La Dalia Negra [Libre/Noche][2/3][+18][TEMA CERRADO]
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La Dalia Negra [Libre/Noche][2/3][+18][TEMA CERRADO]
Sacrestic Ville, la oscura villa vampira…
Admito que no me agrada pasar tiempo ahí, si bien se trataba de un lugar donde los de mi raza podían mostrar su verdadera naturaleza sin objeciones, la villa resultaba un lugar prácticamente desolado y olvidado para el resto del continente. Los vampiros de la villa estaban vigilados por los humanos, asegurándose de que los seres malditos por la noche no retomaran el control de algún asentamiento humano. Lo único agradable era el clásico hedor a sangre que se sentía en el ambiente, aspecto que no cambiaba en aquel sitio a pesar del paso de los años.
Aunado a ello, el mismo hecho de que viviera un número importante vampiros allí resultaba incómodo para mí, eran pocos los de mi raza que me causaban interés. En términos generales muchos de los vampiros que transitaban en Sacrestic Ville era gente desesperada por saciar sus ansias de alimentarse. Se movían exclusivamente para beber sangre y al ser vigilados por los humanos su comportamiento se tornaba errático y se marginaban a los rincones oscuros de la villa. Adictos a la hematofagia eran seres detestables e incapaces de sacar provecho de su maldición vampírica… o mejor dicho potencial como vampiro. Esta calaña que ensuciaba el titulo de la raza me resultaba altamente despreciable y lidiar con ellos en la villa era suficiente motivo para alejarme de tal sitio.
Sin embargo, mi estadía en aquella localidad estaba altamente justificada. En mis viajes había escuchado algunos rumores vagos y ambiguos sobre un personaje que podría no solo saber información sobre los pergaminos de Habakhuk (1) si no que inclusive podría ser propietario de uno. Llevaba ya varios años en búsqueda del segundo de los documentos del dios vampiro, pero mi viaje había resultado inútil y si bien el tiempo no implicaba un problema para mí, cualquier información por más pobre que fuera me resultaba importante y me invitaba a conocerla.
El mejor lugar para buscar información resultaba la taberna Posada de Luna, un sitio oscuro y un tanto deplorable en la villa pero que era el lugar de encuentro de toda clase de personas, donde los rumores e información eran parte de la rutina.
Sentado en un taburete alto golpee con mi índice dos veces la barra para llamar al bartender – Un doble D negativo…*Burrp* (2)
El cantinero (a), un hombre grande, grotesco y de bigotes me miró afirmando mi pedido y preparó el trago con normalidad, correspondía a una bebida que si bien no era alcohol resultaba uno de los pedidos más habituales de ese lugar. Se trataba de una copa de sangre de un tipo particular, si bien no se disfrutaba como el saborear la sangre fresca y tibia de una presa viva, el conseguir personas con el tipo de sangre D- resultaba difícil y en las granjas clandestinas de la villa tenían “ganado” de varias razas que aportaban diferentes tipos de sangre, inclusive aquellas poco frecuentes. Ademas, resultaba uno de los métodos más prácticos de poder saciar el hambre del vampiro y formaba parte de las tradiciones anteriores de la ciudad cuando era regida por completo por vampiros.
Al menos aquí los eructos causados de la estúpida maldición que contraje en Baslodía no me entorpecían mi labor, incluso me daba un toque más grotesco e irreverente a mi forma de ser que me ayudaba a mezclarme con los vampiros de bajo nivel en la villa.
Aquí tienes.
Apenas me entregó el trago me incliné para acercarme al cantinero de la taberna y así poder hablar sin necesidad de levantar la voz, quizás igualmente me escucharía alguien, pero mi intención era no llamar la atención y mucho menos cuando se trata del tema de los pergaminos que busco. El ambiente del bar era de júbilo, borrachos y ruido por el alboroto propio de ese tipo de lugares y resultaba adecuado que lo que dijera fuera escuchado de forma clara.
Necesito otra cosa… y creo que me puedes ayudar…
Unos pajaritos, o mejor dicho murciélagos, me dijeron que últimamente en las aldeas vecinas a la villa, una mujer vampira anda aterrizando a sus poblados de forma llamativa… ¿Dónde puedo conseguir a esta mujer que le apodan la Dalia Negra (3)?
Apenas mencioné el seudónimo el cantinero me miro fijamente y sorprendido, pero al instante se recompuso y respondió.
Jajaja, por supuesto...
¿Cuál es el chiste?
Oh niño, yo que tu no buscaría a esa mujer. Los hombres continúan pensando que es un súcubo o algún tipo de monstruo, en las aldeas vecinas están aterrados cada noche por la mujer, incluso los vampiros temen. Podrás creerte muy fuerte o inteligente, pero mi recomendación es que si valoras tu vida te tomes tu copa de sangre y olvides todos.
Admito que sus palabras en un primer momento me molestaron, pero entendí que era coherente que se tratase de alguien capaz ya que eso fundamentaba la hipótesis de que ella supiera o incluso tuviera un pergamino. Tal conocimiento no estaría en las manos de un cualquiera…
Gracias por tu recomendación, pero necesito contactar a esa mujer, así que lo pediré una vez más… ¿Dónde-encuentro-a-la-Dalia Negra?
El cantinero comprendió con mi seriedad y firmeza que hablaba con certeza y convicción. Igualmente entendió que lo conveniente sería no subestimarme y lo más sabio seria cooperar.
Bah, algunas personas dicen que se dirige al este pero no se más, no es fácil de encontrar. Busca a alguien que te ayude o pregunta por ahí, incluso -el tabernero miró ambos lados como asegurándose de no ser escuchado- pregunta en La Flor Inerte, no diré más. Y recuerda, yo no te dije nada… Ahora bebe tu copa y lárgate del bar de Escarlata.
Ahora ya sabía a donde debía ir...
______________
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(1): Revisar ficha de personaje Zagreus
(2) Mal del puerco [MALDICION]: durante los dos próximos temas que abras, tu personaje sufrirá de incontrolables episodios de eructos que serán imposibles de controlar y muy difíciles de disimular. Durante dichos temas, cualquier intento de seducir o convencer a otros mediante carisma o atractivo físico serán fracasos estrepitosos.(*Burrp*)
(3) La Dalia es una flor, sin embargo, la Dalia Negra fue el nombre puesto a la victima de un atroz asesinato en los años 40, el asesino nunca fue descubierto y hoy por hoy existen varias series, películas e historias relacionadas al hecho.
Admito que no me agrada pasar tiempo ahí, si bien se trataba de un lugar donde los de mi raza podían mostrar su verdadera naturaleza sin objeciones, la villa resultaba un lugar prácticamente desolado y olvidado para el resto del continente. Los vampiros de la villa estaban vigilados por los humanos, asegurándose de que los seres malditos por la noche no retomaran el control de algún asentamiento humano. Lo único agradable era el clásico hedor a sangre que se sentía en el ambiente, aspecto que no cambiaba en aquel sitio a pesar del paso de los años.
Aunado a ello, el mismo hecho de que viviera un número importante vampiros allí resultaba incómodo para mí, eran pocos los de mi raza que me causaban interés. En términos generales muchos de los vampiros que transitaban en Sacrestic Ville era gente desesperada por saciar sus ansias de alimentarse. Se movían exclusivamente para beber sangre y al ser vigilados por los humanos su comportamiento se tornaba errático y se marginaban a los rincones oscuros de la villa. Adictos a la hematofagia eran seres detestables e incapaces de sacar provecho de su maldición vampírica… o mejor dicho potencial como vampiro. Esta calaña que ensuciaba el titulo de la raza me resultaba altamente despreciable y lidiar con ellos en la villa era suficiente motivo para alejarme de tal sitio.
Sin embargo, mi estadía en aquella localidad estaba altamente justificada. En mis viajes había escuchado algunos rumores vagos y ambiguos sobre un personaje que podría no solo saber información sobre los pergaminos de Habakhuk (1) si no que inclusive podría ser propietario de uno. Llevaba ya varios años en búsqueda del segundo de los documentos del dios vampiro, pero mi viaje había resultado inútil y si bien el tiempo no implicaba un problema para mí, cualquier información por más pobre que fuera me resultaba importante y me invitaba a conocerla.
El mejor lugar para buscar información resultaba la taberna Posada de Luna, un sitio oscuro y un tanto deplorable en la villa pero que era el lugar de encuentro de toda clase de personas, donde los rumores e información eran parte de la rutina.
Sentado en un taburete alto golpee con mi índice dos veces la barra para llamar al bartender – Un doble D negativo…*Burrp* (2)
El cantinero (a), un hombre grande, grotesco y de bigotes me miró afirmando mi pedido y preparó el trago con normalidad, correspondía a una bebida que si bien no era alcohol resultaba uno de los pedidos más habituales de ese lugar. Se trataba de una copa de sangre de un tipo particular, si bien no se disfrutaba como el saborear la sangre fresca y tibia de una presa viva, el conseguir personas con el tipo de sangre D- resultaba difícil y en las granjas clandestinas de la villa tenían “ganado” de varias razas que aportaban diferentes tipos de sangre, inclusive aquellas poco frecuentes. Ademas, resultaba uno de los métodos más prácticos de poder saciar el hambre del vampiro y formaba parte de las tradiciones anteriores de la ciudad cuando era regida por completo por vampiros.
Al menos aquí los eructos causados de la estúpida maldición que contraje en Baslodía no me entorpecían mi labor, incluso me daba un toque más grotesco e irreverente a mi forma de ser que me ayudaba a mezclarme con los vampiros de bajo nivel en la villa.
Aquí tienes.
Apenas me entregó el trago me incliné para acercarme al cantinero de la taberna y así poder hablar sin necesidad de levantar la voz, quizás igualmente me escucharía alguien, pero mi intención era no llamar la atención y mucho menos cuando se trata del tema de los pergaminos que busco. El ambiente del bar era de júbilo, borrachos y ruido por el alboroto propio de ese tipo de lugares y resultaba adecuado que lo que dijera fuera escuchado de forma clara.
Necesito otra cosa… y creo que me puedes ayudar…
Unos pajaritos, o mejor dicho murciélagos, me dijeron que últimamente en las aldeas vecinas a la villa, una mujer vampira anda aterrizando a sus poblados de forma llamativa… ¿Dónde puedo conseguir a esta mujer que le apodan la Dalia Negra (3)?
Apenas mencioné el seudónimo el cantinero me miro fijamente y sorprendido, pero al instante se recompuso y respondió.
Jajaja, por supuesto...
¿Cuál es el chiste?
Oh niño, yo que tu no buscaría a esa mujer. Los hombres continúan pensando que es un súcubo o algún tipo de monstruo, en las aldeas vecinas están aterrados cada noche por la mujer, incluso los vampiros temen. Podrás creerte muy fuerte o inteligente, pero mi recomendación es que si valoras tu vida te tomes tu copa de sangre y olvides todos.
Admito que sus palabras en un primer momento me molestaron, pero entendí que era coherente que se tratase de alguien capaz ya que eso fundamentaba la hipótesis de que ella supiera o incluso tuviera un pergamino. Tal conocimiento no estaría en las manos de un cualquiera…
Gracias por tu recomendación, pero necesito contactar a esa mujer, así que lo pediré una vez más… ¿Dónde-encuentro-a-la-Dalia Negra?
El cantinero comprendió con mi seriedad y firmeza que hablaba con certeza y convicción. Igualmente entendió que lo conveniente sería no subestimarme y lo más sabio seria cooperar.
Bah, algunas personas dicen que se dirige al este pero no se más, no es fácil de encontrar. Busca a alguien que te ayude o pregunta por ahí, incluso -el tabernero miró ambos lados como asegurándose de no ser escuchado- pregunta en La Flor Inerte, no diré más. Y recuerda, yo no te dije nada… Ahora bebe tu copa y lárgate del bar de Escarlata.
Ahora ya sabía a donde debía ir...
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(1): Revisar ficha de personaje Zagreus
(2) Mal del puerco [MALDICION]: durante los dos próximos temas que abras, tu personaje sufrirá de incontrolables episodios de eructos que serán imposibles de controlar y muy difíciles de disimular. Durante dichos temas, cualquier intento de seducir o convencer a otros mediante carisma o atractivo físico serán fracasos estrepitosos.(*Burrp*)
(3) La Dalia es una flor, sin embargo, la Dalia Negra fue el nombre puesto a la victima de un atroz asesinato en los años 40, el asesino nunca fue descubierto y hoy por hoy existen varias series, películas e historias relacionadas al hecho.
- (a):
- Representación del cantinero:
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Última edición por Zagreus el Dom 2 Ene 2022 - 19:39, editado 2 veces
Zagreus
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Re: La Dalia Negra [Libre/Noche][2/3][+18][TEMA CERRADO]
Cohen despertó poco después del ocaso. Había vuelto de su largo viaje de las tierras de lobos. Estaba exhausto, después de todas las aventuras y circunstancias que le había tocado vivir. Se juró a sí mismo no viajar en una larga temporada y quedarse en el Oeste, lugar al que sentía que pertenecía.
Descansaría unos días en Sacrestic Ville, antes de poner rumbo al norte, a la Comarca de Urd. Allí tenía ambiciosos planes con un grupo de vampiros para apoderarse de una de las bases humanas más importantes de la región. Esperaba que pronto los soldados humanos se vieran obligados a marcharse de Tempestad.
Al levantarse, se preparó un baño en la trastienda del local, llenando una tina con agua caliente. Se desnudó y a la luz de las velas, se dio un relajante baño, desprendiéndose del olor que su cuerpo había acumulado durante su viaje. El agua estaba lleno de pétalos de violetas que lograron darle una mejor fragancia. Unos minutos más tarde, seco y vestido con la ropa más limpia y elegante en el último mes, se dispuso a abrir su taller.
Salió al estrecho Callejón Carmesí y encendió la vela del farol junto a la puerta, dando a entender de que el establecimiento se encontraba abierto a los clientes.
Observó con detenimiento la habitación de recepción. Hacía mucho tiempo que Zana se había marchado. El lugar necesitaba de atención. El hecho de que sólo estuviera abierto de noche y la escasa luz de las velas que daban un íntimo ambiente a la estancia, hacía que no se vieran claramente los numerosos imperfectos de la habitación.
Había viajado hasta cerca de Ulmer para ver si encontraba el paradero de Zana, aunque la pista que había seguido era completamente falsa. Hacía ya cerca de un par de años que no sabía nada de su paradero y aunque había escuchado numerosos rumores, ninguno había resultado ser cierto.
Cohen tenía muchas preguntas. ¿Qué le había ocurrido para desaparecer de esa forma? ¿La habían asesinado? El vampiro había averiguado que unas noches antes de su misteriosa desaparición había tenido un enfrentamiento con un grupo de guardas humanos en la ciudad. De esos que se paseaban por sus calles creyéndose dueños de Sacrestic Ville.
Sus pensamientos se vieron interrumpidos cuándo la puerta de La Flor Inerte se abrió por primera vez aquella noche.
Descansaría unos días en Sacrestic Ville, antes de poner rumbo al norte, a la Comarca de Urd. Allí tenía ambiciosos planes con un grupo de vampiros para apoderarse de una de las bases humanas más importantes de la región. Esperaba que pronto los soldados humanos se vieran obligados a marcharse de Tempestad.
Al levantarse, se preparó un baño en la trastienda del local, llenando una tina con agua caliente. Se desnudó y a la luz de las velas, se dio un relajante baño, desprendiéndose del olor que su cuerpo había acumulado durante su viaje. El agua estaba lleno de pétalos de violetas que lograron darle una mejor fragancia. Unos minutos más tarde, seco y vestido con la ropa más limpia y elegante en el último mes, se dispuso a abrir su taller.
Salió al estrecho Callejón Carmesí y encendió la vela del farol junto a la puerta, dando a entender de que el establecimiento se encontraba abierto a los clientes.
Observó con detenimiento la habitación de recepción. Hacía mucho tiempo que Zana se había marchado. El lugar necesitaba de atención. El hecho de que sólo estuviera abierto de noche y la escasa luz de las velas que daban un íntimo ambiente a la estancia, hacía que no se vieran claramente los numerosos imperfectos de la habitación.
Había viajado hasta cerca de Ulmer para ver si encontraba el paradero de Zana, aunque la pista que había seguido era completamente falsa. Hacía ya cerca de un par de años que no sabía nada de su paradero y aunque había escuchado numerosos rumores, ninguno había resultado ser cierto.
Cohen tenía muchas preguntas. ¿Qué le había ocurrido para desaparecer de esa forma? ¿La habían asesinado? El vampiro había averiguado que unas noches antes de su misteriosa desaparición había tenido un enfrentamiento con un grupo de guardas humanos en la ciudad. De esos que se paseaban por sus calles creyéndose dueños de Sacrestic Ville.
Sus pensamientos se vieron interrumpidos cuándo la puerta de La Flor Inerte se abrió por primera vez aquella noche.
Cohen
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Re: La Dalia Negra [Libre/Noche][2/3][+18][TEMA CERRADO]
Salí de la taberna limpiándome los labios del trago que había tomado a prisas siguiendo la orden del cantinero. -Burrp- aproveché para eructar, algo que había aprendido durante los últimos días es que era mejor cuando lo dejaba salir. Era algo impropio de mí este tipo de conductas, pero estaba confiado que con el pasar del tiempo mi condición desaparecería, solamente debía evitar situaciones indecorosas donde tan estúpida maldición me pasara factura.
Maldita Escarlata *hip*, ¿quién se cree esa ramera?... solo por ser la dueña de la taberna me niega la bebida por no poder pagarle, si supiera quien fui yo en mis días de antaño no se atrevería a sacarme de su asqueroso bar– mantenía el soliloquio de un borracho afuera de la Posada de Luna.
Tú… - señalé al hombre que se balanceaba en su caminar y que desprendía un fuerte olor a alcohol.
¿Qué quieres? ¿No ves que estoy ocupado en una conversación?- Replicaba molesto
Solo necesito que me digas como llegar a La Flor Inerte – desconocía la fama de aquel establecimiento, pero tenía que conseguir a alguien que me pudiera guiar. Un borracho no sé si sería la mejor opción y menos en ese estado, sin embargo ese tipo de personas eran los mayores conocedores de los rincones de la ciudad.
Argh…¿la flor inerqué? ¿Ah será aquel sitio raro de…?, si debe ser… Si, bueno no sé qué estás buscando en ese lugar, pero busca el Callejón Carmesí …es donde el farol ¿no?... Maldita sea necesito otro trago… Bueno ya lárgate de aquí - El borracho vacilaba en su respuesta haciendo comentarios para sí mismo que apenas podía escuchar y señalando con su dedo la dirección de algunas calles que me daban a entender que por ahí se ubicaba el establecimiento, ¿se trataba de una casa? ¿Una tienda? El borracho en su estado había mencionado algo sobre un farol, supongo que podía ser algo a tener en cuenta.
Seguí por la dirección que señaló aquel hombre y entre las varias callejuelas vi un letrero que indicaba el nombre de Callejón Carmesí. Me adentré en aquella vía estrecha y poco transitada, si bien se trataba de una calle oscura, una tenue luz de un farol al lado de una puerta me indicó que había llegado a mi destino, La Flor Inerte. Se trataba de un pequeño local de alquimia, no entiendo la relación que guardaba con mi búsqueda de la mujer y el pergamino, pero era llamativo que en altas horas de la noche una tienda de esa índole se mantuviera abierta, ¿acaso era manejada por seres en riña con la luz? ¿o sencillamente se aprovechaban de los vampiros que vivían en Sacrestic Ville como principales clientes?
Abrí la puerta del establecimiento y entré, lo primero que percibí fue un fuerte y agradable olor. Generalmente, ese tipo de establecimientos acostumbran a oler con base en los productos que ofrecen y los ingredientes que los componen, combinación que no suele resultar placentera al olfato. Sin embargo, en este caso atribuyo dicho olor no tanto al local sino a su personal. Se trataba de un hombre de barba y pelo negro un poco más bajo que yo, traía ropas elegantes y su apariencia era pulcra, cuestión que disonaba de manera importante con la gente con la que me había topado previamente en la taberna y calles oscuras de la villa.
Quería evitar una respuesta a la defensiva como obtuve del cantinero del bar así que debía tratar de ser más “amable” esta vez, cuando me dispuse a saludar de forma cortés alguien me interrumpió, un sujeto entró después de mí al local y se me adelantó de forma grosera.
Saludos cariño, necesito algo para el sueño urgente. Y sé que tú puedes ayudarme - El hombre con tono un tanto afeminado se colocó en el mostrador urgido de ser atendido primero.
Burrp- nuevamente no pude controlar un eructo y ante el bochorno de probablemente haber sido oído preferí apartarme un poco. Tratando de disimular lo ocurrido y de mostrarme interesado en hacer algún pedido empecé a pasearme con la mirada por el pequeño cuarto. Era necesario estar a solas para hacer mi petición.
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Maldita Escarlata *hip*, ¿quién se cree esa ramera?... solo por ser la dueña de la taberna me niega la bebida por no poder pagarle, si supiera quien fui yo en mis días de antaño no se atrevería a sacarme de su asqueroso bar– mantenía el soliloquio de un borracho afuera de la Posada de Luna.
Tú… - señalé al hombre que se balanceaba en su caminar y que desprendía un fuerte olor a alcohol.
¿Qué quieres? ¿No ves que estoy ocupado en una conversación?- Replicaba molesto
Solo necesito que me digas como llegar a La Flor Inerte – desconocía la fama de aquel establecimiento, pero tenía que conseguir a alguien que me pudiera guiar. Un borracho no sé si sería la mejor opción y menos en ese estado, sin embargo ese tipo de personas eran los mayores conocedores de los rincones de la ciudad.
Argh…
Seguí por la dirección que señaló aquel hombre y entre las varias callejuelas vi un letrero que indicaba el nombre de Callejón Carmesí. Me adentré en aquella vía estrecha y poco transitada, si bien se trataba de una calle oscura, una tenue luz de un farol al lado de una puerta me indicó que había llegado a mi destino, La Flor Inerte. Se trataba de un pequeño local de alquimia, no entiendo la relación que guardaba con mi búsqueda de la mujer y el pergamino, pero era llamativo que en altas horas de la noche una tienda de esa índole se mantuviera abierta, ¿acaso era manejada por seres en riña con la luz? ¿o sencillamente se aprovechaban de los vampiros que vivían en Sacrestic Ville como principales clientes?
Abrí la puerta del establecimiento y entré, lo primero que percibí fue un fuerte y agradable olor. Generalmente, ese tipo de establecimientos acostumbran a oler con base en los productos que ofrecen y los ingredientes que los componen, combinación que no suele resultar placentera al olfato. Sin embargo, en este caso atribuyo dicho olor no tanto al local sino a su personal. Se trataba de un hombre de barba y pelo negro un poco más bajo que yo, traía ropas elegantes y su apariencia era pulcra, cuestión que disonaba de manera importante con la gente con la que me había topado previamente en la taberna y calles oscuras de la villa.
Quería evitar una respuesta a la defensiva como obtuve del cantinero del bar así que debía tratar de ser más “amable” esta vez, cuando me dispuse a saludar de forma cortés alguien me interrumpió, un sujeto entró después de mí al local y se me adelantó de forma grosera.
Saludos cariño, necesito algo para el sueño urgente. Y sé que tú puedes ayudarme - El hombre con tono un tanto afeminado se colocó en el mostrador urgido de ser atendido primero.
Burrp- nuevamente no pude controlar un eructo y ante el bochorno de probablemente haber sido oído preferí apartarme un poco. Tratando de disimular lo ocurrido y de mostrarme interesado en hacer algún pedido empecé a pasearme con la mirada por el pequeño cuarto. Era necesario estar a solas para hacer mi petición.
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Zagreus
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Re: La Dalia Negra [Libre/Noche][2/3][+18][TEMA CERRADO]
Cohen alzó la vista para ver entrar a un hombre, cuyo rostro no le era nada familiar. Justo en ese momento, entró Billy, un cliente habitual. El vampiro creyó que venían juntos a visitar el local. Quizás aquel desconocido era uno de sus numerosos amantes. Aunque lo dudaba: Billy no era nada estúpido.
- Saludos cariño, necesito algo para el sueño urgente. Y sé que tú puedes ayudarme...- le dijo, haciendo un leve gesto con la cabeza, indicando al hombre que ocupaba la habitación con ellos.
En ese momento, Cohen escuchó el desagradable eructo del otro cliente, que parecía ligeramente avergonzado, pues se apartó ligeramente de ellos.
Tras una mirada de complicidad con Billy, Cohen acudió a la trastienda en búsqueda de la Esencia de Dulces Sueños. Se trataba de un veneno potente que Billy utilizaba con sus amantes más adinerados cuándo estaban de visita en la ciudad. Lo mezclaba con su bebida y a los cinco minutos, el ricachón dormía mientras Billy le despojaba de todos sus aeros y objetos de valor. El hecho de compartir la estancia con otro cliente le hacía adoptar una actitud más discreta, optando por la mentira de que no podía dormir para no delatar sus intenciones.
- Aquí lo tienes- expresó, mientras salía de la habitación trasera del local, con el pedido en la mano- Ya sabes: ten cuidado de cómo lo administras.
Tras darle el elixir, antes de que el joven se marchase, Cohen llevó su mano izquierda a su trasero, colocando un par de dedos sobre la tela que separaba las grandes nalgas de aquel humano descarado.
- 35 aeros- le ofreció la mano libre para recibir el pago en ella- Hasta pronto, Billy. Siempre eres bienvenido aquí.
- Hasta luego, cielo- dijo, antes de salir mientras le guiñaba un ojo al vampiro.
Tras una última sonrisa coqueta entre ambos, el joven se marchó del local. A veces, Billy le pagaba en sangre, dejándose morder en un lugar discreto. Dada la presencia de alguien más en la tienda, Cohen optó por el pago dinerario.
Fue entonces cuándo Cohen dirigió su mirada hacia su desconocido cliente.
- Soy Cohen.- habló, dirigiéndose por primera vez a aquel desconocido cliente- Es tu primera visita a la Flor Inerte, si no me equivoco. ¿En qué puedo ayudarte?
Cohen
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Re: La Dalia Negra [Libre/Noche][2/3][+18][TEMA CERRADO]
El encargado de la tienda de manera diligente empezó a atender al histriónico personaje que nos acompañaba con urgencia, casi sin hacer preguntas cruzó unas gruesas cortinas que conectaban la parte del mostrador con la trastienda. Por la confianza que mostraban en su trato me dio a entender que era un cliente frecuente.
Mientras el joven alquimista (asumiendo que era él el encargado de aquel local y no un simple empleado) buscaba el pedido. El sujeto se volteó a verme, su mirada funcionaba como un escáner observando detenidamente mi persona en totalidad. Admito que me hacía sentir incómodo y mucho más cuando levantaba las cejas y se mordía los labios de forma lasciva.
No estaba interesado en sus intenciones o cualquier tipo de planteamiento de este sujeto por lo que mi desconfianza se agudizó y preferí continuar esquivando su mirada e ignorarlo. Algo que había aprendido era que para asegurar la supervivencia era necesario desconfiar de todos, en especial de aquellos que su presentación era una sonrisa.
Mi intención no era armar una escena, como ya había contemplado no debía desaprovechar esta oportunidad para averiguar sobre mi objetivo, así que el uso de la fuerza estaba descartado. No obstante, la tensa situación no duro mucho más, ya que, salvado por la campana el joven volvió del almacén y terminó de despachar al cliente en una resuelta un tanto incómoda.
Ahora ya 'Billy' habiendo abandonado la tienda el joven encargado se dirigía a mi persona.
Un placer Cohen, mi nombre es Zagreus. Y sí, tienes razón, no suelo venir a Sacrestic Ville y mucho menos transitar por sus callejones - contesté a su cordial presentación
Veras… - realicé una pausa para organizar mis ideas mientras me replanteaba por qué el rumor me había llevado hasta aquella persona, sonaba poco lógico este escenario y debía asegurarme de ser concreto en mi petición.
Si bien tengo una condición que no descarto a lo mejor tendrías algo para atenderme – haciendo alusión a mi maldición que arrastraba desde mi estancia en Baslodia – Estoy aquí por algo muy distinto a tu trabajo en la tienda de alquimia…
Resulta que busco a una mujer, una mujer vampiro que podría tener entre sus posesiones algo que es de gran interés para mí. Si bien se ha hecho notar en las zonas cercanas, incluso se ha ganado un curioso apodo, ubicarla se me ha hecho imposible…
Y bueno… Desconozco la razón, pero esta información me ha llevado hasta tu tienda. ¿Sabes algo de la vampira que busco?
Mientras el joven alquimista (asumiendo que era él el encargado de aquel local y no un simple empleado) buscaba el pedido. El sujeto se volteó a verme, su mirada funcionaba como un escáner observando detenidamente mi persona en totalidad. Admito que me hacía sentir incómodo y mucho más cuando levantaba las cejas y se mordía los labios de forma lasciva.
No estaba interesado en sus intenciones o cualquier tipo de planteamiento de este sujeto por lo que mi desconfianza se agudizó y preferí continuar esquivando su mirada e ignorarlo. Algo que había aprendido era que para asegurar la supervivencia era necesario desconfiar de todos, en especial de aquellos que su presentación era una sonrisa.
Mi intención no era armar una escena, como ya había contemplado no debía desaprovechar esta oportunidad para averiguar sobre mi objetivo, así que el uso de la fuerza estaba descartado. No obstante, la tensa situación no duro mucho más, ya que, salvado por la campana el joven volvió del almacén y terminó de despachar al cliente en una resuelta un tanto incómoda.
Ahora ya 'Billy' habiendo abandonado la tienda el joven encargado se dirigía a mi persona.
Un placer Cohen, mi nombre es Zagreus. Y sí, tienes razón, no suelo venir a Sacrestic Ville y mucho menos transitar por sus callejones - contesté a su cordial presentación
Veras… - realicé una pausa para organizar mis ideas mientras me replanteaba por qué el rumor me había llevado hasta aquella persona, sonaba poco lógico este escenario y debía asegurarme de ser concreto en mi petición.
Si bien tengo una condición que no descarto a lo mejor tendrías algo para atenderme – haciendo alusión a mi maldición que arrastraba desde mi estancia en Baslodia – Estoy aquí por algo muy distinto a tu trabajo en la tienda de alquimia…
Resulta que busco a una mujer, una mujer vampiro que podría tener entre sus posesiones algo que es de gran interés para mí. Si bien se ha hecho notar en las zonas cercanas, incluso se ha ganado un curioso apodo, ubicarla se me ha hecho imposible…
Y bueno… Desconozco la razón, pero esta información me ha llevado hasta tu tienda. ¿Sabes algo de la vampira que busco?
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Re: La Dalia Negra [Libre/Noche][2/3][+18][TEMA CERRADO]
Cohen escuchó al cliente. Al principio, parecía dubitativo. El alquimista pensó que quizás tenía un problema grave que le preocupaba tratar con un desconocido. De hecho, lo primero que pensó fue en la impotencia… Quizás el jarabe de virilidad le fuera útil.
Pero cuándo le confesó que había entrado en la tienda con un objetivo distinto, pasó a la defensiva. Incluso antes de que hablara, Cohen conocía ya el motivo de aquella visita: Zana.
Desde su desaparición eran numerosas las personas que habían acudido al taller en su búsqueda. Algunos eran terriblemente directos y amenazantes. Otros, como era el caso actual, parecían más tranquilos y sosegados.
Tras escuchar las palabras del cliente, Cohen percibió que no había nombrado su nombre en ningún momento, por lo que no sabía exactamente cómo actuar. Tras pensar unos segundos, comenzó a hablar. Al fin y al cabo, no iba a mentirle a aquel hombre, pues no conocía cual era su paradero.
- Creo que me hablas de Zana. Es la dueña de este local, aunque el negocio es mío- le dijo, mientras que su mano derecha le indicó un cómodo asiento, invitando a su cliente a sentarse- Me gano la vida aquí en su ausencia. Siento decirte que hace meses que no sé nada de ella. Desapareció sin dejar rastro alguno. De hecho, acabo de regresar de un viaje desde Las Tierras del Este, tras seguir una pista… Pero no he tenido suerte alguna.
El vampiro decidió ser claro. Él también había escuchado numerosos rumores que encajan con la mujer que la habían convertido.
- Debo confesarte que yo también he escuchado numerosas historias. Incluso han venido varias personas buscándola. Pero siempre que he ido a comprobar un rumor sobre su paradero, o bien descubro que no era ella o que se había marchado unas noches antes.
Intentó estudiar el rostro de Zagreus, pero poco podía deducir de sus pensamientos. Con curiosidad, decidió preguntar sobre aquel misterioso objeto de valor.
- El día antes de su desaparición estuvimos aquí. Me enseñó algunas recetas alquímicas. Su actitud fue bastante extraña: siempre le tomaba el pelo, pero aquella noche quería que atendiese a las explicaciones con gran atención. Luego, me di cuenta de que se estaba despidiendo, ya que nunca más he vuelto a verla…
Alzó el brazo y señaló hacia la puerta trasera que daba al almacén…
- Cuándo se marchó dejó varias cosas… Si me indicas cual es ese objeto, podemos llegar a un acuerdo si se encuentra en el almacén… ¿Te interesaría?
Pero cuándo le confesó que había entrado en la tienda con un objetivo distinto, pasó a la defensiva. Incluso antes de que hablara, Cohen conocía ya el motivo de aquella visita: Zana.
Desde su desaparición eran numerosas las personas que habían acudido al taller en su búsqueda. Algunos eran terriblemente directos y amenazantes. Otros, como era el caso actual, parecían más tranquilos y sosegados.
Tras escuchar las palabras del cliente, Cohen percibió que no había nombrado su nombre en ningún momento, por lo que no sabía exactamente cómo actuar. Tras pensar unos segundos, comenzó a hablar. Al fin y al cabo, no iba a mentirle a aquel hombre, pues no conocía cual era su paradero.
- Creo que me hablas de Zana. Es la dueña de este local, aunque el negocio es mío- le dijo, mientras que su mano derecha le indicó un cómodo asiento, invitando a su cliente a sentarse- Me gano la vida aquí en su ausencia. Siento decirte que hace meses que no sé nada de ella. Desapareció sin dejar rastro alguno. De hecho, acabo de regresar de un viaje desde Las Tierras del Este, tras seguir una pista… Pero no he tenido suerte alguna.
El vampiro decidió ser claro. Él también había escuchado numerosos rumores que encajan con la mujer que la habían convertido.
- Debo confesarte que yo también he escuchado numerosas historias. Incluso han venido varias personas buscándola. Pero siempre que he ido a comprobar un rumor sobre su paradero, o bien descubro que no era ella o que se había marchado unas noches antes.
Intentó estudiar el rostro de Zagreus, pero poco podía deducir de sus pensamientos. Con curiosidad, decidió preguntar sobre aquel misterioso objeto de valor.
- El día antes de su desaparición estuvimos aquí. Me enseñó algunas recetas alquímicas. Su actitud fue bastante extraña: siempre le tomaba el pelo, pero aquella noche quería que atendiese a las explicaciones con gran atención. Luego, me di cuenta de que se estaba despidiendo, ya que nunca más he vuelto a verla…
Alzó el brazo y señaló hacia la puerta trasera que daba al almacén…
- Cuándo se marchó dejó varias cosas… Si me indicas cual es ese objeto, podemos llegar a un acuerdo si se encuentra en el almacén… ¿Te interesaría?
Cohen
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Re: La Dalia Negra [Libre/Noche][2/3][+18][TEMA CERRADO]
Accedí a su invitación a tomar asiento, por lo visto la conversación se iba a extender. Me senté en un banco forrado que resultaba muy cómodo, pero extrañamente desencajaba dentro de aquel cuarto en la Flor Inerte. Ese tipo de tiendas generalmente suelen despachar su mercancía con inmediatez, de no tener el pedido del cliente este se prepara por encargo, por lo que no suele ser un lugar donde necesariamente se ‘espere’ por ser atendido. Aunado a ello, el trabajar en tal curioso horario nocturno y en una ubicación tan rebuscada me invitaba a pensar que en el establecimiento la afluencia de clientes sería limitada. Por lo que asumí que este banco no era exactamente para clientes y que, o bien podría ser propio de la decoración del local o pertenecer a la mujer que Cohen mencionaba era la dueña de aquel establecimiento y por lo visto la persona que buscaba.
Escuché a Cohen con atención, aparentemente él también estaba en búsqueda de aquella mujer. Zana… con que ese es el nombre de aquella que apodan la Dalia Negra, tendría sentido ahora que el cantinero me enviara a la tienda de alquimia, por más rebuscado que sonara el hecho de que fuera la vampira dueña de un pergamino, esta hipótesis ganaba confianza mientras más avanzaba en mi búsqueda.
El alquimista amablemente ofreció ayudarme, pero era evidente que era ignorante del significado del pergamino, cuestión que era importante mantener así.
Entiendo… - dije mientras con mi mano derecha peinaba mi cabellera de color cenizas con un movimiento hasta la nuca, solté un leve suspiro mientras mi mirada se dirigía a las cortinas que señalaba Cohen, un poco decepcionado de la información del joven que prácticamente estaba en la misma posición de incertidumbre que yo.
Verás Cohen, agradezco tu colaboración, pero no es el tipo de objetos que se dejan atrás y se mezclan con recetas y libros de alquimia. Es un artículo muy – por mi cabeza pasó la palabra ‘poderoso’ sin embargo era mejor censurar las posibilidades que ofrecía los pergaminos en su totalidad – importante, así que puedo asegurarte que no lo encontraremos en el almacén.
No sabía si el hombre al frente de mí me estaba mintiendo, en un momento me plantee usar mis dotes vampíricos para asegurarme de la confiabilidad de sus palabras, sin embargo las últimas veces que había intentado usar estas técnicas mi objetivo había fallado de manera estrepitosa por los eructos que aparecían en los peores momentos. Por tal motivo, debía tratar de disipar cualquier duda de mis intenciones que había dejado poco claras y dar a entender que mi interés era el pergamino y no ella.
No sé que significa Zana para ti o por qué la buscas, pero te puedo asegurar que mi interés es únicamente el artefacto que posee, o que puede poseer, ya que tampoco está claro que en realidad lo tenga, sin embargo cualquier información para mí es vital… Estoy dispuesto a pagar cualquier cantidad por aquel objeto – en mi cabeza velozmente surgió el planteamiento de que haría cualquier cosa por conseguir aquel artículo, incluso recurrir a la fuerza de ser necesario, obviamente esto sería el último recurso y mi intención no era alarmar a Cohen, así que omitir esa parte resultaba prudente.
Pasados unos segundos en el cual buscaba en mi cabeza alguna alternativa para no detener mi búsqueda en aquel lugar, se me ocurrió que capaz se habían omitido detalles y que Cohen era la persona indicada para proporcionarme más información.
Te seré franco Cohen, apenas te conozco y preferiría mantener algunos detalles a discreción, por lo visto conviviste con Zana, ¿me podrías decir quién era ella? Creo que es probable que en esta información exista algún detalle que nos pueda guiar a una nueva pista ¿Qué ocurrió el último día que la viste? – Sabía que este tipo de preguntas personales suelen generar resistencia, pero era necesario repasar todo lo que podría conocer Cohen de Zana a ver si algún detalle pasado por alto nos daba un punto de partida para poder ubicarla.
Incluso, algo que me había llamado profundamente la atención en el breve relato de Cohen era la forma abrupta de su partida, ¿tendrá algo que ver el pergamino en ello? ¿sabe ella lo que tiene en sus manos? Son pocos los conocedores de la leyenda en la actualidad, en antaño se podrían haber librado batallas intensas por ser dueño de un pergamino, aunque el poder que ofrecen solo sea obtenido al recolectarlos todos… No obstante, hoy por hoy la gente ignora estos artefactos malditos y los pocos que saben su potencial prefieren no hablar sobre el tema por las temibles consecuencias que tendría para Aerandir si alguien se adueñara de todos.
Sorprendentemente, el mal del puerco no había participado en varios minutos ya, eso me preocupaba, ya que a veces sucedía que cuando pensaba que ya había desaparecido la condición un ataque de eructos me tomaba por completo por varios segundos.
Escuché a Cohen con atención, aparentemente él también estaba en búsqueda de aquella mujer. Zana… con que ese es el nombre de aquella que apodan la Dalia Negra, tendría sentido ahora que el cantinero me enviara a la tienda de alquimia, por más rebuscado que sonara el hecho de que fuera la vampira dueña de un pergamino, esta hipótesis ganaba confianza mientras más avanzaba en mi búsqueda.
El alquimista amablemente ofreció ayudarme, pero era evidente que era ignorante del significado del pergamino, cuestión que era importante mantener así.
Entiendo… - dije mientras con mi mano derecha peinaba mi cabellera de color cenizas con un movimiento hasta la nuca, solté un leve suspiro mientras mi mirada se dirigía a las cortinas que señalaba Cohen, un poco decepcionado de la información del joven que prácticamente estaba en la misma posición de incertidumbre que yo.
Verás Cohen, agradezco tu colaboración, pero no es el tipo de objetos que se dejan atrás y se mezclan con recetas y libros de alquimia. Es un artículo muy – por mi cabeza pasó la palabra ‘poderoso’ sin embargo era mejor censurar las posibilidades que ofrecía los pergaminos en su totalidad – importante, así que puedo asegurarte que no lo encontraremos en el almacén.
No sabía si el hombre al frente de mí me estaba mintiendo, en un momento me plantee usar mis dotes vampíricos para asegurarme de la confiabilidad de sus palabras, sin embargo las últimas veces que había intentado usar estas técnicas mi objetivo había fallado de manera estrepitosa por los eructos que aparecían en los peores momentos. Por tal motivo, debía tratar de disipar cualquier duda de mis intenciones que había dejado poco claras y dar a entender que mi interés era el pergamino y no ella.
No sé que significa Zana para ti o por qué la buscas, pero te puedo asegurar que mi interés es únicamente el artefacto que posee, o que puede poseer, ya que tampoco está claro que en realidad lo tenga, sin embargo cualquier información para mí es vital… Estoy dispuesto a pagar cualquier cantidad por aquel objeto – en mi cabeza velozmente surgió el planteamiento de que haría cualquier cosa por conseguir aquel artículo, incluso recurrir a la fuerza de ser necesario, obviamente esto sería el último recurso y mi intención no era alarmar a Cohen, así que omitir esa parte resultaba prudente.
Pasados unos segundos en el cual buscaba en mi cabeza alguna alternativa para no detener mi búsqueda en aquel lugar, se me ocurrió que capaz se habían omitido detalles y que Cohen era la persona indicada para proporcionarme más información.
Te seré franco Cohen, apenas te conozco y preferiría mantener algunos detalles a discreción, por lo visto conviviste con Zana, ¿me podrías decir quién era ella? Creo que es probable que en esta información exista algún detalle que nos pueda guiar a una nueva pista ¿Qué ocurrió el último día que la viste? – Sabía que este tipo de preguntas personales suelen generar resistencia, pero era necesario repasar todo lo que podría conocer Cohen de Zana a ver si algún detalle pasado por alto nos daba un punto de partida para poder ubicarla.
Incluso, algo que me había llamado profundamente la atención en el breve relato de Cohen era la forma abrupta de su partida, ¿tendrá algo que ver el pergamino en ello? ¿sabe ella lo que tiene en sus manos? Son pocos los conocedores de la leyenda en la actualidad, en antaño se podrían haber librado batallas intensas por ser dueño de un pergamino, aunque el poder que ofrecen solo sea obtenido al recolectarlos todos… No obstante, hoy por hoy la gente ignora estos artefactos malditos y los pocos que saben su potencial prefieren no hablar sobre el tema por las temibles consecuencias que tendría para Aerandir si alguien se adueñara de todos.
Sorprendentemente, el mal del puerco no había participado en varios minutos ya, eso me preocupaba, ya que a veces sucedía que cuando pensaba que ya había desaparecido la condición un ataque de eructos me tomaba por completo por varios segundos.
Zagreus
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Re: La Dalia Negra [Libre/Noche][2/3][+18][TEMA CERRADO]
Cohen hizo la oferta de buscar en el almacén, pero Zagreus no parecía interesado. Fue entonces cuándo comenzó a ser consciente de que él había sido bastante abierto y sincero con él, pero el otro parecía desconfiar de sus palabras. El hecho de que no le compartiera nada sobre el objeto que estaba buscando, ni el más mínimo dato, también le hizo recapacitar sobre si debía colaborar o no con aquel hombre.
- Si tan seguro está de que no está en el almacén, no sé cómo más podría ayudarte. Ya te he dicho que no he visto a Zana desde hace ya bastante tiempo.
Continuó escuchando el discurso del contrario. Cohen tuvo la impresión de que el contrario quizás pensaba que estaba escondiendo a la mujer que le había convertido.
Cuando le preguntó quién era realmente Zana y cómo había sido la última noche que la vio, el vampiro decidió sentarse en el asiento situado frente al suyo.
- Tengo que reconocer que no encontré nada especialmente extraño. Al menos, no lo viví así. Cómo ya te he dicho, estuvo aquí, enseñándome algunas recetas de alquimia. Si la noté algo más tensa, pero pensé que era porque no terminaba de tomarme en serio sus lecciones… Tengo que reconocer que soy un alumno bastante disperso y distraído…
Intentaba memorizar lo que había ocurrido aquella noche, si había algún detalle que se le escapara.
- Poco antes del amanecer, decidió marcharse. Dijo que tenía que encontrarse con alguien… Eso sí me resultó extraño: normalmente regresaba aquí un largo rato antes del alba. Aquella noche se marchó a esa hora. No quiso decirme a dónde se dirigía, sólo que pasaría las horas de sol fuera… Simplemente, cogió unos documentos, los guardó bajo su ropa, porque llovía débilmente y se marchó… Hasta hoy. Aunque a la noche siguiente...
Cohen se puso de pie de forma apresurada y caminó unos pasos hasta detrás de la mesa que utilizaba de humilde mostrador. Se agachó y bajo la misma, en un estante oculto a la vista desde el otro lado de la mesa, sacó un pequeño cuaderno.
- A veces, apunto algunas cosas. No estoy seguro del todo...- dijo, pasando las páginas de la encuadernación hasta buscar la fecha correcta de la anotación que era de su interés- No sé si le sirve de algo este dato, pero dos personas visitaron La Flor Inerte al día siguiente de su desaparición preguntando por ella: una mujer algo rarita…
Intentó recordar su aspecto, pero después de tantas noches, sus recuerdos eran ya muy confusos.
- Se hizo llamar Démeter, aunque a saber cual era su verdadero nombre… No he vuelto a verla en la ciudad. En cambio, el otro era Frank Ganz, el líder de los soldados humanos en Sacrestic Ville, hombre de confianza del mismísimo Rey Siegfried de Lunargenta. Murió hace unos meses. Ahora lo sustituye un tal Peter Lannet [1], aunque dudo de que él sepa nada. Acaba de llegar a la ciudad hace unos días...
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- Si tan seguro está de que no está en el almacén, no sé cómo más podría ayudarte. Ya te he dicho que no he visto a Zana desde hace ya bastante tiempo.
Continuó escuchando el discurso del contrario. Cohen tuvo la impresión de que el contrario quizás pensaba que estaba escondiendo a la mujer que le había convertido.
Cuando le preguntó quién era realmente Zana y cómo había sido la última noche que la vio, el vampiro decidió sentarse en el asiento situado frente al suyo.
- Tengo que reconocer que no encontré nada especialmente extraño. Al menos, no lo viví así. Cómo ya te he dicho, estuvo aquí, enseñándome algunas recetas de alquimia. Si la noté algo más tensa, pero pensé que era porque no terminaba de tomarme en serio sus lecciones… Tengo que reconocer que soy un alumno bastante disperso y distraído…
Intentaba memorizar lo que había ocurrido aquella noche, si había algún detalle que se le escapara.
- Poco antes del amanecer, decidió marcharse. Dijo que tenía que encontrarse con alguien… Eso sí me resultó extraño: normalmente regresaba aquí un largo rato antes del alba. Aquella noche se marchó a esa hora. No quiso decirme a dónde se dirigía, sólo que pasaría las horas de sol fuera… Simplemente, cogió unos documentos, los guardó bajo su ropa, porque llovía débilmente y se marchó… Hasta hoy. Aunque a la noche siguiente...
Cohen se puso de pie de forma apresurada y caminó unos pasos hasta detrás de la mesa que utilizaba de humilde mostrador. Se agachó y bajo la misma, en un estante oculto a la vista desde el otro lado de la mesa, sacó un pequeño cuaderno.
- A veces, apunto algunas cosas. No estoy seguro del todo...- dijo, pasando las páginas de la encuadernación hasta buscar la fecha correcta de la anotación que era de su interés- No sé si le sirve de algo este dato, pero dos personas visitaron La Flor Inerte al día siguiente de su desaparición preguntando por ella: una mujer algo rarita…
Intentó recordar su aspecto, pero después de tantas noches, sus recuerdos eran ya muy confusos.
- Se hizo llamar Démeter, aunque a saber cual era su verdadero nombre… No he vuelto a verla en la ciudad. En cambio, el otro era Frank Ganz, el líder de los soldados humanos en Sacrestic Ville, hombre de confianza del mismísimo Rey Siegfried de Lunargenta. Murió hace unos meses. Ahora lo sustituye un tal Peter Lannet [1], aunque dudo de que él sepa nada. Acaba de llegar a la ciudad hace unos días...
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Cohen
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Re: La Dalia Negra [Libre/Noche][2/3][+18][TEMA CERRADO]
Cohen había colaborado ante mis inquietudes, al contrario del resto de personas que había interrogado sobre la Dalia Negra quienes al mencionar el seudónimo de la vampira se aterrorizaban, él hablaba con apertura sobre el tema de Zana. Los rumores de la vampira resultaban prácticamente un tabú para las personas, sin embargo, para Cohen no, era evidente que también le interesaba ubicarla, o por lo menos era la impresión que me causaba.
En mi búsqueda de conocer más sobre Zana, Cohen se limitó a hablar de su último día. Era probable que hablar de su relación con la dueña del local le resultara difícil, sin embargo, para mí era importante conocer si de verdad esta tal Zana era un vampiro capaz de tener en su haber un pergamino. Si de verdad, se trataba de alguien de interés o solo era una mujer que se había ido de casa para escapar de su antigua vida y ya. Capaz estaba subestimando a la vampira de quien me hablaba Cohen, pero la posibilidad de que si fuera la persona que buscaba era suficiente para aplacar mis dudas más racionales.
Tenía que seguir recolectando información de ella, sin embargo, era obvio que Cohen seguiría mostrando resistencias de esos temas más personales, debía seguir ganándome su confianza, ciertamente le había dado pocas opciones ante mis peticiones, pero ambos teníamos un objetivo en común.
Gracias por tu ayuda Cohen, si bien pueda parecer una posibilidad remota creo que podemos partir de esas dos personas que mencionas. Deméter y el regimiento de solados humanos de Sacrestic Ville, era poco lo que podíamos hacer para ubicarlos e incluso era rebuscado el nexo que guardaban con Zana, pero algo por poco que pareciera era suficiente para ser combustible de mi búsqueda.
¿Sabes algo más sobre este tal Peter Lannet? Entiendo que sea nuevo, pero podría conocer algo del caso, a final de cuentas el tema de la Dalia Negra se ha popularizado en los alrededores de la villa y por tratarse de una vampira, los humanos se aprovecharían para actuar y empezar a castigar incluso aquellos inocentes… Igualmente, quizás su predecesor allá guardado algún registro sobre sus encuentros y labor en la ciudad.
Soy un forastero y confieso que al igual que Zana soy un vampiro, por lo que tratar de indagar en la guardia durante el día se me haría imposible, tú al ser un local de Sacrestic Ville ¿no podrías ayudarme a contactar aquel humano?
Quizás resultaba apresurado confirmar que mi naturaleza era de un ser maldito por la oscuridad, no obstante, al emplear un pensamiento más práctico era importante contactar aquel humano, ya que la otra opción, la mujer llamada Deméter parecía más improbable. Por lo que tenia que aprovechar que Cohen también estaba interesado en ubicar a Zana y quizás tendría mayores herramientas para moverse por la villa, incluso acompañarme en mi travesía.
Cohen…
*Burrp, burrp* - de la nada un ataque de eructos tomó el control de mi conducta, tuve que levantarme de forma apresurada de mi asiento y tratar de ir a un rincón de la tienda para darle la espalda al joven y que la situación bochornosa pasara tras varios segundos.
Admito que este tipo de escenarios ya me habían ocurrido antes, sin embargo, en esta ocasión suponían una oportunidad para mí. Si bien era una escena desagradable mostraban mi lado más “frágil”, era una tontería, pero atender las emociones es un modo de persuasión infalible. No sabía como iba a reaccionar Cohen ante mi vulnerabilidad ante la maldición, pero se trataba de una carta que me tocó jugar…
Argh… disculpa – dije recuperando el aire y la compostura - resulta que desde mi estadía en Baslodia hace un tiempo he tenido una condición que causa que tenga arrebatos de eructos incontrolables. Ya me he acostumbrado y espero que pronto se alivie tan asquerosa maldición. En verdad pido perdón por lo sucedido… pero bueno, ¿en dónde estábamos? Ah si, Cohen… ¿podrías ayudarme?
En mi búsqueda de conocer más sobre Zana, Cohen se limitó a hablar de su último día. Era probable que hablar de su relación con la dueña del local le resultara difícil, sin embargo, para mí era importante conocer si de verdad esta tal Zana era un vampiro capaz de tener en su haber un pergamino. Si de verdad, se trataba de alguien de interés o solo era una mujer que se había ido de casa para escapar de su antigua vida y ya. Capaz estaba subestimando a la vampira de quien me hablaba Cohen, pero la posibilidad de que si fuera la persona que buscaba era suficiente para aplacar mis dudas más racionales.
Tenía que seguir recolectando información de ella, sin embargo, era obvio que Cohen seguiría mostrando resistencias de esos temas más personales, debía seguir ganándome su confianza, ciertamente le había dado pocas opciones ante mis peticiones, pero ambos teníamos un objetivo en común.
Gracias por tu ayuda Cohen, si bien pueda parecer una posibilidad remota creo que podemos partir de esas dos personas que mencionas. Deméter y el regimiento de solados humanos de Sacrestic Ville, era poco lo que podíamos hacer para ubicarlos e incluso era rebuscado el nexo que guardaban con Zana, pero algo por poco que pareciera era suficiente para ser combustible de mi búsqueda.
¿Sabes algo más sobre este tal Peter Lannet? Entiendo que sea nuevo, pero podría conocer algo del caso, a final de cuentas el tema de la Dalia Negra se ha popularizado en los alrededores de la villa y por tratarse de una vampira, los humanos se aprovecharían para actuar y empezar a castigar incluso aquellos inocentes… Igualmente, quizás su predecesor allá guardado algún registro sobre sus encuentros y labor en la ciudad.
Soy un forastero y confieso que al igual que Zana soy un vampiro, por lo que tratar de indagar en la guardia durante el día se me haría imposible, tú al ser un local de Sacrestic Ville ¿no podrías ayudarme a contactar aquel humano?
Quizás resultaba apresurado confirmar que mi naturaleza era de un ser maldito por la oscuridad, no obstante, al emplear un pensamiento más práctico era importante contactar aquel humano, ya que la otra opción, la mujer llamada Deméter parecía más improbable. Por lo que tenia que aprovechar que Cohen también estaba interesado en ubicar a Zana y quizás tendría mayores herramientas para moverse por la villa, incluso acompañarme en mi travesía.
Cohen…
*Burrp, burrp* - de la nada un ataque de eructos tomó el control de mi conducta, tuve que levantarme de forma apresurada de mi asiento y tratar de ir a un rincón de la tienda para darle la espalda al joven y que la situación bochornosa pasara tras varios segundos.
Admito que este tipo de escenarios ya me habían ocurrido antes, sin embargo, en esta ocasión suponían una oportunidad para mí. Si bien era una escena desagradable mostraban mi lado más “frágil”, era una tontería, pero atender las emociones es un modo de persuasión infalible. No sabía como iba a reaccionar Cohen ante mi vulnerabilidad ante la maldición, pero se trataba de una carta que me tocó jugar…
Argh… disculpa – dije recuperando el aire y la compostura - resulta que desde mi estadía en Baslodia hace un tiempo he tenido una condición que causa que tenga arrebatos de eructos incontrolables. Ya me he acostumbrado y espero que pronto se alivie tan asquerosa maldición. En verdad pido perdón por lo sucedido… pero bueno, ¿en dónde estábamos? Ah si, Cohen… ¿podrías ayudarme?
Zagreus
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Re: La Dalia Negra [Libre/Noche][2/3][+18][TEMA CERRADO]
Tras exponer toda la información que le quedaba por aportar, Cohen cerró su cuaderno de notas y lo guardó en su lugar acostumbrado. Luego, se volvió a colocar frente al visitante de su local. Zagreus insistía que el caso de la Dalia Negra, esa mujer que había sembrado el terror en los alrededores de la ciudad, era bastante popular. Cómo la mayoría de esos eventos habían sucedido en su ausencia, desconocía gran parte de aquella historia y no sabía si la vampiresa sería Zana o no.
- Estoy seguro que Frank Ganz guardaría sus anotaciones sobre todo. Se le veía demasiado meticuloso y metódico. Aunque parecía tan aburrido…
Cohen escuchó su nombre en los labios del otro, pero enseguida éste comenzó a emitir fuertes y desagradables eructos. Zagreus caminó hasta uno de los rincones de la estancia dónde esperó hasta que se le pasó ese sorprendente episodio. Al escuchar poco más tarde la explicación de su situación, comprendió lo incómodo que debía resultarle.
- ¡Es una auténtica putada! Al tratarse de una maldición, poco puedo hacer por ti. En cambio, creo que podríamos ponernos en contacto con Peter Lannet. Espérame fuera…
Se dirigió hacia la parte de atrás del local, se vistió con su prenda de abrigo y la llave del local. Al salir al exterior, cerró la puerta y apagó la vela del farol, dando a entender a su clientela habitual de que el local se encontraba cerrado. Zagreus le esperaba.
- Bueno, me siento más tranquilo al saber que eres un vampiro. Zana fue la persona que me convirtió y me dio esta especie de... segunda existencia… Le soy bastante fiel y cómo comprenderás, mi interés es dar con su paradero y garantizar su bienestar. Si Ganz tiene información, nos será útil a ambos.
Llegaron hasta la calle y la cruzaron para introducirse en otro callejón que comunicaba con la calle siguiente.
- ¿Recuerdas a Billy, el cliente que hace un rato estuvo en el taller? Resulta que tiene un… peculiar gusto por los soldados. Tiene algunos contactos. Está en un local bastante exclusivo, al que acude algunos buenos hombres de Siegfried en búsqueda de un rato de placer. Mujeres y hombres de todos los gustos… Estoy seguro de que Billy nos será muy útil para poder contactar con Peter Lannet… Además, si Lannet está en Sacrestic Ville para vigilar a los vampiros, ¿cómo negarse a darle la bienvenida a la ciudad? Incluso podrías eructarle en todo la cara...- bromeó, riendo, mientras imaginaba la situación
- Estoy seguro que Frank Ganz guardaría sus anotaciones sobre todo. Se le veía demasiado meticuloso y metódico. Aunque parecía tan aburrido…
Cohen escuchó su nombre en los labios del otro, pero enseguida éste comenzó a emitir fuertes y desagradables eructos. Zagreus caminó hasta uno de los rincones de la estancia dónde esperó hasta que se le pasó ese sorprendente episodio. Al escuchar poco más tarde la explicación de su situación, comprendió lo incómodo que debía resultarle.
- ¡Es una auténtica putada! Al tratarse de una maldición, poco puedo hacer por ti. En cambio, creo que podríamos ponernos en contacto con Peter Lannet. Espérame fuera…
Se dirigió hacia la parte de atrás del local, se vistió con su prenda de abrigo y la llave del local. Al salir al exterior, cerró la puerta y apagó la vela del farol, dando a entender a su clientela habitual de que el local se encontraba cerrado. Zagreus le esperaba.
- Bueno, me siento más tranquilo al saber que eres un vampiro. Zana fue la persona que me convirtió y me dio esta especie de... segunda existencia… Le soy bastante fiel y cómo comprenderás, mi interés es dar con su paradero y garantizar su bienestar. Si Ganz tiene información, nos será útil a ambos.
Llegaron hasta la calle y la cruzaron para introducirse en otro callejón que comunicaba con la calle siguiente.
- ¿Recuerdas a Billy, el cliente que hace un rato estuvo en el taller? Resulta que tiene un… peculiar gusto por los soldados. Tiene algunos contactos. Está en un local bastante exclusivo, al que acude algunos buenos hombres de Siegfried en búsqueda de un rato de placer. Mujeres y hombres de todos los gustos… Estoy seguro de que Billy nos será muy útil para poder contactar con Peter Lannet… Además, si Lannet está en Sacrestic Ville para vigilar a los vampiros, ¿cómo negarse a darle la bienvenida a la ciudad? Incluso podrías eructarle en todo la cara...- bromeó, riendo, mientras imaginaba la situación
Cohen
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Re: La Dalia Negra [Libre/Noche][2/3][+18][TEMA CERRADO]
Mientras esperaba afuera de la Flor Inerte a Cohen que se alistaba. En mi cabeza aún se maquinaba la idea de que la búsqueda de Zana se extendería más de lo deseado. Si en realidad esta vampira era dueña de un pergamino tendría toda mi atención, no obstante seguirle el rastro parecía complicado y todavía estaba la incertidumbre sobre si en realidad ella era dueña de uno de los artículos que busco.
Tenía conocimiento de otras pistas y personas que podrían tener información sobre el resto de los pergaminos en distintas localidades del continente, por lo que si este tal Peter Lannet no tenía información útil sobre Zana tendría que pausar la cacería de la Dalia Negra hasta obtener información más concreta sobre su paradero. De nada servía avanzar junto a Cohen en búsqueda de alguien que evidentemente no quería ser encontrada. Ya el mismo alquimista había comentado sus extensos viajes en búsqueda de ella sin ningún resultado.
Al poco tiempo Cohen salió y apagó el farol junto a la puerta, al parecer no conocía al humano que ahora ocupaba el puesto del difunto Ganz, sin embargo, tenía una idea de quien podría ayudarnos a contactar con él, así que nos pusimos en marcha en búsqueda del cliente que se había topado conmigo en la tienda de alquimia tiempo atrás, el tal Billy.
Admito que ahora sabiendo que ambos éramos vampiro facilitaba el poder actuar juntos en búsqueda de Zana, obviamente eso también implicada que compartíamos las mismas limitaciones así que contactar al soldado humano también tendría que ser en un momento particular.
Nos movimos por los callejones del poblado, tratando de pasar desapercibido de los ojos de los guardias que vigilaban la actividad nocturna, así como de aquellos vampiros que buscaban problemas ante cualquier incauto desconocido. Nuestra visión nos ayudaba a no tener que hacer uso de alguna luz que nos delatara por las callejuelas de la villa y a las pocas cuadras logramos llegar a un local pintoresco.
Por fuera, en la puerta bajo un letrero que señalaba “Dulces Pecados” estaba un hombre grande que funcionaba como portero, a simple vista aquel local parecía un establecimiento común, aunque una luz brillante de color rosa se colaba por debajo de la entrada. Era obvio que se trataba de un lugar donde se buscaba la mayor discreción.
Durante el trayecto no mediamos palabra Cohen y yo, confiaba en sus destrezas para manejarse por el pueblo. Uno que otro eructo salieron de mí, pero ahora que el vampiro que me acompañaba conocía la causa de tan impropia conducta los mismos pasaban desapercibidos. Ya cuando llegamos el hombre grande se giró ante nuestra llegada, asumo que conocía a Cohen y por eso nos dejó pasar, o quizás su labor de portero no estaba tan dirigida a ver quién entra… sino quien sale.
Entramos y quedé sorprendido por aquel sitio que por dentro era muy distinto a lo que aparentaba por fuera. Cortinas tapaban los cuartos en donde hombres y mujeres saciaban sus apetitos más bajos. Gente desnuda caminaba por los pasillos donde en bandejas llevaban tragos coloridos. Cadenas, cueros y látigos formaban parte de los accesorios de los trabajadores de aquel sitio. Igualmente, existían muebles dispuestos para fumar haciendo que aquel lugar estuviera lleno de un humo de color rosa. Aquella escena era compartida por una banda al fondo que acompañaba el ambiente de quejidos y gemidos en Dulces Pecados.
En el pasillo que conectaba la entrada una mujer bestia con plumas nos indicó que era necesario colocarnos una máscara de una colección dispuesta en un mostrador (1) y dejar nuestras armas con ella. Al parecer era importante mantener la confidencialidad de los clientes, ya que aristócratas, soldados y demás personas importantes frecuentaban aquel lugar y era necesario velar por su seguridad e integridad. Era un sitio donde evidentemente costearse una noche no sería económico por lo que no se veía gente del vulgo de la villa, en especial aquellos vampiros que se podían ver en las callejuelas y tabernas de la ciudad.
Agarré la máscara que más me agradó de la colección y me la coloqué en mi rostro (2), dejé mi daga con bastante recelo con la mujer bestia y di algunos pasos dentro de aquel establecimiento. En el centro se ubicaba una sala común en donde se veía gente enmascarada de diversas razas, la máscara solo cubría el rostro, pero era difícil disimular las orejas de un elfo o las partes animales de un hombre bestia- ¿Estás seguro de esto Cohen?
__________
Off
(1): De querer, escoger una máscara que se adapte al ambiente planteado
Tenía conocimiento de otras pistas y personas que podrían tener información sobre el resto de los pergaminos en distintas localidades del continente, por lo que si este tal Peter Lannet no tenía información útil sobre Zana tendría que pausar la cacería de la Dalia Negra hasta obtener información más concreta sobre su paradero. De nada servía avanzar junto a Cohen en búsqueda de alguien que evidentemente no quería ser encontrada. Ya el mismo alquimista había comentado sus extensos viajes en búsqueda de ella sin ningún resultado.
Al poco tiempo Cohen salió y apagó el farol junto a la puerta, al parecer no conocía al humano que ahora ocupaba el puesto del difunto Ganz, sin embargo, tenía una idea de quien podría ayudarnos a contactar con él, así que nos pusimos en marcha en búsqueda del cliente que se había topado conmigo en la tienda de alquimia tiempo atrás, el tal Billy.
Admito que ahora sabiendo que ambos éramos vampiro facilitaba el poder actuar juntos en búsqueda de Zana, obviamente eso también implicada que compartíamos las mismas limitaciones así que contactar al soldado humano también tendría que ser en un momento particular.
Nos movimos por los callejones del poblado, tratando de pasar desapercibido de los ojos de los guardias que vigilaban la actividad nocturna, así como de aquellos vampiros que buscaban problemas ante cualquier incauto desconocido. Nuestra visión nos ayudaba a no tener que hacer uso de alguna luz que nos delatara por las callejuelas de la villa y a las pocas cuadras logramos llegar a un local pintoresco.
Por fuera, en la puerta bajo un letrero que señalaba “Dulces Pecados” estaba un hombre grande que funcionaba como portero, a simple vista aquel local parecía un establecimiento común, aunque una luz brillante de color rosa se colaba por debajo de la entrada. Era obvio que se trataba de un lugar donde se buscaba la mayor discreción.
Durante el trayecto no mediamos palabra Cohen y yo, confiaba en sus destrezas para manejarse por el pueblo. Uno que otro eructo salieron de mí, pero ahora que el vampiro que me acompañaba conocía la causa de tan impropia conducta los mismos pasaban desapercibidos. Ya cuando llegamos el hombre grande se giró ante nuestra llegada, asumo que conocía a Cohen y por eso nos dejó pasar, o quizás su labor de portero no estaba tan dirigida a ver quién entra… sino quien sale.
Entramos y quedé sorprendido por aquel sitio que por dentro era muy distinto a lo que aparentaba por fuera. Cortinas tapaban los cuartos en donde hombres y mujeres saciaban sus apetitos más bajos. Gente desnuda caminaba por los pasillos donde en bandejas llevaban tragos coloridos. Cadenas, cueros y látigos formaban parte de los accesorios de los trabajadores de aquel sitio. Igualmente, existían muebles dispuestos para fumar haciendo que aquel lugar estuviera lleno de un humo de color rosa. Aquella escena era compartida por una banda al fondo que acompañaba el ambiente de quejidos y gemidos en Dulces Pecados.
En el pasillo que conectaba la entrada una mujer bestia con plumas nos indicó que era necesario colocarnos una máscara de una colección dispuesta en un mostrador (1) y dejar nuestras armas con ella. Al parecer era importante mantener la confidencialidad de los clientes, ya que aristócratas, soldados y demás personas importantes frecuentaban aquel lugar y era necesario velar por su seguridad e integridad. Era un sitio donde evidentemente costearse una noche no sería económico por lo que no se veía gente del vulgo de la villa, en especial aquellos vampiros que se podían ver en las callejuelas y tabernas de la ciudad.
Agarré la máscara que más me agradó de la colección y me la coloqué en mi rostro (2), dejé mi daga con bastante recelo con la mujer bestia y di algunos pasos dentro de aquel establecimiento. En el centro se ubicaba una sala común en donde se veía gente enmascarada de diversas razas, la máscara solo cubría el rostro, pero era difícil disimular las orejas de un elfo o las partes animales de un hombre bestia- ¿Estás seguro de esto Cohen?
__________
Off
(1): De querer, escoger una máscara que se adapte al ambiente planteado
- (2):
- Mascara elegida por Zagreus:[Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo]
Zagreus
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Re: La Dalia Negra [Libre/Noche][2/3][+18][TEMA CERRADO]
Llegaron hasta la puerta del establecimiento después de avanzar por varias callejuelas. Junto a la puerta, aquel hombre fuerte y musculoso de mirada desafiante. Nada cómo un odioso licántropo para ser el que controla el acceso a un local. Cohen le saludó con cierta sonrisa pícara y mirada lasciva. El hombre se apartó para cederles paso.
La temática de aquella noche era bastante peculiar: máscara y todo tipo de artilugios sexuales. Cuándo se les acercó una de las principales responsables del local, una mujer bestia, les invitó a colocar una máscara en sus rostros.
Cohen optó por la más elegante y sencilla: una pequeña máscara que envolvía sus ojos, de un color negro y decorada con detalles dorados. Dejó al descubierto la mitad inferior de su rostro, por si tenía que usar la boca en algún momento en ese lugar repleto de numerosas tentaciones.
- No llevo armas conmigo, señora. Puede registrarme si no me cree- le dijo, siendo cierto, ya que no acostumbraba a llevar su daga consigo en la ciudad. Además, su mejor arma era su voz y dudaba que fuera a pedirle que se desprendiera de ella.
Con la máscara colocada sobre sus ojos, Cohen avanzó susurrando a su acompañante:
- Billy me habla de este lugar a menudo. Aquí vienen muchos hombres que trabajan para Lannet- habló en voz baja, mientras comenzaba a subir las escaleras- Cómo ya te dije, a Billy le encantan los guardas… Están aquí, en el piso de arriba, escondidos… para que sus esposas no lleguen a saber que también penetran a hombres… Ya sabes, la típica moralidad de no poder reconocer abiertamente que, a veces, el culo apretado de un hombre, es más placentero que cualquier cosa… Lo digo, por experiencia…
La planta de arriba era mucho más silenciosa y tranquila. Las cortinas eran oscuras y no se podía divisar las figuras que había tras ellas. Cohen caminó hacia el fondo, ya que sabía cual era el habitáculo dónde Billy solía pasar buenos ratos con sus clientes.
Tras llegar hasta ella, apartó unos centímetros la cortina y miró a su interior. Tras la tela, Billy y un hombre de mediana edad descansaban desnudos, sobre una ancha cama, mirando hacia el techo, con un ritmo de respiración algo elevado en el pecho. Sobre una pequeña mesa, descansaban las dos máscaras que habían usado durante la noche. La luz de las velas iluminaba la estancia, de forma leve.
- Creo que nos hemos perdido la diversión- dijo, a la vez que pasaba al interior.
Billy parecía realmente sorprendido por la invasión de su intimidad, pero al reconocerle, no pudo evitar sonreír abiertamente. El cliente se limitó a tapar sus genitales con la sudada sábana.
- ¿Qué haces aquí, cielo?- preguntó a Cohen, mientras lanzaba cierta mirada de deseo a Zagreus- Y esta vez, no vienes solo…
- Venimos a pedirte un pequeño favor. Y puede que tu acompañante nos sea de utilidad… ¿es uno de los guardas de Lannet?
Cuándo Billy asintió, una siniestra sonrisa se dibujó en los labios de Cohen.
Billy: #FFCCFF
La temática de aquella noche era bastante peculiar: máscara y todo tipo de artilugios sexuales. Cuándo se les acercó una de las principales responsables del local, una mujer bestia, les invitó a colocar una máscara en sus rostros.
Cohen optó por la más elegante y sencilla: una pequeña máscara que envolvía sus ojos, de un color negro y decorada con detalles dorados. Dejó al descubierto la mitad inferior de su rostro, por si tenía que usar la boca en algún momento en ese lugar repleto de numerosas tentaciones.
- No llevo armas conmigo, señora. Puede registrarme si no me cree- le dijo, siendo cierto, ya que no acostumbraba a llevar su daga consigo en la ciudad. Además, su mejor arma era su voz y dudaba que fuera a pedirle que se desprendiera de ella.
Con la máscara colocada sobre sus ojos, Cohen avanzó susurrando a su acompañante:
- Billy me habla de este lugar a menudo. Aquí vienen muchos hombres que trabajan para Lannet- habló en voz baja, mientras comenzaba a subir las escaleras- Cómo ya te dije, a Billy le encantan los guardas… Están aquí, en el piso de arriba, escondidos… para que sus esposas no lleguen a saber que también penetran a hombres… Ya sabes, la típica moralidad de no poder reconocer abiertamente que, a veces, el culo apretado de un hombre, es más placentero que cualquier cosa… Lo digo, por experiencia…
La planta de arriba era mucho más silenciosa y tranquila. Las cortinas eran oscuras y no se podía divisar las figuras que había tras ellas. Cohen caminó hacia el fondo, ya que sabía cual era el habitáculo dónde Billy solía pasar buenos ratos con sus clientes.
Tras llegar hasta ella, apartó unos centímetros la cortina y miró a su interior. Tras la tela, Billy y un hombre de mediana edad descansaban desnudos, sobre una ancha cama, mirando hacia el techo, con un ritmo de respiración algo elevado en el pecho. Sobre una pequeña mesa, descansaban las dos máscaras que habían usado durante la noche. La luz de las velas iluminaba la estancia, de forma leve.
- Creo que nos hemos perdido la diversión- dijo, a la vez que pasaba al interior.
Billy parecía realmente sorprendido por la invasión de su intimidad, pero al reconocerle, no pudo evitar sonreír abiertamente. El cliente se limitó a tapar sus genitales con la sudada sábana.
- ¿Qué haces aquí, cielo?- preguntó a Cohen, mientras lanzaba cierta mirada de deseo a Zagreus- Y esta vez, no vienes solo…
- Venimos a pedirte un pequeño favor. Y puede que tu acompañante nos sea de utilidad… ¿es uno de los guardas de Lannet?
Cuándo Billy asintió, una siniestra sonrisa se dibujó en los labios de Cohen.
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Billy: #FFCCFF
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Cohen
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Re: La Dalia Negra [Libre/Noche][2/3][+18][TEMA CERRADO]
Nos adentramos en aquel establecimiento y empezamos a subir unas escleras, Cohen continuaba comentando que Billy le había hablado mucho de aquel lugar, no obstante, la manera de desenvolverse en el local, las reacciones de familiaridad que provocaba en la gente que deambulaba por sus pasillos y el conocer exactamente a que cuarto nos dirigíamos me daba a entender que no era solo el “cuento” de Billy, sino que el vampiro seguramente ya conocía bien Dulces Pecados.
Mientras avanzábamos Cohen realizó un comentario que me llamó la atención. Ciertamente, durante toda la noche ya había dicho algunas cosas curiosas o incluso hecho alguna conducta llamativa, sin embargo, en esta ocasión realizó un comentario lascivo explicito y desde la experiencia, no sé si era consecuencia de aquel contexto. Solo espero que el vampiro estuviera claro de nuestro objetivo y no se distrajera en aquel sitio: Ubicar a Billy, acordar una reunión con Lannet y seguir el rastro de Zana.
No me llamaba la atención el servicio que ofrecían en ese establecimiento y mi intención era concreta. Igualmente, no criticaba si a Cohen esta parte más primitiva y sexual le llamaba en exceso la atención, si su pecado era la lujuria no me incomodaba, yo incluso podría admitir que en ocasiones caigo en la pena capital por orgullo o gula por conocimiento, supongo que todos pecamos de una forma particular. No obstante, si me preocupaba un poco el hecho de que Cohen quisiera sobrepasarse, apenas lo estaba conociendo y era prudente ser cauteloso, aunque trabajásemos juntos, admito que su relación con el tal Billy me generaba un poco de paranoia, pero no me quedaba más alternativa que confiar en él.
Llegamos a la habitación donde Billy trabajaba, yacía con un hombre, al parecer se podría tratar de nuestro objetivo. La escena resultó un tanto incómoda, aunque quizás sí podría ser una visita fructífera para nuestra misión.
El sujeto que se ocultaba en sus sábanas si bien estaba agitado su respuesta era dubitativa y hasta errática, ahí logre ver en el piso una bebida y el frasco de elixir escondido que Cohen le había despachado horas antes en La Flor Inerte, ya entendí que sus “problemas de sueño” era más bien una estrategia para suavizar el ambiente en algunas ocasiones, y no descarto que en otras tuviera usos más macabros en esa habitación.
El cuarto apenas iluminado por unas pocas velas estaba cubierto de cortinas y telas que adornaban las paredes. En eso, Billy desnudo se levantó de la cama y se aproximó a Cohen y de forma un tanto descortés empezó a hablarle al oído a Cohen mientras en ocasiones tiraba una risita. Yo ante un repentino ataque de eructos que podría perturbar el momento decidí asomar la cabeza fuera de la habitación, haciendo como si estuviera asegurando de que estuviéramos solos y que no nos hubieran seguido, asumo que con el ruido del ambiente Cohen y compañía no se enteraron. *Burrp, burrp* Tras unos minutos y ya seguro de que no tendría más eructos al menos por un rato me recompuse y volví a meter mi cabeza al cuarto tras las cortinas que funcionaban como puerta.
Al parecer la conversación de Cohen y Billy ya había terminado. El de la voz afeminada se me acercó.
Es necesario un poco de intimidad para lo que buscan. Y es algo complicado su cometido. Acompáñame por favor.
Mi reacción fue de extrañeza, ¿qué habrían conversado estos dos?, al fondo del cuarto Billy arrimó una tela que daba a una especie de cuarto secreto atrás de la habitación. Lo seguí desconfiado de lo que estaba ocurriendo. Ahora Cohen se quedaría a solas con el hombre que al parecer era un guardia. No dudo de que Cohen pudiera sacarle la información necesaria, además en el estado de aquel humano no supondría una amenaza, me tocaba nuevamente confiar en el vampiro.
Antes de entrar al cuarto escondido tras la cortina con Billy, le lancé una mirada a Cohen, creo que no fue necesario decir nada para hacerme entender. Primero una amenaza ¿de qué se trataba esto? Y segundo, ahora te encargas tú de esta situación aquí.
En el cuarto secreto detrás de la habitación
Al pasar entramos a un cuarto iluminado por unas velas, no era una habitación muy grande, había un sillón con unas sábanas, un armario lleno de atuendos que asumo era de Billy y un mueble con espejo en el cual había comida, objetos de maquillaje y perfumes, aeros esparcidos tanto en la mesita como en el suelo, así como varias joyas que dudaba fueran compradas honradamente.
Verás cariño, esta habitación es donde los que trabajamos aquí tenemos un espacio de descanso. Y a veces nos sirve para esconder a los clientes cuando alguna mujer histérica se entera de que su amado esposo vino a gastar su sueldo con alguna chica o chico en Dulces Pecados. Jijiji Hilarante. Incluso las paredes están forradas con corcho para que el ruido no salga, así que a veces también podemos darle un uso aún más discreto que en las habitaciones normales. – lanzando una mirada perversa al decir la última oración.
¡Ve al grano Billy, necesitamos hablar con Lannet y Cohen dice que tú tienes como concretar una cita con él! – dije de forma firme y estoico.
Uy, tranquilo hombre, ya tu compañero debería estar arreglando su “cita” con Lannet con mi cliente. Pero como dije no es algo fácil y obvio no debería ser algo gratis, ¿me entiendes? – dijo Billy mientras poco a poco se acercaba a mí.
Ya hablaré con Cohen cuando salga de aquí… - susurré
Seguro Billy confiaba el hecho de que estábamos desarmados. Se acercó a mí y puso una de sus manos sobre mi hombro. Apenas sentí el contacto estiré mi brazo derecho hacia abajo y con la sangre que extraje de mi mano solidifiqué una daga de sangre (1), con un movimiento igual de rápido alcé el arma y coloqué el filo del cuchillo en su garganta sin cortarlo.
No me gusta repetir las cosas… Lannet, ahora.
La reacción de Billy fue un poema, el sudor que ya traía de su encuentro anterior se intensificó, levantó ambas manos al aire y se apartó lentamente.
Ay tranquilo cariño, no hace falta ponerse así – dijo titubeando con su característica voz aguda y tono amanerado.
¿Ya uno no puede jugar? Tranqui, lo de Lannet mañana seguro sin falta. Aunque admito que todo esto del macho y aguerrido me pone mucho, ¿seguro que no…?
¡No! – dije tajante – ahora salgamos de este cuarto a ver que ha hecho Cohen durante este tiempo – A mi voluntad la daga perdió su forma y reabsorbí la sangre nuevamente a mi cuerpo. Ya hablaré con Cohen... lo primordial era ahora salir con la información necesaria para poder entonces hacer un encuentro con Lannet para el día de mañana al ocaso.
_________
Off
(1): Nivel 0: Pacto carmesí [Mágica] – Activa (2 usos) Duración= 2 turnos
Debido a la sangromancia de Zagreus, el vampiro puede extraer cantidades de su sangre por los pómulos de su piel sin perjudicarse y a partir de ella crear armas de sangre a una mano.
Zagreus solo puede crear un arma por activación. Igualmente, puede emplear un uso de la habilidad para cambiar el tipo de arma de sangre creada.
Mientras avanzábamos Cohen realizó un comentario que me llamó la atención. Ciertamente, durante toda la noche ya había dicho algunas cosas curiosas o incluso hecho alguna conducta llamativa, sin embargo, en esta ocasión realizó un comentario lascivo explicito y desde la experiencia, no sé si era consecuencia de aquel contexto. Solo espero que el vampiro estuviera claro de nuestro objetivo y no se distrajera en aquel sitio: Ubicar a Billy, acordar una reunión con Lannet y seguir el rastro de Zana.
No me llamaba la atención el servicio que ofrecían en ese establecimiento y mi intención era concreta. Igualmente, no criticaba si a Cohen esta parte más primitiva y sexual le llamaba en exceso la atención, si su pecado era la lujuria no me incomodaba, yo incluso podría admitir que en ocasiones caigo en la pena capital por orgullo o gula por conocimiento, supongo que todos pecamos de una forma particular. No obstante, si me preocupaba un poco el hecho de que Cohen quisiera sobrepasarse, apenas lo estaba conociendo y era prudente ser cauteloso, aunque trabajásemos juntos, admito que su relación con el tal Billy me generaba un poco de paranoia, pero no me quedaba más alternativa que confiar en él.
Llegamos a la habitación donde Billy trabajaba, yacía con un hombre, al parecer se podría tratar de nuestro objetivo. La escena resultó un tanto incómoda, aunque quizás sí podría ser una visita fructífera para nuestra misión.
El sujeto que se ocultaba en sus sábanas si bien estaba agitado su respuesta era dubitativa y hasta errática, ahí logre ver en el piso una bebida y el frasco de elixir escondido que Cohen le había despachado horas antes en La Flor Inerte, ya entendí que sus “problemas de sueño” era más bien una estrategia para suavizar el ambiente en algunas ocasiones, y no descarto que en otras tuviera usos más macabros en esa habitación.
El cuarto apenas iluminado por unas pocas velas estaba cubierto de cortinas y telas que adornaban las paredes. En eso, Billy desnudo se levantó de la cama y se aproximó a Cohen y de forma un tanto descortés empezó a hablarle al oído a Cohen mientras en ocasiones tiraba una risita. Yo ante un repentino ataque de eructos que podría perturbar el momento decidí asomar la cabeza fuera de la habitación, haciendo como si estuviera asegurando de que estuviéramos solos y que no nos hubieran seguido, asumo que con el ruido del ambiente Cohen y compañía no se enteraron. *Burrp, burrp* Tras unos minutos y ya seguro de que no tendría más eructos al menos por un rato me recompuse y volví a meter mi cabeza al cuarto tras las cortinas que funcionaban como puerta.
Al parecer la conversación de Cohen y Billy ya había terminado. El de la voz afeminada se me acercó.
Es necesario un poco de intimidad para lo que buscan. Y es algo complicado su cometido. Acompáñame por favor.
Mi reacción fue de extrañeza, ¿qué habrían conversado estos dos?, al fondo del cuarto Billy arrimó una tela que daba a una especie de cuarto secreto atrás de la habitación. Lo seguí desconfiado de lo que estaba ocurriendo. Ahora Cohen se quedaría a solas con el hombre que al parecer era un guardia. No dudo de que Cohen pudiera sacarle la información necesaria, además en el estado de aquel humano no supondría una amenaza, me tocaba nuevamente confiar en el vampiro.
Antes de entrar al cuarto escondido tras la cortina con Billy, le lancé una mirada a Cohen, creo que no fue necesario decir nada para hacerme entender. Primero una amenaza ¿de qué se trataba esto? Y segundo, ahora te encargas tú de esta situación aquí.
En el cuarto secreto detrás de la habitación
Al pasar entramos a un cuarto iluminado por unas velas, no era una habitación muy grande, había un sillón con unas sábanas, un armario lleno de atuendos que asumo era de Billy y un mueble con espejo en el cual había comida, objetos de maquillaje y perfumes, aeros esparcidos tanto en la mesita como en el suelo, así como varias joyas que dudaba fueran compradas honradamente.
Verás cariño, esta habitación es donde los que trabajamos aquí tenemos un espacio de descanso. Y a veces nos sirve para esconder a los clientes cuando alguna mujer histérica se entera de que su amado esposo vino a gastar su sueldo con alguna chica o chico en Dulces Pecados. Jijiji Hilarante. Incluso las paredes están forradas con corcho para que el ruido no salga, así que a veces también podemos darle un uso aún más discreto que en las habitaciones normales. – lanzando una mirada perversa al decir la última oración.
¡Ve al grano Billy, necesitamos hablar con Lannet y Cohen dice que tú tienes como concretar una cita con él! – dije de forma firme y estoico.
Uy, tranquilo hombre, ya tu compañero debería estar arreglando su “cita” con Lannet con mi cliente. Pero como dije no es algo fácil y obvio no debería ser algo gratis, ¿me entiendes? – dijo Billy mientras poco a poco se acercaba a mí.
Ya hablaré con Cohen cuando salga de aquí… - susurré
Seguro Billy confiaba el hecho de que estábamos desarmados. Se acercó a mí y puso una de sus manos sobre mi hombro. Apenas sentí el contacto estiré mi brazo derecho hacia abajo y con la sangre que extraje de mi mano solidifiqué una daga de sangre (1), con un movimiento igual de rápido alcé el arma y coloqué el filo del cuchillo en su garganta sin cortarlo.
No me gusta repetir las cosas… Lannet, ahora.
La reacción de Billy fue un poema, el sudor que ya traía de su encuentro anterior se intensificó, levantó ambas manos al aire y se apartó lentamente.
Ay tranquilo cariño, no hace falta ponerse así – dijo titubeando con su característica voz aguda y tono amanerado.
¿Ya uno no puede jugar? Tranqui, lo de Lannet mañana seguro sin falta. Aunque admito que todo esto del macho y aguerrido me pone mucho, ¿seguro que no…?
¡No! – dije tajante – ahora salgamos de este cuarto a ver que ha hecho Cohen durante este tiempo – A mi voluntad la daga perdió su forma y reabsorbí la sangre nuevamente a mi cuerpo. Ya hablaré con Cohen... lo primordial era ahora salir con la información necesaria para poder entonces hacer un encuentro con Lannet para el día de mañana al ocaso.
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Debido a la sangromancia de Zagreus, el vampiro puede extraer cantidades de su sangre por los pómulos de su piel sin perjudicarse y a partir de ella crear armas de sangre a una mano.
Zagreus solo puede crear un arma por activación. Igualmente, puede emplear un uso de la habilidad para cambiar el tipo de arma de sangre creada.
- Pacto Carmesí:
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Última edición por Zagreus el Dom 2 Ene 2022 - 19:44, editado 1 vez
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Re: La Dalia Negra [Libre/Noche][2/3][+18][TEMA CERRADO]
Billy se levantó del lecho dirigiéndose hacia Cohen. Completamente desnudo, dejó ver su cuerpo durante unos segundos, antes de acercarse a él para susurrarle al oído.
- El soldado se llama Durrant, aunque desconozco su nombre. Es uno de los oficiales de Lannet. Está casado… Viene una vez al mes a solicitar mis servicios… Me da pena por esa pobre desgraciada, pero paga bien y folla cómo una puta bestia una vez llega a olvidarse de que le espera una familia en casa.
En mitad de la explicación, Cohen se dio cuenta de que Zagreus estaba asomándose al pasillo. Quizás vigilando que ninguna otra persona les interrumpiera. Al mirar hacia el humano desnudo, tendido en la cama, el vampiro notó la intención del hombre por marcharse, aunque con una mirada intimidante, Cohen supo transmitir que no lo haría fácilmente.
- Llévate a mi… - dijo, parándose unos segundos sin saber cómo debía calificar a Zagreus- … socio a la parte de atrás. Esto funcionará mejor si estoy solo…
A los pocos segundos, Billy cumplía con su trabajo de forma eficiente y trasladaba a Zagreus a la parte oculta de la habitación, que parecía en cierto desacuerdo en la forma en la que Cohen estaba llevando el asunto. Aunque al vampiro no parecía importarle lo más mínimo.
Una vez que se quedaron solos en la habitación, Cohen dio un par de pasos hasta colocarse junto a la cama. Mirando al hombre, se fijó en sus facciones al detalle por primera vez: pelo rojizo y ondulado, grandes ojos verdes, una cuidada barba, un cuerpo fibrado…
- Bueno, amigo… - dijo a la vez que se sentaba al otro extremo de la cama- No me andaré con estúpidos e innecesarios rodeos… Quiero solicitar una reunión con Peter Lannet. Para mañana por la noche. Sé que trabaja en la mansión que tenéis en la Avenida de la Sangre…
- Calle Puertoverde...- aclaró el guardia aludiendo al nombre que los humanos le habían dado.
- Me importa una mierda cómo se llame la calle… Vas a concertar una reunión para mañana. Si no quieres que tu esposa se entere de estos encuentros amorosos y tus visitas a este libertino lugar.
- Ella no debe saber nada…
- Así será- dijo Cohen, bajando la mirada hacia la cama, mirando directamente al miembro desnudo del hombre por primera vez, de un tamaño considerable en flacidez y rodeado de numeroso vello rojizo.- ¡Vaya! No me extraña que Billy esté tan contento contigo…
Deslizó un par de sus dedos, ascendiendo con ellos por la pierna del soldado, desde su pie izquierdo desnudo hasta la rodilla, mientras miraba al hombre, tan sorprendido cómo asustado, a los ojos.
- Mañana por la noche. Después del ocaso. Dígale que se trata de dos personas… dos vampiros que están buscando información sobre un antiguo caso. Dos hombres que somos realmente de fiar. ¿Lo has entendido?
Tras formular esta última amenazante pregunta, apretó sus dedos en torno a la rodilla desnuda del hombre. Al asentir éste, se levantó de la cama y se dirigió hacia la puerta dónde Zagreus y Billy habían salido de la habitación.
- Es hora de marcharnos. Durrant nos ayudará a reunirnos con Lannet... por su propio bien
Cohen
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Re: La Dalia Negra [Libre/Noche][2/3][+18][TEMA CERRADO]
Cruzamos las cortinas que conectaban al cuarto donde se ubicaban Cohen y el humano. Billy salió un poco cabizbajo y aun exaltado por la escena que había tenido con mi daga de sangre. No obstante, al ver a sus conocidos su rostro cambió y volvió a ponerse eufórico.
Cohen, me debes una. Espero que nuestro amado Durrant te haya ayudado con tu petición. – al decir eso Billy volteó su mirada al techo y suspirando dijo- dicen que Lannet es todo un gallardo, ¿será que algún día tendré el placer?...
Por mi parte, al entrar a la habitación detrás de Billy vi que la cara del soldado estaba pálida, seguramente Cohen había hecho su parte del trabajo. Acomodé mi máscara de lobo, tenía intenciones de llevármela, me había agradado su diseño y tal vez en alguna ocasión podría serme útil ¿se la pido a la señorita bestia cuando reclame mi daga o será necesario hacer algún truco para poder llevármela conmigo?
Salimos de la habitación y apenas dejamos a Billy y Durrant atrás le pregunté.
Supongo que no fue difícil hacer que cooperara… - en mi mente imaginé las numerosas técnicas que teníamos los vampiros para ese tipo de escenarios, ¿qué habría utilizado Cohen?, ¿persuasión? ¿intimidación? Conocía poco del vampiro y menos de sus capacidades.
Entonces, ¿Tendremos la reunión con Lannet?... ¿podemos fiarnos de Billy y del tal Durrant?
En los pasillos la afluencia de gente había bajado, seguramente por la hora ya muchos dormían luego de haber realizado aquello a lo que venían a tan peculiar establecimiento. Desconocía si la intención de Cohen sería quedarse en aquel lugar o volver a la Flor Inerte. Por mi parte dependiendo de cuál sería el plan con Lannet, buscaría un cuarto en la Posada de Luna con intención de descansar y preparar todo para la reunión. Espero que el tabernero haya terminado su turno y no tenga que volver a toparme con él.
Cohen, me debes una. Espero que nuestro amado Durrant te haya ayudado con tu petición. – al decir eso Billy volteó su mirada al techo y suspirando dijo- dicen que Lannet es todo un gallardo, ¿será que algún día tendré el placer?...
Por mi parte, al entrar a la habitación detrás de Billy vi que la cara del soldado estaba pálida, seguramente Cohen había hecho su parte del trabajo. Acomodé mi máscara de lobo, tenía intenciones de llevármela, me había agradado su diseño y tal vez en alguna ocasión podría serme útil ¿se la pido a la señorita bestia cuando reclame mi daga o será necesario hacer algún truco para poder llevármela conmigo?
Salimos de la habitación y apenas dejamos a Billy y Durrant atrás le pregunté.
Supongo que no fue difícil hacer que cooperara… - en mi mente imaginé las numerosas técnicas que teníamos los vampiros para ese tipo de escenarios, ¿qué habría utilizado Cohen?, ¿persuasión? ¿intimidación? Conocía poco del vampiro y menos de sus capacidades.
Entonces, ¿Tendremos la reunión con Lannet?... ¿podemos fiarnos de Billy y del tal Durrant?
En los pasillos la afluencia de gente había bajado, seguramente por la hora ya muchos dormían luego de haber realizado aquello a lo que venían a tan peculiar establecimiento. Desconocía si la intención de Cohen sería quedarse en aquel lugar o volver a la Flor Inerte. Por mi parte dependiendo de cuál sería el plan con Lannet, buscaría un cuarto en la Posada de Luna con intención de descansar y preparar todo para la reunión. Espero que el tabernero haya terminado su turno y no tenga que volver a toparme con él.
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Re: La Dalia Negra [Libre/Noche][2/3][+18][TEMA CERRADO]
Zagreus y Billy salieron de la habitación contigua en el momento en que Cohen ya se preparaba para marcharse. Escuchó con atención las palabras del joven prostituto sobre el misterioso recién llegado a la ciudad.
- Tranquilo, Billy. Te mantendré informado sobre Lannet. Seguramente sea un cincuentón aburrido con sobrepeso cómo su antecesor.
Cohen hizo un gesto para que Zagreus le acompañara al pasillo y dejó la habitación con paso firme, sin molestarse a volver a mirar al desnudo humano que reposaba en la cama. Una vez en marcha, en dirección a la salida, contestó a la pregunta curiosa de su compañero de búsqueda.
- Fue bastante fácil. Es un pobre infeliz. Sólo está preocupado de que su esposa no se entere de sus escarceos sexuales en este tugurio. Nos ayudará en nuestra tarea. Le dije expresamente que dos vampiros querían reunirse con Lannet. No quería ocultar nuestra naturaleza a sus ojos. Si queremos que confíe en nosotros, deberíamos ser sinceros y mostrar nuestras cartas. Espero haber obrado bien… La reunión será mañana. Te esperaré en la entrada de la Avenida de la Sangre, aunque al parecer, ahora se llama Calle Puertoverde... malditos humanos, cambiándolo todo en esta ciudad... la reunión será poco después del ocaso. Intenta ser puntual.
Salieron al exterior, dónde el hombre licántropo continuaba vigilando la puerta con mirada desafiante.
- Debo hacer aún varios recados antes de la salida del sol. Te veo mañana. Pase buena noche, Zagreus. Y tenga cuidado con los controles humanos. Hay ojos vigilantes por toda la ciudad.
Tras un leve gesto con su cabeza, en señal de despedida, continuó su camino dejando a su compañero de investigación atrás. Aún no sabía cuáles eran sus verdaderas intenciones, ni lo que el otro buscaba. Pero sin duda, estaba decidido a averiguarlo.
- Tranquilo, Billy. Te mantendré informado sobre Lannet. Seguramente sea un cincuentón aburrido con sobrepeso cómo su antecesor.
Cohen hizo un gesto para que Zagreus le acompañara al pasillo y dejó la habitación con paso firme, sin molestarse a volver a mirar al desnudo humano que reposaba en la cama. Una vez en marcha, en dirección a la salida, contestó a la pregunta curiosa de su compañero de búsqueda.
- Fue bastante fácil. Es un pobre infeliz. Sólo está preocupado de que su esposa no se entere de sus escarceos sexuales en este tugurio. Nos ayudará en nuestra tarea. Le dije expresamente que dos vampiros querían reunirse con Lannet. No quería ocultar nuestra naturaleza a sus ojos. Si queremos que confíe en nosotros, deberíamos ser sinceros y mostrar nuestras cartas. Espero haber obrado bien… La reunión será mañana. Te esperaré en la entrada de la Avenida de la Sangre, aunque al parecer, ahora se llama Calle Puertoverde... malditos humanos, cambiándolo todo en esta ciudad... la reunión será poco después del ocaso. Intenta ser puntual.
Salieron al exterior, dónde el hombre licántropo continuaba vigilando la puerta con mirada desafiante.
- Debo hacer aún varios recados antes de la salida del sol. Te veo mañana. Pase buena noche, Zagreus. Y tenga cuidado con los controles humanos. Hay ojos vigilantes por toda la ciudad.
Tras un leve gesto con su cabeza, en señal de despedida, continuó su camino dejando a su compañero de investigación atrás. Aún no sabía cuáles eran sus verdaderas intenciones, ni lo que el otro buscaba. Pero sin duda, estaba decidido a averiguarlo.
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