Luz fría [Libre] [3/4] [Cerrado]
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Luz fría [Libre] [3/4] [Cerrado]
Exhalé, dejando escapar una nube de vaho.
No podía decir que echase de menos el frío. Al menos le daría un buen uso a mi pelaje de invierno. El resto del grupo parecía llevarlo bien, de todos modos. Oshu y Kothán habían vivido en la ciudad de los dragones durante mucho tiempo. El único que me preocupaba era Syl, pero estaba bien abrigado. También habíamos tenido suerte: no nos habíamos encontrado con ninguna ventisca ni sorpresa desagradable.
Aun así, todo indicio del verano que dejábamos atrás se desvaneció cuando abandonamos los bosques del este. El paso por la nieve fue algo más difícil. No estaba acostumbrado, después de todo, aunque no fuese la primera vez.
Finalmente, encontramos los primeros edificios desde que abandonamos el campamento leónico. Y justo a tiempo. Empezaba a anochecer. Lamentablemente, no se trataba de Dundarak: era demasiado pronto para aquello.
-¿Está abandonado?- pregunté, mirando el asentamiento hacia el que nos encaminábamos.
-Más o menos. Nadie vive allí, pero suele servir de refugio.- respondió Oshu. -Yo mismo he estado alguna vez.-
-¿Acampamos, o seguimos?- pregunté, mirando al resto.
-¡Acampamos!- respondió Koth. Era casi un ruego. -No puedo más. Si seguimos, alguien tendrá que llevarme.-
-Siempre podemos abandonarte en la nieve.- bromeó Syl. -Pero estoy de acuerdo. Es lo más prudente.-
No iba a decir nada en contra. Nos adentramos en el poblado, buscando un lugar apropiado. La mayoría de las casas estaban más o menos derruidas. No tardamos demasiado en encontrar algo perfecto: una choza relativamente poco tocada. Apenas había algunos agujeros en el techo, y había suficiente espacio para poner las tiendas.
No estaba seguro de que debía haber sido en otro tiempo. No importaba, realmente. Por el momento, sería un buen refugio para montar campamento.
-No queda leña.- musité, dejando el último pedazo en la hoguera. -¿Me toca a mi?-
Syl asintió en silencio. Oshu echó un vistazo a la tienda en la que dormía Kothán. Sabía lo que quería decir. Probablemente, era el turno del zorro... pero el viaje le había cansado más que al resto. Lo dejaría estar.
-Si pasa algo, grita.-
-Si pasa algo, oireis explosiones.- dije, esbozando una media sonrisa. -Pero no seré yo el que grite.-
Con aquello, salí al exterior. Ajusté la corona sobre mi cabeza y continué. Honestamente, había otros motivos por los que quería salir. Aquel poblado había pertenecido a los dragones. Era posible que hubiese sobrevivido algo escrito en runas. No tenía demasiadas esperanzas, pero podía tener suerte.
Caminé entre los edificios, olisqueando el aire. Madera húmeda. Aquella zona no olía a otra cosa, pero a decir verdad, el lugar era bastante extenso. Podía ver escombros y muros de piedra derruidos más adelante.
Me detuve. Había algo más. Algo vivo.
Mi primer instinto fue llevar la mano a mi espada. Sin embargo, no lo hice. Simplemente, continué. Podía no ser enemigo. Incluso si lo fuese, podría lidiar con ello de otra forma.
No podía decir que echase de menos el frío. Al menos le daría un buen uso a mi pelaje de invierno. El resto del grupo parecía llevarlo bien, de todos modos. Oshu y Kothán habían vivido en la ciudad de los dragones durante mucho tiempo. El único que me preocupaba era Syl, pero estaba bien abrigado. También habíamos tenido suerte: no nos habíamos encontrado con ninguna ventisca ni sorpresa desagradable.
Aun así, todo indicio del verano que dejábamos atrás se desvaneció cuando abandonamos los bosques del este. El paso por la nieve fue algo más difícil. No estaba acostumbrado, después de todo, aunque no fuese la primera vez.
Finalmente, encontramos los primeros edificios desde que abandonamos el campamento leónico. Y justo a tiempo. Empezaba a anochecer. Lamentablemente, no se trataba de Dundarak: era demasiado pronto para aquello.
-¿Está abandonado?- pregunté, mirando el asentamiento hacia el que nos encaminábamos.
-Más o menos. Nadie vive allí, pero suele servir de refugio.- respondió Oshu. -Yo mismo he estado alguna vez.-
-¿Acampamos, o seguimos?- pregunté, mirando al resto.
-¡Acampamos!- respondió Koth. Era casi un ruego. -No puedo más. Si seguimos, alguien tendrá que llevarme.-
-Siempre podemos abandonarte en la nieve.- bromeó Syl. -Pero estoy de acuerdo. Es lo más prudente.-
No iba a decir nada en contra. Nos adentramos en el poblado, buscando un lugar apropiado. La mayoría de las casas estaban más o menos derruidas. No tardamos demasiado en encontrar algo perfecto: una choza relativamente poco tocada. Apenas había algunos agujeros en el techo, y había suficiente espacio para poner las tiendas.
No estaba seguro de que debía haber sido en otro tiempo. No importaba, realmente. Por el momento, sería un buen refugio para montar campamento.
[. . .]
-No queda leña.- musité, dejando el último pedazo en la hoguera. -¿Me toca a mi?-
Syl asintió en silencio. Oshu echó un vistazo a la tienda en la que dormía Kothán. Sabía lo que quería decir. Probablemente, era el turno del zorro... pero el viaje le había cansado más que al resto. Lo dejaría estar.
-Si pasa algo, grita.-
-Si pasa algo, oireis explosiones.- dije, esbozando una media sonrisa. -Pero no seré yo el que grite.-
Con aquello, salí al exterior. Ajusté la corona sobre mi cabeza y continué. Honestamente, había otros motivos por los que quería salir. Aquel poblado había pertenecido a los dragones. Era posible que hubiese sobrevivido algo escrito en runas. No tenía demasiadas esperanzas, pero podía tener suerte.
Caminé entre los edificios, olisqueando el aire. Madera húmeda. Aquella zona no olía a otra cosa, pero a decir verdad, el lugar era bastante extenso. Podía ver escombros y muros de piedra derruidos más adelante.
Me detuve. Había algo más. Algo vivo.
Mi primer instinto fue llevar la mano a mi espada. Sin embargo, no lo hice. Simplemente, continué. Podía no ser enemigo. Incluso si lo fuese, podría lidiar con ello de otra forma.
Última edición por Asher Daregan el Jue Feb 28 2019, 18:58, editado 1 vez
Asher Daregan
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Re: Luz fría [Libre] [3/4] [Cerrado]
— Seth, querido, nos hemos quedado sin agua para los caballos. —se acercó a mi la señora Hoffman. — ¿Recuerdas el lago que te señalé en el camino? —preguntó.
— Afirmativo. —aseguré. Se encontraba a unos cuatrocientos treinta y seis metros de distancia.
— ¿Podrías ir y conseguir un poco de agua? —volvió a preguntar. Podía detectar en su rostro una conducta a la que habían definido como: "pena" o "vergüenza".
— Por supuesto. —afirmé, poniéndome de pie y tomando mi lanza.
— Gracias. —tras aquella declaración, la señora Hoffman sonrió y posó su mano sobre mi mejilla.
Su pulgar se deslizó a través de mi mejilla antes que ella desistiera de realizar la susodicha acción, regresando con su esposo, el señor Hoffman, quien se encargaba de terminar una hoguera ubicada en el medio de aquella pequeña caverna que había seleccionado para ellos como el lugar adecuado para mantenerles alejados del peligro hasta continuar nuestro camino al día siguiente.
— Afirmativo. —aseguré. Se encontraba a unos cuatrocientos treinta y seis metros de distancia.
— ¿Podrías ir y conseguir un poco de agua? —volvió a preguntar. Podía detectar en su rostro una conducta a la que habían definido como: "pena" o "vergüenza".
— Por supuesto. —afirmé, poniéndome de pie y tomando mi lanza.
— Gracias. —tras aquella declaración, la señora Hoffman sonrió y posó su mano sobre mi mejilla.
[Objetivo adquirido: Recolectar leña]
Aquello era una tendencia peculiar que la señora Hoffman había desarrollado con el tiempo que habíamos compartido desde que partimos de los bosques del este. Los análisis realizados previamente eran incapaces de descifrar el motivo por el cual ella realizaba tal acción. Tampoco había funcionado preguntarle directamente, pues su respuesta brindada: “Me recuerdas a mi hijo...”, no había representado un avance positivo para mi investigación. Al contrario, había generado más dudas como: ¿qué relación se establecía entre dicha acción y su hijo?, o, ¿qué significaba que realizara la misma acción conmigo? No lo comprendía. Su pulgar se deslizó a través de mi mejilla antes que ella desistiera de realizar la susodicha acción, regresando con su esposo, el señor Hoffman, quien se encargaba de terminar una hoguera ubicada en el medio de aquella pequeña caverna que había seleccionado para ellos como el lugar adecuado para mantenerles alejados del peligro hasta continuar nuestro camino al día siguiente.
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La caminata finalizó transcurridos diecisiete minutos, sin contratiempos menores que retrasaran el cumplimiento de mi objetivo. La temperatura no había representado un obstáculo para el pleno funcionamiento de mis sistemas, tampoco presentaba alteraciones que requirieran de atención en mis niveles de energía física y agua corporal.
Un rápido análisis concluyó con que el lago no presentaba sustancias secundarias que pudieran volver peligroso o nocivo su consumo, de igual modo era recomendable hervirla previamente. Llené el par de odres que me habían entregado los señores Hoffman para transportar el agua del lago. No había razones para continuar en aquel lugar, era momento de regresar.
No obstante, había logrado detectar una anomalía presente en mis sistemas. Cada vez que pensaba sobre el momento en que mi misión con los señores Hoffman llegara a su fin, la estructura de mi cuerpo reaccionaba ante ello. Mis músculos presentaban tensión, una opresión que obstaculizaba la fluidez del movimiento corporal; requiriendo más energía física para la correcta ejecución del mismo. También presentaba otras fallas menores como disminución de resistencia ante bajos grados de temperatura, o debilitación leve de mi sistema inmunitario. Debía hallar una solución a la anomalía cuanto antes.
Un rápido análisis concluyó con que el lago no presentaba sustancias secundarias que pudieran volver peligroso o nocivo su consumo, de igual modo era recomendable hervirla previamente. Llené el par de odres que me habían entregado los señores Hoffman para transportar el agua del lago. No había razones para continuar en aquel lugar, era momento de regresar.
[Objetivo actualizado: Regresar a la caverna]
Había acompañado a los señores Hoffman durante un tiempo considerable, estábamos próximos a llegar a nuestro destino, donde mi labor con ellos culminaría y podría regresar al cumplimiento de mi objetivo principal. Esta sub-misión no representaba una poca eficiente administración de mis prioridades, pues mi tiempo con ellos me había permitido enriquecer la información de mi base de datos, como por ejemplo: la guerra de Lunargenta, o la pandemia que la precedía.No obstante, había logrado detectar una anomalía presente en mis sistemas. Cada vez que pensaba sobre el momento en que mi misión con los señores Hoffman llegara a su fin, la estructura de mi cuerpo reaccionaba ante ello. Mis músculos presentaban tensión, una opresión que obstaculizaba la fluidez del movimiento corporal; requiriendo más energía física para la correcta ejecución del mismo. También presentaba otras fallas menores como disminución de resistencia ante bajos grados de temperatura, o debilitación leve de mi sistema inmunitario. Debía hallar una solución a la anomalía cuanto antes.
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Me hallaba a pocos metros de distancia de la caverna, en el momento en que pude visualizar a un par de individuos que se encontraban tirando violentamente de los caballos de los señores Hoffman; intentando que estos subieran a uno de los medios de transporte que se encontraban en la entrada. ¿Quiénes eran esas personas? ¿Se estaban llevando los caballos? ¿Por qué? Su vehículo ya poseía la cantidad necesaria para hacer posible el desplazamiento del mismo.
— Disculpad. —intervine para llamar su atención. — Solicito que se detengan inmediatamente. —mi petición fue bien recibida, pues estos cumplieron con ella al instante. Sin embargo, sus rostros mostraron aquello que había entendido como: "confusión", ¿por qué?
— ¿Qué significa esto, Marcus? El jefe no mencionó nada sobre un guardia que acompañara a los ancianos. —declaró uno de ellos. Un jefe. Deben pertenecer a alguna organización social.
— No, pero dijo algo sobre una de esas criaturas metálicas. Debe ser él. —comentó "Marcus".
— ¿Y qué se supone que hagamos con él? Me estoy congelando aquí y no estoy de humor para otro enfrentamiento. Ya bastante resistencia pusieron los ancianos. —agregó el individuo anterior. ¿A qué... se referían con "poner resistencia"? No había mostrado signos que llevaran a optar por métodos violentos para resolver esta problemática.
— Solo súbelo junto a los caballos. Ya nos desharemos de él. —propuso finalmente "Marcus".
— Negativo. Me encuentro al servicio de los señores Hoffman, y esos caballos les pertenecen. —les informé. Mis silogismos dedujeron que ellos no conocían aquel dato.
— Pues ahora son nuestros, hojalata. Ellos ya no los necesitan, ni a ti tampoco. —añadió nuevamente el otro individuo. ¿A qué... a qué se refería? Un análisis de la caverna demostró que no se hallaba vida alguna en su interior. ¿Se habían ido los señores Hoffman? ¿A donde?, y más importante, ¿por qué? — Ahora sube ya y no lo pongas más difícil.
Quedarme a la intemperie podía resultar periódicamente peligroso para mi correcto funcionamiento, así que accedí a subir al vehículo, ayudando a los individuos con los caballos y los otros objetos que planeaban transportar. Eran las pertenencias de los señores Hoffman, ¿por qué se irían sin ellas? No lo entendía. Pronto nos pusimos en marcha, ¿cuál era nuestro destino?
— Disculpad. —intervine para llamar su atención. — Solicito que se detengan inmediatamente. —mi petición fue bien recibida, pues estos cumplieron con ella al instante. Sin embargo, sus rostros mostraron aquello que había entendido como: "confusión", ¿por qué?
— ¿Qué significa esto, Marcus? El jefe no mencionó nada sobre un guardia que acompañara a los ancianos. —declaró uno de ellos. Un jefe. Deben pertenecer a alguna organización social.
— No, pero dijo algo sobre una de esas criaturas metálicas. Debe ser él. —comentó "Marcus".
— ¿Y qué se supone que hagamos con él? Me estoy congelando aquí y no estoy de humor para otro enfrentamiento. Ya bastante resistencia pusieron los ancianos. —agregó el individuo anterior. ¿A qué... se referían con "poner resistencia"? No había mostrado signos que llevaran a optar por métodos violentos para resolver esta problemática.
— Solo súbelo junto a los caballos. Ya nos desharemos de él. —propuso finalmente "Marcus".
— Negativo. Me encuentro al servicio de los señores Hoffman, y esos caballos les pertenecen. —les informé. Mis silogismos dedujeron que ellos no conocían aquel dato.
— Pues ahora son nuestros, hojalata. Ellos ya no los necesitan, ni a ti tampoco. —añadió nuevamente el otro individuo. ¿A qué... a qué se refería? Un análisis de la caverna demostró que no se hallaba vida alguna en su interior. ¿Se habían ido los señores Hoffman? ¿A donde?, y más importante, ¿por qué? — Ahora sube ya y no lo pongas más difícil.
[¡Peligro! Se han detectado alteraciones bruscas en los sistemas]
En ese momento, la anomalía volvió a presentarse. Detecté que su gravedad aumentó un diez por ciento en esta ocasión; y también presentaba nuevas manifestaciones. Los hechos hablaban, los señores Hoffman no estaban en la caverna, no había motivos para que las declaraciones de este individuo fueran falsas... Ya no necesitaban mi servicio. Quedarme a la intemperie podía resultar periódicamente peligroso para mi correcto funcionamiento, así que accedí a subir al vehículo, ayudando a los individuos con los caballos y los otros objetos que planeaban transportar. Eran las pertenencias de los señores Hoffman, ¿por qué se irían sin ellas? No lo entendía. Pronto nos pusimos en marcha, ¿cuál era nuestro destino?
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Re: Luz fría [Libre] [3/4] [Cerrado]
Me había perdido, sí, definitivamente estaba donde no quería estar y no estaba donde me gustaría haber estado. Viajar hacia el norte me había parecido buena idea hacía varios días. Nunca había visto lo que llaman nieve y por lo que había escuchado hasta ahora la gente del norte tiene costumbres muy extrañas y curiosas. La idea inicial había sido la de llegar a Dundarak, la ciudad de los dragones. Durante meses no conseguí quitarme de la cabeza que las galletas de la ciudad de los dragones debían ser las más sabrosas, al fin y al cabo, muchos de ellos podrían usar su fuego para hornearlas... O tal vez no, tal vez a los dragones no les interesen las galletas. Solo había una forma de responder todas esas preguntas. Exacto. Perderse en el norte, rodeada de frío y nieve.
Voy caminando entre la nieve y temblando como una ramita en medio de un huracán. Pero al menos había conseguido una buena capa antes de emprender la marcha. Eso es lo que ha evitado que me convierta en carámbano. El camino está siendo más duro de lo que creía. Se suponía que debería haber llegado a Dundarak hacía días, pero aquí estaba yo, en medio de unas ruinas nevadas sin ningún signo de vida cercano. Suspiro profundamente. Estoy totalmente rodeada por muros derruídos, la verdad es que con tantas piedras alrededor es complicado decidir qué dirección tomar a continuación. Decido que lo mejor será tomar algo de altura para hacerme una idea de la disposición del entorno. De un pequeño salto subo al muro más cercano, lo recorro hasta llegar a un muro un poco más alto. Me detengo de golpe, un pequeño movimiento entre unos edificios llama mi atención. ¿Eso es...? Sí, parece una persona.
Salto desde el muro y me acerco corriendo y saludando con la mano. Soy consciente de que acercarse corriendo a un desconocido en medio de unas ruinas no es la actitud más sensata. Pero si hay aunque sea una pequeña posibilidad de que la persona sea amable y buena... Sí, la vida es difícil estos días, creo que lo mejor es acercarse con cariño y buena intención a todos los que te encuentras por los caminos. Sobretodo en un lugar tan frío como este lo primero que necesitamos todos y lo más básico es que los pequeños gestos nos caldeen un poquito el corazón.
Me quedo a una distancia prudencial, aunque he decidido confiar en que no me hará daño, será mejor no tentar a la suerte. Pero... Esa persona es... ¡Sí, lo es! Me acerco corriendo y saltando. Ni siquiera me doy cuenta de que mis piernas se mueven a esa velocidad. Doy tres vueltas a su alrededor, olisqueando y observando, apenas conteniendo la emoción. ¡Un auténtico hombre-ardilla!
- ¡Señor! ¿Es usted un hombre-ardilla? ¿Le gustan las bellotas? ¿Cómo hace para dormir en un árbol siendo usted tan grande? Veo que lleva una corona, ¿es usted el rey de las ardillas? Ah, debe de serlo, el rey de las ardillas tiene que ser un hombre enorme, claro... - Pongo la mano en mi barbilla, pensativa.
- Lléveme con usted un poco, por favor, me he perdido y seguro que alguien como el rey de las ardillas sabe cómo llegar a donde quiero ir. ¿puedo ir? ¿puedo? ¿puedo? Por favooooor... Tengo galletas.
Saco una bolsita de galletas de uno de los pliegues de mi capa y se la muestro al hombre ardilla.
- Mi nombre es Jeannie Fawkes. Encantada de verle, señor rey, señor.
Hago una pequeña reverencia agarrando las puntitas de la capa y le sonrío ampliamente. Estoy tan contenta y embelesada que olvido momentáneamente el frío que nos envuelve.
Voy caminando entre la nieve y temblando como una ramita en medio de un huracán. Pero al menos había conseguido una buena capa antes de emprender la marcha. Eso es lo que ha evitado que me convierta en carámbano. El camino está siendo más duro de lo que creía. Se suponía que debería haber llegado a Dundarak hacía días, pero aquí estaba yo, en medio de unas ruinas nevadas sin ningún signo de vida cercano. Suspiro profundamente. Estoy totalmente rodeada por muros derruídos, la verdad es que con tantas piedras alrededor es complicado decidir qué dirección tomar a continuación. Decido que lo mejor será tomar algo de altura para hacerme una idea de la disposición del entorno. De un pequeño salto subo al muro más cercano, lo recorro hasta llegar a un muro un poco más alto. Me detengo de golpe, un pequeño movimiento entre unos edificios llama mi atención. ¿Eso es...? Sí, parece una persona.
Salto desde el muro y me acerco corriendo y saludando con la mano. Soy consciente de que acercarse corriendo a un desconocido en medio de unas ruinas no es la actitud más sensata. Pero si hay aunque sea una pequeña posibilidad de que la persona sea amable y buena... Sí, la vida es difícil estos días, creo que lo mejor es acercarse con cariño y buena intención a todos los que te encuentras por los caminos. Sobretodo en un lugar tan frío como este lo primero que necesitamos todos y lo más básico es que los pequeños gestos nos caldeen un poquito el corazón.
Me quedo a una distancia prudencial, aunque he decidido confiar en que no me hará daño, será mejor no tentar a la suerte. Pero... Esa persona es... ¡Sí, lo es! Me acerco corriendo y saltando. Ni siquiera me doy cuenta de que mis piernas se mueven a esa velocidad. Doy tres vueltas a su alrededor, olisqueando y observando, apenas conteniendo la emoción. ¡Un auténtico hombre-ardilla!
- ¡Señor! ¿Es usted un hombre-ardilla? ¿Le gustan las bellotas? ¿Cómo hace para dormir en un árbol siendo usted tan grande? Veo que lleva una corona, ¿es usted el rey de las ardillas? Ah, debe de serlo, el rey de las ardillas tiene que ser un hombre enorme, claro... - Pongo la mano en mi barbilla, pensativa.
- Lléveme con usted un poco, por favor, me he perdido y seguro que alguien como el rey de las ardillas sabe cómo llegar a donde quiero ir. ¿puedo ir? ¿puedo? ¿puedo? Por favooooor... Tengo galletas.
Saco una bolsita de galletas de uno de los pliegues de mi capa y se la muestro al hombre ardilla.
- Mi nombre es Jeannie Fawkes. Encantada de verle, señor rey, señor.
Hago una pequeña reverencia agarrando las puntitas de la capa y le sonrío ampliamente. Estoy tan contenta y embelesada que olvido momentáneamente el frío que nos envuelve.
Irinnil Fawkes
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Re: Luz fría [Libre] [3/4] [Cerrado]
Una chica. Elfa. Se acercó de forma completamente descuidada, como si fuese un viejo amigo. No la conocía... ¿no?
Actuaba de forma extraña. Me preguntó si era un hombre ardilla. Puse cara de pocos amigos. Hablaba demasiado rápido para que respondiese. ¿Se estaba burlando de mi, o algo? Descarté la idea. Demasiado... alegre. De alguna forma, el hecho de que aquellas preguntas fuesen serias lo hacía aún peor.
-¿Te has dado un golpe en la cabeza, o algo?- pregunté, frunciendo el ceño. Parecía joven, pero no tanto como para ser una niña pequeña. Definitivamente debía ser lo bastante mayor para diferenciar entre un can y una maldita ardilla. Quizás simplemente fuese de esa clase de gente que permanecía como un niño mentalmente. Suspiré. Estaba muy lejos de Sandorai. Si se había perdido, lo había hecho con ganas.
-Ni soy una ardilla, ni un rey.- dije secamente. -Sandorai está por allí.- dije, señalando hacia el suroeste. -Y Ulmer, por el otro lado.- indiqué, apuntando esta vez al sureste.
Miré a la elfa de arriba a abajo, evaluándola en un par de segundos. No podía estar yendo a Dundarak... ¿no? De ninguna forma podría superar el paso. No sin suministros y un guía. Lamentablemente, mi responsabilidad ya había llegado a su límite. No tenía por qué cuidar de cualquier persona con la que me cruzase. Ese no era mi trabajo.
Incluso si era alguien que necesitaba ayuda y se había mostrado amable.
Suspiré, más pesadamente.
-Estoy buscando inscripciones. Ruinas, templos, cualquier cosa escrita en dracónico. Si me ayudas, puedes acampar cerca de mi grupo y compartir la hoguera.- ofrecí. Gruñí para mis adentros. Malditos críos y su inocencia. -También tenemos comida y agua, si la necesitas.
Aparte de esa capa que llevaba, la indumentaria de la chica no era demasiado apropiada para el viaje. No había venido muy preparada.
-Puedes llamarme Asher.- dije. -¿Como has llegado hasta aquí? ¿Hay alguien que esté a tu cargo, o...?-
Me tensé a mitad de pregunta, agitando una oreja. Oía algo. Voces. El olor llegó un poco después. ¿Humanos? Y algo más. Me acerqué a uno de los muros, haciéndole una señal a la chica. Si era un grupo, tendría que tener más cuidado. Esperaba que no se acercase a ellos dando saltos también.
Me acuclillé, esperando a cualquier indicio. Dependiendo de si eran una amenaza o no, podría interactuar.
Actuaba de forma extraña. Me preguntó si era un hombre ardilla. Puse cara de pocos amigos. Hablaba demasiado rápido para que respondiese. ¿Se estaba burlando de mi, o algo? Descarté la idea. Demasiado... alegre. De alguna forma, el hecho de que aquellas preguntas fuesen serias lo hacía aún peor.
-¿Te has dado un golpe en la cabeza, o algo?- pregunté, frunciendo el ceño. Parecía joven, pero no tanto como para ser una niña pequeña. Definitivamente debía ser lo bastante mayor para diferenciar entre un can y una maldita ardilla. Quizás simplemente fuese de esa clase de gente que permanecía como un niño mentalmente. Suspiré. Estaba muy lejos de Sandorai. Si se había perdido, lo había hecho con ganas.
-Ni soy una ardilla, ni un rey.- dije secamente. -Sandorai está por allí.- dije, señalando hacia el suroeste. -Y Ulmer, por el otro lado.- indiqué, apuntando esta vez al sureste.
Miré a la elfa de arriba a abajo, evaluándola en un par de segundos. No podía estar yendo a Dundarak... ¿no? De ninguna forma podría superar el paso. No sin suministros y un guía. Lamentablemente, mi responsabilidad ya había llegado a su límite. No tenía por qué cuidar de cualquier persona con la que me cruzase. Ese no era mi trabajo.
Incluso si era alguien que necesitaba ayuda y se había mostrado amable.
Suspiré, más pesadamente.
-Estoy buscando inscripciones. Ruinas, templos, cualquier cosa escrita en dracónico. Si me ayudas, puedes acampar cerca de mi grupo y compartir la hoguera.- ofrecí. Gruñí para mis adentros. Malditos críos y su inocencia. -También tenemos comida y agua, si la necesitas.
Aparte de esa capa que llevaba, la indumentaria de la chica no era demasiado apropiada para el viaje. No había venido muy preparada.
-Puedes llamarme Asher.- dije. -¿Como has llegado hasta aquí? ¿Hay alguien que esté a tu cargo, o...?-
Me tensé a mitad de pregunta, agitando una oreja. Oía algo. Voces. El olor llegó un poco después. ¿Humanos? Y algo más. Me acerqué a uno de los muros, haciéndole una señal a la chica. Si era un grupo, tendría que tener más cuidado. Esperaba que no se acercase a ellos dando saltos también.
Me acuclillé, esperando a cualquier indicio. Dependiendo de si eran una amenaza o no, podría interactuar.
Asher Daregan
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Re: Luz fría [Libre] [3/4] [Cerrado]
Vaya, el rey ardilla es un hombre sabio y directo. Tan solo le he dedicado unas palabras y ya ha adivinado que he perdido la memoria cuando me di un golpe en la cabeza. No me esperaba algo tan rápido. Su sabiduría alcanza límites insospechados.
- Sí señor, me di un golpe en la cabeza hace bastante tiempo y he perdido la memoria, creo. Osea, el golpe sí me lo he dado, lo que no sé es si recordaba algo antes, desde luego, después, no.
Me mira de forma extraña, como si fuese una elfa rara. Es posible que por esta zona no haya muchos elfos. Pobre señor rey de las ardillas, sin nadie que le cuide y le traiga bellotitas...
- Si no eres el rey de las ardillas... ¿Entonces qué eres?
Me quedo pensativa un momento, desde luego parece una ardilla, y una enorme, y lleva corona. Tal vez se haya dado él también un golpe en la cabeza y no sea consciente de su posición.
- Ya sé dónde está Sandorai, vengo de allí, y no voy a Ulmer, me dirijo a Dundarak. Debo probar las galletas dragontinas, me han dicho que hacen unos dulces exquisitos.
Oh, parece que busca inscripciones, yo tengo muchas de esas. He ido recolectando por los caminos todos los pergaminos que he encontrado. Me acerco rápidamente a él y le tiendo un fajo de hojas.
- Si lo que busca son inscripciones yo tengo un montón de esas. La verdad es que no sé leerlas, así que tenga, se las regalo.
Le sonrío mientras le tiendo el montón de papeles. De seguro le serán de más utilidad que a mi.
- Gracias por el ofrecimiento, estaban comenzando a terminárseme las galletas y no he traído nada más para comer. Encantada de conocerle señor Asher. No tengo a nadie a mi cargo, estoy sola. He venido sola y pensaba irme sola de vuelta...
Parece haber dejado de prestarme atención. Una oreja se le mueve un poquitín, me muero de adorabilidad al verlo. Comencé yo también a escuchar voces. Bueno, voces de fuera, no como las de mi cabeza, esas hacía tiempo que habían remitido un poco. A juzgar por la sorpresa de mi nuevo amigo, no parecen venir con él las personas que se acercan.
Subo de un salto a uno de los muros bajos. Desde el sur se acerca un pequeño grupo de hombres a caballo. No tiene buena pinta. Desenfundo el arco y pongo una flecha. Aunque pensándolo bien, lo más sensato sería esconderme y dejarlos pasar de largo, al fin y al cabo no me han hecho nada.
"Mira esas capas, esas ropas, para empezar no parecen ser suyas, probablemente sean bandidos. Y para seguir... Parecen muy calentitas, las quiero, déjame a mi"
- No deberíamos asesinar a la gente solo por tener un poco de frío. No seríamos mejores que ellos.
"¿A quien le va a importar que liberemos los caminos de unos pocos bandidos humanos?"
- Bueno... - Me miro los pies. - No nos vendrían mal unas botas...
La elfa no tarda ni un segundo en soltar la flecha que alcanza en el pecho al primer bandido. Cae del caballo causando confusión entre sus compañeros. Todavía no han visto de dónde ha venido el proyectil cuando un segundo virote alcanza a otro de los bandidos en el cuello.
- ¡Maldita sea! Retrocedamos, no pienso morir por un puñado de monedas.
Los dos bandidos restantes dan media vuelta y huyen al galope. La elfa se acerca a los caballos para revolver entre las pertenencias de los humanos. Se pone una manta por encima y se calza un par de botas nuevas.
- Esto servirá, por ahora. Te dejaré la tarea de socializar con el tal Asher, tiene pinta de ser poderoso.
"Solo sabes socializar utilizando cosas punzantes, cualquier día conseguirás que nos maten nuestros propios aliados..."
- Sí señor, me di un golpe en la cabeza hace bastante tiempo y he perdido la memoria, creo. Osea, el golpe sí me lo he dado, lo que no sé es si recordaba algo antes, desde luego, después, no.
Me mira de forma extraña, como si fuese una elfa rara. Es posible que por esta zona no haya muchos elfos. Pobre señor rey de las ardillas, sin nadie que le cuide y le traiga bellotitas...
- Si no eres el rey de las ardillas... ¿Entonces qué eres?
Me quedo pensativa un momento, desde luego parece una ardilla, y una enorme, y lleva corona. Tal vez se haya dado él también un golpe en la cabeza y no sea consciente de su posición.
- Ya sé dónde está Sandorai, vengo de allí, y no voy a Ulmer, me dirijo a Dundarak. Debo probar las galletas dragontinas, me han dicho que hacen unos dulces exquisitos.
Oh, parece que busca inscripciones, yo tengo muchas de esas. He ido recolectando por los caminos todos los pergaminos que he encontrado. Me acerco rápidamente a él y le tiendo un fajo de hojas.
- Si lo que busca son inscripciones yo tengo un montón de esas. La verdad es que no sé leerlas, así que tenga, se las regalo.
Le sonrío mientras le tiendo el montón de papeles. De seguro le serán de más utilidad que a mi.
- Gracias por el ofrecimiento, estaban comenzando a terminárseme las galletas y no he traído nada más para comer. Encantada de conocerle señor Asher. No tengo a nadie a mi cargo, estoy sola. He venido sola y pensaba irme sola de vuelta...
Parece haber dejado de prestarme atención. Una oreja se le mueve un poquitín, me muero de adorabilidad al verlo. Comencé yo también a escuchar voces. Bueno, voces de fuera, no como las de mi cabeza, esas hacía tiempo que habían remitido un poco. A juzgar por la sorpresa de mi nuevo amigo, no parecen venir con él las personas que se acercan.
Subo de un salto a uno de los muros bajos. Desde el sur se acerca un pequeño grupo de hombres a caballo. No tiene buena pinta. Desenfundo el arco y pongo una flecha. Aunque pensándolo bien, lo más sensato sería esconderme y dejarlos pasar de largo, al fin y al cabo no me han hecho nada.
"Mira esas capas, esas ropas, para empezar no parecen ser suyas, probablemente sean bandidos. Y para seguir... Parecen muy calentitas, las quiero, déjame a mi"
- No deberíamos asesinar a la gente solo por tener un poco de frío. No seríamos mejores que ellos.
"¿A quien le va a importar que liberemos los caminos de unos pocos bandidos humanos?"
- Bueno... - Me miro los pies. - No nos vendrían mal unas botas...
La elfa no tarda ni un segundo en soltar la flecha que alcanza en el pecho al primer bandido. Cae del caballo causando confusión entre sus compañeros. Todavía no han visto de dónde ha venido el proyectil cuando un segundo virote alcanza a otro de los bandidos en el cuello.
- ¡Maldita sea! Retrocedamos, no pienso morir por un puñado de monedas.
Los dos bandidos restantes dan media vuelta y huyen al galope. La elfa se acerca a los caballos para revolver entre las pertenencias de los humanos. Se pone una manta por encima y se calza un par de botas nuevas.
- Esto servirá, por ahora. Te dejaré la tarea de socializar con el tal Asher, tiene pinta de ser poderoso.
"Solo sabes socializar utilizando cosas punzantes, cualquier día conseguirás que nos maten nuestros propios aliados..."
Irinnil Fawkes
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Re: Luz fría [Libre] [3/4] [Cerrado]
-...Debes estar muy desesperada por el frío.- gruñí. No entendía la diferencia. A mi se me había acercado tan alegremente, y frente a un grupo de hombres... había disparado sin aviso alguno. Negué con la cabeza y volví mi atención hacia los papeles de la chica.
Arqueé una ceja mientras los repasaba por encima. Claramente los había estado coleccionando por algún motivo, pero... no tenían nada que ver entre sí. Las hojas tenían distintos colores. Algunas parecían recetas, mientras que otros eran anuncios viejos. Había incluso carteles de "Se busca", cartas personales y hasta un informe de la guardia.
Suspiré. Nada útil, ni siquiera como papel. Quizás sirviese para avivar el fuego. Me olvidé de aquello, mirando en su lugar a las víctimas del ataque. Uno herido en el cuello, otro en el pecho.
El segundo se retorció de dolor, maldiciendo en voz alta. Me acerqué a comprobar su estado. La flecha seguía clavada en su pecho, pero no cerca del corazón. Sangraba, pero la armadura había parado parte del impacto. El que estuviese abrigado le había ayudado otro tanto. Podía sobrevivir. El otro... ya estaba inconsciente. Demasiado tarde para él.
¿Que hacía? Sus "compañeros" habían huido, y en ese estado no iba a aguantar mucho. Realmente, no tenía motivos para ayudar. No iba a pesar sobre mi conciencia si le dejaba morir en la nieve. Si me hubiesen visto, probablemente habrían intentado atracarme, y habrían muerto igual.
-Deja de retorcerte.- dije, acuclillándome frente a él.
-¡Aléjate, bastardo!- exclamó con odio. El bandido intentó desenvainar una daga, pero el dolor impidió que se moviese demasiado antes de soltar otro quejido.
-No he sido yo el que te ha disparado.- aclaré. -Puedo salvarte la vida, o puedo dejar que te pudras. ¿Te gusta vivir?- pregunté, mirándole con seriedad.
No replicó. Interpreté su silencio como un "sí."
Miré al caballo. Demasiado inestable como para llevarlo ahí.
-Si vas a venir conmigo, trae los caballos. Voy a salvar a este.- le dije a la elfa. No era una tarea demasiado complicada. Esperaba que cooperase, al menos. Si no, lo haría por mi cuenta.
Me puse de rodillas y pasé mis brazos por debajo de la espalda y las piernas del hombre, agarrándolo con fuerza. Después, me levanté, procurando no mover su cuerpo demasiado.
No hizo falta mucho esfuerzo para llevarlo. No era tan pesado. O al menos, no lo parecía. El poder de la Corona había aumentado mi fuerza de forma notable desde que me acostumbré a ella. Empecé a caminar, de vuelta al lugar donde habíamos acampado. No estaba seguro de si el grupo estaría muy contento con aquella decisión. Si todos querían echarlo, no iba a llevarles la contraria. Sobre la chica... no estaba seguro.
-¿Por qué nos habéis atacado?- balbuceó el bandido. Resoplé.
-No he sido yo, ha sido la elfa.- repetí. -Y creo que era para robaros lo que tuvieseis. Botas o algo.- No dejaba de ser del todo apropiado. Atracar a bandidos debía ser algún tipo de justicia poética. Yo mismo lo había hecho en determinados momentos.
-Joder.- gruñó. -Maldita furcia... voy a matarla...-
-¿Y cuando te clave otra flecha?- pregunté, chasqueando la lengua. No respondió.
No tardamos en llegar. Al oír mi voz, Syl abrió la puerta, solo para dedicarme una mirada extrañada cuando entré en la cabaña con el hombre herido y lo deposité sobre una de las pieles.
-Esto no es leña.- dijo Oshu, levantándose.
-Todo puede ser leña si te lo propones.- respondió Syl. El gato desvió su atención hacia la herida del tipo. -¿Un bandido? ¿Quien le ha disparado?-
-Pregúntale a la chica.- dije, señalando hacia la entrada con un gesto de cabeza. Recogí las armas que llevaba el tipo y las puse sobre una sencilla mesa cercana. La madera crujía con cada movimiento que hacía.
-¿Has encontrado una fiesta o algo mientras buscabas palos?- preguntó Oshu.
-No van a quedarse.- aclaré. No es como si pudiera fiarme de cualquiera de los dos. Jeannie era... inestable, cuanto menos. Y el pobre diablo al que había disparado parecía la clase de persona que intentaría degollarnos mientras dormimos. -Solo lo he traído para que no muera.-
Teníamos vendas y medicinas suficientes para el viaje, y siempre podíamos reabastecernos en Dundarak, o incluso fabricar más. La fórmula de la pasta curativa era relativamente fácil de seguir una vez conocías las plantas que necesitaba.
Pero primero tendría que quitar la flecha.
-¿Puedes... aliviar el dolor?- pregunté. No iba a ser bonito. Y ya que eso era básicamente culpa suya, veía justo que ayudase a pesar de las barbaridades que el herido estaba soltando.
Arqueé una ceja mientras los repasaba por encima. Claramente los había estado coleccionando por algún motivo, pero... no tenían nada que ver entre sí. Las hojas tenían distintos colores. Algunas parecían recetas, mientras que otros eran anuncios viejos. Había incluso carteles de "Se busca", cartas personales y hasta un informe de la guardia.
Suspiré. Nada útil, ni siquiera como papel. Quizás sirviese para avivar el fuego. Me olvidé de aquello, mirando en su lugar a las víctimas del ataque. Uno herido en el cuello, otro en el pecho.
El segundo se retorció de dolor, maldiciendo en voz alta. Me acerqué a comprobar su estado. La flecha seguía clavada en su pecho, pero no cerca del corazón. Sangraba, pero la armadura había parado parte del impacto. El que estuviese abrigado le había ayudado otro tanto. Podía sobrevivir. El otro... ya estaba inconsciente. Demasiado tarde para él.
¿Que hacía? Sus "compañeros" habían huido, y en ese estado no iba a aguantar mucho. Realmente, no tenía motivos para ayudar. No iba a pesar sobre mi conciencia si le dejaba morir en la nieve. Si me hubiesen visto, probablemente habrían intentado atracarme, y habrían muerto igual.
-Deja de retorcerte.- dije, acuclillándome frente a él.
-¡Aléjate, bastardo!- exclamó con odio. El bandido intentó desenvainar una daga, pero el dolor impidió que se moviese demasiado antes de soltar otro quejido.
-No he sido yo el que te ha disparado.- aclaré. -Puedo salvarte la vida, o puedo dejar que te pudras. ¿Te gusta vivir?- pregunté, mirándole con seriedad.
No replicó. Interpreté su silencio como un "sí."
Miré al caballo. Demasiado inestable como para llevarlo ahí.
-Si vas a venir conmigo, trae los caballos. Voy a salvar a este.- le dije a la elfa. No era una tarea demasiado complicada. Esperaba que cooperase, al menos. Si no, lo haría por mi cuenta.
Me puse de rodillas y pasé mis brazos por debajo de la espalda y las piernas del hombre, agarrándolo con fuerza. Después, me levanté, procurando no mover su cuerpo demasiado.
No hizo falta mucho esfuerzo para llevarlo. No era tan pesado. O al menos, no lo parecía. El poder de la Corona había aumentado mi fuerza de forma notable desde que me acostumbré a ella. Empecé a caminar, de vuelta al lugar donde habíamos acampado. No estaba seguro de si el grupo estaría muy contento con aquella decisión. Si todos querían echarlo, no iba a llevarles la contraria. Sobre la chica... no estaba seguro.
-¿Por qué nos habéis atacado?- balbuceó el bandido. Resoplé.
-No he sido yo, ha sido la elfa.- repetí. -Y creo que era para robaros lo que tuvieseis. Botas o algo.- No dejaba de ser del todo apropiado. Atracar a bandidos debía ser algún tipo de justicia poética. Yo mismo lo había hecho en determinados momentos.
-Joder.- gruñó. -Maldita furcia... voy a matarla...-
-¿Y cuando te clave otra flecha?- pregunté, chasqueando la lengua. No respondió.
No tardamos en llegar. Al oír mi voz, Syl abrió la puerta, solo para dedicarme una mirada extrañada cuando entré en la cabaña con el hombre herido y lo deposité sobre una de las pieles.
-Esto no es leña.- dijo Oshu, levantándose.
-Todo puede ser leña si te lo propones.- respondió Syl. El gato desvió su atención hacia la herida del tipo. -¿Un bandido? ¿Quien le ha disparado?-
-Pregúntale a la chica.- dije, señalando hacia la entrada con un gesto de cabeza. Recogí las armas que llevaba el tipo y las puse sobre una sencilla mesa cercana. La madera crujía con cada movimiento que hacía.
-¿Has encontrado una fiesta o algo mientras buscabas palos?- preguntó Oshu.
-No van a quedarse.- aclaré. No es como si pudiera fiarme de cualquiera de los dos. Jeannie era... inestable, cuanto menos. Y el pobre diablo al que había disparado parecía la clase de persona que intentaría degollarnos mientras dormimos. -Solo lo he traído para que no muera.-
Teníamos vendas y medicinas suficientes para el viaje, y siempre podíamos reabastecernos en Dundarak, o incluso fabricar más. La fórmula de la pasta curativa era relativamente fácil de seguir una vez conocías las plantas que necesitaba.
Pero primero tendría que quitar la flecha.
-¿Puedes... aliviar el dolor?- pregunté. No iba a ser bonito. Y ya que eso era básicamente culpa suya, veía justo que ayudase a pesar de las barbaridades que el herido estaba soltando.
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Ja, tus actos de agresión gratuita han traido consecuencias. Sorpresa. El NPC aleatorio y sin importancia es ahora relevante.
No puedes usar a Syl o a Oshu, pero sí al bandido. Su color de dialogo es #ccff00 y está comprensiblemente enfadado (contigo.) Si sobrevive, tal vez le de más profundidad.
Asher Daregan
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Re: Luz fría [Libre] [3/4] [Cerrado]
Asher, rey de las ardillas, aunque él mismo lo niegue. Debe ocultar su verdadera identidad, eso puedo comprenderlo perfectamente. Se acerca mientras yo me dedico a fisgonear entre las pertenencias de los bandidos. Todo baratijas, botas, una bolsa llena de cosas de metal... Qué gente más rara te puedes encontrar en estos días por los caminos. Estos hombres llevaban de todo excepto galletas. Puaj. Carne. Tiro la bolsa a la nieve. No sé cómo pueden comer algo así...
Lo que no me esperaba es que se dispusiese a ayudar a uno de los humanos recién ensartados. Me quedo pensativa. ¿Acaso he hecho mal? Realmente tenía frío y si esos hombres me descubriesen sola en medio de la nieve, es muy probable que me hiciesen cosas horribles si tuvieran la oportunidad, así que... No, creo que he hecho bien, dañar antes de que te dañen, esa es la forma de sobrevivir en los bosques por una misma.
Dejo a Asher hablando con el moribundo y voy hacia el cadáver. Me agacho y arranco la flecha de un tirón. Mientras limpio la punta en las ropas del muerto el rey ardilla me insta a acompañarle llevando los caballos.
- Llevar... los... caballos... claro, podré hacerlo... Esto... - Miro hacia uno de los animales. - ... Venga... ¿Vamos? - El caballo me mira, resopla y mordisquea un poco de hierba. - ... Pues... ¡Muevete! Corre como el viento. - Como respuesta solo recibo un movimiento en la cola. - Aaah, maldita sea...
Miro hacia el caballo. Me envuelvo en magia y subo de un salto hasta la silla, quedándome de pie.
- Vamos George, debemos irnos o perderemos el rastro del señor ardilla.
Agarro las cuerdecitas que tiene detrás del cuello. Y esto es para... Oh, ya, claro, jo, qué tontería. Me deslizo de nuevo por la silla, agarro la cuerdecita y tiro un poco. El caballo viene caminando. Yaaaay, victoria. Ahora el otro. Agarro la cuerdecita con la otra mano y voy entre los dos caballos por el camino por el que se ha ido Asher, satisfecha y con una sonrisa en los labios.
Terminamos llegando a lo que parece ser una cabaña. ¿Será ahí donde vive Asher, rey de las ardillas? Parece un sitio un poco lúgubre. Dejo a los caballos en un lateral de la cabaña, junto a los troncos de leña y vuelvo a la puerta de entrada. Llego justo en el momento en que alguien pregunta que quien ha disparado al hombre que Asher lleva a cuestas.
- Pues he sido yo, la verdad, nunca se sabe las intenciones que pueden tener las personas que te encuentras por ahí. Así que es mejor disparar directamente y preguntar después, mientras robas sus pertenencias, señor ardilla. - Respondo con una sonrisa de satisfacción. - ¿Sois vos uno de los súbditos del rey de las ardillas? Mucho gusto en conoceros. - Hago una pequeña reverencia agarrando los pliegues de la manta robada.
Asher lleva al futuro cadáver hacia una de las mesas y lo tumba, acto seguido me pide asistencia para aliviar su dolor. Parece totalmente decidido a salvarle la vida.
- Claro señor majestad, yo le ayudo. - Agarro una silla cercana y le doy con todas mis fuerzas al hombre en la cabeza, dejándolo inconsciente. - Ahora seguro que no se entera cuando le arranques la flecha. No te preocupes, yo me encargo de usar mis manos sanadoras para cerrar la herida en cuanto la extraigas.
Concentro mi magia en las palmas, pongo las manos sobre la herida y miro a Asher, asintiendo con la cabeza para indicarle que estoy preparada para la extracción.
Lo que no me esperaba es que se dispusiese a ayudar a uno de los humanos recién ensartados. Me quedo pensativa. ¿Acaso he hecho mal? Realmente tenía frío y si esos hombres me descubriesen sola en medio de la nieve, es muy probable que me hiciesen cosas horribles si tuvieran la oportunidad, así que... No, creo que he hecho bien, dañar antes de que te dañen, esa es la forma de sobrevivir en los bosques por una misma.
Dejo a Asher hablando con el moribundo y voy hacia el cadáver. Me agacho y arranco la flecha de un tirón. Mientras limpio la punta en las ropas del muerto el rey ardilla me insta a acompañarle llevando los caballos.
- Llevar... los... caballos... claro, podré hacerlo... Esto... - Miro hacia uno de los animales. - ... Venga... ¿Vamos? - El caballo me mira, resopla y mordisquea un poco de hierba. - ... Pues... ¡Muevete! Corre como el viento. - Como respuesta solo recibo un movimiento en la cola. - Aaah, maldita sea...
Miro hacia el caballo. Me envuelvo en magia y subo de un salto hasta la silla, quedándome de pie.
- Vamos George, debemos irnos o perderemos el rastro del señor ardilla.
Agarro las cuerdecitas que tiene detrás del cuello. Y esto es para... Oh, ya, claro, jo, qué tontería. Me deslizo de nuevo por la silla, agarro la cuerdecita y tiro un poco. El caballo viene caminando. Yaaaay, victoria. Ahora el otro. Agarro la cuerdecita con la otra mano y voy entre los dos caballos por el camino por el que se ha ido Asher, satisfecha y con una sonrisa en los labios.
Terminamos llegando a lo que parece ser una cabaña. ¿Será ahí donde vive Asher, rey de las ardillas? Parece un sitio un poco lúgubre. Dejo a los caballos en un lateral de la cabaña, junto a los troncos de leña y vuelvo a la puerta de entrada. Llego justo en el momento en que alguien pregunta que quien ha disparado al hombre que Asher lleva a cuestas.
- Pues he sido yo, la verdad, nunca se sabe las intenciones que pueden tener las personas que te encuentras por ahí. Así que es mejor disparar directamente y preguntar después, mientras robas sus pertenencias, señor ardilla. - Respondo con una sonrisa de satisfacción. - ¿Sois vos uno de los súbditos del rey de las ardillas? Mucho gusto en conoceros. - Hago una pequeña reverencia agarrando los pliegues de la manta robada.
Asher lleva al futuro cadáver hacia una de las mesas y lo tumba, acto seguido me pide asistencia para aliviar su dolor. Parece totalmente decidido a salvarle la vida.
- Claro señor majestad, yo le ayudo. - Agarro una silla cercana y le doy con todas mis fuerzas al hombre en la cabeza, dejándolo inconsciente. - Ahora seguro que no se entera cuando le arranques la flecha. No te preocupes, yo me encargo de usar mis manos sanadoras para cerrar la herida en cuanto la extraigas.
Concentro mi magia en las palmas, pongo las manos sobre la herida y miro a Asher, asintiendo con la cabeza para indicarle que estoy preparada para la extracción.
Irinnil Fawkes
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Re: Luz fría [Libre] [3/4] [Cerrado]
-Me recuerda a ti hace un año.- dijo Syl, divertido, al oír la explicación de la chica.
-No somos súbditos, ni él es un rey. Y ninguno somos ardillas. ¿Tienes problemas en la cabeza o algo?- intervino Oshu, frunciendo el ceño.
-Eso le he preguntado. Dice que se dio un golpe en la cabeza hace tiempo.- respondí.
-...Ya veo.- musitó. Hizo una breve pausa. -Para que quede claro. Yo soy un hombre perro. Asher también. Syl es un hombre gato. Y Koth es... lo que diga que sea.- dijo, mirando brevemente a la tienda de campaña cerrada. -Y la corona no es de verdad. No es un rey.-
-Yo diría que un artefacto como ese cuenta para ser "de verdad."-
Fue en mitad de la discusión cuando la elfa decidió coger una silla y golpear al desgraciado en la cabeza, dejandole inconsciente.
-¿Que problema tienes?- exclamé, incrédulo. ¿Acababa de...? Gruñí. Al menos no había sido demasiado grave. No sangraba por la cabeza: la madera de la silla estaba húmeda y ablandada, y la chica no parecía demasiado fuerte. Quizás no le dejase nada permanente.
Lo peor era que parecía completamente seria al respecto. Como si realmente estuviese ayudando. Incluso impuso sus manos sobre la herida. Suspiré. Quizás viniese bien.
Me apresuré a sacar la flecha, con cuidado de no romperla ni dejar la punta dentro. Si salía mal, ese tipo estaba condenado. Gracias a mi pulso firme, conseguí sacar el proyectil entero de la herida. Un poco irreconocible debido a la sangre, pero era lo de menos.
Syl me trajo la pasta medicinal junto a las vendas. Aplicarlas a la vez era buena idea. Mientras la elfa contenía la herida, comencé a aplicar ambos remedios. Solo era una herida de flecha: media dosis debía ser más que suficiente. Después de todo, lo había usado en situaciones peores.
Me limpié las manos en su abrigo. Ya estaba manchado, de todas formas. Después, me senté, cansado.
-Bueno, y... ¿que piensas hacer?- preguntó Syl.
-Atarlo y dejarle dormir, supongo. Íbamos a hacer turnos de noche de todas formas.- dije, encogiéndome de hombros. No iba a bajar la guardia cerca de alguien así, incluso si le había salvado la vida. -La chica quiere ir a Dundarak. Pero no viene con nosotros.- aclaré. Miré a Jeannie. Demasiado inestable. Podría cuidarse sola, probablemente. -Puede cenar con nosotros y dormir aquí, si quiere. Hay espacio de sobra en la cabaña. ¿Tenemos algo que no sea carne?-
-Manzanas, creo.- dijo Oshu. Syl se levantó y le dio la vuelta al bandido, preparando una cuerda para atarle las muñecas y los pies.
Me giré hacia la arquera. Estaba siendo demasiado hospitalario, quizás.
-Si quieres, tambien puedes coger el caballo e irte. Nadie te obliga a quedarte aqui. Pero si no, te recomiendo buscarte una cama. No te vas a acercar a nuestras tiendas.- aclaré, cruzándome de brazos.
-No somos súbditos, ni él es un rey. Y ninguno somos ardillas. ¿Tienes problemas en la cabeza o algo?- intervino Oshu, frunciendo el ceño.
-Eso le he preguntado. Dice que se dio un golpe en la cabeza hace tiempo.- respondí.
-...Ya veo.- musitó. Hizo una breve pausa. -Para que quede claro. Yo soy un hombre perro. Asher también. Syl es un hombre gato. Y Koth es... lo que diga que sea.- dijo, mirando brevemente a la tienda de campaña cerrada. -Y la corona no es de verdad. No es un rey.-
-Yo diría que un artefacto como ese cuenta para ser "de verdad."-
Fue en mitad de la discusión cuando la elfa decidió coger una silla y golpear al desgraciado en la cabeza, dejandole inconsciente.
-¿Que problema tienes?- exclamé, incrédulo. ¿Acababa de...? Gruñí. Al menos no había sido demasiado grave. No sangraba por la cabeza: la madera de la silla estaba húmeda y ablandada, y la chica no parecía demasiado fuerte. Quizás no le dejase nada permanente.
Lo peor era que parecía completamente seria al respecto. Como si realmente estuviese ayudando. Incluso impuso sus manos sobre la herida. Suspiré. Quizás viniese bien.
Me apresuré a sacar la flecha, con cuidado de no romperla ni dejar la punta dentro. Si salía mal, ese tipo estaba condenado. Gracias a mi pulso firme, conseguí sacar el proyectil entero de la herida. Un poco irreconocible debido a la sangre, pero era lo de menos.
Syl me trajo la pasta medicinal junto a las vendas. Aplicarlas a la vez era buena idea. Mientras la elfa contenía la herida, comencé a aplicar ambos remedios. Solo era una herida de flecha: media dosis debía ser más que suficiente. Después de todo, lo había usado en situaciones peores.
Me limpié las manos en su abrigo. Ya estaba manchado, de todas formas. Después, me senté, cansado.
-Bueno, y... ¿que piensas hacer?- preguntó Syl.
-Atarlo y dejarle dormir, supongo. Íbamos a hacer turnos de noche de todas formas.- dije, encogiéndome de hombros. No iba a bajar la guardia cerca de alguien así, incluso si le había salvado la vida. -La chica quiere ir a Dundarak. Pero no viene con nosotros.- aclaré. Miré a Jeannie. Demasiado inestable. Podría cuidarse sola, probablemente. -Puede cenar con nosotros y dormir aquí, si quiere. Hay espacio de sobra en la cabaña. ¿Tenemos algo que no sea carne?-
-Manzanas, creo.- dijo Oshu. Syl se levantó y le dio la vuelta al bandido, preparando una cuerda para atarle las muñecas y los pies.
Me giré hacia la arquera. Estaba siendo demasiado hospitalario, quizás.
-Si quieres, tambien puedes coger el caballo e irte. Nadie te obliga a quedarte aqui. Pero si no, te recomiendo buscarte una cama. No te vas a acercar a nuestras tiendas.- aclaré, cruzándome de brazos.
Asher Daregan
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Re: Luz fría [Libre] [3/4] [Cerrado]
Vaya, parece que finalmente no es ni una ardilla ni un rey. Uno de sus súbditos es quien confirma la información del tal Asher. Si es que de verdad ese era su nombre. Bien pensado podrían estar todos compinchados para mantener su identidad a salvo. Bueno, pues yo haría lo mismo, lo que menos me gustaría sería enfadar al rey de las ardillas y convertirme en su enemiga.
¿Qué diría Leónidas? Probablemente se enfadaría si supiese que he conocido a su rey sin ella. Y... Probablemente me habría dicho que era mala idea matar a unos bandidos a cambio de ropas calentitas delante de una eminencia como esa... Seguimos a lo nuestro, mientras concentro la magia sanadora en mis manos para cerrar la herida del pobre diablo Asher saca la flecha con cuidado.
- Oh, ha salido entera, genial, así podré volver a utlilizarla más tarde, no la dejes muy lejos.
Uno de los "compañeros" (porque seguro que son sus súbditos pero no debemos mencionarlo, ssshhh) de Asher trae una pasta con un olor extraño y unas vendas. Al final parece ser que sobrevivirá y todo, es un hombre con suerte. El rey de las ardillas es una persona muy pacífica y buena. No podría esperar otra cosa de él.
Se ha hecho tarde, por lo que mis compañeros de cabaña comienzan a hacer preparativos para pasar la noche, uno de ellos hará una guardia... No sé si debería fiarme o quedarme la noche despierta y dormir en cuanto se vayan. Al parecer no tienen pensado acompañarme hasta la tierra de las galletas dragontinas. Eso me pone un poco triste, la verdad. Estoy un poco cansada de vagar sola por estos parajes helados. Al fnal va a ser verdad que me he perdido... Al menos tienen manzanas.
- Oh, tenéis manzanas, ¡eso es genial! ¿Puedo comerme un par de ellas? Dos serán suficientes para un par de días... Además yo tengo algunas galletas, tienen frutos secos y un poquito de naranja, por si a alguno os gustan... Os dejaré aquí unas pocas.
Dejo un pequeño pañuelo con galletas envueltas sobre una de las mesas.
- Obviamente no tenéis por qué fiaros de ellas, al final soy solo una extraña que ofrece galletas tras irrumpir en vuestro campamento después de haber intentado masacrar a sangre fría a unos inocentes bandidos a cambio de pieles para cubrirme del frío.
"¿Te he dicho alguna vez que hablas demasiado?"
- Oh, cállate, solo pretendo ser amable...
Miro alrededor buscando un sitio donde poder pasar la noche, sea durmiendo o no. No parece que haya ningún sitio lo suficientemente cómodo alrededor. Una sala con dos camas mullidas... Mesas, sillas...
Miro al techo. Oh, eso es. La magia comienza a envolverme y subo de un salto a una de las vigas del techo que continúan intactas. Hago una bolita con una de las mantas y apoyo la cabeza. Aquí estaré bien, pase lo que pase tendré unos pequeños instantes para reaccionar y huír en caso necesario.
¿Qué diría Leónidas? Probablemente se enfadaría si supiese que he conocido a su rey sin ella. Y... Probablemente me habría dicho que era mala idea matar a unos bandidos a cambio de ropas calentitas delante de una eminencia como esa... Seguimos a lo nuestro, mientras concentro la magia sanadora en mis manos para cerrar la herida del pobre diablo Asher saca la flecha con cuidado.
- Oh, ha salido entera, genial, así podré volver a utlilizarla más tarde, no la dejes muy lejos.
Uno de los "compañeros" (porque seguro que son sus súbditos pero no debemos mencionarlo, ssshhh) de Asher trae una pasta con un olor extraño y unas vendas. Al final parece ser que sobrevivirá y todo, es un hombre con suerte. El rey de las ardillas es una persona muy pacífica y buena. No podría esperar otra cosa de él.
Se ha hecho tarde, por lo que mis compañeros de cabaña comienzan a hacer preparativos para pasar la noche, uno de ellos hará una guardia... No sé si debería fiarme o quedarme la noche despierta y dormir en cuanto se vayan. Al parecer no tienen pensado acompañarme hasta la tierra de las galletas dragontinas. Eso me pone un poco triste, la verdad. Estoy un poco cansada de vagar sola por estos parajes helados. Al fnal va a ser verdad que me he perdido... Al menos tienen manzanas.
- Oh, tenéis manzanas, ¡eso es genial! ¿Puedo comerme un par de ellas? Dos serán suficientes para un par de días... Además yo tengo algunas galletas, tienen frutos secos y un poquito de naranja, por si a alguno os gustan... Os dejaré aquí unas pocas.
Dejo un pequeño pañuelo con galletas envueltas sobre una de las mesas.
- Obviamente no tenéis por qué fiaros de ellas, al final soy solo una extraña que ofrece galletas tras irrumpir en vuestro campamento después de haber intentado masacrar a sangre fría a unos inocentes bandidos a cambio de pieles para cubrirme del frío.
"¿Te he dicho alguna vez que hablas demasiado?"
- Oh, cállate, solo pretendo ser amable...
Miro alrededor buscando un sitio donde poder pasar la noche, sea durmiendo o no. No parece que haya ningún sitio lo suficientemente cómodo alrededor. Una sala con dos camas mullidas... Mesas, sillas...
Miro al techo. Oh, eso es. La magia comienza a envolverme y subo de un salto a una de las vigas del techo que continúan intactas. Hago una bolita con una de las mantas y apoyo la cabeza. Aquí estaré bien, pase lo que pase tendré unos pequeños instantes para reaccionar y huír en caso necesario.
Irinnil Fawkes
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Re: Luz fría [Libre] [3/4] [Cerrado]
Nadie se acercó demasiado a lo que ofrecía la elfa. Aunque parecía tener buena intención, ninguno estaba demasiado dispuesto a probar. El hecho de que hablase consigo misma tampoco ayudaba.
Fuera como fuese, no tardamos demasiado en terminar la cena e irnos a dormir. Oshu hizo la primera guardia, por lo que tendría un rato junto a Syl. Algo de descanso.
-¿Echas de menos Dalmasca?- pregunté. Había pasado un rato, pero no podía dormir aún. Sabía que él estaba despierto también. Su respiración era distinta cuando dormía.
-Un poco. Más cuando hace frío.- susurró, tiritando un poco. Reí ligeramente, y le rodeé entre mis brazos. El gato ronroneó suavemente, frotando su cara contra el pelaje de mi cuello. -Pero aquí tengo cosas que allí no.-
Sonreí. Recordé por un momento todo lo que él era para mi. Todos los sacrificios que hacía. Sabía que había muchas decisiones de las que no aprobaba del todo. Y aun así... nunca había dejado de tener su apoyo.
-Eres mucho más fuerte que yo, ¿sabes?- murmuré.
-No... nunca me ha interesado serlo.- dijo, aferrándose con fuerza a mi pecho. -Yo... tengo mucha suerte de tenerte. No lo digo lo suficiente. Lo siento. Pero... gracias.-
-No tienes que disculparte. Lo sé perfectamente.- respondí, pasando una mano por su cara. Le besé en los labios y suspiré. -Te quiero.-
-Yo también.-
Daba igual donde estuviese. Si podía tener momentos como aquel, me enfrentaría a cualquier cosa.
Oshu me despertó unas cuantas horas más tarde. Parecía agotado. ¿Había estado más tiempo de lo que debía...? Suspiré. Siempre se forzaba demasiado. Quizás ni Kothán ni Syl tuviesen que hacer su turno si me quedaba hasta el amanecer.
Dejé que mi compañero se metiese en su tienda y me senté en la silla que había dejado. No debía haber tenido mayor problema, aunque parecía haber colocado una de las mantas sobre la puerta para que no entrase el frío.
Pasé la corona entre mis manos. No había sido como imaginaba. No era como una voz demoníaca diciendome que hiciese algo siniestro. De hecho, si me había afectado, no sabía decir de que manera. Quizás fuese simplemente demasiado pronto. O quizás ni siquiera lo notase.
Suspiré. Aquella linea de pensamiento haría que la espera fuese larga. Tendría que encontrar mejores formas de distraerme. Rebusqué entre los bolsillos de mi ropa hasta encontrar lo que quería. Tiza imbuida. Un material arcano simple, pero práctico para inscripciones rápidas.
Dibujé una runa sencilla en una de las piedras de pedernal y, una vez terminada, la lancé a la hoguera. El fuego se avivó al instante, cobrando cierta fuerza. Luego, invoqué mi espada. No por completo: solo el mango y parte del filo, lo que le daba la apariencia de una daga extraña. No tardó en absorber la energía del fuego mágico, dejando solo el componente físico. [1]
Con eso, el calor empezó a recorrer mi cuerpo. Ligeras llamas empezaron a crearse a lo largo de mis brazos y hombros, desapareciendo en un instante. Con aquello, el frío no importaba. Era un fuego débil... pero fuego al fin y al cabo. Si alguien me tocaba, se haría daño.
Quizás la próxima vez absorbiese la llama de una vela. Tal vez así podría dar calor sin quemar.
-Es de día. Levantaos.- ordené, alzando la voz. Ya había pasado una hora desde el amanecer. Quería llegar a Dundarak lo antes posible.
-¿Qué...? ¿Donde cojones estoy?- Casi me había olvidado del bandido. Parecía estar volviendo en sí. Debía haber dormido bien, pese a todo. -¿Que demo...? ¡EH! ¡Quitame esto, perro!- exigió, forcejeando con sus ataduras. Le miré por encima del hombro.
-¿Te duele alguna de las heridas?- pregunté. El tipo frunció el ceño, confuso, y empezó a inspeccionar su torso tan bien como podía. -Deberían estar curadas.-
-Me habían... clavado una flecha. Sigo vivo...- musitó. Tembló ligeramente. Había cierta emoción en su voz. Hasta gente como él tenia cosas por las que vivir, supuse. -Quitame esto, perro.-
-Te desataré cuando esté seguro de que no vayas a atacar a nadie.- repliqué, colocándome el guantelete de acero. Las runas inscritas sobre este reaccionaron al tocarme.
-¿De que vas, capullo? ¡Sácame esto o haré que mi gente te destripe, idiota!- vociferó.
Suficiente.
Llevé mi mano desnuda a su cuello y le alcé contra la pared, levantando sus pies del suelo. Las llamas aún recorrían mi pelaje. Clavé mi mirada en la suya. No iba a soportar esa clase de molestia.
-No me hagas perder la paciencia. Te he salvado la vida, y tu banda te ha abandonado. Así que vas a estar bien callado y a portarte bien, y después, podrás irte en ese caballo robado tuyo por tu cuenta.- dije seriamente. Los ojos del bandido fueron de mi corona a las ascuas de mi brazo. Aquello fue suficiente para despejar cualquier resistencia. No hizo falta llegar al "O si no..." Solté al hombre y asentí, girándome como si nada hubiese pasado.
-Oh, sigues dando miedo. Buenos días.- dijo Kothán, estirándose. ¿Cuanto tiempo había estado detrás? -Creo que me he perdido algo.-
-Si, la cena. Te he dejado algo para que desayunes.- dije, señalando al contenedor sobre la hoguera. Se había apagado hacia un buen rato, pero quizás aún estuviese caliente.
-¡Oooh!- el zorro se acercó al recipiente. -Gracias. Y... ¿quienes son los... invitados?- preguntó.
Fuera como fuese, no tardamos demasiado en terminar la cena e irnos a dormir. Oshu hizo la primera guardia, por lo que tendría un rato junto a Syl. Algo de descanso.
[. . .]
-¿Echas de menos Dalmasca?- pregunté. Había pasado un rato, pero no podía dormir aún. Sabía que él estaba despierto también. Su respiración era distinta cuando dormía.
-Un poco. Más cuando hace frío.- susurró, tiritando un poco. Reí ligeramente, y le rodeé entre mis brazos. El gato ronroneó suavemente, frotando su cara contra el pelaje de mi cuello. -Pero aquí tengo cosas que allí no.-
Sonreí. Recordé por un momento todo lo que él era para mi. Todos los sacrificios que hacía. Sabía que había muchas decisiones de las que no aprobaba del todo. Y aun así... nunca había dejado de tener su apoyo.
-Eres mucho más fuerte que yo, ¿sabes?- murmuré.
-No... nunca me ha interesado serlo.- dijo, aferrándose con fuerza a mi pecho. -Yo... tengo mucha suerte de tenerte. No lo digo lo suficiente. Lo siento. Pero... gracias.-
-No tienes que disculparte. Lo sé perfectamente.- respondí, pasando una mano por su cara. Le besé en los labios y suspiré. -Te quiero.-
-Yo también.-
Daba igual donde estuviese. Si podía tener momentos como aquel, me enfrentaría a cualquier cosa.
[. . .]
Oshu me despertó unas cuantas horas más tarde. Parecía agotado. ¿Había estado más tiempo de lo que debía...? Suspiré. Siempre se forzaba demasiado. Quizás ni Kothán ni Syl tuviesen que hacer su turno si me quedaba hasta el amanecer.
Dejé que mi compañero se metiese en su tienda y me senté en la silla que había dejado. No debía haber tenido mayor problema, aunque parecía haber colocado una de las mantas sobre la puerta para que no entrase el frío.
Pasé la corona entre mis manos. No había sido como imaginaba. No era como una voz demoníaca diciendome que hiciese algo siniestro. De hecho, si me había afectado, no sabía decir de que manera. Quizás fuese simplemente demasiado pronto. O quizás ni siquiera lo notase.
Suspiré. Aquella linea de pensamiento haría que la espera fuese larga. Tendría que encontrar mejores formas de distraerme. Rebusqué entre los bolsillos de mi ropa hasta encontrar lo que quería. Tiza imbuida. Un material arcano simple, pero práctico para inscripciones rápidas.
Dibujé una runa sencilla en una de las piedras de pedernal y, una vez terminada, la lancé a la hoguera. El fuego se avivó al instante, cobrando cierta fuerza. Luego, invoqué mi espada. No por completo: solo el mango y parte del filo, lo que le daba la apariencia de una daga extraña. No tardó en absorber la energía del fuego mágico, dejando solo el componente físico. [1]
Con eso, el calor empezó a recorrer mi cuerpo. Ligeras llamas empezaron a crearse a lo largo de mis brazos y hombros, desapareciendo en un instante. Con aquello, el frío no importaba. Era un fuego débil... pero fuego al fin y al cabo. Si alguien me tocaba, se haría daño.
Quizás la próxima vez absorbiese la llama de una vela. Tal vez así podría dar calor sin quemar.
[. . .]
-Es de día. Levantaos.- ordené, alzando la voz. Ya había pasado una hora desde el amanecer. Quería llegar a Dundarak lo antes posible.
-¿Qué...? ¿Donde cojones estoy?- Casi me había olvidado del bandido. Parecía estar volviendo en sí. Debía haber dormido bien, pese a todo. -¿Que demo...? ¡EH! ¡Quitame esto, perro!- exigió, forcejeando con sus ataduras. Le miré por encima del hombro.
-¿Te duele alguna de las heridas?- pregunté. El tipo frunció el ceño, confuso, y empezó a inspeccionar su torso tan bien como podía. -Deberían estar curadas.-
-Me habían... clavado una flecha. Sigo vivo...- musitó. Tembló ligeramente. Había cierta emoción en su voz. Hasta gente como él tenia cosas por las que vivir, supuse. -Quitame esto, perro.-
-Te desataré cuando esté seguro de que no vayas a atacar a nadie.- repliqué, colocándome el guantelete de acero. Las runas inscritas sobre este reaccionaron al tocarme.
-¿De que vas, capullo? ¡Sácame esto o haré que mi gente te destripe, idiota!- vociferó.
Suficiente.
Llevé mi mano desnuda a su cuello y le alcé contra la pared, levantando sus pies del suelo. Las llamas aún recorrían mi pelaje. Clavé mi mirada en la suya. No iba a soportar esa clase de molestia.
-No me hagas perder la paciencia. Te he salvado la vida, y tu banda te ha abandonado. Así que vas a estar bien callado y a portarte bien, y después, podrás irte en ese caballo robado tuyo por tu cuenta.- dije seriamente. Los ojos del bandido fueron de mi corona a las ascuas de mi brazo. Aquello fue suficiente para despejar cualquier resistencia. No hizo falta llegar al "O si no..." Solté al hombre y asentí, girándome como si nada hubiese pasado.
-Oh, sigues dando miedo. Buenos días.- dijo Kothán, estirándose. ¿Cuanto tiempo había estado detrás? -Creo que me he perdido algo.-
-Si, la cena. Te he dejado algo para que desayunes.- dije, señalando al contenedor sobre la hoguera. Se había apagado hacia un buen rato, pero quizás aún estuviese caliente.
-¡Oooh!- el zorro se acercó al recipiente. -Gracias. Y... ¿quienes son los... invitados?- preguntó.
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[1] Uso de habilidad: Absorber
Asher Daregan
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Re: Luz fría [Libre] [3/4] [Cerrado]
Bueno, la verdad es que me esperaba que nadie se acercara a las galletas. Suspiro desde mi lugar en la viga, mirando al techo. Supongo que es normal, aún así no estoy acostumbrada a que no confíen en mi. Es un poco desolador y doloroso, siempre tengo la intención de ayudar a los demás. Pero... ¿Tal vez matar a esos bandidos no era buena idea después de todo? No me habían hecho nada.
"Tenías frío, es normal que hayas actuado de esa forma. De todas formas... ¿A quien se le ocurre venir al Norte con tan poca ropa?"
Vuelvo a suspirar. Tal vez me haya vuelto más salvaje de la cuenta durante estos meses viviendo a la intemperie y en soledad. He escuchado que eso puede ocurrir... Con ese hilo de pensamientos me quedé dormida. No recuerdo qué pensé después de eso, seguramente solo le haya dado vueltas a lo mismo una y otra vez hasta que el cansancio se apoderó de mi mente.
Abrí un ojo cuando mis nuevos compañeros realizaron el cambio de guardia. Parece que a Asher le toca el siguiente. Podría bajar e intentar entablar conversación con él y tal vez... No, no parece que esté muy contento con mi presencia entre ellos. Demasiada desconfianza y creo que se ha horrorizado tras el altercado con los bandidos. Me he levantado bastante decaída, creo que lo mejor será dejarlos seguir su propio camino. Prefiero estar sola que con un grupo que no me quiere entre ellos y desconfía de mi todo el tiempo. Es algo sumamente agotador y... Como ya he dicho, doloroso.
No consigo volver a dormirme, Asher pasa su guardia haciendo magia, la cual es impresionante, y yo subida en la viga. Sola, como siempre, pensando en todas mis torpezas. Hoy será un día triste.
Una hora después del amanecer más o menos, Asher despierta a todos sus compañeros. Parece que se van ya. Bajo de un salto de la viga y aterrizo al lado de Asher. Sin mirarle me dirijo a donde están las galletas y las recojo. Todavía sin tocar. Suspiro y me las guardo otra vez, mordisqueando una de ellas antes de meterlas en uno de los bolsillos secretos de la capa. Tras un pequeño altercado con el bandido al que curamos la noche anterior y de que uno de los aliados de Asher se despertara tarde y desayunara, parece que salimos del campamento.
- Bueno... Yo... La verdad, no sé salir del poblado así que os seguiré un rato si no os importa. Después... Después seguiré mi propio camino. - No sé por qué pero no soy capaz de mirar a la cara a ninguno. Me alejo de Asher después de informarle y me pongo a la cola de la marcha. Detrás de todo, simplemente siguiéndoles para no perderme.
Tras caminar varios minutos a saber en qué dirección, decido asomar la cabecita por uno de los laterales, necesito ver un poco el paisaje por el que pasamos, por si acaso debo volver desde Dundarak por el mismo camino.
A la derecha hay... Eso es... Un árbol. Sin hojas. Lleno de cuervos. Doy un par de pasos para ir a la parte delantera y avisar a Asher, pero algo me detiene.
Un pequeño cambio en sus ojos, un leve tintineo en sus iris es la única señal de que algo ha cambiado en ella. Se acerca corriendo, pero no hacia Asher como tenía previsto su otro yo. No. Corriendo se acerca al árbol pelado, aquel lugar que posee un aura extraña. Pero la atrae, apenas recuerda por qué. Se queda quieta bajo sus ramas. A su espalda la comitiva de Asher se acerca poco a poco por el camino, tal vez ni se hayan percatado de su ausencia.
La pequeña elfa se arrodilla sobre la nieve, bajo los graznidos de los cuervos.
- El invierno está llegando.
"Tenías frío, es normal que hayas actuado de esa forma. De todas formas... ¿A quien se le ocurre venir al Norte con tan poca ropa?"
Vuelvo a suspirar. Tal vez me haya vuelto más salvaje de la cuenta durante estos meses viviendo a la intemperie y en soledad. He escuchado que eso puede ocurrir... Con ese hilo de pensamientos me quedé dormida. No recuerdo qué pensé después de eso, seguramente solo le haya dado vueltas a lo mismo una y otra vez hasta que el cansancio se apoderó de mi mente.
Abrí un ojo cuando mis nuevos compañeros realizaron el cambio de guardia. Parece que a Asher le toca el siguiente. Podría bajar e intentar entablar conversación con él y tal vez... No, no parece que esté muy contento con mi presencia entre ellos. Demasiada desconfianza y creo que se ha horrorizado tras el altercado con los bandidos. Me he levantado bastante decaída, creo que lo mejor será dejarlos seguir su propio camino. Prefiero estar sola que con un grupo que no me quiere entre ellos y desconfía de mi todo el tiempo. Es algo sumamente agotador y... Como ya he dicho, doloroso.
No consigo volver a dormirme, Asher pasa su guardia haciendo magia, la cual es impresionante, y yo subida en la viga. Sola, como siempre, pensando en todas mis torpezas. Hoy será un día triste.
Una hora después del amanecer más o menos, Asher despierta a todos sus compañeros. Parece que se van ya. Bajo de un salto de la viga y aterrizo al lado de Asher. Sin mirarle me dirijo a donde están las galletas y las recojo. Todavía sin tocar. Suspiro y me las guardo otra vez, mordisqueando una de ellas antes de meterlas en uno de los bolsillos secretos de la capa. Tras un pequeño altercado con el bandido al que curamos la noche anterior y de que uno de los aliados de Asher se despertara tarde y desayunara, parece que salimos del campamento.
- Bueno... Yo... La verdad, no sé salir del poblado así que os seguiré un rato si no os importa. Después... Después seguiré mi propio camino. - No sé por qué pero no soy capaz de mirar a la cara a ninguno. Me alejo de Asher después de informarle y me pongo a la cola de la marcha. Detrás de todo, simplemente siguiéndoles para no perderme.
Tras caminar varios minutos a saber en qué dirección, decido asomar la cabecita por uno de los laterales, necesito ver un poco el paisaje por el que pasamos, por si acaso debo volver desde Dundarak por el mismo camino.
A la derecha hay... Eso es... Un árbol. Sin hojas. Lleno de cuervos. Doy un par de pasos para ir a la parte delantera y avisar a Asher, pero algo me detiene.
- Árbol:
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Un pequeño cambio en sus ojos, un leve tintineo en sus iris es la única señal de que algo ha cambiado en ella. Se acerca corriendo, pero no hacia Asher como tenía previsto su otro yo. No. Corriendo se acerca al árbol pelado, aquel lugar que posee un aura extraña. Pero la atrae, apenas recuerda por qué. Se queda quieta bajo sus ramas. A su espalda la comitiva de Asher se acerca poco a poco por el camino, tal vez ni se hayan percatado de su ausencia.
La pequeña elfa se arrodilla sobre la nieve, bajo los graznidos de los cuervos.
- El invierno está llegando.
Irinnil Fawkes
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Re: Luz fría [Libre] [3/4] [Cerrado]
El miembro 'Jeannie Fawkes' ha efectuado la acción siguiente: La voluntad de los dioses
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Tyr
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Re: Luz fría [Libre] [3/4] [Cerrado]
Una punzada de compasión hizo que me plantease aquello. La elfa parecía... dolida, incluso. No lo entendía del todo. Había asesinado a alguien a sangre fría sin pestañear. ¿Que podía afectarle realmente? Incluso había tenido una buena hoguera, una cena, y un sitio seguro donde dormir.
No importaba. Las emociones duraban poco. La persona a la que había asesinado no se levantaría nunca. Era un precio muy pequeño a pagar.
Me acerqué al bandido superviviente y empecé a desatar las cuerdas que lo retenían, asegurándome de no sostenerlas por mucho tiempo. No quería que se prendiesen fuego, después de todo. No hubo agradecimiento alguno por parte del hombre. Solo quejidos mientras se frotaba las muñecas.
Le di las riendas de su caballo. Al igual que la elfa, no me miró a los ojos. Daba igual. Había hecho aquellas cosas porque quería, no para que me agradeciesen nada. Se subió al caballo, pero le detuve solo un instante más.
-Mi nombre es Asher Daregan.- declaré, mirándolo a los ojos. Se tensó, pero finalmente, asintió ligeramente. Aún debía estar asustado. Quizás me hubiese pasado. Con eso, le dejé ir.
Seguimos nuestro camino. No tardariamos demasiado en llegar hacia el Paso. Pero antes de eso, hubo algo... extraño. La elfa se movió, corriendo hacia un árbol. Un árbol sin hojas, pero repleto de cuervos.
Un escalofrío recorrió mi cuerpo.
-¿No es... algo temprano para que haya cuervos?- musitó Oshu. No debía ser el único que lo sentía. -¿Que está haciendo...? ¿Algún rezo élfico...?-
¿Con un árbol muerto? De ninguna manera. La chica era extraña, pero no llegaba a aquello. Pasé la mano por la Corona Astada, como si el artefacto fuese a decirme algo. No. Debía ser simplemente un árbol cualquiera, ¿no? Un árbol rodeado de cuervos bajo el cual la gente parece arrodillarse sin motivo aparente.
-No os acerquéis demasiado.- avisé, alzándo un brazo.
-Creía que no eras supersticioso.- comentó Kothán, mirándome de reojo.
-No lo soy.- respondí. Cerré los ojos. Cuando volví a abrirlos, fueron de un intenso color azul. Mi vista quedó nublada unos instantes, pero no tardó en despejarse. Si aquella cosa tenía algún tipo de magia, lo sabría.
[1]No importaba. Las emociones duraban poco. La persona a la que había asesinado no se levantaría nunca. Era un precio muy pequeño a pagar.
Me acerqué al bandido superviviente y empecé a desatar las cuerdas que lo retenían, asegurándome de no sostenerlas por mucho tiempo. No quería que se prendiesen fuego, después de todo. No hubo agradecimiento alguno por parte del hombre. Solo quejidos mientras se frotaba las muñecas.
Le di las riendas de su caballo. Al igual que la elfa, no me miró a los ojos. Daba igual. Había hecho aquellas cosas porque quería, no para que me agradeciesen nada. Se subió al caballo, pero le detuve solo un instante más.
-Mi nombre es Asher Daregan.- declaré, mirándolo a los ojos. Se tensó, pero finalmente, asintió ligeramente. Aún debía estar asustado. Quizás me hubiese pasado. Con eso, le dejé ir.
[. . .]
Seguimos nuestro camino. No tardariamos demasiado en llegar hacia el Paso. Pero antes de eso, hubo algo... extraño. La elfa se movió, corriendo hacia un árbol. Un árbol sin hojas, pero repleto de cuervos.
Un escalofrío recorrió mi cuerpo.
-¿No es... algo temprano para que haya cuervos?- musitó Oshu. No debía ser el único que lo sentía. -¿Que está haciendo...? ¿Algún rezo élfico...?-
¿Con un árbol muerto? De ninguna manera. La chica era extraña, pero no llegaba a aquello. Pasé la mano por la Corona Astada, como si el artefacto fuese a decirme algo. No. Debía ser simplemente un árbol cualquiera, ¿no? Un árbol rodeado de cuervos bajo el cual la gente parece arrodillarse sin motivo aparente.
-No os acerquéis demasiado.- avisé, alzándo un brazo.
-Creía que no eras supersticioso.- comentó Kothán, mirándome de reojo.
-No lo soy.- respondí. Cerré los ojos. Cuando volví a abrirlos, fueron de un intenso color azul. Mi vista quedó nublada unos instantes, pero no tardó en despejarse. Si aquella cosa tenía algún tipo de magia, lo sabría.
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[1] Mención a la habilidad: Llamada del Éter - Percibir
Asher Daregan
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Re: Luz fría [Libre] [3/4] [Cerrado]
Jeannie Fawkes realizó una plegaria. No se sabía muy bien a quién. Pero molestar a los cuervos sobre un árbol muerto no siempre era buena idea. En sus sueños interiores, ella pidió ayudar al Aquelarre para acabar con Asher.
No se deben pedir ese tipo de cosas.
Los cuervos la miraron atentamente. A ella. Y luego a Asher, Syl y el resto de nómadas que se encontraban ahí.
Alzaron el vuelo y comenzaron a girar unos en torno a otros, uniéndose todos en torno a un punto. Volando en círculos de poco más de un metro de radio. Cerrándose más y más hasta casi fusionarse, formando una figura simétrica con respecto al árbol. Para colmo, era una figura conocida.
¿Era Elen Calhoun? Sí. Pero una versión sombría de ella misma. Desde luego, no parecía estar allí para tomar el té.
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* * * * * * * * * * *
No os acostumbréis a bromear con los dioses. U os pueden pasar cosas como ésta.
Podrías haberte enfrentado a Eltrant Tale (9) o a Huracán (5) (runa mala). Seguramente lo habrías preferido. Pero Jeannie obtuvo runa buena y me temo que tendrás que vértelas con este avatar de Elen Calhoun. No me importaría manejarlo a mí, pero creo que la propia Elen lo hará mejor que yo.
Las reglas son las siguientes:
-Elen (11): Por tratarse de un avatar. Elen podrá manejar sus habilidades tanto de vampiro como de bruja. E intercalarlas si lo desea. Con la misma intensidad y daño. Puedes usar hasta 4 habilidades por post (dos ofensivas o defensivas contra Asher y dos contra Syl). Indicando a quién destinas tus ataques o de qué te defiendes. Como eres un avatar, no puedes utilizar objetos personales, ni afectan tus maldiciones para bien o para mal.
-Asher y Syl (7): Sólo pueden utilizar dos habilidades cada uno (4 en total). Si utilizan un objeto, no pueden utilizar una habilidad y viceversa. Los demás miembros de los nómadas son sparrings que recibirán severos daños si atacan.
-Jeannie (0): Quizás seas la más desprotegida. Me dijiste literalmente que querías llevar a Frendel la cabeza de Asher. Por lo que no podrás ponerte de su lado. Una fuerza o tu misma voluntad te corrompen y tendrás que tratar de detener a Asher y a Syl. Tus acciones serán de apoyo. Puedes describir el entorno y ofrecer obstáculos, barreras o trampas. Al menos si Asher no te incapacita en el primer turno ya. Sólo puedes usar una habilidad o un desplazamiento.
-Las habilidades deben respetar los cooldowns.
-Atributos: Los tendré en cuenta. Sois igual de rápidos. Pero Elen tiene potencial mágico a distancia y Asher fuerza cuerpo a cuerpo. Si quieres dañar a Elen, tendrás que buscar la manera de acercarte. Lo mismo para Elen. Si Asher se te acerca, tendrás desventaja así que tendrás que gastar acciones para alejarte. Aunque creo que ambos tenéis recursos para superar dichas carencias con vuestras habilidades.
-Posición y Movimiento. Jeannie está junto a Dark Elen, bajo el árbol. Asher y Syl están lejos. Necesitan un turno para llegar cerca de Elen y Jeannie. Si tratáis de acercaros o alejaros, perdéis el uso de una habilidad. Por ejemplo, Elen podría seguir utilizando 3 habilidades o armas. Si estáis a distancia podéis utilizar habilidades a distancia, y si estáis cerca, sólo hechizos o armas próximas. Si bien la condición de distancia la actualizaré en cada turno. En este primero estáis lejos, independientemente de que Asher decida acercarse.
-Runas: Jeannie tirará una runa. Elen dos (la primera para Asher, la segunda para Syl) si decide atacarlos separada. Y Asher, tirará dos. La primera por él, la segunda por Syl. Las runas influirán por calidad: Buena, media o mala en las acciones de los personajes. Ya veré como equilibro esto.
-Aturdimientos: Los stuns sólo funcionarán en función del tipo de ataque (cuerpo a cuerpo o a distancia). En cualquier caso, sólo incapacitan un turno. Los aturdimientos los determino yo en función de cómo vaya el combate y de las runas. Su efecto es el uso de una única habilidad o desplazamiento. Si Elen intenta aturdir a Asher en el primer post, éste puede describir su acción y si recibe el stun lo haré saber en el siguiente turno.
-Comienzo: He tirado 3 runas. La primera por Jeannie, la segunda por Asher, la tercera por Elen. De mejor a peor, comenzáis posteando (atacando o fortificándoos). Los turnos se respetan el resto del combate. Si salen runas iguales, tiene preferencia el de más nivel.
-Vidas: Asher y Syl tienen dos vidas (golpes) críticos cada uno. Elen cuatro. Y Jeannie uno.
-Consecuencias: Elen está exenta de cualquier daño o maldición a su personaje principal. Ya que es un avatar. Jeannie, Asher y Syl pueden sufrir maldiciones y daños.
-Me reservo el derecho a poner nuevas instrucciones si veo que el combate tiene lagunas.
El combate durará los turnos que considere. Postearé al final de cada turno para hacer de “árbitro” o poneros complicaciones y describir como vais. Así como vuestras posiciones. Tampoco quiero malos rollos entre vosotros. Esto es sólo un juego. Todas las responsabilidades del combate, a mí, por favor.
No se deben pedir ese tipo de cosas.
Los cuervos la miraron atentamente. A ella. Y luego a Asher, Syl y el resto de nómadas que se encontraban ahí.
Alzaron el vuelo y comenzaron a girar unos en torno a otros, uniéndose todos en torno a un punto. Volando en círculos de poco más de un metro de radio. Cerrándose más y más hasta casi fusionarse, formando una figura simétrica con respecto al árbol. Para colmo, era una figura conocida.
¿Era Elen Calhoun? Sí. Pero una versión sombría de ella misma. Desde luego, no parecía estar allí para tomar el té.
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No os acostumbréis a bromear con los dioses. U os pueden pasar cosas como ésta.
Podrías haberte enfrentado a Eltrant Tale (9) o a Huracán (5) (runa mala). Seguramente lo habrías preferido. Pero Jeannie obtuvo runa buena y me temo que tendrás que vértelas con este avatar de Elen Calhoun. No me importaría manejarlo a mí, pero creo que la propia Elen lo hará mejor que yo.
Las reglas son las siguientes:
-Elen (11): Por tratarse de un avatar. Elen podrá manejar sus habilidades tanto de vampiro como de bruja. E intercalarlas si lo desea. Con la misma intensidad y daño. Puedes usar hasta 4 habilidades por post (dos ofensivas o defensivas contra Asher y dos contra Syl). Indicando a quién destinas tus ataques o de qué te defiendes. Como eres un avatar, no puedes utilizar objetos personales, ni afectan tus maldiciones para bien o para mal.
-Asher y Syl (7): Sólo pueden utilizar dos habilidades cada uno (4 en total). Si utilizan un objeto, no pueden utilizar una habilidad y viceversa. Los demás miembros de los nómadas son sparrings que recibirán severos daños si atacan.
-Jeannie (0): Quizás seas la más desprotegida. Me dijiste literalmente que querías llevar a Frendel la cabeza de Asher. Por lo que no podrás ponerte de su lado. Una fuerza o tu misma voluntad te corrompen y tendrás que tratar de detener a Asher y a Syl. Tus acciones serán de apoyo. Puedes describir el entorno y ofrecer obstáculos, barreras o trampas. Al menos si Asher no te incapacita en el primer turno ya. Sólo puedes usar una habilidad o un desplazamiento.
-Las habilidades deben respetar los cooldowns.
-Atributos: Los tendré en cuenta. Sois igual de rápidos. Pero Elen tiene potencial mágico a distancia y Asher fuerza cuerpo a cuerpo. Si quieres dañar a Elen, tendrás que buscar la manera de acercarte. Lo mismo para Elen. Si Asher se te acerca, tendrás desventaja así que tendrás que gastar acciones para alejarte. Aunque creo que ambos tenéis recursos para superar dichas carencias con vuestras habilidades.
-Posición y Movimiento. Jeannie está junto a Dark Elen, bajo el árbol. Asher y Syl están lejos. Necesitan un turno para llegar cerca de Elen y Jeannie. Si tratáis de acercaros o alejaros, perdéis el uso de una habilidad. Por ejemplo, Elen podría seguir utilizando 3 habilidades o armas. Si estáis a distancia podéis utilizar habilidades a distancia, y si estáis cerca, sólo hechizos o armas próximas. Si bien la condición de distancia la actualizaré en cada turno. En este primero estáis lejos, independientemente de que Asher decida acercarse.
-Runas: Jeannie tirará una runa. Elen dos (la primera para Asher, la segunda para Syl) si decide atacarlos separada. Y Asher, tirará dos. La primera por él, la segunda por Syl. Las runas influirán por calidad: Buena, media o mala en las acciones de los personajes. Ya veré como equilibro esto.
-Aturdimientos: Los stuns sólo funcionarán en función del tipo de ataque (cuerpo a cuerpo o a distancia). En cualquier caso, sólo incapacitan un turno. Los aturdimientos los determino yo en función de cómo vaya el combate y de las runas. Su efecto es el uso de una única habilidad o desplazamiento. Si Elen intenta aturdir a Asher en el primer post, éste puede describir su acción y si recibe el stun lo haré saber en el siguiente turno.
-Comienzo: He tirado 3 runas. La primera por Jeannie, la segunda por Asher, la tercera por Elen. De mejor a peor, comenzáis posteando (atacando o fortificándoos). Los turnos se respetan el resto del combate. Si salen runas iguales, tiene preferencia el de más nivel.
-Vidas: Asher y Syl tienen dos vidas (golpes) críticos cada uno. Elen cuatro. Y Jeannie uno.
-Consecuencias: Elen está exenta de cualquier daño o maldición a su personaje principal. Ya que es un avatar. Jeannie, Asher y Syl pueden sufrir maldiciones y daños.
-Me reservo el derecho a poner nuevas instrucciones si veo que el combate tiene lagunas.
El combate durará los turnos que considere. Postearé al final de cada turno para hacer de “árbitro” o poneros complicaciones y describir como vais. Así como vuestras posiciones. Tampoco quiero malos rollos entre vosotros. Esto es sólo un juego. Todas las responsabilidades del combate, a mí, por favor.
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Re: Luz fría [Libre] [3/4] [Cerrado]
El miembro 'Ger' ha efectuado la acción siguiente: La voluntad de los dioses
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Re: Luz fría [Libre] [3/4] [Cerrado]
Aquello era peor a lo que podría haber imaginado.
El éter del árbol... poseía una oscuridad que no creía posible. Una influencia abismal y tenebrosa, una energía que sólo había sentido dos veces antes. Y estaba empezando a tomar forma. La forma de la mismísima Elen Calhoun. Pero solo su forma.
-¡SYL, CONMIGO! ¡OSHU, LLÉVATE A KOTH! ¡YA!- vociferé, invocando a Brillo en mi mano. La llama que recorría mi armadura se extendió por la hoja de Brillo, cubriendo el arma de fuego. El hombre perro corrió hacia el caballo que habíamos traído con nosotros y se subió a él, llevando al zorro consigo.
Algo horrible estaba a punto de pasar.
Mi corazón latió con más y más fuerza en mi pecho. Las llamas a mi alrededor se incrementaron, derritiendo la nieve a mi alrededor. Aquel era uno de los mayores peligros a los que me había enfrentado. Fácilmente comparable a un Tarmúnil. Era alguien que debía enfrentarse a ellos, después de todo. Pero aquella vez, venía a por mi. Tendría que demostrarle el por qué eso era un error.
No sería la única. Algo malo pasaba con Jeannie. El mismo éter oscuro que salía de Elen parecía provenir de la elfa, aunque en cantidades mucho menores. En ese momento, no podía garantizar que fuese ella misma. No podía salvarla.
-No te contengas.- ordené.
No pasaron dos segundos antes de que viese aquel cilindro de madera volar en dirección al espacio entre Jeannie y la copia de Calhoun. [1] No tardó en estallar, dejando escapar el polvo de su interior. Quizás podría contenerlas durante unos segundos. Tendríamos que aprovecharlos.
Me adelanté, tomando una posición firme sobre la nieve. Syl se movió a su manera, corriendo hacia una de las casas del poblado y saltando hacia el tejado con ágiles movimientos para acabar en una zona más elevada. [2]
Si se mantenía a salvo, podíamos ganar.
Pero para eso tendría que llamar la atención del enemigo. Alcé a Brillo por encima de mi cabeza, concentrándome. Mi espada trazó un surco hacia abajo. Y entonces, llegó la onda. [3] Una media luna flamígera viajó hacia la "Centinela.", fundiendo todo a su paso... y dirigiéndose hacia el polvo cegador en el proceso.
Una fuerte explosión sacudió el árbol, y todo lo que le rodeaba. Aquello había consumido el resto de mis llamas, y no sería suficiente.
No importaba. Esbocé media sonrisa. Mi armadura comenzó a iluminarse, brillando con más y más potencia. [4] Aquello no iba a ser suficiente. Señalé a mi oponente con la espada.
Estaba preparado para lo que viniese.
La primera runa es para Syl, la segunda para Asher.
[1] Syl utiliza la habilidad "Polvo Cegador" en la zona cercana al árbol. Como su nombre indica, ciega a todos los que alcance con polvo urticante. La ceguera solo dura un turno. La zona que crea es de cinco metros, por lo que (según imagino) afectaría a ambas si no es evitada.
[2] Syl utiliza la habilidad "Preparación" para saltar a uno de las casas cercanas y evitar el primer ataque a distancia que se lance contra él. (He supuesto que estamos casi a las afueras del poblado, por lo que no hay muchos edificios cercanos... pero hay. No gana mucha altura, pero se aleja unos metros de Asher.)
[3] Asher utiliza la habilidad "Corte de Energía" con elemento fuego contra Elen. Debido a las llamas, también detona el Polvo Cegador, generando una explosión en la zona. La eficacia de la explosión considero que depende de la runa de Syl. El ataque contra Elen, de la de Asher.
[4] Asher utiliza la habilidad de Santuario: "Runa de Ra'Lios" para rodearse de luz y otorgarle un 50% de inmunidad frente a ataques eléctricos.*
*Defensa increíblemente especifica patrocinada por Master Sigel. Porque lo vio venir de hace mucho, mucho tiempo atrás... probablemente.
El éter del árbol... poseía una oscuridad que no creía posible. Una influencia abismal y tenebrosa, una energía que sólo había sentido dos veces antes. Y estaba empezando a tomar forma. La forma de la mismísima Elen Calhoun. Pero solo su forma.
-¡SYL, CONMIGO! ¡OSHU, LLÉVATE A KOTH! ¡YA!- vociferé, invocando a Brillo en mi mano. La llama que recorría mi armadura se extendió por la hoja de Brillo, cubriendo el arma de fuego. El hombre perro corrió hacia el caballo que habíamos traído con nosotros y se subió a él, llevando al zorro consigo.
Algo horrible estaba a punto de pasar.
Mi corazón latió con más y más fuerza en mi pecho. Las llamas a mi alrededor se incrementaron, derritiendo la nieve a mi alrededor. Aquel era uno de los mayores peligros a los que me había enfrentado. Fácilmente comparable a un Tarmúnil. Era alguien que debía enfrentarse a ellos, después de todo. Pero aquella vez, venía a por mi. Tendría que demostrarle el por qué eso era un error.
No sería la única. Algo malo pasaba con Jeannie. El mismo éter oscuro que salía de Elen parecía provenir de la elfa, aunque en cantidades mucho menores. En ese momento, no podía garantizar que fuese ella misma. No podía salvarla.
-No te contengas.- ordené.
No pasaron dos segundos antes de que viese aquel cilindro de madera volar en dirección al espacio entre Jeannie y la copia de Calhoun. [1] No tardó en estallar, dejando escapar el polvo de su interior. Quizás podría contenerlas durante unos segundos. Tendríamos que aprovecharlos.
Me adelanté, tomando una posición firme sobre la nieve. Syl se movió a su manera, corriendo hacia una de las casas del poblado y saltando hacia el tejado con ágiles movimientos para acabar en una zona más elevada. [2]
Si se mantenía a salvo, podíamos ganar.
Pero para eso tendría que llamar la atención del enemigo. Alcé a Brillo por encima de mi cabeza, concentrándome. Mi espada trazó un surco hacia abajo. Y entonces, llegó la onda. [3] Una media luna flamígera viajó hacia la "Centinela.", fundiendo todo a su paso... y dirigiéndose hacia el polvo cegador en el proceso.
Una fuerte explosión sacudió el árbol, y todo lo que le rodeaba. Aquello había consumido el resto de mis llamas, y no sería suficiente.
No importaba. Esbocé media sonrisa. Mi armadura comenzó a iluminarse, brillando con más y más potencia. [4] Aquello no iba a ser suficiente. Señalé a mi oponente con la espada.
Estaba preparado para lo que viniese.
___________________________________________________
La primera runa es para Syl, la segunda para Asher.
[1] Syl utiliza la habilidad "Polvo Cegador" en la zona cercana al árbol. Como su nombre indica, ciega a todos los que alcance con polvo urticante. La ceguera solo dura un turno. La zona que crea es de cinco metros, por lo que (según imagino) afectaría a ambas si no es evitada.
[2] Syl utiliza la habilidad "Preparación" para saltar a uno de las casas cercanas y evitar el primer ataque a distancia que se lance contra él. (He supuesto que estamos casi a las afueras del poblado, por lo que no hay muchos edificios cercanos... pero hay. No gana mucha altura, pero se aleja unos metros de Asher.)
[3] Asher utiliza la habilidad "Corte de Energía" con elemento fuego contra Elen. Debido a las llamas, también detona el Polvo Cegador, generando una explosión en la zona. La eficacia de la explosión considero que depende de la runa de Syl. El ataque contra Elen, de la de Asher.
[4] Asher utiliza la habilidad de Santuario: "Runa de Ra'Lios" para rodearse de luz y otorgarle un 50% de inmunidad frente a ataques eléctricos.*
*Defensa increíblemente especifica patrocinada por Master Sigel. Porque lo vio venir de hace mucho, mucho tiempo atrás... probablemente.
Asher Daregan
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Los ojos de los cuervos, negros cual carbón, se posaron sobre la elfa que arrodillada junto a su árbol, realizaba una plegaria. Vieron más allá de ella, alcanzando el oscuro deseo que rondaba su corazón, acabar con el hombre bestia para ayudar al aquelarre, deseo que tras mirarla durante unos instantes, decidieron concederle. Su objetivo no estaba demasiado lejos, pero tampoco venía solo… aunque eso realmente no importaba, si alguien más intervenía correría la misma suerte del perro.
Con un graznido, las aves desplegaron las alas y levantaron el vuelo, trazando círculos en el aire y acercándose cada vez más unas a otras, hasta que sus cuerpos comenzaron a fusionarse tomando una forma que a su adversario le resultaría conocida. Así pues, una oscura versión de la Centinela del Sur, Elen Calhoun, tomó el lugar que hasta instantes antes había ocupado la bandada, clavando su mirada sobre Asher y su acompañante felino, quienes reaccionaron nada más ver la transformación que acababa de tener lugar, preparándose para el inminente combate.
Lo que pasaría a continuación ya estaba escrito, una lucha a muerte… pero ¿y la elfa? ¿se mantendría de su lado después de haberla invocado o saldría huyendo al ver lo que sus más profundos pensamientos habían ocasionado? Poco importaba en realidad, ya que el ente no contaba con ella para resolver el conflicto, lo haría por sus propios medios.
El gato fue el primero en atacar, disparando un proyectil que poco antes de llegar hasta el árbol estalló, liberando una especie de polvo que su compañero pretendía hacer explotar con las llamas que cubrían su arma. En vista de que trataban de aturdirla, la oscura versión de la benjamina de los Calhoun actuó con rapidez, permitiendo que cuatro estelas de humo emergiesen de su cuerpo para tomar forma y ser sus aliadas, cuatro criaturas tan peligrosas como ella misma. [1]
No tuvo que decir nada, sus compañeras de armas empezaron a avanzar por la nieve a toda prisa, dividiendo fuerzas para que dos de ellas se encargasen de llegar hasta el arquero e inutilizarlo mientras las otras dos se quedaban a su lado para enfrentar al perro. [2] Mientras las sombras se adelantaban hacia Asher, Elen, o la cosa que se parecía a ella, observó como el guerrero lanzaba una onda en su dirección, dispuesto ya a aprovechar el polvo, algo que debía evitar a toda costa.
Permitiendo que la electricidad se concentrase en su interior en forma de campo de energía, la copia de la centinela incrementó su velocidad más allá del sonido, convirtiéndose momentáneamente en una borrosa estela negra que no huía del líder nómada sino todo lo contrario, quería situarse a la distancia adecuada para su siguiente movimiento. [3]
Ella también podía utilizar ondas, aunque no de la misma clase pero sí efectivas, y lo hizo… enviando contra su oponente una fuerte corriente de viento con intención de desequilibrarlo y dar ventaja a sus aliadas. [4]
[1] Llamada a las armas: Elen invoca a cuatro criaturas para que peleen por ella.
[2] Sacrifico una habilidad para que dos de las sombras avancen hasta Syl
[3] Fugaz: Elen trata de evadir la explosión del polvo cegador aumentando su velocidad para salir del radio de acción.
[4] Onda: Lanzada con el fin de desequilibrar a Asher y con mucha suerte, si las runas quieren, lanzarlo por los aires.
Runas: La primera para determinar el resultado de la evasión y ataque a Asher y la segunda para la suerte de las sombras que van a por el gato.
Con un graznido, las aves desplegaron las alas y levantaron el vuelo, trazando círculos en el aire y acercándose cada vez más unas a otras, hasta que sus cuerpos comenzaron a fusionarse tomando una forma que a su adversario le resultaría conocida. Así pues, una oscura versión de la Centinela del Sur, Elen Calhoun, tomó el lugar que hasta instantes antes había ocupado la bandada, clavando su mirada sobre Asher y su acompañante felino, quienes reaccionaron nada más ver la transformación que acababa de tener lugar, preparándose para el inminente combate.
Lo que pasaría a continuación ya estaba escrito, una lucha a muerte… pero ¿y la elfa? ¿se mantendría de su lado después de haberla invocado o saldría huyendo al ver lo que sus más profundos pensamientos habían ocasionado? Poco importaba en realidad, ya que el ente no contaba con ella para resolver el conflicto, lo haría por sus propios medios.
El gato fue el primero en atacar, disparando un proyectil que poco antes de llegar hasta el árbol estalló, liberando una especie de polvo que su compañero pretendía hacer explotar con las llamas que cubrían su arma. En vista de que trataban de aturdirla, la oscura versión de la benjamina de los Calhoun actuó con rapidez, permitiendo que cuatro estelas de humo emergiesen de su cuerpo para tomar forma y ser sus aliadas, cuatro criaturas tan peligrosas como ella misma. [1]
No tuvo que decir nada, sus compañeras de armas empezaron a avanzar por la nieve a toda prisa, dividiendo fuerzas para que dos de ellas se encargasen de llegar hasta el arquero e inutilizarlo mientras las otras dos se quedaban a su lado para enfrentar al perro. [2] Mientras las sombras se adelantaban hacia Asher, Elen, o la cosa que se parecía a ella, observó como el guerrero lanzaba una onda en su dirección, dispuesto ya a aprovechar el polvo, algo que debía evitar a toda costa.
Permitiendo que la electricidad se concentrase en su interior en forma de campo de energía, la copia de la centinela incrementó su velocidad más allá del sonido, convirtiéndose momentáneamente en una borrosa estela negra que no huía del líder nómada sino todo lo contrario, quería situarse a la distancia adecuada para su siguiente movimiento. [3]
Ella también podía utilizar ondas, aunque no de la misma clase pero sí efectivas, y lo hizo… enviando contra su oponente una fuerte corriente de viento con intención de desequilibrarlo y dar ventaja a sus aliadas. [4]
[1] Llamada a las armas: Elen invoca a cuatro criaturas para que peleen por ella.
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[2] Sacrifico una habilidad para que dos de las sombras avancen hasta Syl
[3] Fugaz: Elen trata de evadir la explosión del polvo cegador aumentando su velocidad para salir del radio de acción.
[4] Onda: Lanzada con el fin de desequilibrar a Asher y con mucha suerte, si las runas quieren, lanzarlo por los aires.
Runas: La primera para determinar el resultado de la evasión y ataque a Asher y la segunda para la suerte de las sombras que van a por el gato.
Última edición por Elen Calhoun el Mar Nov 20 2018, 09:33, editado 1 vez
Elen Calhoun
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Los cuervos vuelven su mirada hacia la elfa. Se siente extrañamente amenazada, tal vez no haya sido buena idea. Pero Asher requería ciertos... métodos menos ortodoxos. Si había obrado mal o no, ya no importaba, tan solo restaba aceptar las consecuencias, fueran cuales fuesen.
Sin previo aviso echaron el vuelo, girando en círculos y uniéndose unos a otros. Terminan formando una figura concreta. La elfa se encoje de hombros. No le parece tampoco tan impresionante. Sigue arrodillada sobre la nieve. Apoya las manos para incorporarse. No debe seguir dando la espalda a Asher, no conoce el tipo de habilidades que el perro pueda tener. Las manos se hunden en la nieve, comienza a temblar, fruto del miedo y la frustración.
Vuelve a mirar al suelo, lo único que la separa en estos momentos de hundirse en lo más profundo de la desesperación es el sentimiento de odio contra el hombre-bestia. Hay cosas que no soporta, una de ellas es que hagan daño, físico o psicológico a su contraparte, y Asher se merece todo lo malo que le pueda ocurrir.
- Este árbol. -Mira de nuevo hacia el tronco del árbol sin hojas. -No es un árbol normal, emana algo... Raro.
La elfa se incorpora y mira primero a la aparición sombría y después a Asher, más alejado. Una oscuridad comienza a hacer presencia en el corazón de la elfa, nublándole la vista momentáneamente y tratando de modificar sus pensamientos por unos más oscuros. La elfa cae de rodillas y se incorpora de nuevo, no tiene pensado cederle el espacio de su mente a nadie más. No cuando acaba de recuperarlo. No, ella será quien controle ese cuerpo. Pero sí nota cómo la parte luminosa de su alma está cada vez más lejana, oculta tras capas de sombras.
El cielo comienza a nublarse y una formación de nubes negras se acerca desde el este. Trae consigo lluvia, viento e incluso, a juzgar por las luces intermitentes, relámpagos y cosas de esas que chamuscan. Parece que esos dos se enzarzarán en un duelo épico a la luz de la tormenta. Con un poco de suerte alguno de los rayos chamuscará la cara de Asher. Eso sí sería algo que merece la pena ver.
La elfa ve cómo el acompañante de Asher lanza algo con una mano en su dirección. No parece buena idea quedarse ahí y comprobar qué demonios hace. La magia comienza a recubrir sus músculos. En lugar de usar la potencia extra para saltar hacia arriba la emplea para impulsarse hacia un lateral. Lo más inteligente será salir de los alrededores del maldito árbol lo más rápido posible.
Sin previo aviso echaron el vuelo, girando en círculos y uniéndose unos a otros. Terminan formando una figura concreta. La elfa se encoje de hombros. No le parece tampoco tan impresionante. Sigue arrodillada sobre la nieve. Apoya las manos para incorporarse. No debe seguir dando la espalda a Asher, no conoce el tipo de habilidades que el perro pueda tener. Las manos se hunden en la nieve, comienza a temblar, fruto del miedo y la frustración.
Vuelve a mirar al suelo, lo único que la separa en estos momentos de hundirse en lo más profundo de la desesperación es el sentimiento de odio contra el hombre-bestia. Hay cosas que no soporta, una de ellas es que hagan daño, físico o psicológico a su contraparte, y Asher se merece todo lo malo que le pueda ocurrir.
- Este árbol. -Mira de nuevo hacia el tronco del árbol sin hojas. -No es un árbol normal, emana algo... Raro.
La elfa se incorpora y mira primero a la aparición sombría y después a Asher, más alejado. Una oscuridad comienza a hacer presencia en el corazón de la elfa, nublándole la vista momentáneamente y tratando de modificar sus pensamientos por unos más oscuros. La elfa cae de rodillas y se incorpora de nuevo, no tiene pensado cederle el espacio de su mente a nadie más. No cuando acaba de recuperarlo. No, ella será quien controle ese cuerpo. Pero sí nota cómo la parte luminosa de su alma está cada vez más lejana, oculta tras capas de sombras.
El cielo comienza a nublarse y una formación de nubes negras se acerca desde el este. Trae consigo lluvia, viento e incluso, a juzgar por las luces intermitentes, relámpagos y cosas de esas que chamuscan. Parece que esos dos se enzarzarán en un duelo épico a la luz de la tormenta. Con un poco de suerte alguno de los rayos chamuscará la cara de Asher. Eso sí sería algo que merece la pena ver.
La elfa ve cómo el acompañante de Asher lanza algo con una mano en su dirección. No parece buena idea quedarse ahí y comprobar qué demonios hace. La magia comienza a recubrir sus músculos. En lugar de usar la potencia extra para saltar hacia arriba la emplea para impulsarse hacia un lateral. Lo más inteligente será salir de los alrededores del maldito árbol lo más rápido posible.
- OFF:
- Off: Runa para evitar el ataque de Asher, también para evitar la furia de Ger por liarla parda en el anterior post. La multicuenta no es lo mío. El horror se vio reflejado en mis ojos acompañado de un "Ya tardabas en liarla." mientras se posteaba. Muchos perdones, ojalá algún poder supremo elimine eso u.u
Irinnil Fawkes
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Syl (runa mala): Falla el ataque “Polvo cegador”, pero se posiciona en lo alto de unos edificios semi-derruidos, en el exterior, gracias a su habilidad “Preparación”. A una buena distancia para lograr disparar.
Dos de las sombras de Elen (suerte media) llegan hasta la posición de Syl. También a posición elevada. Tendrá que deshacerse de ellas antes de poder atacar a la sombra. Si tienen habilidades pueden usarlas. Objetos no. Mientras las sombras estén vivas, ellas tendrán dos acciones y Elen otras dos.
Asher (Runa buena): La onda del ataque va en buena dirección contra la sombra de Elen, pero esta usa “fugaz” y obtiene runa buena + 100 ptos (+ extra ptos por fugaz) de agilidad. Por lo que evade, pues tiene mejor diferencia de nivel.
Elen (Runa buena): Ataca con Onda a Asher (Runa buena) + Resistencia Electricidad 50%, pero tiene mejor diferencia de nivel + Runa buena + 89 ptos de int vs 55 de constitución de Asher). Asher no sufres daño ni sales por los aires, pero tu piel se encrespa por la electricidad y sientes un recosquilleo en todo el cuerpo. Esto te da penalización: Sólo tienes una acción en el próximo turno.
Jeannie (runa mala): El efecto de polvo cegador falla así que no te toca. Tus plegarias invocan una tormenta que irrumpe estruendosa y se apodera del escenario. Pero como obtuviste runa mala, la tormenta está descontrolada y en este turno caerá un rayo aleatorio sobre uno de vosotros cinco:
- Runa muy mala: Elen (-1 de vida).
- Runa mala: Sombras de Elen (KO).
- Runa media: Tú (y KO + maldición).
- Runa buena = Syl (-1 vida).
- Runa muy buena = Asher (-1 vida).
Puedes seguir proponiendo cosas. Elen y Asher, preparad los “pararrayos” y gastad acciones (habilidades u objetos en el caso de Asher) si queréis o tenéis, para evitar el posible daño, o confiad en que la buena suerte os salvará de que os "parta un rayo."
En resumen: Todos mantenéis la vida. Elen (dos acciones), Sombras de Elen (dos aciones), Asher (una acción, sólo este turno), Syl (dos acciones), Jeannie (una acción).
Notas: Deduzco que Onda es de las habilidades eléctricas de Elen (en la lista de tareas lo he consultado pero no salen), así que otorgo a Asher efecto por su ataque eléctrico. Pásame las habilidades de bruja por privado.
Escenario:
Syl y las sombras están cerca: Sólo se admiten ataques a corta distancia (Syl no puede usar habilidades que impliquen el uso de ballestas largas). O tratar de ganar distancia y separación. Syl puede usar objetos. Las sombras no. Recuerda que caerá un rayo y Syl tiene papeletas de llevárselo.
Lejos de ellos, está Asher. Y lejos de éste, están Elen y Jeannie. Asher no ha gastado acciones en ganar distancia con Elen por lo que ambos sólo pueden realizar ataques a distancia.
Este turno, el orden de posteo es: Elen – Asher – Jeannie (Jeannie siempre será la última, y Asher y Elen irán rotando con los turnos. Es lo que considero más justo). Al igual que antes, vampiro y hombre bestia tendrán que lanzar dos runas, elfa sólo una.
Habilidades en enfriamientos: Lo actualizaré cuando Elen me mande sus habilidades de bruja, para saber el CD de la habilidad "Onda". De momento:
Syl: Polvo cegador (4 turnos).
Asher: Corte de Energía (2 turnos). Runa Ra'lios no está ya activa. Y Santuario tiene 4 turnos antes de poder volver a usarse.
Elen: Llamada a las armas (en uso). Las sombras desaparecen en el siguiente turno. Este pueden atacar.
Jeannie: No tiene enfriamientos
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Obedeciendo las órdenes de su señora, las criaturas que avanzaban en dirección a las ruinas se apresuraron a acortar distancias con el felino de la ballesta, separándose en cuanto apenas los separaban unos metros para arremeter contra él simultáneamente desde ambos lados, estrategia ideada para que le resultase más complicado defenderse de las dos a la vez. Sin armas a su disposición ni nada más que sus propios cuerpos, las almas del medallón alzaron sus garras y ganaron algo de altura antes de abalanzarse ferozmente en dirección a su objetivo, al cual por supuesto planeaban borrar del mapa antes de que la reliquia volviese a reclamarlas. [1]
Una vez esquivada la explosión, aunque por poco, el oscuro ser observó con indiferencia cómo su ataque no tenía el efecto deseado, Asher no salió por los aires como le habría gustado, ni siquiera se desestabilizó, la electricidad solo encrespó su pelaje, algo bastante decepcionante pero que no le preocupaba. Decidida a entrar en un combate más directo, la negra silueta no dudó en dejar atrás el árbol del que había surgido para echar a correr en dirección al hombre bestia, precedida por supuesto de sus aliadas, las cuales iban a escasos metros por delante de ella formando una barrera que de momento, podría ayudarla a llegar hasta su contrincante sin recibir demasiados daños. [2][3]
Consciente de que pronto se quedaría sola y de que aún no había logrado ganar ventaja en el enfrentamiento, la sombría copia de Elen Calhoun se obligó a ir más rápido, al menos hasta que el cielo comenzó a oscurecerse y las nubes se arremolinaron sobre sus cabezas. Podía escuchar los truenos acercándose y eso solo podía significar una cosa, rayos. La verdadera centinela no se habría preocupado por aquel tipo de detalles, todo lo contrario, habría aprovechado la situación para dirigir las descargas hacia sus enemigos, pero aquel ser no tenía la misma resistencia al elemento que la joven, muy a su pesar, debía protegerse y esperar que la tormenta se ensañase con el resto de los presentes.
Así pues, dejando que las moradoras del colgante siguiesen por su cuenta en dirección a Asher y probasen suerte antes de ser absorbidas por el medallón, la criatura dio un paso atrás y haciendo uso de los poderes que en el pasado poseía la persona a la cual imitaba, levantó un muro de energía a su alrededor, cerrándolo como si fuese una cúpula. [4] La idea era simple, en caso de recibir un impacto la corriente se uniría a la de la barrera e iría hasta el suelo sin dañarla, pero esto implicaba también el hecho de permitir que su adversario pudiese tomar la iniciativa en la pelea.
Aquello no le gustaba pero ¿qué más podía hacer? Debía defenderse de las inclemencias del tiempo, que tras mirar hacia atrás a donde seguía la elfa, casi pudo achacarle. Si la había invocado a ella no sería raro que también tuviese la habilidad de manipular el clima con sus plegarias, algo que sin duda debía ser útil pero también un arma de doble filo.
Con la vista puesta en el negro cielo y en los brillos que se dejaban entrever por entre las nubes de vez en cuando, el ser dejó su labor en manos de sus creaciones, esperando que al menos consiguiesen eliminar a uno de los oponentes antes de desvanecerse.
[1] Ataque cuerpo a cuerpo de las sombras, al no tener armas ni habilidades solo pueden usar las garras contra Syl.
[2] y [3] Movimiento tanto de Elen como de las otras dos sombras que le quedan, ambas para acercarse a Asher. (Las sombras van por delante para hacerle un poco de escudo ante una posible ofensiva del perro)
[4] La copia de la tensai utiliza Muro de energía para protegerse:
Elen es capaz de concentrar los rayos que brotan de sus manos y formar un muro alrededor de su cuerpo, a modo de barrera protectora. El muro inflige daño a cualquiera que intente atravesarlo o se acerque a menos de medio metro. Este hechizo consume bastante energía, por lo que sólo podrá mantenerlo activo por un turno.
Primera runa para las acciones de Elen y segunda para la efectividad de las sombras.
Una vez esquivada la explosión, aunque por poco, el oscuro ser observó con indiferencia cómo su ataque no tenía el efecto deseado, Asher no salió por los aires como le habría gustado, ni siquiera se desestabilizó, la electricidad solo encrespó su pelaje, algo bastante decepcionante pero que no le preocupaba. Decidida a entrar en un combate más directo, la negra silueta no dudó en dejar atrás el árbol del que había surgido para echar a correr en dirección al hombre bestia, precedida por supuesto de sus aliadas, las cuales iban a escasos metros por delante de ella formando una barrera que de momento, podría ayudarla a llegar hasta su contrincante sin recibir demasiados daños. [2][3]
Consciente de que pronto se quedaría sola y de que aún no había logrado ganar ventaja en el enfrentamiento, la sombría copia de Elen Calhoun se obligó a ir más rápido, al menos hasta que el cielo comenzó a oscurecerse y las nubes se arremolinaron sobre sus cabezas. Podía escuchar los truenos acercándose y eso solo podía significar una cosa, rayos. La verdadera centinela no se habría preocupado por aquel tipo de detalles, todo lo contrario, habría aprovechado la situación para dirigir las descargas hacia sus enemigos, pero aquel ser no tenía la misma resistencia al elemento que la joven, muy a su pesar, debía protegerse y esperar que la tormenta se ensañase con el resto de los presentes.
Así pues, dejando que las moradoras del colgante siguiesen por su cuenta en dirección a Asher y probasen suerte antes de ser absorbidas por el medallón, la criatura dio un paso atrás y haciendo uso de los poderes que en el pasado poseía la persona a la cual imitaba, levantó un muro de energía a su alrededor, cerrándolo como si fuese una cúpula. [4] La idea era simple, en caso de recibir un impacto la corriente se uniría a la de la barrera e iría hasta el suelo sin dañarla, pero esto implicaba también el hecho de permitir que su adversario pudiese tomar la iniciativa en la pelea.
Aquello no le gustaba pero ¿qué más podía hacer? Debía defenderse de las inclemencias del tiempo, que tras mirar hacia atrás a donde seguía la elfa, casi pudo achacarle. Si la había invocado a ella no sería raro que también tuviese la habilidad de manipular el clima con sus plegarias, algo que sin duda debía ser útil pero también un arma de doble filo.
Con la vista puesta en el negro cielo y en los brillos que se dejaban entrever por entre las nubes de vez en cuando, el ser dejó su labor en manos de sus creaciones, esperando que al menos consiguiesen eliminar a uno de los oponentes antes de desvanecerse.
[1] Ataque cuerpo a cuerpo de las sombras, al no tener armas ni habilidades solo pueden usar las garras contra Syl.
[2] y [3] Movimiento tanto de Elen como de las otras dos sombras que le quedan, ambas para acercarse a Asher. (Las sombras van por delante para hacerle un poco de escudo ante una posible ofensiva del perro)
[4] La copia de la tensai utiliza Muro de energía para protegerse:
Elen es capaz de concentrar los rayos que brotan de sus manos y formar un muro alrededor de su cuerpo, a modo de barrera protectora. El muro inflige daño a cualquiera que intente atravesarlo o se acerque a menos de medio metro. Este hechizo consume bastante energía, por lo que sólo podrá mantenerlo activo por un turno.
Primera runa para las acciones de Elen y segunda para la efectividad de las sombras.
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Re: Luz fría [Libre] [3/4] [Cerrado]
El ataque no dio resultado. Maldije entre dientes mientras observaba como la "Centinela" se movía a gran velocidad. Venía a por mi. Que se acercase. Cometía un error.
Su ataque de viento y electricidad no hizo más que levantar la nieve a mi alrededor. Me mantuve firme y de pie, notando nada más que un cosquilleo recorriendo mi cuerpo. ¿Alta tensión...? El cielo empezó a oscurecerse. Se acercaba una tormenta, y a juzgar por la luz, una eléctrica.
Daba igual. Fuera donde fuese, iba a ganar aquello.
Clavé mi espada en la nieve frente a mi y alcé la mano, mirando desafiante a la copia de Elen. El anillo lunar del mango no tardó en resonar, volviéndose de un negro azabache.
-Saluda a tu congénere, abominación. ¡Grito!- exclamé, invocando a la criatura de vacío. Un portal se abrió entre la mujer y yo. De este salió un ser tan oscuro como sus propias sombras. El ente no poseía una forma del todo clara. No poseía ojos ni oidos. Solo había un par de rasgos que podían distinguirse: una boca, que tan solo usaba para chillar, y un par de garras al final de sus delgados brazos.
El monstruo se dirigió hacia Elen con un claro objetivo. Su existencia se basaba en destruir, y es lo que haría. Pese a su apariencia, no era lo mismo que los seres que había invocado su oponente. Grito era una criatura viva, aunque de otro plano. Un ser incomprensible que solo quería devorar, pero un ser al fin y al cabo.
Se deslizó entre las sombras que acompañaban a la mujer, ignorándolas por completo. Su forma eterea no era vulnerable frente a ataques así. Al menos, no en este mundo. Incluso si la electricidad que rodeaba a la figura lo hería, no estaba seguro de que sintiese dolor. En cuanto se acercó lo suficiente, se lanzó hacia ella con las garras en alto, dispuesto a destrozar a su enemiga. [1]
El felino masculló unos insultos mientras veía como dos de las sombras se movían hacia él a gran velocidad. No tenía un tiro fácil. ¿Podía acaso herir a aquellos seres? Quizás si usase los proyectiles mágicos... No. No tenía tiempo. Si fallaba, quedaría demasiado expuesto.
Una horrible sensación recorrió su cuerpo. Se agachó, evitando por muy poco el ataque de una de las sombras a su espalda. Ya estaban allí. El gato saltó hacia un lado, intentando poner distancia entre él y las criaturas, pero estas no parecían tener intención de detenerse. No tardaron en volver a arremeter contra él, esta vez en un ataque sincronizado.
Aprovechando su agilidad felina, Syl saltó por el aire, encogiéndose para esquivar de nuevo las garras. No tenía tiempo para pensar. Casi instintivamente, desplegó sus piernas para pisar una de las sombras y usarla para impulsarse de nuevo. [2]
Pese a su aspecto y naturaleza, aquello le dio el suficiente impulso para reposicionarse. Saltó del tejado y comenzó a correr, abandonando su posición elevada para intentar tener una linea de disparo más clara. [3]
[1] Usada habilidad de Brillo - Súbdito de Vacío para atacar a Elen. Grito aparece cerca de ella y desaparece al cumplir su función (acierte o falle) así que cuenta más como un ataque independiente que una invocación (es decir, sea cual sea el resultado de su ataque, desaparece en este turno)
[2] Syl usa su habilidad Trampolín para intentar esquivar el ataque de las sombras y alejarse de ellas (y, con suerte, el rayo). [3] Deja su posición elevada y sale corriendo para mantenerse lejos de las sombras, Asher y Elen.
(Syl tiene +15 a Destreza por armadura y +10 Constitución por su arma)
Primera runa para Asher, segunda runa para Syl.
Su ataque de viento y electricidad no hizo más que levantar la nieve a mi alrededor. Me mantuve firme y de pie, notando nada más que un cosquilleo recorriendo mi cuerpo. ¿Alta tensión...? El cielo empezó a oscurecerse. Se acercaba una tormenta, y a juzgar por la luz, una eléctrica.
Daba igual. Fuera donde fuese, iba a ganar aquello.
Clavé mi espada en la nieve frente a mi y alcé la mano, mirando desafiante a la copia de Elen. El anillo lunar del mango no tardó en resonar, volviéndose de un negro azabache.
-Saluda a tu congénere, abominación. ¡Grito!- exclamé, invocando a la criatura de vacío. Un portal se abrió entre la mujer y yo. De este salió un ser tan oscuro como sus propias sombras. El ente no poseía una forma del todo clara. No poseía ojos ni oidos. Solo había un par de rasgos que podían distinguirse: una boca, que tan solo usaba para chillar, y un par de garras al final de sus delgados brazos.
El monstruo se dirigió hacia Elen con un claro objetivo. Su existencia se basaba en destruir, y es lo que haría. Pese a su apariencia, no era lo mismo que los seres que había invocado su oponente. Grito era una criatura viva, aunque de otro plano. Un ser incomprensible que solo quería devorar, pero un ser al fin y al cabo.
Se deslizó entre las sombras que acompañaban a la mujer, ignorándolas por completo. Su forma eterea no era vulnerable frente a ataques así. Al menos, no en este mundo. Incluso si la electricidad que rodeaba a la figura lo hería, no estaba seguro de que sintiese dolor. En cuanto se acercó lo suficiente, se lanzó hacia ella con las garras en alto, dispuesto a destrozar a su enemiga. [1]
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El felino masculló unos insultos mientras veía como dos de las sombras se movían hacia él a gran velocidad. No tenía un tiro fácil. ¿Podía acaso herir a aquellos seres? Quizás si usase los proyectiles mágicos... No. No tenía tiempo. Si fallaba, quedaría demasiado expuesto.
Una horrible sensación recorrió su cuerpo. Se agachó, evitando por muy poco el ataque de una de las sombras a su espalda. Ya estaban allí. El gato saltó hacia un lado, intentando poner distancia entre él y las criaturas, pero estas no parecían tener intención de detenerse. No tardaron en volver a arremeter contra él, esta vez en un ataque sincronizado.
Aprovechando su agilidad felina, Syl saltó por el aire, encogiéndose para esquivar de nuevo las garras. No tenía tiempo para pensar. Casi instintivamente, desplegó sus piernas para pisar una de las sombras y usarla para impulsarse de nuevo. [2]
Pese a su aspecto y naturaleza, aquello le dio el suficiente impulso para reposicionarse. Saltó del tejado y comenzó a correr, abandonando su posición elevada para intentar tener una linea de disparo más clara. [3]
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[1] Usada habilidad de Brillo - Súbdito de Vacío para atacar a Elen. Grito aparece cerca de ella y desaparece al cumplir su función (acierte o falle) así que cuenta más como un ataque independiente que una invocación (es decir, sea cual sea el resultado de su ataque, desaparece en este turno)
[2] Syl usa su habilidad Trampolín para intentar esquivar el ataque de las sombras y alejarse de ellas (y, con suerte, el rayo). [3] Deja su posición elevada y sale corriendo para mantenerse lejos de las sombras, Asher y Elen.
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Asher Daregan
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