Nadie conoce a nadie [Privado] [Cerrado]
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Era un día nublado y húmedo, con bastante viento y frío. Eso solo podía significar una cosa; iba a caer una inminente lluvia en cualquier momento. El tiempo ni mucho menos iba a cambiar la actividad de la ciudad sin ley, y la vida allí seguía tan normal, solo con la preocupación de una corta minoría sobre el estado del cielo. Un buen temporal podría llevarse más de una tienda por delante, por lo que algunos le rezaban a los dioses que eso no ocurriera.
Helena, por su parte, se encontraba en su tienda, la cual se encontraba anexionada a la del virrey. Llevaba puesto un camisón blanco, con el que solía dormir habitualmente. Las frágiles "paredes" de tela no resguardaban del frío y a duras penas lo hacían del viento, por lo que la bruja, debajo de su camisón, se tuvo que poner cierta ropa que abrigase más para no morir de hipotermia.
La Rhodes estaba sentada frente a su escritorio, en el cual había un grueso libro abierto casi por la mitad. El título de este decía: "Danza de agua y hielo vol. 1". Se trataba de una especie de enciclopedia donde se recogían todo tipo de conocimientos sobre la escuela tensai centrada en el manejo del agua, y de su evolución; el hielo. Últimamente la bruja había adquirido cierto interés por pulir sus habilidades, casi olvidadas y en desuso. Ya que era la asesina personal de un virrey, debía estar a la altura y no ser una inútil ayudada solamente de sus habilidades físicas. Matthew Owens le ayudaba a conseguir, gracias a sus contactos, dichos libros, los cuales podrían valer casi una fortuna o simplemente eran muy difíciles de conseguir. En cierto modo, el virrey cumplía los pequeños y nada habituales caprichos que la bruja tenía, cosa que la Rhodes agradecía, en todo el tiempo que llevaba en la ciudad, le había cogido cierto cariño a Matt, casi podría considerarlo como un amigo.
Se pasaba la mayor parte de las mañanas allí, estudiando todo lo posible y aplicándolo luego en la realidad. Al un lado del escritorio, tenía un cuenco de barro lleno de toda clase de insectos muertos, ya que una venus atrapamoscas decoraba la mesa en su parte superior. De vez en cuando, con unas pinzas que tenía, alimentaba a la planta.
En ese momento, Helena estaba estudiando cómo lanzar un chorro de agua tan potente que la presión de este dañara a un objetivo, lo hiciera caer o, en un caso determinado de peligro en alguna caída, poder aplicarlo para "levitar" en el aire. Sería una habilidad sin duda bastante interesante que poseer y útil.
-...-Había repasado decenas de veces ese apartado, pero no lo veía claro-"Llevar todo el éter, canalizándolo, a través del cuerpo y conducirlo hasta la extremidad deseada"-Repitió en voz alta para intentar comprenderlo-...Qué complicado-Torció el gesto
Decidida, se puso en pie, se apartó un poco del escritorio y centró su atención en la cortina que separaba su tienda del prostíbulo. Frunció el ceño y alzó su brazo izquierdo, el hábil, a media altura con la palma toda extendida. Cerró los ojos e intentó concentrarse, tal y como hacía cada vez que meditaba. Intentó llevar todo ese éter de su interior para canalizarlo al brazo izquierdo, contrajo tanto la respiración y los músculos que el tono de su cara se volvió rojo como un tomate. Estaba totalmente inmersa en hacer efectivo el hechizo.
-...-Apretaba los dientes. Se llevó casi un minuto así, hasta que finalmente, notó algo en su interior que se canalizaba.
Abrió los ojos de repente y soltó todo aquello que tenía dentro... Pero todo lo que soltó fue un minichorro de agua en la palma de su mano, que no iba con nada de fuerza y fue como soltar un simple cubo de agua sobre la entrada de la tienda.
Frustrada, pisó con fuerza con su pie izquierdo y asió los brazos hacia abajo de forma brusca.
-¡Mierda!-Exclamó
Helena, por su parte, se encontraba en su tienda, la cual se encontraba anexionada a la del virrey. Llevaba puesto un camisón blanco, con el que solía dormir habitualmente. Las frágiles "paredes" de tela no resguardaban del frío y a duras penas lo hacían del viento, por lo que la bruja, debajo de su camisón, se tuvo que poner cierta ropa que abrigase más para no morir de hipotermia.
La Rhodes estaba sentada frente a su escritorio, en el cual había un grueso libro abierto casi por la mitad. El título de este decía: "Danza de agua y hielo vol. 1". Se trataba de una especie de enciclopedia donde se recogían todo tipo de conocimientos sobre la escuela tensai centrada en el manejo del agua, y de su evolución; el hielo. Últimamente la bruja había adquirido cierto interés por pulir sus habilidades, casi olvidadas y en desuso. Ya que era la asesina personal de un virrey, debía estar a la altura y no ser una inútil ayudada solamente de sus habilidades físicas. Matthew Owens le ayudaba a conseguir, gracias a sus contactos, dichos libros, los cuales podrían valer casi una fortuna o simplemente eran muy difíciles de conseguir. En cierto modo, el virrey cumplía los pequeños y nada habituales caprichos que la bruja tenía, cosa que la Rhodes agradecía, en todo el tiempo que llevaba en la ciudad, le había cogido cierto cariño a Matt, casi podría considerarlo como un amigo.
Se pasaba la mayor parte de las mañanas allí, estudiando todo lo posible y aplicándolo luego en la realidad. Al un lado del escritorio, tenía un cuenco de barro lleno de toda clase de insectos muertos, ya que una venus atrapamoscas decoraba la mesa en su parte superior. De vez en cuando, con unas pinzas que tenía, alimentaba a la planta.
En ese momento, Helena estaba estudiando cómo lanzar un chorro de agua tan potente que la presión de este dañara a un objetivo, lo hiciera caer o, en un caso determinado de peligro en alguna caída, poder aplicarlo para "levitar" en el aire. Sería una habilidad sin duda bastante interesante que poseer y útil.
-...-Había repasado decenas de veces ese apartado, pero no lo veía claro-"Llevar todo el éter, canalizándolo, a través del cuerpo y conducirlo hasta la extremidad deseada"-Repitió en voz alta para intentar comprenderlo-...Qué complicado-Torció el gesto
Decidida, se puso en pie, se apartó un poco del escritorio y centró su atención en la cortina que separaba su tienda del prostíbulo. Frunció el ceño y alzó su brazo izquierdo, el hábil, a media altura con la palma toda extendida. Cerró los ojos e intentó concentrarse, tal y como hacía cada vez que meditaba. Intentó llevar todo ese éter de su interior para canalizarlo al brazo izquierdo, contrajo tanto la respiración y los músculos que el tono de su cara se volvió rojo como un tomate. Estaba totalmente inmersa en hacer efectivo el hechizo.
-...-Apretaba los dientes. Se llevó casi un minuto así, hasta que finalmente, notó algo en su interior que se canalizaba.
Abrió los ojos de repente y soltó todo aquello que tenía dentro... Pero todo lo que soltó fue un minichorro de agua en la palma de su mano, que no iba con nada de fuerza y fue como soltar un simple cubo de agua sobre la entrada de la tienda.
Frustrada, pisó con fuerza con su pie izquierdo y asió los brazos hacia abajo de forma brusca.
-¡Mierda!-Exclamó
Última edición por Helena Rhodes el Dom Jun 09 2019, 10:06, editado 1 vez
Helena Rhodes
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Re: Nadie conoce a nadie [Privado] [Cerrado]
Algunos días Matthew se pasaba horas mirando esa horrible mano que los Bios habían plantado en su hermosa ciudad. Era un asunto en verdad muy serio, en el corto tiempo que llevaban de existencia ya habían tenido varios intentos de ser reducidos a cenizas “Y ahora esto” no había forma de mantener a los animales sanos, las pocas plantas que quedaban de pie se marchitaban, los árboles se morían y quedaban marchitos apenas agarrados a la tierra húmeda “Nuestra apariencia es más tétrica que la de Sacrestic Ville”
-¿Qué voy a hacer contigo? – Le dijo a la mano, estaba solo en la habitación, aunque ya tenía una casa hermosa con Eyre su recamara en el prostíbulo de Ciudad Lagarto no había sido desmantelado, lo utilizaba como lugar para reuniones importantes - ¡Ya sé! – Agarró uno de sus sombreros, era uno especialmente grande y con una pluma de faisán. Se acercó a la horripilante mano y se la puso encima – Creo que quedas mucho mejor así ¿No? – Silencio – Oye, si vamos a estar juntos de aquí en más, tienes que tener un poco estilo, yo no dejo que me acompañe cualquier chusma mal vestida –
El estafador sonrió, se sentía débil y mareado siempre que esa cosa estaba cerca de él, tuvo que sentarse en la cama ridículamente blanda porque estuvo a solo un instante de perder el equilibrio y terminar en el piso. Se le escapó una carcajada “Lo importante es conservar el buen humor” sintió que unas nauseas repentinas lo atacaban, pero logró contenerse “Eso es jugar sucio, Maldita” pensó mientras miraba fijamente a la mano.
Escuchó el ruido de agua cayendo repentinamente, no era la lluvia, el sonido había venido de adentro. Recordó que Helena estaba practicando nuevos hechizos, parecía obsesionarle la idea de que era necesario manejar mejor sus poderes para ser más eficiente en sus trabajos como asesina “No seré yo quien la convenza de lo contrario” mientras más ensimismada estuviera en eso, mejor para él, le resultaba conveniente que sus obsesiones lo incluyeran.
Salió de su habitación mientras se masajeaba la cabeza, rápidamente una de las muchachas le acercó un té caliente, era una infusión que le había recomendado Go´el para intentar aliviar al menos por momentos el malestar general. Miró el piso mojado y siguió el agua hasta la habitación de Helena, la escuchaba maldiciendo desde el otro lado de la cortina.
-Toc-toc – Matthew siempre hacía como que tocaba antes de pasar, sabía que la Hechicera era muy estricta con todo lo referido a su privacidad - ¿Te encuentras bien cielo? Las muchachas se quejan de que no podemos tener ni una alfombra seca desde que estás con tus practicas diarias – Bebió un sorbo de la infusión - ¿No prefieres practicar en los baños públicos? –
Las hierbas aun no hacían efecto, por lo que la sensación de debilidad y mareo no le permitían hablar con la misma soltura y elegancia que lo hacía siempre. Eso lo irritaba, la apariencia lo era todo para Owens, pero estaba decidido a no dejarse vencer por la maldición que esos repulsivos Bios habían dejado en su ciudad.
-Si en verdad todo este asunto del entrenamiento es tan importante para ti, puedo hacer que te construyan un lugar de entrenamiento ¿Te gustaría eso? – La ciudad estaba con sus recursos en baja, todo el material que tenían disponible se utilizaba para volver a edificar los edificios que la última batalla había destruido “Nadie notara si pongo una casa más o menos” – Sabes que es importante para mi que estés en buenas condiciones y… Oh, ya apareció - Dijo Matt suspirando con cansancio, de alguna manera la mano se materializaba sin importar a donde fuera, aunque nunca llegaba a ver cómo lo hacía - ¡Y no lleva puesto el sombrero! ¡Maldita sea! -
-¿Qué voy a hacer contigo? – Le dijo a la mano, estaba solo en la habitación, aunque ya tenía una casa hermosa con Eyre su recamara en el prostíbulo de Ciudad Lagarto no había sido desmantelado, lo utilizaba como lugar para reuniones importantes - ¡Ya sé! – Agarró uno de sus sombreros, era uno especialmente grande y con una pluma de faisán. Se acercó a la horripilante mano y se la puso encima – Creo que quedas mucho mejor así ¿No? – Silencio – Oye, si vamos a estar juntos de aquí en más, tienes que tener un poco estilo, yo no dejo que me acompañe cualquier chusma mal vestida –
El estafador sonrió, se sentía débil y mareado siempre que esa cosa estaba cerca de él, tuvo que sentarse en la cama ridículamente blanda porque estuvo a solo un instante de perder el equilibrio y terminar en el piso. Se le escapó una carcajada “Lo importante es conservar el buen humor” sintió que unas nauseas repentinas lo atacaban, pero logró contenerse “Eso es jugar sucio, Maldita” pensó mientras miraba fijamente a la mano.
Escuchó el ruido de agua cayendo repentinamente, no era la lluvia, el sonido había venido de adentro. Recordó que Helena estaba practicando nuevos hechizos, parecía obsesionarle la idea de que era necesario manejar mejor sus poderes para ser más eficiente en sus trabajos como asesina “No seré yo quien la convenza de lo contrario” mientras más ensimismada estuviera en eso, mejor para él, le resultaba conveniente que sus obsesiones lo incluyeran.
Salió de su habitación mientras se masajeaba la cabeza, rápidamente una de las muchachas le acercó un té caliente, era una infusión que le había recomendado Go´el para intentar aliviar al menos por momentos el malestar general. Miró el piso mojado y siguió el agua hasta la habitación de Helena, la escuchaba maldiciendo desde el otro lado de la cortina.
-Toc-toc – Matthew siempre hacía como que tocaba antes de pasar, sabía que la Hechicera era muy estricta con todo lo referido a su privacidad - ¿Te encuentras bien cielo? Las muchachas se quejan de que no podemos tener ni una alfombra seca desde que estás con tus practicas diarias – Bebió un sorbo de la infusión - ¿No prefieres practicar en los baños públicos? –
Las hierbas aun no hacían efecto, por lo que la sensación de debilidad y mareo no le permitían hablar con la misma soltura y elegancia que lo hacía siempre. Eso lo irritaba, la apariencia lo era todo para Owens, pero estaba decidido a no dejarse vencer por la maldición que esos repulsivos Bios habían dejado en su ciudad.
-Si en verdad todo este asunto del entrenamiento es tan importante para ti, puedo hacer que te construyan un lugar de entrenamiento ¿Te gustaría eso? – La ciudad estaba con sus recursos en baja, todo el material que tenían disponible se utilizaba para volver a edificar los edificios que la última batalla había destruido “Nadie notara si pongo una casa más o menos” – Sabes que es importante para mi que estés en buenas condiciones y… Oh, ya apareció - Dijo Matt suspirando con cansancio, de alguna manera la mano se materializaba sin importar a donde fuera, aunque nunca llegaba a ver cómo lo hacía - ¡Y no lleva puesto el sombrero! ¡Maldita sea! -
Matthew Owens
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Re: Nadie conoce a nadie [Privado] [Cerrado]
Suspiró, de nuevo mostrando su frustración. Otra alfombra que acababa mojada, y seguramente otra bronca que se llevaría por parte de las chicas de Matt.
-...Todo esto sería más fácil si hubiese acabado mis estudios en Hekshold-Murmuró, resignada
De pronto, oyó a Matt haciendo como que llamaba a la puerta. Era típico de él, tan divertido como ingenioso. Sabía que a Helena le molestaba que indagasen en su intimidad, y agradecía que el virrey pidiera permiso para entrar en su habitación, un acto que le granjeaba aún más confianza en él. La bruja sonrió y relajó su postura.
-Puedes pasar, Matt...-Dijo, dándole el visto bueno para entrar.
El humano no dudó un segundo y corrió la cortina hacia un lado para pasar hacia la tienda de Helena.
-Bueno, intento hacer un trabajo más útil que el de esas "muchachas"-Dijo con cierto rintintín mientras miraba con algo de indignación al moreno-Para entrar en los baños públicos tengo que estar desnuda. Y no voy a hacer la idiota mientras estoy desnuda y la gente mira-Dijo mientras se acercaba al pequeño taburete del tocador y se sentaba, manteniendo la atención en el virrey
Notaba a Matt cansado y famélico, por lo que la bruja le dedicó una mirada compasiva. Sabía el por qué le pasaba.
-Matt, deberías de descansar. Siéntate donde gustes.-Le ofreció su cama o la silla del escritorio que aún estaban libres-Si por culpa de no descansar como es debido mueres, me quedaré sin trabajo-Dijo esbozando una sonrisa, con un tono bromista. En realidad, si el humano moría, se quedaría bastante sola. Tenía a Gali y Go'el, pero no era lo mismo, ya que se había acostumbrado a la casi diaria convivencia con el virrey.
Ante la siguiente propuesta del moreno, Helena abrió los ojos como platos y cierto brillo de entusiasmo se pudo ver en ellos
-¿Harías eso de verdad?-Se inclinó un poco en su posición, aún sentada-¡Te daría un abrazo!-Asintió-Lo que pasa que la gente pensaría mal de nosotros y tu aspecto enfermizo no ayuda a que me anime-Dijo, de nuevo en su tono sarcástico
Matt iba a soltar otra frase, pero aquel maldito brazo que lo seguía a todas partes apareció en la habitación, lo cual hizo que Helena pegase un pequeño respingo. Era bastante siniestro.
-Eres el virrey maldito de una ciudad maldita.-Suspiró-Tienes que hacer algo con esa... "Cosa"-La miró con cierto asco
Helena se puso en pie y caminó hacia el siniestro brazo, dándole una sutil patada para ver si caía, pero como siempre, era inútil.
-¿Quieres que me encargue de tus tareas mientras descansas?-Se cruzó de brazos-O si lo prefieres, puedes acompañarme, pero dejarme a mí el trabajo duro.-Acto seguido, puso sus brazos en jarras y miró con una sonrisa socarrona al humano-¡Podría ser tu virreina en funciones! Mientras, tú te tomas unas pequeñas vacaciones hasta que logres deshacerte de esta maldita cosa-De nuevo, miró de reojo al brazo y le propinó otra patada.-¡Con la condición de que me construyas mi Sala Arcana!-Una sonrisa de oreja a oreja se le extendió a la rubia, obviamente no iba a hacerle un favor de gratis.
-...Todo esto sería más fácil si hubiese acabado mis estudios en Hekshold-Murmuró, resignada
De pronto, oyó a Matt haciendo como que llamaba a la puerta. Era típico de él, tan divertido como ingenioso. Sabía que a Helena le molestaba que indagasen en su intimidad, y agradecía que el virrey pidiera permiso para entrar en su habitación, un acto que le granjeaba aún más confianza en él. La bruja sonrió y relajó su postura.
-Puedes pasar, Matt...-Dijo, dándole el visto bueno para entrar.
El humano no dudó un segundo y corrió la cortina hacia un lado para pasar hacia la tienda de Helena.
-Bueno, intento hacer un trabajo más útil que el de esas "muchachas"-Dijo con cierto rintintín mientras miraba con algo de indignación al moreno-Para entrar en los baños públicos tengo que estar desnuda. Y no voy a hacer la idiota mientras estoy desnuda y la gente mira-Dijo mientras se acercaba al pequeño taburete del tocador y se sentaba, manteniendo la atención en el virrey
Notaba a Matt cansado y famélico, por lo que la bruja le dedicó una mirada compasiva. Sabía el por qué le pasaba.
-Matt, deberías de descansar. Siéntate donde gustes.-Le ofreció su cama o la silla del escritorio que aún estaban libres-Si por culpa de no descansar como es debido mueres, me quedaré sin trabajo-Dijo esbozando una sonrisa, con un tono bromista. En realidad, si el humano moría, se quedaría bastante sola. Tenía a Gali y Go'el, pero no era lo mismo, ya que se había acostumbrado a la casi diaria convivencia con el virrey.
Ante la siguiente propuesta del moreno, Helena abrió los ojos como platos y cierto brillo de entusiasmo se pudo ver en ellos
-¿Harías eso de verdad?-Se inclinó un poco en su posición, aún sentada-¡Te daría un abrazo!-Asintió-Lo que pasa que la gente pensaría mal de nosotros y tu aspecto enfermizo no ayuda a que me anime-Dijo, de nuevo en su tono sarcástico
Matt iba a soltar otra frase, pero aquel maldito brazo que lo seguía a todas partes apareció en la habitación, lo cual hizo que Helena pegase un pequeño respingo. Era bastante siniestro.
-Eres el virrey maldito de una ciudad maldita.-Suspiró-Tienes que hacer algo con esa... "Cosa"-La miró con cierto asco
Helena se puso en pie y caminó hacia el siniestro brazo, dándole una sutil patada para ver si caía, pero como siempre, era inútil.
-¿Quieres que me encargue de tus tareas mientras descansas?-Se cruzó de brazos-O si lo prefieres, puedes acompañarme, pero dejarme a mí el trabajo duro.-Acto seguido, puso sus brazos en jarras y miró con una sonrisa socarrona al humano-¡Podría ser tu virreina en funciones! Mientras, tú te tomas unas pequeñas vacaciones hasta que logres deshacerte de esta maldita cosa-De nuevo, miró de reojo al brazo y le propinó otra patada.-¡Con la condición de que me construyas mi Sala Arcana!-Una sonrisa de oreja a oreja se le extendió a la rubia, obviamente no iba a hacerle un favor de gratis.
Helena Rhodes
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Re: Nadie conoce a nadie [Privado] [Cerrado]
La relación entre las muchachas y Helena era tirante cuanto menos, desde el primer día que la rubia había puesto un pie en la carpa se daba aires de superioridad, ya que consideraba que su tarea tenía más valor que el de las prostitutas. Pero además, la Hechicera no hacía el menor esfuerzo por disimular sus desplantes, lo cual la hacían bastante impopular entre las mujeres del lugar. Matthew había optado por no meterse, un hombre no tenía nada que hacer en ese problema de faldas, y en general inmiscuirse solo traía consecuencias negativas.
-De acuerdo, mala idea la de los baños, solo pensaba en que estuvieras cómoda y con bastante agua alrededor – Se encogió de hombros mientras se refregaba los ojos – No estoy muy seguro de como practican en Hekshold, cada vez que quise entrar algún imbécil se interpuso en mi camino –
Matt asintió, apoyó la taza vacía de la infusión en el escritorio y se tiró en la cama sin demasiada delicadeza, verdaderamente parecía que el mantenerse en pie le había resultado todo un esfuerzo. Dejó salir un sonoro suspiro.
-Tiene tu perfume – Dio varias vueltas hasta quedar completamente envuelto en las sábanas y abrazando la almohada – Duermo muchísimas horas, pero sin importar cuanto descanse o cuanto coma, continuo estando agotado…. – Ahora de Matt solo se veía la cabeza, el resto era un revoltijo de mantas. Miró con gesto ceñudo a la mano que continuaba allí, imperturbable – Mientras esa cosa esté aquí, no me dejará estar tranquilo –
El Humano sabía que con la propuesta del lugar para entrenar lograría captar la atención de Helena, era una mujer muy terca y bastante áspera en el trato personal, pero también encantadora y sincera, resultaba fácil leer sus deseos, por lo que el trabajo de Owens era bastante sencillo en realidad. Se sentó en la cama, aun cubierto con las mantas hasta la cabeza.
-¿De verdad? Porque yo creo que un abrazo y algunos mimos son lo que necesito para curarme – Los brazos del Virrey salieron por los costados de la manta, como esperando a que Helena se acercara - ¿Desde cuándo te importa lo que la gente diga? –
Dejó caer los brazos y se tiró de nuevo en la cama, no pretendía seriamente que la Hechicera le hiciera caso, era solo un juego que tenían entre ellos. El estafador se perdió en sus pensamientos durante unos segundos, si continuaba debilitándose tendría que irse de la ciudad, era demasiado peligroso el estar en ese estado teniendo tantos enemigos cerca.
-¿Encargarte? ¿Tu? Pero Cariño, la mayoría de mis obligaciones incluyen el ser encantador, sonreír y decirle a la gente lo que quiere oír. No creo que quieras hacer algo como eso ¿O no? – No tenía por qué mentirle, Helena lo seguía para todos lados mientras estaba en la ciudad, habían adquirido la suficiente confianza como para que solo tuviera que mentirle la mitad de las veces – Además, si Oromë se entera vendrá a arrancarte la cabeza de un mordisco… - La voz de Matthew había ido bajando poco a poco, las última palabras fueron apenas audibles – Si… claro, Sala de Arcanos…. –
Y se quedó dormido.
Se había levantado hacía tan solo unas pocas horas, pero la maldición de APP-Bel era muy efectiva, y al llevar Owens ya varios días en la ciudad los efectos se volvían más pronunciados.
Por la fama que tenía Matt, sumado a que era el Virrey, su tienda era un sitio al que nadie que quisiera problemas se acercaba. Por eso mismo todos los que estaban allí gozaban de cierta paz que no podía vivirse en casi ningún otro sitio de la ciudad.
Nadie se lo podría haber imaginado, de pronto todas las velas y lámparas del lugar se apagaron a la vez, y una sombra oscura se coló dentro de la tienda, yendo directo a la habitación de Helena.
-De acuerdo, mala idea la de los baños, solo pensaba en que estuvieras cómoda y con bastante agua alrededor – Se encogió de hombros mientras se refregaba los ojos – No estoy muy seguro de como practican en Hekshold, cada vez que quise entrar algún imbécil se interpuso en mi camino –
Matt asintió, apoyó la taza vacía de la infusión en el escritorio y se tiró en la cama sin demasiada delicadeza, verdaderamente parecía que el mantenerse en pie le había resultado todo un esfuerzo. Dejó salir un sonoro suspiro.
-Tiene tu perfume – Dio varias vueltas hasta quedar completamente envuelto en las sábanas y abrazando la almohada – Duermo muchísimas horas, pero sin importar cuanto descanse o cuanto coma, continuo estando agotado…. – Ahora de Matt solo se veía la cabeza, el resto era un revoltijo de mantas. Miró con gesto ceñudo a la mano que continuaba allí, imperturbable – Mientras esa cosa esté aquí, no me dejará estar tranquilo –
El Humano sabía que con la propuesta del lugar para entrenar lograría captar la atención de Helena, era una mujer muy terca y bastante áspera en el trato personal, pero también encantadora y sincera, resultaba fácil leer sus deseos, por lo que el trabajo de Owens era bastante sencillo en realidad. Se sentó en la cama, aun cubierto con las mantas hasta la cabeza.
-¿De verdad? Porque yo creo que un abrazo y algunos mimos son lo que necesito para curarme – Los brazos del Virrey salieron por los costados de la manta, como esperando a que Helena se acercara - ¿Desde cuándo te importa lo que la gente diga? –
Dejó caer los brazos y se tiró de nuevo en la cama, no pretendía seriamente que la Hechicera le hiciera caso, era solo un juego que tenían entre ellos. El estafador se perdió en sus pensamientos durante unos segundos, si continuaba debilitándose tendría que irse de la ciudad, era demasiado peligroso el estar en ese estado teniendo tantos enemigos cerca.
-¿Encargarte? ¿Tu? Pero Cariño, la mayoría de mis obligaciones incluyen el ser encantador, sonreír y decirle a la gente lo que quiere oír. No creo que quieras hacer algo como eso ¿O no? – No tenía por qué mentirle, Helena lo seguía para todos lados mientras estaba en la ciudad, habían adquirido la suficiente confianza como para que solo tuviera que mentirle la mitad de las veces – Además, si Oromë se entera vendrá a arrancarte la cabeza de un mordisco… - La voz de Matthew había ido bajando poco a poco, las última palabras fueron apenas audibles – Si… claro, Sala de Arcanos…. –
Y se quedó dormido.
Se había levantado hacía tan solo unas pocas horas, pero la maldición de APP-Bel era muy efectiva, y al llevar Owens ya varios días en la ciudad los efectos se volvían más pronunciados.
Por la fama que tenía Matt, sumado a que era el Virrey, su tienda era un sitio al que nadie que quisiera problemas se acercaba. Por eso mismo todos los que estaban allí gozaban de cierta paz que no podía vivirse en casi ningún otro sitio de la ciudad.
Nadie se lo podría haber imaginado, de pronto todas las velas y lámparas del lugar se apagaron a la vez, y una sombra oscura se coló dentro de la tienda, yendo directo a la habitación de Helena.
Matthew Owens
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Re: Nadie conoce a nadie [Privado] [Cerrado]
Al oír que Matt refutaba su propuesta sobre la "virreina en funciones", la bruja adoptó una pose chulesca y coqueta, poniendo en alza una parte de su cadera mientras dejaba apoyada su manos sobre esta, al mismo tiempo que alzaba la otra mano hasta la altura de su rostro y hacía un gesto de no comprender con esta misma.
-¿Me estás diciendo que YO, la adorable y hermosa Helena Rhodes...?-Se llevó la mano libre hacia el pecho, señalándose mientras le dedicaba una mirada desalentadora a Matt, actuando como si estuviera dolida-¿No soy encantadora?-Alzó un poco ambas cejas para ver la reacción del moreno-Qué decepción, Matthew Owens-Dijo el nombre completo del virrey para dar aún más dramatismo al mismo tiempo que adoptaba un tono consternado.
Tras terminar toda aquella actuación, esbozó una sonrisa pícara mientras se quedaba mirando al virrey, el cual se había acomodado entre sus sábanas y pareció quedarse dormido.
-No es como si me importara lo que Oromë piense...-Esa última frase seguramente no la escuchara el virrey, ya que definitivamente tenía pinta de haberse sumido en un profundo sueño
Acto seguido, la bruja volvió a una pose más neutral y se cruzó de brazos.
-...Encima se duerme en mi cama...-Suspiró, mientras esbozaba otra sonrisa mirando hacia Matt. Realmente era su único "amigo" allí, por ello deseaba que su recuperación fuese pronta y su sufrimiento escaso.-Esto te va a valer por una Sala Arcana y por unos cuantos libros más de estudio
Aprovechando que el virrey parecía profundamente dormido, se desvistió para así volverse a vestir con sus ropajes de trabajo. Aunque realmente no parecía que hubiesen a haber demasiados quehaceres. Se quedaría estudiando hasta que Matthew despertase, y luego vería qué hacía, o si el moreno tendría algún trabajo para ella. Cuando terminó de ajustarse el brazalete de la daga oculta al brazo, la última prenda que siempre se ponía, se dirigió hacia se escritorio, apartó un poco la silla y apoyó los brazos sobre este, echándole un ojo. Estaba a punto de acabar la página que le correspondía ver, pero entonces, en la última parte de la última frase, todo quedó a oscuras; como si la noche se hubiese cernido sobre la tienda del virrey por un momento.
Eso hizo despertar el estado de alerta de Helena, y más cuando oyó a alguien entrar en su tienda y acercarse corriendo, pero no a ella, sino a Matt. Como acto reflejo, la bruja se volteó, estiró su brazo derecho hacia adelante e intentó aplicar el hechizo que estaba en ese momento estudiando. De nuevo, le salió el mismo chorro inocente de agua que antes, el cual empapó por completo al misterioso atacante, haciéndolo parar, confuso. La Rhodes se mordió el labio con frustración por otro intento fallido, pero antes de que la misteriosa figura prosiguiese en su cometido, la bruja se abalanzó hacia ella y se interpuso entre la cama y el atacante. Sin más, le asestó una fuerte patada horizontal en el estómago que hizo retroceder al individuo. Podía denotarse que era un tipo bastante fornido y musculado, ya que ese ataque no lo derribó por completo, la cual era la intención de Helena.
La rubia, de nuevo rápida, se volvió a abalanzar sobre el tipo, esta vez pegando un salto para colocar sus muslos rodeando el cuelo del asaltante, una vez ahí, le dio un fuerte puñetazo en la cara, acto seguido dejó de atenazarle para echarse hacia atrás y dar una sutil voltereta, una vez en el suelo, la bruja barrió este con una de sus piernas, haciendo que el grandullón cayese, esta vez sí, de bruces contra el suelo.
Antes de que pudiese reincorporarse, Helena se acercó al atacante y se agachó, apoyando una de sus rodillas en el pecho de este y acercando la daga oculta, al descubierto, a su cuello.
-¿QUIÉN eres?...-Preguntó al mismo tiempo en el que intentaba recuperar el aliento.
De pronto, todas las luces volvieron al lugar y todo volvió a la normalidad, pero el rostro de aquel tipo, algo demacrado, mostraba un gesto prepotente y desafiante.
-Helena... Yo te enseñé todo lo que sabes...
La Rhodes mostró un rostro de total incomprensión. De pronto, el gesto de aquel tipo cambió por completo a uno atemorizado y desorientado.
-¿D-dónde estoy?
-¡En mi tienda, inútil!-Contestó con un tono agresivo en el que apretaba la mandíbula para mostrarse más amenazante, mientras agarraba al tipo del cuello de la camisa-Has venido a matar al virrey, ¿Verdad?
-¿...E-el virrey?-Dijo intentando con la cabeza encontrar una mejor posición para ver a Matt-¿Qué hace él aquí...?-Mostró un rostro de incomprensión-¿Acaso sois amantes?
Ante esa última pregunta, a Helena se le subieron los colores, pero se mantuvo firme y apretó de nuevo el cuello de la camisa del tipo y bajó su cabeza de nuevo al suelo de una forma brusca
-¡NO!-Asió de nuevo el cuello de la camisa del pobre hombre-¡Y DEJA DE HACERTE EL TONTO!-Gritó mientras apretaba su mandíbula a más no poder y la yugular casi le explotaba
De pronto, otra persona entró en la tienda. Esta vez se trataba de una de las chicas de Matt, la cual iba parcialmente desnuda de cintura hacia arriba. Helena y el tipo levantaron la vista, pero sin deshacer la posición en la que estaban, y por supuesto la bruja en ningún momento quitando su arma del cuello del hombre.
-¡Roy, al fin te encuentro!
-¡...M-Mariana!
Helena desviaba la vista en bucle de la prostituta al tipo, y viceversa, comprendiendo cada vez menos lo que estaba pasando.
-¡Tu cliente ha intentado asesinar al virrey!-Le dijo a la chica. Acto seguido, apretó la daga contra el cuello del tipo.
-¿El virrey...?-Desvió los ojos hacia Matt-¿Qué hace ahí? ¿Acaso estabais...?
Lo dejó caer. A Helena nuevamente se le subieron los colores y pegó un grito con todas sus fuerzas.
-¡QUE NO!-De nuevo, centró su atención en el hombre y empezó a apretar de nuevo su daga
-¡Helena, detente!-Dijo, atemorizada-¡Roy no haría daño ni a una mosca, por muy tosco y rudo que parezca!
-¡E-es cierto!-Dijo aterrorizado y con la cara blanca al ver que la bruja iba en serio-¡SOY UN MALDITO COBARDE QUE HACE TRAMPA A LAS CARTAS PARA TENER ALGO QUE LLEVARSE A LA BOCA!-Gritba desesperado-¡INCLUSO ME LLEVO A ESCONDIDAS LA CERVEZA DE LA TABERNA PARA NO TENER QUE PAGAR!-Empezó a llorar desconsolado-¡SOY INOCENTE, NI SIQUIERA ME ACUERDO DE QUÉ HAGO AQUÍ!
-¿Me estás diciendo que YO, la adorable y hermosa Helena Rhodes...?-Se llevó la mano libre hacia el pecho, señalándose mientras le dedicaba una mirada desalentadora a Matt, actuando como si estuviera dolida-¿No soy encantadora?-Alzó un poco ambas cejas para ver la reacción del moreno-Qué decepción, Matthew Owens-Dijo el nombre completo del virrey para dar aún más dramatismo al mismo tiempo que adoptaba un tono consternado.
Tras terminar toda aquella actuación, esbozó una sonrisa pícara mientras se quedaba mirando al virrey, el cual se había acomodado entre sus sábanas y pareció quedarse dormido.
-No es como si me importara lo que Oromë piense...-Esa última frase seguramente no la escuchara el virrey, ya que definitivamente tenía pinta de haberse sumido en un profundo sueño
Acto seguido, la bruja volvió a una pose más neutral y se cruzó de brazos.
-...Encima se duerme en mi cama...-Suspiró, mientras esbozaba otra sonrisa mirando hacia Matt. Realmente era su único "amigo" allí, por ello deseaba que su recuperación fuese pronta y su sufrimiento escaso.-Esto te va a valer por una Sala Arcana y por unos cuantos libros más de estudio
Aprovechando que el virrey parecía profundamente dormido, se desvistió para así volverse a vestir con sus ropajes de trabajo. Aunque realmente no parecía que hubiesen a haber demasiados quehaceres. Se quedaría estudiando hasta que Matthew despertase, y luego vería qué hacía, o si el moreno tendría algún trabajo para ella. Cuando terminó de ajustarse el brazalete de la daga oculta al brazo, la última prenda que siempre se ponía, se dirigió hacia se escritorio, apartó un poco la silla y apoyó los brazos sobre este, echándole un ojo. Estaba a punto de acabar la página que le correspondía ver, pero entonces, en la última parte de la última frase, todo quedó a oscuras; como si la noche se hubiese cernido sobre la tienda del virrey por un momento.
Eso hizo despertar el estado de alerta de Helena, y más cuando oyó a alguien entrar en su tienda y acercarse corriendo, pero no a ella, sino a Matt. Como acto reflejo, la bruja se volteó, estiró su brazo derecho hacia adelante e intentó aplicar el hechizo que estaba en ese momento estudiando. De nuevo, le salió el mismo chorro inocente de agua que antes, el cual empapó por completo al misterioso atacante, haciéndolo parar, confuso. La Rhodes se mordió el labio con frustración por otro intento fallido, pero antes de que la misteriosa figura prosiguiese en su cometido, la bruja se abalanzó hacia ella y se interpuso entre la cama y el atacante. Sin más, le asestó una fuerte patada horizontal en el estómago que hizo retroceder al individuo. Podía denotarse que era un tipo bastante fornido y musculado, ya que ese ataque no lo derribó por completo, la cual era la intención de Helena.
La rubia, de nuevo rápida, se volvió a abalanzar sobre el tipo, esta vez pegando un salto para colocar sus muslos rodeando el cuelo del asaltante, una vez ahí, le dio un fuerte puñetazo en la cara, acto seguido dejó de atenazarle para echarse hacia atrás y dar una sutil voltereta, una vez en el suelo, la bruja barrió este con una de sus piernas, haciendo que el grandullón cayese, esta vez sí, de bruces contra el suelo.
Antes de que pudiese reincorporarse, Helena se acercó al atacante y se agachó, apoyando una de sus rodillas en el pecho de este y acercando la daga oculta, al descubierto, a su cuello.
-¿QUIÉN eres?...-Preguntó al mismo tiempo en el que intentaba recuperar el aliento.
De pronto, todas las luces volvieron al lugar y todo volvió a la normalidad, pero el rostro de aquel tipo, algo demacrado, mostraba un gesto prepotente y desafiante.
-Helena... Yo te enseñé todo lo que sabes...
La Rhodes mostró un rostro de total incomprensión. De pronto, el gesto de aquel tipo cambió por completo a uno atemorizado y desorientado.
-¿D-dónde estoy?
-¡En mi tienda, inútil!-Contestó con un tono agresivo en el que apretaba la mandíbula para mostrarse más amenazante, mientras agarraba al tipo del cuello de la camisa-Has venido a matar al virrey, ¿Verdad?
-¿...E-el virrey?-Dijo intentando con la cabeza encontrar una mejor posición para ver a Matt-¿Qué hace él aquí...?-Mostró un rostro de incomprensión-¿Acaso sois amantes?
Ante esa última pregunta, a Helena se le subieron los colores, pero se mantuvo firme y apretó de nuevo el cuello de la camisa del tipo y bajó su cabeza de nuevo al suelo de una forma brusca
-¡NO!-Asió de nuevo el cuello de la camisa del pobre hombre-¡Y DEJA DE HACERTE EL TONTO!-Gritó mientras apretaba su mandíbula a más no poder y la yugular casi le explotaba
De pronto, otra persona entró en la tienda. Esta vez se trataba de una de las chicas de Matt, la cual iba parcialmente desnuda de cintura hacia arriba. Helena y el tipo levantaron la vista, pero sin deshacer la posición en la que estaban, y por supuesto la bruja en ningún momento quitando su arma del cuello del hombre.
-¡Roy, al fin te encuentro!
-¡...M-Mariana!
Helena desviaba la vista en bucle de la prostituta al tipo, y viceversa, comprendiendo cada vez menos lo que estaba pasando.
-¡Tu cliente ha intentado asesinar al virrey!-Le dijo a la chica. Acto seguido, apretó la daga contra el cuello del tipo.
-¿El virrey...?-Desvió los ojos hacia Matt-¿Qué hace ahí? ¿Acaso estabais...?
Lo dejó caer. A Helena nuevamente se le subieron los colores y pegó un grito con todas sus fuerzas.
-¡QUE NO!-De nuevo, centró su atención en el hombre y empezó a apretar de nuevo su daga
-¡Helena, detente!-Dijo, atemorizada-¡Roy no haría daño ni a una mosca, por muy tosco y rudo que parezca!
-¡E-es cierto!-Dijo aterrorizado y con la cara blanca al ver que la bruja iba en serio-¡SOY UN MALDITO COBARDE QUE HACE TRAMPA A LAS CARTAS PARA TENER ALGO QUE LLEVARSE A LA BOCA!-Gritba desesperado-¡INCLUSO ME LLEVO A ESCONDIDAS LA CERVEZA DE LA TABERNA PARA NO TENER QUE PAGAR!-Empezó a llorar desconsolado-¡SOY INOCENTE, NI SIQUIERA ME ACUERDO DE QUÉ HAGO AQUÍ!
Helena Rhodes
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Re: Nadie conoce a nadie [Privado] [Cerrado]
Las últimas palabras de la rubia se perdieron en la mente de Matthew, era impresionante que una persona que cargaba con tantos actos nefastos y crímenes de todos los tipos, pudiera dormir con tanta calma. Pero el Virrey no acusaba recibo alguno de esta situación, sus acciones no tenían relación alguna con lo que era él como persona, en resumen, dormía con la consciencia tranquila de que las reglas de ese absurdo mundo no se aplicaban a él.
A más de una persona le hubiese gustado saber qué tipo de cosas ocurrían en los sueños de Matthew, pero eso era imposible, solo podía intentar adivinarse por sus gestos de alegría que no se trataba de nada bueno. No se despertó mientras Helena se cambiaba, ni tampoco mientras estudiaba, el apagón de luces solo lo hicieron fruncir un poco el ceño, darse vuelta y seguir descansando.
Solo cuando la Hechicera comenzó a pelear con el atacante misterioso Matt comenzó a abrir los ojos, con mucha pereza se sentó en la cama, y bostezó de forma muy exagerada en el momento en que Helena lograba por fin tirar a su enemigo al piso.
-¿A quién hay que matar para poder dormir una siesta tranquilo en esta tienda? – Por su tono no podía definirse si hablaba en serio o no, además de que Owens era conocido por decidir ejecuciones públicas con una sonrisa amable en el rostro – Claro que si ¿Quedaba alguna duda? – Respondió Matt de modo despreocupado cuando el sujeto preguntó si eran amantes.
Helena seguía gritando y sacudiendo al supuesto asesino, Matthew en cambio parecía estar bastante tranquilo, mirando toda la escena con aires somnoliento. Vio entrar a Mariana y la saludó con una sonrisa cansada, la muchacha se puso pálida al ver quienes estaban en la habitación.
-De todos modos íbamos a hacerlo público dentro de poco, no te preocupes tanto, Amor – Dijo entre bostezos el Estafador en respuesta a una nueva insinuación sobre su relación con Helena – Bueno, vamos a tomar las cosas con calma –
Por fin el Virrey se puso de pie, estirando el cuerpo en un movimiento que hacía recordar a un gato, se acercó al ladrón que seguía tirado en el suelo y con una daga en el cuello. Matt apoyó una mano en el hombro de Helena para que se relajara y soltara el agarre.
-Les creo, Roy es un cliente regular, además de un inútil – Y si el bandido valoraba en algo su existencia no se iba a atrever a contradecir a Matt – No creo que tenga los recursos ni físicos, ni intelectuales para planear algo como esto, sin contar con su falta de motivo ¿Por qué lo harías? ¿Porque te hice sacar de una patada la última vez que quisiste aprovecharte de mi Hermosa Mary sin pagar un centavo?-
El sujeto empezó a transpirar, miraba de reojo a Mariana, como intentando convencerla de que lo ayudara, ella en cambio se hacía la desentendida, ahora que sabía que los cargos eran por intento de asesinato al Virrey, no iba a arriesgar su cuello.
-Roy, Roy, Roy – Dijo Owens con calma mientras se agachaba a su lado, le agarraba la mandíbula y le giraba el rostro con algo de brusquedad – Si eres inocente no tienes nada que temer, Roy – Le limpió las lagrimas con un dedo – Ahora quiero que pienses con mucho, mucho cuidado, con quienes estuviste hablando hoy, quienes sabían que ibas a venir a ver a Mary y si notaste algo extraño antes de venir aquí ¿De acuerdo? – Le dedicó una sonrisa encantadora.
A más de una persona le hubiese gustado saber qué tipo de cosas ocurrían en los sueños de Matthew, pero eso era imposible, solo podía intentar adivinarse por sus gestos de alegría que no se trataba de nada bueno. No se despertó mientras Helena se cambiaba, ni tampoco mientras estudiaba, el apagón de luces solo lo hicieron fruncir un poco el ceño, darse vuelta y seguir descansando.
Solo cuando la Hechicera comenzó a pelear con el atacante misterioso Matt comenzó a abrir los ojos, con mucha pereza se sentó en la cama, y bostezó de forma muy exagerada en el momento en que Helena lograba por fin tirar a su enemigo al piso.
-¿A quién hay que matar para poder dormir una siesta tranquilo en esta tienda? – Por su tono no podía definirse si hablaba en serio o no, además de que Owens era conocido por decidir ejecuciones públicas con una sonrisa amable en el rostro – Claro que si ¿Quedaba alguna duda? – Respondió Matt de modo despreocupado cuando el sujeto preguntó si eran amantes.
Helena seguía gritando y sacudiendo al supuesto asesino, Matthew en cambio parecía estar bastante tranquilo, mirando toda la escena con aires somnoliento. Vio entrar a Mariana y la saludó con una sonrisa cansada, la muchacha se puso pálida al ver quienes estaban en la habitación.
-De todos modos íbamos a hacerlo público dentro de poco, no te preocupes tanto, Amor – Dijo entre bostezos el Estafador en respuesta a una nueva insinuación sobre su relación con Helena – Bueno, vamos a tomar las cosas con calma –
Por fin el Virrey se puso de pie, estirando el cuerpo en un movimiento que hacía recordar a un gato, se acercó al ladrón que seguía tirado en el suelo y con una daga en el cuello. Matt apoyó una mano en el hombro de Helena para que se relajara y soltara el agarre.
-Les creo, Roy es un cliente regular, además de un inútil – Y si el bandido valoraba en algo su existencia no se iba a atrever a contradecir a Matt – No creo que tenga los recursos ni físicos, ni intelectuales para planear algo como esto, sin contar con su falta de motivo ¿Por qué lo harías? ¿Porque te hice sacar de una patada la última vez que quisiste aprovecharte de mi Hermosa Mary sin pagar un centavo?-
El sujeto empezó a transpirar, miraba de reojo a Mariana, como intentando convencerla de que lo ayudara, ella en cambio se hacía la desentendida, ahora que sabía que los cargos eran por intento de asesinato al Virrey, no iba a arriesgar su cuello.
-Roy, Roy, Roy – Dijo Owens con calma mientras se agachaba a su lado, le agarraba la mandíbula y le giraba el rostro con algo de brusquedad – Si eres inocente no tienes nada que temer, Roy – Le limpió las lagrimas con un dedo – Ahora quiero que pienses con mucho, mucho cuidado, con quienes estuviste hablando hoy, quienes sabían que ibas a venir a ver a Mary y si notaste algo extraño antes de venir aquí ¿De acuerdo? – Le dedicó una sonrisa encantadora.
Matthew Owens
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Re: Nadie conoce a nadie [Privado] [Cerrado]
La mano en el hombro de Matt logró calmarla, lo cual llevó a que relajase la pose en su muñeca y la daga se escondiera de nuevo en su brazalete. También soltó el agarre y se puso en pie, aunque lo que sí dejó fue el pie sobre el pecho del tipo presionado, por lo que este no pudo reincorporarse ni "liberarse" del todo.
Mientras el moreno hablaba con el grandullón, Helena estaba cruzada de brazos, mirando con desaire y desdén al pobre hombre, presionando la bota en su pecho cada vez que este hacía algún ademán de querer librarse de la opresión que la bruja le hacía.
-...P-pues hoy estaba como siempre, pasando el rato con los chicos en la taberna-Dijo un poco más calmado, aunque lejos de soltar su nerviosismo-E-estaba jugando a las cartas, y dije que con lo que había ganado iba a pasarme por el burdel para descargar la tensión... Ya sabéis, lo típico-Dibujó una sonrisa falsa, a lo que Helena respondió revoleando los ojos con cierto prejuicio
-¿Quienes estaban contigo?-Preguntó Helena con un tono intimidante y presionando un poco el pecho del hombre
Por unos segundos, el hombre dudo, pero entonces Helena volvió a apretar en su opresión, llegando incluso a agachar un poco el tronco para así mirar más de cerca al tipejo con los ojos entrecerrados y con aires intimidatorios.
-P-pues éramos Francis, Junior y... ¡Un tipo al que no había visto en la vida!-Helena apretó más-...L-lo juro... ¡I-iba vestido de rojo!-Dijo casi asfixiado
Tras eso, la bruja dejó de presionar al tipo con su pie y se lo quitó de encima. Acto seguido miró a Matt
-Tenemos tres sospechosos-Bajó la mirada hacia el hombre, el cual se había incorporado sentado a recuperar el aliento-¿Esa gente sigue allí?
-...Creo que sí-Suspiró-Son unos malditos borrachos-Aclaró.
Helena asintió, y de nuevo, desvió su mirada al virrey
-¿Qué hacemos con él?-Preguntó haciendo referencia al destino que le iba a aguardar a Roy, el pobre hombre que había tenido la mala suerte de caer... ¿Presa de un hechizo? ¿Drogas? ¿O quizás sí que era culpable después de todo? Matt tendría la respuesta. A la rubia poco le importaba lo que pasara con ese tipejo harapiento.
Mientras el moreno hablaba con el grandullón, Helena estaba cruzada de brazos, mirando con desaire y desdén al pobre hombre, presionando la bota en su pecho cada vez que este hacía algún ademán de querer librarse de la opresión que la bruja le hacía.
-...P-pues hoy estaba como siempre, pasando el rato con los chicos en la taberna-Dijo un poco más calmado, aunque lejos de soltar su nerviosismo-E-estaba jugando a las cartas, y dije que con lo que había ganado iba a pasarme por el burdel para descargar la tensión... Ya sabéis, lo típico-Dibujó una sonrisa falsa, a lo que Helena respondió revoleando los ojos con cierto prejuicio
-¿Quienes estaban contigo?-Preguntó Helena con un tono intimidante y presionando un poco el pecho del hombre
Por unos segundos, el hombre dudo, pero entonces Helena volvió a apretar en su opresión, llegando incluso a agachar un poco el tronco para así mirar más de cerca al tipejo con los ojos entrecerrados y con aires intimidatorios.
-P-pues éramos Francis, Junior y... ¡Un tipo al que no había visto en la vida!-Helena apretó más-...L-lo juro... ¡I-iba vestido de rojo!-Dijo casi asfixiado
Tras eso, la bruja dejó de presionar al tipo con su pie y se lo quitó de encima. Acto seguido miró a Matt
-Tenemos tres sospechosos-Bajó la mirada hacia el hombre, el cual se había incorporado sentado a recuperar el aliento-¿Esa gente sigue allí?
-...Creo que sí-Suspiró-Son unos malditos borrachos-Aclaró.
Helena asintió, y de nuevo, desvió su mirada al virrey
-¿Qué hacemos con él?-Preguntó haciendo referencia al destino que le iba a aguardar a Roy, el pobre hombre que había tenido la mala suerte de caer... ¿Presa de un hechizo? ¿Drogas? ¿O quizás sí que era culpable después de todo? Matt tendría la respuesta. A la rubia poco le importaba lo que pasara con ese tipejo harapiento.
Helena Rhodes
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Re: Nadie conoce a nadie [Privado] [Cerrado]
La historia del sujeto era consistente, si hubiese intentado contar algo más grandilocuente Matt estaría sospechando de que se traía algo entre manos, pero las cosas que decía eran las esperables en una persona como Roy. Eso significaba que alguien estaba más o menos al tanto de qué cosas hacía en su rutina, Owens pensaba las alternativas mientras se peinaba su barba, su mente estaba despierta pero su cuerpo continuaba cansado.
-Olvídate de Francis, lo encontraron muerto. Al parecer se cayó sobre una daga y antes de morir nos hizo el favor de rodar hasta el río para que no tuvieran que arrastrarlo los grupos de limpieza, muy considerado de su parte - Sí Matthew era capaz de decir una mentira tan evidente con un tono serio y sin pestañear, resultaba aterrador imaginarse qué cosas podía decir cuando quería parecer convincente - Entonces tenemos a Junior y a un Extraño Misterioso -
El Virrey hizo un giro sobre sí mismo y comenzó a caminar por la habitación mientras pensaba, en una de sus idas y venidas se encontró con el Brazo Maldito que seguía allí firmemente clavado. Murmuró algo ininteligible, y rodeo el objeto, ya había intentado con patearlo, arrojarle cosas y tirar de él, pero no había forma de apartarlo cuando se plantaba en un sitio.
-¿mmm? - Tardó en entender la pregunta de Helena, perdido como estaba en sus pensamientos- Ah, matalo, pero intenta que le duela poco, era un buen muchacho - Lo dijo mientras apoyaba ambas manos en la mesa donde hasta hace unos instantes la Hechicera estaba estudiando - Luego que cuelguen su cuerpo en la puerta, quiero que quien sea que lo haya mandado sepa que lo atrapamos, y que esto no quedará así - Era una advertencia para futuros atacantes, y una amenaza para el que lo había planeado, Matthew era mucho más rencoroso de lo que parecía a simple vista.
Dejó que Helena y las chicas se encargaran de Roy, y fue nuevamente hacia su habitación, aún tenía sueño pero sí simplemente dejaba pasar el asunto parecería que se había ablandado. Se quitó la ropa de entrecasa que llevaba puesta y comenzó a elegir un traje adecuado para salir, el guardarropa que tenía en el burdel no era tan grande como el de su casa, pero tenía lo suficiente como para estar siempre perfectamente prolijo, exactamente como le gustaba.
-Seguramente toda Ciudad Lagarto sabe sobre mi enfermedad - Le dijo a Helena cuando llegó, mientras terminaba de cambiarse - Muchos imbéciles deben pensar que este es el momento ideal para atacar ¿No lo crees? - Agarró dos pañuelos de colores distintos y se giró hacía la Hechicera- ¿Que dices? ¿Este o este? - Y mientras le preguntaba apoyaba alternativamente uno y otro para que comparara el contraste de tonos.
Se quedó con el opuesto al que la Hechicera señalara y se miró al espejo unos segundos antes de decidirse a salir.
-Vamos a hacer algunas preguntas, Cielo - Respiró profundo, aún estaba pálido, pero su mirada era la de alguien absolutamente seguro en sí mismo - Les devolveremos el favor visitandolos en su casa también - Salían del burdel mientras decía esto, y el cuerpo de Roy ya estaba colgado en la entrada, el Virrey asintió con aprobación al ver el resultado de su orden.
Giro a la izquierda y se dirigió hacía la taberna donde sabía que pasaban sus tardes los perdedores como Francis, Junior y Roy. Aunque en realidad el sitio apenas podía ser llamado “taberna”, era más bien una casa a medio construir con mesas afuera donde los ebrios se tiraban a beber casi directamente de los barriles. A medida que Matt y Helena se acercaban, los ladrones abrían bien grande los ojos, el Virrey en cambio sonreía mostrando sus blancos dientes. Todos sabían que ese era el peor tipo de sonrisa que Owens podía mostrar.
-Olvídate de Francis, lo encontraron muerto. Al parecer se cayó sobre una daga y antes de morir nos hizo el favor de rodar hasta el río para que no tuvieran que arrastrarlo los grupos de limpieza, muy considerado de su parte - Sí Matthew era capaz de decir una mentira tan evidente con un tono serio y sin pestañear, resultaba aterrador imaginarse qué cosas podía decir cuando quería parecer convincente - Entonces tenemos a Junior y a un Extraño Misterioso -
El Virrey hizo un giro sobre sí mismo y comenzó a caminar por la habitación mientras pensaba, en una de sus idas y venidas se encontró con el Brazo Maldito que seguía allí firmemente clavado. Murmuró algo ininteligible, y rodeo el objeto, ya había intentado con patearlo, arrojarle cosas y tirar de él, pero no había forma de apartarlo cuando se plantaba en un sitio.
-¿mmm? - Tardó en entender la pregunta de Helena, perdido como estaba en sus pensamientos- Ah, matalo, pero intenta que le duela poco, era un buen muchacho - Lo dijo mientras apoyaba ambas manos en la mesa donde hasta hace unos instantes la Hechicera estaba estudiando - Luego que cuelguen su cuerpo en la puerta, quiero que quien sea que lo haya mandado sepa que lo atrapamos, y que esto no quedará así - Era una advertencia para futuros atacantes, y una amenaza para el que lo había planeado, Matthew era mucho más rencoroso de lo que parecía a simple vista.
Dejó que Helena y las chicas se encargaran de Roy, y fue nuevamente hacia su habitación, aún tenía sueño pero sí simplemente dejaba pasar el asunto parecería que se había ablandado. Se quitó la ropa de entrecasa que llevaba puesta y comenzó a elegir un traje adecuado para salir, el guardarropa que tenía en el burdel no era tan grande como el de su casa, pero tenía lo suficiente como para estar siempre perfectamente prolijo, exactamente como le gustaba.
-Seguramente toda Ciudad Lagarto sabe sobre mi enfermedad - Le dijo a Helena cuando llegó, mientras terminaba de cambiarse - Muchos imbéciles deben pensar que este es el momento ideal para atacar ¿No lo crees? - Agarró dos pañuelos de colores distintos y se giró hacía la Hechicera- ¿Que dices? ¿Este o este? - Y mientras le preguntaba apoyaba alternativamente uno y otro para que comparara el contraste de tonos.
Se quedó con el opuesto al que la Hechicera señalara y se miró al espejo unos segundos antes de decidirse a salir.
-Vamos a hacer algunas preguntas, Cielo - Respiró profundo, aún estaba pálido, pero su mirada era la de alguien absolutamente seguro en sí mismo - Les devolveremos el favor visitandolos en su casa también - Salían del burdel mientras decía esto, y el cuerpo de Roy ya estaba colgado en la entrada, el Virrey asintió con aprobación al ver el resultado de su orden.
Giro a la izquierda y se dirigió hacía la taberna donde sabía que pasaban sus tardes los perdedores como Francis, Junior y Roy. Aunque en realidad el sitio apenas podía ser llamado “taberna”, era más bien una casa a medio construir con mesas afuera donde los ebrios se tiraban a beber casi directamente de los barriles. A medida que Matt y Helena se acercaban, los ladrones abrían bien grande los ojos, el Virrey en cambio sonreía mostrando sus blancos dientes. Todos sabían que ese era el peor tipo de sonrisa que Owens podía mostrar.
Matthew Owens
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Re: Nadie conoce a nadie [Privado] [Cerrado]
Solo le hacía falta una orden, y cuando le escuchó, volvió a agacharse para ponerle fin a la vida de aquel mentecato. Fue rápido y sin muchos preámbulos, la daga la sacó del brazalete y la hincó en su cuello. Una muerte limpia.
Tras eso, ordenó a las chicas de Matt que se encargaran de poner el cadáver en la entrada. Tras eso, se lavó las manos, y por supuesto también su arma. Aunque le diese igual lo que pasara con aquel tipo, ciertamente se sorprendía al ver el poco reparo que Matthew Owens tenía a la hora de dar órdenes así. ¿Eso era lo que un gobernante debía de hacer, dar las órdenes menos éticas y carentes de moralidad sin que le tiemble el pulso, estando así seguro de lo que hacía? O al menos, mostrándolo... Aquel pensamiento le hizo de nuevo reafirmar que ella no serviría ni para liderar un grupo de ovejas en un rebaño. No tenía remordimientos en cuanto al asesinato, ni mucho menos, pero otras decisiones de las que dependiesen la vida de más gente sí que le costaría tomarlas.
Fue en busca del virrey, el cual estaba en su habitación. Estaba terminando de cambiarse, por lo que no dijo nada cuando entró, tan solo se quedó quieta con ambas manos cruzadas y colocadas a la altura de su entrepierna, como si de un guardia se tratara, mientras observaba al moreno.
Solamente cuando este empezó a hablar, le respondió a su pregunta.
-Ciertamente es lo que yo haría si estuviese interesada en obtener poder...-Dijo, dándole la razón al virrey-Pero Matt... Deja que me encargue yo. Tú descansa.-Le sugirió, pero lejos de seguir esas palabras, el humano le enseñó a la Rhodes dos pañuelos para ponerse. La bruja suspiró-Ponte el azul, casa más contigo
Matt, en su afán por ser siempre un indeseable, escogió el contrario que la rubia había indicado, ganándose así una mirada de desdén
-...Eres un imbécil, ¿Lo sabías?
Suspiró. Realmente iba a salir para dar con el culpable. En su estado actual, Matthew podría ser más un lastre que una ayuda.
-Como desees...-Dijo, resignada-Pero si tus fuerzas flaquean, no voy a ser yo la que te traiga en brazos-Le advirtió
Helena se tomó esa situación como un trabajo más, y por ello, con suma profesionalidad, se bajó la capucha e intentó parecer lo más intimidante posible. Iba acompañada del virrey, quizás eso aumentase su intimidación para con los demás o quizás fuese un lastre más al que proteger debido a su estado de salud. Cualquier borracho podría matar a Matthew en ese estado. Tendría que tener los ojos bien abiertos.
-¿QUIÉN DE ESTOS INEPTOS ES JUNIOR?-Gritó Helena a viva voz a los presentes, con un tono autoritario.
Como acto instintivo, todos los presentes señalaron a un tipo de tez oscura, que parecía bastante joven, casi un imberbe, el cual estaba tirado en una de las mesas dormido, seguramente porque ya iba borracho como una cuba. Helena desvió la mirada hacia Matt.
-Mantén los ojos abiertos-Le dijo en voz baja, haciendo alusión a que en plena calle podrían intentar asaltarlo con más facilidad que nunca
-¡Ahora más vale que os metáis en vuestros asuntos, ya que como vea a alguien mirándome le corto las pelotas y se las hago tragar!-Alzó e nuevo la voz, advirtiendo así a todos los parroquianos.
Sin más, la bruja se acercó a la mesa en la que estaba el joven Junior, agarrando así una de las sillas que pilló por el camino. La puso en el sentido contrario, con el respaldar dando hacia la misma mesa. Se sentó de frente al joven, mientras separaba sus piernas para echar así su tronco sobre el respaldar de la silla.
No dijo nada durante un par de segundos. Esperaba que con tanto ruido, aquel tipo despertase, pero seguía dormido, con una cara de placer un poco siniestra y un poco de babilla cayéndosele por la boca hacia la superficie de la mesa. La rubia adoptó un gesto de asco, que rápidamente cambió a uno más amenazador e intimidante. Inspiró aire con un profundidad y lo soltó lentamente.
-¿Junior...?
No hubo respuesta, todo lo que el joven hizo fue mover un poco la cabeza y arrugar el ceño, pero pronto volvió a adoptar esa expresión de placer.
De pronto, la bruja alzó los brazos rápidamente y golpeó la mesa con las palmas de ambas manos, haciendo tal estruendo que parecía que la misma superficie se iba a resquebrajar.
Esa vez, el joven se tez oscura sí que despertó en un repentino espasmo que hizo que se le despegara por unos segundos el trasero de la silla y quedase levitando. Miró a Helena como desorientado y confundido, mientras que trataba de calmarse ante tal despertar.
-...¿Q-qué...? ¿Q-quién eres?...
-Junior, amigo de Roy. Esta mañana has estado jugando a las cartas junto a él, Francis y otro tipo de rojo, ¿Cierto?-Lo miró a los ojos con profundidad-Dime una cosa, y solo te la preguntaré una vez, ¿Está claro?-Dijo con un tono amenazante mientras seguía con las palmas apoyadas en la mesa y hacía tanta presión con esta que sus uñas se volvieron blancas.
-S-sí...-Respondió para echar un vistazo a su alrededor y ver con quiénes estaba y dónde
-¿Sabes algo de una confabulación en contra del virrey?-Apoyó los brazos encima del respaldar mientras dejaba descansar su barbilla en estos-¿O algo relevante que puedas contarme sobre ti, Roy, Francis o el tipo vestido de rojo?-Acto seguido, dibujó una sonrisa cordial en su rostro-Por favor-Dijo intentando mostrarse como una chica buena, si es que decidía colaborar. En el caso contrario, seguramente haría algo más que dar golpes en la mesa para intimidarlo.
Tras eso, ordenó a las chicas de Matt que se encargaran de poner el cadáver en la entrada. Tras eso, se lavó las manos, y por supuesto también su arma. Aunque le diese igual lo que pasara con aquel tipo, ciertamente se sorprendía al ver el poco reparo que Matthew Owens tenía a la hora de dar órdenes así. ¿Eso era lo que un gobernante debía de hacer, dar las órdenes menos éticas y carentes de moralidad sin que le tiemble el pulso, estando así seguro de lo que hacía? O al menos, mostrándolo... Aquel pensamiento le hizo de nuevo reafirmar que ella no serviría ni para liderar un grupo de ovejas en un rebaño. No tenía remordimientos en cuanto al asesinato, ni mucho menos, pero otras decisiones de las que dependiesen la vida de más gente sí que le costaría tomarlas.
Fue en busca del virrey, el cual estaba en su habitación. Estaba terminando de cambiarse, por lo que no dijo nada cuando entró, tan solo se quedó quieta con ambas manos cruzadas y colocadas a la altura de su entrepierna, como si de un guardia se tratara, mientras observaba al moreno.
Solamente cuando este empezó a hablar, le respondió a su pregunta.
-Ciertamente es lo que yo haría si estuviese interesada en obtener poder...-Dijo, dándole la razón al virrey-Pero Matt... Deja que me encargue yo. Tú descansa.-Le sugirió, pero lejos de seguir esas palabras, el humano le enseñó a la Rhodes dos pañuelos para ponerse. La bruja suspiró-Ponte el azul, casa más contigo
Matt, en su afán por ser siempre un indeseable, escogió el contrario que la rubia había indicado, ganándose así una mirada de desdén
-...Eres un imbécil, ¿Lo sabías?
Suspiró. Realmente iba a salir para dar con el culpable. En su estado actual, Matthew podría ser más un lastre que una ayuda.
-Como desees...-Dijo, resignada-Pero si tus fuerzas flaquean, no voy a ser yo la que te traiga en brazos-Le advirtió
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Helena se tomó esa situación como un trabajo más, y por ello, con suma profesionalidad, se bajó la capucha e intentó parecer lo más intimidante posible. Iba acompañada del virrey, quizás eso aumentase su intimidación para con los demás o quizás fuese un lastre más al que proteger debido a su estado de salud. Cualquier borracho podría matar a Matthew en ese estado. Tendría que tener los ojos bien abiertos.
-¿QUIÉN DE ESTOS INEPTOS ES JUNIOR?-Gritó Helena a viva voz a los presentes, con un tono autoritario.
Como acto instintivo, todos los presentes señalaron a un tipo de tez oscura, que parecía bastante joven, casi un imberbe, el cual estaba tirado en una de las mesas dormido, seguramente porque ya iba borracho como una cuba. Helena desvió la mirada hacia Matt.
-Mantén los ojos abiertos-Le dijo en voz baja, haciendo alusión a que en plena calle podrían intentar asaltarlo con más facilidad que nunca
-¡Ahora más vale que os metáis en vuestros asuntos, ya que como vea a alguien mirándome le corto las pelotas y se las hago tragar!-Alzó e nuevo la voz, advirtiendo así a todos los parroquianos.
Sin más, la bruja se acercó a la mesa en la que estaba el joven Junior, agarrando así una de las sillas que pilló por el camino. La puso en el sentido contrario, con el respaldar dando hacia la misma mesa. Se sentó de frente al joven, mientras separaba sus piernas para echar así su tronco sobre el respaldar de la silla.
No dijo nada durante un par de segundos. Esperaba que con tanto ruido, aquel tipo despertase, pero seguía dormido, con una cara de placer un poco siniestra y un poco de babilla cayéndosele por la boca hacia la superficie de la mesa. La rubia adoptó un gesto de asco, que rápidamente cambió a uno más amenazador e intimidante. Inspiró aire con un profundidad y lo soltó lentamente.
-¿Junior...?
No hubo respuesta, todo lo que el joven hizo fue mover un poco la cabeza y arrugar el ceño, pero pronto volvió a adoptar esa expresión de placer.
De pronto, la bruja alzó los brazos rápidamente y golpeó la mesa con las palmas de ambas manos, haciendo tal estruendo que parecía que la misma superficie se iba a resquebrajar.
Esa vez, el joven se tez oscura sí que despertó en un repentino espasmo que hizo que se le despegara por unos segundos el trasero de la silla y quedase levitando. Miró a Helena como desorientado y confundido, mientras que trataba de calmarse ante tal despertar.
-...¿Q-qué...? ¿Q-quién eres?...
-Junior, amigo de Roy. Esta mañana has estado jugando a las cartas junto a él, Francis y otro tipo de rojo, ¿Cierto?-Lo miró a los ojos con profundidad-Dime una cosa, y solo te la preguntaré una vez, ¿Está claro?-Dijo con un tono amenazante mientras seguía con las palmas apoyadas en la mesa y hacía tanta presión con esta que sus uñas se volvieron blancas.
-S-sí...-Respondió para echar un vistazo a su alrededor y ver con quiénes estaba y dónde
-¿Sabes algo de una confabulación en contra del virrey?-Apoyó los brazos encima del respaldar mientras dejaba descansar su barbilla en estos-¿O algo relevante que puedas contarme sobre ti, Roy, Francis o el tipo vestido de rojo?-Acto seguido, dibujó una sonrisa cordial en su rostro-Por favor-Dijo intentando mostrarse como una chica buena, si es que decidía colaborar. En el caso contrario, seguramente haría algo más que dar golpes en la mesa para intimidarlo.
Helena Rhodes
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El Virrey entrecerró los ojos, la luz del sol era como puñaladas para su iris, se tapó lo mejor que pudo con la mano mientras miraba sin demasiado interés a los ladrones que estaban en esa supuesta taberna. No había pasado por alto las miradas que Helena le dirigía, “Esta algo así como preocupada” pensaba el Humano, era lo más cercano a cariño que la Hechicera podía demostrar dadas las circunstancias “Y eso es tan irritante”
Con mucho esfuerzo Matthew se mantenía derecho, conservando la dignidad dentro de la medida de lo posible. Los bandidos estaban tan apurados por salir corriendo de allí que apenas notaban que su Virrey estaba más pálido que de costumbre, y mucho menos histriónico además.
-Ejem- Se aclaró la garganta para poder darle el tono adecuado a su voz, generalmente no necesitaba hacer eso antes de dar un discurso – Tendrán que disculpar a mi Querida Helena, no supo explicar claramente qué es lo que venimos a hacer, ni las consecuencias para quienes no cumplan con nuestras expectativas – Se sentó con mucha elegancia sobre un barril dado vuelta y se cruzó de piernas – Sigan en sus asuntos pero no se muevan de donde están. Aquel que intente escapar será automáticamente derribado por los arqueros – No existían tales arqueros, pero ellos no lo sabían y Owens sonaba muy convincente, los ladrones se miraron entre si y luego en los alrededores con aires de sospecha.
La advertencia de Helena solo logró molestar más a Matthew, probablemente el estar enfermo reducía también su paciencia, al gesto de preocupación de la Hechicera, Matt respondió con una mirada fría. Apoyó el codo en la desvencijada mesa, y el mentón en la mano, como si estuviera evaluando el trabajo que la Asesina estaba realizando.
Levantó una ceja cuando vio que no lograba despertar a Junior, empezó a tamborilear con los dedos en la tabla de la mesa, con aires de impaciencia. Mientras tanto, alrededor, todo el mundo estaba atento a lo que sucedía, pero sin mirar de modo directo a ninguno de los dos, querían saber qué estaba pasando y al mismo tiempo deseaban irse de allí lo antes posible.
-¿Roy? Está… Está con las prostitutas ¿No es así? – Dijo Junior aún muy confundido, desviando la mirada hacia Matt.
-Lo lamento, falleció trágicamente de camino a mi local – Mintió el estafador – Al igual que tu otro amigo, ese tal Francis. Te has quedado solo, Querido – Owens vio algo de reojo y casi da un salto del susto, acababa de aparecer la Mano Maldita a medio metro de donde él estaba – Por todos los… - Se refregó los ojos con cansancio – Si no me mata por enfermedad, me matara del susto –
-¿Roy y Francis están muertos? – Matthew volvió a estar serio, la situación comenzaba a aburrirle, y cuando el Virrey se aburría todo el mundo sufría.
-Dime algo que sea útil, Junior. Lo digo por tu propio bien – Se puso de pie y se acercó lentamente.
-El… El… El hombre de rojo, él estaba totalmente cubierto, apenas podíamos ver su rostro por debajo de la capucha – En cualquier Ciudad una persona así podría haber resultado muy sospechosa, pero en Ciudad Lagarto todo el mundo era anormal – Emmm… ¡Incluso llevaba guantes! ¡Sí! ¡Eso es! Se tapaba por completo y perdió un montón de dinero – Junior transpiraba mucho, se notaba que en verdad estaba haciendo un esfuerzo por recordar – En cuanto terminó la partida se fue –
-¡Bien hecho! Querer es poder ¿No lo crees? – Dejó unas pocas monedas en la mesa del ladrón – Te invito un trago como muestra de gratitud – Junior extendió la mano rápidamente para agarrar las monedas, pero antes de que las tocara Matt lo agarró por la muñeca – Solo una cosa más, y quiero que seas sincero conmigo ¿Bien? – Iba apretando más a medida que hablaba, uno no pensaría que tenía tanta fuerza dada su condición - ¿Me mencionó en algún momento? -
Con mucho esfuerzo Matthew se mantenía derecho, conservando la dignidad dentro de la medida de lo posible. Los bandidos estaban tan apurados por salir corriendo de allí que apenas notaban que su Virrey estaba más pálido que de costumbre, y mucho menos histriónico además.
-Ejem- Se aclaró la garganta para poder darle el tono adecuado a su voz, generalmente no necesitaba hacer eso antes de dar un discurso – Tendrán que disculpar a mi Querida Helena, no supo explicar claramente qué es lo que venimos a hacer, ni las consecuencias para quienes no cumplan con nuestras expectativas – Se sentó con mucha elegancia sobre un barril dado vuelta y se cruzó de piernas – Sigan en sus asuntos pero no se muevan de donde están. Aquel que intente escapar será automáticamente derribado por los arqueros – No existían tales arqueros, pero ellos no lo sabían y Owens sonaba muy convincente, los ladrones se miraron entre si y luego en los alrededores con aires de sospecha.
La advertencia de Helena solo logró molestar más a Matthew, probablemente el estar enfermo reducía también su paciencia, al gesto de preocupación de la Hechicera, Matt respondió con una mirada fría. Apoyó el codo en la desvencijada mesa, y el mentón en la mano, como si estuviera evaluando el trabajo que la Asesina estaba realizando.
Levantó una ceja cuando vio que no lograba despertar a Junior, empezó a tamborilear con los dedos en la tabla de la mesa, con aires de impaciencia. Mientras tanto, alrededor, todo el mundo estaba atento a lo que sucedía, pero sin mirar de modo directo a ninguno de los dos, querían saber qué estaba pasando y al mismo tiempo deseaban irse de allí lo antes posible.
-¿Roy? Está… Está con las prostitutas ¿No es así? – Dijo Junior aún muy confundido, desviando la mirada hacia Matt.
-Lo lamento, falleció trágicamente de camino a mi local – Mintió el estafador – Al igual que tu otro amigo, ese tal Francis. Te has quedado solo, Querido – Owens vio algo de reojo y casi da un salto del susto, acababa de aparecer la Mano Maldita a medio metro de donde él estaba – Por todos los… - Se refregó los ojos con cansancio – Si no me mata por enfermedad, me matara del susto –
-¿Roy y Francis están muertos? – Matthew volvió a estar serio, la situación comenzaba a aburrirle, y cuando el Virrey se aburría todo el mundo sufría.
-Dime algo que sea útil, Junior. Lo digo por tu propio bien – Se puso de pie y se acercó lentamente.
-El… El… El hombre de rojo, él estaba totalmente cubierto, apenas podíamos ver su rostro por debajo de la capucha – En cualquier Ciudad una persona así podría haber resultado muy sospechosa, pero en Ciudad Lagarto todo el mundo era anormal – Emmm… ¡Incluso llevaba guantes! ¡Sí! ¡Eso es! Se tapaba por completo y perdió un montón de dinero – Junior transpiraba mucho, se notaba que en verdad estaba haciendo un esfuerzo por recordar – En cuanto terminó la partida se fue –
-¡Bien hecho! Querer es poder ¿No lo crees? – Dejó unas pocas monedas en la mesa del ladrón – Te invito un trago como muestra de gratitud – Junior extendió la mano rápidamente para agarrar las monedas, pero antes de que las tocara Matt lo agarró por la muñeca – Solo una cosa más, y quiero que seas sincero conmigo ¿Bien? – Iba apretando más a medida que hablaba, uno no pensaría que tenía tanta fuerza dada su condición - ¿Me mencionó en algún momento? -
Matthew Owens
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Helena calló mientras Matt le hacía preguntas a aquel tipo. Se sorprendía la habilidad de intimidación que tenía incluso estando tan enfermo. Era admirable, aunque quizás un poco terco. En realidad no tenía nada que reprocharle, si ella estuviera en su lugar seguramente haría lo mismo, e intentaría con toda su alma esconder su propia debilidad, aunque eso le costara morirse por dentro.
-¡N-no señor!-Contestó-¿P-por qué iría a hablar del virrey un extranjero?
Helena lo miró para analizarlo. Temblaba y sus ojos se denotaban incluso un poco llorosos. No decía ninguna mentira.
-Haremos como que te creemos, Junior-Dijo-Pero si vuelves a ver al mismo hombre o notas algo sospechoso, ve inmediatamente a informar a la tienda del virrey, ¿Queda claro?-Le dijo con un tono neutro
La bruja suspiró y se levantó de su sitio. No esperó siquiera a que ver qué hacía Matt. Sin más, puso rumbo a la salida de aquel sitio.
Se alejó del lugar, y se cruzó de brazos a la espera de que el humano pasara por allí. Cuando lo por fin apareció, con un tono muy serio llamó su atención.
-¿Qué harás si alguien vuelve a intentar hacerte algo?-Le echó una mirada poco halagüeña-No estás bien. No actúes como si pudieras con el mundo tú solo-Suspiró-Para algo estoy yo aquí, para mancharme las manos por ti-Levantó la palma de su mano, para evitar que el virrey le contradijera-Y sí, lo sé-Adoptó un tono monótono-No te importa mancharte las manos y solo me tienes a tu lado para "dar una hermosa imagen"-Volvió a su tono corriente-Pero si continúas con esa mentalidad ahora mismo, acabarás con una daga en el cuello. ¿Quieres dejar por una vez de comportarte como un niño malcriado?
Helena le habló muy en serio. Sabía de primera mano que aquel que quisiera matarlo no se andaría con bromas o medias tintas a la hora de ejecutar su plan. Quizás lo de antes fuera un simple aviso o una pequeña toma de contacto. Quizás la próxima vez sería la definitiva, la vez que tendría que ir en serio. En el juego de poder, las tramas de asesinatos están a la orden del día, y los bailes de puestos candentes son de lo más habituales, y Matthew Owens se lo tomaba todo como si fuera invencible o indestructible; craso error.
-Debes de jugar muy bien tus cartas, Matt. El asunto es serio.-Concluyó.
Obviamente, esperaba que esa pequeña charla no le sentara del todo bien al virrey, pero alguien tenía que decirle las cosas claras. Si de verdad quería mantener la cabeza sobre los hombros, tendría que hacerle caso a la Rhodes.
-¡N-no señor!-Contestó-¿P-por qué iría a hablar del virrey un extranjero?
Helena lo miró para analizarlo. Temblaba y sus ojos se denotaban incluso un poco llorosos. No decía ninguna mentira.
-Haremos como que te creemos, Junior-Dijo-Pero si vuelves a ver al mismo hombre o notas algo sospechoso, ve inmediatamente a informar a la tienda del virrey, ¿Queda claro?-Le dijo con un tono neutro
La bruja suspiró y se levantó de su sitio. No esperó siquiera a que ver qué hacía Matt. Sin más, puso rumbo a la salida de aquel sitio.
Se alejó del lugar, y se cruzó de brazos a la espera de que el humano pasara por allí. Cuando lo por fin apareció, con un tono muy serio llamó su atención.
-¿Qué harás si alguien vuelve a intentar hacerte algo?-Le echó una mirada poco halagüeña-No estás bien. No actúes como si pudieras con el mundo tú solo-Suspiró-Para algo estoy yo aquí, para mancharme las manos por ti-Levantó la palma de su mano, para evitar que el virrey le contradijera-Y sí, lo sé-Adoptó un tono monótono-No te importa mancharte las manos y solo me tienes a tu lado para "dar una hermosa imagen"-Volvió a su tono corriente-Pero si continúas con esa mentalidad ahora mismo, acabarás con una daga en el cuello. ¿Quieres dejar por una vez de comportarte como un niño malcriado?
Helena le habló muy en serio. Sabía de primera mano que aquel que quisiera matarlo no se andaría con bromas o medias tintas a la hora de ejecutar su plan. Quizás lo de antes fuera un simple aviso o una pequeña toma de contacto. Quizás la próxima vez sería la definitiva, la vez que tendría que ir en serio. En el juego de poder, las tramas de asesinatos están a la orden del día, y los bailes de puestos candentes son de lo más habituales, y Matthew Owens se lo tomaba todo como si fuera invencible o indestructible; craso error.
-Debes de jugar muy bien tus cartas, Matt. El asunto es serio.-Concluyó.
Obviamente, esperaba que esa pequeña charla no le sentara del todo bien al virrey, pero alguien tenía que decirle las cosas claras. Si de verdad quería mantener la cabeza sobre los hombros, tendría que hacerle caso a la Rhodes.
Helena Rhodes
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El bandido había dicho todo lo que sabía, Matthew podía darse cuenta que estaba siendo sincero porque un mentiroso es el mejor detector de mentiras del mundo. La forma en que Junior transpiraba, su respiración entre cortada y su mirada de terror le decían al Virrey que no había nada más que pudieran sacarle “¿Y ahora qué?” El castigarlo carecía de sentido, aunque no era necesario que las acciones de Owens tuvieran demasiada lógica.
-Tienes razón, Junior ¡Que listo eres! – Le sonrió de modo encantador y le dio unas palmaditas en la mejilla para felicitarlo por hacer una pregunta tan pertinente - ¿Por qué un extranjero preguntaría por mí? Tienes mucha razón - El bandido no sabía qué esperarse, hacía un atisbo de sonrisa tímida, contento por las felicitaciones que estaba recibiendo, y a la vez seguía asustado ante la posibilidad de que Matt cambiara de opinión y lo asesinara allí mismo – Te dejaremos tranquilo entonces. Agradezco profundamente el que nos hayas ayudado –
Por fin lo soltó y Junior dejó escapar un suspiro de alivio, agarrando inmediatamente las monedas. Nadie entendía al Virrey, el común de la gente era incapaz de comprender cuándo estaba contento, cuándo enojado y cuándo aburrido. Matt disfrutaba secretamente de este desconcierto que generaba, por lo que cuando se retiraban del lugar se sentía bastante más satisfecho que cuando llegaron.
Las palabras de Helena hicieron que su humor menguara un poco, pero no lo suficiente como para enojarlo.
-Cielo ¿Cuándo viste que me importara el ponerme en riesgo? La tarea que te encomendé no es que cuides de mí mientras estoy en cama, sino que te asegures que nada me ocurre mientras camino por una ciudad repleta de asesinos – Lo decía con un tono de obviedad tal que rayaba el absurdo - ¿Pero no es más divertido así? Seguro ya estabas aburrida de ser una guardaespaldas de adorno ¿O no? No me dirás que te habías acostumbrado a la vida tranquila en el prostíbulo ¿Cierto? –
Mientras hablaban iban caminando por la ciudad, aparentemente Matthew sabía a dónde iban, pero no hizo ningún esfuerzo por compartir esa información con Helena. El andar de Owens era más lento que de costumbre, aunque mantenía la actitud confiada y digna, de ninguna manera se mostraría como alguien débil en un nido de serpientes como era Ciudad Lagarto.
-En realidad, me siento algo sorprendido ante tu reacción – La miro de reojo y agregó – No sueles cuestionar mis órdenes, de hecho, esa es una de tus virtudes, que hagas lo que te digo cuando te lo digo, sin objetar. Eso es lo que necesito de mi asesina personal – La agarró del brazo e hizo que se detuviera – A menos que quieras decirme que esto va más allá de nuestra relación profesional –
Lo dijo en un tono formal que no solía utilizar, y en verdad parecía que iba en serio, le mantenía la mirada a la Hechicera a la espera de una respuesta que zanjara el asunto de modo definitivo…
Y además Matthew sabía que cuando acorralaba a Helena con cuestiones personales en general la asesina retrocedía y dejaba de insistir.
-Tienes razón, Junior ¡Que listo eres! – Le sonrió de modo encantador y le dio unas palmaditas en la mejilla para felicitarlo por hacer una pregunta tan pertinente - ¿Por qué un extranjero preguntaría por mí? Tienes mucha razón - El bandido no sabía qué esperarse, hacía un atisbo de sonrisa tímida, contento por las felicitaciones que estaba recibiendo, y a la vez seguía asustado ante la posibilidad de que Matt cambiara de opinión y lo asesinara allí mismo – Te dejaremos tranquilo entonces. Agradezco profundamente el que nos hayas ayudado –
Por fin lo soltó y Junior dejó escapar un suspiro de alivio, agarrando inmediatamente las monedas. Nadie entendía al Virrey, el común de la gente era incapaz de comprender cuándo estaba contento, cuándo enojado y cuándo aburrido. Matt disfrutaba secretamente de este desconcierto que generaba, por lo que cuando se retiraban del lugar se sentía bastante más satisfecho que cuando llegaron.
Las palabras de Helena hicieron que su humor menguara un poco, pero no lo suficiente como para enojarlo.
-Cielo ¿Cuándo viste que me importara el ponerme en riesgo? La tarea que te encomendé no es que cuides de mí mientras estoy en cama, sino que te asegures que nada me ocurre mientras camino por una ciudad repleta de asesinos – Lo decía con un tono de obviedad tal que rayaba el absurdo - ¿Pero no es más divertido así? Seguro ya estabas aburrida de ser una guardaespaldas de adorno ¿O no? No me dirás que te habías acostumbrado a la vida tranquila en el prostíbulo ¿Cierto? –
Mientras hablaban iban caminando por la ciudad, aparentemente Matthew sabía a dónde iban, pero no hizo ningún esfuerzo por compartir esa información con Helena. El andar de Owens era más lento que de costumbre, aunque mantenía la actitud confiada y digna, de ninguna manera se mostraría como alguien débil en un nido de serpientes como era Ciudad Lagarto.
-En realidad, me siento algo sorprendido ante tu reacción – La miro de reojo y agregó – No sueles cuestionar mis órdenes, de hecho, esa es una de tus virtudes, que hagas lo que te digo cuando te lo digo, sin objetar. Eso es lo que necesito de mi asesina personal – La agarró del brazo e hizo que se detuviera – A menos que quieras decirme que esto va más allá de nuestra relación profesional –
Lo dijo en un tono formal que no solía utilizar, y en verdad parecía que iba en serio, le mantenía la mirada a la Hechicera a la espera de una respuesta que zanjara el asunto de modo definitivo…
Y además Matthew sabía que cuando acorralaba a Helena con cuestiones personales en general la asesina retrocedía y dejaba de insistir.
Matthew Owens
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Re: Nadie conoce a nadie [Privado] [Cerrado]
Estaba claro que Matthew Owens no se iba a quedar esperando mientras otros se metían en el ajo por él, no era de esos líderes. Él hacía lo que le apetecía, que solía ser lo que más riesgo desentrañaba. Para suerte o desgracia de la bruja, esta estaba en medio. Si Matt moría, se quedaba sin trabajo, no era algo que tomarse muy a la ligera, después de todos esos años atrás de trotamundos sin hogar ni comida asegurada. Era una vida a la que no quería volver.
Ante la réplica del virrey, Helena no tuvo ninguna respuesta clara que decirle. ¿Se había acostumbrado a la vida tranquila en el prostíbulo? Tal vez. ¿Quería más acción y vivir una vida de la que jamás tuviera que arrepentirse? Por supuesto, aunque ese objetivo estaba mal encaminado desde que abandonó las islas.
Siguieron hablando mientras caminaban por la ciudad. Sin darse cuenta, Matt la estaba llevando a algún lugar, aunque en ese momento, la Rhodes no podía adivinar cuál.
De pronto, una frase del humano hizo que a la rubia se le pusiera el corazón en un puño. Cuando la agarró del brazo, la reacción de la bruja no fue agradable para con el humano. Antes de responder, Helena agarró el brazo con el que Matt la sujetaba, mirándole muy seriamente e instándole, sin palabras, a que aquel agarre cesara.
Nunca le gustó que la tocaran, no por nada en especial, sino porque siempre había sido una chica reticente al contacto. Este siempre debía de ser en su justa medida y en casos excepcionales.
-...-Le costó articular palabras, incluso apartó la mirada por varios segundos de Matt. Quería explicarse, pero a la vez odiaba hablar sobre su pasado, así que optó por dar la información a cuentagotas-...El tipo de antes, Roy-Volvió a mirar al virrey-Me habló como si me conociera. Me dijo, literalmente: "Helena, yo te enseñé todo lo que sabes..."-En ese momento, Matt la soltó, y Helena pudo liberarse, no solo físicamente, sino mentalmente de la opresión a la que estuvo sometida durante ese tiempo. Suspiró. Tenía que continuar con la explicación-...Solo hay una persona en este mundo que me enseñó todo lo que sé-Calló durante escasos segundos-...Un vampiro...-Apartó de nuevo la mirada, aunque para volver a la explicación, tenía que depositarla de nuevo en el virrey, así que con mucha valentía interior, eso hizo-Su nombre es Thomas... Thomas Callahan.-Reveló-Tiene ese poder de poder entrar en las mentes ajenas y controlarlas, por eso Roy intentó matarte, y por eso cuando dijeron "Un tipo de rojo", directamente pensé en él, ya que siempre lleva una capa roja y vestimentas de color carmesí... Era su color favorito-Suspiró, con cierta nostalgia en sus palabras. Luego, volvió a mirar a Matt, con bastante seriedad-Si él está detrás de ti, realmente corres peligro. Yo también lo corro si intento defenderte. Tienes que entender mi preocupación-Dijo, excusándose. No solía preocuparse por nadie nunca, pero Matt era especial; era su jefe, además de su único valedor en aquella ciudad inmunda.
-Por cierto, ¿A dónde vamos?-Preguntó lanzando la mirada hacia adelante, donde se supone que tendrían que continuar su camino.
Si Thomas estaba en la ciudad, probablemente sabría dónde estaban, así que lo más seguro sería no estar al aire libre o en una aglomeración masiva de gente.
Ante la réplica del virrey, Helena no tuvo ninguna respuesta clara que decirle. ¿Se había acostumbrado a la vida tranquila en el prostíbulo? Tal vez. ¿Quería más acción y vivir una vida de la que jamás tuviera que arrepentirse? Por supuesto, aunque ese objetivo estaba mal encaminado desde que abandonó las islas.
Siguieron hablando mientras caminaban por la ciudad. Sin darse cuenta, Matt la estaba llevando a algún lugar, aunque en ese momento, la Rhodes no podía adivinar cuál.
De pronto, una frase del humano hizo que a la rubia se le pusiera el corazón en un puño. Cuando la agarró del brazo, la reacción de la bruja no fue agradable para con el humano. Antes de responder, Helena agarró el brazo con el que Matt la sujetaba, mirándole muy seriamente e instándole, sin palabras, a que aquel agarre cesara.
Nunca le gustó que la tocaran, no por nada en especial, sino porque siempre había sido una chica reticente al contacto. Este siempre debía de ser en su justa medida y en casos excepcionales.
-...-Le costó articular palabras, incluso apartó la mirada por varios segundos de Matt. Quería explicarse, pero a la vez odiaba hablar sobre su pasado, así que optó por dar la información a cuentagotas-...El tipo de antes, Roy-Volvió a mirar al virrey-Me habló como si me conociera. Me dijo, literalmente: "Helena, yo te enseñé todo lo que sabes..."-En ese momento, Matt la soltó, y Helena pudo liberarse, no solo físicamente, sino mentalmente de la opresión a la que estuvo sometida durante ese tiempo. Suspiró. Tenía que continuar con la explicación-...Solo hay una persona en este mundo que me enseñó todo lo que sé-Calló durante escasos segundos-...Un vampiro...-Apartó de nuevo la mirada, aunque para volver a la explicación, tenía que depositarla de nuevo en el virrey, así que con mucha valentía interior, eso hizo-Su nombre es Thomas... Thomas Callahan.-Reveló-Tiene ese poder de poder entrar en las mentes ajenas y controlarlas, por eso Roy intentó matarte, y por eso cuando dijeron "Un tipo de rojo", directamente pensé en él, ya que siempre lleva una capa roja y vestimentas de color carmesí... Era su color favorito-Suspiró, con cierta nostalgia en sus palabras. Luego, volvió a mirar a Matt, con bastante seriedad-Si él está detrás de ti, realmente corres peligro. Yo también lo corro si intento defenderte. Tienes que entender mi preocupación-Dijo, excusándose. No solía preocuparse por nadie nunca, pero Matt era especial; era su jefe, además de su único valedor en aquella ciudad inmunda.
-Por cierto, ¿A dónde vamos?-Preguntó lanzando la mirada hacia adelante, donde se supone que tendrían que continuar su camino.
Si Thomas estaba en la ciudad, probablemente sabría dónde estaban, así que lo más seguro sería no estar al aire libre o en una aglomeración masiva de gente.
Helena Rhodes
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Matt se quedó quieto cuando Helena lo agarró del brazo, no hizo ni el más mínimo movimiento por dejarla ir, era una cuestión de principios “Una pequeña semilla de rebelión puede rápidamente volverse todo un sembradío” El Virrey no se esperaba toda la charla sobre las sospechas que albergaba la Hechicera, aunque cualquier tema era bienvenida en lugar de su constante preocupación por el bienestar del estafador.
Por regla general, Owens no le preguntaba sobre su pasado a la gente, y a cambio ellos no le preguntaban nada a él. Regla que sin darse cuenta acababa de romper.
-Así que llegó a hablarte – Matt estaba dormido aun cuando eso pasó – Supuse que era un vampiro, tengo bastante conocimiento sobre sus costumbres y técnicas – Aquellas bonitas noches en Sacrestic Ville habían resultado ser bastante útiles, aun extrañaba a Amanda en algunas ocasiones – Así que tu ex-Maestro está en la ciudad y quiere asesinarme. Eso me hace pensar muchas cosas – La soltó finalmente y hasta pasó la mano por su manga para quitarle las arrugas que le había dejado a la tela – En primer lugar, que ahora entiendo porque actuabas extraño. Agradezco que confiaras en mí, Helena, y que te atrevieras a contar lo que pasó – Dobló en otra esquina y por el rumbo que estaba tomando podía suponerse que iba en dirección al río que cruzaba casi media ciudad – Lo segundo que se me ocurre es que Thomas es nombre de campesino – Se sonrió con malicia – Y solo confirmas mis sospechas cuando me comentas sus gustos en ropa. Porque, de verdad ¿Rojo? ¡Ja! Creo que dejó de usarse hace unos veinte años –
El Humano siguió riendo durante varios metros, cuando terminó de burlarse dio un sonoro suspiro y pasó ambas manos por su cabello, había sido divertido, pero ahora tenía que concentrarse de verdad en el problema.
-Así que tu Maestro… - De pronto la mirada de Matt parecía más perdida, aunque era difícil decir si se trataba de algún síntoma de su enfermedad o solo un rapto de locura pasajero. Sacudió la cabeza y pareció volver a la realidad – Bien, volvamos al punto. Si es un asesino alguien lo contrató, si encuentro a quien lo contrató y lo mato, entonces el contrato queda anulado ¿Cierto? Es sencillo – Bajó por unos escalones que se habían formado de manera natural por unas raíces y le ofreció la mano a Helena para ayudarla a bajar, incluso aunque era totalmente innecesario – Y todo eso antes de que tu Maestro me mate primero ¡Pan comido! –
La parte de la ciudad que estaba alrededor del río era de las más sucias, los desperdicios, restos de comida, cadáveres y cualquier otra cosa que las personas no quisieran tener cerca eran arrojados al agua. Todos esos sobrantes eran arrastrados por la corriente río abajo, y se atoraba en la orilla, descomponiéndose de a poco bajo el sol, generando así el aroma característico de esa parte de la Ciudad.
-¿Sabías que hay más de un prostíbulo en Ciudad Lagarto? Bueno, ninguno tan popular como el mío, y claramente tampoco tienen tanto estilo, buen gusto... Los superó en todos los sentidos - “Modestia” no era una palabra que figurara en el diccionario de Owens - Pero la cuestión es que existen, y que les encantaría ocupar mi lugar en el negocio- Tampoco eran muchos los burdeles que lograban prosperar en una población tan caótica, por lo que Matt no tuvo que pensar demasiado para llegar a la conclusión de cual debería ser su primera parada - Precisamente estamos frente al que es el más popular entre la gente de los barrios junto al río -
Estaban frente a una casa hecha completamente con tablas disparejas, como si hubiesen agarrado los restos de distintos barcos, carros y casas, para poder fabricarla. Habían ido anexando habitaciones de manera desordenada, ampliando el muelle hasta que directamente cruzó el río de lado a lado, por lo que había una entrada principal de cada lado del agua.
Por regla general, Owens no le preguntaba sobre su pasado a la gente, y a cambio ellos no le preguntaban nada a él. Regla que sin darse cuenta acababa de romper.
-Así que llegó a hablarte – Matt estaba dormido aun cuando eso pasó – Supuse que era un vampiro, tengo bastante conocimiento sobre sus costumbres y técnicas – Aquellas bonitas noches en Sacrestic Ville habían resultado ser bastante útiles, aun extrañaba a Amanda en algunas ocasiones – Así que tu ex-Maestro está en la ciudad y quiere asesinarme. Eso me hace pensar muchas cosas – La soltó finalmente y hasta pasó la mano por su manga para quitarle las arrugas que le había dejado a la tela – En primer lugar, que ahora entiendo porque actuabas extraño. Agradezco que confiaras en mí, Helena, y que te atrevieras a contar lo que pasó – Dobló en otra esquina y por el rumbo que estaba tomando podía suponerse que iba en dirección al río que cruzaba casi media ciudad – Lo segundo que se me ocurre es que Thomas es nombre de campesino – Se sonrió con malicia – Y solo confirmas mis sospechas cuando me comentas sus gustos en ropa. Porque, de verdad ¿Rojo? ¡Ja! Creo que dejó de usarse hace unos veinte años –
El Humano siguió riendo durante varios metros, cuando terminó de burlarse dio un sonoro suspiro y pasó ambas manos por su cabello, había sido divertido, pero ahora tenía que concentrarse de verdad en el problema.
-Así que tu Maestro… - De pronto la mirada de Matt parecía más perdida, aunque era difícil decir si se trataba de algún síntoma de su enfermedad o solo un rapto de locura pasajero. Sacudió la cabeza y pareció volver a la realidad – Bien, volvamos al punto. Si es un asesino alguien lo contrató, si encuentro a quien lo contrató y lo mato, entonces el contrato queda anulado ¿Cierto? Es sencillo – Bajó por unos escalones que se habían formado de manera natural por unas raíces y le ofreció la mano a Helena para ayudarla a bajar, incluso aunque era totalmente innecesario – Y todo eso antes de que tu Maestro me mate primero ¡Pan comido! –
La parte de la ciudad que estaba alrededor del río era de las más sucias, los desperdicios, restos de comida, cadáveres y cualquier otra cosa que las personas no quisieran tener cerca eran arrojados al agua. Todos esos sobrantes eran arrastrados por la corriente río abajo, y se atoraba en la orilla, descomponiéndose de a poco bajo el sol, generando así el aroma característico de esa parte de la Ciudad.
-¿Sabías que hay más de un prostíbulo en Ciudad Lagarto? Bueno, ninguno tan popular como el mío, y claramente tampoco tienen tanto estilo, buen gusto... Los superó en todos los sentidos - “Modestia” no era una palabra que figurara en el diccionario de Owens - Pero la cuestión es que existen, y que les encantaría ocupar mi lugar en el negocio- Tampoco eran muchos los burdeles que lograban prosperar en una población tan caótica, por lo que Matt no tuvo que pensar demasiado para llegar a la conclusión de cual debería ser su primera parada - Precisamente estamos frente al que es el más popular entre la gente de los barrios junto al río -
Estaban frente a una casa hecha completamente con tablas disparejas, como si hubiesen agarrado los restos de distintos barcos, carros y casas, para poder fabricarla. Habían ido anexando habitaciones de manera desordenada, ampliando el muelle hasta que directamente cruzó el río de lado a lado, por lo que había una entrada principal de cada lado del agua.
Matthew Owens
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Re: Nadie conoce a nadie [Privado] [Cerrado]
-No era mi maestro-Puntualizó-No soy ninguna especie de colegiala de Hekshold. Simplemente me enseñó a sobrevivir y a cómo ganarme la vida por mí misma, puliendo mis habilidades en... Lo que ya sabía-Esas últimas palabras le dieron un pequeño pinchazo en el corazón, ya que momentáneamente la transportaron a aquella noche fatídica en el viñedo.
-No creas que tengo miedo ni nada por el estilo-Se asió el cabello, intentando que sus gestos encajaran con lo que quería aparentar, aunque internamente estaba aterrorizada-...Es simple respeto. Es un buen asesino, y no soy tan necia como para querer enfrentarme a él de forma directa
Matt se seguía tomando el asunto a broma, y era algo que no agradó a la bruja, la cual lo miró con desaprobación.
-¿Qué mas da cómo vista cuando puede clavarte un filo en el cuello?-Dijo, con un tono molesto y seco-Además, estás... Mal-No pudo morderse la lengua, y esas palabras le salieron casi por inercia. Luego comprendió que se había equivocado. Suspiró y se asió el cabello de nuevo-Sigamos manteniendo los ojos abiertos
La idea de Matt no era mala. Acabar con el que supuestamente contrató a Thomas sería algo inteligente, y evitaría un enfrentamiento directo. Helena estaba de acuerdo con el plan.
-¡Que no es mi maestro!-Soltó ante la nueva mención sobre el tema por parte del virrey con cierto tono frustrado. Odiaba tener que repetir lo mismo más de una vez.
Ante el comentario del prostíbulo, Helena revoleó los ojos, lo sabía, los hombres no se podían conformar con un solo sitio dónde satisfacer sus necesidades sexuales, sino que tendrían que haber más, y cada cual más pintoresco que el anterior. Aunque había que tener agallas para abrir un prostíbulo sabiendo que el propietario del más famoso era el propio virrey de la ciudad sin ley.
Revoleó los ojos de nuevo y suspiró ante los auto-halagos de Matt. Claramente no le hacía falta abuela.
-Por los dioses-Dijo al llegar al lugar junto al asqueroso río-¿A quién le puede apetecer follar en un sitio como este?-Se cruzó de brazos y barrió con la mirada todo el horrible paisaje que se allí se alzaba. Además, olía fatal. Un gesto de asco se le hizo claramente notable en el rostro
Antes de entrar al establecimiento, se bajó la capucha, la cual antes se había alzado al salir de la taberna.
-Mantén los ojos abiertos-Insistió mientras caminaba hacia el interior
Al entrar, pudieron ver cómo todo el establecimiento apestaba a alcohol, aparte del olor exterior. Al lado de aquel antro, el prostíbulo de Matt parecía el paraíso.
La decoración sí que era más normal y menos extravagante que la del virrey. Trataba de conseguir una escena agradable y confortable, con diferentes piezas de decoraciones como jarrones, pieles de animales y cuadros de bellos paisajes. Claramente toda esa atmósfera la estropeaba el olor.
De pronto, una prostituta se acercó al par que había entrado; Helena y Matthew Owens.
-¿Qué tal, pareja?-Se le notaba tambaleante y con el norte perdido
-Ugh, una puta borracha, genial-Dijo, con sarcasmo
-Cariño, te veo muy estresada...-Se acercó a la rubia y le colocó el dedo índice sobre el esternón, justo entre ambos pechos-Si habéis venido a experimentar y poder salvar vuestro matrimonio, este es vuestro sitio. No hace falta que estés encapuchada aquí, nadie te va a juzgar, a no ser que te vayan el "tema duro" de esos que les gustan a algunas-Rió. Apestaba verdaderamente a alcohol
A Helena rápidamente le subió un rubor que le dejó el rostro como un completo tomate. Le temblaban las manos de la repentina ira que la prostituta le había invocado. Acto seguido, le agarró el mismo dedo con la que la tocaba y se lo apartó, aunque sin dejar de soltarlo en ningún momento. Después, la miró a los ojos, mostrando un semblante siniestro.
-Vuelve a tocarme y te arrancaré el dedo para luego metértelo por donde te quepa-Amenazó. Acto seguido, le retorció un poco el dedo-Y no somos pareja, ¿¡QUEDA CLARO!?-Apretó la mandíbula y miró de una forma asesina a la chica. En ese día en especial le estaban tocando la moral con lo de confundirla con ser amante de Matthew Owens.
-No creas que tengo miedo ni nada por el estilo-Se asió el cabello, intentando que sus gestos encajaran con lo que quería aparentar, aunque internamente estaba aterrorizada-...Es simple respeto. Es un buen asesino, y no soy tan necia como para querer enfrentarme a él de forma directa
Matt se seguía tomando el asunto a broma, y era algo que no agradó a la bruja, la cual lo miró con desaprobación.
-¿Qué mas da cómo vista cuando puede clavarte un filo en el cuello?-Dijo, con un tono molesto y seco-Además, estás... Mal-No pudo morderse la lengua, y esas palabras le salieron casi por inercia. Luego comprendió que se había equivocado. Suspiró y se asió el cabello de nuevo-Sigamos manteniendo los ojos abiertos
La idea de Matt no era mala. Acabar con el que supuestamente contrató a Thomas sería algo inteligente, y evitaría un enfrentamiento directo. Helena estaba de acuerdo con el plan.
-¡Que no es mi maestro!-Soltó ante la nueva mención sobre el tema por parte del virrey con cierto tono frustrado. Odiaba tener que repetir lo mismo más de una vez.
Ante el comentario del prostíbulo, Helena revoleó los ojos, lo sabía, los hombres no se podían conformar con un solo sitio dónde satisfacer sus necesidades sexuales, sino que tendrían que haber más, y cada cual más pintoresco que el anterior. Aunque había que tener agallas para abrir un prostíbulo sabiendo que el propietario del más famoso era el propio virrey de la ciudad sin ley.
Revoleó los ojos de nuevo y suspiró ante los auto-halagos de Matt. Claramente no le hacía falta abuela.
-Por los dioses-Dijo al llegar al lugar junto al asqueroso río-¿A quién le puede apetecer follar en un sitio como este?-Se cruzó de brazos y barrió con la mirada todo el horrible paisaje que se allí se alzaba. Además, olía fatal. Un gesto de asco se le hizo claramente notable en el rostro
Antes de entrar al establecimiento, se bajó la capucha, la cual antes se había alzado al salir de la taberna.
-Mantén los ojos abiertos-Insistió mientras caminaba hacia el interior
Al entrar, pudieron ver cómo todo el establecimiento apestaba a alcohol, aparte del olor exterior. Al lado de aquel antro, el prostíbulo de Matt parecía el paraíso.
La decoración sí que era más normal y menos extravagante que la del virrey. Trataba de conseguir una escena agradable y confortable, con diferentes piezas de decoraciones como jarrones, pieles de animales y cuadros de bellos paisajes. Claramente toda esa atmósfera la estropeaba el olor.
De pronto, una prostituta se acercó al par que había entrado; Helena y Matthew Owens.
-¿Qué tal, pareja?-Se le notaba tambaleante y con el norte perdido
-Ugh, una puta borracha, genial-Dijo, con sarcasmo
-Cariño, te veo muy estresada...-Se acercó a la rubia y le colocó el dedo índice sobre el esternón, justo entre ambos pechos-Si habéis venido a experimentar y poder salvar vuestro matrimonio, este es vuestro sitio. No hace falta que estés encapuchada aquí, nadie te va a juzgar, a no ser que te vayan el "tema duro" de esos que les gustan a algunas-Rió. Apestaba verdaderamente a alcohol
A Helena rápidamente le subió un rubor que le dejó el rostro como un completo tomate. Le temblaban las manos de la repentina ira que la prostituta le había invocado. Acto seguido, le agarró el mismo dedo con la que la tocaba y se lo apartó, aunque sin dejar de soltarlo en ningún momento. Después, la miró a los ojos, mostrando un semblante siniestro.
-Vuelve a tocarme y te arrancaré el dedo para luego metértelo por donde te quepa-Amenazó. Acto seguido, le retorció un poco el dedo-Y no somos pareja, ¿¡QUEDA CLARO!?-Apretó la mandíbula y miró de una forma asesina a la chica. En ese día en especial le estaban tocando la moral con lo de confundirla con ser amante de Matthew Owens.
Helena Rhodes
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Re: Nadie conoce a nadie [Privado] [Cerrado]
El Humano asentía sin escuchar las palabras de Helena, era mejor darle la razón o se enojaría aún más. La mirada de desaprobación de la Hechicera era bastante clara, también su tono dejaba en evidencia lo frustrante que resultaba la situación, estaba incómoda, y algo atemorizada, nada de eso era problema de Matt. Pero aún así haría algo al respecto.
-Entiendo tu preocupación, y sé que la situación se ve bastante mal - “Sin contar con que soy el que peor la está pasando” - Pero debes entender que no puedo dejar que te metas sola en algo tan peligroso, tampoco puedo darle la tarea de acompañarte a nadie más. Eres mi asesina y no estoy dispuesto a perderte - No la miraba mientras hablaba -Estar mal no es una excusa. Debes entender que esta enfermedad tardará un tiempo en irse, si la respuesta a un intento de asesinato es esconderme, entonces no dejarán de mandar a personas como tu No-Maestro hasta conseguirlo. El mensaje tiene que ser contundente, solo tienen una oportunidad y si fallan tendrán consecuencias -
Por dentro, el local estaba exactamente como Matt lo recordaba “Una decoración tan vulgar es difícil de olvidar” pensaba el estafador mientras miraba todo y arrugaba ligeramente el ceño. En cuanto una de las prostitutas apareció volvió a sonreír, encantador y amable, tal como era siempre.
-Ciertamente está muy estresada - Confirmó Matt, ganándose varias miradas más de odio de parte de Helena - No sé si nuestro matrimonio tiene alguna solución, en verdad estamos desesperados - Y por el gesto y el tono que usaba Owens cualquiera diría que en verdad era un marido afligido - Siquiera deja que la toque, cada vez que quiero acercarme me grita y me ataca con sus hechizos de agua. Hace algunas semanas quise darme un baño romántico con ella... ¡Me arrojó todos los implementos que encontró! Hay un límite para lo que un encantador esposo y excelente amante como yo puede soportar - La mayoría de esos datos eran ciertos.
La mujer parecía escuchar a Matt con bastante atención, dentro de lo que su estado de ebriedad le permitía, pero en seguida volvió a mirar a Helena, cuando está le comenzó a retorcer el dedo. El Virrey miró con ligero interés el altercado entre ambas damas, pero casi de inmediato volvió a observar los alrededores, la sala estaba bastante vacía “Aparentemente mis ataques indirectos están dando resultados” no es como sí Matthew no hiciera nada para ganarse el odio de sus competidores.
-Amor, cuando termines de jugar con la prostituta ¿Podríamos seguir con lo que vinimos a hacer? - Y le sonrió de esa manera a Helena que significaba “Déjate de tonterías y vámonos” - Sé dónde queda la oficina de mi Querida Camarada... Es probable que sepa que algo pasó - Y los estaría esperando, pero ese no debería ser un problema, para algo Matt había traído a su mejor asesina.
El Humano se metió en uno de los pasillos, no tenía ventanas así que se sentía bastante encerrado y húmedo, las maderas del piso chirriaban así que era prácticamente imposible colarse sin ser oído. Al llegar frente a una puerta en particular Owens se detuvo y tocó varias veces, pero no hubo respuesta alguna, finalmente la abrió mientras le hacía un gesto a la Hechicera para que estuviera atenta.
La oficina era normal, aunque parecía más bien el camarote de un capitán de barco antes que una habitación en un prostíbulo. Aparentemente no había nadie, Matt se encogió de hombros y entró, precisamente en ese momento unos tentáculos bajaron desde el techo y rápidamente se cerraron alrededor del Virrey.
-Que alegría verte, Matthew - Se escuchó una voz femenina desde el techo - ¿Que te trae por aquí? - Tenía un acento extraño, como si fuera una extranjera que venía de muy lejos. Su cabello era negro y muy lacio, sus pupilas se extendían tanto que prácticamente no había espacio para el iris. Hasta la cintura parecía ser una mujer humana, pero de allí para abajo unos grandes tentáculos completaban lo que vendrían a ser sus piernas - ¿Y quién es esta muchacha que trajiste contigo? -
-Entiendo tu preocupación, y sé que la situación se ve bastante mal - “Sin contar con que soy el que peor la está pasando” - Pero debes entender que no puedo dejar que te metas sola en algo tan peligroso, tampoco puedo darle la tarea de acompañarte a nadie más. Eres mi asesina y no estoy dispuesto a perderte - No la miraba mientras hablaba -Estar mal no es una excusa. Debes entender que esta enfermedad tardará un tiempo en irse, si la respuesta a un intento de asesinato es esconderme, entonces no dejarán de mandar a personas como tu No-Maestro hasta conseguirlo. El mensaje tiene que ser contundente, solo tienen una oportunidad y si fallan tendrán consecuencias -
Por dentro, el local estaba exactamente como Matt lo recordaba “Una decoración tan vulgar es difícil de olvidar” pensaba el estafador mientras miraba todo y arrugaba ligeramente el ceño. En cuanto una de las prostitutas apareció volvió a sonreír, encantador y amable, tal como era siempre.
-Ciertamente está muy estresada - Confirmó Matt, ganándose varias miradas más de odio de parte de Helena - No sé si nuestro matrimonio tiene alguna solución, en verdad estamos desesperados - Y por el gesto y el tono que usaba Owens cualquiera diría que en verdad era un marido afligido - Siquiera deja que la toque, cada vez que quiero acercarme me grita y me ataca con sus hechizos de agua. Hace algunas semanas quise darme un baño romántico con ella... ¡Me arrojó todos los implementos que encontró! Hay un límite para lo que un encantador esposo y excelente amante como yo puede soportar - La mayoría de esos datos eran ciertos.
La mujer parecía escuchar a Matt con bastante atención, dentro de lo que su estado de ebriedad le permitía, pero en seguida volvió a mirar a Helena, cuando está le comenzó a retorcer el dedo. El Virrey miró con ligero interés el altercado entre ambas damas, pero casi de inmediato volvió a observar los alrededores, la sala estaba bastante vacía “Aparentemente mis ataques indirectos están dando resultados” no es como sí Matthew no hiciera nada para ganarse el odio de sus competidores.
-Amor, cuando termines de jugar con la prostituta ¿Podríamos seguir con lo que vinimos a hacer? - Y le sonrió de esa manera a Helena que significaba “Déjate de tonterías y vámonos” - Sé dónde queda la oficina de mi Querida Camarada... Es probable que sepa que algo pasó - Y los estaría esperando, pero ese no debería ser un problema, para algo Matt había traído a su mejor asesina.
El Humano se metió en uno de los pasillos, no tenía ventanas así que se sentía bastante encerrado y húmedo, las maderas del piso chirriaban así que era prácticamente imposible colarse sin ser oído. Al llegar frente a una puerta en particular Owens se detuvo y tocó varias veces, pero no hubo respuesta alguna, finalmente la abrió mientras le hacía un gesto a la Hechicera para que estuviera atenta.
La oficina era normal, aunque parecía más bien el camarote de un capitán de barco antes que una habitación en un prostíbulo. Aparentemente no había nadie, Matt se encogió de hombros y entró, precisamente en ese momento unos tentáculos bajaron desde el techo y rápidamente se cerraron alrededor del Virrey.
-Que alegría verte, Matthew - Se escuchó una voz femenina desde el techo - ¿Que te trae por aquí? - Tenía un acento extraño, como si fuera una extranjera que venía de muy lejos. Su cabello era negro y muy lacio, sus pupilas se extendían tanto que prácticamente no había espacio para el iris. Hasta la cintura parecía ser una mujer humana, pero de allí para abajo unos grandes tentáculos completaban lo que vendrían a ser sus piernas - ¿Y quién es esta muchacha que trajiste contigo? -
Matthew Owens
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Re: Nadie conoce a nadie [Privado] [Cerrado]
La prostituta se aquejaba del dolor, y estaba acongojada debido a la agresiva respuesta por parte de la bruja. Cuando el virrey le ordenó que parase y siguieran con el cometido por el cual habían ido a aquel putrefacto lugar, se oyó un chasquido en el dedo de la muchacha, claramente se lo había dislocado. Abandonó el lugar sin hacer muchas más preguntas y con la intención de nunca más acercarse a Helena.
Tras eso, tanto el virrey como la asesina se adentraron aún más en el prostíbulo. La mayoría de prostitutas estaban tiradas; dormidas y borrachas, y quién sabe si algo más.
-Deja de decir que somos amantes-Lo miró con desdén y de reojo mientras cruzaban un oscuro pasillo.
Llegaron al final; una puerta se interponía entre ellos y seguramente aquel ser que había supuestamente contratado a Thomas Callahan. Sabía que los servicios del vampiro no eran gratis, y que los que a él recurrían es que realmente estaban desesperados por ver muerto a su peor enemigo. Era el mejor asesino que había conocido, y también el más letal. Tuvo la suerte de aprender sus trucos, pero ni de lejos estaba a su altura.
Cuando el humano abrió la puerta, pudieron ver, desde su posición, que nadie había allí; craso error de identificación. Helena sabía que en toda aquella situación había algo raro, y quiso detener al virrey, pero este se adelantó a su advertencia y, como siempre, hizo lo que se le vino en gana. Y lo acabó pagando.
Otro tentáculo fue directo al ataque, pero la bruja logró otra vez esquivarlo agachándose, pero esta vez la mujer-bestia le ganó la partida y con otro tentáculo barrió todo el suelo. lo que ocasionó varios destrozos de importancia en la habitación (los que había habido hasta ahora no eran tan importantes).
La Rhodes quiso ponerse en pie, pero antes de llegar a reincorporarse notó que ya había perdido el combate. Notó que una daga se le apoyaba a un lado del cuello, y cómo una presencia surgida de las mismas sombras ahora se encontraba justo detrás suya, además de eso, una mano se le posó en el hombro. Odiaba que la tocaran, y más aún cuando había perdido un combate.
-Helena, siempre fuiste una chica lista, así que ahora esconderás tu arma-Aquella voz ronca y casi metálica era inconfundible para ella, no tenía escapatoria.
Frustrada y decaída, echó un vistazo hacia Matt. Sentía enormemente haberle fallado. Se mordió el labio inferior, ¡No quería admitir que había fallado! Pero poco se podía hacer en una situación así. La mano de Thomas se sentía tan cálida y reconfortante... Sin duda, le traía recuerdos; malos y buenos, y no sabría distinguir cuáles pesaban más en la balanza y qué cantidad se podía discernir entre ambos.
De pronto, en la sala entraron un par de mujeres; claramente por su vestimenta eran prostitutas, y Matt seguramente las conocería; eran sus chicas. En su mirada se podía denotar que tenían el norte perdido, como si de alguna forma carecieran de alma; claramente estaban actuando en contra de su voluntad. Ambas portaban un cuchillo cada una. Thomas dejó de posicionarse detrás de Helena y se le adelantó; ahora las dos prostitutas la agarraban y le clavaban sus armas; una en el cuello y otra en uno de los riñones.
-Te dije que mi plan no fallaría-Miró a la mujer-bestia que le había contratado. Ahora miró a Matt-Hubiese sido mejor enfrentarnos en tu casa, quizás hubieras tenido alguna posibilidad. Eres un virrey débil, y no por tu supuesta enfermedad, sino por tu ego; mira a dónde te ha llevado.-Le reprimió, pero no enojado ni echándoselo en cara, sino a modo de consejo. Con un espasmo de muñeca, volvió a descubrir su daga; era el mismo tipo de arma que Helena llevaba, pero en el brazo contrario-Ahora cumpliré mi trabajo. No es nada personal-Le aseguró a Matt
Tras eso, tanto el virrey como la asesina se adentraron aún más en el prostíbulo. La mayoría de prostitutas estaban tiradas; dormidas y borrachas, y quién sabe si algo más.
-Deja de decir que somos amantes-Lo miró con desdén y de reojo mientras cruzaban un oscuro pasillo.
Llegaron al final; una puerta se interponía entre ellos y seguramente aquel ser que había supuestamente contratado a Thomas Callahan. Sabía que los servicios del vampiro no eran gratis, y que los que a él recurrían es que realmente estaban desesperados por ver muerto a su peor enemigo. Era el mejor asesino que había conocido, y también el más letal. Tuvo la suerte de aprender sus trucos, pero ni de lejos estaba a su altura.
Cuando el humano abrió la puerta, pudieron ver, desde su posición, que nadie había allí; craso error de identificación. Helena sabía que en toda aquella situación había algo raro, y quiso detener al virrey, pero este se adelantó a su advertencia y, como siempre, hizo lo que se le vino en gana. Y lo acabó pagando.
Un tentáculo agarró a Matthew, elevándolo un metro por encima del suelo. Con un rápido espasmo de muñeca, que hacía activarse a su daga, Helena entró en la habitación a toda prisa y allí pudo ver mejor quién era la supuesta rival del virrey. Apretó la mandíbula en un gesto de rabia. La mujer se movió rápidamente, con Matt en todo momento agarrado, al fondo de la habitación, aún colgada del techo debido a sus pegajosos tentáculos. -¡Suéltalo! -Vaya, qué energías que se gasta -Comentó, mientras una sonrisilla pícara se le dibujaba en su rostro Uno de los tentáculos se acercó a toda velocidad a la Rhodes para intentar también agarrarla, pero esta rodó hacia un lado, esquivando toda posibilidad de agarre. De nuevo, otro tentáculo se abalanzó hacia ella, pero en vez de tener la intención de agarrarla, este iba a golpear. La bruja también se zafó de este ataque, y tirando de reflejos logró agarrarlo, tiró de él y lo pisó, la mujer-bestia gruñó de dolor, pero el ataque de la rubia no acabaría ahí, ya que intentaría apuñalarlo, cosa que logró y que generó la arrancada de un grito por parte de su enemiga. | [Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen] |
Otro tentáculo fue directo al ataque, pero la bruja logró otra vez esquivarlo agachándose, pero esta vez la mujer-bestia le ganó la partida y con otro tentáculo barrió todo el suelo. lo que ocasionó varios destrozos de importancia en la habitación (los que había habido hasta ahora no eran tan importantes).
La Rhodes quiso ponerse en pie, pero antes de llegar a reincorporarse notó que ya había perdido el combate. Notó que una daga se le apoyaba a un lado del cuello, y cómo una presencia surgida de las mismas sombras ahora se encontraba justo detrás suya, además de eso, una mano se le posó en el hombro. Odiaba que la tocaran, y más aún cuando había perdido un combate.
-Helena, siempre fuiste una chica lista, así que ahora esconderás tu arma-Aquella voz ronca y casi metálica era inconfundible para ella, no tenía escapatoria.
Frustrada y decaída, echó un vistazo hacia Matt. Sentía enormemente haberle fallado. Se mordió el labio inferior, ¡No quería admitir que había fallado! Pero poco se podía hacer en una situación así. La mano de Thomas se sentía tan cálida y reconfortante... Sin duda, le traía recuerdos; malos y buenos, y no sabría distinguir cuáles pesaban más en la balanza y qué cantidad se podía discernir entre ambos.
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De pronto, en la sala entraron un par de mujeres; claramente por su vestimenta eran prostitutas, y Matt seguramente las conocería; eran sus chicas. En su mirada se podía denotar que tenían el norte perdido, como si de alguna forma carecieran de alma; claramente estaban actuando en contra de su voluntad. Ambas portaban un cuchillo cada una. Thomas dejó de posicionarse detrás de Helena y se le adelantó; ahora las dos prostitutas la agarraban y le clavaban sus armas; una en el cuello y otra en uno de los riñones.
-Te dije que mi plan no fallaría-Miró a la mujer-bestia que le había contratado. Ahora miró a Matt-Hubiese sido mejor enfrentarnos en tu casa, quizás hubieras tenido alguna posibilidad. Eres un virrey débil, y no por tu supuesta enfermedad, sino por tu ego; mira a dónde te ha llevado.-Le reprimió, pero no enojado ni echándoselo en cara, sino a modo de consejo. Con un espasmo de muñeca, volvió a descubrir su daga; era el mismo tipo de arma que Helena llevaba, pero en el brazo contrario-Ahora cumpliré mi trabajo. No es nada personal-Le aseguró a Matt
Helena Rhodes
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Re: Nadie conoce a nadie [Privado] [Cerrado]
No podría decir que no se lo esperaba, aunque tampoco hubiese preferido que terminara de esa manera, Matt se encontraba ahora firmemente agarrado por los suaves tentáculos de su rival. En otras circunstancias podría haber sido una sensación casi agradable, pero ahora mismo el estafador se encontraba ante el apuro de tener que zafarse antes de que la Mujer-Bestia decidiera estrujarlo hasta romper todos sus huesos.
-Estoy seguro que podemos conversar y llegar a un acuerdo... – Intentó convencerla el Virrey, pero en seguida una de las extremidades se movió hasta su boca para evitar que siguiera hablando.
-Shhh, no digas más, el momento para negociar era hace tres meses, cuando fui a tu tienda y te pedí que dividiéramos los territorios. No quisiste escucharme, ahora es demasiado tarde – Era impresionante con la facilidad que podía mover el cuerpo de Owens, aparentemente el peso de un hombre adulto era nada para la fuerza de sus tentáculos.
Luego de esto Matt no pudo hacer mucho más, mientras Helena se acercaba para intentar liberarlo y esquivaba los ataques de la Mujer-pulpo. El Virrey intentaba mover los brazos, pero el agarre era demasiado firme, apenas podía mover las manos a los lados del cuerpo y en seguida las ventosas se pegaban a su piel. Al tener la boca tapada tampoco pudo avisarle a la Hechicera que alguien más estaba entrando en la habitación.
-Mfgghh, jfghgbbb – Mascullaba Matthew con el tentáculo tapando su boca, el agotamiento le estaba ganando, la enfermedad sumado al esfuerzo que estaba haciendo para intentar liberarse hacía que se mareara, sentía que iba a perder el conocimiento.
Más personas entraron en la habitación, aunque para ese momento Owens solo veía un montón de imágenes que daban vueltas sin control. Su cuerpo no era capaz de ubicar dónde era arriba y donde abajo, probablemente si la Mujer-Bestia lo hubiese soltado en ese momento habría caído al piso sin más. Aun así parecía seguir queriendo hablar, estando débil, pálido, transpirando y respirando con dificultad, no parecía ser una gran amenaza.
-Que lástima me das, Matthew Owens. Ya no pareces el hombre que conocí cuando llegamos a la ciudad – El Humano seguía farfullando - ¿Qué es lo que tanto quieres decir? –La mujer por fin retiró el tentáculo de la boca del Virrey.
-Sin... sombrero... –
-¿Qué? –
-La muy desgraciada vino… Todo el camino hasta aquí… Y no trajo el sombrero, jajajajaja – La fuerte risa de Matt se hizo eco por todo el establecimiento,en contraste con el silencioso desconcierto del resto.
Entonces notaron que la Mano Maldita había aparecido en la oficina.
-¿Esa es la famosa mano que causa todas nuestras desgracias? – Owens no parecía escucharla.
-Así que tú eres Thomas – Le dijo al vampiro mientras se acercaba con su arma – Quiero decirte algo muy importante antes de que me cortes la garganta – Se seguía moviendo, intentando aflojar el agarre – Solo hay espacio para un campesino en la vida de Helena, y ya está ocupado – Un dato que poca gente conocía, los orígenes de Matthew eran precisamente aquellos de los que siempre se burlaba.
En la mano del estafador apareció una daga de obsidiana, claramente no podía mover el brazo lo suficiente como para resultar una amenaza para el Vampiro, ni tampoco podría hacerle una herida mortal a la Mujer-Bestia. Pero lo que si podía hacer era Un Corte, y eso era todo lo que necesitaba para que el veneno del arma se filtrara por el torrente sanguíneo. La daga de obsidiana que había conseguido en la mansión Bradbury era muy efectiva, inmediatamente el corte cambiaba a un estado necrótico, cicatrizaba y la victima comenzaba a sentir el cambio.
La Mujer-Bestia soltó a Matt y empezó a retorcerse, moviendo los tentáculos en todas direcciones y destrozando el lugar en el proceso. Owens no tenía fuerzas siquiera para poder aterrizar de pie, cayó al piso y allí se quedó, aunque se seguía escuchando su risa.
---------------------------------------
Subrayado: "Cuchillo de obsidiana Superior": Necrosis inmediata: Ejerce un corte que cicatriza al instante en un estado de necrosis. En los siguientes turnos y hasta el final del tema, el rival será maldecido y se convertirá en un vampiro. Con la fotosensibilidad y el hambre de sangre que eso supone.
-Estoy seguro que podemos conversar y llegar a un acuerdo... – Intentó convencerla el Virrey, pero en seguida una de las extremidades se movió hasta su boca para evitar que siguiera hablando.
-Shhh, no digas más, el momento para negociar era hace tres meses, cuando fui a tu tienda y te pedí que dividiéramos los territorios. No quisiste escucharme, ahora es demasiado tarde – Era impresionante con la facilidad que podía mover el cuerpo de Owens, aparentemente el peso de un hombre adulto era nada para la fuerza de sus tentáculos.
Luego de esto Matt no pudo hacer mucho más, mientras Helena se acercaba para intentar liberarlo y esquivaba los ataques de la Mujer-pulpo. El Virrey intentaba mover los brazos, pero el agarre era demasiado firme, apenas podía mover las manos a los lados del cuerpo y en seguida las ventosas se pegaban a su piel. Al tener la boca tapada tampoco pudo avisarle a la Hechicera que alguien más estaba entrando en la habitación.
-Mfgghh, jfghgbbb – Mascullaba Matthew con el tentáculo tapando su boca, el agotamiento le estaba ganando, la enfermedad sumado al esfuerzo que estaba haciendo para intentar liberarse hacía que se mareara, sentía que iba a perder el conocimiento.
Más personas entraron en la habitación, aunque para ese momento Owens solo veía un montón de imágenes que daban vueltas sin control. Su cuerpo no era capaz de ubicar dónde era arriba y donde abajo, probablemente si la Mujer-Bestia lo hubiese soltado en ese momento habría caído al piso sin más. Aun así parecía seguir queriendo hablar, estando débil, pálido, transpirando y respirando con dificultad, no parecía ser una gran amenaza.
-Que lástima me das, Matthew Owens. Ya no pareces el hombre que conocí cuando llegamos a la ciudad – El Humano seguía farfullando - ¿Qué es lo que tanto quieres decir? –La mujer por fin retiró el tentáculo de la boca del Virrey.
-Sin... sombrero... –
-¿Qué? –
-La muy desgraciada vino… Todo el camino hasta aquí… Y no trajo el sombrero, jajajajaja – La fuerte risa de Matt se hizo eco por todo el establecimiento,en contraste con el silencioso desconcierto del resto.
Entonces notaron que la Mano Maldita había aparecido en la oficina.
-¿Esa es la famosa mano que causa todas nuestras desgracias? – Owens no parecía escucharla.
-Así que tú eres Thomas – Le dijo al vampiro mientras se acercaba con su arma – Quiero decirte algo muy importante antes de que me cortes la garganta – Se seguía moviendo, intentando aflojar el agarre – Solo hay espacio para un campesino en la vida de Helena, y ya está ocupado – Un dato que poca gente conocía, los orígenes de Matthew eran precisamente aquellos de los que siempre se burlaba.
En la mano del estafador apareció una daga de obsidiana, claramente no podía mover el brazo lo suficiente como para resultar una amenaza para el Vampiro, ni tampoco podría hacerle una herida mortal a la Mujer-Bestia. Pero lo que si podía hacer era Un Corte, y eso era todo lo que necesitaba para que el veneno del arma se filtrara por el torrente sanguíneo. La daga de obsidiana que había conseguido en la mansión Bradbury era muy efectiva, inmediatamente el corte cambiaba a un estado necrótico, cicatrizaba y la victima comenzaba a sentir el cambio.
La Mujer-Bestia soltó a Matt y empezó a retorcerse, moviendo los tentáculos en todas direcciones y destrozando el lugar en el proceso. Owens no tenía fuerzas siquiera para poder aterrizar de pie, cayó al piso y allí se quedó, aunque se seguía escuchando su risa.
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Subrayado: "Cuchillo de obsidiana Superior": Necrosis inmediata: Ejerce un corte que cicatriza al instante en un estado de necrosis. En los siguientes turnos y hasta el final del tema, el rival será maldecido y se convertirá en un vampiro. Con la fotosensibilidad y el hambre de sangre que eso supone.
Matthew Owens
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Re: Nadie conoce a nadie [Privado] [Cerrado]
El brazo maldito apareció en el lugar, tal y como siempre lo hacía; sin avisar, y transmitiendo un aura siniestra. De alguna forma, aquella aparición hizo que Thomas retrasara la ejecución de Matthew, ya que detuvo su mano y miró de reojo al objeto en cuestión.
-...-No hizo comentario alguno mientras veía cómo Owens y la mujer reaccionaban ante tal escena
Helena seguía siendo agarrada por las dos prostitutas de Matt, las puntas de los cuchillos se le clavaban en la piel, era incómodo. Ahora sabía cómo se sentía la gente cuando ella estaba al otro lado, y sin duda alguna era efectivo como método intimidatorio, aunque carente de empatía, ahora la bruja odiaba estar en aquella posición.
Cerró los ojos. No quería ver el final de aquella escena, el cual ya se había imaginado en su mente.
Oyó las palabras de Matt, que le obligaron a abrir los ojos y posar su mirada en el virrey. Acto seguido, pudo ver cómo este se zafaba del agarre de la mujer pulpo y esta se volvía colérica, destrozando todo lo que su alrededor se encontraba y obligando a Thomas a retroceder para no ser interceptado por uno de sus tentáculos. No era para nada un resultado que nadie de allí, salvo Matthew Owens, se hubiera esperado.
Notó cómo la opresión a la que estaba sometida fue aflojada, y lo aprovechó. Si algo había aprendido durante los años antes de llegar a Ciudad Lagarto y vivir como una vulgar asesina más, era a aprovechar cada instante en el que las cosas parecieran ir a su favor; agarrarse a ello y luchar por salir adelante, fuese como fuese.
En mitad de aquel descontrol, agarró la muñeca de la que le amenazaba en el cuello, y acto seguido pateó hacia atrás a la que le amenazaba los riñones. Esta última quedó lejos de poder hacerle daño, por lo que finalmente, aún agarrando la muñeca de la otra, se dio la vuelta y la retorció, haciendo que dejara caer el arma. Tras eso, solo bastó un puñetazo limpio en su rostro para hacerla caer inconsciente.
La otra se abalanzó hacia Helena, con la intención de usar el cuchillo que portaba. La bruja descubrió su daga y la hizo chocar con el arma de la prostituta. Apartó la mano amenazante y se agachó para hacer un barrido con su pierna, para así hacer caer a su oponente. Cuando la chica cayó, la Rhodes terminó por dejarla inconsciente con una patada en la cabeza. A Matt no le gustaba que maltrataran a sus chicas, así que la rubia intentó ser lo más delicada posible de acuerdo a la situación.
El descontrol seguía, y Thomas buscaba una oportunidad para meterse entre los tentáculos de la mujer-pulpo y así poder matar al virrey, pero era demasiado peligroso, ya que un solo golpe podría incapacitarlo.
Helena, tirando de osadía e inconsciencia ante el peligro, corrió directa a la mujer-bestia, sobrepasando así al vampiro, el cual se quedó quieto, entrecerrando los ojos.
-...Insensata-Fue lo único que dijo
Para meterse en toda esa maraña de tentáculos, tuvo que agacharse y deslizarse por el suelo. Tras eso, logró ponerse en pie y seguir, esquivando un par que iban de un lado a otro. Cuando llegó hasta Owens, pudo escuchar cómo reía. La bruja esbozó una sonrisa y se aseguró que no tenía ninguna herida.
-Hay que salir de aquí-Le dijo, pero realmente no sabía cómo. Estaban rodeados de tentáculos locos y encima Thomas les esperaba también. Ahora había tomado consciencia de su inconsciencia. Suspiró, frustrada.
De pronto, los tentáculos se recogieron, y de un lado apareció la figura de la mujer-pulpo, con los ojos inyectados en sangre y la herida necrótica resaltándose. Sin dudarlo, se abalanzó sobre Helena, haciéndola caer al suelo, quedando ambas mujeres enzarzadas entre sí en una lucha de fuerza por ver quién cedía primero.
Finalmente, acabó ganando Helena. Esta descubrió su daga y se la hincó en el abdomen y sin piedad a la mujer-pulpo, la cual gimió de dolor y empezó a respirar pesadamente. La bruja se la quitó de encima y, una vez estando ella por encima acabó la jugada cortándole la garganta. Se llenó de sangre casi todo el brazo. Odiaba llenarse de sangre ajena, siempre le daba asco.
Tras eso, y jadeando, se puso en pie y desvió su mirada hacia el vampiro, el cual la había estado observando expectante en todo momento, cruzado de brazos. Cuando vio que la Rhodes había salido vencedora, se descruzó de brazos y empezó a caminar hacia la salida, con aire solemne y de rectitud.
-...¿Te vas?-Dijo con cierto tono de molestia y enojo, intentando aún recuperar el aliento.
Entonces, Thomas detuvo su marcha y giró el cuello a un lado, para así poder contestar a la Rhodes.
-Una vez muerto el interesado, el contrato se cancela. Deberías de saberlo, Helena
Y, dicho esto, el vampiro abandonó el lugar.
Helena entonces se acercó de nuevo a Owens para asegurarse del todo de su estado
-¡¡Matt!!-Parecía bastante enfermo-¿¡Estás bien!?-Intentó reincorporarlo para que se sentara, y así poder mirarle mejor a los ojos. Claramente, la preocupación de la bruja era notable, y no por una mísera relación de jefe-empleada.
-...-No hizo comentario alguno mientras veía cómo Owens y la mujer reaccionaban ante tal escena
Helena seguía siendo agarrada por las dos prostitutas de Matt, las puntas de los cuchillos se le clavaban en la piel, era incómodo. Ahora sabía cómo se sentía la gente cuando ella estaba al otro lado, y sin duda alguna era efectivo como método intimidatorio, aunque carente de empatía, ahora la bruja odiaba estar en aquella posición.
Cerró los ojos. No quería ver el final de aquella escena, el cual ya se había imaginado en su mente.
Oyó las palabras de Matt, que le obligaron a abrir los ojos y posar su mirada en el virrey. Acto seguido, pudo ver cómo este se zafaba del agarre de la mujer pulpo y esta se volvía colérica, destrozando todo lo que su alrededor se encontraba y obligando a Thomas a retroceder para no ser interceptado por uno de sus tentáculos. No era para nada un resultado que nadie de allí, salvo Matthew Owens, se hubiera esperado.
Notó cómo la opresión a la que estaba sometida fue aflojada, y lo aprovechó. Si algo había aprendido durante los años antes de llegar a Ciudad Lagarto y vivir como una vulgar asesina más, era a aprovechar cada instante en el que las cosas parecieran ir a su favor; agarrarse a ello y luchar por salir adelante, fuese como fuese.
En mitad de aquel descontrol, agarró la muñeca de la que le amenazaba en el cuello, y acto seguido pateó hacia atrás a la que le amenazaba los riñones. Esta última quedó lejos de poder hacerle daño, por lo que finalmente, aún agarrando la muñeca de la otra, se dio la vuelta y la retorció, haciendo que dejara caer el arma. Tras eso, solo bastó un puñetazo limpio en su rostro para hacerla caer inconsciente.
La otra se abalanzó hacia Helena, con la intención de usar el cuchillo que portaba. La bruja descubrió su daga y la hizo chocar con el arma de la prostituta. Apartó la mano amenazante y se agachó para hacer un barrido con su pierna, para así hacer caer a su oponente. Cuando la chica cayó, la Rhodes terminó por dejarla inconsciente con una patada en la cabeza. A Matt no le gustaba que maltrataran a sus chicas, así que la rubia intentó ser lo más delicada posible de acuerdo a la situación.
El descontrol seguía, y Thomas buscaba una oportunidad para meterse entre los tentáculos de la mujer-pulpo y así poder matar al virrey, pero era demasiado peligroso, ya que un solo golpe podría incapacitarlo.
Helena, tirando de osadía e inconsciencia ante el peligro, corrió directa a la mujer-bestia, sobrepasando así al vampiro, el cual se quedó quieto, entrecerrando los ojos.
-...Insensata-Fue lo único que dijo
Para meterse en toda esa maraña de tentáculos, tuvo que agacharse y deslizarse por el suelo. Tras eso, logró ponerse en pie y seguir, esquivando un par que iban de un lado a otro. Cuando llegó hasta Owens, pudo escuchar cómo reía. La bruja esbozó una sonrisa y se aseguró que no tenía ninguna herida.
-Hay que salir de aquí-Le dijo, pero realmente no sabía cómo. Estaban rodeados de tentáculos locos y encima Thomas les esperaba también. Ahora había tomado consciencia de su inconsciencia. Suspiró, frustrada.
De pronto, los tentáculos se recogieron, y de un lado apareció la figura de la mujer-pulpo, con los ojos inyectados en sangre y la herida necrótica resaltándose. Sin dudarlo, se abalanzó sobre Helena, haciéndola caer al suelo, quedando ambas mujeres enzarzadas entre sí en una lucha de fuerza por ver quién cedía primero.
Finalmente, acabó ganando Helena. Esta descubrió su daga y se la hincó en el abdomen y sin piedad a la mujer-pulpo, la cual gimió de dolor y empezó a respirar pesadamente. La bruja se la quitó de encima y, una vez estando ella por encima acabó la jugada cortándole la garganta. Se llenó de sangre casi todo el brazo. Odiaba llenarse de sangre ajena, siempre le daba asco.
Tras eso, y jadeando, se puso en pie y desvió su mirada hacia el vampiro, el cual la había estado observando expectante en todo momento, cruzado de brazos. Cuando vio que la Rhodes había salido vencedora, se descruzó de brazos y empezó a caminar hacia la salida, con aire solemne y de rectitud.
-...¿Te vas?-Dijo con cierto tono de molestia y enojo, intentando aún recuperar el aliento.
Entonces, Thomas detuvo su marcha y giró el cuello a un lado, para así poder contestar a la Rhodes.
-Una vez muerto el interesado, el contrato se cancela. Deberías de saberlo, Helena
Y, dicho esto, el vampiro abandonó el lugar.
Helena entonces se acercó de nuevo a Owens para asegurarse del todo de su estado
-¡¡Matt!!-Parecía bastante enfermo-¿¡Estás bien!?-Intentó reincorporarlo para que se sentara, y así poder mirarle mejor a los ojos. Claramente, la preocupación de la bruja era notable, y no por una mísera relación de jefe-empleada.
Helena Rhodes
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Re: Nadie conoce a nadie [Privado] [Cerrado]
La fiebre era demasiado alta, pero el Humano sentía un escalofrío recorriendo todo su cuerpo, apenas era consciente de todos los disturbios que ocurrían a su alrededor. Cerraba los ojos con fuerza porque, cada vez que intentaba ver lo que pasaba, la habitación entera daba vueltas, sentía que si intentaba enfocar la vista terminaría vomitando y aún tenía el suficiente amor propio como para no querer que lo vieran así.
“Hay que salir de aquí” Escuchó la voz de Helena llegando desde muy lejos.
-… ¿Aquí? – Siquiera sabía hacía dónde se supone que debían salir, abrió un poco uno de los ojos y vio un montón de tentáculos agitándose e intentando alcanzarlos – No, mejor no – Volvió a cerrarlos y se agarró a la Hechicera como si fuera una almohada.
Pero se la quitaron de los brazos, y Owens volvió a quedar tirado en el piso. Estiro las manos para intentar agarrarse de uno de los muebles y con esfuerzo se puso en pie, vio a las mujeres peleando en el piso, aparentemente era una escena muy graciosa en su mente.
Lentamente se deslizó hasta quedar sentado y con la espalda apoyada contra el mueble.De pronto todo quedó en silencio, la Mujer-Pulpo había dejado de moverse, sus tentáculos aún tenían ligeros espasmos, pero eran solo las últimas señales de vida antes de que terminara de morir.
-La verdad… Me siento terrible – Siquiera tenía fuerza como para mentir, así que decía las cosas tal y como las sentía -¿Qué tal estuvo mi papel como carnada? Jajaja – Pasó un brazo por arriba de los hombros de Helena, aunque sin la actitud coqueta que solía tener, simplemente necesitaba algo en lo que apoyarse si quería caminar derecho – Que se vaya a arrear ovejas ese campesino – Musitó mientras miraba con gesto ofendido la puerta por la que se había ido Thomas.
Las muchachas de Matt volvían a ser ellas mismas, aunque no podían más que quejarse por los golpes que habían recibido, no entendían donde estaban ni recordaban cómo habían llegado allí. El Virrey pasó caminando despacio con la ayuda de la asesina, no perdió el tiempo explicándoles nada, como sí habría hecho si se sintiera bien, simplemente necesitaba estar lejos de esa espantosa mano durante algunas horas.
-Necesito ir a mi casa… - Y cuando hablaba en esos términos sabían que no se refería al prostíbulo, sino a la mansión que estaba a las afueras de la ciudad – Tengo que alejarme de esa cosa… - Una noche de sueño, una deliciosa comida y algo de paz, es todo lo que Matthew necesitaba para volver a sentirse como nuevo – Por favor Helena, llévame allí –
Escondió el rostro en el hombro de la Hechicera, y casi parecía que iba a quedarse dormido allí mismo, pero por el momento seguía de pie. Cuando llegaron a la salida del prostíbulo allí estaba Brenda y varias más de las muchachas de Matt.
-¿Terminaron con el asunto? – Era un modo educado que utilizaba la enana para referirse a si habían matado a todas las posibles amenazas – Nos haremos cargo de este sitio – Miro a Owens que seguía agarrado a Helena - ¿Quieres que nos lo llevemos también? -
“Hay que salir de aquí” Escuchó la voz de Helena llegando desde muy lejos.
-… ¿Aquí? – Siquiera sabía hacía dónde se supone que debían salir, abrió un poco uno de los ojos y vio un montón de tentáculos agitándose e intentando alcanzarlos – No, mejor no – Volvió a cerrarlos y se agarró a la Hechicera como si fuera una almohada.
Pero se la quitaron de los brazos, y Owens volvió a quedar tirado en el piso. Estiro las manos para intentar agarrarse de uno de los muebles y con esfuerzo se puso en pie, vio a las mujeres peleando en el piso, aparentemente era una escena muy graciosa en su mente.
Lentamente se deslizó hasta quedar sentado y con la espalda apoyada contra el mueble.De pronto todo quedó en silencio, la Mujer-Pulpo había dejado de moverse, sus tentáculos aún tenían ligeros espasmos, pero eran solo las últimas señales de vida antes de que terminara de morir.
-La verdad… Me siento terrible – Siquiera tenía fuerza como para mentir, así que decía las cosas tal y como las sentía -¿Qué tal estuvo mi papel como carnada? Jajaja – Pasó un brazo por arriba de los hombros de Helena, aunque sin la actitud coqueta que solía tener, simplemente necesitaba algo en lo que apoyarse si quería caminar derecho – Que se vaya a arrear ovejas ese campesino – Musitó mientras miraba con gesto ofendido la puerta por la que se había ido Thomas.
Las muchachas de Matt volvían a ser ellas mismas, aunque no podían más que quejarse por los golpes que habían recibido, no entendían donde estaban ni recordaban cómo habían llegado allí. El Virrey pasó caminando despacio con la ayuda de la asesina, no perdió el tiempo explicándoles nada, como sí habría hecho si se sintiera bien, simplemente necesitaba estar lejos de esa espantosa mano durante algunas horas.
-Necesito ir a mi casa… - Y cuando hablaba en esos términos sabían que no se refería al prostíbulo, sino a la mansión que estaba a las afueras de la ciudad – Tengo que alejarme de esa cosa… - Una noche de sueño, una deliciosa comida y algo de paz, es todo lo que Matthew necesitaba para volver a sentirse como nuevo – Por favor Helena, llévame allí –
Escondió el rostro en el hombro de la Hechicera, y casi parecía que iba a quedarse dormido allí mismo, pero por el momento seguía de pie. Cuando llegaron a la salida del prostíbulo allí estaba Brenda y varias más de las muchachas de Matt.
-¿Terminaron con el asunto? – Era un modo educado que utilizaba la enana para referirse a si habían matado a todas las posibles amenazas – Nos haremos cargo de este sitio – Miro a Owens que seguía agarrado a Helena - ¿Quieres que nos lo llevemos también? -
Matthew Owens
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Re: Nadie conoce a nadie [Privado] [Cerrado]
Matthew al fin lo admitía; estaba mal, y no era ninguna sorpresa para la bruja, ni para nadie que tuviera un mínimo de visión. El aspecto del virrey no era halagüeño, y cada vez tenía pinta de ir a peor.
Owens le pidió que lo llevara a su casa, a las afueras de la ciudad. No era ninguna orden, sino una petición, una de auxilio. Pocas veces, por decir ninguna, había visto así al humano. Y ella, como su asesina personal, y quizás algo más en calidad sentimental, cumpliría su deseo.
-Puedes confiar en mí-Afirmó, mirándolo a los ojos. Pocas veces ambos tenían un semblante tan serio y necesitado entre ambos. Aquí se demostraban las cartas de la bruja para con el compromiso de su puesto.
Agarró a Matt como pudo y ambos, con dificultades debido al estado del virrey, salieron de aquel prostíbulo.
El humano acabó por echar la cabeza en el hombro de la bruja. En una situación común, la rubia habría apartado dicho rostro, asqueada y con cara de pocos amigos, pero esta vez era diferente. No sentía esa incomodidad que le impregnaba cada vez que alguien intentaba tocarla, es más, sentía que era la única allí que debía y tenía que proteger al virrey. Nadie más era apto.
Afuera, les esperaba Brenda. La Rhodes asintió ante su pregunta. Acto seguido, miró con desprecio al lugar del que había salido.
-Reducidlo a cenizas-Ordenó. Ante la segunda pregunta-propuesta de la mujer, la rubia negó con la cabeza-Yo me encargo. Ensillad a un caballo, quiere ir a su casa.-Le ordenó nuevamente a la mujer, con un semblante totalmente superior y serio
Dicho y hecho. Rápidamente trajeron un equino y Helena lo montó, detrás colocaron a Matthew, todo moribundo y famélico.
-Agárrate bien-Le dijo al humano-Y no se te ocurra perder la conciencia, o me enfadaré-Dijo esbozando media sonrisa pícara.
Sin más, asió las riendas del caballo y pronto pusieron rumbo hacia la casa de Matt.
Una vez en el bosque, Helena no se orientaba bien, por lo que tuvo que reducir la velocidad del equino hasta prácticamente ir a paso normal tirando a lento.
-¿Estás despierto? ¿Te encuentras bien?-Preguntó, asegurándose del estado del virrey-¿Puedes guiarme?
Tras otros minutos de camino, el silencio inundó el lugar, tan solo se escuchaban a los pequeños animales que por allí habitaban.
-Matt...-Le llamó-¿Fuiste campesino?-Preguntó, repentinamente. Era una cosa a la que le estaba dando vueltas desde que lo escuchó-Nunca me contaste en detalle cómo llegaste a ser virrey, ni a Ciudad Lagarto, ni tu pasado...-Se dio cuenta de lo que había dicho, y se detuvo-L-lo siento, no soy la más adecuada para preguntar eso... No quiero molestarte en tu estado-Dijo, quitándole importancia al asunto
Desde que llegó al continente de Aerandir, la única persona que conocía el pasado de Helena era la misma a la que había visto irse del prostíbulo con ese aire tan misterioso y sombrío que siempre portaba, la persona que le enseñó todo lo que sabía sobre la dura vida que le había acogido sin ella siquiera planearlo o quererlo... Nunca se atrevió a decírselo a nadie más. Era algo que guardaba, más que como un tesoro, como una vergüenza que no se debía saber. Simplemente el hecho de acordarse de ello, le producía sensación de tristeza y malestar.
Owens le pidió que lo llevara a su casa, a las afueras de la ciudad. No era ninguna orden, sino una petición, una de auxilio. Pocas veces, por decir ninguna, había visto así al humano. Y ella, como su asesina personal, y quizás algo más en calidad sentimental, cumpliría su deseo.
-Puedes confiar en mí-Afirmó, mirándolo a los ojos. Pocas veces ambos tenían un semblante tan serio y necesitado entre ambos. Aquí se demostraban las cartas de la bruja para con el compromiso de su puesto.
Agarró a Matt como pudo y ambos, con dificultades debido al estado del virrey, salieron de aquel prostíbulo.
El humano acabó por echar la cabeza en el hombro de la bruja. En una situación común, la rubia habría apartado dicho rostro, asqueada y con cara de pocos amigos, pero esta vez era diferente. No sentía esa incomodidad que le impregnaba cada vez que alguien intentaba tocarla, es más, sentía que era la única allí que debía y tenía que proteger al virrey. Nadie más era apto.
Afuera, les esperaba Brenda. La Rhodes asintió ante su pregunta. Acto seguido, miró con desprecio al lugar del que había salido.
-Reducidlo a cenizas-Ordenó. Ante la segunda pregunta-propuesta de la mujer, la rubia negó con la cabeza-Yo me encargo. Ensillad a un caballo, quiere ir a su casa.-Le ordenó nuevamente a la mujer, con un semblante totalmente superior y serio
Dicho y hecho. Rápidamente trajeron un equino y Helena lo montó, detrás colocaron a Matthew, todo moribundo y famélico.
-Agárrate bien-Le dijo al humano-Y no se te ocurra perder la conciencia, o me enfadaré-Dijo esbozando media sonrisa pícara.
Sin más, asió las riendas del caballo y pronto pusieron rumbo hacia la casa de Matt.
Una vez en el bosque, Helena no se orientaba bien, por lo que tuvo que reducir la velocidad del equino hasta prácticamente ir a paso normal tirando a lento.
-¿Estás despierto? ¿Te encuentras bien?-Preguntó, asegurándose del estado del virrey-¿Puedes guiarme?
Tras otros minutos de camino, el silencio inundó el lugar, tan solo se escuchaban a los pequeños animales que por allí habitaban.
-Matt...-Le llamó-¿Fuiste campesino?-Preguntó, repentinamente. Era una cosa a la que le estaba dando vueltas desde que lo escuchó-Nunca me contaste en detalle cómo llegaste a ser virrey, ni a Ciudad Lagarto, ni tu pasado...-Se dio cuenta de lo que había dicho, y se detuvo-L-lo siento, no soy la más adecuada para preguntar eso... No quiero molestarte en tu estado-Dijo, quitándole importancia al asunto
Desde que llegó al continente de Aerandir, la única persona que conocía el pasado de Helena era la misma a la que había visto irse del prostíbulo con ese aire tan misterioso y sombrío que siempre portaba, la persona que le enseñó todo lo que sabía sobre la dura vida que le había acogido sin ella siquiera planearlo o quererlo... Nunca se atrevió a decírselo a nadie más. Era algo que guardaba, más que como un tesoro, como una vergüenza que no se debía saber. Simplemente el hecho de acordarse de ello, le producía sensación de tristeza y malestar.
Helena Rhodes
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Re: Nadie conoce a nadie [Privado] [Cerrado]
Matt apenas escuchó la conversación entre Brenda y Helena, había confiado en que la Asesina lo llevaría a su casa, así que no era necesario que prestara atención o se preocupara por lo que estaba sucediendo: Sabía que ella compliría con su pedido.
Sintió que lo agarraban y que lo ayudaban a subir a un caballo, pasó los brazos alrededor de la cintura de Helena cuando le dijo “Agarrate bien”, quizás en otro momento hubiese aprovechado para hacer alguna broma, pero ahora mismo no se sentía con fuerzas para resistir siquiera uno de los golpes de la Asesina.
Luego Matt entró como en un estado de adormecimiento, el movimiento lento pero constante del caballo era como ser mecido en una cuna.
-Claro que puedo guiarte - Dijo en tono serio, más no enojado, en realidad el sentirse tan enfermo reducía las fuerzas y el esmero que podía utilizar para modificar el tono de su voz. En resumen: Matt estaba hablando como era en realidad, sin teatro - Será más sencillo sí me dejas tomar las riendas - Pasó los brazos por los costados y las agarró, dejando a Helena en el medio - Tengo que regalarte algo que te ayude a guiarte -
Owens seguía apoyando el mentón en el hombro de la Bruja, aunque no decía ni hacía nada más allá de eso, aparentemente estaba usando toda su concentración en poder llevar bien las riendas del animal. Incluso cuando Helena hizo todas esas preguntas, Matt se tardó un rato en contestar.
-Nací en una familia de campesinos, aunque no recuerdo mucho de ellos. Me regalaron a un anciano que necesitaba alguien que lo ayude con las tareas domésticas - Tenía la vaga idea de que en esa casa habían más niños, por lógica debían ser sus hermanos, pero Matthew no tenía interés en recordarlos - Así que técnicamente lo soy, por más que cambies tu nombre si naces campesino eso es lo que eres -
La respiración de Matt fue bajando en intensidad hasta que parecía que se había quedado dormido, aún así seguía agarrando las riendas con fuerza. A medida que se alejaban de la ciudad los mareos eran menos intensos, y los escalofríos se volvían menos frecuentes
-... Mi pasado no tiene cosas muy interesantes. Crecí en las calles, como miles de niños en Aerandir. Cualquier cosa que puedas imaginarte yo lo hice... con tal de sobrevivir - Apuro un poco el paso del caballo - ¿Y como llegue a ser Virrey?... - Podía verse la casa a lo lejos, ya no faltaba mucho - Te lo contaré en detalle, si te quedas conmigo - Comenzaba a sentirse mucho mejor, no había ni señales de la Mano Maldita.
Matthew volvía a sentirse de ánimos por lo que, seguramente podría recibir uno o dos golpes por parte de Helena sin mayores problemas.
Sintió que lo agarraban y que lo ayudaban a subir a un caballo, pasó los brazos alrededor de la cintura de Helena cuando le dijo “Agarrate bien”, quizás en otro momento hubiese aprovechado para hacer alguna broma, pero ahora mismo no se sentía con fuerzas para resistir siquiera uno de los golpes de la Asesina.
Luego Matt entró como en un estado de adormecimiento, el movimiento lento pero constante del caballo era como ser mecido en una cuna.
-Claro que puedo guiarte - Dijo en tono serio, más no enojado, en realidad el sentirse tan enfermo reducía las fuerzas y el esmero que podía utilizar para modificar el tono de su voz. En resumen: Matt estaba hablando como era en realidad, sin teatro - Será más sencillo sí me dejas tomar las riendas - Pasó los brazos por los costados y las agarró, dejando a Helena en el medio - Tengo que regalarte algo que te ayude a guiarte -
Owens seguía apoyando el mentón en el hombro de la Bruja, aunque no decía ni hacía nada más allá de eso, aparentemente estaba usando toda su concentración en poder llevar bien las riendas del animal. Incluso cuando Helena hizo todas esas preguntas, Matt se tardó un rato en contestar.
-Nací en una familia de campesinos, aunque no recuerdo mucho de ellos. Me regalaron a un anciano que necesitaba alguien que lo ayude con las tareas domésticas - Tenía la vaga idea de que en esa casa habían más niños, por lógica debían ser sus hermanos, pero Matthew no tenía interés en recordarlos - Así que técnicamente lo soy, por más que cambies tu nombre si naces campesino eso es lo que eres -
La respiración de Matt fue bajando en intensidad hasta que parecía que se había quedado dormido, aún así seguía agarrando las riendas con fuerza. A medida que se alejaban de la ciudad los mareos eran menos intensos, y los escalofríos se volvían menos frecuentes
-... Mi pasado no tiene cosas muy interesantes. Crecí en las calles, como miles de niños en Aerandir. Cualquier cosa que puedas imaginarte yo lo hice... con tal de sobrevivir - Apuro un poco el paso del caballo - ¿Y como llegue a ser Virrey?... - Podía verse la casa a lo lejos, ya no faltaba mucho - Te lo contaré en detalle, si te quedas conmigo - Comenzaba a sentirse mucho mejor, no había ni señales de la Mano Maldita.
Matthew volvía a sentirse de ánimos por lo que, seguramente podría recibir uno o dos golpes por parte de Helena sin mayores problemas.
Matthew Owens
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