Preludio del futuro [Trabajo]
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Preludio del futuro [Trabajo]
Otro día en Lunargenta para los hermanos, uno con ciertas ganas de llover pero sin que se materialice el agua. Amenaza que no detiene para nada a los intrépidos gorriones en su búsqueda de aventuras infantiles.
Ahora mismo la vida es buena, las arcas del clan están a rebosar y su posición se encuentra muy asegurada. Desde hace meses el joven Maquiavelo se dedica más a invertir que en intentar paliar todo lo que trae consigo la orfandad.
El grupito de niños crece aunque la balanza estable no se mueve de su lugar, después de todo Chim es un dotado administrador… ojala los padres de sus propios hermanos hubieran tenido un poco de cabeza lógica pero lo hecho, hecho está.
Todo un cumulo de pensamientos que flotan en la cabeza del inventor mientras ve a Canel fingir que es un ave en medio de cierta plaza medio concurrida, una escena que le saca varias sonrisas nobles.
Viéndolo allí haciendo tonterías parece un chiquillo común y corriente, nadie podría imaginar siquiera una facción del poder que tiene o las vivencias complicadas de su pasado. Sin duda da que pensar.
Lo más curioso es que su hermano mayor no le lleva mucha edad que digamos, a todas luces sigue siendo un niño. Claro que ha dejado esa parte atrás por multitud de razones, entre las cuales destaca ser el protector de muchos enanos.
No se arrepiente claro y ni siquiera la más cruenta golpiza podría sacarle una confesión contraria, pero hay momentos en los que se pregunta cómo sería todo con una mente más corriente y unas circunstancias menos ominosas.
Qué tontería “niega con la cabeza repetidas veces”.
Solo ese simple gesto le basta para volver a centrarse… es mejor no pensar en lo que pudo ser. Después de todo tiene la barriga llena, una asombrosa casa y una nueva familia a la cual aprecia con toda el alma, ¿Que más se necesita?
Andando enano, se acerca la hora del segundo desayuno jejeje.
Palabras que no tardan en ganarse la completa obediencia del brujito y es que devora como si no hubiera mañana, está en esa edad donde si alguien se descuida podría terminar consumido por su hambre de crecimiento.
A medida que caminan hacia un panadero conocido, se topan con cierto tablón de anuncios. Ese sitio donde la gente coloca sus carteles cuando buscan algún tipo de servicio a cambio de dinerito brillante y tintineante.
Es en ese momento que Maquiavelo pilla uno particularmente cuidado, sin duda reciente pues no ha sido superpuesto por otros papeles. Le parece harto fácil y no tarda en posar sus ojos en el pequeño Canel.
¿Qué dices peque?
¡Adelante! “toca su estridente tamborcito”.
Ahora mismo la vida es buena, las arcas del clan están a rebosar y su posición se encuentra muy asegurada. Desde hace meses el joven Maquiavelo se dedica más a invertir que en intentar paliar todo lo que trae consigo la orfandad.
El grupito de niños crece aunque la balanza estable no se mueve de su lugar, después de todo Chim es un dotado administrador… ojala los padres de sus propios hermanos hubieran tenido un poco de cabeza lógica pero lo hecho, hecho está.
Todo un cumulo de pensamientos que flotan en la cabeza del inventor mientras ve a Canel fingir que es un ave en medio de cierta plaza medio concurrida, una escena que le saca varias sonrisas nobles.
Viéndolo allí haciendo tonterías parece un chiquillo común y corriente, nadie podría imaginar siquiera una facción del poder que tiene o las vivencias complicadas de su pasado. Sin duda da que pensar.
Lo más curioso es que su hermano mayor no le lleva mucha edad que digamos, a todas luces sigue siendo un niño. Claro que ha dejado esa parte atrás por multitud de razones, entre las cuales destaca ser el protector de muchos enanos.
No se arrepiente claro y ni siquiera la más cruenta golpiza podría sacarle una confesión contraria, pero hay momentos en los que se pregunta cómo sería todo con una mente más corriente y unas circunstancias menos ominosas.
Qué tontería “niega con la cabeza repetidas veces”.
Solo ese simple gesto le basta para volver a centrarse… es mejor no pensar en lo que pudo ser. Después de todo tiene la barriga llena, una asombrosa casa y una nueva familia a la cual aprecia con toda el alma, ¿Que más se necesita?
Andando enano, se acerca la hora del segundo desayuno jejeje.
Palabras que no tardan en ganarse la completa obediencia del brujito y es que devora como si no hubiera mañana, está en esa edad donde si alguien se descuida podría terminar consumido por su hambre de crecimiento.
A medida que caminan hacia un panadero conocido, se topan con cierto tablón de anuncios. Ese sitio donde la gente coloca sus carteles cuando buscan algún tipo de servicio a cambio de dinerito brillante y tintineante.
Es en ese momento que Maquiavelo pilla uno particularmente cuidado, sin duda reciente pues no ha sido superpuesto por otros papeles. Le parece harto fácil y no tarda en posar sus ojos en el pequeño Canel.
¿Qué dices peque?
¡Adelante! “toca su estridente tamborcito”.
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Re: Preludio del futuro [Trabajo]
Podía decirse que ahora contaba con tres compañeros de viaje, uno más caprichoso y molesto que el otro. Ya había acordado con Aradia visitar Lunargenta para su siguiente aventura, pero una noche de luna llena fue suficiente para que a Ragabash le entrase ganas de arruinar lo bonito de estar enamorado y recordar el principal motivo de su exilio. Nuevamente despertaba sin recordar nada en algún prado cercano a la gran ciudad que habían levantado los humanos de la cual emanaba un apestoso olor a todo.
Nuevamente llegaba la hora de correr de la escena del crimen, pero primero vestirse con lo que pudiera ponerse de los muertos y no tuviese tantas manchas de sangre mientras su “amigo” se reía y torturaba mostrando imágenes en su mente de lo mucho que se había divertido matando, degollando y destripando ebrios la noche anterior. Ya estaba algo acostumbrado a esto, pero el escalofrío y el miedo por perder la poca cordura que quedaba le seguía azotando como la garúa a quien lleva la noche recostado sobre el césped y ahora cuan reptil buscando la luz del sol para calentarse.
Precisamente por estas ahora no tan recurrentes ocasiones era que dejaba su poco dinero a recaudo del amor de su vida. Lo bueno es que no tenía como perderlo y lo malo es que tampoco tenía como gastarlo y tardaría bastante en llegar donde su amada. Si partía de donde estaba así seguro que le rompería el corazón. No podía darse el lujo de llegar así sin más tras una noche de atrocidades y un largo viaje. Tendría que trabajar, concluyó a regañadientes. Había que volver al atuendo que le gustaba, limpiarse y comer algo. Motivos más que razonables para llegar a la ciudad de dónde provenía aquella mezcla de olores que tanto rechazo causaba.
(…)
Caminaba entre la gente de la ciudad con un rostro fácilmente confundible con el de un ebrio que recién había despertado tras perder una apuesta con un gran oso en la cueva. Algunas heridas en sus brazos ya estaban sanando, pero aún había sangre y no era solo la suya. Había sangre por montó; desde la punta de las botas hasta los cortados pantalones de campesino café oscuro. La playera gris digamos que ya no era tan gris, pero el notorio color y el rostro poco amigable terminaban de generar la desconfianza suficiente para que la gente mantuviese distancia.
Resultaba extraño sentirse bien con tal escena, menos preguntas y más fácil intimidar a quien tuviese para conseguir algo de dinero. Después de todo, su mujer no estaba cerca y podía volver a los malos hábitos. El fin justificaba los medios y ambas partes estuvieron de acuerdo aunque si era por complicarle la vida a Ahroun; Ragabash por primera vez en su vida habría elegido un trabajo honrado.
Entre el túmulo de gente logra detectar dos olores familiares. No recordaba todo con exactitud y no era de extrañarse, pero si podía intimidar y sacar dinero le valía madres el resto. Al verlos sonrió con malicia destacable. “Será fácil” Pensó confiado y se acercó donde el pequeño que sostenía el papel del anuncio para quitárselo.
Lo leyó con cierta calma y miro a los cachorros humanos con desdén. -¿Así es como se ganan la vida los humanos? Vaya pérdida de tiempo por unas cuantas monedas-. Gruñe molesto ante la idea y olvidando que ahora mismo esas monedas no le vendrían nada mal.
Nuevamente llegaba la hora de correr de la escena del crimen, pero primero vestirse con lo que pudiera ponerse de los muertos y no tuviese tantas manchas de sangre mientras su “amigo” se reía y torturaba mostrando imágenes en su mente de lo mucho que se había divertido matando, degollando y destripando ebrios la noche anterior. Ya estaba algo acostumbrado a esto, pero el escalofrío y el miedo por perder la poca cordura que quedaba le seguía azotando como la garúa a quien lleva la noche recostado sobre el césped y ahora cuan reptil buscando la luz del sol para calentarse.
Precisamente por estas ahora no tan recurrentes ocasiones era que dejaba su poco dinero a recaudo del amor de su vida. Lo bueno es que no tenía como perderlo y lo malo es que tampoco tenía como gastarlo y tardaría bastante en llegar donde su amada. Si partía de donde estaba así seguro que le rompería el corazón. No podía darse el lujo de llegar así sin más tras una noche de atrocidades y un largo viaje. Tendría que trabajar, concluyó a regañadientes. Había que volver al atuendo que le gustaba, limpiarse y comer algo. Motivos más que razonables para llegar a la ciudad de dónde provenía aquella mezcla de olores que tanto rechazo causaba.
(…)
Caminaba entre la gente de la ciudad con un rostro fácilmente confundible con el de un ebrio que recién había despertado tras perder una apuesta con un gran oso en la cueva. Algunas heridas en sus brazos ya estaban sanando, pero aún había sangre y no era solo la suya. Había sangre por montó; desde la punta de las botas hasta los cortados pantalones de campesino café oscuro. La playera gris digamos que ya no era tan gris, pero el notorio color y el rostro poco amigable terminaban de generar la desconfianza suficiente para que la gente mantuviese distancia.
Resultaba extraño sentirse bien con tal escena, menos preguntas y más fácil intimidar a quien tuviese para conseguir algo de dinero. Después de todo, su mujer no estaba cerca y podía volver a los malos hábitos. El fin justificaba los medios y ambas partes estuvieron de acuerdo aunque si era por complicarle la vida a Ahroun; Ragabash por primera vez en su vida habría elegido un trabajo honrado.
Entre el túmulo de gente logra detectar dos olores familiares. No recordaba todo con exactitud y no era de extrañarse, pero si podía intimidar y sacar dinero le valía madres el resto. Al verlos sonrió con malicia destacable. “Será fácil” Pensó confiado y se acercó donde el pequeño que sostenía el papel del anuncio para quitárselo.
Lo leyó con cierta calma y miro a los cachorros humanos con desdén. -¿Así es como se ganan la vida los humanos? Vaya pérdida de tiempo por unas cuantas monedas-. Gruñe molesto ante la idea y olvidando que ahora mismo esas monedas no le vendrían nada mal.
Ahroun
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Re: Preludio del futuro [Trabajo]
Maquiavelo se queda algunos instantes meditando el papel, las connotaciones y todo eso. Termina sorprendiéndole que es un encargo para el archipiélago, la tierra de las sabanas andantes que además hacen magia.
Suspira para sí mismo aunque no termina por descartar del todo dicho encargo, la razón de esto son los ojos animados de Canel. Entonces encuentra las letras pequeñas, instrucciones menores mucho más abajo.
Al parecer la planta que busca el señor está agotada en su lugar de origen, por eso hay un cartel de las islas en Lunargenta. Debe tener mucho dinero de sobra o una hija de las que rompen copas con sus gritos.
Si bien la planta no es local, hay varias formas de conseguir artículos exóticos en la capital del mundo si sabes buscar. Hay quien dice que en la ciudad humana se puede encontrar de todo, luego de años en sus calles el pequeño Maquiavelo puede secundar esa moción.
Lástima que el gremio de ladrones haya cambiado de sede o todo sería más fácil, después de todo son expertos en contrabando. Será necesario hacerlo a la antigua, realizando todo el trabajo de pícaro mano a mano.
Detalles que flotan en la mente del niño, al menos hasta que es interrumpido por un personaje medio conocido. Se trata del hombre salvaje de aquella aventura… sigue son su típica personalidad molesta vale destacar.
Se pide permiso primero… “dice por lo bajo”.
Por lo que deja entrever, busca un empleo para ganar dinero, revelación que le hace enarca una ceja al pequeño intelectual. No le imaginaba con la suficiente disciplina para llevar a cabo algo tan oficial.
Da media vuelta entonces y empieza a alejarse, clara estrategia para no terminar en el mismo barco que el frijol. A paso constante pero discreto Maquiavelo avanza, la salida se ve tan cerca que casi puede…
Vamos a hacer ese trabajo, ¿Quieres acompañarnos?
Por algunos segundos Maquiavelo mantiene una cara memorable, una que contrasta totalmente con la inocencia de su hermanito. La sorpresa también le impide dispensarle una merecida colleja al niño rubio.
No emite palabra y es que cabe la posibilidad de que la acotación del brujito quede en el aire. Durante los siguientes instantes el joven Maquiavelo hace su mejor imitación de una estatua, después de todo los frijoles son fáciles de burlar.
Suspira para sí mismo aunque no termina por descartar del todo dicho encargo, la razón de esto son los ojos animados de Canel. Entonces encuentra las letras pequeñas, instrucciones menores mucho más abajo.
Al parecer la planta que busca el señor está agotada en su lugar de origen, por eso hay un cartel de las islas en Lunargenta. Debe tener mucho dinero de sobra o una hija de las que rompen copas con sus gritos.
Si bien la planta no es local, hay varias formas de conseguir artículos exóticos en la capital del mundo si sabes buscar. Hay quien dice que en la ciudad humana se puede encontrar de todo, luego de años en sus calles el pequeño Maquiavelo puede secundar esa moción.
Lástima que el gremio de ladrones haya cambiado de sede o todo sería más fácil, después de todo son expertos en contrabando. Será necesario hacerlo a la antigua, realizando todo el trabajo de pícaro mano a mano.
Detalles que flotan en la mente del niño, al menos hasta que es interrumpido por un personaje medio conocido. Se trata del hombre salvaje de aquella aventura… sigue son su típica personalidad molesta vale destacar.
Se pide permiso primero… “dice por lo bajo”.
Por lo que deja entrever, busca un empleo para ganar dinero, revelación que le hace enarca una ceja al pequeño intelectual. No le imaginaba con la suficiente disciplina para llevar a cabo algo tan oficial.
Da media vuelta entonces y empieza a alejarse, clara estrategia para no terminar en el mismo barco que el frijol. A paso constante pero discreto Maquiavelo avanza, la salida se ve tan cerca que casi puede…
Vamos a hacer ese trabajo, ¿Quieres acompañarnos?
Por algunos segundos Maquiavelo mantiene una cara memorable, una que contrasta totalmente con la inocencia de su hermanito. La sorpresa también le impide dispensarle una merecida colleja al niño rubio.
No emite palabra y es que cabe la posibilidad de que la acotación del brujito quede en el aire. Durante los siguientes instantes el joven Maquiavelo hace su mejor imitación de una estatua, después de todo los frijoles son fáciles de burlar.
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Re: Preludio del futuro [Trabajo]
-Parece todo un fastidio-. Respondió al inocente pequeño que a diferencia de su hermano ya sea por inocencia o estupidez innata había hecho la invitación. Lo primero en su mente fue revisar mejor los detalles. El lugar de extracción del producto a fin, se le hacía bastante tedioso. Aradia no podía esperar tanto y por otro lado aún estaba ese sentimiento de que no podía llegar a ella en su fachada actual. Lo segundo apoyaba lo anterior; necesitaba el dinero y lo recordó con las mismas ganas que la gente pobre suele hacerlo a fin de mes.
-Lo hacen ver fácil pero los chamanes viven lejos y esto quitaría mucho tiempo-. Les recuerda volviendo con el pequeño que parecía haber visto al mismo demonio y se le acerca para devolverle su trozo de papel.
-Como pueden ver, necesito el dinero y no tengo mucho tiempo. Mi mujer espera-. Aclara recordando que gracias a ella no los había matado el momento que se conocieron. Omitió entrar en mayor detalle, no esperaba que los pequeños entendiesen la necesidad del todo pero aún recordaba lo mucho que solía regalarle su madre cuando llegaba todo sucio, herido y desecho de sus entrenamientos. Aunque no era nada en comparación a los castigos de su padre al ver que el hijo del líder había sido herido.
-Y bien cachorros, ¿alguna idea o me ayudan con algo más sencillo?-. Pregunta demandante. Normalmente no pediría ayuda, pero en su mente se hacía la idea de que la paga sería para los tres. Con lo cual podría aprovecharse de los mocosos que apenas conocía y quedarse con las tres partes. No era mala idea, al menos en su mente parecía un plan perfecto.
-Lo hacen ver fácil pero los chamanes viven lejos y esto quitaría mucho tiempo-. Les recuerda volviendo con el pequeño que parecía haber visto al mismo demonio y se le acerca para devolverle su trozo de papel.
-Como pueden ver, necesito el dinero y no tengo mucho tiempo. Mi mujer espera-. Aclara recordando que gracias a ella no los había matado el momento que se conocieron. Omitió entrar en mayor detalle, no esperaba que los pequeños entendiesen la necesidad del todo pero aún recordaba lo mucho que solía regalarle su madre cuando llegaba todo sucio, herido y desecho de sus entrenamientos. Aunque no era nada en comparación a los castigos de su padre al ver que el hijo del líder había sido herido.
-Y bien cachorros, ¿alguna idea o me ayudan con algo más sencillo?-. Pregunta demandante. Normalmente no pediría ayuda, pero en su mente se hacía la idea de que la paga sería para los tres. Con lo cual podría aprovecharse de los mocosos que apenas conocía y quedarse con las tres partes. No era mala idea, al menos en su mente parecía un plan perfecto.
Ahroun
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Re: Preludio del futuro [Trabajo]
La estrategia de Maquiavelo fracasa rotundamente, el adulto termina reparando otra vez en su presencia. Aunque de buenas a primeras parece que se quiere desligar del trabajo… pues el mundo da muchas vueltas.
El frijol medita en voz alta, con duda patente vale destacar. Esto suena las alarmas en el pequeño inventor quien se debate sobre si tomar a su hermanito y correr o quedarse pasmado por chismoso.
Ocurre lo segundo claro y es que Maquiavelo puede adoptar el numerito de pregonero cada cierto tiempo, después de todo tiene doce años. A partir de allí todo va en espiral descendente para sus planes tácticos.
Se nota…
Dice por lo de la falta de dinero, en un tono algo bajo. Chim es un genio y por ende sabe qué nivel de presión puede aplicar a cada adulto con solo mirarlo, el desaliñado frijol frente a ellos no es de los mejores candidatos para molestar.
Llagan al clímax de la trama, su nuevo “amigo” se invita solo a la fiesta por decirlo de un modo. Un patente suspiro se escucha salir del chiquillo inventor mientras pone su cerebro a trabajar, entre más rápido terminen mejor.
Pues, creo que necesitamos un informante.
Dice con cierta mueca graciosa y es que sabe bien donde conseguir uno, los gorriones manejan mucha información después de todo. Es cuestión de pillar a uno de sus hermanos para que dé reporte.
¿Listo para correr?
Una pregunta dirigida al adulto, con cierta mueca maliciosa vale destacar. Dice todo esto a medida que toma una posición de carrera, algo que Canel entiende al instante pasando a colocarse justo al lado de su hermano mayor.
Los niños salen corriendo, sin esperar mucho al otro elemento. No planean perderlo claro pues ya están en el mismo barco, pero siempre viene bien divertirse un poco a costa de los enormes sacos de huesos.
Avanzan velozmente por entre callejuelas y caminos menores, cruzando en diagonal las calles más grandes de vez en cuando. A varios minutos después del inicio, el joven inventor encuentra uno de los objetivos prioritarios.
Reconocería ese pelo castaño desaliñado en cualquier lugar, se trata nada más y nada menos que de Ratita. El desplazamiento toma un carácter más discreto entonces a medida que Maquiavelo se prepara para asustar a su hermanito más antiguo.
¡¡Buuu!!
¡¡¡AAAAAHHHHH!!!
Demasiado fácil jejejeje.
No es divertido, hermano…
Si lo es “le da un ligero abrazo a medida que lo despeina”.
El frijol medita en voz alta, con duda patente vale destacar. Esto suena las alarmas en el pequeño inventor quien se debate sobre si tomar a su hermanito y correr o quedarse pasmado por chismoso.
Ocurre lo segundo claro y es que Maquiavelo puede adoptar el numerito de pregonero cada cierto tiempo, después de todo tiene doce años. A partir de allí todo va en espiral descendente para sus planes tácticos.
Se nota…
Dice por lo de la falta de dinero, en un tono algo bajo. Chim es un genio y por ende sabe qué nivel de presión puede aplicar a cada adulto con solo mirarlo, el desaliñado frijol frente a ellos no es de los mejores candidatos para molestar.
Llagan al clímax de la trama, su nuevo “amigo” se invita solo a la fiesta por decirlo de un modo. Un patente suspiro se escucha salir del chiquillo inventor mientras pone su cerebro a trabajar, entre más rápido terminen mejor.
Pues, creo que necesitamos un informante.
Dice con cierta mueca graciosa y es que sabe bien donde conseguir uno, los gorriones manejan mucha información después de todo. Es cuestión de pillar a uno de sus hermanos para que dé reporte.
¿Listo para correr?
Una pregunta dirigida al adulto, con cierta mueca maliciosa vale destacar. Dice todo esto a medida que toma una posición de carrera, algo que Canel entiende al instante pasando a colocarse justo al lado de su hermano mayor.
Los niños salen corriendo, sin esperar mucho al otro elemento. No planean perderlo claro pues ya están en el mismo barco, pero siempre viene bien divertirse un poco a costa de los enormes sacos de huesos.
Avanzan velozmente por entre callejuelas y caminos menores, cruzando en diagonal las calles más grandes de vez en cuando. A varios minutos después del inicio, el joven inventor encuentra uno de los objetivos prioritarios.
Reconocería ese pelo castaño desaliñado en cualquier lugar, se trata nada más y nada menos que de Ratita. El desplazamiento toma un carácter más discreto entonces a medida que Maquiavelo se prepara para asustar a su hermanito más antiguo.
¡¡Buuu!!
¡¡¡AAAAAHHHHH!!!
Demasiado fácil jejejeje.
No es divertido, hermano…
Si lo es “le da un ligero abrazo a medida que lo despeina”.
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Re: Preludio del futuro [Trabajo]
¿Por qué perdía su tiempo valioso con dos cachorros que con suerte sabía sus nombres? Habiendo tantas formas mejores y más sencillas de ganar dinero en aquella ciudad atestada de humanos y viajeros, la respuesta era de hecho bastante sencilla. Además de ver si podía aprovecharse de los mocosos, estaba también la invitación afectuosa del pequeño tamborilero. En el momento no lo advirtió, pero gracias a Aradia estaba desarrollando un perfil algo fraternal sin base fundamentada y desconsiderada. En otras palabras: se estaba ablandando a pesar de que Ragabash seguía siendo el mismo viejo zorro rastrero de siempre.
Aun así, la actitud del pequeño inventor le parecía de dos formas: la primera era con bastante lógica y natural mientras que la segunda desagradable. Para ser un cachorro debía mostrar más respeto y a sus oídos no se le escaparon los murmullos. Empero su joven compañero esta vez le había salvado de una buena y dura lección.
-La desvirgada no se encuentra y aún actuas como cachorro asustado-. Escuchó decir a Ragabash en su cabeza, pero se sacudió la cabeza y empezó la carrea junto a los pequeños. Más bien pisándoles los talones adrede. No le gustaba para nada tanto rodeo pero como hijo del líder de una manada entendía la importancia de conseguir información ante lo desconocido.
De no ser por su olfato seguramente habría perdido a los cachorros entre tanta calle que recorieron e intersecciones que no conocía. Era similar a correr por lo que en su tribu se conocía como los laberintos infernales de los humanos donde solo te podías guiar si tenías un objetivo y el olor.
Al llegar al punto deseado Ahroun termina la carrea descuidadamente saltando sobre el marco de una de las ventanas para sentarse ahí. Mirando la escena pudo comprobar la identidad del informante que había mencionado el cachorro engreído. Se trataba de otro desaliñado, aunque sin duda mejor presentable que el lobo.
-Bueno, bueno cachorros. Basta de juegos, hay que conseguir el cargamento y enviarlo. ¿Este es tu informante?-. Pregunta desde lo alto demandante y ansioso. Aún estaba haciéndose ideas de lo que podían hacer los cachorros en esa ciudad. Por lo visto, al menos podían correr bastante bien.
Aun así, la actitud del pequeño inventor le parecía de dos formas: la primera era con bastante lógica y natural mientras que la segunda desagradable. Para ser un cachorro debía mostrar más respeto y a sus oídos no se le escaparon los murmullos. Empero su joven compañero esta vez le había salvado de una buena y dura lección.
-La desvirgada no se encuentra y aún actuas como cachorro asustado-. Escuchó decir a Ragabash en su cabeza, pero se sacudió la cabeza y empezó la carrea junto a los pequeños. Más bien pisándoles los talones adrede. No le gustaba para nada tanto rodeo pero como hijo del líder de una manada entendía la importancia de conseguir información ante lo desconocido.
De no ser por su olfato seguramente habría perdido a los cachorros entre tanta calle que recorieron e intersecciones que no conocía. Era similar a correr por lo que en su tribu se conocía como los laberintos infernales de los humanos donde solo te podías guiar si tenías un objetivo y el olor.
Al llegar al punto deseado Ahroun termina la carrea descuidadamente saltando sobre el marco de una de las ventanas para sentarse ahí. Mirando la escena pudo comprobar la identidad del informante que había mencionado el cachorro engreído. Se trataba de otro desaliñado, aunque sin duda mejor presentable que el lobo.
-Bueno, bueno cachorros. Basta de juegos, hay que conseguir el cargamento y enviarlo. ¿Este es tu informante?-. Pregunta desde lo alto demandante y ansioso. Aún estaba haciéndose ideas de lo que podían hacer los cachorros en esa ciudad. Por lo visto, al menos podían correr bastante bien.
Ahroun
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Re: Preludio del futuro [Trabajo]
Para sorpresa de Maquiavelo, el adulto les sigue el paso… eso no suele ocurrir mucho vale destacar, al menos con personajes de pinta normal. Si bien Ahroun posee cierta diferencia con el resto, Chim lo había relegado con la mayoría de buenas a primeras.
Quién lo diría…
¿Hermano, que ocurre?
¿Qué?, ¿No puedo visitar a mi hermanito solo porque quiero verlo?
Ciertamente el Ratita le mira de medio lado, sin saber bien cómo responder a eso. Sabe que Maquiavelo comparte mucho con sus hermanos y siempre tiene en cuenta su seguridad, pero suele actuar en consecuencia de algo.
Ya… no me mires así “suspira” tanto que los cuido y no se creen ni una buena acción…
¡No, no, hermano! “le propina un abrazo al inventor al verlo en modo dramático” lo siento…
Ya “pone cara de drama” pero ahora que lo pienso…
Es entonces cuando suelta la razón de su visita, algo que genera una ligera replica infantil por parte del pequeño. Claro que todo se soluciona con una despeinada como suele ocurrir en el mundo de los enanos.
Todo avanza con respecto al punto importante, detalles que les permitan conseguir el extraño cumulo de plantas. Es claro que recolectar esta fuera de la ecuación al no ser una especie nativa, tendrán que recurrir a sus bajos instintos ladrones.
Ratita entonces revela lo importante, luego de pocas vueltas y es que suele ser muy conciso a diferencia de Lobo. Un mercader con cierta obsesión por las plantas parece haber comprado una descomunal cantidad de la enredadera para propósitos desconocidos.
Ya veo “se atusa la imberbe barbilla” ¿Y dónde está?
Tiene un invernadero en el distrito alto, cerca de la plaza victoria, no es fácil de ignorar… lo sabrán cuando lo vean.
Con todos los datos asimilados, Chim asiente satisfecho. Toda la conversación se realizó en presencia del adulto por lo que está al tanto de la información también, finalmente pueden entrar en materia.
No te metas en problemas, enano “le despeina”.
Ustedes tampoco “despeina a Canel”.
“El enano rubio responde con una sonrisa de oreja a oreja”.
¿Guías la carrera esta vez? “se centra en Ahroun”.
Quién lo diría…
¿Hermano, que ocurre?
¿Qué?, ¿No puedo visitar a mi hermanito solo porque quiero verlo?
Ciertamente el Ratita le mira de medio lado, sin saber bien cómo responder a eso. Sabe que Maquiavelo comparte mucho con sus hermanos y siempre tiene en cuenta su seguridad, pero suele actuar en consecuencia de algo.
Ya… no me mires así “suspira” tanto que los cuido y no se creen ni una buena acción…
¡No, no, hermano! “le propina un abrazo al inventor al verlo en modo dramático” lo siento…
Ya “pone cara de drama” pero ahora que lo pienso…
Es entonces cuando suelta la razón de su visita, algo que genera una ligera replica infantil por parte del pequeño. Claro que todo se soluciona con una despeinada como suele ocurrir en el mundo de los enanos.
Todo avanza con respecto al punto importante, detalles que les permitan conseguir el extraño cumulo de plantas. Es claro que recolectar esta fuera de la ecuación al no ser una especie nativa, tendrán que recurrir a sus bajos instintos ladrones.
Ratita entonces revela lo importante, luego de pocas vueltas y es que suele ser muy conciso a diferencia de Lobo. Un mercader con cierta obsesión por las plantas parece haber comprado una descomunal cantidad de la enredadera para propósitos desconocidos.
Ya veo “se atusa la imberbe barbilla” ¿Y dónde está?
Tiene un invernadero en el distrito alto, cerca de la plaza victoria, no es fácil de ignorar… lo sabrán cuando lo vean.
Con todos los datos asimilados, Chim asiente satisfecho. Toda la conversación se realizó en presencia del adulto por lo que está al tanto de la información también, finalmente pueden entrar en materia.
No te metas en problemas, enano “le despeina”.
Ustedes tampoco “despeina a Canel”.
“El enano rubio responde con una sonrisa de oreja a oreja”.
¿Guías la carrera esta vez? “se centra en Ahroun”.
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Re: Preludio del futuro [Trabajo]
Miraba hacia el cielo mientras los cachorros humanos conversaban. El tópico tribal no le llamaba para nada al adulto que se encontraba entre una mezcla extraña de cabreo y tranquilidad. Entre tanto su olfato intentaba encontrar algo conocido en esa ciudad, sin mucho éxito.
Cuando por fin habían llegado al punto que le interesaba permaneció en la misma pose despreocupada sobre el marco de la ventana. Sus manos pasaron descuidadamente a su nuca. Parecía estar relajándose, pero se centraba en repetirse el motivo de su presencia y su situación actual una y otra vez. Solo el ceño fruncido para el ojo experimentado podría apreciar una pelea mental entre ambas partes. Una quería deshacerse de los cachorros humanos con celeridad mientras que la otra permanecía terca ante una necesidad más que obvia.
A sus oídos llego el distrito alto, pero para el lobo toda la maldita ciudad era un pudridero donde solo llegaba toda clase de insectos detestables y cachorros desamparados. Todo aquello no le preocupaba, solo deseaba poder salir pronto de ahí o al menos encontrar algo con lo que desquitarse.
Negó con la cabeza al escuchar la oferta del genio engreído. Entendía hasta cierto punto las estructuras de las ciudades y podía reconocer las partes más adineradas en algunos casos, pero no podía guiar con tan poco detalle. Parte de su crianza como el hijo del líder contempló la enseñanza de saber cuándo se debía y no liderar. Gracias a esto sabía perfectamente que no era ni el momento ni el lugar adecuado. Eso y que simplemente no le nacía hacerlo.
-Me comparas con un perro de caza y serás el niño sin cabeza. Les pude seguir el ritmo por el olfato. No conozco muy bien este basurero al que los humanos llaman hogar-. Dice sin más. No le gustaba para nada la idea de nivelarse con una raza como esa. Eran peligrosos para la naturaleza y a la vez tan sensibles y frágiles.
-Les seguiré el paso hasta que me cabree lo suficiente-. Su voz reflejaba sus palabras y un estado de ánimo casi natural. Sí, se estaba ablandando, pero no era algo a conciencia ni sabido por el mismo. Era un hombre experimentado que no conocía el alcance de su corazón. Tampoco se podía decir estar en paz consigo mismo. Lo único que mantenía su poca cordura en esos momentos era el saber que alguien importante estaba esperando en algún lugar.
Cuando por fin habían llegado al punto que le interesaba permaneció en la misma pose despreocupada sobre el marco de la ventana. Sus manos pasaron descuidadamente a su nuca. Parecía estar relajándose, pero se centraba en repetirse el motivo de su presencia y su situación actual una y otra vez. Solo el ceño fruncido para el ojo experimentado podría apreciar una pelea mental entre ambas partes. Una quería deshacerse de los cachorros humanos con celeridad mientras que la otra permanecía terca ante una necesidad más que obvia.
A sus oídos llego el distrito alto, pero para el lobo toda la maldita ciudad era un pudridero donde solo llegaba toda clase de insectos detestables y cachorros desamparados. Todo aquello no le preocupaba, solo deseaba poder salir pronto de ahí o al menos encontrar algo con lo que desquitarse.
Negó con la cabeza al escuchar la oferta del genio engreído. Entendía hasta cierto punto las estructuras de las ciudades y podía reconocer las partes más adineradas en algunos casos, pero no podía guiar con tan poco detalle. Parte de su crianza como el hijo del líder contempló la enseñanza de saber cuándo se debía y no liderar. Gracias a esto sabía perfectamente que no era ni el momento ni el lugar adecuado. Eso y que simplemente no le nacía hacerlo.
-Me comparas con un perro de caza y serás el niño sin cabeza. Les pude seguir el ritmo por el olfato. No conozco muy bien este basurero al que los humanos llaman hogar-. Dice sin más. No le gustaba para nada la idea de nivelarse con una raza como esa. Eran peligrosos para la naturaleza y a la vez tan sensibles y frágiles.
-Les seguiré el paso hasta que me cabree lo suficiente-. Su voz reflejaba sus palabras y un estado de ánimo casi natural. Sí, se estaba ablandando, pero no era algo a conciencia ni sabido por el mismo. Era un hombre experimentado que no conocía el alcance de su corazón. Tampoco se podía decir estar en paz consigo mismo. Lo único que mantenía su poca cordura en esos momentos era el saber que alguien importante estaba esperando en algún lugar.
Ahroun
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Re: Preludio del futuro [Trabajo]
La respuesta del personaje era predecible sin duda, pero Maquiavelo quería picarlo de manera lógica igual. ¿Por qué?, tiene doce y su víctima predilecta es un frijol, no se necesitan mayores razones a la hora de la verdad.
Con una mueca de ironía por el violento comentario, Chim pone su mejor pose de carrera. Es en ese momento cuando Canel le dedica cierta sonrisa inocente al personaje desaliñado antes de seguir a su hermano en la recién iniciada avanzada.
Al igual que en la demostración anterior, los niños mantienen su velocidad. Después de todo es algo que sale solo, los mejores expertos no se dan cuenta que están haciendo algo sorprendente aunque suene rebuscado.
Les toma casi lo mismo llegar, quizás un poco más. Es natural que los ricos tengan sus viviendas lejos del populacho, un circulo de mercaderes bastante grande es el colchón de los nobles en Lunargenta para relegar a todo el resto.
Una vez sus botas pisan carreteras mejor constituidas, ambos enanos bajan su velocidad. Esperan algunos minutos a que llegue el adulto claro y es que durante una vuelta particular se quedó bastante alejado.
Era hora.
Expresa una vez son alcanzados, ya viene siendo tiempo de ver las dichosas plantas que tanto dinero cuestan para un noble… claro que posiblemente sean horribles y solo quiera gastar dinero por ocio.
Vale… Ratita no bromeaba.
Es graaande.
No es un simple invernadero, es prácticamente una plaza techada. Sin duda el mercader que ahora tratan de robar debe tener la colección más grande de plantas jamás concebida en terreno urbano, quizás incluso fuera también.
Algunas personas no controlan sus hobbies “niega con la cabeza”.
“Canel le mira de medio lado”.
El burro hablando de orejas, después de todo la esfera de Chimar no es un tributo demasiado modesto que digamos para su mente inventora. Sea como sea, ya están frente a la jodida cosa, tiempo de hacer lo que mejor saben.
Pues… no parece haber nadie en casa, los grandes primero jejeje.
Con una mueca de ironía por el violento comentario, Chim pone su mejor pose de carrera. Es en ese momento cuando Canel le dedica cierta sonrisa inocente al personaje desaliñado antes de seguir a su hermano en la recién iniciada avanzada.
Al igual que en la demostración anterior, los niños mantienen su velocidad. Después de todo es algo que sale solo, los mejores expertos no se dan cuenta que están haciendo algo sorprendente aunque suene rebuscado.
Les toma casi lo mismo llegar, quizás un poco más. Es natural que los ricos tengan sus viviendas lejos del populacho, un circulo de mercaderes bastante grande es el colchón de los nobles en Lunargenta para relegar a todo el resto.
Una vez sus botas pisan carreteras mejor constituidas, ambos enanos bajan su velocidad. Esperan algunos minutos a que llegue el adulto claro y es que durante una vuelta particular se quedó bastante alejado.
Era hora.
Expresa una vez son alcanzados, ya viene siendo tiempo de ver las dichosas plantas que tanto dinero cuestan para un noble… claro que posiblemente sean horribles y solo quiera gastar dinero por ocio.
Vale… Ratita no bromeaba.
Es graaande.
No es un simple invernadero, es prácticamente una plaza techada. Sin duda el mercader que ahora tratan de robar debe tener la colección más grande de plantas jamás concebida en terreno urbano, quizás incluso fuera también.
Algunas personas no controlan sus hobbies “niega con la cabeza”.
“Canel le mira de medio lado”.
El burro hablando de orejas, después de todo la esfera de Chimar no es un tributo demasiado modesto que digamos para su mente inventora. Sea como sea, ya están frente a la jodida cosa, tiempo de hacer lo que mejor saben.
Pues… no parece haber nadie en casa, los grandes primero jejeje.
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Re: Preludio del futuro [Trabajo]
El camino a recorrer esta vez fue mayor que el anterior, aunque para Ahroun y su lupino olfato no fue difícil seguir el rastro de los niños. Simplemente decidió tomar otra ruta algo más elevada.
Desde los tejados era más fácil contemplar la ciudad a la vez que memorizaba algunos atajos y aprendía mejor las partes importantes de cada distrito o barrio visible.
Su instinto de cazador estaba a flor de piel, después de todo seguía un rastro y tenía una meta clara, aunque poco agradable. El aroma de los pequeños poco a poco comenzaba a mezclarse con el de una pila de basura y flores, entre otras cosas. Así que decidió apurar el paso para llegar a escena con un salto y tocando suelo como lo haría un perro en cuatro patas.
-El panorama no mejora mucho desde arriba, todo huele a basura-. Respondió algo molesto, aunque su vista se centraba al frente. La presencia de la edificación sin duda no hacía honores a las palabras del tal Ratita. El cachorro desaliñado se había quedado corto de palabras ya sea por falta de léxico o las prisas. Aquel ricachon realmente no había escatimado recursos a la hora de levantar semejante bastión a la naturaleza dentro de ese vertedero podrido de humanidad.
La simplicidad en las palabras del tamborilero tampoco le sorprendió. Incluso para él era difícil describir en palabras lo que tenía ante sus ojos. Acabados en oro por todas partes y otros materiales que desconocía pero que relucían bastante. Marcos de plata, etc...
No se tomó con mucha gracia la invitación del inventor. Aquello simplemente no podía ser así de fácil y su olfato detectaba muchos olores provenientes de la zona. Algunos conocidos y otros no tantos. No había defensa humana detectable, pero podía aventurar algo más. Después de todo el chaman de la tribu le había advertido que las plantas también tenían su propio mecanismo de defensa y ahora era cuando se arrepentía de haber sorteado aquella lección.
-Algunas hierbas no parecen confiables-. Replicó agachando la cabeza para olfatear mejor. No podía afirmar con claridad, pues a la distancia se colisionaban muchos aromas diferentes. Perfumes sobre todo. Había leído a la rápida que a las hembras de la alta humana le encantaba desperdiciar recursos en tales sustancias y ahora lo estaba comprobando.
-La codicia y vanidad humana no conoce límites-. Añadió bastante molesto. Su olfato estaba atrofiado por tanta mezcla, pero algo en el aíre indicaba peligro o podía bien ser simple instinto. -Humanos y sus perfumes. Todo apesta más aquí-. Y su actitud no era la excepción al caso, pero ese era Ahroun cuando podía ser él mismo.
Desde los tejados era más fácil contemplar la ciudad a la vez que memorizaba algunos atajos y aprendía mejor las partes importantes de cada distrito o barrio visible.
Su instinto de cazador estaba a flor de piel, después de todo seguía un rastro y tenía una meta clara, aunque poco agradable. El aroma de los pequeños poco a poco comenzaba a mezclarse con el de una pila de basura y flores, entre otras cosas. Así que decidió apurar el paso para llegar a escena con un salto y tocando suelo como lo haría un perro en cuatro patas.
-El panorama no mejora mucho desde arriba, todo huele a basura-. Respondió algo molesto, aunque su vista se centraba al frente. La presencia de la edificación sin duda no hacía honores a las palabras del tal Ratita. El cachorro desaliñado se había quedado corto de palabras ya sea por falta de léxico o las prisas. Aquel ricachon realmente no había escatimado recursos a la hora de levantar semejante bastión a la naturaleza dentro de ese vertedero podrido de humanidad.
La simplicidad en las palabras del tamborilero tampoco le sorprendió. Incluso para él era difícil describir en palabras lo que tenía ante sus ojos. Acabados en oro por todas partes y otros materiales que desconocía pero que relucían bastante. Marcos de plata, etc...
No se tomó con mucha gracia la invitación del inventor. Aquello simplemente no podía ser así de fácil y su olfato detectaba muchos olores provenientes de la zona. Algunos conocidos y otros no tantos. No había defensa humana detectable, pero podía aventurar algo más. Después de todo el chaman de la tribu le había advertido que las plantas también tenían su propio mecanismo de defensa y ahora era cuando se arrepentía de haber sorteado aquella lección.
-Algunas hierbas no parecen confiables-. Replicó agachando la cabeza para olfatear mejor. No podía afirmar con claridad, pues a la distancia se colisionaban muchos aromas diferentes. Perfumes sobre todo. Había leído a la rápida que a las hembras de la alta humana le encantaba desperdiciar recursos en tales sustancias y ahora lo estaba comprobando.
-La codicia y vanidad humana no conoce límites-. Añadió bastante molesto. Su olfato estaba atrofiado por tanta mezcla, pero algo en el aíre indicaba peligro o podía bien ser simple instinto. -Humanos y sus perfumes. Todo apesta más aquí-. Y su actitud no era la excepción al caso, pero ese era Ahroun cuando podía ser él mismo.
Ahroun
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Re: Preludio del futuro [Trabajo]
Ahroun tiene un punto aunque Maquiavelo odie admitirlo, la higiene de Lunargenta es algo no demasiado apreciado por la corona. Para decirlo en términos comunes, todo apesta y nadie puede negarlo.
No puedo refutar esa lógica…
Claro que Maquiavelo y sus hermanos son la excepción por una sencilla razón, el pequeño genio sabe bien que la limpieza es una de las claves para vivir mucho… el tener una esfera con tinas automáticas también tiene que ver claro, pero suena menos poético.
Que su acompañante frijol se ponga a olfatear como perro sin duda desconcierta al niño más grande, le hace enarcar una ceja al propio estilo adulto mientras barajea la razón de tan extraño comportamiento.
Las propias palabras del desaliñado revelan que en efecto, no es da la especie humana. Para Chim se vuelve claro entonces que están frente a un híbrido, por la falta de apéndices raras todo apunta a la familia licántropa.
Ahora entiendo por qué huele a perro mojado…
“Canel sonríe para sí mismo como si llevara tiempo esperando el argumento capcioso”.
Sea como sea, no hay nada mejor que un lycan para buscar plantas raras. Tienen sentidos agudos en lo que respecta a interactuar con la naturaleza, aunque sus modales dejen mucho que desear en un coctel.
No alarguemos mas esto.
Dice mientras se adelanta a la puerta, una de las puertas en dado caso pues la jodida estructura tiene como doce a simple vista. No parece un sitio con demasiada seguridad pues no se ven guardias por ningún lado y el cerrojo cae luego de dos giros con la ganzúa.
Una vez la entrada se abre de par en par, es como abrir una ventana a la jungla más espesa. Es difícil incluso para el ojo entrenado divisar donde se delimita la civilización del mundo salvaje, un escenario bastante raro de encontrar en medio de cualquier urbe.
Debemos ir con cuidado.
Palabras que salen con cierta desconfianza, después de todo la carencia de cualquier defensa es preocupante. Toda persona en su sano juicio siempre trata de proteger una inversión, más si esta resulta ser descomunal.
Nos observan…
No es momento para frases aterradoras, enanito “dice tratando de restarle importancia al comentario”.
No puedo refutar esa lógica…
Claro que Maquiavelo y sus hermanos son la excepción por una sencilla razón, el pequeño genio sabe bien que la limpieza es una de las claves para vivir mucho… el tener una esfera con tinas automáticas también tiene que ver claro, pero suena menos poético.
Que su acompañante frijol se ponga a olfatear como perro sin duda desconcierta al niño más grande, le hace enarcar una ceja al propio estilo adulto mientras barajea la razón de tan extraño comportamiento.
Las propias palabras del desaliñado revelan que en efecto, no es da la especie humana. Para Chim se vuelve claro entonces que están frente a un híbrido, por la falta de apéndices raras todo apunta a la familia licántropa.
Ahora entiendo por qué huele a perro mojado…
“Canel sonríe para sí mismo como si llevara tiempo esperando el argumento capcioso”.
Sea como sea, no hay nada mejor que un lycan para buscar plantas raras. Tienen sentidos agudos en lo que respecta a interactuar con la naturaleza, aunque sus modales dejen mucho que desear en un coctel.
No alarguemos mas esto.
Dice mientras se adelanta a la puerta, una de las puertas en dado caso pues la jodida estructura tiene como doce a simple vista. No parece un sitio con demasiada seguridad pues no se ven guardias por ningún lado y el cerrojo cae luego de dos giros con la ganzúa.
Una vez la entrada se abre de par en par, es como abrir una ventana a la jungla más espesa. Es difícil incluso para el ojo entrenado divisar donde se delimita la civilización del mundo salvaje, un escenario bastante raro de encontrar en medio de cualquier urbe.
Debemos ir con cuidado.
Palabras que salen con cierta desconfianza, después de todo la carencia de cualquier defensa es preocupante. Toda persona en su sano juicio siempre trata de proteger una inversión, más si esta resulta ser descomunal.
Nos observan…
No es momento para frases aterradoras, enanito “dice tratando de restarle importancia al comentario”.
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Re: Preludio del futuro [Trabajo]
-Modales-. Dice mal humorado soltando una leve colleja sobre Chimar tras el comentario por su naturaleza. Se había contenido bastante a pesar de todo. Lamentablemente aún consideraba que estaban juntos en el mismo embrollo y el comentario le pareció fuera de lugar para un cachorro humano. Sin embargo siguió la corriente a la iniciativa de ir al frente. No sacaban mucho preparándose para algo que no podían adivinar y claro, la impaciencia estaba a flor de piel.
La habilidad del pequeño collejeado para forzar cerraduras también le había sorprendido aunque en menor medida. Se preguntaba que tanto sabían hacer los cachorros. De momento parecía haber elegido bien el aprovecharse de ellos, aunque sospechaba que guardaban más recursos bajo la manga.
Más sorprendió la percepción del tamborilero. Había adivinado por su esencia que podía ser un brujo, pero aun así desconocía la capacidad de sus cachorros a tan temprana edad. Parecía que aquel misterioso e inocente joven tenía cierto talento innato.
Ahroun también se sentía observado aunque más que percepción elevada o afinidad mágica era instinto y experiencia. Un leve cosquilleo en la espalda adquirido como trauma leve tras pasar muchos años corriendo luego de cada transformación. Había descubierto que Aerandir era un lugar muy hostil en ocasiones con los de su especie y no podía darse el lujo de bajar la guardia.
-El cachorro brujo tiene razón-. Dice luego de inspeccionar uno de los maceteros a la entrada. Pudo observar una planta extraña que al parecer tenía dientes, pero estaba totalmente abierta y marchita. No era experto en hierbas, por lo que no podía decir si aquello era normal o no. Empero lo que definitivamente estaba fuera de lugar era una mancha de sangre sobre la greda del macetero. -Y al parecer no hemos sido los únicos en tratar de forzar la entrada-. Añade tratando de memorizar los olores provenientes de tal macetero.
El panorama se mostraba ante ellos como una gran fila de estantes repletos de maceteros, todos bien alineados aunque de distintos tamaños, detonando así cierta irregularidad que mantenía de igual manera un patrón de orden. El calor había incrementado bastante junto con la humedad al interior. En consecuencia esto atrofiaba aún más el olfato del licántropo.
No podía seguir rastros con mucha claridad, el caos parecía aún mayor que adentro. -¿Aún quieren seguir fuerte y derecho?-. Pregunta con la intención de encontrar más olor a sangre, pero esta esencia encontrada llevaba bastante tiempo como para poder seguirla con las dificultades señaladas.
La habilidad del pequeño collejeado para forzar cerraduras también le había sorprendido aunque en menor medida. Se preguntaba que tanto sabían hacer los cachorros. De momento parecía haber elegido bien el aprovecharse de ellos, aunque sospechaba que guardaban más recursos bajo la manga.
Más sorprendió la percepción del tamborilero. Había adivinado por su esencia que podía ser un brujo, pero aun así desconocía la capacidad de sus cachorros a tan temprana edad. Parecía que aquel misterioso e inocente joven tenía cierto talento innato.
Ahroun también se sentía observado aunque más que percepción elevada o afinidad mágica era instinto y experiencia. Un leve cosquilleo en la espalda adquirido como trauma leve tras pasar muchos años corriendo luego de cada transformación. Había descubierto que Aerandir era un lugar muy hostil en ocasiones con los de su especie y no podía darse el lujo de bajar la guardia.
-El cachorro brujo tiene razón-. Dice luego de inspeccionar uno de los maceteros a la entrada. Pudo observar una planta extraña que al parecer tenía dientes, pero estaba totalmente abierta y marchita. No era experto en hierbas, por lo que no podía decir si aquello era normal o no. Empero lo que definitivamente estaba fuera de lugar era una mancha de sangre sobre la greda del macetero. -Y al parecer no hemos sido los únicos en tratar de forzar la entrada-. Añade tratando de memorizar los olores provenientes de tal macetero.
El panorama se mostraba ante ellos como una gran fila de estantes repletos de maceteros, todos bien alineados aunque de distintos tamaños, detonando así cierta irregularidad que mantenía de igual manera un patrón de orden. El calor había incrementado bastante junto con la humedad al interior. En consecuencia esto atrofiaba aún más el olfato del licántropo.
No podía seguir rastros con mucha claridad, el caos parecía aún mayor que adentro. -¿Aún quieren seguir fuerte y derecho?-. Pregunta con la intención de encontrar más olor a sangre, pero esta esencia encontrada llevaba bastante tiempo como para poder seguirla con las dificultades señaladas.
Ahroun
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Re: Preludio del futuro [Trabajo]
La colleja saca de lugar al joven inventor sin duda, lo deja con un rostro bastante confuso. Suele presionar bastante a los adultos… pero rara vez responden. Por suerte el evento en si resulta tan leve que lo deja pasar.
“Más adelante me vengare jejeje”.
Piensa con una sonrisa juguetona, lo cierto es que la situación se le asemeja más a un juego. Siempre ha sido el mayor de muchos hermanos, ser más pequeño que alguien suele tener efectos raros en su persona.
Pero no puede dedicarle más cerebro a su infantil venganza, pues el propio adulto desaliñado corrobora las palabras de Canel. Por obvias razones no es algo que se quiera escuchar en medio de una jodida jungla en miniatura.
Nota la planta con dientes por supuesto, sabe de esa especie aunque a conceptos sencillos pues nunca le intereso la botánica. A rasgos generales, conoce los modos apropiados para recolectar ingredientes pero sin profundizar demasiado en cosas exóticas.
Como era que se llamaba la especie... “chasquea los dedos varias veces”.
A medida que avanzan, sufren un cambio en la temperatura bastante curioso. La humedad aumenta por lo que entran de lleno al microuniverso climático que se puede encontrar en cualquier selva.
A este sujeto le gustan las réplicas exactas…
Dice al ver que su camino predilecto se torna más como una ruta de tierra nativa que algo concebido para almacenar plantas en medio de la ciudad, es justo decir que la confianza del joven inventor disminuye más y más.
Pues…
No puede terminar, ocurren movimientos erráticos en los matorrales circundantes. A medida que abre sus ojos de par en par, no puede evitar acercar a su hermanito para tratar de protegerlo del nuevo elemento.
Entonces aparecen más plantas con dientes, aunque a diferencia de su pariente en la entrada muestran una tonalidad viva. Ahora el genio entiende que la sangre residual tiene connotaciones muy oscuras.
Ocurre algo extraño pronto, Maquiavelo comienza a ver una figura humanoide en los tallos. Cuando nota que se trata de su buena amiga Niniel, no puede evitar intentar acercarse para hablar con ella.
Canel trata de detenerle, pero el joven genio solo sigue su marcha, completamente en trance… al menos hasta que es golpeado a traición con una hoja enrollada, de la mano de su propio hermanito hechicero.
¿Pero qué…? “se soba la cara”.
¡¡No mires al señuelo, hermano!!
Manshari Bouta…
“Más adelante me vengare jejeje”.
Piensa con una sonrisa juguetona, lo cierto es que la situación se le asemeja más a un juego. Siempre ha sido el mayor de muchos hermanos, ser más pequeño que alguien suele tener efectos raros en su persona.
Pero no puede dedicarle más cerebro a su infantil venganza, pues el propio adulto desaliñado corrobora las palabras de Canel. Por obvias razones no es algo que se quiera escuchar en medio de una jodida jungla en miniatura.
Nota la planta con dientes por supuesto, sabe de esa especie aunque a conceptos sencillos pues nunca le intereso la botánica. A rasgos generales, conoce los modos apropiados para recolectar ingredientes pero sin profundizar demasiado en cosas exóticas.
Como era que se llamaba la especie... “chasquea los dedos varias veces”.
A medida que avanzan, sufren un cambio en la temperatura bastante curioso. La humedad aumenta por lo que entran de lleno al microuniverso climático que se puede encontrar en cualquier selva.
A este sujeto le gustan las réplicas exactas…
Dice al ver que su camino predilecto se torna más como una ruta de tierra nativa que algo concebido para almacenar plantas en medio de la ciudad, es justo decir que la confianza del joven inventor disminuye más y más.
Pues…
No puede terminar, ocurren movimientos erráticos en los matorrales circundantes. A medida que abre sus ojos de par en par, no puede evitar acercar a su hermanito para tratar de protegerlo del nuevo elemento.
Entonces aparecen más plantas con dientes, aunque a diferencia de su pariente en la entrada muestran una tonalidad viva. Ahora el genio entiende que la sangre residual tiene connotaciones muy oscuras.
Ocurre algo extraño pronto, Maquiavelo comienza a ver una figura humanoide en los tallos. Cuando nota que se trata de su buena amiga Niniel, no puede evitar intentar acercarse para hablar con ella.
Canel trata de detenerle, pero el joven genio solo sigue su marcha, completamente en trance… al menos hasta que es golpeado a traición con una hoja enrollada, de la mano de su propio hermanito hechicero.
¿Pero qué…? “se soba la cara”.
¡¡No mires al señuelo, hermano!!
Manshari Bouta…
- Off:
- Se agrega la complicación (ataque de plantas carnívoras)
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Re: Preludio del futuro [Trabajo]
El trio se aventura cada vez más y más en una profunda selva artificial que cada vez parece menos invernadero y estar en medio de una ciudad civilizada. Aquello hace que el sentido de alerta en el licántropo aumente con creces, eso junto con un terrible dolor en la cien.
Su rostro se trastorno aún más molesto y no hubo mayor interacción con los niños humanos. Algo se estaba descontrolando en su interior conforme veía que los tallos aumentaban y se alzaban a distancias mayores de sus maceteros para cualquiera planta ordinaria. Daba la sensación de estar en un vertedero de plantas exóticas de todo tipo y muchas de ellas peligrosas.
-No mires o lo lamentarás-. Escuchó la advertencia en su cabeza, era lo que se estaba descontrolando como si su nivel de percepción fuera mucho más agudo o como si no quisiera desaprovechar oportunidad alguna de atormentarlo.
Rebeldía fue lo que ganó el caso, estaba harto y muy cabreado. Pudo advertir lo que venía así que se quitó la ropa y al igual que el joven inventor se apresuró a mirar entre los tallos. Grave error que en efecto lamentaría y mucho. Al menos lo que durase la mezcla de alucinación del cebo junto a la esquizofrenia.
No pudo soportarlo más. Los músculos comenzaron a crecer y un dolor punzante hizo que el flujo sanguíneo incrementase. El pelo creció con celeridad y su rostro se moldeó poco a poco tomando una forma más canina que humana mientras que su tamaño crecía el doble de lo usual. Un aullido agudo se escuchó entonces por todo el invernadero.
Aquel ya había dejado de ser Ahroun. Ragabash estaba presente y furioso por la intervención de una planta que jamás debió haber evolucionado con dichas habilidades. No aceptaba que nadie más jugase con su otra personalidad . Sin embargo, ambos la habían cagado pues ahora la planta se sentía amenazada y los tallos comenzaron a volar.
Más bien eran como látigos que en un parpadear se enrollaban en las piernas de la bestia que rugía y se movía con fuerza desmesurada para tratar de liberarse. Al ver que algunos se resistían y más seguían llegando comenzó a cortarlos con las garras y colmillos como hacía cuando agarraba a su presa.
Ahroun emplea su especialización de lobo bípedo con maestría en combate bestial.
Su rostro se trastorno aún más molesto y no hubo mayor interacción con los niños humanos. Algo se estaba descontrolando en su interior conforme veía que los tallos aumentaban y se alzaban a distancias mayores de sus maceteros para cualquiera planta ordinaria. Daba la sensación de estar en un vertedero de plantas exóticas de todo tipo y muchas de ellas peligrosas.
-No mires o lo lamentarás-. Escuchó la advertencia en su cabeza, era lo que se estaba descontrolando como si su nivel de percepción fuera mucho más agudo o como si no quisiera desaprovechar oportunidad alguna de atormentarlo.
Rebeldía fue lo que ganó el caso, estaba harto y muy cabreado. Pudo advertir lo que venía así que se quitó la ropa y al igual que el joven inventor se apresuró a mirar entre los tallos. Grave error que en efecto lamentaría y mucho. Al menos lo que durase la mezcla de alucinación del cebo junto a la esquizofrenia.
La madre se mostraba frente a él pero viva al mismo tiempo que en su cabeza la veía agonizante y sangrando entre sus brazos. Escuchaba a la alucinación hablar con el mismo tono que conocía mientras el escenario en su mente cambiaba. Estaban de vuelta en la tribu y era luna llena. El olor a sangre brotaba por doquier y colgando de los árboles de diferentes extremidades podía ver suspendidos a cada uno. Los hermanos que había matado esa noche, a los que mato antes de conocer a Aradia y al final a esta misma.
Al unísono todos voltearon la cabeza para mirarlo. La voz del cebo trataba de confortarlo. Decía que todo había acabado y que no debía preocuparse mientras que en su cabeza todos sus muertos gritaban y se reían de él.
Al unísono todos voltearon la cabeza para mirarlo. La voz del cebo trataba de confortarlo. Decía que todo había acabado y que no debía preocuparse mientras que en su cabeza todos sus muertos gritaban y se reían de él.
No pudo soportarlo más. Los músculos comenzaron a crecer y un dolor punzante hizo que el flujo sanguíneo incrementase. El pelo creció con celeridad y su rostro se moldeó poco a poco tomando una forma más canina que humana mientras que su tamaño crecía el doble de lo usual. Un aullido agudo se escuchó entonces por todo el invernadero.
Aquel ya había dejado de ser Ahroun. Ragabash estaba presente y furioso por la intervención de una planta que jamás debió haber evolucionado con dichas habilidades. No aceptaba que nadie más jugase con su otra personalidad . Sin embargo, ambos la habían cagado pues ahora la planta se sentía amenazada y los tallos comenzaron a volar.
Más bien eran como látigos que en un parpadear se enrollaban en las piernas de la bestia que rugía y se movía con fuerza desmesurada para tratar de liberarse. Al ver que algunos se resistían y más seguían llegando comenzó a cortarlos con las garras y colmillos como hacía cuando agarraba a su presa.
Off:
Ahroun emplea su especialización de lobo bípedo con maestría en combate bestial.
Ahroun
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Re: Preludio del futuro [Trabajo]
Luego del golpe es que Maquiavelo recuerda el nombre de la planta, y con él sus detalles. Sin duda no es el tipo de especie que quieres encontrarte en un paseo por el campo, posee habilidades extrañas que complementa con el apetito desmedido por la carne.
Típico… no podía cultivar rosas.
Dice a medida que toma una postura más combativa, aunque sin hacer contacto visual directo con el enemigo… o enemigos en dado caso. Lo cierto es que es difícil determinar cuántos elementos quieren cenar ahora mismo.
Curiosamente los niños salen mejor parados que el adulto, dicho personaje se pierde en un trance que no tarda en evolucionar al nivel psicótico. Luego viene la transformación para agregar arena al saco de lo raro.
Maquiavelo abre los ojos de par en par pues los licántropos bípedos son extraños, solo recuerda haber presenciado la transformación de otro personaje semejante ya años atrás, aquella señorita tan amable durante la trama del lago fantasmal.
Es justo decir que los cambiaformas pierden un poco de cordura cuando adoptan su forma animal, este es uno de los casos más patentes. Chim no puede evitar ponerse delante de su hermanito mientras el perro bípedo pelea con la planta.
En un escenario vegetal visceral, el ser del reino plantae pierde muchas apéndices. Por más que intentan someter al peludo adulto, cada ofensiva termina con látigos vegetales arrancados como si de una podada al jardín real se tratara.
Justo cuando ya le quedan “pocas ramas al árbol”, Chim prepara su virote incendiario. Hay una cosa que siempre sirve para eliminar seres vegetales de raíz, ese buen amigo que ha guiado a la humanidad desde el primer momento.
¡¡Fuego!!
El virote inferno sale disparado e impacta de lleno al torso de la planta carnívora, una vez libera su carga combustible el fuego no se hace esperar. Lo siguiente son las enormes llamas, algo que hace chillar de forma bizarra a la cosa en combustión.
Admito que me gustaría un retoño para mis experimentos “sonríe maliciosamente”.
“Canel le pega una mirada medio asustada”.
Es broma jejeje “lo despeina”.
Poniendo una mueca no tan certera, pasa a detallar al perro. Con el torso de la raíz madre en llamas, no debería tener problemas para acabar con el resto. Lo siguiente para el sería volver al modo frijol desaliñado… aunque definir si eso es posible solo puede hacerlo otro licántropo.
No, no nos lo podemos quedar, peque.
“El brujito suspira algo desanimado”.
Típico… no podía cultivar rosas.
Dice a medida que toma una postura más combativa, aunque sin hacer contacto visual directo con el enemigo… o enemigos en dado caso. Lo cierto es que es difícil determinar cuántos elementos quieren cenar ahora mismo.
Curiosamente los niños salen mejor parados que el adulto, dicho personaje se pierde en un trance que no tarda en evolucionar al nivel psicótico. Luego viene la transformación para agregar arena al saco de lo raro.
Maquiavelo abre los ojos de par en par pues los licántropos bípedos son extraños, solo recuerda haber presenciado la transformación de otro personaje semejante ya años atrás, aquella señorita tan amable durante la trama del lago fantasmal.
Es justo decir que los cambiaformas pierden un poco de cordura cuando adoptan su forma animal, este es uno de los casos más patentes. Chim no puede evitar ponerse delante de su hermanito mientras el perro bípedo pelea con la planta.
En un escenario vegetal visceral, el ser del reino plantae pierde muchas apéndices. Por más que intentan someter al peludo adulto, cada ofensiva termina con látigos vegetales arrancados como si de una podada al jardín real se tratara.
Justo cuando ya le quedan “pocas ramas al árbol”, Chim prepara su virote incendiario. Hay una cosa que siempre sirve para eliminar seres vegetales de raíz, ese buen amigo que ha guiado a la humanidad desde el primer momento.
¡¡Fuego!!
El virote inferno sale disparado e impacta de lleno al torso de la planta carnívora, una vez libera su carga combustible el fuego no se hace esperar. Lo siguiente son las enormes llamas, algo que hace chillar de forma bizarra a la cosa en combustión.
Admito que me gustaría un retoño para mis experimentos “sonríe maliciosamente”.
“Canel le pega una mirada medio asustada”.
Es broma jejeje “lo despeina”.
Poniendo una mueca no tan certera, pasa a detallar al perro. Con el torso de la raíz madre en llamas, no debería tener problemas para acabar con el resto. Lo siguiente para el sería volver al modo frijol desaliñado… aunque definir si eso es posible solo puede hacerlo otro licántropo.
No, no nos lo podemos quedar, peque.
“El brujito suspira algo desanimado”.
- Off:
- Chimar usa su habilidad de Lvl 2 (Virotes inferno)
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Re: Preludio del futuro [Trabajo]
Lo salvaje no se puede domar. Aquella criatura que solo conocía el odio, el desprecio y el miedo había permanecido encerrada mucho tiempo. Ahora que por fin la elfa no estaba podía hacer de las suyas y a pesar de haber tenido una noche de “diversión”, se estaba dejando llevar por sus instintos más primitivos. Plantas, humanos, lo que sea que pudiese moverse... Cualquier cosa servía como enemigo y el verse atacado continuamente por aquellos látigos hacían el frenesí de la batalla mucho más excitante.
Arrancaba ramas y látigos sin pensarlo, lo viera moverse o no. Incluso algunas ramas que ya habían sido arrancadas eran apartadas de la batalla como si aún estuvieran vivas. Se dice que es mejor asegurarse, pero aquello lo hacía sin pensar. El dolor de los golpes y las heridas que estos dejaban lo llevaban a dicha tarea.
El fuego no había hecho más que incrementar sus deseos de pelea. Quería escuchar a su victima chirrear de nuevo. Verla retorciéndose de dolor, sentir y ver la desesperación del ser vivo. El momento en que estos entendían que había llegado el fin y la reacción era como un néctar entregado a él por los mismos dioses y nunca era suficiente para saciar la terrible sed.
Cierto era que el muchacho humano había hecho gran parte a la hora de finiquitar al enemigo y la bestia se había llevado la peor parte, pero el ver cualquier hoja o rama moverse aunque fuera producto de su propio movimiento le hacía entrar en modo frenesí de nuevo. Siguió así un par de minutos hasta que el cansancio de la batalla y el propio causado por la transformación comenzaron a surgir.
Comprendió que ya no quedaba enemigo que matar por ahora y poco a poco volvió a su forma humana.
Era un matiz curioso el que se producía ahora. Por su parte Ragabash odiaba estar encerrado en su cuerpo humano mientras que Ahroun odiaba la bestia que llevaba dentro. Cada personalidad tenía su forma preferida y muchas veces se mezclaban. Claro que solo hasta hace poco Ahroun tenía cierto grado de conciencia de lo que ocurría cuando Ragabash tomaba el control y de lo que hacía como bestia. Era como ver dentro de la mente de otro y a veces incluso sentir los movimientos del cuerpo como propios. Lo confuso era que en verdad su cuerpo era el que se movía por voluntad de otro.
El humano había vuelto y con esto una perezosa tarea de volver a vestirse con las mismas prendas desgastadas.
Se reincorporo contra su voluntad de forma apresurada, como quien hacía algo por inercia contra su voluntad. Volvió a tomar su compostura poco amigable pero firme mientras se daba la vuelta para mirar a los cachorros humanos. No habían palabras aún, podía sentir el agotamiento tanto físico como mental que aquello había provocado, pero entendía que habían de seguir con el trabajo.
El contraste de la situación para él era el siguiente a la hora de volver a tomar posición de combate: no sabía si sus supuestos aliados lo seguirían siendo tras ver su transformación y sería atacado como tantas veces había ocurrido, o volverían a seguir con el objetivo que se habían planteado al llegar ahí.
Lo primero era lo más usual y Aradia no estaba presente para evitar el conflicto. Su propia naturaleza le decía que debía esperar y actuar acorde a los hechos. Adelantarse a algo positivo podía ser un error por el que no quería culparse luego. Ya le bastaba con el de no haber escuchado la advertencia del intruso en su mente que tanto le atormentaba.
Arrancaba ramas y látigos sin pensarlo, lo viera moverse o no. Incluso algunas ramas que ya habían sido arrancadas eran apartadas de la batalla como si aún estuvieran vivas. Se dice que es mejor asegurarse, pero aquello lo hacía sin pensar. El dolor de los golpes y las heridas que estos dejaban lo llevaban a dicha tarea.
El fuego no había hecho más que incrementar sus deseos de pelea. Quería escuchar a su victima chirrear de nuevo. Verla retorciéndose de dolor, sentir y ver la desesperación del ser vivo. El momento en que estos entendían que había llegado el fin y la reacción era como un néctar entregado a él por los mismos dioses y nunca era suficiente para saciar la terrible sed.
Cierto era que el muchacho humano había hecho gran parte a la hora de finiquitar al enemigo y la bestia se había llevado la peor parte, pero el ver cualquier hoja o rama moverse aunque fuera producto de su propio movimiento le hacía entrar en modo frenesí de nuevo. Siguió así un par de minutos hasta que el cansancio de la batalla y el propio causado por la transformación comenzaron a surgir.
Comprendió que ya no quedaba enemigo que matar por ahora y poco a poco volvió a su forma humana.
Era un matiz curioso el que se producía ahora. Por su parte Ragabash odiaba estar encerrado en su cuerpo humano mientras que Ahroun odiaba la bestia que llevaba dentro. Cada personalidad tenía su forma preferida y muchas veces se mezclaban. Claro que solo hasta hace poco Ahroun tenía cierto grado de conciencia de lo que ocurría cuando Ragabash tomaba el control y de lo que hacía como bestia. Era como ver dentro de la mente de otro y a veces incluso sentir los movimientos del cuerpo como propios. Lo confuso era que en verdad su cuerpo era el que se movía por voluntad de otro.
El humano había vuelto y con esto una perezosa tarea de volver a vestirse con las mismas prendas desgastadas.
Se reincorporo contra su voluntad de forma apresurada, como quien hacía algo por inercia contra su voluntad. Volvió a tomar su compostura poco amigable pero firme mientras se daba la vuelta para mirar a los cachorros humanos. No habían palabras aún, podía sentir el agotamiento tanto físico como mental que aquello había provocado, pero entendía que habían de seguir con el trabajo.
El contraste de la situación para él era el siguiente a la hora de volver a tomar posición de combate: no sabía si sus supuestos aliados lo seguirían siendo tras ver su transformación y sería atacado como tantas veces había ocurrido, o volverían a seguir con el objetivo que se habían planteado al llegar ahí.
Lo primero era lo más usual y Aradia no estaba presente para evitar el conflicto. Su propia naturaleza le decía que debía esperar y actuar acorde a los hechos. Adelantarse a algo positivo podía ser un error por el que no quería culparse luego. Ya le bastaba con el de no haber escuchado la advertencia del intruso en su mente que tanto le atormentaba.
Ahroun
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Re: Preludio del futuro [Trabajo]
La raíz principal está en llamas y cualquier retoño desperdigado a estas alturas ya se encuentra mutilado por las garras del perro… Entonces, ¿Porque sigue atacando como si todavía quedaran enemigos?
El salvajismo del personaje no disminuye en lo más mínimo, algo despierta recelo en el joven inventor. Después de todo es un licántropo enorme, si se le sueltan un poco más los tornillos terminaría siendo un enemigo temible.
Claro que la suerte termina estando del lado de la cordura esta vez, poco a poco el frijol peludo comienza a cansarse por su propio frenesí. Como el combustible de una lámpara de aceite, toda la adrenalina se consume rápido debido a tantas muestras de fuerza.
En minutos, la enorme masa de pelos bípeda vuelve a su tamaño promedio. Nuevamente ambos niños están frente a un humano… pero esta vez no tiene prendas que recubran su desagradable cuerpo de anciano.
Demasiada información… “se da vuelta, llevándose a su hermanito consigo”.
Ambos enanos le dan la espalda al adulto mientras se pone presentable por obvias razones, afortunadamente no le toma mucho volver a meterse en sus desaliñadas prendas… incomodo en todo sentido.
Alguien no sabe de los amuletos de pudor…
Dice para su pequeño hermano quien no tarda en responderle con una sonrisa inocente, parece que tales conceptos se le siguen escapando. Curioso si tenemos en cuenta que siempre mantiene sus prendas impecables.
Una vez la civilización doma lo salvaje en su totalidad, los enanos se voltean. La mirada que les pega Ahroun es de desconfianza, es claro que cambiar de forma aumento su paranoia intrínseca.
También se le puede notar agotado, gasto buenas reservas de energía en su espectáculo lupino. Por suerte para él, Chim no tiene intenciones de aprovecharse… podrá hablar de forma despabilada y sin pelos en la lengua, pero sigue siendo de los chicos buenos.
Tenemos plantas que buscar todavía “le mira con ironía”.
Naturalmente ahora se refiere al estilo inerte que tanto aprecia, esas plantas que no tratan de devorarte luego de buscar extraños sueños en tu psiquis. La flora de Aerandir nunca deja de sorprender… aunque esta aventura se llevó varios niveles en puntos.
Deben estar en un hábitat que emule su entorno natural, algo como…
¡Una pared! “responde de forma juguetona”.
Exacto “le tira una oreja cuando se descuida”.
Ouch…
El salvajismo del personaje no disminuye en lo más mínimo, algo despierta recelo en el joven inventor. Después de todo es un licántropo enorme, si se le sueltan un poco más los tornillos terminaría siendo un enemigo temible.
Claro que la suerte termina estando del lado de la cordura esta vez, poco a poco el frijol peludo comienza a cansarse por su propio frenesí. Como el combustible de una lámpara de aceite, toda la adrenalina se consume rápido debido a tantas muestras de fuerza.
En minutos, la enorme masa de pelos bípeda vuelve a su tamaño promedio. Nuevamente ambos niños están frente a un humano… pero esta vez no tiene prendas que recubran su desagradable cuerpo de anciano.
Demasiada información… “se da vuelta, llevándose a su hermanito consigo”.
Ambos enanos le dan la espalda al adulto mientras se pone presentable por obvias razones, afortunadamente no le toma mucho volver a meterse en sus desaliñadas prendas… incomodo en todo sentido.
Alguien no sabe de los amuletos de pudor…
Dice para su pequeño hermano quien no tarda en responderle con una sonrisa inocente, parece que tales conceptos se le siguen escapando. Curioso si tenemos en cuenta que siempre mantiene sus prendas impecables.
Una vez la civilización doma lo salvaje en su totalidad, los enanos se voltean. La mirada que les pega Ahroun es de desconfianza, es claro que cambiar de forma aumento su paranoia intrínseca.
También se le puede notar agotado, gasto buenas reservas de energía en su espectáculo lupino. Por suerte para él, Chim no tiene intenciones de aprovecharse… podrá hablar de forma despabilada y sin pelos en la lengua, pero sigue siendo de los chicos buenos.
Tenemos plantas que buscar todavía “le mira con ironía”.
Naturalmente ahora se refiere al estilo inerte que tanto aprecia, esas plantas que no tratan de devorarte luego de buscar extraños sueños en tu psiquis. La flora de Aerandir nunca deja de sorprender… aunque esta aventura se llevó varios niveles en puntos.
Deben estar en un hábitat que emule su entorno natural, algo como…
¡Una pared! “responde de forma juguetona”.
Exacto “le tira una oreja cuando se descuida”.
Ouch…
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Re: Preludio del futuro [Trabajo]
Ragabash seguía siendo Ragabash mientras que Ahroun estaba progresando hacía algo que desconocía o quizás había olvidado. Algo antes de que su espíritu de lucha insaciable fuese algo preocupante para los líderes de la manada y estaba comenzando a notarlo.
Hace un par de años el encuentro con los enanos habría llegado hasta ahí y ya se estarían dando de hostias sin duda, a pesar de que el lobo sabía que habían quedado mejor parados que él e ignorando aún los recursos que podían guardarse. Hasta entonces no se había molestado en conocer a la gente. Antes de Aradia solo los veía como posibles víctimas de una golpiza o gente de la cual podía aprovecharse. No había nada más que eso hasta que cierta mujer decidió quedarse a su lado.
¿De qué va todo esto? Nada importante en realidad, pero explicaba una leve sonrisa que a duras penas se podía notar en su rostro cuando los niños deciden seguir con lo que se habían planteado.
-Debí haber venido con Aradia, ella sabe más de esto-. Dijo algo cabreado con todo el asunto, pero claro que de haber podido seguir con ella no se habría molestado en pasar por la ciudad de los humanos ni mucho menos visitar el territorio de los enanos que poco a poco comenzaba a considerar como posibles compañeros. No era algo de su agrado, pero así se estaban moviendo los hilos.
-Basta de juegos, encontremos esas malditas plantas y términos esto luego-. Reprocha sin dudarlo al escucharlos hablar mientras se muestran afecto de formas que desconocía, pero se entendían muy bien como infantiles costumbres humanas.
Sigue avanzando junto a los niños dudando un poco de las conjeturas que habían conseguido. De partida porque nada ahí le parecía natural por mucho que la mano del hombre se hubiese empeñado en emularla. Su espíritu se mostraba bastante más intranquilo de lo usual.
-Si al menos tuviese un rastro que seguir-. Dice mal humorado y claro, siempre le resultaba más fácil guiarse por el olfato. Aquello era literalmente como buscar una aguja en un pajar, uno bastante peligroso y que ya se había llevado algunas vidas intrusas.
Hace un par de años el encuentro con los enanos habría llegado hasta ahí y ya se estarían dando de hostias sin duda, a pesar de que el lobo sabía que habían quedado mejor parados que él e ignorando aún los recursos que podían guardarse. Hasta entonces no se había molestado en conocer a la gente. Antes de Aradia solo los veía como posibles víctimas de una golpiza o gente de la cual podía aprovecharse. No había nada más que eso hasta que cierta mujer decidió quedarse a su lado.
¿De qué va todo esto? Nada importante en realidad, pero explicaba una leve sonrisa que a duras penas se podía notar en su rostro cuando los niños deciden seguir con lo que se habían planteado.
-Debí haber venido con Aradia, ella sabe más de esto-. Dijo algo cabreado con todo el asunto, pero claro que de haber podido seguir con ella no se habría molestado en pasar por la ciudad de los humanos ni mucho menos visitar el territorio de los enanos que poco a poco comenzaba a considerar como posibles compañeros. No era algo de su agrado, pero así se estaban moviendo los hilos.
-Basta de juegos, encontremos esas malditas plantas y términos esto luego-. Reprocha sin dudarlo al escucharlos hablar mientras se muestran afecto de formas que desconocía, pero se entendían muy bien como infantiles costumbres humanas.
Sigue avanzando junto a los niños dudando un poco de las conjeturas que habían conseguido. De partida porque nada ahí le parecía natural por mucho que la mano del hombre se hubiese empeñado en emularla. Su espíritu se mostraba bastante más intranquilo de lo usual.
-Si al menos tuviese un rastro que seguir-. Dice mal humorado y claro, siempre le resultaba más fácil guiarse por el olfato. Aquello era literalmente como buscar una aguja en un pajar, uno bastante peligroso y que ya se había llevado algunas vidas intrusas.
Ahroun
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Re: Preludio del futuro [Trabajo]
Hay mucha tensión acumulada en el frijol, debe aprender a ver la vida de forma más agradable. Es lo bueno de los enanos, siempre miran el lado genial aunque el mundo se esté derrumbando a pedazos.
Claro que no pasa desapercibida la medio sonrisa que genera, algo que hace a los dos enanos sonreírse entre sí. Saben bien como detectar esas cositas en una persona, casi siempre suele indicar que quiere seguir jugando.
Sea como sea en una cosa si tiene razón el adulto estreñido, deben seguir. No van a sacar dinero de un paseo por la jungla, el objetivo de su invasión al extraño jardín infernal es obtener buena ganancia comercial en forma de enredaderas.
El nombre que menciona su peludo amigo resuena en la mente de Maquiavelo sin encontrar mucha concordancia, suena élfico aunque si conocía a alguien con ese calificativo seguramente le olvido.
¿Qué se puede decir?, es un genio pero para tales cosas siempre ha sido despistado. Algo que viene de herencia sin duda, el buen Giaco tenía que ver a las personas al menos cinco veces para grabarse sus nombres.
Pues…
La planta que buscamos tiene un olor dulzón, como una manzana acaramelada.
El argumento del brujito hace que su hermano mayor le mire con extrañeza, aunque termina negando con la cabeza pues Canel es Canel. Intentar descifrar su mente puede traer muchas noches en vela.
Hazle caso, “los astros le dicen todo”.
No… es que soy de las islas “expresa sonriente”.
Ante tal realidad, se gana una despeinada por parte del inventor… algunas veces existen respuestas sencillas para las cosas. Sea como sea, ya tienen un rastro posible que seguir y andan de suerte pues vienen con su propio perro de caza.
Bien… a por él, tigre jeje.
El grupito sigue la pista entonces aunque sin tener en cuenta algo en la retaguardia, el virote incendiario de Chim comienza a expandir el fuego por varias plantas y amenaza con convertirse en un potente incendio.
Claro que no pasa desapercibida la medio sonrisa que genera, algo que hace a los dos enanos sonreírse entre sí. Saben bien como detectar esas cositas en una persona, casi siempre suele indicar que quiere seguir jugando.
Sea como sea en una cosa si tiene razón el adulto estreñido, deben seguir. No van a sacar dinero de un paseo por la jungla, el objetivo de su invasión al extraño jardín infernal es obtener buena ganancia comercial en forma de enredaderas.
El nombre que menciona su peludo amigo resuena en la mente de Maquiavelo sin encontrar mucha concordancia, suena élfico aunque si conocía a alguien con ese calificativo seguramente le olvido.
¿Qué se puede decir?, es un genio pero para tales cosas siempre ha sido despistado. Algo que viene de herencia sin duda, el buen Giaco tenía que ver a las personas al menos cinco veces para grabarse sus nombres.
Pues…
La planta que buscamos tiene un olor dulzón, como una manzana acaramelada.
El argumento del brujito hace que su hermano mayor le mire con extrañeza, aunque termina negando con la cabeza pues Canel es Canel. Intentar descifrar su mente puede traer muchas noches en vela.
Hazle caso, “los astros le dicen todo”.
No… es que soy de las islas “expresa sonriente”.
Ante tal realidad, se gana una despeinada por parte del inventor… algunas veces existen respuestas sencillas para las cosas. Sea como sea, ya tienen un rastro posible que seguir y andan de suerte pues vienen con su propio perro de caza.
Bien… a por él, tigre jeje.
El grupito sigue la pista entonces aunque sin tener en cuenta algo en la retaguardia, el virote incendiario de Chim comienza a expandir el fuego por varias plantas y amenaza con convertirse en un potente incendio.
- Off:
- Subrayado el inicio de la complicación (¡Fuego!)
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Re: Preludio del futuro [Trabajo]
-Estas apuntándote para otra colleja-. Dice de forma descuidada tras la conclusión el a discusión de ambos retoños.
Comienza a avanzar de forma descuidada mientras que sus hombros parecen tambalearse levemente hacía los costados con cada paso. Estaba algo cansado, pero no era la primera vez que debía adaptarse al agotamiento físico para seguir con su meta. En contraste, su olfato buscaba la pista que le había dado el tamborilero.
-¿Hueles eso?-.
-Si, y otra cosa también-.
No le tardo mucho tiempo encontrar el aroma deseado, a pesar de que habían muchas plantas con esencia dulce, la descripción del niño turbio que había servido de anfitrión le decía que simplemente debía enfocarse en encontrar el olor más dulce dentro de ese mal intento humano para emular lo natural.
-Lo encontré-. Dice algo motivado y vanagloriándose por un logro menor. Sus manos bajan al suelo quedando “en 4 patas” mientras acumula fuerza en sus piernas y prepara las manos. -Veamos que tan bien me siguen-. Añade retando al mocoso engreído. A pesar de esto, debía admitir que esa actitud descuidada y provocadora le estaba empezando a caer bien. Sin duda ambos eran un caso raro entre las crías humanas.
-A las de ¡ya!-. Dice para empezar la carrera en cuatro patas, como si fuese un verdadero lobo, sorteando algunos obstáculos y apoyándose de vez en cuando entre los estantes repletos de maceteros. Tirando descuidadamente alguno y provocando que se rompan.
Su velocidad sin duda era mayor a la de un humano promedio a dos patas, pero correr de esta forma siempre se le había hecho más rápido y de cierta manera también alimentaba su espiritu salvaje. Se había vuelto un perro de caza por más que odiase la comparación. Estaba en eso, persiguiendo su objetivo y escapando a la vez del peligro. -¡Rápido, retoños! Nos espera otra carrera de salida-. Grita a los cachorros humanos curiosamente animado.
-Tomar el cargamento y salir. Da igual si este basurero y toda la ciudad se quema en el proceso-. Habla un Ahroun totalmente complacido con la imagen de sus palabras en mente. Sin duda le hacía feliz la idea de que su incursión y robo pudiese provocar un incendio en la ciudad de los humanos. Sería algo memorable para recordar y contar a su mujer cuando se reuniesen por fin.
Comienza a avanzar de forma descuidada mientras que sus hombros parecen tambalearse levemente hacía los costados con cada paso. Estaba algo cansado, pero no era la primera vez que debía adaptarse al agotamiento físico para seguir con su meta. En contraste, su olfato buscaba la pista que le había dado el tamborilero.
-¿Hueles eso?-.
-Si, y otra cosa también-.
No le tardo mucho tiempo encontrar el aroma deseado, a pesar de que habían muchas plantas con esencia dulce, la descripción del niño turbio que había servido de anfitrión le decía que simplemente debía enfocarse en encontrar el olor más dulce dentro de ese mal intento humano para emular lo natural.
-Lo encontré-. Dice algo motivado y vanagloriándose por un logro menor. Sus manos bajan al suelo quedando “en 4 patas” mientras acumula fuerza en sus piernas y prepara las manos. -Veamos que tan bien me siguen-. Añade retando al mocoso engreído. A pesar de esto, debía admitir que esa actitud descuidada y provocadora le estaba empezando a caer bien. Sin duda ambos eran un caso raro entre las crías humanas.
-A las de ¡ya!-. Dice para empezar la carrera en cuatro patas, como si fuese un verdadero lobo, sorteando algunos obstáculos y apoyándose de vez en cuando entre los estantes repletos de maceteros. Tirando descuidadamente alguno y provocando que se rompan.
Su velocidad sin duda era mayor a la de un humano promedio a dos patas, pero correr de esta forma siempre se le había hecho más rápido y de cierta manera también alimentaba su espiritu salvaje. Se había vuelto un perro de caza por más que odiase la comparación. Estaba en eso, persiguiendo su objetivo y escapando a la vez del peligro. -¡Rápido, retoños! Nos espera otra carrera de salida-. Grita a los cachorros humanos curiosamente animado.
-Tomar el cargamento y salir. Da igual si este basurero y toda la ciudad se quema en el proceso-. Habla un Ahroun totalmente complacido con la imagen de sus palabras en mente. Sin duda le hacía feliz la idea de que su incursión y robo pudiese provocar un incendio en la ciudad de los humanos. Sería algo memorable para recordar y contar a su mujer cuando se reuniesen por fin.
Ahroun
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Re: Preludio del futuro [Trabajo]
La amenaza del adulto hace que Maquiavelo abra los ojos de par en par algunos segundos, pero no tarda en reformular su rostro a uno más juguetón. Por alguna razón el personaje le parece divertido, encuentra en su violencia un posible campo de juego.
Eso puede ir en doble sentido, ¿Sabes?
No puede evitar terminar con una risa patente entre dientes, algo que se expande más hasta tomar niveles directos. Solo cuando el personaje peludo indica que ya ha encontrado su enredadera objetivo, Maquiavelo toma una postura más calmada.
La promesa de un desafío se expulsa en el aire y el propio Ahroun inicia con una estrategia rastrera, típico de los frijoles. Ambos enanos no tardan en intentar alcanzarle pero por desgracia corre con ventaja.
Su velocidad también es endemoniadamente buena, mucho más rápida que la demostrada en el entorno urbano. Es claro que su parte animal tiene que ver, después de todo los licántropos actúan mejor en territorio salvaje.
El frijol logra ganar contra todo pronóstico, un desanimado Chim llegan en segundo lugar. Dicho pequeño apenas puede contener su mueca de desagrado y es que no tiene motivos para adoptar una postura noble.
Ganaste por la trampa “expresa medio mascullado”.
Es en ese momento cuando cae en cuenta de la ausencia de Canel, algo que lo hace mirar para todos lados hasta que lo encuentra… y vaya que lo encuentra. Justo en un árbol, mucho más adelante que el propio cambiaformas.
¿Enano?
Creo que gane “dice con rostro sonriente mientras toca su estridente tamborcito”.
Con cierta mirada irónica, el inventor le ordena que baje de allí entre gestos. Una vez ambos enanos esta en punto de contacto, el mayor no pierde la oportunidad de despeinar a su hermanito por la victoria.
Nadie le gana a un niño en un juego jeje “algo que va dirigido a Ahroun”.
Por desgracia tienen poco tiempo para el ocio pues su acompañante hablaba con la verdad durante la carrera, un incendio comienza a expandirse por todo el domo. Más les vale pillar las plantas y salir como si no hubiera mañana.
¡¡Tiempo de cosechar!! “palabras que dan paso al despliegue de dos canastas ergonómicas de espalda, una para cada niño y con el suficiente tamaño para llevar la cantidad de plantas requeridas, solo les falta que el recolector se ponga manos a la obra”.
Eso puede ir en doble sentido, ¿Sabes?
No puede evitar terminar con una risa patente entre dientes, algo que se expande más hasta tomar niveles directos. Solo cuando el personaje peludo indica que ya ha encontrado su enredadera objetivo, Maquiavelo toma una postura más calmada.
La promesa de un desafío se expulsa en el aire y el propio Ahroun inicia con una estrategia rastrera, típico de los frijoles. Ambos enanos no tardan en intentar alcanzarle pero por desgracia corre con ventaja.
Su velocidad también es endemoniadamente buena, mucho más rápida que la demostrada en el entorno urbano. Es claro que su parte animal tiene que ver, después de todo los licántropos actúan mejor en territorio salvaje.
El frijol logra ganar contra todo pronóstico, un desanimado Chim llegan en segundo lugar. Dicho pequeño apenas puede contener su mueca de desagrado y es que no tiene motivos para adoptar una postura noble.
Ganaste por la trampa “expresa medio mascullado”.
Es en ese momento cuando cae en cuenta de la ausencia de Canel, algo que lo hace mirar para todos lados hasta que lo encuentra… y vaya que lo encuentra. Justo en un árbol, mucho más adelante que el propio cambiaformas.
¿Enano?
Creo que gane “dice con rostro sonriente mientras toca su estridente tamborcito”.
Con cierta mirada irónica, el inventor le ordena que baje de allí entre gestos. Una vez ambos enanos esta en punto de contacto, el mayor no pierde la oportunidad de despeinar a su hermanito por la victoria.
Nadie le gana a un niño en un juego jeje “algo que va dirigido a Ahroun”.
Por desgracia tienen poco tiempo para el ocio pues su acompañante hablaba con la verdad durante la carrera, un incendio comienza a expandirse por todo el domo. Más les vale pillar las plantas y salir como si no hubiera mañana.
¡¡Tiempo de cosechar!! “palabras que dan paso al despliegue de dos canastas ergonómicas de espalda, una para cada niño y con el suficiente tamaño para llevar la cantidad de plantas requeridas, solo les falta que el recolector se ponga manos a la obra”.
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Re: Preludio del futuro [Trabajo]
-Ja-. Suelta Ahroun ante la acusación de Chimar. Realmente nunca se había preocupado por hacer las cosas de la manera correcta. Después de todo, siempre había sido más de seguir su propio camino y esta vez quizás si era la excepción. Las cosas habían cambiado sin duda, pero no era tiempo para tenerlo en cuenta.
No pudo evitar mostrar cierta sorpresa por la actuación del tamborilero. Algo le decía que ese enano era por mucho fuera de lo común. El hecho de ser de la isla de los brujos quizás solo era una pizca de lo que se debía a tomar en cuenta a la hora de entenderlo.
-Bien, basta de tonterías-. Dice sin más. No estaba tan molesto como mostraba lo usual en él, por dentro hasta cierto punto disfrutaba aquel trabajo. Había encontrado compañeros peculiarmente capaces, aunque el pequeño brujo había demostrado más. El otro debía de tener algo más que no había mostrado. Tomando en cuenta lo del incendio, estaba demostrando casi la misma utilidad que el lobo, pero podía decirse también que todo marchaba de perlas.
Aprecio el brillo exótico de las flores, aunque esto no le provocaba la gran maravilla del mundo natural, si le causaba gran curiosidad entender. Empero, no era el momento y no se iba a poner estudioso cuando no correspondía. Simplemente, aquello no era el lobo mañoso de siempre.
Mira con cierto desprecio a los pequeños cuando toman las canastas. No había tiempo de discutir, pero de haberlo tampoco lo haría. Una par de collejas y les ponía a trabajar, pero aún quedaba arrancar, tirar, salir y entregar.
Así pues, puso manos a la obra. No le importo de donde debía agarrar el tallo ni mucho menos donde caían las plantas. Simplemente arrancaba una con una mano y la aventaba hacía las canastas o donde creía que estaban. Arrojaba una y la otra mano ya estaba arrancado otra planta. Se le dio bien la tarea para ser la primera vez. Ahora entendía porque los humanos preferían cosechar su alimento, el trabajo era similar y no requería mucho esfuerzo físico.
El gran problema sin duda alguna, era el entorno en que se desarrollaba dicha tarea.
No tardo mucho hasta que el fuego comenzó a rodear el área donde se encontraban para cuando las plantas ya estuvieron cosechadas. Ahora venía lo difícil. Salir sin perder el cargamento, fuese otra ocasión no le habría importado salir con alguna que otra quemadura.
-Espero que tengan alguna idea-. Dijo el licántropo mirando hacía el techo. Podía ser una vía de escape si no fuese por la altura. No llegaría por más altos que fuesen sus saltos. -No podemos quemar el cargamento-. Añadió más a la dificultad en que se encontraban, pero estaba corto de ideas y de recursos. No era una situación a la que estaba acostumbrado. Hasta ahora se había adaptado lo mejor que pudo, pero hasta ahí había llegado por ahora.
No pudo evitar mostrar cierta sorpresa por la actuación del tamborilero. Algo le decía que ese enano era por mucho fuera de lo común. El hecho de ser de la isla de los brujos quizás solo era una pizca de lo que se debía a tomar en cuenta a la hora de entenderlo.
-Bien, basta de tonterías-. Dice sin más. No estaba tan molesto como mostraba lo usual en él, por dentro hasta cierto punto disfrutaba aquel trabajo. Había encontrado compañeros peculiarmente capaces, aunque el pequeño brujo había demostrado más. El otro debía de tener algo más que no había mostrado. Tomando en cuenta lo del incendio, estaba demostrando casi la misma utilidad que el lobo, pero podía decirse también que todo marchaba de perlas.
Aprecio el brillo exótico de las flores, aunque esto no le provocaba la gran maravilla del mundo natural, si le causaba gran curiosidad entender. Empero, no era el momento y no se iba a poner estudioso cuando no correspondía. Simplemente, aquello no era el lobo mañoso de siempre.
Mira con cierto desprecio a los pequeños cuando toman las canastas. No había tiempo de discutir, pero de haberlo tampoco lo haría. Una par de collejas y les ponía a trabajar, pero aún quedaba arrancar, tirar, salir y entregar.
Así pues, puso manos a la obra. No le importo de donde debía agarrar el tallo ni mucho menos donde caían las plantas. Simplemente arrancaba una con una mano y la aventaba hacía las canastas o donde creía que estaban. Arrojaba una y la otra mano ya estaba arrancado otra planta. Se le dio bien la tarea para ser la primera vez. Ahora entendía porque los humanos preferían cosechar su alimento, el trabajo era similar y no requería mucho esfuerzo físico.
El gran problema sin duda alguna, era el entorno en que se desarrollaba dicha tarea.
No tardo mucho hasta que el fuego comenzó a rodear el área donde se encontraban para cuando las plantas ya estuvieron cosechadas. Ahora venía lo difícil. Salir sin perder el cargamento, fuese otra ocasión no le habría importado salir con alguna que otra quemadura.
-Espero que tengan alguna idea-. Dijo el licántropo mirando hacía el techo. Podía ser una vía de escape si no fuese por la altura. No llegaría por más altos que fuesen sus saltos. -No podemos quemar el cargamento-. Añadió más a la dificultad en que se encontraban, pero estaba corto de ideas y de recursos. No era una situación a la que estaba acostumbrado. Hasta ahora se había adaptado lo mejor que pudo, pero hasta ahí había llegado por ahora.
Ahroun
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Re: Preludio del futuro [Trabajo]
Chim nota la mirada desafiante del lobo, a lo que responde con una propia… es claro que ambos se llevan como una complicada relación de hermanos, algo en lo que Maquiavelo ya tiene experiencia con tantos parientes por elección sin duda.
Afortunadamente lo inmediato del incendio les permite dejar las niñerías de lado, deben salir con las plantas objetivo y si es posible ilesos. Después de todo si las jodidas cosas no están bonitas seguro se abstendrán de pagar.
Es en ese momento cuando inicia un método de recolecta bastante único, algo que ambos niños no tardan en tomar como un juego. Ahroun arranca planta tras planta y las lanza en direcciones extrañas, situación que los niños intentan encadenar con sus propias canastas.
Debido a esto cuando su acompañante adulto termina y se voltea, ambos enanos están que se orinan de la risa…. ¿Qué se puede decir?, la niñez es algo difícil de ignorar, incluso por los enanos curiosos.
Te gane jeje.
No lo creo…
A mí me parece que si “le tira una oreja”.
Va... vale, hermano “le mira con una mueca medio triste pero que no tarda en dar paso a cierta sonrisa juguetona”.
Claro que una creciente cercanía del fuego les hace despabilar, más les vale mover el trasero o terminaran un poco rostizados o lo que es peor, sin paga… es importante tener las prioridades en cuenta claro.
Es claro que soy el cerebro del grupo “suspira”.
Las palabras del adulto generan tan irónica respuesta, era mucho pedir que un frijol salvara el día. Maquiavelo no tarda entonces en engancharle un arnés de seguridad a su hermanito para luego facilitarle cierto cordón de seguridad al propio Ahroun.
Recomiendo que te sujetes muy bien.
Acto seguido calibra algunas cosillas vistosas en su mochila, o para ser específicos, una sección aparte de la mochila. Cuanto tienen lugar sonidos raros y descargas de vapor se vuelve patente que el niño inventor tiene un aditamento muy especial encima.
¿Listo para imitar a las aves?
¡Yei!
Luego de la respuesta tan animada de su fiel compañero, Maquiavelo no tarda en darle rienda suelta al mecanismo de vuelo. Su propulsor de vapor descarga el poder de la ciencia contra el suelo y eleva al trio en segundos.
El techo se vuelve cada vez más cercano hasta que lo atraviesan de golpe, es de agradecer que haya sido de un material bastante ligero por cuestiones de luz solar. Lo siguiente es que dan un arco sincrónico, alejándose del enorme invernadero en llamas para luego tratar de pillar una zona de aterrizaje efectiva.
¿Quién dijo que los perros no vuelan?, jajaja.
Afortunadamente lo inmediato del incendio les permite dejar las niñerías de lado, deben salir con las plantas objetivo y si es posible ilesos. Después de todo si las jodidas cosas no están bonitas seguro se abstendrán de pagar.
Es en ese momento cuando inicia un método de recolecta bastante único, algo que ambos niños no tardan en tomar como un juego. Ahroun arranca planta tras planta y las lanza en direcciones extrañas, situación que los niños intentan encadenar con sus propias canastas.
Debido a esto cuando su acompañante adulto termina y se voltea, ambos enanos están que se orinan de la risa…. ¿Qué se puede decir?, la niñez es algo difícil de ignorar, incluso por los enanos curiosos.
Te gane jeje.
No lo creo…
A mí me parece que si “le tira una oreja”.
Va... vale, hermano “le mira con una mueca medio triste pero que no tarda en dar paso a cierta sonrisa juguetona”.
Claro que una creciente cercanía del fuego les hace despabilar, más les vale mover el trasero o terminaran un poco rostizados o lo que es peor, sin paga… es importante tener las prioridades en cuenta claro.
Es claro que soy el cerebro del grupo “suspira”.
Las palabras del adulto generan tan irónica respuesta, era mucho pedir que un frijol salvara el día. Maquiavelo no tarda entonces en engancharle un arnés de seguridad a su hermanito para luego facilitarle cierto cordón de seguridad al propio Ahroun.
Recomiendo que te sujetes muy bien.
Acto seguido calibra algunas cosillas vistosas en su mochila, o para ser específicos, una sección aparte de la mochila. Cuanto tienen lugar sonidos raros y descargas de vapor se vuelve patente que el niño inventor tiene un aditamento muy especial encima.
¿Listo para imitar a las aves?
¡Yei!
Luego de la respuesta tan animada de su fiel compañero, Maquiavelo no tarda en darle rienda suelta al mecanismo de vuelo. Su propulsor de vapor descarga el poder de la ciencia contra el suelo y eleva al trio en segundos.
El techo se vuelve cada vez más cercano hasta que lo atraviesan de golpe, es de agradecer que haya sido de un material bastante ligero por cuestiones de luz solar. Lo siguiente es que dan un arco sincrónico, alejándose del enorme invernadero en llamas para luego tratar de pillar una zona de aterrizaje efectiva.
¿Quién dijo que los perros no vuelan?, jajaja.
- Off:
- Chimar usa su habilidad de Lvl 9 (Propulsor de vapor)
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Re: Preludio del futuro [Trabajo]
Escucha la risa de los niños al terminar con su labor, y no puede evitar hacer un ademán de resignación con los ojos mirando al techo. Les faltaba mucho por madurar aún, pero ahora no había tiempo para tomarlos bajo sus duras enseñanzas. Tampoco quería darse el trabajo, pues estaba ahí era por otros motivos.
Sujeta el cordón ofrecido por chimar, aunque responde molesto con la mirada a la vez que intenta de comprender la idea del cachorro. Por más que intentaba, no lograba encontrar una respuesta. Luego ve como hace funcionar su mochila. Parecía ser esa tecnología moderna de la que se sabía muy poco en su tribu. En general, siempre preferían evitar esos tipos de temas. Simplemente no iban acorde con el ideal que practicaban como sociedad. Al escuchar los sonidos que emite la mochila del renacuajo, sin embargo, deseo por unos instantes haber estudiado un poco más. Su instinto le decía que algo malo iba a ocurrir y así fue.
¡Hilo de la tejedora! —Exclama maldiciendo por el nuevo aparato— ¡¿Qué diantres...?!
No hubo tiempo para pensar, solo para reaccionar. Iban a estrellarse contra el techo, hecho que logra acelerar el corazón del licántropo a niveles exagerados debido a la sorpresa y, la rareza de lo descrito. En su vida imagino que llegaría a vivir para contar algo así, si es que vivía luego de eso.
Atravesaron el techo y tuvo que cubrirse el rostro con el brazo libre, mientras sujetaba la correa con el otro. No podía explicar lo que estaba sucediendo.
¡Fuera abajo! —Gritó a todo pulmón—. Por fortuna el ascenso duro mucho menos de lo que anticipaba la mente del licántropo y tocaba preocuparse por la caída. Esta suponía esperar que fuese dolorosa, pues no conocía ni adivinada el alcance de aquel aparato. Tampoco quería saber nada de este, ni de otros similares. Parecía ser que el arraigo a la supersticion seguía corriendo por las venas del lobo.
Aterrizaron sin mucho problema, al menos Ahroun, quién se las había arreglado para soltarse en el momento justo que divisó un montón de basura que podía usar para amortiguar gran parte del golpe. Gracias a esto pudo recomponerse rápido, y maldecir a los dioses tanto conocidos como desconocidos mientras se acercaba a Chimar, bastante molesto por su puesto.
!Te la ganaste, esta vez si! —Dice soltando una colleja un poco más fuerte—. No había sido la gran cosa en realidad, pero odiaba que esos aparatos le tomaran por sorpresa. Además, estaba el insulto que había recibido mientras estaban en el aíre.
Bien, ya tenemos el cargamento. Vamos a cobrar primero —Añade suspirando y tratando de calmarse—. Ya estaba todo listo y ahora necesitaría no solo ropa nueva, sino que además un buen baño.
Lamento si ha habido algún error con los dialogos. Aún estoy aprendiendo el uso del guion largo. Antes no los usaba porque no tenía idea de como usarlos.
Sujeta el cordón ofrecido por chimar, aunque responde molesto con la mirada a la vez que intenta de comprender la idea del cachorro. Por más que intentaba, no lograba encontrar una respuesta. Luego ve como hace funcionar su mochila. Parecía ser esa tecnología moderna de la que se sabía muy poco en su tribu. En general, siempre preferían evitar esos tipos de temas. Simplemente no iban acorde con el ideal que practicaban como sociedad. Al escuchar los sonidos que emite la mochila del renacuajo, sin embargo, deseo por unos instantes haber estudiado un poco más. Su instinto le decía que algo malo iba a ocurrir y así fue.
¡Hilo de la tejedora! —Exclama maldiciendo por el nuevo aparato— ¡¿Qué diantres...?!
No hubo tiempo para pensar, solo para reaccionar. Iban a estrellarse contra el techo, hecho que logra acelerar el corazón del licántropo a niveles exagerados debido a la sorpresa y, la rareza de lo descrito. En su vida imagino que llegaría a vivir para contar algo así, si es que vivía luego de eso.
Atravesaron el techo y tuvo que cubrirse el rostro con el brazo libre, mientras sujetaba la correa con el otro. No podía explicar lo que estaba sucediendo.
¡Fuera abajo! —Gritó a todo pulmón—. Por fortuna el ascenso duro mucho menos de lo que anticipaba la mente del licántropo y tocaba preocuparse por la caída. Esta suponía esperar que fuese dolorosa, pues no conocía ni adivinada el alcance de aquel aparato. Tampoco quería saber nada de este, ni de otros similares. Parecía ser que el arraigo a la supersticion seguía corriendo por las venas del lobo.
Aterrizaron sin mucho problema, al menos Ahroun, quién se las había arreglado para soltarse en el momento justo que divisó un montón de basura que podía usar para amortiguar gran parte del golpe. Gracias a esto pudo recomponerse rápido, y maldecir a los dioses tanto conocidos como desconocidos mientras se acercaba a Chimar, bastante molesto por su puesto.
!Te la ganaste, esta vez si! —Dice soltando una colleja un poco más fuerte—. No había sido la gran cosa en realidad, pero odiaba que esos aparatos le tomaran por sorpresa. Además, estaba el insulto que había recibido mientras estaban en el aíre.
Bien, ya tenemos el cargamento. Vamos a cobrar primero —Añade suspirando y tratando de calmarse—. Ya estaba todo listo y ahora necesitaría no solo ropa nueva, sino que además un buen baño.
Off:
Lamento si ha habido algún error con los dialogos. Aún estoy aprendiendo el uso del guion largo. Antes no los usaba porque no tenía idea de como usarlos.
Ahroun
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Re: Preludio del futuro [Trabajo]
Para variar, esta vez Maquiavelo tiene en cuenta el aterrizaje. Quedan atrás los terribles días en que solo caían al suelo y daban vuelvas por la tierra, los inventores no comenten errores… tantas veces seguidas al menos.
El perro salta sobre un montón de basura por temor al peor escenario, hombre de poca fe. El niño inventor no tarda en disminuir el flujo para luego mandar un último chorro, técnica básica de desaceleración.
A medida que tocan el suelo como una hoja, su rostro se vuelve sonriente, espera que sea la primera de muchas llegadas a tierra sin problemas ni molestas ramitas pegándose en lugares de difícil acceso.
¿Quién es el mejor inventor? “pregunta a su hermanito complementando las palabras con un abrazo”.
¡Tú, hermanote!
Claro que la bonita escena es interrumpida por el frijol, elemento que no tarda en propinarle otra colleja al joven intelectual. Este último le vuelve a mirar extrañado y una vez más se queda sin reaccionar de forma violenta, solo sonríe de manera boba.
Eres divertido “pone una mueca noble” me caes bien.
Curiosas palabras luego de tanta violencia pero… Chim no sabe bien lo que es un hermano mayor visto desde el otro lado, Ahroun se asemeja bastante a la imagen que tiene de uno. Los enanos son inocentes y todo eso.
Ante las nuevas palabras del personaje, Maquiavelo asiente. Tiempo de cobrar y lo bueno es que no tiraron ni una sola planta por el arco perfecto, las habilidades de vuelvo del par comienzan a mejorar mucho.
Lo siguiente es un desplazamiento a la zona objetivo, el propio muelle de Lunargenta. Una vez llegan hasta cierta posada de mala muerte y olor desagradable, localizan al contacto sin mucho esfuerzo.
Es el único personaje que parece un pez fuera del agua, con su ropa elegante en un sitio lleno de marineros borrachos. Chim hace la negociación comercial y aunque en un principio es tomado como broma, pues la confirmación visual despeja cualquier duda.
Un placer hacer negocios.
Una vez lejos de ojos indiscretos, el niño le pasa su bolsita correspondiente al frijol. Tiene que admitir que se la gano, en caso contrario los enanos hubieran tenido que trabajar el doble para lograr lo mismo.
Nada mal, nada mal.
Mucha suerte, señor Ahroun “le da un ligero abrazo al lobo para luego volver a tomar la mano de su protector”.
Viajes seguros “se despiden con una reverencia antes de partir, la esfera llama”.
El perro salta sobre un montón de basura por temor al peor escenario, hombre de poca fe. El niño inventor no tarda en disminuir el flujo para luego mandar un último chorro, técnica básica de desaceleración.
A medida que tocan el suelo como una hoja, su rostro se vuelve sonriente, espera que sea la primera de muchas llegadas a tierra sin problemas ni molestas ramitas pegándose en lugares de difícil acceso.
¿Quién es el mejor inventor? “pregunta a su hermanito complementando las palabras con un abrazo”.
¡Tú, hermanote!
Claro que la bonita escena es interrumpida por el frijol, elemento que no tarda en propinarle otra colleja al joven intelectual. Este último le vuelve a mirar extrañado y una vez más se queda sin reaccionar de forma violenta, solo sonríe de manera boba.
Eres divertido “pone una mueca noble” me caes bien.
Curiosas palabras luego de tanta violencia pero… Chim no sabe bien lo que es un hermano mayor visto desde el otro lado, Ahroun se asemeja bastante a la imagen que tiene de uno. Los enanos son inocentes y todo eso.
Ante las nuevas palabras del personaje, Maquiavelo asiente. Tiempo de cobrar y lo bueno es que no tiraron ni una sola planta por el arco perfecto, las habilidades de vuelvo del par comienzan a mejorar mucho.
Lo siguiente es un desplazamiento a la zona objetivo, el propio muelle de Lunargenta. Una vez llegan hasta cierta posada de mala muerte y olor desagradable, localizan al contacto sin mucho esfuerzo.
Es el único personaje que parece un pez fuera del agua, con su ropa elegante en un sitio lleno de marineros borrachos. Chim hace la negociación comercial y aunque en un principio es tomado como broma, pues la confirmación visual despeja cualquier duda.
Un placer hacer negocios.
Una vez lejos de ojos indiscretos, el niño le pasa su bolsita correspondiente al frijol. Tiene que admitir que se la gano, en caso contrario los enanos hubieran tenido que trabajar el doble para lograr lo mismo.
Nada mal, nada mal.
Mucha suerte, señor Ahroun “le da un ligero abrazo al lobo para luego volver a tomar la mano de su protector”.
Viajes seguros “se despiden con una reverencia antes de partir, la esfera llama”.
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