Recavando información. Tema de investigación. Arathon - Johannes. (Tema de quest).

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Off: desconozco si el título es adecuado, así mismo, hemos creído conveniente comenzar preguntando por la ciudad y localizando la dirección de las víctimas recientes. Cualquier cosa, decidmelo y cambio. Saludos~

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Después de toda una noche vagando por las calles, preguntando a viandantes, y en locales, Ébano empujó la puerta de una taberna. El lugar tenuemente iluminado de antorchas estaba recubierto de madera. Algunas personas charlaban en voz baja, otras mascaban algo repetidamente, y el tabernero secaba unos vasos con un paño.

La chica se sentó después de pedir una copa y se llevó consigo el vaso.

Esperaba a sus compañeros allí, después de acudir al cementerio y conocer la información que el sepulturero había logrado conseguir, hablaron, y decidieron que lo mejor era buscar información por la ciudad. Ciertamente, era lo más indicado, pues aunque Jorah dijese que la única conexión entre las víctimas era su estatus social, ellos pensaron que querían hablar directamente con los parientes y tal vez recavar algún nuevo dato.

La chica dejó el abrigo sobre otra silla y se recostó un poco mirando a una de las antorchas, bebiendo sorbos laros de su copa. Pensó que posiblemente, también era conveniente averiguar si más nobles vivían en la ciudad y qué posible relación... rencilla, problema tenían. Todo era poco.

Era francamente extraño. Un asesino, con el mismo modus operandi, sin ojos, sin dientes... Una rosa... Aquello era lo que más inquietaba a Ébano. ¿Tal vez una antigua relación? ¿Un antiguo casanova o amante? ¿O tal vez pena a la vez que necesidad de matar..?

Esperaba las respuestas de sus compañeros y ponerse pronto en marcha.

Arathon se puso de acuerdo para que el investigara el paradero de la familia de la difunta Helene. Así que se puso de inmediato a recopilar información de todas las maneras que pudo.
Primero de todo fue a la zona alta de la ciudad para preguntar. Entre tantas lujos y caprichos seguro que alguien sabia donde vivía. Empezó preguntando a la gente de la calle, pero casi nadie le hablo y los pocos que le dirigieron la palabra le advirtieron de que no estaba bien indagar en la vida de los muertos.
Luego empezó a preguntar a los niños de los ricos. Se sorprendió al ver que todos le respondían con modales. Cada niño le daba una dirección diferente y algunos le decían que la habían visto aun por la calle. O le tomaban el pelo o no sabían donde vivía.
Recurrió a una taberna de por la zona. No era una taberna como las de las afueras, era un sitio lleno de lujos y gente con bastante dinero. La decoración era exquisita y los clientes le miraron mal al entrar.
Tuvo que mentir y decir que era de la guardia de la ciudad y tenia que investigar el asesinato. Tal vez por insistir o porque se lo creyeron le dejaron entrar y preguntar. Tardo poco en averiguar donde vivía, ya que según le dijeron, era muy conocida.

Fue en persona delante de la casa para comprobar si era verdad. No lo podía asegurar pero todas las ventanas estaban cerradas y las ventanas corridas. Pero había alguien dentro, oía voces y pasos. Supuso que estarían tristes por la muerte.

Llego al lugar acordado. Vio a Ebano sentada en una mesa con una copa. Típico de ella. Se acerco a paso lento mientras observaba a los demás clientes del local. ¿Seria alguno de ellos el asesino?

Tu siempre bebiendo, hasta cuando te hirieron bebías- Dijo a modo de broma- A veces dudo si tienes vino en las venas y en realidad la sangre que bebes crees que es vino.

Se sentó al lado de ella y se froto las manos. Había conseguido la información, por suerte. Esperaba que Johannes también lo hubiese echo. Necesitaban empezar por algún sitio y tenían tan pocos datos...

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Off: Decidí divertirme un poco con Johannes, pero si hay algún error o problemas, favor de comunicármelo.

Las respuestas que habrían tenido los viajeros investigadores, serían confusas, poco concretas que no llevaban a a ningún lugar. La taberna estaba en la zona la clase alta, y el tabernero tenía una hija pequeña de no mas de 6 años que andaba por todos los rincones que ayudaba a la gente con los pedidos, llevando una libreta de anotaciones.

Esta vez se acercó a la mesa de los tres y tendió la libreta con un tintero y pluma a Ébano.
-Pedido y mesa por favor-sonreiría la pequeña niña rubia. Vestía un hermoso vestido, tenía rizos rubios y parecía una muñeca. Mientras esperaba, se balanceaba de atrás para adelante con ambos pies juntos y las manos entrelazadas a su espalda.
-¿Sobre qué indagan? ¿Acaso se trata del caso Delmont? Todos hablan de esos en este lugar... Mi papá es el mejor amigo de un soldado del castillo-diría. Desde la barra, el padre dijo algo a una de las camareras, con un gesto algo frío, y la misma pronto se abrió pasos entre el elegante lugar a donde estaban los tres. Se inclinó a la niña y le dijo al oído:
-Tu padre no quiere que hables de la vida privada-tras darle un beso en la mejilla y sonriendo a los tres viajeros, volvería sobre sus pasos a seguir secando unas copas.

Arathon llegó a la taberna y se sentó junto a ella, bromeando. Aquello la extrañó y alzó una ceja como muestra. Ante su comentario sobre la bebida, Ébano se inclinó sobre la mesa acercándose mucho a su cuello con expresión salvaje bastante forzada: ¿Me dejas comprobar si es vino o sangre..? -dijo, y con una risa un tanto gutural se sentó de nuevo.

Esperaron a que llegara Johannes, el tercer componente, que no tardó en aparecer, con ropa impecable, además.

-Me han dado con la puerta en las narices, parece que aquí es un tema peliagudo del que nadie quiere hablar. Solo.. puedo salir de noche. Así que me he dedicado a preguntar en comercios casi al cierre, a personas.. Pero nada, como os digo, parece que no existiese el tema. ¿Vosotros tenéis algo? Una dirección sería lo más indicado para.. -iba diciendo ella ante la pregunta de Johannes.

Pero una niña llegó a la mesa con una libreta. Rubia, pequeña, vestida como un muñequita. Un pensamiento repulsivo hacia los niños pasó por la mente de Ébano, pero suavizó el rostro y miró a sus compañeros.

-Tres vasos, y una botella del más fuerte que tengáis por aquí, bonita.

La niña preguntó acerca del asunto por el que allí se encontraban. Mencionó "el caso Delmont", para sorpresa de Ébano, que lo repitió en voz baja mientras miraba a sus compañeros con complicidad en la mirada.

Una mujer se acercó a la niña y le dijo que no airease asutos personales.
No obstante, estaba claro que no iban a dejar pasar aquella oportunidad.

De modo que suavizó el rostro y cuando se hubo alejado la mujer, rebuscó en sus bolsillos y sacó un caramelo.
-Verás, pequeña.. Nos encargamos de los preparativos para una ceremonia conmemorativa de las dos víctimas más recientes... Ha sido una verdadera pena, ayudamos a Jorah, el sepulturero. Y si me cuentas lo que sabe tu papá, te puedo dar un caramelo, podrías ayudarnos, sería muy importante cielo. Tienes un pelo realmente bonito. -le dijo tocándole los rizos y sonriendole.

Esperaba sonsacar algo de aquello. Ébano les propondría luego a sus compañeros hablar con el padre de la niña, y si no daba resultados.. Les propondría visitar sin rodeos el castillo, al fin y al cabo, solo querían ayudar.

No se esperaba otra respuesta de Ebano. Siempre igual, parecía que había sido toda la vida así... Sonrió ante su pregunta y negó ligeramente con la cabeza.

Si fuera vino no estaría aquí, créeme- Dijo sin intentar decir nada en concreto

Y por fin llego Johannes. Aunque estaba muy cambiado, con una ropa nada adecuada para la situación. Supuso que se habría cambiado para poder hablar ya que lo mas seguro es que le pásese lo mismo que a el.

No mucha suerte- Afirmo el brujo- Hay tantas casas donde podría estar su familia que estaríamos años en encontrar la correcta. Y mas años en conseguir algún tipo de información...

Una niña llego para pedir que habían bebido. Cuando les pregunta acerca del caso Arathon se quedo callado y sonrió mientras la observaba a ella y a los presentes. Su padre parecía que no quería que ella dijera algo. Pero esa niña les podría ayudar mas de lo que le habían ayudado los demás.

Ebano tomo la delantera e insistió con el tema. Así que Arathon fingió que no le importaba y miro a otro lugar, como si estuviese distraído. No quería incomodar a la niña mirándola y Eb sabia lo que hacia. Pero en realidad estaba escuchando perfectamente la conversación para no perder ni un detalle.

La niña no pudo evitar sonreír a las palabras de Johannes y antes que nada, dijo.
-Ese ropa te queda muy linda. Mi madre compra mucho allí donde la has comprado...-

La niña sonrió con las palabras de Ébano, y miró el caramelo, pero negó con la cabeza.
-No me permiten comer caramelos, pero sí frutas. Dice mi padre que son dulces sanos...-sonreiría la pequeña niña, hablando en voz alta, esperando que el padre oyera lo bien aprendida que era  y dijo mientras pasaba el pergamino y tintero para que anotaran el pedido-Soy Inina, pero si quieren saber el nombre del amigo de mi padre, deben venir a media noche cuando cierra el negocio y acercarse al callejón que hay detrás de la puerta. Allí los estaré esperando, pero...-miró la niña pensativa a la mujer de cabello rubio-Llevenme un juguete de regalo-Miró el pergamino que había dejado en la mesa y miró a la mujer otra vez-No sé escribir rápido ni leer letra de gente adulta, pero escriban lo que quieren tomar y lo llevaré a mi padre.-

Algunas personas del lugar, que no eran muchas pero si gente de la alta clase, que pedía hidromiel, copas de licores, comidas que en raras ocaciones se conocian y comian con refinada delicadeza, echaban algunas miradas que podrían incomodarlos. No se apreciaba la vista de algún bio cibernético ni de un hombre bestia, a menos que se contara uno con el rostro cara de rata que vieron bajar las escaleras que subían a las habitaciones, andando sobre cuatro patas con un trapo en la mano, arrastrando un balde con agua y jabón, limpiando exageradamente cada escalón. Tenía la ropa andrajosa.

El tabernero miró con desconfianza al hombre peliblanco que se le acercó, tomándose su tiempo para pasar un trapo a la barra.
-No amigo.. no puedo darte información de nadie. Ve y sigue bebiendo... -sin mirar al humano, tomaría un vaso y comenzaría a secarlo-¿Quién diría si mi amigo sabe algo importante, puede acabar con esas víctimas del asesino de las rosas...?-arquearía las cejas y dejando el vaso en un estante, se retiraría por la puerta a la cocina.

Siento la demora en responder por falta de tiempo, pero trataré de agilizar la trama imponiendo requisitos para realizar mas dinámica la misión.
Deben comprar en mercado algún juguete y reunirse con la niña a media noche.
Orden de posteo: cambiado de acuerdo a sus horarios
Johannes
Ébano
Arathorn

Johannes: debes ir al mercado y comprar algún juguete para la niña. Te encargarás de describir el callejón.
Ébano: apunta al ambiente de media noche y el clima a gusto.
Arathorm: rolea poniendo un vagabundo que te acosa.

Exploten a gusto los requisitos que les he dado y no olviden que pueden agregar más detalles y no solo lo que pido. La intensión es el buen desarrollo y creatividad.

Arathon había retirado la mirada de la conversación, pero si creía conocerle, no perdía detalle. Todo controlado, como siempre.

- Bien, inténtenlo con la niña, yo ire a hablar con su padre. -les había dicho Johannes, que se levantaba en dirección a la barra.

-No me permiten comer caramelos, pero sí frutas. Dice mi padre que son dulces sanos... Soy Inina, pero si quieren saber el nombre del amigo de mi padre, deben venir a media noche cuando cierra el negocio y acercarse al callejón que hay detrás de la puerta. Allí los estaré esperando, pero... Llevenme un juguete de regalo -había dicho la niña en cuanto a lo que le había preguntado Ébano. Inina había sido cortés a todos los comentarios "¿Naturalidad o adiestramiento..?" -pensó Ébano. Lanzaba miradas a la barra a cada rato, mirando a su compañero, esperando un buen resultado, mientras, sopesó sus palabras sin expresión alguna, no quería dejarse notar.- No sé escribir rápido ni leer letra de gente adulta, pero escriban lo que quieren tomar y lo llevaré a mi padre.

-¿Letra de gente adulta? Querida, es la misma.. Pero no te preocupes. Lo escribiré como gustes. -dijo con una sonrisa amable. Cogió el pergamino y escribió el pedido: unos vasos y una botella de alcohol, del más fuerte, como le había dicho antes. Le sonrió de nuevo y le tendió el pergamino a la niña: -Aquí tienes, bonita. Estaremos en el callejón a la hora acordada, Inina.. Gracias por todo.

Mientras se alejaba, miró a Arathon y a Johannes, que había vuelto pudiendo escuchar parte de lo que dijo la niña.

-Me parece bien que te encargues del regalo, Johannes. Si os soy sincera.. Todo esto me parece muy raro. El tabernero no ha soltado prenda, supongo, puesto que no has comentado nada... Y, ¿una niña sola en un callejón a media noche? Es algo raro. Todos aquí son raros, si no mirad ese individuo rata que ha subido por las escaleras... Arathon y yo esperaremos aquí un rato, para hacer tiempo mientras compras el regalo y en un rato iremos al callejón...

Y así fue. Esperaron un rato, Ébano ofreció parte de la bebida a Arathon, y a escasos minutos de la media noche, se levantó de la mesa, cogió la botella, aún con contenido y la puso en su faltriquera.
-¿Estás listo, brujo? -dijo ella con una sonrisa un tanto salvaje. La noche.. La noche, seductora y oscura, tan perfecta...  Dudaba mucho que quedase una noche perfecta, era muy extraño una niña que quedase por su cuenta en verse con unos desconocidos en un callejón a horas intempestivas. El local se estaba vaciando. El tabernero había desaparecido, y la mujer que antes había hablado con Inina estaba ahora atendiendo en la barra. Tampoco había rastro de la niña...

Salió por la puerta de recia madera. Había llovido, al parecer, pero hacía mucho. Ébano aún podía oler el aroma a tierra mojada, pero las calles ahora estaban prácticamente vacías, y limpias. Le inquietó en gran medida que no hubiese nadie, ni siquiera un ladronzuelo, ni borrachos.. Al fin y al cabo... Era una ciudad importante, aunque supuso que con la oleada de asesinatos nadie querría andar a esas horas por la calle desierta. Pequeñas nubes en girones rodeaban la Luna, que no lucía llena, pero sí que alumbraba en gran medida aquella noche, reflejada en cristales, aportaba una luz blanquecina a todos los exteriores... La madera bajo sus pies crujía, alguna tabla suelta.. Adoraba el sonido de la madera.

Ébano se frotó los brazos. Todos los olores se acentuaban con la lluvia: árboles, alcohol, el olor de la madera quemada en el hogar de algunas casas, comida en el caldero de la posada... Sacudió la cabeza, y esperó a que su compañero saliese, apoyada en la madera de la pared exterior de la posada.

¿Por qué tardaba tanto? Habría surgido algún imprevisto...? Aspiró el aroma de la noche. Era una noche fresca, Ébano echaba de menos la mar y su brisa... Esperaba encontrar algo referente a su familia en los próximos meses.. Pensar que estaban por las afueras, cerca, que podrían haber muerto.. Le ponía los pelos de punta.

Mientras giraba la cabeza alrededor observando, detectó a una figura en medio de las sombras de la noche. No pudo verle el rostro. Pero sí pudo observar unas manos alarmantemente grandes y nudosas, recias, como muy abultadas, y piel rugosa, parecía. Había podido verlas iluminadas por la antorcha del edificio de en frente, donde estaba la figura, bajo un toldo, y porque había tenido las manos apoyadas en una especie de bastón. Iba envuelto en gabardina y sombrero, calado, todo en tonos oscuros. Ébano tensó los músculos y miró la figura fijamente, pero de pronto, dio la vuelta, caminó unos pasos y desapareció por otro callejón...

Aquello hizo que la vampiresa entrecerrase los ojos. Aquello había sido sumamente extraño, como si aquel sujeto los estuviese mirando a ellos, concretamente, y se hubiese ido o escondido cuando percibió que también ella le miraba a él.

También había perdido de vista al sujeto que caminaba a cuatro patas, si es que se puede decir que caminaba, que había visto en la taberna. Aquel sujeto le había llamado la atención, estaba inquieta, no le daba muy buena sensación...

El olor repugnante de la basura llegó a su nariz. Pronto no tardaría en comprobar, que el lugar donde estaban, de casas de bien, de gente honorable, cuadras cuidadas, y apenas sin contratiempos, no tendría nada que ver con el callejón donde se habían citado. Sería algo así como la zona de carga y descarga de mercancía, con cajas, contenedores de basura... Y lo que ello conlleva: malos olores, animales, alimañas, y personas sin hogar.

-Por el amor de todos los dioses.... -dijo mientras se giraba a mirar por la ventana, esperando ver a Arathon. Cuando llegase, le relataría el fugaz encuentro con aquel hombre, por si significaba algo para él.

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Off: Arathon, espero que no te importe que diga ahí que Ébano espera que la sigas y si algo te parece metarol, avisa y cambio. Respecto a la ambientación.. Introduje el pensamiento sobre el camarero rata por si deseais mencionarlo o meterlo como algún detalle. También he mencionado a un hombre de manos nudosas, pensando en el primer sospechoso que se nos mostraba en spoiler en el cementerio con Jorah, con la misma intención, por si ocurre algún encuentro o luego tiene algo que ver. Saludos ^^

La niña parecía tener información pero por algún extraño motivo quería reunirse a medianoche y con un regalo. Todo muy extraño, pero era lo único que podían hacer... Cuando le pregunto si estaba listo afirmo.

Si, puedes ir saliendo. Dame un segundo.

Cuando Ebano se fue Arathon se quedo pensando un rato. ¿Porque había aceptado ayudar? Ojala no  hubiera aceptado. Ahora podría estar tan tranquilo en el castillo en lugar de esta taberna extraña. Poco le importaba a el el asesino. Debería haber dicho que no... Se estaba planteando seriosamente irse y pasar de todo. Ellos dos lo hacían bien, el solo hacia bulto en aquel lugar... Esto no era para el...

Se levanto y un hombre que no había visto al entrar le empezó a hacer preguntas extrañas. Arathon no sabia exactamente que quería porque no le escuchaba y el sujeto solo seguía preguntando.
Ya no quería saber nada mas, se planteaba irse y no volver nunca a esa taberna. En realidad estaba algo enfadado con todo en general. La estúpida investigación y la estúpida idea de ayudar a los demás. Poca gente que había ayudado de verdad le habían devuelto el favor ¿Que ganaba con eso? Nada. Se fue en dirección a la salida y el hombre aun seguía preguntando sin parar. Ya empezaba a ser un poco molesto. Y cada vez mas estaba enfadando a Arathon

Atravesó la puerta de la taberna y se giro hacia el hombre que aun le seguía detrás y le grito:

¡Dejame en paz!

Inina aceptó el pedido escrito por la mujer y mas tarde regresó con las bebidas y unos cuantos pastelillos, además de una botella pequeña con un licor fuerte.
-Formalidad de la casa-diría la pequeña niña, quien tenía entrenamiento en levar la bandeja que para su edad era un poco pesada, y sin embargo, parecía natural en su trabajo.

-¡Tyr! ¡Ven aquí!-gritaría la niña con una voz que sobresaltaría a quienes estuvieran allí si estaban algo distraídos, saliendo por la puerta trasera de la taberna que estaba a oscuras. La niña tenía un pijama puesto y un abrigo que llegaba hasta sus talones. El gato que estaba hurgando en la basura, correría hasta ella y ésta lo alzaría en sus brazos con él ronroneando. Luego miraría a los tres, deteniéndose en el hombre de pelo blanco, sonriendo al ver el "regalo" que aceptaría a cambio de una información.
-Buenas noches-saludaría la pequeña con calma. Se podía ver al brillo de la luz de la luna, que debajo de su abrigo corrido levemente por las patas del gato cuando lo alzó llevaba un cuchillo atado a su cinturón-Solo os diré Heral Lobos. Id a la guardia del castillo y preguntad por él. El turno que ocupa es de noche, así que apresuráos-diría y esperaría a recibir el obsequio.

Una vez que la niña recibiera el obsequio, analizaría como era y finalmente sonreiría a los viajeros agradecida, para luego ir con una mano con el gato y en la otra, el juguete, de regreso a la posada por la misma puerta trasera.

No pasaría mucho rato, que de las sombras aparecería el acosador de Arathorn cuando se hubiera retirado, con un olor extraño a alcohol y debajo de su abrigo ropa andrajosa. El brujo podría sentir una mano aferrándosele a una nalga y la mirada del boracho con una sonrisa de oreja a oreja y unos ojos grandes azules que parecían gozar de su acción.

Off rol: seguid en este mismo post.

Mis compañeros llegaron finalmente al lugar citado y salude para ambos en un gesto silencioso, mostré amablemente el regalo para ellos y me dispuse a esperar por la llegada de Inina.

Observaba el cielo a trabes de los altos y reducidos muros del callejón, mientras esperaba por la llegada de la pequeña niña, cuando un ruido, seguido de una voz, llamaron mi atención rápidamente, Me oculte un poco en la oscuridad mientras me asomaba para ver a la persona quien salía por la puerta. Una vez que note que se trataba de la pequeña Inina, salí a la luz para dejar verme y me aproxime hasta ella para mostrarle su obsequio. El gato que hurgaba la basura, salio del contenedor y paso corriendo entre mis pies, casi provocándome un tropiezo y salto hacia los brazos de la niña.

- Buenas noches. Dije respondiendo al saludo de la niña. Me acerque un poco mas a ella cuando note una afilada hoja, guardada entre sus ropas. - ¿Que haría una niña con un arma como esa? Algunas descabelladas ideas llegaron a mi mente, distrayéndome un poco pero apunte por la mas probable. - Quizás lo tomo de su padre y lo trajo para defenderse en caso de que quisiéramos hacerle daño... Fuese algo extraño o solo precavida, nos dijo el nombre que necesitábamos para continuar con nuestra diligencia. - Heral Lobos. Repetí para mi mismo y esperaba que mis compañeros también hubiesen escuchado claramente sus instrucciones. - Gracias pequeña, pagaremos nuestra deuda. Me incline, poniendo una de mis rodillas en el suelo para estar a la altura de la niña y extendí mis brazos con la muñeca para entregársela.

Muñeca:

- Aquí tienes, espero que te guste. Dije amistosamente con una sonrisa mientras se la entregaba. Una vez que se retiro, me acerque a mis compañeros con un serio semblante, estaba seguro de que todos teníamos lo mismo en mente. - Bien, démonos prisa y alcancemos la guardia de aquel hombre. Espere por su respuesta y la reacción de ambos para ponernos en marcha hacia el castillo.

-¡Dejame en paz! dijo Arathon al salir atropelladamente de la taberna.

-Por los dioses.. ¿Cuánto tiempo hace que no yaces con nadie, brujo? Estás irritable eh.. -dijo a media risa.- He visto algo raro. Cuando estemos todos.. os cuento.

Se habían apresurado hacia el callejón, pues ya daban la media noche. Cuando llegaron, pudo vislumbrar la figura de su otro compañero, Johannes, pero el ruido de algo entre la basura distrajo la atención de la chica, que miró hacia allí distraída y volvió la cabeza a Johannes.

Ébano movió la cabeza ante el saludo de su compañero y observó la muñeca que había comprado. Esperaba seriamente que sirviese.. Necesitaban cualquier ápice de información existente para poder aportar algo de luz al asunto.

La pequeña apareció, llamando a nombre de "Tyr" a lo que pareció un gato, que salió de entre la basura y supuso Ébano, era lo que había originado el ruido anterior.

-Buenas noches. Solo os diré Heral Lobos. Id a la guardia del castillo y preguntad por él. El turno que ocupa es de noche, así que apresuráos.

-Nos restan pocas horas entonces... Inina, ¿podías decirnos.. qué apariencia tiene? Iremos a verle, más, me gustaría saber ese dato, si es posible.. -dudaba mucho que coincidiese, pero tampoco sería tan descabellado que coincidiese con la apariencia de aquel hombre que había visto, tan extraño antes en la calle.

- Gracias pequeña, pagaremos nuestra deuda .Aquí tienes, espero que te guste. -dijo Johannes, sacándola de su ensimismamiento. - Bien, démonos prisa y alcancemos la guardia de aquel hombre

-Sí, pongámonos en marcha. No tengo mucho tiempo, y cualquier información es poca... Quería contaros. Mientras esperaba a que Arathon saliese de la taberna, vi un hombre en la otra acera. Tuve la sensación de que me observaba, y cuando miré su figura, desapareció... Sus manos eran nudosas y enfundado en negro.. ¿Alguien vio algo parecido? -aguardó respuesta- Espero que ese tal.. Lobos, sepa algo. -dijo en un suspiro echando a andar, sin fijarse en la figura que se había aproximado al brujo, a Arathon..

La niña estuvo encantada con la muñeca que Johannes le obsequió a cambio de la información. Pero Inina no respondió sobre el aspecto que tenía Herald Lobos, el guardia por el que debían ir a preguntar. ¿A dónde debían ir? Ambos sabrían eso. Pero poca era la casualidad que encontraran con el amigo del hombre de la taberna de lujo. Sí podrían encontrar a alguien de la guardia y que poco contento estaría con el frío que hacía.

A medio camino, al doblar por una calle, se encontrarían con que alguien solitario caminaba por el medio, tranquilo, y como si no tuviera apuros. El hombre era al que Ébano podía reconocer sus manos. Éste voltearía apenas ver a los dos que iban caminando y siguiendo su camino, diría con una voz algo potente para hacerse oír. Caminaba con elegancia, como cual persona de la alta clase.
-Oí que buscáis a un asesino...-empezó-Y que buscáis a un tal guardia para recavar mas información. No creáis todo lo que os dicen, pero mirad cada detalle... Cualquier cosa, vivo en la mansión al final de esta calle-señaló.

En un parpadeo de Johannes, donde sóo Ébano pudo reconocer de que el hombre se trataba de un vampiro, éste desapareció dejandoles vía libre para continuar el camino en busca de Heral Lobos.


Off rol:Tienen dos caminos a seguir. Cada uno puede desarrollar a gusto la calle que va a la mansión, o el camino y lugar donde está el guardia al que buscan. Podéis separar sus caminos.

De modo que la niña no soltó prenda sobre la apariencia del tal Lobos al que ahora buscaban. Miró a sus compañeros y caminó hacia el exterior del callejón, sopesando las posibilidades. Lo que quedaba de noche, estaba segura de que lo aprovecharían en averiguar algo, acudir al lugar indicado y probar suerte. Todo aquello comenza a parecerse a un callejón sin salida como el que acababan de visitar.

-Será mejor que nos pongamos en marcha y busquemos a ese guardia... -dijo Ébano hablando para sí y para sus compañeros a la vez. Se encontraba pensativa en qué podrían hacer a continuación, podrían preguntarle a aquel hombre, y si no soltaba información, algo común al parecer por aquellos lugares, probablemente deberían pensar en acudir diréctamente a las casas de los recientes fallecidos, e incluso empezó a pensar Ébano, en ir a las mazmorras del castillo y preguntar por sujetos maleantes, sospechosos.. Una vez la sacó de su mente.

-Oí que buscáis a un asesino... Y que buscáis a un tal guardia para recavar mas información. No creáis todo lo que os dicen, pero mirad cada detalle... Cualquier cosa, vivo en la mansión al final de esta calle. -la voz venía del sujeto que ella había visto antes. Fue un momento fugaz, muy rápido. Algo en su interior se removió, ¿sería de la misma raza que ella? Por la penumbra de sus ropas y su voz, su olor.. su manera de llegar e irse sin ser visto, Ébano tenía la certeza de que así era: un vampiro. Aunque por otro lado, tampoco podía demostrarlo. Era una suposición por tanto.

Se quedó un momento asombrada, con los ojos bien abiertos, y acto seguido miró a su compañero, cuya expresión manifestó lo que ella misma pensaba: nada era seguro ahora. O tal vez mentira. O tal vez peligroso...

- Demonios... Ahora, ¿En quien se supone que debemos confiar?

-No lo sé.. francamente, esto me ha dejado tan perpleja como a ti. Es un sujeto extraño. Le vi antes, es el mismo que os dije que había visto. Manos nudosas, ropas oscuras.. Presencia extraña. Y efectivamente ahora veo confirmado lo que dije: me observaba, o a todos incluso. Sabe lo que buscamos o al menos el tema en el que andamos metidos.. Y eso no me gusta. No sabemos cuanto lleva escuchando. Podría ser el asesino, conocerlo, o saber cosas de utilidad.. -le dijo, con esas últimas palabras casi en susurros, para evitar que oídos extraños escuchasen, aunque al parecer, era inevitable.

-Señorita Ebano, propongo que nos separemos, así podremos acudir a ambos lugares sin perder la clara oportunidad ante nosotros. Al parecer la mansión de aquel sujeto no esta muy lejos y el castillo tampoco, podremos acudir sin ningún problema antes de que la noche termine. Si no le importa, me encargare de averiguar a aquel sujeto del castillo. Bueno, si todo esta bien, la veré a pies de aquella torre de vigilancia en un par de horas. Si no se presentase en dicho tiempo, iré en su búsqueda a la mansión de aquel sujeto. Valla con cuidado por favor.

-Sí, está bien. Iré a ver la casa de este extraño individuo. Las señoritas tienen que ir con cuidado.. Yo no. -dijo con media sonrisa intentando quitar algo de tensión a la noche.- Espero estar de vuelta a esa hora. Si no me encuentras allí, no te preocupes, estaré bien, en alguna posada sin que me de el sol... Buena suerte. -dijo ella finalmente. Se separó de Johannes quedando ambas figuras bifurcadas, cada uno en su camino, en una búsqueda que empezaba a parecerle un tanto imposible, pero, al fin y al cabo nada era imposible.

Enfiló por la calle que el hombre había señalado. Ébano se arrebujó en su abrigo y encaró el viento frío que venía y que le agitaba el cabello. Se puso la capucha para no llamar la atención, y se ladeó a una orilla de la calle, bajo grandes árboles plantados, parte de algún jardín que recorría a calle paralelamente. Se trataba sin duda de un barrio de bien, de personas con posibilidades, dinero.. poder... Las mansiones se sucedían una tras otra, pero una finalizando la calle llamó la atención de la chica.

Altos sauces frondosos, un pequeño estanque.. Una cripta familiar en lo que parecía un jardín trasero. Estaba rodeada de rejas negras, y lamparones de aceite poblaban el porche, dandole aspecto lúgubre.

La verja estaba abierta. Empujó, produciendose un chirrido y avanzó por el camino entre plantas de flores, maleza... Subió las escaleras de madera y llegó al porche, alumbrado tenuemente. Suspiró y procedió a llamar a la puerta, con unas gruesas aldabas grandes, con forma de cabeza de cuervo y alas extendidas. Había una campanilla, pero no deseaba llamar la atención.

Esperó a que aquel sujeto abriese mientras se daba cuenta de que no sabía muy bien con qué palabras iba a preguntarle lo que necesitaba saber...

-Buenas noches tengáis. -le diría con una sonrisa amigable que guardaría mero compromiso con la ocasión, a la vez que inclinaría la cabeza como respeto- Antes.. ha hablado usted con mi compañero y conmigo allá en la calle. ¿Podría pasar y hablar con usted? ¿Preguntarle algunas cosas..? -finalizo. Esperaba fervientemente resultados por fin.

[Johannes]

- Buenas noches nobles señores... Lamento si mi presencia les molesta del algún modo, pero he venido en busca de un hombre el cual podría ayudar a poner fin de una vez por todas al grupo de homicidios que aterrorizan a la buena gente de la ciudad. Busco a aquel llamado: Heral Lobos.

-Buenas noches-respondería uno de los guardias a los que Johannes hablaba, mirándolo con atención y cierta desconfianza, evaluando el aspecto del hombre. Miraría a su compañero, quien diría.
-Ve a llamarlo, que hablen delante de nosotros, total es un asunto de importancia para nuestra tierra-habló mirando el rostro del peliblanco.
El que había dado las buenas noches, salió del lugar perdiendo se tras una puerta de rejas que daba al costado del patio delantero y lo demás era cubierto por arbustos prolijamente podados con forma de una pared. Estaban lejos de la entrada al castillo, Eran donde estaban los cuarteles.

El guardia permaneció en silencio, mirando hacia adelante como si e humano no estuviera, de acuerdo a la disciplina y protocolo aprendido en las filas del ejército. Y después de un rato, la puerta volvió a abrirse para dar paso a un soldado con armadura plateada,que brillaba a la luz de la luna. Tenía la cabeza rapada y ojos celestes. Era esbelto y joven. El que lo había ido a buscar llegó detrás cerrando la puerta y se apostó en el lugar donde antes.
-¿Buenas noches, usted es el hombre que me busca? me dijeron que es por el asesino de las rosas-dijo bajando las escalerillas para hablar con Johannes. Estrechó su mano con él, con mas confianza que los guardias, quienes lo miraron algo fastidiados. Sin esperar respuesta, suspirando con cansancio, miraría al hombre a los ojos, poniendo una mano sobre su hombro.

-Miré, lo haré corto porque estoy muy cansado de todo esto. Yo he estado investigando por el caso Delmont. Las pistas me llevan a que es un maniático enfermo que estuvo hace años en el ejército. Era un elfo, de piel oscura. Era un hombre muy obsesivo con la justicia y todos le temíamos. La mayoría no se atreve a sospechar que puede llegar a ser él. Su familia fue asesinada por asuntos de venganzas, su pequeña hija torturada, y su esposa asesinada de una forma muy cruenta. Ahora vive solo, en las montañas, en el lago helado. En fin..al menos hasta hace un buen tiempo, que hace poco regresó y las muertes empezaron casi al poco tiempo. Deberías dar un vistazo en la casa de éste. En su jardín delantero, tiene muchas rosas. Eran las favoritas de su mujer. Vive al otro lado de la ciudad, cerca del puerto-diría el hombre y tras pensar un rato-Ve por la mañana temprano y yo estaré cerca por si encuentras problema. Tendré refuerzos-despues tomó un pergamino y lo sacó para entregárselo en sus manos-Ésto es un mapa de cómo llegar al lugar. Mucha suerte.

[Ébano]

-Buenas noches tengáis. Antes.. ha hablado usted con mi compañero y conmigo allá en la calle. ¿Podría pasar y hablar con usted? ¿Preguntarle algunas cosas..? -

La gran puerta de la casa se abriría con apenas un chirrido, y aparecería el extraño hombre que les había advertido de la situación.
-Antes de responderte, quiero invitarte a pasar-señalaría hacia el interior del lugar. El interior era inmenso. Tenía el suelo con baldosas blancas y negras. Una araña de techo decoraba el gran hall y hacia adentro un enorme pasillo con ventanales y jardines a cada costado. Pero también otro interno, donde habían platas de rosas rojas en macetas a ambos costados contra la pared. al final habría otra puerta, que llevaba a un gran living y a cada costado escaleras que llevaban a algún piso y habitaciones además de puertas que conducirían a los secretos mismos de las casas.

En el living, de grandes y mullidos sillones, con una chimenea que encalidecía cada rincón del cuarto, había también una mesita con bandejas plateadas. Había una botella con un líquido inconfundible, de sangre. Y dos copas.
-Mi nombre es Ian Dilimoris, para servirte-diría tomando asiento e invitándola. Caminaba con elegancia y cada movimiento de él, era propio de la clase alta. Parecía que el hombre habitaba solo, porque no había nadie ni se escuchaba a nadie.

El hombre vertió sangre en ambas copas y le tendió una a ella.
-Creo que estas acá por el caso de los asesinatos. ¿Me equivoco?-preguntó. Sus ojos refulgían en un tono rojizo carmesí. Dejó ver en una sonrisa a sus colmillos. Pero tras mirarla a los ojos, siguió-Es inútil ver que tanto tienen en común los fallecidos en el cementerio, pero todos son de esta ciudad. Te sugiero que veas al médico forense en el hospital de Lunargenta. Lo considero un buen hombre en cuanto al trabajo, pero tiene gran manía de coleccionar partes humanas. Siempre se encarga de poner rosas a los muertos antes de mandarlos al cementerio. Pero antes de sacar conjeturas, mira más allá de quienes te nombren...-diría con un tono misterio. Sus ojos seguían brillando en rojo. Sus dedos eran anudados y sonreía con lo que a cualquier mujer podía incomodar o intuir que no tenía una buena intensión.



Off rol:
Johannes:
Deja un link en cuanto empieces tu rol en el Puerto de Lunargenta.
Ébano, lo mismo con tu rol en Hospital de Lunargenta. Puedes salir de la casa, ya que Ian no te lo impedirá. O si prefieres seguir cuestionándolo, a gusto.

Pueden postear acá la respuesta que le dan a sus interlocutores o bien postear directamente en cadalugar que les toca para agilizar e ir más rápido. Saludos.

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