Hacia Lunargenta... otra vez [CERRADO]
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Hacia Lunargenta... otra vez [CERRADO]
Habían pasado varios días desde que Ryuu conoció a su nueva compañera.
Siguiendo las indicaciones de Aradia, el pájaro encontró a Nael en su tienda, donde se presentó y le dijo que buscaba al creador de Zar'roc. La chica le explicó que se trataba de la obra maestra de su padre, Erendriel, pero que éste había desaparecido semanas atrás.
-Partió hacia la península, aunque no sé exactamente dónde estará ahora. Dijo que iría primero a Lunargenta, ya que la persona que buscaba era un soldado del ejército. Pero ha pasado tanto tiempo que temo que le haya ocurrido algo...-
-Bueno, de todas formas tengo que ir hacia allí. Si llego a encontrarlo le diré que se comunique contigo. De lo contrario, te avisaré si averiguo algo a mi regreso. Muchas gracias por la información.-
Lo que el arquero esperaba que fuera una despedida, acabó por convertirse en una larga discusión con la elfa, en la cual acordaron partir juntos hacia Lunargenta. La chica no cedió pese a los muchos intentos del ave por convencerla de no seguirlo.
Y así es como llegaron a este punto. Viajando juntos, en un constante e incómodo silencio, ocasionalmente interrumpido por la fauna del lugar.
-Oye, ¿qué ha sido de Aradia y Zelas? Hace bastante tiempo que no los veo. ¿Cómo están?-
-Ni idea.-
-Ah...-
El pájaro estaba seguro de que ese viaje sería muy largo...
Siguiendo las indicaciones de Aradia, el pájaro encontró a Nael en su tienda, donde se presentó y le dijo que buscaba al creador de Zar'roc. La chica le explicó que se trataba de la obra maestra de su padre, Erendriel, pero que éste había desaparecido semanas atrás.
-Partió hacia la península, aunque no sé exactamente dónde estará ahora. Dijo que iría primero a Lunargenta, ya que la persona que buscaba era un soldado del ejército. Pero ha pasado tanto tiempo que temo que le haya ocurrido algo...-
-Bueno, de todas formas tengo que ir hacia allí. Si llego a encontrarlo le diré que se comunique contigo. De lo contrario, te avisaré si averiguo algo a mi regreso. Muchas gracias por la información.-
Lo que el arquero esperaba que fuera una despedida, acabó por convertirse en una larga discusión con la elfa, en la cual acordaron partir juntos hacia Lunargenta. La chica no cedió pese a los muchos intentos del ave por convencerla de no seguirlo.
Y así es como llegaron a este punto. Viajando juntos, en un constante e incómodo silencio, ocasionalmente interrumpido por la fauna del lugar.
-Oye, ¿qué ha sido de Aradia y Zelas? Hace bastante tiempo que no los veo. ¿Cómo están?-
-Ni idea.-
-Ah...-
El pájaro estaba seguro de que ese viaje sería muy largo...
Shinoroa Ryuu
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Re: Hacia Lunargenta... otra vez [CERRADO]
Otra vez en Wulvu.. Vulvul... Vulwulfar (ja a la primera) el rubio Hazel seguía huyendo de sus problemas, ahora encapuchado, seguía cargando su espada ridículamente grande, recordaba los malos momentos por los que tuvo que pasar en ese lugar, culpa de Nousis para variar.
-¿Podemos dejar de lado esto de que te encuentro y sales corriendo?-
-De acuerdo, me atrapaste... ¿Qué me delato?-
-No se, será quizás esa espada ridícula que llevas!-
-Vale, es justo.. ¿y ahora que?-
-Ahora....-
La joven Eve se acerco y Zelas cerro los ojos esperando lo peor, espero otro rato mas y al ver que no pasaba nada abrió los ojos, solo para recibir una feroz cachetada de parte de Eve seguido de lo que parecía ser un abrazo, lo primero ya lo veía venir pero lo segundo le sorprendió de gran manera.
-Ehh..-
-Callate y escucha-
-Vale-
-Esta bien que quieras huir y que sientas miedo, eso solo te vuelve alguien normal, así que deja de darle vueltas al asunto-
-Yo.. no..-
-Ya seas Zelas Hazelmere o Hazel Wind, no pierdas eso que te hace ser tu mismo, solo vuélvete mas fuerte que aquello que te aterra y estarás bien-
Los ojos del rubio se aguaron por un momento y abrazo a Eve con fuerza, en parte para contener las emociones que se desbordaban por montones y por otro lado era la mejor oportunidad que tendría para poner su cara entre las tetas de la joven, la cual al darse cuenta de los motivos escondidos del no-elfo, volvió a darle otra cachetada con fuerza.
OFF: Ignoren el vestido, eso es de otro tema en el que estoy participando al mismo tiempo, en este tema estoy vestido con ropas normales XD
-¿Podemos dejar de lado esto de que te encuentro y sales corriendo?-
-De acuerdo, me atrapaste... ¿Qué me delato?-
-No se, será quizás esa espada ridícula que llevas!-
-Vale, es justo.. ¿y ahora que?-
-Ahora....-
La joven Eve se acerco y Zelas cerro los ojos esperando lo peor, espero otro rato mas y al ver que no pasaba nada abrió los ojos, solo para recibir una feroz cachetada de parte de Eve seguido de lo que parecía ser un abrazo, lo primero ya lo veía venir pero lo segundo le sorprendió de gran manera.
-Ehh..-
-Callate y escucha-
-Vale-
-Esta bien que quieras huir y que sientas miedo, eso solo te vuelve alguien normal, así que deja de darle vueltas al asunto-
-Yo.. no..-
-Ya seas Zelas Hazelmere o Hazel Wind, no pierdas eso que te hace ser tu mismo, solo vuélvete mas fuerte que aquello que te aterra y estarás bien-
Los ojos del rubio se aguaron por un momento y abrazo a Eve con fuerza, en parte para contener las emociones que se desbordaban por montones y por otro lado era la mejor oportunidad que tendría para poner su cara entre las tetas de la joven, la cual al darse cuenta de los motivos escondidos del no-elfo, volvió a darle otra cachetada con fuerza.
OFF: Ignoren el vestido, eso es de otro tema en el que estoy participando al mismo tiempo, en este tema estoy vestido con ropas normales XD
Última edición por Hazel Wind el Dom Feb 14 2021, 02:00, editado 1 vez
Zelas Hazelmere
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Re: Hacia Lunargenta... otra vez [CERRADO]
Hoy no llevaba su clásico vestido, ese no era tan cómodo para caminar, opto por un par de pantalones sueltos y una simple blusa blanca, lucia cual bardo pobre en su trabajo casual, su gran mochila en la espalda y siempre en sus manos, el arma de guerra, su laúd.
-Hoy me vino la gana, que no las musas
Hoy no tengo pretextos ni disculpas
Para cantarte a ti
Para escribirte un verso y descolgarte desde aquí
Hasta las ganas de la mañana, ya por veniiiiiiiiiiiir~
El lobo no solo se dedicaba a ofrecer shows pasajeros a los viajantes y lugareños, de vez en cuando, el alba lo sorprendía alegre por el sendero de la vida con su arma en mano, doblando bellas coplas no remunerativas, danzándole al febo que asomaba y las aves que hipnotizaba con su canto.
-Hoy, primero del segundo, del año
Mientras esta mujer rompe el espacio
Para inventarse al fin
Para mirarla toda en el silencio y de perfil
Tomo sus manos, Como escenario, Para existiiiiiiiiiiiiiir
Brazos de sol, era una hermosísima forma de arrancar la mañana, y alegrar corazones joviales y enamorados, no había dueño en la canción para las palabras de este buenmozo bardo, mas sin embargo eso no le impedía disfrutar y desbordar con cada palabra narrada. Conforme se acercaba al estribillo, su animo escalaba cumbres imaginarias e inalcanzables y su vos subía el tono buscando alcanzar a las golondrinas que mas alto surcaban el cielo. Finalmente la gran estrofa llego y en su camino notó una piedra de mayor tamaño y se subió para usar de escenario un instante.
~estribillo~
-Y es que no importa que digan
Que está trillado
Hablar de amor que maldigan
Si no han probado
La noche en sus brazos de sol.
Recién entonces miró a su alrededor notando a quienes caminaban junto a el en el trillo del alba, pensó por un segundo en sacar su sombrero, pero no.
-Y es que no importa que digan
Que está trillado
Hablar de amor, que maldigan
Si no han probado
La noche en sus brazos de sol
Vio a una dulce pareja que estaba entre una reconciliación y una pelea a unos pasos de él, merecían la fortuita serenata como música de fondo para conducir sus decisiones por el bien emocional, el bien del corazón.
-Se detiene el reloj sobre nosotros
Caen las diez que resbalan por sus hombros
Y se cuela la luz
Que se enreda en tu pelo, pero la liberas tú
Oro y diamantes, Por un instante, De tono azul
El joven lobo se acerco a los dos y continuo cantando, se acerco tanto que la distancia ya era bastante incomoda y comenzó a bailar al rededor de los mismos con alegría y sorna.
El estribillo una vez mas le dio pie a disfrutar del canto.
----
Disculpen la extensión! Pero lo verde es la canción si se fijan... me controlare jejeje
Silkha Bunny
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Re: Hacia Lunargenta... otra vez [CERRADO]
Casi no había tenido tiempo para sentar el trasero y tomarse un descanso al llegar a la hondonada tras los recados en unas y otras aldeas de los alrededores, pero el curioso encuentro con aquellos elfos de dudosa cordura llevaba rondando su mente desde que ambos habían pegado la espantada tras llenarse la barriga. Aquel improvisado entrenamiento, acompañado del despliegue de curiosas habilidades que había presenciado, había terminado por darla el impulso que necesitaba para tomar el camino a la capital y por fin realizar su encargo en la herrería.
Después de haber caminado durante días, cargada como una mula, optó esta vez por llevar consigo lo indispensable para un viaje que, en principio, sería de ida y vuelta. Había recorrido los caminos de Vulwufar innumerables ocasiones, siendo la ciudad más cercana a la aldea entre fronteras que la acogía como una más, y conocía los senderos más frecuentados por caravanas comerciales, siendo a menudo vigilados bien de cerca por bandidos o forajidos buscando el momento idóneo para emboscar y hacerse con un generoso botín. No obstante, ya tenía como costumbre -más bien como norma- evitar esas rutas en sus viajes en la medida de lo posible, por lo que optó, una vez más, por complicarse los días y avanzar campo a través. Más costoso, pero más seguro.
No sabría decir con exactitud los kilómetros que dejaban atrás su casa, tan sólo contaba con llevar tres, cuatro horas caminando. Lo cierto es que, tras las dos primeras, las piernas asumen su cometido y avanzan sin enviar señales de dolor hasta que, llegado el momento, simplemente dicen "hasta aquí llegamos" y se echan a templar a modo de protesta, exigiendo un descanso. Las suyas, sin embargo, ya estaban más que acostumbradas a los largos viajes a pie, ¿debería pensar seriamente en hacerse con una montura? Agarró el saquito con todos su ahorros, el mismo que -lo más probable- volvería vacío, y lo hizo rebotar en la palma de su mano un par de veces. Aún nos queda mucho caminar, queridas. Suspiró, con resignación.
Los extensos campos de Verisar se recogían conforme se acercaba a las poblaciones cercanas a la urbe, aldeas y poblados de uno y otro tamaño, en los que trataba de no perder el tiempo. Sumida en sus pensamientos, atravesaba la arboleda a las afueras de Krostak tras un alto para llenar el estómago y rellenar la cantimplora, cuando entre la calmada foresta advirtió las espaldas de lo que parecían ser dos viajeros que seguían su misma ruta. Chasqueó la lengua, con cierto fastidio. No es que la importunase coincidir con otros caminantes, en más de una ocasión había dado con gentes de unos y otros rincones que habían amenizado con creces sus viajes, no obstante el primer encuentro siempre se hacía comprometido, más cuando en él se determinaría si se tendrían problemas. A medida que acortaba la distancia, pudo diferenciar mayores detalles de ambos. Una elfa de cabellos de fuego, de cuya cintura colgaba una hoja de acero, junto a un pájaro humanoide en cuya espalda cargaba un carcaj, curiosa pareja... Habiéndose posicionado ya a escasos metros de ellos, torció el gesto un momento. Esas plumas... Las había visto antes, estaba segura.
-¡Eh, arquero!- levantó la voz, llamando su atención, esperando no caer en un error. Si al voltearse resultaba tratarse de otro tipo sería gracioso tener que explicarse.
-------------Después de haber caminado durante días, cargada como una mula, optó esta vez por llevar consigo lo indispensable para un viaje que, en principio, sería de ida y vuelta. Había recorrido los caminos de Vulwufar innumerables ocasiones, siendo la ciudad más cercana a la aldea entre fronteras que la acogía como una más, y conocía los senderos más frecuentados por caravanas comerciales, siendo a menudo vigilados bien de cerca por bandidos o forajidos buscando el momento idóneo para emboscar y hacerse con un generoso botín. No obstante, ya tenía como costumbre -más bien como norma- evitar esas rutas en sus viajes en la medida de lo posible, por lo que optó, una vez más, por complicarse los días y avanzar campo a través. Más costoso, pero más seguro.
No sabría decir con exactitud los kilómetros que dejaban atrás su casa, tan sólo contaba con llevar tres, cuatro horas caminando. Lo cierto es que, tras las dos primeras, las piernas asumen su cometido y avanzan sin enviar señales de dolor hasta que, llegado el momento, simplemente dicen "hasta aquí llegamos" y se echan a templar a modo de protesta, exigiendo un descanso. Las suyas, sin embargo, ya estaban más que acostumbradas a los largos viajes a pie, ¿debería pensar seriamente en hacerse con una montura? Agarró el saquito con todos su ahorros, el mismo que -lo más probable- volvería vacío, y lo hizo rebotar en la palma de su mano un par de veces. Aún nos queda mucho caminar, queridas. Suspiró, con resignación.
Los extensos campos de Verisar se recogían conforme se acercaba a las poblaciones cercanas a la urbe, aldeas y poblados de uno y otro tamaño, en los que trataba de no perder el tiempo. Sumida en sus pensamientos, atravesaba la arboleda a las afueras de Krostak tras un alto para llenar el estómago y rellenar la cantimplora, cuando entre la calmada foresta advirtió las espaldas de lo que parecían ser dos viajeros que seguían su misma ruta. Chasqueó la lengua, con cierto fastidio. No es que la importunase coincidir con otros caminantes, en más de una ocasión había dado con gentes de unos y otros rincones que habían amenizado con creces sus viajes, no obstante el primer encuentro siempre se hacía comprometido, más cuando en él se determinaría si se tendrían problemas. A medida que acortaba la distancia, pudo diferenciar mayores detalles de ambos. Una elfa de cabellos de fuego, de cuya cintura colgaba una hoja de acero, junto a un pájaro humanoide en cuya espalda cargaba un carcaj, curiosa pareja... Habiéndose posicionado ya a escasos metros de ellos, torció el gesto un momento. Esas plumas... Las había visto antes, estaba segura.
-¡Eh, arquero!- levantó la voz, llamando su atención, esperando no caer en un error. Si al voltearse resultaba tratarse de otro tipo sería gracioso tener que explicarse.
OFF. Lo primero, perdón por la tardanza, estoy en la parra y no me había dado cuenta de que Shilka ya había contestado, ya he puesto el tema en seguimiento para no perderme una más, je. Lo segundo, entiendo que la pareja que presencia la amorosa serenata son Zelas y Eve, estando Ryuu y Nael todavía solos, si me confundo hacérmelo saber que edito para corregir, sin problema ^^
Aylizz Wendell
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Re: Hacia Lunargenta... otra vez [CERRADO]
Fëanor miraba a Ingela con sorna. Se burlaba de ella y le tomaba del pelo cada vez que podía. Según ella, habían retomado camino por el espíritu de aventura innato de la joven dragona, por su indomable y nómade alma, nada que ver con el despecho que hacía meses la tenía llorando por los rincones de Dundarak. Fuese la razón que fuera, Ingela había salido de su casa -vaya que había salido lejos- y retomado su viaje por Aerandir. Fëanor viajaba con ella para cuidarla y procurar que no se perdiera en los caminos de la hidromiel y la vida de las tabernas.
Además de Fëanor, Ingela llevaba en el hombro a Thunderbolt, su pequeño dragón de compañía, y a la espalda su inseparable Feuerstein, el mandoble que había recibido al nacer. La joven dragona se sentía contenta y confiada, mucho más tranquila que cuando salió por primera vez de Dundarak, sin contar que ya conocía muchos lugares del continente.
Ingenuamente, pensaba que poco ya se le haría novedad y maravillarse se le haría difícil, hasta que escuchó la voz de aquel hombre y su hermosa canción.
Se acercó corriendo hasta donde estaba el bardo cantando. Estaba junto a una pareja, pero Ingela no reparó en ellos, su atención era para el afinado hombre que cantaba y bailaba tocando su laúd. -¡Bravo!- aplaudió ella al término de la canción. -¡Qué bonito cantas!- alabó sonriente -¿Eres un bardo?- preguntó, ladeando la cabeza y mirándolo con curiosidad.
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Además de Fëanor, Ingela llevaba en el hombro a Thunderbolt, su pequeño dragón de compañía, y a la espalda su inseparable Feuerstein, el mandoble que había recibido al nacer. La joven dragona se sentía contenta y confiada, mucho más tranquila que cuando salió por primera vez de Dundarak, sin contar que ya conocía muchos lugares del continente.
Ingenuamente, pensaba que poco ya se le haría novedad y maravillarse se le haría difícil, hasta que escuchó la voz de aquel hombre y su hermosa canción.
Se acercó corriendo hasta donde estaba el bardo cantando. Estaba junto a una pareja, pero Ingela no reparó en ellos, su atención era para el afinado hombre que cantaba y bailaba tocando su laúd. -¡Bravo!- aplaudió ella al término de la canción. -¡Qué bonito cantas!- alabó sonriente -¿Eres un bardo?- preguntó, ladeando la cabeza y mirándolo con curiosidad.
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Última edición por Ingela el Jue Jun 10 2021, 17:11, editado 1 vez
Ingela
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Re: Hacia Lunargenta... otra vez [CERRADO]
El silencio se prolongaba cada vez más, haciendo que el viaje se tornara aburrido e incómodo. Ryuu pasó los últimos minutos pensando en diferentes temas, intentando encontrar algo para conversar con la pelirroja, pero no había caso. Justo entonces, escuchó una voz un tanto familiar.
-¡Ayl! Ha pasado un tiempo desde que nos vimos por última vez... Ah sí, ella es Nael. Vamos de camino a Lunargenta.-
-Hola...-
-...-
-...-
-No habla mucho, como habrás podido notar...- comentó el arquero a la rubia, encogiendo los hombros con resignación.
Viendo que sus caminos coincidían, el pájaro recibió felizmente la nueva compañía. Ahora sí tendría alguien con quien charlar un poco en el trayecto.
-Esperemos que este viaje sea más tranquilo que el que hicimos en el norte. ¿Has sabido algo de Iori? Parecía bastante afectada por lo que vio allí cuando nos separamos. Yo me he topado con Nousis hace poco, y para no perder la costumbre casi nos matan. Siempre pasa algo cuando coincido con él, es como si tuviera la culpa de todo o algo así...-
Para desgracia de Aylizz, el arquero ya no pudo contener las ganas de hablar con alguien. Quizá se había acostumbrado a viajar acompañado de gente capaz de mantener una conversación amena, al contrario de la pelirroja de escasas palabras.
-¡Ayl! Ha pasado un tiempo desde que nos vimos por última vez... Ah sí, ella es Nael. Vamos de camino a Lunargenta.-
-Hola...-
-...-
-...-
-No habla mucho, como habrás podido notar...- comentó el arquero a la rubia, encogiendo los hombros con resignación.
Viendo que sus caminos coincidían, el pájaro recibió felizmente la nueva compañía. Ahora sí tendría alguien con quien charlar un poco en el trayecto.
-Esperemos que este viaje sea más tranquilo que el que hicimos en el norte. ¿Has sabido algo de Iori? Parecía bastante afectada por lo que vio allí cuando nos separamos. Yo me he topado con Nousis hace poco, y para no perder la costumbre casi nos matan. Siempre pasa algo cuando coincido con él, es como si tuviera la culpa de todo o algo así...-
Para desgracia de Aylizz, el arquero ya no pudo contener las ganas de hablar con alguien. Quizá se había acostumbrado a viajar acompañado de gente capaz de mantener una conversación amena, al contrario de la pelirroja de escasas palabras.
Shinoroa Ryuu
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Re: Hacia Lunargenta... otra vez [CERRADO]
-¿Por qué tienes que arruinar el ambiente?-
-Vamos, tu querías eso que me hacer ser yo-
-Soy tu amiga, no tu amante-
-¿Sentiste eso?, hasta mi antiguo cuerpo sintió esas palabras-
Zelas Hazel se echo a reír justo al momento que un bardo extrañamente desabrigado para ser invierno comenzó a entonar una melodía que empezó como algo agradable y conforme pasaban las estrofas y los acordes se volvió algo incomodo, el rubio no-elfo y la morena que estaban igual de desabrigados, se miraron de reojo y comenzaron a comunicarse por señas.
-Cre-o que qui-e-re a-e-ros-
-E-so o qui-e-re ro-bar-nos-
-Se-a cu-al se-a el ca-so
-No te-ne-mosdi-ne-ro!-
Se señalaron lo ultimo al mismo tiempo y comenzaron a reír, el bardo de una forma algo extraña había aliviado la tensión del momento, entonces una escena digna de lo que parecía ser el comienzo de algún chiste, un elfo, una rubia y un pequeño dragón comenzaron a alabar al bardo, Hazel y Eve se unieron a los aplausos del otro grupo y disimuladamente siguieron por su camino, riendo pícaramente al no tener que pagar por una canción.
Entonces vieron como otro grupo se acercaba a la distancia, sin duda un camino muy transitado para ser invierno, Hazel reconoció a Ryuu, a Aylizz y también a..
-Oh no...- exclamo el rubio al momento que cruzo la mirada con la elfa pelirroja, esta abrió los ojos como platos y su mandíbula se extendió de gran manera para luego volver a cerrarse, entonces se aparto del otro grupo agitadamente para sujetar al rubio y comenzar a zarandearlo por los hombros.
-Oh por los dioses Zelas que te ha pasado!!-
-EH... No, no hay Zelas, solo kalab kalash-
-Vamos hombre, que ni la ropa te has cambiado-
-Jajajaja-
-En serio no...-
-Tu pelo esta rubio y que le has hecho a tus orejas para que parezcan humanas?-
-Sera mejor que le expliques lo que paso-
-Uff... Es demasiado para explicártelo ahora Nael, mejor léete el mastereado-
-¿Qué?-
-¿Qué?-
-Que-
El rubio había salido de un charco para caer en una poza, mientras su amiga se reía a carcajadas por la situación, la pelirroja demandaba una explicación a su primo, cuyo rostro reflejaba una falsa calma ante la situación.
-Vamos, tu querías eso que me hacer ser yo-
-Soy tu amiga, no tu amante-
-¿Sentiste eso?, hasta mi antiguo cuerpo sintió esas palabras-
-Cre-o que qui-e-re a-e-ros-
-E-so o qui-e-re ro-bar-nos-
-Se-a cu-al se-a el ca-so
-No te-ne-mosdi-ne-ro!-
Se señalaron lo ultimo al mismo tiempo y comenzaron a reír, el bardo de una forma algo extraña había aliviado la tensión del momento, entonces una escena digna de lo que parecía ser el comienzo de algún chiste, un elfo, una rubia y un pequeño dragón comenzaron a alabar al bardo, Hazel y Eve se unieron a los aplausos del otro grupo y disimuladamente siguieron por su camino, riendo pícaramente al no tener que pagar por una canción.
Entonces vieron como otro grupo se acercaba a la distancia, sin duda un camino muy transitado para ser invierno, Hazel reconoció a Ryuu, a Aylizz y también a..
-Oh no...- exclamo el rubio al momento que cruzo la mirada con la elfa pelirroja, esta abrió los ojos como platos y su mandíbula se extendió de gran manera para luego volver a cerrarse, entonces se aparto del otro grupo agitadamente para sujetar al rubio y comenzar a zarandearlo por los hombros.
-Oh por los dioses Zelas que te ha pasado!!-
-EH... No, no hay Zelas, solo kalab kalash-
-Vamos hombre, que ni la ropa te has cambiado-
-Jajajaja-
-En serio no...-
-Tu pelo esta rubio y que le has hecho a tus orejas para que parezcan humanas?-
-Sera mejor que le expliques lo que paso-
-Uff... Es demasiado para explicártelo ahora Nael, mejor léete el mastereado-
-¿Qué?-
-¿Qué?-
-Que-
El rubio había salido de un charco para caer en una poza, mientras su amiga se reía a carcajadas por la situación, la pelirroja demandaba una explicación a su primo, cuyo rostro reflejaba una falsa calma ante la situación.
Zelas Hazelmere
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Re: Hacia Lunargenta... otra vez [CERRADO]
A los novios su música no había cautivado, mas no eran las únicas personas en aquel paso. El joven lobo atrajo a su público, personas merecedoras de un buen pasar, aquellos que sabían apreciar el arte del amor expresado en coplas.
Tras el final de la canción hizo una reverencia triunfal sin soltar su mandoble con cuerdas. Una joven dama de buen porte y hermosas hebras doradas se acercó entre la mi gran multitud de tres personas a reconocer de manera gratificante el esfuerzo realizado por el joven lobo en llenar de color la mañana de los transeúntes. Silkha prometió no dejarse arrastrar por la diosa de la codicia esa mañana, pero cambio rápidamente su argumento apelando su propia postura con un asterisco: *no dejaría que la diosa lo arrastrase con la música.
Hecha la salvedad, el talento musical no era su única fuente de dinero.
Se acercó intrigado a la muchacha y sujeto unos mechones rubios que llovían al contorno de su rostro y con suma delicadeza los acerco hasta su nariz para impregnarse del aroma a natural de la contraria. Suave y sedoso al tacto, desde cerca una piel tersa y pálida como la nieve en los inviernos de su hogar, un suave y sutil carmín rociado en sus mejillas y las venas graciosas que se asomaban por debajo de su transparente tés, cada detalle enmarcado por una mirada jovial e infantil, inocente a través de unos cristales celestes y negros, tonos quizás demasiados intensos para la palidez general de su imagen.
- Silkha es mi nombre... Y Por ti baby seria Batman.. - Se reincorporo haciendo notar su altura y buen porte, necesitaba verse lo más atractivo y seductor posible si quería conseguir una posible clienta nueva. - Pero si, en esta oportunidad soy un simple bardo, quien con sus hábiles dedos acaricia con delicadeza cada cuerda de mi laúd y mi boca curiosa y traviesa desprende las coplas más románticas este día.
Como lo había anunciado, sosteniendo un La de tres falanges rasqueteo sobre la caja de resonancia dando sustento a sus palabras.
- Bríndame tu nombre bella dama de mis fantasías pasajeras y te dedicare la canción más tierna y más cursi que nunca nadie te allá regalado por lo empalagoso de su sonar - una sonrisa cómica se dibujaba en sus labios al hablar y un gesto asqueado ante la idea de tocar algo sumamente dulce, el sarcasmo era un fuerte para quienes lo manipulaban y quizás le sacaría una sonrisa a la muchacha con la absurda idea.
Tras el final de la canción hizo una reverencia triunfal sin soltar su mandoble con cuerdas. Una joven dama de buen porte y hermosas hebras doradas se acercó entre la mi gran multitud de tres personas a reconocer de manera gratificante el esfuerzo realizado por el joven lobo en llenar de color la mañana de los transeúntes. Silkha prometió no dejarse arrastrar por la diosa de la codicia esa mañana, pero cambio rápidamente su argumento apelando su propia postura con un asterisco: *no dejaría que la diosa lo arrastrase con la música.
Hecha la salvedad, el talento musical no era su única fuente de dinero.
Se acercó intrigado a la muchacha y sujeto unos mechones rubios que llovían al contorno de su rostro y con suma delicadeza los acerco hasta su nariz para impregnarse del aroma a natural de la contraria. Suave y sedoso al tacto, desde cerca una piel tersa y pálida como la nieve en los inviernos de su hogar, un suave y sutil carmín rociado en sus mejillas y las venas graciosas que se asomaban por debajo de su transparente tés, cada detalle enmarcado por una mirada jovial e infantil, inocente a través de unos cristales celestes y negros, tonos quizás demasiados intensos para la palidez general de su imagen.
- Silkha es mi nombre... Y Por ti baby seria Batman.. - Se reincorporo haciendo notar su altura y buen porte, necesitaba verse lo más atractivo y seductor posible si quería conseguir una posible clienta nueva. - Pero si, en esta oportunidad soy un simple bardo, quien con sus hábiles dedos acaricia con delicadeza cada cuerda de mi laúd y mi boca curiosa y traviesa desprende las coplas más románticas este día.
Como lo había anunciado, sosteniendo un La de tres falanges rasqueteo sobre la caja de resonancia dando sustento a sus palabras.
- Bríndame tu nombre bella dama de mis fantasías pasajeras y te dedicare la canción más tierna y más cursi que nunca nadie te allá regalado por lo empalagoso de su sonar - una sonrisa cómica se dibujaba en sus labios al hablar y un gesto asqueado ante la idea de tocar algo sumamente dulce, el sarcasmo era un fuerte para quienes lo manipulaban y quizás le sacaría una sonrisa a la muchacha con la absurda idea.
Silkha Bunny
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Re: Hacia Lunargenta... otra vez [CERRADO]
El rostro del pájaro humanoide reflejó una agradable sorpresa al encontrarse, al parecer su acompañante no debía ser una compañía demasiado entretenida. Devolvió la sonrisa junto al saludo, atendiendo a la presentación de la elfa que caminaba a su lado. De un rápido vistazo se fijó en ella. Joven, no mucho más que ella, aunque ligeramente más alta y esbelta. Y bonita. Encajaba a todas luces con los patrones característicos de la raza, aunque aquella melena escarlata se llevaba toda la atención.
-Encantada, Nael. ¿Qué te ha hecho salir del sagrado bosque? Mira que este pájaro tiene los días contados...- bromeó al recordar el trágico destino no escrito que él mismo había compartido la noche que se conocieron.
La idea de compartir sendero fue aceptada sin necesidad de pensarlo, sólo el pensar que tendría que adentrarse de nuevo en la gran ciudad la producía un gran hastío, sería un buen punto que al menos el viaje se hiciese ameno en compañía. No había vuelto a ver a Ryuu desde que embarcó en aquel pequeño puerto norteño, sin saber siquiera cómo acabarían el resto o hacia dónde dirigirían sus siguientes pasos. Fue toda una alegría comprobar que, por el momento, continuaba de destino en destino por el continente y no en el estómago de algún dragón, aunque la pregunta que le vino rebajó su exaltación en gran medida.
-No... Desde entonces no he vuelto a verla...- contestó, con cierta preocupación -Sé que sigue viva y que ha tenido alguna desventura, pero poco más.- explicó -También he tenido mis encuentros con Nousis, qué te voy a contar, ¡puedes imaginarte!- el comentario culpando al espadachín la hizo soltar una ligera carcajada -Desde luego, algo pasa con ese elfo que atrae problemas allí donde va, aunque... Si le encuentras el punto entre tanta soberbia, puede llegar a ser divertido.- concluyó, encogiéndose de hombros.
Continuaron avanzando a paso ligero, la temperatura descendía al tiempo que lo hacía el sol y lo mejor sería no perder tiempo en acortar la distancia, si no querían pasar la noche a la intemperie. Odiaba el invierno... Días cortos, noches frías, el tiempo no invitaba a caminar bajo las estrellas. Tras una hora escasa, a lo lejos, pudo distinguir a otro grupo de caminantes que les daban la espalda. Antes de poder diferenciar a nadie, la elfa pelirroja se abalanzó efusivamente sobre uno de ellos.
-Vaya, se la veía tan tranquila hace un instante...- comentó, mientras terminaba de acercarse, descubriendo entonces de quién se trataba el causante de tal exaltación.
Zelas, o Hazel, o como demonios se hiciese llamar esta vez, mantenía aun su apariencia cambiada. Junto a él, un hombre y dos mujeres a los que no conocía. Bueno, en realidad... ¿Aquella chica no era la que apareció reclamándolo a voces la última vez que se vieron? ¿La misma de la que huyó convertido en una bestia voladora? No hacía tanto de aquello, parecía que al final había logrado dar con él. La otra muchacha llamó su atención, al acercarse más y sentir emanar de ella algo que dejaba claro que no se trataba de una humana corriente, aunque... Puede que no fuese ella, al fin y al cabo, sabía de primera mano que Hazel portaba en su colección algún que otro objeto impregnado. Por lo pronto, lo mejor sería tratar de no sacar conclusiones anticipadas.
-El mundo no es tan grande como nos han hecho creer, ¿eh?- saludó así a su congénere, divertida por la cómica situación al verlo zarandeado -¿Interrumpimos algo?- preguntó al resto del grupo amablemente.
-Encantada, Nael. ¿Qué te ha hecho salir del sagrado bosque? Mira que este pájaro tiene los días contados...- bromeó al recordar el trágico destino no escrito que él mismo había compartido la noche que se conocieron.
La idea de compartir sendero fue aceptada sin necesidad de pensarlo, sólo el pensar que tendría que adentrarse de nuevo en la gran ciudad la producía un gran hastío, sería un buen punto que al menos el viaje se hiciese ameno en compañía. No había vuelto a ver a Ryuu desde que embarcó en aquel pequeño puerto norteño, sin saber siquiera cómo acabarían el resto o hacia dónde dirigirían sus siguientes pasos. Fue toda una alegría comprobar que, por el momento, continuaba de destino en destino por el continente y no en el estómago de algún dragón, aunque la pregunta que le vino rebajó su exaltación en gran medida.
-No... Desde entonces no he vuelto a verla...- contestó, con cierta preocupación -Sé que sigue viva y que ha tenido alguna desventura, pero poco más.- explicó -También he tenido mis encuentros con Nousis, qué te voy a contar, ¡puedes imaginarte!- el comentario culpando al espadachín la hizo soltar una ligera carcajada -Desde luego, algo pasa con ese elfo que atrae problemas allí donde va, aunque... Si le encuentras el punto entre tanta soberbia, puede llegar a ser divertido.- concluyó, encogiéndose de hombros.
Continuaron avanzando a paso ligero, la temperatura descendía al tiempo que lo hacía el sol y lo mejor sería no perder tiempo en acortar la distancia, si no querían pasar la noche a la intemperie. Odiaba el invierno... Días cortos, noches frías, el tiempo no invitaba a caminar bajo las estrellas. Tras una hora escasa, a lo lejos, pudo distinguir a otro grupo de caminantes que les daban la espalda. Antes de poder diferenciar a nadie, la elfa pelirroja se abalanzó efusivamente sobre uno de ellos.
-Vaya, se la veía tan tranquila hace un instante...- comentó, mientras terminaba de acercarse, descubriendo entonces de quién se trataba el causante de tal exaltación.
Zelas, o Hazel, o como demonios se hiciese llamar esta vez, mantenía aun su apariencia cambiada. Junto a él, un hombre y dos mujeres a los que no conocía. Bueno, en realidad... ¿Aquella chica no era la que apareció reclamándolo a voces la última vez que se vieron? ¿La misma de la que huyó convertido en una bestia voladora? No hacía tanto de aquello, parecía que al final había logrado dar con él. La otra muchacha llamó su atención, al acercarse más y sentir emanar de ella algo que dejaba claro que no se trataba de una humana corriente, aunque... Puede que no fuese ella, al fin y al cabo, sabía de primera mano que Hazel portaba en su colección algún que otro objeto impregnado. Por lo pronto, lo mejor sería tratar de no sacar conclusiones anticipadas.
-El mundo no es tan grande como nos han hecho creer, ¿eh?- saludó así a su congénere, divertida por la cómica situación al verlo zarandeado -¿Interrumpimos algo?- preguntó al resto del grupo amablemente.
Aylizz Wendell
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Re: Hacia Lunargenta... otra vez [CERRADO]
Ingelita aplaudía con efusividad cuando el bardo terminó de cantar -¡Hermosa canción! ¡Cuánto talento!- exclamaba emocionada. Por el contrario, el joven elfo que la acompañaba aplaudía sin mucho animo o entusiasmo y cuando el hombre se acercó galante a Ingela, volteo tanto los ojos que casi se los saca de las cuencas. -Y llegó otro baboso, ven Thunderbolt, dejemos a Ingelita sola- comentó con hastío mientras tomaba al dragoncito y se lo llevaba al hombro. Fëanor detestaba cuando los hombres se acercaban a su amiga con esa zalamería y claras intenciones lujuriosas. No podía evitarlo pues ella era una muchacha hermosa, su inocencia era llamativa y despertaba bajas pasiones por doquier. Pero ya sabía que la rubia sin ayuda -y de paso, sin querer- los espantaba. ¡Huían despavoridos!
Mientras el elfo se alejaba para ver el espectáculo a una distancia prudente, Ingela estaba extasiada. ¡El bardo era tan, pero tan guapo! -Soy Ingela, mucho gusto Silkha- respondió entre risitas, mirando cómo él tomaba un mechón de su cabello y lo olfateaba. Le pareció curioso y divertido aquel gesto, recordó cuando conoció a Zatch que también la olfateo entera. -No necesitas ser Batman, pero dime una cosa, no huele mal, ¿cierto?- preguntó con honesta curiosidad, tomando otro mechón y oliéndolo ella misma para corroborar. -Porque eso sería muy vergonzoso- afirmó, mirándolo risueña.
El galanteo del bardo hizo efecto, no le costó mucho enganchar a Ingelita quien se deshacía en sonrisitas. -¿Eres un mago? Eso explicaría que hagas que las canciones sepan tan dulces que lleguen a empalagar- preguntó, mirándolo a sus bonitos ojos oscuros. -Me encantaría que hicieras eso de hacer canciones dulces- pidió con una amplia sonrisa.
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Mientras el elfo se alejaba para ver el espectáculo a una distancia prudente, Ingela estaba extasiada. ¡El bardo era tan, pero tan guapo! -Soy Ingela, mucho gusto Silkha- respondió entre risitas, mirando cómo él tomaba un mechón de su cabello y lo olfateaba. Le pareció curioso y divertido aquel gesto, recordó cuando conoció a Zatch que también la olfateo entera. -No necesitas ser Batman, pero dime una cosa, no huele mal, ¿cierto?- preguntó con honesta curiosidad, tomando otro mechón y oliéndolo ella misma para corroborar. -Porque eso sería muy vergonzoso- afirmó, mirándolo risueña.
El galanteo del bardo hizo efecto, no le costó mucho enganchar a Ingelita quien se deshacía en sonrisitas. -¿Eres un mago? Eso explicaría que hagas que las canciones sepan tan dulces que lleguen a empalagar- preguntó, mirándolo a sus bonitos ojos oscuros. -Me encantaría que hicieras eso de hacer canciones dulces- pidió con una amplia sonrisa.
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Última edición por Ingela el Jue Jun 10 2021, 17:12, editado 1 vez
Ingela
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Re: Hacia Lunargenta... otra vez [CERRADO]
Al escuchar la respuesta de Aylizz, la pelirroja miró extrañada al pájaro.
-En resumen, según una de las visiones de mi madre voy a morir a manos de un dragón, por eso tengo los días contados. De hecho, hace poco casi se vuelve realidad... Creí que esa dragona de gemas me iba a comer...- Un pequeño escalofrío recorrió la espalda del arquero al recordar su pelea con la portadora del Cáliz de la Clarividencia.
Siguieron caminando un rato, mientras la rubia contaba las últimas noticias referentes a su amiga humana y al espadachín elfo. De repente, Nael corrió en dirección a un grupo de gente cercano, y comenzó a zarandear de un lado al otro a un pobre muchacho rubio.
-Ey, Nael, ¿qué haces? Deja en paz al pobre chico, ¿qué te ha hecho?-
Ignorando por completo al arquero, la pelirroja exigía explicaciones al joven.
-Oh por los dioses Zelas, ¡¿que te ha pasado?!-
Al escuchar el nombre del elfo, Ryuu se quedó pasmado unos segundos. ¿Qué tipo de ilusión podría ser tan poderosa como para cambiar el aspecto de alguien completamente? Aylizz no parecía dorprendida y le hablaba como a un viejo conocido... ¿En serio era él?
-Sí existe gente capaz de transformarse en lagartos gigantes voladores con la habilidad de controlar los elementos... Supongo que es posible alterar la apariencia de uno mismo...-
Observando al resto del grupo, Ryuu notó a una pareja que se estaba poniendo bastante cariñosa en público, por lo que no quiso molestarlos. Volviendo su atención al resto del grupo, escuchó la observación de Aylizz sobre la pelirroja.
-Tal vez Nael sea de esas personas a las que les cuesta entrar en confianza. Son primos, así que es entendible que no actúe de igual manera con alguien que conoció hace unos días como yo. A propósito, yo también estoy intrigado... ¿Por qué te ves así ahora, Zelas? ¿Y qué diablos es un mastereado? No es un tipo de dragón o algo así ¿verdad?-
La posibilidad de encontrarse de nuevo con uno de esos lagartos voladores provocó un nuevo escalofrío en el arquero, mientras que la colorada seguía zarandeando a su primo de lado a lado, ignorando las conversaciones ajenas.
-En resumen, según una de las visiones de mi madre voy a morir a manos de un dragón, por eso tengo los días contados. De hecho, hace poco casi se vuelve realidad... Creí que esa dragona de gemas me iba a comer...- Un pequeño escalofrío recorrió la espalda del arquero al recordar su pelea con la portadora del Cáliz de la Clarividencia.
Siguieron caminando un rato, mientras la rubia contaba las últimas noticias referentes a su amiga humana y al espadachín elfo. De repente, Nael corrió en dirección a un grupo de gente cercano, y comenzó a zarandear de un lado al otro a un pobre muchacho rubio.
-Ey, Nael, ¿qué haces? Deja en paz al pobre chico, ¿qué te ha hecho?-
Ignorando por completo al arquero, la pelirroja exigía explicaciones al joven.
-Oh por los dioses Zelas, ¡¿que te ha pasado?!-
Al escuchar el nombre del elfo, Ryuu se quedó pasmado unos segundos. ¿Qué tipo de ilusión podría ser tan poderosa como para cambiar el aspecto de alguien completamente? Aylizz no parecía dorprendida y le hablaba como a un viejo conocido... ¿En serio era él?
-Sí existe gente capaz de transformarse en lagartos gigantes voladores con la habilidad de controlar los elementos... Supongo que es posible alterar la apariencia de uno mismo...-
Observando al resto del grupo, Ryuu notó a una pareja que se estaba poniendo bastante cariñosa en público, por lo que no quiso molestarlos. Volviendo su atención al resto del grupo, escuchó la observación de Aylizz sobre la pelirroja.
-Tal vez Nael sea de esas personas a las que les cuesta entrar en confianza. Son primos, así que es entendible que no actúe de igual manera con alguien que conoció hace unos días como yo. A propósito, yo también estoy intrigado... ¿Por qué te ves así ahora, Zelas? ¿Y qué diablos es un mastereado? No es un tipo de dragón o algo así ¿verdad?-
La posibilidad de encontrarse de nuevo con uno de esos lagartos voladores provocó un nuevo escalofrío en el arquero, mientras que la colorada seguía zarandeando a su primo de lado a lado, ignorando las conversaciones ajenas.
Shinoroa Ryuu
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Re: Hacia Lunargenta... otra vez [CERRADO]
-Hola Aylizz, Hola Ryuu.. No se preocupen, Nael es así- dijo el rubio mientras le sostenía los brazos.
-Si explícate!- exclamo la colorina dejando al fin el zarandeo excesivo.
-A ver, un mastereado es...- se mantuvo en silencio, sopesando la idea de volver a romper la cuarta pared.
-Zelas!- exclamo Eve al ver como el rubio se había quedado pasmado.
-Si, tienen razón, bueno la historia corta es que morí, pero de alguna forma sobreviví y ahora soy así- espeto sin mas.
-Eh?, eso es todo?- pregunto curiosa la prima elfa.
-Ahora se hace llamar Hazel.... Pffft jajaja lo siento no he podido aguantar- Eve se hecho a reír, se había aguantado mucho.
-Hazel como Hazelmere? vaya que poco original si querías cambiar tu identidad... que será después, tu apellido será Wind acaso- pregunto de nueva cuenta, y la carcajada de Eve respondía por el rubio.
-Bueno, viendo que ya están al día, ella es Eve, en palabras de ellas, es mi amiga, no mi amante(?), Eve, la elfa pelirroja es mi prima Nael, la elfa rubia es Aylizz, el hombre pájaro es Ryuu, todos son buena gente... hasta donde se al menos- Hazelas hizo las presentaciones pertinentes.
Luego de ponerse al día brevemente, viendo como todos parecían ir por el mismo camino, Hazelas propuso que viajaran juntos por el momento, -Deberíamos viajar juntos por el momento- espeto, como si lo anteriormente mencionado no hubiera sido redundante. -Ustedes también deberían unirse- exclamo en dirección al pequeño elfo y su pequeño dragón, y también extendió la invitación a la chica rubia y al bardo. -Mientras mas grande el grupo, menos probabilidades hay de que alguien estúpido intente hacer algo por el camino- señalo, explicando en parte que al verles ser un grupo grande, menos probabilidades habrían de que aparecieran bandidos o peor aun, estúpidos, que quisieran tener malas intenciones.
-Si explícate!- exclamo la colorina dejando al fin el zarandeo excesivo.
-A ver, un mastereado es...- se mantuvo en silencio, sopesando la idea de volver a romper la cuarta pared.
-Zelas!- exclamo Eve al ver como el rubio se había quedado pasmado.
-Si, tienen razón, bueno la historia corta es que morí, pero de alguna forma sobreviví y ahora soy así- espeto sin mas.
-Eh?, eso es todo?- pregunto curiosa la prima elfa.
-Ahora se hace llamar Hazel.... Pffft jajaja lo siento no he podido aguantar- Eve se hecho a reír, se había aguantado mucho.
-Hazel como Hazelmere? vaya que poco original si querías cambiar tu identidad... que será después, tu apellido será Wind acaso- pregunto de nueva cuenta, y la carcajada de Eve respondía por el rubio.
-Bueno, viendo que ya están al día, ella es Eve, en palabras de ellas, es mi amiga, no mi amante(?), Eve, la elfa pelirroja es mi prima Nael, la elfa rubia es Aylizz, el hombre pájaro es Ryuu, todos son buena gente... hasta donde se al menos- Hazelas hizo las presentaciones pertinentes.
Luego de ponerse al día brevemente, viendo como todos parecían ir por el mismo camino, Hazelas propuso que viajaran juntos por el momento, -Deberíamos viajar juntos por el momento- espeto, como si lo anteriormente mencionado no hubiera sido redundante. -Ustedes también deberían unirse- exclamo en dirección al pequeño elfo y su pequeño dragón, y también extendió la invitación a la chica rubia y al bardo. -Mientras mas grande el grupo, menos probabilidades hay de que alguien estúpido intente hacer algo por el camino- señalo, explicando en parte que al verles ser un grupo grande, menos probabilidades habrían de que aparecieran bandidos o peor aun, estúpidos, que quisieran tener malas intenciones.
Zelas Hazelmere
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Re: Hacia Lunargenta... otra vez [CERRADO]
Saludó con un despreocupado gesto a las presentaciones hechas por Hazel, era curiosa la variedad de gentes de la que podía rodearse, en cada ocasión lo había visto con distintas personalidades, cada cual más curiosa. ¿Otra Hazelmere? Una pariente, al menos. Había conocido a otra... Sí... Aquella vez... Arcadia... ¡Aradia! Si, eso. Familia numerosa pensó divertida, encogiéndose de hombros.
Accedió a la propuesta del no-elfo, desde luego el camino se haría más ameno junto a gente conocida y, por qué no, también con las que no lo eran. No se encontraban muy lejos ya de la ciudad, aun así, el camino que restaba era lo suficientemente largo como para volverse pesado si se hacía en solitario. Una tiende a darle vuelta a los pensamientos si no tiene nada mejor a lo que prestarle atención. Negocios, eso era lo que la llevaba a Lunargenta. De las pocas razones, sino la única, que veía factible para acercarse a las grandes ciudades. No entendía que podrían ver aquellos que abandonaban la tranquilidad de los terrenos extensos más que el hecho de llenar los bolsillos, ¿de veras había criaturas que disfrutaban del bullicio y las aglomeraciones?
Quizá podría decirse que su primera experiencia en una urbe importante había determinado su postura tajante hacia aquellos lugares, no obstante, sus siguientes visitas no habían estado exentas de ocasiones que no invitaban a querer repetir. No era como si el bosque o las llanuras no pudiesen albergar contratiempos pero... al menos no se sentían como si diesen lugar en un laberinto amurallado.
Antes de iniciar la marcha, volvió a reparar en la más joven de las extrañas. Sería más acertado decir que fue el elfo que la acompañaba quien captó su atención. Un chiquillo aun, aunque ella tampoco parecía se mucho más mayor. Se pensó a sí misma a su edad un instante, lo más lejos que habría llegado entonces habría sido el arroyo tras los límites de la aldea. Se sorprendió cuando notó que una media sonrisa se comenzó a dibujar a un lado de su rostro al recordarlo, con la perspectiva del paso del tiempo las cosas se comprenden de otra forma...
-¿Y qué hay de ti? ¿Quién eres?- se dirigió curiosa hacia la muchacha -¿También vienes con nosotros?
Accedió a la propuesta del no-elfo, desde luego el camino se haría más ameno junto a gente conocida y, por qué no, también con las que no lo eran. No se encontraban muy lejos ya de la ciudad, aun así, el camino que restaba era lo suficientemente largo como para volverse pesado si se hacía en solitario. Una tiende a darle vuelta a los pensamientos si no tiene nada mejor a lo que prestarle atención. Negocios, eso era lo que la llevaba a Lunargenta. De las pocas razones, sino la única, que veía factible para acercarse a las grandes ciudades. No entendía que podrían ver aquellos que abandonaban la tranquilidad de los terrenos extensos más que el hecho de llenar los bolsillos, ¿de veras había criaturas que disfrutaban del bullicio y las aglomeraciones?
Quizá podría decirse que su primera experiencia en una urbe importante había determinado su postura tajante hacia aquellos lugares, no obstante, sus siguientes visitas no habían estado exentas de ocasiones que no invitaban a querer repetir. No era como si el bosque o las llanuras no pudiesen albergar contratiempos pero... al menos no se sentían como si diesen lugar en un laberinto amurallado.
Antes de iniciar la marcha, volvió a reparar en la más joven de las extrañas. Sería más acertado decir que fue el elfo que la acompañaba quien captó su atención. Un chiquillo aun, aunque ella tampoco parecía se mucho más mayor. Se pensó a sí misma a su edad un instante, lo más lejos que habría llegado entonces habría sido el arroyo tras los límites de la aldea. Se sorprendió cuando notó que una media sonrisa se comenzó a dibujar a un lado de su rostro al recordarlo, con la perspectiva del paso del tiempo las cosas se comprenden de otra forma...
-¿Y qué hay de ti? ¿Quién eres?- se dirigió curiosa hacia la muchacha -¿También vienes con nosotros?
Aylizz Wendell
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Re: Hacia Lunargenta... otra vez [CERRADO]
De repente, al rededor de Ingela se reunió un grupito variopinto de personas. Ella no se había dado cuenta por estar pendiente del bardo sensualón, pero se vio llamada a aterrizar de vuelta a la realidad cuando Thunderbolt le revoloteo frente los ojos. Fëanor también había decidido acortar distancias con la dragona al verse rodeado de gente que... ¿los estaba invitando a viajar juntos a Lunargenta? ¡¿Gente que les estaba hablando?! El elfito jaloneaba con desesperación la manga de Ingela.
Un poco contrariada por tener que quitarle su atención al bardo, Ingela volteó pero no pudo siquiera poner mala cara, la sonrisa de la elfa era demasiado bonita como para enojarse. -¡Hola! ¿Qué si vamos a Lunargenta con ustedes?- se preguntó y miró a Fëanor. -Pues sí, vamos camino a la capital humana y... pues sí, sería conveniente ir en un grupo grande... así que... pues sí, creo que iremos juntos a Lunargenta- respondió. Fëanor se lo suponía, a Ingelita le encantaban ese tipo de invitaciones, así que rió bajito -Esos fueron muchos "pues sí" juntos, Ingelita- se burló el muchacho. Luego él miró a la elfa y sonrió, inclinando la cabeza en forma de saludo -Soy Fëanor, del clan Telanadas- se presentó -Este es Thunderbolt y ella es Ingela- dijo, sonriente, señalando al dragoncito que se posaba en su hombro y a Ingela, quien saludaba entusiasmada con la manito y una amplia sonrisa. -Será un gusto viajar con ustedes- añadió e Ingela asintió.
Ingela fue junto a la elfa que le había hablado, fue la única que lo hizo -Bueno, yo vengo del norte, de Dundarak, soy una dragona- contó casual, como si nada. -¿Y tú? Veo que eres elfa, Fëanor también- dijo, señalando lo obvio -¿De qué parte del bosque eres?- preguntó con curiosidad.
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Un poco contrariada por tener que quitarle su atención al bardo, Ingela volteó pero no pudo siquiera poner mala cara, la sonrisa de la elfa era demasiado bonita como para enojarse. -¡Hola! ¿Qué si vamos a Lunargenta con ustedes?- se preguntó y miró a Fëanor. -Pues sí, vamos camino a la capital humana y... pues sí, sería conveniente ir en un grupo grande... así que... pues sí, creo que iremos juntos a Lunargenta- respondió. Fëanor se lo suponía, a Ingelita le encantaban ese tipo de invitaciones, así que rió bajito -Esos fueron muchos "pues sí" juntos, Ingelita- se burló el muchacho. Luego él miró a la elfa y sonrió, inclinando la cabeza en forma de saludo -Soy Fëanor, del clan Telanadas- se presentó -Este es Thunderbolt y ella es Ingela- dijo, sonriente, señalando al dragoncito que se posaba en su hombro y a Ingela, quien saludaba entusiasmada con la manito y una amplia sonrisa. -Será un gusto viajar con ustedes- añadió e Ingela asintió.
Ingela fue junto a la elfa que le había hablado, fue la única que lo hizo -Bueno, yo vengo del norte, de Dundarak, soy una dragona- contó casual, como si nada. -¿Y tú? Veo que eres elfa, Fëanor también- dijo, señalando lo obvio -¿De qué parte del bosque eres?- preguntó con curiosidad.
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Última edición por Ingela el Jue Jun 10 2021, 17:12, editado 1 vez
Ingela
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Re: Hacia Lunargenta... otra vez [CERRADO]
-Así que esa es la verdadera Nael... Me siento estafado, parecía una chica muy seria. ¿No me digas que eres como tu primo el del viento?- preguntó sonriendo el arquero a la pelirroja, señalando sin disimulo el elfo que no era elfo.
-¡Por los dioses, no! Lo más parecido que tenemos es el final de nuestros apellidos... Supongo que ya no...- Para sorpresa de Ryuu, Nael le siguió la corriente. Parecía un poco más cómoda con alguien conocido cerca.
Siguieron avanzando tras la sugerencia de Aylizz y Hazel. El pájaro no tardó en notar al pequeño dragón que acompañaba a la chica y al niño elfo. Debido a su escaso tamaño, no temía por su vida, pero aún así Ryuu se mantenía atento. Después de todo, si una persona podía convertirse en un enorme dragón en cuestión de minutos, ¿quién podía asegurar que una lagartija con alas no era capaz de lo mismo?
Cuando se preguntaba dónde estaría el sujeto que hablaba con la chica del dragón, escuchó que ella y su pequeño compañero se presentaban como Fëanor e Ingela. La sorpresa llegó cuando la rubia admitió ser una dragona. Acto seguido, e intentando ser lo más discreto posible, Ryuu cambió de lugar con Nael para mantenerse lejos de la posible amenaza. La pelirroja simplemente negó con la cabeza luego de observar a su emplumado compañero unos segundos.
-Ahora que lo pienso, espero que no nos topemos con los Irreverentes...-
-¿De qué hablas?-
-Un grupo de humanos bastante peligroso. Se mantenían en secreto y casi por casualidad revelé su existencia. Tuvieron que huir de Lunargenta para no ser capturados, y la líder juró vengarse porque le dejé una bonita marca de garras en el rostro.-
-Aww, aún recuerdo mi primer enemigo jurado. No recuerdo dónde lo sepultamos...-
El arquero no se atrevió a preguntar si estaba hablando en serio o no.
-¡Por los dioses, no! Lo más parecido que tenemos es el final de nuestros apellidos... Supongo que ya no...- Para sorpresa de Ryuu, Nael le siguió la corriente. Parecía un poco más cómoda con alguien conocido cerca.
Siguieron avanzando tras la sugerencia de Aylizz y Hazel. El pájaro no tardó en notar al pequeño dragón que acompañaba a la chica y al niño elfo. Debido a su escaso tamaño, no temía por su vida, pero aún así Ryuu se mantenía atento. Después de todo, si una persona podía convertirse en un enorme dragón en cuestión de minutos, ¿quién podía asegurar que una lagartija con alas no era capaz de lo mismo?
Cuando se preguntaba dónde estaría el sujeto que hablaba con la chica del dragón, escuchó que ella y su pequeño compañero se presentaban como Fëanor e Ingela. La sorpresa llegó cuando la rubia admitió ser una dragona. Acto seguido, e intentando ser lo más discreto posible, Ryuu cambió de lugar con Nael para mantenerse lejos de la posible amenaza. La pelirroja simplemente negó con la cabeza luego de observar a su emplumado compañero unos segundos.
-Ahora que lo pienso, espero que no nos topemos con los Irreverentes...-
-¿De qué hablas?-
-Un grupo de humanos bastante peligroso. Se mantenían en secreto y casi por casualidad revelé su existencia. Tuvieron que huir de Lunargenta para no ser capturados, y la líder juró vengarse porque le dejé una bonita marca de garras en el rostro.-
-Aww, aún recuerdo mi primer enemigo jurado. No recuerdo dónde lo sepultamos...-
El arquero no se atrevió a preguntar si estaba hablando en serio o no.
Shinoroa Ryuu
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Re: Hacia Lunargenta... otra vez [CERRADO]
-Un búho viviendo una vida de zorro es un necio, y viceversa. En la oscuridad de la noche uno no puede discernir si es un búho o un zorro, pero ellos dos saben lo que son.- Exclamo con un poco de solemnidad, rara en el.
-¿Y eso que se supone que significa?- pregunto Eve intrigada.
-Eso es un refrán que suelen decir en los asentamientos de los clanes, algo así como, no importa lo que hagas, en el fondo sabes que no eres lo que aparentas o algo así- respondió Nael, bastante conversativa.
-La verdad no se que significa, pero si pongo cara de pensativo y digo las palabras sin equivocarme puedo lucir mucho inteligente de lo que soy- se puso a reír ante lo ultimo, de seguro eso le ayudaría alguna próxima estafa.
Aylizz y los nuevos parecieron congeniar bastante bien, aquello era bueno, ya tendrían tiempo todos para conversar en algún momento, noto como Ryuu temblaba de miedo, Eve también se lo pregunto, pero Hazel le dio una vaga explicación del asunto. Escucharon las palabras de Nael y tanto Hazel como Eve dejaron escapar unas risas.
-Yo tengo una enemiga jurada, no tengo como rastrearla pero el rubio que esta al lado mío es mi mejor opción para encontrarla- dijo mientras le golpeaba el pecho al joven.
-Enserio? se acostó con ella y ahora lo andan buscando por eso?, solía hacer eso en los asentamientos y por eso debía marcharse- dijo en tono de broma.
-Claro no fue así, el tirano de Aramil planeaba expulsarme del asentamiento y yo solo me adelante a sus planes y me marche antes que lo proclamara- respondió haciéndose el ofendido al respecto.
-Pues no me extrañaría, el asunto fue que nos metimos en un problema grande con una organización bastante mala, mi enemiga jurada esta en esa organización, pero Zelas en medio de la pelea asesino a uno de los miembros de la organización, y como son sectas locas le ofrecieron unirse o morir, y como ustedes ya lo conocen, prefirió pelear para salir de ahí y lo dejaron bastante cerca de la muerte- explico la joven.
-Gente en busca de tu cabeza, otra cosa por la cual te tuviste que marchar del asentamiento- dijo riendo un poco, pero se detuvo cuando noto como el rostro de Zelas y de Eve se habían perturbado de tan solo recordar esos sucesos.
-Si, esa estuvo cerca, poco después de sanar fui a Roilkat, quería comer chocolate, entonces un niño me pidió ayuda, súbitamente viaje en el tiempo, cambie un evento de la historia, luche contra un par de copias y finalmente me borre a mi mismo de la existencia justo después de ver a un bebe barbudo lanzar una enorme llamarada, después me vi en la nada nose cuanto tiempo paso, pero se sintió como si hubiera sido mucho, apareció Rauko mi buen amigo, pasaron otro par de cosas y entonces me mori... cuando me di cuenta estaba en este cuerpo y mi antiguo cuerpo era destrozado por un montón de brazos gigantes que emergían de una puerta. Este cuerpo le pertenecía a Braver, un soldado bastante fuerte el cual tuvo una trágica muerte-
-Entonces tienes que aprovechar y vivir una nueva vida como Hazel, la vida te ha dado una oportunidad primo, ya no hay nadie persiguiéndote- dijo mientras se sujetaba el brazo para animarlo.
-Te equivocas Nael, ya no pretendo huir mas, se que no estoy en el nivel en el que pueda enfrentarlos, asi que entrenare para ser mas fuerte, por los caballeros del pasado que dieron sus vidas por un ideal, y porque la Dark Order es un peligro para todos, por eso... me encargare de ellos- el semblante de Hazel cambio por unos segundos.
-Bueno esa conversación de enemigos jurados se volvió intensa, pero estoy de acuerdo con Hazel, las cosas que han hecho esos infelices....- el semblante de Eve también cambio.
Probablemente ambos pensando en como los malnacidos hicieron que una niñita corriera en busca de gente, le mintieron cuando le dijeron que era libre, y cuando finalmente se encontró con Zelas Y Eve cayo exhausta pero feliz de ver a alguien, entonces unos monstruosos tentáculos emergieron de su vientre, sujetando las extremidades de la niñita y rompiendo sus huesos en una tortura indescriptible, los gritos de dolor de la niña fueron tan horripilantes que incluso Zelas quedo pasmado unos segundos antes de acabar con su sufrimiento. Desde ese momento ambos sabían que harían todo lo posible por acabarlos.
Hazel y Eve se observaron unos momentos al ver la cara de abatidos que traían, se sonrieron para consolarse a si mismos, de seguro habían recordado lo mismo, y luego de enmascarar los arrepentimientos sobre esa situación, volvieron a sonreír como si nada hubiera pasado.
-¿Y eso que se supone que significa?- pregunto Eve intrigada.
-Eso es un refrán que suelen decir en los asentamientos de los clanes, algo así como, no importa lo que hagas, en el fondo sabes que no eres lo que aparentas o algo así- respondió Nael, bastante conversativa.
-La verdad no se que significa, pero si pongo cara de pensativo y digo las palabras sin equivocarme puedo lucir mucho inteligente de lo que soy- se puso a reír ante lo ultimo, de seguro eso le ayudaría alguna próxima estafa.
Aylizz y los nuevos parecieron congeniar bastante bien, aquello era bueno, ya tendrían tiempo todos para conversar en algún momento, noto como Ryuu temblaba de miedo, Eve también se lo pregunto, pero Hazel le dio una vaga explicación del asunto. Escucharon las palabras de Nael y tanto Hazel como Eve dejaron escapar unas risas.
-Yo tengo una enemiga jurada, no tengo como rastrearla pero el rubio que esta al lado mío es mi mejor opción para encontrarla- dijo mientras le golpeaba el pecho al joven.
-Enserio? se acostó con ella y ahora lo andan buscando por eso?, solía hacer eso en los asentamientos y por eso debía marcharse- dijo en tono de broma.
-Claro no fue así, el tirano de Aramil planeaba expulsarme del asentamiento y yo solo me adelante a sus planes y me marche antes que lo proclamara- respondió haciéndose el ofendido al respecto.
-Pues no me extrañaría, el asunto fue que nos metimos en un problema grande con una organización bastante mala, mi enemiga jurada esta en esa organización, pero Zelas en medio de la pelea asesino a uno de los miembros de la organización, y como son sectas locas le ofrecieron unirse o morir, y como ustedes ya lo conocen, prefirió pelear para salir de ahí y lo dejaron bastante cerca de la muerte- explico la joven.
-Gente en busca de tu cabeza, otra cosa por la cual te tuviste que marchar del asentamiento- dijo riendo un poco, pero se detuvo cuando noto como el rostro de Zelas y de Eve se habían perturbado de tan solo recordar esos sucesos.
-Si, esa estuvo cerca, poco después de sanar fui a Roilkat, quería comer chocolate, entonces un niño me pidió ayuda, súbitamente viaje en el tiempo, cambie un evento de la historia, luche contra un par de copias y finalmente me borre a mi mismo de la existencia justo después de ver a un bebe barbudo lanzar una enorme llamarada, después me vi en la nada nose cuanto tiempo paso, pero se sintió como si hubiera sido mucho, apareció Rauko mi buen amigo, pasaron otro par de cosas y entonces me mori... cuando me di cuenta estaba en este cuerpo y mi antiguo cuerpo era destrozado por un montón de brazos gigantes que emergían de una puerta. Este cuerpo le pertenecía a Braver, un soldado bastante fuerte el cual tuvo una trágica muerte-
-Entonces tienes que aprovechar y vivir una nueva vida como Hazel, la vida te ha dado una oportunidad primo, ya no hay nadie persiguiéndote- dijo mientras se sujetaba el brazo para animarlo.
-Te equivocas Nael, ya no pretendo huir mas, se que no estoy en el nivel en el que pueda enfrentarlos, asi que entrenare para ser mas fuerte, por los caballeros del pasado que dieron sus vidas por un ideal, y porque la Dark Order es un peligro para todos, por eso... me encargare de ellos- el semblante de Hazel cambio por unos segundos.
-Bueno esa conversación de enemigos jurados se volvió intensa, pero estoy de acuerdo con Hazel, las cosas que han hecho esos infelices....- el semblante de Eve también cambio.
Probablemente ambos pensando en como los malnacidos hicieron que una niñita corriera en busca de gente, le mintieron cuando le dijeron que era libre, y cuando finalmente se encontró con Zelas Y Eve cayo exhausta pero feliz de ver a alguien, entonces unos monstruosos tentáculos emergieron de su vientre, sujetando las extremidades de la niñita y rompiendo sus huesos en una tortura indescriptible, los gritos de dolor de la niña fueron tan horripilantes que incluso Zelas quedo pasmado unos segundos antes de acabar con su sufrimiento. Desde ese momento ambos sabían que harían todo lo posible por acabarlos.
Hazel y Eve se observaron unos momentos al ver la cara de abatidos que traían, se sonrieron para consolarse a si mismos, de seguro habían recordado lo mismo, y luego de enmascarar los arrepentimientos sobre esa situación, volvieron a sonreír como si nada hubiera pasado.
Última edición por Hazel Wind el Mar Abr 06 2021, 21:50, editado 1 vez
Zelas Hazelmere
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Re: Hacia Lunargenta... otra vez [CERRADO]
Dejó escapar una ligera risa ante la respuesta de la muchacha cuando su acompañante realizó en voz alta la apreciación que ella misma había advertido, y que dotaba de cierta gracia natural a la chiquilla. Él mismo presentó al llamativo trío, con expresión amable y respetando las cortesías, esas que ella no acostumbraba a reproducir, al menos fuera de la tierra. Observó a cada uno de ellos al tiempo que el llamado Fëanor los nombraba. El muchacho de Sandorai respondía a lo que se esperaba de ellos, al menos en apariencia, dotado de un apreciable atractivo adolescente. Si, había conocido varios en sus quince. La jovencita, por otro lado, bueno... Aquel rostro sería capaz de enternecer a la más gélida de las almas. No obstante, no era aquello lo que más llamaba su atención.
—Eso lo explica...— murmuró, pensando en alto, al explicar Ingela su origen y condición. Éter de dragona, aquello era lo que se presentía. —Aylizz— se presentó en su mismo tono amable, inclinando levemente el mentón —Del interior, pero hace tiempo que estoy fuera. Ya queda lejos...— añadió a la respuesta, dejando escapar ciertos tintes de nostalgia —Aunque no tanto como tus tierras. ¿Qué os trae tan al sur?
Atendió a las explicaciones y remembranzas de Hazel, quien parecía haber llevado una vida intensa, cuanto menos. Los últimos acontecimientos descritos parecieron torcer el semblante de la pareja de no-amantes, tensando ligeramente el ambiente. Reparando en el sutil movimiento de Ryuu al sumar distancia con la pequeña dragona, no pudo evitar reprimir su gracia, acrecentada por el momento incómodo.
—Tranquilo Plumas, la pasas en peso y altura.— bromeó hacia el hombre-pájaro —Por ahora, al menos.— añadió con gesto de burla. Por supuesto, comprendía el malestar del ave, no obstante, lo había visto en acción allá en el norte, podría aguantar caminar junto a la chiquilla por unas horas.
—En cuanto a la noche en la que el zorro que se cree búho se da cuenta que no es búho sino zorro, deberíamos continuar si no queremos tener que descubrirnos también nosotros en la oscuridad.— sugirió, una vez se hubieron cerrado las presentaciones. Sería un camino en variopinta compañía, podría ser anecdótico.
—Eso lo explica...— murmuró, pensando en alto, al explicar Ingela su origen y condición. Éter de dragona, aquello era lo que se presentía. —Aylizz— se presentó en su mismo tono amable, inclinando levemente el mentón —Del interior, pero hace tiempo que estoy fuera. Ya queda lejos...— añadió a la respuesta, dejando escapar ciertos tintes de nostalgia —Aunque no tanto como tus tierras. ¿Qué os trae tan al sur?
Atendió a las explicaciones y remembranzas de Hazel, quien parecía haber llevado una vida intensa, cuanto menos. Los últimos acontecimientos descritos parecieron torcer el semblante de la pareja de no-amantes, tensando ligeramente el ambiente. Reparando en el sutil movimiento de Ryuu al sumar distancia con la pequeña dragona, no pudo evitar reprimir su gracia, acrecentada por el momento incómodo.
—Tranquilo Plumas, la pasas en peso y altura.— bromeó hacia el hombre-pájaro —Por ahora, al menos.— añadió con gesto de burla. Por supuesto, comprendía el malestar del ave, no obstante, lo había visto en acción allá en el norte, podría aguantar caminar junto a la chiquilla por unas horas.
—En cuanto a la noche en la que el zorro que se cree búho se da cuenta que no es búho sino zorro, deberíamos continuar si no queremos tener que descubrirnos también nosotros en la oscuridad.— sugirió, una vez se hubieron cerrado las presentaciones. Sería un camino en variopinta compañía, podría ser anecdótico.
Aylizz Wendell
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Re: Hacia Lunargenta... otra vez [CERRADO]
El grupo comenzó a avanzar, era cierto que si se quedaban ahí parados conversando les agarraría la noche y no era la idea de Ingela dormir a la intemperie; prefería las camas con sábanas y cobertores de lana.-¡Mucho gusto Ailyzz! Pues bueno... qué te cuento... ¡Estamos de viaje!- comentó Ingela alegremente -Hace un par de años tuve que interrumpir mi viaje porque... bueno... guerra- dijo casual y sonrió. Al recordar aquel tiempo, negó con la cabeza y suspiró -Ahora decidimos retomar el viaje, nos quedó mucho que conocer, sobre todo a Fëanor que no pudo conocer mucho. A él lo llevé desde Sandorai a Dundarak directo, sin escalas... también había una peste fea y, ya sabes, quería llegar pronto a casa- añadió, contando aquello como si fuera una anécdota.
-¿A ti que te trae tan lejos de casa?- preguntó Fëanor a la elfa mientras caminaban. Escuchaba a la elfa, pero no pudo evitar notar que el hombre ave que iba en el grupo había puesto distancia con ellos. Pudo haber sido casual pero al joven elfo le pareció raro. -Él se ve extrañamente tenso- comentó, señalando a Ryuu. -¿Pasa algo?- preguntó con curiosidad y algo de preocupación. Se le ocurrió que de pronto el área era peligrosa y ellos también deberían estar alerta. Pero Ingela no se había dado cuenta de nada y Thunderbolt se veía relajado -Tranquilo Fëanor, si algo pasara, Bolti nos avisaría, ¿verdad amiguito?- dijo, rascando el mentón de su pequeño dragón y tranquilizando al joven elfo. Ella conocía lo ansioso que se ponía su amigo y las historias locas que se llegaba a imaginar.
Continuaron avanzando, había un rubio con una espada enorme, más grande aún que el mandoble de Ingela. -Se ve pesada- comentó ella y fue hasta quedar junto a él. -¡Hola!- saludó sonriendo -Soy Ingela- se presentó, pero no lo miraba a él sino a su espada -Qué grande tienes la espada- comentó, admirada -¿Es pesada?- le preguntó sin ocultar su curiosidad. Sonreía y los ojitos le brillaban, las manos le picaban por tomar esa espadota.
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-¿A ti que te trae tan lejos de casa?- preguntó Fëanor a la elfa mientras caminaban. Escuchaba a la elfa, pero no pudo evitar notar que el hombre ave que iba en el grupo había puesto distancia con ellos. Pudo haber sido casual pero al joven elfo le pareció raro. -Él se ve extrañamente tenso- comentó, señalando a Ryuu. -¿Pasa algo?- preguntó con curiosidad y algo de preocupación. Se le ocurrió que de pronto el área era peligrosa y ellos también deberían estar alerta. Pero Ingela no se había dado cuenta de nada y Thunderbolt se veía relajado -Tranquilo Fëanor, si algo pasara, Bolti nos avisaría, ¿verdad amiguito?- dijo, rascando el mentón de su pequeño dragón y tranquilizando al joven elfo. Ella conocía lo ansioso que se ponía su amigo y las historias locas que se llegaba a imaginar.
Continuaron avanzando, había un rubio con una espada enorme, más grande aún que el mandoble de Ingela. -Se ve pesada- comentó ella y fue hasta quedar junto a él. -¡Hola!- saludó sonriendo -Soy Ingela- se presentó, pero no lo miraba a él sino a su espada -Qué grande tienes la espada- comentó, admirada -¿Es pesada?- le preguntó sin ocultar su curiosidad. Sonreía y los ojitos le brillaban, las manos le picaban por tomar esa espadota.
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Última edición por Ingela el Jue Jun 10 2021, 17:13, editado 1 vez
Ingela
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Re: Hacia Lunargenta... otra vez [CERRADO]
Lamentablemente para Ryuu, su intento de alejarse de la chica dragona no pasó desapercibido. Esperaba que el resto se distrajera con toda esa charla de enemigos jurados y los primos poniéndose al corriente de las aventuras del elfo, pero no fue así. El arquero sonrió un tanto incómodo al escuchar la pregunta del pequeño y el comentario de Ayl.
-Disculpen, es que intento mantener cierta distancia de aquellos que pueden transformarse en criaturas gigantes capaces de pisarme como si nada. No lo tomes a mal, es sólo... Una mala costumbre mía, supongo...- Intentaba no ofender a la chica con su explicación, aunque creía que no tendría éxito. Después de todo, ella no parecía tener malas intenciones.
-Que le tiene miedo a los dragones, dice.- Nael no tardó mucho en traducir las palabras del pájaro, sorprendiendo y avergonzando a éste.
Mientras seguían avanzando, Ryuu trataba de mantener la compostura y no mostrarse alterado. Aún así, se lo notaba distraído y no participaba tanto en la conversación como antes. Ésto se debía en parte por su miedo a Ingela y sus congéneres, pero también porque se encontraba pensando en la profecía de su muerte.
-Es lo suficientemente clara como para volverme paranoico, pero no tanto como para saber exactamente quién o cómo me matarán... Preferiría no saber nada...-
Perdido en sus pensamientos, de repente sintió una leve presión en su hombro izquierdo. No le prestó demasiada atención, ya estaba acostumbrado a que algunos pájaros pequeños se posaran allí. Instintivamente, levantó su garra para acariciar a la criatura, aún sin voltearse a verla. Para su sorpresa, no sintió la suavidad de las plumas, sino algo duro y áspero. Extrañado, miró por fin al animalito. Tardó unos segundos en reaccionar al ver que no era ningún ave, sino el pequeño dragón que acompañaba a Ingela.
Asustado, Ryuu tomó al reptil por la cola y lo lanzó lejos de él, antes de darse cuenta de lo que estaba haciendo.
-¡Lo siento! Fue un reflejo, no tenía intención de hacerle daño...- El arquero empezó a disculparse con la chica por haber maltratado así a su mascota. Lo que menos deseaba era hacerla enojar. Afortunadamente, el pequeño dragón volvió a posarse en el hombro del hombre bestia. Lo miraba atentamente, y cada cierto tiempo hacía señas con su cabeza hacia adelante. Como si estuviera pidiendo que lo lanzara una vez más.
-Parece que le agradas, Plumas.- comentó Nael, entre risas mal disimuladas.
-Disculpen, es que intento mantener cierta distancia de aquellos que pueden transformarse en criaturas gigantes capaces de pisarme como si nada. No lo tomes a mal, es sólo... Una mala costumbre mía, supongo...- Intentaba no ofender a la chica con su explicación, aunque creía que no tendría éxito. Después de todo, ella no parecía tener malas intenciones.
-Que le tiene miedo a los dragones, dice.- Nael no tardó mucho en traducir las palabras del pájaro, sorprendiendo y avergonzando a éste.
Mientras seguían avanzando, Ryuu trataba de mantener la compostura y no mostrarse alterado. Aún así, se lo notaba distraído y no participaba tanto en la conversación como antes. Ésto se debía en parte por su miedo a Ingela y sus congéneres, pero también porque se encontraba pensando en la profecía de su muerte.
-Es lo suficientemente clara como para volverme paranoico, pero no tanto como para saber exactamente quién o cómo me matarán... Preferiría no saber nada...-
Perdido en sus pensamientos, de repente sintió una leve presión en su hombro izquierdo. No le prestó demasiada atención, ya estaba acostumbrado a que algunos pájaros pequeños se posaran allí. Instintivamente, levantó su garra para acariciar a la criatura, aún sin voltearse a verla. Para su sorpresa, no sintió la suavidad de las plumas, sino algo duro y áspero. Extrañado, miró por fin al animalito. Tardó unos segundos en reaccionar al ver que no era ningún ave, sino el pequeño dragón que acompañaba a Ingela.
Asustado, Ryuu tomó al reptil por la cola y lo lanzó lejos de él, antes de darse cuenta de lo que estaba haciendo.
-¡Lo siento! Fue un reflejo, no tenía intención de hacerle daño...- El arquero empezó a disculparse con la chica por haber maltratado así a su mascota. Lo que menos deseaba era hacerla enojar. Afortunadamente, el pequeño dragón volvió a posarse en el hombro del hombre bestia. Lo miraba atentamente, y cada cierto tiempo hacía señas con su cabeza hacia adelante. Como si estuviera pidiendo que lo lanzara una vez más.
-Parece que le agradas, Plumas.- comentó Nael, entre risas mal disimuladas.
Shinoroa Ryuu
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Re: Hacia Lunargenta... otra vez [CERRADO]
-Todos vamos a morir... Eventualmente- comento el elfo.
-Acaso eso no debería hacerte vivir la vida con mas intensidad en vez de andar paranoico?-
-Vamos que solo tiene miedo, es una fase que ya superara, así como esperamos que un día Zelas vuelva a recuperar su color natural de pelo y sus orejas-
Eve soltó una carcajada, y como reza el dicho, todo eran risas hasta que descubrimos que el tartamudo pedía jamón(?), el grupo de aventureros transitaba alegremente cuando cuando Hazelas noto como la chica rubia se se acercaba a el.
-Se ve pesada-
-Si, a veces lo es, pero después que viajas con Eve un tiempo, ya no parece tan pesada-
-Oye!, creo que no esta hablando de mi-
-¿Y quien seria entonces la pesada?-
-¡Hola!-
-¡Wow!, hola-
-Soy Ingela-
-Yo no(?)- en ese momento recibió un codazo por parte de Eve.
-El se llama Hazel, y yo Eve, mucho gusto
-Qué grande tienes la espada-
-Si, una vez me tope con algo ridículamente grande que no pude cortar... Deberías ver las otras 6(?)-
-¿Es pesada?-
-Bueno como te dije te acostumbras después de viajar con ella un tiempo- miro de reojo a Eve cuando menciono lo ultimo.
Hazelas observo el camino y noto algo extraño.
-¡Esperen!, deténganse- exclamo extendiendo los brazos hacia los lados para que se detuvieran.
-Al menos tus sentidos siguen funcionando bien-
-Somos 3 elfos y medio en el grupo, Aylizz, Nael, Niño elfo, necesito que corroboren lo que estoy viendo mas adelante-
-¿Por medio te refieres a mi?, por cierto, me llamo Fëanor- pregunto el pequeño elfo un poco ofuscado.
-Estoy seguro que el medio se refiere a el mismo, solo mírale las orejas- comento Eve riendo.
-Ah, si tiene sentido jajaja- la ofuscación del joven elfo se disipo rápidamente.
-Por eso necesito que me confirmen, percibo remanentes de éter pero no estoy seguro, ¿son de una batalla?, ¿una trampa?, ¿alguna otra cosa?, recomiendo que se preparen para cualquier cosa-
Hazelas entonces llevo una de sus manos al mango de la espada y extendió el otro brazo al momento que bajaba un poco su postura, de ese modo aligeraba un poco el peso de la enorme espada, apoyándola en parte de sus hombros y su espalda y el otro brazo, todo aquello para preparar un primer ataque rápido ante lo que fuera a aparecer frente a ellos.
Off: Habilidad usada: Don Mágico[racial]: Puedo sentir el flujo del Éter, detectando a usuarios de la magia u objetos mágicos que pueda ver (sin distinguir detalles).
-Acaso eso no debería hacerte vivir la vida con mas intensidad en vez de andar paranoico?-
-Vamos que solo tiene miedo, es una fase que ya superara, así como esperamos que un día Zelas vuelva a recuperar su color natural de pelo y sus orejas-
Eve soltó una carcajada, y como reza el dicho, todo eran risas hasta que descubrimos que el tartamudo pedía jamón(?), el grupo de aventureros transitaba alegremente cuando cuando Hazelas noto como la chica rubia se se acercaba a el.
-Se ve pesada-
-Si, a veces lo es, pero después que viajas con Eve un tiempo, ya no parece tan pesada-
-Oye!, creo que no esta hablando de mi-
-¿Y quien seria entonces la pesada?-
-¡Hola!-
-¡Wow!, hola-
-Soy Ingela-
-Yo no(?)- en ese momento recibió un codazo por parte de Eve.
-El se llama Hazel, y yo Eve, mucho gusto
-Qué grande tienes la espada-
-Si, una vez me tope con algo ridículamente grande que no pude cortar... Deberías ver las otras 6(?)-
-¿Es pesada?-
-Bueno como te dije te acostumbras después de viajar con ella un tiempo- miro de reojo a Eve cuando menciono lo ultimo.
Hazelas observo el camino y noto algo extraño.
-¡Esperen!, deténganse- exclamo extendiendo los brazos hacia los lados para que se detuvieran.
-Al menos tus sentidos siguen funcionando bien-
-Somos 3 elfos y medio en el grupo, Aylizz, Nael, Niño elfo, necesito que corroboren lo que estoy viendo mas adelante-
-¿Por medio te refieres a mi?, por cierto, me llamo Fëanor- pregunto el pequeño elfo un poco ofuscado.
-Estoy seguro que el medio se refiere a el mismo, solo mírale las orejas- comento Eve riendo.
-Ah, si tiene sentido jajaja- la ofuscación del joven elfo se disipo rápidamente.
-Por eso necesito que me confirmen, percibo remanentes de éter pero no estoy seguro, ¿son de una batalla?, ¿una trampa?, ¿alguna otra cosa?, recomiendo que se preparen para cualquier cosa-
Hazelas entonces llevo una de sus manos al mango de la espada y extendió el otro brazo al momento que bajaba un poco su postura, de ese modo aligeraba un poco el peso de la enorme espada, apoyándola en parte de sus hombros y su espalda y el otro brazo, todo aquello para preparar un primer ataque rápido ante lo que fuera a aparecer frente a ellos.
- Si no se entiende que hice al final... basicamente me puse asi(?):
- [Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen]
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Zelas Hazelmere
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Re: Hacia Lunargenta... otra vez [CERRADO]
Mantenerse en silencio y escuchar las conversaciones cruzadas resultaba divertido, no solía tener muchas oportunidades para recorrer el camino a la capital tan despreocupada, a ningún sitio en realidad. Por lo general, evitaba tener que acercarse tanto a las ciudades humanas, pobladas ahora por todo tipo de criaturas, así que cuando se daba una razón ineludible para tener que organizar una visita, se contentaba con caminar tranquila y sin incidentes. Acostumbraba a hacerlo sola, por los senderos, o acoplada en el carro de algún mercader que tuviese a bien recibir un pago por el trayecto. Nada tenía que ver aquel con uno de eso viajes en los que el camino se hace eterno y el tiempo pasa lo suficientemente lento como para dar la oportunidad de bucear en los propios pensamientos. No, mejor conversar con otros caminantes y no reparar en el tiempo que había pasado y que faltaba, ni en los kilómetros que aun quedaban.
La tranquilidad cesó al momento que Hazel instó al grupo a frenar la marcha. Reprimió una risa ante la apreciación de Eve al referirse a las orejas de su sólo amigo al reparar en que, en efecto, continuaban siendo puntiagudas a pesar de haber disminuido el tamaño. No obstante, no eran las orejas el único rasgo que se dejaba ver en el elfo-no-elfo que indicaba que en algún momento, en alguna vida, habría sido un elfo entero. Dirigió la mirada en la dirección que el chico del viento señaló, entrecerrando los ojos para afinar cuanto más la vista.
—Parecen los restos de un asalto y por la concentración de éter debe ser reciente, aunque no se ve a nadie en los alrededores, tampoco la caravana en cuestión en la lejanía.— apuntó, en un primer barrido desde la lontananza. —No es muy alentador pensar que, sin desviarse, ese es el camino a la ciudad.— comentó, casi como un pensamiento en voz alta.
Una zona que se abría en claro, dejando atrás la espesura del bosque y distanciada del siguiente tramo entre árboles. Bártulos esparcidos por varios tramos del camino, marcas de carro salidas del sendero aunque sin rastro del carruaje, pero ni un alma alrededor. Sin embargo, el rastro de energía mágica era perceptible hasta en la distancia. Se volteó entonces hacia la muchacha que había afirmado ser un dragón. Esas criaturas volaban, ¿no? Al menos las que había conocido hasta ahora de su misma especie lo habían hecho. Bueno, puede que no todas. Alguna había que prefería el agua y a pesar de tener alas no la había visto volar. ¿Y Ryuu? ¿Volaría? Es decir, se trataba de un pájaro, ¿no? Del tamaño de un humano y con capacidad para el habla, pero un ave al fin y al cabo. En cualquier caso, tanto si podían batir sus alas como si no, no quiso dar nada por sentado.
—¿Alguno podría echar un vistazo más de cerca? Pero sin exponerse demasiado, ya me entendéis...— hizo una pausa, como si esperase comprobar que comprendían hacia dónde dirigía sus palabras —Desde el aire se ve todo con otros ojos.— concluyó, guiñando un ojo a la dragona.
La tranquilidad cesó al momento que Hazel instó al grupo a frenar la marcha. Reprimió una risa ante la apreciación de Eve al referirse a las orejas de su sólo amigo al reparar en que, en efecto, continuaban siendo puntiagudas a pesar de haber disminuido el tamaño. No obstante, no eran las orejas el único rasgo que se dejaba ver en el elfo-no-elfo que indicaba que en algún momento, en alguna vida, habría sido un elfo entero. Dirigió la mirada en la dirección que el chico del viento señaló, entrecerrando los ojos para afinar cuanto más la vista.
—Parecen los restos de un asalto y por la concentración de éter debe ser reciente, aunque no se ve a nadie en los alrededores, tampoco la caravana en cuestión en la lejanía.— apuntó, en un primer barrido desde la lontananza. —No es muy alentador pensar que, sin desviarse, ese es el camino a la ciudad.— comentó, casi como un pensamiento en voz alta.
Una zona que se abría en claro, dejando atrás la espesura del bosque y distanciada del siguiente tramo entre árboles. Bártulos esparcidos por varios tramos del camino, marcas de carro salidas del sendero aunque sin rastro del carruaje, pero ni un alma alrededor. Sin embargo, el rastro de energía mágica era perceptible hasta en la distancia. Se volteó entonces hacia la muchacha que había afirmado ser un dragón. Esas criaturas volaban, ¿no? Al menos las que había conocido hasta ahora de su misma especie lo habían hecho. Bueno, puede que no todas. Alguna había que prefería el agua y a pesar de tener alas no la había visto volar. ¿Y Ryuu? ¿Volaría? Es decir, se trataba de un pájaro, ¿no? Del tamaño de un humano y con capacidad para el habla, pero un ave al fin y al cabo. En cualquier caso, tanto si podían batir sus alas como si no, no quiso dar nada por sentado.
—¿Alguno podría echar un vistazo más de cerca? Pero sin exponerse demasiado, ya me entendéis...— hizo una pausa, como si esperase comprobar que comprendían hacia dónde dirigía sus palabras —Desde el aire se ve todo con otros ojos.— concluyó, guiñando un ojo a la dragona.
Aylizz Wendell
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Re: Hacia Lunargenta... otra vez [CERRADO]
El camino se hacía ameno, los viajeros eran entretenidos y simpáticos. -¡Mucho gusto Hazel y Eve!- respondió sonriendo. -Ya conocen a Fëanor y ése de allá es Thunderbolt- dijo, señalando al elfo y al pequeño dragón que jugaba feliz con el hombre ave. -Venimos de Dundarak para reanudar un viaje que dejamos suspendido hace un par de años- comenzó a contar -Aún no hemos visitado muchos lugares, pero siento que aunque todo luce muy similar, algo cambió- comentó -Bueno, de pronto es que en estos años la que ha cambiado he sido yo y ahora veo todo con ojos nuevos- meditó y desde ahí, comenzó a divagar acerca de la vida y cómo las experiencias dolorosas cambian a las personas mucho más que los momentos felices.
Mientras tanto, Thunderbolt se hacía un nuevo amigo y tras cada lanzada del hombre ave, revoloteaba contento y regresaba a su hombro, sacudiendo la cola de contento. Lo miraba con los ojos brillantes y hacía ruiditos alegres. -Debe ser un buen tipo- comentó Fëanor a Ailyzz, indicando con la cabeza hacia Ryuu. -Bolti no es de hacer amigos fácilmente y que le caiga bien alguien así de rápido habla muy bien de él- continuó -Digamos que... Bolti tiene la habilidad de leer bien a las personas- añadió sonriendo.
Ingela estaba maravillada con la espada gigante de Hazel y buscaba la manera en que él se la prestara, cuando la agarró, pensó que se la pasaría, pero para su sorpresa y desconcierto, adoptó una actitud alerta y pose defensiva. Ella se detuvo, Fëanor y Thunderbolt fueron a su lado, mirando al rededor. Fëanor también agudizó la mirada, escudriñando con ella los alrededores, y se concentró en encontrar la fuente de éter que percibía cerca. -No logro ver mucho más que tú, Aylizz- informó con un poco de frustración. Ingela escuchó la idea de la elfa y asintió -Bolti, es tu momento de brillar- le dijo a su pequeño dragón que asintió y alzó vuelo. -Mejor que no brille- dijo Fëanor un poco preocupado -Cierto... si brilla la cosa no estará buena- respondió, poniendo una mano como visera sobre sus ojos para ver hacia dónde se iba el dragoncito.
Thunderbolt se perdió un rato que pareció más largo de lo que en realidad fue, el grupo estaba tenso y expectante. Ingela seguía mirando el punto por el que se perdió su amiguito amarillo, esperando verlo regresar aleteando alegre y opaco -Por los 7 dragones...- dijo en voz baja. Los ojos de la rubia se comenzaron a abrir de par en par cuando, en vez de un Bolti tranquilo, una cosa aleteaba con todas sus fuerzas, brillando como lumbre en luna nueva. -Ay no...- dijo asustada porque su dragoncito solo brillaba así cuando detectaba peligro y, al mismo tiempo, el suelo comenzó a vibrar bajo sus pies.
-¿Qué? ¿Qué? ¡No te entiendo!- exclamaba la dragona mientras Thunderbolt volaba en círculos sobre su cabeza y chillaba alertado. -Ingela...- llamó el jóven elfo, tirando de su manga y señalando hacia adelante. Al voltearse, la muchacha vio una nube de polvo que se levantaba.
Una manada interminable de conejos corrían hacia ellos a toda velocidad. Esponjosos, redondos y tiernos conejos que en principio no atemorizaron a Ingela -¡Pero si son conejitos!- exclamó aliviada. -Ingela ¡CORRE!- gritó Fëanor dando media vuelta y arrancando a correr, huyendo, pues él, con su vista de elfo, logró identificar al líder de la manada: [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo] que cabalgaba un veloz pony y llevaba una espada en alto. -¡NOS ATACAN!-
Ingela agarró a Fëanor de la mano y lo jaló hacia el bosque, Bolti, asustado, atinó a aferrarse a Ryuu como si su vida dependiera de ello. Alguien más la seguía, pero ella solo miraba hacia el frente, huyendo despavorida.
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Mientras tanto, Thunderbolt se hacía un nuevo amigo y tras cada lanzada del hombre ave, revoloteaba contento y regresaba a su hombro, sacudiendo la cola de contento. Lo miraba con los ojos brillantes y hacía ruiditos alegres. -Debe ser un buen tipo- comentó Fëanor a Ailyzz, indicando con la cabeza hacia Ryuu. -Bolti no es de hacer amigos fácilmente y que le caiga bien alguien así de rápido habla muy bien de él- continuó -Digamos que... Bolti tiene la habilidad de leer bien a las personas- añadió sonriendo.
Ingela estaba maravillada con la espada gigante de Hazel y buscaba la manera en que él se la prestara, cuando la agarró, pensó que se la pasaría, pero para su sorpresa y desconcierto, adoptó una actitud alerta y pose defensiva. Ella se detuvo, Fëanor y Thunderbolt fueron a su lado, mirando al rededor. Fëanor también agudizó la mirada, escudriñando con ella los alrededores, y se concentró en encontrar la fuente de éter que percibía cerca. -No logro ver mucho más que tú, Aylizz- informó con un poco de frustración. Ingela escuchó la idea de la elfa y asintió -Bolti, es tu momento de brillar- le dijo a su pequeño dragón que asintió y alzó vuelo. -Mejor que no brille- dijo Fëanor un poco preocupado -Cierto... si brilla la cosa no estará buena- respondió, poniendo una mano como visera sobre sus ojos para ver hacia dónde se iba el dragoncito.
Thunderbolt se perdió un rato que pareció más largo de lo que en realidad fue, el grupo estaba tenso y expectante. Ingela seguía mirando el punto por el que se perdió su amiguito amarillo, esperando verlo regresar aleteando alegre y opaco -Por los 7 dragones...- dijo en voz baja. Los ojos de la rubia se comenzaron a abrir de par en par cuando, en vez de un Bolti tranquilo, una cosa aleteaba con todas sus fuerzas, brillando como lumbre en luna nueva. -Ay no...- dijo asustada porque su dragoncito solo brillaba así cuando detectaba peligro y, al mismo tiempo, el suelo comenzó a vibrar bajo sus pies.
-¿Qué? ¿Qué? ¡No te entiendo!- exclamaba la dragona mientras Thunderbolt volaba en círculos sobre su cabeza y chillaba alertado. -Ingela...- llamó el jóven elfo, tirando de su manga y señalando hacia adelante. Al voltearse, la muchacha vio una nube de polvo que se levantaba.
Una manada interminable de conejos corrían hacia ellos a toda velocidad. Esponjosos, redondos y tiernos conejos que en principio no atemorizaron a Ingela -¡Pero si son conejitos!- exclamó aliviada. -Ingela ¡CORRE!- gritó Fëanor dando media vuelta y arrancando a correr, huyendo, pues él, con su vista de elfo, logró identificar al líder de la manada: [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo] que cabalgaba un veloz pony y llevaba una espada en alto. -¡NOS ATACAN!-
Ingela agarró a Fëanor de la mano y lo jaló hacia el bosque, Bolti, asustado, atinó a aferrarse a Ryuu como si su vida dependiera de ello. Alguien más la seguía, pero ella solo miraba hacia el frente, huyendo despavorida.
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Re: Hacia Lunargenta... otra vez [CERRADO]
-Si pudiera volar, créeme que lo haría. Los hombres bestia alados necesitamos muchísima práctica para ser capaces de volar, supongo que debido a nuestras similitudes con los humanos... Aún así, puedo echar un vistazo.-
Enfocando toda su atención en sus dorados ojos, el arquero siguió con ellos al pequeño dragón amarillo enviado por Ingela. Unos momentos después, Ryuu notó una nube de polvo acercándose hacia ellos.
-Parece una estampida, pero no logro ver más que la tierra que levantan, no sé qué es lo que se acer...-
Los chillidos del dragoncito interrumpieron las palabras de Ryuu. El repentino brillo del reptil parecía una mala señal; al verlo, el elfo más joven empezó a alertar a los demás. Ante semejante muestra de pánico, el pájaro volteó a ver nuevamente la estampida, ahora mucho más cercana. Sin embargo, no esperaba que estuviera compuesta por conejos. Suponía que sería una manada de búfalos o algo similar, pero ¿conejos?
La sorpresa de tal revelación dejó al arquero pasmado por unos segundos, durante los cuales no se movió del lugar. Sólo reaccionó al escuchar los gritos lejanos de Nael y al sentir que algo tironeaba de su capucha.
Ryuu giró y comenzó a correr hacia el bosque. Espacios abiertos como ese claro no eran su terreno de combate predilecto. Además, era muy probable que la estampida siguiera su camino sin molestarlos si conseguían refugiarse en las alturas, entre las ramas de los árboles. Justo cuando pensaba eso, una voz resonó detrás suyo.
-¿Qué hay de nuevo, viejo?-
Y al instante siguiente, un pequeño cuchillo voló hacia el arquero, dejando un corte en su brazo izquierdo. Afortunadamente, el chillido del dragón (que aún se sujetaba de su capucha) lo alertó, por lo que la herida era superficial y no dificultaría su manejo del arco.
Al llegar cerca de la arboleda y sin apuntar demasiado, Ryuu disparó una flecha en la dirección general de sus perseguidores. Mientras chasqueaba sus garras, le advirtió a la mascota de Ingela que no mirara hacia atrás. Un segundo más tarde, un gran destello iluminó la zona, cegando a los conejos y a su líder. Aprovechando la distracción, el arquero usó toda su agilidad para llegar al bosque y subir a uno de los árboles, ocultándose y vigilando el claro en busca del momento ideal para disparar. Recién en ese momento pudo observar con detenimiento al grupo. Iban liderados por un hombre bestia, que portaba una delgada espada y parecía ser bastante diestro en su uso. El resto eran en su mayoría conejos normales, con algunos hombres bestia más pequeños que su líder entre ellos.
El destello de la flecha provocó un gran desorden en las "tropas" del hombre conejo. Gran parte de los animales huyeron en diferentes direcciones, chocando entre sí o con objetos cercanos hasta que recuperaron la vista. Por su parte, los otros hombres bestia conservaron su posición detrás de su jefe. Desenvainaron sus armas, que hasta entonces Ryuu no había notado debido a la polvareda. Contando al líder, había un total de 6 hombres bestia... Y algunos conejos que decidieron quedarse por ahí, mordisqueando las plantas cercanas. El arquero preparó una flecha y disparó al hombre conejo más cercano. La víctima cayó, con una pata lo suficientemente herida como para no poder mantenerse de pie, quedando fuera de combate.
<<<<<>>>>>
Por su parte, Nael había seguido al resto del grupo. Cada cierto tiempo, buscaba al ave con la vista, en caso de que necesitase ayuda. Al ver que chasqueaba sus garras, advirtió a los demás.
-No miren hacia atrás ahora, o quedarán cegados un rato...- Teniendo en cuenta que saldrían de viaje y podrían encontrarse problemas, Ryuu y Nael habían pasado los últimos días explicando qué armas usaban y cómo eran capaces de defenderse, por lo que la pelirroja conocía las flechas de señal.
-Yo me quedaré al final del grupo, puedo soportar bastantes golpes. Si llegan hasta aquí, los pararé.
.....................
OFF rol: Skill Lvl 0: ataque furtivo
Enfocando toda su atención en sus dorados ojos, el arquero siguió con ellos al pequeño dragón amarillo enviado por Ingela. Unos momentos después, Ryuu notó una nube de polvo acercándose hacia ellos.
-Parece una estampida, pero no logro ver más que la tierra que levantan, no sé qué es lo que se acer...-
Los chillidos del dragoncito interrumpieron las palabras de Ryuu. El repentino brillo del reptil parecía una mala señal; al verlo, el elfo más joven empezó a alertar a los demás. Ante semejante muestra de pánico, el pájaro volteó a ver nuevamente la estampida, ahora mucho más cercana. Sin embargo, no esperaba que estuviera compuesta por conejos. Suponía que sería una manada de búfalos o algo similar, pero ¿conejos?
La sorpresa de tal revelación dejó al arquero pasmado por unos segundos, durante los cuales no se movió del lugar. Sólo reaccionó al escuchar los gritos lejanos de Nael y al sentir que algo tironeaba de su capucha.
Ryuu giró y comenzó a correr hacia el bosque. Espacios abiertos como ese claro no eran su terreno de combate predilecto. Además, era muy probable que la estampida siguiera su camino sin molestarlos si conseguían refugiarse en las alturas, entre las ramas de los árboles. Justo cuando pensaba eso, una voz resonó detrás suyo.
-¿Qué hay de nuevo, viejo?-
Y al instante siguiente, un pequeño cuchillo voló hacia el arquero, dejando un corte en su brazo izquierdo. Afortunadamente, el chillido del dragón (que aún se sujetaba de su capucha) lo alertó, por lo que la herida era superficial y no dificultaría su manejo del arco.
Al llegar cerca de la arboleda y sin apuntar demasiado, Ryuu disparó una flecha en la dirección general de sus perseguidores. Mientras chasqueaba sus garras, le advirtió a la mascota de Ingela que no mirara hacia atrás. Un segundo más tarde, un gran destello iluminó la zona, cegando a los conejos y a su líder. Aprovechando la distracción, el arquero usó toda su agilidad para llegar al bosque y subir a uno de los árboles, ocultándose y vigilando el claro en busca del momento ideal para disparar. Recién en ese momento pudo observar con detenimiento al grupo. Iban liderados por un hombre bestia, que portaba una delgada espada y parecía ser bastante diestro en su uso. El resto eran en su mayoría conejos normales, con algunos hombres bestia más pequeños que su líder entre ellos.
El destello de la flecha provocó un gran desorden en las "tropas" del hombre conejo. Gran parte de los animales huyeron en diferentes direcciones, chocando entre sí o con objetos cercanos hasta que recuperaron la vista. Por su parte, los otros hombres bestia conservaron su posición detrás de su jefe. Desenvainaron sus armas, que hasta entonces Ryuu no había notado debido a la polvareda. Contando al líder, había un total de 6 hombres bestia... Y algunos conejos que decidieron quedarse por ahí, mordisqueando las plantas cercanas. El arquero preparó una flecha y disparó al hombre conejo más cercano. La víctima cayó, con una pata lo suficientemente herida como para no poder mantenerse de pie, quedando fuera de combate.
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Por su parte, Nael había seguido al resto del grupo. Cada cierto tiempo, buscaba al ave con la vista, en caso de que necesitase ayuda. Al ver que chasqueaba sus garras, advirtió a los demás.
-No miren hacia atrás ahora, o quedarán cegados un rato...- Teniendo en cuenta que saldrían de viaje y podrían encontrarse problemas, Ryuu y Nael habían pasado los últimos días explicando qué armas usaban y cómo eran capaces de defenderse, por lo que la pelirroja conocía las flechas de señal.
-Yo me quedaré al final del grupo, puedo soportar bastantes golpes. Si llegan hasta aquí, los pararé.
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OFF rol: Skill Lvl 0: ataque furtivo
Shinoroa Ryuu
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Re: Hacia Lunargenta... otra vez [CERRADO]
-Estampida.... ¿De conejos?- pregunto extrañado el rubio.
-Tú puedes hacerlo- exclamo Eve al momento que le daba un palmetazo en la espalda y salía corriendo junto al resto del grupo.
-Esperen.... Hmm, ya no importa- suspiro resignado.
El hombre conejo que parecía comandar la estampida se encontraba solo atrás de unos cuantas filas de conejo, sin lugar a dudas eran la punta de aquella mortal y suavecita amenaza.
El no-elfo estaba preparado para hacerles frente, ahora sostenía su ridículamente grande espada con ambas manos frente a el "Si quito al líder, el resto se debería dispersar" pensó, apretó el agarre de su arma y tenso sus piernas, piso firmemente e intensifico su éter para acto seguido, propulsarse y realizar una poderosa estocada en linea recta, avanzando un par de metros y acabando con unos cuantos conejos en el proceso(1), justo cuando su ataque iba a afectar al líder de la manada de conejos, este salto y dejo que el pony se clavara en la enorme espada de Hazelas tomando a este por sorpresa, el cual tuvo que blandir su espada con fuerza hacia un lado para desprender el cadaver del pony de su arma.
-Eso no fue para nada tierno- exclamo mientras el resto de la estampida le rodeaba y pasaba de largo.
Justo en ese momento un potente destello le quito la visión, encandilándolo y confundiéndolo por unos segundos, si tenia suerte no habría sido el único afectado, sin embargo, si fue bastante lento a la hora de reaccionar, sintió un peso inusual en su espada, para luego ser golpeado desde diferentes direcciones por cosas peluditas pero poderosas. Perdió el equilibrio y estuvo a punto de caer, si no hubiera sido por que seguía sujetando su espada la cual le servía de contrapeso y a su vez de apoyo, lo que vio cuando recupero la vista le dejo sin palabras, el hombre conejo líder se encontraba de pie sobre su ridículamente grande espada.
-Aquí te tengo tu ternurita- exclamo al momento de patearle la cara con fuerza, haciendo que soltara su arma.
Hazel quedo tirado por unos momentos, intentando comprender como algo podía ser suavecito y golpear tan fuerte al mismo tiempo, observo a su alrededor, eran 6 enemigos que podían suponerle un problema, sintió el sabor metálico característico de la sangre en su boca al momento que se levanto, 6 hombres conejos le tenían rodeado y el conejo líder seguía de pie sobre su espada.
-Todavía no entiendo como pueden golpear tan fuerte- dijo mientras estiraba sus brazos en dirección a la espada.
-Tendrías que haber huido como los demás, ahora lamentaras el haber... AAAAHHH, MALDITA SEA- el hombre conejo que amenazaba a Hazel cayo a tierra debido a una flecha que le impacto en la pierna.
Hazelas aprovecho la oportunidad para hacer un leve gesto con sus manos, haciendo que la enorme espada saliera disparada en su dirección. El líder de los conejos salto a tiempo para no caer y Hazelas al momento de sujetar el arma, redirigió con éxito el peso y el impulso que traía su ridículamente grande espada, para clavarla en el conejo que estaba en el piso, y acto seguido pasar por sobre su arma dando un salto y girando en el proceso, lo cual serviría para mermar la carga que el impulso y el peso que su arma generaría sobre su cuerpo.
-Aquí diría algo genial, pero no tiene sentido si el conejo que me estaba amenazando esta muerto- dijo levantando su espada y blandiéndola con fuerza hacia un lado para quitar el exceso de sangre.
-Lamentaras cada vida que tomaste espadachín- exclamo el líder de los conejos al momento que desenvainaba su espada.
OFF: Habilidades usadas:
(1) Stinger
(2) Retorno
-Tú puedes hacerlo- exclamo Eve al momento que le daba un palmetazo en la espalda y salía corriendo junto al resto del grupo.
-Esperen.... Hmm, ya no importa- suspiro resignado.
El hombre conejo que parecía comandar la estampida se encontraba solo atrás de unos cuantas filas de conejo, sin lugar a dudas eran la punta de aquella mortal y suavecita amenaza.
El no-elfo estaba preparado para hacerles frente, ahora sostenía su ridículamente grande espada con ambas manos frente a el "Si quito al líder, el resto se debería dispersar" pensó, apretó el agarre de su arma y tenso sus piernas, piso firmemente e intensifico su éter para acto seguido, propulsarse y realizar una poderosa estocada en linea recta, avanzando un par de metros y acabando con unos cuantos conejos en el proceso(1), justo cuando su ataque iba a afectar al líder de la manada de conejos, este salto y dejo que el pony se clavara en la enorme espada de Hazelas tomando a este por sorpresa, el cual tuvo que blandir su espada con fuerza hacia un lado para desprender el cadaver del pony de su arma.
-Eso no fue para nada tierno- exclamo mientras el resto de la estampida le rodeaba y pasaba de largo.
Justo en ese momento un potente destello le quito la visión, encandilándolo y confundiéndolo por unos segundos, si tenia suerte no habría sido el único afectado, sin embargo, si fue bastante lento a la hora de reaccionar, sintió un peso inusual en su espada, para luego ser golpeado desde diferentes direcciones por cosas peluditas pero poderosas. Perdió el equilibrio y estuvo a punto de caer, si no hubiera sido por que seguía sujetando su espada la cual le servía de contrapeso y a su vez de apoyo, lo que vio cuando recupero la vista le dejo sin palabras, el hombre conejo líder se encontraba de pie sobre su ridículamente grande espada.
-Aquí te tengo tu ternurita- exclamo al momento de patearle la cara con fuerza, haciendo que soltara su arma.
Hazel quedo tirado por unos momentos, intentando comprender como algo podía ser suavecito y golpear tan fuerte al mismo tiempo, observo a su alrededor, eran 6 enemigos que podían suponerle un problema, sintió el sabor metálico característico de la sangre en su boca al momento que se levanto, 6 hombres conejos le tenían rodeado y el conejo líder seguía de pie sobre su espada.
-Todavía no entiendo como pueden golpear tan fuerte- dijo mientras estiraba sus brazos en dirección a la espada.
-Tendrías que haber huido como los demás, ahora lamentaras el haber... AAAAHHH, MALDITA SEA- el hombre conejo que amenazaba a Hazel cayo a tierra debido a una flecha que le impacto en la pierna.
Hazelas aprovecho la oportunidad para hacer un leve gesto con sus manos, haciendo que la enorme espada saliera disparada en su dirección. El líder de los conejos salto a tiempo para no caer y Hazelas al momento de sujetar el arma, redirigió con éxito el peso y el impulso que traía su ridículamente grande espada, para clavarla en el conejo que estaba en el piso, y acto seguido pasar por sobre su arma dando un salto y girando en el proceso, lo cual serviría para mermar la carga que el impulso y el peso que su arma generaría sobre su cuerpo.
-Aquí diría algo genial, pero no tiene sentido si el conejo que me estaba amenazando esta muerto- dijo levantando su espada y blandiéndola con fuerza hacia un lado para quitar el exceso de sangre.
-Lamentaras cada vida que tomaste espadachín- exclamo el líder de los conejos al momento que desenvainaba su espada.
OFF: Habilidades usadas:
(1) Stinger
(2) Retorno
Zelas Hazelmere
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Re: Hacia Lunargenta... otra vez [CERRADO]
Conejos. De todos los seres aterradores que habitaban en el basto continente la entrada en pánico generalizada nació de una manada de conejos. Si no fue capaz de reaccionar de inmediato no fue por el miedo, sino por el desconcierto. Bajo la nube de polvo que enrareció el ambiente y por unos minutos hizo que el aire se volviese pesado al respirarlo, numerosas bolas de pelo con pomposas colitas y tierna expresión se acercaban hacia ellos a notable velocidad.
—¡Pero que son conejos!— exclamó ante la espantada que pegó la mayoría del grupo, con gesto exaltado, dando por un momento la espalda a la estampida —¿Qué van a hacer? ¡Mordernos, a lo sumo! ¡Nada que no cure con savia común!— añadió con sorna, casi al borde de la risa, sin terminar de comprender el escándalo.
Al instante de volverse de nuevo hacia los roedores, vio acercarse fugaz un cuchillo hacia su rostro. Rápida de reflejos, un instintivo movimiento evitó el impacto dejando la trayectoria libre. Fue un segundo, no obstante se sintió como si el filo pasase frente a sus ojos a cámara lenta. Suerte, no estaba segura de quedar bonita con un parche, aunque Ryuu no alcanzó a tener tanta. Su preocupación por el hombre-ave desapareció al momento de comprobar que apenas lo había rozado. Suspiró aliviada y afinó entonces la vista, esta vez poniendo mayor atención en la amenaza.
—Pero ¿qué?— murmuró al distinguir al animal que se levantaba sobre el resto, erguido sobre sus dos patas traseras.
Entre el polvo generado por el trote de los animalillos se alcanzaba a distinguir poco más que la espada del no-elfo y las pequeñas alimañas que se cruzaban en su embestida, voladas por los aires. No duró mucho. En pocos segundos Zelas quedó frente a frente con el que dirigía la manada ¿Se dice manada cuando son conejos? Da igual. y lo siguiente que tuvo lugar a escasos metros de ella fue rápido, inesperado y ligeramente desagradable. Una de esas escenas que te impulsan a apartar la mirada un segundo con gesto torcido, porque pueden herir la sensibilidad de alguno que otro. Iugh.
Un fogonazo lo nubló todo por un instante, haciendo necesario cubrirse el rostro con el brazo ante cegador destello. Al abrir de nuevo los ojos no fue poca la sorpresa al ver que el chico del viento se encontraba rodeado. Cuatro... Cinco... Seis hombres-conejo lo acorralaban. ¿De dónde habían salido? Será cierto que se reproducen rápido. Rio para sí ante su simple sentido del humor ante situaciones poco divertidas. Si, a su congénere lo estaban pateando de lo lindo y a ella sólo se le ocurrió una broma mal trabajada, al menos había quedado para ella en sus pensamientos. Claro que Hazel no era tan fácil de tumbar y sin apenas esfuerzo se quitó de encima al primero de ellos. El emplumado, por su parte, había acertado en la femoral. Manejaba bien el arco, lo había comprobado en ocasiones anteriores. No tanto como los suyos, claro, nadie fuera de Sandorai podía igualar a sus arqueros, pero tenia buena puntería y era casi indetectable.
Uno de los cinco restantes que acechaban en guardia al no-elfo retrocedió, espantado por la facilidad con la que su líder había sido tocado. Mas no hundido. Con la flecha aún clavada se irguió, sosteniendo la espada rebosante de rabia. Sus secuaces. motivados por la amenaza lanzada contra el portador de la espada ridículamente grande, se embravecieron también.
—¡Descuida! No te molestarán.— aseguró la elfa, manteniendo aún la distancia, al tiempo que hacía crecer las raíces suficientes para amarrar las piernas al suelo de los cuatro que quedaban alrededor del que una vez fue moreno. Y elfo. Y respondía a otro nombre. —¿Va bien el espectáculo por allí atrás?— quiso saber, interesándose por los que se habían escabullido hacia el bosque.
Un elfo adolescente, una pequeña dragona y un... ¿lagarto con alas? No estaba segura de si a algo tan pequeño se le podría llamar dragón. Es decir, ¿una chica-dragón con otro dragón como mascota? Un momento... No sería Fëanor la mascota... ¿verdad? Quizá sería mejor que se mantuvieran al margen. Negó con la cabeza para sí. Habían sido capaces de atravesar de norte a sur y vivir para hablar sobre ello, a pesar de su corta edad, puede que las apariencias fueran engañosas. Una vez más.
______—¡Pero que son conejos!— exclamó ante la espantada que pegó la mayoría del grupo, con gesto exaltado, dando por un momento la espalda a la estampida —¿Qué van a hacer? ¡Mordernos, a lo sumo! ¡Nada que no cure con savia común!— añadió con sorna, casi al borde de la risa, sin terminar de comprender el escándalo.
Al instante de volverse de nuevo hacia los roedores, vio acercarse fugaz un cuchillo hacia su rostro. Rápida de reflejos, un instintivo movimiento evitó el impacto dejando la trayectoria libre. Fue un segundo, no obstante se sintió como si el filo pasase frente a sus ojos a cámara lenta. Suerte, no estaba segura de quedar bonita con un parche, aunque Ryuu no alcanzó a tener tanta. Su preocupación por el hombre-ave desapareció al momento de comprobar que apenas lo había rozado. Suspiró aliviada y afinó entonces la vista, esta vez poniendo mayor atención en la amenaza.
—Pero ¿qué?— murmuró al distinguir al animal que se levantaba sobre el resto, erguido sobre sus dos patas traseras.
Entre el polvo generado por el trote de los animalillos se alcanzaba a distinguir poco más que la espada del no-elfo y las pequeñas alimañas que se cruzaban en su embestida, voladas por los aires. No duró mucho. En pocos segundos Zelas quedó frente a frente con el que dirigía la manada ¿Se dice manada cuando son conejos? Da igual. y lo siguiente que tuvo lugar a escasos metros de ella fue rápido, inesperado y ligeramente desagradable. Una de esas escenas que te impulsan a apartar la mirada un segundo con gesto torcido, porque pueden herir la sensibilidad de alguno que otro. Iugh.
Un fogonazo lo nubló todo por un instante, haciendo necesario cubrirse el rostro con el brazo ante cegador destello. Al abrir de nuevo los ojos no fue poca la sorpresa al ver que el chico del viento se encontraba rodeado. Cuatro... Cinco... Seis hombres-conejo lo acorralaban. ¿De dónde habían salido? Será cierto que se reproducen rápido. Rio para sí ante su simple sentido del humor ante situaciones poco divertidas. Si, a su congénere lo estaban pateando de lo lindo y a ella sólo se le ocurrió una broma mal trabajada, al menos había quedado para ella en sus pensamientos. Claro que Hazel no era tan fácil de tumbar y sin apenas esfuerzo se quitó de encima al primero de ellos. El emplumado, por su parte, había acertado en la femoral. Manejaba bien el arco, lo había comprobado en ocasiones anteriores. No tanto como los suyos, claro, nadie fuera de Sandorai podía igualar a sus arqueros, pero tenia buena puntería y era casi indetectable.
Uno de los cinco restantes que acechaban en guardia al no-elfo retrocedió, espantado por la facilidad con la que su líder había sido tocado. Mas no hundido. Con la flecha aún clavada se irguió, sosteniendo la espada rebosante de rabia. Sus secuaces. motivados por la amenaza lanzada contra el portador de la espada ridículamente grande, se embravecieron también.
—¡Descuida! No te molestarán.— aseguró la elfa, manteniendo aún la distancia, al tiempo que hacía crecer las raíces suficientes para amarrar las piernas al suelo de los cuatro que quedaban alrededor del que una vez fue moreno. Y elfo. Y respondía a otro nombre. —¿Va bien el espectáculo por allí atrás?— quiso saber, interesándose por los que se habían escabullido hacia el bosque.
Un elfo adolescente, una pequeña dragona y un... ¿lagarto con alas? No estaba segura de si a algo tan pequeño se le podría llamar dragón. Es decir, ¿una chica-dragón con otro dragón como mascota? Un momento... No sería Fëanor la mascota... ¿verdad? Quizá sería mejor que se mantuvieran al margen. Negó con la cabeza para sí. Habían sido capaces de atravesar de norte a sur y vivir para hablar sobre ello, a pesar de su corta edad, puede que las apariencias fueran engañosas. Una vez más.
(*) Nvl.0 Enraizar [mágica, 1 uso]: Hago brotar las raíces cercanas para enredar al enemigo, dejándolo inmovilizado durante 1 turno.
Aylizz Wendell
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