No me estorbes. [LIBRE 3/4] [CERRADO]
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No me estorbes. [LIBRE 3/4] [CERRADO]
El candado no cedía. Por más que giraba y giraba la llave skeleton, el candado no cedía. Analizó de nuevo el cerrojo; no tenía ningún encantamiento de seguridad, o conjuro, era un candado simple, uno muy bueno, por cierto. Torció la boca, poniendo las manos en la cintura, así, en cuclillas como estaba. Tenía que volver otro día, con un plan mejor que una llave conjurada. ¿Quizás una poción que derrita el metal?
Ahora tendría que salir de allí. Entrar había sido sencillo, pero nunca sabía qué tanto la salida. Los guardias avanzaban en su ronda y ella había desperdiciado demasiado tiempo tratando de hacer ceder ese candado maldito. Y bueno, los rumores de los robos ya se habían esparcido en Beltrexus y esta familia había extremado los recursos en la seguridad de sus objetos de valor. Y no era para menos, pues la señora había recibido un collar con una enorme piedra de hipatita como regalo de cumpleaños.
Esa piedra preciosa, escasa y carísima había enamorado a Mina la otra noche, en la fiesta que habían ofrecido para agasajar a la señora por su 40 cumpleaños. Era de un tono rosado que pasaba a uno azulado cuando le daba la luz desde cierto ángulo. Precioso, maravilloso. ¡Qué hermoso se vería en su colección de joyas! Aunque no lo pudiese usar en un buen tiempo, la solo idea de sostenerlo entre sus manos y colgárselo en el cuello le excitaba de una manera casi sexual.
Suspiró hondamente, se sintió frustrada de no poder lograr su cometido aquella noche. Había sido difícil librarse de su guardaespaldas, quien la vigilaba día y noche por igual. Ella llegó a pensar que él era uno de esos humanos con partes de máquina, pues parecía no dormir. el otro día, por la noche salió a buscar un vaso de agua. Al topárselo en el pasillo, la escoltó hasta la cocina y luego de vuelta a su habitación. -No hace falta que me metas en la cama y me arropes, muchas gracias- le dijo la otra noche.
Luego del asesinato de sus hermanos, los padres de Mina contrataron guardaespaldas para ella a pesar que los elfos culpables de la muerte de Aaron y Lucius habían sido apresados. No podían escatimar ahora en seguridad para su único descendiente vivo. Esta decisión de ellos entorpeció aún más el pasatiempo favorito de su hija: adquirir objetos valiosos que ella coleccionaba. Porque eso hacía, coleccionar trofeos de sus andanzas.
Se irguió y buscó su salida, siempre oculta en las sombras, fue hacia la chimenea. Sin quererlo, tropezó la canasta con las varillas para atizar el fuego que estaba junto a ella al escurrirse dentro, haciendo un ruido que sonó estrepitoso ante el silencio de la noche. -Mierda- masculló al girarse para ver lo que hizo. Escuchó ruidos, alguien había escuchado y se acercaba al salón. La joven se escondió lo mejor que pudo y preparándose para lo peor, con un movimiento de la mano creó la ilusión de un gato* junto a las varillas que estaban en el piso.
_______
*Uso de especialización
Ahora tendría que salir de allí. Entrar había sido sencillo, pero nunca sabía qué tanto la salida. Los guardias avanzaban en su ronda y ella había desperdiciado demasiado tiempo tratando de hacer ceder ese candado maldito. Y bueno, los rumores de los robos ya se habían esparcido en Beltrexus y esta familia había extremado los recursos en la seguridad de sus objetos de valor. Y no era para menos, pues la señora había recibido un collar con una enorme piedra de hipatita como regalo de cumpleaños.
Esa piedra preciosa, escasa y carísima había enamorado a Mina la otra noche, en la fiesta que habían ofrecido para agasajar a la señora por su 40 cumpleaños. Era de un tono rosado que pasaba a uno azulado cuando le daba la luz desde cierto ángulo. Precioso, maravilloso. ¡Qué hermoso se vería en su colección de joyas! Aunque no lo pudiese usar en un buen tiempo, la solo idea de sostenerlo entre sus manos y colgárselo en el cuello le excitaba de una manera casi sexual.
Suspiró hondamente, se sintió frustrada de no poder lograr su cometido aquella noche. Había sido difícil librarse de su guardaespaldas, quien la vigilaba día y noche por igual. Ella llegó a pensar que él era uno de esos humanos con partes de máquina, pues parecía no dormir. el otro día, por la noche salió a buscar un vaso de agua. Al topárselo en el pasillo, la escoltó hasta la cocina y luego de vuelta a su habitación. -No hace falta que me metas en la cama y me arropes, muchas gracias- le dijo la otra noche.
Luego del asesinato de sus hermanos, los padres de Mina contrataron guardaespaldas para ella a pesar que los elfos culpables de la muerte de Aaron y Lucius habían sido apresados. No podían escatimar ahora en seguridad para su único descendiente vivo. Esta decisión de ellos entorpeció aún más el pasatiempo favorito de su hija: adquirir objetos valiosos que ella coleccionaba. Porque eso hacía, coleccionar trofeos de sus andanzas.
Se irguió y buscó su salida, siempre oculta en las sombras, fue hacia la chimenea. Sin quererlo, tropezó la canasta con las varillas para atizar el fuego que estaba junto a ella al escurrirse dentro, haciendo un ruido que sonó estrepitoso ante el silencio de la noche. -Mierda- masculló al girarse para ver lo que hizo. Escuchó ruidos, alguien había escuchado y se acercaba al salón. La joven se escondió lo mejor que pudo y preparándose para lo peor, con un movimiento de la mano creó la ilusión de un gato* junto a las varillas que estaban en el piso.
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*Uso de especialización
Última edición por Mina Harker el Lun Dic 18 2017, 21:51, editado 2 veces
Mina Harker
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Re: No me estorbes. [LIBRE 3/4] [CERRADO]
Una nueva misión me había sido asignada por parte de Manuela y los informantes, una familia de Beltrexus había pasado de una modesta cada a un sinfín de lujos que con sus ingresos habituales resultaban difíciles de justificar, definitivamente estaba sucediendo algo en esa casa y mi trabajo sería investigar todo cuanto pudiera hasta encontrar algo que los delatara, bastaba con alguna mínima evidencia para hundirlos hasta el fondo.
La llegada había sido cuanto menos, desesperante, me había tenido que meter en un espantoso traje de guardia que me quedaba grande, estaba seguro que podían caber dos yo’s dentro de ese peto y además las rondas de guardia eran demasiado largas y fastidiosas; sería definitivamente una jornada patética y aburrida como la de la noche anterior, o al menos eso era lo que pensaba pues algunos sonidos en los pasillos de frente delataban que ahí estaba sucediendo algo raro.
Avancé de prisa, o al menos tan rápido como la molesta armadura me dejaba hacerlo y luego de trastabillar un par de veces y casi estrellarme contra algunas columnas conseguí llegar hasta el lugar desde donde parecían venir los alarmantes sonidos, aunque ahora todo estaba en una inquietante paz. Uno de los guardías se preparaba para entrar cuando por alguna razón lo detuve -Espera, mejor ve por ayuda, tengo un mal presentimiento- Le dije al otro guardia para deshacerme de él y poder hurgar con libertad.
El guardia lo dudó unos instantes pero al final no pudo resistirse a mi voz vampírica que lo había sugestionado a obedecer; tras ver que se había alejado lo suficiente me animé a entrar aunque al hacerlo encontré la imagen de un gato -¿Gato?- Repetí en mi mente pero para cuando volví a mirar ya no había rastros del gato; ahora definitivamente sabía que algo estaba sucediendo ahí, pero todo tiene un lado bueno, ahora podría rebuscar todo cuanto considera y seguirle echando la culpa a quien sea que estuviera por ahí, si es que realmente había alguien.
Lentamente me acerqué a la puerta de la habitación y la cerré tanto para dejar fuera a los que como yo, se encargaban de custodiar la casa, como para quien estuviese dentro, a fin de cuentas era la única explicación posible -Sé que estás aquí, muéstrate- Dije en voz alta sin tener la más remota idea de que realmente había alguien ahí dentro, pero si lo había; no solo tendría que atraparlo sino que además podría poner en riesgo toda mi elaborada planificación, y eso no lo podía permitir de ninguna manera.
La llegada había sido cuanto menos, desesperante, me había tenido que meter en un espantoso traje de guardia que me quedaba grande, estaba seguro que podían caber dos yo’s dentro de ese peto y además las rondas de guardia eran demasiado largas y fastidiosas; sería definitivamente una jornada patética y aburrida como la de la noche anterior, o al menos eso era lo que pensaba pues algunos sonidos en los pasillos de frente delataban que ahí estaba sucediendo algo raro.
Avancé de prisa, o al menos tan rápido como la molesta armadura me dejaba hacerlo y luego de trastabillar un par de veces y casi estrellarme contra algunas columnas conseguí llegar hasta el lugar desde donde parecían venir los alarmantes sonidos, aunque ahora todo estaba en una inquietante paz. Uno de los guardías se preparaba para entrar cuando por alguna razón lo detuve -Espera, mejor ve por ayuda, tengo un mal presentimiento- Le dije al otro guardia para deshacerme de él y poder hurgar con libertad.
El guardia lo dudó unos instantes pero al final no pudo resistirse a mi voz vampírica que lo había sugestionado a obedecer; tras ver que se había alejado lo suficiente me animé a entrar aunque al hacerlo encontré la imagen de un gato -¿Gato?- Repetí en mi mente pero para cuando volví a mirar ya no había rastros del gato; ahora definitivamente sabía que algo estaba sucediendo ahí, pero todo tiene un lado bueno, ahora podría rebuscar todo cuanto considera y seguirle echando la culpa a quien sea que estuviera por ahí, si es que realmente había alguien.
Lentamente me acerqué a la puerta de la habitación y la cerré tanto para dejar fuera a los que como yo, se encargaban de custodiar la casa, como para quien estuviese dentro, a fin de cuentas era la única explicación posible -Sé que estás aquí, muéstrate- Dije en voz alta sin tener la más remota idea de que realmente había alguien ahí dentro, pero si lo había; no solo tendría que atraparlo sino que además podría poner en riesgo toda mi elaborada planificación, y eso no lo podía permitir de ninguna manera.
Última edición por Bio el Jue Oct 12 2017, 22:20, editado 1 vez
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Re: No me estorbes. [LIBRE 3/4] [CERRADO]
Sin duda alguna, su huida demoraría más de lo programado. Qué mala suerte.
A la habitación entró un hombre vestido de guardia, su andar era extraño, como si la indumentaria le incomodara y le impidiera moverse con soltura. Eso era algo bueno para Mina, quien pensó que podría deshacerse de él con facilidad, de tener que enfrentarlo. Veía desde la oscuridad la figura del guardia, de quien no alcanzaba a distinguir el rostro desde donde se hallaba escondida. Había cerrado la puerta tras de sí, poniendo otro obstáculo entre ella y su escape, y comenzó a buscar con la mirada por toda la habitación.
La bruja torció la boca mientras pensaba qué hacer. Llegar a la ventana le permitiría salir del edificio directamente, pero el tipo estaba justo en medio de la habitación, tendría que escabullirse por la puerta y rezar por que no llegaran más refuerzos. La emoción le hacía latir el corazón más rápido y tenía la sensación de un nudo apretándole el estómago; se sentía maravilloso y excitante.
Hizo un movimiento con la mano para conjurar más ilusiones. De la nada, aparecieron varios gatos, que se iban multiplicando. Salían de todas partes, ni bien aparecían, se quedaban quietos, mirando al guardia. Eran imágenes que la joven bruja se esforzaba por mantener. si distraía lo suficiente al guardia, ella podría salir sin ser notada y encontrar una salida. Pero tenía que apresurarse, pronto amanecería.
Agachada como estaba, comenzó a moverse detrás de los muebles. Varios gatos desaparecieron, pues ella tuvo que poner atención en su cuidadoso desplazamiento, descuidando el conjuro. Detrás de un sillón más grande, se quedó quieta, asomándose apenas, para ver la reacción del guardia.
A la habitación entró un hombre vestido de guardia, su andar era extraño, como si la indumentaria le incomodara y le impidiera moverse con soltura. Eso era algo bueno para Mina, quien pensó que podría deshacerse de él con facilidad, de tener que enfrentarlo. Veía desde la oscuridad la figura del guardia, de quien no alcanzaba a distinguir el rostro desde donde se hallaba escondida. Había cerrado la puerta tras de sí, poniendo otro obstáculo entre ella y su escape, y comenzó a buscar con la mirada por toda la habitación.
La bruja torció la boca mientras pensaba qué hacer. Llegar a la ventana le permitiría salir del edificio directamente, pero el tipo estaba justo en medio de la habitación, tendría que escabullirse por la puerta y rezar por que no llegaran más refuerzos. La emoción le hacía latir el corazón más rápido y tenía la sensación de un nudo apretándole el estómago; se sentía maravilloso y excitante.
Hizo un movimiento con la mano para conjurar más ilusiones. De la nada, aparecieron varios gatos, que se iban multiplicando. Salían de todas partes, ni bien aparecían, se quedaban quietos, mirando al guardia. Eran imágenes que la joven bruja se esforzaba por mantener. si distraía lo suficiente al guardia, ella podría salir sin ser notada y encontrar una salida. Pero tenía que apresurarse, pronto amanecería.
Agachada como estaba, comenzó a moverse detrás de los muebles. Varios gatos desaparecieron, pues ella tuvo que poner atención en su cuidadoso desplazamiento, descuidando el conjuro. Detrás de un sillón más grande, se quedó quieta, asomándose apenas, para ver la reacción del guardia.
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Re: No me estorbes. [LIBRE 3/4] [CERRADO]
Disponía tan solo de algunos minutos para estar allí a solas, así que pensaba aprovecharlos al máximo antes que llegara el resto de guardias curiosos o antes que descubrieran que no era uno de ellos, lentamente se me terminaban las historias para comentarles y me seguían pidiendo más; además en algún momento descubrirían que yo no era amigo de ese que llamaban “Labiudo Robby”, ni siquiera tenía idea de quién era pero al parecer era el sujeto ideal para hacer chistes, ni siquiera tenían que ser graciosos o tener sentido, bastaba con incluir ese nombre y el resto era pan comido.
De cualquier manera, la velada previa había sido solo un paso para ganarme su confianza y hacer que bajaran la guardia, todo me había traído a este momento en que había conseguido deshacerme de todos, o casi, la figura del gato que había visto por un instante me había hecho dudar de mi propia cordura, tal vez ya estaba cansado o me había vuelto viejo para estas cosas; sacudí la cabeza y cerré los ojos para tratar de centrarme pero al abrirla de nuevo la sala comenzaba a inundarse de ¿gatos? -¿Pero qué rayos sucede?- Dije sin querer alzar mucho la voz para no llamar la atención de otros guardias aunque el sobresalto me había hecho perder un poco el control del volumen.
Como si se tratara de un sueño desquiciado los gatos eran cada vez más y más numerosos -¡Oh no, gatos no,
son mi única debilidad!- Dije con sarcasmo alzando una ceja para luego ver como algunos gatos mostraban una figura parpadeante y acababan por desaparecer -Ilusiones- Murmuré para mí mismo -Y donde hay ilusiones, hay un ilusionista- Ciertamente no era la más brillante de mis deducciones pero estaba seguro que eso había sonado mejor en mi mente de lo que había sido en realidad.
El desborde de ilusiones no me iba a llevar a ningún lado así que era momento de actuar, quien los estuviera creando debía estar dentro de la sala, por lo que tendría que neutralizarlo si no quería que interfiriera con mis planes -Bien, ha sido suficiente de gatos por hoy- Dije en un tono más serio mientras me quitaba la parte superior de la armadura, en caso de problemas tanto peso solo me haría más lento; coloqué la coraza en el piso y me sacudí la camisa -Haremos esto por las buenas- Dije tronando los dedos de mis manos -Vas a salir de donde estés, regresarás lo que hayas tomado y te dejaré ir antes que lleguen más guardias- [1] Dije en voz alta imprimiendo esta vez algo de magia en la voz para asegurar la obediencia de una habilidad que en lo personal no me gustaba usar porque me traía malos recuerdos.
Giré lentamente buscando algún sonido que delatara la ubicación del intruso -No te haré daño si haces lo que te digo- Indiqué de nuevo basado en que si se había quedado entre las sombras y ni siquiera había intentado atacarme significaba que no era alguien presto a la batalla, un vampiro ya me habría separado la cabeza del cuerpo al entrar y los únicos otros seres capaces de usar ilusiones eran los brujos; con suerte sería tan solo algún pequeño ladrón con algunos trucos visuales, nada de qué preocuparse.
[1] Habilidad de nivel 7: El demonio de la perversidad. De cualquier manera, la velada previa había sido solo un paso para ganarme su confianza y hacer que bajaran la guardia, todo me había traído a este momento en que había conseguido deshacerme de todos, o casi, la figura del gato que había visto por un instante me había hecho dudar de mi propia cordura, tal vez ya estaba cansado o me había vuelto viejo para estas cosas; sacudí la cabeza y cerré los ojos para tratar de centrarme pero al abrirla de nuevo la sala comenzaba a inundarse de ¿gatos? -¿Pero qué rayos sucede?- Dije sin querer alzar mucho la voz para no llamar la atención de otros guardias aunque el sobresalto me había hecho perder un poco el control del volumen.
Como si se tratara de un sueño desquiciado los gatos eran cada vez más y más numerosos -¡Oh no, gatos no,
son mi única debilidad!- Dije con sarcasmo alzando una ceja para luego ver como algunos gatos mostraban una figura parpadeante y acababan por desaparecer -Ilusiones- Murmuré para mí mismo -Y donde hay ilusiones, hay un ilusionista- Ciertamente no era la más brillante de mis deducciones pero estaba seguro que eso había sonado mejor en mi mente de lo que había sido en realidad.
El desborde de ilusiones no me iba a llevar a ningún lado así que era momento de actuar, quien los estuviera creando debía estar dentro de la sala, por lo que tendría que neutralizarlo si no quería que interfiriera con mis planes -Bien, ha sido suficiente de gatos por hoy- Dije en un tono más serio mientras me quitaba la parte superior de la armadura, en caso de problemas tanto peso solo me haría más lento; coloqué la coraza en el piso y me sacudí la camisa -Haremos esto por las buenas- Dije tronando los dedos de mis manos -Vas a salir de donde estés, regresarás lo que hayas tomado y te dejaré ir antes que lleguen más guardias- [1] Dije en voz alta imprimiendo esta vez algo de magia en la voz para asegurar la obediencia de una habilidad que en lo personal no me gustaba usar porque me traía malos recuerdos.
Giré lentamente buscando algún sonido que delatara la ubicación del intruso -No te haré daño si haces lo que te digo- Indiqué de nuevo basado en que si se había quedado entre las sombras y ni siquiera había intentado atacarme significaba que no era alguien presto a la batalla, un vampiro ya me habría separado la cabeza del cuerpo al entrar y los únicos otros seres capaces de usar ilusiones eran los brujos; con suerte sería tan solo algún pequeño ladrón con algunos trucos visuales, nada de qué preocuparse.
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Re: No me estorbes. [LIBRE 3/4] [CERRADO]
Alzó una mano rápidamente, el agua del pantano se alzó y envolvió al licántropo, solidificándose. Oyó gritos desesperados de dolor y al girarse vio como uno de los dragones destrozaba el pecho de la abominación mitad jabalí, mitad hombre. Brujos, elfos, dragones, vampiros, licántropos y hombres bestia se batían en una contienda extraordinaria que dejaba cada vez más cadáveres bajo el agua del pantano. Habían elegido atacar esa aldea específica con el afán de ganar la ventaja que el pantano les daría a los brujos de agua; ellos eran mayoría, después de todo.
Vio a la aldea arder. Las chozas colapsaban en segundos, en ese momento no eran más que ramas y madera a merced de un fuego abrasador. Lo impresionante de la escena lo distrajo y Beren no pudo darse cuenta de que la ira acumulada por aquel, mitad hombre mitad tigre, estaba a punto de ser descargada sobre su cuerpo. No mostró la más mínima reacción, paralizado por el miedo.
La bestia estaba a escasos metros suyos cuando, del pantano, emergió una gruesa estalactita de hielo que penetró el pecho del hombre-bestia.
— ¡No te distraigas, cobarde! — Le gritó su padre todavía sosteniendo el báculo en alto. La estalactita retomó forma líquida y el cadáver del hombre tigre se zambulló en el agua cuando bajó el báculo.
Por breves segundos Beren pareció perder la conciencia, cuando abrió los ojos vio ante sí un cachorro licántropo escondido tras las piernas de su madre.
— No me importa si es una mujer o un niño. Estos son licántropos. Los que antes matamos eran hombres-bestia. Son una abominación, una plaga que invade nuestro territorio. ¡Ellos no son de Aerandir, están robándose nuestras tierras! — Otra vez la punzante voz de su padre. — Mátalos. Ahora.
Al joven brujo de agua le fue imposible quitar la vista de encima de los dos licántropos. Y una vez más se paralizó.
— ¿Qué pasa? — El tono de voz de Tarin había tomado un semblante más calmo y amable. — Ah, ya sé. Creo que quieres unirte a ellos. ¿Verdad?
Aún cuando Beren negó vehementemente con la cabeza su padre continuó hablando. El brujo adolescente sabía bien cómo terminaría aquella conversación y la sola idea de que pasara de nuevo hizo que se le erizaran los pelos de todo el cuerpo. Abrió la boca para disuadir a su padre, más no pudo decir nada cuando notó que estaba en una habitación de muros de piedra. Lo único que se interponía entre él y la puerta era la impenetrable figura de su padre.
Sintió las lágrimas rodar por sus mejillas y suplicó. — Papá. Por favor. — Tarin rió y apretó los dientes coléricamente cuando alzó el báculo. El agua salió reptando del enorme caldero y gentilmente contorneó la figura de Beren. Aún cuando el muchacho trató de escapar, el hielo que se había formado lo mantuvo quieto. Finalmente, la vista se le nubló mientras el agua se inmiscuía cada vez con más profundidad en su boca y nariz.
Tomó una desesperada bocanada de aire. Respiración agitada, sudor frío, agua desparramada en el suelo: había tenido otra de sus pesadillas. Cubierto por sábanas de seda se palpó el rostro y al descubrir su barba recordó que, efectivamente, ya no era un jovenzuelo. También recordó que su padre había muerto hacía ya más de diez años y que su adolescencia había terminado aún antes que eso.
Por experiencia sabía que no iba a poder dormir después de semejante sueño. Se puso de pie y se estremeció al sentir agua fría en sus pies. Hizo un gesto con la mano para que entonces por arte de magia, literalmente, el líquido volviera a la jarra de la que se había volcado. Otra de las incomodidades de sus violentas pesadillas era hacer uso de su magia en pleno sueño — siempre terminaba en algún que otro desastre.
Examinó la habitación y se detuvo en su báculo. Un cuerpo hecho a partir de roble le daba un aspecto solemne, y en uno de los extremos una enorme piedra azul relucía, atravesada por las luces exteriores. Era el mismo báculo con el que en algún punto su padre lo atormentaba.
Se vistió y trató de no pensar en su sueño, agarró sus cosas y salió del dormitorio. Al menos la pesadilla había resultado interesante, comparada a la interminable velada que había tenido horas atrás era una aventura. La pomposa decoración de mal gusto, la irritante voz de la señora de la casa, sus hijos y los tan, tan, aburridos relatos de su esposo tenían como resultado una cena particularmente agotadora.
No debía quejarse, sin embargo, pues ese era el precio de introducirse en la alta sociedad de Beltrexus. Sólo necesitaba ganarse una buena reputación — lo cual parecía haber logrado. No por nada había sido invitado como huésped aquella noche lluviosa.
Deambuló por los pasillos que estuvieran vacíos, procurando eludir a los guardias, en busca de alguna pieza de interés. Quizás la familia escondía algún secreto, quizás él hallaría un artilugio mágico con el que hacerse. En todo caso, podría usar lo que encontrase para sacar provecho de la situación.
Al fin, un sonido captó su atención. Acercó la cabeza a la puerta para escuchar atentamente. — No te haré daño si haces lo que te digo —
La voz de un hombre haciendo una amenaza. Un giro inesperado, sin dudas. "Así que el Señor de esta casa tiene una faceta más oscura después de todo." pensó Beren, asumiendo que se trataba de alguna clase de accionar por parte del mismo hombre con el que había cenado antes. Tomó un poco de distancia de la puerta y se sirvió de la telekinesis para entreabrirla lo suficiente, husmeando con la mirada.
Vio a la aldea arder. Las chozas colapsaban en segundos, en ese momento no eran más que ramas y madera a merced de un fuego abrasador. Lo impresionante de la escena lo distrajo y Beren no pudo darse cuenta de que la ira acumulada por aquel, mitad hombre mitad tigre, estaba a punto de ser descargada sobre su cuerpo. No mostró la más mínima reacción, paralizado por el miedo.
La bestia estaba a escasos metros suyos cuando, del pantano, emergió una gruesa estalactita de hielo que penetró el pecho del hombre-bestia.
— ¡No te distraigas, cobarde! — Le gritó su padre todavía sosteniendo el báculo en alto. La estalactita retomó forma líquida y el cadáver del hombre tigre se zambulló en el agua cuando bajó el báculo.
Por breves segundos Beren pareció perder la conciencia, cuando abrió los ojos vio ante sí un cachorro licántropo escondido tras las piernas de su madre.
— No me importa si es una mujer o un niño. Estos son licántropos. Los que antes matamos eran hombres-bestia. Son una abominación, una plaga que invade nuestro territorio. ¡Ellos no son de Aerandir, están robándose nuestras tierras! — Otra vez la punzante voz de su padre. — Mátalos. Ahora.
Al joven brujo de agua le fue imposible quitar la vista de encima de los dos licántropos. Y una vez más se paralizó.
— ¿Qué pasa? — El tono de voz de Tarin había tomado un semblante más calmo y amable. — Ah, ya sé. Creo que quieres unirte a ellos. ¿Verdad?
Aún cuando Beren negó vehementemente con la cabeza su padre continuó hablando. El brujo adolescente sabía bien cómo terminaría aquella conversación y la sola idea de que pasara de nuevo hizo que se le erizaran los pelos de todo el cuerpo. Abrió la boca para disuadir a su padre, más no pudo decir nada cuando notó que estaba en una habitación de muros de piedra. Lo único que se interponía entre él y la puerta era la impenetrable figura de su padre.
Sintió las lágrimas rodar por sus mejillas y suplicó. — Papá. Por favor. — Tarin rió y apretó los dientes coléricamente cuando alzó el báculo. El agua salió reptando del enorme caldero y gentilmente contorneó la figura de Beren. Aún cuando el muchacho trató de escapar, el hielo que se había formado lo mantuvo quieto. Finalmente, la vista se le nubló mientras el agua se inmiscuía cada vez con más profundidad en su boca y nariz.
Tomó una desesperada bocanada de aire. Respiración agitada, sudor frío, agua desparramada en el suelo: había tenido otra de sus pesadillas. Cubierto por sábanas de seda se palpó el rostro y al descubrir su barba recordó que, efectivamente, ya no era un jovenzuelo. También recordó que su padre había muerto hacía ya más de diez años y que su adolescencia había terminado aún antes que eso.
Por experiencia sabía que no iba a poder dormir después de semejante sueño. Se puso de pie y se estremeció al sentir agua fría en sus pies. Hizo un gesto con la mano para que entonces por arte de magia, literalmente, el líquido volviera a la jarra de la que se había volcado. Otra de las incomodidades de sus violentas pesadillas era hacer uso de su magia en pleno sueño — siempre terminaba en algún que otro desastre.
Examinó la habitación y se detuvo en su báculo. Un cuerpo hecho a partir de roble le daba un aspecto solemne, y en uno de los extremos una enorme piedra azul relucía, atravesada por las luces exteriores. Era el mismo báculo con el que en algún punto su padre lo atormentaba.
Se vistió y trató de no pensar en su sueño, agarró sus cosas y salió del dormitorio. Al menos la pesadilla había resultado interesante, comparada a la interminable velada que había tenido horas atrás era una aventura. La pomposa decoración de mal gusto, la irritante voz de la señora de la casa, sus hijos y los tan, tan, aburridos relatos de su esposo tenían como resultado una cena particularmente agotadora.
No debía quejarse, sin embargo, pues ese era el precio de introducirse en la alta sociedad de Beltrexus. Sólo necesitaba ganarse una buena reputación — lo cual parecía haber logrado. No por nada había sido invitado como huésped aquella noche lluviosa.
Deambuló por los pasillos que estuvieran vacíos, procurando eludir a los guardias, en busca de alguna pieza de interés. Quizás la familia escondía algún secreto, quizás él hallaría un artilugio mágico con el que hacerse. En todo caso, podría usar lo que encontrase para sacar provecho de la situación.
Al fin, un sonido captó su atención. Acercó la cabeza a la puerta para escuchar atentamente. — No te haré daño si haces lo que te digo —
La voz de un hombre haciendo una amenaza. Un giro inesperado, sin dudas. "Así que el Señor de esta casa tiene una faceta más oscura después de todo." pensó Beren, asumiendo que se trataba de alguna clase de accionar por parte del mismo hombre con el que había cenado antes. Tomó un poco de distancia de la puerta y se sirvió de la telekinesis para entreabrirla lo suficiente, husmeando con la mirada.
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Re: No me estorbes. [LIBRE 3/4] [CERRADO]
Mina se valía de las sombras que proyectaban los muebles para ocultarse, aprovechando su pequeño y menudo cuerpo para ocultarse detrás de los sillones. Se asomó para observar al guardia. Los gatos no parecieron impresionarle ni distraerlo. Al contrario, delataron la presencia de alguien en la sala. El hombre se quitó su indumentaria que era varias tallas más grande que él; un hombre delgado cuya piel era extrañamente pálida. -Vampiro- pensó Mina y apretó los labios bajo su pasamontañas.
-Vas a salir de donde estés, regresarás lo que hayas tomado y te dejaré ir antes que lleguen más guardias- dijo el vampiro. La bruja sintió un impulso prácticamente irrefrenable de obedecerlo, su cuerpo llegó a moverse por si solo siendo que ella misma se obligaba a no hacerlo. A pesar de sus esfuerzos, lentamente comenzó a incorporarse. -No he tomado nada- dijo una vez estuvo de pie. -Ahora, déjame ir, como lo has dicho- dijo.
Como no estaba segura que el hombre cumpliría su palabra, comenzó a mover los dedos. Sus ojos destellaron con un brillo amarillo, característica de los brujos cuando usan su magia a voluntad. Con mucho esfuerzo, logró que el florero que adornaba la mesita frente a la ventana comenzó a elevarse y a avanzar hacia el hombre, lentamente, sin que él lo notara, hasta posarse sobre su cabeza[1].
Si de tener el rostro descubierto, hubiese visto la maliciosa sonrisa que esbozó la bruja al estirar sus dedos para soltar así el jarrón, intentando que cayera de lleno en la cabeza del guardia. Con el estrépito, arrancó a correr hacia la puerta. Sabía que tendría poco tiempo, que el ruido llamaría la atención de los demás guardias. Llegó a la puerta y tiró de ella, chocando de lleno con un hombre. -¡Quítate de mi camino, infeliz!- le gritó empujándolo.
Corrió por el pasillo hasta la ventana, dio un salto para salir por allí, rompiendo el vidrio. Cayó rodando sobre el pasto del jardín y siguió su carrera hacia los árboles. Seguramente los guardias le seguían.
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[1] Uso de habilidad racial, Telekinesis.
-Vas a salir de donde estés, regresarás lo que hayas tomado y te dejaré ir antes que lleguen más guardias- dijo el vampiro. La bruja sintió un impulso prácticamente irrefrenable de obedecerlo, su cuerpo llegó a moverse por si solo siendo que ella misma se obligaba a no hacerlo. A pesar de sus esfuerzos, lentamente comenzó a incorporarse. -No he tomado nada- dijo una vez estuvo de pie. -Ahora, déjame ir, como lo has dicho- dijo.
Como no estaba segura que el hombre cumpliría su palabra, comenzó a mover los dedos. Sus ojos destellaron con un brillo amarillo, característica de los brujos cuando usan su magia a voluntad. Con mucho esfuerzo, logró que el florero que adornaba la mesita frente a la ventana comenzó a elevarse y a avanzar hacia el hombre, lentamente, sin que él lo notara, hasta posarse sobre su cabeza[1].
Si de tener el rostro descubierto, hubiese visto la maliciosa sonrisa que esbozó la bruja al estirar sus dedos para soltar así el jarrón, intentando que cayera de lleno en la cabeza del guardia. Con el estrépito, arrancó a correr hacia la puerta. Sabía que tendría poco tiempo, que el ruido llamaría la atención de los demás guardias. Llegó a la puerta y tiró de ella, chocando de lleno con un hombre. -¡Quítate de mi camino, infeliz!- le gritó empujándolo.
Corrió por el pasillo hasta la ventana, dio un salto para salir por allí, rompiendo el vidrio. Cayó rodando sobre el pasto del jardín y siguió su carrera hacia los árboles. Seguramente los guardias le seguían.
____
[1] Uso de habilidad racial, Telekinesis.
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Re: No me estorbes. [LIBRE 3/4] [CERRADO]
No es que fuera el mejor del mundo a la hora de persuadir con palabras, y mucho me faltaba para estar al nivel de quien me había enseñado, pero sorprendentemente funcionó, una jovencita salió de entre las sombras alegando que no había tomado nada, su voz ténue y nerviosa me daba a entender que era cierto, eso y que no tenía nada en las manos, si había tomado algo se lo habría metido por las orejas para esconderlo, fuera como fuera me pareció adecuado creerle -¿Ir a dónde?- Pregunté mirando alrededor, los otros guardias aún estaban merodeando los al rededores por lo que no es que tuviera mucho a donde ir y si la dejaba solo sería lanzarla a los lobos.
No parecía un buen plan de ninguna manera, y tal vez hubiera una mejor manera de sacarla de ahí que no fuera dejarla ir a donde quisiera hasta que terminara atrapada y defendiéndose con gatos fantasmas -Espera, no, no debes- No alcancé a terminar la frase pues antes de hacerlo escuché sobre mí el sonido de algo cayendo; ni siquiera alcancé a elevar la vista cuando el objeto, por suerte no muy resistente acabó por romperse en mi cabeza y llevarme al piso entre los escombros del florero que había usado como proyectil en mi contra -Niña idiota- Alcancé a decir mientras la veía cruzar la puerta como un relámpago empujando en el camino a otro sujeto que se encontraba espiándonos.
Sacudí la cabeza a los lados y me toqué con las manos esperando que no hubiera hemorragia alguna, un ligero bulto comenzaba a protuberar en donde había caído el... ¿Protuberar? Ya ni sabía de dónde sacaba esas palabras pero el punto es que ahora tenía un embarazo precoz en la cabeza y por alguna razón toda la casa daba vueltas, las ventanas no dejaban de mirarme y reírse, por si fuera poco el pecho de la armadura intentó morderme la pierna aunque al final todo era mi imaginación y era yo mismo quien había metido el pie donde no debía -Vaya golpe- Murmuré para mí mismo entrecerrando los ojos para luego frotarlos con ambas manos y abrirlos de nuevo.
Miré al sujeto de la puerta intentando reconocerlo pero no se me hacía que fuera uno de los otros guardias, o al menos no con esa apariencia -Rayos, adiós a mi fachada- Pensé sin decir nada antes de recuperar la compostura -¿Y tú quién eres?- Pregunté en tono serio esperando que no fuera alguna autoridad en la casa, debía mantener mi papel tanto como fuera posible, además de atrapar a la chica para evitar que la atraparan, eso ni siquiera tenía sentido pero de cualquier modo debía perseguirla o me acusarían de cómplice -Tras ella, la ladrona, hay que atraparla- Señalé la dirección en que había visto partir a la chica y que luego confirmó su ruta el sonido del cristal roto.
Pero al menos en el tiempo de preparativos había memorizado la casa y sabía más de un atajo para llegar más pronto, si iba hacia la salida debía seguirla aunque luego del florerazo no sabía si dejarla ir o tomar una terrible venganza en su contra; giré a la derecha antes de llegar a la ventana que había roto y en lugar de saltar por ella recorrí un largo pasillo hasta salir de la casa, justo entonces di un espléndido salto que me llevó aparatosamente al piso -Mal cálculo- Me levanté y lo intenté con más cuidado logrando treparme hasta el techo de la casa, desde ahí seguramente tenía una mejor visión de donde se encontraba la chica -¿Dónde estás pequeña ladrona?- Murmuré para mí mismo. La lluvia convertía los tejados en una superficie bastante resbalosa, por lo que debería andarme con cuidado si no quería tener otra aparatosa caída.
No parecía un buen plan de ninguna manera, y tal vez hubiera una mejor manera de sacarla de ahí que no fuera dejarla ir a donde quisiera hasta que terminara atrapada y defendiéndose con gatos fantasmas -Espera, no, no debes- No alcancé a terminar la frase pues antes de hacerlo escuché sobre mí el sonido de algo cayendo; ni siquiera alcancé a elevar la vista cuando el objeto, por suerte no muy resistente acabó por romperse en mi cabeza y llevarme al piso entre los escombros del florero que había usado como proyectil en mi contra -Niña idiota- Alcancé a decir mientras la veía cruzar la puerta como un relámpago empujando en el camino a otro sujeto que se encontraba espiándonos.
Sacudí la cabeza a los lados y me toqué con las manos esperando que no hubiera hemorragia alguna, un ligero bulto comenzaba a protuberar en donde había caído el... ¿Protuberar? Ya ni sabía de dónde sacaba esas palabras pero el punto es que ahora tenía un embarazo precoz en la cabeza y por alguna razón toda la casa daba vueltas, las ventanas no dejaban de mirarme y reírse, por si fuera poco el pecho de la armadura intentó morderme la pierna aunque al final todo era mi imaginación y era yo mismo quien había metido el pie donde no debía -Vaya golpe- Murmuré para mí mismo entrecerrando los ojos para luego frotarlos con ambas manos y abrirlos de nuevo.
Miré al sujeto de la puerta intentando reconocerlo pero no se me hacía que fuera uno de los otros guardias, o al menos no con esa apariencia -Rayos, adiós a mi fachada- Pensé sin decir nada antes de recuperar la compostura -¿Y tú quién eres?- Pregunté en tono serio esperando que no fuera alguna autoridad en la casa, debía mantener mi papel tanto como fuera posible, además de atrapar a la chica para evitar que la atraparan, eso ni siquiera tenía sentido pero de cualquier modo debía perseguirla o me acusarían de cómplice -Tras ella, la ladrona, hay que atraparla- Señalé la dirección en que había visto partir a la chica y que luego confirmó su ruta el sonido del cristal roto.
Pero al menos en el tiempo de preparativos había memorizado la casa y sabía más de un atajo para llegar más pronto, si iba hacia la salida debía seguirla aunque luego del florerazo no sabía si dejarla ir o tomar una terrible venganza en su contra; giré a la derecha antes de llegar a la ventana que había roto y en lugar de saltar por ella recorrí un largo pasillo hasta salir de la casa, justo entonces di un espléndido salto que me llevó aparatosamente al piso -Mal cálculo- Me levanté y lo intenté con más cuidado logrando treparme hasta el techo de la casa, desde ahí seguramente tenía una mejor visión de donde se encontraba la chica -¿Dónde estás pequeña ladrona?- Murmuré para mí mismo. La lluvia convertía los tejados en una superficie bastante resbalosa, por lo que debería andarme con cuidado si no quería tener otra aparatosa caída.
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Re: No me estorbes. [LIBRE 3/4] [CERRADO]
La realidad dio un vuelco de repente. Beren apenas pudo asomar la vista en el espacio que había abierto cuando una figura vestida de negro lo echó hacia atrás.
— ¡Quítate de mi camino, infeliz! — exclamó la voz de una mujer. El brujo se desplomó en el suelo, sorprendido, intentando entender lo que pasaba. Las cosas se habían empezado a agitar y supo en el momento que podría sacar provecho de la situación. Calculando cautelosamente sus movimientos podría ganarse el favor del hombre que le brindaba alojamiento.
El dinero llenaba las arcas de la familia y era causa del largo alcance de su influencia. Una influencia que llegaba incluso hasta el gobierno de Beltrexus. Así, acercarse al señor de la casa conllevaba acercarse a Kaledor Hartem. Eventualmente se valdría de estratagemas y engaños para asegurar la caída del gobernador de Beltrexus, mostrando la verdadera fragilidad de un equilibrio que aparentaba ser tan fuerte. Daría así el primero de muchos pasos para exterminar a los impuros de Aerandir.
Mientras se ponía de pie un segundo sujeto apareció — asumió que se trataba del responsable de la mujer que en ese momento huía de la escena. — ¿Y tú quién eres? —
Beren lo observó inquisitivamente. No llevaba el uniforme que el resto de los guardias vestía y su voz era la misma que momentos atrás escupía amenazas. Quizás era un sirviente o un matón contratado por la famila de la casa.
— Los Señores de este hogar me ofrecen hospedaje, soy su invitado. — Antes de que Beren pudiera cuestionar su presencia, el muchacho corrió tras la mujer de negro.
Tras ella, la ladrona. La frase resonó en su mente al tiempo que, mientras una emoción creciente le recorría el pecho, el brujo de agua trotaba en busca de la mujer. La táctica bien ejecutada le concedería la victoria, más incluso un modesto desliz podía significar que sus planes se atrasarían varias semanas.
Se aferró a su báculo cuando atravesó la ventana — o, mejor dicho, lo que quedaba de ella — y cayó en pasto mojado. Ya incorporado se apresuro hacia la figura negra, que pronto se perdería en la arboleda, y sintió el agua de la lluvia en el rostro. Confió en que la victoria era inminente: su mayor aliada lo acompañaba.
— ¡Quítate de mi camino, infeliz! — exclamó la voz de una mujer. El brujo se desplomó en el suelo, sorprendido, intentando entender lo que pasaba. Las cosas se habían empezado a agitar y supo en el momento que podría sacar provecho de la situación. Calculando cautelosamente sus movimientos podría ganarse el favor del hombre que le brindaba alojamiento.
El dinero llenaba las arcas de la familia y era causa del largo alcance de su influencia. Una influencia que llegaba incluso hasta el gobierno de Beltrexus. Así, acercarse al señor de la casa conllevaba acercarse a Kaledor Hartem. Eventualmente se valdría de estratagemas y engaños para asegurar la caída del gobernador de Beltrexus, mostrando la verdadera fragilidad de un equilibrio que aparentaba ser tan fuerte. Daría así el primero de muchos pasos para exterminar a los impuros de Aerandir.
Mientras se ponía de pie un segundo sujeto apareció — asumió que se trataba del responsable de la mujer que en ese momento huía de la escena. — ¿Y tú quién eres? —
Beren lo observó inquisitivamente. No llevaba el uniforme que el resto de los guardias vestía y su voz era la misma que momentos atrás escupía amenazas. Quizás era un sirviente o un matón contratado por la famila de la casa.
— Los Señores de este hogar me ofrecen hospedaje, soy su invitado. — Antes de que Beren pudiera cuestionar su presencia, el muchacho corrió tras la mujer de negro.
Tras ella, la ladrona. La frase resonó en su mente al tiempo que, mientras una emoción creciente le recorría el pecho, el brujo de agua trotaba en busca de la mujer. La táctica bien ejecutada le concedería la victoria, más incluso un modesto desliz podía significar que sus planes se atrasarían varias semanas.
Se aferró a su báculo cuando atravesó la ventana — o, mejor dicho, lo que quedaba de ella — y cayó en pasto mojado. Ya incorporado se apresuro hacia la figura negra, que pronto se perdería en la arboleda, y sintió el agua de la lluvia en el rostro. Confió en que la victoria era inminente: su mayor aliada lo acompañaba.
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Re: No me estorbes. [LIBRE 3/4] [CERRADO]
Mina se convirtió en una velocista, saltando obstáculos con gran agilidad. Las gotas de lluvia le golpeaban en la cara mientras maldecía mentalmente su suerte. ¡Sin tan solo hubiese conseguido salir con algo entre las manos! Pero ni siquiera eso. Ahora tenía que escapar de allí. ¿La estarían persiguiendo? Seguramente.
Rápidamente, creó unas ilusiones de ella misma que corrían entre los árboles a diferentes direcciones. Aunque su poder no era tan grande, esas visiones lograrían su cometido de distraer a sus persecutores, y, con suerte, permitirle escapar sin problemas. No tenía ganas ni ánimos de pelear con nadie en ese momento, solo de volver a casa y tramar un nuevo y mejor plan.
Pero, ¡por Paracelso! ¿Cuánto más tendría que correr? Sentía que los pulmones se le iban a salir por la boca en cualquier minuto. ¿Y si se detenía por un instante? Solamente para tomar aire y poder correr con mayor holgura. Frenó y escondió detrás de un árbol. Agazapada, comenzó a respirar despacio, aunque sentía que se ahogaba y el corazón le golpeaba con fuerza, debía bajar sus pulsaciones y regularizar su respiración. Sobre todo, debía calmar la mente; agobiada y nerviosa no podría enfocar sus poderes ni salir de allí.
Un minuto se tomó para componerse, entendió que no podría seguir corriendo como loca. Debía ser cautelosa, desaparecer entre las sombras. No era como si hubiese un vampiro entre los que la perseguían.
Rápidamente, creó unas ilusiones de ella misma que corrían entre los árboles a diferentes direcciones. Aunque su poder no era tan grande, esas visiones lograrían su cometido de distraer a sus persecutores, y, con suerte, permitirle escapar sin problemas. No tenía ganas ni ánimos de pelear con nadie en ese momento, solo de volver a casa y tramar un nuevo y mejor plan.
Pero, ¡por Paracelso! ¿Cuánto más tendría que correr? Sentía que los pulmones se le iban a salir por la boca en cualquier minuto. ¿Y si se detenía por un instante? Solamente para tomar aire y poder correr con mayor holgura. Frenó y escondió detrás de un árbol. Agazapada, comenzó a respirar despacio, aunque sentía que se ahogaba y el corazón le golpeaba con fuerza, debía bajar sus pulsaciones y regularizar su respiración. Sobre todo, debía calmar la mente; agobiada y nerviosa no podría enfocar sus poderes ni salir de allí.
Un minuto se tomó para componerse, entendió que no podría seguir corriendo como loca. Debía ser cautelosa, desaparecer entre las sombras. No era como si hubiese un vampiro entre los que la perseguían.
Última edición por Mina Harker el Lun Oct 23 2017, 15:20, editado 1 vez
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Re: No me estorbes. [LIBRE 3/4] [CERRADO]
La noche prometía ser larga y complicada, nuevas variantes y complicaciones aparecían a cada instante sin que pudiera controlarlo todo y ahora este nuevo sujeto se convertía en una nueva amenaza, con suerte si decía la verdad no sería más que otro aburrido burgués de Beltrexus y no daría problemas, y es que estos tipos escupían los pulmones tras correr un par de metros así que no sería difícil dejarlo atrás en medio de la acción -Yo soy guardia- Aclaré para identificarme -Pero me cuesta correr con eso puesto- Señalé el pecho de la armadura que reposaba en el piso, lo último que deseaba era levantar sospechas innecesarias así que explicaría cuanto pudiera..
Finalmente tras deshacerme del sujeto salí y me trepé al techo para tener una visión más amplia del terreno, a un lado estaba el molesto sujeto de nuevo -Rayos ¿Por qué no vas a hacer cosas de burgueses?- Murmuré de mala gana para mí mismo mientras seguía buscando a la chica, necesitaba encontrarla antes que toda mi coartada se viniera abajo. No hizo falta mucho tiempo para ubicarla corriendo alegremente y sin cuidado, no reparé en detalles y corrí para interceptarla, justo en el tejado más cercano calculé su trayectoria y me lancé sobre ella pero solo caí aparatosamente al piso atravesándola como si fuera un fantasma -Ilusiones, odio las ilusiones- Murmuré de nuevo alterado, francamente comenzaba a desesperarme esta chica.
Miré hacia los lados en busca de alguna señal, si me hubiera quedado un poco más sobre el tejado habría visto algo más, pero al bajar había perdido la ventaja de altura -¿Dónde estás? Dame una pista- Murmuré para mí mismo antes de verla de nuevo correr alegremente igual que la anterior, antes de lanzarme sobre ella me fijé en los detalles, sus pisadas no agitaban el agua en el piso, lo que la delataba como otra ilusión, pero si había ilusiones solo significaba que aún estaba cerca.
Finalmente no me quedó más opción que el trabajo en equipo, pues en algo debía mantener ocupado al sujeto que se había sumado a la persecución, aunque más parecía que jugábamos a las escondidas -¿Has visto algo?- Dije acercándome a donde se encontraba -Por cierto, mi nombre es -Jadito, Elmo Jadito- Dije el primer nombre que se me vino a la mente, necesitaba una manera de llamarlo pues la persecución parecía lejos de terminar -Deberíamos ir a los extremos y comenzar a cerrarle el paso- Dispuse el plan -Ten cuidado de lo que ves, ella puede hacer ilusiones- Añadí para evitar que lo pusieran en mi contra y al mismo tiempo para justificar algo comprometedor bajo la excusa de que era una ilusión de mí y no yo mismo.
Me dirigí a la izquierda en dirección a la puerta, esperaba llegar más rápido que la chica, además estaba muy cerrada por lo que salir por ahí no sería nada fácil -Iré por este lado, tú ve por allá y si la vez, grita- Sabía que era una mala idea comenzar a gritar, pero había comenzado a caer en desesperación y con suerte tras el grito, yo llegaría antes que cualquier otro, o al menos eso esperaba.
Finalmente tras deshacerme del sujeto salí y me trepé al techo para tener una visión más amplia del terreno, a un lado estaba el molesto sujeto de nuevo -Rayos ¿Por qué no vas a hacer cosas de burgueses?- Murmuré de mala gana para mí mismo mientras seguía buscando a la chica, necesitaba encontrarla antes que toda mi coartada se viniera abajo. No hizo falta mucho tiempo para ubicarla corriendo alegremente y sin cuidado, no reparé en detalles y corrí para interceptarla, justo en el tejado más cercano calculé su trayectoria y me lancé sobre ella pero solo caí aparatosamente al piso atravesándola como si fuera un fantasma -Ilusiones, odio las ilusiones- Murmuré de nuevo alterado, francamente comenzaba a desesperarme esta chica.
Miré hacia los lados en busca de alguna señal, si me hubiera quedado un poco más sobre el tejado habría visto algo más, pero al bajar había perdido la ventaja de altura -¿Dónde estás? Dame una pista- Murmuré para mí mismo antes de verla de nuevo correr alegremente igual que la anterior, antes de lanzarme sobre ella me fijé en los detalles, sus pisadas no agitaban el agua en el piso, lo que la delataba como otra ilusión, pero si había ilusiones solo significaba que aún estaba cerca.
Finalmente no me quedó más opción que el trabajo en equipo, pues en algo debía mantener ocupado al sujeto que se había sumado a la persecución, aunque más parecía que jugábamos a las escondidas -¿Has visto algo?- Dije acercándome a donde se encontraba -Por cierto, mi nombre es -Jadito, Elmo Jadito- Dije el primer nombre que se me vino a la mente, necesitaba una manera de llamarlo pues la persecución parecía lejos de terminar -Deberíamos ir a los extremos y comenzar a cerrarle el paso- Dispuse el plan -Ten cuidado de lo que ves, ella puede hacer ilusiones- Añadí para evitar que lo pusieran en mi contra y al mismo tiempo para justificar algo comprometedor bajo la excusa de que era una ilusión de mí y no yo mismo.
Me dirigí a la izquierda en dirección a la puerta, esperaba llegar más rápido que la chica, además estaba muy cerrada por lo que salir por ahí no sería nada fácil -Iré por este lado, tú ve por allá y si la vez, grita- Sabía que era una mala idea comenzar a gritar, pero había comenzado a caer en desesperación y con suerte tras el grito, yo llegaría antes que cualquier otro, o al menos eso esperaba.
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Re: No me estorbes. [LIBRE 3/4] [CERRADO]
Lo único que Mina quería era salir de ahí. A como diera lugar, costara lo que le costara. Sabía que pronto amanecería y el resto de la casa despertaría, llamarían a la guardia de Beltrexus, se armaría un alboroto y todo iría de mal en peor. Por un instante sintió pánico, de verse atrapada y descubierta. La vergüenza que sentirían sus padres... -Si salgo de aquí- dijo en voz baja -Prometo no hacer esto nunca nunca más...- susurró mientras se asomaba, lentamente, y apenas para que sus ojos pudieran ver al rededor.
Pero tuvo que agacharse rápidamente, pues el guardia de la habitación pasó corriendo muy cerca. Le pisaba los talones. ¡Era condenadamente veloz! No podía ser un tipo normal, pero no había tenido tiempo de percibirlo, entonces no sabía si era humano o brujo o algo más. Los pelos de los brazos se le erizaron y sintió un escalofrío recorrer la espalda de pensar que pudiese ser un vampiro. ¡Le aterraban!
De pequeña, a ella y a su madre la atacaron unos vampiros. De no ser por la habilidad tensai de viento de su madre y su excelente estado físico, no hubiesen sobrevivido al ataque. Desde entonces que son su peor pesadilla, literalmente. Por eso, una de las cosas que más hacía era eso de percibir el mana de la gente si estos no tenían un rasgo distintivo. Si no veía orejas picudas o cuerpos cubiertos de pelo, se concentraba en identificar la magia que cada cuerpo contuviese; los que menos tenían eran los humanos, luego los dragones y los brujos desbordaban mana. Pero los vampiros... tenían una magia oscura y perturbadora.
Se quedó quieta otro rato, esperando por escuchar más pisadas. Nada. Al parecer, solamente ese guardia había tomado aquel camino, justamente, el de la salida. Tenía que hacerlo cambiar de rumbo, distraerlo para poder tener el camino libre. Saltó de su escondite y corrió detrás de él, concentrando su pensamiento en murciélagos y figuras fantasmales, haciendo que al rededor de él, todas estas apariciones revolotearan.
Pero tuvo que agacharse rápidamente, pues el guardia de la habitación pasó corriendo muy cerca. Le pisaba los talones. ¡Era condenadamente veloz! No podía ser un tipo normal, pero no había tenido tiempo de percibirlo, entonces no sabía si era humano o brujo o algo más. Los pelos de los brazos se le erizaron y sintió un escalofrío recorrer la espalda de pensar que pudiese ser un vampiro. ¡Le aterraban!
De pequeña, a ella y a su madre la atacaron unos vampiros. De no ser por la habilidad tensai de viento de su madre y su excelente estado físico, no hubiesen sobrevivido al ataque. Desde entonces que son su peor pesadilla, literalmente. Por eso, una de las cosas que más hacía era eso de percibir el mana de la gente si estos no tenían un rasgo distintivo. Si no veía orejas picudas o cuerpos cubiertos de pelo, se concentraba en identificar la magia que cada cuerpo contuviese; los que menos tenían eran los humanos, luego los dragones y los brujos desbordaban mana. Pero los vampiros... tenían una magia oscura y perturbadora.
Se quedó quieta otro rato, esperando por escuchar más pisadas. Nada. Al parecer, solamente ese guardia había tomado aquel camino, justamente, el de la salida. Tenía que hacerlo cambiar de rumbo, distraerlo para poder tener el camino libre. Saltó de su escondite y corrió detrás de él, concentrando su pensamiento en murciélagos y figuras fantasmales, haciendo que al rededor de él, todas estas apariciones revolotearan.
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Re: No me estorbes. [LIBRE 3/4] [CERRADO]
Sin importar de qué manera lo preguntara, solo había una salida lógica a la situación, la ladrona intentaría salir por la entrada más grande, esa misma que debía estar llena de guardias; desde los tejados no había visto que se trepara a alguno y con esas manitas tan pequeñas no parecía alguien acostumbrado a trepar, seguro usaría otros medios más persuasivos y sigilosos; y yo estaría ahí para... pues... aún no sabía si quería atraparla o ayudarla a escapar pues de cualquier manera me haría parecer sospechoso -Odio a estas ladronas- Murmuré de mala gana mientras corría a la salida.
Los guardias comenzaban a arremolinarse en todas direcciones, cosa que no me convenía en absoluto, entre más hubieran era más probable que alguien me hiciera una pregunta que tal vez no podría responder correctamente; bajaba la cabeza o me acercaba a buscar en un rincón cada vez que se me acercaba un grupo de guardias y bien que se gastaban su buen dinero en guardianes los dueños de la casa, algo importante debían esconder para tomarse tantas molestias, aunque de momento tenía una preocupación más importante.
Corrí entre el alboroto de guardias hasta un pasillo convenientemente oscuro y solitario, perfecto para esconderse y que llevaba hacia la salida, si no estaba ahí entonces tendría que estar loca o ser muy astuta, una de dos; avancé hasta que repentinamente un murciélago casi se me estrella en la cara -Pero qué rayos está- Sacudí las manos sin terminar la frase al tiempo que frente a mí se aparecía una especie de espectro -Tiene que ser un chiste ¿En serio?- Dije mirando semejante figura -Nadie sería tan tonto para- No acabé la frase pues un guardia gritó detrás de mí -¡¡Fantasmas!!- Apenas terminó su grito cayó al piso desmayado -¿En serio?- Dije indignado mientras al voltear al rostro pude ver entre todas las figuras a la dueña de las ilusiones.
Podía imaginar más de diez maneras de atraparla y hacerla pagar pero tristemente era solo una jovencita, y una bastante guapa, sería un crimen dejarla en manos de aquellos sucios guardias -Bien, basta de ilusiones- Dije en tono serio -Te dejaré ir si solo me- Fui interrumpido por un murciélago que volaba directo hacia mi rostro y aunque sabía que era falso, se veía tan real que no pude evitar escudarme tras mis brazos -Deja de hacer eso- Insistí aunque seguramente no se detendría, menos aún si pensaba que yo era uno de aquellos babosos guardias.
Los guardias comenzaban a arremolinarse en todas direcciones, cosa que no me convenía en absoluto, entre más hubieran era más probable que alguien me hiciera una pregunta que tal vez no podría responder correctamente; bajaba la cabeza o me acercaba a buscar en un rincón cada vez que se me acercaba un grupo de guardias y bien que se gastaban su buen dinero en guardianes los dueños de la casa, algo importante debían esconder para tomarse tantas molestias, aunque de momento tenía una preocupación más importante.
Corrí entre el alboroto de guardias hasta un pasillo convenientemente oscuro y solitario, perfecto para esconderse y que llevaba hacia la salida, si no estaba ahí entonces tendría que estar loca o ser muy astuta, una de dos; avancé hasta que repentinamente un murciélago casi se me estrella en la cara -Pero qué rayos está- Sacudí las manos sin terminar la frase al tiempo que frente a mí se aparecía una especie de espectro -Tiene que ser un chiste ¿En serio?- Dije mirando semejante figura -Nadie sería tan tonto para- No acabé la frase pues un guardia gritó detrás de mí -¡¡Fantasmas!!- Apenas terminó su grito cayó al piso desmayado -¿En serio?- Dije indignado mientras al voltear al rostro pude ver entre todas las figuras a la dueña de las ilusiones.
Podía imaginar más de diez maneras de atraparla y hacerla pagar pero tristemente era solo una jovencita, y una bastante guapa, sería un crimen dejarla en manos de aquellos sucios guardias -Bien, basta de ilusiones- Dije en tono serio -Te dejaré ir si solo me- Fui interrumpido por un murciélago que volaba directo hacia mi rostro y aunque sabía que era falso, se veía tan real que no pude evitar escudarme tras mis brazos -Deja de hacer eso- Insistí aunque seguramente no se detendría, menos aún si pensaba que yo era uno de aquellos babosos guardias.
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Re: No me estorbes. [LIBRE 3/4] [CERRADO]
¡Había funcionado! Los guardias huían despavoridos, espantados por los murciélagos y fantasmas que Mina había creado. Procuró que estos los persiguieran para alejarlos de su camino. Eran muchos y no podría enfrentarlos a todos. Afortunadamente, al ser tan cortos de mentes, creían que aquellas ilusiones mal formadas eran completamente reales. La ilusionista se regocijaba, viéndolos correr desde su escondite.
Pero, no todos eran unos cortos de mente. Al salir de su escondite se encontró de frente con el guardia de la habitación. Se miraron en silencio unos instantes antes de que él hablara -Bien, basta de ilusiones- dijo seriamente. Pero esa seriedad hizo que saliera ese lado travieso de Mina, quien creó otro murciélago, uno un poco más grande, que voló directo hacia él y se desvaneció cuando chocó con los brazos del hombre. Los había levantado para protegerse el rostro. -Deja de hacer eso- dijo. -Lo siento, no pude evitarlo- respondió la ilusionista riendo.
Se quedó mirándolo, evaluando a su contendiente. No era muy alto ni muy macizo, podía enfrentarlo, pero no quería. Eso haría ruido y podría alertar a los demás guardias -Antes dijiste que me ayudarías a salir- dijo, recordando las palabras que él le había dicho antes -¿Cómo saber si son verdad? No es que pueda confiar mucho en ti- dijo, avanzando lentamente y con cautela hacia él. -Eres un guardia y yo... alguien que encontraste hurgando entre las cosas de tus Señores, entenderás mi suspicacia- dijo, manteniendo un tono alegre y meloso al hablar.
Caminaba con un contoneo felino, haciendo relucir su sensualidad. Sabía que eso ayudaba a persuadir a los hombres quienes, en su gran mayoría... ¡Bah! Prácticamente todos, sentían debilidad ante los atributos de una mujer, por eso era importante saber usarlos. Con el movimiento correcto, el tono de voz y las palabras adecuadas, ellos cedían ante sus deseos. No había que ser una hipnotista para lograrlo -Dime, ¿quién eres? Si me vas a ayudar, debo saber por lo menos el nombre de mi salvador- dijo, poniendo una mano sobre la cadera.
Pero, no todos eran unos cortos de mente. Al salir de su escondite se encontró de frente con el guardia de la habitación. Se miraron en silencio unos instantes antes de que él hablara -Bien, basta de ilusiones- dijo seriamente. Pero esa seriedad hizo que saliera ese lado travieso de Mina, quien creó otro murciélago, uno un poco más grande, que voló directo hacia él y se desvaneció cuando chocó con los brazos del hombre. Los había levantado para protegerse el rostro. -Deja de hacer eso- dijo. -Lo siento, no pude evitarlo- respondió la ilusionista riendo.
Se quedó mirándolo, evaluando a su contendiente. No era muy alto ni muy macizo, podía enfrentarlo, pero no quería. Eso haría ruido y podría alertar a los demás guardias -Antes dijiste que me ayudarías a salir- dijo, recordando las palabras que él le había dicho antes -¿Cómo saber si son verdad? No es que pueda confiar mucho en ti- dijo, avanzando lentamente y con cautela hacia él. -Eres un guardia y yo... alguien que encontraste hurgando entre las cosas de tus Señores, entenderás mi suspicacia- dijo, manteniendo un tono alegre y meloso al hablar.
Caminaba con un contoneo felino, haciendo relucir su sensualidad. Sabía que eso ayudaba a persuadir a los hombres quienes, en su gran mayoría... ¡Bah! Prácticamente todos, sentían debilidad ante los atributos de una mujer, por eso era importante saber usarlos. Con el movimiento correcto, el tono de voz y las palabras adecuadas, ellos cedían ante sus deseos. No había que ser una hipnotista para lograrlo -Dime, ¿quién eres? Si me vas a ayudar, debo saber por lo menos el nombre de mi salvador- dijo, poniendo una mano sobre la cadera.
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Re: No me estorbes. [LIBRE 3/4] [CERRADO]
Finalmente había alcanzado a la chica que cansada ya de correr había decidido enfrentarme o lo que sea que tuviera pensado hacer, lentamente se acercó con un contoneo que ciertamente resultaba atractivo y con un argumento más que justificable, así que para ganarme su confianza tal vez yo también debía confiar en ella, y debía ser rápido pues los guardias no tardarían en volver una vez que se desvanecieran las ilusiones -Pues, la verdad, no soy un guardia- Dije en tono bajo para que solo ella me escuchara -Soy un espía, y si te ven por acá pondrás en riesgo mi misión- Intenté explicar de la manera más sencilla posible -Por eso me conviene que desaparezcas tan pronto como sea posible, aunque deba ayudarte para ello- Esperaba haber sido al menos un poco convincente.
Si mi plan funcionaba solo tenía que hacerla desaparecer, ayudarla a escapar y continuar con mi misión aunque con mi suerte eso era mucho pedir, los guardias aparecieron de nuevo y a la distancia escuché una voz que hizo que se derrumbara completamente mi plan -¡¡Ese es, ese es el ladrón!!- Gritaba un sujeto en calzoncillos, el mismo al que unas horas antes le había quitado su atuendo para poder infiltrarme en la casa -Oh oh- Dije retrocediendo hasta quedar al lado de la ladrona -Están juntos, han planeado todo juntos desde un inicio- Comentaban los otros armando una historia que estaba muy lejos de la realidad, jamás había visto a esa mujer.
La miré con enojo -Ves lo que causas- La tomé por el brazo y corrí hacia la salida alejándonos de los guardias, lo menos que necesitaba era terminar atrapado y poner en evidencia a los informantes, o peor, que se corrieran los rumores que un vampiro y una ilusionista andaban robando casas en Beltrexus -Me llaman Bio, y no soy tu salvador, no hasta que estemos afuera- Aclaré mientras continuaba avanzando hasta el final del camino -¡Maldita sea!- Exclamé al ver la puerta cerrada y un par de tigres custodiando la salida -Malditos ricos, no pueden tener perros como la gente normal- Mi esperanza de una salida fácil se había venido abajo, había que buscar otra manera y debía ser rápido.
Frente a nosotros el par de tigres comenzó a acercarse caminando, tras nosotros los guardias venían a toda carrera, solo podíamos buscar un escape hacia los lados -Al techo, hay que trepar- Señalé unas cajas que podían servir de escalones para llegar al techo más bajo, de ahí en adelante tocaría tratar de no caernos hasta encontrar una salida aceptable.
Si mi plan funcionaba solo tenía que hacerla desaparecer, ayudarla a escapar y continuar con mi misión aunque con mi suerte eso era mucho pedir, los guardias aparecieron de nuevo y a la distancia escuché una voz que hizo que se derrumbara completamente mi plan -¡¡Ese es, ese es el ladrón!!- Gritaba un sujeto en calzoncillos, el mismo al que unas horas antes le había quitado su atuendo para poder infiltrarme en la casa -Oh oh- Dije retrocediendo hasta quedar al lado de la ladrona -Están juntos, han planeado todo juntos desde un inicio- Comentaban los otros armando una historia que estaba muy lejos de la realidad, jamás había visto a esa mujer.
La miré con enojo -Ves lo que causas- La tomé por el brazo y corrí hacia la salida alejándonos de los guardias, lo menos que necesitaba era terminar atrapado y poner en evidencia a los informantes, o peor, que se corrieran los rumores que un vampiro y una ilusionista andaban robando casas en Beltrexus -Me llaman Bio, y no soy tu salvador, no hasta que estemos afuera- Aclaré mientras continuaba avanzando hasta el final del camino -¡Maldita sea!- Exclamé al ver la puerta cerrada y un par de tigres custodiando la salida -Malditos ricos, no pueden tener perros como la gente normal- Mi esperanza de una salida fácil se había venido abajo, había que buscar otra manera y debía ser rápido.
Frente a nosotros el par de tigres comenzó a acercarse caminando, tras nosotros los guardias venían a toda carrera, solo podíamos buscar un escape hacia los lados -Al techo, hay que trepar- Señalé unas cajas que podían servir de escalones para llegar al techo más bajo, de ahí en adelante tocaría tratar de no caernos hasta encontrar una salida aceptable.
- Tigres:
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Bio
Aerandiano de honor
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Re: No me estorbes. [LIBRE 3/4] [CERRADO]
Que el tipo no fuese un guardia... no era creíble. Pero cuando aparecieron los otros gritando que ese era el impostor, no tuvo más remedio que creerle. -¡Eh! ¡Qué yo no estoy con este!- gritó enojada, en respuesta a la acusación de que iban juntos. -¿Causar el qué? ¿Yo? ¡Pero si has sido tú el que ha hecho todo el alboroto! Yo iba a salir tranquilamente cuando tú apareciste... ¡Es tu culpa!- se quejó mientras él la arrastraba corriendo. Lo siguió, ¿qué otro camino le quedaba?
-¿Así que espía?- preguntó en la carrera -Yo soy Mi...- iba a soltar su nombre real, es que no estaba acostumbrada a hablar cuando salía a hacer de las suyas -Mmi... Milú- mintió. El único nombre que se le ocurrió, que comenzara con "Mi", era el de su perrita de la infancia. No le hacía mucha gracia el llamarse como un perro, pero fue la única manera de salvar el momento.
Corrieron hasta que el jardín se acabó, las puertas se veían ahí, libres, el camino despejado. Pero no. Detrás de unos arbustos estaban los guardianes echados, quienes con el ruido se levantaron. -¿Tigres? ¡Eso no lo tenían la semana pasada!- exclamó la bruja ante semejante sorpresa.
Bio señaló unas cajas para saltar sobre ellas y subir al techo, pero Mina no reaccionó a tiempo y uno de los animales se le lanzó encima. La ilusionista no tuvo otro remedio más que enfrentarlo. Dio un salto y en el aire le lanzó una patada que lo tiró con dureza al piso. La chica cayó al piso con una voltereta que le dio impulso de saltar sobre las cajas hacia el techo. -¡Vamos! ¡No te quedes atrás!- le gritó mientras avanzaba veloz sobre el tejado.
Corrió haciendo gala de un equilibrio envidiable, hasta que se le acabó el techo. Dio un largo salto que la llevó por fin a la calle, pero no paró allí. Se aseguró que el tal Bio seguía tras de ella y corrió por las calles, metiéndose a un callejón oscuro. -Sígueme, Bio, por aquí- lo llamó. El corazón le palpitaba con fuerza, gotas de sudor le escurrían por la sien.
-¿Así que espía?- preguntó en la carrera -Yo soy Mi...- iba a soltar su nombre real, es que no estaba acostumbrada a hablar cuando salía a hacer de las suyas -Mmi... Milú- mintió. El único nombre que se le ocurrió, que comenzara con "Mi", era el de su perrita de la infancia. No le hacía mucha gracia el llamarse como un perro, pero fue la única manera de salvar el momento.
Corrieron hasta que el jardín se acabó, las puertas se veían ahí, libres, el camino despejado. Pero no. Detrás de unos arbustos estaban los guardianes echados, quienes con el ruido se levantaron. -¿Tigres? ¡Eso no lo tenían la semana pasada!- exclamó la bruja ante semejante sorpresa.
Bio señaló unas cajas para saltar sobre ellas y subir al techo, pero Mina no reaccionó a tiempo y uno de los animales se le lanzó encima. La ilusionista no tuvo otro remedio más que enfrentarlo. Dio un salto y en el aire le lanzó una patada que lo tiró con dureza al piso. La chica cayó al piso con una voltereta que le dio impulso de saltar sobre las cajas hacia el techo. -¡Vamos! ¡No te quedes atrás!- le gritó mientras avanzaba veloz sobre el tejado.
Corrió haciendo gala de un equilibrio envidiable, hasta que se le acabó el techo. Dio un largo salto que la llevó por fin a la calle, pero no paró allí. Se aseguró que el tal Bio seguía tras de ella y corrió por las calles, metiéndose a un callejón oscuro. -Sígueme, Bio, por aquí- lo llamó. El corazón le palpitaba con fuerza, gotas de sudor le escurrían por la sien.
- USO DE HABILIDADES:
- Nivel 0: Combate Desarmado
Permite la utilización del propio cuerpo como si de un arma se tratara, en especial piernas y puños, ya sea los mismos desnudos o con implementos tales como manoplas, guantes especiales, etc. La efectividad en el combate aumenta según el nivel del personaje.
Mina Harker
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Re: No me estorbes. [LIBRE 3/4] [CERRADO]
No creo que te crean con tal facilidad- Mencioné con ironía a la joven ladrona -Pues ahora estás conmigo si quieres salir de aquí- Ciertamente había un poco de superioridad y arrogancia en el tono pero vaya que lo había disfrutado; de cualquier manera la chica parecía mimada y molesta pero al menos era liviana, por lo que no sería problema agarrarla por una pata y lanzarla por alguna ventana, si es que encontrábamos ventanas; aunque tristemente en vez de ventanas encontramos aquel par de bestias hambrientas que amenazaban con devorarnos vivos, aunque para mi sorpresa la chica consiguió sobrevivir al ataque a base de maromas y morisquetas que casi me dejan con la boca abierta -Impresionante, Mimilú- La llamé por su raro nombre que graciosamente sonaba más a nombre de perro que de persona.
Habría sido más impresionante si ambos tigres se hubieran entretenido con ella pero en lugar de eso uno vino hacia mí y se lanzó con sus grandes y poderosas garras al frente ante lo cual, más por instinto que habilidad, salté a la izquierda donde tropecé con un jarrón que se veía costoso, se veía antes de romperse contra el piso; sentado en el piso como había caído tomé algunos pedazos y los lancé a las patas del animal para hacer que se lastimara las patas solamente un poco porque mi amor por los animales era tal que... bueno, la verdad, mi vida era más importante así que quería lastimarlo mucho -Odio los gatos- Murmuré antes de levantarme y correr por mi vida con el tigre detrás, que gracias a los pedazos de jarrón que habían hecho pequeñas cortadas a sus patas, se movía más lento.
Avancé directo hacia las cajas y evitando hacer uso de estas en mi afán de llegar más pronto arriba, decidí usar el mismo impulso que traía para correr por la pared en sentido vertical hasta que mis dedos tocaron el borde del tejado, tristemente ahí se me terminó el impulso y comencé a bajar de nuevo directo hacia la boca del tigre que se elevaba de un salto debajo de mí; junté los pies para pisar la cara del animal y lo usé como base para volver a saltar llegando esta vez al fin a sujetarme del tejado y subir completamente.
Corrí tratando de alcanzar a la chica sin caerme del tejado resbaloso por la lluvia -Tú No te quedes atrás, Mimilú- Dije a modo retador mientras intentaba ser más rápido pero me venció la precaución y preferí ir despacio para no caerme. La chica se dejó caer hacia el otro lado del muro aterrizando en la calle -Voy, voy- Salté tras ella y caí sobre un charco que me hizo salpicarla de agua, avancé con ella hasta que llegamos a un oscuro callejón donde nos ocultamos hasta ver pasar de largo al grupo de guardias que habían salido a perseguirnos -Vaya lío en que nos metiste- Resalté de nuevo -Puedes agradecerme por salvarte el trasero- Le dije solo por molestar pues básicamente se había salvado sola -¿Ahora qué harás? Mimilú- Pregunté con curiosidad.
Habría sido más impresionante si ambos tigres se hubieran entretenido con ella pero en lugar de eso uno vino hacia mí y se lanzó con sus grandes y poderosas garras al frente ante lo cual, más por instinto que habilidad, salté a la izquierda donde tropecé con un jarrón que se veía costoso, se veía antes de romperse contra el piso; sentado en el piso como había caído tomé algunos pedazos y los lancé a las patas del animal para hacer que se lastimara las patas solamente un poco porque mi amor por los animales era tal que... bueno, la verdad, mi vida era más importante así que quería lastimarlo mucho -Odio los gatos- Murmuré antes de levantarme y correr por mi vida con el tigre detrás, que gracias a los pedazos de jarrón que habían hecho pequeñas cortadas a sus patas, se movía más lento.
Avancé directo hacia las cajas y evitando hacer uso de estas en mi afán de llegar más pronto arriba, decidí usar el mismo impulso que traía para correr por la pared en sentido vertical hasta que mis dedos tocaron el borde del tejado, tristemente ahí se me terminó el impulso y comencé a bajar de nuevo directo hacia la boca del tigre que se elevaba de un salto debajo de mí; junté los pies para pisar la cara del animal y lo usé como base para volver a saltar llegando esta vez al fin a sujetarme del tejado y subir completamente.
Corrí tratando de alcanzar a la chica sin caerme del tejado resbaloso por la lluvia -Tú No te quedes atrás, Mimilú- Dije a modo retador mientras intentaba ser más rápido pero me venció la precaución y preferí ir despacio para no caerme. La chica se dejó caer hacia el otro lado del muro aterrizando en la calle -Voy, voy- Salté tras ella y caí sobre un charco que me hizo salpicarla de agua, avancé con ella hasta que llegamos a un oscuro callejón donde nos ocultamos hasta ver pasar de largo al grupo de guardias que habían salido a perseguirnos -Vaya lío en que nos metiste- Resalté de nuevo -Puedes agradecerme por salvarte el trasero- Le dije solo por molestar pues básicamente se había salvado sola -¿Ahora qué harás? Mimilú- Pregunté con curiosidad.
Bio
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Re: No me estorbes. [LIBRE 3/4] [CERRADO]
-Dios, qué lento eres- le dijo tirando de él hacia las sombras. -Oh, ¿lío? Yo lo tenía todo bajo control Bio- dijo, haciendo énfasis en la B. -Entrometido- masculló al asomarse para asegurarse de que los guardias seguían un camino diferente.
Lo tenía muy pegadito, muy cerca a ella. Le pasó los brazos por sobre los hombros, al rededor del cuello, y acercó su rostro encapuchado al de él -Pues... ¿qué haré? No lo sé, tal vez...- dijo, acercando más su cara, como si fuera a darle un beso. En su lugar, le propinó un rodillazo en la entrepierna -¡Eso por hacerme correr peligro y meterte en mis asuntos!- le dijo con dureza y lo empujó al suelo para alejarse de él corriendo como alma que lleva el viento.
Mientras corría, deshizo el hechizo que le hacía cambiar la apariencia de los ojos, su rostro volvió a ser el de Wilhelmina Harker. Se sacó la capucha y soltó su melena negra. A pocas calles tenía escondida ropa para ocultar su particular atuendo. Al estar lista, volvió a la calle caminando con tranquilidad, como dando un paseo con su perrito, una ilusión que si te fijabas bien, era medio transparente. Pasaron junto a ella tres guardias -¡A tres cuadras más abajo!- exclamó uno al pasar junto a ella.
Y, ¡oh! El remordimiento.
Pateó el piso una vez y resopló. No podía dejarlo tirado. A fin de cuentas, en algo la había ayudado a salir de ese embrollo. Corrió y dio un salto, impulsándose con la pared volvió a saltar para alcanzar el tejado con las manos y subirse. Por arriba llegaría más rápido junto al pobre Bio. Se agarró la pollera para poder correr, saltando entre los techos, llegó al callejón donde todavía estaba el hombre tirado. -¡Vamos! idiota... ¡Arriba!- le dijo tomándolo del brazo para ponerlo de pie. Juntó sus manos y las puso para que él se impulsara al techo. -¡Salta!- le dijo -¡Apúrate, ahí vienen!- le insistió con premura.
A todas estas, ella no había vuelto a hechizar su apariencia y tenía su rostro, el real, descubierto.
Lo tenía muy pegadito, muy cerca a ella. Le pasó los brazos por sobre los hombros, al rededor del cuello, y acercó su rostro encapuchado al de él -Pues... ¿qué haré? No lo sé, tal vez...- dijo, acercando más su cara, como si fuera a darle un beso. En su lugar, le propinó un rodillazo en la entrepierna -¡Eso por hacerme correr peligro y meterte en mis asuntos!- le dijo con dureza y lo empujó al suelo para alejarse de él corriendo como alma que lleva el viento.
Mientras corría, deshizo el hechizo que le hacía cambiar la apariencia de los ojos, su rostro volvió a ser el de Wilhelmina Harker. Se sacó la capucha y soltó su melena negra. A pocas calles tenía escondida ropa para ocultar su particular atuendo. Al estar lista, volvió a la calle caminando con tranquilidad, como dando un paseo con su perrito, una ilusión que si te fijabas bien, era medio transparente. Pasaron junto a ella tres guardias -¡A tres cuadras más abajo!- exclamó uno al pasar junto a ella.
Y, ¡oh! El remordimiento.
Pateó el piso una vez y resopló. No podía dejarlo tirado. A fin de cuentas, en algo la había ayudado a salir de ese embrollo. Corrió y dio un salto, impulsándose con la pared volvió a saltar para alcanzar el tejado con las manos y subirse. Por arriba llegaría más rápido junto al pobre Bio. Se agarró la pollera para poder correr, saltando entre los techos, llegó al callejón donde todavía estaba el hombre tirado. -¡Vamos! idiota... ¡Arriba!- le dijo tomándolo del brazo para ponerlo de pie. Juntó sus manos y las puso para que él se impulsara al techo. -¡Salta!- le dijo -¡Apúrate, ahí vienen!- le insistió con premura.
A todas estas, ella no había vuelto a hechizar su apariencia y tenía su rostro, el real, descubierto.
Mina Harker
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Re: No me estorbes. [LIBRE 3/4] [CERRADO]
No soy lento, soy precavido- Señalé haciendo la acotación a sus palabras que no ayudaban en absoluto a mejorar la situación -Bajo control, claro, de donde yo vengo, eso no es tenerlo bajo control- Seguí discutiendo con la engreída jovencita a la que de seguir así, acabaría lanzando a un pozo -¿Entrometido dices?- Alcé la voz para luego taparme la boca con mis manos y encogerme de hombros -Eres desesperante- Le dije en un tono más bajo y susurrante -Que suerte que no te comieron los tigres, habrían muerto envenenados- Me recosté a la pared.
En ese momento se acercó sorpresivamente en un movimiento que no me esperaba de una manera muy seductora, tenía un mal presentimiento, algo como un sentido arácnido que me decía que eso no iba a terminar bien, y tal como esperaba, sucedió y un fuerte grito salió de mis labios al recibir aquella fuerte patada, de nuevo tapé mi boca con una mano mientras con la otra trataba de aminorar el dolor entre las piernas; no conforme con golpearme, me empujó al piso donde caí de medio lado con los ojos cerrados -Ahora sé lo que sienten los demás cuando les hago esto mismo- Pensé en todas las veces que había aplicado golpear en el mismo sitio y entendí al fin por qué era tan efectivo en todos los casos.
Lo bueno de todo era que finalmente se había ido aquella molesta jovencita que pese a su oficio de ladrona parecía más una princesita mimada, odiosa, engreída, arrogante, pretenciosa, molesta, mentirosa y varios otros adjetivos -Rayos- Murmuré mientras rodaba por el piso para esconderme tras una caja al ver pasar de nuevo unos guardias cerca del callejón, seguramente los gritos los habían atraído y dado que el callejón no tenía salida en algún momento me tocaría enfrentarlos para poder escapar.
Oh no, no, no, tú de nuevo- Restregué mi mano por mi rostro aún sin ver el suyo, era la misma molesta voz, sin embargo al cruzar mi mirada con la suya la noté diferente -¿Eres tú?- Pregunté confundido -¿Mimilú?- Añadí algo confundido aunque a fin de cuentas su rostro me había parecido algo extraño antes -Conque así es como eres realmente- Levanté una ceja mientras colocaba mi pie sobre sus manos pero aún sin saltar -No te ves nada mal- Con algo de picardía fingí apoyarme en ella tomando sus hombros y aprovechando para acercarme a rozar mis labios con los suyos; rápidamente me impulsé hacia arriba no solo apoyándome en sus manos, sino también pisando su hombro izquierdo y su cabeza para dar un salto que me llevó a sujetarme del tejado y subir.
Una vez arriba asomé solo la cabeza para decirle -Ahora estaremos a mano- Tomé aire y grité fuerte con la voz de uno de los guardias -¡Atacan la mansión, vuelvan rápido!- [1] Esperaba generar un poco de caos y desorden para darle tiempo a la chica de escapar por su cuenta mientras yo me dedicaba a saltar sobre los tejados en dirección contraria a los guardias.
[1] Habilidad de nivel 6: El que acecha en el Umbral. En ese momento se acercó sorpresivamente en un movimiento que no me esperaba de una manera muy seductora, tenía un mal presentimiento, algo como un sentido arácnido que me decía que eso no iba a terminar bien, y tal como esperaba, sucedió y un fuerte grito salió de mis labios al recibir aquella fuerte patada, de nuevo tapé mi boca con una mano mientras con la otra trataba de aminorar el dolor entre las piernas; no conforme con golpearme, me empujó al piso donde caí de medio lado con los ojos cerrados -Ahora sé lo que sienten los demás cuando les hago esto mismo- Pensé en todas las veces que había aplicado golpear en el mismo sitio y entendí al fin por qué era tan efectivo en todos los casos.
Lo bueno de todo era que finalmente se había ido aquella molesta jovencita que pese a su oficio de ladrona parecía más una princesita mimada, odiosa, engreída, arrogante, pretenciosa, molesta, mentirosa y varios otros adjetivos -Rayos- Murmuré mientras rodaba por el piso para esconderme tras una caja al ver pasar de nuevo unos guardias cerca del callejón, seguramente los gritos los habían atraído y dado que el callejón no tenía salida en algún momento me tocaría enfrentarlos para poder escapar.
Oh no, no, no, tú de nuevo- Restregué mi mano por mi rostro aún sin ver el suyo, era la misma molesta voz, sin embargo al cruzar mi mirada con la suya la noté diferente -¿Eres tú?- Pregunté confundido -¿Mimilú?- Añadí algo confundido aunque a fin de cuentas su rostro me había parecido algo extraño antes -Conque así es como eres realmente- Levanté una ceja mientras colocaba mi pie sobre sus manos pero aún sin saltar -No te ves nada mal- Con algo de picardía fingí apoyarme en ella tomando sus hombros y aprovechando para acercarme a rozar mis labios con los suyos; rápidamente me impulsé hacia arriba no solo apoyándome en sus manos, sino también pisando su hombro izquierdo y su cabeza para dar un salto que me llevó a sujetarme del tejado y subir.
Una vez arriba asomé solo la cabeza para decirle -Ahora estaremos a mano- Tomé aire y grité fuerte con la voz de uno de los guardias -¡Atacan la mansión, vuelvan rápido!- [1] Esperaba generar un poco de caos y desorden para darle tiempo a la chica de escapar por su cuenta mientras yo me dedicaba a saltar sobre los tejados en dirección contraria a los guardias.
Bio
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Re: No me estorbes. [LIBRE 3/4] [CERRADO]
Cuando llegó al callejón y Bio la miró confundido, ahí y solo ahí, cayó en cuenta que se había descubierto -¿Mimilú? ¿Quién es Mimilú?- dijo, intentando ser disuasiva -Yo solo te vengo a ayudar, ¡déjate ayudar y no preguntes!- le regañó al vampiro dándole un zape en la parte de atrás de la cabeza. Ante su halago, la bruja hizo una media sonrisa, -Por lo menos tienes buen gusto- dijo mientras él apoyaba su pie entre sus manos.
Al impulsarse, el rostro de Bio pasó muy cerca al de Mina, sus labios se rozaron. Aquello descolocó a la ilusionista. -¡Auch! ¡Awa! ¡Cuidado!- se quejó mientras él se impulsaba desde sus hombros y cabeza. Estiró la mano para que él la jalara arriba, pero eso no ocurrió. -¡Bastardo!- gimoteó la chica, taconeando el piso. -Maldito bastardo, te voy a encontrar- se juró a si misma -Y vas a ver lo que es meterse con Mina Harker- masculló caminando a paso rápido calle abajo, lejos de los guardias que corrían de regreso al palacio.
Casi amanecía cuando logró entrar a su habitación. Estaba cansada y lo único que quería era dormir. Se sentó en la cama, mirando su reflejo en el espejo a punto de echarse a dormir, cuando la puerta de su habitación se abrió de par en par -¡Buenos días mi amada hija!- la saludó su animada madre, quien entró y la abrazó con mucha fuerza. Desde la muerte de sus hermanos, Lucy Harker había volcado todo su amor de madre sobre su hija. Ella había dividido su amor en tres hijos y ahora solo tenía una a quien amar y sobre todas las cosas, cuidar. -Qué bueno que ya estás vestida, ven, tomemos un ligero desayudo que tenemos muchas cosas que hacer hoy- le dijo dándole un beso en la sien.
Al impulsarse, el rostro de Bio pasó muy cerca al de Mina, sus labios se rozaron. Aquello descolocó a la ilusionista. -¡Auch! ¡Awa! ¡Cuidado!- se quejó mientras él se impulsaba desde sus hombros y cabeza. Estiró la mano para que él la jalara arriba, pero eso no ocurrió. -¡Bastardo!- gimoteó la chica, taconeando el piso. -Maldito bastardo, te voy a encontrar- se juró a si misma -Y vas a ver lo que es meterse con Mina Harker- masculló caminando a paso rápido calle abajo, lejos de los guardias que corrían de regreso al palacio.
Casi amanecía cuando logró entrar a su habitación. Estaba cansada y lo único que quería era dormir. Se sentó en la cama, mirando su reflejo en el espejo a punto de echarse a dormir, cuando la puerta de su habitación se abrió de par en par -¡Buenos días mi amada hija!- la saludó su animada madre, quien entró y la abrazó con mucha fuerza. Desde la muerte de sus hermanos, Lucy Harker había volcado todo su amor de madre sobre su hija. Ella había dividido su amor en tres hijos y ahora solo tenía una a quien amar y sobre todas las cosas, cuidar. -Qué bueno que ya estás vestida, ven, tomemos un ligero desayudo que tenemos muchas cosas que hacer hoy- le dijo dándole un beso en la sien.
Mina Harker
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