundo. Seguramente tan solo entorpecería y echaría a perder el ritmo de Zero. Y eso significaba... Que tardaría más en probar lo que fuera que estaba cocinando.
No había mucha gente por la calle a aquellas horas, seguramente estarían comiendo en algún local o en sus propias casas. Suspiré y apoyé los codos en la madera, observando el ir y venir el chico por la cocina.
El chico vuelve tras unos instantes con la bebida que había pedido, diciendo además que había para repetir. Agarré el vaso ofrecido y le di un buen trago. Estaba tan bueno que me bebí el resto de golpe.
-Oh. -Me quedé mirando fijamente el vaso. Había pensado que sobrara para la comida. Si estaba mala necesitaría beber algo. -Esto... Mmm... -No sabía cómo llamar a Zero sin molestarle, así que dejé el vaso allí apartado y me resigné a no beber en el resto de la comida.
Podía escuchar el sonido de los utensilios y Zero iba rápidamente de un lado para otro. Supuse que tenía mucha más práctica en la cocina de la que daba a entender por su edad. La espera se me estaba haciendo eterna. ¿Qué clase de plato tenía pensado aquel chico? La duda ralentizaba todavía más el paso del tiempo, nunca fui una elfa conocida por su paciencia. Estaba a punto de saltar la barra para ir a ver qué hacía el chico pero me contuve en el último segundo. Seguramente tan solo entorpecería y echaría a perder el ritmo de Zero. Y eso significaba... Que tardaría más en probar lo que fuera que estaba cocinando.
No había mucha gente por la calle a aquellas horas, seguramente estarían comiendo en algún local o en sus propias casas. Suspiré y apoyé los codos en la madera, observando el ir y venir el chico por la cocina.
Irinnil Fawkes
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Re: Las hamburguesas de Zero [Privado] [Cerrado]
El perceptivo niño nota los gestos faciales de su comensal, comienza a aburrirse de la espera. Por suerte solo faltan un par de segundos para que la carne este lista y pueda iniciar el ensamblaje propiamente dicho.
A fin de evitar una alteración emocional capaz de “tirar por tierra” todo el experimento, la pequeña maquina destina algunos instantes para rellenar el vaso de la señorita elfa. No pasó desapercibido a sus sentidos mejorados que disfruto la bebida inicial.
Instantes después el olor de la carne en cocción alcanza características viables, un rápido examen visual corrobora que la proteína esta lista. Sin vacilar Z9-42 utiliza un utensilio de cocina para retirar el elemento en cuestión… debe admitir que por unos instantes pensó hacerlo con la mano debido a su naturaleza aumentada.
Segundos después y en una sinfonía, el pequeño robot arma la hamburguesa. Es sin duda todo un espectáculo que no se fuerza por ocultar, todos sus sentidos están concentrados en el proceso para lograr la comida perfecta.
Un minuto luego de que la carne abandonara el calor de la parrilla, la monumental obra está terminada. La primera hamburguesa nativa de Aerandir, todo un hito histórico para las futuras generaciones… o para el semi hiperactivo cerebro del chiquillo máquina.
Solo resta algo, lo más importante, la prueba final. Zero coloca el plato enfrente de Jeannie y hace una leve reverencia, acto seguido retrocede un par de pasos para dar espacio de cata aunque sus ojos saltan como los de un niño en navidad.
Es claramente algo inédito para cualquier aerandiano, sin duda puede incluso generar aversión. Zero confía en que su bonita presentación y el apetitoso olor sean lo suficientemente persuasivos como para generar una primera mordida, a partir de allí no tiene miedo pues el sabor es impecable.
Una cosa esta clara, el “niño” guardara la receta adaptada. Le gustaría que los mirmidones probaran algunas hamburguesas también, en especial su buen amigo Gerard. Este último despertó la “chispa culinaria” en su pequeño líder.
Claro que todo dependerá en gran medida de la reacción que muestre Jeannie. Si todo sale mal el chiquillo robot tendrá que revisar toda la receta y realizar pruebas adicionales para en primer lugar definir el problema, luego corregirlo.
¿Le… le gusta? “dice poco después del primer mordisco claramente impulsado por una incertidumbre patente”.
A fin de evitar una alteración emocional capaz de “tirar por tierra” todo el experimento, la pequeña maquina destina algunos instantes para rellenar el vaso de la señorita elfa. No pasó desapercibido a sus sentidos mejorados que disfruto la bebida inicial.
Instantes después el olor de la carne en cocción alcanza características viables, un rápido examen visual corrobora que la proteína esta lista. Sin vacilar Z9-42 utiliza un utensilio de cocina para retirar el elemento en cuestión… debe admitir que por unos instantes pensó hacerlo con la mano debido a su naturaleza aumentada.
Segundos después y en una sinfonía, el pequeño robot arma la hamburguesa. Es sin duda todo un espectáculo que no se fuerza por ocultar, todos sus sentidos están concentrados en el proceso para lograr la comida perfecta.
Un minuto luego de que la carne abandonara el calor de la parrilla, la monumental obra está terminada. La primera hamburguesa nativa de Aerandir, todo un hito histórico para las futuras generaciones… o para el semi hiperactivo cerebro del chiquillo máquina.
Solo resta algo, lo más importante, la prueba final. Zero coloca el plato enfrente de Jeannie y hace una leve reverencia, acto seguido retrocede un par de pasos para dar espacio de cata aunque sus ojos saltan como los de un niño en navidad.
Es claramente algo inédito para cualquier aerandiano, sin duda puede incluso generar aversión. Zero confía en que su bonita presentación y el apetitoso olor sean lo suficientemente persuasivos como para generar una primera mordida, a partir de allí no tiene miedo pues el sabor es impecable.
Una cosa esta clara, el “niño” guardara la receta adaptada. Le gustaría que los mirmidones probaran algunas hamburguesas también, en especial su buen amigo Gerard. Este último despertó la “chispa culinaria” en su pequeño líder.
Claro que todo dependerá en gran medida de la reacción que muestre Jeannie. Si todo sale mal el chiquillo robot tendrá que revisar toda la receta y realizar pruebas adicionales para en primer lugar definir el problema, luego corregirlo.
¿Le… le gusta? “dice poco después del primer mordisco claramente impulsado por una incertidumbre patente”.
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Re: Las hamburguesas de Zero [Privado] [Cerrado]
El chico había sido bastante atento, me había vuelto a rellenar el vaso. No sabía si es que había puesto alguna expresión extraña en la cara, como de frustración o era que se había fijado en que el vaso estaba vacío. La verdad es que no solo no quería molestar, si no que no me gustaba la idea de que me diera todas aquellas cosas sin esperar nada a cambio más que una simple cata de sabor. Hasta ese momento no se me había ocurrido pero... ¿y si la comida sabía mal? ¿sería capaz de darle mi opninión sincera a pesar de que se estaba esforzando tanto en su preparación? Esperaba no ser mala comensal, crucé los dedos porque estuviese muy buena.
Parece que el momento estaba llegando a su fin. Terminó de sacar la carne de la parrilla y la llevaba a... ¿eso era pan? ¿estaba metiendo la carne en el pan? Todo el mundo sabe que el pan se come con queso, no con carne. ¿En qué clase de lío me había metido? Ya comenzaba a arrepentirme, aunque el olor hacía que me rugiesen las tripas. Si tal vez solo le daba una oportunidad... Un pequeño mordisco de agradecimiento por el zumo y ya estaría libre de responsabilidades. No era momento para huir.
Finalmente posa el plato delante de mi. No podía creer lo que estaba viendo. ¿Qué clase de guarrada era aquella? verduras entre el pan, tocando la carne. Me subí de un saltito a la barra y pinché aquella obra con un dedo.
- ¿Seguro que se puede comer? -Me di cuenta instantáneamente de que era algo descortés preguntar algo así, por lo que añadí. -Digo, espero que no esté muy caliente, no me gustaría quemarme.
Tras echarle un último vistazo volví a bajar de la barra y me senté en mi asiento. Di un largo sorbo al zumo y procedí a tomar aquel pan entre mis manos y darle un bocado cerrando los ojos. Mastiqué lentamente, el sabor no era lo que esperaba, las verduras le daban un frescor interesante, mientras que la carne estaba bien hecha y especiada.
Tras terminar el bocado solo pude decir. -Oh.
El joven estaba observándome con curiosidad, esperando una respuesta menos vaga que una simple exclamación de sorpresa.
- ¡Está muy rico! Sea lo que sea esto...
Me había sorprendido gratamente, de allí al futuro debía dejar de pensar tanto en las apariencias y dejarme llevar al momento de probar cosas nuevas. Seguramente me estuviera perdiendo delicias simplemente por mis prejuicios. Terminé el plato y observé al chico. Metí una mano en mi carcaj y saqué el paquetito de galletas. Le ofrecí un buen puñado en compensación por aquel manjar.
- Te lo agradezco mucho, no solo me has traído a comer sin esperar nada a cambio, si no que me has hecho una comida especialmente deliciosa. -Bajo la cabeza en señal de agradecimiento. -Oye... -Le entrego dos galletas especialmente grandes. -¿Crees que puedes hacer una con galletas?
Parece que el momento estaba llegando a su fin. Terminó de sacar la carne de la parrilla y la llevaba a... ¿eso era pan? ¿estaba metiendo la carne en el pan? Todo el mundo sabe que el pan se come con queso, no con carne. ¿En qué clase de lío me había metido? Ya comenzaba a arrepentirme, aunque el olor hacía que me rugiesen las tripas. Si tal vez solo le daba una oportunidad... Un pequeño mordisco de agradecimiento por el zumo y ya estaría libre de responsabilidades. No era momento para huir.
Finalmente posa el plato delante de mi. No podía creer lo que estaba viendo. ¿Qué clase de guarrada era aquella? verduras entre el pan, tocando la carne. Me subí de un saltito a la barra y pinché aquella obra con un dedo.
- ¿Seguro que se puede comer? -Me di cuenta instantáneamente de que era algo descortés preguntar algo así, por lo que añadí. -Digo, espero que no esté muy caliente, no me gustaría quemarme.
Tras echarle un último vistazo volví a bajar de la barra y me senté en mi asiento. Di un largo sorbo al zumo y procedí a tomar aquel pan entre mis manos y darle un bocado cerrando los ojos. Mastiqué lentamente, el sabor no era lo que esperaba, las verduras le daban un frescor interesante, mientras que la carne estaba bien hecha y especiada.
Tras terminar el bocado solo pude decir. -Oh.
El joven estaba observándome con curiosidad, esperando una respuesta menos vaga que una simple exclamación de sorpresa.
- ¡Está muy rico! Sea lo que sea esto...
Me había sorprendido gratamente, de allí al futuro debía dejar de pensar tanto en las apariencias y dejarme llevar al momento de probar cosas nuevas. Seguramente me estuviera perdiendo delicias simplemente por mis prejuicios. Terminé el plato y observé al chico. Metí una mano en mi carcaj y saqué el paquetito de galletas. Le ofrecí un buen puñado en compensación por aquel manjar.
- Te lo agradezco mucho, no solo me has traído a comer sin esperar nada a cambio, si no que me has hecho una comida especialmente deliciosa. -Bajo la cabeza en señal de agradecimiento. -Oye... -Le entrego dos galletas especialmente grandes. -¿Crees que puedes hacer una con galletas?
Irinnil Fawkes
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Re: Las hamburguesas de Zero [Privado] [Cerrado]
La pregunta de Jena hace que el pequeño robot ladee la cabeza confundido, afortunadamente la aclaratoria posterior es asimilada a la perfección por su diminuto chef predilecto… a veces cuesta entender a lo orgánicos.
Tiene la temperatura perfecta “dice sonriente”.
Finalmente Jeannie deja atrás la característica aversión que sienten los seres vivos inteligentes cuando deben probar algo nuevo y da el primer mordisco, su expresión “es un poema” de señales discretas.
Se puede ver el miedo inherente ser sustituido por la sorpresa, emociones que dan paso al disfrute de la experiencia misma. Antes de siquiera escuchar las palabras de su comensal, Zero entiende que su platillo fue un éxito.
La sonrisa del chico robot se ensancha más, claramente carece de mucho ego personal pero las palabras de aprobación manifestadas por la mujer le hacen sentir aún mejor. Le agrada que sus planes salgan bien por insignificantes que sean.
En ese momento una leve interrogante ronda la mente avanzada de Z9-42, que nombre darle al curioso platillo. Si bien ya tiene calificativo en la tierra, Aerandir es un mundo nuevo y necesita uno diferente por reglas lógicas. Tanto creaciones como descubrimientos suelen llevar el nombre de sus contribuyentes directos…
Se llama Zero-hamburguesa.
No es precisamente el nombre más bonito o modesto pero cumple su función, de ahora en adelante el platillo será conocido de esa forma. Si la lucha del pequeño robot en contra de Exos adquiere un carácter público… será sin duda una referencia aún más curiosa.
El niño artificial recibe un profundo agradecimiento junto con algunas galletas como recompensa por su labor, como se encuentra ahora mismo al lado de la elfa no puede evitar propinarle un abrazo que dura casi un minuto.
Gracias.
Cuando se da cuenta de que ha violado las reglas sociales de decoro vuelve a tomar una distancia prudente, suele tener manifestaciones infantiles cada tanto. Al menos esta en particular no le ha generado problemas agregados.
Si se puede, hay infinitas combinaciones “asiente animado”.
Tiene la temperatura perfecta “dice sonriente”.
Finalmente Jeannie deja atrás la característica aversión que sienten los seres vivos inteligentes cuando deben probar algo nuevo y da el primer mordisco, su expresión “es un poema” de señales discretas.
Se puede ver el miedo inherente ser sustituido por la sorpresa, emociones que dan paso al disfrute de la experiencia misma. Antes de siquiera escuchar las palabras de su comensal, Zero entiende que su platillo fue un éxito.
La sonrisa del chico robot se ensancha más, claramente carece de mucho ego personal pero las palabras de aprobación manifestadas por la mujer le hacen sentir aún mejor. Le agrada que sus planes salgan bien por insignificantes que sean.
En ese momento una leve interrogante ronda la mente avanzada de Z9-42, que nombre darle al curioso platillo. Si bien ya tiene calificativo en la tierra, Aerandir es un mundo nuevo y necesita uno diferente por reglas lógicas. Tanto creaciones como descubrimientos suelen llevar el nombre de sus contribuyentes directos…
Se llama Zero-hamburguesa.
No es precisamente el nombre más bonito o modesto pero cumple su función, de ahora en adelante el platillo será conocido de esa forma. Si la lucha del pequeño robot en contra de Exos adquiere un carácter público… será sin duda una referencia aún más curiosa.
El niño artificial recibe un profundo agradecimiento junto con algunas galletas como recompensa por su labor, como se encuentra ahora mismo al lado de la elfa no puede evitar propinarle un abrazo que dura casi un minuto.
Gracias.
Cuando se da cuenta de que ha violado las reglas sociales de decoro vuelve a tomar una distancia prudente, suele tener manifestaciones infantiles cada tanto. Al menos esta en particular no le ha generado problemas agregados.
Si se puede, hay infinitas combinaciones “asiente animado”.
Z9-42
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