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Mensaje  Sigel Vie Ago 25 2017, 18:21


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De lejos, escuchaba a su hermana que le gritaba que corriese. Él se preguntó que hacía dónde. La voz sonaba muy lejos y desde todas direcciones. No era consciente desde dónde le llamaba ni hacía donde tenía que ir. Todo sucedió muy rápido, demasiado rápido. El niño no era más consciente de lo que sería un adulto, ya con la mente desarrollada, en la misma situación. Se sentía confuso, desorientado. Tenía la visión borrosa, veía sombras y siluetas que venían de aquí y de allá; pero no distinguía nada. Le dolía la mitad del rostro, la otra le ardía como si la estuviera metiendo dentro de la chimenea. Corría por instinto y lloraba por necesidad. Con ambas manos, se tocaba la herida que el perro le había dejado en la cara. Se estaba haciendo daño al tocarse, pero no lo podía evitar. Palpar la herida era lo más parecido a verse en un espejo y, por los Dioses, necesitaba verse en un espejo. Cuatro gruesas líneas de sangre atravesaban la mitad izquierda del rostro del pequeño. El ojo se le había inflamado tanto que parecía que iba a estallar. El perro se llevó un trozo de oreja de un bocata. La punta de su nariz desapareció en uno de los múltiples ataques del sabueso. En resumen: tenía la cara completamente desfigurada.

Mamá siempre le había dicho que era un niño muy guapo y que de mayor lo sería todavía más. Se casaría con una dulce princesa de larga melena rubia y ojos de zafiro. ¡Mamá casi se lo prometió! Mientras corría Jake pensaba en las promesas y en los halagos que mamá le hizo. ¿Qué diría ahora si le viera así? ¿Lloraría? Era muy posible que fuese así. ¿Le pegaría por haberse dejado que un perro le atacase? No fue por su culpa. Gwen, su hermana mayor (diez años), había sido la culpable de que el perro se volviese loco. Gwen le dijo a Jake que si era capaz de estirar la cola del perro. En un principio se negó, pero ella insistió. Le llamó gallina y le dijo que de mayor no se casaría con ninguna princesa porque ellas solo se casan con los príncipes más valientes y él era un cobarde. Gwen conocía a su hermano y sabía qué decir para hacerlo enfadar. Antes que ambos se dieran cuenta, Jake tenía la cola del perro en las manos y la estiró con todas sus fuerzas. El perro dio un agudo ladrido y saltó a la cara de Jake. Fue injusto. ¡Era culpa de Gwen, el perro le debió atacar a ella!

Gwen cogió unas piedras del suelo y las lanzó al perro en el momento en el que esté acababa de arrancar de un mordisco la oreja de Jake. Lo último que el chico recuerda es ver a su hermana correr en una dirección que no podía ver. Él también corrió, quizás en la misma dirección o, lo más probable, en otra diferente. ¿Dónde estaba el perro? No lo escuchaba, tampoco sabía si con una oreja menos lo podía escuchar. Solamente oía a su hermana gritar que corriese hacia donde ella estaba. Jake corría, lo intentaba. Llegó muy lejos, nunca corrió más deprisa ni durante tanto tiempo en toda su corta existencia. Corrió hasta el momento en el que dejó de avanzar. Sus piernas hacían el esfuerzo de seguir corriendo, su mente daba la orden de avanzar, de huir, pero su cuerpo estaba anclado a una tierra que le comía lentamente. ¡Arenas movedizas!

-¡Mamá, mamita, mamá!- gritó llorando. –¡Gwen tiene la culpa, MAMÁ!-

Fue inútil, nadie le escuchó. Hacía tiempo que Gwen dejó de llamarle. Estaba completamente solo y asustado. ¡Temblaba! Lo peor, en aquella situación, no era que no hubiera nadie para rescatar sino que, de haber alguien, no sería capaz de verlo.

_____________________

* Bienhallado/a héroe infantil: Te encuentras en el arenal de Roilkat. Debo decir que no me importa cómo has llegado hasta aquí, pero si deseas explicarlo, eres libre de hacerlo. Un niño ha caído en una trampa de arenas movedizas al escapar de un perro salvaje (el cual le ha desfigurado la cara). Tu deber es sacar al niño de ahí y tratarle las heridas. No podrás hacer que esté como antes del ataque, pero al menos podrás evitar que se infecten las heridas y no vayan a peor.
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Agradecimiento especial a Eretria Noorgard que me dio la idea para este desafío.
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Mensaje  Fredericksen Sáb Ago 26 2017, 11:23

No sabía exactamente cuánto tiempo había durado sin dormir como debía, me sentía agotado, era cuestión de tiempo en que me desplomara a rogar piedad pero no por culpa del agotamiento, no, claro que no. Dirigí una mirada a Genevive que aun me seguía, esta vez al menos respetaba mi espacio personal… claro, dos  centímetros de lejanía no ayudaban mucho “Claro Fred, ayuda a la gente en el bosque… siempre es bueno ser un alma bondadosa y ayudar a los que están en problemas.”

- ¿Por qué ya no descansar tú? – Comentó Genevive abrazándose nuevamente a mi brazo “Y allí murió mi espacio personal de nuevo.” Al menos ya la joven no era tan tímida para hablar, aunque ya en este punto la hubiese preferido callada… y bien lejos.

- Porque… estoy bien, aun puedo resistir. – Puras mentiras, no estaba bien, tenía miedo; una vez había atrapado a la mujer tratando de robarme el alma mientras yo dormía, desde aquella noche dejé de descansar.

   Pasé las manos por mi rostro mientras seguíamos con la caminata ¿A dónde íbamos? No tenía ni la menor idea, no podía escapar de aquella joven, no porque me diera lastima dejarla abandonada… en serio, ya había intentado correr y de una manera enfermiza me encontró. “Me siento como aquella vez en el arenal… perdido, sin saber a dónde ir.” Cada vez añadía más cosas a mi lista de temores y cosas que me habían traumado, muy por encima de todo ahora estaba Genevive.

- Tú descansar, te notas… sin fuerza. – Volvió a comentar la joven acercando su rostro al mío.

- ¡NO! – Grité apartándome de de un empujón de la joven, ya no me sorprendería con aquello, debía mantenerme siempre alerta. – Digo… en serio, estoy bien, aun podemos caminar.

- D…de acuerdo. – Dijo la joven agachando la cabeza y regresándome mis dos centímetros de espacio personal “Ya ha paso lo mismo tres veces hoy…” Suspiré y saqué una manzana de mi bolsa, debía aprovechar el tiempo de lejanía que me brindaba la mujer.

“¿Así se sintió mi maestro todo el tiempo que lidió conmigo?” Era posible, técnicamente no le había dejado opción a dejarme tirado cuando era niño. “Si en algún momento quisiera dejarte tirado en medio de la nada lo haría, pero no lo he hecho aún ¿Cierto Fredericksen?”  Había dicho el una vez cuando le pregunté algo similar, quizá la pregunta fue después de estar viajando dos años con el… quizá 5, ya no recordaba fechas con exactitud.

- El asunto es que yo no puedo, de algún modo regresa.

- ¿Qué dijiste? – La joven inclinó la cabeza y parpadeó algo confundida.

- Yo…nada, pensaba en voz alta. – Mordí la manzana y estaba por resignarme, solo recordé de un sitio lo suficientemente grande para que alguien se perdiera, un sitio que me causaba miedo pero era mi única posible salvación “El arenal”. – Oye Genevive ¿Quieres que te lleve a un lugar nuevo?

- ¿Un lugar… nuevo?

- Si, lejos del bosque y de lo que te he enseñado, algo muy diferente. – Rodé con un brazo a la joven en la altura de los hombros y con la otra señalé el horizonte. – Un sitio que no podrías imaginar, algo totalmente nuevo para ti. – Me brillaban los ojos, y sabía que eran por Tres cosas: Esperanza, algo de locura y las lágrimas que comenzaban a formarse en estos por la tan sola idea de tener que pisar de nuevo aquel lugar. “Posiblemente mate dos pájaros de un tiro, se pierde Genevive y tal vez supere mi miedo.”

- ¡Muchas… gracias! – Y de nuevo ella acercándose.

- ¡Ya, ya entendí, de nada! – Me escabullí de la mujer y retomé la marcha, esta vez sí sabía a dónde nos dirigíamos.

- - -


   
         Tres días habíamos tardado viajando hasta Roilkat, solo dormía cuando estaba totalmente seguro de que Genevive si descansaba profundamente, además por si no tuviera suficiente seguridad con aquello tuve que subirme a la parte alta de un árbol y dormir entre las ramas. Me despertaba cuando Genevive comenzaba a gritar mi nombre en mi busca, en un momento pensé en quedarme quieto a ver si daba fruto pero sabía que no sería así  “A veces es bueno matar a las crías que se quedan sin madre, así no sufren en busca de alguien que las reemplace.”  No, eso estaba mal… no iba a matar a alguien por mucho que me estresara, además la joven no era mala persona, solo no podía controlarse.

- ¿Qué vamos a encontrar en ese… sitio?

- No va a haber mucho, pero va a haber arena, eso sí… por montones. – Un leve escalofrío me recorrió de tan solo recordarlo, no pisaba aquel sitio desde la vez que los nórgedos habían atacado, aquella vez casi perdía una pierna a causa de la torpeza “Bueno, realmente por la mordida de un Kag.”

- ¿Qué es la arena? – No era de extrañar que la joven desconociera de algo, al inicio ni podía comer por su cuenta.

- Es algo blando, muy molesta pero a la vez suave… realmente no sé cómo explicarlo, solo se que si hay viento seguro va a entrar a los ojos.

- Eso suena… a mal.

- No, no es tan malo. “Claro que sí lo es, es muy malo.”

    Habíamos parado una noche en Roilkat, si iba al decirlo llevaría algo más que animalitos muertos y fruta, necesitaba agua, mucha agua. “Tal vez pueda buscar a ese camello que aquel pueblo me había regalado… el problema es que montar a un dromedario resultaba más difícil que montar a caballo. “ Al final opté por dejar al animal allí, luego regresaría para aprender a cabalgar aquella cosa, si es que lo recordaba.

- Si que ser un sitio ¿Grande? – Dijo Genevive con cierto asombro en la voz mientras contemplaba los kilómetros de arena que se extendían al frente.

- Ni te lo imaginas, no tengo idea de donde tenga su fin… y no planeo descubrirlo. – Retiré la capucha de mi cabeza y observé el sol, ya había calor en aquel sitio, hubiese sido mejor idea ir de noche.

- Ir rápido, debemos ir. – La joven me tomó del brazo y me jaló haciéndome avanzar en el peor sitio del mundo.

   Allí estaba yo, en el sitio que más odiaba y temía junto a la mujer que en aquel momento me desesperaba, aquello tal vez podría ser un buen chiste “Había una vez un hombre vestido de lechuga y una marioneta que entraron al desierto.”   El problema es que no tenía idea de cómo continuaría el chiste.

   Mientras yo agonizaba con cada paso y con el calor creciente Genevive lo disfrutaba, le gustaba aquel sitio, definitivamente estaba loca ¿A quién le gustaría tanta arena junta? Solo a los locos “O quizá tu eres el loco por no disfrutar la maravilla del mundo.” No, Gillidan no pensaría eso al ver aquella aeran, también sentiría repulsión, exigiría que me fuera de allí.

- Esto ser Naravilloso. – La joven estaba de rodillas en el suelo levantando algo de arena.

- Se dice maravilloso, con “M”. –  Hice énfasis en la letra, para que la joven lo entendiera.

- Mmmaravilloso, ser maravilloso.

- Realmente es “Esto es maravilloso”… pero ya captas la idea. – Levanté la mirada al sol y pensé en que tanto deberíamos adentrarnos para luego dejarla, quizá 5 kilometros, eso debería ser suficiente ¿No?  “¿En serio planeas abandonarla a su suerte? No eres así Fred.” No, claro que no soy así, pero ya estaba cansado.

    Seguimos andando un buen rato hasta que escuché una débil voz, parecía ser la de un niño “Oh genial, lo que me faltaba, las voces del pasado me recuerdan mis traumas.”  Me di leves golpes con el puño en la frente tratando de callarlas, no podía obligarme a recordar el pasado, ya debía detener las regresiones pero las voces no callaban.

- ¿Escuchar eso? Suena a alguien. – Genevive se levantó y se acerco hasta ocultarse detrás de mí - ¿Ser peligroso?

- Yo… ¿Escuchas también a alguien? – Por lo visto no era un regreso al pasado, si escuchaba a un niño. – No sé si sea peligroso… pero deberíamos ir a ver.

“No aprendes nunca ¿Cierto?”Hice lo mismo con la joven y ahora la tenía siempre a mi lado tratando de profanarme, ahora escuchaba el llamado de un niño e iría en su busca porque claro “seguro está en problemas”, a veces hasta yo mismo me detestaba y mucho. Tomé a la joven del brazo y comencé a avanzar buscando al niño que hacía tal llamado, por lo visto llamaba a su madre ¿Por qué un niño llamaría a su madre en aquel sitio? Ni idea, seguro fue abandonado, lo mismo que pensaba yo hacer con la muñeca “Cada vez que analizo mejor la idea me siento peor persona.”

- Candau… tengo miedo ¿Y si ser alguien mal?

- Pues corremos, no hay que ser muy inteligente para saber que debemos correr si es alguien malo.

    Los gritos continuaron, pero esta vez había dicho algo nuevo “Gwen tiene la culpa” ¿Quién era Gwen? No tenía idea, de lo único que estaba seguro es que aquellos gritos eran reales. Apresuré los pasos sin soltar a Genevive ¿Por qué no la soltaba? Podía soltarla y dejarla que se perdiera Ese era el plan ¿No? ¿Entonces por qué la jalaba?

- ¡Mamá, Gwen tiene la culpa, mamá! – En la lejanía se podía ver el que podía ser un muchacho pidiendo ayuda, eso o un cactus.

         Recorrí el tramo restante a lo que definitivamente era un joven, el aproximamiento me permitía verle mejor, si era un joven. Ya cuando estuve lo suficientemente cerca noté que tenía la cara hecha un desastre, era como si lo hubiesen apaleado para dejarlo morir allí, lo peor es que la arena lo tragaba lentamente. Genevive soltó un gritito aferrándose a mí, aunque quizá lo de aferrarse estaba de más.

- Calma chico, ya te ayudaremos. – Dije al muchacho observando a los lados en busca de algo para arrastrarlo fuera de allí, no era raro que en medio de tanta arena no hubiese nada.

- ¿¡Mamá, eres tú!? – Claramente no lo era, pero en medio del pánico que podía estar sufriendo el muchacho era joven de que imaginara una voz diferente. - ¡Ayúdame mamá!

- ¿Tú ser su… mmamá?. -  Dijo Genovive con cierta sorpresa, por lo visto si conocía el significado de ser madre.

-¿Qué? Claro que no, ni lo conozco.– Aunque con aquellas heridas en el rostro dudaba que alguien reconociese al chico.

   Si me acercaba mucho seguramente me quedaba atrapado en la arena junto al joven, y quedarme allí atrapado sería una total idiotez “Manda a Genevive, es una clara señal.” No, tampoco haría aquello, eso sería como asesinarla, debía pensar con que jalar al joven… aunque en medio del pánico que sufría el chico dudaba que tomara algo que le arrojara.

- Tal vez si deba mandarte allí. – Dije un poco más alto fijando la mirada en la joven. – Debes salvar al enano.

- ¿Y…yo? ¿Cómo salvar yo a niño?

- Es sencillo. – Retiré el abrigo verde y quedé cubierto solo con la camisa marrón de lino. – Te sujetas de una manga, y te inclinas a agarrar al joven; mientras tanto yo te sujeto aquí a salvo y te jalo cuando lo tomes.

- ¿Y si… me caigo?

“Pues te dejo allí y luego me voy.” – No te caerás, tengo todo controlado.

    No fue difícil que la chica confiara en mi, por lo visto hasta podía decirle que saltara de un barranco y lo haría “Hey que buena idea… aunque no creo que sea tan torpe.”  Amarré el parte de la manga en la mano de Genevive  y comprobé que bastara para que no se callera, luego tomé la manga libre y la estire, era totalmente resistente.

    La chica comenzó a inclinarse estirando su brazo libre para tomar al joven, falló los primeros intentos pero ya en cierto punto alcanzó lo suficiente para tomar el brazo del chico herido, este aun entre sollozos y miedo se aferró todo lo posible a Genevive.

- ¡Mamá, no me sueltes, ayúdame!

- Candau,  ya tener al niño.

    No tuve que esperar mucho para jalar del abrigo, creí que iba a ser algo sencillo pero Genevive de cierto modo pesaba y sacar al chico también era un trabajo, lo bueno es que la joven parecía ser colaboradora y también jalaba para liberar al enano.  Jalé con todas mis fuerzas y por suerte casi divina Genevive pensó casi lo mismo, el joven quedó liberado y ella lo alejó un par de pasos, yo por mi lado caí de espaldas en la arena.

- ¡Candau! – La joven al notar que había chocado con el suelo se había ya abalanzado encima de mí y me rodeaba con preocupación. - ¿Estar bien?

- Si si, estoy bien… quítate de encima. – Coloqué una mano en el rostro de Genevive y la aparté con cuidado. – El niño parece estar más herido que yo.

- Mamá, fue culpa de Gwen, yo no quería… en serio… ella me obligó. – El niño seguía llorando y se tapaba la cara con sus manos, cosa que no parecía cómoda.

- Calmate chico, no soy tu madre pero quizá pueda ayudar. – Me arrodillé junto al joven y le coloqué una mano en el hombro. – Claro… no puedo sanar mucho de lo que te pasó.

- F…fue un perro salvaje, Gwen me dijo que era un cobarde, yo no quería pero ella me dijo que las dulces princesas no querían a los cobardes.

    Sacudí al joven para que dejara de divagar, era bueno saber el que le había pasado pero necesitaba que se centrara, debía saber que si no se le ayudaba iba a estar peor, necesitaba que su ojo “sano” y su única oreja hicieran sus funciones como debían.

- Primero que nada, las princesas no quieren a nadie que no tenga dinero, recuerda eso, no importa que tan feo seas… si tienes dinero no hay problema. – Esa era otra cosa que había aprendido en la infancia, mucha gente vendía a sus hijas, supuse que en las castas mayores sería igual “Si hay dinero tienes mi aprobación.”-  Segundo, lo que vaya a hacer posiblemente te vaya a doler.

   No tenía mucho con que tratar la herida, solo podría limpiar al joven y vendarlo… además me había saltado casi todas clases de medicina, era una suerte que supiera vendar. Saqué una cantimplora con algo de agua y sostuve el rostro del chico por el mentón, antes de que el joven pudiera preguntar que iba a hacer abrí la cantimplora y dejé que el agua escurriera por las líneas de la mejilla del joven. El joven intentó apartarse y comenzaba a gritar, si aquello hacía el agua no quería imaginar cómo se pondría si usaba alcohol.

- ¡Basta, basta, se lo ruego, deténgase! – Apreté su mentón para que el joven no se alejara, este me sujetaba el brazo con sus dos manos, estas ya le temblaban. – Por favor…

- ¿Por qué hacer esto? – Dijo Genevive con cierto temblor en su voz, observaba al chico con miedo. - ¿Por qué maltratarlo?

- Limpio las heridas, si se infectan hasta allí llega. – Moví un poco más la cara del joven y ahora dejé que el agua pasara por la parte superior de donde debería estar la oveja del joven. – Dios ¿Qué le hiciste a ese perro salvaje? – El chico guardaba silencio, temblaba y lloraba a causa del dolor, por lo visto tenía otras cosas en que concentrarse aparte del dolor. – Si, ya veo.

    Tomé un trago de la cantimplora y la cerré para ahorrar el agua que quedaba, desperdiciar agua en el arenal era mala idea. “Hubiese traído al maldito dromedario.”  Tomé el abrigo verde que reposaba sobre la arena y limpié la suciedad exterior de este, luego sin pensarlo mucho lo coloqué sobre las heridas del joven y presioné con algo de cuidado para secarlo. Sequé de esta manera la sangre restante de las terribles heridas del chico, aquello debería ser suficiente mientras se buscaba ayuda médica suficiente.

- Muy bien, ya puedes dejar de llorar. – Vendé con el mismo abrigo el resto de la cara del joven, no era el trabajo más limpio del mundo pero estaba orgulloso; lo único que se veía del rostro del joven eran sus ojos y su boca.

- Y…yo ¿Estaré mejor?

- Si te soy sincero, no… pero algo es mejor que nada. – Me encogí de hombros y le tendía la cantimplora al joven, no sabía cuánto tiempo estaría perdido allí y debería de estar muriendo de sed. - ¿Y quién es Gwen?  

- Gwen… Gwen es mi hermana… ella tiene la culpa de esto.
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Mensaje  Sigel Sáb Ago 26 2017, 17:58

Como si estuviese acompañando a la última frase del muchacho, un aullido ahogado sonó bajo los pies de los dos héroes. Inmediatamente, Jake reconoció la voz, si es que se le podía llamar voz, del perro que le deformó la cara para siempre. Ladraba y agonizaba como si tuviera la boca llena de agua. Jake dejó escapar una sonrisa nerviosa. Estaba mal alegrarse de que un perro fuera a morir, sabía que los Dioses le condenarían (si su cara no fuera suficiente condena) de por vida por hacerlo; aun así, no lo podía evitar. Era algo que estaba por encima de sus capacidades. La lástima, el perdón y la empatía por el animal escapaban de sus manos igual que lo hacía la risa nerviosa. Se lo tenía merecido. Adentro de su corazón, en un rincón que se avergonzaba de mostrar, deseaba que su hermana también estuviera muriéndose con el perro.

Se puso de cuclillas para ver de cerca al animal hundirse en las arenas movedizas. Si antes no lo había notado era porque éste estaba muy hondo. Apenas se veía la punta de su hocico negro. Si no fuera por el aullido ahogado, bien podría pasar por una roca.

Jake tomó un palo del suelo y golpeó el hocico del perro. Primero, lo empujaba hacia abajo, hacia la profundidad de las arenas. Segundos después, al comprender que el perro no podía hacerle nada; comenzó a golpear el animal y clavarle la punta del palo como si fuera una estaca. Era lo más justo, él le había deformado la cara, por su culpa (también la de Gwen) mamá le renegaría por perder su belleza infantil. ¡Merecía morir!

-Eres un perro malo y vas a morir- farfullaba en cada estocada.

La agria y, a la vez, reconfortante sorpresa fue cuando apareció su hermana de las arenas. Una mano se agarró al hocico del animal para tomar impulso y salir del mordisco de las arenas movedizas. Jake medio media cabeza de Gwen, la otra mitad estaba todavía bajo las arenas. Mentalmente, dio las gracias a los Dioses por haber hecho cumplir su deseo. ¡Los culpables morirían! Y Gwen era la más culpable.

-¡Jake, ¿eres tú? SÁCAME, POR FAVOR!-

-No- Jake golpeó la mano de su hermana para que volviera a caer- Tú tienes la culpa de todo-.

_____________________

* Fredericksen: Has salvado a uno de los niños, ¿pero qué hay del otro? Tuya es la opción si debes o no salvar a Gwen. Ella tiene la culpa de que su hermano se haya convertido en un monstruo deforme. ¿Merece la muerte por ello? También puedes elegir si salvar al perro. Elijas lo que elijas, debes lanzar la Voluntad de los Dioses.
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Mensaje  Fredericksen Dom Sep 03 2017, 05:08

En aquella trampa de arena por lo visto no solo había estado atrapado el joven, también el animal que le había deformado la cara. Observé el hocico que sobresalía del suelo, no sabía si el animal tendría mucha salvación a decir verdad, tal vez si mordía el abrigo y lo jalaba hasta sacarlo “No, ya no puedo hacer eso, el chico lo tiene como venda.”  Entonces sería más complicado de lo que pensaba.

   El chico se inclinó a ver al animal, por lo visto si debería ser el mismo; tal vez el joven sintiera ver lastima por aquel animal, por eso se había acercado, nunca era bueno ver a un ser muriendo de aquella manera  “No, creo que realmente se alegra.”  Sí, eso explicaría porque se le notaba algo alegre al tomar la rama.

- Hey chico, ya basta, si sabes que se va a morir déjalo al menos, no veo necesario los golpes. – Una cosa era que se sintiera bien por tener su “venganza” pero otra maltratar al animal que ya no tenía escapatoria, aunque si la tenía era muy poca.

- ¿Por qué él pegarle al otro ser? – Preguntó Genevive con cierto temor en la voz.

- Odio, posiblemente odio.

   La plática acerca del porque el joven hacía eso terminó al escuchar otra voz proveniente de las arenas, esta vez era una voz femenina que pedía ayuda, lo curioso del caso es que conocía el nombre del chico. Este en vez de ayudarla solo golpeó la mano y la acuso de tener la culpa, eso era el colmo “Si la culpa de lo sucedido seguro es Gwen, y si entendí bien aquella era su hermana.”

- Calma muchacho, comprendo que estés molesto con el animal… pero no puedes dejar a tu hermana allí.

- Si puedo, ella me hizo esto. – Dijo el chico señalándose la cara, su pecho subía y bajaba violentamente, hasta podía escuchar su respiración. – Ella merece que le pase eso, ¡Se lo merece!

- ¡Jake ayúdame, esto no es un maldito juego!

    El chico claramente no atendería, así que antes de que fuese tardé preferí acercarme; si ellos tenían un problema familiar podían resolverlo luego pero no de esa manera, esa manera no la veía para nada viable.

- ¡No puedes ayudarla! – Gritó el chico jalando mi camisa al ver mis intenciones, eso ya se estaba transformando en un problema.

- Genevive… ¿Te importaría ayudarme?

- No ayudar esta vez. – La joven estaba tensa y observaba al a hermana del muchacho, pero no era una mirada amable o preocupada, era una mirada de odio “Oh no, otra vez con su posesividad.” Si se trataba de otra fémina ella prefería verla muerta.

- Bien… yo me encargaré de esto. – Suspiré y tomé los brazos de Jake para alejarlo. – Sin ayuda de ninguno de ustedes.

    Me dirigí nuevamente lo más cerca que podía y estiré una de mis manos hasta la joven, esperaba no caer de boca y quedar en aquella trampa yo también. Mi concentración se interrumpió por un golpe en el dorso de mi mano, al girar la cabeza noté al chico sujetando la rama con la que antes había golpeado al animal.  En otro momento me lo hubiese tomado con calma, pero tomando en cuenta que la situación no era calmada y llevaba días sin descansar adecuadamente opté por seguir los pasos de mi maestro, una represalia física por una agresión física.

   Sin encoger la mano que tenía estirada tomé impulso y abofeteé la mejilla dañada del joven, sacudí un poco la mano en el aire luego del golpe y lo observé, ahora entendía un poco mejor a Gillidan.

- ¿Con eso bastó para que entendieras la lección? – El chico respondió con llanto, tenía sus manos en el sitio donde había recibido el golpe, por el color que tomaba mi abrigo que funcionaba como venda supuse que las heridas volvían a sangrar, tal vez me había pasado con abofetearlo… solo tal vez. – Y más vale que tú te concentres. – Esto iba dirigido a la hermana que era tragada por la arena movediza, me arrodillé en la parte del suelo que parecía ser estable y tendí por segunda vez mi mano a la chica, esta vez ningún golpe se presentó.

- Ayuda… ayuda por favor.  – La joven volvía a estar casi totalmente engullida por las arenas, el tiempo se acababa.

- Eso intento. – Comenté alargándome todo lo posible y tomando la muñeca de la chica, si esperaba a que esta me tomara era seguro que ella terminaría desapareciendo, ahora solo quedaba el problema de como iba a sacarla.

   Traté de fijar las piernas con fuerza en la arena y sin dudarlo llevé la otra mano a la muñeca de la joven para comenzar a tirar, rogaba que aquello bastara para liberarla, era todo lo que mis capacidades ofrecían en ese momento.
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Mensaje  Tyr Dom Sep 03 2017, 05:08

El miembro 'Fredericksen' ha efectuado la acción siguiente: La voluntad de los dioses


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Gwen tiene la culpa [Desafío] Empty Re: Gwen tiene la culpa [Desafío]

Mensaje  Sigel Lun Sep 04 2017, 17:03

Gwen tenía la culpa de todo. Merecía morir en las arenas movedizas con el perro asesino. Sería lo justo. Era la venganza que los Dioses habían concedido a Jake. Se había hecho justicia. El chico se relamía los labios, sabían a sangre seca, y frotaba las palmas de sus manos mientras observaba cómo las arenas iban tragando, con velocidad lenta, a la persona y al animal que le habían deformado la cara para siempre. Sentía un reconfortante calor que anidaba en su pecho y bajaba hacia su estómago. Con la prematura edad que el niño tenía no pensaba si era lícito o no disfrutar de la muerte, lenta y dolorosa, de su hermana; simplemente pensaba que los malos tenían que morir y los buenos vivir. Los malos de aquel día eran el perro salvaje que por poco le arrancó la cara y Gwen. ¡Ellos tenían la culpa!

El hombre que le rescató vestía y se comportaba como una tonta lechuga. Él no entendía por qué Gwen tenía que morir. La otra chica parecía que sí, por eso se apartó de las arenas movedizas; era más lista. Jake agradecía que el hombre le hubiera rescatado, pero era tonto y le había dicho cosas muy feas. Mamá siempre dijo que los niños guapos se casaban con las princesas, el hombre lechuga era un tonto por decir que mamá era una mentirosa y que, en realidad, las princesas solo se casan con los niños ricos. ¡Mentira! Era un mentiroso y un tonto. Muy tonto tenía que ser para meter las manos en las arenas. Jake sabía, de primerísima mano, lo peligrosas que eran. Podían tragarle vivo. ¡Deberían tragarle vivo por tonto!

Jake se puso detrás del hombre lechuga. Puso las manos en su espalda en el momento que éste se estiraba para alcanzar la mano de Gwen. Jake sintió el agradable calor en el pecho con más intensidad; parecía estar a punto de vomitar fuego como los dragones. Con una sonrisa de oreja a oreja, Jake se impulsó para tirar al hombre lechuga a las arenas. ¡Por tonto!

Más que un empujón, parecía un abrazo. El niño era muy pequeño y el hombre muy grande. El empujón de Jake sirvió para que la mano del hombre lechuga alcanzase la de Gwen. Jake maldijo en sus adentros.

- ¡Suéltale, ella me hizo feo!- apretó los puños y gritó con todas sus fuerzas - ¡Eres igual que ella, hombre lechuga! ¡TIENES LA CULPA!-

Cogió el mismo palo con el que pegó al perro asesino y a su hermano y lo clavó en el pie del hombre lechuga. Éste soltó la mano de Gwen y ella desapareció en las arenas. ¡Tenían la culpa de todo!

-Tienes que ir ahí dentro a morir porque eres un tonto y un mentiroso. Dijiste que me ayudarías y te has puesto a salvar a Gwen cuando ella tiene la culpa de que sea feo. Te dije que Gwen tiene la culpa, que era mala. Debiste haberme creído. Debiste haberme hecho caso. Ahora métete en las arenas y muere-.

No hizo falta que el hombre lechuga se metiera en las arenas, él mismo se convirtió en parte de la arena. Su pie derecho, el que había herido Jake, se deshacía como si estuviera hecho de arena. El chico se dio como complacido, estiró las manos como si estuviera pidiendo que le aupasen y llamó a su mamá.

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