[EVENTO P.] Con un poco de azucar...

**Wyn** Dom Feb 01 2015, 22:08

Hace mucho frio en la cuidad… quien no diría que estamos en las mismas profundidades del norte, o en la misma Dundarak. La gente va tapada hasta las narices, corre a los interiores de los locales a socorrerse con un buen cacao caliente o bien con un buen licor. Suerte que dicen que estaba mañana saldrá el sol, calentando el ánimo y los corazones…

Te encuentras en la gran ciudad de Lunargenta, donde puedes encontrar de todo, incluso lo que no necesitas. Y para tu suerte… no lo encuentras.

Te dirigías a El Alquimista Feliz, en busca de unas pociones. Félix, el anciano vendedor de la tienda estaba acariciando su larga y blanca barba cuando entraste en el interior de la sala. Una sonrisa enmarco al siempre sonriente vendedor.

-Buenos días…- ¿estaba correcto? Aún no había salido el sol…

El anciano te va preparando todo lo que necesitas, pero al parecer no te llegan los aeros para todo y en vez de dejarte ir con las manos vacías, el vendedor te ofrece un trato.

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•Te han entregado un papel, en el que se enumeran algunos ingredientes.

•Debes ir a buscar lo ingredientes necesarios y preparar una poción que le falta al anciano, ya que él ya no dispone de una buena vista para ello.

Elen Calhoun Lun Feb 02 2015, 01:23

Aquella mañana la ciudad estaba fría, mucho más que de costumbre, pero a la bruja aquel brusco cambio de temperatura no le afectaba, no después de la larga temporada que había pasado en las tierras del norte, padeciendo los helados vientos de la llanura nevada. Se levantó de la cama temprano, antes incluso de que saliese el sol, cuya llegada esperaban muchos de los habitantes, que se escondían del frío en los locales cercanos.

Tomó un baño caliente y se enfundó sus ropas, cubriéndose finalmente con el grueso abrigo de piel que había conseguido en la guarida de trasgos. La prenda no le traía buenos recuerdos pero era práctica, tiró del cuello del mismo para que le cubriese a medias las mejillas y se colocó el cinturón de cuero por encima de la cadera. No tardaría mucho en volver así que no revisó sus pertenencias, cosa de la que se arrepentiría luego.

Abandonó la posada e inició su camino hacia la zona de la ciudad donde se encontraban los negocios, para luego dirigirse a una tienda en particular, El Alquimista Feliz. Muchos conocían aquel local y le habían hablado bien tanto de él como de su propietario, así que decidió hacer una visita al alquimista para adquirir algunas pociones antes de viajar a las islas Illidenses.

Avanzó a paso ligero por las calles, evitando a los transeúntes que corrían a refugiarse en el interior de las tabernas y demás locales abiertos. La ciudad solía ser cálida, con lo que era normal que sus habitantes sobrellevasen peor el descenso de temperatura. La hechicera siguió su camino y pronto se encontró delante de su destino, tocó a la puerta y entró en la tienda.

El anciano vendedor se acariciaba su blanca y larga barba, mientras en su rostro se formaba una amplia sonrisa. - Buenos días…- saludó animadamente, al tiempo que se acercaba a la maga. - ¿En qué puedo serviros?- añadió en cuanto se encontró algo más cerca. - Buenos días, necesito un par de frascos de pócima antifebril y otro par de ungüentos cicatrizantes. - respondió ella con tono amable, el anciano asintió con la cabeza y se dirigió a una de las estanterías, poco después regresó junto al mostrador y depositó los frascos sobre el mismo.

- Bien aquí está todo, son 360 aeros. - la de ojos verdes abrió su bolsa de cuero y torció el gesto al momento. Solo llevaba consigo 200 aeros, que era lo que solía llevar encima para prevenir grandes pérdidas si alguien la asaltaba. - ¿Algún problema? - volvió a preguntar el alquimista, tras darse cuenta de que algo no iba bien. - Me temo que tendré que quitar uno de los ungüentos cicatrizantes. - musitó la joven, claramente molesta consigo misma por no haber revisado su bolsa antes de salir.

Félix quedó pensativo, pero pronto volvió a tomar la palabra. - Quizá haya otra manera, mi vista ya no es la que era y me vendría bien que alguien me ayudase a crear una poción que me han encargado. - rebuscó con una mano dentro del bolsillo de su túnica hasta dar con un pequeño trozo de pergamino, que tendió a la maga. - Si me ayudas con esta receta podrás llevarte el ungüento, ¿Y bien, que dices? - La de cabellos cenicientos no se lo pensó dos veces, asintió con la cabeza y tomó el papel para echar un vistazo a lo que ponía.

Por suerte la receta no era complicada, pertenecía a una pócima de curación superior pero la bruja conocía bien los ingredientes. Revisó los estantes, en busca de los frascos necesarios para elaborarla, cosa que le llevó un rato por la multitud de estanterías que llenaban la sala. Finalmente reunió todo lo que necesitaba y ocupó una de las mesas cercanas, en la que depositó todo lo que traía consigo.

La poción tenía varias propiedades, curativas, analgésicas y de cicatrización, por lo que tendría que mezclar los ingredientes con cuidado para que no perdiesen sus efectos. Tomó un caldero no muy grande y lo llenó de agua hasta la mitad, antes de ponerlo al fuego y echar en su interior unas cuantas flores de inhibis. Acto seguido se hizo con un frasco vacío y un mortero, en el que colocó una cantidad considerable de Barrimorth para machacarla a conciencia antes de añadirla al agua hirviendo.

Tras esperar un par de horas, a que las propiedades del inhibis se desprendieran de las flores, quitó el caldero del fuego y vertió su contenido en un recipiente de vidrio cercano. Esperó a que la pócima se enfriase un poco y luego llenó el frasco vacío con ella, con lo que solo faltaba darle el último toque. Sostuvo entre los dedos el pequeño y bien asegurado frasco, que contenía la potente sustancia cicatrizante que segregaban las rosas sangrantes una vez cada tres años.

- Con unas gotas bastará. - musitó para sí misma, al tiempo que retiraba el tapón y dejaba caer una pequeña parte del contenido en la pócima. Cerró el frasco y lo dejó junto al resto de ingredientes, luego se aseguró de cerrar la recién creada pócima y la agitó ligeramente, para que las últimas gotas se mezclasen bien con el líquido. - He terminado.- dijo alzando la voz un poco, para que el anciano la escuchase desde el otro lado de la sala.

Félix se acercó y observó con detenimiento el producto, mientras la hechicera esperaba su veredicto.

**Wyn** Miér Feb 04 2015, 00:35

El anciano entrecerró los ojos, mirando el frasco a tras luz. Una sonrisa brotó de sus labios al instante.

-Esta perfecta, niña- dijo con un tono cariñoso. Las ya casi temblorosas manos el anciano dejaron con cuidado el frasco encima de una estantería, no tardarían mucho en venir a por ella.

Sus ojos se posaron ahora sobre los preciosos de la chica, esos ojos que parecían esmeraldas.

-Me has sido de gran ayuda, gracias.- le preparo en una bolsita las tres pociones que había pedido, además de un par de golosinas: una flor de montaña de las tierras del norte, que al ponerlas en una sopa o caldo esta adoptaba un sabor dulce, y una pomada a base de… mejor no saber su base, creada por el mismo Félix. –Ten, para ti. La pomada te ayudara con las cicatrices… no se verán tanto, sé que a las mujeres eso a veces no os gusta…- dijo de nuevo dulce, mirando la gran cicatriz que cruzaba la cara de la chica.
-Bueno…- prosiguió después de una pausa-… veo que tienes cierta noción sobre esto. Si vuelves a pasar por aquí, y tienes más tiempo, claro, me gustaría poder enseñarte un par de cosas. A fin de cuentas no tengo hijos, y mis muchas enseñanzas deben ser traspasadas. Quizás pueda dejarte un par de recetas que no conozcas…

El día parecía arreglarse a cada hora que transcurría, la gente parecía perderle el miedo al frio, enfundándose en sus ropas de abrigo.
Una joven se cruzó en la puerta de la tienda con la bruja cuando esta salía. Su propósito era ir a las islas Illidenses, y parecía que iba a ser un buen día para hacerlo.

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•6 puntos de exp. de habilidad pasiva.

•Obtienes una flor para caldos, una pomada para cicatrices y dos recetas: una es potenciadora de magia, la otra permite aguantar más tiempo bajo el agua, sin necesidad de respirar. El problema es que la segunda es algo más difícil de crear, la bruja deberá estudiar un poco si quiere que ambas le salgan a la perfección.

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