Falsificaciones, contrabando y otras cosas ilegales [Privado] [Cerrado]
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Falsificaciones, contrabando y otras cosas ilegales [Privado] [Cerrado]
Desde una de las ventanas más altas de una de las tantas atalayas de la ciudad, Alward contemplaba la ciudad, más que con la mirada fija en la gente o en algún sitio en concreto, se encontraba divagando entre sus pensamientos y ensimismado.
El día se presentaba con un manto de nubes cubriendo la totalidad del cielo y unas ráfagas de vientos bastante fuertes. Era peligroso incluso el andar por las calles, ya que cualquier madera, palo o tela suelta podía caer encima de los transeúntes. Además de todo eso, hacía un frío que helaba todo el cuerpo.
Por más que tratase de evitarlo, cerrar sus recuerdos o desviar la atención de su mente hacia otro sitio, el pensamiento recurrente de la muerte de Rischer y Moses volvía a él como el agua vuelve al mar siempre que rompen las olas en la orilla. Tener el cadáver de sus dos amigos entre sus brazos y no haber estado allí para evitarlo, una vez más, había sido algo que le había marcado. Le costó asimilar la muerte de sus padres, y gracias al resto de sus amigos se recompuso, pero esta vez era diferente, esta vez nadie estaba ahí para ayudarlo, para paliar su dolor. Todos estaban igual que él, y nadie tenía las suficientes fuerzas como para atreverse a levantar el ánimo. El grupo idealista de Stellazios desapareció del mapa con la muerte de su creador.
De pronto, escuchó cómo alguien subía por las escaleras. Aquello lo sacó de su ensimismamiento. Se volteó para ver darse cuenta de que era Katrina, quien encapuchada con una túnica completamente blanca arrojaba un poco de luz a aquella estancia medio sombría.
-¿Cómo has subido?-Se extrañó-...hay guardias abajo
La vampiresa descubrió su rostro y con él, su pálida tez y sus ojos entonando una mirada neutra.
-Ha sido fácil convencerles-Dijo haciendo referencia a su poder de la voz, con el cual también podía entonar aquella voz mágica en la cabeza de Alward
Alward suspiró y se apoyó la zona lumbar en la baranda de la ventana.
-¿A qué has venido?-No lo dijo como queja o molestia por tener allí la presencia de vampiresa, pero le extrañaba que le diese por hacer precisamente eso.
-S-solo quería ver cómo estabas o si necesitabas algo...-Bajó la mirada con cierta timidez. Pero acto seguido se recompuso y se acercó también a la ventana-...además, me aburría en el Rancho de Cid...-Asomó su cabeza hacia la calle, admirando así toda Lunargenta. Pero rápidamente rehusó de estar así mucho tiempo, ya que una fuerte ráfaga de viento sopló y le revolvió un poco el pelo.
-Creía que no podías salir de día
-Idiota...-Señaló al exterior con una expresión desganada-Está nublado
-...Ah, cierto-Sonrió nervioso y se rascó atrás de la cabeza
-Me iré de paseo por la ciudad y te dejaré trabajar...
-¡P-pero está el tiempo horrible!-Dijo, sorprendido-¡Y no hay nadie en la calle!
-...E-es mejor así...-Contestó, tímida, haciendo ver que no le gustaba mucho las grandes aglomeraciones de gente-...Que tengas buen día-Con elegancia y educación, inclinó medio tronco un poco y la cabeza para hacer una corta reverencia
-Ten cuidado...-No lo dijo solo por el viento
-Sé cuidarme-Dijo con un entonando seguridad mientras se colocaba de nuevo la capucha.
Acto seguido, se marchó, bajando otra vez las escaleras de mano que daban a lo alto de aquella atalaya, donde únicamente el Sevna estaba vigilando. Realmente no sabía si debería dejar que se fuera así como así, pero no tenía la suficiente confianza con ella como para prohibirle hacer tal cosa.
Pasados unos minutos, Alward había vuelto a asomarse por la ventana. El tiempo no parecía ir a mejor, y todo aquello anunciaba una más que segura lluvia en las próximas horas. Tan solo esperaba que el cielo aguantase hasta que estuviese cerca del Rancho de Cid, o al menos en el cuartel de la Guardia, donde si le pillaba una lluvia fuerte al menos podría pasar allí la noche junto a sus compañeros.
De nuevo, oyó cómo alguien subía por las escaleras. Se volteó para ver quien era, estaba seguro de que debía de ser de nuevo Katrina... ¿Quién más iría a visitarlo a un sitio como ese que no lo haya hecho ya? Si era ella, le pediría esta vez que no se fuese y que aguantase el resto del turno con él. Agradecería la compañía, y así podrían conocerse un poco mejor, y que la ex-sierpe era reacia a hablar sobre su pasado, y conocerlo podía ser fundamental para un futuro próximo.
Pero, esta vez, no era la vampiresa quien aparecería allí. Su cara entonó cierta sorpresa al ver a...
-¡Sasha!
El día se presentaba con un manto de nubes cubriendo la totalidad del cielo y unas ráfagas de vientos bastante fuertes. Era peligroso incluso el andar por las calles, ya que cualquier madera, palo o tela suelta podía caer encima de los transeúntes. Además de todo eso, hacía un frío que helaba todo el cuerpo.
Por más que tratase de evitarlo, cerrar sus recuerdos o desviar la atención de su mente hacia otro sitio, el pensamiento recurrente de la muerte de Rischer y Moses volvía a él como el agua vuelve al mar siempre que rompen las olas en la orilla. Tener el cadáver de sus dos amigos entre sus brazos y no haber estado allí para evitarlo, una vez más, había sido algo que le había marcado. Le costó asimilar la muerte de sus padres, y gracias al resto de sus amigos se recompuso, pero esta vez era diferente, esta vez nadie estaba ahí para ayudarlo, para paliar su dolor. Todos estaban igual que él, y nadie tenía las suficientes fuerzas como para atreverse a levantar el ánimo. El grupo idealista de Stellazios desapareció del mapa con la muerte de su creador.
De pronto, escuchó cómo alguien subía por las escaleras. Aquello lo sacó de su ensimismamiento. Se volteó para ver darse cuenta de que era Katrina, quien encapuchada con una túnica completamente blanca arrojaba un poco de luz a aquella estancia medio sombría.
-¿Cómo has subido?-Se extrañó-...hay guardias abajo
La vampiresa descubrió su rostro y con él, su pálida tez y sus ojos entonando una mirada neutra.
-Ha sido fácil convencerles-Dijo haciendo referencia a su poder de la voz, con el cual también podía entonar aquella voz mágica en la cabeza de Alward
Alward suspiró y se apoyó la zona lumbar en la baranda de la ventana.
-¿A qué has venido?-No lo dijo como queja o molestia por tener allí la presencia de vampiresa, pero le extrañaba que le diese por hacer precisamente eso.
-S-solo quería ver cómo estabas o si necesitabas algo...-Bajó la mirada con cierta timidez. Pero acto seguido se recompuso y se acercó también a la ventana-...además, me aburría en el Rancho de Cid...-Asomó su cabeza hacia la calle, admirando así toda Lunargenta. Pero rápidamente rehusó de estar así mucho tiempo, ya que una fuerte ráfaga de viento sopló y le revolvió un poco el pelo.
-Creía que no podías salir de día
-Idiota...-Señaló al exterior con una expresión desganada-Está nublado
-...Ah, cierto-Sonrió nervioso y se rascó atrás de la cabeza
-Me iré de paseo por la ciudad y te dejaré trabajar...
-¡P-pero está el tiempo horrible!-Dijo, sorprendido-¡Y no hay nadie en la calle!
-...E-es mejor así...-Contestó, tímida, haciendo ver que no le gustaba mucho las grandes aglomeraciones de gente-...Que tengas buen día-Con elegancia y educación, inclinó medio tronco un poco y la cabeza para hacer una corta reverencia
-Ten cuidado...-No lo dijo solo por el viento
-Sé cuidarme-Dijo con un entonando seguridad mientras se colocaba de nuevo la capucha.
Acto seguido, se marchó, bajando otra vez las escaleras de mano que daban a lo alto de aquella atalaya, donde únicamente el Sevna estaba vigilando. Realmente no sabía si debería dejar que se fuera así como así, pero no tenía la suficiente confianza con ella como para prohibirle hacer tal cosa.
Pasados unos minutos, Alward había vuelto a asomarse por la ventana. El tiempo no parecía ir a mejor, y todo aquello anunciaba una más que segura lluvia en las próximas horas. Tan solo esperaba que el cielo aguantase hasta que estuviese cerca del Rancho de Cid, o al menos en el cuartel de la Guardia, donde si le pillaba una lluvia fuerte al menos podría pasar allí la noche junto a sus compañeros.
De nuevo, oyó cómo alguien subía por las escaleras. Se volteó para ver quien era, estaba seguro de que debía de ser de nuevo Katrina... ¿Quién más iría a visitarlo a un sitio como ese que no lo haya hecho ya? Si era ella, le pediría esta vez que no se fuese y que aguantase el resto del turno con él. Agradecería la compañía, y así podrían conocerse un poco mejor, y que la ex-sierpe era reacia a hablar sobre su pasado, y conocerlo podía ser fundamental para un futuro próximo.
Pero, esta vez, no era la vampiresa quien aparecería allí. Su cara entonó cierta sorpresa al ver a...
-¡Sasha!
Última edición por Alward Sevna el Mar Ene 28 2020, 23:18, editado 3 veces
Alward Sevna
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Re: Falsificaciones, contrabando y otras cosas ilegales [Privado] [Cerrado]
Aunque absolutamente nada en su gesto lo reflejara, Sashenka estaba contenta. Caminaba por las calles de la ciudad con paso rígido pero acelerado, llevaba en la mano un pergamino arrugado, y a duras penas podía contener al entusiasmo que albergaba. Como su modo de andar era tan enérgico, sumado al traje de la guardia, las personas se iban apartando a medida que ella pasaba, y los que no se movían a tiempo eran apartados con un imponente “Permiso” que la dragona enunciaba sin una gota de paciencia.
Hacía tan solo unos minutos había llegado un mensajero a las habitaciones compartidas por las jóvenes que recién ingresaban a la Guardia, entre ellas Sasha, y había preguntado por alguien apellidado Dozorova. La dragona se puso de pie como si en su cama hubiese un resorte que la impulsara, no podía tratarse del correo común ya que no enviarían a un cadete por algo tan trivial.
Le entregaron la nota y se fueron tan pronto su deber estuvo cumplido, Sasha leyó las pocas líneas y una sonrisa emocionada se dibujó en su rostro. Salió corriendo al pasillo y llego a tiempo para poder gritarle a los mensajeros:
-¡Díganle al Capitán que lo haré! ¡Que el trabajo se hará a la perfección! - Luego hizo el saludo militar formal y regresó a la cama para agarrar su equipo.
Le habían encargado su primer trabajo serio, seguir la pista de unos bandidos de los que había sospecha que ingresaban material falsificado a la ciudad, e incluso le habían tenido la confianza suficiente para dejarle elegir a su compañero. No era difícil decidir, sólo un nombre le vino a la cabeza cuando leyó que podía llevar a alguien: Alward Sevna
No lo había visto en las últimas semanas, tampoco había ido a entrenar a los sitios donde solían encontrarse. La prioridad de Sashenka era entrenas y cumplir con su deber, pero luego de todo eso, aún quedaba un pequeño sitio en su mente para preocuparse por el bienestar del humano. Fue entonces cuando se percató que no sabía dónde vivía el Sevna, ni tampoco qué otros sitios concurría además de los cuarteles de la Guardia o quienes eran sus amigos...
No le había prestado mayor atención al asunto, supuso que Alward estaba ocupado con alguna misión y que a la larga terminaría apareciendo. Pero la situación había cambiado, Sashenka no confiaba en nadie más para que la ayudara con su primer tarea importante, seguramente el resto de los reclutas serían muy poco profesionales y resultarían más un problema que una ayuda.
Tuvo que preguntar a varias personas, entre ellas al desagradable amigo de Alward que había conocido el primer día que había llegado al cuartel. El momento de incomodidad fue útil, ya que supo decirle que el Sevna se encontraba en el atalaya, cumpliendo con las tareas que le habían sido asignadas para ese día.
Y hacía allí se dirigía. Cuando llegó a la puerta una mujer muy pálida salía, la dragona siquiera le dirigió una mirada, dejó que pasara y luego empezó a subir la escalera saltando los escalones de tres en tres, aun así cuando llegó arriba apenas y sí estaba algo agitada.
-Alward - Respondió a modo de saludo y le entregó la carta - Debes venir conmigo - Hacía tiempo que no se veía, pero aún así Sashenka no era del tipo de persona que demostrara afecto, no de manera llamativa al menos - Deja lo que estés haciendo, esto es más importante - Lo agarró de la muñeca y tiró de él.
Hacía tan solo unos minutos había llegado un mensajero a las habitaciones compartidas por las jóvenes que recién ingresaban a la Guardia, entre ellas Sasha, y había preguntado por alguien apellidado Dozorova. La dragona se puso de pie como si en su cama hubiese un resorte que la impulsara, no podía tratarse del correo común ya que no enviarían a un cadete por algo tan trivial.
Le entregaron la nota y se fueron tan pronto su deber estuvo cumplido, Sasha leyó las pocas líneas y una sonrisa emocionada se dibujó en su rostro. Salió corriendo al pasillo y llego a tiempo para poder gritarle a los mensajeros:
-¡Díganle al Capitán que lo haré! ¡Que el trabajo se hará a la perfección! - Luego hizo el saludo militar formal y regresó a la cama para agarrar su equipo.
Le habían encargado su primer trabajo serio, seguir la pista de unos bandidos de los que había sospecha que ingresaban material falsificado a la ciudad, e incluso le habían tenido la confianza suficiente para dejarle elegir a su compañero. No era difícil decidir, sólo un nombre le vino a la cabeza cuando leyó que podía llevar a alguien: Alward Sevna
No lo había visto en las últimas semanas, tampoco había ido a entrenar a los sitios donde solían encontrarse. La prioridad de Sashenka era entrenas y cumplir con su deber, pero luego de todo eso, aún quedaba un pequeño sitio en su mente para preocuparse por el bienestar del humano. Fue entonces cuando se percató que no sabía dónde vivía el Sevna, ni tampoco qué otros sitios concurría además de los cuarteles de la Guardia o quienes eran sus amigos...
No le había prestado mayor atención al asunto, supuso que Alward estaba ocupado con alguna misión y que a la larga terminaría apareciendo. Pero la situación había cambiado, Sashenka no confiaba en nadie más para que la ayudara con su primer tarea importante, seguramente el resto de los reclutas serían muy poco profesionales y resultarían más un problema que una ayuda.
Tuvo que preguntar a varias personas, entre ellas al desagradable amigo de Alward que había conocido el primer día que había llegado al cuartel. El momento de incomodidad fue útil, ya que supo decirle que el Sevna se encontraba en el atalaya, cumpliendo con las tareas que le habían sido asignadas para ese día.
Y hacía allí se dirigía. Cuando llegó a la puerta una mujer muy pálida salía, la dragona siquiera le dirigió una mirada, dejó que pasara y luego empezó a subir la escalera saltando los escalones de tres en tres, aun así cuando llegó arriba apenas y sí estaba algo agitada.
-Alward - Respondió a modo de saludo y le entregó la carta - Debes venir conmigo - Hacía tiempo que no se veía, pero aún así Sashenka no era del tipo de persona que demostrara afecto, no de manera llamativa al menos - Deja lo que estés haciendo, esto es más importante - Lo agarró de la muñeca y tiró de él.
Sashenka Dozorova
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Re: Falsificaciones, contrabando y otras cosas ilegales [Privado] [Cerrado]
De un momento a otro, el humanos e vio arrastrado en contra de su voluntad por la dragona hasta las escaleras de mano. Alward quiso resistirse lo más que pudo, pero la recluta era persistente. Incluso, si por ella fuese, el Sevna habría caído empujado por el hueco de la escalera. Por suerte, sus talones se anclaron justo en el borde.
-...¡¿A-a dónde hay que ir, y qué es esa carta?!-Claramente su tarea era la de vigilar aquella atalaya, no le habían comunicada nada más.
El humano la leyó. Parecía que al fin le habían entregado una misión a Sashenka. Se alegraba por ella, al fin estaba haciendo lo que quería. Aunque no lo mostrara (la dragona no solía hacerlo) seguramente estaba radiante y feliz. Todo guardia cuando le asignan una tarea de tal importancia siempre se emociona., aunque...
-...-Levantó su mirada del papel para llevarla hasta la dragona-¿Y yo qué pinto aquí?-Se quedó unos segundos mirándola para ver su respuesta-...Ah, quieres que vaya contigo-Entonces le entregó de nuevo la carta y desvió brevemente su mirada hacia el exterior por la ventana en la que antes había estado apoyado. Hacía un día de perros, y para nada halagüeño-...¿Tiene que ser justo hoy?-Una sonrisilla nerviosa se dibujó su rostro, pero rápidamente sabía que la dragona lo tomaría por un vago o un incompetente, así que carraspeó y se volteó hacia las escaleras de mano-E-está bien, vayamos, ¡Un Guardia siempre debe estar preparado para estas cosas JAJAJA!-Ese cambió de actitud exagerado era para no recibir una mirada de desdén por parte de la recluta.
Enérgico, el castaño bajó. Cuando llegó al final, esperó a que su compañera bajase y ambos se dispusieron a salir de la atalaya.
Afuera hacía un frío de mil demonios y de vez en cuando se seguían levantando ráfagas de vientos fuertes.
-¿Sabes la identidad de esos tipos? ¿Dónde frecuentan? ¿Qué hacen exactamente? ¿Cuántos son? ¿A qué hora se les suele ver?-Le estaba dando galones y el permiso de llevar la iniciativa-Es tu misión, tú mandas-Dijo mientras se ponía los brazos apoyados en las caderas y le dedicaba una sonrisa gentil.-Hoy lo tienes fácil; hay poca gente en la calle y todo aquel que haga cosas sospechosas será más fácil de identificar...-Ahora, se llevó una mano al mentón mientras miraba a algunas direcciones, pensativo-El contrabando y las falsificaciones suelen entrar por el puerto de la ciudad. Si eso te dice algo...-Lo dejó caer como simple información.-...por cierto-Antes de que se pusieran en marcha, tomara la decisión que tomara la dragona, el castaño le llamó la atención-Enhorabuena por esta misión, sé que estarás entusiasmada. Lo harás bien-Dijo mientras le dedicaba una sonrisa sincera, enseñando todos sus dientes y levantaba el pulgar en señal de aprobación.
-...¡¿A-a dónde hay que ir, y qué es esa carta?!-Claramente su tarea era la de vigilar aquella atalaya, no le habían comunicada nada más.
El humano la leyó. Parecía que al fin le habían entregado una misión a Sashenka. Se alegraba por ella, al fin estaba haciendo lo que quería. Aunque no lo mostrara (la dragona no solía hacerlo) seguramente estaba radiante y feliz. Todo guardia cuando le asignan una tarea de tal importancia siempre se emociona., aunque...
-...-Levantó su mirada del papel para llevarla hasta la dragona-¿Y yo qué pinto aquí?-Se quedó unos segundos mirándola para ver su respuesta-...Ah, quieres que vaya contigo-Entonces le entregó de nuevo la carta y desvió brevemente su mirada hacia el exterior por la ventana en la que antes había estado apoyado. Hacía un día de perros, y para nada halagüeño-...¿Tiene que ser justo hoy?-Una sonrisilla nerviosa se dibujó su rostro, pero rápidamente sabía que la dragona lo tomaría por un vago o un incompetente, así que carraspeó y se volteó hacia las escaleras de mano-E-está bien, vayamos, ¡Un Guardia siempre debe estar preparado para estas cosas JAJAJA!-Ese cambió de actitud exagerado era para no recibir una mirada de desdén por parte de la recluta.
Enérgico, el castaño bajó. Cuando llegó al final, esperó a que su compañera bajase y ambos se dispusieron a salir de la atalaya.
Afuera hacía un frío de mil demonios y de vez en cuando se seguían levantando ráfagas de vientos fuertes.
-¿Sabes la identidad de esos tipos? ¿Dónde frecuentan? ¿Qué hacen exactamente? ¿Cuántos son? ¿A qué hora se les suele ver?-Le estaba dando galones y el permiso de llevar la iniciativa-Es tu misión, tú mandas-Dijo mientras se ponía los brazos apoyados en las caderas y le dedicaba una sonrisa gentil.-Hoy lo tienes fácil; hay poca gente en la calle y todo aquel que haga cosas sospechosas será más fácil de identificar...-Ahora, se llevó una mano al mentón mientras miraba a algunas direcciones, pensativo-El contrabando y las falsificaciones suelen entrar por el puerto de la ciudad. Si eso te dice algo...-Lo dejó caer como simple información.-...por cierto-Antes de que se pusieran en marcha, tomara la decisión que tomara la dragona, el castaño le llamó la atención-Enhorabuena por esta misión, sé que estarás entusiasmada. Lo harás bien-Dijo mientras le dedicaba una sonrisa sincera, enseñando todos sus dientes y levantaba el pulgar en señal de aprobación.
Alward Sevna
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Re: Falsificaciones, contrabando y otras cosas ilegales [Privado] [Cerrado]
La relación entre Alward, la misión y que Sasha estuviera allí parecía tan evidente a ojos de la dragona que siquiera consideraba necesario explicarse ¿Por qué más podría ir ella a buscarlo si no era para que fuera su compañero? Así que cuando dijo “...Ah, quieres que vaya contigo” Dozorova sólo asintió, con eso ya estaba todo dicho, ahora no era necesario seguir perdiendo el tiempo.
Para tener un rostro tan inexpresivo, resultaba bastante evidente cuando Sashenka desaprobaba algo, y el Sevna no había siquiera terminado de decir la oración para excusarse que el ceño fruncido de la dragona ya le había dado la respuesta
-Sí, tiene que ser ahora mismo. La justicia no puede esperar - ¿Acaso Alward creía que los estafadores se quedarían parados esperando a que ellos llegaran cuando les quede cómodo? El rápido cambio de actitud hizo que Sasha levantara una ceja, pero no hizo comentario alguno.
Acostumbrada a los duros inviernos del norte, para la dragona el frío del sur era una tontería, llevaba abrigo debajo de su armadura pero mucho menos que el promedio de los residentes de Lunargenta. La lluvia que caía por momentos y luego se detenía tampoco parecía ser una molestia para ella, Sashenka se quedó esperando a que el Sevna terminara de bajar del atalaya, cruzada de brazos.
Se topaban con el primer problema, se suponía que Sashenka estuviera al mando, que supiera dónde empezar, o que tuviera informantes internos que pudieran pasarle datos más o menos precisos. Pero la dragona no tenía nada de eso, no sólo porque había llegado hacía muy poco a la ciudad, sino porque además tenía una notoria incapacidad para generar lazos con otras personas que no estuvieran directamente relacionadas con su obsesión.
-... - La muchacha se quedó en silencio y bajó la mirada, como si allí fuera a encontrar las respuestas a las preguntas de Alward. Pero claramente nada se resolvería quedándose allí de pie - Pues... - Apretó los labios, concentrándose en posibles soluciones hasta que el humano dio varias ideas - ¡Eso es! Iremos al puerto primero -
Parte de su aprendizaje en el terreno incluía ese tipo de percances “No hay de qué preocuparse, lo solucionaré sobre la marcha” pensaba la dragona para tranquilizarse. Ya más resuelta, encaró en dirección a los muelles ¿Y luego qué? Tenía que conseguir información, pero obviamente no sabía siquiera por dónde podría empezar a preguntar.
Manteniendo el gesto sereno y honorable que la caracterizaba, miró de reojo a Alward.
-Seguramente una vez que lleguemos será sencillo identificarlos - El problemas es que una vez que llegaron al puerto a los ojos de la dragona no había mucha diferencia entre un comportamiento sospechoso y uno cotidiano. Se encontraba de pronto en un entorno sumamente activo, con marineros yendo y viniendo, gritando cosas, cargando bolsas y cajas para todos lados, bebiendo, riendo e insultando - Por donde... ¿Por dónde deberíamos comenzar? -
No podían simplemente agarrar al primero que se cruzara en su camino e interrogarlo ¿O sí? Sashenka tenía que admitir, muy a su pesar, que no estaba lista para esa misión.
Para tener un rostro tan inexpresivo, resultaba bastante evidente cuando Sashenka desaprobaba algo, y el Sevna no había siquiera terminado de decir la oración para excusarse que el ceño fruncido de la dragona ya le había dado la respuesta
-Sí, tiene que ser ahora mismo. La justicia no puede esperar - ¿Acaso Alward creía que los estafadores se quedarían parados esperando a que ellos llegaran cuando les quede cómodo? El rápido cambio de actitud hizo que Sasha levantara una ceja, pero no hizo comentario alguno.
Acostumbrada a los duros inviernos del norte, para la dragona el frío del sur era una tontería, llevaba abrigo debajo de su armadura pero mucho menos que el promedio de los residentes de Lunargenta. La lluvia que caía por momentos y luego se detenía tampoco parecía ser una molestia para ella, Sashenka se quedó esperando a que el Sevna terminara de bajar del atalaya, cruzada de brazos.
Se topaban con el primer problema, se suponía que Sashenka estuviera al mando, que supiera dónde empezar, o que tuviera informantes internos que pudieran pasarle datos más o menos precisos. Pero la dragona no tenía nada de eso, no sólo porque había llegado hacía muy poco a la ciudad, sino porque además tenía una notoria incapacidad para generar lazos con otras personas que no estuvieran directamente relacionadas con su obsesión.
-... - La muchacha se quedó en silencio y bajó la mirada, como si allí fuera a encontrar las respuestas a las preguntas de Alward. Pero claramente nada se resolvería quedándose allí de pie - Pues... - Apretó los labios, concentrándose en posibles soluciones hasta que el humano dio varias ideas - ¡Eso es! Iremos al puerto primero -
Parte de su aprendizaje en el terreno incluía ese tipo de percances “No hay de qué preocuparse, lo solucionaré sobre la marcha” pensaba la dragona para tranquilizarse. Ya más resuelta, encaró en dirección a los muelles ¿Y luego qué? Tenía que conseguir información, pero obviamente no sabía siquiera por dónde podría empezar a preguntar.
Manteniendo el gesto sereno y honorable que la caracterizaba, miró de reojo a Alward.
-Seguramente una vez que lleguemos será sencillo identificarlos - El problemas es que una vez que llegaron al puerto a los ojos de la dragona no había mucha diferencia entre un comportamiento sospechoso y uno cotidiano. Se encontraba de pronto en un entorno sumamente activo, con marineros yendo y viniendo, gritando cosas, cargando bolsas y cajas para todos lados, bebiendo, riendo e insultando - Por donde... ¿Por dónde deberíamos comenzar? -
No podían simplemente agarrar al primero que se cruzara en su camino e interrogarlo ¿O sí? Sashenka tenía que admitir, muy a su pesar, que no estaba lista para esa misión.
Sashenka Dozorova
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Re: Falsificaciones, contrabando y otras cosas ilegales [Privado] [Cerrado]
Una vez llegaron a la zona portuaria, el Sevna se quedó observando a la recluta para ver cómo procedía o qué forma de sustraer información de un entorno totalmente activo se le ocurría. Por parte de Alward, aunque no fuese muy frecuente ese tipo de trabajos, ya había tenido que hacerlo alguna vez. Él era más de acción, pero todo el mundo sabía que había un sitio idóneo donde la información y los rumores pululaban por el aire...
-La cantina-Señaló a un destartalado edificio de madera que parecía sostenerse en pie únicamente por gracia y conveniencia de los dioses-Busca siempre el lugar donde más gente suele reunirse...-Hizo un alto para bajar su voz-...y donde más susceptibles son-Dijo con cierto tono bromista.
Una vez llegaron hasta el edificio, Alward abrió sus puertas de par en par. El lúgubre antro que se encontraron adentro, y el olor a cerrado y humedad, hacía sentirse como un lugar nada cómodo para extranjeros. Todos allí dirigieron rápidamente su mirada a la luz proveniente del exterior que seguramente les cegaba al estar metidos allí tanto tiempo. Los buenos marineros sabían identificar un hombre de mar sin problemas, y tanto a Alward como a Sashenka se les notaba que escasos en estas experiencias.
-Hay que saber ganarse su confianza-Le comentó a Sasha mientras se acercaban a la barra para hablar con el encargado del lugar-...A veces incluso diría que hay que tener tacto y aguantar ciertas cosas desagradables... pero así es el trabajo de la Guardia
Se acercó hasta el tabernero y le enseñó su insignia del gremio.
-Somos de la Guardia-Tomó asiento-Necesitamos que responda a unas cuantas preguntas
El tabernero era viejo, con más arrugas en la cara que probablemente el elfo más anciano de todo Sandorai. Aún así, era corpulento. Tenía unos dientes tan deformados y amarillos que casi le hacían parecer un monstruo. El tipo, al oír las intenciones de los recién llegados, escupió en la jarra que estaba limpiando en ese momento con una bayeta grasienta. Siguió limpiándola sin hacer ningún comentario. Alward, por su parte, sonrió nervioso, aunque por dentro estaba todo asqueado. Ya había decidido que no iba a tomar nada de allí.
-...T-tenemos ciertas sospechas de que se produce contrabando en el puerto, ¿Tiene alguna idea de ello?
-Pregúntale a ese-Dijo con un tono neutral y con una voz gutural. Señaló a un tipo que estaba unos cuatro taburetes más a la izquierda de Alward, el cual estaba enfrascado en la jarra de cerveza a medio vaciar que tenía delante.
Alward miró al tabernero, y este siguió con lo suyo, ignorando completamente la presencia de los dos guardias. El Sevna asintió desconcertado y miró a Sasha intentando buscar alguna mirada amiga o cómplice, algo que le sacara de esa cierta incomodidad que estaba sintiendo.
Con sutileza, el castaño se bajó del taburete y se dirigió al tipo en cuestión. Cuando estuvo a su lado, carraspeó intentando llamar su atención.
-Disculpe...
El hombre los miró. No parecía ser muy viejo, pero sí que se le veía veterano. Seguramente habría visto demasiado en su vida, y la respuesta que le encontrase algo para desconectar de la cruel realidad se encontrara en el fondo de una jarra de cerveza.
-Queremos información que usted quizás pueda tener...
-¿Qué me ofrecéis?-Dijo analizando a ambos guardias. Su tono de voz era cansado, como si le faltara esperanza en poder siquiera dar la siguiente bocanada de aire
-La Guardia podrá pagarle...--Pero el hombre alzó la mano, pidiendo el silencio de Alward.
-No quiero dinero.-Se negó rotundamente
-...¿Entonces?
-Quiero jugar-Agarró su jarra de cerveza-Una competición para ver quien aguanta más bebiendo. El primero que se rinda, pierde.-Señaló a Sasha-Y la quiero con la chica
-¿¡Qué!?-Exclamó sorprendido. Luego, miró a la recluta para ver qué opinaba-¡Escuche, esto son asuntos oficiales...--De nuevo, el hombre le cortó
-No pienso daros información de ninguna otra forma. Si ganáis, tendréis lo que queréis. Si perdéis, quiero que os larguéis y no volváis a aparecer más por aquí. ¿Hay trato?
No podía negarse. No había opción mala si perdían. Pero aún seguía extrañado por aquella petición, ¿Tan solo y aburrido se encontraba como para pedir tal absurdez? Una vez más, el castaño miró a Sasha, esta vez totalmente sereno y en silencio, para ver qué respondía la recluta.
-La cantina-Señaló a un destartalado edificio de madera que parecía sostenerse en pie únicamente por gracia y conveniencia de los dioses-Busca siempre el lugar donde más gente suele reunirse...-Hizo un alto para bajar su voz-...y donde más susceptibles son-Dijo con cierto tono bromista.
Una vez llegaron hasta el edificio, Alward abrió sus puertas de par en par. El lúgubre antro que se encontraron adentro, y el olor a cerrado y humedad, hacía sentirse como un lugar nada cómodo para extranjeros. Todos allí dirigieron rápidamente su mirada a la luz proveniente del exterior que seguramente les cegaba al estar metidos allí tanto tiempo. Los buenos marineros sabían identificar un hombre de mar sin problemas, y tanto a Alward como a Sashenka se les notaba que escasos en estas experiencias.
-Hay que saber ganarse su confianza-Le comentó a Sasha mientras se acercaban a la barra para hablar con el encargado del lugar-...A veces incluso diría que hay que tener tacto y aguantar ciertas cosas desagradables... pero así es el trabajo de la Guardia
Se acercó hasta el tabernero y le enseñó su insignia del gremio.
-Somos de la Guardia-Tomó asiento-Necesitamos que responda a unas cuantas preguntas
El tabernero era viejo, con más arrugas en la cara que probablemente el elfo más anciano de todo Sandorai. Aún así, era corpulento. Tenía unos dientes tan deformados y amarillos que casi le hacían parecer un monstruo. El tipo, al oír las intenciones de los recién llegados, escupió en la jarra que estaba limpiando en ese momento con una bayeta grasienta. Siguió limpiándola sin hacer ningún comentario. Alward, por su parte, sonrió nervioso, aunque por dentro estaba todo asqueado. Ya había decidido que no iba a tomar nada de allí.
-...T-tenemos ciertas sospechas de que se produce contrabando en el puerto, ¿Tiene alguna idea de ello?
-Pregúntale a ese-Dijo con un tono neutral y con una voz gutural. Señaló a un tipo que estaba unos cuatro taburetes más a la izquierda de Alward, el cual estaba enfrascado en la jarra de cerveza a medio vaciar que tenía delante.
Alward miró al tabernero, y este siguió con lo suyo, ignorando completamente la presencia de los dos guardias. El Sevna asintió desconcertado y miró a Sasha intentando buscar alguna mirada amiga o cómplice, algo que le sacara de esa cierta incomodidad que estaba sintiendo.
Con sutileza, el castaño se bajó del taburete y se dirigió al tipo en cuestión. Cuando estuvo a su lado, carraspeó intentando llamar su atención.
-Disculpe...
El hombre los miró. No parecía ser muy viejo, pero sí que se le veía veterano. Seguramente habría visto demasiado en su vida, y la respuesta que le encontrase algo para desconectar de la cruel realidad se encontrara en el fondo de una jarra de cerveza.
-Queremos información que usted quizás pueda tener...
-¿Qué me ofrecéis?-Dijo analizando a ambos guardias. Su tono de voz era cansado, como si le faltara esperanza en poder siquiera dar la siguiente bocanada de aire
-La Guardia podrá pagarle...--Pero el hombre alzó la mano, pidiendo el silencio de Alward.
-No quiero dinero.-Se negó rotundamente
-...¿Entonces?
-Quiero jugar-Agarró su jarra de cerveza-Una competición para ver quien aguanta más bebiendo. El primero que se rinda, pierde.-Señaló a Sasha-Y la quiero con la chica
-¿¡Qué!?-Exclamó sorprendido. Luego, miró a la recluta para ver qué opinaba-¡Escuche, esto son asuntos oficiales...--De nuevo, el hombre le cortó
-No pienso daros información de ninguna otra forma. Si ganáis, tendréis lo que queréis. Si perdéis, quiero que os larguéis y no volváis a aparecer más por aquí. ¿Hay trato?
No podía negarse. No había opción mala si perdían. Pero aún seguía extrañado por aquella petición, ¿Tan solo y aburrido se encontraba como para pedir tal absurdez? Una vez más, el castaño miró a Sasha, esta vez totalmente sereno y en silencio, para ver qué respondía la recluta.
Alward Sevna
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Re: Falsificaciones, contrabando y otras cosas ilegales [Privado] [Cerrado]
No era necesario aclarar que la experiencia de Sashenka en tabernas de mala muerte eran prácticamente nulas, su vida había sido siempre en reuniones sociales de familias prestigiosas, y los días en los que el clima se los permite, en mansiones con bellos y extensos jardines. Todo era reluciente, todo era cómodo, pulcro y distinguido... Un contraste interesante con lo que tenía la dragona en frente en ese momento.
Lo primero que notó fue que las suelas de sus botas se pegoteaba en las tablas del piso. Sasha se detuvo y miró con extrañeza porque creyó que había pisado algo, pero no, el suelo de la taberna era así de punta a punta, años sin limpiarlo adecuadamente lo había dotado de una capacidad adherente sumamente repugnante.
-Este sitio en verdad es muy concurrido ¿No están incómodos? - En realidad no era una cantidad de gente especialmente numerosa, pero a los ojos de la dragona tantas personas compartiendo un mismo sitio sólo se justificaba por motivos de fuerza mayor, como ocurría en las habitaciones de la Guardia ¿Pero hacerlo por placer? - Sí, ya lo veo - Contestó arrugando la nariz en relación a lo de “aguantar cosas desagradables”
Dejó que Alward se encargara de las primeras interacciones, parecía estar más cómodo en ese tipo de ambientes que la dragona, prefería no imaginar el porqué. Mientras tanto, Sasha se quedó observando uno por uno a los clientes del lugar, pero la única conclusión a la que podía llegar es que sí de ella dependiera todos estarían tras las rejas, sus rasgos gritaban “culpable” a viva voz.
Cuando volvió su atención a la charla notó que el Sevna la miraba con alguna intención de complicidad, pero ella sólo atinó a encogerse de hombros. En el momento en que el informante que le habían señalado se negó a aceptar dinero a cambio de algún dato, Sashenka frunció el ceño “¿Qué más podrían querer este tipo de personas aparte de oro?” pensaba la dragona.
-¿Que? - No podía creer lo que estaba escuchando - ¿Pretende interferir con la justicia? Nos hace perder el tiempo con jueguitos estúpidos - El enojo de Dozorova iba en aumento, apretaba los puños y su penetrante mirada estaba fija en el marinero.
-Esas son mis condiciones, tomalo o dejalo - Se reclinó en la silla y apoyó las botas sobre la mesa, sin dar una sola señal de preocupación. Era lógico que estuviera tan tranquilo, los dos Guardias estaban en su territorio, sí se les ocurría comenzar una pelea probablemente se sumarían la mayoría de los bandidos que se encontraban en la taberna en ese momento.
-Bien ¡Lo haré! - El orgullo y el compromiso con el deber no le permitían recular ante semejante desafío - Pero tengo reglas -
-No te per... -
-Usted decidió el juego y los participantes. Me parece que corresponde que al menos me permita agregar alguna regla - Podría no conocer nada de ese mundo, pero sí sabía lo que era el tener que negociar.
-... Bien, has tu propuesta -
-Los primeros tres tragos serán de práctica. Pero si los supero, debe permitirme hacer una pregunta por cada nuevo trago que pueda beber sin caer - De esa manera podrían guiar el interrogatorio y sacar más información que tan solo con una pregunta al final - Mi compañero será quien pregunte - Sasha suponía que luego de un par de tragos ya no sería capaz de llevar adelante un interrogatorio, sería mejor que Alward se encargara de eso.
-Me parece bien - Extendió la mano y le señaló la silla de enfrente, luego le hizo un gesto al dueño de la taberna para que trajera una botella de licor con dos vasos.
Una vez que estuvo todo sobre la mesa, el marinero sirvió tres tragos para cada uno, levantó el pequeño vaso y brindó antes de beberlo sin siquiera pestañear. Sashenka se mantenía sentada absolutamente recta y con un gesto firme, aunque internamente no tenía idea de qué estaba haciendo, imitó al hombre y se llevó el trago a la boca mientras intentaba no pensar en lo sucio que estaba todo eso.
El calor del alcohol pasó por su garganta, quemando todo lo que tocaba, aún así la dragona lo tragó y apoyó el vaso vacío dado vuelta sobre la mesa.
Lo primero que notó fue que las suelas de sus botas se pegoteaba en las tablas del piso. Sasha se detuvo y miró con extrañeza porque creyó que había pisado algo, pero no, el suelo de la taberna era así de punta a punta, años sin limpiarlo adecuadamente lo había dotado de una capacidad adherente sumamente repugnante.
-Este sitio en verdad es muy concurrido ¿No están incómodos? - En realidad no era una cantidad de gente especialmente numerosa, pero a los ojos de la dragona tantas personas compartiendo un mismo sitio sólo se justificaba por motivos de fuerza mayor, como ocurría en las habitaciones de la Guardia ¿Pero hacerlo por placer? - Sí, ya lo veo - Contestó arrugando la nariz en relación a lo de “aguantar cosas desagradables”
Dejó que Alward se encargara de las primeras interacciones, parecía estar más cómodo en ese tipo de ambientes que la dragona, prefería no imaginar el porqué. Mientras tanto, Sasha se quedó observando uno por uno a los clientes del lugar, pero la única conclusión a la que podía llegar es que sí de ella dependiera todos estarían tras las rejas, sus rasgos gritaban “culpable” a viva voz.
Cuando volvió su atención a la charla notó que el Sevna la miraba con alguna intención de complicidad, pero ella sólo atinó a encogerse de hombros. En el momento en que el informante que le habían señalado se negó a aceptar dinero a cambio de algún dato, Sashenka frunció el ceño “¿Qué más podrían querer este tipo de personas aparte de oro?” pensaba la dragona.
-¿Que? - No podía creer lo que estaba escuchando - ¿Pretende interferir con la justicia? Nos hace perder el tiempo con jueguitos estúpidos - El enojo de Dozorova iba en aumento, apretaba los puños y su penetrante mirada estaba fija en el marinero.
-Esas son mis condiciones, tomalo o dejalo - Se reclinó en la silla y apoyó las botas sobre la mesa, sin dar una sola señal de preocupación. Era lógico que estuviera tan tranquilo, los dos Guardias estaban en su territorio, sí se les ocurría comenzar una pelea probablemente se sumarían la mayoría de los bandidos que se encontraban en la taberna en ese momento.
-Bien ¡Lo haré! - El orgullo y el compromiso con el deber no le permitían recular ante semejante desafío - Pero tengo reglas -
-No te per... -
-Usted decidió el juego y los participantes. Me parece que corresponde que al menos me permita agregar alguna regla - Podría no conocer nada de ese mundo, pero sí sabía lo que era el tener que negociar.
-... Bien, has tu propuesta -
-Los primeros tres tragos serán de práctica. Pero si los supero, debe permitirme hacer una pregunta por cada nuevo trago que pueda beber sin caer - De esa manera podrían guiar el interrogatorio y sacar más información que tan solo con una pregunta al final - Mi compañero será quien pregunte - Sasha suponía que luego de un par de tragos ya no sería capaz de llevar adelante un interrogatorio, sería mejor que Alward se encargara de eso.
-Me parece bien - Extendió la mano y le señaló la silla de enfrente, luego le hizo un gesto al dueño de la taberna para que trajera una botella de licor con dos vasos.
Una vez que estuvo todo sobre la mesa, el marinero sirvió tres tragos para cada uno, levantó el pequeño vaso y brindó antes de beberlo sin siquiera pestañear. Sashenka se mantenía sentada absolutamente recta y con un gesto firme, aunque internamente no tenía idea de qué estaba haciendo, imitó al hombre y se llevó el trago a la boca mientras intentaba no pensar en lo sucio que estaba todo eso.
El calor del alcohol pasó por su garganta, quemando todo lo que tocaba, aún así la dragona lo tragó y apoyó el vaso vacío dado vuelta sobre la mesa.
Sashenka Dozorova
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Re: Falsificaciones, contrabando y otras cosas ilegales [Privado] [Cerrado]
No sabía qué sentido tenía aquello, o si siquiera estarían ejerciendo bien su trabajo como Guardias al verse involucrados en tal juego absurdo y bajuno. Sashenka, para sorpresa del castaño, aceptó el desafío. Resignado, suspiró. Tan solo esperaba que nadie de la Guardia pasara por allí.
El marinero a un lado, la recluta al otro, ambos sentados y con sus bebidas preparadas. Alward, por su parte, se encontraba en uno de los lados que quedaban libres, de pie, y observando cómo se desarrollaba el reto.
El primer trago, el marinero lo bebió como si de simple agua de estanque se tratase. Sasha tampoco tuvo mayores dificultades en poder con este.
Antes del segundo, el marinero cruzó su mirada con la dragona y sonrió de medio lado; una táctica para intimidar. Acto seguido, lo bebió igual de tranquilo que el primero. Alward miró entonces a su compañera para ver qué tal le resultaba esa segunda vez. Como siempre, no podía distinguir lo que realmente pasaba en el interior de la mente de la recluta, aún no sabía leerle bien los pequeños gestos. Confiaba en que no hubiera problemas, aunque sabiendo el pasado de esta, dudaba que alguna vez hubiese bebido tal cantidad de alcohol como la que estaba a punto de ingerir.
Tercer intento. El Sevna se cruzó de brazos y reacomodó su espalda. Si Sasha lo igualaba, era el momento de la primera pregunta.
Y así fue. Rápidamente, el caballero miró al marino de forma furtiva para lanzar su pregunta.
-Hay rumores de contrabando y falsificaciones entrando en la ciudad. ¿Sabe algo?
El marinero no había quitado la mirada de la joven dragona, ni siquiera ante la pregunta de Alward. Antes de contestar, entrecerró sus ojos con cautela y desvió la mirada esta vez sí hacia el castaño.
-No es fácil colar nada en la maldita capital, señor guardia...-Tamborileó los dedos de ambas manos sobre la mesa-Hacen un buen trabajo, sin duda.
-Eso no responde la pregunta-Contestó, seco
-La respuesta es: sí
-¿El qué?
-Eso es una segunda pregunta, señor guardia...-Desvió la mirada hacia la dragona-Que yo sepa, su compañera no ha pasado aún la segunda ronda
Apretó los dientes e hizo una mueca de desagrado, pero tenía razón. Miró a Sasha, no quería que tuviese que pasar por algo como eso, quizás a la larga le acabaría sentando mal, y era su primera misión después de todo...
-Escuche; teníamos un trato. A mí me da igual si lo cumplimos o no, si me interrogan a la fuerza o me toman preso... No me queda nada en esta vida a lo que agarrarme. Incluso me harían un favor si me clavan un puñal en la espalda ahora mismo y acabar aquí todo.-Rellenó sus tres recipientes con la bebida y tomó el primero de ellos-Así que, o vamos hasta el final, o me dejáis beber en paz
Alward suspiró, resignado. Dio un paso hacia atrás y quedó en silencio. La segunda ronda había comenzado.
Los dos participantes aguantaron. Era el momento de la segunda pregunta. El caballero debía escogerla con cuidado, no quería perder otra oportunidad de sacar en claro una buena información.
-¿Qué se mete de forma ilegal en el puerto?
El marinero, se echó en el respaldar de la silla y desvió la mirada hacia el castaño.
-No son armas. No es alcohol. Ni siquiera es trata de ninguna raza... Es algo mucho más gordo; aeros.
-¿Aeros?-Preguntó, impresionado-¿Cómo es posible...?
-Llegan con grandes cargamentos y variados, así se camuflan. ¿Qué quieren conseguir con ello? Poder e influencia. Si tienes una moneda casi calcada a las oficiales, puedes comprar cualquier cosa y nadie se dará cuenta: soldados, armas, suministros... Montar todo un imperio en una economía sumergida.
-¿C-cómo sabe tanto...?-Preguntó. Acto seguido, apoyó ambas manos en la mesa y acercó su mirada hacia el hombre, con un tono bastante preocupado-¿Quiénes son?
-¿Dos preguntas? Eso tan solo lo responderé tras cinco tragos seguidos y sin descanso...-Miró a Sashenka-...Si usted acepta
El marinero a un lado, la recluta al otro, ambos sentados y con sus bebidas preparadas. Alward, por su parte, se encontraba en uno de los lados que quedaban libres, de pie, y observando cómo se desarrollaba el reto.
El primer trago, el marinero lo bebió como si de simple agua de estanque se tratase. Sasha tampoco tuvo mayores dificultades en poder con este.
Antes del segundo, el marinero cruzó su mirada con la dragona y sonrió de medio lado; una táctica para intimidar. Acto seguido, lo bebió igual de tranquilo que el primero. Alward miró entonces a su compañera para ver qué tal le resultaba esa segunda vez. Como siempre, no podía distinguir lo que realmente pasaba en el interior de la mente de la recluta, aún no sabía leerle bien los pequeños gestos. Confiaba en que no hubiera problemas, aunque sabiendo el pasado de esta, dudaba que alguna vez hubiese bebido tal cantidad de alcohol como la que estaba a punto de ingerir.
Tercer intento. El Sevna se cruzó de brazos y reacomodó su espalda. Si Sasha lo igualaba, era el momento de la primera pregunta.
Y así fue. Rápidamente, el caballero miró al marino de forma furtiva para lanzar su pregunta.
-Hay rumores de contrabando y falsificaciones entrando en la ciudad. ¿Sabe algo?
El marinero no había quitado la mirada de la joven dragona, ni siquiera ante la pregunta de Alward. Antes de contestar, entrecerró sus ojos con cautela y desvió la mirada esta vez sí hacia el castaño.
-No es fácil colar nada en la maldita capital, señor guardia...-Tamborileó los dedos de ambas manos sobre la mesa-Hacen un buen trabajo, sin duda.
-Eso no responde la pregunta-Contestó, seco
-La respuesta es: sí
-¿El qué?
-Eso es una segunda pregunta, señor guardia...-Desvió la mirada hacia la dragona-Que yo sepa, su compañera no ha pasado aún la segunda ronda
Apretó los dientes e hizo una mueca de desagrado, pero tenía razón. Miró a Sasha, no quería que tuviese que pasar por algo como eso, quizás a la larga le acabaría sentando mal, y era su primera misión después de todo...
-Escuche; teníamos un trato. A mí me da igual si lo cumplimos o no, si me interrogan a la fuerza o me toman preso... No me queda nada en esta vida a lo que agarrarme. Incluso me harían un favor si me clavan un puñal en la espalda ahora mismo y acabar aquí todo.-Rellenó sus tres recipientes con la bebida y tomó el primero de ellos-Así que, o vamos hasta el final, o me dejáis beber en paz
Alward suspiró, resignado. Dio un paso hacia atrás y quedó en silencio. La segunda ronda había comenzado.
Los dos participantes aguantaron. Era el momento de la segunda pregunta. El caballero debía escogerla con cuidado, no quería perder otra oportunidad de sacar en claro una buena información.
-¿Qué se mete de forma ilegal en el puerto?
El marinero, se echó en el respaldar de la silla y desvió la mirada hacia el castaño.
-No son armas. No es alcohol. Ni siquiera es trata de ninguna raza... Es algo mucho más gordo; aeros.
-¿Aeros?-Preguntó, impresionado-¿Cómo es posible...?
-Llegan con grandes cargamentos y variados, así se camuflan. ¿Qué quieren conseguir con ello? Poder e influencia. Si tienes una moneda casi calcada a las oficiales, puedes comprar cualquier cosa y nadie se dará cuenta: soldados, armas, suministros... Montar todo un imperio en una economía sumergida.
-¿C-cómo sabe tanto...?-Preguntó. Acto seguido, apoyó ambas manos en la mesa y acercó su mirada hacia el hombre, con un tono bastante preocupado-¿Quiénes son?
-¿Dos preguntas? Eso tan solo lo responderé tras cinco tragos seguidos y sin descanso...-Miró a Sashenka-...Si usted acepta
Alward Sevna
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Re: Falsificaciones, contrabando y otras cosas ilegales [Privado] [Cerrado]
La dragona no quería mirar a Alward, tenía miedo que lo que estaba haciendo fuera la decisión incorrecta, el Humano era transparente con esas cosas, percibir un gesto de desaprobación de su parte sería doloroso. Ella simplemente había elegido lo que parecía que iba a darles resultados sin recurrir a la violencia, nada más, no le interesaba beber y de hecho no era muy aficionada a hacerlo.
Bebió el tercer vaso e hizo un gesto de asco, el líquido de por sí era asqueroso, pero tomándolo en esas cantidades lo era aún más.
-Tiene razón - Admitió Sashenka aunque no le hacía ninguna gracia decirlo - Será una más entonces - Se quedó a la espera de que el hombre se tomara su trago y luego la Dozorova lo imitó - Ahora Al.... - No pudo decir el nombre completo, la garganta le quemaba de una forma desagradable.
En líneas generales se sentía bien, aunque su estómago hacía unos sonidos extraños y sentía la cabeza ligera. Luego de la siguiente copa le costaba cada vez más hacer foco, había escuchado que las personas cuando bebían se sentían más alegres, pero no era el caso de Sashenka, a medida que perdía el control podía notar como una furia contenida desde hacía mucho tiempo comenzaba a emerger.
-Ya deja de fanfarronear ¿Crees que no puedo beberlos? - Sus palabras se mezclaban con semi gruñidos como cuando se estaba por transformar, sintió un escalofrío y de pronto tuvo la sensación de que su piel se volvía más dura y escamosa. Pero no, aún podía controlarse - Beberé todos los tragos que sean necesarios hasta que tengamos suficiente información -
-¡Ese es el espíritu! - Dijo con sarcasmo el marinero - A tu salud entonces - Y ambos bebieron a la vez - Conseguí la información porque estaban reclutando gente, querían marineros con experiencia para llevar y traer los cargamentos -
Cuando Sasha apoyó el siguiente vaso vacío en la mesa lo rompió y los trozos de vidrio lastimaron la palma de su mano, aún así la dragona no parecía notarlo.
-Responde a la pregunta - Dijo con un tono profundo y la mirada baja, el hombre se la quedó mirando de pronto la voz de la mujer le había producido un estremecimiento involuntario.
-Son nuevos en la ciudad, luego de la guerra la mayoría de los grupos de bandidos que estaban instalados desde siempre se fueron con la comitiva de Ciudad Lagarto. Eso le da espacio a nuevos grupos para que se instalen, y eso es lo que están intentando hacer - Ante una nueva pregunta del Sevna el sujeto sonrió de medio lado - ¿Que parte de Un Trago Una pregunta no se entiende? -
Antes de que el Sevna pudiera contestarle al sujeto, Sasha se levantó y por arriba de la mesa lo agarró de la cara. Aún tenía los restos del cristal en la palma, por lo que el rostro del marinero comenzó a dañarse y la sangre de ambos goteo hasta caer sobre las tablas.
-Dinos dónde podemos encontrarlos - Masculló la dragona apretando muy fuerte los dientes. Pero ya sea por el dolor, el miedo o por la terquedad, el hombre no respondió, o al menos no con la suficiente velocidad que quería Sashenka, así que le golpeó la cabeza contra la mesa y la dejó allí firmemente agarrada - ¿Donde? -
Alrededor de ellos los ánimos se estaban caldeando, todos los clientes habían dejado de hablar y miraban la escena, alguno de ellos llevaban la mano a sus armas. Sasha estaba concentrada apretando la cabeza del marinero contra las maderas así que no veía lo que sucedía alrededor.
Bebió el tercer vaso e hizo un gesto de asco, el líquido de por sí era asqueroso, pero tomándolo en esas cantidades lo era aún más.
-Tiene razón - Admitió Sashenka aunque no le hacía ninguna gracia decirlo - Será una más entonces - Se quedó a la espera de que el hombre se tomara su trago y luego la Dozorova lo imitó - Ahora Al.... - No pudo decir el nombre completo, la garganta le quemaba de una forma desagradable.
En líneas generales se sentía bien, aunque su estómago hacía unos sonidos extraños y sentía la cabeza ligera. Luego de la siguiente copa le costaba cada vez más hacer foco, había escuchado que las personas cuando bebían se sentían más alegres, pero no era el caso de Sashenka, a medida que perdía el control podía notar como una furia contenida desde hacía mucho tiempo comenzaba a emerger.
-Ya deja de fanfarronear ¿Crees que no puedo beberlos? - Sus palabras se mezclaban con semi gruñidos como cuando se estaba por transformar, sintió un escalofrío y de pronto tuvo la sensación de que su piel se volvía más dura y escamosa. Pero no, aún podía controlarse - Beberé todos los tragos que sean necesarios hasta que tengamos suficiente información -
-¡Ese es el espíritu! - Dijo con sarcasmo el marinero - A tu salud entonces - Y ambos bebieron a la vez - Conseguí la información porque estaban reclutando gente, querían marineros con experiencia para llevar y traer los cargamentos -
Cuando Sasha apoyó el siguiente vaso vacío en la mesa lo rompió y los trozos de vidrio lastimaron la palma de su mano, aún así la dragona no parecía notarlo.
-Responde a la pregunta - Dijo con un tono profundo y la mirada baja, el hombre se la quedó mirando de pronto la voz de la mujer le había producido un estremecimiento involuntario.
-Son nuevos en la ciudad, luego de la guerra la mayoría de los grupos de bandidos que estaban instalados desde siempre se fueron con la comitiva de Ciudad Lagarto. Eso le da espacio a nuevos grupos para que se instalen, y eso es lo que están intentando hacer - Ante una nueva pregunta del Sevna el sujeto sonrió de medio lado - ¿Que parte de Un Trago Una pregunta no se entiende? -
Antes de que el Sevna pudiera contestarle al sujeto, Sasha se levantó y por arriba de la mesa lo agarró de la cara. Aún tenía los restos del cristal en la palma, por lo que el rostro del marinero comenzó a dañarse y la sangre de ambos goteo hasta caer sobre las tablas.
-Dinos dónde podemos encontrarlos - Masculló la dragona apretando muy fuerte los dientes. Pero ya sea por el dolor, el miedo o por la terquedad, el hombre no respondió, o al menos no con la suficiente velocidad que quería Sashenka, así que le golpeó la cabeza contra la mesa y la dejó allí firmemente agarrada - ¿Donde? -
Alrededor de ellos los ánimos se estaban caldeando, todos los clientes habían dejado de hablar y miraban la escena, alguno de ellos llevaban la mano a sus armas. Sasha estaba concentrada apretando la cabeza del marinero contra las maderas así que no veía lo que sucedía alrededor.
Sashenka Dozorova
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Re: Falsificaciones, contrabando y otras cosas ilegales [Privado] [Cerrado]
Sashenka, en medio de toda su ira desmedida, notaría cómo una mano de Alward se posaba en uno de sus hombros. Se estaba excediendo, y eso es algo que había que detener. El humano tenía una mirada reprobatoria y seria hacia la dragona, comportándose como debía.
-Basta-Dijo en un tono seco y sin miramientos.
Anteponiéndose a la reacción de su compañera, que seguramente influenciada por el alcohol sería más agresiva aún hacia el individuo al que había agredido, el Sevna tiró de ella.
-Suéltalo-Fue una orden, pero empleando un tono neutro para que no hiciera saltar las alarmas del resto de personas que había allí.
Alrededor, se levantó un murmullo que no lo gustó. Sabía qué solía pasar cuando aquello ocurría, y no era nada bueno. Encima, ellos estaban en clara inferioridad numérica. Cauteloso, Alward miraba a su alrededor.
Y, de pronto, alguien arremetió con un puñetazo a otro de los parroquianos. Y en la otra punta de la cantina, uno le tiró una silla al primero que vio. Otro partió una jarra en la cabeza a un compañero, y así, todos los allí presentes empezaron a pelearse entre ellos, pero con la salvedad de que a los dos guardias, al borracho y a Katrina no llegaban ni a tocarlos, es más, actuaban como si no existieran.
Alward estaba un poco descolocado y sorprendido. Dejó de apoyar su mano sobre Sasha y miró con incredulidad la extraña pelea que se había generado alrededor de ellos.
Katrina llegó hasta donde estaban Alward y Sashenka, dejó de tararear y su voz emergió en la mente de los tres presentes.
-Debes calmarte, así no conseguirás que hable-Le dijo a Sasha, con un tono sosegado-Y usted...-Ahora, se dirigió hacia el borracho-Debe comprender que son asuntos oficiales de la Guardia de Lunargenta. El mentir u ocultar información, y por ende, obstaculizar a la justicia, es un delito. Si quiere pasarse el resto de su vida bebiendo y no entre rejas, debería de ayudarlos...-Tenía un tono apelativo y calmado, como si todo el caos que estaba sucediendo alrededor no le afectara en absoluto
-E-está bien... ¡Lo diré todo!-Miró con temor a Sasha. Había casi destrozado su cara, por suerte, el daño no era tan severo como haberlo dejado tonto o inconsciente
Acto seguido, la vampiresa se giró sobre sus talones para mirar al resto de parroquianos. Seguían en su personal e inventada trifulca.
-Por favor, deténganse y abandonen la cantina. Tenemos asuntos que tratar. Sus mujeres los esperarán ansiosas de amor... o quizás están buscando amor en los brazos de otro hombre, quién sabe. Yo lo último que haría sería quedarme aquí recibiendo golpes.
Los parroquianos, al menos los que quedaban en pie, se detuvieron y miraron entre sí. La vampiresa les sembró la duda y como mortales ineptos, su inseguridad y temor tan solo había que avivarlos con una simple chispa, de todo lo demás ya se encargarían sus débiles mentes.
Hicieron caso a la chica pálida y abandonaron el lugar, dejándolos allí a solas y sin ninguna molestia más.
Tras eso, la vampiresa volvió a girarse sobre sus talones para mirar a los guardias y se bajó la caperuza, mostrando la totalidad de su pálido rostro. Sus grandes ojos miraban tanto a Alward como a Sashenka con expectación.
-¿C-cómo has...?-Alward estaba realmente impresionado
-Os seguí-Se encogió de hombros. Tras eso, centró su atención en Sashenka-Ahora puedes preguntarle lo que quieras-Dijo refiriéndose al borracho-No vuelvas a meter la pata-Dijo con su característico tono sosegado, pero con una puya y cierta recriminación escondidas.
_____________________________________________________________________________________________
Off:
-Habilidad de Katrina usada: [1] Canción Delirante
-Basta-Dijo en un tono seco y sin miramientos.
Anteponiéndose a la reacción de su compañera, que seguramente influenciada por el alcohol sería más agresiva aún hacia el individuo al que había agredido, el Sevna tiró de ella.
-Suéltalo-Fue una orden, pero empleando un tono neutro para que no hiciera saltar las alarmas del resto de personas que había allí.
Alrededor, se levantó un murmullo que no lo gustó. Sabía qué solía pasar cuando aquello ocurría, y no era nada bueno. Encima, ellos estaban en clara inferioridad numérica. Cauteloso, Alward miraba a su alrededor.
Justo cuando alguien iba a iniciar la trifulca que estaba esperando, entró Katrina, con su caperuza blanca ocultando su rostro, en la cantina mientras tarareaba una canción. Se hizo el silencio. Todos allí la escucharían en su cabeza [1]. | Tarareo |
Y, de pronto, alguien arremetió con un puñetazo a otro de los parroquianos. Y en la otra punta de la cantina, uno le tiró una silla al primero que vio. Otro partió una jarra en la cabeza a un compañero, y así, todos los allí presentes empezaron a pelearse entre ellos, pero con la salvedad de que a los dos guardias, al borracho y a Katrina no llegaban ni a tocarlos, es más, actuaban como si no existieran.
Alward estaba un poco descolocado y sorprendido. Dejó de apoyar su mano sobre Sasha y miró con incredulidad la extraña pelea que se había generado alrededor de ellos.
Katrina llegó hasta donde estaban Alward y Sashenka, dejó de tararear y su voz emergió en la mente de los tres presentes.
-Debes calmarte, así no conseguirás que hable-Le dijo a Sasha, con un tono sosegado-Y usted...-Ahora, se dirigió hacia el borracho-Debe comprender que son asuntos oficiales de la Guardia de Lunargenta. El mentir u ocultar información, y por ende, obstaculizar a la justicia, es un delito. Si quiere pasarse el resto de su vida bebiendo y no entre rejas, debería de ayudarlos...-Tenía un tono apelativo y calmado, como si todo el caos que estaba sucediendo alrededor no le afectara en absoluto
-E-está bien... ¡Lo diré todo!-Miró con temor a Sasha. Había casi destrozado su cara, por suerte, el daño no era tan severo como haberlo dejado tonto o inconsciente
Acto seguido, la vampiresa se giró sobre sus talones para mirar al resto de parroquianos. Seguían en su personal e inventada trifulca.
-Por favor, deténganse y abandonen la cantina. Tenemos asuntos que tratar. Sus mujeres los esperarán ansiosas de amor... o quizás están buscando amor en los brazos de otro hombre, quién sabe. Yo lo último que haría sería quedarme aquí recibiendo golpes.
Los parroquianos, al menos los que quedaban en pie, se detuvieron y miraron entre sí. La vampiresa les sembró la duda y como mortales ineptos, su inseguridad y temor tan solo había que avivarlos con una simple chispa, de todo lo demás ya se encargarían sus débiles mentes.
Hicieron caso a la chica pálida y abandonaron el lugar, dejándolos allí a solas y sin ninguna molestia más.
Tras eso, la vampiresa volvió a girarse sobre sus talones para mirar a los guardias y se bajó la caperuza, mostrando la totalidad de su pálido rostro. Sus grandes ojos miraban tanto a Alward como a Sashenka con expectación.
-¿C-cómo has...?-Alward estaba realmente impresionado
-Os seguí-Se encogió de hombros. Tras eso, centró su atención en Sashenka-Ahora puedes preguntarle lo que quieras-Dijo refiriéndose al borracho-No vuelvas a meter la pata-Dijo con su característico tono sosegado, pero con una puya y cierta recriminación escondidas.
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Off:
-Habilidad de Katrina usada: [1] Canción Delirante
Alward Sevna
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Re: Falsificaciones, contrabando y otras cosas ilegales [Privado] [Cerrado]
Toda la situación era muy lejana y borrosa para la dragona, podía ver cómo se desarrollaban los acontecimientos, pero sus respuestas llegaban mucho después y aunque sabía que no estaba haciendo algo correcto, gran parte de su mente consideraba que era lo que se debía hacer. Apretaba el rostro de ese hombre que no conocía de absolutamente nada, que no le importaba si vivía o moría, pero que estaba siendo un impedimento para que ella lograra su misión.
-Basta - Suéltalo -
La voz de Alward llegó como si viniera de muy lejos, Sasha cerró los ojos con fuerza y agitó varias veces la cabeza en un intento vano por despejar sus pensamientos. Aún así su mano al menos reaccionó de inmediato y soltó al marinero, alguna parte de ella seguía considerando que una orden directa de un superior en rango debía ser cumplida sin rechistar.
Se volvió a sentar, más bien se dejó caer sobre la silla y miró fijamente la palma de su mano, prestando especial atención a los pequeños trozos de cristales que aún estaban enterrados en su carne. Mientras una mujer entraba a la taberna, la dragona sólo se concentró en los trozos de vidrio, sacándolos con mucho cuidado como en un estado de trance.
Sin darse cuenta, empezó a tararear la canción que escuchaba en su cabeza, pero el estado de ebriedad no le permite razonar lo extraño que era el escuchar cosas que no provenían de su mente. Solo cuando sintió que le hablaban a ella de modo directo levantó la vista.
-No sé quién eres - Espetó con su seriedad habitual, miró al Sevna y él sí parecía conocerla - ¿Quien es ella, Alward? - Aún tenía los efectos del alcohol en el cuerpo, cuando quiso levantarse con el mismo ímpetu de siempre, el piso pareció moverse bajo sus pies y tuvo que agarrarse de la mesa para no caer de bruces al mugroso suelo de la taberna - Está... Es... Está es mi misión... - Era interesante ver los esfuerzos que hacía Sashenka por mantenerse seria y orgullosa mientras tenía que usar la mesa y el respaldo de la silla para no caerse.
Frunció el ceño cuando la mujer dijo que no volviera a arruinarlo “Para empezar siquiera quería hacer esta estúpida competencia. Te desvías de tu objetivo Sashenka Dozorova ¡Concentrate!”. Sin responderle a la mujer, fijó su mirada de nuevo en el marinero.
-No respondiste mi última pregunta ¿Dónde podemos encontrarlos? -
-Usan como refugio una mansión abandonada que está donde termina el muelle en la parte de la ciudad que aún está abandonada - Luego de la destrucción que se había generado en la batalla para recuperar Lunargenta, habían algunos sitios que aún no habían sido reparados y por lo mismo se encontraban generalmente despoblado.
-Gracias por colaborar con la Guardia - Contestó en un tono formal y seco. Comenzó a ir hacía la puerta, pasando por al lado de la mujer a la cual siquiera le agradeció la intervención.
-¡Eh! ¿Y mis clientes? - Se quejó el tabernero quien por estar en el patio de atrás no se había visto afectado por el encantamiento.
-Basta - Suéltalo -
La voz de Alward llegó como si viniera de muy lejos, Sasha cerró los ojos con fuerza y agitó varias veces la cabeza en un intento vano por despejar sus pensamientos. Aún así su mano al menos reaccionó de inmediato y soltó al marinero, alguna parte de ella seguía considerando que una orden directa de un superior en rango debía ser cumplida sin rechistar.
Se volvió a sentar, más bien se dejó caer sobre la silla y miró fijamente la palma de su mano, prestando especial atención a los pequeños trozos de cristales que aún estaban enterrados en su carne. Mientras una mujer entraba a la taberna, la dragona sólo se concentró en los trozos de vidrio, sacándolos con mucho cuidado como en un estado de trance.
Sin darse cuenta, empezó a tararear la canción que escuchaba en su cabeza, pero el estado de ebriedad no le permite razonar lo extraño que era el escuchar cosas que no provenían de su mente. Solo cuando sintió que le hablaban a ella de modo directo levantó la vista.
-No sé quién eres - Espetó con su seriedad habitual, miró al Sevna y él sí parecía conocerla - ¿Quien es ella, Alward? - Aún tenía los efectos del alcohol en el cuerpo, cuando quiso levantarse con el mismo ímpetu de siempre, el piso pareció moverse bajo sus pies y tuvo que agarrarse de la mesa para no caer de bruces al mugroso suelo de la taberna - Está... Es... Está es mi misión... - Era interesante ver los esfuerzos que hacía Sashenka por mantenerse seria y orgullosa mientras tenía que usar la mesa y el respaldo de la silla para no caerse.
Frunció el ceño cuando la mujer dijo que no volviera a arruinarlo “Para empezar siquiera quería hacer esta estúpida competencia. Te desvías de tu objetivo Sashenka Dozorova ¡Concentrate!”. Sin responderle a la mujer, fijó su mirada de nuevo en el marinero.
-No respondiste mi última pregunta ¿Dónde podemos encontrarlos? -
-Usan como refugio una mansión abandonada que está donde termina el muelle en la parte de la ciudad que aún está abandonada - Luego de la destrucción que se había generado en la batalla para recuperar Lunargenta, habían algunos sitios que aún no habían sido reparados y por lo mismo se encontraban generalmente despoblado.
-Gracias por colaborar con la Guardia - Contestó en un tono formal y seco. Comenzó a ir hacía la puerta, pasando por al lado de la mujer a la cual siquiera le agradeció la intervención.
-¡Eh! ¿Y mis clientes? - Se quejó el tabernero quien por estar en el patio de atrás no se había visto afectado por el encantamiento.
Sashenka Dozorova
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Re: Falsificaciones, contrabando y otras cosas ilegales [Privado] [Cerrado]
-Ella es Katrina-Le explicó a Sasha, después de haber salido a la cantina y poner rumbo al lugar que aquel pobre hombre dijo-Es...-Echó un breve vistazo hacia atrás. La vampiresa los seguía un par de pasos atrasada, con una mirada neutral, a sabiendas de que hablaban sobre ella-...una amiga...-Era lo único que podía decir realmente.
Llegaron pronto a la entrada de la zona abandonada; aquella que fue asolada por la guerra y que aún estaba a medio reconstruir. Tenía un aspecto bastante deplorable, confesando los horrores que una batalla puede desencadenar en un distrito donde antes fluía la vida.
Breves recuerdos le vinieron al caballero a la mente. Quizás, ese evento fue el punto de inflexión que le llevó a estar a donde se encontraba.
-Aquí luché yo-Su mirada estaba recorriendo uno a uno los detalles de aquel escenario, con cierto reparo para entrar en el distrito-...fue...-Apretó los puños. Katrina entonces llegó a alcanzar a ambos guardias y se posicionó al lado contrario en el que Sasha estaba del castaño-...Luchamos como verdaderos guerreros. Jamás había visto una batalla de tal magnitud-No sentía tristeza, ni mucho menos. En sus ojos se podía denotar el orgullo de sus palabras en defender el ideal por el que luchó aquel día. La ciudad volvió a las manos humanas, como debía ser, y como siempre fue-Estoy orgulloso por aquellos héroes que estuvieron a mi lado.
Katrina miró a Alward, expectante. Este le correspondió la mirada con un semblante seguro. Acto seguido, sin decir nada más, emprendió de nuevo la marcha.
Normalmente, en las zonas más pobres o en ruinas de Lunargenta, solían haber habitantes de la clase más baja existente, añadiendo a los mendigos o prostitutas, pero en el caso concreto de este distrito, todo estaba vacío. Ni siquiera se podía sentir esa incomodidad latente de miradas ajenas entre los escombros o ventanales destrozados observándolos. Literalmente era una zona deshabitada y muerta.
Llegaron a lo que parecía encajar con la descripción de mansión abandonada; un gran edificio que se sostenía en pie perfectamente, pero que parecía muy descuidado, como si nadie hubiese vivido allí en siglos. Era enorme, en comparación con los de alrededor, y tenía incluso un pequeño jardín. El trío se detuvo frente a las verjas cerradas de par en par del lugar.
Alward se acercó a estas para abrirlas, pero estaban cerradas con un candado.
-Imposible-Comentó, intentando buscar sin éxito alguna otra solución a modo de entrada.
De pronto, el castaño pudo notar cómo un par de solitarias gotas le cayeron en la frente. Se llevó el guantelete para refregarse y notar así que era agua. Miró al cielo, otras gotas no tardaron en caer. Así, empezó a descargar una fina capa de lluvia sobre la ciudad.
Llegaron pronto a la entrada de la zona abandonada; aquella que fue asolada por la guerra y que aún estaba a medio reconstruir. Tenía un aspecto bastante deplorable, confesando los horrores que una batalla puede desencadenar en un distrito donde antes fluía la vida.
Breves recuerdos le vinieron al caballero a la mente. Quizás, ese evento fue el punto de inflexión que le llevó a estar a donde se encontraba.
-Aquí luché yo-Su mirada estaba recorriendo uno a uno los detalles de aquel escenario, con cierto reparo para entrar en el distrito-...fue...-Apretó los puños. Katrina entonces llegó a alcanzar a ambos guardias y se posicionó al lado contrario en el que Sasha estaba del castaño-...Luchamos como verdaderos guerreros. Jamás había visto una batalla de tal magnitud-No sentía tristeza, ni mucho menos. En sus ojos se podía denotar el orgullo de sus palabras en defender el ideal por el que luchó aquel día. La ciudad volvió a las manos humanas, como debía ser, y como siempre fue-Estoy orgulloso por aquellos héroes que estuvieron a mi lado.
Katrina miró a Alward, expectante. Este le correspondió la mirada con un semblante seguro. Acto seguido, sin decir nada más, emprendió de nuevo la marcha.
Normalmente, en las zonas más pobres o en ruinas de Lunargenta, solían haber habitantes de la clase más baja existente, añadiendo a los mendigos o prostitutas, pero en el caso concreto de este distrito, todo estaba vacío. Ni siquiera se podía sentir esa incomodidad latente de miradas ajenas entre los escombros o ventanales destrozados observándolos. Literalmente era una zona deshabitada y muerta.
Llegaron a lo que parecía encajar con la descripción de mansión abandonada; un gran edificio que se sostenía en pie perfectamente, pero que parecía muy descuidado, como si nadie hubiese vivido allí en siglos. Era enorme, en comparación con los de alrededor, y tenía incluso un pequeño jardín. El trío se detuvo frente a las verjas cerradas de par en par del lugar.
Alward se acercó a estas para abrirlas, pero estaban cerradas con un candado.
-Imposible-Comentó, intentando buscar sin éxito alguna otra solución a modo de entrada.
De pronto, el castaño pudo notar cómo un par de solitarias gotas le cayeron en la frente. Se llevó el guantelete para refregarse y notar así que era agua. Miró al cielo, otras gotas no tardaron en caer. Así, empezó a descargar una fina capa de lluvia sobre la ciudad.
Alward Sevna
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Re: Falsificaciones, contrabando y otras cosas ilegales [Privado] [Cerrado]
No respondió cuando Alward dijo que era una amiga, aunque la dragona pensó que una conocida no debería estar interfiriendo en cosas de la Guardia. Al estar algo confundida la dragona no se había percatado del todo de la Habilidad de Katrina, estaba casi segura que la mujer había hablado del modo convencional. Luego de eso la amiga del Sevna se quedó callada durante todo el trayecto, por lo que no había generado más preguntas en la mente de Sasha.
Mientras andaban la dragona sentía el viento fresco golpeando su rostro, eso en cierto modo la ayudaba a despejarse un poco, pero la sensación de tener poco filtro continuaba allí. Cosas que generalmente no haría o no diría, parecían correctas en su estado actual, a Sasha le hubiese gustado poder detenerse para lavarse el rostro e intentar poner en claro sus ideas, pero no había tiempo para eso, no sabían si el informante del bar no daría aviso para alertar a los demás traficantes. Si no iban directamente quizás perderían el rastro.
-Hicieron lo que debían hacer - Fue lo único que agregó Sashenka a las palabras de Alward. Sí bien no conocía todos los detalles, sabía que el Humano había participado de la batalla para recuperar Lunargenta, y que había recibido un reconocimiento por eso. Dozorova también había participado, del lado del ejército de los dragones, pero su participación no había sido tan fundamental - Mucha gente luchó ese día - Claramente había sido una jornada gloriosa desde la perspectiva de Sasha.
El silencio de alrededor era abrumador, el tipo de silencio que se genera cuando ningún ser vivo anda por los alrededores, hasta el ruido de las hojas de los árboles parecía atronador en comparación. Por lo mismo, los intentos de Alward por abrir el candado de le reja fue comparable a un escándalo, Sasha se concentró en encontrar alguna otra entrada en los alrededores.
-Sí no hay ninguna entrada, simplemente deberíamos pasar por arriba - Sacó las armas y el cinturón y los apoyó en el suelo - ¿Podrías por favor darte la vuelta? - Le pidió a Alward mientras comenzaba a desabrocharse la ropa. No era exageradamente pudorosa, pero prefería mantener cierto grado de privacidad mientras se transformaba, respiró profundo y se concentró para empezar a tomar su forma dragón.
Cuando terminó el cambio de forma tocó la espalda de Alward con el hocico y luego le señaló la ropa y el resto de sus cosas, sería más sencillo para Sasha sí el Humano las recogía. Luego se puso de costado y bajó un ala para que pueda subirse, la dragona no podía volar largas distancias con un peso extra, pero podía llevarlo al menos la poca distancia que tenían hasta la mansión.
Solo había espacio para uno, aunque Sashenka no parecía interesada en hacer el esfuerzo para llevar a la otra mujer. En cuanto Alward se acomodó, la dragona agitó las alas y de a poco comenzó a levantar vuelo, el esfuerzo era parecido al de escalar en una montaña empinada con una mochila muy pesada, pero por suerte la Dozorova entrenaba mucho todos los días.
Al principio parecía que iba a volar hasta aterrizar en el frente... Pero los efectos del alcohol aún se hacían notar. A Sasha le pareció mucha mejor idea entrar rompiendo uno de los ventanales de la sala principal de la viviendo...
Mientras andaban la dragona sentía el viento fresco golpeando su rostro, eso en cierto modo la ayudaba a despejarse un poco, pero la sensación de tener poco filtro continuaba allí. Cosas que generalmente no haría o no diría, parecían correctas en su estado actual, a Sasha le hubiese gustado poder detenerse para lavarse el rostro e intentar poner en claro sus ideas, pero no había tiempo para eso, no sabían si el informante del bar no daría aviso para alertar a los demás traficantes. Si no iban directamente quizás perderían el rastro.
-Hicieron lo que debían hacer - Fue lo único que agregó Sashenka a las palabras de Alward. Sí bien no conocía todos los detalles, sabía que el Humano había participado de la batalla para recuperar Lunargenta, y que había recibido un reconocimiento por eso. Dozorova también había participado, del lado del ejército de los dragones, pero su participación no había sido tan fundamental - Mucha gente luchó ese día - Claramente había sido una jornada gloriosa desde la perspectiva de Sasha.
El silencio de alrededor era abrumador, el tipo de silencio que se genera cuando ningún ser vivo anda por los alrededores, hasta el ruido de las hojas de los árboles parecía atronador en comparación. Por lo mismo, los intentos de Alward por abrir el candado de le reja fue comparable a un escándalo, Sasha se concentró en encontrar alguna otra entrada en los alrededores.
-Sí no hay ninguna entrada, simplemente deberíamos pasar por arriba - Sacó las armas y el cinturón y los apoyó en el suelo - ¿Podrías por favor darte la vuelta? - Le pidió a Alward mientras comenzaba a desabrocharse la ropa. No era exageradamente pudorosa, pero prefería mantener cierto grado de privacidad mientras se transformaba, respiró profundo y se concentró para empezar a tomar su forma dragón.
- Forma dragón:
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Cuando terminó el cambio de forma tocó la espalda de Alward con el hocico y luego le señaló la ropa y el resto de sus cosas, sería más sencillo para Sasha sí el Humano las recogía. Luego se puso de costado y bajó un ala para que pueda subirse, la dragona no podía volar largas distancias con un peso extra, pero podía llevarlo al menos la poca distancia que tenían hasta la mansión.
Solo había espacio para uno, aunque Sashenka no parecía interesada en hacer el esfuerzo para llevar a la otra mujer. En cuanto Alward se acomodó, la dragona agitó las alas y de a poco comenzó a levantar vuelo, el esfuerzo era parecido al de escalar en una montaña empinada con una mochila muy pesada, pero por suerte la Dozorova entrenaba mucho todos los días.
Al principio parecía que iba a volar hasta aterrizar en el frente... Pero los efectos del alcohol aún se hacían notar. A Sasha le pareció mucha mejor idea entrar rompiendo uno de los ventanales de la sala principal de la viviendo...
Sashenka Dozorova
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Re: Falsificaciones, contrabando y otras cosas ilegales [Privado] [Cerrado]
-¿Por arriba?-Se giró hacia la recluta. Si escalaban aquel muro, quizás podrían pasar al interior sin problemas, pero después de todo el ruido que había causado aquella verja, sabrían de sobra que alguien rondaba por los exteriores de la mansión con intenciones de entrar.
Entonces vio cómo Sasha comenzaba a desvestirse y tan rápido como un rayo se dio media vuelta con vistas a la mansión de nuevo, un poco ruborizado. Katrina, por su parte, se quedó observando a la dragona con cierta mirada de desdén.
-¿¡Te vas a transformar!?-Ahora que caía en la cuenta, jamás la había visto en su forma de dragón.
Notó cómo le tocaban la espalda, cuando se volteó, pudo ver una esbelta y majestuosa dragona de color amarillento. Nunca se acostumbraba a ver dragones tan de cerca, y eso que conocía de sobra a dos de esta raza que les han dado más de un dolor de cabeza.
Sashenka señaló todas las cosas de las que se había desecho. Seguramente quería que el humano las portara para cuando esta volviera a su forma humanoide. Haciendo caso a la petición de la recluta de la Guardia, agarró las pertenencias de esta y se subió a su lomo. Echó una mirada a la vampiresa, la cual estaba cruzada de brazos en silencio, como siempre.
-¿No vienes?
-Los asuntos de la Guardia no me conciernen-Se encogió de hombros-Y no pienso subirme a ese bicho-Hizo un vago gesto de señalar hacia Sashenka-Que te diviertas con tu amiga. Yo os esperaré aquí-Dijo haciendo un mohín en su boca.
Katrina hizo que todo lo dicho lo escuchara también la Dozorova a propósito.
-Como quieras-Se encogió de hombros
Dicho esto, la dragona alzó el vuelo para atravesar aquel muro. Aunque los que habitaran en el interior supiesen de la presencia de los dos Guardias, siempre era mejor mantener una actitud cordial y poco amenazante para no alentarlos a adoptar una actitud hostil. Quizás tuviesen suerte y no fuesen más que meros delincuentes novatos, así no habría derramamiento de sangre innecesario.
-Ten cuidado al aterrizar-Dijo el humano esperándose que el aterrizaje se produjese en el jardín delantero.
Pero, la trayectoria del vuelo se desvió bastante de lo que el humano tenía en mente, y lejos de parar donde debía, Sashenka siguió volando hacia uno de los ventanales de la mansión.
-S-Sasha, ¿Qué haces?-Preguntó antes de encontrarse de bruces contra el inevitable choque.
Como acto reflejo, el Sevna dejó de agarrar el lomo de la dragona para interponer ambos brazos en su rostro y así evitar el impacto directo en este, además de para evitar los cristales.
El resultado: Alward salió volando al centro de la sala principal, aterrizando de una forma violenta. Sin duda se les había ido el factor sorpresa, y ahora todo apuntaba a que eran unos asaltantes.
Mojado y adolorido, intentó voltearse para quedar hacia arriba. Pequeños cristales le habían hecho sutiles cortes en el rostro, pero nada que le dejase futuras cicatrices ni nada parecido. Había tenido mucha suerte, dentro de lo malo.
-¿Quién va?-Una voz grave y autoritaria se hizo denotar en el lúgubre y silencioso salón.
Alward se reincorporó sentado, con rapidez, y pudo ver cómo subiendo unas polvorientas escaleras que había prácticamente a sus pies se encontraba una figura, acompañada de otras más. Estas desenvainaron sus correspondientes armas y esperaron con cautela alguna indicación de la figura central, la cual se mantenía cautelosa, observando a los dos guardias.
-¡Somos de la Guardia!-Alzó ambas manos y extendió sus palmas haciendo un gesto de calma para alejar toda posible reacción hostil-¡Intentamos cruzar el muro que da a la mansión...!-Despacio, y con cuidado, se puso en pie, aún con las manos estiradas indicando calma-...Pero mi compañera se desvió un poco... No suele transformarse mucho y no controla su forma draconiana-Sonrió nervioso
-¿Y qué quiere la Guardia de nosotros?
-Simplemente hacer unas averiguaciones. Nos han facilitado información que tiene que ver con contrabando y demás en esta mansión, la cual había sido abandonada tras la guerra.
La figura central, aún poco visible debido a la nula iluminación del lugar y a la escasa proveniente del exterior, parecía atusarse una supuesta barba, sopesando quizás cómo reaccionar.
-Me temo que esos son rumores infundados, señor Guardia. Esta mansión perteneció a mi familia, y estoy haciendo una mudanza para hacerla habitable de nuevo.-Hubo un corto silencio en el que la figura bajó unos cuantos escalones, parecía que le costaba, pues cojeaba de una pierna-...como ve, aún queda trabajo por hacer. Pero estoy seguro que pronto volverá a recobrar la majestuosidad que ostentaba en el pasado.
El sujeto hablaba demasiado bien como para ser un mero delincuente o contrabandista. Tenía aspecto y acento de noble, lo cual extrañó de sobremanera a Alward.
-...de todas formas es mi deber hacerle las preguntas, señor...
-Señor Lepig-Bajó cojeando todos los escalones y finalmente pudo verse al completo.
En efecto, aquel tipo ostentaba una frondosa y cuidada barba negra, al igual que su cabello que se presentaba corto bajo un gorro pequeño y elegante. Sus ropajes eran del más puro y sofisticado lino coloread de azul y grana, era demasiado pomposo. Parecía ser más mayor que Alward, pero no demasiado. Quizás rondaba la treintena.
-Sir Alward Sevna, caballero de Verisar-Se presentó con su título al completo haciendo una corta reverencia, aún estaba bastante dolorido, y eso lo notó en este gesto.
-Quizás su acompañante quiera privacidad al transformarse, ¿No?-Echó una mirada a la dragona-Es curioso, la Guardia de Lunargenta contando con dragones entre los suyos...-Hizo el comentario con verdadera intriga. Luego, le devolvió la mirada al Sevna-Les esperaré en la planta de arriba, en el comedor. Por suerte, esa estancia está algo más ordenada y limpia que esta-Dijo dibujando una media sonrisa cordial y en sus labios
Entonces vio cómo Sasha comenzaba a desvestirse y tan rápido como un rayo se dio media vuelta con vistas a la mansión de nuevo, un poco ruborizado. Katrina, por su parte, se quedó observando a la dragona con cierta mirada de desdén.
-¿¡Te vas a transformar!?-Ahora que caía en la cuenta, jamás la había visto en su forma de dragón.
Notó cómo le tocaban la espalda, cuando se volteó, pudo ver una esbelta y majestuosa dragona de color amarillento. Nunca se acostumbraba a ver dragones tan de cerca, y eso que conocía de sobra a dos de esta raza que les han dado más de un dolor de cabeza.
Sashenka señaló todas las cosas de las que se había desecho. Seguramente quería que el humano las portara para cuando esta volviera a su forma humanoide. Haciendo caso a la petición de la recluta de la Guardia, agarró las pertenencias de esta y se subió a su lomo. Echó una mirada a la vampiresa, la cual estaba cruzada de brazos en silencio, como siempre.
-¿No vienes?
-Los asuntos de la Guardia no me conciernen-Se encogió de hombros-Y no pienso subirme a ese bicho-Hizo un vago gesto de señalar hacia Sashenka-Que te diviertas con tu amiga. Yo os esperaré aquí-Dijo haciendo un mohín en su boca.
Katrina hizo que todo lo dicho lo escuchara también la Dozorova a propósito.
-Como quieras-Se encogió de hombros
Dicho esto, la dragona alzó el vuelo para atravesar aquel muro. Aunque los que habitaran en el interior supiesen de la presencia de los dos Guardias, siempre era mejor mantener una actitud cordial y poco amenazante para no alentarlos a adoptar una actitud hostil. Quizás tuviesen suerte y no fuesen más que meros delincuentes novatos, así no habría derramamiento de sangre innecesario.
-Ten cuidado al aterrizar-Dijo el humano esperándose que el aterrizaje se produjese en el jardín delantero.
Pero, la trayectoria del vuelo se desvió bastante de lo que el humano tenía en mente, y lejos de parar donde debía, Sashenka siguió volando hacia uno de los ventanales de la mansión.
-S-Sasha, ¿Qué haces?-Preguntó antes de encontrarse de bruces contra el inevitable choque.
Como acto reflejo, el Sevna dejó de agarrar el lomo de la dragona para interponer ambos brazos en su rostro y así evitar el impacto directo en este, además de para evitar los cristales.
El resultado: Alward salió volando al centro de la sala principal, aterrizando de una forma violenta. Sin duda se les había ido el factor sorpresa, y ahora todo apuntaba a que eran unos asaltantes.
Mojado y adolorido, intentó voltearse para quedar hacia arriba. Pequeños cristales le habían hecho sutiles cortes en el rostro, pero nada que le dejase futuras cicatrices ni nada parecido. Había tenido mucha suerte, dentro de lo malo.
-¿Quién va?-Una voz grave y autoritaria se hizo denotar en el lúgubre y silencioso salón.
Alward se reincorporó sentado, con rapidez, y pudo ver cómo subiendo unas polvorientas escaleras que había prácticamente a sus pies se encontraba una figura, acompañada de otras más. Estas desenvainaron sus correspondientes armas y esperaron con cautela alguna indicación de la figura central, la cual se mantenía cautelosa, observando a los dos guardias.
-¡Somos de la Guardia!-Alzó ambas manos y extendió sus palmas haciendo un gesto de calma para alejar toda posible reacción hostil-¡Intentamos cruzar el muro que da a la mansión...!-Despacio, y con cuidado, se puso en pie, aún con las manos estiradas indicando calma-...Pero mi compañera se desvió un poco... No suele transformarse mucho y no controla su forma draconiana-Sonrió nervioso
-¿Y qué quiere la Guardia de nosotros?
-Simplemente hacer unas averiguaciones. Nos han facilitado información que tiene que ver con contrabando y demás en esta mansión, la cual había sido abandonada tras la guerra.
La figura central, aún poco visible debido a la nula iluminación del lugar y a la escasa proveniente del exterior, parecía atusarse una supuesta barba, sopesando quizás cómo reaccionar.
-Me temo que esos son rumores infundados, señor Guardia. Esta mansión perteneció a mi familia, y estoy haciendo una mudanza para hacerla habitable de nuevo.-Hubo un corto silencio en el que la figura bajó unos cuantos escalones, parecía que le costaba, pues cojeaba de una pierna-...como ve, aún queda trabajo por hacer. Pero estoy seguro que pronto volverá a recobrar la majestuosidad que ostentaba en el pasado.
El sujeto hablaba demasiado bien como para ser un mero delincuente o contrabandista. Tenía aspecto y acento de noble, lo cual extrañó de sobremanera a Alward.
-...de todas formas es mi deber hacerle las preguntas, señor...
-Señor Lepig-Bajó cojeando todos los escalones y finalmente pudo verse al completo.
En efecto, aquel tipo ostentaba una frondosa y cuidada barba negra, al igual que su cabello que se presentaba corto bajo un gorro pequeño y elegante. Sus ropajes eran del más puro y sofisticado lino coloread de azul y grana, era demasiado pomposo. Parecía ser más mayor que Alward, pero no demasiado. Quizás rondaba la treintena.
-Sir Alward Sevna, caballero de Verisar-Se presentó con su título al completo haciendo una corta reverencia, aún estaba bastante dolorido, y eso lo notó en este gesto.
-Quizás su acompañante quiera privacidad al transformarse, ¿No?-Echó una mirada a la dragona-Es curioso, la Guardia de Lunargenta contando con dragones entre los suyos...-Hizo el comentario con verdadera intriga. Luego, le devolvió la mirada al Sevna-Les esperaré en la planta de arriba, en el comedor. Por suerte, esa estancia está algo más ordenada y limpia que esta-Dijo dibujando una media sonrisa cordial y en sus labios
Alward Sevna
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Re: Falsificaciones, contrabando y otras cosas ilegales [Privado] [Cerrado]
No lo pensó, claramente no lo había pensado, sí lo hubiese hecho no habría ido directo hacia la ventana, arruinando así el factor sorpresa y poniendo en riesgo a Alward. Pero incluso mientras sentía los cortes de los vidrios en las partes de su cuerpo que no estaban cubiertos por escamas, aún así le seguía pareciendo una buena idea. Se sentía emocionada, intrépida y llena de energía, quería agarrar a esos maleantes y entregarlos a la Guardia para que así supieran que ella, Sashenka Dozorova, era una recluta a tener en cuenta.
Una vez dentro de la sala agitó con fuerza las alas, generando un viento que empujó las pocas cosas que había allí, y aterrizó de forma torpe. Se agachó para que Alward no tuviera problemas en bajarse, y sólo entonces notó que el Humano ya había bajado de un modo un poco menos tradicional. La euforia de Sasha no menguaba, se notaba en su modo de mover la cola de un lado a otro, agitar las alas y girar la cabeza en ambas direcciones, como si buscara enemigos a los cuales atacar.
Cuando escuchó que alguien se acercaba agachó la cabeza y miró fijamente en esa dirección, atenta a lo que pudiera pasar. Se esperaba una banda de secuestradores, o asesinos armados hasta los dientes, pero en lugar de eso apareció un caballero prolijo que cojeaba y no se mostraba para nada agresivo. El contraste impresionó a Sasha, quien levantó el cuello y extendió las membranas que cubrían sus oídos, en lo que sería el equivalente a un gesto de sorpresa.
“¿Me equivoqué? ¿No era este el lugar?” pensó la dragona y en seguida la culpa comenzó a abrirse paso.
Cuando el dueño de la mansión se retiró, Sasha comenzó lentamente a destranformarse, tuvo que concentrarse más de la cuenta ya que la sorpresa sumado al alcohol le dificultaban visualizar la forma que deseaba tomar. Cuando volvió a tener manos humanas agarró sus cosas y se las puso tan rápido como pudo.
-¿Ese hombre nos mintió? ¿Nos dio la dirección equivocada? - Preguntó en cuanto sus cuerdas vocales volvieron a la normalidad. La angustia parecía haber esfumado los últimos síntomas del alcohol - Puedo regresar volando a la taberna para pedirle explicaciones - Seguramente Alward podía imaginarse que “pedir” era sinónimo de otra cosa.
Terminó de ajustar su ropa y las armas.
-¿Qué haremos? ¿Los interrogamos? - Otra opción era separarse y que uno regresara a por más pistas mientras el otro realizaba el interrogatorio - Al menos debería pedirles disculpas por haber roto su ventana - Llevó una mano a su cabeza e hizo un gesto algo avergonzado - Iré primera -
Subió las escaleras y en cuanto dio un paso dentro de la sala tenía el filo de una espada apoyada en el cuello. A ambos lados de la puerta había un guerrero con su arma apuntando a la dragona, tal como había dicho el hombre antes, el comedor estaba bastante más ordenado. En la punta opuesta de una larga mesa se encontraba el dueño de la mansión, miraba con gesto serio a Sasha.
-Estoy pensando... ¿Qué haré con ustedes? - Dijo con absoluta calma.
Una vez dentro de la sala agitó con fuerza las alas, generando un viento que empujó las pocas cosas que había allí, y aterrizó de forma torpe. Se agachó para que Alward no tuviera problemas en bajarse, y sólo entonces notó que el Humano ya había bajado de un modo un poco menos tradicional. La euforia de Sasha no menguaba, se notaba en su modo de mover la cola de un lado a otro, agitar las alas y girar la cabeza en ambas direcciones, como si buscara enemigos a los cuales atacar.
Cuando escuchó que alguien se acercaba agachó la cabeza y miró fijamente en esa dirección, atenta a lo que pudiera pasar. Se esperaba una banda de secuestradores, o asesinos armados hasta los dientes, pero en lugar de eso apareció un caballero prolijo que cojeaba y no se mostraba para nada agresivo. El contraste impresionó a Sasha, quien levantó el cuello y extendió las membranas que cubrían sus oídos, en lo que sería el equivalente a un gesto de sorpresa.
“¿Me equivoqué? ¿No era este el lugar?” pensó la dragona y en seguida la culpa comenzó a abrirse paso.
Cuando el dueño de la mansión se retiró, Sasha comenzó lentamente a destranformarse, tuvo que concentrarse más de la cuenta ya que la sorpresa sumado al alcohol le dificultaban visualizar la forma que deseaba tomar. Cuando volvió a tener manos humanas agarró sus cosas y se las puso tan rápido como pudo.
-¿Ese hombre nos mintió? ¿Nos dio la dirección equivocada? - Preguntó en cuanto sus cuerdas vocales volvieron a la normalidad. La angustia parecía haber esfumado los últimos síntomas del alcohol - Puedo regresar volando a la taberna para pedirle explicaciones - Seguramente Alward podía imaginarse que “pedir” era sinónimo de otra cosa.
Terminó de ajustar su ropa y las armas.
-¿Qué haremos? ¿Los interrogamos? - Otra opción era separarse y que uno regresara a por más pistas mientras el otro realizaba el interrogatorio - Al menos debería pedirles disculpas por haber roto su ventana - Llevó una mano a su cabeza e hizo un gesto algo avergonzado - Iré primera -
Subió las escaleras y en cuanto dio un paso dentro de la sala tenía el filo de una espada apoyada en el cuello. A ambos lados de la puerta había un guerrero con su arma apuntando a la dragona, tal como había dicho el hombre antes, el comedor estaba bastante más ordenado. En la punta opuesta de una larga mesa se encontraba el dueño de la mansión, miraba con gesto serio a Sasha.
-Estoy pensando... ¿Qué haré con ustedes? - Dijo con absoluta calma.
Sashenka Dozorova
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Re: Falsificaciones, contrabando y otras cosas ilegales [Privado] [Cerrado]
Alward se quedó mirando a la cima de aquellas colosales escaleras con cierta cautela. Era extraño, se esperaba encontrar de todo menos a un pobre heredero desdichado por la guerra, y aún menos que fuese tan amable por haber literalmente entrado por una ventana.
La voz de Sasha lo sacó de sus cavilaciones. Desvió su atención hacia ella y se cruzó de brazos.
-No.-Rehusó de la idea de la dragona de volver pidiendo explicaciones al borracho-Escúchame. Sé que quieres darlo todo y hacerte valer como una guardia eficiente, pero cálmate.-Torció un poco el gesto. No quería ser demasiado duro, pero estaba claro que la misión de Sashenka estaba teniendo errores a raudales.
Dicho eso, la dragona tomó la delantera para subir las escaleras. Alward se quedó observando unos segundos más la tétrica sala en la que se encontraba. El abandono era tal que las telas de araña "adornaban" algunos de los rincones de esta.
Sin más, subió. No sabía dónde se metía exactamente, pero había algo que le escamaba.
-Estoy pensando... ¿Qué haré con ustedes?
Alward llegó a la sala y observó la escena. Apartó a la dragona con suavidad y se puso él como referente, al que los guardias ajustaron sus armas al cuello.
-Es su primera misión. Pido que la disculpe tanto a ella como a mí, pues yo soy su superior y debo responder por ella-Adoptó un tono educado, respetuoso y serio.
El noble soltó gran cantidad de aire, resignado, mientras sentado en la mesa tenía juntos sus dedos de forma calculadora.
-¿En qué momento alguien invade una propiedad privada y rompe ventanas, por muy novato que sea?
Alward había pensado que quizás esa decisión fuese fruto del alcohol que antes tomó en el reto contra el borracho, pero obviamente no era una historia para contar a alguien. Tanto la reputación de la Guardia como la de Sashenka quedarían mancilladas.
-...No suele transformarse mucho en dragón...-Era la primera vez que la veía transformada después de todo el tiempo que la conocía-El control en esa forma lo tiene un poco oxidado-Era una buena excusa. Quizás colara.
El noble calló unos segundos, acto seguido invitó con un gesto de la mano a que le acompañaran.
-Siéntense y hablemos
Los guardias, aún cautelosos, retiraron las armas amenazantes. Alward los miró de reojo y soltó un suspiro rebajando toda la tensión de su cuerpo.
El castaño miró a Sashenka, transmitiéndole calma y confianza. Acto seguido, devolvió su atención al noble y asintió de forma cortés, pero manteniendo el tono serio.
Alward tomó asiento en la gran mesa del comedor, junto al lord, el cual presidía la mesa. Para que hubiese una comunicación fluida, era mejor estar cerca.
-Y bien, ¿Qué es eso de lo que ha hablado antes?-Preguntó-...aquello del contrabando.-Concretó
-Se ha descubierto un extraño movimiento de mercancías, todo apunta a su mansión. Se dice que se mueve dinero ilegal y no acuñado.
-Falsos aeros.-Interrumpió, manteniendo una mirada firme sobre el Sevna.
-Exactamente. Falsos aeros con los que se pueden comprar muchas cosas.
-¿Cómo es eso?
-Las falsificaciones o imitaciones consisten en eso-Empezó a gesticular un poco para acompañar su explicación-Hacen una copia perfecta, o casi, del producto para que parezca auténtico. En este caso se trata de dinero. Si haces una copia perfecta de una moneda, puedes comprar todo lo que quieras: hombres, armas, establecimientos, sectores de la ciudad, suministros...-Explicó. Sabía de lo que hablaba, se notaba que había aprendido mucho en su estancia en la Guardia.
-¿Y me está acusando de ello?-Preguntó con un tono cauteloso.
-Ni mucho menos-Negó con la cabeza-Simplemente debo asegurarme de refutar o confirmar la información de la que disponemos. Son trabajos rutinarios que nos hacen acotar un área específica de acción. Si nos lo permite, querríamos refutar las sospechas que recaen en este lugar. Colaborar con la Guardia es lo mejor que puede hacer en este caso.
Cuando Alward acabó de hablar, hubo un tenso silencio y un intercambio furtivo de miradas. El Sevna no se acababa todavía de fiar de aquel lord, por lo que tenía un poco tenso su cuerpo, y guardaba un estado de alerta, preparándose así para cualquier reacción externa que pudiese haber. Esperaba que Sasha también tuviese su guardia en alto, ya que ni mucho menos estaban en un territorio seguro.
La voz de Sasha lo sacó de sus cavilaciones. Desvió su atención hacia ella y se cruzó de brazos.
-No.-Rehusó de la idea de la dragona de volver pidiendo explicaciones al borracho-Escúchame. Sé que quieres darlo todo y hacerte valer como una guardia eficiente, pero cálmate.-Torció un poco el gesto. No quería ser demasiado duro, pero estaba claro que la misión de Sashenka estaba teniendo errores a raudales.
Dicho eso, la dragona tomó la delantera para subir las escaleras. Alward se quedó observando unos segundos más la tétrica sala en la que se encontraba. El abandono era tal que las telas de araña "adornaban" algunos de los rincones de esta.
Sin más, subió. No sabía dónde se metía exactamente, pero había algo que le escamaba.
-Estoy pensando... ¿Qué haré con ustedes?
Alward llegó a la sala y observó la escena. Apartó a la dragona con suavidad y se puso él como referente, al que los guardias ajustaron sus armas al cuello.
-Es su primera misión. Pido que la disculpe tanto a ella como a mí, pues yo soy su superior y debo responder por ella-Adoptó un tono educado, respetuoso y serio.
El noble soltó gran cantidad de aire, resignado, mientras sentado en la mesa tenía juntos sus dedos de forma calculadora.
-¿En qué momento alguien invade una propiedad privada y rompe ventanas, por muy novato que sea?
Alward había pensado que quizás esa decisión fuese fruto del alcohol que antes tomó en el reto contra el borracho, pero obviamente no era una historia para contar a alguien. Tanto la reputación de la Guardia como la de Sashenka quedarían mancilladas.
-...No suele transformarse mucho en dragón...-Era la primera vez que la veía transformada después de todo el tiempo que la conocía-El control en esa forma lo tiene un poco oxidado-Era una buena excusa. Quizás colara.
El noble calló unos segundos, acto seguido invitó con un gesto de la mano a que le acompañaran.
-Siéntense y hablemos
Los guardias, aún cautelosos, retiraron las armas amenazantes. Alward los miró de reojo y soltó un suspiro rebajando toda la tensión de su cuerpo.
El castaño miró a Sashenka, transmitiéndole calma y confianza. Acto seguido, devolvió su atención al noble y asintió de forma cortés, pero manteniendo el tono serio.
Alward tomó asiento en la gran mesa del comedor, junto al lord, el cual presidía la mesa. Para que hubiese una comunicación fluida, era mejor estar cerca.
-Y bien, ¿Qué es eso de lo que ha hablado antes?-Preguntó-...aquello del contrabando.-Concretó
-Se ha descubierto un extraño movimiento de mercancías, todo apunta a su mansión. Se dice que se mueve dinero ilegal y no acuñado.
-Falsos aeros.-Interrumpió, manteniendo una mirada firme sobre el Sevna.
-Exactamente. Falsos aeros con los que se pueden comprar muchas cosas.
-¿Cómo es eso?
-Las falsificaciones o imitaciones consisten en eso-Empezó a gesticular un poco para acompañar su explicación-Hacen una copia perfecta, o casi, del producto para que parezca auténtico. En este caso se trata de dinero. Si haces una copia perfecta de una moneda, puedes comprar todo lo que quieras: hombres, armas, establecimientos, sectores de la ciudad, suministros...-Explicó. Sabía de lo que hablaba, se notaba que había aprendido mucho en su estancia en la Guardia.
-¿Y me está acusando de ello?-Preguntó con un tono cauteloso.
-Ni mucho menos-Negó con la cabeza-Simplemente debo asegurarme de refutar o confirmar la información de la que disponemos. Son trabajos rutinarios que nos hacen acotar un área específica de acción. Si nos lo permite, querríamos refutar las sospechas que recaen en este lugar. Colaborar con la Guardia es lo mejor que puede hacer en este caso.
Cuando Alward acabó de hablar, hubo un tenso silencio y un intercambio furtivo de miradas. El Sevna no se acababa todavía de fiar de aquel lord, por lo que tenía un poco tenso su cuerpo, y guardaba un estado de alerta, preparándose así para cualquier reacción externa que pudiese haber. Esperaba que Sasha también tuviese su guardia en alto, ya que ni mucho menos estaban en un territorio seguro.
Alward Sevna
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Re: Falsificaciones, contrabando y otras cosas ilegales [Privado] [Cerrado]
Sasha estaba decepcionada de sí misma, nada estaba saliendo como ella lo había imaginado, y es que en ningún libro enseñan el cómo enfrentarse a situaciones de ese tipo, en los manuales todo era muy claro, las situaciones eran sencillas y lineales. Cuando era chica, la dragona disfrutaba muchísimo de leer novelas de misterio, se quedaba hasta altas horas de la noche leyendo en su cama, hasta que la cera de las velas se agotaba y no le quedaba más remedio que cerrar el libro para continuar a la mañana siguiente.
En las novelas siempre podía adivinar quien era el asesino, pero en la vida real todo parecía ser mucho más confuso y caótico. A Sashenka no le gustaba eso, la hacía ver como una inepta, y no lo era, ella podía hacer las cosas mucho mejor de lo que las estaba haciendo “Vamos Dozorova ¿Qué te está pasando? Concentrate” se decía a sí misma mientras subía la escalera que daba al comedor.
Claramente no se esperaba semejante bienvenida, en cuanto sintió los filos de las armas en su cuello su expresión pasó de la culpa al enojo en un instante. Apretó los dientes y miró fijamente al dueño de la mansión, sus colmillos comenzaron a agrandarse, pero justo a tiempo Alward se interpuso en el camino y calmó la situación. Sasha se dio cuenta que estuvo a punto de cometer un nuevo error, cerró los ojos y respiró profundo, estar tan irascible tenía que ser consecuencia del alcohol, no había otra explicación.
Dejó que el Humano mintiera por ella, bajó la mirada, Sasha estaba segura que sí la miraban a la cara se darían cuenta que lo que decía el Sevna era todo inventado.
-Agradezco su comprensión, siento lo de su ventana, se lo repondré - Intentó apaciguar las aguas mientras se sentaba junto a Alward en la larga mesa.
En un principio la charla parecía ir tranquila, Sasha se quedó callada, poco a poco regresaba a su estado normal, seria, firme y atenta a lo que sucedía a su alrededor. Vio que el Sevna a pesar de estar hablando con tanta calma se mantenía en guardia, siguiendo el ejemplo de su superior, la dragona mantuvo los músculos tensos, atenta a cualquier cambio que pudiera requerir que empuñara su lanza.
-Suponiendo que tuviera en mi poder ese tipo de mercancía mal habida, y no estoy diciendo que así sea, calculo que debería tener una enorme cantidad de cajas guardadas en alguna parte de esta mansión. Los aeros, sean falsos o reales, pesan mucho y ocupan bastante espacio, sería algo sencillo de encontrar - Extendió una mano señalando otra de las puertas de la sala - Los invito a que revisen, si así lo desean. No encontrarán un solo material sospechoso en mi casa, mucho menos Aeros Falsos -
Parecía estar bastante seguro de sí mismo, Sasha miró de reojo a Alward, esperando a que le diera alguna señal, cualquier cosa que le diera un indicio de cómo deberían continuar desde allí. Los guardaespaldas se hicieron a un lado, parecía que tenían el camino abierto para hacer lo que quisieran.
En las novelas siempre podía adivinar quien era el asesino, pero en la vida real todo parecía ser mucho más confuso y caótico. A Sashenka no le gustaba eso, la hacía ver como una inepta, y no lo era, ella podía hacer las cosas mucho mejor de lo que las estaba haciendo “Vamos Dozorova ¿Qué te está pasando? Concentrate” se decía a sí misma mientras subía la escalera que daba al comedor.
Claramente no se esperaba semejante bienvenida, en cuanto sintió los filos de las armas en su cuello su expresión pasó de la culpa al enojo en un instante. Apretó los dientes y miró fijamente al dueño de la mansión, sus colmillos comenzaron a agrandarse, pero justo a tiempo Alward se interpuso en el camino y calmó la situación. Sasha se dio cuenta que estuvo a punto de cometer un nuevo error, cerró los ojos y respiró profundo, estar tan irascible tenía que ser consecuencia del alcohol, no había otra explicación.
Dejó que el Humano mintiera por ella, bajó la mirada, Sasha estaba segura que sí la miraban a la cara se darían cuenta que lo que decía el Sevna era todo inventado.
-Agradezco su comprensión, siento lo de su ventana, se lo repondré - Intentó apaciguar las aguas mientras se sentaba junto a Alward en la larga mesa.
En un principio la charla parecía ir tranquila, Sasha se quedó callada, poco a poco regresaba a su estado normal, seria, firme y atenta a lo que sucedía a su alrededor. Vio que el Sevna a pesar de estar hablando con tanta calma se mantenía en guardia, siguiendo el ejemplo de su superior, la dragona mantuvo los músculos tensos, atenta a cualquier cambio que pudiera requerir que empuñara su lanza.
-Suponiendo que tuviera en mi poder ese tipo de mercancía mal habida, y no estoy diciendo que así sea, calculo que debería tener una enorme cantidad de cajas guardadas en alguna parte de esta mansión. Los aeros, sean falsos o reales, pesan mucho y ocupan bastante espacio, sería algo sencillo de encontrar - Extendió una mano señalando otra de las puertas de la sala - Los invito a que revisen, si así lo desean. No encontrarán un solo material sospechoso en mi casa, mucho menos Aeros Falsos -
Parecía estar bastante seguro de sí mismo, Sasha miró de reojo a Alward, esperando a que le diera alguna señal, cualquier cosa que le diera un indicio de cómo deberían continuar desde allí. Los guardaespaldas se hicieron a un lado, parecía que tenían el camino abierto para hacer lo que quisieran.
Sashenka Dozorova
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Re: Falsificaciones, contrabando y otras cosas ilegales [Privado] [Cerrado]
Con el permiso del dueño, los dos Guardias revisaron gran parte de las habitaciones de la mansión en busca de algo que diera un mínimo incentivo para la sospecha y así confirmar la información que el borracho les había dado. Ahora que Alward lo pensaba en frío, fiarse tan solo de un mero rumor de un tipo extraño y solitario de una lúgubre cantina no era la mejor forma de proceder... pero no tenían otra cosa, y Sashenka no había hecho ninguna averiguación previa.
Todo lo concerniente al esclarecimiento de hechos delictivos que tengan que ver con el contrabando o alguna organización que busque fines ilícitos se debía hacer con prudencia y siguiendo unos patrones concretos. Nada de eso habían hecho.
En algunas habitaciones eran meticulosamente observado por los propios guardias del señor Lepig, sobretodo en las más personales, tales como dormitorios o salas de estudio. En otras, prácticamente estaban solos.
No sabía si era su propia sugestión, pero el ambiente en aquella mansión le era extraño, aparte de lo abandonada que se presentaba en algunas zonas, no habían criados ni ningún otro personal que no fuese militar. Tampoco había ningún familiar del noble, y no era tan viejo como para ser viudo... ¿De verdad alguien perteneciente a la alta alcurnia estaba soltero?
En una de las habitaciones donde se almacenaban un montón de viejos muebles cubiertos por mantas para que el polvo no los inundara, más de lo que ya estaban, el humano se dio por vencido.
-...es inútil-suspiró y cerró un armario al que le había quitado la lona que lo cubría. Por educación, volvió a ponerla por encima de este, así no recibiría quejas por parte de Lepig y no tensaría más su relación de lo que ya estaba.-Aquí no hay nada-Buscó a Sasha con la mirada.
El siguiente paso era volver a busca al señor Lepig y pedirle todas las disculpas del mundo. Acto seguido, deberían marcharse. Después, tendrían que empezar la investigación desde cero.
Hastiado, el Sevna se echó sobre la pared más cercana, cruzándose de brazos. Una de las cosas que más le costaban del mundo era admitir un error, aunque lo hacía, algo por dentro sentía una profunda vergüenza. En parte, todo eso venía por la gran exigencia que el humano se generaba en sí mismo.
A su izquierda, se encontraba un busto perfecto de un rostro desconocido. Lo miró de reojo y volvió a suspirar pensando en lo que se le venía encima. Acto seguido, volvió a mirar al frente, con la mirada perdida, y tras otros segundos de silencio y meditación, se separó de la pared, con la mala suerte de que, sin querer, golpeó al busto con el codo. Esto provocó que se tambaleara y, en un vano intento por detener el tembleque, lo hizo caer, por suerte, lo agarró en el aire en el último momento, evitando así que se estrellara y rompiera en mil pedazos.
Entonces pudo ver el origen de la extraña inestabilidad de un objeto que se supone que tendría que ser muy pesado; estaba hueco por dentro, y en la mesilla donde reposaba, había un botón.
Intentó buscar el contacto visual con Sasha, para ver si ella también se había dado cuenta.
Tras eso, pulsó el botón con curiosidad y un sutil "click" se oyó tras una de las paredes. Pronto se dio cuenta que estaba ante una pared falsa, esta poco a poco se hizo a un lado, dejando abierto un nuevo pasillo que daría a una sala oculta.
-...vaya-Fue el único comentario que hizo.
Todo lo concerniente al esclarecimiento de hechos delictivos que tengan que ver con el contrabando o alguna organización que busque fines ilícitos se debía hacer con prudencia y siguiendo unos patrones concretos. Nada de eso habían hecho.
En algunas habitaciones eran meticulosamente observado por los propios guardias del señor Lepig, sobretodo en las más personales, tales como dormitorios o salas de estudio. En otras, prácticamente estaban solos.
No sabía si era su propia sugestión, pero el ambiente en aquella mansión le era extraño, aparte de lo abandonada que se presentaba en algunas zonas, no habían criados ni ningún otro personal que no fuese militar. Tampoco había ningún familiar del noble, y no era tan viejo como para ser viudo... ¿De verdad alguien perteneciente a la alta alcurnia estaba soltero?
En una de las habitaciones donde se almacenaban un montón de viejos muebles cubiertos por mantas para que el polvo no los inundara, más de lo que ya estaban, el humano se dio por vencido.
-...es inútil-suspiró y cerró un armario al que le había quitado la lona que lo cubría. Por educación, volvió a ponerla por encima de este, así no recibiría quejas por parte de Lepig y no tensaría más su relación de lo que ya estaba.-Aquí no hay nada-Buscó a Sasha con la mirada.
El siguiente paso era volver a busca al señor Lepig y pedirle todas las disculpas del mundo. Acto seguido, deberían marcharse. Después, tendrían que empezar la investigación desde cero.
Hastiado, el Sevna se echó sobre la pared más cercana, cruzándose de brazos. Una de las cosas que más le costaban del mundo era admitir un error, aunque lo hacía, algo por dentro sentía una profunda vergüenza. En parte, todo eso venía por la gran exigencia que el humano se generaba en sí mismo.
A su izquierda, se encontraba un busto perfecto de un rostro desconocido. Lo miró de reojo y volvió a suspirar pensando en lo que se le venía encima. Acto seguido, volvió a mirar al frente, con la mirada perdida, y tras otros segundos de silencio y meditación, se separó de la pared, con la mala suerte de que, sin querer, golpeó al busto con el codo. Esto provocó que se tambaleara y, en un vano intento por detener el tembleque, lo hizo caer, por suerte, lo agarró en el aire en el último momento, evitando así que se estrellara y rompiera en mil pedazos.
Entonces pudo ver el origen de la extraña inestabilidad de un objeto que se supone que tendría que ser muy pesado; estaba hueco por dentro, y en la mesilla donde reposaba, había un botón.
Intentó buscar el contacto visual con Sasha, para ver si ella también se había dado cuenta.
Tras eso, pulsó el botón con curiosidad y un sutil "click" se oyó tras una de las paredes. Pronto se dio cuenta que estaba ante una pared falsa, esta poco a poco se hizo a un lado, dejando abierto un nuevo pasillo que daría a una sala oculta.
-...vaya-Fue el único comentario que hizo.
Alward Sevna
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Re: Falsificaciones, contrabando y otras cosas ilegales [Privado] [Cerrado]
Sasha estaba ligeramente más nerviosa que Alward mientras buscaba, al fin y al cabo, había sido ella la que había tomado las palabras del ebrio de la taberna como ciertas, y era ella quien decidió entrar rompiendo la ventana principal, además de que la misión era un encargo del cual la dragona era la principal responsable. Caminó junto al humano con paso acelerado, quitando las mantas que cubrían los muebles, abriendo cada puerta y cada cajón con la esperanza de encontrar el menor indicio que le demostrara que no se había equivocado.
Tanto mover sábanas y muebles llenó la habitación de polvo, Sashenka terminó tosiendo y tuvo que salir al pasillo para tomar un poco de aire. Apoyó la espalda contra una pared y respiró profundo, intentando serenarse, escuchó el ruido de unos pasos a su derecha, abrió solo un ojo y miró. Era uno de los guardias de la mansión, no los dejaban a solas ni por un segundo, le daba la sensación a la dragona de ser una intrusa, como si fuera ella la ladrona o una desagradable fisgona.
La incomodidad la llevó a juntarse de nuevo con Alward, quien esperaba con una mirada de resignación. Dozorova se mordió el labio, frustrada, pero lo cierto era que sí no tenían evidencia alguna no quedaba mucho por hacer, tenían que pedir disculpas y marcharse. O al menos eso pensaba hasta que el Sevna movió un busto que resultó estar vacío, ocultando un botón. Sasha se quedó con la boca abierta durante un segundo y dijo:
-¿A qué esperas? Aprietalo - No lo dijo con su típico tono malhumorado, más bien era con un deje de esperanza.
Por fin parecía que estaban en la pista correcta, cuando Sashenka miró hacía atrás vio que los guardias de Lepig ya no estaban “¿Acaso fueron a avisarle a su Jefe?”, pensó la dragona. Pero eso no importaba ahora, primero encontrarían las cajas con los aeros falsos, y luego se enfrentarían a esa pandilla de maleantes.
-Vamos - Dijo con seguridad y fue la primera en meterse en lo que resultó ser un oscuro aunque corto pasillo.
No había luz alguna adentro, por lo que tuvo que agarrar una de las lámparas de la habitación anterior para poder guiarse. El sitio estaba lleno de polvo y las telarañas cruzaban el pasillo de lado a lado, Sasha fue caminando apartándolas a manotazos, y cuando entraron finalmente a la sala oculta encontraron un buen número de viejas cajas apiladas.
-¡Sí! - Sashenka sonrió ampliamente, le pasó la lampara a Alward para que le iluminara mientras ella hacía palanca con la punta de su cuchillo y la abría - Aquí están los... - La sonrisa desapareció - ¿Cerraduras? -
-Así que las encontraron - Escucharon la voz de Lepig detrás de ellos - Así es, mi padre era un ferviente coleccionista de cerraduras, en cada ciudad o pueblo de Aerandir que visitaba siempre encargaba una y las traía a casa - Se acercó a la caja y agarró una, la miró unos segundos y la dejó caer de nuevo - Me estaba preguntando dónde las tendría escondidas. Supongo que pudieron resolver al menos este misterio - Levantó una ceja, era evidente que su paciencia se había terminado - Ahora, les pido amablemente que se retiren de mi propiedad -
Tanto mover sábanas y muebles llenó la habitación de polvo, Sashenka terminó tosiendo y tuvo que salir al pasillo para tomar un poco de aire. Apoyó la espalda contra una pared y respiró profundo, intentando serenarse, escuchó el ruido de unos pasos a su derecha, abrió solo un ojo y miró. Era uno de los guardias de la mansión, no los dejaban a solas ni por un segundo, le daba la sensación a la dragona de ser una intrusa, como si fuera ella la ladrona o una desagradable fisgona.
La incomodidad la llevó a juntarse de nuevo con Alward, quien esperaba con una mirada de resignación. Dozorova se mordió el labio, frustrada, pero lo cierto era que sí no tenían evidencia alguna no quedaba mucho por hacer, tenían que pedir disculpas y marcharse. O al menos eso pensaba hasta que el Sevna movió un busto que resultó estar vacío, ocultando un botón. Sasha se quedó con la boca abierta durante un segundo y dijo:
-¿A qué esperas? Aprietalo - No lo dijo con su típico tono malhumorado, más bien era con un deje de esperanza.
Por fin parecía que estaban en la pista correcta, cuando Sashenka miró hacía atrás vio que los guardias de Lepig ya no estaban “¿Acaso fueron a avisarle a su Jefe?”, pensó la dragona. Pero eso no importaba ahora, primero encontrarían las cajas con los aeros falsos, y luego se enfrentarían a esa pandilla de maleantes.
-Vamos - Dijo con seguridad y fue la primera en meterse en lo que resultó ser un oscuro aunque corto pasillo.
No había luz alguna adentro, por lo que tuvo que agarrar una de las lámparas de la habitación anterior para poder guiarse. El sitio estaba lleno de polvo y las telarañas cruzaban el pasillo de lado a lado, Sasha fue caminando apartándolas a manotazos, y cuando entraron finalmente a la sala oculta encontraron un buen número de viejas cajas apiladas.
-¡Sí! - Sashenka sonrió ampliamente, le pasó la lampara a Alward para que le iluminara mientras ella hacía palanca con la punta de su cuchillo y la abría - Aquí están los... - La sonrisa desapareció - ¿Cerraduras? -
-Así que las encontraron - Escucharon la voz de Lepig detrás de ellos - Así es, mi padre era un ferviente coleccionista de cerraduras, en cada ciudad o pueblo de Aerandir que visitaba siempre encargaba una y las traía a casa - Se acercó a la caja y agarró una, la miró unos segundos y la dejó caer de nuevo - Me estaba preguntando dónde las tendría escondidas. Supongo que pudieron resolver al menos este misterio - Levantó una ceja, era evidente que su paciencia se había terminado - Ahora, les pido amablemente que se retiren de mi propiedad -
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