Entonces... ¿Trece días? [Privado]
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Entonces... ¿Trece días? [Privado]
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No cabe duda. Lo que había ocurrido después de salvar a los niños de la bruja Oniria había sido una de las experiencias más extrañas, y por qué no decirlo, atemorizantes que había experimentado. Basicamente ¿Ahora nos quedan trece días de vida? ¿Por rescatar a unos niños que ni siquiera eran míos? Entiendo que nosotros teníamos parte de la culpa por haberle facilitado el trabajo a esa bruja. O al menos ese era el presentimiento que tenía de lo sucedido, pero... Creo que esto escalaba a niveles no esperados. Tal vez podría verme como una mala persona, pero, esos niños no valían morir en un día establecido.
Yo sé que todos tenemos que morir en algún momento de nuestras vidas, lo sé de primera mano y podría decirse que por mucho tiempo había buscado ese destino, pero. Por los Dioses, ellos si que tienen maneras muy extrañas de mover los hilos del destino. Justo en esta etapa de la vida cuando no deseo la muerte, viene alguien a decirte que te queda poco menos de dos semanas de vida. Eso sí que es una pésima suerte.
Y para hacer las cosas aún peor. Cuando llegamos a la posada y me tumbé en la cama para dormir. Comencé a tener una serie de pesadillas que simplemente hicieron imposible tener un sueño reparador. No solo estaba destinado a morir, sino que. ¿No tenía derecho a tener un sueño placentero? Pues parece que no. Al levantarme de la cama al día siguiente suspiré con pesadez. - Qué noche la de anoche. - Me dije a mi mismo mientras me revolvía el cabello por mi descanso frustrado.
Necesitaba algo para obtener algo de energía, de otra manera mi rendimiento en el día sería fatal. Por lo que bajé y ordené un plato frío de estofado. Si lo comía caliente seguramente causaría un efecto adormecedor, y no podía permitirme eso. Mientras comía miraba con desagrado el plato. - ¿Por qué haces esas caras si tú mismo lo ordenaste frío? Si no te gusta lo podías ordenar caliente. - Negué con la cabeza. - No... Lo necesito así para tener energía. - Dije mientras comía el frío estofado, el cual por la cantidad de huesos, el caldo tenía ya una consistencia gelatinosa. - Si tu lo dices. - Dijo la mujer extrañada para luego retirarse y dejarme solo mientras comía.
Yo sé que todos tenemos que morir en algún momento de nuestras vidas, lo sé de primera mano y podría decirse que por mucho tiempo había buscado ese destino, pero. Por los Dioses, ellos si que tienen maneras muy extrañas de mover los hilos del destino. Justo en esta etapa de la vida cuando no deseo la muerte, viene alguien a decirte que te queda poco menos de dos semanas de vida. Eso sí que es una pésima suerte.
Y para hacer las cosas aún peor. Cuando llegamos a la posada y me tumbé en la cama para dormir. Comencé a tener una serie de pesadillas que simplemente hicieron imposible tener un sueño reparador. No solo estaba destinado a morir, sino que. ¿No tenía derecho a tener un sueño placentero? Pues parece que no. Al levantarme de la cama al día siguiente suspiré con pesadez. - Qué noche la de anoche. - Me dije a mi mismo mientras me revolvía el cabello por mi descanso frustrado.
Necesitaba algo para obtener algo de energía, de otra manera mi rendimiento en el día sería fatal. Por lo que bajé y ordené un plato frío de estofado. Si lo comía caliente seguramente causaría un efecto adormecedor, y no podía permitirme eso. Mientras comía miraba con desagrado el plato. - ¿Por qué haces esas caras si tú mismo lo ordenaste frío? Si no te gusta lo podías ordenar caliente. - Negué con la cabeza. - No... Lo necesito así para tener energía. - Dije mientras comía el frío estofado, el cual por la cantidad de huesos, el caldo tenía ya una consistencia gelatinosa. - Si tu lo dices. - Dijo la mujer extrañada para luego retirarse y dejarme solo mientras comía.
Gaegel
Lobo Renegado
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Re: Entonces... ¿Trece días? [Privado]
En mi cabeza no dejaba de pensar en todo lo sucedido, al punto en que comenzó a dolerme por dar tantas vueltas. Por un lado lo que pareció una buena acción resultó ser todo lo contrario. Tras regresar de aquel extraño limbo con los demás, sentía la necesidad de estar sola por un rato, aún trataba de asimilar el hecho que nos quedaban pocos días de vida.
- ¿Señorita Meraxes? - Dijo la voz rasposa de alguien que no ubiqué de inmediato luego de haberme a deambular por el área. Para ese punto los civiles no estaban, y hasta podía decir que fuimos los últimos en salir de aquel caótico domo.
Su cara me era familiar pero con todo lo vivido las últimas horas me era difícil ubicarlo, él, por su parte, pareció notar la confusión en mi rostro. - Estuvimos juntos en la excursión con los bégimos. Soy parte de la escolta del Señorito Belov. - Con esas palabras mi confusión pasó a asombro y algo de alivio, recordé haberlo visto en aquellas imágenes en el otro mundo.
- Él... él ¿está bien? - Pregunté preocupada. El guardia asintió. - Seguramente se alegrará de verla. - Respondió, aunque con lo que tenía que decir seguro y pasaba lo contrario , aunque tal vez, con algo de suerte, y sus conexiones dar con una solución a esta catástrofe.
- Me gustaría poder verlo, si es que eso... - Se me notaba demasiado cansada, agobiada, él volvió a notarlo. - Embarcaremos un viaje a Dundarak pronto, es un asunto importante. Si está dispuesta a aceptarlo seguro podrá hablar con el señorito. - Tal vez era un libro abierto en ese momento pero aquello era lo que necesitaba.
- Dígale al señorito que manzanotas se apunta. - Expresé un poco más animada.- Excelente, mañana a esta hora saldremos. La esperaré aquí, señorita.
Como siempre había aceptado algo siguiendo mis impulsos, pero era la mejor idea que se me ocurría. Por ahora solo necesitaba descansar, o eso creía.
Tras volver a la posada la vibración de la medalla fue tenue, seguramente Gaegel estaba ya allí. Había mucho de qué hablar pero por ahora solo necesitaba estar sola. Intentar dormir fue inútil, a pesar del agotamiento, o mejor dicho, desgaste de tanto pensar me fue imposible hacerlo. Tuve mis bajos y altos en cuestión de horas, pero había que decir que aquel rato de soledad fue bastante provechoso, hasta cierto punto había dado con cierto rayo de esperanza. [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo]
Había salido bastante temprano a conseguir algunas cosas, para ese momento cuando volvía a nueva cuenta a la posada el vibrar volvió a activarse. Meleis no estaba, lo envié por provisiones para el camino. Recordé entonces que debía decirle a Gaegel que viajaría a Dundarak esa noche.
Entré y fui a la zona de la taberna a fin de sentarme a su lado. Dejando lo que llevaba en las manos. - ¿Qué carajos estás comiendo? - Miré con cierto asco su plato gelatinoso. Acto seguido busqué con la mirada - ¿Dónde está Ryra?
Caí en cuenta de algo y desvié la mirada. Era la culpa que crecía en mi interior. De no haber entrado en aquel espejo por el incontrolable deseo de salvar a ese niño, las cosas hubieran sido diferentes, o era lo que no dejaba ahora de pasar por mis pensamientos. Agaché la mirada, quería decirle que lo sentía pero no tenía la menor idea de cómo. - Iré a Dundarak... tal vez allí pueda hallar algo que logre enmendar mi error.- Solté sin tapujos, no era precisamente las palabras que buscaba pero por algo debía empezar.
- ¿Señorita Meraxes? - Dijo la voz rasposa de alguien que no ubiqué de inmediato luego de haberme a deambular por el área. Para ese punto los civiles no estaban, y hasta podía decir que fuimos los últimos en salir de aquel caótico domo.
Su cara me era familiar pero con todo lo vivido las últimas horas me era difícil ubicarlo, él, por su parte, pareció notar la confusión en mi rostro. - Estuvimos juntos en la excursión con los bégimos. Soy parte de la escolta del Señorito Belov. - Con esas palabras mi confusión pasó a asombro y algo de alivio, recordé haberlo visto en aquellas imágenes en el otro mundo.
- Él... él ¿está bien? - Pregunté preocupada. El guardia asintió. - Seguramente se alegrará de verla. - Respondió, aunque con lo que tenía que decir seguro y pasaba lo contrario , aunque tal vez, con algo de suerte, y sus conexiones dar con una solución a esta catástrofe.
- Me gustaría poder verlo, si es que eso... - Se me notaba demasiado cansada, agobiada, él volvió a notarlo. - Embarcaremos un viaje a Dundarak pronto, es un asunto importante. Si está dispuesta a aceptarlo seguro podrá hablar con el señorito. - Tal vez era un libro abierto en ese momento pero aquello era lo que necesitaba.
- Dígale al señorito que manzanotas se apunta. - Expresé un poco más animada.- Excelente, mañana a esta hora saldremos. La esperaré aquí, señorita.
Como siempre había aceptado algo siguiendo mis impulsos, pero era la mejor idea que se me ocurría. Por ahora solo necesitaba descansar, o eso creía.
Tras volver a la posada la vibración de la medalla fue tenue, seguramente Gaegel estaba ya allí. Había mucho de qué hablar pero por ahora solo necesitaba estar sola. Intentar dormir fue inútil, a pesar del agotamiento, o mejor dicho, desgaste de tanto pensar me fue imposible hacerlo. Tuve mis bajos y altos en cuestión de horas, pero había que decir que aquel rato de soledad fue bastante provechoso, hasta cierto punto había dado con cierto rayo de esperanza. [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo]
Había salido bastante temprano a conseguir algunas cosas, para ese momento cuando volvía a nueva cuenta a la posada el vibrar volvió a activarse. Meleis no estaba, lo envié por provisiones para el camino. Recordé entonces que debía decirle a Gaegel que viajaría a Dundarak esa noche.
Entré y fui a la zona de la taberna a fin de sentarme a su lado. Dejando lo que llevaba en las manos. - ¿Qué carajos estás comiendo? - Miré con cierto asco su plato gelatinoso. Acto seguido busqué con la mirada - ¿Dónde está Ryra?
Caí en cuenta de algo y desvié la mirada. Era la culpa que crecía en mi interior. De no haber entrado en aquel espejo por el incontrolable deseo de salvar a ese niño, las cosas hubieran sido diferentes, o era lo que no dejaba ahora de pasar por mis pensamientos. Agaché la mirada, quería decirle que lo sentía pero no tenía la menor idea de cómo. - Iré a Dundarak... tal vez allí pueda hallar algo que logre enmendar mi error.- Solté sin tapujos, no era precisamente las palabras que buscaba pero por algo debía empezar.
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Meraxes
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Re: Entonces... ¿Trece días? [Privado]
Seguía comiendo despacio y sin demasiadas ganas. Mientras lo hacía noté cómo la pieza metálica comenzó a vibrar. Eso significaba que Meraxes estaba cerca. No creía que fuese Zelas, ya que desde que las cosas concluyeron, él se fue sin más. Sentí como alguien se sentaba al lado mío. Miré de reojo y efectivamente, se trataba de ella. Sonreí de medio lado mientras la cuchara se movía en el plato para luego llevarme un bocado. En eso escuché su pregunta. - Estofado frío. Si lo como caliente me provocará sueño, y dormir es algo que no quiero intentar. - Dije negando con la cabeza.
Al escuchar su siguiente pregunta asentí levemente. - Sí, dijo que iba a vender algunas de sus cosas por aeros. Dice que se estaba quedando sin dinero. Espero que no se le ocurra vender la ballesta que le hice. Aún tengo pensado darle unos retoques para mejorar su calidad. - Volví a sonreír levemente para luego volver a comer otro bocado del estofado.
El estofado frío que comimos en el camino de regreso de Baslodia sabía mucho mejor que este. Aunque tal vez era el hambre que tenía lo que hizo que supiera a gloria esa comida. - Dije con una media sonrisa mientras que revolvía el estofado en el plato con ayuda de la cuchara recordando aquel momento cuando fuimos a Baslodia a conseguir aeros por una invasión de ratas. En aquel momento fue una experiencia horrible, pero ahora que estaba en el pasado, lo tenía en mi cabeza como un recuerdo divertido.
Fue en ese momento cuando Mera dijo de forma abrupta que ella iría a Dundarak. Al escuchar esas palabras dejé de mirar el estofado y miré atentamente a mi acompañante. No me agradaba que me diese una noticia así de abrupta, pero. ¿Qué moral tengo para juzgar esa acción cuando yo ni siquiera le avisé frente a frente y solo le dejé una nota? Por lo que asentí con mi cabeza. - De acuerdo. Está bien. - Aunque luego de esas palabras, lo último que ella dijo hizo que comenzara a meditar un poco, por lo que innegablemente en mi rostro se dibujó una mueca de confusión. - ¿Cual error? - Le dije mirándola atentamente.
Al escuchar su siguiente pregunta asentí levemente. - Sí, dijo que iba a vender algunas de sus cosas por aeros. Dice que se estaba quedando sin dinero. Espero que no se le ocurra vender la ballesta que le hice. Aún tengo pensado darle unos retoques para mejorar su calidad. - Volví a sonreír levemente para luego volver a comer otro bocado del estofado.
El estofado frío que comimos en el camino de regreso de Baslodia sabía mucho mejor que este. Aunque tal vez era el hambre que tenía lo que hizo que supiera a gloria esa comida. - Dije con una media sonrisa mientras que revolvía el estofado en el plato con ayuda de la cuchara recordando aquel momento cuando fuimos a Baslodia a conseguir aeros por una invasión de ratas. En aquel momento fue una experiencia horrible, pero ahora que estaba en el pasado, lo tenía en mi cabeza como un recuerdo divertido.
Fue en ese momento cuando Mera dijo de forma abrupta que ella iría a Dundarak. Al escuchar esas palabras dejé de mirar el estofado y miré atentamente a mi acompañante. No me agradaba que me diese una noticia así de abrupta, pero. ¿Qué moral tengo para juzgar esa acción cuando yo ni siquiera le avisé frente a frente y solo le dejé una nota? Por lo que asentí con mi cabeza. - De acuerdo. Está bien. - Aunque luego de esas palabras, lo último que ella dijo hizo que comenzara a meditar un poco, por lo que innegablemente en mi rostro se dibujó una mueca de confusión. - ¿Cual error? - Le dije mirándola atentamente.
Gaegel
Lobo Renegado
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Re: Entonces... ¿Trece días? [Privado]
Consciente de que en ocasiones habíamos comido cosas peores, no pude evitar hacer un gesto de asco, después de todo si había oportunidad de comer bien por qué la desaprovechaba. Las cosas tuvieron más sentido cuando dijo que eso evitaría que durmiera, no quise entrar en detalles, se me revolvió el estomago ante el sentimiento de culpa que aquello me generaba.
Al igual que Meleis, Ryra estaba fuera, no quise agregar algo al respecto, aún seguía meditando en mi cabeza. Centré mi atención a la mención de aquel alocado suceso con las ratas. - Lo que me recuerda, aún me debes ese favor. Te quité varias ratas de encima. - Agregué entre risas recordando cómo le caí a golpes con mi saco lleno de ratas muertas. Suspiré con cierta nostalgia, aquello se veía tan lejano, era curioso cómo el tiempo pasó de tal modo que ahora estábamos ahí... contando los días para un final. Allí estaba de nuevo aquella amarga sensación.
Solté la noticia de mi partida, francamente espere alguna negativa de su parte pero me sorprendió lo bien que lo tomó. Aquello tenía todo el sentido del mundo, pues como hombre que era prestó especial atención fue a lo último de mis palabras. Con un gesto de mano le pedí una cerveza a la mujer de la barra, en primera me permitía evitar contacto visual con Gaegel, por otro lado sí sentía que necesitaba drenar un poco tanto lío con alcohol.
Miraba mis manos.- Si no hubiera seguido a esa mujer, no habríamos quedado atrapados allí dentro. Me cuestiono si realmente valió la pena el riesgo; quedaste atrapado, Meleis se arriesgó a volver y Zelas casi muere. Y todo esto para... para que un ente del más allá nos diga que esa perra era crucial y ahora tenemos los malditos días contados. - Era contradictorio, tenía la esperanza que hallaríamos una respuesta a todo este predicamento pero por otro lado mis demonios se encargaban de restregarme en cara cada error.
Al igual que Meleis, Ryra estaba fuera, no quise agregar algo al respecto, aún seguía meditando en mi cabeza. Centré mi atención a la mención de aquel alocado suceso con las ratas. - Lo que me recuerda, aún me debes ese favor. Te quité varias ratas de encima. - Agregué entre risas recordando cómo le caí a golpes con mi saco lleno de ratas muertas. Suspiré con cierta nostalgia, aquello se veía tan lejano, era curioso cómo el tiempo pasó de tal modo que ahora estábamos ahí... contando los días para un final. Allí estaba de nuevo aquella amarga sensación.
Solté la noticia de mi partida, francamente espere alguna negativa de su parte pero me sorprendió lo bien que lo tomó. Aquello tenía todo el sentido del mundo, pues como hombre que era prestó especial atención fue a lo último de mis palabras. Con un gesto de mano le pedí una cerveza a la mujer de la barra, en primera me permitía evitar contacto visual con Gaegel, por otro lado sí sentía que necesitaba drenar un poco tanto lío con alcohol.
Miraba mis manos.- Si no hubiera seguido a esa mujer, no habríamos quedado atrapados allí dentro. Me cuestiono si realmente valió la pena el riesgo; quedaste atrapado, Meleis se arriesgó a volver y Zelas casi muere. Y todo esto para... para que un ente del más allá nos diga que esa perra era crucial y ahora tenemos los malditos días contados. - Era contradictorio, tenía la esperanza que hallaríamos una respuesta a todo este predicamento pero por otro lado mis demonios se encargaban de restregarme en cara cada error.
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Meraxes
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Re: Entonces... ¿Trece días? [Privado]
El comentario de Meraxes con referencia a las ratas en Baslodia hicieron que riera levemente. - Lo sé, y te aseguro que lo compensaré. No puedo pagarte todo con trampas hechas por mí, sería demasiado fácil. - Dije ampliando mi sonrisa mirando a mi compañera para luego llevar una cucharada del estofado frío a mi boca mientras ella ordenaba una cerveza, por lo que aproveché para ordenar otra para mi, ya que estaba por terminar mi tarro de cerveza. Ese alcohol me estaba ayudando a comer ese estofado y no morir asqueado en el intento.
Una vez que le hice esa pregunta que tenía que ver con la bruja Oniria y los niños ella comenzó a hablar. Parecía que ella buscaba ganarse la culpa en lo que respecta a ese tema, por lo que negué con mi cabeza una vez que terminó de hablar. - Me temo informarte que de no haber entrado tú en el espejo, hubiese entrado yo. - Dije mirando atentamente a la mujer. Era evidente por qué se sentía mal, pero lo mejor era "dar vuelta a la página".
Además. Fui yo quien le dio el golpe de gracia a Oniria. Eso me haría a mí el culpable de todo esto. - Comenté mientras bebía lo que quedaba del tarro de cerveza. - No sabíamos las consecuencias de nuestros actos una vez que entramos. Tal vez de haberlo sabido hubiésemos actuado diferente. Pero eso es imposible de saber. Así que por favor. No te sientas culpable por esto. Son cosas que pasan. - Le dije acariciando delicadamente el mentón de la rubia.
Pero creo que tienes razón. Tal vez podamos encontrar una forma de revertir esta situación. - Acoté en referencia al viaje que Meraxes tenía planeado. - Mientras tu viajas a Dundarak, yo buscaré qué encuentro aquí en Roilkat o en las ciudades cercanas. - Comenté ampliando mi sonrisa. Lo mejor es buscar solución en estos días y no quedarnos inmóviles esperando lo "inevitable". - Además, recordemos que Zelas ha pasado por cosas así. Por lo que estoy seguro de que él también está buscando alguna solución. Entre más personas tengan el mismo objetivo, es más probable que logremos resolver. - Le dije en un tono de voz optimista. Más que nada porque esperaba darle esperanza a ella, y por qué no. A mí también.
Una vez que le hice esa pregunta que tenía que ver con la bruja Oniria y los niños ella comenzó a hablar. Parecía que ella buscaba ganarse la culpa en lo que respecta a ese tema, por lo que negué con mi cabeza una vez que terminó de hablar. - Me temo informarte que de no haber entrado tú en el espejo, hubiese entrado yo. - Dije mirando atentamente a la mujer. Era evidente por qué se sentía mal, pero lo mejor era "dar vuelta a la página".
Además. Fui yo quien le dio el golpe de gracia a Oniria. Eso me haría a mí el culpable de todo esto. - Comenté mientras bebía lo que quedaba del tarro de cerveza. - No sabíamos las consecuencias de nuestros actos una vez que entramos. Tal vez de haberlo sabido hubiésemos actuado diferente. Pero eso es imposible de saber. Así que por favor. No te sientas culpable por esto. Son cosas que pasan. - Le dije acariciando delicadamente el mentón de la rubia.
Pero creo que tienes razón. Tal vez podamos encontrar una forma de revertir esta situación. - Acoté en referencia al viaje que Meraxes tenía planeado. - Mientras tu viajas a Dundarak, yo buscaré qué encuentro aquí en Roilkat o en las ciudades cercanas. - Comenté ampliando mi sonrisa. Lo mejor es buscar solución en estos días y no quedarnos inmóviles esperando lo "inevitable". - Además, recordemos que Zelas ha pasado por cosas así. Por lo que estoy seguro de que él también está buscando alguna solución. Entre más personas tengan el mismo objetivo, es más probable que logremos resolver. - Le dije en un tono de voz optimista. Más que nada porque esperaba darle esperanza a ella, y por qué no. A mí también.
Gaegel
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Re: Entonces... ¿Trece días? [Privado]
Parecía que estábamos en una especie de circulo vicioso en donde nos echaríamos la culpa. Al final mejor era dejar el tema de ese tamaño. - Pues si tu entrabas, yo también hubiera ido tras de ti. - Sonreí con un ligero rubor. - Escucha no volverás a escuchar esto de mí y si dices algo , lo voy a negar... pero digamos que eres algo así como el favorito. Sin duda daría la vida por alguno de ustedes pero por alguna razón, me cuesta imaginar un escenario en lo que no estés. Es curioso. - Expresé y al mismo tiempo no lo dejé de forma tan verídica de quizás sentía algo más que deseo carnal por el lobo. Es decir quería a Zelas, y era un excelente amante y amigo, pero Gae, había algo diferente.
Creo que la idea de separarnos con los días del mundo contados era algo que no terminaba de asimilar, suspiré profundamente. -Bueno ya que seguramente no nos veremos en algún tiempo ¿Quieres ir a algún lugar? - Lo miré de reojo, pasar el rato con él antes de emprender un viaje a lo desconocido a las tierras del norte. lugar que prefería evitar, era mejor que nada.
Seguía algo cabizbaja, una simple conversación y pasar la bola de la culpa no solucionaba nada, pero acabé por levantarme y comenzar a avanzar, lo primero sería salir de allí. Ya luego nuestros pasos nos guiarían hacia cualquier lugar.
Creo que la idea de separarnos con los días del mundo contados era algo que no terminaba de asimilar, suspiré profundamente. -Bueno ya que seguramente no nos veremos en algún tiempo ¿Quieres ir a algún lugar? - Lo miré de reojo, pasar el rato con él antes de emprender un viaje a lo desconocido a las tierras del norte. lugar que prefería evitar, era mejor que nada.
Seguía algo cabizbaja, una simple conversación y pasar la bola de la culpa no solucionaba nada, pero acabé por levantarme y comenzar a avanzar, lo primero sería salir de allí. Ya luego nuestros pasos nos guiarían hacia cualquier lugar.
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Meraxes
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Re: Entonces... ¿Trece días? [Privado]
Era evidente que ninguno de los dos iba a dar su brazo a torcer en lo que a ese tema se refiere. Al escucharla decir eso me hizo soltar una leve risa. El siguiente comentario de Mera hizo que cambiase mi semblante. Sus palabras me tomaron por sorpresa, porque el sentimiento era compartido. Cuando dejó de hablar sonreí cálidamente y tomé la mano de la mujer dragón. - Descuida, no tengo por qué mencionarlo a alguien. Después de todo, parece que ese sentimiento es mutuo. - Sonreí levemente llevando el dorso de la mano de Mera a mi boca para depositarle un corto beso en el dorso de su mano.
Después de eso ella me preguntó si quería ir a alguna parte. - Bueno, tener una idea clara, no. Pero podemos salir y ver hacia donde nos llevan nuestros pies. - Sonreí levemente. Podía notar cómo el ánimo de Mera estaba notablemente decaído. ¿Cómo ayudarle cuando también tengo ese sentimiento? La verdad es que no lo sé. Pero si caminábamos por las calles de la ciudad seguramente podría encontrar alguna respuesta más ingeniosa que teniendo un plato de estofado frío enfrente de mi.
Hurgué en mi bolsillo y me encargué de pagar la comida y las bebidas mientras me levantaba de la silla. Hecho eso salimos de aquel lugar y comenzamos a caminar por las calles de Roilkat. Se notaba un aire distinto en el lugar. Lo cual supondría que fuesen a donde fuesen, la situación no cambiaría mucho. - Sugiero caminar un rato por el bosque. Creo que en ese lugar el ambiente será más ameno ¿No lo crees? - Le sugerí a Mera mientras caminaba. Tenía la idea de ir a un lugar bonito que buscara mejorar un poco el humor de mi compañera, no que siguiera igual.
Después de eso ella me preguntó si quería ir a alguna parte. - Bueno, tener una idea clara, no. Pero podemos salir y ver hacia donde nos llevan nuestros pies. - Sonreí levemente. Podía notar cómo el ánimo de Mera estaba notablemente decaído. ¿Cómo ayudarle cuando también tengo ese sentimiento? La verdad es que no lo sé. Pero si caminábamos por las calles de la ciudad seguramente podría encontrar alguna respuesta más ingeniosa que teniendo un plato de estofado frío enfrente de mi.
Hurgué en mi bolsillo y me encargué de pagar la comida y las bebidas mientras me levantaba de la silla. Hecho eso salimos de aquel lugar y comenzamos a caminar por las calles de Roilkat. Se notaba un aire distinto en el lugar. Lo cual supondría que fuesen a donde fuesen, la situación no cambiaría mucho. - Sugiero caminar un rato por el bosque. Creo que en ese lugar el ambiente será más ameno ¿No lo crees? - Le sugerí a Mera mientras caminaba. Tenía la idea de ir a un lugar bonito que buscara mejorar un poco el humor de mi compañera, no que siguiera igual.
Gaegel
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Re: Entonces... ¿Trece días? [Privado]
Todo indicaba, en medio de esa declaración que no era del todo una, que había un vínculo especial entre ambos. En otras circunstancias seguramente ya lo hubiera llevado a expresar con hechos todo ese momento de cursilería, pero los ánimos no estaban cómo para eso, no ahora.
Por suerte la idea de caminar y despejar la mente era una posibilidad mucho más atractiva. El hecho de no tener un rumbo fijo, o por lo menos no de mi parte, hacía de la caminata algo más interesante. ¿Hacia donde nos llevarían nuestros pies en aquel frío día?
Una vez salimos de la taberna dejé que la brisa soplara en mi rostro.
El viento susurraba entre las calles empedradas de Roilkat, llevando consigo el eco distante de algún perro solitario, el llanto de algún pequeño. El silencio que envuelve este lugar parece etéreo, como si las antiguas piedras y los muros centenarios absorbieran cualquier rastro de sonido, o el presagio de que algo más sucedía en todo el mundo. Caminaba junto a Gaegel, mi respiración apenas audible ante la brisa gélida que nos rodeaba.
La arquitectura antigua nos envuelve en un abrazo silencioso mientras avanzamos por las estrechas calles adoquinadas, iluminadas apenas por la pálida luz de las antorchas que se balancean débilmente en los postes.
Gaegel, su presencia me reconfortaba en estos momento de incertidumbre, no iba negar que tenía miedo de lo que pudiera suceder a partir de ahora, aquellas palabras, aquella profecía seguía resonando en mi cabeza. Juntos nos dirigimos hacia las afueras de la ciudad, donde el campo se extiende por el horizonte, rocío y pequeñas formaciones de hielo. El bosque se alza en la distancia, sus árboles desnudos y retorcidos parecen susurrar secretos antiguos entre ellos, o tal vez mis propios delirios hablando.
A medida que dejamos atrás los de la ciudad, el silencio se hace aún más profundo, como si estuviéramos entrando en un reino olvidado por el tiempo. Pero a pesar de la tranquilidad aparente, puedo sentir la energía latente que emana de la tierra bajo nuestros pies. El campo y el bosque parecen estar llenos de vida.
- Disfrutaba mucho este clima de pequeña. - Rompí el silencio. - Recuerdo que me escabullía por la ventana y salía volando desde ahí solo para sentir el choque del viento en mi rostro. Supongo que debes sentirte igual, ya sabes cuando te vuelves lobo. - Lo miré de reojo. Todo esto me había llevado mucho a reflexionar sobre mi pasado tras saber que quizás no tendríamos ningún futuro.
Por suerte la idea de caminar y despejar la mente era una posibilidad mucho más atractiva. El hecho de no tener un rumbo fijo, o por lo menos no de mi parte, hacía de la caminata algo más interesante. ¿Hacia donde nos llevarían nuestros pies en aquel frío día?
Una vez salimos de la taberna dejé que la brisa soplara en mi rostro.
El viento susurraba entre las calles empedradas de Roilkat, llevando consigo el eco distante de algún perro solitario, el llanto de algún pequeño. El silencio que envuelve este lugar parece etéreo, como si las antiguas piedras y los muros centenarios absorbieran cualquier rastro de sonido, o el presagio de que algo más sucedía en todo el mundo. Caminaba junto a Gaegel, mi respiración apenas audible ante la brisa gélida que nos rodeaba.
La arquitectura antigua nos envuelve en un abrazo silencioso mientras avanzamos por las estrechas calles adoquinadas, iluminadas apenas por la pálida luz de las antorchas que se balancean débilmente en los postes.
Gaegel, su presencia me reconfortaba en estos momento de incertidumbre, no iba negar que tenía miedo de lo que pudiera suceder a partir de ahora, aquellas palabras, aquella profecía seguía resonando en mi cabeza. Juntos nos dirigimos hacia las afueras de la ciudad, donde el campo se extiende por el horizonte, rocío y pequeñas formaciones de hielo. El bosque se alza en la distancia, sus árboles desnudos y retorcidos parecen susurrar secretos antiguos entre ellos, o tal vez mis propios delirios hablando.
A medida que dejamos atrás los de la ciudad, el silencio se hace aún más profundo, como si estuviéramos entrando en un reino olvidado por el tiempo. Pero a pesar de la tranquilidad aparente, puedo sentir la energía latente que emana de la tierra bajo nuestros pies. El campo y el bosque parecen estar llenos de vida.
- Disfrutaba mucho este clima de pequeña. - Rompí el silencio. - Recuerdo que me escabullía por la ventana y salía volando desde ahí solo para sentir el choque del viento en mi rostro. Supongo que debes sentirte igual, ya sabes cuando te vuelves lobo. - Lo miré de reojo. Todo esto me había llevado mucho a reflexionar sobre mi pasado tras saber que quizás no tendríamos ningún futuro.
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- Látigo [Arma Flexible Superior - Encantamiento Castigo de Piedra] - Cuelga del lado izquierdo de mi cintura.
- Collar de Moneda Maliciosa de Elian [Cuello- Encantamiento Fuente de Luz]
Meraxes
Honorable
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Cantidad de envíos : : 462
Nivel de PJ : : 4
Re: Entonces... ¿Trece días? [Privado]
Una vez que llegamos a la zona boscosa, a las afueras de la ciudad, era notable que el clima cambió un poco. Era más fresco, lo cual hizo que mirara de un lado a otro. El estar allí sin duda tenía otras sensaciones más positivas que estar metidos en la ciudad, con aquella sensación de muerte y desolación.
Al estar allí, escuchó el comentario de Mera, por lo que sonreí levemente por su relato. Pero fue cuando dijo aquello último cuando aquella sonrisa se desdibujó. - Bueno, es una mezcla de sentimientos. - Dije buscando sonreír, aunque evidentemente se notaba que estaba siendo forzada. - Tienes razón en eso de que sentir el viento en tu cara es algo único. Pero, al estar en mi forma de lobo, pienso en tantas cosas. Es por eso mismo que no suelo transformarme muy seguido en lobo. Y si lo hago solo es en una situación que realmente se requiera. Ya que de esa manera, mis pensamientos estarán ocupado con lo exterior.
Dije con franqueza. El convertirme en lobo sin lugar a dudas me remitía a mi anterior "vida" como Kevius, la muerte de Freara, el como Briegar, mi padre, me dio la espalda luego de hacer justicia y matar al asesino de mi esposa y de mi hijo. Aquella noche tuve que escapar tan rápido cuanto pude, así que lo hice en mi forma de lobo. Por lo que invariablemente, el transformarme en lobo me remite a aquella fecha, cuando los míos me dieron la espalda por completo.
Sea como fuese, me estaba perdiendo en mis pensamientos, por lo que volví mi vista a Mera y le sonreí con más naturalidad. - Suena a algo muy complicado ¿Verdad? - Le pregunté mientras seguíamos caminando realmente sin un rumbo fijo.
Aunque de un momento a otro me detuve en seco, y sostuve la mano de mi acompañante para que ella también se detuviera. El ambiente se sentía distinto. Pese a que no los había localizado, podía sentirme vigilado, y no precisamente por criaturas del bosque, sino por personas. Esperaba que tras los acontecimientos, la gente deseara mantenerse tranquila. Pero parece que la gente mal intencionada no descansa. - Espero estar equivocado pero... Creo que nos vigilan. - Dije en voz baja, solo lo necesario para que ella me escuchara. En base a la respuesta de Mera, sería la manera en la que procederíamos. Pero, no podía estar tan equivocado.
Al estar allí, escuchó el comentario de Mera, por lo que sonreí levemente por su relato. Pero fue cuando dijo aquello último cuando aquella sonrisa se desdibujó. - Bueno, es una mezcla de sentimientos. - Dije buscando sonreír, aunque evidentemente se notaba que estaba siendo forzada. - Tienes razón en eso de que sentir el viento en tu cara es algo único. Pero, al estar en mi forma de lobo, pienso en tantas cosas. Es por eso mismo que no suelo transformarme muy seguido en lobo. Y si lo hago solo es en una situación que realmente se requiera. Ya que de esa manera, mis pensamientos estarán ocupado con lo exterior.
Dije con franqueza. El convertirme en lobo sin lugar a dudas me remitía a mi anterior "vida" como Kevius, la muerte de Freara, el como Briegar, mi padre, me dio la espalda luego de hacer justicia y matar al asesino de mi esposa y de mi hijo. Aquella noche tuve que escapar tan rápido cuanto pude, así que lo hice en mi forma de lobo. Por lo que invariablemente, el transformarme en lobo me remite a aquella fecha, cuando los míos me dieron la espalda por completo.
Sea como fuese, me estaba perdiendo en mis pensamientos, por lo que volví mi vista a Mera y le sonreí con más naturalidad. - Suena a algo muy complicado ¿Verdad? - Le pregunté mientras seguíamos caminando realmente sin un rumbo fijo.
Aunque de un momento a otro me detuve en seco, y sostuve la mano de mi acompañante para que ella también se detuviera. El ambiente se sentía distinto. Pese a que no los había localizado, podía sentirme vigilado, y no precisamente por criaturas del bosque, sino por personas. Esperaba que tras los acontecimientos, la gente deseara mantenerse tranquila. Pero parece que la gente mal intencionada no descansa. - Espero estar equivocado pero... Creo que nos vigilan. - Dije en voz baja, solo lo necesario para que ella me escuchara. En base a la respuesta de Mera, sería la manera en la que procederíamos. Pero, no podía estar tan equivocado.
Gaegel
Lobo Renegado
Lobo Renegado
Cantidad de envíos : : 327
Nivel de PJ : : 2
Re: Entonces... ¿Trece días? [Privado]
Aquello pareció haberse convertido en una especie de plática llena de honestidad. No habría imaginado que él se sintiera hasta cierto punto mal por volverse un lobo, bueno si lo veíamos de un punto de vista frío, ninguno sabía demasiado sobre el pasado el otro. Nuestras heridas, nuestros más profundos recuerdos, las alegrías. las tristezas, las personas que perdimos en el camino. ¿Quién era Gaegel? ¿Quién era Meraxes?
No iba a juzgarlo por su pasado, había hecho demasiadas cosas imprudentes y algunas bastante cuestionables para poder juzgar semejante cosa. ¿Sentía curiosidad por saberlo? Un poco, Gaegel había despertado mucho interés en mí, sin embargo no lo obligaría, era algo que debía nacer de él.
- ¿Complicado? Para nada. ¿Dime quién de nosotros no tiene problemas? Desde que nos conocimos no hemos tenido ni un momento tranquilo. Solo mira el lío de aquel bar cuando Zelas nos presentó. - Recordé aquel momento con un dejo de nostalgia. -
Nuestros pasos nos llevaron sin rumbo fijo, pero poco a poco se sentía bastante tensión en el ambiente. la sensación de ojos a tu alrededor, el escalofrío que recorría la espalda. ¿Cuántos eran? ¿Era una emboscada? ¿Ella había vuelto?
Paranoia, no había nada más que agregar.
El sol poco a poco se apagaba dejando la vista en un campo envuelto en sombras alargadas y misteriosas. Un susurro en el viento, apenas perceptible, seguido de un leve crujido en la maleza. No estamos solos.
Con sus palabras, mi instinto me grita que actúe, pero me contengo. Si me muevo demasiado pronto, pueden vernos como una amenaza mayor. Y no quiero revelar mis habilidades a la primera señal de peligro.
Ocultos, un grupo de figuras en túnicas negras, sus rostros apenas visibles. Uno de ellos, un brujo, es quien se adelanta, murmurando palabras que hacen vibrar el aire. En las ramas de árbol, un elfo de piel pálida y ojos sin emoción, con un arco cargado y apuntado hacia nosotros.
Cinco. Y todos están sincronizados, preparados para este momento. Ha sido una emboscada, un ataque pensado para hacernos caer antes de que podamos siquiera defendernos...
No iba a juzgarlo por su pasado, había hecho demasiadas cosas imprudentes y algunas bastante cuestionables para poder juzgar semejante cosa. ¿Sentía curiosidad por saberlo? Un poco, Gaegel había despertado mucho interés en mí, sin embargo no lo obligaría, era algo que debía nacer de él.
- ¿Complicado? Para nada. ¿Dime quién de nosotros no tiene problemas? Desde que nos conocimos no hemos tenido ni un momento tranquilo. Solo mira el lío de aquel bar cuando Zelas nos presentó. - Recordé aquel momento con un dejo de nostalgia. -
Nuestros pasos nos llevaron sin rumbo fijo, pero poco a poco se sentía bastante tensión en el ambiente. la sensación de ojos a tu alrededor, el escalofrío que recorría la espalda. ¿Cuántos eran? ¿Era una emboscada? ¿Ella había vuelto?
Paranoia, no había nada más que agregar.
El sol poco a poco se apagaba dejando la vista en un campo envuelto en sombras alargadas y misteriosas. Un susurro en el viento, apenas perceptible, seguido de un leve crujido en la maleza. No estamos solos.
Con sus palabras, mi instinto me grita que actúe, pero me contengo. Si me muevo demasiado pronto, pueden vernos como una amenaza mayor. Y no quiero revelar mis habilidades a la primera señal de peligro.
Ocultos, un grupo de figuras en túnicas negras, sus rostros apenas visibles. Uno de ellos, un brujo, es quien se adelanta, murmurando palabras que hacen vibrar el aire. En las ramas de árbol, un elfo de piel pálida y ojos sin emoción, con un arco cargado y apuntado hacia nosotros.
Cinco. Y todos están sincronizados, preparados para este momento. Ha sido una emboscada, un ataque pensado para hacernos caer antes de que podamos siquiera defendernos...
- Off:
- En este tema usaré:Bendición de Metamorfosis: Durante uno cualquiera de tus próximos 3 temas (libres o privados), podrás disfrutar a placer de tu forma de dragón.
Outfit
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- Inventario:
- Collar de Zafiro [Encantamiento Pudor] - Cuello
- Pieza Metálica - Pecho lado izquierdo.
- Armadura Ligera Normal
- Látigo [Arma Flexible Superior - Encantamiento Castigo de Piedra] - Cuelga del lado izquierdo de mi cintura.
- Collar de Moneda Maliciosa de Elian [Cuello- Encantamiento Fuente de Luz]
Meraxes
Honorable
Honorable
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