Sangre y Sombras [Tema 1/3 Evento Captura y Castigo Dag]

Por encima de sus cabezas resonaban los pasos de las botas pesadas de los hombres de La Guardia. Divna notaba a su esposo Colenth asustado y nervioso. Pasaba horas sentado en un rincón de la salita contando sus armas y comprobando que estuvieran perfectamente afiladas. Repetía que nada era seguro. Un brujo podría haber encantado el sótano para hacerles ver los huesos de pollo como espadas afiladas. Con los dos invitados (protegidos) que tenían, cualquier prevención era poca. Divna se reía de las preocupaciones de su marido. Por lo menos, si las espadas fueran huesos de pollo, tendrían algo que roer y no lo pasarían tan mal. Llevaban cuatro días sin comer nada sólido. Solo sopas hechas con verduras de dudosa calidad que se deshacían al hervirlas en el agua. A Dag y Zoë no les hacía comer, ni tampoco les preocupaba que las verduras estuvieran podridas. Divna, sin embargo, notaba a sus tripas sonar como los pies de La Guardia por encima de sus cabezas. Pensaba que las elucubraciones de su marido también eran fruto de la escasez de comida.

Unos pocos días más y podrán salir del sótano. Se repetía Divna mentalmente. Solo un par de días, hasta que La Guardia decida buscar a Dag Thorlák a otros lugares fuera de Lunargenta.

Divna y Colenth no eran miembros de La Logia, pero simpatizaban con ellos. Fue por ello que Zohar recomendó a Dag Thorlák, el rey loco, y a su amiga de metal que pasasen unos días junto a ellos. Con los miembros de La Logia no estarían seguros, por su relación con el rey loco, serían los primeros lugares que La Guardia registraría. Fueron las palabras de Zohar, no las de Divna. Ella tenía una opinión muy diferente. La Logia poseía los recursos que la familia de Colenth carecía. Con ellos estarían mejor, mucho mejor; pero Zohar insistió y a él no se podía decir que no.

— ¡Una rata! — gritó Nemar, el hijo de Divna Colenth.

—Silencio— renegó Colenth en un susurro.

Nemar tenía cinco años y sufría del hambre de su madre y de las obsesiones de su padre.

El niño persiguió a la rata hasta cazarla. Una vez muerta, la cogió del rabo y se la enseñó orgulloso a Dag. Para él era un juego. Luego, se la llevó a Divna con una sonrisa. Colenth observaba a su mujer y su hijo desde su posición en un rincón de la sala. ¡Hoy tendrían carne en la sopa!

Familia:

Knoc, knoc. Toda precaución era poca. Colenth escondió una pequeña espada bajo el camisón y subió las escaleras a la primera planta. La puerta volvió a sonar. Knoc, knoc. Como hijo de Lunargenta, debía sumisión a La Guardia real. Como hombre de honor, debía lealtad a sus amigos. Si La Guardia quería registrar su hogar, él se inclinaría y les abría con gusto la puerta. Después que entrasen, cerraría la puerta a sus espaldas, descubriría la espada escondida bajo su camisón y tomaría las consecuentes precauciones. Knoc, knoc. Golpearon la puerta más fuerte que las veces anteriores. Parecía que quien estuviera al otro lado tenía prisa. Knoc, knoc. Colenth, muy tranquilo, se ocupaba de ocultar la puerta del sótano con una tela mágica que la invisible al ojo humano, regalo de La Logia.

Antes de abrir, vio por el visillo quién estaba al otro lado. ¿Una persona de confianza o una amenaza? Colenth tomó la peor elección de su vida: abrió la puerta.


No conseguía recordar el nombre del niño que correteaba por la habitación, pero sí que lo hubo bautizado en la fe del Único Dios. Colenth y Divna eran hijos de Dios. Abandonaron sus arcaicas creencias, cosa que derivó en enfrentamientos con sus familiares más cercanos y burlas en los barrios que frecuentaban, para abrazar la fe del cristianismo. El ejecutor, aquel que solía adjudicarse el prefijo de “Padre” delante de su nombre, hizo una leve reverencia a Divna en gesto de disculpa nada más bajó las escaleras del sótano. Lo sentía en su alma condenada y en su negro corazón. Rogaba al Dios que era incapaz de creer para que le perdonase. Perdón Padre porque voy a pecar.

El ejecutor se quitó los guantes y los dejó a un lado de la mesa principal. Abrió sus manos y mostró los estigmas en sus palmas a Dag Thorlák y su compañera de metal.

—Hoy me presento ante ustedes por lo que fui, por lo que soy y lo que seré. Fui hombre de Dios y el guía espiritual de esta humilde familia. Mi nombre, que, en contra de mi condena, me niego a olvidar, es Donald Frank Callahan. Soy un hombre maldito por los hijos de Habak y los pecados humanos. Detrás de mí hay ocho sombras, sola una me pertenece. Las otras siete representan los pecados de mi antigua fe y son armas que utilizarán para que los escuchéis y obedezcáis. —mirando a Dag — Seré, planeo ser, un hombre libre. Para ello, necesito que usted me liberé. He oído a los vampiros decir que Habak ha ofrecido su don a hombre que le iguala en términos de realeza. Ese hombre es usted. Hay quienes, a día de hoy, planean ponerle una nueva corona y llamarle príncipe de las tinieblas. Yo, os propongo un cambio. Poned sus manos en las marcas que me encadenan a Habak y liberadme de mis pecados. Sé la salvación y no la condena de los hombres.

Con la última palabra, las siete sombras ajenas del hombre se materializaron en siete vampiros: Alana, Goranor, Ytradden, Lirio, Nadoria, Wallgaus y Zar. El ejecutor agachó la cabeza a sus pies. Sentía en el alma haber condenado a esta buena genta. Zar, el líder del grupo, dejó su mano derecha reposar en la cabeza Callahan. Bien hecho, perro ejecutor, gracias por traernos hacia aquí. Aplastó la cabeza de Callahan contra la mesa haciéndolo callar.

—No le haga caso, es un anciano que no sabe lo que dice. Hemos venido con la única intención de ayudarle, maestro.

personajes destacables:

Las puertas del cuartel de La Guardia estaban abiertas para Gabriel Marlowe. Sir Lars Gaemon le atendió personalmente. Le condujo a su despacho, le sentó en un buen sillón de cuero y le llenó hasta arriba la copa del mejor vino que disponía. Marlowe le respondió en honores: ofreció su paz y su ayuda para encontrar a Dag Thorlák. Gaemon era joven e inexperto. Había sido ascendido tras la batalla contra los nigromantes de los últimos asedios que por poco acaba la ciudad; apenas llevaba dos meses de servicio en su nuevo título. Confesó a Marlowe que sentía impotencia al ver cómo, sin éxito, sus hombres buscaban y rebuscaban la pista de Dag Thorlák. El cabello, antes dorado del joven Gaemon, mostraba trazas grises debidas al estrés. Pidió, más bien suplicó, toda la ayuda posible. Cualquiera cosa que le pudiera conceder sería buen ofrecida. Se llevó las manos a la cabeza y cerró los ojos como si quisiera despertarse de una pesadilla que jamás terminaba. Si no conseguía encontrar a Dag Thorlak, si no conseguía cumplir la misión que sus superiores le habían encargado, tendría que renunciar a los títulos y a su sueldo. Los aeros es lo que más le asustaba. Gaemon tenía una hermana pequeña y unos padres enfermos que cuidar. Marlowe le puso una mano en el hombro en un gesto tranquilizador, casi paternal.

—No se martirice, no es culpa suya. Los vampiros son escurridizos por naturaleza, créame. De donde vengo, escuchamos a diario historias referentes a los ataques de los chupasangres. Mi raza se enfrenta en una batalla eterna contra ellos. — su lengua de plata brillaba por cada palabra bien obrada. El sortilegio obtuvo su efecto. Sir Gaemon abrió lentamente los ojos y levantó la cabeza en una retomada vitalidad — Los lobos poseemos mejor olfato y oído que los humanos. Déjenos a nosotros el trabajo sucio. Suyos serán los honores.

personajes destacables:

* General: Este es el primero de los cuatro temas de “Sangre y Sombras”. Transcurre durante la noche.
Los Hijos de Habak ven en Dag la reencarnación de Habak. Lo convencerán de unirse a ellos o, si es que se niega, le obligarán a hacerlo. Por otro lado, La Guardia de Lunargenta toma el ejército de lobos que Marlowe les ha cede para cazar a Dag.
El objetivo común y principal de vosotros 4 usuarios será proteger o asesinar a Dag de los ataques que tienen lugar. Cada uno de vosotros tenéis intereses marcados que especificaré de forma personalizada más abajo. Tomaremos este primer tema como una toma de contacto.
Como somos muchos usuarios en el evento, lo haremos de la siguiente manera: en cada capítulo seleccionaré a uno o varios de vosotros y diré: “se decidirá la continuación o final de este personaje”. Esto quiere decir que es posible, según el daño recibido y las acciones tomadas durante el tema. De ser “final”, este usuario quedará noqueada por el resto del capítulo (tal vez aparezca en el capítulo de Eltrant o Oromë) dando paso a un siguiente personaje. Lo mismo diré con algunos npcs más poderosos e importantes que otros.
El orden de turnos de posteo será el marcado a continuación. No está de más decir que quién se lo salte será penalizado. Igual que será penalizado el metarol y las faltas de respeto hacia otros usuarios.
Cabe señalar que, aunque haya mencionado los personajes principales de cada grupo, podéis inventaros todo un ejército de hombres de La Guardia de humanos o de lobos de Marlowe. Estos personajes servirán como carne de  cañón (salvo en los casos que diga lo contrario). Carecerán de nivel y especialización y no formarán parte relevante de la trama. El grupo de vampiros son, estrictamente, siete personas.
Tenéis un máximo de 2 a 4 turnos de combate. Una vez finalizado los 4 turnos, cerraré el tema. Aunque no hayáis cumplido los objetivos, daré la resolución y empezaremos el siguiente. Tranquilos. Es normal no cumplir los objetivos ya que si digo que X debe de hacer algo e Y debe impedir que X haga ese algo, es imposible que los dos tengan éxito en su empresa.
El pvp corre de vuestra cuenta. Demando lógica y respeto. La suerte que Dag ha sacado en el oráculo no influye en el pvp.

1. Dag Thorlák: has estado durante días escondido en la casa de Divna y Colenth. Se presenta ante ti el Padre Callahan en su nueva figura como Ejecutor de los vampiros. En temas anteriores se vio como los vampiros castigaron a Callahan a renunciar a su fe y obligándole a cumplir sentencia como verdugo a los órdenes de aquellos a los que se enfrentaba. Tuya es la elección de liberar o mantener la condena de Callahan. También deberás decidir si aceptar tu posición como reencarnación de Habak, si no lo haces, los vampiros fieles a la religión de Habak se enfrentarán contra ti.
[s]Consecuencia de la suerte del Oráculo:[/s] Los dioses te sonríen con la mejor de las fortunas. Divna abre una puerta del sótano que lleva a un túnel subterráneo. Su familia escapa de los vampiros. A no ser que tomes una decisión contraria (algo común una persona tan loca como tú), pueden saldrán ilesos.

2. Alana: eres una de las sombras de Callahan. Deberás elegir el pecado capital que te gustaría representar, también elegirás el pecado de los otros vampiros que te acompañan (a excepción de Zar que debe de ser Soberbia). Los Hijos de Habak te han pagado con una bolsa de aeros y jugosas promesas (libre de decir qué te han prometido) para que les sirvas en esta empresa. Si Dag se niega a aceptar su posición como la encarnación de Habak, te enfrentarás contra él. Si acepta, le servirás en aquello que te ordene.
Consecuencia de la profecía de Samhain: en los enfrentamientos que tus compañeros vampiros tengan, hay altas posibilidades que acaben muertos o muy heridos.

3. Ircan: Estás en el grupo de los lobos y los hombres nobles de La Guardia. No sabes que los lobos han llegado bajo la mano de Marlowe. Te has unido voluntariamente a ellos porque has escuchado las atrocidades que Dag Thorlák obró durante su escaso reinado. Quieres saber qué ha pasado. Es tu equipo, en el primer turno, quien encontrará la casa donde se esconde Dag y harán lo posible por atraparlo y llevarlo a jucio.
Consecuencia de la profecía: puedes deducir que la profecía se refiere a tu parte lobina. Hoy es noche de luna llena. El lobo, la bestia que deseas enterrar, desea emerger y unirse a los demás. Notas el odio racial y la necesidad de aullar a la luna.

4. Zoë: como “amiga” de Dag, harás lo posible para defenderlo. Se forman mucho grupos a tu alrededor. Lo único que sabes con certeza es que estás al lado de Dag y siempre lo estarás. Incluso, serías capaz de dar la vida por él.

En este tema se decidirá el final o continuación de los siguientes personajes:
Ircan , Zoë , Alana , Lirio , Goranor , Nadori , Colmillorojo , Garrasucia , Guardia 6.13 , Thomas y Colenth

Los otros personajes y npcs principales mencionados, por muchos ataques que les arremetéis, no serán derrotados en este tema, sino, que al ser importantes en la trama, merece la pena que participen en un par de temas más. Recordad que los personajes que sí he mencionado no podéis matarlos. El resultado de la posible vida o muerte de cada uno, sean npcs o personajes de usuarios, lo daré en el cierre del tema.

Los Dioses no me han escuchado. Los Dioses nunca me escuchan. Lo único que les pedí fue una vida tranquila, parecida, al menos en sus matices, a la vida que tuve como humano. Me hicieron creer que la tendría: el tiempo que Zöe y yo compartimos en esa casita, con nuestro pequeño jardín y nuestras gallinas, fue un instante de paz entre toda esta locura que ilusamente creí que sería eterno.

Pero la paz terminó cuando los hombres de Zohar atravesaron la verja que acababa de construir alrededor de la huerta. Traían noticias que hasta ahora soy incapaz de entender: hay gente que me odia por los actos que cometí cuando no sabía lo que hacía. Y yo... yo me odio por arrastrar a Zöe a todo esto. Por culpa de esa gente (¿por culpa mía?) debemos escondernos hasta que dejen de buscarme, cosa que veo improbable. Aunque la dueña de casa crea que esto terminará pronto, yo sé con certeza algo que me hace mirarla con pena: Tengo toda la eternidad para ser buscado.

Divna y Colenth son buenas personas, pero sé que están incómodos con la situación. Yo no quiero estar aquí y ellos tampoco quieren que estemos. Solo Zöe, como siempre, mantiene su fría calma y me tranquiliza cuando le aprieto la mano y la miro con preocupación. ¿Comprenderán mis enemigos que no sabía lo que hacía? No, creerán que es una simple excusa. ¿Cuánto tiempo más hay que aguantar aquí? Mi compañera no necesita comer, pero yo sufro el mismo hambre que los Colenth, o quizá más, pues tengo frente a mí una tentación constante. Mis ojos recaen sobre Nemar y su rata y le sonrío mientras aprieto los dientes; pronto bajo la mirada con la réproba vergüenza de saberme incitado por ese pequeño cuello infantil.

-¡No vayas! -Digo cuando oigo, antes que nadie, los nudillos que tocan la puerta. Colenth no me hace caso y acude de todas formas. Él oculta una espada, yo agarro la empuñadura de la mía y toco mis colmillos con la punta de la lengua. Desde que Zöe trajo la cordura a mi mente la idea de actuar como un monstruo me resulta espantosa; demasiado daño he causado siendo un maldito demonio. Sin embargo, estoy dispuesto a hacer lo que sea para protegernos. Lo que sea.

Me pongo de pie y suelto la mano de Zöe cuando oigo los pasos en el piso de arriba. Al mismo tiempo, Divna se dirige a una de las paredes del sótano que está cubierta con tablas y viejas telas; al apartarlas, descubre una portezuela que abre con esfuerzo. -¡Rápido, Nemar rápido! -Sisea, y luego nos mira a nosotros con ojos brillantes de incertidumbre a los que respondo con la misma expresión. Los escalones hacia el sótano ya están chirriando, no hay tiempo. Debo hacerme responsable de los demonios que yo mismo he atraído- ¡Corran! ¡Gracias! -Susurro, y los Colenth nos abandonan tras habernos dado toda la protección que pudieron.

El “invitado” ya está aquí. Con la espalda recta y la diestra sobre la empuñadura observo al hombre que se nos presenta, a sus manos y a su avejentado rostro, y oigo lo que tiene para decirnos. Pese a tener control sobre mi mente sigo sintiéndome confundido, como si me hubiera perdido de algo importante. ¿Cuál es el nombre del Dios que menciona este hombre? ¿Quién es Habak? ¿Por qué yo, de entre todas las personas, debo liberar a este pobre anciano? Miro las cicatrices con el ceño fruncido y acerco, ignorante, mis manos hacia las ajenas. No obstante nunca llego a tocarlas, pues doy un paso atrás cuando las sombras se materializan alrededor nuestro. Trago saliva, estudiando a los vampiros que ahora nos rodean, hasta que clavo mi atención en el que toma la palabra. Luego miro a Zöe, la pregunta en mis ojos es obvia: ¿Qué hago? Probablemente ni siquiera su “sistema” puede darme la respuesta.

-No quiero más coronas, ni quiero condenar a los hombres... -Digo en voz baja, con un nudo en la garganta y una presión en el corazón. No hay un camino correcto, pero sí que hay uno cuyas probabilidades de proteger a Zöe son más altas. Respiro profundo y continúo: -...pero sí quiero su ayuda, y responderé a sus expectativas a cambio de protección.

Miro fugazmente a Callahan antes de estrechar la mano del sonriente Zar. “Perdón”, le digo sin palabras. Si no estuviera con Zöe... quizás lo hubiera ayudado.

La Ciudad Lagarto ya era un hecho. La vampiresa podía observar de cerca aquella «locura”, una ciudad en la que lo peor y lo más oscuro se unía para tener forma y poder coexistir con cierta paz y beneficio mutuo. Sobre todo el beneficio. Era un campamento enorme y lo sorprendente de todo ello, es que funcionaba tan bien como cualquier ejército bien entrenado.

Pocos apostarían a algo tan pervertido como un sitio en el que se junten asesinos, ladrones y el resto de la escoria y sin embargo, aquí estaba siendo una parte de aquello, tan solo una sombra más a las órdenes de los que habían ideado aquella locura. Ella, había estudiado de cerca a los líderes de aquello, que cosa estaba viviendo con uno de ellos, Rumpel, era un ser hasta más oscuro y peligroso que muchos de aquellos con los que ella se ha cruzado en el pasado, puede que aún no estaba en su apogeo de poder, pero el que tenía lo usaba con mucha inteligencia. Alana aprendía no solo de él sino del resto y de cierta forma se sentía a gusto en aquella reunión de lo más peculiar.

Pero esta noche, ella estaba inquieta.

“Sabes que tienes que acudir a la “llamada”, ellos te han ayudado cuando estabas tan perdida y te han pagado siempre por tus servicios. No puedes renegar a los de tu raza solo porque sí y sólo porque sientes “simpatía” por este sitio y por nuestro Maestro…Sólo haz lo que debes, era tu promesa y la condición con la que te dejan vivir como deseas.”

Las manos blancas aun sostenían un trozo de papel, mientras su mente la hacía las advertencias que ella misma ya conocía. No se rechaza una invitación de Los hijos de Habak y más alguien que ya ha tomado parte en alguna de sus misiones de antaño.
Alana volvió a abrir la hoja y volvió a leer:




Hace más de 5 años que no la habían llamado para ninguna de las misiones y ella pensó que al fin se olvidarían de ella, pero por lo visto sus esperanzas se rompían. Y aunque siempre estaba al tanto de los sucesos de los Habaknuk, esto era algo que fue inesperado por completo. Los hijos siempre han sido exigentes, pero pagaban muy bien y antaño la mujer deseaba ser parte de los siete pecados de forma permanente, pero ahora, todo ha cambiado. Aun así, verlos de nuevo, sería interesante al menos, aunque nada seguro para su existencia y sobre todo ver a Zar.

La vampiresa con tranquilidad se movió por la tienda y recogió todo lo necesario para su viaje. Consideró por un instante llamar a su Maestro para avisarle sobre su partida, pero no lo hizo, sabía cuan importantes eran sus asuntos y su ausencia no debería  interrumpirlos. Por lo que tan solo dejó una nota, con sus disculpas y el aviso de que tenía cosas que solucionar. Miró a Mordisquitos dormido en la cama y acaricio al animal. Sin darse cuenta que la carta de invitación ha caído a un lado de la cama.

-Se bueno y espérame, volveré en poco tiempo.

Le susurro y convocando las sombras para no ser vista se fue del campamento sin problemas y ser vista por nadie.



Alana entró por el pasadizo que apestaba a humedad y deshechos.  No era lo más romántico del mundo, pero era un sitio seguro para reuniones clandestinas como esta. Con fuerza tiro de la vieja puerta de madera pesada que chillo con el movimiento.

Ante los ojos de la mujer los rostros de los seis pecados, todos eran exactamente así como ella los recordaba, no había emoción en sus rostros. Zar esbozó una sonrisa tan oscura y perversa hacia ella, que la mujer casi sale corriendo. Su cabello plata se agito en el movimiento hacia ella y sus ojos rojos se clavaron en los de ella. La estaba estudiando y valorando, como si ella fuera una presa que él iba a cazar y cenar esta noche. Pero ella no mostró nada ante aquel escrutinio.

-Me alegra saber que cumples con tus promesas y que no tengo que cazarte por evitarnos. Pide lo que deseas Avaricia, antes de que empecemos con los detalles y los objetivos. Para que tomes tú puesto entre nosotros. Como ves, te hemos extrañado.

Había algo tan sucio en cada palabra, que la vampiresa sintió el escalofrió recorrer su columna. Pero Alana no dio ni el más mínimo atisbo de miedo o cualquier otro sentimiento, solo desafío la mirada de forma fría y constante. Sabía que cada palabra era una vil mentira, estaba acostumbrada a llevarlas y distinguirlas, así que tan solo movió su cabeza a forma de saludo a los demás.

-Déjate de palabrería, Soberbia. Cobraré 1000 y quiero que me consigan toda la información sobre la familia Leiningen, especial interés el patriarca y una tal Ethenilda. Cómo sé que la labor no es sencilla, mi tarifa es más baja de lo usual.

“Ya que me tiro al abismo, que sea de cabeza..”

Pedir información sobre su supuesta familia a una secta de vampiros, puede que no sea lo más sabio, pero si lo más efectivo, ellos manejan la información mejor que nadie y saben todos los sucesos y más desde que Amanda Bradbury se ha unido a una lycan. Y el conocimiento del Dios de los vampiros corre por las venas de la gran parte de los adeptos de más alta estirpe.
El rostro del vampiro se hizo ilegible, pero sin demora saco el saco con las monedas y se lo tendió a la vampiresa.

-Aquí lo tienes, haces honor a tu nombre. Haré lo que se pueda para encontrar a esta familia y averiguar sobre ellos. Pero ahora, nos pondremos en antecedentes. Lujuria, por favor cuéntanos sobre Dag Thorlák.

Una de las figuras hizo su movimiento y se posicionó en mitad de todos ellos, era una de las mujeres más bellas que Alana jamás ha contemplado, aun se quedaba embobada mirándola, Lirio era una vampiresa letal en todos los aspectos. Zar aún estaba a su lado, ahora mirando a Lirio, pero su mano se posiciono en la cintura de Alana. Se preguntó, si era por asegurarse de que no escape con el dinero o una especie de advertencia.

Lirio hablo del rey loco, que había tomado Lunargente y como ahora era necesario para que sea el líder de los hijos. Sus ojos vagaron hacia los demás pecados. Goranor seguía cada movimiento de Lirio, al parecer aun bebía los vientos por ella, sus ojos se encontraron y desnudo sus colmillos. Era la Gula y sinceramente,a Alana no la sorprendía que le haya tocado este pecado, su amor al consumo de la sangre sin necesidad alguna y el alcohol humano, eran famosos. Wallfus parecía como siempre distraído, apoyado en una de las paredes con los ojos cerrados dormitando, a pesar de ser la Pereza, su ropa era exquisita, pero estaba arrugada en algunos sitios y con manchas de sangre no muy lejos del cuello. Su cabello azabache estaba desaliñado, pero a pesar de ello, era atractivo en su descuido y tan letal como el que más, su voz era su mejor arma y podía hacer lo que sea con la victima por medio de esta.

Lirio fue interrumpida por Nadori, los rasgos delicados no hacían justicia a la Envidia.

-Sabemos que ahora mismo está en la casa de una familia aliada con la Logia y necesitamos un plan para entrar ahí. Dudo que dejen que pasemos sin más y nos lo llevemos sin oposición alguna.

-Destrozamos la puerta y ya! Es el mejor plan o degollamos a la familia, para que no queden testigos- la voz airada de Tradden sobresalto a todos los presentes, por algo era la Ira.

-Mejor usad a Callahan, inspira confianza y además se le puede manipular. No sería la primera vez. El entra y nosotros tras él.
Comento la vampiresa, mientras la mano en su cintura apretaba un poco el corsé que llevaba, sintiendo como una varilla afilada se clavaba en la carne picando sus nervios con el dolor instantáneo.

-Nunca me equivoco, sabía que sería de utilidad llamarte y tenerte cerca de nuevo.

Alana se preguntó si había alguna palabra sincera en todo aquello, pero deshecho rápidamente todo pensamiento, escuchando las propuestas y afinando el plan. En menos de una hora tenían todo preparado y ya estaban armados. No la apetecía buscar a un vampiro loco, pero acepto el dinero y ahora tan solo quería hacerlo rápido y volver a su vida de nuevo.

Lirio se acercó, mientras la fémina escondía el dinero en uno de sus bolsillos y se ajustaba las armas.

-No todos estamos tan animados por tu vuelta, Avaricia.

Un seco golpe en su hombro, una advertencia más. La mujer se controló por completo, mientras observaba el alejamiento de la morena por la cloaca y se colocó al final de los seis, cerrando así la fila. Al salir de ahí, los siete avanzaron hacia el lugar indicado, para usar a Callahan como cebo. Todo este tiempo, Alana no perdió de vista a ninguno de los seis.


Alana escucho toda la conversación de Callahan, era mejor de lo que recordaba, tenía que admitir que este desgraciado a pesar de todo siempre hacia bien su “trabajo”. Vio como Zar aplastaba a Callahan y como habló con su futuro líder.
“Sin duda los Habak consiguen lo que desean, siempre…”

Cuando apareció en aquella habitación, observaba al rey loco y a la mujer a su lado. No la conocía, pero los agujeros a los lados de la cabeza la han dado suficiente información como para saber que es Bio, el cabello plata tan corto y sus ojos grises, era una criatura bella. Un "juguete" del que Dag Thorlák parecía estar encaprichado y dependiendo. Cada movimiento y mirada sobre ella, eran llenos de sentimientos. Y eran sentimientos tipo humanos, casi escupe. En verdad, querían que un hombre así lidere a los hijos de Habaknuk. Pero ella, no opinaría sobre ello, tan solo se quedó atrás observando y analizando a todos.

“Ayuda. Oh, por dios! Pero porque Zar no toma el mismo el control? Vomitaré de lo patético que resulta esto”

Zar saboreo su victoria, lo podía ver en su postura y movimientos.

-Entonces trato hecho, te protegeremos. Los siete ayudaremos en lo necesario, pero desde este momento tu palabra queda vinculada a los hijos de Habaknuk y si no la cumples, pagarás con tu existencia.

“No te metas, cállate! Que ellos resuelvan sus asuntos! Así será algo fácil, solo recoger dinero y volver a  la Ciudad Lagarto..”

Su mente intentaba que no intervenga, pero Alana estaba asqueada de un vampiro de esa clase, por lo que ha oído de él y ahora visto, era un débil y a los de su calaña había que apretarlos al máximo para tener alguna clase de resultado.

-Mejor, Zar que pague con la vida de esta mujer. –Alana señalo a la Bio-De hecho, propongo que nos la llevemos como seguro junto con Callahan, será más sencillo mantenerlos con vida y así nos aseguraremos que el futuro líder de los hijos de Habak cumpla con su promesa. Y además dos grupos separados, podrán engañar y confundir a los que pretendan cazar a Thorlák. De hecho, haremos que el grupo que tenga a esta mujer, sea el que llame la atención y el otro con Dag, se adelante para llegar de seguro a nuestro destino.

-¿Quién te mando hablar? Estás más guapa metida en tus sombras, Alana.

Lirio, no pensaba estar tranquila y la vampiresa no entendía por qué tanto odio hacia ella. Quería replicar, puede que preguntar, pero la Envidia se metió en la conversación.

-No te pongas celosa, Lirio. Alana esta solo de paso entre nosotros, Zar volverá a prestarte atención en cuando ella se marche, tan sólo no fastidies esta misión. Aunque mirándolo bien, me han dicho que Zar ofrecerá un puesto fijo entre nosotros a peliblanca, ella es más inteligente que tú y hasta más refinada, seguro que tú lujuria quedará en el olvido.

-Cállense! Me parece un buen plan, Alana. De hecho, yo puedo ir en solitario con Dag y el resto iréis con la mujer. Necesitamos que huela a él.

La vampiresa iba a intervenir con la lujuria y la envidia, pero decidió que era una enorme tontería y teniendo en cuenta que no pensaba participar en ningún enfrentamiento por nadie y tan solo deseaba que esto termine para volver a su “casa” y olvidarse por unos 20 años o más sobre todos ellos, tan solo negó con la cabeza.

-Creo que deberías de llevarte a Lirio contigo, Zar. Me parece que el único que la puede controlar ahora eres tú.

Un gemido de dolor, y todos miraron a Tradden que había dejado a Callahan noqueado. Todos ignoraron este hecho.

-Nos estamos demorando demasiado. Hagan lo que quieran hacer y vayámonos de aquí, si no quieren enfrentar a toda la Guardia.
Farfullo Goranor.

-Alana conmigo y con Dag, no admito objeciones sobre este tema. Lirio y Goranor, quedan responsables por la mujer de nuestro líder, ni un pelo ha de caer de su cabeza a no ser que yo o alguien de arriba manden, responden con sus vidas por ella y su seguridad. Y llévense a Callahan con ustedes.

La fémina negó con la cabeza, era una estupidez hacer algo así. Pero, aceptaría el “placer” de la compañía masculina, a pesar, de que la mujer bio la parecía más interesante.

-Nadori y Wallfaus aseguren el camino de  Lujuria y Gula. Tradden tú nos asegurarás las espaldas.

Alana no había escuchado ni una palabra de Dag o la mujer, pero suponía que todo esto no les haría gracia. Así que un ataque de ira, era bienvenido y sobre todo ahora. Antes de que se separen y antes de que la cosa pueda complicarse por sus rollos amorosos. Pero su plan era bueno y más teniendo en cuenta a la guardia. Los perros pulgosos eran un fastidio y estaba claro que estarían al acecho. Solo era cosa de hacer que se crean que el grupo con el rey loco es el que se lleva a la bio.

OFF:

La presencia de tantos licántropos en las tierras de los humanos parecia sospechosa en un primer momento. Aunque cuando me enteré del motivo de la misma todo cobró luz. Las cosas estaban cambiando mucho desde que se recuperó la ciudad, pero aún había atrocidades que no se olvidaban y al parecer había una larga lista de culpables, entre ellos el principal motivo de aquella guerra, Dag Thorlák, que se había ganado el sobre nombre de El Rey Loco, y eso que había estado relativamente poco en el cargo.

Como la mayoría de los integrantes de la lista de fugitivos, era un vampiro, y no hay nadie mejor para cazar a un vampiro que un lobo, bueno... soy de la firma opinión, que no hay mejor rastreador que un lobo. Rastrear y seguir a la presa era algo que estaba en nuestra sangre, el lobo de mi interior bien me lo deja claro cada vez que hace acto de presencia. A parte del hecho del odio, ya visceral, entre ambas razas y mis motivos personales. Por todo ello, y porque Dag, al parecer había sido el responsable de tanta muerte, me uní a ese grupo de caza que ahora avanzaba siguiendo el rastro del ex-rey.

Buscar a un vampiro por las numerosas calles y callejones de Lunargenta era una tarea titánica si no tenías el olfato de un sabueso. Era normal que la Guardia no hubiese tenido éxito, pese a toda la voluntad que pudieran tener, seguían siendo humanos corrientes, no contaban con unos sentidos superdesarrollados como nosotros. Sobretodo los de Brandda, Dahal y Heloc, los tres licántropos de aquel escuadrón que cumplían como perfectos rastreadores. De hecho, iban transformados delante nuestra, dirigiendo el camino de la comitiva. La estructura de la misma estaba compuesta por: la vanguardia que eramos nosotros (los licántropos) dirigidos por esos tres, seguidos por el cuerpo de la Guardia en el que se encontraba Sir Lars Gaemon, el capitán al que se le había encomendado la captura de Dag.

Se nos había hecho de noche rastreando la ciudad, pero no habría descanso hasta encontrar al objetivo. Al parecer, a Sir Lars se le acaba el tiempo para cumplir su cometido y nosotros eramos su última carta a jugar. Pero eso no eran buenas noticias para el grupo. Aquella noche, los efectos de la luna eran más fuertes de lo normal en mi. Aún no era noche cerrada cuando el lobo despertó con rabia en mi interior. Puede que fuera al verse rodeado de los suyos, estando tres ya transformados, o por el conocimiento de estar persiguiendo a un vampiro, la cuestión es que su presencia entorpecía mi misión.

"Esta cerca... Quiero cenar mosquitos..." así es como el lobo se refiere a los vampiros, aunque a veces usa el termino de sanguijuelas. Su presencia era fuerte, algo que me hacía más torpe al andar y me obligaba a llevarme la mano a la cabeza para intentar superar el dolor en vano.

"Tranquilízate... Ya hay demasiados lobos transformados aquí... Además... no eres lo suficientemente sociable como para salir..." me muerdo el labio sintiendo un sabor a oxido en la lengua.

"Llevo mucho tiempo aquí atrapado..." en su voz había un odio irracional. "Desde que colaboré contigo en ese extraño mundo de sueños. Se ha acabado la espera." podía notar sus esfuerzos por salir. Tuve que centrarme sólo en eso para evitar transformarme, pero sus intentos eran incesantes y aún quedaba mucha noche...

"En ese momento saliste porque llegamos a un acuerdo..." me tropiezo y casi caigo al suelo, lo que llamó la atención de Toro. " Y ahora no es el caso... No puedo arriesgarme a que te vuelvas loco en un sitio como este." y es que dejarlo suelto en una ciudad como Lunargenta era querer convertir aquella noche en una matanza, y entonces no sólo Dag sería perseguido por la Guardia.

"¡ME IMPORTA UN EXCREMENTO TU OPINIÓN! ¡VOY A SALIR Y TU QUEDARÁS ENCERRADO PARA SIEMPRE!" su deseo de salir era demasiado intenso, tanto que el final tropecé para caerme sin tener ni siquiera consciencia de donde me encontraba o si me había separado del grupo.

- Jefe, ¿está bien? - Toro me cogió antes de que cayera al suelo.

- Hemos llegado. - dijo Lobamadre haciendo detenerse al grupo.

-Si... - tragué saliva e intenté recomponerme con la ayuda de Toro. - Tranquilo, puedo con él... - me mordí el labio de nuevo e intenté escuchar lo que la líder licántropo decía, aunque con el lobo haciendo de las suyas era muy difícil.

Los lobos comenzaron a desplegarse alrededor de la casa, formando tres grupos de cuatro. El primero se posicionó al este de la casa, y estaba conformado por Helec, Colmillorojo y Mai. El segundo se posicionó al oeste, formado por Dahal, Garrasucia y Colmilloblanco. Y en el tercero estabamos Lobamadre, Toro, Brandda y yo. El objetivo es que el objetivo no saliera de esa casa sin saberlo, ya que debíamos esperar al grupo de Sir Lars.

Cuando este llegó no tuvimos tiempo para dar muchas explicaciones, pues sonaron rápidamente dos aullidos, uno del este y otro del oeste.

-Se han dividido en dos grupos y los dos llevan el olor de la presa. - dijo Lobamadre con un gesto de fastidio, como si le fastidiara que Dag no se dejara atrapar.

-Dividamonos. Thomas, Arthur, Guardia 6.24, Guardia 6,25 y vosotros cuatro, iréis al este. - Sir Lars, a pesar de ser algo mayor que yo y no parecer muy veterano, se puso a dar ordenes con toda la seriedad de la que pudo hacer uso. Estaba decidido a atrapar a Dag fuera como fuera. - El resto conmigo, iremos al oeste. Usaremos a los bios para comunicarnos, quien encuentre al sujeto que mande un mensaje a través de los bios, ellos sabrán donde encontrar a otro de los suyos.

Sin perder más tiempo seguimos el dictado a toda velocidad. Bueno... a toda de la que yo era posible hacer uso. Los efectos del lobo en mi cabeza seguían borbandeandome como un ariete.

"Hay más de uno... hay dos que son muy fuertes... Será un placer matarlos.." podía sentir como el lobo ya practicamente estaba saboreando su victoria.

"No vas a salir..."

"Creeme, saldré" siguió rugiendo, no podía concentrarme, sólo me daba para seguir a los que tenía delante.

-Jefe, - la voz de Toro ayudó más de lo que podía imaginarme, me obligaba a atarme al mundo. - ¿Seguro que está bien?

-No me queda más opción que estarlo. - le dirigí una sonrisa forzada que casi parecía una mueca de dolor.

Apenas habíamos avanzado unos metros alejados de la casa cuando.

-¡Cuidado! - gritó Lobamadre.

Al segundo una figura humanoide estaba sobre Arthur, habiendo atravesado a este con una larga naginata de dos hojas. En apenas otro segundo desapareció, apareciendo luego en un tejado cercano con un ambiente siniestro.

-La Ira no os dejará pasar de este lugar... infieles. - el hombre sonreía apoyándose en su mandoble a modo de bastón.

- ¡Nosotros nos encargamos! ¡Continuad! - le grité al resto. - ¡No podemos perder el rastro de nuevo!

Sir Lars asintió y se puso de nuevo en marcha.

- ¡Qué te lo has creído perro! - el vampiro miro a Sir Lars y se desvaneció.

Pero antes de que su mandoble tocara la espada del capitán el propio acero de Toro lo detuvo.

- El Jefe te ha dicho que nos vamos a encargar de ti. - Toro se zafó de él debido a su enorme fuerza, pero antes de que pudiera golpearle este ya había puesto una distancia segura entre ambos.

"No estará mal para calentar..." el lobo rugió y su presencia se hizo insoportablemente dolorosa. Me hizo hincar una rodilla en el suelo mientras veía borroso a mi enemigo.

"¡No! ¡No es el momento!"

- Bien... Os matare rápido. - en su mirada había una ira divertida, disfrutaba de aquella situación y miraba con cierto interés al hombre bestia.

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Vale, para el desarrollo del tema he lanzado una runa y ha salido runa normal. [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo] el enlace a la tirada. Por ello, me he ajustado a ella de la siguiente forma. El grupo de perseguidores se divide en dos grupos. De haber salido mala suerte hubiese puesto que engañabais el olfato de los lobos pero... no ha sido asi. A parte creo que es lógico que los lobos puedan oleros con facilidad, sobretodo si hay tres especializados en eso, los tres npcs que he metido, ya que se me permite hacerlo. Siguiendo con esa runa normal, Ircan se mete en el grupo que va tras Dag, pero los problemas con su yo lobo le impiden avanzar bien y se queda retenido enfrentándose al pecado de la Ira. Más o menos, creo que todo queda equilibrado y he podido seguir bien esa runa normal. Para ahorrarme pleitos y malas miradas, voy a tirar runas y me voy a adecuar a ellas, ya me fastidien o me beneficien. Estás no van a marcar el daño como tal, salvo que sea contra npcs, y de todas formas no será algo definitivo. Eso lo decide Sigel, pero si a lo mejor para zafarme de Traddar, por poner un ejemplo, y seguir la persecución.

Lanzo runa para mi siguiente post, si quereís utilizarla también como guía para "efectos" negativos para vosotros sois libres de hacerlo. Sino pues no pasa nada xD. La primera runa va para el grupo en el que está Ircan y la segunda para el grupo en el que no está Ircan.

Nota: Por cierto, aunque Sigel ponga que Tradden es una guerrera nocturna, en femenino, yo en la imagen veo a un hombre, así que me guío por la imagen.

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Un ambiente tranquilo y controlado era lo que Dag necesitaba para curarse, por lo mismo, había intentado en los últimos meses el resguardarlo del mundo exterior, conseguir una casa alejada de las ciudades y ayudarlo a implementar una rutina [ANALIZANDO] Podía decir que el método había sido efectivo, el vampiro había logrado controlar sus impulsos, ya no se alimentaba de humanos, y mantenía un humor relativamente estable.

Según lo que mi sistema había calculado, las posibilidades de que alguno de los enemigos de Dag nos encontrara era bastante reducido… Pero no era cero. Durante los largos días, mientras el vampiro dormía había evaluado las múltiples posibilidades, sentada junto a su cama, incluso aunque no era necesario que estuviera tan cerca suyo.
Todo había terminado demasiado pronto, nos encontrábamos ahora en casa de la familia Colenth, habían sido muy ¿Amables? Al ofrecernos su hogar como refugio, y pese a que al principio Dag se mostró reticente, al final termino aceptando. Era extraño, me miraba constantemente, pero no sonreía, ni intentaba hablarme, simplemente ponía un gesto… [ANALIZANDO] Apenado.

Estaba ayudando al niño humano a limpiar la rata que había cazado cuando personas extrañas entraron en el escondite. No se trataban de hombres de la guardia, sabíamos que el dueño de casa tenía un plan en el caso de que fueran soldados, era un humano muy mayor que mostró las palmas de sus manos lastimadas como si eso tuviera algún significado. Tampoco pude entender casi ninguna de sus palabras ¿El que fue, es y será? ¿Acaso podíamos ser alguien distinto a quien éramos? ¿Siete sombras? Las cosas solo tenían una sombra.

Me pare junto a Dag y observé con mecánica atención a cada uno de los vampiros que se materializaron alrededor nuestro. Por suerte la familia había logrado escapar, eso significaba que solo tenía que concentrarme en proteger a mi compañero.

-¿Maestro? – Mire a Thorlák y luego de nuevo a los vampiros, los orgánicos eran tan extraños, no parecía ser un buen momento para que Dag les enseñara lo que sea que quisieran aprender – Si eso traerá menos peleas, entonces parece ser lo correcto ¿Si?-

El modo en que habían apartado al anciano había sido demasiado brusco, me acerqué a él y lo ayude a ponerse en pie, mi sistema me dio una punzada de dolor por no haber evitado que le hicieran daño. Revise las heridas de Callahan mientras los vampiros deliberaban cual debería ser el plan a seguir, una de las mujeres insistía en que nos dividamos en dos grupos, utilizándome en cierto modo como señuelo.

-Creo que es un buen plan, si ellos son más, tendremos más posibilidades si los separamos – Dag estaba haciendo ese gesto nuevamente, y por el modo en que su cuerpo se tensó supe que estaba a punto de decir algo inadecuado – Todo estará bien ¿Si? Volveremos a reunirnos cuando el peligro haya pasado – Me acerqué y puse dos piedras en su mano, una de ellas con forma de huevo, la otra con una runa en su interior* – Intenta evitar la pelea, no te hace bien pelear ¿Correcto? Si estas en problemas arroja una de estas y corre –

Si Dag llegaba a perder el control de nuevo todo se complicaría, su comportamiento errático solo lograría que lo encontraran más rápido y lo mataran. Con los planes definidos, los grupos se dividieron, entre los que irían con nosotros Callahan parecía ser el más débil, por lo que permanecí cerca suyo. Los aullidos se escucharon a la distancia, era señal de que nuestro tiempo se había terminado.

Salimos en direcciones opuestas, pero nuestros perseguidores eran de varias razas distintas, entre ellas los licántropos, seres demasiado veloces como para que una pesada Bio y un anciano los mantuvieran alejados por demasiado tiempo. Uno de los lobos saltó sobre Nadori, quien tenía ya sus armas en las manos y lo esperaba listo para combatir, otros dos licántropos rodearon a Wallfaus.

-¡¡Sigan!! – Nos ordenó y nadie en el grupo puso replica.

Este último vampiro parecía ser especialmente fuerte, no le preocupaba el estar rodeado e incluso buscó llamar la atención de varios más del grupo enemigo. Yo saqué el huevo que me había guardado para mí, lo hundí en el piso y de inmediato comenzaron a crecer unos árboles inmensos**. Sin mediar palabra alguna con mis compañeros, continuamos corriendo para alejarnos del lugar.
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*Zöe le entrega a Dag dos objetos Master:
-"Huevo de tierra"
-"Piedra ambiental"

**Zöe utiliza Objeto Master "Huevo de Tierra"

Grupos:

Zar acepta el trato y sonríe, mas yo soy incapaz de devolverle el gesto. Antes tomaba este tipo de decisiones sin dudarlo ni un segundo; ahora lo hago movido por la necesidad, y la certeza de que estoy metiéndome en un camino cada vez más sinuoso me pone rígidos todos los músculos del cuerpo.

-Las amenazas son innecesarias. -Digo con gravedad, cosa que acentúa la sonrisa del vocero vampírico- Siempre cumplo mi palabra. -“Siempre que estoy cuerdo”, pienso con leve culpa.

He imaginado que los hijos de Habak vendrían con un plan; sin embargo, cuando una de las mujeres interviene, descubro que no es así. La observo con fijeza y me muerdo la lengua para no ponerla en su lugar. Quizás mis acciones han sido erráticas y por eso ahora estoy huyendo como un cobarde, pero aún a pesar de todo me queda un ápice de dignidad. El resto de los vasallos interrumpe antes de darme la oportunidad de hablar y, de pronto, el plan ya está trazado sin permitirme opinar: Nos separaremos en dos grupos para aumentar nuestras posibilidades.

-“Esto no tiene ningún sentido”, pienso mientras dirijo una mirada de consternación hacia Zöe. En primer lugar hemos terminado aquí para protegerla, ¿y ahora la usaré de carnada? Frunzo el ceño cuando, antes de poder negarme, mi compañera acepta el plan. ¿Por qué demonios siempre tiene que estar de acuerdo con ponerse en riesgo por mí? Reticente, acepto las piedras que deja en mis manos y suspiro.

-No estoy de acuerdo con esto. -Rezongo mientras la aprieto brevemente entre mis brazos, ¿pero qué otra opción hay? Le dejo un beso en la frente, ignorando las miradas socarronas y reprobatorias que se clavan sobre nosotros- Cuídate, ¿está bien? Ningún “orgánico” es más importante que tú.

Pese a salir por el mismo pasadizo por donde habían huido los Colenth, pronto los aullidos de los lobos anuncian que nos han encontrado y nos pisan los talones. Mi corazón late tan rápido como se mueven mis piernas; a pesar de haber desenvainado la larga espada de Leliane, ruego a los Dioses que no me obliguen a usarla. Zöe me ha dicho que debo estar tranquilo para mantener alejadas las voces. Suena fácil, pero... ¿cuánto tiempo seré capaz de mantenerme así?

Frenamos la carrera cuando llegamos a una bifurcación en el camino. Apenas me percato de que los aullidos han cesado a nuestras espaldas cuando, siguiendo a Zar, tomamos la callejuela de la derecha. Allí están: cuatro hombres y dos enormes lobos nos esperan apenas doblar la esquina. Trago saliva, pero no reculo. En mis tiempos de soldado he ganado con mayor desventaja; no es el número sino la sincronización del grupo lo que hará la diferencia. Miro de soslayo a la vampiresa, consciente de que le he caído mal desde un principio y, con dureza, mascullo:

-Ahora soy tu maestro. Quieras o no, me respetarás. -En esta situación no veo en ella nada más que un soldado y yo, aunque lejos estoy de tener ínfulas de superioridad, debo aprovechar mi posición. Zar mira hacia atrás y asiente, sonriendo a su compañera con altivez. Yo continúo: -Como tal, lucharé por tu vida al igual que tú lucharás por la mía. ¿Entendido?

La orden es terminante. En ese instante los seis enemigos rompen filas para lanzarse hacia nosotros; [1]rápidamente saco una de las piedras que me ha dado Zöe y la lanzo justo frente a los lobos, que encabezan el grupo. Al tocar el suelo, varios rayos truenan y se forma un remolino en torno al sitio donde ha caído, ocultando la zona con una espesa y oscura neblina cuyas descargas eléctricas pueden alcanzar a cualquiera de ellos. Aprovechando el caos, hago un gesto a mis acompañantes y, espada en mano, emprendo la carrera para internarme en el nubarrón, siendo seguido de cerca por Zar.

Zöe dice que las voces volverán si peleo. Pero, para protegerla, he decidido correr el riesgo.

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[1]Uso de objeto master: Piedra ambiental.
Off: Lanzo runa para definir cuán bien o mal pueden defenderse los enemigos en medio de los efectos de la Piedra Ambiental.

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Alana, no intervino más en las conversaciones. Tan sólo se quedó ahí contra la pared apoyada, observando. El comportamiento de todos los pecados era algo fuera de lo normal, algo no iba bien.

“¿Qué estarán tramando a parte de esta locura?”

Se cruzó un par de veces con las miradas de Dag, que sin duda la analizaba tanto como ella a él. Zar también la miro de hito en hito, esperando que intervenga, pero ella no lo consideró si quiera. Lirio la obsequió con odio en cada destello de los preciosos ojos. Los demás ni la miraron, extraño, pero muy soportable. El plan estaba perfilado y sin duda tenían que hacerles frente a la guardia, no sería fácil enfrentarse a ellos. Y si había lycans como ellos ya sabían, sin duda era cuestión de suerte, pero era mucho mejor que enfrentarse todos juntos y de golpe, así al menos había una posibilidad de que lo propuesto se cumpla.

Además, ella tenía un plan alternativo en mente, para sacar de ahí a Rey y puede que usar a su mujer metálica, pero solo si fallaba lo que estaban a punto de hacer.

El abrazo del vampiro con aquella bio hizo que Alana los mire aún más seria, era una muestra de sentimientos que la mujer no entendía, pero ha oído que muchos de los vampiros mantenían a “mascotas”. La vampiresa observó a la chica de cabellos blancos, no compartía la parte emocional de Dag y esto hizo que fémina disfrute un poco del “sufrimiento” interior de aquel vampiro, sin duda él sabía que no era tan empática.

“Qué interesante”

Cuando los grupos han salido al aire libre, Zar la detuvo agarrándola del brazo.

-Dag Thorlák, desde ahora es uno de nosotros, deja de verle como a un enemigo. ¿Entendido?

La chica tiro de su brazo en vano, el agarre era demasiado fuerte. Y el susurro muy intenso sobre la piel sensible de su oreja. Sin duda el vampiro no deseaba que alguien más los oiga.

-Parece que es la primera vez que trabajamos juntos y no me conoces en absoluto, sabes que no le veo como enemigo, si es útil para los Hijos de Habak. Pero tengo mis dudas respecto a sus motivaciones y el comportamiento. Tú siempre me has dicho que dude de todos, excepto de mi misma…

-Pero no dije que dudarás de mí! Confía, él es adecuado. Tan solo se amable, vale? Cómo tu sabes, por favor.

Alana no dijo nada más solo asintió y Zar soltó su brazo adolorido por aquel contacto. Pero la mirada de cierto desafío se mantuvo por un momento más. Todo parecía una trampa, ya no sólo para ella sino para Dag y su mujer. La vampiresa sentía escalofríos, Zar nunca se había comportado así con ella, era un vampiro que acostumbraba a mandar, no a pedir. Era brusco y nada dado a los modales. Cogía todo lo que deseaba, sin pedir permiso o considerando a alguien. Algo no iba bien, pero como avisarle al Rey Loco de ello.

“Vas a una trampa, por parte no solo de la guardia sino de los hijos…Esta vez puede que tú suerte se termine, reza imbécil!”

El pelo blanco se agito con el movimiento apresurado, entre las callejuelas, mientras seguían con su plan. Y como ella había calculado, Tradden ya estaba luchando contra alguien a sus espaldas. Estaba claro que todo esto, iba a ser una prueba de valor para todos ellos. Era la rezagada de este grupo en el que Zar y Dag corrían a toda su velocidad, pero ella, quería asegurarse que sus espaldas de momento estaban aseguradas. Pero se encontró que los dos vampiros estaban parados en uno de los callejones, enfrente de ellos estaban los guardias. La vampiresa los estudio con todo detalle, lycans y humanos. El humano de la izquierda sería su primera víctima.

Ella sacó la katana, despacio y con suavidad.

-Vamos, encanto, es tu turno de brillar esta noche. Haz que tu hoja siegue la vida de todo aquel que se ponga frente a nosotras.

Comento ella a su katana. Y aquí las palabras del “maestro”, que la rompieron la concentración y su mirada de sed por aquella primera víctima de esta noche. Alana desnudo sus colmillos, pero la mirada dura de Zar no la paso desapercibida y reconsideró el momento de la lucha por unas rápidas palabras. La orden tampoco paso desapercibida, pero esta parte no la molestaba, entendía por qué la decía, no la conocía y no sabía nada de ella como para poder juzgar sus acciones o su comportamiento. Ayudarlo sería tan problemático como dejarlo en brazos de todos los lobos con un lazo rojo.

“¿Y ahora a quien he de ser fiel?…”

-El respeto es algo que uno gana en batallas como esta, pero tiene mi lealtad para esta lucha y todas las que vienen con esta misión. Os ayudaré a que vuelva a ver a su “mascota” y tome el lugar que le corresponde. Hasta si he de salvarlo de algunos “amigos” – la vampiresa le miro con un deje de satisfacción por la cercanía de la batalla y esperaba que él entienda que sospecha de todos esta noche….-¿Ha entendido, Maestro? –comentó con un poco de provocación en la última palabra. Ella era el comodín para el Rey en este momento, y le obligaría a usarla si fuera necesario.

La mirada de Zar la fulmino, era intensa, llena de odio, ira y ¿orgullo?,¿ en serio?.... Alana no entendía ni un carajo con este vampiro, algo pasó en su ausencia, pero no se pararía a averiguarlo ahora. Y de repente rayos, remolinos y humo salió de aquel huevo que la mujer de metal le ha dado al maestro de esta noche.

Los ojos de la chica a pesar de no ver ahora exactamente a su víctima, sabían dónde estaba, así se precipitó como los otros dos hacía el humo, suponía que para los lycans no sería mucha molestia aquella esfera. Así que buscó asegurar el éxito de aquel ataque. Al igual que Zar, las sombras de ella ocultaron su propia persona y el arma que portaba. Pero Zar era poderoso, por lo que sus sombras, hicieron que no sólo él sea una sombra en la noche sino también Dag, cubriéndolo por completo con las sombras, al igual que su arma. Antes de que se metan en el humo pudo ver como Zar creaba con las sombras armas que iba a usar contra el primero que encontrase.

La vampiresa alzó su katana a la altura de su rostro y se preparó a asestar el primer golpe y esperar que sea definitivo para uno de los enemigos que ahora amenazaban su avance. Sintió como su arma se encontraba con algo. ¿Carne del enemigo?

El olor a sangre ya era algo palpable, estaba escuchando el sonido de metal contra metal y como la piel se rasgaba. El enfrentamiento estaba en su apogeo. Pero no se preocupaba de Zar, sin embargo, busco a Dag con la mirada, mientras se defendía de un ataque que la vino desde su izquierda.

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La inmensa pared de árboles se elevó tras nosotros, durante unos segundos mis acompañantes quedaron desconcertados, probablemente igual que nuestros perseguidores desde el otro lado. Agarre la mano de Callahan y tire de él para que no nos retrasáramos, los dos vampiros miraban al humano con una mezcla de… ¿Asco? ¿Sorna? [ANALIZANDO] No sabía decir qué era esa expresión, pero mi sistema estaba un setenta por ciento seguro de que no era un sentimiento positivo.

-Vamos – Dije en mi habitual tono neutro, verdaderamente no me provocaba emoción alguna el escapar, tampoco el quedarme. Pero la seguridad de Dag dependía en parte de que lográramos entretener al grupo de perseguidores que nos habían tocado.

La mayoría de los atacantes no había podido pasar la barrera de árboles, Lujuria y Gula iban detrás nuestro, aunque hubiésemos logrado salvarnos por el momento, no cabía la menor duda de que pronto encontrarían el modo de pasar. Y fue mucho antes de lo esperado, los Licántropos utilizaron su destreza natural para saltar a los techos de las casas y poder bordear el muro de árboles.

Corrimos hasta llegar a una rotonda, mire hacía atrás [ANALIZANDO] solo había un lobo, era extraño, estaba segura que había visto saltar a más. Nos detuvimos repentinamente cuando los vampiros nos sujetaron para evitar que continuáramos avanzando.

-¡Por allí! – Dijo Gula señalando hacía las calles adyacentes. Como buenos cazadores los licántropos no nos habían seguido en línea recta, en lugar de eso habían elegido calles aledañas y nos habían rodeado. Lejos de asustarse, el vampiro parecía estar emocionado, sonrió mostrando sus afilados colmillos y se puso en guardia.

-Cuanto lo lamento, pulgosos. Se equivocaron de grupo – Lujuria los provocaba y el grupo de atacantes no tardó en responder.


Nadori y Wallfaus se mantenían firmes frente a sus enemigos, parados espalda con espalda. Se conocían desde hacía tiempo, sabían cómo era el estilo de pelea del otro, por lo que no parecían nerviosos mientras las personas de la Guardia y los Bios cerraban círculo alrededor de ellos.

-¿Alguno de ellos es Dag? – Preguntó uno de los guerreros humanos, estaba confundido y algo asustado, sus superiores le habían ordenado venir sin demasiadas explicaciones y en el camino le habían informado que tenían que capturar al ex-rey vampiro.

-Primero debemos aprehenderlos, luego decidiéremos si alguno es el que buscamos – Sostuvo un segundo guardia.

-Ninguno de ellos coincide con la descripción registrada en los reportes - Confirmo el Bio.

-¡¡Atentos soldados!! No bajen la guardia – Les puso los puntos Sir Lars Gaemon, si bien eran mayoría no había que descuidarse cuando se estaba ante esas pérfidas criaturas. El humano se adelantó levantando el escudo, su compañero arquero lo cubría desde atrás apuntando con las flechas directo a la cabeza de los vampiros.

-¿Están seguros que quieren hacer esto? – Dijo Wallfaus, su tono de voz parecía entrar en los oídos de los enemigos como si fuera una seda, haciendo que su convicción flaquera – No son más que carnada ¿Vale la pena arriesgar la vida por esto? Deberían hacer algo, deberían oponerse ¿No lo creen?

-¡No lo escuchen! Está usando magia de vampiro contra nosotros – Dijo Verenor, y estaba en lo cierto, el primer efecto comenzó a notarse cuando uno de los soldados, temblando de miedo se giró hacía Sir Lars.

Pereza y Envidia sonrieron, una flecha cruzó por entre medio de todos los guerreros y se clavo profundamente en el hombro de Nadori.

-No se dejen asustar, solo son dos – Intentó romper con el hechizo mientras cargaba una nueva flecha.

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Tirare dos runas:
- La primera será para ver como le va al subgrupo=
Zöe - Callahan - Gorador - Lirio  VS Garrasucia - Dahal - Colmilloblanco

- La segunda será para ver como le va al subgrupo=
Wallfaus - Nadori VS Sir Lars  - Verenor  - 2 Soldados - Guardia 6.13 - Guardia 6.18 - 1 Bio

Dependiendo de como salgan, será quienes ganen los enfrentamientos. Además, el muro de árboles desaparece en este turno.

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#1 'Runas' :
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#2 'Runas' :
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Las sombras danzan a través de la niebla como densos nubarrones en una noche de tormenta. Nunca he luchado en tan etérea condición y tardo valiosos segundos en acostumbrarme; la ligereza y falta de corporeidad son una gran ventaja a la hora de esquivar los primeros ataques, mas asestar los propios se torna también complicado. Una zarpa lobuna atraviesa mi umbría y, contrario a lo que creía, un dolor agudo me arranca una exclamación. Parece que las sombras no nos hacen intocables.

Avaricia, o la que creo que es su silueta, enfrenta y detiene el avance de un enemigo. Zar, mientras tanto, decapita a uno de los lobos con un tajada tan limpia que parece cortar mantequilla y pronto encara a los biocibernéticos, esos a quienes evito por su semejanza con Zöe. Frente a mí se planta una loba que gruñe y me muestra los colmillos. [1]En ese instante el anillo de La Logia parece quemarme la piel y, dejándome llevar por esta sensación, empuño mi espada con ambas manos y asesto un sablazo en el lomo de la criatura con el doble de fuerza de la que acostumbro a emplear. La cuadrúpeda regurgita sangre y cae inmóvil, dejando lugar al siguiente adversario.

Tras minutos que parecen eternos, la trifulca amaina al mismo tiempo que la niebla. Cuando todos volvemos a ser capaces de vernos con claridad, descubrimos que los seis enemigos se han reducido a dos: un humano y un lobo, aunque Zar, sin dudar ni un instante, abraza al joven soldado por la espalda y le clava los colmillos con tal brusquedad que no le da tiempo siquiera a exhalar un último chillido. Yo desvío la mirada hacia un costado, intentando alejar la culpa que corroe mi alma al saberme del lado de semejante bestia y no del de aquel chico que podría haber sido yo mismo unos cuantos años atrás.

Somos tres contra uno, y el lobo recula lentamente con las orejas achaparradas y el lomo erizado. Nos miramos fijamente durante un instante; es valiente, pues aún parece barajar la posibilidad de enfrentarnos él solo. No obstante, unos pasos a nuestras espaldas delatan la llegada de alguien más y, finalmente, el licántropo termina por escapar. Es Tradden, quien llega lamiéndose la sangre que tiene entre los dedos con despreocupada obscenidad.

-Oh, ¿me he perdido la diversión?

-¿Y los otros? -Inquiere Zar mientras suelta al joven guardia, que se desploma a sus pies.

-¿Te refieres a los perros? ¡Ja! Ahora están donde corresponden. -Se encoge de hombros y dirige una mirada hacia mí. Durante un instante parece dudar, mas pronto suelta: -¿O a Callahan y los demás? Estaban peleando a un par de calles de...

-¿¡Y por qué demonios no los ayudaste!? -El tronido de mi voz le provoca un respingo que intenta disimular con una sonrisa nerviosa- Porque es a usted a quien debo apoyar, Mi Señor. -Dice, cortés. Mis manos tiemblan y me doy cuenta de que estoy empuñando la espada con demasiada fuerza. Mientras la sacudo para limpiarla, exclamo:

-¡Llévanos con ellos!

____________________________

En una plazoleta a pocas calles de distancia, un enorme muro de árboles comienza a desaparecer. Tradden señala el lugar y yo, frente al grupo, aprieto el paso para encontrarme con un panorama desalentador como pocas veces los he visto. Gorador contiene los ataques de tres licántropos mientras cinco soldados, algunos apenas heridos y otros intactos, atraviesan los ya pequeños arbustos para unirse a la batalla, dejando atrás tan solo a tres humanos muertos y a Wallfaus y Nadori tan malheridos que no pueden despegarse del suelo.

-¿¡Adónde va!? -Exclama Zar cuando, sin dudarlo ni un segundo, emprendo la carrera hacia Zöe, quien, junto a Callahan, aguarda encogida tras Gorador. ¿Qué le pasa? Nunca la he visto en una posición semejante. Cuando llego a su lado, mi cuerpo se envuelve en una capa de sudor frío. De la parte posterior del hombro izquierdo de Zöe emerge el brillante vértice de una hoja de acero que aparta mi atención, al menos por un instante, de un hecho aún más tremendo: De ese mismo lado, Zöe ha perdido un brazo.

-¡¡¡NO!!! -Sir Lars se detiene en seco cuando mis ojos brillantes de odio se clavan sobre él. Algo dentro mío se retuerce, es una sensación familiar y a la vez tan extraña que me revuelve las tripas y me punza las sienes. No sé quién le ha hecho esto a Zöe. No me importa quién ha sido. Todos, todos, TODOS merecen pagar, y el filo aún cálido de mi espada clama la pronta venganza con tantas ansias que parece vibrar entre mis manos.

-¡MÁTENLOS!


_________Off:
Somos Zar, Gorador, Tradden, Alana y Dag VS Garrasucia, Dahal, Colmilloblanco, Sir Lars, Guardia 6.13, Guardia 6.18, 1 Bio
[1]Uso de Objeto Master: Anillo de Don Juan.

El dolor atravesó el costado derecho de la vampiresa. Era un dolor de cinco puntos, la garra se había adentrado en su carne y la estaba desgarrando. La mujer trago duro, porque sabía que si ahora perdía el control podía hacer que los tres caigan.

El olor a sangre empezó a agudizar la sed dentro de Alana, y aunque su ataque y defensa estaban fallando, necesitaba recomponerse. Miro a su oponente, tenía una mirada triunfal y se sentía tan feliz de ser quien la ha herido. Una mirada de soslayo a Zar y Dag, los dos parecían tener mejor suerte con sus oponentes. De hecho, Zar era como un Dios oscuro en su ataque, tan hipnótico que por poco deja que el lycan la añada cicatrices, pero la sed ya era presente y sus instintos eran más agudos. Agarro al ser por su brazo que aún estaba desgarrando la piel blanca y atrapada entre las varillas del corsé y tiro de él. Mordió el cuello de aquella criatura, dejándolo casi seco, pero no tenía tiempo para matarlo.

Las nieblas y sombras casi disipadas, y un último enemigo, ahora estaban ante ella. La sonreía, sin duda olía la sangre de la vampiresa, no la importaba. Con un golpe lo más rápido que pudo atravesó su caja torácica. El daño suficiente para que muera desangrado o viva si es que alguien tiene piedad de él, que el destino decida.

Al fin, un solo lycan ante ellos tres. Alana miro a los dos vampiros, eran implacables, Zar se acababa de merendar al último humano. Lucia tan esplendido, Alana lo admiró por un tiempo y observo como Dag se volvía para no tener ese espectáculo sangriento, pero enfrentaba al último de los hombre lobo. Curioso, era tan correcto, que casi daban ganas de vomitar. Pero Tradden rompió su pensamiento, era otro vampiro poderoso y capaz. Venía como ganador, nada que ver con ella y su herida. Que ahora la tenía disimulando con la capa. No la apetecía que nadie ande preguntando y además no se la paga por andar quejándose.
Las exigencias del “Mesías” sobre su mujer, eran lógicas teniendo en cuenta la forma en la que se despedían y como la miraba él. Alana se preguntó, si ella sentiría aunque sea una décima parte lo mismo, que lo sentía él. La mujer metálica no tenía pinta si quiera sentir, como la entendía. Vivir sin emociones era lo mejor y los BIO la gustaban por esa razón, solo calculo, solo ciencia…nada de cosas banales y babosas.

Cuando la decisión de reunirse con el grupo de Zoe, era ya clara, ella no intervino y tan solo siguió a los tres vampiros. Y aunque Zar quiso en un primer momento rezagarse para decirla algo, sus acciones fueron acortadas por cómo se comportaba el Rey Loco. Sin duda necesitaba una “niñera” y una “correa” si seguía comportándose asi. Ser el elegido para los Habak, era algo sagrado…ser dios entre vampiros y que los impulsos lo dominen, era casi insultante. Aunque a ella la daba igual, sin duda no era una fanática, no creía a nada de esto.

Llego algo más rezagada por la herida en su costado al campo de batalla ante aquella pared de árboles y casi sonríe de la satisfacción de que al menos esta vez tenía a algún enemigo más para divertirse mientras los demás parecen ir al rescate de Dag.
Con una rapidez pasmosa eligió a los más cercanos Bio a ella (Guardia 6.18 y Bio), y con un movimiento rápido y dominada por la sed, clavo sus colmillos al más cercano a ella. Disfruto de aquella mezcla extraña que hizo que sus sentidos se agudicen, pero la sed no se estaba apagando al revés, parecía como si su cuerpo deseaba ser arrastrado por esta ola de sangre y muerte. Guardia 6.18, tiro hacia ella para atravesarla con su espada y salvar a su compañero. Pero ella, antes de soltarlo le rompió el cuello con un movimiento y enfrento el golpe con su katana.

-Oh, encanto…creo que has tomado una horrible decisión viniendo aquí esta noche…espero que estés analizando esto….

Le pego una patada en la zona de abdomen y volvió a tirar un golpe con la katana, que la maquina logro parar.

OFF:

El miembro 'Alana' ha efectuado la acción siguiente: La voluntad de los dioses

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'Runas' :
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Resultados :
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Ciertamente todos los indicadores marcaban que estábamos en desventaja, no solo en cantidad de guerreros, sino también en las habilidades de estos. Los vampiros eran muy fuertes, de eso no cabía duda, pero sus enemigos no eran algo para menospreciar. Nadori se arrancó la flecha que atravesaba su cuerpo, la herida comenzó a cicatrizar, pero no con la suficiente velocidad y pronto otras dos siguieron a la primera, logrando que el vampiro retrocediera.

Wallfaus gruño enfadado, sacó una espada que llevaba escondida en su bastón y atacó a Sir Lars. Los aceros de ambos entrechocaron, el vampiro era rápido y movía su arma con una soltura que parecía danzar alrededor de su enemigo. Pero el humano tenía la firmeza y la resistencia que solo podía obtenerse luego de una vida entera dedicada al entrenamiento.

Sir Lars resistió los múltiples  ataques manteniendo la guardia en alto y en cuanto vio una oportunidad golpeó al vampiro con su escudo, derribándolo para inmediatamente atravesarlo con su espada. Wallfaus tomo el filo de la espada con ambas manos, cortándose las palmas en el proceso, pero impidiendo así que continuara cortando, apoyó luego un pie en el pecho del humano y con una fuerte patada lo arrojo hacia atrás.

La pared de árboles ya no existe, todos los enemigos se giran hacía nosotros.

Agarro a Callahan y lo pongo detrás de mí, es curioso, en líneas generales los orgánicos se asustan o intentan resistirse a la posibilidad de que los dañen, sin embargo el humano que tengo junto a mi parece completamente desinteresado en relación a su destino. Cerré lo mejor que pude la herida en su cabeza, pero de todos modos vuelve a sangrar de vez en vez, y sin embargo no parece preocupado.

-Quédate detrás de mí ¿Si? – Le advierto cuando veo que los licántropos se acercan, uno de los lobos salta hacia nosotros, levanto los brazos para cubrirnos pero Gorador se adelanta y aprovechando el propio impulso del salto le hace una gran herida al hombre lobo – Gracias – Le digo, pero no parece importarle en lo más mínimo mis palabras.

Continuó retrocediendo con el humano a mi espalda, si los guerreros vampiro continúan cayendo no me quedará más remedio que utilizar mis armas. Uno de los hombres lobos se acerca corriendo hacia nosotros, todos los demás están demasiados ocupados como para detenerlo, muevo a Callahan para que no lo lastimen y hago tropezar al soldado dejándolo pasar.

-No deseo hacerte daño, por favor detén tus ataques – Intento convencerlo, pero no quiere escucharme ¿Por qué los orgánicos tienen que ser tan tercos? Tomo su brazo en el codo y la muñeca, hago fuerza en el sentido opuesto en que normalmente se doblaría y hago que la articulación ceda*. El lobo aúlla y responde a mi ataque cortando mi brazo con sus garras sanas.

Me quedo mirando mi extremidad tirada en el piso, no es la primera vez que pasa, pero por motivos que desconozco por un segundo sentí ¿Nauseas? Si, podría describirse de esa manera, el ver mi brazo tirado en el piso era desagradable. Al estar distraída con esta imagen reaccioné tarde y para cuando levanté la mirada un humano atravesaba mi hombro con su espada.

“¡¡¡NO!!!” [ANALIZANDO] Podía reconocer esa voz sin necesidad de mirar: Dag había regresado. El soldado que sostenía el arma parecía haberse sorprendido por la repentina aparición de más vampiros, sacó la espada de la herida e hizo un giro para cortarme el cuello, pero detuve el golpe con mi brazo sano, apartándola de un empujón para poder retroceder nuevamente y alejarme así de posibles nuevos ataques.

Tape la herida sangrante que era ahora mi brazo y mire sin entender al vampiro, el plan no había sido ese.

-Dag Thorlák, no deberías haber vuelto- Pude ver que detrás de él estaba todo el grupo, inclusive la mujer que había propuesto el plan de separarnos, quien peleaba de forma salvaje contra dos Bios – No podré ser de mucha utilidad estando así –

Los enemigos se replegaron y volvieron a ponerse juntos, las batallas individuales no era algo que les conviniera. Sir Lars estaba a la cabeza del grupo, y miraba a Dag con el odio más profundo reflejado en sus ojos.

-En nombre del Rey Siegfried el legítimo heredero, te ordeno que te entregues, usurpador de tronos. Si lo haces perdonaremos la vida de los pocos compañeros que te quedan y solo tú recibirás el juicio que te mereces -


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*Ese es Garrasucia
Subrayado: Uso de objeto Máster "Collar corazón de Alice" Coraza de acero frío: La piel de Zöe se volverá tan dura como el acero, protegiéndola de cualquier ataque enemigo (uso 1 vez cada 4 turnos).

Mientras Alana se bate en duelo con dos biocibernéticos, Zar, Gorador y Tradden enfrentan cada uno a un licántropo. Mi intención es llegar a Sir Lars, pero el restante hombre de metal se planta entre mi objetivo y yo, preparado para morir para cumplir su misión. No me gusta tener que luchar contra alguien que no pelea por convicción, sino porque se lo han ordenado y no tiene otra opción. ¿Y si a Zöe le ordenaran pelear contra mí? ¿Ella también lo haría sin dudar?

Doy un paso adelante y el biocibernético reacciona de inmediato cortando el aire con su mandoble. Chocan los aceros y me veo incapaz de continuar; el hombre no me atacará a no ser que yo lo haga primero. A mi lado, Gorador exhala un grito al recibir el zarpazo de uno de los lobos y Zöe, cuya sangre amarga y espesa puedo oler desde donde estoy, me dice que no debería haber vuelto.

No, lo que no debería haber hecho fue traerla conmigo. Debí haberle ordenado que me dejara solo desde el instante en que los hombres de La Logia insistieron en llevarnos a la casa de los Colenth. Herí a mucha gente cuando no estaba en control de mis acciones; se supone que ahora que vuelvo a ser yo, ya nadie más debería salir lastimado. Pero, al mirar a mi alrededor, veo que no es así: Callahan, los otros vampiros y Zöe... Todos están heridos porque, una vez más, no fui capaz de enfrentar las consecuencias de mis acciones. No sé por qué los hijos de Habak me ayudan, pero ella, sin duda, estaría mejor sin mí.

En medio de la trifulca, el líder de los soldados se hace oír y, tras un instante de silencio, accedo a bajar la espada para poner fin al combate. Gorador, con ambas manos sobre la gran herida de su abdomen, es el primero en replegarse, mientras que Tradden y Zar solo se detienen para clavar sobre mí sus miradas llenas de confusión.

-¿Qué está haciendo? -Oigo que susurran. Sir Lars, a juzgar por su expresión, debe estar preguntándose lo mismo. Meto una mano en mi bolsillo y noto que vuelve a ponerse a la defensiva, sin embargo, cuando saco una pequeña esfera y la lanzo a mis espaldas, la hostilidad se convierte en estupefacción. [1]Tal como antes, una larga hilera de árboles crece en un instante para aislarme de mis compañeros. Es hora de dejar de esconderme tras los demás.

-Acepto. -Digo con firmeza y entonces suelto mi espada, cuyo metálico repiqueteo contra los húmedos adoquines es lo único que llena el posterior silencio. Los soldados no parecen entender lo que está pasando. Tras suspirar, doy un paso adelante y ofrezco mis manos al hombre.

-Deja ir a mis compañeros y nunca los busques. Si prometes jamás dañarlos... Entonces soy todo tuyo.

-Soy un hombre de palabra, Usurpador. El trato está hecho.


_____
[1] Uso de Objeto Master: Huevo de Tierra.

Alana terminó con los dos biogenéticos, sin demasiados problemas y aunque su herida dolía y la escocia con cada movimiento brusco. Estaba en sus cabales, y tras tomar sangre de sus víctimas, sus fuerzas se renovaban.

Observo con sumo interés las acciones de Dag, como se quedaba ahí perplejo y casi perdido…

“Este estúpido la va a liar! O te mueves o todo lo que hemos sacrificado esta noche va a ser en vano!”

Alana convoco las sombras y empezó a acercarse a Dag, cuando este sacó de su bolsillo otro maldito huevo. La mujer,  no sabía, lo  que hacía esta cosa, pero nada bueno de fijo.

Con la destreza que la caracterizaba se movió hacia el vampiro. La pared de árboles casi la engulle, pero tuvo gran suerte pasar y quedar no muy lejos de este Rey Loco.

“Maldito cobarde, se rendía!”

LA decepción que sentía por este maldito vampiro, se duplico a niveles impresionantes. Pero ella tenía un ´`ultimo comodín para jugar.

Nadie la esperaba y Sir Lars, estaba demasiado distraído con su victoria como para darse cuenta que ella ya estaba tras él y con una daga recogida en el campo de batalla en el cuello de aquel humano.

-Lo siento, pero este Usurpador Loco, ya hizo trato antes conmigo. Y creo que tengo prioridad sobre él.

Comento ella, mientras las sombras desaparecían y se hacía presente.

-Si alguien hace el más mínimo movimiento. Vuestro líder ser un recuerdo y me cenaré a cualquier otro que desee tener el valor de fastidiarme el trato que tengo con ese “indigno”!

Soltó ella, su mirada era tan roja como la sangre y su frialdad y dureza eran perceptibles para todos. No la movía la rabia, sino el hecho de la traición. Los traidores eran lo peor y este vampiro había traicionado hasta a la mujer que supuestamente amaba. Alana no entendía de sentimientos, pero sabía algo de batallas y dar la palabra a alguien.
El hombre levanto la mano para tranquilizar a los suyos.

-Creo que podemos llegar a un acuerdo, sobre este tema…

Alana sonrió en su oído…

-Querido, siempre se puede llegar a un acuerdo. Te propongo que mandes a tus soldados fuera y yo no te mato. Y ahí ya decidimos nuestro siguiente trato…

El filo de la daga estaba en la yugular y empezó a traspasar la fina piel, dejando escapar unas pocas gotas carmesíes.

-Retírense todos de aquí…

Cuando el movimiento de los soldados se ha ido alejando, Alana fijo la mirada en Dag….

-Nunca he pensado que viviría algo así….un vampiro cobarde….De verdad, crees que salvas a alguien haciendo esta barbaridad? Eres el idiota más grande que existe en este mundo, y me avergüenza que seas de mi raza. Y si ellos, no matan a tu mujer lo haré yo, solo por placer de hacerte sufrir….

Sus palabras eran duras, tanto como su mirada hielo puro. En verdad, la vampiresa sabía que estaba en desventaja y que los guerreros no estaban lejos preparados para destrozarla, pero moriría feliz destrozando la moral de este “imbécil”. Además, la provocación de él era un plan que ahora mismo la parecía el arma más peligrosa y la usaría. Todos tenemos un punto débil y Dag tuvo el descuido de mostrar el suyo…Zoe.

Todo lo demás sucedió demasiado rápido, me encontraba cubriendo a Callahan, todos los vampiros peleaban pero la diferencia de números entre ambos bandos continuaba siendo desventajosa. No puedo ayudarlos en nada con un brazo menos, además los enemigos que quedaban parecían ser todos demasiado fuertes. [ANALIZANDO] Dag dudaba antes de atacar a algunos enemigos, era mucha la diferencia entre este hombre y el que había encontrado en la cueva, solo y hablando con las piedras.

En parte podía suponer que el cambio se debía a mi ayuda, pero Dag también había sabido desenvolverse adecuadamente, y había respondido al tratamiento de forma maravillosa. No era justo que estuviera pasando esto “Es un asesino”, lo es, pero quiere cambiar, le respondí a Neil, quien viajaba siempre en mi bolso. Una fuerte punzada en mi cabeza era la señal que daba mi sistema de que algo no estaba bien.

-Estoy cansada de que me digas qué debo pensar – Murmure, aunque en el fragor de la batalla solo Callahan podría haberme escuchado, y no parecía estar pendiente de lo que sucedía a su alrededor.

Hice un nudo en la punta de la manga donde antes estaba mi brazo, tenía que impedir que continuara saliendo más sangre, por el momento podía soportarlo, pero si continuaba así me apagaría. Me puse de pie y empecé a caminar hacia Dag, había bajado su espada, estaba planeando algo, lo sabía [ERROR] Lo conocía lo suficiente como para saber que algo no estaba bien.

Llego a acercarme unos pocos pasos.

-Dag – Los árboles empiezan a crecer y no soy lo suficientemente rápida como para poder cruzar a tiempo, una de las mujeres vampiro si lo logra, quizás ella logre ayudarlo en lo que sea que tiene pensado hacer – Dag – Repito, pero no creo que pueda escucharme a través de esos gruesos árboles.

-Ese desgraciado nos traicionó – Grita Zar enojado, golpea el piso con los puños, rechina los dientes [ERROR] Enojado no es la palabra, sería más correcto decir furioso.

-No es el indicado – Tradden parecía estar más tranquilo.

-Siempre me pareció sospechoso – En cambio Gula parecía estar más concentrado en intentar detener el sangrado de sus heridas.

Los vampiros estaban molestos, pero no me preocupaban ellos, sino el que estaba del otro lado de esa pared de árboles. Apoye mi única mano sobre la dura corteza y tuve la certeza de que nuevamente me había separado de Dag.