Enfréntame a mis miedos [Privado] [Cerrado]
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Enfréntame a mis miedos [Privado] [Cerrado]
Hacía días que una idea le rondaba la cabeza. No podía concentrarse en sus estudios ni en su entrenamiento, se encontraba de mal humor a todas horas (más de lo que ya estaba de por sí), ni siquiera comía bien... Había algo en su mente que la tenía preocupada, y no encontraba la respuesta por sí sola. Ni siquiera meditar podía darle solución a su problema, así que optó por ir al lugar en el que experimentó la sensación más reveladora e inquietante de su vida; tenía que visitar la Bótica y Farmacia de Go'el.
Hacía bastante que no se pasaba por allí y veía a ambos residentes del lugar, a pesar de que vivieran en la misma ciudad.
El sitio había mejorado bastante con respecto a la última vez que lo visitó. Casi parecía una casa de verdad y todo.
Sin más, la Rhodes se acercó hasta la puerta para llamar, pero vio que estaba entreabierta, así que rehusó de hacer su acción y optó por entrar directamente. Una vez que cruzó el marco de la puerta, se levantó la capucha, la cual siempre bajada cada vez que salía a la calle, le gustaba mantener su intimidad y que nadie supiese quién era. Tenía el cabello más corto y rizado que la última vez que visitó el lugar, pero esperaba que eso no fuera un impedimento para que ambos dragones no la reconocieran, después de todo, habría que ser muy idiota para que eso pasara.
No había nadie en la recepción. La cantidad de pociones y demás productos que había allí expuestos era bastante espectacular, casi parecía una tienda de la propia Lunargenta, con todas sus cosas cuidadas y puestas de forma pulcra. Allí también estaba la zona donde Gali se relajaba, en sus cojines y con su mesita de té, pero en ese momento no había nadie.
Suspiró. Tendría que esperar a que alguien apareciera o adentrarse por ella misma en la tienda como si fuera su casa. Por el momento, optó por lo primero.
Caminó hasta el mostrador y se apoyó allí. Los minutos pasaron, y su aburrimiento crecía.
Se fijó en un armario que había al lado de la exposición de pociones. Miró a ambos lados y, sin más, fue a ver qué habría en su interior. Lo abrió y pudo ver varios manojos de hierbas de diferentes olores, colores y texturas. También habían varios frascos con diferentes líquidos en su interior, y por último, una especie de bote pequeño y ovalado. Este lo cogió y lo abrió por una tapa que este tenía. En su interior se hallaba un polvo blanco parecido a la harina, pero que olía tremendamente mal, contrastando con la tormenta de buenos olores que desprendían las demás hierbas. Con un gesto de asco, la rubia cerró el bote y lo dejó en su sitio. No quería saber qué era ni para qué servía, con ese olor no podía ser para nada bueno, o al menos eso pensaba.
Mientras pasaban los minutos, siguió curioseando más el lugar. Desde luego era interesante ver la de cosas exóticas que ostentaba el lugar.
Hacía bastante que no se pasaba por allí y veía a ambos residentes del lugar, a pesar de que vivieran en la misma ciudad.
El sitio había mejorado bastante con respecto a la última vez que lo visitó. Casi parecía una casa de verdad y todo.
Sin más, la Rhodes se acercó hasta la puerta para llamar, pero vio que estaba entreabierta, así que rehusó de hacer su acción y optó por entrar directamente. Una vez que cruzó el marco de la puerta, se levantó la capucha, la cual siempre bajada cada vez que salía a la calle, le gustaba mantener su intimidad y que nadie supiese quién era. Tenía el cabello más corto y rizado que la última vez que visitó el lugar, pero esperaba que eso no fuera un impedimento para que ambos dragones no la reconocieran, después de todo, habría que ser muy idiota para que eso pasara.
No había nadie en la recepción. La cantidad de pociones y demás productos que había allí expuestos era bastante espectacular, casi parecía una tienda de la propia Lunargenta, con todas sus cosas cuidadas y puestas de forma pulcra. Allí también estaba la zona donde Gali se relajaba, en sus cojines y con su mesita de té, pero en ese momento no había nadie.
Suspiró. Tendría que esperar a que alguien apareciera o adentrarse por ella misma en la tienda como si fuera su casa. Por el momento, optó por lo primero.
Caminó hasta el mostrador y se apoyó allí. Los minutos pasaron, y su aburrimiento crecía.
Se fijó en un armario que había al lado de la exposición de pociones. Miró a ambos lados y, sin más, fue a ver qué habría en su interior. Lo abrió y pudo ver varios manojos de hierbas de diferentes olores, colores y texturas. También habían varios frascos con diferentes líquidos en su interior, y por último, una especie de bote pequeño y ovalado. Este lo cogió y lo abrió por una tapa que este tenía. En su interior se hallaba un polvo blanco parecido a la harina, pero que olía tremendamente mal, contrastando con la tormenta de buenos olores que desprendían las demás hierbas. Con un gesto de asco, la rubia cerró el bote y lo dejó en su sitio. No quería saber qué era ni para qué servía, con ese olor no podía ser para nada bueno, o al menos eso pensaba.
Mientras pasaban los minutos, siguió curioseando más el lugar. Desde luego era interesante ver la de cosas exóticas que ostentaba el lugar.
Última edición por Helena Rhodes el Lun Oct 21 2019, 11:02, editado 1 vez
Helena Rhodes
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Re: Enfréntame a mis miedos [Privado] [Cerrado]
Go´el caminaba por el borde de su lago artificial con el pelo atado en una coleta alta, descalzo y sin camisa vigilaba que todos sus pacientes recibieran el tratamiento adecuado durante el tiempo correcto, para después cambiarlos a otros lagos más pequeños con aguas a diferentes temperaturas.
Esta mañana el galeno tenía en las aguas frías a un elfo que había llegado la noche anterior con una severa luxación en el tobillo y que mantenía la pierna dentro del agua mientras leía sentado en el borde. En el lado opuesto en las agua termales había un hombre-reptil que simplemente pasaba la mañana calentando su cuerpo.
-En breve tendrá que salir del agua Rafael, ya sabe que demasiado calor le provocara un choque de temperatura al salir del agua. -El reptil asintió mientras Go´el caminaba hacia el elfo. -¿Cómo se encuentra usted? en quince minutos tendré que aplicarle de nuevo la pomada.
-Mucho mejor que anoche, gracias. -Respondió el hombre de orejas puntiagudas. -Es asombroso que sea capaz de hacer lo mismo que un elfo sanador, pero sin magia.
-La medicina es una ciencia. -Contestaba el rubio con orgullo. -La magia no es el único medio de sanar el cuerpo y la mente.
Mientras que un dragón charlaba tranquilo en el patio trasero el otro atendía la tienda, o al menos eso debería estar haciendo Gali, pero en el mostrador no había nadie.
El monje se había ido a por un surtido de plantas, cortezas de frutos y algunas raíces para sus tés. De vuelta a la botica se paró en una tienda y compró una jarra que estaba tapada para que no se derramara su contenido. Aquel líquido era para un inquilino que se había apoderado de la parte trasera de la casa de los dragones y que, ahora mismo, seguía al grandullón de cerca.
Al acabar el recorrido y entrar en la farmacia la sonrisa de Gali se ensancho alegre al ver una figura conocida.
-Helena. -Exclamó. -Que agradable sorpresa ¿Que te trae por aquí? -La sonrisa del monje cambio a una más relajada. -Ven, siéntate. Te prepararé algo.
Prosiguió el hombre caminando hacia sus cojines, donde había una pequeña mesa con un cristal abatible el cual Gali levantó para introducir sus compras.
-Veo que te has cortado el pelo, te sienta muy bien. El siguiente corte si quieres puedo hacértelo yo, tengo experiencia.
Dijo el dragón de tierra tocándose el turbante y riendo.
-Le has caído bien, de normal no se acerca a la gente. Este ladronzuelo -Comentaba el moreno rascándole el inicio de la cola mientras el gato bebía leche. -saltó un día la vaya de atrás y ahora vive allí. Go´el intenta echarlo, pero no lo consigue. ¿Me pregunto porque?
Preguntaba con falsa inocencia el dragón al tiempo que el animal levantaba la vista del cuenco y miraba a la bruja como si supiera que están hablando de él.
Esta mañana el galeno tenía en las aguas frías a un elfo que había llegado la noche anterior con una severa luxación en el tobillo y que mantenía la pierna dentro del agua mientras leía sentado en el borde. En el lado opuesto en las agua termales había un hombre-reptil que simplemente pasaba la mañana calentando su cuerpo.
-En breve tendrá que salir del agua Rafael, ya sabe que demasiado calor le provocara un choque de temperatura al salir del agua. -El reptil asintió mientras Go´el caminaba hacia el elfo. -¿Cómo se encuentra usted? en quince minutos tendré que aplicarle de nuevo la pomada.
-Mucho mejor que anoche, gracias. -Respondió el hombre de orejas puntiagudas. -Es asombroso que sea capaz de hacer lo mismo que un elfo sanador, pero sin magia.
-La medicina es una ciencia. -Contestaba el rubio con orgullo. -La magia no es el único medio de sanar el cuerpo y la mente.
Mientras que un dragón charlaba tranquilo en el patio trasero el otro atendía la tienda, o al menos eso debería estar haciendo Gali, pero en el mostrador no había nadie.
El monje se había ido a por un surtido de plantas, cortezas de frutos y algunas raíces para sus tés. De vuelta a la botica se paró en una tienda y compró una jarra que estaba tapada para que no se derramara su contenido. Aquel líquido era para un inquilino que se había apoderado de la parte trasera de la casa de los dragones y que, ahora mismo, seguía al grandullón de cerca.
Al acabar el recorrido y entrar en la farmacia la sonrisa de Gali se ensancho alegre al ver una figura conocida.
-Helena. -Exclamó. -Que agradable sorpresa ¿Que te trae por aquí? -La sonrisa del monje cambio a una más relajada. -Ven, siéntate. Te prepararé algo.
Prosiguió el hombre caminando hacia sus cojines, donde había una pequeña mesa con un cristal abatible el cual Gali levantó para introducir sus compras.
-Veo que te has cortado el pelo, te sienta muy bien. El siguiente corte si quieres puedo hacértelo yo, tengo experiencia.
Dijo el dragón de tierra tocándose el turbante y riendo.
La pareja de bípedos no eran los únicos en la tienda, pues un pequeño animal se acercaba cada vez más hacia Helena, al llegar a sus pies se detuvo a olfatear. Se trataba del inquilino del jardín trasero, un gato pardo de pelaje corto y denso que en cuanto escuchó como la jarra se destapa dejo en paz los pies de la bruja y salió a paso rápido hasta debajo de la mesa de té donde le esperaba un cuenco con leche. | [Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen] |
Preguntaba con falsa inocencia el dragón al tiempo que el animal levantaba la vista del cuenco y miraba a la bruja como si supiera que están hablando de él.
Go'el
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Re: Enfréntame a mis miedos [Privado] [Cerrado]
La entrada de Gali en la tienda la sobresaltó un poco. Se giró a verlo, y para su sorpresa, el grandullón iba en compañía de un inesperado acompañante; un gato, que la miraba fijamente y casi de forma hipnótica.
Ambos se hubiesen quedando mirando el uno al otro por toda una eternidad si el dragón no hubiera saltado con el comentario sobre el estilo de cabello que llevaba ahora la bruja.
Miró al moreno, abriendo los ojos un poco más de lo normal y asintiendo con la cabeza, en una mezcla entre una reverencia y una reafirmación a lo que Gali dijo con cierta sorpresa al no esperarse dicho comentario.
-Oh... Gracias-Asintió otra vez, aceptando la invitación del moreno de cortarle el pelo la próxima vez-Es trabajo de Matt-Se llevó una mano al cabello y se lo asió con delicadeza-Es un pervertido, pero para cosas de belleza es el mejor-Esbozó una sonrisa
Sin más, la bruja aceptó la invitación del grandullón para sentarse junto a él en la mesita del té, con su nuevo amigo.
-Por cierto, nunca vi qué tienes debajo de ese turbante-Miró fijamente al susodicho objeto-¿No estarás calvo, verdad?-Preguntó con un tono bromista
Notó como el felino se coló por debajo de la mesa y empezó a olisquearla. La bruja miró hacia abajo y se salió un poco de la mesa, dejando el espacio suficiente para ver qué hacía el animal. Este, ni corto ni perezoso, se subió a las piernas de la Rhodes y se tiró a descansar.
Helena quedó sorprendida por el repentino afecto que ese gato le mostraba.
-Vaya...-Un poco de risa se escondía tras sus palabras-¡Si hubieses sido un bípedo seguramente te hubieses ganado una buena tunda!-Le recriminó, mostrándose falsamente molesta. Acto seguido, empezó a acariciarle el corto pelaje-Pero como eres tan adorable, lo dejaré estar-Le sonrió, a lo que el gato respondió con un ronroneo y cerrando los ojos
Gali le explicó cómo lo encontró. Era bastante común que los gatos asaltaran las casas o las tiendas en busca de comida. Pasaba en las grandes ciudades, y Ciudad Lagarto no sería para nada una excepción. Sin más, una vez que vio que el trato de Helena con él era bueno, el gato se levantó y se quitó de las piernas de la bruja, yendo directamente al cuenco que Gali le había preparado.
-Eh, ¿Cómo que "por qué"?-Frunció el ceño-¡Está claro que soy un amor, y eso los animales lo detectan!-Dijo, haciéndose la ofendida
Tras esa charla informal y amena, Helena adquirió un tono más serio en su siguiente pregunta, cambiando radicalmente de tema.
-Gali, he venido porque necesito ayuda.-Lo miró directamente a los ojos-Mis pensamientos últimamente se me agolpan y siento que me asfixian. Necesito volver a estar en calma, y la última sesión que tuve contigo para encontrar el agua me ayudó mucho. Ahora "escucho" el agua. Me gustaría saber más de eso también y el por qué...-Paró un segundo, ladeando la cabeza-Quizás me estoy explicando mal-Se acercó de nuevo a la mesa y apoyó los codos en esta y su barbilla en las manos-Quiero aprender todo sobre mis habilidades de bruja, y estar serena y controlar mis emociones creo que puede ayudarme-Y, no lo quería admitir, pero estar en paz con su pasado también podría ayudarla...
Ambos se hubiesen quedando mirando el uno al otro por toda una eternidad si el dragón no hubiera saltado con el comentario sobre el estilo de cabello que llevaba ahora la bruja.
Miró al moreno, abriendo los ojos un poco más de lo normal y asintiendo con la cabeza, en una mezcla entre una reverencia y una reafirmación a lo que Gali dijo con cierta sorpresa al no esperarse dicho comentario.
-Oh... Gracias-Asintió otra vez, aceptando la invitación del moreno de cortarle el pelo la próxima vez-Es trabajo de Matt-Se llevó una mano al cabello y se lo asió con delicadeza-Es un pervertido, pero para cosas de belleza es el mejor-Esbozó una sonrisa
Sin más, la bruja aceptó la invitación del grandullón para sentarse junto a él en la mesita del té, con su nuevo amigo.
-Por cierto, nunca vi qué tienes debajo de ese turbante-Miró fijamente al susodicho objeto-¿No estarás calvo, verdad?-Preguntó con un tono bromista
Notó como el felino se coló por debajo de la mesa y empezó a olisquearla. La bruja miró hacia abajo y se salió un poco de la mesa, dejando el espacio suficiente para ver qué hacía el animal. Este, ni corto ni perezoso, se subió a las piernas de la Rhodes y se tiró a descansar.
Helena quedó sorprendida por el repentino afecto que ese gato le mostraba.
-Vaya...-Un poco de risa se escondía tras sus palabras-¡Si hubieses sido un bípedo seguramente te hubieses ganado una buena tunda!-Le recriminó, mostrándose falsamente molesta. Acto seguido, empezó a acariciarle el corto pelaje-Pero como eres tan adorable, lo dejaré estar-Le sonrió, a lo que el gato respondió con un ronroneo y cerrando los ojos
Gali le explicó cómo lo encontró. Era bastante común que los gatos asaltaran las casas o las tiendas en busca de comida. Pasaba en las grandes ciudades, y Ciudad Lagarto no sería para nada una excepción. Sin más, una vez que vio que el trato de Helena con él era bueno, el gato se levantó y se quitó de las piernas de la bruja, yendo directamente al cuenco que Gali le había preparado.
-Eh, ¿Cómo que "por qué"?-Frunció el ceño-¡Está claro que soy un amor, y eso los animales lo detectan!-Dijo, haciéndose la ofendida
Tras esa charla informal y amena, Helena adquirió un tono más serio en su siguiente pregunta, cambiando radicalmente de tema.
-Gali, he venido porque necesito ayuda.-Lo miró directamente a los ojos-Mis pensamientos últimamente se me agolpan y siento que me asfixian. Necesito volver a estar en calma, y la última sesión que tuve contigo para encontrar el agua me ayudó mucho. Ahora "escucho" el agua. Me gustaría saber más de eso también y el por qué...-Paró un segundo, ladeando la cabeza-Quizás me estoy explicando mal-Se acercó de nuevo a la mesa y apoyó los codos en esta y su barbilla en las manos-Quiero aprender todo sobre mis habilidades de bruja, y estar serena y controlar mis emociones creo que puede ayudarme-Y, no lo quería admitir, pero estar en paz con su pasado también podría ayudarla...
Helena Rhodes
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Re: Enfréntame a mis miedos [Privado] [Cerrado]
Rio, Gali no pudo hacer otra cosa que reír con fuerza ante la pregunta de Helena.
-No, no estoy calvo. -Comentaba el moreno vertiendo agua de un cántaro en un par de tazas. -El interior de este turbante es un misterio para la inmensa mayoría que me conoce.
El monje sacó de la mesa unas hojas de hierbabuena fresca las partió por la mitad y las metió en las tazas, a continuación sacó un limón de un frutero cercano y con un cuchillo cortó unas rodajas que también fueron a parar a las tazas.
-Tienes razón, los animales detectan las emociones. Buscan aquellas que les dan tranquilidad y evitan las energías negativas. Está claro que este pillastre ha sabido reconocer tu lado más tierno.
Mientras el dragón conversaba con la bruja este introdujo un saquito en cada taza y lentamente el agua tomó un color oscuro entre el marrón y el rojo. A los pocos minutos le tendió uno de los vasos a la rubia, se trataba de una infusión fresca que mataría el calor del cercano verano. El grandullón y tranquilo hombre escuchó sereno a Helena, dando silenciosos sorbos a su vaso.
-Deja que te ponga un caso práctico, quizás así puedas interpretar mejor lo que te sucede y halles el camino que necesitas.
Gali dejó la taza en la mesa y colocó sus manos sobre sus rodillas.
-Cuando una persona se asfixia, cuando le falta el aire. ¿Cómo le podemos ayudar? -Gali miró a la rubia dándole tiempo para contestar. -Hay varios métodos, cada uno para un caso distinto, pero todos con el mismo fin. Sacar de los pulmones un fluido que impide la continuación de la vida. A veces basta con unos golpes, otras necesitas técnicas más complejas y luego está el caso donde el fluido es tu propia esencia, en esos casos alguien debe pinchar en el lugar correcto y sacar el liquido, porque si no los pulmones se inundaran o explotaran.
La comparación podía sonar excesiva o abrumadora, pero en algunas ocasiones las explicaciones necesitaban acompañarse de esta clase de elementos para dar a entender la gravedad del asunto.
-Los recuerdos y sentimientos reprimidos son los fluidos que taponan los pulmones del alma. -Prosiguió el monje sirviéndose más agua en la taza. -Puede que solo tengas que abrir la boca y dejarlos ir, puede que tengas que enfrentarte a ellos y plantarles cara, golpearte el pecho y sacarlos. O puede que necesites que alguien te pinche y te saque esos problemas, para después mirar el tubo y ver que nunca más volverán a tus pulmones. Porque esa esencia, una vez extraída ya no vuelve, ese tubo ira a la basura y de ahí al montón de compost que tenemos en el campo.
Mientras Gali hablaba el gato había vuelto a las piernas de Helena y en el jardín trasero Go´el continuaba con su labor de médico. Rafael ya no estaba en las aguas calientes, estaba en unas tibias atemperando su cuerpo para salir de allí después de unos minutos.
En la pared más alejada al agua se veían varias montañas con cestas de mimbre apiladas unas sobre otras, no muy lejos de estas sobre unas piedras secas reposaban los canastos con la ropa de las personas que había en ese momento en el agua y en una mesa junto a estos cestos habían estrechas sabanas de diferentes medidas para el que quisiera taparse y gruesas toallas para secarse.
El hombre-reptil estaba recogiendo su cesta y poniendo una de las toallas en el interior, se retiró a una esquina donde varios biombos de bambú daban la intimida suficiente a aquellos que deseaban mantener su cuerpo en privado. Mientras todo eso ocurría, Go´el ayudaba a salir del agua al elfo y lo conducía a una silla donde le aplicaría la pomada que necesitaba, y por otro lado estaban Helena y Gali. Ambos conversaban y tomaban la refrescante bebida mientras la primera decidía si aceptaba o no la propuesta del segundo.
-...Como te decía antes, en las termas no te molestara nadie y los pacientes que estén ahora en ellas no te presentaran atención. Pues están ahí por el mismo motivo que tú, solo buscan un remanso de paz donde poder recuperarse de sus problemas.
-No, no estoy calvo. -Comentaba el moreno vertiendo agua de un cántaro en un par de tazas. -El interior de este turbante es un misterio para la inmensa mayoría que me conoce.
El monje sacó de la mesa unas hojas de hierbabuena fresca las partió por la mitad y las metió en las tazas, a continuación sacó un limón de un frutero cercano y con un cuchillo cortó unas rodajas que también fueron a parar a las tazas.
-Tienes razón, los animales detectan las emociones. Buscan aquellas que les dan tranquilidad y evitan las energías negativas. Está claro que este pillastre ha sabido reconocer tu lado más tierno.
Mientras el dragón conversaba con la bruja este introdujo un saquito en cada taza y lentamente el agua tomó un color oscuro entre el marrón y el rojo. A los pocos minutos le tendió uno de los vasos a la rubia, se trataba de una infusión fresca que mataría el calor del cercano verano. El grandullón y tranquilo hombre escuchó sereno a Helena, dando silenciosos sorbos a su vaso.
-Deja que te ponga un caso práctico, quizás así puedas interpretar mejor lo que te sucede y halles el camino que necesitas.
Gali dejó la taza en la mesa y colocó sus manos sobre sus rodillas.
-Cuando una persona se asfixia, cuando le falta el aire. ¿Cómo le podemos ayudar? -Gali miró a la rubia dándole tiempo para contestar. -Hay varios métodos, cada uno para un caso distinto, pero todos con el mismo fin. Sacar de los pulmones un fluido que impide la continuación de la vida. A veces basta con unos golpes, otras necesitas técnicas más complejas y luego está el caso donde el fluido es tu propia esencia, en esos casos alguien debe pinchar en el lugar correcto y sacar el liquido, porque si no los pulmones se inundaran o explotaran.
La comparación podía sonar excesiva o abrumadora, pero en algunas ocasiones las explicaciones necesitaban acompañarse de esta clase de elementos para dar a entender la gravedad del asunto.
-Los recuerdos y sentimientos reprimidos son los fluidos que taponan los pulmones del alma. -Prosiguió el monje sirviéndose más agua en la taza. -Puede que solo tengas que abrir la boca y dejarlos ir, puede que tengas que enfrentarte a ellos y plantarles cara, golpearte el pecho y sacarlos. O puede que necesites que alguien te pinche y te saque esos problemas, para después mirar el tubo y ver que nunca más volverán a tus pulmones. Porque esa esencia, una vez extraída ya no vuelve, ese tubo ira a la basura y de ahí al montón de compost que tenemos en el campo.
Mientras Gali hablaba el gato había vuelto a las piernas de Helena y en el jardín trasero Go´el continuaba con su labor de médico. Rafael ya no estaba en las aguas calientes, estaba en unas tibias atemperando su cuerpo para salir de allí después de unos minutos.
En la pared más alejada al agua se veían varias montañas con cestas de mimbre apiladas unas sobre otras, no muy lejos de estas sobre unas piedras secas reposaban los canastos con la ropa de las personas que había en ese momento en el agua y en una mesa junto a estos cestos habían estrechas sabanas de diferentes medidas para el que quisiera taparse y gruesas toallas para secarse.
El hombre-reptil estaba recogiendo su cesta y poniendo una de las toallas en el interior, se retiró a una esquina donde varios biombos de bambú daban la intimida suficiente a aquellos que deseaban mantener su cuerpo en privado. Mientras todo eso ocurría, Go´el ayudaba a salir del agua al elfo y lo conducía a una silla donde le aplicaría la pomada que necesitaba, y por otro lado estaban Helena y Gali. Ambos conversaban y tomaban la refrescante bebida mientras la primera decidía si aceptaba o no la propuesta del segundo.
-...Como te decía antes, en las termas no te molestara nadie y los pacientes que estén ahora en ellas no te presentaran atención. Pues están ahí por el mismo motivo que tú, solo buscan un remanso de paz donde poder recuperarse de sus problemas.
Go'el
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Re: Enfréntame a mis miedos [Privado] [Cerrado]
Mientras el dragón hablaba, la bruja prestaba su total y absoluta atención, dándole pequeños sorbos a la taza que este le había ofrecido. El sabor era bastante revitalizante, el toque ácido del limón y la suavidad de la hierbabuena hacían que esa infusión fuese perfecta.
Ante la primera pregunta de Gali, la rubia dejó su taza en la mesita y lo miró mostrando una mueca extrañada en su rostro.
-...Depende, supongo...-Fue toda su respuesta. Realmente no sabía qué esperaba el moreno que respondiera. El dragón se explicó, y Helena asintió levemente-...Ya veo.
Ante la siguiente explicación del monje, la rubia arqueó ambas cejas y asintió, como si de una clase del propio Hekshlod se tratara. Todo lo que rodeaba a los temas místicos o esotéricos le interesaba a la bruja, y debido a sus últimas experiencias, estos recobraban un fuerte interés en ella.
Helena acariciaba al felino con suavidad, el cual había vuelto a acomodarse entre sus piernas, las cuales las mantenía cruzadas. Una vez escuchado a Gali, debería de decidir qué hacer para intentar tratarse.
-...Hmm-Apoyó uno de sus codos en la mesita y, a su vez, dejó descansar el mentón en una de sus manos, mientras que con la otra seguía acariciando al gato-No me agrada la idea de que haya gente mirando cuando estoy en... "paños menores"-Lo miró con desdén-¿No hay alguna forma de tener más... "intimidad"?-Torció un poco el gesto, de verdad que le incomodaba la idea-Además... M-me gustaría tenerte al lado... Ya sabes qué puede pasar si no puedo enfrentarme a lo que sea que haya en mi cabeza... Y no quiero estar sola-Admitió
Ante la primera pregunta de Gali, la rubia dejó su taza en la mesita y lo miró mostrando una mueca extrañada en su rostro.
-...Depende, supongo...-Fue toda su respuesta. Realmente no sabía qué esperaba el moreno que respondiera. El dragón se explicó, y Helena asintió levemente-...Ya veo.
Ante la siguiente explicación del monje, la rubia arqueó ambas cejas y asintió, como si de una clase del propio Hekshlod se tratara. Todo lo que rodeaba a los temas místicos o esotéricos le interesaba a la bruja, y debido a sus últimas experiencias, estos recobraban un fuerte interés en ella.
Helena acariciaba al felino con suavidad, el cual había vuelto a acomodarse entre sus piernas, las cuales las mantenía cruzadas. Una vez escuchado a Gali, debería de decidir qué hacer para intentar tratarse.
-...Hmm-Apoyó uno de sus codos en la mesita y, a su vez, dejó descansar el mentón en una de sus manos, mientras que con la otra seguía acariciando al gato-No me agrada la idea de que haya gente mirando cuando estoy en... "paños menores"-Lo miró con desdén-¿No hay alguna forma de tener más... "intimidad"?-Torció un poco el gesto, de verdad que le incomodaba la idea-Además... M-me gustaría tenerte al lado... Ya sabes qué puede pasar si no puedo enfrentarme a lo que sea que haya en mi cabeza... Y no quiero estar sola-Admitió
Helena Rhodes
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Re: Enfréntame a mis miedos [Privado] [Cerrado]
El monje se pasó los dedos por la barba mientras meditaba su respuesta.
-Estaré a tu lado, por eso no debes preocuparte. -Gali buscó la cabeza del felino y le rascó una oreja antes de levantarse. -Entiendo a la gente pudorosa de su cuerpo y comprendo su deseo de seleccionar a aquellas personas a las que se le permite mirar. -El moreno se aliso el chaleco. -Are lo que pueda, pero todos los pacientes tienen derecho a estar en las termas, si no quieren irse no podre obligarlos.
Tras decir aquello el dragón de tierra atravesó la puerta situada al fondo de la sala.
En el exterior de la vivienda, Rafael se encontraba vestido y rodeaba el lago hacia la puerta que comunicaba con la calle, al igual que los biombos, la vaya que rodeaba la puerta y el complejo estaba fabricada con bambú. En el extremo opuesto el dueño de la botica hablaba con su paciente elfo.
-Go´el, -Llamó el monje levantado la mano y caminando hacia ellos. -Helena esta aquí y quiere pasar a las termas, pero no quiere que nadie la observe. ¿Puedo ocupar el lago de forma privada?
El rubio miró a su compañero y después le tendió la mano a su paciente para que se levantara.
-Sí, puedes. -Respondió escuetamente. -Por hoy he terminado el tratamiento de Talmaresh. Las termas serán vuestras hasta que un nuevo paciente las requiera.
Gali asintió con la cabeza y regreso junto a la bruja mientras el doctor le pasaba la ropa al elfo.
-Vamos Helena.
Dijo el moreno extendiendo su mano hacia la bruja, con una sonrisa amable y una voz pausada.
-Has tenido suerte, las termas están vacías.
Helena apenas había dado un par de pasos y el gato pendenciero ya caminaba junto a ella como si la conociera de toda la vida.
Al abrir la puerta la bruja y el dragón se encontraron con un elfo cojo y su doctor, que llevaba la camisa colgada del antebrazo en lugar de puesta sobre el cuerpo. Go´el cerró la puerta tras franquearla y Gali, Helena y el gato se quedaron a solas.
Ante los ojos de bruja se alzaba... o mejor dicho se hundía, el lago que ella había encontrado, el suelo estaba completamente adoquinado con unas piedras negras y lisas, al fondo se erigía una frondosa vegetación y un conjunto de rocas, también negras, que formaban una estructura que generaba intimidad, al lado de estas habían apiladas otras que tenían forma de champiñón y en su interior brillaba la luz de un candil.
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El gato maulló contento y salió a paso ligero saltando de piedra en piedra hasta colocarse en la cima del hongo rocoso.
-Aquí tienes una cesta. -Señaló el monje teniéndole una a la mujer y apuntando con la suya propia hacia le mesa y los biombos. -Allí puedes desvestirte y coger alguna sabana que te vaya bien, pero no puedes entrar con lo que llevas ahora. Esta sucia.
Aclaró el dragón de tierra antes de irse hacia un segundo panel con motivos florares.
Gali se retiró las sandalias, el pantalón y el chaleco, colgó las prendas por un momento sobre el filo del panel y se anudó una sábana corta entorno a las caderas, cogió la ropa y la deposito en la cesta.
Aquella fina tela con suerte llegaba a cubrir la mitad superior de los morenos cuádriceps del dragón, Gali no necesitaba cubrir sus partes íntimas y recordaba que la bruja ya lo había visto desnudo, pero decidió taparse por respeto. Ahora tan solo faltaba desprenderse del turbante y plegarlo de manera ceremonial, cosa que duro varios minutos.
Al final Hashim salió de detrás del biombo portando la cesto apoyado sobre su cintura, con cada paso que el grandullón daba hacia la mesa su pelo se movía de lado a lado, las puntas del cabello casi rozaban el suelo y sus hebras eran negras como una noche sin luna.
-¿Empezamos? -Preguntó relajado dejando el cestillo sobre la mesa y girándose para mirar a Helena a los ojos. -Entra al agua y siéntate en el escalón que te sea más cómodo.
En ese momento se escuchó el bostezo del gato que estiraba las patas y movía la cola con parsimonia sobre roca en la que estaba subido.
-Estaré a tu lado, por eso no debes preocuparte. -Gali buscó la cabeza del felino y le rascó una oreja antes de levantarse. -Entiendo a la gente pudorosa de su cuerpo y comprendo su deseo de seleccionar a aquellas personas a las que se le permite mirar. -El moreno se aliso el chaleco. -Are lo que pueda, pero todos los pacientes tienen derecho a estar en las termas, si no quieren irse no podre obligarlos.
Tras decir aquello el dragón de tierra atravesó la puerta situada al fondo de la sala.
En el exterior de la vivienda, Rafael se encontraba vestido y rodeaba el lago hacia la puerta que comunicaba con la calle, al igual que los biombos, la vaya que rodeaba la puerta y el complejo estaba fabricada con bambú. En el extremo opuesto el dueño de la botica hablaba con su paciente elfo.
-Go´el, -Llamó el monje levantado la mano y caminando hacia ellos. -Helena esta aquí y quiere pasar a las termas, pero no quiere que nadie la observe. ¿Puedo ocupar el lago de forma privada?
El rubio miró a su compañero y después le tendió la mano a su paciente para que se levantara.
-Sí, puedes. -Respondió escuetamente. -Por hoy he terminado el tratamiento de Talmaresh. Las termas serán vuestras hasta que un nuevo paciente las requiera.
Gali asintió con la cabeza y regreso junto a la bruja mientras el doctor le pasaba la ropa al elfo.
-Vamos Helena.
Dijo el moreno extendiendo su mano hacia la bruja, con una sonrisa amable y una voz pausada.
-Has tenido suerte, las termas están vacías.
Helena apenas había dado un par de pasos y el gato pendenciero ya caminaba junto a ella como si la conociera de toda la vida.
Al abrir la puerta la bruja y el dragón se encontraron con un elfo cojo y su doctor, que llevaba la camisa colgada del antebrazo en lugar de puesta sobre el cuerpo. Go´el cerró la puerta tras franquearla y Gali, Helena y el gato se quedaron a solas.
Ante los ojos de bruja se alzaba... o mejor dicho se hundía, el lago que ella había encontrado, el suelo estaba completamente adoquinado con unas piedras negras y lisas, al fondo se erigía una frondosa vegetación y un conjunto de rocas, también negras, que formaban una estructura que generaba intimidad, al lado de estas habían apiladas otras que tenían forma de champiñón y en su interior brillaba la luz de un candil.
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El gato maulló contento y salió a paso ligero saltando de piedra en piedra hasta colocarse en la cima del hongo rocoso.
-Aquí tienes una cesta. -Señaló el monje teniéndole una a la mujer y apuntando con la suya propia hacia le mesa y los biombos. -Allí puedes desvestirte y coger alguna sabana que te vaya bien, pero no puedes entrar con lo que llevas ahora. Esta sucia.
Aclaró el dragón de tierra antes de irse hacia un segundo panel con motivos florares.
Gali se retiró las sandalias, el pantalón y el chaleco, colgó las prendas por un momento sobre el filo del panel y se anudó una sábana corta entorno a las caderas, cogió la ropa y la deposito en la cesta.
Aquella fina tela con suerte llegaba a cubrir la mitad superior de los morenos cuádriceps del dragón, Gali no necesitaba cubrir sus partes íntimas y recordaba que la bruja ya lo había visto desnudo, pero decidió taparse por respeto. Ahora tan solo faltaba desprenderse del turbante y plegarlo de manera ceremonial, cosa que duro varios minutos.
Al final Hashim salió de detrás del biombo portando la cesto apoyado sobre su cintura, con cada paso que el grandullón daba hacia la mesa su pelo se movía de lado a lado, las puntas del cabello casi rozaban el suelo y sus hebras eran negras como una noche sin luna.
-¿Empezamos? -Preguntó relajado dejando el cestillo sobre la mesa y girándose para mirar a Helena a los ojos. -Entra al agua y siéntate en el escalón que te sea más cómodo.
En ese momento se escuchó el bostezo del gato que estiraba las patas y movía la cola con parsimonia sobre roca en la que estaba subido.
Última edición por Go´el el Miér Ago 21 2019, 09:05, editado 1 vez
Go'el
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-Me parece bien-Se puso en pie después que Gali y se ajustó las prendas de su torso-Pero si algún pervertido se atreve a molestarnos...-Se ajustó los guanteletes y chocó uno de sus puños con la mano adversa. Acto seguido, miró al dragón a los ojos y dejó escapar media sonrisa pícara.
Tras eso, el dragón entró en las termas. Allí estaría Go'el supuestamente. Tras Gali explicarle al galeno el motivo de visita de la bruja, volvió a donde esta estaba y le comunicó que podría usar una parte de las termas de forma privada. Acto seguido, entró junto al dragón a estas y allí vio al galeno junto a un elfo. A modo de saludo, alzó una mano a media altura y la sacudió
-Hola, rubiales
Tras eso, siguió a Gali para adentrarse en el espacio en el que estaría con mayor privacidad. Al mismo tiempo, Go'el salía de la estancia con su paciente, al cual Helena le echó una mirada analítica de arriba a abajo. Era un sujeto extraño, al cual no había visto nunca por la ciudad.
Cuando Gali, el felino y ella se quedaron a solas, pudo ver la maravilla de termas que ambos dragones habían montado, de la cual, la atracción principal era aquella fuente subterránea que ella misma había encontrado meses atrás. Era un sitio que respiraba paz y tranquilidad, un espacio aparte y alejado de todo lo que Ciudad Lagarto significaba. Era increíble cómo tal maravilla pudiese estar allí, intacta. Quizás el parentesco de Go'el con una de las líderes de la ciudad tuviera algo que ver para que nadie se atreviese a hacer pillería allí.
-Hmm, este parece estar en su propia casa...-Dijo ante la soltura con la que el gato se movía por el lugar
Gali le pasó una cesta. La bruja la cogió y se dirigió justo a dónde el moreno le había indicado para desvestirse, no sin antes fruncir el ceño cuando este señaló que su ropa podría estar sucia, aunque no dijo nada.
La Rhodes se desvistió y se colocó la toalla de forma que pudiera tapar la mayor parte de su cuerpo al mismo tiempo que estuviera bien sujeta. Mientras se desvestía, pudo notar cómo la humedad y el vapor se adherían a su suave piel. Era una sensación agradable.
Cuando salió y pudo ver a Gali sin turbante se quedó estupefacta. Aparte de aquella musculatura esculpida por los mismísimos dioses y ese cuerpazo que el moreno lucía, lo que más le llamó la atención fue esa cabello largo y bien cuidado que lucía. Se quedó unos segundos boquiabierta, en ese momento, el felino pareció notar la impresión de la bruja y el sonrojamiento que esta tenía en sus pómulos y empezó a ronronear desde su posición. Incluso se podría decir que este lucía una sonrisilla pícara, a lo que Helena respondió desviando una mirada asesina hacia este.
Volvió a centrar su mirada en Gali, y asintió ante su propuesta. Se metió en el agua y trató de relajarse cerrando los ojos. Acto seguido, volvió a mirar al moreno.
-Guíame-Dijo seria
Tras eso, el dragón entró en las termas. Allí estaría Go'el supuestamente. Tras Gali explicarle al galeno el motivo de visita de la bruja, volvió a donde esta estaba y le comunicó que podría usar una parte de las termas de forma privada. Acto seguido, entró junto al dragón a estas y allí vio al galeno junto a un elfo. A modo de saludo, alzó una mano a media altura y la sacudió
-Hola, rubiales
Tras eso, siguió a Gali para adentrarse en el espacio en el que estaría con mayor privacidad. Al mismo tiempo, Go'el salía de la estancia con su paciente, al cual Helena le echó una mirada analítica de arriba a abajo. Era un sujeto extraño, al cual no había visto nunca por la ciudad.
Cuando Gali, el felino y ella se quedaron a solas, pudo ver la maravilla de termas que ambos dragones habían montado, de la cual, la atracción principal era aquella fuente subterránea que ella misma había encontrado meses atrás. Era un sitio que respiraba paz y tranquilidad, un espacio aparte y alejado de todo lo que Ciudad Lagarto significaba. Era increíble cómo tal maravilla pudiese estar allí, intacta. Quizás el parentesco de Go'el con una de las líderes de la ciudad tuviera algo que ver para que nadie se atreviese a hacer pillería allí.
-Hmm, este parece estar en su propia casa...-Dijo ante la soltura con la que el gato se movía por el lugar
Gali le pasó una cesta. La bruja la cogió y se dirigió justo a dónde el moreno le había indicado para desvestirse, no sin antes fruncir el ceño cuando este señaló que su ropa podría estar sucia, aunque no dijo nada.
La Rhodes se desvistió y se colocó la toalla de forma que pudiera tapar la mayor parte de su cuerpo al mismo tiempo que estuviera bien sujeta. Mientras se desvestía, pudo notar cómo la humedad y el vapor se adherían a su suave piel. Era una sensación agradable.
Cuando salió y pudo ver a Gali sin turbante se quedó estupefacta. Aparte de aquella musculatura esculpida por los mismísimos dioses y ese cuerpazo que el moreno lucía, lo que más le llamó la atención fue esa cabello largo y bien cuidado que lucía. Se quedó unos segundos boquiabierta, en ese momento, el felino pareció notar la impresión de la bruja y el sonrojamiento que esta tenía en sus pómulos y empezó a ronronear desde su posición. Incluso se podría decir que este lucía una sonrisilla pícara, a lo que Helena respondió desviando una mirada asesina hacia este.
Volvió a centrar su mirada en Gali, y asintió ante su propuesta. Se metió en el agua y trató de relajarse cerrando los ojos. Acto seguido, volvió a mirar al moreno.
-Guíame-Dijo seria
Helena Rhodes
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Antes de que Go´el abandonara el, posiblemente, único remanso de paz de ciudad lagarto, alzó la mirada y correspondió el saludo con un: "Hola, bruja".
Gali entró con Helena al interior del lago, bajó un par de escalones más que la bruja y se sentó con las piernas cruzas quedando así, a la misma altura que la rubia.
El pelo del dragón se quedó flotando en el agua como si fuera una nube de borrasca, aunque era verano el calor de la terma provocaba sensaciones agradables en el cuerpo y el vapor caliente no tardaba en comenzar a salir de las partes del cuerpo que quedaban expuestas a la intemperie.
-Bien, -Comenzó Gali, con un tono más calmado de lo que ya era habitual en él. -cierra los ojos y adopta una posición cómoda. Extiende brazos y manos y deja que agua los deje suspendidos, nota, como de manera natural el elemento, tu elemento, te recibe de buen grado en su seno. -El dragón cerró los ojos. -Llama a la calma en el interior de tu mente, vuelve a entrar en aquella zona segura a la cual acudiste la primera vez, y dime, ¿Sigue igual que el primer día? ¿Ha cambiado? ¿Qué es lo que ha cambiado? -El monje hacia pequeñas pausas entre las preguntas, para que la mujer respondiera. -Sigue ordenado y tranquilo o apareció algún elemento no deseado. Sigues sola o hay alguien contigo, ¿Cómo luce?
Gali mantuvo silencio, esperando a que la mujer diera el siguiente paso, dejándole espacio para que ella misma experimentara con sus propias sensaciones.
Gali entró con Helena al interior del lago, bajó un par de escalones más que la bruja y se sentó con las piernas cruzas quedando así, a la misma altura que la rubia.
El pelo del dragón se quedó flotando en el agua como si fuera una nube de borrasca, aunque era verano el calor de la terma provocaba sensaciones agradables en el cuerpo y el vapor caliente no tardaba en comenzar a salir de las partes del cuerpo que quedaban expuestas a la intemperie.
-Bien, -Comenzó Gali, con un tono más calmado de lo que ya era habitual en él. -cierra los ojos y adopta una posición cómoda. Extiende brazos y manos y deja que agua los deje suspendidos, nota, como de manera natural el elemento, tu elemento, te recibe de buen grado en su seno. -El dragón cerró los ojos. -Llama a la calma en el interior de tu mente, vuelve a entrar en aquella zona segura a la cual acudiste la primera vez, y dime, ¿Sigue igual que el primer día? ¿Ha cambiado? ¿Qué es lo que ha cambiado? -El monje hacia pequeñas pausas entre las preguntas, para que la mujer respondiera. -Sigue ordenado y tranquilo o apareció algún elemento no deseado. Sigues sola o hay alguien contigo, ¿Cómo luce?
Gali mantuvo silencio, esperando a que la mujer diera el siguiente paso, dejándole espacio para que ella misma experimentara con sus propias sensaciones.
Go'el
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Re: Enfréntame a mis miedos [Privado] [Cerrado]
Helena hacía todo lo que Gali le indicaba: cerró los ojos en una posición cómoda (con las piernas cruzadas en un escalón que había al borde de la terma), extendió sus brazos haciendo que "flotaran" en el agua sin ejercer ningún tipo de esfuerzo y empezó poco a poco a concentrarse cada vez más y a estar serena.
Poco a poco, Helena dejó el mundo terrenal y su mente se alejó de su consciente cuerpo. Sentía como su consciencia viajaba en un limbo negro, flotando hacia ninguna dirección y todas al mismo tiempo.
Tras aquel viaje que duró no más de un minuto, la bruja notó cómo de pronto, se encontraba en el agua, simplemente flotando, pero no en las termas... El lugar en el que se encontraba lo conocía bastante bien. Estaba en la playa. Su playa.
Echó un vistazo al cielo. Podía oír a Gali, su voz era lejana y serena, pero podía oírlo con claridad.
Helena echó un vistazo hacia la orilla. Todo parecía estar normal. Ni siquiera había olas. En el lugar reinaba la calma.
-¡Todo sigue igual!-Gritó al cielo, intentando que su voz pudiese llegar al dragón. No sabía si este recibiría el mensaje.
Volvió la vista sobre la orilla. Ahora notó que algo había cambiado, una argamasa negra, como una especie de viscosidad negra impregnaba una zona de la playa en concreto, no muy grande, pero lo suficientemente como para ser notable.
-¡Espera! ¡Creo que veo algo!
Y, sin más, la bruja empezó a nadar hacia la orilla. Dentro del agua estaba desnuda, pero una vez que salió por completo aparecieron sus ropajes puestos sobre ella, como por arte de magia.
A paso ligero, casi a trote, fue a ver qué era esa viscosidad que manchaba la arena. Estaba en mitad de la playa. Una vez que llegó, puso ver que se trataba de una especie de mancha de aceite viscosa y... Se movía, como si tuviera vida. Frunció el ceño e inclinó su tronco con cuidado para ver más de cerca aquella cosa.
-¿...Qué es esto...?-Se preguntó en voz alta
De pronto, pudo notar un temblor en todo el lugar. Volvió a poner el tronco recto y echó un vistazo rápido en todas direcciones. El agua parecía que se había revuelto, el temblor fue poco a poco disminuyendo hasta que, de repente, unos tentáculos viscosos salieron del charco negro y se adhirieron al rostro de la rubia, taponándolo por completo. La Rhodes soltó un grito ahogado que probablemente nadie oyó.
Los temblores se intensificaron. Helena notaba cómo se asfixiaba. Luchaba por quitarse a esa cosa de la cara, pero era imposible, parecía estar pegada a conciencia, y no se iba a soltar por nada del mundo, como cuando un depredador agarra a su presa.
Cayó al suelo sentada, y volvió a intentar zafarse de aquella opresión. Agarró con las dos manos al tentáculo viscoso, aunque era resbaladizo, quizás podía adherirse los suficiente a él como para hacer fuerza. Se revolvía y pataleaba, pero no había manera. Daba de vez en cuando gritos ahogados, pero eso no era sino una forma de perder la poca energía que notaba que aquel tentáculo le iba succionando. Y, además, ya notaba cómo la falta real de aire le estaba empezando a hacer mella en sus pulmones y su cabeza, que poco a poco le daba vueltas como si fuera a marearse.
Finalmente, sin que aquel ataque desprevenido pudiese haber sido detenido, cayó rendida hacia un lado y dejó de moverse. Aún estaba consciente. Poco a poco perdía el sentido, solo pudiendo notar la suave arena en su rostro y ciertas partes del cuerpo donde la ropa no le cubría, como eran los brazos.
Era extraño, aún sin aire y medio mareada, aún estaba consciente. En ese momento, perdió por completo las ganas de luchar y se compadeció de si misma; tan débil, tan insignificante... Una enorme tristeza le embriagó, y empezó a soltar un leve sollozo.
Poco a poco, Helena dejó el mundo terrenal y su mente se alejó de su consciente cuerpo. Sentía como su consciencia viajaba en un limbo negro, flotando hacia ninguna dirección y todas al mismo tiempo.
Tras aquel viaje que duró no más de un minuto, la bruja notó cómo de pronto, se encontraba en el agua, simplemente flotando, pero no en las termas... El lugar en el que se encontraba lo conocía bastante bien. Estaba en la playa. Su playa.
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Echó un vistazo al cielo. Podía oír a Gali, su voz era lejana y serena, pero podía oírlo con claridad.
Helena echó un vistazo hacia la orilla. Todo parecía estar normal. Ni siquiera había olas. En el lugar reinaba la calma.
-¡Todo sigue igual!-Gritó al cielo, intentando que su voz pudiese llegar al dragón. No sabía si este recibiría el mensaje.
Volvió la vista sobre la orilla. Ahora notó que algo había cambiado, una argamasa negra, como una especie de viscosidad negra impregnaba una zona de la playa en concreto, no muy grande, pero lo suficientemente como para ser notable.
-¡Espera! ¡Creo que veo algo!
Y, sin más, la bruja empezó a nadar hacia la orilla. Dentro del agua estaba desnuda, pero una vez que salió por completo aparecieron sus ropajes puestos sobre ella, como por arte de magia.
A paso ligero, casi a trote, fue a ver qué era esa viscosidad que manchaba la arena. Estaba en mitad de la playa. Una vez que llegó, puso ver que se trataba de una especie de mancha de aceite viscosa y... Se movía, como si tuviera vida. Frunció el ceño e inclinó su tronco con cuidado para ver más de cerca aquella cosa.
-¿...Qué es esto...?-Se preguntó en voz alta
De pronto, pudo notar un temblor en todo el lugar. Volvió a poner el tronco recto y echó un vistazo rápido en todas direcciones. El agua parecía que se había revuelto, el temblor fue poco a poco disminuyendo hasta que, de repente, unos tentáculos viscosos salieron del charco negro y se adhirieron al rostro de la rubia, taponándolo por completo. La Rhodes soltó un grito ahogado que probablemente nadie oyó.
Los temblores se intensificaron. Helena notaba cómo se asfixiaba. Luchaba por quitarse a esa cosa de la cara, pero era imposible, parecía estar pegada a conciencia, y no se iba a soltar por nada del mundo, como cuando un depredador agarra a su presa.
Cayó al suelo sentada, y volvió a intentar zafarse de aquella opresión. Agarró con las dos manos al tentáculo viscoso, aunque era resbaladizo, quizás podía adherirse los suficiente a él como para hacer fuerza. Se revolvía y pataleaba, pero no había manera. Daba de vez en cuando gritos ahogados, pero eso no era sino una forma de perder la poca energía que notaba que aquel tentáculo le iba succionando. Y, además, ya notaba cómo la falta real de aire le estaba empezando a hacer mella en sus pulmones y su cabeza, que poco a poco le daba vueltas como si fuera a marearse.
Finalmente, sin que aquel ataque desprevenido pudiese haber sido detenido, cayó rendida hacia un lado y dejó de moverse. Aún estaba consciente. Poco a poco perdía el sentido, solo pudiendo notar la suave arena en su rostro y ciertas partes del cuerpo donde la ropa no le cubría, como eran los brazos.
Era extraño, aún sin aire y medio mareada, aún estaba consciente. En ese momento, perdió por completo las ganas de luchar y se compadeció de si misma; tan débil, tan insignificante... Una enorme tristeza le embriagó, y empezó a soltar un leve sollozo.
Helena Rhodes
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Re: Enfréntame a mis miedos [Privado] [Cerrado]
La bruja movió los labios y su voz salió suave y relajada. El dragón se preguntaba si alguna vez alguien había escuchado a Helena con aquella voz dócil y despreocupada, "todo sigue igual" había dicho la rubia.
Gali entreabrió los ojos y sonrió levemente al ver como los dedos se movían por la superficie del agua, era como si estuviese acariciando el líquido.
De nuevo volvió a sonar la voz de Helena, esta vez parecía curiosa, el monje se mantuvo en silencio dejando que la mujer experimentara sin interrupciones.
Algo sucedía en el plano astral de la mujer, Helena había fruncido el ceño y ahora sus manos hacían temblar el agua y su cuerpo estaba provocando olas antinaturales que nacían y rompían en ella. Gali abrió más los ojos al percatarse de que el pecho de la bruja se movía con violencia, pero sin que sus pulmones se llenaran.
-Helena. -Llamó el moreno. -Helena respira.
El segundo llamado sonó más grave. Gali abandonó su posición de reposo e hincando una rodilla en el escalón intermedio acercó su rostro al de la mujer. Tomó la nunca de la bruja con firmeza, pero sin brusquedad y juntó su frente a la de ella.
-Helena. -Repitió una tercera vez, con un tono de voz grave que la bruja nunca había oído salir de sus labios. -Analiza la situación, despréndete de tus dolencias. No dejes que se aferren a ti, véncelas y dejarlas ir. Eres una bruja, encuentra lo que necesitas en tu magia. -Gali apretó levemente su frente con la de ella. -SE agua, ERES agua. Agua que brota de un manantial que hace camino hasta llegar al mar, agua que se cuela incesante por la tierra, que erosiona la piedra y que encuentra la grieta para entrar en cualquier lugar. Agua furiosa que golpea las rocas del acantilado, agua tranquila que calma al sediento, agua sanadora que limpia heridas. -Gali paró un segundo para recuperar el aire. -El agua es vida y muerte. Helena, se agua versátil y cambiante, amóldate a la situación y vence.
Gali entreabrió los ojos y sonrió levemente al ver como los dedos se movían por la superficie del agua, era como si estuviese acariciando el líquido.
De nuevo volvió a sonar la voz de Helena, esta vez parecía curiosa, el monje se mantuvo en silencio dejando que la mujer experimentara sin interrupciones.
Algo sucedía en el plano astral de la mujer, Helena había fruncido el ceño y ahora sus manos hacían temblar el agua y su cuerpo estaba provocando olas antinaturales que nacían y rompían en ella. Gali abrió más los ojos al percatarse de que el pecho de la bruja se movía con violencia, pero sin que sus pulmones se llenaran.
-Helena. -Llamó el moreno. -Helena respira.
El segundo llamado sonó más grave. Gali abandonó su posición de reposo e hincando una rodilla en el escalón intermedio acercó su rostro al de la mujer. Tomó la nunca de la bruja con firmeza, pero sin brusquedad y juntó su frente a la de ella.
-Helena. -Repitió una tercera vez, con un tono de voz grave que la bruja nunca había oído salir de sus labios. -Analiza la situación, despréndete de tus dolencias. No dejes que se aferren a ti, véncelas y dejarlas ir. Eres una bruja, encuentra lo que necesitas en tu magia. -Gali apretó levemente su frente con la de ella. -SE agua, ERES agua. Agua que brota de un manantial que hace camino hasta llegar al mar, agua que se cuela incesante por la tierra, que erosiona la piedra y que encuentra la grieta para entrar en cualquier lugar. Agua furiosa que golpea las rocas del acantilado, agua tranquila que calma al sediento, agua sanadora que limpia heridas. -Gali paró un segundo para recuperar el aire. -El agua es vida y muerte. Helena, se agua versátil y cambiante, amóldate a la situación y vence.
Última edición por Go'el el Miér Sep 11 2019, 11:10, editado 1 vez
Go'el
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Re: Enfréntame a mis miedos [Privado] [Cerrado]
Silencio... Vacío... Muerte lenta y dolorosa. Los órganos de Helena palpitaban todos a la vez y al unísono... Hasta que oyó la voz de Gali. Fue entonces cuando reaccionó. Todo su cuerpo pegó un gran espasmo. Logró levantarse con cierta dificultad, sus rodillas incluso se tambaleaban.
Agarró al tentáculo con ambas manos y tiró de él con fuerza. Seguía igual de pegado y parecía que, de nuevo, la fuerza de la bruja no bastaría para soltarlo.
Fue entonces cuando la frase que el monje dragón había dicho anteriormente se le vino a la cabeza: "SÉ agua, ERES agua".
Unas gruesas hileras de agua aparecieron del mismo mar que estaba a su espalda y se adhirieron a sus brazos, dándole la fuerza necesaria como para soltarse de aquel tentáculo. Ella lo notaba, así que dio un tirón fuerte y logro zafarse del opresor. Las hileras de agua se desvanecieron y la rubia dio un par de pasos atrás para que el tentáculo no volviese a pillarla por sorpresa, adoptando una pose de combate defensiva.
Otra frase del monje se le vino a la mente: "sé agua versátil y cambiante, amóldate a la situación y vence". Frunció el ceño, el tentáculo parecía analizarla en todo momento.
De nuevo, el apéndice se abalanzó hacia ella, pero esta vez no la pilló por sorpresa. Esquivó su ataque con una delicada y meditada finta. Con un rápido movimiento de muñeca, descubrió su daga y la clavó en el oponente, el cual se retorció de dolor y volvió de nuevo a su posición inicial. La bruja volvió a adoptar la misma postura de defensa de antes.
Otra vez, el tentáculo la atacó, y de nuevo, Helena ejecutó esa efectiva finta y le clavó la daga. Pero esta vez no dejó que se escapara. Luego de eso vino un puñetazo con su otra mano, después otro apuñalamiento, y para acabar le propinó una patada vertical de abajo hacia arriba que hizo que el apéndice se elevase. El tentáculo aprovechó esto para volver a su posición inicial. Parecía bastante furioso. Helena, por su parte, seguía manteniendo el ceño fruncido y la concentración al máximo.
Antes de que el tentáculo volviese a atacar, la Rhodes elevó su dos palmas en dirección al oponente y disparó dos estacas de hielo que impactaron en su objetivo [1]. Esto hizo retorcerse de dolor aún más al tentáculo, lo que acabó por hacer que el apéndice se encogiese y se volviese a meter en aquella mancha viscosa y negra que había en la playa, a la cual había estado conectado en todo momento.
La bruja respiraba cansada, pero satisfecha al haber encarado a aquella cosa y salir airosa.
-¡¡Sigo entera!!-Gritó al cielo con la esperanza de que Gali pudiera escucharla. Ahora, bajó su mirada hacia la mancha y, muy lentamente se acercó a esta-¡Esta cosa viscosa sigue aquí!-Tragó saliva. Se le había pasado una idea por la mente que en verdad le aterraba. Pero tenía que hacerlo, algo le decía que debía hacerlo. Tomó aire hasta llenar sus pulmones al completo y luego exhaló de un tirón-¡¡Voy a meterme!!
Y, sin más, la bruja cogió carrerilla y saltó hacia la mancha, cerrando los ojos y sumergiéndose en esta como si de un pozo profundo se tratara.
Abrió los ojos. Se encontraba en un espacio en negro, flotando, nada parecido a lo que se esperaba. Incluso podía respirar con normalidad. Miró hacia todas direcciones, parecía estar en un lugar infinito en todas direcciones.
De pronto, pudo ver algo diferente. Hacia arriba, o mejor dicho, hacia SU arriba, pudo vislumbrar una débil luz que parecía la superficie del charco en el que se había metido.
Sin dudarlo, nadó hacia allá.
Salió de un charco de agua corriente y azul cristalino, en una playa diferente de la que se encontraba anteriormente, aunque, fijándose bien se encontraba en la misma en esencia.
Aguas y cielos morados, vegetación petrificada con tonos oscuros y grises. La carencia de sol en el cielo hacía que ese lugar fuese un poco más oscuro y tétrico de lo que debería de ser. La arena era blanca y pálida, con toques grisáceos.
-¡¡Gali!!-Llamó al monje mientras echaba un vistazo a todo su alrededor-¡¡¿¿Estás ahí??!!-Se la notaba asustada
_____________________________________________________
Off:
-Habilidad usada: [1] Estaca de Hielo
Agarró al tentáculo con ambas manos y tiró de él con fuerza. Seguía igual de pegado y parecía que, de nuevo, la fuerza de la bruja no bastaría para soltarlo.
Fue entonces cuando la frase que el monje dragón había dicho anteriormente se le vino a la cabeza: "SÉ agua, ERES agua".
Unas gruesas hileras de agua aparecieron del mismo mar que estaba a su espalda y se adhirieron a sus brazos, dándole la fuerza necesaria como para soltarse de aquel tentáculo. Ella lo notaba, así que dio un tirón fuerte y logro zafarse del opresor. Las hileras de agua se desvanecieron y la rubia dio un par de pasos atrás para que el tentáculo no volviese a pillarla por sorpresa, adoptando una pose de combate defensiva.
Otra frase del monje se le vino a la mente: "sé agua versátil y cambiante, amóldate a la situación y vence". Frunció el ceño, el tentáculo parecía analizarla en todo momento.
De nuevo, el apéndice se abalanzó hacia ella, pero esta vez no la pilló por sorpresa. Esquivó su ataque con una delicada y meditada finta. Con un rápido movimiento de muñeca, descubrió su daga y la clavó en el oponente, el cual se retorció de dolor y volvió de nuevo a su posición inicial. La bruja volvió a adoptar la misma postura de defensa de antes.
Otra vez, el tentáculo la atacó, y de nuevo, Helena ejecutó esa efectiva finta y le clavó la daga. Pero esta vez no dejó que se escapara. Luego de eso vino un puñetazo con su otra mano, después otro apuñalamiento, y para acabar le propinó una patada vertical de abajo hacia arriba que hizo que el apéndice se elevase. El tentáculo aprovechó esto para volver a su posición inicial. Parecía bastante furioso. Helena, por su parte, seguía manteniendo el ceño fruncido y la concentración al máximo.
Antes de que el tentáculo volviese a atacar, la Rhodes elevó su dos palmas en dirección al oponente y disparó dos estacas de hielo que impactaron en su objetivo [1]. Esto hizo retorcerse de dolor aún más al tentáculo, lo que acabó por hacer que el apéndice se encogiese y se volviese a meter en aquella mancha viscosa y negra que había en la playa, a la cual había estado conectado en todo momento.
La bruja respiraba cansada, pero satisfecha al haber encarado a aquella cosa y salir airosa.
-¡¡Sigo entera!!-Gritó al cielo con la esperanza de que Gali pudiera escucharla. Ahora, bajó su mirada hacia la mancha y, muy lentamente se acercó a esta-¡Esta cosa viscosa sigue aquí!-Tragó saliva. Se le había pasado una idea por la mente que en verdad le aterraba. Pero tenía que hacerlo, algo le decía que debía hacerlo. Tomó aire hasta llenar sus pulmones al completo y luego exhaló de un tirón-¡¡Voy a meterme!!
Y, sin más, la bruja cogió carrerilla y saltó hacia la mancha, cerrando los ojos y sumergiéndose en esta como si de un pozo profundo se tratara.
Abrió los ojos. Se encontraba en un espacio en negro, flotando, nada parecido a lo que se esperaba. Incluso podía respirar con normalidad. Miró hacia todas direcciones, parecía estar en un lugar infinito en todas direcciones.
De pronto, pudo ver algo diferente. Hacia arriba, o mejor dicho, hacia SU arriba, pudo vislumbrar una débil luz que parecía la superficie del charco en el que se había metido.
Sin dudarlo, nadó hacia allá.
Salió de un charco de agua corriente y azul cristalino, en una playa diferente de la que se encontraba anteriormente, aunque, fijándose bien se encontraba en la misma en esencia.
[Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen]
Aguas y cielos morados, vegetación petrificada con tonos oscuros y grises. La carencia de sol en el cielo hacía que ese lugar fuese un poco más oscuro y tétrico de lo que debería de ser. La arena era blanca y pálida, con toques grisáceos.
-¡¡Gali!!-Llamó al monje mientras echaba un vistazo a todo su alrededor-¡¡¿¿Estás ahí??!!-Se la notaba asustada
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Off:
-Habilidad usada: [1] Estaca de Hielo
Helena Rhodes
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Re: Enfréntame a mis miedos [Privado] [Cerrado]
El agua de la terma comenzó a subir por los brazos de la bruja hasta cubrirlos por entero, era como si la mujer se hubiera puesto unas mangas, la respiración se le aceleró durante unos minutos y súbitamente paró y el agua cayó de vuelta al lago.
Gali se separó del rostro de Helena cuando la escuchó hablar.
Cada logro conseguido en el plano astral era manifestado en el plano terrenal y cada triunfo de la mujer parecía fortalecía su unión con el líquido elemento. El agua que los rodeaba se fue calmando al ritmo que marcaba el pecho de la rubia y Gali regresó a su posición original.
-Explora sin miedo, Helena. Recuerda que ese es tu mundo y que nada puede herirte a menos que tú se lo permitas.
El hombre guardó silencio y cuando escuchó la voz de la bruja, extendió los brazos bajo el agua y puso sus palmas contra las de rubia.
-Aquí estoy. -Pronunció sereno. -¿Qué es lo que ves? ¿Que deseas encontrar? ¿A qué temes enfrentarte?
Las preguntan llamaron la atención de alguien más en aquel lugar. Un maullido curioso se escuchó al otro lado del lago y unos segundos después las mullidas patas del felino comenzaron hacer eco sobre los pequeños charcos que quedaban en algunas de las piedras. Él malandrín caminaba con la cola erguida y la mirada fijada en la pareja del agua, rodeando la terma hasta llegar al borde donde descansaba la espalda de Helena y tumbándose tras ella pegando su pelaje a la piel de la bruja, apoyando la cabeza sobre sus patas y dejando que la punta de su cola se meciera dentro del agua. El gato cerró los ojos y maulló de nuevo.
Gali se separó del rostro de Helena cuando la escuchó hablar.
Cada logro conseguido en el plano astral era manifestado en el plano terrenal y cada triunfo de la mujer parecía fortalecía su unión con el líquido elemento. El agua que los rodeaba se fue calmando al ritmo que marcaba el pecho de la rubia y Gali regresó a su posición original.
-Explora sin miedo, Helena. Recuerda que ese es tu mundo y que nada puede herirte a menos que tú se lo permitas.
El hombre guardó silencio y cuando escuchó la voz de la bruja, extendió los brazos bajo el agua y puso sus palmas contra las de rubia.
-Aquí estoy. -Pronunció sereno. -¿Qué es lo que ves? ¿Que deseas encontrar? ¿A qué temes enfrentarte?
Las preguntan llamaron la atención de alguien más en aquel lugar. Un maullido curioso se escuchó al otro lado del lago y unos segundos después las mullidas patas del felino comenzaron hacer eco sobre los pequeños charcos que quedaban en algunas de las piedras. Él malandrín caminaba con la cola erguida y la mirada fijada en la pareja del agua, rodeando la terma hasta llegar al borde donde descansaba la espalda de Helena y tumbándose tras ella pegando su pelaje a la piel de la bruja, apoyando la cabeza sobre sus patas y dejando que la punta de su cola se meciera dentro del agua. El gato cerró los ojos y maulló de nuevo.
Go'el
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Re: Enfréntame a mis miedos [Privado] [Cerrado]
De nuevo, la voz tranquilizadora del monje estaba con ella, dándole seguridad y confianza. Necesitaba ambas cosas, ya que aquel lugar le ponía los pelos como escarpias, y a eso se sumaba cierta incomodidad que rondaba en el ambiente y la había logrado atrapar.
Caminaba por aquella arena gris, carente de color. Tenía la mirada puesta en sus pisadas. Solo se escuchaba el sonido del mar en calma, pero no era una calma viva y pacificadora. Lo que Helena sentía era angustia y ansiedad, como si estuviera en un estado de alerta máxima en todo momento. Eso se reflejaba en su respiración, que era continuada y agitada.
-Veo... Otra playa... Aunque, parece la misma... Pero aquí no parece haber sol, más bien está todo como nublado-Jamás había visto algo así, se notaba que no estaba en el mundo real y físico-Todo está muy oscuro...-Dijo, con cierta pena.
Siguió caminando, alejándose cada vez más de aquel charco cristalino lleno de luz.
-¿Qué quiero encontrar?-Respondió con la misma pregunta-¡¿Qué clase de pregunta estúpida es esa?!-Frunció el ceño-Tan solo quiero...
Se quedó callada y se paró. En realidad, aquella pregunta no era fácil de responder. "¿Qué deseas encontrar"? "¿A qué temes enfrentarte?" Quizás, esas dos preguntas tendrían una respuesta en común... O quizás la respuesta era tan compleja que la propia Rhodes no podía articular ni siquiera una sola palabra para explicarlo.
La figura seguía allí parada, con la misma expresión, sin un mínimo de sobresalto o molestia. Ni siquiera el contacto del agua en sus pies o el empuje que esta ejercía la hacían inmutarse.
-...Eres una insensata
-...NO DEBERÍAS DE EXISTIR, MÁRCHATE DE MI CABEZA-Alzó la voz, enfurecida, pero escondiendo terror tras esa breve máscara
-...-Siguió sin inmutarse-Negación. El primer error.
-¡FUERA!-Más agitada, y aparentemente furiosa, se inclinó hacia adelante, como si estuviese a punto de atacar
-Siguiente error. La ira.-Hablaba con tal parsimonia y serenidad que a Helena le cabreaba
-¡VETE!-Volvió a insistir, más agresiva.
Al ver que la figura no se había inmutado ni una sola vez, Helena cayó de rodillas, asustada y cansada, como si todo el mundo se le viniese encima en aquel momento. Su corazón empezó a palpitar y se desbocaba. Empezaron a sudarle las manos, y acto seguido, las extremidades, sus pupilas se dilataron, y su rostro adquirió un color pálido. Con rabia, se agachó hasta quedar casi a ras del agua, a la cual dio un puñetazo. Esta había subido hasta cubrirle prácticamente la cintura al estar de rodillas.
-Frustración. Otro error.
Apretó la mandíbula, sentía impotencia, y tan solo quería escapar de allí.
-¡GALI!-Gritó poniendo su tronco recto, aún de rodillas y mirando al cielo-¡Sácame de aquí!-Suplicó. De nuevo, echó una mirada a la figura sombría. Seguía igual-...Sácame de aquí...-Volvió a repetir, esta vez con la voz entrecortada y al borde del llanto
Caminaba por aquella arena gris, carente de color. Tenía la mirada puesta en sus pisadas. Solo se escuchaba el sonido del mar en calma, pero no era una calma viva y pacificadora. Lo que Helena sentía era angustia y ansiedad, como si estuviera en un estado de alerta máxima en todo momento. Eso se reflejaba en su respiración, que era continuada y agitada.
-Veo... Otra playa... Aunque, parece la misma... Pero aquí no parece haber sol, más bien está todo como nublado-Jamás había visto algo así, se notaba que no estaba en el mundo real y físico-Todo está muy oscuro...-Dijo, con cierta pena.
Siguió caminando, alejándose cada vez más de aquel charco cristalino lleno de luz.
-¿Qué quiero encontrar?-Respondió con la misma pregunta-¡¿Qué clase de pregunta estúpida es esa?!-Frunció el ceño-Tan solo quiero...
Se quedó callada y se paró. En realidad, aquella pregunta no era fácil de responder. "¿Qué deseas encontrar"? "¿A qué temes enfrentarte?" Quizás, esas dos preguntas tendrían una respuesta en común... O quizás la respuesta era tan compleja que la propia Rhodes no podía articular ni siquiera una sola palabra para explicarlo.
De pronto, notó algo a sus espaldas, una presencia terrorífica que la perturbó. Tenía miedo de girarse, pero apretó los puños, tomó aire, y se giró sobre sus talones... Allí se manifestó su respuesta; una figura sombría con sus mismos rasgos; había adquirido algo más su apariencia desde la última vez que la vio, y más definición entre su rostro lleno de oscuridad. La figura se encontraba mirándola, sin expresión definida. Tan solo allí, de pie, parada, observándola. La marea había subido, ya que el agua llegaba hasta los tobillos de ambas. -...-Dio un paso hacia atrás y apretó la mandíbula-...Otra vez...-Susurró -Hola, Helena-La voz de aquel ente seguía igual de distorsionada, aunque más aguda que la última vez -...T-tú eres la causante de todo-Soltó, con un tono acusardor-P-por tu culpa... ¡Todo lo que me ocurre es por tu culpa!-Dijo, agitada. | Música [Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen] |
-...Eres una insensata
-...NO DEBERÍAS DE EXISTIR, MÁRCHATE DE MI CABEZA-Alzó la voz, enfurecida, pero escondiendo terror tras esa breve máscara
-...-Siguió sin inmutarse-Negación. El primer error.
-¡FUERA!-Más agitada, y aparentemente furiosa, se inclinó hacia adelante, como si estuviese a punto de atacar
-Siguiente error. La ira.-Hablaba con tal parsimonia y serenidad que a Helena le cabreaba
-¡VETE!-Volvió a insistir, más agresiva.
Al ver que la figura no se había inmutado ni una sola vez, Helena cayó de rodillas, asustada y cansada, como si todo el mundo se le viniese encima en aquel momento. Su corazón empezó a palpitar y se desbocaba. Empezaron a sudarle las manos, y acto seguido, las extremidades, sus pupilas se dilataron, y su rostro adquirió un color pálido. Con rabia, se agachó hasta quedar casi a ras del agua, a la cual dio un puñetazo. Esta había subido hasta cubrirle prácticamente la cintura al estar de rodillas.
-Frustración. Otro error.
Apretó la mandíbula, sentía impotencia, y tan solo quería escapar de allí.
-¡GALI!-Gritó poniendo su tronco recto, aún de rodillas y mirando al cielo-¡Sácame de aquí!-Suplicó. De nuevo, echó una mirada a la figura sombría. Seguía igual-...Sácame de aquí...-Volvió a repetir, esta vez con la voz entrecortada y al borde del llanto
Helena Rhodes
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Re: Enfréntame a mis miedos [Privado] [Cerrado]
Gali sonrió al escuchar la pregunta de Helena, aquel carácter bravucón era marca de la casa. Pero entonces algo cambió, la expresión de la rubia se tornó seria y melancólica y el agua del lago comenzó a enfriarse.
-Helena, cálmate. Recuerda que eres agua, agua versátil y cambiante.
El monje volvió a repetir la frase que había dicho momentos antes.
-Has encontrado lo que buscabas, la razón por la que estás haciendo esto. Helena, respira y afronta la situación. ¿Que está viendo? ¿Qué hay ante ti que te altera? ¿Te está atacando algo? ¿A aparecido alguna figura conocida? ¿Cómo se comporta?
El agua estaba cada vez más fría y el gato que maulló molesto al tiempo que sacaba la cola del lago.
-Helena, analiza la situación y céntrate. No podrás salir de ese lugar hasta que te enfrentes y venzas el problema que tienes delante.
La zona del lago donde la pareja meditaba se estaba escarchando, el vello en los brazos del dragón comenzaba a endurecerse y las gotas del agua se cristalizaban. El gato se había levantado de detrás de Helena y caminaba con molestia hacia un lugar más cálido.
Helena parecía estar perdiendo el control de la situación y Gali no podía hacer nada para remediarlo, porque si sacaba a la bruja del trance todo lo que habían estado haciendo no valdría para nada.
Helena debía afrontar sus medios y el monje la forzaría hacerlo si era necesario, Gali tan solo cortaría el enlace si sus vidas peligraban.
-Helena, cálmate. Recuerda que eres agua, agua versátil y cambiante.
El monje volvió a repetir la frase que había dicho momentos antes.
-Has encontrado lo que buscabas, la razón por la que estás haciendo esto. Helena, respira y afronta la situación. ¿Que está viendo? ¿Qué hay ante ti que te altera? ¿Te está atacando algo? ¿A aparecido alguna figura conocida? ¿Cómo se comporta?
El agua estaba cada vez más fría y el gato que maulló molesto al tiempo que sacaba la cola del lago.
-Helena, analiza la situación y céntrate. No podrás salir de ese lugar hasta que te enfrentes y venzas el problema que tienes delante.
La zona del lago donde la pareja meditaba se estaba escarchando, el vello en los brazos del dragón comenzaba a endurecerse y las gotas del agua se cristalizaban. El gato se había levantado de detrás de Helena y caminaba con molestia hacia un lugar más cálido.
Helena parecía estar perdiendo el control de la situación y Gali no podía hacer nada para remediarlo, porque si sacaba a la bruja del trance todo lo que habían estado haciendo no valdría para nada.
Helena debía afrontar sus medios y el monje la forzaría hacerlo si era necesario, Gali tan solo cortaría el enlace si sus vidas peligraban.
Go'el
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Re: Enfréntame a mis miedos [Privado] [Cerrado]
Aquello se había convertido en una verdadera pesadilla para Helena, la simple presencia de aquel ente la perturbaba. Este, simplemente la miraba con aquel gesto casi inerte y frío.
Entonces, la voz de Gali resonó. Estaba con ella, la apoyaba, y no dejaría que nada malo le pasara... Curiosamente, lo mismo que ese ser quería supuestamente para la bruja. Este miró hacia el cielo, sin cambiar su semblante en ningún momento. Suspiró levemente y volvió a centrar su atención en la rubia.
-Lo comprendes ahora, ¿Verdad?
-...-La miraba, con rabia
-Soy inevitable. Y es mejor que lo aceptes y dejes que todo fluya según como yo quiero-Hizo especial énfasis en esas dos últimas palabras
Helena hizo el amago de ponerse en pie, pero entonces, el ente estiró uno de sus brazos hacia adelante y, de su espalda, salieron múltiples tentáculos como el de antes, directos hacia la Rhodes, que una vez en pie, no pudo hacer nada para esquivar su agarre y quedar presa. Había uno agarrado en cada extremidad y el cuello, haciendo que a Helena le costara respirar.
La sombra se acercó, con su inmutable semblante, hasta colocarse a pocos centímetros de la tensai de hielo.
-Helena... Mi dulce Helena...-Le acarició una mejilla-¿Dejarás que yo tome el control?
-...Miau...
El ente desvió su inerte mirada hacia donde provino aquel maullido. Justo a sus pies, se encontraba un gato naranja, sentado, observándola.
-...
-Miau-Maulló de nuevo, como si le intentara decir algo.
Helena seguía luchando inútilmente por soltarse, pero no podía mover un solo músculo.
Momentáneamente, todo quedó en llamas alrededor de Helena, que curiosamente no había sido afectada por el ataque a pesar de estar a escasos centímetros del epicentro. De entre las llamas, la rubia pudo ver al gato, que la miraba con un semblante valiente y heróico. Acto seguido, se volteó, haciendo indicar a la bruja que prestase atención más adelante.
Fue entonces cuando vio que fuera de todas aquellas llamas que tan solo cubrían un pequeño radio y que poco a poco se extinguían, estaba la sombra, observándola con el mismo semblante de siempre, pero con un detalle nuevo; ya no tenía los tentáculos a su espalda, y por ende, Helena estaba liberada.
-Hmm...-Miró al gato y luego a la bruja-...-Sin más, se volteó y desapareció
Y Helena despertó, notando cómo una fuente de calor de tacto suave estaba apoyada en su espalda. Miró a Gali, y sin decir nada, se volteó para mirar al felino.
-T-tú... ¡Tú me has ayudado!-El gato la observaba, curioso-¡Gracias!-Dijo agarrándolo y dándole un fuerte abrazo, a lo que el felino respondió con un leve chillido, asustado. Helena entonces lo depositó de nuevo en el mismo sitio-...Lo siento-Rió por lo bajo
Acto seguido, miró al dragón, que como siempre se encontraba sereno a su lado
-Gracias, Gali, creo que me siento mucho mejor-Asintió, con sinceros agradecimientos.
Se puso en pie y se resintió de la espalda
-He estado demasiado tiempo en una misma postura...-Se miró por debajo de la toalla-Y tengo la toalla pegada a la piel... Y esta está arrugada...-Dijo, con cierto desasosiego-...Maldita agua
Entonces, la voz de Gali resonó. Estaba con ella, la apoyaba, y no dejaría que nada malo le pasara... Curiosamente, lo mismo que ese ser quería supuestamente para la bruja. Este miró hacia el cielo, sin cambiar su semblante en ningún momento. Suspiró levemente y volvió a centrar su atención en la rubia.
-Lo comprendes ahora, ¿Verdad?
-...-La miraba, con rabia
-Soy inevitable. Y es mejor que lo aceptes y dejes que todo fluya según como yo quiero-Hizo especial énfasis en esas dos últimas palabras
Helena hizo el amago de ponerse en pie, pero entonces, el ente estiró uno de sus brazos hacia adelante y, de su espalda, salieron múltiples tentáculos como el de antes, directos hacia la Rhodes, que una vez en pie, no pudo hacer nada para esquivar su agarre y quedar presa. Había uno agarrado en cada extremidad y el cuello, haciendo que a Helena le costara respirar.
La sombra se acercó, con su inmutable semblante, hasta colocarse a pocos centímetros de la tensai de hielo.
-Helena... Mi dulce Helena...-Le acarició una mejilla-¿Dejarás que yo tome el control?
-...Miau...
El ente desvió su inerte mirada hacia donde provino aquel maullido. Justo a sus pies, se encontraba un gato naranja, sentado, observándola.
-...
-Miau-Maulló de nuevo, como si le intentara decir algo.
Helena seguía luchando inútilmente por soltarse, pero no podía mover un solo músculo.
De pronto, al saber que la actitud de la sombra no cambiaría, el animal se puso en pie y empezó a curvar su espalda, cambiando su gesto a uno más fruncido y agresivo. Todo su cuerpo comenzó a brillar con una luz anaranjada y un destello permanente en sus ojos se hizo notable, perdiéndolos en un aura de que denotaba fuerza y energía. De pronto, estos se tornaron completamente brillante y fogosos. El ente seguía prestándole atención al felino, pero sin inmutarse. Sin previo aviso, el felino pegó un salto y, haciendo una pirueta hacia adelante, se envolvió en una bola de fuego que acabó por detonar y generar así una poderosa explosión. | [Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen] |
Fue entonces cuando vio que fuera de todas aquellas llamas que tan solo cubrían un pequeño radio y que poco a poco se extinguían, estaba la sombra, observándola con el mismo semblante de siempre, pero con un detalle nuevo; ya no tenía los tentáculos a su espalda, y por ende, Helena estaba liberada.
-Hmm...-Miró al gato y luego a la bruja-...-Sin más, se volteó y desapareció
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Y Helena despertó, notando cómo una fuente de calor de tacto suave estaba apoyada en su espalda. Miró a Gali, y sin decir nada, se volteó para mirar al felino.
-T-tú... ¡Tú me has ayudado!-El gato la observaba, curioso-¡Gracias!-Dijo agarrándolo y dándole un fuerte abrazo, a lo que el felino respondió con un leve chillido, asustado. Helena entonces lo depositó de nuevo en el mismo sitio-...Lo siento-Rió por lo bajo
Acto seguido, miró al dragón, que como siempre se encontraba sereno a su lado
-Gracias, Gali, creo que me siento mucho mejor-Asintió, con sinceros agradecimientos.
Se puso en pie y se resintió de la espalda
-He estado demasiado tiempo en una misma postura...-Se miró por debajo de la toalla-Y tengo la toalla pegada a la piel... Y esta está arrugada...-Dijo, con cierto desasosiego-...Maldita agua
Helena Rhodes
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Re: Enfréntame a mis miedos [Privado] [Cerrado]
Gali respiró tranquilo al ver a Helena abrir los ojos. Levantó una ceja ante las palabras de la bruja, ¿sería cierto que el gato le había ayudado? Fuera como fuere, Gali se alegró de ver a Helena demostrando sus sentimientos, aunque fueran hacia un animal pendenciero.
El monje rió divertido con la escena.
-No se merecen. Vuelve siempre que lo necesites. -El dragón se levantó con Helena y estiro los brazos. -Has hecho mucho más que permanecer quieta. Hace unos minutos casi congelas el lago. -Gali rio a todo pulmón, por el comentario de la mujer. -Si... es lo que tiene el agua.
El felino caminaba por detrás de Helena, esquivando los charcos de agua que dejaban las huellas de la bruja. El animal seguía a la mujer a todas partes.
-¿Porque no te lo quedas? -Preguntaba Gali desde el otro lado de biombo. -Parece que te ha cogido cariño.
Después de aquello el monje encaminó sus pasos hacia el otro paraban y se colocó la ropa, aunque no el turbante, el pelo tardaría un tiempo en secarse. Seguidamente volvió al interior de botica, informa a Go'el que los baños estaban de nuevo disponibles y se sentó en los cojines ha... si, preparar más té para él y Helena.
El monje rió divertido con la escena.
-No se merecen. Vuelve siempre que lo necesites. -El dragón se levantó con Helena y estiro los brazos. -Has hecho mucho más que permanecer quieta. Hace unos minutos casi congelas el lago. -Gali rio a todo pulmón, por el comentario de la mujer. -Si... es lo que tiene el agua.
El felino caminaba por detrás de Helena, esquivando los charcos de agua que dejaban las huellas de la bruja. El animal seguía a la mujer a todas partes.
-¿Porque no te lo quedas? -Preguntaba Gali desde el otro lado de biombo. -Parece que te ha cogido cariño.
Después de aquello el monje encaminó sus pasos hacia el otro paraban y se colocó la ropa, aunque no el turbante, el pelo tardaría un tiempo en secarse. Seguidamente volvió al interior de botica, informa a Go'el que los baños estaban de nuevo disponibles y se sentó en los cojines ha... si, preparar más té para él y Helena.
Go'el
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