[trabajo] Escoltar al prisionero [Ludwig & Wood]
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[trabajo] Escoltar al prisionero [Ludwig & Wood]
Esperaba con las piernas cruzadas en aquella pequeña oficina mal iluminada y poco ventilada. Las moscas andaban en línea recta de aquí para allá y de allá para acá, pero de tanto en tanto se giraban rápidamente, como siguiendo las marcas de algún laberinto invisible en el aire. Suspiré profundamente una, dos y tres veces. Sentía que me convertía en una pasa vieja con cada segundo que me mantenía allí a la espera. Tomé un panfleto de la mesa del jefe de la guardia.
Pffff pero qué estupidez dije en voz baja mientras me echaba hacia atrás para dejar que mi espalda resbalara contra el respaldo de la silla. Estaba aburrida. Esos estúpidos humanos no habían permitido que ni siquiera el pequeño Chy me acompañara. Solamente tú aceptarías esta tontería comencé a reprocharme mientras me revolvía sobre esa pequeña superficie. Si me estaba más tiempo quieta hasta me daba picazón. Había llegado a Lunargenta para comprar algunas provisiones y dar una ojeada a la situación. Siempre es bueno estar preparados para algún Armagedón o algo así… los humanos tienden a vaticinar esas cosas.
Mientras comía pacíficamente en un pequeño puesto, un tipo de malos modales comenzó a armar escaramuza. Pronto, llegaron los oficiales de la guardia, pero resultó ser que el indisciplinado era un joven hombre bestia, con la fuerza de al menos tres hombres. Furia pareció enojarse un poco, pero la calmé diciendo que esos tontos solo jugaban a ser malos. Al parecer, ese de los problemas pareció escucharme y se me vino encima, estuve jugando con él, esquivando ataques y esas cosas hasta que me hizo tirar la comida. Entonces fue todo para él.
Y para mi.
Los humanos esos de la guardia, terminaron tragándose su orgullo para que les ayudara a llevar a ese tipo a su… no se, ¿pequeña cárcel? Y una vez allí el jefe de ese escuadrón o como sea que los humanos se organicen me ofreció llevar a un reo a la prisión en la base de los bio. Claro que habría paga y también un acompañante. La verdad es que quise rehusarme, por eso de que no me gustan esos trozos de hierro fundido caminantes y capaces de pensar, pero cuando la palabra “aeros” salió de su boca acepté… acepté demasiado rápido.
Ahora esperaba al prisionero y al acompañante. Solo esperaba que ninguno de los dos quisiera meterse con mi paga. Comencé a cantar y tararear para matar el tiempo.
Pffff pero qué estupidez dije en voz baja mientras me echaba hacia atrás para dejar que mi espalda resbalara contra el respaldo de la silla. Estaba aburrida. Esos estúpidos humanos no habían permitido que ni siquiera el pequeño Chy me acompañara. Solamente tú aceptarías esta tontería comencé a reprocharme mientras me revolvía sobre esa pequeña superficie. Si me estaba más tiempo quieta hasta me daba picazón. Había llegado a Lunargenta para comprar algunas provisiones y dar una ojeada a la situación. Siempre es bueno estar preparados para algún Armagedón o algo así… los humanos tienden a vaticinar esas cosas.
Mientras comía pacíficamente en un pequeño puesto, un tipo de malos modales comenzó a armar escaramuza. Pronto, llegaron los oficiales de la guardia, pero resultó ser que el indisciplinado era un joven hombre bestia, con la fuerza de al menos tres hombres. Furia pareció enojarse un poco, pero la calmé diciendo que esos tontos solo jugaban a ser malos. Al parecer, ese de los problemas pareció escucharme y se me vino encima, estuve jugando con él, esquivando ataques y esas cosas hasta que me hizo tirar la comida. Entonces fue todo para él.
Y para mi.
Los humanos esos de la guardia, terminaron tragándose su orgullo para que les ayudara a llevar a ese tipo a su… no se, ¿pequeña cárcel? Y una vez allí el jefe de ese escuadrón o como sea que los humanos se organicen me ofreció llevar a un reo a la prisión en la base de los bio. Claro que habría paga y también un acompañante. La verdad es que quise rehusarme, por eso de que no me gustan esos trozos de hierro fundido caminantes y capaces de pensar, pero cuando la palabra “aeros” salió de su boca acepté… acepté demasiado rápido.
Ahora esperaba al prisionero y al acompañante. Solo esperaba que ninguno de los dos quisiera meterse con mi paga. Comencé a cantar y tararear para matar el tiempo.
“One mischievous little woodpecker
Another day, pecking your holes
Ruining the woods, tree wrecker”
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Re: [trabajo] Escoltar al prisionero [Ludwig & Wood]
Hacía apenas unos días que había llegado a Lunargenta y rápidamente me di cuenta de que mis fondos no iban a durar tanto como había pensado, no esperaba que la vida era tan cara en la gran ciudad. Aunque, ¿qué sabría yo, si llevaba años viviendo alejado de la civilización? Como no quería tener que recurrir al hurto para poder subsistir y quería quedarme un tiempo para aprender algo acerca de aquel lugar, decidí buscar formas honradas de rascar unos cuantos aeros para no tener que dilapidar mis ahorros. Por suerte nunca se rechazaban un par de manos extra en ningún lugar de aquella ajetreada urbe, pero por desgracia las pagas no eran gran cosa y en muchos casos, apenas cubrían los gastos del alojamiento.
Un día decidí tomarme el día "libre", sin buscar trabajo, para poder cumplir lo que había ido a hacer: explorar la ciudad. Estaba paseando distraídamente por una concurrida calle cuando, por culpa de mi naturaleza despistada, tropecé bruscamente con un hombre joven. Devuelto súbitamente a la realidad me apresuré a disculparme por el incidente, pero él no se lo tomó tan bien. Se giró y empezó a gritarme y empujarme con inusitada fuerza mientras yo intentaba hacerle entrar en razón. Su aspecto resultaba ciertamente intimidante: era alto, grueso, musculado y demasiado velludo para alguien de su edad. En sus ojos brillaba una furia irracional que destacaba mucho entre las matas de pelo castaño que cubrían su cuerpo. Estaba acariciando la tentadora idea de soltarle una descarga si decidía seguir con aquella agresiva actitud cuando aparecieron varios hombres de la guardia. "Justo a tiempo", pensé aliviado.
Sin embargo, en lugar de huir o calmarse, el joven hizo ademán de arremeter contra los agentes del orden. Me preparé para lo peor cuando, de pronto, aquella mole se detuvo en seco y se giró en una dirección concreta. Al parecer además de fuerte, tenía agudizado el oído, pues para escuchar lo que fuera que dijese la chica a la que atacó, desde aquella distancia y con el ruido del resto de la gente que concurría la calle lo habría necesitado.
Temí presenciar una masacre cuando aquella mole cargó contra la muchacha, sin embargo me quedé a cuadros cuando empezó a esquivar todas sus acometidas con felina gracilidad. El no ser capaz de asestar un solo golpe estaba enfureciéndole aún más, por lo que aumentó la velocidad y la agresividad de cada intento hasta que fue capaz de tirarle al suelo lo que fuera que estaba comiendo la chica.
Eso no pareció sentarle nada bien, ya que empezó a devolver los golpes, acabando por dejarlo medio noqueado. Me impresionó sobremanera la eficacia de aquella desconocida en el combate. "Pues es cierto que esta ciudad es una caja de sorpresas", pensé risueño.
De casualidad escuché a los guardias decir que llevaban buscando a aquel joven desde hacia tiempo y que, conociéndole a él y a la banda a la que pertenecía (cuyo nombre no alcancé a escuchar debido al griterío del lugar) necesitarían ayuda para trasladarle a prisión. Por sus expresiones deduje que la idea de dar más de cinco pasos cerca de aquel delincuente no les hacía ninguna gracia y no les culpaba. Pero vi mi oportunidad y la aproveché. Me dirigí al hombre que parecía ostentar el liderazgo entre aquellos guardias y me ofrecí a ayudarles a trasladarlo a cambio de una remuneración económica. Me miró con desconfianza e incredulidad ante mis capacidades para llevar a cabo tal misión, pero en cuanto le dije que sabía emplear magia se lo pensó dos veces y me fijó una cita para terminar de fijar los términos del contrato y recoger al prisionero.
Llegué a lo que parecía un pequeño cuartel a la hora fijada y hablé un rato con aquel capitán de la guardia. Me propuso una cantidad más que decente (para mi al menos) de aeros por el trabajo, pero me impuso como condición que tendría que llevar a un compañero. Por mí no había problema, casi mejor, así aumentaba las probabilidades de que el viaje transcurriera sin problemas y podría tener una compañía más agradable que el propio prisionero. Tuve que rellenar unos cuantos papeles y, al terminar, me condujeron a la sala donde estaba mi compañero.
Al abrir la puerta me encontré con la chica que detuvo al delincuente tarareando, visiblemente impaciente. Me dijeron que esperara allí mientras iban a por el prisionero y la sala se quedó resonando con el eco de la puerta al cerrarse.
Intercambié una mirada un tanto incómoda por el contexto y decidí que era mejor romper el hielo y empezar a conocerse ahora que no en mitad del camino, al fin y al cabo íbamos a trabajar juntos los próximos días.
-Buenas, señorita. Me llamo Ludwig Zaunyt. -Me acerqué a ella y, sonriente, le extendí la mano para estrechar la suya a modo de saludo.- Veo que tampoco ha podido resistir la llamada del dinero, ¿eh?
Un día decidí tomarme el día "libre", sin buscar trabajo, para poder cumplir lo que había ido a hacer: explorar la ciudad. Estaba paseando distraídamente por una concurrida calle cuando, por culpa de mi naturaleza despistada, tropecé bruscamente con un hombre joven. Devuelto súbitamente a la realidad me apresuré a disculparme por el incidente, pero él no se lo tomó tan bien. Se giró y empezó a gritarme y empujarme con inusitada fuerza mientras yo intentaba hacerle entrar en razón. Su aspecto resultaba ciertamente intimidante: era alto, grueso, musculado y demasiado velludo para alguien de su edad. En sus ojos brillaba una furia irracional que destacaba mucho entre las matas de pelo castaño que cubrían su cuerpo. Estaba acariciando la tentadora idea de soltarle una descarga si decidía seguir con aquella agresiva actitud cuando aparecieron varios hombres de la guardia. "Justo a tiempo", pensé aliviado.
Sin embargo, en lugar de huir o calmarse, el joven hizo ademán de arremeter contra los agentes del orden. Me preparé para lo peor cuando, de pronto, aquella mole se detuvo en seco y se giró en una dirección concreta. Al parecer además de fuerte, tenía agudizado el oído, pues para escuchar lo que fuera que dijese la chica a la que atacó, desde aquella distancia y con el ruido del resto de la gente que concurría la calle lo habría necesitado.
Temí presenciar una masacre cuando aquella mole cargó contra la muchacha, sin embargo me quedé a cuadros cuando empezó a esquivar todas sus acometidas con felina gracilidad. El no ser capaz de asestar un solo golpe estaba enfureciéndole aún más, por lo que aumentó la velocidad y la agresividad de cada intento hasta que fue capaz de tirarle al suelo lo que fuera que estaba comiendo la chica.
Eso no pareció sentarle nada bien, ya que empezó a devolver los golpes, acabando por dejarlo medio noqueado. Me impresionó sobremanera la eficacia de aquella desconocida en el combate. "Pues es cierto que esta ciudad es una caja de sorpresas", pensé risueño.
De casualidad escuché a los guardias decir que llevaban buscando a aquel joven desde hacia tiempo y que, conociéndole a él y a la banda a la que pertenecía (cuyo nombre no alcancé a escuchar debido al griterío del lugar) necesitarían ayuda para trasladarle a prisión. Por sus expresiones deduje que la idea de dar más de cinco pasos cerca de aquel delincuente no les hacía ninguna gracia y no les culpaba. Pero vi mi oportunidad y la aproveché. Me dirigí al hombre que parecía ostentar el liderazgo entre aquellos guardias y me ofrecí a ayudarles a trasladarlo a cambio de una remuneración económica. Me miró con desconfianza e incredulidad ante mis capacidades para llevar a cabo tal misión, pero en cuanto le dije que sabía emplear magia se lo pensó dos veces y me fijó una cita para terminar de fijar los términos del contrato y recoger al prisionero.
Llegué a lo que parecía un pequeño cuartel a la hora fijada y hablé un rato con aquel capitán de la guardia. Me propuso una cantidad más que decente (para mi al menos) de aeros por el trabajo, pero me impuso como condición que tendría que llevar a un compañero. Por mí no había problema, casi mejor, así aumentaba las probabilidades de que el viaje transcurriera sin problemas y podría tener una compañía más agradable que el propio prisionero. Tuve que rellenar unos cuantos papeles y, al terminar, me condujeron a la sala donde estaba mi compañero.
Al abrir la puerta me encontré con la chica que detuvo al delincuente tarareando, visiblemente impaciente. Me dijeron que esperara allí mientras iban a por el prisionero y la sala se quedó resonando con el eco de la puerta al cerrarse.
Intercambié una mirada un tanto incómoda por el contexto y decidí que era mejor romper el hielo y empezar a conocerse ahora que no en mitad del camino, al fin y al cabo íbamos a trabajar juntos los próximos días.
-Buenas, señorita. Me llamo Ludwig Zaunyt. -Me acerqué a ella y, sonriente, le extendí la mano para estrechar la suya a modo de saludo.- Veo que tampoco ha podido resistir la llamada del dinero, ¿eh?
Ludwig Zaunyt
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Re: [trabajo] Escoltar al prisionero [Ludwig & Wood]
Era curioso escuchar los pasos tras la puerta, podía imaginar las personas que deambulaban por aquellos estrechos pasillos, por ejemplo varios minutos atrás había escuchado un compás rápido pero pesado, probablemente se trataba de algún puerquito gordo apresurado por su jefe… ah y además bajito. Estaban también los pasos largos y apurados de aquellos hombres altos o los ligeros andares de las mujeres colibrí. Pronto perdí el interés en eso también, me puse en pie, dispuesta a encontrar por mí misma al reo en cuestión y a mi compañero o perecer huir en el intento, pero alguien se detuvo tras la puerta como para abrirla, haciendo que instintivamente me pusiera derecha y tensa, en actitud expectante.
En el umbral estaba un hombre más alto que yo, corpachón y de hombros anchos. Ciertamente sensual, de ojos verdes, inteligentes; su cabello estaba demasiado largo para mi gusto, pero se encontraba más limpio de lo que toda su figura podría delatar. Vamos, que en pleno verano y él vestido así… Aunque tenía una especie de magia que me atraía hacía él, magia que era distinta a la que era capaz de convocar, al menos eso quise pensar. Cuando se acercó me mantuve estática, olfateando y observando, buscando algún punto débil del que el prisionero podría aprovecharse y sólo eso resultó: un brujo. Pero éste era distinto a los enclenques que había conocido en el pasado, por lo que después de la sospecha me alegré.
Mis pensamientos se movían tan rápido como una piedra, por lo que, después de haber sacado mis conclusiones se había producido un silencio incómodo. Creí recordar que él se había presentado. Arrugué la nariz, últimamente mi cabeza estaba en cualquier lugar, si iba a aceptar la misión tendría que enfocarme sólo en eso. Suspiré y le miré a los ojos para hablarle con firmeza. Lud, soy Wood dije tomando su mano para darle un buen apretón –aunque no demasiado fuerte- Espero que sea un placer conocerte sonreí de lado y le solté negado con la cabeza mientras agachaba la mirada para redirigirla al verde de sus ojos.
Prefiero ganarlos con este tipo de trabajo… comencé a contar, pero decidí que la conversación debería de tomar rumbos más seguros. en fin, ¿qué sabes de este trabajo? ¿tienes carreta o algo en qué moverte? pregunté para matar el tiempo.
Un rato más tarde llegaría el capitán con un hombre bestia encadenado. Negué con la cabeza, ironías del destino. Se trataba del mismo hombre al que había ayudado a apresar; probablemente me odiaba como si no hubiera un mañana y si se llegara a escapar estaba segura que él no dudaría en degollarme o hacerme algo peor. Suspiré resignada y miré a Lud como preguntando “¿Lo tomas tú o lo hago yo?”. Al parecer el enojo de aquél joven ya se había desinflado y el fuego en sus ojos ahora eran brasas moribundas. Me ocuparía de extinguirlas si era necesario.
En el umbral estaba un hombre más alto que yo, corpachón y de hombros anchos. Ciertamente sensual, de ojos verdes, inteligentes; su cabello estaba demasiado largo para mi gusto, pero se encontraba más limpio de lo que toda su figura podría delatar. Vamos, que en pleno verano y él vestido así… Aunque tenía una especie de magia que me atraía hacía él, magia que era distinta a la que era capaz de convocar, al menos eso quise pensar. Cuando se acercó me mantuve estática, olfateando y observando, buscando algún punto débil del que el prisionero podría aprovecharse y sólo eso resultó: un brujo. Pero éste era distinto a los enclenques que había conocido en el pasado, por lo que después de la sospecha me alegré.
Mis pensamientos se movían tan rápido como una piedra, por lo que, después de haber sacado mis conclusiones se había producido un silencio incómodo. Creí recordar que él se había presentado. Arrugué la nariz, últimamente mi cabeza estaba en cualquier lugar, si iba a aceptar la misión tendría que enfocarme sólo en eso. Suspiré y le miré a los ojos para hablarle con firmeza. Lud, soy Wood dije tomando su mano para darle un buen apretón –aunque no demasiado fuerte- Espero que sea un placer conocerte sonreí de lado y le solté negado con la cabeza mientras agachaba la mirada para redirigirla al verde de sus ojos.
Prefiero ganarlos con este tipo de trabajo… comencé a contar, pero decidí que la conversación debería de tomar rumbos más seguros. en fin, ¿qué sabes de este trabajo? ¿tienes carreta o algo en qué moverte? pregunté para matar el tiempo.
Un rato más tarde llegaría el capitán con un hombre bestia encadenado. Negué con la cabeza, ironías del destino. Se trataba del mismo hombre al que había ayudado a apresar; probablemente me odiaba como si no hubiera un mañana y si se llegara a escapar estaba segura que él no dudaría en degollarme o hacerme algo peor. Suspiré resignada y miré a Lud como preguntando “¿Lo tomas tú o lo hago yo?”. Al parecer el enojo de aquél joven ya se había desinflado y el fuego en sus ojos ahora eran brasas moribundas. Me ocuparía de extinguirlas si era necesario.
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Re: [trabajo] Escoltar al prisionero [Ludwig & Wood]
La chica me mantuvo un rato con la mano extendida y la sonrisa congelada en la cara, examinándome con la mirada de arriba a abajo y...¿oliéndome? Aproveché aquel incómodo espacio para examinarla a ella también, pues había acelerado tanto la presentación que apenas me había fijado en su aspecto. Tenía el pelo de un color plateado poco usual y lo llevaba corto y alborotado, dándole un aspecto salvaje bastante... interesante. Me llamó también la atención lo curioso de su atuendo: botas y guantes altos y negros, una falda muy corta tapada en buena parte por una extraña tela blanca con un motivo rojo y unas tiras amarillas cuya función exacta no logré determinar, una especie de camiseta que dejaba completamente a la vista la totalidad de su vientre y una cinta roja al cuello que hacía un intenso contraste con la palidez de su piel. El conjunto de su aspecto me resultaba cuanto menos exótico, sería interesante averiguar más acerca de ella.
Estuve a punto de retirar el saludo cuando finalmente accedió al apretón de manos,arrugando la nariz y suspirando como si acabara de darse cuenta de que llevaba un rato con la mano extendida. Me devolvió la presentación amablemente y el apretón con más fuerza de la que esperaba, definitivamente esta chica tenía algo especial.
-Ciertamente, espero que lo sea, Wood. -Reí haciendo una pequeña jugarreta con la dialéctica antes de responder a sus preguntas, mientras le devolvía su hipnótica e intensa mirada marrón.- No demasiado, sé que tenemos que llevar a un miembro de una banda aparentemente peligrosa, al que conoces por cierto, a una prisión y... no mucho más. En cuanto al transporte, pues tengo a estas dos y hasta ahora me ha ido bien. -Dije sonriente mientras daba unas palmadas en mis muslos, tonificados tras tantos kilómetros de viaje.
Poco después apareció el capitán de la guardia junto con el prisionero encadenado. Tenía un aspecto casi lamentable sin el fuego de la ira brillando en sus ojos, pero después de ver lo que podía hacer me alegraba de que esa llama se hubiera apagado. Me preguntó con la mirada si quería llevarlo yo, pero después de ver cómo se manejó ella en cuerpo a cuerpo contra él y sabiéndome incapaz de igualarla le cedí aquel dudoso honor con un gesto caballeroso de la mano.
Seguimos las indicaciones de la guardia hasta el inicio del camino, donde nos dejaron realizando los últimos preparativos.
Yo, como casi siempre, ya llevaba encima todas mis pertenencias por lo que pregunté a mi compañera:
-¿Todo listo?
Estuve a punto de retirar el saludo cuando finalmente accedió al apretón de manos,arrugando la nariz y suspirando como si acabara de darse cuenta de que llevaba un rato con la mano extendida. Me devolvió la presentación amablemente y el apretón con más fuerza de la que esperaba, definitivamente esta chica tenía algo especial.
-Ciertamente, espero que lo sea, Wood. -Reí haciendo una pequeña jugarreta con la dialéctica antes de responder a sus preguntas, mientras le devolvía su hipnótica e intensa mirada marrón.- No demasiado, sé que tenemos que llevar a un miembro de una banda aparentemente peligrosa, al que conoces por cierto, a una prisión y... no mucho más. En cuanto al transporte, pues tengo a estas dos y hasta ahora me ha ido bien. -Dije sonriente mientras daba unas palmadas en mis muslos, tonificados tras tantos kilómetros de viaje.
Poco después apareció el capitán de la guardia junto con el prisionero encadenado. Tenía un aspecto casi lamentable sin el fuego de la ira brillando en sus ojos, pero después de ver lo que podía hacer me alegraba de que esa llama se hubiera apagado. Me preguntó con la mirada si quería llevarlo yo, pero después de ver cómo se manejó ella en cuerpo a cuerpo contra él y sabiéndome incapaz de igualarla le cedí aquel dudoso honor con un gesto caballeroso de la mano.
Seguimos las indicaciones de la guardia hasta el inicio del camino, donde nos dejaron realizando los últimos preparativos.
Yo, como casi siempre, ya llevaba encima todas mis pertenencias por lo que pregunté a mi compañera:
-¿Todo listo?
Ludwig Zaunyt
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Re: [trabajo] Escoltar al prisionero [Ludwig & Wood]
El hombre Lud ese parecía tener mejor sentido del humor del que aparentaba su rostro. Sentí que me desnudaba con la mirada y no pude hacer más que alegrarme. Tendría a alguien interesante para recorrer caminos por un par de días. Al parecer él no sabía mucho más que yo acerca del trabajo, por lo que supuse no debería de tener mayores inconvenientes. Era tan simple como llevar a ese tipo. Si no hubiera sido un bruto ese joven bestia probablemente hubiera sido una buena compañía también, vamos… que no siempre una conoce máquinas de matar de carne y hueso como él, ese poder era poco menos que estimulante.
Sonreí de lado, echando mi cabeza atrás cuando el brujo me cedió el turno con el preso. Las cosas iban a ser de ese modo al parecer. Negué silenciosamente con la cabeza y con una reverencia torpe me despedí del capitán; antes de pasar el último umbral le hice saber lo que pensaba al jefe de la guardia Espero que mi paga esté cantante y sonante cuando esté de vuelta en menos de diez días, sino él será nada en comparación a mi ira, señalé al prisionero y salimos en silencio.
Ludwig preguntó si estaba lista una vez en las empolvadas calles de la ciudad. Levanté una ceja y le miré poco menos que sorprendida. Pareces entusiasta le dije dejando asomar un tinte de alegría. Negué nuevamente, esta vez con la mano libre que no llevaba las cadenas de prisionero. Faltan mis compañeros después de eso olfatee el aire durante unos momentos y chiflé hacia el lugar donde me pareció que estaban. Menos de cinco minutos después el ave cortó el aire para posarse sobre mi cabeza. Furia llegaba al trote elegantemente, con las riendas sobre la montura, tal cual la había dejado.
Ahora sí respondí dando el primer paso de nuestra aventura. Eh, tú, hombre bestia. ¿Qué eres y cómo te dicen? Será un viaje largo para andar con vueltas, ¿no crees? le pregunté. Él me dirigió una mirada hosca y bufó. Me encogí de hombros y me dirigí a Lud ¿Y tú qué? pregunté, sin ánimos de ofender, pero mis modales siempre habían dejado bastante que desear, aunque no era justamente a lo que me dedicaba para vivir, por lo que no me importaba demasiado.
Sonreí de lado, echando mi cabeza atrás cuando el brujo me cedió el turno con el preso. Las cosas iban a ser de ese modo al parecer. Negué silenciosamente con la cabeza y con una reverencia torpe me despedí del capitán; antes de pasar el último umbral le hice saber lo que pensaba al jefe de la guardia Espero que mi paga esté cantante y sonante cuando esté de vuelta en menos de diez días, sino él será nada en comparación a mi ira, señalé al prisionero y salimos en silencio.
Ludwig preguntó si estaba lista una vez en las empolvadas calles de la ciudad. Levanté una ceja y le miré poco menos que sorprendida. Pareces entusiasta le dije dejando asomar un tinte de alegría. Negué nuevamente, esta vez con la mano libre que no llevaba las cadenas de prisionero. Faltan mis compañeros después de eso olfatee el aire durante unos momentos y chiflé hacia el lugar donde me pareció que estaban. Menos de cinco minutos después el ave cortó el aire para posarse sobre mi cabeza. Furia llegaba al trote elegantemente, con las riendas sobre la montura, tal cual la había dejado.
Ahora sí respondí dando el primer paso de nuestra aventura. Eh, tú, hombre bestia. ¿Qué eres y cómo te dicen? Será un viaje largo para andar con vueltas, ¿no crees? le pregunté. Él me dirigió una mirada hosca y bufó. Me encogí de hombros y me dirigí a Lud ¿Y tú qué? pregunté, sin ánimos de ofender, pero mis modales siempre habían dejado bastante que desear, aunque no era justamente a lo que me dedicaba para vivir, por lo que no me importaba demasiado.
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Re: [trabajo] Escoltar al prisionero [Ludwig & Wood]
Arqueé una ceja sorprendido por la amenaza que soltó al jefe de la guardia respecto a su paga, desde luego aquella chica no se andaba con chiquitas. Su irascibilidad me recordó a la del propio prisionero, incluso tenían aires similares... ¿tendrían algo en común? Aparté aquella idea de la cabeza con un aspaviento y esperé pacientemente por sus compañeros. Creía que era un trabajo para dos, pero si tenía sus motivos para ocultar su número a los guardias sería por algo y yo no iba a inmiscuírme.
-¿Entusiasta? -Respondí con una suave carcajada.- Yo siempre.
Cuál fue mi sorpresa al descubrir que sus compañeros eran un ave y un caballo, que acudieron diligentemente a la llamada de su maestra.
-Conque estos son tus "compañeros", ¿eh? -Dije aproximándome prudencialmente al corcel, con intención de verlo más de cerca y, si se dejaba, acariciarlo.- Veo que los tienes muy bien amaestrados.
Wood inició la marcha y preguntó al prisionero acerca de su nombre y naturaleza, obteniendo un gruñido como respuesta.
-Aquí el amigo no parece un hombre de muchas palabras. -Acto seguido la chica se dirigió a mi con un seco "¿Y tú qué?". La miré confundido. Quizá estaba un poco espeso o ella no se había expresado bien, pero no entendí la pregunta.- ¿Y yo qué de qué, compañera? -Respondí con una sonrisa.
-¿Entusiasta? -Respondí con una suave carcajada.- Yo siempre.
Cuál fue mi sorpresa al descubrir que sus compañeros eran un ave y un caballo, que acudieron diligentemente a la llamada de su maestra.
-Conque estos son tus "compañeros", ¿eh? -Dije aproximándome prudencialmente al corcel, con intención de verlo más de cerca y, si se dejaba, acariciarlo.- Veo que los tienes muy bien amaestrados.
Wood inició la marcha y preguntó al prisionero acerca de su nombre y naturaleza, obteniendo un gruñido como respuesta.
-Aquí el amigo no parece un hombre de muchas palabras. -Acto seguido la chica se dirigió a mi con un seco "¿Y tú qué?". La miré confundido. Quizá estaba un poco espeso o ella no se había expresado bien, pero no entendí la pregunta.- ¿Y yo qué de qué, compañera? -Respondí con una sonrisa.
Ludwig Zaunyt
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Re: [trabajo] Escoltar al prisionero [Ludwig & Wood]
Realmente el tipo era entusiasta bajo toda esa capa de pieles y musculo. Eché el labio inferior hacia afuera, en señal de tablas cuando Furia fue como una potranca melosa a poner su hocico entre las manos de él. Arquee un poco una ceja mientras le di un tirón al reo y apuraba un poco el paso. Era la primera vez que esa yegua me daba motivos para ponerme celosa. Me encogí de hombros con un bufido bajo ante su comentario respecto a la forma en la que me obedecían.
Su sonrisa fue compradora ante mi comentario escapado y no pude hacer más que devolverle otra medio rota y dejando escapar un suspiro de satisfacción porque no era de esos que se toman todo a pecho. Que de lo que quieras que sea volví a decir un poco hosca, pero ahora un poco mejor. Sentirme avergonzada hacía que actuara peor que de costumbre. ¿Qué haces para vivir Lud? le pregunté ahora un poco más calmada. Estábamos saliendo de la ciudad, probablemente al acabar la conversación el sol comenzaría a ponerse y deberíamos de acampar. Antes de darle tiempo a responder volví a dirigirle la palabra Francamente no siento que seas un tipo muy violento, aunque no comprendo por qué tienes tantos músculos esta vez le dirigí una mirada premeditada que acabó en su entrepierna.
Chasquee mi lengua y cambié la dirección de mis ojos antes de espantarle. Deberíamos de acampar a las afueras, ¿no crees? pregunté en voz baja al finalizar mi intervención. Eso era todo lo que podía conversar por el momento. La facilidad con la que el prisionero estaba viniendo me tenía un poco preocupada y me desconcentraba levemente de las reacciones mas sutiles de mi compañero.
___________________
Off: Sugiero abrir un nuevo hilo en este turno o el siguiente en las Afueras de la Ciudad con la primera complicación de la que hablamos ^^
Su sonrisa fue compradora ante mi comentario escapado y no pude hacer más que devolverle otra medio rota y dejando escapar un suspiro de satisfacción porque no era de esos que se toman todo a pecho. Que de lo que quieras que sea volví a decir un poco hosca, pero ahora un poco mejor. Sentirme avergonzada hacía que actuara peor que de costumbre. ¿Qué haces para vivir Lud? le pregunté ahora un poco más calmada. Estábamos saliendo de la ciudad, probablemente al acabar la conversación el sol comenzaría a ponerse y deberíamos de acampar. Antes de darle tiempo a responder volví a dirigirle la palabra Francamente no siento que seas un tipo muy violento, aunque no comprendo por qué tienes tantos músculos esta vez le dirigí una mirada premeditada que acabó en su entrepierna.
Chasquee mi lengua y cambié la dirección de mis ojos antes de espantarle. Deberíamos de acampar a las afueras, ¿no crees? pregunté en voz baja al finalizar mi intervención. Eso era todo lo que podía conversar por el momento. La facilidad con la que el prisionero estaba viniendo me tenía un poco preocupada y me desconcentraba levemente de las reacciones mas sutiles de mi compañero.
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Woodpecker
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Re: [trabajo] Escoltar al prisionero [Ludwig & Wood]
Para mi sorpresa aquella yegua negra, de aspecto tan poderoso e imponente, no sólo dejó que me acercara sino que hasta me facilitó que le propinara unas cuantas caricias en el hocico.
-Oh, parece que le caigo bien. -Dije con una sonrisa mientras le daba una última caricia y me ponía en marcha al lado de la chica para poder hablar fácilmente mientras le seguía el paso.
Wood respondió a mi pregunta con otra contestación un tanto brusca, que corrigió con una pregunta formulada más suavemente. Me llamaron la atención aquellos altibajos de humor que tenía al hablar, pero no le di mayor importancia.
Lo que dijo y la indiscrección de la mirada que me dirigió antes de darme tiempo a responder me pilló completamente desprevenido y me hizo alzar las cejas, no sabía si sentirme halagado o sorprendido por aquel gesto, por lo que decidí no darle demasiada importancia y centrarme en responder a su pregunta.
-Pues... cualquier cosa realmente. Lo que pueda hacer para sacarme algo de dinero, como este trabajo sin ir más lejos. Aunque si a lo que te refieres es a qué me dedico, la respuesta es magia. Estudié muchos años en las Islas Illidenses y estuve en el norte un tiempo, realizando investigaciones por mi cuenta. Vine desde allí a Lunargenta y tengo intención de volver a las Islas, pero no tengo prisa ninguna, por lo que llevo una temporada viviendo en la ciudad. Lo cierto es que el viaje ha sido muy enriquecedor hasta ahora y espero que lo siga siendo, he conocido gente, lugares y experiencias, algunas mejores y otras peores, pero es parte de la vida, ¿no crees? -Dejé la pregunta en el aire y decidí no seguir parloteando acerca del tema, cuando me daban cuerda hablaba y hablaba, y temía aburrirla. Acabábamos de conocernos y no era de recibo resultar pesado, por lo que continué respondiendo sus palabras.- En eso tienes razón, no soy una persona violenta, no veo la necesidad ni la utilidad en serlo, hablando se entiende la gente, ¿verdad, amigo? - Dirigí la pregunta en voz más alta al prisionero, para que pudiera oírla con claridad y seguí hablando con la chica. Recordé sus halagadoras palabras acerca de mi físico y le quité importancia al asunto.- ¿Tantos? Pues 639 mas o menos, como todo el mundo. -Dije con una suave carcajada.- Ahora en serio, tengo una complexión bastante ancha y la vida en el norte requiere ciertos esfuerzos, pero no es para tanto, aunque gracias por el piropo. -Sonreí.- Si quieres ver una demostración de auténtica masa muscular fíjate en nuestro querido amigo. -Dije señalando al voluminoso joven.
Su propuesta de acampar a las afueras me pareció bastante apropiada, la ciudad quedaba atrás y la noche se nos venía encima.
Noté cierta incomodidad en el rostro de Wood, como si algo le resultara extraño. Observé discretamente y en silencio los alrededores y a mis acompañantes, buscando con la mirada aquello que tanto inquietaba a la chica. No vi nada fuera de lo normal y ante mi escasa habilidad para percibir ese tipo de cosas decidí salir de dudas preguntando. Para evitar que nos escuchara el prisionero por si la inquietud provenía de él, me aproximé a ella y le dije en voz baja cerca del oído:
-Pareces preocupada, ¿qué sucede?
-Oh, parece que le caigo bien. -Dije con una sonrisa mientras le daba una última caricia y me ponía en marcha al lado de la chica para poder hablar fácilmente mientras le seguía el paso.
Wood respondió a mi pregunta con otra contestación un tanto brusca, que corrigió con una pregunta formulada más suavemente. Me llamaron la atención aquellos altibajos de humor que tenía al hablar, pero no le di mayor importancia.
Lo que dijo y la indiscrección de la mirada que me dirigió antes de darme tiempo a responder me pilló completamente desprevenido y me hizo alzar las cejas, no sabía si sentirme halagado o sorprendido por aquel gesto, por lo que decidí no darle demasiada importancia y centrarme en responder a su pregunta.
-Pues... cualquier cosa realmente. Lo que pueda hacer para sacarme algo de dinero, como este trabajo sin ir más lejos. Aunque si a lo que te refieres es a qué me dedico, la respuesta es magia. Estudié muchos años en las Islas Illidenses y estuve en el norte un tiempo, realizando investigaciones por mi cuenta. Vine desde allí a Lunargenta y tengo intención de volver a las Islas, pero no tengo prisa ninguna, por lo que llevo una temporada viviendo en la ciudad. Lo cierto es que el viaje ha sido muy enriquecedor hasta ahora y espero que lo siga siendo, he conocido gente, lugares y experiencias, algunas mejores y otras peores, pero es parte de la vida, ¿no crees? -Dejé la pregunta en el aire y decidí no seguir parloteando acerca del tema, cuando me daban cuerda hablaba y hablaba, y temía aburrirla. Acabábamos de conocernos y no era de recibo resultar pesado, por lo que continué respondiendo sus palabras.- En eso tienes razón, no soy una persona violenta, no veo la necesidad ni la utilidad en serlo, hablando se entiende la gente, ¿verdad, amigo? - Dirigí la pregunta en voz más alta al prisionero, para que pudiera oírla con claridad y seguí hablando con la chica. Recordé sus halagadoras palabras acerca de mi físico y le quité importancia al asunto.- ¿Tantos? Pues 639 mas o menos, como todo el mundo. -Dije con una suave carcajada.- Ahora en serio, tengo una complexión bastante ancha y la vida en el norte requiere ciertos esfuerzos, pero no es para tanto, aunque gracias por el piropo. -Sonreí.- Si quieres ver una demostración de auténtica masa muscular fíjate en nuestro querido amigo. -Dije señalando al voluminoso joven.
Su propuesta de acampar a las afueras me pareció bastante apropiada, la ciudad quedaba atrás y la noche se nos venía encima.
Noté cierta incomodidad en el rostro de Wood, como si algo le resultara extraño. Observé discretamente y en silencio los alrededores y a mis acompañantes, buscando con la mirada aquello que tanto inquietaba a la chica. No vi nada fuera de lo normal y ante mi escasa habilidad para percibir ese tipo de cosas decidí salir de dudas preguntando. Para evitar que nos escuchara el prisionero por si la inquietud provenía de él, me aproximé a ella y le dije en voz baja cerca del oído:
-Pareces preocupada, ¿qué sucede?
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