[Cerrado]Mary, quita todo el quelea [Libre-Noche]

**Bio** Sáb Abr 15 2017, 22:01

Las olas se estrellaban con fuerza contra el barco, el viento en la cara y el olor a sal me hacían sentir como todo un marinero de... Nah, solo me sentía fastidiado y aburrido; el barco era bastante modesto, una gran vela en el centro y la figura de una sirena con alas en la parte frontal del barco, a saber qué habrían estado fumando los que tallaron esa figura en madera pero tendría que haber sido algo bastante fuerte; tras de mí una tripulación de edad promedio, ni muy jóvenes ni muy viejos, pero cuyas ropas daban a entender que se trataba de gente humilde y trabajadora; a ratos pasaban algunos cerca de mí pero todos se limitaban a ignorarme, afanados en sus respectivas tareas pues según me habían dicho, trabajaban contra reloj.

¿Y qué rayos es el quelea?- Pregunté aún consternado y sin entender muy bien en qué me había metido; el barco había salido hacía ya un par de horas y yo seguía tratando de entender qué era lo que tanto tramaban, tal vez era mi culpa, debí abordar una embarcación normal de esas done la gente viaja, y no un pequeño barco pesquero tan solo porque me ofrecían llevarme gratis si les servía de protección; ingenuos, como si realmente fuera a protegerlos si algo ocurría, solo me interesaba el viajar gratis. Aunque de hecho si algo les pasaba ya no viajaría así que al final debía protegerlos quisiera o no.

Contrario a lo que podría haber imaginado al pensar en “Barco Pesquero” la nave no se detendría en el camino para que todos pescaran con cañas, utilizaban algo llamado pesca de arrastre, en la cual solo lanzaban una red al mar y avanzaban hasta que se sintiera pesada, claro que había un punto específico para ello y lo ideal sería pasar por él varias veces pero no pensaban hacerlo de ese modo, sería una única pasada y luego marcharían a toda velocidad, atraparan algo o no.

Todos corrían de un lugar a otro de la nave mientras yo me quedaba en la popa... O era la proa... No sé, solo estaba en la parte de adelante del barco pendiente de que no hubiera nada sospechoso, pero lo más sospechoso hasta ahora era la presa -Hey tú, explícame qué es eso del quelea ¿Y quién es Mary?- Eran ahora dos preguntas que me habían estado atormentando la cabeza desde que me plantearon el problema de una manera muy peculiar “Mary, quita todo el quelea”; lo cual no dejaba de sembrarme dudas, una tras otra.

El hombre intentó alejarse pero le sujeté el hombro con fuerza llamando la atención de otros presentes que se acercaron, no me fijé en los rostros de quienes venían pues ya habían agotado mi paciencia con tanto misterio -Un pez, el quelea es un pez, los ricos de Beltrexus lo pagan a muy buen precio- El hombre estaba un poco asustado, por lo que bastó con agitarlo un par de veces para que continuara escupiendo información -Y Mary es un barco muy misterioso, no sabemos de dónde viene o a dónde va, pero siempre nos quita todo el quelea y desaparece sin dejar rastro- Lo solté intentando asimilar la situación -¿Así que Mary es un barco?- El sujeto afirmó con la cabeza a mi pregunta -¿Y el quelea es un pez?- No terminaba de entender por qué tanto alboroto por semejante estupidez -Sí, señor, siempre que estamos pescando aparece Mary y quita todo el quelea que haya cerca, además nos amenazan y si no hacemos caso nos atacan- Eso último si volvía la situación un poco más preocupante, se trataba de piratas sin duda, pero tal vez alguien tras ellos planeaba monopolizar el quelea...

Ashryn Elaynor Miér Abr 19 2017, 03:17

El bragiväl había terminado y aunque las cosas no habían resultado como se esperó, debía admitir que la diversión del carnaval difícilmente podría igualarse, y aunque la elfita no estuvo muy conforme con el deplorable resultado de su disfraz, podía decirse que fue una linda velada familiar. Todo presagiaba que sería un día normal. Se levantaría temprano, iría al hospital y volvería a casa para hacer la cena. Bueno, al menos esa era la idea, puesto que de normal no tendría nada. La extraña sensación de las sabanas húmedas la hizo levantarse de un salto, asustándose por aquella situación. Se sorprendió al ver que tanto su cama como las frazadas y su almohada se encontraban completamente empapadas sin motivo aparente. Tal vez todo era obra de Frederick que osó gastarle una broma y esta vez no se lo iba a perdonar.

Se acercó al espejo de su tocador y no pudo reprimir el grito de espanto que le supuso verse con aquella apariencia. Se suponía que se había quitado el disfraz y el maquillaje antes de dormir, ¿acaso se había equivocado? No, su físico no se veía disfrazado, más bien se veía completamente real, y por si fuera poco a cada paso que daba iba dejando un peculiar rastro de agua. Si el cazador y la elfita la veían así terminaría por espantarlos por completo, definitivamente tenía que encontrar una solución a su problema. La única persona a la que se le ocurrió acudir fue al vampiro que siempre la molestaba. ¿Por qué? Quién sabe. A tiempos desesperados medidas desesperadas, y vaya que debería estar desesperada como para solicitarle ayuda a sabiendas de las bromas que le daría.

Encontrar al vampiro le tomó más tiempo de lo que creyó, al punto que decidió buscar a su jefa y que ella fuese la que se encargase de resolver el problema; solamente había un contratiempo: no podía acercarse a la gente sin que estos salieran corriendo. Genial, así nunca iba a conseguir transporte hasta Beltrexus. Hay que admitir que ella nunca fue partidaria de seguir las reglas, por lo que colarse como polizonte en un barco no le pareció del todo una mala idea. Sin mucho esfuerzo consiguió escabullirse en una pequeña embarcación, aunque esconderse fue más complicado de lo que pensó, pues tuvo que hacer uso de toda su habilidad para trepar por el mástil de la vela sin resbalarse en el intento; y es que subir al coso de vigilancia casi le cuesta la vida en más de una ocasión. Esperaba que al encontrarse tan alejada de los pasajeros su peculiar habilidad para empapar pasase desapercibida.

Ahora solo le restaba esperar pacíficamente hasta llegar a Beltrexus, por lo que se permitió relajarse un par de minutos., al menos hasta que una voz conocida para ella resonó en sus oídos, haciéndole abrir los ojos con sorpresa. ¿En serio? ¿Ahora se le ocurría aparecer? Bueno, al menos ya no tenía que preocuparse por conocer el paradero de su compañero. Se levantó para mirar mejor la escena en la que el vampiro estaría involucrado en esta ocasión, olvidando por completo que se encontraba a mitad de un problema acuático, por lo que terminó resbalando descuidadamente hasta la cubierta del barco. Puso los brazos cubriendo su rostro para así evitar romperse el cuello, pero terminó aterrizando sobre una tibia y esponjosa superficie, la cual no tardó en emitir un pequeño gemido de dolor, recordándole la última vez que terminaron de esa manera al huir del Estrella Azul.

— ¡Sorpresa! —Exclamó con una pequeña risita nerviosa, levantándose de encima de su compañero—. Ah que no esperabas encontrarme de esta manera —volvió a reír—. ¿Esto? Ah sí, pues, anoche que me dormí era normal y cuando desperté me había convertido en un espíritu de agua —mostró una mirada preocupada—. Esperaba que Manuela me ayudase a deshacerlo, pero ya que te encontré ¿por qué no me ayudas?

Nuevamente la rubia se había olvidado que había subido al barco de manera ilegal y solo fue consciente de eso cuando la tripulación comenzó a incordiarla por ello, logrando que se escondiera detrás de Bio. Ese era el menor de sus problemas, pero tampoco quería terminar siendo lanzada por la borda en medio del mar, cuando posiblemente terminaría deshaciéndose si tenía contacto con más agua.

Korax Crow Miér Abr 19 2017, 04:27

Había terminado su semana de visita en Roilkat y estaba un poco mas tranquila ya que su madre presentaba mejoría en su enfermedad y su hermanita pequeña era tan vivaz y sonriente como la recordaba. su padre era el único que presentaba cambios en su actitud, antes tan estricto y hermético y en estas cortas vacaciones tan gentil y protector. Le habían preguntado lo mismo que en las cartas y su respuesta había sido similar. El estudio de la magia era muy interesante pero podía llegar a ser tedioso y aun no controlaba el elemento muy bien pero ya podía prender fuego a cosas lo cual fue motivo de entretenimiento entre las dos hermanas y de orgullo paterno.

Tenia vergüenza de pedirles mas dinero a sus padres y ya era hora de marcharse. Le quedaban suficientes aeros para pagar tres meses de alquiler pero consigo se había llevado para el viaje de ida con la perspectiva de que ellos mismos se ofrecerían a darle una paga extra. Porque no se esperaba que estuviesen endeudados pero no era preocupante para ellos ya que meses malos había de vez en cuando, pero para Korax era todo un drama.

Se seguía preguntando como volvería a Beltrexus mientras paseaba por las alborotadas calles de Roilkat y de casualidad vio un panfleto que leía "Mary, quita todo el quelea. Barco pesquero necesita protección y a cambio ofrece viaje." ¡y nada mas y nada menos que a donde ella quería ir! se sentía afortunada aunque desde un buen principio el título de la nota le parecía un poco extraño y le intrigaba su significado.

Empaquetó sus maletas y con los pocos aeros que le quedaban se pagó una carroza hacia Lunargenta, allí busco el barco pesquero y se presentó a protegerlo enseñando el panfleto a la hora de embarcar.

Una vez en el barco se sentía muy mareada ya que era una experiencia nueva pero Cuervo la animaba cada vez que se ponía triste o preocupada: "Es una nueva aventura, así aprendes lo que es la vida de verdad, no esa que llamas tu vida y que significa pasártela encerrada entre libros polvorientos."

Esta vez creía que la voz en su cabeza tenia razón y era ya hora de hacer algo trepidante. Ya era de noche y la tenue luz de la luna llena se hacia camino hacia su camarote, difundiéndose en todo el espacio debido a la suciedad de los cristales.

-No hay quien duerma con esta luz...

Se levantó de la cama y se vistió con su abrigo ya que en alta mar las temperaturas eran mas bajas. salió a la cubierta para tomar aire fresco y aprovechar su desvelo para admirar el cielo nocturno pero el murmullo de los marineros a su alrededor interrumpió su momento de meditación.

-Pero que dem...-mascullo ella un poco molesta y se percató de que una bella joven estaba dirigiéndole la palabra a un alto hombre de pelo oscuro-.

Al parecer ellos eran el centro de atención de los murmullos y eso captó su interés. se unió a la muchedumbre intentando comprender que estaba pasando, observando cada detalle de la escena.

Asger Björn Miér Abr 19 2017, 05:33

¿Como y por que estoy aquí? Es la frase que repite mi mente una y otra vez. Hace tiempo decidí que no me gustaban los barcos y que me mantendría encerrado entre los limites de la tierra de Aerandir para siempre, con los pies en la tierra y cómodo entre la naturaleza, y aquí me encuentro... en una pequeña embarcación dedicada a la pesca, en el medio del mar, dirigiéndome a un lugar el cual nunca he visitado antes en mi vida. Como diría mi abuelo: nada sale mal si tu recompensa es una buena aventura... ¿o era la vida es una lenteja: o la tomas o la dejas? En fin, ¿a quien le interesa?

Me encontraba de paso en Lunargenta, es de los lugares poblados que mas suelo frecuentar, por no decir el único. No soy realmente muy bueno socializando... a menos que realmente lo necesite, claro, encima al venir a este lugar debo usar ropa mas adecuada, al parecer para los humanos de Lunargenta lo normal es estar cubiertos la mayor parte del tiempo. Ja, por eso prefiero vivir tranquilo en los bosques. Suelo venir solamente para ganar pasta, aunque también vengo a beber un buen trago de Hidromiel de vez en cuando y a hacer otras cositas. Pero hoy no podría decir que fuera uno de mis días normales en Lunargenta, ya llevaba dos días seguidos en este lugar y ya empezaba realmente a enloquecer.

Vine por uno de los encargos que solía realizar para ganar unos cuantos aeros, no es que los necesite en realidad... pero la hidromiel no va a pagarse con pieles. Mi cliente era una señora de unos treinta y nueve años, quería enviar una carta a uno de sus hijos, todo iba bien hasta que dijo que su hijo vivía en Beltrexus... debo admitir que no tenia mucha idea de que era Beltrexus, solo sabia que era la tierra de los brujos, ¡pero nadie nunca me dijo que debía atravesar el mar para llegar a ese lugar! Acepte el encargo pensando que podría pedir un par de indicaciones y luego simplemente viajar hasta allá sin muchas complicaciones, mi rostro de sorpresa al enterarme de la verdadera ubicación de Beltrexus merecía una pintura.

Mi problema no era principalmente ir a una tierra desconocida, el problema era ¿como llegaría hasta allá? Solo había visto un par de barcos cuando me acercaba al puerto por algún motivo. Tuve todo un día perdido sin encontrar ninguna forma de desplazarme hasta Beltrexus, hasta que finalmente como una bendición logre encontrar un anuncio, un barco de pesca que ofrecía un viaje gratis hasta Beltrexus a cambio de protección. Me lo repetí varias veces, no subirás a ese barco, no, no, no y NO. Al día siguiente me subí al barco y me dedique a ver el mar pensando en que demonios había hecho con mi vida, ignorando por completo lo que ocurría a mi alrededor.

El barco zarpo al anochecer y yo me mantuve observando el mar desde el estribor del barco, por suerte la tripulación era bastante agradable, solo me llamo la atención un hombre de larga cabellera negra que... no era nada en especial, pero el a diferencia del resto solo se quedaba en la proa del barco. Mi trabajo principal era proteger el barco... pero no parecía realmente necesario, solo era un barco de pesca, no era gran cosa ¿cierto?... al parecer le temían a una tal Mary, de seguro era el nombre de la suegra del capitán o su ex-esposa, pero no era nada que me preocupara.

Y todo parecía ir bien hasta que algo me hizo volver en mi, una chica cayo desde el mástil del barco como si nada y empezó a interactuar con el hombre de cabellera larga, todo me pareció normal hasta que vi como el resto de la tripulación no parecían muy felices con su aparición. -Que lindo.- me limite a decir para volver a mirar al mar. Venga este viaje pintaba bien, ¿que podría salir mal?

**Bio** Miér Abr 19 2017, 18:46

La explicación del sujeto y el tono con el que se expresaba me daban a entender que realmente le tenían pavor a ese fulano barco de Mary, aunque ¿Qué clase de persona le ponía por nombre a su barco “Mary”? Ciertamente no era el nombre más intimidante que hubiera escuchado antes, aunque considerando que el barco pesquero en el que viajaba se llamaba “Catalina en celo”, pues no había mucha moral para criticar a otros; tal vez poner nombres absurdos era una especie de amuleto para la buena fortuna.

Y si algo le gustaba a los marineros además de los nombres absurdos para sus barcos, era definitivamente la teatralidad; así que para espantar sus miedos avancé al frente un par de pasos para colocarme en medio de todos y llamar su atención; di una patada al mástil y apoyé la pierna en éste mientras colocaba los brazos abiertos hacia el frente -Estaremos bien, lo presiento- Tomé aire inflando el pecho -¿Huelen eso?- Pregunté mientras pensaba qué barbaridad inventar para relajarlos -Es el aroma de la buena suerte, porque los problemas no caen del cielo como si nada- Tras mis palabras, cual designio divino de alguna deidad burlesca algo cayó sobre mí -¡¡Pero qué!!- Antes que pudiera decir nada ya estaba en el piso aplastado por aquella cosa que además hablaba y me conocía.

Me froté los ojos intentando comprender y aquella cosa húmeda no era más que mi compañera de gremio favorita -Pe-pero ¿Qué te pasó?- Pregunté ante su inquietante nuevo aspecto, ya de por sí me parecía rarita pero ahora había llevado su rareza a otro nivel -¿Espíritu qué?- Pregunté aún sin entenderlo -Espíritu o no, estás pesada- Le dije con la indirecta de que se levantara, ya luego buscaríamos una solución a su húmedo estado -Vale, lo resolveremos luego, de momento, sígueme la corriente.

Hablé en voz alta para que todos nos escucharan -¡Parece que la suerte nos sonríe y los dioses nos han enviado ayuda!- Exclamé con alegría -¡Esto es un piricueco de las aguas!- Señalé a la elfa-mojosa -Un regalo de los dioses para la buena fortuna de los barcos, aunque no deben decir nunca a nadie que han visto uno, o los llamarán locos y la mala fortuna caerá sobre todos- Acusé para generar terror y un poco de credibilidad en mi fantástica historia -¿Cómo es que nunca habíamos escuchado de esa piricosa?- Preguntó alguien entre la tripulación, como respuesta estrellé la palma de mi mano en mi frente -¿Estás prestando atención?- Lo miré inquisitivamente -Nadie dice haberlos visto o tendrá muy mala suerte- Expliqué con mi grandioso poder de convencimiento -¿Y cómo es que tú sabes de ellos?- Preguntó el mismo sujeto que ya comenzaba a estresarme -Lo leí en un libro- Contesté con un pequeño tic en el ojo izquierdo y pensando en agarrarlo por una pata y lanzarlo por la borda -¿Y sí nadie habla de ellos cómo es que escriben libros?- Preguntó llevándome al borde de la desesperación -Pues porque... Bueno... ¿Quieren la suerte o no?- Desvié el tema apuntando a lo que nos interesaba.

Con el piricueco de las aguas tenemos a los dioses de nuestro lado, ahora pescaremos tanto quelea que nuestros nietos podrán comer las sobras de lo que atrapemos hoy- Dije en voz alta y con tono teatral -Pero el quelea no se come- Escuché tras de mí la misma voz del molesto sabiondo -Es una metáfora- Dije de mala gana pensando en los posibles y desafortunados “accidentes” que podría sufrir aquel chico si seguía con su insistente incredulidad.

Ashryn Elaynor Jue Abr 20 2017, 05:54

Levantándose de la espalda de su compañero se llevó la sorpresa de que éste la usó para causar sensación frente a los miembros de la tripulación, asignándole un nombre bastante curioso que solo consiguió hacerle inflar las mejillas. Debía darle crédito al vampiro por la habilidad que tenía para inventarse historias, aunque no pudo evitar fulminar al insolente marinero que se negaba a creer en sus palabras, saltando con varias preguntas con las cuales buscaba dejar en evidencia que la ojiazul no era, ni de cerca, aquel ser lleno de suerte. De hecho, si alguien le preguntase ella respondería que la pésima suerte del cazador se le había pegado, pues desde que lo conoció su vida se había visto envuelta en enormes y constantes problemas.

Al menos podía sentirse tranquila de que aquella rebuscada mentira hubiese servido para que no la sacaran del barco. Solo había un detalle que le estaba rondando la mente: ¿qué rayos era un piricueco? Bueno, no le sorprendería que aquel nombre también fuese inventado, pero lo que sea que significase no sonaba bonito y eso le sacó un pequeño puchero. Casi toda la tripulación le causaron desconfianza, salvo por dos personas que no parecían encajar con el ambiente generador de escorbuto de aquella pintoresca embarcación. Una de ellas era una bella joven de apariencia fuerte y discreta; su rostro le generó cierta confianza, pues hasta esos momentos no había logrado vislumbrar a otra mujer y tener a una congénere era bastante reconfortante.

La otra persona se trataba de un apuesto —muy apuesto— joven, quien, a diferencia de los demás caballeros, logró teñirle las mejillas de un bonito color carmesí. Le hubiese gustado no estar convertida en un espíritu de agua y así causarle una mejor impresión, por lo que no tardó en desviar la mirada, llevándose las manos al rostro para reprimir el pequeño grito de vergüenza que estuvo a punto de escapar de sus labios. No era normal que eso le sucediera, ni siquiera podía recordar la última vez que se sintió de aquella manera. Ah, sí, cuando conoció a Candau, pero después de tantos desprecios y heridas ya ni siquiera podía catalogar sus sentimientos por el arquero. Por otro lado, aquel joven lograba ponerla nerviosa con solo mirarle, ¿era eso lo que llamaban flechazo? Porque realmente ya no comprendía lo que le pasaba.

—Bueno, entonces si Mary quita el quelea, ¿no deberíamos intentar hacer algo para ayudar? —Eso, debía enfocar su atención en otra cosa antes de que la cara le explotase—. ¿Les gustaría echarnos una mano? —Paseó su mirada entre la chica y el joven, pues entre más manos, menos trabajo—. M-Mi nombre es Ash y él es mi compañero Bio —esta vez le susurró a su compañero—. No sabía que nombre podría tener un piricueco...

¿Cuánto tiempo hacía que no tartamudeaba con aquel nerviosismo? Pensaba que se había deshecho de aquel problema, pero al parecer sus hormonas estaban jugándole una mala pasada. Aun así, debía admitir que no pensar más en el cazador le brindaba una sensación agradable. Solo esperaba que durase lo suficiente como para acabar con todo aquello de raíz y no se refería únicamente a sus sentimientos, sino también a su problema acuático y a lo que Mary le estaba haciendo a todo el quelea de los pescadores.

Korax Crow Jue Abr 20 2017, 08:00

Estaba mirando la escena muy sorprendida por los siguientes acontecimientos. La bella joven que se acababa de levantar de encima del hombre alto de pelo negro tenía una complexión extraña. Era de noche y aunque había luna llena solo alumbraba algunas zonas de la cubierta ya que tanto el mástil como las velas cerradas y los camarotes y desniveles que había creaban un bello claroscuro que aportaba misterio a la situación.

-¡Parece que la suerte nos sonríe y los dioses nos han enviado ayuda!- proclamaba con la voz persuasiva que utilizaría un predicador religioso -¡Esto es un piricueco de las aguas!

"Un piri-que?" se preguntó en su mente Korax. Si bien consideraba que tenía una cultura general decente era la primera vez que escuchaba esa palabra. Ya. Ahora lo veía mas claro. La bella figura femenina que se hallaba a pasos distancia le pareció insólita debido a que era, en opinión de Korax, un espíritu de agua.¿Era algún espía extraño del barco Mary?. ¿Que estaba pasando?

Ahora el hombre que tenía la atención de todos los presentes había empezado a delirar como que la chica había sido enviada por alguna divinidad y que traería suerte. Korax no creía en la suerte y tampoco en los dioses así que puso los ojos en blanco pero evitó intervenir ya que le divertía la historia absurda que se estaba montando y quería ver a donde iba. Un joven marinero le hacía preguntas y el hombre alto las desechaba como si de un duelo de palabras se tratase, con gran destreza, lo que era admirable. Aunque algo que dijo la dejó pensativa.

- Ahora pescaremos tanto quelea que nuestros nietos podrán comer las sobras de lo que atrapemos hoy.

Aunque eso fuese literalmente cierto, los nietos se comerían pescado podrido, re-podrido, extra-descompuesto. Incluso a Cuervo le hizo gracia y Korax intentaba aguantarse la risa al imaginarse a los descendientes de aquel hombre comiendo apestosos peces. Claro, como bien explicó el mismo, era una metáfora pero a veces se le iba la cabeza imaginando cosas.

Luego la muchedumbre se quedó en silencio, creo que los había desarmado con su historia absurda y ya que la mayoría de la gente era supersticiosa y lo mismo colaba.

La dama tomó la iniciativa de ponerse a idear un plan de salvar el quelea, mirando en su dirección y en la de un joven que no estaba lejos de ellos lo cual la dejó un poco descolocada. "¿Yo? ¿Ayudar? Ah sí, que he dicho que pararía al barco Mary" pensaba en su mente pero Cuervo no era muy permisivo con los despistes de Korax así que la instigó a aceptar con entusiasmo.

"Cra, Cra, Únete al piricueco y a los dos buenorros."

"Oye Cuervo,¿quién ha dicho que sean atractivos? Yo desde luego no pienso eso." intentaba calmar su voz interior mientras se ruborizaba sin poder evitarlo. Lo que también notó es que la joven de rostro angelical delante suya también estaba roja como un tomate ya que la luz argéntea de la luna había llegado oportunamente a descubrir sus rasgos.

Ellos le dijeron su nombre: Ash y Bio.

-De hecho a vosotros os estaba buscando- Korax dio un paso en su dirección y empezó a elucubrar una historia que deshiciera el cúmulo de gente a su alrededor ya que la estaban empezando a estresar- soy Korax Corvine, protectora de los piricuecos de Agua, que esta en vías de extinción. Doy fe de que este ser acaece buena fortuna y que gracias a el podremos ponerle fin a los estragos de la execrable Mary-mientras seguía hablando notó que la gente la estaba mirando raro, quizás se estuviese propasando con lo de ofrecer dramatismo a la escena-Traduciendo, que vamos a recuperar todo el quelea, todos a sus cosas, que necesitamos hacer un plan-esta vez habló en tono autoritario a la gente en derredor y volvió su mirada a los tres que tenia al lado-.

Esperaba no haber hecho el ridículo, la verdad al menos los marineros se estaban dispersando por lo cual no había fracasado, pero no quería dar la primera impresión equivocada a los tres jóvenes.

-Y... y tú como te llamas?-le pregunto al joven mas fornido de los dos intentando desviar la atención de sí misma a otra persona.

Asger Björn Jue Abr 20 2017, 15:48

El ambiente empezaba a ponerse un poco pesado, todos los que abordaban el barco ya se habían arremolinado cerca de la chica que había caído encima de aquel hombre de cabellera larga, estropeando por completo su monologo y logrando sacarme un par de risas, mi mente repetirá esa escena por meses. Entre la multitud, una persona logro captar mi atención, una mujer de cabello oscuro cuya mirada estaba llena de determinación y un pequeño toque de misterio; era obvio que aquella mujer no pertenecía a la tripulación del barco, ya que esta solo estaba conformada por hombres, ademas sus ropas eran muy distintas a las que solían llevar los habitantes de Lunargenta. ¿Por que era necesario tanto alboroto por la dama? Posiblemente solo era una doncella que se había pasado con la hidromiel y llego a parar ahí, es completamente normal, sé de esas cosas... no es como que me haya pasado algo similar... para nada.

Tome un gran respiro, planeaba pasar todo el viaje sentado mirando al mar, incluso ya había desarrollado una buena amistad con la caja en la que estaba sentado, pero por mas que deseara mantenerme al margen debía averiguar por que tanto escándalo. Logre entenderlo al mirar mas de cerca a aquella joven que cayo del cielo, aunque debía admitir que su rostro y figura eran de suma belleza, su apariencia era extraña y... un tanto difícil de describir; cuando vives en el bosque te encuentras a diario con criaturas raras, pero nunca había visto algo como esa señorita, por el lugar en que ha aparecido imagino que se trata de algún espíritu del agua o algo así.

Bien, ¿y que se supone que pasara ahora? ¿hay alguna regla pirata que te diga que hacer cuando un místico espíritu cae en tu barco? Solo se que todas las miradas le pertenecen a la joven doncella y no es precisamente por su apariencia. No obstante, fue el mismo hombre de cabellera larga que se manifestó de nuevo con otro de esos monólogos, mas le vale cubrirse, no sea que esta vez invoque un golem de las aguas que lo deje como un lindo tapete para el barco. ¿Que acaba de decir? ¿un piricue-que, y encima es una especie de espíritu de la fortuna? Imagino que el golpe de la doncella le ha dejado viendo estrellas para que diga cosas como esa, prefiero no liarme mucho y pasar de su historia, sin embargo, con mucho esfuerzo logro evitar soltar una carcajada delante del hombre, después de que el mismo afirmara que comeríamos banquetes de quelea por generaciones, ¿tienes idea de lo que es el quelea, amigo? no necesitamos pescarlo, podríamos comer excremento de vaca con salsa y tendría exactamente el mismo sabor.

Al final la mayoría de tripulantes decidió no darle mas vueltas al asunto, aunque aun quedaban un par de curiosos que permanecían analizando la situación, a mi parecer sigue tratándose de un espíritu del agua; también note que la chica de cabello oscuro permaneció en su lugar, imagino que tampoco esta muy convencida de todo esto. Me quede de brazos cruzados en el mismo sitio mientras escuchaba las teorías de los curiosos, hasta que sin previo aviso mi mirada se cruzo con la de aquella piriquekua, ella aparto sus ojos rápidamente hacia otro lugar y se oculto... ¿le habré ofendido de alguna forma? La pareja volvió a captar mi atención cuando empezaron a hablar sobre Mary, sigue pareciéndome una estupidez, pero también debo tomar en cuenta que estoy aquí para protegerles, y si su preocupación es un enorme barco-suegra roba quelea, no me queda de otra que encargarme de el.

La pareja procedió a pedir a la chica de cabellos oscuros y a mi que le echáramos un cable con respecto al ataque del Mary, en situaciones normales les hubiera dicho que prefiero trabajar solo, pero las cartas no están a mi favor al no tener conocimientos sobre barcos, por lo cual me veo forzado a tener que cooperar; asentí sin mucho interés para confirmar mi apoyo, aunque se que al final me voy a arrepentir. La dama del agua se presento como Ash, sinceramente me esperaba un nombre mas... exótico, mientras que su compañero tenia por nombre Bio, un buen nombre para un amante del pescado con sabor a excremento... por otro lado la joven de cabellos negros se llamaba Korax y también estaba relacionada con los piricuequekos, ¿acaso soy el único que no tiene ni idea de que son esas cosas? Al menos la chica logro espantar a los curiosos, mientras menos personas mejor. Korax continuo preguntando mi nombre, pensé en dar uno falso para evitar relacionarnos demasiado... pero a la final no creo que tenga mucho efecto. -Yomo.- me limite a responderle mientras repartía mi mirada entre los presentes, Ash no parecía estar muy bien, difícilmente pude notar como su extraña piel estaba de un tono rojizo. -¿Te encuentras bien?- añadí dirigiéndome directamente a ella, espero no estar haciendo algo que la ofenda...

Lo que menos necesito ahora es molestar a un espíritu y que termine soltándome una maldición.

**Bio** Sáb Abr 22 2017, 05:10

Todo había resultado tal como lo había planeado, y considerando que no había planeado nada pues, resultaba bastante bueno, la fortuna me sonreía gracias a los nuevos acontecimientos, si los del fulano barco Mary eran igual de supersticiosos ya tenía la mitad del camino recorrido, los marineros temían a todo lo que fuera raro y vaya que se veía rara la elfa con ese aspecto tan... húmedo.

No conforme con haberme aplastado de nuevo, ahora me cambiaba de nuevo los planes añadiendo a más personas al equipo, aunque la chica estaba bastante guapa, pero ese sujeto no me inspiraba una buena impresión, parecía un holgazán, y no es que yo no lo fuera pero solo había lugar para un perezoso en el equipo y ese tenía que ser yo; la chica de oscuro cabello se ganó rápidamente mi aprobación al seguirme el juego con el asunto del piricueco añadiendo que ella también sabía lo que era eso, cosa que solo podía ser falta pues acababa de inventarlo.

No obstante comenzó a parecerme sospechosa cuando dijo que nos estaba buscando por lo que valientemente me moví para quedar detrás de Ryn y usarla como escudo humano en caso de problemas, claro, tratando de que no se diera cuenta, aunque embobada como estaba con ese chico podría pintarle la cara de colores y ni siquiera lo notaría -¿Buscando? Dices- Pregunté marcando distancia hasta que sus palabras tan... elocuentes, me convencieron de que estaba de nuestro lado, o tal vez pensaba sobornarme luego, de momento solo podía arriesgarme -Ah, claro, Korax, que bueno que llegaste, te estábamos esperando... Y no le digo eso a todo el mundo- Añadí tan solo para seguirle la corriente -Me dijeron que vendría alguien con tu nombre pero creí que se trataría de un chico y no de una dama tan sensua... ¿alguien sabe dónde estamos?- Cambié de tema antes de decir una barbaridad.

Afortunadamente la misma chica se encargó de interrogar al caballero, el dueño de las babas que desparramaba mi adorable compañera de gremio -¿Yomo?- Repetí el nombre a modo de pregunta y es que definitivamente era uno de los nombres más raros que hubiera escuchado antes -¿Cómo los mayoryomos de las mansiones?- Dije lo primero que me vino a la mente tan solo para desviar el tema y la pregunta que le había hecho a la pobre elfa, hasta ahora no la había visto en semejante estado, tal vez era producto de esa rara forma que llevaba y si no hubiese estado húmeda desde el inicio tal vez hasta podría asegurar que se había mojado.

Pues bien- Dije acercándome al grupo y bajando un poco la voz -Si todo sale bien, solo debemos seguir el juego del piricueco y que todos sigan creyendo que es real, no creo que aparezca ningún Mary- Señalé alrededor -No hay rastros de nada más en ningún lado- Nuestra charla fue interrumpida por un ligero frenazo de la embarcación, los hombres habían lanzado las redes para la pesca de arrastre y habían comenzado a atrapar peces de inmediato, o al menos eso pensaba, también podrían haber atrapado algún monstruo gigante que intentara devorarnos o algo así, aunque esperaba que no fuera el caso; lo cierto es que el movimiento del barco me hizo sacudirme y casi caí al piso pero conseguí mantenerme en orgulloso equilibrio -¿Qué rayos es eso?- Señalé al horizonte un punto donde no había nada, tan solo con el fin de desviar la atención de todos y que no se dieran cuenta que casi me iba de nariz al piso.

Ashryn Elaynor Sáb Abr 22 2017, 10:19

La ojiazul no pudo evitar sonreír con ánimo cuando la hermosa joven se unió a la mentira del vampiro, haciendo todo más creíble para los incrédulos marineros. Infló las mejillas cuando su compañero se situó ‘‘convenientemente’’ detrás de ella, mascullándole un pequeño reproche por su valerosa muestra de hombría. La muchacha se presentó como Korax, ganándose su confianza y la de Bio con aquel monologo tan bien elaborado, haciendo que la elfa le guiñara un ojo en señal de complicidad. No fue necesario que tuviese que preguntar el nombre del joven apuesto, quería saberlo, pero su propio nerviosismo le hubiese impedido pronunciar palabras coherentes, y afortunadamente su nueva compañera fue quien obtuvo aquella valiosa información, algo que la rubia le agradecería infinitamente.

Sus mejillas volvieron a ruborizarse ante la pregunta del muchacho, logrando que la princesa de los Elaynor bajara la mirada, asintiendo con una sonrisa tímida. El joven se había presentado como Yomo, ganándose una pequeña broma del vampiro a quien Ashy reprendió con un pequeño golpe codazo, aunque secretamente se sentía aliviada de que éste lograra acabar con lo que fuese que le estaba sucediendo. Si no lograba controlar a sus hormonas aquello acabaría muy mal. El movimiento del barco no tardó en llamar su atención, mientras rápidamente dirigía su mirada en la dirección que Bio le había señalado, esperando encontrarse con algo revelador, pero lamentablemente no había nada de interesante, al menos no en el horizonte. Una mueca de extrañeza se formó en su rostro, notando como los pescadores levantaban algunas de las redes, sonriendo con completa satisfacción.

— Pero… ¿qué? —Ashy parpadeó confundida, mirando detenidamente a los pescadores y lo que llevaban consigo.

— ¡Parece que tendremos buena pesca, muchachos! —Exclamó el marinero preguntón, mientras cargaba en sus brazos una extraña y horrenda criatura.

— ¡El piricueco nos ha brindado su fortuna! —De pronto todos se unieron al pescador, gritando y vitoreando, mientras se acercaban al dichoso piricueco, mostrándole lo que habían conseguido atrapar—. Mire, mire, nunca antes habíamos obtenido un quelea de tan buena calidad. ¡Incluso tiene pelo!

— ¿E-Ese es el pez? —Preguntó tratando de esconder la repulsión que le causaba aquella criatura—. P-Pero el quelea es horrendo. ¿Cómo es q…?

No fue capaz de seguir hablando, pues de la nada el vampiro le tapó la boca, evitando que ofendiera por completo a los marineros, quienes parecían adorarla por su supuesta buena suerte para con la pesca de queleas. Hasta el momento no se habían encontrado con el dichoso Mary, de hecho, ya empezaba a dudar que aquella historia fuese cierta, hasta que el grito de uno de los hombres comenzó a alertar a todos, mientras la pequeña embarcación se tambaleaba debido al choque de algo más grande. El movimiento hizo caer a algunos pescadores en tanto que otros corrían buscando esconder todo el quelea que les fuese posible. La rubia por su parte estuvo a punto de caer al agua y en un intento por mantenerse a salvo se aferró a los brazos del joven, buscando a Korax y a Bio con la mirada.

—Oh no, Mary ha venido por el quelea —escuchó a hablar a uno de ellos, dirigiendo su mirada al imponente barco nubloso del que varias cuerdas comenzaban a caer hacia su dirección.

—Bio, ahí —señaló con una curiosa escalera que colgaba a un lado del dichoso Mary—. Ahora.

La ojiazul instó a sus compañeros a saltar para alcanzar la escalera, pero ella no se animaba a hacerlo. Temía resbalarse si lo intentaba y los marineros se encontraban peleando por proteger —inútilmente— su preciado quelea. Corrió hasta una de las redes que aún no había sido robada y con su dignidad magullada por lo que tendría que hacer, se metió entre los asquerosos peces, conteniendo la respiración lo más que pudo. No tardaron en llevarla junto con el otro botín, tratándola con toda la delicadeza con la que tratarían a un pez, o séase: ninguna. ¡Incluso la habían arrojado como si se tratase de un saco de basura! Para colmo ya no contaba con la daga de su amigo y tampoco estaba tan desesperada como para morder las cuerdas de la red. Gritar tampoco era una opción, así que solo le quedaba esperar a que alguien fuese en su búsqueda y rogaba a los dioses porque se diesen prisa.

Quelea:

Apariencia de Ashy:

Korax Crow Sáb Abr 22 2017, 17:32

Después de comentar que los estaba buscando como estratagema para quedarse a solas con ellos el hombre alto y moreno se escondió detrás de la elfa de pelo turquesa. Korax se asombraba de que hubiese intimidado con su presencia a alguien como él ya que parecía alguien poderoso y con el don de la palabra, aun así ella siguió con su discurso y al acabar éste salió de detrás de la dama y añadió en un tono que a Korax no le parecía nada serio:

-Ah, claro, Korax, que bueno que llegaste, te estábamos esperando... pero creí que se trataría de un chico y no de una dama tan sensua... ¿alguien sabe dónde estamos?

¿Qué intentaba decir? ¿sens-que? ¿sensata? Tampoco importaba mucho y no iba a responder a eso. Ninguno de los allí presentes parecía saber del arte de la navegación y no llevaban brújula, ¿cómo iban a saber eso?

El joven mas macizo de los dos también les reveló su nombre: Yomo. que le recordaba a "tomo" como el de un libro. ¿De verdad estaba pensando en leer? Ahora se encontraba en un barco pesquero en medio de la nada, cazando un navío fantasma que robaba quelea y lo único en lo que podía pensar su mente era en lectura. A veces creía que ella era la razón por la cual no se solía divertir.

Bio hizo una pequeña broma sobre el nombre del cuarto interlocutor, que aunque le hizo gracia no fue suficiente para arrancarle una risa. Había cosas mas importantes que hacer. Ademas Korax sentía que algo iba mal, un cambio muy sutil en la temperatura, o quizás era impresión suya. Justo en medio de la conversación e irónicamente después de que Bio comentase que no hay rastros de nada a la vista, la cubierta empezó a agitarse lo que hizo que Korax casi perdiese el equilibrio, justo después de volver a estabilizarse el joven alto señaló al horizonte.

"¿Qué? No veo nada." pensó Korax pero no comentó nada por si acaso si había algo no quería quedar mal ante alguien que acababa de conocer.

El ligero frenazo de la embarcación fue seguido de gran alboroto en la cubierta del "Catalina en celo", los pescadores llevaban una vil criatura entre varios. Parecía un pez pero estaba recubierto de pelo, "¿qué tipo de aborto de la naturaleza es ese?" se preguntaba Korax. Ahora entendía porqué eso no era comestible, no tenía buena pinta la verdad.

Otro tambaleo del barquito pesquero, esta vez uno que tiró por la borda a varios marineros y que hizo que Korax casi se comiese el mástil, eso sí, Ash parecía habérselas apañado agarrándose al joven musculoso, quizás tendría que haber aprovechado ella también para estabilizarse al alto y apuesto joven de pelo oscuro. Luego se culpó por pensar en cosas tan insustanciales en un momento de urgencia. Y es que lo era porque habían chocado con otro navío. Ash señaló en todo el tumulto una escalera que colgaba del costado del barco que Korax supuso que era el Mary y que venía a robar la pesca.

Ash seguía insistiendo en que subiéran y así hicieron los tres aunque ella tomó otro camino saltando con valentía a la red del apestoso quelea.

-¡Ash! ¿Estás bien?-gritó Korax muy preocupada arrimándose a la barandilla de la cubierta del Mary-.

"Eres muy tonta, Korax" la regañó Cuervo "ahora van a saber vuestra posición ".

"Ups" se limitó a pensar y les señaló rápidamente a los otros dos que o que se escondiesen o se preparasen para luchar, aunque prefería que se decidiesen por la primera mejor. Decidió no esperar a la reacción de sus compañeros y empezó a andar en pasó apresurado hacia unos barriles para esconderse detrás de ellos esperando que los chicos se buscasen la vida.

"Aguanta Ash, ahora iremos a por tí" se sorprendió pensando. ¿Por qué le importaba tanto esa chica tan rara que acababa de conocer?Lo desconocía pero odiaba tomar decisiones bajo presión y aún no se sentía muy confiada en sus habilidades mágicas.

"Por el santo piricueco, ¿en que me he metido.?"

Asger Björn Dom Abr 23 2017, 03:19

Aunque con la mirada gacha, la dama del agua asintió, o eso creí ver antes de que el caballero interrumpiera abruptamente. ¿Que...? La intervención de Bio fue una broma tan mala que no se si considerarla una ofensa o un cumplido ¿me estaba declarando una guerra de bromas malas o era su forma de demostrar cariño? Pues si quieres guerra, excelente, pensé en responderle con su particular gusto por el pescado con sabor a biomito, sin embargo, al final opte por declinar la idea y mantenerme lo menos accesible que pudiera.

Bio procedió a contarnos la estrategia que seguiríamos, lo cual realmente no me hacia mucha gracia, pero que debía aceptar para evitar tener conflictos y poder tener un buen trabajo en equipo... relájate Yomo, solo será hasta que llegues a Biltrexus y entregues la bendita carta; al menos concordábamos en algo: ese tal Mary no iba a aparecer, también confirmo que el piricueco no era mas que una simple farsa, aunque sigo preguntándome en que rayos estaba pensando cuando bautizo a Ash como piricueco.

El barco freno repentinamente e instintivamente me prepare para enfrentar a lo que sea que se avecinaba, girándome hacia la dirección que había señalado Bio, adoptando una postura de lucha e ideándome a que clase de peligro debía enfrentar, sin embargo no había absolutamente nada en el horizonte... bien jugado Bio, bien jugado. Los pescadores empezaron a subir las redes de pesca, habían logrado atrapar a su anhelado quelea, tan horrendo como le recordaba... sigo sin entender por que ese feto mal desarrollado es tan bien pagado, puedes vivir una buena y prospera vida sin saber de la existencia de esa cosa. Varios marineros se acercaron a agradecer a Ash, al menos el quelea había cooperado con nuestro plan, ¿en serio todos los marineros eran tan fáciles de engañar? Quizás antes de bajar pueda llevarme la hidromiel que tienen en el almacén y así el viaje habrá valido la pena.

De pronto se pudo escuchar un grito seguido de un golpe que logro desestabilizar al barco, lanzando a algunos marineros a un viaje sin retorno a las aguas, mientras que el resto se encargaba de ocultar al aborto de ballena. Logre mantenerme estable al sostenerme del mástil con el que hace unos segundos me rascaba la espalda, sin embargo pude ver como el espíritu perdía el equilibrio y caí, rápidamente y sin pensarlo dos veces fui al rescate de Ash, logrando evitar que la dama cayera en la profundidad de las aguas y dejándonos en una posición un tanto comprometedora, pero no tenia tiempo para pensar en eso; el Mary venia con todo a reclamar el quelea, Ash señalo rápidamente hacia una escalera que se encontraba en el costado del barco e insistió en que subiéramos, no había mucho tiempo para pensar ni cuestionar el plan, así que sin mirar atrás subí por la escalera del barco.

No tenía mucho tiempo para pensar en planes de equipo, los tripulantes del Mary volverían en un instante y lo único que podía hacer era buscar un escondite, baje rápidamente por las escaleras que conducían hacia el interior del barco, el lugar estaba lleno de cajas y barriles, me oculte entre la oscuridad y un par de barriles. ¿Que demonios estaba haciendo? Yo solo quería llegar a Beltrexus para entregar una carta y ahora estoy subido en un barco con un rumbo desconocido lleno de tripulantes misteriosos.

Guarde silencio y me tense al escuchar como bajaban varios hombres con ropas extrañas, sus rostros estaban cubierto con una especie de mascaras raras; me asome entre los barriles y pude ver como los ladrones llevaban la red de quelea, también pude notar entre los queleas un... ¡piricueco! Es Ash, ¿Como acabo en esa red? Los ladrones llevaron la red hacia una habitación que se encontraba al fondo y la cerraron con una llave, los piratas volvieron a la parte superior quedando solamente tres marineros entre los cuales se había quedado el de la llave. Debía sacar a Ash de ahí, no tanto porque los marineros podrían descubrirla...

Debía ser una verdadera tortura estar atrapada junto ese montón de estiércol con pelo.

**Bio** Dom Abr 23 2017, 08:47

Finalmente había comenzado la pesca y unos minutos de suspenso que solo sirvieron para incrementar las ansiar de ver y conocer al fulano quelea, acabaron en una inquietante incertidumbre que parecía eternizar el momento en que esos pescadores se acercaban a Ryn sosteniendo un... una... ¿eh? No terminaba de encontrarle forma a eso ¿era la carnada con la que pescaban? ¿o era algún tipo de producto baboso para el cabello? Aquellos hombres se habían tragado la historia del piricueco más de lo que yo pensaba y ahora como la deidad que era, venían a ofrecerle su respectiva ofrenda... Y hacían bien, no querían enojarla y sentir la ira de un piricueco.

Sin embargo, parecía que no todo saldría según el plan, pues Ryn se empeñó en destruir la mentira que había lanzado sobre los pescadores con tanto trabajo habían dedicado para ella con un comentario de lo espantoso que era el fulano pez, porque lo era, claro que sí, pero no había que decirles; abrí los ojos como platos al escuchar sus palabras y ante la mirada confundida de los pescadores señalé el espécimen -¡Le está saliendo pelo en las orejas!- Apunté para llamar su atención y que bajaran la vista para taparle la boca a mi adorable compañera de gremio y evitar el derrumbamiento de la farsa que ella y sus nuevos amigos habían montado, aún no sabía cómo era que me dejaba meter en ese tipo de problemas pero si algo pasaba solo tenía que decir la verdad, que ellos inventaron todo eso y amenazaron con hacerme daño si no les seguía el juego.

No dejaba de preguntarme por qué alguien querría un pescado con pelo pero era algo que debía resolver en otro momento, ahora lo importante era enmendar el desastre tanto como pudiera -Es horrendo, claro- Añadí cuando la distracción se acabó y las miradas apuntaban a Ryn esperando una respuesta -Es muy horrendo en comparación con los que atraparemos más adelante, ese es solo una pequeña muestra- Los rostros de los sujetos brillaban de emoción pero fuimos interrumpidos por otro brusco movimiento.

La nave volvió a sacudirse y otro barco emergió desde el... pues... seguía con mi confusión entre popa y proa pero lo cierto era que venía desde la parte delantera embistiéndonos con tal rudeza que varios hombres cayeron al mar aunque ese era el menos de los problemas, varias cuerdas se dejaron caer del barco que era más grande que el nuestro, debí subirme a ese en lugar de esta miniatura pero ni modo, ahora ya no había remedio; Ryn me señaló astutamente una escalera por donde podría subir y eliminar al capitán, sin nadie que los dirigiera tendrían que retirarse confundidos... o tal vez seguirían a un nuevo líder provisional mientras hacían elecciones democráticas para elegir al siguiente, contaba con que no fueran tan ordenados o todo sería más complicado.

Me preparé para entrar a la acción mientras un par de piratas descendían por las cuerdas a la derecha y a la izquierda -No importa, somos más que ellos- Saqué mis dagas y me preparé -Si nos mantenemos unidos podremos... ¡hey!- Cuando miré hacia atrás la elfa mojosa no estaba, la chica guapa se escondía tristemente tras unos barriles y Yomo se... -¿Dónde rayos está Yomo?- Pensé buscándolo con la mirada, él era mi carta de triunfo para salir ileso, ahora sin nadie cerca tal vez me tocaría pelear a mí.

Eso es, de acuerdo al plan- Grité fingiendo que daba órdenes a mis compañeros y a la tripulación -Mantenganse ocultos hasta el momento de la emboscada, que sea rápido y sin dolor, no dejen a nadie vivo- Al escuchar aquellas palabras los dos que habían bajado retrocedieron unos pasos, había comprado un poco de tiempo pero ¿Luego qué? Como era de esperarse, los segundos pasaron y nada sucedió, así que los fortachones comenzaron a avanzar hacia mí portando unas espadas que seguro me partirían a la mitad al primer tajo -Pues bien ¿cuántos son y cuántos me tocan? Fórmense de uno en uno y no se coleen- Saqué mis dagas y me preparé para defenderme de dos, pero justo en ese momento otros dos bajaron por las cuerdas y comenzaron a... no, cuatro, otros cuatro bajaron y se... rayos, ya eran seis... siete...

Bajé los brazos esperado que no hubiera ningún otro y así fue, por fin no bajaba nadie más, serían solo ocho con ese último que se asomaba en la cubierta del otro barco, uno más, uno menos, no habría mucha diferencia y morir en el mar tampoco parecía tan mala idea; el más cercano de los grandulones se acercó y me dio un empujón que me hizo retroceder dos pasos -¿Estás a cargo?- preguntó amenazante -No debiste hacer eso- dije con tono agresivo -¿por qué no?- respondió con otro empujón -Porque duele- murmuré de manera inentendible -¡Porque ahora nunca sabrán donde escondimos la cuchufleta!- El sujeto dudó por un instante -¿Cuchuqué?- volteó a mirar al otro que se había quedado atrás y ese le respondió con un gesto de que no sabía nada de eso; había conseguido comprar otro poco de tiempo pero se me estaban terminando las ideas.

Ashryn Elaynor Lun Abr 24 2017, 07:14

La posición en la que ella y el apuesto joven habían acabado casi hizo que le explotara la cara de la vergüenza, aunque apenas si tuvo tiempo de disfrutarlo, puesto que no tardaron en emboscar la pequeña embarcación, separándolos a todos. Pensando que su compañero se cerniría al plan, la ojiazul corrió con todas sus fuerzas hasta las redes de pesca, esperando reencontrarse pronto con sus colaboradores arriba del famoso Mary. Claro que la muy ingenua olvidó que se trataba de Bio, y que, evidentemente, él jamás haría lo indicado; solo que fue consciente de esto cuando ya era muy tarde. La idea de estar encerrada con esas cosas era sumamente repulsiva y la rubia tuvo que sonreír en más de una ocasión para evitar las náuseas incesantes que osaban aparecer, mientras trataba de idear la forma de escapar.

Esperar que Bio la salvara sería como pedirle peras al olmo, considerando que el vampiro era quien siempre necesitaba que alguien le salvase. Bonito momento para devolver la daga que le había robado meses atrás. Ahora tendría que buscar una forma de salir de ahí, antes de que convertirse en una de esas abominaciones de la naturaleza. Tras varios intentos por salirse de la red llegó a la conclusión de que la única forma de librarse de su aprieto sería tomando las medidas menos ortodoxas. Bueno, no le sería difícil, había aprendido demasiado observando al vampiro. Rogándole a los dioses que bendijeran su estómago y reprimiendo una mueca de asco, la rubia tomo uno de los queleas usando sus dientes para romper la red en la que se encontraba. No era el método más femenino del mundo, pero le había funcionado y luego de un rato por fin se vio corriendo hacia la libertad, aunque esta libertad solo le duró del fondo del barco a la cubierta.

— ¡No, no, no! —Masculló cuando se vio atrapada por dos extraños y olorosos piratas—. No tienen idea de a quien están sujetando —si todo falla había que intentar parecer ruda—. ¡Eso! ¡Ahora no sabrán que es la cuchufleta! —Trató de improvisar, ayudándose del grito que Bio había dado desde quién sabe dónde.

— ¿Cuchinflais? —Preguntó el del parche en el ojo.

—Cuchi cuchi o lo que sea, ahora llevémosla con el capitán —sentenció uno de ellos mientras la arrastraban hasta una puerta en la cubierta del barco—. Hace tiempo que busca una esposa.

—Debe de ser una broma…

Definitivamente la tripulación de Mary no era muy inteligente, pero eso no quitaba el hecho de que ahora la querían como esposa de su capitán. Miró en todas direcciones esperando el momento en Bio apareciera y la salvara, cosa que nunca sucedió. Si, bueno, confiar una última vez no estaba de más. Forcejeó, gritó, pataleó, y nada dio resultado; al final los dos hombres la llevaron hasta el interior de la puerta en donde se encontraba el ya mencionado capitán. Rondaría una edad madura y olía peor que los queleas, además tenía una pata de palo y el ceño fruncido como si la vida lo hubiese odiado tanto desde su nacimiento, que ahora se veía en la necesidad de poner cara de asterisco. El hombre la escudriñó con cierta emoción como si buscase desvestirla con la mirada, algo que terminó chocando a la de orbes azulados, quien estuvo a punto de asestarle una bofetada.

—Escucha, amigo —gruñó con enfado—. No sé quién te crees que eres, pero esta no es forma de tratar a una dama —señaló a los dos mastodontes que la habían llevado hasta ahí—, y mucho menos a un piricueco como yo —todos los presentes se miraron confundidos—. Así es, soy un piricueco, un espíritu de agua, ¡y demando que me liberen! —hizo una pequeña pausa para poner suspenso—. ¡O este barco quedará maldito para siempre!

Un breve silencio se hizo presente en el cual la elfa creyó haberse librado del dichoso matrimonio, solo que sus esperanzas se vieron pisoteadas por la sonrisa triunfal del capitán, quien miró a sus hombres con satisfacción.

—Buena elección muchachos. ¿Quién diría que tomaría por esposa a un espíritu de agua? Toda mi vida quise un piricueco como esposa —Ashy se quiso golpear a sí misma y a Bio por inventar aquella mentira—. Llévenla a mis aposentos, iré después.

Ahora todo quedaba en manos de sus colaboradores, y más les valía ir por ella, sino querían enfrentar la irá de un piricueco enfadado...y casado.

Capitán:

Korax Crow Lun Abr 24 2017, 16:43

Yomo había desaparecido por completo de la escena y si bien Korax podría jurar que había algún tripulante del "Catalina en Celo" dentro de "Mary" el único que tenía en su radio de vista era Bio, el cual hacía esfuerzos sobrehumanos de llamar a cualquiera a las armas, planificando estrategias militares absurdas ya que necesitaban de muchos y el estaba solo.

-Nunca sabrán donde escondimos la Cuchufleta- proclamó él cuando se vio acorralado por dos piratas-.

"La cuchu-qué?" se preguntó Korax pero pronto se dio cuenta de que debía ser otro estratagema del apuesto joven para distraer a los catetos .

"No es hora de ser cobarde Korax" le indicó Cuervo con tono autoritario.

"Vaaale, porque es un hombre apuesto que si no..." se resignó ella, e hizo de tripas corazón para salir de su escondrijo y ponerse al lado de Bio. Eso sí, no iba a optar por utilizar la fuerza como primera opción de ataque contra los marineros ya que parecían de espíritu débil y manipulable, lo cual quizás podrían poner a su favor.

-Capitán Bio- comenzó a decir mientras avanzaba en su dirección- Ya hemos escondido la Cuchufleta, nunca la encontrarán-repitió sus palabras para darles mas profundidad y luego dirigiéndose a los dos desaliñados lobos de mar añadió- solicitamos una audiencia con el capitán de este barco, y creo que no le va a hacer mucha gracia cuando le digáis que por vuestra culpa nunca tendrá su preciosa Cuchufleta, yo aviso.

Esperó que sus palabras tuviesen efecto y evitó mirar en dirección de Bio aunque deseaba saber si tenía su aprobación y si había dicho lo correcto, pero hacer eso quizás llevaría a que los hombres que tenían en frente desconfiasen de la veracidad de sus proclamaciones. Los marineros no estaban del todo convencidos pero quizás el miedo a una reprimenda los hizo aceptar los términos de Korax sin mucha oposición.

-De acuerdo, os llevaremos con Babrasucia ahora mismo.

"Ese nombre... dice mucho de él..." pensó Korax pero evitó siquiera sonreír, no era momento para ser irrespetuosa y al fin y al cabo, exceptuando a los tres que acababa de conocer el resto no desentonaba con el ambiente mugriento con ápices de putrefacción, tener la barba sucia no debía ser lo mas preocupante del mundo en un barco pesquero y desde luego ni era el único ni debía ser un insulto. Normalmente esas denotaciones eran símbolo de fama y gloria, había leído sobre algún Babrarroja, Barbazul, Barbacorta, Barbadedosdías, o incluso el Imberbe. Lo único que quedaba era comprobar el porque los marineros le daban tanta importancia al vello facial. Eso sí, quizás lo comentaría con Bio, Ash o Yomo si lo volvían a ver, que ella tenía sus dudas, pero ni por asomo con los tripulantes del "Mary".

Mientras descendían las escaleras hacia el camarote del capitán, Korax estaba cada vez mas asustada, su corazón latía acelerado e intentaba no tropezar a toda costa.

-Bio-susurró al oído de este- si algo sale mal yo te aviso, no se luchar.

Eso debía no ser del todo reconfortante para su compañero, pero ella sintió la necesidad de sincerarse y que no se hiciese ideas extrañas de como ella era una gran aventurera o algo. Ya se encontraban en frente a la gran puerta de madera así que guardó silencio absoluto mientras los marineros la abrían y avisaban al capitán de la llegada de los conocedores del paradero de la Cuchufleta. También se le pasó por la cabeza que tenían que hacer algo para rescatar a Ash cuanto antes pero primero tenían que resolver la situación en la que se habían metido.

Asger Björn Lun Abr 24 2017, 19:36

Tenso y pesado, seria mi respuesta si me preguntaban como se encontraba el ambiente del lugar, podría caer una pluma y causaría el mismo estruendo que un cencerro cayendo en la sala del trono del castillo de Lunargenta. Espere pacientemente la oportunidad de atacar al trió de hombres, mi plan consistía en esperar que uno de ellos se acercara a mi escondite para atizarle una buena patada que lo dejara viendo hadas y estrellitas, ya podía yo encargarme solo de los otros dos... o eso creía; me imaginaba al pobre espíritu del agua sufriendo entre ese montón de baba, la consistencia de los quelea era extraña: a veces eran un poco sólidos, otras babosos y otras eran... peludos, pero como fuera, tocarles era desagradable. Y hablando del rey de roma, antes de que se me presentara la oportunidad de ejecutar mi plan de rescate, el piricueco salio repentinamente de la sala donde estaban los quelea... ¿no se suponía que el marinero la había cerrado con llave? ¿o acaso no la había cerrado correctamente o no sabia cerrar puertas? Considerando lo estúpidos que eran los marineros con los que me había encontrado... esa idea no estaba tan lejos de la realidad, imagino que la inteligencia de los tripulantes del Mary era exactamente igual o peor que la inteligencia de los pescadores del Catalina en Celo, no es como si yo fuera el mas inteligente pero... ¿cerrar mal una puerta como esa? Patético.

Pero mi mente entro en un pequeño debate en como actuar ante esta situación, por un lado tenia una oportunidad en bandeja de plata para rescatar a Ash, solo tenia que llegarle por la espalda al fortachon que estaba mas cerca de mi y noquearle, pero también tenia una oportunidad de oro de descubrir mas información sobre este barco misterioso, su tripulación, su capitán, y así idear una mejor forma de detenerles. Al final opte por la ultima opción, había que tomar en cuenta que existía el riesgo de que usaran a Ash como un rehén... lo lamento mucho Ash, prometo rescatarte en cuanto tenga la mas mínima oportunidad. Por suerte, Ash supo evitar que la maten tras escuchar un repentino grito de Bio que resonó desde la nada, era una lastima, esperaba que ya le hubieran cortado esa sucia lengua a mi gracioso compañero; tras no funcionar, procedió a usar la mentira del piricueco de la suerte, lo cual funciono, por dos segundos. Los piratas procedieron a llevarla con su capitán para que este la tomara por esposa, lo que era malo para Ash pero para mi era algo bueno, así sabría donde moraba el posiblemente horrendo líder de esta embarcación, obviamente no iba a permitir que el espíritu del agua terminara felizmente casada con el capitán... mientras no fuera necesario, claro.

El trió llevo a Ash hacia otra habitación de la parte interior del barco, tome un par de cuerdas y las ate a mi cintura antes de perseguirlos entre las sombras del barco y sus numerosas cajas y barriles, se detuvieron en una puerta que resaltaba entre el resto, esta era mas grande y tenia un hermoso marco de plata, esta debía ser la habitación del capitán. Tras llamar a la puerta un par de veces, solo dos de los fortachones entraron a los aposentos del capitán, mientras el otro permaneció afuera vigilando... ja, pobre sujeto, no tienes idea de la mala decisión que has tomado. En lo que el sujeto torno su mirada en dirección opuesta a mi escondite, me le acerque por la espalda y, como había aprendido en mi entrenamiento, le atine un buen golpe en el cuello lo suficientemente fuerte para hacerlo entrar en un estado de sincope. No tenia mucho tiempo, cargue con el inconsciente cuerpo del pirata hacia la habitación mas cercana, la cual resulto ser una pequeña habitación donde guardaban el trapeador y una cubeta para limpiar el barco, aunque realmente dudaba que se usaran mucho a juzgar el deplorable estado en que se encontraba la cubierta del barco. En poco tiempo, el pirata se encontraba atado de pies y manos, con una cuerda atada entre sus dientes que le impedía hablar en un lenguaje comprensible, y en calzoncillos, cuando despertara se encontraría con una gran sorpresa.

Salí del cuarto de limpieza con las ropas del pirata: botas, pantalones de seda, túnica de rayas, una pañoleta roja cubriendo el área superior de la cabeza, y para mi suerte, un par de goggles que cubrían mis ojos, aunque me dificultaban un poco la vista; por suerte mis guanteletes no parecían destacar mucho entre las prendas, considero que los piratas son lo suficientemente estúpidos para confundirme con su compañero, pero como ultimo recurso lance la antorcha que iluminaba frente a la puerta del capitán hacia al mar, aunque eso significo el sacrificio total de mi sentido de la vista, no me importaba en realidad, la oscuridad había sido mi única amiga en estos últimos minutos. Justo a tiempo y como un regalo, el dúo de fortachones salio con Ash y cerraron la puerta del cuarto del capitán.

—¡Pietro! ¡Idiota! ¿Que le has hecho a la antorcha?— Me soltó el de la derecha, retuve las ganas de zurrarle un buen golpe que le diera un viaje sin retorno al suelo a los pocos dientes que tenia, pero al menos se habían tragado el disfraz. Rápidamente se hicieron presente los nervios, intente respirar con calma y pensar rápido una buena respuesta..

—Y-y-yo... es que... ¿Es que acaso no saben que exponer a los pirikuekakos al fuego los hace explotar?— Solté siendo lo primero que se me ocurrió, maldeci internamente a Bio por haberse inventado todo eso, ahora yo también era parte de esa sucia mentira.

—¿Pirikuekako?... ¿Te refieres al piricueco?— Mascullo el de la izquierda, maldita sea, ni siquiera lo se pronunciar todavía; no podía analizar los rostros de los sujetos, pero podía sentir como dudaban de mi, debía hacer algo rápido.

—¡S-s-s-si! El piricueco, no queremos que la futura esposa del capitán explote ¿cierto?— Añadí esperando lograr una buena reacción, se podía sentir la inmensa tensión en el ambiente, dándolo todo por perdido empece a idear un patrón de ataque para deshacerme de ambos fortachones, debía alejarlos de Ash o la tomarían como un rehén y me pondrían entre la espada y la pared.

—... Bien, ya que sabes tanto de piricuecos, llévala TU con Arnold a los aposentos del capitán, yo me voy a tomar aire fresco a la cubierta.— Dijo el de la derecha retirándose, Arnold no parecía muy contento con que fuera él el que debía llevar al piricueco, iniciando una pequeña discusión que no llevo a ningún sitio y de igual forma termino acompañándome.

¿Aposentos del capitán? ¿Entonces aquella habitación no eran sus aposentos? No le di muchas vueltas al tema, avanzamos por el barco y pude observar como otros piratas traían cautivos a Bio, Korax y varios tripulantes del Catalina en Celo, mierda, ¿cuantos mas debo salvar? Arnold llamo mi atención de un golpe cuando llegamos a una habitación... lujosa, comparándola con el resto del barco, una inmensa cama en el centro de la habitación y un librero lleno de mapas, sin el mas mínimo rastro de un libro. El pirata Arnold se adelanto y empujo a Ash con brusquedad hacia la habitación, otra muy mala elección, le hice caer de una patada baja con mi pierna izquierda, gire rápidamente y le atrape con un poderoso lariat, golpeándolo con fuerza contra el suelo y logrando dejarlo inconsciente. Me retire los goggles para que Ash pudiera reconocerme bajo el disfraz de pirata. —Lamento haber tardado tanto, ¿te encuentras bien?— Dije acercándome a ella y observando que no tuviera ningún tipo de heridas. —Ahora debemos rescatar a Bio y Korax, tengo un plan.— Añadí observando al pobre Arnold, volví a mirar a Ash mientras rogaba que las ropas del pirata se ajustaran y escondieran los atributos femeninos del espíritu, también era consciente del ligero problema de empapar todo que tenia mi compañera, pero con lo poco inteligentes y fáciles de engañar que eran los piratas, era lo que menos me preocupaba.

En poco tiempo, Arnold había quedado igual que su compañero Pietro, le entregue las ropas a Ash y me encontré una vez mas con sus ojos, no supe que fue diferente esta vez, no se si fue la emoción del momento o si era la idea de estar solos en una habitación como esta, pero me encontré perdido y viajando en aquellos profundos orbes azules, el pequeño mecanismo de defensa que tenia en mi mente me dio una bofetada mental y finalmente me di cuenta de lo que estaba haciendo, mi cuerpo se puso nervioso y torpe, me gire rápidamente en dirección a la salida. —Hazlo rápido, no tengo toda la noche para esperarte.— Le solté de forma tosca olvidándome por completo que se trataba de un espíritu que podía maldecirme si le apetecía, cargue con Arnold para ocultarlo en algún barril y me retire intentando esconder el calor que había subido a mi rostro, ¿que demonios estaba haciendo? ¿por que pensaba en cosas infantiles en momentos como este? Cuando finalice todo, debo alejarme de estas personas lo antes posible, pero mientras tanto debo mantenerme concentrado.

O de lo contrario todos terminaremos siendo parte del lindo montón de quelea.

**Bio** Mar Abr 25 2017, 09:24

Están advertidos- Dije en un último intento al ver que de nuevo se acercaban aquellos sujetotes, aunque ya mis palabras de poco servían, afortunadamente alguien apareció para ayudarme llamándome en el proceso “Capitán Bio”, no era el nombre más intimidante del mundo pero al menos era algo; miré hacia atrás y me encontré con la chica que seguramente tendría un excelente plan para salir del apuro, tal vez me diría que era una dragona muy poderosa como mi compañera Arygos, o tal vez resultara ser una poderosa bruja lanzadora de rayos como Elen, incluso una apestosa licántropa me serviría en esa situación; pero no, al parecer solo se apegaba a mi loco plan que de hecho no sabía a dónde iba a llevarnos, pero ante la imposibilidad de contrariarla sin quedar en evidencia no me quedó más remedio que seguirle el juego -Ah, claro, bien hecho- Le dije con una sonrisa nerviosa.

Su siguiente paso sí que me dejó completamente sorprendido -Vaya que es valiente- Pensé impresionado sin decir nada, pensaba ir directamente por el líder de los piratas en lugar de pelear contra cada uno de ellos, sin duda se trataba de una chica muy astuta que no se andaba con rodeos para exterminar a quien fuera necesario, justamente pensaba en darle un poco de ayuda con mi magia cuando los piratas aceptaron, no podía ser cierto, tal vez no era una dragona ni una bruja sino una vampira con poderes hipnóticos, definitivamente debía tener cuidado de ella.

Al escuchar el apodo del capitán llevé una mano a la boca para evitar reír, y no es que Bio fuera un apodo respetable, pero una barba sucia cuando estaba rodeado de agua era algo bastante curioso; el barco de los piratas era un poco más alto que el Catalina, así que subiendo la escalera que había señalado antes Ryn, me adelanté para asegurar la zona, confiado que la chica me ayudaría en caso de problemas y patearía los traseros a todos; luego de pasear por la sucia cubierta nos hicieron bajar unas escaleras que rechinaban a cada paso como si fueran a despedazarse en cualquier momento y finalmente llegamos al camarote del famoso capitán Barbasucia.

Ya había imaginado diversas maneras en que la chica acabaría con todos los piratas sin mucho esfuerzo cuando me dio la noticia que me cambió la perspectiva completamente -¿Qué no qué?- Pensé sin decir nada y guardando la compostura; fuimos interrumpidos cuando los piratas avisaron a su capitán que íbamos a entrar, me pareció curioso que el capitán no respondiera pero para cuando me di cuenta ya nos habían empujado adentro como un par de idiotas, por eso habían accedido tan fácil, no nos habían llevado con el capitán sino como prisioneros a una habitación vacía -Tranquila, está bien- Le dije poniendo una mano en su hombro -Que espantosa situación- Pensé mientras la miraba con una sonrisa -Vamos a estar bien- Dije en tono amable -Vamos a morir, vamos a morir- Repetía en mi mente una y otra vez -No es necesario que sepas luchar- Mentí descaradamente -Aunque ayudaría mucho- Pensé -No tengas miedo- Dije -Moriremos- Pensé -Saldremos de aquí- Dije -En ataúdes- Pensé -Ryn vendrá por nosotros- Dije para luego comenzar a ver a dónde nos habían lanzado.

Era una especie de depósito, con cajas apiladas unas sobre otras aunque sin olor a pescado, a saber qué cosas guardarían ahí pero si encontrábamos algo que nos ayudara a salir sería bastante útil; intenté abrir una de las cajas pero estaba muy dura y me dio pereza, así que en lugar de eso la lancé al piso para que se rompiera, tristemente no se rompió pero lo resolví luego con algunas patadas; tras apartar una parte de la madera que formaba los laterales encontré una serie de materiales interesantes, un monóculo, una brújula, un pedazo de cuerda, un reloj y una sartén de aluminio, lo cual era justamente lo que necesitaba para construir un... Bueno, nada ¿A quién engaño? No me servían para nada en realidad.

Pese a su inutilidad aquellos objetos me dieron una idea, asignando un significado a cada uno de los objetos podría... Bueno, en realidad solo pensaba lanzarlos lejos por la pequeña ventanilla redonda de la puerta para llamar la atención de los piratas; regresé al piso a tomar la sartén de aluminio y se la entregué a la chica -Escóndete ahí- Señalé un pequeño escondrijo junto a la puerta -En cuanto alguien entre, le pegas por la cabeza- No era una instrucción muy complicada así que seguramente podría cumplirla, ahora solo faltaba la segunda parte del plan.

Asomé la cara por la pequeña ventanilla circular y me concentré para hacer salir mi voz desde el punto más alejado en mi línea de visión -Ven, rápido, que fácil logramos escapar- [1] Añadí luego la voz de mi compañera -Sí, esos piratas son todos unos idiotas, aunque si me atrapan dejaré que me aprieten el trasero- [1] Aquello último seguramente llamaría la atención de los que se encontraran cerca y es que la chica no estaba nada mal, incluso yo mismo podría querer atraparla para... Sacudí la cabeza para sacar aquellas ideas de mi mente y me escondí al lado contrario de donde estaba Korax, de modo que cuando los piratas se asomaran no verían a nadie dentro y pensarían que habíamos escapado; su instinto los llevaría a abrir la puerta y Korax haría el resto... Lo que jamás se me ocurrió fue que tal vez podrían mirar e irse sin abrir la puerta, esperaba no tener tan mala suerte.

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[1] Habilidad de Nivel 6: El que acecha en el umbral

Ashryn Elaynor Vie Abr 28 2017, 11:33

Bien, las cosas no habían resultado como ello lo esperó y de un momento a otro se vio custodiada hacía la habitación del fulano capitán. No importase cuanto se esforzase por evitar aquel trágico destino, al final terminaría como la esposa del capitán. Fuera de aquella extraña habitación se suscitó una pequeña disputa sobre quién sería el encargado de llevarla a los dichosos aposentos. La verdad es que le sorprendió que la mentira de Bio hubiese trascendido hasta los estúpidos tripulantes de Mary, aunque seguramente aquel marino solo había dicho aquello para parecer inteligente. Finalmente se decidió que el sabiondo pirata y uno de los mastodontes fuesen quienes la escoltaran a su destino final, mientras la ojiazul trataba de idea un plan para evitar que esa noche la desflorasen. Desafortunadamente la idea de contar con la ayuda de sus colaboradores se fue por el caño cuando vio como el vampiro y la joven eran guiados cautivos hacían quién sabe dónde.

Por otro lado, aún no había visto a Yomo, ¿lo habrían atrapado también? Y es que, aunque sus ojos elficos le brindaban una excelente visión, su mente se encontraba absorta en un plan de escape y en cómo haría para salvarle las nachas al vampiro milésima vez que ni siquiera notó que el joven ya se encontraba cerca de ella. El trayecto hasta la habitación del capitán le pareció demasiado corto, tanto que, inclusive comenzó a rogarle a los Dioses que le brindasen un milagro, no importaba cuán poco convencional fuese, simplemente quería librarse de aquella situación a como diera lugar. La delicadeza era otro de los rasgos faltantes en los marineros, y esto quedó demostrado cuando el supuesto Arnold la lanzó a la habitación de un empujón, logrando que la princesa de los Elaynor se viese en la necesidad de apoyarse con sus manos para evitar que su cara azotara contra el piso del barco.

Con toda su dignidad se puso de pie, sintiendo como el miedo se apoderaba de ella, pues solo Imbar sabría qué cosas podrían hacerle esos barbaros sin el conocimiento de su líder, y sin un arma con la cual defenderse las posibilidades a su favor se reducían considerablemente. Se levantó como pudo al tiempo que observaba como el pirata experto en piricuecos le daba una pata a su compañero, haciéndole caer para después dejarle inconsciente en unos movimientos rápidos y asombrosos. Oh no, finalmente había pasado lo que tanto temía, uno de esos asquerosos piratas aprovecharía de su adorable y delicada persona, y no había a donde escapar. Bueno, aún quedaba un último recurso y vaya que no permitiría que le pusiesen una mano encima sin antes defenderse, por lo que, usando toda la agilidad que le permitía su cuerpecillo se lanzó hasta el hombre que seguía de pie, intentando golpearlo con sus pequeños puños cuando éste la llamó por su nombre.

— ¿Yomo? —Levantó la vista para observarle y soltó un leve suspiro de alivio—. Creí que…bueno no importa, gracias por venir por mí —le sonrió con amabilidad, notando como su compañero se acercaba al pirata caído para despojarlos de sus ropas—. ¿Huh? —Parpadeó confundida cuando el joven le entregó la indumentaria del pirata junto con una mirada que consiguió teñirle las mejillas de rojo y acelerarle el corazón—. S-Sí…

Fue lo único que atinó a responder cuando el muchacho le dio la orden de vestirse tan pronto como le fuese posible, cambiando el tono gentil con el que se había dirigido a ella desde que la conoció. Ashy no quiso recordarle que estaba a mitad de un problema en el que su cuerpo mojaba todo lo que tocaba, pues no deseaba volver a hacer algo que enfadase a su compañero. Con las ropas del marinero pegadas a su cuerpo por el agua se acercó al joven, susurrándole que ya se encontraba lista. Yomo había dicho que tenía un plan para rescatar a Bio y a Korax, pero antes tendrían que encontrar alguna pista sobre a dónde se dirigía el Mary con todo el quelea robado y eso debía ser antes de que el capitán descubriese que su futura esposa no se encontraba en sus aposentos como creyó.

—Andando… —cuidando no ser descubiertos caminó detrás de él. Apenas si habían avanzado unos cuantos pasos cuando la horrible voz del líder del barco resonó por el pasillo, tarareando una extraña canción—. Por aquí —tomó el brazo de su compañero y lo arrastró hasta la puerta más cercana, aquella que llevaba a una especie de cuarto de navegación—. ¿Ahora cómo vamos a encontrarlos?

Se lamentó la ojiazul, notando que aún no había soltado el brazo de su compañero. Su mirada paseó por el pequeño lugar el cual se encontraba iluminado por algunos candelabros con velas. En el centro se hallaba una mesa con un mapa marcado con diferentes símbolos en puntos diversos. A la derecha pudo vislumbrar un viejo y polvoriento armario, cuyo uso realmente era un misterio. Del lado izquierdo había un enorme y sospechoso baúl que no tardó en llamar la atención de la rubia. Al parecer desde ahí se manejaba el asunto de los saqueos y seguramente la información se encontraba guardada en aquel misterioso baúl. Soltó al muchacho con un pequeño rubor en las mejillas e inspeccionó aquel artilugio con suma curiosidad, encontrándose con cantidades exorbitantes de papiros y libros, así como algunos álbumes y cuadros con los retratos de una no muy agraciada mujer; pero lo que más captó su interés fue una extraña pintura del Mary con una leyenda apenas legible.

—En honor a mi querida madre ‘‘Mary Catú’’ —Citó la rubia con desconcierto. Bueno, al menos ahora sabía el motivo por el cual el barco tenía aquel hombre tan poco varonil—. ¿Estos son los…?

— ¡Alguien encuéntrela! —Los gritos desaforados de barbasucia no tardaron en resonar por fuera de la habitación haciendo que la rubia ocultase los planos del barco lo mejor que pudo—. ¡No pudo ir muy lejos!

—Capitán, tiene que vigilar a los prisioneros que capturamos.

— ¡Dukestein dije que encuentren a mi esposa! —Esa palabra le ocasionó nauseas o tal vez era el hecho de que el Mary se encontraba en movimiento—. ¡Esas sucias ratas tendrán que esperar, por ahora enciérrenlos en las mazmorras!

Sin darle la oportunidad de perder más tiempo los dos se escondieron en el insufrible armario, justo antes de que el capitán azotase la puerta de la oficina de navegación, refunfuñando por la aparente desaparición del dichoso piricueco. Al menos ahora tenían una idea del paradero de sus otros compañeros, solo había unos cuantos problemas: toda la tripulación la estaba buscando y se encontraba demasiado cerca del joven en aquel pequeño y reducido escondite.

Korax Crow Vie Abr 28 2017, 14:54

Korax había pensado que su táctica había funcionado y aunque tenía cierto temor a encontrarse con el infame capitán y que una vez allí se quedase muda cuan periquito sin pareja decidió controlar sus emociones y seguir adelante con toda la compostura que pudiese acumular. Bio intentaba ofrecerle palabras de confort aunque se leía en su tono de voz ya que la luz era muy tenue para intentar ver sus expresiones que estaba algo preocupado de como irían las cosas ya pasados ese punto.

A sorpresa de ambos fueron confinados en una habitación que apestaba a moho incipiente ya que todas las cajas eran de madera y estaban rodeados de agua. Debía ser algún tipo de almacén porque todo eran eso, cajas. Bio intento "abrir" una de ellas tirándolas al suelo y Korax no pudo evitar poner los ojos en blanco. Ese gallardo hombre que parecía tan locuaz y ágil se mostró algo incoherente al hacer tal acción que podría ponerlos en peligro. El ruido podría hacer que los piratas volviesen y que estuviesen de peor humor. Le vino a la mente que ella era una mujer y que esos lobos de mar no habían tocado piel de hembra en varios meses.

"Ash también es una mujer eh...y que mujer, le has mirado las tet-?" le recordó oportunamente Cuervo mientras la chica hacia un esfuerzo mental de parar las palabras del pajarraco antes de que pronunciase una barbaridad.

Esta vez tenia toda la razón del mundo, debían hacer algo también por salvar a la linda muchacha de pelos y ojos turquesa que era incluso mas agraciada que Korax según ella lo veía y corría mas peligro. Cuan líder militar Bio le ofreció una sartén muy usada de los objetos que había encontrado en la caja tras haberle propinado unas buenas patadas. El plan era simple, ella se escondería en un rincón al lado del portón leñoso y esperaría a cualquiera que entrase con un tortazo en la cara. Lo que no se esperaba ella es que el alto se asomase por la ventana minúscula para imitar con su voz una indecente frase:

-Sí, esos piratas son todos unos idiotas, aunque si me atrapan dejaré que me aprieten el trasero.

No pudo mas que ruborizarse, por tres motivos incluso , uno: entendía el significado intrínseco de tal proclamación, dos: estaba un poco airada porque su nuevo amigo la tratase como cebo humano y tres: se imaginó como él hacía lo dicho con ella.

"¿Espera, qué?" se regañó a sí misma "¿Cómo puedes pensar en estas cosas en un momento como este?"

"Es que las mujeres os calentáis con nada cuando veis a un macho alfa." hizo Cuervo lo que mejor se le daba, echar sal en heridas abiertas.

"¿Un macho alfa dices?" se quedó pensativa obviando lo incomodo de la situación mientras Bio se colocaba en frente suya también escondido entre las sombras "Quizás tengas razón Cuervo, lo veo como líder." Era una persona tanto enigmática como poseedora de una gran carisma, por que no iría a escuchar sus órdenes? Aunque con lo de abrir la caja a patadas su opinión de él podía ir descendiendo unos puntos.

Ella se dio cuenta de que lo estaba apuntando con sus miradas y rogó que la poca luz que iluminaba la escena no fuese suficiente para que él lo notase. Igualmente eso poco importaba ahora que pasos se escuchaban fuera de la habitación en la que estaban confinados.

-Paquito,¿ has visto a la morena? tiene un aire así salvaje como que si te la empotrabas te metía las uñas en la espalda-comentaba una voz grave al otro lado de la puerta, haciendo ruborizar a Korax-.

-Pues a mí me van las rubias, yo a esa carita linda de piricueco le daba lo suyo.

Que desagradables eran los lobos de mar, pero no era momento de sentirse ofendida, tenía que agarrar bien el mango de la sartén y esperar a lo peor. Penso ella que si las conocían al menos uno de ellos habría visto a Ash y si ponian las cosas a su favor quizás podrían interrogarlo.

Uno de ellos indagó lo que ocurría en la habitación por la mirilla y no viendo ni escuchando nada decidió introducir la llave para desbloquear la puerta. Al primer paso del tal Paquito al que le gustaban las rubias Korax cogió impulso y le golpeo con la sartén en la cara, sintiendo un tirón en la muñeca justo después. Estaba a la espera de ver caer al hombre de metro noventa al suelo o que al menos se tambalease pero este solamente suspiro con un "Auch" y ladeó su cabeza.

"¿Pero que demonios?" no se podía creer lo que veían sus ojos, y es que la poca fuerza de ella y el duro caparazón craneal del marinero no eran muy buena combinación para que las cosas se pusiesen a su favor.

-Yo te lo dije Paquito, a ésta le va lo duro- comentó el otro idiota soltando unas carcajadas.

Pronto los cogieron por el brazo a los dos y Bio no parecía oponer resistencia. Parecía el tipo de hombre que se podría defender fácilmente pero quizás lo hacía para que a Korax no la hiriesen ya que era una situación delicada.

Pasaron tres minutos y ya habían cambiado de entorno, estando esta vez en una de las celdas del navío.

"Que bien esta yendo el plan de rescate de Ash..."

"Cuervo, no me provoques que te arranco las plumas." amenazó con seriedad en su mente a la imaginaria ave.

El aire estaba cargado, olía a sangre pero quizás eran solo las barras de hierro oxidadas que los estaban aprisionando. Empezaba a tener frío pues aunque se había cogido la chaqueta al salir de su camarote en la cubierta aún se estaba mejor que en lo profundo del barco donde había una corriente que helaba la hemoglobina. El frío era algo que peor soportaba ella, aunque siempre lo había preferido al calor por lo de que te tapas con una manta y lo haces menguar.

-¿Bio, te importa que me acerque un poco a tí?-propuso ella intentando que su voz sonase neutral y que el no pensase mal de ella pero ni sabía hasta cuando iban a estar allí ni cuanto les costaría idear un plan de huída, y mientras lo hacían no iba a dejar que se le congelasen los huesos-.

Asger Björn Vie Abr 28 2017, 21:00

Salí de la habitación asegurándome que no hubiera nadie mirando, al despejar el área busque un lugar donde esconder a Arnold lo mas rápido que pude, logre encontrar un barril con las dimensiones necesarias para depositar al cuerpo inconsciente del lobo de mar y volví a esperar pacientemente a mi compañera. Tenia que distraer mi mente de lo ocurrido hace un par de segundos, así que empece a ejecutar el plan de acción en mi mente. El plan era tan sencillo como una partida de ajedrez, solo debíamos rescatar a nuestros compañeros, escabullirnos hasta la habitación del capitán, eliminar a los peones que le protejan y finalmente acorralarle con un simple jaque, así podríamos sacarle toda la información que necesitáramos. Sin su rey y considerando que el lado del tablero que representaba al Mary estaba solo compuesto por peones, habríamos ganado la partida y por fin podría despertar de esta pesadilla.

La dama del agua salio a los pocos segundos de haberme parado junto a la puerta, esperaba realmente no haberla ofendido con mis acciones de hace unos minutos, quizás había sido demasiado duro con ella... ¿pero que estoy diciendo? No es la primera vez que trato a alguien así y nunca me había sentido mal por ello, ella no tenia que ser la excepción. En un susurro casi inaudible me confirmo que ya estaba preparada, las ropas del pirata se encontraban empapadas como me lo esperaba, pero al menos se ajustaban a su figura y lograban camuflarla... si la veías a una distancia determinada y sin mucha iluminación. Solo debíamos llegar hasta la habitación donde se encontraba el capitán y ejecutar el plan, sin embargo, solo nos habíamos desplazado una corta distancia cuando una horrible melodía, que sonaba a una ballena que lamentablemente se había tragado un quelea, resonó por el corredor acompañada de un sujeto de edad madura. ¿Quien era ese hombre? Su apariencia combinaba con el entorno en descomposición del barco y concordaba con mi modelo de capitán estándar: gorro, pata de palo, barba y semblante de pervertido. No tuve tiempo de pensarlo más ya que Ash tiro rápidamente de mi brazo hacia la habitación más cercana a nuestra posición, ocultándonos de aquel hombre que al parecer no alcanzo a vernos en el corredor.

—¿Quien era ese hombre? ¿es el capitán del barco?— Le pregunte a mi compañera en un tono que ella lograra escuchar, pero no lo suficientemente alto para que se escuchara desde afuera de la habitación. No alcance a ver quien era el capitán cuando me disfrace como tripulante del Mary, pero no me tomaría por sorpresa que ese sujeto se tratara del capitán del barco ladrón de quelea, tomando en cuenta la reacción de Ash al verle, siendo ella la única que sabe como luce el líder de esta repugnante embarcación. La aparición del capitán del barco significaba que ahora desconocíamos de la posición de Bio y Korax, arruinando por completo mi plan, de nada servia que tuviéramos al capitán de rehén si ellos tenían a nuestros compañeros prisioneros; mi ejemplo del ajedrez no había sido tan preciso como me lo esperaba. —No lo se, pero sera mejor que pensemos en algo rápido.— Respondí a su pregunta, de seguro el capitán no estará muy feliz al ver que lo único que lo acompañara esta noche en sus aposentos sera una linda quelea.

La habitación era una especie de cuarto de derrota, el lugar perfecto para reunir un poco de información, aquí debía encontrarse la ruta que tomaba el barco e incluso alguna información sobre el Catalina en Celo y alguna otra embarcación que se dedicara a pescar quelea. Me percate finalmente de que la muchacha no soltaba mi brazo, volvieron a hacer acto de presencia los nervios y el calor de hace unos minutos, e inicie otro debate interno de los que acostumbraba a tener. Al final decidí que simplemente iba a apartarme con brusquedad para evitar darle demasiada confianza a la joven de las aguas... pero mi cuerpo no me respondía, había una parte de mi que ahora se negaba a tratar a Ash como solía tratar a todo aquel que se me acercara demasiado, y que realmente estaba disfrutando esto, ¿acaso el espíritu ya me había soltado una maldición que generaba en mi todas estas emociones? Para mi suerte y antes de que hiciera alguna estupidez, la dama se retiro y se dirigió hacia un enigmático baúl posicionado a la izquierda de la habitación, por mi lado yo fui a inspeccionar el polvoriento armario situado a la derecha en él cual no encontré nada mas que un par de ropajes, a diferencia de mi compañera que logro descubrir el origen del popular nombre Mary y tambien u-

Nuestra búsqueda fue interrumpida por la voz del capitán que ya se había percatado de la desaparición de Ash y estaba armando una buena allá afuera, al menos en su rabieta nos permitió conocer la futura posición de nuestros compañeros. Debíamos buscar un escondite ya que esta habitación seria el primer lugar de búsqueda y debíamos actuar rápido, aunque cuando mides casi dos metros tus opciones son un tanto... limitadas. Abrí la puerta del armario que desprendió una nube de polvo, aparté bruscamente las prendas y entre con dificultad en el armario. —Aquí, rápido.— Llame a mi compañera mientras le hacia un pequeño y reducido espacio en el armario. Me sentía como un joven en plena pubertad mientras rogaba que mis hormonas no me jugaran una mala pasada al entrar en contacto con el delicado cuerpo de la dama, para mi suerte, cuando escuche como se abría la puerta, mi mente se centro en no perderse ni uno de los movimientos del capitán, observándolo por las rejillas que tenían las puertas del armario.

—¡Maldita sea!— Soltó el capitán junto a un grupo de obscenidades y un fuerte golpe a la mesa del centro. Un escalofrió corrió por mi columna vertebral cuando el hombre miro en dirección y se dispuso a desplazarse hasta el armario. No todo estaba perdido, solo debía inmovilizarlo y evitar que gritase, con suerte no entraría ningún marino y quizás tuviéramos una oportunidad de salir de esta. Pero antes de que el desagradable hombre nos descubriera, uno de los piratas entro oportunamente en la habitación.

—¡Capitán Barbasucia! Encontramos a Pietro y Arnold inconscientes... y en calzoncillos.— Informo el pirata. Esperaba que el capitán fuera igual de idiota que su tripulación, de lo contrario nuestro camuflaje estaría arruinando.

—¿Que...? ¡Eso significa que hay un par de intrusos en el barco! ¿Por que sigues aquí, idiota? ¡Ya sabes que hay que hacer!— Soltó Barbasucia. Es una lastima, al parecer no sera tan fácil de engañar como el resto.

—¡S-s-si, capitán!— Afirmo el marinero que tan rápido como apareció, tan rápido se retiro, llevándose consigo toda la credibilidad de nuestros ahora inútiles disfraces.

El capitán dio un suspiro acompañado de otro grupo de obscenidades para finalmente retirarse de la habitación, cerrando la puerta con tal brusquedad que sacudió todos los objetos del cuarto (o quizás solo se trataba del golpe de una ola). La sacudida y lo apretados que estábamos en el armario, tomando en cuenta que yo abarcaba la mayor parte del mismo y que estaba en una posición bastante inestable, provoco que perdiera el equilibrio, haciendo que ambos cayéramos y acabáramos en una posición que incendio mi rostro y disparo los latidos de mi corazón. Me apoye justo a tiempo con mis manos para evitar que todo el peso de mi cuerpo aplastara a la muchacha, pero no lo suficiente para evitar el cosquilleo en la nariz al estar nuestros rostros separados por solo un par de centímetros. No sabia que hacer, mi mente se había quedado en blanco. Finalmente me incorpore tras recibir una paliza de mi mecanismo de defensa. —L-l-lo lamento... ¿T-t-te encuentras bien?— Le ofrecí mi mano al espíritu para ayudarle a levantarse, evitando por completo el contacto visual, quería que el barco se partiera en dos justo debajo de mi y que un enorme quelea me devorara.

Agradecí internamente que habían cosas mas importantes de las que preocuparse, así que me fue fácil desviar el tema. —Ya sabemos a donde llevaron a Bio y a Korax, pero los disfraces ya no nos servirán para desplazarnos por el barco.— Afirme lo obvio, debía controlar estos malditos nervios. Traía mi ropa debajo del disfraz, así que procedí a retirarme las ropas de Pietro. —¿Encontraste algo útil en el baúl a parte de la pintura del barco?— Pregunte tras finalizar. Recordé que Ash estaba a punto de decirme algo antes de que el capitán irrumpiera en la habitación. Esperaba que fuera algo realmente útil, las cosas se estaban complicando mas de lo que podría desear.

**Bio** Miér Mayo 03 2017, 10:09

Romper cajas contra el piso no parecía tan buena idea como esa chica me había hecho creer, ya se lo diría más tarde pues de momento la prioridad era escapar, el plan estaba formulado, todo era una serie de pasos y en unos minutos apenas estaría en tierra firme comiendo biusas, o tal vez no tan rápido, pero sí era el plan; alcé una ceja ante el comentario del pajarraco que acompañaba a la chica, hasta ahora lo había pasado por alto por pensar que estaba loco pero resulta que sí, el animal hablaba e incluso parecía más astuto que la pobre chica, yo la había metido en esto pensando que podría ser útil pero luego de su declaración no me quedaba más que velar por su seguridad.

Justo cuando pensaba agregar más cosas inapropiadas al tentador cebo sexual alcancé a ver la cara de poema que tenía la jovencita y preferí evitarle una situación más deshonrosa para ella y luego fui a esconderme al notar la cercanía del Mary-nero.

Noté la cara de disgusto de la chica al escuchar las voces de los sujetos y las barbaridades que decían; me escondí muy pegado a la pared de madera y llevé un dedo a mis labios para indicarle a la chica que guardara silencio al menos hasta que entraran -Los tenemos- Pensé con una sonrisa al ver que la chica le estrellaba el sartén en la cara al sujeto; la tomaría de la mano para salir corriendo pero no, nada, el sujeto siguió de pie como si nada -¿En serio?- Pensé decepcionado; no había más remedio, apreté los puños preparándome para descabezar al sujeto cuando el otro apareció junto a él, no contaba con que fueran dos y justo así habían venido para ponernos la cosa complicada, iniciar una pelea contra ambos pondría en peligro a Lorax, y usar su magia de voz también la afectaría a ella, de momento era mejor la derrota.

De momento nos llevaban a otro lugar, esta vez una de las celdas del barco, tal vez donde encerraban a los amotinados durante los viajes, eso daba a entender que no siempre estaban todos de acuerdo con el capitán, cosa que seguramente podría aprovechar luego para salir de esta engorrosa situación; una situación a la que los comentarios del pájaro no ayudaban en nada, solo sentía que en cualquier momento iba a agarrarlo por una pata para lanzarlo por la ventana.

Pensaba en lo inútil que era la pobre chica al no poder derrotar al hombre con el sartén, pero al mismo tiempo esa carencia de rudeza me hacía sentir en la obligación de protegerla -Tranquila, no hay problema- Extendí mi brazo izquierdo hacia ella para envolverla en un abrazo sí así lo deseaba, mientras tanto miraba el entorno en busca de algo que pudiera ayudarnos, de momento solo se me ocurría acabar con el capitán, y si no podíamos ir a donde estaba, entonces lo haríamos venir.

Froté con la mano el brazo de la chica para intentar calmarla -No te preocupes, estaremos bien, tengo un plan- Mentí descaradamente al no tener plan alguno pero al menos lo había dicho de manera convincente -No dejaré que te pase nada, lo prometo- Ya comenzaba a perder las esperanzas de que Ryn iría a salvarnos, así que debía encontrar la manera de sacar a esta pobre chica y luego ir por mi compañera de gremio, eso sin mencionar que debía encontrar al cobarde Yomo y lanzarlo por la borda, menudo momento para desaparecerse.

Uno de los marineros pasó a inspeccionar la celda y aproveché el momento -Hey, tú, debo hablar con el capitán, dile que su prisionero ha convocado la regla 17 del código pirata y debe venir si no quiere ser un cobarde- No tenía idea de lo que estaba diciendo pero al parecer el otro sujeto sí, pues sin decir nada salió corriendo a buscar al capitán, a saber qué rayos era la regla 17 del código pirata, o si realmente había tal código.

Ashryn Elaynor Jue Mayo 04 2017, 08:06

Escuchar al capitán gritar desaforado por su desaparición logró ponerle los nervios de punta y congelarla en su lugar. Afortunadamente su compañero fue más rápido y sacándola de su trance la instó a esconderse en el armario, algo que terminó siendo la peor de las ideas, pues el espacio reducido y el roce de las pieles de ambos solo consiguieron dispararle los latidos de su corazón. Inclusive en la oscuridad el joven se veía sumamente apuesto e imponente, al punto que la ojiazul se llegó a preguntar qué pasaría si deslizaba sus manos por el marcado pecho de éste. ¿Sería tan firme al tacto como lo aparentaba? Aunque escondido tras esas insulsas ropas no era capaz de apreciarlo mejor. Con indecisión acercó la mano que tenía libre, apoyándola sobre el pecho de su compañero, pero antes de que pudiese recorrerlo con delicadeza la conversación del capitán con uno de sus subordinados la trajo de vuelta a la realidad.

Ya se habían percatado que había intrusos en el navío y que estos iban vestidos con las ropas de los piratas sometidos. Genial, como si no tuviesen demasiados problemas encima, ahora todo el barco estaba al tanto de la situación. A punto estuvieron de ser descubiertos, afortunadamente el Capitán abandonó la habitación tras varios insultos y rabietas, cerrando la puerta con enojo desmedido. La ojiazul iba a soltar un pequeño suspiro de alivio, cuando un impredecible movimiento los llevó a ambos fuera del armario en una caída que la mandó al suelo con su compañero sobre ella. Abrió los ojos tratando de entender lo que había sucedido, pero lo único que consiguió fue que sus mejillas se encendiesen y que su corazón latiese desbocado por la cercanía de sus rostros. Incluso podía sentir la respiración del muchacho chocando con la suya. Uno de sus brazos había rodeado el cuello de su compañero, sintiendo como los sedosos mechones del joven rozaban en sus dedos traviesamente.

Sus ojos se posaron sobre los labios de su compañero. ¿Qué clase de sabor tendrían? ¿A las avellanas que tanto le gustaba comer? O tal vez tendrían un sabor más fresco como el de las deliciosas cervezas de mantequilla que ocasionalmente le gustaba probar. Sería tan fácil en esa posición averiguar la respuesta a su duda, pero lo único a lo que pudo atinar fue a acariciarle la mejilla con la mano que había soltado los planos del barco, asintiendo tímidamente a la pregunta que le hizo acerca de si se encontraba bien. ¡Su piel era mucho más tibia y tersa de lo que se veía a simple vista! Afortunadamente él fue mucho más sensato y se separó de ella, ayudándola a incorporarse, pero sin mirarla a los ojos de nuevo. La pequeña princesa de los Elaynor trató de acomodar sus ideas, estaba experimentando sensaciones que jamás había tenido antes y eso comenzaba a asustarla. Era demasiada atracción para su casta y pudorosa persona, aunque la emoción de experimentar todo aquello era casi tan grande como su confusión.

—Encontré esto —tomó los planos que se le habían resbalado con la caída y le sonrió—. Nos ayudará a guiarnos para saber cómo llegar hasta los calabozos —nuevamente sus mejillas se encendieron cuando vio que su compañero se deshacía de las ropas de marinero y aunque intentó no fue capaz de apartar la mirada—. E-Esto… —balbuceó con nerviosismo, entregándole los papiros para quitarle las empapadas ropas del dichoso Arnold—. No creo que sea buena idea separarnos —bueno, en realidad ella no quería despegarse de él—, pero por otro lado si vamos juntos podrían descubrirnos más rápido —volvió a inspeccionar el lugar en busca de algún arma con la cual defenderse—. ¿Es enserio? Ni siquiera son capaces de cargar una espada…menudos marineros… —refunfuñó inflando levemente las mejillas, olvidando por completo que no se hallaba sola—. No es precisamente lo que esperaba… —murmuró al encontrar una extraña y delgada espada, similar a un florete—. Al menos tiene filo —sonrió al ver la sangre de su dedo al haber sido cortada por la hoja y se llevó el dedo a su boca para detener el sangrado—. Andan…

—El prisionero ha solicitado una audiencia con el Capitán Barbasucia —se escuchó por el pasillo.

—Bio… —susurró la ojiazul, mirando a su compañero.

—Pero el Capitán nos ha dicho que la prioridad es encontrar al piricueco.

—El sujeto invocó la regla 17 del código pirata —la ojiazul se llevó la palma de su mano a la frente. Su mejor amigo no necesitaba de mucha ayuda para meterse en problemas, dudaba que se tragasen ese cuento de la regla 17.

— ¡La 17! —Exclamó el otro—. ¡Entonces no hay tiempo que perder! ¡Avisa al capitán de inmediato!

—Es increíble lo fácil que caen en los engaños… —Ashy negó un poco sorprendida y volvió a mirar a su compañero. Si ambos salían sería más fácil que los atraparan, así que ella debía ser la distracción y permitir que el joven llegase hasta los calabozos para salvar a sus camaradas—. Llamaré la atención de los marineros, intentaré darte el tiempo suficiente para que llegues a salvo hasta Bio y Korax —se acercó a él y le entregó los papiros con los planos, dándole un pequeño beso en el mentón para la buena suerte—. Ten cuidado…

Dejó el arma en la habitación, pues si quería que su mentira fuese creíble tendría que mostrarse como una damisela en peligro y no como una espía entrenada. Sin perder mucho tiempo salió de aquella habitación y se dirigió hasta la cubierta del barco, donde algunos de los marineros se encontraban vigilando. No tenía idea de cómo resultaría su plan, pero si servía para que Yomo estuviese a salvo y así liberara a sus amigos entonces estaría bien. Frunció el ceño ante la mirada atónita de los marineros, quienes ya se preparaban para acercarse a ella y volver a atraparla, pero esta vez no retrocedió, sino que se plantó frente a ellos con un gesto molesto e indignado. Antes de que los piratas le pusiesen una mano encima ella se cruzó de brazos, haciendo un leve gesto impaciente.

— ¡Así que aquí están! —Exclamó con enfado—. ¿Acaso creen que esta es la forma de tratar a la prometida del capitán? —Más marineros se acercaron a la cubierta para descubrir que pasaba, pero por extraño que pareciese no se acercaban a atraparla—. Llevo un rato vagando por el barco, buscando que alguien me brinde un delicioso banquete —notó como todos se miraron sin entender lo que pasaba—. ¡¿Qué debo explicárselos?! ¡Soy un piricueco hambriento! ¡Los espíritus de agua también comemos, señores! —Hizo una pausa—. ¡Y si no desean que le diga a su Capitán que en lugar de tratar a su futura esposa como se merece, ustedes trataron de echarle mano y encerrarla, entonces les ordeno que todos ustedes me lleven con el cocinero para que me alimente!

Los piratas comenzaron a temblar ante esta última advertencia, preguntándole cuál de todos los platillos que le relataban sería digno de su paladar, mientras la guiaban hasta el supuesto comedor. Se notaba que no querían hacer enfadar al tal Barbasucia, pero eso no quitaba que tuviesen el cerebro de un quelea. Al menos su lado de princesa mimada había servido para sonar convincente, solo esperaba que Yomo alcanzara a salir bien librado y que Bio se hubiese encargado del capitán, quien seguramente estaría en las mazmorras defendiendo la inventada regla 17 del código pirata.

Korax Crow Lun Mayo 08 2017, 23:07

El alto y apuesto joven extendió su brazo sobre el hombro de Korax y le permitió acercarse. Ella disfrutó en silencio del calor humano que ayudaba a sobrellevar un poco el deprimente entorno y la humedad rancia del lugar.

Pensó que quizás morirían en esa celda según el tiempo pasaba sin novedad alguna, al menos no moriría en la peor compañía.

Los ojos de la muchacha reaccionaron deprisa al observar que uno de los marineros había entrado en el sótano del barco quizás para interrogar a los presos o darles una merienda. No fue ni lo uno ni lo otro, el imbécil parecía solo querer pasar el rato, mirando a través de las rejas a los dos que estaban agazapados.

Bio fue mas ágil que ella en inventarse algo e iniciar conversación con el harapiento lobo de mar:

-Hey, tú, debo hablar con el capitán, dile que su prisionero ha convocado la regla 17 del código pirata y debe venir si no quiere ser un cobarde-

Era otra de sus estratagemas, eso seguro, y con certeza no sabía siquiera de que trataba esa regla. Korax sin embargo, sí que había leído sobre el código pirata e intentaba recordar que decía la regla número diecisiete.

"Maldición,me acuerdo de la regla 16 que dice que si una mujer a bordo desea parar el barco para comprarse algo deberían parar o si no trae mala suerte y la 18 que decía que si alguno de los piratas que participaron en una aventura no está presente en la repartición del tesoro perderá su parte."

No tenían orden alguno, ni por temática ni importancia, eso recordaba ella, así que la regla diecisiete podía tratar desde como saludar al capitán a como evitar una sentencia de muerte.

"Que poco organizados son estos piratas en cuanto a códigos y leyes." se quejó Cuervo acusando en voz baja a Korax de no tener mejor memoria.

El marinero había empezado a temblar y su semblante era el de un hombre aterrorizado que estaba tragando saliva repetidas veces, imaginándose algo horrendo.

-La.... regla... 17 decís-seguía observándolos atónito- Nadie había convocado esa regla en décadas.

"Oh oh. Eso no es bueno." pensó Korax alarmada, si nadie la había convocado en tanto tiempo era por algo.

Le habría preguntado al marinero de que iba esa maldita regla pero eso le quitaría credibilidad a toda la farsa.

-Un momento, os abro y os llevo con el capitán... buena suerte. No conozco a nadie que haya sobrevivido a la 17.

Korax tragó saliva a su vez imaginándose que posibles tragedias vivirían debido a la ávida imaginación de Bio mientras la puerta de la celda se abría y los dejaba libres. Bueno, no realmente, ahora eran escortados por el harapiento hacia los aposentos del capitán y si bien podían pegarle con algo en la nuca e intentar escapar, Korax había sentido el movimiento del barco hacía ya mas de media hora y sabía que probablemente estarían en medio de la nada, ya lejos del Catalina en Celo y de cualquier puerto.

La joven decidió hacerle una señal al alto moreno para que no atacase al marinero y que lo siguiese dócilmente hasta el famoso Barbasucia.

Así llegaron por fin a estar en frente de la puerta que llegaba al capitán y se adentraron en su camarote. Allí estaba él sentado detrás de una gran mesa de roble, con un montón de papeles y mapas encima de ella, éste jugando con un sextante sobre las líneas que simbolizaban tierra firme. En opinión de Korax este no sabía muy bien qué estaba haciendo, pero eso era imposible así que se lo quitó de la cabeza.

-Hola valientes presos-empezó a darles el la bienvenida-¿Conque la regla diecisiete eh? Que bien que siempre llevemos algo de quelea al bordo- y acompañó lo último con una sonora carcajada-.

Korax no deseaba saber que relación tendría el monstruoso pez con el código que estaban reclamando pero se le resolvieron las dudas cuando el hincharan capitán continuo:

-Ya he mandado al cocinero del barco que prepare el quelea para vosotros. He escuchado que hubo quienes murieron al probarlo, que perdieron su hombría o que se convirtieron en el monstruo que comieron. Tengo ganas de saber que os pasara a vosotros. Claro está, según el código pirata si conseguís tragar su asquerosa carne os tendría que poner en libertad, ja ja ja pero eso nunca va a pasar.

La joven de ojos de color avellana fulminó con la mirada a Bio mientras intentaba mantener la calma y pensar un plan para escapar del plan de este.

"Esto va a ser divertido." pronunció Cuervo mientras batía sus alas con furia para posarse en un poste imaginario y prepararse unas ramitas frescas como tentempié. Iba a mirar la escena y jactarse de las desgracias de los dos.

Asger Björn Miér Mayo 10 2017, 22:38

Respirar lenta y calmadamente, como había aprendido en mi entrenamiento, era el método que usaba para intentar aliviar las rápidas pulsaciones de mi corazón y la tensión de mi cuerpo. Busco con desesperación aliviar todas estas emociones que, más allá de traerme una increíblemente agradable sensación, están despertando una parte de mí que he estado intentado enterrar en lo más profundo de mi ser desde aquel momento en que mi equilibrio se quebró y perdí el control de mi bestia interior. Desde que aborde esta embarcación no he tenido completo control de mis acciones, he permitido una y otra vez que mi instinto me guie, y eso no traerá buenas consecuencias. Debo desesperadamente retomar el control de mi ser o podría terminar haciendo cosas de las que luego me arrepentiré. No quiero hacerle daño a la hermosa dama del agua, nunca me lo perdonaría. Hay cosas que es mejor encerrarlas y nunca dejarlas salir.

Recibí aquellos papiros de manos de la dama y encontré en su interior un plano del interior barco desde una vista aérea. Perfecto, era justo lo que necesitábamos. Debíamos llegar a la mazmorra que se encontraba al otro extremo del barco y liberar a nuestros compañeros para asestarle el golpe final al Mary. Ash volvió a dirigirse a mí afirmando que no era buena idea separarnos. Tenía razón en parte, separados éramos más débiles... o al menos esa sería mi excusa para esconder que una parte de mí no le hacia ninguna gracia la idea de separarse de nuestra compañera de armario. Pero también éramos un blanco más fácil y nos desplazaríamos más lento, aquello fue confirmado por mi compañera concordando con mis pensamientos.

Dado por concluido el debate y tomando la decisión de que nos separaríamos, Ash procedió a intentar encontrar algún arma para defenderse, logrando sacarme un par de risas en el proceso. Aquella forma de inflar las mejillas me parecía sumamente adorable, como una ardilla que recolectaba nueces. —Venga, sé que son idiotas, pero no creo que vayan a dejar espadas gratis por todos lados, Ash.— comente sonriendo y rascándome la nuca mientras trazaba una ruta mental hacia la mazmorra. ¿Por qué he dicho eso? ¿Desde cuándo deposite mi confianza en la dama de los piricuecos? Si apenas hace unos segundos estaba avergonzado con todo el asunto del armario y la caída. No estoy tan seguro de que tan bueno sea esto para mi equilibrio mental, considerando que Ash es uno de los principales motivos por los cuales he estado perdiendo mi autocontrol, pero prefiero no darle más vueltas al asunto. Debo admitir que... me gusta este ambiente. Ha pasado mucho tiempo desde la última vez que me sentí cómodo con la compañía de alguien y esa parte de mi está feliz de que ocurriera de nuevo precisamente con ella.

Levante una ceja con ironía al mirar la adecuada arma que había conseguido mi compañera. Al menos podrá hacer una linda brocheta de piratas con esa aguja. Volví a tensarme cuando escuche voces de piratas venir desde del pasillo, pero termine relajándome de la decepción al escuchar la patética conversación que tenían los piratas. Bio... ¿en qué lio te has metido esta vez? Me asegurare de cortarle esa sucia lengua cuando todo esto acabe. ¿Quién rayos sabrá que tan severa es la regla 17 del código pirata para que el capitán no pueda negarse a contestar? ¿Una gran batalla de insultos a sus madres? ¿Un desafío de astucia a ver quién es el más sucio lobo de mar? ... Quiero creer que no se trata de un duelo de "espadas". —Esos piratas tienen cerebros de quelea...— dije respondiendo al comentario de mi compañera. Hubo un breve momento de silencio antes de que la dama volviera a intervenir con una descabellada idea. —¿Qué?— pregunte confuso. ¿Pero... en que está pensando? No puedo permitir que ella sea la carnada, esos piratas no dudaran en hacerle daño o algo peor, y ahí si no podré hacer nada para evitar que la bestia de mi interior salgo a la luz. Iba a oponerme a su idea, juro que iba hacerlo, pero antes de tener la oportunidad ella supo cómo detenerme al depositar un suave beso en mi mentón. Aquel contacto mando corrientes de energía por todo mi cuerpo, dejándome paralizado en ese pequeño pero eterno lapso de tiempo en el que volvía a perderme en el universo que ocultaba su mirada. Deleitarme con la hermosa melodía de su susurro y la suave caricia de su mano en mi mejilla fue lo único que pude hacer antes de ver desaparecer por aquella puerta a la dueña de mi autocontrol.

Salí de la habitación un par de segundos después, asegurándome de que no hubiera nadie en el pasillo. Debía ser precavido, dejar que algún marino me viera significaba el fracaso total de nuestra estrategia, no podía permitir que el sacrificio de Ash fuera en vano. Me sentía al borde, estaba en la delgada línea que separaba mi humanidad de mi bestialidad, hacia un esfuerzo sobrehumano por mantenerme del lado seguro... pero era bastante complicado concentrarme después de lo que acababa de ocurrir hace un par de segundos. Mi mente no paraba de recordarme aquel momento en el armario, aquel pequeño segundo en el que sentí un calambrazo que me separaba del mundo real. Pensaba en ese entonces que solo era mi imaginación jugándome una broma, pero ahora sé que fue real. La suave mano de Ash se posó en mi pecho por solo un fragmento de tiempo.

Volví en mí cuando estuve a punto de lanzarme de cabeza contra un marinero que escoltaba a Korax y Bio, logrando reaccionar justo tiempo y esconderme antes de que lograra verme. Venga, ¿no pueden estarse quietos en un sitio por solo unos minutos? Entraron finalmente en la habitación del capitán, imagino que es para cumplir esa tal regla 17. No sabía precisamente que hacer, quizás podía entrar y que pasara lo que tuviera que pasar, pero finalmente decline esos pensamientos al escuchar el quejido de un pirata que llevaba en manos una masa babosa que me era familiar, un quelea. ¿Qué pecado había cometido ese pobre hombre para tener que llevar ese horrendo ser a quien sabe dónde? —¿Qué clase de loco se atreve a convocar la regla 17? ¿En serio es capaz de comerse esta criatura? ¡Es asquerosa!— escuche decir a aquel hombre de una forma poco masculina antes de entrar a la cocina. Parpadee un par de veces antes de finalmente unir todas las piezas. ¿¡Que!? ¿¡Comerse un quelea!? ¿¡Esa es la regla 17 del código pirata!? ¡Eso explica todo! Puedo sacar provecho de esto, tengo una idea.

Cambie mi rumbo. Me mantuve oculto a las fueras de la cocina hasta que aquel marinero salió de la habitación que empezaba a emitir un horrible hedor. Espere un par de minutos antes de adentrarme silenciosamente por la puerta convenientemente abierta. Era una cocina simple y se encontraba en el mismo estado de descomposición que todo el resto del barco. Solo un hombre con un semblante asqueroso y el rostro cubierto con una rara mascara se encontraba en aquel lugar, se trataba del cocinero del barco, por supuesto. Imagino que la máscara es para evitar vomitar por tener que cocinar ese excremento de vaca, eso lo comprendo. Espere hasta que el platillo estuvo finalmente listo. El pobre hombre hacia un esfuerzo inhumano por no vomitar al servir aquella inestable masa babosa con salsa, aquello era el resultado más decente que se podía conseguir al intentar cocinar al asqueroso pez. Le noquee con un rápido y seco golpe en su cuello, volviendo a hacer el mismo trabajo que había hecho con aquel par de marineros.

Salí de la habitación con las ropas del chef y una bandeja de plata en la cual se encontraba el dichoso platillo que me vi forzado a cubrir con otro plato al no poder soportar el horrible hedor que emitía. Caminaba tenso hacia la sala donde se encontraba el capitán junto a Bio y Korax, me preocupaba que me descubrieran y arruinara todo, pero me sorprendí al observar que no había ningún pirata por los pasillos. Sonreí y me relaje, recordé que Ash me cubría las espaldas. Admiro su valentía. Toque la puerta del capitán para anunciar mi llegada y no entre a la habitación hasta oír la voz del capitán ordenándome entrar.

Tengo un plan para divertirme un rato y vengarme por el comentario que hizo al conocernos. Voy a seguir la corriente hasta que Bio se haya tragado el quelea, a ver si le sirve para dejar de soltar tantas chorradas por esa sucia lengua. Entre en silencio y de forma mecánica, ignorando cualquier comentario y solo enfocado en mi objetivo. La caída y desgracia de Bio. Puse el plato de quelea frente a Bio y Korax para luego apartarme y presenciar la escena. —El capitán del barco come primero, la regla 17 del código pirata lo afirma— Dije con un tono de voz y una sonrisa maquiavélica debajo de la máscara, vaya que iba a divertirme con esto.

**Bio** Jue Mayo 11 2017, 04:19

Al parecer el plan había salido mucho mejor de lo que esperaba, pues parecía existir realmente una regla 17; no es que estuviera mal pues a fin de cuentas nos sacaría de la celda donde nos habían ido a encerrar; esperaba que el pequeño abrazo hubiera calmado al menos un poco a la chica aunque de momento no podíamos relajarnos aún; sonreí con malicia ante la credulidad que había conseguido aunque las palabras posteriores me intimidaron un poco, claro que eso no se lo mostraría a mi linda acompañante para no asustarla, debía parecer que todo estaba bajo control.

Cuando menos habíamos conseguido que nos llevaran con el capitán, tristemente no había rastro alguno de Ryn o del otro sujeto que seguramente se había quedado escondido en el “Catalina en celo”; avanzamos hasta llegar por fin a la puerta en donde se encontraba nuestro verdugo; miré a mi compañera y le sonreí amablemente intentando tranquilizarla, era bueno estar calmado si nos iban a matar ¿O no?

La puerta se abrió para ser recibidos por un capitán al que me le quedé mirando en busca de algún indicio visible que explicara su raro y gracioso apodo aunque antes de poder ver algo me interrumpió hablando de la fulana regla 17; parecía estarlo disfrutando y hablaba de llevar quelea a bordo, no tenía idea de lo que intentaba decir hasta que al fin reveló el horrible destino que nos esperaba, o que le esperaba a mi compañera porque yo ni a la fuerza me comería una de esas cosas; aunque por la forma como me miraba parecía que ella tampoco estaba dispuesta a meterse tal cosa a la boca.

Comer quelea a cambio de nuestra libertad era apenas una solución a medias, pues no pensaba abandonar la nave sin mi compañera de gremio, y si le encontraba algún rasguño rodarían cabezas; aunque primero debía poner a salvo también a esta otra chica tan inútil como un perico bajo el agua -Regla 17, que gran idea- Pensé sin decir nada, estaba en medio de mis cavilaciones cuando se abrió nuevamente la puerta para darle la entrada a quien traía el desafío y para mi sorpresa, se trataba nada menos que de Yomio, el tipo extraño cuyo nombre no recordaba con exactitud; intenté controlar la sorpresa para no delatar lo que sea que intentara hacer pero además di un ligero golpe con el codo a Korax para asegurarme que no dijera nada indiscreto.

Por alguna razón estaba disfrazado de cocinero, tal vez había tomado aquello como disfraz teniendo en mente un intrincado plan para salvarnos, o tal vez solo se había unido ya a los piratas -Maldito desgraciado traidor- Pensé sin decir nada hasta que nos ayudó con algo muy útil, que el capitán comiera en primer lugar era una gran ventaja que sin duda pensaba aprovechar -Eso es chico, jamás dudé de ti- Volví a pensar con una sonrisa en el rostro aunque al capitán no le había sentado nada bien -Nadie dice que el capitán deba comer primero, eso ni siquiera es...- Antes que terminara de aclarar la verdadera norma le interrumpí -Tranquilo capitán, está bien, no tiene que hacerlo si tiene miedo- Ahora tenía el objetivo de dejarlo mal frente a sus hombres -Es normal tener miedo- Añadí mientras sus guardianes se miraban unos a otros dudando de la valentía de su capitán -Si quiere podemos dejar que sea ella quien coma primero- Señalé a Korax -Aunque dejar que una mujer haga lo que usted teme es una verdadera ofensa a su orgullo- Ahora estaba insultando discretamente, algo que definitivamente no iba a terminar nada bien.

Estaba intimidado, lo estaba, se le notaba a leguas que no quería ser el primero en probar, pero tampoco quería parecer cobarde, lo que me dio pie para aprovechar el momento ideal -Es más, quiero doblar el premio, todo o nada- Dije con mucha convicción -Aumentemos el desafío, si ganamos el desafío, nos iremos, pero nos llevaremos también al piricueco y a un miembro al azar de su tripulación como rehén para asegurarnos que no nos persigan- Miré a Yamo esperando que no se opusiera al plan -¿Y si pierden? ¿Qué tienen que ofrecerme?- Preguntó cruzándose de brazos -Si perdemos causará una gran impresión en ella, le encantan los hombres que comen quelea- Señalé a Korax de nuevo, era definitivamente mi as bajo la manga -Y podrá casarse con ella y con el piricueco a la vez- Parecía una buena oferta pero además agregaría un valor agregado -Ésta no ha sido tocada- Le dije en tono más bajo con una sonrisa pícara añadiendo también el gesto de señalarlo con ambos dedos índices -Y sabe a qué me refiero- Añadí mientras el capitán la miraba con un nuevo y evidente deseo.

El sujeto finalmente cayó en la trampa y en una demostración de gallardía como jamás había visto tomó al quelea y le dio un formidable mordizco que me revolvió el estómago; las vísceras del pez le brotaban por las comisuras de la boca, los ojos se le pusieron aguados y la cara roja; avanzó atorado y pudo ambas manos sobre la mesa para luego vomitar asquerosamente -Rayos, lo hizo, esto no va a acabar bien, lo hizo ¡¡Maldita sea!!- Pensé cayendo en la desesperación por el atrevimiento del capitán -¡¡Salgan, ahora!!- Alerté a Korax y al chico, al menos sabía que con él podía estar a salvo -¡¡Ya los alcanzo, encuentren a Ryn!!- Antes de terminar la frase tomé la bandeja del quelea y la usé para golpear la cabeza del capitán una vez, y otra vez, y una tercera vez porque las primeras no me dejaron convencido.

Los dos sujetos que lo acompañaban intentaron detenerme así que lancé bandejazos a diestra y siniestra para darle algo de tiempo a mis compañeros -Partida... de... babosos- Murmuraba con rabia mientras los golpeaba con la bandeja que comenzaba a abollarse quedando casi marcadas en relieve las caras de los sujetos; arremetí de nuevo contra el capitán en un último bandejazo para luego correr desesperadamente como niña asustada hacia la cubierta del barco donde ya parecía haber otro alboroto.

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