Realidad configurada [Privado] [Cerrado]
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Realidad configurada [Privado] [Cerrado]
Las reparaciones que podíamos hacer en el taller de Go´el tenían un límite, si bien era el mejor médico de Aerandir y el orgánico que más sabía sobre mecánica Bio que había conocido, seguía teniendo las limitaciones propias de vivir en una época sin avances tecnológicos. Por eso había llegado el momento de dirigirnos a la ciudad principal del continente en busca de piezas que pudieran servirme.
Por la condición de Sophi no podíamos viajar de día, así que llegamos a nuestro destino en plena noche, cuando ya todos los sitios estaban cerrados. O casi todos, las tabernas de los muelles seguían abiertos, su público era mayormente nocturno. El regresar a un sitio conocido puso a la Vampiro [ANALIZANDO] De buen humor, sí, eso era. Hacía mucho tiempo que no podía estar entre compañeros.
-Será mejor que vayas a la habitación, los asustas con tus.... - Me miró de arriba a abajo - Cosas raras - Yo incliné la cabeza hacia un lado, sin entender.
-¿Es por la falta de mi brazo? - Sophi negó con la cabeza.
-Nah, sí la mayoría de los que están ahí adentro les falta alguna parte. Simplemente hazme caso y ve a la habitación, espérame ahí y no le abras a nadie. Quiero enterarme de cómo estuvo todo durante nuestra ausencia, hace demasiado tiempo que estamos aisladas en el bosque -
No lo entendía del todo, pero tampoco tenía sentido discutir, la Vampiro siempre velaba por mi bienestar así que sí ella decía que era mejor que me mantuviera oculta, entonces así debía ser. Fui a la habitación y me senté en la cama, cuando no había orgánicos cerca no tenía necesidad alguna de hacer nada en particular, así que simplemente me quedé allí quieta, esperando a que Sophitia regresara.
Varias horas más tarde apareció en la habitación, le habían comentado que había una tienda para arreglar cosas como yo, luego había discutido con la gente que había llamado “cosas” a los Bio. No estaba bien que se metiera en peleas, pero parecía ser la manera en que Sophi conseguía información. Llegamos a la conclusión de que tendría que ir por mi cuenta al día siguiente, no había forma de que una Vampiro me acompañara a plena luz del día.
Con una lista de advertencias y de reglas sobre todo lo que NO debía hacer [ACTUALIZANDO LISTADO] Sophitia se despidió de mí en cuanto salió el sol. Me dirigí entonces hacia el Mercado, guiándome por las indicaciones que habían dicho los marineros la noche anterior. Era en realidad una vivienda adaptada para ser un taller, de no haber sabido lo que buscaba, era probable que la hubiese pasado de largo.
Toqué a la puerta dos veces.
-Buenos días - Dije en tono neutro en cuanto el dueño abrió - Busco... Necesito un mecánico de Bio-cibernéticos ¿Correcto? Me dijeron que aquí hacen ese tipo de trabajos - No solo era las faltas de piezas, también quería revisar algunas partes de mi mecanismo que no estaban funcionando adecuadamente - ¿Es usted el encargado? -
Por la condición de Sophi no podíamos viajar de día, así que llegamos a nuestro destino en plena noche, cuando ya todos los sitios estaban cerrados. O casi todos, las tabernas de los muelles seguían abiertos, su público era mayormente nocturno. El regresar a un sitio conocido puso a la Vampiro [ANALIZANDO] De buen humor, sí, eso era. Hacía mucho tiempo que no podía estar entre compañeros.
-Será mejor que vayas a la habitación, los asustas con tus.... - Me miró de arriba a abajo - Cosas raras - Yo incliné la cabeza hacia un lado, sin entender.
-¿Es por la falta de mi brazo? - Sophi negó con la cabeza.
-Nah, sí la mayoría de los que están ahí adentro les falta alguna parte. Simplemente hazme caso y ve a la habitación, espérame ahí y no le abras a nadie. Quiero enterarme de cómo estuvo todo durante nuestra ausencia, hace demasiado tiempo que estamos aisladas en el bosque -
No lo entendía del todo, pero tampoco tenía sentido discutir, la Vampiro siempre velaba por mi bienestar así que sí ella decía que era mejor que me mantuviera oculta, entonces así debía ser. Fui a la habitación y me senté en la cama, cuando no había orgánicos cerca no tenía necesidad alguna de hacer nada en particular, así que simplemente me quedé allí quieta, esperando a que Sophitia regresara.
Varias horas más tarde apareció en la habitación, le habían comentado que había una tienda para arreglar cosas como yo, luego había discutido con la gente que había llamado “cosas” a los Bio. No estaba bien que se metiera en peleas, pero parecía ser la manera en que Sophi conseguía información. Llegamos a la conclusión de que tendría que ir por mi cuenta al día siguiente, no había forma de que una Vampiro me acompañara a plena luz del día.
Con una lista de advertencias y de reglas sobre todo lo que NO debía hacer [ACTUALIZANDO LISTADO] Sophitia se despidió de mí en cuanto salió el sol. Me dirigí entonces hacia el Mercado, guiándome por las indicaciones que habían dicho los marineros la noche anterior. Era en realidad una vivienda adaptada para ser un taller, de no haber sabido lo que buscaba, era probable que la hubiese pasado de largo.
Toqué a la puerta dos veces.
-Buenos días - Dije en tono neutro en cuanto el dueño abrió - Busco... Necesito un mecánico de Bio-cibernéticos ¿Correcto? Me dijeron que aquí hacen ese tipo de trabajos - No solo era las faltas de piezas, también quería revisar algunas partes de mi mecanismo que no estaban funcionando adecuadamente - ¿Es usted el encargado? -
Última edición por Zöe el Mar Nov 03 2020, 13:37, editado 1 vez
Zöe
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Re: Realidad configurada [Privado] [Cerrado]
«Aquí vamos otra vez...», fue mi primer pensamiento al despertar aquella madrugada, con aquel característico sonido que se había convertido en mi nuevo reloj despertador. Probablemente no crean lo que estoy a punto de decirles, pero... ya estaba acostumbrado. Aunque me resultara irritante que apareciera, sin falta, cada mañana, mucho antes de la hora a la que solía despertar antes, con exactamente la misma cantidad de golpes a exactamente la misma frecuencia... me había acostumbrado a escucharle. Se había vuelto, de algún modo, tolerable... hasta agradable...
Me llevé una mano al rostro, deslizando mis dedos a través de mi párpado, para intentar avivar la llama que extinguiría la somnolencia de mi cuerpo, o que al menos intentaría quemarle lo suficiente para permitirme levantarme de la cama sin fallar en el intento.
Para este punto, ya es bastante obvio el hecho de que, ser un madrugador, claramente no estaba en mis genes, ¿verdad? Lo odiaba.
Los primeros días, había optado por ignorar el llamado a la puerta y continuar con mi sueño. ¿Cuál era el problema entonces? Pues, él era demasiado terco y persistente, y yo era demasiado obstinado para tolerar su insistencia; esta solo adquiría más fuerza a medida que demoraba más en atender. Comencé a temer que, si no me apresuraba, tendría que comprar una puerta nueva cada amanecer. No tenía opción, debía levantarme.
—¡Si, si! ¡Ya voy! Mierda... —grité mientras me recomponía, avisándole al muy malnacido que estaba despierto y en camino. Así, con suerte, se detendría y habría aún una puerta que abrir.
Bajé las escaleras, sin preocuparme siquiera por dar con alguna túnica que cubriera mi torso. Según él, no debía preocuparme por eso, ya había visto demasiado de mi cuando éramos niños. Aunque la idea me perturbaba al principio, no la ponía en duda. Cualquiera podía notar que, violar la privacidad de los demás, era su especialidad. ¿Por qué la gente que me encontraba siempre era tan rara?
—Buenos días, Erwin. —dije tras bufar y abrir la puerta, conociendo demasiado bien a la figura que, sin duda, se hallaba tras de ella.
—¡Buenos días, Raymond! —contestó él con, evidentemente, mucho más entusiasmo.
Blanqueé los ojos. La energía y optimismo absurdo del hombre de ojos esmeralda, en ocasiones, me provocaba náuseas. ¿Quién podía estar tan feliz por levantarse con el sol? ¿Y se suponía que era yo el biocibernético...?
Las visitas matutinas de aquel que se autoproclamaba mi "mejor amigo de la infancia" se habían vuelto una tradición involuntaria. No importaba lo que hiciera o que tan mordaz fuera con él; mis insultos solo parecían hacer más frecuentes sus apariciones. Créanme, el tipo era un total lunático del orden y la puntualidad. Todos los días aparecía en el momento exacto, con su armadura perfectamente pulida y reluciente, listo y alegre de ir a pararse como un idiota en una esquina de la ciudad para "defender al pueblo de atentados contra la buena convivencia de la sociedad". Jajaja, que lindo. ¡Absurdo! ¿Cómo había podido aguantarlo tantos años? Y ni siquiera podía quejarme, pues había sido yo quien le había rogado a los dioses por alguien que llenara el vacío que sentía en mi pecho. En respuesta, me habían enviado a alguien que no me dejaba ni respirar. Muchas gracias, dioses. Efectivos...
—¿Qué? —arqueé una ceja, confundido por el silencio que se había creado—. ¿No piensas entrar? —pregunté impaciente, extrañado de que el hombre no hubiera cargado aún al interior de mi casa sin permiso alguno. Era su costumbre... ¿Le pasaba algo hoy...?
—¿Uh...? —dudó él, despertando de una especie de trance de felicidad y una boba sonrisa infinita—. ¡N-N-No! Lo siento mucho, Raymond. No podré acompañarte hoy... —se apresuró en contestar, mostrando claramente su tristeza al respecto—. Le prometí a un compañero que cubriría su turno matutino anoche. —explicó cabizbajo.
—¡Vaya! Así que tienes más amigos que no son yo... —proclamé, cruzándome de brazos y fingiendo asombro—. Pensaba que pasabas todos tus días ideando nuevas formas de acosarme. —acoté en tono burlón.
—¿¡Qué!? ¡Y-Y-Yo no te acoso!—intentó replicar él, pero el rojo de sus mejillas le delataba. Me reí en su cara. Por esto debimos haber sido amigos tanto tiempo; era tan fácil burlarse de él—. Solo me preocupo por ti... —dijo en un tono más calmado, pero igual de irritado.
—Claro que si... A pesar de las cientas de veces que te he dicho que no necesito que te preocupes por mí. —continué burlándome, no tomándole nada en serio—. ¿Viniste entonces solo a saludar? —me apresuré a preguntar, sin permitirle responder mi comentario anterior.
—¡Así es! —volvió a sonreír—. ¡Y a desearte un día genial y exitoso! —acotó. Fantástico, me había despertado temprano para nada...
—Ja... —reí tras un bufido frustrado—. Igual para ti. Suerte siendo el lambe-botas favorito de tu jefa. —continúe mi mofa—. Sigue así y tal vez algún día consigas una estrella dorada y una palmada en la espalda...
—¡Jajaja! ¡Vete al diablo, Raymond! —rió él, aparentemente acostumbrado a mi humor negro—. Mi compañero cubrirá mi turno nocturno también, ¡así que podré venir a molestarte esta noche! Sé perfectamente a dónde podemos ir. —continuó entusiasta.
—Hurra... —contesté con cero entusiasmo—. Como sea, ya largate, llegarás tarde. —lo eché sin compasión alguna, esperando poder aprovechar el sueño que aún conservaba—. Y no creo que el gran caballero, Erwin Smith, pueda permitirse semejante tachón en su registro laboral, ¿no? —seguí mofándome.
—¡Ni en un millón de años! —me siguió el juego entre risas, antes de despedirse—. ¡Nos vemos luego, Raymond! —saludó al partir.
Levanté la palma de mi mano en respuesta a su saludo, antes de cerrar la puerta a mis espaldas. Ese idiota era un estirado insufrible. Disfrutaba sacándome de mis casillas y aprovechándose de mi inexistente paciencia... Sin embargo, aunque no me gustara admitirlo, su compañía había hecho mi existencia... un poquito menos miserable. Era un idiota...
Un nuevo par de golpes en la puerta captaron mi atención, sacándome de mis ideas y pensamientos. ¿Erwin de nuevo? ¿Qué quería ahora? ¿Qué había olvidado decirme?
—Maldita sea, Erwin. ¿Podrías, por favor, dejarme dor...? —me quejé mientras abría la puerta, deteniéndome al encontrarme con que, en mi usual vista hacia arriba para ver al moreno, no había más que un espacio vacío.
Aquello fue extraño, pero me sorprendió aún más el momento en que mi mirada descendió para encontrarse... a una mujer... sin un brazo.
No me malinterpreten, el problema no era el brazo o la ausencia del mismo. Personas amputadas no era algo que no hubiera visto antes en tabernas o en las calles. Es solo que... aquella mujer era diferente. No podía descifrar si se trataba solo de aquel cabello cenizo tan poco peculiar, o también eran aquellos ojos grises y vacíos... tan similares a los míos. Algo en ella me inquietaba y no sabía qué, pero podía sentirlo en mis venas.
—Bu... Buenos días... —me apresuré en contestar, tras una breve pausa de confusión. Intentaba concentrarme en lo que decía, pero no podía evitar que mi atención se dirigiera a analizar su rostro, en busca de respuestas que explicaran por qué me sentía de esa manera—. Así es, v-viniste al lugar correcto. —alcancé a contestar tras otra pausa—. Yo soy el encargado... Pasa, por favor. —y, sin darme cuenta, ya le había invitado a pasar—. Ve al taller, es por allá... Ponte cómoda, solo necesito unos minutos. —le indiqué, logrando reunir suficiente cordura para pedirle un minuto para vestirme y lavarme la boca.
Habia perdido todo rastro de sueño. Esa mujer me ponía de los nervios... ¿Por qué...?
Me llevé una mano al rostro, deslizando mis dedos a través de mi párpado, para intentar avivar la llama que extinguiría la somnolencia de mi cuerpo, o que al menos intentaría quemarle lo suficiente para permitirme levantarme de la cama sin fallar en el intento.
Para este punto, ya es bastante obvio el hecho de que, ser un madrugador, claramente no estaba en mis genes, ¿verdad? Lo odiaba.
Los primeros días, había optado por ignorar el llamado a la puerta y continuar con mi sueño. ¿Cuál era el problema entonces? Pues, él era demasiado terco y persistente, y yo era demasiado obstinado para tolerar su insistencia; esta solo adquiría más fuerza a medida que demoraba más en atender. Comencé a temer que, si no me apresuraba, tendría que comprar una puerta nueva cada amanecer. No tenía opción, debía levantarme.
—¡Si, si! ¡Ya voy! Mierda... —grité mientras me recomponía, avisándole al muy malnacido que estaba despierto y en camino. Así, con suerte, se detendría y habría aún una puerta que abrir.
Bajé las escaleras, sin preocuparme siquiera por dar con alguna túnica que cubriera mi torso. Según él, no debía preocuparme por eso, ya había visto demasiado de mi cuando éramos niños. Aunque la idea me perturbaba al principio, no la ponía en duda. Cualquiera podía notar que, violar la privacidad de los demás, era su especialidad. ¿Por qué la gente que me encontraba siempre era tan rara?
—Buenos días, Erwin. —dije tras bufar y abrir la puerta, conociendo demasiado bien a la figura que, sin duda, se hallaba tras de ella.
—¡Buenos días, Raymond! —contestó él con, evidentemente, mucho más entusiasmo.
Blanqueé los ojos. La energía y optimismo absurdo del hombre de ojos esmeralda, en ocasiones, me provocaba náuseas. ¿Quién podía estar tan feliz por levantarse con el sol? ¿Y se suponía que era yo el biocibernético...?
Las visitas matutinas de aquel que se autoproclamaba mi "mejor amigo de la infancia" se habían vuelto una tradición involuntaria. No importaba lo que hiciera o que tan mordaz fuera con él; mis insultos solo parecían hacer más frecuentes sus apariciones. Créanme, el tipo era un total lunático del orden y la puntualidad. Todos los días aparecía en el momento exacto, con su armadura perfectamente pulida y reluciente, listo y alegre de ir a pararse como un idiota en una esquina de la ciudad para "defender al pueblo de atentados contra la buena convivencia de la sociedad". Jajaja, que lindo. ¡Absurdo! ¿Cómo había podido aguantarlo tantos años? Y ni siquiera podía quejarme, pues había sido yo quien le había rogado a los dioses por alguien que llenara el vacío que sentía en mi pecho. En respuesta, me habían enviado a alguien que no me dejaba ni respirar. Muchas gracias, dioses. Efectivos...
—¿Qué? —arqueé una ceja, confundido por el silencio que se había creado—. ¿No piensas entrar? —pregunté impaciente, extrañado de que el hombre no hubiera cargado aún al interior de mi casa sin permiso alguno. Era su costumbre... ¿Le pasaba algo hoy...?
—¿Uh...? —dudó él, despertando de una especie de trance de felicidad y una boba sonrisa infinita—. ¡N-N-No! Lo siento mucho, Raymond. No podré acompañarte hoy... —se apresuró en contestar, mostrando claramente su tristeza al respecto—. Le prometí a un compañero que cubriría su turno matutino anoche. —explicó cabizbajo.
—¡Vaya! Así que tienes más amigos que no son yo... —proclamé, cruzándome de brazos y fingiendo asombro—. Pensaba que pasabas todos tus días ideando nuevas formas de acosarme. —acoté en tono burlón.
—¿¡Qué!? ¡Y-Y-Yo no te acoso!—intentó replicar él, pero el rojo de sus mejillas le delataba. Me reí en su cara. Por esto debimos haber sido amigos tanto tiempo; era tan fácil burlarse de él—. Solo me preocupo por ti... —dijo en un tono más calmado, pero igual de irritado.
—Claro que si... A pesar de las cientas de veces que te he dicho que no necesito que te preocupes por mí. —continué burlándome, no tomándole nada en serio—. ¿Viniste entonces solo a saludar? —me apresuré a preguntar, sin permitirle responder mi comentario anterior.
—¡Así es! —volvió a sonreír—. ¡Y a desearte un día genial y exitoso! —acotó. Fantástico, me había despertado temprano para nada...
—Ja... —reí tras un bufido frustrado—. Igual para ti. Suerte siendo el lambe-botas favorito de tu jefa. —continúe mi mofa—. Sigue así y tal vez algún día consigas una estrella dorada y una palmada en la espalda...
—¡Jajaja! ¡Vete al diablo, Raymond! —rió él, aparentemente acostumbrado a mi humor negro—. Mi compañero cubrirá mi turno nocturno también, ¡así que podré venir a molestarte esta noche! Sé perfectamente a dónde podemos ir. —continuó entusiasta.
—Hurra... —contesté con cero entusiasmo—. Como sea, ya largate, llegarás tarde. —lo eché sin compasión alguna, esperando poder aprovechar el sueño que aún conservaba—. Y no creo que el gran caballero, Erwin Smith, pueda permitirse semejante tachón en su registro laboral, ¿no? —seguí mofándome.
—¡Ni en un millón de años! —me siguió el juego entre risas, antes de despedirse—. ¡Nos vemos luego, Raymond! —saludó al partir.
Levanté la palma de mi mano en respuesta a su saludo, antes de cerrar la puerta a mis espaldas. Ese idiota era un estirado insufrible. Disfrutaba sacándome de mis casillas y aprovechándose de mi inexistente paciencia... Sin embargo, aunque no me gustara admitirlo, su compañía había hecho mi existencia... un poquito menos miserable. Era un idiota...
Un nuevo par de golpes en la puerta captaron mi atención, sacándome de mis ideas y pensamientos. ¿Erwin de nuevo? ¿Qué quería ahora? ¿Qué había olvidado decirme?
—Maldita sea, Erwin. ¿Podrías, por favor, dejarme dor...? —me quejé mientras abría la puerta, deteniéndome al encontrarme con que, en mi usual vista hacia arriba para ver al moreno, no había más que un espacio vacío.
Aquello fue extraño, pero me sorprendió aún más el momento en que mi mirada descendió para encontrarse... a una mujer... sin un brazo.
No me malinterpreten, el problema no era el brazo o la ausencia del mismo. Personas amputadas no era algo que no hubiera visto antes en tabernas o en las calles. Es solo que... aquella mujer era diferente. No podía descifrar si se trataba solo de aquel cabello cenizo tan poco peculiar, o también eran aquellos ojos grises y vacíos... tan similares a los míos. Algo en ella me inquietaba y no sabía qué, pero podía sentirlo en mis venas.
—Bu... Buenos días... —me apresuré en contestar, tras una breve pausa de confusión. Intentaba concentrarme en lo que decía, pero no podía evitar que mi atención se dirigiera a analizar su rostro, en busca de respuestas que explicaran por qué me sentía de esa manera—. Así es, v-viniste al lugar correcto. —alcancé a contestar tras otra pausa—. Yo soy el encargado... Pasa, por favor. —y, sin darme cuenta, ya le había invitado a pasar—. Ve al taller, es por allá... Ponte cómoda, solo necesito unos minutos. —le indiqué, logrando reunir suficiente cordura para pedirle un minuto para vestirme y lavarme la boca.
Habia perdido todo rastro de sueño. Esa mujer me ponía de los nervios... ¿Por qué...?
Raymond Lorde
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Re: Realidad configurada [Privado] [Cerrado]
[ANALIZANDO] La persona que me abrió la puerta era un hombre de complexión robusta, cabello corto y barba [FIN DEL ANÁLISIS] Estaba diciendo algo mientras abría la puerta, pero se detuvo en cuanto me vio “Debió creer que eras otra persona” Era posible que estuviera esperando a alguien más, sí se trataba de eso, quizás no era buen momento para que me presentara.
Hice un análisis visual de su persona de arriba a abajo.
-Sí se encuentra ocupado puedo regresar en otro momento - Intenté pensar cuánto podría ser que un orgánico terminara de hacer cosas, pero sin más datos cualquier cálculo que pudiera generar era demasiado incierto - ¿Sí? - [PROCESANDO SONRISA] Sonreí.
Pero aparentemente la entrada me sería permitida, ya que el sujeto se hizo a un lado y me indicó que pasara. Incliné la cabeza a un lado mientras actualizaba los datos y daba los primeros pasos dentro de la vivienda.
-Se lo agradezco - Un escaneo general del taller me suministró de todos los datos que necesitaba sobre la vivienda - Lo que voy a pedirle quizás le resulte... - [ESCANEANDO] Cuando el sujeto se giró para ir a otra habitación pude ver su espalda y “También es un...” - Eres un Bio también, eso es algo ¿Bueno? Sí, eso es, es algo muy bueno - Dije toda la oración demasiado rápido, hacía mucho tiempo que no me cruzaba con más gente de mi raza, me generaba esa sensación extraña “Nostalgia, se llama nostalgia” Las emociones eran algo tan difícil - Esperare -
Me senté en un taburete del taller mientras él iba a hacer algo en otra habitación [ANALIZANDO] Era un taller normal, con exceso de polvo pero nada más, parecía bien provisto de piezas, eso me hacía pensar que quizás podría solucionar mi problema. Para cuando regresó yo me encontraba en pleno proceso de desatar el nudo que llevaba en la manga del brazo ausente.
-Tuve algunos inconvenientes para encontrar partes de repuesto ¿Correcto? Intenté poner un nuevo brazo pero mi sistema lo rechazó. También hay algunas funciones de las nuevas partes de mi cuerpo que no he logrado terminar de ajustar - Deje a la vista el hombro que terminaba en un montón de cables y circuitos - ¿Crees que podrás ayudarme? -
Extendí la mano izquierda que era la que aún tenía.
-Mi nombre es Zöe - Esa sensación de nuevo en mi pecho me decía que algo estaba pasando en mi interior, y no parecía ser algo mecánico - Es un gusto encontrarte ¿Sí? - [PROCESANDO SONRISA] Sonreí.
Hice un análisis visual de su persona de arriba a abajo.
-Sí se encuentra ocupado puedo regresar en otro momento - Intenté pensar cuánto podría ser que un orgánico terminara de hacer cosas, pero sin más datos cualquier cálculo que pudiera generar era demasiado incierto - ¿Sí? - [PROCESANDO SONRISA] Sonreí.
Pero aparentemente la entrada me sería permitida, ya que el sujeto se hizo a un lado y me indicó que pasara. Incliné la cabeza a un lado mientras actualizaba los datos y daba los primeros pasos dentro de la vivienda.
-Se lo agradezco - Un escaneo general del taller me suministró de todos los datos que necesitaba sobre la vivienda - Lo que voy a pedirle quizás le resulte... - [ESCANEANDO] Cuando el sujeto se giró para ir a otra habitación pude ver su espalda y “También es un...” - Eres un Bio también, eso es algo ¿Bueno? Sí, eso es, es algo muy bueno - Dije toda la oración demasiado rápido, hacía mucho tiempo que no me cruzaba con más gente de mi raza, me generaba esa sensación extraña “Nostalgia, se llama nostalgia” Las emociones eran algo tan difícil - Esperare -
Me senté en un taburete del taller mientras él iba a hacer algo en otra habitación [ANALIZANDO] Era un taller normal, con exceso de polvo pero nada más, parecía bien provisto de piezas, eso me hacía pensar que quizás podría solucionar mi problema. Para cuando regresó yo me encontraba en pleno proceso de desatar el nudo que llevaba en la manga del brazo ausente.
-Tuve algunos inconvenientes para encontrar partes de repuesto ¿Correcto? Intenté poner un nuevo brazo pero mi sistema lo rechazó. También hay algunas funciones de las nuevas partes de mi cuerpo que no he logrado terminar de ajustar - Deje a la vista el hombro que terminaba en un montón de cables y circuitos - ¿Crees que podrás ayudarme? -
Extendí la mano izquierda que era la que aún tenía.
-Mi nombre es Zöe - Esa sensación de nuevo en mi pecho me decía que algo estaba pasando en mi interior, y no parecía ser algo mecánico - Es un gusto encontrarte ¿Sí? - [PROCESANDO SONRISA] Sonreí.
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Re: Realidad configurada [Privado] [Cerrado]
Mi cuerpo se tensó, congelándose en el sitio cuando aquella mujer lanzó sus palabras contra mi espalda. ¿Q-Q-Qué había... dicho...? Tragué saliva, mientras empezaba a sudar frío por una extraña razón. De pronto me sentía expuesto y vulnerable, como si mi siguiente movimiento tuviera un riesgo fatal de vida o muerte. Me demoré un par de segundos en contestar, reuniendo el coraje para hacerlo sin titubear. ¿Qué me estaba sucediendo...?
—S-Si... Yo también soy un biocibernético. —contesté, sin darle cara; no quería exponerme de esa manera—. Es algo bueno, supongo... —murmuré, más para mi que para ella, antes de continuar mi camino hacia las escaleras.
Lo sabía... Simplemente no quería aceptarlo. Lo había visto en el momento en que se dirigió a mí con aquella mecánica voz, cuando simuló aquella sonrisa tan sintética. Ella era igual que yo. Eso no era algo malo, ¿verdad...? No era la primera vez que me encontraría con alguno. Trabajaba vendiendo partes y reparándoles, después de todo; los veía a diario. ¿Por qué era ella diferente entonces...? ¿Por qué me sentía extraño al verla...? Debía pensar en otra cosa, concentrarme en atender su necesidad.
De pié frente al espejo que tenía en el pequeño cubículo anexo a mi habitación, aquel que había construido hace unos días, utilizándole exclusivamente para el aseo personal. Tomé entre mis manos una porción del agua de una cubeta, rociándola sobre la superficie de mi rostro y frotando mis palmas contra ella.
Miré mi reflejo, dedicando un breve segundo a escuchar mis pensamientos... El sonido de mi corazón latiendo... El vibrar del motor de mi espalda... Aquello era familiar. Observando el cristal, casi podía recordar cuando...
_______________________________________________________________________
[ANALIZANDO] Me hallaba sumergido en lo que parecía ser un extenso mar, suspendido en medio de las aguas. No podía respirar, aunque no parecía que necesitara hacerlo. Tampoco podía hablar, aunque podía mover un poco mis brazos; alcanzando a rozar lo que parecía ser una textura muy similar al cristal.
¿Dónde estaba...? No tenía idea de cómo había llegado ahí, no podía recordar nada.
[ALERTA] Aquella voz en mi cabeza volvió a hablar. ¿Quién era? ¿Qué quería? [ERROR DE CONTENCIÓN] No entendía lo que decía...
Algo comenzó a fallar. Desde mi pecho emergió una extraña presión que se extendía poco a poco. La sensación era amarga. Estrujaba mis pulmones a cada segundo que pasaba. Me estaba... ¿ahogando? No... No podía ser, tenía que hacer algo, lo que fuera.
Reuní todas las fuerzas que pude encontrar en mi estado de hipersueño, logrando sacudirme desesperadamente para intentar liberarme de los cables que se adherían a mi cuerpo.
[INICIANDO LIBERACIÓN] No iba a morir, no quería hacerlo, no así. Comencé a sentir como el agua comenzaba a ser drenada por una fuerza misteriosa. Una vez cruzó mi nariz, pude abrir los ojos y respirar por mi cuenta, hallándome a mi mismo en el interior de lo que parecía ser una cúpula de cristal.
¿Qué...? ¿Qué estaba sucediendo...? Observé perplejo por unos segundos mi tenue reflejo a través del vidrio, antes de que este se desplegara, dejándome en libertad...
_______________________________________________________________________
Eso... ¿Por qué estaba recordando eso en ese momento...? Golpeé frustrado el agua de la cubeta antes de darme la vuelta para regresar al taller. Tomé la camiseta más cercana que pude alcanzar y me deslicé dentro de ella.
—Lamento la tardanza... —me disculpé, apenas puse un pié dentro del taller. La dama de cabello cenizo se hallaba sentada en un taburete... con una postura perfecta. Tragué saliva—. Por supuesto, es un problema común. Uno de tus sensores debe estar dañado y está detectando los repuestos como organismos anónimos. —expliqué sereno, en base a mi experiencia con casos similares—. Solo necesito restaurarlo o cambiarlo, tengo un par de repuestos que pueden servir. —concluí.
Me dirigí hacia el mesón que se hallaba a un costado de la habitación, tomando una pequeña caja repleta de herramientas metálicas en una mano, y un taburete en la otra. Coloqué el taburete detrás de ella y la caja a un costado, facilitándome el acceso a su contenido rápidamente mientras trabajaba.
La mujer volvió a dirigirse a mi, tomándome desprevenido. Seguía estando a la defensiva. Tuve que espabilar antes de ofrecerle mi mano derecha, cambiando rápidamente a la izquierda al darme cuenta de mi error.
—Soy Raymond. —contesté al tomar su mano, aceptando el apretón de manos—. E-El gusto es mío... —me esforcé en decir, procediendo rápidamente a tomar asiento detrás de ella y cambiar cuanto antes de tema—. ¿Podrías explicarme cómo te sucedió esto, Zöe? —solté lo primero que vino—. La información podría servirme para descartar y hacerme una idea de a que podrían deberse los fallos de tus funciones. —argumenté con prisa, esperando no ofenderle ni tampoco pecar de imprudente.
—S-Si... Yo también soy un biocibernético. —contesté, sin darle cara; no quería exponerme de esa manera—. Es algo bueno, supongo... —murmuré, más para mi que para ella, antes de continuar mi camino hacia las escaleras.
Lo sabía... Simplemente no quería aceptarlo. Lo había visto en el momento en que se dirigió a mí con aquella mecánica voz, cuando simuló aquella sonrisa tan sintética. Ella era igual que yo. Eso no era algo malo, ¿verdad...? No era la primera vez que me encontraría con alguno. Trabajaba vendiendo partes y reparándoles, después de todo; los veía a diario. ¿Por qué era ella diferente entonces...? ¿Por qué me sentía extraño al verla...? Debía pensar en otra cosa, concentrarme en atender su necesidad.
De pié frente al espejo que tenía en el pequeño cubículo anexo a mi habitación, aquel que había construido hace unos días, utilizándole exclusivamente para el aseo personal. Tomé entre mis manos una porción del agua de una cubeta, rociándola sobre la superficie de mi rostro y frotando mis palmas contra ella.
Miré mi reflejo, dedicando un breve segundo a escuchar mis pensamientos... El sonido de mi corazón latiendo... El vibrar del motor de mi espalda... Aquello era familiar. Observando el cristal, casi podía recordar cuando...
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[ANALIZANDO] Me hallaba sumergido en lo que parecía ser un extenso mar, suspendido en medio de las aguas. No podía respirar, aunque no parecía que necesitara hacerlo. Tampoco podía hablar, aunque podía mover un poco mis brazos; alcanzando a rozar lo que parecía ser una textura muy similar al cristal.
¿Dónde estaba...? No tenía idea de cómo había llegado ahí, no podía recordar nada.
[ALERTA] Aquella voz en mi cabeza volvió a hablar. ¿Quién era? ¿Qué quería? [ERROR DE CONTENCIÓN] No entendía lo que decía...
Algo comenzó a fallar. Desde mi pecho emergió una extraña presión que se extendía poco a poco. La sensación era amarga. Estrujaba mis pulmones a cada segundo que pasaba. Me estaba... ¿ahogando? No... No podía ser, tenía que hacer algo, lo que fuera.
Reuní todas las fuerzas que pude encontrar en mi estado de hipersueño, logrando sacudirme desesperadamente para intentar liberarme de los cables que se adherían a mi cuerpo.
[INICIANDO LIBERACIÓN] No iba a morir, no quería hacerlo, no así. Comencé a sentir como el agua comenzaba a ser drenada por una fuerza misteriosa. Una vez cruzó mi nariz, pude abrir los ojos y respirar por mi cuenta, hallándome a mi mismo en el interior de lo que parecía ser una cúpula de cristal.
¿Qué...? ¿Qué estaba sucediendo...? Observé perplejo por unos segundos mi tenue reflejo a través del vidrio, antes de que este se desplegara, dejándome en libertad...
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Eso... ¿Por qué estaba recordando eso en ese momento...? Golpeé frustrado el agua de la cubeta antes de darme la vuelta para regresar al taller. Tomé la camiseta más cercana que pude alcanzar y me deslicé dentro de ella.
—Lamento la tardanza... —me disculpé, apenas puse un pié dentro del taller. La dama de cabello cenizo se hallaba sentada en un taburete... con una postura perfecta. Tragué saliva—. Por supuesto, es un problema común. Uno de tus sensores debe estar dañado y está detectando los repuestos como organismos anónimos. —expliqué sereno, en base a mi experiencia con casos similares—. Solo necesito restaurarlo o cambiarlo, tengo un par de repuestos que pueden servir. —concluí.
Me dirigí hacia el mesón que se hallaba a un costado de la habitación, tomando una pequeña caja repleta de herramientas metálicas en una mano, y un taburete en la otra. Coloqué el taburete detrás de ella y la caja a un costado, facilitándome el acceso a su contenido rápidamente mientras trabajaba.
La mujer volvió a dirigirse a mi, tomándome desprevenido. Seguía estando a la defensiva. Tuve que espabilar antes de ofrecerle mi mano derecha, cambiando rápidamente a la izquierda al darme cuenta de mi error.
—Soy Raymond. —contesté al tomar su mano, aceptando el apretón de manos—. E-El gusto es mío... —me esforcé en decir, procediendo rápidamente a tomar asiento detrás de ella y cambiar cuanto antes de tema—. ¿Podrías explicarme cómo te sucedió esto, Zöe? —solté lo primero que vino—. La información podría servirme para descartar y hacerme una idea de a que podrían deberse los fallos de tus funciones. —argumenté con prisa, esperando no ofenderle ni tampoco pecar de imprudente.
Raymond Lorde
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Re: Realidad configurada [Privado] [Cerrado]
A medida que veía con mayor detalle los movimientos y la forma de hablar del dueño del taller se hacía más evidente que éramos dos tipos diferentes de Bio-cibernéticos. No era una cuestión de apariencia, en ese sentido él tenía más partes a la vista que delataban su raza, mientras que con mi nuevo cuerpo apenas eran perceptibles algunas finas líneas en algunas partes donde las piezas se unían.
-Supuse que podría ser algo como eso - Asentí ante el comentario del hombre - El brazo puede quedarse agarrado unas horas, pero luego de eso algo en mi sistema señala un error y procede a expulsarlo de inmediato - Eso había generado más de un susto a los orgánicos que no estaban acostumbrados a ver que a alguien se le caiga un brazo de repente - Sí es necesario quitar algo puedo ayudarte, traigo herramientas -
Mostré la mano que me quedaba y mis dedos se abrieron para dejar a la vista toda una serie de instrumentos, tanto para cuestiones mecánicas como para cirugías sobre las partes orgánicas.
-Aunque estas también están fallando. Abren y cierran sin mi permiso - Por el momento se mantenían a la vista, pero no podía saber cuando el sistema lanzaría un error y decidiría cerrarlas - Supongo que no sería de ayuda - Baje la mirada y guardé los utensilios de mis dedos.
“Creo que se siente incómodo” ¿Por qué podría sentir algo así? [ERROR] ¿Por qué podía sentir? “No todos los Bios son iguales. Lo sabrías sí pudieras recordar” Recordar era una acción que no me estaba permitida. En cualquier caso, se manifestaban en Raymond una serie de características que podían ser interpretadas como incomodidad, timidez, confusión o perturbado.
-Hace poco hubo un enfrentamiento en la tierra de los elfos, varios grupos de orgánicos se disputaban algo y estaba intentando que no se hicieran daño entre sí. Tuve que ingresar a un antiguo templo elfico y... - [INGRESANDO A ARCHIVOS] ... [ARCHIVO NO ENCONTRADO] - No recuerdo exactamente qué pasó después, creo que el ataque de algo o alguien me alcanzó y explote en muchos pedazos. Mi compañera juntó todo lo que pudo y salió de allí. Desperté varios días más tarde en una camilla, lo único que había quedado del cuerpo original era mi cabeza y parte de mi torso -
Sophitia me había explicado en líneas generales lo que había ocurrido, pero no era un tema que a la Vampiro le gustara comentar, por lo que sus respuestas solían ser cortas y rápidamente cambiaba de conversación.
-La conclusión más lógica es que reparar un cuerpo completo trae este tipo de errores ya que al sistema le cuesta adaptarse a tantos cambios ¿Correcto? - Lo mire por arriba del hombro - Solo debo seguir buscando hasta que encuentre todas las piezas adecuadas -
-Supuse que podría ser algo como eso - Asentí ante el comentario del hombre - El brazo puede quedarse agarrado unas horas, pero luego de eso algo en mi sistema señala un error y procede a expulsarlo de inmediato - Eso había generado más de un susto a los orgánicos que no estaban acostumbrados a ver que a alguien se le caiga un brazo de repente - Sí es necesario quitar algo puedo ayudarte, traigo herramientas -
Mostré la mano que me quedaba y mis dedos se abrieron para dejar a la vista toda una serie de instrumentos, tanto para cuestiones mecánicas como para cirugías sobre las partes orgánicas.
-Aunque estas también están fallando. Abren y cierran sin mi permiso - Por el momento se mantenían a la vista, pero no podía saber cuando el sistema lanzaría un error y decidiría cerrarlas - Supongo que no sería de ayuda - Baje la mirada y guardé los utensilios de mis dedos.
“Creo que se siente incómodo” ¿Por qué podría sentir algo así? [ERROR] ¿Por qué podía sentir? “No todos los Bios son iguales. Lo sabrías sí pudieras recordar” Recordar era una acción que no me estaba permitida. En cualquier caso, se manifestaban en Raymond una serie de características que podían ser interpretadas como incomodidad, timidez, confusión o perturbado.
-Hace poco hubo un enfrentamiento en la tierra de los elfos, varios grupos de orgánicos se disputaban algo y estaba intentando que no se hicieran daño entre sí. Tuve que ingresar a un antiguo templo elfico y... - [INGRESANDO A ARCHIVOS] ... [ARCHIVO NO ENCONTRADO] - No recuerdo exactamente qué pasó después, creo que el ataque de algo o alguien me alcanzó y explote en muchos pedazos. Mi compañera juntó todo lo que pudo y salió de allí. Desperté varios días más tarde en una camilla, lo único que había quedado del cuerpo original era mi cabeza y parte de mi torso -
Sophitia me había explicado en líneas generales lo que había ocurrido, pero no era un tema que a la Vampiro le gustara comentar, por lo que sus respuestas solían ser cortas y rápidamente cambiaba de conversación.
-La conclusión más lógica es que reparar un cuerpo completo trae este tipo de errores ya que al sistema le cuesta adaptarse a tantos cambios ¿Correcto? - Lo mire por arriba del hombro - Solo debo seguir buscando hasta que encuentre todas las piezas adecuadas -
Zöe
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Re: Realidad configurada [Privado] [Cerrado]
Realicé un breve análisis de la estructura de Zöe en general. Trabajar con ingeniería y mecánica me había enseñado un par de cosas de los biocibernéticos —y, por ende, de mí mismo— que solicitaban mis servicios de reparación: Al contrario de las creencias populares, los biocibernéticos no eran seres hechos de puro metal. En términos generales, eran humanos con metal adherido a ciertas partes de su cuerpo. Si, algunos funcionaban diferentes a otros y tenían mecanismos mucho más complejos, pero todos tenían la misma base. Localizar el centro mecánico de Zöe era la prioridad, de modo que no dañara su cuerpo humano. Era ingeniero, no doctor.
No fue difícil de encontrar, apenas puse mis ojos en los conectores que tenía a los costados de su cabeza y cuello. Yo tenía unos similares en la espalda, aunque nunca había podido manipularlos por su ubicación.
—Ja, seguro se armó toda una escena cuando aconteció... —reí nerviosamente, imaginando el momento, mientras observaba a detalle los orificios. Necesitaría extraerlos primeramente—. Ya sabes, no es muy común ir por ahí perdiendo tu brazo. —expliqué—. Todo el mundo enloquece con todo lo que tiene que ver con nosotros. —me quejé. Eso era bueno; quejarme ayudaba a despejar mi mente.
Centré mis ojos en la mano que extendió la dama cibernética, antes de que esta desplegara un completo y avanzado set de herramientas. Datos como ese otorgaban mayor luz sobre el diseño de Zöe y sus funciones. No se debía a su comentario sobre las posibles fallas de su kit, pero volvía a sentirme algo inquieto... ¿o preocupado...?
—Por seguridad, no creo que sea buena idea. —comenté, tratando de sonar lo más sereno posible—. No te preocupes, cuento con todo lo que necesito. —aseguré, inclinándome hacia delante para buscar en la caja algún utensilio que pudiera ayudarme con mi labor.
Terminé por escoger aquella que contaba con un mango y una superficie larga y plana; perfecta para deslizarse a través del espacio entre la placa principal y los orificios.
Me concentré en realizar tal proceso en solo un costado, extrayendo uno por uno, mientras escuchaba medianamente el relato que contaba la mujer de cabello cenizo. Estaba bien, ¿no? Concentrado en mi trabajo no podía sentirme extraño... Al menos no hasta que ella reveló esa pequeña pieza de información...
Creí haber escuchado mal. Creí que mi mente me estaba jugando una broma pesada. Sin embargo, Zöe no demoró en confirmarlo; era cierto. Ella, literalmente... ¿había explotado...?
—Wow, wow, wow. Alto ahí, espera un segundo. —le frené, deteniendo mi trabajo y centrando mi atención en ella, aún incrédulo de lo que decía—. ¿Explotaste? ¿Cómo que explotaste? —demandé una respuesta, no siendo capaz de asimilar aquella idea—. ¿Y-Y-Y lo dices así con esa naturalidad? ¿No se siente mal? Explotaste. Las personas no explotan en pedazos y viven para contarlo como si fueran una marione... —razoné, deteniéndome al sentir un pequeño escalofrío en mi estómago. Ya empezaba a entender... que era lo me molestaba tanto de aquella dama...
No fue difícil de encontrar, apenas puse mis ojos en los conectores que tenía a los costados de su cabeza y cuello. Yo tenía unos similares en la espalda, aunque nunca había podido manipularlos por su ubicación.
—Ja, seguro se armó toda una escena cuando aconteció... —reí nerviosamente, imaginando el momento, mientras observaba a detalle los orificios. Necesitaría extraerlos primeramente—. Ya sabes, no es muy común ir por ahí perdiendo tu brazo. —expliqué—. Todo el mundo enloquece con todo lo que tiene que ver con nosotros. —me quejé. Eso era bueno; quejarme ayudaba a despejar mi mente.
Centré mis ojos en la mano que extendió la dama cibernética, antes de que esta desplegara un completo y avanzado set de herramientas. Datos como ese otorgaban mayor luz sobre el diseño de Zöe y sus funciones. No se debía a su comentario sobre las posibles fallas de su kit, pero volvía a sentirme algo inquieto... ¿o preocupado...?
—Por seguridad, no creo que sea buena idea. —comenté, tratando de sonar lo más sereno posible—. No te preocupes, cuento con todo lo que necesito. —aseguré, inclinándome hacia delante para buscar en la caja algún utensilio que pudiera ayudarme con mi labor.
Terminé por escoger aquella que contaba con un mango y una superficie larga y plana; perfecta para deslizarse a través del espacio entre la placa principal y los orificios.
Me concentré en realizar tal proceso en solo un costado, extrayendo uno por uno, mientras escuchaba medianamente el relato que contaba la mujer de cabello cenizo. Estaba bien, ¿no? Concentrado en mi trabajo no podía sentirme extraño... Al menos no hasta que ella reveló esa pequeña pieza de información...
Creí haber escuchado mal. Creí que mi mente me estaba jugando una broma pesada. Sin embargo, Zöe no demoró en confirmarlo; era cierto. Ella, literalmente... ¿había explotado...?
—Wow, wow, wow. Alto ahí, espera un segundo. —le frené, deteniendo mi trabajo y centrando mi atención en ella, aún incrédulo de lo que decía—. ¿Explotaste? ¿Cómo que explotaste? —demandé una respuesta, no siendo capaz de asimilar aquella idea—. ¿Y-Y-Y lo dices así con esa naturalidad? ¿No se siente mal? Explotaste. Las personas no explotan en pedazos y viven para contarlo como si fueran una marione... —razoné, deteniéndome al sentir un pequeño escalofrío en mi estómago. Ya empezaba a entender... que era lo me molestaba tanto de aquella dama...
Raymond Lorde
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Re: Realidad configurada [Privado] [Cerrado]
Sonreí.
“A veces puedes sonreír sin que tu sistema intervenga” Eso parecía, aunque no conocía los detalles de cómo funcionaba ese otro tipo de gesto, pero a veces mi rostro simplemente lo hacía.
-Es muy difícil entender a los orgánicos. En general me tienen miedo, intento calmarlos pero aún así continúan viéndome... Me miran de esa forma extraña - [ANALIZANDO] - No sé cómo describirlo, es como si les resultara desconcertante mi presencia - Y no me molestaba, pues no conocía ese sentimiento, pero creía que podría ser más sencillo el ayudarlos sí confiaran en mí - ¿Tuviste problemas similares con los orgánicos? -
Normalmente, cuando estaba con otros Bios, no parecía necesario hablar, estaba acostumbrada a que nuestra raza realizara acciones como respuesta y no como propuesta. Pero Raymond era diferente, estaba intentando interactuar conmigo tal y como lo haría cualquier otro ser no-mecánico.
Mire su caja de herramientas [ANALIZANDO] tendría que haber traído a SEPA-IV, AMA y ATAC, podrían haber sido de ayuda. Los había dejado en casa porque eran algo inestables cuando estábamos rodeados de mucha gente, querían acercarse y mirar todo, tocarlo, a veces terminaban lastimando a alguien.
-¿Que espere? Pero si no me he movido - “Se refiere a que detengas el relato” gire la cabeza para verlo mejor - ¿Hay algo de mi relato que no comprendas? - Pregunté en tono neutro, su pregunta sólo me confundió - Explotar es la acción de Explosión, es decir, Rotura violenta de algo por un aumento rápido de la presión interior - Pero la sorpresa del Bio no se apaciguaba, apoyé la mano en la abertura del brazo y me gire por completo para mirarlo a los ojos - ¿Con naturalidad? - Lo observé extrañada - No hay nada de natural en nosotros, siquiera nuestro tono ¿Correcto? Fuimos diseñados para aparentar naturalidad, pero la naturaleza no nos creó - Bajé la mirada mientras pensaba qué responder ante su planteo - No siento dolor, tampoco miedo, ni nervios, así que la respuesta a tu pregunta es: No, no me siento mal por haber explotado, solo... - [COMPLETANDO ORACIÓN]... [MARIONETA] - No soy una marioneta - “Te pareces bastante a una” - No lo soy - Fruncí el ceño esta vez con una sensación irritante en el pecho - No... Soy... Una cosa -
Desde hacía mucho que la idea de compararme con una muñeca me resultaba desagradable, y no era la primera vez que me pasaba. En general sí estaba con Sophi era ella la encargada de aclarar las cosas, pero como no era el caso, sentí que era mi responsabilidad hacerlo.
“A veces puedes sonreír sin que tu sistema intervenga” Eso parecía, aunque no conocía los detalles de cómo funcionaba ese otro tipo de gesto, pero a veces mi rostro simplemente lo hacía.
-Es muy difícil entender a los orgánicos. En general me tienen miedo, intento calmarlos pero aún así continúan viéndome... Me miran de esa forma extraña - [ANALIZANDO] - No sé cómo describirlo, es como si les resultara desconcertante mi presencia - Y no me molestaba, pues no conocía ese sentimiento, pero creía que podría ser más sencillo el ayudarlos sí confiaran en mí - ¿Tuviste problemas similares con los orgánicos? -
Normalmente, cuando estaba con otros Bios, no parecía necesario hablar, estaba acostumbrada a que nuestra raza realizara acciones como respuesta y no como propuesta. Pero Raymond era diferente, estaba intentando interactuar conmigo tal y como lo haría cualquier otro ser no-mecánico.
Mire su caja de herramientas [ANALIZANDO] tendría que haber traído a SEPA-IV, AMA y ATAC, podrían haber sido de ayuda. Los había dejado en casa porque eran algo inestables cuando estábamos rodeados de mucha gente, querían acercarse y mirar todo, tocarlo, a veces terminaban lastimando a alguien.
-¿Que espere? Pero si no me he movido - “Se refiere a que detengas el relato” gire la cabeza para verlo mejor - ¿Hay algo de mi relato que no comprendas? - Pregunté en tono neutro, su pregunta sólo me confundió - Explotar es la acción de Explosión, es decir, Rotura violenta de algo por un aumento rápido de la presión interior - Pero la sorpresa del Bio no se apaciguaba, apoyé la mano en la abertura del brazo y me gire por completo para mirarlo a los ojos - ¿Con naturalidad? - Lo observé extrañada - No hay nada de natural en nosotros, siquiera nuestro tono ¿Correcto? Fuimos diseñados para aparentar naturalidad, pero la naturaleza no nos creó - Bajé la mirada mientras pensaba qué responder ante su planteo - No siento dolor, tampoco miedo, ni nervios, así que la respuesta a tu pregunta es: No, no me siento mal por haber explotado, solo... - [COMPLETANDO ORACIÓN]... [MARIONETA] - No soy una marioneta - “Te pareces bastante a una” - No lo soy - Fruncí el ceño esta vez con una sensación irritante en el pecho - No... Soy... Una cosa -
Desde hacía mucho que la idea de compararme con una muñeca me resultaba desagradable, y no era la primera vez que me pasaba. En general sí estaba con Sophi era ella la encargada de aclarar las cosas, pero como no era el caso, sentí que era mi responsabilidad hacerlo.
Zöe
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Re: Realidad configurada [Privado] [Cerrado]
Había estado intentando guardar la calma, mantener la compostura ante los clientes como me había enseñado Erwin. Sin embargo, los argumentos de Zöe iban más allá de ese límite. Sus palabras se sentían como un ataque directo y personal. No sabía porque me sentía así, pero ya no había un camino de regreso a la neutralidad, al menos, no la mía.
—¿De qué rayos estás hablando? —le detuve, claramente irritado por su discurso, siendo incapaz de concebir como podía tener aquellas ideas—. Nosotros no tenemos que aparentar nada. Si, es cierto, no nacimos de esta forma; no somos "naturales". Pero antes de ser esto, fuimos algo, fuimos alguien, capaz de sentir. —refuté sus palabras sin necesidad de pensarlo—. Que nos hayan pegado un par de metales no tiene porque alterar eso.
Estaba molesto; quizás demasiado contra una individua que no significaba nada para mí. Tal vez se debía a su insinuación de que ella y yo éramos iguales. Aquello era totalmente falso... ¿verdad? No nos parecíamos, en nada.
Ella parecía estar tan... tan... vacía, si, esa era la palabra indicada. Vacía, como un cascarón hueco y metálico. Sus palabras, movimientos, todo parecía tan rígido y mecánico; sin vida.
—Entonces no actúes como una. —dicté con severidad ante su negación—. Podremos ser de metal, pero estamos vivos, no somos cosas. —comencé a pasar de la ira a la melancolía sin notarlo—. Yo estoy vivo... ¿Y tú?
¿Por qué me importaba su respuesta? No es como que fuera a afectarme... Sin embargo, lo hacía. Me era imposible no sentir pena. Me era imposible no ver un reflejo de mi en ella.
Desesperado, intentaba darle una explicación razonable a su comportamiento y la supuesta incapacidad que aparentaba tener de sentir. Eso no podía ser cierto. Aún si lo era, debía tratarse de un error en sus sistemas, o en algún segmento de su maquinaria.
Rebobinando nuestro encuentro, creí en una oportunidad haberla visto sonreír. Era una sonrisa, una diferente a la que me había dedicado inicialmente. No había forma de que aquello fuera una simulación.
—No puedes estar hablando en serio. —murmuré, lo suficientemente alto para que pudiera escucharme—. ¿De verdad no sientes nada? ¿Ira...? ¿Tristeza...? ¿Alegría? ¿Nada? —vamos, tenía que haber algo—. ¿Ni siquiera alguien? Ya sabes, alguien que, si no pudieras volver a ver, te crearía al menos una molestia... —expliqué, tratando de simplificar lo más posible el manejo de las emociones—. Aquí... —finalicé colocando mi mano sobre mi pecho.
Aquello no podía fallar. Incluso alguien tan terco como yo podía pensar en una estúpida y boba sonrisa que, aunque jamás fuera a admitirlo, me resultaba importante.
Ya ni siquiera podía pensar en continuar con mis labores de reparar las fallas en la dama.
—¿De qué rayos estás hablando? —le detuve, claramente irritado por su discurso, siendo incapaz de concebir como podía tener aquellas ideas—. Nosotros no tenemos que aparentar nada. Si, es cierto, no nacimos de esta forma; no somos "naturales". Pero antes de ser esto, fuimos algo, fuimos alguien, capaz de sentir. —refuté sus palabras sin necesidad de pensarlo—. Que nos hayan pegado un par de metales no tiene porque alterar eso.
Estaba molesto; quizás demasiado contra una individua que no significaba nada para mí. Tal vez se debía a su insinuación de que ella y yo éramos iguales. Aquello era totalmente falso... ¿verdad? No nos parecíamos, en nada.
Ella parecía estar tan... tan... vacía, si, esa era la palabra indicada. Vacía, como un cascarón hueco y metálico. Sus palabras, movimientos, todo parecía tan rígido y mecánico; sin vida.
—Entonces no actúes como una. —dicté con severidad ante su negación—. Podremos ser de metal, pero estamos vivos, no somos cosas. —comencé a pasar de la ira a la melancolía sin notarlo—. Yo estoy vivo... ¿Y tú?
¿Por qué me importaba su respuesta? No es como que fuera a afectarme... Sin embargo, lo hacía. Me era imposible no sentir pena. Me era imposible no ver un reflejo de mi en ella.
Desesperado, intentaba darle una explicación razonable a su comportamiento y la supuesta incapacidad que aparentaba tener de sentir. Eso no podía ser cierto. Aún si lo era, debía tratarse de un error en sus sistemas, o en algún segmento de su maquinaria.
Rebobinando nuestro encuentro, creí en una oportunidad haberla visto sonreír. Era una sonrisa, una diferente a la que me había dedicado inicialmente. No había forma de que aquello fuera una simulación.
—No puedes estar hablando en serio. —murmuré, lo suficientemente alto para que pudiera escucharme—. ¿De verdad no sientes nada? ¿Ira...? ¿Tristeza...? ¿Alegría? ¿Nada? —vamos, tenía que haber algo—. ¿Ni siquiera alguien? Ya sabes, alguien que, si no pudieras volver a ver, te crearía al menos una molestia... —expliqué, tratando de simplificar lo más posible el manejo de las emociones—. Aquí... —finalicé colocando mi mano sobre mi pecho.
Aquello no podía fallar. Incluso alguien tan terco como yo podía pensar en una estúpida y boba sonrisa que, aunque jamás fuera a admitirlo, me resultaba importante.
Ya ni siquiera podía pensar en continuar con mis labores de reparar las fallas en la dama.
Raymond Lorde
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Re: Realidad configurada [Privado] [Cerrado]
Habían veces en que la transformación de humano a Bio-cibernético tenía complicaciones, lo habían descubierto los científicos durante los múltiples experimentos, a algunos ejemplares les costaba desprenderse de su humanidad. Por eso habían inventado los chips para bloquear nuestros recuerdos, porque el hecho de tenerlos presentes dificultaba que nos acostumbráramos a nuestra nueva vida.
Ese parecía ser el caso de Raymond, continuaba pensando como un humano a pesar de que ya no era uno. Mi sensación al respecto era... Ambigua [Que puede entenderse de varios modos o admitir distintas interpretaciones] Sí, eso era. Sí aquellas emociones más simples me resultaban dificultosas de comprender, el poder interpretar lo que estaba pasando por mi interior en ese momento era simplemente imposible.
-¿Antes éramos alguien? - Incline la cabeza hacia un lado, con algo similar a curiosidad - ¿Acaso puedes recordar quién eras? - Sí la respuesta era afirmativa eso explicaría el porque su razonamiento estaba tan plagado de errores, probablemente la lógica de su sistema no podía coordinarse adecuadamente por culpa de sus recuerdos como humano - ¿Acaso lo que define a una persona no son sus recuerdos? Sí ya no los tienes entonces ¿Cómo podrías seguir siendo el mismo? -
No eran pocas las veces en que me lo había preguntado, en aquellos largos años que pasé sentada en el depósito, o las noches mientras los orgánicos a mi alrededor dormían ¿Qué me diferenciaba de ellos? Ellos tenían un alma, mientras que yo estaba vacía, eso es lo que podrían responderme, pero no había prueba alguna que comprobara que el alma existía, parecía más bien un constructo teórico que los orgánicos utilizaban porque les hacía sentir cierta seguridad.
-¿Qué es estar vivo? Por definición se considera que un Ser está vivo cuando se unen un conjunto complejo de moléculas que interactúan entre sí y con el medio que los rodea en una especie de intercambio de energía y materia - Cerré y abrí los ojos lentamente mientras mi sistema organizaba la información - Pero técnicamente para que un organismo sea considerado un Ser Vivo debe cumplir con tres aspectos: La Nutrición, la Relación y la Reproducción ¿Cumples con estos requisitos? Yo no poseo la capacidad de cumplir con dos de ellos así que, para la biología, yo no soy un Ser vivo - Mi análisis era contundente y no tenía errores “Y es sumamente triste”.
La alteración de Raymond parecía ir en aumento, esperaba que no llegara el momento en el cual tuviera que reducirlo por la fuerza. Mire sus manos, ya no tenía las herramientas [ANALIZANDO] Estaba temblando ¿Era miedo? [ERROR] ¿Indignación? Sí, eso parecía ser.
-No poseo la capacidad de sentir esas emociones, sé que existen y puedo definirlas con exactitud. Pero no podría asegurar que son parte de mi, ya que el sistema Bio-cibernético se encarga de regular ese tipo de sensaciones para que seamos más... Estables ¿Sí? - Ante la pregunta de si había alguien baje la mirada y miré mi mano, más exactamente el dedo anular, allí donde había estado el anillo que me había dado Dag antes de que explotara y se perdiera “Antes de que Dag se perdiera por completo en sus delirios” - No lo sé, con los datos que poseo no puedo llegar a una respuesta concluyente -
Ese parecía ser el caso de Raymond, continuaba pensando como un humano a pesar de que ya no era uno. Mi sensación al respecto era... Ambigua [Que puede entenderse de varios modos o admitir distintas interpretaciones] Sí, eso era. Sí aquellas emociones más simples me resultaban dificultosas de comprender, el poder interpretar lo que estaba pasando por mi interior en ese momento era simplemente imposible.
-¿Antes éramos alguien? - Incline la cabeza hacia un lado, con algo similar a curiosidad - ¿Acaso puedes recordar quién eras? - Sí la respuesta era afirmativa eso explicaría el porque su razonamiento estaba tan plagado de errores, probablemente la lógica de su sistema no podía coordinarse adecuadamente por culpa de sus recuerdos como humano - ¿Acaso lo que define a una persona no son sus recuerdos? Sí ya no los tienes entonces ¿Cómo podrías seguir siendo el mismo? -
No eran pocas las veces en que me lo había preguntado, en aquellos largos años que pasé sentada en el depósito, o las noches mientras los orgánicos a mi alrededor dormían ¿Qué me diferenciaba de ellos? Ellos tenían un alma, mientras que yo estaba vacía, eso es lo que podrían responderme, pero no había prueba alguna que comprobara que el alma existía, parecía más bien un constructo teórico que los orgánicos utilizaban porque les hacía sentir cierta seguridad.
-¿Qué es estar vivo? Por definición se considera que un Ser está vivo cuando se unen un conjunto complejo de moléculas que interactúan entre sí y con el medio que los rodea en una especie de intercambio de energía y materia - Cerré y abrí los ojos lentamente mientras mi sistema organizaba la información - Pero técnicamente para que un organismo sea considerado un Ser Vivo debe cumplir con tres aspectos: La Nutrición, la Relación y la Reproducción ¿Cumples con estos requisitos? Yo no poseo la capacidad de cumplir con dos de ellos así que, para la biología, yo no soy un Ser vivo - Mi análisis era contundente y no tenía errores “Y es sumamente triste”.
La alteración de Raymond parecía ir en aumento, esperaba que no llegara el momento en el cual tuviera que reducirlo por la fuerza. Mire sus manos, ya no tenía las herramientas [ANALIZANDO] Estaba temblando ¿Era miedo? [ERROR] ¿Indignación? Sí, eso parecía ser.
-No poseo la capacidad de sentir esas emociones, sé que existen y puedo definirlas con exactitud. Pero no podría asegurar que son parte de mi, ya que el sistema Bio-cibernético se encarga de regular ese tipo de sensaciones para que seamos más... Estables ¿Sí? - Ante la pregunta de si había alguien baje la mirada y miré mi mano, más exactamente el dedo anular, allí donde había estado el anillo que me había dado Dag antes de que explotara y se perdiera “Antes de que Dag se perdiera por completo en sus delirios” - No lo sé, con los datos que poseo no puedo llegar a una respuesta concluyente -
Zöe
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Re: Realidad configurada [Privado] [Cerrado]
—Por supuesto que si. —afirmé de inmediato—. ¿De verdad necesitas que te lo diga? Fuimos personas, fuimos... —quise continuar, pero su siguiente interrogante me tomó desprevenido—. ¡Yo...! Y-Y-Yo no... —intenté contestar, pero no tenía nada que decir. Demonios. Ella había tocado el punto correcto.
Recordar... Aquello había destruido por completo mi argumento. Yo no podía recordar nada sobre mi pasado, sobre quién era o qué hacía antes de ser convertido en un biocibernético. Había sido una de las mayores frustraciones que me atormentaban desde mi despertar. No saber a dónde ir, no saber siquiera cual era mi nombre. ¿Cómo podía entonces considerarme a mi mismo un alguien...? No tenía la cara para rebatir a Zöe.
No pude decir nada ante los siguientes razonamientos de la mujer biocibernética. Simplemente no había nada que decir, su lógica y planteamientos no tenían fallas.
¿Acaso era cierto...? ¿Yo era igual que ella...? ¿No estábamos vivos...? No, no podía aceptarlo. Me negaba a hacerlo, pero... ella parecía tener razón. Temblaba impotente...
Hasta que lo hice, cuando aparte la mirada en busca de un escape de todo aquello, mis ojos se centraron en un objeto familiar que casualmente había dejado olvidado en el taller: el diario de encuadernado verde...
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—Espera... ¿¡Qué!? —exclamó el pelinegro, sobrerreacionando como siempre—. ¿Cómo que no vas a leerlo? ¡Si todo está aquí! —reclamó, abriendo el libro por su cuenta y echando un vistazo... sin permiso, otra vez.
—Escuchaste bien, Smith. —contesté sereno, antes de arrebatarle el libro de las manos con un rápido movimiento—. ¡Y ya te he dicho que no revises mis cosas! —le reprendí airado.
Me crucé de brazos, triunfante, viendo como el humano parecía luchar por decir algo efectivo para debatir lo que acababa de afirmar, fracasando numerosas veces antes de darse finalmente por vencido. Era un idiota.
—P-P-Pero Raymond... ¿por qué? —preguntó, tras soltar un suspiro cabizbajo—. Las respuestas están ahí. Todo tu pasado está en ese diario. ¿No respondería eso a todas las preguntas que tienes? —concluyó curioso.
—Si, Erwin. Lo sé... —contesté, desviando la mirada. Tomé una bocanada de aire antes de proceder—. Es solo que... siento que ese sería un camino demasiado fácil, ¿sabes a qué me refiero? —le indiqué—. Sé que mis recuerdos siguen aquí, en alguna parte. Cada vez que logro recuperar, así sea una pequeña parte de uno, no solo vuelven los recuerdos... también sentimientos. —recordé mi primer encuentro con el pelinegro, la alegría de volver a verle después de tanto tiempo. Aunque no fuera capaz de recordar los viejos tiempos con mi amigo de la infancia, podía sentir que era alguien importante, alguien a quien extrañaba—. Quiero ser capaz de recordar quien era, pero quiero hacerlo por mi cuenta, sin atajos. Eso me hace sentir más... humano. —culminé.
Mi buen amigo guardó silencio, perplejo, antes de desviar la mirada hacia el libro que había colocado sobre el mesón.
Mi ego se había inflado. Me había marcado un discurso emotivo del nivel de un rey y estaba orgulloso de mi mismo... Hasta que el muy malnacido decidió reírse en mi cara. No tardé en soltarle un guantazo en el hombro.
—¡No, no! Perdona Raymond, es solo que... —se excusó entre risas, ganándose una mirada fría y asesina de mi parte—. Me alegra tanto saber que... Después de todos estos años, tantas cosas que has atravesado y tú... —comenzó a decir, recobrando la compostura y viéndome a los ojos—. Tú no has cambiado nada... —concluyó, sonriendo con ternura.
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—Eso no es cierto. —retomé mi postura, tras adquirir nuevas fuerzas al evocar aquella conversación—. Quizás no pueda acceder a ellos, pero eso no significa que no los tenga. Esos recuerdos aún están en mí, y siguen haciéndome la persona que antes fui. —aclaré determinado—. Se manifiestan en muy pocas ocasiones, como datos muy pequeños y que pueden parecer insignificantes, pero están ahí. Visiones, olores, sensaciones que parecen familiares. ¿No te pasa lo mismo? —pregunté, con esperanza de que al menos eso conservara, aunque no fuera capaz de entender lo que significaba—. Quizás no signifiquen mucho para ti, pero, para mí... esos datos, esas sensaciones, son la única prueba que necesito para saber que estoy vivo; aún si no cumplo con los aspectos para estarlo.
El absurdo soldado estirado que tenía como amigo era una molestia en muchos niveles. Sin embargo, muy a mi pesar, debía admitir que le debía una a Erwin. Ese gran idiota...
Observé a Zöe, quien parecía estar perdida en el dorso de su mano. ¿Estaba todo en orden? Me sentí algo culpable. Ya con la cabeza fría, mi intención no era hacerla sentir mal, aunque quizás me había comportado algo mordaz. Me disponía a disculparme cuando ella habló por última vez. ¿Era eso nostalgia en su voz?
—Entonces no puedes asegurar que no sientes nada. —contesté con tranquilidad—. Aunque solo sea una posibilidad, aunque sea solo algo pequeño, sentir es lo que haría un ser vivo, ¿no? —fue mi último estertor por llegar a ella.
Recordar... Aquello había destruido por completo mi argumento. Yo no podía recordar nada sobre mi pasado, sobre quién era o qué hacía antes de ser convertido en un biocibernético. Había sido una de las mayores frustraciones que me atormentaban desde mi despertar. No saber a dónde ir, no saber siquiera cual era mi nombre. ¿Cómo podía entonces considerarme a mi mismo un alguien...? No tenía la cara para rebatir a Zöe.
No pude decir nada ante los siguientes razonamientos de la mujer biocibernética. Simplemente no había nada que decir, su lógica y planteamientos no tenían fallas.
¿Acaso era cierto...? ¿Yo era igual que ella...? ¿No estábamos vivos...? No, no podía aceptarlo. Me negaba a hacerlo, pero... ella parecía tener razón. Temblaba impotente...
Hasta que lo hice, cuando aparte la mirada en busca de un escape de todo aquello, mis ojos se centraron en un objeto familiar que casualmente había dejado olvidado en el taller: el diario de encuadernado verde...
_______________________________________________________________________
—Espera... ¿¡Qué!? —exclamó el pelinegro, sobrerreacionando como siempre—. ¿Cómo que no vas a leerlo? ¡Si todo está aquí! —reclamó, abriendo el libro por su cuenta y echando un vistazo... sin permiso, otra vez.
—Escuchaste bien, Smith. —contesté sereno, antes de arrebatarle el libro de las manos con un rápido movimiento—. ¡Y ya te he dicho que no revises mis cosas! —le reprendí airado.
Me crucé de brazos, triunfante, viendo como el humano parecía luchar por decir algo efectivo para debatir lo que acababa de afirmar, fracasando numerosas veces antes de darse finalmente por vencido. Era un idiota.
—P-P-Pero Raymond... ¿por qué? —preguntó, tras soltar un suspiro cabizbajo—. Las respuestas están ahí. Todo tu pasado está en ese diario. ¿No respondería eso a todas las preguntas que tienes? —concluyó curioso.
—Si, Erwin. Lo sé... —contesté, desviando la mirada. Tomé una bocanada de aire antes de proceder—. Es solo que... siento que ese sería un camino demasiado fácil, ¿sabes a qué me refiero? —le indiqué—. Sé que mis recuerdos siguen aquí, en alguna parte. Cada vez que logro recuperar, así sea una pequeña parte de uno, no solo vuelven los recuerdos... también sentimientos. —recordé mi primer encuentro con el pelinegro, la alegría de volver a verle después de tanto tiempo. Aunque no fuera capaz de recordar los viejos tiempos con mi amigo de la infancia, podía sentir que era alguien importante, alguien a quien extrañaba—. Quiero ser capaz de recordar quien era, pero quiero hacerlo por mi cuenta, sin atajos. Eso me hace sentir más... humano. —culminé.
Mi buen amigo guardó silencio, perplejo, antes de desviar la mirada hacia el libro que había colocado sobre el mesón.
Mi ego se había inflado. Me había marcado un discurso emotivo del nivel de un rey y estaba orgulloso de mi mismo... Hasta que el muy malnacido decidió reírse en mi cara. No tardé en soltarle un guantazo en el hombro.
—¡No, no! Perdona Raymond, es solo que... —se excusó entre risas, ganándose una mirada fría y asesina de mi parte—. Me alegra tanto saber que... Después de todos estos años, tantas cosas que has atravesado y tú... —comenzó a decir, recobrando la compostura y viéndome a los ojos—. Tú no has cambiado nada... —concluyó, sonriendo con ternura.
_______________________________________________________________________
—Eso no es cierto. —retomé mi postura, tras adquirir nuevas fuerzas al evocar aquella conversación—. Quizás no pueda acceder a ellos, pero eso no significa que no los tenga. Esos recuerdos aún están en mí, y siguen haciéndome la persona que antes fui. —aclaré determinado—. Se manifiestan en muy pocas ocasiones, como datos muy pequeños y que pueden parecer insignificantes, pero están ahí. Visiones, olores, sensaciones que parecen familiares. ¿No te pasa lo mismo? —pregunté, con esperanza de que al menos eso conservara, aunque no fuera capaz de entender lo que significaba—. Quizás no signifiquen mucho para ti, pero, para mí... esos datos, esas sensaciones, son la única prueba que necesito para saber que estoy vivo; aún si no cumplo con los aspectos para estarlo.
El absurdo soldado estirado que tenía como amigo era una molestia en muchos niveles. Sin embargo, muy a mi pesar, debía admitir que le debía una a Erwin. Ese gran idiota...
Observé a Zöe, quien parecía estar perdida en el dorso de su mano. ¿Estaba todo en orden? Me sentí algo culpable. Ya con la cabeza fría, mi intención no era hacerla sentir mal, aunque quizás me había comportado algo mordaz. Me disponía a disculparme cuando ella habló por última vez. ¿Era eso nostalgia en su voz?
—Entonces no puedes asegurar que no sientes nada. —contesté con tranquilidad—. Aunque solo sea una posibilidad, aunque sea solo algo pequeño, sentir es lo que haría un ser vivo, ¿no? —fue mi último estertor por llegar a ella.
Raymond Lorde
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Me incliné hacia adelante, poniendo toda mi atención en cada gesto y cada palabra que Raymond decía. Era un asunto de vital importancia para mi, ningún Bio salía de la fábrica con sus recuerdos intactos [ANALIZANDO] Si él recordaba algo solo existían dos opciones [1] Que fuera un Bio-cibernético dañado, en cuyo caso debería plantearle la posibilidad de regresar a la Base para que le realicen los ajustes correspondientes [2] Que hubiese encontrado la forma de recuperarlos, en cuyo caso me resultaría muy útil saber cómo lo había logrado.
Pero no era así, él tampoco podía recordarlo. Volví a sentarme derecha, mi cuerpo se relajó, sin darme cuenta había adoptado una postura muy tensa, como ansiosa quizás.
-Conjeturas sin datos reales. Esos recuerdos podrían existir, o quizás no, no lo sabemos y hasta que lo sepamos solo podemos ser los que actualmente somos - La pregunta regresaba nuevamente ¿Existía eso que los orgánicos llamaban Alma? Las pruebas eran tan abstractas como las de Raymond, no era posible asegurar nada - Sí, hay veces que tengo esas sensaciones. Pero mi sistema inmediatamente los califica como un error y los bloquea - Sin duda él era demasiado humano aún, lo notaba en los niveles de emoción que se transmitía en su tono - ¿Cuándo realizaron la intervención para convertirte en Bio? ¿Es muy reciente? -
Quizás era eso, quizás era muy actual y aún no se acostumbraba a su nuevo cuerpo, sus nuevas funciones “Su nuevo Ser”
-... - Lo mire en silencio durante unos segundos, analizando la oración - Es una consulta compleja ¿Cómo puedo saber si las sensaciones que tengo son emociones? - Señale mi pecho - Puedo asegurar que a veces he sentido algo aquí en momentos muy particulares ¿Pero eso es un sentimiento? ¿Cómo podrías asegurarlo? -
Recordaba cuando Dag intentó ahorcarme, en esa oportunidad había estado segura que no deseaba morir y a la vez una inmensa pena por el vampiro me abordó. Cuando tiempo después me pidió que fuera su prometida, hubo algo que me impulsó a aceptar y también cuando le aseguré que regresaría... Y entonces regresé....
Moví el muñón que era mi brazo derecho.
-¿Podríamos continuar con las reparaciones? - Baje la mirada - ¿O ya no soy bienvenida aquí? - Había entendido que los roces en la conversación no generaban... [BUSCANDO] “Un buen ambiente, eso es lo que quieres decir” los orgánicos tendían a mezclar siempre cuestiones meteorológicas con asuntos emocionales.
Pero no era así, él tampoco podía recordarlo. Volví a sentarme derecha, mi cuerpo se relajó, sin darme cuenta había adoptado una postura muy tensa, como ansiosa quizás.
-Conjeturas sin datos reales. Esos recuerdos podrían existir, o quizás no, no lo sabemos y hasta que lo sepamos solo podemos ser los que actualmente somos - La pregunta regresaba nuevamente ¿Existía eso que los orgánicos llamaban Alma? Las pruebas eran tan abstractas como las de Raymond, no era posible asegurar nada - Sí, hay veces que tengo esas sensaciones. Pero mi sistema inmediatamente los califica como un error y los bloquea - Sin duda él era demasiado humano aún, lo notaba en los niveles de emoción que se transmitía en su tono - ¿Cuándo realizaron la intervención para convertirte en Bio? ¿Es muy reciente? -
Quizás era eso, quizás era muy actual y aún no se acostumbraba a su nuevo cuerpo, sus nuevas funciones “Su nuevo Ser”
-... - Lo mire en silencio durante unos segundos, analizando la oración - Es una consulta compleja ¿Cómo puedo saber si las sensaciones que tengo son emociones? - Señale mi pecho - Puedo asegurar que a veces he sentido algo aquí en momentos muy particulares ¿Pero eso es un sentimiento? ¿Cómo podrías asegurarlo? -
Recordaba cuando Dag intentó ahorcarme, en esa oportunidad había estado segura que no deseaba morir y a la vez una inmensa pena por el vampiro me abordó. Cuando tiempo después me pidió que fuera su prometida, hubo algo que me impulsó a aceptar y también cuando le aseguré que regresaría... Y entonces regresé....
Moví el muñón que era mi brazo derecho.
-¿Podríamos continuar con las reparaciones? - Baje la mirada - ¿O ya no soy bienvenida aquí? - Había entendido que los roces en la conversación no generaban... [BUSCANDO] “Un buen ambiente, eso es lo que quieres decir” los orgánicos tendían a mezclar siempre cuestiones meteorológicas con asuntos emocionales.
Zöe
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La respuesta de Zöe fue algo... ¿cómo describirlo...? ¿Agridulce? No se sentía como un no, pero tampoco parecía ser un si. Me entristecía que ella mantuviera su postura escéptica, pero a la vez me alegraba que mostrara una pizca de flexibilidad con el tema, abriéndose a la posibilidad. Mientras tanto, esa pequeña voz en mi cabeza, atribuida al sentido común, me repetía: «¿Y eso a ti que te importa? ¡Es una extraña!"», ¿lo era? Lo había olvidado. Quizás sólo se debía a que se trataba de otra biocibernética... Al final del día, Zöe y yo no éramos tan diferentes como me quería hacer creer. Podía verme reflejado a través de ella, de alguna forma. Ella confirmó poseer los mismos atisbos de un recuerdo que yo experimentaba, solo que ella los manejaba de una forma mucho más cerrada.
—No lo sé. —contesté con serenidad, tras un suspiro exhausto al no tener otra forma de responder—. Pero... No tenemos que ser lo que alguien más dice que somos. Eso es lo que haría una marioneta, una cosa, ¿no? —intenté usar sus mismas palabras contra ella—. Recuerdos o no, hecho o conjetura. ¿Te has preguntado qué es lo que quieres ser tú? Que no seamos humanos no significa que no podamos aprender una o dos cosas de ellos. —comencé a plantearle un escenario distinto—. Cuando no tienen suficientes datos, ellos actúan bajo lo que ellos consideran correcto. ¿Qué es lo que tú consideras correcto? No necesitas asegurarlo, solo creer. ¿Crees tú que esas sensaciones son sentimientos...?
Finalicé con aquella consulta. La ira había abandonado mi cuerpo desde hacía un rato, dejando tras de ella solo... curiosidad. Zöe me generaba una inmensa curiosidad.
Di un pequeño brinco de asombro con su última afirmación. No había notado hasta entonces que había parado por completo con las reparaciones. Tomé de inmediato otra herramienta y me dispuse a retirar los tornillos y las tuercas que se hallaban bajo los conectores que había retirado previamente.
—No, no, en lo absoluto. Continuaré con la labor. —negué de inmediato, sintiéndome algo avergonzado—. Al contrario, perdonad por hacerte llegar a esa conclusión. He perdido un poco los estribos. —me disculpe amablemente, esperando poder enmendar mi error—. Yo solo... Nunca había interactuado tanto antes con otro de nosotros. —admití.
Como mencioné anteriormente, trabajaba a diario con biocibernéticos. Sin embargo, nunca había intercambiado mayor palabra con alguno que no tuviera que ver con lo que le interesaba obtener en mi localidad. Zöe también hubiera sido un caso similar, de no mencionar su... explosión; eso aún era raro.
—Preguntaste otra cosa antes... —me recordé a mi mismo, retrocediendo en sus palabras para dar con la incógnita—. Mi conversión en Bio, ¿no...? Pues, la verdad no llevo la cuenta del tiempo... —confesé, rascandome la nuca mientras daba con la respuesta—. Desperté hace unos... ¿cinco meses, tal vez? —solté finalmente—. En una extraña facultad metálica en algún lugar de los bosques. No tengo idea de cuánto tiempo habré estado ahí encerrado. No recuerdo nada antes de que esa cúpula de vidrio me dejara en libertad. —le expliqué. No pensé que alguna vez le contaría eso a alguien—. ¿Tu cuánto tiempo llevas convertida en Bio? —me permití curiosear aquel dato.
—No lo sé. —contesté con serenidad, tras un suspiro exhausto al no tener otra forma de responder—. Pero... No tenemos que ser lo que alguien más dice que somos. Eso es lo que haría una marioneta, una cosa, ¿no? —intenté usar sus mismas palabras contra ella—. Recuerdos o no, hecho o conjetura. ¿Te has preguntado qué es lo que quieres ser tú? Que no seamos humanos no significa que no podamos aprender una o dos cosas de ellos. —comencé a plantearle un escenario distinto—. Cuando no tienen suficientes datos, ellos actúan bajo lo que ellos consideran correcto. ¿Qué es lo que tú consideras correcto? No necesitas asegurarlo, solo creer. ¿Crees tú que esas sensaciones son sentimientos...?
Finalicé con aquella consulta. La ira había abandonado mi cuerpo desde hacía un rato, dejando tras de ella solo... curiosidad. Zöe me generaba una inmensa curiosidad.
Di un pequeño brinco de asombro con su última afirmación. No había notado hasta entonces que había parado por completo con las reparaciones. Tomé de inmediato otra herramienta y me dispuse a retirar los tornillos y las tuercas que se hallaban bajo los conectores que había retirado previamente.
—No, no, en lo absoluto. Continuaré con la labor. —negué de inmediato, sintiéndome algo avergonzado—. Al contrario, perdonad por hacerte llegar a esa conclusión. He perdido un poco los estribos. —me disculpe amablemente, esperando poder enmendar mi error—. Yo solo... Nunca había interactuado tanto antes con otro de nosotros. —admití.
Como mencioné anteriormente, trabajaba a diario con biocibernéticos. Sin embargo, nunca había intercambiado mayor palabra con alguno que no tuviera que ver con lo que le interesaba obtener en mi localidad. Zöe también hubiera sido un caso similar, de no mencionar su... explosión; eso aún era raro.
—Preguntaste otra cosa antes... —me recordé a mi mismo, retrocediendo en sus palabras para dar con la incógnita—. Mi conversión en Bio, ¿no...? Pues, la verdad no llevo la cuenta del tiempo... —confesé, rascandome la nuca mientras daba con la respuesta—. Desperté hace unos... ¿cinco meses, tal vez? —solté finalmente—. En una extraña facultad metálica en algún lugar de los bosques. No tengo idea de cuánto tiempo habré estado ahí encerrado. No recuerdo nada antes de que esa cúpula de vidrio me dejara en libertad. —le expliqué. No pensé que alguna vez le contaría eso a alguien—. ¿Tu cuánto tiempo llevas convertida en Bio? —me permití curiosear aquel dato.
Raymond Lorde
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Re: Realidad configurada [Privado] [Cerrado]
¿Qué es lo que quiero ser yo? Pestañee y moví mis ojos hacía el costado, como si estuviera prestando atención a algún objeto del taller cuando en realidad sólo estaba intentando encontrar algo, una respuesta, en mi interior. “Querer” era un concepto demasiado abstracto [Tener voluntad o determinación de ejecutar una acción] nada me era particularmente atrayente ni desagradable, me adaptaba a aquello que necesitaran los orgánicos que estuvieran cerca de mí en el momento.
-Desde hace un tiempo que.. Intento averiguar quien era antes de mi transformación - En parámetros humanos eso podía ser considerado como “querer algo” - Algunos errores reiterados en mi sistema me hicieron pensar que quizás el motivo podía encontrarse en algo relacionado con mi pasado. Así que comencé a investigar al respecto, incluso busqué la manera de poder recuperar esas memorias - Mire a Raymond a los ojos - No encontré la forma aún, sólo pude conseguir datos sueltos - Era mejor no avivar sus esperanzas “Luego se decepcionara ¿No es así?” Sí, correcto - Hasta tener pruebas de lo contrario, considero esas sensaciones como rezagos de mi anterior vida -
Me acomodé en mi silla y levanté lo que quedaba de mi brazo para que pudiera trabajar mejor, claramente no me dolía, una ventaja de mi sistema era el que pudiera apagar los receptores de dolor de cualquier parte de mi cuerpo. Mire en silencio como quitaba piezas, algunos de los cables estaban quemados producto de los consecutivos cortocircuitos que habían sucedido las distintas veces que había intentado poner un brazo nuevo.
-Tampoco tuve muchas oportunidades de hablar así con gente de mi especie. He pasado tiempos extensos entre muchos Bios, pero ninguno era del tipo... - Hice una pausa porque no sabía cómo describirlo - Del tipo que eres tu, con tantas características de un orgánico -
Tal como había supuesto, su transformación era muy reciente, siquiera medio año atrás él aún era un humano. Eso explicaba en parte que fuera tan distinto a mí y a los otros Bio-cibernéticos. De cualquier manera, no era suficiente como para descartar la posibilidad de que sufriera de algún cortocircuito en su sistema.
-Me transformaron hace 108 años. Para ser más exactos, 108 años con 15 días, eso es lo que tengo registrado en mi sistema - Había algo parecido a un número de serie en los archivos - Estuve en los últimos grupos de Bios que fueron creados por los humanos de la tierra, antes de que se fueran - [INGRESANDO A ARCHIVOS HISTÓRICOS] - Me hicieron para que reparara a otros Bios, pero la fábrica en la que estaba fue abandonada cuando decidieron marcharse de Aerandir. Así que mis compañeros y yo nos quedamos esperando en el depósito -
Hoy en día podía darme cuenta de que había sido un error quedarse esperando, de haber tenido una mayor autonomía quizás podríamos haber mantenido las instalaciones funcionando y vivir allí. Pero ninguno de nosotros estaba programado para tener iniciativa, así que simplemente hicimos lo que nuestro programa nos decía: Esperar.
-Al final casi todos dejaron de funcionar, y el edificio se cayó a pedazos. Fue en ese momento que decidí que era momento de salir de allí, o quedaría enterrada debajo de los escombros - Expliqué en mi habitual tono neutro.
-Desde hace un tiempo que.. Intento averiguar quien era antes de mi transformación - En parámetros humanos eso podía ser considerado como “querer algo” - Algunos errores reiterados en mi sistema me hicieron pensar que quizás el motivo podía encontrarse en algo relacionado con mi pasado. Así que comencé a investigar al respecto, incluso busqué la manera de poder recuperar esas memorias - Mire a Raymond a los ojos - No encontré la forma aún, sólo pude conseguir datos sueltos - Era mejor no avivar sus esperanzas “Luego se decepcionara ¿No es así?” Sí, correcto - Hasta tener pruebas de lo contrario, considero esas sensaciones como rezagos de mi anterior vida -
Me acomodé en mi silla y levanté lo que quedaba de mi brazo para que pudiera trabajar mejor, claramente no me dolía, una ventaja de mi sistema era el que pudiera apagar los receptores de dolor de cualquier parte de mi cuerpo. Mire en silencio como quitaba piezas, algunos de los cables estaban quemados producto de los consecutivos cortocircuitos que habían sucedido las distintas veces que había intentado poner un brazo nuevo.
-Tampoco tuve muchas oportunidades de hablar así con gente de mi especie. He pasado tiempos extensos entre muchos Bios, pero ninguno era del tipo... - Hice una pausa porque no sabía cómo describirlo - Del tipo que eres tu, con tantas características de un orgánico -
Tal como había supuesto, su transformación era muy reciente, siquiera medio año atrás él aún era un humano. Eso explicaba en parte que fuera tan distinto a mí y a los otros Bio-cibernéticos. De cualquier manera, no era suficiente como para descartar la posibilidad de que sufriera de algún cortocircuito en su sistema.
-Me transformaron hace 108 años. Para ser más exactos, 108 años con 15 días, eso es lo que tengo registrado en mi sistema - Había algo parecido a un número de serie en los archivos - Estuve en los últimos grupos de Bios que fueron creados por los humanos de la tierra, antes de que se fueran - [INGRESANDO A ARCHIVOS HISTÓRICOS] - Me hicieron para que reparara a otros Bios, pero la fábrica en la que estaba fue abandonada cuando decidieron marcharse de Aerandir. Así que mis compañeros y yo nos quedamos esperando en el depósito -
Hoy en día podía darme cuenta de que había sido un error quedarse esperando, de haber tenido una mayor autonomía quizás podríamos haber mantenido las instalaciones funcionando y vivir allí. Pero ninguno de nosotros estaba programado para tener iniciativa, así que simplemente hicimos lo que nuestro programa nos decía: Esperar.
-Al final casi todos dejaron de funcionar, y el edificio se cayó a pedazos. Fue en ese momento que decidí que era momento de salir de allí, o quedaría enterrada debajo de los escombros - Expliqué en mi habitual tono neutro.
Zöe
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Re: Realidad configurada [Privado] [Cerrado]
Tras retirar el último tornillo de su cuello y depositarlo junto al resto en el mesón, pude finalmente acceder al cableado y mecanismos internos de Zöe. Me dio la bienvenida una pequeña cortina de humo caliente con olor a chamuscado, seguida de la imagen de varios cables incinerados y con cortocircuitos. Genial, eso explicaba un par de cosas, supuse. Tendría que primero trabajar en aquel percance antes continuar con la reparación. Debía retirar los extremos quemados y volver a unir los cables con un conductor. Tomé una herramienta con dos extremos filosos que, con un poco de presión, cortaban todo lo que se situara entre ellas. Comencé a cortar los cables dañados.
Suspiré exhausto, dándome por vencido con el tema. Zöe no parecía dispuesta a asumir, bajo ningún concepto, que aquellas sensaciones fueran emociones o sentimientos; al menos, no sin datos concretos. Tendría que conformarme con solo ser capaz de plantear la posibilidad.
—¿Mmm...? —murmuré confundido, arqueando una ceja a la expectativa de como se referiría a mi "tipo de Biocibernetico". Me tomó un par de segundos procesar su respuesta. ¿Acaso... debía sentirme halagado u ofendido?—. Pues, en mi defensa, no tenía idea de que otros bios no fueran tan... "orgánicos" como yo. —confesé irónico—. Pero... Si había notado que no todos estábamos hechos de igual forma y con el mismo diseño y objetivos, por ejemplo...
Extendí mi brazo, tomándome una pausa de las obras, lo suficiente para que Zöe tuviera una vista segura de la palma de mi mano. [INICIANDO MECANISMOS] Una pequeña corriente cruzó rauda por mi brazo, concentrándose en mis dedos. Cada uno de ellos comenzó a generar una pequeña chispa eléctrica, convergiendo la energía en el punto en que las cinco se encontraban, creando una pequeña corriente de rayos de electricidad.
—Yo no tengo a mi disposición un avanzado kit de herramientas en la palma de mi mano, pero puedo hacer esto... —le indiqué, retrocediendo mi mano con cuidado para no dañarla.
Tomé con la otra mano una pinza que sostenía una pequeña esfera de metal, la cual situé entre los cables que necesitaban ser reconectados, acercando a la vez uno de mis dedos electrificados, derritiendo la esfera y adhiriendola a ambos cables en una soldadura, creando un puente conductor entre ellos. Procedí a hacer los mismo con el resto.
—Lamento mucho lo que le ocurrió a tu grupo. —asumí que el acontecimiento le producía algo de tristeza o nostalgia, aunque no lo expresara—. Sin embargo, hay algo que me frustra... —me atreví a comentar, no pudiendo dejarlo pasar por alto—. Tu pareces estar plenamente consciente de que fuiste creada para un objetivo preciso. Asumo que conoces bien tus orígenes y tus funciones, ¿no? —comencé explicando—. Sin embargo yo... yo no tengo idea de nada de eso. Tuve que descubrir por mi propia cuenta como activar mis mecanismos y, si fui creado con un propósito, jamás me fue revelado. Ni siquiera sé quien o quienes me transformaron en esto... ¿Por qué...?
Suspiré exhausto, dándome por vencido con el tema. Zöe no parecía dispuesta a asumir, bajo ningún concepto, que aquellas sensaciones fueran emociones o sentimientos; al menos, no sin datos concretos. Tendría que conformarme con solo ser capaz de plantear la posibilidad.
—¿Mmm...? —murmuré confundido, arqueando una ceja a la expectativa de como se referiría a mi "tipo de Biocibernetico". Me tomó un par de segundos procesar su respuesta. ¿Acaso... debía sentirme halagado u ofendido?—. Pues, en mi defensa, no tenía idea de que otros bios no fueran tan... "orgánicos" como yo. —confesé irónico—. Pero... Si había notado que no todos estábamos hechos de igual forma y con el mismo diseño y objetivos, por ejemplo...
Extendí mi brazo, tomándome una pausa de las obras, lo suficiente para que Zöe tuviera una vista segura de la palma de mi mano. [INICIANDO MECANISMOS] Una pequeña corriente cruzó rauda por mi brazo, concentrándose en mis dedos. Cada uno de ellos comenzó a generar una pequeña chispa eléctrica, convergiendo la energía en el punto en que las cinco se encontraban, creando una pequeña corriente de rayos de electricidad.
—Yo no tengo a mi disposición un avanzado kit de herramientas en la palma de mi mano, pero puedo hacer esto... —le indiqué, retrocediendo mi mano con cuidado para no dañarla.
Tomé con la otra mano una pinza que sostenía una pequeña esfera de metal, la cual situé entre los cables que necesitaban ser reconectados, acercando a la vez uno de mis dedos electrificados, derritiendo la esfera y adhiriendola a ambos cables en una soldadura, creando un puente conductor entre ellos. Procedí a hacer los mismo con el resto.
—Lamento mucho lo que le ocurrió a tu grupo. —asumí que el acontecimiento le producía algo de tristeza o nostalgia, aunque no lo expresara—. Sin embargo, hay algo que me frustra... —me atreví a comentar, no pudiendo dejarlo pasar por alto—. Tu pareces estar plenamente consciente de que fuiste creada para un objetivo preciso. Asumo que conoces bien tus orígenes y tus funciones, ¿no? —comencé explicando—. Sin embargo yo... yo no tengo idea de nada de eso. Tuve que descubrir por mi propia cuenta como activar mis mecanismos y, si fui creado con un propósito, jamás me fue revelado. Ni siquiera sé quien o quienes me transformaron en esto... ¿Por qué...?
Raymond Lorde
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Re: Realidad configurada [Privado] [Cerrado]
Asentí.
-No tendría sentido hacernos a todos igual, nos hacen con un objetivo, así que nuestras modificaciones tienen un motivo de ser - Extendí mi mano y nuevamente dejé que salieran las herramientas - Pude averiguar algunas cosas de cuando era humana. Aparentemente era una investigadora, creaba Bio-Cibernéticos junto con un grupo de científicos ¿Correcto? Parece que me propuse como voluntaria para que hicieran estas alteraciones en mi cuerpo y poder así trabajar mejor - Guarde las herramientas - Pero en el medio ocurrió algo, creo que... El proceso no finalizó correctamente, por eso cuando me desperté no tenía órdenes más precisas y simplemente me guiaba por algo básico: Arreglar a los Bios del depósito -
Casi nunca contaba esa parte de mi historia, no porque tuviera algún inconveniente en contarlo, en realidad era que poca gente le preguntaba a un Bio por su vida, la mayoría de los orgánicos asumían que no la teníamos. Quizás aquellas características que hacían a Raymond un cibernético tan distinto también lo hacían un humano diferente “Tiene lo mejor de dos mundos, en mi opinión” Era una extraña comparación.
-Que interesante - Dije cuando vi lo que podía hacer con electricidad - Eso podría ser muy útil tanto para reparar como para hacer daño ¿Sí? Es curioso que lo hayan incluido entre tus funciones -
Escuché en silencio la siguiente parte del relato de Raymond [ANALIZANDO] Parecía estar... ¿Frustrado? por toda la cuestión que rodeaba a su transformación. Aparentemente había sido liberado o abandonado antes de que le asignaran un propósito, eso era muy triste. Podía recordar a compañeros Bio en el depósito que habían quedado a medio construir, algunos eran como cáscaras vacías, otros se volvían violentos porque sus emociones no tenían un chip que las controlara.
-A veces los experimentos no salen como se esperaba - Yo era una prueba de ello - No todos los que son transformados fueron voluntarios, hay también personas que son llevadas a la fuerza, aunque en su mayoría deberían ser reclusos que han perdido voz y voto sobre sus destinos. No he escuchado de casos en los que se tomen civiles y se los lleve a la Base para realizar cambios en sus cuerpos -
Le agarré las manos, ese era un gesto que había aprendido luego de pasar mucho tiempo con orgánicos, el contacto físico solía ayudar a que las emociones negativas se calmaran.
-Tranquilo, puedes averiguar esas cosas si lo deseas. Primero debes saber dónde fuiste creado y una vez que llegues a ese lugar podrías indagar sobre los posibles motivos de tu creación ¿Bien? - Yo lo había hecho, y eso contando que los restos del refugio tenían unos ochenta años, no veía porqué no podría hacer lo mismo Raymond que acababa de ser transformado - ¿O hay algún dato que desconozco? -
-No tendría sentido hacernos a todos igual, nos hacen con un objetivo, así que nuestras modificaciones tienen un motivo de ser - Extendí mi mano y nuevamente dejé que salieran las herramientas - Pude averiguar algunas cosas de cuando era humana. Aparentemente era una investigadora, creaba Bio-Cibernéticos junto con un grupo de científicos ¿Correcto? Parece que me propuse como voluntaria para que hicieran estas alteraciones en mi cuerpo y poder así trabajar mejor - Guarde las herramientas - Pero en el medio ocurrió algo, creo que... El proceso no finalizó correctamente, por eso cuando me desperté no tenía órdenes más precisas y simplemente me guiaba por algo básico: Arreglar a los Bios del depósito -
Casi nunca contaba esa parte de mi historia, no porque tuviera algún inconveniente en contarlo, en realidad era que poca gente le preguntaba a un Bio por su vida, la mayoría de los orgánicos asumían que no la teníamos. Quizás aquellas características que hacían a Raymond un cibernético tan distinto también lo hacían un humano diferente “Tiene lo mejor de dos mundos, en mi opinión” Era una extraña comparación.
-Que interesante - Dije cuando vi lo que podía hacer con electricidad - Eso podría ser muy útil tanto para reparar como para hacer daño ¿Sí? Es curioso que lo hayan incluido entre tus funciones -
Escuché en silencio la siguiente parte del relato de Raymond [ANALIZANDO] Parecía estar... ¿Frustrado? por toda la cuestión que rodeaba a su transformación. Aparentemente había sido liberado o abandonado antes de que le asignaran un propósito, eso era muy triste. Podía recordar a compañeros Bio en el depósito que habían quedado a medio construir, algunos eran como cáscaras vacías, otros se volvían violentos porque sus emociones no tenían un chip que las controlara.
-A veces los experimentos no salen como se esperaba - Yo era una prueba de ello - No todos los que son transformados fueron voluntarios, hay también personas que son llevadas a la fuerza, aunque en su mayoría deberían ser reclusos que han perdido voz y voto sobre sus destinos. No he escuchado de casos en los que se tomen civiles y se los lleve a la Base para realizar cambios en sus cuerpos -
Le agarré las manos, ese era un gesto que había aprendido luego de pasar mucho tiempo con orgánicos, el contacto físico solía ayudar a que las emociones negativas se calmaran.
-Tranquilo, puedes averiguar esas cosas si lo deseas. Primero debes saber dónde fuiste creado y una vez que llegues a ese lugar podrías indagar sobre los posibles motivos de tu creación ¿Bien? - Yo lo había hecho, y eso contando que los restos del refugio tenían unos ochenta años, no veía porqué no podría hacer lo mismo Raymond que acababa de ser transformado - ¿O hay algún dato que desconozco? -
Zöe
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Re: Realidad configurada [Privado] [Cerrado]
Tras reconectar con éxito el último de los cables dañados de Zöe, asegurándome de que no habrían más cortocircuitos y daños colaterales a sus mecanismos, finalmente podía centrarme en localizar sus sensores y verificar que todo estuviera en óptimas condiciones para operar; descartando posibles fallas que pudieran causar el rechazo de implantes mecánicos para reemplazar su brazo faltante. No fue muy complicado, pues pude detectar las tres placas correspondientes incrustadas en ranuras ubicadas en su cuello.
En vistas generales, las tres parecían estar en buenas condiciones. Sin embargo, debía inspeccionarlas de forma más meticulosa para estar seguro de que no había ningún problema.
—Así que tu transformación fue voluntaria... interesante... —susurré curioso. ¿Podía ser posible que yo también me hubiera ofrecido para ser convertido...? Genial, tanto quejarme por nada—. Así es, es una herramienta valiosa para mis trabajos de ingeniería. —expliqué—. Por otro lado... Aunque me ha servido mucho para defenderme en un par de ocasiones... —recordé a los bios y la niña del bosque, y al espectro de Roilkat—. Hay ocasiones en las que, simplemente, mis brazos no responden y me impiden atacar, ¿crees que se deba a alguna falla en mis mecanismos? —finalicé frustrado, dejando en el aire aquella incógnita—. Por cierto, retiraré tus sensores por un momento. Necesito revisarlos. —le advertí.
Las dos primeras tablas metálicas que extraí parecían no tener ningún deterioro en su estructura, todo parecía estar en buen estado y operando correctamente. Fue la tercera donde pude detectar un problema: su puerto de entrada se hallaba abollado e impedía el correcto contacto entre los puentes de información. Había dado con éxito con la falla.
Me puse de pié para dirigirme a una de las repisas del taller, pues ahí almacenaba piezas sobrantes de cibernéticos que podían servirme para casos como estos, y creía tener el repuesto apropiado para Zöe.
—¿Q-Qué...? —pregunté confuso, volviendo a retomar mi lugar con la pieza correspondiente—. ¿De verdad hacen eso...? ¿No es algo injusto para los orgánicos...? —planteé incrédulo.
Era tan frustrante no tener idea de los hechos que me llevaron a mi condición. Ahora también existía la posibilidad de que yo fuera un recluso privado de su vida orgánica. Podía parecer una causa noble para algunos, pero, para mí, aquello era totalmente inhumano. ¿Decidir sobre la vida de alguien más como si fuera un muñeco? El fin no justificaba, para nada, los medios, mucho menos si implicaba convertir a alguien directamente en un muñeco...
Sentía la ira comenzando a arder a medida que apretaba mis puños... hasta que un frío tacto se situó con delicadeza sobre estos últimos.
Levanté la mirada con prisa, comprobando, efectivamente, que se trataba de Zöe. Aquello fue confuso, pues, en contraste a su expresión fría y piel sintética, el gesto era cálido y sereno; de cierto modo, había logrado cumplir su cometido: apaciguarme. Quizás se debía al hecho de que se tratara del contacto con otro cibernético, o sólo era un eco de la antigua humanidad de la mujer que tenía en frente.
—Y-Yo... —tartamudeé, luchando por recoger mis ideas—. Nunca había considerado la existencia de esa opción... —confesé tras fruncir el seño al recordar lo que ocurrió en aquel edificio—. Sé donde fui transformado, es solo que... No estoy seguro de que tan bienvenido sea en ese lugar. Cuando desperté, inmediatamente fui atacado por otros como nosotros, y no dejaron de perseguirme hasta que los perdí en el bosque. —expliqué molesto.
En vistas generales, las tres parecían estar en buenas condiciones. Sin embargo, debía inspeccionarlas de forma más meticulosa para estar seguro de que no había ningún problema.
—Así que tu transformación fue voluntaria... interesante... —susurré curioso. ¿Podía ser posible que yo también me hubiera ofrecido para ser convertido...? Genial, tanto quejarme por nada—. Así es, es una herramienta valiosa para mis trabajos de ingeniería. —expliqué—. Por otro lado... Aunque me ha servido mucho para defenderme en un par de ocasiones... —recordé a los bios y la niña del bosque, y al espectro de Roilkat—. Hay ocasiones en las que, simplemente, mis brazos no responden y me impiden atacar, ¿crees que se deba a alguna falla en mis mecanismos? —finalicé frustrado, dejando en el aire aquella incógnita—. Por cierto, retiraré tus sensores por un momento. Necesito revisarlos. —le advertí.
Las dos primeras tablas metálicas que extraí parecían no tener ningún deterioro en su estructura, todo parecía estar en buen estado y operando correctamente. Fue la tercera donde pude detectar un problema: su puerto de entrada se hallaba abollado e impedía el correcto contacto entre los puentes de información. Había dado con éxito con la falla.
Me puse de pié para dirigirme a una de las repisas del taller, pues ahí almacenaba piezas sobrantes de cibernéticos que podían servirme para casos como estos, y creía tener el repuesto apropiado para Zöe.
—¿Q-Qué...? —pregunté confuso, volviendo a retomar mi lugar con la pieza correspondiente—. ¿De verdad hacen eso...? ¿No es algo injusto para los orgánicos...? —planteé incrédulo.
Era tan frustrante no tener idea de los hechos que me llevaron a mi condición. Ahora también existía la posibilidad de que yo fuera un recluso privado de su vida orgánica. Podía parecer una causa noble para algunos, pero, para mí, aquello era totalmente inhumano. ¿Decidir sobre la vida de alguien más como si fuera un muñeco? El fin no justificaba, para nada, los medios, mucho menos si implicaba convertir a alguien directamente en un muñeco...
Sentía la ira comenzando a arder a medida que apretaba mis puños... hasta que un frío tacto se situó con delicadeza sobre estos últimos.
Levanté la mirada con prisa, comprobando, efectivamente, que se trataba de Zöe. Aquello fue confuso, pues, en contraste a su expresión fría y piel sintética, el gesto era cálido y sereno; de cierto modo, había logrado cumplir su cometido: apaciguarme. Quizás se debía al hecho de que se tratara del contacto con otro cibernético, o sólo era un eco de la antigua humanidad de la mujer que tenía en frente.
—Y-Yo... —tartamudeé, luchando por recoger mis ideas—. Nunca había considerado la existencia de esa opción... —confesé tras fruncir el seño al recordar lo que ocurrió en aquel edificio—. Sé donde fui transformado, es solo que... No estoy seguro de que tan bienvenido sea en ese lugar. Cuando desperté, inmediatamente fui atacado por otros como nosotros, y no dejaron de perseguirme hasta que los perdí en el bosque. —expliqué molesto.
Raymond Lorde
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Re: Realidad configurada [Privado] [Cerrado]
Analice la situación hasta que mi sistema llegó a una respuesta con mayor posibilidad de certeza.
-Quizás tu sistema tarda en poder recolectar esa energía que usas. Tal vez si buscas en alguna parte de tu memoria bio puedes encontrar un mecanismo que te indique si la carga es la correcta como para poder prender esa herramienta o no - Muchas veces me había pasado de descubrir funciones que no sabía que mi sistema tenía, no era algo tan poco habitual.
Podía ver las piezas que Raymond retiraba, muchas estaban maltratadas y si bien podía hacerme reparaciones a mi misma, siempre era mucho más sencillo cuando alguien más las hacía. Había sido algo bueno el encontrar este taller.
-Es la justicia de los humanos, nosotros no creamos las leyes, solo las hacemos cumplir. Las personas que cometen delitos a veces son condenadas de por vida, otras veces a una ejecución. En lugar de desperdiciar sus cuerpos en la horca los Bios los utilizan con motivos científicos - Desarrolle el tema para que Raymond lo entendiera mejor - No puedo decir sí eso es injusto, pero sí ellos deciden que quieren hacer eso con su gente, supongo que es así como debe ser -
Nosotros no interveníamos con las otras razas, no teníamos ese deseo instintivo por expandir nuestro territorio, ni conseguir más dinero o mantener un poderío. Simplemente teníamos como deber el custodiar la cárcel y el portal que servía como puente hacia la otra Tierra. Fuera de eso no teníamos mayor intervención en la existencia de los orgánicos, nuestra presencia era únicamente para servir a los orgánicos.
-Ya veo, existe la posibilidad de que hayas despertado en medio del proceso, quizás aún no estabas listo para salir - [ANALIZANDO] - Eso podría explicar porqué estás tan confundido, y porque aún tienes tantos rasgos humanos - Asentí tres veces porque las cosas comenzaban a tener sentido - Si regresas es posible que quieran confinarte nuevamente ¿Correcto? Tienes que pensar si estas dispuesto a correr ese riesgo - Retiré mi mano para llevarlo al muñón que era mi hombro - Sino, simplemente puedes seguir tus propios consejos: Esos recuerdos aún están en ti, y siguen haciéndote la persona que antes fuiste -
-Quizás tu sistema tarda en poder recolectar esa energía que usas. Tal vez si buscas en alguna parte de tu memoria bio puedes encontrar un mecanismo que te indique si la carga es la correcta como para poder prender esa herramienta o no - Muchas veces me había pasado de descubrir funciones que no sabía que mi sistema tenía, no era algo tan poco habitual.
Podía ver las piezas que Raymond retiraba, muchas estaban maltratadas y si bien podía hacerme reparaciones a mi misma, siempre era mucho más sencillo cuando alguien más las hacía. Había sido algo bueno el encontrar este taller.
-Es la justicia de los humanos, nosotros no creamos las leyes, solo las hacemos cumplir. Las personas que cometen delitos a veces son condenadas de por vida, otras veces a una ejecución. En lugar de desperdiciar sus cuerpos en la horca los Bios los utilizan con motivos científicos - Desarrolle el tema para que Raymond lo entendiera mejor - No puedo decir sí eso es injusto, pero sí ellos deciden que quieren hacer eso con su gente, supongo que es así como debe ser -
Nosotros no interveníamos con las otras razas, no teníamos ese deseo instintivo por expandir nuestro territorio, ni conseguir más dinero o mantener un poderío. Simplemente teníamos como deber el custodiar la cárcel y el portal que servía como puente hacia la otra Tierra. Fuera de eso no teníamos mayor intervención en la existencia de los orgánicos, nuestra presencia era únicamente para servir a los orgánicos.
-Ya veo, existe la posibilidad de que hayas despertado en medio del proceso, quizás aún no estabas listo para salir - [ANALIZANDO] - Eso podría explicar porqué estás tan confundido, y porque aún tienes tantos rasgos humanos - Asentí tres veces porque las cosas comenzaban a tener sentido - Si regresas es posible que quieran confinarte nuevamente ¿Correcto? Tienes que pensar si estas dispuesto a correr ese riesgo - Retiré mi mano para llevarlo al muñón que era mi hombro - Sino, simplemente puedes seguir tus propios consejos: Esos recuerdos aún están en ti, y siguen haciéndote la persona que antes fuiste -
Zöe
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Re: Realidad configurada [Privado] [Cerrado]
Aquello tenía sentido, o, al menos, una parte de mi si encontraba lógica en aquella voluntad de las autoridades humanas. Sin embargo, el resto de mi gritaba que aquello no era correcto. ¿Despojar a una persona de su identidad y de aquello que le hace humano? ¿Solo para convertirlo en un sirviente, por no decir esclavo, en beneficio de los demás? Quizás se debía a que yo ya experimentaba una porción de lo que eso significaba. No estaba bien. Habían destinos mucho peores que la muerte.
Asentí, no queriendo prolongar aquel tema de conversación, entendiendo lo tácito de la última declaración de Zöe: No había nada que nosotros pudiéramos hacer... ¿Correcto...?
Contemplé a Zöe en silencio, escuchando atentamente a sus hipótesis. Me castigue, sintiéndome increíblemente ignorante al no haberme planteado antes aquella posibilidad. Tenía más sentido del que debía; incluso se sentía como una realidad. Quizás a eso se debía aquel vacío que sentía antes de que aquel soldado apareciera en mi hogar.
—E-Es... Eso... —tartamudeé, saboreando bien la idea en mi cabeza—. Tiene sentido... Demasiado. —mascullé finalmente, mirando al suelo con cierto deje de preocupación.
Si eso era cierto, significaba que yo era, básicamente, un error; algo que no debería andar libre y suelto por las calles de la ciudad. ¿Por eso querían aprehenderme? Alguien como yo... ¿era un peligro para los demás?
Volví a apretar mis puños en frustración, pero cese de inmediato, al intervenir Zöe en mi rescate. Nuevamente pude ver aquella faceta dulce, oculta entre la frigidez de su expresión vacía. No pude evitar dejar escapar una pequeña curva en mis labios. Aunque no fuera capaz de notarlo o aceptarlo, ella también era más humana de lo que pensaba.
—Gracias, Zöe. —solté, tras dejar escapar una pequeña risa. La biocibernética era, sin duda, una individuo muy particular, en el buen sentido de la frase—. Muy bien... —espabilé, regresando al trabajo. Inserté aquella placa metálica en la ranura correspondiente—. Eso debería bastar. ¿Se encuentran operativos tus sensores? —pregunté, para asegurarme de que todo estuviera en orden, volviendo a colocar cada tornillo y pieza en su lugar—. Con esto, el implante que instales ya no debería ser considerado un agente externo y podrás finalizar tus reparaciones. —expliqué sereno—. Lamentablemente, no cuento con ninguna prótesis robótica en mi taller, pero sé de alguien que podría ayudarte. Puedo llevarte, si deseas. —ofrecí una solución al inconveniente—. De todos modos, ha sido muy agradable conocerte. —asentí—. Vuelve cuando quieras.
Asentí, no queriendo prolongar aquel tema de conversación, entendiendo lo tácito de la última declaración de Zöe: No había nada que nosotros pudiéramos hacer... ¿Correcto...?
Contemplé a Zöe en silencio, escuchando atentamente a sus hipótesis. Me castigue, sintiéndome increíblemente ignorante al no haberme planteado antes aquella posibilidad. Tenía más sentido del que debía; incluso se sentía como una realidad. Quizás a eso se debía aquel vacío que sentía antes de que aquel soldado apareciera en mi hogar.
—E-Es... Eso... —tartamudeé, saboreando bien la idea en mi cabeza—. Tiene sentido... Demasiado. —mascullé finalmente, mirando al suelo con cierto deje de preocupación.
Si eso era cierto, significaba que yo era, básicamente, un error; algo que no debería andar libre y suelto por las calles de la ciudad. ¿Por eso querían aprehenderme? Alguien como yo... ¿era un peligro para los demás?
Volví a apretar mis puños en frustración, pero cese de inmediato, al intervenir Zöe en mi rescate. Nuevamente pude ver aquella faceta dulce, oculta entre la frigidez de su expresión vacía. No pude evitar dejar escapar una pequeña curva en mis labios. Aunque no fuera capaz de notarlo o aceptarlo, ella también era más humana de lo que pensaba.
—Gracias, Zöe. —solté, tras dejar escapar una pequeña risa. La biocibernética era, sin duda, una individuo muy particular, en el buen sentido de la frase—. Muy bien... —espabilé, regresando al trabajo. Inserté aquella placa metálica en la ranura correspondiente—. Eso debería bastar. ¿Se encuentran operativos tus sensores? —pregunté, para asegurarme de que todo estuviera en orden, volviendo a colocar cada tornillo y pieza en su lugar—. Con esto, el implante que instales ya no debería ser considerado un agente externo y podrás finalizar tus reparaciones. —expliqué sereno—. Lamentablemente, no cuento con ninguna prótesis robótica en mi taller, pero sé de alguien que podría ayudarte. Puedo llevarte, si deseas. —ofrecí una solución al inconveniente—. De todos modos, ha sido muy agradable conocerte. —asentí—. Vuelve cuando quieras.
Raymond Lorde
Experto
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