El estrago de los trasgos [Libre][4/4] (Cerrado)
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El estrago de los trasgos [Libre][4/4] (Cerrado)
- Estoy decepcionado nuevamente de tu olfato, pero no planeo yo tirarme al suelo, no señor. Si no consigues un rastro no hay cena para ti esta noche. – El lobo levantó la cabeza del suelo y gruñó al escuchar aquello, yo me limité a cruzarme de brazos y mirarlo con mala cara, se estaba mal acostumbrando a no hacer nada y aquello no podía seguir así. – Entre más te quejes menos comida tendrás, anda, olfatea. – El lobo soltó otro gruñido y regresó a olisquear el suelo, en algún momento Azrael me lo agradecería.
Aquel trabajo necesitaba la total atención del animal, por lo visto una banda de trasgos había hecho estragos en las aldeas cercanas, se habían encargado de realizar pequeños ataques al inicio, asesinando uno que otro animal para llevarse los restos o tomar los cultivos, pero según me habían contado, todo había escalado a peor las últimas noches “Fue terrible, irrumpieron en la casa y mataron al padre de la familia, conseguimos sus restos en el dormitorio… no tuvieron piedad. La pequeña de la familia y la madre aún no han sido encontradas, nos tememos lo peor.” Realmente no deseaba involucrarme en aquello, pero sabía bien que significaba que los trasgos tomaran rehenes “Además, al menos esta vez se a que me enfrento, sin sorpresas… o eso espero” ¿Qué podía salir mal contra aquellos bichos? Mi maestro me había enseñado lo suficiente de aquellas cosas para tener cuidado, el problema es que nunca había estado de frente a uno.
- Tuvimos que haber preguntado si conocían un rastro al menos… Eso de “En el bosque están” no es suficiente información. – Le comenté al animal mientras sacaba unas hojas de mi bolsa y me las metía en la boca. - ¿Dónde te meterías tú si fueras un trasgo? – Azrael se quedó quieto olfateando el aire, luego comenzó a andar más rápido. - ¿Conseguiste algo chico? Eso es, no dudé ni un segundo de ti. – Elogié al animal mientras lo seguía, avanzó un par de metros antes de detenerse cerca de un árbol, tomando algo con el hocico. - ¿Qué tienes allí? – Arqueé una ceja arrodillándome junto al lobo que se había echado en el suelo, masticando lo que sea que hubiera conseguido. Acerqué la mano para quitarle aquello de la boca pero el animal solo gruñó, tuve que regresarle el gruñido para forcejear tratando de quitarle la potencial pista, luego de varios intentos lo que sea que sostenía se quebró ante la fuerza de los dientes del lobo, quedando él con una parte y yo con la otra “¿Por qué esto se puso tan húmedo de la nada?” bajé el rostro para ver con claridad la pista, consiguiéndome con la cabeza de un conejo muerto. – Oh por los Dioses, decapitamos al animal… o mejor dicho, tú lo decapitaste. – Tiré con asco el cráneo cercenado y sangrante del conejo, limpiándome las manos en la camisa. – Muy inteligente de tu parte, conseguir tu propia cena, gracias por la ayuda. – Le dije de mala gana mientras le daba suaves empujones con el pie, tratando de que se levantara. – Vamos amigo, cada segundo es crucial, ayúdame a ayudar.
Aquel trabajo necesitaba la total atención del animal, por lo visto una banda de trasgos había hecho estragos en las aldeas cercanas, se habían encargado de realizar pequeños ataques al inicio, asesinando uno que otro animal para llevarse los restos o tomar los cultivos, pero según me habían contado, todo había escalado a peor las últimas noches “Fue terrible, irrumpieron en la casa y mataron al padre de la familia, conseguimos sus restos en el dormitorio… no tuvieron piedad. La pequeña de la familia y la madre aún no han sido encontradas, nos tememos lo peor.” Realmente no deseaba involucrarme en aquello, pero sabía bien que significaba que los trasgos tomaran rehenes “Además, al menos esta vez se a que me enfrento, sin sorpresas… o eso espero” ¿Qué podía salir mal contra aquellos bichos? Mi maestro me había enseñado lo suficiente de aquellas cosas para tener cuidado, el problema es que nunca había estado de frente a uno.
- Tuvimos que haber preguntado si conocían un rastro al menos… Eso de “En el bosque están” no es suficiente información. – Le comenté al animal mientras sacaba unas hojas de mi bolsa y me las metía en la boca. - ¿Dónde te meterías tú si fueras un trasgo? – Azrael se quedó quieto olfateando el aire, luego comenzó a andar más rápido. - ¿Conseguiste algo chico? Eso es, no dudé ni un segundo de ti. – Elogié al animal mientras lo seguía, avanzó un par de metros antes de detenerse cerca de un árbol, tomando algo con el hocico. - ¿Qué tienes allí? – Arqueé una ceja arrodillándome junto al lobo que se había echado en el suelo, masticando lo que sea que hubiera conseguido. Acerqué la mano para quitarle aquello de la boca pero el animal solo gruñó, tuve que regresarle el gruñido para forcejear tratando de quitarle la potencial pista, luego de varios intentos lo que sea que sostenía se quebró ante la fuerza de los dientes del lobo, quedando él con una parte y yo con la otra “¿Por qué esto se puso tan húmedo de la nada?” bajé el rostro para ver con claridad la pista, consiguiéndome con la cabeza de un conejo muerto. – Oh por los Dioses, decapitamos al animal… o mejor dicho, tú lo decapitaste. – Tiré con asco el cráneo cercenado y sangrante del conejo, limpiándome las manos en la camisa. – Muy inteligente de tu parte, conseguir tu propia cena, gracias por la ayuda. – Le dije de mala gana mientras le daba suaves empujones con el pie, tratando de que se levantara. – Vamos amigo, cada segundo es crucial, ayúdame a ayudar.
Última edición por Fredericksen el Vie 15 Mayo 2020 - 19:50, editado 1 vez
Fredericksen
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Re: El estrago de los trasgos [Libre][4/4] (Cerrado)
Últimamente se sentía mas segura en su forma lobuna, sobretodo para que la gente la dejará en paz, no la gustaba socializar y si la veían cazando seguro que alguien querría empezar una nueva conversación aburrida. Sus patas pisaban la hojarasca caída en el suelo mientras se dirigía a un pequeño terreno de caza que tenía mas o menos controlado, aunque había cambiado de rumbo al oler a unos Trasgos, olían bastante mal y prefería evitarlos de ser posible. Aunque eso la planteaba que si bajaba a algún pueblo podría encontrar algún trabajo para cazarlos y aquello era interesante para meterse unas monedas al bolsillo y dormir una noche en una cama.
La gran loba gris se detuvo mientras se agazapaba en un arbusto, agachó las orejas para intentar hacerse más pequeña aunque su tamaño era mucho mas grande que un lobo normal. Su olfato había captado el olor de un conejo y estaba a pocos metros de la loba que avanzaba reptando para acercarse al animal. Ese se alerto un momento por lo que Selene detuvo su avance hasta que el conejo siguiera comiendo hierba. Espero así un buen rato, hasta que el conejo la dio la espalda, momento en que flexiono sus patas para avalanzarse sobre él con las fauces abiertas y atraparlo con ellas.
Ya con el animal en la boca se lo llevo a un lugar oculto mientras notaba como iba perdiendo su vida, Cuando el corazón del pequeño animal dejo de latir arrancó la cabeza tirándola a un árbol y se escondió mientras comía su presa que había conseguido aquel día. No estaba mal el sabor de carne cruda, al final se había acostumbrado, pero la verdad que cuando bajara a la ciudad comería un buen asado, eso lo tenía claro. Mientras devoraba al animal escuchó una voz masculina, se limpio el hocico y alzó las orejas. Quizás solo fuera un cazador, por lo que ignoro hasta que empezó a escuchar la palabra "chico" y "que tienes ahi". Los humanos hablaban así a los animales y eso la parecía gracioso.
Olisqueo el aire y pudo oler a un humanoide y a un ¿lobo?, pero era un lobo normal y bastante joven por las feromonas que soltaba. Se acercó al lugar, seguramente el lobo se echaría algo atrás ante la imponente figura de la loba, pero quería saber que hacian por "su territorio" y si podía divertirse un poco con la situación. Además estaba en su forma de animal, seguramente no hablarían con ella mucho y eso era perfecto para ella, solo esperaba que no la acariciaran como una mascota.
Se dejo ver mientras miraba al lobo entornando los ojos un poco al ver que había conseguido la cabeza de conejo que había desechado ella anteriormente.Y como la otra figura de forma humana le quitaba algo de la boca. Selene ladeo la cabeza hacia un lado sin comprender la situación, puesto no entendía por que no le dejaba comerse la cabeza de conejo. Se los quedo mirando de forma elegante mientras esperaba la reacción seguramente del joven lobo y por lo visto mascota de aquella figura masculina.
La gran loba gris se detuvo mientras se agazapaba en un arbusto, agachó las orejas para intentar hacerse más pequeña aunque su tamaño era mucho mas grande que un lobo normal. Su olfato había captado el olor de un conejo y estaba a pocos metros de la loba que avanzaba reptando para acercarse al animal. Ese se alerto un momento por lo que Selene detuvo su avance hasta que el conejo siguiera comiendo hierba. Espero así un buen rato, hasta que el conejo la dio la espalda, momento en que flexiono sus patas para avalanzarse sobre él con las fauces abiertas y atraparlo con ellas.
Ya con el animal en la boca se lo llevo a un lugar oculto mientras notaba como iba perdiendo su vida, Cuando el corazón del pequeño animal dejo de latir arrancó la cabeza tirándola a un árbol y se escondió mientras comía su presa que había conseguido aquel día. No estaba mal el sabor de carne cruda, al final se había acostumbrado, pero la verdad que cuando bajara a la ciudad comería un buen asado, eso lo tenía claro. Mientras devoraba al animal escuchó una voz masculina, se limpio el hocico y alzó las orejas. Quizás solo fuera un cazador, por lo que ignoro hasta que empezó a escuchar la palabra "chico" y "que tienes ahi". Los humanos hablaban así a los animales y eso la parecía gracioso.
Olisqueo el aire y pudo oler a un humanoide y a un ¿lobo?, pero era un lobo normal y bastante joven por las feromonas que soltaba. Se acercó al lugar, seguramente el lobo se echaría algo atrás ante la imponente figura de la loba, pero quería saber que hacian por "su territorio" y si podía divertirse un poco con la situación. Además estaba en su forma de animal, seguramente no hablarían con ella mucho y eso era perfecto para ella, solo esperaba que no la acariciaran como una mascota.
Se dejo ver mientras miraba al lobo entornando los ojos un poco al ver que había conseguido la cabeza de conejo que había desechado ella anteriormente.Y como la otra figura de forma humana le quitaba algo de la boca. Selene ladeo la cabeza hacia un lado sin comprender la situación, puesto no entendía por que no le dejaba comerse la cabeza de conejo. Se los quedo mirando de forma elegante mientras esperaba la reacción seguramente del joven lobo y por lo visto mascota de aquella figura masculina.
Selene Niktos
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Re: El estrago de los trasgos [Libre][4/4] (Cerrado)
Zelas vagaba otra vez en busca de algo divertido que hacer, sus recursos estaban mermando por lo que decidió hacer un trabajo honesto para variar, el pueblo en el que se encontraba ofrecía una recompensa por cazar unos cuantos trasgos que estaban causando problemas por lo que hablo rápidamente con quien daba el trabajo y se interno en el bosque, nada mejor que liberar tensiones con el viejo y confiable apuñala y destaja que ofrecían sus cimitarras.
llevaba caminando por lo que parecían horas y aun no encontraba a los malditos trasgos, malditas creaturas inmundas las cuales el elfo jamas pensó que demoraría tanto en encontrar, entonces escucho una voz familiar, una voz que le traería risas sin dudarlo por lo que agarro una piedra que estaba cerca y la lanzo sin dirección fija a la vez que gritaba -cuidado con la ardilla!!! esta loca!!- esperando la reacción de Fred al cual vio junto a Azrael y otro animal mas que estaba observando un poco mas lejos, entonces rompió en una estruendosa carcajada, el miedo de Fred a las ardillas siempre le causaba gracia, -que tal Fred, ha pasado tiempo, la ultima vez coincidimos en el trabajo, por lo que podría adivinar que ahora es la misma situación, vienes a matar trasgos verdad?, creo que trabajaremos juntos otra vez- iba a saludar a los animales pero mejor decidió esperar a que Azrael terminara de comer, la mayoría de los animales reaccionan mal, con justa razón a su parecer....
llevaba caminando por lo que parecían horas y aun no encontraba a los malditos trasgos, malditas creaturas inmundas las cuales el elfo jamas pensó que demoraría tanto en encontrar, entonces escucho una voz familiar, una voz que le traería risas sin dudarlo por lo que agarro una piedra que estaba cerca y la lanzo sin dirección fija a la vez que gritaba -cuidado con la ardilla!!! esta loca!!- esperando la reacción de Fred al cual vio junto a Azrael y otro animal mas que estaba observando un poco mas lejos, entonces rompió en una estruendosa carcajada, el miedo de Fred a las ardillas siempre le causaba gracia, -que tal Fred, ha pasado tiempo, la ultima vez coincidimos en el trabajo, por lo que podría adivinar que ahora es la misma situación, vienes a matar trasgos verdad?, creo que trabajaremos juntos otra vez- iba a saludar a los animales pero mejor decidió esperar a que Azrael terminara de comer, la mayoría de los animales reaccionan mal, con justa razón a su parecer....
Zelas Hazelmere
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Re: El estrago de los trasgos [Libre][4/4] (Cerrado)
Realizando análisis del perímetro...
Buscando rastros del objetivo...
Me hallaba patrullando la zona en silencio. Había escuchado sobre un leve "percance" que empezaba a molestar a los habitantes del poblado, causado por un grupo de trasgos que robaban sus cosechas y asesinaban a un par de sus animales. Mis sistemas no consideraron que fuera necesaria mi intervención, los trasgos no eran considerados un peligro considerable en mi enciclopedia. Sin embargo, habían ido demasiado lejos atacando directamente a un par de miembros de la comunidad el día anterior. No podía permanecer de brazos cruzados.
Analicé la situación. A menos que se tratará de un grupo masivo, el problema podía solucionarse utilizando el método más divertido: Un par de golpes les haría entrar en razón; a veces así funcionaba. La idea me emocionaba, por eso había estado intentando encontrarles en las últimos horas... Sin éxito alguno, cabía destacar.
La monotonía e incertidumbre del bosque empezaba a volverse sofocante, a medida que demostraba un avance nulo en la operación. Las probabilidades de éxito permanecerían inalterables a este ritmo, y, ciertamente, no estaban, en lo absoluto, a mi favor.
¡ALERTA!
Actividad paranormal detectada...
Iniciando parámetros de combate...
Sin embargo, algo llamaría mi atención en ese momento. Un grupo de voces se hicieron oír entre los árboles. Unas discretas, otras no tanto.
Seguí las señales detectadas por mis sensores, con la esperanza de encontrarme con el grupo de trasgos... Pero no se trataba de ellos.
Realizando análisis de los sujetos...
Un hombre cubierto en túnicas verdes, semejante a un cazador, acompañado por un joven lobo. A su lado, un elfo que reía en el suelo. Frente a ambos, un lobo de contextura más robusta. Debían ser viajeros. No había motivo por el cual alarmarse, así que bajé la guardia y me dirigí hacia ellos. Podían tener información.
—Buenos días, señores. —saludé sonriendo. —Perdonad. Espero no estar interrumpiendo nada importante. —comenté, realizando una reverencia en señal de disculpa. —De casualidad... ¿No habéis visto a un grupo de trasgos en la zona...?
Buscando rastros del objetivo...
Me hallaba patrullando la zona en silencio. Había escuchado sobre un leve "percance" que empezaba a molestar a los habitantes del poblado, causado por un grupo de trasgos que robaban sus cosechas y asesinaban a un par de sus animales. Mis sistemas no consideraron que fuera necesaria mi intervención, los trasgos no eran considerados un peligro considerable en mi enciclopedia. Sin embargo, habían ido demasiado lejos atacando directamente a un par de miembros de la comunidad el día anterior. No podía permanecer de brazos cruzados.
Analicé la situación. A menos que se tratará de un grupo masivo, el problema podía solucionarse utilizando el método más divertido: Un par de golpes les haría entrar en razón; a veces así funcionaba. La idea me emocionaba, por eso había estado intentando encontrarles en las últimos horas... Sin éxito alguno, cabía destacar.
La monotonía e incertidumbre del bosque empezaba a volverse sofocante, a medida que demostraba un avance nulo en la operación. Las probabilidades de éxito permanecerían inalterables a este ritmo, y, ciertamente, no estaban, en lo absoluto, a mi favor.
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Sin embargo, algo llamaría mi atención en ese momento. Un grupo de voces se hicieron oír entre los árboles. Unas discretas, otras no tanto.
Seguí las señales detectadas por mis sensores, con la esperanza de encontrarme con el grupo de trasgos... Pero no se trataba de ellos.
Realizando análisis de los sujetos...
Un hombre cubierto en túnicas verdes, semejante a un cazador, acompañado por un joven lobo. A su lado, un elfo que reía en el suelo. Frente a ambos, un lobo de contextura más robusta. Debían ser viajeros. No había motivo por el cual alarmarse, así que bajé la guardia y me dirigí hacia ellos. Podían tener información.
—Buenos días, señores. —saludé sonriendo. —Perdonad. Espero no estar interrumpiendo nada importante. —comenté, realizando una reverencia en señal de disculpa. —De casualidad... ¿No habéis visto a un grupo de trasgos en la zona...?
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Prometeo
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Re: El estrago de los trasgos [Libre][4/4] (Cerrado)
No era ninguna sorpresa que Azrael no quisiera ayudarme, a este paso los trasgos terminarían secuestrando a más y más gente “Todo por culpa del lobo que quiere masticar media cabeza de conejo” Oh pero claro, si aquello fuera un juego o alguien más le diera la orden, por supuesto que el animal haría caso “Normal desobedecer al sujeto que te cría y te mantuvo caliente para no morir” "¿Irónico no lo crees?" "Con que así era como te sentías, curioso" Pero al parecer no era necesario buscar a los trasgos, llevé lentamente las manos al carcaj cuando escuché movimientos en los arbustos, aquellas cosas ya se acercaban. Miré de reojo a la silueta que estaba asomándose, agradecía que se hubiera acercado por mi lado no ciego, si hubiese sido de otra manera seguro le habría disparado una flecha antes de averiguar que era.
- Oh mira, Azrael, es uno de tus primos. – El lobo alzó un poco la cabeza para observar al animal recién llegado, levantando un poco las orejas. – Seguro tiene mejor olfato que tú… o mejor dicho, ayuda más que tú. – Azrael volvió a gruñir y bajó la cabeza para seguir masticando, un comportamiento muy grosero por su parte.- Muy bien, te estás ganando un castigo. Pero tú no eres así ¿Verdad amigo? – Proseguí mientras me acercaba al lobo recién llegado. – Seguro tú si eres agradable y nos ayudarás siguiendo una pista, se nota que tienes buena nariz para ello, nariz de lobo después de todo. – Iba acercando la mano al animal cuando algo sonó en otro arbusto cercano y una voz conocida advirtió lo peor. Desenfundé el arco y me tiré al suelo apuntando a todas direcciones mientras tensaba una flecha, una ardilla loca era mucho peor que un trasgo. – Espera…maldición. – Había reconocido al elfo cuando este había entrado al campo de visión, aquel era el bandido traidor, seguramente luego de entregar a su jefe había perdido el trabajo. – Zelas, no puedes ir por allí dando esas alarmas, la gente entra en pánico y pudiste aterrar a los lobos. – Guardé el arco y le flecha, para luego ponerme de pie y sacudirme la ropa. – Si, vengo por los trasgos, aunque esta vez no espero recompensa. Es más como una labor social. – Me encogí de hombros, de vez en cuando no estaba mal hacer algo sin nada a cambio “Aunque claro, a los Dioses tampoco les parece divertido eso” ¿Quién los entendía? Iba a abrir la boca para preguntarle al elfo si había conseguido algún trasgo o rastro estos, solo que la gente no paraba de llegar. Aquella nueva persona si era una total desconocida “Bueno, una cara nueva nunca está mal”. - ¿También estás buscando a los trasgos? Dioses, si hubiera sabido que esto sería una reunión tan grande me hubiese puesto ropa más elegante. – Estiré mi abrigo verde y paseé la mirada del elfo al hombre. – Ustedes también debieron ponerse más elegantes.
Miré a los lados esperando si alguien más se le daba por aparecerse, si otra persona había recibido la invitación para matar trasgos, ya no me hubiera sorprendido que otro sujeto llegara de la nada diciendo “¿Han visto trasgos por allí?” aunque realmente sería beneficioso, los libros decían que esas pequeñas plagas solían estar en grupos grandes, muy grandes “Y si ya comenzaron a secuestrar personas, pronto serán más”
- Bien, supongo que tú no tienes rastro alguno. – Dije señalando al último en llegar. – Si nos preguntas por trasgos es que ni una sola miserable pista ¿Y tú, Zelas? ¿Algo al respecto? - Le pregunté al orejas punzantes, la última vez había sido él quien descubrió el camino “Aunque claro, él había sido parte de esos rufianes, solo había sido un traidor” – No se preocupen si no tienen nada, de todos modos. De ese ser el caso, conseguí a alguien con una nariz suficientemente poderosa para ayudarnos. – Azrael gruño mientras me veía. – No hablo de ti, lobo creído. Al parecer tienes atrofiado el olfato. – Este ladró a modo de respuesta y luego apartó la mirada. - ¿Cómo te atreves a decirme eso? Además, no tengo hermanas. – Aparté tan bien la mirada y estaba por caminar cuando recordé que no estábamos solos y había estado dando una importante información. – Ah sí, la poderosa nariz. – Esta vez me acerqué al lobo recién llegado y sin temor alguno, le palmee el costado. – Este amigo nos ayudará, lo llamé “Menta” ¿Qué dices al respecto Menta?
- Oh mira, Azrael, es uno de tus primos. – El lobo alzó un poco la cabeza para observar al animal recién llegado, levantando un poco las orejas. – Seguro tiene mejor olfato que tú… o mejor dicho, ayuda más que tú. – Azrael volvió a gruñir y bajó la cabeza para seguir masticando, un comportamiento muy grosero por su parte.- Muy bien, te estás ganando un castigo. Pero tú no eres así ¿Verdad amigo? – Proseguí mientras me acercaba al lobo recién llegado. – Seguro tú si eres agradable y nos ayudarás siguiendo una pista, se nota que tienes buena nariz para ello, nariz de lobo después de todo. – Iba acercando la mano al animal cuando algo sonó en otro arbusto cercano y una voz conocida advirtió lo peor. Desenfundé el arco y me tiré al suelo apuntando a todas direcciones mientras tensaba una flecha, una ardilla loca era mucho peor que un trasgo. – Espera…maldición. – Había reconocido al elfo cuando este había entrado al campo de visión, aquel era el bandido traidor, seguramente luego de entregar a su jefe había perdido el trabajo. – Zelas, no puedes ir por allí dando esas alarmas, la gente entra en pánico y pudiste aterrar a los lobos. – Guardé el arco y le flecha, para luego ponerme de pie y sacudirme la ropa. – Si, vengo por los trasgos, aunque esta vez no espero recompensa. Es más como una labor social. – Me encogí de hombros, de vez en cuando no estaba mal hacer algo sin nada a cambio “Aunque claro, a los Dioses tampoco les parece divertido eso” ¿Quién los entendía? Iba a abrir la boca para preguntarle al elfo si había conseguido algún trasgo o rastro estos, solo que la gente no paraba de llegar. Aquella nueva persona si era una total desconocida “Bueno, una cara nueva nunca está mal”. - ¿También estás buscando a los trasgos? Dioses, si hubiera sabido que esto sería una reunión tan grande me hubiese puesto ropa más elegante. – Estiré mi abrigo verde y paseé la mirada del elfo al hombre. – Ustedes también debieron ponerse más elegantes.
Miré a los lados esperando si alguien más se le daba por aparecerse, si otra persona había recibido la invitación para matar trasgos, ya no me hubiera sorprendido que otro sujeto llegara de la nada diciendo “¿Han visto trasgos por allí?” aunque realmente sería beneficioso, los libros decían que esas pequeñas plagas solían estar en grupos grandes, muy grandes “Y si ya comenzaron a secuestrar personas, pronto serán más”
- Bien, supongo que tú no tienes rastro alguno. – Dije señalando al último en llegar. – Si nos preguntas por trasgos es que ni una sola miserable pista ¿Y tú, Zelas? ¿Algo al respecto? - Le pregunté al orejas punzantes, la última vez había sido él quien descubrió el camino “Aunque claro, él había sido parte de esos rufianes, solo había sido un traidor” – No se preocupen si no tienen nada, de todos modos. De ese ser el caso, conseguí a alguien con una nariz suficientemente poderosa para ayudarnos. – Azrael gruño mientras me veía. – No hablo de ti, lobo creído. Al parecer tienes atrofiado el olfato. – Este ladró a modo de respuesta y luego apartó la mirada. - ¿Cómo te atreves a decirme eso? Además, no tengo hermanas. – Aparté tan bien la mirada y estaba por caminar cuando recordé que no estábamos solos y había estado dando una importante información. – Ah sí, la poderosa nariz. – Esta vez me acerqué al lobo recién llegado y sin temor alguno, le palmee el costado. – Este amigo nos ayudará, lo llamé “Menta” ¿Qué dices al respecto Menta?
Fredericksen
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Re: El estrago de los trasgos [Libre][4/4] (Cerrado)
Observó como la hablaba como si fuera una mascota, ladeó la cabeza mientras lo escuchaba y luego miraba al otro lobo que parecía molesto. Le gruño riñendo a Azrael por comportarse así, su gruñido era mucho mas fuerte y grave que el del otro lobo, por lo que este seguramente le haría caso, sino usaría sus habilidades de Lycan para imponerse ante el lobo, aunque seguramente se llevarían bien total, era casi un cachorro ese lobo. Volvió su vista gris al aquel chico, ahora se daba cuenta de que no era humano, era raro, tenía cosas extrañas o eso parecía.
Observó como se acercaba a ella, sin moverse mucho, por lo menos no tenía que demostrar miedo, eso sí, por que siempre que se presentaba todos pensaban que era un chico. Bueno, en su forma de animal no se podía saber muy bien, pero la cansaba que la trataran como un macho cuando para ella parecía muy claro que era una hermosa loba. Ahora entendía todo, buscaban a los trasgos pero estaban yendo en la dirección contraria. Eso hizo gracia a la loba por lo que bostezó enseñando las grandes fauces al chico.
Fue entonces cuando escuchó la palabra ardilla y sus orejas se pusieran alertas igual que su cuerpo mientras buscaba con la cabeza donde estaba la ardilla para cazarla. Dió una vuelta sobre ella pero no vió nada, entonces según escuchaba la conversación pudo entender que tan solo era una broma a lo que la loba bufó y gruño al que parecía llamarse Zelas. "Malditos elfos, ¡no se juega con la comida!" pensaba mientras retiraba la mirada al elfo por aquel engaño tan gratuito. Luego escuchó como Fredericksen decía que podía asustar a los lobos por decir ardilla. Lo miró ladeando la cabeza a varios lados sin comprender por que una ardilla la podría asustar.
Se volvió a poner alerta, otro olor la vino de nuevo acercándose y es cuando vio a otro humano raro, con cosas raras en el cuerpo. ¿Serían los bio-ciberneticos? tenía una mezcla de olores diferentes a los humanos normales que solo olían a carne. Vale todos allí estaban buscando trasgos y quizás dieran recompensa por ello, pero como demonios podría decir que ella si que quería la recompensa. Dio un tipo de pequeño aullido echando atrás las orejas para llamar la atención, pero fue cuando de nuevo el chico de la capucha la presentó como menta y dándola en el lomo. Enseño lo dientes, gruño y luego bufo al escuchar su denominación dando a entender que no se llamaba así. Fue entonces cuando le mordió la ropa un momento para llevarle al lado contrario a donde se quería dirigir para indicarle con el hocico que estaban yendo todos en dirección contraria. Soltó la ropa y lo miró moviendo la cola esperando que entendiera que les ayudaría y que no se asustara por su reacción.
Miró al resto de personas que estaban allí y aulló para que la siguieran. No la gustaba el contacto físico, pero bueno no podía comportarse de forma agresiva, sino entre esas tres personas la podían hacer picadillo y quería tener un día tranquilo. Eso si la sorprendía como el dueño del otro lobo tenia total confianza en acercarse a un animal salvaje, si hubiera sido otro lobo se hubiera abalanzado, pero ella al tener lado humano razonaba como el resto de seres mentalmente avanzados, menos los vampiros, esos eran para ella retrasados.
Observó como se acercaba a ella, sin moverse mucho, por lo menos no tenía que demostrar miedo, eso sí, por que siempre que se presentaba todos pensaban que era un chico. Bueno, en su forma de animal no se podía saber muy bien, pero la cansaba que la trataran como un macho cuando para ella parecía muy claro que era una hermosa loba. Ahora entendía todo, buscaban a los trasgos pero estaban yendo en la dirección contraria. Eso hizo gracia a la loba por lo que bostezó enseñando las grandes fauces al chico.
Fue entonces cuando escuchó la palabra ardilla y sus orejas se pusieran alertas igual que su cuerpo mientras buscaba con la cabeza donde estaba la ardilla para cazarla. Dió una vuelta sobre ella pero no vió nada, entonces según escuchaba la conversación pudo entender que tan solo era una broma a lo que la loba bufó y gruño al que parecía llamarse Zelas. "Malditos elfos, ¡no se juega con la comida!" pensaba mientras retiraba la mirada al elfo por aquel engaño tan gratuito. Luego escuchó como Fredericksen decía que podía asustar a los lobos por decir ardilla. Lo miró ladeando la cabeza a varios lados sin comprender por que una ardilla la podría asustar.
Se volvió a poner alerta, otro olor la vino de nuevo acercándose y es cuando vio a otro humano raro, con cosas raras en el cuerpo. ¿Serían los bio-ciberneticos? tenía una mezcla de olores diferentes a los humanos normales que solo olían a carne. Vale todos allí estaban buscando trasgos y quizás dieran recompensa por ello, pero como demonios podría decir que ella si que quería la recompensa. Dio un tipo de pequeño aullido echando atrás las orejas para llamar la atención, pero fue cuando de nuevo el chico de la capucha la presentó como menta y dándola en el lomo. Enseño lo dientes, gruño y luego bufo al escuchar su denominación dando a entender que no se llamaba así. Fue entonces cuando le mordió la ropa un momento para llevarle al lado contrario a donde se quería dirigir para indicarle con el hocico que estaban yendo todos en dirección contraria. Soltó la ropa y lo miró moviendo la cola esperando que entendiera que les ayudaría y que no se asustara por su reacción.
Miró al resto de personas que estaban allí y aulló para que la siguieran. No la gustaba el contacto físico, pero bueno no podía comportarse de forma agresiva, sino entre esas tres personas la podían hacer picadillo y quería tener un día tranquilo. Eso si la sorprendía como el dueño del otro lobo tenia total confianza en acercarse a un animal salvaje, si hubiera sido otro lobo se hubiera abalanzado, pero ella al tener lado humano razonaba como el resto de seres mentalmente avanzados, menos los vampiros, esos eran para ella retrasados.
Selene Niktos
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Re: El estrago de los trasgos [Libre][4/4] (Cerrado)
-jajajaja sigue valiendo la pena Fred- dijo riendo al verlo en el piso, cuando le comento sobre que lo hacia por el bien mayor, el elfo sonrió puesto que significaba que era mas recompensa para el, entonces apareció otra persona portando la armadura mas extraña que había visto en su vida el joven elfo. otro mas que venia en búsqueda de los trasgos, nuevamente el elfo se encontraba en una cuadrilla para nada normal. -yo no necesito ropas elegantes, siempre me veo bien- dijo encongiendose de hombros, -no los hemos visto, pero eres libre de unirte, ya que al parecer estamos todos en el mismo trabajo- dijo Zelas al hombre de la armadura extraña.
Noto como la loba le había gruñido anteriormente, pero lo ignoro, mas luego de ver como le gruñía a Fred no le quedo duda alguna de que esa era una loba, -Creo que a tu nueva amiga no le gusta ese nombre, digo amiga porque como gruñe por todo, de seguro es una loba, solo mírala caminar(?)- dijo esto ultimo llevándose las manos detrás de la cabeza, y empezó a seguir a la loba, seguía intrigado por la armadura del recién llegado, por lo que pregunto sin pudor -es la armadura mas extraña que he visto, quien fue el herrero loco que te la hizo?- dijo sin maldad alguna, solo era la curiosidad que le estaba generando aquel individuo.
Noto como la loba le había gruñido anteriormente, pero lo ignoro, mas luego de ver como le gruñía a Fred no le quedo duda alguna de que esa era una loba, -Creo que a tu nueva amiga no le gusta ese nombre, digo amiga porque como gruñe por todo, de seguro es una loba, solo mírala caminar(?)- dijo esto ultimo llevándose las manos detrás de la cabeza, y empezó a seguir a la loba, seguía intrigado por la armadura del recién llegado, por lo que pregunto sin pudor -es la armadura mas extraña que he visto, quien fue el herrero loco que te la hizo?- dijo sin maldad alguna, solo era la curiosidad que le estaba generando aquel individuo.
Zelas Hazelmere
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Re: El estrago de los trasgos [Libre][4/4] (Cerrado)
—Afirmativo. Se me ha asignado la misión de detener los constantes ataques que desarrollan los trasgos contra los pueblos locales. —informé al hombre de túnicas verdes, manteniendo una postura militar. —Me alegra tener apoyo en la operación, de igual modo. —agregué posteriormente, sonriendo para todos. —Negativo, señor. Mi investigación no ha presentado ningún avance importante.
Escuché atentamente el alegato del hombre de túnicas verdes. Un animal rastreador era una herramienta brillante que podría facilitar en gran manera nuestra misión. Solo debíamos brindarle el objeto correcto.
Realizando análisis del sujeto...
—Afirmativo, señor. —me dirigí al hombre de túnicas verdes, concordando con el elfo. —Su patrón de comportamiento indica que se trata de una... —me vi interrumpido por el repentino ataque de la loba. —Hembra...
Cerré uno de mis ojos y apreté mis dientes, tratando de mitigar el dolor imaginario simulado en mi procesador, poniéndome en el lugar del hombre atacado. Analicé la situación. No parecía requerir asistencia, puesto que la loba mostraba una reacción natural ante su irresponsable trato con el animal; no continuando su ataque. Incluso reí levemente arqueando una ceja, encontrando irónica la situación. Cosas de orgánicos.
—¿Oh…? —me giré curioso hacia el elfo, identificando su pregunta para mi. —¿Mi armadura? No estoy seguro, en realidad. La tengo desde que me encuentro en línea. Probablemente sea obra de mis creadores. —respondí al elfo, dedicándole una sonrisa entusiasta. —Soy la unidad Prometeo. A su servicio, señor. —me presenté, realizando un saludo militar, manteniendo mi sonrisa.
Procedí a desplazarme hacia al hombre del arco, buscando un objeto en particular dentro de mi armadura. Lo mantuve en mi mano al encontrarlo.
—¿Se encuentra bien, señor? —le pregunté.—Tengo un plan para localizar a los trasgos. —le indiqué sonriendo, mostrándole el objeto que tenía en mi mano: un oso de felpa. —Tengo entendido que los trasgos tienen en su posesión a un par de rehenes. Este objeto pertenece a uno de ellos, por lo que su esencia se encuentra plasmada en él. —expliqué con seriedad. —Si permanece rastreando el aroma de los trasgos sin un objeto que no guarde relación con ellos, las probabilidades de éxito se reducen a un 23%. —indiqué, poniéndome en cuclillas, para acercarme al menor de los lobos. —Pero con este objeto, tendremos un rastro más preciso.
Concluí con una afirmación, dirigiendo mi vista hacia el lobo con una sonrisa. Ofreciéndole mi mano para acariciarle, entendiendo que no era su culpa. Me giré escuchando el aullido de la loba. ¿Qué había ocurrido? ¿Había encontrado algo? Si era así, debíamos alcanzarla.
Escuché atentamente el alegato del hombre de túnicas verdes. Un animal rastreador era una herramienta brillante que podría facilitar en gran manera nuestra misión. Solo debíamos brindarle el objeto correcto.
Realizando análisis del sujeto...
—Afirmativo, señor. —me dirigí al hombre de túnicas verdes, concordando con el elfo. —Su patrón de comportamiento indica que se trata de una... —me vi interrumpido por el repentino ataque de la loba. —Hembra...
Cerré uno de mis ojos y apreté mis dientes, tratando de mitigar el dolor imaginario simulado en mi procesador, poniéndome en el lugar del hombre atacado. Analicé la situación. No parecía requerir asistencia, puesto que la loba mostraba una reacción natural ante su irresponsable trato con el animal; no continuando su ataque. Incluso reí levemente arqueando una ceja, encontrando irónica la situación. Cosas de orgánicos.
—¿Oh…? —me giré curioso hacia el elfo, identificando su pregunta para mi. —¿Mi armadura? No estoy seguro, en realidad. La tengo desde que me encuentro en línea. Probablemente sea obra de mis creadores. —respondí al elfo, dedicándole una sonrisa entusiasta. —Soy la unidad Prometeo. A su servicio, señor. —me presenté, realizando un saludo militar, manteniendo mi sonrisa.
Procedí a desplazarme hacia al hombre del arco, buscando un objeto en particular dentro de mi armadura. Lo mantuve en mi mano al encontrarlo.
—¿Se encuentra bien, señor? —le pregunté.—Tengo un plan para localizar a los trasgos. —le indiqué sonriendo, mostrándole el objeto que tenía en mi mano: un oso de felpa. —Tengo entendido que los trasgos tienen en su posesión a un par de rehenes. Este objeto pertenece a uno de ellos, por lo que su esencia se encuentra plasmada en él. —expliqué con seriedad. —Si permanece rastreando el aroma de los trasgos sin un objeto que no guarde relación con ellos, las probabilidades de éxito se reducen a un 23%. —indiqué, poniéndome en cuclillas, para acercarme al menor de los lobos. —Pero con este objeto, tendremos un rastro más preciso.
Concluí con una afirmación, dirigiendo mi vista hacia el lobo con una sonrisa. Ofreciéndole mi mano para acariciarle, entendiendo que no era su culpa. Me giré escuchando el aullido de la loba. ¿Qué había ocurrido? ¿Había encontrado algo? Si era así, debíamos alcanzarla.
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Prometeo
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Re: El estrago de los trasgos [Libre][4/4] (Cerrado)
- Esperen un segundo ¿ Me están diciendo que Menta no es macho? – Miré algo sorprendido al animal, no esperaba que los gruñidos volvieran a los lobos en hembras “Aunque Azrael es macho y se la pasa gruñendo” Para dejar en clara aquella duda, el animal había afincado sus dientes en la ropa y había comenzado a moverse, por suerte no había preferido morderme el rostro. – Está bien, no te llamaré Menta… ya que eres hembra te llamarás “Mentita”- Por el movimiento de cola y el aullido del animal, suponía que aquello le agradaba “Bueno, un problema menos, ahora hay que conseguir el rastro de las pequeñas escorias”
Me giré para pensar mientras escuchaba la conversación del elfo y del nuevo sujeto, definitivamente tenía una armadura extraña, Zelas tenía razón en ello, pero era de muy mala educación comentarlo así por así. – Espera… ¿Unidad? ¿Eres otro bio-cibernetico? – Aquello realmente no lo esperaba “Falta que salga un vampiro o un hombre bestia del bosque”- Ah sí, estoy perfectamente, ni me clavó los dientes en la piel. – Me encogí de hombros observando a Mentita, esperaba que simplemente hubiese apuntado mal. – Pero escucho tu plan, cualquier cosa actualmente es mejor a no saber nada.- El plan era simple y al parecer eficaz, quizá pudiera funcionar. - ¿Pero puedo preguntar como rayos conseguiste ese oso? Sería de muy mal gusto que interrumpieras en la morada de una familia afectada para saquearles objetos con la excusa de “ayudará a conseguirlos”… Espero no seas una clase de Bio pervertido, ya que esto parece el juguete de una menor… eso sería perturbador.
Azrael miró con inseguridad al recién llegado pero no puso obstáculos al ser tocado, aunque podía notar como claramente estaba algo tenso por si las intenciones cambiaban “Al menos tiene una parte de su instinto natural aún.” Ignorando los aullidos de felicidad que seguía dando Mentita, me acerqué a Prometeo para quitarle cuidadosamente el oso de felpa, colocándolo a contra luz para analizarlo con mi ojo de hielo, cerrando el sano.
- Si si, efectivamente se ve que esto es lo que necesitamos para capturar a esos pequeños. – Asentí tras realmente no ver nada y abrí el ojo. – Más vale que ambos animales tengan el rastro, pueden cubrir más espacio así. – Acerqué primero el peluche a Azrael, el lobo finalmente se dignó a olfatear algo, quedándose quieto un momento para luego estornudad sobre el animal artificial. – Muy bien… que higiénico de tu parte.- Sacudí el peluche en el aire mientras veía como el lobo solo bostezaba como respuesta, poniéndose de pie para caminar lentamente junto a los sujetos recién llegados, manteniéndose a una distancia prudencial de la loba. – Mentita, espero que tú tengas un poco más de pulcritud. – Le dije mientras le acercaba el peluche a la nariz “Y espero que no me quites la mano” Debería haber acercado la artificial, al menos sabía que si me atacaba a traición el metal detendría el golpe. – Por cierto ¿Alguno de ustedes saben cómo viven los trasgos? Es para verificar si lo que se no está tan erróneo… ya saben, más vale prevenir que lamentar.
Me giré para pensar mientras escuchaba la conversación del elfo y del nuevo sujeto, definitivamente tenía una armadura extraña, Zelas tenía razón en ello, pero era de muy mala educación comentarlo así por así. – Espera… ¿Unidad? ¿Eres otro bio-cibernetico? – Aquello realmente no lo esperaba “Falta que salga un vampiro o un hombre bestia del bosque”- Ah sí, estoy perfectamente, ni me clavó los dientes en la piel. – Me encogí de hombros observando a Mentita, esperaba que simplemente hubiese apuntado mal. – Pero escucho tu plan, cualquier cosa actualmente es mejor a no saber nada.- El plan era simple y al parecer eficaz, quizá pudiera funcionar. - ¿Pero puedo preguntar como rayos conseguiste ese oso? Sería de muy mal gusto que interrumpieras en la morada de una familia afectada para saquearles objetos con la excusa de “ayudará a conseguirlos”… Espero no seas una clase de Bio pervertido, ya que esto parece el juguete de una menor… eso sería perturbador.
Azrael miró con inseguridad al recién llegado pero no puso obstáculos al ser tocado, aunque podía notar como claramente estaba algo tenso por si las intenciones cambiaban “Al menos tiene una parte de su instinto natural aún.” Ignorando los aullidos de felicidad que seguía dando Mentita, me acerqué a Prometeo para quitarle cuidadosamente el oso de felpa, colocándolo a contra luz para analizarlo con mi ojo de hielo, cerrando el sano.
- Si si, efectivamente se ve que esto es lo que necesitamos para capturar a esos pequeños. – Asentí tras realmente no ver nada y abrí el ojo. – Más vale que ambos animales tengan el rastro, pueden cubrir más espacio así. – Acerqué primero el peluche a Azrael, el lobo finalmente se dignó a olfatear algo, quedándose quieto un momento para luego estornudad sobre el animal artificial. – Muy bien… que higiénico de tu parte.- Sacudí el peluche en el aire mientras veía como el lobo solo bostezaba como respuesta, poniéndose de pie para caminar lentamente junto a los sujetos recién llegados, manteniéndose a una distancia prudencial de la loba. – Mentita, espero que tú tengas un poco más de pulcritud. – Le dije mientras le acercaba el peluche a la nariz “Y espero que no me quites la mano” Debería haber acercado la artificial, al menos sabía que si me atacaba a traición el metal detendría el golpe. – Por cierto ¿Alguno de ustedes saben cómo viven los trasgos? Es para verificar si lo que se no está tan erróneo… ya saben, más vale prevenir que lamentar.
Fredericksen
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Re: El estrago de los trasgos [Libre][4/4] (Cerrado)
"Dios, el tema de los nombres no mejora" pensaba mientras miraba a Fred mientras observaba al resto. Decidió sentarse a esperar como todo aquello iba evolucionando. Fue entonces cuando el otro bio-cibernetico saco una especie de peluche. Ella tan solo espero, solo sabía que se había dirigido a otro lobo antes que a ella, por lo que bostezo abiertamente de nuevo mientras seguía escuchando y observando todo lo que pasaba a su alrededor, por lo menos sabía que se iba a entretener aquel día.
Lo bueno que el último en llegar tenía alguna pista, ella podía usar sus habilidades pero la verdad que con un poco de ayuda era mejor y más si en aquel oso tenía algo de rastro de los trasgos. Se arrascó la oreja con la pata trasera mientras esperaba su turno pacientemente hasta que observó al dueño del lobo acercarse a ella tras que el otro animal estornudara en el peluche. La verdad es que aquel lobo la enternecía, para ella era casi un bebe.
Escuchó las palabras de Fred mientras levantaba una pata al aire como diciendo que no le iba a morder que se acercara. Cuando le acercó el peluche al hocico se levantó colocándose a cuatro patas y olfateo buscando por todo el peluche el rastro que identificara con los trasgos, hasta que dio con uno que había olido tiempo antes y que sabía ella que era de un trasgo. Entonces empezó a olfatear el suelo y los arbustos y empezó a trotar en una dirección, que era la contraria a la que iban aquellos tres individuos.
Iba a empezar a correr pero no sabía si la seguirían pero sabía que los trasgos estarían en alguna gruta o cueva y ella mas o menos se conocía la zona, miró hacia atrás esperando que la siguieran. Comenzó a correr hasta pararse en una roca que daba cierta altitud y que dejaba visibilidad a una gruta cerca de un riachuelo. El rastro casi se perdía por el agua, la verdad es que utilizaban bastante bien el tema del riachuelo para intentar deshacerse de su pútrido olor corporal.
Lo bueno que el último en llegar tenía alguna pista, ella podía usar sus habilidades pero la verdad que con un poco de ayuda era mejor y más si en aquel oso tenía algo de rastro de los trasgos. Se arrascó la oreja con la pata trasera mientras esperaba su turno pacientemente hasta que observó al dueño del lobo acercarse a ella tras que el otro animal estornudara en el peluche. La verdad es que aquel lobo la enternecía, para ella era casi un bebe.
Escuchó las palabras de Fred mientras levantaba una pata al aire como diciendo que no le iba a morder que se acercara. Cuando le acercó el peluche al hocico se levantó colocándose a cuatro patas y olfateo buscando por todo el peluche el rastro que identificara con los trasgos, hasta que dio con uno que había olido tiempo antes y que sabía ella que era de un trasgo. Entonces empezó a olfatear el suelo y los arbustos y empezó a trotar en una dirección, que era la contraria a la que iban aquellos tres individuos.
Iba a empezar a correr pero no sabía si la seguirían pero sabía que los trasgos estarían en alguna gruta o cueva y ella mas o menos se conocía la zona, miró hacia atrás esperando que la siguieran. Comenzó a correr hasta pararse en una roca que daba cierta altitud y que dejaba visibilidad a una gruta cerca de un riachuelo. El rastro casi se perdía por el agua, la verdad es que utilizaban bastante bien el tema del riachuelo para intentar deshacerse de su pútrido olor corporal.
Selene Niktos
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Re: El estrago de los trasgos [Libre][4/4] (Cerrado)
Sin duda una extraña cuadrilla la que se había formado en aquel lugar, un humano, un bio, 2 lobos y un Zelas, parecían el comienzo de un mal chiste xenofobico, el joven elfo observo la situación alzando una ceja... como iba a mejorar de menta a mentita el nombre de la loba?, extraño sin lugar a duda, entonces fue que noto la forma extraña de hablar de el bio, el cual se presentaba como Prometeo y había traído algo de bastante ayuda, con aquel objeto podrían fácilmente conseguir alguna especie de rastro.
Aquella loba demostraba mas raciocinio que la mayoría de los animales que había visto, lo encontraba sospechoso, por otro lado la loba se veía tan adorable cuando levantaba sus patitas que Zelas no sabia que pensar al respecto, así que hizo lo que siempre le funcionaba, sobre pensó todo por un corto periodo de tiempo y después simplemente lo olvido.
-los trasgos no son esas cosas pequeñas que matan, violan, y roban todo lo que se cruce en sus caminos?- pregunto al momento de ver como la loba comenzaba a moverse, por lo que comenzó a caminar siguiendo el camino que la creatura comenzaba a trazar, debido a esto observo a Azrael por unos momentos y le dijo -lobo... creo que te están quitando el trabajo.. buena suerte con eso- dijo mientras avanzaba riendo, el lobo por su parte solo se cubrió la cara con una de sus patitas, animales raros para una cuadrilla rara.
Aquella loba demostraba mas raciocinio que la mayoría de los animales que había visto, lo encontraba sospechoso, por otro lado la loba se veía tan adorable cuando levantaba sus patitas que Zelas no sabia que pensar al respecto, así que hizo lo que siempre le funcionaba, sobre pensó todo por un corto periodo de tiempo y después simplemente lo olvido.
-los trasgos no son esas cosas pequeñas que matan, violan, y roban todo lo que se cruce en sus caminos?- pregunto al momento de ver como la loba comenzaba a moverse, por lo que comenzó a caminar siguiendo el camino que la creatura comenzaba a trazar, debido a esto observo a Azrael por unos momentos y le dijo -lobo... creo que te están quitando el trabajo.. buena suerte con eso- dijo mientras avanzaba riendo, el lobo por su parte solo se cubrió la cara con una de sus patitas, animales raros para una cuadrilla rara.
Zelas Hazelmere
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Re: El estrago de los trasgos [Libre][4/4] (Cerrado)
Parpadeé confuso, mientras escuchaba la pregunta del hombre de túnicas verdes; seguida de sus pensamientos y conclusiones.
—Disculpe, ¿qué significa ser... "pervertido", señor? —pregunté curioso. —El término no se encuentra en mi base de datos. —confesé, expectante a su respuesta. —Extraje el peluche de la vivienda de las víctimas, misma que se encuentra inhabitada desde el incidente. —expliqué sonriendo. —En su defecto, considero que el fin es suficiente para justificar el medio. Los afectados deberían estar de acuerdo con cualquier método utilizado que presente un avance positivo en la búsqueda de sus seres queridos. —razoné con calma. —¿No cree, señor? —añadí la incógnita. —Mi objetivo principal es localizar a las víctimas cautivas y devolverlas a su hogar sanas y salvas. —concluí informando.
Cedí el peluche a aquél hombre sin objeciones, observando entonces que mostraba ciertos componentes sintéticos. Le observé con asombro mientras me recomponía, colocándome en pié. Se trataba de otro biocibernético...
Realizando análisis del sujeto...
—Usted... Es un biocibernético también, ¿correcto? —pregunté curioso. Estaba emocionado, ni siquiera llegué a notar el comportamiento irracional del hombre de túnicas verdes. Era sin duda una unidad irregular, y no solo por su diseño. —Correcto, señor... —afirmé ante la distribución del aroma entre ambos lobos, deteniéndome con curiosidad ante un determinado dato. —Señor, aún no me ha indicado su nombre. Se requiere la información para culminar apropiadamente con el teorema de relaciones sociales, de modo que nuestro trabajo en equipo se vea beneficiado. —indiqué sereno.
Observé a la loba, realizando un breve análisis. Era un espécimen curioso de la raza, no sólo por su gran tamaño, también mostraba un comportamiento peculiar. Parecía haber conseguido el rastro, y no dudó en partir tras él.
—Correcto, señor elfo. —concordé, observándole. —Son criaturas de escaso intelecto, por lo cual recurren al saqueo de poblados y viajeros para asegurar su supervivencia en las cuevas y pantanos donde se acentúan. —complementé la información, dirigiendo mi vista hasta la unidad. —Individualmente, no presentan una amenaza para un individuo preparado. Sin embargo, acostumbran a vivir en grupos de 30 a 40 habitantes, obteniendo la ventaja numérica.
Iniciando modalidad de carrera...
—Debemos tener un plan si queremos derrotarlos. —concluí, inclinándome para reunir apropiadamente impulso. —Andando, no hay tiempo que perder. —afirmé, antes de seguir el camino que había marcado la loba.
—Disculpe, ¿qué significa ser... "pervertido", señor? —pregunté curioso. —El término no se encuentra en mi base de datos. —confesé, expectante a su respuesta. —Extraje el peluche de la vivienda de las víctimas, misma que se encuentra inhabitada desde el incidente. —expliqué sonriendo. —En su defecto, considero que el fin es suficiente para justificar el medio. Los afectados deberían estar de acuerdo con cualquier método utilizado que presente un avance positivo en la búsqueda de sus seres queridos. —razoné con calma. —¿No cree, señor? —añadí la incógnita. —Mi objetivo principal es localizar a las víctimas cautivas y devolverlas a su hogar sanas y salvas. —concluí informando.
Cedí el peluche a aquél hombre sin objeciones, observando entonces que mostraba ciertos componentes sintéticos. Le observé con asombro mientras me recomponía, colocándome en pié. Se trataba de otro biocibernético...
Realizando análisis del sujeto...
—Usted... Es un biocibernético también, ¿correcto? —pregunté curioso. Estaba emocionado, ni siquiera llegué a notar el comportamiento irracional del hombre de túnicas verdes. Era sin duda una unidad irregular, y no solo por su diseño. —Correcto, señor... —afirmé ante la distribución del aroma entre ambos lobos, deteniéndome con curiosidad ante un determinado dato. —Señor, aún no me ha indicado su nombre. Se requiere la información para culminar apropiadamente con el teorema de relaciones sociales, de modo que nuestro trabajo en equipo se vea beneficiado. —indiqué sereno.
Observé a la loba, realizando un breve análisis. Era un espécimen curioso de la raza, no sólo por su gran tamaño, también mostraba un comportamiento peculiar. Parecía haber conseguido el rastro, y no dudó en partir tras él.
—Correcto, señor elfo. —concordé, observándole. —Son criaturas de escaso intelecto, por lo cual recurren al saqueo de poblados y viajeros para asegurar su supervivencia en las cuevas y pantanos donde se acentúan. —complementé la información, dirigiendo mi vista hasta la unidad. —Individualmente, no presentan una amenaza para un individuo preparado. Sin embargo, acostumbran a vivir en grupos de 30 a 40 habitantes, obteniendo la ventaja numérica.
Iniciando modalidad de carrera...
—Debemos tener un plan si queremos derrotarlos. —concluí, inclinándome para reunir apropiadamente impulso. —Andando, no hay tiempo que perder. —afirmé, antes de seguir el camino que había marcado la loba.
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Prometeo
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Re: El estrago de los trasgos [Libre][4/4] (Cerrado)
Asentí lentamente mientras “escuchaba” lo que decía Prometeo, solo prestaba la atención suficiente para poder saber si mentía o las verdades ocultar tras sus palabras, pero la verdad no podía saberlo. – Ah creo ¿yo? ¿Qué? – Le había perdido el ritmo a la conversación y solo había asentido. – Creo… si, creo que no eres un pervertido por ahora, solo saqueaste el hogar de una familia donde posiblemente ya estén todos muertos. Buen trabajo. – Palmeé el brazo y luego me llevé la mano al ojo sano, señalándolo con el índice. – Pero te estaré vigilando.
El comportamiento de la loba era curioso, pareciera como si deseara expresarse con sus patas “Seguramente son ideas mías” lo verdaderamente importante es que a diferencia de Azrael, esta si había olfateado el peluche para ponerse patas a la obra, observé como primero olfateaba los alrededores y luego iba por un camino totalmente diferente al que yo planeaba seguir “Genial, ya iba a conseguir a los trasgos a este paso”. – Ah sí, mi nombre. – Dije saliendo nuevamente de la “concentración”. – Soy Fredericksen, pero me llaman… Fred. Pero no era necesario saberlo para tener un trabajo en equipo, pregúntaselo al elfo, nunca me dijo como se llamaba, prefirió presentarse con la rana. – Dije mientras señalaba con el pulgar a Zelas. - Y no me gusta considerarme bio-cibernetico… es decir, hace no mucho que estoy en este asunto, no llené ningún contrato o algo por el estilo. – Me encogí de hombros observándome la mano. – No espera, si lo firmé, el enano me hizo firmar algo antes de colocarme esto. También la lengua, es artificial, mira. – Acto seguido abrí la boca y le señalé mi lengua, moviéndola de un lado a otro. - Me la quitaron por hablar mucho y decir cosas sin sentido ¿Puedes creerlo? Como le gusta exagerar a la gente. – Me cruce de brazos y negué con la cabeza, tan solo pensarlo me traía los recuerdos del dolor de no tener lengua, prefería olvidar aquello.
Era buenos saber que ambas personas tenían una idea de lo que eran los trasgos “El bio-cibernetico sabe más que el elfo, eso sí está claro” aunque bastaba con que Zelas conociera lo básico, con aquello sabía que no se enfrentaba a cualquier peligro.
- 30 a 40 los grupos “pequeños” o al menos eso me enseñó mi maestro… si no solo es una pandilla y tienen un asentamiento, deberíamos preocuparnos por el número. – Resalté mientras me acariciaba la barbilla, tal vez debería comenzar a reconsiderar aquel trabajo. – Pero si, no hay tiempo que perder. – Repetí colocándome también en marcha.
La loba se encontraba quita sobre una roca junto a un riachuelo, miré a los lados tratando de comprender porque se había detenido allí. – No comprendo… ¿Están bajo la roca?- Pregunté a Mentita mientras me agachaba lo suficiente para ver si había alguna entrada secreta “No, definitivamente no hay nada” Nuevamente, habíamos regresado al punto sin pistas. – Bien… volvemos a no tener nada. – Comenté al grupo sacando más hierbas de mi bolsillo para masticarlas. - ¿Ideas?
Me tomé el tiempo de pasear la vista en los integrantes de aquel extraño grupo mientras escuchaba como fluía el río, por alguna razón ahora sonaba con mayor claridad… y el viento se sentía más fresco en la cara, hasta el propio aire tenía un aroma más fresco. “Esto es curioso, solo recuerdo haberme sentido así una vez antes… o quizá un par” Estaba por recordar cuando para mi sorpresa, Azrael aulló cerca del riachuelo. Ladeé la cabeza creyendo que era algo sin importancia, solo que el animal volvió a aullar y golpeaba el suelo con su pata delantera.
- ¿Qué quieres? ¿Más comida? – Pregunté acercándome a Azrael, la respuesta fue un bufido y otro golpe al suelo. Arrugué el ceño y bajé la mirada, topándome con algo ciertamente curioso. – Estos son huellas ¿Finalmente se te dio la gana de rastrear algo? – Comenté asombrado al lobo, que se sentaba y parecía orgulloso de sí mismo. – Cielos, buen trabajo muchacho, ya vuelves a tener cena asegurada. – Froté el pelaje del lobo y me puse de pie, observando el rastro “Se dirige al río… quizá están al otro lado." – Bien chicos, creo que ahora si voy escuchando propuestas y planes, los bichos esos pueden estar más cerca de lo que creíamos. – Me sacudí las manos y me giré para ver al elfo y al bio-cibernetico. – Soy todo oídos, esos si los tengo sanos.
El comportamiento de la loba era curioso, pareciera como si deseara expresarse con sus patas “Seguramente son ideas mías” lo verdaderamente importante es que a diferencia de Azrael, esta si había olfateado el peluche para ponerse patas a la obra, observé como primero olfateaba los alrededores y luego iba por un camino totalmente diferente al que yo planeaba seguir “Genial, ya iba a conseguir a los trasgos a este paso”. – Ah sí, mi nombre. – Dije saliendo nuevamente de la “concentración”. – Soy Fredericksen, pero me llaman… Fred. Pero no era necesario saberlo para tener un trabajo en equipo, pregúntaselo al elfo, nunca me dijo como se llamaba, prefirió presentarse con la rana. – Dije mientras señalaba con el pulgar a Zelas. - Y no me gusta considerarme bio-cibernetico… es decir, hace no mucho que estoy en este asunto, no llené ningún contrato o algo por el estilo. – Me encogí de hombros observándome la mano. – No espera, si lo firmé, el enano me hizo firmar algo antes de colocarme esto. También la lengua, es artificial, mira. – Acto seguido abrí la boca y le señalé mi lengua, moviéndola de un lado a otro. - Me la quitaron por hablar mucho y decir cosas sin sentido ¿Puedes creerlo? Como le gusta exagerar a la gente. – Me cruce de brazos y negué con la cabeza, tan solo pensarlo me traía los recuerdos del dolor de no tener lengua, prefería olvidar aquello.
Era buenos saber que ambas personas tenían una idea de lo que eran los trasgos “El bio-cibernetico sabe más que el elfo, eso sí está claro” aunque bastaba con que Zelas conociera lo básico, con aquello sabía que no se enfrentaba a cualquier peligro.
- 30 a 40 los grupos “pequeños” o al menos eso me enseñó mi maestro… si no solo es una pandilla y tienen un asentamiento, deberíamos preocuparnos por el número. – Resalté mientras me acariciaba la barbilla, tal vez debería comenzar a reconsiderar aquel trabajo. – Pero si, no hay tiempo que perder. – Repetí colocándome también en marcha.
La loba se encontraba quita sobre una roca junto a un riachuelo, miré a los lados tratando de comprender porque se había detenido allí. – No comprendo… ¿Están bajo la roca?- Pregunté a Mentita mientras me agachaba lo suficiente para ver si había alguna entrada secreta “No, definitivamente no hay nada” Nuevamente, habíamos regresado al punto sin pistas. – Bien… volvemos a no tener nada. – Comenté al grupo sacando más hierbas de mi bolsillo para masticarlas. - ¿Ideas?
Me tomé el tiempo de pasear la vista en los integrantes de aquel extraño grupo mientras escuchaba como fluía el río, por alguna razón ahora sonaba con mayor claridad… y el viento se sentía más fresco en la cara, hasta el propio aire tenía un aroma más fresco. “Esto es curioso, solo recuerdo haberme sentido así una vez antes… o quizá un par” Estaba por recordar cuando para mi sorpresa, Azrael aulló cerca del riachuelo. Ladeé la cabeza creyendo que era algo sin importancia, solo que el animal volvió a aullar y golpeaba el suelo con su pata delantera.
- ¿Qué quieres? ¿Más comida? – Pregunté acercándome a Azrael, la respuesta fue un bufido y otro golpe al suelo. Arrugué el ceño y bajé la mirada, topándome con algo ciertamente curioso. – Estos son huellas ¿Finalmente se te dio la gana de rastrear algo? – Comenté asombrado al lobo, que se sentaba y parecía orgulloso de sí mismo. – Cielos, buen trabajo muchacho, ya vuelves a tener cena asegurada. – Froté el pelaje del lobo y me puse de pie, observando el rastro “Se dirige al río… quizá están al otro lado." – Bien chicos, creo que ahora si voy escuchando propuestas y planes, los bichos esos pueden estar más cerca de lo que creíamos. – Me sacudí las manos y me giré para ver al elfo y al bio-cibernetico. – Soy todo oídos, esos si los tengo sanos.
Fredericksen
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Re: El estrago de los trasgos [Libre][4/4] (Cerrado)
Mierda, no se daba cuenta de que la vista de seres como ellos quizás no estuviera tan agudizada como ella. Veía perfectamente la gruta desde donde estaba, "¿por que Fred no la veía?" frustrada bajo las orejas y sus patas se encaminaron hasta donde estaba el lobo del bio-cibernetico. Miro a Azrael al cual colocándose delante suyo se veía la diferencia de tamaño bastante prominente y le puso la pata en la cabeza en plan de animo y que lo había hecho bien, mientras movía la cola de forma animada.
Después de eso escuchó a los demás sobre el tema que tenían encima. Los trasgos, si era tanta la cantidad tendrían que pensar una estrategia o eso, o esperar a que salieran para darles caza, a ella eso de acechar se la daba bien, pero claro ellos no tenían ni idea. Mientras escuchaba toda la conversación. Primero hizo como que olisqueaba el terreno mientras escuchaba a todos hablar, para luego tumbarse al lado del otro lobo mientras esperaba que decían siempre escuchando con sus orejas lo que decían.
Poso su cabeza en sus patas aburrida mientras movía las orejas para captar las voces de los presentes y a la vez miraba a Azrael que por suerte no era un lobo muy dominante ni agresivo con otros lobos. La verdad es que si analizaba el grupo era algo variopinto, aunque si tenían que enfrentarse con tantos trasgos, no sabía muy bien como iba a salir la cosa.
Después de eso escuchó a los demás sobre el tema que tenían encima. Los trasgos, si era tanta la cantidad tendrían que pensar una estrategia o eso, o esperar a que salieran para darles caza, a ella eso de acechar se la daba bien, pero claro ellos no tenían ni idea. Mientras escuchaba toda la conversación. Primero hizo como que olisqueaba el terreno mientras escuchaba a todos hablar, para luego tumbarse al lado del otro lobo mientras esperaba que decían siempre escuchando con sus orejas lo que decían.
Poso su cabeza en sus patas aburrida mientras movía las orejas para captar las voces de los presentes y a la vez miraba a Azrael que por suerte no era un lobo muy dominante ni agresivo con otros lobos. La verdad es que si analizaba el grupo era algo variopinto, aunque si tenían que enfrentarse con tantos trasgos, no sabía muy bien como iba a salir la cosa.
Selene Niktos
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Re: El estrago de los trasgos [Libre][4/4] (Cerrado)
Zelas dejo escapar una risa leve ante las afirmaciones que hacían sus compañeros, y es que tenia la mala costumbre de no presentarse, los nombres eran irrelevantes para el, ademas casi nunca se lo preguntaban, creo que ese era el motivo principal, recordó la anécdota con Fred, y es que nadie salvo la rana parlante había preguntado por su nombre, cuando escucho como Prometeo se refería a el hizo un leve gesto de desaprobación, -puedes llamarme Zelas, solo no vuelvas a decirme señor, solo tengo 43 años, sigo siendo un jovencito que busca formas de ganarse la vida- exclamo el joven elfo hacia el demasiado bien educado bio.
Escuchar que Fred era en parte bio le tomo por sorpresa, sobre todo porque no parecía uno, aunque los ejemplos que tenia eran demasiado contrastantes cuando menciono que le habían cortado la lengua rodó los ojos -una pena que el favor que te hicieron no duro mucho, ojala te hubiera conocido en ese tiempo- dijo bromeando mientras seguían el rastro de los lobos cuando llegaron al riachuelo y a la gruta que se encontraba cerca, las palabras de Fred hicieron que Zelas ladeaba la cabeza, no sabiendo si hablaba en serio o era una broma, decidió no tomarle importancia mientras se encogía de hombros, cuando preguntaron por sugerencias para matarlos se le ocurrió algo bastante simple -desviemos el riachuelo y ahoguemos a los bastardos.... ah no esperen no es tan simple como lo había pensado en un principio... creo que volveremos al plan inicial de apuñalar y cortar a esos pequeños rufianes- dijo con las manos detrás de su cabeza, miro a Prometeo por si tenia alguna idea, ahora era el momento de elaborar un plan si es que tenían alguno.
Escuchar que Fred era en parte bio le tomo por sorpresa, sobre todo porque no parecía uno, aunque los ejemplos que tenia eran demasiado contrastantes cuando menciono que le habían cortado la lengua rodó los ojos -una pena que el favor que te hicieron no duro mucho, ojala te hubiera conocido en ese tiempo- dijo bromeando mientras seguían el rastro de los lobos cuando llegaron al riachuelo y a la gruta que se encontraba cerca, las palabras de Fred hicieron que Zelas ladeaba la cabeza, no sabiendo si hablaba en serio o era una broma, decidió no tomarle importancia mientras se encogía de hombros, cuando preguntaron por sugerencias para matarlos se le ocurrió algo bastante simple -desviemos el riachuelo y ahoguemos a los bastardos.... ah no esperen no es tan simple como lo había pensado en un principio... creo que volveremos al plan inicial de apuñalar y cortar a esos pequeños rufianes- dijo con las manos detrás de su cabeza, miro a Prometeo por si tenia alguna idea, ahora era el momento de elaborar un plan si es que tenían alguno.
Zelas Hazelmere
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Re: El estrago de los trasgos [Libre][4/4] (Cerrado)
Guardaba silencio mientras escuchaba al biocibernético de túnicas verdes, la unidad Fredericksen, exponer... Lo que fuera que estuviera exponiendo. Hice mi mayor esfuerzo por no observarle extrañado, pero... Digamos que fue demasiado, incluso para mí. No es como que conociera a menudo otras unidades. ¿Es que acaso era yo el único que andaba por ahí cumpliendo todos los parámetros del ordenador? No es como que yo siempre siguiera al pié de la letra todo lo que dictaba mi procesador lógico... Pero existía una ligera diferencia entre priorizar tu juicio y ser... intencionalmente una aberración racional. Resultaba adorable, incluso... Al menos me divertiría en la operación, o eso esperaba...
—Claro... ¿Cómo se atreven? Que barbaridad... —musité, alzando rápidamente las cejas, dando a denotar el sarcasmo de la oración. No me preocupaba, no esperaba realmente que pudiera notarlo. —Orgánicos. —añadí riendo con incomodidad, moviendo en mi base de datos a Fredericksen al grupo de alta prioridad. En otras palabras, el grupo de discapacitados. —Juventud, Zelas... Al menos para un elfo. —le comenté.
Siguiendo el camino trazado por la misteriosa loba, nos encontramos en la cúspide de un escarpado, donde las mansas corrientes del río generaban una suave sinfonía a nuestros pies. No se hallaba a gran altura, pero era recomendable tener precaución; en especial con aquél grupo tan particular. Debía elaborar algoritmos para actuar ante las situaciones más bizarras, puesto que todas eran posibles ahora.
Realizando análisis del perímetro...
Me agaché junto al animal en el borde de aquella pendiente, observando. A simple vista, no parecía haber ningún lugar donde pudiera ubicarse el grupo de trasgos. Sin embargo, no podía simplemente concluir que la loba se había equivocado. Era improbable, y mi hipótesis no demoraría en convertirse en un hecho.
Ubicación detectada...
Descargando coordenadas...
—Negativo, señor Fred. Observe con atención. —corregí al biocibernético. —20 metros al Norte. 30 metros al Oeste. —dicté las coordenadas.
Se trataba de una gruta. Por supuesto, era brillante. El constante retumbar del río les ayudaba a camuflar el olor característico de los trasgos. Explicaba el por qué aquel lobo más joven tenía problemas para localizarlos.
Me crucé de brazos, liberando un suspiro. La unidad Fredericksen nuevamente me había ignorado. Al menos, había logrado vincularse con la ubicación de los trasgos. De forma menos eficiente, pero lo había hecho, al fin y al cabo.
—Negativo, Zelas. —intervine rápidamente ante la idea del elfo. —No sólo pondríamos en peligro la vida de las mujeres secuestradas, tampoco contamos con un método eficiente de desviar la corriente sin llamar la atención de los trasgos. —expliqué sereno. —A menos que encontremos un brujo capaz de realizar hidrokinesis efectivamente en los siguientes veinte minutos... —me encogí de hombros. —Las probabilidades se reducen a cero. —concluí. —Como mencioné anteriormente, los trasgos solo presentan una amenaza cuando se hayan en grupos masivos. —comenté, procediendo a explicar mi idea. —En teoría, si logramos dividirlos en grupos pequeños, podríamos encargarnos de ellos con facilidad. Solo necesitamos extraerlos de su escondite. —razoné, acercándome al grupo. —Los trasgos no son seres inteligentes. Si uno de nosotros provoca su ira, todo el grupo se lanzaría a atacarle. Podríamos hacerles venir hasta el bosque mientras otro rescata a las víctimas. —finalicé con entusiasmo. —Solo necesitamos alguien que sea capaz de irritarlos. —añadí, dedicándole una mirada cómplice al elfo. —Y, Zelas, creo que tenemos al candidato perfecto. —afirmé, señalando ahora con la vista al individuo que perdió la lengua por ser demasiado irritante.
—Claro... ¿Cómo se atreven? Que barbaridad... —musité, alzando rápidamente las cejas, dando a denotar el sarcasmo de la oración. No me preocupaba, no esperaba realmente que pudiera notarlo. —Orgánicos. —añadí riendo con incomodidad, moviendo en mi base de datos a Fredericksen al grupo de alta prioridad. En otras palabras, el grupo de discapacitados. —Juventud, Zelas... Al menos para un elfo. —le comenté.
* * *
Siguiendo el camino trazado por la misteriosa loba, nos encontramos en la cúspide de un escarpado, donde las mansas corrientes del río generaban una suave sinfonía a nuestros pies. No se hallaba a gran altura, pero era recomendable tener precaución; en especial con aquél grupo tan particular. Debía elaborar algoritmos para actuar ante las situaciones más bizarras, puesto que todas eran posibles ahora.
Realizando análisis del perímetro...
Me agaché junto al animal en el borde de aquella pendiente, observando. A simple vista, no parecía haber ningún lugar donde pudiera ubicarse el grupo de trasgos. Sin embargo, no podía simplemente concluir que la loba se había equivocado. Era improbable, y mi hipótesis no demoraría en convertirse en un hecho.
Ubicación detectada...
Descargando coordenadas...
—Negativo, señor Fred. Observe con atención. —corregí al biocibernético. —20 metros al Norte. 30 metros al Oeste. —dicté las coordenadas.
Se trataba de una gruta. Por supuesto, era brillante. El constante retumbar del río les ayudaba a camuflar el olor característico de los trasgos. Explicaba el por qué aquel lobo más joven tenía problemas para localizarlos.
Me crucé de brazos, liberando un suspiro. La unidad Fredericksen nuevamente me había ignorado. Al menos, había logrado vincularse con la ubicación de los trasgos. De forma menos eficiente, pero lo había hecho, al fin y al cabo.
—Negativo, Zelas. —intervine rápidamente ante la idea del elfo. —No sólo pondríamos en peligro la vida de las mujeres secuestradas, tampoco contamos con un método eficiente de desviar la corriente sin llamar la atención de los trasgos. —expliqué sereno. —A menos que encontremos un brujo capaz de realizar hidrokinesis efectivamente en los siguientes veinte minutos... —me encogí de hombros. —Las probabilidades se reducen a cero. —concluí. —Como mencioné anteriormente, los trasgos solo presentan una amenaza cuando se hayan en grupos masivos. —comenté, procediendo a explicar mi idea. —En teoría, si logramos dividirlos en grupos pequeños, podríamos encargarnos de ellos con facilidad. Solo necesitamos extraerlos de su escondite. —razoné, acercándome al grupo. —Los trasgos no son seres inteligentes. Si uno de nosotros provoca su ira, todo el grupo se lanzaría a atacarle. Podríamos hacerles venir hasta el bosque mientras otro rescata a las víctimas. —finalicé con entusiasmo. —Solo necesitamos alguien que sea capaz de irritarlos. —añadí, dedicándole una mirada cómplice al elfo. —Y, Zelas, creo que tenemos al candidato perfecto. —afirmé, señalando ahora con la vista al individuo que perdió la lengua por ser demasiado irritante.
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Prometeo
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Re: El estrago de los trasgos [Libre][4/4] (Cerrado)
El lobo observó a Mentita con cierto recelo, aquella recién llegada le había opacado con sus habilidades de rastreo y no pretendía que fuera a segur así. El animal levantó la cabeza y sacó el pecho tratando de hacerse notar, aunque realmente yo no le había prestado atención a aquello, estaba ocupado tratando de captar las ideas que daban Zelas y Prometeo, cuando Azrael notó que hacía aquello en vano soltó otro bufido y se encorvó, regresando a su postura natural mientras observaba a la loba.
- Ahogarlos… no suena mala idea. – Comenté apoyando al elfo esta vez, no nos habían mandado a conseguir vivo al objetivo “Y tampoco eran humanos, no había problema en matar bestias” Lastimosamente Zelas tenía razón, desviar el río no sería tan sencillo, además el Bio-cibernetico también había intervenido “La vida de las secuestradas, cierto, también había olvidado ese dato” Rasqué mi barbilla ante tantos inconvenientes, nunca imaginé que lidiar con trasgos ameritaría hacer tantos preparativos. – Así que necesitamos a alguien que los distraiga para que salgan de su escondite. – Repetí por lo bajo arrugando el ceño. - ¿Pero de donde sacaremos a esa persona? ¿Del mismo sitio donde conseguiremos al brujo? – Pude notar como el bio-cibernetico me miraba de manera sospechosa ¿Esperaba que yo consiguiera a esa persona? – No me mires, yo no se dónde sacar a alguien irritante… - Ahora fue momento de que el lobo aullara, girándome para observarlo. - ¿Qué? Debe ser una broma. – Azrael volvió a aullar, mirando en la otra dirección al río. - ¿En serio dicen eso? Es imposible. – Me llevé una mano al pecho haciéndome el ofendido para mirar a Prometeo. – Me ofende muchísimo que me consideres irritante, pero tomaré el trabajo con mucho gusto.
“Bien, no suena complicado, solo será sorprender a unos… muchos trasgos ¿Qué puede salir mal?” Muchas cosas podían salir mal, claramente, pero si los otros sujetos actuaban rápido no habría mucho peligro, solo el suficiente para sangrar un poco. Esta vez me giré y apoyé una rodilla en el suelo, colocando ambas manos en la cabeza de Azrael, el animal se había quedado totalmente quieto y no había apartado la vista, eso era buena señal, sabía que el asunto iba en serio.
- Necesito que te concentres, vamos a entrar en una zona peligrosa. Si me apuñalan es tu culpa ¿Entiendes? – El lobo bufó y ladeo la cabeza. – Si, tienes razón. Pero ya sabes, debo advertírtelo por si acaso. – Le di una palmada en la cabeza y me levanté del suelo, observando luego a Mentita. – También me serviría tu ayuda, pareces tener mejor olfato y sabes compórtate como lobo. – Azrael gruñó levantando la vista. – No dije en ningún momento que tú no supieras… solo que te falta aprender más. Pero no nos desviemos, me sería útil tu ayuda Mentita, si quieres apoyarme, puedes seguirnos. – Le di unas rápidas palmadas a la loba y regresé con Zelas y el Bio-cibernetico. – Supongo que ustedes dos se quedaran aquí afuera, mientras los trasgos salen persiguiéndome… si es que llego a salir con vida. – Añadí pasando la mirada de uno al otro. - Si me apuñalan antes de poder sacarlos, trataré de avisar de alguna manera, así hacen otro plan ¿Entendido? – Levanté ambos pulgares para darles ánimos a aquel par y luego me encaminé a la gruta “Definitivamente todo puede salir mal”
Encontrar la entrada al escondite de los trasgos había sido más sencillo de lo que pensé, Azrael había podido guiarme y alguna voz milagrosa sonó en mi mente, decía "20 metros al Norte. 30 metros al Oeste.” La voz se me hacía conocida de algún sitio, pero realmente no recordaba donde había podido escucharla.
El interior de la gruta estaba levemente iluminado por la luz del sol, no era un campo muy amplio para pasar, quizá planeado así para evitar el paso de animales de gran tamaño como osos. Había uno que otro charco en el suelo de agua acumulada y lo peor, huesos esparcidos en varios sitios.
- Hay que tener cuidado aquí adentro. – Dije casi en un susurro, observando el casco de un posible explorador difunto, era una bonita pieza de metal ornamentada con plumas rojas, pobre del sujeto que perdió aquello “Si es que sigue vivo” – Bien ¿Ahora a donde?
En los alrededores de la cueva, pequeñas siluetas se estaban moviendo de aquí para allá, ocultando sus pequeños cuerpos usando los arbustos. Algunos portaban piezas de metal en sus cuerpos a modo de protección, otros simplemente llevaban el torso desnudo, pero en lo que todos se parecían es que llevaban algo afilado en manos; lanzas, espadas curvas, dagas, la mayoría oxidadas pero igual de letales.
Los trasgos observaban a aquellos que se habían quedado afuera, habían visto a un raro hombre de verde meterse en su guarida, los que le vieron estaban seguros que sus hermanos se encargarían de él allí adentro, ellos deberían hacer algo con los que aguardaban.
- Ahogarlos… no suena mala idea. – Comenté apoyando al elfo esta vez, no nos habían mandado a conseguir vivo al objetivo “Y tampoco eran humanos, no había problema en matar bestias” Lastimosamente Zelas tenía razón, desviar el río no sería tan sencillo, además el Bio-cibernetico también había intervenido “La vida de las secuestradas, cierto, también había olvidado ese dato” Rasqué mi barbilla ante tantos inconvenientes, nunca imaginé que lidiar con trasgos ameritaría hacer tantos preparativos. – Así que necesitamos a alguien que los distraiga para que salgan de su escondite. – Repetí por lo bajo arrugando el ceño. - ¿Pero de donde sacaremos a esa persona? ¿Del mismo sitio donde conseguiremos al brujo? – Pude notar como el bio-cibernetico me miraba de manera sospechosa ¿Esperaba que yo consiguiera a esa persona? – No me mires, yo no se dónde sacar a alguien irritante… - Ahora fue momento de que el lobo aullara, girándome para observarlo. - ¿Qué? Debe ser una broma. – Azrael volvió a aullar, mirando en la otra dirección al río. - ¿En serio dicen eso? Es imposible. – Me llevé una mano al pecho haciéndome el ofendido para mirar a Prometeo. – Me ofende muchísimo que me consideres irritante, pero tomaré el trabajo con mucho gusto.
“Bien, no suena complicado, solo será sorprender a unos… muchos trasgos ¿Qué puede salir mal?” Muchas cosas podían salir mal, claramente, pero si los otros sujetos actuaban rápido no habría mucho peligro, solo el suficiente para sangrar un poco. Esta vez me giré y apoyé una rodilla en el suelo, colocando ambas manos en la cabeza de Azrael, el animal se había quedado totalmente quieto y no había apartado la vista, eso era buena señal, sabía que el asunto iba en serio.
- Necesito que te concentres, vamos a entrar en una zona peligrosa. Si me apuñalan es tu culpa ¿Entiendes? – El lobo bufó y ladeo la cabeza. – Si, tienes razón. Pero ya sabes, debo advertírtelo por si acaso. – Le di una palmada en la cabeza y me levanté del suelo, observando luego a Mentita. – También me serviría tu ayuda, pareces tener mejor olfato y sabes compórtate como lobo. – Azrael gruñó levantando la vista. – No dije en ningún momento que tú no supieras… solo que te falta aprender más. Pero no nos desviemos, me sería útil tu ayuda Mentita, si quieres apoyarme, puedes seguirnos. – Le di unas rápidas palmadas a la loba y regresé con Zelas y el Bio-cibernetico. – Supongo que ustedes dos se quedaran aquí afuera, mientras los trasgos salen persiguiéndome… si es que llego a salir con vida. – Añadí pasando la mirada de uno al otro. - Si me apuñalan antes de poder sacarlos, trataré de avisar de alguna manera, así hacen otro plan ¿Entendido? – Levanté ambos pulgares para darles ánimos a aquel par y luego me encaminé a la gruta “Definitivamente todo puede salir mal”
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- Entrada de la cueva:
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Encontrar la entrada al escondite de los trasgos había sido más sencillo de lo que pensé, Azrael había podido guiarme y alguna voz milagrosa sonó en mi mente, decía "20 metros al Norte. 30 metros al Oeste.” La voz se me hacía conocida de algún sitio, pero realmente no recordaba donde había podido escucharla.
El interior de la gruta estaba levemente iluminado por la luz del sol, no era un campo muy amplio para pasar, quizá planeado así para evitar el paso de animales de gran tamaño como osos. Había uno que otro charco en el suelo de agua acumulada y lo peor, huesos esparcidos en varios sitios.
- Hay que tener cuidado aquí adentro. – Dije casi en un susurro, observando el casco de un posible explorador difunto, era una bonita pieza de metal ornamentada con plumas rojas, pobre del sujeto que perdió aquello “Si es que sigue vivo” – Bien ¿Ahora a donde?
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En los alrededores de la cueva, pequeñas siluetas se estaban moviendo de aquí para allá, ocultando sus pequeños cuerpos usando los arbustos. Algunos portaban piezas de metal en sus cuerpos a modo de protección, otros simplemente llevaban el torso desnudo, pero en lo que todos se parecían es que llevaban algo afilado en manos; lanzas, espadas curvas, dagas, la mayoría oxidadas pero igual de letales.
Los trasgos observaban a aquellos que se habían quedado afuera, habían visto a un raro hombre de verde meterse en su guarida, los que le vieron estaban seguros que sus hermanos se encargarían de él allí adentro, ellos deberían hacer algo con los que aguardaban.
Fredericksen
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Re: El estrago de los trasgos [Libre][4/4] (Cerrado)
Parecía que el más prometedor de aquel grupo era el tal Prometeo, la loba solo escuchaba y gracias a las habilidades de aquel bio-cibernetico encontró la situación exacta de la gruta. El plan de Zelas la parecía muy complicado de realizar a no ser que los elfos tuvieran habilidades para hacer aquello. Ella seguía tumbada escuchando todos los planteamientos, hasta que Prometeo expresó un plan que todos aceptaron y era usar alguien de cebo y ese cebo parecía que iba a ser el dueño del otro lobo.
Este enseguida fue a hablar con su mascota para decirle que le iba a acompañar para luego dirigirse a ella. Lo miró mientras seguía tumbada mientras escuchaba de nuevo ese ridículo nombre que la habían puesto "mentita" pensó entornando los ojos mientras le escuchaba. Se levantó cuando la pidió ayuda, siempre tenía su habilidad para convertirse en un gran Licantropo para poder enfrentarse a los trasgos. Aunque no sabía como iba a salir aquello, no lo veía todo claro y solo esperaba que Fred fuera habilidoso con lo que fuera su forma de atacar o defenderse.
Llegaron a la gruta e intentó con la pata llamar la atención al bio-cibernetico al que acompañaba con su mascota. Olía a trasgo que tiraba hacía atrás allí fuera, por lo que estarían en el bosque escondidos. Pero el hombre siguió avanzando al interior, así que antes de que ella entrara en la gruta, hizo unas marcas en el suelo esperando que de alguna forma se dieran cuenta los otros dos de que había peligro por allí. Corrió para alcanzar a Fred y se puso a su lado mientras se ponía en modo de acechó mientras sus ojos y su hocico intentaban buscar donde estaban los trasgos.
Justo cuando iban a girar lo detuvo, el olor después de la curva era mucho mas fuerte. Se interpuso en el camino del varón mientras le empujaba con su gran cuerpo hacia atrás para que supiera que no podía avanzar más. Mientras ella avanzó un poco con cuidado acechando viendo a unos cuantos trasgos vigilando una jaula hecha con ramas y palos. No sabía si había que rescatar pero sin duda ahí había humanas. Volvió sus pasos hacia atrás y se tumbo oculta tras una roca mientras miraba al bio-cibernetico para saber que había que hacer ahora.
Este enseguida fue a hablar con su mascota para decirle que le iba a acompañar para luego dirigirse a ella. Lo miró mientras seguía tumbada mientras escuchaba de nuevo ese ridículo nombre que la habían puesto "mentita" pensó entornando los ojos mientras le escuchaba. Se levantó cuando la pidió ayuda, siempre tenía su habilidad para convertirse en un gran Licantropo para poder enfrentarse a los trasgos. Aunque no sabía como iba a salir aquello, no lo veía todo claro y solo esperaba que Fred fuera habilidoso con lo que fuera su forma de atacar o defenderse.
Llegaron a la gruta e intentó con la pata llamar la atención al bio-cibernetico al que acompañaba con su mascota. Olía a trasgo que tiraba hacía atrás allí fuera, por lo que estarían en el bosque escondidos. Pero el hombre siguió avanzando al interior, así que antes de que ella entrara en la gruta, hizo unas marcas en el suelo esperando que de alguna forma se dieran cuenta los otros dos de que había peligro por allí. Corrió para alcanzar a Fred y se puso a su lado mientras se ponía en modo de acechó mientras sus ojos y su hocico intentaban buscar donde estaban los trasgos.
Justo cuando iban a girar lo detuvo, el olor después de la curva era mucho mas fuerte. Se interpuso en el camino del varón mientras le empujaba con su gran cuerpo hacia atrás para que supiera que no podía avanzar más. Mientras ella avanzó un poco con cuidado acechando viendo a unos cuantos trasgos vigilando una jaula hecha con ramas y palos. No sabía si había que rescatar pero sin duda ahí había humanas. Volvió sus pasos hacia atrás y se tumbo oculta tras una roca mientras miraba al bio-cibernetico para saber que había que hacer ahora.
Selene Niktos
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Re: El estrago de los trasgos [Libre][4/4] (Cerrado)
Zelas noto como el Bio refutaba su plan del mismo modo que el ya lo había hecho el antes, y proponía un plan bastante interesante el cual secundo al instante -el hombre es una maquina de hacer cálculos, no encuentro ninguna falla en su lógica- dijo al momento de apoyar el hecho que Fred entrara a fastidiar a los trasgos, vio como Mentita entraba junto a Azrael para apoyar a Fred.
Tanto Zelas como Prometeo se encontraban esperando en la entrada, el elfo había desenvainado 2 de sus 4 cimitarras, y se ponía en posición de combate, observando al Bio le hizo la siguiente acotación -si esto resulta según tus cálculos, en cualquier momento deberían aparecer los trasgos- dijo medio en broma, medio enserio, no alcanzo a pasar un minuto cuando un grupo apareció tanto de adentro de la gruta como también salieron algunos de entre los arboles del bosque.
-Yo me encargo de los de el bosque!- exclamo al momento que cortaba por la mitad a uno que se le había abalanzado, pateo a otro que estaba cerca y lo asesino indirectamente al terminar clavado en la espalada de otro trasgo, la agilidad de el elfo era suficiente para lidiar con múltiples alimañas al mismo tiempo, solo debía medir su stamina para no agotarse rápido.
corto los brazos de uno y le aplasto la cabeza con un pie, mientras vio como el ultimo corría de vuelta al bosque, Zelas en un movimiento rápido guardo una de sus cimitarras y procedió a adjuntar el diminuto cable que escondía bajo sus ropas en el pomo de la cimitarra que aun sostenía, entonces con un elegante giro la lanzo cortando la cabeza del trasgo que se disponía a huir.
Tiro del cable y recupero su arma mientras observaba a Prometeo -todo listo por mi lado, como va el tuyo?- pregunto sin perder la atención en el bosque, ya que siempre podían aparecer mas trasgos.
Tanto Zelas como Prometeo se encontraban esperando en la entrada, el elfo había desenvainado 2 de sus 4 cimitarras, y se ponía en posición de combate, observando al Bio le hizo la siguiente acotación -si esto resulta según tus cálculos, en cualquier momento deberían aparecer los trasgos- dijo medio en broma, medio enserio, no alcanzo a pasar un minuto cuando un grupo apareció tanto de adentro de la gruta como también salieron algunos de entre los arboles del bosque.
-Yo me encargo de los de el bosque!- exclamo al momento que cortaba por la mitad a uno que se le había abalanzado, pateo a otro que estaba cerca y lo asesino indirectamente al terminar clavado en la espalada de otro trasgo, la agilidad de el elfo era suficiente para lidiar con múltiples alimañas al mismo tiempo, solo debía medir su stamina para no agotarse rápido.
corto los brazos de uno y le aplasto la cabeza con un pie, mientras vio como el ultimo corría de vuelta al bosque, Zelas en un movimiento rápido guardo una de sus cimitarras y procedió a adjuntar el diminuto cable que escondía bajo sus ropas en el pomo de la cimitarra que aun sostenía, entonces con un elegante giro la lanzo cortando la cabeza del trasgo que se disponía a huir.
Tiro del cable y recupero su arma mientras observaba a Prometeo -todo listo por mi lado, como va el tuyo?- pregunto sin perder la atención en el bosque, ya que siempre podían aparecer mas trasgos.
Zelas Hazelmere
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Re: El estrago de los trasgos [Libre][4/4] (Cerrado)
—Yo no creo que sea irritante, señor Fred. —mentí, acercándome a él. —Solo pienso que usted... Es el más indicado para cumplir efectivamente con una misión tan importante. —volví a mentir, dedicándole una sonrisa serena. —No se preocupe, estará bien. —le comuniqué colocando mi mano sobre su hombro. —Le estaremos vigilando. —sonreí, antes de imitar sus acciones: palmeé su brazo, y me señalé el mismo ojo que se había señalado él hace unos minutos.
* * *
El agua del río fluía, mientras me aproximaba con cautela junto a Zelas a la entrada de la gruta. Ciertamente, a cada paso que nos acercábamos, mayor era la fetidez del aire. El olor a trasgo era intolerable.
Debíamos mantener una distancia prudente. El plan era que Fredericksen logrará sacar a nuestros enemigos de su escondite, mientras nosotros efectuabamos el rescate sin llamar la atención de los trasgos. Fracasaríamos si, al final, llamábamos la atención de los trasgos y estos nos atacaban.
No obstante, mi procesador lógico consideraba que la probabilidad de que esto ocurriera era muy cercana a cero... Los trasgos no eran seres inteligentes. Probablemente priorozarían apalear a Fredericksen antes que atacar a un par de intrusos.
—Mantengamos esta distancia, Zelas. —le indiqué al elfo, extendiendo mi brazo para hacerle saber que podíamos detenernos en aquel punto.
La ubicación era perfecta. Aquella cortina de rocas nos otorgaba una visión óptima del perímetro, sin comprometer nuestro estado incógnito. Permanecí con las rodillas flexionadas, en una posición ideal para mantenerme oculto, y a la vez conservar la agilidad para actuar de inmediato.
—Correcto. Solo debemos esperar el momento pre... —concordé con su observación, antes de detenerme ante una anomalía detectada por mis sensores.
Mis radares se enfocaron en una piedra situada cerca de la entrada. Su superficie era lisa, ideal para preservar marcas como las que esta presentaba. Diversas hileras verticales de cuatro rayas. Rasguños, irregularmente distribuidos. Mis sistemas solo pudieron compararlos con una versión más gruesa de los rasguños que realizaría un lobo... Marcas que podría dejar un lobo de proporciones más grandes que el promedio. ¿Podía ser...? ¿Por qué...?
Inmediatamente inspeccioné el área en busca de amenazas potenciales, disponiéndome a la vez de advertir a Zelas que no bajara la guardia... Pero ya era tarde para tomar precauciones.
Entre los árboles emergieron un grupo de trasgos, dispuestos a atacarnos, conjuntamente mientras otro grupo salia de la gruta a toda velocidad. Por suerte, de este último grupo, solo un par llegó a notar mi presencia. Sin embargo, no pude comprobar si Fredericksen y el par de lobos se hallaba escapando de los trasgos. ¿Habrían encontrado un modo de sacarlos de la gruta sin ponerse en riesgo? ¿O efectivamente habían provocado su ira y huían en estos momentos?
Asentí, concordando con el elfo. Dividirnos era el método más efectivo de neutralizar ambos grupos. Golpeando mis nudillos, uno contra otro, la runa de mis guanteletes destelló con un fulgor azul y procedieron a cargarse con electricidad.
Cargué contra el primer trasgo, golpeando su mandíbula con un gancho cargado de energía; antes que este pudiera dejar caer su maza de púas sobre mi yelmo. Tomé su arma en mi mano izquierda, realizando un rápido movimiento para golpear al siguiente trasgo, y luego realizar un giro para aprovechar el momento en una patada contra el pecho de mi siguiente objetivo. El trasgo perdió el equilibrio con el impacto, chocando contra el último trasgo que se disponía a atacarme. Ambos trasgos corrieron entonces para cubrír mis dos flancos con las hojas de sus sables. Sin embargo, me deshice de la maza e intercepté su carrera con mis puños energetizados, impactándolos contra los pedruzcos.
Culmimaba de dejarles a la merced de las corrientes del río, cuando Zelas se aproximó a mi encuentro. Asentí con un gesto y levanté mi pulgar.
—Neutralizados con éxito. —le contesté. —Ahora debería ser seguro nuestro ingreso. Procedamos. —le indiqué, observando ahora la entrada de la gruta.
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Prometeo
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Re: El estrago de los trasgos [Libre][4/4] (Cerrado)
- ¿Chicos, tienen algún plan? – Pegunté a los lobos mientras seguíamos caminando, tratando de esquivar los huesos del suelo. – Es decir… no creo que sea buena idea solo decir “Hey, vengan por nosotros, si me atraviesan el corazón se ganan la cena” seguro aquel estimulante hace que si acierten. – Me coloqué una mano en el pecho y sufrí un leve escalofrío, ya comenzaba a captar realmente en lo que me estaba metiendo.
Estaba por tomar la curva cercana cuando Mentita se interpuso en mi camino, empujándome como si quisiera que no avanzáramos. - ¿Quieres que me quede quieto? De acuerdo.- Murmuré levantando ambas manos al aire, si aquello era lo que Mentita esperaba, seguro es porque había detectado algo. Observé como la loba se alejaba en sigilo, al parecer se le daba bien eso de moverse para que no la detectaran, mientras aguardaba me coloqué de cuclillas y puse una mano sobre Azrael, aunque había algo raro en este, el lobo se encontraba tenso y observaba el camino por el cual veníamos. - ¿Todo bien amigo? – Murmuré mirando al mismo sitio del cual el lobo no apartaba el ojo, no veía nada fuera de lo normal. - ¿Es por los huesos, quieres uno? – El animal bufó y permaneció quieto, aquello definitivamente no era normal.
Mentita regresó poco después, supuse que había algo allí al frente si no había aullado como antes en el bosque, además había vuelto con el mismo cuidado que había avanzado “Bien… supongo que es momento de ser la carnada, veamos cuantos debo atraer” Tomé aire suficiente y lo dejé escapar lentamente, comencé a avanzar agachado, usando algunas rocas de apoyo para moverme con mayor facilidad.
Me asomé un poco para observar cuantos trasgos esperaban, ciertamente no eran muchos, si llevaba a aquellos afuera podrían despacharse rápido entre las fuerzas del elfo, el otro-biocibernetico y mi persona “Y supongo que allí está nuestro verdadero objetivo” La jaula donde mantenían a las rehenes no parecía muy difícil de abrir, podría apostarme la lengua a que las mismas prisiones hubiesen podido abrirla si quisieran “Pero claramente no lo intentarían, no teniendo tanto bicho cerca.” Aunque según el informe recibido, las pestes aquellas también habían tomado a una niña que no veía en la jaula ¿Dónde rayos estaba?
Ya sabía muy bien que debía hacer, debía tomar mi arco y despachar al menos uno de aquellos bichos, el resto me vería y me seguiría “Y mientras yo corro, deberé provocarlos para que no pierdan el interés” luego con el grupo deberíamos regresar una vez solucionado el problema, seríamos los salvadores del pueblo y recordados “Al menos por un par de días”. Asentí para mí y llevé la mano al carcaj para desenfundar el arco, estaba tensando ya la flecha cuando unas pequeñas rocas cayeron en mi cabeza, supuse que era algo normal de la cueva pero las rocas continuaron cayendo cada vez con más rapidez “¿Que rayos?” Cuando levanté la vista para entender que pasaba, me vi sorprendido por una horrible cara de rasgos afilados, aquella cosa chilló cuando saltó desde un agujero del techo empuñando una daga.
No tuve tiempo de reaccionar, el cuerpo del trasgo no demoró en llegar contra mí, la daga chocó contra mi brazo y rebotó, haciendo que un par de chispas saltaras allí donde la tela de mi atuendo se había roto junto a la piel sintética. Pude ver la confusión en la cara de aquel bicho, seguramente había esperado que el arma perforara la piel tal como debía suceder “Quizás si hubiese apuntado más arriba, yo no hubiera corrido con la misma suerte.” Aun así, no debía darle tiempo para recuperarse, estaba seguro que si volvía a atacar sería contra mi pecho.
Me quité al trasgo de encima usando los codos, dejándolo tendido en el suelo. Sin pensarlo mucho sujeté mi arco con fuerza y apoyé la rodilla en la espalda de aquel ser, rodeándole el cuello con la cuerda mientras lo asfixiaba, la bestia chilló sin parar mientras movía las manos en el aire, el forcejeo duró unos segundos hasta que se quedó inmóvil.
- Bien… supongo que bastaba con despachar a este. – Dije por lo bajo alejándome del cadáver, escuchando como los trasgos de la estancia proferían chillidos y comenzaban a andar en mi dirección “Ahora es cuando corro.” Antes de comenzar a andar vi la daga con la que el trasgo había intentado apuñalarme “Definitivamente esto me servirá para defenderme” la tomé sin dudar y luego me giré acelerando el paso, aunque mi escape no duró mucho. – Mierda…
Ahora entendía bien porque Azrael había estado tenso, tal como había pasado antes, del cielo se estaban abriendo múltiples agujeros y los trasgos habían comenzado a descender, algunos hasta estaban saliendo de pequeñas grutas que escondían rocas “Bien, al parecer ya no puedo escapar.” Empuñé con fuerza la daga que había robado al cadáver y miré en ambas direcciones, esperaba que los dos que se habían quedado afuera tuvieran la sensatez de entrar cuando escucharan el alboroto que estaba por formarse.
- Mentita, Azrael, creo que no saldremos de esta. – Azrael gruño, mostrando los dientes a los enemigos para luego saltar contra el trasgo más cercano y clavar sus fauces en el cuello del desafortunado bicho. – Eso es ser muy positivo, amigo. – Le respondí imitando su ejemplo para deslizar la daga y rajar la oreja de otra alimaña, la cual se llevó las manos a la herida mientras soltaba chillidos de dolor.
Estaba por tomar la curva cercana cuando Mentita se interpuso en mi camino, empujándome como si quisiera que no avanzáramos. - ¿Quieres que me quede quieto? De acuerdo.- Murmuré levantando ambas manos al aire, si aquello era lo que Mentita esperaba, seguro es porque había detectado algo. Observé como la loba se alejaba en sigilo, al parecer se le daba bien eso de moverse para que no la detectaran, mientras aguardaba me coloqué de cuclillas y puse una mano sobre Azrael, aunque había algo raro en este, el lobo se encontraba tenso y observaba el camino por el cual veníamos. - ¿Todo bien amigo? – Murmuré mirando al mismo sitio del cual el lobo no apartaba el ojo, no veía nada fuera de lo normal. - ¿Es por los huesos, quieres uno? – El animal bufó y permaneció quieto, aquello definitivamente no era normal.
Mentita regresó poco después, supuse que había algo allí al frente si no había aullado como antes en el bosque, además había vuelto con el mismo cuidado que había avanzado “Bien… supongo que es momento de ser la carnada, veamos cuantos debo atraer” Tomé aire suficiente y lo dejé escapar lentamente, comencé a avanzar agachado, usando algunas rocas de apoyo para moverme con mayor facilidad.
Me asomé un poco para observar cuantos trasgos esperaban, ciertamente no eran muchos, si llevaba a aquellos afuera podrían despacharse rápido entre las fuerzas del elfo, el otro-biocibernetico y mi persona “Y supongo que allí está nuestro verdadero objetivo” La jaula donde mantenían a las rehenes no parecía muy difícil de abrir, podría apostarme la lengua a que las mismas prisiones hubiesen podido abrirla si quisieran “Pero claramente no lo intentarían, no teniendo tanto bicho cerca.” Aunque según el informe recibido, las pestes aquellas también habían tomado a una niña que no veía en la jaula ¿Dónde rayos estaba?
Ya sabía muy bien que debía hacer, debía tomar mi arco y despachar al menos uno de aquellos bichos, el resto me vería y me seguiría “Y mientras yo corro, deberé provocarlos para que no pierdan el interés” luego con el grupo deberíamos regresar una vez solucionado el problema, seríamos los salvadores del pueblo y recordados “Al menos por un par de días”. Asentí para mí y llevé la mano al carcaj para desenfundar el arco, estaba tensando ya la flecha cuando unas pequeñas rocas cayeron en mi cabeza, supuse que era algo normal de la cueva pero las rocas continuaron cayendo cada vez con más rapidez “¿Que rayos?” Cuando levanté la vista para entender que pasaba, me vi sorprendido por una horrible cara de rasgos afilados, aquella cosa chilló cuando saltó desde un agujero del techo empuñando una daga.
No tuve tiempo de reaccionar, el cuerpo del trasgo no demoró en llegar contra mí, la daga chocó contra mi brazo y rebotó, haciendo que un par de chispas saltaras allí donde la tela de mi atuendo se había roto junto a la piel sintética. Pude ver la confusión en la cara de aquel bicho, seguramente había esperado que el arma perforara la piel tal como debía suceder “Quizás si hubiese apuntado más arriba, yo no hubiera corrido con la misma suerte.” Aun así, no debía darle tiempo para recuperarse, estaba seguro que si volvía a atacar sería contra mi pecho.
Me quité al trasgo de encima usando los codos, dejándolo tendido en el suelo. Sin pensarlo mucho sujeté mi arco con fuerza y apoyé la rodilla en la espalda de aquel ser, rodeándole el cuello con la cuerda mientras lo asfixiaba, la bestia chilló sin parar mientras movía las manos en el aire, el forcejeo duró unos segundos hasta que se quedó inmóvil.
- Bien… supongo que bastaba con despachar a este. – Dije por lo bajo alejándome del cadáver, escuchando como los trasgos de la estancia proferían chillidos y comenzaban a andar en mi dirección “Ahora es cuando corro.” Antes de comenzar a andar vi la daga con la que el trasgo había intentado apuñalarme “Definitivamente esto me servirá para defenderme” la tomé sin dudar y luego me giré acelerando el paso, aunque mi escape no duró mucho. – Mierda…
Ahora entendía bien porque Azrael había estado tenso, tal como había pasado antes, del cielo se estaban abriendo múltiples agujeros y los trasgos habían comenzado a descender, algunos hasta estaban saliendo de pequeñas grutas que escondían rocas “Bien, al parecer ya no puedo escapar.” Empuñé con fuerza la daga que había robado al cadáver y miré en ambas direcciones, esperaba que los dos que se habían quedado afuera tuvieran la sensatez de entrar cuando escucharan el alboroto que estaba por formarse.
- Mentita, Azrael, creo que no saldremos de esta. – Azrael gruño, mostrando los dientes a los enemigos para luego saltar contra el trasgo más cercano y clavar sus fauces en el cuello del desafortunado bicho. – Eso es ser muy positivo, amigo. – Le respondí imitando su ejemplo para deslizar la daga y rajar la oreja de otra alimaña, la cual se llevó las manos a la herida mientras soltaba chillidos de dolor.
Fredericksen
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Re: El estrago de los trasgos [Libre][4/4] (Cerrado)
Notó al otro lobo tensó por lo que sabía que algo no iba bien por suerte Fred la había hecho bastante caso. Desde donde se encontraba empezó a mirar hacía atrás y a los lados hasta que notó como se desprendían rocas de arriba de aquella caverna. Se levantó con cuidado mirando hacia arriba para luego al poco tiempo caer un trasgo intentando dañar al bio, por suerte le dio en el brazo metálico que tenía y no salio herido.
Pero antes de que pudiera moverse los trasgos empezaron llegar por detrás para no dejarlos salir y los de delante pronto llegaría. Podía luchar en aquella forma era muchísimo mas grande que los lobos normales, pero quizás necesitaría ayuda de su forma bípeda con dos manotazos se podría llevar a alguno por delante.Cuando se lanzó el lobo a lucha al ver que no se iba a quedar parado y morir y Fred siguió luchando, ella aprovechó la oportunidad para tomar forma bípeda conviertiendose en un gran lobo a dos patas .
Los trasgos que la vieron muchos se echaron para atrás para otros intentar tirar para la salida, en ese momento Selene rugió un con sus grandes zarpas se llevó a dos por delante aplastandoles la cabeza contra la pared de la cueva. Así era mas ágil por lo que escaló por la gruta para ponerse encima de unos cuantos trasgos y caer encima de ellos atrapandolos con las enormes garras delanteras y traseras y arrancarles el cuello con sus fauces. Aquello iba a ser una carnicería, miró a Fred y a Azrael esperando que estuviera bien y observó la entrada de la caverna por si entraban los otros dos compañeros"solo espero que no me ataquen a los que he ayudado" pensó la Lycantropa mientras seguía atacando a los engendros.
~~~~~~~~~
Habilidad de nivel 0:(Rasgo) Al momento de transformarse, Selene puede elegir si tomar la forma de un lobo o bípeda.
Pero antes de que pudiera moverse los trasgos empezaron llegar por detrás para no dejarlos salir y los de delante pronto llegaría. Podía luchar en aquella forma era muchísimo mas grande que los lobos normales, pero quizás necesitaría ayuda de su forma bípeda con dos manotazos se podría llevar a alguno por delante.Cuando se lanzó el lobo a lucha al ver que no se iba a quedar parado y morir y Fred siguió luchando, ella aprovechó la oportunidad para tomar forma bípeda conviertiendose en un gran lobo a dos patas .
Los trasgos que la vieron muchos se echaron para atrás para otros intentar tirar para la salida, en ese momento Selene rugió un con sus grandes zarpas se llevó a dos por delante aplastandoles la cabeza contra la pared de la cueva. Así era mas ágil por lo que escaló por la gruta para ponerse encima de unos cuantos trasgos y caer encima de ellos atrapandolos con las enormes garras delanteras y traseras y arrancarles el cuello con sus fauces. Aquello iba a ser una carnicería, miró a Fred y a Azrael esperando que estuviera bien y observó la entrada de la caverna por si entraban los otros dos compañeros"solo espero que no me ataquen a los que he ayudado" pensó la Lycantropa mientras seguía atacando a los engendros.
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Habilidad de nivel 0:(Rasgo) Al momento de transformarse, Selene puede elegir si tomar la forma de un lobo o bípeda.
Selene Niktos
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Re: El estrago de los trasgos [Libre][4/4] (Cerrado)
-Algo no esta bien... esto esta muy silencioso- le comento Zelas al bio mientras entraban a la gruta, habían mandado al mas irritable del grupo, por ende el lugar debería estar inundado de chillidos y gritos, mas no había casi nada de sonido en el lugar, el elfo sabia que Fred era mas capaz de lo que parecía, por lo que descarto que lo hubieran asesinado tan pronto, entonces se desato el bullicio, -ahora si esta como debe ser- dijo esbozando una sonrisa mientras apresuraba la marcha.
La escena era dantesca, mas trasgos de los que habían podido anticipar rodeaban a Fred, Azrael y Mentita? la cual ahora se encontraba en 2 patas y daba una apariencia completamente distinta, mas al verla atacar a los trasgos supo que era la Mentita que conocían, sin mas se posiciono al costado de ellos a la vez cortaba a un trasgo -Fred!!! solo tenias un trabajo!!!- exclamo a la vez que comenzaba a mantener su terreno, un corte, una muerte, ese era el plan que Zelas seguía de momento, y el hecho que fueran trasgos sus enemigos hacia que esto fuera posible en su mayoría. cortaba, esquivaba, volvía a cortar, saltaba hacia atrás esquivando un corte y se impulsaba nuevamente hacia adelante para ahora propinar un corte, tanto los números de los trasgos como la energía de el elfo comenzaban a disminuir, y quien sabe cuanto mas deberían seguir soportando esta oleada de enemigos, Zelas por su parte solo podía enfocarse en eliminar a la mayor cantidad de enemigos mientras el cuerpo le diera para superar la urgencia que enfrentaban.
La escena era dantesca, mas trasgos de los que habían podido anticipar rodeaban a Fred, Azrael y Mentita? la cual ahora se encontraba en 2 patas y daba una apariencia completamente distinta, mas al verla atacar a los trasgos supo que era la Mentita que conocían, sin mas se posiciono al costado de ellos a la vez cortaba a un trasgo -Fred!!! solo tenias un trabajo!!!- exclamo a la vez que comenzaba a mantener su terreno, un corte, una muerte, ese era el plan que Zelas seguía de momento, y el hecho que fueran trasgos sus enemigos hacia que esto fuera posible en su mayoría. cortaba, esquivaba, volvía a cortar, saltaba hacia atrás esquivando un corte y se impulsaba nuevamente hacia adelante para ahora propinar un corte, tanto los números de los trasgos como la energía de el elfo comenzaban a disminuir, y quien sabe cuanto mas deberían seguir soportando esta oleada de enemigos, Zelas por su parte solo podía enfocarse en eliminar a la mayor cantidad de enemigos mientras el cuerpo le diera para superar la urgencia que enfrentaban.
Zelas Hazelmere
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Re: El estrago de los trasgos [Libre][4/4] (Cerrado)
Cientos de trasgos... O quizás miles de trasgos, tenían acorralados al grupo de Fredericksen, el lobo y... ¿Qué? ¿Quién era... aquella bestia bípeda que se hallaba junto a ellos...? ¿Qué era? ¿Era... Mentita? No podía saberlo ahora, debía socorrerles inmediatamente.
Cargué junto con Zelas entre el grupo de trasgos, logrando adentrarnos junto a Fredericksen y el par de lobos en el círculo de combate. Era un método efectivo, mientras más luchadores, menos puntos ciegos.
—Consideré la posibilidad de que algo así pasara, pero quise creer que no sucedería... —comuniqué, mientras detenía dos ataques contra con mis nudillos y procedía a golpear a los trasgos en el pecho, liberando una explosión eléctrica que barrió con él y varios trasgos.
Sobrecalentamiento de los motores...
Realizando análisis del perímetro...
Había detectado los agujeros en el escarpado desde que ingresamos. En ese momento, la posibilidad se hizo presente en mis cálculos, y ahora podía salvarnos de este problema. Era peligroso, pero no había alternativa.
—Fredericksen, Zelas. No podemos vencerlos a todos a este ritmo. Son demasiados. —aclaré, mientras me mantenía en el combate. —Pero hay una forma de neutralizarlos a todos rápidamente. —confesé, esquivando un golpe y devolviéndolo inmediatamente. —Si logramos crear una magnitud lo suficientemente eficiente, podríamos provocar un derrumbe de las estalactitas. —expliqué. —Un golpe, Fred. Tu fuerza de biocibernético debería bastar. —contuve dos lanzas que apuntaban a mi rostro. —¡No hay tiempo de explicar! ¡Confía en mí! —hice retroceder al par de trasgos.
Me obedeciera o no, esperaría un par de segundos por la acción de Fredericksen, antes de comenzar a liberar electrones de mi núcleo. La runa de mis guanteletes comenzó a emitir electricidad, mientras comenzaba a materializar cristales de energía celeste para formar una cúpula protectora alrededor de nosotros.
Ningún ataque o derrumbe nos haría daño.
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Hago uso de mi habilidad Escudo de Electrones para protegernos del posible derrumbe o de los ataques.
Prometeo
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Re: El estrago de los trasgos [Libre][4/4] (Cerrado)
El combate contra los trasgos no iba tan mal, solo me habían cortado un par de veces y la fatiga comenzaba a hacerse notable “Pero todo va bien, solo me queda esperar a quedar agotado para sentir varias hojas de metal en mi pecho, nada grave.” Desvié una hoja curva con la daga y con la mano libre estampé al trasgo contra la pared más cercana, como agradecía en aquel momento no solo haberme instruido con el arco. Azrael por el momento parecía desenvolverse mejor que yo, saltaba de enemigo en enemigo, rasgando y mordiendo sin sufrir muchas heridas “Después de esto… quizá si debamos tomarnos un descanso, Delilah y Genevive no nos dejaran salir” Un tajo en mi pierna me hizo soltar una leve queja, girándome al instante para regresarle el corte al enemigo, acertándole a este en la garganta.
- Mentita ¿Tú cómo va… - Me giré un segundo cuando por algún motivo la mayoría de los trasgos habían retrocedido, aquel descanso me caía como anillo al dedo, solo que no esperaba toparme con algo mucho peor que un trasgo. – Por los dioses… no eres un lobo normal. – Murmuré levantando la daga para protegerme de Mentita, ninguna cosa que tuviera aquella forma podría ser aliada “Mis tripas van a volar por todo el lugar como me ponga las garras encima” Tragué saliva y mire a Azrael, aquel también se había congelado por la impresión, el lobo pareció pensar lo mismo que yo y soltó un aullido. - ¿Qué? Claro que tú no puedes hacer eso… creo. – El animal volvió a aullar y regresó la mirada a la bestia bípeda. – Porque no es una loba normal…debe ser un licántropo. - “Si, eso encaja más… aunque entre todos los licántropos que conocía no recordaba a alguno ir a dos patas.” Fue una sorpresa cuando la loba comenzó a arremeter contra los trasgos también, haciéndolos picadillo. – Supongo que seguimos siendo aliados… no me lo esperaba. – Dije por lo bajo cuando noté la mirada de Mentita, respiré aliviado para luego regresar al trabajo de cegar trasgos, silbando para que Azrael también atacara.
Los refuerzos no tardaron en llegar por suerte, aunque uno llegó reclamándome por mi trabajo y el otro hablando de posibilidades.- Y creo que ando haciendo muy bien… mi único trabajo. – Respondí de mala gana al elfo, las heridas ya comenzaban a arderme y las extremidades humanas a acalambrarse. – Y no te preocupes, Prometeo ¿La carnada no debía hacer que todos salieran de su escondite? Todo sigue como debe ser. – La ayuda de aquellos dos me daba más tiempo para respirar, sin contar que la licántropo era una borrasca de muerte. Me tomé un descanso alejándome unos pasos para apoyarme en la pared rocosa, intentando no ensuciar más de sangre mi atuendo. La situación era verdaderamente critica, al parecer definitivamente los trasgos no eran algo a tomarse en broma, el bio-cibernetico había propuesto un plan que no sonaba para nada mal “Es cierto que desde que me pusieron esto puedo generar más fuerza… pero no puedo controlarlo.” Apreté el puño y tomé aire, pero si podía detener el problema con un solo golpe, podía esforzarme. Me aparté de la pared y contemplé un instante la cúpula que comenzaba a cubrirnos “Bien, eso evitará que nos volvamos brochetas” Asentí y retrocedí para preparar el golpe, solo que en ningún momento me molesté en tomar impulso suficiente para golpear la pared.
- Espera…eso nos protege a nosotros ¿Pero qué protege a las rehenes? – Sacudí la cabeza observando al bio-cibernetico. – Nada nos asegura cual será el rango de la lluvia de estalactitas ¿Nos estamos jugando el cuello para asesinarlas también por error? No creo. – Guardé la daga bañada en sangre en mi bota, algo muy torpe de mi parte ya que sentía la sustancia viscosa bajar hasta mi pie “Ciertamente repugnante” y desenfundé el arco, aún habían otras opciones. – Pero ese escudo tuyo me da otra idea. – Tensé una flecha y la disparé contra uno de los trasgos que hostigaba al bio-cibernetico, silbando para que Azrael me escuchara entre la multitud, el lobo no demoró en aparecer por el flanco del otro trasgo, añadiendo más sangre a su hocico cuando acabó con su objetivo. – ¿Esa cúpula tuya detiene todo lo físico? Si es así, podrías posicionarla al frente, en dirección a la salida. Así bloquearías el paso a los bichos y el problema se reduce a la mitad. – Golpeé con el arco a una de las pestes cercanas y le disparé en el cuello evitando que se levantara.- ¡Mentita! – Busqué a la loba entre la multitud, aunque no fue difícil hallar a la licántropo entre tanto bicho enano. – Mentita, si puedes… o quieres, sería de gran ayuda que cubras a Prometeo, si ustedes dos logran controlar la oleada delantera, supongo que estaríamos bien.- Azrael aulló y tuve que mirarlo algo sorprendido. – Bueno… si también te quieres quedar a ayudar, pero cuídate. – Me encogí de hombros y llevé la mirada a la curva donde estaban las prisioneras. – Zelas, la otra vez descuartizaste a varios sujetos… estaría bien que repitieras eso de nuevo, puedes ir al frente y te cubro las espaldas, en la instancia cercana están las mujeres en una celda.
No había razón alguna para que aquel grupo hiciera caso a lo que decía, solo era un plan, y si querían improvisar en el proceso nadie se quejaría “Pero si quieren vivir tanto como yo, lo mejor será trabajar en equipo." –¡Y recuerden proteger sus pantorrillas, esos bastardos atacan por lo bajo! – [1]Tensé tres flechas en el arco y avancé un par de pasos, frenándome para soltarlas y despachar a tres trasgos, la sangre brotó de sus cuellos al momento que caían “Puede que solo queden una o dos docena custodiando, si es que no hay más sorpresas”
- Mentita ¿Tú cómo va… - Me giré un segundo cuando por algún motivo la mayoría de los trasgos habían retrocedido, aquel descanso me caía como anillo al dedo, solo que no esperaba toparme con algo mucho peor que un trasgo. – Por los dioses… no eres un lobo normal. – Murmuré levantando la daga para protegerme de Mentita, ninguna cosa que tuviera aquella forma podría ser aliada “Mis tripas van a volar por todo el lugar como me ponga las garras encima” Tragué saliva y mire a Azrael, aquel también se había congelado por la impresión, el lobo pareció pensar lo mismo que yo y soltó un aullido. - ¿Qué? Claro que tú no puedes hacer eso… creo. – El animal volvió a aullar y regresó la mirada a la bestia bípeda. – Porque no es una loba normal…debe ser un licántropo. - “Si, eso encaja más… aunque entre todos los licántropos que conocía no recordaba a alguno ir a dos patas.” Fue una sorpresa cuando la loba comenzó a arremeter contra los trasgos también, haciéndolos picadillo. – Supongo que seguimos siendo aliados… no me lo esperaba. – Dije por lo bajo cuando noté la mirada de Mentita, respiré aliviado para luego regresar al trabajo de cegar trasgos, silbando para que Azrael también atacara.
Los refuerzos no tardaron en llegar por suerte, aunque uno llegó reclamándome por mi trabajo y el otro hablando de posibilidades.- Y creo que ando haciendo muy bien… mi único trabajo. – Respondí de mala gana al elfo, las heridas ya comenzaban a arderme y las extremidades humanas a acalambrarse. – Y no te preocupes, Prometeo ¿La carnada no debía hacer que todos salieran de su escondite? Todo sigue como debe ser. – La ayuda de aquellos dos me daba más tiempo para respirar, sin contar que la licántropo era una borrasca de muerte. Me tomé un descanso alejándome unos pasos para apoyarme en la pared rocosa, intentando no ensuciar más de sangre mi atuendo. La situación era verdaderamente critica, al parecer definitivamente los trasgos no eran algo a tomarse en broma, el bio-cibernetico había propuesto un plan que no sonaba para nada mal “Es cierto que desde que me pusieron esto puedo generar más fuerza… pero no puedo controlarlo.” Apreté el puño y tomé aire, pero si podía detener el problema con un solo golpe, podía esforzarme. Me aparté de la pared y contemplé un instante la cúpula que comenzaba a cubrirnos “Bien, eso evitará que nos volvamos brochetas” Asentí y retrocedí para preparar el golpe, solo que en ningún momento me molesté en tomar impulso suficiente para golpear la pared.
- Espera…eso nos protege a nosotros ¿Pero qué protege a las rehenes? – Sacudí la cabeza observando al bio-cibernetico. – Nada nos asegura cual será el rango de la lluvia de estalactitas ¿Nos estamos jugando el cuello para asesinarlas también por error? No creo. – Guardé la daga bañada en sangre en mi bota, algo muy torpe de mi parte ya que sentía la sustancia viscosa bajar hasta mi pie “Ciertamente repugnante” y desenfundé el arco, aún habían otras opciones. – Pero ese escudo tuyo me da otra idea. – Tensé una flecha y la disparé contra uno de los trasgos que hostigaba al bio-cibernetico, silbando para que Azrael me escuchara entre la multitud, el lobo no demoró en aparecer por el flanco del otro trasgo, añadiendo más sangre a su hocico cuando acabó con su objetivo. – ¿Esa cúpula tuya detiene todo lo físico? Si es así, podrías posicionarla al frente, en dirección a la salida. Así bloquearías el paso a los bichos y el problema se reduce a la mitad. – Golpeé con el arco a una de las pestes cercanas y le disparé en el cuello evitando que se levantara.- ¡Mentita! – Busqué a la loba entre la multitud, aunque no fue difícil hallar a la licántropo entre tanto bicho enano. – Mentita, si puedes… o quieres, sería de gran ayuda que cubras a Prometeo, si ustedes dos logran controlar la oleada delantera, supongo que estaríamos bien.- Azrael aulló y tuve que mirarlo algo sorprendido. – Bueno… si también te quieres quedar a ayudar, pero cuídate. – Me encogí de hombros y llevé la mirada a la curva donde estaban las prisioneras. – Zelas, la otra vez descuartizaste a varios sujetos… estaría bien que repitieras eso de nuevo, puedes ir al frente y te cubro las espaldas, en la instancia cercana están las mujeres en una celda.
No había razón alguna para que aquel grupo hiciera caso a lo que decía, solo era un plan, y si querían improvisar en el proceso nadie se quejaría “Pero si quieren vivir tanto como yo, lo mejor será trabajar en equipo." –¡Y recuerden proteger sus pantorrillas, esos bastardos atacan por lo bajo! – [1]Tensé tres flechas en el arco y avancé un par de pasos, frenándome para soltarlas y despachar a tres trasgos, la sangre brotó de sus cuellos al momento que caían “Puede que solo queden una o dos docena custodiando, si es que no hay más sorpresas”
- Uso de habilidad:
[1]Habilidad nivel 1: Trío de flechas
Enfriamiento: 5 turnos
Duración 2 turnos.
El cazador prepara tres flechas en su arco/ballesta que posteriormente disparará a un objetivo o una serie de objetivos. Al realizar el disparo, el cazador recibe un incremento en su destreza del 20%.
Fredericksen
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