Un arco que enamora [Libre] [Feria de invierno]
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Un arco que enamora [Libre] [Feria de invierno]
Los postigos estaban abiertos y la luz atravesaba los vidrios de las ventanas, el sol iluminaba el mostrador y la mesa de trabajo que había detrás. En la pared del fondo un reflejo pícaro incidía en el escudo con el emblema de la familia Abadder, y este a su vez lanzaba un destello a las herramientas que colgaban de la pared contigua.
En el exterior una joven de cabello rubio quitaba el rocío de la mañana de un banco con forma de dragón y su madre, creadora de dicho banco, comprobaba los materiales del almacén externo y se aseguraba de que los moldes estuvieran bien apretados.
-Lagartija, voy a darme una vuelta por astillero. -Crucé la portezuela y dejé caer el pasador de hierro sobre la valla que delimitaba el terreno. -Volveré cuando haya terminado de revisar los barcos. Te quedas a cargo de la tienda.
-Vale. -Respondió Lavey abriendo la puerta. -¡Y no te olvides de traer el desayuno! -Concluyó, mientras repicaba la campanilla que había colgada del marco de la puerta.
El puerto llevaba ya varias horas en pleno apogeo. Los barcos mercantes paraban para cargar y descargar productos, los marinos aprovechaban esos momentos de tierra firme para enviar cartas o reabastecer sus botellas licor en las tabernas del puerto.
En el astillero no era muy diferente, en cuanto el sol estuvo fuera los trabajadores aparecieron, se enguataron y arremangaron y comenzaron la jornada. Las mujeres cosían y bordaban las telas, los hombres más robusto golpeaban y unían los puntales de la bodega y los más agiles trepaban por los mástiles anudando las maromas.
Los estibadores saludaron a la jefa, pasaron revista y siguieron trabajando con ahínco y tesón hasta que la jefa abandonó la escena.
Todos siguieron trabajando cuando los ojos de la dragona dejó de mirarlos, aunque con posiciones más relajadas y charlando unos con otros.
-He vuelto -Anuncié abriendo el picaporte de la puerta con el codo. -y traigo el desayuno.
-Y yo una sorpresa. -Contestó la rubia desde el otro lado del mostrador.
En el exterior una joven de cabello rubio quitaba el rocío de la mañana de un banco con forma de dragón y su madre, creadora de dicho banco, comprobaba los materiales del almacén externo y se aseguraba de que los moldes estuvieran bien apretados.
-Lagartija, voy a darme una vuelta por astillero. -Crucé la portezuela y dejé caer el pasador de hierro sobre la valla que delimitaba el terreno. -Volveré cuando haya terminado de revisar los barcos. Te quedas a cargo de la tienda.
-Vale. -Respondió Lavey abriendo la puerta. -¡Y no te olvides de traer el desayuno! -Concluyó, mientras repicaba la campanilla que había colgada del marco de la puerta.
El puerto llevaba ya varias horas en pleno apogeo. Los barcos mercantes paraban para cargar y descargar productos, los marinos aprovechaban esos momentos de tierra firme para enviar cartas o reabastecer sus botellas licor en las tabernas del puerto.
En el astillero no era muy diferente, en cuanto el sol estuvo fuera los trabajadores aparecieron, se enguataron y arremangaron y comenzaron la jornada. Las mujeres cosían y bordaban las telas, los hombres más robusto golpeaban y unían los puntales de la bodega y los más agiles trepaban por los mástiles anudando las maromas.
Los estibadores saludaron a la jefa, pasaron revista y siguieron trabajando con ahínco y tesón hasta que la jefa abandonó la escena.
Todos siguieron trabajando cuando los ojos de la dragona dejó de mirarlos, aunque con posiciones más relajadas y charlando unos con otros.
-He vuelto -Anuncié abriendo el picaporte de la puerta con el codo. -y traigo el desayuno.
-Y yo una sorpresa. -Contestó la rubia desde el otro lado del mostrador.
Reivy Abadder
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Re: Un arco que enamora [Libre] [Feria de invierno]
Me encontraba en las inmediaciones de Ulmer por un encargo del jefe. Tenía que dar con un contrabandista venido a más que había estado robando al virrey de Ciudad Lagarto. Me había llevado unos hombres para un enfrentamiento directo con el contrabandista y sus matones, además de tener que cargar con el tesorillo robado y devolverlo a su lugar. Lo cierto es que no me entusiasmaba la idea de matar a un hombre por robar. Sin embargo, sabía con qué clase de personas solía trabajar el virrey. La línea entre ladrón y asesino era bastante fina. No hubo demasiados remordimientos, pero de todas formas decidí tomarme un breve descanso. Mandé a los hombres a la ciudad de los ladrones con la carreta, y yo me desvié hacia Ulmer para visitar a una amiga.
Fui preguntando por el taller de Reivy por la ciudad hasta que di con él. Dentro sólo estaba su chiquilla, que me dio un efusivo abrazo y me dio conversación mientras esperábamos a la dragona. Sonreí de lado cuando oí la puerta y la cría me presentó como una sorpresa.
—Cuánto tiempo, Rei— comenté, sentada en un banco con los antebrazos apoyados en las rodillas.
Fui preguntando por el taller de Reivy por la ciudad hasta que di con él. Dentro sólo estaba su chiquilla, que me dio un efusivo abrazo y me dio conversación mientras esperábamos a la dragona. Sonreí de lado cuando oí la puerta y la cría me presentó como una sorpresa.
—Cuánto tiempo, Rei— comenté, sentada en un banco con los antebrazos apoyados en las rodillas.
Visenna
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Re: Un arco que enamora [Libre] [Feria de invierno]
La realidad era que desde que dejó la base de los biocibernéticos, no le había dado mucho mantenimiento a su propio cuerpo y sus mejoras. No sabía como, tenía una idea básica pero más allá de eso, necesitaba aprender como era por dentro, tanto él como sus propios utensilios adheridos a su espalda y brazos.
Buscó ayuda por un tiempo, un tiempo largo, después de todo, los ingenieros no son personas que sobran por esos lares. Quería aprender el oficio él mismo, y fue así que entre personas y rumores, llegó con el nombre de una mujer con reputación que le precedía.
Supuestamente una guerrera en la última guerra, ingeniera avanzada y de las mejores carpinteras que Aerandir poseía, debía conocerla, quizá así también le podría ayudar en su gimnasio y su deplorable estado, pues a pesar de todavía estar en progreso, ya no tenía mucha idea de como continuar mejorando la estructura y sus herramientas, mucho menos los ladrones, granjeros y guardias que acudían a él.
Así llegó a un particular pueblo, uno de licantropos, no había visto muchos de ellos en forma de lobo, mayormente iban de humanos por sus vidas cotidianas, pero sí cuando veía un lobo por las cercanías, les miraba curioso, sintiéndose observado. Eso fue lo de menos, todo debido a que con caminar un poco encontró el lugar con aquella estatuilla de madera. "El reposo del dragón".
Sus ojos celestes se iluminaron con pequeñas luces un momento mientras veía el cartel colgando de la puerta, y finalmente pasó por esta.
Le sorprendió ver a una niña rubia, ¿Era ella la guerrera carpintera? Observó la habitación de una forma más amplia y se encontró con otra mujer un tanto más madura, y con realmente pintas de guerrera.
Primero observó a la castaña de arriba a abajo, finalmente siguió con la rubia. — ¿Alguna de ustedes es la carpintera encargada de este lugar? — Preguntó sin escrúpulos el bio mientras pasaba al local y se colocaba junto al mostrador. — No es un asunto relacionado con la carpintería. — Señaló en su espalda la maquinaría que casi todo el tiempo llevaba. — Necesito ayuda con su mecánica. —
Buscó ayuda por un tiempo, un tiempo largo, después de todo, los ingenieros no son personas que sobran por esos lares. Quería aprender el oficio él mismo, y fue así que entre personas y rumores, llegó con el nombre de una mujer con reputación que le precedía.
Supuestamente una guerrera en la última guerra, ingeniera avanzada y de las mejores carpinteras que Aerandir poseía, debía conocerla, quizá así también le podría ayudar en su gimnasio y su deplorable estado, pues a pesar de todavía estar en progreso, ya no tenía mucha idea de como continuar mejorando la estructura y sus herramientas, mucho menos los ladrones, granjeros y guardias que acudían a él.
Así llegó a un particular pueblo, uno de licantropos, no había visto muchos de ellos en forma de lobo, mayormente iban de humanos por sus vidas cotidianas, pero sí cuando veía un lobo por las cercanías, les miraba curioso, sintiéndose observado. Eso fue lo de menos, todo debido a que con caminar un poco encontró el lugar con aquella estatuilla de madera. "El reposo del dragón".
Sus ojos celestes se iluminaron con pequeñas luces un momento mientras veía el cartel colgando de la puerta, y finalmente pasó por esta.
Le sorprendió ver a una niña rubia, ¿Era ella la guerrera carpintera? Observó la habitación de una forma más amplia y se encontró con otra mujer un tanto más madura, y con realmente pintas de guerrera.
Primero observó a la castaña de arriba a abajo, finalmente siguió con la rubia. — ¿Alguna de ustedes es la carpintera encargada de este lugar? — Preguntó sin escrúpulos el bio mientras pasaba al local y se colocaba junto al mostrador. — No es un asunto relacionado con la carpintería. — Señaló en su espalda la maquinaría que casi todo el tiempo llevaba. — Necesito ayuda con su mecánica. —
Sugar
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Re: Un arco que enamora [Libre] [Feria de invierno]
-Te has equivocado de tienda. -Lavey sonrió y salió de detrás del mostrador al ver entrar a Visenna. -Las espadas se afilan al otro lado de la calle. -La adolescente concluyó el saludo con un amistoso abrazo. -¿Que te trae por villa perrunchi? -Mientras preguntaba aquello, la rubia volvió a su puesto y se sentó en el taburete. -Y no me digas que quieres un arco. Vi la cara que pusiste cuando Centella te invitó a venir. -Vey bajó la mirada hacia la barra y se puso a manipular una de sus flechas especiales. -Reivy no tardará en llegar, ha ido al puerto a ver los barcos.
La joven lagartija siguió haciendo el mantenimiento a sus proyectiles, y dándole conversación a la mercenaria, hasta que entró un hombre joven.
-La dueña no se encuentra en el taller en estos momentos, pero si no tiene prisa puede esperarla. -Vey guardó las flechas y puso sobre el mostrador una trampa desarmada. -Tiene que estar al caer.
Cerré la puerta con el taco de la bota y entreabrí la boca. Tenía que darle la razón a mi hija, sí que era una sorpresa, sí.
-Me parece que el desayuno se nos va a quedar corto. ¿Qué te trae a Ulmer, Vis? Negocios o placer. -Di unos cuantos pasos hasta llegar al mostrador y levanté una ceja al ver todos los trastos de Lavey. -¿Cuantas veces tengo que decirte que uses el banco de trabajo para hacer tus porquerías? ¿Ahora donde dejo el desayuno?
La adolescente me sacó la lengua y aprovechó que tenía las manos ocupada para sacarme un dulce de la bandeja.
-¡Ey! nada de comer hasta que despejes todo esto. -Vey se llevó el bollo a la boca. -¿Y a quien tenemos por aquí?
Miré al muchacho mientras Lavey vaciaba el mueble de metal, metiendo sus cosas de manera desordenada en una caja.
-Es un nuevo cliente. -Comentó la rubia, con la boca llena. -Quiere que le mires la espalda.
-¿La espalda? -Moví la cabeza con curiosidad hasta poder ver la espalda del chico. -Oh, la espalda. Que interesante. ¿Que necesitas, chico? ¿Se te ha roto algo?
La joven lagartija siguió haciendo el mantenimiento a sus proyectiles, y dándole conversación a la mercenaria, hasta que entró un hombre joven.
-La dueña no se encuentra en el taller en estos momentos, pero si no tiene prisa puede esperarla. -Vey guardó las flechas y puso sobre el mostrador una trampa desarmada. -Tiene que estar al caer.
Cerré la puerta con el taco de la bota y entreabrí la boca. Tenía que darle la razón a mi hija, sí que era una sorpresa, sí.
-Me parece que el desayuno se nos va a quedar corto. ¿Qué te trae a Ulmer, Vis? Negocios o placer. -Di unos cuantos pasos hasta llegar al mostrador y levanté una ceja al ver todos los trastos de Lavey. -¿Cuantas veces tengo que decirte que uses el banco de trabajo para hacer tus porquerías? ¿Ahora donde dejo el desayuno?
La adolescente me sacó la lengua y aprovechó que tenía las manos ocupada para sacarme un dulce de la bandeja.
-¡Ey! nada de comer hasta que despejes todo esto. -Vey se llevó el bollo a la boca. -¿Y a quien tenemos por aquí?
Miré al muchacho mientras Lavey vaciaba el mueble de metal, metiendo sus cosas de manera desordenada en una caja.
-Es un nuevo cliente. -Comentó la rubia, con la boca llena. -Quiere que le mires la espalda.
-¿La espalda? -Moví la cabeza con curiosidad hasta poder ver la espalda del chico. -Oh, la espalda. Que interesante. ¿Que necesitas, chico? ¿Se te ha roto algo?
Última edición por Reivy Abadder el Jue Feb 13 2020, 14:49, editado 1 vez
Reivy Abadder
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Re: Un arco que enamora [Libre] [Feria de invierno]
Me reí con el humor cínico de la cría. Tenía más lengua que muchos hombres que había conocido, y también más cerebro. Miré al tipo que entró en la tienda poco después de mí. No era muy dada a entablar conversación con desconocidos. Enarqué una ceja ante su extraña petición. Me relajé cuando vi a Reivy.
—Un poco de las dos— comenté. Lo cierto era que, en ese momento, ni negocios ni placer. Simplemente había caído cerca de casualidad. Sonreí al ver a la dragona quejarse, y a la niña robar un dulce.
Esperé sentada mientras Lavey recogía la mesa, y disimuladamente robé yo también un bollo. "Disimuladamente". Luego me mantuve al margen, preguntándome si Rei tendría también nociones de medicina. Sabía que los dragones vivían bastante, así que no me habría sorprendido. Yo sólo tenía una vida. Una vida humana. Y no necesitaba más. Si tenía que volver a pasar por toda la mierda de una vida de campesina, prefería dejarme caer río abajo hasta ahogarme. Una tenía suficiente con lo que le había tocado.
—Un poco de las dos— comenté. Lo cierto era que, en ese momento, ni negocios ni placer. Simplemente había caído cerca de casualidad. Sonreí al ver a la dragona quejarse, y a la niña robar un dulce.
Esperé sentada mientras Lavey recogía la mesa, y disimuladamente robé yo también un bollo. "Disimuladamente". Luego me mantuve al margen, preguntándome si Rei tendría también nociones de medicina. Sabía que los dragones vivían bastante, así que no me habría sorprendido. Yo sólo tenía una vida. Una vida humana. Y no necesitaba más. Si tenía que volver a pasar por toda la mierda de una vida de campesina, prefería dejarme caer río abajo hasta ahogarme. Una tenía suficiente con lo que le había tocado.
Visenna
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Re: Un arco que enamora [Libre] [Feria de invierno]
Observó y escuchó de forma callada y sin moverse la conversación y las acciones ajenas. No tenía ningún propósito, solo se sentía de más en ese trío hablando de manera casual, pero gracias a la joven rubia que se llevó una reprimenda, a quien consideró atenta y amable, tuvo su atención finalmente.
Había observado a la pelinegra de arriba a abajo, no tenía pinta de carpintera realmente, más de modelo, pero daba igual, Aerandir, por más rara que sea, todavía llegaba a sorprenderle como los clichés de la mayoría de lugares, no pegaban con ciertos otros.
Debajo de una camisa color blanca, llevaba su parte mecánica atada a sus brazos, una enorme capa de acero conectada a su sistema nervioso por su médula espinal y sus nervios cervicales. Volteó sin decir nada y mostró ello a la dragona, finalmente volteó y carraspeó para hablar.
— Hace mucho no le doy un buen mantenimiento porque no sé como, no tengo las herramientas de este lugar ya que las desconozco y en parte, me rompo demasiado la cabeza intentando descifrar las partes internas. — Suspiró pesadamente, visiblemente frustrado, luego terminó por mirar a Reivy a los ojos, sus ojos azules se tornaron semi-celestes por un segundo tras pequeñas pantallas de tonos blancos formarse en su mirada. Estaba recapacitando la información que había oído sobre ella.
— He oído que eres una ingeniera, de las muy pocas no biociberneticos que hay por aquí. — Observó los pesados guantes de acero que se mecían sobre sus manos gracias al mecanismo que utilizaba en su espalda — Me gustaría aprender, o en todo caso, que me ayudes a reparar mis partes con tu guía. — Señaló luego la carpintería en sí. — Aeros no poseo mucho, pero puedo ayudarte con la labor pesada sean o no de mi incumbencia, ese era mi trabajo principal programado aquí en Aerandir. —
Había observado a la pelinegra de arriba a abajo, no tenía pinta de carpintera realmente, más de modelo, pero daba igual, Aerandir, por más rara que sea, todavía llegaba a sorprenderle como los clichés de la mayoría de lugares, no pegaban con ciertos otros.
Debajo de una camisa color blanca, llevaba su parte mecánica atada a sus brazos, una enorme capa de acero conectada a su sistema nervioso por su médula espinal y sus nervios cervicales. Volteó sin decir nada y mostró ello a la dragona, finalmente volteó y carraspeó para hablar.
— Hace mucho no le doy un buen mantenimiento porque no sé como, no tengo las herramientas de este lugar ya que las desconozco y en parte, me rompo demasiado la cabeza intentando descifrar las partes internas. — Suspiró pesadamente, visiblemente frustrado, luego terminó por mirar a Reivy a los ojos, sus ojos azules se tornaron semi-celestes por un segundo tras pequeñas pantallas de tonos blancos formarse en su mirada. Estaba recapacitando la información que había oído sobre ella.
— He oído que eres una ingeniera, de las muy pocas no biociberneticos que hay por aquí. — Observó los pesados guantes de acero que se mecían sobre sus manos gracias al mecanismo que utilizaba en su espalda — Me gustaría aprender, o en todo caso, que me ayudes a reparar mis partes con tu guía. — Señaló luego la carpintería en sí. — Aeros no poseo mucho, pero puedo ayudarte con la labor pesada sean o no de mi incumbencia, ese era mi trabajo principal programado aquí en Aerandir. —
Sugar
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Re: Un arco que enamora [Libre] [Feria de invierno]
Devolví mi cuerpo a su posición natural tras comprobar la espalda del chico y... ¡había desaparecido otro bollo de la bandeja! Entrecerré los ojos y miré a las sospechosas.
-A los chorizos se le corta la mano. -Relajé el rostro y le guiñé un ojo a la castaña. -Tienes suerte de ser mercenaria. -Dejé los dulces sobre el mostrador, sustraje uno de la bandeja y presté atención al bio mientras me lo comía. -¿Cómo te llamas, chico? -Esperé la respuesta y crucé el mostrador, dejando la portezuela abierta. -Ven, pasa. Visi, pasa tú también, si quieres. ¿Dónde habré puesto...?
Aquella última pregunta iba dirigida para mí misma. Me puse de cuclillas a un costado de la mesa de trabajo y subí a esta una caja de herramientas vacía, seguidamente saqué un par de cajas y de ellas diferentes herramientas, que fui depositando sobre la mesa. Me puse en pie mientras balbuceaba una charla poco intelectual con mi cerebro, abrí la hoja de un armario y cogí un último cachivache.1
-Bien. Estas son las herramientas básicas de todo buen ingeniero que se precie.
Sobre la mesa se podían ver diferentes tipos de destornilladores, llaves, tuercas, instrumentos de medición, una sierra y un lápiz de punta blanca.
-Y luego dice que yo soy la desastre. -Comentó mordaz la rubia mirando a Visennia. -Y va y resulta que ella tiene todas sus herramientas esparcidas por el taller.
Sin mirar a mi hija cogí una tuerca y se la tiré a la cabeza, inmediatamente se escuchó su queja.
-Si cierta lagartija dejara mis herramientas en el sitio que toca después de usarlas, yo no tendría que perder el tiempo adivinando donde están. -Me aclaré la garganta antes de continuar. -¿Hay alguna herramienta que no sepas lo que hace? -Moví una mano señalando los objetos de la mesa. -Quítate la camisa, si te parece bien, así podre echar un vistazo y mientras te resuelvo las dudas que tengas.
-Pst... -Lavey le dio un codazo a Visennia para que se agachara. -Esto es un coñazo. -Susurró. -¿Porque no vamos fuera hasta que terminen? Tengo algo con lo que podemos pasar el rato.
______________
Off:
1- Fabrico Kit de ingeniería inferior.
Adiós a mis últimos 40 Æ (el dinero ya a sido sustraído en su correspondiente link del taller)
-A los chorizos se le corta la mano. -Relajé el rostro y le guiñé un ojo a la castaña. -Tienes suerte de ser mercenaria. -Dejé los dulces sobre el mostrador, sustraje uno de la bandeja y presté atención al bio mientras me lo comía. -¿Cómo te llamas, chico? -Esperé la respuesta y crucé el mostrador, dejando la portezuela abierta. -Ven, pasa. Visi, pasa tú también, si quieres. ¿Dónde habré puesto...?
Aquella última pregunta iba dirigida para mí misma. Me puse de cuclillas a un costado de la mesa de trabajo y subí a esta una caja de herramientas vacía, seguidamente saqué un par de cajas y de ellas diferentes herramientas, que fui depositando sobre la mesa. Me puse en pie mientras balbuceaba una charla poco intelectual con mi cerebro, abrí la hoja de un armario y cogí un último cachivache.1
-Bien. Estas son las herramientas básicas de todo buen ingeniero que se precie.
Sobre la mesa se podían ver diferentes tipos de destornilladores, llaves, tuercas, instrumentos de medición, una sierra y un lápiz de punta blanca.
-Y luego dice que yo soy la desastre. -Comentó mordaz la rubia mirando a Visennia. -Y va y resulta que ella tiene todas sus herramientas esparcidas por el taller.
Sin mirar a mi hija cogí una tuerca y se la tiré a la cabeza, inmediatamente se escuchó su queja.
-Si cierta lagartija dejara mis herramientas en el sitio que toca después de usarlas, yo no tendría que perder el tiempo adivinando donde están. -Me aclaré la garganta antes de continuar. -¿Hay alguna herramienta que no sepas lo que hace? -Moví una mano señalando los objetos de la mesa. -Quítate la camisa, si te parece bien, así podre echar un vistazo y mientras te resuelvo las dudas que tengas.
-Pst... -Lavey le dio un codazo a Visennia para que se agachara. -Esto es un coñazo. -Susurró. -¿Porque no vamos fuera hasta que terminen? Tengo algo con lo que podemos pasar el rato.
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Off:
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Última edición por Reivy Abadder el Dom Mayo 31 2020, 17:31, editado 1 vez
Reivy Abadder
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Re: Un arco que enamora [Libre] [Feria de invierno]
Iba pellizcando el bollo con los dedos para llevarme pequeños bocados a la boca. Estaba rico, y dulce. Pocas veces tenía la oportunidad de comer algo dulce que hubiera sido horneado antes. Mientras, escuchaba al joven desconocido y a Rei interactuar. Biocibernético. Eso me hizo acordarme de ese... ¿Cómo se llamaba? ¿Perseo? No, era algo acabado en "Teo". En cualquier caso, eso me hizo desconfiar. También me recordó a aquel niño loco pelirrojo que se había pegado al culo del jefe.
Seguí a Rei y la observé buscando sus herramientas. Me chupé los dedos uno a uno al terminarme el bollo, y me reí cuando acertó al tirar la tuerca a la cabeza de la niña. En el fondo tenía algo de curiosidad por saber lo que había debajo de la camisa de una... máquina. De un humano-máquina. Aún me rechinaba el cerebro como unos engranajes oxidados si me paraba a pensarlo. Miré a la canija, y no me pensé demasiado su oferta.
—Te sigo— dije antes de echar a la dragona y al joven un último vistazo para seguir a la rubita—. ¿Vienen muchos tipos como ese por aquí?— le pregunté, movida por la curiosidad, pero especialmente por la preocupación.
Seguí a Rei y la observé buscando sus herramientas. Me chupé los dedos uno a uno al terminarme el bollo, y me reí cuando acertó al tirar la tuerca a la cabeza de la niña. En el fondo tenía algo de curiosidad por saber lo que había debajo de la camisa de una... máquina. De un humano-máquina. Aún me rechinaba el cerebro como unos engranajes oxidados si me paraba a pensarlo. Miré a la canija, y no me pensé demasiado su oferta.
—Te sigo— dije antes de echar a la dragona y al joven un último vistazo para seguir a la rubita—. ¿Vienen muchos tipos como ese por aquí?— le pregunté, movida por la curiosidad, pero especialmente por la preocupación.
Visenna
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Re: Un arco que enamora [Libre] [Feria de invierno]
— Sugar. —
Respondió secamente cuando preguntaron por su nombre. Podría haber comentado algo sobre la anterior charla, pero no tenía la confianza ni razón para hacerlo. Lo más lógico en su mente era ignorar la charla trivial que no le incumbía.
Pasó por detrás de la tablilla que se elevó, observó las herramientas a su alrededor, bastante buenas para no ser modernas.
Las recomendaciones del lugar esperaba que fueran ciertas, pues dudó un poco del trato poco profesional y la explotación infantil.
Pero que más daba, quizá era común en ese continente. Sus recuerdos bien guardados en los lugares más organizados de su mente, le indicaban que así era en su mundo en cierta época.
Escuchó ahora con más atención a Reivy en cuanto le oyó, y dejó de hurgar en sus procesamientos sin sentido.
Observó las herramientas, nada que no haya visto un tipo como él, en la base de los bio había cosas así por todas partes.
— No, no soy ningún ingeniero aún pero, no divagan mucho de lo que tengo. — Y afirmó a su pedido.
Se quitó la remera con facilidad, tan solo la tomó de los bordes del cuello y la jaló hacia arriba, deslizándola. La dobló entre sus manos y la dejó apoyada en su antebrazo mientras volteaba.
Movió sus hombros un poco para destensionarlos, al igual que su duro cuello y dejó toda la maquinaria delante de la ojos verdes.
— ¿Tienes un espejo? — Preguntó luego de carraspear, de esa manera, iba a poder observar el procedimiento.
Respondió secamente cuando preguntaron por su nombre. Podría haber comentado algo sobre la anterior charla, pero no tenía la confianza ni razón para hacerlo. Lo más lógico en su mente era ignorar la charla trivial que no le incumbía.
Pasó por detrás de la tablilla que se elevó, observó las herramientas a su alrededor, bastante buenas para no ser modernas.
Las recomendaciones del lugar esperaba que fueran ciertas, pues dudó un poco del trato poco profesional y la explotación infantil.
Pero que más daba, quizá era común en ese continente. Sus recuerdos bien guardados en los lugares más organizados de su mente, le indicaban que así era en su mundo en cierta época.
Escuchó ahora con más atención a Reivy en cuanto le oyó, y dejó de hurgar en sus procesamientos sin sentido.
Observó las herramientas, nada que no haya visto un tipo como él, en la base de los bio había cosas así por todas partes.
— No, no soy ningún ingeniero aún pero, no divagan mucho de lo que tengo. — Y afirmó a su pedido.
Se quitó la remera con facilidad, tan solo la tomó de los bordes del cuello y la jaló hacia arriba, deslizándola. La dobló entre sus manos y la dejó apoyada en su antebrazo mientras volteaba.
Movió sus hombros un poco para destensionarlos, al igual que su duro cuello y dejó toda la maquinaria delante de la ojos verdes.
— ¿Tienes un espejo? — Preguntó luego de carraspear, de esa manera, iba a poder observar el procedimiento.
Sugar
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Re: Un arco que enamora [Libre] [Feria de invierno]
Lavey desenfundó el arco en cuanto Lavey salió de la tienda con Visennia, tocó los plumones de carcaj y sacó una flecha de pluma suave y rosa.
-Qué va. Este es el primero que viene, aunque... -La rubia recordó a Zöe mientras colocaba la flecha en el arco. -Reivy tiene una amiga bio, pero nunca ha venido para que le arregle cosas. Pero dejemos al chico robot de lado. Ahora veras.
Lavey se apoyó en el banco con forma de dragón y observó a la gente. Al poco temiendo apareció un muchacho pelirrojo, tendría cerca de 20 años, una pelusa medio rubia se desarrollaba en su mentón, su pelo era corto y sus ojos marrones, y... más alto que la arquera, pero no mucho más, igual rondaba el metro sesenta.
La adolescente silbó. El muchacho se giró y disparó la flecha que dio de lleno en el pecho del pelirrojo.1
El chico estaba a los pies de Lavey antes de que el proyectil cayera al suelo.
-Mi amada espiga de trigo.
-Vaya, -comento la lagartija. -esa es nueva, Llámame... Trivey. -El muchacho asintió y repitió el nombre. -Y dime, meloncito rojo, cómo te llamas.
El muchacho soltó un suspiro, pensado que había recibido un apodo cariñoso de su enamorada.
-Me llamo Robín, ¿está tu padre en casa? tengo que pedirle tu mano.
-No, no está en casa. Pero ella es Visennia, mi hermana. -Lavey miró a la castaña y le guiñó un ojo. -Si quieres mi mano tendrás que hacer lo que ella te digo. -La rubia se acercó un poco a la mercenaria y susurró. -El arco y la flecha combinados, hacen que la gente se enamore por un tiempo de arquero. Hará todo lo que le pida. En este caso todo lo que le pidas, porque está desesperado por casarse conmigo.
Me quedé sorprendida al ver la columna metálica del chaval, era impresionante que algo así existiera. Ya tendría que estar acostumbrada, pues había visto el cuerpo de Zöe en varias ocasiones, pero el de ella visualmente era mucho más humano que el de él. Aunque según había contado la bio, por dentro era puro metal.
-¿Un espejo? si claro. -Alejé mi mano de la espalda de Sugar. -Espera un momento. -Subí las escaleras hasta el piso donde está mi habitación y la de Vey, agarré un espejo de mano y volví junto al cibernético. -Aquí tienes. -Seguí observando su espalda mientras el chico acomodaba el espejo. -Bien, lo primero que hay que hacer es limpiar la zona. Con un trapo húmedo sacar todo el polvo y cualquier rastro de suciedad. -Mientras hablaba iba limpiando las piezas metálicas. -A continuación se hace un examen visual, para comprobar que no hay nada daño en el exterior. Después se buscan los tornillos de seguridad, estos pueden tener una cabeza con un orificio de 6 o 5 puntas, y algunos pueden tener un pequeño pitón en el centro. Según tengo entendido era un mecanismo de seguridad para que el tornillo funcionara solo con tipo específico de herramienta. -Cogí un par de destornilladores y procedí a quitar las chapas. -Am, no sé si esto duele, ¿te duele, Sugar? -Esperé por su respuesta. -De acuerdo, si te llegara a doler cunado profundice, levanta la mano izquierda y paro. Bien. -Respiré y observe las nuevas piezas. -Por lo que veo, tus mecanismos simulan los músculos y huesos de un ser humano. En este caso voy a comprobar que este todo bien engrasado y que no haya ninguna pieza blanda desgastada.
___________________
Off:
1 - Uso flecha de Amorttentia en un pobre npc
-Qué va. Este es el primero que viene, aunque... -La rubia recordó a Zöe mientras colocaba la flecha en el arco. -Reivy tiene una amiga bio, pero nunca ha venido para que le arregle cosas. Pero dejemos al chico robot de lado. Ahora veras.
Lavey se apoyó en el banco con forma de dragón y observó a la gente. Al poco temiendo apareció un muchacho pelirrojo, tendría cerca de 20 años, una pelusa medio rubia se desarrollaba en su mentón, su pelo era corto y sus ojos marrones, y... más alto que la arquera, pero no mucho más, igual rondaba el metro sesenta.
La adolescente silbó. El muchacho se giró y disparó la flecha que dio de lleno en el pecho del pelirrojo.1
El chico estaba a los pies de Lavey antes de que el proyectil cayera al suelo.
-Mi amada espiga de trigo.
-Vaya, -comento la lagartija. -esa es nueva, Llámame... Trivey. -El muchacho asintió y repitió el nombre. -Y dime, meloncito rojo, cómo te llamas.
El muchacho soltó un suspiro, pensado que había recibido un apodo cariñoso de su enamorada.
-Me llamo Robín, ¿está tu padre en casa? tengo que pedirle tu mano.
-No, no está en casa. Pero ella es Visennia, mi hermana. -Lavey miró a la castaña y le guiñó un ojo. -Si quieres mi mano tendrás que hacer lo que ella te digo. -La rubia se acercó un poco a la mercenaria y susurró. -El arco y la flecha combinados, hacen que la gente se enamore por un tiempo de arquero. Hará todo lo que le pida. En este caso todo lo que le pidas, porque está desesperado por casarse conmigo.
Me quedé sorprendida al ver la columna metálica del chaval, era impresionante que algo así existiera. Ya tendría que estar acostumbrada, pues había visto el cuerpo de Zöe en varias ocasiones, pero el de ella visualmente era mucho más humano que el de él. Aunque según había contado la bio, por dentro era puro metal.
-¿Un espejo? si claro. -Alejé mi mano de la espalda de Sugar. -Espera un momento. -Subí las escaleras hasta el piso donde está mi habitación y la de Vey, agarré un espejo de mano y volví junto al cibernético. -Aquí tienes. -Seguí observando su espalda mientras el chico acomodaba el espejo. -Bien, lo primero que hay que hacer es limpiar la zona. Con un trapo húmedo sacar todo el polvo y cualquier rastro de suciedad. -Mientras hablaba iba limpiando las piezas metálicas. -A continuación se hace un examen visual, para comprobar que no hay nada daño en el exterior. Después se buscan los tornillos de seguridad, estos pueden tener una cabeza con un orificio de 6 o 5 puntas, y algunos pueden tener un pequeño pitón en el centro. Según tengo entendido era un mecanismo de seguridad para que el tornillo funcionara solo con tipo específico de herramienta. -Cogí un par de destornilladores y procedí a quitar las chapas. -Am, no sé si esto duele, ¿te duele, Sugar? -Esperé por su respuesta. -De acuerdo, si te llegara a doler cunado profundice, levanta la mano izquierda y paro. Bien. -Respiré y observe las nuevas piezas. -Por lo que veo, tus mecanismos simulan los músculos y huesos de un ser humano. En este caso voy a comprobar que este todo bien engrasado y que no haya ninguna pieza blanda desgastada.
___________________
Off:
1 - Uso flecha de Amorttentia en un pobre npc
Reivy Abadder
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Re: Un arco que enamora [Libre] [Feria de invierno]
Tomó el espejo entre manos, observó a la morena y empezó a mover el espejo a sus lados para tener mejor visión mientras esta trabajaba en él, se ayudaba así mismo con la información que podía recabar en sí mismo, de sí mismo, pero poco y nada había sobre él en su sistema, los científicos no habrán considerado de valor el que por sí mismo se realice su mantenimiento, aunque eso ahora le traía problemas.
En cuanto comenzó a tocar el mecanismo dentro de él, y apartar algunas protecciones de metal, Reivy consiguió observar por ciertas partes y agujeros adrede en el mecanismo, a las partes metálicas fundidas con la carne del biocibernetico, poseía un rojo vivo y no parecía sentir nada en ellas, claramente era el resultado de algún experimento o práctica inmoral, pues sí se quitaba el mecanismo de su espalda, se veía que la piel estaba al rojo vivo, casi palpitando, unida a una placa madre que hacia que todo funcionase como un exocuerpo, quizá para unirla a su sistema nervioso periférico, y que así la pueda mover a la par que su cerebro le indicaba que lo hiciera. Antinaturalmente, habían unido una mejora a su cuerpo que actuaba como parte de sí mismo sin serlo.
Él ni sabía de como era por dentro, solo asumió que tenía algunos conectores dentro de su cuerpo y aquello adherido con fuertes tornillos, y en partes así era, pero básicamente, poseía una capa adherida por esta carne, una placa que ocupaba todo el apartado mecánico desde la base, debajo del mecanismo, algunas funciones del hardware de afuera suyo se encontraban soldadas allí en la placa eléctrica, aunque esa parte aún no le interesaba a Sugar, solo quería aprender sobre el como arreglar y mantener las partes de fuera, y eso sí que estaba seguro que sabía aquella artesana.
— Tranquila, he perdido toda sensibilidad allí detrás, solo las partes que le rodean siento cierto ardor cuando me toco. — Carraspeó cambiando de tema. — ¿Y cómo se ve? ¿Está muy descuidado? No le he dado mantenimiento en estos últimos meses, y ya me está molestando el como me entorpece, también he estado en el norte sin mucha ropa encima, eso quizá dañó los engranajes en cierta medida. —
En cuanto comenzó a tocar el mecanismo dentro de él, y apartar algunas protecciones de metal, Reivy consiguió observar por ciertas partes y agujeros adrede en el mecanismo, a las partes metálicas fundidas con la carne del biocibernetico, poseía un rojo vivo y no parecía sentir nada en ellas, claramente era el resultado de algún experimento o práctica inmoral, pues sí se quitaba el mecanismo de su espalda, se veía que la piel estaba al rojo vivo, casi palpitando, unida a una placa madre que hacia que todo funcionase como un exocuerpo, quizá para unirla a su sistema nervioso periférico, y que así la pueda mover a la par que su cerebro le indicaba que lo hiciera. Antinaturalmente, habían unido una mejora a su cuerpo que actuaba como parte de sí mismo sin serlo.
Él ni sabía de como era por dentro, solo asumió que tenía algunos conectores dentro de su cuerpo y aquello adherido con fuertes tornillos, y en partes así era, pero básicamente, poseía una capa adherida por esta carne, una placa que ocupaba todo el apartado mecánico desde la base, debajo del mecanismo, algunas funciones del hardware de afuera suyo se encontraban soldadas allí en la placa eléctrica, aunque esa parte aún no le interesaba a Sugar, solo quería aprender sobre el como arreglar y mantener las partes de fuera, y eso sí que estaba seguro que sabía aquella artesana.
— Tranquila, he perdido toda sensibilidad allí detrás, solo las partes que le rodean siento cierto ardor cuando me toco. — Carraspeó cambiando de tema. — ¿Y cómo se ve? ¿Está muy descuidado? No le he dado mantenimiento en estos últimos meses, y ya me está molestando el como me entorpece, también he estado en el norte sin mucha ropa encima, eso quizá dañó los engranajes en cierta medida. —
Sugar
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Re: Un arco que enamora [Libre] [Feria de invierno]
-Mmm... -Rasqué algo de óxido con la punta del destornillador. -a decir verdad, un poco. -Con la mano libre toqué una pieza que no parecía estar bien puesta. -Parece que has perdido algún tornillo... esperemos que no lo tengas dando vueltas por dentro. -Rebusqué en algunos cajones cercanos y saqué un puñado de piezas y tornillos. -En cualquier caso es algo que tiene solución.
Me puse a trastear en la espalda de Sugar, cambie una pequeña almohadilla que se había pinchado, eliminé el óxido de las partes externas y engrasé y atornillé las piezas que se habían soltado.
Todo aquello se decía fácil, pero en realidad llevó un buen tiempo poner a Sugar a punto.
-Visennia se ha marchado. -Comentó Lavey entrando en el taller. -A dicho no sé qué de un carro... Por su culpa he gastado una flecha de las súper especiales. -La chiquilla pasó por debajo de barra y miró la espalda del bio. -A la... tienes un montón de cosas ahí dentro. -Se quedó un rato mirando antes de soltar el plan que llevaba maquinando desde la mañana. -Oye, Centella. ¿Porque no hacemos un arco como el mío? Desde que lo tengo no he visto a nadie con otro igual. Si consiguieras hacer uno igual seguro que te los pediría un motón de personas.
-Ya puedes ponerte la camisa Sugar. -Sonreí al muchacho y luego miré a mi hija. -Es un arco complejo pero... puedo intentarlo. Voy a necesitar ayuda. ¿Sugar querrías ser mi aprendiz por un día?
Me puse a trastear en la espalda de Sugar, cambie una pequeña almohadilla que se había pinchado, eliminé el óxido de las partes externas y engrasé y atornillé las piezas que se habían soltado.
Todo aquello se decía fácil, pero en realidad llevó un buen tiempo poner a Sugar a punto.
-Visennia se ha marchado. -Comentó Lavey entrando en el taller. -A dicho no sé qué de un carro... Por su culpa he gastado una flecha de las súper especiales. -La chiquilla pasó por debajo de barra y miró la espalda del bio. -A la... tienes un montón de cosas ahí dentro. -Se quedó un rato mirando antes de soltar el plan que llevaba maquinando desde la mañana. -Oye, Centella. ¿Porque no hacemos un arco como el mío? Desde que lo tengo no he visto a nadie con otro igual. Si consiguieras hacer uno igual seguro que te los pediría un motón de personas.
-Ya puedes ponerte la camisa Sugar. -Sonreí al muchacho y luego miré a mi hija. -Es un arco complejo pero... puedo intentarlo. Voy a necesitar ayuda. ¿Sugar querrías ser mi aprendiz por un día?
Reivy Abadder
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Re: Un arco que enamora [Libre] [Feria de invierno]
Un escalofrío sentía en su espalda cuando tocaba ciertas partes más hundidas a su piel y carne. Pensó en lo del tornillo por unos momentos, luego dejó salir cierto suspiro.
— Creo saber quien tiene ese tornillo. — Se mantuvo quieto, dejó trabajar a la ajena mientras observaba, analizando, recolectando datos sobre sí mismo en la parte exterior, una parte que prácticamente desconocía, nunca antes había tenido que mantenerse por sí mismo, en sus tiempos, siempre alguien más lo hacía por él.
Pero para su sorpresa entró la rubia, la miró por un momento mientras Reivy terminaba de darle unos últimos toques, y también de acomodarle la capa exterior de aquel mecanismo ahora más limpio y cuidado, nuevamente.
Para así, tras tener su permiso, se encaminó a su camisa, la estiró y luego se la colocó para así afirmar.
— Es lo mínimo que puedo hacer para agradecerte. — Miró la mesa de materiales un tanto mareado, le ayudaría, pero de carpintería no entendía mucho.
— ¿Con qué comenzamos? — Buscó a Lavey con la mirada para observar el arco que había dicho tener, solo para darse un ejemplo de lo que harían.
— Creo saber quien tiene ese tornillo. — Se mantuvo quieto, dejó trabajar a la ajena mientras observaba, analizando, recolectando datos sobre sí mismo en la parte exterior, una parte que prácticamente desconocía, nunca antes había tenido que mantenerse por sí mismo, en sus tiempos, siempre alguien más lo hacía por él.
Pero para su sorpresa entró la rubia, la miró por un momento mientras Reivy terminaba de darle unos últimos toques, y también de acomodarle la capa exterior de aquel mecanismo ahora más limpio y cuidado, nuevamente.
Para así, tras tener su permiso, se encaminó a su camisa, la estiró y luego se la colocó para así afirmar.
— Es lo mínimo que puedo hacer para agradecerte. — Miró la mesa de materiales un tanto mareado, le ayudaría, pero de carpintería no entendía mucho.
— ¿Con qué comenzamos? — Buscó a Lavey con la mirada para observar el arco que había dicho tener, solo para darse un ejemplo de lo que harían.
Sugar
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Re: Un arco que enamora [Libre] [Feria de invierno]
-Bien. -Me subí las mangas de la camisa con entusiasmo. -Lo primero es despejar la mesa y preparar el material.
Lavey me dio el arco y comenzó a sacar las piezas de ingeniería de la mesa, al mismo tiempo indicaba a Sugar donde colocar cada cosa. Acerqué varias sillas cuando la mesa estuvo vacía, dejé el arco sobre el tablero y extendí un papel.
-Necesitamos conocer la composición de cada parte del arco. El tipo de madera que es, la flexibilidad de la cuerda, el agarre del mango, que partes son esenciales y cuales decoración. -Mientras hablaba iba señalando distintas partes del arma con un carboncillo. -No sabemos quién lo creó ni como fue creado el arco, vamos a tener que averiguar donde está el elemento mágico que activa las flechas de Amorttentia. -Cogí el arco y pasé los dedos por la cuerda. -Está claro que...
-Deja, -interrumpió Lavey. -yo te lo explico. Acabaremos antes. Conozco a esta hermosura como si fuera la palma de la mano. -La rubia apenas llegaba bien al centro de la mesa, por lo que se subió a esta y se sentó en medio. -Este arco es de larga distancia. El tamaño es bastante más pequeño de lo normal, por lo que uno pensaría que es un arco corto, pero lo cierto es que la cuerda tiene el mismo tamaño que un arco largo. Las pelusas en la cuerda no son un adorno, mitigan la vibración de la cuerda y hacen que los tiros sean más certeros. Y tiene 4 palas, las básicas -la cazadora señaló las puntas que sujetaban la recta de la cuerda. - y las delanteras. Cuando preparas el tiro las delanteras se retraen hasta las básicas y donde reposa la flecha hay una guía en forma de V que amplía la visión al apuntar. Parece una tontería pero las marcas de color verde a lo largo de los vértices te señalan hacia donde ira la flecha.
Me quedé en silencio durante toda la explicación, anotando cada detalle, viendo por primera vez hasta qué punto le fascinaba a mi hija la caza. Siempre que estaba en la tienda Lavey se la pasaba trasteando con sus flechas y trampa, inventando y experimentando nuevas municiones y bocetando esquemas de arcos inverosímiles.
-De acuerdo. Eso ha sido... una explicación muy precisa. Gracias Vey. -Con un gesto le indiqué a la niña que bajara de la mesa. -Sugar, ¿podrías hacer los planos del arco? Me llevara un tiempo dar con los materiales adecuados.
Lavey me dio el arco y comenzó a sacar las piezas de ingeniería de la mesa, al mismo tiempo indicaba a Sugar donde colocar cada cosa. Acerqué varias sillas cuando la mesa estuvo vacía, dejé el arco sobre el tablero y extendí un papel.
-Necesitamos conocer la composición de cada parte del arco. El tipo de madera que es, la flexibilidad de la cuerda, el agarre del mango, que partes son esenciales y cuales decoración. -Mientras hablaba iba señalando distintas partes del arma con un carboncillo. -No sabemos quién lo creó ni como fue creado el arco, vamos a tener que averiguar donde está el elemento mágico que activa las flechas de Amorttentia. -Cogí el arco y pasé los dedos por la cuerda. -Está claro que...
-Deja, -interrumpió Lavey. -yo te lo explico. Acabaremos antes. Conozco a esta hermosura como si fuera la palma de la mano. -La rubia apenas llegaba bien al centro de la mesa, por lo que se subió a esta y se sentó en medio. -Este arco es de larga distancia. El tamaño es bastante más pequeño de lo normal, por lo que uno pensaría que es un arco corto, pero lo cierto es que la cuerda tiene el mismo tamaño que un arco largo. Las pelusas en la cuerda no son un adorno, mitigan la vibración de la cuerda y hacen que los tiros sean más certeros. Y tiene 4 palas, las básicas -la cazadora señaló las puntas que sujetaban la recta de la cuerda. - y las delanteras. Cuando preparas el tiro las delanteras se retraen hasta las básicas y donde reposa la flecha hay una guía en forma de V que amplía la visión al apuntar. Parece una tontería pero las marcas de color verde a lo largo de los vértices te señalan hacia donde ira la flecha.
Me quedé en silencio durante toda la explicación, anotando cada detalle, viendo por primera vez hasta qué punto le fascinaba a mi hija la caza. Siempre que estaba en la tienda Lavey se la pasaba trasteando con sus flechas y trampa, inventando y experimentando nuevas municiones y bocetando esquemas de arcos inverosímiles.
-De acuerdo. Eso ha sido... una explicación muy precisa. Gracias Vey. -Con un gesto le indiqué a la niña que bajara de la mesa. -Sugar, ¿podrías hacer los planos del arco? Me llevara un tiempo dar con los materiales adecuados.
Reivy Abadder
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Re: Un arco que enamora [Libre] [Feria de invierno]
Comenzó a despejar la mesa, colocando cada cosa en el lugar indicado, siguiendo las ordenes de las dos dueñas del lugar, expertas en su oficio. Finalmente colocaron el arco en la mesa, le prestó suma atención a cada detalle, realmente era una artesanía sí se le miraba de cerca.
Escuchó a ambas mujeres con atención, y finalmente habló.
— Entonces, paso por paso habrá que replicar cada ornamento y detalle que posée, ¿No? Desde las marcas, la pelusa en las cuerdas, las curvas de las puntas y los materiales... — Miró más y más, analizando cada lugar que podía, pero a sus ojos artificiales, no había elemento mágico que le ceda al arco aquel poderío que poseía para enamorar, por lo que habían dos opciones, o era no visible para él, o simplemente aquella magia se encontraba en las flechas.
Nuevamente sonrió, en otra mesa de tamaño más chica, habían varias hojas de un color acre, tomó algunas para utilizarlas de plano y las colocó a el lado del arco.
Siguiendo así las especificaciones de las herramientas a utilizar, tomó cada lapiz, regla, compás y demás útiles y comenzó a realizar los planos.
Paso por paso utilizando sus ojos analíticos y artificiales, comenzó a replicar de la manera más realista que podía todo detalle que no se le pasaba por alto, desde el largo del arco hasta la curvatura de las puntas y palas.
Poco a poco terminó los planos, anotando las cuerdas, los materiales indicados por Reivy y finalmente cada parte que lo componía, ayudado por Lavey.
— Bien, creo que ya está. ¿El siguiente paso? —
Escuchó a ambas mujeres con atención, y finalmente habló.
— Entonces, paso por paso habrá que replicar cada ornamento y detalle que posée, ¿No? Desde las marcas, la pelusa en las cuerdas, las curvas de las puntas y los materiales... — Miró más y más, analizando cada lugar que podía, pero a sus ojos artificiales, no había elemento mágico que le ceda al arco aquel poderío que poseía para enamorar, por lo que habían dos opciones, o era no visible para él, o simplemente aquella magia se encontraba en las flechas.
Nuevamente sonrió, en otra mesa de tamaño más chica, habían varias hojas de un color acre, tomó algunas para utilizarlas de plano y las colocó a el lado del arco.
Siguiendo así las especificaciones de las herramientas a utilizar, tomó cada lapiz, regla, compás y demás útiles y comenzó a realizar los planos.
Paso por paso utilizando sus ojos analíticos y artificiales, comenzó a replicar de la manera más realista que podía todo detalle que no se le pasaba por alto, desde el largo del arco hasta la curvatura de las puntas y palas.
- Ejemplo del plano.:
- [Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen]
Poco a poco terminó los planos, anotando las cuerdas, los materiales indicados por Reivy y finalmente cada parte que lo componía, ayudado por Lavey.
— Bien, creo que ya está. ¿El siguiente paso? —
Sugar
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Re: Un arco que enamora [Libre] [Feria de invierno]
Me acerqué a Sugar al oír que el plano estaba terminado.
-Un plano impresionante, Sugar. No esperaba menos de un bio. -Alcé el plano de la mesa, observándolo al detalle. -No comprendo porque los reyes no os tienen como escribanos, haríais un trabajo excelente. -Dejé el plano sobre la mesa. -Ayúdame a cortar la madera y luego si quieres puedes descansar. Lavey, hija. -La adolescente levantó la nariz de las flechas para el arco. -Coge cuerda y pelo y prepárala para encordar el arco.
La rubia asintió con emoción, lleva muchos meses pensando en algo así, había soñado con aquel momento en que sus manos pudieran replicar, aunque fuera solo una parte, del arco que tan fielmente le servía.
Cortamos la madera en la sierra vertical, desbastando todo lo posible, las piezas del arco eran grandes por lo que cuanto más trabajo nos sacáramos de encima mejor. Lo siguiente fueron los puntos de perforación, se podían hacer después y ciertamente seria menos esfuerzo ya que se tendría que atravesar menos material, pero el hacerlo ahora nos daría una referencia visual y rápida de la posición de las piezas en el acabado final.
-Gracias por tu ayuda, Sugar. A partir de aquí puedo continuar yo sola.
Y no es que el bio no fuera de utilidad, si le pedía algo es más que probable que cumpliera la orden a rajatabla, pero el siguiente proceso requería de manos maestras. No se trataba solo de golpear la madera y sacarle trozos, había que entender cada veta y cada nudo. Sentir su dureza al poner el formón y saber cuánta fuerza dar en el golpe para sacar justo la cantidad que querías.
El proceso seria largo y arduo, aquello era una obra maestra y no había opción al fallo.
La parte más complicada fueron sin duda las palas delanteras, el rango de curvatura era extremadamente complejo, la madera era dulce, pero no lo suficiente, sin embargo era la madera correcta y tenía que encontrar el punto exacto donde se curvara hasta poder retroceder por completo sin que se partiera el arma.
-Diría que ya está terminado. -Dije satisfecha dejando la herramienta en la mesa. -Se está haciendo tarde. -Me sequé el sudor de la frente y miré por la ventana. El sol hacía rato que había comenzado a bajar. -Necesito comer algo y asearme. Sugar si mañana sigues en Ulmer puedes pasarte y ver como la prueba del arco.
-Un plano impresionante, Sugar. No esperaba menos de un bio. -Alcé el plano de la mesa, observándolo al detalle. -No comprendo porque los reyes no os tienen como escribanos, haríais un trabajo excelente. -Dejé el plano sobre la mesa. -Ayúdame a cortar la madera y luego si quieres puedes descansar. Lavey, hija. -La adolescente levantó la nariz de las flechas para el arco. -Coge cuerda y pelo y prepárala para encordar el arco.
La rubia asintió con emoción, lleva muchos meses pensando en algo así, había soñado con aquel momento en que sus manos pudieran replicar, aunque fuera solo una parte, del arco que tan fielmente le servía.
Cortamos la madera en la sierra vertical, desbastando todo lo posible, las piezas del arco eran grandes por lo que cuanto más trabajo nos sacáramos de encima mejor. Lo siguiente fueron los puntos de perforación, se podían hacer después y ciertamente seria menos esfuerzo ya que se tendría que atravesar menos material, pero el hacerlo ahora nos daría una referencia visual y rápida de la posición de las piezas en el acabado final.
-Gracias por tu ayuda, Sugar. A partir de aquí puedo continuar yo sola.
Y no es que el bio no fuera de utilidad, si le pedía algo es más que probable que cumpliera la orden a rajatabla, pero el siguiente proceso requería de manos maestras. No se trataba solo de golpear la madera y sacarle trozos, había que entender cada veta y cada nudo. Sentir su dureza al poner el formón y saber cuánta fuerza dar en el golpe para sacar justo la cantidad que querías.
El proceso seria largo y arduo, aquello era una obra maestra y no había opción al fallo.
La parte más complicada fueron sin duda las palas delanteras, el rango de curvatura era extremadamente complejo, la madera era dulce, pero no lo suficiente, sin embargo era la madera correcta y tenía que encontrar el punto exacto donde se curvara hasta poder retroceder por completo sin que se partiera el arma.
-Diría que ya está terminado. -Dije satisfecha dejando la herramienta en la mesa. -Se está haciendo tarde. -Me sequé el sudor de la frente y miré por la ventana. El sol hacía rato que había comenzado a bajar. -Necesito comer algo y asearme. Sugar si mañana sigues en Ulmer puedes pasarte y ver como la prueba del arco.
Reivy Abadder
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Re: Un arco que enamora [Libre] [Feria de invierno]
No se le había hecho muy difícil la verdad, alguien con las herramientas analíticas que poseía él, y con un poco más de esmero, seguramente lo habría hecho mucho mejor, el trabajo delicado de artesano la verdad es que no se le daba tan bien como debería con todos los recursos que tiene a mano.
Pero aún así, satisfecha quedó Reivy, seguramente los artesanos común y corrientes no tenían la precisión de alguien con diferentes medidas métricas en su cerebro y en sus propios ojos para guiarse.
— Creo que se debe más a que ningún bio con dos neuro-... Con un procesador activo y funcional quiera pasar su vida escribiendo estupideces, que se le salen del culo a un viejo gordo, probablemente maníaco y disfuncional para la responsabilidad que carga, o peor aún, aquellos que están debajo de él succionando dinero de sus pies. —
Tosió luego de un segundo algo incómodo, Reivy con este comentario ya podía tener bien en claro las ideologías que traía el bio.
— Pero gracias, tomo el cumplido. — Mencionó a la par que tomaba una sierra de las tantas herramientas, afilada y brillante ante la luz del sol que asomaba por la ventana, que poco a poco daba sus últimos rayos del día.
Tardaron poco más de una hora en cortar todos los trozos de madera, pero eran más que nada un boceto lo que Sugar hacía, pues la artesanía parece que Reivy quería concretarla, en lo que él afirmó, no era para nada un experimentado como su contraparte femenina.
Sugar se limitó a observar, a ayudar, a pasar herramientas, trabajo de ayudante básico que probablemente la rubia en algún punto hacía, o que incluso ahora, pero debido a su presencia, había tomado un rol más protagonista.
— Perfecto, estaré en la posada local, ya es tarde. Mañana por la mañana pasaré de curioso antes de marcharme. —
Con una sonrisa se despidió de ambas, sin antes darle un vistazo a aquel fino arco que habían logrado fabricar tras casi medio día entero de trabajo entre tres personas.
Pero aún así, satisfecha quedó Reivy, seguramente los artesanos común y corrientes no tenían la precisión de alguien con diferentes medidas métricas en su cerebro y en sus propios ojos para guiarse.
— Creo que se debe más a que ningún bio con dos neuro-... Con un procesador activo y funcional quiera pasar su vida escribiendo estupideces, que se le salen del culo a un viejo gordo, probablemente maníaco y disfuncional para la responsabilidad que carga, o peor aún, aquellos que están debajo de él succionando dinero de sus pies. —
Tosió luego de un segundo algo incómodo, Reivy con este comentario ya podía tener bien en claro las ideologías que traía el bio.
— Pero gracias, tomo el cumplido. — Mencionó a la par que tomaba una sierra de las tantas herramientas, afilada y brillante ante la luz del sol que asomaba por la ventana, que poco a poco daba sus últimos rayos del día.
Tardaron poco más de una hora en cortar todos los trozos de madera, pero eran más que nada un boceto lo que Sugar hacía, pues la artesanía parece que Reivy quería concretarla, en lo que él afirmó, no era para nada un experimentado como su contraparte femenina.
Sugar se limitó a observar, a ayudar, a pasar herramientas, trabajo de ayudante básico que probablemente la rubia en algún punto hacía, o que incluso ahora, pero debido a su presencia, había tomado un rol más protagonista.
— Perfecto, estaré en la posada local, ya es tarde. Mañana por la mañana pasaré de curioso antes de marcharme. —
Con una sonrisa se despidió de ambas, sin antes darle un vistazo a aquel fino arco que habían logrado fabricar tras casi medio día entero de trabajo entre tres personas.
Sugar
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Re: Un arco que enamora [Libre] [Feria de invierno]
-¿Qué te parece, hija? -Pregunté, cerrando la puerta del taller tras despedirme de Sugar. -¿Funcionara?
Lavey cogió el arco por el mango y lo puso en equilibro sobre sus dedos índice y anular. Seguidamente lo levantó, observó por la ranura donde asentarían las flechas y tensó la cuerda.
-En principio tendría que funcionar. -Destensó el arco. -He estado haciendo algunas flechas de Amorttentia para la prueba de mañana. Si la lanzamos y el objetivo se enamora de cualquiera es que algo hicimos mal, si se enamora de la arquera es que lo lograste, Centella.
-Eso espero o la broma me saldrá cara. -Cogí de vuelta el arco y pasé la mano por las palas. -Estos materiales no son nada fáciles de conseguir.
Tras recoger el taller salimos por la puerta trasera, nos dimos una ducha rápida en un gran barreño y acudimos a la posada de Pulga, donde nos esperaba un plato lleno de chuletas de cerdo.
Tenía la esperanza de ver a Visenna por allí, bebiendo cerveza o vino, pero no, la muchacha había desaparecido de la misma forma que apareció.
Al día siguiente las dos estábamos en uno de los laterales de la casa, con las dianas montadas y un fardo de flechas clavadas en la hierba. Esperamos un rato a que Sugar apareciera y al rato Lavey comenzó a probar el arco.
El arma funcionaba sin problemas, las flechas iban al punto justo donde apuntaba la adolescente.
-Bien, resiste, no se ha agrietado por ningún lado, la cuerda no vibra y el balance es correcto. -Lavey sacó una de las flechas de Amorttentia. -Ahora la prueba final.
La rubia cargó el arco y disparó al primer transeúnte que pasaba por la calle. La reacción del anónimo candidato determinaría el existo del arma.
Lavey cogió el arco por el mango y lo puso en equilibro sobre sus dedos índice y anular. Seguidamente lo levantó, observó por la ranura donde asentarían las flechas y tensó la cuerda.
-En principio tendría que funcionar. -Destensó el arco. -He estado haciendo algunas flechas de Amorttentia para la prueba de mañana. Si la lanzamos y el objetivo se enamora de cualquiera es que algo hicimos mal, si se enamora de la arquera es que lo lograste, Centella.
-Eso espero o la broma me saldrá cara. -Cogí de vuelta el arco y pasé la mano por las palas. -Estos materiales no son nada fáciles de conseguir.
Tras recoger el taller salimos por la puerta trasera, nos dimos una ducha rápida en un gran barreño y acudimos a la posada de Pulga, donde nos esperaba un plato lleno de chuletas de cerdo.
Tenía la esperanza de ver a Visenna por allí, bebiendo cerveza o vino, pero no, la muchacha había desaparecido de la misma forma que apareció.
Al día siguiente las dos estábamos en uno de los laterales de la casa, con las dianas montadas y un fardo de flechas clavadas en la hierba. Esperamos un rato a que Sugar apareciera y al rato Lavey comenzó a probar el arco.
El arma funcionaba sin problemas, las flechas iban al punto justo donde apuntaba la adolescente.
-Bien, resiste, no se ha agrietado por ningún lado, la cuerda no vibra y el balance es correcto. -Lavey sacó una de las flechas de Amorttentia. -Ahora la prueba final.
La rubia cargó el arco y disparó al primer transeúnte que pasaba por la calle. La reacción del anónimo candidato determinaría el existo del arma.
Reivy Abadder
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Re: Un arco que enamora [Libre] [Feria de invierno]
Se despidió y se quedó en una posada humilde, nada del otro mundo, un par de aeros por una estadía con desayuno incluído sí te levantabas, algo a lo que Sugar planeaba pasar, solía desconfiar de los lugares de ese tipo.
Pero una cama era una cama al fin y al cabo, y él no era un adinerado por así decirle. Con suerte, la cama no tendría pulgas.
Y no las tuvo, o no encontraron como picar su blindado cuerpo, lo que el destino haya decidido.
Primera hora en la mañana decidió hacer una pequeña rutina para despertarse, la que solía hacer todos los días, ejercicio físico, se lavó el rostro, y se encaminó hacia el taller de la carpintera.
Se le habían hecho algunos minutos tarde, pero seguramente le habrían esperado, ¿No?
Al empezar a llegar, sus ojos de alcance casi milimétrico, notaron una flecha pasar por delante de él a gran velocidad, no con una punta filosa, más bien una redonda.
La observó a gran velocidad, siguiendo esta con su cabeza, impactando en una campesina del lugar que justo pasaba por allí, parecía un poco más grande que Lavey, un par de años tal vez.
La flecha rebotó y cayó al suelo a par de metros.
Sugar se la quedó mirando, quieto en su lugar, ella pareció sentir un escalofrío, u algo extraño, pues arqueó su espalda y pareció que se aguantó las ganas de gritar, miró a sus lados y finalmente clavó sus ojos en la arquera.
Corriendo hacia ella fue, mientras en el camino se arreglaba el cabello y algunas imperfecciones en su vestido como sí eso cambiase algo el aspecto que traía.
— Mh. . . ¿Funcionó? — Musitó el cibernético que traía la flecha que había arrojado la rubia en su mano diestra, se la ofreció a Reivy que estaba un tanto más desocupada que la adolescente.
Solo soltó Sugar una vez se acercó a las tres mujeres, miraba con curiosidad a la enamorada delante de ellos, que miraba tontamente a Lavey, con la mirada perdida en ella sin prestar atención a su alrededor.
— Eso parece. — Sonrió, contento con haber ayudado en fabricar tal artilugio, pero debía irse, observó la situación, divirtiéndose con ello un rato y luego se despidió de ambas para volver a su gimnasio.
Pero una cama era una cama al fin y al cabo, y él no era un adinerado por así decirle. Con suerte, la cama no tendría pulgas.
Y no las tuvo, o no encontraron como picar su blindado cuerpo, lo que el destino haya decidido.
Primera hora en la mañana decidió hacer una pequeña rutina para despertarse, la que solía hacer todos los días, ejercicio físico, se lavó el rostro, y se encaminó hacia el taller de la carpintera.
Se le habían hecho algunos minutos tarde, pero seguramente le habrían esperado, ¿No?
Al empezar a llegar, sus ojos de alcance casi milimétrico, notaron una flecha pasar por delante de él a gran velocidad, no con una punta filosa, más bien una redonda.
La observó a gran velocidad, siguiendo esta con su cabeza, impactando en una campesina del lugar que justo pasaba por allí, parecía un poco más grande que Lavey, un par de años tal vez.
La flecha rebotó y cayó al suelo a par de metros.
Sugar se la quedó mirando, quieto en su lugar, ella pareció sentir un escalofrío, u algo extraño, pues arqueó su espalda y pareció que se aguantó las ganas de gritar, miró a sus lados y finalmente clavó sus ojos en la arquera.
Corriendo hacia ella fue, mientras en el camino se arreglaba el cabello y algunas imperfecciones en su vestido como sí eso cambiase algo el aspecto que traía.
— Mh. . . ¿Funcionó? — Musitó el cibernético que traía la flecha que había arrojado la rubia en su mano diestra, se la ofreció a Reivy que estaba un tanto más desocupada que la adolescente.
Solo soltó Sugar una vez se acercó a las tres mujeres, miraba con curiosidad a la enamorada delante de ellos, que miraba tontamente a Lavey, con la mirada perdida en ella sin prestar atención a su alrededor.
— Eso parece. — Sonrió, contento con haber ayudado en fabricar tal artilugio, pero debía irse, observó la situación, divirtiéndose con ello un rato y luego se despidió de ambas para volver a su gimnasio.
Sugar
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