[Cerrado][Mastereado] El elfo que viste con bolso... [Rauko]
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Curiosidad.
Habrá quienes digan que las peores tragedias de la humanidad fueron ocasionadas por la avaricia desmedida, pero esto no será del todo cierto.
Detrás de cada catástrofe encontraréis un atisbo de curiosidad, impulsando las mentes de todos aquellos que pasaron a la historia como los peores recordatorios de estupidez humana.
¿No me creéis?
Tan sólo debéis mirar el desastre ocasionado por la pandemia y, sin iros más lejos, podréis comprobarlo con la funesta guerra suscitada en Lunargenta.
¿Todavía pensáis que estoy exagerando?
Espero que no, pues en esta historia conoceréis los limites a los que se puede llegar cuando se usa la curiosidad para fines malignos.
Os llevaré a una tierra mágica, llena de nieve y encantos glaciares, por lo que os instaré a traer un abrigo y una mente sana, pues cualquiera podría perder la cordura en esta blanquecina travesía.
¡Damas, caballeros y todos aquellos que aún guardáis dudas de vuestras inclinaciones!
¡Permitidme presentaros a nuestro héroe en turno!
Un elfito con la capacidad de caer en pánico tan rápido que incluso podríais llegar a pensar que tiene severos problemas mentales, pero no os asustéis, es simplemente parte de su encanto.
Sí, bueno, sé que esperabais un brillante caballero de reluciente armadura, aunque, me temo que esto fue lo mejor que pude encontrar.
No os sintáis apesadumbrados, seguro que el joven Rauko sabrá deleitaros con algunas hazañas.
Después de un tiempo de cargar con ese extraño morral, el pequeño elfo comenzaría a notar que dicho artefacto no paraba de quejarse y gruñir de forma extraña, y tal situación sólo iría empeorando con el tiempo.
Con el pasar de los meses, los extraños susurros serían emitidos de manera constante, atormentando a su dueño con la posible idea de haberse vuelto loco. Qué, claro, lo está, pero no en ese sentido.
A fin de liberarse de aquellos insistentes susurros, Rauko prestaría más atención a las palabras, mismas que, de manera confusa, le guarían hasta los reinos del norte. Una tierra donde las temperaturas alcanzaban niveles abismales.
Pero… ¿quién le mandaría escuchar a un desgastado saco parlante?
¿Veis a lo que me refiero con no estar totalmente cuerdo?
Bueno, mi deber no es juzgar las decisiones de nuestro protagonista, aunque nadie ha dicho que no pudiese burlarme de eso.
Y, creedme, habrá motivos de sobra para hacerlo.
Ya lo veréis.
‘‘Sachetorte’’
La gente del poblado de Retniw trataría de disuadir a Rauko de no adentrarse en ese sitio, pues, pese a que no lo creáis, no se trataba de un delicioso postre de chocolate, sino de un misterioso bosque con la fama de que ahí se ocultaba ‘‘el mal’’, y cuyas temperaturas alcanzarían varios niveles bajo cero.
Por supuesto, correría de parte del jovencito hacer caso a las advertencias de la gente racional o escuchar a su bolsito parlante.
La decisión correría por su cuenta…
Curiosidad.
Habrá quienes digan que las peores tragedias de la humanidad fueron ocasionadas por la avaricia desmedida, pero esto no será del todo cierto.
Detrás de cada catástrofe encontraréis un atisbo de curiosidad, impulsando las mentes de todos aquellos que pasaron a la historia como los peores recordatorios de estupidez humana.
¿No me creéis?
Tan sólo debéis mirar el desastre ocasionado por la pandemia y, sin iros más lejos, podréis comprobarlo con la funesta guerra suscitada en Lunargenta.
¿Todavía pensáis que estoy exagerando?
Espero que no, pues en esta historia conoceréis los limites a los que se puede llegar cuando se usa la curiosidad para fines malignos.
Os llevaré a una tierra mágica, llena de nieve y encantos glaciares, por lo que os instaré a traer un abrigo y una mente sana, pues cualquiera podría perder la cordura en esta blanquecina travesía.
¡Damas, caballeros y todos aquellos que aún guardáis dudas de vuestras inclinaciones!
¡Permitidme presentaros a nuestro héroe en turno!
Un elfito con la capacidad de caer en pánico tan rápido que incluso podríais llegar a pensar que tiene severos problemas mentales, pero no os asustéis, es simplemente parte de su encanto.
Sí, bueno, sé que esperabais un brillante caballero de reluciente armadura, aunque, me temo que esto fue lo mejor que pude encontrar.
No os sintáis apesadumbrados, seguro que el joven Rauko sabrá deleitaros con algunas hazañas.
Después de un tiempo de cargar con ese extraño morral, el pequeño elfo comenzaría a notar que dicho artefacto no paraba de quejarse y gruñir de forma extraña, y tal situación sólo iría empeorando con el tiempo.
Con el pasar de los meses, los extraños susurros serían emitidos de manera constante, atormentando a su dueño con la posible idea de haberse vuelto loco. Qué, claro, lo está, pero no en ese sentido.
A fin de liberarse de aquellos insistentes susurros, Rauko prestaría más atención a las palabras, mismas que, de manera confusa, le guarían hasta los reinos del norte. Una tierra donde las temperaturas alcanzaban niveles abismales.
Pero… ¿quién le mandaría escuchar a un desgastado saco parlante?
¿Veis a lo que me refiero con no estar totalmente cuerdo?
Bueno, mi deber no es juzgar las decisiones de nuestro protagonista, aunque nadie ha dicho que no pudiese burlarme de eso.
Y, creedme, habrá motivos de sobra para hacerlo.
Ya lo veréis.
‘‘Sachetorte’’
La gente del poblado de Retniw trataría de disuadir a Rauko de no adentrarse en ese sitio, pues, pese a que no lo creáis, no se trataba de un delicioso postre de chocolate, sino de un misterioso bosque con la fama de que ahí se ocultaba ‘‘el mal’’, y cuyas temperaturas alcanzarían varios niveles bajo cero.
Por supuesto, correría de parte del jovencito hacer caso a las advertencias de la gente racional o escuchar a su bolsito parlante.
La decisión correría por su cuenta…
- Aldea Retniw:
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☀ ☀ ☀ ☀ ☀ ☀ ☀ ☀ ☀ ☀ ☀ ☀ ☀ ☀ ☀
Rauko: ¡Muy bien! Me has pedido que prepare un pequeño masterado para vos, terrible decisión, así que finalmente he traído aquello por lo que has esperado. Admito que ha sido complicado para mí desarrollar esta trama, pero he tenido un poco de ayuda y por fin podremos dar inicio. Si no conoces mi mecánica, lástima, la descubrirás por las malas, aunque te prometo que habrá diversión. Quizá más para mí que para vos, pero la habrá. Te explicaré rápidamente: en este tema buscaremos darle sentido a la recompensa que te dieron con anterioridad. No obstante, lo haremos a mi modo y jugaremos bajo mis reglas. ¿Te parece? ¿No? Bueno, no tendrás más opción. Tus decisiones afectarán la mayor parte de la trama, aún así espero que lleves una buena relación con los Dioses, pues tu progreso será determinado por las runas. En este primer post narrarás tu llegada a Retniw, así como los efectos de los susurros insistentes de tu morral encantado, quien, finalmente fue lo que te ha traído hasta aquí. En esta ocasión me interesa conocer cómo has llegado hasta aquí. Empecemos con algo leve antes de pasar a los porrazos. No habrá necesidad de que lances la voluntad de los Dioses aún, la diversión todavía no ha dado comienzo.
Última edición por Wyn el Miér Ene 23 2019, 21:52, editado 2 veces
Wyn
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Re: [Cerrado][Mastereado] El elfo que viste con bolso... [Rauko]
–¿Sabes? Antes me caías bien porque no hacías tanto ruido –platicaba tranquilamente con mi extraño bolso mientras me dirigía a donde este me había indicado–, pero ahora estás fastidiando demasiado con eso de la tarta de chocolate.
Nuevamente el bolso siseó. ¿Y eso tenía realmente algún significado? Pues eso no me importaba ahora, pues decidí interpretarlo a mi manera.
–Sí, sí, sí. Tienes razón –admití–; pude simplemente deshacerme de ti, pero a mí me encanta el chocolate también –sonreí–. Además, si prefieres el chocolate de este lugar tan lejano entonces los cocineros de aquí deben ser muy buenos.
Sí, puede que hubiera malinterpretado el mensaje, sin embargo, aunque no hubiera chocolate en nuestro destino, sabía que, tal vez, sí podríamos encontrar algo interesante; es decir, ¿qué podría salir mal en ser guiado por un bolso parlante hacia un lugar desconocido para mí?
Hace unos meses creí que su comportamiento era producto de mi imaginación, pues más nadie notaba sus murmullos y tal. Incluso Hyro y Xana me miraron con malos ojos cuando les hablé sobre el asunto. Todos creían que yo estaba volviéndome loooco, que simplemente me sentía tan solo que decidí inventarme un compañero. Hasta yo creí que podría ser así. Y fue desesperante.
No obstante, todo cambió cuando Xana, gracias a que se mantuvo mucho tiempo haciéndome compañía como si fuera un ácaro adicto a mi sangre (creo que no debí explicarlo así, pero creo que se entiende el punto), también escuchó un murmullo del bolso.
Fue en ese instante que decidí prestar atención a los susurros y así comprendí qué era lo que el bolso deseaba desde el principio: una tarta de chocolate ubicada en Retniw… o algo así. Y como a mí, como ya lo he dicho, me encantaba el chocolate, no lo pensé demasiado y emprendí el viaje. Tal vez en nuestro destino hasta podría deshacerme del bolso o, por lo menos, callarlo.
Pero sí debí pensarlo mejor.
Por desgracia Xana y Hyro enfermaron por algo que comieron, por lo que tuve que viajar solo, algo que fue bastante aburrido. Por ello opté por empezar a hablar con el bolso e interpretar lo que este hiciera como si me respondiera, ignorando que en realidad él solo me daba las indicaciones de qué camino tomar.
Ahora, continuando con lo del principio, que en este relato es el presente, pero para mí ya es el pasado… ¿Qué?
Una vez en Retniw me topé con unas cuantas personas, que no tardaron en advertirme sobre los peligros que podría encontrarme, además de decepcionarme con decirme que Sachetorte era un lugar y no un postre. Sin embargo, lo que decían parecía simples mitos sin fundamento, tal como la del temible vampiro conde Nácula que secuestra nalgas. Así que los ignoré y continué. De todas formas, ya había llegado demasiado lejos como para retractarme.
–Hey, tranquilo, no cambiaré de opinión ahora –le respondí a mi bolso, cuyos susurros ahora eran desesperantemente mucho más constantes, y le di un par de palmaditas–. Por cierto, me desviaré un momento porque necesito desahogar mi vejiga –el bolso gruñó–. Vamos, no te alteres, no tardaré –siguió gruñendo con más fuerza–. ya estamos cerca, así que no deb… ¡Por amor a los dioses, bolso parlante, deja de quejarte tanto y déjame hacer pis!
Todas las personas que estaban cerca me miraron extrañados, y luego siguieron con lo que hacían, aunque si quitarme un ojo de encima por cautela. Me teñí de rojo por la vergüenza, lamentándome porque ahora sería visto como un loco.
Tratando de olvidar eso, me fui a un lugar apartado para hacer lo que debía hacer. Luego continué mi camino.
Nuevamente el bolso siseó. ¿Y eso tenía realmente algún significado? Pues eso no me importaba ahora, pues decidí interpretarlo a mi manera.
–Sí, sí, sí. Tienes razón –admití–; pude simplemente deshacerme de ti, pero a mí me encanta el chocolate también –sonreí–. Además, si prefieres el chocolate de este lugar tan lejano entonces los cocineros de aquí deben ser muy buenos.
Sí, puede que hubiera malinterpretado el mensaje, sin embargo, aunque no hubiera chocolate en nuestro destino, sabía que, tal vez, sí podríamos encontrar algo interesante; es decir, ¿qué podría salir mal en ser guiado por un bolso parlante hacia un lugar desconocido para mí?
Hace unos meses creí que su comportamiento era producto de mi imaginación, pues más nadie notaba sus murmullos y tal. Incluso Hyro y Xana me miraron con malos ojos cuando les hablé sobre el asunto. Todos creían que yo estaba volviéndome loooco, que simplemente me sentía tan solo que decidí inventarme un compañero. Hasta yo creí que podría ser así. Y fue desesperante.
No obstante, todo cambió cuando Xana, gracias a que se mantuvo mucho tiempo haciéndome compañía como si fuera un ácaro adicto a mi sangre (creo que no debí explicarlo así, pero creo que se entiende el punto), también escuchó un murmullo del bolso.
Fue en ese instante que decidí prestar atención a los susurros y así comprendí qué era lo que el bolso deseaba desde el principio: una tarta de chocolate ubicada en Retniw… o algo así. Y como a mí, como ya lo he dicho, me encantaba el chocolate, no lo pensé demasiado y emprendí el viaje. Tal vez en nuestro destino hasta podría deshacerme del bolso o, por lo menos, callarlo.
Pero sí debí pensarlo mejor.
Por desgracia Xana y Hyro enfermaron por algo que comieron, por lo que tuve que viajar solo, algo que fue bastante aburrido. Por ello opté por empezar a hablar con el bolso e interpretar lo que este hiciera como si me respondiera, ignorando que en realidad él solo me daba las indicaciones de qué camino tomar.
Ahora, continuando con lo del principio, que en este relato es el presente, pero para mí ya es el pasado… ¿Qué?
Una vez en Retniw me topé con unas cuantas personas, que no tardaron en advertirme sobre los peligros que podría encontrarme, además de decepcionarme con decirme que Sachetorte era un lugar y no un postre. Sin embargo, lo que decían parecía simples mitos sin fundamento, tal como la del temible vampiro conde Nácula que secuestra nalgas. Así que los ignoré y continué. De todas formas, ya había llegado demasiado lejos como para retractarme.
–Hey, tranquilo, no cambiaré de opinión ahora –le respondí a mi bolso, cuyos susurros ahora eran desesperantemente mucho más constantes, y le di un par de palmaditas–. Por cierto, me desviaré un momento porque necesito desahogar mi vejiga –el bolso gruñó–. Vamos, no te alteres, no tardaré –siguió gruñendo con más fuerza–. ya estamos cerca, así que no deb… ¡Por amor a los dioses, bolso parlante, deja de quejarte tanto y déjame hacer pis!
Todas las personas que estaban cerca me miraron extrañados, y luego siguieron con lo que hacían, aunque si quitarme un ojo de encima por cautela. Me teñí de rojo por la vergüenza, lamentándome porque ahora sería visto como un loco.
Tratando de olvidar eso, me fui a un lugar apartado para hacer lo que debía hacer. Luego continué mi camino.
(☞゚∀゚)☞ OFFROL ☜(゚∀゚☜)
Estoy emocionado, Wyn, con tus palabras parece que quieres disfrutar torturándome. Pero descuida; sobreviviré a lo que sea porque estoy más que listo para saciar tus sádicas perversiones –Me aclaro la garganta–. Bueno, lo que quiero decir es que estoy determinado a vencer sin importar cuáles sean tus reglas –Muestro una enorme sonrisa y una mirada desafiante–. ¡Que comience el juego!Rauko
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Re: [Cerrado][Mastereado] El elfo que viste con bolso... [Rauko]
Nunca subestiméis la verosimilitud de los mitos y leyendas, pues por algo fueron creados.
Claro que esta regla no parece aplicar a la rebuscada idea del Conde Nácula, quien, por alguna extraña razón, parece tener una fascinación por las nalgas.
Si alguien os cuenta esta historia, hacedme el favor de no creer ni una sola palabra, especialmente si proviene de un elfito que habla con su bolso.
El bosque de Sachetorte se encontraría a unos cuantos kilómetros al este de Retniw, y su único acceso sería a través de un sendero que la gente normal prefería evitar. Por supuesto, al no poseer esa cualidad, el elfo terminaría avanzando en la búsqueda de su tarta de chocolate.
Es aquí donde hago una pausa para acotaros un par de cosas: un elfito que habla con su bolso y que, además, viajó hasta un poblado lejano en busca de dulces.
¿Os suena coherente?
¿No?
Bueno, espero que tengáis en cuenta los hechos, pues no os aconsejaría esperar mucho de este encanto de héroe.
Una vez que se adentrase en el bosque podría sentir cómo la nieve cubría toda la superficie, logrando, incluso, que los arboles obtuviesen una extraña apariencia, similar a los cristales de hielo. No habría animales en la periferia y sólo se escucharía el eco del viento, mismo que, al rozar con las mejillas del elfo, lograría ocasionarle unas pequeñas cortadas.
Por supuesto, esa sería la menor de sus preocupaciones, cuando un misterioso temblor sacudiese la tierra, logrando abrir una pequeña grieta muy cerca de Rauko.
¡Que suerte que el elfo sea joven y habilidoso! De lo contrario no habría alcanzado a escapar del blanquecino suelo, que, con insistencia, buscaba tragárselo.
Breves segundos de tranquilidad tendría Rauko antes de que todo volviese a temblar, está vez con más intensidad.
Un grito en la cercanía resonaría en el bosque de Sachetorte, mientras una gigantesca silueta anunciaba con acercarse peligrosamente hacia el pequeño elfo.
Los gigantes no eran conocidos por su ‘‘bondad’’, y este gigante de escarcha no sería la excepción. El problema sería que esa masa de varias toneladas bloqueaba el paso por tierra y la única forma de avanzar sería a través del rio congelado, cuya superficie podría no ser lo suficiente densa para soportar el peso del elfo.
- ¡ARGH!
Querido Rauko, ¿queréis un consejo?
Esta es la parte donde salís corriendo.
Claro que esta regla no parece aplicar a la rebuscada idea del Conde Nácula, quien, por alguna extraña razón, parece tener una fascinación por las nalgas.
Si alguien os cuenta esta historia, hacedme el favor de no creer ni una sola palabra, especialmente si proviene de un elfito que habla con su bolso.
El bosque de Sachetorte se encontraría a unos cuantos kilómetros al este de Retniw, y su único acceso sería a través de un sendero que la gente normal prefería evitar. Por supuesto, al no poseer esa cualidad, el elfo terminaría avanzando en la búsqueda de su tarta de chocolate.
Es aquí donde hago una pausa para acotaros un par de cosas: un elfito que habla con su bolso y que, además, viajó hasta un poblado lejano en busca de dulces.
¿Os suena coherente?
¿No?
Bueno, espero que tengáis en cuenta los hechos, pues no os aconsejaría esperar mucho de este encanto de héroe.
Una vez que se adentrase en el bosque podría sentir cómo la nieve cubría toda la superficie, logrando, incluso, que los arboles obtuviesen una extraña apariencia, similar a los cristales de hielo. No habría animales en la periferia y sólo se escucharía el eco del viento, mismo que, al rozar con las mejillas del elfo, lograría ocasionarle unas pequeñas cortadas.
Por supuesto, esa sería la menor de sus preocupaciones, cuando un misterioso temblor sacudiese la tierra, logrando abrir una pequeña grieta muy cerca de Rauko.
¡Que suerte que el elfo sea joven y habilidoso! De lo contrario no habría alcanzado a escapar del blanquecino suelo, que, con insistencia, buscaba tragárselo.
Breves segundos de tranquilidad tendría Rauko antes de que todo volviese a temblar, está vez con más intensidad.
Un grito en la cercanía resonaría en el bosque de Sachetorte, mientras una gigantesca silueta anunciaba con acercarse peligrosamente hacia el pequeño elfo.
Los gigantes no eran conocidos por su ‘‘bondad’’, y este gigante de escarcha no sería la excepción. El problema sería que esa masa de varias toneladas bloqueaba el paso por tierra y la única forma de avanzar sería a través del rio congelado, cuya superficie podría no ser lo suficiente densa para soportar el peso del elfo.
- ¡ARGH!
Querido Rauko, ¿queréis un consejo?
Esta es la parte donde salís corriendo.
- Gigante de escarcha:
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- Río congelado:
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☀ ☀ ☀ ☀ ☀ ☀ ☀ ☀ ☀ ☀ ☀ ☀ ☀ ☀ ☀
Rauko: Una lección para la próxima ocasión: sólo yo determino el momento en que inicia el juego. Debido a que decidiste apresurar las cosas tomando la decisión por mí, he optado por acatar a tu petición de suicidio y comenzar con los problemas de una vez. Espero estés feliz, pues te adentrarás de lleno sin si quiera explorar el lugar y sin tener escenarios importantes que investigar. Nunca debéis retar a los Dioses, pues terminaréis pagando las consecuencias. En esta ocasión yo lanzaré la voluntad de los dioses, a fin de determinar lo que sucederá en el siguiente post.
Suerte mala/muy mala: Tendrás que enfrentar al gigante, pero eso no es todo. Sólo podrás narrar los ataques y tus movimientos. Al finalizar el post lanzarás una runa a fin de determinar si consigues librarte o si el gigante de escarcha termina por molerte a golpes.
Suerte media: El gigante te atacará. Podrás narrar cómo escapas de él, recibiendo algunas heridas LEVES que ralentizarán un poco tu avance en el tema (no temas, no perderás un brazo. Sólo algunas cortadas por aquí y por allá). Además, cruzar por el río congelado será difícil y en punto se terminará cuarteando, haciéndote perder la bolsa en el cauce. Lo que hará que nos retrasemos un par de temas. No me veas así, al menos podrás escapar.
Suerte buena/muy buena: Conseguirás escapar del gigante sin ninguna complicación, dirigiéndote por el río congelado, el cuál atravesarás sin contratiempos.
¿Algo se me olvida? ¡Ah, sí!
Ahora sí: Que empiece el juego.
Suerte mala/muy mala: Tendrás que enfrentar al gigante, pero eso no es todo. Sólo podrás narrar los ataques y tus movimientos. Al finalizar el post lanzarás una runa a fin de determinar si consigues librarte o si el gigante de escarcha termina por molerte a golpes.
Suerte media: El gigante te atacará. Podrás narrar cómo escapas de él, recibiendo algunas heridas LEVES que ralentizarán un poco tu avance en el tema (no temas, no perderás un brazo. Sólo algunas cortadas por aquí y por allá). Además, cruzar por el río congelado será difícil y en punto se terminará cuarteando, haciéndote perder la bolsa en el cauce. Lo que hará que nos retrasemos un par de temas. No me veas así, al menos podrás escapar.
Suerte buena/muy buena: Conseguirás escapar del gigante sin ninguna complicación, dirigiéndote por el río congelado, el cuál atravesarás sin contratiempos.
¿Algo se me olvida? ¡Ah, sí!
Ahora sí: Que empiece el juego.
Última edición por Wyn el Sáb Sep 29 2018, 00:39, editado 3 veces
Wyn
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Re: [Cerrado][Mastereado] El elfo que viste con bolso... [Rauko]
El miembro 'Wyn' ha efectuado la acción siguiente: La voluntad de los dioses
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Re: [Cerrado][Mastereado] El elfo que viste con bolso... [Rauko]
–¿Sabes? Antes me caías bien porque no hacías tanto ruido… Espera, ¿ya te dije eso antes? –miré el bolso, intentado recordar–. Bueno, da igual. Tú tampoco haces más que gruñir o decirme a dónde ir.
Me crucé de brazos y me encorvé mientras caminaba. Mi cuerpo podía sentir muy bien cómo el frío era cada vez más intenso en ese bosque, y lo mostraba al no dejar de temblar. Mi cara incluso dolía al recibir la caricia del viento gélido.
De pronto todo se sacudió. Fue tan repentino que perdí el equilibrio y caí de cara al suelo.
Entonces escuché algo resquebrajarse. Al instante reuní energía en mis brazos y piernas para levantarme lo más pronto posible, notando justo a tiempo que debajo de mí se dibujaba una enorme grieta. Me alejé con un salto y la grieta se abrió en mi dirección, ¡justamente en mi dirección! Di un nuevo salto, y otro, y otro, y otro más hasta que el suelo dejó de intentar devorarme.
Apenas solté un suspiro de alivio cuando nuevamente todo tembló, con más fuerza que antes, y fui a parar al suelo, esta vez aterrizando sobre mi trasero.
–Maldición, primero los árboles del bosque lúgubre intentaron despedazarme y ahora el suelo intenta comerme. ¡¿Por qué los bosques me odian?! Yo solo quiero comer chocolate.
Y antes de seguir lamentándome, un grito inundó el aire y una enorme figura humanoide cubrió mi visión.
–E-eso es… –balbuceé con los labios temblorosos y con los ojos bien abiertos– ¡un gigante!
Efectivamente, eso era un gigante de escarcha, y uno bastante feo, además de agresivo, pues ni pasaron un par de segundos antes de que él decidiera apachurrarme con su enorme y asqueroso pie.
Rodé hacia un lado, logrando salvarme por poco de lo que pudo ser un final aplastante. Pero antes de que pudiera levantarme, una de mis piernas fue agarrada por el gigante, quien me levantó para llevarme hacia su boca.
–¡Hey! Sé que me veo muy suculento, pero… –hice una pausa mientras desenvainaba mi espada, pensando en cómo terminar la frase de una manera épica, pero no logré pensar en nada y opté por hacer un corte en uno de los dedos del gigante, desatando un grito de este y liberándome en el proceso.
Caí de una forma dolorosa, pero de inmediato salí corriendo hacia la lejanía, apretando las nalgas por el miedo a ser alcanzado. Corrí y corrí sin mirar atrás, resbalando una que otra vez con torpeza y tropezando con algunas ramas y piedras en el camino, obteniendo así algunas cortaduras y un par de moretones.
En poco tiempo conseguí escapar, sin embargo, repentinamente empecé a patinar y tuve que batallar para no volver a caerme; ahora estaba sobre el resbaladizo río congelado. Y, por desgracia, ya no podría regresar a la aldea sin toparme con el gigante, por lo que lo único que podía hacer era avanzar.
–No sé… pero creo que, tal vez, es posible que, probablemente, venir aquí no haya sido… una muy buena idea –reconocí, un poco adolorido y agitado por los eventos recientes–. Tal vez si tan solo una persona me hubiera dicho que este bosque era peligroso, me habría evitado todo este embrollo –agregué, sabiendo muy bien que eso era una completa mentira.
Después de avanzar un rato con cuidado, como era de esperarse resbalé y caí de nuevo. Al instante el suelo comenzó a fragmentarse y tuve que esforzarme para ponerme a salvo: me levanté, caí, volví a levantarme, patiné, giré una y otra vez de forma hilarante y hasta realicé acrobacias extrañas que creí que serían imposibles para mí, haciendo casi todo más por accidente que por destreza.
–¡No, no, no! –exclamé, asustado, cuando me percaté que de alguna manera perdí el bolso en alguna parte–. ¡Mis biusas!
Lo frustrante no fue perder el bolso en sí, sino que este tenía dentro mis deliciosas biusas. Así que, con tal de salvar esas preciadas frutas para que mi estómago no se enojara conmigo, no me quedaría de otra que intentar recuperar ese maldito bolso.
Me crucé de brazos y me encorvé mientras caminaba. Mi cuerpo podía sentir muy bien cómo el frío era cada vez más intenso en ese bosque, y lo mostraba al no dejar de temblar. Mi cara incluso dolía al recibir la caricia del viento gélido.
De pronto todo se sacudió. Fue tan repentino que perdí el equilibrio y caí de cara al suelo.
Entonces escuché algo resquebrajarse. Al instante reuní energía en mis brazos y piernas para levantarme lo más pronto posible, notando justo a tiempo que debajo de mí se dibujaba una enorme grieta. Me alejé con un salto y la grieta se abrió en mi dirección, ¡justamente en mi dirección! Di un nuevo salto, y otro, y otro, y otro más hasta que el suelo dejó de intentar devorarme.
Apenas solté un suspiro de alivio cuando nuevamente todo tembló, con más fuerza que antes, y fui a parar al suelo, esta vez aterrizando sobre mi trasero.
–Maldición, primero los árboles del bosque lúgubre intentaron despedazarme y ahora el suelo intenta comerme. ¡¿Por qué los bosques me odian?! Yo solo quiero comer chocolate.
Y antes de seguir lamentándome, un grito inundó el aire y una enorme figura humanoide cubrió mi visión.
–E-eso es… –balbuceé con los labios temblorosos y con los ojos bien abiertos– ¡un gigante!
Efectivamente, eso era un gigante de escarcha, y uno bastante feo, además de agresivo, pues ni pasaron un par de segundos antes de que él decidiera apachurrarme con su enorme y asqueroso pie.
Rodé hacia un lado, logrando salvarme por poco de lo que pudo ser un final aplastante. Pero antes de que pudiera levantarme, una de mis piernas fue agarrada por el gigante, quien me levantó para llevarme hacia su boca.
–¡Hey! Sé que me veo muy suculento, pero… –hice una pausa mientras desenvainaba mi espada, pensando en cómo terminar la frase de una manera épica, pero no logré pensar en nada y opté por hacer un corte en uno de los dedos del gigante, desatando un grito de este y liberándome en el proceso.
Caí de una forma dolorosa, pero de inmediato salí corriendo hacia la lejanía, apretando las nalgas por el miedo a ser alcanzado. Corrí y corrí sin mirar atrás, resbalando una que otra vez con torpeza y tropezando con algunas ramas y piedras en el camino, obteniendo así algunas cortaduras y un par de moretones.
En poco tiempo conseguí escapar, sin embargo, repentinamente empecé a patinar y tuve que batallar para no volver a caerme; ahora estaba sobre el resbaladizo río congelado. Y, por desgracia, ya no podría regresar a la aldea sin toparme con el gigante, por lo que lo único que podía hacer era avanzar.
–No sé… pero creo que, tal vez, es posible que, probablemente, venir aquí no haya sido… una muy buena idea –reconocí, un poco adolorido y agitado por los eventos recientes–. Tal vez si tan solo una persona me hubiera dicho que este bosque era peligroso, me habría evitado todo este embrollo –agregué, sabiendo muy bien que eso era una completa mentira.
Después de avanzar un rato con cuidado, como era de esperarse resbalé y caí de nuevo. Al instante el suelo comenzó a fragmentarse y tuve que esforzarme para ponerme a salvo: me levanté, caí, volví a levantarme, patiné, giré una y otra vez de forma hilarante y hasta realicé acrobacias extrañas que creí que serían imposibles para mí, haciendo casi todo más por accidente que por destreza.
–¡No, no, no! –exclamé, asustado, cuando me percaté que de alguna manera perdí el bolso en alguna parte–. ¡Mis biusas!
Lo frustrante no fue perder el bolso en sí, sino que este tenía dentro mis deliciosas biusas. Así que, con tal de salvar esas preciadas frutas para que mi estómago no se enojara conmigo, no me quedaría de otra que intentar recuperar ese maldito bolso.
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Vaya, de verdad te gusta demostrar quién manda, ¿eh? Pero eso no cambiará mi actitud desafiante, Rauko
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Re: [Cerrado][Mastereado] El elfo que viste con bolso... [Rauko]
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El odio suele ser algo relativo, pero en esta ocasión podíamos afirmar que dicho sentimiento era proyectado en el elfo.
Con una clara preocupación por lo que sucediese con su retaguardia, el joven elfo logró librarse del primer guardián con una gallardía cuestionable, perdiendo el bolsito parlante e el proceso.
¿Veis lo que ocurre cuando forzáis las cosas?
Espero que esto os enseñe a ser más prudentes en el futuro. Aunque no os aconsejaría elegir a Rauko como modelo a seguir, considerando que el joven se preocupaba más por su estomago que por su vida.
¡Nunca entenderé porque los mortales carecéis de la sensatez necesaria para…pues para existir!
La mala suerte es algo en lo que deberéis creer a partir de ahora, pues no conforme con enfrentar a un gigante, ahora tendría que correr río arriba en busca del bolso perdido. No debería haber problema alguno, de no ser por las bajas temperaturas y por las pequeñas heridas en el cuerpo del joven.
Al menos tendría tiempo de sanar durante su blanquecino recorrido.
Tras varias horas de caminata, finalmente llegaría al inicio de aquel acuático recorrido… ¿o sería el final? Bueno, eso no importa realmente, de igual manera llegaría a ese lugar. Eso si no desea volver a tener una probada de lo que sucede cuando se desobedecen las leyes divinas.
¿El bolso?
Ese se encontraría por ahí…en algún lado. Su ubicación no es relevante para el seguimiento de esta historia, pero encontrarla sería vital si quería salir de ese bosque con vida.
Lo más relevante de esto serían las misteriosas plumas blanco-azuladas que se encontrarían esparcidas por diversos puntos del bosque, especialmente en las zonas más altas donde las temperaturas podían cortar el rostro de cualquiera.
Un extraño sonido comenzaría a resonar, justo en el momento en que el elfo recuperase el saquito, como si le alertasen de que algo estaba a punto de suceder.
¡Damas y caballeros!
Tomad asiento y disfrutad de lo que acontecerá, pues la decisión del elfito podría brindaros unos buenos momentos de diversión.
¿Cuál?
Bueno, eso dependería del lugar al que se dirigiese a continuación.
Con una clara preocupación por lo que sucediese con su retaguardia, el joven elfo logró librarse del primer guardián con una gallardía cuestionable, perdiendo el bolsito parlante e el proceso.
¿Veis lo que ocurre cuando forzáis las cosas?
Espero que esto os enseñe a ser más prudentes en el futuro. Aunque no os aconsejaría elegir a Rauko como modelo a seguir, considerando que el joven se preocupaba más por su estomago que por su vida.
¡Nunca entenderé porque los mortales carecéis de la sensatez necesaria para…pues para existir!
La mala suerte es algo en lo que deberéis creer a partir de ahora, pues no conforme con enfrentar a un gigante, ahora tendría que correr río arriba en busca del bolso perdido. No debería haber problema alguno, de no ser por las bajas temperaturas y por las pequeñas heridas en el cuerpo del joven.
Al menos tendría tiempo de sanar durante su blanquecino recorrido.
Tras varias horas de caminata, finalmente llegaría al inicio de aquel acuático recorrido… ¿o sería el final? Bueno, eso no importa realmente, de igual manera llegaría a ese lugar. Eso si no desea volver a tener una probada de lo que sucede cuando se desobedecen las leyes divinas.
- Desembocadura:
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¿El bolso?
Ese se encontraría por ahí…en algún lado. Su ubicación no es relevante para el seguimiento de esta historia, pero encontrarla sería vital si quería salir de ese bosque con vida.
Lo más relevante de esto serían las misteriosas plumas blanco-azuladas que se encontrarían esparcidas por diversos puntos del bosque, especialmente en las zonas más altas donde las temperaturas podían cortar el rostro de cualquiera.
Un extraño sonido comenzaría a resonar, justo en el momento en que el elfo recuperase el saquito, como si le alertasen de que algo estaba a punto de suceder.
¡Damas y caballeros!
Tomad asiento y disfrutad de lo que acontecerá, pues la decisión del elfito podría brindaros unos buenos momentos de diversión.
¿Cuál?
Bueno, eso dependería del lugar al que se dirigiese a continuación.
- Escenario 1:
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- Escenario 2:
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- Escenario 3:
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- Escenario 4:
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Rauko: No puedes quejarte, te he dado un post para reponerte del susto y curar tus heridas. En este post tendrás que narrar la búsqueda de tu bolso y los efectos del clima en tu cuerpo. Además, tendrás que elegir hacia dónde te dirigirás. Te insto a que lo pienses con cuidado, pues cada escenario tendrá una trascendencia. También te he brindado una pista de importante de lo que pasa en ese lugar, así que conserva la idea, pues más adelante te será de ayuda. Como último recordatorio: en este post no deberás lanzar la voluntad de los dioses.
Wyn
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Re: [Cerrado][Mastereado] El elfo que viste con bolso... [Rauko]
–Uno, dos, ¡tres!
Di un paso hacia adelante.
–Uno, dos, ¡tres!
Di otro paso.
–Uno, dos, ¡treaaaaahh!
Resbalé y otra vez giré verticalmente, horizontalmente, diagonalmente y de cualquier otra forma posible, hasta que por fin me detuve, cuando mi cuerpo se estampó contra el suelo. No estaba sobre el hielo, sino sobre la nieve, así que ¿por qué seguía resbalando?
Como sea, en ese instante podría estar disfrutando de la cálida comodidad de mi hogar. Pero no. Decidí venir al otro lado del mundo para buscar chocolate.
–De verdad soy un estúpido, ¿no? –dije, mirando el cielo desde el suelo
Por un momento decidí replantearme la situación. Tal vez debía volver y fingir que esto nunca sucedió. Después de todo, no moriría por olvidar el bolso y las biusas.
Fue justo ahí cuando la luz de la sabiduría iluminó mi mente, y lo hizo a través de mi estómago, que gruñó con fuerza para decirme claramente, en su lenguaje estomacal: “¡pero ¿qué estás diciendo, Rauko?! Nunca debes abandonar la comida; debes ponerla dentro de mí”.
–Tienes razón –respondí, esbozando una sonrisa; saber que mi estómago siempre estaba ahí para hacerme entrar en razón era reconfortante–, no puedo rendirme ahora –agregué, determinado a recuperar mis biusas.
De todas formas, el gigante todavía podría estar en el camino al pueblo, y hasta podría estar acompañado por su familia ahora, así que sería un suicidio regresar.
Tras varios intentos fallidos, finalmente pude levantarme y continuar sin resbalar.
No obstante, el frío ya estaba haciendo que mis dedos se entumecieran. Debía hacer algo al respecto. Cerré los ojos y traté de incrementar la energía en mi cuerpo, para luego canalizarla adecuadamente y, de esa forma, brindarme un poco de calor.
¿Y funcionó? Por supuesto que no.
Entonces opté por acurrucarme y frotar mis manos por mis brazos, torso y rostro, aprovechando también para sanar mis heridas mientras tanto. Pero mi cuerpo, al ver mi ineptitud para calentarme, decidió temblar como chihuahua.
Tras un largo y tedioso rato caminando, el frío seguía siendo horrible. Hasta mis huesos dolían. Incluso sentía punzadas en mi rostro cuando este era azotado por la brisa.
Quería llorar. No por el dolor, sino porque extrañaba mi cama.
–¡Ya sé!
Se me ocurrió una idea: tocar una canción con mi ocarina me serviría para distraerme y no pensar en el frío.
–¡NO! –solté un grito al cielo y caí de rodillas; la ocarina también estaba en el bolso–. ¡SÍ! –grité de alegría y me levanté al instante; encontré el bolso.
Corrí hacia mi querido bolso parlante, que había terminado flotando al final del río. Lo agarré, teniendo cuidado de no resbalar y caer como idiota.
De pronto un sonido bastante molesto inundó el ambiente.
–Silencio –le ordené a mi bolso y a mi estómago–, mis oídos están detectando la presencia del enemigo.
Claramente no había nadie cerca. Aun así, no podía tranquilizarme. El ruido era constante y no parecía que desaparecería pronto. El suspenso, por algún motivo, ahora era bastante abrumador.
Sentía que en algún momento lobos salvajes aparecerían por todos lados, o un guerrero con dos bestias entrenadas para devorarme, o una nigromante con deseos de destruir Dundarak, o una nigromante acompañada por muchos lobos entrenados para devorarme y destruir Dundarak.
Decidí avanzar para ponerme a salvo de lo que sea que fuera a pasar, pero esta vez el bolso no me indicó ningún camino.
–¿A dónde ir? ¿A dónde ir? ¿A dónde ir? –repetí varias veces, mirando rápidamente a todas direcciones–. ¡Uh, plumas bonitas!
Me olvidé por completo del ruido y fijé mi mirada en las hermosas plumas color… cian o celeste claro.
Me acerqué y, aunque podría ser una terrible idea, agarré una para guardarla como recuerdo. “Se parecen a la pluma verde que me entregó el extraño de la carrera”, pensé, olvidando que, en realidad, todas las plumas que había visto en mi vida eran iguales. Pero eso sí, estas, al igual que la que poseía en mi bolso, destacaban por su color.
–¡Pero ¿qué estoy haciendo?! –dije al recordar el sonido que aún se escuchaba.
Había varios caminos, pero decidí ir hacia la cueva, simplemente porque era lo que quedaba más cerca y que, tal vez, el gigante de antes no podría entrar en ella.
Una vez dentro recordé aquella molesta misión del gremio.
–Todavía odio esa maldita copa dorada –murmuré, sintiendo un desagradable escalofrío por mi columna. Luego coloqué una mano sobre la empuñadura de mi arma, por si acaso aparecía una sirena maniática.
Di un paso hacia adelante.
–Uno, dos, ¡tres!
Di otro paso.
–Uno, dos, ¡treaaaaahh!
Resbalé y otra vez giré verticalmente, horizontalmente, diagonalmente y de cualquier otra forma posible, hasta que por fin me detuve, cuando mi cuerpo se estampó contra el suelo. No estaba sobre el hielo, sino sobre la nieve, así que ¿por qué seguía resbalando?
Como sea, en ese instante podría estar disfrutando de la cálida comodidad de mi hogar. Pero no. Decidí venir al otro lado del mundo para buscar chocolate.
–De verdad soy un estúpido, ¿no? –dije, mirando el cielo desde el suelo
Por un momento decidí replantearme la situación. Tal vez debía volver y fingir que esto nunca sucedió. Después de todo, no moriría por olvidar el bolso y las biusas.
Fue justo ahí cuando la luz de la sabiduría iluminó mi mente, y lo hizo a través de mi estómago, que gruñó con fuerza para decirme claramente, en su lenguaje estomacal: “¡pero ¿qué estás diciendo, Rauko?! Nunca debes abandonar la comida; debes ponerla dentro de mí”.
–Tienes razón –respondí, esbozando una sonrisa; saber que mi estómago siempre estaba ahí para hacerme entrar en razón era reconfortante–, no puedo rendirme ahora –agregué, determinado a recuperar mis biusas.
De todas formas, el gigante todavía podría estar en el camino al pueblo, y hasta podría estar acompañado por su familia ahora, así que sería un suicidio regresar.
Tras varios intentos fallidos, finalmente pude levantarme y continuar sin resbalar.
No obstante, el frío ya estaba haciendo que mis dedos se entumecieran. Debía hacer algo al respecto. Cerré los ojos y traté de incrementar la energía en mi cuerpo, para luego canalizarla adecuadamente y, de esa forma, brindarme un poco de calor.
¿Y funcionó? Por supuesto que no.
Entonces opté por acurrucarme y frotar mis manos por mis brazos, torso y rostro, aprovechando también para sanar mis heridas mientras tanto. Pero mi cuerpo, al ver mi ineptitud para calentarme, decidió temblar como chihuahua.
Tras un largo y tedioso rato caminando, el frío seguía siendo horrible. Hasta mis huesos dolían. Incluso sentía punzadas en mi rostro cuando este era azotado por la brisa.
Quería llorar. No por el dolor, sino porque extrañaba mi cama.
–¡Ya sé!
Se me ocurrió una idea: tocar una canción con mi ocarina me serviría para distraerme y no pensar en el frío.
–¡NO! –solté un grito al cielo y caí de rodillas; la ocarina también estaba en el bolso–. ¡SÍ! –grité de alegría y me levanté al instante; encontré el bolso.
Corrí hacia mi querido bolso parlante, que había terminado flotando al final del río. Lo agarré, teniendo cuidado de no resbalar y caer como idiota.
De pronto un sonido bastante molesto inundó el ambiente.
–Silencio –le ordené a mi bolso y a mi estómago–, mis oídos están detectando la presencia del enemigo.
Claramente no había nadie cerca. Aun así, no podía tranquilizarme. El ruido era constante y no parecía que desaparecería pronto. El suspenso, por algún motivo, ahora era bastante abrumador.
Sentía que en algún momento lobos salvajes aparecerían por todos lados, o un guerrero con dos bestias entrenadas para devorarme, o una nigromante con deseos de destruir Dundarak, o una nigromante acompañada por muchos lobos entrenados para devorarme y destruir Dundarak.
Decidí avanzar para ponerme a salvo de lo que sea que fuera a pasar, pero esta vez el bolso no me indicó ningún camino.
–¿A dónde ir? ¿A dónde ir? ¿A dónde ir? –repetí varias veces, mirando rápidamente a todas direcciones–. ¡Uh, plumas bonitas!
Me olvidé por completo del ruido y fijé mi mirada en las hermosas plumas color… cian o celeste claro.
Me acerqué y, aunque podría ser una terrible idea, agarré una para guardarla como recuerdo. “Se parecen a la pluma verde que me entregó el extraño de la carrera”, pensé, olvidando que, en realidad, todas las plumas que había visto en mi vida eran iguales. Pero eso sí, estas, al igual que la que poseía en mi bolso, destacaban por su color.
–¡Pero ¿qué estoy haciendo?! –dije al recordar el sonido que aún se escuchaba.
Había varios caminos, pero decidí ir hacia la cueva, simplemente porque era lo que quedaba más cerca y que, tal vez, el gigante de antes no podría entrar en ella.
Una vez dentro recordé aquella molesta misión del gremio.
–Todavía odio esa maldita copa dorada –murmuré, sintiendo un desagradable escalofrío por mi columna. Luego coloqué una mano sobre la empuñadura de mi arma, por si acaso aparecía una sirena maniática.
(☞゚∀゚)☞ OFFROL ☜(゚∀゚☜)
Por si acaso no logré explicarme bien, aclaro que fui hacia el primer escenario.- ...:
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Rauko
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Re: [Cerrado][Mastereado] El elfo que viste con bolso... [Rauko]
Si me diesen un aero por cada que os cuestionáis vuestra inteligencia, podría crear mi propio mundo lleno de juegos de azar y mujerzuelas.
Por supuesto, soy una deidad, así que algo tan efímero y mundano como el dinero no es algo que necesite, aunque no está de más hacer tal observación.
Tras una serie de inútiles explicaciones el elfo se dirigiría hacia la cueva cercana, buscando escapar del ruido que se escuchaba en la cercanía.
Huesos, plumas y un misterioso hedor serían los detalles resaltables de aquel gélido escenario. Al fondo, podrían vislumbrarse unas desgastadas estanterías con diversos frascos, la mayoría de ellos rotos o esparcidos por el suelo.
Algunas oxidadas y congeladas jaulas colgarían del techo en unas engañosas cadenas que, bien podrían romperse en el momento menos indicado.
¡Que bueno que el elfito tuviese esos reflejos! ¡Dad gracias a los dioses!
Pues, de lo contrario, habría terminado aplastado por una de esas celdas colgantes.
Claro que esa sería la menor de sus preocupaciones, cuando un nuevo estruendo haría temblar las paredes de la caverna, derrumbando todo lo que rodeaba al elfo.
¡Y sale de la pista a todo galope! ¡Lo veréis esquivar una estalactita por ahí y un bloque de hielo por allá!
Las apuestas se han disparado y espero que os halléis aferrados a vuestros asientos, pues este podría ser el final del joven Rauko.
¡BUM!
¿Verdad que os asusté?
No os preocupéis, el elfito alcanzaría a salir antes de que la cueva se derrumbase por completo. Aunque espero hayáis apostado por su supervivencia, de lo contrario me temo que vuestras carteras resentirán la falta de aeros.
Desafortunadamente a la salida se encontraría con un peligro aún mayor.
Un gato maúlla, un perro ladra, una vaca muge… ¿cuál sería el sonido de un ave invernal de ese tamaño? Bueno, eso no sería relevante, considerando que Rauko se toparía de frente con esa criatura.
¿Qué podría ser peor que un enorme pájaro con aterradoras garras afiladas?
Un enorme pájaro con aterradoras garras que, además, es capaz de crear potentes ventiscas con sus alas.
Por supuesto, soy una deidad, así que algo tan efímero y mundano como el dinero no es algo que necesite, aunque no está de más hacer tal observación.
Tras una serie de inútiles explicaciones el elfo se dirigiría hacia la cueva cercana, buscando escapar del ruido que se escuchaba en la cercanía.
Huesos, plumas y un misterioso hedor serían los detalles resaltables de aquel gélido escenario. Al fondo, podrían vislumbrarse unas desgastadas estanterías con diversos frascos, la mayoría de ellos rotos o esparcidos por el suelo.
Algunas oxidadas y congeladas jaulas colgarían del techo en unas engañosas cadenas que, bien podrían romperse en el momento menos indicado.
¡Que bueno que el elfito tuviese esos reflejos! ¡Dad gracias a los dioses!
Pues, de lo contrario, habría terminado aplastado por una de esas celdas colgantes.
Claro que esa sería la menor de sus preocupaciones, cuando un nuevo estruendo haría temblar las paredes de la caverna, derrumbando todo lo que rodeaba al elfo.
¡Y sale de la pista a todo galope! ¡Lo veréis esquivar una estalactita por ahí y un bloque de hielo por allá!
Las apuestas se han disparado y espero que os halléis aferrados a vuestros asientos, pues este podría ser el final del joven Rauko.
¡BUM!
¿Verdad que os asusté?
No os preocupéis, el elfito alcanzaría a salir antes de que la cueva se derrumbase por completo. Aunque espero hayáis apostado por su supervivencia, de lo contrario me temo que vuestras carteras resentirán la falta de aeros.
Desafortunadamente a la salida se encontraría con un peligro aún mayor.
Un gato maúlla, un perro ladra, una vaca muge… ¿cuál sería el sonido de un ave invernal de ese tamaño? Bueno, eso no sería relevante, considerando que Rauko se toparía de frente con esa criatura.
¿Qué podría ser peor que un enorme pájaro con aterradoras garras afiladas?
Un enorme pájaro con aterradoras garras que, además, es capaz de crear potentes ventiscas con sus alas.
- Caverna:
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- Laboratorio abandonado:
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- Ave Invernal:
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☀ ☀ ☀ ☀ ☀ ☀ ☀ ☀ ☀ ☀ ☀ ☀ ☀ ☀ ☀
Rauko: Ya tienes una idea mucho más clara de lo que sucede en Sachertote, pero te ha surgido un nuevo contratiempo. ¿Cómo te librarás del ave? Eso dependerá de tus habilidades y de la relación que tengas con los dioses. Es la primera vez que no uso el terror en uno de mis temas, así que espero no te aburras, pues estoy corriendo en una temática que no es mi fuerte. Pasemos a lo importante. No, no tendrás que enfrentar al ave, a menos que ese sea tu deseo, sin embargo, la suerte determinará el peligro que tendrás que enfrentar a continuación. ¿Cuál peligro? Dependerá del escenario al que corras en esta ocasión. No olvides narrar tu escape o, en su defecto, tu batalla con el ave. Tienes permitido tu uso de habilidades y objetos.
P.D: No olvides lanzar La voluntad de los Dioses al finalizar tu post.
P.D: No olvides lanzar La voluntad de los Dioses al finalizar tu post.
Wyn
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Re: [Cerrado][Mastereado] El elfo que viste con bolso... [Rauko]
¿Una sirena? Para nada. ¿Hedor? Oh sí, y bastante. Hice una mueca de asco y tapé mi nariz con una mano apenas lo percibí. Hasta mis ojos se humedecieron solo por entrar en contacto con el aire fétido.
Examiné con la mirada el lugar, descubriendo huesos de distintas formas y tamaños, los cuales pudieron pertenecer a humanos de todas las edades o, tal vez, a alguna otra criatura; en pocas palabras: no tenía ni la menor idea de a qué cosa le pertenecieron los huesos.
También había plumas, que parecían ser la moda de la zona; frascos rotos en estantes viejos o por el suelo y, además, jaulas oxidadas que colgaban del techo.
El escenario era inquietante, y mi conclusión fue más que obvia.
–Aquí no hay chocolate –dije, frunciendo los labios luego–. Espera… –Por fin fui consciente de algo importante–. Esos estantes tienen forma de pastel.
Si estaba en lo cierto, entonces no estaba equivocado, y si no estaba equivocado, entonces esa cueva fue un laboratorio donde se realizaron varios experimentos con seres vivos, tal vez con upeleros, y eso explicaría las plumas de color y comportamiento inusual, ¿o yo qué sé? No soy científico. Pero en cualquier caso, parecía que algo salió mal en algún momento, y mi estómago me indicaba que pusiera una biusa dentro de él.
Como un mal presagio, un breve sonido metálico sonó arriba de mí y luego se extendió por toda la cueva, en forma de eco.
No fue necesario saber qué había sido. Mi cuerpo reaccionó y, cuando me di cuenta, ya había saltado tres metros hacia atrás. Cuando mis pies tocaron el suelo, una jaula aterrizó unos pocos centímetros delante de mí, trayendo consigo una ola de viento que sacudió mi cabello y mi ropa, mientras que el estrépito del impacto comenzó a resonar por unos segundos.
Mi corazón se aceleró y mis ojos estaban muy abiertos. Me era difícil asimilar que, después de sobrevivir a un gigante, una nigromante y una larga lista de peligros, casi perdía mi vida por una simple jaula oxidada.
Pero no hubo tiempo para relajarme. Se escuchó un nuevo estruendo. Todo tembló. La cueva empezó a derrumbarse sobre mí.
–¡Cooorre, correcorrecorrecorrecorre!
Reuní energía en mis piernas y salí disparado hacia mi escape, sin preocuparme en mirar hacia arriba para evadir las estalactitas que pudieran caer. Solo corrí con la mirada fijada en la salida.
Coloqué ambos antebrazos, que estaban cubiertos por placas metálicas, sobre mi cabeza, esperando que me protegiera de escombros pequeños, por lo menos. Otra vez escuché un sonido metálico y salté hacia un lado, evitando otra muerte aplastante por una jaula. Seguí corriendo, evadiendo obstáculos en mi trayectoria, y, por desgracia, una enorme montaña de nieve bloqueó la salida, dejando solo una pequeña abertura por donde podría pasar si calculaba bien. Reuní más energía en las piernas y di mi mejor salto, cerrando mis ojos en el aire.
Toda la parte delantera de mi cuerpo sintió el frío tacto de la nieve. Levanté la cabeza y abrí los ojos.
El reconfortante sentimiento de alivio por lograr escapar duró apenas un instante.
Fuera de la cueva, contemplé a una enorme, feroz e imponente bestia alada. Tenía ciertas características anatómicas de un upelero, pero en definitiva este animal era otra cosa. Tragué saliva y me levanté con cautela, esperando no asustar a… lo que sea que fuera esa ave. Pero no lo logré. Aquella cosa emitió un largo y desgarrador chillido de su garganta, expresando no más que furia.
–Hey, ¿no quieres una biusa? –intenté dialogar, aunque sabía que no funcionaría–. Puedo conseguirte comi…
El ave alzó las alas: iba a atacarme. De inmediato corrí hacia un lado, buscando huir hacia cualquier sitio. Él aleteó. Una ventisca me golpeó. Salí volando varios metros y luego caí sobre un cúmulo de nieve. Y lo peor: mi espada, la cual había tenido en mi mano desde que entré a la cueva, terminó cayendo muy lejos de mí.
–Mal… di… ción…
Comprendí que tenía pocas posibilidades de eliminar a esa bestia, y, si lo lograba, terminaría agotado y, por tanto, vulnerable a nuevos peligros.
Me levanté con un salto acrobático y corrí hacia un árbol, donde pegué mi espalda mientras veía al ave acercarse. Esperé, temiendo que mi plan improvisado fallara, y, cuando llegó el momento adecuado, di un salto potenciado.
Él intentó detenerse para no chocar contra el árbol, pero terminó resbalando y al final chocó, quedando aturdido. Entonces la gravedad hizo lo suyo y caí sobre el ave.
Puede que hubiera perdido mi arma favorita, pero todavía tenía al par de espadas Secretos, y solo tendría que…
–¡Ay no, no!
El ave se sacudió violentamente y no pude evitar salir volando lejos. Luego volteó su rostro hacia mí, mirándome con un escalofriante deseo asesino. Entonces abrió sus alas.
Agarré una bola de nieve y la arrojé, dándole de lleno en la cara del ave. Él chilló y retrocedió, hasta que una pata pisó sobre el hielo, superficie que se agrietó y se abrió, tragándose la extremidad del animal, manteniéndolo atrapado por, en el mejor de los casos, el tiempo suficiente para que yo escapara.
No lo pensé más y, tras recoger mi espada perdida, corrí como si no hubiera un mañana hacia donde, tal vez, estaría a salvo por un rato.
Examiné con la mirada el lugar, descubriendo huesos de distintas formas y tamaños, los cuales pudieron pertenecer a humanos de todas las edades o, tal vez, a alguna otra criatura; en pocas palabras: no tenía ni la menor idea de a qué cosa le pertenecieron los huesos.
También había plumas, que parecían ser la moda de la zona; frascos rotos en estantes viejos o por el suelo y, además, jaulas oxidadas que colgaban del techo.
El escenario era inquietante, y mi conclusión fue más que obvia.
–Aquí no hay chocolate –dije, frunciendo los labios luego–. Espera… –Por fin fui consciente de algo importante–. Esos estantes tienen forma de pastel.
Si estaba en lo cierto, entonces no estaba equivocado, y si no estaba equivocado, entonces esa cueva fue un laboratorio donde se realizaron varios experimentos con seres vivos, tal vez con upeleros, y eso explicaría las plumas de color y comportamiento inusual, ¿o yo qué sé? No soy científico. Pero en cualquier caso, parecía que algo salió mal en algún momento, y mi estómago me indicaba que pusiera una biusa dentro de él.
Como un mal presagio, un breve sonido metálico sonó arriba de mí y luego se extendió por toda la cueva, en forma de eco.
No fue necesario saber qué había sido. Mi cuerpo reaccionó y, cuando me di cuenta, ya había saltado tres metros hacia atrás. Cuando mis pies tocaron el suelo, una jaula aterrizó unos pocos centímetros delante de mí, trayendo consigo una ola de viento que sacudió mi cabello y mi ropa, mientras que el estrépito del impacto comenzó a resonar por unos segundos.
Mi corazón se aceleró y mis ojos estaban muy abiertos. Me era difícil asimilar que, después de sobrevivir a un gigante, una nigromante y una larga lista de peligros, casi perdía mi vida por una simple jaula oxidada.
Pero no hubo tiempo para relajarme. Se escuchó un nuevo estruendo. Todo tembló. La cueva empezó a derrumbarse sobre mí.
–¡Cooorre, correcorrecorrecorrecorre!
Reuní energía en mis piernas y salí disparado hacia mi escape, sin preocuparme en mirar hacia arriba para evadir las estalactitas que pudieran caer. Solo corrí con la mirada fijada en la salida.
Coloqué ambos antebrazos, que estaban cubiertos por placas metálicas, sobre mi cabeza, esperando que me protegiera de escombros pequeños, por lo menos. Otra vez escuché un sonido metálico y salté hacia un lado, evitando otra muerte aplastante por una jaula. Seguí corriendo, evadiendo obstáculos en mi trayectoria, y, por desgracia, una enorme montaña de nieve bloqueó la salida, dejando solo una pequeña abertura por donde podría pasar si calculaba bien. Reuní más energía en las piernas y di mi mejor salto, cerrando mis ojos en el aire.
Toda la parte delantera de mi cuerpo sintió el frío tacto de la nieve. Levanté la cabeza y abrí los ojos.
El reconfortante sentimiento de alivio por lograr escapar duró apenas un instante.
Fuera de la cueva, contemplé a una enorme, feroz e imponente bestia alada. Tenía ciertas características anatómicas de un upelero, pero en definitiva este animal era otra cosa. Tragué saliva y me levanté con cautela, esperando no asustar a… lo que sea que fuera esa ave. Pero no lo logré. Aquella cosa emitió un largo y desgarrador chillido de su garganta, expresando no más que furia.
–Hey, ¿no quieres una biusa? –intenté dialogar, aunque sabía que no funcionaría–. Puedo conseguirte comi…
El ave alzó las alas: iba a atacarme. De inmediato corrí hacia un lado, buscando huir hacia cualquier sitio. Él aleteó. Una ventisca me golpeó. Salí volando varios metros y luego caí sobre un cúmulo de nieve. Y lo peor: mi espada, la cual había tenido en mi mano desde que entré a la cueva, terminó cayendo muy lejos de mí.
–Mal… di… ción…
Comprendí que tenía pocas posibilidades de eliminar a esa bestia, y, si lo lograba, terminaría agotado y, por tanto, vulnerable a nuevos peligros.
Me levanté con un salto acrobático y corrí hacia un árbol, donde pegué mi espalda mientras veía al ave acercarse. Esperé, temiendo que mi plan improvisado fallara, y, cuando llegó el momento adecuado, di un salto potenciado.
Él intentó detenerse para no chocar contra el árbol, pero terminó resbalando y al final chocó, quedando aturdido. Entonces la gravedad hizo lo suyo y caí sobre el ave.
Puede que hubiera perdido mi arma favorita, pero todavía tenía al par de espadas Secretos, y solo tendría que…
–¡Ay no, no!
El ave se sacudió violentamente y no pude evitar salir volando lejos. Luego volteó su rostro hacia mí, mirándome con un escalofriante deseo asesino. Entonces abrió sus alas.
Agarré una bola de nieve y la arrojé, dándole de lleno en la cara del ave. Él chilló y retrocedió, hasta que una pata pisó sobre el hielo, superficie que se agrietó y se abrió, tragándose la extremidad del animal, manteniéndolo atrapado por, en el mejor de los casos, el tiempo suficiente para que yo escapara.
No lo pensé más y, tras recoger mi espada perdida, corrí como si no hubiera un mañana hacia donde, tal vez, estaría a salvo por un rato.
(☞゚∀゚)☞ OFFROL ☜(゚∀゚☜)
Ahora voy hacia el escenario 2, huyendo por mi preciada vida.Por cierto, he usado (de hecho, siempre lo hago pero se me olvida mencionarlo) mis habilidades nivel 2 y 3.
Bueno, ¡momento de que Tyr demuestre por qué gané dos carreras de upeleros!
Última edición por Rauko el Mar Oct 30 2018, 05:54, editado 1 vez
Rauko
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Re: [Cerrado][Mastereado] El elfo que viste con bolso... [Rauko]
El miembro 'Rauko' ha efectuado la acción siguiente: La voluntad de los dioses
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Re: [Cerrado][Mastereado] El elfo que viste con bolso... [Rauko]
Tras comprobar que sus tácticas no habían rendido frutos, el joven Rauko saldría corriendo por su vida, perdiendo su valiosa espada en el proceso.
Algunas prioridades pueden tener un alto precio, en este caso: salir con vida.
Con unos métodos muy poco ortodoxos, el elfo conseguiría librarse de las garras del ave, cayendo en un nuevo escenario que, posiblemente, no sería mejor que el anterior.
La temperatura en ese lugar mantendría una relación directa con el entorno en que se encontraban, sin mostrar una mejora para el pobre cuerpecillo del héroe, quien se adentraría con pasos atolondrados entre los montículos blanquecinos y el manto de nieve del suelo.
El bolso volvería a gruñir, llamando la atención de su pseudo-dueño con su insiste parloteo, ocasionando que este se desconcentrase durante un breve instante.
Un breve dolor aparecería en su parte posterior, como si alguien le hubiese asestado una suculenta nalgada, pero al girarse a mirar no habría nadie alrededor.
Tal vez su famoso ‘‘Conde Nácula’’ se había transformado en el ‘‘Conde Tundacula’’, debido a la fuerte tunda que estaba a punto de recibir.
Con un grito ensordecedor, el joven Rauko recibiría una ráfaga que lo haría volar en el aire, mientras la figura de una mujer se materializaba en la pared de hielo que se hallaba en el extremo norte del paisaje polar.
Por si fuera poco, el suelo volvería a retumbar, anunciando que el pequeño gigante había encontrado su camino, guiado por los ‘‘cantos’’ de la mujer.
Ahora el elfo debería decidir si avanzar y enfrentarse a la mujer o retroceder y ajustar cuentas con el gigante de escarcha, y, para colmo de males, la sensación de que alguien invisible nalgueaba su trasero persistiría durante más tiempo del que quisiese desear.
Eso le pasa por acertar en su elección esta vez.
Algunas prioridades pueden tener un alto precio, en este caso: salir con vida.
Con unos métodos muy poco ortodoxos, el elfo conseguiría librarse de las garras del ave, cayendo en un nuevo escenario que, posiblemente, no sería mejor que el anterior.
La temperatura en ese lugar mantendría una relación directa con el entorno en que se encontraban, sin mostrar una mejora para el pobre cuerpecillo del héroe, quien se adentraría con pasos atolondrados entre los montículos blanquecinos y el manto de nieve del suelo.
El bolso volvería a gruñir, llamando la atención de su pseudo-dueño con su insiste parloteo, ocasionando que este se desconcentrase durante un breve instante.
Un breve dolor aparecería en su parte posterior, como si alguien le hubiese asestado una suculenta nalgada, pero al girarse a mirar no habría nadie alrededor.
Tal vez su famoso ‘‘Conde Nácula’’ se había transformado en el ‘‘Conde Tundacula’’, debido a la fuerte tunda que estaba a punto de recibir.
Con un grito ensordecedor, el joven Rauko recibiría una ráfaga que lo haría volar en el aire, mientras la figura de una mujer se materializaba en la pared de hielo que se hallaba en el extremo norte del paisaje polar.
Por si fuera poco, el suelo volvería a retumbar, anunciando que el pequeño gigante había encontrado su camino, guiado por los ‘‘cantos’’ de la mujer.
Ahora el elfo debería decidir si avanzar y enfrentarse a la mujer o retroceder y ajustar cuentas con el gigante de escarcha, y, para colmo de males, la sensación de que alguien invisible nalgueaba su trasero persistiría durante más tiempo del que quisiese desear.
Eso le pasa por acertar en su elección esta vez.
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Rauko: ¡Finalmente! Casi creí que moriría esperando el momento en que eligiese el escenario correcto. ¡BAM! Ya estás un paso más cerca de la verdad, pero, como puedes ver, ahora tienes algo más grande que enfrentar y no me refiero sólo al gigante. Como bien has notado, hay una Banshee resguardando una misteriosa entrada y sus gritos han traído al gigante de escarcha hasta ti. ¿Por qué alguien tendría tanta seguridad? Descubrirlo será tu misión, pues tu bolsito parece reaccionar cada vez más a la cercanía de...lo que sea que se oculta tras las heladas fauces del bosque Sachetorte. Elige sabiamente a cuál de los dos peligros te enfrentarás y no olvides lanzar La voluntad de los Dioses al finalizar tu post a fin de determinar si tus ataques logran vencer a la criatura o si terminas machacado.
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Wyn
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Re: [Cerrado][Mastereado] El elfo que viste con bolso... [Rauko]
De un momento a otro mis piernas flaquearon y tuve que detenerme, batallando para mantener el equilibrio. Miré hacia atrás de inmediato, temiendo que me alcanzara el pájaro chillón, pero él ya no estaba a la vista. Suspiré de alivio y seguí avanzando con pasos lentos, abrazándome a mí mismo y respirando profundamente para calmar mi corazón acelerado.
Debía buscar una manera de calentarme. A pesar de que mi ropa debía brindarme calor, hasta mis orejas estaban temblando ahora. Ni siquiera correr me había hecho sudar ni un poco. Además, más importante, aún no había puesto comida en mi estómago.
Mi bolso empezó a gruñir con una intensidad que aumentaba mientras más avanzaba por el camino que había tomado y, si me desviaba solo un poco o retrocedía, se sacudía. No había que ser un genio para entender su mensaje: saca la biusa y come.
No obstante, antes de sacar la fruta sucedió algo extraño: repentinamente sentí un golpe en una de mis hermosas, tiernas y carnosas nalgas. Un cosquilleo se extendió desde mi trasero hasta cubrir toda mi espalda, mi cuerpo se estremeció y un sensual gemido escapó de mis labios.
–Bolso parlante, Señor Estómago, ¿vieron algo? –Ninguno gruñó–. ¿Entonces qué? ¿Acaso el Conde N…?
Un horripilante grito me calló. Nuevamente salí disparado por el aire. Y terminé con la cabeza clavada en la nieve. Luego sentí otro azote, esta vez en mi otra nalguita, lo que me impulsó a levantarme de inmediato. Mi visión estaba borrosa, así que sacudí mi cabeza. Entonces vi la figura de una mujer que, a pesar de solo tener un vestido, no parecía tener frío.
–¡¿Una… Banshee?! –exclamé, temiendo que ella fuera real y estuviera frente a mí. Luego todo tembló y, como antes, caí sobre mi trasero–. ¡¿Otra vez ese maldito grandulón?! –No hizo falta más que un vistazo al horizonte para ver a la enorme criatura acercarse a lo lejos. Entonces la Banshee abrió la boca, su rostro se convirtió en el de una anciana más fea que mi abuela y gritó, haciéndome volar otra vez.
Creo que quedé inconsciente después de eso, pero no por mucho. Otra estremecedora nalgada me trajo de vuelta a la vida. Ahora tenía un ligero escozor en mi trasero, además de un pitido constante en mis oídos, lo único que escucharía por un rato.
–… Bien, mo-momento de p-pensar –Mi mandíbula temblaba por el frío.
Me levanté y miré a las dos amenazas mientras intentaba no perder el equilibrio con cada retumbante paso del gigante, quien muy pronto estaría a la distancia suficiente para reconocerme y proceder a desahogar su ira en mí.
Aunque dije que pensaría, decidí qué opción tomar con un “De Tín Marín, de Do Pingüe”. Nada de gestión de riesgos. Nada de preguntarme por qué había tantos peligros en la zona o si era correcto continuar o escapar. Nada de ser racional y lógico.
Me volteé hacia la Banshee, que se mantenía en su posición bloqueando el paso como si fuera la guardiana de lo que había más adelante. Estaba a la espera de que me acercara para dispararme su grito, rodeada por un aura de muerte que me ponía los pelos de punta.
Fue difícil forzarme a mí mismo para no huir. Además, me estaba sintiendo bastante incómodo con las nalgadas que de pronto se hicieron continuas. Pero no tenía tiempo para dudar o preguntarme quién era el sádico pervertido que me acosaba.
–¿Sabes? M-me tomaste desprevenido co-con esos gritos. –Fui acumulando toda mi energía vital en mi cabeza, ignorando los ataques en mi retaguardia–. N-ni siquiera pu-pude reaccionar a t-tiempo. –Me encorvé hacia la Banshee–. P-pero ¿sabes qué? –Hice una pausa y esbocé una media sonrisa–. ¡Quiero comer biusas!
Separé mis labios y toda la energía acumulada en mi cabeza salió disparada por mi boca como un potente rayo de luz que iría directo hacia la Banshee.[1] Sabía que sería difícil acercarme, por eso disparé el rayo: un ataque a distancia, potente y fulminante era lo mejor. Si acertaba, ella debería quedar aturdirla brevemente, y usaría esa oportunidad para eliminarla, si fuera posible, o pasar de ella y avanzar a toda velocidad, esperando estar a salvo adelante.
Mis dos nalgas, que ahora ya estarían rojas, fueron azotadas una vez más, al mismo tiempo y con dureza. Esa fue la señal que me hizo emprender una rauda carrera al frente.
Debía buscar una manera de calentarme. A pesar de que mi ropa debía brindarme calor, hasta mis orejas estaban temblando ahora. Ni siquiera correr me había hecho sudar ni un poco. Además, más importante, aún no había puesto comida en mi estómago.
Mi bolso empezó a gruñir con una intensidad que aumentaba mientras más avanzaba por el camino que había tomado y, si me desviaba solo un poco o retrocedía, se sacudía. No había que ser un genio para entender su mensaje: saca la biusa y come.
No obstante, antes de sacar la fruta sucedió algo extraño: repentinamente sentí un golpe en una de mis hermosas, tiernas y carnosas nalgas. Un cosquilleo se extendió desde mi trasero hasta cubrir toda mi espalda, mi cuerpo se estremeció y un sensual gemido escapó de mis labios.
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–Bolso parlante, Señor Estómago, ¿vieron algo? –Ninguno gruñó–. ¿Entonces qué? ¿Acaso el Conde N…?
Un horripilante grito me calló. Nuevamente salí disparado por el aire. Y terminé con la cabeza clavada en la nieve. Luego sentí otro azote, esta vez en mi otra nalguita, lo que me impulsó a levantarme de inmediato. Mi visión estaba borrosa, así que sacudí mi cabeza. Entonces vi la figura de una mujer que, a pesar de solo tener un vestido, no parecía tener frío.
–¡¿Una… Banshee?! –exclamé, temiendo que ella fuera real y estuviera frente a mí. Luego todo tembló y, como antes, caí sobre mi trasero–. ¡¿Otra vez ese maldito grandulón?! –No hizo falta más que un vistazo al horizonte para ver a la enorme criatura acercarse a lo lejos. Entonces la Banshee abrió la boca, su rostro se convirtió en el de una anciana más fea que mi abuela y gritó, haciéndome volar otra vez.
Creo que quedé inconsciente después de eso, pero no por mucho. Otra estremecedora nalgada me trajo de vuelta a la vida. Ahora tenía un ligero escozor en mi trasero, además de un pitido constante en mis oídos, lo único que escucharía por un rato.
–… Bien, mo-momento de p-pensar –Mi mandíbula temblaba por el frío.
Me levanté y miré a las dos amenazas mientras intentaba no perder el equilibrio con cada retumbante paso del gigante, quien muy pronto estaría a la distancia suficiente para reconocerme y proceder a desahogar su ira en mí.
Aunque dije que pensaría, decidí qué opción tomar con un “De Tín Marín, de Do Pingüe”. Nada de gestión de riesgos. Nada de preguntarme por qué había tantos peligros en la zona o si era correcto continuar o escapar. Nada de ser racional y lógico.
Me volteé hacia la Banshee, que se mantenía en su posición bloqueando el paso como si fuera la guardiana de lo que había más adelante. Estaba a la espera de que me acercara para dispararme su grito, rodeada por un aura de muerte que me ponía los pelos de punta.
Fue difícil forzarme a mí mismo para no huir. Además, me estaba sintiendo bastante incómodo con las nalgadas que de pronto se hicieron continuas. Pero no tenía tiempo para dudar o preguntarme quién era el sádico pervertido que me acosaba.
–¿Sabes? M-me tomaste desprevenido co-con esos gritos. –Fui acumulando toda mi energía vital en mi cabeza, ignorando los ataques en mi retaguardia–. N-ni siquiera pu-pude reaccionar a t-tiempo. –Me encorvé hacia la Banshee–. P-pero ¿sabes qué? –Hice una pausa y esbocé una media sonrisa–. ¡Quiero comer biusas!
Separé mis labios y toda la energía acumulada en mi cabeza salió disparada por mi boca como un potente rayo de luz que iría directo hacia la Banshee.[1] Sabía que sería difícil acercarme, por eso disparé el rayo: un ataque a distancia, potente y fulminante era lo mejor. Si acertaba, ella debería quedar aturdirla brevemente, y usaría esa oportunidad para eliminarla, si fuera posible, o pasar de ella y avanzar a toda velocidad, esperando estar a salvo adelante.
Mis dos nalgas, que ahora ya estarían rojas, fueron azotadas una vez más, al mismo tiempo y con dureza. Esa fue la señal que me hizo emprender una rauda carrera al frente.
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[1] He usado mi fabulosa habilidad nivel 0: Lente convergente.Nuevamente llegó la hora de que Tyr demuestre cuánto me ama =3
Rauko
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Re: [Cerrado][Mastereado] El elfo que viste con bolso... [Rauko]
El miembro 'Rauko' ha efectuado la acción siguiente: La voluntad de los dioses
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Tyr
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Re: [Cerrado][Mastereado] El elfo que viste con bolso... [Rauko]
Por los siglos de los siglos, en la aldea de Retniw y las comunidades vecinas, circularía la leyenda del elfo que gozó que una Diosa lo violase. Ese gemido llegaría hasta el Valhalla, como una sensual suplica de que ese suplicio terminase.
Y tal vez lo haría.
Desde luego, en estos momentos había cosas mucho más importantes de las cuales preocuparse: salvar su vida, por ejemplo.
Tras un castañeante monologo, el joven Rauko lanzaría un rayo hacia la Banshee, esperando destruirla o, por lo menos, confundirle lo suficiente como para escapar hacia la cueva que la criatura custodiaba.
¡Oh, queridos lectores! ¡Lo que daría por contarios hermosas historias de unicornios de arcoíris!
La buena noticia: el disparo había conseguido derrotar al monstruo.
La mala noticia: la Banshee gritaría cerca de Rauko, justo antes de estallar en millones de virutas de luz que se desvanecerían en el ambiente.
Bueno, pudo ser peor y el elfito lo sabía.
La cueva a la que había llegado sería tan cálida como una tarde de verano, completamente opuesta al escenario exterior del que provenía. Al igual que la cueva anterior, en esta encontraría algunos artefactos y afiches similares, aunque estos se hallarían en buen estado.
El bolso gruñiría con una intensidad que no se había visto antes, como si anunciase que por fin había llegado al lugar que tanto había ansiado.
Algunos chillidos se escucharían por el corredor principal, el mismo que se extendía hacia el interior de un extraño túnel que llevaría a quién sabe dónde, y varias plumas de tonos azulados pintarían el suelo de forma aleatoria.
En el primer escritorio encontraría un diario abierto, mismo que contendría la información más cruel y siniestra que sus ojos pudiesen presenciar; y no sólo porque no había ninguna biusa, sino por la cantidad de experimentos que se llevaban a cabo en ese lugar. Torturando y asesinando Bahaws y búhos normales sin piedad, buscando conseguir una especie que pueda ser traficada en los climas cálidos. Al menos ahora sabía de dónde provenía la pluma...y el bolso, bueno, eso pronto lo descubriría.
Un ruido alertaría al elfito de una presencia cercana. Ahora tendría que apresurarse a esconderse…o encarar al causante de tanto sufrimiento a criaturas inocente.
La decisión determinaría el desenlace de su historia.
Y tal vez lo haría.
Desde luego, en estos momentos había cosas mucho más importantes de las cuales preocuparse: salvar su vida, por ejemplo.
Tras un castañeante monologo, el joven Rauko lanzaría un rayo hacia la Banshee, esperando destruirla o, por lo menos, confundirle lo suficiente como para escapar hacia la cueva que la criatura custodiaba.
¡Oh, queridos lectores! ¡Lo que daría por contarios hermosas historias de unicornios de arcoíris!
La buena noticia: el disparo había conseguido derrotar al monstruo.
La mala noticia: la Banshee gritaría cerca de Rauko, justo antes de estallar en millones de virutas de luz que se desvanecerían en el ambiente.
Bueno, pudo ser peor y el elfito lo sabía.
La cueva a la que había llegado sería tan cálida como una tarde de verano, completamente opuesta al escenario exterior del que provenía. Al igual que la cueva anterior, en esta encontraría algunos artefactos y afiches similares, aunque estos se hallarían en buen estado.
El bolso gruñiría con una intensidad que no se había visto antes, como si anunciase que por fin había llegado al lugar que tanto había ansiado.
Algunos chillidos se escucharían por el corredor principal, el mismo que se extendía hacia el interior de un extraño túnel que llevaría a quién sabe dónde, y varias plumas de tonos azulados pintarían el suelo de forma aleatoria.
En el primer escritorio encontraría un diario abierto, mismo que contendría la información más cruel y siniestra que sus ojos pudiesen presenciar; y no sólo porque no había ninguna biusa, sino por la cantidad de experimentos que se llevaban a cabo en ese lugar. Torturando y asesinando Bahaws y búhos normales sin piedad, buscando conseguir una especie que pueda ser traficada en los climas cálidos. Al menos ahora sabía de dónde provenía la pluma...y el bolso, bueno, eso pronto lo descubriría.
Un ruido alertaría al elfito de una presencia cercana. Ahora tendría que apresurarse a esconderse…o encarar al causante de tanto sufrimiento a criaturas inocente.
La decisión determinaría el desenlace de su historia.
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Rauko: Ya estamos por acabar. Casi me da pena tener que dejarte ir, pero bueno, la vida sigue. Debido a tu runa media y a mi benevolencia he dejado que logres pasar a la Banshee. Ahora ya sabes que en ese sitio no hay biusas, ni dulces de ningún tipo. Por el contrario, te has enterado que torturan hermosos animales y la mayoría son asesinados en pruebas dolorosas. Te dejaré elegir qué sucederá a partir de aquí: si optas por esconderte nos alargaremos un turno más, pero podrás narrar hacia dónde llegas y todo lo que aprendas de ese sitio (te daré completa libertad creativa). No obstante, si optas por pelear con la persona que se acerca tendrás que lanzar la voluntad de los Dioses, a fin de determinar si tus ataques surten efecto o si te convertimos en elfo a la naranja. Elige lo que mejor te parezca, de igual manera yo ya he disfrutado violandote mastereandote. Buena suerte, joven padawan.
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Wyn
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Re: [Cerrado][Mastereado] El elfo que viste con bolso... [Rauko]
Y mi ataque dio en el blanco, pero la Banshee gritó justo antes de recibir el disparo, haciéndome volar otra maldita vez. Apenas fui capaz de apreciar el destello de una explosión; estuve demasiado ocupado intentando averiguar dónde era arriba y abajo.
Cuando finalmente aterricé, sacudí mi cabeza, me levanté y corrí hacia la cueva, esforzándome en no ceder ante el mareo.
–¡Wowowow, ya llego, ya llego! –me animaba a mí mismo justo antes de entrar. Y cuando estuve dentro, separé las piernas y extendí los brazos hacia los lados, invitando al calor a abrigarme–. Oh, sí. Qué rico. Así me gusta –exclamé, deleitándome con la cálida sensación.
Pero la tranquilidad recién adquirida desapareció al instante. Apenas con un vistazo pude notar que, al igual que en la cueva anterior, había descubierto otro laboratorio, aunque este sí parecía estar en buen estado. No obstante, y mucho más importante, ¡no había chocolate ni comida por ninguna parte!
Mi estómago empezó a gruñir, manifestando su enojo. Le di un par de palmaditas para intentar consolarlo. El bolso parlante también estaba gruñendo, pero lo ignoré. Preferí sacar la biusa de su interior y comérmela.
Sin nada mejor que hacer, me puse a examinar el lugar.
–A ver, a ver… –Un cuaderno de cuero que estaba sobre un escritorio captó mi atención. Me acerqué y lo agarré–. Diario de… de… –Coloqué el cuaderno muy cerca de mi rostro y entrecerré los ojos, intentando entender el mensaje escrito en la portada con una caligrafía terrible–. Bueno, da igual. –Me rendí y procedí a leer las páginas.
Pasados unos cuantos minutos ya había leído bastantes atrocidades. Sentía que, si seguía, mi cuerpo pronto reaccionaría por si solo y, como medida defensiva, me dejaría ciego para evitar más sufrimiento.
No sabía qué era peor: las crueles torturas y asesinatos de animales inocentes descritos detalladamente en el diario, o que todo hubiera sido escrito con una caligrafía, ortografía y gramática horrible.
–Un momento. –Vi unos cuantos caracteres que, aunque eran de un idioma extraño para mí, pude apreciar que fueron escritos con mucho cuidado en cada trazo. Despertó mi curiosidad, pero, por desgracia, no poseía el conocimiento para descifrar el significado oculto tras aquellos enigmáticos caracteres llenos de misticismo.
Cuando finalmente aterricé, sacudí mi cabeza, me levanté y corrí hacia la cueva, esforzándome en no ceder ante el mareo.
–¡Wowowow, ya llego, ya llego! –me animaba a mí mismo justo antes de entrar. Y cuando estuve dentro, separé las piernas y extendí los brazos hacia los lados, invitando al calor a abrigarme–. Oh, sí. Qué rico. Así me gusta –exclamé, deleitándome con la cálida sensación.
Pero la tranquilidad recién adquirida desapareció al instante. Apenas con un vistazo pude notar que, al igual que en la cueva anterior, había descubierto otro laboratorio, aunque este sí parecía estar en buen estado. No obstante, y mucho más importante, ¡no había chocolate ni comida por ninguna parte!
Mi estómago empezó a gruñir, manifestando su enojo. Le di un par de palmaditas para intentar consolarlo. El bolso parlante también estaba gruñendo, pero lo ignoré. Preferí sacar la biusa de su interior y comérmela.
Sin nada mejor que hacer, me puse a examinar el lugar.
–A ver, a ver… –Un cuaderno de cuero que estaba sobre un escritorio captó mi atención. Me acerqué y lo agarré–. Diario de… de… –Coloqué el cuaderno muy cerca de mi rostro y entrecerré los ojos, intentando entender el mensaje escrito en la portada con una caligrafía terrible–. Bueno, da igual. –Me rendí y procedí a leer las páginas.
Pasados unos cuantos minutos ya había leído bastantes atrocidades. Sentía que, si seguía, mi cuerpo pronto reaccionaría por si solo y, como medida defensiva, me dejaría ciego para evitar más sufrimiento.
No sabía qué era peor: las crueles torturas y asesinatos de animales inocentes descritos detalladamente en el diario, o que todo hubiera sido escrito con una caligrafía, ortografía y gramática horrible.
–Un momento. –Vi unos cuantos caracteres que, aunque eran de un idioma extraño para mí, pude apreciar que fueron escritos con mucho cuidado en cada trazo. Despertó mi curiosidad, pero, por desgracia, no poseía el conocimiento para descifrar el significado oculto tras aquellos enigmáticos caracteres llenos de misticismo.
私は排泄物を食べるのが好きです。
Al final opté por ignorarlo y seguí leyendo.
-:-:-:-:-:-:-:-:-:-:-:-:-:-:-:-:-:-:-:-:-:-:-:-:-:-:-:-:-:-:-:-:-:-:-:-:-:-:-:-:-:-:-:-:-:-:-
La burbuja de moco, que había estado creciendo y decreciendo al ritmo de mi respiración, finalmente explotó y, en consecuencia, me desperté.
–Oh… ¿Dónde estoy? –balbuceé, sin tener ni la menor idea de mi ubicación actual–. ¿Y esto qué es?
Aparté un cuaderno que estaba sobre mi rostro y entonces recordé todo: me había acostado en el suelo para leer cómodamente, pero me dormí segundos después.
–Bien, ¡hoy voy a darlo todo a plena potencia! –exclamé con entusiasmo para luego levantarme de un salto–. Nah. Mejor no. Qué pereza… –Opté por dormir un rato más, ignorando que me encontraba en el laboratorio de un lunático–. ¡Uh!...
Alguien estaba entrando en la cueva. De inmediato dejé el diario sobre el escritorio, desenvainé mi espada y la desacoplé en dos para tener una cuchilla en cada mano. Miré rápidamente a mi alrededor, buscando un buen escondite para emboscar al desconocido. Después me oculté detrás de una estantería circular y esperé a mi presa.
–Bien, he venido desde lejos y me he enfrentado muchos peligros para llegar hasta aquí, pero no he conseguido ninguna tarta de chocolate –pensé–, así que te haré pagar por ello. –Pero, más importante que eso, ahora mi principal motivación era detener los insanos experimentos con aves, así que no podía desaprovechar esta oportunidad.
Esperé con paciencia. El sujeto caminaba con una lentitud desesperante, como si supiera que algo andaba mal. Tal vez mis huellas en el nieve le advirtieron del peligro. Sin embargo, no importaba si sospechaba.
Muy pronto recibiría el castigo por sus pecados y yo sería el demonio que lo castigaría. Lo torturaría para devolverle todo el sufrimiento que ha causado. Solo cuando su mente se rompiera, lo eliminaría. Y no es que yo sintiera placer por hacerle eso, pero era posible que pudiera sacarle algo de información valiosa en el proceso, luego podría usar su cadáver para distraer al ave chillón de alguna manera en mi regreso a casa.
Unos segundos más tarde, segundos que parecieron una eternidad, finalmente el sujeto se acercó lo suficiente. Rodeé la estantería con sigilo para estar detrás de mi objetivo. Respiré hondo, apreté las empuñaduras de mis cuchillas y concentré energía mágica en cada uno de mis músculos para contar con la mayor velocidad posible.
Si todo salía bien, esa escoria estaría a mi merced.
… Llegó el momento.
Salí disparado hacia él. Mis cuchillas trazaron dos arcos descendientes para dejarle un corte en cada hombro, buscando inutilizar sus brazos. En seguida me agaché y realicé un tajo horizontal para dejarle una línea roja en una de sus corvas y, de esa manera, también dejarle inutilizable una pierna.
–Oh… ¿Dónde estoy? –balbuceé, sin tener ni la menor idea de mi ubicación actual–. ¿Y esto qué es?
Aparté un cuaderno que estaba sobre mi rostro y entonces recordé todo: me había acostado en el suelo para leer cómodamente, pero me dormí segundos después.
–Bien, ¡hoy voy a darlo todo a plena potencia! –exclamé con entusiasmo para luego levantarme de un salto–. Nah. Mejor no. Qué pereza… –Opté por dormir un rato más, ignorando que me encontraba en el laboratorio de un lunático–. ¡Uh!...
Alguien estaba entrando en la cueva. De inmediato dejé el diario sobre el escritorio, desenvainé mi espada y la desacoplé en dos para tener una cuchilla en cada mano. Miré rápidamente a mi alrededor, buscando un buen escondite para emboscar al desconocido. Después me oculté detrás de una estantería circular y esperé a mi presa.
–Bien, he venido desde lejos y me he enfrentado muchos peligros para llegar hasta aquí, pero no he conseguido ninguna tarta de chocolate –pensé–, así que te haré pagar por ello. –Pero, más importante que eso, ahora mi principal motivación era detener los insanos experimentos con aves, así que no podía desaprovechar esta oportunidad.
Esperé con paciencia. El sujeto caminaba con una lentitud desesperante, como si supiera que algo andaba mal. Tal vez mis huellas en el nieve le advirtieron del peligro. Sin embargo, no importaba si sospechaba.
Muy pronto recibiría el castigo por sus pecados y yo sería el demonio que lo castigaría. Lo torturaría para devolverle todo el sufrimiento que ha causado. Solo cuando su mente se rompiera, lo eliminaría. Y no es que yo sintiera placer por hacerle eso, pero era posible que pudiera sacarle algo de información valiosa en el proceso, luego podría usar su cadáver para distraer al ave chillón de alguna manera en mi regreso a casa.
Unos segundos más tarde, segundos que parecieron una eternidad, finalmente el sujeto se acercó lo suficiente. Rodeé la estantería con sigilo para estar detrás de mi objetivo. Respiré hondo, apreté las empuñaduras de mis cuchillas y concentré energía mágica en cada uno de mis músculos para contar con la mayor velocidad posible.
Si todo salía bien, esa escoria estaría a mi merced.
… Llegó el momento.
Salí disparado hacia él. Mis cuchillas trazaron dos arcos descendientes para dejarle un corte en cada hombro, buscando inutilizar sus brazos. En seguida me agaché y realicé un tajo horizontal para dejarle una línea roja en una de sus corvas y, de esa manera, también dejarle inutilizable una pierna.
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Bueno, quería tomar la opción de descubrir cositas, pero no pude pensar en algo lo suficientemente chévere para sentirme satisfecho, y no quería hacerte leer algo mediocre. Así que he decidido darle su merecido al científico loco de una vez por todas =DAhora, Tyr, no sigas dándome runas con indiferencia ¡y demuéstrales a todos que eres mi perra!
Última edición por Rauko el Dom Dic 30 2018, 18:30, editado 1 vez (Razón : El cielo resplandece a mi alrededor...)
Rauko
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Re: [Cerrado][Mastereado] El elfo que viste con bolso... [Rauko]
El miembro 'Rauko' ha efectuado la acción siguiente: La voluntad de los dioses
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Tyr
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Re: [Cerrado][Mastereado] El elfo que viste con bolso... [Rauko]
Cualquier mortal se habría limitado a continuar su marcha sin exponer sus frustraciones sexuales, pero el pequeño elfo parecía determinado a poner empeño en entregar su sex appeal a esta hermosa deidad que regía desde los cielos.
Haciendo caso omiso a sus necesidades corporales, el valiente Rauko se dispondría a leer el diario en el que se relataban todos y cada uno de los experimentos acometidos en contra de los Bahaw.
Nadie le culparía si vomitaba tras dicha información.
Afortunadamente, y pese a todo pronóstico, no lo hizo.
No voy a daros la traducción exacta de tan exótico idioma; conformaos con saber que habla de comer cosas que jamás en vuestras vidas deberíais comer. Aunque he de admitir que eso podría considerarse más extraño que saber los modos que nuestro mozo tenía para dormir.
La próxima vez que me narréis cosas grotescas os dirigiré con el departamento correspondiente, mismo que se encuentra al cuidado de nuestra querida Diosa Sigel.
Este es el edificio de terror y aventuras, no me cambiéis la temática por lo que os salga de las narices.
Una vez dicho esto podremos retomar la historia donde la habíamos dejado.
El joven Rauko se despertaría de su sueño de belleza, enfrentándose por fin con aquel que había cometido tantas atrocidades contra la naturaleza. Sí, el mismo que había convocado a la Banshee y todas las otras barreras mágicas para la salvaguarda de su secreto.
- ¿Cómo es que lograste llegar aquí? -Gruñó el brujo, convocando una ráfaga de viento para lanzar al elfito contra una de las paredes de la cueva-. ¡No importa! ¡No conseguirás salir!
Por su parte el valiente Rauko saldría disparado con sus cuchillas con una intrépida agilidad, tomando al brujo por sorpresa y despojándolo por completo del uso de sus brazos y pierna.
¡Hala! ¡Parece que el Dios Tyr finalmente se rindió a los pies de nuestro héroe! ¡Aleluya!
La perdida de sangre y los años de experimentos finalmente harían mella en el brujo, dirigiéndole a una muerte segura y posiblemente merecida. Mientras el héroe se dispondría a liberar a las criaturas que aún pudiesen andar, percatándose de que tras la muerte del brujo su bolsito parlante se callaría para nunca más volver a gruñir.
Pobre, pobre bolso…todo lo que buscaba era volver con su dueño original.
Sí, bueno, el elfo jamás encontró su preciada tarta de chocolate, pero obtendría algo mejor en la cueva: un pequeño bahaw de algunas semanas de vida. Al parecer la casa del joven Rauko se convertiría en un hostal para criaturas sin hogar. Tal vez eso le enseñaría a no entrometerse en asuntos que no le competen.
Además encontraría una hermosa espada con toques celestes, la cual estaría oculta entre uno de los baúles más preciados del brujo.
Nunca conocería los motivos que llevaron a un mortal a acabar con la vida de tan bellos animales, pero sin duda marcaría un importante paso para poner fin a esos crueles experimentos que, tristemente, aún se realizaban por el mundo.
Ahora todo lo que tendría que hacer sería volver a casa…sin chocolate.
Haciendo caso omiso a sus necesidades corporales, el valiente Rauko se dispondría a leer el diario en el que se relataban todos y cada uno de los experimentos acometidos en contra de los Bahaw.
Nadie le culparía si vomitaba tras dicha información.
Afortunadamente, y pese a todo pronóstico, no lo hizo.
No voy a daros la traducción exacta de tan exótico idioma; conformaos con saber que habla de comer cosas que jamás en vuestras vidas deberíais comer. Aunque he de admitir que eso podría considerarse más extraño que saber los modos que nuestro mozo tenía para dormir.
La próxima vez que me narréis cosas grotescas os dirigiré con el departamento correspondiente, mismo que se encuentra al cuidado de nuestra querida Diosa Sigel.
Este es el edificio de terror y aventuras, no me cambiéis la temática por lo que os salga de las narices.
Una vez dicho esto podremos retomar la historia donde la habíamos dejado.
El joven Rauko se despertaría de su sueño de belleza, enfrentándose por fin con aquel que había cometido tantas atrocidades contra la naturaleza. Sí, el mismo que había convocado a la Banshee y todas las otras barreras mágicas para la salvaguarda de su secreto.
- ¿Cómo es que lograste llegar aquí? -Gruñó el brujo, convocando una ráfaga de viento para lanzar al elfito contra una de las paredes de la cueva-. ¡No importa! ¡No conseguirás salir!
Por su parte el valiente Rauko saldría disparado con sus cuchillas con una intrépida agilidad, tomando al brujo por sorpresa y despojándolo por completo del uso de sus brazos y pierna.
¡Hala! ¡Parece que el Dios Tyr finalmente se rindió a los pies de nuestro héroe! ¡Aleluya!
La perdida de sangre y los años de experimentos finalmente harían mella en el brujo, dirigiéndole a una muerte segura y posiblemente merecida. Mientras el héroe se dispondría a liberar a las criaturas que aún pudiesen andar, percatándose de que tras la muerte del brujo su bolsito parlante se callaría para nunca más volver a gruñir.
Pobre, pobre bolso…todo lo que buscaba era volver con su dueño original.
Sí, bueno, el elfo jamás encontró su preciada tarta de chocolate, pero obtendría algo mejor en la cueva: un pequeño bahaw de algunas semanas de vida. Al parecer la casa del joven Rauko se convertiría en un hostal para criaturas sin hogar. Tal vez eso le enseñaría a no entrometerse en asuntos que no le competen.
Además encontraría una hermosa espada con toques celestes, la cual estaría oculta entre uno de los baúles más preciados del brujo.
Nunca conocería los motivos que llevaron a un mortal a acabar con la vida de tan bellos animales, pero sin duda marcaría un importante paso para poner fin a esos crueles experimentos que, tristemente, aún se realizaban por el mundo.
Ahora todo lo que tendría que hacer sería volver a casa…sin chocolate.
Rauko: ¡Enhorabuena! ¡Muchos desearían poder llamar perra a Master Tyr y que este les bendiga con una runa excelente! Finalmente hemos concluido este mastereado y, lo admito, no ha sido el mejor de todos, puesto que no he sabido plasmar una historia basada en la idea de otro. Te ofrezco una disculpa si no ha sido completamente de tu agrado. Ha sido muy divertido rolear con vos y no he podido evitar disfrutar de cada connotación sexy que me has brindado a lo largo de tus post. Lamentablemente debo dejarte partir, no sin antes recordarte que mi puerta estará abierta siempre para cualquier duda, queja o sugerencia, me encantaría contar con tu retroalimentación.
Ahora pasemos a darte lo que te corresponde:
Maldición: Valshee.
Recompensas:
-Espada Retniw:
Espada de calidad épica con una hoja de un misterioso azul celeste, la cual parece tener un encantamiento de nieve. La primera de sus habilidades te permitirá modificar el clima, invocando una pequeña tormenta de nieve que podrá aturdir y/o ralentizar a tus enemigos durante 1 turno, permitiéndote escapar o camuflarte. Uso 1 vez cada 4 post. Su segunda habilidad te permitirá convocar una coraza de hielo alrededor de tu cuerpo, aumentando 30% a tus stats de fuerza y resistencia con una duración de 3 post. Uso 1 vez por tema. La tercera habilidad te permitirá crear un dragón de hielo que podrá atacar o defenderte. Uso 1 vez por tema.
-Cría de Bahaw.
Este pequeño pajarito fue una de los pobre animalitos nacidos en el cautiverio, tras los viles experimentos del brujo. Es bastante inteligente y tiene una lealtad ferrea a su amo. Es el primero y único Búhaw capaz de resistir cualquier tipo de clima y vivir en ellos sin problema. Una vez que crezca podrás enseñarle una habilidad, cualquiera que sea de tu agrado. Su color al crecer permanecerá completamente blanco, mostrando que no es del todo un Bahaw. Cuidalo bien, pues muchos codiciarán tan maravillosa creación.
Como puedes ver he decidido darte otro tipo de recompensas a cambio del bolsito parlante y la pluma. Espero que sean de tu agrado y te sirvan más adelante.
+20 Puntos de Experiencia.
+250 Aeros.
Las recompensas han sido añadidas a tu perfil ^^.
Ahora pasemos a darte lo que te corresponde:
Maldición: Valshee.
- Transformación:
- [Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen]
La Banshee te ha gritado en la cara y esto no puede presagiar nada bueno. Al menos no para vos. Como bien sabes, los llantos de estas criaturas son presagios de muerte y cuando maldicen a alguien lo hacen en serio. No puedes convertirte en una Banshee, no obstante, poco a poco te convertirás en una versión masculina de ellas. Claro que...sin los gritos. Durante los próximos 4 temas tendrás que luchar por no convertirte en un Valshee (una criatura de hielo sin sentimientos, sin emociones y con un único propósito: destruir) y para ello tu bondad deberá anteponerse al hielo que comienza a cubrir tu corazón y tu cuerpo entero. Cada 2 post deberás lanzar La Voluntad de los Dioses y empezar un conteo especial:
Runa buena/Muy Buena: El contador se mantendrá en 0, impidiendo a la maldición avanzar.
Runa Media: El contador sumará 1 punto a la maldición, haciendo que tus emociones y sentimientos se pierdan poco a poco, quizá con un punto apenas y seas capaz de sentirlo, pero recuerda que esto es progresivo.
Runa Mala/Muy Mala: El contador sumará 2 puntos a la maldición y ya sabes que esto no presagiará nada bueno.
No podrás controlarlo y la maldición será progresiva, pero el resultado al final de los temas determinará si eres capaz de deshacerte por ti mismo de la maldición o si necesitarás un mastereado para volver a ser el elfito adorable. Te explicaré:
Cada 2 post es un método de balance, pues te permitirá que mínimo haya 4 lanzadas por cada tema con mínimo de post. Al multiplicar este número por los 4 temas tendremos 16 lanzadas durante la maldición. ¿Qué quiere decir esto? Que el tope de puntos a sumar será 16. Usaremos un lindo medidor que he bautizado como ''Raukonometro'' para que no quede duda:
-16 puntos: La maldición se deshará al finalizar el último tema.
+16 puntos: Tendrás que hacer un mastereado para deshacer tu transformación en Valshee (así es, de ser este el caso te transformarás en un Valshee por completo). Misma que podrás hacer con cualquier otro master a tu elección.
Recompensas:
-Espada Retniw:
- Espada:
- [Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen]
Espada de calidad épica con una hoja de un misterioso azul celeste, la cual parece tener un encantamiento de nieve. La primera de sus habilidades te permitirá modificar el clima, invocando una pequeña tormenta de nieve que podrá aturdir y/o ralentizar a tus enemigos durante 1 turno, permitiéndote escapar o camuflarte. Uso 1 vez cada 4 post. Su segunda habilidad te permitirá convocar una coraza de hielo alrededor de tu cuerpo, aumentando 30% a tus stats de fuerza y resistencia con una duración de 3 post. Uso 1 vez por tema. La tercera habilidad te permitirá crear un dragón de hielo que podrá atacar o defenderte. Uso 1 vez por tema.
-Cría de Bahaw.
- Búhaw (Mezcla de Búho y Bahaw:
- [Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen]
Este pequeño pajarito fue una de los pobre animalitos nacidos en el cautiverio, tras los viles experimentos del brujo. Es bastante inteligente y tiene una lealtad ferrea a su amo. Es el primero y único Búhaw capaz de resistir cualquier tipo de clima y vivir en ellos sin problema. Una vez que crezca podrás enseñarle una habilidad, cualquiera que sea de tu agrado. Su color al crecer permanecerá completamente blanco, mostrando que no es del todo un Bahaw. Cuidalo bien, pues muchos codiciarán tan maravillosa creación.
Como puedes ver he decidido darte otro tipo de recompensas a cambio del bolsito parlante y la pluma. Espero que sean de tu agrado y te sirvan más adelante.
+20 Puntos de Experiencia.
+250 Aeros.
Las recompensas han sido añadidas a tu perfil ^^.
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