Siguiendo un rumor en tierras fronterizas [Libre] [Preparativo] [Cerrado]
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Siguiendo un rumor en tierras fronterizas [Libre] [Preparativo] [Cerrado]
El cielo despejado y la nula amenaza de tormenta, que pronosticaron unos viajeros con los que se había cruzado, unido al frio atardecer, presagiaba una helada nocturna que provocaría un sinfín de reacciones en aquella parte del continente.
Sango, que había mandado a Sturm hacia Rocagrís, se había desviado del camino hacia el pueblo por un rumor que había escuchado durante su breve e intensa estancia en Vulwulfar. Maldecía su suerte ya que había tenido que ceder su capa para que Sturm pudiera caminar sin temor a emboscadas. Al menos tendría más tiempo para prepararse y luchar en combate cercano, cosa en la que se desenvolvía muy bien. Hacía mucho frio, peor por suerte para él, unos caminantes habían decidido montar un campamento no muy lejos de allí.
- Te digo que no es necesario.
La otra respondió con una mueca de desagrado.
- Discrepo.
- Muy buenas.
Las dos viajeras, se giraron para echar un vistazo y acto seguido se miraron para luego volver la cabeza hacia Ben que seguía acercándose a la pequeña fogata que había encendida.
- Como te iba diciendo, lo mejor es desangrarlos hasta que sean conscientes de que la fuerza les abandona, entonces son realmente conscientes de que lo que siente es el miedo.
La otra sonrió levemente y apartó su mirada hacia Sango que decidió ignorar el comentario y ponerse al lado del fuego.
- No hace falta tanto sufrimiento, solo hay que hacerles creer que pueden alcanzar un objetivo, una meta, llámalo como quieras y luego, cuando estén cerca, se lo arrebatas, lo aplastas y tiras lejos los restos. Luego, cuando busquen respuestas, puedes conducirlos al punto que quieres y para cuando son conscientes de dónde están...- dio una palmada.- ¡Bam! Los tienes bajo tu poder.
Ambas rieron y centraron su atención en el recién llegado que seguía ignorando la conversación. Cuando le dolieron las manos por su cercanía al fuego las retiró y se las puso en las orejas que entraron en calor al instante. Aprovechó para dedicar una mirada a las dos mujeres que estaban sentadas, cobijadas tras un árbol caído y sentadas sobre sacos. También vio arcos y flechas y un par mangos de lo que parecían espadas o machetes o puede que cuchillos de caza. Sango se acuclilló de tal forma que el fuego quedara entre las mujeres y él.
- ¿Te gusta la arquería?- Le preguntó una de ellas.
Sango la miró detenidamente. Tenía restos de pintura en la cara, de tez pálida y ojos verdes, y con un ligero estrabismo en el ojo izquierdo al que Sango restó importancia al percatarse de que bajo su pelo castaño sobresalían unas puntiagudas orejas que le llamaron la atención.
- No. Tampoco el furtivismo. Pero entiendo que uno debe hacer lo que sea para sobrevivir.
- No somos furtivas.
- Entonces, ¿qué sois?
Sango había conseguido darle la vuelta a la situación y ahora era él quien preguntaba, pero tenía la impresión que no duraría mucho. Desvió su mirada hacia la otra mujer, que parecía que no quería saber nada de lo que pasaba. No pudo saber si era elfa o no.
- No importa, de momento...- la elfa hizo una breve pausa para cambiar la posición de las piernas.- ¿Quién eres y por qué estás en nuestro fuego?
- Sango. Necesitaba calentarme, esta noche va a hacer frio.
La otra mujer alzó la mirada para estudiarle, mientras tanto, la elfa, decidía cuál era el siguiente paso. Por su parte, Ben disfrutó del olor de la leña, del sonido de la madera chasqueando, del calor.
- Hmm, Sango, ese nombre parece que me quiere sonar...- la elfa sonrió y miró al fuego.- Verás, Sango, estamos siguiendo un rumor...
Cuando Ben arqueó las cejas la elfa se detuvo. Pero cuando empezó a reírse, las dos mujeres le miraron confundidas. Sango que se había fijado en sus rostros, pidió calma con las manos.
- También sigo un rumor.
Tras unos instantes, la elfa le ofreció algo para beber.
Sango, que había mandado a Sturm hacia Rocagrís, se había desviado del camino hacia el pueblo por un rumor que había escuchado durante su breve e intensa estancia en Vulwulfar. Maldecía su suerte ya que había tenido que ceder su capa para que Sturm pudiera caminar sin temor a emboscadas. Al menos tendría más tiempo para prepararse y luchar en combate cercano, cosa en la que se desenvolvía muy bien. Hacía mucho frio, peor por suerte para él, unos caminantes habían decidido montar un campamento no muy lejos de allí.
- Te digo que no es necesario.
La otra respondió con una mueca de desagrado.
- Discrepo.
- Muy buenas.
Las dos viajeras, se giraron para echar un vistazo y acto seguido se miraron para luego volver la cabeza hacia Ben que seguía acercándose a la pequeña fogata que había encendida.
- Como te iba diciendo, lo mejor es desangrarlos hasta que sean conscientes de que la fuerza les abandona, entonces son realmente conscientes de que lo que siente es el miedo.
La otra sonrió levemente y apartó su mirada hacia Sango que decidió ignorar el comentario y ponerse al lado del fuego.
- No hace falta tanto sufrimiento, solo hay que hacerles creer que pueden alcanzar un objetivo, una meta, llámalo como quieras y luego, cuando estén cerca, se lo arrebatas, lo aplastas y tiras lejos los restos. Luego, cuando busquen respuestas, puedes conducirlos al punto que quieres y para cuando son conscientes de dónde están...- dio una palmada.- ¡Bam! Los tienes bajo tu poder.
Ambas rieron y centraron su atención en el recién llegado que seguía ignorando la conversación. Cuando le dolieron las manos por su cercanía al fuego las retiró y se las puso en las orejas que entraron en calor al instante. Aprovechó para dedicar una mirada a las dos mujeres que estaban sentadas, cobijadas tras un árbol caído y sentadas sobre sacos. También vio arcos y flechas y un par mangos de lo que parecían espadas o machetes o puede que cuchillos de caza. Sango se acuclilló de tal forma que el fuego quedara entre las mujeres y él.
- ¿Te gusta la arquería?- Le preguntó una de ellas.
Sango la miró detenidamente. Tenía restos de pintura en la cara, de tez pálida y ojos verdes, y con un ligero estrabismo en el ojo izquierdo al que Sango restó importancia al percatarse de que bajo su pelo castaño sobresalían unas puntiagudas orejas que le llamaron la atención.
- No. Tampoco el furtivismo. Pero entiendo que uno debe hacer lo que sea para sobrevivir.
- No somos furtivas.
- Entonces, ¿qué sois?
Sango había conseguido darle la vuelta a la situación y ahora era él quien preguntaba, pero tenía la impresión que no duraría mucho. Desvió su mirada hacia la otra mujer, que parecía que no quería saber nada de lo que pasaba. No pudo saber si era elfa o no.
- No importa, de momento...- la elfa hizo una breve pausa para cambiar la posición de las piernas.- ¿Quién eres y por qué estás en nuestro fuego?
- Sango. Necesitaba calentarme, esta noche va a hacer frio.
La otra mujer alzó la mirada para estudiarle, mientras tanto, la elfa, decidía cuál era el siguiente paso. Por su parte, Ben disfrutó del olor de la leña, del sonido de la madera chasqueando, del calor.
- Hmm, Sango, ese nombre parece que me quiere sonar...- la elfa sonrió y miró al fuego.- Verás, Sango, estamos siguiendo un rumor...
Cuando Ben arqueó las cejas la elfa se detuvo. Pero cuando empezó a reírse, las dos mujeres le miraron confundidas. Sango que se había fijado en sus rostros, pidió calma con las manos.
- También sigo un rumor.
Tras unos instantes, la elfa le ofreció algo para beber.
Última edición por Sango el Lun Mayo 30 2022, 19:37, editado 1 vez
Sango
Héroe de Aerandir
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Re: Siguiendo un rumor en tierras fronterizas [Libre] [Preparativo] [Cerrado]
Lo mejor de las noches era que era el poder dormir o decidir ser libre sin la otra parte más sensata de su ser que le limitara, tenía sus ventajas si sentía la necesidad de llegar a algún lado su otro yo solo notaria que estaba más cerca, soltaría pequeños recuerdos del camino para que se diera cuenta donde estaban al retomar el control, si era algo limitado pero de esa forma ambos dormían, su cuerpo estaba descansado la mitad de su mente también, cuando ambos dormían, su cuerpo y su mente no tendrían fin si lograran estar de acuerdo, lo cual realmente era difícil.
Solo existía una cosa hasta el momento que podría ponerlos de acuerdo la comida, esa era la razón por la que se encontraba en estos bosques, eso y seguir el rastro de ese maldito brujo mercante escurridizo, pero bueno ya tendría tiempo para eso, ahora era un Alexei muy feliz.
Aprovechando de que la buena parte de él estaba agotado y le cedió no tan voluntaria mente el control para que terminara su viaje, aprovecho la luz del atardecer para terminar de destazar al pobre bandido pensó que fingir ser un compañero de viaje era una buena idea, el pobre hombre no dejaba de hablar en el trayecto de la horrible bestia que se rumoraba se comía o robaba partes del cuerpo de los viajeros, incluso el inocente aseguro que se trataba de un hombre lobo, desgraciadamente se dio cuenta muy tarde que viajaba con el monstruo de las nuevas historias. Una pena por qué significaba que no habían oído hablar de la gente de su abuelo. Quizás algún día estaría cerca o superaría al hombre aun acosta de su otro yo.
La unica diferencia a la hora de su dieta se podría decir que era que su lado bueno era un poco más cuidadoso, a él sin embargo no le importaba lo sucio que fueran los cortes, si terminaba salpicado y bañado en sangre, era parte de su ser, solo le harían ver más atemorizante. Por lo que antes de que acabara la luz del día logro destazar y preparar en trozos lo suficientemente pequeños para el viaje, los dedos, manos, carne en tiras, ojos… ahora que lo pensaba debía conseguir a algún alquimista o brujo que le hiciera una bolsa o encanto para poder hacer que sus deliciosos alimentos se conservaran más tiempo, eso sin duda sería un dinero bien invertido. De esa forma desperdiciaría menos carne, podría cargar más consigo.
Tomo las cosas importantes del pobre desdichado que sería su comida en los próximos días, los alimentos que cargaba, un poco de dinero, una pequeña botella de agua, unas pocas monedas y lo más importante una capa más abrigadora, le serviría en lo que llegaba a alguna bodega, pajar o cualquier lugar para descansar.
Siguió caminando por el bosque mientras llevaba en una mano uno de sus manjares más jugosos que no resistirían mucho tiempo, que mejor que comerlo ahora, esperaba que la gente no notara que era un corazón humano, pero a fin de cuentas a quien se toparía a esas horas por esos tierras.
Este tipo hablo de rumores interesantes corriendo por ahí, ojala le hubiera puesto más atención. Ahora no estaba seguro si camino sin rumbo o había seguido las vagas instrucciones de a donde iría el hombre a reunirse con alguien que supuestamente le contrataría para algo. Si bueno él también podría tomar el trabajo o timar a esa gente.
Sonrió para sus adentros cuando noto una fogata a lo lejos. Estaba entonces en el camino correcto. Sabía que las cosas salían mejor cuando él estaba a cargo. Más comida, más diversión, si debería hacerse cargo más seguido.
Mientras se acercaba estaba seguro de haber escuchado una voz que le sonaba familiar. Luego siguió una conversación que no era para nada discreta. Sobre sufrimiento y arrebatarle cosas a la gente; o estas personas serian un grupo interesante, se preguntó si podría lograr que alguien compartiera su extraña filosofía de vida.
Las voces se hacían más fuerte con cada paso, entonces estuvo seguro de oír un nombre conocido. Sintió alegría o sería bueno ver la reacción de su amigo que no conocía este lado suyo aun, pero a pesar de eso le agradaba el hombre le regalo un bocadillo invaluable cuando se conocieron.
Arrojo la bolsa de comida que tomo del otro hombre al centro cerca del fuego sabiendo que eso llamaría la atención sobre si mismo.
-Si me permiten unirme a su fuego con gusto compartiré esa comida- menciono mordiendo de nuevo un bocado de su delicado manjar olvidando que aun debía escurrir algo de sangre entre mordidas.
En silencio se preguntaba si su amigo notaria la diferencia entre uno y otro, no es que le importara, pero siempre tuvo curiosidad.
-Tanto tiempo amigo- menciono con alegría genuina, sin esperar a que las mujeres contestaran se sentó enfrente de ellas sobre un pedazo de tronco, sin importar si tenia algo de fuego aun entre ellas y su amigo. –Escuche de monstruos que devoran viajeros creo que sería bueno para todos un poco de compañía extra, prometo que en este instante mi estómago está lo suficientemente lleno por lo que no es molestia compartir un poco de pan en esta fría noche- aclaro esperando que eso fuera suficiente para que las mujeres le permitieran quedarse.
Solo existía una cosa hasta el momento que podría ponerlos de acuerdo la comida, esa era la razón por la que se encontraba en estos bosques, eso y seguir el rastro de ese maldito brujo mercante escurridizo, pero bueno ya tendría tiempo para eso, ahora era un Alexei muy feliz.
Aprovechando de que la buena parte de él estaba agotado y le cedió no tan voluntaria mente el control para que terminara su viaje, aprovecho la luz del atardecer para terminar de destazar al pobre bandido pensó que fingir ser un compañero de viaje era una buena idea, el pobre hombre no dejaba de hablar en el trayecto de la horrible bestia que se rumoraba se comía o robaba partes del cuerpo de los viajeros, incluso el inocente aseguro que se trataba de un hombre lobo, desgraciadamente se dio cuenta muy tarde que viajaba con el monstruo de las nuevas historias. Una pena por qué significaba que no habían oído hablar de la gente de su abuelo. Quizás algún día estaría cerca o superaría al hombre aun acosta de su otro yo.
La unica diferencia a la hora de su dieta se podría decir que era que su lado bueno era un poco más cuidadoso, a él sin embargo no le importaba lo sucio que fueran los cortes, si terminaba salpicado y bañado en sangre, era parte de su ser, solo le harían ver más atemorizante. Por lo que antes de que acabara la luz del día logro destazar y preparar en trozos lo suficientemente pequeños para el viaje, los dedos, manos, carne en tiras, ojos… ahora que lo pensaba debía conseguir a algún alquimista o brujo que le hiciera una bolsa o encanto para poder hacer que sus deliciosos alimentos se conservaran más tiempo, eso sin duda sería un dinero bien invertido. De esa forma desperdiciaría menos carne, podría cargar más consigo.
Tomo las cosas importantes del pobre desdichado que sería su comida en los próximos días, los alimentos que cargaba, un poco de dinero, una pequeña botella de agua, unas pocas monedas y lo más importante una capa más abrigadora, le serviría en lo que llegaba a alguna bodega, pajar o cualquier lugar para descansar.
Siguió caminando por el bosque mientras llevaba en una mano uno de sus manjares más jugosos que no resistirían mucho tiempo, que mejor que comerlo ahora, esperaba que la gente no notara que era un corazón humano, pero a fin de cuentas a quien se toparía a esas horas por esos tierras.
Este tipo hablo de rumores interesantes corriendo por ahí, ojala le hubiera puesto más atención. Ahora no estaba seguro si camino sin rumbo o había seguido las vagas instrucciones de a donde iría el hombre a reunirse con alguien que supuestamente le contrataría para algo. Si bueno él también podría tomar el trabajo o timar a esa gente.
Sonrió para sus adentros cuando noto una fogata a lo lejos. Estaba entonces en el camino correcto. Sabía que las cosas salían mejor cuando él estaba a cargo. Más comida, más diversión, si debería hacerse cargo más seguido.
Mientras se acercaba estaba seguro de haber escuchado una voz que le sonaba familiar. Luego siguió una conversación que no era para nada discreta. Sobre sufrimiento y arrebatarle cosas a la gente; o estas personas serian un grupo interesante, se preguntó si podría lograr que alguien compartiera su extraña filosofía de vida.
Las voces se hacían más fuerte con cada paso, entonces estuvo seguro de oír un nombre conocido. Sintió alegría o sería bueno ver la reacción de su amigo que no conocía este lado suyo aun, pero a pesar de eso le agradaba el hombre le regalo un bocadillo invaluable cuando se conocieron.
Arrojo la bolsa de comida que tomo del otro hombre al centro cerca del fuego sabiendo que eso llamaría la atención sobre si mismo.
-Si me permiten unirme a su fuego con gusto compartiré esa comida- menciono mordiendo de nuevo un bocado de su delicado manjar olvidando que aun debía escurrir algo de sangre entre mordidas.
En silencio se preguntaba si su amigo notaria la diferencia entre uno y otro, no es que le importara, pero siempre tuvo curiosidad.
-Tanto tiempo amigo- menciono con alegría genuina, sin esperar a que las mujeres contestaran se sentó enfrente de ellas sobre un pedazo de tronco, sin importar si tenia algo de fuego aun entre ellas y su amigo. –Escuche de monstruos que devoran viajeros creo que sería bueno para todos un poco de compañía extra, prometo que en este instante mi estómago está lo suficientemente lleno por lo que no es molestia compartir un poco de pan en esta fría noche- aclaro esperando que eso fuera suficiente para que las mujeres le permitieran quedarse.
Alexander Kraz
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Re: Siguiendo un rumor en tierras fronterizas [Libre] [Preparativo] [Cerrado]
Cuando la bolsa impactó con el suelo hubo un momento de tensión en los presentes. Pero cuando Ben giró la cabeza y escuchó como aquel hombre se refería a él no pudo evitar contener una sonrisa que se convirtió en risa para sorpresa de las mujeres presentes.
- Por todos los Dioses...- hizo una pausa para observar a Alex y darle un golpe en la espalda a modo de saludo.- Mi buen amigo, ha pasado un tiempo desde la última vez... Desde luego que por mi no hay problema- Ben desvió la mirada a las mujeres que aún seguían recelosas con Alex.- Es un buen amigo y...
- Pensaba que viajabas solo.
Ben posó sus ojos en la humana que observaba a Alex. Ben la estudió brevemente antes de contestar. Parecía una persona muy detallista, movía los ojos lentamente y parecía estar valorando mil y una variables al mismo tiempo para determinar si Alex era digno de permanecer con ellos o no.
- Y lo hago, lo hago... Pero, parece que el rumor está más extendido de lo que pensaba. Y no, amigo mío,- Ben evitaba usar su nombre- al menos yo no sigo una bestia que devora viajeros...
Ben desvió su mirada a la elfa y a continuación a la humana. No había reacción alguna con el comentario sobre el rumor. Ben, apremiado por el poco tiempo que le quedaba para partir pensó en cómo podía forzar la situación para conseguir ayuda de las elfas. Sin duda alguna la aparición de Alex, enviado, sin duda alguna, por los Dioses, facilitaba mucho las cosas. Tras unos instantes de silencio, rotos por el crepitar de las llamas, pájaros que llegaban a sus nidos para pasar la noche y otros sonidos del bosque, Ben decidió hablar en voz alta y compartir sus pensamientos.
- Mirad, está claro que el momento es este. Yo vengo de Vulwulfar, a dos días de distancia, el rumor se extiende rápido y no tardarán en venir más y más curiosos. Cuantos más seamos, bueno, en fin, menos a repartir ya sabéis...
- ¡Esto no es un botín que puedas saquear!- Saltó la elfa.- Son armas que pertenecen a mi gente, armas de personas que dieron su vida por defender sus casas y esos cabrones se aprovecharon para saquear armas, armaduras y demás provisiones. No. No permitiré que saquees el botín que pertenece a los elfos de Sandorai por derecho.
Sango, impasible, se quedó unos instante mirando las manos de la elfa que le habían señalado como se señala a un vulgar ladrón. Asintió lentamente y se puso en pie y tiró la botella a los pies de la elfa. Acto seguido se dio la vuelta para darle la espalda y miró a Alex para guiñarle un ojo. Entonces, se alejó del fuego unos doce o trece pasos y se quedó apoyado contra un árbol contra el que se puso a mear.
- ¡Ah, que bien! ¿Sabes? No me gusta nada compartir bebida con alguien que no tiene nombre- hizo una pausa para sacudir las últimas gotas.- Por eso os he puesto nombre a las dos- terminada la tarea, se sacudió las manos y caminó lentamente hacia el fuego.- De hecho, no tenía intención de compartirlo con vosotras, pero, visto lo visto, no me dejáis más opción- se sentó en el lugar que había abandonado hacía tan solo unos instantes.
Estiró las piernas hacia el fuego y se cruzó de brazos. Miró sus botas y pensó que debería limpiarlas y ver su estado real, tenía la sensación de que se filtraba agua hacia el interior.
- A ti, que me acusas de algo que no he hecho, te voy a llamar Horcajadas- dijo mirando, sonriente, a la elfa.- Y a ti, Troncomustio- señaló a la humana.
Las mujeres se miraron sin comprender qué estaba pasando y Ben fijó su atención en Alex.
- Amigos mío, si quieres un nombre te lo doy sin ningún problema- esbozó una sonrisa.- Pero no creo que tengamos mucho tiempo. Creo que deberíamos hacerlo esta noche. Asaltar ese convoy de armamento y recuperar lo que nuestra camarada Horcajadas considera que pertenece a su pueblo.
La elfa carraspeó y Ben la miró.
- No es bueno apresurare llevamos varios días siguiéndoles. Varios de sus hombres han... desertado, por así decirlo. Por supuesto no llegaron muy lejos- Horcajadas miró a Troncomustio que sonrió levemente.- Creo que el desgaste acabará por hacer mella y entonces...-
- ¿Cuántos carros llevan?
- Son siete, pero uno de ellos es para avituallamiento del grupo, así que, en realidad son seis.
- A todos los efectos son siete, Troncomustio, no podemos dejar nada atrás- Ben hizo una breve pausa para considerar todo su plan. Él solo necesitaba un carro. Un carro con armamento con el que poder equipar a su pequeño ejército.- ¿Cuántos son?
- Seis por carro- contestó Troncomustio en voz baja.
Sango tosió, sorprendido por la gran cantidad de personas que habían sido capaces de movilizar. Más de cuarenta personas, que podían haber sido más de cincuenta si la información de Horcajadas y Troncomustio eran ciertas. Un grupo tan numeroso era normal que levantara sospechas y rumores y que estos llegaran a todos los rincones de Verisar.
Ben soltó aire lentamente. Necesitaba un carro. Solo uno. Pero eran demasiados para un grupo de cuatro personas. Lamentó la situación pero pensó que podía ser peor. Al menos Alex estaba allí así como Troncomustio y Horcajadas. Tenían que averiguar la manera de hacerse con el cargamento y él no dejaría que pasara de esa misma noche.
- ¿Cómo lo ves amigo? ¿Se te ocurre algún plan?
Ben esperaba que Alex arrojara algo de luz al asunto.
- Por todos los Dioses...- hizo una pausa para observar a Alex y darle un golpe en la espalda a modo de saludo.- Mi buen amigo, ha pasado un tiempo desde la última vez... Desde luego que por mi no hay problema- Ben desvió la mirada a las mujeres que aún seguían recelosas con Alex.- Es un buen amigo y...
- Pensaba que viajabas solo.
Ben posó sus ojos en la humana que observaba a Alex. Ben la estudió brevemente antes de contestar. Parecía una persona muy detallista, movía los ojos lentamente y parecía estar valorando mil y una variables al mismo tiempo para determinar si Alex era digno de permanecer con ellos o no.
- Y lo hago, lo hago... Pero, parece que el rumor está más extendido de lo que pensaba. Y no, amigo mío,- Ben evitaba usar su nombre- al menos yo no sigo una bestia que devora viajeros...
Ben desvió su mirada a la elfa y a continuación a la humana. No había reacción alguna con el comentario sobre el rumor. Ben, apremiado por el poco tiempo que le quedaba para partir pensó en cómo podía forzar la situación para conseguir ayuda de las elfas. Sin duda alguna la aparición de Alex, enviado, sin duda alguna, por los Dioses, facilitaba mucho las cosas. Tras unos instantes de silencio, rotos por el crepitar de las llamas, pájaros que llegaban a sus nidos para pasar la noche y otros sonidos del bosque, Ben decidió hablar en voz alta y compartir sus pensamientos.
- Mirad, está claro que el momento es este. Yo vengo de Vulwulfar, a dos días de distancia, el rumor se extiende rápido y no tardarán en venir más y más curiosos. Cuantos más seamos, bueno, en fin, menos a repartir ya sabéis...
- ¡Esto no es un botín que puedas saquear!- Saltó la elfa.- Son armas que pertenecen a mi gente, armas de personas que dieron su vida por defender sus casas y esos cabrones se aprovecharon para saquear armas, armaduras y demás provisiones. No. No permitiré que saquees el botín que pertenece a los elfos de Sandorai por derecho.
Sango, impasible, se quedó unos instante mirando las manos de la elfa que le habían señalado como se señala a un vulgar ladrón. Asintió lentamente y se puso en pie y tiró la botella a los pies de la elfa. Acto seguido se dio la vuelta para darle la espalda y miró a Alex para guiñarle un ojo. Entonces, se alejó del fuego unos doce o trece pasos y se quedó apoyado contra un árbol contra el que se puso a mear.
- ¡Ah, que bien! ¿Sabes? No me gusta nada compartir bebida con alguien que no tiene nombre- hizo una pausa para sacudir las últimas gotas.- Por eso os he puesto nombre a las dos- terminada la tarea, se sacudió las manos y caminó lentamente hacia el fuego.- De hecho, no tenía intención de compartirlo con vosotras, pero, visto lo visto, no me dejáis más opción- se sentó en el lugar que había abandonado hacía tan solo unos instantes.
Estiró las piernas hacia el fuego y se cruzó de brazos. Miró sus botas y pensó que debería limpiarlas y ver su estado real, tenía la sensación de que se filtraba agua hacia el interior.
- A ti, que me acusas de algo que no he hecho, te voy a llamar Horcajadas- dijo mirando, sonriente, a la elfa.- Y a ti, Troncomustio- señaló a la humana.
Las mujeres se miraron sin comprender qué estaba pasando y Ben fijó su atención en Alex.
- Amigos mío, si quieres un nombre te lo doy sin ningún problema- esbozó una sonrisa.- Pero no creo que tengamos mucho tiempo. Creo que deberíamos hacerlo esta noche. Asaltar ese convoy de armamento y recuperar lo que nuestra camarada Horcajadas considera que pertenece a su pueblo.
La elfa carraspeó y Ben la miró.
- No es bueno apresurare llevamos varios días siguiéndoles. Varios de sus hombres han... desertado, por así decirlo. Por supuesto no llegaron muy lejos- Horcajadas miró a Troncomustio que sonrió levemente.- Creo que el desgaste acabará por hacer mella y entonces...-
- ¿Cuántos carros llevan?
- Son siete, pero uno de ellos es para avituallamiento del grupo, así que, en realidad son seis.
- A todos los efectos son siete, Troncomustio, no podemos dejar nada atrás- Ben hizo una breve pausa para considerar todo su plan. Él solo necesitaba un carro. Un carro con armamento con el que poder equipar a su pequeño ejército.- ¿Cuántos son?
- Seis por carro- contestó Troncomustio en voz baja.
Sango tosió, sorprendido por la gran cantidad de personas que habían sido capaces de movilizar. Más de cuarenta personas, que podían haber sido más de cincuenta si la información de Horcajadas y Troncomustio eran ciertas. Un grupo tan numeroso era normal que levantara sospechas y rumores y que estos llegaran a todos los rincones de Verisar.
Ben soltó aire lentamente. Necesitaba un carro. Solo uno. Pero eran demasiados para un grupo de cuatro personas. Lamentó la situación pero pensó que podía ser peor. Al menos Alex estaba allí así como Troncomustio y Horcajadas. Tenían que averiguar la manera de hacerse con el cargamento y él no dejaría que pasara de esa misma noche.
- ¿Cómo lo ves amigo? ¿Se te ocurre algún plan?
Ben esperaba que Alex arrojara algo de luz al asunto.
- Resumen:
- Resumen: hay un rumor de una caravana de contrabandistas/mercaderes con pocos escrúpulos, que se han dedicado a saquear a los muertos de la guerra de Sandorai y han decidido que este era el momento de vender su mercancía en Vulwulfar (esto se supone que viene del tema [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo]. Ahora Sango necesita, al menos, un carro con armamento para equipar la expedición hacia "****" que se desarrollará en temas posteriores.
Sango
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Re: Siguiendo un rumor en tierras fronterizas [Libre] [Preparativo] [Cerrado]
Probablemente no era una buena idea reírse de las caras que habían puesto los presentes, por lo que intento mantenerse lo más sereno posible, al menos lo intento hasta sentir el saludo efusivo de su amigo lo que le provoco una sonrisa genuina aunque fuera el otro.
-Él viaja solo si, yo vengo de Lunargenta, estaba siguiendo el rastro del brujo comerciante y una caravana específica.- menciono mientras daba otra mordida a su bocado, sabiendo que probablemente la elfa era la única que sabía exactamente que devoraba.
-entonces me encontré a este extraño sujeto en una taberna escondida en lugar casi en la anda saliendo de Lunargenta, algo de que si necesitaba trabajo había un lugar al que ir, y este sujeto en ese bar empezó a contarme de esta extraña bestia que se devora a los viajeros, pero me da gusto que no sea el rumor que tú sigues mi amigo.-
Observo a Sango tenía la impresión que la cabeza de su amigo trabajaba a marchar forzadas para conseguir lo que necesitaba, esperaba no haber arruinado las posibilidades de su amigo de obtener la ayuda de ambas mujeres.
-Eso significa que, lo que no pertenezca a tu gente pero que ellos porten es algo que no es de tu interés.- Siguió su comida un momento haciendo pausa, sabiendo que probablemente estaba escurriendo sangre por la comisura de la boca hasta bañar sus ropas. - Es decir que sus armas, dinero, alimentos y los carros no son de tu interés. Sin contar el hecho de que necesitas ayuda y es justo pagar por la ayuda.- tarareo divertido lamiéndose los dedos de la otra mano mientras pensaba. ¿Sería posible que pudiera lograr probar un elfo muerto? Digo es probable que tuvieran mucho tiempo pero quien sabe quizás si su amigo quería tanto las armas tendría la oportunidad de probar y ampliar sus experiencias alimenticias. aunque esa mujer no dejaba de seguirle con la mirada se preguntaba si era e asombro, asco o quizás un posible adepto para su dieta. Sonrió de forma torcida dando un bocado más grande a lo que le quedaba al corazón mirando brevemente a ambas mujeres, Alexei por fin tendría algo de diversión.
Mientras sonreía al pensar en un apodo divertido para su amigo, pero lo descarto cuando dijo que no tenían tiempo, de alguna forma se sumó a esta extraña aventura, que cosas tan extrañas le pasaban a ambas partes suyas cuando estaban cerca de encontrarse con ese maldito brujo mercante, que tan difícil seria alcanzarlo para saber la rotación y rutas de su gente. Eso sería algo en lo que distraerse después.
Escucho atentamente la información de los carros que llevaban y algunas ideas se formaban en su cabeza, de alguna forma tendría que ser completamente Alexei con todo lo que eso implicaría aunque eso significara que Alexander podría perder a su único amigo.
-Cuarenta y dos hombres- hablo por lo bajo al tiempo que su amigo parecía toser sorprendido, observo a las mujeres un largo momento antes de girarse hacia Sango.
–Creo que tenemos algunas opciones, como te mencione el hombre con el que viaje brevemente menciono que había personas contratando para un viaje con una paga muy buena, eso podría significar que es este grupo específico y podríamos colarnos entre estos hombres. Pero ese plan seria lento, desconozco su urgencia para esta idea.-
Observo el crepitar el fuego, se concentró en su respiración y los sonidos del bosque, su comida a estaba a un par de mordiscos de terminarla.
-Desgraciadamente a ambos creemos que eres un amigo, lo que hace más difícil esto porque probablemente el yo más sensato estará avergonzado de hablarte un tiempo si nos cruzamos de nuevo. Hay dos opciones más que puedo ofrecerte amigo. Una es juguémosles una charada, por suerte para ti me parezco demasiado a mi abuelo. Eso debería hacerlos dudar un poco.-
Se puso de pie acercándose al fuego asegurándose que ambas mujeres así como Sango le vieran junto con su pequeño manjar. -La otra es te ofrezco a la bestia para usar, pero necesitare que ustedes estén lejos para atacar a distancia y nuestros enemigos cerca así evitaremos inconvenientes si algo se sale de control.- termino mientras se comía lo que quedaba se corazón sabiendo que la luz era suficiente para que notaran que eso no era parte de animal, que la sangre de aquel hombre estaba cubriendo su cuerpo y no como marcas o salpicaduras de batalla.
-Déjame traer las pesadillas a los corazones de los hombres, dejémosles ver un poquito del monstruo que Khorne dejo suelto, esta noche a tu servicio, muéstrales lo que los niños y adultos susurraban de miedo cuando la guerra estaba afuera, muéstrales que aún vive su sangre.-
Lanzo su oferta sin dejar de mirar a los ojos de su amigo, sabiendo que ya no podría retractarse de sus palabras,
dejo todas sus cartas en la mesa esperando que el decidiera.
-Él viaja solo si, yo vengo de Lunargenta, estaba siguiendo el rastro del brujo comerciante y una caravana específica.- menciono mientras daba otra mordida a su bocado, sabiendo que probablemente la elfa era la única que sabía exactamente que devoraba.
-entonces me encontré a este extraño sujeto en una taberna escondida en lugar casi en la anda saliendo de Lunargenta, algo de que si necesitaba trabajo había un lugar al que ir, y este sujeto en ese bar empezó a contarme de esta extraña bestia que se devora a los viajeros, pero me da gusto que no sea el rumor que tú sigues mi amigo.-
Observo a Sango tenía la impresión que la cabeza de su amigo trabajaba a marchar forzadas para conseguir lo que necesitaba, esperaba no haber arruinado las posibilidades de su amigo de obtener la ayuda de ambas mujeres.
-Eso significa que, lo que no pertenezca a tu gente pero que ellos porten es algo que no es de tu interés.- Siguió su comida un momento haciendo pausa, sabiendo que probablemente estaba escurriendo sangre por la comisura de la boca hasta bañar sus ropas. - Es decir que sus armas, dinero, alimentos y los carros no son de tu interés. Sin contar el hecho de que necesitas ayuda y es justo pagar por la ayuda.- tarareo divertido lamiéndose los dedos de la otra mano mientras pensaba. ¿Sería posible que pudiera lograr probar un elfo muerto? Digo es probable que tuvieran mucho tiempo pero quien sabe quizás si su amigo quería tanto las armas tendría la oportunidad de probar y ampliar sus experiencias alimenticias. aunque esa mujer no dejaba de seguirle con la mirada se preguntaba si era e asombro, asco o quizás un posible adepto para su dieta. Sonrió de forma torcida dando un bocado más grande a lo que le quedaba al corazón mirando brevemente a ambas mujeres, Alexei por fin tendría algo de diversión.
Mientras sonreía al pensar en un apodo divertido para su amigo, pero lo descarto cuando dijo que no tenían tiempo, de alguna forma se sumó a esta extraña aventura, que cosas tan extrañas le pasaban a ambas partes suyas cuando estaban cerca de encontrarse con ese maldito brujo mercante, que tan difícil seria alcanzarlo para saber la rotación y rutas de su gente. Eso sería algo en lo que distraerse después.
Escucho atentamente la información de los carros que llevaban y algunas ideas se formaban en su cabeza, de alguna forma tendría que ser completamente Alexei con todo lo que eso implicaría aunque eso significara que Alexander podría perder a su único amigo.
-Cuarenta y dos hombres- hablo por lo bajo al tiempo que su amigo parecía toser sorprendido, observo a las mujeres un largo momento antes de girarse hacia Sango.
–Creo que tenemos algunas opciones, como te mencione el hombre con el que viaje brevemente menciono que había personas contratando para un viaje con una paga muy buena, eso podría significar que es este grupo específico y podríamos colarnos entre estos hombres. Pero ese plan seria lento, desconozco su urgencia para esta idea.-
Observo el crepitar el fuego, se concentró en su respiración y los sonidos del bosque, su comida a estaba a un par de mordiscos de terminarla.
-Desgraciadamente a ambos creemos que eres un amigo, lo que hace más difícil esto porque probablemente el yo más sensato estará avergonzado de hablarte un tiempo si nos cruzamos de nuevo. Hay dos opciones más que puedo ofrecerte amigo. Una es juguémosles una charada, por suerte para ti me parezco demasiado a mi abuelo. Eso debería hacerlos dudar un poco.-
Se puso de pie acercándose al fuego asegurándose que ambas mujeres así como Sango le vieran junto con su pequeño manjar. -La otra es te ofrezco a la bestia para usar, pero necesitare que ustedes estén lejos para atacar a distancia y nuestros enemigos cerca así evitaremos inconvenientes si algo se sale de control.- termino mientras se comía lo que quedaba se corazón sabiendo que la luz era suficiente para que notaran que eso no era parte de animal, que la sangre de aquel hombre estaba cubriendo su cuerpo y no como marcas o salpicaduras de batalla.
-Déjame traer las pesadillas a los corazones de los hombres, dejémosles ver un poquito del monstruo que Khorne dejo suelto, esta noche a tu servicio, muéstrales lo que los niños y adultos susurraban de miedo cuando la guerra estaba afuera, muéstrales que aún vive su sangre.-
Lanzo su oferta sin dejar de mirar a los ojos de su amigo, sabiendo que ya no podría retractarse de sus palabras,
dejo todas sus cartas en la mesa esperando que el decidiera.
Alexander Kraz
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Re: Siguiendo un rumor en tierras fronterizas [Libre] [Preparativo] [Cerrado]
Alex había hecho una gran aportación a su causa particular al afirmar que si bien las armas de los carros no les pertenecían, no habían dicho nada de las armas de los cuarenta y tantas personas que componían el convoy. Sango sonrió, satisfecho al ver que su amigo le había sacado de aquel apuro.
La información que aportó a continuación resultó ser mejor aun ya que, según un viajero, los caravaneros buscaban gente para la escolta. Ben no había escuchado lo mismo en Vulwulfar, pero claro, la situación no era propicia para que una de las partes revelara debilidad. Admitió las palabras de Alex como verdad absoluta y creyó que la infiltración era el mejor plan que tenían: rápido, relativamente seguro y con acceso a alguno de los carros.
Sin embargo, el cambio de tono en la voz de Alex le erizó la piel. Sus ojos se posaron en la elfa que se echaba hacia atrás escandalizada ante la visión de Alex, ensangrentado, acercándose peligrosamente al fuego y comiendo algo que seguro no era animal. Ben no podía creer nada de lo que escuchaba y estaba seguro que Alex había sido víctima de algún tipo de hechicería.
- Eres un desgraciado, ¡te voy a matar!
La elfa, Horcajadas, con un rápido movimiento desenvainó una espada corta y se dispuso a atacar a un impasible Alex que vio como la humana, Troncomustio, con otro movimiento golpeaba el arma de su amiga haciendo que ambas espadas cayeran al suelo.
- Ni se te ocurra tocarle.
- ¿Has perdido el juicio o qué? Es un maldito caníbal.
- ¿Y? Va a ayudarnos. A ayudarte.
Horcajadas miró con desprecio a su amiga.
- ¿A... a ayudarme? ¿Cómo? Estampando nuestras cabezas para que luego nos devore como si fuéramos... Oh, Dioses...
- Oh venga ya, estás haciendo un mundo de todo esto. Llevo días aguantando tus historias sobre esas armas, tu pueblo y lo que harías si tuvieras la oportunidad- la humana, que seguía sentada al igual que Sango miró a Alex.- Esta es la oportunidad. No me gusta. Déjame terminar. No me gusta. Pero no me gustaba desde el principio. Si tuvieras algo más de cabeza y fueras más tranquila te habrías fijado en su aspecto, lleno de sangre y sucio...- miró a Sango y luego a Horcajadas.- Además, nos ha dicho que nos mantengamos lejos. Somos buenas arqueras, ¿no? Si viene a por nosotras...- Troncomustio se permitió sonreír.
- Pero no... ¿Cómo puedes aceptar a alguien que se come a otra gente?- La elfa tenía la voz quebrada.
- No lo acepto. Pero sí acepto su ofrecimiento- la elfa cayó de rodillas al suelo y se llevó las manos a la cara y negó con la cabeza.- No seas estúpida y acepta el regalo que los Dioses nos ofrecen.
Por su parte, Sango que estaba pálido como la nieve, se había limitado a contemplar la escena, escuchar la conversación de las dos amigas y pensar sobre la revelación de Alex. En su cabeza tenía lugar un choque de ideas, pensamientos y argumentos que no hacían más que alargar el silencio del pelirrojo y del que sin duda tanto Alex como Horcajadas y Troncomustio tenían ganas de saber qué pensaba.
Una parte de él quería partir a la mitad, de un hachazo, al tipo en el que se había convertido Alex. La otra parte le decía que no podía hacerle eso a un amigo, que todo debía tener una explicación y que podría tratar de vivir con ello. Y había una tercera parte que compartía el discurso de Troncomustio, una parte en la que daba igual el medio con tal de alcanzar un determinado fin. No obstante, Alex era su amigo y debía comprender qué le pasaba.
- He sido testigo, de primera mano, de lo que es capaz de hacerle el Oblivion a una persona. Viajé, durante un tiempo con la Maestra Cazadora, tocada por algún tipo de maldición- Sango rompió su silencio sin dejar de mirar el fuego.- Ahora resulta que mi amigo es una bestia sedienta de sangre y partes humanas. Mucha buena gente a la que conocí está muerta o desaparecida. Creo que el maldito soy yo.
Sango se permitió sonreír. No lo iba a negar. Tenía miedo de aquel Alex. No miedo por sí mismo sino porque él sabía dónde vivían sus padres, gente a la que quería y a la que podía descuartizar para darse un festín si así lo deseaba. Pero habían bebido juntos. Eso tenía que significar algo.
- Dime, Alex, tú y yo hemos compartido cerveza, cantos e incluso hicimos felices a los Dioses. No me puedo creer que seas la misma persona de entonces, necesito que me ayudes a comprender a entender por qué hablas de ti en plural. Cuéntame qué es lo que te pasa por la cabeza cuando tu solo pretendes enfrentarte a un ejército de cuarenta personas. Dime si es eso lo que realmente deseas y dime por qué yo, Ben Nelad, conocido como Sango, debería aceptar que un hombre con unas costumbres... extrañas, luche a mi lado.
Por muy apurado que estuviera, necesitaba comprender qué le pasaba a Alex. Era su amigo. Se lo debía.
La información que aportó a continuación resultó ser mejor aun ya que, según un viajero, los caravaneros buscaban gente para la escolta. Ben no había escuchado lo mismo en Vulwulfar, pero claro, la situación no era propicia para que una de las partes revelara debilidad. Admitió las palabras de Alex como verdad absoluta y creyó que la infiltración era el mejor plan que tenían: rápido, relativamente seguro y con acceso a alguno de los carros.
Sin embargo, el cambio de tono en la voz de Alex le erizó la piel. Sus ojos se posaron en la elfa que se echaba hacia atrás escandalizada ante la visión de Alex, ensangrentado, acercándose peligrosamente al fuego y comiendo algo que seguro no era animal. Ben no podía creer nada de lo que escuchaba y estaba seguro que Alex había sido víctima de algún tipo de hechicería.
- Eres un desgraciado, ¡te voy a matar!
La elfa, Horcajadas, con un rápido movimiento desenvainó una espada corta y se dispuso a atacar a un impasible Alex que vio como la humana, Troncomustio, con otro movimiento golpeaba el arma de su amiga haciendo que ambas espadas cayeran al suelo.
- Ni se te ocurra tocarle.
- ¿Has perdido el juicio o qué? Es un maldito caníbal.
- ¿Y? Va a ayudarnos. A ayudarte.
Horcajadas miró con desprecio a su amiga.
- ¿A... a ayudarme? ¿Cómo? Estampando nuestras cabezas para que luego nos devore como si fuéramos... Oh, Dioses...
- Oh venga ya, estás haciendo un mundo de todo esto. Llevo días aguantando tus historias sobre esas armas, tu pueblo y lo que harías si tuvieras la oportunidad- la humana, que seguía sentada al igual que Sango miró a Alex.- Esta es la oportunidad. No me gusta. Déjame terminar. No me gusta. Pero no me gustaba desde el principio. Si tuvieras algo más de cabeza y fueras más tranquila te habrías fijado en su aspecto, lleno de sangre y sucio...- miró a Sango y luego a Horcajadas.- Además, nos ha dicho que nos mantengamos lejos. Somos buenas arqueras, ¿no? Si viene a por nosotras...- Troncomustio se permitió sonreír.
- Pero no... ¿Cómo puedes aceptar a alguien que se come a otra gente?- La elfa tenía la voz quebrada.
- No lo acepto. Pero sí acepto su ofrecimiento- la elfa cayó de rodillas al suelo y se llevó las manos a la cara y negó con la cabeza.- No seas estúpida y acepta el regalo que los Dioses nos ofrecen.
Por su parte, Sango que estaba pálido como la nieve, se había limitado a contemplar la escena, escuchar la conversación de las dos amigas y pensar sobre la revelación de Alex. En su cabeza tenía lugar un choque de ideas, pensamientos y argumentos que no hacían más que alargar el silencio del pelirrojo y del que sin duda tanto Alex como Horcajadas y Troncomustio tenían ganas de saber qué pensaba.
Una parte de él quería partir a la mitad, de un hachazo, al tipo en el que se había convertido Alex. La otra parte le decía que no podía hacerle eso a un amigo, que todo debía tener una explicación y que podría tratar de vivir con ello. Y había una tercera parte que compartía el discurso de Troncomustio, una parte en la que daba igual el medio con tal de alcanzar un determinado fin. No obstante, Alex era su amigo y debía comprender qué le pasaba.
- He sido testigo, de primera mano, de lo que es capaz de hacerle el Oblivion a una persona. Viajé, durante un tiempo con la Maestra Cazadora, tocada por algún tipo de maldición- Sango rompió su silencio sin dejar de mirar el fuego.- Ahora resulta que mi amigo es una bestia sedienta de sangre y partes humanas. Mucha buena gente a la que conocí está muerta o desaparecida. Creo que el maldito soy yo.
Sango se permitió sonreír. No lo iba a negar. Tenía miedo de aquel Alex. No miedo por sí mismo sino porque él sabía dónde vivían sus padres, gente a la que quería y a la que podía descuartizar para darse un festín si así lo deseaba. Pero habían bebido juntos. Eso tenía que significar algo.
- Dime, Alex, tú y yo hemos compartido cerveza, cantos e incluso hicimos felices a los Dioses. No me puedo creer que seas la misma persona de entonces, necesito que me ayudes a comprender a entender por qué hablas de ti en plural. Cuéntame qué es lo que te pasa por la cabeza cuando tu solo pretendes enfrentarte a un ejército de cuarenta personas. Dime si es eso lo que realmente deseas y dime por qué yo, Ben Nelad, conocido como Sango, debería aceptar que un hombre con unas costumbres... extrañas, luche a mi lado.
Por muy apurado que estuviera, necesitaba comprender qué le pasaba a Alex. Era su amigo. Se lo debía.
Sango
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Re: Siguiendo un rumor en tierras fronterizas [Libre] [Preparativo] [Cerrado]
Observo con cuidado sus reacciones, revelando el secreto mejor guardado del blandengue el cual logro escuchar algo de la información y luchaba por despertar o retomar el control algo que no iba a permitir, era la noche, su noche y no cedería.
Escucho a Horcajas insultar, se rio un poco contestándole a la mujer y a su otra parte.
-Él está claramente de acuerdo contigo en lo despreciable que soy o somos aunque no lo admita, yo pienso que solo está en nuestra crianza y naturaleza, aunque el blandengue lo niegue con todo su corazón.-
Su mano libre estaba todo el tiempo cerca de su arma, una cosa era sincerarse y otra dejar que intentaran matarlo. Siguió la conversación de ambas, levantando una ceja al escuchar que mencionaron que estaba sucio, lo cual provoco que se observara un momento.
-Como si tu fueras muy limpia al comer- se rio del comentario de su lado más amable, quizás no estaba del todo despierto pero ese era un aporte con el que estaba de acuerdo. Se preguntaba si alguno de ellos notaria la variación en los tonos y su actuar de ambos, recordaba la vaga mención de su tía como de su madre decir que incluso ligeramente su complexión cambiaba, esperaba que se refiriera al musculo o lo salvaje
Algo con lo que tendrían que experimentar más delante, pero sin dejar suelto al blandengue.
Cuando ambas mujeres dejaron de conversar se concentró en Sango quien se mantuvo callado todo este tiempo, él era el único que de verdad le preocupaba, se preguntaba si existía alguien que apreciara en amistad a ambos o si él tendría que seguir siendo el monstruo que sueltas cuando no hay más salida y todo se vuelve penumbra.
Eso del oblivion sonaba interesante tendría que averiguar si existían más objetos así que podrían mantenerlo en el control de su cuerpo.
Volvió a sentarse sobre el tronco cerca del fuego pensando detenidamente la forma de contestarle a su amigo. Se terminó su bocado y con la sangre que quedaba en su mano se aseguro de marcar todo el lado izquierdo de su rostro, esperando que la marca le cubriera por completo esa parte porque necesitaba ser grafico para explicarles o eso pensaba.
-Yo soy un Kraz, vengo de un pueblo semi nómada o nómada, viajábamos divididos en caravanas y nos congregamos cada cuatro años en nuestra tierra ancestral, cuando la guerra de tu gente comenzó y otras mas no recuerdo bien, fue cuando el Khorne se enfrentó a Tristán, se levantó y dividió a nuestra gente en dos grupos, los que seguían viajando en caravanas siguiendo nuestras tradiciones y la ideología de Tristán quien fue amigo de Rolf, los que estaban de acuerdo con obtener más poder, de más batallas de ser casi mercenarios de conquistar siguieron a Khorne, con el tácito acuerdo de respetar las festividades así como los lugares marcados. – conto todo con calma, con un tono de añoranza al pensar en su familia
No le interesaban aun sus reacciones, estaban concentrados en la forma en que tenían que narrar esto y que tan cerca estaban sus armas en caso de tener que salir de aquí.
-Khorne estaba tan decidido por alcanzar el poder que hizo tratos con un brujos, realizo los rituales más bastardos, extraños y así fuimos malditos o bendecidos-sonrió de emoción su tono sonaba más burlón y profundo – El alimento escaseaba por la guerra pero encontraron carne de sobra echándose a perder en los campos- lamio la sangre de su mano -Hay manjares que no son aptos para todos los paladares-
Cubriéndose con la mano ensangrentada el lado del rostro marcado empezó a hablar.
-Nacimos como Alexander Kraz, nieto de Tristán el noble, por parte de mi padre, pero por parte de mi madre soy descendiente de Khorne el caníbal. Crecí en una aldea caníbal, no diré que no comíamos carne animal ni otros alimentos, pero la carne humana era siempre la más abundante, creí que esa era la única forma de vida hasta que se me permitió integrarme al grupo de mi padre tras mi primer peregrinaje, fue un choque total para un niño como yo en ese momento. Al crecer entre querer encajar y ser normal- menciono mientras cambiaba la mano y el lado del rostro que se cubría, buscando resaltar lo que había sucedido mientras crecía.
-En algún punto entre eso nací algo en nuestra mente se fracturo, al principio no fue obvio pero con el tiempo fue difícil decidir quién era el original, la realidad es que aunque él lo niegue es que deberíamos seguir siendo uno, mientras el negaba todo en lo que fuimos criado por nuestra madre, fui ganando fuerza, nuestras ideologías se separaron marcando mas la diferencia entre uno y otro. Tu conociste al blandengue de Alexander pero aun así te considero nuestro amigo, a diferencia suya yo acepto fervientemente la filosofía de Khorne, es Alexander el que limita nuestra dieta a solo bandidos, para que yo pueda salir a jugar en situaciones graves debo aceptar las reglas, pero en ocasiones se resbala y tengo el control donde el pasa a ser esa vocecita de fondo. Si bien recuerdas Ben, el blandengue come más de lo suficiente para evitar que yo tenga hambre para que no salga a jugar, debiste verlo atiborrarse de alimento en lugar de alcohol, se esfuerza mucho para no ceder, para encajar lástima que no entiende que es un monstruo tanto como yo, le cuesta trabajo resistirse.-
Volvió a cambiar el lado de mano con el que cubría su rostro.
-Compartimos bebida, alimentos, sonrisas e historias, Cedradella estará segura no iré a buscar alimento ahí, ni estafare jamás a tu gente es nuestra palabra. Además tienen una de las mejores tabernas con posada en las que he estado por nada dejaría que le pasara algo a la gente que tiene camas tan blanditas.- dijo queriendo aligerar el ambiente un poco. –Pero si me pides que jamás ponga un pie en tu aldea lo cumpliré, aunque después de esta misión decidieras terminar nuestra amistad, atesoraría los buenos momentos.-
Se quedó callado un tiempo teniendo una batalla interna por el control.
-Estar lejos del monstruo es lo más seguro en la batalla no tengo tanta fuerza justo ahora, pero si de verdad quieres liberar al mundo de esa criatura una vez que todos estén muertos lo retendré lo suficiente para que pueda cumplir con ello, solo si tomas esa decisión lleva mis cenizas a algún kraz para que me lleven a casa. Y Sango… no te estoy pidiendo luchar a tu lado, te pido que me mates si de verdad soy una amenaza para este mundo-
Su cuerpo reflejaba su lucha interna, la mandíbula se tensó, su rostro era como un libro abierto de momento con el contraste que le daba la sangre sobre sí.
-De verdad eres un maldito blandengue como pueden caerte bien ese par extraño de mujeres- menciono olvidando que ya no estaba solo discutiendo en su mente, las observo como si de repente recordara que estaban justo enfrente de él. - No tendría que explicarles nada, pero se lo debía a Alexander el dejarle explicar por qué el monstruo que intenta esconder y controlar le hará perder probablemente a su único amigo.- sonrió aún más siniestro. -yo soy la bestia, el monstruo Alexei, soy un bastardo caníbal señoras, pero el otro y yo tenemos un acuerdo para nuestra dieta, a fin de que me deje salir con todo mi poder en ocasiones, solo nos alimentamos de bandidos, los inocentes pero sobre todo los niños estan sumamente prohibidos, Alexander se concentra solo en partes cargables, dedos, orejas, quizás un brazo, un ojo, la carnicería real es para mí.-
Observo a la humana y a la elfa que seguía escandalizada, luego se giró de nuevo poniendo toda su atención en Ben mirándolo a los ojos.
-Entiendo por qué Horcajadas necesita las armas de sus muertos, no entiendo que quieres con las armas, no sé qué hace troncomustio con una elfa, pero sí sé que me encanta la sangre y la batalla; te daré al monstruo en combate que necesitan para su objetivo. Los rituales del abuelo tenían un beneficio, sin dolor, una fuerza increíble, sola debes dejar suelto al monstruo de verdad con toda y su furia. Es mi oferta para ti Sango.- volvía ver al par de amigas que aún no contestaban – Prometo que puedo comerlas de formas más indoloras- dijo antes de estallar en una carcajada levantándose del tronco yendo a recargarse a un árbol para darles espacio y tiempo a que sus cabezas procesaran la información.
Les ofreció lo que tanto su amigo como las mujeres querían, así como su vida en caso de que decidieran librar al mundo de una escoria más, esperaba que entendiera que aunque fuera un monstruo el no iría contra el único amigo que tenían.
-Por si no lo saben…yo mate a Khorne y su gente cuando mataron a mi media hermana y los demás pequeños.- dijo por ultimo observando el cielo mientras aguardaba. Al final algo del otro había hecho mella en el en su charla arruinando todo el drama y miedo que quería darles.
Escucho a Horcajas insultar, se rio un poco contestándole a la mujer y a su otra parte.
-Él está claramente de acuerdo contigo en lo despreciable que soy o somos aunque no lo admita, yo pienso que solo está en nuestra crianza y naturaleza, aunque el blandengue lo niegue con todo su corazón.-
Su mano libre estaba todo el tiempo cerca de su arma, una cosa era sincerarse y otra dejar que intentaran matarlo. Siguió la conversación de ambas, levantando una ceja al escuchar que mencionaron que estaba sucio, lo cual provoco que se observara un momento.
-Como si tu fueras muy limpia al comer- se rio del comentario de su lado más amable, quizás no estaba del todo despierto pero ese era un aporte con el que estaba de acuerdo. Se preguntaba si alguno de ellos notaria la variación en los tonos y su actuar de ambos, recordaba la vaga mención de su tía como de su madre decir que incluso ligeramente su complexión cambiaba, esperaba que se refiriera al musculo o lo salvaje
Algo con lo que tendrían que experimentar más delante, pero sin dejar suelto al blandengue.
Cuando ambas mujeres dejaron de conversar se concentró en Sango quien se mantuvo callado todo este tiempo, él era el único que de verdad le preocupaba, se preguntaba si existía alguien que apreciara en amistad a ambos o si él tendría que seguir siendo el monstruo que sueltas cuando no hay más salida y todo se vuelve penumbra.
Eso del oblivion sonaba interesante tendría que averiguar si existían más objetos así que podrían mantenerlo en el control de su cuerpo.
Volvió a sentarse sobre el tronco cerca del fuego pensando detenidamente la forma de contestarle a su amigo. Se terminó su bocado y con la sangre que quedaba en su mano se aseguro de marcar todo el lado izquierdo de su rostro, esperando que la marca le cubriera por completo esa parte porque necesitaba ser grafico para explicarles o eso pensaba.
-Yo soy un Kraz, vengo de un pueblo semi nómada o nómada, viajábamos divididos en caravanas y nos congregamos cada cuatro años en nuestra tierra ancestral, cuando la guerra de tu gente comenzó y otras mas no recuerdo bien, fue cuando el Khorne se enfrentó a Tristán, se levantó y dividió a nuestra gente en dos grupos, los que seguían viajando en caravanas siguiendo nuestras tradiciones y la ideología de Tristán quien fue amigo de Rolf, los que estaban de acuerdo con obtener más poder, de más batallas de ser casi mercenarios de conquistar siguieron a Khorne, con el tácito acuerdo de respetar las festividades así como los lugares marcados. – conto todo con calma, con un tono de añoranza al pensar en su familia
No le interesaban aun sus reacciones, estaban concentrados en la forma en que tenían que narrar esto y que tan cerca estaban sus armas en caso de tener que salir de aquí.
-Khorne estaba tan decidido por alcanzar el poder que hizo tratos con un brujos, realizo los rituales más bastardos, extraños y así fuimos malditos o bendecidos-sonrió de emoción su tono sonaba más burlón y profundo – El alimento escaseaba por la guerra pero encontraron carne de sobra echándose a perder en los campos- lamio la sangre de su mano -Hay manjares que no son aptos para todos los paladares-
Cubriéndose con la mano ensangrentada el lado del rostro marcado empezó a hablar.
-Nacimos como Alexander Kraz, nieto de Tristán el noble, por parte de mi padre, pero por parte de mi madre soy descendiente de Khorne el caníbal. Crecí en una aldea caníbal, no diré que no comíamos carne animal ni otros alimentos, pero la carne humana era siempre la más abundante, creí que esa era la única forma de vida hasta que se me permitió integrarme al grupo de mi padre tras mi primer peregrinaje, fue un choque total para un niño como yo en ese momento. Al crecer entre querer encajar y ser normal- menciono mientras cambiaba la mano y el lado del rostro que se cubría, buscando resaltar lo que había sucedido mientras crecía.
-En algún punto entre eso nací algo en nuestra mente se fracturo, al principio no fue obvio pero con el tiempo fue difícil decidir quién era el original, la realidad es que aunque él lo niegue es que deberíamos seguir siendo uno, mientras el negaba todo en lo que fuimos criado por nuestra madre, fui ganando fuerza, nuestras ideologías se separaron marcando mas la diferencia entre uno y otro. Tu conociste al blandengue de Alexander pero aun así te considero nuestro amigo, a diferencia suya yo acepto fervientemente la filosofía de Khorne, es Alexander el que limita nuestra dieta a solo bandidos, para que yo pueda salir a jugar en situaciones graves debo aceptar las reglas, pero en ocasiones se resbala y tengo el control donde el pasa a ser esa vocecita de fondo. Si bien recuerdas Ben, el blandengue come más de lo suficiente para evitar que yo tenga hambre para que no salga a jugar, debiste verlo atiborrarse de alimento en lugar de alcohol, se esfuerza mucho para no ceder, para encajar lástima que no entiende que es un monstruo tanto como yo, le cuesta trabajo resistirse.-
Volvió a cambiar el lado de mano con el que cubría su rostro.
-Compartimos bebida, alimentos, sonrisas e historias, Cedradella estará segura no iré a buscar alimento ahí, ni estafare jamás a tu gente es nuestra palabra. Además tienen una de las mejores tabernas con posada en las que he estado por nada dejaría que le pasara algo a la gente que tiene camas tan blanditas.- dijo queriendo aligerar el ambiente un poco. –Pero si me pides que jamás ponga un pie en tu aldea lo cumpliré, aunque después de esta misión decidieras terminar nuestra amistad, atesoraría los buenos momentos.-
Se quedó callado un tiempo teniendo una batalla interna por el control.
-Estar lejos del monstruo es lo más seguro en la batalla no tengo tanta fuerza justo ahora, pero si de verdad quieres liberar al mundo de esa criatura una vez que todos estén muertos lo retendré lo suficiente para que pueda cumplir con ello, solo si tomas esa decisión lleva mis cenizas a algún kraz para que me lleven a casa. Y Sango… no te estoy pidiendo luchar a tu lado, te pido que me mates si de verdad soy una amenaza para este mundo-
Su cuerpo reflejaba su lucha interna, la mandíbula se tensó, su rostro era como un libro abierto de momento con el contraste que le daba la sangre sobre sí.
-De verdad eres un maldito blandengue como pueden caerte bien ese par extraño de mujeres- menciono olvidando que ya no estaba solo discutiendo en su mente, las observo como si de repente recordara que estaban justo enfrente de él. - No tendría que explicarles nada, pero se lo debía a Alexander el dejarle explicar por qué el monstruo que intenta esconder y controlar le hará perder probablemente a su único amigo.- sonrió aún más siniestro. -yo soy la bestia, el monstruo Alexei, soy un bastardo caníbal señoras, pero el otro y yo tenemos un acuerdo para nuestra dieta, a fin de que me deje salir con todo mi poder en ocasiones, solo nos alimentamos de bandidos, los inocentes pero sobre todo los niños estan sumamente prohibidos, Alexander se concentra solo en partes cargables, dedos, orejas, quizás un brazo, un ojo, la carnicería real es para mí.-
Observo a la humana y a la elfa que seguía escandalizada, luego se giró de nuevo poniendo toda su atención en Ben mirándolo a los ojos.
-Entiendo por qué Horcajadas necesita las armas de sus muertos, no entiendo que quieres con las armas, no sé qué hace troncomustio con una elfa, pero sí sé que me encanta la sangre y la batalla; te daré al monstruo en combate que necesitan para su objetivo. Los rituales del abuelo tenían un beneficio, sin dolor, una fuerza increíble, sola debes dejar suelto al monstruo de verdad con toda y su furia. Es mi oferta para ti Sango.- volvía ver al par de amigas que aún no contestaban – Prometo que puedo comerlas de formas más indoloras- dijo antes de estallar en una carcajada levantándose del tronco yendo a recargarse a un árbol para darles espacio y tiempo a que sus cabezas procesaran la información.
Les ofreció lo que tanto su amigo como las mujeres querían, así como su vida en caso de que decidieran librar al mundo de una escoria más, esperaba que entendiera que aunque fuera un monstruo el no iría contra el único amigo que tenían.
-Por si no lo saben…yo mate a Khorne y su gente cuando mataron a mi media hermana y los demás pequeños.- dijo por ultimo observando el cielo mientras aguardaba. Al final algo del otro había hecho mella en el en su charla arruinando todo el drama y miedo que quería darles.
Alexander Kraz
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Re: Siguiendo un rumor en tierras fronterizas [Libre] [Preparativo] [Cerrado]
Escuchó en silencio toda su disertación y aunque hubiera querido intervenir no podría haberlo hecho ya que fue incapaz de cortar tanto a Alex como Alexei.
Aprovechó su incapacidad para hablar en poner toda su atención en la historia, memorizando cada detalle y analizando todos los matices de la narración: cambios en el gesto, tonos de voz, detalles de la propia historia... Cualquier cosa que le permitiera comprender mejor el estado de su amigo.
En cierto sentido, se dijo, no era tan distintos: había crecido de acuerdo a unas creencias, costumbres y formas de vida que chocaban con, por ejemplo, la forma de vida de elfos o dragones. Pero el detalle del canibalismo era distinto, conocía historias de gigantes, los Jotun, que eran capaces de destrozar cuerpos humanos con sus mandíbulas como si fueran simples trozos de pan, ¿Era posible que los Kraz fueran descendientes de los gigantes de las antiguas historias?
Rápidamente descartó la idea ya que su amigo, y se resistía a quitarle aquel título, había dicho que fue consecuencia de la necesidad. Los Dioses sabrían que habría hecho él en caso de estar en una situación similar. Seguramente buscar una muerte digna en combate.
- ¿Y se supone que tu dieta, al componerse solo de bandidos o gente indeseable, debería tranquilizarnos? Es decir, queda a tu criterio decidir a quién te comes y a quién no- Horcajadas seguía sin poder darle una oportunidad a Alexander, menos aún a Alexei.- Si de mi dependiera, Sango, le habría matado nada más verlo. Qué clase de historias se cantarán sibre ti si tienes aliados y amigos que son... Monstruos.
Ben escuchó a la elfa y vio que apelaba a una parte emocional que Sango, desde luego, no tenía.
- No entiendo la relación ahí... Se canta sobre gestas y héroes. El medio para llegar al fin no importa y eso es en lo que deberíamos centrarnos ahora.
Ben miró a Alexander, incapaz de emitir una valoración acertada y menos aún, apresurada, después de tanta información recibida. Su objetivo esa noche era muy concreto y necesitaba cumplirlo cuanto antes.
- Soy capaz de entenderte pero no comparto ese detalle. Me repugna, lo rechazo completamente. Pero es tu decisión y tu vida y si me dices que solo te limitas a personas de dudosa reputación, te creo. No tengo motivos para dudar de ti pese a todo- dudó unos instantes sobre cómo continuar.- Has expuesto tu vida ante dos desconocidas y ante mi, y eso debería bastar como para darte la confianza suficiente como oara que esta noche nos ayudes.- La misión había pasado a ser suya y no de la elfa que en su papel de persona muy afectada se mantuvo al margen y cedió el control de la situación.- Hasta el día en el que pueda pensar más sobre esto y decida mi posición final, no te haré nada, amigo mio, solo, evita comer esas cosas delante nuestra. Hazlo donde no te vea nadie. No creo que encuentres un grupo más comprensivo que este.
No tenía muy claro si lo que acababa de decir era lo que realmente pensaba al respecto. Lo que sí tenía claro es que su amigo necesitaba ayuda con eso y él, llegado el momento, estaría ahí para lo que pudiera necesitar.
- Bueno,- Troncomustio rompió el breve silencio- todo aclarado. Ahora, deberíamos levantar el campamento y marchar al encuentro de nuestros amigos caravaneros.
- Antes, deberíamos volver a repasar el plan, si es que, realmente, tenemos uno.
- ¿No está claro? Dejamos que Alexander Alexei Kraz se lance contra ellos mientras nosotras miramos el espectáculo y el banquete de después.
La elfa, con gesto de desesperación y enfado con Sango y Troncomustio, utilizó la ironía como escudo. Fue en ese momento cuando Sango sintió que la elfa podía intentar algo contra Alex y por extensión, también Troncomustio.
- No tan rápido. Hay que hacerlo bien, podrían escapar. Tenemos que poner una barricada en el camino, y entonces...
- Lo habíamos pensado. Hay un lugar en concreto en el que crecen árboles pegados al camino.
- Bien, podíamos tirar un par, que parezca que haya sido una tormenta y entonces cuando paren y se pongan al tajo, atacamos.
- Se darán cuenta en seguida de que los árboles han sido talados. No son estúpidos. Esta gente ha sido capaz de eludir patrullas de elfos y son capaces de moverse en la noche con bastante sigilo. Al menos tan silenciosos como les permiten el chirriar de las ruedas, golpes inevitables y alguna palabra.
- Pero los retendrá el tiempo justo como para que podamos lanzarnos a la carga. Estaremos en inferioridad, pero tenemos el factor sorpresa... Además, creo que sería buena idea infiltrarme entre ellos, tener alguien dentro, boicoteando cualquier intento de fuga o de defensa. Tengo información que podría ayudarme con eso... Me apartaré en cuanto te pongas a lo tuyo.
Esta última frase iba dirigida a Alexander. Si realmente un monstruo habitaba en su interior no se interpondría en su camino. No obstante, la inferioridad era aplastante: uno contra cuarenta y si las mujeres no decidían ayudar. Ben debía asegurarse de tener la espalda de Alex cubierta.
- Me he liado. ¿Puedes hacer un resumen?
- Tiramos unos árboles que crecen junto al camino. Me infiltro entre ellos. Tomáis posiciones de tiro y esperáis a que Alexei entre en acción. Mientras tanto, me encargaré de eliminar a cuantos sea posible.
- Es decir, que lo vais a hacer todo o casi todo, ¿solo por ayudarme? Permíteme que no me lo crea.
- Lo tomas o lo dejas. Alex, tú que dices, alguna aportación algo que no veas claro, por favor, es el momento.
Las últimas ramas se consumían y la luz fue disminuyendo. El momento de actuar se acercaba y Ben se olvidó de todo lo que había pasado. Solo tenía un objetivo: llevarse uno de los carros con armas.
Del resto se ocuparía a su debido tiempo.
Aprovechó su incapacidad para hablar en poner toda su atención en la historia, memorizando cada detalle y analizando todos los matices de la narración: cambios en el gesto, tonos de voz, detalles de la propia historia... Cualquier cosa que le permitiera comprender mejor el estado de su amigo.
En cierto sentido, se dijo, no era tan distintos: había crecido de acuerdo a unas creencias, costumbres y formas de vida que chocaban con, por ejemplo, la forma de vida de elfos o dragones. Pero el detalle del canibalismo era distinto, conocía historias de gigantes, los Jotun, que eran capaces de destrozar cuerpos humanos con sus mandíbulas como si fueran simples trozos de pan, ¿Era posible que los Kraz fueran descendientes de los gigantes de las antiguas historias?
Rápidamente descartó la idea ya que su amigo, y se resistía a quitarle aquel título, había dicho que fue consecuencia de la necesidad. Los Dioses sabrían que habría hecho él en caso de estar en una situación similar. Seguramente buscar una muerte digna en combate.
- ¿Y se supone que tu dieta, al componerse solo de bandidos o gente indeseable, debería tranquilizarnos? Es decir, queda a tu criterio decidir a quién te comes y a quién no- Horcajadas seguía sin poder darle una oportunidad a Alexander, menos aún a Alexei.- Si de mi dependiera, Sango, le habría matado nada más verlo. Qué clase de historias se cantarán sibre ti si tienes aliados y amigos que son... Monstruos.
Ben escuchó a la elfa y vio que apelaba a una parte emocional que Sango, desde luego, no tenía.
- No entiendo la relación ahí... Se canta sobre gestas y héroes. El medio para llegar al fin no importa y eso es en lo que deberíamos centrarnos ahora.
Ben miró a Alexander, incapaz de emitir una valoración acertada y menos aún, apresurada, después de tanta información recibida. Su objetivo esa noche era muy concreto y necesitaba cumplirlo cuanto antes.
- Soy capaz de entenderte pero no comparto ese detalle. Me repugna, lo rechazo completamente. Pero es tu decisión y tu vida y si me dices que solo te limitas a personas de dudosa reputación, te creo. No tengo motivos para dudar de ti pese a todo- dudó unos instantes sobre cómo continuar.- Has expuesto tu vida ante dos desconocidas y ante mi, y eso debería bastar como para darte la confianza suficiente como oara que esta noche nos ayudes.- La misión había pasado a ser suya y no de la elfa que en su papel de persona muy afectada se mantuvo al margen y cedió el control de la situación.- Hasta el día en el que pueda pensar más sobre esto y decida mi posición final, no te haré nada, amigo mio, solo, evita comer esas cosas delante nuestra. Hazlo donde no te vea nadie. No creo que encuentres un grupo más comprensivo que este.
No tenía muy claro si lo que acababa de decir era lo que realmente pensaba al respecto. Lo que sí tenía claro es que su amigo necesitaba ayuda con eso y él, llegado el momento, estaría ahí para lo que pudiera necesitar.
- Bueno,- Troncomustio rompió el breve silencio- todo aclarado. Ahora, deberíamos levantar el campamento y marchar al encuentro de nuestros amigos caravaneros.
- Antes, deberíamos volver a repasar el plan, si es que, realmente, tenemos uno.
- ¿No está claro? Dejamos que Alexander Alexei Kraz se lance contra ellos mientras nosotras miramos el espectáculo y el banquete de después.
La elfa, con gesto de desesperación y enfado con Sango y Troncomustio, utilizó la ironía como escudo. Fue en ese momento cuando Sango sintió que la elfa podía intentar algo contra Alex y por extensión, también Troncomustio.
- No tan rápido. Hay que hacerlo bien, podrían escapar. Tenemos que poner una barricada en el camino, y entonces...
- Lo habíamos pensado. Hay un lugar en concreto en el que crecen árboles pegados al camino.
- Bien, podíamos tirar un par, que parezca que haya sido una tormenta y entonces cuando paren y se pongan al tajo, atacamos.
- Se darán cuenta en seguida de que los árboles han sido talados. No son estúpidos. Esta gente ha sido capaz de eludir patrullas de elfos y son capaces de moverse en la noche con bastante sigilo. Al menos tan silenciosos como les permiten el chirriar de las ruedas, golpes inevitables y alguna palabra.
- Pero los retendrá el tiempo justo como para que podamos lanzarnos a la carga. Estaremos en inferioridad, pero tenemos el factor sorpresa... Además, creo que sería buena idea infiltrarme entre ellos, tener alguien dentro, boicoteando cualquier intento de fuga o de defensa. Tengo información que podría ayudarme con eso... Me apartaré en cuanto te pongas a lo tuyo.
Esta última frase iba dirigida a Alexander. Si realmente un monstruo habitaba en su interior no se interpondría en su camino. No obstante, la inferioridad era aplastante: uno contra cuarenta y si las mujeres no decidían ayudar. Ben debía asegurarse de tener la espalda de Alex cubierta.
- Me he liado. ¿Puedes hacer un resumen?
- Tiramos unos árboles que crecen junto al camino. Me infiltro entre ellos. Tomáis posiciones de tiro y esperáis a que Alexei entre en acción. Mientras tanto, me encargaré de eliminar a cuantos sea posible.
- Es decir, que lo vais a hacer todo o casi todo, ¿solo por ayudarme? Permíteme que no me lo crea.
- Lo tomas o lo dejas. Alex, tú que dices, alguna aportación algo que no veas claro, por favor, es el momento.
Las últimas ramas se consumían y la luz fue disminuyendo. El momento de actuar se acercaba y Ben se olvidó de todo lo que había pasado. Solo tenía un objetivo: llevarse uno de los carros con armas.
Del resto se ocuparía a su debido tiempo.
Sango
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Re: Siguiendo un rumor en tierras fronterizas [Libre] [Preparativo] [Cerrado]
Volteo de nuevo hacia el grupo en cuanto escucho a horcajas dirigirse a su amigo, se quedó en silencio unos momentos escuchando. Por primera vez Alexei sonrió de una forma no terrorífica y sincera al escuchar que le daría la oportunidad de ayudarlos esta noche, escucho el pedido de mantenerse alejado de comer esas cosas delante de él y supuso se refería también a más personas.
-Bien me limitare a comer donde no puedan verme, tienes mi palabra sobre eso.-
Pensaba intervenir para aclararle a horcajas que no pensaba darse un festín y que no era tan sencillo como se decía, cuando Sango intervino.
-Si pueden moverse tan bien de noche podría significar que nuestra barricada debería ser mejor planeada, incluso podríamos fingir haber sido atacados por algún hombre lobo.- menciono para luego susurrar un poco – podría incluso traer ese cuerpo y podríamos fingir literal que fue una bestia quien lo comió, pero eso podría ponerlos más alerta- murmuro pensando alguna forma de ayudar más al plan.
Se quedó unos largos minutos anormalmente quiero pensando mientras observaba el fuego, para luego concentrarse en la elfa y luego de vuelta a su amigo, mientras escuchaba el breve resumen de su plan de acción.
Se rio profundo al escuchar a Horcajas decir que si todo lo hacíamos por ayudarla.
-Soy un Kraz todo tiene ganancia, nos quedamos con lo que tenga los hombres, te quedas con las armas de tu gente menos un carromato que yo quiero, pero le prestare a mi amigo para que pueda cargar todas las cosas y el dinero de los hombres, si entre eso hay algo que no sea de tu gente aparte de lo que lleven los hombres también es nuestro, aunque no sé cómo le vas a pagar a troncomusitos, tampoco creo que ella haga todo por la bondad de su corazón.-
Empezó a respirar más lento preparándose para el cambio que tendría realizar entre respiraciones normales se podría percibir un ligero bufido como si de animal enojado se tratase proveniente de él.
- En cosas para agregar solo tengo una ideas, si existiera una forma de solo talar lo suficiente los árboles para que cedan por el
peso solo con ayuda de algún hechizo, eso considerando que Horcajas pueda hacer algo de magia lo suficientemente poderosa para el derribo final, de esa forma solo tendríamos que asegurarnos que las caravanas viajen lo suficientemente cerca para cerrarles el camino. Si no podemos contar con eso, si sería cortar solo los arboles del frente, tu infiltración, sugeriría que se deshagan primero de los arqueros luego tu- señalando a troncomusitos explico- tu cubres su espalda por lo que horcajas debería cubrir la mía, que sea insensible y pueda llevarme a todos no significa que no deberías estar pendiente de algo más tienes mejor vista. Creo que es todo lo que se me ocurre de momento, prácticamente tendríamos que empezar a movernos.-
Aprovecho lo poco que quedaba de la luz de la hoguera para acomodarse su espada y ajustarla, cambio el lugar que llevaba su cuchillo de carnicero aprovechando antes para limpiarlo, no quería saber cómo se preparaban los otros, tendría que mandar al blandengue a dormir lo más profundo para poder estar cerca de su modo perfecto de combate, si se equivocaba terminaría sintiendo dolor, tampoco es como que le preocupara eso, simplemente entorpecería todo, si pareciera débil probablemente horcajas terminaría poniéndole una flecha sobre el corazón y a pesar de eso le escogió, justo a ella para ser quien cuidara su espalda, pero una parte de él intuía que si la dejaba se concentraría más en la misión que sería tanto su euforia por tener al fin las armas de su gente, que si la situación lo requería podría tomar un caballo y escapar de ahí antes de que ella recordara que él era peligroso.
-Solo una cosa más, si ellos son tan buenos para moverse de noche como dices, no deberíamos descartar que tengan algún hombre lobo, un vampiro o incluso algún elfo rebelde entre sus filas, esos deberían ser nuestra prioridad de eliminar, recomendaría que también identifiques con tu vista quien da las ordenes o los rangos, si me encargare de la mayoría pero romperles el esquema de mando nos ayudara rompiéndolos, sin mando ellos intentaran escapar.-
Termino al tiempo que se cercioraron de estar lo suficientemente preparado para partir, no tenía idea de a donde planeaban moverse para la barricada pero parecía que ambas mujeres habían seguido su ejemplo y se prepararon para marchar de forma inmediata, su respiración le indicaba que estaba su cuerpo y su mente estaban casi listos para entrar al punto, un punto que su yo mas blandengue aun no aprendía a controlar, pero que su madre tuvo la delicadeza de enseñarle para lograr escapar en situaciones de emergencia o si se veía rodeado.-
-Bien me limitare a comer donde no puedan verme, tienes mi palabra sobre eso.-
Pensaba intervenir para aclararle a horcajas que no pensaba darse un festín y que no era tan sencillo como se decía, cuando Sango intervino.
-Si pueden moverse tan bien de noche podría significar que nuestra barricada debería ser mejor planeada, incluso podríamos fingir haber sido atacados por algún hombre lobo.- menciono para luego susurrar un poco – podría incluso traer ese cuerpo y podríamos fingir literal que fue una bestia quien lo comió, pero eso podría ponerlos más alerta- murmuro pensando alguna forma de ayudar más al plan.
Se quedó unos largos minutos anormalmente quiero pensando mientras observaba el fuego, para luego concentrarse en la elfa y luego de vuelta a su amigo, mientras escuchaba el breve resumen de su plan de acción.
Se rio profundo al escuchar a Horcajas decir que si todo lo hacíamos por ayudarla.
-Soy un Kraz todo tiene ganancia, nos quedamos con lo que tenga los hombres, te quedas con las armas de tu gente menos un carromato que yo quiero, pero le prestare a mi amigo para que pueda cargar todas las cosas y el dinero de los hombres, si entre eso hay algo que no sea de tu gente aparte de lo que lleven los hombres también es nuestro, aunque no sé cómo le vas a pagar a troncomusitos, tampoco creo que ella haga todo por la bondad de su corazón.-
Empezó a respirar más lento preparándose para el cambio que tendría realizar entre respiraciones normales se podría percibir un ligero bufido como si de animal enojado se tratase proveniente de él.
- En cosas para agregar solo tengo una ideas, si existiera una forma de solo talar lo suficiente los árboles para que cedan por el
peso solo con ayuda de algún hechizo, eso considerando que Horcajas pueda hacer algo de magia lo suficientemente poderosa para el derribo final, de esa forma solo tendríamos que asegurarnos que las caravanas viajen lo suficientemente cerca para cerrarles el camino. Si no podemos contar con eso, si sería cortar solo los arboles del frente, tu infiltración, sugeriría que se deshagan primero de los arqueros luego tu- señalando a troncomusitos explico- tu cubres su espalda por lo que horcajas debería cubrir la mía, que sea insensible y pueda llevarme a todos no significa que no deberías estar pendiente de algo más tienes mejor vista. Creo que es todo lo que se me ocurre de momento, prácticamente tendríamos que empezar a movernos.-
Aprovecho lo poco que quedaba de la luz de la hoguera para acomodarse su espada y ajustarla, cambio el lugar que llevaba su cuchillo de carnicero aprovechando antes para limpiarlo, no quería saber cómo se preparaban los otros, tendría que mandar al blandengue a dormir lo más profundo para poder estar cerca de su modo perfecto de combate, si se equivocaba terminaría sintiendo dolor, tampoco es como que le preocupara eso, simplemente entorpecería todo, si pareciera débil probablemente horcajas terminaría poniéndole una flecha sobre el corazón y a pesar de eso le escogió, justo a ella para ser quien cuidara su espalda, pero una parte de él intuía que si la dejaba se concentraría más en la misión que sería tanto su euforia por tener al fin las armas de su gente, que si la situación lo requería podría tomar un caballo y escapar de ahí antes de que ella recordara que él era peligroso.
-Solo una cosa más, si ellos son tan buenos para moverse de noche como dices, no deberíamos descartar que tengan algún hombre lobo, un vampiro o incluso algún elfo rebelde entre sus filas, esos deberían ser nuestra prioridad de eliminar, recomendaría que también identifiques con tu vista quien da las ordenes o los rangos, si me encargare de la mayoría pero romperles el esquema de mando nos ayudara rompiéndolos, sin mando ellos intentaran escapar.-
Termino al tiempo que se cercioraron de estar lo suficientemente preparado para partir, no tenía idea de a donde planeaban moverse para la barricada pero parecía que ambas mujeres habían seguido su ejemplo y se prepararon para marchar de forma inmediata, su respiración le indicaba que estaba su cuerpo y su mente estaban casi listos para entrar al punto, un punto que su yo mas blandengue aun no aprendía a controlar, pero que su madre tuvo la delicadeza de enseñarle para lograr escapar en situaciones de emergencia o si se veía rodeado.-
Alexander Kraz
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Re: Siguiendo un rumor en tierras fronterizas [Libre] [Preparativo] [Cerrado]
Los comentarios de Alexei le resultaron mordaces, acertados y desde luego reveladores. No escondía las verdades entre grandes discursos o relatos que nada tenían que ver con la realidad. Resulta increíble como una serie de palabras, encadenadas de un forma determinada y dirigidas a la persona adecuada, podían provocar reacciones que pasaban de la desesperación a la ira y entre medias, un extenso abanico de emociones.
- No hago esto por mi, caníbal- dijo rapidamente Troncomustio.- Somos amigas, hicimos un trato...
Sango se fijo en que la humana había cambiado su actitud y aunque tan solo hubiera sido ese instante, bastó para ver que la humana no solos e movía por amistad a Horcajadas. También quería parte del botín. Se alegró, en parte, por ello. A más gente a repartir, menos problemas pondría la elfa y si los ponía... Bueno, eran mayoría. Por otro lado, si solo conseguían sacar un carro, habría una competencia fiera. La elfa resopló.
- Esto es ridículo no deberíamos estar hablando con ellos,- señaló a Sango y luego a Alexei, al que se dirigió- además, no pienso...
- Silencio.
Su tono, duro, frio y cortante, detuvo la conversación antes de que todo aquello escalara hasta un punto de no retorno. No tenían mucho tiempo y no consentiría más distracciones.
- Vosotros tres, buscáis un sitio en el camino para tender la emboscada. Preparad, de alguna manera, algo que los ralentice, tirad árboles poneos vosotros mismos en medio o cavad una trinchera, me da igual. Los retendré lo máximo que pueda, seguramente este sea el último o el penúltimo día antes de llegar Vulwulfar y prefiero que se queden aquí- hizo una pausa y cogió una rama que tenía una llama más o menos decente. A continuación, se puso en pie.- Voy a joderles desde dentro, si muero, en fin, nos veremos en el Valhalla.
Ben sonrió y miró a los presentes.
- No nos has contado como te vas a infltrar...
- Mejor que no lo sepas. Alexei, si tu suposición es correcta, no te comas a nadie. Si hay un vampiro, solo basta una gota de su sucia y asquerosa sangre para maldecirte- le hizo un gesto a la elfa para que se calmara. Estaba visiblemente excitada anta aquella visión.- Luego, proceded como queráis, trae a ese bastardo y tiralo en mitad del camino o lo que quieras. Solo tenemos un intento.
Sango sin mediar una palabra más, marchó hacia el sendero y lo continuó en dirección contraria al que había tomado para llegar hasta el improvisado campamento de las dos mujeres, las cuales, por cierto, habían admitido sin ningún tipo de problemas sus nuevas identidades. Aquello era, cuanto menos curioso.
A medida que avanzaba había recordado por qué decidió salir del camino. El frio y el barro, la oscuridad y aquel bosque que se hacía más sombrío a medida que internaba en él. El viento se colaba por todas partes, ululando, moviendo las ramas, desnudas, y haciéndolas chocar entre sí. Pájaros, bestias y demás depredadores comenzaban su jornada, la cual serviría, principalmente, para buscar comida. Sí, el bosque podía ser un lugar muy hostil.
Se detuvo cuando el viento arrastró voces, chasquidos no naturales e incluso alguna risa. Miró hacia atrás y pensó que había avanzado lo suficiente como para dar a sus compañeros la ventaja que necesitaban para colocar una trampa. Ben apagó la improvisada antorcha, que, aparentemente, de nada había servido por la debilidad de la llama, y avanzó por la vera del camino. Cuando intuyó movimiento y luz a lo lejos se apartó y se quedó apoyado en un tronco mientras se miraba las manos y se concentraba en meterse en su papel.
El primer carro pasó a su lado y nadie se percató en el él. El segundo hizo lo mismo y Ben vio la oportunidad perfecta para dejarse notar. Alzó la voz.
- Pum, el primero muerto. Zas, el segundo lo sigue.
Confusión, gritos. Las bestias, se detuvieron, ruido de campamento agitado. Preguntas sin respuesta. Respuestas sin preguntas. Finalmente, dieron con él, espada y antorcha en mano. Sango, seguía apoyado contra un árbol. El que lo había encontrado no hizo nada salvo dar voces para avisar al resto de la marcha. En pocos instantes un gran número de personas le rodeaba. Hizo lo imposible por ocultar su nerviosismo. Se separó del árbol y miró al que le había encontrado.
- Bien hecho, me has encontrado. Tarde, pero bueno, está bien- alzó la cabeza para mirar al rededor. Se obligó a fruncir el ceño.- ¿Falta gente?
Los mercenarios, que llevaban un equipamiento decente, se miraron los unos a los otros. Algunos agacharon la cabeza otros empezaron a preguntar en un tono de voz audible para Sango, que quién era él.
- Me han dicho que aquí debería hablar con Salvarroja. Tengo un mensaje de nuestros... promotores.
Ben sonrió y se llevó las manos al cinto de las armas. El hombre que se abrió paso le sacaba una cabeza y llevaba una bandana de color rojo en la cabeza así como un alfange o algo parecido colgado a un lado.
- ¿Cuántos hombres empezaron esta marcha y cuántos quedan?
- No pienso hablar contigo sin que me...
- No te he dado permiso para hablar, marinero- el hombre alzó la cabeza sorprendido de que Sango supiera aquel detalle.- Voy a dejar las cosas claras, desde el momento en el que no tienes exploradores destacados para vigilar el camino, fracasas como líder. Desde el momento en el que, por alguna extraña razón, tu expedición, que no tiene mayor complicación que ir de un punto a otro, pierde efectivos, fracasas como líder. Desde el momento, que le faltas al respeto a un enviado de los promotores, fracasas como líder.
Ben giró la cabeza para mirar al tipo que le había encontrado. Tenía la boca abierta y miraba a Sango como si fuera la última vez que le iba a ver vivo. Sintió a Salvarroja dar un paso atrás y echar la mano a la espada. Ben supo entonces que tendría que combatir.
No le dio tiempo a sacar el arma y se lanzó con el hombro hacia el hombre que trastabilló y cayó hacia atrás. Ben recuperó también el equilibrio y observó al hombre levantarse y ahora sí le dejó que desenvainara la espada. Ben negó con la cabeza y también sacó la espada. La gente grande, por lo general, tenía un estilo de lucha característico que consistía en dar golpes descendentes y con mucha fuerza. Quizás, en un combate en el que hubiera grandes números podría servir, pero en un duelo no.
Sango solo tuvo que ir hacia él para que su atención se viera forzada a cambiar el ángulo de ataque. Estuvieron dando vuelta sobre sí mismos unos instantes hasta que el marinero se cansó y dio un paso atrás para insultarle y proferir toda clase de juramentos contra él. Sango por su parte, se limitó a ponerse en postura defensiva con la espada.
- ¿Hay alguien que quiera ser el nuevo líder?
Salvarroja se puso rojo de rabia y cargó contra él. Las espadas chocaron y Sango consiguió que en el lance, la suya quedara por encima. Solamente tuvo que orientar el filo de la espada para que impactara contra el cuello de su oponente. Al retirarla, hizo un movimiento de vaivén para profundizar el corte antes de que el gigante cayera al suelo sin vida.
- Bien, a lo que iba- se agachó para recoger la bandana del cadáver de aquel tipo- veo que habéis tenido problemas y- limpió la espada con aquel trapo que tiró al suelo después de usarlo- que no me habéis dado todavía una respuesta, ¿hay alguien que quiera responder?
El silencio se apoderó de todos ellos. Ben envainó la espada y caminó hacia el que le había encontrado.
- Tú serás el nuevo líder- intuyó movimiento, ceños fruncidos y escuchó algún murmullo. Ben se giró.- Como nuevo líder habrás de completar la misión que el bueno de Salvarroja se negó a cumplir. Por cierto, puedes coger su arma si lo deseas o dejarla en uno de los carros. Su cuerpo...
- Él siempre quiso que lo lanzaran al mar.
Eran las primeras palabras del nuevo líder y habían interrumpido a Sango. Los que les rodeaban tragaron saliva. Ben sonrió y con un gesto cedió a la exigencia del nuevo líder.
- Vale. Como sea. Haz lo que tengas que hacer, ordena a tus hombres que se dispongan a marchar, haré una visita por todos los carros. Ese cabrón de Sturm ya nos ha causado suficientes problemas.
Hablar del viejo Sturm encendió la mirada de alguno de aquellos cabrones. Las historias de aquel viejo guerrero parecía que eran ciertas después de todo.
- Y que alguien me cuenta por qué perdemos gente. ¡Venga, a trabajar!
Él había completado la primera parte, ahora era el turno de Alexei, Troncomustio y Horcajadas. Vaya equipo.
- No hago esto por mi, caníbal- dijo rapidamente Troncomustio.- Somos amigas, hicimos un trato...
Sango se fijo en que la humana había cambiado su actitud y aunque tan solo hubiera sido ese instante, bastó para ver que la humana no solos e movía por amistad a Horcajadas. También quería parte del botín. Se alegró, en parte, por ello. A más gente a repartir, menos problemas pondría la elfa y si los ponía... Bueno, eran mayoría. Por otro lado, si solo conseguían sacar un carro, habría una competencia fiera. La elfa resopló.
- Esto es ridículo no deberíamos estar hablando con ellos,- señaló a Sango y luego a Alexei, al que se dirigió- además, no pienso...
- Silencio.
Su tono, duro, frio y cortante, detuvo la conversación antes de que todo aquello escalara hasta un punto de no retorno. No tenían mucho tiempo y no consentiría más distracciones.
- Vosotros tres, buscáis un sitio en el camino para tender la emboscada. Preparad, de alguna manera, algo que los ralentice, tirad árboles poneos vosotros mismos en medio o cavad una trinchera, me da igual. Los retendré lo máximo que pueda, seguramente este sea el último o el penúltimo día antes de llegar Vulwulfar y prefiero que se queden aquí- hizo una pausa y cogió una rama que tenía una llama más o menos decente. A continuación, se puso en pie.- Voy a joderles desde dentro, si muero, en fin, nos veremos en el Valhalla.
Ben sonrió y miró a los presentes.
- No nos has contado como te vas a infltrar...
- Mejor que no lo sepas. Alexei, si tu suposición es correcta, no te comas a nadie. Si hay un vampiro, solo basta una gota de su sucia y asquerosa sangre para maldecirte- le hizo un gesto a la elfa para que se calmara. Estaba visiblemente excitada anta aquella visión.- Luego, proceded como queráis, trae a ese bastardo y tiralo en mitad del camino o lo que quieras. Solo tenemos un intento.
Sango sin mediar una palabra más, marchó hacia el sendero y lo continuó en dirección contraria al que había tomado para llegar hasta el improvisado campamento de las dos mujeres, las cuales, por cierto, habían admitido sin ningún tipo de problemas sus nuevas identidades. Aquello era, cuanto menos curioso.
A medida que avanzaba había recordado por qué decidió salir del camino. El frio y el barro, la oscuridad y aquel bosque que se hacía más sombrío a medida que internaba en él. El viento se colaba por todas partes, ululando, moviendo las ramas, desnudas, y haciéndolas chocar entre sí. Pájaros, bestias y demás depredadores comenzaban su jornada, la cual serviría, principalmente, para buscar comida. Sí, el bosque podía ser un lugar muy hostil.
Se detuvo cuando el viento arrastró voces, chasquidos no naturales e incluso alguna risa. Miró hacia atrás y pensó que había avanzado lo suficiente como para dar a sus compañeros la ventaja que necesitaban para colocar una trampa. Ben apagó la improvisada antorcha, que, aparentemente, de nada había servido por la debilidad de la llama, y avanzó por la vera del camino. Cuando intuyó movimiento y luz a lo lejos se apartó y se quedó apoyado en un tronco mientras se miraba las manos y se concentraba en meterse en su papel.
El primer carro pasó a su lado y nadie se percató en el él. El segundo hizo lo mismo y Ben vio la oportunidad perfecta para dejarse notar. Alzó la voz.
- Pum, el primero muerto. Zas, el segundo lo sigue.
Confusión, gritos. Las bestias, se detuvieron, ruido de campamento agitado. Preguntas sin respuesta. Respuestas sin preguntas. Finalmente, dieron con él, espada y antorcha en mano. Sango, seguía apoyado contra un árbol. El que lo había encontrado no hizo nada salvo dar voces para avisar al resto de la marcha. En pocos instantes un gran número de personas le rodeaba. Hizo lo imposible por ocultar su nerviosismo. Se separó del árbol y miró al que le había encontrado.
- Bien hecho, me has encontrado. Tarde, pero bueno, está bien- alzó la cabeza para mirar al rededor. Se obligó a fruncir el ceño.- ¿Falta gente?
Los mercenarios, que llevaban un equipamiento decente, se miraron los unos a los otros. Algunos agacharon la cabeza otros empezaron a preguntar en un tono de voz audible para Sango, que quién era él.
- Me han dicho que aquí debería hablar con Salvarroja. Tengo un mensaje de nuestros... promotores.
Ben sonrió y se llevó las manos al cinto de las armas. El hombre que se abrió paso le sacaba una cabeza y llevaba una bandana de color rojo en la cabeza así como un alfange o algo parecido colgado a un lado.
- ¿Cuántos hombres empezaron esta marcha y cuántos quedan?
- No pienso hablar contigo sin que me...
- No te he dado permiso para hablar, marinero- el hombre alzó la cabeza sorprendido de que Sango supiera aquel detalle.- Voy a dejar las cosas claras, desde el momento en el que no tienes exploradores destacados para vigilar el camino, fracasas como líder. Desde el momento en el que, por alguna extraña razón, tu expedición, que no tiene mayor complicación que ir de un punto a otro, pierde efectivos, fracasas como líder. Desde el momento, que le faltas al respeto a un enviado de los promotores, fracasas como líder.
Ben giró la cabeza para mirar al tipo que le había encontrado. Tenía la boca abierta y miraba a Sango como si fuera la última vez que le iba a ver vivo. Sintió a Salvarroja dar un paso atrás y echar la mano a la espada. Ben supo entonces que tendría que combatir.
No le dio tiempo a sacar el arma y se lanzó con el hombro hacia el hombre que trastabilló y cayó hacia atrás. Ben recuperó también el equilibrio y observó al hombre levantarse y ahora sí le dejó que desenvainara la espada. Ben negó con la cabeza y también sacó la espada. La gente grande, por lo general, tenía un estilo de lucha característico que consistía en dar golpes descendentes y con mucha fuerza. Quizás, en un combate en el que hubiera grandes números podría servir, pero en un duelo no.
Sango solo tuvo que ir hacia él para que su atención se viera forzada a cambiar el ángulo de ataque. Estuvieron dando vuelta sobre sí mismos unos instantes hasta que el marinero se cansó y dio un paso atrás para insultarle y proferir toda clase de juramentos contra él. Sango por su parte, se limitó a ponerse en postura defensiva con la espada.
- ¿Hay alguien que quiera ser el nuevo líder?
Salvarroja se puso rojo de rabia y cargó contra él. Las espadas chocaron y Sango consiguió que en el lance, la suya quedara por encima. Solamente tuvo que orientar el filo de la espada para que impactara contra el cuello de su oponente. Al retirarla, hizo un movimiento de vaivén para profundizar el corte antes de que el gigante cayera al suelo sin vida.
- Bien, a lo que iba- se agachó para recoger la bandana del cadáver de aquel tipo- veo que habéis tenido problemas y- limpió la espada con aquel trapo que tiró al suelo después de usarlo- que no me habéis dado todavía una respuesta, ¿hay alguien que quiera responder?
El silencio se apoderó de todos ellos. Ben envainó la espada y caminó hacia el que le había encontrado.
- Tú serás el nuevo líder- intuyó movimiento, ceños fruncidos y escuchó algún murmullo. Ben se giró.- Como nuevo líder habrás de completar la misión que el bueno de Salvarroja se negó a cumplir. Por cierto, puedes coger su arma si lo deseas o dejarla en uno de los carros. Su cuerpo...
- Él siempre quiso que lo lanzaran al mar.
Eran las primeras palabras del nuevo líder y habían interrumpido a Sango. Los que les rodeaban tragaron saliva. Ben sonrió y con un gesto cedió a la exigencia del nuevo líder.
- Vale. Como sea. Haz lo que tengas que hacer, ordena a tus hombres que se dispongan a marchar, haré una visita por todos los carros. Ese cabrón de Sturm ya nos ha causado suficientes problemas.
Hablar del viejo Sturm encendió la mirada de alguno de aquellos cabrones. Las historias de aquel viejo guerrero parecía que eran ciertas después de todo.
- Y que alguien me cuenta por qué perdemos gente. ¡Venga, a trabajar!
Él había completado la primera parte, ahora era el turno de Alexei, Troncomustio y Horcajadas. Vaya equipo.
Sango
Héroe de Aerandir
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Re: Siguiendo un rumor en tierras fronterizas [Libre] [Preparativo] [Cerrado]
Se rio un poco divertido cuando troncosmustio le contesto, si no estuviera empezando a mentalizarse para profundizar en lo más oscuro de su ser y soltar todo le contestaría sobre su curiosa amante elfa que le mal pagaba o quizás no, al menos eso comenzó a pensar.
Empezaba a desconectarse sabiendo que Alexander tendría que estar en lo más profundo para poder llegar a ese estado donde no había dolor por un cierto tiempo, donde solo sería él, el monstruo totalmente libre sin restricciones, libre para cortar, matar, destazar, libre para un baño de sangre.
Las mujeres no se veian nada contestas con que Sango les diera ordenes, pero no le importaba, esto era algo que debía hacerse, tendría que encargarse de cuantos más hombres fuera posible antes de toparse con el vampiro si es que alguno viajaba con ellos.
Observo a su amigo tomar la improvisada antorcha y partir.
-¿Tienen un mapa, díganme donde sería el mejor lugar para emboscarlos? Mencionaron que había un lugar donde crecían arboles cerca del camino-
Las mujeres se miraron antes de sacar el mapa y extenderlo sobre una piedra donde la luz iluminaba lo suficiente. Probablemente sin su amigo la comunicación se limitaría a él y la humana, pero bueno al menos podrían trabajar.
-Esta es la zona, tiene una zona rocosa de este lado que les obligaría a girar hacia la izquierda un tramo si quieren no separarse. Tendríamos que partir ahora si queremos prepararnos a tiempo.-
Observo el mapa detenidamente, empezando a elaborar un plan en su cabeza, ahora empezaba a ver una idea de cómo podrían atraparlos, tendría que hacer trampas, pero a pesar de todo tendría suficientes para encargarse de al menos diez hombres esperaba fueran un poco más.
-Simularemos arboles tirados entonces a la derecha para obligarlos a ir a la izquierda justo al camino, pero esperemos que los arboles tirados desvíen su atención del verdadero peligro, instalaremos trampas de pica, algunas trampas perforantes y si nos da tiempo también trampas colgantes, las esconderemos bien, luego me colocare a la vista y ustedes deben esconderse en un lugar alto de buena zona de tiro para activar las trampas y acabar con los arqueros.-
Sin preguntar tomo una de las hachas con más filo que tenían las mujeres, tomo también con una pala tomo sus bolsas que había tirado con provisiones y algunas otras cosas más que necesitaría. Viendo de reojo que también se alistaban aunque la elfa parecía alejar a la humana de su lado mientras se alistaban.
Desmantelaron en silencio entre los tres el improvisado campamento, tomo cada mujer una braza de la hoguera antes de apagarla y ponerse en marcha. Su caminata fue más silenciosa que un sepulcro, troncosmustios convencido a horcajas que fuera al frente y ella fingía viajar detrás de él apuntando a su espalda por si de último momento decidía traicionarles. Probablemente si le apuntaba pero la verdad no tenía ni la más mínima intención de voltear, estaba ocupado afilando los huesos de los dedos que devoro anteriormente y por habito guardaba ya que los huesos eran una excelente arma cuando estaban bien afilados, y les demostraría porque su abuelo Khorne era temido en su momento.
Que equivocadas estaban ambas si pensaban que les traicionaría, el plan ya estaba en marcha y la vida de su amigo en riesgo no dejaría que nada se interpusiera de ir a ayudarlo.
El paso fue rápido sin descansos, no tenían tiempo que perder, una vez llegaron al sitio señalado dejo sus cosas tomando solo el hacha mientras se paraba de donde vendrían los hombres observando cual sería el mejor lugar para empezar.
-Necesitaremos ramas, empiezan a buscar necesito hacer suficientes picas para herirlos o distraerlos-
Sin esperarles dejo sus cosas comenzando con el primer árbol que decidido derribar, aprovecharía su fuerza extra que tenía cerca de su estado ideal para talar los árboles sin quedarse sin energías.
Las mujeres se quedaron observando mientras talaba el primer árbol.
-Muévanse están perdiendo el tiempo- Les grito volviendo a su árbol designado – Los cazaremos cual Jabali- sonrió divertido mientras hacia sus labores, podía imaginarse la escena.
-Maldito caníbal ahora se cree el líder- se quejaba la elfa mientras se marchaba con la humana a buscar troncos que pudieran servir para las trampas. –Al final quizás lo mejor para el mundo sea que lo matemos a él una vez que acabe con los otros hombres-
-Lo decidiremos al final, después de todo quizás podrías aprovecharte de él en otras situaciones, si resulta ser tan buen combatiente para diezmar a esos hombres, podría ser un buen peón de guerra si fuera necesario-
Se estremecieron un poco al escuchar el primer árbol caer, esperaban que sus enemigos estuvieran lo suficientemente lejos para no escuchar el ruido.
-si todo sale bien deberías dejar que el guerrero se valla con las armas de los soldados, además tienes una promesa que cumplir conmigo si salimos de esta- le recordó troncomustio
-No, no me pidas nada sobre esa bestia aun, lo veremos en como resulten las cosas, como sabemos que no puede ser una amenaza después para mi especie, para personas inocentes, para nosotros- dijo haciendo referencia al caníbal.
Un segundo estruendo más fuerte resonó, estaba seguro que el suelo vibro como si dos árboles hubieran caído juntos, habían desperdiciado mucho tiempo era hora de volver junto a aquel hombre.
Cuando volvieron cerca se dieron cuenta del porque estaba talando de forma que los arboles mas jóvenes y gruesos cayeran sobre algunos mas viejos llevándose con el peso ambos troncos, incluso había logrado que uno callera sobre unas piedras cerrando totalmente el paso dejando solo la ruta que deseaban, pero estaba talando un tercer árbol.
-Han tardado demasiado, dense prisa y denle punta a algunas de esas ramas, trampas para jabalís- repitió de nuevo mientras su respiración se iba pareciendo más a una bestia, algo en sus ojos les decía que el peligro estaba cerca.
Ambas mujeres se miraron sin perder más tiempo, un golpe seco sonó, el último árbol no había caído del todo, pero estorbaba lo suficiente. Le vieron cortar algunas de las ramas de los otros troncos dejándolas afiladas, desprendiendo otras también dándoles punta, trabajaba como poseído sin observarles. Lo que les hizo olvidar por un momento su presencia en lo que ensamblaban lo necesario para las trampas perforantes.
-Así no Anhelin- menciono mientras tomaba las manos de la humana sin soltarle le guiaba para hacer correctamente el amarre –Te lo he dicho mi dulce hermana debes ajustarlo suficiente.- la humana como pudo evito moverse o estremecerse por el contacto.
Horcajas miro a Troncosmustios sin interrumpir, se acercó tan sigiloso que ninguna de los dos lo noto, pero al verlo notaban que estaba ido, su mente parecía estar en otro lugar mientras se preparaban, quizás estaba reviviendo un escenario anterior.
-Ves es justo así mi pequeña Anhelin, por fin esta lista para una buena cacería- beso su cabeza para luego tomar las picas que habían preparado ya. –Iré a montarlas por diversas zonas, tu amiga y tu deben darse prisa-
Una vez que había marchado de nuevo llevándose algo de cuerda ambas mujeres se miraron congeladas pero troncosmustios recupero la voz primero, sin dejar que su amiga mencionara algo que podría arruinarlo todo.
-No hables, no le des la contraria, si su mente está aquí o allá no nos concierne, lo que nos importa es que se ve listo, está listo y puedo verlo en sus ojos algo listo para salir, su respiración era la de un depredador que espera paciente-
Después de buen tiempo las trampas estaban listas, cuando se sentaron brevemente a descansar y comer, el hombre les hablaba como si estuviera reviviendo una escena con su hermana, detallando como dejo las trampas perforantes escondidas a diferentes alturas para evitar que pudieran caminar o herirlos de gravedad, como las picas estaban escondidas la tensión suficiente para accionarse al menor movimiento. Parecía deleitarse en su narración con la idea de que sus víctimas se arrastraran para poder ir a cazarlas, pero tal como acordaron le siguieron la corriente.
Mientras ellas comían y bebían un poco esperando que se acercara la hora, él acomodo estratégicamente al alcance sus dedos afilados, de algo le servirían en el momento justo.
-Llévense las cosas y alístense en sus posiciones- señalando dos árboles separados a ambos costados del camino. -muy pronto no será seguro aquí abajo. Y Anhelin no te contengas- Sin perder más tiempo las mujeres tomaron las cosas por mitad de forma que pareciera que todo el tiempo solo estuvo un solo ahí.
Se paró en el camino de forma que el viento no le llevara el olor de las dos mujeres, estaba a nada de soltarse por completo a ser uno con sus deseos. Su espada, el hacha que había tomado antes bien afilada, los dedos con punta y su daga todo a la mano, era consiente de cada cosa que portaba. Ahora solo quedaba esperar.
Debería ser preciso, solo podía entrar en este estado cada cierto tiempo por un tiempo determinado.
Empezaba a desconectarse sabiendo que Alexander tendría que estar en lo más profundo para poder llegar a ese estado donde no había dolor por un cierto tiempo, donde solo sería él, el monstruo totalmente libre sin restricciones, libre para cortar, matar, destazar, libre para un baño de sangre.
Las mujeres no se veian nada contestas con que Sango les diera ordenes, pero no le importaba, esto era algo que debía hacerse, tendría que encargarse de cuantos más hombres fuera posible antes de toparse con el vampiro si es que alguno viajaba con ellos.
Observo a su amigo tomar la improvisada antorcha y partir.
-¿Tienen un mapa, díganme donde sería el mejor lugar para emboscarlos? Mencionaron que había un lugar donde crecían arboles cerca del camino-
Las mujeres se miraron antes de sacar el mapa y extenderlo sobre una piedra donde la luz iluminaba lo suficiente. Probablemente sin su amigo la comunicación se limitaría a él y la humana, pero bueno al menos podrían trabajar.
-Esta es la zona, tiene una zona rocosa de este lado que les obligaría a girar hacia la izquierda un tramo si quieren no separarse. Tendríamos que partir ahora si queremos prepararnos a tiempo.-
Observo el mapa detenidamente, empezando a elaborar un plan en su cabeza, ahora empezaba a ver una idea de cómo podrían atraparlos, tendría que hacer trampas, pero a pesar de todo tendría suficientes para encargarse de al menos diez hombres esperaba fueran un poco más.
-Simularemos arboles tirados entonces a la derecha para obligarlos a ir a la izquierda justo al camino, pero esperemos que los arboles tirados desvíen su atención del verdadero peligro, instalaremos trampas de pica, algunas trampas perforantes y si nos da tiempo también trampas colgantes, las esconderemos bien, luego me colocare a la vista y ustedes deben esconderse en un lugar alto de buena zona de tiro para activar las trampas y acabar con los arqueros.-
Sin preguntar tomo una de las hachas con más filo que tenían las mujeres, tomo también con una pala tomo sus bolsas que había tirado con provisiones y algunas otras cosas más que necesitaría. Viendo de reojo que también se alistaban aunque la elfa parecía alejar a la humana de su lado mientras se alistaban.
Desmantelaron en silencio entre los tres el improvisado campamento, tomo cada mujer una braza de la hoguera antes de apagarla y ponerse en marcha. Su caminata fue más silenciosa que un sepulcro, troncosmustios convencido a horcajas que fuera al frente y ella fingía viajar detrás de él apuntando a su espalda por si de último momento decidía traicionarles. Probablemente si le apuntaba pero la verdad no tenía ni la más mínima intención de voltear, estaba ocupado afilando los huesos de los dedos que devoro anteriormente y por habito guardaba ya que los huesos eran una excelente arma cuando estaban bien afilados, y les demostraría porque su abuelo Khorne era temido en su momento.
Que equivocadas estaban ambas si pensaban que les traicionaría, el plan ya estaba en marcha y la vida de su amigo en riesgo no dejaría que nada se interpusiera de ir a ayudarlo.
El paso fue rápido sin descansos, no tenían tiempo que perder, una vez llegaron al sitio señalado dejo sus cosas tomando solo el hacha mientras se paraba de donde vendrían los hombres observando cual sería el mejor lugar para empezar.
-Necesitaremos ramas, empiezan a buscar necesito hacer suficientes picas para herirlos o distraerlos-
Sin esperarles dejo sus cosas comenzando con el primer árbol que decidido derribar, aprovecharía su fuerza extra que tenía cerca de su estado ideal para talar los árboles sin quedarse sin energías.
Las mujeres se quedaron observando mientras talaba el primer árbol.
-Muévanse están perdiendo el tiempo- Les grito volviendo a su árbol designado – Los cazaremos cual Jabali- sonrió divertido mientras hacia sus labores, podía imaginarse la escena.
-Maldito caníbal ahora se cree el líder- se quejaba la elfa mientras se marchaba con la humana a buscar troncos que pudieran servir para las trampas. –Al final quizás lo mejor para el mundo sea que lo matemos a él una vez que acabe con los otros hombres-
-Lo decidiremos al final, después de todo quizás podrías aprovecharte de él en otras situaciones, si resulta ser tan buen combatiente para diezmar a esos hombres, podría ser un buen peón de guerra si fuera necesario-
Se estremecieron un poco al escuchar el primer árbol caer, esperaban que sus enemigos estuvieran lo suficientemente lejos para no escuchar el ruido.
-si todo sale bien deberías dejar que el guerrero se valla con las armas de los soldados, además tienes una promesa que cumplir conmigo si salimos de esta- le recordó troncomustio
-No, no me pidas nada sobre esa bestia aun, lo veremos en como resulten las cosas, como sabemos que no puede ser una amenaza después para mi especie, para personas inocentes, para nosotros- dijo haciendo referencia al caníbal.
Un segundo estruendo más fuerte resonó, estaba seguro que el suelo vibro como si dos árboles hubieran caído juntos, habían desperdiciado mucho tiempo era hora de volver junto a aquel hombre.
Cuando volvieron cerca se dieron cuenta del porque estaba talando de forma que los arboles mas jóvenes y gruesos cayeran sobre algunos mas viejos llevándose con el peso ambos troncos, incluso había logrado que uno callera sobre unas piedras cerrando totalmente el paso dejando solo la ruta que deseaban, pero estaba talando un tercer árbol.
-Han tardado demasiado, dense prisa y denle punta a algunas de esas ramas, trampas para jabalís- repitió de nuevo mientras su respiración se iba pareciendo más a una bestia, algo en sus ojos les decía que el peligro estaba cerca.
Ambas mujeres se miraron sin perder más tiempo, un golpe seco sonó, el último árbol no había caído del todo, pero estorbaba lo suficiente. Le vieron cortar algunas de las ramas de los otros troncos dejándolas afiladas, desprendiendo otras también dándoles punta, trabajaba como poseído sin observarles. Lo que les hizo olvidar por un momento su presencia en lo que ensamblaban lo necesario para las trampas perforantes.
-Así no Anhelin- menciono mientras tomaba las manos de la humana sin soltarle le guiaba para hacer correctamente el amarre –Te lo he dicho mi dulce hermana debes ajustarlo suficiente.- la humana como pudo evito moverse o estremecerse por el contacto.
Horcajas miro a Troncosmustios sin interrumpir, se acercó tan sigiloso que ninguna de los dos lo noto, pero al verlo notaban que estaba ido, su mente parecía estar en otro lugar mientras se preparaban, quizás estaba reviviendo un escenario anterior.
-Ves es justo así mi pequeña Anhelin, por fin esta lista para una buena cacería- beso su cabeza para luego tomar las picas que habían preparado ya. –Iré a montarlas por diversas zonas, tu amiga y tu deben darse prisa-
Una vez que había marchado de nuevo llevándose algo de cuerda ambas mujeres se miraron congeladas pero troncosmustios recupero la voz primero, sin dejar que su amiga mencionara algo que podría arruinarlo todo.
-No hables, no le des la contraria, si su mente está aquí o allá no nos concierne, lo que nos importa es que se ve listo, está listo y puedo verlo en sus ojos algo listo para salir, su respiración era la de un depredador que espera paciente-
Después de buen tiempo las trampas estaban listas, cuando se sentaron brevemente a descansar y comer, el hombre les hablaba como si estuviera reviviendo una escena con su hermana, detallando como dejo las trampas perforantes escondidas a diferentes alturas para evitar que pudieran caminar o herirlos de gravedad, como las picas estaban escondidas la tensión suficiente para accionarse al menor movimiento. Parecía deleitarse en su narración con la idea de que sus víctimas se arrastraran para poder ir a cazarlas, pero tal como acordaron le siguieron la corriente.
Mientras ellas comían y bebían un poco esperando que se acercara la hora, él acomodo estratégicamente al alcance sus dedos afilados, de algo le servirían en el momento justo.
-Llévense las cosas y alístense en sus posiciones- señalando dos árboles separados a ambos costados del camino. -muy pronto no será seguro aquí abajo. Y Anhelin no te contengas- Sin perder más tiempo las mujeres tomaron las cosas por mitad de forma que pareciera que todo el tiempo solo estuvo un solo ahí.
Se paró en el camino de forma que el viento no le llevara el olor de las dos mujeres, estaba a nada de soltarse por completo a ser uno con sus deseos. Su espada, el hacha que había tomado antes bien afilada, los dedos con punta y su daga todo a la mano, era consiente de cada cosa que portaba. Ahora solo quedaba esperar.
Debería ser preciso, solo podía entrar en este estado cada cierto tiempo por un tiempo determinado.
Alexander Kraz
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Re: Siguiendo un rumor en tierras fronterizas [Libre] [Preparativo] [Cerrado]
La caravana permaneció quieta durante más tiempo del esperado, hecho que enfrentaba sensaciones: por un lado la esperanza de que al demorarse, sus compañeros hubieran tenido tiempo suficiente de colocarse; por otro lado, cuanto más tiempo pasaba más probabilidades de que algo saliera mal. Escupió cuando un tipo con un gorro amarillo pasó a su lado.
- ¿Tienes algún problema?- Preguntó después de girarse.- No te tengo miedo.
- ¿Y por qué no hiciste nada antes cuando os di la oportunidad?
Se acercó a él y Sango de manera instintiva soltó el puño hacia la cara del hombre que trastabilló hacia atrás al recibir el impacto. La mano le dolió lo suficiente como para descuidarse y recibir una patada en el costado que le movió varios pasos hacia un lado. Los gritos de pelea detuvieron la marcha. Sango sacudió la cabeza y decidió acabar rápido con aquello: cuando el tipo se acercó a él para golpearle una vez más, empuñó el hacha y se la hundió entre las costillas. Retiró el arma y luego impactó una vez más contra el pecho del hombre que escupió sangre mientras la vida se le escapaba.
- ¿¡Quién cojones ha dado la orden de parada!? Moveos de una puta vez, no estamos para perder tiempo- se limpió la cara y guardó el hacha, esta vez sin limpiar el hacha, una idea se le pasó por la cabeza.- Cuestionad mis órdenes y moriréis.
Voces y jaleo. Miradas furtivas que se clavaban en él como puñales, algunas temerosas, otras con deseos de venganza, todas ellas desconfiadas. No entendía cómo alguien podía imponer su ley de esa manera. Resultaba peligroso y muy agotador.
Se subió a una carreta para inspeccionar el contenido, debidamente almacenado entre telas, o dentro de cajas o incluso fuera. Allí se topó con una mujer que era la encargada de vigilar el contenido y que clavaba sus ojos en él. Sango la ignoró mientras contemplaba las armas y echaba un vistazo a cómo se distribuía el personal: dos carreteros y uno atrás vigilando, eso hacía que la mitad iban subidos y la otra mitad a pie, distribuidos en filas a ambos lados de los carros y servían tanto para proteger como para desatascarlos del barro.
- Veo que has medrado...
La voz, conocida, heló a Sango que se giró lentamente mientras intentaba mantener el equilibrio debido al traqueteo del carro. Descubrió, entonces, a una vieja conocida que le dedicaba una sonrisa apenada. Sango la señaló y luego al resto de la banda.
- Una hace lo que debe para sobrevivir y rezo a los Dioses para que todo, al final, merezca la pena.
Sango se limitó a sonreír y se sentó a su lado, a continuación, le cogió una mano ante la sorpresa de uno de los que iba a pie. Ben se giró para mirarla. Con la mano libre le retiró el pelo de la cara y la contempló unos instantes antes de acercarse lentamente hasta su mejilla.
- Tranquila- susurró mientras su mano se iba hacia sus muslos- los Dioses te han escuchado. No te separes de mi, Taia.
Ben se levantó en el momento justo en el que daban el alto. Voces desde el frente. Impaciencia en los carros siguientes. Y en medio del incipiente caos, Ben le ofrecía una oportunidad de redención a Taia, a la que tendía la mano. Los gritos, a su alrededor, llamaban a mirar una especie de bloqueo.
- ¿Eres la respuesta a mis plegarias?
- Siempre que sea abandonar esta chusma, sí. Lo soy.
El carro se puso en marcha de nuevo pero al poco se detuvo otra vez. Gritos que llamaban a la gente al frente porque, al parecer un hombre bloqueaba el paso. Sango tragó saliva y cuando iba a retirar la mano Taia la cogió y se levantó.
- Vete al último carro. Mándalos al frente. Libera a los animales o lo que sea. Bloquea el camino. Y ni por un instante te atrevas a marchar al frente- gritos y risas en el frente.- Yo tengo que verlo... Es mi amigo, tengo que verlo.
Sango bajó del carro y sintió que Taia, tras unos instantes de duda cumplió su petición. Ben observó, desde lejos como los hombres se agrupaban ante Alex que, pese a la poca luz de la que disponía, pudo ver que presentaba un aspecto aterrador. Fue entonces cuando tomó conciencia de lo que podía estar por venir.
Le bastó una simple mirada.
Dales caña Alex >
- ¿Tienes algún problema?- Preguntó después de girarse.- No te tengo miedo.
- ¿Y por qué no hiciste nada antes cuando os di la oportunidad?
Se acercó a él y Sango de manera instintiva soltó el puño hacia la cara del hombre que trastabilló hacia atrás al recibir el impacto. La mano le dolió lo suficiente como para descuidarse y recibir una patada en el costado que le movió varios pasos hacia un lado. Los gritos de pelea detuvieron la marcha. Sango sacudió la cabeza y decidió acabar rápido con aquello: cuando el tipo se acercó a él para golpearle una vez más, empuñó el hacha y se la hundió entre las costillas. Retiró el arma y luego impactó una vez más contra el pecho del hombre que escupió sangre mientras la vida se le escapaba.
- ¿¡Quién cojones ha dado la orden de parada!? Moveos de una puta vez, no estamos para perder tiempo- se limpió la cara y guardó el hacha, esta vez sin limpiar el hacha, una idea se le pasó por la cabeza.- Cuestionad mis órdenes y moriréis.
Voces y jaleo. Miradas furtivas que se clavaban en él como puñales, algunas temerosas, otras con deseos de venganza, todas ellas desconfiadas. No entendía cómo alguien podía imponer su ley de esa manera. Resultaba peligroso y muy agotador.
Se subió a una carreta para inspeccionar el contenido, debidamente almacenado entre telas, o dentro de cajas o incluso fuera. Allí se topó con una mujer que era la encargada de vigilar el contenido y que clavaba sus ojos en él. Sango la ignoró mientras contemplaba las armas y echaba un vistazo a cómo se distribuía el personal: dos carreteros y uno atrás vigilando, eso hacía que la mitad iban subidos y la otra mitad a pie, distribuidos en filas a ambos lados de los carros y servían tanto para proteger como para desatascarlos del barro.
- Veo que has medrado...
La voz, conocida, heló a Sango que se giró lentamente mientras intentaba mantener el equilibrio debido al traqueteo del carro. Descubrió, entonces, a una vieja conocida que le dedicaba una sonrisa apenada. Sango la señaló y luego al resto de la banda.
- Una hace lo que debe para sobrevivir y rezo a los Dioses para que todo, al final, merezca la pena.
Sango se limitó a sonreír y se sentó a su lado, a continuación, le cogió una mano ante la sorpresa de uno de los que iba a pie. Ben se giró para mirarla. Con la mano libre le retiró el pelo de la cara y la contempló unos instantes antes de acercarse lentamente hasta su mejilla.
- Tranquila- susurró mientras su mano se iba hacia sus muslos- los Dioses te han escuchado. No te separes de mi, Taia.
Ben se levantó en el momento justo en el que daban el alto. Voces desde el frente. Impaciencia en los carros siguientes. Y en medio del incipiente caos, Ben le ofrecía una oportunidad de redención a Taia, a la que tendía la mano. Los gritos, a su alrededor, llamaban a mirar una especie de bloqueo.
- ¿Eres la respuesta a mis plegarias?
- Siempre que sea abandonar esta chusma, sí. Lo soy.
El carro se puso en marcha de nuevo pero al poco se detuvo otra vez. Gritos que llamaban a la gente al frente porque, al parecer un hombre bloqueaba el paso. Sango tragó saliva y cuando iba a retirar la mano Taia la cogió y se levantó.
- Vete al último carro. Mándalos al frente. Libera a los animales o lo que sea. Bloquea el camino. Y ni por un instante te atrevas a marchar al frente- gritos y risas en el frente.- Yo tengo que verlo... Es mi amigo, tengo que verlo.
Sango bajó del carro y sintió que Taia, tras unos instantes de duda cumplió su petición. Ben observó, desde lejos como los hombres se agrupaban ante Alex que, pese a la poca luz de la que disponía, pudo ver que presentaba un aspecto aterrador. Fue entonces cuando tomó conciencia de lo que podía estar por venir.
Le bastó una simple mirada.
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Re: Siguiendo un rumor en tierras fronterizas [Libre] [Preparativo] [Cerrado]
Mientras esperaba revivía pequeños recuerdos en su mente la verdad probablemente las mujeres habían acertado aunque él no se hubiera dado cuenta, desde horas atrás su mente estaba perdida en recuerdos sin distinguir el aquí del pasado para poder soltare en esa furia se concentró en lo último que le desato. La muerte de su hermana algo que hacia enfurecer a ambos. Su abuelo Khorne en algún momento le enseño que podría entrar a este estado de dos formas por la ira era la única que conocía en el presente.
Su vista empezaba a tornarse de poco roja, aun así vio los carros acercarse, pero no se inmuto no encontró en su mente ecos ni susurros de Alexander quizás por primera vez de forma voluntaria dejo libre a é al Alexei en su mejor forma, la bestia esta libre, su mente estaba en su mejor estado. Su respiración le indicaba que todo estaba listo para soltar su gatillo interno, su cuerpo se había ensanchado un poco, sentía la fuerza, la adrenalina y el hambre con creces, esperaba poder recordar no beber sangre de algún maldito o de cualquiera, pero una vez soltado el gatillo nada era seguro.
Desde donde estaban ambas mujeres lograban escuchar algo bajo las burlas, los insultos y las amenazas para que el caníbal se quitara mientras lo rodeaban, pero era como si no los escuchara, al parecer estaban él lo cierto el su mente estaba desconectada de todo. Se miraron brevemente volviendo su atención al frente, se prepararon con sus arcos y flechas, fue en eso que ambas notaron al otro hombre que se infiltro al parecer con éxito acercarse, la alfa incluso alcanzo a notar a una mujer correr hasta la parte trasera de los carros pero no tenía forma de mencionar nada en este momento.
Cualquier cosa podría salir mal ahora.
El primer carro se detuvo delante de él, los hombres lo fueron rodeando poco a poco, sus voces apenas se escuchaban como susurros para sus oídos, tan lejos que aunque se dirigieran a él... su sonrisa se fue ensanchando para desconcierto de los hombres, y tal como la primera vez en un parpadeo el caos se desato.
El valentón que le corto un poco el rostro para amenazarlo fue el primero, todo fue tan rápido que los gritos de los hombres tardaron en llegar, Alexei había golpeado su cabeza directamente contra la nariz del hombre rompiéndola lo que provoco que este callera hacia atrás llevándose a algunos compañeros con él, lo que le permitió a la bestia libre degollar a su primer hombre con una rapidez que les helo la sangre a los hombres del suelo.
Arrojo el hacha sobre un hombre que cayó al piso con está atravesándole, de un golpe en el cuello con la parte de los huesos afilados cayo otro, probablemente con la tráquea rota y una fuga de sangre.
Un mercenario quiso tomar por sorpresa a la bestia pero la sorpresa, había lanzado su cuchillo de carnicero a un hombre al lado incrustándosela en el ojo para tener la mano libre y tomar su espada sin mostrar signos de dolo, mientras estaba ocupado entre los dos mercenarios un arquero logro reaccionar ante aquella brutalidad lanzando una flecha que había dado por centímetros sobre el hombro de lo que parecía un hombre.
-Un demonio- se escuchó el primer grito de terror cuando todo se congelaron, la bestia miraba al arquero de reojo por sobre el hombro, mientras los otros dos mercenarios no lograban someterlo, fue un breve instante pero eso fue lo que helo al resto de los hombres.
El monstruo se dejaba dañar pero les regresaba el terror y daño con creces. Pero nadie lo noto. O eso pensó brevemente el mercenario antes de que el monstruo terminara con su vida. Una máquina de matar estaba suelta en ese pequeño lugar. La risa que emitió la bestia acompañada del grito hizo flaquear al primer mercenario perdiendo la vida en un instante.
La humana fue la primera en despertar de la carnicería de abajo, su flecha con la puntería habitual se encargó del primer arquero, la elfa le siguió empezando a disparar a los que proferían ordenes tal como acordaron al principio.
Esperaban que algunos de los hombres se asustaran y corrieran hacia las trampas. La verdad es que ambas estaban sorprendidas, aquel hombre se volvió literal un demonio experto en matar, tampoco se explicaban como de repente parecía más grande de lo que era cuando venían caminando.
Hombres empezaron a llegar corriendo desde los carros de atrás al frente para unirse a la carnicería. Quizás este plan era posible después de todo. Pensó troncosmustios mientras seguía observando al ahora berseker abrirse un camino en sangre.
Algunos cobardes ya se habían internado en el bosque los gritos a la lejanía lo indicaban.
Quizás lo pensó demasiado pronto se reprochó a si misma mientras notaba a un hombre acercarse por el lado contrario de donde estaba su infiltrado, con la calma del mundo como si el mismo estuviera hambriento. No ese no era un hombre. Probablemente era el vampiro que suponían viajaba en el grupo.
Volvió su vista al su propio monstruo que parecía haberse encogido un poco. Fue entonces que recordó que el caníbal menciono brevemente que solo podría usar este truco pocas veces, eso significaba que si era cierto probablemente solo tenia que calcular un intento más, tomando en cuenta el daño que tenia.
Su vista empezaba a tornarse de poco roja, aun así vio los carros acercarse, pero no se inmuto no encontró en su mente ecos ni susurros de Alexander quizás por primera vez de forma voluntaria dejo libre a é al Alexei en su mejor forma, la bestia esta libre, su mente estaba en su mejor estado. Su respiración le indicaba que todo estaba listo para soltar su gatillo interno, su cuerpo se había ensanchado un poco, sentía la fuerza, la adrenalina y el hambre con creces, esperaba poder recordar no beber sangre de algún maldito o de cualquiera, pero una vez soltado el gatillo nada era seguro.
Desde donde estaban ambas mujeres lograban escuchar algo bajo las burlas, los insultos y las amenazas para que el caníbal se quitara mientras lo rodeaban, pero era como si no los escuchara, al parecer estaban él lo cierto el su mente estaba desconectada de todo. Se miraron brevemente volviendo su atención al frente, se prepararon con sus arcos y flechas, fue en eso que ambas notaron al otro hombre que se infiltro al parecer con éxito acercarse, la alfa incluso alcanzo a notar a una mujer correr hasta la parte trasera de los carros pero no tenía forma de mencionar nada en este momento.
Cualquier cosa podría salir mal ahora.
El primer carro se detuvo delante de él, los hombres lo fueron rodeando poco a poco, sus voces apenas se escuchaban como susurros para sus oídos, tan lejos que aunque se dirigieran a él... su sonrisa se fue ensanchando para desconcierto de los hombres, y tal como la primera vez en un parpadeo el caos se desato.
El valentón que le corto un poco el rostro para amenazarlo fue el primero, todo fue tan rápido que los gritos de los hombres tardaron en llegar, Alexei había golpeado su cabeza directamente contra la nariz del hombre rompiéndola lo que provoco que este callera hacia atrás llevándose a algunos compañeros con él, lo que le permitió a la bestia libre degollar a su primer hombre con una rapidez que les helo la sangre a los hombres del suelo.
Arrojo el hacha sobre un hombre que cayó al piso con está atravesándole, de un golpe en el cuello con la parte de los huesos afilados cayo otro, probablemente con la tráquea rota y una fuga de sangre.
Un mercenario quiso tomar por sorpresa a la bestia pero la sorpresa, había lanzado su cuchillo de carnicero a un hombre al lado incrustándosela en el ojo para tener la mano libre y tomar su espada sin mostrar signos de dolo, mientras estaba ocupado entre los dos mercenarios un arquero logro reaccionar ante aquella brutalidad lanzando una flecha que había dado por centímetros sobre el hombro de lo que parecía un hombre.
-Un demonio- se escuchó el primer grito de terror cuando todo se congelaron, la bestia miraba al arquero de reojo por sobre el hombro, mientras los otros dos mercenarios no lograban someterlo, fue un breve instante pero eso fue lo que helo al resto de los hombres.
El monstruo se dejaba dañar pero les regresaba el terror y daño con creces. Pero nadie lo noto. O eso pensó brevemente el mercenario antes de que el monstruo terminara con su vida. Una máquina de matar estaba suelta en ese pequeño lugar. La risa que emitió la bestia acompañada del grito hizo flaquear al primer mercenario perdiendo la vida en un instante.
La humana fue la primera en despertar de la carnicería de abajo, su flecha con la puntería habitual se encargó del primer arquero, la elfa le siguió empezando a disparar a los que proferían ordenes tal como acordaron al principio.
Esperaban que algunos de los hombres se asustaran y corrieran hacia las trampas. La verdad es que ambas estaban sorprendidas, aquel hombre se volvió literal un demonio experto en matar, tampoco se explicaban como de repente parecía más grande de lo que era cuando venían caminando.
Hombres empezaron a llegar corriendo desde los carros de atrás al frente para unirse a la carnicería. Quizás este plan era posible después de todo. Pensó troncosmustios mientras seguía observando al ahora berseker abrirse un camino en sangre.
Algunos cobardes ya se habían internado en el bosque los gritos a la lejanía lo indicaban.
Quizás lo pensó demasiado pronto se reprochó a si misma mientras notaba a un hombre acercarse por el lado contrario de donde estaba su infiltrado, con la calma del mundo como si el mismo estuviera hambriento. No ese no era un hombre. Probablemente era el vampiro que suponían viajaba en el grupo.
Volvió su vista al su propio monstruo que parecía haberse encogido un poco. Fue entonces que recordó que el caníbal menciono brevemente que solo podría usar este truco pocas veces, eso significaba que si era cierto probablemente solo tenia que calcular un intento más, tomando en cuenta el daño que tenia.
______________________________________________
Habilidad de nivel 0 Berseker:
Su fuerza se duplica mientras se lanza al combate con furia ciega, casi en trance psicótico desconociendo a amigo de enemigo, es insensible al dolor durante este estado.
[1 turnos] [2 usos]
Habilidad de nivel 0 Berseker:
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[1 turnos] [2 usos]
Alexander Kraz
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Re: Siguiendo un rumor en tierras fronterizas [Libre] [Preparativo] [Cerrado]
Se descubrió caminando hacia atrás a medida que Alexei desataba el caos en el frente. Los mercenarios se lanzaban hacia él con la esperanza de detenerle pero su camarada no les daba ninguna tregua. Las flechas empezaron a ser disparadas, descompasadas, aún en shock, supuso, del violento arranque de Alex.
- ¡Sango!
Giró la cabeza y vio como Taia forcejeaba con unos hombres. Ben sacudió la cabeza sin comprender en un primer momento pero al cabo de una inspección algo más detallada, pudo ver como había un grupo de desertores que trataban de hacerse con el último carro. Corrió hacia ella.
Desenvainó la espada y gritó para llamar la atención. Al verle correr hacia ellos, una voz sonó de la parte trasera y al instante dos hombres armados se interpusieron en su camino. Sango despachó al primero con un golpe en salto que ninguno de los dos se esperaba. Sin embargo, Ben menospreció la insensibilidad de su otro rival que le asestó un fuerte golpe de espada en la espalda que lo tiró al suelo.
Se giró rápidamente ya que no podía escuchar con claridad lo que pasaba a su alrededor ya que le pitaban los oídos. Pudo ver, mientras reculaba hacia atrás que Taia se había lanzado contra su agresor y forcejeaban en un frenesí de patadas, movimientos caóticos y empujones. Una flecha pasó entre él y Taia e impactó en un tercer atacante que se había acercado. Bendijo el nombre de Odín tres veces y se puso en pie para golpear al atacante de Taia que se vio sorprendido por la rápida recuperación del pelirrojo.
- ¡Dale!- Taia saltó a un lado.
Sango le clavó la espada en un muslo y a continuación le pateó para tirarlo al suelo mientras gritaba de dolor. Decidió no rematarle.
- Coge su arma y cárgate a esos cabrones...
Ben jadeó la última orden y se paró un instante para descansar mientras Taia saltaba a por los tipos que no iban armados y que habían conseguido dar la vuelta al carro. De repente Taia se tiró al suelo del carro.
- Así que tú eres Ben...- la luz de la antorcha más cercana se apagó y Ben se puso en guardia.- Que modales los míos...- dijo desde otro lado.- Y que modales los tuyos...- dijo desde otro.
Una risa a su espalda y Ben se giró. Volvió a girar sobre sí mismo pero era incapaz de ver nada.
- Al menos tengo la decencia de dejarme ver.
- Ah, Ben... No tienes ni idea... De hecho tenemos que darte las gracias de que ayudara a Sturm a salir de Vulwulfar. Empezaba a ser... molesto- la misma risa de antes.- Pero no temas, todas tus preocupaciones se acaban aquí. Y tu legado también. Tu... amigo, sin embargo, me resultaría útil, pero es una pena que vaya a morir... Sus fuerzas flaquean y sus aliadas... Oh, Sango... ¿de verdad creías que siendo cuatro podías con nosotros?
Sango corrió hacia el frente de la caravana. A su paso, las antorchas se iban apagando pero pudo distinguir que de los que aún permanecían allí, se estaban reagrupando para lanzar un contraofensiva. No lo permitiría. Clavó sus ojos en Alex, que estaba completamente ido. Se puso a su lado y tiró de él hacia atrás.
- Espabila cojones, que no se diga que los Kraz del Pantano abandonan en mitad del combate.
Una sonora carcajada de más allá de su campo de visión.
- No lo entiendes, Ben Nelad. Nunca lo entenderás, abandona. Haz como tu amigo. No puedes ganar.
Una furia repentina se apoderó de Sango y se adelantó varios pasos. Respiró hondo y gritó (1). De sus pulmones, salió un bramido que estremeció y encendió, a partes iguales, los corazones de sus rivales que le vieron como la auténtica amenaza.
Ben, consciente de lo que acababa de hacer, miró hacia atrás, a Alex. A su espalda a varios pasos se había colocado las arqueras.
- Alex, no te vengas abajo. Cabeza fría. Mira al frente y no te dejes amedrentar, porque si vivimos o morimos, está en manos de los Dioses. Lucha... Y si caemos, ¡ten por seguro que Odín nos espera en el Valhala! ¡Por Odín! ¡Al Valhala!
Giró la cabeza y se plantó en el sitio para recibir la primera oleada de atacantes que se lanzaron hacia él con las armas en alto. Las flechas de sus aliadas impactaron en sus objetivos pero no detuvo al resto que se arremolinó en torno a Sango que usó escudo, espada y piernas para protegerse de todos los que se le echaron encima (3). Esperaba de todo corazón que la arenga hubiera tenido efecto sobre Alex.
- ¡Por Odin! ¡Al Valhala!
Los gritos de Sango se escucharon sobre el entrechocar de las armas y los gritos de sus compañeros.
(1) Uso de habilidad - Aquí os espero: Un rugido, como el oleaje rompiendo en un acantilado, sale de las entraña de Sango captando la atención de sus adversarios que se lanzan hacia él. Por su parte Sango obtiene una mejora en el aguante, durante un turno, fruto de la adrenalina liberada en el grito.
(2) Uso de habilidad - ¡Al Valhala!: Durante la batalla, este poderoso grito de guerra infunde nuevas esperanzas en los corazones de sus aliados y puede llegar a intimidar a sus adversarios. Cuando Sango grita, la adrenalina se dispara y permite que tanto él como sus aliados ignoren parte del daño recibido y les permite lanzarse al ataque, una vez más, para gloria y regocijo de los Dioses.
(3) Uso de habilidad - Baile de uno: El entrenamiento ha dado sus frutos y Sango es capaz de utilizar su escudo, brazos, piernas, en definitiva, todo aquello de lo que disponga en un reducido espacio de terreno que considera suyo, para esquivar los ataques de varios enemigos.
OFF: Edito por corrección de color en un diálogo de Sango (15/05/2022)
- ¡Sango!
Giró la cabeza y vio como Taia forcejeaba con unos hombres. Ben sacudió la cabeza sin comprender en un primer momento pero al cabo de una inspección algo más detallada, pudo ver como había un grupo de desertores que trataban de hacerse con el último carro. Corrió hacia ella.
Desenvainó la espada y gritó para llamar la atención. Al verle correr hacia ellos, una voz sonó de la parte trasera y al instante dos hombres armados se interpusieron en su camino. Sango despachó al primero con un golpe en salto que ninguno de los dos se esperaba. Sin embargo, Ben menospreció la insensibilidad de su otro rival que le asestó un fuerte golpe de espada en la espalda que lo tiró al suelo.
Se giró rápidamente ya que no podía escuchar con claridad lo que pasaba a su alrededor ya que le pitaban los oídos. Pudo ver, mientras reculaba hacia atrás que Taia se había lanzado contra su agresor y forcejeaban en un frenesí de patadas, movimientos caóticos y empujones. Una flecha pasó entre él y Taia e impactó en un tercer atacante que se había acercado. Bendijo el nombre de Odín tres veces y se puso en pie para golpear al atacante de Taia que se vio sorprendido por la rápida recuperación del pelirrojo.
- ¡Dale!- Taia saltó a un lado.
Sango le clavó la espada en un muslo y a continuación le pateó para tirarlo al suelo mientras gritaba de dolor. Decidió no rematarle.
- Coge su arma y cárgate a esos cabrones...
Ben jadeó la última orden y se paró un instante para descansar mientras Taia saltaba a por los tipos que no iban armados y que habían conseguido dar la vuelta al carro. De repente Taia se tiró al suelo del carro.
- Así que tú eres Ben...- la luz de la antorcha más cercana se apagó y Ben se puso en guardia.- Que modales los míos...- dijo desde otro lado.- Y que modales los tuyos...- dijo desde otro.
Una risa a su espalda y Ben se giró. Volvió a girar sobre sí mismo pero era incapaz de ver nada.
- Al menos tengo la decencia de dejarme ver.
- Ah, Ben... No tienes ni idea... De hecho tenemos que darte las gracias de que ayudara a Sturm a salir de Vulwulfar. Empezaba a ser... molesto- la misma risa de antes.- Pero no temas, todas tus preocupaciones se acaban aquí. Y tu legado también. Tu... amigo, sin embargo, me resultaría útil, pero es una pena que vaya a morir... Sus fuerzas flaquean y sus aliadas... Oh, Sango... ¿de verdad creías que siendo cuatro podías con nosotros?
Sango corrió hacia el frente de la caravana. A su paso, las antorchas se iban apagando pero pudo distinguir que de los que aún permanecían allí, se estaban reagrupando para lanzar un contraofensiva. No lo permitiría. Clavó sus ojos en Alex, que estaba completamente ido. Se puso a su lado y tiró de él hacia atrás.
- Espabila cojones, que no se diga que los Kraz del Pantano abandonan en mitad del combate.
Una sonora carcajada de más allá de su campo de visión.
- No lo entiendes, Ben Nelad. Nunca lo entenderás, abandona. Haz como tu amigo. No puedes ganar.
Una furia repentina se apoderó de Sango y se adelantó varios pasos. Respiró hondo y gritó (1). De sus pulmones, salió un bramido que estremeció y encendió, a partes iguales, los corazones de sus rivales que le vieron como la auténtica amenaza.
Ben, consciente de lo que acababa de hacer, miró hacia atrás, a Alex. A su espalda a varios pasos se había colocado las arqueras.
- Alex, no te vengas abajo. Cabeza fría. Mira al frente y no te dejes amedrentar, porque si vivimos o morimos, está en manos de los Dioses. Lucha... Y si caemos, ¡ten por seguro que Odín nos espera en el Valhala! ¡Por Odín! ¡Al Valhala!
Giró la cabeza y se plantó en el sitio para recibir la primera oleada de atacantes que se lanzaron hacia él con las armas en alto. Las flechas de sus aliadas impactaron en sus objetivos pero no detuvo al resto que se arremolinó en torno a Sango que usó escudo, espada y piernas para protegerse de todos los que se le echaron encima (3). Esperaba de todo corazón que la arenga hubiera tenido efecto sobre Alex.
- ¡Por Odin! ¡Al Valhala!
Los gritos de Sango se escucharon sobre el entrechocar de las armas y los gritos de sus compañeros.
(1) Uso de habilidad - Aquí os espero: Un rugido, como el oleaje rompiendo en un acantilado, sale de las entraña de Sango captando la atención de sus adversarios que se lanzan hacia él. Por su parte Sango obtiene una mejora en el aguante, durante un turno, fruto de la adrenalina liberada en el grito.
(2) Uso de habilidad - ¡Al Valhala!: Durante la batalla, este poderoso grito de guerra infunde nuevas esperanzas en los corazones de sus aliados y puede llegar a intimidar a sus adversarios. Cuando Sango grita, la adrenalina se dispara y permite que tanto él como sus aliados ignoren parte del daño recibido y les permite lanzarse al ataque, una vez más, para gloria y regocijo de los Dioses.
(3) Uso de habilidad - Baile de uno: El entrenamiento ha dado sus frutos y Sango es capaz de utilizar su escudo, brazos, piernas, en definitiva, todo aquello de lo que disponga en un reducido espacio de terreno que considera suyo, para esquivar los ataques de varios enemigos.
OFF: Edito por corrección de color en un diálogo de Sango (15/05/2022)
Última edición por Sango el Dom Mayo 15 2022, 10:03, editado 2 veces
Sango
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Re: Siguiendo un rumor en tierras fronterizas [Libre] [Preparativo] [Cerrado]
Cuando sintió el tirón sobre su cuerpo de alguna forma logro reaccionar distinguiendo a Sango colocarse a su lado. Riendo por el dolor al ir recuperando la sensibilidad de su cuerpo, rio por ver que su amigo estaba vivo, porque las locas de las mujeres estaban en el suelo con ellos cerca del único lugar donde podría lastimarlas por que estos tres se estaban poniendo en peligro.
-Realmente están locos, después de que les advertí…- no término de decir cuando sintió algo extraño y oscuro que se escondía alrededor, entonces no se equivocaron aquí había otro monstruo y su abuelo se encargó bien de que aprendiera a distinguirlos.
Entonces el loco de su amigo se le ocurrió decir algo sobre su familia o, lo ignoraría de momento debía ser el calor de batalla pero si no se aseguraría después de aclararle muy bien que un Kraz es todo menos un cobarde.
-Preferiría morir aquí que abandonar a mitad del combate- le contesto a su amigo, iba a replicar algo más pero entonces escucho esa carcajada que inundo el campo, su cuerpo se puso tenso y alerta, su cuerpo estaba todo emocionado, estaba extasiado aquí rondaba algo realmente peligroso con lo que medirse el mismo; intentando controlar su respiración para volver a si antiguo estado. Pero con Ben a su lado no sería capaz… o quizás si probaba eso de nuevo.
Tardaría un poco en recuperarse para volver a entrar en ese estado pero el grito de Ben le dio algo que inundo en su corazón algo, que le hacía sentir renovado y con fuerzas lo suficiente para aguantar durante la preparación para su segunda carga.
-Sería un honor ir al Valhala con ustedes- dijo refiriéndose a su amigo, y a las arqueras, quizás algo extraño para un loco como él. –Me asegurare que les nombres Kraz si…eso se haría- se permitió divagar un momento concentrando su respiración, aún era pronto, demasiado pronto para intentarlo de nuevo aunque su cuerpo recobrara fuerzas.
Se aseguró de salpicar a las mujeres y a Ben de su sangre mientras estaban distraídos, quizás era mejor hacerlo en ese momento que aún estaba consiente totalmente, si sus sospechas eran correctas era quizás la única forma de no matarlos como en su momento fue la única forma de que su hermana estuvo viva en sus escapadas.
Vio a Sango lanzarse a detener a la primera oleada, por un breve instante se quedó observándolo viendo la increíble habilidad de su amigo o pero él no se pensaba quedar atrás, se acercó deteniendo un segundo grupo de hombres que se acercaban a su amigo desde el costado.
-¿Acaso te gusta quedarte para ti toda la diversión?- le grito mientras se encargaba de ese grupo que de momento parecían dudar al ver que recuperaba algo de fuerza. Lanzo a uno de los hombres que se le enfrentaban contra el del grupo de sango buscando desequilibrarlos, con cada golpe que asestaba sentía su cuerpo recuperar su fuerza animal.
Su propia respiración estaba volviéndose más la de la bestia anterior que soltó en su combate. Observo que las antorchas a lo lejos se volvían a apagar, su piel se erizo y una sonrisa cruzo su rostro.
-Eres el mejor amigo que podría desear me trajiste algo interesante con lo que jugar- dijo cortando a un hombre con su hacha mientras se reía divertido y extasiado, mientras acompasaba su respiración y su cuerpo volvía empezar a ensancharse despacio.
Con cada golpe que daba a los hombres sentía que su cuerpo recuperaba fuerzas, lo que los enemigos debieron empezar a darse cuenta ya que algunos empezaban a retroceder a pesar de las indicaciones de reagruparse. Con mayor fuerza cargo contra ellos, se encargaría de sembrarles terror.
-Voy a disfrutar tanto devorándolos mientras vivan o mueran no importa- dijo viendo a uno de los que estaba cercano ponerse blanco ante la mirada que le lanzo mientras se lamia los labios, quizás prometió no probar la sangre de ninguno de aquí pero eso no significaba que no pudiera asustarlos un poco ¿Verdad? Pensó para si mismo. Le arranco la oreja a uno de esos hombres de una mordida lo que pareció paralizar a los más cercanos un momento, la escupió fingiendo quejarse del mal sabor antes de estallar en carcajadas, siguiendo con su carnicería, el dolor y el entumecimiento habían menguado por completo ahora, estaba casi ahí de nuevo.
En un rápido conteo mientras seguía luchando -Estos son más de cuarenta hombres. – dijo tan fuerte como pudo cercar de dejarse ir de nuevo con la bestia, solo debía retenerse lo suficiente no debía soltarse antes de tiempo o podrían perder lo sentía, esa cosa observándolos cazándolos esperando el momento. Debía aguantar un poco más.
-Deja de esconderte y sal a jugar conmigo- Grito a todo pulmón. Necesitaba a esa cosa concentrada en él, en su mejor momento, en el último que le quedaba. Pero aún eran demasiados para dejárselos todos a ellos tres. Pero de nuevo esa estridente carcajada lleno el campo.
Se escucharon gritos al fondo, de nuevo quizás hombres que corrían sus trampas y sonrió complacido. Pero luego vio esa enorme figura acercarse entre las sombras del lado izquierdo de los carros matando a algunos de sus propios hombres que huían.
Se acercó a su amigo logrando recargarse contra su espalda mientras veía aun grupo aun grande de hombres cerca de ellos.
-Esa cosa es mía Ben, si encuentras la oportunidad toma tus cosas a las mujeres y váyanse, regresa aquí al amanecer. Entonces podrías hacerte con las cosas.- le dijo mientras peleaba de esa forma con la espalda de su amigo detrás de él. –prometo que no beberé nada de esa cosa, solo vete nos encontraremos de nuevo esperare aquí aun con el último aliento y ese vampiro será mi trofeo es mi palabra.- le dijo en forma de promesa. Tal como le prometió al encontrarse unas horas antes que le ayudaría. Como su palabra era más valiosa aunque su vida –Es quizás mejor que los monstruos como nosotros… se maten entre si- le dijo antes de empujar al frente separándose de nuevo de el en el fragor de la batalla intentando abrirse paso hacia el enorme sombra que se acercaba mientras mantenía la sonrisa loca en su rostro.
No tenia la intención de morir esa noche, pero quería espacio, quería una carnicería completa contra esa enemigo y estaba seguro que el tampoco le importaría matar a sus aliados en el fragor de la batalla
-Realmente están locos, después de que les advertí…- no término de decir cuando sintió algo extraño y oscuro que se escondía alrededor, entonces no se equivocaron aquí había otro monstruo y su abuelo se encargó bien de que aprendiera a distinguirlos.
Entonces el loco de su amigo se le ocurrió decir algo sobre su familia o, lo ignoraría de momento debía ser el calor de batalla pero si no se aseguraría después de aclararle muy bien que un Kraz es todo menos un cobarde.
-Preferiría morir aquí que abandonar a mitad del combate- le contesto a su amigo, iba a replicar algo más pero entonces escucho esa carcajada que inundo el campo, su cuerpo se puso tenso y alerta, su cuerpo estaba todo emocionado, estaba extasiado aquí rondaba algo realmente peligroso con lo que medirse el mismo; intentando controlar su respiración para volver a si antiguo estado. Pero con Ben a su lado no sería capaz… o quizás si probaba eso de nuevo.
Tardaría un poco en recuperarse para volver a entrar en ese estado pero el grito de Ben le dio algo que inundo en su corazón algo, que le hacía sentir renovado y con fuerzas lo suficiente para aguantar durante la preparación para su segunda carga.
-Sería un honor ir al Valhala con ustedes- dijo refiriéndose a su amigo, y a las arqueras, quizás algo extraño para un loco como él. –Me asegurare que les nombres Kraz si…eso se haría- se permitió divagar un momento concentrando su respiración, aún era pronto, demasiado pronto para intentarlo de nuevo aunque su cuerpo recobrara fuerzas.
Se aseguró de salpicar a las mujeres y a Ben de su sangre mientras estaban distraídos, quizás era mejor hacerlo en ese momento que aún estaba consiente totalmente, si sus sospechas eran correctas era quizás la única forma de no matarlos como en su momento fue la única forma de que su hermana estuvo viva en sus escapadas.
Vio a Sango lanzarse a detener a la primera oleada, por un breve instante se quedó observándolo viendo la increíble habilidad de su amigo o pero él no se pensaba quedar atrás, se acercó deteniendo un segundo grupo de hombres que se acercaban a su amigo desde el costado.
-¿Acaso te gusta quedarte para ti toda la diversión?- le grito mientras se encargaba de ese grupo que de momento parecían dudar al ver que recuperaba algo de fuerza. Lanzo a uno de los hombres que se le enfrentaban contra el del grupo de sango buscando desequilibrarlos, con cada golpe que asestaba sentía su cuerpo recuperar su fuerza animal.
Su propia respiración estaba volviéndose más la de la bestia anterior que soltó en su combate. Observo que las antorchas a lo lejos se volvían a apagar, su piel se erizo y una sonrisa cruzo su rostro.
-Eres el mejor amigo que podría desear me trajiste algo interesante con lo que jugar- dijo cortando a un hombre con su hacha mientras se reía divertido y extasiado, mientras acompasaba su respiración y su cuerpo volvía empezar a ensancharse despacio.
Con cada golpe que daba a los hombres sentía que su cuerpo recuperaba fuerzas, lo que los enemigos debieron empezar a darse cuenta ya que algunos empezaban a retroceder a pesar de las indicaciones de reagruparse. Con mayor fuerza cargo contra ellos, se encargaría de sembrarles terror.
-Voy a disfrutar tanto devorándolos mientras vivan o mueran no importa- dijo viendo a uno de los que estaba cercano ponerse blanco ante la mirada que le lanzo mientras se lamia los labios, quizás prometió no probar la sangre de ninguno de aquí pero eso no significaba que no pudiera asustarlos un poco ¿Verdad? Pensó para si mismo. Le arranco la oreja a uno de esos hombres de una mordida lo que pareció paralizar a los más cercanos un momento, la escupió fingiendo quejarse del mal sabor antes de estallar en carcajadas, siguiendo con su carnicería, el dolor y el entumecimiento habían menguado por completo ahora, estaba casi ahí de nuevo.
En un rápido conteo mientras seguía luchando -Estos son más de cuarenta hombres. – dijo tan fuerte como pudo cercar de dejarse ir de nuevo con la bestia, solo debía retenerse lo suficiente no debía soltarse antes de tiempo o podrían perder lo sentía, esa cosa observándolos cazándolos esperando el momento. Debía aguantar un poco más.
-Deja de esconderte y sal a jugar conmigo- Grito a todo pulmón. Necesitaba a esa cosa concentrada en él, en su mejor momento, en el último que le quedaba. Pero aún eran demasiados para dejárselos todos a ellos tres. Pero de nuevo esa estridente carcajada lleno el campo.
Se escucharon gritos al fondo, de nuevo quizás hombres que corrían sus trampas y sonrió complacido. Pero luego vio esa enorme figura acercarse entre las sombras del lado izquierdo de los carros matando a algunos de sus propios hombres que huían.
Se acercó a su amigo logrando recargarse contra su espalda mientras veía aun grupo aun grande de hombres cerca de ellos.
-Esa cosa es mía Ben, si encuentras la oportunidad toma tus cosas a las mujeres y váyanse, regresa aquí al amanecer. Entonces podrías hacerte con las cosas.- le dijo mientras peleaba de esa forma con la espalda de su amigo detrás de él. –prometo que no beberé nada de esa cosa, solo vete nos encontraremos de nuevo esperare aquí aun con el último aliento y ese vampiro será mi trofeo es mi palabra.- le dijo en forma de promesa. Tal como le prometió al encontrarse unas horas antes que le ayudaría. Como su palabra era más valiosa aunque su vida –Es quizás mejor que los monstruos como nosotros… se maten entre si- le dijo antes de empujar al frente separándose de nuevo de el en el fragor de la batalla intentando abrirse paso hacia el enorme sombra que se acercaba mientras mantenía la sonrisa loca en su rostro.
No tenia la intención de morir esa noche, pero quería espacio, quería una carnicería completa contra esa enemigo y estaba seguro que el tampoco le importaría matar a sus aliados en el fragor de la batalla
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Re: Siguiendo un rumor en tierras fronterizas [Libre] [Preparativo] [Cerrado]
Las armas de sus rivales que golpeaban en el escudo caían al suelo convertidas en piedra. De aquellos, los que tenían menos experiencia perdían un tiempo valioso en intentar levantar su arma del suelo o buscar una explicación a lo sucedido, lo que les exponía a los contraataques del pelirrojo, aunque escasos, por el elevado número de atacantes, eran suficientes como para que estos, al caer, formaran una pila frente a él.
La marabunta no tardó mucho en deshacerse al ver que Alex avanzaba. Ben retrocedió, dejando que Alex tomara la iniciativa y pero el motivo principal era tenerle controlado, pendiente de si aquella bestia que había visto emerger de su amigo salía otra vez a deshacerse de todo lo que le se le pusiera por delante. Sin embargo, esta vez parecía ser más cuidadoso.
Mientras esquivaba golpes un fuerte remordimiento le recorrió el cuerpo. Estaba utilizando a Alex como arma. Se mintió diciéndose que no era Alex sino Alexei, pero, ¿realmente lo creía? No. Para él seguía siendo la misma persona, el mismo Alex con el que había compartido mesa en su casa en Cedralada. El mismo que se había puesto de su parte por una relación entre su abuelo y el viejo Rolf. Y le estaba usando.
Con un grito de rabia y malestar consigo mismo Sango empujó a lo que tenía delante y paso al ataque, lanzando estocadas, golpes e insultos varios al tiempo que las flechas de la elfa y la humana pasaban cerca de él.
- Ni buen amigo ni nada, estos hijoputas merecen algo peor que la muerte- replicó al comentario de Alex que parecía estar disfrutando del combate.
Cuando el grupo de atacantes menguó y las flechas dejaron de volar, la risa, algo más pausada y menos confiada sonó a lo lejos. Sango giró ligeramente la cabeza para observar a Alex que se adelantaba para provocar a la otra bestia. Ben se mantuvo quieto incluso cuando las arqueras se acercaron para tirar de él.
- Ah, Ben Nelad, me has traído un digno oponente...
La sombra que se acercaba lentamente y Alexei convergerían en un combate que solo tenía un final posible. Sango dio un paso atrás, consciente de lo que estaba por llegar. No se involucraría. Sabía qué podía pasar si trataba de ayudar y no tenía intención de enfrentarse a las dos bestias que estaban a punto de chocar.
- Tenemos que alejarnos...- murmuró la elfa tras de sí.
Ben dio otro par de pasos hacia atrás. A un lado del camino vio movimiento de tres carros, dos iban en una dirección y otro en la que le interesaba a él. La elfa maldijo entre dientes y echó a correr tras uno de los carros. Troncomustio la siguió y Ben se quedó allí, observando como Alexei le exhortaba a marcharse y luego increpaba a la sombra.
Ben corrió hacia el carro objetivo que se había detenido. Por suerte para él, Taia se había hecho con el control del carro. Se subió a la parte trasera y destapó un par de mantas para descubrir armas y otro equipamiento que sin duda les ayudaría en el oeste. La suerte estaba echada.
- ¿Todo bien ahí atrás?
Sango se llevó las manos a la cara y negó con la cabeza. El carro estaba en movimiento desde el mismo instante que subió. Se alejaba de Alexei, Horcajadas y Troncomustio y se acercaban a Rocagrís, lugar en el que su viaje al Oeste daría comienzo.
- Para el carro Taia.
- ¿Qué?
- Para un momento.
- Pero...- la humana detuvo el carro y miró hacia atrás sin comprender qué pasaba.- Es nuestra oportunidad, tenemos aquí para retirarnos por un buen tiempo.
Sango sonrió levemente, no reconocía a aquella mujer que en un tiempo la había acompañado por toda la Península de Verisar. Lejos quedaba sus intentos de redención con el mundo, lejos quedaba la mujer que luchaba contra las injusticias cometidas en nombre de causas crueles... No. Taia no era aquello. Lo que le había mostrado hacía tan solo unos instantes era solo un espejismo, un recuerdo de lo que había sido.
- Los Dioses escucharon tus plegarias Taia, ¿y así se lo pagas? No te conviertas en aquello de lo que querías huir. No olvides de dónde vienes. Acuérdate de Erad, acuérdate por qué saliste de tu aldea, por qué abandonaste las Runas, por qué decidiste viajar. No quiero creer que aquella Taia ha muerto- bajó del carro y cogió un escudo.- Si valoras en algo mi amistad, esperarás aquí hasta mi regreso. Si lo haces, pero tienes mayor consideración hacia lo que puedas sacar con estas armas, no me interpondré, de hecho, te ayudaré... En Rocagrís hay un grupo que necesita armas... Diles que Sango te envía.
- No puedes hacerme esto. No sabes por lo que he pasado. Esos bastardos... ¡No tienes derecho!
- Aprovecha el dinero para reconstruir tu vida, Taia y hazme caso, Rocagrís está a menos de medio día de camino, deshazte de todo esto cuanto antes, la elfa lo anda buscando.
Ben se alejó y al poco el carro se puso en marcha. Esperaba de todo corazón que el carro acabara en Rocagrís y Sturm le diera un buen uso a esas armas. De Taia también tendrían que encargarse pero esperaba que el engaño le hiciera reflexionar.
Pero ahora se ocuparía de arreglar las cosas consigo mismo y con su amigo Alex. No le dejaría solo. Al menos, si las cosas se complicaban, podría estar allí, con él.
La marabunta no tardó mucho en deshacerse al ver que Alex avanzaba. Ben retrocedió, dejando que Alex tomara la iniciativa y pero el motivo principal era tenerle controlado, pendiente de si aquella bestia que había visto emerger de su amigo salía otra vez a deshacerse de todo lo que le se le pusiera por delante. Sin embargo, esta vez parecía ser más cuidadoso.
Mientras esquivaba golpes un fuerte remordimiento le recorrió el cuerpo. Estaba utilizando a Alex como arma. Se mintió diciéndose que no era Alex sino Alexei, pero, ¿realmente lo creía? No. Para él seguía siendo la misma persona, el mismo Alex con el que había compartido mesa en su casa en Cedralada. El mismo que se había puesto de su parte por una relación entre su abuelo y el viejo Rolf. Y le estaba usando.
Con un grito de rabia y malestar consigo mismo Sango empujó a lo que tenía delante y paso al ataque, lanzando estocadas, golpes e insultos varios al tiempo que las flechas de la elfa y la humana pasaban cerca de él.
- Ni buen amigo ni nada, estos hijoputas merecen algo peor que la muerte- replicó al comentario de Alex que parecía estar disfrutando del combate.
Cuando el grupo de atacantes menguó y las flechas dejaron de volar, la risa, algo más pausada y menos confiada sonó a lo lejos. Sango giró ligeramente la cabeza para observar a Alex que se adelantaba para provocar a la otra bestia. Ben se mantuvo quieto incluso cuando las arqueras se acercaron para tirar de él.
- Ah, Ben Nelad, me has traído un digno oponente...
La sombra que se acercaba lentamente y Alexei convergerían en un combate que solo tenía un final posible. Sango dio un paso atrás, consciente de lo que estaba por llegar. No se involucraría. Sabía qué podía pasar si trataba de ayudar y no tenía intención de enfrentarse a las dos bestias que estaban a punto de chocar.
- Tenemos que alejarnos...- murmuró la elfa tras de sí.
Ben dio otro par de pasos hacia atrás. A un lado del camino vio movimiento de tres carros, dos iban en una dirección y otro en la que le interesaba a él. La elfa maldijo entre dientes y echó a correr tras uno de los carros. Troncomustio la siguió y Ben se quedó allí, observando como Alexei le exhortaba a marcharse y luego increpaba a la sombra.
Ben corrió hacia el carro objetivo que se había detenido. Por suerte para él, Taia se había hecho con el control del carro. Se subió a la parte trasera y destapó un par de mantas para descubrir armas y otro equipamiento que sin duda les ayudaría en el oeste. La suerte estaba echada.
- ¿Todo bien ahí atrás?
Sango se llevó las manos a la cara y negó con la cabeza. El carro estaba en movimiento desde el mismo instante que subió. Se alejaba de Alexei, Horcajadas y Troncomustio y se acercaban a Rocagrís, lugar en el que su viaje al Oeste daría comienzo.
- Para el carro Taia.
- ¿Qué?
- Para un momento.
- Pero...- la humana detuvo el carro y miró hacia atrás sin comprender qué pasaba.- Es nuestra oportunidad, tenemos aquí para retirarnos por un buen tiempo.
Sango sonrió levemente, no reconocía a aquella mujer que en un tiempo la había acompañado por toda la Península de Verisar. Lejos quedaba sus intentos de redención con el mundo, lejos quedaba la mujer que luchaba contra las injusticias cometidas en nombre de causas crueles... No. Taia no era aquello. Lo que le había mostrado hacía tan solo unos instantes era solo un espejismo, un recuerdo de lo que había sido.
- Los Dioses escucharon tus plegarias Taia, ¿y así se lo pagas? No te conviertas en aquello de lo que querías huir. No olvides de dónde vienes. Acuérdate de Erad, acuérdate por qué saliste de tu aldea, por qué abandonaste las Runas, por qué decidiste viajar. No quiero creer que aquella Taia ha muerto- bajó del carro y cogió un escudo.- Si valoras en algo mi amistad, esperarás aquí hasta mi regreso. Si lo haces, pero tienes mayor consideración hacia lo que puedas sacar con estas armas, no me interpondré, de hecho, te ayudaré... En Rocagrís hay un grupo que necesita armas... Diles que Sango te envía.
- No puedes hacerme esto. No sabes por lo que he pasado. Esos bastardos... ¡No tienes derecho!
- Aprovecha el dinero para reconstruir tu vida, Taia y hazme caso, Rocagrís está a menos de medio día de camino, deshazte de todo esto cuanto antes, la elfa lo anda buscando.
Ben se alejó y al poco el carro se puso en marcha. Esperaba de todo corazón que el carro acabara en Rocagrís y Sturm le diera un buen uso a esas armas. De Taia también tendrían que encargarse pero esperaba que el engaño le hiciera reflexionar.
Pero ahora se ocuparía de arreglar las cosas consigo mismo y con su amigo Alex. No le dejaría solo. Al menos, si las cosas se complicaban, podría estar allí, con él.
Sango
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Re: Siguiendo un rumor en tierras fronterizas [Libre] [Preparativo] [Cerrado]
Escucho a Ben quejarse de que los hombres aquellos merecían algo peor que la muerte, no entendía que le provoco aquel arranque de enojo, las flechas seguían cayendo los enemigos o corrían despavoridos o muertos por ellos o por la otra cosa en el campo, que parecía tan divertida como él de encontrarse.
Un digno oponente pensó también al escuchar la voz, lograba notar que esa cosa estaba a una escasa distancia, quizás si otros tiempos hubieran sido esa cosa en el campo seria su amigo o un aliado de su abuelo, probablemente en esos tiempos no le hubiera importado nada, pero ahora tenía un amigo, dos mujeres extrañas que no podría decir que le agradaban y estaba feliz de que al menos su desgracia tuviera una emocionante y épica posible batalla final.
En algún momento desde la distancia en la batalla logro ver como los tres convergían cerca pero luego se separaron para sorpresa de Alexei, las dos mujeres corrían hacia los otros dos carros que se iban y su amigo en dirección, por fin estaban lejos, por los dioses ojala que no volvieran pronto; si lograba matar a la otra bestia tendría probablemente la fuerza para eliminar a algunos enemigos más y quizás escapar de la elfa que probablemente quería su cabeza, no pensaba morir aquí aunque…. Si al menos moriría en combate con la esperanza de que sus restos no se perdieran en esta batalla y fueran entregados en su amado pantano, en su hogar. Pero si sobrevivía esperaba poder preguntarle a sango qué clase de escudo tenía que volvía las armas de piedra, si vivía esperaba al menos aun tener un amigo.
Se rio divertido al ver a la gente acobardarse aun a pesar de lo herido que estaba, ahora que ellos estaban fuera de la zona podría concentrarse en esa sombra que provocaba que su cuerpo estuviera extasiado de anticipación por la batalla. Se rio más fuerte cuando se dio cuenta que ellos no estaban, que podría estallar ahora y no pondría en riesgo a su amigo. No moriría con la culpa de perder a la última persona después de su tía que le importaba a ambos.
-Piénsalo tú y yo podríamos viajar juntos, esparciendo un baño de sangre a nuestro paso, nadie va a limitarte, tus deseos cualquiera que fueran podría ser satisfecho- escucho el ofrecimiento. – Solo sírveme, ven conmigo y todos tus deseos de sangre, de poder, toda tu hambre será complacida bajo mi mando.-
Maldita sea que sonaba tentador, tan tentador… podría detenerse solo aquí comer todo lo que quisiera transportar los carros con esta criatura y nunca más tendría quizás que volver a reprimirse.
-Lo siento yo solo sirvo a un líder Kraz o a mi palabra, desgraciadamente para ti ya tengo un contrato previo contra ustedes – dijo refiriéndose a su promesa con Sango, después de todo la palabra Kraz valía más que el oro, más que su vida, por otro lado recordaba haber hecho una promesa así mucho tiempo atrás a dos personas ahora muertas. Por otra parte él era probablemente el siguiente al mando en alguno de los dos grupos de su familia; si salía vivo de esta y aún tenía familia a la que volver.
Fuera de eso no podía dejar que su mente se llenara de ideas su estado animal estaba ahí.
-Que lastima entonces pero por suerte para ti tengo otras formas de convencerte. – escuchó la voz decir justo a su lado al tiempo exacto que se giraba para detener con su espada el arma de este en el momento exacto que se liberaba.
El resultado del golpe se escuchó en todo el campo de batalla, Alexei en su estado más brutal se rio, se rio con fuerza desde adentro al detener el impacto algo sombrío y aterrador, pero no lo suficiente para hacer retroceder al otro.
Los hombres que estaban cerca pensaron que sería una buena idea apoyar al hombre de su lado, sin imaginarse que a las dos bestias no les importaría del lado de quien estuvieran simplemente les cortaron por igual volviendo a enfrentarse al centro. Ambas criaturas tenían tiempo para matar a los que estaban alrededor sin perder secuencia de su combate, era una carnicería, el otro por que intentaban huir y la bestia de Alexei solo por el placer de acabar con cualquier cosa que se cruzara con su camino.
El vampiro por un momento dudo cada que atacaba a Alexei y lograba hacerle daño parecía que este regresaba con más bravura, sus golpes no mermaban su velocidad ni su fuerza, pero también había notado con anterioridad que ese efecto se acababa con el tiempo.
A la bestia sin embargo le gustaba devolverle cada estoque, cada golpe con toda su fuerza al otro monstruo en el campo de batalla, si tenía daño quien sabe no sentía nada más que esta ira ciega bombeando en todo su cuerpo pidiendo llover sangre, bañar el campo de color rojo, cubrir las flores de ese color para siempre por siempre. Sin embargo algo primitivo le impulsaba a tener la boca cerrada cuando la sangre del otro empezaba a caer o salpicaba cerca después de lograr dañarle.
Las criaturas perdieron la noción del tiempo mientras se enfrentaban, los pocos hombres vivos se habían ido, algunos gritos más se escucharon de fondo cuando los últimos escapaban pero ambas criaturas los ignoraron, nadie cerca de ellos estaba de pie. Sus sentidos le decían que todavía permanecían personas cerca pero eran contados, ahora mismo no podría percibir si se acercarían o no estaban solamente esperando ver el resultado.
Este maldito vampiro no cedía, pensó cuando recupero de a poco la conciencia, su cuerpo comenzó desinflarse pero por suerte aun no sentía dolor aun, tenía que aprovechar la brecha en lo que podía volver a sentir o estaría muy muerto.
Tenía que aprovechar ahora que aún tenía fuerza, el sol empezaría a salir pronto si estaba en lo correcto, solo tendría que aguantar un poco más, en algún momento de la batalla logro recuperar su cuchillo de carnicero, si tenía la oportunidad… quizás podría hacer que el otro se fuera estaban después de todo casi igual de heridos, pero la verdad era una mentira de su mente, él estaría colapsado en cuanto el efecto completo pasara.
Pero él era Alexei el lado más poderoso de ambos. Pero sus pensamientos se vieron interrumpidos cuando una flecha cruzo atravesando al vampiro. Su oportunidad era ahora, no le dejaría girarse contra quien quiera de los tres que hubiera vuelto a ayudarle, arremetió al ataque, usando toda la fuerza que tenia de momento en cada embestida, estaban heridos, sabía que a pesar del daño que recibió el vampiro también tenía que estar débil, pero sus piernas comenzaron a sentirse pesadas, probablemente las veces que podría embestir y atacar a la criatura se terminaban, por el rabillo del ojo noto sombras, apenas distinguía algunas voces en la distancia, la fatiga estaba causando estragos en sus sentidos.
Su cuerpo estaba tan cansado, tan entumido que en cuanto empezó su último ataque se dio cuenta, iba a perder, estaba viendo todo en cámara lenta, su cuerpo apenas respondía, su pierda resbalo del cansancio, si ataque golpearía en el aire a menos que…si esa era su salida, después de todo Sango dijo que aún alguien como él podría ir al Valhala, ¿verdad? Se preguntó su mente mientras que con puro orgullo y coraje logro reunir fuerza en su pierna para sostenerse y lanzarse contra el vampiro, la espada de este le atravesaba; ¿dónde? Ya no estaba seguro el dolor que comenzó a llenarle no le permitía detectar la nueva herida, sostuvo la mano del vampiro en su arma contra su cuerpo con todo lo que le quedaba, el otro se veía preocupada sin notar que quizás era lo último que le quedaba a Alexei.
Levando su mano libre con la daga usando el mismo impulso de su caída sin soltar la otra mano de la criatura mientras intentaba atacarle al cuello, lo leyó completamente y sostuvo su mano con la misma fuerza que el retenía la de él.
Alexei sonrió de la forma más retorcida.
-Soy el Monstruo con suerte esta noche- dijo al vampiro mientras una flecha atravesaba el cuello de este, y luego otra más.
Al final el había apostado a su amigo, a aquellas mujeres a que aprovecharían para terminar con ambo. Para el esta era una Victoria aun sin saber si habían ganado.
Mientras soltaba su cuchillo favorito, su cuerpo caía a causa del daño y la fatiga, por un momento pensó que estaría bien solo dormir…
Un digno oponente pensó también al escuchar la voz, lograba notar que esa cosa estaba a una escasa distancia, quizás si otros tiempos hubieran sido esa cosa en el campo seria su amigo o un aliado de su abuelo, probablemente en esos tiempos no le hubiera importado nada, pero ahora tenía un amigo, dos mujeres extrañas que no podría decir que le agradaban y estaba feliz de que al menos su desgracia tuviera una emocionante y épica posible batalla final.
En algún momento desde la distancia en la batalla logro ver como los tres convergían cerca pero luego se separaron para sorpresa de Alexei, las dos mujeres corrían hacia los otros dos carros que se iban y su amigo en dirección, por fin estaban lejos, por los dioses ojala que no volvieran pronto; si lograba matar a la otra bestia tendría probablemente la fuerza para eliminar a algunos enemigos más y quizás escapar de la elfa que probablemente quería su cabeza, no pensaba morir aquí aunque…. Si al menos moriría en combate con la esperanza de que sus restos no se perdieran en esta batalla y fueran entregados en su amado pantano, en su hogar. Pero si sobrevivía esperaba poder preguntarle a sango qué clase de escudo tenía que volvía las armas de piedra, si vivía esperaba al menos aun tener un amigo.
Se rio divertido al ver a la gente acobardarse aun a pesar de lo herido que estaba, ahora que ellos estaban fuera de la zona podría concentrarse en esa sombra que provocaba que su cuerpo estuviera extasiado de anticipación por la batalla. Se rio más fuerte cuando se dio cuenta que ellos no estaban, que podría estallar ahora y no pondría en riesgo a su amigo. No moriría con la culpa de perder a la última persona después de su tía que le importaba a ambos.
-Piénsalo tú y yo podríamos viajar juntos, esparciendo un baño de sangre a nuestro paso, nadie va a limitarte, tus deseos cualquiera que fueran podría ser satisfecho- escucho el ofrecimiento. – Solo sírveme, ven conmigo y todos tus deseos de sangre, de poder, toda tu hambre será complacida bajo mi mando.-
Maldita sea que sonaba tentador, tan tentador… podría detenerse solo aquí comer todo lo que quisiera transportar los carros con esta criatura y nunca más tendría quizás que volver a reprimirse.
-Lo siento yo solo sirvo a un líder Kraz o a mi palabra, desgraciadamente para ti ya tengo un contrato previo contra ustedes – dijo refiriéndose a su promesa con Sango, después de todo la palabra Kraz valía más que el oro, más que su vida, por otro lado recordaba haber hecho una promesa así mucho tiempo atrás a dos personas ahora muertas. Por otra parte él era probablemente el siguiente al mando en alguno de los dos grupos de su familia; si salía vivo de esta y aún tenía familia a la que volver.
Fuera de eso no podía dejar que su mente se llenara de ideas su estado animal estaba ahí.
-Que lastima entonces pero por suerte para ti tengo otras formas de convencerte. – escuchó la voz decir justo a su lado al tiempo exacto que se giraba para detener con su espada el arma de este en el momento exacto que se liberaba.
El resultado del golpe se escuchó en todo el campo de batalla, Alexei en su estado más brutal se rio, se rio con fuerza desde adentro al detener el impacto algo sombrío y aterrador, pero no lo suficiente para hacer retroceder al otro.
Los hombres que estaban cerca pensaron que sería una buena idea apoyar al hombre de su lado, sin imaginarse que a las dos bestias no les importaría del lado de quien estuvieran simplemente les cortaron por igual volviendo a enfrentarse al centro. Ambas criaturas tenían tiempo para matar a los que estaban alrededor sin perder secuencia de su combate, era una carnicería, el otro por que intentaban huir y la bestia de Alexei solo por el placer de acabar con cualquier cosa que se cruzara con su camino.
El vampiro por un momento dudo cada que atacaba a Alexei y lograba hacerle daño parecía que este regresaba con más bravura, sus golpes no mermaban su velocidad ni su fuerza, pero también había notado con anterioridad que ese efecto se acababa con el tiempo.
A la bestia sin embargo le gustaba devolverle cada estoque, cada golpe con toda su fuerza al otro monstruo en el campo de batalla, si tenía daño quien sabe no sentía nada más que esta ira ciega bombeando en todo su cuerpo pidiendo llover sangre, bañar el campo de color rojo, cubrir las flores de ese color para siempre por siempre. Sin embargo algo primitivo le impulsaba a tener la boca cerrada cuando la sangre del otro empezaba a caer o salpicaba cerca después de lograr dañarle.
Las criaturas perdieron la noción del tiempo mientras se enfrentaban, los pocos hombres vivos se habían ido, algunos gritos más se escucharon de fondo cuando los últimos escapaban pero ambas criaturas los ignoraron, nadie cerca de ellos estaba de pie. Sus sentidos le decían que todavía permanecían personas cerca pero eran contados, ahora mismo no podría percibir si se acercarían o no estaban solamente esperando ver el resultado.
Este maldito vampiro no cedía, pensó cuando recupero de a poco la conciencia, su cuerpo comenzó desinflarse pero por suerte aun no sentía dolor aun, tenía que aprovechar la brecha en lo que podía volver a sentir o estaría muy muerto.
Tenía que aprovechar ahora que aún tenía fuerza, el sol empezaría a salir pronto si estaba en lo correcto, solo tendría que aguantar un poco más, en algún momento de la batalla logro recuperar su cuchillo de carnicero, si tenía la oportunidad… quizás podría hacer que el otro se fuera estaban después de todo casi igual de heridos, pero la verdad era una mentira de su mente, él estaría colapsado en cuanto el efecto completo pasara.
Pero él era Alexei el lado más poderoso de ambos. Pero sus pensamientos se vieron interrumpidos cuando una flecha cruzo atravesando al vampiro. Su oportunidad era ahora, no le dejaría girarse contra quien quiera de los tres que hubiera vuelto a ayudarle, arremetió al ataque, usando toda la fuerza que tenia de momento en cada embestida, estaban heridos, sabía que a pesar del daño que recibió el vampiro también tenía que estar débil, pero sus piernas comenzaron a sentirse pesadas, probablemente las veces que podría embestir y atacar a la criatura se terminaban, por el rabillo del ojo noto sombras, apenas distinguía algunas voces en la distancia, la fatiga estaba causando estragos en sus sentidos.
Su cuerpo estaba tan cansado, tan entumido que en cuanto empezó su último ataque se dio cuenta, iba a perder, estaba viendo todo en cámara lenta, su cuerpo apenas respondía, su pierda resbalo del cansancio, si ataque golpearía en el aire a menos que…si esa era su salida, después de todo Sango dijo que aún alguien como él podría ir al Valhala, ¿verdad? Se preguntó su mente mientras que con puro orgullo y coraje logro reunir fuerza en su pierna para sostenerse y lanzarse contra el vampiro, la espada de este le atravesaba; ¿dónde? Ya no estaba seguro el dolor que comenzó a llenarle no le permitía detectar la nueva herida, sostuvo la mano del vampiro en su arma contra su cuerpo con todo lo que le quedaba, el otro se veía preocupada sin notar que quizás era lo último que le quedaba a Alexei.
Levando su mano libre con la daga usando el mismo impulso de su caída sin soltar la otra mano de la criatura mientras intentaba atacarle al cuello, lo leyó completamente y sostuvo su mano con la misma fuerza que el retenía la de él.
Alexei sonrió de la forma más retorcida.
-Soy el Monstruo con suerte esta noche- dijo al vampiro mientras una flecha atravesaba el cuello de este, y luego otra más.
Al final el había apostado a su amigo, a aquellas mujeres a que aprovecharían para terminar con ambo. Para el esta era una Victoria aun sin saber si habían ganado.
Mientras soltaba su cuchillo favorito, su cuerpo caía a causa del daño y la fatiga, por un momento pensó que estaría bien solo dormir…
Habilidad de nivel 0 Berseker:
Su fuerza se duplica mientras se lanza al combate con furia ciega, casi en trance psicótico desconociendo a amigo de enemigo, es insensible al dolor durante este estado.
[1 turnos] [2 usos]
Su fuerza se duplica mientras se lanza al combate con furia ciega, casi en trance psicótico desconociendo a amigo de enemigo, es insensible al dolor durante este estado.
[1 turnos] [2 usos]
Alexander Kraz
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Re: Siguiendo un rumor en tierras fronterizas [Libre] [Preparativo] [Cerrado]
Creyó que había llegado demasiado tarde. Que las fuerzas de Alexei no habían sido, si quiera, suficiente como para derrotar al vampiro. Que a pesar de derrotar a una sección entera de hombres y mujeres armados, había caído ante el último de ellos. Pero no. Alexei sólo había caído rendido, no ante su oponente sino ante el cansancio. El vampiro había quedado de rodillas, atravesado por dos certeras flechas a la altura del cuello.
- Por todos los Dioses...- murmuró Sango mientras se acercaba con cautela.
La luz de la luna se filtraba por entre las ramas de los árboles. El frio de la madrugada se apoderó de él mientras observaba el panorama a su alrededor: cuerpos, sangre y respiraciones agonizantes. Los árboles, como testigos mudos, entrechocaban las ramas y reclamaban para sí el trofeo de la carne y los huesos.
- No me lo puedo creer... nos los hemos cargado.
Troncomustio se acercó desde el lado opuesto del claro en el que habían peleado Alexei y el vampiro. Ben acabó de llegar donde estaban ambos combatientes y le pegó una patada al vampiro para terminar de tirarlo al suelo. Tiró el escudo que había cogido del carro a un lado y se arrodilló junto a Alex. Le tomó el pulso pese a verle con los ojos abiertos.
- Eres un cabronazo muy duro.
Sango le enseñó los dientes a modo de saludo y le zarandeó para que no se durmiera. No era buena idea hasta que supiera el alcance de sus heridas si es que las tenía. Al poco llegó Troncomustio, la arquera humana que había abatido al vampiro, y se quedó a un paso de distancia de ellos comprobando el estado del arco y de sus compañeros.
- Algún día, tú y yo tendremos una charla en algún sitio más agradable y en el que no nos intenten matar, ¿verdad?
Ben siguió inspeccionando a Alex y de vez en cuando echaba un vistazo a la humana que, a pesar de todo, parecía tener ganas de charla, pero no se decidía a hablar.
- Eh, Troncomustio, necesito que hables con él o que hables simplemente, vigila que no se duerma. Pégale un guantazo si hace falta.
- Vaya, menos mal que sois amigos...- ella se acercó al instante y se sentó junto a ellos.
Por su parte Ben decidió que la ropa de los enemigos caídos podían constituir un vendaje más que decente dadas las circunstancias. No solo como venda sino como trapo para limpiar las heridas.
- Ha sido... Espectacular. Ni en nuestros mejores sueños habríamos hecho esto sin ayuda...
- Si te escuchara tu amiga Horcajadas- Ben rasgó el pantalón de un tipo y lo sacudió para asegurarse de que no tuviera tierra.- No sé, te estaría insultando.
- ¿Por qué sigues llamándonos así? Simplemente podrías preguntar nuestros nombre y ya estaría- la humana miraba atentamente como Sango se esmeraba en limpiar las heridas más graves, ella aplicó presión en una de ellas por orden del pelirrojo.- Es un coñazo tener que aguantar la tonterías de... mi amiga elfa- se dio cuente de que estuvo a punto de decir su nombre.- Es bueno estar en compañía de otra gente, de verdad, incluso cuando sois unos raros de cojones...- soltó una risotada.- No sé si es efecto de la adrenalina, pero no veo a este come-cadáveres como una amenaza.
- Es una maldición lo que asedia la pobre mente de este buen hombre.
- Me llamó hermana antes de ponerse a dar espadazos a todo lo que se movía.
- Y, ¿lo eres?
- ¿Qué? No. Por los dioses, ¿acaso nos parecemos?
Sango ignoró el último comentario y terminó de vendar una de las heridas de Alex. Le echó un vistazo y luego a Troncomustio. A continuación a los carros.
- Bien, no os unen lazos de sangre, por tanto, recae sobre ti el cuidado de este hombre. Déjame hablar, Termina de limpiarle las heridas y déjale que descanse, o no, como veas, queda a tu buen criterio. Quedas ligada por la gracia de los Dioses al destino de este hombre, si no crees mis palabras, déjale a su suerte y enfréntate a la ira de los Dioses- miró a los ojos de la humana hasta que esta los apartó, intimidada por las palabras de Sango creyéndolas verdad.
Se levantó y se sacudió la ropa. A continuación miró al primero de los carros que aún seguía allí junto al que tenía detrás. Alex quedaba en buenas manos, Troncomustio tenía buen corazón, podía verlo.
- Pero, ¿y yo que hago ahora? ¿A dónde vas? Parece que se está quedando dormido...
Sango sonrió. Sabía muy bien a dónde iba, pero no quería decírselo por miedo a que Alex quisiera seguirle. No lo permitiría. Se limitó a caminar hacia el carro. Sus pisadas eran lo único que rompían el silencio de la madrugada. Cuando alzó la vista, parecía que el sol quería despuntar por el este. Se subió al carro y no tardó en poner a las bestias en marcha.
- Ese escudo es para Alex, asegúrate de que se lo lleve con él. Escaso es el regalo que le hago, pero espero que sepa valorarlo. ¡Que los Dioses os guarden!
A Rocagrís. Al barco. Al Oeste. A rescatar a su querida Asland.
Alex, el escudo queda de tu mano. Te lo regalo por participar en esta trama de Sango. El escudo es de calidad pobre y tiene un encantamiento de luz que se activa con tu voz. Me sabe a poco el regalo, pero no tenía nada mejor que le sirviera a tu personaje. ¡Eres un grande!
Te paso la descripción por privado para que lo pongas en la lista de tareas
Escudo de madera pobre con un encantamiento de Fuente de Luz.
- Por todos los Dioses...- murmuró Sango mientras se acercaba con cautela.
La luz de la luna se filtraba por entre las ramas de los árboles. El frio de la madrugada se apoderó de él mientras observaba el panorama a su alrededor: cuerpos, sangre y respiraciones agonizantes. Los árboles, como testigos mudos, entrechocaban las ramas y reclamaban para sí el trofeo de la carne y los huesos.
- No me lo puedo creer... nos los hemos cargado.
Troncomustio se acercó desde el lado opuesto del claro en el que habían peleado Alexei y el vampiro. Ben acabó de llegar donde estaban ambos combatientes y le pegó una patada al vampiro para terminar de tirarlo al suelo. Tiró el escudo que había cogido del carro a un lado y se arrodilló junto a Alex. Le tomó el pulso pese a verle con los ojos abiertos.
- Eres un cabronazo muy duro.
Sango le enseñó los dientes a modo de saludo y le zarandeó para que no se durmiera. No era buena idea hasta que supiera el alcance de sus heridas si es que las tenía. Al poco llegó Troncomustio, la arquera humana que había abatido al vampiro, y se quedó a un paso de distancia de ellos comprobando el estado del arco y de sus compañeros.
- Algún día, tú y yo tendremos una charla en algún sitio más agradable y en el que no nos intenten matar, ¿verdad?
Ben siguió inspeccionando a Alex y de vez en cuando echaba un vistazo a la humana que, a pesar de todo, parecía tener ganas de charla, pero no se decidía a hablar.
- Eh, Troncomustio, necesito que hables con él o que hables simplemente, vigila que no se duerma. Pégale un guantazo si hace falta.
- Vaya, menos mal que sois amigos...- ella se acercó al instante y se sentó junto a ellos.
Por su parte Ben decidió que la ropa de los enemigos caídos podían constituir un vendaje más que decente dadas las circunstancias. No solo como venda sino como trapo para limpiar las heridas.
- Ha sido... Espectacular. Ni en nuestros mejores sueños habríamos hecho esto sin ayuda...
- Si te escuchara tu amiga Horcajadas- Ben rasgó el pantalón de un tipo y lo sacudió para asegurarse de que no tuviera tierra.- No sé, te estaría insultando.
- ¿Por qué sigues llamándonos así? Simplemente podrías preguntar nuestros nombre y ya estaría- la humana miraba atentamente como Sango se esmeraba en limpiar las heridas más graves, ella aplicó presión en una de ellas por orden del pelirrojo.- Es un coñazo tener que aguantar la tonterías de... mi amiga elfa- se dio cuente de que estuvo a punto de decir su nombre.- Es bueno estar en compañía de otra gente, de verdad, incluso cuando sois unos raros de cojones...- soltó una risotada.- No sé si es efecto de la adrenalina, pero no veo a este come-cadáveres como una amenaza.
- Es una maldición lo que asedia la pobre mente de este buen hombre.
- Me llamó hermana antes de ponerse a dar espadazos a todo lo que se movía.
- Y, ¿lo eres?
- ¿Qué? No. Por los dioses, ¿acaso nos parecemos?
Sango ignoró el último comentario y terminó de vendar una de las heridas de Alex. Le echó un vistazo y luego a Troncomustio. A continuación a los carros.
- Bien, no os unen lazos de sangre, por tanto, recae sobre ti el cuidado de este hombre. Déjame hablar, Termina de limpiarle las heridas y déjale que descanse, o no, como veas, queda a tu buen criterio. Quedas ligada por la gracia de los Dioses al destino de este hombre, si no crees mis palabras, déjale a su suerte y enfréntate a la ira de los Dioses- miró a los ojos de la humana hasta que esta los apartó, intimidada por las palabras de Sango creyéndolas verdad.
Se levantó y se sacudió la ropa. A continuación miró al primero de los carros que aún seguía allí junto al que tenía detrás. Alex quedaba en buenas manos, Troncomustio tenía buen corazón, podía verlo.
- Pero, ¿y yo que hago ahora? ¿A dónde vas? Parece que se está quedando dormido...
Sango sonrió. Sabía muy bien a dónde iba, pero no quería decírselo por miedo a que Alex quisiera seguirle. No lo permitiría. Se limitó a caminar hacia el carro. Sus pisadas eran lo único que rompían el silencio de la madrugada. Cuando alzó la vista, parecía que el sol quería despuntar por el este. Se subió al carro y no tardó en poner a las bestias en marcha.
- Ese escudo es para Alex, asegúrate de que se lo lleve con él. Escaso es el regalo que le hago, pero espero que sepa valorarlo. ¡Que los Dioses os guarden!
A Rocagrís. Al barco. Al Oeste. A rescatar a su querida Asland.
Alex, el escudo queda de tu mano. Te lo regalo por participar en esta trama de Sango. El escudo es de calidad pobre y tiene un encantamiento de luz que se activa con tu voz. Me sabe a poco el regalo, pero no tenía nada mejor que le sirviera a tu personaje. ¡Eres un grande!
Te paso la descripción por privado para que lo pongas en la lista de tareas
Escudo de madera pobre con un encantamiento de Fuente de Luz.
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Re: Siguiendo un rumor en tierras fronterizas [Libre] [Preparativo] [Cerrado]
Algún día tendría una conversación muy seria con su amigo de dejar de llamar a los Dioses por todo, pero ahora no era ese día estaba sumamente cansado no estaba seguro si era Alexei o Alexander empezaba a despertar, lo único que tenía claro es que todo el maldito cuerpo le pesaba y dolía.
Por un momento se preguntó si su amigo ahora pensaba diferente, si estos serían de sus últimos alientos, de ser así apreciaría este frio, esta luna, este cielo, por favor solo quería ser llevado de nuevo a su pantano.
La voz de la otra humana le despertó un momento de la somnolencia que le llenaba. Claro que se los derrotaron, era el mismo quien lo había hecho, era un guerrero, un monstruo sediento de sangre, todavía de lo que les mostro lo dudaban, que horrible poca fe.
Quería contestarle a su amigo que él era un guerrero formidable también. Pero estaba agotado incluso para eso, solo pudo regresarle la sonrisa de dientes antes de sentir que le movieran y abrir completamente los ojos de nuevo. Era acaso mucho pedir que le diera una siesta rápida, una siesta con los ancestros, pero parecía que su amigo no lo dejaría morir o dormir aquí.
-Un día si- respondió antes de toser un poco, así que de verdad aun eran amigos y podía vivir un día más en este mundo pensó cuando escucho que le pedía a Troncosmustio que le mantuviera despierto así sea a golpes. Eso alegro a ambos, aún tenían a su único amigo.
Escucho con diversión la discusión de ambos, es cierto ¿Por qué no habían pedido el nombre de las dos mujeres antes no tenía ni idea.
-amante, media hermana- pensó que lo había dicho pero probablemente solo en su mente se quedó esa respuesta porque ninguno se inmuto por su comentario.
Se rio, se rio toda la fuerza que le quedaba que no debió haber sido mucho porque ni cuenta volvieron a darse, pero maldita sea que bueno entonces que era raro y un come cadáveres, eso sonaba tan feo, caníbal por favor, además ellos también comían cadáveres, no veía al resto del mundo comiéndose la carne de los animales aún vivos ¿verdad? Entonces todos eran come cadáveres. . .
Estaba seguro que no era una maldición lo que le asediaba pero no tenía ganas de replicarle eso, esperaría a que se encontraran de nuevo.
Esta discusión se volvia cada vez más interesante aunque no quisiera participar en ella. ¿Le llamo hermana? De verdad como no lo recordaba. Puso atención en el rostro de la chica, no, no tenía parecido alguno ¿o sí? Quizás sentio algo oscuro en ella como en su hermana y el mismo. No estaba del todo seguro de poder pensar con claridad para descifrar eso en el momento, pero sin duda ella sería una buena mujer Kraz.
De verdad debería estarse muriendo si estaba pensando en ella como una buena mujer Kraz, probablemente solo sería un excelente peón para mandar al frente, pero el con gusto iría al mejor postor para su arma y un baño de sangre.
¿Por qué tenia que cuidarme esta mujer? Pensó mientras intentaba ver a su amigo pero su vista se nublaba, y de nuevo traía a los Dioses a su boca, un dia estos no estarían contentos que los llamara por cualquier cosa. EL se iba, se dio cuenta cuando le observo mirando a los carros y luego a ellos. “Maldito idiota mate por ti, llévame contigo, hasta el Valhalla como prometiste, mi amigo, tienes mi contrato todavía, no se acaba hasta que tu misión se acaba” pero parecía que el buen Ben no pensaba en el como una herramienta y aunque estaba sumamente agradecido el quería ir y sangrar con el de nuevo en el combate.
Maldita sea… un día lo controlaría ese poder pensó Alexei entonces no tendría que quedarse atrás de nuevo. Ese fue su último pensamiento antes de quedarse dormido.
Estaba seguro de haber tenido unos recuerdos que podrían confundirse con uno de los sueño más extraños. El otro él había estado a cargo casi por completo una semana empezando una noche que se cruzó con Sango. Recordaba destellos de una batalla, de su amigo Sango, de una elfa y una humana. Hasta ahí sabía que paso el hablo con ellos y junto con Alexei les confeso parte de su infancia torcida y jodida.
Lo borroso se volvía después de la batalla, entro y salió de la inconciencia entre Alexei y Alexander en lo que llegaron ahí esa extraña posada. De alguna forma recordaba oír ruedas de carros y a dos mujeres discutir fervientemente. Recordaba subir ayudado hasta el cuarto por la misma humana del campo de batalla, ella atendió sus heridas, se quedó con el aun tras la fiebre y el peligro que debía ser cuando Alexei despertaba por las noches, pero ella no los trato con diferencia alguna.
Recordaba haberle llamado por el nombre de su hermana entre despertar y ella nunca se negó o quejo de ello. Anhelin… quizás la elfa estaba cerca.
Recordaba que el otro escucho mientras le decía que no podía esperar más por su seguridad, por la promesa con su amiga, le sujetaron con algo de la fuerza que recupero en estos días bajo su cuidado. Para sorpresa de Alexei y ahora de él, la humana le beso antes de partir.
Eso fue lo último que recordaba de que fue ¿La noche anterior o hace dos noches? Maldita sea no estaba seguro pero ¡el bastardo de Alexei fue besado antes que él!
-Somos el mismo ser- le contesto su otro yo.
-Maldito Monstruo con suerte- le respondió antes de terminar de vestirse, tomo su nuevo escudo apreciándolo por un momento, no era de lo que estuviera hecho, era el símbolo de que aun con todo lo que ellos eran, una persona en este basto mundo los consideraba dignos de llamarlo amigo y eso era todo lo que le importaba aunque ese fuera el único pensamiento bueno de su monstruo interno.
Bajo a desayunar a la taberna, pensaba intentar alcanzar a su amigo en algún punto. Fue en eso que una familia de dinero estaba buscando a alguien para que rescataran a algún familiar, algo de un circo y títeres.
Eso sonaba interesante y tendría dinero y comida, aunque sería un viaje largo, bueno ya se encontraría con su amigo después y el era un Kraz y sus servicios siempre estaban disponibles al mejor postor.
Por un momento se preguntó si su amigo ahora pensaba diferente, si estos serían de sus últimos alientos, de ser así apreciaría este frio, esta luna, este cielo, por favor solo quería ser llevado de nuevo a su pantano.
La voz de la otra humana le despertó un momento de la somnolencia que le llenaba. Claro que se los derrotaron, era el mismo quien lo había hecho, era un guerrero, un monstruo sediento de sangre, todavía de lo que les mostro lo dudaban, que horrible poca fe.
Quería contestarle a su amigo que él era un guerrero formidable también. Pero estaba agotado incluso para eso, solo pudo regresarle la sonrisa de dientes antes de sentir que le movieran y abrir completamente los ojos de nuevo. Era acaso mucho pedir que le diera una siesta rápida, una siesta con los ancestros, pero parecía que su amigo no lo dejaría morir o dormir aquí.
-Un día si- respondió antes de toser un poco, así que de verdad aun eran amigos y podía vivir un día más en este mundo pensó cuando escucho que le pedía a Troncosmustio que le mantuviera despierto así sea a golpes. Eso alegro a ambos, aún tenían a su único amigo.
Escucho con diversión la discusión de ambos, es cierto ¿Por qué no habían pedido el nombre de las dos mujeres antes no tenía ni idea.
-amante, media hermana- pensó que lo había dicho pero probablemente solo en su mente se quedó esa respuesta porque ninguno se inmuto por su comentario.
Se rio, se rio toda la fuerza que le quedaba que no debió haber sido mucho porque ni cuenta volvieron a darse, pero maldita sea que bueno entonces que era raro y un come cadáveres, eso sonaba tan feo, caníbal por favor, además ellos también comían cadáveres, no veía al resto del mundo comiéndose la carne de los animales aún vivos ¿verdad? Entonces todos eran come cadáveres. . .
Estaba seguro que no era una maldición lo que le asediaba pero no tenía ganas de replicarle eso, esperaría a que se encontraran de nuevo.
Esta discusión se volvia cada vez más interesante aunque no quisiera participar en ella. ¿Le llamo hermana? De verdad como no lo recordaba. Puso atención en el rostro de la chica, no, no tenía parecido alguno ¿o sí? Quizás sentio algo oscuro en ella como en su hermana y el mismo. No estaba del todo seguro de poder pensar con claridad para descifrar eso en el momento, pero sin duda ella sería una buena mujer Kraz.
De verdad debería estarse muriendo si estaba pensando en ella como una buena mujer Kraz, probablemente solo sería un excelente peón para mandar al frente, pero el con gusto iría al mejor postor para su arma y un baño de sangre.
¿Por qué tenia que cuidarme esta mujer? Pensó mientras intentaba ver a su amigo pero su vista se nublaba, y de nuevo traía a los Dioses a su boca, un dia estos no estarían contentos que los llamara por cualquier cosa. EL se iba, se dio cuenta cuando le observo mirando a los carros y luego a ellos. “Maldito idiota mate por ti, llévame contigo, hasta el Valhalla como prometiste, mi amigo, tienes mi contrato todavía, no se acaba hasta que tu misión se acaba” pero parecía que el buen Ben no pensaba en el como una herramienta y aunque estaba sumamente agradecido el quería ir y sangrar con el de nuevo en el combate.
Maldita sea… un día lo controlaría ese poder pensó Alexei entonces no tendría que quedarse atrás de nuevo. Ese fue su último pensamiento antes de quedarse dormido.
Estaba seguro de haber tenido unos recuerdos que podrían confundirse con uno de los sueño más extraños. El otro él había estado a cargo casi por completo una semana empezando una noche que se cruzó con Sango. Recordaba destellos de una batalla, de su amigo Sango, de una elfa y una humana. Hasta ahí sabía que paso el hablo con ellos y junto con Alexei les confeso parte de su infancia torcida y jodida.
Lo borroso se volvía después de la batalla, entro y salió de la inconciencia entre Alexei y Alexander en lo que llegaron ahí esa extraña posada. De alguna forma recordaba oír ruedas de carros y a dos mujeres discutir fervientemente. Recordaba subir ayudado hasta el cuarto por la misma humana del campo de batalla, ella atendió sus heridas, se quedó con el aun tras la fiebre y el peligro que debía ser cuando Alexei despertaba por las noches, pero ella no los trato con diferencia alguna.
Recordaba haberle llamado por el nombre de su hermana entre despertar y ella nunca se negó o quejo de ello. Anhelin… quizás la elfa estaba cerca.
Recordaba que el otro escucho mientras le decía que no podía esperar más por su seguridad, por la promesa con su amiga, le sujetaron con algo de la fuerza que recupero en estos días bajo su cuidado. Para sorpresa de Alexei y ahora de él, la humana le beso antes de partir.
Eso fue lo último que recordaba de que fue ¿La noche anterior o hace dos noches? Maldita sea no estaba seguro pero ¡el bastardo de Alexei fue besado antes que él!
-Somos el mismo ser- le contesto su otro yo.
-Maldito Monstruo con suerte- le respondió antes de terminar de vestirse, tomo su nuevo escudo apreciándolo por un momento, no era de lo que estuviera hecho, era el símbolo de que aun con todo lo que ellos eran, una persona en este basto mundo los consideraba dignos de llamarlo amigo y eso era todo lo que le importaba aunque ese fuera el único pensamiento bueno de su monstruo interno.
Bajo a desayunar a la taberna, pensaba intentar alcanzar a su amigo en algún punto. Fue en eso que una familia de dinero estaba buscando a alguien para que rescataran a algún familiar, algo de un circo y títeres.
Eso sonaba interesante y tendría dinero y comida, aunque sería un viaje largo, bueno ya se encontraría con su amigo después y el era un Kraz y sus servicios siempre estaban disponibles al mejor postor.
Alexander Kraz
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