Recaudando información [Pausado]
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Recaudando información [Pausado]
-¿Está dormida?
-No digas tonterías, no se puede dormir con los ojos abiertos.
-Pero no se mueve…
-Entonces debe estar muerta.
-¡Qué asco!
-Debe ser por lo de la enfermedad esa que está matando a todos…
-Sí, la otra noche escuche a mis papas hablando, decían que mis tíos y sus hijos que vivían en Lunargenta murieron.
-Mejor no la toquemos, nos podríamos contagiar.
Lo cierto es que hace un buen rato que me había activado y estaba escuchando la charla de los dos niños humanos con mucho interés. Así me enteré de una gran pandemia que había afectado a gran parte de las ciudades, que se había extendido la muerte entre los orgánicos y había cierto caos generalizado que de a poco comenzaba a normalizarse. Guarde todos estos datos como información sumamente importante, aunque no sabía si yo podía contagiarme también, era probable que mi tejido, y los órganos que aún me quedaban, pudieran contraer enfermedades así de contagiosas.
Ahora el problema es que no quería moverme, si lo hacía probablemente iba a asustar a los pequeños, y eso sería una pena, estaba disfrutando de su charla. Me encontraba sentada bajo un árbol, con las piernas cruzadas, la capucha subida para que no se vieran mis partes cibernéticas y los brazos descansando a los lados, me había detenido para verificar una actualización que requería de toda mi atención y en cuanto había regresado a la realidad los niños ya estaban allí.
-Podriiiiiamos – Dijo uno mientras pensaba - ¡Picarla con un palo!
-¡Si! – Respondió el otro muy emocionado y se puso a buscar un par de varas.
Pensaría que en líneas generales no debería ser un problema, la piel sintética que cubría mi cuerpo era mucho más resistente que la humana, unos trozos de madera no tendrían que poder hacerme nada, había un 99% de seguridad en eso. Continué entonces jugando a ser una muñeca gigante, mientras disfrutaba de la risa de los niños, “Disfrutar: Deleitarse, gozar, sentir satisfacción”.
-Me habían dicho que los cadáveres olían mal –
-Tal vez se murió hace muy poco-
-Yo pase ayer por aquí y no estaba-
-Entonces debe ser que se murió anoche…
Mientras picaran mi hombro, o mis costillas no había problemas, el inconveniente fue cuando comenzaron a picar mi rostro. No me importaba que lo hicieran, pero allí tenía terminales más delicadas que se activaban con más facilidad, en cuanto uno de los niños empezó a picar mi nariz, los filamentos olfatorios se irritaron y como resultado no pude evitar dejar escapar un estornudo.
-…-
-…-
Ambos niños se me quedaron mirando con los ojos muy abiertos, la boca algo abierta, sus cuerpos tensos… Estaban asustados.
-Emmm Hola, soy Zöe, no teman… - Pero era demasiado tarde, gritaron al unísono y salieron corriendo de allí antes de que pudiera agregar nada más. Había perdido una buena oportunidad de conversar con un par de orgánicos.
-No digas tonterías, no se puede dormir con los ojos abiertos.
-Pero no se mueve…
-Entonces debe estar muerta.
-¡Qué asco!
-Debe ser por lo de la enfermedad esa que está matando a todos…
-Sí, la otra noche escuche a mis papas hablando, decían que mis tíos y sus hijos que vivían en Lunargenta murieron.
-Mejor no la toquemos, nos podríamos contagiar.
Lo cierto es que hace un buen rato que me había activado y estaba escuchando la charla de los dos niños humanos con mucho interés. Así me enteré de una gran pandemia que había afectado a gran parte de las ciudades, que se había extendido la muerte entre los orgánicos y había cierto caos generalizado que de a poco comenzaba a normalizarse. Guarde todos estos datos como información sumamente importante, aunque no sabía si yo podía contagiarme también, era probable que mi tejido, y los órganos que aún me quedaban, pudieran contraer enfermedades así de contagiosas.
Ahora el problema es que no quería moverme, si lo hacía probablemente iba a asustar a los pequeños, y eso sería una pena, estaba disfrutando de su charla. Me encontraba sentada bajo un árbol, con las piernas cruzadas, la capucha subida para que no se vieran mis partes cibernéticas y los brazos descansando a los lados, me había detenido para verificar una actualización que requería de toda mi atención y en cuanto había regresado a la realidad los niños ya estaban allí.
-Podriiiiiamos – Dijo uno mientras pensaba - ¡Picarla con un palo!
-¡Si! – Respondió el otro muy emocionado y se puso a buscar un par de varas.
Pensaría que en líneas generales no debería ser un problema, la piel sintética que cubría mi cuerpo era mucho más resistente que la humana, unos trozos de madera no tendrían que poder hacerme nada, había un 99% de seguridad en eso. Continué entonces jugando a ser una muñeca gigante, mientras disfrutaba de la risa de los niños, “Disfrutar: Deleitarse, gozar, sentir satisfacción”.
-Me habían dicho que los cadáveres olían mal –
-Tal vez se murió hace muy poco-
-Yo pase ayer por aquí y no estaba-
-Entonces debe ser que se murió anoche…
Mientras picaran mi hombro, o mis costillas no había problemas, el inconveniente fue cuando comenzaron a picar mi rostro. No me importaba que lo hicieran, pero allí tenía terminales más delicadas que se activaban con más facilidad, en cuanto uno de los niños empezó a picar mi nariz, los filamentos olfatorios se irritaron y como resultado no pude evitar dejar escapar un estornudo.
-…-
-…-
Ambos niños se me quedaron mirando con los ojos muy abiertos, la boca algo abierta, sus cuerpos tensos… Estaban asustados.
-Emmm Hola, soy Zöe, no teman… - Pero era demasiado tarde, gritaron al unísono y salieron corriendo de allí antes de que pudiera agregar nada más. Había perdido una buena oportunidad de conversar con un par de orgánicos.
Última edición por Zöe el Mar Mar 06, 2018 1:18 pm, editado 2 veces
Zöe
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Re: Recaudando información [Pausado]
Triste, así podía resumir en una palabra mi vida en ese instante. Frustrados mis planes de buscar la verdad acerca de mi abuelo y del proyecto Aerandir, me había convertido en una contrabandista, o al menos, una cómplice de esto. Sin embargo, mis amigos y compañeros de viaje Trae y Drae, se regocijaban en el malestar general, ya que tras la pandemia, los pobres se habían convertido en los nuevos ricos, o al menos ellos sí lo habían hecho. Con la escasez de alimentos, la gente enferma y las autoridades desaparecidas, los contrabandistas como los gemelos dragón tenían el campo libre para trapichear, y todo el mundo sabe, que cuando sube la demanda, sube el precio de los productos. Habíamos conseguido una carreta de segunda mano, grande, de colores vistosos, roja y azul, de un circo. Cambiamos nuestro pequeño burro Alfredus por dos jamelgos de crines largas, negras y blancas como su pelaje manchado. Eran gemelos, como ellos.
Ese día Trae contaba las monedas de oro en la parte trasera del carromato, mientras yo descansaba junto a Drae que llevaba las riendas del caballo. Dentro, en nuestro silo particular, llevábamos un importante cargamento de trigo hacia Lunargenta, la cual había sido invadida por los vampiros y había descuidado a las personas que vivían allí. Nuestro destino final, el circo de la Luna negra, para el cual faltaban a penas dos noches y para el que estábamos elaborando unos muñecos voodo para vender. Bendecidos por la mismísima Sar'entar, una mística a la cual le cambiaba el cabello de color mágicamente. Sí, además de contrabandistas, también éramos estafadores, y otra vez sí, Sar'entar era yo, con mi pelo exageradamente rosa.
-A mi este camino no me suena... -Le comentaba a Drae agarrándome a la parte superior del carro para ponerme depie sobre el asiento y tener unas buenas vistas del terreno.
-Meriyé, son árboles, son todos iguales.-Comentó ya ofuscado Draedrionor estirando de las riendas de los caballos.
-Mentira, mira, ¡Ahí está! -Comenté en mi casi perfecto aerandiano señalando tras un gran campo de calabazas al que acabábamos de entrar. Las murallas de Lunargenta se podían vislumbrar desde allí, así como el mar.
Drae dio un tirón de mi vestido para obligarme a sentarme en mi sitio. El carro no era lo único que había mejorado considerablemente, ya que los gemelos me habían proporcionado suficiente dinero para renovar mi baúl. El vestido que llevaba, rojo oscuro y azul marino, ceñido a la cintura por un corpiño era bastante elegante, mejor que los harapos que solía llevar. Molesta por el tirón de Drae, me senté de nuevo en la parte delantera del carro junto a él. Fue entonces cuando ambos caballos se desbocaron, relinchando. Dos niños aparecieron casi debajo de los caballos, pero lo suficientemente lejos para que los enormes y potentes cascos de los animales no les hicieran nada. Drae bajó rápidamente del caballo, y yo detrás de él, para preguntarle a los niños si estaban bien, pero parecían demasiado asustados para quedarse. Gritando como si no hubiera un mañana desaparecieron entre el campo de calabazas.
-Parecían asustados.-Apunté la obviedad acariciando las crines de uno de los caballos, mientras Drae caminaba a paso ligero al pequeño bosquejo que nos quedaba a la izquierda. -No vayas, vámonos y ya está. -Comenté arrugando con fuerza la nariz y el ceño, preocupada.
Pero las ansias de aventuras del joven dragón pudieron con él. Tomó la navaja que llevaba atada al cinto y con mucha precaución apartó la maleza con una mano, posando sus botas con cuidado sobre las ramas secas para que no sonaran demasiado. Pero aún así, como un elefante en una cacharrería, -Dicho terrestre que no entenderían mis compañeros- pisó el ramaje, crujiendo estrepitosamente. Fuera lo que fuere, había quedado sin duda alertado de nuestra situación.
Ese día Trae contaba las monedas de oro en la parte trasera del carromato, mientras yo descansaba junto a Drae que llevaba las riendas del caballo. Dentro, en nuestro silo particular, llevábamos un importante cargamento de trigo hacia Lunargenta, la cual había sido invadida por los vampiros y había descuidado a las personas que vivían allí. Nuestro destino final, el circo de la Luna negra, para el cual faltaban a penas dos noches y para el que estábamos elaborando unos muñecos voodo para vender. Bendecidos por la mismísima Sar'entar, una mística a la cual le cambiaba el cabello de color mágicamente. Sí, además de contrabandistas, también éramos estafadores, y otra vez sí, Sar'entar era yo, con mi pelo exageradamente rosa.
-A mi este camino no me suena... -Le comentaba a Drae agarrándome a la parte superior del carro para ponerme depie sobre el asiento y tener unas buenas vistas del terreno.
-Meriyé, son árboles, son todos iguales.-Comentó ya ofuscado Draedrionor estirando de las riendas de los caballos.
-Mentira, mira, ¡Ahí está! -Comenté en mi casi perfecto aerandiano señalando tras un gran campo de calabazas al que acabábamos de entrar. Las murallas de Lunargenta se podían vislumbrar desde allí, así como el mar.
Drae dio un tirón de mi vestido para obligarme a sentarme en mi sitio. El carro no era lo único que había mejorado considerablemente, ya que los gemelos me habían proporcionado suficiente dinero para renovar mi baúl. El vestido que llevaba, rojo oscuro y azul marino, ceñido a la cintura por un corpiño era bastante elegante, mejor que los harapos que solía llevar. Molesta por el tirón de Drae, me senté de nuevo en la parte delantera del carro junto a él. Fue entonces cuando ambos caballos se desbocaron, relinchando. Dos niños aparecieron casi debajo de los caballos, pero lo suficientemente lejos para que los enormes y potentes cascos de los animales no les hicieran nada. Drae bajó rápidamente del caballo, y yo detrás de él, para preguntarle a los niños si estaban bien, pero parecían demasiado asustados para quedarse. Gritando como si no hubiera un mañana desaparecieron entre el campo de calabazas.
-Parecían asustados.-Apunté la obviedad acariciando las crines de uno de los caballos, mientras Drae caminaba a paso ligero al pequeño bosquejo que nos quedaba a la izquierda. -No vayas, vámonos y ya está. -Comenté arrugando con fuerza la nariz y el ceño, preocupada.
Pero las ansias de aventuras del joven dragón pudieron con él. Tomó la navaja que llevaba atada al cinto y con mucha precaución apartó la maleza con una mano, posando sus botas con cuidado sobre las ramas secas para que no sonaran demasiado. Pero aún así, como un elefante en una cacharrería, -Dicho terrestre que no entenderían mis compañeros- pisó el ramaje, crujiendo estrepitosamente. Fuera lo que fuere, había quedado sin duda alertado de nuestra situación.
Merié Stiffen
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Re: Recaudando información [Pausado]
Lunargenta era deprimente. No pudo estar más de un par de días, entre el riesgo de contagio, los vampiros que se creían dueños y señores, la suciedad, pero sobre todo, el hecho de que aquellos que poseían objetos que le interesaban, se los habían llevado consigo en el éxodo hacia las islas. Paradójico; ella dejó Beltrexus pensando que en las prisas, dejarían sus pertenencias atrás. Pero no, aún con la urgencia, las personas pensaban en sus joyas. ¡Qué materialistas!
Decidió salir de la ciudad, ya no podía soportar más el olor a fecas y enfermedad, así que, por qué no, disfrutar un poco del campo. Ver extensiones interminables de plantaciones lado a lado de los caminos... pero no había nada de eso. Mina sintió, algo así como congoja, al encontrarse con hectáreas completamente vacías, saqueadas, plantas mustias y animales flacos. Terrible, completamente terrible. A medida que caminaba, entendía que haber dejado Beltrexus fue un error garrafal.
Llevaba medio día caminando y no quería volver, así que decidió seguir, con suerte encontraría algún caserío donde pernoctar y, en lo posible, aprovisionarse para seguir camino y buscar la forma de volver a su hogar. Divisó un carromato a unos 100 metros de distancia. Tres figuras se bajaron de este, uno de ellos posiblemente era mujer, por la falda que se le englobó al saltar de la carreta. Hacía tiempo que ella había dejado de juzgar a las personas por su vestimenta; había visto mujeres que solo distinguías por la silueta de su busto, y hombres que en vestido lucían más hermosos que muchas mujeres. No perdía nada con acercarse y pedir información, así que apretó el paso.
Llegó casi corriendo, uno de ellos había entrado al bosque, así que se dirigió al que quedó atrás -¿Hola? ¡Hola!- saludó, tímidamente -¿Qué tal? Eh... sabes, creo que estoy perdida, ¿hacia dónde lleva este camino?- le preguntó al hombre, esbozando esa carismática y jovial sonrisa de ella.
Decidió salir de la ciudad, ya no podía soportar más el olor a fecas y enfermedad, así que, por qué no, disfrutar un poco del campo. Ver extensiones interminables de plantaciones lado a lado de los caminos... pero no había nada de eso. Mina sintió, algo así como congoja, al encontrarse con hectáreas completamente vacías, saqueadas, plantas mustias y animales flacos. Terrible, completamente terrible. A medida que caminaba, entendía que haber dejado Beltrexus fue un error garrafal.
Llevaba medio día caminando y no quería volver, así que decidió seguir, con suerte encontraría algún caserío donde pernoctar y, en lo posible, aprovisionarse para seguir camino y buscar la forma de volver a su hogar. Divisó un carromato a unos 100 metros de distancia. Tres figuras se bajaron de este, uno de ellos posiblemente era mujer, por la falda que se le englobó al saltar de la carreta. Hacía tiempo que ella había dejado de juzgar a las personas por su vestimenta; había visto mujeres que solo distinguías por la silueta de su busto, y hombres que en vestido lucían más hermosos que muchas mujeres. No perdía nada con acercarse y pedir información, así que apretó el paso.
Llegó casi corriendo, uno de ellos había entrado al bosque, así que se dirigió al que quedó atrás -¿Hola? ¡Hola!- saludó, tímidamente -¿Qué tal? Eh... sabes, creo que estoy perdida, ¿hacia dónde lleva este camino?- le preguntó al hombre, esbozando esa carismática y jovial sonrisa de ella.
Mina Harker
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Re: Recaudando información [Pausado]
Tenía que asumir mi total fracaso en esto de interactuar con niños humanos, no había podido hacer nada para evitar que huyeran de mí. Ahora tenía barro en la mejilla y en la nariz, y me había quedado sin compañía nuevamente, habían muchas cosas de la interacción social que aún se me escapaban, y era consciente de ello. Si quería volver a formar parte de la sociedad tenía que empezar por lo más básico: Mantener charlas.
Y ¿Quería volver a formar parte de la sociedad? Aunque en realidad sería “Formar parte”, no tenía recuerdos de haber pertenecido a ella alguna vez, aunque uno podría suponer que eso en algún momento tuvo que ser. No estaba segura de sí el término que buscaba era “Regresar” o “Intentar”, pero la cuestión seguía siendo la misma, deseaba darle algún sentido a esta existencia que no fuera solo quedarme sentada esperando.
Me puse en pie, quizás aún estaba a tiempo de alcanzar a los niños y explicarles la situación, tal vez entonces entenderían, y me sonreirían, y me dirían que todo estaba bien, que los acompañara mientras hacían algún tipo de actividad infantil. Escuché unos caballos relinchando al detenerse de golpe, luego los pasos de algún ser bípedo que se acercaba a donde estaba.
Aparte una maraña de ramas para encontrarme de frente con un humano alto y fornido, me superaba por media cabeza, y llevaba las pintas clásicas de un viajero. Parecía estar sorprendido de encontrarme allí, en su mano derecha mis sensores detectaron un arma blanca, pero mi rostro continuó inexpresivo a pesar de toda la situación. Quizás fuera peligroso, lo que los orgánicos llamaban un bandido “bandolero, salteador de caminos.”
Parecía una oportunidad tan buena como cualquiera para seguir intentando el tener una plática civilizada.
-Hola, soy Zöe, no tienen porque temer – En un comienzo solo decía “Hola soy Zöe” pero no había tenido mucho resultado por lo que le agregué esa segunda parte y sonreír para mejorar la empatía con el orgánico. Las respuestas eran de lo más variadas, algunos me miraban con desconfianza, otros me ignoraban, otros corrían como esos niños de antes, los seres vivos eran en verdad fascinantes.
-Hola… - Respondió el hombre, parecía estar bastante confundido aún, probablemente porque las mujeres humanas no se dedicaban a descansar tiradas en los pastizales, de eso estaba bastante segura. Pero guardo su arma, y tome eso como una buena señal - ¿Qué se supone que haces aquí escondida?
-No me escondía – Pues no lo estaba haciendo, ese sitio parecía tan bueno como cualquier otro para detenerse, pero dar demasiados detalles no ayudaría a que confiaran en mi – Solo me detuve – Respondí haciendo un resumen de toda la información que mi mente estaba procesando en ese momento.
Atrás del humano habían otros tres orgánicos, una que acababa de llegar, estaban junto a un carro desde donde un hombre casi igual al que tenía al lado nos observaba. Esos debían ser gemelos, individuos cuya concepción ocurre a partir de la división de un mismo cigoto y son del mismo sexo. Me fije si las mujeres también lo eran, pero no, sus rasgos eran distintos.
¡Qué grupo de orgánicos tan variado! Sonreí más para demostrar que estaba muy contenta y dispuesta a la interacción con ellos.
Y ¿Quería volver a formar parte de la sociedad? Aunque en realidad sería “Formar parte”, no tenía recuerdos de haber pertenecido a ella alguna vez, aunque uno podría suponer que eso en algún momento tuvo que ser. No estaba segura de sí el término que buscaba era “Regresar” o “Intentar”, pero la cuestión seguía siendo la misma, deseaba darle algún sentido a esta existencia que no fuera solo quedarme sentada esperando.
Me puse en pie, quizás aún estaba a tiempo de alcanzar a los niños y explicarles la situación, tal vez entonces entenderían, y me sonreirían, y me dirían que todo estaba bien, que los acompañara mientras hacían algún tipo de actividad infantil. Escuché unos caballos relinchando al detenerse de golpe, luego los pasos de algún ser bípedo que se acercaba a donde estaba.
Aparte una maraña de ramas para encontrarme de frente con un humano alto y fornido, me superaba por media cabeza, y llevaba las pintas clásicas de un viajero. Parecía estar sorprendido de encontrarme allí, en su mano derecha mis sensores detectaron un arma blanca, pero mi rostro continuó inexpresivo a pesar de toda la situación. Quizás fuera peligroso, lo que los orgánicos llamaban un bandido “bandolero, salteador de caminos.”
Parecía una oportunidad tan buena como cualquiera para seguir intentando el tener una plática civilizada.
-Hola, soy Zöe, no tienen porque temer – En un comienzo solo decía “Hola soy Zöe” pero no había tenido mucho resultado por lo que le agregué esa segunda parte y sonreír para mejorar la empatía con el orgánico. Las respuestas eran de lo más variadas, algunos me miraban con desconfianza, otros me ignoraban, otros corrían como esos niños de antes, los seres vivos eran en verdad fascinantes.
-Hola… - Respondió el hombre, parecía estar bastante confundido aún, probablemente porque las mujeres humanas no se dedicaban a descansar tiradas en los pastizales, de eso estaba bastante segura. Pero guardo su arma, y tome eso como una buena señal - ¿Qué se supone que haces aquí escondida?
-No me escondía – Pues no lo estaba haciendo, ese sitio parecía tan bueno como cualquier otro para detenerse, pero dar demasiados detalles no ayudaría a que confiaran en mi – Solo me detuve – Respondí haciendo un resumen de toda la información que mi mente estaba procesando en ese momento.
Atrás del humano habían otros tres orgánicos, una que acababa de llegar, estaban junto a un carro desde donde un hombre casi igual al que tenía al lado nos observaba. Esos debían ser gemelos, individuos cuya concepción ocurre a partir de la división de un mismo cigoto y son del mismo sexo. Me fije si las mujeres también lo eran, pero no, sus rasgos eran distintos.
¡Qué grupo de orgánicos tan variado! Sonreí más para demostrar que estaba muy contenta y dispuesta a la interacción con ellos.
Zöe
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Re: Recaudando información [Pausado]
La situación se había vuelto cuanto menos incómoda, Drae se había adentrado entre la maleza, y Trae, después de haber guardado entre las muñecas voodo la bolsa con las monedas de oro, se disponía a bajar de la carreta. Me llevé las manos a la cadera poniendo los brazos en jarras mientras resoplaba sonoramente, a ver si llegaba a escuchar mi resoplo y pillaba la indirecta, pero no fue así. Claro que no, él era un hombre intrépido que buscaba las sensaciones fuertes. ¡Y eso que era la cabeza pensante de ambos hermanos! Trae se me acercó por la espalda.
-¿Qué pasa? -Preguntó frotándose las manos en el pantalón de lino marrón que llevaba, para quitarse el olor a metal de las manos.
Fue entonces cuando una muchacha alta y morena apareció en la escena. Me llevé la mano a la frente, algo angustiada por todo, lo único que quería de verdad era llegar de una vez a Lunargenta, vender las malditas muñecas del demonio y seguir con mi vida triste mientras ellos seguían amasando su fortuna. ¿Y si era una vampira? Me acerqué a Trae disimuladamente, sin quitarle la vista a la muchacha morena, bueno, realmente él tampoco le había quitado la vista a la susodicha.
-A Lunargenta.-Respondió el gemelo dragón devolviéndole la media sonrisa amable, aunque más bien sonó demasiado seco, así era él.
-Trae, igual es una vampira... Viene de Lunargenta y ya sabes lo que dicen... -Le susurré a Trae lo suficientemente bajo para que no me escuchara la susodicha.
Trae se giró hacia mi, y luego alzó la vista al cielo. Hacía rato que había amanecido y el sol asomaba entre algunas espumosas y grisáceas nubes, nubes bajas que en horas quizá se convertirían en tormenta. Y soltó una enorme carcajada negando con la cabeza mientras me tomaba de los hombros.
-Meriyé, es de día, y brilla el sol. -Me explicó sin parar de negar con la cabeza mientras se acercaba a la muchacha. -Nosotros vamos a Lunargenta, más en concreto a la feria de la Luna Negra, si te interesa, podemos llevarte por un módico precio.-Comentó a la muchacha tendiéndole la mano.-Yo soy Traerionor, y ella es la gran Sar'entar, la sacerdotisa vodoo. -Añadió con una amplia sonrisa que dejaba entrever la mayoría de sus dientes.
Me llevé de nuevo la mano a la frente, y dando el caso de Trae por imposible, le dediqué una sonrisa a la muchacha, apiadándome en parte de ella porque seguramente fuera víctima de los engaños de Trae y me giré sobre mis pasos y me acerqué a Drae. Bastante preocupada, aunque parecía hablar con alguien detrás de los árboles. Era una mujer, algo mayor que yo, con un peinado mohicano muy punkie, de la época de los 2000. Fruncí el ceño y torcí la cabeza, pues su forma de hablar me recordó en cierta manera a mi intentando articular mis primeras palabras del diccionario de Weiss.
-¡Por la reina Isabel y la abadía de Winchester! Así no llegaremos ni mañana.-Exclamé, en mi perfecto inglés que para ellos sonaría como el chino mandarín. -¿También vas a Lunargenta? -Le pregunté a la muchacha con una sonrisa amable en mis labios.
-¿Qué pasa? -Preguntó frotándose las manos en el pantalón de lino marrón que llevaba, para quitarse el olor a metal de las manos.
Fue entonces cuando una muchacha alta y morena apareció en la escena. Me llevé la mano a la frente, algo angustiada por todo, lo único que quería de verdad era llegar de una vez a Lunargenta, vender las malditas muñecas del demonio y seguir con mi vida triste mientras ellos seguían amasando su fortuna. ¿Y si era una vampira? Me acerqué a Trae disimuladamente, sin quitarle la vista a la muchacha morena, bueno, realmente él tampoco le había quitado la vista a la susodicha.
-A Lunargenta.-Respondió el gemelo dragón devolviéndole la media sonrisa amable, aunque más bien sonó demasiado seco, así era él.
-Trae, igual es una vampira... Viene de Lunargenta y ya sabes lo que dicen... -Le susurré a Trae lo suficientemente bajo para que no me escuchara la susodicha.
Trae se giró hacia mi, y luego alzó la vista al cielo. Hacía rato que había amanecido y el sol asomaba entre algunas espumosas y grisáceas nubes, nubes bajas que en horas quizá se convertirían en tormenta. Y soltó una enorme carcajada negando con la cabeza mientras me tomaba de los hombros.
-Meriyé, es de día, y brilla el sol. -Me explicó sin parar de negar con la cabeza mientras se acercaba a la muchacha. -Nosotros vamos a Lunargenta, más en concreto a la feria de la Luna Negra, si te interesa, podemos llevarte por un módico precio.-Comentó a la muchacha tendiéndole la mano.-Yo soy Traerionor, y ella es la gran Sar'entar, la sacerdotisa vodoo. -Añadió con una amplia sonrisa que dejaba entrever la mayoría de sus dientes.
Me llevé de nuevo la mano a la frente, y dando el caso de Trae por imposible, le dediqué una sonrisa a la muchacha, apiadándome en parte de ella porque seguramente fuera víctima de los engaños de Trae y me giré sobre mis pasos y me acerqué a Drae. Bastante preocupada, aunque parecía hablar con alguien detrás de los árboles. Era una mujer, algo mayor que yo, con un peinado mohicano muy punkie, de la época de los 2000. Fruncí el ceño y torcí la cabeza, pues su forma de hablar me recordó en cierta manera a mi intentando articular mis primeras palabras del diccionario de Weiss.
-¡Por la reina Isabel y la abadía de Winchester! Así no llegaremos ni mañana.-Exclamé, en mi perfecto inglés que para ellos sonaría como el chino mandarín. -¿También vas a Lunargenta? -Le pregunté a la muchacha con una sonrisa amable en mis labios.
Merié Stiffen
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Re: Recaudando información [Pausado]
A Lunargenta.- respondió el hombre, alto, macizo y buenmozo. Mina tuvo que hacer un esfuerzo por no tornar los ojos a blanco ante aquella respuesta. Se limitó a tragar, apretar las muelas y mantener la sonrisa. -Sí, lo sé, de allí vengo- respondió -Preguntaba por el lado de allá, de donde ustedes vienen viajando- dijo. -He caminado mucho, Lunargenta está hecha un asco y estoy buscando algún pueblito pintoresco dónde pernoctar, que los pies me están matando- siguió -...esto de ser bajita...- dijo y con un gesto, levantó un poco su falda para mostrar la generosa plataforma de sus botas que le ayudaba a disimular su estatura. Poco prácticas e incómodas, pero su vanidad estaba muy por encima del dolor que le causaban.
-Wilhelmina Harker- dijo estrechando la mano de Traerionor y adoptando una actitud coqueta, mirándolo al rostro y sonriendo. Pero la chica de lindo vestido dijo algo en un idioma que ella no entendía, lo que le sorprendió mucho. -¡Wow! ¿Qué idioma es ese?- le preguntó -Además del idioma común, conozco el élfico, el antiguo dracónide... pero el tuyo tiene que ser un dialecto poco conocido- dijo -Suena muy bonito, igual que tu vestido, ¿dónde lo compraste?- preguntó, aprovechando que aún no regresaba el otro miembro de su grupo.
Se alegró de poder conversar con personas que no lucían demacradas, sanas y limpias, rebosantes de vida. Además, a Mina le gustaba socializar, charlas amenas y poco profundas eran su fuerte. Se manejaba bien en lo trivial y superficial, porque se podía hablar de todo por encima sin tener que llegar en ningún momento a profundizar.
-Wilhelmina Harker- dijo estrechando la mano de Traerionor y adoptando una actitud coqueta, mirándolo al rostro y sonriendo. Pero la chica de lindo vestido dijo algo en un idioma que ella no entendía, lo que le sorprendió mucho. -¡Wow! ¿Qué idioma es ese?- le preguntó -Además del idioma común, conozco el élfico, el antiguo dracónide... pero el tuyo tiene que ser un dialecto poco conocido- dijo -Suena muy bonito, igual que tu vestido, ¿dónde lo compraste?- preguntó, aprovechando que aún no regresaba el otro miembro de su grupo.
Se alegró de poder conversar con personas que no lucían demacradas, sanas y limpias, rebosantes de vida. Además, a Mina le gustaba socializar, charlas amenas y poco profundas eran su fuerte. Se manejaba bien en lo trivial y superficial, porque se podía hablar de todo por encima sin tener que llegar en ningún momento a profundizar.
Mina Harker
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Re: Recaudando información [Pausado]
Parecía haber algo así como una disputa entre los integrantes del grupo, la dama de cabello rosa parecía estar enojada por algo, demostraba su descontento resoplando, apoyando las manos en su cadera y haciendo comentarios cortantes. Pero el resto de los presentes no parecía llevarle el apunte, como si su opinión no tuviera valor o fueran necedades, pensé que probablemente debía sentirse muy mal, pero no tenía mucha forma de ayudarla, abrí la boca para responder a su error sobre los vampiros, pero el otro hombre lo hizo antes.
-Permíteme – Dijo el orgánico que me había encontrado entre los pastizales, me ofrecía su mano en lo que entendía yo era un gesto caballeroso “El que se comporta noble y cortésmente”, para ayudarme a subir al camino. No necesitaba su ayuda, era evidente que mis piernas tenían la fuerza y el largo suficiente como para poder salir de allí sola, pero también existía la posibilidad de que el humano se lo tomara a mal si lo rechazaba… Así que le di la mano y llegué por fin junto al carro.
-Muchas gracias – Dije aunque creía que no correspondía ya que en realidad no me había ayudado y podría haber hecho lo mismo sin su mano, pero nuevamente, los mandatos sociales de los de su especie eran más importantes que mi razonamiento.
Escuché la problemática de la mujer de cabello negro y sonreí porque esta vez sí podía ser de ayuda y dar una respuesta adecuada.
-La posada más cercana a esta a cuatro kilómetros con ocho metros exactamente desde la posición en que estas ahora – Y también sabia la cantidad de centímetros pero había aprendido que la exactitud alarmaba a los orgánicos así que preferí no dar más detalles – Pero si lo que buscas es un pueblo tendrás que caminar once kilómetros al menos – Mire sus piernas e hice un cálculo rápido – Por tu estatura diría que no podrás llegar hasta dentro de unas cuatro horas…
Iba a agregar algo sobre lo poco conveniente que era usar un calzado como ese si tenía pensado caminar tanto, pero había notado que las mujeres humanas disfrutaban del dolor estético y que consideraban que mientras más sufrían más hermosas se veían. Aún no había podido descubrir muchos más detalles con respecto a eso.
La joven de cabello rosa dijo algo en otro idioma, mi sistema comenzó a comparar los sonidos con los distintos idiomas que tenía incorporados y encontró uno que coincidía.
-No debes preocuparte, estoy segura que pronto llegarán a su destino – Le dije en ese mismo idioma, según mis registros no era un dialecto de Aerandir, pero de alguna manera la mujer lo conocía. No me preocupe mucho más por ese asunto, era solo otro dato curioso dentro de un grupo entero de datos curiosos - ¿Entonces van a ir a Lunargenta? Pero la señorita dice que es muy peligroso ir allí – Esta vez hablaba nuevamente en común, ya que no veía el motivo de andar excluyendo de la charla a tantos potenciales contactos.
-Permíteme – Dijo el orgánico que me había encontrado entre los pastizales, me ofrecía su mano en lo que entendía yo era un gesto caballeroso “El que se comporta noble y cortésmente”, para ayudarme a subir al camino. No necesitaba su ayuda, era evidente que mis piernas tenían la fuerza y el largo suficiente como para poder salir de allí sola, pero también existía la posibilidad de que el humano se lo tomara a mal si lo rechazaba… Así que le di la mano y llegué por fin junto al carro.
-Muchas gracias – Dije aunque creía que no correspondía ya que en realidad no me había ayudado y podría haber hecho lo mismo sin su mano, pero nuevamente, los mandatos sociales de los de su especie eran más importantes que mi razonamiento.
Escuché la problemática de la mujer de cabello negro y sonreí porque esta vez sí podía ser de ayuda y dar una respuesta adecuada.
-La posada más cercana a esta a cuatro kilómetros con ocho metros exactamente desde la posición en que estas ahora – Y también sabia la cantidad de centímetros pero había aprendido que la exactitud alarmaba a los orgánicos así que preferí no dar más detalles – Pero si lo que buscas es un pueblo tendrás que caminar once kilómetros al menos – Mire sus piernas e hice un cálculo rápido – Por tu estatura diría que no podrás llegar hasta dentro de unas cuatro horas…
Iba a agregar algo sobre lo poco conveniente que era usar un calzado como ese si tenía pensado caminar tanto, pero había notado que las mujeres humanas disfrutaban del dolor estético y que consideraban que mientras más sufrían más hermosas se veían. Aún no había podido descubrir muchos más detalles con respecto a eso.
La joven de cabello rosa dijo algo en otro idioma, mi sistema comenzó a comparar los sonidos con los distintos idiomas que tenía incorporados y encontró uno que coincidía.
-No debes preocuparte, estoy segura que pronto llegarán a su destino – Le dije en ese mismo idioma, según mis registros no era un dialecto de Aerandir, pero de alguna manera la mujer lo conocía. No me preocupe mucho más por ese asunto, era solo otro dato curioso dentro de un grupo entero de datos curiosos - ¿Entonces van a ir a Lunargenta? Pero la señorita dice que es muy peligroso ir allí – Esta vez hablaba nuevamente en común, ya que no veía el motivo de andar excluyendo de la charla a tantos potenciales contactos.
Zöe
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Re: Recaudando información [Pausado]
Estaba cuanto menos, exasperada, mi pie golpeaba incesantemente el suelo mientras giraba la cabeza hacia Trae, hablando con aquella muchacha. Cada minuto que pasaban allí fuera de la carreta, era un minuto perdido. Tenía tantas cosas que hacer en Lunargenta y tan poco tiempo que aquellas conversaciones superfluas me importaban más bien poco. Incómoda, así estaba en aquella situación, queriendo visitar cada una de las bibliotecas de la gran ciudad de Verisar, y siendo obligada a hacer de pitonisa. Suspiré hondo y clavé mis ojos en la muchacha morena que parecía sorprendida por mi lenguaje. Me llevé la mano a la boca, porque no debería de infundir sospechas de mi procedencia.
-Este es el camino a Baslodia. -Explicó Trae apoyando la espalda en la carretilla. Aquella media sonrisa se dibujó maleficamente en su rostro. -¿Estás segura de que te quieres perder la feria? -Le preguntó arqueando suavemente una ceja. -Estás ante, ni más ni menos, que la gran sacerdotisa Voodo, Sar'entar. -Recalcó señalándome acusador con el dedo índice.
Puse los ojos en blanco y negué con la cabeza mirando a la muchacha morena, y sus botas con plataforma. ¡Qué modernos estos aerandianos! Asentí con la cabeza, dando mi aprobación, y me sacudí la falda.
-Ehm... -Sus preguntas sobre mi idioma me incomodaron aún más, fruncí el ceño ligeramente, pero fui salvada por mi vestido, del cual me preguntó su procedencia. -Ah, este trapito... -Comenté con la mayor humildad posible.
-Se lo regalamos para que dejara de vestir con un saco de patatas. -Bromeó Drae que acababa de incorporarse a la conversación con la muchacha del pelo punkie.
Hinché los carrillos exageradamente para que denotara mi enfado, Pero poco me duró cuando la punkie empezó a hablar como si fuera una calculadora o un GPS. Fruncí el ceño, confusa por la situación y ladeé la cabeza. ¡Y se puso a hablar en inglés! Mis ojos se abrieron como platos, desubicada totalmente. ¿Quién era y por qué hablaba mi mismo idioma? Drae me miró, tan confuso como yo, ellos dos eran los únicos que conocían mi historia y que la creían.
-Vamos a la feria de la Luna Negra, fuera de la ciudad. -Volvió a explicar Trae despegando la espalda del carromato para cerrar el circulo que habíamos creado. -No hay de qué preocuparse, los vampiros no son un problema. -Alardeó esbozando una siniestra sonrisa.
No pude hablar, no sabía cómo preguntarle a aquella mujer cómo conocía el inglés, y por qué, y cómo. Supuse ante mi desinformación, que quizá fuera la hija de algún científico terrestre que se exiliaría en Aerandir. ¿Pero no los echaron a todos? No podía parar de mirarla, como si tuviera una enorme incógnita en la frente que tenía que descifrar de cualquier manera.
-Entonces, señoritas, ¿No nos acompañaréis a la feria? -Comentó Drae para romper el silencio, bastante animado por la posibilidad de sacarse un dinerillo haciendo de taxista.
-Este es el camino a Baslodia. -Explicó Trae apoyando la espalda en la carretilla. Aquella media sonrisa se dibujó maleficamente en su rostro. -¿Estás segura de que te quieres perder la feria? -Le preguntó arqueando suavemente una ceja. -Estás ante, ni más ni menos, que la gran sacerdotisa Voodo, Sar'entar. -Recalcó señalándome acusador con el dedo índice.
Puse los ojos en blanco y negué con la cabeza mirando a la muchacha morena, y sus botas con plataforma. ¡Qué modernos estos aerandianos! Asentí con la cabeza, dando mi aprobación, y me sacudí la falda.
-Ehm... -Sus preguntas sobre mi idioma me incomodaron aún más, fruncí el ceño ligeramente, pero fui salvada por mi vestido, del cual me preguntó su procedencia. -Ah, este trapito... -Comenté con la mayor humildad posible.
-Se lo regalamos para que dejara de vestir con un saco de patatas. -Bromeó Drae que acababa de incorporarse a la conversación con la muchacha del pelo punkie.
Hinché los carrillos exageradamente para que denotara mi enfado, Pero poco me duró cuando la punkie empezó a hablar como si fuera una calculadora o un GPS. Fruncí el ceño, confusa por la situación y ladeé la cabeza. ¡Y se puso a hablar en inglés! Mis ojos se abrieron como platos, desubicada totalmente. ¿Quién era y por qué hablaba mi mismo idioma? Drae me miró, tan confuso como yo, ellos dos eran los únicos que conocían mi historia y que la creían.
-Vamos a la feria de la Luna Negra, fuera de la ciudad. -Volvió a explicar Trae despegando la espalda del carromato para cerrar el circulo que habíamos creado. -No hay de qué preocuparse, los vampiros no son un problema. -Alardeó esbozando una siniestra sonrisa.
No pude hablar, no sabía cómo preguntarle a aquella mujer cómo conocía el inglés, y por qué, y cómo. Supuse ante mi desinformación, que quizá fuera la hija de algún científico terrestre que se exiliaría en Aerandir. ¿Pero no los echaron a todos? No podía parar de mirarla, como si tuviera una enorme incógnita en la frente que tenía que descifrar de cualquier manera.
-Entonces, señoritas, ¿No nos acompañaréis a la feria? -Comentó Drae para romper el silencio, bastante animado por la posibilidad de sacarse un dinerillo haciendo de taxista.
Merié Stiffen
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Re: Recaudando información [Pausado]
Mina no disimuló ni un poco su curiosidad respecto a la chica que apareció de entre los árboles junto al otro hombre. se acercó a ella para observarla más de cerca. Estiró un poco la mano para poder sentir su mana, pero no sintió la magia que hasta los más simples humanos llevan en su ser. Esta chica estaba viva, pero no de la misma forma que los demás; no era humana como la chica del vestido bonito ni una dragona como los guapos hombres. La sensación que le generaba a la ilusionista era incomoda, de algo antinatural. Pero los demás parecían aceptarla, así que se guardó la pregunta que retumbaba en su cabeza -¿Qué eres tú?- no paraba de sonar.
Más sorprendente fue que hablara en el mismo lenguaje que la chica. Eso terminó de convencerla, tenía que quedarse cerca de la extraña chica y conocerla más. Era la primera vez que alguien le daba esa sensación y tenía que saber por qué. -Soy Wilhelmina- le dijo estirando la mano. -Me puedes llamar Mina, siempre he pensado que mi nombre es muy pretencioso, pero bueno, los gustos extraños de mis padres...- dijo, intentando sonar graciosa y despreocupada.
La oferta del primero de los guapos le pareció la excusa perfecta para pasar más tiempo junto a la chica -Oh... pues en verdad que está fea la capital, Lunargenta está muy deprimente... pero, la tal Feria de la Luna Negra es tan entretenida como aseguran... pues habrá que darle una oportunidad, sobre todo, con esta agradable compañía ¿no crees?- dijo, dirigiendo la mirada a la chica del peinado extraño, esperando que aceptara ir. Corría el riesgo de que rechazara la oferta, pero si lo hacía, ya vería la manera de ir con ella.
Más sorprendente fue que hablara en el mismo lenguaje que la chica. Eso terminó de convencerla, tenía que quedarse cerca de la extraña chica y conocerla más. Era la primera vez que alguien le daba esa sensación y tenía que saber por qué. -Soy Wilhelmina- le dijo estirando la mano. -Me puedes llamar Mina, siempre he pensado que mi nombre es muy pretencioso, pero bueno, los gustos extraños de mis padres...- dijo, intentando sonar graciosa y despreocupada.
La oferta del primero de los guapos le pareció la excusa perfecta para pasar más tiempo junto a la chica -Oh... pues en verdad que está fea la capital, Lunargenta está muy deprimente... pero, la tal Feria de la Luna Negra es tan entretenida como aseguran... pues habrá que darle una oportunidad, sobre todo, con esta agradable compañía ¿no crees?- dijo, dirigiendo la mirada a la chica del peinado extraño, esperando que aceptara ir. Corría el riesgo de que rechazara la oferta, pero si lo hacía, ya vería la manera de ir con ella.
Mina Harker
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Re: Recaudando información [Pausado]
No sabía si debía preocuparme por los vampiros, o por la enfermedad, no tenía idea de qué consecuencias podía tener, o si alguno de esos factores me afectaba. Pero si tenía bastante claro que los orgánicos tenían muchos motivos para no ir a Lunargenta, así que me resultaba sorprendente que aun así fueran tan insistentes con la idea de seguir esa dirección. Un viaje junto a ellos podía facilitarme mucha información, no había porque dudar.
-Sí, me gustaría ir con ustedes – Respondí a la propuesta de los orgánicos y sonreí para mostrar simpatía y buena predisposición. Dirigí luego mi mirada hacia la mujer de cabello extraño, desde hacía varios segundos que no me quitaba los ojos de encima y no estaba segura del porqué, así que supuse que quería comenzar una charla conmigo.
- ¿Qué es una “sacerdotisa voodo Sar´entar”? – Por más que buscaba en mis registros solo podía encontrar dos de esas tres palabras. “Sacerdotisa: Mujer dedicada a los ritos y ofrecimientos de sacrificios a ciertas deidades,así como al cuidado de sus templos” y “Vudú: Práctica supersticiosa que consiste en clavar alfileres en un muñeco que representa a una persona con la intención de que el mal que recibe el muñeco se traslade a esa persona” – ¿Acaso haces sacrificios con muñecos?
Sabía que algunas culturas consideraban como algo normal el sacrificar seres vivos para entregarlos como ofrenda a sus dioses, nunca había escuchado que sacrificaran muñecos, mis registros estaban muy desactualizados. De todos modos, todas las prácticas religiosas me resultaban bastante difíciles de comprender, y suponía que mi incapacidad para compartir las creencias mágicas era el motivo.
Pronto noté también la mirada inquisitiva de la otra mujer ¡Que popular era de pronto! Giré de forma mecánica la cabeza hacia un lado para mirar de frente a la orgánica que con tanta confianza se acercaba a mí.
-Hola Mina, mi nombre es Z03, pero puedes decirme Zöe – Vi que estiraba la mano, así que la agarre y la sacudí de arriba abajo como había aprendido – No tienes por qué temer – Agregué tal como había hecho antes con el gemelo número uno, si había funcionado hasta el momento era mejor no cambiar la acción, ¡Si hasta me había vuelto una agradable compañía y todo! – Quiero conocer todas las festividades de los orgánicos, me parecen de lo más curiosas.
Tenían tantas celebraciones y tan variadas que agradecía el que mi expectativa de vida fuera más larga, porque de otra manera seguramente no podría hacer a tiempo de conocerlas a todas.
-Sí, me gustaría ir con ustedes – Respondí a la propuesta de los orgánicos y sonreí para mostrar simpatía y buena predisposición. Dirigí luego mi mirada hacia la mujer de cabello extraño, desde hacía varios segundos que no me quitaba los ojos de encima y no estaba segura del porqué, así que supuse que quería comenzar una charla conmigo.
- ¿Qué es una “sacerdotisa voodo Sar´entar”? – Por más que buscaba en mis registros solo podía encontrar dos de esas tres palabras. “Sacerdotisa: Mujer dedicada a los ritos y ofrecimientos de sacrificios a ciertas deidades,así como al cuidado de sus templos” y “Vudú: Práctica supersticiosa que consiste en clavar alfileres en un muñeco que representa a una persona con la intención de que el mal que recibe el muñeco se traslade a esa persona” – ¿Acaso haces sacrificios con muñecos?
Sabía que algunas culturas consideraban como algo normal el sacrificar seres vivos para entregarlos como ofrenda a sus dioses, nunca había escuchado que sacrificaran muñecos, mis registros estaban muy desactualizados. De todos modos, todas las prácticas religiosas me resultaban bastante difíciles de comprender, y suponía que mi incapacidad para compartir las creencias mágicas era el motivo.
Pronto noté también la mirada inquisitiva de la otra mujer ¡Que popular era de pronto! Giré de forma mecánica la cabeza hacia un lado para mirar de frente a la orgánica que con tanta confianza se acercaba a mí.
-Hola Mina, mi nombre es Z03, pero puedes decirme Zöe – Vi que estiraba la mano, así que la agarre y la sacudí de arriba abajo como había aprendido – No tienes por qué temer – Agregué tal como había hecho antes con el gemelo número uno, si había funcionado hasta el momento era mejor no cambiar la acción, ¡Si hasta me había vuelto una agradable compañía y todo! – Quiero conocer todas las festividades de los orgánicos, me parecen de lo más curiosas.
Tenían tantas celebraciones y tan variadas que agradecía el que mi expectativa de vida fuera más larga, porque de otra manera seguramente no podría hacer a tiempo de conocerlas a todas.
Zöe
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Re: Recaudando información [Pausado]
Miraba a la una y a la otra, respectivamente, como si fuera un partido de tenis. De vez en cuando mis ojos se posaban en Trae y el Drae, para ver cómo trataban a ambas desconocidas como si nada,como si no fuera una situación de lo más surrealista. La verdad, toda sea dicha, era que todas esas situaciones que para mi, para mi mundo, eran incómodas, en Aerandir se habían vuelto parte de mi rutina. En parte era divertido encontrarse con gente tan extraña como Zöe, tan vivaracha como Mina, y tan extravagante como mi anterior encuentro con el capitán Werner y aquel perro gigante Asher en la búsqueda de una elfa desaparecida.
Arqueé ambas cejas al escucharle articular su nombre, Z03, ¡Cómo no! Mis ojos se iluminaron y se abrieron desmesuradamente ¡Era una bio-cibernética! Cuánto había escuchado de ellos, y cuántos había visto en la tierra. Hacían tareas de todo tipo, ayudaban en los campos, en los hospitales, incluso hacían trabajos de casa. Y ella, con aquel peinado tan grunge, ¿Qué haría? Miré a Mina, la cual parecía excesivamente interesada en Trae. Arqueé una ceja con disimulo, evaluando la situación.
-Bien,pues vayamos a la feria. -Dije ya por fin remangándome ligeramente las mangas del vestido largo, dispuesta a emprender la marcha.
Pero la tertulia continuó. Orgánicos. Sin duda era uno de esos robots que había visto en la tierra, aunque su habla era mucho más arcaica. La mano de Drae me rodeó los hombros y me atrajo hacia si, actitud puramente fraternalista para que me calmara. Suspiré hondo y asentí acomodándome en aquel medio abrazo que me brindaba.
-Algo así. -Le respondió Trae, quien era el artífice de aquella mentira. -Puede maldecir a esposos infieles, a hijos desobedientes y dejarlos tan suave como la mantequilla. O enamorar a dos personas para siempre con tan solo un mechón de pelo. -Comentó con un entusiasmo inusitado en él, ya que era el más frío de ambos hermanos, pero en cuestión de dinero era la voz cantante.
-Pero sus poderes tan solo hacen efecto durante la noche de la feria. -Comentó Drae pellizcándome levemente el brazo, en un ademán de que siguiera con aquella farsa que nos habíamos montado.
-Sí, es un extraño poder... Nadie más en mi familia lo tiene. -Comenté yo asintiendo con la cabeza, frunciendo levemente el ceño tras el pellizco del gemelo.
-Pues, deberíamos de partir ya si queremos llegar antes del crepúsculo. -Se dignó ¡Por fin! a explicar Drae antes de depositar un suave beso en mi pelo rosa.
Asentí convencida y les hice un ademán con la mano para que pasaran a la carretilla. Drae subió casi de un salto al asiento delantero. Era una carretilla de colores, azules y rojos, algo desgastada por las lluvias, de madera, la cual tenía un amplio banco donde situar al conductor. Dos cortinillas azules de terciopelo tapaban los dos ventanucos de la puerta. Trae abrió ambas puertas y con un ademán con la mano las invitó a subir al carromato. Yo miré a ambos lados sin saber donde acudir, hasta que la mano de Drae me sacó de la incertidumbre, ayudándome a subir a su lado. Tomó las riendas, impaciente por continuar nuestro viaje a la feria.
Arqueé ambas cejas al escucharle articular su nombre, Z03, ¡Cómo no! Mis ojos se iluminaron y se abrieron desmesuradamente ¡Era una bio-cibernética! Cuánto había escuchado de ellos, y cuántos había visto en la tierra. Hacían tareas de todo tipo, ayudaban en los campos, en los hospitales, incluso hacían trabajos de casa. Y ella, con aquel peinado tan grunge, ¿Qué haría? Miré a Mina, la cual parecía excesivamente interesada en Trae. Arqueé una ceja con disimulo, evaluando la situación.
-Bien,pues vayamos a la feria. -Dije ya por fin remangándome ligeramente las mangas del vestido largo, dispuesta a emprender la marcha.
Pero la tertulia continuó. Orgánicos. Sin duda era uno de esos robots que había visto en la tierra, aunque su habla era mucho más arcaica. La mano de Drae me rodeó los hombros y me atrajo hacia si, actitud puramente fraternalista para que me calmara. Suspiré hondo y asentí acomodándome en aquel medio abrazo que me brindaba.
-Algo así. -Le respondió Trae, quien era el artífice de aquella mentira. -Puede maldecir a esposos infieles, a hijos desobedientes y dejarlos tan suave como la mantequilla. O enamorar a dos personas para siempre con tan solo un mechón de pelo. -Comentó con un entusiasmo inusitado en él, ya que era el más frío de ambos hermanos, pero en cuestión de dinero era la voz cantante.
-Pero sus poderes tan solo hacen efecto durante la noche de la feria. -Comentó Drae pellizcándome levemente el brazo, en un ademán de que siguiera con aquella farsa que nos habíamos montado.
-Sí, es un extraño poder... Nadie más en mi familia lo tiene. -Comenté yo asintiendo con la cabeza, frunciendo levemente el ceño tras el pellizco del gemelo.
-Pues, deberíamos de partir ya si queremos llegar antes del crepúsculo. -Se dignó ¡Por fin! a explicar Drae antes de depositar un suave beso en mi pelo rosa.
Asentí convencida y les hice un ademán con la mano para que pasaran a la carretilla. Drae subió casi de un salto al asiento delantero. Era una carretilla de colores, azules y rojos, algo desgastada por las lluvias, de madera, la cual tenía un amplio banco donde situar al conductor. Dos cortinillas azules de terciopelo tapaban los dos ventanucos de la puerta. Trae abrió ambas puertas y con un ademán con la mano las invitó a subir al carromato. Yo miré a ambos lados sin saber donde acudir, hasta que la mano de Drae me sacó de la incertidumbre, ayudándome a subir a su lado. Tomó las riendas, impaciente por continuar nuestro viaje a la feria.
Merié Stiffen
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Re: Recaudando información [Pausado]
Cuando Zöe le dio la mano, entendió todo. ¡Cómo no había pensado en eso! Un bio-cibernético, esos seres que aparecieron tanto tiempo atrás con la invasión a Aerandir. En Beltrexus habían algunos, eran muy escasos y muchísimo más obvios en su estructura, luciendo partes de máquina. Esta chica no lucía así, pasaba por una muchacha normal con mal gusto para el corte de pelo, si se quedaba quieta. Sus movimientos rígidos y su forma plana de hablar podían llegar a ser incómodos, pero a Mina le parecían interesantes. Siempre tuvo curiosidad de saber exactamente cómo funcionaban, cómo sentían, cómo veían la vida. Ahora tenía uno al lado y aprovecharía la oportunidad para conocer con mayor profundidad a uno.
Pero trató de disimular su desbordado interés hacia la bio-cibernética simulando una mayor atención al primero de los gemelos, quien explicaba a Zöe lo que era una sacerdotisa voodo Sar'entar. Vaya, primero una bio-cibernética y ahora una bruja de poderes limitados, tras la explicación de los gemelos, Mina arrugó la nariz. Ese tipo de brujería no existía. ¿Cómo era posible que una bruja tuviera sus poderes ligados a una noche en un lugar específico?
Iba a preguntar si la habían hechizado, cuando la propia chica dijo que era muy raro y que solo ella, de toda su familia, lo poseía. Ahí comenzó a sospechar que todo aquello era charlatanería, primero, porque la chica no emanaba un brujo que ha sido encantado para poder usar sus poderes en un lugar y fecha determinada, hará todo lo posible por librarse de ese maleficio, hechizo, o lo que sea que recaiga sobre él. Prefirió guardar silencio y no revelar que ella misma era una bruja; aquello brindaba una oportunidad de diversión, y le hacía falta un buen rato de carcajadas.
Era hora de partir y el guapo Trae abrió las puertas del carromato para mientras su hermano y Merié se sentaban al frente, agarró su falda para que no le estorbara al subir y, mientras lo hacía, lanzó una mirada descaradamente coqueta al hombre -Gracias, Traerionor- dijo.
Pero trató de disimular su desbordado interés hacia la bio-cibernética simulando una mayor atención al primero de los gemelos, quien explicaba a Zöe lo que era una sacerdotisa voodo Sar'entar. Vaya, primero una bio-cibernética y ahora una bruja de poderes limitados, tras la explicación de los gemelos, Mina arrugó la nariz. Ese tipo de brujería no existía. ¿Cómo era posible que una bruja tuviera sus poderes ligados a una noche en un lugar específico?
Iba a preguntar si la habían hechizado, cuando la propia chica dijo que era muy raro y que solo ella, de toda su familia, lo poseía. Ahí comenzó a sospechar que todo aquello era charlatanería, primero, porque la chica no emanaba un brujo que ha sido encantado para poder usar sus poderes en un lugar y fecha determinada, hará todo lo posible por librarse de ese maleficio, hechizo, o lo que sea que recaiga sobre él. Prefirió guardar silencio y no revelar que ella misma era una bruja; aquello brindaba una oportunidad de diversión, y le hacía falta un buen rato de carcajadas.
Era hora de partir y el guapo Trae abrió las puertas del carromato para mientras su hermano y Merié se sentaban al frente, agarró su falda para que no le estorbara al subir y, mientras lo hacía, lanzó una mirada descaradamente coqueta al hombre -Gracias, Traerionor- dijo.
Mina Harker
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Re: Recaudando información [Pausado]
Asentí aunque no terminaba de entender porque alguien podría querer maldecir a los que se suponía que eran sus seres más cercanos y queridos como podrían ser un esposo y un hijo. Pero sabía que los orgánicos tenían muchas respuestas muy extrañas para situaciones particulares, y aún no había aprendido todas, así que asumí que eso de maldecir familiares era una de ellas.
-La felicito entonces, tiene más pelo del que creería considerando que es uno de los materiales para el hechizo – Dije con sinceridad, ya que el cabello humano crecía muy lentamente y si tenía que sacarse un poco cada vez…
El grupo parecía estar por fin de acuerdo en que debíamos ir a la feria, incluso Mina había decidido acompañarlos, aunque su destino estaba en una dirección completamente opuesta. Había pasado de estar sola a estar más que bien acompañada, con nada menos que cuatro orgánicos con los que podría compartir una festividad tradicional.
Dos de ellos fueron adelante y dos atrás, me quedé de pie junto al carro unos segundos a la espera de que todos se acomodaran y luego me subí a la parte de atrás junto a la mujer llamada Mina. Percibí un movimiento extraño en una de las cejas del gemelo Traerionor, pero no estaba segura de porque podría ser. Luego recordé que aún tenía cubierta mi cabeza, quizás eso resultara extraño, así que me la quité dejando al descubierto las partes donde conectaba los cables cuando trabajaba.
El carro comenzó a moverse, me quede observando el paisaje por la ventana en silencio durante un rato, no estaba segura de como participar de la charla y es que en las pocas interacciones que había tenido siempre había sido el otro quien había tenido la iniciativa.
Un extraño sistema de gestos entre Mina y Traerionor me distrajo. La mujer hacia ademanes que resaltaban los atributos que consideraba más atractivos, mientras que el hombre parecía corresponderle observándola pero no de forma directa, sino que era más bien de modo casual.
-¿Por qué…? ¿Por qué hacen eso con los ojos? – Pregunté mientras apoyaba un dedo en cada una de mis cejas para moverlas como ellos lo hacían – Es sumamente curioso.
Las relaciones entre los orgánicos nunca dejaban de sorprenderme.
-La felicito entonces, tiene más pelo del que creería considerando que es uno de los materiales para el hechizo – Dije con sinceridad, ya que el cabello humano crecía muy lentamente y si tenía que sacarse un poco cada vez…
El grupo parecía estar por fin de acuerdo en que debíamos ir a la feria, incluso Mina había decidido acompañarlos, aunque su destino estaba en una dirección completamente opuesta. Había pasado de estar sola a estar más que bien acompañada, con nada menos que cuatro orgánicos con los que podría compartir una festividad tradicional.
Dos de ellos fueron adelante y dos atrás, me quedé de pie junto al carro unos segundos a la espera de que todos se acomodaran y luego me subí a la parte de atrás junto a la mujer llamada Mina. Percibí un movimiento extraño en una de las cejas del gemelo Traerionor, pero no estaba segura de porque podría ser. Luego recordé que aún tenía cubierta mi cabeza, quizás eso resultara extraño, así que me la quité dejando al descubierto las partes donde conectaba los cables cuando trabajaba.
El carro comenzó a moverse, me quede observando el paisaje por la ventana en silencio durante un rato, no estaba segura de como participar de la charla y es que en las pocas interacciones que había tenido siempre había sido el otro quien había tenido la iniciativa.
Un extraño sistema de gestos entre Mina y Traerionor me distrajo. La mujer hacia ademanes que resaltaban los atributos que consideraba más atractivos, mientras que el hombre parecía corresponderle observándola pero no de forma directa, sino que era más bien de modo casual.
-¿Por qué…? ¿Por qué hacen eso con los ojos? – Pregunté mientras apoyaba un dedo en cada una de mis cejas para moverlas como ellos lo hacían – Es sumamente curioso.
Las relaciones entre los orgánicos nunca dejaban de sorprenderme.
Zöe
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Re: Recaudando información [Pausado]
Indignada, en parte, por sentirme como una ONG recogiendo a cualquier vagabunda y abandonada muchacha del camino. Nunca llegué a entender la filosofía aerandiana de confiar plenamente en los demás sin saber siquiera a qué raza pertenecían. ¿Y si aquella chica menuda y morena era en realidad una malvada bruja digna de una película de Disney? Suspiré hondo, quizá demasiado, porque Drae se giró hacia mi mientras sostenía las riendas del caballo. Giró la cabeza hacia el pequeño ventanuco que nos separaba de Trae y las muchachas de atrás.
-¿Qué te pasa, Meriyé? -Me preguntó volviendo la vista al frente dando un suave tirón a las riendas para aminorar la marcha.
-Que echo de menos mi casa.-Apunté sincera elevando la vista al cielo.
En otras circunstancias, en otros muchos viajes y aventuras, acababa haciendo eso que decían en las películas ñoñas, mirar al cielo y pensar que mi abuela y mis padres estaban contemplando las mismas nubes. Pero en este caso, no era así. Ahora me había construído lo más parecido a una familia que podía encontrar en Aerandir, la tercera de dos hermanos gemelos inseparables. Pero aún así, no estaba consiguiendo nada de lo que había venido a hacer.
-Quiero entrar en Lunargenta después de la feria. -Sentencié bajando la vista al frente para luego posarla sobre el extrañado Drae que fruncía el ceño con exageración.
-¿Por qué? Es peligroso. -Apuntó sin quitar la vista del frente.
El camino se volvió algo más abrupto, el carruaje empezaba a tambalearse con las numerosas piedras del camino. Trae dio un fuerte golpe a la ventana que nos separaba de ellos.
-¡Ten más cuidado! -Gritó desde el interior.
-Tengo cosas que investigar allí. -Expliqué parcamente al dragón, volviendo de nuevo la mirada al camino.
Drae hizo virar a los caballos en una bifurcación, el camino se estrechó considerablemente y la maleza empezaba a golpear los costados del carruaje. Entre los árboles del camino asomaban grandes estelas de piedra con símbolos lunares.
-Estamos llegando. -Comentó Drae esbozando una pequeña media sonrisa.
Trae, irritado por la temeraria conducción de su hermano, chasqueaba la lengua cada vez que las ruedas rebotaban sobre alguna piedra.
-¿El qué? -Le preguntó frunciendo el ceño a la muchacha, sin poder ignorar las extrañas erupciones que tenía en la cabeza, a lo Matrix. -Ya estamos llegando. -Dijo, casi a la par que su hermano cuando los caballos tomaron de rumbo y el rubio pudo ver la primera estela por el ventanuco.
-Si nunca habéis estado en la feria de la Luna Negra, os aconsejo pasar desapercibidas. -Explicó serio, apoyando ambos codos en las rodillas y juntando las manos para ponerlas bajo su barbilla con una pequeña sonrisa macabra. -No se hacen muchas cosas legales en esa feria... -Añadió arqueando de nuevo una ceja exageradamente.
Abrió la bolsa que tenía junto a él en el asiento y sacó una manzana, roja y brillante, como de cuento. Las habíamos cogido de un manzano a las afueras de Roilkat, de un tal Tim. Le dió un enorme mordisco y luego, bajo la atenta mirada de ambas mujeres, la ofreció.
-¿Queréis? -Preguntó aún masticando el crujiente trozo de fruta que tenía en la boca.
-¿Qué te pasa, Meriyé? -Me preguntó volviendo la vista al frente dando un suave tirón a las riendas para aminorar la marcha.
-Que echo de menos mi casa.-Apunté sincera elevando la vista al cielo.
En otras circunstancias, en otros muchos viajes y aventuras, acababa haciendo eso que decían en las películas ñoñas, mirar al cielo y pensar que mi abuela y mis padres estaban contemplando las mismas nubes. Pero en este caso, no era así. Ahora me había construído lo más parecido a una familia que podía encontrar en Aerandir, la tercera de dos hermanos gemelos inseparables. Pero aún así, no estaba consiguiendo nada de lo que había venido a hacer.
-Quiero entrar en Lunargenta después de la feria. -Sentencié bajando la vista al frente para luego posarla sobre el extrañado Drae que fruncía el ceño con exageración.
-¿Por qué? Es peligroso. -Apuntó sin quitar la vista del frente.
El camino se volvió algo más abrupto, el carruaje empezaba a tambalearse con las numerosas piedras del camino. Trae dio un fuerte golpe a la ventana que nos separaba de ellos.
-¡Ten más cuidado! -Gritó desde el interior.
-Tengo cosas que investigar allí. -Expliqué parcamente al dragón, volviendo de nuevo la mirada al camino.
Drae hizo virar a los caballos en una bifurcación, el camino se estrechó considerablemente y la maleza empezaba a golpear los costados del carruaje. Entre los árboles del camino asomaban grandes estelas de piedra con símbolos lunares.
-Estamos llegando. -Comentó Drae esbozando una pequeña media sonrisa.
Trae, irritado por la temeraria conducción de su hermano, chasqueaba la lengua cada vez que las ruedas rebotaban sobre alguna piedra.
-¿El qué? -Le preguntó frunciendo el ceño a la muchacha, sin poder ignorar las extrañas erupciones que tenía en la cabeza, a lo Matrix. -Ya estamos llegando. -Dijo, casi a la par que su hermano cuando los caballos tomaron de rumbo y el rubio pudo ver la primera estela por el ventanuco.
-Si nunca habéis estado en la feria de la Luna Negra, os aconsejo pasar desapercibidas. -Explicó serio, apoyando ambos codos en las rodillas y juntando las manos para ponerlas bajo su barbilla con una pequeña sonrisa macabra. -No se hacen muchas cosas legales en esa feria... -Añadió arqueando de nuevo una ceja exageradamente.
Abrió la bolsa que tenía junto a él en el asiento y sacó una manzana, roja y brillante, como de cuento. Las habíamos cogido de un manzano a las afueras de Roilkat, de un tal Tim. Le dió un enorme mordisco y luego, bajo la atenta mirada de ambas mujeres, la ofreció.
-¿Queréis? -Preguntó aún masticando el crujiente trozo de fruta que tenía en la boca.
Merié Stiffen
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Re: Recaudando información [Pausado]
-¡Pero qué bien conduce tu hermano!- exclamó, sujetándose del pequeño asiento para no quedar estampada en el techo de la carreta. El camino era terrible, lleno de baches y piedras que al parecer, el gemelo ni siquiera intentaba esquivar. Mina no lograba sujetarse lo suficiente como para evitar sacudirse continuamente. Eso mataba cualquier intento de coqueteo. -¿Podrías ir con cuidado?- gritó Trae desde adentro, tras golpear la pequeña ventana que comunicaba la cabina de la carreta con el conductor. -Sí... es un temerario- dijo haciéndole un gesto a Drae, frunciendo el ceño, le estaba dañando la conquista.
Cuando se giró a las chicas, esbozaba una sonrisa galante y les advirtió que faltaba poco, pero que si visitaban la feria por primera vez, tuvieran cuidado -¿Por qué habríamos de tener que pasar desapercibidas?- le preguntó. Ella no era del tipo que busca pasar sin ser vista, a menos que esté en malos pasos. Cuando no hacía de las suyas, gustaba de relucir, que la vieran y admiraran. Tanta belleza junta había sido entregada al mundo para lucir, no para esconderse.
Mina cerró los ojos y negó suavemente al ofrecimiento de Trae -Con esto de la peste, evito comer cosas de las que desconozco su origen- dijo con total sinceridad, con una voz entrecortada por el rebotar de su cuerpo con el bamboleo de la carreta. -Ahora que llegamos a las afueras de la capital, ustedes deberían hacer lo mismo y sobre todo, no beber agua de cualquier lado; todos los cuidados son pocos- dijo -Esa enfermedad es terrible- señaló.
Y no era mentira, aquella enfermedad, si no te mataba en pocos días, te dejaba deforme, marcado con cicatrices por todo el cuerpo, lleno de manchas y surcos en la piel. Cuando vio al primer enfermo, al desembarcar en el puerto de Lunargenta, se arrepintió de aquel viaje. Desde entonces, invertía más esfuerzos y energías en no contagiarse que en investigar qué objetos valiosos quedaban aún en la ciudad. Lo único que tenía claro, era que el palacio real estaba lleno de vampiros que aún no habían encontrado la bóveda secreta del tesoro. pero, ¿quién en su sano juicio va a entrar solo al nido de los vampiros? Ella, por supuesto, no lo haría.
Cuando por fin la carreta comenzó a sacudirse menos, ella pudo recuperar su actitud coqueta -Y.. cuéntame más de esta Feria de la Luna Negra, Traerionor, me tienes intrigada con ella, debe ser fantástica por como hablas de ella- dijo.
Cuando se giró a las chicas, esbozaba una sonrisa galante y les advirtió que faltaba poco, pero que si visitaban la feria por primera vez, tuvieran cuidado -¿Por qué habríamos de tener que pasar desapercibidas?- le preguntó. Ella no era del tipo que busca pasar sin ser vista, a menos que esté en malos pasos. Cuando no hacía de las suyas, gustaba de relucir, que la vieran y admiraran. Tanta belleza junta había sido entregada al mundo para lucir, no para esconderse.
Mina cerró los ojos y negó suavemente al ofrecimiento de Trae -Con esto de la peste, evito comer cosas de las que desconozco su origen- dijo con total sinceridad, con una voz entrecortada por el rebotar de su cuerpo con el bamboleo de la carreta. -Ahora que llegamos a las afueras de la capital, ustedes deberían hacer lo mismo y sobre todo, no beber agua de cualquier lado; todos los cuidados son pocos- dijo -Esa enfermedad es terrible- señaló.
Y no era mentira, aquella enfermedad, si no te mataba en pocos días, te dejaba deforme, marcado con cicatrices por todo el cuerpo, lleno de manchas y surcos en la piel. Cuando vio al primer enfermo, al desembarcar en el puerto de Lunargenta, se arrepintió de aquel viaje. Desde entonces, invertía más esfuerzos y energías en no contagiarse que en investigar qué objetos valiosos quedaban aún en la ciudad. Lo único que tenía claro, era que el palacio real estaba lleno de vampiros que aún no habían encontrado la bóveda secreta del tesoro. pero, ¿quién en su sano juicio va a entrar solo al nido de los vampiros? Ella, por supuesto, no lo haría.
Cuando por fin la carreta comenzó a sacudirse menos, ella pudo recuperar su actitud coqueta -Y.. cuéntame más de esta Feria de la Luna Negra, Traerionor, me tienes intrigada con ella, debe ser fantástica por como hablas de ella- dijo.
Mina Harker
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Re: Recaudando información [Pausado]
El viaje se volvió algo brusco luego de un rato, probablemente por el mal estado de los caminos que se llenaban de rocas y pedazos de tronco que ya nadie corría, y es que las carreteras estaban muy abandonadas desde que había ocurrido todo lo relacionado con la pandemia. Las ramas golpeaban contra las ventanas, partiéndose y llenando de hojas secas el interior.
-Los orgánicos tienen muchas cosas que no pueden hacer y sin embargo lo hacen, no entiendo qué sentido tiene eso – Planteaba la duda con sinceridad – Si de todos modos van a hacerlo ¿No sería mejor hacerlo legal? ¿O hay algún tipo de sentido oculto en hacer las cosas de ese modo? – Quizás entraba en ese rejunte de asuntos catalogadas como “Cosas de humanos” que nunca terminaba de comprender.
Sin duda el recelo de Mina en relación a andar comiendo cosas sospechosas era bastante lógico, aún no se sabía bien de donde venía la epidemia, como se contagiaba, ni cuánto tiempo podía estar latente antes de manifestarse. En mi caso particular, tampoco estaba segura si me afectaba, o cómo reaccionarían mis sistemas internos ante un intruso peligroso.
-Te lo agradezco pero yo no requiero de elementos orgánicos para poder subsistir, utilizo la energía solar filtrada a través de mi piel – Levante las mangas de mi camisa para ejemplificar – Reutilizamos una capacidad natural de mi piel cuando era humana para que sirviera a nuevos propósitos…
Me quedé en silencio de pronto ¿De dónde había salido ese “reutilizamos”? Mis recuerdos comenzaban cuando abrí los ojos por primera vez como bio-cibernético, por lo que no debería saber quienes participaron en mi construcción. Era un dato interesante, sería mejor que lo guardara para poder meditarlo cuando tuviera algún tiempo a solas.
Mina y Traerionor comenzaron de nuevo con su intercambio de miradas, y como no había recibido respuesta alguna sobre el significado de todo eso, los deje por su cuenta. Al ver por la ventana noté que, tal como habían dicho, estábamos muy cerca de llegar a destino, y el ambiente festivo comenzaba a sentirse en el aire.
Comenzaban a aparecer personas en el paisaje, muchos de ellos con grandes bolsas con mercancía, otras directamente con carros y buscando donde acomodarse. Con tiendas ya desplegadas en el piso, pero aún sin armar, a pesar de la desgracia general que azotaba el continente la gente parecía querer entregarse a la fiesta, despejarse un poco de tantas preocupaciones.
-Los orgánicos tienen muchas cosas que no pueden hacer y sin embargo lo hacen, no entiendo qué sentido tiene eso – Planteaba la duda con sinceridad – Si de todos modos van a hacerlo ¿No sería mejor hacerlo legal? ¿O hay algún tipo de sentido oculto en hacer las cosas de ese modo? – Quizás entraba en ese rejunte de asuntos catalogadas como “Cosas de humanos” que nunca terminaba de comprender.
Sin duda el recelo de Mina en relación a andar comiendo cosas sospechosas era bastante lógico, aún no se sabía bien de donde venía la epidemia, como se contagiaba, ni cuánto tiempo podía estar latente antes de manifestarse. En mi caso particular, tampoco estaba segura si me afectaba, o cómo reaccionarían mis sistemas internos ante un intruso peligroso.
-Te lo agradezco pero yo no requiero de elementos orgánicos para poder subsistir, utilizo la energía solar filtrada a través de mi piel – Levante las mangas de mi camisa para ejemplificar – Reutilizamos una capacidad natural de mi piel cuando era humana para que sirviera a nuevos propósitos…
Me quedé en silencio de pronto ¿De dónde había salido ese “reutilizamos”? Mis recuerdos comenzaban cuando abrí los ojos por primera vez como bio-cibernético, por lo que no debería saber quienes participaron en mi construcción. Era un dato interesante, sería mejor que lo guardara para poder meditarlo cuando tuviera algún tiempo a solas.
Mina y Traerionor comenzaron de nuevo con su intercambio de miradas, y como no había recibido respuesta alguna sobre el significado de todo eso, los deje por su cuenta. Al ver por la ventana noté que, tal como habían dicho, estábamos muy cerca de llegar a destino, y el ambiente festivo comenzaba a sentirse en el aire.
Comenzaban a aparecer personas en el paisaje, muchos de ellos con grandes bolsas con mercancía, otras directamente con carros y buscando donde acomodarse. Con tiendas ya desplegadas en el piso, pero aún sin armar, a pesar de la desgracia general que azotaba el continente la gente parecía querer entregarse a la fiesta, despejarse un poco de tantas preocupaciones.
Zöe
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Re: Recaudando información [Pausado]
No era mentira cuando Drae decía que estábamos llegando, aunque a mi todos los caminos me parecían iguales. Suspiré hondo con exasperación y me dejé caer sobre el respaldo de la caravana, casi cinco días de viaje, esperaba que al menos valieran cinco aeros, uno por cada día de recorrido junto a los gemelos. Drae me miró, arqueando suavemente una ceja con curiosidad.
-¿Qué truco nos tiene preparado Sar’entar para esta feria? -Preguntó con un toque de picardía en la voz, moviendo la mano que le quedaba libre con teatralidad y después volvió a tomar las riendas con ambas manos.
-Había pensado un sacrificio humano. No, mejor un dragón.-Comenté con aspereza ante su broma, como poco, de mal gusto.
Un carromato varado en el camino me hizo volver la vista hacia la arboleda. Aquella se empezó a multiplicar conforme la vista nos ofrecía una visión más amplia detrás de la primera caravana. Era una troupe de músicos muy famosos, decían que era el mejor clan de bardos de todo Aerandir. Que se sabían absolutamente todas las historias del continente y de las islas. El fuego en el centro de las enormes mantas de colores que habían tendido en el suelo echaba un humo fino y blanco, mientras un sátiro golpeaba con arte su pandereta, otros tocaban el violín, la gaita. Todo tipo de instrumentos de percusión reposaban en el suelo junto al campamento.
El sátiro levantó la mano mientras movía con energía la pandereta, haciéndola vibrar en consonancia con la música de sus compañeros.
-¡Hey! -Gritó Drae desde lo alto de nuestra caravana, imitando su gesto y alzando la mano.
Niños, ancianos, músicos y no músicos se giraron para saludarnos. Era sin duda un día de fiesta. Mi humor cambió drásticamente al ver tanto color. Aunque he de admitir que en parte fue por el rico olor a cocido recién hecho que llegaba hasta mis fosas nasales, repitiéndome mis tripas lo mal que habíamos comido durante esos largos cinco días de camino hasta allí.
Mientras, en el carromato, la pícara sonrisa de Drae ante el comentario de Mina se esfumó en el momento que Zöe comenzó a hablar, las cejas de Drae se contrajeron hasta formar casi un puente perfecto entre ceja y ceja.
-¿Cómo que te cargas con el sol? ¿Como las plantas? -Intentó explicarse más para si mismo que para sus acompañantes. -No había conocido nunca a una mujer-planta. -Se apresuró a decir antes de crear una situación tensa dentro de aquel carromato.
Se conformó con pensar que si aquella extraña mujer no les había atacado hasta ahora, no tendría la necesidad de hacerlo si escogía con cuidado las próximas preguntas y palabras. Quién sabe qué tipo de mujer planta era aquella.
El carromato paró de golpe, haciendo que Traerionor volara unos milímetros de su asiento, lo suficiente para hacer que sus ojos se salieran de sus órbitas por unas milésimas de segundo. El brusco frenazo de su hermano solo podía significar dos cosas: O había un saco de aeros del tamaño de mi cabeza en mitad del camino, o habíamos llegado. Como un niño pequeño se levantó de su asiento para pegar ambas manos a la cristalera, se separó de esta con un amago de sonrisa y miró a Mina, la que consideraba más interesante y civilizada de sus dos acompañantes.
-No podréis negarme que esto solo se ve una vez en la vida. -Apuntó antes de abrir la puerta y abalanzarse sobre la tierra firme. Respiró hondo y le tendió una mano a la morena para ayudarla a bajar del carromato. -Mi señora. -Expandió la mano abierta a Mina, quien no por casualidad tenía más cerca, y agachó levemente la cabeza a modo de reverencia.
Yo solo llegué a escuchar la última parte de la conversación, pero me sorprendió sobremanera cómo el humor áspero y parco del hermano más gruñón, Traerionor, se suavizaba tanto con las mujeres, claro, con todas las mujeres que no fuera yo, y sobre todo los días de fiesta. Draerionor imitó a su hermano y saltó del banco tras asegurar las riendas, y con un gesto burlesco echó una desafiante mirada a Trae, acompañado de una amplia sonrisa endemoniada.
-Mi señora. -Imitó con un tono sumamente pedante a su hermano.
Arqueé una deja en señal de desconcierto, y negando con la cabeza me acomodé el moño en mi nuca antes de agarrarme al borde del carro para bajar. Altanera, preciosa y orgullosa, así iba a bajar, ignorando la mano del gemelo. Pero como todo me suele salir mal, eso no iba a ser menos. Agarré con fuerza el reposabrazos del banco del conductor, pero uno de los tacones resbaló con el acero frío del esqueleto de la caravana, precipitándome a un inmenso vacío. No, claro que eran a penas unos centímetros, pero para mi historia, serán, como mínimo, cien metros. Pero como todo caballero en una historia bonita que se precie, allí estaban los enormes brazos de Draerionor para agarrarme, no de una manera delicada como una rosa. Más bien me agarró como si fuera una prenda de ropa que fuera a tender. Mi hermosísimo trasero estaba a punto de tocar el lodazal en el que había aparcado Draerionor, pero me sujetó a tiempo de las axilas para no mancharme.
-Menos mal, ese vestido nos ha costado una pasta. -Comentó Traerionor, que había perdido la pícara sonrisa que traía consigo desde la aparición de la muchacha morena, y me miraba con su peculiar frialdad.
-Gracias.-Comenté, lamiéndome las heridas como un león orgulloso.
Me sacudí el vestido con toda la elegancia que había perdido al bajar del carro y me dispuse a ponerme a la par de mis compañeros de viaje.
-Bienvenidas a la feria de la luna negra. -Comentó Draerionor haciendo un teatral ademán con la mano a unos pasos de nosotros.
Aparcamos cerca de la troupe de músicos, los bardos ya habían hecho piña con los titiriteros y distraían a los niños con canciones. Los títeres se movían al copás de los laúdes, pero lo más impresionante era la historia que contaban. Que era, ni más ni menos que la huida del rey Siegfried de Lunargenta.
Si el rey se había marchado de Lunargenta, ¿A quién podría contarle mi historia? Fruncí el ceño intentando que mi preocupación no se notara demasiado. Más de un año allí, aprendiendo un idioma que no se parecía en el mio ni en las vocales, y ahora… Ahora nada tenía sentido. Rechiné los dientes, pero como tan solo era una actuación de niños, quizá no fuera cierta. Al menos, intentaría creerme mi propia mentira hasta acabar con aquella pantomima. Drae se dispuso a desplegar el campamento mientras Trae y yo aún acompañábamos a nuestras invitadas. Me giré hacia ellas con una sonrisa, esperando ver sus reacciones.
-¿Qué truco nos tiene preparado Sar’entar para esta feria? -Preguntó con un toque de picardía en la voz, moviendo la mano que le quedaba libre con teatralidad y después volvió a tomar las riendas con ambas manos.
-Había pensado un sacrificio humano. No, mejor un dragón.-Comenté con aspereza ante su broma, como poco, de mal gusto.
Un carromato varado en el camino me hizo volver la vista hacia la arboleda. Aquella se empezó a multiplicar conforme la vista nos ofrecía una visión más amplia detrás de la primera caravana. Era una troupe de músicos muy famosos, decían que era el mejor clan de bardos de todo Aerandir. Que se sabían absolutamente todas las historias del continente y de las islas. El fuego en el centro de las enormes mantas de colores que habían tendido en el suelo echaba un humo fino y blanco, mientras un sátiro golpeaba con arte su pandereta, otros tocaban el violín, la gaita. Todo tipo de instrumentos de percusión reposaban en el suelo junto al campamento.
El sátiro levantó la mano mientras movía con energía la pandereta, haciéndola vibrar en consonancia con la música de sus compañeros.
-¡Hey! -Gritó Drae desde lo alto de nuestra caravana, imitando su gesto y alzando la mano.
Niños, ancianos, músicos y no músicos se giraron para saludarnos. Era sin duda un día de fiesta. Mi humor cambió drásticamente al ver tanto color. Aunque he de admitir que en parte fue por el rico olor a cocido recién hecho que llegaba hasta mis fosas nasales, repitiéndome mis tripas lo mal que habíamos comido durante esos largos cinco días de camino hasta allí.
Mientras, en el carromato, la pícara sonrisa de Drae ante el comentario de Mina se esfumó en el momento que Zöe comenzó a hablar, las cejas de Drae se contrajeron hasta formar casi un puente perfecto entre ceja y ceja.
-¿Cómo que te cargas con el sol? ¿Como las plantas? -Intentó explicarse más para si mismo que para sus acompañantes. -No había conocido nunca a una mujer-planta. -Se apresuró a decir antes de crear una situación tensa dentro de aquel carromato.
Se conformó con pensar que si aquella extraña mujer no les había atacado hasta ahora, no tendría la necesidad de hacerlo si escogía con cuidado las próximas preguntas y palabras. Quién sabe qué tipo de mujer planta era aquella.
El carromato paró de golpe, haciendo que Traerionor volara unos milímetros de su asiento, lo suficiente para hacer que sus ojos se salieran de sus órbitas por unas milésimas de segundo. El brusco frenazo de su hermano solo podía significar dos cosas: O había un saco de aeros del tamaño de mi cabeza en mitad del camino, o habíamos llegado. Como un niño pequeño se levantó de su asiento para pegar ambas manos a la cristalera, se separó de esta con un amago de sonrisa y miró a Mina, la que consideraba más interesante y civilizada de sus dos acompañantes.
-No podréis negarme que esto solo se ve una vez en la vida. -Apuntó antes de abrir la puerta y abalanzarse sobre la tierra firme. Respiró hondo y le tendió una mano a la morena para ayudarla a bajar del carromato. -Mi señora. -Expandió la mano abierta a Mina, quien no por casualidad tenía más cerca, y agachó levemente la cabeza a modo de reverencia.
Yo solo llegué a escuchar la última parte de la conversación, pero me sorprendió sobremanera cómo el humor áspero y parco del hermano más gruñón, Traerionor, se suavizaba tanto con las mujeres, claro, con todas las mujeres que no fuera yo, y sobre todo los días de fiesta. Draerionor imitó a su hermano y saltó del banco tras asegurar las riendas, y con un gesto burlesco echó una desafiante mirada a Trae, acompañado de una amplia sonrisa endemoniada.
-Mi señora. -Imitó con un tono sumamente pedante a su hermano.
Arqueé una deja en señal de desconcierto, y negando con la cabeza me acomodé el moño en mi nuca antes de agarrarme al borde del carro para bajar. Altanera, preciosa y orgullosa, así iba a bajar, ignorando la mano del gemelo. Pero como todo me suele salir mal, eso no iba a ser menos. Agarré con fuerza el reposabrazos del banco del conductor, pero uno de los tacones resbaló con el acero frío del esqueleto de la caravana, precipitándome a un inmenso vacío. No, claro que eran a penas unos centímetros, pero para mi historia, serán, como mínimo, cien metros. Pero como todo caballero en una historia bonita que se precie, allí estaban los enormes brazos de Draerionor para agarrarme, no de una manera delicada como una rosa. Más bien me agarró como si fuera una prenda de ropa que fuera a tender. Mi hermosísimo trasero estaba a punto de tocar el lodazal en el que había aparcado Draerionor, pero me sujetó a tiempo de las axilas para no mancharme.
-Menos mal, ese vestido nos ha costado una pasta. -Comentó Traerionor, que había perdido la pícara sonrisa que traía consigo desde la aparición de la muchacha morena, y me miraba con su peculiar frialdad.
-Gracias.-Comenté, lamiéndome las heridas como un león orgulloso.
Me sacudí el vestido con toda la elegancia que había perdido al bajar del carro y me dispuse a ponerme a la par de mis compañeros de viaje.
-Bienvenidas a la feria de la luna negra. -Comentó Draerionor haciendo un teatral ademán con la mano a unos pasos de nosotros.
Aparcamos cerca de la troupe de músicos, los bardos ya habían hecho piña con los titiriteros y distraían a los niños con canciones. Los títeres se movían al copás de los laúdes, pero lo más impresionante era la historia que contaban. Que era, ni más ni menos que la huida del rey Siegfried de Lunargenta.
Si el rey se había marchado de Lunargenta, ¿A quién podría contarle mi historia? Fruncí el ceño intentando que mi preocupación no se notara demasiado. Más de un año allí, aprendiendo un idioma que no se parecía en el mio ni en las vocales, y ahora… Ahora nada tenía sentido. Rechiné los dientes, pero como tan solo era una actuación de niños, quizá no fuera cierta. Al menos, intentaría creerme mi propia mentira hasta acabar con aquella pantomima. Drae se dispuso a desplegar el campamento mientras Trae y yo aún acompañábamos a nuestras invitadas. Me giré hacia ellas con una sonrisa, esperando ver sus reacciones.
Merié Stiffen
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Re: Recaudando información [Pausado]
¡Qué hombre tan encantador! Ay, pero su hermano, por muy gemelo que fuera, no lo era tanto. Frenó de lleno y el liviano cuerpo de Mina quedó estampado de lleno en el pecho del hombre. Por suerte, el guapo Traerionor reaccionó ágil y gallardo, entonces, más que una situación embarazosa y bochornosa para la bruja, aquella caída fue una excelente excusa para hacer el papel de la frágil doncella y, por supuesto, verificar si aquellos músculos que se marcaban por debajo de la camisa eran tan firmes como lo parecían.
Sí que lo eran.
La dichosa Feria de la Luna Negra era... pintoresca. Mina tomó la mano que Traerionor le ofreció y le sonrió con coqueta timidez. Descendió como una princesa lo hace de un carruaje, tomando delicadamente su falda para no tropezar. Meriyé no tuvo el mismo cuidado y, mientras Mina posaba sus pies en el suelo como bajada por los ángeles, la joven de pelos rosados se resbalaba con estrépito. Por suerte, el gemelo, el mal conductor, la alcanzó a agarrar en el aire. Mina los miró y sonrió con picardía -Uhhh esos dos se gustan...- pensó, burlona.
-¡Cuanto ruido!- comentó Mina mirando a todos lados. Decidió en ese momento prenderse del brazo de Trae y no soltarlo por el momento -¡Y cuanta gente!- dijo -¿Es una feria de espectáculos, de comercio, o de todo junto?- preguntó con curiosidad. Aquel lugar era extraño para ella, no era el tipo de eventos a las que solía asistir en Beltrexus. Pero no mostraba desagrado ni en su expresión ni en su voz, al contrario, se le veía alegre y animada. Estaba, de alguna manera, emocionada de conocer una feria de ese tipo, de gente bohemia, de rampantes, nómades y bohemios.
Había gente de todo tipo, cerró los ojos y sintió la magia, había de todas las razas, no faltaba ni una, todos en armonía. -Me gustaría recorrerla- dijo y levantó la mirada a Traerionor -¿Podría ser?- preguntó al guapo hombre de cuyo brazo no se soltaba.
Sí que lo eran.
La dichosa Feria de la Luna Negra era... pintoresca. Mina tomó la mano que Traerionor le ofreció y le sonrió con coqueta timidez. Descendió como una princesa lo hace de un carruaje, tomando delicadamente su falda para no tropezar. Meriyé no tuvo el mismo cuidado y, mientras Mina posaba sus pies en el suelo como bajada por los ángeles, la joven de pelos rosados se resbalaba con estrépito. Por suerte, el gemelo, el mal conductor, la alcanzó a agarrar en el aire. Mina los miró y sonrió con picardía -Uhhh esos dos se gustan...- pensó, burlona.
-¡Cuanto ruido!- comentó Mina mirando a todos lados. Decidió en ese momento prenderse del brazo de Trae y no soltarlo por el momento -¡Y cuanta gente!- dijo -¿Es una feria de espectáculos, de comercio, o de todo junto?- preguntó con curiosidad. Aquel lugar era extraño para ella, no era el tipo de eventos a las que solía asistir en Beltrexus. Pero no mostraba desagrado ni en su expresión ni en su voz, al contrario, se le veía alegre y animada. Estaba, de alguna manera, emocionada de conocer una feria de ese tipo, de gente bohemia, de rampantes, nómades y bohemios.
Había gente de todo tipo, cerró los ojos y sintió la magia, había de todas las razas, no faltaba ni una, todos en armonía. -Me gustaría recorrerla- dijo y levantó la mirada a Traerionor -¿Podría ser?- preguntó al guapo hombre de cuyo brazo no se soltaba.
Mina Harker
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Re: Recaudando información [Pausado]
A pesar de que todos los que estaban en el carro se vieron fuertemente sacudidos cuando nos detuvimos de repente, mi cuerpo apenas y si se movió, era demasiado pesada y demasiado rígida como para que me movieran con facilidad, aunque pensándolo bien tal vez podría haber fingido que me caía, a Mina parecía funcionarle bien. Espere a que todos bajaran para no entorpecer el paso y luego descendí del carro.
Afuera el paisaje era de lo más reconfortante, parte de la feria ya estaba armada, mientras que la otra mitad aún estaba en proceso de construcción. De todos modos los espéctaculos ya habían comenzado, titiriteros, cantantes, flautistas, malabaristas, todos desplegaban sus actos con una agilidad y fluidez que solo la experiencia podía dar. Ante el comentario de Draerionor solo asentí, era muy amable en darnos la bienvenida.
-Todo junto, Mina - Respondí - Los orgánicos que viven en varios kilometros a la redonda se ponen de acuerdo por medio del boca en boca sumado al conocimiento general y deciden reunirse en esta fecha, empujados principalmente por el misticismo y las creencias en cuestiones paranormales - Mire a la mujer y agregué - Y todo eso no es motivado por la lógica, solo por las emociones ¿No es fascinante? - Le sonreí, y luego mire a la gran sacerdotiza voodo Sar´entar - Muchas gracias por traerme.
¿Podría haber llegado sola? Si, claramente, pero me hubiese llevado más tiempo, además, no hubiese tenido la oportunidad de poder aprender tantas cosas interesantes, como el sistema de señales entre Mina y Traerionor. Ahora se veían ambas parejas muy concentradas en lo suyo, me pregunté si sería buena idea seguirlos o si sería mejor encontrar otra cosa que hacer, había notado que los orgánicos se ponían muy nerviosos cuando uno los interrumpía en sus actos de apareamiento.
Encontré un acto de títeres y me acerqué, al parecer representaba la huida del rey de la ciudad cuando vino la pandemia, el público era bastante numeroso y en determinados momentos reían, lo cual me dio la pauta de que se trataba de una comedia. Intenté entender en qué partes había que reír, pero me resulto imposible comprenderlo, eso de que las palabras pudieran ser graciosas dentro de cierto contexto me resultaba totalmente ajeno.
Un niño orgánico se paro al lado mio, y por más que intentaba no lograba ver nada, había demasiada gente frente a él. Lo observé durante algunos segundos, luego al escenario donde estaban los titeres, y finalmente decidí que la mejor opción era levantarlo. Lo tome por abajo de las axilas y lo sente sobre mis hombros, al principio se sorprendió un poco, pero en cuanto entendió mi intención se quedo tranquilo, disfrutando del espectáculo.
Podía sentirlo jugando con mi pelo, me gustaban los niños orgánicos, eran sencillos y afectuosos, si tenían alguna duda me preguntaban de modo directo, si querían decirme algo simplemente lo hacian. Puedo entender como piensan, y eso me tranquiliza.
-¿Que son estos? - Me pregunto al encontrar uno de los puertos de información que había en mi cabeza, siempre me preguntaban por ellos.
-Son agujeros que me permiten saber cosas, como tu nariz o tu boca - Y por eso mismo ya tenía una respuesta preparada.
-¿Duelen? - Me preguntó mientras escarbaba con sus pequeños dedos.
-No, no me duelen - Lo sostenía por las piernas para asegurarme de que no se caiga, la sensación me resultaba extrañamente familiar.
Afuera el paisaje era de lo más reconfortante, parte de la feria ya estaba armada, mientras que la otra mitad aún estaba en proceso de construcción. De todos modos los espéctaculos ya habían comenzado, titiriteros, cantantes, flautistas, malabaristas, todos desplegaban sus actos con una agilidad y fluidez que solo la experiencia podía dar. Ante el comentario de Draerionor solo asentí, era muy amable en darnos la bienvenida.
-Todo junto, Mina - Respondí - Los orgánicos que viven en varios kilometros a la redonda se ponen de acuerdo por medio del boca en boca sumado al conocimiento general y deciden reunirse en esta fecha, empujados principalmente por el misticismo y las creencias en cuestiones paranormales - Mire a la mujer y agregué - Y todo eso no es motivado por la lógica, solo por las emociones ¿No es fascinante? - Le sonreí, y luego mire a la gran sacerdotiza voodo Sar´entar - Muchas gracias por traerme.
¿Podría haber llegado sola? Si, claramente, pero me hubiese llevado más tiempo, además, no hubiese tenido la oportunidad de poder aprender tantas cosas interesantes, como el sistema de señales entre Mina y Traerionor. Ahora se veían ambas parejas muy concentradas en lo suyo, me pregunté si sería buena idea seguirlos o si sería mejor encontrar otra cosa que hacer, había notado que los orgánicos se ponían muy nerviosos cuando uno los interrumpía en sus actos de apareamiento.
Encontré un acto de títeres y me acerqué, al parecer representaba la huida del rey de la ciudad cuando vino la pandemia, el público era bastante numeroso y en determinados momentos reían, lo cual me dio la pauta de que se trataba de una comedia. Intenté entender en qué partes había que reír, pero me resulto imposible comprenderlo, eso de que las palabras pudieran ser graciosas dentro de cierto contexto me resultaba totalmente ajeno.
Un niño orgánico se paro al lado mio, y por más que intentaba no lograba ver nada, había demasiada gente frente a él. Lo observé durante algunos segundos, luego al escenario donde estaban los titeres, y finalmente decidí que la mejor opción era levantarlo. Lo tome por abajo de las axilas y lo sente sobre mis hombros, al principio se sorprendió un poco, pero en cuanto entendió mi intención se quedo tranquilo, disfrutando del espectáculo.
Podía sentirlo jugando con mi pelo, me gustaban los niños orgánicos, eran sencillos y afectuosos, si tenían alguna duda me preguntaban de modo directo, si querían decirme algo simplemente lo hacian. Puedo entender como piensan, y eso me tranquiliza.
-¿Que son estos? - Me pregunto al encontrar uno de los puertos de información que había en mi cabeza, siempre me preguntaban por ellos.
-Son agujeros que me permiten saber cosas, como tu nariz o tu boca - Y por eso mismo ya tenía una respuesta preparada.
-¿Duelen? - Me preguntó mientras escarbaba con sus pequeños dedos.
-No, no me duelen - Lo sostenía por las piernas para asegurarme de que no se caiga, la sensación me resultaba extrañamente familiar.
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Re: Recaudando información [Pausado]
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