Espera por mi [Libre] [3/3] [CERRADO]

¿Hasta dónde llegaba la cordura sin desvanecerse? La de Sylar había sido estirada como una liga que se elonga hasta su extremo, para acabar con un estruendo al partirse. Primero, se enfrentó a la verdad de que su manada enfrentaba un destino cruel. Después, en contra de su deseo fue expulsado de su manada, ya que era la única forma de eludir la maldición. Más tarde, en su intento de no desprenderse de su hogar fue atacado por la figura que más había respetado y admirado por toda su vida, su maestro. Su cordura lo había aguantado, tambaleándose a duras penas. Amenazando constantemente con un final trágico. Dicho momento acabó por atraparlo. Una vampira con su presa al amparo de un árbol hueco que le protegía de la luz solar.

Los huesos crujieron y los músculos se deformaban con rapidez, adoptó la forma bípeda de un licántropo. La ropa se le hacía jirones, por suerte se mantuvo lo suficiente para ocultar su intimidad. La vampiresa gritó algo que Sylar no llegó a escuchar, o mejor dicho su sistema nervioso no procesó bien, sin que llegase a su conciencia. Ésta adoptó pose de combate. Momento en el que Byron entró en su campo de visión. La boca de Byron se movía, decía algo que era incomprensible para Sylar en su estado. No había palabras para la locura. Una dura mirada se torno en el semblante de Byron que como toda respuesta recibió el rugido de un licántropo que habría la boca a escasos centímetros de su cara, mientras extendía ambas manos con las hachas apuntando hacía el frente.

El sonido de una tercera voz vino desde detrás de Byron. La víctima de la vampiresa había despertado. La vampiresa se abalanzó en un abrazo hacia la victima e intercambió unas palabras por un breve momento con ella. Hecho que fue aprovechado por Sylar para saltar a un costado de Byron y lanzar un hacha contra la vampiresa. Sacando ventaja de la pronta retirada de la vampiresa.

Cualquiera que conservase cierta lucidez se habría percatado de que aquella vampiresa no tenía la relación de cazador-presa con aquella mujer. Más bien, era de amistad como mínimo. Su acción lo demostró cuando despertó aquella chica. Sin embargo, la lucidez de Sylar había perdido toda luz.

La relación entre Arean y esa vampira debía de ser más que superficial. Así lo demostró cuando saltó a la desesperada con la intención de coger el hacha de Sylar, con el riesgo de que fuera su cuerpo el que detuviera el proyectil. Para desgracia de Sylar su ataque fue desviado por Arean lo suficiente como para que la vampiresa estuviera lejos de su alcance y para más inri el hacha acabó cortando cuajo el brazo de aquella pobre mujer que era víctima de la vampiresa. Además, una fea herida se podía ver en el costado de ella. Sylar se detuvo en seco, su intención no era dañar a gente inocente. Fue como si un guerrero le hubiera pegado un puñetazo en la cara, dándole algo de cordura.

- ¡Estás ciego! Una jodida vampira tiene cautiva a su presa, si no vas a ayudar ¡No te entrometas! – Ordenó Sylar a Arean apuntándole con el hacha que aún estaba en su posesión mientras fijaba su vista en la vampiresa que apretaba sus puños en contra la corteza del árbol con la intención de saltar a por Sylar, el cual levantó la mano vacía e hizo un gesto que la invitaba a la lucha. A ver si eres tan gilipollas como para salir a la luz del sol, maldita sabandija , pensó Sylar.

Desde la mujer indefensa se proyectó un rayo de proporciones considerables hacia la vampiresa, esta cayó rendida al momento que le impactó. Esa habilidad sorprendió a Sylar, dando un paso atrás. Asimismo, no le encajaba con lo que consideraba que era una dama en apuros. Si tenía tal poder a su disposición como terminó siendo la cena de una chupasangre. Quizás esa maldita desgracia de la naturaleza incurrió en el engaño y la seducción para atraer a su presa. Sylar se percató de la dirección que tomaba el cuerpo inerte de la vampira. Apretó su mano en la empuñadura y realizó un movimiento horizontal, de forma que el filo del hacha cortase en una explosión de sangre la cabeza de la vampira. Algo salió mal. Sus ropas, al igual que el hacha, no se mancharon de sangre ni noto ninguna resistencia al pasar el arma. La víctima que noqueó a la vampiresa tiró de la camisa de la vampiresa al interior del árbol hueco.

Después dirigiéndose a Sylar y a Arean les mostró palabras de disculpa, al igual que les informó de que tal vez se malinterpretó la escena que habían compuesto ella y la vampira. La forma en la que esa mujer se comportaba le era extraña a Sylar. Le faltaba emoción, como si todo lo que ocurriese no fuera con ella, como si fuera un espectador que estaba de paso. Algo estaba mal con esa mujer. Quizás una mala infancia, un padre que la maltrataba, una pareja que se sobrepasó con ella, o un desconocido que decidió hacerla una desgraciada…O tal vez, otra cosa que fuera la suficientemente fuerte como para bloquear sus emociones.

La mujer se presentó a sí misma y presentó su necesidad de atajar el sangrado de la herida. Se sentó fuera del árbol y empezó a tratar sus lesiones. Sylar miró a la vampiresa que estaba inconsciente en el interior del árbol. La sangre aún hervía dentro de Sylar, miró con ansias de matar a la vampira. No obstante, algo no le cuadraba en la escena. No era normal que una víctima protegiese a su captor. Respiró varias veces con fuerza, tratando relajar su estado actual. Poco a poco su respiración fue más relajada. Por último, volvió a su forma humana con el correspondiente crujir de huesos y deformaciones de músculos. La ropa ahora estaba hecha jirones que colgaban en el aire. Se acercó a donde estaba su otra hacha y las guardó en los encajes que tenía en su espalda. Sylar se sentó cerca de Zöe, sin perder de vista a la vampiresa. Necesitaba una explicación y no se iría sin ella.

- Byron, si en el futuro nos encontramos en una situación similar no te pongas enfrente de mí. – Volteó su mirada hacía Byron. – Puede que la siguiente vez no tenga la consideración de hacerme a un lado. – Volvió a mirar a la vampiresa.

A ojos de Sylar, el culpable de que Zöe tuviera esas heridas era Byron. Si no se hubiera entrometido no tendría que ver como Zöe se curaba. Su objetivo era la sanguijuela, no una vida inocente.