¿Ladrones con suerte? [Libre 4/4][Atardecer-Noche]
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¿Ladrones con suerte? [Libre 4/4][Atardecer-Noche]
¡Ahhh! El hediondo y nauseabundo olor de las tabernas. Ese perfume asqueroso producido por la cantidad de cuerpos sudorosos que llenan la estancia. ¿Hay algún olor mejor? Comienzo a entender porque mi ex mujer no salía de ella, incluso puedo entender que quisiera ofrecer sus piernas a cualquier hombre. No hacía falta estar mucho tiempo dentro como para tener el instinto primario de poseer contra la barra a la tabernera, que atendía en aquel momento con un generoso escote.
-Gracias, hermosa dama. - le digo a la morena que me acaba de servir una jarra de cerveza.
Las mujeres son la única excepción entre el mundo adulto cuya compañía no me molesta, por razones obvias, aunque sólo un necio se fiaría de ellas. Y yo he sido un necio durante muchos años, algo he aprendido.
La chica me sonríe coqueta, seguramente buscan un sobresueldo. Pobre criatura ilusa, no hace falta pagar por lo que se puede tener a primera mano con unas pocas palabras al oído. Pero sólo me limito a devolverle la sonrisa, mi objetivo en este día no son taberneras a las que levántarles las faldas. Ella se retira algo desilusionada. Lo siento chiquilla así es la vida.
Volviendo a lo que había venido a hacer, miro por toda la taberna. Sin duda es el mejor lugar para encontrar gente sin escrúpulos que reúna ciertas habilidades. Desde asesinos a sueldo, hasta caballeros de brillante armadura. En una taberna se puede encontrar de todo y enterarse de muchas cosas.
Doy un trago de la jarra.
-¡Aghhh! -el frío y amargo liquido baja por mi seca garganta con efectos renovadores. -Me hacía falta una así.
Por donde iba… precisamente la información de un parroquiano ha sido el motivo de mi segunda visita. A los humanos les gusta reunir dinero en determinados sitios, sitios muy vigilados, pero no infranqueables. Pero para saber por dónde franquearlos hacen falta ciertos elementos: conocer el terreno, el número de guardias, salidas y entradas, un plano… Y esa es la piedra angular de mi objetivo, conseguir el plano de La Casa de la Moneda, que al parecer había sido recientemente asaltada. Eso planteaba dos situaciones: no esperarían otro robo tan pronto y que abría poco dinero, por lo tanto, menos vigilancia y menos probabilidad de asalto. Puede que las posibles ganancias no pudieran ser muy grandes, pero seguro que suficientes, a parte del prestigio que ello daba.
-¿Quiere algo de comer?
Parpadeo perplejo y veo que me he quedado ensimismado mirando mi jarra como un panoli. Giro la vista y me encuentro con el abultado y joven busto de la camarera. Alguna almeja con melón no estaría mal… me relamo los dientes mirándola. ¡No! ¡Ya abra otro día para meterle el cimbrel en la boca!
-No, gracias señorita. - esbozo una sonrisa amable e inocente. -Estoy bien servido.
La moza sonríe y se marcha. Miro su trasero y no puedo dejar de pensar que en otra ocasión la haré sonreír de otra forma… Pego otro trago, intentando enfriarme un poco. Debo centrarme en encontrar alguien con la capacidad de sigilo necesaria para meterse en la oficina del arquitecto real, él seguro que tiene los planos que necesito.
¡Vamos, sucio y asqueroso antro, dame lo que necesito!
-Gracias, hermosa dama. - le digo a la morena que me acaba de servir una jarra de cerveza.
Las mujeres son la única excepción entre el mundo adulto cuya compañía no me molesta, por razones obvias, aunque sólo un necio se fiaría de ellas. Y yo he sido un necio durante muchos años, algo he aprendido.
La chica me sonríe coqueta, seguramente buscan un sobresueldo. Pobre criatura ilusa, no hace falta pagar por lo que se puede tener a primera mano con unas pocas palabras al oído. Pero sólo me limito a devolverle la sonrisa, mi objetivo en este día no son taberneras a las que levántarles las faldas. Ella se retira algo desilusionada. Lo siento chiquilla así es la vida.
Volviendo a lo que había venido a hacer, miro por toda la taberna. Sin duda es el mejor lugar para encontrar gente sin escrúpulos que reúna ciertas habilidades. Desde asesinos a sueldo, hasta caballeros de brillante armadura. En una taberna se puede encontrar de todo y enterarse de muchas cosas.
Doy un trago de la jarra.
-¡Aghhh! -el frío y amargo liquido baja por mi seca garganta con efectos renovadores. -Me hacía falta una así.
Por donde iba… precisamente la información de un parroquiano ha sido el motivo de mi segunda visita. A los humanos les gusta reunir dinero en determinados sitios, sitios muy vigilados, pero no infranqueables. Pero para saber por dónde franquearlos hacen falta ciertos elementos: conocer el terreno, el número de guardias, salidas y entradas, un plano… Y esa es la piedra angular de mi objetivo, conseguir el plano de La Casa de la Moneda, que al parecer había sido recientemente asaltada. Eso planteaba dos situaciones: no esperarían otro robo tan pronto y que abría poco dinero, por lo tanto, menos vigilancia y menos probabilidad de asalto. Puede que las posibles ganancias no pudieran ser muy grandes, pero seguro que suficientes, a parte del prestigio que ello daba.
-¿Quiere algo de comer?
Parpadeo perplejo y veo que me he quedado ensimismado mirando mi jarra como un panoli. Giro la vista y me encuentro con el abultado y joven busto de la camarera. Alguna almeja con melón no estaría mal… me relamo los dientes mirándola. ¡No! ¡Ya abra otro día para meterle el cimbrel en la boca!
-No, gracias señorita. - esbozo una sonrisa amable e inocente. -Estoy bien servido.
La moza sonríe y se marcha. Miro su trasero y no puedo dejar de pensar que en otra ocasión la haré sonreír de otra forma… Pego otro trago, intentando enfriarme un poco. Debo centrarme en encontrar alguien con la capacidad de sigilo necesaria para meterse en la oficina del arquitecto real, él seguro que tiene los planos que necesito.
¡Vamos, sucio y asqueroso antro, dame lo que necesito!
Rumpel
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Re: ¿Ladrones con suerte? [Libre 4/4][Atardecer-Noche]
El sol se ocultaba tras las montañas, bañando con sus últimos destellos de luz los terrenos de la villa de los Landvik, ubicada en la zona alta de la ciudad. En apariencia, parecía que sería una noche tranquila, algo que seguramente al mayordomo y los dueños le resultaba excelente. Por supuesto, no se confiaban y por eso habían contratado a un par de guardias “experimentados”, honorables y con una reputación que les precedía. Ivett Haugen no encajaba del todo en esas especificaciones, pues en apariencia, no tenía ni experiencia ni una reputación de guerrero o luchador que le precediera. De hecho, ni siquiera el mayordomo estaba del todo de acuerdo con su presencia allí ese día. Por desgracia para él, una “circunstancia” de último momento le obligaron a aceptar.
La joven ladeo una sonrisa mientras caminaba por los alrededores de la villa. Lucía una vestimenta muy similar a la que usaba cuando se mostraba como ladrona: Pantalones ceñidos con correas de cuero, sobre todo estilizado, blusa y corset, y por supuesto, sus fieles dagas ocultas en los brazaletes de cuero en ambos brazos. Lo único que diferenciaba todo aquello de su apariencia como ladrona, era el no llevar capucha, y el que todas las prendas actuales fuesen de un color rojo oscuro.
Mientras avanzaba por los jardines, recordaba cómo había conseguido aquel “trabajo temporal”. Según le había explicado Kristof, el mayordomo Augustus había contactado con él para que le prestara servicios de vigilancia en la villa de su amo, más que todo como un favor. Ambos se conocían de antes por el servicio que Kristof ofrecía en la guardia real, y debido a eso habían conseguido entablar cierta amistad. Gracias a esa confianza, el mayordomo había acudido a él directamente, a pesar de haber colgado un anuncio en donde solicitaba personal para el trabajo. El joven Haugen se había negado en un principio, pero tras la segunda insistencia no pudo más que ceder aceptar ayudarlo. Sin embargo, cuando llego el día en que tendría que cumplir su palabra, se le impuso un trabajo en su servicio al rey al que simplemente no podía negarse.
Era todo un dilema en el que estaba. Por eso, ante la presión que sentía debido a que había dado su palabra, le conto todo a las dos mujeres que formaban su familia durante el desayuno. Fue entonces cuando a Ivett se le ocurrió que ella podría cubrirlo, sencillamente para hacerlo sentir orgulloso y probarle que todos esos años de entrenamiento que él le había brindado, servían para algo.
ꟷ ¡Por supuesto que No! Ivett. Y no se hable más del tema ꟷ sentencio Kristoff golpeando la mesa con las palmas abiertas de sus manos, para luego mirar a su madre y sentirse apenado por su propia reacción ꟷ He terminado de comer. Me iré al trabajo… ꟷ agregó tras ponerse en pie y comenzar a recoger su plato. Ivett cruzo la mirada con su madre y supo al instante que no conseguiría ningún tipo de ayuda o apoyo de su parte. Aun así, era demasiado terca como para rendirse por el simple mal humor de su hermano. Se apresuró a levantarse y se interpuso en el trayecto de su hermano, colocándose justo en medio de la puerta que daba a la cocina. Todo el gesticular de su cuerpo parecía apacible, tranquilo, hasta que mirabas su rostro. Su barbilla alzada y su mirar reflejaban un aura desafiante que casi se podía palpar.
ꟷ ¿Qué rayos estás haciendo? ꟷ Espetó Kristof con el ceño fruncido, deteniéndose frente a ella.
ꟷ Nada… ꟷ contesto ella con naturalidad aparente.
ꟷ Apártate… ꟷ
ꟷ No. ꟷ
ꟷ No creas que no te quitare de en medio ¡Deja de ser una niña caprichosa! ꟷ Ese comentario le hirió en cierta medida. Aquello no lo hacía por mero capricho, solo quería que él se sintiera orgulloso de ella, y que dejase de verla como una niña frágil e indefensa.
ꟷ Inténtalo… ꟷ repuso retándolo.
Se miraron fijamente por un par de segundos, antes de Kristof intentara sujetarla por los hombros para apartarla del marco. En respuesta, la joven metió ambas manos por el hueco que se formó entre ambos a la altura del pecho, extendiéndolas hacia afuera para apartar las fuertes manos del hombre de sus hombros con gran rapidez. Acto seguido, le empujo con fuerza por el pecho, aprovechando el desconcierto ajeno, logrando hacerle trastabillar un par de pasos hacia atrás.
ꟷ Ivett… ꟷ el ceño de su hermano se había fruncido mientras volvía su atención hacia el rostro impasible de la chica. Parecía que por fin comenzaba a comprender lo que ella pretendía. Intentó apartarla nuevamente, esta vez intentando embestirla usando su fuerza, siendo consciente de que en ese ámbito la superaba en gran manera. Sin embargo, justo antes de que la alcanzara, la mujer se apartó hacia un lado, y le tomo con una mano y gran agilidad por la diestra; a la vez que colocaba la otra mano en el centro de la espalda ajena, para aprovechar la inercia que llevaba para re-direccionarlo. De esa forma, le hizo girar sin que tuviese tiempo de oponer resistencia, obligándolo a permanecer en la misma habitación en la que se encontraba.
Aquello fue el inicio de un pequeño enfrentamiento entre ambos, que duro un par de minutos. Aunque sinceramente, pareció más una especie de baile que cualquier otra cosa. Por más que Kristoff quiso pasar a su hermana, no lo consiguió. Ella era increíblemente hábil y ágil, simplemente parecía una gacela en movimiento. Cada vez que intentaba sujetarla, ella conseguía una forma de zafarse, eludirlo y hacerlo tomar distancia, usando el mismo peso de él en su contra. Sorprendentemente, Ivett dominaba un estilo de combate pasivo que su hermano nunca le había visto usar. Tal vez en realidad nunca había visto tal estilo.
ꟷ ¡¿Pero qué demonios intentas probar?! ꟷ Inquirió el hombre tras haber caído sentado en el suelo.
ꟷ ¿No lo ves? Y eso que es bastante simple. No confías en mi para que te cubra en ese trabajo con los Landvik, porque según tú, soy una mujer indefensa y es muy “peligroso” para mi… ꟷ dijo, haciendo comillas con sus manos ꟷ … cuando vos, el caballero del rey, no podes ni siquiera pasarme para llegar a la cocina ꟷ el sarcasmo en sus palabras era más que notable, y denotaba lo molesta que estaba. Por desgracia para el hombre de los Haugen, ella tenía razón. Claro, no es apresuréis a subestimarlo por tal encuentro. Kristof destacaba por ser un gran luchador, solo que esta vez había subestimado a su oponente, y se intentaba contener para no lastimarla por ser su hermana. Aun así, debía admitir que nunca se esperó que ella pudiera oponerle mayor resistencia, sobre todo al verla sin ninguna de las armas con las que él le había entrenado.
ꟷ ¡Basta! Su padre no aprobaría tal comportamiento entre ambos ꟷ Intervino su madre poniéndose en pie, y marcando el final de aquel encuentro.
ꟷ ¡Esta bien! Si lo que quieres es trabajar para Agustus, por mí no hay problema. Me acompañaras hasta su villa al medio día, y le diré que tomaras mi lugar en la vigilancia… ꟷ espetó con enojo en su voz mientras se ponía en pie ꟷ … Espero que no te arrepientas de tus caprichos ꟷ concluyó atravesando el marco de la cocina por fin. Ivett guardo silencio y miro a su madre al otro lado de la habitación.
ꟷ Recoge este desastre… ꟷ impuso señalando los fragmentos de la vajilla que se había roto durante la lucha. Un precio a pagar pequeño, en comparación a lo que había conseguido esa mañana.
El viento sopló y meció las hojas del jardín, incluyendo los pocos mechones de cabello que colgaban por las mejillas de Ivett. Un movimiento en la lejanía, le hizo salir del ensimismamiento en el que se había sumergido durante un par de minutos, recordando los momentos de aquel día temprano. Frunció el ceño y empuño sus manos por reflejo mientras intentaba enfocar la vista. A esas horas, ya la claridad del día se había disipado casi por completo, y la oscuridad comenzaba a apoderarse de los alrededores.
Se tranquilizó cuando se dio cuenta que solo se trataba de su compañero. Un hombre que al igual que ella, había sido contratado para vigilar y proteger la casa. O por lo menos hasta donde ella sabia. Comenzó a avanzar hacia él para intentar entablar conversación.
La joven ladeo una sonrisa mientras caminaba por los alrededores de la villa. Lucía una vestimenta muy similar a la que usaba cuando se mostraba como ladrona: Pantalones ceñidos con correas de cuero, sobre todo estilizado, blusa y corset, y por supuesto, sus fieles dagas ocultas en los brazaletes de cuero en ambos brazos. Lo único que diferenciaba todo aquello de su apariencia como ladrona, era el no llevar capucha, y el que todas las prendas actuales fuesen de un color rojo oscuro.
Mientras avanzaba por los jardines, recordaba cómo había conseguido aquel “trabajo temporal”. Según le había explicado Kristof, el mayordomo Augustus había contactado con él para que le prestara servicios de vigilancia en la villa de su amo, más que todo como un favor. Ambos se conocían de antes por el servicio que Kristof ofrecía en la guardia real, y debido a eso habían conseguido entablar cierta amistad. Gracias a esa confianza, el mayordomo había acudido a él directamente, a pesar de haber colgado un anuncio en donde solicitaba personal para el trabajo. El joven Haugen se había negado en un principio, pero tras la segunda insistencia no pudo más que ceder aceptar ayudarlo. Sin embargo, cuando llego el día en que tendría que cumplir su palabra, se le impuso un trabajo en su servicio al rey al que simplemente no podía negarse.
Era todo un dilema en el que estaba. Por eso, ante la presión que sentía debido a que había dado su palabra, le conto todo a las dos mujeres que formaban su familia durante el desayuno. Fue entonces cuando a Ivett se le ocurrió que ella podría cubrirlo, sencillamente para hacerlo sentir orgulloso y probarle que todos esos años de entrenamiento que él le había brindado, servían para algo.
ꟷ ¡Por supuesto que No! Ivett. Y no se hable más del tema ꟷ sentencio Kristoff golpeando la mesa con las palmas abiertas de sus manos, para luego mirar a su madre y sentirse apenado por su propia reacción ꟷ He terminado de comer. Me iré al trabajo… ꟷ agregó tras ponerse en pie y comenzar a recoger su plato. Ivett cruzo la mirada con su madre y supo al instante que no conseguiría ningún tipo de ayuda o apoyo de su parte. Aun así, era demasiado terca como para rendirse por el simple mal humor de su hermano. Se apresuró a levantarse y se interpuso en el trayecto de su hermano, colocándose justo en medio de la puerta que daba a la cocina. Todo el gesticular de su cuerpo parecía apacible, tranquilo, hasta que mirabas su rostro. Su barbilla alzada y su mirar reflejaban un aura desafiante que casi se podía palpar.
ꟷ ¿Qué rayos estás haciendo? ꟷ Espetó Kristof con el ceño fruncido, deteniéndose frente a ella.
ꟷ Nada… ꟷ contesto ella con naturalidad aparente.
ꟷ Apártate… ꟷ
ꟷ No. ꟷ
ꟷ No creas que no te quitare de en medio ¡Deja de ser una niña caprichosa! ꟷ Ese comentario le hirió en cierta medida. Aquello no lo hacía por mero capricho, solo quería que él se sintiera orgulloso de ella, y que dejase de verla como una niña frágil e indefensa.
ꟷ Inténtalo… ꟷ repuso retándolo.
Se miraron fijamente por un par de segundos, antes de Kristof intentara sujetarla por los hombros para apartarla del marco. En respuesta, la joven metió ambas manos por el hueco que se formó entre ambos a la altura del pecho, extendiéndolas hacia afuera para apartar las fuertes manos del hombre de sus hombros con gran rapidez. Acto seguido, le empujo con fuerza por el pecho, aprovechando el desconcierto ajeno, logrando hacerle trastabillar un par de pasos hacia atrás.
ꟷ Ivett… ꟷ el ceño de su hermano se había fruncido mientras volvía su atención hacia el rostro impasible de la chica. Parecía que por fin comenzaba a comprender lo que ella pretendía. Intentó apartarla nuevamente, esta vez intentando embestirla usando su fuerza, siendo consciente de que en ese ámbito la superaba en gran manera. Sin embargo, justo antes de que la alcanzara, la mujer se apartó hacia un lado, y le tomo con una mano y gran agilidad por la diestra; a la vez que colocaba la otra mano en el centro de la espalda ajena, para aprovechar la inercia que llevaba para re-direccionarlo. De esa forma, le hizo girar sin que tuviese tiempo de oponer resistencia, obligándolo a permanecer en la misma habitación en la que se encontraba.
Aquello fue el inicio de un pequeño enfrentamiento entre ambos, que duro un par de minutos. Aunque sinceramente, pareció más una especie de baile que cualquier otra cosa. Por más que Kristoff quiso pasar a su hermana, no lo consiguió. Ella era increíblemente hábil y ágil, simplemente parecía una gacela en movimiento. Cada vez que intentaba sujetarla, ella conseguía una forma de zafarse, eludirlo y hacerlo tomar distancia, usando el mismo peso de él en su contra. Sorprendentemente, Ivett dominaba un estilo de combate pasivo que su hermano nunca le había visto usar. Tal vez en realidad nunca había visto tal estilo.
ꟷ ¡¿Pero qué demonios intentas probar?! ꟷ Inquirió el hombre tras haber caído sentado en el suelo.
ꟷ ¿No lo ves? Y eso que es bastante simple. No confías en mi para que te cubra en ese trabajo con los Landvik, porque según tú, soy una mujer indefensa y es muy “peligroso” para mi… ꟷ dijo, haciendo comillas con sus manos ꟷ … cuando vos, el caballero del rey, no podes ni siquiera pasarme para llegar a la cocina ꟷ el sarcasmo en sus palabras era más que notable, y denotaba lo molesta que estaba. Por desgracia para el hombre de los Haugen, ella tenía razón. Claro, no es apresuréis a subestimarlo por tal encuentro. Kristof destacaba por ser un gran luchador, solo que esta vez había subestimado a su oponente, y se intentaba contener para no lastimarla por ser su hermana. Aun así, debía admitir que nunca se esperó que ella pudiera oponerle mayor resistencia, sobre todo al verla sin ninguna de las armas con las que él le había entrenado.
ꟷ ¡Basta! Su padre no aprobaría tal comportamiento entre ambos ꟷ Intervino su madre poniéndose en pie, y marcando el final de aquel encuentro.
ꟷ ¡Esta bien! Si lo que quieres es trabajar para Agustus, por mí no hay problema. Me acompañaras hasta su villa al medio día, y le diré que tomaras mi lugar en la vigilancia… ꟷ espetó con enojo en su voz mientras se ponía en pie ꟷ … Espero que no te arrepientas de tus caprichos ꟷ concluyó atravesando el marco de la cocina por fin. Ivett guardo silencio y miro a su madre al otro lado de la habitación.
ꟷ Recoge este desastre… ꟷ impuso señalando los fragmentos de la vajilla que se había roto durante la lucha. Un precio a pagar pequeño, en comparación a lo que había conseguido esa mañana.
El viento sopló y meció las hojas del jardín, incluyendo los pocos mechones de cabello que colgaban por las mejillas de Ivett. Un movimiento en la lejanía, le hizo salir del ensimismamiento en el que se había sumergido durante un par de minutos, recordando los momentos de aquel día temprano. Frunció el ceño y empuño sus manos por reflejo mientras intentaba enfocar la vista. A esas horas, ya la claridad del día se había disipado casi por completo, y la oscuridad comenzaba a apoderarse de los alrededores.
Se tranquilizó cuando se dio cuenta que solo se trataba de su compañero. Un hombre que al igual que ella, había sido contratado para vigilar y proteger la casa. O por lo menos hasta donde ella sabia. Comenzó a avanzar hacia él para intentar entablar conversación.
Última edición por Ivett Haugen el Vie Abr 20 2018, 04:37, editado 1 vez
Ivett Haugen
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Re: ¿Ladrones con suerte? [Libre 4/4][Atardecer-Noche]
Estaba viviendo unos días muy plácidos. Mis amigos especiales habían sido más que generosos, por lo que disponía de dinero en abundancia y había realizado algunas actuaciones de acrobacias que me habían reportado aplausos y más dinero; tampoco me habían faltado galanes con quienes retozar por el sólo gusto de hacerlo. Sí, estaba viviendo días muy plácidos… y me estaba aburriendo mortalmente. Para llevar una existencia plácida y apacible, ya me hubiera quedado en casa de mi padre, donde tenía de todo en abundancia. Si había dejado todo eso atrás era porque quería ser libre, ser libre y vivir intensamente. Emociones fuertes, el riesgo, lo prohibido, eso era lo que me hacía falta, tanto como el aire para respirar.
Hacía semanas que no recibía un encargo que valiera la pena ni un buen dato de alguna casa a la que visitar alguna noche. Sentía que me marchitaba en esa monótona serenidad, estaba inquieta y malhumorada y hasta mi espléndido pelaje había perdido parte de su brillo. Noche a noche visitaba a mis contactos en tabernas y tugurios varios en busca de noticias y ya comenzaba a darle vueltas en el magín a algún plan loco sólo para romper el tedio cuando aquí y allá comencé a escuchar rumores sobre un tipo que buscaba gente, un tipo alto de pelo y ojos castaños, con aires de señor elegante, pese a que vestía ropas viejas y que era habitué de “El romero y tomillo”.
Cuando apareció el cartel invitando a la susodicha taberna, no pude menos que aceptar la invitación. En “El romero y tomillo” solían pasar cosas interesantes y al parecer algo se estaba cocinando ahí, aparte de la empanada de carne que le había dado popularidad, y ser parte de ese guiso seguramente era lo que me hacía falta.
Como era habitual la taberna estaba llena de gente, ruidos y olores. La semipenumbra del lugar no representaba problemas para mí, después de todo tengo ojos de gato, pero un primer vistazo a las mesas mientras me acercaba a la barra no me mostró a nadie con las características que buscaba. Quizás no había llegado todavía o quizás tendría que buscar mejor, como fuera una buena cerveza me vendría bien, así que me hice un espacio en la barra y le pedí una jarra a la tabernera.
Hacía semanas que no recibía un encargo que valiera la pena ni un buen dato de alguna casa a la que visitar alguna noche. Sentía que me marchitaba en esa monótona serenidad, estaba inquieta y malhumorada y hasta mi espléndido pelaje había perdido parte de su brillo. Noche a noche visitaba a mis contactos en tabernas y tugurios varios en busca de noticias y ya comenzaba a darle vueltas en el magín a algún plan loco sólo para romper el tedio cuando aquí y allá comencé a escuchar rumores sobre un tipo que buscaba gente, un tipo alto de pelo y ojos castaños, con aires de señor elegante, pese a que vestía ropas viejas y que era habitué de “El romero y tomillo”.
Cuando apareció el cartel invitando a la susodicha taberna, no pude menos que aceptar la invitación. En “El romero y tomillo” solían pasar cosas interesantes y al parecer algo se estaba cocinando ahí, aparte de la empanada de carne que le había dado popularidad, y ser parte de ese guiso seguramente era lo que me hacía falta.
Como era habitual la taberna estaba llena de gente, ruidos y olores. La semipenumbra del lugar no representaba problemas para mí, después de todo tengo ojos de gato, pero un primer vistazo a las mesas mientras me acercaba a la barra no me mostró a nadie con las características que buscaba. Quizás no había llegado todavía o quizás tendría que buscar mejor, como fuera una buena cerveza me vendría bien, así que me hice un espacio en la barra y le pedí una jarra a la tabernera.
Angélique Beauchat
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Re: ¿Ladrones con suerte? [Libre 4/4][Atardecer-Noche]
¡Si que has tardado en complacerme, maldito lugar! Mi sonrisa se amplia al ver como una mujer con aspecto de gata entra en la taberna. Anda decidida y con la cabeza alta, derrochando confianza. Si no fuera por su aspecto, sólo con aquel hecho ya resaltaba sobre el resto, un árbol rodeado de arbustos. Me llevo la jarra a los labios para beber el dulce néctar de la cerveza.
-¡Ahh! - el placer del frescor del liquido y de haber encontrado algo interesante se mezclan en mi cuerpo.
Me quedo mirándola desde dónde estoy, admirando dos cosas a la vez. Por una parte las agradables curvas de su cuerpo femenino, experimentando la extraña curiosidad sobre cuál será el tacto con ese pelaje en ciertas zonas. Y por otro lado, mi mente comienza a deleitarse con la ingente información que me había llegado días atrás de una mujer con aquel aspecto.
Una gata ladrona que podría ser tan común como cualquier ladrón, pero que sin embargo tenía un aura especial. Por no nombrar de cierto coqueteo indecente con otra mujer en una taberna en las ultimas festividades. Seguro que eso a muchos les ha dado para varios meneos de mano. Vuelvo a estudiar el cuerpo de la gata. Y de ser más o menos de la misma belleza su acompañante no me extraña. Sonrío lascivo lamiéndome los labios.
¡Para! ¡Para! ¡Debo de mantener la cabeza fría! ¡Las dos! Mis pantalones eran testigos del inicio de cierta excitación. Esa mujer es lo que necesito. Una gata ladrona; ágil, rápida y sigilosa.
Tomo la jarra de cerveza, que sorprendentemente sigue por la mitad, y avanzo hacia ella. Esquivo algún que otro borrachos con desprecio. Odio que me toquen unas manos tan impuras. Deseo quemar toda la taberna hasta los cimientos. Pero debo de mantener la calma. Me arreglo el cabello con la mano libre y suspiro lentamente.
Al final llego a la barra. Me colocó tranquilamente al lado de la gata sentándome en un taburete apoyando mis codos sobre la tabla a mi espalda. Sonrío antes de dar un largo trago de cerveza, hablar con una mujer hermosa que sabe que lo es nunca es fácil.
-Buenas tardes, madame. - con total libertad tomo la mano de la gata y deposito un suave beso en el dorso de su mano mirándola a los ojos. -Es agradable para un hombre como yo ver una rosa rodeada de espinas.
Vuelvo a sonreír motivado en parte por los efectos del alcohol. Dirijo mi mirada a los presente, el conjunto de toda la escoria de la sociedad, algo que sin duda da fuerza al halago que le acabo de dedicar, o por lo menos desde mi punto de vista.
-No creo que este lugar sea el indicado para una dama como vos, -me acerco a su oído fingiendo un acto lascivo, pero sin desaprovechar la ocasión de deleitarme con su perfume. -y mucho menos para alguien con sus habilidades. - le susurro al oído esgrimiendo los labios como quien dice un cumplido indecente a una camarera para llevársela a la cama. -¿No cree usted, que estaríamos más cómodos en un lugar más....? - esbozo una media sonrisa picara y me apoyo en la barra de forma que quedo de lado mirándola. -¿...privado? - alargo la mano con educación conociéndosela a la mujer gato con gracilidad.
________________________________________________________________________________________________________-¡Ahh! - el placer del frescor del liquido y de haber encontrado algo interesante se mezclan en mi cuerpo.
Me quedo mirándola desde dónde estoy, admirando dos cosas a la vez. Por una parte las agradables curvas de su cuerpo femenino, experimentando la extraña curiosidad sobre cuál será el tacto con ese pelaje en ciertas zonas. Y por otro lado, mi mente comienza a deleitarse con la ingente información que me había llegado días atrás de una mujer con aquel aspecto.
Una gata ladrona que podría ser tan común como cualquier ladrón, pero que sin embargo tenía un aura especial. Por no nombrar de cierto coqueteo indecente con otra mujer en una taberna en las ultimas festividades. Seguro que eso a muchos les ha dado para varios meneos de mano. Vuelvo a estudiar el cuerpo de la gata. Y de ser más o menos de la misma belleza su acompañante no me extraña. Sonrío lascivo lamiéndome los labios.
¡Para! ¡Para! ¡Debo de mantener la cabeza fría! ¡Las dos! Mis pantalones eran testigos del inicio de cierta excitación. Esa mujer es lo que necesito. Una gata ladrona; ágil, rápida y sigilosa.
Tomo la jarra de cerveza, que sorprendentemente sigue por la mitad, y avanzo hacia ella. Esquivo algún que otro borrachos con desprecio. Odio que me toquen unas manos tan impuras. Deseo quemar toda la taberna hasta los cimientos. Pero debo de mantener la calma. Me arreglo el cabello con la mano libre y suspiro lentamente.
Al final llego a la barra. Me colocó tranquilamente al lado de la gata sentándome en un taburete apoyando mis codos sobre la tabla a mi espalda. Sonrío antes de dar un largo trago de cerveza, hablar con una mujer hermosa que sabe que lo es nunca es fácil.
-Buenas tardes, madame. - con total libertad tomo la mano de la gata y deposito un suave beso en el dorso de su mano mirándola a los ojos. -Es agradable para un hombre como yo ver una rosa rodeada de espinas.
Vuelvo a sonreír motivado en parte por los efectos del alcohol. Dirijo mi mirada a los presente, el conjunto de toda la escoria de la sociedad, algo que sin duda da fuerza al halago que le acabo de dedicar, o por lo menos desde mi punto de vista.
-No creo que este lugar sea el indicado para una dama como vos, -me acerco a su oído fingiendo un acto lascivo, pero sin desaprovechar la ocasión de deleitarme con su perfume. -y mucho menos para alguien con sus habilidades. - le susurro al oído esgrimiendo los labios como quien dice un cumplido indecente a una camarera para llevársela a la cama. -¿No cree usted, que estaríamos más cómodos en un lugar más....? - esbozo una media sonrisa picara y me apoyo en la barra de forma que quedo de lado mirándola. -¿...privado? - alargo la mano con educación conociéndosela a la mujer gato con gracilidad.
He saltado a Gael debido a su inactividad hasta el día de hoy, esperemos que se active pronto, si no continuamos. Ivett si quieres puedes añadir algún pnj que te inventes para que te ayude :).
Rumpel
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Re: ¿Ladrones con suerte? [Libre 4/4][Atardecer-Noche]
Reiko aprendió pronto que no puede dormir muy bien, suele tener sueños “vividos” por llamarlos de forma apacible. Irónicamente meterse a la cama es igual de complicado, nunca le da sueño y debe obligarse siempre a cerrar los ojos. Dormir no debería tardar media hora en lograrse a menos que la situación lo requiera.
El insomnio puede resultar beneficioso para ciertos individuos de su profesión aunque seguir en funcionamiento sin límite trae problemas obvios, tarde o temprano el cuerpo suele colapsar. Afortunadamente este no es el caso, su humanidad tiene la capacidad para tolerar una noche de servicio.
Termino aceptando un trabajo, no tiene relación alguna con su objetivo pero la paga es buena e incluyen la comida… alguien se arrepentirá de haber prometido “todo lo que puedes comer” si las cosas salen bien. Casi puede saborear el premio, no es equivocado decir que lo considera tan valioso como su paga.
Esta labor parece sencilla, nada de infiltrarse ni cazar enemigos extraños. Una simple vigilancia, evitar que alguien se pase de listo y que todo siga en su lugar para la salida del sol. No es su línea de trabajo habitual aunque arremeter y proteger tienen ciertas semejanzas, básicamente si sabes mover una hoja sales completo.
Otra cosa también resulta sorpresiva en el buen sentido, los refuerzos. Una mujer de carácter firme también fue contratada para la labor, aunque siguen corrientes diferentes parece tener una experiencia similar al enmascarado. Uso la óptica de la máscara para espiar bien su rostro, solo fueron segundos y puede decir que el riesgo valió la pena.
Controlar una posición puede fomentar el aburrimiento y esa es la peor equivocación de un vigilante, dejar pasar lugares por cansancio. En cierto modo atacar suele resultar más sencillo, avanzas en un todo o nada que se desenvuelve rápido, para bien o para mal recibes la suerte de manera inmediata.
Suspira melancólico, las noches despejadas tienen cierto encanto. En un sentido más funcional se puede decir que obran a su favor, la visibilidad aumenta cuando las luces del cielo no encuentran resistencia. Allí desde la segunda planta un inmóvil Reiko detalla todo como si fuera la esfinge de cualquier rey olvidado, se funde con el ambiente.
De momento puede decir una cosa, no se imaginaba a Lunargenta tan enorme. visito sus establos una vez y… digamos que tuvo que salir huyendo para no dar explicaciones sobre algo malo. Pensar que la ciudad se encuentra ocupada por criaturas maliciosas no resulta muy lógico para él, aunque claro solo tiene menos de dos años en su memoria.
Su estómago pega un leve gruñido, es la brisa nocturna sin duda. Levanta el protector fácil y pega cierto trago de una cantimplora personal, el líquido dulce calma sus entrañas. Le pillo el gusto hace meses, no posee licor y ostenta buen sabor. Un simple jugo de frutas que se puede tomar sin repercusiones nocivas.
El insomnio puede resultar beneficioso para ciertos individuos de su profesión aunque seguir en funcionamiento sin límite trae problemas obvios, tarde o temprano el cuerpo suele colapsar. Afortunadamente este no es el caso, su humanidad tiene la capacidad para tolerar una noche de servicio.
Termino aceptando un trabajo, no tiene relación alguna con su objetivo pero la paga es buena e incluyen la comida… alguien se arrepentirá de haber prometido “todo lo que puedes comer” si las cosas salen bien. Casi puede saborear el premio, no es equivocado decir que lo considera tan valioso como su paga.
Esta labor parece sencilla, nada de infiltrarse ni cazar enemigos extraños. Una simple vigilancia, evitar que alguien se pase de listo y que todo siga en su lugar para la salida del sol. No es su línea de trabajo habitual aunque arremeter y proteger tienen ciertas semejanzas, básicamente si sabes mover una hoja sales completo.
Otra cosa también resulta sorpresiva en el buen sentido, los refuerzos. Una mujer de carácter firme también fue contratada para la labor, aunque siguen corrientes diferentes parece tener una experiencia similar al enmascarado. Uso la óptica de la máscara para espiar bien su rostro, solo fueron segundos y puede decir que el riesgo valió la pena.
Controlar una posición puede fomentar el aburrimiento y esa es la peor equivocación de un vigilante, dejar pasar lugares por cansancio. En cierto modo atacar suele resultar más sencillo, avanzas en un todo o nada que se desenvuelve rápido, para bien o para mal recibes la suerte de manera inmediata.
Suspira melancólico, las noches despejadas tienen cierto encanto. En un sentido más funcional se puede decir que obran a su favor, la visibilidad aumenta cuando las luces del cielo no encuentran resistencia. Allí desde la segunda planta un inmóvil Reiko detalla todo como si fuera la esfinge de cualquier rey olvidado, se funde con el ambiente.
De momento puede decir una cosa, no se imaginaba a Lunargenta tan enorme. visito sus establos una vez y… digamos que tuvo que salir huyendo para no dar explicaciones sobre algo malo. Pensar que la ciudad se encuentra ocupada por criaturas maliciosas no resulta muy lógico para él, aunque claro solo tiene menos de dos años en su memoria.
Su estómago pega un leve gruñido, es la brisa nocturna sin duda. Levanta el protector fácil y pega cierto trago de una cantimplora personal, el líquido dulce calma sus entrañas. Le pillo el gusto hace meses, no posee licor y ostenta buen sabor. Un simple jugo de frutas que se puede tomar sin repercusiones nocivas.
Reiko
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Re: ¿Ladrones con suerte? [Libre 4/4][Atardecer-Noche]
Definitivamente el otro contratado no parecía la persona más social del lugar. Antes de que Ivett pudiera darle alcance, continuó su camino en las rondas de aquella vigilia que comenzaba a tornarse bastante aburrida. Suspiró con cierta frustración mientras le veía alejarse y ascender hasta la segunda planta de la instalación… O al menos sobre su tejado, ya que, para ellos, el interior del edificio seguía siendo una zona prohibida. ¡Ja! Como si ellos la fuesen a robar. Aunque si lo pensaba mejor, esa sería una de las estrategias que ella hubiese intentado de ser su intención el robar. Un “ocultarse a la vista”.
Ladeo el rostro meditando en aquella idea. ¿Qué era lo increíblemente valioso que ocultaban en aquel lugar, que el dueño había decidido contratar vigilancia especial para su seguridad? ¿Sería tan malo “ojear” el interior un poco?
<< No, Ivett, no. Estas aquí para proteger la casa y honrar a tu hermano. Deja de pensar en esas cosas >> Se dijo a sí misma en pensamientos, mientras negaba ligeramente con el rostro, como si intentara sacudirse esas ideas de la mente. Sabía que, de seguir ese mismo hilo de ideas, terminaría siendo ella quien robara… lo que fuese que estuviesen ocultando allí. No porque lo necesitara, sino por el simple desafío que representaba.
La mujer froto su rostro un poco. Necesitaba algo con lo cual enfocarse.
Alzó la mirada y volvió a buscar con la vista a su “compañero” << ¿Qué tal espiarlo un poco? >> pensó para sí. Definitivamente ese chico era extraño. Solo ver la máscara que usaba era más que motivo suficiente para llegar a esa conclusión. Por desgracia, debido a la oscuridad de la noche que ya había arropado el lugar, se le hizo difícil ubicarlo con exactitud. ¿estaría ocultándose sin más, o se ocultaba de ella? Cual fuese la respuesta, a la mujer le daba igual. Ya había encontrado algo con lo que entretenerse.
Continuó su caminar con total disimulo y avanzo hacia la zona trasera de la casa, donde la oscuridad era de poca a ninguna. Corrió hacia la pared para tomar impulso, y acto seguido se sujetó de uno de las vigas altas del tejado, balanceándose para luego llegar a la parte superior del tejado con un movimiento ágil. Se detuvo en cuclillas por unos segundos, dejando que sus sentidos se expandieran y le permitiesen tener una imagen mental de todo su entorno. El viento seguía soplando tenue, los sonidos quedos de la casa seguían en lo habitual y no parecía vislumbrarse ningún movimiento fuera de lo común.
Podía continuar.
Corrió en silencio por el tejado de la primera planta, hasta que pudo ascender al de la segunda. Tal vez allí no se topará con su aliado temporal, y quizás ni siquiera lograra avistarlo de nuevo. Pero por lo menos desde la parte más alta de la villa, podía tener una visión panorámica completa, y eso servía a los fines que tenía en esta noche.
Ladeo el rostro meditando en aquella idea. ¿Qué era lo increíblemente valioso que ocultaban en aquel lugar, que el dueño había decidido contratar vigilancia especial para su seguridad? ¿Sería tan malo “ojear” el interior un poco?
<< No, Ivett, no. Estas aquí para proteger la casa y honrar a tu hermano. Deja de pensar en esas cosas >> Se dijo a sí misma en pensamientos, mientras negaba ligeramente con el rostro, como si intentara sacudirse esas ideas de la mente. Sabía que, de seguir ese mismo hilo de ideas, terminaría siendo ella quien robara… lo que fuese que estuviesen ocultando allí. No porque lo necesitara, sino por el simple desafío que representaba.
La mujer froto su rostro un poco. Necesitaba algo con lo cual enfocarse.
Alzó la mirada y volvió a buscar con la vista a su “compañero” << ¿Qué tal espiarlo un poco? >> pensó para sí. Definitivamente ese chico era extraño. Solo ver la máscara que usaba era más que motivo suficiente para llegar a esa conclusión. Por desgracia, debido a la oscuridad de la noche que ya había arropado el lugar, se le hizo difícil ubicarlo con exactitud. ¿estaría ocultándose sin más, o se ocultaba de ella? Cual fuese la respuesta, a la mujer le daba igual. Ya había encontrado algo con lo que entretenerse.
Continuó su caminar con total disimulo y avanzo hacia la zona trasera de la casa, donde la oscuridad era de poca a ninguna. Corrió hacia la pared para tomar impulso, y acto seguido se sujetó de uno de las vigas altas del tejado, balanceándose para luego llegar a la parte superior del tejado con un movimiento ágil. Se detuvo en cuclillas por unos segundos, dejando que sus sentidos se expandieran y le permitiesen tener una imagen mental de todo su entorno. El viento seguía soplando tenue, los sonidos quedos de la casa seguían en lo habitual y no parecía vislumbrarse ningún movimiento fuera de lo común.
Podía continuar.
Corrió en silencio por el tejado de la primera planta, hasta que pudo ascender al de la segunda. Tal vez allí no se topará con su aliado temporal, y quizás ni siquiera lograra avistarlo de nuevo. Pero por lo menos desde la parte más alta de la villa, podía tener una visión panorámica completa, y eso servía a los fines que tenía en esta noche.
Ivett Haugen
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Re: ¿Ladrones con suerte? [Libre 4/4][Atardecer-Noche]
Estaba disfrutando mi cerveza fría cuando sentí una mirada fija en mí. Claro está, muchos me habían mirado desde mi llegada a la taberna, pero luego de recrearse algunos momentos en mi belleza volvían a centrar su atención en su bebida, comida o lo que fuera que estuvieran haciendo… menos uno, que me observaba persistentemente.
Paladeando mi cerveza, paseé mi mirada por la concurrencia hasta que mis ojos se toparon con los de mi observador que, a todas luces, era también un admirador. La lujuria se pintaba tan claramente en su rostro al mirarme, que no me sorprendió para nada cuando abandonó su lugar para acercarse a mí. Mientras él avanzaba, yo cotejaba su apariencia con la información que me habían dado sobre como era el tipo que reclutaba gente; aunque no era muy precisa, todo indicaba que se trataba de él.
Cuando me besó la mano con tanta desenvoltura, no pude evitar una sonrisa; realmente tenía aires de señor elegante, aunque su atuendo no lo acompañaba en el empeño..
- Buenas tardes, Monsieur- respondí a su saludo, sosteniéndole la mirada - Es muy grato para mí encontrarme con un caballero capaz de apreciar la belleza cuando la tiene ante sus ojos.
Seguí bebiendo mi cerveza en calma, no pensaba preguntar nada. Él tenía que tomar la iniciativa para proponer lo que fuera; eso me daría más espacio para negociar, llegado el momento, que si solicitaba algo.
De no haber tenido las referencias de mis contactos y la sugerencia del cartel, todo en la actitud del hombre me habría hecho dudar acerca de las habilidades a las que hacía referencia y eso hubiera sido un error porque, si de las habilidades en el tálamo se tratara, no era un tipo que me atrajera para mostrárselas ni por negocio ni por placer, al menos de momento, que yo nunca cerraba las puertas a cal y canto.
De todos modos, si el uso de mis otras habilidades se trataba, claramente la barra de una taberna no era el lugar más adecuado para tratar el tema.
- Sí, quizás sea mejor charlar en un lugar más privado- asiento - Pero antes de ir a lugares privados con un caballero, espero al menos conocer su nombre- agregué, antes de tomar la mano que me tiende.
Paladeando mi cerveza, paseé mi mirada por la concurrencia hasta que mis ojos se toparon con los de mi observador que, a todas luces, era también un admirador. La lujuria se pintaba tan claramente en su rostro al mirarme, que no me sorprendió para nada cuando abandonó su lugar para acercarse a mí. Mientras él avanzaba, yo cotejaba su apariencia con la información que me habían dado sobre como era el tipo que reclutaba gente; aunque no era muy precisa, todo indicaba que se trataba de él.
Cuando me besó la mano con tanta desenvoltura, no pude evitar una sonrisa; realmente tenía aires de señor elegante, aunque su atuendo no lo acompañaba en el empeño..
- Buenas tardes, Monsieur- respondí a su saludo, sosteniéndole la mirada - Es muy grato para mí encontrarme con un caballero capaz de apreciar la belleza cuando la tiene ante sus ojos.
Seguí bebiendo mi cerveza en calma, no pensaba preguntar nada. Él tenía que tomar la iniciativa para proponer lo que fuera; eso me daría más espacio para negociar, llegado el momento, que si solicitaba algo.
De no haber tenido las referencias de mis contactos y la sugerencia del cartel, todo en la actitud del hombre me habría hecho dudar acerca de las habilidades a las que hacía referencia y eso hubiera sido un error porque, si de las habilidades en el tálamo se tratara, no era un tipo que me atrajera para mostrárselas ni por negocio ni por placer, al menos de momento, que yo nunca cerraba las puertas a cal y canto.
De todos modos, si el uso de mis otras habilidades se trataba, claramente la barra de una taberna no era el lugar más adecuado para tratar el tema.
- Sí, quizás sea mejor charlar en un lugar más privado- asiento - Pero antes de ir a lugares privados con un caballero, espero al menos conocer su nombre- agregué, antes de tomar la mano que me tiende.
Angélique Beauchat
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Re: ¿Ladrones con suerte? [Libre 4/4][Atardecer-Noche]
La monotonía se vuelve credo en aquella estructura publica, afortunadamente Reiko esta en su elemento. Si bien su destreza radica en batalla abierta tiene un entrenamiento formal de agente, sus enemigos suelen ocultarse mucho y utilizar todas las garantías que una sociedad despreocupada ofrece.
Ser bueno en algo no significa inmunidad absoluta claro está, aunque existen mecanismos formidables parea combatir el aburrimiento. Las luces nocturnas despiertan al ser inteligente, es un instinto natural arraigado en la memoria. Contar datos extraños también sirve como repelente a la pereza, en toda su patrulla el personaje lleva identificados siete gatos rebeldes.
Sin duda lo más molesto de patrullar es la ansiedad, esas ganas internas que demandan un enfrentamiento. Son cosas de lógica, si vigilas existen posibilidades de encontrar problemas y eso en el mundo moderno significa sangre, ya sea para deshabilitar o eliminar totalmente una amenaza directa.
Reiko tiene sentimientos dispersos en cuanto a ladrones se refiere, no sabe muy bien como sentirse ante dicha facción. Por un lado son oportunistas sin moral que no enfrentan sus problemas de golpe, en la otra mano tenemos que un gran porcentaje de ellos lo hacen por cuestiones de supervivencia… la emoción básica.
Grandes conceptos enfrentados que terminan siendo interrumpidos por un movimiento brusco, alguien escala el nivel delante del propio joven. Se trata de su compañera quien busca algo desconocido, parece no caer en cuenta que su peculiar aliado la vigila inmóvil desde un rincón bastante oscuro.
Resulta curioso por una razón, nada a delatado intensiones contrarias en el ambiente. La persona enmascarada solo baja la mirada y luego niega con su cabeza, es posible que se trate solo de una visita nocturna al tejado. Tiene poco tiempo de experiencia en el mundo aunque posee suficientes conocimientos para concluir algo certero, las personas actúan sin mucha eficiencia.
Vuelve a levantar la mascara y pega cierto sorbo de su mezcla, esta vez lo hace para dejar ruido en el ambiente y así llamar la atención de su colega. No es un sujeto muy conversador que digamos, suele tener las palabras contadas. Eso no lo aprendió de su facción, parece haber estado allí desde hace mucho tiempo.
Baja su cobertura otra vez por inercia, es una buena oportunidad para probar las habilidades de la otra persona en labores. Cierto ruido demencial lo hace voltear al poco tiempo, rápidamente reconoce que se trata del típico cortejo gatuno. Son una especie felina curiosa, en cierto modo agradable a la vista pero que mantiene mucho instinto salvaje.
“Son algo… bonitos”
Ser bueno en algo no significa inmunidad absoluta claro está, aunque existen mecanismos formidables parea combatir el aburrimiento. Las luces nocturnas despiertan al ser inteligente, es un instinto natural arraigado en la memoria. Contar datos extraños también sirve como repelente a la pereza, en toda su patrulla el personaje lleva identificados siete gatos rebeldes.
Sin duda lo más molesto de patrullar es la ansiedad, esas ganas internas que demandan un enfrentamiento. Son cosas de lógica, si vigilas existen posibilidades de encontrar problemas y eso en el mundo moderno significa sangre, ya sea para deshabilitar o eliminar totalmente una amenaza directa.
Reiko tiene sentimientos dispersos en cuanto a ladrones se refiere, no sabe muy bien como sentirse ante dicha facción. Por un lado son oportunistas sin moral que no enfrentan sus problemas de golpe, en la otra mano tenemos que un gran porcentaje de ellos lo hacen por cuestiones de supervivencia… la emoción básica.
Grandes conceptos enfrentados que terminan siendo interrumpidos por un movimiento brusco, alguien escala el nivel delante del propio joven. Se trata de su compañera quien busca algo desconocido, parece no caer en cuenta que su peculiar aliado la vigila inmóvil desde un rincón bastante oscuro.
Resulta curioso por una razón, nada a delatado intensiones contrarias en el ambiente. La persona enmascarada solo baja la mirada y luego niega con su cabeza, es posible que se trate solo de una visita nocturna al tejado. Tiene poco tiempo de experiencia en el mundo aunque posee suficientes conocimientos para concluir algo certero, las personas actúan sin mucha eficiencia.
Vuelve a levantar la mascara y pega cierto sorbo de su mezcla, esta vez lo hace para dejar ruido en el ambiente y así llamar la atención de su colega. No es un sujeto muy conversador que digamos, suele tener las palabras contadas. Eso no lo aprendió de su facción, parece haber estado allí desde hace mucho tiempo.
Baja su cobertura otra vez por inercia, es una buena oportunidad para probar las habilidades de la otra persona en labores. Cierto ruido demencial lo hace voltear al poco tiempo, rápidamente reconoce que se trata del típico cortejo gatuno. Son una especie felina curiosa, en cierto modo agradable a la vista pero que mantiene mucho instinto salvaje.
“Son algo… bonitos”
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Re: ¿Ladrones con suerte? [Libre 4/4][Atardecer-Noche]
Bueno, no ha sido una mala reacción después de todo. Una sonrisa de una mujer hermosa bien vale el atrevimiento. Pero no estoy aquí por eso, debo centrarme o todo lo avanzado se irá al traste. Se muy bien que no le resulto atractivo, es mi pan de cada día, menos mal que no me gusta mucho el pan. Mi atractivo, por así llamarlo, es de un carácter más... monetario...
Sonrió ante la inteligencia de mi interlocutora. Ha solicitado mi nombre sin dar el suyo, ¿se piensa que soy un novato? Me relamo los labios. Es una posibilidad. ¿Está poniendo a prueba a su empleador? Su exceso de confianza me gusta a la vez que me disgusta. Odio que me subestimen tanto como amo los desafíos.
- Mi señora... - pongo mi mano encima de la suya como si le diera el pesame. -Si solicitáis nombres reales en este... mundillo... me decepcionarías en demasía. - dejo caer la mano con suavidad y la miro fijamente a los ojos. -Aunque si es porque queréis tener alguna forma de dirigiros a nos... llamadme Gregorios o Gregor simplemente - así al menos si conseguía mala fama sería usando el nombre de mi padre, una inicio de mi venganza personal hacía él. - Espero que con eso quedéis complacida y podáis seguirme. Si gustáis de dar algún nombre o apodo para que me dirija a vos lo usaré, sino os llamaré por el nombre que me ha hecho saber de vos, Gata.
Me dirijo hacia la puerta con paso holgado y esgrimiendo una media sonrisa, en realidad me he divertido.
-Si gustais de acompañarme. -hago una pequeña reverencia y señalo la puerta con la palma de mi mano.
Camino por la calle sin saber muy bien si la gata me sigue, me divierte en cierta manera el misterio. Mi guarida no queda muy lejos de la taberna, es bueno vivir cerca de un núcleo de información, a la par que de alcohol y hermosas vistas. Al llegar a la puerta paso la mano por encima de la cerradura activando la runa. Las runas son mas fiables que las cerraduras y llaves humanas mundanas. La puerta se abre y me giró para dar paso a mi acompañante, de la que no se si me sigue.
-Las damas primero.- hago una pose elegante señalando la puerta con la palma de la mano hacía arriba.
Sonrió ante la inteligencia de mi interlocutora. Ha solicitado mi nombre sin dar el suyo, ¿se piensa que soy un novato? Me relamo los labios. Es una posibilidad. ¿Está poniendo a prueba a su empleador? Su exceso de confianza me gusta a la vez que me disgusta. Odio que me subestimen tanto como amo los desafíos.
- Mi señora... - pongo mi mano encima de la suya como si le diera el pesame. -Si solicitáis nombres reales en este... mundillo... me decepcionarías en demasía. - dejo caer la mano con suavidad y la miro fijamente a los ojos. -Aunque si es porque queréis tener alguna forma de dirigiros a nos... llamadme Gregorios o Gregor simplemente - así al menos si conseguía mala fama sería usando el nombre de mi padre, una inicio de mi venganza personal hacía él. - Espero que con eso quedéis complacida y podáis seguirme. Si gustáis de dar algún nombre o apodo para que me dirija a vos lo usaré, sino os llamaré por el nombre que me ha hecho saber de vos, Gata.
Me dirijo hacia la puerta con paso holgado y esgrimiendo una media sonrisa, en realidad me he divertido.
-Si gustais de acompañarme. -hago una pequeña reverencia y señalo la puerta con la palma de mi mano.
Camino por la calle sin saber muy bien si la gata me sigue, me divierte en cierta manera el misterio. Mi guarida no queda muy lejos de la taberna, es bueno vivir cerca de un núcleo de información, a la par que de alcohol y hermosas vistas. Al llegar a la puerta paso la mano por encima de la cerradura activando la runa. Las runas son mas fiables que las cerraduras y llaves humanas mundanas. La puerta se abre y me giró para dar paso a mi acompañante, de la que no se si me sigue.
-Las damas primero.- hago una pose elegante señalando la puerta con la palma de la mano hacía arriba.
Rumpel
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Re: ¿Ladrones con suerte? [Libre 4/4][Atardecer-Noche]
Los movimientos de Ivett mientras ascendía por el tejado del complejo habían sido totalmente silenciosos, casi imperceptibles audiblemente. Un resultado directo de los años de experiencia que tenía desempeñando como “ladrón sigiloso”. Ronnie le había enseñado bien, por algo habían conseguido burlar complejos sistemas y equipos de seguridad sin siquiera ser detectados. Ambos sabían moverse como sombras, compensar el peso de sus cuerpos al pisar para resultar lo más silencioso posible, calibrar su respiración para evitar el jadear al correr o trepar por las paredes, etc etc. Incluso el tipo de calzado que elegían para esos trabajos contribuía a un mayor despliegue de sigilo.
Tal vez fuese carente de mana, o de una resistencia y sentidos sobre humanos como poseían otras razas, pero había maximizado la mayoría de sus sentidos con arduo entrenamiento, especialmente el auditivo, el tacto y la visión. Por esa razón, había tenido una idea redundante de la ubicación de su compañero sobre la segunda planta. Aunque sin duda, la oscuridad le ayudaba a mantener de forma indeterminada su ubicación. Aun así, tras llegar a la parte más alta y posicionarse de cuclillas cual gárgola, estuvo muy atenta a si el hombre abandonaba su posición… por desgracia no ocurrió, lo que hizo que la idea de espiarlo, luego de un par de horas, se tornase aburrida.
<< ¿Sabes que hermanito? Deberías estar agradecido de que insistiera en cubrirte, te hubiese muerto de aburrimiento aquí >> Pensó para sí misma, extendiendo el dialogo mental en un justificar sobre el por qué había preferido desempeñarse como ladrona y no el rol que llevaba en ese momento. ¿De verdad alguien intentaría robar la villa, o siquiera lo intentaría? Y si lo hicieran ¿Por dónde se acercarían? Ladeo el rostro algo pensativa mientras repetía una vez más un recorrido visual por todos los terrenos del lugar.
La casa estaba rodeada por varios mts de planicie por todos sus ángulos, resultado de estar posicionada sobre una colina. Esto hacia que acercarse sin ser visto fuera particularmente difícil, aunque no imposible. El intruso que quisiera acercarse, debería tener en cuenta los puntos ciegos en el recorrido de vigilancia, lo que significaba que también debería haber estudiado los mismos; y esa tarea la tenía un poco difícil pues tanto ella como el otro contratado, no parecían haber establecido un recorrido de vigilancia en específico. Si fuese ella quien fuera a robar, crearía un hueco en la seguridad, usando algún señuelo que distrajera a los guardias en una ubicación totalmente opuesta al por donde se infiltraría y probablemente encarando la corriente de viento, para que este cubriera los posibles sonidos que pudiera crear.
Otra opción sería infiltrarse entre el personal y robar desde “dentro y a plena vista”. Esa idea le hizo preguntarse si habría algún otro nuevo contratado además de ella y el sujeto con mascara extraña. La única forma de saber la respuesta seria hablando con el mismo encargado de los contratos. Se irguió y avanzó hacia una de las esquinas del tejado que daba hacia el vacío, lazándose en picada y girando en el trayecto para caer de espaldas sobre un pequeño cerro de heno posicionado justo debajo, que había visto anteriormente.
Ahora solo quedaba ubicar al mayordomo.
Tal vez fuese carente de mana, o de una resistencia y sentidos sobre humanos como poseían otras razas, pero había maximizado la mayoría de sus sentidos con arduo entrenamiento, especialmente el auditivo, el tacto y la visión. Por esa razón, había tenido una idea redundante de la ubicación de su compañero sobre la segunda planta. Aunque sin duda, la oscuridad le ayudaba a mantener de forma indeterminada su ubicación. Aun así, tras llegar a la parte más alta y posicionarse de cuclillas cual gárgola, estuvo muy atenta a si el hombre abandonaba su posición… por desgracia no ocurrió, lo que hizo que la idea de espiarlo, luego de un par de horas, se tornase aburrida.
<< ¿Sabes que hermanito? Deberías estar agradecido de que insistiera en cubrirte, te hubiese muerto de aburrimiento aquí >> Pensó para sí misma, extendiendo el dialogo mental en un justificar sobre el por qué había preferido desempeñarse como ladrona y no el rol que llevaba en ese momento. ¿De verdad alguien intentaría robar la villa, o siquiera lo intentaría? Y si lo hicieran ¿Por dónde se acercarían? Ladeo el rostro algo pensativa mientras repetía una vez más un recorrido visual por todos los terrenos del lugar.
La casa estaba rodeada por varios mts de planicie por todos sus ángulos, resultado de estar posicionada sobre una colina. Esto hacia que acercarse sin ser visto fuera particularmente difícil, aunque no imposible. El intruso que quisiera acercarse, debería tener en cuenta los puntos ciegos en el recorrido de vigilancia, lo que significaba que también debería haber estudiado los mismos; y esa tarea la tenía un poco difícil pues tanto ella como el otro contratado, no parecían haber establecido un recorrido de vigilancia en específico. Si fuese ella quien fuera a robar, crearía un hueco en la seguridad, usando algún señuelo que distrajera a los guardias en una ubicación totalmente opuesta al por donde se infiltraría y probablemente encarando la corriente de viento, para que este cubriera los posibles sonidos que pudiera crear.
Otra opción sería infiltrarse entre el personal y robar desde “dentro y a plena vista”. Esa idea le hizo preguntarse si habría algún otro nuevo contratado además de ella y el sujeto con mascara extraña. La única forma de saber la respuesta seria hablando con el mismo encargado de los contratos. Se irguió y avanzó hacia una de las esquinas del tejado que daba hacia el vacío, lazándose en picada y girando en el trayecto para caer de espaldas sobre un pequeño cerro de heno posicionado justo debajo, que había visto anteriormente.
Ahora solo quedaba ubicar al mayordomo.
Ivett Haugen
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Re: ¿Ladrones con suerte? [Libre 4/4][Atardecer-Noche]
De alguna forma tenía que llamar al hombre que estaba enfrente mío, pero si me hubiera dado su verdadero nombre nuestra transacción hubiera terminado ahí mismo. Dar el nombre verdadero cuando se trata de cierto tipo de negocios, no sólo es de aficionados, es de incautos. Y trabajar para un aficionado incauto es una forma bastante segura de acabar seriamente herida o presa en la base de los bio.
- Gregor me parece muy bien- asentí – A mi podéis llamarme Ángel- prefería mil veces que me llamara así a que usara un simple Gata.
Hechas las presentaciones, no tenía ningún reparo en seguirlo. Me intrigaba qué era lo que tenía que proponerme. Estaba bastante segura de que no tenía nada que ver con lo sexual- y si resultaba que era así sería una gran decepción- así que mientras lo seguía iba considerando posibilidades: un asalto, transportar algo, llevar algún tipo de mensaje a alguna persona determinada… las posibilidades eran varias.
No fuimos muy lejos, después de un corto paseo nos detuvimos ante una puerta que mi interlocutor abrió activando una runa. Era una muy buena idea para proteger una entrada y me alegró muchísimo que la mayoría de los humanos no la utilizara, eso hubiera complicado demasiado mi trabajo.
Entré tranquilamente al lugar cuando él me cedió el paso, sonriendo ante su reverencia. No temía que él intentara atacarme de alguna manera ahora que estábamos solos y en su terreno; sé defenderme bien y Ágatha siempre está a mano para ayudarme.
Ya adentro, giré para enfrentarme a mi anfitrión.
- Usted dirá, Monsieur Gregor.
- Gregor me parece muy bien- asentí – A mi podéis llamarme Ángel- prefería mil veces que me llamara así a que usara un simple Gata.
Hechas las presentaciones, no tenía ningún reparo en seguirlo. Me intrigaba qué era lo que tenía que proponerme. Estaba bastante segura de que no tenía nada que ver con lo sexual- y si resultaba que era así sería una gran decepción- así que mientras lo seguía iba considerando posibilidades: un asalto, transportar algo, llevar algún tipo de mensaje a alguna persona determinada… las posibilidades eran varias.
No fuimos muy lejos, después de un corto paseo nos detuvimos ante una puerta que mi interlocutor abrió activando una runa. Era una muy buena idea para proteger una entrada y me alegró muchísimo que la mayoría de los humanos no la utilizara, eso hubiera complicado demasiado mi trabajo.
Entré tranquilamente al lugar cuando él me cedió el paso, sonriendo ante su reverencia. No temía que él intentara atacarme de alguna manera ahora que estábamos solos y en su terreno; sé defenderme bien y Ágatha siempre está a mano para ayudarme.
Ya adentro, giré para enfrentarme a mi anfitrión.
- Usted dirá, Monsieur Gregor.
Angélique Beauchat
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Re: ¿Ladrones con suerte? [Libre 4/4][Atardecer-Noche]
Reiko guarda su mascara por una creciente somnolencia, agregar oscuridad a un entorno de por si negro puede tener ese efecto. Pierde vista a la mujer una vez toma posición arriba, debe admitir que sus pisadas son terriblemente silenciosas. Debe haber recibido entrenamiento de agente aunque es difícil saber si lo complementa con habilidades combativas como el joven luchador.
Una cosa tiene bien clara el guerrero, existen multitud de facciones pugnando por una posición en el mundo actual. La gente corriente suele saber de memoria nombres y motivaciones, esto no funciona cuando tus memorias se escurrieron como el agua de un colador… los recuerdos no perduran tan bien como los reflejos.
Finalmente un ruido diferente llama la atención del Jäger, parece que alguien trata de colarse por la fachada “accidentadamente vale destacar”. Desenfunda su tomahawk y salta desde la planta elevada, da una voltereta para caer de buena manera emprendiendo la persecución poco después.
Su blanco percibe el movimiento e inicia una retirada estrategia, avanza por cierta ruta predecible por lo que su perseguidor ataja en un lateral. Este último sale adelante e intenta impedir que la sombra escape pero termina siendo burlado por una agilidad demencial, sea quien sea su blanco tiene buenos reflejos.
Aquel personaje desconocido peca en el ultimo acto, salta para intentar salir por un muro que resulta ser más alto de lo esperado. Reiko le ataja por un costado y no puede evitar preguntarse porque maneja con tanto control al sujeto, cuando le arrastra hasta un panorama iluminado descubre algo más sorprendente aún.
¿Eres un niño?
Relaja el agarre de inmediato, detalle que no pasa desapercibido para el rival. Se trata de un chico, no mas de diez y quizás menos. Tiene varios implementos encima que revelan sus intenciones, es un ladrón bastante pequeño. El guerrero sabe que los criminales se inician jóvenes pero nunca se había topado con uno tan diminuto en cuestión.
¿Quién eres y que pasa aquí?
¿Nunca te habías topado con un gorrión?
… ¿El pájaro?
“El chico usa su palma derecha para golpearse la frente” me llamo Ratita y soy uno de ellos, somos…
¿Niños ladrones?
¡Esas son palabras muy fuertes señor!
Sin entender muy bien lo que pasa Reiko decide arriesgarse a soltarle el brazo, es la primera vez que se encuentra una situación semejante. Por alguna razón el pequeño ratero le resulta agradable aunque siempre termina siendo bueno con la gente pequeña, suelen caerle bien. Interroga un poco más al chiquillo y concluye que no se trata de la amenaza directa por la cual fue contratado, el diminuto personaje solo escogió una mala incursión.
Es mejor que te vayas, no eres mi objetivo pero los demás pueden no ser tan comprensivos.
Vale… gracias, les ahorras muchos problemas a mis hermanos, sabrán que eres buena gente.
Termina esto con una sonrisa antes de pasar a encaramarse otra vez en el muro, aprende de sus errores y sale de propiedad rápido esta vez. Curioso encuentro, sin duda la fauna local es muy variada. Niega con la cabeza mientras se recuesta de una muralla cercana, sin alguien viene tendrá que dar explicaciones para que no cunda la alerta.
Una cosa tiene bien clara el guerrero, existen multitud de facciones pugnando por una posición en el mundo actual. La gente corriente suele saber de memoria nombres y motivaciones, esto no funciona cuando tus memorias se escurrieron como el agua de un colador… los recuerdos no perduran tan bien como los reflejos.
Finalmente un ruido diferente llama la atención del Jäger, parece que alguien trata de colarse por la fachada “accidentadamente vale destacar”. Desenfunda su tomahawk y salta desde la planta elevada, da una voltereta para caer de buena manera emprendiendo la persecución poco después.
Su blanco percibe el movimiento e inicia una retirada estrategia, avanza por cierta ruta predecible por lo que su perseguidor ataja en un lateral. Este último sale adelante e intenta impedir que la sombra escape pero termina siendo burlado por una agilidad demencial, sea quien sea su blanco tiene buenos reflejos.
Aquel personaje desconocido peca en el ultimo acto, salta para intentar salir por un muro que resulta ser más alto de lo esperado. Reiko le ataja por un costado y no puede evitar preguntarse porque maneja con tanto control al sujeto, cuando le arrastra hasta un panorama iluminado descubre algo más sorprendente aún.
¿Eres un niño?
Relaja el agarre de inmediato, detalle que no pasa desapercibido para el rival. Se trata de un chico, no mas de diez y quizás menos. Tiene varios implementos encima que revelan sus intenciones, es un ladrón bastante pequeño. El guerrero sabe que los criminales se inician jóvenes pero nunca se había topado con uno tan diminuto en cuestión.
¿Quién eres y que pasa aquí?
¿Nunca te habías topado con un gorrión?
… ¿El pájaro?
“El chico usa su palma derecha para golpearse la frente” me llamo Ratita y soy uno de ellos, somos…
¿Niños ladrones?
¡Esas son palabras muy fuertes señor!
Sin entender muy bien lo que pasa Reiko decide arriesgarse a soltarle el brazo, es la primera vez que se encuentra una situación semejante. Por alguna razón el pequeño ratero le resulta agradable aunque siempre termina siendo bueno con la gente pequeña, suelen caerle bien. Interroga un poco más al chiquillo y concluye que no se trata de la amenaza directa por la cual fue contratado, el diminuto personaje solo escogió una mala incursión.
Es mejor que te vayas, no eres mi objetivo pero los demás pueden no ser tan comprensivos.
Vale… gracias, les ahorras muchos problemas a mis hermanos, sabrán que eres buena gente.
Termina esto con una sonrisa antes de pasar a encaramarse otra vez en el muro, aprende de sus errores y sale de propiedad rápido esta vez. Curioso encuentro, sin duda la fauna local es muy variada. Niega con la cabeza mientras se recuesta de una muralla cercana, sin alguien viene tendrá que dar explicaciones para que no cunda la alerta.
Reiko
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Re: ¿Ladrones con suerte? [Libre 4/4][Atardecer-Noche]
-Que empiece la fiesta... -me colocó una mascara recién adquirida para cubrir mi rostro, no es de inteligentes ir mostrando tu cara cuando robas. -Vamos a guiar al ganado...- miró las pobladas calles pese a la oscuridad que se cernía sobre ellas. La ciudad me dará lo que necesito...
La continua inestabilidad política de la ciudad, con los vampiros por un lado y los avaros mercaderes por el otro, habían dejado en la calle a la mayoría de la población. Muchos de ellos se reunían en pequeñas fogatas para combatir el frió nocturno. El escenario perfecto. Todo había sido planeado... Misteriosamente, durante aquel día habían aparecido haces de leña, yesca y pedernales en los puntos estratégicos de aquella calles. Los mendigos habían sido los encargados de encenderlas. Sonrió bajo la mascara.
Son tan fáciles de controlar...
Valiéndome de mi elemento, comienzo a aumentar las hogueras a mi paso, provocando el pánico en los cercanos. Con ello se conforma una marea humana que comienza a huir despavorida por la calle. Me valgo del fuego presente para encaminarlos a su destino... Cuando el gentío intenta desviarse de la trayectoria prendo las hogueras situadas en esos cruces de la calle.1 Noto como eso me agota, drenando parte de mi poder, aunque el hecho de utilizar el fuego existente hace que el gasto sea menor. Pero todo eso vale la pena cuando veo como la muchedumbre sale despavorida hacía la casa, chocando contra su verja en total estado de pánico. Pero el hierro resiste.
¿Cuanto podrá resistir? incremento las llamas más cercanas a la casa y situadas a la espalda del grupo. Un pequeño empujón que sirve para que tiren la puerta abajo e invadan la mansión. Primera fase completada.2
Los gritos de pánico es un oído placentero a mis oídos. Debo de demostrarme agradecido con esas gentes, gracias a su fuerza estoy más cerca de mi objetivo. Desconozco el numero de guardias pero... ¿Podrán con ello?
Off rol:
1 y 2:Utilizo mis poderes de Tensai de fuego y la maestría en fuego. Estimo haber gastado un 40% de mi poder. Y ahora viene mi tirada de dados para ver lo útil de esta acción.
Cedo a Angeliqué uno de los siguentes objetos que llevo: pergamino de explosión menor, pergamino de ilusión menor o poción del sueño.
He pensado que para hacerlo más interesante el plan de los malos sea en plan Flashbakcs, para así comenzar ya con la acción y que los buenos no se aburran.
Runa muy mala: Solo se ha roto la puerta y la muchedumbre se revuelve y sale despedida hacía el lado contrario arramblando con Rumpel.
Runa mala: Se rompe la puerta y la muchedumbre se disipa, dificultando el paso de Rumpel.
Runa normal: Se rompe la puerta y la mitad de la muchedumbre se interna en los jardines de la mansión creando confusión.
Runa buena: Se rompe la puerta, más de la mitad de la muchedumbre se interna en los jardines y una pequeña parte en a casa.
Runa muy buena: Se rompe la puerta, toda la muchedumbre ha entrado, la mitad se interna en la casa y se crea un gran caos.
- mascara:
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La continua inestabilidad política de la ciudad, con los vampiros por un lado y los avaros mercaderes por el otro, habían dejado en la calle a la mayoría de la población. Muchos de ellos se reunían en pequeñas fogatas para combatir el frió nocturno. El escenario perfecto. Todo había sido planeado... Misteriosamente, durante aquel día habían aparecido haces de leña, yesca y pedernales en los puntos estratégicos de aquella calles. Los mendigos habían sido los encargados de encenderlas. Sonrió bajo la mascara.
Son tan fáciles de controlar...
Valiéndome de mi elemento, comienzo a aumentar las hogueras a mi paso, provocando el pánico en los cercanos. Con ello se conforma una marea humana que comienza a huir despavorida por la calle. Me valgo del fuego presente para encaminarlos a su destino... Cuando el gentío intenta desviarse de la trayectoria prendo las hogueras situadas en esos cruces de la calle.1 Noto como eso me agota, drenando parte de mi poder, aunque el hecho de utilizar el fuego existente hace que el gasto sea menor. Pero todo eso vale la pena cuando veo como la muchedumbre sale despavorida hacía la casa, chocando contra su verja en total estado de pánico. Pero el hierro resiste.
¿Cuanto podrá resistir? incremento las llamas más cercanas a la casa y situadas a la espalda del grupo. Un pequeño empujón que sirve para que tiren la puerta abajo e invadan la mansión. Primera fase completada.2
Los gritos de pánico es un oído placentero a mis oídos. Debo de demostrarme agradecido con esas gentes, gracias a su fuerza estoy más cerca de mi objetivo. Desconozco el numero de guardias pero... ¿Podrán con ello?
Off rol:
1 y 2:Utilizo mis poderes de Tensai de fuego y la maestría en fuego. Estimo haber gastado un 40% de mi poder. Y ahora viene mi tirada de dados para ver lo útil de esta acción.
Cedo a Angeliqué uno de los siguentes objetos que llevo: pergamino de explosión menor, pergamino de ilusión menor o poción del sueño.
He pensado que para hacerlo más interesante el plan de los malos sea en plan Flashbakcs, para así comenzar ya con la acción y que los buenos no se aburran.
Runa muy mala: Solo se ha roto la puerta y la muchedumbre se revuelve y sale despedida hacía el lado contrario arramblando con Rumpel.
Runa mala: Se rompe la puerta y la muchedumbre se disipa, dificultando el paso de Rumpel.
Runa normal: Se rompe la puerta y la mitad de la muchedumbre se interna en los jardines de la mansión creando confusión.
Runa buena: Se rompe la puerta, más de la mitad de la muchedumbre se interna en los jardines y una pequeña parte en a casa.
Runa muy buena: Se rompe la puerta, toda la muchedumbre ha entrado, la mitad se interna en la casa y se crea un gran caos.
Última edición por Rumpel el Vie Mayo 04 2018, 01:00, editado 2 veces
Rumpel
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Re: ¿Ladrones con suerte? [Libre 4/4][Atardecer-Noche]
El miembro 'Rumpel' ha efectuado la acción siguiente: La voluntad de los dioses
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Tyr
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Re: ¿Ladrones con suerte? [Libre 4/4][Atardecer-Noche]
Desde una esquina contemplé el movimiento de masas que Gregor había creado al ir aumentando las hogueras a medida que pasaba, la gente realmente parecía un rebaño de ovejas asustadas. Había que reconocer que el hombre hacía las cosas en grande; cuando en su taller me había hablado de crear una distracción para facilitar mi entrada al edificio que nos interesaba, de buenas a primeras había pensado en algo más pequeño, como un incendio pequeño y localizado, pero esto era muchísimo mejor ¿Para que hacer algo pequeño cuándo lo puedes hacer colosal?
Ataviada con una capa que ocultaba mi “ropa de trabajo” y con mi rostro cubierto por un velo de seda sujeto por una fina diadema – no solía ocultar mi rostro en este tipo de trabajos, pero las circunstancias de tener que llegar rodeada de gente y que, además hubiera guardias, hicieron necesaria la precaución - seguí al gentío que huía despavorido hacia la casa, cuidando siempre de mantenerme lo suficientemente atrás como para no ser arrollada, pero no tanto como para ser identificada de forma individual en medio de la muchedumbre.
Una multitud en pánico puede ser una fuerza realmente pavorosa: la gente echó abajo la reja de hierro y se desbandó por el patio dejando a su paso un rastro de personas pisoteadas y aplastadas y un coro de gritos y lamentos. El caos era total y era mi momento de entrar en acción; moviéndome con habilidad entre la masa logré llegar hasta las murallas de la casa y, ocultándome entre las sombras, comencé a buscar el punto por el cual debía subir hasta el segundo piso. Llevaba conmigo, además de los detalles del plan y la promesa de un espléndido pago, un objeto mágico que Gregor me había entregado.
Ataviada con una capa que ocultaba mi “ropa de trabajo” y con mi rostro cubierto por un velo de seda sujeto por una fina diadema – no solía ocultar mi rostro en este tipo de trabajos, pero las circunstancias de tener que llegar rodeada de gente y que, además hubiera guardias, hicieron necesaria la precaución - seguí al gentío que huía despavorido hacia la casa, cuidando siempre de mantenerme lo suficientemente atrás como para no ser arrollada, pero no tanto como para ser identificada de forma individual en medio de la muchedumbre.
Una multitud en pánico puede ser una fuerza realmente pavorosa: la gente echó abajo la reja de hierro y se desbandó por el patio dejando a su paso un rastro de personas pisoteadas y aplastadas y un coro de gritos y lamentos. El caos era total y era mi momento de entrar en acción; moviéndome con habilidad entre la masa logré llegar hasta las murallas de la casa y, ocultándome entre las sombras, comencé a buscar el punto por el cual debía subir hasta el segundo piso. Llevaba conmigo, además de los detalles del plan y la promesa de un espléndido pago, un objeto mágico que Gregor me había entregado.
Angélique Beauchat
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