Play the hero [Sango vs Zelas][Enfrentamiento][Cerrado]

-De nuevo, gracias por ayudarme con esto- diría el no-elfo mientras caminaba para posicionarse en su lugar de la arena, el campo de batalla era una arena bastante desolada en la helada Dundarak, el rubio se preparaba sacando una pequeña esfera luminiscente a la cual acercaría su mano para que mágicamente apareciera la empuñadura de una espada(1)  la cual Zelas no dudaría en desenvainar para luego volver a guardar la esfera.

-Supuse que seria mejor usar algo que ya hayas visto, repasemos de nueva cuenta las reglas... No matar y no morir.... Creo que eso es todo- diría riendo mientras apoyaba la punta de la espada en el piso y giraba la empuñadura de la misma provocando que el arma realizara un sonoro *VROOOOM!*(1.1) que resonaría un poco en aquel abandonado lugar, una de las protuberancias del arma se encendería con una llama a la vez que el resto de la espada se volvería levemente roja(2) dejando en claro el encantamiento que tenia y a su vez, las intenciones de que Zelas se estaba tomando aquello enserio.

-Recuerdas cuando estuvimos en Roilkat, he visto como te han dado todo el crédito lo cual no me ayuda en lo absoluto con mi propio negocio, entiendo porque paso así que muéstrame de que esta hecho el héroe de Aerandir, si después de esto sigues en pie yo te invito las cervezas- diría el rubio sonriendo ante el nuevo desafío que tenia enfrente, sin duda un oponente digno para poner a prueba los frutos de su entrenamiento.

OFF:

Con un gesto le quitó importancia y se centró en seguir caminando junto a Zelas. El no elfo, el que había conocido tiempo atrás en Roilkat le había prometido cerveza y aunque aquella no era su principal motivación, ayudaba.

- El crédito no lo tengo por aquello, Zelas- comentó.- No son los grandes actos los que otorgan fama y gloria- se colocó en la posición que le tocaba en la arena.- No te contaré el secreto al completo, pero la constancia y las pequeñas cosas ayudan a ello.

Empuñó el escudo y con la diestra empuñó el hacha. Expulsó aire lentamente. Armadura recién reparada, armas en perfecto estado... Todo listo para el combate. Sabía bien de qué iba aquello. Vivir lo suficiente como para poder aprovechar el momento. Asintió y sonrió.

- Que los Dioses sean testigos.

Alzó el escudo y se puso en posición defensiva.

-Los dioses están muertos- señalo el rubio y viendo que Sango había tomado una postura defensiva decidió buscar algo en sus bolsillos, un pequeño trozo de pergamino con una extraña runa la cual aplasto en su mano(1), dio un par de saltos y cuando se dio cuenta cada uno era mas alto que el anterior.

-Y asi... Cuando menos te lo esperes... Puedo volar- señalo el rubio antes de saltar bastante alto y expulsar múltiples explosiones desde sus pies(2) moviéndose rápidamente en el aire y acortando la distancia para luego comenzar a rodearle rápidamente, una leve linea roja debido a la espada encantada comenzaba a formarse alrededor del humano hasta asemejar un circulo que comenzaba a descender alrededor de Sango, cuando el rubio toco la tierra de la arena el contacto de la espada con el piso y de las explosiones que seguían saliendo de sus pies comenzó a levantar una polvareda que tenia la clara intención de bloquear su vista, y en ese proceso Zelas desactivo la runa del arma de fuego(3), ocultándose con el polvo que el mismo había levantado.

Entonces dio un salto muy alto y concentrando su éter procedió a dar una potente estocada al centro de la polvareda donde suponía debería estar Sango(4).

Objetos y habilidades usadas:

Se limitó a gruñir ante la provocación de Zelas. Clavó sus ojos en los preparativos que hacía el rubio. En la distancia el fuego del arma ocupaba toda su atención. No sólo había que esquivar, repeler o aguantar el golpe del arma sino también los efectos que el encantamiento pudiera ocasionarle. "Maldita magia", pensó, "está bien cuando está del lado de uno pero enfrentarse a ella es otra cosa".

El momento de despiste le valió para que Zelas, con dos zancadas, se plantara frente a él. De repente y para sorpresa de Sango, el no elfo pareció alzarse del suelo y comenzó a girar en torno a él en una maniobra que Ben trató de seguir pero sin éxito ya que la velocidad era tan alta que la propia arena del suelo se alzó hacia él como cientos de miles de brazos que trataban de retenerle. Entonces, centró su atención en la luz roja, que no era más que un filo llameante que giraba amenazante ante él, sabiendo que en cualquier instante podía caer sobre él. La combinación del polvo y las llamas le habían dejado en el centro de una trampa. Y cuando las llamas desaparecieron, supo que el ataque era inminente. Ahora bien, ¿por dónde?

Sango se acuclilló todo lo que pudo y echó la pierna derecha hacia atrás. Alzó el escudo a la altura de la cabeza de tal manera que que la mano que lo empuñaba quedaba alineada con el hombro. Mientras tanto el brazo del arma permaneció baja, para poder asestar un golpe, rápido, en sentido ascendente. Giró lentamente sobre sí mismo, frunciendo el ceño, escrutando entre el polvo que le taponó la nariz, le secó la garganta y le provocaba picor de ojos.

Apenas tuvo tiempo de echarse a un lado, el golpe llegó desde arriba. La potente estocada fue casi imposible detenerla y el impacto provocó que el escudo le golpeara la cabeza además de entumecerle el brazo izquierdo. Dio un par de vueltas por el suelo alejándose de donde creía que estaba Zelas.

Se incorporó lentamente probando alguna parte de su cuerpo, tanteando, mentalmente, si estaba todo en orden. El sabor metálico lo escupió y se puso en pie, recuperando el escudo que había dejado tirado a un paso. Ladeó la cabeza a un lado y a otro. No tenía sensibilidad suficiente en el brazo izquierdo, el golpe había sido brutal, pero no le quedaba otra. El escudo no estaba firmemente sujeto, pero esperaba que hubiera funcionado.

Una vez más, se colocó en posición defensiva.

Que voy a hacer si yo no sé que Zelas pueda volar. Pues recibir una -con perdón- señora hostia. Queda de tu mano decidir si el encantamiento del escudo funcionó. Por el tema de no matarnos el uno al otro dejo ahí de manera ambigua donde recibo el golpe. Si no golpeas el escudo, que sea el brazo y costado izquierdo.

Encantamiento - Defensa Pétrea: Cada vez que el objeto encantado es golpeado por un ataque de otro objeto (arma, guante, bota, etc.), el objeto atacante se cubrirá de piedras alrededor del lugar del impacto, por dos turnos. Esto le volverá más pesado, puede inutilizar su filo o puntas, dificultar movimiento y, en general, dificultará su uso y efectividad.

Creo, además, que no es justo devolver el ataque en este turno debido al golpe, incluso si ha pegado en el escudo. No obstante Sango pierde sensibilidad y está sorprendido... Zelas es capaz de volar. Creo que es lógico tomar una actitud conservadora.

Las chispas debido a la fricción de los metales le indico al rubio que el ataque había estado bastante cerca del objetivo, ¿habría sido un escudo aquello?, la espada se enterró en el piso de la arena y Zelas soltó el arma para rodar a un costado y dar unos pasos de distancia -Ese ataque ha sido bastante a ciegas... ¿No estas muerto verdad?- dijo en ese tono que los demás no sabían interpretar si hablaba en serio o era en broma.

Esperando que la polvareda disminuyera el no-elfo hizo una seña con su mano para que su espada volviera a sus manos(1) cuando la empuño noto como su peso había aumentado y el filo y la punta de la misma estaban cubiertas por una gruesa capa de piedra, su espada ahora pesaba casi lo mismo que la Zumbanana, aquel enorme trozo de metal que solo el rubio se atrevía a llamar espada -Me llamaron loco cuando deje mis cimitarras para comenzar a usar una espada ridículamente grande- ahora con el polvo disipado los ojos del no-elfo podían localizar mejor los objetos mágicos que su oponente traía(2) Sango prácticamente estaba cubierto con éter de pies a cabeza, lo cual le hacia pensar a Zelas que mas de un truco podía guardarse bajo la manga.

El rubio nuevamente adopto una posición de combate a la vez que se concentraba y analizaba su siguiente movimiento, el éter de su cuerpo resultaba visible al ojo desnudo y girando la empuñadura el arma de nueva cuenta emitió un sonoro *VROOOOM* a la vez que otra de las protuberancias se encendía y un campo traslucido proveniente del cuerpo de Zelas comenzaba a rodearle en un radio de 2 metros(3) sus sentidos se habían ampliado de sobremanera ante lo cual el rubio arremetió con una seguidilla de golpes con su espada, si bien el peso había aumentado su objetivo seguían siendo las extremidades, el brazo del hacha y las piernas a las cuales dirigió sus golpes.

OFF: Habilidades y cosas usadas:

Escudo en alto, avanzó hacia Zelas que fue, también hacia él. Atacó rápidamente, demasiado para tener una espada exageradamente grande y con un sobrepeso en la punta. Pero no era el momento de pensar en ello. Era el momento de defenderse.

Los ataques empezaron con el objetivo de hacerle caer lo que provocó que Sango tuviera que saltar hacia atrás en un par de ocasiones. Cuando Zelas recogía la espada para asestar otro golpe, Ben fue hacia delante con el objetivo de golpearle con el hacha, pero el cansancio unido a la velocidad de Zelas hizo que su movimiento no tuviera el efecto deseado y Zelas aprovechó para golpearle, esta vez el costado derecho y a continuación el brazo con el que sostenía el hacha.

Perdió el hacha la cual dejó caer sin ningún tipo de remordimiento pese a ser la reliquia familiar y en el movimiento de giro que le siguió, Sango echó mano a la empuñadura de la espada y aprovechó la inercia del movimiento para extenderla desde la vaina en dirección a Zelas (1) que en ese preciso instante ejecutaba un barrido.

Sin saber muy bien cómo, el choque les había separado. Ben jadeaba debido al esfuerzo. Era innegable que invertir en equipamiento estaba sirviendo para aguantar en el combate. Era consciente de que haber soportado los golpes y recuperado parte de la sensibilidad en el brazo izquierdo era gracias a la armadura (2). El herrero había hecho un gran trabajo. Pero no todo era el equipo, también los años de entrenamiento y especialización le habían hecho convertirse en un experto en técnica defensiva. Y una parte importante de aquel esfuerzo era saber cómo encajar golpes (3).

- Venga- escupió a un lado.- ¿Cómo estás Zelas?- soltó aire y trató de calmar la respiración.- Espero que la cerveza merezca la pena, porque no pienso pagar- enseñó los dientes.- ¡Vamos! ¡Ven a por mi! ¡Venga! (4)- Sango gritó. Gritó alto y profundo.

Las fuerzas volvieron a él permitiéndole agarrar con fuerza espada y escudo. Las reglas eran claras: no matar y no morir. Había que añadir que el vencedor sería el último que quedara en pie y ese era el plan. No caer. No ceder.

Acto seguido volvió a adoptar una postura defensiva.



(1) Uso de habilidad - Contraataque [2 usos]: Inmediatamente después de recibir un ataque, Sango, realiza un ataque contra su contrincante, este golpe se considera muy difícil de esquivar y puede llegar a causar heridas graves.
(2) Mención a la calidad de la armadura y a su encantamiento - Vital: La armadura cubre al usuario con un pulso de luz continuo e imperceptible. No cura por sí solo, pero acelera toda la curación natural, mágica, o de objetos al doble de lo normal.
(3) Mención al nivel de Experto en el talento "Defensa" de Sango.
(4) Uso de habilidad - Aquí os espero: Un rugido, como el oleaje rompiendo en un acantilado, sale de las entraña de Sango captando la atención de sus adversarios que se lanzan hacia él. Por su parte Sango obtiene una mejora en el aguante, durante un turno, fruto de la adrenalina liberada en el grito.

El primer ataque había resultado efectivo mas cuando el segundo estaba en proceso sintió como la esfera de éter se disipaba justo antes de que pudiera terminar, entonces un nuevo pulso de éter emergió de su cuerpo justo a tiempo(1) para levantar la empuñadura de su espada lo suficiente para que un tramo de la hoja cubierta de piedras interceptara a la hoja que se acercaba a el, ambas espadas chocaron y la potencia del golpe fue suficiente para que una barrera de hexágonos(2) se formara frente al rubio quien había sentido la potencia del golpe y había logrado bloquearla por los pelos, el impacto fue tal que un trozo de piedra se había roto y el proyectil de piedra hizo un leve corte en la mejilla del no-elfo.

-Jejeje, eso ha sido maravilloso, aun siento el impacto de ese ultimo golpe- señalo mientras observo como el héroe de Aerandir se daba ánimos a si mismo a la vez que le provocaba, Zelas giro por ultima vez la empuñadura de su espada y un ultimo *VROOOOM!* encendía la ultima llama de su espada, aquello agrieto un poco la capa de piedra que recubría el arma y respondiendo a la invitación de su contrincante, el no-elfo le daría unas palabras de reconocimiento -No te preocupes, después de esto la cerveza corre por mi cuenta- Zelas entonces se abalanzo hacia Sango y antes de golpearle presiono el gatillo de su espada, otro domo se genero sobre el que ya cubría a Zelas, pero sus propiedades eran diferentes, todo dentro de el se sentiría diferente para Sango(3) y el rubio aprovecharía eso al máximo desplegando su mejor técnica dando 7 potentes golpes consecutivos mientras rodeaba el cuerpo de sango aprovechando el momento de cada uno para hacer el siguiente golpe levemente mas fuerte, el ultimo de aquellos golpes seria uno ascendente que se colaría de manera excelente entre la espada y el escudo para darle en el mentón y elevarse por sobre un golpeado Sango, sin embargo, las reglas eran no matar y no morir, ante lo cual decidió no proseguir como lo solía hacer usualmente, en vez de eso con ayuda de unas explosiones de éter(4) se alejo volviendo al lugar donde había iniciado el ataque y desactivo ambos domos de éter para ver como reaccionaria Sango ante aquello.

-Vaya esto ha sido mas agotador de lo que pensaba... ¿Quieres que vaya otra vez?- pregunto mientras sacaba la esfera de la cual había sacado su espada y procedió a guardarla(5) solo para sacar otra, aquella nueva espada que Rauko había hecho para el después de ver como Destino había hecho gala de un arma similar. Esta espada de aspecto draconico era de alguna forma bastante intimidante(6), -Una vez vi a un elfo crear casi 100 replicas de su arma.... Yo apenas puedo hacer 5 de estas- dijo mientras la hoja del arma se abría al medio dejando una estela de color rojizo la cual al momento de que el rubio la movió a su alrededor 5 hojas que asemejaban por primera vez a una espada de tamaño normal le rodearon en un semi circulo(7) -Entonces te pregunto de nuevo ¿Quieres que vaya otra vez?- todas las acciones que había realizado en esa breve batalla le habían agotado bastante, sin embargo, la regla de oro en aquellos enfrentamientos era mantener el personaje hasta las ultimas.

Habilidades y cosas usadas:

Ni siquiera su duro entrenamiento había servido para detener la mitad de los golpes que le había lanzado Zelas. Ni siquiera haber recuperado la fuerza había bastado para siquiera presentar batalla. Los trucos utilizados unidos a la rapidez con la que había actuado, provocaron que su "baile" (1) quedara en un absurdo intento por seguir los golpes que le llegaban más que tratar de detenerlos. Con fortuna pudo esquivar uno o dos golpes pero nada más.

Y allí estaba él, tirado en el suelo, reuniendo las pocas fuerzas que le quedaban para ponerse en pie. Primero los brazos, colocando las palmas a la altura del pecho, gruñendo, aguantando el dolor como podía. Hizo fuerza, mucha fuerza para flexionar las rodillas hacia delante. Decidió descansar apoyándose en los antebrazos. Resoplaba por el esfuerzo y porque quería quitarse los granos de arena que tenía sembrados por los labios.

Reanudó el lento ascenso y consiguió quedar posado sobre una rodilla mientras que la otra pierna permanecía en ángulo recto con la planta del pie firmemente posada sobre la tierra. Un gesto que a ojos ajenos podía parecer, sin duda, una rendición incondicional. Pero no. Había perdido su arma entre golpes y aquello era inaceptable. A un par de palmos estaba el hacha que había perdido hacía tan solo unos instantes. Se inclinó para recogerla. Acto seguido miró al frente. No era consciente de que su visión estaba afectada por los golpes.

- No, Zelas...- apoyó la cabeza del hacha en el suelo- no vengas- alzó la mirada.- Porque si una cosa está clara es que los Dioses están con nosotros. Sí, luego brindaremos, pero aún queda fuerza en este cuerpo. No, no hace falta que vengas- se apoyó en el hacha y se puso en pie.- Ya voy yo.

Dio un paso al frente, hacia Zelas, renqueante. Sí. Saldría derrotado de allí, pero se había demostrado algo importante. Había sido capaz de aguantar durante un tiempo más que aceptable a un poderoso rival. Su entrenamiento no había sido del todo en balde pues mientras él se enfrentaba a grandes enemigos, sus aliados podrían centrar su atención en otros objetivos. Y al final ese era su cometido, para lo que estaba preparado: luchar por y para lo demás. Nunca para sí mismo.

- ¿Conoces la historia de Heidrun?- preguntó mientras avanzaba con pasos cortos.- Sirve el aguamiel en el Gran Salón, un aguamiel tan puro, tan refrescante y de un sabor tan intenso, que solo los Dioses pueden beber- se detuvo.- Zelas, esta va por ellos. ¡Salud a los cielos! ¡Salud a Odín! (2)

Sus pasos cortos y renqueantes se convirtieron en pasos estables; su lento caminar en un paso rápido; su brazo derecho caído en un brazo derecho que empuñaba con fuerza el hacha. Por muy difícil que fuera la tarea, siempre había energía para una última carga. Siempre había tiempo para regocijo de los Dioses.

Se lanzó hacia Zelas cargando el brazo hacia atrás y dando golpes descendentes. Ciego por la adrenalina, alguno tendría que acertar.



(1) Habilidad Pasiva - Baile de Uno: El entrenamiento ha dado sus frutos y Sango es capaz de utilizar su escudo, brazos, piernas, en definitiva, todo aquello de lo que disponga en un reducido espacio de terreno que considera suyo, para esquivar los ataques de varios enemigos.
(2) Uso de habilidad - ¡Al Valhalla! Durante la batalla, este poderoso grito de guerra infunde nuevas esperanzas en los corazones de sus aliados y puede llegar a intimidar a sus adversarios. Cuando Sango grita, la adrenalina se dispara y permite que tanto él como sus aliados ignoren parte del daño recibido y les permite lanzarse al ataque, una vez más, para gloria y regocijo de los Dioses.

-Muy bien, esa es la actitud- comento ante la valía de su contrincante, sin embargo aquella batalla ya estaba decidida, ante aquella ultima arremetida Zelas simplemente apunto su espada y las demás que estaban flotando a su alrededor salieron despedidas a su objetivo(1) una golpeo el hacha para desarmarlo y las demás simplemente se detuvieron en posiciones estratégicas una frente a su rostro, otra frente a su pecho y las otras 2 frente a sus piernas.

-Me has tomado por sorpresa unas cuantas veces Sango, sin duda me has agotado, incluso me has hecho sangrar, digno del héroe de Aerandir, sin embargo, esto es lo mas lejos que llegaras- y así como habían aparecido, las espadas desaparecieron a la vez que el no-elfo guardaba su espada en el orbe(2) y comenzaba a caminar hacia el agotado y desarmado Sango apunto su puño hacia adelante a modo de saludo y antes de chocar puños le hizo una zancadilla para dejarlo acostado y sentarse al lado de el y posicionar sus manos en su pecho.

-Déjame parcharte un poco antes de las cervezas, sino dudo que puedas caminar hasta la taberna... Y no pienso cargarte- dijo bromeando antes de recitar una plegaria y emitir luz de sus manos(3) era lo menos que podía hacer por un amigo que le había prestado su ayuda.

OFF: habilidades and stuff
1_dispare las espadas invocadas previamente pero solo una impacto para desarmar a Sango, las demás quedaron frente a el
2_guardo la espada en la Vaina infinita
3_Imposición de Manos: [Mágica, 1 uso] Puedo imponer mis manos sobre mí o alguien más y realizar una breve plegaria. La Luz sanará la herida más grave del beneficiado y le otorgará un escudo que absorbe daño moderado por una ronda.

para sanar al buen Sango y concluir así la batalla

Ah, el suelo de la arena le recibió con un cálido abrazo mientras las nubes se desplazaban en el cielo. Había sido derrotado de manera incondicional. Suspiró al sentir las manos de Zelas y una sensación familiar recorriéndole el cuerpo. ¿Cuántas veces había tratamiento élfico?

- Ah, por todos los Dioses, ¿quién se espera que un elfo sea capaz de volar?- no pudo evitar sonreír.

Cuando tuvo fuerza suficiente se incorporó para quedar sentado junto a Zelas. Sentía admiración y fascinación por su amigo. Lo poco que había podido compartir con él le parecía un hombre con ideas claras, sin opción a desviarse por conseguir su objetivo y por tanto una persona confiable. Nadie le podría discutir aquello. Incluso cuando le había pegado tal paliza.

- No entiendo el renombre que mi nombre alcanzó en los últimos meses. No lo entiendo, de verdad. No soy un guerrero muy habilidoso- sonrió ante la obviedad que acababa de soltar.- Tampoco he sido protagonista de las grandes historias. Vale, he participado en varios de los acontecimientos más importantes de nuestro tiempo, pero me he limitado a hacer lo que creía correcto y anteponer el bien común al mío propio- alzó la mirada del suelo y observó sus armas tiradas sobre la arena.- No me malinterpretes, es un honor tener tal consideración entre la gente, pero, si lo piensas, es, a su vez, una carga que recae sobre uno mismo. ¿No esperan de ti que te sacrifiques por ellos? ¿No esperan de ti que seas una voz que los guíe a través de las tinieblas? ¿No es acaso una maldición que las palabras de uno sean consideradas como verdad absoluta? Y esa verdad, ¿no es capaz de condenar la vida de aquellos que decidan seguirla?- suspiró, la acción de Zelas también era un acto de heroísmo y de amistad.- Ah, pero basta de estas cosas, las peleas siempre me ponen reflexivo, mi buen amigo. Tenemos dos opciones, ir a beber mientras alardeas de esta aplastante victoria o...- miró a Zelas- ¿Alguna vez te has visto despojado de tus armas? ¿Sabrías qué hacer en ese caso?

Lo que le estaba ofreciendo Sango era una pelea sin armas. Una oportunidad para demostrar de lo que eran capaces si les quitaban las herramientas. El entrenamiento le iba a venir bien. Aún recordaba la última vez en la que tuvo que escapar de una suerte de sótano convertido en prisión y custodiado por personas bajo el efecto del Frasco del Nonato. Gruñó con una mueca de disgusto al recordar la experiencia vivida en Dalmasca, la capital de los Nórgedos.

- Bueno, qué me dices, ¿cerveza o nos damos otro poco?

Quizá, esta vez, tendría más posibilidades.

-Que va, ahora estas siendo modesto- comento mientras seguían charlando al momento que el rubio procedía con el tratamiento -Hay diferentes tipos de fortalezas, yo soy mas de luchar con todo lo que tenga a mi alcance, tu eres mas de luchar junto a todos los que estén a tu alcance, saber manejar a la gente también es una fortaleza y una habilidad-

El rubio escucho las palabras de su amigo y asintió, incluso se le escapo una que otra risa ante lo que decía -Esas cosas vienen con el trabajo supongo... Por eso me aseguro de ponerle precio a lo que hago.. Uno muy alto por lo demas- dijo riendo mientras se levantaba, escuchando la propuesta con curiosidad, no era el primero ni tampoco seria el ultimo que le ofreciera aquella invitación -Déjame responder a tu pregunta mostrándote-

Zelas entonces saco el orbe y saco el enorme trozo de metal que tenia por espada desde el orbe(1) acto seguido arrojo la espada lo mas lejos que pudo, posteriormente hizo una seña con su mano y su arma volvió a sus manos(2) solo para volver a guardarla con la magia del orbe del mismo modo que la invoco. Se guardo el orbe y le extendió su mano para que se levantara.

-Bueno espero que eso haya respondido tu pregunta, ahora si quieres una pelea de puños solo debes pedirlo, deberías conocerme para saber que ese truco que intentabas no funcionara conmigo- dijo riendo mientras le ayudaba a levantarse, solo para intentar pillarle con un golpe sorpresa.

OFF: habilidades y cosas
1_ la vaina infinita para sacar la zumbanana
2_ Retorno: [Pasiva] Al principio de una pelea recubre el pomo de sus armas con éter, permitiéndole con un leve gesto de manos hacer que las armas vuelvan a el en cualquier momento de la pelea, (no puede alterar el curso de estas una vez las lanza, solo puede hacer que vuelvan hacia el.)

Sonrió con el comentario de Zelas. Sin duda, un guerrero de tales habilidades no debía ser barato. Aún se preguntaba cómo no había sido capaz de partirle en dos con aquellos espadazos. Sacudió la cabeza justo en el momento que su camarada sacaba un orbe. No le dio tiempo a estudiarlo lo suficiente porque de él emergió una espada que no le parecía que fuese real de lo extraordinariamente grande que era.

Cuando la arrojó, esta cayó al suelo a una distancia considerable. Una capa de arena se alzó allí donde la espada había caído. Acto seguido miró a Zelas que hizo un gesto mientras miraba la espada. Para sorpresa de Sango la espada comenzó a moverse en su dirección. Alzó las cejas. Claro que Zelas había respondido a su pregunta: él no perdía las armas, y si lo hacía, volvían a él con un simple gesto. Asintió levemente y aceptó la mano que le ofrecía Zelas.

Cuando se levantó, este le abofeteó. Fue un golpe seco, sonoro, que le volteó la cabeza hacia un lado y que cuando volví la vista a él lo hizo con la boca entreabierta y las cejas alzadas, aún sin entender. Un golpe que le había herido mucho más allá de que su cara empezara a calentarse, le había herido en el orgullo.

- Eres un cabronazo muy astuto- pese a todo no pudo evitar sonreír, había sido un gran golpe y se lo reconoció, como era normal.- Está bien, ¿al mejor de tres?

Sango se lanzó contra Zelas y forcejearon durante un rato. Ben lanzó una una patada a la pierna más cercana de Zelas lo que provocó que él mismo se desequilibrara y trastabillara hacia delante. Aprovechó la inercia para asestarle un cabezazo en el pecho antes de que ambos cayeran al suelo rodando y deshaciéndose del abrazo el uno del otro.

En el suelo, Ben gruñó y sacudió la cabeza mientras se levantaba. Le dio la sensación de no haber alcanzado su objetivo. Se pasó la mano por la cara y se acercó lentamente a Zelas. No era nada fácil combatir contra él. Como había dicho momentos antes, él lo daba todo y se notaba.

Dio un par de pasos al frente alzando los brazos en posición defensiva y lanzó la izquierda por delante pero esta era una finta. El golpe de verdad se acercaba por la derecha, con la mano abierta, esperando que esta impactara en su objetivo.

El sonido de aquel golpe no le haría justicia al dolor que sintió el rubio en el rostro ante lo cual se tomo un momento para tocarse la cara y expresar un sonoro -AAAH...SSSS.. AAAH..SSSS...AAAAH... SSSSS....AAAAH.. SSSSS... AAAH- finalmente las cosas se estaban tornando serias ante lo cual Zelas tendría que cambiar un poco el enfoque que había dado al principio.

-Sabes, tu y yo no somos tan diferentes, tu eres humano... Yo ni se como califico, mi cuerpo de elfo pereció poco después de lo de Roilkat, después otra vez en Roilkat este cuerpo también pereció, si tuviera un aero por cada vez que he muerto y en Roilkat... Tendría 2, lo cual no es mucho, pero ha sido raro que ocurriera 2 veces- comento mientras se ponía de nuevo en guardia, si no tenia una espada, su cuerpo se convertiría en una, estiro y junto sus cuatro dedos para luego esconder el pulgar en el mismo lugar que debería ir si empuñara su mano, y así luego de intercambiar unos cuantos golpes con Sango descubrió que aquella era una pésima idea -Jaja no se en que estaba pensando- dijo riendo mientras se preparaba.

-Oye, hagámoslo mas interesante, nos sujetamos con la mano izquierda el uno al otro y solo golpeamos con la derecha- sugirió ofreciendo su brazo izquierdo sin trucos esta vez, o al menos eso aparentaba.

La reacción de Zelas le pareció exagerada mientras en su cabeza se reproducían ecos de una historia escuchada en una taberna de alguno de los muchos caminos que había recorrido. La historia venía a contar que un tipo había encontrado una gran pepita de oro y de la emoción corrió a casa a contárselo a su familia con tan mala suerte que se cayó al suelo y se hizo daño. Las quejas de Zelas le recordaron los sonidos que hacía el narrador para hacer más gráfico el relato. Sacudió la cabeza.

- Sigo sin entender eso de perder el cuerpo. Es algo que soy incapaz de entender, no soy tan listo...- titubeó y luego decidió guardar silencio.

La propuesta de Zelas era, en origen, una auténtica estupidez, cobró nuevas formas en su cabeza mientras pensaba en ello. Una competición de aguante. Sí. Tenía que ser eso. Sango adelantó el brazo izquierdo y se lo tendió a Zelas.

- Vale, muy bien. Nos agarramos del brazo y nos damos hasta caer al suelo, ¿no es así, amigo mío?- entonces sonrió.- Ojalá alguien nos vea y escriba una canción sobre esto.

Sango, entonces, miró a su alrededor y no pudo evitar reírse solo. Luego cruzó la mirada con Zelas y se concentró en lo que estaba por venir. Una idea se le pasó por la cabeza y era que Zelas podría sanar las heridas propias y las que le hiciera a Sango y seguir golpeándose hasta el día siguiente. Eso sí era digno de una historia.

- Bueno, ¿empezamos?

Sango fintó un guantazo hacia Zelas.

-Mi alma fue literalmente arrancada de mi cuerpo por una creatura ancestral de hace miles de años atrás y antes de desaparecer me uní a este cuerpo de un humano del pasado llamado Braver, pero bueno esa es una historia ya olvidada, paso hace mucho tiempo- dijo restándole importancia al asunto.

Cuando Sango acepto su propuesta y una vez se hubieron entrampado sujetándose los brazos Zelas no pudo evitar esbozar una sonrisa y así, cuando su contrincante iba a realizar el primer movimiento, el rubio sujeto el brazo de su oponente con ambas manos antes de girar su cuerpo y usarse a si mismo para desestabilizar el cuerpo de Sango antes de hacerlo pasar sobre el y azotarlo contra el piso -procuro guiarme por una regla bastante simple, si me engañas una vez es culpa tuya, si me engañas una segunda vez es culpa mía... Que sepas que esto es netamente culpa tuya- exclamo sonriendo mientras comenzaba a blandir el cuerpo de Sango como si fuera una espada, azotándole en el piso en reiteradas ocasiones antes de dejarlo ir de una buena vez.

Sentado en el piso y ya agotado el no-elfo dio por terminado el combate -uff, suficiente, ya vamos a beber, y ya sabes... No dejes que te engañen mas de una vez jaja- dijo riendo mientras se levantaba y con evidente cansancio se acercaba a Sango para ayudarle a levantarse, ya era hora de beber, que merecido se lo tenían.

- Me estás tomando el pelo...- dijo sonriendo, pero Zelas continuó con el relato. No se extendió demasiado, lo suficiente para que el pelirrojo le diera vueltas al asunto.

Zelas, por su parte, había tomado la delantera y lo que era una finta para provocarle, se convirtió en una maniobra con la que Sango terminó en el suelo. Todo había sido un truco. Un engaño por parte de Zelas. Una artimaña para que sus huesos dieran, una vez más, con el suelo. Forcejeó para soltarse pero era inútil, el desterrado de su propio cuerpo le tenía bien sujeto y le zarandeaba de un lado a otro.

Y cuando todo hubo terminado Sango no pudo más que pensar en la derrota. No una vez, sino dos, y, además, contra el mismo adversario. ¿Qué lección podía extraer de las dos derrotas? Que no quería volver a probar el sabor de la tierra. Para empezar, se dijo, estaba bien. Ayudado por Zelas se puso en pie.

- No, no dejaré que me engañen. Eres un bastardo con demasiados trucos- se sacudió el polvo golpeándose con las palmas de las manos.- Sí, deberíamos beber. Por estar vivos y para brindar por tu victoria. Lo prometido es deuda. Pago yo.


Derrota inapelable por mi parte. Igual tengo que reconsiderar mis habilidades -y la confianza en mis amigos-. No ha estado mal. Igual hay que repetir en el futuro.