Descubriendo nuevas tierras [Interpretativo][Libre][1/1][CERRADO]
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Descubriendo nuevas tierras [Interpretativo][Libre][1/1][CERRADO]
Levantó la vista al cielo para poder hacerse una idea de la hora que era, pues los altos y frondosos árboles del bosque de Sandorai apenas dejaban pasar la luz hasta donde estaba, dificultándole el encontrar la posición del brillante astro que la ayudaría a saber cuánto tiempo llevaba allí. Tras varios minutos de espera, la hechicera por fin pudo ver que el sol se hallaba casi en su cenit, lo cual indicaba que se acercaba el mediodía, y por tanto que llevaba ya tres horas vagando por entre la vegetación.
Al principio le había parecido una buena idea internarse en lo profundo de aquellas tierras tan desconocidas para ella, pero ahora que los senderos parecían todos iguales y resultaban apenas detectables, la preocupación aumentaba por momentos. No podía olvidar dónde se encontraba, ni los posibles problemas que podría tener si se topaba con un elfo capaz de detectar en ella la magia, lo cual la delataría de inmediato como bruja.
Elen no guardaba rencor alguno hacia la raza que tan duramente había sido expulsada de las islas, pero tenía muy en cuenta que los habitantes de Sandorai, sobre todo los más antiguos, podían seguir viendo a los magos como enemigos naturales. Por ello trataba de pasar desapercibida, haciendo el menor ruido posible y llevando su cenicienta melena suelta, de modo que no se viesen sus orejas.
- Si hubiese sabido lo complicado que era encontrar estas setas habría venido con una expedición…- musitó, para acto seguido dar un trago a su cantimplora y volver a ponerse en marcha. Pero no solo su interés por la alquimia la había llevado hasta allí, también guardaba en su interior una gran curiosidad por todo lo referente a los elfos y sus poderes sanadores, tan diferentes a los elementos de los hechiceros.
Siguió avanzando a paso ligero hasta dar finalmente con lo que buscaba, un blanquecino hongo de aspecto pegajoso que Crowley le había enseñado a utilizar durante su último trabajo en la tienda. Faelivrin, ese era el nombre de tan curioso ingrediente, capaz de ayudar a curar la ceguera total durante unas horas si se combinaba con los componentes adecuados, lo cual sin duda resultaba interesante y digno de estudio.
Desenvainó la daga a medida que se acercaba al tronco donde crecía, pero antes de que pudiese realizar el corte para separarlo del árbol, escuchó claramente que algo se movía entre los arbustos, a su espalda. El sonido de un arco al tensarse la puso en alerta, e hizo que se diese la vuelta lentamente para encarar a quien la estaba apuntando. Sus peores temores se hicieron realidad en un instante, cuando los brillantes ojos de la hechicera se encontraron con los de la joven elfa que sostenía el arma.
Apenas era una muchacha, mucho menor que Elen en apariencia, pero que seguramente la triplicaba en edad. - Tranquila, no quiero problemas. - dijo con voz suave la benjamina de los Calhoun, al tiempo que levantaba las manos para que no la tomase como una amenaza. - ¡Intrusa! - exclamó la extraña en respuesta, pero a pesar de lo firme que sonaba su tono de voz, el pulso le temblaba.
La de cabellos cenicientos se percató de ese detalle, y teniendo en cuenta lo peligroso que podía llegar a ser que se le escapase una flecha, decidió aprovechar la aparente indecisión de la muchacha para intentar convencerla de que bajase el arco. - No he venido a dañar a los tuyos ni al bosque, solo quiero llevarme algunas hierbas para hacer lo mismo que vosotros lleváis haciendo desde hace siglos, sanar. - las palabras parecieron surtir algo de efecto en la elfa, haciendo que mirase con nerviosismo de un lado a otro y la duda se reflejase en su semblante, pero no fue suficiente para que apartase el arma de su dirección.
Subrayado el uso de la habilidad pasiva de conocimiento antiguo de plantas.
Al principio le había parecido una buena idea internarse en lo profundo de aquellas tierras tan desconocidas para ella, pero ahora que los senderos parecían todos iguales y resultaban apenas detectables, la preocupación aumentaba por momentos. No podía olvidar dónde se encontraba, ni los posibles problemas que podría tener si se topaba con un elfo capaz de detectar en ella la magia, lo cual la delataría de inmediato como bruja.
Elen no guardaba rencor alguno hacia la raza que tan duramente había sido expulsada de las islas, pero tenía muy en cuenta que los habitantes de Sandorai, sobre todo los más antiguos, podían seguir viendo a los magos como enemigos naturales. Por ello trataba de pasar desapercibida, haciendo el menor ruido posible y llevando su cenicienta melena suelta, de modo que no se viesen sus orejas.
- Si hubiese sabido lo complicado que era encontrar estas setas habría venido con una expedición…- musitó, para acto seguido dar un trago a su cantimplora y volver a ponerse en marcha. Pero no solo su interés por la alquimia la había llevado hasta allí, también guardaba en su interior una gran curiosidad por todo lo referente a los elfos y sus poderes sanadores, tan diferentes a los elementos de los hechiceros.
Siguió avanzando a paso ligero hasta dar finalmente con lo que buscaba, un blanquecino hongo de aspecto pegajoso que Crowley le había enseñado a utilizar durante su último trabajo en la tienda. Faelivrin, ese era el nombre de tan curioso ingrediente, capaz de ayudar a curar la ceguera total durante unas horas si se combinaba con los componentes adecuados, lo cual sin duda resultaba interesante y digno de estudio.
Desenvainó la daga a medida que se acercaba al tronco donde crecía, pero antes de que pudiese realizar el corte para separarlo del árbol, escuchó claramente que algo se movía entre los arbustos, a su espalda. El sonido de un arco al tensarse la puso en alerta, e hizo que se diese la vuelta lentamente para encarar a quien la estaba apuntando. Sus peores temores se hicieron realidad en un instante, cuando los brillantes ojos de la hechicera se encontraron con los de la joven elfa que sostenía el arma.
Apenas era una muchacha, mucho menor que Elen en apariencia, pero que seguramente la triplicaba en edad. - Tranquila, no quiero problemas. - dijo con voz suave la benjamina de los Calhoun, al tiempo que levantaba las manos para que no la tomase como una amenaza. - ¡Intrusa! - exclamó la extraña en respuesta, pero a pesar de lo firme que sonaba su tono de voz, el pulso le temblaba.
La de cabellos cenicientos se percató de ese detalle, y teniendo en cuenta lo peligroso que podía llegar a ser que se le escapase una flecha, decidió aprovechar la aparente indecisión de la muchacha para intentar convencerla de que bajase el arco. - No he venido a dañar a los tuyos ni al bosque, solo quiero llevarme algunas hierbas para hacer lo mismo que vosotros lleváis haciendo desde hace siglos, sanar. - las palabras parecieron surtir algo de efecto en la elfa, haciendo que mirase con nerviosismo de un lado a otro y la duda se reflejase en su semblante, pero no fue suficiente para que apartase el arma de su dirección.
Subrayado el uso de la habilidad pasiva de conocimiento antiguo de plantas.
Última edición por Elen Calhoun el Miér 21 Oct - 22:35, editado 2 veces
Elen Calhoun
Aerandiano de honor
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Re: Descubriendo nuevas tierras [Interpretativo][Libre][1/1][CERRADO]
Después de varios días caminando, rentando barcos e incluso, absteniéndose a cometer grandes delitos, llegaron hasta el gran bosque de Sandorai. A partir de ahí, se cerrarían los viajes de Sakun, o al menos comenzaría una nueva era, en la cual el dragón dominaría aún más Aerandir, la conocería perfectamente. Su tigre se mantuvo distante de los árboles, regalando esa típica mirada agresiva, su nariz arrugada y sus colmillos fuera, salivando desde la anchura hasta el filo de éste. Las gotas corporales caían al suelo, mezcladas también con el sudor de su amo, quien estaba cruzado de brazos, con el pecho inflado, su ceño exageradamente fruncido y sus ojos más rasgados que antes. Si se miraba la piel del hombre, se encontraba cicatrizada, algunas aún sangraban, aunque otras no, simplemente estaba seca. La ropa estaba rasgada, es más, una parte de su tonificado abdomen se veía, mientras tanto que el resto se encontraba levemente tapado, en un color carmesí. Sus respiraciones eran entrecortadas, sus exhalaciones aumentaban, pero sus inhalaciones se hacían cortas. -Luego de meses... Éste es el lugar.-Murmuró el dragón, señalando al frente de su posición, notando que apenas su felino lo miraba con el rabillo del ojo, aunque sin regalar tanta atención, también se encontraba cansado y adolorido.
-Un momento señor, antes de que se decida a entrar.-Desde la cima de un árbol, se asomó un tipo de cabellos rubios, semblante amigable aunque con rasgos viejos. -Hay algo que quiero avisarle, y es que aquel territorio está monopolizado por los elfos, gente como yo.-Levantó la voz, ahora imponente. Un arco salió desde su espalda, y con ese mismo, apuntó al guerrero, dejando una flecha lista. Zarpitas rugió y rápidamente subió por el tronco del roble, llegando al lugar donde se encontraba el señor. Él, no tuvo más opción que saltar al suelo, sin embargo terminó siendo embestido por el cuerpo del muchacho. -Entiendo el reglamento, y créame que no caeré en su juego.-Miró al anciano de orejas puntiagudas. -Usted no es un guardia, ni nada por el estilo. No tenía el permiso de amenazarme, no infringí las leyes.-Colocó su pie en el pecho del pobre ser de edad.
-¿Entonces qué soy y...?-Antes que acabara con su sermón, recibió una poderoso golpe del tigre, desmayándolo al instante. -Un despreciable ladrón...-Murmuró el dragón, y sin más preámbulo, se introdujo por el bosque, manteniéndose con sus ojos bien abiertos, cuidadoso de sus pisotones. El viento estaba brusco, sacudía de arbusto a arbusto, logrando un ruido ensordecedor. Los pájaros volaban y cantaban como si no ocurriese nada. Las hojas caían, quizá era época de otoño. La forestación era agradable, un buen lugar para meditar, pero no era el instante exacto para ello. El dragón tenía un sólo objetivo, y era encontrar el mensajero del clan Xromec, se dice que junto a él, se ubicaba una buena división de lagartijas.
-Zarpitas, quiero que absorbas toda los olores posibles... Espero no ser emboscado.-Ordenó. Sin esperarlo, el animal se quedó paralizado, había detectado un aroma familiar, y con la suprema velocidad, se dirigió a éste. El morocho lo siguió con sigilo, enojado por el comportamiento de su mascota, ¿por qué se emocionó tanto?. Al llegar, se tropezaron con una escena algo extraña, por el hecho de las pocas personas que transitaban el lugar. Sakun, sin otra alternativa, se lanzó encima de su felino, pegándolo contra el sucio pavimento. -Cálmate, maldita sea...-Susurró el héroe, mirando la acción, prologando el silencio. Todo se aclaró en su mente en tan sólo unos segundos.
-¿¡Elen...!?-Musitó.
-Un momento señor, antes de que se decida a entrar.-Desde la cima de un árbol, se asomó un tipo de cabellos rubios, semblante amigable aunque con rasgos viejos. -Hay algo que quiero avisarle, y es que aquel territorio está monopolizado por los elfos, gente como yo.-Levantó la voz, ahora imponente. Un arco salió desde su espalda, y con ese mismo, apuntó al guerrero, dejando una flecha lista. Zarpitas rugió y rápidamente subió por el tronco del roble, llegando al lugar donde se encontraba el señor. Él, no tuvo más opción que saltar al suelo, sin embargo terminó siendo embestido por el cuerpo del muchacho. -Entiendo el reglamento, y créame que no caeré en su juego.-Miró al anciano de orejas puntiagudas. -Usted no es un guardia, ni nada por el estilo. No tenía el permiso de amenazarme, no infringí las leyes.-Colocó su pie en el pecho del pobre ser de edad.
-¿Entonces qué soy y...?-Antes que acabara con su sermón, recibió una poderoso golpe del tigre, desmayándolo al instante. -Un despreciable ladrón...-Murmuró el dragón, y sin más preámbulo, se introdujo por el bosque, manteniéndose con sus ojos bien abiertos, cuidadoso de sus pisotones. El viento estaba brusco, sacudía de arbusto a arbusto, logrando un ruido ensordecedor. Los pájaros volaban y cantaban como si no ocurriese nada. Las hojas caían, quizá era época de otoño. La forestación era agradable, un buen lugar para meditar, pero no era el instante exacto para ello. El dragón tenía un sólo objetivo, y era encontrar el mensajero del clan Xromec, se dice que junto a él, se ubicaba una buena división de lagartijas.
-Zarpitas, quiero que absorbas toda los olores posibles... Espero no ser emboscado.-Ordenó. Sin esperarlo, el animal se quedó paralizado, había detectado un aroma familiar, y con la suprema velocidad, se dirigió a éste. El morocho lo siguió con sigilo, enojado por el comportamiento de su mascota, ¿por qué se emocionó tanto?. Al llegar, se tropezaron con una escena algo extraña, por el hecho de las pocas personas que transitaban el lugar. Sakun, sin otra alternativa, se lanzó encima de su felino, pegándolo contra el sucio pavimento. -Cálmate, maldita sea...-Susurró el héroe, mirando la acción, prologando el silencio. Todo se aclaró en su mente en tan sólo unos segundos.
-¿¡Elen...!?-Musitó.
Sakun
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Re: Descubriendo nuevas tierras [Interpretativo][Libre][1/1][CERRADO]
La tensión crecía por momentos, y el cuerpo de la hechicera comenzaba a prepararse para lo peor a causa de la situación, cuyo desenlace no pintaba bien. Solo había dos opciones, o bien la elfa retiraba su arma y se marchaba por donde había venido, o el enfrentamiento entre ambas sería inevitable, lo que obligaría a la de ojos verdes a hacer algo que no quería. No guardaba malos sentimientos hacia los hijos del bosque pero tampoco se dejaría herir fácilmente, así que no dudaría en usar sus poderes de ser necesarios.
Sintió como la corriente le recorría los brazos, pero antes de liberar una descarga que aturdiría a la muchacha, decidió intentarlo nuevamente con el diálogo. - Estoy segura de que no quieres meterte en problemas, entiendo que quieras proteger este lugar pero yo no soy una amenaza ni para el bosque ni para los que moran en su interior. - dijo con suavidad, tratando de sonar lo más amable posible para ganarse la confianza de la extraña.
Lo último que quería la bruja era ganarse enemigos en aquellas tierras, a las que si todo iba bien tendría que regresar con cierta regularidad en busca de materias primas, así que haría todo cuanto estuviese en su mano para que los elfos no le pusiesen obstáculos en el camino. - Vosotros nos echasteis de las islas, ¿por qué tenéis que venir aquí también? - contestó la joven, sin perder el tono firme de voz que había usado anteriormente.
- ¿Crees justo que pague yo por las acciones de otros? - preguntó Elen, en un intento por apelar a la sabiduría y moral que pudiese tener. - No apruebo lo que hicieron mis antepasados con los tuyos, pero ya es hora de que el conflicto entre razas acabe. - añadió, al tiempo que bajaba los brazos. La elfa de rojizos cabellos se quedó mirándola en silencio durante unos instantes, mientras en su interior se desarrollaba la lucha entre creer las palabras de la maga y dejarla seguir con su cometido o detenerla, aunque eso tuviese que ser por la fuerza.
Antes de que pudiese tomar una decisión, otro par de figuras entraron en escena de forma repentina, aunque lo suficientemente silenciosa para que ninguna de las dos mujeres se percatase de ello inmediatamente. La de cabellos cenicientos abrió mucho los ojos al desviar la vista y darse cuenta de que no estaban solas, pero no solo por el hecho de que hubiese más gente en la zona sino por conocerlos.
Los colores de Zarpitas le hacían fácilmente reconocible entre el verdor de la vegetación, y la bruja no tardó en ver a Sakun justo encima, sujetando al tigre como si este se le hubiese intentado escapar. Si la hechicera hubiese sabido que aquel simple movimiento de su mirada iba a ser el detonante de lo que trataba de evitar, no habría apartado los ojos de la muchacha.
La elfa se dio cuenta de la dirección en que miraba, y al girar el rostro para comprobar qué era lo que había llamado su atención, los nervios se apoderaron de ella. Ahora no solo había una intrusa sino varios, situación a la que no sabía cómo responder. El temblor de su pulso aumentó peligrosamente, y tal como temía la maga, la cuerda del arco escapó de entre sus dedos, liberando la flecha que tenía cargada.
Un quejido emergió de la garganta de la maga, que a pesar de hacerse a un lado para tratar de esquivar el proyectil, no pudo evitar que uno de los afilados bordes le pasara rozando el hombro, abriendo una brecha en la manga de su camisa y dejando tras de sí un corte abierto, por el que comenzó a sangrar. La muchacha por su parte quedó paralizada, realmente no había querido disparar la saeta contra la de ojos verdes, pero su error ahora podía iniciar una pelea en la que no quería verse involucrada.
- Otra más para la colección…- musitó Elen, al tiempo que se cubría con una mano la zona afectada. Meses antes ya la habían herido del mismo modo en ese hombro durante un entrenamiento así que no se preocupó demasiado, solo tendría que echar mano a la alquimia para curarse y esperar a que el corte cicatrizase, convirtiéndose en otra marca más. - No pasa nada, puedo ocuparme de esto. - dijo en voz algo más alta, al ver el miedo que se reflejaba en la cara de la elfa.
- Lo… lo siento…- alcanzó a responder la muchacha, antes de bajar el arco y apartarse varios metros, sabiendo que era culpable del incidente y que podría haberse evitado si no hubiese abordado a la maga. Elen desvió la vista entonces hacia el dragón y su mascota, no podía imaginarse el motivo que los había llevado hasta allí pero se alegraba de ver rostros conocidos. - Sakun, Zarpitas, ¿qué hacéis por aquí? - preguntó, al tiempo que buscaba una piedra donde poder sentarse para proceder a tratarse la herida.
Sintió como la corriente le recorría los brazos, pero antes de liberar una descarga que aturdiría a la muchacha, decidió intentarlo nuevamente con el diálogo. - Estoy segura de que no quieres meterte en problemas, entiendo que quieras proteger este lugar pero yo no soy una amenaza ni para el bosque ni para los que moran en su interior. - dijo con suavidad, tratando de sonar lo más amable posible para ganarse la confianza de la extraña.
Lo último que quería la bruja era ganarse enemigos en aquellas tierras, a las que si todo iba bien tendría que regresar con cierta regularidad en busca de materias primas, así que haría todo cuanto estuviese en su mano para que los elfos no le pusiesen obstáculos en el camino. - Vosotros nos echasteis de las islas, ¿por qué tenéis que venir aquí también? - contestó la joven, sin perder el tono firme de voz que había usado anteriormente.
- ¿Crees justo que pague yo por las acciones de otros? - preguntó Elen, en un intento por apelar a la sabiduría y moral que pudiese tener. - No apruebo lo que hicieron mis antepasados con los tuyos, pero ya es hora de que el conflicto entre razas acabe. - añadió, al tiempo que bajaba los brazos. La elfa de rojizos cabellos se quedó mirándola en silencio durante unos instantes, mientras en su interior se desarrollaba la lucha entre creer las palabras de la maga y dejarla seguir con su cometido o detenerla, aunque eso tuviese que ser por la fuerza.
Antes de que pudiese tomar una decisión, otro par de figuras entraron en escena de forma repentina, aunque lo suficientemente silenciosa para que ninguna de las dos mujeres se percatase de ello inmediatamente. La de cabellos cenicientos abrió mucho los ojos al desviar la vista y darse cuenta de que no estaban solas, pero no solo por el hecho de que hubiese más gente en la zona sino por conocerlos.
Los colores de Zarpitas le hacían fácilmente reconocible entre el verdor de la vegetación, y la bruja no tardó en ver a Sakun justo encima, sujetando al tigre como si este se le hubiese intentado escapar. Si la hechicera hubiese sabido que aquel simple movimiento de su mirada iba a ser el detonante de lo que trataba de evitar, no habría apartado los ojos de la muchacha.
La elfa se dio cuenta de la dirección en que miraba, y al girar el rostro para comprobar qué era lo que había llamado su atención, los nervios se apoderaron de ella. Ahora no solo había una intrusa sino varios, situación a la que no sabía cómo responder. El temblor de su pulso aumentó peligrosamente, y tal como temía la maga, la cuerda del arco escapó de entre sus dedos, liberando la flecha que tenía cargada.
Un quejido emergió de la garganta de la maga, que a pesar de hacerse a un lado para tratar de esquivar el proyectil, no pudo evitar que uno de los afilados bordes le pasara rozando el hombro, abriendo una brecha en la manga de su camisa y dejando tras de sí un corte abierto, por el que comenzó a sangrar. La muchacha por su parte quedó paralizada, realmente no había querido disparar la saeta contra la de ojos verdes, pero su error ahora podía iniciar una pelea en la que no quería verse involucrada.
- Otra más para la colección…- musitó Elen, al tiempo que se cubría con una mano la zona afectada. Meses antes ya la habían herido del mismo modo en ese hombro durante un entrenamiento así que no se preocupó demasiado, solo tendría que echar mano a la alquimia para curarse y esperar a que el corte cicatrizase, convirtiéndose en otra marca más. - No pasa nada, puedo ocuparme de esto. - dijo en voz algo más alta, al ver el miedo que se reflejaba en la cara de la elfa.
- Lo… lo siento…- alcanzó a responder la muchacha, antes de bajar el arco y apartarse varios metros, sabiendo que era culpable del incidente y que podría haberse evitado si no hubiese abordado a la maga. Elen desvió la vista entonces hacia el dragón y su mascota, no podía imaginarse el motivo que los había llevado hasta allí pero se alegraba de ver rostros conocidos. - Sakun, Zarpitas, ¿qué hacéis por aquí? - preguntó, al tiempo que buscaba una piedra donde poder sentarse para proceder a tratarse la herida.
Elen Calhoun
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Re: Descubriendo nuevas tierras [Interpretativo][Libre][1/1][CERRADO]
Las opciones se terminaban. Entre más pasaba el tiempo, las cosas se ponían aún más serias, no sólo era la tensión entre las dos razas, si no que también el tema del cual hablaban era completamente interesante, algo que vivió el dragón en una época más joven, esos días que escapaba de las garras de su padre, el mismo hombre que hasta el día de hoy, aún lo sigue persiguiendo. Recordó el rencor entre los elfos y los brujos, no podían ser amigos, era mucha historia detrás de tanto odio, de tantas promesas, de tantas luchas por una paz que nunca se consiguió. Sakun se fijaba en Elen, pues es a quien conoce y por quien apostaría, sin importar a la otra cría que intercambiaba frases con ella. -Vaya... Sus ojos...-Discretamente, el dragón colocó atención a las miradas de cada una. La comparación tenía algo de humor, y es sobre la iris verdosa de la dama; ahora radiaba muchísima fuerza. -Parece que ha incrementado su poder...-En ese mismo instante, el héroe miró su propia mano, notando que en su palma llevaba aquellas lineas. Cada trazo de éste, era un recorrido, aunque también tenía una mayoría arrasadora de cicatrices verticales u horizontales. Sin más preámbulo, frunció el ceño a la vez que empuñaba agresivamente la mano, soltando un gemido grave desde su garganta. -Por qué siempre soy superado...-Murmuró para si mismo, ahora decepcionándose de su poder, de cada logro que consiguió... ¿Algún día derrotaría a su familiar?.
Colocó atención a la escena, de nuevo, percatándose que la señorita de cabellos plateados los había descubierto. El dúo se quedó petrificado cuando las miradas se cruzaron antes de pronunciar algo. El morocho calló, solamente se dispuso a ver el acto, comenzaba a mejorar, aunque no estaba expectante porque esperara una lucha o para lucrarse de conocimiento, salvo oír las versiones de cada cultura. -*¿Echar de sus islas?, ¿A qué se refiere?...*-Pensó con detenimiento, acariciando su propia barbilla. Elen se defendió de modo inteligente, incluso limpió la culpa, en verdad no la tenía, no podría hacerse responsable de cosas que la muchacha nunca hizo.
La paz empezó a abundar como un vapor invisible, agradable, tibio, perfecto. ¿Qué seguiría?, ¿un pacto de hermandad a hermandad?. Sakun suspiró, como si se tratara de un cuento con un final feliz, rezando que ojalá sucediera lo mismo con su papá, sólo que... La sed de venganza es tan inmensa que no la contendría fácilmente. La guerra finalizaría, al fin una amistad entre elfo y mago; un nuevo poder ascendería al firmamento. La ventisca se calmó, ahora iba más serena, en son de rozar pieles y arrullar árboles, en vez de sacudirlos. El musculoso se alistó, creyó que era una buena circunstancia para presentarse, para respaldar del pacto sin contrato, sin ningún pergamino, sólo palabras inteligentes y bellas.
Antes que se exhibiera, una flecha silbante rompió todo, absolutamente todo. La unión formada cayó en pedazos, similar a un vidrio convertido en piezas. Zarpitas inhaló un gran fragmento de aire, parecía que inflamaría sus pulmones con todo el oxígeno de la atmósfera, e imitando la rapidez de un puma, salió en dirección a la bruja, con la intención de salvarla. Aquel joven de ojos rasgados agarró a la mascota, esforzándose demasiado, abrazándolo mortalmente. -¡No!. No podemos hacer nada, es algo que resolverán entre ellas.-Siseó con fuerza. El felino se relajó lentamente, hasta acostar su quijada contra el pasto, triste y chillando. El resultado del dardo fue completamente calmante, no hubo ninguna agresión grave.
Ahora el miedo se lo llevaba la niña de orejas puntiagudas. Fue un alivio. Sin más preámbulo, el dúo salió de los arbustos, no había una razón específica para seguir dentro, de todas maneras, ya les pillaron anteriormente. La guerrera los llamó, preguntándoles el motivo de su estadía en Sandorai. El tigre, al ser soltado, corrió y se hizo justo en frente de su amiga, respirando intensamente. Demostró sus dotes de gato e ignorando la herida de la chica, pasó su cabeza por los brazos, frotándose con brusquedad.
-Explorando. Seguramente sea mi último viaje para regresar a Lunargenta. Qué bueno verte.-Musitó, para luego acercarse justo al hombro de ella, arrodillándose aunque viendo el corte a distancia, manteniendo sus brazos cruzados. -Arañó su piel, aunque a decir verdad, fue una buena cercenada. ¿Cómo se siente?.-Preguntó con curiosidad, y al mismo tiempo, llevó su extremidad a la mochila, liberando una botella tallada en madera, sin embargo, justo en el centro llevaba el símbolo "Fairsteur" de su clan.
-Ten. Mi madre decía que el agua cura cualquier enfermedad o dolor, por eso cuando murió, pensé que bañarme en agua me serviría para superar su fallecimiento.-Trató de ser cómico, pero lo único que logró fue abrir viejas remembranzas. -Con cuidado, espero que no se infecte.-
Colocó atención a la escena, de nuevo, percatándose que la señorita de cabellos plateados los había descubierto. El dúo se quedó petrificado cuando las miradas se cruzaron antes de pronunciar algo. El morocho calló, solamente se dispuso a ver el acto, comenzaba a mejorar, aunque no estaba expectante porque esperara una lucha o para lucrarse de conocimiento, salvo oír las versiones de cada cultura. -*¿Echar de sus islas?, ¿A qué se refiere?...*-Pensó con detenimiento, acariciando su propia barbilla. Elen se defendió de modo inteligente, incluso limpió la culpa, en verdad no la tenía, no podría hacerse responsable de cosas que la muchacha nunca hizo.
La paz empezó a abundar como un vapor invisible, agradable, tibio, perfecto. ¿Qué seguiría?, ¿un pacto de hermandad a hermandad?. Sakun suspiró, como si se tratara de un cuento con un final feliz, rezando que ojalá sucediera lo mismo con su papá, sólo que... La sed de venganza es tan inmensa que no la contendría fácilmente. La guerra finalizaría, al fin una amistad entre elfo y mago; un nuevo poder ascendería al firmamento. La ventisca se calmó, ahora iba más serena, en son de rozar pieles y arrullar árboles, en vez de sacudirlos. El musculoso se alistó, creyó que era una buena circunstancia para presentarse, para respaldar del pacto sin contrato, sin ningún pergamino, sólo palabras inteligentes y bellas.
Antes que se exhibiera, una flecha silbante rompió todo, absolutamente todo. La unión formada cayó en pedazos, similar a un vidrio convertido en piezas. Zarpitas inhaló un gran fragmento de aire, parecía que inflamaría sus pulmones con todo el oxígeno de la atmósfera, e imitando la rapidez de un puma, salió en dirección a la bruja, con la intención de salvarla. Aquel joven de ojos rasgados agarró a la mascota, esforzándose demasiado, abrazándolo mortalmente. -¡No!. No podemos hacer nada, es algo que resolverán entre ellas.-Siseó con fuerza. El felino se relajó lentamente, hasta acostar su quijada contra el pasto, triste y chillando. El resultado del dardo fue completamente calmante, no hubo ninguna agresión grave.
Ahora el miedo se lo llevaba la niña de orejas puntiagudas. Fue un alivio. Sin más preámbulo, el dúo salió de los arbustos, no había una razón específica para seguir dentro, de todas maneras, ya les pillaron anteriormente. La guerrera los llamó, preguntándoles el motivo de su estadía en Sandorai. El tigre, al ser soltado, corrió y se hizo justo en frente de su amiga, respirando intensamente. Demostró sus dotes de gato e ignorando la herida de la chica, pasó su cabeza por los brazos, frotándose con brusquedad.
-Explorando. Seguramente sea mi último viaje para regresar a Lunargenta. Qué bueno verte.-Musitó, para luego acercarse justo al hombro de ella, arrodillándose aunque viendo el corte a distancia, manteniendo sus brazos cruzados. -Arañó su piel, aunque a decir verdad, fue una buena cercenada. ¿Cómo se siente?.-Preguntó con curiosidad, y al mismo tiempo, llevó su extremidad a la mochila, liberando una botella tallada en madera, sin embargo, justo en el centro llevaba el símbolo "Fairsteur" de su clan.
-Ten. Mi madre decía que el agua cura cualquier enfermedad o dolor, por eso cuando murió, pensé que bañarme en agua me serviría para superar su fallecimiento.-Trató de ser cómico, pero lo único que logró fue abrir viejas remembranzas. -Con cuidado, espero que no se infecte.-
Sakun
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Re: Descubriendo nuevas tierras [Interpretativo][Libre][1/1][CERRADO]
Sakun liberó a su felino compañero poco después de escuchar las palabras de la hechicera, ya que no había motivo para seguir tratando de ocultarse entre la vegetación, y Zarpitas no tardó en echarse a correr para llegar hasta ella y frotarse contra sus brazos. Parecía que el cariñoso animal estaba más grande cada vez que lo veía, o quizá era la impresión que daba al tenerlo tan cerca.
- Yo también me alegro de verte. - musitó la bruja al tigre, mientras usaba la mano que tenía libre para acariciarle levemente la cabeza. Tras esto levantó la vista hacia el dragón y escuchó su respuesta, aunque era su aspecto lo que más llamaba la atención. Tenía las ropas rasgadas y podía verse con claridad que había recibido varias heridas recientes, las manchas carmesíes no daban lugar a dudas.
A pesar de ello no parecía encontrarse mal ni dolorido, lo que podía indicar que los cortes estaban cicatrizados o que el moreno tenía una capacidad extraordinaria para soportar el dolor. ¿Por dónde habría estado explorando para terminar así? Quizá los elfos del lugar eran mucho más peligrosos de lo que había imaginado. - No hay de qué preocuparse, ya estoy acostumbrada a estas cosas, en un rato no sentiré nada. - contestó, antes de seguir con la mirada el brazo que el dragón llevaba a su mochila.
Tomó agradecida el frasco de agua que le tendía, pero al escuchar lo referente a la muerte de su madre no pudo evitar que la tristeza se reflejase en su rostro, la bruja también había perdido a su padre y sabía lo duro que podía ser. - Lo siento Sakun. - dijo sin elevar mucho la voz, seguramente el guerrero no lo pasaba bien al hablar del tema. - Me alegra haberos encontrado por aquí pero… ¿qué os ha pasado? Zarpitas parece estar bien pero tus heridas son recientes, ¿problemas con los elfos? - preguntó, antes de tirar de la manga de la camisa para terminar de arrancarla.
El sastre volvería a recibir su visita cuando regresara a Lunargenta, casi podía decirse que la hechicera mantenía su negocio a flote, pues con tantos incidentes la ropa no le duraba mucho intacta. Mientras esperaba la respuesta del moreno, vertió parte del agua que le había entregado sobre el corte para limpiarlo, tras lo cual cerró el frasco y lo devolvió a su dueño. Rebuscó en su bolsa hasta dar con el mortero que siempre llevaba consigo, y tras depositarlo sobre su regazo volvió a echar mano al interior para extraer un pequeño tarro, en que llevaba algunas hojas de Väruk.
Apartó las de color naranja y las fue colocando en el interior del mortero, al que añadiría algo de agua poco después, para empezar a machacar las hojas hasta conseguir una pasta de consistencia algo más densa que los ungüentos que solía elaborar. Una vez hecho esto, añadió tres gotas de sustancia de rosa sangrante al Väruk, lo que ayudaría a que el corte cicatrizase mucho más rápido, evitando de ese modo que pudiese infectarse.
Tomó la pasta y la aplicó con delicadeza sobre la zona afectada, apretando ligeramente los labios al notar el escozor propio del componente cicatrizante, luego echó mano a la manga que acababa de arrancarse de la camisa y la aprovechó a modo de vendaje. - Solucionado, ¿necesitáis atención? - preguntó, antes de dirigir por un instante la vista hacia la elfa, que se mantenía a cierta distancia aún. Claramente se sentía culpable pero Elen no iba a tener en cuenta aquel pequeño desliz, intentaría tranquilizarla e incluso pedirle un favor, que la ayudase a entender algo mejor a su raza.
Off: Subrayado el uso de la pasiva de alquimia.
- Yo también me alegro de verte. - musitó la bruja al tigre, mientras usaba la mano que tenía libre para acariciarle levemente la cabeza. Tras esto levantó la vista hacia el dragón y escuchó su respuesta, aunque era su aspecto lo que más llamaba la atención. Tenía las ropas rasgadas y podía verse con claridad que había recibido varias heridas recientes, las manchas carmesíes no daban lugar a dudas.
A pesar de ello no parecía encontrarse mal ni dolorido, lo que podía indicar que los cortes estaban cicatrizados o que el moreno tenía una capacidad extraordinaria para soportar el dolor. ¿Por dónde habría estado explorando para terminar así? Quizá los elfos del lugar eran mucho más peligrosos de lo que había imaginado. - No hay de qué preocuparse, ya estoy acostumbrada a estas cosas, en un rato no sentiré nada. - contestó, antes de seguir con la mirada el brazo que el dragón llevaba a su mochila.
Tomó agradecida el frasco de agua que le tendía, pero al escuchar lo referente a la muerte de su madre no pudo evitar que la tristeza se reflejase en su rostro, la bruja también había perdido a su padre y sabía lo duro que podía ser. - Lo siento Sakun. - dijo sin elevar mucho la voz, seguramente el guerrero no lo pasaba bien al hablar del tema. - Me alegra haberos encontrado por aquí pero… ¿qué os ha pasado? Zarpitas parece estar bien pero tus heridas son recientes, ¿problemas con los elfos? - preguntó, antes de tirar de la manga de la camisa para terminar de arrancarla.
El sastre volvería a recibir su visita cuando regresara a Lunargenta, casi podía decirse que la hechicera mantenía su negocio a flote, pues con tantos incidentes la ropa no le duraba mucho intacta. Mientras esperaba la respuesta del moreno, vertió parte del agua que le había entregado sobre el corte para limpiarlo, tras lo cual cerró el frasco y lo devolvió a su dueño. Rebuscó en su bolsa hasta dar con el mortero que siempre llevaba consigo, y tras depositarlo sobre su regazo volvió a echar mano al interior para extraer un pequeño tarro, en que llevaba algunas hojas de Väruk.
Apartó las de color naranja y las fue colocando en el interior del mortero, al que añadiría algo de agua poco después, para empezar a machacar las hojas hasta conseguir una pasta de consistencia algo más densa que los ungüentos que solía elaborar. Una vez hecho esto, añadió tres gotas de sustancia de rosa sangrante al Väruk, lo que ayudaría a que el corte cicatrizase mucho más rápido, evitando de ese modo que pudiese infectarse.
Tomó la pasta y la aplicó con delicadeza sobre la zona afectada, apretando ligeramente los labios al notar el escozor propio del componente cicatrizante, luego echó mano a la manga que acababa de arrancarse de la camisa y la aprovechó a modo de vendaje. - Solucionado, ¿necesitáis atención? - preguntó, antes de dirigir por un instante la vista hacia la elfa, que se mantenía a cierta distancia aún. Claramente se sentía culpable pero Elen no iba a tener en cuenta aquel pequeño desliz, intentaría tranquilizarla e incluso pedirle un favor, que la ayudase a entender algo mejor a su raza.
Off: Subrayado el uso de la pasiva de alquimia.
Elen Calhoun
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Re: Descubriendo nuevas tierras [Interpretativo][Libre][1/1][CERRADO]
Era pesaroso que el único lugar donde relativamente habría paz, no se pueda encontrar. ¿Acaso no era el territorio de los elfos?, ¿acaso no eran ellos los seres de luz, los guardianes de la unión, del perdón, de todas las bondades?. Llegar a Sandorai y encontrarse con un hombre de orejas puntiagudas dispuesto a atacarte, no era algo por el cual enorgullecerse. Desde hace mucho, se arrebató cada alma armónica, cada petición de concordia... Ahora sólo era espada y sangre. Todas las observaciones habían cambiado, tuvieron un desenlace entristecedor. Zarpitas no lo entendía, sólo luchaba porque ese es su instinto. Cualquier signo de esperanza se desvanecía lentamente, como la desintegración de un cuerpo. El tigre no tardó en relajarse, y se recostó justo al lado de ella, similar al montón de días que se ha encontrado con su amiga. Por otro lado, el dragón seguía con su mano extendida, esperando a que la señorita tomase el frasco.
Ella no tardó en tranquilizar al diminuto grupo de seres, manifestando que estaba completamente acostumbrada. Sin querer, un hueso del morocho empezó a tronar horriblemente, aunque solamente mostró pequeños gestos, nada más que eso, para después volver a mantenerse serio y expectante. Su felino también ronroneaba entre cortado, pero por más que se sumergía en el sueño, lograba pacificar su sistema. -Exactamente, Elen.-Respondió con ligera dificultad, y antes de derrumbarse en rodillas, su mano alcanzó a aferrarse contra el pasto brillantemente verdoso. La palma se empapó de la humedad posicionada en ese objeto natural, incluso, su olor a incienso había cambiado por la típica fragancia de un bosque. -Al parecer, los dragones no son muy bien recibidos por éstos lares.-Vociferó a propósito, para que la cría escuchase. Acto seguido, agitó la camisa rasgada de su cuerpo, haciendo gala a su exhibición de cicatrices, heridas y puñaladas. Sakun estaba consciente que tomaba aire por su nariz, sus costillas se desacomodaban; él sentía que sus pulmones se estrujaban entre sí.
Sus nudillos también se veían más que inflamados. Atentamente, el musculoso se quedó viendo los movimientos de Elen. sus ojos estaban clavados en la cercenada que llevaba la ojiverde. Preparó una especie de medicina, usando ingredientes ubicados en aquella forestación. Al ver que machaba las hojas, lo único que recordó fue a su madre, a sus difuntas hermanas y a todas las personas que lo han ayudado en su viaje. ¿Por qué siempre hacían eso?, ¿acaso pulverizar hojas era el secreto?. Todos los hacían, y como siempre, les funcionaba. Después de varios segundos, cuando la muchacha terminó, ofreció sus conocimientos para ayudar al grandullón, a lo que él tartamudeó por vario tiempo.
-N...No, me siento perfecto. Solamente necesito descansar, pero lo haré cuando la noche llegue.-.
Ella no tardó en tranquilizar al diminuto grupo de seres, manifestando que estaba completamente acostumbrada. Sin querer, un hueso del morocho empezó a tronar horriblemente, aunque solamente mostró pequeños gestos, nada más que eso, para después volver a mantenerse serio y expectante. Su felino también ronroneaba entre cortado, pero por más que se sumergía en el sueño, lograba pacificar su sistema. -Exactamente, Elen.-Respondió con ligera dificultad, y antes de derrumbarse en rodillas, su mano alcanzó a aferrarse contra el pasto brillantemente verdoso. La palma se empapó de la humedad posicionada en ese objeto natural, incluso, su olor a incienso había cambiado por la típica fragancia de un bosque. -Al parecer, los dragones no son muy bien recibidos por éstos lares.-Vociferó a propósito, para que la cría escuchase. Acto seguido, agitó la camisa rasgada de su cuerpo, haciendo gala a su exhibición de cicatrices, heridas y puñaladas. Sakun estaba consciente que tomaba aire por su nariz, sus costillas se desacomodaban; él sentía que sus pulmones se estrujaban entre sí.
Sus nudillos también se veían más que inflamados. Atentamente, el musculoso se quedó viendo los movimientos de Elen. sus ojos estaban clavados en la cercenada que llevaba la ojiverde. Preparó una especie de medicina, usando ingredientes ubicados en aquella forestación. Al ver que machaba las hojas, lo único que recordó fue a su madre, a sus difuntas hermanas y a todas las personas que lo han ayudado en su viaje. ¿Por qué siempre hacían eso?, ¿acaso pulverizar hojas era el secreto?. Todos los hacían, y como siempre, les funcionaba. Después de varios segundos, cuando la muchacha terminó, ofreció sus conocimientos para ayudar al grandullón, a lo que él tartamudeó por vario tiempo.
-N...No, me siento perfecto. Solamente necesito descansar, pero lo haré cuando la noche llegue.-.
Sakun
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Re: Descubriendo nuevas tierras [Interpretativo][Libre][1/1][CERRADO]
La respuesta de Sakun no tardó en llegar, y tal como había imaginado la hechicera al verle las heridas, los elfos no le habían recibido bien en el bosque. Resultaba extraño que aquella raza supuestamente pacífica se mostrase tan agresiva ante los viajeros, pero teniendo en cuenta la historia que llevaban sobre sus espaldas podía ser comprensible. - Espero que no reciban a todo el mundo del mismo modo. - musitó la joven, que hasta aquel momento había tenido la suerte de toparse con individuos mucho más abiertos de mente.
De todos modos no se podía generalizar la conducta de unos cuantos al resto, así que mantendría la esperanza de encontrar gente en el bosque capaz de dejar a un lado las viejas rencillas. Tras escuchar las últimas palabras del dragón, que aseguraba encontrarse bien a pesar de su maltrecho aspecto, la de ojos verdes procedió a recoger y guardar cuanto había sacado de su bolsa.
Mientras tanto, y movida por la vergüenza que sus propios actos y los de los suyos le causaban, la elfa dejó su arma a un lado y se acercó al árbol en que había visto por primera vez a la bruja. Echando mano a una fina daga de acero, recitó una frase en su lengua materna y separó el Faelivrin de la corteza, para luego aproximarse al grupo y entregarlo a la de cabellos grises. - Toma lo que has venido a buscar, no me interpondré más en tu camino. - dijo con un hilo de voz, antes de desviar la vista hacia el moreno.
- Hay una pequeña aldea en la que conviven elfos y humanos no lejos de aquí, al norte…- indicó, acompañando las palabras con un gesto para apuntar en la dirección de la que hablaba. - La mayoría de los viajeros que vienen a Sandorai optan por hospedarse allí para evitar los peligros del bosque, os recibirán bien. - añadió, esperando que el extraño pudiese descansar y recuperarse de sus heridas en aquel asentamiento. Sobraba decir que aparte de alojamiento también podrían encontrar mercaderes, dispuestos a comerciar y venderles víveres si los necesitaban, aunque algunos preferían hacer negocio con la información.
Tras terminar, la muchacha inclinó levemente la cabeza a modo de despedida y se dio la vuelta, regresó junto a su arco y se perdió entre la vegetación, a partir de ese momento se lo pensaría dos veces antes de volver a apuntar a alguien. En realidad no tenía culpa, desde niña la habían adiestrado para ser una guardiana, pero aún era joven y debía aprender a ponerse límites cuando de proteger su hogar se trataba.
- Teniendo en cuenta que no es la única que está por aquí vigilando creo que sería buena idea visitar esa aldea, allí ambos podríais descansar unas horas ¿qué te parece? - preguntó la maga, que podía notar el entrecortado ronroneo de Zarpitas a su lado. No sabía si Sakun y su felino compañero tendrían otra ruta en mente, pero dadas las circunstancias y los problemas que habían tenido ya con los habitantes de la zona, ir en grupo resultaría mucho más seguro.
Guardó el Faelivrin en un tarro mientras esperaba la respuesta del dragón, luego emprendería el camino hacia el norte, con la esperanza de no sufrir más incidentes en el trayecto.
Off: añado lo de la aldea por si quieres meter algo de acción y que persigamos al mensajero que mencionaste, si es así puedes manejar a Elen para decir que te acompaña hasta el lugar.
De todos modos no se podía generalizar la conducta de unos cuantos al resto, así que mantendría la esperanza de encontrar gente en el bosque capaz de dejar a un lado las viejas rencillas. Tras escuchar las últimas palabras del dragón, que aseguraba encontrarse bien a pesar de su maltrecho aspecto, la de ojos verdes procedió a recoger y guardar cuanto había sacado de su bolsa.
Mientras tanto, y movida por la vergüenza que sus propios actos y los de los suyos le causaban, la elfa dejó su arma a un lado y se acercó al árbol en que había visto por primera vez a la bruja. Echando mano a una fina daga de acero, recitó una frase en su lengua materna y separó el Faelivrin de la corteza, para luego aproximarse al grupo y entregarlo a la de cabellos grises. - Toma lo que has venido a buscar, no me interpondré más en tu camino. - dijo con un hilo de voz, antes de desviar la vista hacia el moreno.
- Hay una pequeña aldea en la que conviven elfos y humanos no lejos de aquí, al norte…- indicó, acompañando las palabras con un gesto para apuntar en la dirección de la que hablaba. - La mayoría de los viajeros que vienen a Sandorai optan por hospedarse allí para evitar los peligros del bosque, os recibirán bien. - añadió, esperando que el extraño pudiese descansar y recuperarse de sus heridas en aquel asentamiento. Sobraba decir que aparte de alojamiento también podrían encontrar mercaderes, dispuestos a comerciar y venderles víveres si los necesitaban, aunque algunos preferían hacer negocio con la información.
Tras terminar, la muchacha inclinó levemente la cabeza a modo de despedida y se dio la vuelta, regresó junto a su arco y se perdió entre la vegetación, a partir de ese momento se lo pensaría dos veces antes de volver a apuntar a alguien. En realidad no tenía culpa, desde niña la habían adiestrado para ser una guardiana, pero aún era joven y debía aprender a ponerse límites cuando de proteger su hogar se trataba.
- Teniendo en cuenta que no es la única que está por aquí vigilando creo que sería buena idea visitar esa aldea, allí ambos podríais descansar unas horas ¿qué te parece? - preguntó la maga, que podía notar el entrecortado ronroneo de Zarpitas a su lado. No sabía si Sakun y su felino compañero tendrían otra ruta en mente, pero dadas las circunstancias y los problemas que habían tenido ya con los habitantes de la zona, ir en grupo resultaría mucho más seguro.
Guardó el Faelivrin en un tarro mientras esperaba la respuesta del dragón, luego emprendería el camino hacia el norte, con la esperanza de no sufrir más incidentes en el trayecto.
Off: añado lo de la aldea por si quieres meter algo de acción y que persigamos al mensajero que mencionaste, si es así puedes manejar a Elen para decir que te acompaña hasta el lugar.
Elen Calhoun
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Re: Descubriendo nuevas tierras [Interpretativo][Libre][1/1][CERRADO]
La conversación se tornó más tranquila, ahora se habían terminado las preocupaciones. Desde la llegada a Sandorai, absolutamente todo había sido combates, guerras y nada de descanso, sólo siguiendo una lucha que parecía eterna, esquivando ataques mortíferos y tratando de ser aceptado en unas tierras tan sagradas, tan libres de "maldad". Curarse se volvió una costumbre, quejarse también, incluso sangrar por una decisión. Como se refirió la dama hace unos minutos atrás, todo se transformaba en una especie de costumbre, más cuando el honor y los combates importan más que las vidas de las personas. La tarde era algo helada, ahora más porque se encontraban justo debajo de la sombra de los árboles, los cuales se agitaban y mayormente nos tenían alejado de cualquier rayo de sol. El odio desapareció, esfumándose rápidamente, aunque aparecieron una gran y espesa neblina que acumulaba todo Sandorai.
La cría apenas susurró las palabras que el dragón esperaba. Finalmente hizo una pequeña venia, despidiéndose de allí. Primero dio las indicaciones sobre una especie de aldea cerca de allí, dentro del frondoso lugar arbolado. El tigre estaba profundo en aquel sueño, con sus respiraciones lentas y ronroneando sonoramente. Aquella niña se fue de la escena, desapareció con la misma rapidez en la que se hizo presente. Ahora el silencio se apoderó del lugar. Elen propuso que fuesen a la aldea, sólo con la intención de que lograran encontrar alguna posada, la perfecta para que descansaran sus desgastados músculos, los cuales han escapado para escapar, recibir ataques, devolver agresiones. -Es lo mejor que podemos optar, sinceramente.-Murmuró por lo bajo, y sin más preámbulo, se fue levantando. Sus rodillas tronaron exageradamente, pero no le dio bastante importancia. Zarpitas aún se ubicaba relajándose, recuperando energías y sintiéndose más que protegido con semejantes guerreros rodeándolo.
Antes que alguien pudiera soltar un suspiro, una flecha cayó justo en la mitad de los dos héroes. El dragón miró el dardo, luego dirigió su observación a la chica de cabellos grisáceos; se quedó atónito e inmóvil por unos segundos. La saeta estaba encendida junto con un elemento circular que se asemejaba a las bombas hechas de pólvoras, esas mismas que al tener contacto con el fuego, causarían una catástrofe. -¡Cuidado!.-Justo cuando él vociferó la frase, explotó ese objeto, derrumbando algunos que otros troncos. El tigre despertó sorprendido y corrió lejos de las llamaradas, chillando y asustado; Zarpitas tenía horribles recuerdos con aquel elemento. Mientras trataba de largarse, fue embestido por dos corpulentos hombres, que lo agarraron de su pelaje y le dieron un par de rodillazos. Su gruñido de dolor fue suficiente para que Sakun oyese.
-¡Qué demonios hacéis con mi mascota!.-Su cuerpo aumentó el tamaño y justo cuando iba en contra de los malvados, fue golpeado con la empuñadura de una espada, justo en la nuca, dejándolo en el suelo, paralizado y con los ojos perdidos en el pasto.
Un hombre rubio de ojos azules fue el culpable de aquél ataque. -¿Os he sorprendido?...-Susurró el mismo joven, quien llevaba un extenso pergamino en su espalda. Era nada más y nada menos que el mensajero. -Opino que es una falta de respeto lo que habéis hecho. ¿Atacarme desde las sombras?, menuda idiotez. ¡Yo soy el rey de las sombras!. -Aprovechó para pisar el cuerpo del lagarto, presionando con bastante fuerza.
Cuando el humo del fuego se esfumó, la muchacha se percataría que estaba completamente rodeada por varios tipos con hachas, lanzas, arcos y espadas. -¡Somos el clan Xromec!.-Ante ésto, todos pegaron un grito de guerra y alzaron sus brazos, incluso los que tenían al animal, lo subieron de la cola.
-Y tú, maga...-Se acercó lentamente a ella, sonriendo ladinamente, mientras que su ceño estaba fruncido. -Más vale que no intentes nada... ¿Oíste?.-Sacó su espada, sin temer a absolutamente nada, colocando ésta en el cuello de Elen, sin importar lo que ella haría después.
-O tu cabeza será un buen trofeo...-Finalizó el discurso.
_________________________
Off: Libre movimiento. Sin embargo, es mejor tener en cuenta el repentino rodeo del clan Xromec. Como vez, Sakun no puede ayudarte, le han inmovilizado, al igual de Zarpitas.
La cría apenas susurró las palabras que el dragón esperaba. Finalmente hizo una pequeña venia, despidiéndose de allí. Primero dio las indicaciones sobre una especie de aldea cerca de allí, dentro del frondoso lugar arbolado. El tigre estaba profundo en aquel sueño, con sus respiraciones lentas y ronroneando sonoramente. Aquella niña se fue de la escena, desapareció con la misma rapidez en la que se hizo presente. Ahora el silencio se apoderó del lugar. Elen propuso que fuesen a la aldea, sólo con la intención de que lograran encontrar alguna posada, la perfecta para que descansaran sus desgastados músculos, los cuales han escapado para escapar, recibir ataques, devolver agresiones. -Es lo mejor que podemos optar, sinceramente.-Murmuró por lo bajo, y sin más preámbulo, se fue levantando. Sus rodillas tronaron exageradamente, pero no le dio bastante importancia. Zarpitas aún se ubicaba relajándose, recuperando energías y sintiéndose más que protegido con semejantes guerreros rodeándolo.
Antes que alguien pudiera soltar un suspiro, una flecha cayó justo en la mitad de los dos héroes. El dragón miró el dardo, luego dirigió su observación a la chica de cabellos grisáceos; se quedó atónito e inmóvil por unos segundos. La saeta estaba encendida junto con un elemento circular que se asemejaba a las bombas hechas de pólvoras, esas mismas que al tener contacto con el fuego, causarían una catástrofe. -¡Cuidado!.-Justo cuando él vociferó la frase, explotó ese objeto, derrumbando algunos que otros troncos. El tigre despertó sorprendido y corrió lejos de las llamaradas, chillando y asustado; Zarpitas tenía horribles recuerdos con aquel elemento. Mientras trataba de largarse, fue embestido por dos corpulentos hombres, que lo agarraron de su pelaje y le dieron un par de rodillazos. Su gruñido de dolor fue suficiente para que Sakun oyese.
-¡Qué demonios hacéis con mi mascota!.-Su cuerpo aumentó el tamaño y justo cuando iba en contra de los malvados, fue golpeado con la empuñadura de una espada, justo en la nuca, dejándolo en el suelo, paralizado y con los ojos perdidos en el pasto.
Un hombre rubio de ojos azules fue el culpable de aquél ataque. -¿Os he sorprendido?...-Susurró el mismo joven, quien llevaba un extenso pergamino en su espalda. Era nada más y nada menos que el mensajero. -Opino que es una falta de respeto lo que habéis hecho. ¿Atacarme desde las sombras?, menuda idiotez. ¡Yo soy el rey de las sombras!. -Aprovechó para pisar el cuerpo del lagarto, presionando con bastante fuerza.
Cuando el humo del fuego se esfumó, la muchacha se percataría que estaba completamente rodeada por varios tipos con hachas, lanzas, arcos y espadas. -¡Somos el clan Xromec!.-Ante ésto, todos pegaron un grito de guerra y alzaron sus brazos, incluso los que tenían al animal, lo subieron de la cola.
-Y tú, maga...-Se acercó lentamente a ella, sonriendo ladinamente, mientras que su ceño estaba fruncido. -Más vale que no intentes nada... ¿Oíste?.-Sacó su espada, sin temer a absolutamente nada, colocando ésta en el cuello de Elen, sin importar lo que ella haría después.
-O tu cabeza será un buen trofeo...-Finalizó el discurso.
_________________________
Off: Libre movimiento. Sin embargo, es mejor tener en cuenta el repentino rodeo del clan Xromec. Como vez, Sakun no puede ayudarte, le han inmovilizado, al igual de Zarpitas.
Sakun
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Re: Descubriendo nuevas tierras [Interpretativo][Libre][1/1][CERRADO]
Sakun estaba conforme con la idea de la bruja, y teniendo en cuenta el estado en que se encontraba y los peligros que podían estarlos acechando entre los árboles en aquel mismo instante, buscar la aldea era la mejor opción posible. Por ello el dragón no tardó en levantarse, con un sonoro crujido de sus rodillas, que de inmediato atrajo la atención de la hechicera.
Elen esperaba que el moreno no estuviese tratando de ocultar su dolor para parecer más fuerte, eso no los ayudaría en caso de que algún otro elfo o criatura los atacase. - No quiere que lo atienda pero debo estar atenta por si empeora…- pensó, antes de levantarse de la piedra que le había servido de asiento. No podía imaginarse a sí misma obligando a un dragón a dejarse curar, pero si veía que el estado de su compañero comenzaba a deteriorarse tendría que entrar en acción.
Pero la de ojos verdes no tendría ocasión de volver a preguntar ni decir palabra, pues antes de que alcanzase a abrir los labios un proyectil aterrizó entre ellos. Parte de la flecha estaba en llamas, pero lo realmente peligroso no era la punta ni el fuego, sino la extraña esfera que llevaba consigo.
Apenas tuvo tiempo para reaccionar tras la advertencia del dragón, pero consiguió cubrirse el rostro y tirarse al suelo antes de que la pólvora estallase, incendiando cuanto estaba a su alcance. Aquel acto no podía estar relacionado con los elfos, ya que estos destacaban por su puntería y no harían daño al bosque de forma tan gratuita, pero entonces ¿quién la había lanzado? Pronto lo descubrirían.
En medio del humo, y sin poder determinar la posición del moreno ni la de su mascota, la de cabellos cenicientos comenzó a levantarse, tapándose a medias el rostro con la manga de su camisa para no inhalar el tóxico gas. Alcanzó a escuchar unas voces y el lastimero gruñido del felino, pero no conseguía entender lo que pasaba a su alrededor, al menos hasta que el humo comenzó a disiparse.
Había varias figuras, demasiadas incluso, y por desgracia los tenían rodeados, aunque eso no era lo peor. Sakun yacía en el suelo con la mirada perdida, mientras Zarpitas era retenido por dos de aquellos extraños, que no le daban oportunidad de revolverse. El Clan Xromec, como no, estos hombres estaban bajo las órdenes del padre del dragón, y seguramente lo habían seguido hasta Sandorai para darle caza.
Dio un paso en dirección al moreno, en un intento por alcanzarlo y tratar de ayudarlo, pero pronto tuvo que detenerse al notar el filo de una espada en su cuello. Paseó la mirada por entre las siluetas, contando a todos los enemigos que podía ver desde su posición, para luego clavarla sobre el individuo que la amenazaba, un hombre rubio de ojos claros.
Sintió la tentación de sujetar la metálica hoja y aplicarle una descarga al mensajero, aprovechando lo conductor del material, pero teniendo en cuenta las posibles represalias que el resto tomarían contra sus compañeros no hizo nada, de momento. - Ojalá hubiese traído un juego de dagas. - pensó con desánimo, una sola no valdría para eliminar a tantos objetivos con la rapidez necesaria, ni siquiera combinando la telequinesis con sus poderes.
- Bueno ¿y ahora qué? ¿Piensas acabar con ellos utilizando a todos estos brutos? ¿Acaso no tienes lo que hay que tener para enfrentarte a él en igualdad de condiciones? Cobarde. - dijo con firmeza y un deje de desprecio, para provocarlo y que cometiese un error.
Elen esperaba que el moreno no estuviese tratando de ocultar su dolor para parecer más fuerte, eso no los ayudaría en caso de que algún otro elfo o criatura los atacase. - No quiere que lo atienda pero debo estar atenta por si empeora…- pensó, antes de levantarse de la piedra que le había servido de asiento. No podía imaginarse a sí misma obligando a un dragón a dejarse curar, pero si veía que el estado de su compañero comenzaba a deteriorarse tendría que entrar en acción.
Pero la de ojos verdes no tendría ocasión de volver a preguntar ni decir palabra, pues antes de que alcanzase a abrir los labios un proyectil aterrizó entre ellos. Parte de la flecha estaba en llamas, pero lo realmente peligroso no era la punta ni el fuego, sino la extraña esfera que llevaba consigo.
Apenas tuvo tiempo para reaccionar tras la advertencia del dragón, pero consiguió cubrirse el rostro y tirarse al suelo antes de que la pólvora estallase, incendiando cuanto estaba a su alcance. Aquel acto no podía estar relacionado con los elfos, ya que estos destacaban por su puntería y no harían daño al bosque de forma tan gratuita, pero entonces ¿quién la había lanzado? Pronto lo descubrirían.
En medio del humo, y sin poder determinar la posición del moreno ni la de su mascota, la de cabellos cenicientos comenzó a levantarse, tapándose a medias el rostro con la manga de su camisa para no inhalar el tóxico gas. Alcanzó a escuchar unas voces y el lastimero gruñido del felino, pero no conseguía entender lo que pasaba a su alrededor, al menos hasta que el humo comenzó a disiparse.
Había varias figuras, demasiadas incluso, y por desgracia los tenían rodeados, aunque eso no era lo peor. Sakun yacía en el suelo con la mirada perdida, mientras Zarpitas era retenido por dos de aquellos extraños, que no le daban oportunidad de revolverse. El Clan Xromec, como no, estos hombres estaban bajo las órdenes del padre del dragón, y seguramente lo habían seguido hasta Sandorai para darle caza.
Dio un paso en dirección al moreno, en un intento por alcanzarlo y tratar de ayudarlo, pero pronto tuvo que detenerse al notar el filo de una espada en su cuello. Paseó la mirada por entre las siluetas, contando a todos los enemigos que podía ver desde su posición, para luego clavarla sobre el individuo que la amenazaba, un hombre rubio de ojos claros.
Sintió la tentación de sujetar la metálica hoja y aplicarle una descarga al mensajero, aprovechando lo conductor del material, pero teniendo en cuenta las posibles represalias que el resto tomarían contra sus compañeros no hizo nada, de momento. - Ojalá hubiese traído un juego de dagas. - pensó con desánimo, una sola no valdría para eliminar a tantos objetivos con la rapidez necesaria, ni siquiera combinando la telequinesis con sus poderes.
- Bueno ¿y ahora qué? ¿Piensas acabar con ellos utilizando a todos estos brutos? ¿Acaso no tienes lo que hay que tener para enfrentarte a él en igualdad de condiciones? Cobarde. - dijo con firmeza y un deje de desprecio, para provocarlo y que cometiese un error.
Elen Calhoun
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Re: Descubriendo nuevas tierras [Interpretativo][Libre][1/1][CERRADO]
La situación se volvió algo completamente inesperado, ni siquiera estaban atentos a sus direcciones. Fueron emboscados de la peor manera posible, ahora debían pagar por sus errores, y lo último que oirían de Zarpitas, sería un gruñido extraño, antes de recibir un fuerte puñetazo en la mandíbula, haciendo que ésta rebote de izquierda a derecha y termine abajo, abierta y sangrante. Sus ojos quedaron cerrados y el cuerpo decayó, aunque aún era sostenido por los tipos. Sakun no podía creer lo rápido que había lllegado, ni siquiera lo alcanzó a estipular. ¿Acaso era la venganza por destruir aquella base ubicada en la Llanura Nevada?, ¿nunca debió meterse contra las fuerzas de su padre?. -¿D...Dónde estoy?...-Susurró por lo bajo, con su mente dando vueltas, literalmente. Pareció querer levantarse, pero lo único que reaccionó fue su pecho y su abdomen que se contrajo por unos minutos.
Los tipos que llevaban al felino agarrado, desaparecieron misteriosamente, con una velocidad impresionante. Por otro lado, la escena entre aquel fuerte mensajero, que a decir verdad, sus brazos se encontraban venosos y completamente hinchados, llenos de músculos por todos lados, casi igualando a los del semi lagarto, el cual ahora mismo, se encontraba deambulando por su cabeza, con sus ojos blanquecinos. Elen decidió a provocarlo, a lo que el tipo simplemente sonrió con esos gestos diabólicos. Su esclerótica se llenó de sangre y simplemente la observó, pegando la katana justo en la yugular de la bruja. Ahora si rotaba el arma, podría acabar con la vida en tan sólo unos segundos.
-Perdonad que lo diga, pero no funcionará.-Vocifero, usando una voz grave estremecedora, y coincidencialmente, apareció un indicio de tornado justo en la mitad de los dos. -Y para responder a su pregunta, mi intención no es asesinaros. Sólo quiero torturaros hasta que mi rostro no salga de sus cabezas... Nunca.-Finalizando con tan arrogante discurso, apartó la espada del cuello de ella, y la puso delante de su cuerpo. -Ahora... Sería una grosería que me fuera sin un regalo...-. Acto seguido, el filo del hierro se dirigió al estómago de ella, con la intención de atravesar éste completamente. Todos quedaron en shock, no sólo por eso, si no por lo siguiente, que fue completamente espontáneo.
El morocho logró recuperar su compostura, y la fuerza de sus nudillos fue suficiente para zamparle un sonoro y crujiente golpe en el rostro de aquel rubio malvado. -Sorpresa.-Habló. Los miembros del clan fueron rápidamente a socorrerlo, mientras que los otros comenzaron a lanzar flechas por doquier, tratando de agujerear los cuerpos de esos poderosos guerreros. -Corramos detrás de los árboles. ¡Rápido!, tenemos tiempo.-Murmuró el dragón hacia la maga.
Entretanto, el mensajero quedó inconsciente, aunque escaparon con él muy lejos, donde no hubiese peligro. Mientras tanto, la manada de soldados Xromec (cinco aproximadamente) se quedaron, para retenerlos. El grandullón comenzó a trasladarse de árbol a árbol para dirigirse a ese grupo de enemigos.
Desde la oscuridad, emergería un muchacho musculoso, quien se pararía al frente de la joven con ojos verdes. -Mi nombre es Kanji. Básicamente, sería el primo de Sakun, su amigo.-Aquel señor tenía el cabello rojo, algunas que otras cicatrices en su rostro y una armadura adherida a su tamaño. -También me dejaron a cargo de éste grupo que anteriormente les atacó.-Desde su espalda, sacó un hacha gigantesca.
-Y sin más preámbulo, usted deberá pelear si no quiere morir.-Definió, colocándose en guardia.
___________
Los tipos que llevaban al felino agarrado, desaparecieron misteriosamente, con una velocidad impresionante. Por otro lado, la escena entre aquel fuerte mensajero, que a decir verdad, sus brazos se encontraban venosos y completamente hinchados, llenos de músculos por todos lados, casi igualando a los del semi lagarto, el cual ahora mismo, se encontraba deambulando por su cabeza, con sus ojos blanquecinos. Elen decidió a provocarlo, a lo que el tipo simplemente sonrió con esos gestos diabólicos. Su esclerótica se llenó de sangre y simplemente la observó, pegando la katana justo en la yugular de la bruja. Ahora si rotaba el arma, podría acabar con la vida en tan sólo unos segundos.
-Perdonad que lo diga, pero no funcionará.-Vocifero, usando una voz grave estremecedora, y coincidencialmente, apareció un indicio de tornado justo en la mitad de los dos. -Y para responder a su pregunta, mi intención no es asesinaros. Sólo quiero torturaros hasta que mi rostro no salga de sus cabezas... Nunca.-Finalizando con tan arrogante discurso, apartó la espada del cuello de ella, y la puso delante de su cuerpo. -Ahora... Sería una grosería que me fuera sin un regalo...-. Acto seguido, el filo del hierro se dirigió al estómago de ella, con la intención de atravesar éste completamente. Todos quedaron en shock, no sólo por eso, si no por lo siguiente, que fue completamente espontáneo.
El morocho logró recuperar su compostura, y la fuerza de sus nudillos fue suficiente para zamparle un sonoro y crujiente golpe en el rostro de aquel rubio malvado. -Sorpresa.-Habló. Los miembros del clan fueron rápidamente a socorrerlo, mientras que los otros comenzaron a lanzar flechas por doquier, tratando de agujerear los cuerpos de esos poderosos guerreros. -Corramos detrás de los árboles. ¡Rápido!, tenemos tiempo.-Murmuró el dragón hacia la maga.
Entretanto, el mensajero quedó inconsciente, aunque escaparon con él muy lejos, donde no hubiese peligro. Mientras tanto, la manada de soldados Xromec (cinco aproximadamente) se quedaron, para retenerlos. El grandullón comenzó a trasladarse de árbol a árbol para dirigirse a ese grupo de enemigos.
Desde la oscuridad, emergería un muchacho musculoso, quien se pararía al frente de la joven con ojos verdes. -Mi nombre es Kanji. Básicamente, sería el primo de Sakun, su amigo.-Aquel señor tenía el cabello rojo, algunas que otras cicatrices en su rostro y una armadura adherida a su tamaño. -También me dejaron a cargo de éste grupo que anteriormente les atacó.-Desde su espalda, sacó un hacha gigantesca.
-Y sin más preámbulo, usted deberá pelear si no quiere morir.-Definió, colocándose en guardia.
- Kanji:
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Sakun
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Re: Descubriendo nuevas tierras [Interpretativo][Libre][1/1][CERRADO]
La bruja maldijo interiormente al ver que su treta no tenía el efecto esperado, aquel individuo sabía lo que se hacía y no caería en algo semejante. En vez de eso se limitó a responder tranquilamente a sus preguntas, para luego acercar más aun la afilada hoja de su arma al cuello de la joven, cuyas ganas de electrocutarlo aumentaban por momentos.
- Solo un poco más, pega el metal a la piel y verás lo que es bueno. - pensó, sabiendo que podía dirigir el eléctrico elemento a cualquier parte de su cuerpo si se concentraba lo suficiente. Sin embargo no tuvo ocasión de intentarlo, el mensajero retiró la espada y la colocó apuntando al vientre de la hechicera, para de inmediato tratar de atravesarla con la hoja.
La de ojos verdes podría haber esquivado la trayectoria del arma con un ágil movimiento hacia el lateral, pero no le hizo falta, Sakun había vuelto en sí y llegó a tiempo para propinar un contundente puñetazo al rubio, que se desplomó sobre la hierba. - Vaya vaya, parece que se le fue la fuerza por la boca. - musitó satisfecha al verlo en el suelo y totalmente indefenso.
Una simple descarga bastaría para rematarlo y dejar sin líder al grupo de Xromec, pero por desgracia no tuvo tiempo de aplicársela, otros ya venían a por él y las flechas de los arqueros pasaban a escasos centímetros de su posición. Haciendo caso al consejo del dragón, corrió hacia los árboles más cercanos para cubrirse de la lluvia de proyectiles, aunque tener que retroceder le molestaba bastante, no quería que aquel desgraciado consiguiese escapar después de haberla amenazado.
Pudo ver como Sakun se movía entre los árboles, avanzando en dirección al grupo de enemigos que se habían quedado para retenerlos y dar tiempo al resto. Eran cinco, un número más que asequible para tres compañeros, espera… ¿Dónde estaba Zarpitas? La maga comenzó a preocuparse por el felino, del cual no había ni rastro en la zona. ¿Se lo habían llevado? ¿Con que motivo?
En aquel momento solo se le ocurría que pudiesen tratar de usarlo como cebo para atraer al moreno a una trampa, cosa que no estaba dispuesta a permitir. Zarpitas siempre se había mostrado muy cariñoso con ella y no se quedaría tranquila hasta haberlo liberado y devuelto a su dueño.
Esperó a que la lluvia de flechas cesara antes de abandonar la cobertura del árbol, para al igual que el dragón, dirigirse contra el grupo de Xromec que aún quedaban a su alcance. Sin embargo no llegó lejos, pues otra figura emergió de entre la vegetación y le cortó el paso. El extraño decía ser primo de Sakun, pero claramente no estaba de su lado, pertenecía al clan contra el que ahora combatía la hechicera.
- Los asesinos no dan tantas explicaciones. - respondió la de cabellos grises con tono cortante, al tiempo que echaba la mano a la espalda para sacar su espada. Siempre prefería luchar con la daga o únicamente utilizando sus poderes, pero teniendo en cuenta el tamaño del hacha que portaba su oponente, un arma de mayor alcance parecía la opción adecuada.
No le llevó más de unos segundos crear la estrategia, combinar su elemento con el metal funcionaba estupendamente así que haría uso de eso, concentrando la electricidad alrededor de sus brazos y dejando que esta envolviese la hoja de su arma de forma visible. Bien podría haberlo hecho sin que se notase pero la verdad es que quería intimidar un poco al enemigo, que tendría que esquivar muy bien o se llevaría una buena descarga.
Resultaba divertido pensar que incluso el hacha o la armadura que llevaba para protegerse podrían ser su perdición, este extraño no sabía con quién se estaba metiendo. Sin más dilación, la hechicera lanzó una repentina descarga contra el pecho del pelirrojo, para luego adoptar la postura de defensa que le habían enseñado durante sus entrenamientos en Lunargenta.
- Solo un poco más, pega el metal a la piel y verás lo que es bueno. - pensó, sabiendo que podía dirigir el eléctrico elemento a cualquier parte de su cuerpo si se concentraba lo suficiente. Sin embargo no tuvo ocasión de intentarlo, el mensajero retiró la espada y la colocó apuntando al vientre de la hechicera, para de inmediato tratar de atravesarla con la hoja.
La de ojos verdes podría haber esquivado la trayectoria del arma con un ágil movimiento hacia el lateral, pero no le hizo falta, Sakun había vuelto en sí y llegó a tiempo para propinar un contundente puñetazo al rubio, que se desplomó sobre la hierba. - Vaya vaya, parece que se le fue la fuerza por la boca. - musitó satisfecha al verlo en el suelo y totalmente indefenso.
Una simple descarga bastaría para rematarlo y dejar sin líder al grupo de Xromec, pero por desgracia no tuvo tiempo de aplicársela, otros ya venían a por él y las flechas de los arqueros pasaban a escasos centímetros de su posición. Haciendo caso al consejo del dragón, corrió hacia los árboles más cercanos para cubrirse de la lluvia de proyectiles, aunque tener que retroceder le molestaba bastante, no quería que aquel desgraciado consiguiese escapar después de haberla amenazado.
Pudo ver como Sakun se movía entre los árboles, avanzando en dirección al grupo de enemigos que se habían quedado para retenerlos y dar tiempo al resto. Eran cinco, un número más que asequible para tres compañeros, espera… ¿Dónde estaba Zarpitas? La maga comenzó a preocuparse por el felino, del cual no había ni rastro en la zona. ¿Se lo habían llevado? ¿Con que motivo?
En aquel momento solo se le ocurría que pudiesen tratar de usarlo como cebo para atraer al moreno a una trampa, cosa que no estaba dispuesta a permitir. Zarpitas siempre se había mostrado muy cariñoso con ella y no se quedaría tranquila hasta haberlo liberado y devuelto a su dueño.
Esperó a que la lluvia de flechas cesara antes de abandonar la cobertura del árbol, para al igual que el dragón, dirigirse contra el grupo de Xromec que aún quedaban a su alcance. Sin embargo no llegó lejos, pues otra figura emergió de entre la vegetación y le cortó el paso. El extraño decía ser primo de Sakun, pero claramente no estaba de su lado, pertenecía al clan contra el que ahora combatía la hechicera.
- Los asesinos no dan tantas explicaciones. - respondió la de cabellos grises con tono cortante, al tiempo que echaba la mano a la espalda para sacar su espada. Siempre prefería luchar con la daga o únicamente utilizando sus poderes, pero teniendo en cuenta el tamaño del hacha que portaba su oponente, un arma de mayor alcance parecía la opción adecuada.
No le llevó más de unos segundos crear la estrategia, combinar su elemento con el metal funcionaba estupendamente así que haría uso de eso, concentrando la electricidad alrededor de sus brazos y dejando que esta envolviese la hoja de su arma de forma visible. Bien podría haberlo hecho sin que se notase pero la verdad es que quería intimidar un poco al enemigo, que tendría que esquivar muy bien o se llevaría una buena descarga.
Resultaba divertido pensar que incluso el hacha o la armadura que llevaba para protegerse podrían ser su perdición, este extraño no sabía con quién se estaba metiendo. Sin más dilación, la hechicera lanzó una repentina descarga contra el pecho del pelirrojo, para luego adoptar la postura de defensa que le habían enseñado durante sus entrenamientos en Lunargenta.
Elen Calhoun
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Re: Descubriendo nuevas tierras [Interpretativo][Libre][1/1][CERRADO]
El dragón se movió intrépidamente por los árboles, tratando de que su sombra no sea vista por los atacantes, ni siquiera por los animales que siquiera estaban allí, viendo la escena desde la lejanía, atentos a lo que sería una matanza peligrosa. Unos soldados dieron pasos hacia atrás, y comenzaron a lanzar de sus flechas hacia cada raíz de los robles, logrando que éstos caigan agresivamente, esperando encontrar los cuerpos de nuestros héroes. Uno en tensión, porque oía los pasos bastante cerca, incluso estuvo a punto de gritar por ayuda, pero antes de que lo hiciese, el semi lagarto lo agarró del cuello, estampándole la boca contra el suelo, como si quisiera aplastarla. Frunció sorprendente el ceño, ahora con sus músculos mejor extendidos que antes, más venosos y morenos, lo que significaba una cosa; el tipo moriría. Y así fue, sus inhalaciones fueron cortadas y terminó ahogándose con la propia saliva.
Antes de que el grandullón pudiese hacer algo al respecto, fue sorprendido por dos saetas que cayeron justo a sus lados. Sakun se quedó expectante hacia donde provenían, y cuando oyó el típico silbido, se inclinó, logrando esquivar el objeto, aunque ganándose un exagerado corte en su frente, algo que no tardó en sangrar, aunque no en cantidades alarmantes. -Os mandaré bajo tierra, sólo permanezcan escondidos.-Murmuró agresivamente, viéndose su libido salvaje en su rostro. Antes de que fuese emboscado por detrás con una daga, dio un giro hacia la izquierda. Acto seguido, tomó de la muñeca al muchacho, le partió el hueso y con un puñetazo justo en el centro de su tabique, fue suficiente para que también muriese lentamente y sin aire.
Otro chocó su arma justo cuando el musculoso la desenvainaba. Usó su espada para contraatacar, y además de eso, se cubrió con aquel cuerpo, salvándose de otra flecha cerca, sin embargo, ahora él sabía de donde disparaba. Corrió hasta el arbusto, y ni siquiera gastó tiempo tratando de sacarlo del cúmulo de hojas... Sólo enterró la katana allí, escuchándose un grito desgarrado, que luego se calmó con el pasar del tiempo. Ya había terminado con la primer parte de la división, ahora todo dependía en buscar a los canallas que habían robado a su mascota.
Entretanto, el pelirrojo estaba listo para luchar contra Elen, aunque antes respondió al comentario. -Se ha confundido... No soy un asesino, pero mi gremio sí lo es, lo que significa...-Fue su última explicación, y lanzó su ataque con el hacha.
_______________
Off: Perdón por la demora, mucho agobio ésta semana. Deberás combatir contra Kanji, puedes usarlo como PNJ. Suerte. Relata una batalla.
Antes de que el grandullón pudiese hacer algo al respecto, fue sorprendido por dos saetas que cayeron justo a sus lados. Sakun se quedó expectante hacia donde provenían, y cuando oyó el típico silbido, se inclinó, logrando esquivar el objeto, aunque ganándose un exagerado corte en su frente, algo que no tardó en sangrar, aunque no en cantidades alarmantes. -Os mandaré bajo tierra, sólo permanezcan escondidos.-Murmuró agresivamente, viéndose su libido salvaje en su rostro. Antes de que fuese emboscado por detrás con una daga, dio un giro hacia la izquierda. Acto seguido, tomó de la muñeca al muchacho, le partió el hueso y con un puñetazo justo en el centro de su tabique, fue suficiente para que también muriese lentamente y sin aire.
Otro chocó su arma justo cuando el musculoso la desenvainaba. Usó su espada para contraatacar, y además de eso, se cubrió con aquel cuerpo, salvándose de otra flecha cerca, sin embargo, ahora él sabía de donde disparaba. Corrió hasta el arbusto, y ni siquiera gastó tiempo tratando de sacarlo del cúmulo de hojas... Sólo enterró la katana allí, escuchándose un grito desgarrado, que luego se calmó con el pasar del tiempo. Ya había terminado con la primer parte de la división, ahora todo dependía en buscar a los canallas que habían robado a su mascota.
Entretanto, el pelirrojo estaba listo para luchar contra Elen, aunque antes respondió al comentario. -Se ha confundido... No soy un asesino, pero mi gremio sí lo es, lo que significa...-Fue su última explicación, y lanzó su ataque con el hacha.
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Off: Perdón por la demora, mucho agobio ésta semana. Deberás combatir contra Kanji, puedes usarlo como PNJ. Suerte. Relata una batalla.
Sakun
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Re: Descubriendo nuevas tierras [Interpretativo][Libre][1/1][CERRADO]
Kanji recibió la descarga pero ésta no pareció afectarle demasiado, lo que indicaba claramente que su armadura no estaba hecha con materiales conductores, sino que debía tratarse de cuero reforzado. - No importa, puedo traspasar eso con la espada. - pensó la bruja, mientras se preparaba para repeler el ataque que sin duda estaba por llegar. El pelirrojo asió con fuerza el mango de su hacha y lanzó un tajo en vertical, alzando el arma por encima de sus hombros para luego descargar el golpe de forma descendente hacia la maga.
Predecible y lento, puede que el guerrero fuese fuerte pero su oponente contaba con la ventaja de la agilidad, así que no tuvo problemas para esquivarlo hacia un lado. Desde el costado, la de ojos verdes aprovechó el momento e hizo un amplio movimiento con la hoja de su espada, logrando hacer un corte en la parte externa de la pierna a su adversario, cuya vestimenta no era suficiente para protegerlo.
El guerrero no se detuvo, ni siquiera mostró la más mínima molestia por el tajo recibido, alzó de nuevo el hacha y se preparó para atacar otra vez. El punto fuerte de Kanji era su resistencia, tanto al dolor como al esfuerzo físico, lo que le permitía descargar más golpes que un individuo normal antes de cansarse. Los filos de ambas armas chocaron en varias ocasiones, en las que la hechicera tuvo que retroceder por culpa de la intensidad con que su enemigo atacaba.
Si bien ganaba en destreza, la de cabellos cenicientos sabía que no podía superar al pelirrojo en fuerza, debía trazar un plan y ejecutarlo cuanto antes, para que el cansancio no hiciese mella en sus capacidades. Echando mano de la daga que llevaba en el cinturón, decidió llevar a la práctica alguno de los movimientos que el entrenador de Lunargenta le había enseñado, tratando de apartar de sí el hacha con ayuda del puñal para luego utilizar la espada contra el Xromec.
No le resultó fácil, pero esquivar un par de tajos de Kanji consiguió enganchar el hacha con la daga momentáneamente, tenía que aprovechar aquella oportunidad para hacer el mayor daño posible. Buscando debilitar uno de los puntos de apoyo del hombre, dirigió la espada nuevamente hacia la misma pierna que había herido antes, pero ésta vez cortando por la parte interna, donde se encontraban las venas y arterias más importantes de la extremidad.
Pese a su trabajada resistencia, aquel corte si tuvo un efecto visible en el rostro del guerrero, que frunció el ceño y apretó los labios, antes de tirar bruscamente de su arma. Aquel repentino movimiento consiguió desequilibrar a la bruja durante unos instantes, lo suficiente para que el pelirrojo girase el hacha y la golpease con el mango a la altura del vientre, consiguiendo que la joven se doblase de dolor.
Elen retrocedió y observó como la sangre empezaba a manchar el pantalón del Xromec, que en cuestión de minutos se vería considerablemente debilitado, pero quizá ella no tuviese tanto tiempo. Haciendo acopio de sus fuerzas, concentró la electricidad y la manipuló hasta crear un muro de energía a su alrededor, justo a tiempo para que el hacha de Kanji se viese alcanzada por el elemento y lo condujese a través del brazo de su portador, que quedó aturdido.
- Tengo que rematarlo ahora. - musitó la bruja, pero en realidad no sabía bien qué hacer con aquel enemigo. Pertenecía al clan contra el que Sakun luchaba pero también seguía siendo parte de su familia, ojalá el dragón hubiese estado allí para decidir por ella. Los segundos pasaban y el riesgo de que volviese en sí era cada vez mayor, así que no lo pensó más, avanzó hacia su objetivo y lo desarmó asestando un tajo a su muñeca con la daga, para luego quitarse uno de los guantes y aplicarle la electricidad directamente a través de la herida.
Los ojos de Kanji se abrieron desmesuradamente en respuesta, y por un momento la hechicera pudo ver en ellos el miedo a lo que venía, la inevitable muerte. Al menos fue rápida, tras unos segundos el guerrero perdió el conocimiento y su cuerpo se desplomó sobre el suelo, pero su corazón aún resistió durante un poco más, antes de pararse definitivamente por la súbita energía que lo alcanzaba.
La de cabellos grises tuvo que agacharse un poco para mantener la corriente, pero tras comprobar que ya no respiraba, soltó la muñeca de Kanji y enfundó sus armas, aún quedaba mucho que hacer. Escrutó los alrededores en busca de alguna pista que pudiese indicarle la posición del dragón, pero lo único que alcanzó a ver fueron unos cuantos cuerpos yaciendo sobre la hierba, Sakun se había encargado del grupo que trataba de retenerlos.
Sin perder tiempo se dirigió hacia el lugar y trató de buscar el rastro de su compañero, al que pudo ver no demasiado lejos de su posición. - ¿Sabes por dónde se han ido? - preguntó alzando la voz, mientras terminaba de alcanzarlo.
Predecible y lento, puede que el guerrero fuese fuerte pero su oponente contaba con la ventaja de la agilidad, así que no tuvo problemas para esquivarlo hacia un lado. Desde el costado, la de ojos verdes aprovechó el momento e hizo un amplio movimiento con la hoja de su espada, logrando hacer un corte en la parte externa de la pierna a su adversario, cuya vestimenta no era suficiente para protegerlo.
El guerrero no se detuvo, ni siquiera mostró la más mínima molestia por el tajo recibido, alzó de nuevo el hacha y se preparó para atacar otra vez. El punto fuerte de Kanji era su resistencia, tanto al dolor como al esfuerzo físico, lo que le permitía descargar más golpes que un individuo normal antes de cansarse. Los filos de ambas armas chocaron en varias ocasiones, en las que la hechicera tuvo que retroceder por culpa de la intensidad con que su enemigo atacaba.
Si bien ganaba en destreza, la de cabellos cenicientos sabía que no podía superar al pelirrojo en fuerza, debía trazar un plan y ejecutarlo cuanto antes, para que el cansancio no hiciese mella en sus capacidades. Echando mano de la daga que llevaba en el cinturón, decidió llevar a la práctica alguno de los movimientos que el entrenador de Lunargenta le había enseñado, tratando de apartar de sí el hacha con ayuda del puñal para luego utilizar la espada contra el Xromec.
No le resultó fácil, pero esquivar un par de tajos de Kanji consiguió enganchar el hacha con la daga momentáneamente, tenía que aprovechar aquella oportunidad para hacer el mayor daño posible. Buscando debilitar uno de los puntos de apoyo del hombre, dirigió la espada nuevamente hacia la misma pierna que había herido antes, pero ésta vez cortando por la parte interna, donde se encontraban las venas y arterias más importantes de la extremidad.
Pese a su trabajada resistencia, aquel corte si tuvo un efecto visible en el rostro del guerrero, que frunció el ceño y apretó los labios, antes de tirar bruscamente de su arma. Aquel repentino movimiento consiguió desequilibrar a la bruja durante unos instantes, lo suficiente para que el pelirrojo girase el hacha y la golpease con el mango a la altura del vientre, consiguiendo que la joven se doblase de dolor.
Elen retrocedió y observó como la sangre empezaba a manchar el pantalón del Xromec, que en cuestión de minutos se vería considerablemente debilitado, pero quizá ella no tuviese tanto tiempo. Haciendo acopio de sus fuerzas, concentró la electricidad y la manipuló hasta crear un muro de energía a su alrededor, justo a tiempo para que el hacha de Kanji se viese alcanzada por el elemento y lo condujese a través del brazo de su portador, que quedó aturdido.
- Tengo que rematarlo ahora. - musitó la bruja, pero en realidad no sabía bien qué hacer con aquel enemigo. Pertenecía al clan contra el que Sakun luchaba pero también seguía siendo parte de su familia, ojalá el dragón hubiese estado allí para decidir por ella. Los segundos pasaban y el riesgo de que volviese en sí era cada vez mayor, así que no lo pensó más, avanzó hacia su objetivo y lo desarmó asestando un tajo a su muñeca con la daga, para luego quitarse uno de los guantes y aplicarle la electricidad directamente a través de la herida.
Los ojos de Kanji se abrieron desmesuradamente en respuesta, y por un momento la hechicera pudo ver en ellos el miedo a lo que venía, la inevitable muerte. Al menos fue rápida, tras unos segundos el guerrero perdió el conocimiento y su cuerpo se desplomó sobre el suelo, pero su corazón aún resistió durante un poco más, antes de pararse definitivamente por la súbita energía que lo alcanzaba.
La de cabellos grises tuvo que agacharse un poco para mantener la corriente, pero tras comprobar que ya no respiraba, soltó la muñeca de Kanji y enfundó sus armas, aún quedaba mucho que hacer. Escrutó los alrededores en busca de alguna pista que pudiese indicarle la posición del dragón, pero lo único que alcanzó a ver fueron unos cuantos cuerpos yaciendo sobre la hierba, Sakun se había encargado del grupo que trataba de retenerlos.
Sin perder tiempo se dirigió hacia el lugar y trató de buscar el rastro de su compañero, al que pudo ver no demasiado lejos de su posición. - ¿Sabes por dónde se han ido? - preguntó alzando la voz, mientras terminaba de alcanzarlo.
Elen Calhoun
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Re: Descubriendo nuevas tierras [Interpretativo][Libre][1/1][CERRADO]
Las disputas se terminaron, tan rápidamente que nadie se lo esperaría. Todos los cuerpos Xromec quedaron reposando en el suelo, con moretones en todas sus partes, sin importar en cuál posición, estaban adoloridos, agonizando y al borde de la muerte, mientras que otros lamentablemente habían perdido sus vidas. Aún Sakun respiraba de forma agitada, con sus manos en las rodillas y su torso algo inclinado, sudando exageradamente desde el rostro. Giró su cabeza, y se sorprendió al ver la escena en que la de cabellos grisáceos luchaba contra un pelirrojo. Entrecerró un poco sus ojos, pero sin hacer tanto esfuerzo, lo reconoció, era su primo de la infancia, ese mismo que siempre lo dejaba en ridículo. Empuñó sus manos, dispuesto a entrometerse, pero vio que Elen terminó con la vida de él, dejando al grandullón atónito, dado que básicamente éste hombre tenía las mismas condiciones físicas y el poder de nuestro héroe. La señorita había realizado una hazaña digna de ser halagada. ¿Tanto había incrementado su fuerza?, ¿La maga estaba destinada a reinar todo Aerandir?. ¿Los dioses estaban de su lado?.
"Una especie de recuerdo llegó a la cabeza del hombre, en donde un Kanji más joven le daba una paliza a su primo, dejándolo en el suelo y quejándose. -¡Idiota!. Nuestro tío tenía razón, eres un debilucho, ni siquiera puedes mantenerte en pie.-Susurró, para luego soltar una carcajada fuerte, una que todos los del clan Xromec imitarían al instante. No pasaron más de 2 minutos cuando aparecieron dos corpulentos hombres del gremio natal de Sakun, los Fairsteur. Si nos introducíamos bien en esa época, había una tensión entre los dos clanes, y aún era peor, sabiéndose que el morocho era perteneciente a las dos familias. Todos estaban atentos, expectantes e intranquilos por la evolución de éste niño, dado que cuando se convirtiese en dragón y escupiera el elemento, sabrían a que grupo pertenecería.
-Sakun, te hemos dicho que no vengas aquí, no eres bienvenido...-Susurró el guardia Fairsteur, subiendo al niño en sus hombros, teniéndolo ahí mientras que dedicaba una observación furiosa hacia los soldados de agua. -Disculpen las acciones del crío, les aseguramos que no volverá a venir... Aunque, es triste que vosotros dejaseis luchar a un par de jóvenes.-Todos volvieron a soltar una risa, ahora más fuerte. La conmoción fue sorprendente, algo que nuestro diminuto héroe no olvidaría en su vida.
-¡Imbéciles!.-Gritó el niñato, callando a todos los del clan Xromec. -¡Algún día os mataré, a todos, no dejaré a nadie vivo!.-Su mirada radiaba puro odio, incluso cuando colocó su mirada en el pelirrojo con quien anteriormente combatía, le asustó un poco. -¡También será tu destino Kanji!.-."
Oyó la voz de la mujer, la cual lo sacó de sus más profundas remembranzas. Sacudió bruscamente la cabeza. -Eh... Sí, sí, creo que han ido por esa dirección.-Señaló una especie de camino frondoso, acumulado de varios pájaros que surcaban los robles cómodos. Antes que pudiera recitar otra palabra, se escuchó un fuerte ruido detrás de ellos, y una sombra no tardó en cubrirles sus cuerpos. El dragón fue el primero en darse cuenta, incluso tragó un mar de saliva, y lentamente se dio la vuelta, preparado para luchar. Un hombre emergió junto con sus dos mascotas, todos con el mismo tamaño colosal.
-¿¡Son ellos, Fairiel!?-Una poderosa voz se tomó toda la escena.
-Sí, papá... Es la joven de cabellos grises y el señor ojos de raya.-Se asomó una chiquilla, montada en un gigantesco lobo, la misma nena que había atacado a Elen con una flecha.
Bueno... Un gran saludo, aventureros. Mi nombre es Bartar y escuchamos algunos ruidos. Vimos pasar a unos hombres con un tigre, aunque no se preocupen, he mandado a mis hijos a que los cacen. Súbanse, los llevaré a donde se dirigen, van a la aldea.-Explicó velozmente, y sin más preámbulo, el lobo no tardó en acercarse al lado de la bruja. El mamífero la agarró del vestido, subiéndola al lomo, junto con Fairiel.
Por otro lado, el otro animal era un avestruz de patas largas, que torpemente agarró la cabeza del morocho y lo subió de esa forma, junto con Bartar.
__________________
Off: Elen llegará primero a la aldea y encontrará a los hijos de Bartar adoloridos y en el suelo. Podrás preguntar si deseas qué sucedió y manejar los PNJs de ellos.
PD: Si parece muy metarol, tan sólo dime y edito. (Suelo apoderarme de las cosas u.u, disculpa).
"Una especie de recuerdo llegó a la cabeza del hombre, en donde un Kanji más joven le daba una paliza a su primo, dejándolo en el suelo y quejándose. -¡Idiota!. Nuestro tío tenía razón, eres un debilucho, ni siquiera puedes mantenerte en pie.-Susurró, para luego soltar una carcajada fuerte, una que todos los del clan Xromec imitarían al instante. No pasaron más de 2 minutos cuando aparecieron dos corpulentos hombres del gremio natal de Sakun, los Fairsteur. Si nos introducíamos bien en esa época, había una tensión entre los dos clanes, y aún era peor, sabiéndose que el morocho era perteneciente a las dos familias. Todos estaban atentos, expectantes e intranquilos por la evolución de éste niño, dado que cuando se convirtiese en dragón y escupiera el elemento, sabrían a que grupo pertenecería.
-Sakun, te hemos dicho que no vengas aquí, no eres bienvenido...-Susurró el guardia Fairsteur, subiendo al niño en sus hombros, teniéndolo ahí mientras que dedicaba una observación furiosa hacia los soldados de agua. -Disculpen las acciones del crío, les aseguramos que no volverá a venir... Aunque, es triste que vosotros dejaseis luchar a un par de jóvenes.-Todos volvieron a soltar una risa, ahora más fuerte. La conmoción fue sorprendente, algo que nuestro diminuto héroe no olvidaría en su vida.
-¡Imbéciles!.-Gritó el niñato, callando a todos los del clan Xromec. -¡Algún día os mataré, a todos, no dejaré a nadie vivo!.-Su mirada radiaba puro odio, incluso cuando colocó su mirada en el pelirrojo con quien anteriormente combatía, le asustó un poco. -¡También será tu destino Kanji!.-."
Oyó la voz de la mujer, la cual lo sacó de sus más profundas remembranzas. Sacudió bruscamente la cabeza. -Eh... Sí, sí, creo que han ido por esa dirección.-Señaló una especie de camino frondoso, acumulado de varios pájaros que surcaban los robles cómodos. Antes que pudiera recitar otra palabra, se escuchó un fuerte ruido detrás de ellos, y una sombra no tardó en cubrirles sus cuerpos. El dragón fue el primero en darse cuenta, incluso tragó un mar de saliva, y lentamente se dio la vuelta, preparado para luchar. Un hombre emergió junto con sus dos mascotas, todos con el mismo tamaño colosal.
-¿¡Son ellos, Fairiel!?-Una poderosa voz se tomó toda la escena.
-Sí, papá... Es la joven de cabellos grises y el señor ojos de raya.-Se asomó una chiquilla, montada en un gigantesco lobo, la misma nena que había atacado a Elen con una flecha.
Bueno... Un gran saludo, aventureros. Mi nombre es Bartar y escuchamos algunos ruidos. Vimos pasar a unos hombres con un tigre, aunque no se preocupen, he mandado a mis hijos a que los cacen. Súbanse, los llevaré a donde se dirigen, van a la aldea.-Explicó velozmente, y sin más preámbulo, el lobo no tardó en acercarse al lado de la bruja. El mamífero la agarró del vestido, subiéndola al lomo, junto con Fairiel.
Por otro lado, el otro animal era un avestruz de patas largas, que torpemente agarró la cabeza del morocho y lo subió de esa forma, junto con Bartar.
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Off: Elen llegará primero a la aldea y encontrará a los hijos de Bartar adoloridos y en el suelo. Podrás preguntar si deseas qué sucedió y manejar los PNJs de ellos.
PD: Si parece muy metarol, tan sólo dime y edito. (Suelo apoderarme de las cosas u.u, disculpa).
Sakun
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Re: Descubriendo nuevas tierras [Interpretativo][Libre][1/1][CERRADO]
El dragón parecía estar sumido en sus pensamientos, pero tras unos instantes reaccionó y respondió a la pregunta de la bruja, señalando la dirección que habían tomado el resto de guerreros Xromec. Cada segundo que pasaba ponía en riesgo al felino, así que se dispuso a seguir el camino de inmediato, pero un extraño ruido a su espalda la detuvo. Sintiendo como la tensión se apoderaba de su cuerpo, comenzó a girarse lentamente, tratando de ver por el rabillo del ojo a qué se enfrentaban ahora.
Por un instante creyó que intentaban atacarlos por la retaguardia, sobre todo al ver al extraño elfo que hablaba, pero suspiró aliviada al reconocer el rostro de quien le acompañaba, la joven que anteriormente la había herido por accidente. El hombre resultó ser el padre de la muchacha, cuyo nombre ahora si conocía, Fairiel. Tras presentarse y revelar a los viajeros que habían visto al tigre y sus captores, Bartar trató de tranquilizarlos añadiendo que ya había enviado a sus hijos para dar caza a los intrusos y se ofreció a llevarlos hacia la aldea.
El lobo en que iba Fairiel se acercó a la hechicera sin perder tiempo, aferró la tela de su camisa con las fauces y tiró de ella para subirla a su lomo, cosa a la que la de ojos verdes no opuso resistencia. Una vez arriba ambas se miraron por un instante, y coincidieron en dejar de lado lo ocurrido, no tenía importancia. En cuanto Sakun estuvo junto a Bartar, sobre una especie de avestruz enorme, ambos animales emprendieron el camino hacia el pequeño asentamiento, donde esperaban dar con los dragones Xromec y Zarpitas.
Sin embargo, la escena que verían al llegar sería muy diferente a lo que querían encontrar, los hijos del elfo yacían en el suelo y emitían débiles quejidos de dolor, pero sus atacantes no parecían estar por las cercanías. La de cabellos cenicientos bajó del lobo de un salto y corrió hacia ellos con preocupación, no podían permitirse perder el rastro del enemigo pero tampoco dejarlos allí en aquel estado.
- ¿Qué ha pasado? - preguntó nada más llegar junto al primero, para luego hacer una revisión visual al joven y determinar la gravedad de sus heridas. Por suerte solo presentaba algunos cortes superficiales y zonas amoratadas a causa de los golpes recibidos, se recuperaría con algo de descanso y analgésicos. - E…eran más fuertes de lo que esperábamos… no pudimos detenerlos…- respondió con la respiración entrecortada.
- ¿Alcanzaste a ver por dónde se fueron? - volvió a preguntar la hechicera, al tiempo que sacaba de su bolsa un par de infusiones de Inhibis para que los heridos pudiesen ser atendidos. Fairiel llegó a su lado alterada, se arrodilló y trató de levantar la cabeza de su hermano para que pudiese tomar la poción, mientras su nerviosa mirada iba del rostro de la bruja al del elfo. - Por ese camino, se dirigían al centro de la aldea. - contestó tras beber parte de la pócima.
- Esto le aliviará los dolores, ¿puedes encargarte de dárselo al otro? - musitó la maga, ésta vez dirigiéndose a Fairiel, que asintió con la cabeza en respuesta. Bartar podría ayudarla para que ninguno de sus hermanos saliese mal parado de aquel desafortunado encuentro, pero la misión del dragón y la hechicera estaba clara, debían rescatar al tigre de manos de aquellos desgraciados, que no dudarían en hacerle daño si tenían ocasión.
- ¡Sakun! ¡Se han ido por ahí! - exclamó, indicándole la dirección a seguir. La de cabellos cenicientos esperaba no llegar tarde, Zarpitas era un animal noble y no se merecía lo que le estaba pasando, tenían que encontrarlo cuanto antes y de paso dar un escarmiento a quienes se lo habían llevado.
Por un instante creyó que intentaban atacarlos por la retaguardia, sobre todo al ver al extraño elfo que hablaba, pero suspiró aliviada al reconocer el rostro de quien le acompañaba, la joven que anteriormente la había herido por accidente. El hombre resultó ser el padre de la muchacha, cuyo nombre ahora si conocía, Fairiel. Tras presentarse y revelar a los viajeros que habían visto al tigre y sus captores, Bartar trató de tranquilizarlos añadiendo que ya había enviado a sus hijos para dar caza a los intrusos y se ofreció a llevarlos hacia la aldea.
El lobo en que iba Fairiel se acercó a la hechicera sin perder tiempo, aferró la tela de su camisa con las fauces y tiró de ella para subirla a su lomo, cosa a la que la de ojos verdes no opuso resistencia. Una vez arriba ambas se miraron por un instante, y coincidieron en dejar de lado lo ocurrido, no tenía importancia. En cuanto Sakun estuvo junto a Bartar, sobre una especie de avestruz enorme, ambos animales emprendieron el camino hacia el pequeño asentamiento, donde esperaban dar con los dragones Xromec y Zarpitas.
Sin embargo, la escena que verían al llegar sería muy diferente a lo que querían encontrar, los hijos del elfo yacían en el suelo y emitían débiles quejidos de dolor, pero sus atacantes no parecían estar por las cercanías. La de cabellos cenicientos bajó del lobo de un salto y corrió hacia ellos con preocupación, no podían permitirse perder el rastro del enemigo pero tampoco dejarlos allí en aquel estado.
- ¿Qué ha pasado? - preguntó nada más llegar junto al primero, para luego hacer una revisión visual al joven y determinar la gravedad de sus heridas. Por suerte solo presentaba algunos cortes superficiales y zonas amoratadas a causa de los golpes recibidos, se recuperaría con algo de descanso y analgésicos. - E…eran más fuertes de lo que esperábamos… no pudimos detenerlos…- respondió con la respiración entrecortada.
- ¿Alcanzaste a ver por dónde se fueron? - volvió a preguntar la hechicera, al tiempo que sacaba de su bolsa un par de infusiones de Inhibis para que los heridos pudiesen ser atendidos. Fairiel llegó a su lado alterada, se arrodilló y trató de levantar la cabeza de su hermano para que pudiese tomar la poción, mientras su nerviosa mirada iba del rostro de la bruja al del elfo. - Por ese camino, se dirigían al centro de la aldea. - contestó tras beber parte de la pócima.
- Esto le aliviará los dolores, ¿puedes encargarte de dárselo al otro? - musitó la maga, ésta vez dirigiéndose a Fairiel, que asintió con la cabeza en respuesta. Bartar podría ayudarla para que ninguno de sus hermanos saliese mal parado de aquel desafortunado encuentro, pero la misión del dragón y la hechicera estaba clara, debían rescatar al tigre de manos de aquellos desgraciados, que no dudarían en hacerle daño si tenían ocasión.
- ¡Sakun! ¡Se han ido por ahí! - exclamó, indicándole la dirección a seguir. La de cabellos cenicientos esperaba no llegar tarde, Zarpitas era un animal noble y no se merecía lo que le estaba pasando, tenían que encontrarlo cuanto antes y de paso dar un escarmiento a quienes se lo habían llevado.
Elen Calhoun
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Re: Descubriendo nuevas tierras [Interpretativo][Libre][1/1][CERRADO]
Como todos especulaban, el gigantesco lobo iba a unas velocidades impresionantes, incluso alcanzaría a sobrepasarlos por mucho tiempo, dejando al tranquilo Bartar con esa avestruz que a pesar de correr, avanzaba muy poco a comparación del otro animal. El semi dragón frunció el ceño de forma exagerada, desesperándose por la demora. Finalmente apareció un tornado justo en la mitad de los bosques, logrando que las hojas comenzaran a moverse circularmente, hasta que se partieron en dos, notándose que la tempestad era poderosa, algo que ninguno de los dos resistiría, y si lo logran, terminarían con graves cortes en sus cuerpos. -Diablos, otro retraso... No lograré rescatar a Zarpitas.-Lanzó una indirecta el muchacho, cruzándose de brazos y mirando seriamente a la mascota debilucha, a punto de perder la paciencia.
-No subestimes el poder de un anciano. ¡Menos si es un elfo!.-Respondió el gran hombre, regalando una sonrisa, la cual el de ojos rasgados la tomó muy mal. En cuestión de segundos, extendió sus manos, notándose que desde la palma salía una aurora blanquecina, densa y poderosa, incluso se expandía por los cuerpos de los presentes. Ésta, como una serpiente, se dirigió hasta el huracán, introduciéndose justo en el medio. Aquel señor empezó a recitar oraciones, quien ninguno de los dos entendía, pero los resultados se vieron al instante. El tifón desapareció con la misma rapidez en que llegó. El camino quedó despejado y no preludiaron más, si no que avanzaron con toda la velocidad que la avestruz podría, o sea, tres árboles por minuto.
El tiempo pasó más rápido, y justamente cuando vieron unas siluetas desde la lejanía, se apresuraron aún más. -Son ellos, ¿no?.-Susurró, forzando su vista, notando que al parecer dos tipos estaban en el suelo. Bartar asintió con la cabeza, perdiendo su típica sonrisa, ahora mostrando una ira que ni siquiera el lagarto podía igualar. Cuando se acercaron lo suficiente, el vejete saltó de modo acrobático, colocando los pies en el suelo. Avanzó con suma prisa, perdiendo el brillo de los ojos al ver lo que menos esperaba... Ver a sus hijos en el suelo, adoloridos y con la sangre esparcida por su pecho. Una gota de sudor bajó por la frente del morocho, que también pensaba en su mascota, y quizá, podría morir, probablemente encuentre a su tigrillo de esa manera, o peor.
Elen no tardó en darle indicaciones, no hubo tiempo de saludos. Por otro lado, el veterano le dio un consejo, que sonó más como una orden, por su repentino estado de confusión. -Llévate el lobo, joven guerrero.-Pronunció Bartar, mientras atendía a sus críos. -La maga irá con vosotros más tarde... Primero le necesitamos aquí.-Murmuró, a punto de derramar las lagrimas, tal vez estaba arrepentido de entrometerse en ese problema.
-Sí señor...-Saltó al gigantesco mamífero, y éste salió disparatado. Esquivaba los árboles con mucha facilidad, al igual que saltaba los arbustos. Sus colmillos estaban afilados y los ojos grises radiaban frialdad, disposición y energía. Sakun cayó en cuenta que el monstruo, el cual montaba, lo podría ayudar en el siguiente combate que disputaría contra el mensajero, o en pocas palabras, con la división del clan Xromec.
Pronto todo se convertiría en una carrera...
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-No subestimes el poder de un anciano. ¡Menos si es un elfo!.-Respondió el gran hombre, regalando una sonrisa, la cual el de ojos rasgados la tomó muy mal. En cuestión de segundos, extendió sus manos, notándose que desde la palma salía una aurora blanquecina, densa y poderosa, incluso se expandía por los cuerpos de los presentes. Ésta, como una serpiente, se dirigió hasta el huracán, introduciéndose justo en el medio. Aquel señor empezó a recitar oraciones, quien ninguno de los dos entendía, pero los resultados se vieron al instante. El tifón desapareció con la misma rapidez en que llegó. El camino quedó despejado y no preludiaron más, si no que avanzaron con toda la velocidad que la avestruz podría, o sea, tres árboles por minuto.
El tiempo pasó más rápido, y justamente cuando vieron unas siluetas desde la lejanía, se apresuraron aún más. -Son ellos, ¿no?.-Susurró, forzando su vista, notando que al parecer dos tipos estaban en el suelo. Bartar asintió con la cabeza, perdiendo su típica sonrisa, ahora mostrando una ira que ni siquiera el lagarto podía igualar. Cuando se acercaron lo suficiente, el vejete saltó de modo acrobático, colocando los pies en el suelo. Avanzó con suma prisa, perdiendo el brillo de los ojos al ver lo que menos esperaba... Ver a sus hijos en el suelo, adoloridos y con la sangre esparcida por su pecho. Una gota de sudor bajó por la frente del morocho, que también pensaba en su mascota, y quizá, podría morir, probablemente encuentre a su tigrillo de esa manera, o peor.
Elen no tardó en darle indicaciones, no hubo tiempo de saludos. Por otro lado, el veterano le dio un consejo, que sonó más como una orden, por su repentino estado de confusión. -Llévate el lobo, joven guerrero.-Pronunció Bartar, mientras atendía a sus críos. -La maga irá con vosotros más tarde... Primero le necesitamos aquí.-Murmuró, a punto de derramar las lagrimas, tal vez estaba arrepentido de entrometerse en ese problema.
-Sí señor...-Saltó al gigantesco mamífero, y éste salió disparatado. Esquivaba los árboles con mucha facilidad, al igual que saltaba los arbustos. Sus colmillos estaban afilados y los ojos grises radiaban frialdad, disposición y energía. Sakun cayó en cuenta que el monstruo, el cual montaba, lo podría ayudar en el siguiente combate que disputaría contra el mensajero, o en pocas palabras, con la división del clan Xromec.
Pronto todo se convertiría en una carrera...
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Sakun
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Re: Descubriendo nuevas tierras [Interpretativo][Libre][1/1][CERRADO]
Bartar proporcionó a Sakun un medio rápido de transporte, cediéndole el lobo para que siguiera con la persecución de aquellos desgraciados, pero la joven tendría que quedarse un poco más allí, atendiendo a los heridos. Elen observó con cierto desasosiego cómo el dragón se marchaba solo, puede que la bestia que montaba le sirviese de ayuda pero ella también quería participar en el rescate de Zarpitas.
Resignada, volvió sobre sus pasos y se agachó junto al segundo de los elfos, que presentaba cortes algo más graves que los de su hermano. El muchacho parecía mucho menor que Fairiel, aunque con los de su raza la apariencia no podía tenerse en cuenta del mismo modo que con un humano, sin duda tendría más años sobre su espalda que la de ojos verdes. - Tranquilo, intenta no moverte. - dijo con voz suave, mientras apartaba levemente la tela de su camisa para descubrir el corte que la teñía de rojo.
La herida se extendía desde el costado al vientre, pero por suerte no era profunda, ningún órgano se había visto afectado. Sin embargo, la pérdida de sangre podía ser peligrosa, así que no perdió tiempo. Extrajo de su bolsa otra infusión de Inhibis, pero ésta tenía un toque diferente, rosa sangrante para cicatrizar con rapidez las heridas. Vertió el brebaje sobre el tajo con delicadeza y se apresuró a sujetar al muchacho, que en cuestión de segundos comenzó a quejarse con más ímpetu y revolverse, a causa del escozor.
- Aguanta, pronto pasará pero tienes que ser fuerte. - musitó la hechicera, con expresión triste en el rostro. Aquellos jóvenes habían tratado de ayudar a un par de desconocidos de forma altruista, y ver lo que les había pasado por ello no era agradable. Bartar no tardó en acercarse y colocarse junto a su hijo, mientras Fairiel se mantenía al lado del otro. - Que impotencia, poder manejar la naturaleza y no tener capacidad para sanar a mis propios hijos. - dijo casi en un susurro, y en ese momento la de cabellos cenicientos comprendió por qué había mandado a Sakun solo.
El elfo no contaba con el don curativo que solían tener los de su raza, pero poseía otro igualmente poderoso, una profunda conexión con el bosque y todos los seres vivos que en el habitaban, lo que le permitía manipular a voluntad árboles, plantas y animales. La bruja se preguntó por un momento si Fairiel estaría en la misma situación que su padre, pero prefirió no preguntar y concentrarse en sanar al joven que sujetaba.
Tras unos minutos el joven dejó de quejarse, empezó a respirar con un ritmo más calmado y buscó con la mirada a la maga. - Gracias. - musitó, antes de volverse hacia Bartar. - Tranquilo padre, estaré bien. - añadió, pero por el momento era mejor que no tratase de levantarse, cualquier movimiento brusco podría provocar que se reabriese la herida. Por ello, la de ojos verdes volvió a rebuscar en su bolsa de cuero y extrajo un ungüento cicatrizante, junto con algunas vendas.
Aplicó la pasta sobre el corte y vendó la zona afectada, de modo que el elfo pudiese empezar a moverse con cuidado para ponerse en pie, con ayuda de su padre y de ella misma. Luego se acercó a Fairiel y terminó de atender al otro hermano, que pudo levantarse al cabo de unos instantes. Con ambos ya en mejor estado, y habiendo dejado en manos de la muchacha los productos necesarios para que siguiesen el tratamiento hasta mejorar del todo, Bartar comenzó a recitar unas palabras en su lengua materna, cada vez más alto.
El bosque reaccionó de inmediato a su voz, abriendo un camino que la llevaría directamente al lugar donde se encontraba su compañero. - Ve hechicera, siempre estaré en deuda contigo. - dijo con lentitud, antes de que un aullido se alzase por encima del resto de sonidos del bosque. De entre los arbustos surgió un Scrunt, que de inmediato se situó junto a la maga y esperó a que ésta se subiese a su lomo, cosa que no tardó en hacer.
La bestia dirigió una mirada al elfo y tras escuchar unas últimas palabras de éste en su lengua natal, emprendió la carrera a través de los árboles. Para Elen no resultó sencillo mantenerse sobre el animal, tenía que aferrarse a la especie de raíces que lo formaban y tener cuidado de no caerse, pero pronto encontraría al dragón y podría ayudarlo a recuperar a su mascota, eso era lo importante.
Off: Tienes permiso para decir que Elen llega a donde te encuentras.
Resignada, volvió sobre sus pasos y se agachó junto al segundo de los elfos, que presentaba cortes algo más graves que los de su hermano. El muchacho parecía mucho menor que Fairiel, aunque con los de su raza la apariencia no podía tenerse en cuenta del mismo modo que con un humano, sin duda tendría más años sobre su espalda que la de ojos verdes. - Tranquilo, intenta no moverte. - dijo con voz suave, mientras apartaba levemente la tela de su camisa para descubrir el corte que la teñía de rojo.
La herida se extendía desde el costado al vientre, pero por suerte no era profunda, ningún órgano se había visto afectado. Sin embargo, la pérdida de sangre podía ser peligrosa, así que no perdió tiempo. Extrajo de su bolsa otra infusión de Inhibis, pero ésta tenía un toque diferente, rosa sangrante para cicatrizar con rapidez las heridas. Vertió el brebaje sobre el tajo con delicadeza y se apresuró a sujetar al muchacho, que en cuestión de segundos comenzó a quejarse con más ímpetu y revolverse, a causa del escozor.
- Aguanta, pronto pasará pero tienes que ser fuerte. - musitó la hechicera, con expresión triste en el rostro. Aquellos jóvenes habían tratado de ayudar a un par de desconocidos de forma altruista, y ver lo que les había pasado por ello no era agradable. Bartar no tardó en acercarse y colocarse junto a su hijo, mientras Fairiel se mantenía al lado del otro. - Que impotencia, poder manejar la naturaleza y no tener capacidad para sanar a mis propios hijos. - dijo casi en un susurro, y en ese momento la de cabellos cenicientos comprendió por qué había mandado a Sakun solo.
El elfo no contaba con el don curativo que solían tener los de su raza, pero poseía otro igualmente poderoso, una profunda conexión con el bosque y todos los seres vivos que en el habitaban, lo que le permitía manipular a voluntad árboles, plantas y animales. La bruja se preguntó por un momento si Fairiel estaría en la misma situación que su padre, pero prefirió no preguntar y concentrarse en sanar al joven que sujetaba.
Tras unos minutos el joven dejó de quejarse, empezó a respirar con un ritmo más calmado y buscó con la mirada a la maga. - Gracias. - musitó, antes de volverse hacia Bartar. - Tranquilo padre, estaré bien. - añadió, pero por el momento era mejor que no tratase de levantarse, cualquier movimiento brusco podría provocar que se reabriese la herida. Por ello, la de ojos verdes volvió a rebuscar en su bolsa de cuero y extrajo un ungüento cicatrizante, junto con algunas vendas.
Aplicó la pasta sobre el corte y vendó la zona afectada, de modo que el elfo pudiese empezar a moverse con cuidado para ponerse en pie, con ayuda de su padre y de ella misma. Luego se acercó a Fairiel y terminó de atender al otro hermano, que pudo levantarse al cabo de unos instantes. Con ambos ya en mejor estado, y habiendo dejado en manos de la muchacha los productos necesarios para que siguiesen el tratamiento hasta mejorar del todo, Bartar comenzó a recitar unas palabras en su lengua materna, cada vez más alto.
El bosque reaccionó de inmediato a su voz, abriendo un camino que la llevaría directamente al lugar donde se encontraba su compañero. - Ve hechicera, siempre estaré en deuda contigo. - dijo con lentitud, antes de que un aullido se alzase por encima del resto de sonidos del bosque. De entre los arbustos surgió un Scrunt, que de inmediato se situó junto a la maga y esperó a que ésta se subiese a su lomo, cosa que no tardó en hacer.
La bestia dirigió una mirada al elfo y tras escuchar unas últimas palabras de éste en su lengua natal, emprendió la carrera a través de los árboles. Para Elen no resultó sencillo mantenerse sobre el animal, tenía que aferrarse a la especie de raíces que lo formaban y tener cuidado de no caerse, pero pronto encontraría al dragón y podría ayudarlo a recuperar a su mascota, eso era lo importante.
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Elen Calhoun
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Re: Descubriendo nuevas tierras [Interpretativo][Libre][1/1][CERRADO]
La tensión aumentaba aún más, ahora el tiempo estaba contado. Una vida estaba en peligro, y una más que fundamental en la historia del dragón, quien se movía con una velocidad incomparable con su gigantesco lobo, que saltaba de esquina a esquina, esquivando y derribando cada uno de los árboles que se metían en sus caminos. Por cada avance que el animal daba, botaba una gran cantidad de espuma, la suficiente para empapar toda la flora del lugar. Sandorai presenciaba la persecución más intensa de todas, una que seguramente no se volvería a dar. Mientras avanzaban, el mamífero lograba contactar el olor, aunque ese hedor era bastante extraño, dado que junto a ellos se encontraba alguien más, o más bien, algo más. Sus galopeadas eran poderosas, y el sonido se triplicó de algún modo. Sakun no tardó en alertarse, y entrecerrando sus ojos para ver con mejor rango, encontró al mensajero, montado en otra especie de monstruo.
-Allí están...-Susurró, y justo cuando el dúo los captó, se movieron con más prisa hacia el objetivo. El mensajero giró su cabeza de repente, viendo al par de seres persiguiéndolo. -¡Oh!, pero si es Sakun, el imbécil que atrevió a zamparme un puñetazo.-Musitó con cierta burla, y sus secuaces que también estaban montados en el gigantesco Orgrack, se giraron con sus ceños fruncidos, preparando sus arcos. La guerra inició, ahora los silbidos se apoderaron de la escena, oyéndose cada dardo viajando hacia la misma dirección. Aquella criatura logró evadir cada ataque, saltando de roble en roble, hasta impulsarse contra sus adversarios... Incluso alcanzó a embestir al Orgrack.
Un soldado del clan Xromec perdió el equilibrio, cayendo al suelo de cabeza, quien se desnucó con facilidad. Rugieron los dos animales al mismo tiempo, el rubio se enojó tanto que ordenó encarecidamente el asesinato del morocho, pero a pesar de todas las flechas que se desplazaban como diluvios, ninguna lograba enterrarse en el cuerpo del muchacho. El seguimiento no paraba, seguían escapando, y a pesar de la distancia, el musculoso hombre alcanzaba a ver a Zarpitas, recostado en el lomo de la fiera. Se llenó de ira, la suficiente para sacar su espada, pensando en saltar hacia la montura en frente de él, así lograría desollar al recadero. Antes que se preparara, un Scrunt apareció justamente en el acto, pero llegando de forma horizontal.
El Orgrack colisionó con la nueva bestia, pero tan agresivamente, que sus dueños cayeron al suelo. Elen caería con fuerza al suelo, al igual que el hombre de cabellos amarillos junto con sus secuaces. Por otro lado, el lobo se resbalaría y terminaría golpeándose contra una roca, viéndose que los tres cuadrúpedos quedarían inconscientes en el suelo. El encuentro del trío fue completamente épico. El moreno apenas abrió sus ojos, luego de sacudir su cabeza y limpiarse el polvo de su ropa. Sin más preámbulo, miró a la chica de cabellos blanquecinos, quedándose estupefacto. ¿Cómo llegó en tan pocos minutos?.
-¿Qué haces aquí, Elen?.-Apenas pudo pronunciar, pero no contarían con los 4 guardias, que se acercaban de modo salvaje, cargando sus lanzas. -Diablos...-Sakun se giraría ahora empuñando sus manos. La batalla final ya se acercaba. Entretanto, el mensajero se levantó paulatinamente después del golpe, y acto seguido, se dispondría a buscar el cuerpo del tigrillo. ¿Aprovecharía el tiempo que tiene mientras se encargan de sus seguidores?.
-Allí están...-Susurró, y justo cuando el dúo los captó, se movieron con más prisa hacia el objetivo. El mensajero giró su cabeza de repente, viendo al par de seres persiguiéndolo. -¡Oh!, pero si es Sakun, el imbécil que atrevió a zamparme un puñetazo.-Musitó con cierta burla, y sus secuaces que también estaban montados en el gigantesco Orgrack, se giraron con sus ceños fruncidos, preparando sus arcos. La guerra inició, ahora los silbidos se apoderaron de la escena, oyéndose cada dardo viajando hacia la misma dirección. Aquella criatura logró evadir cada ataque, saltando de roble en roble, hasta impulsarse contra sus adversarios... Incluso alcanzó a embestir al Orgrack.
Un soldado del clan Xromec perdió el equilibrio, cayendo al suelo de cabeza, quien se desnucó con facilidad. Rugieron los dos animales al mismo tiempo, el rubio se enojó tanto que ordenó encarecidamente el asesinato del morocho, pero a pesar de todas las flechas que se desplazaban como diluvios, ninguna lograba enterrarse en el cuerpo del muchacho. El seguimiento no paraba, seguían escapando, y a pesar de la distancia, el musculoso hombre alcanzaba a ver a Zarpitas, recostado en el lomo de la fiera. Se llenó de ira, la suficiente para sacar su espada, pensando en saltar hacia la montura en frente de él, así lograría desollar al recadero. Antes que se preparara, un Scrunt apareció justamente en el acto, pero llegando de forma horizontal.
El Orgrack colisionó con la nueva bestia, pero tan agresivamente, que sus dueños cayeron al suelo. Elen caería con fuerza al suelo, al igual que el hombre de cabellos amarillos junto con sus secuaces. Por otro lado, el lobo se resbalaría y terminaría golpeándose contra una roca, viéndose que los tres cuadrúpedos quedarían inconscientes en el suelo. El encuentro del trío fue completamente épico. El moreno apenas abrió sus ojos, luego de sacudir su cabeza y limpiarse el polvo de su ropa. Sin más preámbulo, miró a la chica de cabellos blanquecinos, quedándose estupefacto. ¿Cómo llegó en tan pocos minutos?.
-¿Qué haces aquí, Elen?.-Apenas pudo pronunciar, pero no contarían con los 4 guardias, que se acercaban de modo salvaje, cargando sus lanzas. -Diablos...-Sakun se giraría ahora empuñando sus manos. La batalla final ya se acercaba. Entretanto, el mensajero se levantó paulatinamente después del golpe, y acto seguido, se dispondría a buscar el cuerpo del tigrillo. ¿Aprovecharía el tiempo que tiene mientras se encargan de sus seguidores?.
Sakun
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Re: Descubriendo nuevas tierras [Interpretativo][Libre][1/1][CERRADO]
El scrunt avanzaba frenéticamente a través de la vegetación, con el único objetivo de cumplir las órdenes que le habían dado hacía unos minutos, llevar a la chica hasta aquellos que habían atacado a los hijos del elfo y ayudarla a terminar con ellos. Parecía fácil, y teniendo en cuenta la fuerza y rapidez de la criatura incluso más, pero los enemigos también contaban con sus propias bestias.
Guiándose por su desarrollado olfato, el scrunt no dudó en ningún momento sobre el camino a seguir, y fue acelerando aún más conforme se acercaba a su destino. Pronto la bruja pudo escuchar algunas voces, mezcladas con extraños gruñidos que pronto se apagaron para dar paso al inconfundible sonido de las flechas al salir disparadas de los arcos. - Tenemos que ir más rápido. - dejó escapar la de ojos verdes con tono ligeramente preocupado, mientras espoleaba a su montura para que apresurase el paso.
La criatura entendió de inmediato lo que quería, y haciendo acopio de las fuerzas que le quedaban, lanzó un sprint que a punto estuvo de tirarla al suelo. Sujetándose con firmeza a las raíces que formaban el lomo del scrunt, la hechicera pudo atisbar algunas figuras entre los árboles, pero con la velocidad a la que se movía resultaba muy complicado identificar a quiénes pertenecían.
Aun así no freno, ni siquiera por la presencia de los Ograrcks, buscó con la mirada hasta encontrar al mensajero y dirigió la bestia hacia él, ese desgraciado se merecía recibir una lección y la de cabellos cenicientos iba a dársela. El scrunt no vaciló ni por un momento, embistió de forma contundente al ser que montaba el rubio y mandó al mensajero directamente contra la hierba, pero la maga no pudo mantenerse sobre su lomo con el impacto, y también terminó rodando por el suelo. Ambas criaturas quedaron fuera de combate tras el choque, dejando a sus jinetes la tarea de seguir con la pelea.
Sintiendo el amargo sabor de la sangre en el labio, la bruja ahogó un quejido y se levantó tan rápido como pudo, justo a tiempo para escuchar la pregunta del dragón, que probablemente no esperaba una entrada tan repentina por su parte. No había tiempo para explicaciones, aún quedaban varios guerreros Xromec y el mensajero intentaba escabullirse para ir nuevamente a por Zarpitas, aquello tenía que terminar y ya.
Con ayuda de la telequinesis, la afilada daga de la hechicera se alzó en el aire, para acto seguido dispararse hacia la garganta de uno de los enemigos que avanzaba hacia su posición. El terror se apoderó de los últimos segundos de vida de aquel hombre, que comenzó a ahogarse con su propia sangre y cayó pesadamente sobre la hierba instantes después. Elen avanzó hacia el cuerpo inerte y lo giró bruscamente, para recuperar su arma y encarar al siguiente individuo, que tras ver lo que la joven había hecho sin siquiera pensárselo dos veces, empezó a dudar.
- Tarde para tener miedo ¿no crees? - dijo la maga, cuyo aspecto ahora imponía más. La oscura sombra que enmarcaba sus ojos resaltaba en contraste con lo blanca de su piel, y el tener los cabellos desordenados y diversos cortes repartidos por el mentón y los brazos no hacían sino darle apariencia de dura. Demonio, sí, así la habían llamado durante un tiempo en los bajos fondos de Lunargenta, cuando pasaba las noches en las catacumbas y no mostraba ni una pizca de humanidad.
¿Cuántas vidas había arrebatado desde entonces? Hacía mucho que había perdido la cuenta, y lo que al principio le había resultado tan complicado ahora no le costaba nada. Alzó la mano en cuanto lo vio venir, y la descarga impactó directamente en el pecho del guerrero, que quedó momentáneamente aturdido. Sin perder tiempo, corrió hacia él y le aplicó la corriente directamente, aferrándolo por el cuello con firmeza y dejando que su elemento se liberase con todo su destructivo potencial.
Segundos, eso fue lo que tardó el Xromec en morir, y para cuando su cuerpo tocó el suelo, la bruja ya tenía la vista sobre el siguiente objetivo. El mensajero, que aprovechando el caos intentaba volver hacia el lugar en que yacía Zarpitas, con a saber qué malas intenciones, sería el próximo en probar la magia que corría por sus venas.
Guiándose por su desarrollado olfato, el scrunt no dudó en ningún momento sobre el camino a seguir, y fue acelerando aún más conforme se acercaba a su destino. Pronto la bruja pudo escuchar algunas voces, mezcladas con extraños gruñidos que pronto se apagaron para dar paso al inconfundible sonido de las flechas al salir disparadas de los arcos. - Tenemos que ir más rápido. - dejó escapar la de ojos verdes con tono ligeramente preocupado, mientras espoleaba a su montura para que apresurase el paso.
La criatura entendió de inmediato lo que quería, y haciendo acopio de las fuerzas que le quedaban, lanzó un sprint que a punto estuvo de tirarla al suelo. Sujetándose con firmeza a las raíces que formaban el lomo del scrunt, la hechicera pudo atisbar algunas figuras entre los árboles, pero con la velocidad a la que se movía resultaba muy complicado identificar a quiénes pertenecían.
Aun así no freno, ni siquiera por la presencia de los Ograrcks, buscó con la mirada hasta encontrar al mensajero y dirigió la bestia hacia él, ese desgraciado se merecía recibir una lección y la de cabellos cenicientos iba a dársela. El scrunt no vaciló ni por un momento, embistió de forma contundente al ser que montaba el rubio y mandó al mensajero directamente contra la hierba, pero la maga no pudo mantenerse sobre su lomo con el impacto, y también terminó rodando por el suelo. Ambas criaturas quedaron fuera de combate tras el choque, dejando a sus jinetes la tarea de seguir con la pelea.
Sintiendo el amargo sabor de la sangre en el labio, la bruja ahogó un quejido y se levantó tan rápido como pudo, justo a tiempo para escuchar la pregunta del dragón, que probablemente no esperaba una entrada tan repentina por su parte. No había tiempo para explicaciones, aún quedaban varios guerreros Xromec y el mensajero intentaba escabullirse para ir nuevamente a por Zarpitas, aquello tenía que terminar y ya.
Con ayuda de la telequinesis, la afilada daga de la hechicera se alzó en el aire, para acto seguido dispararse hacia la garganta de uno de los enemigos que avanzaba hacia su posición. El terror se apoderó de los últimos segundos de vida de aquel hombre, que comenzó a ahogarse con su propia sangre y cayó pesadamente sobre la hierba instantes después. Elen avanzó hacia el cuerpo inerte y lo giró bruscamente, para recuperar su arma y encarar al siguiente individuo, que tras ver lo que la joven había hecho sin siquiera pensárselo dos veces, empezó a dudar.
- Tarde para tener miedo ¿no crees? - dijo la maga, cuyo aspecto ahora imponía más. La oscura sombra que enmarcaba sus ojos resaltaba en contraste con lo blanca de su piel, y el tener los cabellos desordenados y diversos cortes repartidos por el mentón y los brazos no hacían sino darle apariencia de dura. Demonio, sí, así la habían llamado durante un tiempo en los bajos fondos de Lunargenta, cuando pasaba las noches en las catacumbas y no mostraba ni una pizca de humanidad.
¿Cuántas vidas había arrebatado desde entonces? Hacía mucho que había perdido la cuenta, y lo que al principio le había resultado tan complicado ahora no le costaba nada. Alzó la mano en cuanto lo vio venir, y la descarga impactó directamente en el pecho del guerrero, que quedó momentáneamente aturdido. Sin perder tiempo, corrió hacia él y le aplicó la corriente directamente, aferrándolo por el cuello con firmeza y dejando que su elemento se liberase con todo su destructivo potencial.
Segundos, eso fue lo que tardó el Xromec en morir, y para cuando su cuerpo tocó el suelo, la bruja ya tenía la vista sobre el siguiente objetivo. El mensajero, que aprovechando el caos intentaba volver hacia el lugar en que yacía Zarpitas, con a saber qué malas intenciones, sería el próximo en probar la magia que corría por sus venas.
Elen Calhoun
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Re: Descubriendo nuevas tierras [Interpretativo][Libre][1/1][CERRADO]
La escena se había tornado interesante, donde cualquiera podría suceder en aquellos segundos. La última batalla estaba por comenzar, o mejor dicho, en el auténtico desenlace. Los primeros guerreros se encargaron de atacar a la maga, que esperándolos con tranquilidad, los logró desarmar e incluso acabar con sus vidas. No hubo mucho tiempo para que Sakun también esquivara los golpes de sus contrincantes, viendo que el antebrazo de uno alcanzó a rozar su hombro, pero gracias a sus buenos reflejos, logró hasta partir el brazo del pobre hombre. Un alarido se apoderó del lugar, lo que alertó al siguiente soldado, que sacando su arma se llenó de valor para lanzar estocadas hacia el cuerpo del lagarto, pero ésto no le sirvió mucho, cada uno lo desvió e incluso usó el torso del anteriormente herido, así bloqueaba y terminaba con uno al instante. -Diablos... ¿Qué he hecho?.-Concluyó un guardia, a punto de rendirse, si no fuera porque el mensajero, en su apuro de encontrar el cuerpo de Zarpitas, estaba pendiente de cada movimiento propinado por el morocho.
-Masacrar mi clan...-Respondió, recompensando amabilidad, antes de que acabara con su vida, de una buena degollada en el cuelo. Éste cayó lentamente al suelo, tratando de decir algo, pero su voz salía desde la garganta cortada, algo desagradable. Entretanto, el dragón rápidamente se dirigió hasta el mensajero, con sus puños como duras piedras, dispuesto a descuartizarlo con su katana. Antes que llegara justo al eje del hombre, el mismo Orgrack ya había despertado, chocando poderosamente al morocho con su mandíbula. Salió rodando por el pasto, sin parar, sin siquiera detenerse, no podía ejecutar ningún movimiento para detener ese impulso tan poderoso.
Finalmente se detuvo, y giró su cabeza, atónito por el ataque. -¿Cómo d...?-Antes que terminase, la criatura volvió a galopear hacia el muchacho, pero fue interceptado por el Scrunt, que misteriosamente también abrió los ojos, viéndose una pelea colosal y muy entretenida. Por otro lado, el lobo le brindó ayuda al Scrunt, aprisionando el animal enemigo con sus poderosos cuerpos. Se encargaron de clavarle los colmillos a la criatura antiguamente manejada por el rubio ese. El dragón aprovechó para alistarse y gatear hasta donde el mensajero.
Mierda... Bueno, no tengo otra opción.-Raiko (El nombre del villano), desenvainó su espada, inflando bruscamente el pecho, hasta el punto que estuvo en pocos momento de cortar la nariz de Sakun. Los metales rápidamente se chocaron, viéndose una impresionante chispa esparciéndose de dirección a dirección. -Prepárate...-Aquel musculoso logró desarmar a su enemigo, y finalmente lanzó el filo de su arma contra el estomago del correo, pero éste tuvo el tiempo suficiente para inclinarse y pasar entre las piernas del joven.
Raiko no estaba nervioso, incluso confiaba en sí, se le había subestimado... Era muy fuerte. Mientras tanto, Fairsteur saltó hacia adelante, girando velozmente su cuerpo, colocando sus ojos justo en el hombre. -No podrás con ésto...-El semi lagarto empezó a apuñalar con potencia al suelo, esperando en asesinarlo de esa manera, pero aquel mensajero no tardó en agarrar la espada con su mano, algo loco pero a la vez valiente. -¿Ahora... Qué harás?...-De repente, desde las entrañas del despreciable rubio se oían sus huesos tronar, incluso el color de los ojos había cambiado, ahora eran azules, como el mar.
Desde su espalda emergieron unas enormes alas, al mismo tiempo que su cuerpo se estiró en una rapidez impresionante. La piel se le llenó de escamas con el color del cielo, y finalmente, su cola era tan larga que hacia el recorrido desde ahí hasta la ubicación de Bartar junto con sus hijos. -¡Grwwaaaaaar!-Soltó un audible rugido.
Sakun se sorprendió y lo último que recibió, fue un agresivo garrazo en todo el centro de su pecho, dejándolo inconsciente. Elen pronto notaría la colosal presencia cerca de ella, con la intención de asesinarla.
_________________________
Off: Te dejo en tus manos lo de derrotar a Raiko. Suerte. Si deseas, narra una pelea y cómo hagas en ésta. Ahora será más difícil porque el mensajero está transformado.
-Masacrar mi clan...-Respondió, recompensando amabilidad, antes de que acabara con su vida, de una buena degollada en el cuelo. Éste cayó lentamente al suelo, tratando de decir algo, pero su voz salía desde la garganta cortada, algo desagradable. Entretanto, el dragón rápidamente se dirigió hasta el mensajero, con sus puños como duras piedras, dispuesto a descuartizarlo con su katana. Antes que llegara justo al eje del hombre, el mismo Orgrack ya había despertado, chocando poderosamente al morocho con su mandíbula. Salió rodando por el pasto, sin parar, sin siquiera detenerse, no podía ejecutar ningún movimiento para detener ese impulso tan poderoso.
Finalmente se detuvo, y giró su cabeza, atónito por el ataque. -¿Cómo d...?-Antes que terminase, la criatura volvió a galopear hacia el muchacho, pero fue interceptado por el Scrunt, que misteriosamente también abrió los ojos, viéndose una pelea colosal y muy entretenida. Por otro lado, el lobo le brindó ayuda al Scrunt, aprisionando el animal enemigo con sus poderosos cuerpos. Se encargaron de clavarle los colmillos a la criatura antiguamente manejada por el rubio ese. El dragón aprovechó para alistarse y gatear hasta donde el mensajero.
Mierda... Bueno, no tengo otra opción.-Raiko (El nombre del villano), desenvainó su espada, inflando bruscamente el pecho, hasta el punto que estuvo en pocos momento de cortar la nariz de Sakun. Los metales rápidamente se chocaron, viéndose una impresionante chispa esparciéndose de dirección a dirección. -Prepárate...-Aquel musculoso logró desarmar a su enemigo, y finalmente lanzó el filo de su arma contra el estomago del correo, pero éste tuvo el tiempo suficiente para inclinarse y pasar entre las piernas del joven.
Raiko no estaba nervioso, incluso confiaba en sí, se le había subestimado... Era muy fuerte. Mientras tanto, Fairsteur saltó hacia adelante, girando velozmente su cuerpo, colocando sus ojos justo en el hombre. -No podrás con ésto...-El semi lagarto empezó a apuñalar con potencia al suelo, esperando en asesinarlo de esa manera, pero aquel mensajero no tardó en agarrar la espada con su mano, algo loco pero a la vez valiente. -¿Ahora... Qué harás?...-De repente, desde las entrañas del despreciable rubio se oían sus huesos tronar, incluso el color de los ojos había cambiado, ahora eran azules, como el mar.
Desde su espalda emergieron unas enormes alas, al mismo tiempo que su cuerpo se estiró en una rapidez impresionante. La piel se le llenó de escamas con el color del cielo, y finalmente, su cola era tan larga que hacia el recorrido desde ahí hasta la ubicación de Bartar junto con sus hijos. -¡Grwwaaaaaar!-Soltó un audible rugido.
Sakun se sorprendió y lo último que recibió, fue un agresivo garrazo en todo el centro de su pecho, dejándolo inconsciente. Elen pronto notaría la colosal presencia cerca de ella, con la intención de asesinarla.
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Off: Te dejo en tus manos lo de derrotar a Raiko. Suerte. Si deseas, narra una pelea y cómo hagas en ésta. Ahora será más difícil porque el mensajero está transformado.
Sakun
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Re: Descubriendo nuevas tierras [Interpretativo][Libre][1/1][CERRADO]
El caos se apoderó de la situación por momentos, mientras el dragón intentaba llegar hasta el mensajero y era interceptado por uno de los Ograrcks, al que instantes después se le echaron encima tanto el lobo de Bartar como el scrunt. La pelea entre bestias era sin duda extraordinaria, y seguramente muy pocos habrían visto algo semejante en su vida, pero no podía detenerse a observar cómo ganaban los defensores del bosque, tenía que ayudar a su compañero para terminar con todo aquello.
Los guerreros Xromec habían caído, y ahora el mensajero se veía en desventaja tanto numérica como de fuerzas, pero aun así la bruja no quiso cantar victoria, no hasta que el cuerpo del rubio empezara a enfriarse sobre la hierba. Observó cómo Sakun y su enemigo iniciaban el enfrentamiento haciendo chocar las hojas de sus espadas, pero el mensajero tenía sus trucos, y en breve daría un giro a la situación que tan complicada se le presentaba.
A diferencia del resto de miembros de su clan, que habían encarado al dragón y la bruja en su forma humana, el rubio empezó a transformarse, ganando en tamaño y fuerza. Su cuerpo se estiró y cubrió rápidamente de escamas celestes, mientras las alas se extendían sobre el suelo, aquello iba a complicar las cosas considerablemente. - Maldita sea. - masculló la hechicera, que ya tenía malos recuerdos de anteriores enfrentamientos con alados.
Sakun estaba demasiado cerca del rubio, que aprovechó para dejarlo inconsciente con un golpe de garra, quitándose de ese modo un oponente de en medio. Raiko se levantó satisfecho y comenzó a acercarse a la maga, con clara intención de matarla y finalmente librarse así de aquellos molestos enemigos, que tantos problemas le habían dado. Resultaba casi un insulto para él tener que llegar a aquel extremo, se suponía que sus hombres estaban preparados para hacer frente a situaciones como esas, pero sin duda no habían dado la talla y ahora le tocaba terminar el trabajo.
La de cabellos grises retrocedió para mantener una distancia prudente, mientras traía a su mente la estrategia a seguir, una que ya había surtido efecto contra criaturas semejantes. En primer lugar debía encargarse de destrozar las alas al dragón, hecho que le haría perder sangre y limitaría sus movimientos, quitándole la ventaja de volar. Esa parte no solía ser complicada, las armas atravesaban las membranas con cierta facilidad y dañaban bastante al cortar, lo difícil sería buscar un punto débil luego para rematarlo.
Aferrando con firmeza la empuñadura de su daga, aguardó a que el alado se acercase lo suficiente, para acto seguido soltarle una descarga y aturdirlo durante unos segundos. Echó a correr de inmediato, para situarse a su espalda y clavar la afilada hoja en el ala derecha, antes de tirar de ella hacia abajo bruscamente, logrando abrir una brecha en la membrana. El mensajero profirió un gruñido de dolor, pero no consiguió reaccionar antes de que la de ojos verdes repitiese la acción en la izquierda, momento en que su cuerpo volvió a responderle.
Demostrando toda la fuerza de su cola, el dragón lanzó a la bruja por los aires, mientras la respiración se le agitaba y los quejidos escapaban de su garganta. Elen no pudo hacer nada para esquivar tal golpe, la daga se le escapó de entre los dedos y cayó en la hierba, mientras ella aterrizaba dolorosamente contra un árbol. Estaba sola, y ahora el costado le dolía horriblemente con cada movimiento, debía hacer algo y rápido, o quedaría a merced de la bestia.
Raiko avanzó hacia ella con paso lento, mientras la sangre empezaba a escapar de sus heridas, debilitándolo poco a poco. Rugió furioso al tenerla cerca, y alzó las garras para abalanzarse sobre la joven, después de lo que le había hecho la despedazaría. Con el rostro contraído por el dolor, la maga levantó una mano en su dirección y manipuló el eléctrico elemento de nuevo, pero esta vez creando una barrera de rayos, que la mantendría relativamente a salvo durante unos instantes, tiempo que tendría que ser suficiente para que se recuperase un poco.
El alado se detuvo al ver el muro de energía, no quería volver a sentir la corriente por sus músculos y quedar aturdido, tendría que esperar. Elen se recompuso como pudo, y escrutando con la mirada, alcanzó a ver el lugar en que había caído su arma, no muy lejos de donde se encontraba. La atrajo hacia sí mediante telequinesis, para luego levantarse y mirar a los ojos del mensajero, que en breve podría atacarla de nuevo.
La barrera se desvaneció, permitiendo que la bestia volviese a la carga y atrapase a la bruja entre sus garras, levantándola del suelo por el cuello, mientras la presión del agarre iba en aumento. El rostro de la joven se fue tornando rojo, mientras sus ojos se abrían desmesuradamente, pero no pensaba rendirse. La electricidad le envolvía el brazo con que sostenía el arma, y en un vertiginoso movimiento, clavó la daga en la parte interna de una de las extremidades con que el mensajero intentaba asfixiarla, transmitiéndole toda la corriente a través del material.
La energía invadió todo el cuerpo del reptil, destrozando a su paso cuanto encontraba y acelerándole el corazón hasta un punto crítico, en que ya no pudo soportarlo más. Las garras del mensajero liberaron a su cautiva, que inspiró una profunda bocanada de aire y se dejó caer hasta quedar sentada, posición desde la que pudo ver con total tranquilidad como el alado se desplomaba frente a ella. Todo había terminado, por fin.
Los guerreros Xromec habían caído, y ahora el mensajero se veía en desventaja tanto numérica como de fuerzas, pero aun así la bruja no quiso cantar victoria, no hasta que el cuerpo del rubio empezara a enfriarse sobre la hierba. Observó cómo Sakun y su enemigo iniciaban el enfrentamiento haciendo chocar las hojas de sus espadas, pero el mensajero tenía sus trucos, y en breve daría un giro a la situación que tan complicada se le presentaba.
A diferencia del resto de miembros de su clan, que habían encarado al dragón y la bruja en su forma humana, el rubio empezó a transformarse, ganando en tamaño y fuerza. Su cuerpo se estiró y cubrió rápidamente de escamas celestes, mientras las alas se extendían sobre el suelo, aquello iba a complicar las cosas considerablemente. - Maldita sea. - masculló la hechicera, que ya tenía malos recuerdos de anteriores enfrentamientos con alados.
Sakun estaba demasiado cerca del rubio, que aprovechó para dejarlo inconsciente con un golpe de garra, quitándose de ese modo un oponente de en medio. Raiko se levantó satisfecho y comenzó a acercarse a la maga, con clara intención de matarla y finalmente librarse así de aquellos molestos enemigos, que tantos problemas le habían dado. Resultaba casi un insulto para él tener que llegar a aquel extremo, se suponía que sus hombres estaban preparados para hacer frente a situaciones como esas, pero sin duda no habían dado la talla y ahora le tocaba terminar el trabajo.
La de cabellos grises retrocedió para mantener una distancia prudente, mientras traía a su mente la estrategia a seguir, una que ya había surtido efecto contra criaturas semejantes. En primer lugar debía encargarse de destrozar las alas al dragón, hecho que le haría perder sangre y limitaría sus movimientos, quitándole la ventaja de volar. Esa parte no solía ser complicada, las armas atravesaban las membranas con cierta facilidad y dañaban bastante al cortar, lo difícil sería buscar un punto débil luego para rematarlo.
Aferrando con firmeza la empuñadura de su daga, aguardó a que el alado se acercase lo suficiente, para acto seguido soltarle una descarga y aturdirlo durante unos segundos. Echó a correr de inmediato, para situarse a su espalda y clavar la afilada hoja en el ala derecha, antes de tirar de ella hacia abajo bruscamente, logrando abrir una brecha en la membrana. El mensajero profirió un gruñido de dolor, pero no consiguió reaccionar antes de que la de ojos verdes repitiese la acción en la izquierda, momento en que su cuerpo volvió a responderle.
Demostrando toda la fuerza de su cola, el dragón lanzó a la bruja por los aires, mientras la respiración se le agitaba y los quejidos escapaban de su garganta. Elen no pudo hacer nada para esquivar tal golpe, la daga se le escapó de entre los dedos y cayó en la hierba, mientras ella aterrizaba dolorosamente contra un árbol. Estaba sola, y ahora el costado le dolía horriblemente con cada movimiento, debía hacer algo y rápido, o quedaría a merced de la bestia.
Raiko avanzó hacia ella con paso lento, mientras la sangre empezaba a escapar de sus heridas, debilitándolo poco a poco. Rugió furioso al tenerla cerca, y alzó las garras para abalanzarse sobre la joven, después de lo que le había hecho la despedazaría. Con el rostro contraído por el dolor, la maga levantó una mano en su dirección y manipuló el eléctrico elemento de nuevo, pero esta vez creando una barrera de rayos, que la mantendría relativamente a salvo durante unos instantes, tiempo que tendría que ser suficiente para que se recuperase un poco.
El alado se detuvo al ver el muro de energía, no quería volver a sentir la corriente por sus músculos y quedar aturdido, tendría que esperar. Elen se recompuso como pudo, y escrutando con la mirada, alcanzó a ver el lugar en que había caído su arma, no muy lejos de donde se encontraba. La atrajo hacia sí mediante telequinesis, para luego levantarse y mirar a los ojos del mensajero, que en breve podría atacarla de nuevo.
La barrera se desvaneció, permitiendo que la bestia volviese a la carga y atrapase a la bruja entre sus garras, levantándola del suelo por el cuello, mientras la presión del agarre iba en aumento. El rostro de la joven se fue tornando rojo, mientras sus ojos se abrían desmesuradamente, pero no pensaba rendirse. La electricidad le envolvía el brazo con que sostenía el arma, y en un vertiginoso movimiento, clavó la daga en la parte interna de una de las extremidades con que el mensajero intentaba asfixiarla, transmitiéndole toda la corriente a través del material.
La energía invadió todo el cuerpo del reptil, destrozando a su paso cuanto encontraba y acelerándole el corazón hasta un punto crítico, en que ya no pudo soportarlo más. Las garras del mensajero liberaron a su cautiva, que inspiró una profunda bocanada de aire y se dejó caer hasta quedar sentada, posición desde la que pudo ver con total tranquilidad como el alado se desplomaba frente a ella. Todo había terminado, por fin.
Elen Calhoun
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Re: Descubriendo nuevas tierras [Interpretativo][Libre][1/1][CERRADO]
La lucha se generaba con intensidad, ahora se trataba de una poderosa maga contra el cuerpo gigantesco de un dragón, lleno de escamas y una buena resistencia ante los ataques. El combate se tornaba épico, más por la agilidad que la maga demostraba, y no sólo eso, si no también su inteligencia. Una persona normal se encargaría de atacar los ojos al lagarto, pero no sería tan efectivo como cortar las alas, un movimiento muy astuto... La dama sabía cómo enfrentarse a un poderoso dragón se esa manera. No fue suficiente, porque finalmente el lagarto la lanzó lejos, usando su poderosa cola. La suerte se había tornado diferente, ahora la lucha se haría más extensa, y por otro lado, tanto como Zarpitas y Sakun, ninguno de los dos daban señales de vida, estaban completamente profundos con las mejillas, o en el caso de Zarpitas, con su mandíbula en el suelo.
Entretanto, mientras se desarrollaba la pelea, dos siluetas se dirigían velozmente hacia la zona de la batalla. Uno era experto en saltar de árbol en árbol, mientras que el otro prefería ir por tierra, desplazándose con la misma prisa. Extrañamente, ellos llevaban unas capas largas y anchas, las cuales tapaban perfectamente sus rostros. -Diablos, posiblemente vamos a llegar tarde.-Susurró uno de los dos, abalanzándose por los troncos, como si se tratara de un hombre de la selva, es más, se columpiaba con seguridad, acertando de una hacia otra. -No nos encontramos tan apartados, al menos ya puedo escuchar los golpes... Sólo esperemos que no haya muerto.-Sin más preámbulo, ambos callaron y siguieron con su travesía dentro del gran bosque de Sandorai, que ahora mismo, era una especie de coliseo donde habían dos bandos... Todos luchando con la intención de mantener vivos a sus aliados, o simplemente, entregar un mensaje.
Mientras, Elen era aplastada agresivamente por el colosal monstruo, que le faltaba poco para desorbitar los ojos de la muchacha. Antes que sucediera tal desgracia, una descarga eléctrica se generó en el rubio. El dragón no lo resistió mucho, ahora menos por el pequeño problema de que el elemento de él era agua, por lo tanto, aquel líquido era un buen receptor de estática o electricidad, eso hizo que ésta inmensa criatura fuera prendiendo el brillo de su mirada, hasta que cayó de la forma más agresiva posible, propinando el último temblor al lugar... Ya había finalizado el sufrimiento, la misión fue cumplida, ahora Sakun no tenía que preocuparse gracias a lo que hizo su compañera, la gran hechicera de una energía impresionante.
Un hombre emergió justo en la mitad de la escena, ya después de que todo terminó. La de cabellos grisáceos podría apreciar al misterioso tipo, que junto con el aliado, también se hicieron presentes. -Mierda... Lo sabía.-Tragó saliva, examinando el cuerpo de Raiko, quien lentamente volvía a su forma humana, sólo que con su piel incinerada y negra. Giró su cabeza, con la intención de examinar al guerrero desmayado. Soltó un suspiro de nervios, corrió hacia él y lo tomó de los hombros. Le sacudió potentemente, el cuerpo del joven no daba ningún signo, algo que raramente preocupó al encapuchado. -No ésta vivo, Hika... Nuestro hermano ha muerto.-.
El dúo hizo presión en los pulsos del pelinegro, casi derramando lágrimas, dispuestos a hacer lo que sea por despertarlo. Sin duda, ellos no eran del clan Xromec, entonces, ¿Qué les permitía decir que él era su hermano?.
Un latido, las venas se reactivaron milagrosamente. Se aliviaron rápidamente. -Aimer, ayuda a la señorita que está allá.-El ser con el nombre de "Hika" hizo una hipótesis de lo que sucedió, así que simplemente cayó en cuenta de algo. -Ella debió derrotar a Raiko, salvar a Sakun y mantenerlo vivo.-Definió todo con sus palabras.
Aimer corrió hacia Elen, arrodillándose para verle las heridas. Sin pedir ningún permiso, presionó una de las heridas que llevaba la de ojos verdes. -No tiene buena profundidad, estarás bien...-De su gran traje, sacó unas vendas, e inició a enrollar ésta por su brazo, con la concentración activa. La capota se cayó de su cabeza, ahora se le veía la cara, algo que ella podría apreciar.
[spoiler="Aimer (Ilustración)"]
-¿Cuál es tu motivo de luchar, joven guerrera?.-Cuestionó, al mismo tiempo que amarró el trapo en el brazo de la chica. -Créeme... Todos piensan tener uno, pero lo que nunca notan es que luchar se vuelve más una costumbre que una forma de revelarse...-
El otro misterioso señor también se deshizo de sus trajes.
Entretanto, mientras se desarrollaba la pelea, dos siluetas se dirigían velozmente hacia la zona de la batalla. Uno era experto en saltar de árbol en árbol, mientras que el otro prefería ir por tierra, desplazándose con la misma prisa. Extrañamente, ellos llevaban unas capas largas y anchas, las cuales tapaban perfectamente sus rostros. -Diablos, posiblemente vamos a llegar tarde.-Susurró uno de los dos, abalanzándose por los troncos, como si se tratara de un hombre de la selva, es más, se columpiaba con seguridad, acertando de una hacia otra. -No nos encontramos tan apartados, al menos ya puedo escuchar los golpes... Sólo esperemos que no haya muerto.-Sin más preámbulo, ambos callaron y siguieron con su travesía dentro del gran bosque de Sandorai, que ahora mismo, era una especie de coliseo donde habían dos bandos... Todos luchando con la intención de mantener vivos a sus aliados, o simplemente, entregar un mensaje.
Mientras, Elen era aplastada agresivamente por el colosal monstruo, que le faltaba poco para desorbitar los ojos de la muchacha. Antes que sucediera tal desgracia, una descarga eléctrica se generó en el rubio. El dragón no lo resistió mucho, ahora menos por el pequeño problema de que el elemento de él era agua, por lo tanto, aquel líquido era un buen receptor de estática o electricidad, eso hizo que ésta inmensa criatura fuera prendiendo el brillo de su mirada, hasta que cayó de la forma más agresiva posible, propinando el último temblor al lugar... Ya había finalizado el sufrimiento, la misión fue cumplida, ahora Sakun no tenía que preocuparse gracias a lo que hizo su compañera, la gran hechicera de una energía impresionante.
Un hombre emergió justo en la mitad de la escena, ya después de que todo terminó. La de cabellos grisáceos podría apreciar al misterioso tipo, que junto con el aliado, también se hicieron presentes. -Mierda... Lo sabía.-Tragó saliva, examinando el cuerpo de Raiko, quien lentamente volvía a su forma humana, sólo que con su piel incinerada y negra. Giró su cabeza, con la intención de examinar al guerrero desmayado. Soltó un suspiro de nervios, corrió hacia él y lo tomó de los hombros. Le sacudió potentemente, el cuerpo del joven no daba ningún signo, algo que raramente preocupó al encapuchado. -No ésta vivo, Hika... Nuestro hermano ha muerto.-.
El dúo hizo presión en los pulsos del pelinegro, casi derramando lágrimas, dispuestos a hacer lo que sea por despertarlo. Sin duda, ellos no eran del clan Xromec, entonces, ¿Qué les permitía decir que él era su hermano?.
Un latido, las venas se reactivaron milagrosamente. Se aliviaron rápidamente. -Aimer, ayuda a la señorita que está allá.-El ser con el nombre de "Hika" hizo una hipótesis de lo que sucedió, así que simplemente cayó en cuenta de algo. -Ella debió derrotar a Raiko, salvar a Sakun y mantenerlo vivo.-Definió todo con sus palabras.
Aimer corrió hacia Elen, arrodillándose para verle las heridas. Sin pedir ningún permiso, presionó una de las heridas que llevaba la de ojos verdes. -No tiene buena profundidad, estarás bien...-De su gran traje, sacó unas vendas, e inició a enrollar ésta por su brazo, con la concentración activa. La capota se cayó de su cabeza, ahora se le veía la cara, algo que ella podría apreciar.
[spoiler="Aimer (Ilustración)"]
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-¿Cuál es tu motivo de luchar, joven guerrera?.-Cuestionó, al mismo tiempo que amarró el trapo en el brazo de la chica. -Créeme... Todos piensan tener uno, pero lo que nunca notan es que luchar se vuelve más una costumbre que una forma de revelarse...-
El otro misterioso señor también se deshizo de sus trajes.
- Hika:
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Sakun
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Re: Descubriendo nuevas tierras [Interpretativo][Libre][1/1][CERRADO]
Antes de que la bruja pudiese recomponerse del todo, tras su complicada pelea contra el dragón celeste, un par de figuras entraron en escena, poniéndola en tensión de nuevo. ¿Más enemigos? ¿Es que nunca se iba a terminar aquello? Sujetó con fuerza la daga y trató de controlar su agitada respiración, pero por suerte ambos extraños no la atacaron, se centraron en el cuerpo de Sakun y en determinar si seguía vivo o no.
Hermano lo llamaron, y solo tras escuchar esa palabra la de cabellos cenicientos pudo relajarse, aunque no por mucho, ya que su compañero no reaccionaba. Tras unos instantes que parecieron eternos, uno de los recién llegados indicó al otro que se encargase de ella, añadiendo lo que creía que había pasado. En realidad la hechicera podía ocuparse de sí misma, pero después del fuerte impacto que había recibido en el costado, prefería moverse lo menos posible, al menos hasta que el dolor comenzara a remitir.
El extraño que corrió hacia ella no tardó en sujetarle el brazo, para revisar el corte que anteriormente le había causado la flecha y volver a cubrirlo con vendajes limpios. Durante el proceso, la tela que ocultaba su rostro se cayó, permitiendo a la maga ver quién la estaba tratando, aunque por supuesto, no lo conocía. Poco después, el caballero que respondía por el nombre de Aimer preguntó a la joven cuál era su motivo para luchar, mientras terminaba de anudar los vendajes.
- Sí, tiene razón, luchar se vuelve una costumbre pero hay que tener buenas razones para ello… en mi caso está claro, quería ayudarlos. - respondió con calma, al tiempo que desviaba la vista hacia el lugar en que yacía Sakun, para luego buscar con la mirada a Zarpitas entre la vegetación. - ¿Se encuentra bien? - preguntó, esperando que Aimer comprendiese que se refería al dragón.
Tras esto trató de ponerse en pie, y lo consiguió pero con bastante esfuerzo, cada movimiento dolía. Echó mano a su bolsa de cuero y de inmediato extrajo uno de sus brebajes, una infusión de Inhibis que destapó enseguida, para dar dos tragos y volverla a guardar. Eso tendría que aliviar las molestias del costado de momento, luego buscaría ayuda en la aldea de elfos para que algún sanador la revisara debidamente.
Sujetándose la zona afectada, comenzó a caminar hacia el lugar en que estaba el otro extraño, junto a su compañero que aún parecía no reaccionar. Por el camino buscó al tigre, esperando que el esfuerzo de ambos no hubiese sido en vano y siguiera vivo, cosa que pudo comprobar instantes después. Llegó junto al cuerpo del animal y se arrodilló a su lado, para acariciar con delicadeza su cuello y cerciorarse de que respiraba normalmente. No parecía tener heridas graves, así que probablemente al igual que su dueño, despertase en breve.
- Ey amigo, todo está bien, nadie va a hacerte daño. - musitó a Zarpitas, en un intento por que su voz lo hiciera reaccionar antes.
Hermano lo llamaron, y solo tras escuchar esa palabra la de cabellos cenicientos pudo relajarse, aunque no por mucho, ya que su compañero no reaccionaba. Tras unos instantes que parecieron eternos, uno de los recién llegados indicó al otro que se encargase de ella, añadiendo lo que creía que había pasado. En realidad la hechicera podía ocuparse de sí misma, pero después del fuerte impacto que había recibido en el costado, prefería moverse lo menos posible, al menos hasta que el dolor comenzara a remitir.
El extraño que corrió hacia ella no tardó en sujetarle el brazo, para revisar el corte que anteriormente le había causado la flecha y volver a cubrirlo con vendajes limpios. Durante el proceso, la tela que ocultaba su rostro se cayó, permitiendo a la maga ver quién la estaba tratando, aunque por supuesto, no lo conocía. Poco después, el caballero que respondía por el nombre de Aimer preguntó a la joven cuál era su motivo para luchar, mientras terminaba de anudar los vendajes.
- Sí, tiene razón, luchar se vuelve una costumbre pero hay que tener buenas razones para ello… en mi caso está claro, quería ayudarlos. - respondió con calma, al tiempo que desviaba la vista hacia el lugar en que yacía Sakun, para luego buscar con la mirada a Zarpitas entre la vegetación. - ¿Se encuentra bien? - preguntó, esperando que Aimer comprendiese que se refería al dragón.
Tras esto trató de ponerse en pie, y lo consiguió pero con bastante esfuerzo, cada movimiento dolía. Echó mano a su bolsa de cuero y de inmediato extrajo uno de sus brebajes, una infusión de Inhibis que destapó enseguida, para dar dos tragos y volverla a guardar. Eso tendría que aliviar las molestias del costado de momento, luego buscaría ayuda en la aldea de elfos para que algún sanador la revisara debidamente.
Sujetándose la zona afectada, comenzó a caminar hacia el lugar en que estaba el otro extraño, junto a su compañero que aún parecía no reaccionar. Por el camino buscó al tigre, esperando que el esfuerzo de ambos no hubiese sido en vano y siguiera vivo, cosa que pudo comprobar instantes después. Llegó junto al cuerpo del animal y se arrodilló a su lado, para acariciar con delicadeza su cuello y cerciorarse de que respiraba normalmente. No parecía tener heridas graves, así que probablemente al igual que su dueño, despertase en breve.
- Ey amigo, todo está bien, nadie va a hacerte daño. - musitó a Zarpitas, en un intento por que su voz lo hiciera reaccionar antes.
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Re: Descubriendo nuevas tierras [Interpretativo][Libre][1/1][CERRADO]
La calma finalmente predominaba en el bosque de Sandorai, luego de que en varios minutos se haya esfumado. La lluvia no tardó en aparecer, humedeciendo los campos, que anteriormente estaban cubiertos de sangre. Por otro lado, el Orgrack fue derrotado gracias a la fuerza de aquellos dos lobos feroces, que al terminar con su trabajo, escaparon hasta sus jefes, con la gigantesca criatura entre los colmillos, así podrían merendar durante las semanas que venían.
La tempestad no se detenía, y nadie podría conversar en paz, puesto que el diluvio se encargaba de hacer un ruido estruendoso. Nada qué decir sobre el firmamento, estaba completamente gris, ni un destello de la luna se encargaba de atravesar las nubes oscuras, sabían que no era el momento preciso para hacerlo. Entretanto, Aimer escuchó la respuesta de la maga, aunque simplemente tragó saliva, después de acabar con su sesión de medicina. -Lo está. Su cuerpo está recuperando condiciones... Solamente se encuentra un poco cansado.-Hizo un comentario, y le dio espacio a Elen para que se levante, mientras que el muchacho de cabellos largos se levantó, guardando lo que sobró de sus venas y miró al cielo, más que conmovido por el milagro que le otorgo su dios, el mismo dios de Sakun, el dragón del fuego.
Todos los que se encontraban ahí tenían la certeza de algo... Sakun se esforzaba siempre de sobremanera, nunca descansaba, su apetito por luchar, por arriesgar su vida era tan tenaz que la muerte algún día se lo llevaría. -*Vaya, ha pasado mucho tiempo... Le alegrará saber que el clan Fairsteur aún no ha muerto... Sigue en pie.*-Pensó profundamente, a punto de derramar las lagrimas, también empuñando sus manos para mantenerse con las mismas fuerzas que antes.
Hika sólo observó a la muchacha que se acercaba al tigre blanco. ¿Acaso la mascota era de ella?. El hombre que se encontraba con el torso desnudo, simplemente se quedó acariciándose la barbilla, esperando alguna respuesta proveniente de quién sea. -¿Es tuyo?.-Pronunció con seriedad, junto con el mismo semblante que suele usar nuestro héroe. -Aunque conociendo bien a mi hermano, seguramente es de él.-Comentó, soltando una perezosa risa, aunque primeramente se quedó en la distancia, cruzado de brazos, mirando la escena.
-Habían pasado aproximadamente 100 años desde la última vez que vi a mi hermano, por lo tanto no sé mucho de su vida.-Murmuró, tratando de interactuar. -Nunca supo absolutamente nada de nosotros... Piensa que hemos muerto, junto con la cantidad de miembros del clan Fairsteur... Por eso quiere vengarse.-Aclaró su voz, antes de definir el discurso. -Pero aún hay algunos con vida.-.
Zarpitas seguía con su brillante pelaje blanquecino, del mismo color que el cabello de Elen. Ronroneaba con poder, parecía que su estómago vibraba, y no sólo eso, si no que también mostraba sus filosos colmillos, antes de extender bruscamente su cuerpo, como un tierno gatito. Se giró y recostó su mandíbula en la pierna de la hechicera, su cuerpo se relajó y no había que ser un experto para saber que el felino se encontraba seguro cuando estaba al lado de ella. Sólo dormía, nada más que eso...
-¿Quieres que te ayudemos hasta una posada más cercana, joven guerrera?.-Aimer interrumpió la escena. -Tenemos unas monedas para pagar una... Es lo menos que podemos hacer por salvar a mi hermano...-.
La tempestad no se detenía, y nadie podría conversar en paz, puesto que el diluvio se encargaba de hacer un ruido estruendoso. Nada qué decir sobre el firmamento, estaba completamente gris, ni un destello de la luna se encargaba de atravesar las nubes oscuras, sabían que no era el momento preciso para hacerlo. Entretanto, Aimer escuchó la respuesta de la maga, aunque simplemente tragó saliva, después de acabar con su sesión de medicina. -Lo está. Su cuerpo está recuperando condiciones... Solamente se encuentra un poco cansado.-Hizo un comentario, y le dio espacio a Elen para que se levante, mientras que el muchacho de cabellos largos se levantó, guardando lo que sobró de sus venas y miró al cielo, más que conmovido por el milagro que le otorgo su dios, el mismo dios de Sakun, el dragón del fuego.
Todos los que se encontraban ahí tenían la certeza de algo... Sakun se esforzaba siempre de sobremanera, nunca descansaba, su apetito por luchar, por arriesgar su vida era tan tenaz que la muerte algún día se lo llevaría. -*Vaya, ha pasado mucho tiempo... Le alegrará saber que el clan Fairsteur aún no ha muerto... Sigue en pie.*-Pensó profundamente, a punto de derramar las lagrimas, también empuñando sus manos para mantenerse con las mismas fuerzas que antes.
Hika sólo observó a la muchacha que se acercaba al tigre blanco. ¿Acaso la mascota era de ella?. El hombre que se encontraba con el torso desnudo, simplemente se quedó acariciándose la barbilla, esperando alguna respuesta proveniente de quién sea. -¿Es tuyo?.-Pronunció con seriedad, junto con el mismo semblante que suele usar nuestro héroe. -Aunque conociendo bien a mi hermano, seguramente es de él.-Comentó, soltando una perezosa risa, aunque primeramente se quedó en la distancia, cruzado de brazos, mirando la escena.
-Habían pasado aproximadamente 100 años desde la última vez que vi a mi hermano, por lo tanto no sé mucho de su vida.-Murmuró, tratando de interactuar. -Nunca supo absolutamente nada de nosotros... Piensa que hemos muerto, junto con la cantidad de miembros del clan Fairsteur... Por eso quiere vengarse.-Aclaró su voz, antes de definir el discurso. -Pero aún hay algunos con vida.-.
Zarpitas seguía con su brillante pelaje blanquecino, del mismo color que el cabello de Elen. Ronroneaba con poder, parecía que su estómago vibraba, y no sólo eso, si no que también mostraba sus filosos colmillos, antes de extender bruscamente su cuerpo, como un tierno gatito. Se giró y recostó su mandíbula en la pierna de la hechicera, su cuerpo se relajó y no había que ser un experto para saber que el felino se encontraba seguro cuando estaba al lado de ella. Sólo dormía, nada más que eso...
-¿Quieres que te ayudemos hasta una posada más cercana, joven guerrera?.-Aimer interrumpió la escena. -Tenemos unas monedas para pagar una... Es lo menos que podemos hacer por salvar a mi hermano...-.
Sakun
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Re: Descubriendo nuevas tierras [Interpretativo][Libre][1/1][CERRADO]
El intenso sonido de la lluvia se adueñó del bosque, mientras las figuras que aún seguían con vida se movían lentamente por entre los árboles, hasta reunirse. A juzgar por las palabras de Aimer, Sakun se encontraba bien, y tras un reparador descanso volvería en sí totalmente repuesto, cosa que la tranquilizó. Hika fue el siguiente en intervenir, para preguntar a la hechicera si el tigre le pertenecía, aunque segundos después le asaltó otra idea, la de que Zarpitas perteneciese al dragón.
Las siguientes palabras del hombre dejaron atónita a la de ojos verdes, que no podía creer que su compañero tuviese más de un siglo. Elen sabía perfectamente que tanto los dragones como los elfos envejecían a otro ritmo, mucho más lento que el de los humanos, pero de ahí a pensar que Sakun pudiese tener más de cien años a la espalda iba bastante. Lo peor es que el moreno había tenido que pasar todo ese tiempo creyendo que sus hermanos estaban muertos, cosa que no hizo sino aumentar su sed de venganza contra los Xromec.
¿Por qué no lo habían encontrado antes? ¿Acaso lo habían buscado? Éstas y otras preguntas se agolparon en su cabeza, pero dada la situación en que se encontraban, prefirió guardar silencio. El dragón se alegraría al verlos, y quizá tras ese reencuentro pudiese afrontar su misión de otro modo, sin tener que llevar la pesada carga de vencer a su padre en solitario. Un repentino movimiento de Zarpitas la hizo bajar la mirada, pero el felino solo se estaba poniendo cómodo, apoyando la mandíbula sobre la pierna de la bruja, que esbozó una leve sonrisa al verlo dormitar tan tranquilamente.
La pregunta de Aimer volvió a captar su atención, devolviéndola al lugar en que se encontraba. No sería seguro permanecer en la zona por mucho tiempo, así que lo más razonable era marcharse lo antes posible, tomando el camino hacia la aldea en que había dejado a Bartar y sus hijos. Allí habría sanadores, y con suerte encontraría alguno que no tuviese reparos en tratarla, a pesar de pertenecer a la raza que tanto daño les hizo tiempo atrás.
- No os preocupéis por mí, regresaré al asentamiento élfico para asegurarme de que los demás heridos estén bien, les alegrará saber que ni el mensajero ni sus hombres volverán a molestarlos. - respondió con tono suave antes de levantarse, colocando cuidadosamente la cabeza de Zarpitas sobre la hierba. Sin el scrunt el camino resultaría más pesado, pero conseguiría llegar antes de que el sol comenzara a ocultarse, solo debía vigilar los dolores y tener infusión de Inhibis a mano.
- Cuidad de ellos, no creo que haya escapado ningún Xromec pero será mejor alejarse de este lugar, por si acaso. - agregó tras una breve pausa, mientras se sujetaba el costado. Tras decir esas palabras echó un último vistazo a sus compañeros, esperando que ambos se recuperasen pronto. - Conozco la misión de Sakun y está claro que no será fácil, pero decidle que puede contar con mi ayuda. - añadió dirigiéndose a Hika, para acto seguido darse la vuelta y comenzar a caminar en dirección a la aldea.
Las siguientes palabras del hombre dejaron atónita a la de ojos verdes, que no podía creer que su compañero tuviese más de un siglo. Elen sabía perfectamente que tanto los dragones como los elfos envejecían a otro ritmo, mucho más lento que el de los humanos, pero de ahí a pensar que Sakun pudiese tener más de cien años a la espalda iba bastante. Lo peor es que el moreno había tenido que pasar todo ese tiempo creyendo que sus hermanos estaban muertos, cosa que no hizo sino aumentar su sed de venganza contra los Xromec.
¿Por qué no lo habían encontrado antes? ¿Acaso lo habían buscado? Éstas y otras preguntas se agolparon en su cabeza, pero dada la situación en que se encontraban, prefirió guardar silencio. El dragón se alegraría al verlos, y quizá tras ese reencuentro pudiese afrontar su misión de otro modo, sin tener que llevar la pesada carga de vencer a su padre en solitario. Un repentino movimiento de Zarpitas la hizo bajar la mirada, pero el felino solo se estaba poniendo cómodo, apoyando la mandíbula sobre la pierna de la bruja, que esbozó una leve sonrisa al verlo dormitar tan tranquilamente.
La pregunta de Aimer volvió a captar su atención, devolviéndola al lugar en que se encontraba. No sería seguro permanecer en la zona por mucho tiempo, así que lo más razonable era marcharse lo antes posible, tomando el camino hacia la aldea en que había dejado a Bartar y sus hijos. Allí habría sanadores, y con suerte encontraría alguno que no tuviese reparos en tratarla, a pesar de pertenecer a la raza que tanto daño les hizo tiempo atrás.
- No os preocupéis por mí, regresaré al asentamiento élfico para asegurarme de que los demás heridos estén bien, les alegrará saber que ni el mensajero ni sus hombres volverán a molestarlos. - respondió con tono suave antes de levantarse, colocando cuidadosamente la cabeza de Zarpitas sobre la hierba. Sin el scrunt el camino resultaría más pesado, pero conseguiría llegar antes de que el sol comenzara a ocultarse, solo debía vigilar los dolores y tener infusión de Inhibis a mano.
- Cuidad de ellos, no creo que haya escapado ningún Xromec pero será mejor alejarse de este lugar, por si acaso. - agregó tras una breve pausa, mientras se sujetaba el costado. Tras decir esas palabras echó un último vistazo a sus compañeros, esperando que ambos se recuperasen pronto. - Conozco la misión de Sakun y está claro que no será fácil, pero decidle que puede contar con mi ayuda. - añadió dirigiéndose a Hika, para acto seguido darse la vuelta y comenzar a caminar en dirección a la aldea.
Elen Calhoun
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