La elegante y triste historia del Conde Olinos narrada y cantada por el Gran Silkha! - {LIBRE}
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La elegante y triste historia del Conde Olinos narrada y cantada por el Gran Silkha! - {LIBRE}
Fuera de Rol
*Hace una reverencia* Sean todos bienvenidos a mi primer tema(? Link de inscripción:
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"Me dolía dejar mi casa atrás? Mi gente? Mi pueblo? Obvio que sí!, No tenía ni lamas pálida idea del mundo y como vivir en él, pero no podía volver a casa, no por el momento, era un triste juglar a la merced de los dioses que vagaría entre el hambre y las penurias de un alma desgarrada por su pasado a no ser que consiguiera plata..."
Movía sus brazos de un lado al otro, generando expresiones y ademanes que podían claramente traducir sus pensamientos en un lenguaje de mudos con tanta figura corporal, el joven narraba su propia historia para sí mismo mientras caminaba por las sendas del bosque hacia la arboleda central como si de un cuento ajeno se tratara, como si fuera el escritor de una obra maestra inspirada por los Ancestrales.
Las sendas se abrían adelante entre ripios intrincados, robles de gran tamaño y fresnos de copas bajas que no permitían ver más allá de lo establecido por lo frondoso del bosque, a pesar de esto, ya en la ruta se había cruzado con tres mercaderes, cinco viajeros y dos familias que constaban mínimo con una madre y sus retoños.
El camino era concurrido, y quizás se debía a los pueblos aledaños a la gran Ulmer, estas no eran simples sendas, sino más bien, vías que articulaban el comercio y vinculaban con los prados y viñedos del señor de Ulmer.
Pronto el medio día se anunciaba perpendicular al paso y quemando alimañas terrestres con sus rayos dorados, acróbatas entre los árboles, las sombras se volvían puntuales y se aislaban bajo sus orígenes, las prendas de algodón y fibras de pana comenzaban a hacerse sentir con el peso abrigador y su estómago a gruñir recordándole que desde muy temprano que no ingería bocado alguno. El joven Silkha tenía algo de pan en su reserva, pero no viviría de ello mucho tiempo y sujetar un bolso de gran tamaño como el que llevaba a su espalda le impedía secar las gotas de transpiración que se deslizaban por el costado de su rostro, insoportables.
Llegando a la bifurcación vio su oportunidad y bajo de su espalda la gran carga para luego sentarse sobre ella, quitarse el gran abrigo que traía, dejando no más que un vestido verde de noche y por debajo el par de pantalones, tomar su laúd en manos y colocar un sombrero en frente con unas monedas en su interior.
- Buenos días Damas y caballeros! - gritaba y levantaba la mano llamando a los pasantes del camino - Hoy les entonare una historia como ninguna otra, la Triste historia de la princesa y el Conde Olinos - hizo sonar su laúd en una simple prueba de afinación antes de iniciar narrando:
- "La reina lo estaba oyendo
Desde su palacio Real
Mira, hija, cómo canta
La sirena de la mar." - comenzó tras la última palabra con una dulce melodía para entonar la siguiente estrofa.
~ "No es la sirenita, madre,
Que esa tiene otro cantar,
Y es la voz del Conde Olinos
Que por mí es de cantar.~ Luego se detuvo y narrativa inspirada volvía a recitarse con palabras audaces, poesía con sentimientos.
- "Si es la voz del Conde Olinos
Yo le mandaré matar,
Que para casar contigo
Le falta la sangre real." - Alternando el canto con el discurso, la música con el cuento, dos disciplinas en una trova vieja.
~No le mande matar, madre,
No le mande usted matar.
Que si mata al Conde Olinos
La vida me ha de quitar.~
Guardias, mandaba la Reina,
Al Conde Olinos buscar
Que le maten a lanzadas
Y echen su cuerpo a la mar.
~La infantil, con gran pena,
No dejaba de llorar.
Él murió a la medianoche,
Ella a los gallos cantar.~ Las personas se iban acercando, y deteniendo el paso para escuchar los versos de amor y tristeza.
- A ella, como hija de reyes,
La entierran en el altar
Y a él, como hijo de conde,
Cuatro pasos más atrás.
Silkha detenía su mirada en algunos, para hacer una charla más personas, un cuento, una vivencia personal y cercana con su público.
~De ella nació un rosal blanco,
De él nació un espino albar.
Crece el uno, crece el otro,
Ambos se van a juntar.~
Un aero, dos, pequeña lloviznas que caía sobre la gorra del dramaturgo que doblaba coplas al son de la bandurria.
- La reina, llena de envidia,
Ambos los mandó cortar.
El galán que los cortaba
No dejaba de llorar.
~ De ella nació una cigüeña,
De él un fuerte gavilán.
Vuela uno, vuela el otro
Ambos se van de juntar.~
Pronto el cuento llegaba a su final y más de seis personas se habían detenido, Silkha se puso de pie con el instrumento en mano.
- Conde Olivo! - Levantó la voz en un grito no irritante y miró hacia los cielos girándose y el giro alcanzó a lanzar una piedra contra el tronco de uno de los arboles a su lado, un par de aves alzaron vuelo despavoridas - Princesa! vuelen alto! - todos levantaron la vista a donde el mostraba, atraídos por la historia y los pájaros en vuelo.
- Conde olivo, princesa volad! amaos!
Conde olivo, princesa adiós!
Amaos y amaos por toda la eternidad!
Coloco su mano sobre las cuerdas una vez más haciéndolas sonar.
- Ambos se van de juntar.
Y el romance aquí acaba.~
Luego una reverencia final al terminar con el cuento mientras las personas entonaban un himno a su ego, que se traducía como aplausos.
Movía sus brazos de un lado al otro, generando expresiones y ademanes que podían claramente traducir sus pensamientos en un lenguaje de mudos con tanta figura corporal, el joven narraba su propia historia para sí mismo mientras caminaba por las sendas del bosque hacia la arboleda central como si de un cuento ajeno se tratara, como si fuera el escritor de una obra maestra inspirada por los Ancestrales.
Las sendas se abrían adelante entre ripios intrincados, robles de gran tamaño y fresnos de copas bajas que no permitían ver más allá de lo establecido por lo frondoso del bosque, a pesar de esto, ya en la ruta se había cruzado con tres mercaderes, cinco viajeros y dos familias que constaban mínimo con una madre y sus retoños.
El camino era concurrido, y quizás se debía a los pueblos aledaños a la gran Ulmer, estas no eran simples sendas, sino más bien, vías que articulaban el comercio y vinculaban con los prados y viñedos del señor de Ulmer.
Pronto el medio día se anunciaba perpendicular al paso y quemando alimañas terrestres con sus rayos dorados, acróbatas entre los árboles, las sombras se volvían puntuales y se aislaban bajo sus orígenes, las prendas de algodón y fibras de pana comenzaban a hacerse sentir con el peso abrigador y su estómago a gruñir recordándole que desde muy temprano que no ingería bocado alguno. El joven Silkha tenía algo de pan en su reserva, pero no viviría de ello mucho tiempo y sujetar un bolso de gran tamaño como el que llevaba a su espalda le impedía secar las gotas de transpiración que se deslizaban por el costado de su rostro, insoportables.
Llegando a la bifurcación vio su oportunidad y bajo de su espalda la gran carga para luego sentarse sobre ella, quitarse el gran abrigo que traía, dejando no más que un vestido verde de noche y por debajo el par de pantalones, tomar su laúd en manos y colocar un sombrero en frente con unas monedas en su interior.
- Buenos días Damas y caballeros! - gritaba y levantaba la mano llamando a los pasantes del camino - Hoy les entonare una historia como ninguna otra, la Triste historia de la princesa y el Conde Olinos - hizo sonar su laúd en una simple prueba de afinación antes de iniciar narrando:
- Para una lectura mas amena:
- "La reina lo estaba oyendo
Desde su palacio Real
Mira, hija, cómo canta
La sirena de la mar." - comenzó tras la última palabra con una dulce melodía para entonar la siguiente estrofa.
~ "No es la sirenita, madre,
Que esa tiene otro cantar,
Y es la voz del Conde Olinos
Que por mí es de cantar.~ Luego se detuvo y narrativa inspirada volvía a recitarse con palabras audaces, poesía con sentimientos.
- "Si es la voz del Conde Olinos
Yo le mandaré matar,
Que para casar contigo
Le falta la sangre real." - Alternando el canto con el discurso, la música con el cuento, dos disciplinas en una trova vieja.
~No le mande matar, madre,
No le mande usted matar.
Que si mata al Conde Olinos
La vida me ha de quitar.~
Guardias, mandaba la Reina,
Al Conde Olinos buscar
Que le maten a lanzadas
Y echen su cuerpo a la mar.
~La infantil, con gran pena,
No dejaba de llorar.
Él murió a la medianoche,
Ella a los gallos cantar.~ Las personas se iban acercando, y deteniendo el paso para escuchar los versos de amor y tristeza.
- A ella, como hija de reyes,
La entierran en el altar
Y a él, como hijo de conde,
Cuatro pasos más atrás.
Silkha detenía su mirada en algunos, para hacer una charla más personas, un cuento, una vivencia personal y cercana con su público.
~De ella nació un rosal blanco,
De él nació un espino albar.
Crece el uno, crece el otro,
Ambos se van a juntar.~
Un aero, dos, pequeña lloviznas que caía sobre la gorra del dramaturgo que doblaba coplas al son de la bandurria.
- La reina, llena de envidia,
Ambos los mandó cortar.
El galán que los cortaba
No dejaba de llorar.
~ De ella nació una cigüeña,
De él un fuerte gavilán.
Vuela uno, vuela el otro
Ambos se van de juntar.~
Pronto el cuento llegaba a su final y más de seis personas se habían detenido, Silkha se puso de pie con el instrumento en mano.
- Conde Olivo! - Levantó la voz en un grito no irritante y miró hacia los cielos girándose y el giro alcanzó a lanzar una piedra contra el tronco de uno de los arboles a su lado, un par de aves alzaron vuelo despavoridas - Princesa! vuelen alto! - todos levantaron la vista a donde el mostraba, atraídos por la historia y los pájaros en vuelo.
- Conde olivo, princesa volad! amaos!
Conde olivo, princesa adiós!
Amaos y amaos por toda la eternidad!
Coloco su mano sobre las cuerdas una vez más haciéndolas sonar.
- Ambos se van de juntar.
Y el romance aquí acaba.~
Luego una reverencia final al terminar con el cuento mientras las personas entonaban un himno a su ego, que se traducía como aplausos.
Silkha Bunny
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Re: La elegante y triste historia del Conde Olinos narrada y cantada por el Gran Silkha! - {LIBRE}
La comitiva de Ciudad Lagarto andaba a paso lento por el camino de tierra.
Siempre que fuera posible, Matthew prefería hacerse pasar por un desconocido cuando viajaba. No era el tipo de persona que necesitara de grandes lujos, contrario a lo que la mayoría creía, así que hacerse pasar por un viajero cualquiera le daba la libertad de poder observar las situaciones sin llamar la atención, juntar información, intervenir sin demasiada controversia.
Pero había veces en que era necesario presentarse con nombre y apellido, en este caso en particular iban camino a Ulmer para intentar convencer a algunas tribus de Licántropos que era buena idea tener acuerdos comerciales con Ciudad Lagarto. Un par de pueblos dispersos no salvaría la economía de su reino, pero todo sumaba, y para que lo tomaran en serio tenía que ir con más gente que diera veredicto de su supuesto poderío.
-¿No sería genial poder apagar el sol? - Le comentó a Hadden, quien cabalgaba al lado suyo - Siento que me estoy cocinando de adentro hacia afuera - Levantó apenas la mirada y sintió de inmediato los rayos apuñalando sus pupilas - Argh -
Desde que había tenido aquella pelea con el Vampiro su cuerpo no había vuelto a ser el mismo, su piel morena no toleraba la luz del día y sí quería salir en esas horas tenía que estar totalmente tapado. Se cubrió el rostro con la capucha y murmuró maldiciones al viento, detestaba tener que viajar así, pero habían intentado moverse de noche y había demasiados riesgos con las patas de las monturas que se torcían entre otros inconvenientes.
En la comitiva estaban varias de las muchachas del prostíbulo, quienes se encargarían de deleitar a quienes fueran a ser sus anfitriones. También un reparto variado de asesinos, algunos se presentaban como tales, otros escondidos haciéndose pasar por otra profesión. También algunos diplomáticos, que eran básicamente matones con mazos, porque para usar las palabras alcanzaba y sobraba con Matt.
Y claro, estaba Hadden.
Él era un caso aparte, nadie le preguntaba al Virrey porque lo había llevado, y Owens consideraba que no tenía porque darle explicaciones. En un comienzo podía pensarse que era parte del grupo que venía en representación del prostíbulo, pero alcanzaba con que alguien siquiera intentara acercarse para que Matt ladrara un “No está trabajando”, tajante y seco... A la mitad de la noche... Mientras la persona dormía.... Y con una daga apoyada en su cuello.
El resto del tiempo Matthew era el más encantador y amable de los Jefes. Dejaba que el grupo se divirtiera, se emborrachara y asaltara a todo comerciante que se cruzara en su camino. Llegando ya casi a Ulmer se encontraron con una bifurcación del camino, aunque lo que llegó antes que eso fueron las notas de una bonita canción, como llevaban toda la mañana caminando, el Estafador consideró que era buen momento para detenerse y almorzar, sí era con un espectáculo de fondo mucho mejor.
Para no interrumpir la presentación, hizo una señal con la mano para que la comitiva entera se detuviera, así que poco a poco unas veinte personas empezaron a acomodarse en el lugar, algunos más cerca del cantante, otros más lejos. Matthew se bajó del caballo y le pasó las riendas a alguno de los asistentes, prestando atención a la interpretación del joven.
-¿Qué opinas? ¿Es material para el prostíbulo? - Le preguntó a Hadden, por el momento era el único muchacho del local, así que nadie mejor que él para evaluarlo.
Cuando la canción terminó Owens aplaudió con amabilidad, luego se puso a buscar en su bolsa algunos aeros para darle.
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-Como Matt está con una maldición, le toca estar encapuchado para poder resistir la luz del sol (Mas detalles en la Lista de Tareas)
Siempre que fuera posible, Matthew prefería hacerse pasar por un desconocido cuando viajaba. No era el tipo de persona que necesitara de grandes lujos, contrario a lo que la mayoría creía, así que hacerse pasar por un viajero cualquiera le daba la libertad de poder observar las situaciones sin llamar la atención, juntar información, intervenir sin demasiada controversia.
Pero había veces en que era necesario presentarse con nombre y apellido, en este caso en particular iban camino a Ulmer para intentar convencer a algunas tribus de Licántropos que era buena idea tener acuerdos comerciales con Ciudad Lagarto. Un par de pueblos dispersos no salvaría la economía de su reino, pero todo sumaba, y para que lo tomaran en serio tenía que ir con más gente que diera veredicto de su supuesto poderío.
-¿No sería genial poder apagar el sol? - Le comentó a Hadden, quien cabalgaba al lado suyo - Siento que me estoy cocinando de adentro hacia afuera - Levantó apenas la mirada y sintió de inmediato los rayos apuñalando sus pupilas - Argh -
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Desde que había tenido aquella pelea con el Vampiro su cuerpo no había vuelto a ser el mismo, su piel morena no toleraba la luz del día y sí quería salir en esas horas tenía que estar totalmente tapado. Se cubrió el rostro con la capucha y murmuró maldiciones al viento, detestaba tener que viajar así, pero habían intentado moverse de noche y había demasiados riesgos con las patas de las monturas que se torcían entre otros inconvenientes.
En la comitiva estaban varias de las muchachas del prostíbulo, quienes se encargarían de deleitar a quienes fueran a ser sus anfitriones. También un reparto variado de asesinos, algunos se presentaban como tales, otros escondidos haciéndose pasar por otra profesión. También algunos diplomáticos, que eran básicamente matones con mazos, porque para usar las palabras alcanzaba y sobraba con Matt.
Y claro, estaba Hadden.
Él era un caso aparte, nadie le preguntaba al Virrey porque lo había llevado, y Owens consideraba que no tenía porque darle explicaciones. En un comienzo podía pensarse que era parte del grupo que venía en representación del prostíbulo, pero alcanzaba con que alguien siquiera intentara acercarse para que Matt ladrara un “No está trabajando”, tajante y seco... A la mitad de la noche... Mientras la persona dormía.... Y con una daga apoyada en su cuello.
El resto del tiempo Matthew era el más encantador y amable de los Jefes. Dejaba que el grupo se divirtiera, se emborrachara y asaltara a todo comerciante que se cruzara en su camino. Llegando ya casi a Ulmer se encontraron con una bifurcación del camino, aunque lo que llegó antes que eso fueron las notas de una bonita canción, como llevaban toda la mañana caminando, el Estafador consideró que era buen momento para detenerse y almorzar, sí era con un espectáculo de fondo mucho mejor.
Para no interrumpir la presentación, hizo una señal con la mano para que la comitiva entera se detuviera, así que poco a poco unas veinte personas empezaron a acomodarse en el lugar, algunos más cerca del cantante, otros más lejos. Matthew se bajó del caballo y le pasó las riendas a alguno de los asistentes, prestando atención a la interpretación del joven.
-¿Qué opinas? ¿Es material para el prostíbulo? - Le preguntó a Hadden, por el momento era el único muchacho del local, así que nadie mejor que él para evaluarlo.
Cuando la canción terminó Owens aplaudió con amabilidad, luego se puso a buscar en su bolsa algunos aeros para darle.
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-Como Matt está con una maldición, le toca estar encapuchado para poder resistir la luz del sol (Mas detalles en la Lista de Tareas)
Matthew Owens
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Re: La elegante y triste historia del Conde Olinos narrada y cantada por el Gran Silkha! - {LIBRE}
El recuerdo de la noche de Beltaine seguía muy presente en mi memoria. Por más que había sido sólo una parada en nuestro viaje de encubierto, dudaba olvidarme alguna vez de lo sucedido, son pocas las veces que una persona comun puede presenciar el accionar de los dioses. Pero ahora, la situación era muy distinta.
Esta vez ibamos en caravana. Habían venido varias de las chicas con las que trabajaba en el prostíbulo, además de algunos sirvientes varios. Desde asesinos a cocineros. Seguramente Matt agradecía el no tener que comer cualquier bicho que yo atrapara echado a las brasas. Mis dotes culinarias son.. Escasas, por ponerlo de alguna manera.
Cada quien tenía su función, pero dentro de eso Matthew les daba bastante libertad. Las que más gozaban de eso eran mis compañeras, que ya habían desvalijado a unos cuantos viajeros. Normalmente intentaría hacer lo mismo, pero Matt me había dejado en claro que yo no iba para trabajar, e igualmente cada persona que demostraba un mínimo interés lo perdía de un día al otro. Cada vez crecía más convencido de que había perdido el toque.
Aunque al menos servía de algo. La primera vez que habíamos visitado Ulmer, Matthew me pidió que lo acompañe para "camuflarnos" mejor, pero también como apoyo diplomático. Haciendo acuerdos comerciales con pueblos de licántropos, era bueno para la imagen de Ciudad Lagarto ver a alguien de su propia raza a la derecha del virrey. Ahora suponía que había insistido en que venga por el mismo motivo.
Cerré los ojos por un momento, sintiendo la calidez del sol sobre el rostro mientras que con una de la mano seguía haciéndole mimos a mi yegua -Hace algo de calor, sí- obviamente no iba a decir que lo estaba disfrutando cuando a él se lo veía tan sufrido. Hacía bastante calor, pero el aire estaba seco y el llevar solo una camisa ayudaba mucho. Ni me imaginaba lo que sufría él con esa túnica...
Parecía que la intolerancia del cuerpo de Matt hacia la luz solar se hacía cada vez peor desde lo de su maldición. Si no le encontrábamos solución probablemente terminaría en condiciones similares a las de Donnie -Igual más lejos se ven algunas nubes, seguro el sol va a pegar menos dentro de un rato.
Todavía faltaba camino para la ciudad, pero ya era el mediodía y por suerte Matt ordenó que nos detuviéramos A descansar. Ya empezaba a sentir pena de los pobres caballos con este calor. Apenas bajé le aflojé un poco las riendas a mi yegua antes de dejarla con el encargado de darles de beber y pastar. A pesar de no ser mía ya le había agarrado cariño.
Alcancé a Matt, escuchando el acto del juglar. Todavía no me acostumbraba a ver más licántropos al escasear tanto fuera del Ulmer, por lo que probablemente estaba un poco a la defensiva. Cuando acabó igualmente aplaudí -Mira, a ellos los separó una sola reina, y vos creyendo que no nos iban a separar tu prometida, tu amante, tu otra amante, tu prometida falsa, tu rollo de una noche.. ¿Me faltó la cuarta amante o esa era yo?- dije con una media sonrisa, procurando que solo él me escuchara.
Ya prácticamente se había convertido en un chiste interno, aunque era imposible negar lo mal que me había dejado la situación. Y a Matthew también, claro. Aunque a simple vista no se notara tanto, bastaba hablar un rato con él para darse cuenta de que ya no era el mismo. O al menos todos en el prostíbulo ya lo habían notado.
Podría ser, si. Parece tener ese.. Talento teatral. ¿Por qué? ¿Me estás buscando un reemplazo?- a pesar de parecer una broma, el que hubiese otro hombre en el prostíbulo no me convenía, para nada, y menos si también era un licántropo. Podría hacerme perder muchos clientes, o tendría que pasar a cobrar una miseria.
Pero teniendo en cuenta que hacía unas semanas quería disminuir la cantidad de clientes con los que trabajaba y que uno de los que más me hacía ganar era Donovan, dudaba que le llame la atención el otro lobo.. Como fuese, aún era muy temprano para pensar en todo eso. Las apariencias engañan, así que ni siquiera sabíamos si él estaría dispuesto a trabajar de algo así. Dejé algunos aeros en la gorra del cantante.
Esta vez ibamos en caravana. Habían venido varias de las chicas con las que trabajaba en el prostíbulo, además de algunos sirvientes varios. Desde asesinos a cocineros. Seguramente Matt agradecía el no tener que comer cualquier bicho que yo atrapara echado a las brasas. Mis dotes culinarias son.. Escasas, por ponerlo de alguna manera.
Cada quien tenía su función, pero dentro de eso Matthew les daba bastante libertad. Las que más gozaban de eso eran mis compañeras, que ya habían desvalijado a unos cuantos viajeros. Normalmente intentaría hacer lo mismo, pero Matt me había dejado en claro que yo no iba para trabajar, e igualmente cada persona que demostraba un mínimo interés lo perdía de un día al otro. Cada vez crecía más convencido de que había perdido el toque.
Aunque al menos servía de algo. La primera vez que habíamos visitado Ulmer, Matthew me pidió que lo acompañe para "camuflarnos" mejor, pero también como apoyo diplomático. Haciendo acuerdos comerciales con pueblos de licántropos, era bueno para la imagen de Ciudad Lagarto ver a alguien de su propia raza a la derecha del virrey. Ahora suponía que había insistido en que venga por el mismo motivo.
Cerré los ojos por un momento, sintiendo la calidez del sol sobre el rostro mientras que con una de la mano seguía haciéndole mimos a mi yegua -Hace algo de calor, sí- obviamente no iba a decir que lo estaba disfrutando cuando a él se lo veía tan sufrido. Hacía bastante calor, pero el aire estaba seco y el llevar solo una camisa ayudaba mucho. Ni me imaginaba lo que sufría él con esa túnica...
Parecía que la intolerancia del cuerpo de Matt hacia la luz solar se hacía cada vez peor desde lo de su maldición. Si no le encontrábamos solución probablemente terminaría en condiciones similares a las de Donnie -Igual más lejos se ven algunas nubes, seguro el sol va a pegar menos dentro de un rato.
Todavía faltaba camino para la ciudad, pero ya era el mediodía y por suerte Matt ordenó que nos detuviéramos A descansar. Ya empezaba a sentir pena de los pobres caballos con este calor. Apenas bajé le aflojé un poco las riendas a mi yegua antes de dejarla con el encargado de darles de beber y pastar. A pesar de no ser mía ya le había agarrado cariño.
Alcancé a Matt, escuchando el acto del juglar. Todavía no me acostumbraba a ver más licántropos al escasear tanto fuera del Ulmer, por lo que probablemente estaba un poco a la defensiva. Cuando acabó igualmente aplaudí -Mira, a ellos los separó una sola reina, y vos creyendo que no nos iban a separar tu prometida, tu amante, tu otra amante, tu prometida falsa, tu rollo de una noche.. ¿Me faltó la cuarta amante o esa era yo?- dije con una media sonrisa, procurando que solo él me escuchara.
Ya prácticamente se había convertido en un chiste interno, aunque era imposible negar lo mal que me había dejado la situación. Y a Matthew también, claro. Aunque a simple vista no se notara tanto, bastaba hablar un rato con él para darse cuenta de que ya no era el mismo. O al menos todos en el prostíbulo ya lo habían notado.
Podría ser, si. Parece tener ese.. Talento teatral. ¿Por qué? ¿Me estás buscando un reemplazo?- a pesar de parecer una broma, el que hubiese otro hombre en el prostíbulo no me convenía, para nada, y menos si también era un licántropo. Podría hacerme perder muchos clientes, o tendría que pasar a cobrar una miseria.
Pero teniendo en cuenta que hacía unas semanas quería disminuir la cantidad de clientes con los que trabajaba y que uno de los que más me hacía ganar era Donovan, dudaba que le llame la atención el otro lobo.. Como fuese, aún era muy temprano para pensar en todo eso. Las apariencias engañan, así que ni siquiera sabíamos si él estaría dispuesto a trabajar de algo así. Dejé algunos aeros en la gorra del cantante.
Hadden Payne
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Re: La elegante y triste historia del Conde Olinos narrada y cantada por el Gran Silkha! - {LIBRE}
El norte parecía llamarla, no había terminado de apuntarse para la campaña del virrey con un montoncito de gente más cuando supo el destino. Bueno la única palabra que sabía escribir y sabía que significaba ya estaba ahí casi con sangre, y decía casi por que el tono rojizo dejaba esa duda pero no iba a probarla para descubrirlo, junto su mochila y tras un beso a Alex que tenía otros asuntos que atender subió a un caballo negro, sin mancha alguna y se lo tomo como parte de una broma. Como fuere ella iba como siempre en su mundo. El virrey dejaba claro sus intereses, sus deseos y ella más de una vez en el trayecto aplaco a algún deseoso or el favorito del Virrey. El nuevo licántropo tenía su encanto y verlo algo desanimado era como un velo. Entre eso y la nueva actitud de Matthew, prefería mantenerse a raya.
Lo que sí es que el calor mellaba en sus nuevos dulces, los guardaba celosamente y desde el festival, pensaba como diablos conseguir más. El calor los estaba derritiendo y terminaban siendo una plasta. Término poniéndolos en un frasco y comerlo a cucara o disolverlo en leche cuando conseguía. Más de una vez pensó en compartir su botín con el par, pero no tenía animo de ir interrumpiendo. En otro momento o si fueran otras persona tal vez pero había cierto respeto por el hombre delicado al sol que era ahora el virrey.
Ella se cubría con telas claras, no era un vampiro pero el sol siempre era un problema por su carencia de color, y de tolerar el calor iría como el mismo Mathew, pero no lo era y tocaba apañar con una capa celeste y debajo de esta ropa casi transparente, cualquiera que no la conociera le hacía pasar por una puta más y así embauco a algunos cuantos mientras cuidaba a las chicas del virrey en el trayecto.
-Por lo más… Esta parte del norte es muy caliente.- Lo decía en más de un sentido y agradeció cuando se detuvieron para refrescarse, y tras prodigar algo de cariño a su azabache fue allá donde la pareja oyendo sin querer el susurro de Hadden, para su mala suerte eso no se borraría jamás de su cabeza, pero como no era su asunto pensó que mientras oían al trovador sería una buena oportunidad para darle a probar ese dulce del evento del fin del mundo al virrey, tal vez pudiera enviar a alguien más apto a conseguirlo y surtirlo con regularidad en la ciudad. Tomo un par de cucharas las lleno y pasando por detrás de ellos se las extendió.
-Nadie podría reemplazarte, bueno depende… No creo que reemplazarte en el sentido que crees. –Musito la albina con esa sonrisa cínica y voz monótona moviendo un poco las cucharas cerca de las mejillas de ambos. –Feliz cumpleaños muy muy atrasado virrey, esto es una exquisitez de Roilkat, seguramente a la altura del espectáculo. Y no no es eso, si tiene olfato podrán descartar cualquier broma.
Ciertamente el aspecto obscuro y pastoso daría muy mala, pero muy mala impresión, y cuando Alex la vio le dijo que la mierda no se comía, se la dio a oler, ninguna mierda olería así de bien. Les dejo las cucharas y pensó donde sentarse, al lado de Matt o al lado de Hadden, y decidió mejor quedarse donde estaba y parada, mientras oía al trovador y tarareaba la sonata, aplaudió al final. Talento tenía.
Lo que sí es que el calor mellaba en sus nuevos dulces, los guardaba celosamente y desde el festival, pensaba como diablos conseguir más. El calor los estaba derritiendo y terminaban siendo una plasta. Término poniéndolos en un frasco y comerlo a cucara o disolverlo en leche cuando conseguía. Más de una vez pensó en compartir su botín con el par, pero no tenía animo de ir interrumpiendo. En otro momento o si fueran otras persona tal vez pero había cierto respeto por el hombre delicado al sol que era ahora el virrey.
Ella se cubría con telas claras, no era un vampiro pero el sol siempre era un problema por su carencia de color, y de tolerar el calor iría como el mismo Mathew, pero no lo era y tocaba apañar con una capa celeste y debajo de esta ropa casi transparente, cualquiera que no la conociera le hacía pasar por una puta más y así embauco a algunos cuantos mientras cuidaba a las chicas del virrey en el trayecto.
-Por lo más… Esta parte del norte es muy caliente.- Lo decía en más de un sentido y agradeció cuando se detuvieron para refrescarse, y tras prodigar algo de cariño a su azabache fue allá donde la pareja oyendo sin querer el susurro de Hadden, para su mala suerte eso no se borraría jamás de su cabeza, pero como no era su asunto pensó que mientras oían al trovador sería una buena oportunidad para darle a probar ese dulce del evento del fin del mundo al virrey, tal vez pudiera enviar a alguien más apto a conseguirlo y surtirlo con regularidad en la ciudad. Tomo un par de cucharas las lleno y pasando por detrás de ellos se las extendió.
-Nadie podría reemplazarte, bueno depende… No creo que reemplazarte en el sentido que crees. –Musito la albina con esa sonrisa cínica y voz monótona moviendo un poco las cucharas cerca de las mejillas de ambos. –Feliz cumpleaños muy muy atrasado virrey, esto es una exquisitez de Roilkat, seguramente a la altura del espectáculo. Y no no es eso, si tiene olfato podrán descartar cualquier broma.
Ciertamente el aspecto obscuro y pastoso daría muy mala, pero muy mala impresión, y cuando Alex la vio le dijo que la mierda no se comía, se la dio a oler, ninguna mierda olería así de bien. Les dejo las cucharas y pensó donde sentarse, al lado de Matt o al lado de Hadden, y decidió mejor quedarse donde estaba y parada, mientras oía al trovador y tarareaba la sonata, aplaudió al final. Talento tenía.
Christelle Glassneth
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Re: La elegante y triste historia del Conde Olinos narrada y cantada por el Gran Silkha! - {LIBRE}
Con sorna y jubilo inflaba su pecho a la par de las voces no guturales que emitían aquellas manos ajenas disputándose, una reverencia, dos, y una tercera antes de pensar como continuar con el Show para quienes estaban envueltos en la pitanza. El poder inmenso del escenario y ser foco de atención era de los placeres gozosos más vitales para el muchacho de cabellos oscuros, sentía su cuero estremecerse con cada vibrar entre pieles de falanges encontradas, con el teñir de las monedas al chocar agudo contra otras mientras su capital aumentaba, la sensación erizaba cada poro de su piel, editándolo completamente, como extrañaba el escenario.
- Gracias! Gracias buenos viajeros por quedarse a disfrutar de mi arte - Sonriente dijo al público mientras escudriñaba a todos quienes habían parado por su presentación. No en todas las oportunidades un gran número de seres eran testigos de sus algarabías y no podía desaprovechar el momento para sacar algún provecho, de tan poco dinero no se vivía en las tierras de nadie. - Bunny es mi apelativo y permítanme acompañar su bucólica este mediodía - una nueva rima entonaba el próximo verso en lo que sus ojos se encontraron con lo que estaba buscando.
Personas de muchos colores y formas esparcidos entre árboles y rocas, algunos armados con metal hasta los dientes, algunos otros muy sensuales con menos prendas que el simple vestido que Silkha llevaba puesto, una caravana demasiado ostentosa y de alta alcurnia que entre tanta diversidad dejaba ver una línea sutil entre esclavos, sirvientes, trabajadores y claro, el dueño. Silkha lo notó, sonrió pícaro y vio la oportunidad de dar con el dueño del despilfarro. De lo único que nunca se arrepentiría, era de desaprovechar una excelente oportunidad.
Solo esperaba, que el ser hombre no fuera un problema, no parecía que el Pomposo y rimbombante propietario estuviera acompañado por una suntuosa concubina, sospecho del muchacho de tez suave a su lado pero quien se negaría a un simple coplar.
- Recitare esta vez una bella carta - Sus ágiles dedos se posaron sobre el instrumento y con lujuria se deslizaron delicados sobre el traste. - Que a Dulcinea nunca llegó como serenata, sino solo como papel - Levantó la voz y dio dos pasos, se alejó por un instante de su atril - Porque al buen erudito que escribía lo mandaron a matar - clavando sus ojos en Matt se acercó sutil, y contaba la historia a otros antes del laúd hacer sonar. - Al igual que al conde de mi canto, pero este murió en el mar.
Cada paso con gracia movía, deslizándose sobre la tierra, las caderas lo acompañaban y su columna enderezaba ayudaba a su cabeza revolear, haciendo ojitos al pasar y caricias de mentón con la mano que apoyaba bajo el clavijero, volviendo la mirada al Ruiseñor en los ojos del morocho.
Más linda que yo vi
Acuérdate cuando amada señora fuiste
Lucero resplandeciente
Tiniebla de mis placeres - aprovechó entonces la palabra para una insinuación de labios provocando a quien era obvio su protagonismo frente al cantar del bardo.
- "Corona de las mujeres
Gloria del siglo presente
Extremada y excelente
Entre todas cuantas vi
A Dios le pido, Señor
Siempre te acuerdes de mi"
Dejo entonces de tocar y dejo en reposo el instrumento sobre su morral para acercarse a la contienda, caminando entre personas, hablando con grandes pausas y sin frenar hasta detenerse frente al señor.
- Tuyo hasta la muerte, - dobló una de sus piernas llevándola hasta el suelo, con ligereza y atrevimiento tomó la mano más cercana de Matt con un roce sutil de no más de tres dedos y bajo la cabeza hasta apoyar su frente contra los nudillos - el caballero del triste violín.
La oferta era más que clara, y lidiar con palabras negativas siempre una opción.
- Gracias! Gracias buenos viajeros por quedarse a disfrutar de mi arte - Sonriente dijo al público mientras escudriñaba a todos quienes habían parado por su presentación. No en todas las oportunidades un gran número de seres eran testigos de sus algarabías y no podía desaprovechar el momento para sacar algún provecho, de tan poco dinero no se vivía en las tierras de nadie. - Bunny es mi apelativo y permítanme acompañar su bucólica este mediodía - una nueva rima entonaba el próximo verso en lo que sus ojos se encontraron con lo que estaba buscando.
Personas de muchos colores y formas esparcidos entre árboles y rocas, algunos armados con metal hasta los dientes, algunos otros muy sensuales con menos prendas que el simple vestido que Silkha llevaba puesto, una caravana demasiado ostentosa y de alta alcurnia que entre tanta diversidad dejaba ver una línea sutil entre esclavos, sirvientes, trabajadores y claro, el dueño. Silkha lo notó, sonrió pícaro y vio la oportunidad de dar con el dueño del despilfarro. De lo único que nunca se arrepentiría, era de desaprovechar una excelente oportunidad.
Solo esperaba, que el ser hombre no fuera un problema, no parecía que el Pomposo y rimbombante propietario estuviera acompañado por una suntuosa concubina, sospecho del muchacho de tez suave a su lado pero quien se negaría a un simple coplar.
- Recitare esta vez una bella carta - Sus ágiles dedos se posaron sobre el instrumento y con lujuria se deslizaron delicados sobre el traste. - Que a Dulcinea nunca llegó como serenata, sino solo como papel - Levantó la voz y dio dos pasos, se alejó por un instante de su atril - Porque al buen erudito que escribía lo mandaron a matar - clavando sus ojos en Matt se acercó sutil, y contaba la historia a otros antes del laúd hacer sonar. - Al igual que al conde de mi canto, pero este murió en el mar.
Cada paso con gracia movía, deslizándose sobre la tierra, las caderas lo acompañaban y su columna enderezaba ayudaba a su cabeza revolear, haciendo ojitos al pasar y caricias de mentón con la mano que apoyaba bajo el clavijero, volviendo la mirada al Ruiseñor en los ojos del morocho.
- Spoiler:
Más linda que yo vi
Acuérdate cuando amada señora fuiste
Lucero resplandeciente
Tiniebla de mis placeres - aprovechó entonces la palabra para una insinuación de labios provocando a quien era obvio su protagonismo frente al cantar del bardo.
- "Corona de las mujeres
Gloria del siglo presente
Extremada y excelente
Entre todas cuantas vi
A Dios le pido, Señor
Siempre te acuerdes de mi"
Dejo entonces de tocar y dejo en reposo el instrumento sobre su morral para acercarse a la contienda, caminando entre personas, hablando con grandes pausas y sin frenar hasta detenerse frente al señor.
- Tuyo hasta la muerte, - dobló una de sus piernas llevándola hasta el suelo, con ligereza y atrevimiento tomó la mano más cercana de Matt con un roce sutil de no más de tres dedos y bajo la cabeza hasta apoyar su frente contra los nudillos - el caballero del triste violín.
La oferta era más que clara, y lidiar con palabras negativas siempre una opción.
Silkha Bunny
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Re: La elegante y triste historia del Conde Olinos narrada y cantada por el Gran Silkha! - {LIBRE}
Cada comentario de Hadden era una daga simbólica que lo apuñalaba justo en algún punto vital, aún así Matthew seguía sonriendo y aplaudiendo, no le gustaba andar haciendo escenas en público. Miro de reojo al Licántropo, evaluando la situación y cuanto era conveniente decir.
-Qué lengua tan mordaz tienes, sus habilidades nunca dejan de sorprenderme - Le sonrió con cariño porque sabía que eso le molestaba más que una sonrisa burlona - Fue una bonita historia, aunque para nuestro prostíbulo necesitará algo más picante -
Dejó algunas monedas mientras terminaba de tocar y decía un par de palabras al público, la figura de Matt quedaba bastante llamativa y sospechosa al estar cubierto de pies a cabeza en un día soleado “Pensaran que soy un vampiro... Y no sería la primera vez” pensó con cansancio el Estafador, quien consideraba que ya venía siendo hora de darle la razón al destino y pasarse de raza de una vez.
-No puedes atender a todos los clientes de Ciudad Lagarto - Le respondió a Hadden, seguían hablando en murmullos - Eso es codicioso. Además, yo estaba pensando en que hiciera presentaciones, no en lo demás - Lo miró de costado y agregó en tono de broma - Se cree el ladrón que todos son de su condición ¿Eh? - Y se rio un poquito.
De la nada apareció una cuchara con una sustancia marrón oscura entre los dos, Owens se quedó un segundo sorprendido, como estaba en medio de la comitiva no prestaba atención alrededor y se le había pasado por alto la presencia de la asesina. Muchacha rara como pocas, aunque Matthew no era el más adecuado para hablar sobre la cordura de los demás.
-Ciertamente tiene apariencia de mierda - Puso en palabras claras lo que la albina solo insinuaba - Aunque sin el olor, y la textura tampoco parece la adecuada. Lamentablemente, mi olfato podría detectar si son desperdicios humanos, pero no si tiene veneno, aunque ¿Intentarías hacer algo tan tonto frente a tantos testigos? - Apoyó un dedo en la mano de Christelle y le acercó la cuchara a su propia boca - Prueba un bocado primera y puede que me lo piense -
La música comenzó de nuevo, Matt prestó atención para conocer un poco mejor las habilidades del artista. En menos de un segundo el Estafador se dio cuenta que estaba siendo blanco del músico, tantos años mintiendo le habían dado facilidad para reconocer cuando querían manipularlo. Se mantuvo de brazos cruzados observando con atención cada uno de los movimientos que hacía, determinando sí le servía, sí habían cosas que se pudieran mejorar, incluso evaluó la sutileza de la caricia y como juntaba todos esas acciones con el ritmo de la canción.
-Ara ara ara - Dijo en tono ligeramente femenino cuando le agarró la mano y se arrodillo frente a él - De sutileza nada ¿No es así, Querido? ¿Cómo habías dicho que te llamabas? ¿Bunny? Mucho gusto Bunny, no creo que sea necesario que lleguemos hasta la muerte - Le sonrió con amabilidad, retirando la mano despacio pero solo para ofrecerle ambas y ayudarlo a levantarse - Fue una buena interpretación ¿Estas en busca de trabajo? -
-Qué lengua tan mordaz tienes, sus habilidades nunca dejan de sorprenderme - Le sonrió con cariño porque sabía que eso le molestaba más que una sonrisa burlona - Fue una bonita historia, aunque para nuestro prostíbulo necesitará algo más picante -
Dejó algunas monedas mientras terminaba de tocar y decía un par de palabras al público, la figura de Matt quedaba bastante llamativa y sospechosa al estar cubierto de pies a cabeza en un día soleado “Pensaran que soy un vampiro... Y no sería la primera vez” pensó con cansancio el Estafador, quien consideraba que ya venía siendo hora de darle la razón al destino y pasarse de raza de una vez.
-No puedes atender a todos los clientes de Ciudad Lagarto - Le respondió a Hadden, seguían hablando en murmullos - Eso es codicioso. Además, yo estaba pensando en que hiciera presentaciones, no en lo demás - Lo miró de costado y agregó en tono de broma - Se cree el ladrón que todos son de su condición ¿Eh? - Y se rio un poquito.
De la nada apareció una cuchara con una sustancia marrón oscura entre los dos, Owens se quedó un segundo sorprendido, como estaba en medio de la comitiva no prestaba atención alrededor y se le había pasado por alto la presencia de la asesina. Muchacha rara como pocas, aunque Matthew no era el más adecuado para hablar sobre la cordura de los demás.
-Ciertamente tiene apariencia de mierda - Puso en palabras claras lo que la albina solo insinuaba - Aunque sin el olor, y la textura tampoco parece la adecuada. Lamentablemente, mi olfato podría detectar si son desperdicios humanos, pero no si tiene veneno, aunque ¿Intentarías hacer algo tan tonto frente a tantos testigos? - Apoyó un dedo en la mano de Christelle y le acercó la cuchara a su propia boca - Prueba un bocado primera y puede que me lo piense -
La música comenzó de nuevo, Matt prestó atención para conocer un poco mejor las habilidades del artista. En menos de un segundo el Estafador se dio cuenta que estaba siendo blanco del músico, tantos años mintiendo le habían dado facilidad para reconocer cuando querían manipularlo. Se mantuvo de brazos cruzados observando con atención cada uno de los movimientos que hacía, determinando sí le servía, sí habían cosas que se pudieran mejorar, incluso evaluó la sutileza de la caricia y como juntaba todos esas acciones con el ritmo de la canción.
-Ara ara ara - Dijo en tono ligeramente femenino cuando le agarró la mano y se arrodillo frente a él - De sutileza nada ¿No es así, Querido? ¿Cómo habías dicho que te llamabas? ¿Bunny? Mucho gusto Bunny, no creo que sea necesario que lleguemos hasta la muerte - Le sonrió con amabilidad, retirando la mano despacio pero solo para ofrecerle ambas y ayudarlo a levantarse - Fue una buena interpretación ¿Estas en busca de trabajo? -
Matthew Owens
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