Uno más [trabajo][Rak/Wood][finalizado]

Sentía que recién comenzaba a reincorporarme a la vida, que ese tiempo que había pasado en los bosques y en pueblos -casi un año- habían pasado rápido para el mundo exterior pero muy lento para mí con mis demonios. Pero finalmente, sabía que una etapa de mi vida había finalizado. Tal vez porque me sabía sola, porque nunca era la primera elección de nadie o acaso porque echaba de menos mis cosas… como mis armas o mis pertenencias, o quizás, por la ausencia de mi familia... estaba desmoralizada. Me había encontrado con muchas noticias saliendo de mi clausura autoimpuesta, por ejemplo, la guerra: facciones de las que no tenía ni la más remota idea parecían colisionar por el trono de Siegfried, quien por su parte, regresaba del exilio.

En el camino también me había encontrado con Elen, y me quedaron más dudas al despedirme de ella que al momento de verla por primera vez en tantos años. También estaba el niño Zero biocibernético con esa mirada vacía, pero lleno todo de buenos ideales. Y entre medio, todos los avances en el mundo conocido, o bueno, no sabría si llamarlo avances, pero definitivamente no es normal que una persona sea capaz de convertirse en animales y desaparecer como modo de transporte, o el cambio de raza… y no hablemos de personas fanáticas con sangre brillante y de color anormal. Seguía temiendo por mi clan, por mis hijos… por la gente querida.NO, ahora tenía pruebas de que debía temer por ellos y su bienestar. Había entrado a las murallas de la ciudad sabiendo el estado de situación. Traté de hacer vista gorda a muchos de los acontecimientos que se desarrollaban bajo mis narices. Los licántropos no estábamos ligados al conflicto como raza, así como otras se veían comprometidas. Lunargenta no era lo que había sido antaño, pero como la consideraba acéfala sólo recorrí las calles conocidas, metida en mis propios asuntos.

Tenía mucha tristeza mientras caminaba por los lugares que guardaban bonitas memorias; ahora sólo eran sombras del pasado. Tan…mustio y lamentable que no pude con la fuerza de un lagrimón traidor. Mis pasos repicaban en la calle de mi casa, en los suburbios de la ciudad. No había un alma, no… ni un alma se asomaba. Si, eran tiempos de guerra, aquellos que nunca habían empuñado un arma para defenderse ahora se escondían como alimañas de la luz del sol. Por más que lo intentara, no recordaba ningún suceso como el que se vivía, de tal magnitud en la capital de los humanos. La que fuera una ciudad rebosante ahora parecía una planta muerta. Tosí y el sonido volvió a mí. Lamentable. Otrora para escuchar mi propia voz a grito tendría que haber hecho un esfuerzo. Otro lagrimón.

Me eché la mano en los bolsillos del vestido aún manchado de la sangre y la carne de los seguidores de [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo] y me detuve en el tablón de las noticias de mi calle. Para entonces ya estaba llorando a moco tendido. Tanta pobreza murmuré, temiendo romper el silencio sacro con mi voz aspera. Sólo habían afiches, papiros y noticias tristes... Allí, donde muchas veces estaban bromas y chismes... solamente habían anuncios de muerte y desesperación. Desconocía si la guardia seguía activa en la ciudad con el rey lejos… pero si aún quedaba alguno, debían de ser pocos y voluntarios. Arranqué el cartel de los presidiarios fugados. Mi pulso temblaba tanto que estuve un rato largo para leer su contenido en detalle. La angustia era sobrecogedora, me desconocía a mí misma.

Leí con atención los nombres de los fugados, tal vez hubiera alguno entre ellos que yo misma había escoltado hasta la base de los biocibernéticos. Respiré un poco más aliviada de que no era el caso. Volví a poner de alguna forma el cartel en el tablón, tal vez porque lloraba y no veía, porque mi pecho dolía tanto que me temblaban las manos y las piernas o porque el papel era rebelde y no quería volver a su sitio, pero me tomó bastante tiempo. Al terminar miré al cielo y decidí ir a pasar la noche en la vieja casa que me regalara la hermandad. La noche se avecinaba y no quería estar fuera cuando los vampiros comenzaran su horario de caza.

La puerta de mi casa estaba semiabierta, pero nadie parecía haber forzado la entrada. Metí la cabeza y olfatee buscando alguna esencia que descubriera algún posible intruso, pero no había nadie. Miré bajo la piedra donde escondía la vieja llave de la entrada. Por supuesto que alguien había dado con el evidente paradero. Suspiré cansada ¿qué más daba? Es decir, si mi casa le hubiese servido de ayuda a alguien que se lo mereciera, me daba igual que no hayan tenido la decencia de dejar trancado de nuevo. Al menos recordaron dejar la llave más o menos en el lugar apropiado.  La casa estaba más o menos en el mismo desorden que como la había dejado, y no tenía muchas cosas de valor. Para mí lo más importante era tener un lugar seguro donde dormir cuando estaba en la ciudad, así que si me habían robado algo, no me cambiaba en nada la vida.

Cerré la puerta tras de mí y encendí las velas. Pero en la soledad del hogar me sentía turbada. La fase del lloriqueo había terminado en cuanto me sorprendí por lo del visitante desconocido. Ahora estaba furiosa. Di dos grandes pasos hacia el área de la cocina, buscando el escondite bajo la tabla floja de la esquina derecha de la mesa pequeña; allí solía tener siempre algo decente para hincarle el diente. Pero la pobre luz de la vela no era suficiente, me golpee el hueso de la pierna con un ánfora de barro que me había regalado Ivan Kravenwolf el  médico designado a mi grupo en la hermandad. Cuando él no estaba planeando sagazmente la muerte de alguien, se dedicaba a hacer cosas de barro. Decía que le calmaba. Allá él. El tema era que ahora, Iván y su regalo se habían metido con mi pierna. Dejé lentamente la vela en el suelo, tomé el ánfora con ambas manos y la estrellé en el suelo con toda la fuerza que tenía. Respiraba agitada, pero al menos me sentía mejor, hasta que la culpa me invadió. Me llevé las manos a la boca, había perdido el control allí.

Alguien golpeó la puerta y me sobresalté. No esperaba visitas y era tan… peculiarmente cercano a mi arribo que me hizo sospechar. Tomé una de mis viejas hachas cortas, esas que había dejado de usar hacía años y me acerqué sigilosamente a la puerta. El arma estaba tan vieja y oxidada que me sorprendía que aún estuviese allí. ¿Sería un asesino? ¿un vampiro? ¿alguien con alguna venganza personal? Tragué saliva intentando mantener compacta mi forma humana. “¿Ayuda yo?” me pregunté en lo más profundo de mi mente, sin dar crédito a lo que estaba escuchando. Probablemente insensateces de algún loco suelto por la ciudad. Intenté olfatear a través de la puerta, pero no pude. Volví a suspirar. La persona no se iba. “Nada es coincidencia” me recordé, enderezándome para abrir lentamente la puerta.

Asomé primero mi cabeza y lo miré, así como lo hacían las viejas de antaño, con la nariz fruncida y mucha precaución. Esperaba que fuese algún idiota buscando pelea, pero el chico parecía indefenso. Miré a su alrededor y hacia atrás, pero parecía no tener compañía, entonces centré toda mi atención en él. No era un vampiro, era un dragón, apestaba totalmente a dragón. En otros casos la esencia era más sutil, pero este definitivamente era un dragón, podía apostar mi cabeza en eso. No necesito ningún protector. Es tarde, póngase a resguardo antes de que le coman los vampiros le dije rápidamente y cerré la puerta en su cara, apoyándome en ella al cerrarla. Me tomó muy poco tiempo desistir y volver a abrirla para dejarla así.

Puedes entrar dije en voz alta, probablemente me arrepentiría por hacer eso, pero siempre lo hacía de todas formas. No quería dejar a un “guardian” dragón solo por allí, si hubiese sido cualquier otra raza tal vez… pero ahora todos los dragones eran para mí sinónimo de Siria y su buen corazón. Me había transformado en una sensiblona. Caminé hacia la comida nuevamente, esquivando los trozos rotos y con filo del suelo. Saqué metódicamente un pedazo de carne salado y mohoso, queso duro y nueces. Tendríamos un festín, porque a juzgar por su ímpetu, apostaba que el chico se quedaba esa noche allí. Así que Rakan, eh. Yo soy Feith y no necesito ayuda, a no ser que sepas claramente lo que está pasando ahora en la ciudad. Si ese es el caso, siéntate donde puedas y sírvete cuanto gustes dejé la comida sobre un taburete bajo y me senté en el suelo. Como ves, no estoy herida, es sangre de otros. En un rato me encargaré de ello

Los  ojos del muchacho eran ciertamente llamativos. Podría decirse que refulgían en la oscuridad con un azul claro intenso. No podía desprender mis ojos de ellos. Quiero saber si la guardia sigue en pie para entregar algunos reos que se fugaron de la prisión de los biocibernéticos. ¿Sabes algo? pregunté.




Off: Dejo el desarrollo a tu criterio. Quisiera en el próximo turno, ya comenzar con el trabajo per se. La idea es pasar la noche en la casa, así que ponte cómodo nwn

Oh oh, el chico tenía problemas con la comida, cuando los guerreros eran quisquillosos con los alimentos, había que tenerlos bajo observación. Olfatee el queso y la carne y les quité las capas exteriores, dentro estaban frescos. Me encogí de hombros Te lo pierdes Rak comenté mientras escuchaba sus descargos. A juzgar por su reacción también tenía problemas con la idea de matar, no era exactamente una contradicción si eres un guardián y todo eso, pero no necesitas una buena excusa como la denominada “defensa propia” para terminar con la vida de alguien que es una semilla del mal. Suspiré mientras me llevaba algo de queso a la boca y asentí, no era momento para debatir acerca de los beneficios de terminar de raíz con las plagas del mundo, además, necesitaba al chico para que soltara los garbanzos y me echara una mano con la cuestión de ponerme al día.

Habiendo terminado el queso, corté la carne en tiras finas y envolví las nueces en ellas. Ese  muchacho no sabía lo que realmente se estaba perdiendo. Me limpié una mano en una parte limpia del vestido, por la zona de la axila y tomé el cartel que conocía muy bien mientras me quitaba los restos de comida de los dientes con la lengua. Vas a necesitar una cuerda endemoniadamente buena para mantener atado a uno de esos. ¿Has visto a uno de esos reos Rakan? observé su reacción y me encogí de hombros Intentémoslo a tu modo, de todas formas no quiero llamar la atención de nadie por aquí miré hacia la ventana, aún faltaba un par de horas para que la noche terminara de cerrarse sobre nosotros. Miré la mano del chico y chifé largamente, tomándola para ayudarme a levantarme. Mejor esperemos a que entre la noche. Necesito bajar al sótano por un rato, quiero buscar algunas cosas, en cuanto las tenga, marchamos ¿de acuerdo?. Le sonreí tentativamente, esos jóvenes guerreros habían nacido para hacer las cosas para ayer, no para hoy. Tanto vigor…


Volví con Rakan con una nueva apariencia: más limpia y con otra ropa, en el sótano había encontrado unos pantalones largos que no usaba desde mis tiempos de novata en la vieja hermandad, una camisa holgada de cuando era vagabunda y una capa un poco más nueva que me había puesto por encima. Miré a Rakan, esbocé otra sonrisa y le hice una reverencia juguetona. Seguro que la forma en la que me veía no era del todo lo que se esperaba. Aún no me había vuelto a hacer del resto de mis pertenencias, eso tendría que hacerle por el momento. Le tendí el bolsito pobre de cuero Es tan pobre como se ve, pero con suerte hará su trabajo. Dentro hay dos frascos que juntando sus contenidos, emitirán luz similar a una antorcha por más de mmm… miré al techo buscando respuestas alrededor de ¿media hora? Tal vez. Ah… y sólo sirve por esa vez, así que cuidado por como lo usas. Tampoco deberías tocar los líquidos con las manos, podrías derretirte o algo definitivamente estaba bromeando con lo último, sonreí, el chico era demasiado bueno.

En esa pocilga que tenía por casa no tenía ni un arma lo suficientemente decente. Antes de salir tomé un cuchillo y me lo sujeté al cinto. “Veremos qué tan bueno es este Rakan guardián” pensé mientras cerraba la puerta tras de mí, arrepintiéndome de no haberle sacado brillo al viejo óxido de las armas muertas. Confiemos… murmuré junto con un suspiro. Deberíamos empezar por las tabernas, o la entrada de las catacumbas, ese es el lugar donde esta gente suele reunirse… ¿diriges tu? No sé cuáles pueden ser los lugares más seguros para llegar hasta allí Me puse la capucha y me vi tentada a tomarle del brazo, todos mis sentidos gritaban “peligro”.

Cuéntame de ti ¿cómo llegaste aquí? ¿No tienes una familia que te echa de menos? Buen lugar escogiste para ayudar a la gente…

Yo era como una media, abría la boca sólo para meter la pata. Es decir, creo que me metía en la misma cantidad de peleas como la cantidad de suicidios sociales en masa, cada vez que preguntaba por algo. ¿POR QUÉ JUSTAMENTE TENÍAN QUE SER LICÁNTROPOS los asesinos de su hermano? Estaba en un problema allí ¿decirle al chico que yo era un licántropo como los asesinos de su hermano o dejarlo inocente por siempre? La verdad probablemente me iba a traer problemas, pero si se lo ocultaba con conocimiento y se enteraba luego de una mala forma… de todas maneras, no volví a abrir mi boca para hacer ningún otro comentario hasta que entramos a la taberna, sólo me limité a mover mi cabeza como forma de respuesta a sus preguntas puntuales.

El camino hasta allí había estado tranquilo, vi muchas caras raras, pero ninguna de las que estaban dibujadas en el panfleto. Respiré profundamente, nunca salía bien de una taberna. Esperaba que esta fuese la excepción que confirmara la regla. Rakan parecía un sapo de otro pozo en el lugar, mientras él se sacaba la capa, yo me arrebujaba más en la mía, asegurándome de cubrir mi rostro. Las cosas iban relativamente bien hasta que llegamos a la barra, entonces mi acompañante pidió agua… casi se me cae la capucha de la sorpresa. Cerré mi boca y golpee la madera con el puño cerrado. Un borracho que estaba dormido sobre la mesa dio un pequeño salto, apartándose del charco de baba que se había formado a su alrededor, luego siguió durmiendo.

Lo más fuerte que tenga. No creo que tenga algo de calidad ni para maricas

El dueño del bar me soltó un bufido y se dio la vuelta para servirnos. Tienes que ser más duro muchacho le recomendé, dándole un par de golpes en su espalda. Miré sus ojos Yo que tu sacaba provecho de esos ojos, son muy peculiares. He visto gente maldita, no eres uno de ellos, así que no dejes que te moleste. Miré al tipo del bar, muy probablemente era el dueño y tomé la jarra como venía por la barra, parte del contenido se volcó por el impulso. Me adelanté a tomar el de Rakan también, no podía dejar que el muchacho quedara mal. Golpee mi jarra contra la suya y di un largo trago ¡Ah! exhalé y bajé el recipiente con un sonoro golpe Sabe a orín de gato. El hombre atinó a un intento de sonrisa y supe que estaban las cosas medio saneadas con él, pero no esperaba que alguien más interviniera.

-¿Y qué hace un licántropo pagando por orín en esta taberna?
-Sí ¡fuera de aquí chucho! Se nos van a pegar tus pulgas

Oh… no murmuré ¿Por qué siempre el destino conspira contra mí? Escucha, siento no habértelo dicho antes… no quería que te ofendieras conmigo o algo le confesé a Rakan con un suspiro. Miré a los hombres bestia que estaban aún gritándome cosas desde su mesa. Sentía que se me estaba terminando mi escasa paciencia. Mi brazo derecho comenzó a temblar, apreté el puño y los dientes, forzándome a respirar lentamente. El tendero me lanzó una mirada de atención, no quería que me echaran antes de averiguar algo de los tipos que buscábamos.

Haciendo acopio de todo mi autocontrol, me eché adelante para decirle unas palabras al dueño del local. Estamos buscando a algunos de los reos que se fugaron de la prisión de los bio. Pago por saber deposité un saquito con aeros discretamente cerca de su mano cualquier pista y prometo salir de aquí antes de arrancarle la garganta a alguno de sus habituales. El hombre agarró el saco y tomó su peso pensativo. Asintió un par de veces y me señaló con su barbilla a la mesa que estaba detrás de los alborotadores. -Dimitri, vampiro y…-asesino terminé su descripción por él. Me volví para buscar a Rakan, había estado intentando ignorar su presencia por temor a encontrar odio en sus ojos tan limpios.

Las palabras de Rakan me tranquilizaron, esbocé un intento pobre de sonrisa que pronto se desvaneció como una gota de rocío al sol. ¿De verdad? me mordí los labios, escondiéndome bajo mi capa mientras veía al muchacho gritar el nombre del reo a los cuatro vientos e ir por él. Negué con la cabeza, es que estos muchachos de verdad no tenían paciencia; había explotado como un lobezno joven e inexperto. Era el opuesto de Siria y Athos. Le lancé una mirada apologética al hombre del bar y llevé mi mano al cuchillo en caso de ser sorprendida por alguien. Tras de mí, salió casi todo el bar, algunos por curiosidad, pero la mayoría porque eran guardaespaldas de Dimitri*. Esto va a estar trabajoso murmuré, esquivando un cuchillo arrojadizo dirigido a Rak en su forma de dragón. Tenía que admitir que el guerrero tenía sus recursos, como esa especie de piel de piedra, donde quedaron el cuchillo volador y la daga de uno de sus atacantes.

Rakan llevaba su pelea de una forma muy dinámica. Por mi parte, había sido rodeada por los dos hombres bestia que me habían estado insultando y por otros dos personajes más que preferían estar en la sombra y a la distancia, parecían más testigos que luchadores. Estos sujetos no me dejaban apoyar a mi compañero en la misión de atrapar a Dimitri “Parece estar haciéndolo bien solo” me dije a mí misma para consolarme. Saqué mi cuchillo y me puse en posición de defensa. El hombre bestia gato señaló mi arma y se rió. -Eso no pasa ni por astilla- vaya, el comentario fue bastante hiriente para con mi arma. Por su parte, me mostró sus garras, bueno, probablemente ese era su fundamento para reírse de tan pobre cuchillo. Di un paso hacia atrás y sentí que alguien me empujaba. Tch

-Parece que te ha tocado la licántropa más débil de entre todos. No deberías de perder tu tiempo Jonah, es sólo boca. Ni siquiera debe de tener colmillos.

Sentí que me daba un espasmo allí mismo, intenté asestarle una puñalada limpia al hombre gato, pero me esquivó con gracilidad. Nunca nada era tan fácil ¿verdad? Tenía la posibilidad de vengarme en bandeja de plata, pero estaba reacia a pelear. Me preguntaba a qué se debía. Subí las manos en señal de rendición Vamos, no quiero pelear ofrecí la paz con mi mejor sonrisa, bajando mi capucha para que vieran que eran mis verdaderas intenciones. El hombre con piel de lagarto me mostró los dientes e intentó golpearme con su cola. Sentí que se mi ojo derecho se abría y cerraba solo. Hasta allí había llegado mi amor. Me quité la capa y tiré el cuchillo sobre ella. Extrañaba mi hacha.

- Parece que le dio calor Grump. ¿te estás desnudando para ofrecernos esa mercadería barata, loba?
Ya quisieras tú gato sarnoso contesté entre dientes. Había visto una herrería a menos de veinte metros de allí. Podría llegar a tener suerte… pero de verdad que no quería hacerme muchos problemas con esos hombres bestia de baja calaña.
-¿Cómo te atreves a hablarle así a Jonah?-

…Y todos mis planes de irme a la segura murieron en el reino de los sueños. El escamoso me lanzó su ataque cola con una combinación de zarpazos bastante peculiar. Era rápido, tenía que aceptarlo; cuando le veías así, tan… escamoso y voluminoso, una creería que era más lento, sin embargo a la hora de luchar era todo lo contrario. Sacrificaba fuerza por velocidad, atacaba varias veces seguidas, pero los cortes no eran profundos. Si tuviera veneno sería preocupante, pero de momento aún no pasaba de la típica pelea de bar –y eso que estaba sobria-

Me llevé una mano a las costillas, intentar esquivar esos ataques se volvía cada vez más difícil. No se qué pensaba ese hombre lagarto de mí, pero evidentemente subestimaba a los licántropos. Otro ataque de cola rastrero, salté y fui directo a su yugular sí él podía atacar con sus dones animales, yo también en mi forma bípeda ataqué con mis garras y con mis colmillos, movimientos rápidos y contundentes. Aquello parecía más una pelea de gatos que dos criaturas medio bestias medio humanas luchando por sus vidas. Con mis colmillos logré herir al lagarton, pero sobreviviría. Claro, si recibía la debida atención a su debido tiempo. De momento podría luchar, ellos tienen algo muy similar a mi frenesí y son capaces de morir luchando.

De un salto me alejé de mi presa a tiempo para esquivar por los pelos las afiladas zarpas del hombre gato. Aullé con mi Aullido atronador y salí corriendo hacia la herrería. Fuera había un martillo de guerra que no titubee en tomar prestado. Probablemente el herrero la había dejado fuera creyendo que nadie sería lo suficientemente fuerte como para siquiera intentar llevárselo. Haría que el gato probara el acero de esa forja. Levanté la cabeza para buscar a Rakan, el hombre lagarto se había retirado, sólo estaban en pie el Dimitri ese y mi felino amigo. Le ladré a mi compañero dragón, estaba claro que aún no me había desecho de mi porción como lo había hecho diligentemente mi buen compañero bestial.


Off: Uso de habilidades nivel 4: a la yugular, nivel 1: aullido atronador.
Subrayado de complicación: "Tu objetivo no está solo; es escoltado por un grupo de guardias personales."

El gato todavía parecía aturdido por mi aullido, eso era muy positivo. Estábamos frente a frente, observándonos el uno al otro. Gruñí y cargué contra él con el martillo, no era mi arma predilecta, pero muy bien que me gustaría probar nuevas cosas. El peso de esta arma era sorprendente, una vez tenía cierta dirección y tomaba impulso era difícil cambiar su posición. El gato saltó a un lado, cuando tocó el suelo se tambaleó un poco. Pero no pude seguir su movimiento como estaba acostumbrada, mi arma me llevó consigo varios grados más en una media vuelta absurda. El maldito sonrió. Volví a tomarle el peso al martillo y busqué su punto de equilibrio, analizándolo en la marcha. Sea quien fuese ese herrero tenía fuerza y era endemoniadamente bueno. Esa arma era algo que se llevaba a la guerra sin siquiera pensarlo. Le estaba tomando el gusto.

- Ni siquiera puedes con tu arma ¿tan inútil eres?

Volví a gruñir, tenía la facilidad de hacerme enojar. Comencé a atacar con más velocidad y movimientos más cuidados. Ahora que le estaba tomando la mano al martillo no era tan difícil seguir sus movimientos, aunque el efecto del aullido desaparecía con cada latido, con cada paso que dábamos en esa complicada lucha. El gato y yo habíamos sincronizado nuestros movimientos de forma tal que era difícil asestarle un buen golpe, mismo para él como para mí. Decidí sacrificar algo para alcanzar una mayor ventaja. Mejor funcionaba o quedaría muy mal parada. Apreté los dientes e intenté golpear al gato con la punta encorvada, fui capaz de enganchar apenas su piel del costado y atraerlo hacia mí.

Mi oponente gruñó y cargó contra mí, poco a poco le había atraído hacia el lugar donde había comenzado la pelea. Bloquee su ataque con el martillo y se lo tiré, esperando que lo agarrase. El truco falló, el arma golpeó tontamente su pecho y cayó al suelo haciendo ruido y rompiendo algunas de las piedras del callejón. Hice saltar el cuchillo que estaba en el suelo a mis pies, lo tomé en el aire y apunté a su garganta, pero el gato, como todos los malditos felinos de nueve vidas, evadió lo peor del golpe. Mi cuchillo quedó atorado en el tejido blando entre la clavícula y el cuello. Cayó al suelo de rodillas, con los ojos abiertos por la sorpresa. La herida le impedía hablar. Sentí una punzada entre mi vientre y las costillas, también me había alcanzado. Tch El lagarto apareció de las sombras y se puso entre su compañero y yo. - Por favor… por favor, perdónanos la vida. Permite que nos vayamos- Le gruñí e hice un gesto para que desaparecieran.

Miré el martillo de dos manos con cariño y lo dejé allí, donde había caído. Su dueño lo encontraría fácilmente. Volví a mi forma humana cuando Rakan me llamó, su voz sonaba desesperada y tan fuerte que estaba segura que a él no le estaba pasando nada. Debía ser por alguien más tanta premura. Levanté la capa y me tapé con ella. ¿Qué pasa Rak? grité a medio camino. Detuve mi carrera un par de metros antes de llegar al lugar donde él parecía proteger algo. Apreté los labios al ver lo que era y comenzaba a hacerme una idea de lo que estaba pasando. Justo era decir que yo la hubiera matado de todas formas. Intenté pensar en positivo. Todavía está consciente, hay esperanza mentí, era mala mintiendo, pero intenté ver el lado positivo. Tal vez hubiera esperanza…

¿Qué pasó con Dimitri? pregunté, dejando que mi olfato guiase mi mirada. Me tomé el contenido del vial que tenía en la capa. Su efecto fue inmediato, pude ver como Dimitri cambiaba de apariencia y caminaba impunemente Maldita sea, ve tras él. Ahora te alcanzo bajé la mirada para cerciorarme de las heridas de la mujer, tal vez pudiera cargarla a algún lugar, pero sus ojos ya no veían la luz en el reino de los vivos. Se los cerré y fui tras mi comapañero cojeando un poco. La herida no era profunda, pero sí bastante molesta.


Off: Subrayo la utilización de la pócima creada en el taller “Elixir de visión clara”.
Subrayo también el comienzo de la segunda complicación: “Al percatarse de que lo buscas, el objetivo cambiará su apariencia y se escabullirá entre alguna multitud.”

Martillo:

En mi forma humana se me había dificultado seguir el rastro de mi compañero dragón. Después de varias vueltas, logré divisarlo con la vista, la pócima esa ayudaba y mucho. Era como si viera en pleno día, aunque las antorchas no eran de particular ayuda. Era mejor evadir las fuentes de luz. Una pequeña fracción de mi mente se preguntaba con morbo si así se sentían los vampiros al intentar mirar la luz. Dejé de divagar y me puse al lado de Rakan, él no me preguntó por la chica y yo no le dije nada. Probablemente era más que claro el destino que había tenido. Entremos, antes de que decida volver a cambiar su apariencia respondí, cerrando la capa y poniéndome tras de él. Espero que no te incomode que vaya tras de ti, pero… hmm… le sostuve una mano antes de entrar y me acerqué a su oído para murmurarle las siguientes palabras.

Tal vez sea mejor hacernos pasar por amantes, ya sabes… de ese modo nadie me va a molestar por esto hice una pausa para señalarme entera, evidentemente bajo la capa estaba desnuda Pedimos una habitación y nos vamos arriba, sin que nadie sospeche

Era sólo una idea, preferí esperar a la respuesta antes de continuar. Habiendo visto la moral del dragón, había posibilidades de que renegara de la idea y no quería ponerme de su lado malo. La noche estaba siendo lo suficientemente difícil como para continuar agregándole complicaciones. Entrábamos a la taberna*, cuando mi cabeza se giró por sí misma. Una puerta lateral se cerraba, pero podía sentir el asqueroso tufo del vampiro en la ráfaga de aire que había producido su movimiento. Sostuve a Rakan del brazo Se ha ido informé Estoy segura.

Me dirigí a la misma puerta por la que el chupa sangre se había desvanecido, pero alguien del bar se me puso por delante. Negué con la cabeza una sola vez, con cierta violencia, un tic en mi ojo derecho demostraba que me estaba enojando. ¿Me prohíbes la salida? pregunté, con media sonrisa en el rostro. El tipo era grande, se cruzó de brazos poniendo cara de perro guardián -Será mejor que consuman primero, o tomen una habitación- Pestañee un par de veces ¿estaba teniendo tal astucia?. Tras de él apareció otra figura. Me giré por un segundo para mirar a Rakan y apreté mis dientes, levantando los labios. Acto seguido, me volví para empujar con violencia al pobre desgraciado que me había cabreado, cayó sobre una mesa quebrando botellas y haciendo un escándalo.

No tenemos tiempo le dije, intentando no saltarle encima para noquearlo. Había mucha luz allí dentro, estaba molesta, no esperaría a que el siguiente se interpusiera también. Vámonos Rakan, o me pondré violenta innecesariamente Levanté una botella medio vacía en mi camino y le di un sorbo. Maldito, se metió en la otra posada. Nos va a tener así toda la noche

Rakan era un buen chico, me gustaba. Era tan transparente como caballero, respetando sus ideales que se me hacía fácil trabajar con él. Si fuera humano, sería el equivalente a la parte más elevada de esa raza, a la que me hubiera inclinado como mujer. Pero ni éramos humanos, ni yo tenía nada para ofrecer más que mi experiencia en el bajo mundo. Tenía a Rakan de la mano, era extraño, una sensación que hacía varios meses que no sentía. Nos movíamos por la taberna con celeridad, no estábamos allí para hacer sociales, sino para buscar a un reo, un hombre con recursos. Podía sentir que a la poción le quedaba poca vida, la verdad que había esperado que la persecución se diera entre callejones oscuros y no entre tabernas infestadas de hombres amargados y sin brillo. ¿Quién hubiera esperado que el vampiro tuviera tal astucia? Definitivamente, yo no. Peor aún, ahora que la ciudad estaba tomada, era como buscar una aguja en un pajar, sobre todo para mí, la licántropo. Tal vez Rakan tuviera más suerte si se iba por su lado…

Continuamos moviéndonos, mi olfato me decía que había estado allí, pero no tenía más información. “Estúpidos vampiros, con sus estúpidos truquitos” crees que más o menos conoces sus habilidades cuando vienen y te salen con un juego de escondites a la antigua. Tch miré al tartamudo con cara de pocos amigos y entrecerré los ojos, siguiendo el lugar a donde él estaba viendo. Había una pareja sentada, con rasgos andróginos los dos, pero no podía ver sus rostros. El tartamudo no dejaba de observarlos. En ese momento tuve una revelación: o el tartamudo quería unirse a la dupla, o tal vez uno de ellos fuese nuestro objetivo. El dragón seguía moviéndose conmigo, intenté llamar su atención disimuladamente, pero parecía estar luchar contra una fuerza interna. “¿Se está transformando aquí?” el chico parecía estar sufriendo, me apretaba la mano inconscientemente.

Me puse frente a él y choqué mi frente con la suya Rakan ¿Rak? Estamos bien, respira y mírame toqué su rostro con la mano libre, sus escamas doradas eran filosas, sus ojos bestiales eran hermosos. Sentí que el tiempo iba más lento, que la bestia podía salir en cualquier momento, un dragón desbocado no sería lo más conveniente ni lo más sutil. Esta vez probablemente tendríamos problemas para rato, sentía que debía hacer algo. Cerré mi puño y me aparté de él, tomando algo de distancia para tener el impulso suficiente de darle un puñetazo que le trajera de vuelta. Sin embargo, cuando estaba a punto de hacerlo me detuve. Si yo estuviera luchando para no transformarme y alguien me pegara, seguramente la bestia saldría más rápido. Cerré los ojos, besé su boca-hocico extraño y le abracé con fuerza.

Comencé a susurrarle en el oído Rak, hey… ¿ves a las dos personas con capas rojas? ¿las que no se sabe si son mujeres u hombres? Creo que él es uno de ellos… sigámoslos con sutileza esperaba que funcionara. Al menos parecía haberse detenido. Me aventuré a apartarme un poco de él. Si veía que se transformaba saldría corriendo de allí, no quería enfrentarme justamente con un buen dragón. Uno para cada uno de nosotros ¿si? crucé los dedos, aferrándome a la esperanza de todos los dioses, y sobre todo al buen control que los dragones solían tener sobre ellos mismos Eres un guardián ancestral, los guardianes ancestrales no destrozan tabernas furibundos sonreí de lado Eso es trabajo de los licántropos miré a los alrededores, mencionar mi raza me hacía más consciente de lo que nos rodeaba. Al parecer Rakan tenía el efecto “termina fiestas” porque la mayoría de las mesas estaban vacías.

Nunca había sido buena con las palabras, pero al menos había hecho algo bien. El chico pareció retomar el control y volver a ser él mismo. Suspiré aliviada, la fuerza del lobo negro estaba conmigo. Gracias murmuré, sintiendo cierto nerviosismo, después de las maniobras evasivas sentía que había crecido cierta intimidad entre los dos, como si fuera natural para él decirme esas cosas tan comprometedoras. Los hombres del clan se hubiesen reído de lo que dije, si en verdad llegara la ocasión, se sumarían al desenlace. Rakan definitivamente, era un buen muchacho. Demasiado bueno para una cobarde como yo.

El dragón comenzó a acercarse a la pareja que le había señalado, cuando se percataron de nuestras intenciones, se separaron y comenzaron a correr en direcciones diferentes. Mi compañero y yo nos miramos y asentí, estaba claro que él iría tras el de la ventana El de la puerta para mí entonces dije encogiéndome de hombros justo antes de echarme a correr. El efecto de la poción de la visión clara se había acabado, parecía que me lo estuvieran haciendo a posta ¿Qué no podía irse por otros lugares más que callejones oscuros? Así podía seguirle con más facilidad teniendo en cuenta mi apariencia, pero en la forma humana se me dificultaba ver qué tenía en frente. Tch

Tras largos minutos persiguiendo de cerca a mi presa, finalmente comencé a darle alcance; me estiré para agarrar le de un brazo, pero sólo conseguí tomar su capa. La criatura saltó, me sorprendió, pero no por eso iba a soltarle a media carrera, entonces me llevé algo por delante, algo que estaba en el camino y que mi vampiro había sorteado con facilidad. Caímos juntos al suelo, yo por el impacto, él como añadido porque no le dejé ir. La tela de la capa cedió y el muy maldito continuó corriendo. Me puse en pie dispuesta a seguir con la persecución, cuando escuché como llamaba a la guardia y señalaba mi ubicación. Agaché la cabeza y me di la media vuelta. Repetidas veces gritaba la palabra “licántropo” antes de escaparse. Maldición mascullé buscando la forma de salir de allí bien parada. No podía intentar escapar aparatosamente o sería evidente, en tiempos oscuros como los que vivíamos sería muy sencillo que me llevaran presa sólo por verme sospechosa –cosa que era incuestionable en esos momentos-

Algo se movió a mi lado, algo justamente donde me había tropezado, en el exacto punto donde comenzaron mis problemas de persecución. Miré con los ojos entrecerrados, a punto de pegarle una patada a lo que probablemente era un vago. Ay ay ay… dije casi en un cántico. Casi se me sale el alma del cuerpo, era un hombre ¡y uno decentemente vestido! Miré hacia los guardias, la pareja venía en mi dirección, mirando a los alrededores. Probablemente estaban buscando a una bestia peluda y babosa a punto de atacar. Me agaché junto con el hombre y vi que estaba buscando algo en el suelo ¿Puedo saber qué hace en el suelo? Me he llevado un buen golpe por su c… Cerré mi bocota cuando reconocí una serie de viales en el suelo.

- El día negro, me lo advirtieron pero igualmente tenía que salir de casa. ¿Usted sabe de esas cosas señorita? ¿Qué opina? Bueno, en realidad no creo que importe lo que opina viendo que es una mujer de la noche. ¡Aparte! Ni siquiera sabe lo que está tocando!

Enarqué una ceja. Claro. Estaba bien mientras no me había visto. Si no tenía esperanza con un gordinflón con la vista corta ¿cuánto más podría esperar de los guardias? Probablemente me llevarían a una cárcel por comportamiento inapropiado en la calle. Maldije mi suerte y le di un codazo al hombre, mientras me ponía a juntar sus pociones junto con él.

Sólo soy una mujer que cayó en desgracia, sólo por esta noche intenté que mis palabras sonaran igual de petulantes que las de él, pero no había comparación. Parecía que lo practicara todos los días. Y sé muy bien que es lo que estoy tocando. Esta etiqueta dice claramente “Encarnata”. me lanzó una mirada punzante. Oh… y aquello de allí ¿es una polilla morada? Nadie con buenas intenciones cría de esas comenté con una sonrisa de lado.

- Nadie con buenas intenciones conoce de esto
Soy curiosa me encogí de hombros, tendiéndole unos cuantos viales que me fueron arrebatados de las manos.

- Buenas noches caballero ¿necesita usted de nuestra asistencia?

“Tch, no podia ser más cliché porque probablemente no tenían tiempo” puse los ojos en blanco y me paré, dispuesta a irme para seguir con mi misión cuando el mediano me puso una mano en el hombro para detenerme.
¿Qué? pregunté un poco más brusca de lo que hubiera sido lo políticamente correcto. Estaba sopesando la opción de dejarlos inconscientes en ese lugar.
-¿Por qué no está en su lugar de trabajo? ¿Deberíamos acompañarla?

Me preguntaba si lo estaba haciendo de exprofeso, eso de intentar ser sutil y amable. No estaba funcionando. Si yo fuese una mujer que trabaja en las calles evidentemente no estaría desnuda. Tenía que faltarle sangre en el cerebro, tal vez los vampiros ya los tuvieran tontos y sólo quedaban estúpidos trabajando en la famosa guardia. Negué con la cabeza y pensé que lo más inconcebible podría ser lo más creíble.

Estoy en medio de mi trabajo, con mi empleador señalé al gordinflón y levanté una ceja. Se hizo un silencio incómodo. Probablemente se iniciaría una discusión de algún tipo que podría aprovechar a mi beneficio para correr. Pero no, siempre no. El hombre no negó nada. “AAAAArrrrgggg pero ¡qué maldito!” suspiré de nuevo. Tuvimos unos cuantos incidentes caballeros, un hombre que salió corriendo de la nada y gritando “licántropo licántropo” moví mis manos como si temblaran dramáticamente mientras hacía un paso de baile Terminó por retrasarnos en nuestro camino al ta…

-Aaa a la taberna. Tenemos una habitación en “Cornamenta y espinas”. Aaa.. ahora si nos diculpan

Oh. No esperaba eso, que tierno –con ironía por supuesto- bueno… era más creíble que mi historia. Seguro que tenía más de una cosa que esconder ese gordito discriminador, se había puesto muy nervioso. No que no lo entendiera, tenía más de una cosa por la que podía ser arrestado allí mismo. Esperaba impaciente que los guardias se fueran, pero parecía que se movían lentamente, como para que mi paciencia implotara.

-¿Qué son todos esos viales?

“Mierda TENÍAN que hacer la pregunta. Necesito IRME” giré la cabeza, para esconder mi expresión.

-Nosotros acabamos de hacernos de unos viales curativos que dicen ser muy buenos, pero en realidad suponemos que eran todas mentiras. Sólo queríamos ayudar a esos vendedores que tienen el negocio casi arruinado

“¿Era la maldita noche de las personas buenas haciéndonos perder el tiempo?

Sentí la mirada del gordito en mi nuca, podía leer en sus ojos algo entre las líneas de “o me sacas de esta o te deschavo pero no me voy solo. ES TU CULPA”. Ese era el momento incómodo en el que debatías si seguir con toda la farsa o seguir en lo que estabas haciendo. Pero como ya había aprendido que nada era por casualidad, respiré profundamente y tomé las cosas en mis manos.

Son viales con algunos ingredientes raros. Mi señor aquí me enseñó más temprano una poción para el amor. Muy poderosa y me la tomé sonreí melosamente e hipé, rodeando al gordito con mis brazos. Saqué de mi bolsillo el vial que había contenido el elixir de la visión clara y se los puse enfrente. Antes de que uno de ellos lo tomara entre sus manos, lo dejé caer. Ups jejejeje besé el cuello del gordito y llevé deliberadamente una mano a su entrepierna. No puedo esperar más mi galán seductor. Tómame ahora mismo subí un par de octavas mi voz, quería sonar como una de las más baratas.


Off: Perdón por lo largo uwu

Hubieron un par de carraspeos por parte de los guardias “Trágame Aerandir bajo tu tierra y no me liberes jamás” quería que se fueran, ¿por qué no se iban?, el gordinflón me tiró sobre la guarda, haciéndose el avergonzado, pero luego me apartó de los humanos y me tomó entre sus brazos.

- Tienes los pies lastimados mi querida. Será mejor que continuemos
Será lo mejor concordé, exhalando con suavidad. Finalmente se estaba terminando todo ese teatrillo.

Los guardias retomaron su camino y el hombre me soltó. Fue una repulsión mutua, por lo que caí bastante lejos de él, apoyando mi peso sobre mis pies y un brazo.

-Estás herida
Y a ti qué te importa

Me tiró algo a la mano que tomé en el aire sin vacilar, levanté una ceja.
¿En serio? además de mentiroso y de cargar con cosas prohibidas, también era ladrón.
-Será mejor que desaparezcas antes que vuelvan. Yo no he hecho nada
Tch no necesito de estas sobras respondí, devolviéndoselo Si es tu forma de agradeceme que no te deschave, no era necesario
- Emm… ¿y qué tal si te digo que la persona a la que buscas está en el almacén número tres antes de llegar al puerto por esta misma calle? -Levanté una ceja - Venganza por haberme chocado en medio de la calle y otras cosas…-

Si es venganza, tendrás que pagar, no hago nada gratis jugué con uno de sus botones, haciendo círculos concéntricos sobre su pecho. Me dio un pergamino en cerrado.
-Si puedes leerlo, te será útil

Abrí el objeto y estaba en blanco, fui a recriminarle, pero había desaparecido con ayuda de una cortina de humo. Tch

Olfatee el pedazo de capa que tenía y me dirigí al lugar donde el gordito me había dicho que encontraría a quién buscaba y efectivamente, había sido así. Desafortunadamente, comenzó una nueva carrera tras él. Esta vez, comencé a lanzarle todas las cosas que encontraba a mano dentro de aquél galpón de grandes proporciones. Me estaba quedando escasa de municiones, así que recurrí al vial que me había dado el extraño alquimista. Negué con la cabeza, no es que quisiera haberlo usado o conservado, sino que si realmente era una pócima de recuperación, sólo le estaría haciendo un bien a mi perseguido.

El vial se rompió en el camino del vampiro fugitivo e instantáneamente la madera del suelo se transformó en una especie de brea pegajosa que lo inmovilizó por el tiempo suficiente para que le alcanzara y le dejara inconsciente de un par de golpes que ni vio venir. Estaba tan cabreada que no me guardé nada. Como no podía despegarlo, simplemente le descalcé y me lo eché al hombro. El maldito no era Dimitri, no era una novedad, sólo esperaba que Rakan hubiera atrapado al verdadero. De todas formas me lo llevé, porque si estaban juntos, seguro que no era precisamente un buen hombre. Debería de estar en alguna otra lista de forajidos.

Fuera del almacén suspiré apesadumbrada, si no curaba pronto aquella herida probablemente se pondría fea. Menos mal que no intenté beber aquella poción de dudosos orígenes, esos guardias se habían salvado de un buen lavado de estómago de haber ingerido esa cuestión. Olfatee el ambiente pero no vi nada, pero a Fenrir gracias, que reconocí cierta luz que no pertenecía a una antorcha. Sonreí. El dragón se había acordado de usar mi poción y al parecer estaba funcionando decentemente. Me tomó unos cuantos minutos bajar por la empinada calle hasta donde se encontraba mi compañero. Parece que tuviste una buena caza comenté, tirando al suelo al cómplice de Dimitri. Chiflé por lo bajo Parece que la cosa estuvo difícil. ¿Estás bien? pregunté, intentando ver en su cuerpo alguna mancha de sangre que le perteneciera a él.


Off: Subrayo la complicación: “Descubres que capturaste al sujeto equivocado y que el verdadero sigue suelto.”
Off2: Usé a Rakan indirectamente, pero fue con su previa aprobación